Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 15:55:30. Una historia universal de la arquitectura Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. Vol 1: De las culturas primitivas al siglo xiv Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 15:55:12. Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. Editorial Gustavo Gili, SL Rosselló 87-89, 08029 Barcelona, España. Tel. (+34) 93 322 81 61 Valle de Bravo 21, 53050 Naucalpan, México. Tel. (+52) 55 55 60 60 11 Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 15:55:12. Una historia universal de la arquitectura Vol 1: De las culturas primitivas al siglo xiv Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. ™ Francis D. K. Ching Mark Jarzombek Vikramaditya Prakash Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 15:55:12. Título original: A global history of architecture, publicado por John Wiley & Sons, Inc., Hoboken (Nueva Jersey), 2007 La edición original constaba de un único volumen, mientras que en esta versión castellana se ha optado por dividirlo en dos Versión castellana: Carlos Saenz de Valicourt Diseño de cubierta: RafamateoStudio Tratamiento del texto y compaginación: Carme Muntané Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra sólo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www. cedro.org) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra. La Editorial no se pronuncia ni expresa ni implícitamente respecto a la exactitud de la información contenida en este libro, razón por la cual no puede asumir ningún tipo de responsabilidad en caso de error u omisión © de la traducción: Carlos Saenz de Valicourt © Francis D. K. Ching, Mark M. Jarzombek, Vikramaditya Prakash © John Wiley & Sons, Inc., 2007. Todos los derechos reservados. Esta traducción se publica bajo licencia y para esta edición: © Editorial Gustavo Gili, SL, Barcelona, 2011 ISBN: 978-84-252-2666-3 (PDF digital) www.ggili.com Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 15:55:12. Índice Prefacio xi Agradecimientos xiv Culturas primitivas 1 3500 a. C. 5 Los albores de las civilizaciones chinas 8 Centro ritual de Niuheliang 10 Primeros asentamientos indos 11 Egipto predinástico 13 Mesopotamia 15 Catal Hüyük 17 Eridu y Uruk 19 Tumbas megalíticas europeas 22 Círculos de piedras 23 Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. 2500 a. C. 25 Civilización Ghaggar-Hakra del Indo 28 Mohenjo-Daro 30 Los imperios primitivos de Mesopotamia 32 Ur 33 Zigurat en Ur 34 Egipto: el Imperio Antiguo 37 Las pirámides de Giza 41 Arquitectura y alimentos 44 Templos megalíticos de Malta 45 Stonehenge 47 Primeras civilizaciones de las Américas 50 Caral 51 El Paraíso 52 1500 a. C. 53 Egipto: el Imperio Nuevo 56 Templo funerario de la reina Hatshepsut 60 Templo del Sol en Amarna 61 Abu Simbel 62 Métodos de proyecto de los egipcios 63 El imperio hitita 64 Hattusa 65 La civilización minoica 67 Cnosos 68 La civilización micénica 71 El tesoro de Atreo 73 Cerdeña 74 Civilización de los Andes altos 75 Salinas de Chao 77 Poverty Point 78 Dinastía china Shang 79 800 a. C. 81 Los olmecas 84 San Lorenzo 85 La Venta 86 Chavín de Huántar 88 La dinastía china Zhou 90 Conjunto ritual en Fengchu 91 Plan de Wangcheng 92 Benarés: la conquista aria 93 La civilización etrusca 95 La religión etrusca 97 Templos etruscos 99 Grecia: el período geométrico 100 Nacimiento de la forma del templo griego 102 Templo de Salomón 104 Reino de Kush 105 Templo del Sol en Meroe 106 Imperio neoasirio 107 Babilonia 108 400 a. C. 109 La dinastía Aqueménide 112 Persépolis 114 Grecia Clásica 116 Templos de la Magna Grecia 117 Arquitectura griega y lenguaje 118 El Telesterion en Eleusis 120 Delfos 121 Templo de Apolo en Delfos 122 Orden jónico 123 Los Propileos de Atenas 125 El Erecteion 126 El Partenón 128 Período helenístico primitivo 130 Delos 131 Priene 132 Templo de Apolo en Dídimo 133 Pérgamo 134 Santuario de Atenea en Lindos 135 Los tolomeos 136 Templo de Horus 137 El advenimiento del budismo 138 Las columnas de Asoka 139 Cueva de Lomas Rsi 139 China: el período de los reinos combatientes 140 Palacio Xianyang 141 Tumba de Zeng Hou Yi 142 Centros olmecas tardíos 143 Kaminaljuyú 144 Año 0 145 La Roma republicana 148 Pompeya 149 El templo de Fortuna en Preneste 150 La villa urbana romana 151 Tumbas republicanas 152 Los toloi 153 La Roma de Augusto 154 El foro de Augusto 155 Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 15:55:12. Índice Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. Capiteles corintios 156 La Roma posterior a Augusto 157 Palacio Norte de Masada 158 Palacio de Domiciano 159 El Coliseo 161 La Roma imperial 162 Tumbas excavadas en la roca 164 Petra 165 Desarrollo del budismo mahayana 167 Complejo de Sanchi 168 Cuevas de Junnar 171 Chaitya de Kondivte 172 Taxila: la cosmópolis de Gandhara 173 La dinastía china Qin 174 Complejo ritual Mingtang-Biyong 175 El palacio de Zhao Gong 176 La Gran Muralla china 177 La tumba del primer emperador 178 Las tumbas pozo de Teuchitlán 180 Nakbe 183 El Mirador 184 200 185 El imperio romano 188 El Panteón de Roma 192 La villa Adriana 195 Los paramentos verticales en la arquitectura romana 197 Las termas romanas 199 El palacio de Diocleciano 201 Baalbek 203 Ctesifonte 204 Los templos de fuego zoroástricos 206 El budismo de los Satavahana 209 Chaitya en Karli 210 La dinastía Kushana 211 Takht-i-Bahi 212 La dinastía china Han 213 Tumbas Han 214 Las civilizaciones moche y nazca 215 Las líneas de Nazca 217 Teotihuacán 218 El templo de la Serpiente Emplumada 221 Los montículos Hopewell de Ohio 222 400 El renacimiento hindú 226 Los templos del período gupta 227 Las cuevas de Ajanta 228 El templo Mahabodhi 231 Los budas kushana de Bamiyán 232 Establecimiento del budismo chino 233 Las cuevas de Mogao 234 Las cuevas de Yungang 236 La aparición del cristianismo 237 San Juan de Letrán 239 La trascendencia del martirio en el cristianismo 240 San Pedro de Roma 241 Los primeros baptisterios 242 La era posconstantiniana 243 Monasterio de Alahan 245 El mausoleo del rey Teodorico 247 La cultura zapoteca en Oaxaca 248 Monte Albán 249 El perído Kofun en Japón 252 600 253 La civilización maya en Yucatán 256 Tikal 256 Tiahuanaco 259 La era de Justiniano 260 Iglesia de los Santos Sergio y Baco 261 San Vital de Rávena 263 Santa Sofía 264 Los capiteles bizantinos 267 La arquitectura armenia 268 La iglesia de los Poderes Vigilantes 269 Iglesia de Santa Ripsime 270 La aparición de los templos indios 271 Santuario de Siva en Elephanta 272 Templo de Durga y los cinco Rathas 273 Templo de la Orilla, Mamallapuram 274 Pagoda Songyue en Dengfeng 275 Las dinastías Sui y T’ang 276 El palacio Daming 276 El período Nara: Japón 278 Santuario Ise 278 La llegada del budismo a Japón 281 Horyu-ji 282 800 283 Chang’an, el capitolio T’ang 286 Monasterios de Nanchan y Foguang 288 El budismo en Corea 290 El indobudismo surasiático 291 El templo de Kailasnath en Ellora 292 Cisterna escalonada en Abaneri 294 Templo Rajasimhesvara 294 Mahavihara en Nalanda 295 Somapura Vihara 296 Sumstek Gompa 296 Indonesia en una encrucijada 297 Borobodur 297 Candi Prambanam 299 Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 15:55:12. Índice Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. Reinos hindúes de Camboya 300 Phnom Bakheng 301 Técnicas constructivas en el sureste asiático 302 Nacimiento del Islam 303 La Cúpula de la Roca 304 Mezquita de los omeyas 305 Bagdad 306 La Gran mezquita de Samarra 307 La Gran mezquita de Córdoba 308 Santa María de Naranco 310 El imperio carolingio 311 Plano de Sankt Gallen 313 El palacio real de Aquisgrán 314 El imperio bizantino 315 Theotokos Tou Libos 316 Germigny-des-Prés 317 Pueblo Bonito 318 Las ciudades estado mayas 320 Copán 321 Quiriguá 322 1000 323 Nacimiento de los reinos rajputas 326 Los solankis 327 Templo del Sol en Modhera 328 El tantrismo 329 Los chandellas 330 Templo de Khandariya Mahadeva en Khajuraho 331 Los Vastu Shastras 332 Templo Lingaraja 334 Los jainíes 335 Templos jainíes en monte Abu 336 La cosmovisión de los cholas 337 Templo chola Vijayalaya 338 La dinastía china Song 340 La pagoda de madera (Mu-ta) 341 La dinastía Liao 342 El monasterio Dulesi 342 El budismo de la Tierra Pura 344 Los turcos selyúcidas 345 El sultán Han 346 La Gran mezquita de Isfahán 347 Las primeras madrazas 349 La mezquita de Kairuán 350 Los mocárabes 351 Los fatimíes 352 La dinastía Almorávide 353 El resurgimiento de Bizancio 354 La Alemana otona 356 La catedral de Spira 358 Los normandos 359 La catedral de Canterbury 360 La catedral de Durham 361 La catedral de Cefalú 362 El castillo de Dover 363 Las iglesias de peregrinación 364 Las ciudades estado italianas 366 La catedral de Pisa 367 El baptisterio de Parma 368 La Escandinavia medieval 369 La rusia de Kiev 370 Capadocia 371 La ciudad maya de Uxmal 372 Cahokia 374 1200 375 Angkor Wat 378 Templo Lokesvara (Preah Khan) 381 El reino de Pagan 382 El período Kamakura en Japón 384 Santuario de Itsukushima 385 Sanju-sangen-do 385 La dinastía de los Song del sur 386 El Yingzhao Fashi 387 La dinastía china Yuan 388 El sultanato de Delhi 390 Quwwat-ul-Islam 390 Mausoleo de Ghias-ud-Din Tughlaq 391 Templo del Sol en Konarak 392 Los hoysalas 393 Templo Vadakkunnathan 394 Reinos africanos 395 Las iglesias excavadas en la roca de Lalibela 396 Europa: la alta Edad Media 397 La catedral de Chartres 398 La catedral de Amiens 399 La catedral de Notre-Dame de Reims 400 Los monasterios cistercienses 401 Castel del Monte 402 Las órdenes mendicantes 404 La catedral de Exeter 405 Los ayuntamientos italianos 406 Siena 407 La república de Novgorod 408 El sultanato nazarí 409 El imperio tolteca 412 Tula 412 Chichén Itzá 413 Glosario 415 Bibliografía 425 Créditos fotográficos 431 Índice de términos 433 Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 15:55:12. Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 15:55:12. Prefacio ¿Qué es una historia universal de la arquitectura? Por supuesto, no existe una única respuesta, de la misma manera que no hay una única manera de definir pala­ bras como ‘historia’, ‘universal’ y ‘arquitectura’. Aún así, esas palabras no son totalmente indefinidas, y aquí las hemos utilizado como vectores que nos han ayudado a construir la narración de este estudio. Al fin y al cabo, el objetivo es suscitar el debate sobre dichos términos y, al mismo tiempo, proporcionar una estructura de base para incitar a los estudiantes a discutir los temas en clase. Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. Este libro es universal desde el punto de vista geográfico, en la medida en que aspira a representar la historia de todo el planeta y no sólo de una parte de él. Toda obra de este género tiene que ser inevitablemente selectivo sobre lo que debe incluirse y lo que no, por ello, hemos intentado representar una amplia franja del globo en toda su diversidad. Al mismo tiempo, nuestra opinión es que lo global no es sólo un concepto geográfico que pueda ser simplemente contrastado con lo regional o lo local. Lo global es también una función de la imagina­ ción humana, y una de las cosas que nos interesa dilu­ cidar es cómo imaginan el mundo las historias locales. Sin embargo, este libro no es la suma de todas las histo­ rias locales, sino que su objetivo tiene que ver con la disciplina de la arquitectura, que nos exige desvelar co­ nexiones, tensiones y asociaciones que trascienden las visiones locales. No es necesario decir que nuestro enfo­ que es sólo uno de entre los muchos posibles. Hemos utilizado la sincronía como una estructura eficaz para nuestro análisis. Así, por ejemplo, de la misma manera que hoy se proclama en Corea que el palacio Kyongbokgung de Seúl es un ejemplo de arquitectura tradicional coreana, nosotros observamos que también pertenece a una corriente de construcción euroasiática que abarcó desde Japón (la villa imperial de Katsura), pasando por China (Pekín y las tumbas Ming), Persia (Isfahán), India (Taj Mahal), Turquía (el complejo de Suleyman), Italia (la basílica de San Pedro y la villa Ro­ tonda), Francia (Chambord) y Rusia (catedral de la Inter­ cesión de la Virgen del Pantano). La sincronía de esos edificios suscita cuestiones tales como: ¿Qué sabían unas personas de otras?, ¿cómo viajaba la información?, ¿cómo se desplazaba o se traducía la cultura arquitec­ tónica? Siempre que ha sido posible hemos abordado estas cuestiones directamente, pero otras que hemos planteado han quedado sin respuesta. Sin embargo, lo anterior no quiere decir que esta historia sea sólo una historia de influencia y conexión. Hay numerosos ejemplos de producción arquitectónica en los que las condi­ ciones específicas de su ejecución fueron abrumadoramente singulares y únicas en su contexto inmediato. En realidad, y en la medida de lo posible, hemos tratado de ser fieles a las particularidades de cada edificio individual. Al mismo tiem­ po, nos ha parecido sumamente importante considerar que todo proyecto arquitectónico específico está enmarcado en un ámbito más amplio, por el que se ve afectado directa o indirectamente. Estos efectos pueden ser consecuencia de las fuerzas económicas, el comercio y el sincretismo; la gue­ rra, la conquista y la colonización; o del intercambio de conocimientos, sea por la fuerza, por apropiación o por ad­ quisición. La tendencia imperante posdecimonónica de interpretar la historia a través de la óptica de los Estados nacionales suele ser un impedimento a la hora de descifrar las circunstancias globales. Además, la perspectiva de la economía global ac­ tual, cada vez más hegemónica, hace que la tendencia de los historiadores, y a menudo de los arquitectos, sea nacio­ nalizar, localizar, regionalizar e incluso micro regionalizar la historia —tal vez como un acto de resistencia significativo—, y puede impedirnos analizar la inteconectividad histórica de las realidades globales. ¿Qué sería de los turcos hoy de ha­ ber permanecido en Asia oriental? El movimiento de pue­ blos, ideas y riquezas nos ha unido unos con otros desde el principio de la historia. Y así, sin negar la realidad de los Estados nacionales, ni sus afirmaciones de unificación de historias e identidades, nos hemos resistido a la tentación de modelar nuestra narración según directrices nacionalis­ tas. La arquitectura india, por ejemplo, puede tener ciertos rasgos reconocibles que han perdurado desde sus inicios hasta hoy, pero existen muchas más incógnitas de lo que creemos que pueden ser dichos rasgos. El flujo del budismo indio hacia China, el asentamiento de los mongoles en el norte, la influencia del Islam desde el este y la colonización de los ingleses desde la costa, por no hablar de la expansión económica de la India actual, no son más que algunos de los vínculos más obvios que, para bien o para mal, enlazan a India con los acontecimientos globales. Son precisamente esos vínculos, y su arquitectura resultante, lo que nos inte­ resa resaltar en este libro, antes que la “indianeidad”, por así decirlo, de la arquitectura india. Además, es importante recordar que históricamente India ha estado dividida en numerosos reinos que, como sucede en Europa, podrían haberse convertido fácilmente en naciones, y en algunos casos así lo hicieron. Así, por ejemplo, la dinastía Chola de India peninsular no sólo constituyó un imperio, sino que poseía una visión propia del mundo. Al narrar su historia hemos procurado preservar su identidad distintiva, tratando además de resaltar las vías que emplearon para crear su propia fantasía global. ix Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 15:55:12. Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. Prefacio En términos generales, nuestro objetivo histo­ riográfico es ayudar a los estudiantes de arqui­ tectura a comprender que la producción ar­ quitectónica viene siempre mediatizada por las exigencias del tiempo y el lugar. Más específi­ camente, hemos relatado esas interdependen­ cias para resaltar aquello que, desde nuestro punto de vista, constituye la inevitable moder­ nidad de cada período. A menudo pensamos en el pasado remoto como algo que se mueve muy lentamente de una época a otra, de di­ nastía a dinastía, o de rey a rey, mientras que, por el contrario, nos parece que nuestra histo­ ria reciente se mueve a un ritmo mucho más acelerado. Desde este punto de vista teleológi­ co, el presente se encuentra en la cúspide de la civilización, y la historia se convierte en un relato de progreso que se compara con el ba­ remo de los valores del momento presente. Por contraste, hemos intentado presentar cada período histórico en función de sus pro­ pios retos, y la historia de la arquitectura como una sucesión de cambios, a menudo dramáti­ cos, espoleados por nuevos materiales, nue­ vas técnicas, situaciones políticas cambiantes e ideales estéticos y religiosos en transforma­ ción. Estos cambios, que se manifiestan de diferentes maneras en cada época, siempre han desafiado las normas de una manera que hoy podríamos llamar modernidad. La urbanización sumeria del delta del Éufrates hizo que la anterior economía, centrada en al­ deas de los montes Zagrós, se volviera obsole­ ta. La introducción del hierro en el siglo ix a. C. significó la decadencia de los egipcios y permi­ tió que sociedades como las de los dorios, los etruscos y los nubios, hasta entonces margina­ les desde una perspectiva global, pasaran a dominar el escenario cultural y arquitectónico. La invasión mongola del siglo xiii provocó, sin duda, mucha destrucción, pero bajo su estela se desarrollaron avances sin precedentes. Di­ cho de otra forma, al centrarnos en la moder­ nidad de cada ejemplo histórico, hemos hecho uso de una perspectiva global para resaltar el drama del cambio histórico, en lugar de consi­ derar que la arquitectura se veía impulsada por tradiciones y esencias. Volviendo ahora al término “arquitectura”, pro­ bablemente poca gente encontrará dificulta­ des en diferenciarlo del resto de las artes, como la pintura y la escultura; sin embargo, el gran debate surge siempre cuando se trata de fijar en qué consiste exactamente la arquitec­ tura, y ello sucede muy particularmente entre “expertos”, como arquitectos, historiadores y críticos de arquitectura. Unos sostienen que la arquitectura surge de la necesidad de pro­ tegerse de los elementos, otros que es una expresión de deseos simbólicos, o que sólo puede considerarse como tal aquella que está enraizada en las tradiciones locales. Sin ánimo de excluir el debate, en este libro confiamos en que el lector empiece a considerar la arquitec­ tura como un tipo de producción cultural. Cuando procedía, hemos hecho hincapié en los temas del mecenazgo, uso, significado y simbolismo, intentando trazar un panorama amplio del tiempo y del contexto de las civiliza­ ciones, asegurándonos, a su vez, de haber abarcado los principales rasgos formales de cada una de las obras. Como es natural, términos como ‘cultura’ y ‘civilización’, al igual que el término ‘arquitec­ tura’, siempre suscitan debate y tienen signifi­ cados diferentes según los contextos. Sin em­ bargo, a pesar de dicha ambigüedad, creemos que la civilización es inimaginable sin esos edificios a los que se ha conferido una consi­ deración especial, ya fuera con fines religiosos, gubernamentales, industriales o residenciales. Al igual que sucede con los procesos agrícolas o de domesticación de animales, la arquitectu­ ra nació en nuestra prehistoria y continuará siendo parte íntegra de la expresión humana hasta el fin de los tiempos. Cabe resaltar que, en general, sólo se han tratado monumentos significativos por su ta­ maño o por su carga simbólica, es decir, los objetos clásicos del análisis académico. Dicho de otro modo, este libro no pretende ser un relato del desarrollo histórico de la arquitectura popular o de otras arquitecturas no monumen­ tales, como, por ejemplo, el espacio domésti­ co. Pero esto no quiere decir que no reconoz­ camos la importancia de dichas arquitecturas, sino que, simplemente, hemos utilizado la ca­ tegoría monumental como una de las restric­ ciones que debíamos imponernos para acotar los límites del libro. x Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 15:55:12. Prefacio 3500 a. C. 2500 a. C. 1500 a. C. 800 a. C. 400 a. C. Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. Organización del libro En lugar de elaborar capítulos sobre países o regiones concretos —como India, Japón o Fran­ cia—, los dos tomos de esta obra se han or­ ganizado en períodos. Este primer volumen arranca en el año 3500 a. C. y acaba en 1200; el segundo volumen arranca del 1400 y llega hasta nuestros días. En lugar de señalar el principio de una época, cada intervalo marca aproximadamente la mitad del período al que se refiere el capítulo. Así, por ejemplo, el inter­ valo 800 abarca el período comprendido entre el año 700 y el 900. Aún así, no hemos sido estrictos respecto al ámbito de esos intervalos. En caso necesario, y siempre a efectos de co­ herencia, no hemos dudado en incluir material anterior y posterior a los límites prescritos para el intervalo. Por consiguiente, cada período debe ser considerado como una marca en el curso del complejo río de la historia, más que como un hito cronológico estricto. 0 200 400 600 800 1000 1200 Vol. 1 1400 Vol. 2 1600 1700 1800 1900 1950 283 286 288 290 291 292 294 295 296 297 299 300 301 302 303 304 305 306 307 308 310 311 313 314 315 316 317 318 320 321 800 Changan, el capitolio Tang Nan-Shan y los monasterios Foguang El budismo en Corea El indobudismo surasiático El templo de Kailasa en Ellora Cisterna escalonada en Abaneri Mahavihara en Nalanda Somapura Vihara Situación de Indonesia en una encrucijada Candi Prambanam Reinos hindúes en Camboya Phnom Bakheng Técnicas constructivas en el sureste asiático Nacimiento del Islam La Cúpula de la Roca La Gran mezquita de Damasco Bagdad La Gran mezquita de Samarra La Gran mezquita de Córdoba Santa María de Naranco El imperio carolingio Plano de Sankt-Gall El palacio real de Aquisgrán El imperio bizantino Theotokos Tou Libos, Estambul Germingny-des-Prés Pueblo Bonito Las ciudades estado mayas Copán xi Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 15:55:12. Prefacio 800 a. C. 800 a. C. Culturas olmecas hacia 1500-400 a. C. San Lorenzo La Venta 1500-900 a. C. 1000–600 a. C. Cultura chavín hacia 1000-400 a. C. ™ Mientras Mesoamérica acababa de entrar en la Edad de Bronce, el mundo euroasiático estaba entrando en la Edad de Hierro. El hierro también remodeló la geografía política y arquitectónica de Eurasia y Asia occidental en particular. Egipto, que había sido la potencia dominante, pero que era incapaz de producir hierro a gran escala, acabaría siendo derrotado por los asirios en 700 a. C. El vacío político que se creó dio como resultado la aparición de varios centros en la Edad de Hierro. En el norte de Italia se encontraban los etruscos, en Grecia los dorios, los jonios a lo largo de la costa de Turquía, en Armenia el reino de Urartu y en el sur de Egipto los nubios. El metal fue la palanca en que se apoyaron para superar su lejanía geográfica. A lo largo de la costa oriental del Mediterráneo, florecieron ciudades como Biblos y Sidón, al igual que lo hizo el reino de Israel alrededor de Jerusalén. hacia 900 a. C. Dinastía Zhou oriental hacia 1046-771 a. C. 771–256 a. C. Complejo ritual en Fengchu 800 a. C. Hacia el año 1000 a. C., las comunidades costeras de Sudamérica se desplazaron a las tierras altas, desde donde podían dominar mejor el comercio. En los cruces de esas rutas comerciales se fundaron centros rituales, como el de Chavín de Huántar. Entretanto, en Centroamérica, los olmecas desecaron las tierras pantanosas de Veracruz y las convirtieron en campos de labor, lo que les permitió desarrollar una próspera economía de comercio local que constituyó la base de los primeros grandes centros ceremoniales de Centroamérica, en lugares como San Lorenzo y La Venta, en el actual México. Chavín de Huántar Dinastía Zhou occidental hacia 1000 a. C. Velhatri Meroë/Napata Babilonia Fue en este contexto en el que los dorios, que invadieron y sometieron al mundo micénico, establecieron su dominio sobre los puertos mediterráneos y extendieron su poder hacia el oeste, fundando colonias en Sicilia e Italia para asegurar su influencia en esas regiones productoras de grano recién desarrolladas. Magna Grecia, nombre dado en la antigüedad a Sicilia y al sur de Italia, era tan poderosa que, para el año 500 a. C., podía considerarse como una única continuidad económica y cultural. No es extraño, pues, que precisamente en Sicilia e Italia se encuentren algunos de los experimentos más desarrollados de la antigua Grecia en arquitectura de piedra. Inicialmente, después de la conquista de los egipcios, los asirios y babilonios pudieron reestablecerse en Mesopotamia, pero, aunque sus imperios eran extensos y sus nuevas ciudades famosas, fueron incapaces de establecer políticas financieras y comerciales coherentes, por lo que sus dominios fueron vulnerables. La caída del imperio babilónico ante Persia (539 a. C.) marcó el inicio del fin de una civilización con centro en Mesopotamia que había sido, durante más de dos milenios, una de las fuerzas regeneradoras dominantes en Eurasia, tanto desde el punto de vista cultural como económico y político. Con el derrumbe de las culturas mesopotámicas y el traspaso del poder a los iraníes, cabría plantearse si no empezaría entonces a abrirse la creciente brecha actual que existe entre la visión y la filosofía oriental y occidental. Más hacia el este, en India, la élite védica indoaria, que había sido invadida desde el norte en siglos anteriores, había ocupado por entonces grandes zonas de la llanura indogangética, donde establecieron dieciséis mahajanapadas. Con capital en Benarés, el estado Kashi obtuvo la supremacía inicial, aunque pronto sería anexionado a Koshala. Sin embargo, Benarés siguió siendo un centro importante de estudio y se convirtió en residencia de eruditos procedentes de todas las mahajanapadas. 1200 a. C. Jerusalén 800 a. C. 1000 a. C. hacia 1000-586 a. C. Ciudad sagrada de Benarés hacia 0-actualidad Luoyang Templo de Salomón 953-586 a. C. Cultura etrusca hacia 750-90 a. C. Banditaccia La civilización de la China occidental Zhou también fue turbulenta, pese a lo cual durante esa época nacieron dos de las cuatro grandes ciudades de China, Xian y Luoyang, sentando importantes modelos para el subsiguiente planeamiento urbano. Por desgracia, los chinos, como los surasiáticos, construían casi totalmente en madera, por lo que nos han legado escasas muestras de su arquitectura. La dinastía Zhou inició un proceso de limpieza de bárbaros no deseados de la sociedad. Se mataba o se mandaba al exilio, principalmente al sur, a quienes no comulgaban con sus costumbres. Los supervivientes exiliados son en realidad los antepasados de tailandeses, birmanos y vietnamitas. El resultado fue la creación del mayor sistema cultural unificado del mundo, todo bajo el dominio de monarcas dinásticos que reclamaban para sí el papel de intermediarios entre el cielo y la tierra. Para regular y gobernar este vasto dominio, establecieron grandes aparatos burocráticos con estricta adhesión a un elaborado sistema de normas y ritos. Volterra siglos VIII-III a. C. siglos V-IV a. C. Península balcánica: era micénica Grecia: período geométrico Grecia: período arcaico hacia 1600-1100 a. C. hacia 900-700 a. C. hacia 700-480 a. C. Templo de Hera en Samos Templo de Apolo en Terme siglo VIII a. C. 630 a. C. Templo de Poseidón en Isthmia siglo VII a. C. hacia 776 a. C. Fundación de los Juegos Olímpicos Reino de Kush hacia 760 a. C.-350 d. C. Meroe hacia 590 a. C. Período asirio medio Imperio neoasirio hacia 1350-1100 a. C. hacia 911-612 a. C. Dur-Sharrukin Babilonia 717-705 a. C. reconstruida Nínive en 605 a. C. 705–612 a. C. 82 Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. 600 a. C. Segunda Edad de Hierro Chavín de Huántar San Lorenzo/La Venta Benarés Página de introducción Mapa/cuadro cronológico Hemos iniciado cada intervalo temporal con un resumen de una página de las fuerzas históricas protagonistas del período, seguido de un mapa y un cuadro cronológico donde se ubican los edificios que se analizarán. Des­ pués de esta introducción gráfica al período, se prosigue con el análisis de cada uno de los edificios y grupos de edificios en una serie de pequeñas subsecciones marcadas por la ubicación subcontinental: Asia oriental, sures­ te asiático, Asia meridional, Asia occidental, Euro­ pa, África, Norteamérica, América Cen­ tral, o Sudamérica. En lugar de ordenar todas las subsecciones en el mismo orden, cada in­ tervalo de tiempo se organiza de acuerdo con su propio orden interno. Pese a las incomodi­ dades que este sistema pueda plantear en la facilidad de lectura, hemos optado por esta estrategia para recordarle al lector que el pla­ neta no empieza en el este o el oeste, sino que se puede empezar y terminar por cualquier lugar. Por otra parte, hemos organizado la se­ cuencia de subsecciones de la manera que nos ha parecido más adecuada en cada caso con vistas a mantener la continuidad de la narración de cada capítulo particular. A menu­ do, esta continuidad ha venido proporcionada simplemente por la vecindad geográfica. Otras veces, sin embargo, hemos conectado sub­ secciones para resaltar temas historiográficos, como la influencia y el movimiento de ideas o contrastes entre reinos. Las subsecciones particulares, que ocupan entre una a cuatro o cinco páginas, están con­ cebidas como pequeños casos de estudio co­ herentes en sí mismos. Pueden prescribirse como lecturas independientes. Además de asegurarnos de que los hechos y las descrip­ ciones relevantes de cada proyecto estén adecuadamente tratados, hemos colocado el acento en las inversiones culturales y globales realizadas por sus creadores. Por ejemplo, la arquitectura gótica comprende páginas sobre las catedrales de Chartres, Amiens y Reims, así como los monasterios cistercienses, las iglesias de las órdenes mendicantes, la cate­ dral de Exeter o los ayuntamientos italianos y la ciudad de Siena. El número de casos estudia­ dos que acompaña a cada exposición no es uniforme: unas veces son seis, otras dos o tres, o incluso sólo uno. Las diferencias correspon­ den en buena medida a nuestra valoración de la importancia del material y a la disponibilidad de bibliografía sobre el tema. No hay que olvidar que existe una gran dispa­ ridad de información. Mientras que tenemos un amplio conocimiento sobre las primeras civilizaciones mesopotámicas, apenas sabe­ mos nada de las civilizaciones precolombinas (un arqueólogo nos comentó que sólo se han excavado un 15 % de los lugares arqueoló­ gicos). Si damos un vistazo rápido por el mun­ do, nos daremos cuenta de que existen mu­ chos lugares arqueológicos enclavados en países azotados por la guerra, e incluso luga­ res que no se excavan simplemente porque se los considera irrelevantes para los intereses nacionales. Todo ello significa que el hecho de 83 disponer de una panorámica global sigue siendo una quimera, una aspiración muy jus­ ta, pero que todavía está muy lejos de poderse realizar. Los dibujos incluidos en todas las páginas pretenden formar un todo con la narración. No sólo están ahí para ilustrar el texto, sino tam­ bién como entidades que nos cuentan una historia propia. No todo lo que aparece en el texto está ilustrado con dibujos, del mismo modo que a veces puede hacerse uso de los dibujos para comunicar aspectos que no apa­ recen