LAS CLAVES DEL ABSOLUTISMO Y EL PARLAMENTARISMO

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.
XAVIER GIL Pl:JOL
Í'r(•Ít$(Jr tituiar 0< H1stvr14 �h.Jtmo
dt ia l'r.iwriid.ld dt B.rctfofl1'
Pits dt iluslnción
JOSÉ MARÍA VAL\IERDE
Voi1trsid.d dt 8arctlon.
LAS CLAVES
DEL ABSOLUTISMO
Y EL PARLAMENTARISMO
1603-1715
Planeta
ABSOLUTISMO
P. DA COIITONA: .l.> •do<Í tk
oro. Sitio X\11. Caltria
pal.aitJM. Fionnci.a.
El mito cl!sico dt la Edad de
Oro ocuJ)Ó un puesto notable
en I• mtnt>lidad d• la cultura
rcN(tnlista: a medida que se
tv0laciona had• ra crisis del
si¡lo xvu. 1. apeloción a esa
&ntiquisinia MI� ..sume un
s.nlido de critica de la tpoca
iclual. con un <aríz ptsimista.
r-or contrute con las
imág,n,s susdtAdas r,or tal
idea. Jt imr.osible h<llei.,.
E
n uno de los pasajes del drama histórico Antonio
y Cleopatra de Shakespeare (estrenado en 16071,
se lee que la bella egipeia, con el regalo Que le
hizo el romano, se convirtió en •de la Siria inierior. Chi·
pre. Lidia. reina absoluta ... Por su parte. en sus Princi·
pios matemáticos de filosofía natural O 68-i) Newton
afirmó que ,el tiempo absoluto. verdadero v matemáti·
co, por sí mismo y su propia naturaleza. Ouye uniforme­
mente sin referencia a nada externo,, en tanto ,,ue el e�­
pacio absoluto �,in referencia a nada exlemo. ,�rmane·
et siempre similar e inmóvil». E:1 calificai:·.-,:, «ilbsolut9 ..
en estas !rases indicaba perfección. plenitud�s·
mo senti<lo que. releridc, a un caballero. significaba ser
un cortesano cumplido. o. aplica<io a una dan,a. Quería
decir ser persona enteramente bella y encanlaóora. ·Ab·
soluto• implicaba más el goce de cualiJ��g_9uc el os­
t�er. Y cuando se usaba e��!lM.QJ!!ilitico.
como en el anterior fragmento de Shak.:�rtare, signifi­
caba ante todo integridad e independencia, en este cas<J
la de Cleopatra respecto de Roma.
Los orígenes de este sentido se remontaban a las lar·
gas lu.f!!!!_'!!�!!"�!es entre el lm¡,erio !'. .!!J'�.Q.P<lr
erigirse con el dominium mundi. c.:.n el gobierno supr<·
laCrlstiandad. A parecido objetivo tendían otras
de l.u máximas políticas de la époc;,. el non superior n·­
congnoscens que los reyes iO\-ocaban par� pn;éliñ'iaisü
autorioa�lush·a en materias terrenales dentro de sus
dominios, y el rex in regno Juo.es{if[IRf.f.ªL<?'..!.t8!1i sui
!•el rey en su reino es emperador de su rein(), ·). con que
los reyes querían negar al emperador todo tipa de inlcr·
vención en sus respectivos territorios. En ambos .:asfJs .;e
tt!_t��a-�e gozar la ple,¡itud�.PJ!.ltstalis, no m�!TI�<!a�i
S\,!peQi,a�_a_otra autoridad.
Sin embargo, las ralees últimas de estas expresiones se
hallaban en el dereéiioróiñaño:" que había rdoriado el
principio de aÜtoridad en todos los ámbitos. Dos de las
mb célebres máximas del gran comentarista Ulpiano.
del siglo 111, rezan quod principi µ/acuít /e¡;is haber ,•igo­
rem (,lo que place al príncipe tiene fuerza de le)'-), y
princep, legibus solutus est (•el príncipe ,:sW desli!lado
9
mo·de
P, DA CORTONA: Clori, th
lo1 lhrl,,rin/. 1633,1639.
Pal.do &n,erinl, Roma.
10
A. POZZO: Ahfoñ• dt h.
obn inls/onu� dt losJosullu
o EJ triunfo th Su l1n1do.
1691·1694. f•tho de la nave
d• la i&lula d• San 1anaclo,
Roma.
IJo$ ilÑi:enes clt la eloria
ultntrmna tn dos techo,
íabammte •blertos al cirio:
los B•rberini, aun ,itndo una
iamilia de ramoso, cardenales,
titn<n un m.ú alli mis cl!sico
que crf$Íi¡no;.en ún espacio
¡mbillUO
w<lan las
abejas emblemitia• de la
donde
11
nte estas má­
Juristas y pol!ticos manejaron profusamecontrapuesto.
sentido
ximas y no ñé«sariamente en principio, llevados a
Pero también st vela que uno y otro les 'de com inar.
diHci
sus últinw consecuencias, eran rey claramente e evado
Mientras unos autores querian
de seguir viéndolo
y diferenciado ele la sociedad, en lugar l, otros autores.
feuda
ide
pirám
la
de
cabeia
la
como
sólo
a mediados del si·
como el valencjano Pedro Belluga uu era una potes·
abso/
us
pote.s
la
que
aban
estim
r;v,
,io
uso por el rey de·
tad extraordiriarla y que, por tanto, su
ido.
ring
rest
str
bla
ina vino de la
La disociación clara en el terreno doctrCoras y, sobre
de
Jean
eses.
franc
tas
juris
os
de
mano
la République
todo, Jean l!odin en su Six livres de definitiva de la
ción
preta
inter
la
leció
estab
n
Bodi
1:
(1576
er lugar. poder
noción cJelpooer absoluto como. en prim
derecho�
el
y
divina
ley
la
(salvo
no
algu
te
sin lími
ativa indi·
le3isl
an(a
sober
como
.
lugar
dó
segun
ralJ y, en
4.i!l�!io
illLQ!.
co�
�
va·
exclusi
en
ada
ostent
,isible
iano quedaba,
bodin
o
solut
a
rey
El
.
