La construcción de una verdad jurídica sobre un “otro” peligroso en

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Cuadernos de Antropología Social Nº 38, pp. 33–55, 2013
© FFyL – UBA – ISSN 0327-3776
La construcción de una verdad jurídica sobre
un “otro” peligroso en un caso de violencia
policial del Conurbano Bonaerense
Marie Ørum Wikman *
Resumen
El presente artículo ofrece una mirada sobre las formas concretas en que “la verdad jurídica” es construida en casos de violencia policial. La construcción de la verdad jurídica es
considerada como un proceso que se realiza en la relación entre representación, poder y
narraciones y, a través del análisis de documentos y testimonios de una causa penal específica,
se pretende mostrar cómo operan los discursos estigmatizantes sobre hombres jóvenes de
los sectores pobres de la sociedad en las intervenciones del tribunal. Se argumenta que el
sistema penal, al garantizar un alto grado de impunidad en casos de violencia policial, se
constituye como uno de los mecanismos que posibilitan esta misma violencia.
Palabras Clave: Violencia policial; Respuesta judicial; Pobreza; Estigmatización;
Discriminación
*Doctoranda, Facultad de Humanidades, Universidad de Copenhague. Licenciada en Castellano y
Antropología, Universidad de Copenhague. Correo electrónico: [email protected]. Fecha
de recepción: septiembre de 2012. Fecha de aprobación: mayo de 2013.
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The construction of a juridical truth about a dangerous “other” in a case
of police violence from the urban area of Buenos Aires
Abstract
This article aims to shed light on the concrete ways in which “the juridical truth” is constructed in cases of police violence. The construction of the juridical truth is considered as a
process that occurs in the interplay between representation, power and narratives. Through
an analysis of documents and testimonies from a specific penal case, the aim is to show
how stigmatizing discourses about young men from the poor sectors of society operate
through the interventions of the tribunal. It is argued that the penal system, guaranteeing
a high degree of impunity in cases of police violence, constitutes one of the mechanisms
that enable that very same violence.
Key Words: Police violence; Juridical response; Poverty; Stigmatization; Discrimination
A construção de uma verdade jurídica sobre um “outro” perigoso em um
caso de violência policial na Grande Buenos Aires
Resumo
Este artigo fornece um olhar sobre as formas concretas através das quais a verdade jurídica
é construída em casos de violência policial. A construção da verdade jurídica aqui é considerada como um processo que se realiza na relação entre representação, poder e narração.
Através da análise de documentos e depoimentos em um processo criminal específico,
busca-se mostrar como operam os discursos estigmatizantes sobre homens jovens dos setores pobres da sociedade através das intervenções do judiciário. Assim, argumenta-se que
o sistema penal, ao garantir um alto grau de impunidade em casos de violência policial, se
constitui como um dos mecanismos que possibilitam essa mesma violência.
Palavras-chave: Violência policial; Resposta judicial; Pobreza; Estigmatização;
Discriminação
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Con el presente artículo me propongo presentar algunos resultados de
un análisis sobre el desempeño del tribunal de primera instancia en un caso
particular de violencia policial, ocurrido en la zona norte del Conurbano Bonaerense en el 2000. La intención será contribuir con una mirada sobre cómo
se construyó “la verdad jurídica” en el caso y la manera en que ésta se basa en
nociones estigmatizantes sobre hombres jóvenes de los sectores pobres de la
sociedad.
Se trata de lo que se llegó a conocer como el caso Riquelme/Witis, en
el que Darío Riquelme, de 16 años de edad, y Mariano Witis, de 23, fueron
asesinados por el cabo Rubén Emir Champonois del Comando de Patrullas
San Fernando de la Policía de la Provincia de Buenos Aires. Estos trágicos sucesos resultaron a partir de un operativo policial durante el que Champonois,
junto con un colega, perseguían a un auto ocupado por cuatro jóvenes que los
policías suponían que habían participado en un robo en un banco. Al quedarse
detenido el auto perseguido sobre un descampado, el joven que iba en el asiento del acompañante logró escapar por los pasillos de una villa de emergencia
lindera. Champonois bajó del automóvil policial y, efectuando varios disparos,
mató a Witis y a Riquelme, que se encontraban en el asiento trasero del auto
perseguido. La joven conductora del auto fue imputada por participación en
el robo y estuvo varias horas detenida hasta quedar expuesto que ella, junto
con su amigo Witis, habían sido llevados como rehenes.
La causa llegó a juicio oral en el 2003 y se celebró ante el Tribunal Oral
en lo Criminal N°3 de San Isidro, que resolvió condenar a Champonois solamente por el homicidio de Witis, absolviéndolo por la muerte de Riquelme
con el argumento de que había sido cometida en legítima defensa. En 2005,
el Tribunal de Casación desestimó, sin embargo, esta decisión, atribuyéndole
a Champonois la culpabilidad por ambas muertes. En 2007 se dictó la pena
de 12 años y nueve meses de prisión, la cual fue incrementada a 15 años por
el Tribunal de Casación en 2011.
El caso Riquelme/Witis se inscribe en una variedad de casos de
violencia ejercida por la policía,1 de persecuciones, amenazas, torturas,
homicidios etcétera, violencia de la que la gran mayoría de las víctimas son
hombres jóvenes de los sectores pobres de la sociedad argentina. Quiero
destacar una comprensión de esta violencia que, en oposición a los intentos
de reducirla a hechos extraordinarios, la contempla como prácticas que se
realizan en la relación cotidiana de la policía con determinados sectores
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de la sociedad (Martínez, 1999; Tiscornia, 2008; Pita, 2010). Tal postura
permite acentuar la importancia de buscar una comprensión de los distintos
mecanismos de la sociedad que la posibilitan y espero, con el presente análisis,
contribuir con una mejor comprensión de las nociones sobre las que opera el
alto grado de impunidad en este tipo de casos (CELS, 2004; Brinks, 2008).
La particularidad del caso Riquelme/Witis no se encuentra en el hecho
de que la policía dio muerte a dos jóvenes, sino en que une la muerte de un
joven de un barrio pobre con de un joven de una familia de mayores recursos.
Hay que destacar, como actores decisivos, tanto el Centro de Estudios Legales
y Sociales (CELS), una organización de derechos humanos que patrocinó a la
madre de Riquelme, como a los familiares, que unieron esfuerzos para obtener
justicia por ambos jóvenes. Es en esta relación entre la representatividad de
tantos otros casos y la particularidad de este caso concreto que se encuentra la
potencialidad del análisis, ya que el trato de la responsabilidad del policía por
las dos muertes conjuntas expone, como veremos, la valoración diferencial del
tribunal de primera instancia.
