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La nariz en Medicina China
José M. a Blanco (médico)
PREÁMBULO
La acupuntura es una «medicina tradicional» y como
tal se opone en sus métodos y criterios básicos a lo que
conocemos como medkina científica; hemos dicho que
son opuestas pero seguramente son también complemen­
tarias.
El conocimiento surgido del campo de la «Tradición»
se caracteriza por ir de lo universal a lo particular, y el de
la ciencia por lo inverso: de lo particular a lo universal.
No se trata de un camino superior o inferior de conoci­
miento, se trata simplemente de un modo de abordaje
distinto de la realidad . Ambos caminos, el tradicional, y
el científico , son englobados y dirigidos por las leyes de
la dialéctica universal hacia puntos comunes de en­
cuentro y de realización. La ciencia en su máxima expre­
sión puede conducir al misticismo y viceversa.
Dentro de una búsqueda sincera y auténtica, la medici­
na practicada integralmente puede llegar a ser la expre­
sión, en su campo, de este necesario casamiento entre la
tradición y la ciencia, entre lo universal y lo particular,
entre la intuición y la razón, entre la física y la
metafísica, en definitiva entre el Yin y el Yang.
El campo de la Tradición, es el principio, lo inmuc
table, lo infinito y todo lo que es tradicional tiene por fi­
nalidad el revelar, el transmitir este campo de lo inmu­
table, de lo infinito a través de los diferentes desarrollos
que pueden ser considerados; esto en todos los aspectos
de la vida, y en lo que nos concierne a nosotros en parti­
cular, en la medicina. Esta no es más que la aplicación al
hombre de las determinaciones del principio, de las de­
terminaciones de las leyes universales, inmutables, consi­
deradas bajo el ángulo de la salud y de la enfermedad.
Supone un conocimiento extremadamente preciso de las
leyes que rigen el universo del hombre.
De esta forma, si la medicina occidental es desarrolla­
da aparte de todo pensamiento filosófico para no consta­
tar más que lo perteneciente al campo de la observación y
de la experimentación, la Medicina China tradicional se
sitúa ante todo como la aplicación al hombre de un pen­
samiento metafísico, de una vida. Es por eso difícil diso­
ciar, para los chinos, lo que emerge del pensamiento y lo
que emerge de la vida, encontrando uno su realización y
confirmación en la otra, hasta el punto en que ambos es­
tán íntimamente ligados y no existen teorías intelectuales
puras como las tenemos en Occidente, ni observaciones
que no puedan ser comprendidas dentro de una concep­
ción del universo. Ocurría lo mismo en Occidente antes
de la aparición del pensamiento moderno, que comienza
en el Renacimiento.
En conclusión, diremos que la acupuntura, en cuanto
a medicina tradicional, lo que menos resulta ser es lo que
más se cree que es: una técnica reflexot;rápica mediante
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agujas, o una técnica analgésica mediante la estimulación
de terminaciones nerviosas.
La Acupuntura es ante todo (y de esto se desconoce, - o
no interesa conocer, absolutamente todo), un modelo del
mundo que es preciso comprender y vivir en sí mismo. Es
por otra parte una medicina global que exige un camino
interior a la vez singular y colectivo. Es, en definitiva,
una búsqueda a todos los niveles: teórico y práctico,
clínico y fundamental, terapéutico y espiritual .
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*
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Al hablar de la nariz, como de cualquier otra estructu­
ra u organismo; al hablar de su topografía, de su
morfología, de sus funciones etc . , a la Acupuntura no le
interesan en absoluto los detalles microscópicos o anato­
mopatológicos, no le interesa la clasificación exhaustiva
de elementos constituyentes, ni el revelar los complejos
mecanismos del funcionamiento bioquímico etc.
El hombre, así como todo microcosmo existente, es
una copia adaptada a una estructura particular de un
modelo original, universal: es decir, todo ha sido hecho a
imagen y semejanza del universo. Existen por tanto unas
interrelaciones y sincronizaciones comunes entre las co­
sas, en relación al «molde» original con el que han sido
«creadas» . Esto es lo que le interesa descubrir a la medi­
cina china.
