Enciclopedia Médico-Quirúrgica – E – 14-585 (2004) E – 14-585 Escoliosis idiopática en período de crecimiento. Indicaciones y programas terapéuticos N. Khouri R. Vialle P. Mary B. Biot Resumen. – Cualquier escoliosis evolutiva debe tratarse de modo eficaz. La fisioterapia es útil pero por sí sola resulta insuficiente. El tratamiento ortopédico mediante corsé permite hacer más lento el empeoramiento de la deformación. En caso de fracaso o de dificultades relacionadas con el cumplimiento por parte del paciente, la evolución de la deformación puede hacer que, a partir de la adolescencia, o a más largo plazo, en la edad adulta, ésta se vuelva inaceptable. En este caso resulta necesario proponer un tratamiento quirúrgico con una instrumentación que permita la corrección de la deformación y un injerto óseo que asegure su estabilización. Estas intervenciones, practicadas de acuerdo con normas estrictas, proporcionan resultados satisfactorios y permiten una vida totalmente normal, a condición de que se mantenga una movilidad lumbar residual suficiente. © 2004 Elsevier SAS, Parı́s. Todos los derechos reservados. Palabras clave: Escoliosis idiopática; Tratamiento ortopédico; Corsé; Tratamiento quirúrgico; Artrodesis; Corrección; Instrumentación Introducción La escoliosis idiopática aparece sin causa aparente en niños en perfecto estado de salud. Una vez que se ha diagnosticado, los exámenes clínicos y radiológicos regulares permiten apreciar su evolutividad. La agravación en período de crecimiento obliga a instaurar un tratamiento, a menudo ortopédico en un primer tiempo, pero que puede ser quirúrgico en caso de carácter evolutivo o de deformación importante. El propósito de esta intervención consiste en llegar al final del período de crecimiento con una deformación escoliótica moderada, compatible con una vida activa normal en la edad adulta. Por tanto, el programa terapéutico debe ser claro, correctamente definido y adaptado a lo largo del crecimiento. Es indispensable la colaboración y constancia del joven paciente y de su entorno para los tratamientos, a veces largos y obligatorios, lo que requiere un seguimiento especialmente riguroso. Tratamiento ortopédico estabilizar el resultado obtenido. Cuanto más precozmente se empiece el tratamiento, en mayor medida el potencial de crecimiento residual de la columna permitirá esperar un buen resultado en la madurez. En el niño joven que presenta escoliosis infantil o juvenil precoz, el tratamiento ortopédico puede, en algunos casos, corregir la mayoría de la deformación. En la adolescencia, la función del tratamiento ortopédico consiste en frenar el agravamiento de la escoliosis con el fin de que al finalizar el crecimiento, la deformación sea tolerable para la vida adulta. Es importante prevenir tanto al paciente como a su familia sobre el hecho de que el corsé no «cura» la escoliosis y de que, incluso, a veces, puede no ser suficiente para prevenir una evolución que obligue a un tratamiento quirúrgico. Esta información, que debe proporcionarse desde el comienzo del tratamiento con corsé, permite evitar en muchos casos la incomprensión y decepción del niño y sus familiares. PRINCIPIOS TÉCNICOS DE LA CORRECCIÓN ORTOPÉDICA El enderezamiento puede ser pasivo, activo o mixto. INTRODUCCIÓN El tratamiento con corsé tiene como objetivo favorecer el crecimiento de las vértebras por el lado cóncavo, al intentar enderezar la desviación de la columna con la esperanza de ¶ Enderezamiento pasivo Para enderezar un eje curvado, son posibles dos tipos de acciones: – tracción sobre los dos extremos de la curva; N. Khouri, R. Vialle Adresse e-mail: [email protected] Service de chirurgie orthopédique et de l’enfant, Fondation hôpital Saint-Joseph, 185, rue RaymondLosserand, 75014 Paris cedex 14, France. P. Mary Service de chirurgie orthopédique et réparatrice de l’enfant, hôpital Armand Trousseau, 26, avenue du Docteur-Arnold-Netter, 75012 Paris, France. B. Biot Centre de rééducation des Massues, 92, rue du Docteur-Edmond-Locard, 69005 Lyon, France. – presión en tres puntos de apoyo en el plano de la curvatura: un apoyo sobre el vértice y un contra-apoyo en cada extremo. ¶ Enderezamiento activo o dinámico en la ortesis Debido a la curvatura escoliótica, existe desequilibrio muscular relativo entre los músculos cóncavos y los E – 14-585 Escoliosis idiopática en período de crecimiento. Indicaciones y programas terapéuticos músculos convexos. Este desequilibrio contribuye a agravar la desviación. El riesgo de un corsé demasiado estático consiste en agravar todavía más la calidad muscular; por ello, cualquier tratamiento ortopédico debe completarse con «gimnasia» apropiada. Este trabajo muscular activo, siempre asociado a rehabilitación respiratoria, se realiza sin corsé y, si es posible, todos los días de acuerdo con los consejos del fisioterapeuta. El paciente debe también aprender a ayudarse con los puntos de apoyo del corsé para corregir la postura de la columna vertebral en los tres planos del espacio. Por tanto, la fisioterapia con corsé es útil para desarrollar esta autocorrección permanente. Algunos modelos de corsé se prestan de un modo particularmente adecuado a esta autocorrección dinámica y se denominan «corsés activos». Aparato locomotor Figura 1 Corsé de Milwaukee. Visión de espaldas que muestra los diferentes apoyos en el caso del tratamiento de escoliosis dorsal derecha. Incluye cincha subaxilar izquierda y apoyo dorsal derecho. El apoyo lumbar izquierdo es solidario con la valva pélvica. DIFERENTES TIPOS DE CORSÉ ¶ Yeso de elongación-desrotación-flexión (EDF) Cotrel y Morel diseñaron este corsé en 1964 [8]; inspirado en los procedimientos de Abott, descritos desde 1911, asociaba en su versión inicial tres efectos de corrección: – elongación, mediante tracción longitudinal, destinada a reducir la flecha de la curvatura y a «desencastrar» los procesos articulares con el fin de favorecer los demás efectos correctores; – desrotación, mediante apoyo electivo de atrás hacia delante en la vertiente interna de la gibosidad; – flexión lateral, actualmente ya no se utiliza puesto que verticaliza las costillas del lado convexo y aumenta las curvaturas compensadoras. Este corsé de yeso se utiliza sobre todo actualmente como preparación correctora y flexibilizadora antes de iniciar un tratamiento mediante determinadas ortesis. A veces se intercala en medio de secuencias de mantenimiento con corsé, para permitir la reanudación de la corrección más estricta en períodos especialmente evolutivos: se trata del yeso «frenazo». ¶ Corsé de Milwaukee [3] Su principio consiste en una corrección activa mediante autoelongación entre una cintura pélvica y un anillo occipito-mentoniano. Brazos de apoyo regulable asocian correcciones con efecto de tres puntos (Fig. 1). Por tanto es un corsé activo que actúa como una corrección permanente para hacer que el paciente se mantenga derecho. Paralelamente, los apoyos laterales permiten la corrección de las angulaciones moderadas. Estos apoyos actúan también como un recordatorio en sentido transversal, favoreciendo el enderezamiento activo y la reducción de la gibosidad. La ventaja de esta ortesis consiste en que no hay apoyos torácicos forzados, por lo cual es la indicación de elección en el niño pequeño (Fig. 2). El tratamiento de una escoliosis dorsal juvenil mediante un corsé de Milwaukee tiene como resultado aproximadamente Figura 2 Tratamiento ortopédico de escoliosis idiopática dorsal mediante corsé de Milwaukee. Niña de 12 años y 9 meses, sin menstruaciones, Risser 0, con escoliosis idiopática combinada dorsal y lumbar. La angulación inicial es de 30º en cada curvatura (A). Lleva el corsé de Milwaukee de forma continuada durante los dos primeros años, con corrección aproximada de 30% (B). Se mantiene el corsé a medio tiempo durante aún 9 meses. El tratamiento se interrumpe con la maduración, a la edad de 15 años y 9 meses (C). Tras tiempo de observación máximo, a la edad de 24 años la angulación es comparable con la medida al inicio del tratamiento (D). 