REGIMEN DE LA OPCIÓN EN LA LEY 26.773; CONSTITUCIONALIDAD e IMPLICANCIAS DEL EJERCICIO DE LA ACCION CIVIL . OSCAR GEREZ 1.- Antecedentes: El sistema de la opción en materia de reparación de accidentes y enfermedades profesionales reconoce una tradición legislativa pues ya la ley 9688 ( art. 17) establecía la posibilidad de que los “obreros y empleados” optaran entre la acción especial que confería dicha ley “ o las que pudieran corresponderles según el derecho común por causa de dolo o negligencia del patrón”. Seguidamente agregaba que ambas acciones eran excluyentes y que la iniciación de una de ellas o la percepción de cualquier valor por su concepto “…importa la renuncia ipso facto de los derechos que en ejercicio de la otra pudieren corresponderle”. Con la modificación al Cód. civil por la ley 17711 y la incorporación de la teoría del riesgo creado se discutió si correspondía ampliar la opción a los supuestos de responsabilidad objetiva, resolviéndose en el plenario 169 “ Alegre c/ Manufactura Algodonera” que también era aplicable el art. 1113 del CC .En el año 1991 se sanciona la ley 24.028 que amplió la opción al “ trabajador y sus causahabientes” para reclamar la indemnización especial o la reparación integral del derecho civil , señalando que la iniciación de una acción judicial o la percepción de cualquier suma de dinero en virtud de uno de ellos “… importa la renuncia al ejercicio de las acciones y derechos y al reclamo de las indemnizaciones que pudieran corresponderle en virtud del otro….”. Por último fijaba ciertas reglas en caso de que se optara por la vía del derecho común, tales como: -La aplicación de la legislación de fondo y de forma y los principios correspondientes al derecho civil - La competencia de la justicia civil ( En Cap. Fed.) - La prohibición del pacto de cuota litis - La abstracción del monto para la regulación de los honorarios judiciales Con la L.R.T. 24,557 se elimina la opción creándose un sistema cerrado al disponer en su art. 39 ap. 1 que : “ Las prestaciones de esta ley eximen a los empleadores de toda responsabilidad civil, frente a sus trabajadores y. a los derechohabientes de éstos, con la sola excepción de la derivada del articulo 1072 del Código Civil. “. Solo en éste último supuesto y cuando el daño fuera ocasionado por un tercero, se podía reclamar la reparación de los daños de acuerdo a las normas del Código Civil, sin perjuicio de las prestaciones de la ley especial a cargo de las ART o de los empleadores autoasegurados. Por consiguiente únicamente en caso de DOLO del empleador se autorizaba a demandarlo civilmente reconociendo de hecho el CUMULO AMPLIO en ese supuesto, dado que no existía impedimento para que el trabajador o sus derechohabiente recibieran –asimismo- las prestaciones sistémicas, ni se contemplaba la posibilidad de que esas sumas se descontaran de las indemnizaciones que pudieran percibir por la vía civil.El desbaratamiento del sistema creado por la L.R.T. se inicia con la declaración de inconstitucionalidad de su art. 39, a partir del fallo “ AQUINO” con el que de manera pretoriana se inaugura la re-apertura de la vía civil para los reclamos indemnizatorios por accidentes y enfermedades profesionales. Empero esta situación trajo consigo el interrogante acerca de las consecuencias derivadas de la aceptación de las prestaciones de la L.R.T. si el trabajador o sus derechohabientes decidían – luego- demandar una reparación integral por considerarlas insuficientes. Al no estar contemplada legalmente una “opción” el vacío normativo provocado por el decisorio de la C.S.J.N. imponía elucidar si la percepción de las prestaciones sistémicas por parte del damnificado implicaba una “ renuncia” a la acción civil o si por el contrario ello no le impedía “ acumular” una posterior pretensión indemnizatoria integral El enigma sería develado años después a través de los pronunciamientos de la Corte en “ LLOSCO” y “CACHAMBI”, donde se inclinó por ésta última posibilidad, instaurando en la práctica un sistema de “cúmulo”. 2.- La ley 26.773 . La opción “con renuncia” o la opción “excluyente”. La reforma pudo haber tenido varios objetivos si nos atenemos a la exposición de motivos, pero el más evidente fue el de eliminar la llamada “ doble vía” , esto es la situación creada a partir de los fallos de la Corte antes mencionados, en virtud de los cuales los trabajadores o sus derechohabientes podían obtener la prestaciones especiales de la L.R.T. 24.557, sin mengua de su derecho al posterior reclamo de una indemnización integral por la vía civil. La reimplantación legislativa del régimen de opción que otrora imperara sin objeciones bajo la vigencia de las leyes 9688 y 24.028, parecía ser el instrumento adecuado para poner fin a esa dualidad, pero lo cierto es que pese al escaso tiempo transcurrido desde su sanción, la ley 26.773 ha recibido duras críticas por parte de la doctrina, poniendo en duda su constitucionalidad en ese aspecto.Para algún sector el art. 4 de la ley precitada instaura un sistema regresivo por cuanto volvería a la opción con renuncia contenida en las normas predecesoras a la Ley 24.557 que expresamente asignaban ese efecto con relación a una vía cuando el damnificado percibía una suma o iniciaba una acción con base en la otra. Más allá de lo que expondremos al analizar las objeciones al nuevo régimen, nos adelantamos a señalar que antes de la sanción de la ley 26.773 no se contemplaba ninguna opción de manera que la situación no era la misma a la que regía durante la vigencia de las leyes 9688 y 24028; razón por la que la reforma tampoco marca un retorno a una situación preexistente. Sin perjuicio de ello decir que el art- 4 incorporó la opción “con renuncia” cuando el legislador se abstuvo de utilizar ese término no parece apropiado, independientemente de las notables deficiencias técnicas de la ley 26.773. Creemos que la disyuntiva de hierro en que presuntamente se coloca al trabajador o sus derecho habientes, entre percibir las prestaciones sistémicas ó accionar judicialmente para obtener una reparación mayor ( integral) proveniente del derecho civil (u otro sistema de responsabilidad), es más aparente que real . En este sentido debemos preguntarnos si realmente es posible sostener que cuando el damnificado demanda civilmente al empleador estaría declinando una indemnización que la A.R.T. ya le había reconocido al notificarle su disponibilidad, lo cual conduciría a una “renuncia de derechos”, contrariando las propias disposiciones de la L.R.T. que consagran la IRRENUNCIABILIDAD de las prestaciones del sistema (art. 11 de la L.R.T.). Por otra parte recordemos que la renuncia en materia de derechos emergentes de la legislación laboral no se presumen (art. 58 LCT) y en éste caso la ley no solo omite mencionar la palabra “renuncia”, como lo hacían las leyes 9688 y 24.028, sino que ni siquiera dice que el trabajador pierde el derecho a percibir las indemnizaciones o prestaciones de la L.R.T., si deduce una acción civil que luego es rechazada. Algún autor conjetura que ese silencio podría obedecer a razones de pudor o vergüenza del legislador1 pero lo cierto es que la ley no lo dice, de manera que inferir de esa omisión una renuncia no se compadece con una adecuada hermenéutica jurídica. Probablemente se diga que esa conclusión se extrae en forma indirecta del art. 4 al señalar que los damnificados podrán optar indemnizaciones “de modo excluyente” entre las previstas en éste régimen o las que pudieran corresponder fundamentos en otros sistemas con de responsabilidad, y sobre todo al agregar la imposibilidad de acumularlos. Pero de esto no se sigue necesariamente que la supuesta OPCIÓN por la vía del derecho común entrañe -insisto- una “renuncia”, en la medida en que las prestaciones sistémicas son irrenunciables, de manera que el beneficiario tendrá derecho a acceder a ellas aún cuando desestimada. Observese que la ART la acción civil fuere está obligada a pagar el importe de la indemnización sistémica aunque la demanda civil fuere rechazada parcialmente (V. Gr. Si se juzgó que hubo culpa concurrente de la víctima), en cuyo caso deberá depositar la suma hasta el importe de condena y el excedente al Fondo de garantía. En tal caso hay un RECHAZO, parcial pero rechazo al fin, no obstante lo cual la ART igualmente deberá contribuir aportando la tarifa, y lo mismo ocurrirá si la demanda civil es acogida favorablemente, supuesto en el que la ART deberá contribuir con el importe de la indemnización tarifada, lo cual confirma que –en definitiva- aquélla siempre está obligada a abonar la reparación sistémica. Por lo tanto no vemos cuál sería el motivo para liberarla cuando la demanda civil sea totalmente rechazada, siempre que el infortunio tenga cobertura por la ley especial, siendo ilógico pensar que la ART tenga que depositar aquélla suma en el Fondo de garantía 2 Es más, la ley 26.773 no establece una incompatibilidad absoluta entre ambos sistemas pues el damnificado se encuentra autorizado a percibir ciertas prestaciones de la L.R.T. 24.557 , sin que ello implique resignar la posibilidad de optar –luego- por una reparación integral (art. 5) de modo que la “exclusión” entre esos regímenes no es rigurosa. Lo que no está permitido es que el trabajador o sus derecho/ habientes 1 ELIAS, Jorge “ Las Técnicas utilizadas por la ley 26.773 para reprimir el ejercicio de la opción que ella misma consagra “, RDL, Ed. Rubiznal Culzoni , 2013. I, pag. 234. 