Primer Congreso Nacional de Higiene Rural celebrado en Morelia, del 3 al 12 de noviembre de 1935 Presentación de Verónica Oikión Solano El Colegio de Michoacán El corpus documental que en esta oportunidad damos a la luz pública, se refiere a la organización del Primer Congreso Nacional de Higiene Rural realizado en la capital del estado de Michoacán entre el 3 y 12 de noviembre de 1935. Si lo que deseamos es visualizar su valor histórico, vayamos por partes: tanto para aquilatar de mejor manera el contenido de dicha fuente, como para entender su significado en el contexto histórico de la administración presidencial de Lázaro Cárde­ nas. Su PROCEDENCIA El expediente documental sobre el Primer Congreso de Higiene Rural forma parte del archivo particular del médico y político michoacano Enrique Arreguín Vélez (en adelante a a v ) , (sin clasificación) e incluye una importante colección de documentos oficiales, correspondencia particular, ensayos y artículos personales, primordialmente sobre cuestiones médicas y educativas. El doctor Arreguín, por su trayecto­ ria cardenista, estuvo interesado también en las turbulencias y cambios políticos de su estado natal. Fue por esta razón que recopiló una serie de documentos (cartas abiertas, volantes, manifiestos, etc.) relaciona­ dos con la historia política michoacana de los años treinta y cuarenta (como ejemplos podemos mencionar la educación socialista en tierras michoacanas, el conflicto universitario de 1943, —de proporciones no sólo locales sino hasta nacionales—, y la convulsa sucesión estatal de 1944). El a a v se encuentra bajo la custodia de El Colegio de Michoacán. La riqueza de la información de dicho archivo es relevante, debido no sólo a los puestos públicos ocupados por el doctor Arreguín durante aquellos años, sino también por el hecho de que a él personalmente le interesaban los cambios y las persistencias que en todos los órdenes de la vida nacional estaba afianzando el Estado nacional en dos momentos históricos de gran trascendencia para el país: el sexenio presidencial cardenista y la administración sexenal de Manuel Ávila Camacho. Su CONTEXTO El Primer Congreso de Higiene Rural celebrado en la ciudad de Morelia en noviembre de 1935 puede verse únicamente como una reunión académica de la profesión médica con poca trascendencia para el resto de la población. Sin embargo, si partimos de esta premisa corremos el riesgo de situarnos en una perspectiva totalmente ahistórica de los procesos sociales. En cambio, si abordamos la forma, la manera a través de la cual los profesionistas —en este caso los médicos— entraron en un proceso de cambio de mentalidad, de concientización social sobre los grandes problemas nacionales, podremos entender cómo fue que el gremio de la medicina, confrontado de golpe con las reformas de los años treinta, asumió en gran medida su responsabilidad social. Las propuestas políticas y sociales del periodo convulso revolucio­ nario no habían logrado borrar de tajo la filosofía de la profesión médica, adentrada en la postura liberal. Su esencia despojaba a los galenos de su propia realidad social y los hacía miopes ante ella misma. El ejercicio de la medicina sólo se veía como necesariamente privado, es decir, enclaustraba al médico en sí mismo, quien a su vez reconocía al paciente como un individuo y no como un ser social, cuyas enfermedades eran vistas y combatidas en sí mismas, pero sin relacionarlas obligadamente como producto de la propia condición social de los individuos. Fruto de las ideas sociales del proyecto cardenista fue el nuevo contenido dado al concepto de salud-enfermedad, asociándolo a las condiciones de vida de los diferentes estratos sociales de la sociedad mexicana de los años treinta. En esta tarea, una vanguardia de médicos jóvenes atraídos por los nuevos vientos de reforma cardenista que soplaban en el país, fue determinante para mirar con nuevos ojos el estado en el cual se encontraba la sanidad pública. Durante estos años México ocupaba el penúltimo lugar en lo referente a condiciones óptimas de salubridad. El escaso caudal médico ascendía a 4 520 médicos, [...] de los cuales dos mil se apilaban en la capital y mil quinientos en setenta ciudades, donde sólo seiscientos servían a los trece millones de campesinos a razón de uno por cada 21 000, el esfuerzo debía de ser descomunal para que dejase huellas.1 Como se comprenderá, el panorama era desolador en un país con una mayoría cargada de enfermedades: tuberculosis, sífilis, enferme­ dades gastro-intestinales y muchas otras más. A las enfermedades endémicas que desde tiempo inmemorial se habían entronizado en distintas comunidades del país, el gobierno cardenista, a través de su Secretaría de la Asistencia Pública y su Departamento de Salubridad Pública, antepuso voluntad política para estudiarlas in situ e iniciar su decidido combate. Para ello era menester también dar apoyo no sólo a la profesión médica como tal, sino a las instituciones universitarias de las cuales egresaban los facultativos. Prolijo sería enumerar la infraestructura renovada o puesta en funcionamiento en laboratorios, hospitales, centros de salud, etcétera. Y el fortalecimiento de la planta médica en las instituciones hospitalarias ya existentes, y en las recién creadas a lo largo de esta administración. No podemos tampoco dejar de mencionar “la máxima aportación del régimen cardenista a la salud del pueblo y a la ciencia de las enfermedades”.2 El establecimiento en 1936 del servicio médico obligatorio y gratuito de los pasantes de medicina fue un paso innovador para la detección de enfermedades y sistematización de la sanidad pública. Todo ello desembocó en la instrumentación de la llamada higiene rural como parte fundamental de la medicina social. Y a partir de la cual “la acción médico-social fue más extensa e intensa” en las áreas rurales, con el doble propósito de eliminar “problemas inmediatos y fundamentales de supervivencia”, así como frenar —mediante una lucha sistemática— epidemias, endemias y plagas sociales.3 E l d o c u m e n t o : f o r m a y c o n t e n id o El expediente documental sobre el Primer Congreso Nacional de Higiene Rural consta, en primer término, de un volante impreso cuyo encabezado se intitula Obreros y campesinos de México y es un llamado de apoyo suscrito en abril de 1935 por el Bloque de Médicos Revolucionarios hacia la población en general para llevar a buen término su objetivo primordial: “el mejoramiento efectivo de la Higiene y Salud del proletariado, bases imprescindibles de su felicidad y progreso” . El Bloque esgrimía como punto importante dentro de su “Programa de Acción”, la realización del Primer Congreso Nacional de Higiene Rural. Dicho Bloque tuvo su domicilio social en la ciudad de México, y entre sus integrantes se contaban los médicos michoacanos Enrique Arreguín Vélez y Jesús Díaz Barriga. Otros facultativos miembros del Bloque, como Guillermo Padilla, Mauro López Cárdenas y Samuel León, ocupaban al mismo tiempo curules como diputados al Congreso de la Unión. Los galenos Salvador Molina Vélez, Manuel Romero Pérez, Alfonso Moragrega, Luis Islas H. y Luis Peñaloza, también formaban parte de la directiva del Bloque. En segundo término e integrado al expediente, se encuentra un Boletín del Primer Congreso Nacional de Higiene Rural, es el número 2, impreso y fechado en México, D. F., en octubre de 1935. Funcionó como una segunda convocatoria para llevar a cabo el Primer Congre­ so... Ya aparecen ahí las ponencias magistrales y los trabajos integran­ tes de cada una de las diez secciones en las cuales se dividieron las sesiones del congreso, así como los vocales y jefes de dichas seccio­ nes. En tercer lugar, y también como parte del documento, se halla el trabajo —mecanoescrito— intitulado “Higiene rural en las regiones apartadas del estado de Michoacán”, cuyo autor fue el médico Jesús Gómez Sanguino. Lo suscribió en Huetamo, septiembre de 1935. En un total de catorce cuartillas hace una descripción y análisis magistral de las paupérrimas condiciones alimenticias, higiénicas y de servicios en general de las comunidades más apartadas del sureste y suroeste del estado de Michoacán. Sus experiencias directas con la difícil proble­ mática analizada in situ, le permiten señalar enfáticamente soluciones viables, engarzadas a