Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, FLACSO Ecuador Departamento de Antropología, Historia y Humanidades Teoría social Ensayo final Puntos de encuentro entre Economía y sociedad y Visions of Politics: un cotejo de las propuestas metodológicas de Max Weber y Quentin Skinner Bryan Tite Docente: Mireya Salgado Quito, junio de 2018 Introducción El giro lingüístico de la década de los sesenta tuvo un considerable impacto en las historiografías europeas. En el caso inglés, dicho impacto se manifiesta en el surgimiento de la “Escuela de Cambridge”, un movimiento historiográfico que “abrió un campo de reflexión a una historia intelectual hondamente contextualizada, atenta a la singularidad de las situaciones históricas y a la vez preocupada por renovar el cuestionamiento (…)” (Dosse 2004, 30-31). Uno de los principales exponentes de esta escuela es Quentin Skinner, quien ha adquirido reconocimiento internacional por su propuesta metodológica, la cual comenzó a ser desarrollada en los años sesenta. A inicios de la década pasada Skinner publicó Regarding Method, el primer volumen de una serie de tres libros publicados bajo el nombre de Visions of Politics (2002). La mayoría de los capítulos de esta obra son versiones revisadas y reelaboradas de artículos publicados anteriormente por Skinner. Como partes de un todo, estos textos constituyen un esfuerzo por sistematizar la propuesta metodológica de Skinner, la cual puede ser resumida en la siguiente enunciación: si queremos estudiar el pensamiento político-intelectual de una manera genuinamente histórica, “tenemos que situar los textos que estudiamos dentro de contextos intelectuales y marcos discursivos tales que nos permitan reconocer lo que sus autores estaban haciendo al escribirlos” (Skinner 2002b, I. Regarding Method:vii). En su condición de síntesis metodológica, el primer volumen de Visions of Politics permite identificar más claramente a los autores con los cuales Skinner dialoga, discute, y coincide. Uno de los nombres mencionados por Skinner destaca por su relevancia en la teoría social: Max Weber. Aunque generalmente vinculada a la sociología, la contribución intelectual de Weber no se limita a dicha disciplina sino que permea la totalidad de las ciencias sociales. En palabras de Giner, “ni la historia ni la ciencia política, ni el pensamiento económico posteriores han escapado a su influjo” (Giner 2001, 262). La vinculación entre la metodología de Skinner y el pensamiento de Weber constituye una realidad del primer volumen de Visions of Politics. Hay, por tanto, la posibilidad de cotejar las propuestas de ambos autores. No obstante, debido a la amplitud temática de los corpus de Skinner y Weber, resulta más conveniente limitar dicho cotejo a ciertos textos. El presente trabajo, por tanto, partirá de la revisión de dos artículos1 que Skinner incluye en Regarding Sin embargo, en los casos requeridos, se retomarán también fragmentos y argumentaciones desarrolladas por Skinner en otros artículos. 1 Method —«Meaning and Understandig in the History of Ideas» (en su versión original de 1969) y « Social meaning and the explanation of social action» (en su versión modificada de 2002)— para establecer puntos de encuentro con la obra Economía y sociedad de Weber. Una vez identificados dichos puntos, se cotejarán las propuestas metodológicas de ambos autores. Con el tema del presente trabajo ya planteado, resulta posible esbozar las siguientes preguntas: tomando en consideración las distintas entradas de Economía y sociedad y del primer volumen de Visions of Politics, ¿cuáles son los puntos de encuentro entre estas obras? y ¿cuáles son los paralelismos y disimilitudes entre las propuestas metodológicas de Weber y Skinner? En dicho proceso, se podrá ver que la obra de Weber y la de Skinner se encuentran en cuestiones tales como el individualismo metodológico, la relevancia de los sujetos individuales en la explicación social, la acción social, las concepciones sobre el sentido de las acciones. «Meaning and Undestanding in the History of Ideas» y «‘Social Meaning’ and the Explanation of Social Action»: de la crítica historiográfica a la filosofía sobre la acción y la causalidad En 1969 la revista History and Theory publicó un artículo titulado «Meaning and Undestanding in the History