Le interesa ante todo , interpretar el cuerpo humano y
sus constituyentes en relación con el modelo original,
arquetípico, del cual de cual deriva, a través del simbolis­
mo que revelan las formas, a la mera observación
macroscópica.
Por ejemplo vamos a considerar el arquetipo Cielo­
Tierra. El Cielo es lo que está en lo alto, representa las
energías más - sutiles, menos materializadas, representa
uno de los límites de todo lo manifestado, de todo lo
creado, es decir el polo positivo, Yang, de la creación.
La Tierra es lo que está abajo, representa las energías
más condensadas, más materializadas, y representa otro
de los límites de la creación, el polo negativo, el polo yin .
Pues bien, trasladando este arquetipo al cuerpo huma­
no podemos decir que la cabeza está arriba, que es la sede
de las energías más sutiles (el pensamiento), que es el po­
lo superior, positivo del cuerpo humano; es decir la Ca­
beza es el cielo del hombre y la Nariz está en el cielo del
hombre.
Los pies, por el contrario, serían la «tierra» del hombre.
Ahora bien, las relaciones Cielo- Tierra a nivel de ar­
quetipo van a tener su reflejo paralelo en las relaciones
Cabeza-Pies a nivel del cuer:po humano. Así, cuando hay
un desequilibrio en el intercambio energético entre el
cielo y la tierra del hombre, entre la cabeza y los pies,
puede surgir una patología que se explica por estas rela-
Un estudiante de acupuntura se entrena sobre la cabeza de una estatua de bronce.
ciones y que se trata en base a estas relaciones: Es el caso,
por ejemplo de las rinorreas o resfriados por enfriamien­
to de los pies (el paciente dice que no puede andar descal­
zo porque «se constipa»), esto refleja una anormal reali­
zación del balance energético entre el cielo y la tierra,
. entre la cabeza y los pies .
Por tanto para la acupuntura las estructuras corpora­
les no son exclusivamente una suma de elementos consti­
tuyenfes, no son sólo lo que nos revela su apariencia ma­
terial inmediata. Más allá de ésta existe un simbolismo de
las funciones que debe hacernos encontrar el papel
arquetípico de toda parte del cuerpo humano y permitir­
nos penetrar más profundamente en la sintomatología
que presentan los pacientes y no detenernos de esta for­
ma en la simple manifestación somática sino remontar a
la causa profunda. Sólo la ignorancia de que la Acupun­
tura es esto y sólo esto puede explicar el que a veces inclu­
so reconocidos críticos de la medicina oficial la tachen de
técnica reflexoterápica o de medicina sintomática.
En efecto , la vida es una en su esencia pero se mani­
fiesta en diferentes planos que se superponen y son con­
comitantes:
el plano material (somático) en el que parece mostrar­
se de forma más inmediata la vida, no es , empero , el úni­
co plano de encarnación;
- el plano psíquico, pero que no rinde cuenta tampoco
- el plano espiritual.
En resumen: El hombre es una totalidad hecha a la
imagen del todo, es la encarnación del principio, de lo in­
finito, de lo inmutable, de la imagen del Universo, y re­
sume en él mismo toda la historia de la humanidad; así,
cada parte de su cuerpo, cada etapa de su vida tienen un
significado particular considerado en esta nueva dimen­
sión, y su forma, la forma de cada parte de su cuerpo es­
tá ligada a la Energía universal, al Ql de los taoístas, al
prana de los hindúes, al Soplo creador de la mitología
hebrea . . . que la ha creado y anima.
de todas las sutilidades de la existencia; sería preciso
la parte alta del cuerpo, es decir, en todo tipo de ·patolo­
abordar planos más profundos, en particular:
gía cefálica.
�
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*
*
Estudiaremos ahora esquemáticamente la nariz en su
topografía, en su morfología y en sus funciones:
l. Topografía: La nariz está constituida, o mejor, es lo
que los chinos llaman un orificio, en este caso doble, que
se abre en la mitad inferior de la cara por encima del úni­
co orificio central que constituye la boca.
