Manual CTO 17 Tema Oposiciones de Matrona Género y salud. Violencia de género. Malos tratos: detección y prevención Grupo CTO CTO Editorial No está permitida la reproducción total o parcial de este libro, su tratamiento informático, la transmisión de ningún otro formato o por cualquier medio, ya sea electrónico, mecánico, por fotocopia, por registro y otros medios, sin el permiso previo de los titulares del copyright. © CTO EDITORIAL, S.L., 2013 C/ Francisco Silvela, 106; 28002 - Madrid Tfno: 91 782 43 30 Fax: 91 782 43 43 E-mail: [email protected] Página Web: www.grupocto.es ISBN de la Obra completa: 978-84-15865-78-0 Impreso en España - Printed in Spain Cañizares Artes Gráficas Manual CTO 17 Género y salud. Violencia de género. Malos tratos: detección y prevención M.ª Isabel Blázquez Rodríguez Cristina Cantalejo Recio Almudena Marí Sáez Grupo CTO CTO Editorial Tema Oposiciones de Matrona Índice 17.1. 17.2. SALUD Y GÉNERO 1 17.1.1. Perspectiva de género y salud 1 17.1.2. Marco normativo: Observatorio de la mujer 2 17.1.3. Enfoques de género en la salud 2 17.1.4. Sesgos de género en salud 3 17.1.5. Salud de las mujeres desde la perspectiva de género 3 VIOLENCIA DE GÉNERO. MALOS TRATOS. PREVENCIÓN Y DETECCIÓN 5 17.2.1. Marco legal de la violencia de género 5 17.2.2. Definiciones de violencia de género. Tipos de violencia 5 17.2.3. Violencia de pareja y malos tratos 6 17.2.4. Epidemiología de la violencia de pareja y malos tratos 7 17.2.5. Efectos de la violencia de pareja y malos tratos sobre la salud 7 17.2.6. Motivos para la prevención de violencia de pareja en el ámbito sanitario 8 17.2.7. Programas de actuación para la prevención y detección 8 17.2.8. Parte de lesiones BIBLIOGRAFÍA 12 13 Género y salud. Violencia de género. Malos tratos: detección y prevención 17.1. SALUD Y GÉNERO 17 17.1. Salud y género 17.2. Violencia de género. Malos tratos. Prevención y detección El término género abarca todas las características socioculturales que a lo largo de los años se han atribuido a los hombres por ser hombres y a las mujeres por ser mujeres. Es un conjunto de elementos (creencias, rasgos personales, actitudes, sentimientos, valores, conductas y actividades) que conforman en cada sociedad una determinada forma de relaciones entre los hombres y las mujeres, donde se valora más lo masculino. De esta definición se desprende que se está hablando de un sistema de género, un orden de género o una cultura de género, que tendría diferentes elementos y funcionaría socialmente como otro sistema más (económico, parentesco, político, entre otros). El género es un instrumento conceptual para analizar, explicar y comprender la diferencia sexual y su construcción sociocultural. En el campo de la salud se debe ver cómo se relaciona con los procesos de salud, enfermedad y atención, enfrentarse a las diferencias existentes entre la biología y los determinantes de salud socioculturales, muchas veces naturalizadas a lo largo de los años, pero modificables. 17.1.1. Perspectiva de género y salud Hablar de la perspectiva de género en salud es tomar en consideración esta categoría de modo que se analicen cómo las diferencias tanto biológicas como las procedentes del medio social entre mujeres y hombres se convierten en desigualdades (Organización Panamericana de la Salud [OPS], 1997). El objetivo es la equidad, la eliminación de las diferencias innecesarias, injustas y evitables para que haya igualdad de oportunidades en el disfrute de la salud, en la probabilidad de enfermar, discapacitarse o morir por causas prevenibles, de todas las personas independientemente de su sexo/género (OPS, 1999). Al hilo de lo que se comentaba en el párrafo anterior, habría que definir la morbilidad diferencial, que es el conjunto de enfermedades, motivos de consulta o factores de riesgo que merecen una atención específica hacia las mujeres, bien porque sólo pueden presentarlos ellas o bien porque son mucho más frecuentes en el sexo femenino. La morbilidad diferencial no está reconocida en la ciencia biomédica, androcéntrica y androgénica, por lo que la promoción, prevención y las estrategias de salud en general no tienen sensibilidad de género. 1 Manual CTO Oposiciones de Matrona En la IV Conferencia Mundial de la Mujer de las Naciones Unidas celebrada en Beijing, en 1995, el mainstreaming de género aparece como estrategia global dentro del marco del III Programa de Acción Comunitaria a medio plazo para la Igualdad de Oportunidades entre Mujeres y Hombres (1991-1995), en el que se pide explícitamente a los gobiernos que incorporen la perspectiva de género en sus actuaciones. En España se ha traducido con el término transversalidad y conlleva que una perspectiva de igualdad de género se incorpore en todas las políticas a todos los niveles. 17.1.2. Marco normativo: Observatorio de la mujer Dentro del marco normativo a nivel internacional destaca la I Reunión Internacional de Mujeres y Salud en Roma, en 1977, la Conferencia Internacional sobre Población y Desarrollo de las Naciones Unidas, celebrada en El Cairo en 1994, donde se establecen los derechos sexuales y reproductivos y la IV Conferencia Mundial sobre las Mujeres, organizada por las Naciones Unidas en Beijing (Pekín) en 1995. En el marco de la OMS se han publicado diferentes documentos como el Informe técnico de Salud y Género de 1998 y la Política de Integración de la Perspectiva de Género del 2002. El Instituto de la Mujer español se crea en 1983 y realiza los planes para la igualdad de oportunidades de las mujeres, donde se ha contemplado la salud de las mujeres como una de sus áreas de intervención. En el 2004 surge el Observatorio de salud de la mujer, creado por el Ministerio de Sanidad para trabajar por la equidad en la salud, que se ubica en la Agencia de calidad del Sistema Nacional de Salud. En España, la incorporación de la perspectiva de género en salud aparece reflejada en la Ley 3/2007 para la Igualdad efectiva de mujeres y hombres. En el artículo 27 y en las Disposiciones Adicionales se modifican la Ley 14/1986 General de Sanidad y la Ley 16/2003 de Cohesión y Calidad del Sistema Nacional de Salud. Artículo 27. Integración del principio de igualdad en la política de salud 1. Las políticas, estrategias y programas de salud integrarán, en su formulación, desarrollo y evaluación, las distintas necesidades de mujeres y hombres y las medidas necesarias para abordarlas adecuadamente. 