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Mecanica Analitica Sanz Sanchez

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MECÁNICA ANALÍTICA: LAGRANGIANA, HAMILTONIANA Y SISTEMAS
DINÁMICOS
Book · January 2019
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2 authors:
Javier Sanz Recio
Gonzalo Sanchez-Arriaga
Universidad Politécnica de Madrid
University Carlos III de Madrid
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LAGRANGIANA, HAMILTONIANA Y SISTEMAS DINÁMICOS
Francisco Javier Sanz Recio
Gonzalo Sánchez Arriaga
La mecánica analítica, que tiene sus raíces en los siglos XVIII y XIX, ha experimentado recientemente
importantes avances que han enriquecido sus métodos y la forma de aplicarlos a problemas
modernos en física e ingeniería. Esta obra, dirigida a estudiantes de grado, máster y doctorado,
sintetiza los más importantes y útiles progresos en el campo. De manera amena y rigurosa, el lector
adquirirá desde conceptos básicos, como escribir las ecuaciones del movimiento, pasando por
técnicas clásicas tales como el método de Hamilton-Jacobi, hasta terminar dominando el análisis
avanzado de sistemas no lineales y caos determinista mediante la combinación de procedimientos
analíticos y numéricos.
La organización de la obra, estructurada en dos niveles, está sólidamente soportada por varias
décadas de experiencia de los autores impartiendo la asignatura de mecánica analítica en cursos
de grado e ingeniería. Por un lado, el cuerpo principal del libro contiene los fundamentos teóricos
y utiliza herramientas matemáticas bien conocidas por los estudiantes, que podrán seguirlo de
manera fluida. Por otro, los cuadros al margen se han reservado para introducir notas biográficas de
científicos notables, conceptos avanzados y las consecuencias de los resultados teóricos del cuerpo
principal a problemas específicos en física e ingeniería como, por ejemplo, la mecánica orbital y la
de vuelo, la relatividad general, la mecánica cuántica, la propagación de solitones… Se trata de un
espacio reservado para abrir la mente del lector, estimular su curiosidad por la materia y resaltar la
utilidad de los conocimientos adquiridos en multitud de disciplinas.
El libro contiene una impresionante colección de alrededor de 200 ejercicios, la mitad de ellos
resueltos, que refuerza los conceptos teóricos y facilita la incorporación de los métodos hamiltonianos a lo que Richard Feynman denominaría la caja de herramientas del lector, es decir, le dota
de una batería de métodos para usar en su vida profesional. También incluye una serie de programas de ordenador para explorar la dinámica desde una perspectiva moderna y amena, al mismo
tiempo que se consolidan con ayuda del ordenador los conocimientos teóricos y se adquieren
competencias en cálculo numérico.
MECÁNICA ANALÍTICA: LAGRANGIANA, HAMILTONIANA Y SISTEMAS DINÁMICOS
MECÁNICA ANALÍTICA:
MECÁNICA
ANALÍTICA
LAGRANGIANA,
HAMILTONIANA
Y SISTEMAS DINÁMICOS
Francisco Javier Sanz Recio
Gonzalo Sánchez Arriaga
www.mheducation.es
Sanz Recio, F; Sánchez Arriaga, G. Mecánica analítica: lagrangiana, hamiltoniana y sistemas dinámicos.
© McGraw-Hill, Madrid, 2019
MECÁNICA ANALÍTICA
LAGRANGIANA, HAMILTONIANA
Y SISTEMAS DINÁMICOS
Sanz Recio, F; Sánchez Arriaga, G. Mecánica analítica: lagrangiana, hamiltoniana y sistemas dinámicos.
© McGraw-Hill, Madrid, 2019
Sanz Recio, F; Sánchez Arriaga, G. Mecánica analítica: lagrangiana, hamiltoniana y sistemas dinámicos.
© McGraw-Hill, Madrid, 2019
MECÁNICA ANALÍTICA
LAGRANGIANA, HAMILTONIANA
Y SISTEMAS DINÁMICOS
FRANCISCO JAVIER SANZ RECIO
GONZALO SÁNCHEZ ARRIAGA
MADRID · LONDRES · MÉXICO · NUEVA YORK · MILÁN · TORONTO
LISBOA · NUEVA DELHI · SAN FRANCISCO · SIDNEY ·
SAN JUAN · SINGAPUR · CHICAGO · SEÚL
Sanz Recio, F; Sánchez Arriaga, G. Mecánica analítica: lagrangiana, hamiltoniana y sistemas dinámicos.
© McGraw-Hill, Madrid, 2019
MECÁNICA ANALÍTICA
LAGRANGIANA, HAMILTONIANA Y SISTEMAS DINÁMICOS
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© Francisco Javier Sanz Recio, Gonzalo Sánchez Arriaga, 2019
ISBN: 978-84-486-1539-0
MHID: 978-000850179-2
Depósito legal: M-6478-2019
Editora: Cristina Sánchez Sainz-Trápaga
Director General Europa Sur: Álvaro García Tejeda
Gerente Universidad y Profesional Grupo Ibero: Norberto Rosas Gómez
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Impresión: XXX
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Esta obra ha sido parcialmente financiada por el proyecto de la
UPM con referencia REM180105FJSR
Sanz Recio, F; Sánchez Arriaga, G. Mecánica analítica: lagrangiana, hamiltoniana y sistemas dinámicos.
© McGraw-Hill, Madrid, 2019
A María Jesús y Ana
Sanz Recio, F; Sánchez Arriaga, G. Mecánica analítica: lagrangiana, hamiltoniana y sistemas dinámicos.
© McGraw-Hill, Madrid, 2019
Sanz Recio, F; Sánchez Arriaga, G. Mecánica analítica: lagrangiana, hamiltoniana y sistemas dinámicos.
© McGraw-Hill, Madrid, 2019
Contenido
Prefacio
Agradecimientos
Acerca de los autores
1
xiii
xvii
xix
Dinámica lagrangiana de una partícula
1
1.1
Ecuaciones de Lagrange
2
1.1.1 Partícula sometida a ligaduras
1.1.2 Ligaduras geométricas u holónomas
7
7
1.1.3 Ligaduras no holónomas
11
Potencial de fuerzas
14
1.2.1 Definición elemental
1.2.2 Potencial generalizado de fuerzas
14
14
1.2
1.2.3
1.3
1.4
2
Componentes generalizadas de fuerzas que
derivan de un potencial
1.2.4 Potenciales físicamente equivalentes
16
17
Lagrangiana de una partícula
18
1.3.1 Ecuaciones de Lagrange
1.3.2 Sistemas lagrangianos
18
19
Introducción a las leyes de conservación
21
1.4.1 Definición de integral primera
22
1.4.2 Definición de función energía
22
1.4.3 Conservación de la energía
1.4.4 Momento canónico
23
24
Ejercicios
28
Dinámica lagrangiana de un sistema
29
2.1
Ecuaciones de Lagrange para un sistema
de N partículas
Espacio cartesiano de configuración
3N dimensional
2.1.2 Ecuación vectorial de Lagrange en el espacio
de configuración
2.1.3 Variedad de configuración. Ecuaciones
de Lagrange
30
2.1.1
30
32
32
vii
Sanz Recio, F; Sánchez Arriaga, G. Mecánica analítica: lagrangiana, hamiltoniana y sistemas dinámicos.
© McGraw-Hill, Madrid, 2019
Contenido
2.2
2.3
3
Introducción a las leyes de conservación
43
2.2.1
2.2.2
2.2.3
2.2.4
43
43
43
44
Definición de integral primera
Definición de función energía
Conservación de la energía
Momento canónico
Aplicación a la dinámica del sólido rígido
46
2.3.1
2.3.2
2.3.3
2.3.4
46
47
48
Variedad de configuración del sólido rígido
Componentes generalizadas de las fuerzas
Ecuaciones de Lagrange
Ecuaciones del movimiento del sólido en
coordenadas arbitrarias
Ejercicios
54
El cálculo variacional y la mecánica
55
3.1 ¿Por qué el cálculo variacional?
3.2 Nociones básicas de cálculo variacional
56
57
3.2.1 Variación de un funcional
3.2.2 Ecuación de Euler-Lagrange
3.2.3 Ecuaciones de Euler-Lagrange: caso de varias
funciones
3.2.4 Extremales con restricciones: multiplicadores
de Lagrange
3.3
4
48
Principio de Hamilton
58
59
62
64
67
Ejercicios
74
Teorema de Noether: simetrías y leyes de conservación
75
4.1
Covariancia de las ecuaciones de Euler-Lagrange
76
4.1.1 Transformaciones puntuales
4.1.2 Transformaciones puntuales extendidas
76
77
Invariancia o simetría de una función
78
4.2.1
Grupos uni-paramétricos de transformaciones
78
4.2.2
Definición de invariancia de una función
80
4.2
4.3
Teorema de Noether
81
4.3.1
4.3.2
81
4.3.3
Ejercicios
Grupo de transformaciones puntuales
Teorema de Noether para sistemas lagrangianos
con transformaciones invariantes
82
Teorema de Noether para sistemas lagrangianos
con transformaciones invariantes extendidas
85
90
viii
Sanz Recio, F; Sánchez Arriaga, G. Mecánica analítica: lagrangiana, hamiltoniana y sistemas dinámicos.
© McGraw-Hill, Madrid, 2019
Contenido
5
Oscilaciones próximas al equilibrio en sistemas lagrangianos
91
5.1
92
Oscilaciones en sistemas lagrangianos con potencial U (q)
5.1.1
Linealización de las ecuaciones alrededor
del equilibrio
5.1.2 Evolución de las perturbaciones alrededor
del equilibrio
5.1.3 Descomposición en modos normales o propios
de oscilación
5.1.4 Propiedades extremales de las frecuencias
propias de oscilación
5.2
94
98
102
Oscilaciones en sistemas lagrangianos con potencial U(q, q̇) 104
5.2.1
5.2.2
6
93
Linealización alrededor del equilibrio en
sistemas giroscópicos
Efectos giroscópicos sobre un sistema
lagrangiano
105
106
Ejercicios
109
Formalismo hamiltoniano: ecuaciones de Hamilton
111
6.1
De la lagrangiana a la hamiltoniana de un sistema
112
6.1.1
6.1.2
113
Ecuaciones canónicas de Hamilton
Estructura matemática del formalismo
hamiltoniano
119
6.2
Transformada de Legendre y ecuaciones canónicas
121
6.3
El Principio de Hamilton
123
6.4
Notación simplética de las ecuaciones de Hamilton
124
6.4.1 Corchetes de Poisson
6.4.2 Leyes de conservación
125
126
Sistemas hamiltonianos
127
6.5
6.5.1
6.6
Transformaciones canónicas de coordenadas
y momentos
El espacio de fases hamiltoniano
6.6.1
6.6.2
6.6.3
6.6.4
6.6.5
Ejercicios
Hamiltonianos de un grado de libertad e
independientes de t
Hamiltonianos de un grado de libertad
dependientes de t
Hamiltonianos independientes de t con
varios grados de libertad
Conservación del volumen en el espacio
de fases canónico
Invariante integral de Poincaré-Cartan
129
132
133
137
138
139
141
144
ix
Sanz Recio, F; Sánchez Arriaga, G. Mecánica analítica: lagrangiana, hamiltoniana y sistemas dinámicos.
© McGraw-Hill, Madrid, 2019
Contenido
7
Teoría de Hamilton-Jacobi
145
7.1 Funciones generatrices y transformaciones canónicas
146
7.2 Ecuación de Hamilton-Jacobi
152
7.2.1
152
7.3 Método de Hamilton-Jacobi de integración de las
ecuaciones del movimiento
154
7.4
158
Sistemas separables
7.4.1
7.4.2
7.4.3
Hamiltoniana independiente del tiempo y
separable
Hamiltoniana independiente del tiempo y
con coordenadas cíclicas
Coordenadas separables
159
160
162
7.5
Teorema de Liouville sobre los sistemas integrables
166
7.6
Variables acción-ángulo
169
7.6.1
7.6.2
7.6.3
7.6.4
8
La acción como una función de las coordenadas
Variables acción-ángulo en sistemas de un
grado de libertad
Variables acción-ángulo en sistemas de n grados
de libertad
Geometría del movimiento en sistemas
integrables
Invariantes adiabáticos
169
174
176
180
Ejercicios
187
Soluciones regulares en sistemas dinámicos
189
8.1
Sistemas dinámicos continuos y discretos
190
8.1.1 El espacio de estados
8.1.2 Estabilidad orbital
8.1.3 Sistemas disipativos y no disipativos
192
192
193
Soluciones de equilibrio de sistemas continuos
194
8.2.1
8.2.2
Análisis de estabilidad
Estudio de un sistema dinámico
bidimensional
Teorema de Lagrange
195
Puntos fijos o de equilibrio de sistemas discretos
201
8.3.1
201
8.2
8.2.3
8.3
8.4
Análisis de estabilidad
197
199
Órbitas periódicas de sistemas continuos
203
8.4.1
8.4.2
8.4.3
203
204
207
Teorema de Poincaré-Bendixson
Estabilidad de órbitas periódicas
Resonancia paramétrica
x
Sanz Recio, F; Sánchez Arriaga, G. Mecánica analítica: lagrangiana, hamiltoniana y sistemas dinámicos.
© McGraw-Hill, Madrid, 2019
Contenido
9
8.5
Órbitas periódicas de sistemas discretos
211
8.6
Órbitas cuasiperiódicas de sistemas continuos
213
8.7
Órbitas homoclínicas y heteroclínicas
215
Ejercicios
220
Bifurcaciones y métodos aproximados en sistemas
no lineales
221
9.1
Bifurcaciones
222
9.1.1
9.1.2
9.1.3
223
226
9.2
Bifurcaciones de posiciones de equilibrio
Bifurcaciones de órbitas periódicas
Bifurcaciones de órbitas homoclínicas
y heteroclínicas
Algunos métodos analíticos aproximados
Movimiento en un campo periódico de
alta frecuencia
9.2.2 Método de Lindstedt-Poincaré
9.2.3 Método de promedio
9.2.4 Resonancia no lineal
228
230
9.2.1
Ejercicios
230
235
237
238
245
10 Caos determinista
247
10.1 Algunas propiedades del caos
248
10.2
Sistemas hamiltonianos casi integrables
252
10.2.1
10.2.2
10.2.3
10.2.4
253
254
256
258
Denominadores pequeños
Métodos de perturbaciones clásicos
El teorema KAM
Espacio de fases en sistemas casi integrables
10.2.5 Difusión de Arnold y ergodicidad
10.3 Caos disipativo
10.3.1 Cascada de Feigenbaum
10.3.2 Crisis
10.3.3 Intermitencia
259
265
266
267
268
Ejercicios
271
Bibliografía
Índice analítico
273
277
xi
Sanz Recio, F; Sánchez Arriaga, G. Mecánica analítica: lagrangiana, hamiltoniana y sistemas dinámicos.
© McGraw-Hill, Madrid, 2019
Sanz Recio, F; Sánchez Arriaga, G. Mecánica analítica: lagrangiana, hamiltoniana y sistemas dinámicos.
© McGraw-Hill, Madrid, 2019
Prefacio
Cuando creíamos que teníamos todas las
respuestas, de pronto, cambiaron todas las preguntas
Mario Benedetti
Cuando parecía que la última palabra en mecánica estaba dicha al enunciar
F = ma, los trabajos de Euler, Lagrange y Hamilton, en los siglos XVIII y XIX,
demostraron que tal ley era consecuencia de un principio variacional más fundamental. Estas tres figuras, junto con otras, como Jacobi, Poincaré y Noether,
sentaron las bases de lo que hoy se conoce como mecánica analítica o métodos
hamiltonianos. La belleza de dicha teoría, entendida como simplicidad y carácter
unificador, cautivó a físicos y matemáticos y se hizo imprescindible. La geometría
euclídea y el cálculo vectorial fueron sustituidos por los métodos variacionales,
los cuales aportaron un aparato matemático flexible del que se beneficiaron a
principios del siglo XX la teoría general de la relatividad y la mecánica cuántica.
A mediados de dicho siglo, ayudó a explicar lo que se conoce como caos determinista y exportó conceptos como el de integrabilidad y variables acción-ángulo
a los medios continuos. Actualmente, los métodos de la mecánica analítica están
presentes en multitud de áreas de la física-matemática y de la ingeniería.
Este libro va dirigido a alumnos de grado, máster y doctorado con conocimientos básicos en mecánica clásica y matemáticas, que quieran introducirse
en esta apasionante disciplina. Los autores, con varias décadas de experiencia
impartiendo las asignaturas de Mecánica analítica, Física y Mecánica de vuelo
en la Universidad Politécnica de Madrid y en la Universidad Carlos III de Madrid,
son conscientes de que en ocasiones la mecánica es percibida de antemano por
los alumnos como una materia difícil y abstracta. Sin embargo, la experiencia
nos indica que, si se imparte de manera adecuada, los estudiantes incorporan los
métodos hamiltonianos a lo que Richard Feynman denominaría su caja de herramientas y los aplican de manera práctica y exitosa a multitud de disciplinas. Ese
ha sido nuestro propósito y con ese fin hemos diseñado el libro. En base a las
lecciones docentes aprendidas durante estos años, decidimos estructurarlo en dos
niveles, los cuales quedan plasmados en un cuerpo principal y en una serie de
cuadros separados al margen.
El cuerpo principal presenta lo fundamental de la mecánica analítica para sistemas con un número finito de grados de libertad. Esta parte utiliza herramientas
matemáticas bien conocidas por los estudiantes de grado, que podrán seguirlo de
manera fluida. Las explicaciones son sencillas y rigurosas. El texto arranca con
una introducción a la formulación lagrangiana tomando como base la dinámica
de una sola partícula. Sirve para introducir conceptos básicos que se formulan ya
con rigor, pero que surgen de modo natural aludiendo a problemas clásicos de la
mecánica, como la búsqueda de cantidades conservadas, las fuerzas de ligadura,
etc. El segundo capítulo extiende la formulación anterior al caso de un sistema de
N partículas contemplándolo, esencialmente, como una partícula equivalente en
xiii
Sanz Recio, F; Sánchez Arriaga, G. Mecánica analítica: lagrangiana, hamiltoniana y sistemas dinámicos.
© McGraw-Hill, Madrid, 2019
Prefacio
movimiento en un espacio de dimensión 3N. La influencia y poder de la matemática en la mecánica lagrangiana se evidencia en el tercer capítulo, donde se aborda
la formulación de las ecuaciones del movimiento con el cálculo variacional. Las
ecuaciones de Euler-Lagrange se establecen aquí atendiendo a un principio último
de representación matemática, el de Hamilton, que parece regir en la evolución de
los sistemas físicos. El cuarto capítulo está dedicado a uno de los teoremas más
interesantes y hermosos de la física matemática, el teorema de Noether; y el quinto,
al análisis de oscilaciones próximas al equilibrio, de gran interés en multitud de
sistemas físicos y que incluye también las oscilaciones en sistemas giroscópicos.