Constituye también una especie de eje óseo de la cara,
de ahí el que, como luego veremos sea considerada una
expansión de la columna vertebral a nivel de la cara.
Por estar situada en la cabeza, en la cima del edificio
humano, en el cielo, va a poder verse implicada en cual­
quier proceso de desequilibrio energético que ocurra en
. Natura Medicatrix. Otoño 1984 (n. 0 7)
-
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.,
Así mismo, hay que resaltar su relación topográfica y
de comunicación con el endocráneo, siendo la nariz, jun­
to con los ojos y los oídos, una de las puertas de salida de
aquél hacia el exterior (algunas rinorreas son la expresión
de un escape de líquidos orgánicos endocraneales).
Por último, narices y boca están situadas en la mitad
inferior de la cara, son pues yin (lo inferior es yin), con
relación a los oídos y a los ojos, orificios situados en la
parte superior de la cara, que son yang (lo superior es
yang) . Se explica por ello que su función sea la de recoger
las energías más yin, las más pesadas, las de mayor longi­
tud de onda como son el aire y los alimentos con relación
a los ojos y oídos que recogen energías más yang, más su­
tiles, de menor longitud de onda como son el sonido y la
luz.
2.
Morfología:
La Nariz, como todo orificio en medicina china, está
constituida por tres estructuras fundamentales:
- una pared, formada por conjunto piel-mucosa;
- una envoltura anatómica muscular-cartilaginosa-tendinosa-vascular;
- una estructura sensorial ligada a la percepción de los
olores.
Cada una de estas estructuras vim a ser gobernados
por puntos y meridianos bien definidos .
3. Funciones:
En- medicina china todos los orificios de la cara tienen·
un doble papel: de organización y de comunicación; es­
tando además ligados estrechamente a la noción de órga­
nos de los sentidos.
No obstante, vamos a abordar el tema según los tres
planos en que se manifiesta la realidad de toda estructura
corporal: el somático, el psíquico y el espiritual.
a) Sobre el plano somático estudiaremos lo que pode­
mos llamar la función fisiológica de los orificas.
Fisiológicamente, los orificios unen los órganos del
hombre a las energías del mundo exterior; es decir son las
puertas por donde las energías viscerales afloran al exte­
rior y se manifiestan; dicho de otra forma, son los «fun­
cionarios» de los órganos.
La nariz en particular está en estrecha relación fun­
cional con los pulmones, cosa que no nos es difícil de
comprender desde el punto de vista occidental si tenemos
en cuenta el papel de ambos en la respiración . (Más
difícil nos sería entender las relaciones ojo-hígado, oído­
rifión por ejemplo.)
Desde el punto de vista de la fisio-patogenia, esto se va
a traducir en numerosas de patologías asociadas en am­
bas estructuras, nasal y pulmonar, pudiendo considerar
resumidamente dos tipos de perturbaciones: las pertur­
baciones internas, primarias del pulmón que van a reso­
nar secundariamente en forma de patología nasal (así por
ejemplo, ciertas anosmias son reflejo de patología pul­
monar). Y perturbaciones externas por ataque de la
«energía perversa», el viento-frío fundamentalmente, a
nivel de la nariz y que va a desembocar en una disfunción
pulmonar si los pulmones están debilitados previamente
(ejemplo: rinitis infecciosas que acaban en bronquitis,
neumonía, etc.).
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Pero hay otra función más sutil y que relaciona a la na­
riz con la pelvis, es decir con la sexualidad, con los proce­
sos de creación .
Encontramos aquí al respecto paralelismos enriquece­
dores entre las teorías taoístas y las técnicas del yoga hin­
dú.
Para la medicina china, taoísta en la inspiración, la
energía debe pasar por el pecho y la zona solar para des­
cender hasta la pelvis y anclarse allí.
En la espiración, la energía debe tomar base en la pel­
vis para poder ser lanzada al exterior. Así, si la energía
no puede anclarse en la pelvis, hay acumulación en las·
vías aéreas, bronquios y nariz. Esta acumulación a nivel
de la nariz determina clínicamente una fiebre de henp .
