¡En ti confío a todas horas! Señor, acuérdate del amor y la ternura que siempre nos has manifestado, pero no te acuerdes de mis pecados ni del mal que hice en mi juventud. Señor, acuérdate de mí, por tu gran amor y bondad. Estamos viviendo la Cuaresma. ¿Qué está significando para mí? ¿Le estoy dando un significado personal, diferente, el que yo quisiera que tuviera... La Cuaresma, si se vive con intnsidad, puede ser un espacio privilegiado para la autenticidad, la coherencia, la sinceridad... para la conversión. El Señor es bueno y justo; él corrige la conducta de los pecadores y guía por su camino a los humildes; ¡los instruye en la justicia! Él siempre procede con amor y verdad con quienes cumplen su pacto y sus mandamientos. e SALMO 25 (lo rezamos a dos coros) Señor, a ti dirijo mi oración; mi Dios, en ti confío: no dejes que me hunda en la vergüenza. ¡Que no se rían de mí mis enemigos! ¡Que no sea jamás avergonzado ninguno de los que en ti confían! ¡Que sean puestos en vergüenza los que sin motivo se rebelan contra ti! Señor, muéstrame tus caminos, guíame por tus senderos; guíame, encamíname en tu verdad, pues tú eres mi Dios y salvador. Señor, es grande mi maldad; perdóname, haz honor a tu nombre. Al hombre que honra al Señor, él le muestra el camino que debe seguir; le rodea de bienestar y da a sus descendientes posesión del país. El Señor es amigo de quienes le honran, y les da a conocer su pacto. Siempre dirijo mis ojos al Señor, porque él me libra de todo peligro. Mírame, Señor, y ten compasión de mí, porque estoy solo y afligido. Mi corazón se aflige más y más; líbrame de mis angustias. Mira mis tristezas y trabajos, y perdona mis pecados. Mira cuántos enemigos tengo que sienten por mí un odio mortal. ¡Cuídame, sálvame la vida! ¡No dejes que me hunda en la vergüenza, pues en ti busco protección! Que me protejan mi honradez y mi inocencia, pues en ti he puesto mi confianza. ¡Dios mío, salva a Israel de todas sus angustias! (oración de eco repitiendo lo que más nos haya gustado) e ESCUCHAMOS LA PALABRA Canto Tu palabra me da vida confío en ti, Señor. Tu palabra es eterna en ella esperare. e REFLEXIÓN Si el evangelio no hubiera afirmado taxativamente que Jesús sufrió tentaciones, muchos cristianos hubieran dicho que él no podría haberlas experimentado, por ser simultáneamente Dios. Pero una persona humana que no pueda sentir tentaciones, ¿sería realmente humana? ¿Cómo entendemos la humanidad de Jesús? (Después de cada párrafo dejamos un tiempo para compartir la reflexión) Marcos 1, 12-15 Después de esto, el Espíritu llevó a Jesús al desierto. Allí vivió durante cuarenta días entre las fieras, y fue puesto a prueba por Satanás; y los ángeles le servían. Después que metieron a Juan en la cárcel, Jesús fue a Galilea a anunciar las buenas noticias de parte de Dios. Decía: “Ha llegado el tiempo, y el reino de Dios está cerca. Volveos a Dios y aceptad con fe sus buenas noticias.” Palabra de Dios. Marcos no explicita cuáles fueron las tentaciones que experimentó Jesús. Otros evangelistas nos las señalan de un modo arquetípico. Recordemos cuáles fueron y qué significación tienen fundamentalmente. En la situación actual de nuestra persona, de nuestro grupo, de nuestro mundo ¿cuáles podríamos decir que son las tres más grandes tentaciones con la s que se encuentra todo ser humano y todo cristiano? El evangelio de Marcos que hoy proclamamos incluye el "primer sermón de Jesús", su primera predicación, o, si queremos, lo que fue de algún modo su "manifiesto", su "proclama", que resume de algún modo todo lo que será su mensaje. Es un texto muy sintético y muy preciso el que nos presenta Marcos. Todos: Perdón, Señor. 2. Nos atrae la gloria, el deseo de ser importantes, nos domina la tentación de creernos los mejores, el afán de ocupar un puesto de categoría en la sociedad. 1. Oración Todos: Cristo, perdónanos. e CANTO: Si de Ti me alejé, sin luz y sin fe, Señor, ten piedad. 3. Deseamos el poder a toda costa, nos gusta tener a los demás a nuestros pies, estar siempre entre los que mandan, sin preocuparnos de servir a la sociedad. Tú serás nuestra luz, Tú nos salvarás, Tú nos darás la vida. Todos: Perdón, Señor. Si al hermano negué la paz que nos das, Señor ten piedad. (momentos de silencio para experimentar el perdón de Dios, porque Dios perdona siempre, siempre, siempre) Si no fui el testigo fiel de tu amor, Señor, ten piedad. e PEDIMOS PERDÓN No nos dejes caer en la tentación: hemos reflexionado sobre nuestras vidas. Somos débiles y hemos caído frente a las tentaciones que nos ofrece el mundo moderno. En este momento pedimos perdón. 1. Caemos en la esclavitud del consumo, en el apego al dinero, en el afán de poseer cosas y más cosas. SALMO 137 Canto de acción de gracias y súplica confiada La acción de gracias arranca del corazón agradecido por el perdón. El salmista ha experimentado en su propia vida la misericordia de Dios. Apoyado en esta experiencia, puede mirar confiado al futuro, y formular esa última súplica admirable: toda mi vida es obra de Dios, él la ha comenzado, que él la concluya. Los discípulos podrán experimentar el amor del Padre y responder a él como Jesús, gracias al Espíritu recibido. El discípulo sabe que la historia del amor de Dios para con él pide un desprendimiento hasta el extremo. Por eso suplica: «No abandones, oh Dios, la obra de tus manos. Lleva a feliz término lo que has comenzado en nosotros». y tu derecha me salva. El Señor completará sus favores conmigo: Señor, tu misericordia es eterna, no abandones la obra de tus manos. Cada uno decimos un estrofa: Todos: Gloria al Padre... Te doy gracias, Señor, de todo corazón; delante de los ángeles tañeré para ti, me postraré hacia tu santuario, daré gracias a tu nombre: por tu misericordia y tu lealtad, porque tu promesa supera a tu fama; cuando te invoqué, me escuchaste, acreciste el valor en mi alma. Todos: No abandones, Padre, la obra de tus manos. Que te den gracias, Señor, los reyes de la tierra, al escuchar el oráculo de tu boca; canten los caminos del Señor, porque la gloria del Señor es grande. El Señor es sublime, se fija en el humilde, y de lejos conoce al soberbio. Todos: No abandones, Padre, la obra de tus manos. Cuando camino entre peligros, me conservas la vida; extiendes tu brazo contra la ira de mi enemigo, e Himno a San José (Liturgia de las Horas) El alba mensajera Del sol de alegre brillo Conoce ese el martillo Que suena en la madera. Humilde magisterio Bajo el que Dios aprende Que diga si lo entiende Quien sepa de misterio La mano carpintera Madruga su quehacer Y hay gracia antes que entre el sol en el taller. Y pues que el mundo entero Te mira y se pregunta Di tú como se junta Ser santo y carpintero La gloria y el madero La gracia y el afán Tener propicio a dios Y escaso el pan Cabeza de tu casa Del que el señor se fía Por la carpintería La gloria entera pasa. Tu mano se acompasa Con Dios en la labor Y alargas tú la mano Del Señor Porque fue varón justo Lo amo el señor Y dio el ciento por uno su labor