riarca
por "'ermo
nas como de la
pues, desligado'tanto de las leyes huma ración. El mo·
elabo
su
en
aria
ment
parla
n
intervenció
ia medievai="""Y
narca como juez supremo -pervivenc. en esto consis­
rnamode
vedad
-no
único
legislador
los términos sobe­
tía la soberanla absoluta.)' de ahi que
diir.air te.eLo\ñi¡guo
i11.101
.
sinón
o
siend
ran
a?-ba
rano rg·
Régimen.
inal del absolu·
o por encima, de� ley,,). �¡ radi��. -�.�te.st� a.k �­
Pero uria cosa era la elaboración doctr la re,¡ljda,dQll(·
te
distan
muy
� lo eht� �·er�nas gene@�icm�Ld.e.cj}•iiistas :
re
siemp
!
tismo )' otra�
especie de positi·
Y canonL,tas "}edievales, en especial la escuela de glosa- 1
rativa de las monar uías. Adoptar unansiones reales a la
dor� Y� ' Ju nstas de Bolonia, Montpellier. Salamanca Y !
prete
las
orme
trans
vismo le que
.
descripción o expli·
otras unmr.s,dades que obraron en los siglos xm y XI\' la :
�upremada legi51ati\'a y judicial en
utista serla erró·
absol
en
ll�a �pción del derecho romano. y as( lo enten­
régim
del
ción
cación de la evolu
moná,:quici!J)Or
idad
dier?n también�. que \•ieron en lamisma 'un efi­
autor
la
de_
ento
nto. El relorzami
medios fue un
inter
res
w íNtrUmento .para afianzar su poder. Aun sin formar
.P!)de
de
serie
tnci¡na de toda una
. rpo. doctrinal compacto, estas ideas estaban mu\·
cado de retro·
salpi
.
un cu
rado
delibe
pre
�
rr$�SO l�nto. no siem
en consohiio(ha°­
lo
Monarchia
Dt
e
su
en
!ecogió.
las
Dante
dond
Y
.
tendidas
-en
ho
muc
�
ceMIS y que tardó
cia l310), � lejatoeñlavor dél' Imperio frente aTPa do.
lidarse.·
p ero los ¡unstas medievales tam 1én recuperaron otra
rqulas• del ReEn efecto, · tas llamadas •nuevas moria . de��!llD,
mixi�, quod omne.s tangir ab omnibus approbari debet
iento tmergieron cuando 'suS..fe)�S as civiles a
nacim
s ¡uerr
H? que atalle a t�o� debe ser.�oJ?.!<!9.P.l!r todos•b:.!�
con mayor o menor claridad, en grave n,w_nobles y
�phcaron • cuestione! de le islación. F.ste sentido enca­
mediados del siglo ;,.'\' a alianus de g�,A veces. como
JW.muy bien en las ideas m ieva es de representación
1i1i�mbros de las propias casas reinantes. as se sumaron
�nte Parlam.ent�s y Cortes, ideas que atemperabaa J
tn Catalul\a de 1462 a 1472, a estas guerr
�
nos. Pero
os ragores � ton� rlOS de otras proclamas romanas. En i
tambjén graves enfrentamientos rurales y urba de nuevo
s� uso.mecheval, dicha máxima recogía aspectos de la reesas •nuevas monargulas• no tenlan muchoterritorial.
c,p �� feu dovasaJlátic� y resumia ·1a·pa-rtící¡iaé[óri de
en su orsanización política, instituciorial o
mediev�­
los sybchtos en tareas Cíe gobierno. En iliidesé:áñsaba
Eran. en realidad, l�S.f.!l�f!!O.!!ªr.Ql.!Ía,s tardo i4a� !'(ljs
bueria parle del parlamentarismo medieval )' moderno.
les pero dotadas ahora de un princ].Pto. de autor
REMBRANDT: El AJ,opdo.
1634. Cakna Nacional,
PnC •·
En est• época, •dem;is dtl
tradicional abogado civil.
crece en imp0rUncii la figura
del teórico d,I der«ho
polllico • internacional -un
GrO(io. &, Rodin-, que, de
hecho, da valor jurídico•
alguna tendencia crtcient, en
los sisttrms 1e poclor en ti
mundo. Aun sin tanla
sofislicaóún como en
nuutr.u ideolo¡ios
conttms><•ránus. las ¡nn<les
pol<nci.u rehuían ti cinismo
de un M¡quiivelo Pl'ª
in\lOJ\'use en ,om,ióeraciones
ttórius.
i:
familia que tachonan sus
grandu construccionu
romana$ -·lo que no
hicieron los Wrblroo. lo
hiciuon I°' Blrberini•, se
d�ci•-: ,n umbio. ,1 jaui!A
pintor padre Pouo abre la
porspoctiv• wrtical dt un
cielo cristiano con una
hahilidad tlcniu ,n las lal�
columnu $in techo que
product \irtigo -los juuiw
eran mat$ttO$ ,n la J»icolugla
dt los tltCt0$ popullrtS p¡rl
la ,ida religiosa.
12
13
P. MICNARD: LullX/Vallfo.
Modildot alCJo xvtL CutUlo
de Ownpa, Fnacla.
Paro ti futuro Luis XIV, ti
wdtnal Muarino, dt origen
iUliano, hiio Vfflir dt su pals
divutidos tsptctkulos qut
tntrttwiestn al prlncipe
niflo, con sorprtndffltts
tran,oyu • incluso anima l es
mecánicos. La romrnedia
dtll'arlt italiana influyó
Umbifn decisiv&mé'lt: tn ti
teatro para nobles y pltbe)-os,
,uptro ndo la dificultad d• la
ltngua pracias a su sentido dt
la pantomima.
14
claro en maJlO$ de reyes capaces que se hicieron con la
iniciativa de· gobierno. Poco a poco. a lo largo del si,
glo XVI d�l'TOlltro!1_!�ovecho propjo otros medios y
pr.9Ullim1i:Dlos, a menudo recogidos de tradiciones medievales, circunstancia que permite hablarde los···orfge.
·•·
.
nes� ed� del Estado mo��o.