2 Si bien esta solución no se encuentra expresamente prevista en la ley, es lo que podría colegirse a partir de la obligación que pesa sobre la ART de depositar el monto que exceda del importe de condena, de manera que podría sostenerse que si no hay condena la asegradora debería remitir al fondo el importe íntegro de la reparación sistémica. perciban íntegramente y en forma sucesiva las reparaciones correspondientes a ambos sistemas de responsabilidad porque no son acumulables. Obviamente si el trabajador o sus derechohabientes optan por percibir las indemnizaciones de la ley especial que la ART puso a su disposición en lo sucesivo no podrán accionar contra el empleador por la vía civil , pero en esta hipótesis no hay “renuncia” porque la reparación integral no es más que en derecho “en expectativa”, que no se ha consolidado ni está reconocido. Si después de cobrar la indemnización tarifada aquellos tuvieran expedita la vía del derecho común, se estaría permitiendo una acumulación de sistema reparatorios, cuando desde nuestro punto de vista la ley solo admite una “complementación” entre ambos regímenes, partiendo de la irrenunciabilidad de las prestaciones sistémicas que se erige como una cobertura de mínima.En efecto, la normativa sobre riesgos del trabajo debe ser interpretada en forma integral según lo establece la propia ley 26.773 al puntualizar en su art. 1 que el régimen de reparación está conformado por dicha ley , el decreto 1694/2009 y la L.R.T. 24.557, de manera que es imposible soslayar las disposiciones de ésta última, cuyo art. 11 establece la IRRENUNCIABILIDAD de las prestaciones dinerarias al decir que “gozan de las franquicias y privilegios de los créditos por alimentos “ , agregando que “ son irrenunciables y no pueden ser cedidas ni enajenadas”.En todo caso, la contradicción entre las normas mencionadas que incluso forman parte del mismo régimen de reparación, debería superarse mediante la regla contenida en el art. 9 , 2do.párr. , de la L.C.T., según la cual en caso de duda sobre la “…interpretación o alcance de la ley…los jueces encargados de aplicarla se decidirán en el sentido más favorable al trabajador”.Partiendo de esta base y del hecho que la ley 26.773 no menciona la renuncia ni la establece en forma expresa, reitero, una interpretación integral del régimen de reparación que priorice la armonización de sus textos , nos lleva a sostener que del ejercicio de la acción civil no se sigue ineludiblemente una pérdida de la reparación sistémica si aquélla es rechazada. En otras palabras, el carácter irrenunciable que la propia L.R.T. establece respecto de sus prestaciones, impide colegir su abdicación cuando la ART puso a su disposición del beneficiario los importes de la reparación sistémica, reconociendo –por ende-su derecho al cobro. Por ello aún cuando aquél optara por efectuar un reclamo por la vía del derecho común, si la acción fuera desestimada total o parcialmente, igualmente conservará el derecho al cobro de indemnizaciones previstas en la L.R.T., que constituyen una prestación mínima e irrenunciable.El hecho de que el art. 4 2do. párr de la ley 26.773 establezca que el damnificado puede optar de “modo excluyente” entre ambas no es óbice para sostener la posibilidad de cobro de la sistémica, pues en rigor de verdad las prestaciones de ambos sistemas no se estarían acumulando. El beneficiario cobra una sola reparación pero la ley obliga a la ART a contribuir al pago de la integral aportando el valor de la sistémica cuando la demanda civil es acogida favorablemente, mientras que si es rechazada , el actor solo percibiría las prestaciones de la L.R.T. Si por el contrario consideramos que el inicio de una acción con base en el derecho común importa la “renuncia” a las prestaciones de la L.R.T., podrían presentarse soluciones incongruentes o absurdas. En este sentido MACHADO 3 plantea el caso en que la ART no reconoce la cobertura del infortunio laboral ( por el motivo que fuere) y el damnificado acciona directamente por la vía civil ,sin demandar a la ART., si el empleador resultara condenado, la aseguradora se vería liberada de la obligación de contribuir (con la indemnización sistémica) al pago del resarcimiento integral dispuesto por el juez 4. Esa solución no sería razonable porque entroniza un enriquecimiento indebido de la ART , a la vez que significa un premio a la actitud elusiva que en su momento adoptó , pero mucho más lo será si la acción de derecho común es rechazada , en cuyo caso el trabajador o sus derechohabientes tampoco podrían acceder a la reparación del sistema especial, lo cual es absurdo porque la aseguradora tendría que pagar incluso cuando la reparación civil resulte inferior , ya que debería depositar el excedente en el fondo de garantía 5. La interpretación que postulamos, creemos que es la que mejor se compadece con los derechos del damnificado, en cuanto le asegura 3 MACHADO, Daniel , Daniel “ La Privación de resarcimiento de un daño permanente a la salud reconocido por el deudor: Una Inconstitucionalidad evidente de la ley 26.773, RDL 2013-1, pág. 4 Observemos que la obligación a cargo de la ART relativa al depósito de la reparación sistémica –en caso de condena civil del empleador- necesariamente supone el reconocimiento previo de aquélla al haberla puesto a disposición de los beneficiarios legitimados, que en ésta hipótesis no habría existido. 5 No se nos escapa ciertas dificultades para lograr que el accionante que ve desestimado el reclamo formulado por la vía del derecho común pueda percibir la reparación sistémica . Así es probable que la acción para exigirle su pago a la ART se encuentre prescripta en virtud del tiempo transcurrido hasta la finalización del proceso donde se rechazó la indemnización integral originariamente pretendida. Sin embargo ello pude evitarse mediante el sencillo expediente de co-demandar a la ART. una reparación mínima que estaría dada por las prestaciones sistémicas, evitando entrar en el análisis de la validez constitucional de la opción. 3) Sujetos legitimados para ejercer la opción. El art. 4, primer párrafo, de la ley 26.773 establece la obligación de notificar fehacientemente a los “damnificados o sus derechohabientes” sobre los importes que les correspondería percibir de acuerdo al régimen especial precisando el monto y su disponibilidad, pero en el párrafo siguiente solo menciona a los primeros al señalar que “ los damnificados podrán optar de modo excluyente “ entre las indemnizaciones previstas en el régimen especial o las que pudieran corresponderles con fundamento en otros sistemas de responsabilidad.Una interpretación literal permitiría sostener que los derechohabientes podrían demandar sin restricción legal, tal como lo sostiene FORMARO 6, pero en realidad solo se trata de uno de las tantos defectos que posee la ley, más no una intención deliberada de excluirlos. En principio hay que presumir la coherencia del legislador, aunque esta ley bien podría ser la excepción que confirma la regla. Por lo tanto si anteriormente estableció la obligación de la ART de notificarle a ambos ( damnificados y derechohabientes) el monto de la indemnización a percibir, no es lógico suponer la exclusión de uno de ellos al momento de optar entre aquélla y la reparación integral. Con todo existen omisiones e interrogantes que la norma deja sin resolver, algunos de los cuales podrán solucionarse por vía reglamentaria pero otro no . En este orden de ideas cuando los beneficiarios sean los “ derechohabientes” , es muy probable que no se presenten todos, o que incluso su legitimación se encuentre cuestionada por otros, no existiendo deber alguno a cargo del empleador o la A.R.T. relativo a su indagación como así tampoco la forma en que tendría que dirimirse un eventual conflicto . Si bien esto podría resolverse a través de un decreto reglamentario, hasta tanto se dicte el mismo, entendemos que en caso de controversia o que se conozca la existencia de otros beneficiarios, el obligado al pago ( ART o empleador autoasegurado) deberá consignar la suma judicialmente, solicitando la notificación a 6 FORMARO, Juan “ Riesgos del Trabajo. Leyes 24.557 y 26.773” , Ed. Hammurabi, 2013 pág. 543/4 las personas que invocan derechos excluyentes o la citación de beneficiarios conocidos pero que no se hubiesen presentado.Otro problema se vincula con los llamados “ damnificados indirectos” , no previstos en la nómina del art. 18 ap. 2 de la L.R.T. , o en la del art. 53 de la ley 24.241 o del dec. 410/2001, quienes no tendrían restricción para demandar civilmente al empleador , al menos para reclamar los daños materiales, en la medida en que el Cod. Civil le confiere acción a todo aquél que resulte dañado en su patrimonio ( art. 1079 del CC) , sin perjuicio del derecho que les asiste para plantear la inconstitucionalidad del art. 1078 del CC y demandar al responsable por el daño moral ocasionado. La ausencia de previsión normativa conduce a sostener que la falta de legitimación para ejercer la opción por las prestaciones de la L.R.T. hace que únicamente se encuentran habilitados para demandar civilmente al empleador.En cuanto a los obligados al pago que deberán notificar a los beneficiarios la disponibilidad de cobro de las indemnizaciones serían: a) La A.R.T. y b) El EMPLEADOR (autoasegurado o no asegurado). Se presenta un problema práctico en éste último supuesto por cuanto coincide la persona del obligado con la del empleador, quien deberá cumplir con las prestaciones sistémicas o eventualmente afrontar indemnizaciones del derecho común, motivo por el cual habría que precisar cuando debe notificar al damnificado o sus derechohabientes, al no existir homologación y quizás tampoco intervención de la comisión médica 7 4.