Algunas consideraciones sobre representación, poder y narración
El presente artículo se basa en un estudio más extenso sobre el caso Riquelme/Witis.2 A través del CELS he podido acceder al expediente judicial y
por medio de la familia de Witis, que procuró que se filmaran las audiencias, a
la filmación del juicio oral. Se trata de un material vasto y hay que mencionar
que mi presentación será un análisis sobre una selección de documentos del
expediente y testimonios dados durante el juicio oral.
En un intento por abordar este material jurídico desde “una perspectiva
propia y distinta” (Martínez, 1999: 106), como lo es el trabajo etnográfico,
me propongo ofrecer una mirada cercana sobre cómo se construyó la verdad
jurídica en el caso. Es pertinente subrayar que, a pesar de la extrañeza que
pueden causar distintas prácticas judiciales –rutinizadas o ritualizadas– para
una persona ajena, hay que ser consciente de que se articulan en congruencia
con la lógica propia del mundo del que forman parte (Chase, 2005). Un
aspecto básico del proceso penal es la existencia de un conflicto entre las
partes por el establecimiento de interpretaciones incompatibles de lo ocurrido (Bruner, 2003; Bovino, 2006). Quiero aclarar que la verdad jurídica
aquí se entiende como una versión de los hechos, posibilitada a lo largo del
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proceso penal, por medio de la aplicación de las reglas del derecho para la
construcción de las pruebas y legitimada por la intervención de los jueces en
el conflicto (Bovino, 2006). Para el análisis del caso Riquelme/Witis quiero,
además, introducir las siguientes tres perspectivas analíticas.
La primera es la constatación de Geertz de que los hechos legales “se
hacen y no nacen” (Geertz, 1994: 201), o sea que son construidos socialmente. Según Geertz, el derecho “no es un conjunto limitado de normas, reglas,
principios, valores o cualquier otra cosa a partir de que puedan plantearse
respuestas legales a una serie de acontecimientos destilados, sino parte de una
manera determinada de imaginar lo real” (Geertz, 1994: 202), consideración
que nos permite contemplar las pruebas como representaciones de lo ocurrido.
La segunda perspectiva es la noción de poder de Foucault,3 quien
propone enfocar sobre las maneras en que el poder se ejerce en sus formas
locales, donde se instala de manera directa como prácticas y actos concretos
(Foucault, 1980a y 1988). Según Foucault, el poder existe solamente en acto,
como “un conjunto de acciones sobre otras acciones” (Foucault, 1988: 14).
De esta manera, el poder no se comprende como una dominancia absoluta
y la resistencia al poder se inscribe como un aspecto indispensable de este
(Foucault, 1980b, 2002). La noción de poder de Foucault nos facilita, por
consiguiente, pensar el juicio oral como una situación compleja de actos de
poder que se entrecruzan.
La tercera perspectiva se basa en las consideraciones de Amsterdam y
Bruner sobre la estrecha relación entre derecho y narración, de la manera en
que los hechos no solamente se relatan, sino que se constituyen por medio
de la narración (Amsterdam y Bruner, 2002). Aquí se enfocará en las narraciones que contribuyen a una estigmatización de Riquelme o, más bien, a
la construcción de una imagen sobre “un otro peligroso”. Según Jackson el
sostenimiento de un ‘otro’ dentro de un universo social se realiza como un
proceso continuo de delimitación entre dos dominios opuestos, un “nosotros”
y un “ellos” (Jackson, 2006).
Consiguientemente, miramos cómo se construyó la verdad jurídica en
el caso Riquelme/Witis, verdad que, como veremos, se posibilitó en la relación entre las particulares representaciones de los hechos producidas durante
la investigación, los actos concretos de poder por medio de los que los jueces
intervinieron durante el juicio y las narraciones de la sentencia que representaron a Riquelme como un otro peligroso.
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Las versiones antagónicas de la causa
El anteriormente mencionado conflicto básico del proceso penal se
expresa en el caso Riquelme/Witis muy claramente en la relación entre las
narraciones antagónicas de AbogadoDefensor y AbogadoCELS.4
Por un lado, se presenta una narración sobre un enfrentamiento en el
que Champonois actúa en defensa de su propia vida ante una agresión cometida por Riquelme, armado éste con dos armas. El argumento central de esta
versión es la peligrosidad de la situación en la que se encontraba Champonois
para quien tanto las personas, pensando que se trataba de cuatro delincuentes
armados, como el lugar, “una zona de emergencia donde no existe ningún tipo
de seguridad” (DVD 15, 0:08:40), representaban una amenaza.
Por otro lado, se presenta una narración sobre una ejecución de Witis y
Riquelme cometida por Champonois. El argumento central de esta versión es que
los jóvenes en ningún momento agredieron a Champonois. Fueron matados en
un estado de pasividad, por la espalda y a corta distancia. Además, de las dos armas
que se encontraron en el lugar del hecho, una no funcionaba y había sido arrojada
por fuera del auto y la otra fue colocada por la policía entre los pies de Witis.
El enfoque del siguiente análisis es la intervención de los jueces entre
estas dos narraciones incompatibles, al tener una como objetivo la absolución
de Champonois por haber actuado en legítima defensa, y la otra una condena
por doble homicidio cometido con dolo directo. Como referencias claves para
esta intervención se encuentran Champonois y LaRehén, que vivieron los sucesos
de manera directa. LaRehén declaró tres veces durante el proceso: una primera
declaración escrita como imputada por el robo (fuente documuental 2) y dos
declaraciones como testigo, una escrita (Fuente Documental 4) y otra dada
durante el juicio oral. Champonois se expresó dos veces por escrito (Fuente
Documental 3 y 6) y durante el juicio oral solamente con su ‘última palabra’:
“Que se haga justicia, soy inocente, me tuve que defender, si no me mataba(n).5
Eso es todo. Gracias” (DVD 15, 0:19:25). Además de la responsabilidad que se
le puede atribuir al imputado por el hecho investigado, existe otra diferencia,
digna de mención, entre la figura procesal del imputado y del testigo: a saber
que el imputado en el proceso penal argentino no está obligado a declarar
contra sí mismo, lo que implica que Champonois pudo desistir de declarar
y que LaRehén, en su primera declaración, no declaró bajo juramento de
decir la verdad.