Los dos siguientes capítulos muestran el formalismo hamiltoniano, el cual se presenta de manera natural como un cambio de variables, pero exhibe implicaciones
mucho más profundas. Las variables canónicas, posición y momento conjugados,
tratadas en pie de igualdad configuran una perspectiva nueva de la Mecánica que
da origen a nuevos métodos e interpretaciones. Un ejemplo es la contribución de
Jacobi (de 1837), que se presenta aquí como culminación de la flexibilidad que los
cambios de variable ofrecen para construir sistemas hamiltonianos mediante las
trasformaciones canónicas. El libro culmina con tres capítulos sobre dinámica de
sistemas no lineales, es decir, el análisis de las propiedades que exhiben las soluciones de las ecuaciones obtenidas mediante el formalismo lagrangiano o hamiltoniano. Se presentan las soluciones en orden creciente de complejidad, cubriendo
desde las posiciones de equilibrio al caos determinista. Al finalizar la lectura del
cuerpo principal, el alumno tendrá un conocimiento integral de la mecánica, incluyendo las competencias para encontrar las ecuaciones del movimiento y estudiar
sus soluciones.
Si el cuerpo principal está pensado para adquirir y consolidar conocimientos,
los cuadros al margen son un espacio para abrir la mente del alumno, estimular
su curiosidad y motivarle para que profundice con la bibliografía complementaria. En ellos se encuentran recogidas notas biográficas de científicos notables,
herramientas matemáticas avanzadas que pueden ser adquiridas en una segunda
lectura del libro, la extensión de los conceptos del cuerpo principal del libro a sistemas con infinitos grados de libertad o medios continuos, y ejemplos resueltos.
Los datos biográficos han sido obtenidos en su inmensa mayoría de la enciclopedia de contenido libre Wikipedia, la cual consideramos un ejemplo extraordinario
y útil de cooperación para transmitir conocimiento. Los cuadros ilustran las consecuencias de la teoría en problemas específicos en física e ingeniería: ¿Por qué
los anillos de Saturno no son continuos? ¿Qué es el efecto mariposa? ¿Qué es un
fractal? ¿Qué conexión existe entre la ecuación de Hamilton-Jacobi y la mecánica
cuántica? ¿Qué podría explicar que la Gran Mancha Roja de Júpiter, una tormenta
gigantesca, haya sobrevivido durante más de 300 años? ¿Qué son los puntos de
Lagrange, y por qué la ESA mandó la misión SOHO a uno de ellos?
Esta estructura en dos partes diferenciadas se ha reforzado con una colección
de problemas resueltos y otra de ejercicios propuestos. Los primeros ilustran la
potencia de los métodos de la mecánica analítica y su ubicuidad en problemas de
muy distinta índole. Se han tomado ejemplos clásicos, tales como el péndulo, el
problema restringido de los tres cuerpos y el disco que rueda, y otros quizás menos
conocidos, como la propagación de un pulso láser en un plasma, el cálculo de geodésicas en relatividad general y la mecánica de vuelo de una cometa. Estudiantes
de Ciencias físicas y matemáticas, Ingeniería aeroespacial, y Telecomunicaciones,
xiv
Sanz Recio, F; Sánchez Arriaga, G. Mecánica analítica: lagrangiana, hamiltoniana y sistemas dinámicos.
© McGraw-Hill, Madrid, 2019
Prefacio
entre otros, podrán contemplar desde una nueva perspectiva algunos problemas
abordados en otros cursos. Por último, el libro se acompaña de un conjunto de programas de ordenador (disponibles a través de www.mheducation.es) que refuerzan
los conocimientos adquiridos en los tres últimos capítulos sobre sistemas dinámicos. Con ellos, y mientras se explora la dinámica de manera visual y amena, se van
consolidando con ayuda del ordenador los conocimientos teóricos y se adquieren
competencias en cálculo numérico.
Creemos que esta organización hace el libro singular y atractivo para un amplio
espectro de estudiantes, cubriendo perfiles teóricos y aplicados. Es nuestro deseo
que esta revisión moderna y actualizada de una de las ramas más antiguas de la
física resulte interesante para el lector y útil en su vida profesional.
Los autores
Madrid, 2019
xv
Sanz Recio, F; Sánchez Arriaga, G. Mecánica analítica: lagrangiana, hamiltoniana y sistemas dinámicos.
© McGraw-Hill, Madrid, 2019
Sanz Recio, F; Sánchez Arriaga, G. Mecánica analítica: lagrangiana, hamiltoniana y sistemas dinámicos.
© McGraw-Hill, Madrid, 2019
Agradecimientos
Esta obra ha sido posible gracias al interés, el ánimo y la participación de compañeros, estudiantes, familiares y amigos. Queremos dar las gracias, en primer lugar,
a nuestro compañero el profesor José Manuel Donoso, del Departamento de Física
Aplicada a las Ingenierías Aeronáutica y Naval de la Escuela Técnica Superior de
Ingeniería Aeronáutica y del Espacio, por su trabajo y esfuerzo. Su amplia visión
de la Mecánica Analítica y su dilatada experiencia docente están presentes en un
buen número de capítulos de esta obra. También, a los profesores Juan Sanmartín
y Ricardo García Pelayo, por sus acertados comentarios que nos han permitido
mejorar la calidad del libro. En esta sección de agradecimientos no pueden faltar
nuestros alumnos, cuyas preguntas, respuestas y sugerencias nos han impulsado
a evolucionar en los métodos docentes. Por último, queremos dar las gracias a
nuestros amigos y familiares por su apoyo durante los años que hemos dedicado
a preparar la obra. Sospechamos que no ha sido por un amor incondicional a la
Mecánica Analítica.
xvii
Sanz Recio, F; Sánchez Arriaga, G. Mecánica analítica: lagrangiana, hamiltoniana y sistemas dinámicos.
© McGraw-Hill, Madrid, 2019
Sanz Recio, F; Sánchez Arriaga, G. Mecánica analítica: lagrangiana, hamiltoniana y sistemas dinámicos.
© McGraw-Hill, Madrid, 2019
Acerca de los autores
Francisco Javier Sanz Recio es Doctor Ingeniero Aeronáutico por la Universidad Politécnica de Madrid (UPM, 1981). Catedrático de Universidad (Física Aplicada) en la ETSI Aeronáutica y del Espacio (UPM) donde enseña Física General,
Mecánica Analítica y Física de Plasmas. Sus investigaciones se han centrado en la
Física de los Plasmas de alta temperatura y es autor de numerosas publicaciones.
Es profesor invitado regularmente en la Universidad de Rochester (NY) y colaborador científico del Comisariado de Energía Atómica (Francia), del Instituto
de fenómenos fuera del Equilibrio (Universidad de Marsella) y del Instituto de
Ingeniería Laser (Universidad de Osaka). Actualmente lidera el grupo de Fusión
Inercial y Física de Plasmas de la Universidad Politécnica de Madrid.
Gonzalo Sánchez Arriaga es Doctor Ingeniero Aeronáutico (UPM, 2009) y Licenciado en Ciencias Físicas (UCM, 2010). Realizó estancias de investigación en el
Observatorio de Niza (Francia) y en la Universidad de Kyushu (Japón), y disfrutó
de contratos postdoctorales en el Comisariado de Energía Atómica en París y en
la UPM. Actualmente es investigador Ramón y Cajal en la Universidad Carlos III
de Madrid, donde imparte la asignatura de Mecánica de Vuelo. Los métodos de la
mecánica analítica están presentes en sus trabajos de investigación, que incluyen
el estudio de amarras espaciales, las ondas solitarias en plasmas, y la generación
de energía con sistemas aerotransportados.
xix
Sanz Recio, F; Sánchez Arriaga, G. Mecánica analítica: lagrangiana, hamiltoniana y sistemas dinámicos.
© McGraw-Hill, Madrid, 2019
1 Dinámica lagrangiana de
una partícula
1.1.
Ecuaciones de Lagrange
1.1.1 Partícula sometida a ligaduras
1.1.2 Ligaduras geométricas u holónomas
1.1.3 Ligaduras no holónomas
1.2.
Potencial de fuerzas
1.2.1 Definición elemental
1.2.2 Potencial generalizado de fuerzas
1.2.3 Componentes generalizadas de fuerzas que derivan de un potencial
1.2.4 Potenciales físicamente equivalentes
1.3.
Lagrangiana de una partícula
1.3.1 Ecuaciones de Lagrange
1.3.2 Sistemas lagrangianos
1.4.
Introducción a las leyes de conservación
1.4.1 Definición de integral primera
1.4.2 Definición de función energía
1.4.3 Conservación de la energía
1.4.4 Momento canónico
1
Sanz Recio, F; Sánchez Arriaga, G. Mecánica analítica: lagrangiana, hamiltoniana y sistemas dinámicos.
© McGraw-Hill, Madrid, 2019
Capítulo 1
Dinámica lagrangiana de una partícula
“Me he propuesto no cuidarme más de temas filosóficos; y espero que no tome usted
a mal si nunca vuelve a encontrarme ocupado en esos menesteres.”
Carta de Isaac Newton al secretario de la “Royal Society”
La mecánica lagrangiana es una reformulación de la mecánica newtoniana e introducida en 1788 por Joseph Louis Lagrange
(1736–1813). De origen italiano y familia
con buena posición social, se educó en la
Universidad de Turín. No fue hasta la edad de
los 17 años cuando Lagrange mostró interés
por las matemáticas al leer un ensayo del
astrónomo E. Halley. Se formó de manera
prácticamente autodidacta y dio clases en la
Academia Militar por encargo del rey Carlos
Manuel III de Cerdeña. Entre 1754 y 1756
Lagrange envió varias cartas a L. Euler que
introducían una nueva y potente técnica: el
cálculo de variaciones.
Euler quedó impresionado por el trabajo de
Lagrange y en 1756 intentó persuadirlo para
que dejara Turín y aceptara una posición más
prestigiosa en Berlín. Lagrange declinó inicialmente, pero en 1765 d’Alembert intercedió
ante Federico II el Grande quien escribió a
Lagrange para invitarle a unirse a su corte y
que “el rey más grande de Europa” tuviera
“el matemático más grande de Europa”.
Lagrange aceptó y pasó los siguiente veinte
años en Prusia, donde escribió su famosa obra
la Mecanique Analytique, y sucedió a Euler
como director de la Academia de las Ciencias
de Berlín. Tras morir Federico II, Lagrange
aceptó la invitación de Luis XVI y emigró
a París, donde fue nombrado profesor de la
École Polytechnique y murió en 1813.
Además de su impresionante tratado Mécanique Analytique, Lagrange hizo importantes
aportaciones en astronomía (problema de los
tres cuerpos y puntos de Lagrange), álgebra
(formas cuadráticas, y ecuaciones binomiales), ecuaciones diferenciales (método
de variación de los parámetros), teoría de
números, teoría sobre funciones analíticas,
y, por supuesto, la mecánica.
Hacia 1788, Joseph-Louis Lagrange genera un formalismo operacional del que
deducir las ecuaciones del movimiento de Newton, estableciendo una alternativa
poderosa al tratamiento de problemas usuales de la dinámica. Su alcance trasciende notablemente la mera reformulación de las leyes y postulados newtonianos
ya que, si bien el formalismo de Lagrange no implica una nueva física, genera en
sí mismo una nueva perspectiva en la formulación de las leyes de la dinámica.
Lagrange llega a sintetizar en un postulado más último y general los principios de la
dinámica newtoniana y concibió un procedimiento formal y práctico que, en numerosas ocasiones, simplifica el tratamiento clásico de los problemas. En este capítulo
se presentan las ecuaciones de Lagrange mediante una deducción matemática simple, operativa y singularizada al caso de la dinámica de una partícula, no por ello
exenta de un carácter general y extensible a sistemas más complejos.
La notación que usaremos en esta obra para vectores y tensores será la de
escribirlos, en general, en negrita. Utilizaremos también lo que se conoce como
convenio de suma de Einstein, notación de Einstein o notación indexada, para
abreviar la escritura de sumatorios eliminando así el símbolo del sumatorio. Este
convenio se aplica solo a sumatorios sobre dos índices repetidos (subíndice y
n
superíndice). Así por ejemplo la expresión i = 1aibi se representará como aibi
(dos índices repetidos, índice y superíndice, se dice que son índices mudos, ya que
la expresión no cambia si en vez de “i” usamos otro nombre “j ”). La expresión
n
i = 1aij bi (producto de matriz por vector) se representará por ai j bi, dependiendo
el resultado del índice j. De modo que si j = 1, ..., m, por ejemplo, Aj = aij bi
representan m cantidades que se obtienen con dicha operación. En una misma
expresión también pueden aparecer dos índices no mudos. Si aαβ representa los
elementos de una matriz cuadrada no singular y aμν son los elementos de la matriz
μ
μ
inversa, la expresión αaμαaαν≡ δν se representa como aμαaαν≡ δν . La función
μ
δν se llama delta de Kronecker, y vale 1 si μ = ν y cero para μ ≠ ν . También, por
n
ejemplo, la expresión Aik = j = 1aij b jk la escribiremos como Aik = aij b jk. No obstante, la notación de Einstein no está exenta de cierta ambigüedad en algunos
casos, por ejemplo si escribimos la igualdad ck = akbk , el miembro derecho de esta
ecuación no hay que interpretarlo como a1b1 + a2b2 + ⋯, sino como la expresión del conjunto de igualdades c1 = a1b1, c2 = a2b2, ..., etc. El convenio de suma
de Einstein también se aplica a operadores. Así, la expresión ∂/∂xk, se interpreta
como un objeto con subíndice “k”, mientras que ∂/∂xk sería un objeto con superíndice k. De este modo, la expresión k ak∂/∂xk ≡ a1∂/∂x1 + a2∂/∂x2 + ⋯ ≡ ak∂/∂xk.
1.1 Ecuaciones de Lagrange
Tomando como base la segunda ley de Newton para una partícula, cuyo movimiento es descrito en coordenadas cartesianas, es posible inferir las ecuaciones
del movimiento en la formulación lagrangiana de forma sencilla. El procedimiento
seguido en este capítulo, ilustrará no solo la forma de tales ecuaciones extensible a otros sistemas de coordenadas, sino que también introducirá a través de la
exposición conceptos básicos, estableciendo así el léxico propio del formalismo
lagrangiano que se aborda en el texto.
2
Sanz Recio, F; Sánchez Arriaga, G. Mecánica analítica: lagrangiana, hamiltoniana y sistemas dinámicos.
© McGraw-Hill, Madrid, 2019
Capítulo 1
Dinámica lagrangiana de una partícula
Comencemos pues este capítulo deduciendo las llamadas ecuaciones de
Lagrange, en coordenadas cartesianas por sencillez. Supongamos una partícula
newtoniana (no relativista) de masa m que se mueve respecto de cierto triedro
Ox1x2x3, con vector de posición r(t) = x1(t)e1 + x2(t)e2 + x3(t)e3, el cual llamaremos espacio de configuración cartesiano (Fig. 1.1). La partícula está sometida a
la acción de una fuerza F = F1e1 + F2e2 + F3e3, siendo ei (i = 1, 2, 3) los vectores
unitarios de los ejes Oxi. Como es sabido, el movimiento de la partícula viene
descrito, para unas condiciones iniciales dadas de velocidad y posición, por la
ecuación de Newton
2
m d r = F,
dt2
⇒
m ẍi = Fi,
i =1, 2, 3.
(1.1)
Mediante uno y dos puntos sobre una variable se designará respectivamente a la
primera y segunda derivada con respecto al tiempo de la magnitud correspondiente.
Una forma equivalente a las ecuaciones cartesianas de (1.1) se puede obtener a
partir de la energía cinética de la partícula, T = 12 mv2 = 12 m(ẋ12 + ẋ22 + ẋ32), donde
v = dr/dt es el vector velocidad. De la identidad d(∂T/∂ẋi)/dt ≡ mẍi, y dado que
la energía cinética (en coordenadas cartesianas) solo depende de t a través de las
componentes cartesianas de la velocidad, ẋi, las componentes cartesianas de
las ecuaciones se pueden escribir en la forma (ecuaciones de Lagrange)
d ∂T – ∂T = F ,
i
dt ∂ẋi ∂xi
i = 1, 2, 3.
(1.2)
Este conjunto de ecuaciones escalares puede expresarse de modo compacto en lo
que denominaremos ecuación de Lagrange en forma vectorial, dada por
d ∂T – ∂T = F,
dt ∂ v ∂ r
(1.3)
en donde se ha usado la notación
∂ =e ∂ ≡e ∂ +e ∂ +e ∂ ,
k
1
2
3
∂ ẋ2
∂v
∂ ẋ1
∂ ẋ3
∂ ẋk
(1.4)
para el operador gradiente respecto a las componentes cartesianas de la velocidad,
de forma similar al operador gradiente usual
∇ = ∂ = ek ∂ ≡ e1 ∂ + e2 ∂ + e3 ∂ .
∂r
∂ x1
∂ x2
∂ x3
∂ xk
(1.5)
Ecuaciones de Lagrange en coordenadas curvilíneas arbitrarias
En ocasiones, debido a la simetría de las fuerzas actuando sobre la partícula, o
la geometría del problema físico, es conveniente usar un sistema de coordenadas
diferente del cartesiano, por ejemplo, coordenadas esféricas, cilíndricas, o cualquier otro sistema de coordenadas curvilíneas. Supongamos que q1, q2, q3 representan un conjunto de tres parámetros geométricos (coordenadas curvilíneas),
que denominaremos coordenadas generalizadas y que engendran el nuevo espacio de configuración. Estas coordenadas definen la posición de un punto en el
espacio en la transformación de coordenadas dependientes del tiempo
xi = φi (q1, q2, q3, t),
i = 1, 2, 3.
(1.6)
Figura 1.1 Partícula P de masa m sobre la
que actúa la fuerza F (la cual podría incluir
algún término de fuerza de inercia si el triedro
no fuera inercial).