2 Aparato locomotor A Escoliosis idiopática en período de crecimiento. Indicaciones y programas terapéuticos E – 14-585 Figura 4 Ortesis raquídea de tres valvas. Visión posterior del aparato con esquema de los apoyos. B 4 1 5 2 3 6 Figura 3 Corsé de Boston en visión anterior (A) y posterior (B). Las zo- ¶ Ortesis raquídea de tres valvas (Fig. 4) nas de apoyo son: 1: almohadilla anterior de desrotación dorsal; 2: almohadilla anterior de desrotación lumbar; 3: almohadilla anterior bajo la espina ilíaca anterosuperior para estabilizar la pelvis; 4: zona de presión posterior para favorecer la desrotación torácica; 5: almohadilla lumbar posterior; 6: zona de presión posterior para estabilizar la pelvis. La corrección de la desviación de la columna se obtiene mediante movimiento de traslación del tronco sobre la pelvis, gracias a tres valvas regulables: el 50% de corrección después de 6 meses de tratamiento y, a continuación, una pérdida progresiva de esta corrección tras relevo con otro tipo de corsé. Al finalizar el tratamiento ortopédico, la corrección es sólo del 15% y, a los 5 años, la angulación es prácticamente idéntica a la del comienzo. El tratamiento ortopédico impide la agravación rápida de la escoliosis debida al crecimiento y permite, en el mejor de los casos, su estabilización. En el caso del corsé de Milwaukee, los mejores resultados se obtienen en curvaturas largas, de angulación inicial inferior a 40º y con el 50% o más de reducción con corsé. Las escoliosis dorsales con hipocifosis (aspecto de «espalda plana», incluso de «espalda hueca») se corrigen mal con este tipo de corsé [36]. En las curvaturas dorsales evolutivas comprendidas entre 20º y 30º y de aparición relativamente tardía (juveniles o en la adolescencia), un tratamiento intermitente, con corsé de noche únicamente, puede ser suficiente para estabilizar la evolución. ¶ Corsé de Boston (Fig. 3) Este corsé deriva del corsé de Milwaukee, pero sin superestructura y, por tanto, sin anillo occipitomentoniano. Las ortesis de polipropileno doblado con espuma de polietileno se hacen a partir de módulos simétricos dorsolumbopélvicos prefabricados. El módulo, confeccionado en posición de deslordosis lumbar, se personaliza mediante recortes realizados a partir del esbozo radiológico y añadiendo almohadillas pegadas a la superficie interna. Estas almohadillas deben permitir la corrección en el plano horizontal mediante el par de fuerza entre un punto de apoyo (almohadilla posterior de presión) y un punto de contra-apoyo (almohadilla anterior de desrotación). Cada apoyo debe ser activo y la separación en el lado opuesto de cada almohadilla permite desprender la columna mediante un esfuerzo dinámico. Este tipo de corsé permite tratar eficazmente las escoliosis lumbares, dorsolumbares y las combinadas dorsales y lumbares, cuyo vértice torácico está por debajo de T7. En las curvaturas más proximales, se recomienda añadir una superestructura. Los promotores [10] presentan une serie de 295 pacientes, con un período medio de observación de 1 año y 6 meses tras el fin del tratamiento. La angulación al inicio es de 20º a 59º. La corrección media con corsé es del 50%. Es sólo del 23% en el momento de iniciar la supresión del corsé, del 15% cuando se retira definitivamente y del 11% tras el transcurso del período máximo de observación. – la valva pélvica desempeña el papel de contra-apoyo inferior; – la valva iliolumbar asegura la traslación lateral y verticaliza la parte baja de la curvatura abriendo el ángulo iliolumbar; – la valva dorsal corrige la parte superior de la curvatura y asegura el equilibrio del tronco. Este tipo de corsé se coloca generalmente tras un período de corrección con yeso EDF (cf «Yeso de elongacióndesrotación-flexión»). En caso de curvatura inferior a 30°, el tratamiento mediante ortesis de tres valvas puede instaurarse de entrada. Estas ortesis permiten tratar ortopédicamente las escoliosis lumbares y dorsolumbares bajas evolutivas de menos de 40º y relativamente reductibles. Los resultados son relativamente buenos ya que el ángulo medio inicial se mejoraba en alrededor del 30% al final del tratamiento en la serie de Caton et al [4] referida a más de 550 casos. Es preciso señalar que aparecía después una pérdida angular en los primeros años de la vida adulta, reduciendo la ganancia en términos de corrección aproximadamente al 15% de la angulación inicial. ¶ Ortesis raquídea de cuatro valvas (Fig. 5) [23] Añadir a la ortesis de tres valvas una cuarta valva, destinada a la corrección de una curvatura dorsal, parte del principio de que toda corrección suplementaria de las curvaturas inferiores, en las escoliosis doble-mayores, permite obtener una ganancia correspondiente en el nivel suprayacente. Las indicaciones de este tipo de ortesis son: – las escoliosis combinadas dorsal y lumbar cuya curvatura inferior es lumbar; – las escoliosis dorsales aisladas; – las escoliosis lumbares o dorsolumbares aisladas pero rígidas, cuya corrección requiere a veces constricciones importantes, incompatibles con el equilibrio más precario de la ortesis de tres valvas. ¶ Corsé de Münster-Cheneau o corsé CTM [5] Su principio se inspira en el yeso de Abott-Cotrel (cf «Yeso de elongación-desrotación-flexión»). Se trata de un corsé de un sólo armazón de polietileno, activo-pasivo, basado en la estricta aplicación del sistema de tres puntos: – mantenimiento en colocación lineal circunferencial de los extremos superior e inferior de la escoliosis; 3 E – 14-585 Escoliosis idiopática en período de crecimiento. Indicaciones y programas terapéuticos Figura 5 Ortesis raquídea de cuatro valvas. Visión posterior del aparato. Aparato locomotor B A Figura 6 Corsé de tipo «lionés» de plexidur, en el caso del tratamiento de escoliosis dorsal derecha. A. Visión posterior. B. Visión anterior. riesgo de deformarse progresivamente con un aspecto «tubular». Por esta razón, desde 1968, los propios promotores preconizan en el niño pequeño el corsé de Milwaukee. – utilización de apoyos gibositarios y de cámaras de expansión, simétricamente opuestos; ¶ Corsés «en hipercorrección» – adaptación constante, gracias a la remodelación al calor del plástico. Este corsé se adapta bien al tratamiento de las escoliosis dorsolumbares. En cambio, no permite tratar las curvaturas dorsales altas. El corsé de Charleston [32] y el corsé de «CAEN» (corsé de control de apoyos electivos nocturno) están diseñados para abrir la concavidad de la curvatura principal. Para ello, es preciso que se confeccionen en hipercorrección. Sólo pueden aplicarse sobre curvaturas únicas y bajas, dorsolumbares o lumbares. Su ventaja consiste en que sólo hay que llevarlos durante la noche. ¶ Corsé de «plexidur» y tratamiento ortopédico lionés ¶ Corsés «de restitución de energía» Diseñado progresivamente por Stagnara a partir de 1950, el tratamiento ortopédico «lionés» comporta, desde 1958, una secuencia terapéutica elaborada que incluye: – reducción de la deformación mediante tres corsés con yeso sucesivos, de tipo Abbott-EDF (45 días cada uno); – contención mediante ortesis de plexidur, hasta la madurez ósea (como media, 2 años y medio); – rehabilitación diaria. El corsé «lionés» de plexidur se fabrica a partir de un molde de yeso, hecho al final del segundo yeso corrector. Está constituido por una cintura pélvica formada por dos valvas laterales simétricas de plexidur radiotransparente, sobre la que se fijan dos mástiles metálicos, anterior y posterior. Las valvas de corrección de plexidur se adhieren a estos dos montantes, dispuestas de acuerdo con las características de la escoliosis que hay que corregir, según el principio de los apoyos y contra-apoyos (Fig. 6). Este corsé se adapta al tratamiento de las curvaturas dorsales, dorsolumbares y combinadas dorsal y lumbar. Los resultados, estudiados a partir de un largo período de observación por Stagnara y su equipo [24] muestran una buena estabilidad de la angulación entre el inicio del tratamiento y la edad adulta. Por tanto, este corsé es «eficaz» pero su mecanismo de acción es «pasivo» y, por consiguiente, puede provocar deformaciones óseas durante el crecimiento. Éste es el caso, particularmente, de los niños pequeños, en fase prepuberal, cuyo tórax frágil corre el 4 Su principio se basa en un material que, puesto en tensión en el momento de relajar la corrección, restituye la energía almacenada en una fuerza «correctora» que se opone a la deformación. Actualmente se utilizan dos materiales: los tejidos elásticos y las láminas de carbono. El corsé con tela de Saint-Étienne es una simplificación de la ortesis de tres valvas. La valva destinada a corregir la gibosidad se reemplaza con un tejido elástico cuya acción es tangencial a la gibosidad. Los contra-apoyos se aseguran mediante un tejido resistente. Otros aparatos (corsé «Olympe» de Lyon, corsé «3D», Spine COR System) se basan también en este principio de corrección [6]. CONCLUSIÓN La elección de un corsé depende de la edad de inicio del tratamiento, del tipo de curvatura que se quiere corregir y de la costumbre del especialista. Las ortesis cervico-dorso-lumbosacras como el corsé de Milwaukee constituyen una gran ayuda para las escoliosis dorsales o dorsolumbares en el niño pequeño con tórax frágil. Hay que utilizarlas con prudencia en caso de hipocifosis dorsal ya que ésta tiene el riesgo de agravarse con el tratamiento ortopédico [36]. Las ortesis dorsolumbosacras son numerosas. Su eficacia se debe únicamente al sistema de apoyo/contra-apoyo, provocando a veces deformaciones