2. Las Administraciones Públicas garantizarán un igual derecho a la salud de las mujeres y hombres, a través de la integración activa, en los objetivos y en las actuaciones de la política de salud, del principio de igualdad de trato, evitando que por sus diferencias biológicas o por los este- 2 reotipos sociales asociados, se produzcan discriminaciones entre unas y otros. 3. Las Administraciones Públicas, a través de sus servicios de salud y de los órganos competentes en cada caso, desarrollarán, de acuerdo con el principio de igualdad de oportunidades, las siguientes actuaciones: a) La adopción sistemática, dentro de las acciones de educación sanitaria, de iniciativas destinadas a favorecer la promoción específica de la salud de las mujeres, así como a prevenir su discriminación. b) El fomento de la investigación científica que atienda las diferencias entre mujeres y hombres en relación con la protección de su salud, especialmente en lo referido a la accesibilidad y el esfuerzo diagnóstico y terapéutico, tanto en sus aspectos de ensayos clínicos como asistenciales. c) La consideración, dentro de la protección, promoción y mejora de la salud laboral, del acoso sexual y el acoso por razón de sexo. d) La integración del principio de igualdad en la formación del personal al servicio de las organizaciones sanitarias, garantizando en especial su capacidad para detectar y atender las situaciones de violencia de género. e) La presencia equilibrada de mujeres y hombres en los puestos directivos y de responsabilidad profesional del conjunto del Sistema Nacional de Salud. f ) La obtención y el tratamiento desagregados por sexo, siempre que sea posible, de los datos contenidos en registros, encuestas, estadísticas u otros sistemas de información médica y sanitaria. 17.1.3. Enfoques de género en la salud Existen cuatro enfoques, no excluyentes, necesarios para comprender la influencia de la categoría de género en la salud: • Atención diferencial: las mujeres tienen problemas específicos que requieren una atención diferencial derivados de su particularidad biológica. Los primeros en trabajar en salud y género fueron los servicios de salud de atención a la mujer, los programas de salud sexual y reproductiva. En los últimos años, está habiendo una apertura en este sentido incluyendo otros problemas que afectan principalmente a las mujeres como el malestar, los riesgos para la salud de ser cuidadoras y la prevención y atención a la violencia contra las mujeres. Los programas apoyan y se centran en la cobertura de las necesidades de las mujeres pero, generalmente, no cuestionan ni inciden en las relaciones desiguales de género. • Las desigualdades sociales y de género en la salud: las mujeres están en una situación social subordinada que conlleva menos oportunidades para cuidarse, promover su salud, prevenir algunos problemas y ser atendidas debidamente. Hay que mostrar las formas de enfermar diferentes | • • de las mujeres junto a las desigualdades en el acceso y la atención sanitaria. La salud de los hombres: la situación de salud de los hombres (mayor mortalidad, más años potenciales de vida perdidos y mayor número de conductas de riesgo) está también determinada por la forma en que se construye la masculinidad, por lo que es necesario analizar y estudiar estos modelos. El género como determinante de la salud de las personas: es el más flexible y puede aplicarse en los otros enfoques. Es necesario tener en cuenta que la definición de las actitudes, experiencias, formas de vivir, de enfermar, de consultar y de morir están influidas por los condicionantes psicosociales de género (Velasco, 2007). Además plantea la transformación de las relaciones de poder/subordinación y las posiciones subjetivas de mujeres y hombres, analizando los condicionantes socioculturales e individuales de género que atraviesan los procesos de salud, enfermedad y atención. 17.1.4. Sesgos de género en salud El sesgo se emplea para señalar los errores en el estudio y la atención a la salud de los hombres y las mujeres, que no toman en cuenta las diferencias debidas al sexo o al género, lo que tiene consecuencias positivas, negativas o neutras. Los diferentes sesgos son: • Sesgo de la igualdad: supone asumir que los procesos de salud, enfermedad y atención de las mujeres y los hombres son similares. Por ejemplo, al hablar de la cardiopatía isquémica (CI), se trata por igual a hombres y mujeres, supone los mismos factores de riesgo, espera la misma sintomatología y respuesta al tratamiento. • Sesgo de la diferencia: implica establecer diferencias cuando realmente hay similitudes entre ambos. Los estereotipos de género, asociados a una imagen de la mujer más débil, pasiva, dependiente y con ciertas patologías inespecíficas, se repite y se transmite entre los profesionales sanitarios. Esto hace que, ante situaciones inespecíficas expresadas por las mujeres donde no existe una patología clara, los médicos y médicas tiendan a prescribir psicofármacos, diagnosticándose como ansiedad o trastornos mentales comunes. Con similar diagnóstico y número de consultas, se recetan más psicofármacos a las mujeres que a los varones. • Sesgo de la presunción no biológica de las diferencias: partir de la suposición de que los problemas de salud son provocados sólo por las condiciones culturales y sociales, sin otras interferencias basadas en las diferencias biológicas. El diagnóstico de CI en mujeres se retrasa porque tiene factores de riesgo diferentes y una sintomatología a menudo diferente que tiende a diagnosticarse y tratarse como trastornos de ansiedad. Tema 17 Tener en cuenta el androcentrismo de la ciencia supone considerar que el conocimiento científico se ha basado también en un determinado modelo social, de un determinado tipo de persona y, por tanto, habría que cuestionar la presunta objetividad y neutralidad de la ciencia. A partir de los resultados estudiados en los hombres blancos y de clase media, se generaliza al resto poblacional, incluidas las mujeres, a quienes se ha estudiado menos. Muchas veces no se utilizan variables de género ni de sexo. 17.1.5. Salud de las mujeres desde la perspectiva de género Las teorías biológicas no son suficientes para explicar por qué enferman las personas y pueden no proporcionar todo el conocimiento de la realidad. Se debe hacer y exigir investigación con perspectiva de género, variables relevantes que acerquen el conocimiento a la realidad de las mujeres y no se deje