Cuadro 1.1 Gradiente, derivada
direccional y vector normal a una
superficie
En un triedro Oxyz introducimos la función
U(r), donde r = xi + yj + zk es el vector de
posición e i, j, k son los vectores unitarios
según los ejes x, y, z. Aunque la función U(r)
es un campo escalar, cualquier combinación
de las derivadas de U (respecto de xyz) no
es, en general, un escalar ni un vector. Se
demuestra que la combinación de derivadas
∇U ≡ i∂U/∂x + j∂U/∂y + k∂U/∂z, es un
vector (gradiente de U). Efectivamente, tratándolo como tal, si lo multiplicamos escalarmente por el vector infinitesimalmente
pequeño dr ≡ idx + jdy + kdz, se obtiene
∇U · dr = U(r + dr) – U(r) ≡ dU, que es un
escalar. Llamemos gradiente al “vector”
∇ ≡ ∂/∂r ≡ i∂/∂x + j∂/∂y + k∂/∂z. Para un
vector u = uxi + uy j + uzk, entonces u · ∇U =
ux∂U/∂ x + uy∂U/∂y + uz∂ U/∂ z define la derivada direccional de U según u.
Sea ahora Φ(x, y, z, t) = 0 una superficie en
핉3 en donde “t” es un parámetro (por ejemplo, el tiempo) y r el vector de posición de
uno de sus puntos. Ya que el incremento infinitesimal, dΦ, entre dos puntos de la superficie (a “t” fijado) es nulo,
dΦ = 0 = ∇Φ · dr,
el vector gradiente es normal a dr, el cual es
tangente a la superficie. Es decir, el vector
∇Φ es un vector normal a la superficie Φ = 0.
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2 Dinámica lagrangiana de
un sistema
2.1
Ecuaciones de Lagrange para un sistema de N partículas
2.1.1 Espacio cartesiano de configuración 3N dimensional
2.1.2 Ecuación vectorial de Lagrange en el espacio de configuración
2.1.3 Variedad de configuración. Ecuaciones de Lagrange
2.2
Introducción a las leyes de conservación
2.2.1 Definición de integral primera
2.2.2 Definición de función energía
2.2.3 Conservación de la energía
2.2.4 Momento canónico
2.3
Aplicación a la dinámica del sólido rígido
2.3.1 Variedad de configuración del sólido rígido
2.3.2 Componentes generalizadas de las fuerzas
2.3.3 Ecuaciones de Lagrange
2.3.4 Ecuaciones del movimiento del sólido en coordenadas arbitrarias
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Capítulo 2
Cuadro 2.1 Deducciones de las
ecuaciones de Lagrange
En la bibliografía encontramos diferentes formas de deducir las ecuaciones de Lagrange,
las cuales pueden clasificarse como sigue:
(a) deducciones basadas en el principio de
D’Alembert y el principio de los trabajos virtuales (H. Goldstein, Classical Mechanics);
(b) deducciones a partir de la segunda ley
de Newton por medio de una mera manipulación de derivadas parciales (J. L. Synge
y B. A. Griffith, Principles of Mechanics,
McGraw-Hill, New York 1959; E. T. Whittaker,
A Treatise on the Analytical Dynamics of Particles and Rigid Bodies. Cambridge University
Press, Cambridge, 1927); (c) ecuaciones de
Lagrange deducidas a partir de principios
variacionales (C. Lanczos, The Variational
Principles of Mechanics, University of Toronto
Press, Toronto, 1949, Dover reprint 1989);
(d) deducciones apoyadas en la geometría
diferencial y el cálculo tensorial (J. L. Synge
y A. Schild, Tensor Calculus, University of
Toronto Press, Toronto, 1949, Dover reprint
1978).
La deducción de las ecuaciones de Lagrange
tipo (d) se basa en la sustitución y equivalencia de un sistema físico de N partículas
por el de una única partícula moviéndose en
un hiperespacio de dimensión 3N. El punto
crucial es que la métrica de este hiperespacio es establecida por la forma de la energía
cinética del sistema (James Casey, Geometrical Derivation of Lagrange’s equations for
a system of particles, Am J Phys 62, 1994).
Dinámica lagrangiana de un sistema
“El lector no encontrará figuras en este trabajo. Los métodos que he establecido no requieren
construcciones ni razonamientos geométricos o mecánicos: solo operaciones algebraicas,
sujetas a una regla de procedimiento regular y uniforme.”
Joseph-Louis de Lagrange (1736-1813). “Mecanique Analytique”
En este capítulo extenderemos la dinámica lagrangiana de una partícula, estudiada en el capítulo anterior, a un sistema de N partículas newtonianas, y como
caso particular a un sólido rígido.
2.1 Ecuaciones de Lagrange para un sistema de N partículas
La metodología que se usará para deducir las ecuaciones de Lagrange de un
sistema de N partículas será la misma que la del capítulo anterior, estableciendo
la siguiente analogía: el movimiento de N partículas respecto de un triedro físico
es matemáticamente equivalente al movimiento de una única partícula en un espacio cartesiano 3N-dimensional.
2.1.1 Espacio cartesiano de configuración 3N dimensional
Partimos de un sistema de N partículas newtonianas de masas Mh ( h = 1, …,
N ), moviéndose en un triedro Ox1x2x3, con coordenadas xih, i = 1, 2, 3. Sean Fih las
componentes cartesianas de la fuerza total sobre la partícula h. Con esta notación,
las 3N ecuaciones cartesianas de Newton que describen el movimiento del sistema
de N partículas son
Mhẍ ih = Fih,
i = 1, 2, 3;
h = 1, …, N,
(sin suma)
(2.1)
y la energía cinética del sistema es
N
T = 12 ∑ Mh (ẋ 1h)2 + (ẋ 2h)2 + (ẋ 3h)2 .
(2.2)
h =1
Trataremos a continuación de escribir el sistema (2.1) de 3N ecuaciones diferenciales escalares como una única ecuación vectorial, como si fuera una partícula,
pero en un espacio de dimensión 3N. Tomemos primero una cierta ordenación de
las N partículas. Para esa ordenación, introduzcamos la siguiente notación con el
objeto de simplificar la descripción del movimiento del sistema
xih ≡ x3h – 3 + i, i = 1, 2, 3; h = 1, …, N,
Fih ≡ f3h – 3 + i ,
Mh ≡ m3h – 2 ≡ m3h – 1 ≡ m3h.
(2.3)
De este modo, el sistema de N partículas se describe mediante el conjunto de
3N coordenadas rectangulares x = x1, x2, …, x 3N y 3N parámetros de masa de un
punto P en un espacio cartesiano de dimensión 3N (espacio de configuración
cartesiano). El movimiento de este punto está determinado por las ecuaciones
mj ẍ j = fj,
j = 1, …, 3N,
(sin suma)
(2.4)
y la energía cinética del sistema es
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Capítulo 2
Dinámica lagrangiana de un sistema
3N
T = 12 ∑ mj(ẋ j )2.
(2.5)
j =1
Seguidamente introduzcamos la noción de distancia euclídea. Supongamos dos
puntos muy próximos P y P’ con coordenadas x y x + dx, respectivamente.
Basándonos en la expresión (2.5) de la energía cinética (suma de cuadrados), la
N
cual es positiva, y llamando m ≡  h = 1 Mh a la masa total del sistema de partículas, podemos definir el cuadrado de la distancia euclídea infinitesimal, ds, entre los
puntos P y P’ por (ds)2 = 2T(dt)2/m. Es decir,
3N
(ds)2 = ∑ d(x j
j =1
2
mj /m ) .
(2.6)
De este modo, el espacio cartesiano con coordenadas x̃ j ≡ x j mj /m es un espacio
euclídeo y, como sabemos del Álgebra lineal, es práctico asociar vectores a los
puntos de dicho espacio. Trataremos el espacio euclidiano como un espacio vectorial en el que usamos los elementos ya conocidos de producto escalar de vectores,
módulo del vector, base canónica, etc. Denotamos por {uk; k = 1, …, 3N } la base
canónica de vectores (3N componentes): u1 = (1, 0, …, 0), …, u 3N = (0, 0, …, 1).
El vector de posición del punto P con coordenadas cartesianas x ≡ x 1, x 2, …, x 3N,
tiene la representación habitual
3N
r = ∑ xj
j =1
1
3N
k
mj /m uj = x e1 +⋯+ x e3N ≡ x ek,
(2.7)
Figura 2.1 Partícula de masa m en P en
el espacio de configuración cartesiano 3N
dimensional.
(2.8)
Cuadro 2.2 Construcción del espacio
de configuración cartesiano
en donde
ej ≡
mj /m uj ,
j = 1, …, 3N.
Observe el lector que a la expresión x k ek en (2.7) se le está aplicando el convenio
de suma de Einstein. El vector velocidad del punto P tendrá por expresión
v=
dr
= ẋ1e1+⋯ẋ 3Ne3N ≡ ẋ k ek,
dt
(2.9)
en donde el módulo |ek| = m /m . Es interesante observar que, usando (2.8) y
k
(2.9), la energía cinética del sistema, ecuación (2.5), se puede escribir como la energía cinética de una partícula de masa m moviéndose en un espacio 3N dimensional
x11, x21, x31, …, x1N, x2N, x3N →
x1, x2, x3, …, x3N–2, x3N–1, x3N.
3N
T = 12 ∑ mj(ẋ j )2 ≡ 12 mv2.
Tomemos el conjunto de las N partículas
de masas Mh (h = 1, …, N) con coordenadas x ih (i = 1, 2, 3). Sean F ih las componentes cartesianas de la fuerza total actuando
sobre cada partícula. Establezcamos la
siguiente correspondencia entre x ih, Mh y Fih
con x j, mj y fj ( j = 1, …, 3N):
(2.10)
j =1
M1, M1, M1,
Conviene también definir la base de vectores e j recíproca de la (2.8), es decir,
el conjunto de vectores que verifica e j · ek = δkj, siendo δkj la delta de Kronecker. Obsérvese que e j ≡ m /mj uj ≡ ej m /mj . Construyamos ahora un vector
fuerza, f, con la base e j y las componentes cartesianas de las fuerzas, fj,
dadas en (2.3),
…, MN, MN, MN, →
m1, m2, m3, …, m3N–2, m3N–1, m3N.
F11, F21, F31, …, F1N, F2N, F3N, →
f1, f2, f3, …, f3N–2, f3N–1, f3N.
f = f1e1+⋯+f3N e3N ≡ f ke k.
(2.11)
Se comprueba fácilmente que las 3N ecuaciones escalares (2.4) son las componentes
cartesianas de la ecuación vectorial (ecuación vectorial de Newton en el espacio
de configuración 3N dimensional)
m dv = f.
dt
El vector de posición se construye con la
base ej y el vector fuerza con la base e j:
r = xkek ≡ x1e1 + ⋯ + x3Ne3N,
f = fkek ≡ f1e1 + ⋯ + f3Ne3N.
(2.12)
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3 El cálculo variacional y la
mecánica
3.1
¿Por qué el cálculo variacional?
3.2
Nociones básicas de cálculo variacional
3.2.1 Variación de un funcional
3.2.2 Ecuación de Euler-Lagrange
3.2.3 Ecuaciones de Euler-Lagrange: caso de varias funciones
3.2.4 Extremales con restricciones: multiplicadores de Lagrange
3.3
Principio de Hamilton
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Capítulo 3
El cálculo variacional y la mecánica
Llegaron los fugitivos a estos sitios, donde ahora ves las altas murallas y el alcázar,
Cuadro 3.1 Mecánica de medios
continuos
ya comenzado a levantar, de la nueva Cartago, y compraron una porción de terreno,
tal que pudiera toda ella cercarse con la piel de un toro, de donde le vino el nombre
Los sistemas mecánicos discutidos en el
cuerpo principal del libro tienen un número
finito de grados de libertad y están gobernados por ecuaciones diferenciales ordinarias
(EDO). Por ejemplo, un péndulo de longitud
que oscila en un plano vertical tiene como
único grado de libertad o variable de estado
el ángulo θ(t). Su ecuación del movimiento es
θ̈ + (g/)sin θ = 0.
Existen también sistemas físicos, como por
ejemplo los fluidos, los sólidos deformables
o los campos electromagnéticos, cuyas
variables de estado dependen tanto del
tiempo como de la posición. En esos casos,
la dinámica de las variables de estado está
gobernada por ecuaciones diferenciales en
derivadas parciales (EDDP). Un ejemplo sencillo es la temperatura T(x, t) en una barra de
metal unidimensional de longitud y situada
a lo largo del eje x. Se puede demostrar que
la evolución de la temperatura con el tiempo
es la solución de la EDDP conocida como
ecuación del calor
2
∂T
− α ∂ T = 0,
∂t
∂ x2
donde α es la difusividad térmica de la
barra. Una diferencia importante con respecto a los sistemas con un número finito
de grados de libertad es que ahora, además de condiciones iniciales T(x, 0) = T0(x),
hay que dar condiciones de contorno. En el
caso de la barra, en donde hay derivadas de
segundo orden en x, se puede imponer por
ejemplo que la temperatura en los extremos
de la barra adquiera ciertos valores, T(0, t) =
TA(t) y T(, t) = TB(t).
Las técnicas y teoremas de la mecánica
analítica para sistemas con un número
finito de grados de libertad pueden extenderse a los medios continuos. Esto incluye,
por ejemplo, el formalismo lagrangiano y
hamiltoniano, la localización de invariantes
mediante el teorema de Noether o las variables acción-ángulo, por citar algunos ejemplos. En cada uno de los capítulos del libro,
y en paralelo con la discusión en el texto
principal, iremos mostrando dichas extensiones en los cuadros al margen.
de Birsa.
Virgilio, La Eneida
Hasta el momento, las ecuaciones de Lagrange se han presentado en el texto
como resultado de un tratamiento matemático de las ecuaciones de Newton del
movimiento. Con este acercamiento, se ha visto, a posteriori, que la formulación lagrangiana constituye una descripción elegante y completa que, a efectos prácticos, se puede considerar independiente de la formulación newtoniana,
aunque, obviamente, es equivalente a ésta. Cabe, pues, pensar que existe otro
modo de fundamentar la mecánica lagrangiana recurriendo a postulados o principios que resulten independientes de los enunciados por las leyes básicas de
Newton. Dado que la física newtoniana lejos de los límites relativistas o cuánticos es correcta, una nueva fundamentación de la mecánica en términos de las
ecuaciones de Lagrange debería contener un número de postulados menor que
los aportados por Newton, además de una sólida base matemática. Tal fundamentación existe, y se basa en un único principio, llamado de Hamilton, cuya
base teórico-matemática se inspira en los denominados principios de mínimo,
que siempre han estado ligados a la física y cuya historia es tan antigua como
la de esta.
3.1 ¿Por qué el cálculo variacional?
El cálculo variacional, también llamado cálculo funcional, está íntimamente
relacionado con el cálculo de extremos de una función dada a los que estamos
muy habituados, pero aquí no se habla de una función de una o varias variables,
sino de una función de funciones. El problema de hallar puntos extremos de una
función (las coordenadas para las cuales la función es un máximo o un mínimo) se
traspone ahora al problema de encontrar las funciones (extremales) que hagan que
una función de funciones sea máxima o mínima. La historia del cálculo de variaciones tiene su origen más conocido en el famoso problema de la braquistócrona
propuesto por Jean Bernoulli en 1696, en el que se plantea encontrar la trayectoria
que debería seguir una partícula empleando un tiempo mínimo en un campo de
fuerza constante para recorrer la distancia entre dos puntos fijos, no alineados con
la fuerza (ver Ejemplo 1 del texto). El relato histórico que acompaña al desenlace
de este problema mediante las soluciones encontradas al mismo en su época por
matemáticos como Leibniz, L´Hopital o Newton, es ya un hito clásico en la historia
de las matemáticas y de las ciencias naturales. El lector podrá encontrar información en cualquier texto, pero la obligada referencia a este caso se justifica aquí para
enmarcar históricamente un problema de la matemática que, en su aspecto más
general, dio lugar a lo que hoy toma el nombre de cálculo de variaciones. Esta
potente y eficaz herramienta matemática, rigurosamente establecida como método
y reformulada por Euler hacia 1740, fue aplicada por Lagrange a la mecánica por
primera vez. El cálculo de variaciones originó una elegante y sólida formulación
de la dinámica, que se estableció 137 años después del primer enunciado de la braquistócrona, y fue dada por W. R. Hamilton mediante lo que hoy se conoce como
principio de Hamilton.
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Capítulo 3
El cálculo variacional y la mecánica
Básicamente, el cálculo variacional se establece para dar respuesta a una cuestión muy habitual en problemas tanto de física como de ingeniería. Se trata de
encontrar máximos y mínimos, pero no de una función en sí misma, sino de una
magnitud que recibe el nombre de funcional Φ, cuyos valores se obtienen a través
de su dependencia de una o más funciones. Por ejemplo, un funcional simple (Fig. 3.1)
es la longitud de arco de una curva y = y(x) del plano que une dos puntos de
coordenadas (xa, xb)
xb
1 + (dy/dx)2 dx .
≡ Φ[y(x)] =
(3.1)
xa
También son funcionales, por ejemplo, las coordenadas del centro de masas y las
componentes del tensor de inercia de un sólido continuo de densidad de masa ρ(r)
conocida (véase Capítulo 2). En cualquier caso, el valor del funcional depende de
una función escalar (o vectorial) dada, de sus derivadas, o de la variable (escalar
o vectorial) independiente de la función. El cálculo de variaciones versa sobre
el método de hallar valores extremos de un funcional dado, es decir, determinar la función incógnita que permite que el funcional presente un valor extremo
(máximo o mínimo) que se denomina valor estacionario. Así pues, mediante el
procedimiento del cálculo variacional se llega, por lo general, a una solución consistente en una ecuación diferencial para la función incógnita.
Figura 3.1 Curvas yI(x) e yII(x) con extremos fijados. La longitud de curva que une
dos puntos dados del plano x-y es un funcional, el cual obviamente depende de la
curva dada.
Dos son los problemas básicos que contribuyeron a la fundamentación del
cálculo variacional, llamados problema de las curvas geodésicas y el problema
isoperimétrico. Conviene que se citen aquí por su relación con el contenido del
curso y con la mecánica, en particular por lo que se refiere a la existencia de
constricciones o ligaduras impuestas sobre las ecuaciones del movimiento de un
sistema. Por otra parte, estos problemas alcanzan hoy una formulación mucho
más amplia y general que la dada originariamente en sus planteamientos geométricos más primitivos, abarcando así un gran número de problemas que surgen
en todos los ámbitos de la física y la matemática. El problema de curvas geodésicas consiste en determinar la curva sobre una superficie dada que da la menor
longitud de arco entre dos puntos de la superficie g(x, y, z) = 0. En este caso, el
funcional a minimizar es
xb
1 + (dy/dx)2 + (dz/dx)2 dx ,
= Φ[y(x), z(x)] =
(3.2)
xa
para el cual las funciones y(x) y z(x), sujetas a la condición o ligadura
g(x, y, z) = 0, son las incógnitas del problema. Por otra parte, el problema isoperimétrico pretende hallar los extremales de un funcional, los cuales están sometidos
a una restricción expresada por medio de una integral (condición isoperimétrica).