la propuesta de salud del proyecto nacional cardenista. Ante la imposibilidad de presentar aquí el resto de los trabajos y ponencias que forman parte de este expediente, sirvan las observacio­ nes del doctor Gómez Sanguino como una muestra de los comentarios y líneas temáticas abordadas durante el congreso. Por último, y en cuarto término, presentamos las Conclusiones del Primer Congreso Nacional de Higiene Rural, que a lo largo de nueve cuartillas quedaron expresadas (en mecanoescrito) de acuerdo con lo concluido en cada una de las diez secciones del congreso. Dichas Conclusiones son, en definitiva, un pronunciamiento políti­ co a favor de la socialización de la medicina y la puesta en práctica de la higiene rural en toda la vasta extensión del territorio nacional. El compromiso y la conciencia social de los médicos asistentes al Primer Congreso de Higiene Rural se expresa de manera contundente en su primera conclusión, que a la letra dice: I. El Primer Congreso Nacional de Higiene Rural estima que la resolución del problema económico del campesino es básica para abordar su problema higiénico, y por lo tanto cree que la dotación de tierras y la resolución del problema agrario del País, se impone como la medida de más importancia para la resolución de este problema.4 Después de esta larga introducción, que esperamos sea de utilidad como guía para el lector, a continuación presentamos el expediente documental sobre el Primer Congreso de Higiene Rural. NOTAS: 1. 2. 3. 4. Véase Luis González y González, “Los días del presidente Cárdenas” , en Historia de la revolución mexicana, 1934-1940, t. 15, México, El Colegio de México, 1981, p. 279. Ib id ., p. 280. Véase Seis años de gobierno al servicio de México, 1934-1940, México, Secretaría de Gobernación, 1940, pp. 279 y ss. Cfr. infra con las Conclusiones reproducidas en este corpus documental. Obreros y campesinos de México: Un grupo de médicos con tendencias afines a la obra de la Revolución mexicana, se ha constituido en “Bloque de Médicos Revolucionarios”, para emprender una campaña en pro de las clases laborantes del País, por medio de un programa de acción médico-social. Ha nacido con el vehemente deseo de demostrar que la Clase Médica vive realmente el momento actual, y no es indiferente a los problemas de los obreros y campesinos, núcleos sociales que considera de vital importancia como fuente productora de México. Busca este b l o q u e el mejoramiento efectivo de la Higiene y Salud del proletariado, bases imprescindibles de su felicidad y progreso. Trabajará porque la obra de la revolución se haga realidad en el campo de la Higiene, que es hasta ahora insuficiente. El b l o q u e se hace solidario de los propósitos del C. Presidente de la República, General Lázaro Cárdenas, al desear que los beneficios de la civilización se extiendan al campo y al taller como lluvia bienhechora. Entre los principales puntos de su Programa de Acción, está el de realizar el P r im e r C o n g r e s o N a c i o n a l d e H i g i e n e R u r a l , en el que se laborará exclusivamente por el mejoramiento higiénico de las masas obreras y campe­ sinas. Obrero, Campesino: Por ser para tu beneficio las actividades de este b l o q u e , te pide apoyo y colaboración. México, abril de 1935. “BLOQUE DE MÉDICOS REVOLUCIONARIOS” Domicilio Social: Rosales, No. 9, México, D. F. boos BOLETÍN DEL PRIMER CONGRESO NACIONAL DE HIGIENE RURAL que se celebrará en la Ciudad de Morelia, del 3 al 12 de noviembre del presente año. México, D.F. Número 2 Octubre, 1935 Trabajos de Ponencia y de Secciones al Congreso Sección Primera: Ejercicio de la Medicina en Medios Rurales, a cargo del señor Dr. Jesús Díaz Barriga. Ponencia: Organización de los servicios Médicos, Quirúrgicos e Higiénicos en Medios Rurales. Ponente: Dr. Enrique Arreguín, Jr. Sección Segunda: Higiene Rural, a cargo del señor Dr. Salvador Bermúdez. Ponencia: Estudio técnico y económico de la alimentación actual de nuestros campesinos, y sugestiones para mejorarla. Ponente: Dr. Enrique Santamarina. Sección Tercera: Saneamiento Rural. A cargo del señor Dr. Miguel E. Bustamante. Ponencia: El problema higiénico de la habitación rural en México. Medios prácticos para resolverlo. Ponentes: Ing. Alfonso Isunza y Dr. Miguel E. Bustamante. Sección Cuarta: Legislación Sanitaria Rural, a cargo del señor Dr. José Torres Torija. Ponencia: Medidas legislativas necesarias para resolver el problema de la dotación y distribución de médicos en el medio rural, y del apoyo oficial de los mismos. Ponente: Licenciado Gustavo Corona. Sección Quinta: Educación Higiénica en Medios Rurales, a cargo del señor Doctor Agustín Arroyo S. Ponencia: La educación higiénica de los habitantes del campo. Los mejores medios y procedimientos para impartírse­ la. Ponente: Dr. Ángel de la Garza Brito. Sección Sexta: Higiene pre-natal e infantil rurales, a cargo del señor Dr. Alfonso G. Alarcón. Ponencias: 1. Heredo-sífilis en la población rural. Ponente: Dr. Ángel Cifuentes. 2o El parto en el medio rural. Ponente: Señor Dr. Fermín Viniegra. Sección Séptima: Lucha contra azotes tropicales, a cargo del señor Dr. Manuel Martínez Báez. Ponencia: Bases para la campaña antipalúdica en México. Ponente: Dr. P. Galo Soberón y Parra. Sección Octava: Demografía y Problemas Étnicos, a cargo del señor Dr. Salvador González Herrejón. Ponencia: Influencia de la alimentación en el desarrollo de los diferentes grupos étnicos del país. Ponente: Dr. Francisco de P. Miranda. Sección Novena: Medicina, Cirugía y Obstetricia Rurales, a cargo del señor Dr. José Bustos. Ponencia: La psicología del enfermo campesino. Ponente: Dr. Ramón Pardo. Sección Décima: Problemas generales de Higiene, a cargo del señor Dr. Cayetano Andrade. Ponencia: El maestro rural como factor en la campaña higiénica. Ponente: Dr. Cayetano Andrade. Los trabajos de sección recibidos ya en la Secretaría del Comité Organiza­ dor de este Congreso, y que serán motivo de estudio durante las labores del mismo, son los siguientes: PRIMERA SECCIÓN 1. “Ejercicio de la Medicina y Profesiones conexas en los medios rura­ les”. Autor: Dr. Abundio Estrada. 2. “La Distribución inadecuada de los profesionistas médicos en los medios rurales. Sugestiones para resolver el problema”. Autor: Dr. Cirilo J. Montes de Oca, miembro del Bloque Estatal de Médicos Revolucionarios de Yucatán. 3. “La Hospitalización en el medio rural”. Autora: Celia A. de Reyes del Campillo. 4. “Ejercicio de la medicina y profesiones conexas en los medios rurales”. Autora: Jovita Boone de C. SEGUNDA SECCIÓN 1. “Aportación a la lucha contra la tos-ferina entre los campesinos”. Autor: Dr. Juan Peón del Valle. 2. “El Laboratorio Rural Mínimo. Su utilidad y necesidad” . Autor: Dr. Francisco Villegas V. 3. “Lucha contra enfermedades transmisibles en áreas rurales y semirurales”. Autor: Celso Nájera. 4. “Higiene del campesino”. Autora: María García, Enfermera de la Policlínica No. 1. Departamento de Psicopedagogía e Higiene. TERCERA SECCIÓN 1. “Cómo apresurar la higienización de nuestras habitaciones rurales”. Autor: Horacio Rubio. 2. “La lucha contra los mosquitos y las moscas en los medios rurales”. Autora: Isabel González, Enfermera y Partera. 3. “Alejamiento de inmundicias en el campo”. Autor: Ing. Luis G. Alcérreca. 4. “Ingeniería sanitaria en medios rurales”. Autor: Ing. y Diputado Augusto Hinojosa M. 5. “Saneamiento de centros de turismo”. Autor: Ing. Pascual Ortíz Rubio. 6. “Saneamiento de centros de turismo”. Autor: Ing. Carlos Arnaldo. SECCIÓN CUARTA 1. “Algunas consideraciones acerca de la reglamentación sanitaria de la higiene escolar rural”. Autor: Dr. Manuel Perea. 2. “Reglamentación sanitaria de la higiene escolar rural”. Autor: Dr. Francisco Anaya. 3. “Reglamentación sanitaria de la higiene escolar rural”. Autora: Enriqueta Acosta, Enfermera escolar. SECCIÓN QUINTA 1. “Las campañas de Salubridad y su papel educativo en la higiene rural”. Autora: Josefina Mascareñas Vda. de Lizarriturri. 2. “Contribución al estudio de Educación Higiénica en medios rurales”. Autor: Dr. Luis Aguilar y Maya. 3. “Sugestiones sobre el mejoramiento del servicio del Departamento de Psicopedagogía e Higiene escolar de la Secretaría de Educación Pública. Autor: Dr. Oscar León Puig. 4. “Breve consideración acerca de la inspección médica de las Escuelas Rurales”. Autor: Dr. Alfonso Guerra. 