of Ideas». Este artículo fue escrito por Quentin Skinner —en aquel entonces, un joven historiador— como una muestra de rechazo un escenario intelectual infructuoso para escribir historia del pensamiento político y filosófico (Goldie 2017, 144; Skinner 2002a). Más específicamente, la crítica de Skinner va dirigida a los dos enfoques que dominaban en el estudio de obras literarias o filosóficas: la lectura textual (el texto en sí mismo como la clave para su comprensión) y la lectura contextual (el contexto social, político, y económicos como marco definitivo para interpretar una obra). Skinner señala que el enfoque textual presupone que las obras clásicas de la filosofía y la literatura contienen ideas universales y atemporales. No obstante, al dar por cierta la existencia de aquellas ideas perennes, se asume por anticipado lo que debe contener el objeto de estudio. Tal implicación trae consigo el peligro de imponer nuestras preconcepciones sobre el texto. Cuatro mitologías se derivan este peligro: a) la mitología de las doctrinas (la expectativa de encontrar una doctrina en las obras de un autor dado), b) la mitología de la coherencia (el afán de suministrar una coherencia supuestamente ausente en los textos revisados), c) la mitología de la prolepsis (la equiparación del sentido original de una obra con la significación posterior adquirida por esta) y la mitología del parroquialismo (el empleo de criterios propios de clasificación para ver algo familiar en el estudio de algo no familiar). Además de las mitologías expuestas, Skinner identifica hay otros problemas con el enfoque textual: por un lado, su falta de perspectiva para tratar fenómenos tales como las transformaciones semánticas y las estrategias oblicuas empleadas por los autores; por otro, su incapacidad de distinguir entre los significados y los usos de las palabras. Debido a que este último problema se manifiesta principalmente en la historia de las ideas, Skinner llega a afirmar que el proyecto de toman a las ideas como objetos de estudio, además de no permitir captar el estatus de un texto en un momento histórico determinado, no ofrece luces sobre los usos de las palabras ni sobre el sentido de dichos usos para los autores. Skinner reconoce que, en contraste con el enfoque textual, el enfoque contextual ayuda no solo a resolver problemas exegéticos sino también a evitar las mitologías señaladas previamente. El atractivo de dicho enfoque radica en su capacidad de presentar la relación entre el texto y el contexto como una relación de causalidad: aquel surge por causa de este. Visto de esta manera, el texto aparece como un mero efecto residual de la realidad socioeconómica y, en consecuencia, la validez de estudiar históricamente el pensamiento pasado queda en entredicho.2 Skinner, sin embargo, rechaza tal corolario, ya que este parte de una concepción errónea sobre la naturaleza de las relaciones entre la acción —en este caso, la escritura de una obra política o filosófica— y su circunstancia (su contexto). La crítica del historiador inglés se vincula con su concepción del comprender y del rol de la causalidad en la acción humana. Skinner (1969, 46) parte de que “la captación de la fuerza3 como del significado4 es esencial para la comprensión de textos”. Ahora bien, no hay duda de que a cada enunciado corresponde un contexto explicativo; sin embargo, no se puede decir que las condiciones causales del texto —su contexto— nos informen de la fuerza o sentido (point) de este. Y aun si se argumentase que el sentido de un texto —los motivos, las intenciones de quien lo realiza— funciona como causa de este, quedaría en pie la falla Tal es la postura, por ejemplo, del historiador inglés Lewis Bernstein Namier (1888-1960). Namier sostiene que el pensamiento político y sus principios normativos, al no ser más que meras ideologías que ocultan y distorsionan la acción política real, deben ser descartados como objetos de estudio histórico. El capítulo 8 del primer volumen de Visions of Politics constituye una crítica a esta argumentación. 3 Para el caso, tómese a la palabra fuerza como el sentido atribuido por el autor del texto. En esta sección y en posteriores se harán las aclaraciones pertinentes. 4 Para el caso, tómese a la palabra significado en su acepción corriente, es decir, la suma del sentido y la referencia. 