Entre el Sí y el No. La Dignidad Te propongo un juego imaginario y si te animas, también puede ser real. Transitar un día donde sólo digas sí a todo lo que te propongan o te pidan. Al día siguiente solo dirás no a todo lo que te propongan y te pidan. Transitá los lugares que habitualmente recorrés. Observá los rostros de las personas que te solicitan cosas o acciones a diarios, no dejes situación librada al azar. Imaginá y observá que pasa en tu cuerpo mientras vas diciendo sí o no a cada una de las personas o situaciones con las que te encontrás. ¿Qué te parece que ocurrirá? ¿ qué pasa con tu cuerpo con el solo hecho de imagninarlo? ¿Qué tenés más disponible, más a la mano? ¿ el sí o el no?. ¿Dónde queda tu capacidad de elegir? ¿qué pasa con tu dignidad?. Declaraciones de SI o el NO El Sí y el No son declaraciones fundamentales de la vida, disponible para marcar nuestros límites y para abrirnos o cerrarnos posibilidades. Muchas veces sucede que estas declaraciones vienen de la mano de emociones muy poderosas, como el miedo o la confianza, según sea donde estemos parados. El habilitarnos el Sí requiere la fortaleza para aceptar lo que el otro nos propone o tal vez para comenzar cosas que nunca antes nos habíamos permitido, por mandatos familiares, por falta de confianza o simplemente por considerar que eso no era para nosotros. El Sí nos habilita y genera un estado emocional orientado al futuro. Ahora, el exceso de Sí es como una maceta con demasiados agujeros, el agua se filtra demasiado rápido y no nutre la tierra. El exceso de Si nos deja vacíos, sin recursos, como si fuéramos una maceta con demasiados agujeros por donde el agua pasa y se lleva todos los nutrientes. También podemos decir que el exceso de Si, engorda en todos los sentidos porque no reconoce límites. Por el contrario el No es una declaración que pone distancia, permite decir hasta aquí llegué. El No cierra puertas, inhabilita propuestas. Nos cuida de los excesos. Ahora cuando sólo existe el No pensemos ¿que pasa con nuestra vida? ¿Afuera de qué quedamos?. El puro NO nos excluye de todo: relaciones, amistades, proyectos, trabajos. Es lo más parecido a estar muertos. Cuantas veces por miedo a… nos quedamos paralizados en la No posibilidad. De alguna manera el No también me engorda porque me paraliza, me deja sin movimientos. Pareciera ser que entre el SI y el No deberíamos encontrar un punto de equilibrio que armonice entre lo que sentimos y lo que pensamos. Ese punto se llama Identidad. Lo que alinea, lo que nos pone en eje y libres por decidir es preguntarnos ¿Quién quiero ser en esta vida? O mejor aún ¿qué huella quiero dejar en este mundo?. La conexión con la trascendencia organiza las elecciones que realizo a diario, de cara a mis valores, a mis principios. Transitar la vida sin realizarnos estas preguntas de fondo, es como vivir en una maceta llena de agujeros donde el agua solo fluye y no nutre. Es solo sobrevivir. Tener en claro la identidad, viene de la mano de poder elegir quien quiero ser y esa elección me lleva a la dignidad. Una persona que vive en afinidad con la dignidad carga en su mochila el auto respeto, la autoestima y la autoconfianza. Entre el Si y el No, la identidad. La vida por diseño, por elección con la aceptación de sus contingencias y circunstancias que nos lleva a vivir con dignidad.