5. “La Educación Higiénica del maestro rural”. Autor: Dr. Dionisio Cosío. 6. “Campaña Profiláctico-Educativa, llevada a cabo en el Centro escolar Valentín Gómez Farías”. Autor: Prof. Federico Herrera Martínez. 7. “Los mejores medios y procedimientos para impartir la educación higiénica a los habitantes del campo”. Autor: Salvador Infante V., Promotor de Educación Física. 8. “Educación Higiénica del niño campesino”. Autora: María Osorio, Enfermera. 9. “La Educación Higiénica en los hogares campesinos”. Autora: María A. Vda. de Jiménez. 10. “La Educación Higiénica de los habitantes del campo”. Autora: María Lierra, Enfermera. 11. “Educación Higiénica del maestro rural”. Autor: Dr. Rosendo Gam­ boa G. 12. “La Educación Higiénica del niño campesino”. Autora: María Rico de Rosas. SEXTA SECCIÓN 1. “Breves notas sobre la oftalmía purulenta de los recién nacidos campe­ sinos y su prevención en el organismo materno”. Autor: Dr. Manuel Morán Calderón, Oculista del Departamento de Psicopedagogía e Higiene. 2. “Trastornos gastrointestinales de los niños”. Autor: Dr. Vicente Riva Palacio. 3. “Proyecto para la protección de la maternidad y la infancia en los medios rurales y semi-rurales”. Autor: Dr. Luis R. Lorenzana. 4. “Algunas estadísticas acerca de la helmintiasis en los niños de la ciudad de Veracruz”. Autor: Alberto Segovia. 5. “Oftalmía purulenta en los recién nacidos”. Autora: Elena Macías, Enfermera. 6. “Oftalmía Purulenta del recién nacido campesino (su prevención en el organismo materno)”. Autora: Lucía Rejón, Enfermera y Partera. 7. “Cómo combatir la pediculosis en los niños” . Autora: María C. Zapata, Enfermera. 8. “Fecundidad y mortalidad infantil”. Autora: Jovita Boone de C. 9. “La nodriza campesina y los derechos fisiológicos de su hijo”. Autora: Rosario Escobedo, Enfermera. 10. “La madre campesina y los derechos fisiológicos de su hijo” . Autora: Celia A. de Reyes del Campillo, Enfermera. SÉPTIMA SECCIÓN 1. “Colaboración del médico rural en la lucha contra la uncinada”. Autor: Dr. Felipe Galván Campos. 2. “Dermatosis frecuentes en el medio rural”. Autor: Dr. Rafael Amezcua Secada. 3. “De la necesidad que hay de controlar la población trabajadora de las fincas cafetaleras en Chiapas, para hacer más fácil el combate de la Onchocercosis”. Autor: Dr. Roberto Nettel. 4. “Lucha contra el paludismo en áreas rurales”. Autor: Prof. J. Jesús Gama. 5. “El problema de la quinina y la lucha antipalúdica en México”. Autor: Dr. Alberto Arellano Belloc. OCTAVA SECCIÓN [Así en blanco en el original] NOVENA SECCIÓN 1. “Instrucción de Parteras empíricas”. Autora: Soledad Ñuño Vda. de íñiguez, por la Alianza de Profesoras de Obstetricia y Enfermeras del estado de Jalisco. 2. “La Obstetricia en general en los medios rurales”. Autora: María Montes de Oca de Chalico, Delegada del Sindicato de Enfermeras y Parteras tituladas del Distrito Federal, ante este Congreso. 3. “Papel que desempeña la enfermera escolar ante algunos padecimientos del cuero cabelludo”. Autora: Dolores Sabinas. 4. “La estreptococcia cutánea escolar en el medio rural”. Autor: Dr. Fernando Latapí. 5. “El ejercicio empírico de la obstetricia en medios rurales”. Autora: Matilde Tapia de Puebla, Enfermera y Partera. 6. “Algunas plantas alimenticias y medicinales” . Autor: Dr. Román Sabás Flores. 7. “El aborto en el medio rural”. Autora: Jovita Boone de C., Enfermera y Partera. 8. “Puntos de vista sobre la instrucción de parteras empíricas”. Autora: Ana Sandoval de Perea, Partera y Enfermera. 9. “La obstetricia de urgencia en el medio rural”. Autor: Dr. Maximiliano Salas Martínez. DÉCIMA SECCIÓN 1. “El maestro rural como factor en la campaña higiénica”. Autor: Dr. Quintín Mendoza Vargas. 2. “Somero estudio sobre algunos temas propuestos en la convocatoria del Primer Congreso Nacional de Higiene rural” . Autor: Dr. Luis Rivas Irúz. 3. “Proyecto que manifiesto para el Primer Congreso Nacional de Higiene rural, en Morelia, Mich.”. Autor: César Reyes Espinoza (aportación popu­ lar). 4. “Problemas generales de higiene”. Autora: Rebeca Piñón, Enfermera. 5. “La consulta gratis”. Autora: Herminia Garduño, Profesora de instruc­ ción primaria. 6. “Consideraciones de higiene escolar”. Autor: Cruz Ray Palacios. 7. “El maestro rural como factor en la campaña higiénica”. Autora: Dra. Dolores González de González de la Vega. 8. “La higiene en la escuela”. Autor: Dr. F. Madrigal R. 9. “Bebidas”. Autor: Dr. Juan Bemard. OSEO Trabajos últimamente recibidos “Peligro que para las zonas rurales implican las aguas residuales provenientes de industrias fabriles y mineras”. Por el doctor Enrique Ruiz Hurtado. “Educación higiénica de los habitantes del campo. Los mejores medios y procedimientos para impartírsela”. Por Quintín Mendoza Vargas. “Higiene rural”. Por el doctor Victorio Lorandi. “La educación higiénica en los centros rurales. La higiene rural escolar. Las escuelas rurales de recuperación física”. Por el doctor Luis Berlanga Berumen. “Oftalmía purulenta en el recién nacido”. Por el doctor Francisco Cortés Vega. “Puntos de vista del campesino acerca de cómo debe ser su hogar, su alimentación y su educación higiénica”. Por el doctor Vicente J. Morán. “La educación sexual” . Por el doctor Julio Zamora. “Breves consideraciones sobre algunos factores en la campaña de higiene rural”. Por las autoras Serafina G. Vda. de Moreno y Pina Floriano. “El maestro rural como factor en la campaña higiénica”. Por el doctor Samuel Benítez. “La educación del niño campesino”. Por la doctora Deidad Loyden. “Profilaxis de la pediculosis en el medio rural”. Por la enfermera escolar Isaura Guerrero. “Higiene escolar rural”. Por la enfermera Soledad Suárez. “El aseo del campesino” . Por María del Carmen García. “Oftalmía purulenta en el recién nacido” . Por la señora Luz Z. Vda. de Platas, enfermera y partera. “Estudio de la estomatitis úlcero-membranosa de la asociación fuso-espirilar de Vicente”. Por María Amparo Franco Villaseñor. “La importancia de la sanidad rural”. Por Margarita Domínguez. “El ejercicio de la medicina en los medios rurales”. Por la doctora Esther Chapa. “Lucha contra azotes tropicales”. Por el doctor Miguel Cabrera. “La higiene de las comunidades rurales”. Por Elena Flores. “La vacunación contra la fiebre tifoidea y paratifoidea debe ser obligatoria en los medios rurales”. Por la doctora Esperanza Cano de Ubond. “Papel del maestro rural como propagandista de la higiene”. Por el doctor Jorge Rondero. “La educación higiénica del niño campesino” . Por la señora Clotilde Sierra. OSEO COMITÉ ORGANIZADOR Presidente: Vice-Presidentes: Secretarios: Pro-Secretarios: Tesorero: Pro-Tesorero: Dr. Dr. Dr. Dr. Dr. Dr. Dr. Dr. Dr. y Dip. Guillermo T. Padilla R. Enrique Arreguín Jr. y y Dip. Mauro López Cárdenas. Salvador Molina Vélez y Manuel Romero Pérez. Alfonso Moragrega C. y Luis Islas H. y Dip. Samuel León. Luis Peñaloza. Vocales y jefes de las secciones respectivas: I a Sección: 2 a Sección: 3 a Sección: Dr. Jesús Díaz Barriga. Dr. Salvador Bermúdez. Dr. Miguel E. Bustamante. 4a Sección: 5 a Sección: 6a Sección: 7 a Sección: 8 a Sección: 9 a Sección: 10a Sección: Dr. Dr. Dr. Dr. Dr. Dr. Dr. José Torres Torija. Agustín Arroyo S. Alfonso G. Alarcón. Manuel Martínez Báez. Salvador González Herrejón. José Bustos. Cayetano Andrade. Oficinas del Comité Organizador: Rosales núm. 9, México, D. F. [Con letra manuscrita del Doctor Enrique Arreguín: “Higiene rural en las regiones apartadas del Estado de Michoacán”] [Con letra mecanoescrita:] Trabajo que presento al PRIMER CON­ GRESO DE JHGIENE RURAL, celebrado en la Ciudad de Morelia, Mich., sobre mis observaciones médicas hechas en las regiones tropicales del Estado de Michoacán.