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Pensar la enseñanza de la filosofía con perspectiva de género - Melina Gómez

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Pensar la enseñanza de la
filosofía con perspectiva
de género
Melina Gómez
Prof. Isabel González
Didáctica II
Julio, 2023
I.P.A.
Montevideo.
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¿Cómo podemos transformar a la Filosofía en una disciplina más participativa y
equitativa, superando las concepciones tradicionales de género y considerando
las voces de mujeres y hombres por igual?
Justificación: ¿Cómo podemos transformar a la Filosofía en una disciplina más
participativa y equitativa, superando las concepciones tradicionales de género y
considerando las voces de mujeres y hombres por igual?
Está problemática ahonda en mí hace mucho tiempo. Me es significativo poder
plantearla y tratar de buscar una respuesta; aunque esto último sería muy ambicioso
de mi parte. No puedo ignorar el hecho de que el camino hacia cualquier igualdad de
género en la filosofía -o en cualquier ámbito de vida- es largo y complejo. Pero cada
vez que estudio a una filósofa, y la citó en un trabajo, estoy desafiando las estructuras
de poder existentes y abriendo espacio para la valoración de la sabiduría femenina.
Introducción:
Las mujeres han sido sistemáticamente silenciadas y desestimadas a lo largo de la
historia, lo que ha llevado a una representación inequitativa y a una privación de
perspectivas diversas en el campo.
Como estudiante, me siento llamada a desafiar este statu quo y a contribuir a la
revalorización de las voces filosóficas de las mujeres; mi participación activa en el
estudio y la práctica de la filosofía es una forma de resistencia y empoderamiento. Al
educarme y ahondar mi conocimiento en el campo, me sitúo para desafiar los
estereotipos de género y reivindicar el lugar de las mujeres en la filosofía.
Sintiéndome parte de una generación que tiene el poder de impulsar un cambio
significativo en esta disciplina.
La educación es un pilar fundamental en la formación de personas y en la
construcción de una sociedad justa. Sin embargo, a lo largo de la historia, hemos sido
observadores de desigualdades arraigadas en la educación, especialmente en lo que
respecta a la inclusión del género. Desde mi experiencia como estudiante de filosofía,
he notado cómo muchas de las perspectivas femeninas han sido ignoradas o
excluidas en el plan de estudios y en las discusiones dentro del aula.
Es fundamental seleccionar contenidos que reflejen una perspectiva de
interpretación
y
estudio
no
androcéntrica,
examinando
y
valorando las
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contribuciones de mujeres y hombres por igual. La enseñanza de la filosofía, como
cualquier otra disciplina, no debe permanecer aislada de una perspectiva de género.
Como punto inicial del ensayo, indagaré cómo los textos filosóficos que incluyen el
tópico de género pueden enriquecer las concepciones tradicionales del campo
filosófico y cómo esto puede traer consecuencias en el mundo en el que vivimos,
buscando una educación más equitativa para fomentar un pensamiento crítico más
completo. Reconociendo que los sesgos de género pueden afectar la manera en que se
transmiten y evalúan las ideas o creencias, ya que, si lo ignoramos, seguiremos
perpetuados en un sistema que nos limita respecto a la comprensión de la filosofía
como un campo o disciplina en constante evolución.
Desarrollo:
1. Breve descripción de la concepción tradicional de género en la Filosofía desde
el planteo de Spadaro (2009) en “La coeducación en la enseñanza de la
filosofía: una deuda de género”.
Podemos dar cuenta que la concepción tradicional de género en la Filosofía ha
tenido un fuerte impacto en el crecimiento de la disciplina a lo largo de la historia.