De entre esos · medios destaca, en primer lugar. el
principio de 1J'QOU9Uia.,dinástica Y hereditaria. Aunque
ya instaundo en la Edad Media, hasta tal punto que en el
siglo:XVI la lll9fl&rQuía electiva sólo perduraba en el Sa­
cro Imperio, en Polonia, en Hungrla. en Venecia (sin
f9rma. monárquica); y, forzosamente, en el Papado, la
continuidad-de este principio siguió siendo capital. Y es
significativo que la Guerra de las Dos Rosas inglesa ai:a­
bara en 1485 eón la aparición de una nueva dinastía, los
Tudor. Además, fue necesario reforzar el principio here­
ditario con rituales funerariosy-de coronación ·que deja,
ran claro a vista de todos que al fallecer el rey se produ·
cla la transmisión instantánea de la autoridad y los atri·
butos·:i su sucesor, transmisión operada mediante la teo­
ría, tambi,n medieval, de •los dos cuerp0s del rey•, uno
humano y_ptrtcedero, y otro, l� dignitas regia, inmortal.
De esta manera, los interregnos, mmpre delicados. deja·
ban formalmente de txistir. No le faltaban motivos a Bo­
din al incluir entre los requisitos para su soberanía abso­
luta el de ser pe�tua, pues cualquier plazo temp0ral li·
milab<a tooi ·autondad. Aun así, la dificultad en asegurar
sucesión varonil legitima, tan acuciante en tantas dinas·
tías, y las minorías de edad reales, con sus consiguientes
regencias, mermaron grandemente la por otra parle in·
Judable eficacia de tales principios.
Los rituales reales se completaban en !'rancia con d0$
rasgos caraclerlsticos: en la ceremonia dtcoronación,
celebrada en la catedral d� Chartru, los reyes eran con·
sagrados con los santos óleos¡y gozaban del PQder mifa:.
groso de curar la escrólul¡ imponiendo sus manos sobre
los eqferq¡os, fueran súbditos suyos o no. Consagrado y
taumaturgo, el rey adquiria una dimensión sobrenatural
que, completada con las teorías tfe monarquía de deré_.
cho divino -muy desarrolladas también en !'rancia-.
lo acercaba a los propios Papas, de cuyo gobierno teocra·
tico tanto aprendieron en organización y ritual. La mo­
na.rqula castellanay la ca�l:.noaragonea . por el cOñira­
no. perdieron sus cer�momas dtcoronación, sustituidas
pOr una proaimacioi, ante las respectivÍSCortu. y com­
pletacla;en el caso castellano y durante la Baja Edad Me·
día, por actos públicos en la calle. de marcado sabor visi·
gólico. No obstante, no-faltaron en la corona espallola
otros medios por los que el rey aparecla rodeádo Je una
:
ia a autos de le
1o en s� asistenc
·
aureola sacra¡ . ·. HJemp
. . s Y sem,pu
. •·
el Santo Oficao o en otras ocasiones pubhca
s los autores castella·
_much?
asimismo
fueron
y
liclS.
b
de la soberanfa de
nos que _ocuparon del origen divino
sus reyes .· · · · · · ·
se
IS
S. IIOUROOl'i: R•ni
O.Se.1rle,. MuMo d«I Lou,n,
Pan,.
En I> Cr,$i$ dtl $iglu '"'·
l>e><Ulo > rroron< un romtdiu
r..Jint :»r, J� mmlt:
IÍtrrar:e ali r,zl,n m.!.1
Ulricl, )' J>Ur¡ )' h3ctr l�I•
r�$ó d• ludo lo Jcn,is.
ll'l<licíón t imprtsion.s
�r!>on1ilts. p¡n, CONtruir un
t\!iiicic, íilos6fica dt nut'\·a
pl.mto1. con cu«turs d�
cl•rid>J lndud�hlt. St inici,
w � Edad dt la ku6n. tn
lucha con lu sombru ¡· lu
contrlldkciona ck un mundo •
. .
E
tn plt!ll �t hb
r óa. k --' 5ta sa 91l�1ón de 11 1ut orid¡d, presente en todos
los p¡(sa, ruultó putrcularmente útil p¡ra doblegar los
numerosos ltvllltlmientos nobilianos y populares, pu.es
ti �?!lo t intt_nsiíicación dtl derecho penal st ocupó
en � � la f• •u�a de alta traición o lesa maie�d.
T&I típrfiCicicSn �hctM, dt origen romano, fu, equip¡­
.
.
rada a i. htre¡1a o lesa majestad divina, e implicaba,
co
&la. � peo¡ de muerte. E5 ta figur.r protq¡fa a re­
�
.
_
yes) a fam1hu realu. y posteriormente st hizo extcnsi­
\ll a sus mínislros )' oficiales . Otl rt)' abajo, fue todo el
Estado ti que 1cabarl1 por sacralizarst.
; ,.
La dlqutta cort � lue otro eficaz. ¡�r.¡ut mú su­
.
til, fKtordelÍllnZlm1ento mo�rq1,ic'>. lnici1lmente no
st dts&rrolld tn cortes rules, sino tn lude los principes
del norte de llllia, como los Urbino (11 t\'OC¡da por Bal­
�r cit. �IIIJone en El corl�nol, o tn el ducado dt
Bo � �J!l;Onto Ju realezas lo adoptuon y amplia­
ron.;. Ci�lci :V; �r ejemplo, hizo lU}'O el rico repertorio
L. DE CAULLERY: ('ontifrlo
l'Org<>ñón y lo introdujo en Espal\1. Con ello. treniaron
tsl)lñOI. Principio,
t1«, un mundo de comporumimtos deferentes hicia ti
si¡lo ).'\11. MUHO d• 8tllu
monarc1 en el que paulatimmentt lue integrándose la
Artu. "'11ters. Francia.
otrora belicosa noblcu feud¡I. Notablemente 1ustero,
En ti Cr>nd Si«lt fr•n.:#s. lo
como el de los Austrías e.spañoles. o sobrecargado y tea­
ur•ilol ltníA un ar:-n
tral. romo ti de los Barbones fr1ncms con su epítome
rrrstigio remoto: Corrwille
en el Veí$3IIU de Luis XIV. el protocolo cortesano y su
triunfaba con u CiJy I•
lrnll difusión entre los grupos dirigentes de oda reino
tSf'>lnóladt tr• gran rtcurY.I
h� sido considerado por Norbtrt Elias como uno de los
literario -incluso. 'ue moda
tnlre los clam.u ,-estirde un
moto res del proceso ci,iliudor en la Europa moderna.
Si la perrona y la figura rtalu iban asl rtlorúndost, e,¡ • color ·•-flolenlermo•: u dt
s ur,<H'l.tr qut un p,arJo lir.¡ndo
también ti campo de acción de la corona aum entaba. La
• \'trdt-. Asl ,.t ilm,ginah> tn
r�r¡iiación del gobierno c..ntral se hizo mediante los
fr•ncia u� roncitt10 t$1'11'1ol.