- [Este título se encuentra rayado en el original]. Dr. J. JESÚS GÓMEZ SANGUINO.HUETAMO, Mich., a 10 de septiembre de 1935. [Esta fecha se encuentra tachada en el original] Trabajo que presento al primer Congreso de Higiene Rural sobre mis observaciones que hice personalmente, en las regiones más apartadas del estado de Michoacán, y que titulo con el nombre de “HIGIENE RURAL EN LAS REGIONES APARTADAS DEL ESTADO DE MICHOACAN”. [Este encabezado se encuentra rayado en el original]. PROEMIO Para los médicos que nos forjamos en una época de transición social, y para los que nos tocó ver todavía aquellos famosos Congresos de la Asociación Médico Mexicana, en donde todo era aparte de lo científico, un motivo de juerga, una ostentación de lujo y un motivo para que nuestras clases artistocráticas fueran las únicas partícipes de estos certámenes científicos. [Todo este párrafo rayado en el original]. Al iniciarse en Morelia el primer Congreso de Higiene Rural, como antítesis al último de las clases de polendas y smoking, que se celebró en la misma Ciudad Colonial, [las frases en cursiva están rayadas en el original] se abre un campo luminoso para los estudios, aún en pañales, para las zonas apartadas de la República; respondiendo [palabra manuscrita en el original] al llamado que hace la falange de Médicos Revolucionarios, que han sentido la necesidad de aplicar [palabra manuscrita en el original] los conocimientos médicos a las clases desheredadas del país y es por eso que respondiendo a ese llamado [frase rayada en el original], voy en nombre de mi Escuela, la Facultad de Medicina de la Universidad Michoacana, a aportar un pequeño contingente de lo que en el [con letra manuscrita en el original] corto tiempo del ejercicio profesional que tengo, he podido plasmar [palabra tachada en el original y cambiada por la manuscrita captar] en un trabajo que va [ambas palabras tachadas en el original y cambiadas por las manuscritas este, en lugar de un y pretende ir en lugar de va] con el ritmo del grupo viril de Médicos Revolucionarios que se alejan de los prejuicios aristocráticos para hacerse más merecedores [tachadas en el original y sustituidas por la palabra manus­ crita acercarse] al cumplimiento de sus deberes con las clases doloridas del pueblo de México. CAPÍTULO I Sería muy difícil abordar con un detalle de laboratorio el tema que me he impuesto ya que la forma en que he actuado como profesionista, ha sido como punto esencial observar los conjuntos sin entrar en especulaciones de detalle, en análisis de laboratorio, etc., es por eso que he dividido mi trabajo en la forma siguiente: CAPÍTULO I.- Exposición de los temas de trabajo.CAPÍTULO II.- Descripción de las zonas rurales conocidas. CAPÍTULO III.- Alimentación, vestuario y habitación de nuestras clases rurales en las mismas zonas.CAPÍTULO IV.- Enfermedades propias de estas zonas.CAPÍTULO V.- Sugestiones para aliviar los males y aumentar la higiene.CAPÍTULO VI.- Resumen y conclusiones. CAPÍTULO II Después de haber obtenido el título que me autorizaba para el ejercicio legal de la profesión y de haber hecho el juramento Hipocrático, me lancé al rincón del Estado de Michoacán en busca de una recompensa a los arduos trabajos de mi vida de estudiante, recorrí toda la tierra-caliente comprendida entre la cordillera del Tancítaro y la Sierra Madre Occidental, mi centro de activida­ des fue el lejano pueblo de Coalcomán, situado en el centro de la Sierra Madre en las partes limítrofes de nuestro Estado con el de Colima, punto de donde pude ir con frecuencia a visitar a los que habitan las regiones altas y escabrosas de la Sierra Madre, al saldo de indios Mexicanos que pueblan en una forma esporádica el litoral de nuestro Estado, bien recuerdo mi perma­ nencia en los poblados de Villa Victoria, Aquila, Coire, Ostula, Maquilí, San Pedro y Pómaro, lugares de que haré mención en el curso de mi trabajo, del mismo centro visité Aguililla, Tepalcatepec, Apatzingán, Buena Vista y Parácuaro pudiendo contrastar de esa manera el sentido étnico de los habitan­ tes de una región tan corta de nuestro Estado, así como las diferentes modalidades en el vivir que son motivo de mi estudio, año y medio fue aquel recorrido que dejó en mi mente motivos grabados de una lucha quijotesca y bien podría escribirse de cada uno de los rincones que visité, ya en plena serranía, en donde el cretino o el sordo-mudo resaltaba como el vigía de esos lugares que se parangonean con las Hurdes Españolas que con tanta maestría describe el sabio Marañón, ya el semi-salvaje y desconocido Mexicano que habita en los declives de la Sierra Madre en las partes que toca con el litoral, raza autóctona que no ha evolucionado y que huye al contacto de los mestizos cuando uno se rodea de ante-mano con los suyos para que sean los introductores y poder de cerca observarlos. Es en Aguililla también en donde el número excesivo de leprosos, en el tiempo en que lo visité, caminaban sin escrúpulo por sus calles, es por último Apatzingán, Parácuaro y Coahuayana en donde la fiebre palustre orilla a un porcentaje inmenso a ser presa del bacilo de Kock. Al iniciarse el presente año el Departamento de Salubridad Federal, con la intención de desplazar los elementos médicos a las regiones más apartadas de nuestro Estado y establecer un ataque con todo un sistema bien estudiado a las enfermedades tropicales, de allí, habiendo sido nombrado Jefe de la Brigada Ambulante Número 2, contra el Mal del Pinto y Onchocercosis en el Estado de Michoacán, salí con gusto a enfrentarme con los climas tropicales y siguiendo un itinerario contrario en nuestro mismo Estado al que emprendí después de haberme facultado para el ejercicio de las ciencias médicas, entrando a la tierra-caliente por la población de Tacámbaro, visitamos y observamos las Haciendas de Chupio, Puruarán y Pedernales, trasladándonos a Turicato en donde permanecimos por algunos días en el desempeño de nuestra comisión, más tarde a Carácuaro y Nocupétaro, encontrándonos en estos momentos en Huetamo que hemos elegido como centro para estudiar y tratar a los enfermos del Mal del Pinto, en el vasto Distrito que linda con el Estado de Guerrero. Hemos recorrido pues desde el altiplano, hasta el orilla del Balsas, tocando haciendas, rancherías y pueblos que van modificando su manera de vivir y sus costumbres a medida que descendemos, el trayecto a [sic] tenido sus asperezas como toda una larga caminata que se emprende por lugares áridos, calurosos, incomunicados y faltos de medio de vida. Parangonando el primer recorrido que hice con el segundo, tenemos puntos de contacto en lo que toca [a] algunas enfermedades como son las zonas leprosas de Aguililla y Coalcomán, por un parte, y de Huetamo por la otra. El bocio en los habitantes de la Sierra Madre Occidental que toca a nuestro Estado con los bociosos que también son frecuentes en la parte del Bajo-Balsas; los palúdicos a mi ver son más abundantes en la zona que recorrí primero y los enfermos del Pinto, motivo de mi estudio en esta jira, son más abundantes en la región del Balsas que en la del Tepalcatepec, aunque el mal abunda en el Estado sobre la ribera del rio Marquéz, pero sin superar a la indicada. CAPÍTULO III Es uno de los capítulos el que voy a iniciar en estos momentos, el que a mi modo de ver guarda el mayor interés sobre el estudio al que he abocado mi trabajo. Empezaré por decir que los grandes poblados tocados tanto en la primer gira como en la segunda, no tienen para nosotros en sí una importancia fundamental, porque su alimentación, su vestuario y sus casas, bien pueden compararse con los poblados más o menos relacionados con la vida de las capitales, lo importante para nuestra descripción es llegar al seño [57c] de la clase campesina, convivir en sus hogares y apreciar muy de cerca lo que es la realidad amarga, ante el problema del stándar [mc] de vida rudimentario que guarda la gran familia Mexicana en los lugares que no han sido acariciados por la mano benéfica de la Revolución Mexicana. Es en la costa de nuestro Estado en Pómaro, Ostula y otros lugares en donde la alimentación se reduce única y exclusivamente a plátanos tomados en distintas formas, tortilla de maíz con sal, frutas silvestres y excepcionalmente carne. En algunos de estos pueblos la mayor parte de los niños andan durante los primeros años de la vida sin ninguna ropa que cubra su cuerpo, huyen muchas veces a la vista de los mestizos, pues bien recuerdo que durante nuestra permanencia algunas horas en Pómaro, durante el mes de octubre de 1934, al vernos unos niños nativos, andaban desnudos y corrieron como espantados ante el espectáculo que les causaba nuestra permanencia en esa. Afortunadamente las Escuelas Rurales empiezan a hacer una labor cultural al mismo tiempo que despiertan en esas regiones que aún viven dormidas, porque sus habitantes casi la mayoría desconce hasta los poblados más cercanos. Sus casas si no son confortables cuando menos