- Oportunidad para efectuar la opción : La ley establece que los obligados al pago por la L.R.T., “ dentro de los 15 días de notificados de la muerte del trabajador o de la homologación o determinación de la incapacidad laboral de la víctima” , deberán hacer saber a los damnificados o sus derechohabientes, los importes que le corresponda percibir según el régimen especial, detallando los conceptos y que se encuentran disponibles para el cobro. 7 No obstante tratándose de un caso de autoseguro , siendo que el único obligado es el empleador, el damnificado debería individualizar claramente el sistema por el que opta y aun cuando hubiese recibido un pago sin reservas ACKERMAN entiende que por aplicación del art. 11.1 de la L.R.T. y 260 de la LCT, podría reclamar la eventual diferencia que pudiera existir con lo que habría correspondido al amparo de la LRT ( ACKERMAN, Mario “ Ley de Riesgos del Trabajo”, comentada y anotada, 2da. Edición actualizada, Ed. Rubinzal Culzoni, 2013, , p. 108).- Los 15 días son corridos, de conformidad con lo normado por el art. 28 del CC, pero esa notificación no implica una obligación inmediata o un emplazamiento para que los beneficiarios realicen la opción, sino que a partir de ese momento gozan de la posibilidad de optar entre las prestaciones dinerarias de la LRT o plantear un reclamo con fundamento en las normas del derecho civil . Antes de esa oportunidad no habría opción válida . El plazo indicado comienza a correr en tres distintos momentos según el supuesto de que se trate: En caso de muerte los 15 días se inician con la denuncia del deceso a la ART, y en las incapacidades coincide con la notificación de la homologación de la comisión médica , lo cual supone agotar el procedimiento administrativo. La ley plantea como alternativa la determinación de la incapacidad laboral lo cual es curioso , según lo destaca GILETTA, porque es la propia ART la que debe formular la determinación. Por ello entiende que denunciada la incapacidad laboral por el trabajador, la ART deberá expedirse dentro de los 10 días aceptándola o rechazándola y dentro de los 15 (que absorben a los 10 del Dec. 717/96) establecerá la que pudiera corresponder ofreciendo el pago al acreedor 8 La oportunidad para el ejercicio de la opción en los casos de autoseguro (o no seguro) no está clara pues no va a existir homologación o determinación de la incapacidad laboral, más allá de que el obligado al pago por ambos sistemas resulta coincidente. De todos modos si el beneficiario cuestiona el importe de la reparación sistémica ofrecida por la ART (ó el empleador autoasegurado) , sea porque el monto de la liquidación no es correcta o porque no acepta el grado de incapacidad, podrá formular un reclamo tendiente a su rectificación sin que esto implique ejercicio de la opción porque está cuestionando el monto dentro del sistema mismo y hasta que no sepa con exactitud cuánto es lo que corresponde según la L.R.T. , no estaría en condiciones de inclinarse por uno u otro.La opción por las indemnizaciones o prestaciones del sistema impide que en lo sucesivo los damnificados o sus derechohabientes puedan iniciar una acción con fundamente en el derecho civil , pero la opción inversa –según vimos- no importa la cancelación o pérdida del derecho al cobro de la indemnización sistémica que 8 GILETTA, Ricardo A “ Sobre lo que parece que podría querer decir la ley 26.773” en RDL, p.74 y ss. Mencionando otros olvidos o aspectos poco claros, se destaca –por ejemplo- que la locución “ evento dañoso” que emplea el art. 4 es utilizado como sinónimo de accidente de trabajo, ya que el art. 2 lo trata como un concepto separado de la enfermedad profesional , con lo cual la ley circunscribe las consecuencias al primero pero no éstas últimas , pag. 77. constituye una prestación irrenunciable, funcionando como una indemnización de mínima .- 5.- Actos que implican ejercicio de la opción: La ley contempla una opción “tácita” por parte del damnificado o sus derechohabientes cuando perciban algún importe o promuevan una pretensión con base en uno u otro sistema. El art 4 , 3er, párrafo de la ley 26.773, considera como ejercicio de la opción “…el cobro de sumas de dinero o la iniciación de una acción judicial en uno u otro sistema …”, con lo cual la instancia administrativo previa (V. Gr. la presentación el SECLO) no encuadra en dichos supuestos dado que no se trata de una “acción judicial” . Por lo tanto , el solo hecho de que el trabajador o sus derechohabientes presenten un reclamo ante la autoridad administrativa laboral solicitando, por ejemplo, la indemnización prevista en uno u otro sistema, no implica un ejercicio de la opción. De igual forma la solicitud de una medida cautelar tampoco debería interpretarse como tal, en tanto solo procura garantizar el resultado de una ulterior demanda, siempre que no se especifique cual será la acción principal a entablar, o cuando la presentación se limite a una diligencia preliminar o una prueba anticipada donde –reitero- no se exteriorice la voluntad de accionar por una u otra vía .Coincidimos con FORMARO cuando sostiene que traslado de la demanda el actor es el hasta el momento del dueño de la acción y por lo tanto puede ampliarla, modificarla ( art, 331 del C.P.C.) e incluso desistirla , lo cual abarcaría a los hechos afirmados, las pretensiones y los sujetos legitimados pasivos, de manera que la opción no podría fenecer con la mera interposición de la demanda sino hasta que la misma es notificada 9.Finalmente recordemos que el párr. 4to. de la ley 26773 recién permite ejercitar la opción “ una vez recibida la notificación fehaciente prevista en este articulo.” , con lo cual la acción de derecho común no podría promoverse antes de que el deudor de la prestación sistémica notifique al acreedor el monto que le corresponde percibir con el detalle de los conceptos y su disponibilidad al cobro. Por consiguiente si la demanda se presenta antes, el juez o tribunal podrían objetarla señalando la omisión como un 9 FORMARO, Ob. Cit., pág. 535/6 defecto procesal que impide conferir traslado, excepto que el actor planteara la inconstitucionalidad de ese requisito o de la opción misma 10.- 6.- Excepciones: La ley 26.773 (art. 5) identifica los supuestos que no significan ejercicio de una opción - Percepción de las prestaciones por ILT - Percepción de la prestación complementaria de Gran Invalidez - Recepción de las prestaciones en especie.Sin embargo existen otros supuestos que si bien no aparecen mencionados por la norma, tampoco habría que incluirlos como un caso de opción tácita; por ejemplo los siguientes: - Acciones contra la ART o el empleador para el reconocimiento de la naturaleza profesional del accidente o enfermedad (aunque en rigor de verdad en éste caso no podría haber opción desde que nunca se habría ofrecido ni puesto a disposición el importe de las prestaciones del sistema) - Impugnación del porcentaje de incapacidad fijado por la comisión médica - Solicitud de revisión de la suma que la ART o empleador autoasegurado pusieran a disposición del beneficiario por considerar errónea la liquidación.- Acciones judiciales contra terceros ( acción por daños y perjuicios contra el responsable directo del daño –V. gr. el ocasionado por un compañero de trabajo- , supuesto en el que el trabajador o sus derechohabientes podrían exigir las prestaciones del sistema, sin perjuicio de la demanda civil contra el tercero responsable).- 7.