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El agua y los ecosistemas

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La selva tropical húmeda
La abundancia de las lluvias ocasiona que la selva tropical siempre esté llena de agua. Alguna
puede verse a simple vista, como la que corre por los ríos y arroyos.
En cambio, no podemos ver el agua que el suelo absorbe para formar un río subterráneo.
Tampoco es fácil distinguir el líquido que almacenan las raíces de las plantas o el agua que se
convierte en vapor y flota en el aire, dando humedad al ambiente.
El agua es importante, pues contribuye a que el suelo selvático sea fértil. Esto es posible
porque continuamente caen hojas, frutos y hasta ramas de los árboles para formar una capa
que cubre el suelo. Entonces entran en acción bacterias pequeñísimas, que ayudadas por lo
húmedo del ambiente, pudren en poco tiempo esa capa vegetal, lo cual permite que las
sustancias nutritivas regresen al suelo y sirvan de abono natural a nuevas plantas. A esta capa
de materia orgánica muerta se le llama humus.
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Gracias a la combinación de calor, agua y suelo fértil, la selva permite que muchas especies
vegetales encuentren lo necesario para crecer con abundancia. Así es posible identificar miles
de plantas y árboles distintos; desde pequeños musgos hasta árboles de altura gigantesca.
La vegetación exuberante es indispensable para la selva tropical, ya que las raíces evitan que
la lluvia o el viento arrastren la capa fértil del suelo, además de que ofrece alimento y refugio
a los animales; de ahí que en la selva también exista la mayor variedad de éstos sobre la
tierra.
Otro nombre que se da a este ecosistema es selva siempre verde, debido a que algunas
especies de árboles conservan sus hojas más de un año y otras no las pierden al mismo
tiempo, sino en temporadas diferentes. Así, mientras a unos árboles se les caen las hojas, a
otros les retoñan. Como los nuevos brotes crecen en poco tiempo, la selva conserva su verdor.
Esto la distingue de otros ecosistemas, donde los árboles se quedan sin hojas en la sequía y
retoñan hasta que llueve otra vez.
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La mayoría de terrenos selváticos se localizan en el continente americano, en un área situada
entre México y Brasil. También es posible ubicarla en ciertos países de África, Asia y Oceanía.
México cuenta con extensiones de esta vegetación en algunas zonas del sur del país, como
Oaxaca, Veracruz, Chiapas, Tabasco, Campeche, Yucatán y Quintana Roo.
Una de nuestras regiones selváticas de mayor importancia es la selva lacandona, ubicada en
Chiapas. Su nombre se debe a un grupo de mayas llamados lacandones, quienes la habitan
desde hace mucho tiempo.
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El desierto
Un paisaje como el que imaginaste se llama desierto. El desierto es un lugar con poca agua,
porque no llueve seguido. Además, los rayos del sol son más intensos que en cualquier otro
sitio.
El clima del desierto es extremoso: esto quiere decir que en el día hace muchísimo calor, pues
casi no hay humedad ni nubes, y por la noche el frío es tan fuerte, que para soportarlo
necesitarías varias cobijas.
Durante el día el aire es caliente y seco. Algunas veces se producen ventarrones que levantan
la tierra del suelo.
Las plantas del desierto crecen lejos unas de otras y la mayoría de los animales salen a comer
durante la tarde y noche para evitar el calor.
Los desiertos mexicanos
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En México hay dos grandes desiertos que están en el norte del país. Éstos son el Sonorense y
el Chihuahuense.
El Sonorense abarca los estados de Baja California, Baja California Sur, Sonora y una parte del
estado de Sinaloa.
El desierto Chihuahuense se ubica en los estados de Chihuahua, Coahuila, Zacatecas, San Luis
Potosí y porciones de los estados de Durango, Nuevo León e Hidalgo.
Este desierto se localiza entre la Sierra Madre Occidental y la Sierra Madre Oriental.
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¿Por qué hay desiertos?
Lugares como la selva o el bosque son muy húmedos, pero el desierto tiene poca humedad.
Sobre las montañas hace más frío que en las partes bajas. Por eso cuando el aire sube se
enfría y con él la humedad que contiene. De esta manera se forman las nubes y llueve.
¿Y qué pasa del otro lado de la montaña?
El aire que llega a la parte trasera de la montaña tiene tan poca humedad que es difícil que
llueva.