2 fundamental del enfoque contextual: su incapacidad de proporcionar una comprensión del texto. Dicha falla radica en dos confusiones. La primera es la incapacidad de distinguir entre la intención de hacer algo (un factor causal que puede incidir o no en una acción)5 y la intención al hacer algo (un factor conectado lógicamente a la acción).6 El problema aquí es que el contexto sociopolítico de una obra puede indicarnos que un autor tenía la intención de escribir algo —que es una causa— pero no nos dice nada sobre las intenciones de un autor al escribir algo —que no es una causa—. La segunda confusión aparece al igualar el significado del texto con lo que su autor quiso decir. Asimismo, el problema en este caso es que la pregunta por lo que un autor está haciendo al escribir —el acto ilocucionario que lleva a cabo— es distinta a la pregunta sobre el texto y su significado —el acto locucionario llevado a cabo por el autor—. A partir de una lectura superficial de «Meaning and Understanding in the History of Ideas», podría afirmarse que Skinner rompe por igual con el enfoque textual y el enfoque contextual. Tal valoración, sin embargo, sería equívoca. De su crítica al enfoque textual, Skinner concluye que hay que descartar por completo el estudio histórico centrado en el texto por sí mismo. En contraste, la crítica al enfoque contextual no pretende abolirlo sino señalar su principal limitación. La aclaración anterior tiene una razón subyacente: al parecer, la crítica de Skinner al enfoque conceptual cayó en la confusión. 7 Tal habría sido el motivo por el que el historiador inglés se vio en la necesidad de reelaborar su argumentación en un artículo de 1972 titulado «’Social Meaning’ and the Explanation of Social Action». Este texto aparece como una propuesta para la comprensión de la acción humana en general.8 Para avanzar en esta propuesta, Skinner se sitúa en el debate sobre las explicaciones causales Considérese, por ejemplo, el siguiente caso: en la quinta de sus Cartas al Ecuador (1942), Benjamín Carrión (1942, 40) afirma que, desde hace mucho tiene la intención de escribir una biografía de García Moreno. La intención aquí mencionada está relacionada con una acción —Carrión, en efecto escribió una biografía sobre García Moreno: El santo del patíbulo (1959)— pero tal relación es tan solo contingente. Carrión no necesitaba enunciar sus intenciones para poder escribir el libro de 1959. 6 Considérese un caso extraído de la segunda de las Cartas al Ecuador: allí se dice que el “tropicalismo es ecuatorianidad” (Carrión 1942, 14). La intención de Carrión al enunciar esta frase era reivindicar una cualidad atribuida al Ecuador —el tropicalismo—, la cual era valorada negativamente por autores como Pío Jaramillo Alvarado. En este caso, la intención —reivindicar el tropicalismo— está vinculada necesariamente a la acción — afirmar que el tropicalismo es ecuatorianidad— y no puede ser tratada como una simple causa que antecede a la acción. 7 Parece que, por esta razón, la versión de «Meaning and understanding…» incluida en el primer volumen de Visions of Politics suprime la crítica al enfoque contextual. 8 En este punto, conviene hacer una aclaración: debido a la imposibilidad de acceder al artículo original de 1972, la versión de «’Social meaning’ and the explanation of social action» retomada en este ensayo es la que aparece publicada en el primer volumen de Visión of Politics. Por tanto, resulta difícil señalar hasta qué punto coincide y 5 y la acción social. Dicho debate parte de que los sujetos que llevan a cabo acciones (y acciones sociales) enlazan a estas un sentido subjetivo. Tal constatación ha sido el punto de partida de dos posturas adversas sobre la dilucidación de dichos actos: la naturalista y la anti naturalista. La postura anti naturalista —vinculada, en general, al escepticismo en torno a la posibilidad de una ciencia social— sostiene a) que identificar el sentido de una acción equivale a identificar los motivos de quien la llevó a cabo y b) que el procedimiento de identificar dichos motivos es incompatible con una explicación causal de la acción a dilucidarse. En claro contraste, la postura naturalista —vinculada a la defensa de una ciencia causal del comportamiento humano— plantea c) que la identificación