En su planteamiento original e histórico (problema de la reina Dido), se trataba
de determinar la curva cerrada de longitud fija que delimite un área máxima (¡el
círculo!). Aquí la expresión del área es el funcional, y la condición sobre es una
restricción o ligadura.
3.2 Nociones básicas de cálculo variacional
En física son frecuentes los problemas que se resuelven mediante la exigencia
de que algún funcional conocido alcance un extremo, surgiendo así en ocasiones
Figura 3.2 Curvas y(x) e y(x) + h(x) con
h(xa) ≠ 0 y h(xb) ≠ 0.
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4 Teorema de Noether:
simetrías y leyes de
conservación
4.1
Covariancia de las ecuaciones de Euler-Lagrange
4.1.1 Transformaciones puntuales
4.1.2 Transformaciones puntuales extendidas
4.2
Invariancia o simetría de una función
4.2.1 Grupos uni-paramétricos de transformaciones
4.2.2 Definición de invariancia de una función
4.3
Teorema de Noether
4.3.1 Grupo de transformaciones puntuales
4.3.2 Teorema de Noether para sistemas lagrangianos con
transformaciones invariantes
4.3.3 Teorema de Noether para sistemas lagrangianos con
transformaciones invariantes extendidas
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Capítulo 4
Es preciso detenerse en algún punto, y para que la ciencia sea posible, debemos
detenernos cuando encontremos la simplicidad.
Henri Poincaré
Cuadro 4.1 Teoría de grupos
La teoría moderna de grupos en matemáticas
nace en el siglo XIX de la mano del matemático francés Evariste Galois (1811–1832),
quien abordó un interesante y antiguo problema matemático. Galois trató de averiguar
bajo qué circunstancias las raíces de un
polinomio con coeficientes racionales pueden ser expresadas únicamente mediante
número racionales, multiplicaciones, divisiones, sumas, restas y números elevados a
la potencia 1/n siendo n un número entero. Si
las soluciones se pueden expresar de dicha
manera, se dice que la ecuación polinómica
es resoluble por radicales. Por ejemplo, una
ecuación de segundo grado
ax2 + bx + c = 0
es resoluble por radicales porque sabemos
que su solución es
−b ± b2 − 4ac
.
2a
Galois descubrió que la solucionabilidad de
una ecuación por radicales está relacionada
con la estructura de un grupo de permutaciones asociadas a las raíces del polinomio,
lo que se conoce hoy en día como grupo de
Galois del polinomio. Las ecuaciones polinómicas de grado < 5 son resolubles por radicales, las de grado ≥ 5 no lo son en general.
x=
Actualmente se utiliza el término grupo para
denotar una estructura algebraica que consiste en un conjunto G de elementos equipados con una operación interna, denotada
aquí con el símbolo “*”, que cumple las
siguientes propiedades
• Cierre: ∀a, b ∊ G, a * b ∊ G
• Asociativa: ∀a, b, c ∊ G,
(a * b) * c = a * (b * c)
• Elemento identidad: ∀a ∊ G,
∃e \ e * a = a * e = a
• Elemento Inverso: ∀a ∊ G,
∃b \ b * a = a * b = e
Aunque Galois murió muy joven, con solo 20
años y como consecuencia de las heridas
sufridas en un duelo con pistolas, su legado
matemático fue muy profundo. En particular,
el trabajo de Galois sobre ecuaciones algebraicas inspiró a Marius S. Lie, quien elaboró una
teoría semejante para ecuaciones diferenciales. El lector interesado en la aplicación de la
técnica de los grupos de Lie a las ecuaciones
diferenciales puede consultar la obra de Peter
Olver, Applications of Lie groups to differential
equations (Springer Verlag, New York 1993).
Teorema de Noether: simetrías y leyes de conservación
En los Capítulos 1 y 2 hemos visto algunas leyes de conservación elementales. Así, en un sistema lagrangiano que no dependa explícitamente del tiempo se
tiene la ley de conservación de la energía, mientras que si el sistema posee una
coordenada cíclica o ignorable, el momento canónico conjugado a dicha coordenada es una constante del movimiento. Ambas leyes de conservación se pueden ver tambien como consecuencia de ciertas simetrías de la lagrangiana. Si la
lagrangiana no depende explícitamente del tiempo, da lo mismo usar la variable
temporal t que la t′ = t + ε, siendo ε una constante cualquiera. Por otra parte,
si la lagrangiana posee una coordenada cíclica o ignorable, qβ por ejemplo,
podríamos usar en lugar de ella otra coordenada q′β = qβ + ε. Se dice entonces
que la lagrangiana es invariante frente a traslaciones en el tiempo o invariante
frente a traslaciones en la coordenada ignorable. También se suele decir que la
lagrangiana tiene la simetría de traslaciones en el tiempo o traslaciones en la
coordenada ignorable. Las leyes de conservación de la energía o del momento
canónico son consecuencia, por tanto, de estas dos simetrías elementales que
puede poseer la lagrangiana.
4.1 Covariancia de las ecuaciones de Euler-Lagrange
La ventaja más importante que tienen los sistemas lagrangianos es que las
ecuaciones de Lagrange son independientes del sistema de coordenadas generalizadas que se usen. A esta propiedad se la llama covariancia y, como se explica
en el Cuadro 4.2, dicha propiedad fue siempre un objetivo que debían cumplir las
leyes fundamentales de la física.
4.1.1 Transformaciones puntuales
Supongamos un sistema con lagrangiana L(q, v, t), en donde q = q1, …, qn y
v = v1, …, vn, son las coordenadas y velocidades generalizadas, respectivamente,
y se ha usado para simplificar la notación: v ≡ q̇ 1, …, q̇ n. Como es sabido, las ecuaciones de Lagrange son
d ∂ L − ∂ L = 0,
dt ∂ v j
∂ qj
vj ≡
dq j
dt
;
j = 1, …, n.
(4.1)
Supongamos que elegimos otro sistema de coordenadas q′ = q′1, …, q′n, que están
relacionadas con las anteriores mediante n funciones
qj = φ j(q′, t),
j = 1, …, n.
(4.2)
Una transformación de este tipo se llama transformación puntual. Supondremos que la correspondencia entre q y q′ es biunívoca para cualquier instante
de tiempo t, y que las funciones φj se comporten bien. Surge, naturalmente, la
pregunta: ¿cuál será, para las nuevas coordenadas, el nuevo sistema de ecuaciones de evolución de las q′(t) equivalente al sistema (4.1)? Para responder a
esta cuestión conviene volver al planteamiento más básico que nos condujo a las
ecuaciones de Lagrange, es decir al principio de Hamilton (véase Capítulo 3). Las
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Capítulo 4
Teorema de Noether: simetrías y leyes de conservación
ecuaciones de evolución son las ecuaciones diferenciales de los extremales del
funcional acción, es decir, se obtienen a partir de
t2
L(q1, …, qn, v1, …, vn, t)dt = 0,
δS ≡ δ
(4.3)
t1
para q(t1) y q(t2) fijados. En el integrando del funcional, L(q, v, t), expresemos
las variables q y v en función de las nuevas coordenadas. Las “q” vienen dadas
por las funciones φ = φ1, …, φn, de las q′ y t. Mientras que las velocidades generalizadas v se expresan en función de las q′ y las nuevas velocidades generalizadas, v′ ≡ dq′/dt, derivando con respecto del tiempo la transformación (4.2).
Es decir,
vj ≡
dφ j(q′, t) ∂ φ j
∂φj
+ v′i
,
=
dt
∂t
∂ q′i
v′i =
dq′i
.
dt
(4.4)
Observe el lector que al último sumando de la ecuación anterior se le está aplicando el convenio de suma de índices repetidos (índice “i”). Debe notarse que la
transformación de las velocidades generalizadas no es una transformación independiente, sino que está inducida por la propia transformación puntual de coordenadas. En definitiva, el problema (4.3) de calcular los extremales queda planteado
en la forma
t2
δS ≡ δ
L(q(q′, t), v(q′, v′, t), t)dt = 0.
(4.5)
t1
Es decir, debemos encontrar los extremales del funcional acción, con q′(t1) y
q′(t2) fijados, en donde el integrando del funcional es otra función lagrangiana,
L′(q′, v′, t), definida por
L′(q′, v′, t) ≡ L(q(q′, t), v(q′, v′, t), t).
(4.6)
Las nuevas ecuaciones de Lagrange en coordenadas q′ son, por lo tanto:
d ∂ L′ − ∂ L′ = 0,
dt ∂ v′j ∂ q′j
v′j ≡
dq′j
dt
;
j = 1, …, n.
(4.7)
Es decir, las ecuaciones de evolución en las nuevas coordenadas se expresan de
la misma forma (ecuaciones de Euler-Lagrange) a partir de una nueva lagrangiana, L′(q′, q̇′, t), que se obtiene de la lagrangiana antigua, L(q, q̇, t), sustituyendo
las coordenadas y velocidades generalizadas antiguas en función de las nuevas
coordenadas generalizadas, q′, y las nuevas velocidades generalizadas, q̇′. Diremos entonces que las ecuaciones de Euler-Lagrange de un sistema lagrangiano
son covariantes o que tienen la propiedad de covariancia: las leyes o ecuaciones
diferenciales para los extremales son independientes del sistema de coordenadas.
Por supuesto, las nuevas ecuaciones de Lagrange (4.7), desarrolladas, tendrán un
aspecto algebraico muy diferente, en general, de las anteriores ecuaciones (4.1)
desarrolladas.
4.1.2 Transformaciones puntuales extendidas
Cuadro 4.2 Principio de covariancia
en física (1/2)
Siguiendo las ideas de Galileo, Newton asumió que las leyes de la mecánica tienen la
misma forma en cualquier sistema de referencia inercial. En particular, que la segunda ley
m dv = F
dt
es válida para cualquier observador ligado a
un sistema inercial. En ese marco, el espacio y el tiempo son conceptos absolutos
e independientes. Sin embargo, a finales
del siglo XIX y principios del XX, los físicos
empezaron a sospechar que las leyes fundamentales de la física deberían tener la
misma forma para cualquier observador y
que la distinción entre sistemas inerciales y
no inerciales podría ser ilusoria.
Una pista importante la proporcionaron
las ecuaciones de Maxwell para los campos
electromagnéticos, las cuales son invariantes frente a las transformaciones de Lorentz.
Por ejemplo, si tenemos un sistema S y otro
S’ que se mueven con velocidad V a lo largo
del eje x, las ecuaciones de Maxwell toman
la misma forma si las coordenadas y el
tiempo en ambos sistemas están relacionados por
x′ =
x − Vt ,
1 − V 2/c2
2
t′ = t − Vx/c ,
2
1 − V /c2
siendo y′ = y, z′ = z, donde c es la velocidad
de la luz. Fíjese el lector que en estas transformaciones el espacio y el tiempo se mezclan. Basándose en estas ideas, Einstein
propuso en 1905 lo que ahora se conoce
como teoría de la relatividad especial y que
se basa en dos postulados:
• Las leyes de la física son invariantes en
todos los sistemas inerciales.
• La velocidad de la luz en el vacío es la
misma para todos los observadores,
independientemente de la velocidad de la
fuente de luz.
En el marco de la relatividad especial, la
segunda ley de Newton se escribe como
d
dt
m0v
1 − v2/c2
= F,
siendo m0 la masa en reposo de la partícula.
Esta ecuación es invariante frente a las
transformaciones de Lorentz y recupera la
segunda ley de Newton cuando la velocidad
es mucho menor que la de la luz.
La propiedad de covariancia de las ecuaciones de Lagrange también se tiene para
las llamadas transformaciones puntuales extendidas: aquellas transformaciones
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5 Oscilaciones próximas
al equilibrio en sistemas
lagrangianos
5.1. Oscilaciones en sistemas lagrangianos con potencial U(q)
5.1.1 Linealización de las ecuaciones alrededor del equilibrio
5.1.2 Evolución de las perturbaciones alrededor del equilibrio
5.1.3 Descomposición en modos normales o propios de oscilación
5.1.4 Propiedades extremales de las frecuencias propias de oscilación
5.2. Oscilaciones en sistemas lagrangianos con potencial U(q, q̇)
5.2.1 Linealización alrededor del equilibrio en sistemas giroscópicos
5.2.2 Efectos giroscópicos sobre un sistema lagrangiano
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Capítulo 5
Oscilaciones próximas al equilibrio en sistemas lagrangianos
Al considerar el movimiento de un sistema de partículas bajo la acción de un
campo externo o como consecuencia de la interacción entre ellas, pueden existir
posiciones de las partículas en las cuales el sistema esté en equilibrio. Es decir,
posiciones tales que si las partículas se abandonaran en ellas con velocidad nula,
permanecerían todo el tiempo en reposo en dichas posiciones. Parece natural
entonces investigar el movimiento del sistema de partículas cuando se perturba
levemente, sacándolo de las posiciones de equilibrio o impulsando las partículas
con velocidades pequeñas. El movimiento subsiguiente que tendrá lugar podría
ser el de un conjunto de vaivenes u oscilaciones alrededor de las posiciones de
equilibrio, o que las partículas del sistema se alejaran continuamente de éstas.
En cualquier caso, supondremos que las perturbaciones inicialmente introducidas
son infinitesimalmente pequeñas, de tal modo que, durante un cierto tiempo, el
sistema se mantendrá próximo al estado de equilibrio realizando un conjunto de
movimientos que llamaremos, genéricamente, oscilaciones.
Daniel Bernoulli nació el 8 de febrero de
1700 en Groninga, Países Bajos, en el seno
de una familia de matemáticos. Además de
él, también destacaron su padre, Johann
Bernoulli, pionero del cálculo infinitesimal y
profesor de Leonhard Euler, y su tío, Jacob
Bernoulli, quien hizo contribuciones a la teoría de la probabilidad. D. Bernoulli aceptó
el consejo de su padre y estudió medicina,
pero puso como condición que le enseñara
matemáticas de manera privada.
Tras acabar los estudios de medicina, fue
rechazado por la Universidad de Basilea,
pero poco después consiguió una plaza de
profesor en la Academia de Ciencias de San
Petersburgo. Allí trabajó ocho años y realizó
importantes descubrimientos que le valieron
para ganar un puesto como profesor en Basilea. En 1750, le concedieron la cátedra que
había ocupado su padre.
D. Bernoulli hizo importantes contribuciones
en hidrodinámica, elasticidad y teoría cinética de gases. En el año 1738 publicó su
famosa obra Hydrodynamica. En ella explica
lo que posteriormente sería conocido como
el Principio de Bernoulli y que relaciona la
velocidad con la presión en un fluido incompresible. También fue precursor de la teoría
de oscilaciones, gracias a un trabajo que
publicó en 1753. La teoría general sobre
las oscilaciones de un sistema de partículas
con un número finito de grados de libertad
fue establecida por Lagrange entre los años
1762 y 1765. La obra de Bernoulli fue muy
extensa (86 trabajos) y recibió el reconocimiento de sus colegas, quienes le concedieron diez premios de la Academia de Ciencias
de París y le eligieron miembro de la Real
Sociedad de Londres. Murió el 17 de marzo
de 1782, a la edad de 82 años, en Basilea.
En este capítulo estudiaremos el movimiento próximo a la posición de equilibrio en dos tipos diferentes de sistemas lagrangianos. En primer lugar, consideraremos los sistemas en los que la lagrangiana L es de la forma L = T − U(q ),
siendo la energía cinética T una función cuadrática homogénea de las velocidades generalizadas, y el potencial U una función solo de las coordenadas. En
segundo lugar, consideraremos un potencial de fuerzas más general que U(q ),
añadiéndole un potencial giroscópico UGI , lineal en las velocidades generalizadas (ver Capítulo 2). Llamaremos a estos sistemas lagrangianos giroscópicos, en
donde L = T − U(q ) − UGI .
5.1 Oscilaciones en sistemas lagrangianos con potencial U (q)
Supondremos en primer lugar un sistema lagrangiano de n grados de libertad
con L = 12 mi j (q )q̇ iq̇ j − U(q ). Los coeficientes mi j dependen solo de las coordenadas generalizadas q ≡ q1, . . ., qn, son simétricos (mi j = mji ), y el determinante de la matriz con coeficientes mi j es diferente de cero. Las ecuaciones de
Euler-Lagrange para este sistema son (compruébese),
∂ mik j i 1 ∂ mi j i j
q̇ q̇ −
q̇ q̇ = 0,
mikq̈i + ∂ U +
k
∂q
∂ qj
2 ∂ qk
k = 1, . . ., n.
(5.1)
Busquemos a continuación las coordenadas de las posiciones de equilibrio
q = q e ≡ q 1e , . . ., q ne . Es decir, las posiciones del sistema en las cuales, si se abandona en esa posición con velocidades generalizadas nulas, q̇ 1 = 0, . . ., q̇ n = 0, el
sistema permanece en reposo en dicha posición todo el tiempo (el concepto de
posiciones de equilibrio y su estabilidad se estudiará con cierta profundidad en el
Capítulo 8). Debido a que el tiempo no aparece explícitamente en las ecuaciones
de Lagrange (5.1), el sistema permanecerá en reposo todo el tiempo en la posición
q = q e si para esa posición las aceleraciones q̈ son también nulas. Para ello, según
las ecuaciones (5.1), es necesario que ∂ U/∂ qk|q = 0 con k = 1, . . ., n. Por lo tanto,
e
las posiciones de equilibrio, q = q e, corresponden a un extremo del potencial U y
se obtienen del sistema de n ecuaciones
∂U
∂ qk
|
q=q e
= 0,
k = 1, . . ., n. ⇒
q e.
(5.2)
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Capítulo 5
Oscilaciones próximas al equilibrio en sistemas lagrangianos
En general, (5.2) es un sistema no lineal de ecuaciones algebraicas y puede presentar varias soluciones que corresponden a diferentes posiciones de equilibrio.
EJEMPLO 1
El potencial de fuerzas de un péndulo ideal de longitud que oscila con ángulo
θ alrededor de la vertical es U = −mg cos θ. Las posiciones de equilibrio según
(5.2) se obtienen de ∂ U/∂ θ = mg sin θ = 0, cuyas soluciones son θ = 0 (péndulo
en la posición más baja) y θ = π (posición más alta del péndulo).
5.1.1 Linealización de las ecuaciones alrededor del equilibrio
y constantes, vienen dados por
|
= e
k = 1, . . ., n .
mik ẍ i + cik ẋ i + kik x i = 0,
k = 1, . . ., n,
que, en notación matricial, escribiremos en
la forma
M ⋅ ẍ + C ⋅ ẋ + K ⋅ x = 0,
siendo C la matriz de componentes cik. Buscando ahora soluciones de la forma x = ueiσt,
llegamos a la ecuación matricial que nos
proporciona los valores de σ y u, similar al
caso de oscilaciones sin disipación,
(K − σ 2M + iσ C) ⋅ u = 0.