Coñ1tjo org:anismos )'ª preexistentes que. integrados
con lo� .:.bllluos de negro. y
POr r>0ta�es del reino >', cacll vez en rm)'Or número. por
una almd6ier•d• wenswlldad.
tc�os. H multiplicarían y convertirlan en el oraanis·
con Offils al fondo. que en
mo CONUltivo del rey en las dh-erw m¡teriu y, a conti­
E:sp&t.a lt h>brla lt ribuido
nuaddn,:·en.:�· e.1tCUtor de las decisiones reales. pues
nw bien a Fnncla .
li
; Mustro drl Registro y Lord
sólo a.! rey competi. tomar ta decisión final, tanto en las U5uYO II Mo)Jo de Suecia
bajo Enri­
Sello PrMdo, como Thomas Cromwell
11randes cuestiones de Estado como en las más nimias
Tt$0rcro, como Robtrt Ctcíl
solicitudes. Fue la monarquía espaOola, con sus Conse­ u e Vlll de tn11latern; Lord
o, como
· l�bel I y. J�bo 1; o stcretario dr Consej
jOI especialiudc,s en rmterias (Estado, Currra, Hacien­
Felipe 11.
o Piru y Mlteo Vázc¡ue1 de Leca bajo
da, Cnmda, Órdenes Militares, Inquisición) y en territo·
i , persorw
El l$&Of9poU\jcoysocialdelos secretar c»
rios (Castlll&, Aragón, Italia, Indias), la qur mis desarro­
los Consejos y. por re111a 11e­
lló el l�mado sistema POlisjnodjaJ sistrma qur pronto nicialmtnte i«undarias rn
con estudios
nl. de �ión social no noble ptro
ldoptUon tambitn, aunqur a menor esca.la, las monar­
sidtrido como claro
niversitarios m leyes, ha sido con.
qu� franc:m e inglrs¡,
Coordinar la labor de tan variados Consejos, dondr no
o. VEIÁZQUEZ: lM
•r• extrallo qur un mismo personaje fuera consejero de
Mtfliou. (Dtt&lle.) 1656.
varios, 'J astfurar el flujo de consultas al rey y órdenes
H..- dtl Prado, Madrid.
del rey se convirtió en un gr¡w problrrm que, si no se
Ll famoso etiq;,&. espat,ol�
remediaba, podía paraliur la mjquina administrativa.
el •sumiller de cortina» -en
u1ecasooonJ01Hlieto- ua
Esto dio pie a que un determinado ministro adq¡tlcitra
un noble con el P<iviltelo
�, . un rd� superior, sin imporur mucho el ca..r.ao (o acutxclusiw dt lev•nt.ar b
mul�ón de cargos) que desempei'lara: canciller, como
cortina por dondt ib.ln • pu¡r
Mercurino Cattinara bajo Carlos V y Axrl Oxenstierna bajo
los Reyu. Habi. otro noble,
por rje.mplo. con tl privilrtio
dt ocuplrst dtl bnsrro dt sus
1'11jutllks. qut una vtt
tstuvitron a punto de
asfidarst porque, en un
momento ck mucho tuío. no
utaba a mano tl lrist«rat.a
en cuestión r ningún otro se
atrtvfa a 1sumir tSct
prtrrQf.lliv•.
18
J. CAJlAdO J)t:· Mftv.NDA:
Doña IMI lk Ziñip,
coodua lk /lf!)lllffJT)', Mu,to
Uzaro C.wlano, Madrid.
Las fakwntntas' dt las damas
eran tñtoncu boswlte
amplias, en todo> los países,
pero b Corte apal'lol• lltgó
tn uoal mrrrno con su,
-rdupdos• -as! llamados
POr la planta, •vuduQo•.
ell)'as ramas strvlan Pl'"
armar • montaje de rnaauu y
faldas, ,nú ancho en sentido
transwml-. Sobre,,..
utrns'ón, las damas dejabon
dtsarU1r la mano con un
p¡/IUtlo, junto I alQún adorno
-rn est•�so.
sorprtnckntemrnte. un
pistolrte.
19
F. nIZZI: Aalo • k • 1680
u� plua ,,.,.,,. 1683.
M...... del Pndo, Madrid.
A nadit k pl't(l(upab¡
di$linau ir dónde ..taba 10
rellaioJo y clóndt t$t.aba lo
ttcul•r en un •auto de fe•: la
autorid.lcl religiosa entrt,aha
a SU$ uos &l •bmo $tCular•
pm la hoguer1, si procedll.
En algull0$CISOS. K que1111ba
·cn efigie•: en Ca$OO me"°'
gra�s Y antJ!entldos,"
lmponla solamente el
•wmbenito•, un cal)Olc de
lana amarilla con la cruz de
s.n Andrb y unas 11•1111$
pin lldu � un alto gono .
a�1ogo.'Asistla la familia rul ,i
m pleno, cun autoridlda
dvilos ¡· ccleswtiw.
20
exponente de. hasta qué punto se estaban burocratiundo
!u tareas de gobierno e incluso la propia función de rei·
nar. Un Feli� 11 encerrado en su gabinete escurialense
¡notando y despachando innumerables papeles proce·
dentes de todos los rincones de sus vastos dominóos es el
mti<!!;,mumtll de tal fenómeno. Mú adelante, en las dé·
cadas·inicialcs del siglo XVII, los validos, privados o (avo·
rito de condición noble. desempefiarlan funciones pa·
&
reci
a la del secretario, con una mayor, aunque no
completa, definición institucional. En cualquier ca50, tener acceso directd al rey atravesando los círculos admi·
nistntÍ\IOS y cortesanos que lo rodeaban <•asegurarse el
oldo dd rey•, como se decía en inglés, o lograr el •dH·
pacho a
en expresión espal\ola) resultó ser algo
decisfyo para la ¡¡obernación.
• Frente a los estimables progresos en el ámbito central,
la P!nctTación de la autoridad real en el mundo JogJ íue
mú�lenática. La instauración por los Re�s Cttóli·
cos co
1dores al frente de los municipios castella­
n7i
nos fue $in uda un gran paso en este sentido. aunq11e a
boca,
C. COPPOIA: LI pc,U-"'
N,pol,s en 1656. (Dtllllu.)