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El expediente. Representaciones particulares de los hechos
El proceso de construcción de la verdad jurídica empieza por la etapa de
investigación,6 una etapa escrita que se refleja en el expediente judicial por toda
una cantidad de documentos como oficios, resoluciones, actas, informes, etcétera. Un aspecto básico de esta etapa es la relación entre procedimientos escritos y
orales por medio de los cuales distintas medidas son transcriptas, primero para
su documentación en el expediente y luego para su incorporación por lectura
al juicio oral.7 El expediente, construido a partir de la técnica fundamental de
la escritura, tiene un carácter distintivo que se manifiesta en el lenguaje particular de cada tipo de documentos, lenguajes formales y despersonalizados que
reflejan las prácticas y costumbres burocráticas propias de cada mundo judicial
(Martínez, 2007; Eilbaum, 2008; Tiscornia, 2008). Como ejemplo de tales
representaciones escritas de los hechos vemos un informe policial y la primera
declaración de LaRehén.
Informes policiales
Los informes policiales se producen con el fin de registrar, por escrito,
tanto las medidas policiales como las circunstancias que las motivan. Un aspecto significativo de este tipo de documentos es su estatus oficial, el cual les
otorga veracidad y legitimidad, más su incorporación al expediente, que los
convierte en instrumentos de prueba (Eilbaum, 2008). La versión policial de
los hechos obtiene, de esta manera, un valor significativo para el proceso de
construcción de la verdad jurídica.8 Vemos un informe policial que describe
las distintas gestiones e inspecciones realizadas por parte de los policías en el
lugar del hecho. Hay que tener en cuenta la lógica de este tipo de documentos
que tienden a ser formulados en un lenguaje tecnificado y mecánico propio
de las formas administrativas del mundo policial. El informe es redactado por
OficialPrincipal y la siguiente cita es de la parte inicial:
…siendo las doce horas, se recepciona (…) alerta radial que (…) se estaba produciendo
un enfrentamiento armado entre personal policial y delincuentes, por lo que inmediatamente y tomadas las medidas del caso el suscripto [OficialPrincipal], secundado en la
oportunidad por [OficialSubinspector, OficialAyudanteUno y OficialAyudanteDos],
nos trasladamos y constituimos en el lugar escenario de los hechos (…), por lo que
una vez en el lugar se observa la presencia de moviles policiales, sobre la acera, y un
presintado, preservando el lugar de los hechos, se observa sobre un terreno baldio a
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tres moviles policiales y a unos metros de los mismos, al lado de un pilote de cascotes
a un rodado marca Volkswagen Gol, color azul, con vidrios tonalizados (…), y en su
interior dos sujetos del sexo masculino sin vida, en el asiento trasero del rodado, y a
unos metros de la puerta del lado del acompañante y sobre la vereda se observa un arma
de fuego, del tipo revolver, color negro, presentando el automovil varios impactos…
[sic]9 (Fuente Documental 1: 1-2).
Más allá de las muy largas frases, quiero destacar otro aspecto llamativo,
a saber el uso de verbos sin sujeto determinado (se recepciona, se observa), de
verbos en primera persona plural y el hecho de que el documento está firmado
por varios policías (entre otros Champonois). La versión policial se presenta,
de esta manera, como una representación de los hechos en la que los sujetos
concretos, tanto el sujeto de enunciación como los sujetos presentes en el lugar
del hecho, se borran. Esto se ve claramente en la siguiente cita de la parte del
informe que reproduce la versión de los hechos de los policías implicados, omitiéndose además la actuación de estos durante la culminación de la persecución:
…es que en forma brusca salen de la cinta asfaltica, y suben a un terreno baldio que
se encuentra en el lugar (…), viendo frustrada su huida, deteniendo la marcha del
rodado, aprovechando ese momento uno de los masculinos, para darse a la fuga efectuando disparos cubriendo su huida, mientras que la femenina es rodeada y reducida
por el personal policial, mientras que en la parte trasera del vehiculo se encontraban
dos sujetos masculinos, presentando heridas, anoticiando de lo sucedido via radial, y
haciendose presente momentos despues personal de apoyo, pudiendose establecer que
los mismos habian fallecido [sic] (Fuente Documental 1: 5).
Declaraciones escritas
Las declaraciones escritas son ejemplos articulados de la relación entre
procedimientos orales y escritos ya que se trata de testimonios orales transcriptos por un funcionario para su incorporación al expediente (Martínez,
2007; Eilbaum, 2008). Vemos la primera declaración de LaRehén, tomada el
mismo día del hecho en la fiscalía cuando todavía figuraba como imputada en
la causa. La declaración es, en ese momento, la descripción más detallada sobre
lo ocurrido y esta cita contiene el relato de LaRehén sobre la culminación de
la persecución:
…que cuando se detiene la declarante con el auto, estaban los de atrás vivos, que no
puede precisar si comienzan los disparos antes de que el sujeto que estaba adelante
baje, o escucharon los disparos y despues esta bajo, que no pude aseverar si el de ade40
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lante disparo, pero el de atrás le parece que disparó que no sabe con que arma, que la
declarante ya estaba agachada para adelante del auto, que la dicente escucho muchos
disparos de armas de fuego, que eran seguidos, que también vio vidrios que caían
hacia delante pero no los escucho, que de atrás, que cuando luego de eso se agacho,
es que por el costado del lado de la declarante vio que estayó vidrio de la ventanilla
de atrás de la declarante, que luego en un momento se paró el tiroteo… [sic] (Fuente
Documental 2: 11-12).
Más allá de las varias alteraciones entre tercera y primera persona –probablemente causadas por errores de tipeo–, el hecho de que se trata de una transcripción
se manifiesta, más claramente, por ser formulada en tercera persona singular, más
las largas sucesiones de frases empezadas por la conjunción que. Sobre todo las
frases como “que no puede precisar” y “que no pude aseverar” indican, además,
que se trata más bien de un resumen o interpretación y la declaración oral se ve,
asimismo, transformada por escrito en una representación hecha por un tercero. Otro aspecto interesante es que son muy pocas las preguntas que aparecen
en la declaración y siempre en construcción pasiva, por ejemplo: “Preguntado
por si vio que el otro sujeto estaba armado” (Fuente Documental 2: 8). De esta
manera, la interrogación de la testigo se desplaza y la situación social bajo la que
la declaración fue tomada desaparece del documento.
Se trata de una declaración contestada, más que nada por la frase “el de
atrás le parece que disparó”, decidiendo los jueces, en rechazo de la oposición
de las partes acusatorias, hacer lugar a la petición de AbogadoDefensor de
incorporarla por lectura al juicio. La oposición se refiere a que una persona no
debe figurar como imputado y testigo en la misma causa, ya que estas figuras
procesales, como se deriva de lo arriba mencionado, están sometidas a pautas
contradictorias.