En el marco de un período extenso, se ha considerado que las mujeres ejercen roles
secundarios y que han sido marginadas en el ámbito filosófico. Además, haciendo
creer que sus acciones no tienen consecuencias trascendentes en el destino de la
historia. La Filosofía ha estado influenciada por las concepciones tradicionales de
género que predominaban en las sociedades pasadas. Estas concepciones o creencias
perpetúan la idea de que las mujeres eran naturalmente inferiores que los hombres,
es bien cierto que “Kant, como Rousseau, Hegel y otros muchos, estaba convencido
de que las mujeres son naturalmente inferiores a los hombres en capacidades.
Verdad es también que Kant consideró que la mujer era, por naturaleza, una "eterna
menor de edad" lo que significa, bien se sabe, que nunca alcanzaría la plena
emancipación o mayoría de edad” quedando como una simple ciudadana pasiva que
sólo podía ejercer su rol doméstico como esposa. (Bertomeu, 2019, p. 8). Según esta
concepción, los hombres han sido considerados como seres racionales, objetivos y
activos; mostrando supuestos androcéntricos, asignando roles y características
específicas.
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2. La perspectiva de género en la enseñanza de la Filosofía. Importancia de
reconocer y valorar la participación de mujeres y hombres por igual.
Inmediatamente al plantear el subapartado anterior, recaigo en la problemática de
que la falta de una perspectiva de género en la enseñanza de la filosofía eterniza
estereotipos y desigualdades, y me pregunto ¿cuál es la relevancia de buscar la
equidad en cuanto al género?
Primeramente, desde mí, la Filosofía es un destino “innato”, un viaje ineludible para
todo ser humano. No hay hombre que pueda negarlo, ya que en su esencia, el
filosofar está inscrito. Enseñar filosofía como un acto de significado profundo, pues
al enseñarla, la filosofía se hace presente. Es un vínculo inquebrantable entre el
conocimiento y la esencia de la existencia humana. Por tanto, si no le prestamos
importancia a las cuestiones de género, la filosofía -o la filosofía que yo imaginoquedaría incompleta. Perderíamos la diversidad de perspectivas, los colores y
peculiaridades que enriquecen a la discusión. Solo nos quedaría el silencio de las
voces marginadas, las vivencias ignoradas y desestimadas, haciendo valer la
discriminación arraigada en los cimientos, oprimiento y delimitando el flujo del
pensamiento. Si no nos damos cuenta de la importancia de reconocer las cuestiones
de género, perderíamos la oportunidad de crecer y progresar. Las desigualdades
persistirán, y el canon seguiría prevaleciendo, dando como resultado, una filosofía
hostil, donde la experiencia de la mujer se desvanecería.
Ahora, pensando desde mi rol como futura docente, teniendo en cuenta a los
estudiantes y la importancia de la equidad en todos los ámbitos de la educación,
afirmó audazmente que en los vastos dominios de la enseñanza, el olvido o, más
bien, la omisión de voces marginadas y limitadas entorpece el camino. Limita la
mente de los estudiantes y la comprensión más completa de los problemas. Donde el
eco silenciado de las mujeres y de todos los géneros en general que fueron olvidados
llevan a una pérdida de perspectiva. Como aprendiz, quiero creer que romper con los
roles establecidos y desafiar normas y estructuras sociales que no aportan al
crecimiento propio y del otro, es sostener una conciencia desadormecida de
desigualdades, es un llamado a la búsqueda de equidad. Y qué mejor, que hacerlo
desde la Filosofía, forjando mentes conscientes en busca de armonía. Filosofía como
vuelo liberador, iluminando caminos hacia una sociedad en constante crecimiento.
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Esta inclusión es esencial para fomentar la participación activa y el
empoderamiento de los estudiantes, ya que alimenta su confianza y el desarrollo de
habilidades. Del mismo modo, la enseñanza de la filosofía arraiga a la perspectiva de
género, es una oportunidad para buscar la empatía y la comprensión de las diversas
experiencias que existen en el mundo que vivimos. En un mundo enmascarado por
las apariencias, surge la urgente necesidad de buscar una sociedad inmersa de
justicia y equidad. En este contexto, la educación se alza como un pilar fundamental
para trazar el camino hacia este anhelado ideal.