dorsales y repercusión respiratoria si la presión es demasiado importante sobre el tórax aún inmaduro de un paciente joven. Escoliosis idiopática en período de crecimiento. Indicaciones y programas terapéuticos Aparato locomotor E – 14-585 No hay que olvidar que: – todo tratamiento ortopédico debe enmarcarse en una fisioterapia apropiada, respiratoria y muscular, realizada con y sin corsé; – las escoliosis rígidas deben flexibilizarse previamente mediante corsés de yeso de tipo EDF; – ningún corsé controla eficazmente las curvaturas dorsales superiores. Finalmente, aunque un tratamiento ortopédico correctamente practicado puede pretender interrumpir la agravación, ineluctable con el crecimiento, de una escoliosis evolutiva, sólo excepcionalmente aporta una verdadera corrección a largo plazo. Este resultado puede parecer modesto, pero es de importancia capital ya que permite, en un buen número de casos, estabilizar una curvatura escoliótica en un ángulo razonable y, de este modo, evitar la corrección quirúrgica. Para evitar las eventuales decepciones al finalizar el tratamiento, resulta esencial informar correctamente, desde el inicio del tratamiento, al paciente y a su familia, quienes siempre esperan una «curación» completa, desafortunadamente muy utópica. Tratamiento quirúrgico INTRODUCCIÓN El tratamiento quirúrgico de una escoliosis tiene como objetivo corregir de la mejor manera la deformación raquídea en los tres planos del espacio y hacer que esta corrección sea duradera fusionando, en un bloque óseo continuo, un determinado número de vértebras que participan en la curvatura escoliótica. La perspectiva de un tratamiento de esta naturaleza provoca una legítima inquietud en el paciente y aún más en sus padres. En primer lugar, los temores se refieren al riesgo de complicaciones neurológicas que, aunque es muy bajo, no puede eliminarse totalmente. Sigue siendo una preocupación de primer orden de todos los equipos especializados y ha sido el tema prioritario en todas las mejoras técnicas que se han llevado a cabo durante la última década. La noción de enrigidecimiento definitivo de un segmento extenso de la columna vertebral también implica el temor de consecuencias funcionales importantes para la vida futura. En realidad, estas intervenciones, practicadas en pacientes jóvenes y además en perfecto estado de salud, permiten llevar una vida estrictamente normal desde el punto de vista familiar (maternidad), profesional e incluso deportivo (natación, tenis, esquí, etc.) [29]. Con el fin de preservar al máximo alguna «flexibilidad» de la columna, hay que esforzarse, en la medida de lo posible, en no hacer descender la artrodesis demasiado distalmente en la columna lumbar, en principio nunca por debajo de L4 y más proximalmente siempre que sea posible. PRINCIPIOS DEL TRATAMIENTO QUIRÚRGICO DE LAS ESCOLIOSIS ¶ Artrodesis vertebral Anteriormente, la artrodesis o «injerto» vertebral se utilizaba de forma aislada, pero desde hace muchos años se asocia a osteosíntesis. Sin embargo, solamente la fusión ósea es capaz de asegurar la calidad del resultado a largo plazo. Si no se logra la consolidación del injerto, todas las osteosíntesis estarán destinadas a rotura y fallo mecánico. I II III IV Figura 7 Técnica de artrodesis vertebral posterior a nivel de la columna dorsal. I: Escisión de la apófisis articular caudal; II: avivamiento de la apófisis articular craneal; III: avivamiento de todo el hemiarco posterior hasta la punta de la transversa; IV: colocación de un injerto esponjoso en el espacio interarticular. La artrodesis puede ser: – posterior, mediante avivamiento de los arcos posteriores, resección de las articulares y aposición de injertos (Fig. 7); – anterior, intersomática, mediante escisión discal y avivamiento de los platillos vertebrales, con o sin injertos interpuestos; – combinada, anterior y posterior. Requiere un período de consolidación comprendido entre 6 meses y 1 año. Durante este largo período, la osteosíntesis asegura la corrección de la deformación, lo que permite la reanudación de la vida activa, sin necesidad de contención externa mediante corsé y con un mínimo de precauciones. La extensión de la artrodesis en la columna escoliótica responde a reglas estrictas. Clásicamente, todas las vértebras que participan con su rotación en la curvatura tratada deben incluirse en la artrodesis. ¶ Corrección y fusión por vía posterior Reseña histórica Antes de 1960, la artrodesis se utilizaba sola, sin material de osteosíntesis. Los yesos preoperatorio y postoperatorio constituían la única garantía de la corrección de la deformación. El injerto rígido, encastrado entre las espinosas (tibia, hueso liofilizado), se mantenía de modo precario y obligaba a una prolongada inmovilización postoperatoria. Inicialmente, limitadas a las espinosas y a las láminas, las seudoartrosis eran frecuentes. Desde 1960, después de las publicaciones de Goldstein [12] y gracias a los progresos de la anestesia, que permitieron intervenciones más largas, el avivamiento se extendió a lo ancho de una punta a otra de la transversa asociándosele resección bilateral de las articulares. Paralelamente, se impuso la superioridad de los injertos ilíacos autógenos. Actualmente, es la técnica admitida unánimemente. Técnica de Harrington Esta técnica se diseñó en 1960. Hasta mediados de los años ochenta, constituía la técnica universalmente utilizada para 5 Escoliosis idiopática en período de crecimiento. Indicaciones y programas terapéuticos E – 14-585 Figura 8 Instrumentación de Harrington. 1: Varilla cóncava puesta en detracción; 2: varilla convexa de contracción. T4 T5 T6 T7 1 2 T10 T11 T12 el tratamiento quirúrgico de la escoliosis por vía posterior [14] . Incluye la colocación de una varilla de detracción en la concavidad de la curvatura escoliótica y de un material de compresión en la convexidad, asociados a artrodesis vertebral de todo el sector instrumentado (Fig. 8). La varilla de detracción, cóncava, es dentada en su extremo superior. Se fija a los arcos posteriores de las dos vértebras extremas por medio de dos ganchos. El gancho inferior se coloca a caballo sobre el borde superior de la lámina de la vértebra inferior, mientras que el gancho superior se coloca en la interlínea articular que separa la vértebra superior de la vértebra subyacente. Por un fenómeno de trinquete, cada muesca que se pasa es capaz de mantener el sistema en el Aparato locomotor grado de detracción deseado. El sistema de compresión convexa, constituido por una varilla fileteada unida a los procesos transversos, a ambos lados de la vértebra apical, es considerado como accesorio por la mayoría de cirujanos, que se contentan con la simple varilla cóncava. Es necesaria una prolongada inmovilización postoperatoria mediante yeso o corsé durante un tiempo medio de 1 año. Esta técnica ha constituido un progreso considerable con respecto a las intervenciones más antiguas ya que permite, al mismo tiempo, corregir la deformación y hacer que esta corrección sea duradera. Como contrapartida, se pueden presentar algunas complicaciones generales (neurológicas, infecciosas), pero también mecánicas con arrancamiento de los ganchos y roturas de varillas que obligan a pensar en una seudoartrosis. Los resultados sobre la corrección angular dependen de la reducción de la escoliosis y, en promedio, son del 50% en las curvaturas flexibles y en el niño. Parece ineluctable una pérdida de corrección de 5º a 10º como media en el primer año postoperatorio hasta la consolidación del injerto. Todos estos resultados tienen el defecto de haber sido valorados solamente en el plano frontal, a partir de la radiografía de frente. De hecho, aunque la corrección por detracción cóncava de los dos extremos de la curvatura es satisfactoria en el plano frontal, tiende a borrar las curvaturas fisiológicas del perfil raquídeo. Resulta especialmente nociva en la región lumbar, produciendo obligatoriamente cifosis lumbar (Fig. 9). Además, esta distracción entre dos puntos de apoyo únicos en los dos extremos de la curvatura obliga a contención postoperatoria prolongada mediante corsé. Finalmente, la instrumentación no ejerce ninguna acción de corrección sobre la rotación vertebral. Con el desarrollo progresivo del análisis tridimensional de la deformación escoliótica, la técnica de Harrington ha cedido progresivamente su lugar a las instrumentaciones segmentarias de Luque y de Cotrel-Dubousset. Técnica de Luque Propuesta a partir de 1975, su objetivo inicial consistía en obtener un montaje lo suficientemente sólido como para permitir prescindir de toda contención externa Figura 9 Instrumentación de Harrington para escoliosis idiopática dorsal derecha. A. Radiografía preoperatoria de pie de frente. B. Radiografía preoperatoria de pie de perfil. C. Radiografía postoperatoria de pie de frente. D. Radiografía postoperatoria de pie de perfil. La lordosis dorsal siempre está presente y existe cifosis subyacente a la instrumentación, en región dorsolumbar. 