Se organizan tres columnas de cerca de 200 hombres cada una (…). La primera para atacar las calles de Sangre de Cristo, Estanco y Sagrario, (Alcalá y Valdivieso) la segunda (donde iba Díaz) que debía atacar por las calles del Carmen de Arriba, Campana y Colegio de Niñas, (García Vigil) y la tercera, que atacaría por la calle de la Barranca. Había una columna de reserva a la retaguardia de las columnas de asalto, sobre la huella de la segunda que atacaría por el centro con 400 hombres a las órdenes del coronel Mejía. “Al amanecer del día 16 de enero de 1858, salieron simultáneamente las tres columnas por las calles que se les habían asignado. A la mitad de la marcha de la primera columna cayó mortalmente herido su jefe, teniente coronel Batalla, quien murió a pocas horas y quedó gravemente herido el segundo jefe. Sin embargo, la columna siguió hasta la Plaza de Armas (Zócalo). La segunda columna forzó la trinchera de la calle de la cárcel, volteó el cañón que la defendía y marchó con él hasta el atrio de Catedral”. Se encontró desde su salida con estos fuegos de las alturas de la Cárcel y de la manzana de enfrente, en donde había un cuartel de infantería, y los de la trinchera con el obús que atravesaba por la mitad la calle de la Cárcel Vieja. (García Vigil); “en esta calle la casa de Canalizo servía de cuartel a un batallón de zapadores (…) en su cochera tuvo lugar lo más reñido de ese combate, que se conoce como el Combate de la Cochera y en la cual y en todo el fondo de la casa, quedaron muertos la mayor parte de los zapadores que ocupaban el cuartel y muchos de nuestros mejores soldados”. Al apoderarse de la trinchera de la cárcel con su obús, “con gran costo de tropa y oficiales” la primera columna tomaba la trinchera del Estanco, también a costa de muertos y heridos. “La tercera columna (…) atacaba de flanco el Palacio, fue la primera que se acercó a la plaza y sufrió el ataque de una reserva de caballería de la Plaza, chocó con ella en la esquina del Carmen Bajo, fue rechazada la caballería con gran pérdida y huyó por las calles de Villaraza. (cuarta de Morelos). Detenida mi columna, que era la segunda, en la esquina formada por la Alameda, Catedral y Portal del Señor, se me incorporó la primera columna sin jefe, que había forzado la trinchera del Estanco, pero toda en desorden. En algunos ataques fracasados que intentamos dentro del Portal del Señor nos mataron a oficiales, sargentos y soldados, e hirieron gravemente al teniente coronel Velasco, jefe de mi columna, recayendo en mí el mando. Organicé una nueva columna con el personal de la mía y de la primera que se me había incorporado sin jefes, y marché directamente al Palacio, por la Plaza y por el Portal del Señor, quedando en mi puesto la columna de reserva, cuya cabeza llegaba en esos momentos, mientras que el capitán Terán avanzaba con parte de la tercera columna, por la calle de la Concepción, concurriendo conmigo a la esquina del Palacio atacándolo por la puerta del costado, cuando yo penetraba la principal. El enemigo fue rudamente batido por las dos puertas del Palacio, lo cual lo determinó a abandonar su posición, quedando derrotado y perdiendo allí, entre muertos y heridos muchos oficiales y tropa, y dejándonos muchos prisioneros, de los cuales más de 30 eran jefes y oficiales.