Por tanto, un vacío energético a nivel pélvico (y para
· los chinos la pelvis es el lugar privilegiado de los procesos
de creación, de la sexualidad . . . ) que se va a manifestar
por signos de patología de orden ginecológica, perturba- .
ciones sexuales etc . . . puede ser el origen de una patología
nasal.
El comprender en el diagnóstico las relaciones de am­
bas cosas es vital para tratar correctamente.
Por otra parte, dentro del simbolismo corporal que es­
tablece el yoga, la nariz, como antes se ha dicho, es el
reflejo de la columna vertebral y su expansión a nivel de
la cara. Pero también, en otro referencial simbólico, la
nariz sobreentiende el perfume, sobreentiende la sexuali­
dad.
Ahora bien, la nariz es ante todo para el yoga el órga­
no de la absorción pránica. Esto explica, si no la
sintomatología nasal, sí al menos las consecuencias ener­
géticas, así pues, fisiológicas, y por tanto físicas de esta ·
patología.
Ningún mamífero ni vertebrado respira normalmente
por la boca. Sólo la respiración nasal es conforme a la
naturaleza y la especie humana no debe ser una excep­
ción a esta regla. Por la nariz el hombre inhala al mismo
tiempo el aire material, sobre el plano físico y el prana o
el Qi sobre el plano energético .
Del prana, del Qi de los taoístas y de los acupuntores,
Van Lysebeth ha podido decir que era al yoga lo que la
electricidad es a nuestra civilización. Esto es verdad en
una gran parte pero debe ser matizado: el prana no
podría ser más que un aspecto de la energía y lo que la
ciencia moderna denomina «iones negativos» '110 sería
más que una parte del prana.
Con una P mayúscula Prana es la energía universal in­
diferenciada, escrita en minúscula es la energía diferen­
ciada bajo cualquier forma que ésta sea. El Yoga afirma
la capacidad de todo ser viviente de atraerlo hacia sí, de
acumularlo (sobre todo en el sistema nervioso, y de ma­
nera más precisa, a nivel del plexo solar) transformarlo y
en suma dirigirlo por la voluntad.
Esta energía absorbida a nivel de las fosas nasales_ y
más particularmente a nivel de las zonas olfativas camina
en unos canales sutiles denominados nadis, de los que l�s
3 principales nos interesan aquí:
Susumna: cuya forma y función pueden asimilarse
groseramente a la de la médula espinal (pero cuidado, los
planos no son los mismos, y no hay que hablar de identi­
ficación, todo lo más de equivalencia). Se extiende desde
Muladara Chakra, hasta Samsara chakra, es decir, desde
la pelvis hasta la cima de la cabeza, uniendo así el polo
«especie» al polo «individuo».
Ida: parte de la fosa nasal izquierda.
Pinga/a: parte de la fosa nasal derecha.
Ida y Pinga/a descienden a lo largo de la columna ver­
tebral bien en trayecto de forma espiral, bien en forma
paralela, mantienen uniones en su trayecto con los
chakras y terminan en el ovario o testículo derecho (ida)
y en el ovario o testículo izquierdo (pingala). Con las
mismas restricciones que para el nadir mediano, susum­
na, se puede asimilar a ida y pinga/a con las cadenas sim­
páticas paravertebrales.
Toda esta descripción concuerda con lo que habíamos
dicho antes del simbolismo corporal que hacía de la na­
riz la columna vertebral de la cara y esto sobre el plano
energético. Todo esto apoya asimismo la unión nariz­
pelvis a que se refiere también en Acupuntura.
Señalemos por último, que Susumna, el nadir me­
diano, entra en acción cuando los dos agujeros de la na­
riz respiran de forma igual; pues si la respiración física
hace penetrar el mismo aire en las dos fosas nasales no va
a ser lo mismo para la respiración energética: el prana
cargado positivamente es absorbido a derecha y el prána
cargado negativamente a izquierda. En estado normal de
buena salud, la absorción del prana positivo predomina,
el cuerpo pránico está polarizado positivamente (últimos
descubrimientos de los electrofisiogistas modernos).
