Subido por Mentioned Bore

El amor en la postmodernidad

Anuncio
Elías David Orozco
EL AMOR
Finalmente, estamos frente a uno de los temas que ha extasiado el corazón y el cerebro de la humanidad
desde siempre. El amor es una de aquellas cuestiones que se exploran en extensos pantanos donde no
existe seguridad ni objetividad alguna. Varias son las posturas que buscan explicar y entender al amor; sin
duda, muchos autores han tratado de entender est fascinante misterio que, a breves vistas, parece ser uno
de los elementos determinantes para la felicidad y el propósito humano. A lo largo de este estudio se
pretenderá abordar las posturas mas relevantes referentes a la materia, se expondrán lo argumentos
principales sostenidos por ciertos autores y se brindará una opinión personal referente al tema.
Para el propósito de este ensayo, es indispensable contextualizar el verdadero significado del amor. Sin
perjuicio de que el amor sea considerado trivialmente como una emoción o una interacción entre
personas, coincidimos con el criterio de Erich Fromm al afirmar que el amor es un arte; el autor señala:
“el amor es un arte, tal como es un arte el vivir. Si deseamos aprender a amar debemos proceder en la
misma forma en que lo haríamos si quisiéramos aprender cualquier otro arte, música, pintura, carpintería
o el arte de la medicina o la ingeniería” (Fromm, SF). Sin duda esta conceptualización podrá confundir a
muchos y parece dejar mas interrogantes que respuestas. En nuestra opinión, Fromm emplea el término
arte bajo la consideración de que el amor en sí es un proceso que requiere de práctica y error para poder
aprenderse y ejecutarse con cierto grado de efectividad. Por su parte, Platón emplea una analogía con la
medicina y señala: “El Amor está en la medicina, en el sentido de que la salud del cuerpo resulta de la
armonía de las cualidades que constituyen el temperamento bueno y el malo; y el arte de un buen medico
consiste en ser hábil para restablecer esta armonía cuando es turbada, y para mantenerla” (Platón, 385-370
a.c.). De igual forma, nos permitimos añadir que el amor también puede abordarse como un juego y como
una ciencia. Si bien es difícil establecer como el arte de amar puede enmarcarse en un método científico
para dar resultados comprobables, lo cierto es que el arte de amar es inherente a todo ser humano e,
indistintamente de que sea practicado en atención a la subjetividad de cada quien, este responde a
principios básicos encontrados en la propia naturaleza humana y puede llevarnos a conclusiones de
pág. 1
Elías David Orozco
nosotros mismos. Finalmente, el amor es un juego ya que hoy en día, las personas lo ven como una
opción riesgosa; a su vez, las personas sienten una suerte de diversión y amenidad al entablar relaciones
que pretenden llevar el nombre de amorosas. En fin, muchos juegan con tales emociones como si se
tratase de una negociación en la cual cada parte debe emplear sus mejores trucos y habilidades para lograr
“enamorar” al otro.
Ahora bien, es necesario establecer la clara y propia distinción entre el amor y el enamoramiento. Fromm
lo distingue como “la experiencia inicial del "enamorarse" y la situación permanente de estar enamorado,
o, mejor dicho, de «permanecer» enamorado”. Esta distinción responde a dos momentos distintos en el
proceso del enamoramiento. En un primer inicio, el individuo únicamente experimenta un enamoramiento
superficial; comúnmente, en esta etapa se da mayormente una atracción basada en las cualidades físicas
de la otra persona. Así, las personas suelen sentirse atraídas por la belleza exterior de las personas mas no
llegan a establecer una relación verdaderamente erótica ya que no se entregan plenamente a ella, no se
relacionan en profundidad, únicamente se centran en sus propios deseos y la necesidad de satisfacerlos.
Por otro lado, al amor realmente se llega tras haber transcurrido un proceso en el que ambos individuos
comparten los beneficios de mantener una relación erótica. En palabras de Bauman: “el amor no
encuentra su sentido en el ansia de cosas ya hechas, completas y terminadas, sino en el impulso a
participar en la construcción de esas cosas. El amor está muy cercano a la trascendencia […]” (Bauman,
2003). Así, el amor trasciende la mera atracción momentánea, probablemente esto se deba a que el laso
que ata ambos individuos ya no se fundamenta en una atracción física, mas en un enamoramiento de la
virtud intelectual del otro.