St(unda mlbd ,iglo XVl1,
MuMO Nocioaal de Sul
Mutino, N,pola.
l,.a$ grandts epidemia$ J
Kgulan uotando
periódicamenlt Europ;,:
ahora lu pesltS oricnt;,ltS no
rnultshan tan Yirulenlu
como la del siglo Xl\', untdida
qu• $< •ltjab,m del puerto c1t
,ntrada, J!er<> habla al�ún
nurvo uc.tc. como la ,lfilis,
qut st sul)('Of•
-discutibltmente- 1;,aada
dt ,v,1'riu: en F.$pan,.,
¡,atrióticamentt, $C llamaba
·mal franct$• a C$Col
tnlermtda,d. talcomosn 1918
IO$ francutS llamarlan
•<$pai\ola• a la que o,,SQtros
llamamos por su nombrt
trancé$: grippe.
•,
21
la l&r1a esl0$ oficiales rules no pudieron sustraerse
completo a las influenciu de los poderosos grupos diri
11mtes IOQ!es. En� 11.Corona_nomb�uec
�e. pese I no ser un argo de tipo comi$1m! y
no tener remuneración, desempeflaron un gran PIPCI
ar�cias al � de rable pmtigio social de que aouban
en &u "1nb1lo de actuación. Y los intendentes franceses
creados durante la <Uada de 1630, hin sido considera'.
dos corno el mejor ejemplo de esta creciente prutncia
gubcmamenul en provinciu.
Por otra parte, lucron asimismo problem,ticas las ret • ladones con la Iglesia. Los conflictos entre poder sTciifar
Y poder relfQioso tenían una granada tradición medieval
e iban I continuar, exacer�os ahora por el creciente
autoritarismo de ambos. u amenua de F'emando de
Anaón en 1508 de retirar todos sus dominios de la obc­
di�ia papal, que forzó al Papado a cejar en sus medidas
hac,1 N�lcs, y lu efectivas rupturas, tru 11 eclosión de
� Reforma, de Gustavo Vasa de Suecia en 1527 y de En­
nquc VJJ J de lnQl1t�rra en 1534, con la subsiauiente
confiscac,�n, respectivamente, de todas lu propiedades
de la l9les1a y de los monasterios, fueron algunos de los
choques � dtscollantes. Los gobernantes se rnostra­
ro � siempre muy atentos acera del nombramiento de
obispos y otros cargos eclesiútícos. Librados por igual a
n de
un códia<> único. La imprenta contribu)'6 a la difusió io­
� interior e internacional, las repercusiones de estos
del creciente mlmero de profes
seno
ti
en
ellos
todos
confl,ctos sobre la política y la sociedad siguieron siendo
nales del derecho.
formicfables hasta bien entrada la seaunda mitad del si­
fin, o.1
Los incipientq e!'rcitos profesionales fueron, en
glo XVII, en que empu¡,ron a amainar.
Sin
uías.
monarq
las
a
ron
rdoru
que
Olro.de los factores
P�entc también de las disputas medievales entre
ca
,,
rmbar¡o, no fueron privativos de ellas, pues la repúbli
Papado t Imperio, siguió vigente la pretensión de esta­
1omeciana y la de las Provinciu Unidas contaron a ini­
bJectr la. prlrNcúo del respccti110 ordenamiento legal.
uno de
cios del siglo X\11 y del X\11, res�ctivamente, con
Pero centenaria labor dt los glosadorcs en favor del
_
los ejércitos mú pOderosos del momento. Y en segundo
pnnc1p10 unum cm ius (dado que 'ti imperio exilte )'
lugv, no todo el esfuerzo bélico de la época descansaba
debe ciiistir, debe �ener �n solo derecho>' éste sólo pue­
tn estos ejércitos profesionales, sino que en pleno si·
de �L�l..!<!fflll!..CIJUS.l!ll!IDCl>), alcanzó tambifo ahora a
«lo �'VII �rduraban los eitrcitos pri,-ados de nobles y las
otros únbitos, d de los derechos consuet!!.lfultriQLy.Jo·
milicias ciudadanas, con la dilcrencia de que, poco a
� Desde la Baja Ed¡d Media habla una tendencia a
poco y no sin resistencias. fueron integr�dos en la pollli·
codificar los distintos cuerpos legales y englobarlos bajo
ca militar de conjunto t=da por lacorona. La belicosi·
el manto d�I dtrrcho común, c¡ue adc�s. era por lo ae·
dad privada, que tanto hllbfa uolado la vida polftica intt·
neral el ómco ense/1:ido en las Universidadrs. El Ordena­
rior de los pa!ses durante el siglo X\', fue ahora c.inaliu·
�ento de Montalvo de U84 y la Nueva Rtcopi/acidn de
cla en buena medjJ¡, hacia el .txterior en empresas de
b67, ambos relatrvos a las leyes de Castilla, y las codifi·
conquista. La.< guerras de Italia entre franceses y espal'lo·
cact00es. de derecho civil y criminal francés realiudas
ionan el mejor ejemplo. Pero si
por Colbtrt (1667, 1670) son buenos ejemplos. Hubo · les (U94-Í55Y) proporc
de muchos problemas internos con
reyes
los
esto
libró.a.
tarnblin _recopil1eioncs de derechos forales, como las
sus sybditos mú poderosos e inquietos, la propia guerra
efect�as en Catalul'la, Ara¡ón, Valencia; y refundicio­
exterior no·� en acarrear ¡astos enormes, los cuales
nes,� la pr�cticada en Luxemburao en 1623, que
repcrcutJcroi!'.en un giro dec1s1YO en la polltica hacendfs·.
flon:iolotó sw ciento un dtrc..hos consuetudinlrios en
·'ª·
22
J. BRAUN: twuloM.
CMuruo...i, ,_,,,.
1599. Scrwdo_,eoañllco del
mlnister:lo dt DcftnH,
'Madrid..
1..3 euern crece en u.maoo y
en uia,ncia ele p¡los. a lo
lar,o ele em qioc&: a finaltS
del SÍlllo lM, en &rcelona, los
utilleros -awaunu­
tr,bajan en varios cascos
,imuldhtamente, boúndolos
lueecnl rnu para completar la
arboladura -por cierto, hoy
eslffl a 1'lrios mdros por
enciffll del niwl 'del rNr, por
la len� eltvaclón de ou sector
de costa-. Sufren
upeci¡lmentc lol bosques.
coo atenta búsqueda de
troncos que, por ,u curvatur,
n¡tunJ,.fadlitarJn su
1ransl�cl6n en culMlemu.