dan el aspecto de chozas hechas de horcones parados cubiertos con zacate, duermen todos en familia, mujeres y hombres en promiscuidad sobre una extensa cama hecha de madera y entretejida de cuero crudío. Si nos remontamos un poco y observamos el conjunto de las rancherías que pueblan las serranías de la Sierra Madre observamos: que su alimentación se reduce en el periodo de secas, a tortillas de maíz y chile y en tiempo de lluvias, a más de lo primero, toman leche y sus preparados, maíz tierno, frutas y excepcionalmente carne, sus casas son verdaderos huacales hechos de grandes trozos de madera para resguardarse de las tempestades y del frío, cubiertos de tejamanil. En la zona de la tierra-caliente del Tepalcatepec, tanto la manera de vestir como la alimentación y sus habitaciones semejan mucho a la zona en que me encuentro, con tal motivo sólo haré una descripción de conjunto. La mayoría de los que hemos tenido por diferentes circunstancias que permanecer ya de paso o larga estancia en alguna de las zonas rurales de tierra-caliente del Bajo-Balsas o de la cuenca del Tepalcatepec, contemplamos casi siempre el caserío característico que forjan sus paredes un entretejido de varas o de cañas cubiertas por zacate, un cuartucho nada confortable, es por lo regular el hogar de los habitantes de estas regiones, excepcionalmente a la pequeña habitación se aduna un corredorcito bien ventilado, que sirve tam­ bién de cocina algunas veces, los pisos de los cuartos son de tierra, duermen casi siempre en tiempo de secas, a la intemperie por el exceso de calor, ya en el suelo o en sus canchiris que semejan a las camas de los indios, en esas condiciones son presa de los diferentes animales propios de las regiones tropicales. La mayoría de los habitantes viven en comunidad con perros, cerdos, etc. Su alimentación bien reducida por la falta de medios económicos, pues hay familias en donde se ve que en la temporada de secas su alimentación se reduce a pinzanes tostados y algunas frutas silvestres, para darse cuenta de estas realidades tan amargas en donde los preceptos de la Revolución hechos Leyes no han salvado hasta los momentos actuales a un sinnúmero de la población rural dispersa en las vastas zonas de nuestra república, por lo tanto urge que el Gobierno actual, emanado del pueblo, tome cartas en esto. En el periodo de sequía recurren a las aguas encharcadas que son huella de arroyuelos, llevan en sus cuerpos durante semanas enteras sus ropas sucias y sudorosas por su deshidratación constante. Su indumentaria consiste en calzón ancho, camisa que llevan por fuera, hechos de manta, calzan huarache y sombrero ancho de petate o de palma. Si observamos no solamente en las propias regiones rurales sino aun en las poblaciones grandes como Huetamo, Tepalcatepec, Apatzingán, Aguililla, Buena Vista y Nocupétaro la limpieza de las sustancias fecales la hacen los cerdos, de allí el sinnúmero de parásitos intestinales en los habitantes de esas regiones. Con vergüenza se anota en este trabajo, para un pueblo colocado dentro de las naciones civilizadas que se diga que muchas de las veces se incluya la nueva partida defunciones por hambre en la estadística espeluznante de nuestra mortalidad, basta estudiar a cualquier familia rural y ver lo que económicamente puede el jefe llevar a su hogar y el gasto de energías que necesita diariamente para el desempeño de su función dentro del trabajo que cotidianamente desempeña, el resultado desde luego salta a la vista cuando vemos que la compra de los diferentes menesteres para el sustento familiar, y la alimentación que el jefe de la familia consume, no dan las suficientes calorías gastadas en el trabajo de este jefe de familia; la consecuencia es que el individuo va desnutriéndose por el excesivo gasto de energías al no ser sustituidas éstas por una alimentaión eficiente, este estado repercute en los familiares, y al correr del tiempo se tienen individuos decrépitos, pretuberculosos o con alguna otra tara, que vienen a ser o malos padres para crear familia fuerte o débiles individuos inútiles para todo. Es importantísimo el ejemplo que en seguida enuncio de una familia cuyo jefe gana la mínima cantidad de $0.75 cvs. sin contar los días en que se enferma y por las mismas condiciones no puede concurrir al trabajo, este mismo jefe gasta para sus necesidades de la semana: En maíz. En frijol En carne En chiles En s a l... En azúcar En leña .. En manteca ................... En ropa (manta o percal) En jabón........................ Gastos extras ................ Suma............................... $ 1.04.$ 0.48.$ 0.60.$0.16.- $ 0 . 11.$ 0 . 11.$ 0.60.$ 0.42.$ 0.62.$ 0.09.$ 0.82.$ 5.05.- Este individuo tiene un gasto de cinco pesos cinco centavos y gana a la semana $5.25.E1 perfecto equilibrio de este presupuesto arrojó un excedente de veinte centavos a la semana, pero estudiamos a otras muchas familias en donde en lugar de haber excedente hay un déficit, pues aunque esto no va de acuerdo con una economía familiar bien dirigida, aparte de que el estudio hecho en detalle de los alimentos que compra el jefe de familia para la semana y que lo consume el grupo familiar juntamente con él, no dan al transformarse estos alimentos las suficientes calorías en el jefe de familia, para que él mismo pueda continuar durante un tiempo prolongado de su vida, el gasto constante de energías, además no solamente el jefe consume energías sino que también las mujeres en sus labores de moler maíz, hacer tortillas, barrer, lavar, planchar, etc., en consecuencia la ración alimenticia para nuestras clases del pueblo es deficiente, aun en la hipótesis de que el trabajo ejecutado por estas gentes fuera el que los autores colocan como ordinario y de un consumo no muy excesivo de calorías. Este sería el ejemplo de una familia colocada en condiciones más o menos aceptables, pero hay otros y esto se ve en la zona de tierra-caliente tanto de una parte como de otra, de nuestro Estado, donde la gente no trabaja más que los cuatro o cinco meses del año durante el tiempo en que se hacen las siembras, beneficios y las cosechas y el demás tiempo lo pasa casi en un reposo absoluto, pero aun así las calorías necesarias para su metabolismo basal, no las suple con su deficiente alimentación y si a esto agregamos la mala construcción de sus casas, el clima tropical enfermizo, indiscutiblmente que al correr del tiempo si el stándar de vida de esta gente no ha superado y la insalubridad en que se vive no se modifica, seguiremos viendo la caravana tétrica de nuestra mortalidad infantil y el porcentaje increíble de la morbilidad en las regiones que describo. Largo sería hablar sobre este tema que únicamente he esbozado lo que mi experiencia y contacto con la gente del campo me ha dado un motivo de observación [57'c]. CAPÍTULO IV Haciendo un recorrido de la costa de nuestro estado hasta la población de Uruapan y de la de Tacámbaro hasta el río Balsas, iremos viendo en cada una de las regiones las enfermedades que más abundan. En la región de la costa encontramos el paludismo como enfermedad endémica, habiendo tanto en Coahuayana como en los pueblos de los indíge­ nas un número elevado de tuberculosos, encontramos también algunas enfer­ medades de la piel como la psoriasis, el impétigo no habiendo puedo decir [rác] casi ni un sólo enfermo del Mal del Pinto. En la región de Coalcomán y sus rancherías el paludismo disminuye así como en la de Villa Victoria, pero en cambio hay un aumento extraordinario de bociosos, de cretinos y sordo-mudos, habiendo también tanto en Aguililla como en Coalcomán un porcentaje significativo de leprosos. En las regiones de Tepalcatepec, Apatzingán, Buena Vista, Nueva Italia y otros poblados un aumento en el paludismo y un porcentaje casi fantástico de tuberculosos en la región señalada, pero se nota más el azote de esta enfermedad en el pueblo de Parácuaro. Además en esta última parte encontramos un porcentaje elevadísimo de enfermos del Mal del Pinto. En la región del Balsas encontramos desde los poblados que están a las márgenes del río Balsas hasta el pueblo de Turicato, que el Mal del Pinto constituye una de las enfermedades que caracterizan a la región siendo más abundante la enfermedad en los pueblos colocados a una altura de 300 a 400 metros sobre el nivel del mar, aunque el Mal del