1. LA ORGANIZACIÓN TERRITORIAL DE

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1. LA ORGANIZACIÓN TERRITORIAL DE ESPAÑA
El territorio español se delimita respecto a los demás países por sus fronteras
exteriores, y en el interior, por una organización político-administrativa en
comunidades autónomas, provincias y municipios.
A) ORIGEN Y FORMACIÓN DEL ESTADO AUTONÓMICO
La división político-administrativa del Estado es el resultado de un largo proceso
histórico, y tantotas unidades territoriales como sus límites actuales han surgido
en diferentes etapas.
La Constitución de 1978 declara en su art. 2 que España es un Estado Unitario
(aquel donde existe un solo centro de poder político identificado con el Gobierno
y la Administración, que centraliza la mayoría de las competencias); establece
la indisoluble unidad de la nación española y reconoce y garantiza el derecho de
la autonomía de las nacionalidades y regiones que la integran, así como la
solidaridad entre todas ellas. La autonomía es el reconocimiento del derecho al
autogobierno, a la dirección de los propios asuntos, de modo que exista
descentralización.
Tras 2 siglos de un sistema fuertemente centralizado, se aprobó un modelo que
apostó por la descentralización política, al reorganizar el Estado y su
administración en 3 niveles: Comunidades Autónomas, provincias y municipios:
17 Comunidades, 50 provincias y 8112 municipios. El objetivo era una
administración eficaz que ayudase a disminuir los desequilibrios. También se
criticó su aumento de gasto público y la posibilidad de superposición de
competencias.
El mapa actual presenta rasgos nuevos, pero otros tiene orígenes más o menos
lejanos. Tras la Reconquista se produce la unificación con los Reyes Católicos,
surgiendo uno de los primeros Estados nación de Europa (s. XVI), aunque la
unión no eliminó las leyes de cada uno. Con la dinastía borbónica (s. XVIII)
aparece un Estado centralista, que elimina instituciones y fueros anteriores. Con
el Estado liberal (1833) se aprobó la división provincial (49 provincias; 50 en
1927) y para organizar su administración surgieron las Diputaciones
provinciales, con representantes nombrados por el gobierno. Las regiones
históricas, en el siglo XX, no tenían ninguna capacidad de decisión.
Se establecía que, frente al modelo unitario y al Estado federal (compuesto por
Estados depositarios de su soberanía, pero que se unen y ceden parte de sus
competencias), España se organizaría como Estado autonómico (soberanía
única, pero con descentralización que desplaza competencias y recursos a los
gobiernos regionales elegidos democráticamente.
De este modo se inició un proceso de reparto de poder, surgiendo “entes
preautonómicos” con capacidad de decisión, libre iniciativa y gobierno propio.
La Constitución sólo indicó las condiciones y el proceso a seguir.
Condiciones: provincias limítrofes con características históricas, culturales o
económicas comunes; territorios insulares; provincia con entidad regional
histórica.
Acceso: 1) Se favorecía a las regiones de tradición autonómica, aquellas que
en el pasado hubieran plebiscitado afirmativamente proyectos de estatuto de
autonomía; recibieron el nombre de “nacionalidades históricas” y accedieron por
el art. 151, pudiendo alcanzar de forma inmediata el máximo de competencias.
2) Andalucía accedió por la vía especial del art. 151, que exigía que la iniciativa
autonómica partiera del acuerdo de todas las diputaciones provinciales y de las
tres cuartas partes de los ayuntamientos representativos del 50% de la
población; además, acuerdo en referéndum. 3) En Navarra, último territorio en
incorporarse a España y que conservó una amplia autonomía administrativa
durante el franquismo, se optó por el “Amejoramiento del Fuero” (aparte de
atribuciones que ya poseía, asumió las de las autonomías del art. 151. 4) Para
las demás comunidades se requería el pronunciamiento favorable de las
diputaciones y de los dos tercios de los ayuntamientos que representaran más
del 50% de la población (art. 143; “vía lenta”); podrían asumir inmediatamente
ciertas competencias y deberían esperar 5 años para otras materias estatales
transferibles.
Ceuta y Melilla carecen de capacidad legislativa, y son municipios autonómicos.
La novedades del mapa eran las relativas a Santander y Logroño, unión de León
y Castilla la Vieja; Madrid, Albacete; 7 comunidades uniprovinciales; diferencias
en las dimensiones; capital autonómica en ciudad de mayor tamaño (excepto
en Galicia, Extremadura y País Vasco); la capitalidad conlleva aumento de
empleo público, servicios e infraestructuras, así como refuerzo de la capacidad
de atracción.
B) LA ORGANIZACIÓN DEL ESTADO AUTONÓMICO
El proceso se realizó entre 1979-1983, culminando en 1995 en Ceuta y Melilla.