influenciar por el consumo, estereotipos sociales y poderes económicos como la industria sanitaria. Aplicar la perspectiva de género implica la incorporación a la evaluación de estudios cualitativos, comunitarios, estudios observacionales, etc., y legitimar el conocimiento cualitativo en las ciencias experimentales, además de los ensayos clínicos y dar nivel de evidencia científica a este conocimiento. Las principales diferencias y desigualdades en salud se deben al género. Las mujeres, la mitad de la población, tienen peor situación de salud por una falta de reconocimiento y abordaje de los determinantes de género que afectan a su salud. Esto explica muchos malestares y problemas sanitarios no resueltos: • Los síndromes funcionales emergentes: son un conjunto de síndromes que se han definido tras la insistencia y el aumento, durante las últimas décadas, de síntomas somáticos de los más diversos órganos en las consultas. Entre ellos se encuentran la fibromialgia, la disfunción articular temporomandibular, el síndrome de fatiga crónica, el síndrome de colon irritable, el síndrome premenstrual, la cefalea tensional, el dolor torácico no cardíaco y la sensibilidad química múltiple, entre otros. Nueve de cada diez personas afectadas por estos síndromes, algunos de ellos más investigados y conocidos que otros, son mujeres. Este tipo de diagnóstico por un lado visibiliza una realidad pero, por otro, se puede convertir en un cajón de sastre en el que cabe el dolor, todas las discriminaciones de género de las mujeres y sus malestares. A pesar del gran esfuerzo que se realiza para diferenciar los diagnósticos de estos procesos aparentemente distintos, el tratamiento farmacológico es finalmente el mismo: antidepresivos y ansiolíticos. • La medicalización: puede definirse como el proceso mediante el que el modelo biomédico regula diferentes procesos de la vida de las personas, clasificándolos como salud 3 Manual CTO Oposiciones de Matrona • 4 o enfermedad y describiendo los procesos necesarios para mantener la salud o para resolver la enfermedad. Se da en todos los grupos sociales; por ejemplo, etapas del ciclo vital de las mujeres como la menstruación y la menopausia son reguladas, patologizadas y se convierten en objeto de la intervención sanitaria. La incorporación de estos mandatos de control sobre la salud de las mujeres por ellas mismas, hace que éstas sean las primeras que explican y demandan la atención de los profesionales sanitarios, colocándose en una posición de dependencia frente al sistema biomédico (Esteban, 2001). A su vez se deslegitiman otros campos y saberes en la salud como el cuidado, la intuición, los afectos y los sentimientos o la comunicación, entre otros. - En el caso de la medicalización relacionada con los psicofármacos, la OMS ha alertado sobre el riesgo de utilizarlos para intentar solucionar problemas sociales. - Salud laboral: las mujeres, a lo largo de las últimas décadas, se han ido incorporando al trabajo productivo, pero se encuentran en peores condiciones. El ámbito laboral pone de manifiesto las diferencias y desigualdades entre los hombres y las mujeres. - El trabajo remunerado es una variable que se conjuga con el estado de salud. Las mujeres empleadas sin cargas familiares disponen de mejor percepción de salud y estado de salud que las que trabajan a tiempo parcial o las amas de casa. Cuando hay que conciliar la vida laboral y familiar, el empleo tiene efectos beneficiosos sobre la salud de las mujeres solteras, pero no de las casadas debido a la alta carga de trabajo. Según el Informe Salud y Género de 2006, las mujeres tienen más lesiones ergonómicas causadas por mantener la misma postura y realizar tareas con movimientos repetitivos, por los riesgos derivados del uso de plaguicidas, agentes de limpieza, etcétera. Asimismo tienen mayores riesgos psicosociales debido a los ritmos de trabajo que exigen mayor velocidad y con diferentes tareas, prolongación de jornadas sin compensación económica y la dificultad para la promoción laboral. Las mujeres trabajan más a tiempo parcial y con peores condiciones laborales que los hombres. - La doble jornada laboral: el trabajo remunerado en sí mismo es un indicador que debe explicarse junto con el resto de los trabajos que realiza la mujer (por ejemplo, el trabajo reproductivo). Debido a la división sexual del trabajo y a que la incorporación de las mujeres al trabajo productivo no ha ido acompañada en la misma medida de la incorporación de los hombres al trabajo reproductivo, éste sigue siendo asignado a las mujeres. Por ello, se habla de doble jornada laboral de las mujeres dentro y fuera de casa. Esta realidad tiene consecuencias y determina la existencia de riesgos diferentes para la salud de las mujeres. • El trabajo reproductivo: es el trabajo del ámbito privado, doméstico, que comprende las actividades destinadas a atender el cuidado del hogar y de la familia, un trabajo que ha de asumirse por alguien y que es imprescindible para el funcionamiento de la sociedad. Evidentemente, no es una responsabilidad exclusiva de las mujeres, sino una necesidad social. Es un trabajo invisibilizado y desvalorizado incluso a los ojos de las mujeres que lo realizan, sin proyección social. Ser mujer cuidadora es un importante factor de riesgo. Desde una perspectiva de género, es prioritario acercar los tratamientos a las variables de género y aumentar los recursos sociales para disminuir la carga de trabajo social que soportan estas mujeres cuidadoras. La salud integral: la promoción y protección de la salud de las mujeres trabajadoras es a menudo sólo visible en relación al embarazo y la lactancia, pensándose en los efectos que pudiera tener su trabajo para el bebé. Sin embargo, un abordaje desde la perspectiva de género exige que se piense primero en la salud de las mujeres, pues si éstas no disponen de un buen estado de salud, tampoco lo dispondrán sus hijos/as, ni ellas mismas podrán estar en condiciones para su cuidado. Los modelos actuales de representación del embarazo parten de la idea de que el embarazo, el parto, el puerperio y la lactancia son procesos fisiológicos para los que está preparado el cuerpo de las mujeres. Por tanto, muchas veces se indica que pueden y deben seguir con sus trabajos, pues no están enfermas. Siendo cierta esta afirmación, es incompleta, ya que en muchas ocasiones los trabajos de las mujeres no guardan las condiciones que promocionen y