Pinto siempre empieza a una altura menor de 700 metros sobre el nivel del mar. También encontramos en esta zona en las cercanías de Carácuaro y en algunos poblados cercanos a Huetamo enfermos de bocio. Huetamo también cuenta con algún porcentaje aunque pequeño de leprosos, el paludismo no constituye un azote tan temible como en la zona de Apatzingán, aunque se ven cuadros de fiebre palúdica, pero siempre más benignas y presentándose con mayor frecuencia en la temporada de lluvias, el número de tuberculosos abunda, pero no en la proporción con que los encuentra uno en la zona de Tepalcatepec, tanto en un recorrido como en otro hay que anotar la gran cantidad de niños atróficos con gastro enteritis y una estadística casi increíble de un cincuenta a un sesenta por ciento de mortalidad infantil. Hay poblados como en Apatzingán donde la natalidad va jugando carreras con el registro de defunciones. En los demás poblados nunca pude observar lo que se consigna del pueblo anterior, pues siempre la estadística de nacimientos se elevaba en un cincuenta por ciento o más a la de defunciones. CAPÍTULO V Es fundamental mejorar como base de nuestra salud colectiva el stándar de vida en nuestras regiones rurales, para que así esto fuera la consecuencia inmediata, el aumento de su ración y estuvieran compensadas las energías que gastan nuestros campesinos. Las leyes sobre el salario mínimo han sido un mito y si a esto agregamos el cúmulo abrumador de infracciones a la higiene que en las páginas de este trabajo he señalado, llegaríamos a la conclusión de que urge enseñar a nuestros habitantes de las regiones rurales a hacerse casas confortables de pequeño costo que llenen los requisitos indispensables de la higiene, como son: el inodoro, enseñarles a consumir agua aunque sea filtrada y si no es posible, hervida, dormir a cubierto de los insectos chupadores de sangre. Como es difícil que la gente por más que se predique lo haga, lo mejor sería que el Gobierno por alguna de sus dependencias estableciera zonas rurales acondicionadas con los elementos sanitarios, así como casas de maternidad rurales, etc. Una de las medidas que a mi modo de ver podría dar un resultado satisfactorio, sería el que las Facultades de Medicina antes de doctorar a los aspirantes a la noble carrera de médicos, durante el periodo en que son pasantes, le señalara como mínimo un periodo de seis meses o un año con permanencia en una zona completamente rural, teniendo como obligación, estudiar los problemas del campo, bajo el punto de vista médico, enseñar a la población rural los elementos de higiene que estén a su alcance, aunque el Gobierno retribuyera a estos futuros médicos con un sueldo decente, una vez hechos estos méritos regresarían los estudiantes a obtener su título respectivo. Así se prepararía una clase médica más compenetrada de los problemas en pañales [s/c] en todas y cada una de las poblaciones ruráles, al mismo tiempo que se tendría la ventaja de enseñar a los campesinos las nociones elementales sobre higiene por un universitario. Marañón al hablar en su libro de Bocio y Cretinismo, y señalar esta enfermedad como una avitaminosis, terminó uno de sus capítulos sobre la manera de prevenir las enfermedades, diciendo así: “Necesitamos carreteras y más carreteras” y es indiscutiblemente cierto, también para México uno de los problemas fundamentales que es básico en la higiene rural, ya que la mayoría de las zonas rurales se encuentran aisladas y nunca han tenido oportunidades de ver algo que sería la base para imitar, por lo tanto las vías de comunicación harían que esta gente saliera, observara, tuviera estímulo y que a ella ocurriera también el que sanamente los enseñara a vivir mejor. CAPÍTULO VI Sintetizando mi trabajo diré: que hechos los dos recorridos, el primero que empecé en Uruapan hasta la costa de nuestro Estado y el segundo iniciado en Tacámbaro y hecho el recorrido hasta el momento a orillas del río Balsas, fijándome de una manera general sobre la vida que llevan nuestros habitantes de las regiones rurales, desde sus casas nada confortables, los medios anti­ higiénicos de que están rodeados, su ración alimenticia reducida y agregamos a esto la consecuencia de pecar contra la higiene, así como de la pobreza en que se vive, siendo los azotes del trópico un agravante más, el paludismo que como dicen muchos autores constituye el ante-sala [sic] de la tuberculosis, así vemos las regiones de Apatzingán y Parácuaro palúdicos y tuberculosos al mismo tiempo que invadidos por el pinto, la de Coalcomán y Aguililla por la lepra y el bocio, la de la costa por el paludismo, la del Bajo-Balsas por el Mal del Pinto, en mayor escala, y otras enfermedades señaladas en las regiones antes dichas, pero en menor grado. La urgencia y la necesidad de que los médicos nos filiemos a los problemas de higiene rural nos han hecho que pensemos en diferentes medios para iniciar una campaña ordenada a fin de establecer una mejor higiene en los centros que habita el campesino mexica­ no, por eso como epílogo ratifico la conveniencia de desplazar a nuestros pasantes de medicina para avesarlos con los problemas médicos del campo y quitarles un tanto esa intención de constituirse en elementos científicos enquistados en las grandes ciudades,"al servicio de las clases potentadas, en detrimento de nuestra gran población rural que sufre el latigazo formidable de las enfermedades. CONCLUSIONES 1a La higiene rural en la tierra-caliente del Estado de Michoacán constituye un atraso para un Estado cuyo programa revolucionario, aún no ha llegado a las reivindicaciones del campesino en el terreno de la higiene.2a El stándar de vida en estas regiones es poco decoroso, urge aumentar los salarios y enseñar a la clase de campo a mejorar su vida.3 a Las enfermedades que más abundan en estas zonas son: el paludismo, el bocio, el mal del Pinto, la tuberculosis y la lepra, y 4 a A pesar de los ya existentes Centros de Higiene y Brigadas convienen las casas de maternidad rurales y la nueva asignación de médicos ejidales, con lo que se abarcaría un programa médico revolucionario. Huetamo, Mich., septiembre de 1935. [Rúbrica] Dr. J. Jesús Gómez Sanguino OSEO Conclusiones del primer congreso nacional de higiene rural PRIMERA SECCIÓN I. El Primer Congreso Nacional de Higiene Rural estima que la resolución del problema económico del campesino, es básica para abordar su problema higiénico y por lo tanto cree que la dotación de tierras y la resolución del problema agrario del País, se impone como la medida de más importancia para la resolución de este problema. II. El Primer Congreso Nacional de Higiene Rural considera que la agremiación de los profesionistas es indispensable como base decisiva para la realización de la socialización de las profesiones y se dirigirá a todos los médicos rurales del País, recomendándoles que inicien desde luego esa agrupación para llegar a las nuevas modalidades del ejercicio de la medicina. III. Invítese a las Universidades del País para que establezcan en sus Facultades de Medicina, cursos especiales de Medicina Rural y Medicina Social que capaciten al médico para ejercer debidamente en los medios rurales. IV. Gestiónese para que al Reglamentarse el Artículo 4o. Constitucional, se establezca la obligación de que los médicos, parteras, enfermeras, dentistas y farmaceúticos, ejerzan en los medios rurales, cuando menos un año, después de otorgado el título profesional. V. Pídase al Gobierno Federal y a los Gobiernos de los Estados, que los puestos de médicos en la ciudad, no sean otorgados a los médicos recién recibidos, sino que se prefiera a los que hayan ejercido por lo menos un año en el medio rural. VI. Solicite este H. Congreso la cooperación del Gobierno Federal, de la Beneficencia Pública, de la Secretaría de Fomento y del Departamento Agrario, para sostener un médico en las pequeñas poblaciones vecinas a las Comunidades Agrarias. Estos médicos darán servicio gratuito a los indigentes; pero tendrán derecho a libre profesión para los no indigentes. VII. Pídase a las Autoridades competentes que se exija el cumplimiento de la Ley del Trabajo, a las Empresas Campesinas y Rurales en cuanto a los Servicios Médicos, que están completamente abandonados. VIII. El Primer Congreso Nacional de Higiene Rural apoya la idea del Establecimiento