¿Listos para disfrutar la lectura de esta obra? Mientras leen ustedes esta obra, manténganse atentos a las siguientes frases, oídas repetidamente: ¡Prendelde! ¡Matalde! Son formas del trato de vos típicas del siglo XVII, similares a las del vosotros (“¡Prendedle! ¡Matadle!”) populares hasta hoy en España. En estos antiguos mandatos, la l y la d simplemente se cambian de lugar. ¡Tan largo me lo fiáis! = Es el lema de don Juan. Le encanta repetirlo, pues resume su filosofía de la vida: —¿De qué quieres que me preocupe? —dice—. No voy a morir hasta viejo. Por ahora voy a seguir haciendo lo que me dé la real gana, ¡pues tiempo habrá después para arrepentirme! ¡Plega a Dios que no mintáis! = ¡Dios quiera que no me estés mintiendo! ¡Que me abraso, que me quemo! = ¡Mi alma se incendia! ¡Mal agüero! = Esto es presagio de algún mal suceso. ¡Mal haya la mujer que en hombres fía! = ¡Maldita sea cualquier mujer que confía en la palabra de un hombre! Quien tal hace, que tal pague. = Pagarás por tus ofensas. Se te castigará según tus obras. Les servirá también tener en cuenta las siguientes equivalencias generales: engaño = cautela = traición = burla y engañador = traidor = burlador Al contrario de estas equivalencias, el honor consistía en distintas cosas para distintas personas en la España del siglo XVII: El honor de la mujer consistía en preservar la virtud y castidad hasta la noche de bodas. El honor del hombre era cuestión de su valentía y de cumplir la palabra solemne dada a un caballero. El rey podía sufrir deshonra a causa del mal comportamiento de otros en su palacio, llamado también alcázar. Ustedes se darán cuenta de que a don Juan le llaman por muchos nombres. Algunos de los más importantes, muchas veces en boca del mismo lacayo de don Juan, son: El Héctor de Sevilla = el joven más valiente de Sevilla (Don Juan se jacta de no tener miedo jamás; aborrece la cobardía. Se le oye decir más de una vez: “¿Eso dices? ¿Yo temor?”) El gran burlador de España = el gran engañador de España (Halagado, don Juan toma este mote por gran piropo.) Langosta de las mujeres = plaga para las mujeres (como las pestes de langostas, bichos hambrientos que a veces llegaban por millones a los campos sembrados, para arrasar con cosechas enteras) Castigo de las mujeres = Sugiere el sufrimiento infligido a ellas por don Juan, y a la vez cierta culpabilidad por parte de ellas. Ustedes también podrán gozar del juego de “manos” en la obra. La mano representará toda una gama de comportamientos humanos. Para el rey de Castilla: “… yo os la quiero casar de mi mano…” (La mano del rey autoriza y concede, así como también lo hace la mano de Dios: “Anfriso, a quien el cielo/con mano poderosa,/…/dotó de gracias todas”) Para don Juan: “…juro a esta mano, señora, de cumplirte la palabra…” (Don Juan jura por la mano de las mujeres a quienes burla, y les requiere la mano como señal de su entrega: “…dame esa mano,/y esta voluntad confirma/con ella.”) Para don Gonzalo: “…dame esa mano, no temas…” (La mano de don Gonzalo trae la justicia divina, agarrando la mano de don Juan hasta arrastrarlo a los Infiernos.) Finalmente, el nombre Catalinón significa unas cosas muy interesantes también, y Tirso nos las recuerda repetidamente en el texto de su obra: (1) cobarde; (2) excremento humano; y (3) observador desde lejos pero como si estuviera mirando de cerca (de la palabra “catalejo”, telescopio típico del marinero en alta mar. “Catalejo”, en sí, es una palabra creada de “catar” y “lejos”.). Catalinón nos dice en determinado momento que ha sido “mirón” de las vilezas de don Juan y que por eso teme que un día de éstos le parta un rayo.