El juicio oral. Pequeños actos de poder
El juicio oral compone un momento importante para el proceso de
construcción de la verdad jurídica, ya que es la etapa durante la que se presentan de manera inmediata ante los jueces –y a partir del contradictorio entre
las partes– las pruebas que funcionarán de fundamento para la articulación
de la sentencia (Bovino, 2006). Además, es interesante desde una perspectiva
etnográfica ya que las interacciones entre los diferentes actores aquí se despliegan de manera directa. No obstante, hay que tener en cuenta que se trata de
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un acto ritualizado que está sometido, tanto a las pautas propias del mundo
judicial como a las reglas del derecho procesal penal, que dirigen la interacción
y comunicación durante el juicio.
Para una comprensión del desempeño de los jueces hay que considerar
las facultades de estos. El tribunal oral está compuesto por tres jueces, entre los
cuales uno se designa como presidente. El presidente dirige el transcurso del
juicio, controla que se respeten las reglas procesales y preside los interrogatorios.
Con referencia al Código Procesal Penal de la Provincia de Buenos Aires, los interrogatorios son formulados por las partes y controlados por el presidente. Los
jueces pueden formular preguntas “si al término de cada exposición quedasen
dudas sobre uno o más puntos” (art. 364). Esta limitación de la actividad de los
jueces sirve para que no colaboren con ninguna de las partes y, asimismo, para
garantizar la imparcialidad del tribunal (Bovino, 2006). Miramos, por medio
de una selección de testimonios dados durante el juicio oral, el desempeño del
tribunal de primera instancia en el caso Riquelme/Witis.
El individuo como objeto para el procedimiento penal
Una característica distintiva del procedimiento penal es su “capacidad
despersonalizante” (Sarrabayrouse Oliveira, 2001: 206), en cuanto a la manera
en que un individuo es incorporado a una función procesal determinada que
lo separa de su condición de persona, convirtiéndolo en objeto para el procedimiento. Vemos el testimonio de la madre de Riquelme.
FiscalDeJuicio empieza haciéndole contar los acontecimientos del día
de la muerte de su hijo, después AbogadoDefensor desiste de interrogar y
AbogadoCELS hace una sola pregunta sobre si Riquelme había sido detenido
anteriormente. La madre contesta:
Sí, había sido detenido por estar frecuentando malas compañías, con un chico que se
predicaba con antecedentes. Entonces, siempre lo detenían, no tenía documentos y
me decían que estaban presuntamente por cometer algún delito. Y bueno, lo llevaban
a la comisaría, después yo iba, lo retiraban. Dos o tres veces lo llevaron al Tribunal de
Menores y había causas pero no llegaban a las causas de los otros chicos, que ya tenían
antecedentes. Pero nunca concretamente que haya cometido un delito, siempre presuntos, sospechas, de que estaba por cometer un delito. El asunto era la mala compañía
de él. Él estaba con esos chicos y, siempre, ya estaba marcado por la policía. Ya, ya lo
conocían, ya sabían el apellido. Entonces ya sabían, “ah vos sos amigo de fulanito”, y
se lo llevaban (DVD 1, 1:15:40).
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Después toma la palabra ElPresidente, preguntando sobre las interrogaciones hechas a la madre en el Tribunal de Menores, si ha tenido “ese tipo de
problemas” (DVD 1: 1:19:45) con los otros hijos, por sus horarios de trabajo
y su relación con Riquelme. El testimonio de la madre de Riquelme es un
ejemplo del muy activo rol de los jueces durante el juicio y afirmaría que tales
cuestiones personales de la madre parecen carecer de relevancia para una causa
contra Champonois por homicidio.
Quiero destacar el papel ambiguo que se le atribuye a la madre de
Riquelme durante el proceso. Se constituye, por haber perdido a su hijo,
como víctima bajo la figura penal de particular damnificado, luego durante
el juicio se presenta como testigo y, finalmente, ElPresidente parece insinuar
cierta culpabilidad: “Usted trabajaba las 24 horas del día, o cómo era eso?”
(DVD 1, 1:20:25) y refiriéndose a Riquelme: “¿No estaba? ¿Pero por qué
no estaba? ¿Estaba estudiando, estaba trabajando? ¿Qué estaba haciendo?”
(DVD 1, 1:20:45). Volveré sobre este punto luego, aquí basta señalar que la
interrogación de ElPresidente a la madre parece expresar un compromiso previo
hacia una estigmatización de Riquelme.
La regulación de la comunicación
En principio hay que mencionar las pautas generales que estructuran la
comunicación durante el juicio, mecanismos que contribuyen al sostenimiento
de la jerarquía del acto y a la centralización del poder en los jueces (Sarrabayrouse Oliveira, 2001). Vemos, como ejemplo de algunos mecanismos más
bien concretos, el testimonio de un testigo que vio parte de la persecución. El
testimonio causó cierta confusión por las graves contradicciones, afirmando
TestigoPersecución en su testimonio oral que se trató de una persecución durante la que se efectuaron disparos desde los dos móviles, mientras consta de
su declaración escrita (Fuente Documental 5) que solamente vio al patrullero
y no escuchó disparos.
Durante la mayor parte del testimonio, ElPresidente es quien interroga y
quiero destacar dos ejemplos. 1) La reacción de ElPresidente frente la expresión
“me pareció así”: “No lo deduce, ¿si vio? Si no vio, no vio” (DVD 10, 2:29:30).
2) Y frente a la expresión “yo me imagino”: “No, no se imagine porque si se
imagina vamos mal” (DVD 10, 2:47:55). Se trata de pequeñas interacciones
por medio de las que ElPresidente orienta las respuestas, buscando convalidar
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lo dicho por medio de una insistencia en el uso de verbos que indican una
percepción directa de lo ocurrido. La siguiente cita da cuenta tanto del activo
rol de ElPresidente como de sus intentos de convalidar el testimonio:
ElPresidente: Déjeme hacerle otra pregunta, que puede ayudarlo. ¿Alguna otra vez,
estando trabajando de banderillero a la mañana ahí, ocurrió algún hecho similar? ¿Usted
vio alguna otra persecución, vio algún otro tiroteo?
TestigoPersecución: Yo veo todos los días cosas raras (…).10
ElPresidente: No-no-no, cosas raras no (…). Yo no le pregunté cosas raras. Yo no sé si
el novio de la señora a la vuelta sale con otra... No le pregunté cosas raras. Le pregunté
precisamente si usted, en esa posición, había estado presente en hechos similares a esto,
o sea si usted vio otro tiroteo, otra persecución, que entonces puede salvarlo a usted a
equívoco (DVD 10, 2:56:20).