6 Escoliosis idiopática en período de crecimiento. Indicaciones y programas terapéuticos Aparato locomotor Figura 10 Instrumentación de Luque. Las dos varillas «en L» se solidarizan en cada nivel con los arcos posteriores mediante hilos metálicos pasados bajo las láminas. E – 14-585 un enfoque de corrección selectiva tridimensional, formando un montaje estable y sólido, con el fin de prescindir de toda contención externa postoperatoria. La instrumentación inicial comporta: – dos varillas de sección constante, cubiertas en toda su superficie de asperezas en «puntas de diamante»; – ganchos implantados a lo largo de la columna en emplazamientos estratégicos, dirigidos hacia arriba o hacia abajo, según se desee ejercer una acción de detracción o de compresión sobre un segmento dado; Figura 11 Instrumentación de Harrington-Luque. La varilla cóncava de Harrington se solidariza en cada nivel con los arcos posteriores mediante hilos metálicos pasados bajo las láminas. – dispositivos de tracción transversales, en número de dos o más, que unen las dos varillas formando un marco cerrado de una extrema solidez. Gracias a la fijación segmentaria repartida a lo largo de la columna, la combadura dada a las varillas influye en la forma de la columna y permite restablecer las curvaturas fisiológicas de perfil. La posibilidad de ejercer, a voluntad, detracción o compresión segmentaria sobre la misma varilla permite actuar electivamente sobre cada segmento de la columna, sabiendo que cualquier detracción es cifosante y cualquier compresión lordosante. La corrección obtenida es claramente superior a la que proporcionaban anteriormente los demás métodos de instrumentación por vía posterior. Además, es el método que parece proporcionar el mejor restablecimiento de las curvaturas de perfil. La maniobra de rotación sobre sí misma, en el seno de los ganchos, de una varilla previamente combada es capaz de producir al mismo tiempo una corrección en el plano frontal, sagital y axial y de actuar sobre la deformación de frente y de perfil y sobre la rotación vertebral (Figs. 12 y 13). La rigidez del montaje final permite prescindir de inmovilización postoperatoria mediante yeso o corsé. La mayor sencillez del postoperatorio y la menor duración de la incapacidad permiten, de este modo, compensar en parte el coste más elevado del material. Desde 1983, la difusión de esta técnica ha sido rápida y la mayoría de instrumentaciones segmentarias actualmente utilizadas en todo el mundo siguen siendo muy parecidas a la técnica original de Cotrel-Dubousset. Técnicas de combadura in situ postoperatoria. Consistía en una fijación segmentaria, en cada nivel vertebral, mediante hilos metálicos sublaminares apretados sobre dos varillas longitudinales en L, colocadas de manera que se forme un marco (Figs. 10 y 11). Gracias a la fijación segmentaria, resultaba posible, mediante cimbreado de las varillas, influenciar sobre la corrección de perfil. Esta técnica era eficaz en las curvaturas flexibles. Las intervenciones eran rápidas y el material no era muy costoso. Sin embargo, el riesgo neurológico aumentaba debido al paso de los hilos sublaminares en cada nivel, pudiendo provocar brechas durales o hematomas intraductales. En la técnica inicial de Luque, era necesario mantener un corsé durante los 6 meses que seguían a la intervención. Hartshill propuso un sistema de «marco» que, sustituyendo las varillas en L, permitía incrementar la estabilidad del montaje y prescindir completamente de contención postoperatoria [28]. Técnica de Cotrel-Dubousset (1984) [7] Esta técnica tiene como objetivo ejercer una acción específica en los diferentes niveles de la deformación, lo que permite Desde 1993, se ha desarrollado la técnica de combadura «in situ», paralelamente a la técnica original de rotación de la varilla previamente perfilada de Cotrel y Dubousset. El principio consiste en solidarizar la varilla con la columna en su posición de origen y corregir la deformación raquídea en cada nivel progresiva y sucesivamente en el plano frontal y sagital deformando la varilla la cual atrae la columna . Ello se ha hecho posible gracias a las cualidades de la varilla metálica, que posee una gran plasticidad y una elasticidad escasa, es decir, que conserva la mayoría de la deformación que se le impone cuando se la cimbra. A la altura dorsal, las vértebras límite son sometidas a instrumentación por ambos lados. En la concavidad, una de cada dos vértebras se instrumenta mediante un gancho pedicular o un tornillo pedicular bajo T10. En la convexidad, la vértebra vértice se instrumenta con una prolongación a ambos lados según la longitud de la zona instrumentada. A la altura lumbar, las vértebras límite se instrumentan mediante un tornillo pedicular y un gancho sublaminar de cuerpo desplazado para asegurar los tornillos de la vértebra límite inferior. En la convexidad, todas las vértebras se instrumentan. En la concavidad, también se instrumentan las vértebras adyacentes a las vértebras límite, de manera que se forme un marco. La varilla se dirige a nivel de cada implante sin preocuparse de la corrección que se debe hacer. Se cierran los implantes, pero no se bloquean. Las 7 E – 14-585 Escoliosis idiopática en período de crecimiento. Indicaciones y programas terapéuticos Aparato locomotor T5 T6 T8 T9 T11 T12 L1 A B C D E Figura 12 Principio de la instrumentación segmentaria mediante el material de Cotrel-Dubousset. La corrección se obtiene mediante la varilla cóncava, combada de acuerdo con el perfil deseado y no según la deformación frontal. La varilla cóncava se introduce en los implantes y se adapta, debido a su combadura, a la curvatura escoliótica. La rotación de la varilla sobre sí misma en el seno de los implantes permite corregir la deformación frontal, devolver un perfil fisiológico y reducir la rotación de las vértebras apicales. La segunda varilla, menos combada, puede acentuar esta desrotación «empujando» hacia delante la convexidad de la vértebra apical. La adjunción de dispositivos de tracción transversal permite realizar un montaje en marco y aumentar la rigidez del conjunto. Figura 13 Instrumentación Cotrel-Dubousset de una escoliosis idiopática dorsal derecha en una paciente de 14 años. A. Radiografía de pie de frente, preoperatoria. B. Radiografía de pie de perfil, preoperatoria. C. Radiografía de pie de frente, seis meses después de la intervención. D. Radiografía de pie de perfil, seis meses después de la intervención. La corrección de frente es excelente y la combadura de la varilla de perfil restituye un perfil armonioso. maniobras de corrección se realizan en la concavidad dorsalmente y en la convexidad lumbarmente. Una vez que se ha colocado la varilla a nivel de todos los implantes, se forma un punto fijo bloqueando los dos primeros implantes (pinza pediculotransversal dorsalmente) de manera que se evite la rotación de la varilla. Se deforma progresivamente con la ayuda de hierros de cimbrear a nivel de cada implante quedándose muy cerca de manera que se movilice el implante y la vértebra. En el sector lumbar, es preciso utilizar los desrotadores que el ayudante debe presionar mientras que el cirujano efectúa las maniobras de cimbrado. Es preciso poner de nuevo regularmente en carga cada implante. Una vez que se ha obtenido la corrección óptima, se aseguran una última vez y se bloquean. El montaje se acaba mediante la colocación de dos o tres dispositivos de tracción transversa (DTT) de acuerdo con la longitud del montaje, en compresión a nivel dorsal y distracción a nivel lumbar. 