(5.4)
El sistema anterior conviene escribirlo en forma matricial introduciendo las
matrices constantes M (de componentes mi j ), K (de componentes ki j ) y el vector
columna, x, de componentes (x 1, . . ., x n). Se denotará por xT al vector fila (el transpuesto del vector columna x), y de modo similar para las matrices transpuestas
M T y K T. El sistema de ecuaciones (5.4) escrito en forma matricial adopta la forma
M ⋅ ẍ + K ⋅ x = 0.
Se demuestra (usando argumentos termodinámicos) que la forma cuadrática F es simétrica, ci j = cji, y positiva. Las ecuaciones de
Lagrange para las pequeñas oscilaciones,
incluyendo este tipo de fuerzas, son
(5.3)
De este manera, ∂ U/∂ q k ≡ ∂ U/∂ x k ≈ ki k xi. Los términos tercero y cuarto de las
ecuaciones (5.1) son de segundo orden (proporcionales a los productos de cantidades pequeñas, ∝ ẋi ẋ j ), y en la linealización del sistema serán despreciados. En
consecuencia, el sistema de ecuaciones de Euler-Lagrange linealizado se escribe
mi k ẍ i + ki k xi = 0,
Cuando un sistema mecánico se mueve en
un medio, la resistencia con él frena el movimiento, y la energía del sistema se disipa
finalmente en forma de calor. La resistencia
con el medio se puede describir, de un modo
aproximado, mediante una fuerza de rozamiento que depende de la velocidad y, para
velocidades pequeñas, es proporcional a
ella. La fuerza generalizada Q kr asociada a la
coordenada xk puede obtenerse a partir de la
llamada función de disipación de Rayleigh,
F = 1 ci j ẋ iẋ j , por medio de Q kr = −∂ F/∂ ẋ k.
2
Si en la posición de equilibrio del sistema, q = q e con q̇ = 0, se introducen unas
perturbaciones infinitesimalmente pequeñas, x(t), de forma que q(t) = q e + x(t)
con x(t) ≡ x 1(t), . . ., x n(t), podemos linealizar el sistema de ecuaciones (5.1) alrededor de q = q e y q̇ = 0. El primer término de la ecuación (5.1), el que contiene
las derivadas segundas con respecto del tiempo, está ya prácticamente linealizado. Bastará tomar mi k(q )q̈i ≈ mi k(q e )ẍ i, con coeficientes mik(q e ) evaluados en
q = q e y, por lo tanto, constantes. Por brevedad y para simplificar la notación, los
llamaremos mi k de aquí en adelante. El segundo término, el correspondiente a la
derivada del potencial U, teniendo en cuenta que en q = q e sus primeras derivadas son nulas [ecuación (5.2)], lo desarrollamos en serie de Taylor hasta términos
de segundo orden: U = U(q e ) + 12 ki j x i x j , en donde los coeficientes ki j , simétricos
ki j = ∂2 U/∂ qi ∂ q j q q .
Cuadro 5.1 Oscilaciones
amortiguadas
Los valores de σ se obtienen de la condición
|K − σ 2M + iσ C| = 0.
Es fácil demostrar que si la matriz K es
definida positiva (oscilaciones en torno a
un mínimo estricto del potencial), entonces
Re(iσ) < 0. El sistema efectúa oscilaciones amortiguadas en el tiempo (estabilidad
asintótica).
(5.5)
Conviene notar que las ecuaciones (5.5) son las ecuaciones de Lagrange de un
sistema con coordenadas generalizadas x y con lagrangiana
L = T − U(x) ≡ 1 ẋ T ⋅ M ⋅ ẋ − 1 x T ⋅ K ⋅ x.
2
2
(5.6)
93
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6 Formalismo hamiltoniano:
ecuaciones de Hamilton
6.1.
De la lagrangiana a la hamiltoniana de un sistema
6.1.1 Ecuaciones canónicas de Hamilton
6.1.2 Estructura matemática del formalismo hamiltoniano
6.2.
Transformada de Legendre y ecuaciones canónicas
6.3.
El principio de Hamilton
6.4.
Notación simplética de las ecuaciones de Hamilton
6.4.1 Corchetes de Poisson
6.4.2 Leyes de conservación
6.5.
Sistemas hamiltonianos
6.5.1 Transformaciones canónicas de coordenadas y momentos
6.6.
El espacio de fases hamiltoniano
6.6.1 Hamiltonianos de un grado de libertad e independientes de t
6.6.2 Hamiltonianos de un grado de libertad dependientes de t
6.6.3 Hamiltonianos independientes de t con varios grados de libertad
6.6.4 Conservación del volumen en el espacio de fases canónico
6.6.5 Invariante integral de Poincaré-Cartan
111
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Capítulo 6
William Rowan Hamilton nació en Dublín
(Irlanda) en 1805 y fue el cuarto de nueve
hermanos. Desde los tres años vivió con su
tío James Hamilton, lingüista graduado en el
Trinity College. Con él, Hamilton demostró
una capacidad impresionante aprendiendo
idiomas, y a la edad de solo trece años dominaba una docena de lenguas entre las que
se encontraban el latín, el griego, el hebreo,
el persa, el sánscrito, el francés y el italiano.
Desde muy joven mostró también un interés
muy alto por las matemáticas, lo cual le
empujó a entrar en el Trinity College (Dublín)
en 1823. En 1827, le designaron profesor
de astronomía en el Observatorio de Dusink,
donde pasaría el resto de su carrera.
Con 19 años, Hamilton presentó a la Royal
Irish Academy un trabajo sobre óptica (publicado en 1828) donde introduce la idea de
“función característica óptica”. Dicha función
está relacionada con las transformaciones
canónicas de la mecánica clásica. En dos
artículos publicados en 1834 y 1835, usó en
la mecánica el formalismo que había desarrollado en la óptica y obtuvo por primera vez
las ecuaciones que hoy día llevan su nombre, ecuaciones de Hamilton, presentando
un principio variacional más general que los
ya conocidos. El trabajo de Hamilton, completado por su contemporáneo Carl C. J. Jacobi,
impulsó el desarrollo del cálculo variacional
y la teoría de los sistemas de ecuaciones
diferenciales ordinarias y derivadas parciales
de primer orden.
Hamilton dedicó los últimos 22 años de su
vida al desarrollo de los cuaterniones, los
cuales fueron otra de sus contribuciones
más notables. Murió en Dublín en 1865, a la
edad de 60 años.
Formalismo hamiltoniano: ecuaciones de Hamilton
El conjunto de ecuaciones de Lagrange, asociadas a un sistema dinámico descrito por n coordenadas generalizadas, representa un sistema matemático de n
ecuaciones diferenciales ordinarias de segundo orden, vinculadas a la interpretación geométrica de punto móvil en el denominado espacio de configuración.
Existe otra formulación alternativa a la mecánica lagrangiana, que nos lleva a
un sistema de 2n ecuaciones diferenciales ordinarias de primer orden para un
conjunto de 2n variables dinámicas independientes. Estas ecuaciones son las llamadas ecuaciones de Hamilton y son la base de la formulación hamiltoniana de
la mecánica. A pesar de que esta nueva formulación no supone, en general, una
simplificación en la resolución matemática del problema, sí alumbra un nuevo
marco teórico interesante, fértil en cuanto a interpretaciones físicas, y flexible
en cuanto a proveer métodos para el análisis de sistemas dinámicos. La formulación hamiltoniana encierra en sí misma nuevos conceptos innovadores, útiles y
de enorme trascendencia en otros campos de la física, como en la física cuántica,
mecánica estadística, etc. El análisis de cantidades conservadas puede abordarse
aquí mediante nuevas técnicas en una formulación matemáticamente potente. En
este capítulo se introducen los conceptos y elementos básicos de la formulación
hamiltoniana de la mecánica.
6.1 De la lagrangiana a la hamiltoniana de un sistema
Fundamentalmente existen dos formas tradicionales de construir el formalismo hamiltoniano para la mecanica —mediante el uso del carácter estacionario
de la integral de acción, o bien mediante la aplicación a la lagrangiana de un
sistema dado de la denominada transformación de Legendre de una función—,
procedimientos que se tratarán también en este capítulo. Sin embargo, del mismo
modo que se introdujo operacionalmente la lagrangiana de un sistema y el formalismo asociado, en esta sección se ha optado por presentar también de forma
operacional y práctica la llamada función de Hamilton, base para la formulación
hamiltoniana de la mecánica. Para este fin, evocamos una vez más la importancia que tiene en mecánica la búsqueda de cantidades conservadas del sistema,
y recordamos que entre las mismas hay una que tiene un significado y trascendencia especiales y que se denominó función energía E, dada por
E = q̇ j ∂ L − L.
∂ q̇ j
(6.1)
Esta magnitud fue definida para sistemas en general, tanto holónomos como
no holónomos ideales de n grados de libertad, y resulta ser una constante del
movimiento en los sistemas holónomos ideales si la lagrangiana del sistema
dinámico no depende explícitamente del tiempo. A su vez, otra magnitud
esencial introducida en los dos primeros capítulos es el llamado momento
canónico pj o momento conjugado a la coordenada generalizada q j, definido
como
pj = pj (q, q̇, t) ≡ ∂ L .
∂ q̇ j
(6.2)
Estas magnitudes, ligadas únicamente a la lagrangiana L(q, q̇, t) del sistema,
fueron esencialmente definidas con la finalidad de hallar de forma sencilla cantidades conservadas. Sin embargo, como se muestra a continuación, ambas sirven
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Capítulo 6
Formalismo hamiltoniano: ecuaciones de Hamilton
de base para construir la transición entre las formulaciones lagrangiana y hamiltoniana de la dinámica.
Consideremos un sistema lagrangiano y su función energía asociada (6.1).
Usando la definición del momento conjugado pj a la variable q j, la función energía puede reescribirse en términos de tales momentos, de las coordenadas generalizadas y del tiempo. Efectivamente, de las relaciones (6.2) es posible en principio
despejar cada q̇ j en términos de las variables (q, p, t), siempre que el determinante de la matriz hessiana, ∂2L/∂q̇ i∂q̇ j, asociada a la transformación sea no nulo,
al menos localmente (exigencia del teorema de la función implícita). Con las relaciones funcionales
q̇ j = q̇ j (q, p, t),
( j = 1, ..., n),
(6.3)
llevadas a E (q, q̇, t), se genera una nueva función dependiente ahora de los argumentos (q, p, t) y dada por
H(q, p, t) = E(q, q̇(q, p, t), t) ≡ pj q̇ j(q, p, t) − L(q, q̇(q, p, t), t).
(6.4)
La función H(q, p, t) así definida se denomina función de Hamilton o hamiltoniana del sistema. A partir de ella pueden obtenerse las nuevas ecuaciones
que rigen la dinámica del sistema, como veremos. Es importante señalar que
la función H, cuyos argumentos son q, p y t, es una función diferente de la
función E, dependiente de los argumentos q, q̇ y t. En el caso particular de una
lagrangiana en la forma usual L = T − U, en donde el potencial U solo depende
de las coordenadas generalizadas (y posiblemente de t), y la energía cinética,
T(q, q̇, t), es una función homogénea de segundo grado en la velocidades generalizadas, sabemos que E = T + U, y se tendrá por lo tanto que
H (q, p, t) = T (q, q̇ (q, p, t), t) + U (q, t).
La técnica para construir la función de Hamilton H (q, p, t) a partir de una
lagrangiana L (q, q̇, t) se basa en aplicar los siguientes pasos elementales:
Cuadro 6.1 Formalismo hamiltoniano
en medios continuos. Ejemplo (1/2)
La mayor parte de las técnicas y herramientas del formalismo hamiltoniano para
sistemas con un número finito de grados
de libertad puede extenderse a medios continuos. En este ejemplo vamos a encontrar
la ecuación del movimiento de una viga
de masa M, longitud , sección transversal A y módulo de Young E, empotrada en
un extremo, partiendo de las ecuaciones
de Hamilton. El lector puede encontrar un
desarrollo parecido, usando la formulación
lagrangiana, en el Capítulo 3 (Cuadro 3.5).
Tras dividir la viga en N trozos iguales y sustituir cada trozo por una partícula de masa
m = M/N conectada a sus partículas adyacentes por sendos muelles de constante
elástica k = EA/0 y longitud natural 0 = /N,
la lagrangiana del sistema discreto es (ver
Capítulo 3)
L=
2
N
N−1
j=1
j=1
∑ λu̇ j2 − ∑ EA
u j+1 − u j 2
0
y la ecuación del movimiento de la partícula j
λü j − AE (u
j+1
− 2u j + u j − 1) = 0
20
donde u j(t) es el desplazamiento de la masa
j respecto de su posición de equilibrio y λ =
M/ = m/0 la densidad lineal de la viga.
Para encontrar las ecuaciones de Hamilton
del problema discreto, introducimos en primer
lugar el momento de la partícula j
pj =
1. Calcular la función energía con (6.1).
ℓ0
∂L
= 0 λu̇ j
∂u̇ j
y la hamiltoniana
2. Calcular los momentos canónicos aplicando la definición (6.2).
3. Despejar las q̇ j como funciones de (q, p, t), lo que requiere que la matriz hessiana ∂2L / ∂q̇ i∂q̇ j asociada a la transformación anterior sea no singular.
4. Sustituir las q˙j (q, p, t) en E (q, q˙, t) para obtener finalmente la hamiltoniana
H (q, p, t) = E (q, q˙(q, p, t), t).
H = u̇ j pj − L.
Sustituyendo los
encontramos que
H=
resultados
anteriores,
N−1
u j+1 − u j
1 pj
+ ∑ EA
0
2 j=1 λ 0
j=1
ℓ0
2
N
2
∑
y las ecuaciones de Hamilton
6.1.1 Ecuaciones canónicas de Hamilton
u̇ j = ∂ H/∂ pj,
Las ecuaciones diferenciales del movimiento del sistema para las variables
“independientes” (q, p), llamadas ecuaciones canónicas de Hamilton, pueden obtenerse directamente evaluando la diferencial de H desde (6.1) y (6.4). Escribamos
H como una función implícita de q, p y t, en la forma
H = q̇ j pj − L (q, q̇, t),
pi = ∂ L ,
∂ q̇ i
(i = 1, ..., n),
ṗj = −∂ H/∂u j
resultan, entonces,
u̇ j =
1 pj
,
λ 0
ṗj
0
= EA (u
j+1
− 2u j + u j − 1) .
20
(6.5)
113
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7 Teoría de Hamilton-Jacobi
7.1
Funciones generatrices y transformaciones canónicas
7.2
Ecuación de Hamilton-Jacobi
7.2.1
La acción como una función de las coordenadas
7.3
Método de Hamilton-Jacobi de integración de las ecuaciones
del movimiento
7.4
Sistemas separables
7.4.1
Hamiltoniana independiente del tiempo y separable
7.4.2
Hamiltoniana independiente del tiempo y con coordenadas cíclicas
7.4.3
Coordenadas separables
7.5
Teorema de Liouville sobre los sistemas integrables
7.6
Variables acción-ángulo
7.6.1
Variables acción-ángulo en sistemas de un grado de libertad
7.6.2
Variables acción-ángulo en sistemas de n grados de libertad
7.6.3
Geometría del movimiento en sistemas integrables
7.6.4
Invariantes adiabáticos
145
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Capítulo 7
Carl Gustav Jacob Jacobi (1804-1851) nació
en Potsdam (Prusia) el 10 de diciembre de
1804. Hijo de una próspera familia de banqueros judíos y con un talento precoz para
las matemáticas, Jacobi se doctoró y obtuvo
una plaza de Privatdozent en la Universidad de Berlín con tan solo veinte años. Al
igual que otras muchas profesiones, la de
profesor estaba vetada para los judíos en
Alemania, por lo que decidió convertirse al
cristianismo. Ante la falta de expectativas
de promoción en Berlín, Jacobi se trasladó
en 1826 a Königsberg (actual Kaliningrado,
Rusia) donde ejerció primero como conferenciante y, a partir de 1832, como profesor. Su labor docente fue muy destacada y
siempre gozó de una excelente reputación
como maestro por atraer y estimular a sus
alumnos. Durante su etapa en Königsberg,
coincidió con el prestigioso matemático y
astrónomo Friedrich Bessel y se puso en
contacto con otras figuras notables de la
época, como Gauss y Legendre. Su hermano
Moritz, quien también era un notable físico,
se trasladó allí con él. Sin embargo, la crisis económica en Prusia y la búsqueda de
un clima menos extremo que beneficiara su
delicada salud empujaron a Jacobi a regresar a Berlín en 1844. Allí murió en 1851 tras
contraer la viruela.
Jacobi contribuyó notablemente a varios
campos de las matemáticas y la física.
De manera independiente al matemático
noruego Niels Henrik Abel, con quien mantuvo cierta pugna, ideó la teoría de las funciones elípticas. En álgebra destacan sus
aportaciones sobre las formas cuadráticas.
Introdujo la teoría general de determinantes,
las matrices que hoy en día se llaman jacobianas en su honor, y realizó aportaciones a
la teoría de números y las ecuaciones diferenciales. Su hermano estimuló el interés de
Jacobi por la física, a la que contribuyó en
áreas como la mecánica celeste. La integral
de Jacobi, una constante del movimiento en
el problema de los tres cuerpos restringido,
lleva su nombre en su honor.
Teoría de Hamilton-Jacobi
La denominada ecuación de Hamilton-Jacobi que veremos en este capítulo
constituye una formulación alternativa y completa de la mecánica clásica. Esta
alternativa proviene y surge, históricamente, de la óptica geométrica y su correspondiente principio variacional (principio de Fermat), que guió su desarrollo.
Una vez más, los principios variacionales aplicados inicialmente en el campo de
la óptica se llevan a la mecánica como una contribución profunda que perdura
hasta nuestros días. La formulación de la mecánica basada en la ecuación de
Hamilton-Jacobi (H J) permitió una descripción equivalente de ondas y partículas. En realidad, constituyó un final largamente buscado desde Johann Bernoulli
en el siglo XVIII, el cual persiguió una analogía entre la propagación de ondas y
partículas. Esta analogía llevó a Schrödinger en el siglo XX a la búsqueda de una
ecuación para su mecánica ondulatoria, o mecánica cuántica, al generalizar la
ecuación de H J.
