TEMA 1.2. ORIGENES Y DESARROLLO DE LA ARQUEOLOGÍA EGIPCIA Y LA EGIPTOLOGÍA Nace en 1798 la arqueología a través de la expedición de Napoleón con motivo de una campaña militar que el emperador realiza por Próximo Oriente. Napoleón embarcó consigo a un grupo de eruditos que por primera vez van a estudiar científicamente una serie de yacimientos arqueológicos del Nilo en difíciles condiciones pero con grandes frutos. Entre los años 1809 y 1816 se va a editar una obra cuya portada es la descripción de Egipto que además del valor que tienen los textos, también lo tienen las láminas con las que están ilustrados. El hallazgo más importante fue la famosa piedra Rosetta. Una piedra descubierta en el 1799 por un joven capitán del ejército francés llamado PierreFrançoise Bouchard, lo cual fue fortuito. Esta piedra en realidad es un decreto que se publicó en el año 196 A.C. donde aparecen grabadas tres tipos de escrituras diferentes, una jeroglífica en la banda superior, otra demótica en la intermedia y en griego antiguo en la franja inferior. Hasta el 1822 esta escritura egipcia fue descifrada por parte de un intelectual llamado Jean-Françoise Champollion, que era un orientalista pero que fue adquiriendo vastos conocimientos sobre cultura egipcia y a través de intuiciones logra encontrar las claves para poder leer los jeroglíficos. Esto abre un nuevo mundo para la egiptología, que a raíz de aquí comienza como ciencia. Es entonces cuando esta ciencia se desata como una autentica moda en Europa, de manera que nos encontramos con personajes de alto nivel económico que empiezan a aficionarse a las antigüedades egipcias, por lo que comienza una autentica caza de tesoros, el ansia por especular con estas piezas artísticas. Esta también es la causa del origen de las principales colecciones egipcias que se acumulan en los museos europeos que tienen gran prestigio. Es entonces cuando nace el museo egipcio de Turín. En 1828, Champollion lleva a buen puerto uno de sus sueños, estudiar in situ los testimonios de la civilización egipcia, de tal manera que encabeza una expedición franco toscana que llega a reunir una cantidad abrumadora de información, como copias de papiros, dibujos, criticas artísticas… esta campaña termino al año siguiente y el moriría poco después en el 1832 a los 41 años. Como homenaje póstumo, su hermano menor publico en 1836 la obra de Champollion, la gramática egipcia, donde explica todos los códigos de desciframiento. El siguiente personaje importante en esta ciencia es Karl Richard Lepsius, nacido en 1810 y fallecido en el 1884. El también dirigió una expedición prusiana entre 1842 y 1845. Va a inventariar los monumentos que se conservaban en el bajo Egipto. Los resultados científicos son publicados en 1859 con una gran cantidad de ilustraciones acompañadas de plantas, alzados, etc. Al mismo tiempo de estos acontecimientos hay otro personaje fundamental como es el francés Françoise Auguste Mariette. En 1850 fue enviado por el museo del Louvre a El Cairo para que pudiera comprar por encargo una serie de manuscritos de la cultura copta. Una vez que llega allí se siente atraído por el mundo de las excavaciones y le acompaño la suerte desde el primer momento. Fue el descubridor de uno de los edificios más celebres de la antigüedad, el Serapeum de Menfis. Tal fue el prestigio que alcanzó que en 1858 fuera nombrado director de los trabajos de antigüedades en Egipto. A partir de este nombramiento se establece en allí y realiza una gran cantidad de trabajo hasta su muerte en 1891. Personalmente superviso una serie de expediciones por las ciudades de Menfis y Tebas. Creó un sistema de vigilancia para evitar los robos en los lugares descubiertos, también se preocupo de transportar los objetos más valiosos hasta el museo de Boulaq. Por falta de tiempo sus conclusiones científicas fueron publicadas de forma desordenada pero fue también una persona interesada por que los descubrimientos fueran difundidos y conocidos. En la exposición de París de 1867 hizo que se instalara un pabellón arqueológico que tuvo un gran impacto para los miles de visitantes que tuvieron su primer contacto con la arqueología egipcia. A Mariette le sucedería en el cargo Gastón Maspero, nacido en 1846 y muerto en 1916. Uno de sus primeros descubrimientos fueron los importantísimos textos de las pirámides, esos textos estaban grabados en las salas funerarias de las construcciones. También descubrió las famosas tumbas que se encuentran en el acantilado de Deir el-Bahari o también los más famosos templos egipcios de Karnak o Luxor. En el 1900 escribió una frase “Egipto apenas esta arañado” y todavía es cierta porque después de tantas expediciones apenas un 10% o un 15% de las riquezas de Egipto han sido halladas. En 1902 hizo trasladar a El Cairo grandes colecciones instaladas en el museo de la ciudad, creado en