8 De este modo, se lleva a cabo la corrección de la escoliosis de forma muy progresiva en cada nivel de la deformación. La deformación puede así corregirse, plano por plano, controlando exactamente las presiones aplicadas a cada vértebra instrumentada. Esta técnica puede aplicarse a todos los tipos de curvatura [34]. La instrumentación de la zona apical de las curvaturas rígidas y angulosas es más fácil ya que la varilla se modela, paso a paso, muy cerca de los implantes que, por consiguiente, pueden ser más numerosos. La corrección de la deformación, la calidad de la artrodesis posterior y los resultados a largo plazo son completamente satisfactorios con esta técnica. La combadura in situ puede utilizarse como única técnica de corrección de una escoliosis, pero también como actuación «complementaria» cuando la rotación de la varilla, por ejemplo, no aporta la totalidad de la corrección deseada. Aparato locomotor Escoliosis idiopática en período de crecimiento. Indicaciones y programas terapéuticos E – 14-585 A T11 L3 L1 L2 Figura 14 Instrumentación de Dwyer. Tras practicar acceso anterior de la columna a nivel de la convexidad, se lleva a cabo la escisión de los discos intervertebrales. Cada cuerpo vertebral se instrumenta mediante tornillo estabilizado por una grapa. La fuerza de compresión aplicada por medio de un cable acerca una a una las vértebras corrigiendo la deformación en el plano frontal. T12 B L3 L2 L1 T12 T11 ¶ Corrección y fusión por vía anterior Principios El acceso de la parte anterior de los cuerpos vertebrales es relativamente fácil. Mediante toracotomía, lumbotomía o toraco-freno-lumbotomía, según el nivel y la extensión deseados, puede exponerse, a través de una vía anatómica y poco hemorrágica, toda la extensión necesaria de la columna. Estas intervenciones se dirigen generalmente a practicar una discectomía escalonada que debe ser tan completa como sea posible y extenderse hasta el ligamento vertebral posterior que protege el canal raquídeo. Se restablece de este modo la movilidad intersomática necesaria para la corrección de la deformación y un avivamiento de los platillos vertebrales, indispensable para la artrodesis intersomática, con o sin interposición de injertos. En algunos casos, la intervención se limita a la discectomía y a la artrodesis. A veces se le asocia una instrumentación que permite corregir la deformación, del modo más frecuente en compresión de la convexidad, con o sin resección cuneiforme de los cuerpos vertebrales. Estas instrumentaciones anteriores, que corrigen por acortamiento de la convexidad escoliótica, comportan teóricamente menos riesgos neurológicos que las intervenciones posteriores, que actúan por detracción de la concavidad escoliótica. Sin embargo, la necesidad de ligaduras vasculares escalonadas obliga a ser prudente para el acceso del sector dorsal. Instrumentación anterior convexa de Dwyer (Fig. 14) Se desarrolló a partir de 1964. Unos tornillos colocados transversalmente, en el plano frontal, en medio de los cuerpos vertebrales, permiten el acercamiento de su cabeza perforada, con la ayuda de un cable flexible puesto en tensión progresivamente de un extremo al otro de la curvatura. La corrección en el plano frontal es excelente para las curvaturas flexibles y puede alcanzar o sobrepasar el 80%. En cambio, es mucho menos satisfactoria en el plano sagital ya que el acercamiento de los cuerpos vertebrales induce una tendencia a la cifosis [26] . Finalmente, la desrotación es a menudo escasa. Las seudoartrosis son frecuentes y se aconseja asociar una artrodesis posterior y un corsé de yeso durante 6 meses. Instrumentación «VDS» («ventral derotation spondylodese») de Zielke (Fig. 15) Se basa en el mismo principio que la instrumentación de Dwyer e intenta remediar sus inconvenientes. Los tornillos se unen mediante una varilla fileteada, más rígida, que Figura 15 Principios de la instrumentación ventral derotation spondylodese (VDS) en el caso de una cifoescoliosis lumbar. Tras colocación de tres tornillos transversales en los cuerpos vertebrales, unidos entre sí por la varilla fileteada, el desrotador (A) actúa sobre el conjunto de la curvatura raquídea. La desrotación vertebral permite así corregir la deformación en los planos frontal y sagital. puede ponerse en tensión desde el vértice hasta los dos extremos de la curvatura y que, con ayuda de un «desrotador», permite una desrotación real de los cuerpos vertebrales y evita en parte la cifosis parásita. La corrección frontal se encuentra así aún mejorada. Se autoriza levantarse precozmente, pero se aconseja un corsé de protección durante 6 meses [13]. Enderezamiento anterior mediante placa de Pouliquen [31] Propuesto a partir de 1974, su principio es parecido al de las dos técnicas precedentes aunque, en este caso, la columna se alinea sobre una placa cuya concavidad se coloca de tal manera que adopta la curvatura fisiológica sagital (cifosis para el sector dorsal, lordosis para el sector lumbar). Una protección externa mediante yeso, a continuación corsé, es necesaria durante 12 a 18 meses. Los resultados sobre la corrección y la estabilidad angular parecen análogos a los de las demás técnicas por vía anterior. Otras instrumentaciones segmentarias anteriores Más recientemente, han surgido otras instrumentaciones (TSRH [Texas Scottish Rite Hospital]), Cotrel-Dubousset, Colorado, Kaneda), que no son sino mejoras de las precedentes [15]. Utilizan uno o dos tornillos transversales en cada nivel y una o dos varillas sobre la cara convexa de los cuerpos vertebrales. Permiten una corrección tridimensional (frontal, sagital, desrotación) aún mejor y un montaje más sólido que permite prescindir de mantenimiento externo postoperatorio. Muchas series han mostrado un porcentaje importante de seudoartrosis (5%), de pérdida de corrección superior a 10º (21%) y de rotura de implantes, hasta el 31% [2]. Parece que la escasa rigidez de las instrumentaciones utilizadas en estos pacientes está implicada. Smith y Bradford [33] insisten en la importancia de la rigidez de la instrumentación anterior y en la calidad de la artrodesis intersomática que debe ayudar, de entrada, a hacer rígida la columna. Ello puede obtenerse mediante la utilización de injertos tricorticales o de cajas intersomáticas. En estas 9 E – 14-585 Escoliosis idiopática en período de crecimiento. Indicaciones y programas terapéuticos condiciones, la instrumentación anterior aislada parece una técnica fiable, tanto por la calidad de la corrección como por su estabilidad en el tiempo. Cirugía anterior videoasistida Desde hace algunos años, los progresos de la cirugía videoasistida han permitido su aplicación en la cirugía de la escoliosis. De este modo, es posible practicar discectomías dorsales de calidad con avivamiento de los platillos vertebrales y colocación de injertos intersomáticos [35]. Las discectomías escalonadas practicadas bajo control toracoscópico permiten obtener correcciones tan satisfactorias por vía posterior como cuando el primer tiempo se realiza por toracotomía o toraco-frenolumbotomía [27]. El postoperatorio es generalmente menos largo, menos doloroso y algunos autores han observado reducción de la morbilidad postoperatoria en relación con la cirugía convencional [18]. Por tanto, parece que pueden proponerse estas técnicas con equipos quirúrgicos y anestésicos entrenados, con el fin de practicar discectomías y artrodesis anteriores dorsales o lumbares previas a intervenciones de corrección por vía posterior. Algunos equipos proponen realizar fusiones instrumentales anteriores mediante toracoscopia [30]. Por el momento, esta solución parece plantear aún muchas dificultades, esencialmente de orden técnico. No obstante, los resultados de los equipos acostumbrados a esta cirugía son muy similares a los que se pueden obtener con cirugía convencional para un resultado cosmético, ciertamente, muy satisfactorio. ¶ Límites de la artrodesis y de la instrumentación Las reglas clásicas se han impuesto progresivamente gracias a la experiencia de los numerosos casos en que han intervenido diferentes autores. Cualquier zona instrumentada debe someterse a artrodesis, regla que no tiene ninguna excepción. La artrodesis debe extenderse a todas las vértebras que, por su rotación, participan en la curvatura que se trata quirúrgicamente. Es el clásico «montaje de recubrimiento», extendido de vértebra neutra a vértebra neutra. El límite inferior de instrumentación sigue siendo actualmente un punto crucial de la discusión preoperatoria. El montaje debe apoyarse hacia abajo sobre una zona charnela tan bien reposicionada como sea posible en los tres planos del espacio. La elección de la vértebra de apoyo inferior es particularmente importante. Además, el sector que se ha dejado libre bajo la artrodesis debe ser funcionalmente satisfactorio: permite la movilidad residual de la columna y asegura la comodidad posterior en la vida cotidiana. Por tanto, siempre es deseable conservar el máximo de niveles lumbares móviles bajo la artrodesis. Por esta razón, en el paciente joven, a veces es difícil proponer un tratamiento quirúrgico precoz en caso de escoliosis lumbar o combinada que obligue a fusionar el sector lumbar inferior. ¶ Elección de la vía de acceso La vía de acceso posterior es la más clásica y la más utilizada para el tratamiento quirúrgico de las escoliosis. Permite tratar todos los tipos de escoliosis, desde las dorsales altas hasta las lumbares, sea cual fuere la extensión en altura del injerto y de la artrodesis. Las instrumentaciones segmentarias actuales permiten obtener correcciones frontales y sagitales, incluso si la corrección de la rotación vertebral resulta siempre escasa. La vía de acceso anterior permite teóricamente una mejor corrección, ya que es la única que puede producir