El método de Hamilton-Jacobi de integración de las ecuaciones canónicas de
Hamilton aporta una perspectiva nueva. En lugar de centrarse en el conjunto de
ecuaciones diferenciales ordinarias de Hamilton, nos volcamos en la resolución de una ecuación en derivadas parciales, la ecuación de HJ. En particular, investigaremos su resolución con la técnica de separación de variables en las
coordenadas apropiadas. Si dicha ecuación es completamente separable, podremos encontrar su solución, lo que nos llevará a determinar un número suficiente
de leyes de conservación o cantidades conservadas que nos permita resolver las
ecuaciones canónicas de Hamilton por cuadraturas. La equivalencia entre un
número suficiente de cantidades conservadas y la separación de variables en la
ecuación de HJ, y por tanto su integración, es completa.
7.1 Funciones generatrices y transformaciones canónicas
En el capítulo anterior vimos que las ecuaciones canónicas de Hamilton de un
sistema con hamiltoniana H(q, p, t),
q̇ j = ∂ H ,
∂ pj
ṗ j = − ∂ H ,
∂qj
j = 1, …, n,
(7.1)
conservan la forma en una transformación de coordenadas y momentos, q = q (Q,
P, t) y p = p (Q, P, t), que sea canónica. Es decir, existe una función H (Q, P, t), tal
que las ecuaciones (7.1) en las nuevas variables Q, P se escriben
Q̇ j = ∂ H ,
∂ Pj
Ṗ j = − ∂ H , j = 1, …, n.
∂Qj
(7.2)
Vimos también, en el capítulo anterior, el algoritmo que nos permitía comprobar
que una transformación fuera canónica (M · J · M T = J); sin embargo, no disponíamos de un algoritmo simple para generar o inventarnos una transformación
canónica. De igual modo, excepto en el caso de que la transformación fuera independiente del tiempo, desconocíamos cómo obtener la nueva hamiltoniana H (Q,
P, t), y qué relación tiene con la antigua hamiltoniana H (q , p, t). Para construir
una técnica general y eficiente que genere transformaciones canónicas, parece
lógico apoyarse en una base teórica sólida que sirva para establecer las ecuaciones de Hamilton. La referencia teórica más útil y rigurosa para este fin es el principio de Hamilton, presentado en el capítulo anterior. De hecho, las expresiones
146
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Capítulo 7
Teoría de Hamilton-Jacobi
que definen las transformaciones canónicas pueden obtenerse fácilmente usando
dicho principio. En concreto, en las variables canónicas originales (q, p), este principio se escribe matemáticamente como
t2
δ
( pj d q j − H (q, p, t) dt) = 0.
(7.3)
t1
Dado que se pretende que en las nuevas variables se satisfagan las ecuaciones
canónicas (7.2), deberá cumplirse análogamente
t2
δ
( Pj d Q j − H (Q, P, t) dt) = 0,
(7.4)
t1
que es el principio de Hamilton en términos de las nuevas variables. En aras de
proceder de la forma más general posible, se puede reescribir también, como ya
vimos en el Capítulo 6, en la forma
t2
δ
( Pj d Q j − H (Q, P, t) dt + d F) = 0,
(7.5)
t1
donde se ha introducido en el integrando la diferencial total de una función arbitraria F dependiente de las coordenadas, de los momentos y del tiempo en general. Como se estableció en capítulos anteriores, la adición de d F no modifica las
ecuaciones del movimiento, al no introducir cambio alguno en el cálculo variacional, pues
t2
δ
dF
dt = δ (F (t2 ) − F (t1)) = 0.
t1 dt
(7.6)
Atendiendo ahora a la equivalencia entre las dos formulaciones anteriores del
principio de Hamilton [ecuaciones (7.3) y (7.5)], podemos escribir en consecuencia
la siguiente identidad (obviando cualquier constante multiplicativa)
pj d q j − H dt = P j d Q j − H dt + d F.
(7.7)
En la ecuación anterior, la función F es una función de q, p y t (o bien de Q, P
y t). Dada una transformación canónica cualquiera, por 2n funciones Q (q, p, t)
y P (q, p, t) de las 2n variables q, p y de t, la ecuación (7.7) nos dice que la expresión lineal en los diferenciales (d q, d p y dt), pj d q j − P j d Q j − (H − H ) dt, es
una diferencial exacta. La pregunta que nos hacemos es si la función F se puede
expresar en función de 2n variables independientes cualesquiera, escogidas de
entre el conjunto de 4n variables (q, p y Q, P) que aparecen en las 2n ecuaciones
de la transformación canónica.
■
Función generatriz tipo 1
Supongamos que escogemos como 2n variables independientes las coordenadas q y Q [siendo Q (q, p, t)], de modo que a partir de (q, Q) podemos determinar
p. Por el teorema de la función implícita, se deberá cumplir que el determinante
de la matriz jacobiana de la transformación, (q, Q) ↔ (q, p), sea distinto de cero,
∂ (q, Q)
∂ (q, p)
≡
∂Q
≠ 0.
∂p
(7.8)
Cuadro 7.1 Breve historia de la
ecuación de Hamilton-Jacobi (1/2)
La historia de la ecuación de Hamilton-Jacobi
(HJ) constituye un caso singular de la creación
de una teoría matemática nueva y original
que es reinterpretada y extendida casi inmediatamente. En un periodo de tan solo unos
cuatro años, entre 1834 y 1837, se lograron
conectar las ecuaciones del movimiento de
la mecánica con una nueva y fundamental
ecuación en derivadas parciales. Esta revolución para la mecánica vino acompañada del
descubrimiento por parte de Jacobi en 1836
de un nuevo invariante en el problema de los
tres cuerpos. Desde Newton y Lagrange en
los siglos XVII y XVIII, la mecánica no había
experimentado un avance similar.
El origen de la ecuación de HJ se encuentra en los intentos por parte de Hamilton de
construir una teoría para la mecánica a partir de sus trabajos en óptica geométrica. En
ese campo, Hamilton había encontrado una
función característica (la longitud de camino
óptico) a partir de la cual se podía encontrar
la trayectoria de los rayos y se preguntaba
por la existencia de un análogo para las trayectorias de las partículas. En su artículo
“On a General Method in Dynamics” de 1834,
tomó como punto de partida el principio de
d’Alembert (axioma de la mecánica analítica
de Lagrange) y restringió el análisis a problemas con fuerzas independientes del tiempo.
Hamilton encontró una función característica
a partir de la cual derivó las ecuaciones del
movimiento. Prácticamente al final del artículo, introdujo la función auxiliar S y escribió
dos ecuaciones en derivadas parciales de primer orden que dicha función debía satisfacer.
En un artículo posterior de 1835, Hamilton
desarrolló estas ideas y denominó a S como
función principal. Para Hamilton, una de las
aplicaciones más importantes de su función
principal era lo que hoy se conoce como el cálculo de problemas con perturbaciones. En ellos,
si se conoce la solución de la dinámica del problema sin perturbar, se pueden encontrar aproximaciones sucesivas que incluyen el efecto de
las fuerzas de perturbación. Estos métodos son
muy utilizados en varios campos de la física y,
en particular, en mecánica celeste.
Es importante señalar que Hamilton notó
que las ecuaciones de Lagrange se podían
obtener a partir de la condición δ S = 0. Sin
embargo, para él dicha ecuación era una
consecuencia de su teoría y no un axioma
fundamental en mecánica. Por tanto, la derivación de su teoría a partir de las ecuaciones
del movimiento fue diferente a la que usó en
óptica geométrica, en donde su punto de partida fue el principio variacional de Fermat.
147
Sanz Recio, F; Sánchez Arriaga, G. Mecánica analítica: lagrangiana, hamiltoniana y sistemas dinámicos.
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8 Soluciones regulares
en sistemas dinámicos
8.1
Sistemas dinámicos continuos y discretos
8.1.1 El espacio de estados
8.1.2 Estabilidad orbital
8.1.3 Sistemas disipativos y no disipativos
8.2
Soluciones de equilibrio de sistemas continuos
8.2.1 Análisis de estabilidad
8.2.2 Estudio de un sistema dinámico bidimensional
8.2.3 Teorema de Lagrange
8.3
Puntos fijos o de equilibrio de sistemas discretos
8.3.1 Análisis de estabilidad
8.4
Órbitas periódicas de sistemas continuos
8.4.1 Teorema de Poincaré-Bendixson
8.4.2 Estabilidad de órbitas periódicas
8.4.3 Resonancia paramétrica
8.5
Órbitas periódicas de sistemas discretos
8.6
Órbitas cuasiperiódicas de sistemas continuos
8.7
Órbitas homoclínicas y heteroclínicas
189
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Capítulo 8
Cuadro 8.1 ¿Qué es un sistema
dinámico determinista?
En un sistema dinámico determinista, una
máquina u operador T recibe el estado del
sistema x(t0) en un instante t0 y, aplicando
una serie de reglas fijas, obtiene el estado
x(t1) en un instante diferente t1 (Fig. 8.C1).
La palabra fija se usa aquí para resaltar que
no hay ni azar ni ruido en las reglas del operador: dado un estado x(t0), siempre devuelve el
mismo x(t1). El funcionamiento del operador
puede depender de un conjunto de parámetros
μ. Sin embargo, dados estos, las operaciones
que realizará para calcular x(t1) a partir de
x(t0) están totalmente fijadas.
Figura 8.C1 Esquema de un sistema dinámico determinista.
Por ejemplo, consideremos un sistema dinámico que permite como estados las letras
del abecedario y su funcionamiento es el
siguiente. El estado en un instante es la
letra que tiene posición en el abecedario calculada de la siguiente manera: se multiplica
la posición del estado anterior por dos y al
resultado le restamos el número dos. Si la
condición inicial es la letra c, la evolución del
sistema dinámico es
c, d, f, j…
La letra b es una posición de equilibrio ya
que, usándola como condición inicial, encontramos la secuencia
b, b, b, b…
Cuando un sistema no es determinista, es
decir, en las leyes que permiten calcular el
estado futuro existen procesos aleatorios,
decimos que el sistema dinámico es estocástico o aleatorio. El ejemplo anterior sería
un sistema aleatorio si, en lugar de restar dos
posiciones, restáramos tantas posiciones
como indicara el resultado de lanzar un dado.
Soluciones regulares en sistemas dinámicos
Una vez escritas las ecuaciones del movimiento de un sistema físico, utilizando
por ejemplo el formalismo lagrangiano o hamiltoniano, uno se pregunta qué tipo
de soluciones presentan y cómo se comportan al ser perturbadas. Estas cuestiones han sido tratadas en los capítulos anteriores, pero limitando el análisis a sistemas muy particulares. Por ejemplo, el Capítulo 5 presta atención a la existencia
y estabilidad de las posiciones o puntos de equilibrio en sistemas lagrangianos.
En el Capítulo 7, dedicado a la teoría de Hamilton-Jacobi, aparecieron de manera
natural las órbitas periódicas y cuasiperiódicas al estudiar la geometría del movimiento de los sistemas hamiltonianos integrables. Sin embargo, como ya se ha
ido avanzando a lo largo del libro, hay sistemas físicos que no son lagrangianos
ni hamiltonianos, y solo en contadas ocasiones son además integrables. Por ese
motivo, ahora que conocemos las propiedades de estos sistemas particulares y las
herramientas básicas para analizarlos, es el momento de generalizar los conceptos
para cualquier sistema dinámico.
La teoría de sistemas dinámicos fue fundada por H. Poincaré a finales del siglo
XIX, pero no fue hasta la segunda mitad del siglo XX cuando sufrió una auténtica revolución gracias al descubrimiento de lo que hoy conocemos como caos
determinista. Las ideas y descubrimientos de científicos como A. N. Kolmogorov,
V. I. Arnold, L. P. Shilnikov, E. Lorenz, S. Smale, M. Feigenbaum y B. Mandelbrot,
entre otros, han tenido un impacto enorme en multitud de disciplinas como la
física, las matemáticas, la ingeniería, la biología y la economía. El motivo de este
desarrollo tan tardío es debido a que la determinación de las soluciones de un
sistema dinámico no lineal y el estudio de su estabilidad requieren, en general,
un análisis combinado de técnicas analíticas y numéricas. El ordenador es una
herramienta fundamental. Actualmente existen programas (MATLAB, Maple,
Mathematica, AUTO) con los que, con un mínimo de manipulaciones, se pueden
investigar y verificar numéricamente muchos de los aspectos teóricos. Los programas de MATLAB que acompañan a este libro permiten precisamente potenciar
el uso combinado de la teoría del texto con las técnicas numéricas. Su uso permite
profundizar de manera amena en conceptos teóricos, y visualizar e interaccionar
con las soluciones de los ejemplos. Animamos al lector a jugar con los programas
de ordenador mientras lee los Capítulos 8, 9 y 10. En los cuadros adjuntos se
indican los nombres de los programas relacionados con la teoría explicada en el
texto principal y, en algunos casos, una descripción breve del algoritmo numérico
implementado.
Veamos a continuación, y en orden creciente de complejidad, las llamadas soluciones regulares, es decir, posiciones de equilibrio y órbitas periódicas, cuasiperiódicas, homoclínicas y heteroclínicas.
8.1 Sistemas dinámicos continuos y discretos
Para una gran variedad de sistemas físicos, por ejemplo, los sistemas mecánicos discutidos en los capítulos anteriores, la dinámica viene gobernada por un
sistema de ecuaciones diferenciales ordinarias de primer orden, es decir,
dx = f(x, t; μ),
dt
(8.1)
190
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Capítulo 8
Soluciones regulares en sistemas dinámicos
donde al vector x ∊ 핉N se le llama vector de estado, f es un campo vectorial
sobre 핉N con componentes f1, ..., fN y μ ∊ 핉M es un vector que contiene M parámetros del sistema. A la solución x(t) del sistema, que depende tanto del vector
μ como de las condiciones iniciales x0 ≡ x(t = 0), se le conoce como órbita o
trayectoria y, en general, se determina mediante una integración numérica del
sistema (8.1). En el Cuadro 8.2 se presenta un método numérico sencillo para
integrar ecuaciones diferenciales numéricamente. Si el tiempo no aparece de
manera explícita en la ecuación diferencial, se dice que el sistema es autónomo.
De aquí en adelante omitiremos la dependencia explícita de f con μ para simplificar la notación.
Existe una amplia variedad de algoritmos
para integrar ecuaciones diferenciales ordinarias numéricamente. El más sencillo es el
método de Euler, en donde un sistema continuo de la forma
Un ejemplo de sistema dinámico no autónomo es un péndulo simple con rozamiento viscoso proporcional a la velocidad y forzado periódicamente en el tiempo,
con amplitud a0 y frecuencia Ω. Su ecuación del movimiento es
xj+1 = xj + 4t × f (xj, tj),
θ̈ + 2γθ˙ + ω20 sinθ = a0 cosΩt,
(8.2)
donde θ es el ángulo que forma el péndulo con la vertical, ω0 la frecuencia natural de oscilación de ángulo pequeño y γ el coeficiente viscoso. La ecuación (8.2)
se escribe como la (8.1) sin más que definir los vectores x = (θ˙, θ), f = (–2γθ˙ –
ω 20 sinθ + a0 cosΩt, θ˙) y μ = (γ, ω0, a0, Ω).
Los sistemas dinámicos gobernados por ecuaciones del tipo (8.1) se llaman
sistemas continuos. También son de gran interés los sistemas discretos o mapas,
cuyo estado xk+1 en el instante tk+1 depende de su estado xk en el instante tk a
través de la ecuación
xk+1 = f (xk , k; μ),
k = 0, 1, …,
(8.3)
siendo k un entero y f (xk , k; μ) una función vectorial sobre 핉 N, en general, no
lineal. Se dice que el sistema discreto es autónomo si el campo f no depende explícitamente del índice k, como argumento del campo. No obstante, supondremos
de aquí en adelante que el sistema dinámico discreto es autónomo y omitiremos
también la dependencia explícita de f con el vector de parámetros μ para simplificar
la notación. La trayectoria iniciada en x0 es la secuencia de puntos x0 , f (x0 ),
f (f (x0 )), ..., que resulta de iterar la aplicación o mapa f. También puede escribirse como
{x0 , f (x0 ), f (2) (x0 ), …},
Cuadro 8.2 Integración numérica de
ecuaciones diferenciales ordinarias
dx
= f (x, t) ,
dt
siendo x el vector de estado y t la variable
independiente, se aproxima por el mapa
donde 4t es un incremento pequeño de la
variable independiente. Conocida la condición inicial x0 en el instante t0, la iteración
del mapa proporciona la sucesión de puntos
que aproxima la órbita continua x(t). Para
integraciones largas de sistemas hamiltonianos conviene usar integradores simpléticos, ya que son esquemas que conservan la
2-forma diferencial dp ∧ dq.
En la Figura 8.C2 se muestra un ejemplo de
trayectoria numérica del sistema de Lorenz
dx
= a(y – x),
dt
dz
= xy – cz,
dt
siendo a, b y c parámetros del sistema. En
este caso, que el lector puede investigar
mediante el programa ODE_Orbitas.m, la
integración se ha llevado a cabo con otro
método también muy popular llamado Runge-Kutta. Con este programa, el lector puede
investigar el efecto que produce cambiar las
condiciones iniciales y los parámetros.
60
(8.4)
40
donde hemos denotado con f (n ) (x) a la iteración n-ésima. Un ejemplo famoso de
sistema discreto unidimensional es el mapa logístico
20
xk+1 = r xk (1 − xk ),
(8.5)
en donde el escalar r es un parámetro del sistema. Entre otras aplicaciones, los
sistemas discretos aparecen de manera natural al hacer ciertos cálculos numéricos relacionados con los sistemas continuos. Dos ejemplos son la integración
numérica de ecuaciones diferenciales y el cómputo de sus posiciones de equilibrio
(ver Cuadros 8.2 y 8.4).
dy
= x(b – z) – y,
dt
0
50
0
–50 –20
–10
0
10
20
Figura 8.C2 Atractor de Lorenz calculado con
el programa ODE.m siendo a = 10, b = 28 y
c = 8/3.
191
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9 Bifurcaciones y métodos
aproximados en sistemas
no lineales
9.1
Bifurcaciones
9.1.1 Bifurcaciones de posiciones de equilibrio
9.1.2 Bifurcaciones de órbitas periódicas
9.1.3 Bifurcaciones de órbitas homoclínicas y heteroclínicas
9.2
Algunos métodos analíticos aproximados
9.2.1 Movimiento en un campo periódico de alta frecuencia
9.2.2 Método de Lindstedt-Poincaré
9.2.3 Método de promedio
9.2.4 Resonancia no lineal
221
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Capítulo 9
Cuadro 9.1 Diagrama de bifurcación
en el mapa logístico (1/2)
Los resultados analíticos que se encontraron
en el Ejemplo 8 del Capítulo 8 sobre el mapa
logístico se pueden organizar de manera
efectiva en un diagrama de bifurcación (ver
Fig. 9.C1a). En él se presenta en abscisas
el parámetro de bifurcación r y en ordenadas
los valores de xn para un número grande de
iteraciones. Para generar la secuencia xn con
un cierto valor del parámetro r, se itera el
mapa con condición inicial arbitraria y se elimina de la serie el transitorio. Obviamente,
con este procedimiento solo se pintan las
soluciones estables (atractores) en el diagrama de bifurcación.