3. Obstáculos que se presentan en el camino hacia una Filosofía más equitativa.
Me he preguntado acerca de cuáles pueden ser los obstáculos que se presentan en
el camino buscado, y me siento con la responsabilidad de poder distinguirlos.
Intentaremos hacerlo con la ayuda de Duhart, G y Spadaro, M (2009).
Uno de los principales obstáculos para la inclusión de perspectivas de género en la
enseñanza de la filosofía es la resistencia al cambio por parte de algunos profesores.
Esta resistencia puede deberse a la falta de conciencia sobre la relevancia de abordar
las desigualdades y eliminar los sesgos discriminatorios. También puede estar
relacionada con la falta de formación y sensibilización en temas de género y estudios
feministas. Otro obstáculo es la falta de inclusión de filósofas (y más si se trata de
filósofas feministas), en los programas de estudio y en los contenidos de la
enseñanza. Duhart (2009) plantea que “el programa no hace eco de las elaboraciones
producida desde los estudios de género y del trabajo del feministas, y por ende,
repone lo ya instituido en la tradición filosófica de la dominancia masculina” (p. 4);
es importante aclarar que esta información es resolutiva de un estudio en Chile, lugar
de origen de la autora.
Empero, se podría plantear una misma crítica a los programas de Filosofía de la
Reformulación 2006 en Uruguay. La falta de inclusión y representación de mujeres
es muy visible en cuanto contenido y referencias. No son excluidas en su totalidad,
pero se refleja la predominancia masculina. La omisión de autoras mujeres en el
programa de filosofía refuerza, una vez más, una narrativa dominada por hombres.
Esto no implica que se debe enseñar un conjunto de contenidos específicos y
determinados, se puede modificar, y adaptar a uno mismo. Pero esto también trae
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algunas consecuencias, como la poca difusión en relación a artículos escritos por
mujeres, limitándonos, una vez más, a lo conocido y visible para todos.
Además, haciendo referencia únicamente al programa destinado para 4º año
“Crítica de los saberes”, encuentro en él por ocasiones un lenguaje limitante y
excluyente. El uso de la expresión “hombres libres” que se encuentra en la
fundamentación, implica, para mí, una visión de la libertad y del progreso humano
que se encuentra sesgada hacia a los hombres, cayendo nuevamente en la
problemática de la exclusión de estos grupos marginados. Ya que, reafirma una
concepción tradicional de la humanidad. Para lograr superar esto, es necesario
adoptar un enfoque más inclusivo y crítico, y que no dé lugar a ambigüedades.
Spadaro (2009) en “La coeducación en la enseñanza de la filosofía: una deuda de
género” plantea que, para que el proceso de la enseñanza de la filosofía con una
perspectiva de género sea posible, es importante que haya un cambio previo en la
formación de los profesores que enseñan filosofía. Esta formación es fundamental
pero también presenta una resistencia significativa. A menudo, el aporte feminista es
desestimado y considerado exagerado, ridículo, sectario e innecesario, y aunque
resulte difícil de reconocer, la mayoría de los profesores no son sensibles a estas
cuestiones y rechazan las denuncias por parte del feminismo, reproduciendo en su
práctica cotidiana un modelo sexista en la educación. Entendiendo como sexista “la
ideología que supone arbitrariamente la inferioridad de las mujeres respecto de los
hombres en cualquier plano de la experiencia” (Duhart, O. p: 5).