una 10 Aparato locomotor verdadera desrotación de toda la curvatura y aspirar a una corrección casi completa de la deformación. En la práctica, ello sólo es cierto en curvaturas no demasiado importantes y bastante flexibles. Además, al permitir el acceso anterolateral de la columna alcanzar solamente un número relativamente limitado de vértebras, la cirugía practicada electivamente por vía anterior no puede practicarse en las curvaturas extensas como las combinadas dorsal y lumbar. Es también poco utilizada en las curvaturas dorsales debido a la fragilidad de los cuerpos vertebrales, que se prestan mal a una osteosíntesis de calidad y debido a la dificultad de exponer, mediante una toracotomía aislada, la totalidad de las vértebras que se deben instrumentar. En algunos casos, es necesaria una cirugía combinada mediante acceso anterior y posterior. Es el caso, en concreto, de las curvaturas rígidas. El acceso anterior permite realizar discectomías escalonadas y mejorar la reducción de la deformación y la calidad de la fusión raquídea. El acceso anterior de la columna resulta igualmente indispensable, permitiendo practicar una epifisiodesis en los niños que presentan un gran potencial de crecimiento residual de la columna [16]. Gracias al desarrollo de técnicas quirúrgicas videoasistidas, las escisiones discales anteriores asociadas o no a la colocación de injertos intersomáticos pueden realizarse mediante toracoscopia o retroperitoneoscopia. La calidad de la escisión discal y del injerto parece comparable a la técnica a «cielo abierto» con un resultado cosmético mucho mejor [35]. ¶ Tratamiento quirúrgico de la gibosidad En algunas escoliosis dorsales importantes, el tratamiento quirúrgico de la curvatura raquídea, aunque satisfactorio, puede dejar subsistir una gibosidad residual acentuada y antiestética. Esta situación constituye a menudo una causa de decepción para el paciente y su familia, que esperaban con la intervención quirúrgica una mejoría espectacular de la deformación dorsal. Es posible perfeccionar el resultado estético mediante una acción electiva sobre la deformación costal, pero para ello es preciso que la gibosidad sea realmente «costal» y no esté constituida por el cuerpo vertebral como se ve a veces en algunas escoliosis con rotación vertebral importante. La tomografía computarizada en cortes axiales del tórax permite hacer fácilmente esta distinción. En la práctica, lo más frecuente es que la resección costal o «gibectomía» se efectúe a distancia del tratamiento quirúrgico de la escoliosis con un lapso de tiempo superior a 6 meses. Desde el punto de vista estético, los resultados son muy positivos. En el campo respiratorio, no hay que esperar mejora ni temer deterioro si tras la operación se sigue una rehabilitación respiratoria adecuada [1, 11]. ¶ Preparación del paciente para la operación Durante décadas, los pacientes debían someterse antes de la operación a una preparación de la columna durante un período de tracción más o menos prolongado. El objetivo consistía en obtener antes de la operación una corrección progresiva y máxima de la deformación escoliótica, en un paciente en estado de vigilia y capaz de indicar la menor anomalía de orden neurológico. La intervención de Harrington se contentaba con fijar la columna con un nivel de corrección equivalente a la mejor radiografía preoperatoria. Se procuraba así una protección frente a las consecuencias medulares eventuales de una corrección intraoperatoria extemporánea difícilmente controlable debido a la anestesia general. Aparato locomotor Escoliosis idiopática en período de crecimiento. Indicaciones y programas terapéuticos Las instrumentaciones segmentarias permiten obtener intraoperatoriamente una corrección claramente superior a la del mejor ángulo preoperatorio. El porcentaje de complicaciones neurológicas no es más importante a pesar de la ausencia de preparación por tracción progresiva de la columna. La detracción ya no es el único mecanismo de acción ya que una gran parte de la corrección se confía al acortamiento de la convexidad o al acercamiento progresivo de la columna hacia las varillas metálicas previamente combadas. La monitorización medular intraoperatoria mediante potenciales característicos permite un seguimiento continuo del eje neurológico [17]. No obstante, a veces resulta deseable preparar las columnas escolióticas para la intervención, particularmente en caso de escoliosis dorsales angulosas y rígidas o de una función respiratoria alterada por el hundimiento de la columna. Esta preparación puede ser breve, durante algunos días, mediante cinchas, pero puede requerir la puesta en tracción con halo craneal durante tres semanas en las formas más rígidas. ¶ Medidas intraoperatorias Durante toda la intervención quirúrgica por escoliosis, el riesgo de complicación neurológica debe estar presente en la mente de todo el equipo quirúrgico. Es posible controlar el buen funcionamiento de la conducción medular gracias a la prueba del despertar intraoperatorio de Stagnara o a la recopilación de los potenciales característicos. Las correcciones-fusiones extensas, realizadas por vía posterior, siguen siendo intervenciones prolongadas y a veces hemorrágicas. Además del cuidado en la colocación del paciente operado, deben asociarse diversos procedimientos para disminuir las pérdidas sanguíneas y el riesgo de recurrir a transfusiones importantes. La hipotensión controlada intraoperatoria, la hemodilución, las técnicas de eritroaféresis (cell-saver) permiten muy a menudo, en asociación con protocolos de transfusión autóloga, limitar al máximo el riesgo transfusional [9, 20]. Indicaciones TRATAMIENTO ORTOPÉDICO E – 14-585 del enderezamiento y desrotación más completa de la curvatura, permite influenciar favorablemente los fenómenos de crecimiento, provocar inflexión e, incluso a veces, invertir la marcha evolutiva de la escoliosis [22]. En los mejores casos, este tratamiento ortopédico puede resultar suficiente y permitir la estabilización en ángulo pequeño o, incluso, la regresión. Lo más frecuente es que este tratamiento se limite a desacelerar la evolución y permita alcanzar la edad adulta óptima para la cirugía en condiciones aceptables. ¶ Escoliosis juveniles 1 y 2 Se descubren entre los cuatro y los 11 años. El tratamiento ortopédico debe instaurarse a partir del momento en que se disponga de pruebas de la evolutividad, sin esperar la angulación clásica de 30º. En estos niños jóvenes, con tórax aún frágil, todos los autores están de acuerdo en utilizar el corsé de Milwaukee, que no resulta demasiado incómodo para la pelvis y, sobre todo, no molesta la función respiratoria. Puede utilizarse para todos los tipos y localizaciones de escoliosis. En las escoliosis lumbares, algunos autores preconizan un corsé de tipo «lionés», desde la edad de 5 o 6 años. La curvatura responde a menudo de forma notable al tratamiento mediante corsé que, en algunos casos favorables y después de un período de tiempo completo, puede utilizarse a tiempo parcial, sobre todo durante el período prepuberal. ¶ Escoliosis juveniles 3 Se descubren al inicio de la pubertad, entre el punto P y Risser 1. El riesgo evolutivo en este caso es muy importante y el seguimiento debe ser particularmente estricto. La prueba de la evolutividad sigue siendo el criterio principal para instaurar el tratamiento ortopédico. Así, cualquier curvatura superior a 20º, que haya demostrado su agravación, debe tratarse mediante corsé, sobre todo si es lumbar. En cambio, cualquier curvatura superior a 30º justifica de entrada la colocación del corsé. Aun si no se ha probado la evolución, ésta se considera como muy probable y cualquier agravación suplementaria resulta inaceptable. En esta edad de gran evolutividad, el corsé debe llevarse a tiempo completo. ¶ Escoliosis de la adolescencia Esquemáticamente, cualquier escoliosis idiopática para la que se ha establecido un seguimiento, en dos o tres visitas, la prueba de evolutividad requiere un tratamiento ortopédico de estabilización. El límite clásico de 30º, considerado durante mucho tiempo como criterio de colocación del corsé, debe olvidarse. Algunas curvaturas evolutivas requieren tratamiento ortopédico, desde los 20º o 25º de angulación. Las indicaciones y el desarrollo del tratamiento ortopédico dependen en gran parte del tipo y de la localización de la escoliosis. Entre Risser 1 y Risser 3, muchas escoliosis de ángulo pequeño permanecen espontáneamente estables. En todos los casos, la prueba de la evolutividad de la curvatura es obligatoria antes de tomar la decisión de instaurar el tratamiento ortopédico, con el fin de no iniciar un tratamiento que podría ser inútil; sobre todo porque el tratamiento a esta edad deber ser generalmente a tiempo completo. Es más, una