LARGA HISTORIA DE LA CUECA Roberto Urrea V.* Nuestra danza nacional, (tan venida a menos en estos tiempos) la cueca, es descendiente directa de la zamacueca. La zamacueca llega a Chile, en el año 1825 desde Perú, con el Ejército Libertador que vuelve desde el país hermano luego de haber ayudado a su Independencia. Las bandas que acompañaban al Ejército Libertador introducen, desde el norte de nuestro país, aquella hermosa danza. Fue tal su popularidad y su expansión que pronto destronó al “Cuando “ como danza nacional (el “Cuando “, había llegado a Chile con el Ejército Libertador, en 1817, desde Argentina). Como sucede con la mayoría de nuestras danzas folklóricas y tradicionales, la zamacueca llega primero a los salones y luego, por descenso, se folklóriza en el pueblo y en el campo. Hacia 1850 aproximadamente, se ve desterrada de los salones y es reemplazada por danzas que llegaron de Europa (mazurka, polka, entre otras), pero el pueblo y el campesino la acogen en sus hogares y pasa a ser la reina indiscutida de las danzas chilenas. Nuestro pueblo le agrega parte de su idiosincrasia y le quita un pedazo de su nombre y, ya no es más la zamacueca de origen peruano, sino la “Cueca Chilena”. Con este nombre se irradia a Argentina, Bolivia, Perú, Ecuador, España y parte de México. Ya es nuestra, cada región, cada alma le aporta lo suyo y la distinguimos entre unas y otras. Es una danza sencilla y compleja a la vez, donde el cortejo amoroso está presente de principio a fin. Desgraciadamente en nuestros tiempos, los ballets folklóricos y los clubes de cueca la han esteriotipado y convertido en una danza llena de reglas que a la gente común se le hace difícil dominar, cuando, para ejecutarla, sólo se requiere ritmo, amor y conocer su coreografía. Antes de empezar la Guerra del Pacífico, retornó transformada a Perú, con el nombre de cueca chilena; en el país del norte, se le conoció como “chilena” y era bailada por los peruanos. Empieza la Guerra del Pacífico, los habitantes del Rimac contemplaban asombrados que la danza más bailada en su país lleva precisamente el gentilicio del país enemigo. Un periodista limeño, Abelardo Gamarra, hace un concurso en su diario para cambiar el nombre a la “chilena” y resulta ganadora la “marinera”, como homenaje *. Profesor e Investigador de Folklore. Director General del Conjunto de Proyección Folklórica “ALMENDRAL “ de Valparaíso. 219 revista archivum año iv nº 5 a la Escuadra Naval Peruana, triunfadora en las costas del Pacífico. Perdura en el país hermano hasta nuestros días con su nuevo apelativo: marinera. Hacia fines del siglo XIX, retorna a los salones chilenos y retoma su antiguo nombre: zamacueca. La cueca ha tenido grandes momentos de gloria y también de agravio. En 1827, la Sociedad Filarmónica de Chile la prohibió de modo sutil cuando incorpora en su reglamento interno, artículo 8º: “ Se prohibe todo baile de a dos”, aludiendo en forma indirecta a nuestro baile nacional . En el año 1829, el Obispo Manuel Vicuña, la proscribe calificándola como “danza del pecado”. Pero han sido más los momentos de gloria por los que ha pasado nuestra danza nacional. En 1839, Valparaíso ofrece al General Manuel Bulnes, vencedor de Yungay, algunas recepciones en las que destaca un sarao, que cuenta con la presencia del Presidente de la República, Don Joaquín Prieto. Luego de las danzas de rigor y por el clamor general los presentes, obligan a la orquesta a tocar zamacuecas hasta clarear el día. En 1830, se incluye en la Temporada de Óperas de Santiago la famosa “ El Barbero de Sevilla “ de Rossini y en una escena donde debe aparecer un maestro de canto, éste es cambiado por “las Petorquinas”, famoso trío de cantoras de aquella época, que hacía las delicias de sus admiradores tocando zamacuecas. “Las Petorquinas” eran tres hermanas mulatas de apellido Pinilla, que recorrían el país entregando su arte al público. En 1910, Chile celebra el Centenario de Independencia. Muchos países amigos enviaron delegaciones para tan magno evento. El Presidente de la República Argentina, Don José Figueroa Alcorta, ve bailar nuestra danza nacional y tan prendado queda de ella que, tan pronto abandona el país en la ciudad de los Andes, pide a sus anfitriones que, antes de partir, pide que bailen nuestra danza. Se consiguen las cantoras y el Ministro de Guerra Argentino, en persona, hace los honores bailando con una distinguida dama chilena, nuestra cueca. Cuentan las crónicas que el baile duró hasta el día siguiente. Actualmente en Perú, marinera y zamacueca son dos danzas diferentes, pero en Chile desaparece el nombre zamacueca, pero no la danza, que se ha transformado en nuestra actual danza nacional, “La Cueca”. 220