en el texto. Hemos tratado de hacer de esta carencia virtud, compartiendo lo más equilibradamente posible el espacio físico y epistemológico de las páginas entre texto e imagen. Los dibujos también son testigos mu­ dos del declive del arte del dibujo, en una épo­ ca de fotografías y de dibujos por ordenador. Por su formato, si el libro se utiliza como base para un curso de historia, debería organizarse de acuerdo con los períodos establecidos; como la mayor parte de los cursos suele im­ partirse cronológicamente, este formato no planteará muchas dificultades. Si, por el con­ trario, el profesor del curso quiere enfatizar ciertos estudios de unos casos sobre otros, puede recomendar la lectura de determinados capítulos, ya que todos los que aparecen en este libro constituyen miniensayos completos. xii Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 15:55:12. Prefacio Intervalo temporal 800 800 Francia Océano Atlántico Mapa que indica el contexto geográfico Salamanca España (Al-Andalus) Toledo Tortosa Valencia Lisboa Mar Mediterráneo Córdoba Gibraltar Título de sección Maghreb 10.60 Gran mezquita de Córdoba, España: vista de las cubiertas La Gran mezquita de Córdoba Los árabes ocuparon Alejandría en 643 y cruzaron el estrecho de Gibraltar en 711. Desde ahí hicieron incursiones a Italia y Francia por todo el Mediterráneo, expulsando a los monjes de Montecassino, al sur de Roma, en 883. No obstante, a mediados del siglo VII el califato abasí se desintegró, y, a mediados del siglo X, se establecieron califatos rivales en El Cairo y Córdoba, así que el mundo musulmán perdió su unidad política. Originalmente, los territorios españoles estuvieron administrados por un gobierno provincial, establecido en nombre del califato omeya con base en Damasco. Con la matanza de la familia de los omeyas a manos de los abasíes, su único miembro superviviente huyó al norte de África, y de allí a España como Abderramán I. Con él, Córdoba se convirtió en la capital casi autónoma con una vigorosa cultura islámica. A finales del siglo X, Córdoba ya era la mayor ciudad de Europa, con una población de unos cien mil habitantes, y también un centro de estudio arábigo de primer orden, que hizo contribuciones cruciales a la civilización europea. El primer edificio significativo proyectado en tiempos de Abderramán I fue la Gran mezquita de Córdoba (784-786). De la mezquita primitiva únicamente ha se ha mantenido más o menos inalterada, la parte suroeste, es decir, la sala de oración original. Inspirada libremente en la mezquita omeya en Damasco (705), consistía en un patio amurallado que daba a una estructura hipóstila, en este caso de doce crujías con diez columnas cada una. En la época de su construcción inicial, la Gran mezquita, junto a la Cúpula de la Roca en Jerusalén, estuvieron entre los ejemplos más tempranos de arquitectura islámica monumental. En Europa no existía nada comparable ni en tamaño ni en perfección. Las techumbres de la mezquita eran originariamente planas, con artesonados de madera, y fueron reemplazadas posteriormente por arcos. La cubierta se apoyaba en un sistema de dos niveles de arcos de herradura que englobaba el sistema de contrafuertes. Las dovelas de los arcos son alternativamente de piedra blanca y ladrillo rojo, creando unas sorprendentes vistas diagonales. El resultado global es un espectacular efecto tridimensional. Las columnas se aprovecharon en su mayoría de construcciones anteriores, romanas, paleocristianas o visigodas. Verdaderamente, el emplazamiento inusual de la mezquita en el perímetro de la ciudad hace pensar que seguramente fue construida sobre las ruinas de algún almacén romano. Todo ello parece indicar que los gobernantes habían llegado a aceptar ciertos aspectos de la tradición arquitectónica existente, que incorporaron con enternecedora ingenuidad en su diseño. En este orden de ideas, parece lógico pensar que los arcos de herradura pudieron ser adaptados de los restos de la arquitectura visigótica local. Ubicación subcontinental 10.62 Gran mezquita de Córdoba: fachada de entrada Con el paso del tiempo la estructura de la Gran mezquita fue ampliada varias veces, pero respetando siempre el diseño original. El alminar, rematado por una cúpula de pabellón, fue uno de los primeros alminares del Islam en forma de torre. Se construyó para emular las torres demolidas de los campanarios cristianos. Una parte especialmente importante de las últimas ampliaciones fue el notable conjunto de tres cúpulas añadido a la crujía de delante del mihrab (962-966), entre las que destaca la central por su espectacularidad. A diferencia de las cúpulas romanas, que eran primordialmente elementos espaciales, o de las bizantinas, que eran soportes de mosaicos espacialmente ambiguos, ésta enfatizaba una combinación de lógica geométrica y detalle decorativo. La base octogonal se cierra hacia la cúspide de la cúpula, por medio de una serie de arcos lobulados que se entrecruzan formando dos cuadrados que, a su vez, se cortan transversalmente. Estos cuadrados crean una estructura octogonal que sostiene una cúpula provista de un conjunto de pétalos en forma de sombrilla. El resultado no es una cúpula en el sentido de objeto unificado, sino una serie de estratos espaciales que actúan horizontal y verticalmente. La luz que se filtra a través de la celosía que forma la capa inferior de los arcos contrasta acusadamente con la oscuridad de los nichos de la esquina. Los mosaicos se deben a un artesano bizantino que vino con su sello desde Constantinopla. La mayor parte de la decoración consiste en formas vegetales, algo más naturalistas de lo usual en Córdoba. 10.63 Sala de oración de la Gran mezquita de Córdoba 10.64 Gran mezquita de Abderramán I, 784-848 Fotos y dibujos que ilustran el texto Alminar Ampliaciones de Al Hakam II, 962-966 Posteriores ampliaciones, 987 Mihrab 0 50 m 10.65 Gran mezquita de Córdoba: planta 10.61 Gran mezquita de Córdoba: estructura de la cúpula 308 / Europa Europa / 309 Página doble tipo Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. Como es natural, algunos profesores preferirán que sus cursos no sigan un relato cronológico; en tal caso, podría serles de utilidad la práctica de “cortar y pegar” selectivamente subseccio­ nes para que se adapten al orden establecido por ellos. Esa selección podría hacerse geográ­ ficamente o mediante otro tipo de criterio. Una vez más, el hecho de que las subsecciones estén concebidas como estudios de casos in­ dividuales permite una lectura coherente, aún cuando estén fuera de sus períodos. Un libro como este tiene que afrontar proble­ mas casi insuperables, en su intento de esta­ blecer un único modelo en el uso de términos y ortografía, especialmente en los nombres propios de origen no occidental. En ocasio­ nes, una determinada mezquita, por ejemplo, tiene diferentes nombres en inglés, español, árabe, persa e hindú. ¿Con cuál nos queda­ mos? Y, seguidamente, ¿debe decirse “Nijojo” o “castillo Nijo” (el sufijo jo en japonés significa castillo)? ¿Debe denominarse una pagoda como ta, el término chino, o hay que persistir en su nombre convencional en caste­ llano? Por lo general, hemos tratado de em­ plear los nombres más comúnmente utiliza­ dos en castellano. Sería absurdo prescindir del nombre griego para los edificios egipcios que hoy llamamos pirámides, nombre que procede del pan grie­ go llamado pyramidos, pero no nos resistimos a la tentación de sugerir que el templo de Ang­ kor Vat podría llamarse por su nombre real, Vrah Vishnulok, por citar sólo un ejemplo. En lo relativo a la ortografía de los nombres pro­ pios o toponímicos, una vez adoptada una opción, hemos tratado de ser coherentes con ese criterio a lo largo de todo el libro. Pese a ello, en algunos lugares se han utilizado inten­ cionadamente términos no castellanos, aún cuando la palabra sea de uso corriente en di­ cho idioma. Hemos seguido este criterio siem­ pre que nos ha parecido que la traducción castellana sería engañosa (por ejemplo, la pa­ labra pagoda en castellano no tiene nada que ver con la ta), o cuando hemos considerado que una exposición lingüística local ayudaría a que una explicación etimológica fuera más clarificadora. Nuestra intención es poner nues­ tro granito de arena para la formación de un vocabulario más variado y apropiado de la arquitectura del mundo. La lengua, como la arquitectura, es un ser vivo con contornos propios, por borrosos que a veces se nos pre­ senten. Como tal, es un recordatorio fascinan­ te, aunque, en cierto modo, desordenado e indefinido, del estatus de la arquitectura como signo cultural con muchas facetas. Confiamos en que, con la lectura de este libro, el lector obtenga una apreciación —y disfrute— de la compleja realidad multilingüística de la arqui­ tectura. En conclusión, tenemos que admitir que du­ rante la preparación y ejecución de este libro, un proceso que hemos disfrutado en todas y cada una de sus fases, nos hemos visto con­ frontados con nuestra propia ignorancia en muchos temas. Las conversaciones con otros colegas nos han ayudado mucho en este as­ pecto, así como los viajes a los lugares que teníamos que comentar; al fin y al cabo, una obra como esta sólo puede ser el principio de un largo proceso de refinamiento. Por tanto, rogamos encarecidamente a los lectores que quieran hacerlo, que no duden en ponerse en contacto con la editorial, sea para señalar erro­ res, para sugerirnos cosas que deberían in­ cluirse en subsiguientes ediciones, o, simple­ mente, para entrar en conversación, incluso en los aspectos más esenciales, sobre la histo­ ria, el mundo y nuestro lugar en él. xiii Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 15:55:12. AGRADECIMIENTOS Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. Una obra de esta magnitud no podría haberse realizado sin la ayuda, el apoyo y la buena voluntad de un gran número de personas. Muchos estudiantes y colegas han colaborado en elementos del texto, como así se hace constar a continuación: Jeremy Gates y Tim Morshead (1200); Fabia Cigni, Tom Dietz y Svea Heinemann (1950); Nikki Moore (Richard Buckminster Fuller); Me­ chtild Widrich (arquitectura gótica); Tijana Vujosevic (ar­ quitectura rusa); Luis Berríos Negrón (racionalismo cari­ beño); Shuishan Yu y Zing Zhou (arquitectura china); Diana Kurkovsky y Ashish Nangia (Le Corbusier); Miche­ langelo Sabatino (fascismo italiano); Alexander Tulinsky (arquitectura japonesa); M. Ijlal Muzaffar (racionalismo); Robert Cowherd (Indonesia colonial); Lenore Hietkamp (arquitectura khmer); Kokila Lochan (arquitectura hindú); Alona Nitzan-Shiftan (movimiento moderno israelí); Cynthia Bogel (arquitectura japonesa); y Kang Young Hwan (arquitectura coreana); Adicionalmente, Alexander Tulinsky, Kokila Lochan, Jan Haag, Ashish Nangia, Kim Bahnsen y Paula Patterson colaboraron en la búsqueda y edición de varias secciones del texto. Innumerables estudiantes del Massachusetts Institute of Technology (MIT) y de la University of Washington tuvieron que pade­ cer conferencias y seminarios sobre temas de historia universal y ofrecieron sus sabios consejos y trabajos estu­ diantiles como ayuda para la confección del libro. Nuestro más profundo agradecimiento a los amigos y colegas que nos facilitaron sus valiosos y sabios consejos y corrigieron muchos de nuestros errores, induciéndonos en numerosas ocasiones a revisar nuestras posiciones. Entre ellos se incluyen: Nasser Rabat, Erika Naginski, Stanford Anderson, David Friedman, Anthony Vidler, Arindam Dutta, Gail Fenske, Maha Yahya, Sibel Bozdo­ gan, Alfred B. Hwangbo, Jonghun Kim, Hadas Steiner, Annie Pedret, Jorge Otero Pailos, Reinhold Martin, Franz Oswald, Brian McLaren, Kyoto Tokuno, Patricia Ebrey, Vince Rafael, Kent Guy, Clark Sorensen, Rick Meyer, Mi­ chael Duckworth, Jeffrey Ochsner, Trina Deines, Ken Ta­ dashi Oshima, Kathryn Merlino, Sergio Palleroni y Alex Anderson. Una larga lista de colegas colaboró con sus imágenes, tal y como se relaciona en la páginas 430-431. Entre ellos incluso hubo algunos cuya generosidad les llevó a cola­ borar con múltiples imágenes: Stanford Anderson, David Friedman, Maha Yaha, John López, Larry Vail, Nasser Rabat, Eric Jenkins, Sibel Bozdogan, Walter Denny, David Aasen Sandved, Kang Young Hwan, Jerry Finrow, Bonnie MacDougall, Norman Johnston, Jeff Cohen y Mark Brack. Lo mismo podría decirse de diversas instituciones: Colle­ ge of Architecture and Urban Planning’s Visual Resources Collection, de la University of Washington; la Rotch Slide Library y el programa Aga Khan de arquitectura islámica en el MIT; y la colección R. D. MacDougall en la Knight Visual Resources Facility, de la Cornell University. Nuestro especial agradecimiento a Anne Deveau y Melis­ sa Bachean, que actuaron de ayudantes administrativos en la sección de historia, teoría y crítica en el MIT, así como a los bibliotecarios Merrill Smith y Michael Leinin­ ger, en la Rotch Library of Architecture and Planning del MIT. En la University of Washington, Nancy Shoji, Karen Helland, Diane Stuart, Caroline Orr, Rachel Ward, Eric Gould y Shanna Sukol, proporcionaron un excelente apo­ yo, y Heather Seneff, directora de la CAUP’s Visual Re­ sources Collection, puso a disposición su colección de diapositivas. Obtuvimos apoyos de diversos tipos por parte de la decana del MIT, Adèle Naudé Santos, del anterior catedrático del departamento de Arquitectura en el MIT, Stanford Anderson, y de Robert Mugerauer y Doug Zuberbuhler, decano y decano asociado de la Uni­ versity of Washington, respectivamente. Queremos extender especialmente nuestro agradeci­ miento a la Graham Foundation for Advanced Studies in the Fine Art por su apoyo financiero a este proyecto. Por su revisión de los primeros bocetos de texto, desea­ mos expresar nuestro agradecimiento a: Richard Cleary, de la University of Texas en Austin; Dr. Roger T. Dunn, del Bridgewater State Collage; Clifton Ellis, de la Texas Tech University; Mark Gelernter, de la University of Colorado en Denver; William J. Glover, de la universidad de Michigan; Kathleen James-Chakraborty, de la University of California en Berkeley; Edward D. Levinson, del Miami-Dade Com­ munity Collage; Taisto Makela, de la University of Colora­ do en Denver; Anne Marshall, de la University of Idaho; Gerald Walter, de la Clemsom University; y Janet White, de la University of Nevada en Las Vegas. Queremos agradecer a nuestra editorial, John Wiley and Sons, Inc., y en particular a Amanda Miller, Paul Drougas, Lauren LaFrance y David Sassian, quienes trabajaron in­ cansablemente con los autores itinerantes. Finalmente, extendemos el agradecimiento a nuestros familiares, Nancy, Andreas y Elias, y Henry y Marianne Jarzombek; Leah, Saher y Savitri y Aditya Prakash; y De­ bra, Emily y Andrew, simplemente por aguantarnos. xiv Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 15:55:12. Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. Culturas primitivas Hacia 12000 a. C., tras un lento pero inexorable proceso, los seres humanos se habían ido distribuyendo por gran parte de la superficie del planeta, desde África, España, Asia occidental, hasta la punta más meridional de Sudamérica. Generalmente se agrupaban en aldeas, instalando sus poblados cerca de cavernas o a lo largo de costas y arroyos; es decir, en lugares propicios para la práctica combinada de la agricultura y la caza. El cultivo y la domesticación de animales, un proceso lento y gradual, requería no sólo de un conocimiento de las estaciones, sino también de los medios de transmisión de dichos conocimientos generación tras generación. Este mismo espíritu fue el que guió el desarrollo de las técnicas de la construcción y sus usos más especializados con fines religiosos y comunitarios, que fueron jugando un papel cada vez más importante. Tanto si se utilizaba barro para producir los ladrillos como juncos para construir techumbres, betún como revestimiento, piedra para los cimientos o madera para construir postes y vigas, las herramientas especializadas y la especialización social resultaban cruciales. Sin embargo, los resultados no fueron uniformes; algunas sociedades fueron más pragmáticas, otras más simbólicas; y algunas pusieron sus esfuerzos en los graneros, otras en los templos. En ciertas sociedades, los oficios especializados relacionados con la construcción estaban controlados por la élite. En cambio, en otros lugares, los oficios de la construcción tuvieron una expresión más común. Por ello, consideramos un error dividir la historia de la arquitectura en prehistoria e historia, con la escritura como punto tradicional para dividir tal distinción. Es erróneo considerar la Edad de Piedra como primitiva o como un momento histórico unificado. La arquitectura, como la propia civilización, nació en nuestra prehistoria, y desde el principio fue más plural que el resto de las artes. Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:55:51. Culturas primitivas Los hombres del paleolítico crearon pinturas zoomorfas en las paredes y techos de las cavernas, como en Lascaux, Chauvet, en lo que hoy es el suroeste de Francia. 30000-10000 a. C. ™ Cueva de Apolo 11 Lascaux y Chauvet Wadi Kubbaniyain Eynan/Ain Mallaha 25000 a. C. Monte Verde Montes de Pachmari Mal’ta Cueva de Fell Cultura clovis Jiahu Cultura jomon Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. Ubirr Las pinturas rupestres aborígenes representan la tradición artística ininterrumpida más longeva del mundo. Las rocas de Ubirr, en el norte de Australia, fueron pintadas y repintadas durante milenios. Hacia 40000 a. C. hasta el presente 2 Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:55:51. Culturas primitivas Los grabados y pinturas en la roca de la cueva de Apolo 11, situada en la actual Namibia, figuran En los primeros asentamientos en Oriente Próximo se cultivaban los cereales. Existe una rica tradición artística en Eynan y Ain Mallaha, al norte del mar de Galilea. Hacia 10000-8200 a. C. entre las muestras de arte rupestre más antiguas del continente africano. 25500-23500 a. C. La cultura mal’ta, en la actual Siberia, se desarrolló en La ciudad amurallada de Jericó se fundó hacia 8300 a. C. Asia septentrional y central. Los lugares arqueológicos consisten en una serie de casas subterráneas que contienen objetos tallados con huesos, marfil y astas. Hacia 20000 a. C. Durante el paleolítico tardío se establecieron asentamientos humanos en Wadi Kubbaniyain, en lo que hoy es el alto Egipto. Los yacimientos muestran En Catal Hüyük, en el sur de Anatolia, se fabricaban alfarería y tejidos. Hacia 6000 a. C. La experimentación con el mineral del cobre empezó en Anatolia. Hacia 7000 a. C. evidencias de herramientas de caza, pesca y de recogida y tratamiento de plantas. Hacia 17000-15000 a. C. 15000 a. C. Apogeo de la última era glacial hacia 22000 a. C. 5000 a. C. Declive de la era glacial La agricultura en Grecia y el Egeo se inicia hacia 7000 a. C., alcanzando Iberia y Bretaña hacia 5000 a. C. y Escandinavia hacia 4000 a. C. Período neolítico primitivo hacia 10000-5000 a. C. hacia 14000 a. C. La cultura jomon, en Japón, produjo ejemplos de la primera alfarería conocida hacia 10500-8000 a. C. En los montes de Pachmari, en la actual India central, los refugios de piedra arenisca están decorados con pinturas de motivos variados en techos y paredes hacia 9000-3000 a. C. En la floreciente y compleja cultura Jiahu, en China central, se encontraron los primeros ejemplos de flautas. También existen evidencias de cultivo del arroz hacia 7000-5700 a. C. Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. Primeras migraciones humanas hacia América hacia 13000 a. C. La cultura del pueblo clovis, uno de los diversos grupos paleoindios en América central y Norteamérica, utilizó lanzas con punta de pedernal para la caza mayor En América central hacia 10000-9000 a. C. se cultivaba el maíz hacia 5000 a. C. La región más meridional de la costa del Pacífico de Sudamérica muestra evidencias de habitación humana en Monte Verde y en la cueva Fell, en Patagonia, un refugio de roca ocupado por cazadores que utilizaban instrumentos de caza de piedra hacia 10500-9500 a. C. 3 Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:55:51. Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:55:51. Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. 3500 a. C. No se puede aplicar un mismo discurso para toda esta era. En algunos lugares, en especial en la zona mediterránea, la diosa madre de la Edad de Piedra seguía siendo la reina suprema; en otros, como en Mesopotamia, empezaba a verse reemplazada por complejos panteones más apropiados a una economía más industrializada. En Egipto, que tuvo que acomodarse desde el principio a un rápido crecimiento, la diosa madre nunca se desarrolló como una entidad autónoma, mientras que en China, con su extensa red de poblados, el culto a la diosa madre siguió siendo dominante durante largo tiempo. Análogamente, la arquitectura no constituyó una fuerza univalente. Aunque claramente inserta en el área de acción de las élites gobernantes, se construían edificios para los difuntos, moradas, templos y graneros, de modo que, por más que pudieran encontrarse numerosos paralelismos entre las diferentes regiones, en realidad cada una evolucionaba a su manera y con diferentes factores determinantes de crecimiento y desarrollo. En esta sección analizaremos los primeros lugares en el mundo donde dichos desarrollos empezaron a iniciarse, hacia 3500 a. C. La cultura egipcia, unificada hacia 3500 a. C. y densamente poblada a lo largo del Nilo, desarrolló desde muy temprano una estructura social de carácter marcadamente vertical. En el tercer milenio a. C., las élites gobernantes expandieron su dominio, al tiempo que definían unas prácticas religiosas en torno al tema del más allá. La región mesetaria de la Alta Mesopotamia y la llanura aluvial de la Baja Mesopotamia favorecían la agricultura en los valles, y la caza y los pastos en las colinas y las montañas, dando lugar a una vasta red de pueblos y grupos sociales interconectados que comer- ciaban entre sí a lo largo de grandes exten­ siones de territorio. Los mausoleos y palacios eran todavía bastante raros. En cambio, los poblados de los montes Zagrós, en las tierras altas de Anatolia y en la cordillera del Líbano, pasaron a formar parte de una sociedad interconectada y orientada hacia los grandes ríos Tigris y Éufrates, así como hacia las regiones productoras de metales en las montañas; en esta zona, una vez más, el grano se convirtió en la mercancía principal. La situación en Asia meridional era parecida. En los montes de Beluchistán, al oeste del Indo, se desarrollaron una serie de pueblos, los mayores de los cuales se ubicaron en los alrededores de Mehrgarh, aunque tampoco aquí tenemos noticia de lugares religiosos de importancia. Pese a la presencia de valles fluviales también imponentes, China fue la menos densa de aquellas primeras civilizaciones. Sus ríos no se convirtieron en polos de atracción para civilizaciones urbanas hasta mucho más adelante, alrededor del primer milenio a. C. En su lugar, una serie de poblados diseminados por una vasta extensión de tierra se conectaban entre sí mediante centros rituales mortuorios y religiosos comunes, donde los fieles participaban tras haber recorrido largas distancias. Las culturas yang­ shao y hongshan en el norte, dawenkou y longshan en la costa este, y liangzhu en el sur, estaban separadas entre sí, pero compartían templos y altares. En América, los pueblos asiáticos que cruzaron a Norteamérica por el estrecho de Bering se refugiaban en cavernas o en estructuras temporales de madera. Ubicaron los enterramientos significativos en túmulos de tierra y piedras. Cerca de los Grandes Lagos, los pueblos de la antigua cultura del cobre empezaron a utilizar este material para elaborar herramientas. De todas esas protocivilizaciones emergentes, posiblemente los pueblos más prósperos fueron los de la costa peruana del Pacífico, que basaban su economía directamente en el mar. En el pasado, este hecho se utilizó para explicar el desarrollo más lento de las culturas sudamericanas, pero recientemente se ha demostrado que, incluso a lo largo de la costa peruana, el cambio de la producción agrícola a la producción arquitectónica sociopolítica tuvo lugar a la par que en Eurasia, alrededor de 2500 a. C. Europa era un entramado disgregado de aldeas y áreas dominadas por clanes. El grano, que se plantaba y cosechaba en Mesopotamia en grandes cantidades, no llegó a Inglaterra hasta alrededor de 3500 a. C. Las culturas europeas tenían que prestar gran atención a las estaciones de siembra, más cortas que en Mesopotamia y, por tanto, mucho más preciosas. Sin embargo, el tiempo relativamente más cálido que el actual facilitaba el desarrollo de la vida en la aldea. Las áreas al oeste y al norte del mar Negro fueron famosas por su alfarería y su minería, y sin duda comerciaban con Mesopotamia. Aunque la mayoría de las construcciones en Europa era de madera, las zonas costeras a orillas del Atlántico pertenecían a una cultura megalítica que, como en gran parte de Asia, construía grandes tumbas de piedra. En Bretaña esas culturas construyeron miles de círculos de piedras que se usaban como lugares religiosos y de comercio. Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:55:51. 3500 a. C. ™ Abidos Merimde Catal Hüyük Eridu/Uruk 5000 a. C. Mehrgarh Harappa Banpo Niuheliang Shijiahe Merimde hacia 5000-4100 a. C. Mesopotamia: cultura ubaid hacia 5500-4000 a. C. Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. Fundación de Eridu hacia 5000 a. C. La ciudad neolítica de Catal Hüyük florece hacia 6900-5400 a. C. 6 Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:55:51. 3500 a. C. China: cultura yangshao hacia 5000-1500 a. C. Banpo Centro ritual Niuheliang hacia 4500-3750 a. C. hacia 3500 a. C. Shijiahe Altar ritual Yaoshan hacia 3300-2000 a. C. hacia 2800-2000 a. C. Valle del Indo: período harappa primitivo hacia 5000-2600 a. C. Mehrgarh hacia 6500-2800 a. C. 3500 a. C. 4500 a. C. 2500 a. C. Período neolítico tardío Primera Edad de Bronce hacia 5000-2000 a. C. hacia 3000-2000 a. C. Egipto: período predinástico Primer período predinástico hacia 4500-3100 a. C. hacia 3100-2649 a. C. Abidos Tumba de Hor Aba Mastaba K1 en Bet Jalaf hacia 5500-4000 a. C. hacia 3100 a. C. hacia 2600 a. C. Período uruk hacia 4000-3100 a. C. Fundación de Uruk Tell es–Sawwan Templo en Uruk hacia 4000 a. C. hacia 3500 a. C. hacia 3000 a. C. Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. Templo en Eridu hacia 3000 a. C. Invención de la rueda hacia 3600 a. C. Primeros documentos legibles en Mesopotamia La fundición del bronce se inicia en Oriente Próximo hacia 3600 a. C. hacia 3200 a. C. Europa: tumbas de corredor y dólmenes megalíticos hacia 3500-2500 a. C. 7 Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:55:51. 3500 a. C. Niuheliang illo ar m A Río Ya ng -Ts é Banpo o Rí Xishuipo Mar Amarillo Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. Shijiahe Yaoshan Los albores de las civilizaciones chinas En un amplio panorama de la historia de la arquitectura china editado por Nancy Steinhardt (Chinese architecture, Yale University Press, New Haven, 2002) se señala que hacia el cuarto milenio a. C. se desarrolló un tejido continuo de asentamientos desde las llanuras centrales de Mongolia, en el norte de China, a lo largo del valle del río Amarillo, hacia la bahía de Hangzhou, en el sur. Esos territorios se corresponden aproximadamente con las provincias actuales de Shanxi y Henan. La agricultura de los valles del río permitía abastecer de alimentos a gran cantidad de población, pero debido a la inexistencia de ciudades compactas, esta fase primitiva de la historia de China se caracterizó por una civilización disgregada y conformada por pequeñas aldeas disemi­ nadas en un inmenso territorio. A menudo, estos asentamientos dispersos compartían un centro ceremonial común que interconectaba las diversas comunidades mediante un orden simbólico compartido. Todavía no se ha establecido con claridad si la geografía religiosa coin­cidía con la política, pero lo que sí se sabe es que el derecho a gobernar se basaba en el linaje ancestral. La China neolítica se ubicó alrededor de las llanuras fértiles de los ríos Amarillo y Yang-Tsé Vista seccionada Banpo, ubicada en el valle del río Amarillo (cerca de la ciudad moderna de Xian) y fun­ dada hacia 4500 a. C., fue uno de esos numerosos asentamientos de gran tamaño. Fue des­cu­bierta en 1953 y se extendía sobre una superficie de unos 60 km2, de la que sólo se ha excavado un 5 %. Estaba rodeada por un foso de unos 5-6 metros de ancho, construido probablemente con fines de drenaje y defensa. Las casas eran de barro y madera, tenían planta circular, con techumbres salientes de paja, se levantaban sobre cimientos superficiales y tenían una depresión en el centro para el hogar. El acceso a las moradas se realizaba por unas rampas que descendían al interior de la vivienda. Los muertos se enterraban en cuevas o, en el caso de clanes matriarcales, fuera del poblado, en simples fosos excavados en una zona de enterramiento comunal. Al parecer, los niños eran enterrados en urnas delante de sus casas. 0 5m Sección longitudinal Planta 1.1 Reconstrucción de un grupo de casas de Banpo, cultura yangshao 1.2 Banpo: reconstrucción de una sala de reunión 8 / Asia oriental Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:55:51. 3500 a. C. 1.3 Altar ritual en Yaoshan En lo que se refiere a la arquitectura civil, los edificios con grandes plazas abiertas y hoyos para almacenaje son indicativos de la existencia de una jerarquía y una organización cívicas. Una parte del poblado se dedicaba a la producción de objetos de alfarería, lo que apunta a una incipiente especialización protoindustrial. Uno de los hornos más antiguos del mundo se halla precisamente aquí. Vista seccionada 0 Un altar ritual en Yaoshan (alrededor de 33002000 a. C.), Zhejiang, proporciona indicios de edificios religiosos de la época. Un foso define un recinto sagrado de 25 metros de lado, en cuyo centro hay una plataforma de tierra roja apisonada de 6 × 7 metros. En las excavaciones se encontraron doce tumbas, organizadas en dos hileras bajo el suelo del altar, que presumiblemente debieron corresponder a sacerdotes. Todavía desconocemos el uso que se daba a esta plataforma, aunque se sospecha que podría estar relacionada con algún rito ancestral. 3m Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. Sección transversal Planta 1.4 Banpo: reconstrucción de una vivienda circular 0 200 m 1.5 Ciudad amurallada de Shijiabe 0 10 m 1.6 Planta: altar ritual en Yaoshan Asia oriental / 9 Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:55:51. 