REFLEXIONES SOBRE LA ADQUISICIÓN DEL LENGUAJE
Camino hacia los pronombres personales. Giuliani-Baralo
Un niño nace en un mundo donde todo tiene nombre. Su nacer significa algo para alguien, quien lo reciba es
el que posee toda posibilidad de ser.
El primer encuentro del bebé con su mamá comenzará a marcar diferencias, las cuales posibilitaran el
despegue de la simbolización. La madre que encama la lengua, erotiza y carga parte a parte el cuerpo del
niño. Traza en ese cuerpo el mapa de su propia sexualidad. Desde su estructura psíquica y linguista le dice:
esto te gusta, esto no te gusta, esto sí, esto no, esto es malo, etc.
Estas diferencias (mamá portadora de lenguaje) indicarán un camino hacia la adquisición del lenguaje. Un
sostener, un mirar, un tocas diferentes cada vez, abrirán el camino de lo que para ese bebé significará o no
el poder ser. Toda la sexualidad materna puesta en juego desde el primer momento. El encontrarse con ese
bebé, frases como "que chiquito que es..." lo instala en un lugar de punto de partida de lo que vendrá a ser
un sujeto.
Una mamá que habla y espera, recorre con su voz y mirada a ese otro buscando un encuentro temprano.
Con esta demanda aparecen los primeros sonidos que luego serán balbuceo, lenguaje indispensable para ir
en busqueda del código de la lengua.
Existe una diferencia entre los primeros sonidos que produce el bebé, en donde no hay una discriminación
entre sonidos vocálicos y consonánticos y una etapa posterior en donde seleccionar aquellos sonidos que
pertenecen a su lengua, otorgandole así, valor linguístico, ya que vemos en esa posibilidad de selección los
inicios de la función semiótica.
Cuando un bebé balbucea, la madre lo escucha, juega con lo que dice su bebé. De este modo, la madre le
"dijo" que le importa, lo aproxima a la palabra, le confiesa en la mirada su ilusión. ¿Cómo se produce este
fenómeno? decir que se produce porque el bebé imita, es recortar el proceso a una descripción
fenomenológica. Algo del orden de la identificación gobierna este proceso. La identificación nos lleva a
referirnos "al modo de constitución primitiva del Sujeto sobre el modelo del otro".
Dentro de otros aspectos podemos pensar en todo lo que es movimiento, tono de voz, gestos, en donde el
balbuceo es un elemento más de esa estructura que se esta constituyendo. Si nos preguntamos cuál es la
condición que posibilita al niño constituirse como sujeto sostenemos que el ser humano en su
indefensión de cachorro humano al nacer necesita de un otro que lo sujete, que lo permita humano. El
adulto coloca al niño en una posición en donde hay algo posible y algo imposible. Por ejemplo "decile chau a
tu hermanito".
Por lo tanto, el adulto le presta subjetividad al niño, desde un lugar de exigencia, un paso adelante de lo que
el niño puede. Al principio, las palabras pertenecen a la madre. Luego, esas palabras "ajenas" se reelaboran
en palabras "propias-ajenas" con la ayuda de otras "palabras ajenas" (escuchadas anteriormente), y luego
ya en palabras propias, poseen caracter creativo. Posteriormente agrega "el proceso de un paulatino olvido
de los autores portadores de las palabras ajenas, las cuales se vuelven anónimas". La voz es el primer
sosten, puente que posterga la caída al abismo. La voz de la madre, sigue siendo la casa del bebé, y las
voces que no sean de la madre serán voces otras.
El juego y lenguaje son formas que permiten a un niño hacer las transcripciones necesarias que articulan
sus adquisiciones. Freud en su relato del juego Fort-da plantea que "todo aquello era un juego inventado
por el niño" y que este no utilizaba sus juguetes más que para jugar con ellos "estar afuera". La presencia
del objeto hace innecesaria su simbolización. La palabra surge pera hacer presente de otra manera aquello
que no está.
Un niño para adquirir lenguaje necesita de un otro que lo sujete, pero tambíen existe una capacidad innata.
La ubicamos en el orden de la posibilidad dado que no tiene autonomía como para por sí sola adquirir
lenguaje.
Cuando un niño puede comenzar a desplegar su lenguaje expresivo, comienza denominando algunas cosas
del mundo que lo rodea y que le es ofrecido para poder ser recreado por él. Comienza a denominar las
cosas, otorgandoles movimiento. Este mundo está integrado por objetos y el niño, situados en tiempo y
espacio; así, el niño comienza a utilizar el "allá", "acá".
De las cosas y su denominación al nombrarse a sí mismo como una cosa más en el mundo. "Alejarse" de la
concretud y apropiarse con "mi-mío" de los objetos del mundo, para indicar su particular posición con
respecto a esos objetos, marcando su lugar.
También va armando redes simbólicas. Pasa por un momento en el que se llama a sí mismo el nene"
generalizando para los demás niños esta particular forma de denominar. Luego llegará a llamarse por "su"
nombre.