Una vaca científica preocupada por los daños ecológicos que producían los eructos y flatulencias de su especie, ya que cada una de ellas producía trescientos litros de metano por día, suficientes para poner en funcionamiento varios electrodomésticos, decidió recolectar los gases que producía todo el rebaño, para ser empleados como fuente energética. Muchos ambientalistas entre los que se encontraba la bovina, propendían para que se eliminara el consumo de carne y, a cambio se elaborara un sustituto en un laboratorio o, se sustituyera por insectos, frijoles molidos, etc. La rumiante se fue a una ferretería a comprar tubos en PVC y se los colocó a la mayoría (algunas ni quisieron) en el ano, sujetando del otro extremo bolsas para ser llenadas con los gases. Una vez se inflaban las bolsas, las retiraba y las llevaba al laboratorio donde los comprimía y procesaba para ser utilizados como electricidad. Instaló retretes para que todas fueran a depositar su estiércol y orina que también era recogido y utilizado para producir corriente y abono. Así comienza este cuento que no es cuento y por eso lo cuento
CALENTAMIENTO
GLOBAL
GAS
METANO