3500 a. C. Tumba I Templo de la diosa Tumba VI Tumba II Tumba III 0 1.000 m Tumba IV Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. Tumba V Centro ritual de Niuheliang Entre los hallazgos recientes de las civilizaciones chinas primitivas, cabría hablar de los de la cultura hongshan, en Mongolia central, situados a lo largo de los tramos medio y superior del río Laoha y en el valle del río Yingjin. El centro ritual de Niuheliang, que data de alrededor de 3500 a. C., es una gran zona funeraria y ceremonial que consta de 16 yacimientos situados en sendas colinas diseminadas por un territorio de más de 50 km2. Aproximadamente en el centro de esta zona existe una plataforma de marga de 40 × 60 metros sobre la que se levantaba un templo, probablemente dedicado a una diosa. Un eje en dirección norte-sur conecta el conjunto del centro ritual con el monte central de Zhushan (o monte del Cerdo) situado hacia el sur. El templo constaba de ocho cámaras subterráneas conectadas entre sí, que fueron construidas en forma lobulada asimétrica de 25 metros de longitud en dirección sur-norte y de 2 a 9 metros de anchura. Su base contiene elaborados altorrelieves geométricos de arcilla pintados de amarillo, rojo y blanco. En su extremo norte había una habitación separada donde las excavaciones realizadas descubrieron fragmentos —cabeza, torso y brazos— de un cuerpo de arcilla, tal vez pertenecientes a una diosa que dio nombre al lugar. Pese al enorme tamaño de Niuheliang, mucho mayor de lo que razonablemente correspondería a un clan o poblado, no han aparecido indicios de asentamientos en sus inmediaciones, lo que sugiere que tal vez pudiera haber servido como centro ceremonial para toda la región. 1.7 Centro ritual de Niuheliang, Mongolia Interior, China Una de las tumbas contenía objetos de jade de gran calidad, y estaba rodeada de otras tumbas más pequeñas diferenciadas por el rango, o al menos así parece. En conjunto, se diría que este centro ritual ya contenía algunos de los elementos esenciales que posteriormente caracterizarían a los cultos ancestrales chinos —montones de piedras como signo funerario, plataformas y un templo ceremonial—, como lo demuestran, por ejemplo, las tumbas Ming, construidas cinco milenios después. 0 1.8 Centro ritual de Niuheliang, tumba II: planta de montón de piedras funerario Recientemente se ha descubierto en Xishuipo, provincia de Henan, una tumba fechada hacia 4000 a. C. La tumba contiene un esqueleto humano, flanqueado a ambos lados por las figuras de un dragón y un tigre, realizadas esmerada y artísticamente con centenares de conchas. Los dragones y los tigres, todavía hoy figuras clave en el simbolismo confuciano chino, se consideran predictores del futuro tanto en la vida como en la muerte. Las cordilleras, especialmente aquellas con picos prominentes, simbolizan dragones. Las sepulturas, en particular las tumbas imperiales, se situaban a los pies de cumbres importantes. 5m 1.9 Figuras de dragón, esqueleto humano y tigre, tumba en Xishuipo, provincia de Henan 10 / Asia oriental Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:55:51. 3500 a. c. o er lad sfi De de lán Bo Mehrgarh Harappa o nd oI í R Mehrgarh II Este período se caracteriza por la elaboración de cerámica, inicios de la metalurgia de cobre, elaboración de abalorios de piedras y talla de huesos de foca. Inicios de escritura se manifiestan en forma de grafitos sobre objetos de barro a partir de 3500 a. C. lán Bo Río Montes de Beluchistán Mehrgarh III Ubicación de las civilizaciones del Indo: mehrgarh y harappa Mehrgarh I Mar de Arabia Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. 0 PRIMEROS ASENTAMIENTOS INDOS Aunque los primeros indicios de la ocupación neolítica de India se remontan a 10000 a. C., alrededor de 7000 a. C. empezaron a surgir culturas estables en las montañas orientales de las cadenas montañosas de Beluchistán, en el actual Pakistán. Se trataba de un entorno típico de la época para agricultores y pastores, con agricultura en las llanuras del valle del Indo, y pastoreo y caza en las colinas y montañas. Aunque esta topografía era similar a las de China y Mesopotamia, las diferencias en las respectivas respuestas arquitectónicas son destacables. Las culturas de Beluchistán no desarrollaron lugares ceremoniales ni practi­ caron cultos funerarios ancestrales, tal vez por­que los pueblos del valle del Indo fueron de los primeros en desarrollar entornos protourba­ nos concentrados, donde la identidad personal derivaba más de la estructura social y artesanal que del linaje familiar o afiliación a un dios o deidad concreto. importante centro comercial de la región, con una extensión que alcanzó las 200 hectáreas en el apogeo de su desarrollo. Hacia el año 3500 a. C., el dominio alcanzado en el cultivo extensivo del cereal era tal, que los habitantes lo habían convertido en el centro de su cultura. El paisaje urbano estaba dominado por grandes edificios rectangulares de adobes (presumiblemente graneros), con numerosas celdas y un largo y estrecho pasillo en una posición más o menos central. La ausencia total de puertas sugiere que el grano se introducía por la parte superior, como en un silo. 500 m 1.10 Plano de situación de Mehrgahr, Pakistán Como ha mostrado Raymond Allchin, de los numerosos yacimientos arqueológicos que todavía siguen excavándose, los más importantes son los de los alrededores de la Mehrgarh contemporánea. Esta zona, con una posición estratégica dominante sobre la llanura de Kachi, al suroeste de la Quetta moderna, estaba ubicada cerca del desfiladero de Bolán, una importante puerta de conexión de Asia meridional con el resto del continente. Es posible reconstruir su historia de cinco milenios, desde sus principios como una sencilla aldea hasta la época de su máximo esplendor como 0 50 m 1.11 Mehrgahr II: planta de graneros de adobes Asia meridional / 11 Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:55:51. 3500 a. C. 1.12 Mehrgarh: organización típica de graneros Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. Sección transversal Aunque la presencia de esos graneros parezca sugerir una organización social centralizada, no existen indicios de templos u otros edificios ceremoniales dominantes. Por otra parte, los graneros no están alineados con otras estructuras adyacentes, aunque parece claro que constituían el centro de la vida social. En la fachada exterior oeste de uno de ellos se ha hallado un gran hogar junto con varios centenares de semillas carbonizadas; a lo largo de la fachada sur se han encontrado utensilios de piedra y taladros de esteatita que indican la existencia de un posible taller. En el lado este aparecieron unos montones de huesos animales mezclados con cenizas, indicativos de una intensa actividad carnicera. En otras palabras, la vida debía organizarse alrededor de los graneros, que también debieron ser el centro de prácticas funerarias, pues se han encontrado huesos humanos, presumiblemente de sacerdotes, enterrados en sus corredores y espacios intermedios. Planta 1.13 Muro lateral de una tumba en Mehrgarh 1.14 Mehrgarh I: reconstrucción de la casa E 12 / Asia meridional Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:55:51. 3500 a. C. Mar Mediterráneo Merimde Menfis Nilo Río Tumba Y (reina Merneith) ojo rR Ma Abidos Tebas 0 100 m 1.15 Tumbas reales en Umm el-Qaab, Abidos, Egipto Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. EGIPTO PREDINÁSTICO En su día, el norte de África fue un territorio vasto y fértil de bosques y pastos, poblado por el hombre desde muy temprano. Pero en el sexto milenio a. C. se produjo un dramático caldeamiento global que, poco a poco, transformó el norte de África en las interminables extensiones de arena que hoy denominamos desierto del Sáhara. Sus pobladores emigraron, hacia el oeste, hacia Marruecos, España, e incluso más allá, o hacia el este, hacia las riberas del Nilo. Como resultado, hacia el cuar­to mi­lenio a. C., en un período asombrosamente corto de tiempo, las aldeas de Egipto se trans­ formaron en ciudades y floreció un próspero comercio a lo largo del Nilo y por las islas del Egeo. La elevada densidad de población a orillas del Nilo no tenía precedentes por entonces, y el hecho de que esta circunstancia no llegase a alterar el sistema social debe atribuirse a varias condiciones. La primera de ellas es que las élites aprendieron rápidamente a autodefinirse como divinas, asegurándose así un mecanismo para proteger y aislar su poder, lo que redundó en que la religión de los egipcios no pasó por una fase ctónica, fundamentada en diosas madre y cuevas, tan comunes en muchos lugares de Eurasia y el Mediterráneo. En sus comienzos, la religión egipcia era exclusivamente para la élite. No contenía relatos épicos de destino común, sino más bien mitos de actos heroicos de reyes que pasaban el testigo sucesorio a la siguiente generación, lo que explicaría el rápido desarrollo de su complejo panteón de divinidades, que va desde la bovina Hathor hasta las divinidades más abstractas Ptah y Amón. Sólo a partir del Imperio Nuevo (1540-1069 a. C.) su religión comenzaría a tener un papel más amplio en la sociedad. Otro factor estabilizador del orden social egipcio fue el Nilo, con su parsimonioso discurrir de sur a norte y su cadencioso ritmo de crecidas y bajadas. El Nilo crecía a mediados de octubre, tras la cosecha, lo que significaba que, cuanta más gente hubiera trabajando en el campo, más alimentos se producirían. Sin embargo, en contraposición con la celebración del agua y de la comida, para el pueblo egipcio existía el temible poder inhumador de la tierra. La vida y la muerte, el río, las montañas y la arena se conectaban íntima y naturalmente entre sí alrededor de la omnipresente mitología de la soberanía divina. Uno de los lugares arqueológicos más antiguos de Egipto del período predinástico es Merimde, situado a 50 kilómetros al noroeste de El Cairo y en la base occidental del delta del Nilo. Data del sexto milenio a. C. y consta de una serie de chozas de planta ovalada con silos de grano hundidos en el terreno. Los muertos yacen en fosos poco profundos de cementerios fuera de la ciudad, envueltos en esteras y acompañados de efectos como vasijas de barro y conchas. Ídolos, vasijas (algunas de ellas utilizadas para la preparación de cosméticos) y pinturas murales señalan una estética que, con el tiempo, se convertiría en típicamente egipcia: superficies lisas, formas abstractas y actos heroicos. Una tumba de alrededor del 3200 a. C. hallada en Abidos, una importante y antigua ciudad situada 100 kilómetros río arriba de Tebas, muestra el incipiente concepto de sitio funerario como casa enterrada: un foso rectangular de unos 10 × 5 metros y 1,5 metros de profundidad. Seguramente debió estar cubierta de maderos, barro y arena, formando una pequeña loma. Las habitaciones estaban conectadas entre sí por estrechas rendijas que simulaban puertas. Algunas de las cámaras contenían jarros de piedra y otras estaban dedicadas a los dioses del sepulcro. En una de las tumbas había pinturas con escenas de barcos, caza y pesca en las paredes, y en otra puede verse un cazador blandiendo su maza ante la presencia de dos leones que se le acercan. África / 13 Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:55:51. 3500 a. C. Sección 0 50 m Planta 1.16 Tumba de Hor Aba 0 15 m 1.17 Tumba Y (reina Merneith) en Abidos El diseño y decoración de esas tumbas anticipa claramente el desarrollo de la mastaba (del árabe mastaba, ribera). La mayor de ellas era la tumba de Hor Aba en Saqqara, a las afueras de Menfis, alrededor del año 3100 a. C. Según ciertos autores, el complicado dibujo de las paredes representaba muros de madera o juncos; otros sugieren una influencia de Mesopotamia o de Oriente Próximo. La tumba propiamente dicha consta únicamente de cinco cámaras centrales excavadas en la tierra. Una mastaba construida en la III dinastía, la de Bet Jalaf, al norte de Abidos, medía nada menos que 45 × 85 metros en planta y 8 metros de altura. La tumba tenía la organización de una casa, con sus numerosas habitaciones empotradas en el terreno y un acceso a través de unas escaleras y un largo pasillo. Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. Pozos de ofrendas Sección Rastrillos Cámaras funerarias Planta subterránea 0 30 m 1.18 Mastaba K1 en Bet Jalaf En esta fase primitiva de la cultura egipcia no existía una arquitectura de templos como en China, donde las prácticas religiosas unificaban amplios sectores de la sociedad. En su lugar, la arquitectura definía el tránsito entre la vida y la muerte para los miembros de la élite, de ahí su papel mucho más reducido en la sociedad, al contrario de lo que sucedía en China o en India, aunque su finalidad no podía ser más dramática. Para los chinos, la muerte involucraba la transmisión de la memoria familiar y se articulaba espacialmente mediante relicarios domésticos y frágiles templos de madera sobre montículos de tierra. Desde el punto de vista religioso, la muerte en Egipto sólo se contemplaba en el caso del soberano, cuyo espíritu se elevaba majestuosamente sobre las trivialidades de la domesticidad y la familia, y tenía su lugar en una casa simulada construida para la ocasión, con todos los avíos que el difunto necesitaría para una vida confortable en el más allá. Lo que ocurriera en el interior de esa casa y cómo se moviera el espíritu de acá para allá, eran temas de la máxima preocupación, ya que se creía que determinaban el flujo de la historia presente y futura. No obstante, la “casa” sólo era la mitad de la ecuación. En Egipto, la muerte tenía una forma interior y otra exterior. La “casa” propiamente dicha estaba literalmente sepultada bajo la forma exterior del edificio: el 80 % de la mastaba de la reina Merneith no era más que una masa oscura de muros y espacios que vinculaban ambas formas. En esencia, el trabajo del arquitecto consistía en dar unidad a las manifestaciones interiores y exteriores de la muerte del soberano. 14 / África Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:55:51. 3500 a. C. Mar Caspio Tell Maghzaliyeh Tell Hassuna rós ag sZ nte Mo ro au sT e t n Mo Catal Hüyük Mar Med iterr áne o Jarmo Tell es-Sawwan Ganj Dareh Tig ris Éu fra tes co rsi Pé lfo Go Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. MESOPOTAMIA Las culturas analizadas hasta ahora —china, indo y egipcia— disponían de territorios suficientemente grandes como para satisfacer sus diversas necesidades, y de ahí su poder. Los chinos no dependían de las importaciones de sal o de metales del otro lado de la cordillera del Himalaya. El sistema del valle del río Indo también era relativamente autosuficiente. En cierto sentido, los egipcios dependían más del comercio e importaban metales de las islas del Egeo, al norte, o de Nubia, al sur. Sin embargo, fueron capaces de protegerse durante milenios de las influencias o invasiones extranjeras. Muy diferente es el caso del desarrollo de las áreas de los ríos Tigris y Éufrates, donde, hacia el año 4000 a. C. ya se había formado una vasta red de aldeas en las tierras altas. Sus habitantes habían empleado milenios para transformar los valles en una de las regiones más productivas de cereal del mundo. En la actualidad estas zonas están repartidas entre Irán, Irak, Siria, Turquía, Líbano y Jordania. El nombre Mesopotamia procede de las palabras griegas meso (“entre”) y potamos (“río”); es decir, “entre ríos”, en referencia a la fértil planicie comprendida entre los ríos Tigris y Éufrates. El llamado Creciente Fértil es una región agrícola que se extiende a los pies de las cadenas montañosas Tauro y Zagrós, cuya forma de arco abarca desde las costas orientales del Mediterráneo al Irak actual. El clima también era más frío que en la actualidad; los valles verdes del Tigris y del Éufrates eran muy distintos a los resecos desiertos actuales; en las tierras altas había franjas de bosque salpicadas de zonas de estepa y sabana ricas en flora y fauna, como cabras, jabalíes, ciervos y zorros. Aunque los agricultores trabajaban las tierras del valle, la comunidad vivía en los cerros, más fáciles de fortificar. Sin embargo, a diferencia de China e India, esos aldeanos tenían dos focos de atracción económica; cerro abajo, los campos de labor, y cerro arriba, en el corazón de las montañas de Ana­tolia, las ricas minas de oro y de cobre. Así pues, las culturas mesopotámicas estaban siempre en movimiento, con sus ventajas e inconvenientes. 