de las Unidades Sanitarias Rurales y recomienda la creación de servicios ambulantes. IX. El Primer Congreso Nacional de Higiene Rural recomienda que los servicios de enfermera y partera ocupen un lugar preferente en el Estableci­ miento de la Unidad Sanitaria Rural. X. El Primer Congreso Nacional de Higiene Rural declara que el ejercicio actual de las profesiones, bajo la base del sistema liberal, es impropia y no puede dar a las masas proletarias el servicio médico e higiénico que necesitan y por lo tanto, propugnará por la socialización del ejercicio de la medicina. SEGUNDA SECCIÓN I. El Primer Congreso Nacional de Higiene Rural felicita al C. Presidente de la República y al Departamento de Salubridad Pública, por la anunciada creación de un Instituto Nacional que se ocupará exclusivamente del estudio de los problemas relativos a la alimentación de los habitantes de nuestro País, y se permite recomendarle vivamente que por ningún motivo deje de llevarse a efecto dicha creación, a principios de 1936. II. Con el objeto de que el Instituto de referencia pueda desarrollar como es debido sus importantísimas funciones, el Congreso pide al C. Presidente y al Departamento de Salubridad, que se dote ampliamente a la nueva Institu­ ción, tanto por lo que se refiere a personal como a equipo y facilidades de trabajo. TERCERA SECCIÓN I. Pídase a los Departamentos de Salubridad y Agrario la formación de un cuerpo consultivo técnico de Planeación, integrado por especialistas de ambas Dependencias, conteniendo una Sección que conteste las consultas de los campesinos sobre la construcción de su casa habitación que reúna condiciones higiénicas. II. Propóngase a los Departamentos de Salubridad y Agrario y a la Secretaría de Economía Nacional, la integración de una comisión que estudie y formule la Reglamentación respectiva con objeto de evitar el peligro que para las zonas rurales implican las aguas residuales provenientes de industrias fabriles y mineras. III. Sugiérase al Departamento de Salubridad Pública la adopción del tipo de Cisternas propuesto en el trabajo del Ing. Esteban Hoyo Jr. IV. Pídase al Departamento de Salubridad que diseñe un tipo práctico de Letrinas Sanitarias para las zonas rurales del País. V. Gestiónese ante la Secretaría de Agricultura la utilización de las máquinas perforadoras disponibles para perforar pozos a fin de dotar de agua potable a las comunidades rurales. VI. Sugiérase al Departamento de Salubridad que nombre Ingenieros Sanitarios honorarios a los del Departamento Agrario para que colaboren en la obra de difusión de la Higiene Rural. VII. Sugiérase al Departamento de Salubridad y Agrario, [sic] la adopción de la Fosa Séptica proyectada por el Ingeniero Salvador Morales. VIII. Apoyando la Ponencia del Ing. Augusto Hinojosa: p í d a s e al Depar­ tamento de Salubridad, la creación de un cuerpo de inspectores especiales, encargados de difundir y dirigir en el campo sus orientaciones sobre Ingenie­ ría Sanitaria Rural; g e s t i ó n e s e : la publicación de esa ponencia en el órgano periodístico del Departamento Agrario, d é s e l e la mayor publicidad, g e s t i ó n e s e su publicación en el periódico El Nacional Revolucionario. CUARTA SECCIÓN I. Propóngase al Primer Congreso Nacional de Higiene Rural que se vote autorización para la comisión permanente del mismo con el objeto de que ésta formule un proyecto de Ley que resuelva en forma semejante a la que se ha dado a la coordinación de Servicios Sanitarios, el funcionamiento de los servicios de Psicopedagogía e Higiene Escolar Rural, y mientras la Secretaría de Educación Pública y los gobiernos de los estados puedan proveer a esos servicios con sus propios elementos, propóngase al Departamento de Salubridad que por medio de los Servicios Sanitarios Coordinados inicie una labor de higiene escolar rural, sometiéndose para la orientación técnica de ella, al Departamento correspondiente de la Secretaría de Educación Pública. II. Propóngase que se formule también por la Permanente del Primer Congreso Nacional de Higiene Rural, aprovechando las orientaciones de los trabajos aludidos, un proyecto de reglamento de la Higiene Escolar Rural. III. Póngase en manos de la Comisión Permanente, el trabajo presentado por el Dr. Salvador Iturbide Alvírez para que ésta lo aproveche en trabajos de divulgación, pues las atinadas observaciones que hace están ya incluidas en el Reglamento de Establos y el de transporte y venta de leche, que también son aplicables a las zonas rurales. QUINTA SECCIÓN I. Considerando que el trabajo de ponencia presentado por el Dr. Ángel de la Garza Brito, titulado “ e d u c a c i ó n h i g i é n i c a e n m e d i o s r u r a l e s ” , estudia en forma amplia y completa los problemas de la educación higiénica en los medios rurales y que propone soluciones de especial consideración, p r o p ó n ­ g a s e a la Comisión Permanente del Congreso que procure su publicación y divulgación para darlo a conocer a todas las personas interesadas en estos problemas. II. El Primer Congreso Nacional de Higiene Rural declara que la educa­ ción higiénica es una necesidad social. III. El Maestro Rural es el mejor elemento para impartir la educación higiénica en los medios rurales, como colaborador del médico. IV. Pedir a la Federación, los Estados y Municipios, que en la medida de sus posibilidades aumenten el número de maestros rurales, ya que actualmente hay escuelas en las cuales un sólo maestro rural atienda dos o más ciclos de la enseñanza y por consencuencia no puede impartir intensa y efectiva enseñanza higiénica. V. Para un efectivo aprovechamiento de la higiene en los campos, convóquese a los Maestros Rurales en las Capitales de los Estados respecti­ vos, a cursos rápidos de higiene escolar y social que serán dados por personal especializado. Estos cursos deberán ser obligatorios para los maestros y se harán en las fechas más propicias y adecuadas. Pedir a la Secretaría de Educación Pública que designe una comisión para que estudie la mejor forma en que los Gobiernos de los Estados deben colaborar en los cursos a que se hace referencia. VI. Propóngase a la Secretaría de Educación que controle los trabajos que en materia de educación higiénica imparta el Maestro Rural en sus Escuelas, por medio de inspecciones periódicas. VII. Excítese a la Secretaría de Educación Pública para que edite un libro que sirva de texto para la enseñanza de la Higiene Rural, al maestro. Este libro deberá ser claro, accesible y útil. VIII. Pedir a la Secretaría de Educación que nombre a la mayor brevedad posible, una Comisión que se avoque al estudio de la dotación de medios económicos para subvenir a las necesidades higiénicas de la población escolar rural. IX. Pedir al Estado que las escuelas rurales se instalen en los lugares de los centros de población, cercanos a los sitios donde haya agua potable. X. El Congreso pide a la Secretaría de Educación Pública se avoque al estudio de la conveniencia de la Educación Sexual en las escuelas rurales. XI. Tómense en consideración los puntos que constituyen el resumen del trabajo de la señora doctora Dolores Rosales de González de la Vega, titulado “El Maestro Rural en la campaña higiénica”, por estimarse que resuelven prácticamente el problema de la educación higiénica en los medios rurales. XII. Pedir al Estado que se concentren en una sola Dependencia del Gobierno Federal, los esfuerzos dispersos en las distintas dependencias de Gobierno y diversos organismos, con objeto de que se coordinen en un plan definitivo de enseñanza de la higiene en los habitantes del campo. XIII. Pedir que se fomente la creación de Centros de recreación sanos para los habitantes del campo, como medio práctico de educación higiénica. XIV. Que para los servicios de Misiones Culturales se haga uso de los medios de transporte y materiales señalados en el texto del trabajo del Ingeniero Agustín Moragrega, titulado “Algunos medios considerados efecti­ vos para hacer propaganda higiénica entre las masas proletarias del País”. XV. El Primer Congreso Nacional de Higiene Rural, se declara antialcohólico. XVI. El Primer Congreso Nacional de Higiene Rural acuerda enviar un mensaje de solidaridad y simpatía al C. General de División Lázaro Cárdenas, Presidente Constitucional de la República por su actitutd eminentemente antialcoholista. XVII. El Primer Congreso Nacional de Higiene Rural, acuerda autorizar a su Comité permanente para el estudio de las conclusiones correspondientes a los trabajos presentados en el propio Congreso por la Delegación Antialcohólica del Departamento de Salubridad. SEXTA SECCIÓN I.