- Enfermedades no listadas: 10 Carlos TOSELLI y Mauricio MARIONSINI entienden que la notificación es un requisito de admisibilidad de la demanda cuando tenga fundamento extrasistémico, ya que en caso contrario no debería esperarse la misma. Agrega que cuando agotado el plazo establecido por la ley para cursar la notificación, el obligado no lo hiciere , la acción respectiva quedaría expedita, previa intimación al mismo anets de iniciar la demanda judicial. Si la notificación del obligado fuere defectuosa , se podría intimarlo para que aclare los puntos oscuros ( Régimen Integral de Reoaración de los Infortunios del Trabajo “, Alveroni Ediciones, Cordoba, 2013, p. 244/5 y ss.) Una situación especial relacionado con el punto anterior, se presenta en el caso de las enfermedades que se atribuyen al trabajo pero que no están incluidas en el listado a que hace referencia el art. 6 de la L.R.T.Recordemos que frente al impedimento del ap. 1 del art. 39 que vedaba el ejercicio de una acción civil, se dijo que esa valla no aplicaba en el supuesto de “enfermedades no listadas”, toda vez que la L.R.T. liberaba de responsabilidad al empleador siempre que el “ trabajador o sus derechohabientes” tuvieran derecho a las prestaciones de dicha ley. De manera que si no tenían acceso, lo cual ocurría cuando se trataba de una enfermedad no prevista en el listado del dec. 658/96, se concluyó que no había obstáculo para que el trabajador accionara directamente por la vía civil, sin necesidad de ingresar al examen de inconstitucionalidad del art. 6 inc. 2 de la L.R.T. 24.557 , bastando con acreditar que causalmente con un hecho antijuírdico la enfermedad estaba vinculada 11 . Por consiguiente ahora la víctima también podrá accionar directamente por la vía del derecho común demandando al empleador y considera en su caso a la ART si la co-responsable del daño, y en tanto demuestre la existencia de los presupuestos de la responsabilidad civil Como bien lo advierte FORMARO 12 , si se trata de enfermedades que no están cubiertas por la ley , mal puede considerarse que el trabajador realiza una opción cuando justamente debe accionar para el reconocimiento de su dolencia . Por ello no media opción posible ni aún consumada frente a la acción de derecho común, pues sería absurdo que se alegara una renuncia cuando simultáneamente el sistema le negaba la cobertura de la enfermedad , con lo cual ambos planteos pueden acumularse.- 8,- Obligación de depósito de la A.R.T. Aunque el damnificado o sus derechohabientes hubiesen optado por efectuar el reclamo por la vía del derecho común, la A.R.T. no se libera de su obligación de 11 12 V. C.S.J.N., 18/12/2007 “ Silva, Fernando c/ Unilever de Argentina S.A.” Ob. Cit., pág. 546 contribuir al pago de la indemnización sistémica en caso de condena del empleador o de acuerdo transaccional. El art. 6 de la ley 26.773 establece que “ Cuando por sentencia judicial, conciliación o transacción se determine la reparación con fundamento en otros sistemas de responsabilidad la ART deberá depositar en el respectivo expediente judicial o administrativo el importe que hubiere correspondido según éste régimen con más los intereses correspondientes todo lo cual se deducirá hasta su concurrencia del capital condenado o transado…” La ley contempla diferentes supuestos cuando se presenta un reclamo con base en el derecho común, que podríamos diferenciar según el ámbito en que se ventila y la posibilidad de que la ART se encuentre o no co-demandada, pues la opción ejercida en modo alguno implica liberarla de la eventual responsabilidad civil que pueda enrostrársele por el infortunio acaecido . En principio cabe distinguir entre un reclamo JUDICIAL, donde el pleito puede terminar de modo normal ( sentencia) o anormal ( transacción conciliación) , o bien ADMINISTRATIVO; si el acuerdo fuere celebrado ante el SECLO o la autoridad administrativa laboral que resulte competente en la jurisdicción respectiva.8.1. Reclamo Judicial ( Sentencia) : Pareciera que el legislador no contempló la hipótesis en que la ART fuera demandada civilmente junto con el empleador, como ha ocurrido habitualmente, ya que la reforma –insisto- no alteró el régimen de responsabilidad civil, ni ha derogado el art. 1074 del CC, manteniéndose incólume la doctrina de la C.S.J.N. en el caso “TORILLO”. En consecuencia el trabajador (o sus derechohabientes) al hacer uso de la opción podría accionar contra el empleador exclusivamente o bien demandando en forma solidaria a la ART, en la medida en que le atribuya responsabilidad civil por omisión. Si el juicio concluye con una sentencia que condena al pago de la reparación integral, las variantes que se presentan son las siguientes : 8.1.1.) Juicio seguido contra el empleador exclusivamente. Sentencia condenatoria La ART debería depositar el importe de la indemnización sistémica con más los intereses que se descuentan del capital de condena, debiendo responder el empleador por el saldo insoluto. La norma aclara que si la sentencia judicial impone el pago de un resarcimiento inferior al que hubiese correspondido al actor según las disposiciones de la L.R.T., el excedente deberá ser depositado a la orden del FONDO DE GARANTIA. 8.1.2.) Juicio contra el empleador y la ART. Condena solidaria En este supuesto a la obligación de la ART de depositar el importe de la reparación sistémica, se suma el monto de condena excedente que también debe asumir como responsable solidaria de la reparación integral, sin perjuicio de las acciones de regreso entre los obligados. Por el contrario si la sentencia exonerara de responsabilidad civil a la ART , únicamente deberá depositar el importe de la reparación sistémica y el resto el empleador 8.2. Conciliación o Transacción: En caso de acuerdo transaccional en sede judicial también pueden presentarse distintas variantes, según quienes hubiesen intervenido en el proceso y/o las partes que lo hubiesen celebrado. 8.2.1.) Acuerdo entre el trabajador y el empleador exclusivamente (sin intervención de la ART ). En esta hipótesis la solución sería la misma que la prevista en el pto. 8.1.1. sea que se hubiese celebrado espontáneamente o en el marco un proceso donde la ART no fue demandada, de manera que la aseguradora deberá contribuir depositando el importe de la indemnización sistémica aunque no hubiese sido parte. Cabe puntualizar que lo expuesto implica soslayar el art. 851 del CC en cuanto establece que la transacción no perjudica ni aprovecha a un tercero, toda vez que a partir de su celebración surge la obligación de depósito a cargo de la A.R.T., violentando –asimismo- el art. 1199 CC según el cual los contratos no pueden perjudicar ni oponerse a terceros. La única forma de evitar estas objeciones es considerando que la ley 26.773 diseña un régimen especial en materia de reparación por infortunios del trabajo, en conjunción con la L.R.T. y el dec 1694/2009, estableciendo reglas específicas que excluyen la aplicación de la normativa común en éste punto.- 8.2.2. ).Acuerdo entre el trabajador conjuntamente con el empleador y la ART . En tal caso es obvio que entre las partes acordarán libremente el importe del resarcimiento (integral) , mientras que los obligados podrán convenir la forma en que cada uno deberá contribuir al pago, aunque entendemos como una condición implícita para la homologación del acuerdo que el importe a cargo de la aseguradora nunca podría ser inferior a la prestaciones que correspondía abonar según la ley 24.557, dado su carácter irrenunciable, en la medida en que la ART hubiese reconocido la procedencia de las prestaciones de dicha ley.-. 6.2.3.Acuerdo entre el trabajador y la ART. (sin la intervención del empleador). Es probable que espontáneamente o en el juicio civil donde es co-demandada, la aseguradora decida celebrar un acuerdo con el trabajador, que podría asumir dos variantes: a) Que ese convenio resulte comprensivo de todos los daños liberando incluso al empleador (art. 504 del CC) , en cuyo caso la ART depositará el importe de la indemnización sistémica con más la suma que convenga con el trabajador o sus derechohabientes, abarcativo de los daños que forman parte de la reparación integral . b) Que el acuerdo se circunscriba a resguardar los intereses de la aseguradora, sin desobligar al empleador, en cuyo caso la acción podría iniciarse o continuar contra aquél por la reparación integral, de manera que una ulterior sentencia condenatoria la ART no debería depositar suma alguna al haberse liberado mediante el cumplimiento del convenio.El art. 6 dispone que la ART efectúe el depósito en el expediente judicial ó administrativo, mientras que el art. 17 establece que en ese supuesto deberá acreditarse en un fondo especial administrado por la SRT, que hasta ahora no ha sido creado. Tratándose de una sentencia o acuerdo transaccional judicial se concretará en el expediente respectivo y a la orden del juez o tribunal interviniente . Si el importe de condena resultara INFERIOR a la reparación sistémica, la ART deberá depositar la diferencia ( excedente) a la orden del entendemos FONDO DE GARANTIA, dispositivo que inaplicable, si tenemos en cuenta que las prestaciones de la L.R.T. constituyen un PISO mínimo irrenunciable para el trabajador al que siempre tiene derecho aunque hubiese accionado por la vía del derecho común y pese a un eventual rechazo de la demanda. No obstante, esto solo se concibe si media una sentencia, nunca en un acuerdo judicial, pues en el primer caso es posible que exista una condena por importe inferior, pero en el segundo –según dijimos- el juez no podría homologar un convenio por un importe inferior a la reparación sistémica que la ART ya había ofrecido abonar extrajudicialmente (arg. art. 15 de la L.C.T.) 13 9.