Sobre educación, corrupción, nepotismos y nomenclaturas. Educación: En el campo de la Educación, mes a mes y año a año se consuma la pérdida del poder adquisitivo en los salarios docentes, de los profesores y de los maestros rurales. Equívocamente, aun se discuten porcentajes cuando lo que habría que hacer es ir al meollo de la cuestión, asegurando, consolidando y recuperando un básico digno suficiente para, recién después, hablar de porcentajes, tanto a activos como a pasivos padecientes; todo eso sin perjuicio de dotar a nuestra educación de inmuebles/equipamientos modernos y apropiados tanto como de recuperar sin demora, gradual y paulatinamente, el interés, la atención, aplicación y entusiasmo en los procesos de enseñanza/aprendizaje. Un párrafo especialísimo merece la necesidad de reincorporar curricularmente una clara y neutral educación democrática e instrucción cívica, cuyas ausencias o bastardeo nos privaron -entre otras cosas-, de autonomía e independencia política y de corresponsabilidad ciudadana. Esto último esta reflejado en datos oficiales de las dos últimas décadas, cada vez que emitieron su sagrado sufragio millones de argentinos, todo ello según nefastos desempeños de cada gestión de la cosa pública (nacional, provincial y en menor medida, municipal); una penosa y reprochable realidad de fracasos recurrentes que acredita una enorme irresponsabilidad culposa colectiva, tanto en la elección de los candidatos respectivos cuanto en la vigilancia de aquellos que resultaron ungidos para las responsabilidades políticas e institucionales pertinentes. Consecuente e Institucionalmente, vivimos en una situación dramática con múltiples y diversas crisis: crisis educativa, crisis política (Vg., partidos sin candidatos y candidatos sin partidos, no obstante lo dispuesto en el articulo 38 de nuestra Carta Magna), crisis republicana, crisis de la seguridad, crisis energética, crisis del transporte, crisis de la infraestructura, crisis rural, crisis de los servicios públicos y de sus agencias/entes reguladores, desmadre sindical, crisis de confianza, crisis ecológica, estragos del narcotráfico, fragilidad institucional y una singular metástasis de la corrupción. Corrupción: Todo ello se explica cuando muchos políticos y/o funcionarios `perseveran` con todo denuedo y fruición en la repetición e innovación de toda clase y jerarquía en las prácticas corruptas, despreciando la educación y auspiciando los nepotismos, la 1 ausencia de transparencia como ya, la cuasi abolición de los derechos de los usuarios y consumidores, etc. Ante este zozobrante escenario político, pareciera que se propondrían continuar privilegiando participaciones espurias en la gestión de los asuntos públicos, algo sólo explicable por la abulia, la pachorra, la estulticia y la languidez “militantes” de nuestra Sociedad civil porque siempre, ¡nunca es lo que nos hacen sino, lo que nosotros permitimos! Por eso mismo, si no somos capaces de unimos y cuidamos como conciudadanos, si no elegimos y nos calzamos la misma camiseta nacional recuperando la vivencia activa en la vía cívica de las calles y en las urnas, con el entusiasmo, la visibilidad y responsabilidad con que lo hacemos por un simple triunfo deportivo nacional, seguramente nos seguirán devorando pero, como ya hace tiempo, ¡no solo los de afuera! Confirma lo dicho, una espantosa insatisfacción de las necesidades físicas básicas de casi un tercio de la población urbana y rural, los habitantes de las calles, la ausencia de inversiones internas y externas, el Indec o “elogio de la mentira”, `los cepos`, la inseguridad, la escandalosa desocupación/desempleo; la recesión y una inflación atrapada en los dos dígitos pero, centralmente, el mal acostumbramiento y la resignación ciudadana. Mientras tanto y por décadas, ingentes recursos públicos para infraestructura primaria, secundaria y terciaria como para “educación cooperativa, (Ley 23.427), etc., son desviados de sus finalidades especificas, aún cuando tienen expreso destino y explicita afectación legal. Nepotismos y Nomenklaturas: Los mismos nombres, los mismos apellidos, las mismas personas, las mismas familias “han decretado” que la política es sólo para ellos… para usarla, abusarla y disfrutarla y enriquecerse ilícita e intergeneracionalmente desde el altar de la altanería y de la petulancia... Eso mismo repugna y nada tiene que ver con ningún gobierno supuestamente al servicio de la democracia y de la república, que eficaz y verdaderamente persiga el interés general y la paz social. Todos nuestros gestores del Estado –cuyo único fin y limite, es el bien común-, invariablemente, debieran ser transparentes e idóneos, dispuestos a someterse al control público tanto en lo que se refiere al uso de los recursos estatales/ambientales tanto como en las licitaciones, contratación del personal, información pública, etc. Así el fortalecimiento de nuestras Instituciones, la restauración del sistema democrático, y la abolición de todo nepotismo & nomenklatura corrupta con sus fueros, privilegios y enroques, debieran ser mucho más que un acicate y garantía para que, cualquier gobernante y/o ciudadano pudiera estar seguro de que, desempeñar un cargo o militar en política ya no será tirar su honra a los perros. 2 Conclusión y propuestas: Finalmente, cuando pululan jaurías de perros empachados de dicha honra, nuestra ¿política? en su decrepitud, extraviada y sin novedad, debe “regenerarse y regenerarnos ética, cívica y políticamente” para que, recién entonces, podamos visualizar, presentir, creer y reconstruir entre todos, un horizonte más diáfano y auspicioso que nos permita implementar una Conadep de la corrupción, reivindicar la Educación, emancipar la Política, restaurar toda Ciudadanía y afianzar el Bienestar general para todos los todos del todo social. Roberto Fermín Bertossi Investigador CIJS / UNC 3