del sentido de una acción solamente proporciona una redescripción de esta y d) que dicho procedimiento de identificación es, en sí mismo, una forma de explicación causal. Skinner toma los postulados de ambas posturas (tesis: a, b, c, d) como punto de partida para esbozar ciertas consideraciones filosóficas sobre la acción social. A través de la teoría de los actos del habla de Austin, Skinner sostiene que la pregunta en torno al sentido mentado en un acción se asemeja a la pregunta austiniana en torno a lo que un determinado sujeto pudo haber estado haciendo al realizar una determinada acción. Si se acepta este paralelismo, es posible afirmar que comprender las intenciones de un sujeto al actuar de determinada manera equivale a identificar la fuerza ilocucionaria de la acción llevada a cabo por dicho sujeto. A su vez, al señalar la fuerza ilocucionaria de una acción no solamente redescribimos dicha acción sino que ofrecemos una explicación de algunas características de su realización. (Crítica a la tesis c). Esta explicación, sin embargo, no es de carácter causal, ya que remite a características de la acción misma, no a un factor externo a esta. (Crítica a la tesis d). Skinner enfatiza que, cuando hablamos sobre el sentido mentado y las intenciones de este, estamos hablando de algo totalmente distinto a los motivos de un sujeto. Por tanto, comprender una acción a través de las intenciones de quien la realiza no tiene nada que ver con exponer los motivos y las razones que un sujeto pudo haber tenido para llevar a cabo. (Crítica a la tesis a). Como se dijo previamente, comprender una acción a través de las intenciones de quien la realiza es proveer una explicación no causal de dicho acto. Esto, sin diverge la argumentación de Skinner en ambas versiones del texto. Al respecto, lo único que Skinner señala es que la parte final del texto de 1972 —en la que aparecen tratadas cuestiones tales como el rol de nuestras creencias en nuestras acciones— fue omitida en la versión de Visions of Politics para ser reelaborada en los capítulos 2 y 3 de esta misma obra. embargo, no quiere decir que dicha acción no pueda ser explicada a través de criterios no causales, tales como exponer los motivos del sujeto. (Crítica a la tesis b). Puntos de encuentro en Visions of Politics y Economía y sociedad: cercanías y disimilitudes entre las propuestas de Skinner y de Weber Antes de identificar puntos temáticos en los que coinciden los dos artículos de Skinner y el primer capítulo de Economía y sociedad, vale la pena insistir en que este ejercicio no está inspirado en el afán de hallar la “influencia” de Weber en Skinner. Esta anotación resulta particularmente válida para la versión original de «Meaning and Understanding in the History of Ideas». Escrito entre 1966 y 1967, este artículo fue publicado en 1969 (Skinner 2002a), apenas un año después de que apareciera la primera traducción en lengua inglesa de Economía y sociedad (1968). Por tanto, sería incomprobable y problemático afirmar que el artículo de Skinner se inspiró en la obra de Weber. Por su parte, «‘Social Meaning’ and the Explanation of Social Action» de 1972 podría ser considerado como el primer esfuerzo de Skinner por analizar “el modo en que las teorías de la acción y la explicación eran concebidas dentro de la tradición weberiana de la sociología teórica” (Goldie 2017, 144). Un primer punto de encuentro entre las propuestas de Weber y Skinner se da en el ámbito metodológico, ya que en las metodologías de ambos hay un énfasis en los sujetos, las acciones que llevan a cabo, y el sentido mentado por los sujetos al llevar a cabo dichas acciones. En Economía y sociedad, Weber plantea los fenómenos sociales no son más que “resultados agregados de conductas predominantes (…) y no órdenes objetivos independientes de tales conductas” (Giner 2001, 287). Debido a que los fenómenos sociales se derivan de acciones individuales, el estudio de estos fenómenos debe tomar en consideración las intenciones de los sujetos individuales que llevaron a cabo dichas acciones. Al concebir a las situaciones sociales como una agregación de conductas individuales, Weber se sitúa como uno de los representantes del individualismo metodológico. En efecto, el noveno fundamento metodológico de Economía y sociedad es el siguiente: que la acción “como orientación significativamente comprensible de la propia conducta, solo existe para nosotros como conducta de una o varias personas individuales” (Weber 2002, 12). Si bien ciertas formaciones sociales (tales como estados, cooperativas) son tratadas en ciertos ámbitos como personas, para la sociología comprensiva dichas formaciones “no son otra cosa que desarrollos y entrelazamientos de acciones específicas de personas individuales” (Weber 2002, 12). En «Meaning and Understandig…» aparece un enfoque similar sobre la relevancia de tomar en consideración a los sujetos individuales para estudiar los fenómenos sociales. Este artículo contiene varios llamados a tomar seriamente a los sujetos —los escritores— y las acciones que estos llevan a cabo —la escritura—. Por ejemplo, una de las objeciones que Skinner formula a la mitología de las doctrinas es que esta tiende a tratar a las ideas como organismos con vida propia. “El hecho de que estas ideas presuponen agentes es rápidamente dejado de lado, a medida que las ideas se levantan y comienzan a batallar por su propia cuenta” (Skinner 1969, 11). Asimismo, Skinner critica el estudio de las ideas por sí solas porque esta práctica no ofrece conocimiento alguno sobre el uso del lenguaje “por un agente particular, en una ocasión particular, con una intención particular (su intención) para elaborar una enunciación particular” (Skinner 1969, 37). Hay que hacer una aclaración: el objetivo del individualismo metodológico de Weber no es privilegiar al individuo en sí mismo sino poner en el centro de la sociología a la acción social (Heath 2015). En efecto, una de las primeras tareas que Weber lleva a cabo en Economía y sociedad es ofrecer definiciones de la acción y a la acción social. Según el pensador alemán, la acción es “una conducta humana (…) siempre que el sujeto o los sujetos de la acción enlacen a ella un sentido subjetivo” (Weber 2002, 5). De esta definición se deriva que la acción social es aquella acción “en donde el sentido mentado por su sujeto o sujetos está referido a la conducta de otros, orientándose por esta en su desarrollo” (Weber 2002, 5). Así como Weber toma a la acción social como la unidad elemental de análisis sociológico, Skinner se centra en la acción lingüística —lo que los sujetos hacen con el lenguaje— para sus estudios históricos sobre el pensamiento político. Aun en aquellos casos en los que ha emprendido empresas de mayor envergadura —el estudio de periodos históricos y corrientes intelectuales—, Skinner termina por volver a la acción social. Esto aparece reflejado, por ejemplo, en su análisis del cambio conceptual. En el décimo capítulo del primer volumen de Visions of Politics, Skinner (2002b, I. Regarding Method:176) señala que la comprensión del cambio conceptual debe ser tratada siempre “en parte, como una cuestión de entender qué es lo que se puede hacer con ellos en la argumentación”. Weber destaca que a la sociología comprensiva le es dado cumplir algo que no está disponible a las ciencias naturales: “la comprensión de la conducta de los individuos partícipes” (Ringer 2002, 13). Esta postura del autor de Economía y sociedad se forjó en la “lucha por el método” (Methodenstreit). Weber parte de la argumentación de Wilhelm Windelband, uno de los miembros del bando historicista, quien señalaba que el conocimiento histórico-cultural no pretende establecer leyes universales sino comprender la forma particular en la que los sujetos atribuyen valores a ciertas acciones o fenómenos o tomar una postura frente a las circunstancias en las que se encuentran. Para Weber, por tanto, una acción social —es decir, el objeto de estudio de toda indagación social— es solamente puede ser interpretada al decodificar el significado subjetivo que le atribuye el sujeto que la lleva a cabo. La comprensión —dice Weber—, además de ser pensada como la observación actual del sentido objetivamente válido en una acción, también puede ser pensada como comprensión explicativa. Esta última consiste en comprender, en términos de los motivos, el sentido que las personas individuales ponen en sus acciones. Esta comprensión racional por motivos se ocupa de aquella clase de acción “a cuya conexión total pertenece aquella proposición por el sentido vinculado a ella; es decir, esa