mantengan su salud, y es en esas condiciones en las que las mujeres se quedan embarazadas. A menudo estas condiciones insalubres se hacen visibles ante el embarazo. Existe un marco legislativo (artículo 26 de la Ley 31/1995, de Prevención de Riesgos Laborales, Estatuto de los trabajadores y Ley Orgánica 3/2007 para la igualdad efectiva de mujeres y hombres) que obliga a su análisis, que se conjuga con una preocupación tanto de la propia mujer, como social y sanitaria, de que esa gestación se produzca en las mejores condiciones posibles. Salud percibida: es la percepción subjetiva de cada persona (cómo se siente) y es diferente de la presencia o no de una enfermedad diagnosticada. Es un indicador que proporciona información relevante para fundamentar estrategias de salud porque tiene buena correlación con la morbilidad e incluso con la mortalidad, además de permitir deducir necesidades sentidas de la población. La salud percibida es peor cuando hay síntomas físicos y dolor, enfermedades crónicas como artrosis o depresión, enfermedades que limitan la capacidad funcional o pasar días en la cama y el consumo de | medicamentos. La percepción de cada persona de su propia salud está influida por las condiciones ambientales, sociales y culturales que vive, por los significados de salud y bienestar para su forma de vida, por ello es un indicador que lleva implícitos los condicionantes de género. Ante cualquier demanda sanitaria es imprescindible conocer las condiciones de vida de las mujeres y prestar atención a las mismas. 17.2. VIOLENCIA DE GÉNERO. MALOS TRATOS. PREVENCIÓN Y DETECCIÓN La violencia de género quebranta los derechos fundamentales de las mujeres y de otros colectivos sexuales; del mismo modo que socava el principio básico de igualdad consagrado en la Constitución Española. Ha dejado de considerarse, tanto a nivel internacional como nacional, como un problema exclusivamente del ámbito privado de las personas. Sin embargo, esta mayor visibilidad en los últimos años no ha contribuido a su resolución, alcanzando proporciones preocupantes y generando, en consecuencia, rechazo y alarma social. Es un problema estructural que requiere un enfoque multidisciplinar y un abordaje integral con medidas dirigidas a la sensibilización y prevención, así como otras encaminadas a paliar los efectos devastadores producidos en las mujeres, con el fin último de tratar de eliminar la violencia de género de la sociedad. 17.2.1. Marco legal de la violencia de género En la Conferencia Mundial de Derechos Humanos, celebrada en Viena en 1993, se subrayó la necesidad de eliminar la violencia hacia las mujeres y se instó a los Estados miembros a que la combatieran. En 1996, la OMS acordó que la violencia hacia las mujeres es un problema de salud pública, puesto que puede evitarse. Solicitó a los países miembros la puesta en marcha de medidas para estudiar y evaluar la dimensión del problema en sus contextos estatales. En España la primera normativa que aparece es la Ley 27/2003, de 31 de julio, reguladora de la Orden de Protección de las Mujeres de la Violencia Doméstica. Más tarde se elabora la Ley Tema 17 Orgánica 2/2004, de 28 de diciembre, de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género, que proporciona el marco de actuación para la atención y prevención en los distintos ámbitos sociales. Está compuesta de 71 artículos, siendo el número 15 el que recoge una serie de instrucciones para el ámbito sanitario que se presentan a continuación: 1. “Las Administraciones sanitarias, en el seno del Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud, promoverán e impulsarán actuaciones de los profesionales sanitarios para la detección precoz de la violencia de género y propondrán las medidas que estimen necesarias a fin de optimizar la contribución del sector sanitario en la lucha contra este tipo de violencia. 2. En particular, se desarrollarán programas de sensibilización y formación continuada del personal sanitario con el fin de mejorar e impulsar el diagnóstico precoz, la asistencia y la rehabilitación de la mujer en las situaciones de violencia de género a que se refiere esta Ley. 3. Las Administraciones educativas competentes se asegurarán que en los ámbitos curriculares de las licenciaturas y diplomaturas, y en los programas de especialización de las profesiones sociosanitarias, se incorporen contenidos dirigidos a la capacitación para la prevención, la detección precoz, la intervención y el apoyo a las víctimas. 4. En los Planes Nacionales de Salud que procedan se contemplará un apartado de prevención e intervención integral en violencia de género”. A nivel regional, la Comunidad de Madrid publica la Ley 5/2005, de 20 de diciembre, Integral contra la Violencia de Género. Está estructurada en 38 artículos y el artículo 10 establece que se debe realizar, impulsar y facilitar la formación del personal sanitario y de servicios sociales con el fin de prevenir y detectar precozmente los casos de violencia de género en todos los niveles de atención, así como garantizar la intervención adecuada en estas situaciones, prestando especial atención a mujeres pertenecientes a colectivos o ámbitos donde la situación de riesgo sea mayor, como mujeres con incapacidades e inmigrantes. 17.2.2. Definiciones de violencia de género. Tipos de violencia La Declaración sobre la Eliminación de la Violencia contra la mujer de las Naciones Unidas de 1993 señala como violencia de género todos aquellos actos de violencia que se producen como consecuencia del proceso de construcción social que coloca a las mujeres en una situación de discriminación o un sistema de género desigual. La Ley de la Comunidad de Madrid define la violencia de género como “una manifestación de las relaciones sociales, eco- 5 Manual CTO Oposiciones de Matrona nómicas y culturales históricamente desiguales entre mujeres y hombres, es un fenómeno de enorme calado que afecta no sólo a la integridad física de las mujeres sino al reconocimiento de su dignidad”. En otras normativas se prefiere el término de violencia contra las mujeres para aclarar que se trata de la ejercida sobre éstas y tiene su origen en las relaciones de género desiguales existentes en una sociedad. Esta denominación incluye otros tipos de violencia y no sólo la de pareja, como la prostitución forzada, el aborto selectivo en función del sexo o la explotación laboral, entre otras. Esta visión se refleja en la Ley 5/2005 de la