ese momento. Ejerció una labor divulgativa dando a conocer al gran público el arte egipcio con un lenguaje pedagógico que caló en todos los estratos sociales. La egiptología se fue convirtiendo una ciencia internacional. A partir de 1882, Inglaterra comenzó a estar muy presente en muchas misiones patrocinadas por una institución que se funda para ello, la fundación para la exploración de Egipto, que se nutria del dinero privado para poder pagar las exploraciones británicas. Aquí entra en escena William Matthew Flinders Petrie, nacido en 1853 y muerto en 1942 que trabajó en la zona del delta del Nilo, una zona que hasta ese momento había sido muy poco explorada por condiciones insalubres. Otra cuestión que está muy vinculada a él es que es de los primeros que se interesó por los testimonios artísticos más modestos, aquellos que hasta ese momento habían sido ignorados y ese tipo de materiales fueron las que a él le dieron las claves para establecer las primeras secuencias prehistóricas de la civilización egipcia. Las universidades y los museos consiguieron importantes concesiones de excavaciones, que se centralizaron en el Valle de los Reyes y también en los alrededores de Guiza. Los alemanes continuaron con sus excavaciones destacando a principios del siglo XX las realizadas en la ciudad de Tell elamarna, donde se descubrió el taller del primer escultor egipcio de nombre conocido, Tutmés, llevándose al museo de Berlín el famoso busto de la reina Nefertiti, que había sido descubierto en el 1912 por el arqueólogo alemán Ludwig Borchardt. La 1ª Guerra Mundial supuso un parón en esta evolución que venimos viendo de la egiptología, pero una vez que termino en 1918 continuaron los trabajos. Una nueva ley dictada por el gobierno egipcio sobre antigüedades obligaba a dejar en Egipto todos los objetos importantes que se descubrieran. Así ocurrió con los testimonios de la famosa tumba de Tutankamon, descubierta por Howard Carter en 1922, después de muchos años de búsquedas infructuosas. Carter trabajaba al servicio de un mecenas privados, Lord Carnarvon. Lo curioso es que la tumba era una de las más modestas de las dinastía 18ª, pero por suerte la casi inviolabilidad de aquel sepulcro le otorgó una resonancia mundial a este descubrimiento. Otros hallazgos tanto o más importantes pasaron desapercibidos para el público porque los restos fueron menos cuantiosos, como sucedió con la reina de Hetepheres I que era la madre del gran faraón Keops, una tumba excavada en 1927 por el arqueólogo George Andrew Reisner. La 2ª Guerra Mundial trajo consigo una ralentización de los trabajos, que se reanudaron a su término. La cantidad de descubrimientos que desde el final de la Guerra Mundial hasta ahora se han descubierto es imposible que se puedan reseñar aquí. A partir de 1952 el servicio de antigüedades egipcio comienza a ser dirigido por un arqueólogo egipcio, cuando antes siempre había sido francés, desde entonces hasta hoy siempre ha sido egipcio. La penúltima gran etapa comenzó en 1956 con la decisión del presidente egipcio Gamal Abdel Nasser de construir la gran presa de Asuán. Se creó un lago artificial de 500km de longitud por 15 a 30 km de ancho que ocupó la totalidad de la Nubia egipcia y parte de la sudanesa. Para evitar la pérdida de importantes testimonios arqueológicos, la UNESCO lanzó llamamientos a todo el mundo pidiendo ayuda científica y económica. Los gobiernos de Egipto y Sudán ofrecieron la mitad del producto de las excavaciones a las misiones que fueran cooperando, para incentivar esas ayudas. Como consecuencia se produjo un traslado del centro de gravedad de las excavaciones más importantes a Nubia para conseguir llevarse esa contraprestación. Entonces una región como la de Nubia que había sido pobre en testimonios, pasa a convertirse en la región mejor estudiada del mundo. En esos años todo se inventarió, fotografió, estudió de una manera precipitada utilizándose las mejores tecnologías y ensañando nuevos procedimientos arqueológicos. Lo más espectacular fueron las misiones de salvamento de templos y edificios completos, en concreto los templos rupestres de Abu Simbel, construidos en tiempos de Ramsés II. Todo esto se trasladó a una de las orillas de la presa de Asuán. Menos espectacular fue el traslado de los templos que estaban en la isla de Filé, como el dedicado a la diosa Isis. Luego fueron vueltos a montar en un islote cercano pero que sobresalían del agua. En estos últimos años la región del delta ha vuelto a centrar el interés de las excavaciones, lo que sucede es que los enfrentamientos entre árabes y judíos y el aglomeramiento de las ciudades urbanas dificulta todas las labores arqueológicas. En el año 2011 se han descubierto 17 pirámides nuevas gracias a un laboratorio estadounidense financiado por la NASA y liderado por Sarah Parcak, además de miles de tumbas.