En el Capítulo 8 se demostró analíticamente
que los puntos fijos x1 = 0 y x2 = (r − 1)/r
intercambian su estabilidad cuando el parámetro es r = 1 (bifurcación transcrítica). Por
ese motivo en el diagrama vemos el punto
fijo x1 cuando r < 1 y el punto x2 si r > 1.
El punto fijo x2 es estable en el rango 1 < r
< 3 y se desestabiliza en r = 3 a través de
una bifurcación a periodo doble que da lugar
a una rama estable de órbitas periódicas
de periodo 2. Dicha órbita periódica aparece
en el diagrama como dos ramas. Sabemos
que se desestabiliza en r = 1 + 6 debido a
otra bifurcación a periodo doble que origina
una rama estable de órbitas periódicas con
periodo 4 (cuatro ramas en el diagrama de
bifurcación).
Figura 9.C1a Diagrama de bifurcación del
mapa logístico.
Bifurcaciones y métodos aproximados en sistemas no lineales
Tras estudiar en el capítulo anterior las soluciones regulares de los sistemas
dinámicos, y antes de abordar el análisis de las soluciones caóticas en el siguiente,
es conveniente prestar atención a las bifurcaciones que pueden experimentar las
soluciones regulares al variar un parámetro del sistema. Esta aproximación ayudará a entender mejor el próximo capítulo, ya que pone de relieve de manera explícita algunas de las posibles rutas hacia el caos. Por ejemplo, existe un escenario
llamado cascada de Feigenbaum en el que, al variar un parámetro, aparecen soluciones periódicas de complejidad creciente que terminan resultando en soluciones
no regulares o caóticas. La cascada está presente en el Ejemplo 8 del Capítulo 8,
el cual retomamos ahora para organizar sus resultados en un diagrama de bifurcación (ver Cuadro 9.1). El estudio de las bifurcaciones de soluciones regulares
nos permite intuir la aparición de soluciones caóticas incluso antes de estudiar
sus propiedades. En este capítulo también se comienza a comprender la estrecha
relación que existe entre el caos y los fractales, es decir, formas geométricas irregulares y fragmentadas cuya estructura básica se repite a diferentes escalas.
El segundo bloque del capítulo presenta algunos métodos analíticos aproximados para estudiar sistemas dinámicos no lineales. La no-linealidad abre un abanico
sorprendente de posibilidades y comportamientos que no son posibles en los sistemas lineales. En algunos de los ejemplos mostrados, los métodos de perturbaciones que se implementan permiten encontrar relaciones analíticas que muestran
de manera explícita la existencia de bifurcaciones, y la aparición de fenómenos
interesantes como la existencia de múltiples soluciones para el mismo valor de
los parámetros del sistema y la histéresis, entre otros. Los métodos aproximados
también son útiles para encontrar soluciones semilla con las que iniciar los algoritmos numéricos de determinación de órbitas. Este capítulo hace, por tanto, de
puente entre lo regular y lo complejo.
9.1 Bifurcaciones
A menudo uno no está interesado únicamente en qué tipo de soluciones presenta el sistema dinámico y en su estabilidad local, objetivo del Capítulo 8, sino
también en qué les ocurre a dichas soluciones cuando alguno de los parámetros
físicos del sistema dinámico cambia. Es lo que se denomina análisis de bifurcación o estabilidad estructural del sistema. Es importante señalar, que cuando
mencionamos que un parámetro cambia o varía, no queremos decir que lo haga en
el tiempo. El parámetro es constante, y el análisis de bifurcación intenta averiguar
qué le ocurre al sistema dinámico para diferentes valores de éste, es decir, plantea
una colección de problemas. Al parámetro que varía se le conoce como parámetro
de bifurcación o control. La casuística o escenarios de bifurcación es muy amplia
e incluye la pérdida de estabilidad de las soluciones, su destrucción o la aparición
de otras nuevas con igual o diferente carácter que la que se venía estudiando. Las
bifurcaciones ocurren tanto en sistemas continuos como en sistemas discretos,
y habitualmente los resultados se organizan en un diagrama, llamado de bifurcación. En él se presenta en un eje el parámetro de bifurcación y, en el otro, alguna
magnitud relacionada con el espacio de estados, como por ejemplo el valor de una
variable de estado cuando alcanza un extremo, etc. Se denomina punto de bifurcación al lugar geométrico en dicho diagrama en donde se produce un cambio de
carácter en las soluciones del sistema.
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Capítulo 9
Bifurcaciones y métodos aproximados en sistemas no lineales
Las bifurcaciones pueden clasificarse en locales y globales. Las primeras se
refieren a un cambio en las inmediaciones de una solución particular. Por ejemplo,
una bifurcación local es el cambio de estabilidad de una posición de equilibrio o
de una órbita periódica al variar un parámetro de bifurcación. Al resto de bifurcaciones se les denomina globales y, como su propio nombre indica, involucran
cambios que afectan a la dinámica del sistema en regiones amplias del espacio
de los estados. Dos ejemplos de bifurcaciones globales al variar un parámetro
son la explosión de una solución caótica en otra más grande, o la desaparición
de una solución estable y la convergencia de las órbitas del sistema hacia otra
remota. A continuación, se clasifican las bifurcaciones locales para algunos tipos
de soluciones regulares estudiadas en el Capítulo 8. Es importante señalar que no
se consideran los casos degenerados, los cuales pueden encontrarse discutidos en
libros especializados sobre teoría de bifurcación. En el Capítulo 10 se mencionarán algunas bifurcaciones de soluciones caóticas (crisis).
9.1.1 Bifurcaciones de posiciones de equilibrio
Supongamos un sistema continuo y autónomo, de dimensión N, como el estudiado en la Sección 8.2 del capítulo anterior. Llamemos α al parámetro de control, y sea x = xe una posición de equilibrio, es decir, una solución de f (x, α)
= 0. Como ya vimos, el carácter de la estabilidad local de dicha posición viene
determinada por la parte real de los autovalores λ j de la matriz jacobiana A del
campo f evaluado en xe . Es asintóticamente estable si Re (λ j ) < 0 con j = 1, ...,
N, e inestable si existe algún autovalor con parte real positiva. Dado que el campo
f depende del parámetro α, los autovalores también estarán controlados por él. Si
existe un valor α = α * en el cual la parte real de un autovalor complejo se hace
nula, entonces se dice que en α = α * existe un punto de bifurcación. Cuando el
autovalor es real, la bifurcación se denomina estática y existen tres escenarios.
• Bifurcación silla-nodo. Dos ramas de posiciones de equilibrio, una estable y otra
inestable, se encuentran en el punto de bifurcación α = α * . A un lado del punto
de bifurcación existen dos soluciones y, al otro lado, ninguna (ver Fig. 9.1a).
• Bifurcación horca. En el punto de bifurcación confluyen cuatro ramas de
puntos fijos. Si la bifurcación es de tipo horca supercrítica (esquema izquierdo
de la Figura 9.1b), se encuentra una rama estable a un lado de la bifurcación y dos ramas estables y otra inestable al otro lado. En el caso subcrítico
(esquema derecho), existe una rama inestable a un lado y dos inestables y
otra estable al otro. A diferencia de la bifurcación silla-nodo, en una bifurcación horca las ramas no tienen la misma tangente en el punto de bifurcación.
• Bifurcación transcrítica. Dos ramas de puntos fijos intercambian su estabilidad
en el punto de bifurcación (Fig. 9.1c). Las ramas confluyen con diferente tangente.
Si existe una pareja de autovalores complejos conjugados cuya parte real se hace
cero en α = α*, entonces la bifurcación se denomina dinámica y existe una única
tipología:
Cuadro 9.1 Diagrama de bifurcación
en el mapa logístico (2/2)
Es evidente en la Figura 9.C1a que la cascada
de bifurcaciones no acaba en r = 1 + 6 ,
sino que el proceso de desestabilización de
órbitas periódicas junto con el nacimiento de
nuevas ramas con un periodo doble al anterior
continúa al aumentar r. Las bifurcaciones ocurren cada vez en intervalos de r más cortos, y
finalmente se observa una solución que en el
diagrama parece rellenar un segmento del eje
de ordenadas. Para r > 3.57, existe un atractor caótico, el cual se estudiará con mayor
detalle en el Capítulo 10.
Este escenario de bifurcación se denomina
Cascada de Feigenbaum. En la Figura 9.C1b
se muestra un diagrama de tela de araña del
mapa logístico con un valor de r para el cual
la solución es caótica. Al verla, se comprende
por qué en el diagrama de bifurcación 9.C1a
se tiene una colección de puntos distribuidos
en el eje de ordenadas para un valor fijo del
parámetro cuando el atractor es caótico.
1
r = 3.6
0.8
0.6
0.4
0.2
0
0
0.2
0.4
0.6
0.8
1
Figura 9.C1b Órbita caótica del mapa logístico con r = 3.6.
También es interesante observar que el diagrama de bifurcación en la región caótica se
repite a diferentes escalas (ver detalle en
la Figura 9.C1a). Existen ventanas donde la
dinámica es periódica, y dichas órbitas experimentan a su vez bifurcaciones de doblado
de periodo dando lugar a cascadas de Feigenbaum en una escala menor. El diagrama
de bifurcación es un fractal (fractal de Feigenbaum) que tiene la propiedad de autosimilitud (ver Cuadro 9.3).
• Bifurcación de Hopf. Una posición de equilibrio cambia de estabilidad en el
punto de bifurcación, donde además nace una rama de órbitas periódicas. En
la bifurcación de Hopf supercrítica hay una posición de equilibrio estable a un
lado de la bifurcación y, una posición de equilibrio inestable y una rama de
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Sanz Recio, F; Sánchez Arriaga, G. Mecánica analítica: lagrangiana, hamiltoniana y sistemas dinámicos.
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10 Caos determinista
10.1 Algunas propiedades del caos
10.2 Sistemas hamiltonianos casi integrables
10.2.1 Denominadores pequeños
10.2.2 Métodos de perturbaciones clásicos
10.2.3 El teorema KAM
10.2.4 Espacio de fases en sistemas casi integrables
10.2.5 Difusión de Arnold y ergodicidad
10.3 Caos disipativo
10.3.1 Cascada de Feigenbaum
10.3.2 Crisis
10.3.3 Intermitencia
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Capítulo 10
1
Xn
0.8
0.6
0.4
0.2
0
0
10
20
30
Iteración
Figura 10.1a Evolución de dos órbitas del
mapa logístico con r = 3.8 y condiciones
iniciales x0 = 0.4 y x0 = 0.4 + 10−5.
Distancia
100
10–2
10–4
10–6
0
10
20
30
Iteración
Figura 10.1b Evolución de la distancia
entre las dos órbitas de la Figura 10.1a.
Caos determinista
El teorema de Liouville introducido en el Capítulo 7 nos garantiza que, si un
sistema hamiltoniano de n grados de libertad admite n leyes de conservación
independientes y en involución, entonces el sistema es integrable por cuadraturas. Como consecuencia, las trayectorias yacen sobre toros y la dinámica es
regular. Es decir, las órbitas admisibles son las posiciones de equilibrio, las órbitas
periódicas y las cuasiperiódicas discutidas en el Capítulo 8. Sin embargo, también
sabemos que los sistemas integrables, aunque ocupan gran espacio en los libros
de mecánica, son más bien excepcionales y la gran mayoría de los sistemas que
interesan a físicos e ingenieros no lo son (¡ni tampoco hamiltonianos!). Por ello,
hemos reservado este último capítulo a los sistemas no integrables que, además
de las ya mencionadas soluciones regulares, pueden presentar órbitas irregulares
o caóticas.
En varias ocasiones a lo largo de esta obra nos hemos encontrado ya con
las huellas del caos determinista. La más evidente fue en el Capítulo 9, cuando
vimos que las órbitas periódicas del mapa logístico podían hacerse cada vez más
complejas a través de una sucesión de bifurcaciones a periodo doble (cascada
de Feigenbaum) al variar un parámetro. En otras, se ha puesto de manifiesto
que sistemas deterministas aparentemente sencillos y con términos no lineales
pueden dar lugar a estructuras asombrosamente irregulares y complejas (fractales). Llegamos por tanto a este último capítulo con las herramientas e intuición
necesarias para introducirnos en el apasionante mundo del caos determinista. Es
el momento de conocer las propiedades más relevantes de las soluciones caóticas, cuáles son las rutas de transición desde lo regular a lo irregular en sistemas
hamiltonianos y disipativos, e iniciarnos en nuevos fenómenos no lineales de
gran relevancia física e ingenieril, como la sensibilidad a las condiciones iniciales
(efecto mariposa), las crisis y la intermitencia, entre otros. Confiamos en que este
capítulo de introducción al caos determinista despierte la curiosidad del lector y
le anime a leer los libros especializados sobre este campo que se incluyen en la
bibliografía.
10.1 Algunas propiedades del caos
En situaciones cotidianas, como remover la leche en el café u observar con
detenimiento la forma de una coliflor o las nubes del cielo, nos encontramos con
estructuras irregulares de increíble complejidad que parecen semejantes a diferentes escalas. Tales estructuras nos deben hacer sospechar que existen mecanismos
no lineales en acción gobernando los procesos y la presencia de caos. Las soluciones caóticas de los sistemas dinámicos deterministas son órbitas aperiódicas
confinadas en una región del espacio de los estados y dotadas de una serie de
características muy particulares que las distinguen de las órbitas regulares. Veamos a continuación algunas de ellas.
■
Sensibilidad a las condiciones iniciales
Las órbitas caóticas presentan sensibilidad con las condiciones iniciales, es
decir, la distancia |δ x (t)| entre dos órbitas caóticas que inicialmente se encuentran separadas una distancia |δ x0| muy pequeña, aumenta exponencialmente
|δ x(t)| = |δ x0 |e μ t.
(10.1)
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Capítulo 10
Caos determinista
Transcurrido un tiempo, la distancia alcanza la dimensión característica L del
atractor, esto es, el tamaño típico que ocupa la solución en el espacio de los estados. El exponente μ, que debe ser obviamente positivo para que las órbitas diverjan, mide cómo de rápido dos órbitas próximas se separan y se llama exponente
de Lyapunov. Dado un error |δ x0| en la condición inicial, la dinámica es predecible
hasta el tiempo de Lyapunov, que viene dado por μ−1 log (L/|δ x0|).
Para ilustrar el fenómeno de la sensibilidad a las condiciones iniciales, se presentan en la Figura 10.1a dos trayectorias del mapa logístico [xk+1 = F (xk) ≡
rxk (1 − xk )] separadas inicialmente por una distancia igual a 10−5. Se ha tomado
el valor r = 3.8 para el cual el mapa logístico presenta un atractor caótico (véase
Cuadro 9.1). Transcurridas unas 25 iteraciones, la separación entre ambas órbitas
es apreciable en la Figura 10.1a y, unas pocas iteraciones después, la dinámica
de ambas órbitas es totalmente diferente. En la Figura 10.1b vemos que la distancia entre ambas trayectorias crece inicialmente de manera exponencial y acaba
saturándose cuando alcanza el tamaño característico del atractor. Para estimar
el valor de μ a partir de dos órbitas con condiciones iniciales x0 y x0 + ε muy
próximas, podemos proceder de la siguiente manera. Después de un número de
iteraciones n, la separación entre las órbitas será |F n(x0 + ε) − F n(x0)|, la cual
igualamos a εe nμ si ε es suficientemente pequeño. Si tomamos el límite formal ε → 0
y, despejamos μ, obtenemos
n−1
n−1
d F n(x0)
1
1
1
log
= lim log  F ′(xi ) = lim  log F ′(xi ) ,
n→∞ n
n→∞ n
n→∞ n
d x0
i=0
i=0
μ = lim
(10.2)
donde hemos usado la regla de la cadena. La expresión anterior se puede aplicar
fácilmente a cualquier mapa unidimensional y en particular a la aplicación logística. El valor estimado de μ aplicando la fórmula anterior para r = 3.8 apenas
varía después de n = 100 iteraciones y resulta ser μ ≃ 0.43.
La sensibilidad de las soluciones con las condiciones iniciales es una de las
propiedades más características del caos. A pesar de que las ecuaciones sean
deterministas, en la práctica es imposible predecir el vector de estado más allá del
tiempo de Lyapunov. Cualquier error o perturbación en las condiciones iniciales
se amplifica, haciendo que la órbita esperada (sin error en la condición inicial) y
la real sean completamente diferentes transcurrido un determinado tiempo. A este
fenómeno se le conoce popularmente como efecto mariposa, debido al título del
artículo de uno de los padres del caos, Edward Lorenz: “Predictibilidad: el aleteo
de una mariposa en Brasil provoca un tornado en Texas”. También se resume
de manera muy concisa en una frase atribuida al propio Lorenz: Caos: cuando el
presente determina el futuro, pero el presente aproximado no determina aproximadamente el futuro. Medio siglo después de que la mecánica cuántica enseñara
que solo es posible hacer predicciones sobre la función de probabilidad de sistemas cuánticos, la ciencia se vio sacudida de nuevo: incluso aunque el sistema sea
determinista, no podemos hacer predicciones más allá del tiempo de Lyapunov
cuando la dinámica es caótica.
Cuadro 10.1 El descubrimiento
del efecto mariposa
Jules Henri Poincaré fue el primero en vislumbrar al final del siglo XIX las consecuencias de lo que hoy conocemos como el
efecto mariposa. Al estudiar el problema de
los tres cuerpos detectó que pequeñas variaciones en las condiciones iniciales puede
dar lugar a órbitas muy distintas. Pronto
otros físicos y matemáticos identificaron un
comportamiento similar en otros contextos
como, por ejemplo, Hadamard en la dinámica de un billar, Birkhoff con su teorema
ergódico en mecánica estadística, Kolmogorov en mecánica de fluidos, Smale en sistemas dinámicos y Cartwright y Littlewood en
el modelado de la radio y el rádar durante la
Segunda Guerra Mundial.
El término efecto mariposa fue acuñado por
el matemático y meteorólogo estadounidense Edward Norton Lorenz (1917-2008)
tras descubrir por casualidad en 1961 el
fenómeno de la sensibilidad a las condiciones iniciales en sistemas caóticos.