Siguiendo la noción de poder de Foucault, la interacción de ElPresidente
con este testigo se presenta como pequeños actos de poder por medio de los
cuales se busca construir los hechos y posibilitar una versión de lo ocurrido.
Con referencia a las explicaciones de Bovino sobre el principio de imparcialidad,
afirmaría que los jueces, de esta manera, intervienen en la construcción de la
verdad sobre la que luego tendrán que juzgar.
La incorporación de las declaraciones escritas
Volviendo sobre las complejas relaciones entre procedimientos escritos
y orales, vemos ahora el uso que hacen los jueces de las declaraciones de TestigoPersecución y LaRehén. Distintos autores señalan el peso de la escritura
en el proceso penal argentino (Martínez, 2007; Tiscornia, 2008) destacando,
entre otras, la práctica de incorporar las declaraciones escritas a fin de revisar
los testimonios orales (Eilbaum, 2008; Baptista, 2009). Vemos, primero, la
incorporación de la declaración escrita de TestigoPersecución.
En su testimonio oral, TestigoPersecución afirma, en contradicción con
su declaración escrita, que se efectuaron disparos desde los dos móviles. Finalmente, ElPresidente decide incorporar la declaración escrita, consciente de que
se contradice con las reglas procesales: “No está incorporado por lectura, no
debería hacerlo, pero lo voy a hacer igual. Me hago cargo” (DVD 10, 2:48:10).
Después de haberlo leído, se dirige al testigo: “¿Se da cuenta de que no es lo
que usted acaba de decir hoy acá? Entonces, ahora, ¿usted es el que nos va a
contar qué es lo que pasa entre esta declaración y esta otra?” (DVD 10, 2:49:50).
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Una referencia clave para la construcción de las diferentes versiones de
la causa son las declaraciones de LaRehén y vemos aquí su explicación, dada
en persona ante el tribunal, de cómo vivió la culminación de la persecución:
Me decían que acelere, me iban diciendo para dónde ir, y empiezo a escuchar tiros (…) y
siento como que el auto se me va, y me dicen que me suba a un descampado que había ahí,
yo subí y frené porque no tenía para dónde ir. El delincuente de adelante se baja y se va. Yo
sigo escuchando tiros… Y yo me agacho. Y veo que el delincuente de atrás, cuando baja el
de adelante, como que quiere mover el asiento también para salir. Y yo en ese momento,
cuando me agacho, miro para atrás y estaban los dos vivos. Y seguía escuchando tiros. El
vidrio explotó. Y escucho que Mariano llora. Se queja… Y no escucho más nada. Y (…)
yo no me acuerdo si bajo del auto o me bajan, eso no me puedo acordar. Y cuando bajé
vi que Mariano estaba recostado en el vidrio. Y me tiraron al piso. Yo miraba, levantaba
la cabeza. Me vino un montón de policías, me preguntaban. Y yo pregunté por Mariano.
Y ahí me pisaron la cabeza y yo me quedé quieta (DVD 7, 0:25:40).
Sumando el testimonio oral de LaRehén, ella explica que no registró que
se efectuaran disparos desde dentro del auto perseguido y que Riquelme no logró
empujar el asiento delantero hacia adelante para salir. La primera declaración
escrita de LaRehén sí fue incorporada por lectura y es usada varias veces para
verificar su testimonio oral. Preguntada por FiscalDeJuicio respecto de la frase
“el de atrás le parece que disparó”, contesta lo siguiente:
Sí, o sea, yo cuando declaré, yo estaba en un estado de shock. No entendía nada. Seguramente fue cuando, en algún momento, se me obvió o algo, que pude haber dicho
eso, pero yo, o sea con un arma nunca lo vi al de atrás. Puede haber sido… me habré
expresado mal o malinterpretación… (DVD 7, 0:37:10).
Incluyendo algunas citas de la sentencia, vemos ahora el uso que hacen
los jueces de las declaraciones de estos dos testigos. La primera cita muestra
cómo JuezUno, subestimando las explicaciones de LaRehén sobre las diferencias
entre sus declaraciones, hace uso de la declaración escrita como prueba de que
Riquelme intentó bajar armado del auto:
No siendo a mi entender suficientes y convincentes tales explicaciones brindadas en
cuanto al nerviosisimo, por cuanto aquél día aportó un relato promenorizado y detallado en algunos aspectos, que hoy dijo no recordar amparandose en estado de shock
y nerviosismo de aquella oportunidad. Esta poco convicente explicación me inclina a
tener por ciertas aquellas expresiones, y dada la proximidad temporal de los hechos,
permite considerarlas por la inmediatez y frescura del relato, como creibles. (…) Es
por ello que sumado a este relato, y el aportado en las injuradas de Champonois, me
inclino a tener por cierto que Riqueleme cuando pretendió descender, detentaba el
revolver… [sic] (Fuente Documental 7: 42).
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La construcción de una verdad jurídica sobre un “otro”... / Marie Ørum Wikman
[33-55]
JuezDos, por su parte, razona las diferencias entre las declaraciones de
TestigoPersecución de la siguiente manera: “…explicando que por aquella
época y aun en la actualidad, fueron nuerosos los porcedimiento policiales que
presenció, similares al aquí narrado, de lo cual deduzco que allí puede estar
la clave de la discrepancia [sic]” (Fuente Documental 7: 61). De esta manera
retoma el intento de ElPresidente de convalidar la declaración oral de TestigoPersecución, incluyéndola con la siguiente motivación como prueba de que
las personas a bordo del auto perseguido efectuaron disparos:
…aparece como una extralimitación inquisitiva el pretender que alguien falsea la verdad por diferencias en relatos que se prestan a tres años uno del otro, lo cierto es que
en la audiencia oral, que es la relevante puesto que pudimos no solo oir las palabras
pronunciadas sino su sinceridad denotada por gestos, expresión y poder convictivo y
ello es el sentido de nuestro actual sistema procesal, a diferencia de un texto escrito
por un tercero que debió volcar interpretando lo que el testigo decía [sic] (Fuente
Documental 7: 62).