- Imputación del depósito realizado por la A.R.T. Otro problema se relaciona con la imputación del pago que realice la aseguradora a los fines de su descuento del importe de condena o transacción , toda vez que el art. 6 establece que el monto del depósito y sus intereses “ …se deducirá , hasta su concurrencia, del capital condenado o transado…”. Nuevamente la desprolija redacción de la norma da lugar a cuestiones e interpretaciones diversas. Una de ellas se relaciona con los conceptos a compensar, ya que para algunos se ordena deducir montos no homogéneos entre sí cuando el cúmulo relativo solo permite la compensación de rubros homogéneos, de manera que no se podrían deducir montos entre rubros heterogéneos 14 . Así por ejemplo, según esa posición, la suma determinada por la ART en concepto de daño material no podría compensarse con el daño moral reconocido al trabajador por sentencia. Aún reconociendo las imprevisiones y defectos entendemos que no corresponde realizar una discriminación entre los rubros sobre los que operaría la compensación desde que la ley no distingue y por lo tanto no deberíamos efectuar ninguna distinción, separando -por ejemplo- los rubros patrimoniales de los extramatrimoniales de la reparación civil, a los fines de deducir el importe de la indemnización sistémica solamente de los primeros. El argumento según el cual la fórmula de la L.R.T. únicamente repara los daños materiales no es del todo exacto, maxime luego de la reforma de la ley 26.773. Con anterioridad ya no podía afirmarse a ciencia cierta que las indemnizaciones de pago único previstas en el art. 11 respondieran a esa faceta y menos aún con el adicional 13 Excepto que la ART no hubiese admitido la existencia del infortunio, en cuyo caso no existe reconocimiento de derecho alguno de parte de la aseguradora pero en ese supuesto lo cierto es que tampoco podría hablarse de opción, desde que su ejercicio se encuentra subordinado al ofrecimiento de pago de la indemnización sistémica por parte de la aseguradora. 14 FORMARO, Ob. Cit., pág. 491 del 20 % que ahora contempla el art. 3 de la nueva ley que –además- pregona estar destinado a compensar previstas” 15 “ cualquier otro daño no reparado por las fórmulas allí . Por ello no debería propiciarse una interpretación que diera lugar a cuestionamientos interminables sobre los rubros susceptibles de ser compensados, que en definitiva perjudican al beneficiario que indefectiblemente verá postergado su derecho a cobro, hasta tanto se resuelvan todas esas cuestiones. Otro aspecto objetable es que el importe depositado por la ART se deduzca , hasta su concurrencia “…del capital condenado o transado…” , lo cual infringe claramente el art. 776 del CC en cuanto dispone que el deudor no puede , sin consentimiento del acreedor, imputar el pago al principal y que por el contrario corresponde hacerlo primero a los intereses y después al capital(art. 777 del CC). Por idénticas razones a las mencionadas cuando analizamos los efectos del acuerdo transaccional, para superar tales contradicciones debería entenderse que la ley 26.773 diseña un régimen especial con reglas propias que desplaza a las normas del derecho común.10.- Gastos causídicos El art. 6 de la ley 26.773 aborda el tema de las costas disponiendo que la ART deberá contribuir al pago en forma proporcional “… al monto indemnizatorio que le hubiera correspondido respecto del total del monto declarado en la condena o pactado en la transacción”. Para ACKERMAN 16 se contradicen las reglas en materia de costas según las cuales corresponde imponerlas al vencido, mientras que en caso de allanamiento incondicionado debería eximírselo del pago. Adviértase que la ART puso a disposición del trabajador o sus derechohabientes el importe del capital en la primera intervención prejudicial , de manera que si el trabajador o sus derechohabientes optaron por no percibirla, aquélla no tendría por qué soportarlas. Por nuestra parte consideramos que se trata de una cuestión procesal y –por endeprivativa de los ordenamientos rituales vigentes en las respectivas jurisdicciones, razón 15 En este orden de ideas se ha dicho que los pagos adicionales ajustados por el RIPTE asumen ahora una trascendente significación económica debiendo considerarse resarcitorios de rubros diferentes de aquel, que derivan de la comprensión de la persona humana en una perspectiva plena. ( MACHADO, P. 110). 16 Ob. Cit., pág. 119/20 por la cual constituye un dispositivo que avanza sobre una materia reservada a las Pcias. que no delegaron en el Gobierno Nacional.Sin perjuicio de ello, cabe advertir la posibilidad de que la ART haya sido demandada y condenada en el juicio civil en forma solidaria con el empleador, por lo que en tal caso no solo debería contribuir en forma proporcional al pago de las costas, sino que también podrá exigírsele que soporte la totalidad de los gastos causídicos, con lo cual tenemos que el dispositivo legal peca por exceso y por defecto .- 11.- Reglas de Fondo y de Forma aplicables en caso de acción por responsabilidad Civil del Empleador. Principios del derecho del trabajo. Competencia de la Justicia Civil: El último párrafo del art. 6 establece que en los supuestos de acciones judiciales iniciadas por la vía del derecho común “ se aplicará la legislación de fondo, de forma y los principios correspondientes al derecho civil “ , disposición que ya contenía el art. 16 de la ley 24.028 y que ahora reedita la reforma, suscitando no menos críticas. Esto se complementa con el ap. 2 del 17 de la ley 26.773 al disponer que en las acciones con base en el derecho común “…será competente en la capital Federal la Justicia Nacional en lo Civil “, invitando a las provincias a adherir al criterio indicado.Algunos autores opinan que mediante ese dispositivo se producirá un desbaratamiento de los derechos que la legislación de fondo consagra a favor del trabajador por la aplicación de los principios del proceso civil, a la vez que se lo aparta del juez natural con la idea de disuadirlos de un reclamo judicial 17 . Así, los trabajadores se verían privados de ciertos beneficios , tales como las presunciones contenidas en la L.C.T. , la regla del “in dubio pro operario” o las normas sobre solidaridad laboral. Sin embargo debemos recordar que ese temperamento fue seguido por la jurisprudencia de antaño que se pronunció contra la posibilidad de 17 SCHICK, Horacio “ Reforma a la Ley de Riesgos del Trabajo. Ley 26.773: retrocediendo a 1915 y 1991”, RDLE, Diciembre de 2012 ,p. 1272. invocar la normativa de la L.C.T. cuando se trataba de un reclamo basado en el derecho civil 18. Asimismo se ha dicho que el sometimiento al fuero civil implica una desprotección para el trabajador quien no solo quedaría privado del beneficio de gratuidad, sino que además se verá perjudicado con la eliminación del impulso de oficio, y la vigencia del instituto de la caducidad de la instancia, producto del rigorismo formal propio del proceso civil a lo que se aduna el desconocimiento del mundo del trabajo por parte del juzgador.Desde el punto de vista técnico no parece razonable presumir una situación desfavorable para el actor por el mero hecho de que sea un juez civil quien deba resolver el pleito. Además estigmatizar a los magistrados de ese fuero adjudicándoles una actitud refractaria a los reclamos laborales por carecer de la “sensibilidad social” o la “expertise” del juez del trabajo, sospechan de la imparcialidad resulta tan censurable como de éstos últimos alegando la de quienes que poseen un favoritismo hacia los trabajadores. Tanto una como otra son conductas prejuiciosas carentes de asidero jurídico 19 Respecto a la concesión del beneficio de litigar sin gastos si bien no existe la automaticidad que se reconoce en el fuero laboral , no es menos cierto que su obtención dista de ser algo complejo de acuerdo a la normativa procesal civil, mucho menos cuando el que lo peticiona es un trabajador. De hecho el pedido de beneficio no obsta al inicio o la prosecución del proceso principal y hasta tanto se dicte resolución el peticionario goza de un beneficio provisional ( art. 83 del C.P.C..B.A. y del C.P.C.C.N.). En cuanto a la ausencia del impulso de oficio y la aparición en escena de la caducidad de la instancia quienes litigamos habitualmente sabemos que en la práctica posee una vigencia relativa y no es ninguna novedad en los ordenamientos procesales del fuero laboral en las provincias que receptan el mentado instituto . Tal es el caso de la Pcia. de Bs. As., cuyo art. 12 de la ley 11.653 supedita la declaración de caducidad a una intimación previa al actor para que realice un acto impulsorio , de manera que solo en su defecto se declarará operada la perención de la instancia. Por lo tanto 18 no debería ser motivo de alarma sobre todo cuando la demora de los V. S.C.B.A., 13/8/1994 “ Serrano Andrés c/ Ocvie SRL y Otro” en “ T. y S.S.” 95-167 que juzgó inaplicable el art. 30 de la LCT sobre responsabilidad solidaria cuando se había efectivizado la opción por la vía del derecho común en un accidente de trabajo.19 V. ELIAS, Jorge , “ Las técnicas utilizadas por la ley 26.773 para reprimir el ejercicio de la opción que ella misma consagra”, RDL, p.231.