Vamos a hablar ahora de las funciones de la nariz
sobre el plano psíquico de su manifestación:
b) Plano psíquico: los orificios representan sobre el
plano de la creación del mundo la culminación de ésta. A
través de ellos el Universo se percibe a: sí mismo encar­
. nándose en el hombre. Y a partir de esta autopercepción
el mundo se hace consciente de su existencia. Esto repre­
senta el cierre de un ciclo en la génesis del mundo.
En el terreno de la medicina, los orificios son medios
privilegiados de contacto del hombre con el exterior, con
el mundo, con los demás, mediante los cuales recibimos
(percibimos) el mundo mediante la percepción sensorial y
sexual, y también emitimos hacia el mundo mediante,
fundamentalmente, la palabra, la mirada, el maquillaje.
Cualquier bloqueo psíquico de estas relaciones con los
demás (timidez, miedo, represión sexual. . .) se puede ma­
nifestar como patología a nivel de un orificio .
Cuando el bloqueo radica en una dificultad de ir hacia
el mundo (timidez, falta de expansión, de exterioriza­
ción, etc .) puede tratarse de tartamudeces, narices tapo­
nadas, tics , emisión apagada y evasiva de la mirada, o el
cese de maquillaje (o quitarse el bigote). El maquillaje
representa el envío de señales hacia los demás . Así, se ob­
serva que pacientes deprimidos o esquizofrénicos cesan
de maquillarse en sus períodos de agravación para volver
a hacerlo cuando mejoran.
Si lo que hay es en cambio un mal recibimiento del
mundo, de los demás en nosotros por exceso o por defec­
to, se puede manifestar en perturbaciones visuales, anos­
mías, falta de oído musical, etc . El gran fumador presen­
ta muchas veces una patología de esta función a nivel del
orificio bucal, disminuyendo sus facultades gustativas de
una parte y ocupando su boca permanentemente por
otra. Otro ejemplo sería el caso del obeso polífago que
" quiere absorber el mundo comiendo" , o la forma de
besar, manifestando ansiedad de absorción del otro.
La nariz, órgano de la percepción química, desempeña
un papel mucho más considerable en las relaciones in­
terhumanas que lo que se imaginó en Europa desde el
siglo pasado, y de forma muy especial en la relación se­
xual.
e) Plano Espiritual: El camino fundamental del
hombre, así como el de la humanidad, es conocer la uni­
dad en el origen (la fusión óvulo-espermatozoide simbo­
liza durante unos segundos esa unidad antes de la divi­
sión pluricelular); después vivir la dualidad, la multiplici­
dad, para volver a reencontrar la unidad nuevamente en
la disolución total que representa la muerte.
Esto es importante porque este arquetipo está incluso
grabado en nuestro cuerpo. Determinadas estructuras
anatómicas y funcionales son el reflejo de este camino
místico y espiritual que va desde el nacimiento incons­
ciente hasta la muerte consciente pasando por una vida
de paz, serenidad y trabajo interior.
Los orificios, desde el lugar que ocupan, son también
inscripciones corporales de este camino espiritual que to­
do hombre está llamado a realizar.
Así sabemos que por los orificios se ve, se oye, se co­
me, se huele. . . Estamos hablando del plano somático.
Sabemos también que por los orificios nos relaciona­
mos con los demás, nos hablamos, nos besamos, nos mi­
ramos ... éste es el plano psíquico.
En ambos planos, somático y psíquico, los orificios de­
ben estar orientados hacia afuera, es decir abiertos hacia
el mundo, hacia los demás, para llevar a cabo su función.
Pero hay otro estado , que supone una conversión ver­
dadera, en la cual los orificios son cerrados al mundo ex­
terior, cerrados a nuestro Yo, pero abiertos a una comu­
nicación más profunda, arquetípica, del oído con el So­
nido primordial, del ojo con la Luz original, de la nariz
con la Espiración creadora, el soplo vital, y de la boca
con el Verbo creador.
Es entonces cuando la visión se hace privilegiada con
relación a la vista y el entendimiento con relación a la
audición.
Por necesidad de vivir en este mundo, los orificios se
abren, pero para realizar nuestra espiritualidad deben es­
tar cerrados.