23
,nonárquica, es decir la monarquía mista, mientras que
Bodin abo&aba por el gobierno monárquico que él llama·
t,a .pu ro•. De ·un modo o de otro. el principio monár·
quico acaba imponiéndose tanto en la teorla corno en la
prictica,
!'ero no hay que antedatar el triunfo monbquil:o. Las
cosas no estaban tan decididas. ni en las opiniones ni en
La realidad. En las dt!cadas de 1510 y 1520 �a­
qui,velo acusaba al Papado de di\1idir a los italianos e im­
�estar unidos íelizmente bajo un único gober·
nante, como en-España y Francia, cuyos $0ldados, preci·
samente por ello, pod{an hollar bárbaramente la penln­
compartfa esta opi·
wla apenina. Francesco
nión a prop6$ito del Papado, pero. en cambio, discrepaba
ck que esto constituyera una tal desgracia pues. a su pa·
rteer, era esa misma desunión y la ausencia de monarca
l-0 que e:tplicaba el rico humanismo cMco de Florencia }.
otras ciudades italianas. Esta disparidad de juicios per·
durarfa largamente entre pensadores )' políticos. Y si
hien es cierto que ciudades-estado como Venecia y Lü·
txc�. dos de las grandes potencias políticas y comercia­
les clel Renacimiento. ya no ejercían a 'mediados del si·
glo �'VI el dominio de otrora debido a las guerras que
contr¡ ellas libraron sendas ligas de países vecinos. no es
mtnos cierto que ambas conservaron su independencia y
w religión. católica ),' protestante, respectivamente, con
d añadido de que Venecia logró mantener a raya al Papa­
do en uno de los conOiclos más célebres entre los hom·
hru do letras de la l!poca.
Por otra parte. e.�rio germ�nico. tan disgregado
rolítica y territorialmente, sobrevivió a las guerras entre
calólicos l' protestantes de la primera mitad del siglo x11.
La Pai de Augsburgo (1555). con su principio cuius re­
l!io. eíus religio (cada súbdito debería profei.ar la religión
que tuviera su señor territorial dire<tol fue un compro·
miso nacido de las tablas militares de los contendientes
)'. aunque los contlictos no dei.aparecieron. el pilSO del
tiempo mostró que no fue la peor solución, en especial
en comparacíón con la F"rancia contemporánea. Es decir.
támbifo un tipo de organización tan característicamente
ícudal r medieval como la del Imperio se mostraba viable
Nra los nue-.•os tiempos. Y los nut\'OS tiempos dieron
luz a un tipo inédito de organiiaci,ln ..!)Olitica: las Provin·
cfas Unidas. Después de abjura, d< felipe II en 1581. esta
Nqueña república ¡,rotestamt fue afianúndose contra
todo pronóstico frente a los tercios españoles )' ptse al
interve ncionismo. a ,•eces inquietante. de sus aliados.
Francia e Inglaterra.
!.is propias monarquías no eran tan luertes como hov
q�
N. LOCKE:I': Jo1m Kint,
ohi,po do úmdm. l 62Ó.
Cakrii nacional ele rtlnto1,
Londrt1.
An�lkan0$ )' prote.Unlu dt
diY<r¡u �tnominM:ionts
coincidtn tn prucindir dt laa
,u
· limtnlaa eclesj¡lu
c¡(ólkaa. ptro ,,.,. MfoptAr
otras no mt- -ru, si
24
tiC.1 � parlamentaria de cada
reino. como se verá en el
pr 6�,mo capitulo.
Podff
l
mon,rquico iba consolidándos
E"
e. De los tres
II diji61er�
eslablec,dos por Amióleles -mo
�
nar·
oc,¡cia Y dernocr�ci�-· qut
en pluma de los
:�:
IA q,oca st conv1rt1eron en un
exten
dido lu·
n
ar
a era indudablemente el m�s
.�
ha·
fit:�
· uc �
t,:a, _,stas hablaban de las
virtu
des de
una suerte de equohbno entre
uto s tres tipos bajo form a
bitn mt""' di,t&t><iadu de I•
Y<stimen� secular -uf. con
lo• grindes cuellos
uc¡ro]¡dos que había qu•
planchar y .imidorlar con
unos moldu esptci. .i� -.
Estt obispo &nglic•no
-recutrdese qu• los <·bispos
anglic¡nos son nombr.,dos
por ti Parllrn<nlo- ordtn6
Je dtrigo al eran po<la John
Donne. el mejor de lo,
«mttaíísicos...
25
f. QIIESNEL: R,rnro de
BW•• f'ua,/, SiClo XVII.
MustodtVenallH.
&n tl clirm de Port·ROl'•t
desuca la rnixirm riaura de la
rtlitioclclad francaa del
siato X\'W: Pual. Ccni&I
matem'lico y lwco, Íl'l\�n\or
y próspero vtnlkdor dt ta
primer• fflM!Uin• de calcular.
ul como lcludor de la
caritativa instltucidn dt los
omttibus. cochu t.aml>wn
para los pobres. a Pucal le
pueda. sin <fflbarto, ciw
todos los .abtrts hurmno• no
puahan de ser un
tnlrettnimifnto vano ante la
ar•n cuati6n del posible
sentido dt la vida ante Dio• Y
la eternidad.
26
ttnsión territorial. Al orientar hada el exterior el lmpelu
militar, los dominios propios gued,.ban prktjr.amtnte
deslsistidos en uso de rebelioi\ts o tumultos. A esle res·
prcto, es elocuentt que las Cortes de �tilla de 1592·
.
1593 pidier1n la creación de ¡¡uardas inten_om, b1e � do­
tadas y eficaces. También lo es la repetída 1mpotenc1a de
.
los virreyes espa1,oles ante el bandolerismo en sus rt1·
nos mediterráneos, todavla a finales del si¡lo lMI, Y to
mismo puedt decirse de las hernundadts, corone/1, so­
tndail y otras tropas locales. La lllta de fueras de or·
ckn pllblico propiamentt .d� fue pullcularmente
_
�cianle para unos gobemant.es obsesionados con el pe·
li¡¡ro de las facciones internu. El recuerdo d� la r � lu·
ción cionipi, en 1378, y del gobierno popuhsta radical
del moc,je $a\oonuola, en 1494-1498, ambos suce�idos
en Florenda. se mantent. vivo, mb.ime cuanJo su ines­
Ptr¡do bito se atribuía a las desavenmcw en ti interior
ele·los grupos dirí¡¡entes.