A causa de la poca lluvia nacieron algunos desiertos. Otros se formaron por estar lejos del
mar.
El agua en el desierto
En cualquier ecosistema el agua es necesaria para la vida, pero en el desierto es más
importante debido a que es difícil encontrarla.
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Algunas veces, el agua de lluvia pasa por varias de las capas que forman el suelo y se queda en
una de ellas.
Así se forma un depósito de agua y la gente hace pozos para poder tomarla.
Otra forma en que se encuentra el agua es en ríos y arroyos. Éstos arrastran parte de la lluvia
que cae en el desierto.
Pero la lluvia no es frecuente. Sucede únicamente en el verano o, como en el caso del desierto
Sonorense, también en el invierno.
Además, las lluvias en el desierto se caracterizan por ser muy fuertes y de poca duración.
Otras fuentes de agua son las llamadas ciénegas, sitios que se forman cuando un río corre por
debajo de la tierra y sale a la superficie en lugares donde el terreno es más bajo.
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Además de las ciénegas hay ojos de agua, que son brotes pequeños.También hay charcos que
se forman en lugares rocosos, donde el agua permanece por poco tiempo. A estos lugares se
les llama tinajas.
Todos estos sitios son muy importantes, pues de ellos la gente y los animales obtienen agua.
Las plantas
Para vivir en el desierto los animales y las plantas han tenido que adaptarse de diversas
maneras al clima.
Las plantas que viven en el desierto son muy distintas de las que crecen en otros lugares. En
este ecosistema habitan las plantas anuales y perennes.
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Las plantas anuales crecen cada año durante la época de lluvias. Esto sucede porque sus
semillas permanecen en el suelo hasta que la lluvia las hace florecer.
Tres o cuatro días después de haber florecido, las plantas anuales dejan su semilla dormida
hasta el siguiente periodo de lluvias.
Algunas plantas anuales son el lupino, el lirio del desierto, la gatuña y el tepari, que es un frijol
silvestre.
Aunque viven poco tiempo, cuando florecen iluminan de colores el árido paisaje del desierto.
Las plantas perennes son aquellas que siempre están verdes, entre ellas encontramos cactus,
árboles y arbustos.
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Los cactus, como el sahuaro, el cardón, la senita, la pitahaya, la biznaga y el nopal, son plantas
muy especiales, porque tienen raíces muy extensas y cercanas a la superficie para absorber la
mayor cantidad de agua posible.
Los cactus guardan en su cuerpo toda el agua que toman, al igual que los magueyes y los
cirios. El agua almacenada hace que estas plantas se hinchen, por eso parece que están muy
gorditas.
En el desierto también hay árboles, como el palo fierro, el palo verde, el mezquite y el torote.
El palo fierro y el mezquite viven cerca de los arroyos. Sus raíces son muy profundas y con
ellas pueden tomar agua cuando no hay cerca de la superficie.
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Algunos árboles y arbustos, como la gobernadora, la rama blanca y la jojoba, tienen hojas muy
pequeñas, distintas a las que tienen las plantas en la selva o en el bosque.
Los animales
No sólo las plantas soportan el clima extremoso, también los animales han logrado adaptarse
a los días con terrible calor y a las noches en que casi podrían congelarse.
La mayoría de los animales del desierto se alimentan por la tarde y noche, cuando los rayos
del sol ya no calientan el suelo.
Esta costumbre la tienen las codornices, los correcaminos, los halcones, las lechuzas, los
gorriones, los cuervos, los coyotes, los murciélagos, los zopilotes, los linces, las tuzas y las
ratas canguro.
Los animales, como las plantas, necesitan agua para vivir, pero en el desierto es difícil
encontrarla.
Por eso, algunos animales obtienen agua de las presas que cazan y otros de las plantas que
consumen. Si recuerdas, hay plantas que guardan agua en su interior y también todos los
animales tienen este líquido en su cuerpo.
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Algunos animales buscan un sitio para protegerse del clima y de sus depredadores. A estos
lugares se les llama madrigueras y se encuentran en el suelo, bajo las rocas o en los cactus,
como la madriguera de la lechuza.
Ciertos insectos tienen madrigueras en forma de túneles, como es el caso de arañas,
escarabajos y hormigas. Hay otros que no tienen casa fija y vuelan por el desierto, como las
mariposas y las palomillas.