Comunidad de Madrid que propone tres características de la violencia de género: • Aquélla ejercida sólo por el hombre hacia la mujer. • Considera víctimas además de a la mujer, a las personas dependientes de una mujer como son los menores • Incorpora dentro de los tipos de violencia de género, además de la que se produce en el ámbito familiar y doméstico, la mutilación genital femenina, el acoso sexual en el ámbito laboral, las agresiones y abusos sexuales contra las mujeres, el tráfico o el favorecimiento de la inmigración clandestina de las mujeres con fines de explotación sexual, o la inducción a una mujer a ejercer la prostitución y las detenciones ilegales, amenazas y coacciones. La violencia de género se diferencia de otros tipos, tales como la violencia doméstica, pues aunque ambas se den en el ámbito familiar, la doméstica se produce entre las personas que conviven en el ámbito familiar o en el mismo hogar, de unos miembros contra otros, o contra aquéllos con una situación más vulnerable, donde se incluyen tanto mujeres, como niños, personas mayores y varones. Otras formas de violencia de género no incluidas en estas leyes son la violencia derivada de la homofobia, del rechazo y discriminación de personas o grupos no heterosexuales como gays, lesbianas, transexuales, transgénero, bisexuales o queer. 17.2.3. Violencia de pareja y malos tratos La violencia de pareja contra las mujeres es un proceso en el que los actos y comportamientos violentos se ejercen por un compañero o cónyuge, actual o anterior, con el fin de someter a la mujer. Los malos tratos generalmente comienzan de modo insidioso y suelen ser difíciles de reconocer, incluso por la propia mujer. En el inicio, suele manifestarse con actitudes de dominio y control que se identifican culturalmente como pruebas o actos de amor, pero impiden la autonomía e independencia. Paulatinamente, los actos violentos se van incrementando en intensidad y frecuencia, observándose mayor riesgo de morbilidad y mortalidad para las mujeres cuando la relación violenta se mantiene durante varios años. Este proceso repercute tanto en las esferas biológica y psicológica como en la social de las mujeres, atentando contra su integridad. La violencia puede adoptar diferentes modos, ejerciéndose de forma simultánea o aislada. Los tipos de violencia se muestran en la Tabla 17.1. TIPOS DE VIOLENCIA DEFINICIÓN Violencia psicológica · Toda agresión que atenta contra la integridad psíquica y emocional · Tiene lugar en público y en privado · Pueden ser expresiones verbales (insultos, comentarios despectivos o amenazantes), no verbales o controles de su comportamiento (limitar su autonomía, promover su aislamiento social) Violencia física · Comportamientos agresivos que, de manera intencional, buscan producir lesiones o daños, con independencia de los resultados · Conductas activas (empujones, tirones de pelo, bofetadas, golpes…) · Conductas pasivas (privación de cuidados durante una enfermedad o el no aviso intencionado de situaciones de evidente riesgo físico) Violencia económica Control de recursos económicos y materiales de la mujer, de sus ingresos o gastos o la exigencia de justificar el uso de los recursos Violencia sexual Violencia ambiental Actos de fuerza o presión física o emocional para mantener relaciones sexuales, así como la obligación de vestir (o no) con un tipo determinado de ropa o mostrar/ocultar partes de su cuerpo, entre otros Acciones no accidentales producidas en el ambiente de la mujer como romper o deteriorar objetos, maltratar animales o destrozar espacios Tabla 17.1. Tipos de violencia. Fuente: Guía de actuación en Atención Especializada, Comunidad de Madrid 6 | En las guías dirigidas a la violencia de pareja en las mujeres de la Comunidad de Madrid se señalan algunas de las características de los malos tratos en la pareja: • Existe un vínculo afectivo y amoroso con el hombre que ejerce la violencia. • No son hechos aislados. • Debilitan la defensa física y psicológica. • Generan miedo y sentimientos de indefensión e impotencia. • Son invisibles para las personas del círculo social de la mujer, ya que se producen en el ámbito privado. • Se oculta tanto por los hombres como por las mujeres que la sufren. • En la mayoría de los casos los maltratadores tienen buena imagen pública. • Se considera que las mujeres maltratadas son débiles, cómplices, consentidoras o responsables de la violencia que sufren. Tema 17 cional, económica o ambiental todavía no se consideran como violencia por ellas mismas ni por parte de la sociedad. A nivel regional, los datos de la Comunidad de Madrid muestran que el 10,1% de las mujeres que respondieron a la encuesta habían sufrido algún tipo de violencia por parte de su pareja o expareja durante el año anterior a la encuesta (datos obtenidos mediante un cuestionario validado a 2.136 mujeres con edades comprendidas entre 18 y 70 años en 2004). En general, estos datos ponen de manifiesto que la violencia no es un problema circunscrito a países, culturas o estratos socioeconómicos específicos, aunque la pobreza, la exclusión o las desigualdades sociales sean determinantes importantes. 17.2.4. Epidemiología de la violencia de pareja y malos tratos 17.2.5. Efectos de la violencia de pareja y malos tratos sobre la salud Estudios en diferentes países revelan que el tipo de violencia padecida mayoritariamente por las mujeres es la ejercida por su pareja o expareja. Las cifras de prevalencia acumulada obtenidas en las poblaciones estudiadas son muy variadas en función del contexto socioeconómico y del uso de diferentes metodologías. Las consecuencias son muy diversas y producen daños tanto a nivel de la salud física como mental. Según la OMS (2002) el impacto de la violencia de pareja sobre la salud de las mujeres puede persistir largo tiempo después de que ésta haya terminado. Como consecuencia de las lesiones y otros problemas de salud generados por la violencia de sus parejas, las mujeres requieren una mayor atención por parte de los servicios sanitarios, incluso varios años después de padecerla. A nivel internacional, la OMS (2005) estima que la prevalencia acumulada de violencia (física, sexual o ambas) oscila del 15% al 71% y que entre el 10% y el 69% de las mujeres mencionaron haber sido agredidas físicamente por su pareja en algún momento de sus vidas. A nivel nacional, el Instituto de la Mujer ha realizado tres encuestas a mujeres mayores de 18 años, cuyos resultados se muestran en la Tabla17.2. 