1.19 Tell, una palabra árabe que significa montículo, se utiliza a menudo para describir los enormes montículos acumulados por los restos de casas de adobe y generaciones de desechos, como éste: Ganj Dareh. Asia occidental / 15 Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:55:51. 3500 a. C. 1.20 Organización de viviendas en Tell es-Sawwan, Irak Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. Una de las agrupaciones de aldeas más importantes de este período (6000-2500 a. C.) estaba ubicada justo al este de una zona agrícola húmeda que forma un arco que va desde el extremo norte del golfo Pérsico en dirección noreste y recorre las estribaciones de los montes Zagrós. Entre los asentamientos se encontraban Tell Hassuna, en la zona noroeste del Irak actual, al sur de Mosul, en los cerros que dominan el Tigris; Tell Maghzaliyeh, a unos 150 kilómetros en dirección noroeste; Tell esSawwan, en la ribera izquierda del Tigris, cerca de Samarra; y Jarmo y Ganj Dareh, en Irán. 0 50 m En un principio esos asentamientos comenzaron siendo aldeas fortificadas de unos 200 habitantes, transformándose con el tiempo en comunidades importantes. Los materiales de construcción básicos eran el barro y la madera; el barro se mezclaba con juncos y se aplicaba en tongadas horizontales formando muros de diversas alturas. Los muros de las casas se organizaban en cuadrícula y constaban de habitaciones rectangulares que medían 1,5 × 2 metros de media. En Ganj Dareh los arqueólogos encontraron vestigios de domesticación de animales, como cráneos de ovejas salvajes en un nicho de escayola, algo similar a los hallazgos en Catal Hüyük, Anatolia. Las cubiertas planas estaban construidas mediante una serie de vigas de roble yuxtapuestas, sobre las que se colocaba una capa de ramas y juncos, impermeabilizada con barro, betún y yeso. Las casas eran algo más que simples chozas; algunas paredes interiores estaban decoradas con revoque de yeso, una técnica común en buena parte de la construcción de la región y que ya venía desarrollándose desde épocas tan tempranas como alrededor de 7000 a. C. La materia prima se obtenía de los extensos afloramientos de roca selenítica en el norte de Irak y de Siria, de donde se extraían los bloques de piedra que se amontonaban, calcinaban y posteriormente molían para obtener un polvo más fácil de transportar. Este material de construcción no sólo se usaba localmente, sino que también se exportaba. El desarrollo del comercio de productos artesanales —alfarería, materiales de construcción y objetos de metal— estimuló la economía de la región y desempeñó un papel central en su deriva hacia la especialización artesanal y la urbanización. La cultura Hassuna contaba con cereales en abundancia, que exportaba a las regiones vecinas. 1.21 Estatuilla femenina de la cultura Hassuna, hacia 6000 a. C. 16 / Asia occidental Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:55:51. 3500 a. C. Montes Balcanes Varna Mar Caspio Mar Negro Anatolia Catal Hüyük Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. Mar Mediterráneo Catal Hüyük La principal zona cuprífera de Eurasia abarcaba desde el mar Caspio, a través de Anatolia y alrededor del mar Negro, hasta los Balcanes. La explotación de las minas de esas zonas comenzó hacia 7000 a. C. Un grupo de tumbas descubierto en Varna, a orillas del mar Negro, y que data de 4500 a. C., da una idea clara de la riqueza que aportaron los metales a esos pueblos. Las tumbas contenían abalorios, joyas y objetos de concha y cobre finamente trabajados, así como ornamentos con formas de toros, que ciertamente no son originarios de la región, fabricados con chapa de oro repujada. Otro producto procedente del norte era la sal, que se extraía de diversos lugares, como Austria. Basta pensar en los grandes depósitos de sal cristalizada alrededor de Salzburgo (que literalmente significa “ciudad de sal”), que se convertirían en la fuente de riqueza de la cultura halstadt posterior. Tampoco hay que olvidar que algunas de las figurillas de arcilla cocida más antiguas que se conocen proceden de excavaciones arqueológicas en la antigua Checoslovaquia y datan de 25000 a. C., mientras que los primeros cestos aparecieron allí hacia 10000 a. C. 0 La zona que abarca desde la antigua Checoslovaquia hasta el mar Caspio forma la “media luna” del metal, ocupada principalmente por una cultura de aldeas que sobrevivió gracias al comercio de minerales, menas y los objetos artesanales de dichos materiales. Cabe recordar que, por más que tendamos a pensar en la región del Tigris y el Éufrates como la cuna de la civilización urbana, lo cierto es que la civilización —si se nos permite hacer uso de tan compleja e incómoda palabra, al menos en esa área— fue producto de una cultura combinada en la que unos construían ciudades mientras que otros excavaban minas. El cultivo del grano y la producción de metales eran actividades que se reforzaban mutuamente. En el centro del comercio del metal se encontraba la ciudad de Catal Hüyük, en Anatolia central, cerca de la ciudad moderna de Konya. Con una población de unos 3.000 habitantes, por entonces era una de las mayores ciudades de la zona, y su fundación se remonta a 7400 a. C., aproximadamente. Los objetos de metal encontrados en Catal Hüyük se encuentran entre los más antiguos conocidos en Oriente Próximo. También se comercializaron otros productos locales, en particular la obsidiana, que se utilizaba para decoración y como objeto de trueque. 1.22 Trazado de casas en Catal Hüyük, cerca de Konya, Turquía 15 m Asia occidental / 17 Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:55:51. 3500 a. C. Escalera de mano de acceso a la trampilla de la cubierta, que hacía las veces de entrada a la casa y salida de humos. Plataforma para dormir Horno Hogar 0 6m 1.23 Casa típica en Catal Hüyük Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. La ciudad constaba de casas con cubierta plana agrupadas en un único volumen, sin calles ni pasajes reconocibles. Los habitantes se movían por las azoteas y bajaban a sus casas por escalerillas. Los muros eran de adobes secados al sol, reforzados con postes macizos de roble. La luz entraba por unas pequeñas ventanas en lo alto de los muros. Cuando se extinguía una familia, su casa quedaba abandonada durante un tiempo, dejando huecos en el tejido urbano, hasta que el espacio era reclamado. La residencia típica contenía una gran sala principal, que contaba con bancos, hornos y recipientes, conectada con otros cuartos más pequeños de almacenaje. El tamaño medio de la sala era generoso, unos 5 × 6 metros. Los muros estaban enyesados y muchos de ellos decorados con espectaculares escenas de caza, motivos textiles o paisajes. En tres lados de la sala había bancos para dormir y para otros fines. 1.24 Reconstrucción de un altar en Catal Hüyük Se dedicaba una gran cantidad de espacio a los ritos familiares, aunque no había un espacio sagrado central o comunal. Cada casa tenía su propio altar: un muro decorado con toros o cornamentas, y a veces con parejas de cuernos de arcilla al borde de unas plataformas o fijados a los bancos. En esta sala se enterraba a los difuntos de la familia y sus huesos formaban parte del altar (antes de ello se dejaban los cuerpos a la intemperie durante un tiempo hasta que sólo quedaban los huesos). No hay duda de que las estatuas femeninas de piedra y arcilla encontradas en el lugar eran deidades, aunque el sistema de creencias que se practicaba siga siendo fuente de debate. Una estatua, notable por su atrevida configuración tridimensional, muestra una voluminosa mujer dando a luz sentada en una silla con brazos en forma de león. La estatuilla, que representa la fecundidad y la regeneración, formaba parte del culto a la diosa madre típico de las sociedades europeas y mediterráneas de la Edad de Piedra tardía y la primera Edad de Bronce. 1.25 Figurilla de una mujer sentada de terracota en Catal Hüyük 1.26 Dibujo de un toro en un altar en Catal Hüyük 18 / Asia occidental Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:55:51. Tig ris Sumerio arcaico Leva nte Éu fra te s Original hacia 3500 a. C. IA AM OT OP ES M SIRIA Simplificado hacia 3000 a. C. 3500 a. C. Buey Babilonia Susa Uruk Lagash Ur Grano Eridu Desierto de Arabia Luz solar Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. Persian Gulf Eridu y Uruk Los elementos identificadores de las protocivi­ lizaciones anteriores son la presencia de centros rituales, la especialización agroindustrial, la existencia de élites militares o religiosas y la densidad urbana, pero no se desarrollaron a la vez, ni todos juntos en los mismos lugares. En China, por ejemplo, había centros rituales y de producción agroindustrial, pero la vida todavía se desarrollaba a escala de la aldea. En el valle del Indo y en Catal Hüyük surgieron ciudades que, por sus características, centralizaban y coordinaban la producción, pero no contaban con grandes centros ceremoniales. La religión se limitaba al ámbito de la familia y del clan, y en Anatolia y Mesopotamia, a los cultos a la diosa madre. Sin embargo, pese a su espe­ cialización agrícola, la ausencia de lugares religiosos comunes en Asia meri­dional resulta especialmente fascinante, y se mantendría como una característica de su cultura urbana durante el milenio siguiente. En la baja Mesopotamia (sur de Irak e Irán actuales) coexisten por primera vez centros ceremoniales, densidad urbana y producción agroindustrial parejos con Egipto y el valle del Indo. Se cree que la migración hacia las marismas se debió a los mismos cambios climáticos globales que crearon el desierto del Sáhara. Las investigaciones han demostrado que, mientras las montañas se hacían más áridas, las tribus emigraban hacia las llanuras en busca de mejores suelos. Por necesidad o por simple deseo, el sistema de pueblos de montaña que confirió a Eurasia el don de la domesticación de animales y el cultivo del grano, empezó a ser sustituido por una cultura más industrializada basada en el río. Evidentemente, pudieron existir otros factores, pero en relación con el ritmo pausado de esas culturas ancestrales, la migración resultó bastante repentina. Las sociedades abandonaron su dependencia parcial de un estilo de vida mixto de agricultura y caza, centrándose exclusivamente en la agricultura, lo que se tradujo en una mayor vulnerabilidad respecto a los imponderables climatológicos, los ríos y el comercio. La emigración hacia las marismas del delta del río fue pareja a mejoras en los avances técnicos. A diferencia del Nilo, el Tigris y el Éufrates se desbordaban antes de la cosecha (en abril y mayo), lo que producía crecidas menos inusuales para la agricultura. Sin embargo, la sedimentación que aportaban los ríos tendía a crear diques naturales, reforzados por los agricultores. Así, el lecho del río quedaba algo más alto que los campos de las riberas, permitiendo practicar aberturas en el río para los canales de riego. Fotografías aéreas recientes han puesto de manifiesto la naturaleza extensiva de esos antiguos canales y diques, algunos con más de 100 kilómetros de longitud. La nueva relación con los ríos era delicada y peligrosa. El sistema era vulnerable a las crecidas, la guerra y el descuido. Las crónicas de Ur nos hablan repetidamente de obras de reparación, pero la inversión validaba todos los esfuerzos y en pocos siglos el área se convirtió en un motor económico sin parangón en el mundo de la época, a excepción de Egipto, y así seguiría hasta cerca de 800 d. C., cuando el desarrollo de los útiles de hierro favoreció la expansión del cultivo y la cosecha de cereales, produciendo un impacto negativo en Mesopotamia. 1.27 Pictogramas e inscripciones cuneiformes mesopotámicas La invención de la rueda permitió acarrear cargas, y se inventó un sistema de pesas normalizado. La necesidad de establecer las cantidades de las transacciones comerciales con precisión condujo a otro invento, la escritura, que en principio se utilizó para registrar asuntos comerciales, y se desarrolló un sistema legal y de archivo. La mejor prueba del impacto que ejerció todo esto la encontramos todavía hoy en vestigios de palabras profundamente enraizadas en nuestro lenguaje actual. En Ur, el antiguo título que designaba al ‘rey’ es lugal, vocablo que posiblemente sea el origen del término latino lex y del castellano ‘ley’. Y otra antigua palabra mesopotámica, pala, hace referencia a la vestidura real y constituye la raíz de nuestra palabra ‘palacio’. Asistimos al nacimiento no sólo de elaborados sistemas de murallas defensivas en las ciudades, sino también de un mundo religioso complejo, en sintonía con la no menos compleja civilización urbana. La diosa madre que había regido en muchos lugares de Eurasia tenía que competir ahora con una lista creciente de presencias divinas, incluyendo poderosos dioses masculinos, para someter férreamente a la sociedad a una maraña de obligaciones. Con todos estos cambios nació una clase sacerdotal responsable de todos los aspectos de la sociedad, desde la religión hasta la administración y la técnica. Es significativo que la diosa madre Apsu, que controlaba los océanos, fuera “asesinada” por su hijo Ea, la tierra, que divide sus ingobernables aguas en cámaras. Asia occidental / 19 Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:55:51. 3500 a. C. Altar Mesa de ofrendas 0 10 m 1.29 Planta: templo, Eridu Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. 1.28 Templo en lo alto de la plataforma revestida de piedra, Eridu, cerca de Abu Shahrain, Irak La primera civilización que logró dominar los ríos Tigris y Éufrates en época tan temprana como 5000 a. C. fue la cultura ubaid. Hacia 3000 a. C. fueron sustituidos por los sumerios, quienes fueron los primeros modernizadores que cambiaron las tradiciones antiguas y bien establecidas por unas nuevas. En comparación con sus nuevas ciudades de Uruk, Eridu y la ciudad elamita de Susa, Hassuna era un pueblo atrasado. Eridu estaba ubicada a orillas del Éufrates, en el delta, un territorio que desde aquella época se ha ido entarquinando, hasta el punto de que hoy su antiguo emplazamiento está situado 90 kilómetros tierra adentro. El templo de Eridu se alzaba sobre un enorme estilóbato de adobes, visible desde la lejanía. Su planta era sensiblemente rectangular y de perímetro irregular y su forma quedaba definida por una serie de contrafuertes rítmicamente separados. Una escalinata de un tramo, situada en el centro del lado mayor, ascendía a un vestíbulo poco profundo que daba paso a una amplia sala rectangular alargada. En las cuatro esquinas se organizaban sendos espacios auxiliares, utilizados probablemente como relicarios. El templo de Eridu sería considerado más adelante como un prototipo importante, prueba de ello es que, un milenio más tarde, en 2150 a. C., una estatua muestra el plano de un templo similar extendido sobre el regazo del gobernador de Lagash, Gudea; por su detalle y precisión, no deja lugar a dudas respecto a la planificación que traslucen estos dibujos tempranos del templo. Su posición en el regazo del gobernante también es una muestra de que el proyecto como tal era bastante más que un mero instrumento de los constructores: se trataba de un alegato de la legitimidad del monarca y su sacrosanta función. Los arqueólogos suponen que la deidad principal de la ciudad era Ea, un dios hijo de la dio­sa madre Apsu, que no sólo era dios de la tie­rra, sino también de las “aguas dulces”. Era considerado astuto en la medida en que, en lugar de superar los obstáculos, los “elude, les da la vuelta y consigue así su objetivo”. Ea, quien según algunos relatos creaba seres humanos y mezclaba su propia esencia con la de su hermano, Enlil (el dios de la tierra y de la tormenta), también era reverenciado como el dios de la sabiduría y amigo de la humanidad. Las imágenes de Ea lo muestran ataviado con un manto de escamas de pez, lo que coincide con el descubrimiento de espinas de pez cerca del altar de sacrificios de Eridu. En un texto escrito algo más tarde se afirma que: “Cuando Ea apareció, los peces emergieron y le adoraron, Él quedó en pie, una maravilla hacia el piélago… En el mar, pareció que un temor reverencial se cernía sobre él; En el gran río, el terror parecía flotar a su alrededor Mientras que el viento del sur agitaba los abismos del Éufrates”. [De Jacobsen, Thorkild, Journal of Near Eastern Studies, 5, 140, 1946]. 