angulación superior a 30º no constituye una indicación para el corsé cuando, mediante seguimiento regular, se ha constatado que no hay agravación. ¶ Escoliosis infantiles ¶ Instauración del tratamiento ortopédico La evolutividad es variable pero puede ser importante. En esta categoría se encuentran las escoliosis idiopáticas más graves. Algunos criterios (cf. «Escoliosis idiopática en período de crecimiento, estrategia diagnóstica») intentan establecer precozmente un pronóstico evolutivo. A partir del momento en que se reúnen los argumentos a favor de la evolutividad se impone el tratamiento ortopédico, sea cual fuere la importancia de la deformación. Sin embargo, resulta difícil empezar un tratamiento ortopédico antes de los 18 meses de edad. El tratamiento clásico se basa en el corsé de Milwaukee, pero se pone énfasis en el interés de un inicio del tratamiento mediante corrección con yeso que, a través La instauración del tratamiento ortopédico de una escoliosis es difícil tanto para el niño y su entorno, como para el equipo médico que realizará el seguimiento. Un tratamiento de este tipo requiere el compromiso del niño y de su familia, lo que obliga a explicar de forma muy precisa las reglas y objetivos que se fijen. La prescripción de una ortesis de este tipo forma parte del ámbito de los grandes aparatos. Una escoliosis cuyo ángulo de Cobb es superior a 30º se trata en el 100% de los casos. Independientemente del tipo, el moldeado, así como las pruebas y la entrega final del aparato, deben llevarse a cabo con el ortopedista y el prescriptor. 11 E – 14-585 Escoliosis idiopática en período de crecimiento. Indicaciones y programas terapéuticos ¶ Seguimiento del tratamiento ortopédico Una vez que se ha establecido el diagnóstico de escoliosis idiopática, el seguimiento regular se convierte en un imperativo absoluto, cada 6 meses durante la infancia prepuberal (antes del punto P), a continuación cada cuatro meses durante el período puberal (entre el punto P y Risser 4), cuando la evolutividad es máxima. Para el corsé de Milwaukee, Moe [25] ha precisado los criterios de eficacia. La corrección con la ayuda de este corsé activo es progresiva y máxima en 6 meses. Es el período mínimo de tratamiento inicial a tiempo completo. Para los corsés «lioneses», que siguen siempre a un período de corrección con yesos, la radiografía de referencia es la placa de pie después de que se ha retirado el yeso. El corsé debe asegurar una corrección mejor o, al menos, igual. El seguimiento clínico y radiológico es lo que permite valorar la eficacia del tratamiento. Antes del punto P, se considera que un tratamiento ortopédico es eficaz si la curvatura se mantiene en un ángulo inferior al 50% del ángulo inicial, con gibosidad estable, un buen equilibrio del tronco y un perfil satisfactorio. Por tanto, tras un período de corsé a tiempo completo de alrededor de 18 meses, es posible considerar un tratamiento menos complejo. Es necesaria una prueba previa de «mantenimiento de la columna» a partir de radiografías en posición de pie, de cuatro a seis horas después de que se haya retirado el corsé. En caso de estabilidad angular o de escasa pérdida de corrección, se permite el paso a un tratamiento «a tiempo parcial» hasta de 12 horas sobre 24. No obstante, es preciso hacer entender bien al paciente y a su familia que la evolutividad, más intensa en período puberal, puede requerir la reanudación de un tratamiento a tiempo completo después de algunos meses, en caso de nueva agravación. En período puberal, el paso a corsé a tiempo parcial es claramente más aleatorio y a veces nefasto, provocando una agravación ineluctable de la deformación. ¶ Complicaciones Compresiones nerviosas y causa de parestesias pueden concernir el territorio del nervio cutáneo lateral del muslo, debido a un apoyo demasiado importante sobre la espina ilíaca anterosuperior o las raíces del plexo braquial en el hueco axilar. El síndrome de la pinza mesentérica aparece sobre todo con la confección de yesos correctores. El estiramiento del tronco empuja la tercera porción del duodeno contra la columna. Comprimida por delante por el paquete mesentérico superior, esta compresión es responsable de estasis gástrica que causa dolores abdominales, náuseas y vómitos. El tratamiento se basa en aspiración gástrica y reequilibrio de los desórdenes hidroelectrolíticos. Resulta excepcional tener que retirar el yeso y, generalmente, todo vuelve al orden en pocos días. Pueden también aparecer alteraciones digestivas menores con la colocación de un corsé (sensación de compresión gástrica y náuseas). Su prevención consiste en evitar alimentos y bebidas que puedan causar gases digestivos (col, feculentos, bebidas gaseosas, etc.). ¶ ¿Cómo finalizar el tratamiento ortopédico al terminar el crecimiento? El tratamiento ortopédico, tanto si es continuo como discontinuo, debe proseguirse hasta que la maduración de la columna sea suficiente para evitar una reanudación de la evolución de la deformación escoliótica. Este estadio corresponde a la fusión de los listeles marginales y a la prueba de Risser 4. 12 Aparato locomotor Cuando el corsé se utiliza a tiempo parcial, las radiografías se realizan siempre tras un tiempo de 8 a 10 horas sin corsé. En Risser 4, se reduce progresivamente el tratamiento durante 6 meses únicamente por la noche, 9 horas sobre 24, y a continuación se interrumpe definitivamente. Cuando el corsé se utiliza a tiempo completo, es preciso liberar la columna progresivamente de su sujeción, tonificando los músculos del tronco mediante una rehabilitación eficaz (cf «Enderazamiento activo o dinámico en la ortesis»). A partir de Risser 3, el corsé se retira progresivamente en tramos horarios sucesivos hasta de 8 horas al día. En Risser 4, el corsé solamente se lleva ya parcialmente, 12 horas al día. Sin embargo, es fundamental llevar a cabo un control radiológico riguroso. La supresión del corsé se realiza siempre con una pérdida angular respecto al mejor ángulo con corsé. Esta pérdida debe resultar escasa y, en caso contrario, llevar a retrasar la interrupción del tratamiento ortopédico. En resumen, la interrupción progresiva del tratamiento se extiende a lo largo de un período que va desde los 12 hasta los 18 meses. TRATAMIENTO QUIRÚRGICO ¶ ¿A qué edad se debe operar? Puesto que el principio de la intervención consiste en fusionar las vértebras incluidas en la deformación raquídea, es necesario esperar que el crecimiento de la columna sea lo suficientemente avanzado como para intervenir quirúrgicamente. No obstante, no es indispensable esperar que el crecimiento haya finalizado completamente. Los estudios de Duval-Beaupère sobre la evolutividad de las escoliosis durante el crecimiento (cf «Escoliosis idiopática en período de crecimiento, estrategia diagnóstica») muestran que muy poco después del pico de crecimiento, la evolutividad de la curvatura escoliótica sigue siendo importante mientras que la velocidad de crecimiento de la columna disminuye. En este período es cuando se sitúa la edad óptima para la cirugía. Ello corresponde como media a los 13 años de edad ósea en la niña y a los 15 años de edad ósea en el niño. En ese mismo momento, se produce el cierre de los cartílagos de crecimiento de las caderas, la aparición del estadio 1 de Risser y la llegada de las primeras reglas. En este estadio, la deformación puede corregirse de manera óptima, sin riesgo para el crecimiento residual de la columna. En algunos casos, afortunadamente infrecuentes, la precocidad de la deformación o su evolutividad especialmente grave pueden perturbar la eficacia del tratamiento ortopédico y justificar el recurso a la cirugía a una edad más temprana. Cuando la intervención se practica únicamente por vía posterior, existe un gran riesgo de ver cómo el resultado inicial de la operación, valorado como satisfactorio, se deteriora. De hecho, el crecimiento residual, todavía muy activo, prosigue a nivel de los cuerpos vertebrales mientras que los arcos posteriores están bloqueados por el injerto. A esto se añade una lordosis evolutiva o la rotación de la columna anterior, verdadero efecto «berbiquí», cuyas consecuencias funcionales y estéticas son desastrosas. Si resulta inevitable practicar una cirugía precoz, es preciso elegir entre una instrumentación provisional sin artrodesis, con sus problemas de adaptación al crecimiento y la necesidad de reintervenciones iterativas, o la obligación de fusionar la columna de forma circunferencial por vía combinada anterior y posterior [16]. La corrección obtenida por fusión circunferencial es estable debido a la interrupción completa del crecimiento vertebral en el sector interesado. Sus consecuencias sobre la talla Aparato locomotor Escoliosis idiopática en período de crecimiento. Indicaciones y