Cualquier proyecto de coeducación no puede tener éxito si no se produce un cambio
previo en la formación de los profesores de filosofía. La autora siguiendo los aportes
de Charo Altable define a la “coeducación” como “un proceso intencionado de
intervención que tiene como principal objetivo la creación de un modelo curricular,
no androcéntrico, sino descentralizado, diverso, plural, tolerante, pacífico, solidario y
dispuesto al cambio” (p. 1). En el contexto educativo actual, muchos profesores
siguen siendo insensibles al sexismo, aún siendo conscientes de las denuncias que se
efectúan en diferentes espacios. A juicio de la autora, esta actitud a la resistencia se
conoce como “venda de la igualdad” y es considerada un obstáculo.
Otra dificultad que encuentra Spadaro es en relación a los contenidos y materiales.
La falta de recursos y materiales que se relacionan con temas de género y cuestiones
feministas puede verse limitada, y volverse un obstáculo para la reproducción en la
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enseñanza de la filosofía. Esta plantea la necesidad de promover una óptica de
análisis no androcéntrica, y transmitir nuevos modelos de género sin estereotipos
discriminatorios, dejando como resultado la igualdad de oportunidades entre los
sexos y destacando voces no hegemónicas, contribuyendo a una igualdad real.
Reconoce que los diseños curriculares deben contribuir a esto, pero la filosofía ha
sido formulada principalmente desde una perspectiva y un lenguaje exclusivamente
masculino. Además, nos encontramos con obstáculos en cuanto a editoriales, ya que
muchas no consideran de manera explícita la variable de género en sus materiales, y
las referencias al feminismo son pocas, reduciendo su influencia y alcance.
Reflexiones finales:
Para concluir este ensayo, haré uso de una cita de Spadaro donde plantea que “el
género, como muchas otras cuestiones de ética y política, el mejor antídoto para una
filosofía dilatante, aburrida, moribunda, para que nuestras clases sean en verdad
clases de hacer filosofía” (Respuestas no hegemónicas a los problemas de la inclusión
del género en la enseñanza de la filosofía: enfrentar el problema desde todos lados:
p. 137). La autora nos invita a reflexionar sobre la importancia de incorporar
cuestiones de género en la enseñanza de la filosofía para revitalizarla, usando a la
filosofía como herramienta para desafiar y cuestionar lo establecido.
El género, como un aspecto de la diversidad humana, desafía las concepciones
estáticas de la disciplina. Al incluir perspectivas de género en el aula, se está abriendo
la posibilidad de generar nuevas ideas y dar voz a nuevas voces. La mejor manera de
enriquecer el debate filosófico es estudiar la complejidad humana y tratar de
superarla, rompiendo con visiones excluyentes. El logro de la equidad vuelve
dinámica y creativa a las clases, y es en ese punto donde la filosofía cobra vida. Sin
embargo, al plantearme estas ideas y al situar la pregunta inicial “¿Cómo podemos
transformar a la Filosofía en una disciplina más participativa y equitativa, superando
las concepciones tradicionales de género y considerando las voces de mujeres y
hombres por igual?” encuentro una lejanía entre mi pensar y mi accionar, que está
parcialmente limitado y en varias ocasiones por mi misma.
Es un hecho, que consideró muy importante reconocer y valorar la participación de
mujeres y hombres por igual. Entonces, siguiendo los obstáculos planteados en el
punto tres, voy a tratar de dar respuesta a la problemática central.
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Para lograr esta transformación, es fundamental comenzar por reconocer las
limitaciones y sesgos presentes en la filosofía tradicional. Es muy importante
reconocer el problema para buscar soluciones. Surge un llamado a cuestionar y
desafiar las narrativas que han intentando ocultar las contribuciones de las mujeres,
nos enfrentamos a un legado histórico limitante de exclusión persistente, donde las
desigualdades subsisten. Una manera de superar las concepciones tradicionales sería
enfrentar y cuestionar el legado injusto, revalorizando con fuerza todas las voces, y
que las mujeres tengan la oportunidad de enriquecer a la filosofía con valentía al
igual que los hombres.