�-triunfo d!L.e!_otest.antis.mo.Jllrav.' Jo.indecible.uta27
P.P.RUBENS:l'N,�nlMicln
tkl ,.,,.,o tk /llana h
MH/cll I Enrlqu• n·.
1622·1625. HuMO dtl
Parú.
Tru lU OflOrluN com<orsión
•ta1oli<wno. En,icrut Ir,...
tener 01,a cQn\'U$ir.n cuhur.al
a lt, ilali1n,J. o1rort,do ror
�larí• J, .'lfdicis. con nollhl<S
<OllkCotncíu tn ti ordtn
hltruio y >rtbticu: l<IUI. los
fl,a\'"'Ji rtoln r lais dioJ.&S
dtSJ>tChuR•�· ,•itntn •
complttu 11 rtn\lnd.a ,1J
uríritu huaono:t. como
�itrt• • txp, ..., Rulitns tn
tst¡ imia,n rttro.sf)t(tiv,1,
más \'tr�Ckrl por lo
ianU.stk1.
Lou,.,...
dd,ilidad illtt el faccionalismo, pues �ó
brechu prt,.
fundas (l)lr.f.l\ll!d�kf.nt�c gobernantq yeñlifamili¡
· ru l. E� la fuerra CMI, �hmentada tambi
én desde el ex.
_
tenor.
De ahí que los gobtrnanlts se afanaran prkti
c.i
ment
t�
partes
por
alladi
r •una fe. a la anterio;
�
� . •un r�y. una lev-. v lormu¡o il,S{ YN Cc�<U
tan •nwadl como difícil de alanzar. l..l
Fra11Cia desga.
rrada por ocho fuerras de religión entre
1562
st!¡b¡ el�entemente adónde podfan condu >' 1598
::
cir uu
Y si Espala se vio excepcionalmente inmun
e
a este tipo_ de connictos, el temor a un mui
vo levanta-
üida:da.
lfticnlD morisco apo�-ado por el turco no desapareció
haSta que esta minoría fue expuls.tda en 1609. Sólo la re·
t1ui$ Venecia aparecía disfrutando de una larea y envi·
diada estabilidad.
El deseo de aubar con la guerra civil influyó proba·
l,kmtnte en Bodin al elabom su doctrin.1 de J¡ sob(ra11¡¡ legislativa indivisible. Parcela inaplazable lograr un
principio de •utoridad firme capaz de rti,\¡_l!!illw:.Jlre·
w,rvar el orden. Y, en electo, a pesar de cualesquiera de­
�ilicudes lunciona!es en las monarquías, el término •abl()lulo• imponl��to. El libro de Bodin tuvo un gran
txilo: hasta 1590 conoció quince ediciones. Y un indicio
Je su re�rcusión en la poHlica práctica se halla en lo su­
cedido en 1582, cuando. en plena revolución holandesa.
d duque de Aojou. lrands, recibió ti lílulo de •príncipe
) sellor• de los Países Bajos. Los consejeros del duque de
Anjou quisieron al\adir el tfrmino •sobtrano• al titulo,
peto los holandeses replicaron que sober,no significaba
lener poder 3bsolulo r que sus leyes ) coslumbres impe­
dWI conceder tal� atribuciones a su gobernante. En la
Francia de donde procedía Ar,jou c.ui habfan desapareci­
do la autoridad real y el Estado, y. sin embargo, la mo­
n:uqula absolul� bodiniana se erigía como todo un símbo­
lo. temido o deseado. de los nuevos modos de gobernar.
Las auerras de relígión lrancesu acabaron durantt el
reinado de Enri'{!!! IV, quien salvó la monarquíª en los
dos lrenteseñílonde mú se había tambaleado:" el suce­
soci2.Y.!!!�i2.�Tras el asesinato de Enrique 111. utó·
·-1ico ) de la ca.<a Valois. en 1589. accedió al lrono su parienle Enrique de Borbón, prolestanle y hasta enlonc•s
''>' de la Navarra seplenlrional. que lomó .J titulo de
Enrique IV e instauró la dinastía borbónica en Francia.
IJisconíorme. la Liga católiu convocó en 1593 una reu­
nión de los Estados Generales. la asamblea parlamenta·
ria lrancm, p.1ra elegir un nuevo rey qut fuera católico.
La reunión no era legal. pues para serlo debla convocarla
el rropio �)'. Dtsde l:'.spañ¡. Felipe II tambifo propugna .
b. un católico en el 1rono frallCés y aPo) ·aba la candida­
tura de su hija. la infanta Isabel Clua Euaenia, por serlo
de su matrimonio con la ya fallecida Isabel de Valois.
Pero t$la candi.Jata contravenía doblemente la Ley Sáli­
ca. que ancestulmenle impedía a las mujeres reinar en
franc¡¡, Adem�•. la perspectiva de una sucesión espaflo·
la. con ti" poderoso Felipe II detr�s. mitigó la oposición
lituwr & Enrique 11 ·. Finalmente los reunidos no se pu­
&icron de acuerdo acerca de nin¡¡ún c.indidato y la opera­
c ión electiva fraasó.
· En el mismo allo 1593. Enrique IV se vio tonado a ab·
Jurar de ,u rcli¡¡ión protestante y abru.ar la fe utólica
º
º
º
28
J, 8. .MART(NCZ DEL
MAZO: 1'111• de Z.r>IOU,
t6•7. Multo d•l l'ndo,
Madrid.
T.-.. f¿tjtcución de Linuu. •
finu dtl siclo JM, lu
cuestionu íonla ya son
cuestión caW.n1 mis qut
araaonua, ti.uta •lean.. ,
pltna conOlctivi<lad •
m<d..dos cid sitlo r.11.
Mit.ntra.s Unto. dentro d t la
llteraturo barroa upañola
hoy un INtn número ck
t.S(ritorts ara,ont$U, qvr
quiú cabria cuac\eriw, en
<0njunto, por su c,.,�d
ftica, con tendencia al estilo
tnjuto.