En contraste, podemos también afirmar que mucho depende esta relación erótica de la inteligencia
intrapersonal de ambas personas. Así, un individuo que viva inmerso en su narcisismo y, a causa de su
propia naturaleza, le sea imposible experimentar el eros, difícilmente podrá llegar al verdadero amor.
Seguramente podrá enamorarse, mas no trascenderá de esa etapa y esto tan solo ocacionara la rustración y
decepción de su pareja. En fin, esta es la realidad que presenciamos a diario. Mucho de esto tiene que ver
pág. 2
Elías David Orozco
con las condiciones postmodernas que nos ha traído la realidad actual. De ahí que autores como Bauman
y Han sostengan que hoy en día el amor no es mas que un amor líquido, el cual es abordado por los
individuos desde una perspectiva económica. Algo parecido a una inversión o un negocio que puede
resultar bien como puede resultar mal. Bauman, por su parte, afirma: “Una relación, le dirán los expertos,
es una inversión como cualquier otra: usted le dedica tiempo, dinero, esfuerzos que hubiera podido
destinar a otros propósitos” (Bauman, 2003). En fin, hoy en día el amor se ha mercantilizado; de hecho, el
contexto tecnológico nos permite interactuar con desconocidos para experimentar el enamoramiento
como experimentar el goce de un producto en una vitrina del supermercado. Todo esto es altamente
cuestionable y debatible, nuevamente, llegamos a la inquietud de si esto en fin es bueno, es malo o
simplemente es.
Sin perjuicio de que es un tema apasionante y extremadamente rico en contenido, no es menester de este
ensayo abordarlo, por lo cual proseguiremos con el análisis del amor desde una perspectiva mas artística.
Un amor que, a propósito, todavía es posible vivir en la modernidad líquida. Como se había mencionado
en un inicio, el amor en sí depende de la inteligencia y virtud emocional de cada interviniente. De este
modo, aquellos que no pueden mantener una relación del eros debido a su frustración interna y su
narcisismo que los abarrota dentro de sí mismos, no podrán trascender el enamoramiento. Si relacionamos
esto con el concepto de arte expuesto con anterioridad, podemos llegar a la conclusión de que, en fin,
cualquiera puede llegar a enamorarse, pero no cualquiera es apto para experimentar el amor. Mucho
depende esto de las personas involucradas, el momento y la trascendencia a la que puedan llegar ambos.
De cualquier forma, a causa de esto, el amor llega a ser un arte, una ciencia y un juego que en su mayor
medida depende de la suerte.
Sin duda, el amor llega a ser este estado en el cual ambas personas mantienen una relación prácticamente
inquebrantable entre sí. Se podría decir incluso que tal llega a ser el grado de la experiencia erótica que se
destruye en su totalidad esa idea inicial de vivir para uno mismo; ahora, ambos viven para el otro, de
modo que ambos son unos solo, siendo propias a si mismo sus metas, emociones, sus penas y sus sueños.
pág. 3
Elías David Orozco
Nos permitimos citar a Jung quien menciona: “Propias del amor son la profundidad y la sinceridad del
sentimiento, sin las que el amor no es amor sino mero capricho” (Jung, SF).
Ahora bien, no todos los autores defienden tal radical diferenciación entre amor y enamoramiento. Por su
parte, Schopenhauer discrepa del criterio mencionado, el autor sostiene: “Advirtamos que sólo se trata
aquí del atractivo por instinto e inmediato, único que da origen a la verdadera pasión del amor“
(Schopenhauer, 1851). Esta postura se cimenta sobre la base de concebir al amor desde una perspectiva
mayormente natural, es decir, con el principal propósito de orquestar las condicionas idóneas para la
reproducción biológica. En fin, mucho se puede discutir acerca de si la reproducción es en sí, el fin último
del amor. De igual forma, es posible plantear la interrogante de si la reproducción está más ligada al amor
o al enamoramiento y; finalmente, se podría incluso discutir si en efecto se trata de una necesidad
biológica de reproducción o de un mero deseo por satisfacer los placeres carnales como el sexo. Cierto es
que acto sexual constituye para algunos un elemento fundamental tanto en el enamoramiento como en el
amor. Por su parte, Fromm sostiene: Ese milagro de súbita intimidad suele verse facilitado si se combina
o inicia con la atracción sexual y su consumación” (Fromm, SF). Sin embargo, creo que no es posible
llegar a un consenso objetivo relativo al tema. Muchas personas toman como indispensable al sexo en
todo el proceso de la relación amorosa. Muchas otras esperan sentir un “verdadero amor” para poder
experimentar un “verdadero sexo”. Muchos otros se sienten cómodos sin experimentarlo en su totalidad y
muchos otros rechazan totalmente la relación entre el sexo y el amor, permitiéndose experimentar
relaciones sexuales momentáneas sin existir ningún sentimiento entre la pareja. En fin, lo cierto es que
cada quien experimentará el sexo y el amor como quiera o, mas precisamente, como pueda. Sin duda,
ambos elementos se relacionan entre sí de una forma casi indescifrable; pero, ciertamente el sexo se siente
mucho mejor si existe amor o al menos enamoramiento de por medio.