Con ayuda de su ordenador, Royal McBee,
Lorenz intentó repetir el cálculo de una órbita
caótica. Para ahorrar tiempo, en lugar de
comenzar con la misma condición inicial de
la órbita que intentaba reproducir, comenzó
a mitad de ella y tomando los valores del
vector de estado de una hoja en donde había
impreso los resultados anteriormente. Dado
que la memoria de la máquina guardaba 6
decimales y en la hoja solo había anotado
3, Lorenz introdujo sin darse cuenta una
pequeña diferencia. El resultado fue que, de
forma inesperada, la nueva órbita se separaba de la antigua y, transcurrido un tiempo,
ambas trayectorias eran completamente distintas. Tras este descubrimiento, Lorenz se
convirtió en uno de los pioneros en la teoría de sistemas dinámicos y caos. Introdujo
también el concepto de atractor extraño y un
sistema no lineal de tres ecuaciones diferenciales ordinarias que hoy lleva su nombre en
su honor y que ha ocupado un lugar central
en el estudio del caos determinista.
Aparentemente, esta propiedad parece limitar enormemente el estudio de las
soluciones caóticas, pero en la práctica no resulta tan grave. En algunos casos, el
tiempo de observación del sistema es menor que el tiempo de Lyapunov, y la sensibilidad a las condiciones iniciales no se hace aparente. En caso contrario, como
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Dover Publications, NY 1974.
275
Sanz Recio, F; Sánchez Arriaga, G. Mecánica analítica: lagrangiana, hamiltoniana y sistemas dinámicos.
© McGraw-Hill, Madrid, 2019
Sanz Recio, F; Sánchez Arriaga, G. Mecánica analítica: lagrangiana, hamiltoniana y sistemas dinámicos.
© McGraw-Hill, Madrid, 2019
Índice analítico
Acción, 65, 67–70, 74, 77, 80, 82, 86, 142, 145,
148, 152, 153
reducida, 74, 156–160
Amplitud, 98, 174
Ángulo
acimutal, 178, 213
poloidal, 178, 213
Atractor
caótico, 212, 223, 249, 251, 252, 266–269
definición de, 194
extraño, 249
Lorenz, 191, 252
Autosimilitud, 223, 252
Bernoulli
Daniel, 92
Bifucación
Hopf, 217, 223–226, 228, 245
horca, 223, 224
Neimark, 227, 269
periodo doble, 212, 222, 226
Shilnikov, 229, 231
silla-nodo, 223, 224, 269
subcrítica, 224, 226, 227, 269
supercrítica, 223, 224, 226, 227
transcrítica, 222–227
Bi-solitón, 176
Botella magnética, 186
Caos
disipativo, 247, 265
hamiltoniano, 252
Cascada de Feigenbaum, 212, 222, 223,
248, 251, 265–268
Centro, 133–136, 170, 197, 198, 263–265
de masas, 44, 46–49, 54, 57, 87, 109,
144, 200
Cicloide, 60
Componente generalizada, 9, 17, 18, 28, 119,
203
Condición inicial, 80, 85, 139, 155, 157, 164,
190, 191, 195, 196, 201, 203, 205, 208, 222,
227, 230, 236, 241
Condiciones de equilibrio, 92, 105, 133, 195,
196, 201
Conjunto de Maldelbrot, 236, 267
Constante
de Feigenbaum, 266, 267
del movimiento, 22–25, 43–45, 52, 53,
75, 83, 85, 112, 115, 116, 126, 127, 141,
146, 159, 160, 179, 232
Coordenada (s)
cíclica, 24, 25, 44, 45, 71, 76, 83, 161,
162, 184
generalizadas, 3, 5, 6, 9, 13, 33–35, 64,
75, 77, 92, 112, 152
normales, 98, 99, 101
vector
contravariante, 5, 6, 34
covariante, 4, 6, 36
Corchete de Poisson, 125–127, 130, 131, 141,
166, 167, 231
Coriolis
fuerza de, 16
Gaspard-Gustave, 16
Crisis, 223, 247, 266, 267
exterior/ de frontera, 267
de fusión, 268
interior, 267
Cuasiperiódico, 177, 178, 257
Cuenca de atraccion, 193, 241
Curva geodésica, 57, 64, 68–71, 74
d’Alembert
Jean le Rond, 2, 12
Darboux
Jean Gaston, 79, 128
Delta de Kronecker, 2, 4
Densidad
hamiltoniana, 114–117, 132
lagrangiana, 63, 65, 66, 80, 84, 114,
115, 117
Derivada
direccional, 3, 33, 34, 36, 38, 80
exterior, 38, 42, 43, 118, 119, 127
Diagrama
de bifurcación, 222–224, 227, 228, 235,
243, 251, 267–269
de tela de araña, 193, 202, 212, 213,
223, 266, 268
Diferencial exacta, 147
Difusión de Arnold, 259, 260
Dimensión fractal, 233–235, 252
Disco rodando, 50, 200, 201
Ecuación (es)
de Charpit, 157, 158
de Hamilton, 112–118
en espacio de fase ampliado, 122
en medios continuos, 115
notación simplética, 124
sistemas no holónomos, 119
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Índice analítico
de Hamilton-Jacobi, 146–148,
152–169
de Lagrange, 2, 3, 30, 56, 64, 65, 67,
69, 76, 92, 104
de Korteweg-de Vries, 85, 163, 165,
166, 218
de Mathieu, 207, 208
de Schrödinger, 159, 163, 165, 167, 172
de Schrödinger derivada, 163, 165
de Schrödinger no lineal, 163,
165, 172
de Sine-Gordon, 66, 132, 163
diofántica, 253–256, 258
Efecto mariposa, 248, 249
Energía
cinética, 3, 5, 30, 31–33
definición de, 22, 43
potencial, 74
Equilibrio
estable, 135, 137, 170, 199, 202, 223,
224, 227, 234
inestable, 106, 135, 137, 223, 224,
227, 269
Ergodicidad, 259
Espacio
cotangente, 5, 36, 37, 119
de fase ampliado, 122
de fases, 34, 107, 119, 120, 124, 132,
136, 138–142, 167–169, 178, 179,
192–194
de los estados, 194, 198, 203, 204, 206,
215, 216, 223, 229–231, 238, 240, 241,
248–250, 267
tangente, 4, 5, 9, 33–38, 119
Estabilidad
asintótica, 93, 196
orbital, 192, 250, 259, 260
Estructura solitaria, 215
Euler
ecuación de, 59, 60–62, 64, 72
Exponente de Lyapunov, 249, 250
Foco, 197, 198, 214, 217, 226, 229, 241
Forma diferencial, 36, 37, 39, 41–43,
118–120, 127–131, 168, 191
cerrada, 119, 128–130, 168
Fracción continuada, 256, 257
Fractal, 222, 223, 234, 242, 251, 252,
256, 257
de copo de nieve, 233
de Mandelbrot, 236
de polvo de Cantor, 235
Frecuencia (s)
ciclotrónica, 184, 185
conmensurables/inconmensurables,
177, 178, 213, 214, 227, 253, 254, 263
Fuerza generalizada, 49, 93, 119
Función generatriz, 147, 148, 186
Grados de libertad, 8, 9, 11–13, 33, 34, 43,
44, 46, 48
de un sólido, 46, 47
Grupo (s)
de Lie, 76, 79
teoría de, 76, 267
Hamilton
William Rowan, 112
Hamiltoniana, 112–116, 122
Haz
cotangente, 36, 37, 128
tangente, 34, 37, 119
Herradura de Smale, 251
Histéresis, 222, 240, 241
Ímpetu, 10, 84
Integrabilidad
en sistemas continuos, 165, 168, 177
en sistemas discretos, 11, 148, 167,
214, 257
Integración numérica, 71, 191
Integrador simplético, 191
Integral
de Jacobi, 23, 44, 146, 148
primera, 22, 43, 64, 126, 127, 199, 218
Intermitencia, 248, 266, 268–270
Invariancia, 17, 19, 37, 68, 75, 78, 80–82,
84, 131
adiabática, 180, 182, 183, 185, 186
Invariante, 52, 56, 68, 76–78, 80–89, 111,
129–131, 136, 138, 139, 141–143, 147,
148, 163, 167
adiabático, 182, 186
IST (Inverse Scattering Transform), 66,
150, 163, 164, 169, 177, 218, 219
Jacobi
Carl Gustav Jacob, 52, 112, 146–148, 253
identidad de, 125, 126, 232
Lagrange
Joseph-Louis, 2, 30, 51, 56, 92, 95, 147
Lagrangiana, 18, 19, 37, 44, 62, 63, 66, 68,
81, 92, 98, 112, 234
Legendre
Adrien-Marie, 121, 146
Ley de conservación, 22, 23, 25, 44,
60, 81, 85, 86, 133
Libración, 170
Lie
Marius Sophus, 76, 79
Ligadura
holónoma o geométrica, 8–10, 33–36,
69, 103
ideal, 8–10, 12, 13, 18, 19, 22, 23, 33, 34,
37, 44, 48, 67, 69, 70, 103, 112, 119
reónoma, 8
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Índice analítico
Lorenz
Edward, 190, 249, 266
Mandelbrot
Benoît B., 190, 233
conjunto de, 236
Mapa
estándar, 194, 250, 251, 260
logístico, 191, 193, 202, 212, 213, 222,
223, 248–251, 266–268
Maraña homoclínica, 259, 260, 265
Matriz
de monodromía, 204–207, 209, 226, 250
hessiana, 113, 117, 118, 133, 134,
140, 199
jacobiana, 32, 129–131, 140, 146, 147,
152, 194, 195–197, 201, 204, 206,
223, 250
Medios continuos, 56, 62, 63, 65–68,
80–82, 84–86, 113–117, 126, 127, 132, 150,
163–168, 177, 217
Método
de Hamilton-Jacobi, 146, 150, 154–158,
160, 163–165, 169
de las características, 154–157
de Lindstedt-Poincaré, 235–237
de Newton-Raphson, 195, 196, 203, 205
de promedio, 237–238
Modos normales, 98–102, 262
Momento
canónico, 24, 25, 44, 76, 112, 114, 116,
117, 133, 160
Movimiento regular, 22, 132, 177, 179,
190, 222, 248, 250, 252, 253, 259, 265
Multiplicadores
de Floquet, 205, 206, 226, 266
de Lagrange, 33, 34, 64–66, 104
Nodo, 197, 198, 214, 223, 226, 229, 269
Noether
Emmy Amalie, 22, 80, 83
Número de rotación, 178, 214, 259, 264
Órbita
cuasiperiódica, 101, 106, 177, 178,
190, 213–215, 227, 248, 251, 252,
258, 259, 267
heteroclínica, 190, 215–217, 228,
229, 267
homoclínica, 190, 215–218, 228, 229,
231, 259, 267
periódica, 51, 135, 170–172, 176,
177–179, 190, 194, 203–207, 211, 215,
223, 226–228, 251, 258, 267
Oscilación, 92, 94, 98, 102, 103, 135,
170, 174, 180, 198, 230, 235, 240–243,
262–265
anarmónica, 94
lineal, 92–96, 104–107
no lineal, 235, 237, 239
Par de Lax, 167
Partícula, 2–5, 7, 10, 12, 18, 30, 46, 78
Péndulo
con disipación, 191, 199, 238–243
de Foucault, 109
doble, 99, 261–265
esférico, 135, 136
forzado, 191, 199, 238–243
ideal, 10, 19, 93, 96, 134, 170, 172,
182, 198, 208, 234
Poincaré
Jules Henri, 52, 76, 142, 143, 190,
249, 253, 257
Poincaré-Cartan
invariante integral, 141–143, 261
Polvo de Cantor, 235
Posición de equilibrio, 92, 96, 103, 107,
135, 194–202, 215, 216, 223–226, 267
Principio
de covarianza, 78
de Fermat, 58, 61, 146
de Hamilton, 56, 67–73, 76, 123, 124,
146, 147
de relatividad, 7, 8
variacional, 13, 70, 112, 123, 146
Problema
de la braquistócrona, 56, 59–61
de la cometa, 14, 17–20, 120, 203, 204,
209–212, 214, 217, 225–228
de la reina Dido, 57, 73
de los dos cuerpos, 44–46
de los tres cuerpos general, 51–53,
252, 253, 257
de los tres cuerpos restringido, 87–89,
104–108, 143, 146, 147, 148, 257
Producto exterior, 38–41, 119
Puerto, 134, 135, 137, 197, 198,
218, 241
Punto (s)
fijo, 48, 49, 194–196, 201, 202, 211,
213, 269
de Lagrange, 2, 51, 105, 106
hiperbólicos, 134, 135, 170, 259,
264, 265
Radio de Schwarzschild, 71
Rayleigh
disipación de, 93
John Strutt, 24, 98, 166, 182
Relatividad general, 70, 78, 81, 83
Resonancia, 180, 207–211, 238–244,
252–255, 259, 263–265
no lineal, 238–244
sub-armónica, 242–244
ultra-armónica, 242
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Índice analítico
Routh
Edward, 13, 24
Routhiano, 25, 45, 46, 53, 103
Schwarzschild
Karl, 70–72, 83
Sección
de Poincaré, 136, 138–140, 178, 203,
204, 213, 214, 253, 258, 259, 261–265
estroboscópica, 213
Sensibilidad con condiciones iniciales,
248–250, 253
Shilnikov
bifurcación de, 229, 231
Leonid Pavlovich, 231
Sistema (s)
autónomo/no autónomo, 157, 191,
194, 199, 204, 206, 207
casi integrable, 252, 259
de Lorenz, 191
de partículas, 31, 37, 92
dinámico continuo/discreto, 190, 191
dinámico determinista, 190
disipativo, 193, 194
giroscópico, 36, 92, 104–108
hamiltoniano, 86, 114, 128, 132, 167, 258
holónomo, 10, 13
integrables, 133, 166, 176, 177, 214,
253, 259
lagrangiano, 19, 22, 24, 37, 44, 67, 77,
92, 106, 152
separables, 158, 160
Sólido rígido, 13, 24, 46–49, 85
Solitón, 66, 163, 166, 168, 171, 172, 174,
176, 180, 183–186, 218, 219
de Ma, 176
perturbado, 183–186
Tensor de inercia, 47, 49
Teorema
adiabático, 180–183
de conservación de la energía, 22,
23, 43, 44
de Coriolis, 48, 49
de Darboux, 128, 129, 130
de Lagrange, 199
de Liouville, 86, 140, 141, 156–169,
176, 177, 248
de Noether, 56, 80, 81–89
de Poincaré-Bendixson, 203, 204
de Poisson, 126, 127
KAM, 179, 252, 253, 256–258, 265
Toro resonante, 258, 259
Toroide, 136, 137, 177–179, 213, 214, 252,
254, 256, 257–260
Transformación
canónica, 130, 131, 146–152, 169, 174,
180, 255
extendida, 86–88
invariante, 82, 85
puntual, 76, 77
Transformada de
Fourier, 163, 171, 203, 258
Laplace, 150
Legendre, 121–123, 195
Transitorio, 194, 222, 266
Variables
acción-ángulo, 164, 169–177, 214, 254
canónicas, 112, 119, 121, 124–126,
128–132, 155
Variedad
de configuración, 4, 12, 16, 18, 32–36,
46,69
estable, 194, 196, 215, 229
inestable, 194, 196, 215, 269
riemanniana, 6, 129
simplética (o simpléctica), 129
Velocidad angular, 15, 16, 46, 48, 49, 200
Weierstrass
Karl Theodor Wilhelm, 96
280
Sanz Recio, F; Sánchez Arriaga, G. Mecánica analítica: lagrangiana, hamiltoniana y sistemas dinámicos.
© McGraw-Hill, Madrid, 2019
Sanz Recio, F; Sánchez Arriaga, G. Mecánica analítica: lagrangiana, hamiltoniana y sistemas dinámicos.
© McGraw-Hill, Madrid, 2019
LAGRANGIANA, HAMILTONIANA Y SISTEMAS DINÁMICOS
Francisco Javier Sanz Recio
Gonzalo Sánchez Arriaga
La mecánica analítica, que tiene sus raíces en los siglos XVIII y XIX, ha experimentado recientemente
importantes avances que han enriquecido sus métodos y la forma de aplicarlos a problemas
modernos en física e ingeniería. Esta obra, dirigida a estudiantes de grado, máster y doctorado,
sintetiza los más importantes y útiles progresos en el campo. De manera amena y rigurosa, el lector
adquirirá desde conceptos básicos, como escribir las ecuaciones del movimiento, pasando por
técnicas clásicas tales como el método de Hamilton-Jacobi, hasta terminar dominando el análisis
avanzado de sistemas no lineales y caos determinista mediante la combinación de procedimientos
analíticos y numéricos.
La organización de la obra, estructurada en dos niveles, está sólidamente soportada por varias
décadas de experiencia de los autores impartiendo la asignatura de mecánica analítica en cursos
de grado e ingeniería. Por un lado, el cuerpo principal del libro contiene los fundamentos teóricos
y utiliza herramientas matemáticas bien conocidas por los estudiantes, que podrán seguirlo de
manera fluida. Por otro, los cuadros al margen se han reservado para introducir notas biográficas de
científicos notables, conceptos avanzados y las consecuencias de los resultados teóricos del cuerpo
principal a problemas específicos en física e ingeniería como, por ejemplo, la mecánica orbital y la
de vuelo, la relatividad general, la mecánica cuántica, la propagación de solitones… Se trata de un
espacio reservado para abrir la mente del lector, estimular su curiosidad por la materia y resaltar la
utilidad de los conocimientos adquiridos en multitud de disciplinas.
El libro contiene una impresionante colección de alrededor de 200 ejercicios, la mitad de ellos
resueltos, que refuerza los conceptos teóricos y facilita la incorporación de los métodos hamiltonianos a lo que Richard Feynman denominaría la caja de herramientas del lector, es decir, le dota
de una batería de métodos para usar en su vida profesional. También incluye una serie de programas de ordenador para explorar la dinámica desde una perspectiva moderna y amena, al mismo
tiempo que se consolidan con ayuda del ordenador los conocimientos teóricos y se adquieren
competencias en cálculo numérico.
www.mheducation.es
Sanz Recio, F; Sánchez Arriaga, G. Mecánica analítica: lagrangiana, hamiltoniana y sistemas dinámicos.
© McGraw-Hill, Madrid, 2019
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MECÁNICA ANALÍTICA: LAGRANGIANA, HAMILTONIANA Y SISTEMAS DINÁMICOS
MECÁNICA ANALÍTICA:
MECÁNICA
ANALÍTICA
LAGRANGIANA,
HAMILTONIANA
Y SISTEMAS DINÁMICOS
Francisco Javier Sanz Recio
Gonzalo Sánchez Arriaga
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