LA BALLENA LOLA Había una vez una ballena muy, pero muy grande que se llamaba Lola. Además de grande, era una ballena muy solitaria. Siempre estaba sola, no quería que nadie se le acercara y cada vez se veía más triste. Sus amigos no entendían qué le sucedía, pero con el tiempo dejaron de interesarse por ella y la encontraban muy desagradable. La vieja Turga, una tortuga marina de más de cien años, siempre les decía que antes era una ballena buena y bondadosa, y que algo tenía que pasarle. Un día, Dido, un joven delfín, escuchó aquella historia y decidió seguir a Lola secretamente. La descubrió golpeándose la boca contra las rocas, arriesgándose frente a las grandes olas en la costa, y comiendo arena en el fondo del mar. Así descubrió el secreto de Lola: tenía un mal aliento terrible porque un pez había quedado atrapado en su boca y esto la avergonzaba tanto que no se atrevía a hablar con nadie. Por eso, huía de los demás y estaba quedándose cada vez más sola. Dido le ofreció su ayuda, pero Lola no quería apestarle con su mal aliento ni que nadie se enterara. Dido, entonces, le contó que todos sus antiguos amigos pensaban que era una ballena orgullosa y desagradable. Entonces, Lola comprendió que su orgullo, su exagerada timidez y el no dejarse ayudar le habían creado un problema todavía mayor. Arrepentida, pidió ayuda a Dido para deshacerse de los restos del pez y volvió a hablar con todos, y decidió que nunca más dejaría de pedir ayuda si de verdad la necesitaba, por muy mal que estuviese. *Cuento adaptado de "La ballena Lola", escrito por Pedro Pablo Sacristán. En http://cuentosparadormir.com/