El sonido, la luz, el soplo vital y el verbo originales por
mediación de los 7 orificios organizan el «caos» ( 1 ) . To­
do lo dicho hasta ahora de los orificios nos muestra el pa­
pel estructurador y organizador de los orificios en los di­
ferentes planos somático-psíquico y espiritual.
CONCLUSIÓN
Sirviéndonos de esta somera exposición hemos querido
dar una dimensión más auténtica y real de la Medicina
China y la Acupuntura -al contrario de lo que suele ha­
cerse con muchos artículos y trabajos similares-. He­
mos procurado sobrepasar la visión meramente reflexo­
terápica que se tiene de ella en la mayor parte de los am­
bientes médicos, oficiales y no oficiales e incluso en la
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concepción de muchos «acupuntores» (agujoterapeutas
sería mejor llamarles), que la practican en su consulta.
La Acupuntura es ante todo una Medicina. No se limi­
ta a las agujas y a los grupos. Es un modelo fisiológico
del hombre. Describiendo sus estructuras, funciones,
movimientos, relaciones y evoluciones, la acupuntura no
puede reducirse a una terapia estimulatoria.
Este· modelo se expresa a la vez en un lenguaje ideogra­
mático y de una forma simbólica. El ideograma posee la
virtud de rendir, de una manera suficientemente concreta
y sin embargo generalizable, los aspectos de la realidad.
El símbolo religa lo informal a lo formal, lo definido a
lo indefinido, lo temporal a lo intemporal, y así pues, el
mundo perceptible donde nosotros vivimos; a su Princi­
pio y a sus leyes.
Diferente de nuestra medicina contemporánea, la Acu­
puntura no puede ser sometida o reducida a aquélla (de­
cir que la Acupuntura podría funcionar como una espe­
cialidad más, dentro de la medicina occidental es no en­
tender absolutamente nada). La Acupuntura se inscribe
dentro de la Medicina China tradicional, que posee una
fisiología, una patogenia, una_fisiopatología, y una apro­
ximación al enfermo que le son propias y que condi­
cionan la terapéutica, la cual, además de las agujas y mo­
xas, utiliza masajes, posturas y movilizaciones, prácticas
físicas, respiratorias, gimnásticas, intervenciones quirúr­
gicas y una abundante farmacopea. Además, queriendo
ser esencialmente preventiva, enseña las reglas para la
práctica de una higiene vital física y mental.
· Medicina total, fundamentalmente dialéctica y diná-
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mica, que considera al ser como una globalidad, tanto en
sus estructuras como en sus relaciones, y que no pretende
sustituir al hombre en su curación sino que le ayuda a
que se cure él mismo .
La Medicina china es universal, y lo es sobre dos pla­
nos:
- Está en el origen de todos los tiempos: Religada a la
tradición iniciática china, que como todas las tradiciones
iniciáticas del universo, transmite por sus ritos y sus
símbolos las leyes de la vida y el orden del mundo. La
Acupuntura es una medicina «Tradicional», y como to­
das las medicinas «Tradicionales», o no hace más qüe
aplicar al hombre-microcosmo las leyes que rigen el
Macrocosmo . Por todas partes estas medicinas -aunque
expresadas de diferentes formas- vehiculan un modelo
universal del ser.
-- Es también de todos los hombres: Cada uno puede ac­
ceder a ella, directamente o a través de su propia «Tradi­
ción», cualquiera que ésta fuese, inca, hindú, africana,
europea . . . No basta pues conocerla, leerla, aprenderla,
reflexionada. Es necesario Vivirla en sí mismo. Es preci­
so hacer real dentro de nosotros este orden del mundo
que describe y que es potencial en nosotros.
(1) Un mito taoísta compara el «caos» primordial a un ser sin ojos, sin
orificios sin función, y cuenta que un día el yin y el yang, viendo que
aquello no se parecía a nada, tuvieron la idea de darle una nariz, una
boca, es decir llenarle de agujeros. Ellos le hicieron un agujero todos
los días, uno cada día, y al séptimo día el Caos murió.
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