Otro punto fundamental sería la incorporación de textos y referencias de autoras y
autores que logren simbolizar diversas experiencias y vivencias en los programas de
filosofía. También, es importante impulsar a una participación activa de todos los
estudiantes en el proceso. Y esto implica -para mí- crear un espacio seguro y
empático donde todos sean escuchados. Esto último, me hace pensar en el por qué de
la elección del tema de género, y sin lugar a dudas, me remito a mi experiencia como
alumna. Como estudiante mujer, mi experiencia ha estado marcada por diversas
desigualdades que he tenido que enfrentar y muchas veces callar. A lo largo de mi
proceso académico, dí cuenta de diferencias en cuanto a mis compañeros de género
masculino, que fueron variando en grado, pero que han dejado una profunda huella
en mí, aunque hoy pueda decir que estos estereotipos son completamente falsos.
Del mismo modo, pensar mis experiencias en la práctica docente en estos años, me
hace creer que existe un cambio. El vínculo con el otro y el trabajo en clase ha
cambiado, las personas son más escuchadas y estimadas. Y eso tiene que ver con los
estudiantes.
Tuve la suerte de tener dos excelentes docentes adscriptores que con su labor fueron
creando un ambiente inclusivo. Referente a este año, la institución en la que estoy es
muy unida y eso hace que me motive mucho más. Cuando veo a los alumnos
tratándose con respeto y empatía, como si fueran uno, sin importar las diferencias,
siento una enorme satisfacción. El grupo en el que estoy es muy diverso, entre ellos
hay respeto y esto se debe en gran medida a la importancia que ha dado crear un
ambiente inclusivo desde el primer día de clases. Instancia que la docente
adscriptora, Irupé, con su manera de ser con el otro fue transformando. Creando un
espacio seguro para todos, animando a expresar sus opiniones desafiándose a sí
mismos. Es importante reconocer que las desigualdades pueden manifestarse de
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diversas formas, y que pueden existir ya sea de manera involuntaria o como
resultado de otros factores. Además, es posible que se presenten invisibles o
subyacentes en el aula, como prejuicios inconscientes. Tampoco existen limitaciones
en relación al trabajo con autoras. Se trabajó, y se espera seguir trabajando con sus
aportes. Las experiencias de las autoras son parte integral del programa.
En última instancia, la transformación de la Filosofía hacia una disciplina más
participativa y equitativa es un acto de justicia y beneficio mutuo. Al abrir nuestras
mentes, nos aproximamos a una comprensión profunda del mundo. Considerar las
voces de mujeres y hombres por igual implica darle valor a la igualdad intrínseca de
todos y reconocer que la sabiduría no tiene género. Hay que buscar transformar a la
filosofía en un espacio donde las personas sean escuchadas, hay que romper
barreras. Como motivación final y en respuesta a toda clase de desigualdad, sugiero
desafiar lo establecido sin temor y excepción. Y cuando digo “sugiero” de alguna
manera me estoy obligando a seguir mi propio consejo.
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Referencias bibliográficas:
➢ Bertomeu, M. J. (2019). “Kant: ¿liberal o republicano?”. Con-textos
Kantianos. International Journal of Philosophy, (p. 8).
➢ Consejo de Educación Secundaria (2006). Programa de Filosofía. 1º año de
Bachillerato. Crítica de los saberes. Uruguay.
➢ Duhart, O (2009). La enseñanza de la filosofía y cuestiones de género.
Publicado en Cerletti, A (compilador). La enseñanza de la filosofía en
perspectiva. Argentina: Eudeba.
➢ Spadaro, M (2009). La coeducación en la enseñanza de la filosofía: una
deuda de género. Publicado en Cerletti, A (compilador). La enseñanza de la
filosofía en perspectiva. Argentina: Eudeba.
➢ Spadaro, M (2008). Respuesta no hegemónicas de la inclusión del género en
la enseñanza de la filosofía: enfrentar el problema desde todos lados. Revista
Sul-Americana de Filosofía e Educacao: RESAFE.
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