Comparando el uso que los jueces hacen de estas declaraciones, vemos,
por un lado, como JuezUno da prioridad a la declaración escrita de LaRehén
refiriéndose a “la proximidad temporal de los hechos”; por otro lado, cómo
JuezDos da prioridad al testimonio oral de TestigoPersecución destacando el
valor de éste “a diferencia de un texto escrito por un tercero”. Siguiendo la
noción de poder de Foucault, este uso de las declaraciones se presenta como
pequeños actos de poder, por medio de los cuales los jueces, valorando lo escrito
y lo oral de manera contradictoria, legitiman unas versiones de los hechos a
expensas de otras.
La sentencia. Narraciones sobre un otro peligroso
Según la definición de la verdad jurídica, anteriormente mencionada, la
sentencia se comprende como su expresión oficial. Se trata de un documento
escrito –en este caso de 90 páginas– compuesto por dos partes principales: la
parte de los fundamentos en la que los tres jueces, uno por uno, exponen su
versión de los hechos, y la parte del resolutivo, que contiene la calificación legal
y la determinación de la pena. Vemos en esta parte del artículo cómo cada uno
de los jueces contribuye a lo que llamaría la construcción de Riquelme como
un otro peligroso.
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Cuadernos de Antropología Social Nº 38, 2013, ISSN 0327-3776
La diferenciación entre Witis y Riquelme
JuezUno difiere en su fundamentación de los otros jueces al culpabilizar a Champonois por el homicidio, tanto de Witis como de Riquelme. Su
fundamentación es, no obstante, interesante ya que marca una distinción más
bien básica entre los dos jóvenes: “…la responsabilidad, la que analizare separadamente cada una de las muertes causadas, por entender que las dos muertes
(…) han sido cometidas en circunstacias diversas que deben ser analizadas de
modo distinto [sic]” (Fuente Documental 7: 40). Sin explicar a qué se refiere
con “circunstancias diversas” y qué implica analizar “de modo distinto”, JuezUno se propone analizar las muertes separadamente llegando, asimismo, a
una valoración diferencial entre las dos.
Según JuezUno, Champonois mató primero a Riquelme cuando éste
intentó bajar y después a Witis al efectuar varios disparos hacia el interior del
habitáculo, siendo el elemento distintivo de su interpretación de los hechos
que no se deja acreditar que los jóvenes a bordo del auto perseguido hubieran agredido a Champonois. Con respecto a Riquelme, JuezUno opina que
Champonois actuó contra “aquello mal apreciado como agresión ilegítima”
(Fuente Documental 7: 57) y con respecto a Witis con dolo eventual, o sea
que “el agente no quiso realizar la acción de matar intencionalmente” (Fuente
Documental 7: 58-59). Estas calificaciones se traducen en penas menores que
un homicidio cometido con dolo directo y la calificación del homicidio de
Riquelme, además, en una pena menor del homicidio de Witis.
Lo que motiva esta valoración diferencial de JuezUno es el supuesto intento de Riquelme de bajar armado del auto, conclusión a la que llega, como
hemos visto anteriormente, basándose en las declaraciones de Champonois y
la declaración escrita de LaRehén:
Mal pudo interpretar como agresivo el movimiento pasivo de Riquelme (inclinado hacia
adelante dándole la espalda y con la mayor parte de su cuerpo dentro del habitáculo).
Y si así lo consideró, fue porque confundió lo que pasaba, interpretando como un
verdadero acto positivo de acometimiento, el que no lo era. Esa visión errada asociada
a la situación anímica del incuso, que venía de protagonizar una larga persecución, a
cuatro sujetos que huían fuertemente armados luego de robar un banco, -por lo menos
esa era la información que manejaba-, y acercándose a pecho descubierto sin amparo o
donde parapetarse, se aproximó al Gol, y casi encerrado entre el auto y el paredón (3,5
metros de distancia) e impedido de ver los movimientos y actitudes de sus ocupantes
por el polarizados de los cristales, se repesentó en su psíquis un peligro, y advertido del
movimiento de Riquelme actuó [sic] (Fuente Documental 7: 46-47).
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La construcción de una verdad jurídica sobre un “otro”... / Marie Ørum Wikman
[33-55]
Según JuezUno, el intento de Riquelme de bajar fue pasivo e indica incluso que quizás bajaba en cumplimiento de la orden que Champonois les dio.
Frente a esto, el elemento de atenuación se comprende de la situación anímica
de Champonois, o sea que la valoración del actuar de Champonois se motiva
por la peligrosidad vivida por él mismo. Sin embargo, JuezUno solamente la
considera como atenuante con relación al homicidio de Riquelme, es decir
que, a pesar de que para Champonois se trataba de cuatro sujetos fuertemente
armados –que Riquelme y Witis para él eran iguales–, JuezUno en su valoración
de las muertes insiste en una diferencia entre los dos. Tomando como referencia
a Jackson (2006), la pretensión de JuezUno de analizar los homicidios separadamente establece una distinción que segrega a Riquelme como un ‘otro’ y así
permite una valoración diferencial de su muerte.
Las narraciones sobre Riquelme como peligroso
JuezDos califica, de acuerdo con JuezUno, la muerte de Witis como un
homicidio cometido con dolo eventual, opinando, sin embargo, que la muerte de Riquelme fue cometida en legítima defensa. Decisiva para esta última
calificación es la aserción de la agresión por parte de los jóvenes, efectuando
disparos durante la persecución y pretendiendo Riquelme bajar esgrimiendo
un revólver. Para probar estas agresiones, JuezDos hace referencia a las declaraciones de Champonois, testimonios de otros policías, el testimonio oral de
TestigoPersecución y la primera declaración escrita de LaRehén.
Para JuezDos, el peligro en el que se encontraba Champonois era real. En
primer lugar, se refiere repetidas veces a lo que denomina “ciertas circunstancias
previas al hecho” (Fuente Documental 7: 60) –la toma de rehenes, el robo y la
persecución– creando un imagen de Riquelme como un delincuente altamente
peligroso. En segundo lugar, se refiere a la villa, indicándola como el destino
planeado de la fuga y manifestando que, para Champonois, ElPrófugo “podía
hallarse aún procurando rescatar a sus cómplices” (Fuente Documental 7: 63).
Advierte, además, lo siguiente: “Respondiendo a la Defensa, no paso por alto
ni se me escapan las particulares circunstancias que rodearon el accionar del
inculpado” (Fuente Documental 7: 71). A pesar de no quedar bien especificadas, los jueces incluyen unánimemente estas circunstancias como atenuantes
para la determinación de la pena. A mi entender, aluden a las advertencias de
AbogadoDefensor sobre la peligrosidad de la situación en la que se encontraba
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Champonois, o sea la amenaza que le representaban, por un lado, los jóvenes
y, por otro, el lugar, ya que no sabía si les estaban brindando apoyo a “los delincuentes” apuntándolo desde dentro de la villa.