Cada comunidad autónoma se halla regida por un estatuto de autonomía,
aprobado por las Cortes y que contiene: denominación, delimitación territorial,
nombres, organización y sedes de los organismos autónomos, competencias
asumidas y bases para el traspaso de otras.
Las comunidades tienen competencias exclusivas, otorgadas por la constitución
(art. 148): políticas (organizar instituciones), económicas (agricultura, pesca,
ganadería, bosques, ferias interiores), infraestructuras y transportes (obras
públicas, carreteras, ferrocarriles, puertos y aeropuertos autonómicos),
ordenación del territorio, urbanismo, medio ambiente y vivienda, sociales y
sanitarias (asistencia social, sanidad, higiene), culturales, deportivas y de ocio
(museos, bibliotecas, conservatorios), lengua propia, turismo. Las no asumidas
corresponden al Estado o son mixtas, es decir, el Estado realiza la legislación
básica y las comunidades el reglamento y la aplicación; en otros casos, solo las
aplican.
Además pueden ampliar competencias asumiendo aquellas no atribuidas por la
Constitución en exclusiva al Estado (art 149). Exclusivas del Estado son las
relaciones internacionales, emigración e inmigración, derecho de asilo, defensa,
comercio exterior, deuda pública, correos y telégrafos, hacienda y Seguridad
Social, legislación básica penal, civil y mercantil, así como infraestructuras que
afecten a varias comunidades, etc. Esta administración central está
representada por el Delegado del Gobierno. Las instituciones son: Asamblea
legislativa (Parlamento autonómico), elegido por sufragio universal); Gobierno
autonómico, con poderes ejecutivos y dividido en Consejerías; Tribunal Superior
de Justicia; Presidente, elegido por la Asamblea y nombrado por el Rey. El
gobierno central nombra un delegado del gobierno para dirigir la administración
del Estado.
La financiación contempla un régimen común, basado en la Ley Orgánica de
Financiación de las Comunidades Autónomas (reformada en 2007) y un régimen
foral para País Vasco y Navarra. Las Comunidades de régimen común se
financian mediante los tributos cedidos por el Estado; éste cede la
percepción y gestión del 33% del IRPF, el 35% del IVA, y entre el 40-100% de
ciertos tributos como electricidad y vehículos; ingresos aportados por el
Estado, con los que se financian las competencias asumidas, los servicios
sociales y la asistencia sanitaria; ingresos propios, del patrimonio de cada
comunidad. El régimen foral supone que se financian con los ingresos
tributarios recaudados en su territorio por su propia administración fiscal y
pactan con el Estado la cantidad a pagar a la Administración General del Estado.
Además, para mantener el principio de solidaridad y corregir desequilibrios
territoriales, algunas comunidades reciben ingresos del Fondo de Compensación
Interterritorial (las regiones más prósperas aportan recursos para ser invertidos
en regiones de menor potencial). El 80% del presupuesto se reparte según la
superficie y la población de las Comunidades, y el 20% restante en función de
la renta por habitante; en Canarias se incluye un fondo por la insularidad.
Por último, las comunidades se subdividen en provincias y municipios. Para
delimitar las provincias, desde 1833, se establecieron varios criterios
(superficie, población, barreras montañosas, herencia histórica, intereses
locales). La provincia es una entidad local formada por agrupación de
municipios; su órgano de gobierno es la Diputación, que fomenta los intereses
provinciales, asegura la prestación de servicios de competencia provincial y
coordina y coopera con los municipios; también es la unidad de base para las
elecciones, y las capitales se han consolidado como ciudades principales.
El municipio es la entidad básica de la organización territorial española. De los
8112 municipios, el 85% tienen menos de 5000 habitantes. Su órgano de
gobierno es el ayuntamiento (con el alcalde y concejales); debe prestar
servicios como el alcantarillado, pavimentación, recogida de basuras, etc.
Canarias y Baleares tienen una organización constituida por cabildos y consejos
insulares respectivamente. En los últimos años se ha comenzado a impulsar el
desarrollo local (promoción de suelo y ayudas para empresas, pactos locales
con empresarios, gestión de medio ambiente.
Además la constitución permite la creación de otras demarcaciones
submunicipales (parroquias) o supramunicipales (comarcas, merindades).
El estado de las autonomías se basa en la igualdad territorial; los estatutos no
pueden contener privilegios o discriminaciones, no puede ahondar en los
desequilibrios (principio de solidaridad). El Estado debe velar por un equilibrio
adecuado, con políticas regionales.
El proceso de descentralización ha supuesto un trasvase de recursos a las
administraciones autonómica y local; en 1980, la Administración central
realizaba el 90% del gasto público; actualmente sólo el 55%, correspondiendo
el 33% a las Autonomías y el 12% a los ayuntamientos. También se ha
distribuido el personal: 25% central, 25% local, 50% autonómica.
ORGANIZACIÓN TERRITORIAL EN CANARIAS
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