proposición logra una ‘conexión de sentido’ comprensible para nosotros” (Weber 2002, 9). O, dicho de otra manera, la comprensión explicativa puede ser caracterizada como la “captación de la conexión de sentido en que se incluye una acción, ya comprendida de modo actual, a tenor de su sentido ‘subjetivamente mentado’” (Weber 2002, 9). Este fragmento de la argumentación de Weber puede ser vinculado de varias maneras a la reelaboración que Skinner hace de filosofía del lenguaje de Austin. En primer lugar, los actos ilocucionarios —o actos del habla, como los denomina John Searle— pueden ser redescritos como acciones sociales, ya que aquellos actos constituyen una conducta humana con un sentido mentado —una fuerza ilocucionaria, en palabras de Austin— que se dirige a los demás —que es convencionalmente reconocible por los demás, en palabras de Austin—. Asimismo, hay que destacar la distinción que Weber hace entre “sentido objetivamente válido” y “sentido mentado”, la cual se corresponde con la distinción que Skinner realiza entre el significado de una acción —su contenido proposicional— y el sentido de esta —su fuerza ilocucionaria—.9 En este punto, sin embargo, aparece una divergencia entre los Economía y sociedad y Regarding Method. Weber consideraba que el conocimiento del sentido subjetivamente mentado no se obtiene a través de la empatía o de una forma de comprensión no racional sino Considérese el siguiente ejemplo que ofrece Skinner. Un policía ve a un patinador sobre un lago congelado y le dice: “el hielo está muy delgado”. En este caso, el significado de la frase (el sentido objetivamente válido, en palabras de Weber) es comprensible de un modo actual: entendemos lo que las palabras “hielo” y “delgado significan”. No obstante, comprender la fuerza ilocucionaria de la frase (su sentido subjetivamente mentado) es comprender que el policía trataba de advertir al patinador. 9 que puede ganar validez objetiva cuando estos significados subjetivos son explicados causalmente, es decir, como medios para un fin. “Una contextualización teleológica de una acción en el nexo de medios y fines es de hecho la condición previa para una explicación causal que pueda ser determinada objetivamente” (Kim 2017). Weber, al igual que Skinner, no deja de lado la posibilidad de proporcionar explicaciones de orden casual en nuestros análisis de las acciones sociales. Tal certidumbre de Weber, sin embargo, se basa en un criterio rebatido por Skinner en su crítica a la tesis a del bando naturalista: que se puede emplear los conceptos de motivos, razones, intenciones intercambiablemente Conclusiones El presente trabajo no debe ser tratado como un esfuerzo por establecer una relación causal entre Regarding Method y Economía y Sociedad, expresada a través de la noción de influencias. El empleo acrítico de la noción de influencia para dar cuenta de las vinculaciones entre ambas obras puede derivar fácilmente en una mitología histórica: el parroquialismo. En palabras del propio Skinner (2002b, I. Regarding Method:74), el peligro de dicha mitología radica en que “el observador puede ‘ver’ algo aparentemente familiar en el curso de estudiar un argumento desconocido, y en consecuencia puede proporcionar una descripción engañosamente reconocible de ello”. Puede notarse que la tarea de identificar puntos de encuentro entre las obras de Skinner y de Weber permite el desarrollo de un diálogo fructífero entre ambos autores. Cuestiones tales como el individualismo metodológico, la acción social, y los sentidos mentados por los sujetos son tan solo algunos de las entradas comunes a ambos autores. Quedan por explorarse otros puntos de encuentros tales como el rol que Weber y Skinner asignan a los valores y creencias de los sujetos, la crítica al culto de los hechos, etc. Una breve anotación final: el presente trabajo estuvo, en su limitado alcance, estuvo guiado por el afán de abrir puertas de diálogo para el desarrollo de teoría desde la historia. En efecto, queda pendiente emprender una tarea mucho más amplia: pensar históricamente el rol de la acción y de los sentidos que los sujetos atribuyen a sus acciones. Tal cometido, que depende del diálogo con teóricos como Weber, puede adquiere concreción en el trabajo histórico como tal. 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