1999 2002 2006 Mujeres objetivadas como maltratadas según indicadores 12,4% 11,1% 9,6% Mujeres que se declaran maltratadas 4,2% 4% 3,6% Tabla 17.2. Resultados de las encuestas del Instituto de la Mujer. Fuente: Guía de actuación en Atención Especializada, Comunidad de Madrid La diferencia entre la violencia declarada y la objetivada se debe a que ciertos comportamientos como la violencia emo- La salud integral de las mujeres maltratadas es más vulnerable que la de aquéllas que no lo son; muchas veces aparecen somatizaciones o síntomas inespecíficos sin patología orgánica, tales como dolores de cabeza, dolores de pecho, problemas digestivos, problemas de sueño, agotamiento psíquico, que originan en muchos casos la multifrecuentación de los servicios sanitarios. Otras consecuencias son lesiones físicas: erosiones, contusiones, heridas superficiales en diversas localizaciones, roturas de tímpano, fracturas o traumatismos craneales graves, entre otros, que pueden conducir a la discapacidad. Algunas pueden enmascararse como accidentes “domésticos” o caídas. Entre las relacionadas con su salud sexual y reproductiva aparece una carencia de autonomía sexual, un aumento de embarazos no deseados y de alto riesgo, una mayor exposición a las ETS, VIH y abortos. La violencia también puede tener repercusiones sobre la salud del feto; se ha descrito principalmente: la muerte fetal, el distrés fetal, la prematuridad o el bajo peso al nacer. 7 Manual CTO Oposiciones de Matrona Las consecuencias en la salud mental abarcan también un amplio rango. De forma general, los problemas asociados son el trastorno por estrés postraumático, la reacción por estrés agudo y los trastornos adaptativos con síntomas depresivos y ansiosos, incluyendo diversas somatizaciones. En mujeres jóvenes adolescentes se ha asociado la violencia con un incremento del riesgo de abuso de ciertas sustancias (alcohol, tabaco, cocaína), comportamientos poco saludables para controlar el peso (uso de laxantes o píldoras o la provocación de vómitos), comportamientos de riesgo sexual (primer coito en menores de 15 años y un incremento de parejas sexuales) y embarazos e intento de suicidio. Entre las consecuencias mortales estarían las muertes y los suicidios principalmente de las mujeres, pero también de los agresores. En España los homicidios cometidos por una pareja actual o previa cuyas víctimas han sido mujeres, alcanzan un 75%. El riesgo de muerte de las mujeres expuestas a la violencia de sus parejas se incrementa con la separación, y el riesgo de suicidio es de hasta cuatro veces mayor en las mujeres maltratadas que en las que no lo son. 17.2.6. Motivos para la prevención de violencia de pareja en el ámbito sanitario El Sistema Sanitario es un lugar privilegiado para prevenir y reconocer precozmente a las mujeres objeto de violencia ya que: • Es el ámbito responsable de la atención de los problemas de salud derivados de estas situaciones. • Las mujeres que sufren malos tratos hacen un mayor uso del Sistema Sanitario. • La institución sanitaria es la mejor valorada en cuanto a la confianza que puede depositar en ella la mujer. • La consulta de Atención Primaria es un lugar ideal para la detección precoz e intervención por varias razones: - Las mujeres acuden con mayor frecuencia a los servicios sanitarios. - Los centros de salud son especialmente accesibles. - Este ámbito permite una continuidad en la atención que favorece el establecimiento de relaciones de confianza y confidencialidad. Algunas recomendaciones generales para todo plan de actuación son: • La formación previa del personal sanitario en violencia, así como el conocimiento y la utilización de las guías existentes. 8 • • • • • Iniciar prácticas preventivas y asistenciales permanentes y eficaces por el personal sanitario, ya que lo habitual es que las mujeres consulten por las secuelas del maltrato, pero no por el maltrato que se mantiene, en la mayoría de los casos, oculto para el Sistema Sanitario. Además estas mujeres acuden durante años a los centros de salud, antes de reconocer y consultar por violencia. Optar por la “estrategia de nombrar”, es decir, reconocer y censurar los distintos actos violentos en lugar de la “estrategia del silencio” o de “naturalizar” ciertos comportamientos de las mujeres (estados depresivos, histéricos, entre otros). Es fundamental el proceso de acompañamiento en la atención, es decir, establecer una relación de ayuda, de seguimiento y de respeto a las decisiones de las mujeres. El personal sanitario debe comprender que dejar una relación violenta es un proceso que lleva su tiempo (a veces años). Algunas situaciones como la migración, la discapacidad, las enfermedades limitantes en la mujer, la adolescencia, la vejez y el embarazo pueden incrementar la vulnerabilidad ante la violencia de pareja, por lo que es preciso tenerlas en cuenta. 17.2.7. Programas de actuación para la prevención y detección En la Comunidad de Madrid se han elaborado dos guías para el abordaje de la violencia de pareja: una para las consultas de Atención Primaria y otra para la Atención Especializada. Ambos documentos reiteran un conjunto de pautas cuyo objetivo es que la detección de la violencia se convierta en un diagnóstico diferencial más en la práctica sanitaria y evitar que este problema pase inadvertido. La actuación frente a la violencia consiste en seis fases: detección, valoración, intervención, derivación, activación e información de otros recursos y registro. • Detección: tanto en Atención Primaria como en Especializada se buscará el momento oportuno para hacer una entrevista a aquellas mujeres que presenten signos, actitudes y comportamientos que alerten sobre la existencia de una situación de violencia de pareja. Se recomienda que sea el profesional en quien la mujer deposita su confianza, ya sea de medicina, enfermería, matrona, trabajador social… En la Tabla 17.3 aparecen algunos de los indicadores de sospecha y factores de riesgo. Además de observar estos signos se ha diseñado una serie de preguntas para explorar el problema en las consultas, | Tema 17 En la actitud y presencia de la mujer · · · · · · · · En la actitud y presencia del hombre · No deja sola nunca a su mujer · No le deja hablar, le interrumpe cuando habla, cuando se dirige una pregunta a la mujer contesta él · Pone en evidencia a la mujer en la consulta criticando sus formas de hacer las cosas, su familia, amistades o trabajo · Actitudes paternalistas: “resaltar que sabe lo que es mejor para ella” · Solicita o intenta acceder al historial clínico de ella · Proyecta en su mujer los problemas que tiene · Fracturas del 5.