- procesos constituye una queja eternización de los juicios 20 recurrente y que con ello se procura evitar la . Por último se postula la inconstitucionalidad de las disposiciones de la ley 26.773, en cuanto atribuyen la competencia a la justicia civil en las demandas que tienen por objeto una reparación integral, al sostener que dicho desplazamiento resulta regresivo al colocarse al trabajador bajo principios y reglas ajenos al derecho laboral violentando el principio “pro homine” : Así lo ha resuelto ya algún fallo 21 declarando la inconstitucionalidad del art. 4 y el 17 inc. 2do. De la ley 26.773, por considerar que el desplazamiento del trabajador de su juez natural constituye una discriminación en su perjuicio, por cuanto perdería los beneficios normativos e interpretativos de la disciplina específica . Otro de los motivos que se han invocado es la violación de tratados internacionales al señalarse que el referido desplazamiento a favor del juez civil se contrapone con el art. 36 de la carta Internacional Americana de Garantías Sociales , en cuanto establece que en cada estado debe existir una jurisdicción especial de trabajo y un procedimiento adecuado para la rápida solución de conflictos. Por consiguiente una disposición como la analizada conlleva al incumplimiento de compromisos internacionales asumidos por nuestro País (de respetar los tratados) transgrediendo normas supralegales. No obstante advertimos que el referido convenio no se encuentra incluido dentro de los tratados incorporados a la carta magna ( art. 75 inc. 22 de la CN) ni ha sido ratificado por la Argentina, con lo cual el reclamo no posee mayor sustento al menos en éste aspecto 22 Una situación excepcional se presentaría ante un eventual planteo de responsabilidad civil contractual del empleador con fundamento en el art. 75 LCT, cuyo renacimiento es impulsado –ahora- por un sector de la doctrina, y que como se recordará es una acción autónoma de cuño pretoriano reconocida al trabajador en caso de daños por incumplimiento del deber de seguridad a cargo del empleador ,que anteriormente diera lugar a una cuestión de competencia. Efectivamente, el tribunal 20 Tan es así que incluso los propios jueces y tribunales de trabajo de las provincias donde rige la caducidad , deberán continuar aplicándola aunque no adhieran a la invitación que formula el art. 17 inc. 2 de la ley 26.773 21 C.N.A.T., Sala III, 28//2013, “Astudillo, Walter c/ Prevención ART S.A. s/ Accidente –Acción Civil.” 22 . En sentido similar se ha dicho que al sustraerse del conocimiento de los jueces laborales el conocimiento de las causas referidas se priva a los trabajadores de contar con los principios que se encolumnan bajo el principio rector que es el favor operari, transgrediéndose -asimismo- al principio protectorio de raigambre constitucional (art. 14 bis) . V. TAMAGNO, Lucas, “ La incompetencia de la justicia Civil para entender en procesos por accidentes de trabajo a partir de la reforma de la ley 26.773 “, en RDLYSS, Ed. Abeledo perrot , Nro. 5, marzo del 2013, p. 445 y ss. cimero en su momento resolvió que en atención a los fundamentos de la acción entablada que indudablemente se vinculaban con la normativa laboral , correspondía intervenir al fuero especializado, esto es el juez laboral 23. En igual sentido, aunque con otros fundamentos, también se ha dicho que la acción de derecho común no guarda correspondencia exacta con la acción civil , pues el art. 4 de la ley 26.773 hace referencia a las “ indemnizaciones previstas en este régimen de reparación” o las que pudieren corresponder “ con fundamento en OTROS SISTEMAS de responsabilidad”. Ahora bien, el ap. 2 del art. 17 deriva a la justicia civil solo las acciones previstas en el art. 4 último párrafo “ que son las “ iniciadas por la vía del derecho civil” , con lo cual quedarían afuera las acciones basadas en la normativa laboral , por ejemplo cuando se alegue la violación del deber de seguridad (art. 75 de al L.C.T.) o se invoque como fundamento de la obligación de resarcir el incumplimiento de las leyes en materia de seguridad e higiene laboral 24 Una situación especial se presentaría cuando el empleador desconoce la relación laboral surgiendo el interrogante en torno a la competencia del juez civil , ya que la procedencia del reclamo por daños y perjuicios requiere dirimir –previamenteuna cuestión que se imbrica en la normativa laboral de fondo cuyo conocimiento corresponde al juez laboral. Entendemos que esa situación configura una excepción a la regla ya que –además- la norma condiciona la intervención de la justicia civil a la preexistencia de una OPCIÓN (del trabajador o sus derechohabientes) entre percibir la indemnización sistémica o demandar la reparación integral de los daños sufridos, lo cual supone un ofrecimiento de la ART, que obviamente no pudo haber existido en el supuesto mencionado. 12.- Críticas al régimen de la opción. Su constitucionalidad: Tal como lo señalara al comienzo la opción del art. 4 de la ley 26.773 ha recibido diferentes cuestionamientos que van desde la falta de claridad hasta las objeciones de índole constitucional, ubicándose en éste grupo tanto los que postulan su inconstitucionalidad absoluta 23 como quienes propugnan analizar un posible C.S.J.N., “JAIMES, Juan c/ Alpargatas S.A. s/ acción art. 75 L.C.T.” , Dictamen del procurador Obarrio del 31/8/98 en “ Munilla, Gladis c/ Unity Oild S.A. s/ Acción Civil “. 24 V. FORMARO, Ob. Cit., p. 378/9. reproche en cada caso concreto (inconstitucionalidad relativa). Sin pretender realizar un análisis exhaustivo de las críticas e impugnaciones constitucionales al nuevo régimen , podemos sintetizar los argumentos de la siguiente manera: 1) RENUNCIA A TITULO GRATUITO: Para algunos la opción conduce a una renuncia a la indemnización integral pues si el trabajador opta por reclamar la reparación tarifada de la L.R.T. se libera al empleador a cambio de nada, desde que no estaría obligado al pago de suma adicional alguna. No existen concesiones recíprocas entre las partes sino abdicación gratuita y unilateral por parte del trabajador al derecho a obtener una reparación integral , sin recibir ningún beneficio a cambio , ni contraprestación por el abandono de la vía civil.Pensamos que no es así porque solo se puede renunciar a lo que se tiene, y el damnificado ( trabajador o causahabiente) solo posee una expectativa a recibir una indemnización superior a la que obtendría de conformidad con la L.R.T.- Además el progreso de aquélla acción está condicionada a la demostración de los presupuestos de responsabilidad civil y el reconocimiento de una reparación más extensa, lo cual resulta cuanto menos discutible . En efecto, la acción civil no es sinónimo de una sentencia favorable contra el empleador y mucho menos una garantía de resarcimiento más amplio para el damnificado, ya que el importe indemnizatorio podría ser menor a la prestación sistémica, e incluso inexistente si se presenta una causal eximente de responsabilidad. De lo contrario habría que admitir la automaticidad del resarcimiento integral donde la mera promoción de la demanda garantizaría una condena por daños y perjuicios sin posibilidad de una sentencia adversa o que se le reconozca una reparación menor, lo cual constituye una afirmación cuanto menos aventurada. Por otra parte es imposible soslayar el albur inherente a todo pleito y las innumerables vicisitudes procesales que pueden frustrar el reclamo o aún su cobro si tuviera acogida favorable, pues la capacidad económica del obligado y el riesgo de insolvencia es otro aspecto a tener en cuenta. Tampoco es correcto señalar que el empleador se exonera de responsabilidad gratuitamente si el damnificado opta por la indemnización sistémica , ya que la cobertura brindada por la ART no es gratuita, y si estuviera autoasegurado o no asegurado , el empleador deberá responder directamente por las prestaciones , de manera que es erróneo decir que la liberación está exenta de costo.Distinta es la situación cuando el trabajador o sus derechohabientes optan por la acción de derecho común que luego es desestimada, en cuyo caso podría colegirse la renuncia a un derecho reconocido, pues el ejercicio de la opción supone el reconocimiento previo de la ART a la reparación sistémica de la cual aquéllos se verían privados si la pretensión civil fuera rechazada . A ello se agrega la irrenunciabilidad de las prestaciones que consagra la propia L.R.T. siendo –por endeirrazonable y contradictorio sostener una postura conducente a la pérdida del derecho, razón por la cual propugnamos una interpretación diferente del art. 4 de la ley 26.773 que deje intacto el derecho al cobro de las prestaciones de la L.R.T., sin necesidad de declarar la inconstitucionalidad de la norma.- Tal como lo puntualizamos anteriormente, la contradicción entre aquella norma y el art. 11 de la L.R.T. debe superarse a través de una interpretación que preserve el derecho del trabajador o sus derechohabientes en consonancia con los principios y reglas establecidos en la L.C.T. ( in dubio pro operari), de modo tal que la reparación tarifada de la ley 24.557 consistirá en un derecho de mínima para aquéllos.2) VICIO DE LESIÓN y ESTADO DE NECESIDAD : También se ha dicho que el instituto de la opción excluyente implica una extorsión a partir del estado de necesidad de la víctima, por cuanto el damnificado no está en condiciones de decidir o enfrentar a la ART o a los médicos de las comisiones , ni actúa con libertad y conocimiento como para cotejar y verificar el monto indemnizatorio y si es suficiente para reparar el daño sufrido 25 . Por tal motivo el consentimiento del trabajador estaría viciado, en tanto se ve compelido a aceptar una indemnización menor por su estado de necesidad, pese a la notable desproporción entre las prestaciones 26, de modo que la opción constituye una ficción mediante la que se procura inducir al trabajador para que acepte lo que se le ofrece, o sea una indemnización tarifada que en el mejor de 25 CORNAGLIA, Ricardo, El derecho de Daños Laborales y la reforma de la ley de Riesgos del Trabajo en relación con su control de Constitucionalidad y la posición adoptada por el IDEL-FACA”, RDLE, T. XXVI ,Diciembre de 2012, pág.1243. 