Estos minúsculos animales buscan alimento en las plantas. Al tocarlas, sus semillas se les
pegan a las patas. Así, las semillas viajan con ellos por el desierto.
Si las condiciones del clima lo permiten, las semillas crecerán en otro sitio y darán origen a
nuevas plantas.
Los insectos también sirven de alimento a las aves, a los reptiles como la iguana y a ciertos
mamíferos, por ejemplo los murciélagos.
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Por eso es importante la época de mayor vegetación, pues la población de insectos aumenta y
por lo tanto hay más comida para el resto de los animales.
En el desierto no sólo hay mamíferos, aves e insectos. Aunque no lo creas, existen peces y
ranas, así como camarones y caracoles pequeños.
Los peces de este ecosistema son los pupos o perritos del desierto, que viven en agua muy
caliente e incluso más salada que la del mar.
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El bosque
Todos los seres vivos necesitamos energía para vivir. Y para esto, nos alimentamos. La
energía que obtenemos al alimentarnos es lo que nos permite realizar todas nuestras labores,
Y a las plantas y animales, la energía les permite crecer o moverse, dar frutos o tener crías. En
una palabra, vivir.
Las plantas verdes no se comen a nadie. Ellas mismas fabrican su alimento, a través de un
trabajo llamado fotosíntesis. Para hacerlo, las plantas utilizan agua y un gas llamado bióxido
de carbono, que encuentran en el medio ambiente. El agua la toman por las raíces y el
bióxido de carbono por las hojas. Con todo esto, las plantas fabrican unas sustancias
llamadas azúcares, que les sirven de alimento. Pero, para realizar este trabajo, necesitan de
la energía del sol.
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En cambio, los animales no producen su propio alimento. Ellos se comen a las plantas o a
otros animales. Los que se alimentan de plantas se conocen como animales herbívoros. A los
que se comen a otros animales se les llama carnívoros.
Existen otros seres vivos que ni producen sus propios alimentos, como hacen las plantas, ni se
comen a otros seres, como hacen los animales. Estos seres descomponen a las plantas y a los
animales muertos, y también a los excrementos. Por eso se conocen
como descomponedores.
Seguramente tú conoces los hongos. Ellos pudren los desechos. También las bacterias los
descomponen, aunque a ellas no las vemos a simple vista por lo pequeñitas que son. Una
parte de lo que pudren los descomponedores la aprovechan ellos mismos para obtener
energía. La otra parte queda en el suelo. Esta otra parte, las plantas la usan para aprovecharla
en la fabricación de su alimento.
Así, los seres vivos del bosque se relacionan unos con otros formando cadenas alimenticias.
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Pero las plantas y los animales del bosque no sólo se relacionan entre sí, sino también con
el medio ambiente en el que viven. Por ejemplo, las raíces de los árboles sujetan la tierra del
bosque. De esta manera, las raíces de los árboles retienen el agua de lluvia. Una parte de esta
agua humedece la tierra, otra se filtra hasta llegar a depósitos o ríos subterráneos, y otra más
encuentra camino en los arroyos.
Un lugar como el bosque, donde hay plantas y animales que se relacionan unos con otros y
con el medio ambiente en el que viven, es un ecosistema.
¿Por qué será diferente un bosque de otros ecosistemas? Pues, porque abundan los árboles.
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¿Por qué es importante el bosque?
Desde que aparecieron los primeros hombres en el mundo, comenzaron a aprovechar los
recursos naturales. Además, desde que inventaron el fuego, comenzaron a usar ramas y
troncos secos para cocinar o calentarse. Poco después, también usaron la madera y las
piedras para construir sus herramientas y sus casas.
Asimismo, aprovechaban para su alimentación tanto los frutos silvestres que recolectaban en
el bosque como algunas hierbas y raíces. Además, otras plantas las utilizaban como
medicinas. Y como en el bosque siempre han vivido muchos animales, cazaban algunos para
completar su alimentación.
En la actualidad, el bosque sigue siendo un ecosistema importante para todos. De él,
continuamos aprovechando la madera de los árboles: hacemos leña, instrumentos musicales,
muebles, barcos, y hasta papel. Has de saber que, para fabricar papel, algunas veces se utilizan
los árboles de pino.
Pero no sólo continuamos aprovechando la madera de los árboles. También los frutos que
dan muchos de ellos. Y, además, la resina de los tallos, la cual sirve para hacer barnices y
pinturas, y también algunas medicinas.