1.30 Estatua del rey Gudea con una lápida en su regazo grabada con la planta del templo 20 / Asia occidental Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:55:51. 3500 a. C. Ra mp a Terraza Templo Blanco Plataforma 0 20 m 1.31 Planta: Templo Blanco, Uruk, cerca de Samawa, Irak Durante esta época, los constructores mesopotámicos descubrieron el uso del horno para endurecer los ladrillos, las tejas y las tuberías de drenaje. Tal vez adquirieron esta técnica por sí mismos, pero lo más probable es que la aprendieran de la civilización del valle del Indo, con la que, casi con toda seguridad, mantenían contactos. Habían desarrollado el ladrillo desde muy temprano, y como la leña para los hornos escaseaba en las marismas mesopotámicas, los ladrillos eran un objeto de lujo y se utilizaban principalmente para edificios singulares, como palacios, templos y puertas de acceso a las ciudades, la más famosa de las cuales era la de Ishtar, en Babilonia. Los hornos consumían grandes cantidades de leña, lo que condujo al agotamiento de los recursos de madera y contribuyó, según se cree hoy, a la desertización que actualmente domina en esos territorios. El uso de ladrillo en la fundación de Uruk era indicativo del estatus del edificio. Los propios mesopotámicos lo consideraban uno de sus aspectos admirables. Al principio de La epopeya de Gilgamesh, escrito hacia el final del tercer milenio a. C., se lee: “Mira esta muralla (prieta) como una red de pájaros. Contempla este zócalo, ¡inimitable! Toca (esta) losa del umbral (traída) de tan lejos. Acércate al Eanna, residencia de Ishtar, que ningún rey posterior, nadie, pudo jamás imitar. Sube y camina sobre la muralla de Uruk. Escudriña sus cimientos, contempla su enladrillado. ¿No está hecho (todo esto) en ladrillo cocido? ¿No pusieron (acaso) las bases los Siete Sabios (en persona)?” [Bottéro, Jean (ed.), La epopeya de Gilgamesh, Akal, Tres Cantos (Madrid), 2007, 3ª ed., pág. 60]. Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. Uruk, la otra de las dos primeras ciudades de Sumeria, fue dedicada probablemente al dios Anu, un dios del cielo y una importante y nueva deidad vinculada al número “uno” y, por ende, a las matemáticas y al comercio. Su santuario, el denominado Templo Blanco, se levantaba sobre una amplia terraza en lo alto de una montaña artificial de perfil irregular a 13 metros sobre la llanura, con sus vastas extensiones de campos y ciénagas. El acceso se efectuaba por una escalinata situada en la cara norte. Comparado con Eridu, la forma general era mucho más simple, pero el acceso a la gran nave también se realizaba a través de un vestíbulo poco profundo. Sin embargo, en este caso, en una de las esquinas había una plataforma o altar al que se accedía subiendo un estrecho tramo de escaleras. Hacia la parte central del espacio había una mesa de ofrendas, adosada a un hogar semicircular. 1.32 Templo Blanco, Uruk Asia occidental / 21 Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:55:51. 3500 a. C. Quanterness EUROPA Île Longue Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. 1.33 Localización de tumbas cámara megalíticas en Europa, hacia 3000 a. C. TUMBAS MEGALÍTICAS EUROPEAS La compleja geografía europea de costas, ríos y cordilleras debió influir en el hecho de que en Europa no se desarrollara una única civilización, como sucedió en Egipto, China e India. Además, debido a las dificultades de trasplantar los cereales hacia el norte, al contrario que en dirección este-oeste, Europa sólo llegó a estar plenamente colonizada hacia 3500 a. C. Como las culturas europeas se desarrollaron sin una “historia” de domesticación de la agricultura a sus espaldas, no se centraron en las historias familiares matriarcales que transmitieran, por necesidad, tales conocimientos, sino en los clanes capaces de unir las distintas comunidades para superar los obstáculos y definir sus relaciones con el mundo exterior. Ello explica por qué los europeos no desarrollaron una cultura del templo o una cultura sacerdotal más compleja hasta mucho más tarde. Las primeras expresiones arquitectónicas fueron las tumbas, que preservaban la memoria de los linajes de los clanes y servían como lugares de reunión, comercio y ceremonia. Se encuentran ejemplos de ello por toda Europa, y concretamente en Portugal, Francia, Inglaterra, e incluso en lugares tan septentrionales como Noruega, así como también en Marruecos y Cerdeña. Las tumbas portuguesas, que se encuentran entre las más antiguas, consisten en una cámara construida con losas de piedra y a la que se accede por un estrecho pasadizo, por lo que se las conoce como “tumbas cámara” o “tumbas pasadizo”. Estaban cubiertas por un montículo artificial de tierra o piedras —reciben también el nombre de “tumba túmulo”—, y a menudo estaban fortificadas con muros de contención. 1.34 Plantas de tumbas pasadizo, Portugal Los techos de algunas de esas cámaras estaban acartelados con losas de piedra, desplazadas cada vez más hacia el centro del espacio hasta que se encontraban en el punto más alto, formando una bóveda falsa. Un ejemplo de este tipo de construcción funeraria es la tumba pasadizo en Île Longue, en el sur de Bretaña. En Quanterness, en las islas británicas Orcadas, la cámara central está rodeada de seis cámaras laterales, todas ellas con los techos amartelados. Utilizadas durante más de quinientos años, guardaban los restos de unas cuatrocientas personas. Túmulo circular Cámara acartelada de losas de piedra 1.35 Tumba pasadizo en Île Longue, sur de Bretaña, Francia, hacia 4100 a. C. 0 5m 22 / Europa Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:55:51. 3500 a. C. Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. 1.36 Localización de círculos megalíticos descubiertos en las Islas Británicas Círculos de piedras En las Islas Británicas, hacia el fin del cuarto milenio a. C., el uso excesivo del suelo, junto con el hambre, una plaga, o alguna combinación de ellos, produjeron una quiebra en la evolución hacia organizaciones sociales más complejas. Las tumbas fueron cegadas y abandonadas. El origen de todas estas calamidades pudo ser algún desastre natural. En Groenlandia existen vestigios de lluvia ácida producida por las erupciones volcánicas de Islandia, fechadas alrededor de 3250 a. C. Las nubes creadas por la erupción debieron ser tan densas que bloquearon el paso de la luz solar, provocando que vastas extensiones de terreno se hicieran inhabitables, un efecto desastroso aunque efímero. Según Burl Aubrey, uno de los principales investigadores de los círculos de piedras de las Islas Británicas, el tiempo se recuperó y con ello también el espíritu humano. De hecho, durante la Edad de Piedra tardía y la primera Edad de Bronce, el clima británico debió ser más cálido que el actual, por lo que era posible cultivar más tierras en 2000 a. C. que en 2000 d. C. Surgió una nueva generación de estructuras de tumba (cove) que consta de tres grandes piedras verticales dispuestas en forma de U en planta y orientada hacia el este, sin techo y a menudo redodeada de terraplenes circulares y círculos de piedras. Sin embargo, la expresión más importante de aquella época no fueron las tumbas, sino los círculos de piedras. Su dispersión no ha podido ser totalmente comprendida hasta la segunda mitad del siglo xx, cuando la fotografía aérea ha revelado numerosos emplazamientos que no se conocían. Se estima que en un momento determinado pudieron haber coexistido hasta cuatro mil de ellos, dos tercios de los cuales fueron erigidos en la fase de mayor actividad de este tipo de construcción (3000-1300 a. C.). Cove: tres piedras verticales, dos a los lados y una en la parte posterior. Trilito: estructura megalítica que consta de dos piedras verticales que soportan una tercera, dispuesta horizontalmente sobre ellas a modo de dintel. 1.37 Tipos de tumbas megalíticas primitivas Dolmen: monumento megalítico funerario que consiste en tres o más piedras hincadas verticalmente en el suelo, y una o más piedras dispuestas horizontalmente sobre las anteriores, a modo de cubierta. Europa / 23 Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:55:51. Puesta de la Luna 3500 a. C. Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. 1.38 Círculo de piedras, Avebury (Inglaterra), Reino Unido Los círculos más antiguos oscilaban entre los 18 y los 30 metros de diámetro, con las piedras hincadas verticalmente una junto a otra. La mayor parte de ellos estaban ubicados cerca de un poblado o aldea y se construían con piedra local. Sin embargo, la expresión arquitectónica de los círculos no era uniforme: podían ser circulares u ovalados, estar formados por terraplenes circulares de piedra concéntricos y muchos de ellos disponían de avenidas de acceso. Algunos tenían que ver con enterramientos y otros con ceremonias de cremación. En algunos lugares, como en Loanhead of Daviot, las piedras no estaban hincadas verticalmente, sino posadas en horizontal en el suelo, se distinguían por el brillo de sus fragmentos de cuarzo y se agrupaban en posiciones relacionadas con el ocaso lunar; en su centro se han encontrado restos de un hogar con huesos humanos calcinados. Otras estructuras contaban con refugios y muchas de ellas con piedra en el centro. Al sur del canal de la Mancha, en la costa sur de Bretaña, existe un grupo de lugares arqueológicos de la primera Edad de Bronce, pero las estructuras circulares, aunque no del todo desconocidas, no eran frecuentes en la Europa continental. En el poblado de Ménec, al norte de Carnac, existe un gran crómlech de piedras hincadas verticalmente (menhires) muy próximas entre sí. Una calzada ceremonial de 100 metros de anchura y 1.165 metros de longitud conduce al crómlech en dirección suroeste-noroeste, y está formada por cerca de 1.100 menhires organizados en once hileras. Se ha debatido mucho sobre el funcionamiento de estos círculos de piedras como observatorios del firmamento, pero el acuerdo general es que su función consistía en seguir los movimientos de la Luna y de las estrellas (y no del sol), como habría sido típico de estas sociedades agrarias primitivas. Entrada a una tumba cámara 0 20 m 1.39 Círculo principal y alineaciones, Callanish (Escocia), Reino Unido Crómlech: disposición circular de monolitos que encierran un dolmen o un túmulo funerario 24 / Europa 1.40 Crómlech y alineaciones de menhires cerca de Carnac, Francia 0 100 m Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:55:51. Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. 2500 a. C. Hacia principios del tercer milenio a. C., las diversas civilizaciones vinculadas a un río go­ zaron de un rápido desarrollo cultural. No obstante, la historia de su evolución no es meramente la de su urbanismo, ni son simila­ res las condiciones de su “civilización”. La primera dinastía china documentada, la dinas­ tía Xia, nació hacia 2100 a. C., pero seguimos encontrando una civilización “horizontal” de aldeas y pueblos unificados en torno a centros ceremoniales comunes. Por contraste, en Mesopo­tamia, los elementos culturales diver­ gentes y la necesidad de establecer redes co­ merciales sobre grandes áreas geográficas dificulta­ron la aparición de un poder central estable. No obstante, la zona creó su propia dinámica económica mediante una interac­ ción enriquecedora entre grupos de población divergentes que condujo al florecimiento de importantes ciudades comerciales. Los cana­ les de riego proporcionaron una gran riqueza a la nueva generación de soberanos en estrecha alianza con la clase sacerdotal; los templos se construían sobre montañas artificiales eleva­ das respecto al llano y en forma de terrazas coloristas. Los egipcios rivalizaron en riqueza con Meso­ potamia sólo porque fueron capaces de prote­ gerse de los invasores y de utilizar grandes cantidades de trabajadores. El faraón Zoser construyó un templo y complejo funerario de unas dimensiones sin precedentes: uno de los primeros edificios monumentales de piedra del mundo y, además, un edificio de una enor­ me complejidad, que respondía a la intrinca­ da cosmogonía que utilizaba la élite gober­ nante egipcia. Desde ese punto de vista, los egipcios fueron los primeros en modernizar la cosmogonía para que encajase en las comple­ jas necesidades de su cultura y de su econo­ mía. Los mesopotámicos les emularon y desa­ rrollaron sus complejas estructuras sociales y económicas, sustituyendo las antiguas deida­ des femeninas por dioses masculinos más dominantes. A lo largo de los sistemas fluviales del Indo y el Ghaggar-Hakra de Asia meridional se en­ cuentran ciudades segmentadas por clases y organizadas alrededor de ingeniosos sistemas de drenaje que controlaban las crecidas esta­ cionales del río. Sin embargo, en lugar de zi­ gurats o pirámides, en el centro de las ciuda­ des se encontraban enormes baños públicos, como el de Mohenjo-Daro. La base de esta civilización consistía en el comercio entre ciudades y, en el golfo Pérsico norte, con Mesopo­ tamia. En realidad, todo el territorio —desde Mesopotamia hasta el Indo y desde el mar Caspio hasta Arabia—, era lo que ac­ tualmente los arqueólogos llaman una “zona de interconexión”. La conexión no se limitaba a los viajes y al comercio que mantenían sus gentes, sino también al hecho de que las civi­ lizaciones venían manteniendo continuidades en su cultura y su lengua desde el tercer mi­ lenio a. C. En Europa, la misteriosa cultura beaker, famo­ sa por su avanzada técnica metalúrgica, dejó restos en varios lugares, aunque su origen siga siendo desconocido y objeto de un arduo debate. Al parecer, llegaron a Inglaterra, don­ de conocieron lugares como Stonehenge, de los que se apoderaron y rediseñaron orientán­ dolo hacia el Sol en lugar de hacia la Luna. Mientras que desde el punto de vista estricta­ mente físico esta reorientación fue más bien una cuestión de “ajuste”, sus implicaciones culturales son imponderables. En las Américas, la población andina habitaba una estrecha franja costera entre el océano Pacífico y el desierto. Aunque esas comunida­ des habrían podido convertirse fácilmente en culturas nicho olvidadas, las corrientes del océano Pacífico, con su munificente vida ma­ rina, ayudaron a mantener una vida estable hasta que sus habitantes aprendieron a domi­ nar los ríos que bajaban de los Andes median­ te canalizaciones y bancales. Muy reciente­ mente, los arqueólogos han fechado un gran conjunto ceremonial en el valle de Supe, en los Andes peruanos, hacia 2750 a. C., un descu­ brimiento que ha dado la vuelta a la cronología andina porque ha situado una arquitectura ceremonial a gran escala en una época muy anterior a lo que en principio se suponía. Gran­ des zonas de los lugares arqueológicos andi­ nos todavía no han sido excavadas, y, por tanto, no han sido sometidas a la prueba del carbono 14, de modo que su historia está aún por escribir. Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:55:51. 2500 a. C. Valle del Indo: período Harappa 5000–2600 a. C. ™ Menfis Malta Stonehenge 4500 a. C. Ur Mohenjo-Daro Caral y El Paraíso Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. Asentamiento humano en Malta hacia 5000 a. C. 26 Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:55:51. 