º metacarpiano · Controla la documentación o el teléfono de ella · Actitud demandante/agresiva ante un problema de salud de ella En lo que dice la mujer · · · · Consultas frecuentes y reiteradas. Retraso u “olvido” de las citas Salida precipitada de consulta, actitud apresurada y atemorizada Agresividad sin causa aparente Se manifiesta confundida o temerosa Desvalorización de sí misma: se califica como torpe e incapaz Mujer dependiente de su pareja, le mira antes de hablar, “pide permiso” Miradas evasivas/huidizas durante la entrevista Ropa inadecuada para la época del año (jerséis de cuello alto o manga larga en verano) con el objeto de ocultar lesiones · · · · · · Contradicciones múltiples Ansiedad, actitud deprimida o triste Ingesta crónica de tranquilizantes o consumo excesivo de alcohol Refiere a su pareja como colérica o agresiva; o que tiene celos por cualquier relación amistosa con otros hombres Historia de depresión o intentos de suicidio Aislamiento social: no tiene actividades, relaciones sociales Si existe maltrato hacia los hijos, la mujer puede estar también siendo maltratada Obesidad extrema, anorexia o bulimia, problemas con alcohol o drogas Trastornos del sueño Síntomas que no cuadran con un diagnóstico de enfermedad orgánica En consultas por motivos ginecoobstétricos y planificación familiar · · · · · · · Vaginismo que impide introducir el espéculo Lesiones en vulva con explicaciones incoherentes ITS no justificables con prácticas sexuales referidas ITS en niñas o adolescentes Uso incorrecto de métodos anticonceptivos con el ocultamiento a su pareja “Olvido” ante la información recibida Demanda repetida de métodos anticonceptivos de emergencia argumentando repetidos incidentes Atención al embarazo · · · · Inicio de las visitas de control prenatal tardíamente Consulta frecuente por disminución de percepción de movimiento del bebé Accidentes o lesiones físicas durante el embarazo Embarazo en adolescentes Atención al puerperio · Desgarros y dehiscencia de la episiotomía · Mala o lenta recuperación posparto · Depresión posparto que no remite, con ansiedad en la relación con bebé Tabla 17.4. Indicadores de sospecha y factores de riesgo de violencia. Fuente: Guía de actuación en Atención Especializada, Comunidad de Madrid que se muestra en la Tabla 17.4. Cualquier profesional puede utilizarlas, registrando y monitorizando tanto las respuestas, como el lenguaje no verbal, que haga sospechar de la presencia de una situación de violencia. Si alguna respuesta es afirmativa se puede hacer la siguiente pregunta, que tiene alta capacidad de predecir malos tratos: ¿ha sentido alguna vez miedo de su pareja? 9 Manual CTO Oposiciones de Matrona Cualquier mujer: en ocasiones, se ha observado que los conflictos en la pareja pueden tener repercusiones en la salud de la mujer. Esta circunstancia ha animado a iniciar un protocolo de preguntas Mujer embarazada: durante el embarazo a veces, se agudizan los problemas/conflictos en la pareja Mujer inmigrante: en ocasiones, se ha visto que al estar lejos de casa, puede aumentar los problemas de pareja · ¿Tiene usted algún conflicto con su pareja? Si lo tiene, ¿cómo lo manejan? · ¿Le gusta cómo la tratan en casa? · ¿Cómo van las cosas en casa? Tabla 17.4. Preguntas tipo para explorar el maltrato. Fuente: Guía de actuación en Atención Especializada, Comunidad de Madrid • Valoración: en función de los signos de sospecha y la respuesta a las preguntas anteriores está establecido el algoritmo que se muestra en la Figura 17.1. En el caso de respuestas negativas y signos de sospecha, se realiza valoración biopsicosocial y seguimiento en consulta; en caso de respuestas positivas, se hacen tres valoraciones: valoración del riesgo vital de cada mujer, valoración del tipo de violencia y de las fases de cambio de la mujer. - Valoración del riesgo vital: una vez confirmada la situación de violencia, el primer paso es valorar la existencia de riesgo para su vida, la de sus hijos y la de personas cercanas. En caso afirmativo es necesario poner en marcha un plan de seguridad. - - Valoración del tipo, intensidad y duración de la violencia: se trata de valorar el tipo de violencia (física, psicológica, sexual o ambiental), la intensidad, la frecuencia y la duración de los episodios agudos. Para ello, existen modelos de preguntas tipo para explorarlos en la entrevista. La frecuencia e intensidad de los episodios agudos está ligado al ciclo de la violencia (Figura 17.2). Valoración de las fases de cambio del comportamiento de la mujer: el modelo de fases de cambio, diseñado por Prochaska y Di Clemente, es una herramienta que permite valorar en qué fase se encuentra la mujer en el reconocimiento y respuesta ante la violencia (Figura 17.3). Las fases descritas son: contemplativa, preparación, acción, mantenimiento y recaída. Figura 17.1. Detección y valoración de la violencia de pareja hacia las mujeres. Fuente: Guía de apoyo en Atención Primaria para abordar la violencia de pareja hacia las mujeres (VPM), Comunidad de Madrid 10 | Tema 17 Los diagnósticos de enfermería relacionados con la violencia contra las mujeres son: - Necesidad de descanso/reposo relacionado con la alteración del patrón de sueño. - Necesidad de seguridad relacionado con temor/ansiedad, riesgo de violencia autodirigida y/o negación ineficaz. - Necesidad de comunicación relacionado con aislamiento social y/o alteración de los patrones de sexualidad/afrontamiento ineficaz. - Necesidad de realización vinculado con baja autoestima situacional y/o desesperanza. • Figura 17.2. Ciclo de violencia. Fuente: Guía de apoyo en Atención Primaria para abordar la violencia de pareja hacia las mujeres (VPM), Comunidad de Madrid Intervención: en función de que exista una valoración positiva de violencia, sea o no reconocida por la mujer. El objetivo prioritario es la protección y seguridad de la mujer. Las intervenciones varían en función de las valoraciones anteriores: - El modelo de fases de cambio: según la fase se indican unas actuaciones en el reconocimiento del problema y la elaboración de cambios en el futuro. - En caso de un estallido agudo de violencia: se trata de un momento explosivo más o menos duradero en el que