EJERCICIO DE PROTECCION ¡Estírese! Luego siéntese o recuéstese en una posición cómoda. Fije su atención sobre un punto, e inspire profundamente. Mientras lo haga piense tres veces en el número 5 mientras exhala. Entonces cierre los ojos. Inspire otra vez profundamente y mientras exhala pronuncie mentalmente tres veces el número 4. Mientras lo diga, imagínelo al mismo tiempo. Inspire otra vez profundamente y haga lo mismo con los números 3, 2 y 1, sucesivamente. Ahora imagine o visualice una luz blanca, en lo alto. Suba lentamente, coordinando con su respiración, por una escalera de diez escalones hasta llegar a esa luz. Ahora, imagine que esa energía blanca comienza a entrar a su cuerpo por su corona, bajando por un embudo sobre la cabeza, fluyendo por todo su cuerpo como una manta calentita de aire tranquilizador, caluroso, suave, penetrando hasta abajo, hasta los dedos de tus pies (cara, cuello, hombros, brazos, manos, pecho, estómago, espalda, pelvis, nalgas, muslos, rodillas, pantorrillas y pies). Invocar: “En nombre de la divina presencia YO SOY, yo soy invocando al Arcángel Miguel, al Arcángel Gabriel, (y a cualquier otro santo(a) (Sor Faustina, Padre Pío, San Antonio Abad) o Arcángel que se desee), para que vengan aquí y ahora a ayudarme en este trabajo de protección y sanación”. Espere durante unos diez segundos, y luego comience a expandir la energía blanca que hay dentro del cuerpo hacia fuera, hasta quedar envuelto en una burbuja/capullo de unos 50 cm. Cuando sienta o visualice esta burbuja/capullo, se debe sellar con una capa de energía dorada en toda la superficie (2-3 minutos), como la cáscara de un huevo. Finalmente, dibuje estrellas de cinco puntas en la superficie dorada, cruces o cualquier símbolo sagrado para usted. Si sufre en especial de jaquecas añada estos pasos: 1. Invocar a los arcángeles Miguel, Gabriel y al buda Gautama (tb. son muy fuertes la maestra Kali, Rinpoché y Kartikeya). 2. Pedirles que se lleven cualquier energía oscura o maligna que te esté afectando y/o atacando. 3. Al buda Gautama y a Opaniel que te saquen energías que te puedan haber dejado. A Opaniel que se quede contigo para aliviarte . 4. Finalmente, que te limpien (casi todos pueden hacerlo, maestros o santos) y que te proteja la Virgen el Arcángel Miguel, Anael o Sachiel, más Atilión (este último siempre). Luego, cuente de 1 a 5 y despiértese. La protección debe hacerse todos los días, además en cualquier momento en que uno esté especialmente cansado, deprimido, ansioso, con pena, miedo o rabia.