26 SCHICK, Horacio “ Reforma a la Ley de Riesgos del Trabajo. Ley 26.773: retrocediendo a 1915 y 1991”, RDLE, Diciembre de 2012 , p- 1262 y ss. los casos siempre es parcial y que solo cubre el lucro cesante, mas no los restantes daños 27. En primer término considero que los reparos vinculados con el asesoramiento del trabajador ( o sus derechohabientes) pueden superarse por vía reglamentaria exigiendo el patrocinio letrado al momento de efectuar la opción de forma tal que se encuentre debidamente asesorados al momento de tomar la decisión, más allá de advertir que en la actualidad es impensable que una persona no consulte a un abogado antes de recibir una indemnización cualquiera sea el origen o la índole del reclamo 28 En segundo lugar inferir un estado de necesidad o la existencia de una “vis atractiva” capaz de viciar el consentimiento a partir de la condición de damnificado y por el solo hecho de tener que optar entre un reparación tarida y una integral, resulta carente de asidero fáctico en la medida en que aquél decida libremente por alguna de ellas. La opción no implica de suyo una presión ni un menoscabo a derechos o garantías reconocidos por nuestra carta magna, menos aún cuando el trabajador o sus derechohabientes –en la interpretación que postulamos- siempre tendrían acceso a la reparación sistémica, atento el carácter irrenunciable de las prestaciones previstas por la L.R.T.Por otra parte sería apriorístico sostener que de aceptarse la indemnización tarifada habría un aprovechamiento de la necesidad o ligereza del trabajador, pues no son pocos los casos donde la predisposición a recibir un pago único e inmediato es fruto de una meditada decisión del beneficiario que prioriza el cobro rápido y seguro ante una perspectiva mejor pero lejana o incierta, ya sea por un análisis de oportunidad, por aversión al riesgo, o simplemente porque no está dispuesto a esperar el tiempo que insume un proceso judicial.De igual modo alegar que la indemnización de la LRT resulta siempre menguada no es correcto, pues en muchos casos el daño material no se presume (en 27 SHICK agrega que el sujeto enfermo o accidentando torna innecesario demostrar la existencia de una vis compulsiva para invalidar al acto y que si el desistimiento requiere de ratificación personal y homologación , del mismo modo debe procederse con relación a los derechos derivados de de las normas que imponen la reparación integral de los infortunios laborales.28 El letrado podrá asesorarlo en la faz técnica, explicándole las posibilidades con que cuenta en caso de optar por la vía civil y la expectativa de recibir una indemnización mayor, como así también se supone que lo ilustrará sobre los riesgos o dificultades que ello implica. Con todo , la decisión en definitiva corresponderá a la víctima o sus familiares quienes podrán aceptar o no la suma ofrecida por la ART , analizando los pro y los contra de formular un reclamo judicial.- otros consiste solo en la pérdida de una chance), debiendo acreditarse su extensión cuando no superar restricciones legales para obtener la reparación de determinados daños ( V. Gr. El reclamo de daño moral por los damnificados indirectos) . Por lo tanto en ciertas ocasiones las prestaciones de la L.R.T. no serán desdeñables, no ya por las dificultades apuntadas con respecto a la prueba de la extensión del daño, o la dudosa legitimación del accionante , sino también por una probable eximente que libere de responsabilidad al empleador, ya sea total o parcialmente ( por ejemplo, si media culpa de la víctima o una concausa), en cuyo caso la reparación podría ser inferior a la sistémica, o quizás ninguna 29. 3) REGRESIVIDAD NORMATIVA : Otra de las objeciones finca en el supuesto carácter regresivo de la ley 26.773 en cuanto restablece un régimen de opción desconociendo el “ principio de progresividad” que informa y orienta al derecho del trabajo, especialmente a partir de ciertos fallos de la Corte elaborados en torno al principio “ alterum non laedere” receptado en el art. 19 de la carta magna. Se advierte que la ausencia de reproches constitucionales durante los 80 años en que rigió la opción de la ley 9688 (y después de la Ley 24.028) , no legitima el sistema dado que la situación actual es diferente a la que existía en aquélla época , maxime luego de la reforma constitucional de 1994.En este orden de ideas se sostuvo que el régimen de opción debe ser analizado partiendo de los principios sobre los que asienta el derecho del trabajo y los que estructuran el derecho de daños, dando lugar a lo que se denomina “ derecho de daños laborales” cuyas premisas no pueden ser alteradas bajo pena de incongruencia e irrazonabilidad, de manera que la reforma violaría el principio de indemnidad, irrenunciabilidad y progresividad. 29 Independiente de la merecidas críticas que ha recibido la ley 26.773 y las inequidades que consagra en muchos supuestos, no puede obviarse que en determinadas situaciones, las prestaciones dinerarias de la L.R.T. se acercan a las de una reparación integral y hasta pueden superarla si se utiliza como referencia la fórmula “ MENDEZ” . Tal es lo que ocurre cuando se trata -por ejemplo- de trabajadores de cierta edad , con sueldos bajos y un porcentaje de incapacidad apreciable que permitan adicionar las prestaciones de pago único del art. 11 ajustables por el RIPTE. Esto sin dejar de mencionar la hipótesis de trabajadores solteros, en cuyo caso los padres solo tienen derecho a cobrar un resarcimiento civil en la medida en que acrediten que aquél era su sostén , y que en su defecto solo podrían aspirar a una indemnización por pérdida de chance. Lo mismo ocurre en el caso de la compañera/o del trabajador/a fallecido/a sin descendencia, por solo mencionar algunas situaciones que suelen presentarse en la práctica.- Para TOSELLI y MARIONSINI la vuelta a la opción impone un doble retroceso violentando el principio de “no regresión” entendido como la imposibilidad de frustrar derechos anteriormente reconocidos, al mantener la obligatoriedad del trámite administrativo ante las comisiones médicas cuando éste aspecto ha sido reiteradamente censurado por la jurisprudencia , y al soslayar la doctrina de al C.S.J.N. en cuanto a la posibilidad de acumular acciones 30 .- De todos modos se advierte que ello no significa que la Corte declarara inconstitucional “ per se” y en todos los casos , en abstracto y de manera absoluta el art. 4 de la ley 26.773, aunque entienden que tanto de hecho como de derecho el sistema disyuntivo se encuentra intensamente jaqueado.En principio compartimos la crítica al mantenimiento de la obligatoriedad de la vía administrativa cuando la jurisprudencia reiteradamente ha declarado la inconstitucionalidad de tal exigencia . No obstante considero acertada la opinión de MAZA cuando destaca que la “progresividad” es un principio político más no jurídico y en todo caso un imperativo ético o moral del legislador para mejorar en forma constante y progresiva los beneficios a atribuir a los destinatarios de las leyes todo, aun para quienes condicionan su validez 31 . Con a la superación del “test” de progresividad, cabe advertir que a los fines de verificar si una reforma legislativa esta exenta de “regresividad” , la confrontación debería realizarse con una norma preexistente, más no con la jurisprudencia aunque emane del tribunal cimero.Por otra parte si bien es cierto que el contexto actual es distinto al que imperó entre 1915 y 1995, no lo es menos que también difería del que precedió al dictado de la ley 26.773 (o sea de 1995 al año 2012), pues desde la sanción de la LRT 24.557 no se reconocía la posibilidad de accionar civilmente , excepto el caso de DOLO del empleador, único supuesto en que se permitía la acumulación de la reparación integral con las prestaciones sistémicas. En consecuencia no hay tal regresividad ya que –insisto- antes de la reforma no existía opción alguna, al encontrarse vedada la posibilidad de reclamar los daños y perjuicios por responsabilidad civil del empleador, 30 TOSELI, carlos A. y MARIONSINI, Mauricio A. “ Régimen Integral de Reparación de los Infortunios del Trabajo” , Ed. Alveroni Ediciones, 2012, pág. 274 y ss. . Estos autores sostienen que de acuerdo al principio de progresividad sustentado por el tribunal cimero no hay margen para interpretar que la aceptación por parte de la víctima o de sus derechohabientes de las prestaciones sistémicas vedan la acción civil para reclamar la parte que consideran insatisfecha 31 MAZA, Miguel Angel “ El esperado y criticado revival de la opción renunciativa en materia de reclamos por infortunios del trabajo”, P. 210. excepto que mediara un planteo de inconstitucionalidad del art. 39 de la L.R.T.. Por lo tanto desde el punto normativo se avanzó con relación a la situación preexistente, reconociéndose una opción a favor del damnificado que antes no tenía, independientemente de las objeciones que pueda generar la solución legal .4) CONTRADICCION DE LA DOCTRINA DE LA C.S.J.N.: Desde otro ángulo – aunque relacionado con el anterior- también se impugna el sistema de opción instaurado por la ley 26.773, sosteniéndose que no superará el test de constitucionalidad a partir de los precedentes “ LLOSCO” y CACHAMBI” que habían consagrado un sistema de “cúmulo” por lo que desde el punto de vista constitucional sería inadmisible –ahora- volver a la opción excluyente RODRIGUEZ MANCINI 32 . En este sentido ha dicho que de acuerdo a la doctrina del tribunal supremo no es posible obligar a la víctima o a sus derechohabientes a dejar de percibir lo menos para percibir los más Sin embargo hay que tener en cuenta que el dictado de esas sentencias se inscribieron en un contexto normativo diferente, cuando no había opción y donde lo que se discutía era la posibilidad de que el trabajador ( o sus derechohabientes) pudieran accionar por la vía del derecho común, planteando la inconstitucionalidad del art. 39 ap. 1 , luego de haber percibido las prestaciones sistémicas, caracterizadas por su insuficiencia y las restricciones en cuanto a la modalidad de cobro.Además, partir de aquél señalamiento , es decir el origen pretoriano del “cúmulo” recreado por los precedentes mencionados para concluir en la regresividad de la reforma que instituye un régimen de “opción”, implica asignarle un carácter pétreo a las interpretaciones de la Corte como así también reconocer la imposibilidad de alterarla legislativamente. Con el mismo criterio debería admitirse que sus futuros integrantes estarían condicionados por los precedentes del tribunal en la medida en que sus opiniones no podrían ser modificadas si el viraje interpretativo no se orienta en un sentido más favorable al trabajador. Ahora bien, ello no autoriza a presumir que el art. 4 de la ley 26.773 ” tenga un desenlace similar al art. 39 L.R.T., a partir de lo decidido por la Corte en los fallos precitados , pues si analizamos detenidamente los casos y la evolución de los votos 32 Ver en “ La Nueva Ley de Riesgos del Trabajo”, ETALA, Juan J (h) y SIMON, Julio Directors, Suplem. Especial La Ley, Bs. As. 2012 de sus integrantes en los diferentes procesos que fueron resolviendo, veremos que no se sigue una conclusión admonitoria ineludible para un régimen de opción que entonces no existía. En definitiva consideramos que no puede extraerse una censura constitucional anticipada , mucho menos cuando una adecuada hermenéutica de la ley permite sostener –insisto- el acceso a las prestaciones de la L.R.T. como derecho de mínima, adoptando un sistema de “ complementariedad” antes que de “exclusión”.En este sentido MACHADO concluye que no hay indicios inequívocos en la jurisprudencia actual como para predecir sus decisiones sobre el nuevo régimen, considerando que se abandonará la doctrina de la inconstitucionalidad absoluta para pasar a una inconstitucionalidad relativa , o sea a adoptarse en cada caso concreto 33 5) LA PRIVACION DE PRESTACIONES IRRENUNCIABLES.: En este punto abordamos la mayor y más consistente objeción al régimen de opción diseñado por la ley 26.773, que se vincula concretamente con la eventual privación de la indemnización sistémica a la que se exponen los que optan por efectuar el reclamo indemnizatorio pleno con base en otros sistemas de responsabilidad, si la demanda es desestimada. Ya vimos que no existe renuncia –y menos gratuita- cuando el damnificado opta por percibir el resarcimiento tarifado, declinando la posibilidad de accionar por la vía civil , por la sencilla razón de que no hay un derecho adquirido sino en expectativa y de naturaleza litigiosa por cuanto la procedencia de la reparación integral requiere ser dirimida en un proceso judicial. No ocurre lo mismo en la situación inversa, es decir cuando se ejerce la opción para reclamar según las normas del derecho común, habida cuenta que en tal hipótesis el beneficiario deberá declinar la indemnización sistémica que la ART le reconoce y cuyo pago le ofrece, para poder accionar civilmente.En tal supuesto, si la demanda es rechazada el actor quedaría privado de la indemnización tarifada , situación en la que MACHADO advierte que si la anterior ley no pudo superar el test de constitucionalidad en razón de negar al trabajador la posibilidad de acceso a la reparación integral, mucho menos podrá hacerlo un sistema que produzca como resultado dejar a la víctima sin resarcimiento alguno, ni siquiera 33 MACHADO, Ob. Cit. 113.- el tarifado, por cuanto supone renunciar a la reparación que la ART ya le había reconocido, abdicando de un derecho cierto 34. Por otra parte, también se ha dicho que violenta lo normado por el art. 11 de la ley 24.557 que consagra la irrenunciabilidad de sus prestaciones, razón por la cual el quebrantamiento de esa regla para algunos derivaría en la invalidez constitucional de la opción en la medida en que aquélla garantizado en el art. 14 bis de la C.N. se imbrica en el principio protectorio 35 . Sin embargo la declaración de inconstitucionalidad de una norma, por la gravedad institucional que ello implica , constituye la última ratio del ordenamiento, siendo necesario priorizar una interpretación que permita armonizar las disposiciones en pugna evitando recurrir a ese remedio extremo. En principio, tal como lo expresamos en el pto. 2 resulta incuestionable la vigencia del art. 11 de la L.R.T. que no ha sido derogado por la ley 26.773, por lo que sería contradictorio admitir que el trabajador o sus derecho/habientes tengan que “ renunciar” a ese beneficio –una vez que la ART les ha reconocido su derecho- como condición necesaria para accionar por la vía del derecho común en pos de una reparación integral, de manera que esa colisión interpretativa debe ser resuelta en sentido favorable al mantenimiento del derecho del damnificado (arg. art. 9 de la LCT). Por lo tanto consideramos que en caso de rechazo de la demanda, el damnificado igualmente conservaría su derecho al cobro de la reparacion sistémica en atención a la irrenunciabilidad de sus prestaciones. Este criterio se apoya –asimismo- en que el art. 4 de la ley 26.773 en ningún pasaje establece que el damnificado pierde o renuncia a la prestación sistémica, palabra que ni siquiera aparece en el texto, como ocurría con las leyes 9688 y 24.028 que expresamente señalaban que la elección de una vía implicaba –automáticamente- la RENUNCIA “ipso facto” a la acción, el derecho o a las indemnizaciones que pudieran corresponderle según el otro sistema.No se nos escapa que la norma alude a una opción EXCLUYENTE , pero si procuramos una interpretación armónica que deje a salvo la irrenunciabilidad a las prestaciones sistémicas que consagra el art. 11 de la L.R.T., 34 debería entenderse MACHADO Ob. Cit. , pág. Con todo la violación de esta regla no traería aparejado la inconstitucionalidad de la norma pues -como bien lo señala MAZA- la irrenunciabilidad no posee jerarquía constitucional directa , de manera que el congreso puede disponer válidamente una excepción si considera que no opera un peligro de que la decisión del trabajador sea fruto de su libre decisión y conveniencia ( MAZA, Miguel Angel, op. Cit. , p. 206/7 y ss.).35 que la “ exclusión” a la que alude el art. 4 de la ley 26.773 es parcial porque opera únicamente con relación al reclamo por la vía civil ,y condicionado, o sea siempre que se reconozca al damnificado el derecho a la prestación sistémica . Por el contrario si no hay un reconocimiento de esa naturaleza por parte de la ART está claro que no hay opción y en consecuencia el damnificado tiene siempre expedita la vía para accionar contra la ART si pretende obtener las indemnizaciones del sistema, ó bien demandar al empleador un resarcimiento integral con base en el derecho común, incluyendo a la A.R.T. si la considera co-responsable del daño ocasionado , de conformidad con lo previsto en el art. 1074 del CC.El problema se presentaría cuando la ART le ofrece el pago de las prestaciones y el trabajador ( o sus derechohabientes) optan por iniciar una acción civil para obtener una reparación integral. En tal caso sería imposible acumular dos acciones que se sustentan en regímenes de responsabilidad distintos y que en principio poseen legitimados pasivos diferentes. Por otra parte si se aguardara la finalización del proceso civil ( y la demanda es rechazada) es probable que aquéllos tampoco puedan obtener la prestación sistémica por haber transcurrido el término de prescripción . . Para evitarlo entendemos que nada obsta a que el trabajador o sus derechohabientes reclamen al empleador un resarcimiento integral y que como pretensión subsidiaria incluya el reclamo a la A.R.T. por las prestaciones del sistema. Por lo tanto el trabajador o sus derechos habientes conservarán su derecho a éstas últimas evitándose las incongruencias apuntadas, es decir que se vean privados de la indemnización tarifada y que simultáneamente se libere del pago a la A.R.T.. De esta forma queda superada –asimismo- la objeción sustentada en la inobservancia de los Conv. 17,42 y 102 OIT , en cuanto establecen un contenido mínimo de las prestaciones por accidentes y enfermedades del trabajo, ya que el damnificado siempre tendría derecho previstas en el sistema especial diseñado por al L.R.T..- a las