Cuando llueve, gran parte del agua que cae en el bosque se queda en el suelo por algún
tiempo. Eso favorece a las plantas y a los animales que ahí viven. Después, como el suelo del
bosque está cubierto por muchas hojas y restos de plantas, el agua de las lluvias pasa a través
de esta cubierta. Se filtra como si pasara por una fina coladera, hasta que llega a depósitos
subterráneos.
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Esta misma agua es la que la gente saca de los pozos y, así, la aprovecha.
Y como en el bosque hay muchos árboles, producen gran cantidad de oxígeno. Que ¿cómo es
esto? ¿Recuerdas que las plantas verdes fabrican su propio alimento mediante la fotosíntesis?
¿Sí? Pues esa es la respuesta. Al tomar el bióxido de carbono y el agua para realizar este
trabajo, los árboles, como todas las plantas verdes, desechan un gas llamado oxígeno.
Después, las mismas plantas, los animales y nosotros tomamos este oxígeno para respirar y
desechamos bióxido de carbono.
Además, los árboles de un bosque protegen a la tierra de la erosión. Si no existieran los
árboles, como en muchos sitios donde han sido talados los bosques, el suelo sería arrastrado
por la lluvia y el viento. Y sólo quedarían grandes zanjas y rocas pelonas.
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La tierra arrastrada iría a parar al fondo de los ríos, lagos y
lagunas, que es a donde llega el agua de lluvia. Al juntarse
ahí la tierra, es seguro que los seres vivos que habitan en el
agua saldrían perjudicados.
Los árboles también tienen que ver con el clima. El follaje
de los árboles retiene la humedad del medio ambiente. Por
eso, el bosque está siempre fresco. De otra manera, si se
cortan muchos árboles, el sol calentará demasiado el suelo.
Y el clima será seco y caluroso, como el de los desiertos.
¿Qué bosques hay en México?
En nuestro país existen diferentes tipos de bosques. Algunos se distinguen por la variedad de
árboles que más hay. Por ejemplo, hay bosques de pino, bosques de abeto y bosques de
encino.
Pero hay otros bosques que tienen árboles de todo tipo. De éstos, los que existen en nuestro
país son: los bosques tropicales, que también se conocen como selvas, y los bosques de
niebla.
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Los bosques de pino y los bosques de abeto están siempre verdes. Es decir, la mayoría de
los árboles de estos bosques conservan sus hojas durante todo el año.
Bosque de pino
Bosque de abeto
Bosque de encinos
En este bosque hay árboles que miden hasta 40 metros de altura, son de tronco ancho y se
apoyan en contrafuertes. Por ser tan altos gruesos y macizos, soportan más que las demás
plantas el calor, el viento y la falta de humedad. En las copas de estos grandes árboles,
revolotean algunas aves, muchos insectos, y hasta murciélagos.
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Abajo de la vegetación alta están las copas de los árboles de menor altura. Sobre estos
árboles, abundan otras plantas que crecen y se entrelazan. Y también algunos animales que
viven en las ramas.
Por último, sobre el suelo, está la vegetación baja: plantas pequeñas y arbolitos que crecen
buscando la luz del sol. Las hojas, ramas y troncos de los árboles que se caen los pudren los
descomponedores y, así, se enriquece la tierra. Es decir, la tierra queda fértil.
Y ahí, sobre el suelo, abundan otros tantos animales.
¿Cuáles animales ves en este bosque tropical? ¿Cuántos de estos animales, o alguno parecido,
hay en el lugar en que vives?
A los bosques de niebla se les llama así porque se encuentran en regiones muy húmedas. En
esos lugares llueve casi todo el año, por la gran cantidad de nubes que hay. Estos bosques se
localizan en las laderas de las montañas que quedan frente a las costas, y en los fondos de las
cañadas y barrancas.
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http://bibliotecadigital.ilce.edu.mx/
http://bibliotecadigital.ilce.edu.mx/Colecciones/index.php?clave=selva
Título El desierto
Autor Torres, Edna
Colección Educación Ambiental
Editor
Consejo Nacional de Fomento Educativo; Instituto Latinoamericano de la
Comunicación Educativa
Título El bosque
Autor Castillo, Alicia; Muñoz, Óscar
Colección Educación Ambiental
Editor
Consejo Nacional de Fomento Educativo; Instituto Latinoamericano de la
Comunicación Educativa
pág. 25
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