tiene lugar una agresión ya sea psicológica, se- Figura 17.3. Intervención según fases de cambio del comportamiento de la mujer. Fuente: Guía de apoyo en Atención Primaria para abordar la violencia de pareja hacia las mujeres (VPM), Comunidad de Madrid 11 Manual CTO Oposiciones de Matrona - Todos los casos de sospecha positiva requieren intervención del trabajador social. En los casos de valoración de riesgo vital confirmado se avisará de forma inmediata a las fuerzas de seguridad del estado, además de cumplimentar el parte de lesiones. • Derivación: en Atención Especializada habrá que valorar la derivación a Atención Primaria, previo consentimiento de la mujer, para dar continuidad al seguimiento de la mujer. En Atención Primaria, el profesional que inicie la detección será responsable del proceso de atención y seguimiento, mientras la mujer así lo permita y no se requiera la actuación de profesionales específicos. Cuando sea necesaria la consulta o derivación a otros profesionales, se explicará detalladamente a la mujer las ventajas que tiene para ella, con el fin de obtener su consentimiento. La derivación a otra cita o profesional se realizará a través del informe social o del parte de interconsulta. Habitualmente se suele realizar a salud mental. Si la mujer tuviese hijos, se contactará con profesionales de pediatría para que se realice la valoración infantil y se gestione la intervención que proceda. La coordinación es imprescindible para un afrontamiento efectivo de la violencia y para evitar volver a pedir la misma información. Es esencial que los profesionales sociosanitarios comprendan este proceso, que respeten la voluntad de la mujer y que apoyen los esfuerzos de ésta para tomar una decisión propia sobre qué hacer. • Activación e información de otros recursos: esta fase depende de la situación de violencia y del riesgo vital de la mujer. Se utiliza el teléfono de emergencias 112 en caso de: - Riesgo vital para la mujer por la situación de violencia que padece. - Lesiones de pronóstico grave/muy grave si la mujer no ha sido llevada al centro por las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. 12 - xual, física, o una combinación de las anteriores. Tras este acontecimiento la mujer suele pedir ayuda o presentar una denuncia, lo que puede hacer que la mujer reconozca el problema, pida ayuda y la crisis favorezca el cambio, por lo que representa una ocasión idónea para incorporar a la mujer a un proceso de acompañamiento. En una situación de riesgo vital: informar a la mujer sobre la necesidad de preparar un plan de seguridad, valorar su red de apoyo social por si necesitara salir del hogar. Se puede contactar con el 112 para gestionar un centro. Incumplimiento del agresor de las órdenes de alejamiento/protección. Antes de abandonar el centro se facilitará a las mujeres información sobre: - Servicio Telefónico 012 Mujer de la Comunidad de Madrid: informa tanto a profesionales como a la mujer de los recursos disponibles como la red de puntos municipales del Observatorio Regional de Violencia de Género. - Servicio telefónico 016: ofrece información de recursos de toda España y asesoría jurídica. Funciona las 24 horas, los 365 días al año. • Registro: todas las fases deben registrarse en la historia clínica de la forma más completa posible. Es necesario cuidar la confidencialidad de la historia, valorando quién accede a la misma y teniendo en cuenta la necesidad de seguimiento de la paciente y, a su vez, la relación de confianza establecida con la mujer que ha sufrido violencia. Hay que especificar el episodio como “reservado” con el objetivo de que no aparezca como antecedentes en caso de emitir un parte interconsulta en papel. 17.2.8. Parte de lesiones El parte de lesiones es el documento médico-legal de notificación obligatoria al Juzgado competente de cualquier lesión que pudiera ser motivo de falta o delito, como constituye, según la legislación vigente, la violencia de pareja o expareja contra la mujer. Se emite cuando existen lesiones físicas o psíquicas para notificar el conocimiento o sospecha de una situación de maltrato. El personal sanitario tiene la obligación de poner en conocimiento de la autoridad oportuna los hechos que crea que pueden constituir una infracción penal. Sin embargo, en el caso de la violencia de género habría algunas matizaciones: • Si es una situación confirmada en la que aparecen lesiones físicas: se cumplimentará el parte de lesiones que se remitirá al juzgado de guardia. Es muy importante recoger de manera exhaustiva todo aquello que la mujer refiera (cómo se han producido las lesiones, la identidad del autor de la agresión y cualquier otra circunstancia, incluida la negativa a denunciar si así se manifestara), al igual que el tipo de lesiones y el estadio de evolución para valorar si la violencia se ha producido en diferentes momentos. • Si es una situación de sospecha con lesiones físicas: se seguirán igualmente las instrucciones anteriores de recogida de información de los signos que hacen sospechar que el origen pueda ser una situación de violencia, de las incon- | • • gruencias que pueda manifestar la mujer, de las lesiones, cómo se produjeron y el tipo de relación de pareja. Si es una situación confirmada sin lesiones físicas: se cumplimentará el parte de lesiones y se remitirá al juzgado. Asimismo se recogerá, lo más exhaustivamente posible, todo lo que la mujer refiera, así como los signos y síntomas que observe el profesional. Si es una situación de sospecha sin lesiones físicas: se puede posponer la comunicación al juzgado, siempre y cuando la valoración del riesgo vital sea negativa. Todos los datos se registrarán en la historia clínica, se elaborará un informe médico-social y se hará el resto de las intervenciones de la misma manera. Este informe se remitirá por fax o correo a la fiscalía de género de la Audiencia Provincial o al juzgado de guardia correspondiente. En Atención Primaria se recomienda que se tramite transcurrido un plazo que permita recabar mayor información. La emisión del parte de lesiones puede producir que el agresor reaccione violentamente contra la mujer, por ello es imprescindible que se haga una valoración del riesgo vital y se pongan en marcha medidas de protección. Siempre hay que leer a la mujer el parte de lesiones que se emita. BIBLIOGRAFÍA Tema 17 Consejería de Salud, Comunidad de Madrid. 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