30
pan �ll&r w protestas de la Llga y preservu así b in­
_
te¡ndad fnn<esa . Fue una conducta tildada de po/iliqut,
por anteponer lu razones políticas al credo religio$0.
4s numerosisimas acusaciones de doblu, maquia�lis­
mo y tibieza religiosa no impidieron que la S¡nia Sede
aceptara la conversión en 1595 y, a continuación, Enri­
que IV_promul� eLEdicto �� 0598J, por el que
se reconocl.tn derechos civiles y religiosos a los hugono­
tes fra�eses.. No logró el acariciado principio •un roi,
une fo1•, pero sí, al menos, como se cuidó de set\alar,
qu�_todos los francesuoraran..! un .misrul!.Dios. Eran
�s .llll92l..-fon,dos, como mal merior- de la tnleran·
m modcrm. Y salvó al Estado. Bien podía priic!¡r.,iT.iñ
1599, ante los miembros éJel Parlement d• "•rís. el alto
órpno judjcw fr¡ncb, q� el reino •es mio por huen­
c!a, y por ldqúisíción•. A partir de entonces, Francia vi­
vió unos· allos ds estabilidady la monarquía. encarnada
en un �ey de estima popular por sus logros pollticos y
amatorios,.,� wrt galant. st consolidó sensiblemente.
Pero nada en definitivo. En 1610 un oscuro personaje,
rnnt9ís Ra,-.illac, asesinó a Enrique. El abismo parecla
abrirse de nue,-o.
Li situación espaflola en el cambio de siglo era, al
iewl que lo hAbía sido antes, mucho más sosegada. Al
lll ltcer Felíi,e II en 1598 le pudo suceder sin problemas
su hijo,�que,•unque indolente, tenla la n•da
dcsdei\u,fe virtud de ser varón y legfton,o. al¡o con que
r,o contaban todas las ruluas, incluido el propio f'eliPt II dunnte buena· parte de su fugo reinado. Isabel I de
ln¡laterra, por ejemplo. murió $Ollera en ¡60J"y"lí di· . . ;._¡)
mstb Tudor quedó extinta. Poco antes, en 1601, Isabel 'H,
\
hl\'O que vencer la muy ¡..- rtbelión del conde de Es·
sex, la cual mostró que tampoco en IJ18laterr•. pese• la
l&bor de apaciguamiento polftico y religioso llevada a
c.bq,.d futuro de •
I monarqufl. autoritaria ts!U>I. aKIIU·
>,,1,
�fallecer la Rdru Virgen llet16 •I trono de Londres
J� VI Estuardo, rey de E.«xia. quien, � 1
31
de Inglaterra, incorporó ambas coronas. Esta suma de
patrimonios din1sticos, tan �tcida a la que �bla ttn�
do lupr tntre la Corona de AR,16n )' los reinos de Cast�
lla con los Reyes Católicos y lutliO entre Espal\a y el lm .
perlo CO!' Carlos V, o !J.�!le unió el PrincipM2..l!.t Cales
a la corona inalesa, ponla de relieve hasta qut punto l¡¡
monuqulas y JO$ estados no eran unitari0$ Y. lmOO\
.aún, nac:10Niti. Incluso las rNs cohesionadas (EspaJ'la.
lnalaterr1, Francia) eran rnonarqu�Q�estas; don .
de, como diria en 1647 Ju.in dt Solónano Pereira ref�
ritndose a la espanola, •los reinos se han de regir y go­
bernar corno si el rey que los tiene juntos lo fuera sota .
mente de ad¡ uno de ellos•. Este carácter c.O.!!!J>.IIJ:$li) st
acentuó en 1580 cuando f'elipe II antxionó Portugal a su
co�. y tn 1589 cuando Enrique ckBoñíón wdió su
reino patrimoni¡I de Navarnaíc�Ünto-lrands. Dt
�ec:ido, en!J. f!1undo b¡ltico.clonde las fronteras
nuiialueron muy sólidas, en distintos momentos de los
siatos lM y XVII lo�es de Dinamarca fueron también
� de Norueaa f3iSuecia l. ostentaron el ducado dt
f� mientras que los de Po��i.�_g�ernaron ade·
rNs partt de Prusia y eran grandes duques dt Lituania.
qut )'i de por si'iraüñ conglomtri<loTtñico. El Imperio,
por fln. con su �teroat�ea mezcla dt territorios, pu,,
blos, lenguas y rtligiones. constituía una forma polítio
un repmcntativ¡ dt los tiempos corno las propias rno·
narquías.
El silllo x,11 tmpeuba con aires p;iciflcadorts. En
·ins, en 1604
1598 se firmó la Pu lranco-espal\ola de
�
la pu entre �!'!'.ñ!.}_�laterray eñí . la Tr��. de
l>oct MO$ entre l::spal\¡ y las Pr°"incias Unidas. Estas
rnostral>An dos facetas contra 1,ucstiisde'Tcis gobier­
nos mon�rquicos. Al igual que sucedió ,on la Pu de Ca·
tuu-Cambré.\is. firmada entrt Esp;ir'\a )' Francia en
1559. ti actual cese de hostilidades se Jebia en huem
medida a un ¡¡_o_wnicnto mfüt¡r,_h.��r,�lstico s aui:
.ll!!cológico pr011ocado mas o meno< en toJas partes por
el fuerte activismo gubo?rnamtntal d• las décadas 3nlc·
riores. t¡nto tn ¡,c.,lítica interior como intern;,cion31.
t:,to significaba que esas mon;,rqulas .que �e querí�n ;,t, .
!-Olutas podían aca!í.ir s1cnao\·1Cíi!ñ;s" Jc los misiñó,. lac·
lores que les h'ili,an �rmiíian asentar
su auturÍd3d 5-0·
··-· - ·-·- ··-·· ·· ·-·
brc wes más firmes.·Pero. por otro lado. I¡ Curuna parte!;, !-<:r la instancia
mis c.ip;icitada para s¡jj¡¡f�c« 1us Jes,us Je r>az v urJcn
�,ntidos-cnlri, ñum,· ruSJs capas Je l. iv,bla.:ivn. ·,� tw·
lución de los regímenes mc,narquicus en d futuro mmc·
diato iba a def)Cndcr por lo mcllfl< tant" Je eso; dc!cu<
cumo de la difusl',n de las teo,·f;u j< U,.Jin.
pices
32
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