programas terapéuticos global final se deben poner en paralelo con la pérdida de talla inherente a una escoliosis que, operada más tarde, sería ciertamente más rígida y, por tanto, menos reductible. ¶ ¿Cuándo se debe operar una curvatura dorsal? El recurso a la cirugía se decide a partir de determinados criterios clínicos y radiológicos de gravedad. Se trata de la importancia de la gibosidad, de la angulación, del mal aspecto clínico global y de la alteración del perfil, particularmente con inversión de la curvatura de la columna dorsal que puede, en algunos casos, estar en lordosis. El nivel clásico de los 50º sigue siendo válido, pero puede disminuirse hasta 40º en caso de lordosis dorsal rebelde a cualquier tratamiento ortopédico y con repercusión respiratoria. Es preciso insistir en la necesidad de tratar quirúrgicamente estas curvaturas que, una vez llegada la edad adulta, son más difíciles de corregir debido a un enrigidecimiento importante y, a veces, son responsables de graves repercusiones respiratorias. ¶ ¿Cuándo hay que operar una curvatura dorsolumbar? E – 14-585 en cada sector. Sin embargo, las deformaciones sagitales y, en concreto, la cifosis de la zona intermedia o la inversión de las curvaturas de perfil pueden forzar a la cirugía para curvaturas menos importantes. Tratamiento de las escoliosis infantiles INTRODUCCIÓN El gran potencial de crecimiento de la columna en los primeros años de vida da a estas escoliosis de aparición precoz (antes de la edad de 3 años) un aspecto evolutivo y un pronóstico muy particulares (cf «Escoliosis idiopática en período de crecimiento, estrategia diagnóstica»). La evolutividad puede ser muy variable, desde curvaturas resolutivas, como la mayoría de las escoliosis denominadas «del lactante», pasando por formas más o menos evolutivas, para terminar con escoliosis de evolución gravísima denominadas «malignas». ESCOLIOSIS INFANTILES RESOLUTIVAS Su pronóstico es desfavorable en la edad adulta debido al desequilibrio lateral y a las consecuencias sobre la columna lumbar subyacente. Por tanto, se debe corregir y estabilizar quirúrgicamente al finalizar el crecimiento a partir del momento en que alcanza o sobrepasa los 45º a 50º. Se debe aprovechar su flexibilidad para obtener una corrección máxima y apoyar la artrodesis sobre una vértebra inferior, habitualmente L3, perfectamente reposicionada en todos los planos del espacio. De este modo, se dejan libres tres discos lumbares normales, lo que permite una vida posterior perfectamente normal. En las grandes curvaturas regulares con criterios de Mehta favorables (cf «Escoliosis idiopática en período de crecimiento, estrategia diagnóstica»). La evolución espontánea ocurre hacia la curación. Los exámenes clínicos y radiológicos, cada 3 meses, permiten comprobarlo. No resulta necesario tratamiento alguno. En cambio, es importante saber tranquilizar a los padres, a menudo inquietos ante esta abstención terapéutica. ¶ ¿Cuándo se debe operar una curvatura lumbar? ¶ Tratamiento clásico [19] Su pronóstico, relativamente favorable en el paciente joven, es desfavorable en la edad adulta. El tratamiento quirúrgico precoz llevaría al enrigidecimiento de casi toda la columna lumbar, lo que es difícilmente admisible en un adolescente o en un adulto joven. Por tanto es preciso hacer todo lo posible para estabilizar estas curvaturas en el ángulo más pequeño posible mediante el tratamiento ortopédico (cf «Tratamiento ortopédico de las escoliosis»). Para muchos autores no se debe considerar el tratamiento quirúrgico en el paciente joven por debajo de 50º o 60º, sabiendo que las técnicas actuales permiten, en caso de necesidad, un tratamiento más tardío, hacia los 40 o 50 años. No obstante, es preciso matizar las indicaciones según la localización de la curvatura. Una curvatura lumbar alta puede tratarse, en ocasiones, quirúrgicamente desde la angulación de 45º a 50º, si puede corregirse por completo, con desrotación y conservación de la lordosis fisiológica por encima de dos discos que se han dejado móviles, tal como puede permitirlo, en algunos casos, la cirugía por vía anterior. Las escoliosis infantiles evolutivas se tratan clásicamente mediante el corsé de Milwaukee, el que se adapta mejor al niño pequeño y a la fragilidad de su tórax. Este corsé, renovado periódicamente, se mantiene de forma continua durante varios años con el objetivo de frenar la evolución de la deformación. En la mayoría de los casos, es necesaria la estabilización quirúrgica en la pubertad o más precozmente si la deformación no puede controlarse mediante el tratamiento ortopédico. ¶ ¿Cuándo se debe operar una curvatura combinada dorsal y lumbar? La cirugía debe intervenir obligatoriamente en los dos sectores escolióticos, es decir, hacer rígido un segmento muy extenso de la columna y descender muy abajo sobre la columna lumbar. Es una situación que resulta difícilmente aceptable en los pacientes jóvenes. Por ello, los límites de la cirugía deben analizarse, sobre todo porque estas escoliosis se toleran relativamente bien desde el punto de vista funcional y estético. La artrodesis se reserva para las curvaturas importantes, de angulación superior a 60º o 70º ESCOLIOSIS INFANTILES PROGRESIVAS BENIGNAS ¶ Tratamiento ortopédico precoz mediante yesos correctores [21] Se aplican varios corsés de yeso en corrección progresiva, bajo anestesia general, cada dos o tres meses, hasta que la rib-vertebra angle difference (RVAD) (cf «Escoliosis idiopática en período de crecimiento, estrategia diagnóstica») sea nula y se prosigue 6 meses después. Este tratamiento mediante yesos prosigue con un mantenimiento con corsé de Milwaukee. El corsé se abandona si no existe reanudación evolutiva (es decir, si la RVAD sigue inalterada). En este estadio, puede persistir una curvatura residual, pero que desaparece si la RAVD queda en cero. La gibosidad es la última en desaparecer. La duración del tratamiento mediante yesos correctores depende de la importancia y de la rigidez de la curvatura y de la precocidad del tratamiento. La duración media es de 9 meses, seguida de un mantenimiento con corsé durante 16 meses. En cerca de dos terceras partes de los casos, es posible de este modo evitar la artrodesis vertebral al final del crecimiento e, incluso, en uno de cada dos casos, hacer desaparecer toda deformación de la columna. 13 E – 14-585 Escoliosis idiopática en período de crecimiento. Indicaciones y programas terapéuticos Los tratamientos orotopédicos iniciados muy precozmente permiten, gracias al crecimiento rápido de la columna en los 3 primeros años de vida, corregir rápidamente las deformaciones. Sin embargo, las curvaturas evolutivas benignas de más de 40º toman más tiempo para experimentar regresión que las que son inferiores a 40º. ESCOLIOSIS INFANTILES PROGRESIVAS MALIGNAS Incluso tratadas precozmente con un tratamiento ortopédico riguroso, las escoliosis infantiles progresivas malignas requieren prácticamente siempre el recurso a un tratamiento quirúrgico. Su tratamiento ortopédico no es menos necesario, con el propósito de llevar al niño a la edad de la cirugía en las mejores condiciones (columna equilibrada, tórax bien desarrollado). Aparato locomotor Los corsés de yeso son útiles al inicio y, a veces, para una reanudación de la corrección a lo largo del proceso. Incluyen siempre una minerva para evitar la compresión de la caja torácica, muy frágil en el niño pequeño. Siguen a veces a un período de tracción mediante halo craneal. Son relevados por un corsé ortopédico que debe también tener cuidado con el tórax. El corsé de Milwaukee es el más utilizado, siempre asociado a rehabilitación respiratoria. En la medida de lo posible, se espera así la llegada de la edad que permita la estabilización quirúrgica en las mejores condiciones. En algunos casos de evolución especialmente grave, las limitaciones del tratamiento ortopédico obligan a una cirugía anormalmente precoz que, según la edad, hace valorar una instrumentación posterior sin artrodesis, protegida con un mantenimiento ortopédico estricto o una artrodesis instrumentada, del modo más frecuente circunferencial (ver supra ¿A qué edad se debe operar?). Bibliografı́a [1] Barett DS, McLean JG, Bettany J, Ransford AO, Edgar MA. Costoplasty in adolescent scoliosis objective results in 55 patients. J Bone Joint Surg Br 1993; 75: 881-885 [2] Betz RR, Shufflebarger H. Anterior versus posterior instrumentation for the correction of thoracic idiopathic scoliosis. Spine 2001; 26: 1095-1100 [3] Carr WA, Mie JH, Winter RB, Lonstein JE. Treatment of idiopathic scoliosis in the Milwaukee brace. Long term results. J Bone Joint Surg Am 1980; 62: 599-612 [4] Caton J, Michel CR, Fiquet A, Jouvinroux P, Allegre G, Allegre M et al. 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