Quiero indicar la manera en que esta acentuación de la peligrosidad versa
sobre lo que en la siguiente sección denominaré como una “naturalización de la
desigualdad social” (Misse, 2005, 2010). Aquí basta señalar la estigmatización de
la relación entre criminalidad y pobreza que se basa en nociones generalizantes
sobre “el delincuente” y “la villa”. Por un lado, la insistencia en las circunstancias
previas aporta a la peligrosidad una significación que traspasa la actuación de
Riquelme cuando fue matado. Por otro lado, las suposiciones sobre la índole de
la villa hacen a la peligrosidad representarse como un factor que no concierne
solamente a Riquelme, sino también al lugar en el que fue matado.
Vemos ahora dos citas que dan cuenta de la manera en que esta noción
de peligrosidad parece intervenir en la interpretación de JuezDos de los hechos.
En la primera, JuezDos explica la relación entre el hecho de que Riquelme fue
matado por la espalda con la afirmación de que en este momento estuviera
agrediendo a Champonois:
En relación a la localización del impacto, en el sector posterior a la altura de la cuarta
vértebra, ello no indica ninguna otra cosa, en mi juicio, que Riquelme se hallaba descendiendo, no le daba la espalda al imputado puesto que todavía no había descendido
completamente, prueba de ello es que derivó hacia adentro del rodado. El movimiento
natural y lógico de un joven que por sus 16 años debió ser agil y rápido es de salir
desde el asiento trasero por la puerta delantera, rápidamente y dando el perfil a quién
se ubicaba atrás del auto a la derecha, ello en una fracción de segundo y, si al recibir el
impacto el ingreso es en la espalda, lo fue por la rapidez del movimiento, no teniendo
impedimento para que con su mano derecha, empuñando el arma, haya podido apuntar
a Champonois como éste alega [sic] (Fuente Documental 7: 67-68).
La noción de Riquelme como peligroso parece, de tal modo, permitir
cierta interpretación de los hechos, expresando la segunda cita una noción más
bien anticipada sobre cómo un delincuente hubiera actuado en tal situación:
…no le era exigible otro comportamiento a Champonois en las circunstancias en que
acciona su arma contra Riquelme, el peligro creado por este existía, era inminente, cierto
y real el ejercicio de disparos de su parte, hallándose a escasos metros de la impunidad,
con el botín y con el único obstáculo cual era Champonois, por eso bajó esgrimiendo
el arma (Fuente Documental 7: 69).
Las dos citas son ejemplos de la estrecha relación, señalada por Amsterdam
y Bruner (2002), entre narración y derecho y, consiguientemente, la afirmación
49
La construcción de una verdad jurídica sobre un “otro”... / Marie Ørum Wikman
[33-55]
de que las respuestas judiciales, como también veremos en la siguiente sección,
dependen de las nociones generales sobre el mundo (conscientes o subconscientes) de los sujetos que las articulan.
El delincuente como amenaza potencial
ElPresidente comparte las fundamentaciones de JuezDos, por lo que se
limita a agregar algunos comentarios entre los que quiero destacar el siguiente:
“En este caso en particular debemos tener en cuenta todos los detalles que
rodearon al hecho y debemos comenzar con el asalto a la entidad bancaria”
(Fuente Documental 7: 77). De nuevo el robo se inscribe como decisivo para
la valoración de las muertes. Sin embargo, ElPresidente lo considera significativo, no solamente con respecto a la muerte de Riquelme, sino también con
respecto a la muerte de Witis. En la siguiente cita se refiere a que para la policía
se trataba de tres masculinos y una femenina fuertemente armados:
Esto es de suma importancia porque ese tercer sujeto masculino era Mariano Witis
de quien la Dra. [AbogadaWitis] en su alegato hizo una brillante semblanza con las
características personales que lo pintaban de cuerpo entero y que el Tribunal ninguna
duda tiene de que así era, pero esto se supo después, en ese momento era un componente más del grupo que acababa de asaltar un banco y la responsabilidad que le cabe
al procesado es la muerte de un integrante de áquel no la de Mariano Witis como tal
[sic] (Fuente Documental 7: 77-78).
De esta manera, ElPresidente deja saber que su valoración del homicidio
de Witis no se basa en una consideración de Witis “como tal”, sino en la percepción de Champonois de Witis como delincuente. Habrá que suponer que Witis
“como tal”, una persona tomada de rehén, de ninguna manera hubiera intentado
agredir a Champonois, lo que quiere decir que la valoración de ElPresidente se
hace omitiendo la actuación de Witis cuando fue matado. Sobre la base de esta
observación, veremos la valoración de ElPresidente sobre la muerte de Riquelme.
Para empezar, ElPresidente subraya que igualar a los dos jóvenes sería “una
falta de respeto a la memoria de Mariano Witis” (Fuente Documental 7: 78),
opinión que explica de la siguiente manera:
Riquelme sin entrar a debatir las causas que lo llevaron a delinquir a pesar de su corta
edad había hecho del delito su modus vivendi; su propia progenitora en la audiencia
manifestó de su presencia ante el Tribunal de Menores (…) en varias oportunidades
debido a la conducta de su hijo… (Fuente Documental 7: 78).
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Cuadernos de Antropología Social Nº 38, 2013, ISSN 0327-3776
Subsiguientemente menciona, una por una, las causas con relación a las
que Riquelme había sido detenido, volviendo de esta manera sobre su propia
interrogación a la madre y, asimismo, sobre lo que denominé un compromiso
previo hacia una estigmatización de Riquelme. Afirmaría que la incorporación
de estas causas contribuye, a la valoración de la muerte de Riquelme, con una
significación que abarca, no solamente más allá de su actuación al momento
de ser matado, sino también mucho más allá de la causa en cuestión.
Lo que quiero señalar es la manera en que la insistencia de ElPresidente
en considerar a Riquelme como un “delincuente” contribuye con cierto sentido
de potencialidad y, a modo de conclusión, quiero incluir la noción de Michel
Misse sobre la sujeción criminal. Con este término, Misse designa los procesos de incriminación en una sociedad que seleccionan preventivamente a los
sujetos que componen un tipo social considerado como propenso al crimen.
Operando sobre la base de una generalización de las características sociales de
un segmento de la sociedad, estos procesos procuran una internalización del
crimen en cada sujeto seleccionado. Un fundamento básico de este proceso
es, según Misse, la naturalización de la desigualdad social,11 ya que sirve de
justificación de un trato diferenciado, considerado aplicable solamente a ese
“otro” y, por lo tanto, no a “nosotros” (Misse, 2005, 2010).