Todo lo antedicho no es ajeno de ninguna forma a la realidad. De hecho, podríamos considerar que son
pocos aquellos que realmente llegan a experimentar una relación amorosa. Inclusive, existen autores que
exponen como, de experimentar el amor, solo es posible experimentarlo una única vez. Citando a
pág. 4
Elías David Orozco
Bauman: “Sólo se puede entrar en el amor y en la muerte una única vez” (Bauman, 2003). Esta
afirmación, por mas trágica que suene, engloba una realidad latente que muchos prefieren ocultar. Como
mencionábamos antes, muchas personas experimentan un alto grado de frustración al estancarse en el
enamoramiento y no trascender hasta el amor. Es en este punto que muchos pierden a la esperanza de
poder realmente llegar a sentir el amor. En consecuencia, muchas veces las personas se inhiben de volver
a enamorarse, tomando en cuenta sus experiencias pasadas. Algo similar sucede con aquellos que,
habiendo trascendido al amor, por los infortunios de la vida, pierden a su pareja y su vida vuelve al estado
de miseria autónoma en la que se encontraban. Un tema sensible, sin embargo, cuestionable. En nuestra
apreciación personal, discrepamos con el criterio del autor. Si bien es cierto que el amor se da en la
construcción de una trascendencia, esto no de ninguna forma quiere decir que exclusivamente se puede
dar un con único individuo. Esto implicaría que estamos destinados a estar con una persona determinada
y, de no encontrarla en nuestra vida, estaríamos condenados a permanecer nuestros días consolados por el
mero enamoramiento y la soledad. Por otro lado, refiriéndonos al caso de aquella persona que, habiendo
experimentado el amor, pierde a su pareja; nuevamente, podemos afirmar que del mismo modo que fue
capaz de trascender al amor con esa persona, podrá ser capaz de trascender al amor con una persona
distinta. En este sentido, creemos que el amor si puede experimentarse más de una vez. Sin embargo, el
amor nunca puede experimentarse de la misma manera. Es por esto que las personas no vuelven a amar de
la misma forma y esta experiencia que se adquiere en el arte de amar dependerá totalmente de la forma en
que el otro lo amó. Así, las experiencias amorosas moldearán la forma de amar de cada uno y, en
consecuencia, se podrá volver a amar, pero probablemente no de la misma forma y no en el mismo grado,
tal vez con más o, menos profundidad.
Ahora bien, de todo lo expuesto se pude llegar a la conclusión de que el amor puede abordarse como un
arte, como un juego, como una ciencia y, en su totalidad dependerá de las condiciones intrínsecas de cada
persona e inclusive de las condiciones que el alea propicié en un momento determinado. Ciertamente,
existen muchas posturas que tratan de explicar el arte de amar; muchas de ellas distinguiendo entre
pág. 5
Elías David Orozco
enamoramiento y amor. En fin, consideramos que nunca será posible llegar a un consenso objetivo para
definir esta mágica experiencia a la que puede acceder el humano. Creemos que tanto enamorarse como
amar son etapas que todo ser humano debería experimentar y; finalmente, sería mucho mejor
experimentarlas sin límites, sin objetivos, probablemente sin un fin, sino por el mero hecho de vivirlas.
Bibliografía
Bauman, Z. (2003). Amor líquido.
Fromm, E. (SF). El arte de amar.
Jung, C. G. (SF). Sobre el amor.
Platón. (385-370 a.c.). El banquete.
Schopenhauer, A. (1851). El amor, las mujeres y la muerte.
pág. 6
Descargar