- Que se inicie una campaña social para combatir la sífilis ingénita. II. Que esa campaña esté a cargo del Departamento de Salubridad, quien centralice, estudie y resuelva el problema en todos sus aspectos, por medio de la fundación de una Sección dependiente de “Higiene Infantil”, que en relación con los demás servicios de la República, haga una campaña Nacional contra la Sífilis Ingénita. III. Pídase al Departamento de Salubridad que haga una intensa propagan­ da, tanto en el campo como en la ciudad, haciendo un llamamiento a los deberes morales que tienen las mujeres de amamantar a sus hijos, y marcando los peligros que ofrece para unos y otros, la lactancia mercenaria. SÉPTIMA SECCIÓN I. [Que] El Primer Congreso Nacional de Higiene Rural pida al Departa­ mento de Salubridad Pública que apresure la instalación del Instituto de Enfermedades Tropicales. II. Propóngase el cultivo de la Quina en todas las regiones en las cuales sea cultivada. III. Dirigirse a las Facultades Medicina del País para la creación de una Cátedra especial de Enfermedades Tropicales. IV. El Primer Congreso Nacional de Higiene Rural pide al Departamento de Salubridad Pública que dé importancia capital al problema del Paludismo y que aumente al máximo posible el Presupuesto de la Campaña Antipalúdica. V. Pídase a la Representación Nacional que se incluya al Paludismo entre las enfermedades profesionales. VI. Pídase a quien corresponda que se formule un Reglamento para el control de los trabajadores de las regiones oncocercósicas. VII. Que el Primer Congreso Nacional de Higiene Rural, considere y declare que la Oncocercosis constituye un problema sanitario de tal magnitud y extraordinaria importancia que, de no atenderlo el Departamento de Salubridad Pública, con mayor amplitud que como lo hace en la actualidad, puede convertirse en Nacional. VIII. Que figurando la Campaña contra la Oncocercosis como una de las principales de las contenidas en el Plan Sexenal, se pide al Departamento de Salubridad Pública, que le dedique una asignación presupuestal suficiente. IX. Que el propio Congreso declare que, dada la extrema insalubridad de la región oncocercósica en donde son endémicos además, otros azotes tropica­ les como el paludismo, la Uncinariasis y las Disenterías, padecimientos que alcanzan un elevado coeficiente de morbilidad y letalidad, el Departamento de Salubridad debe proteger ampliamente contra dicha enfermedad al personal que emplee para la Oncocercosis. NOVENA SECCIÓN I. Que se intensifique por todos los medios posibles la Educación Higiéni­ ca entre los campesinos del País, por considerarse que éste es uno de los puntos que básicamente deben abordarse en la resolución de todos los problemas campesinos. II. Que en tanto se logra establecer servicios médicos en medios rurales, se dote a éstos de Botiquines para atender los casos médicos y quirúrgicos de urgencia. III. Que la Comisión Permanente estudie el modo de obtener la creación de Servicios Quirúrgicos en las Regiones Rurales del País, que por sus condiciones geográficas constituyan un lugar fácilmente accesible para las Comarcas circunvendrías y solicite de los órganos administrativos Federales y Locales competentes su realización. IV. Que la Federación, los Estados y los Municipios creen determinado número de Becas para los estudiantes de Medicina que estén identificados con la ideología revolucionaria, con la obligación de que los beneficiados sirvan tres años como mínimo en los lugares que le señalen las autoridades corres­ pondientes. Que la Comisión Permanente del Congreso haga el estudio necesario para lograr el sostenimiento de los profesionistas mencionados, tomando en consideración los puntos de vista contenidos en la Ponencia del señor Dr. José Siurob. V. Que la Comisión Permanente del Congreso gestione se den facilidades en todas las Instituciones Médicas Quirúrgicas de la República, para que los médicos que actúen en los medios rurales que lo soliciten, perfeccionen sus conocimientos Médico-Quirúrgicos. VI. El Primer Congreso Nacional de Higiene Rural reconoce la necesidad de que en los medios rurales ejerzan Médicos, Farmacéuticos, Parteras y Enfermeras titulados y que la Comisión Permamente, gestione la cooperación del Departamento de Salubridad Pública, del Departamento Agrario y de la Secretaría de Educación para la resolución de este problema. VII. Que la Comisión Permanente del Congreso solicite de las autoridades Civiles y Militares de la República, garantías para los médicos farmacéuticos, parteras y enfermeras que ejerzan sus actividades profesionales entre los campesinos. VIII. Que se proponga un proyecto de reformas y Reglamentación del Artículo Cuarto Constitucional, de acuerdo con la ideología que sustenta el B l o q u e N a c i o n a l d e M é d i c o s R e v o l u c i o n a r i o s que ha informado los traba­ jos de este Congreso. DÉCIMA SECCIÓN I. “Generalidades sobre los problemas sanitarios del Estado de Michoacán”. Que la Comisión Permanente del Primer Congreso Nacional de Higiene Rural, gestione ante quien corresponda, que se fomente esta clase de estudios, por la necesidad que existe de formar la geografía médica del País. II. Que en cada una de las Escuelas dependientes del Departamento de Enseñanza Agrícola y Normal Rural, el servicio Médico con que cuentan éstas, sea transformado en Centros de Higiene Rural, Higiene Infantil o Policlínicas Regionales Campesinas, mediante la ampliación y adaptación que para el caso se requieran. Que la fundación y funcionamiento de estos Centros cooperen con la Secretaría de Educación Pública, tanto el Departamento de Salubridad, como el Agrario por las razones ya señaladas. III. Creación de la Oficina Farmacéutica con sus Laboratorios anexos a los Ejidos. IV. Alejamiento de las inmundicias del campo estudiando su aprovecha­ miento. c o n c l u sió n : V. Llevar al Ejido el cultivo del vegetal medicinal y fundar GranjasLaboratorios para llegar a la industrialización de aquél. VI. Que los hacendados con ayuda del Gobierno proporcionen a los campesinos, casas de acuerdo con las normas establecidas. VII. Que los maestros rurales insistan constantemente sobre las ventajas de una alimentación adecuada, y sugieran de acuerdo con los jornales y la producción local, menos apropiados [m*]. VIII. Que los médicos, maestros rurales y trabajadores sociales realicen una labor de conjunto para conseguir todas estas mejorías. IX. Que se imparta Educación Médica a la Sociedad en general que el B l o q u e N a c i o n a l d e M é d i c o s R e v o l u c i o n a r i o s propugne por la pronta Reglamentación del Artículo Cuarto Constitucional. X. Que se formule un Plan de estudios sobre higiene Rural, de acuerdo con el papel que va a desempeñar el Profesor. XI. Que a los maestros ya titulados y en ejercicio se les convoque anualmente para que concurran a recibir conocimientos médicos enteramente prácticos. XII. Se impone la expedición de una Ley que distribuya a los médicos en todo el País, asegurándoles medios de vida convenientes. XIII. “Datos Demográficos en la República Mexicana”, c o n c l u s i ó n : Se reconoce la importancia de estos estudios y para que tengan valor deben ser tomados por personas capacitadas que no desvirtúen las verdaderas causas que produzcan la muerte. XIV. Para formular programas de Higiene Rural deben tomarse en cuenta los datos demográficos de los Municipios. XV. Orientar y aprovechar debidamente al maestro rural en las campañas higiénicas. XVI. Creación de un Instructivo Epidemiológico Ilustrado dedicado espe­ cialmente al Maestro Rural y ajustado por entero a su preparación. XVII. Creación de un Consejo Nacional de Higiene Rural. XVIII. El Primer Congreso Nacional de Higiene Rural declara que la Higiene [es] de vital importancia social para el mejoramiento de la raza y que debe ser conocida y practicada en toda la República, como medio profiláctico en general. XIX. Cursos de Higiene que serán obligatorios desde el llamado Jardín de Niños hasta las Escuelas Secundarias o Superiores.