Según mi comprensión del caso Riquelme/Witis, se puede establecer un
paralelo entre el término de sujeción criminal y la construcción de la verdad
jurídica en este caso concreto. La sujeción criminal de Riquelme se realiza en la
interacción entre la diferenciación entre Witis y Riquelme, la constitución de los
hechos por medio de narraciones sobre Riquelme como peligroso y la insistencia
en Riquelme como un tipo social propenso al crimen, o sea, como una amenaza
potencial. La justificación de la muerte de Riquelme se basa, de esta manera, en
nociones previas sobre hombres jóvenes de los sectores pobres de la sociedad y
encuentra, asimismo, su legitimación en circunstancias que abarcan mucho más
allá de la actuación de Riquelme en el momento de ser matado.
Consideraciones finales
A lo largo del presente análisis he procurado mostrar cómo la verdad jurídica, entendida con referencia a Geertz (1994) como una construcción social,
se posibilitó en este caso concreto a partir de las particulares representaciones
de los hechos producidas durante la investigación, por medio de los actos
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La construcción de una verdad jurídica sobre un “otro”... / Marie Ørum Wikman
[33-55]
concretos de poder de los jueces durante el juicio y basándose en narraciones
sobre un tipo social propenso al crimen.
Quiero destacar la potencialidad del análisis del caso Riquelme/Witis,
que se encuentra en la relación entre su representatividad respecto de otros
casos de violencia policial y su particularidad de unir las muertes de un joven
de un barrio pobre con un joven de una familia de mayores recursos. Se trata
de un caso sobre un policía que efectuó varios disparos matando a dos jóvenes
por la espalda. El hecho de que Witis había sido tomado de rehén impide, sin
embargo, el argumento de una muerte cometida en legítima defensa, en comparación con lo cual el trato diferencial de los jueces hacia Riquelme se hace
evidente más claramente. Con referencia a Foucault, lo que se podría llamar
actos de resistencia al poder –la intervención del CELS y la lucha unida de los
familiares– fueron decisivos, tanto para que el caso llegara a juicio como para
el desarrollo del proceso de casación. Las filmaciones del juicio son, asimismo,
un ejemplo del rol importante de la familia de Witis, ya que el registro del
testimonio oral de LaRehén fue importante para la decisión del Tribunal de
Casación de condenar a Champonois por el homicidio tanto de Witis como
de Riquelme.12
Confrontando la respuesta judicial en este caso con el alto grado de
impunidad en casos de violencia policial, espero haber contribuido con una
mejor comprensión de las nociones sobre las que opera esta falta de respuestas
judiciales. Al respecto, considero de suma importancia seguir profundizando
en investigaciones que den cuenta de las maneras en que el sistema penal,
por medio de legitimaciones –implícitas o explícitas– de la violencia policial,
constituye uno de los mecanismos de la sociedad que la posibilita.
Notas
Como señala Misse, la categoría “violencia” –tanto como la categoría “violencia policial”–
es una categoría nativa, representante de prácticas variadas y cargada de sentido acusatorio.
Al reproducirla hay que estar consciente de que uno participa en el conflicto social sobre
el que se investiga (Misse, 2010). Quiero aclarar que el enfoque del presente artículo no
es el acto de violencia en sí, sino cómo éste fue representado por medio del proceso penal.
1
Hice mi proyecto de tesis de grado sobre este caso, entregada en la Universidad de Copenhague en noviembre de 2011.
2
La noción de poder de Foucault es compleja y, con miras al siguiente análisis, destaco
su aspecto sobre el poder como acciones.
3
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Como bien señala Tiscornia, carece de interés identificar a las personas implicadas puesto
que el aspecto de interés son “sus acciones en relación al lugar estructural que ocupan en
una determinada red de relaciones institucionales” (Tiscornia, 2008: 12). De acuerdo con
esta perspectiva, en este artículo los distintos actores aparecerán en su relación con el caso.
Al tratarse de un caso ya conocido, he decidido, sin embargo, conservar los nombres del
policía y de las víctimas.
4
5
No se escucha si se trata de singular o plural.
El sistema penal argentino es considerado un sistema mixto por la incorporación a un
sistema inquisitivo de elementos de la tradición acusatoria. En la provincia de Buenos
Aires se dictó, en esta línea, un nuevo Código de Procedimientos Penales en 1998, introduciendo entre otras medidas el procedimiento oral obligatorio para todas las causas
penales. A partir de esta reforma, el proceso penal se divide en dos etapas: una etapa de
investigación escrita y una etapa de juicio oral (CELS, 2004; Eilbaum, 2008).
6
La admisibilidad de las pruebas, incluyendo la incorporación por lectura de documentos
del expediente, es decidida por los jueces en la audiencia preliminar.
7
No habrá lugar en este artículo para elaborar sobre el papel de la policía en los procesos
judiciales. Para explicaciones más detalladas ver, por ejemplo, Kant de Lima (2005);
Eilbaum (2008) y Tiscornia (2008).
8
Cabe aclarar que las citas de los documentos del expediente las hago respetando la grafía
original, mientras que las citas de las filmaciones del juicio en algunos casos requieren
pequeñas modificaciones para su traducción de oral a escrito. Las omisiones en esta cita
corresponden a datos que identifican a personas y lugares.
9
Esta parte no se deja reproducir bien, ya que hablan interrumpiéndose mutuamente.
Destaco la frase “Yo veo todos los días cosas raras”, ya que es la que causa la frustración
de ElPresidente.
10
Al respecto ver, además, Vieira (2011) para una discusión de la falta de imparcialidad
jurídica como una consecuencia de la desigualdad social y la demonización de sectores
pobres de la sociedad brasileña.
11
Desde el mismo sistema penal, el Tribunal de Casación anuló el fallo de primera instancia, condenando por mayoría a Champonois por los dos homicidios, afirmando que
no hubo por parte de Riquelme ninguna agresión que justificara el accionar del policía
por lo que “la escisión de los hechos otorgando una diferente calificación a cada muerte
resulta arbitraria” (Fuente Documental 7: 56).
12
Agradecimientos
Quiero agradecer a Sofía Tiscornia y Marcela Perelman por compartir sus consideraciones
sobre la temática y a Guadalupe Basualdo por su invalorable ayuda a lo largo del proyecto.
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La construcción de una verdad jurídica sobre un “otro”... / Marie Ørum Wikman
[33-55]
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55
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