2500 a. C. Civilización Ghaggar-Hakra 2600–1800 a. C. Dholavira Mohenjo-Daro y Harappa 2600-1800 a. C. hacia 3000-2000 a. C. Mesopotamia: período dinástico primitivo Dinastía acadia hacia 2900-2350 a. C. Old Assyrian Period in the north; Old Babylonian Period in the south hacia 2350-2150 a. C hacia 2000-1600 a. C. Tercera dinastía de Ur hacia 2100-2000 a. C. Zigurat en Ur hacia 2100 a. C. 2500 a. C. 3500 a. C. Período neolítico tardío Primera Edad de Bronce hacia 5000-2500 a. C. hacia 3000-2000 a. C. 1500 a. C. Egipto: Primer Período Intermedio hacia 2150-2030 a. C. Egipto: Imperio Antiguo Imperio Medio hacia 2649-2150 a. C. hacia 2030-1640 a. C. Pirámide escalonada de Zoser Segundo Período Intermedio hacia 2750 a. C. Pirámide romboidal hacia 1640-1550 a. C. hacia 2600 a. C. Gran pirámide de Keops hacia 2590 a. C. Construcción de templos megalíticos Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. hacia 3500-2500 a. C. Bretaña e Islas Británicas: culturas de construcción megalítica Cultura beaker hacia 4200-2000 a. C. hacia 2800-1800 a. C. Stonehenge empezó hacia 3000 a. C. 3100 a. C. fecha base mítica del calendario solar maya Andes septentrionales y centrales: culturas cerámicas primitivas hacia 4000-1800 a. C. Caral El Paraíso hacia 2627-2000 a. C. hacia 1800 a. C. 27 Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:55:51. 2500 a. C. Harappa Mehrgarh kra ar-Ha do hagg In o Río G í R Mohenjo-Daro India Lugares de la civilización del Indo Mar de Arabia Dholavira Mar de Arabia Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. Civilización Ghaggar-Hakra del IndO Hacia el año 2500 a. C., el pueblo Mehrgarh bajó de las montañas de Beluchistán y se es­ tableció en los valles de los ríos Indo y Ghag­ gar-Hakra que definen el límite oriental del subcontinente surasiático. El Indo es uno de los ríos determinantes de Asia meridional. En sánscrito antiguo, el Indus se denominaba Sindhu, y en las lenguas centroasiáticas, se convirtió en Hindhu, que pasaría a ser el Indus de los griegos. Pronto empezó a aplicarse di­ cho término para designar a todo aquél que vivía en el subcontinente. Al parecer, en algún momento, los habitantes del valle del Indo se llamaron a sí mismos algo parecido a Meluhha, al menos así les llamaban los mesopotámicos, con quienes mantenían un intenso comercio tanto por las rutas terres­ tres del norte como por el mar de Arabia. Se han encontrado miles de sellos de terracota con una amplia gama de formas humanas, animales y míticas, cada uno de ellos con marcas distintivas que, presumiblemente, po­ drían ser letras de un alfabeto. Las excavacio­ nes han desvelado muchas tablas que men­ cionan específicamente la presencia de barcos de Dilmun, el mar de Arabia y Meluhha, como parte de su red comercial. Los barcos trans­ portaban —a lo largo del golfo Pérsico hacia el norte y a las ciudades mesopotámicas— ladri­ llos, abalorios, madera aserrada, metales y la­ pislázuli, una piedra semipreciosa que se ex­ traía en Afganistán. De lo que no estamos tan seguros es de qué es lo que transportaban de regreso, ya que en el valle del Indo se han encontrado muy pocos objetos de origen me­ sopotámico. Sin embargo, todo el territorio que abarcaba Mesopotamia, Asia central, el este de India y ambas costas del mar de Arabia se encontraba estrechamente interconectado. Los arqueólogos todavía están en proceso de interpretar todas las implicaciones culturales e históricas de esta zona de interconexión. Además de esas ciudades a lo largo del Indo, los arqueólogos han descubierto centenares de pequeños pueblos densamente agrupados en torno a la zona de tierra adentro del delta de un río desaparecido llamado Saraswati (o el Ghaggar en India y Hakra en Pakistán) en el sánscrito de nuestros días. El cultivo del rico aluvión depositado por el delta del GhaggarHakra produjo como resultado una intensa producción agrícola. Cuando el Ghaggar-Hakra se secó, unos dos o tres siglos antes o después de 1500 a. C., resultó un desastre ecológico de proporciones desconocidas hasta entonces y precipitó el fin de toda una civilización. Todavía sigue siendo una incógnita adónde emigraron las gentes de ese territorio; probablemente la mayoría se dispersaría hacia el este, por las llanuras del Ganges, pero otros debieron ir hacia el oeste e instalarse en lugares tan apar­ tados como Asiria, provocando una oleada de desorganización cuyos efectos seguramente llegaron hasta Egipto. 2.1 Sello de dibujo intrincado, probablemente utilizado con fines comerciales 28 / Asia meridional Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:55:51. 2500 a. C. Ciudad baja Ciudad media Acrópolis 0 300 m 0 300 m 2.2 Planos de situación de tres ciudades de la civilización Ghaggar-Hakra del Indo, dibujados a la misma escala: izquierda, Harappa; derecha, Dholavira; abajo, Mohenjo-Daro Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. Ghaggar-Hakra en el Indo fue la primera civili­ zación urbana en el sentido auténtico del tér­ mino. Ocupaba unos 2.590.000 km2 de su­ perficie —aproximadamente el equivalente a la de Francia— y se han descubierto más de mil ciudades y pueblos. Cinco de las ciudades más grandes fueron Mohenjo-Daro y Harap­ pa en el Indo, Ganeriwala y Rakhigarhi en las áreas fluviales de Ghaggar-Hakra, y Dholavi­ ra en una isla del extenso delta del Rann, en Kutch. Aunque dichas ciudades estaban aleja­ das entre sí, tenían una lengua común y com­ partían un mismo sistema normalizado de pesos y medidas. Su economía se sostenía gracias a los excedentes agrícolas, las arte­ sanías avanzadas, la confección de abalorios y el comercio interior y exterior. A juzgar por sus rudimentarios sistemas defensivos, parece que esas ciudades no funcionaban con la competitividad de las “ciudades estado” de Mesopotamia. En ese mismo orden de razonamiento negativo por el que analizamos lo que esta civilización “no tenía”, tampoco construyeron grandes templos ni pirámides. Sus sellos de terracota muestran que, sin duda, poseían un sistema mitológico, en el que abundaban los anima­ les sobrenaturales —en particular, los unicor­ nios—, y se producía una representación re­ currente de una protopersona similar a Shiva, que a menudo aparece representada sentada en posición del loto de yoga, con cornamenta de toro y adorada por animales de todo tipo. Proliferan las figuras escultóricas dedicadas a Aunque tenían una jerarquía social claramen­ te definida, con una poderosa élite y ciudades divididas por sectores de casas de mayor y menor tamaño, existen pocos indicios de una monarquía centralizada del tipo de las que existían por esa época en Egipto, Mesopo­ tamia y China. Tampoco se han encontrado castillos o grandes palacios, y los miles de sellos de terracota que se han descubierto en esa civilización no representan a personajes de la realeza. 0 la fertilidad y a la procreación, pero no se han encontrado indicios de estructuras religiosas centralizadas. La cuestión de cómo se arregla­ ban las gentes del Indo para crear una organi­ zación política tan potente sin una autoridad central, legitimada por una ideología religiosa omnipresente, sigue siendo una incógnita. Ciudadela 300 m 2.3 Plano de situación de Mohenjo-Daro Asia meridional / 29 Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:55:51. 2500 a. C. Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. 2.4 Reconstrucción de la plataforma de cimentación de la ciudadela de Mohenjo-Daro Mohenjo-Daro Los dos elementos principales de la organiza­ ción social del Indo Ghaggar-Hakra fueron el planeamiento urbano y la ingeniería hidráulica. Mohenjo-Daro, la mayor de las ciudades cono­ cidas, estaba construida sobre vastas platafor­ mas hechas de millones de ladrillos calcina­ dos, junto con un complejo sistema de drenaje subterráneo que evacuaba todas las aguas residuales de la ciudad, desde los grandes baños públicos, hasta el más modesto retrete de una vivienda. El solo hecho de construir Mohenjo-Daro a unos pocos centenares de metros al oeste del Indo fue un acto audaz de ingeniería. El Indo nace en el interior de la cordillera del Himalaya, lo que significa que está sometido a frecuentes a avalanchas de hielo y embalses temporales que, cuando ce­ den repentinamente a la presión del agua, producen grandes inundaciones. Para prote­ gerse de ellas, las dos áreas más extensas de Mohenjo-Daro estaban levantadas sobre sen­ das plataformas de ladrillo, con la particulari­ dad de que, en caso de inundación, el drenaje estaba proyectado para evacuar rápidamente grandes cantidades de agua a través de alcan­ tarillas de dimensiones generosas (el territorio donde está emplazada la ciudad de MohenjoDaro tiene, por sí mismo, una pluviometría muy baja). Las calles principales estaban construi­ das sobre alcantarillas subterráneas que en­ viaban las aguas residuales a unos depósitos de decantación estratégicamente situados y registrables que se limpiaban periódicamente. La ingeniería hidráulica de Dholavira era com­ pletamente distinta. Al estar situada en medio de un vasto delta en una zona muy seca, el problema de Dholavira no era protegerse de las inundaciones, sino asegurar la captación de una cantidad de agua suficiente para man­ tener un suministro adecuado durante los largos meses de sequía. La ingeniosa solución adoptada consistió en construir una serie de presas, estratégicamente situadas en arroyos, que enviaran el agua a unos grandes depósi­ tos donde no sólo era almacenada, sino que también permitían que rebosase la sobrante en caso de inundación. En Lothal, una ciudad portuaria, el agua era conducida, a través de una compuerta, hacia un gran receptáculo rectangular del que se ha dicho que funciona­ ba como un dique seco para los barcos. Las poblaciones del valle del Indo miraban hacia el interior. Las calles principales tenían paredes ciegas, e incluso las casas importan­ tes rara vez abrían a calles secundarias. Las casas, con acceso únicamente desde callejo­ nes interiores, solían organizarse alrededor de patios abiertos, y las de mayor tamaño constaban por lo general de dos plantas, la superior de madera, y un zaguán que protegía la intimidad de la vivienda por medio de una articulación, como un giro en forma de L. El número de habitaciones era muy variable y podía oscilar entre dos a más de veinte. Un buen número de habitaciones contaba con pozo y las de mayor tamaño tenían cuarto de baño y retrete. 2.5 Gran baño público en la ciudadela de Mohenjo-Daro 30 / Asia meridional Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:55:51. 2500 a. C. Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. 2.6 Calle principal de la ciudad baja de Mohenjo-Daro El edificio de los grandes baños de MohenjoDaro, ubicado en el cruce de las grandes avenidas en dirección norte-sur y este-oeste, constituía el centro social de la ciudad. El ac­ ceso a su piscina, de 12 × 7 metros de super­ ficie y 3 de profundidad, se efectuaba por unas escaleras simétricas situadas en sus la­ dos norte y sur. La tina estaba rodeada por un estrecho canal, y en una de las esquinas había un desagüe que desembocaba en una gárgola en voladizo que, en caso necesario, vertía el agua de la tina sobre los terrenos circundan­ tes, situados a un nivel inferior. La piscina es­ taba revestida de ladrillos cocidos, con una capa de betún que aseguraba la impermeabi­ lización, y estaba rodeada de una columnata de ladrillo, detrás de la cual se organizaba una serie de habitaciones de distintos tamaños (una de ellas con un pozo). La estructura tenía una primera planta de madera, aunque pro­ bablemente el patio de la piscina central estu­ viera descubierto. El acceso estaba sometido a un control riguroso y sólo contaba con una entrada en la fachada sur, cerca de la cual se encontraron urnas rituales con cenizas, al parecer de personajes importantes. Aunque no conozcamos gran cosa de las prácticas sociales que se llevaban a cabo, la mera pre­ sencia de los grandes baños parece sugerir la importancia que debió tener el agua y el baño en aquellas gentes. Al oeste de los baños, conectado con él y construido al mismo tiempo, hay un grupo de 27 bloques de fábrica de ladrillo cruzado por estrechos canales de ventilación, todos ellos formando una gran plataforma elevada. En un principio, los arqueólogos creyeron que aque­ lla plataforma era un gran granero, pero inves­ tigaciones más recientes sugieren que debió tratarse de un gran almacén de uso general. La escalera más larga, que desciende desde el montículo a las tierras bajas, se encuentra al sur de esta estructura, en el sector oeste del conjunto. A medida que se fueron secando los ríos, comen­zó un lento abandono de las ciudades, pero este proceso de decadencia fue gradual. Por ejemplo, el conjunto de los grandes baños se convirtió en un taller antes de ser aban­ donado. Las ciudades más pequeñas del sur, en los alrededores de Kutch, pasaron a ser las grandes ciudades del Indo decadente. Toda­vía se ha de estable­cer qué fue lo que impulsó realmente a los pueblos del Indo a abandonar sus ciudades. 2.7 Plano de la ciudadela de Mohenjo-Daro 0 100 m Asia meridional / 31 Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:55:51. 2500 a. C. Éu fra tes Agade AKK AD SÚ ME R Ur Eridu Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. LOS IMPERIOS PRIMITIVOS DE MESOPOTAMIA Aunque los asentamientos en la cuenca alta de la región del Éufrates datan de muy anti­ guo, la urbanización a gran escala del bajo Éufrates no habría sido posible sin un sistema social suficientemente rico y complejo como para producir un excedente económico que permitiera desarrollar y pagar las técnicas de riego. Los obeidas y los sumerios fueron los primeros en dar ese salto, pero pronto se vie­ ron ayudados en sus esfuerzos por los acadios del norte, que más adelante se convertirían en sus rivales. No se sabe cuándo empezaron a infiltrarse los acadios en la Mesopotamia cen­ tral, ni de dónde procedían, pero lo cierto es que, hacia el año 2300 a. C. dominaban las cercanías de la Bagdad actual y más al norte, a lo largo del curso de los ríos. ELAM co rsi Pé lfo Go Desierto de Arabia Za gr ós ojo rR Ma A NI LO BI BA Babilonia M on tes io Casp Mar Mar Negro MESOPOTAMIA Tigris Mari Los sumerios y los acadios no tenían relación entre sí. La lengua sumeria era aglutinante, mientras que la acadia era semítica y flexional. Inicialmente, los primeros dominadores de Mesopotamia fueron los acadios, quienes, go­ bernados por Sargón I de Acad, soberano de Umma (2334-2279 a. C.), llegaron a dominar toda Mesopotamia. Su reinado fue el primer caso conocido de centralización de poder en la región mesopotámica. La capital Agade estaba situada a orillas del Éufrates, a unos 30 kilóme­ tros al sur de la actual Bagdad. El reinado de Sargón I tuvo una influencia duradera en la cultura mesopotámica. El concepto de lealtad cívica basada en la ciudad, tan importante para los sumerios, fue sustituido por el con­ cepto de lealtad al gobernante, para lo cual Sargón I adoptó una serie de medidas deli­ beradamente encaminadas a disminuir el po­ der de los caciques locales. Este nuevo con­ cepto de reinado se expresa perfectamente en una escultura hallada en la ciudad de Níni­ ve, que representa la cabeza de un soberano acadio. De la escultura destacan sus rasgos marcados, la barba trenzada y el porte majes­ tuoso. La boca, de la que partían las declara­ ciones de la justicia y la ley, tiene tanta energía como los ojos, que en su tiempo contaban con incrustaciones de piedra, y transmite una im­ presión de actividad que contrasta con el as­ pecto tranquilo y contemplativo de las figuras sumerias. Mar de Arabia Hacia el año 2000 a. C., la dinastía Acadia fue derrocada por tribus procedentes de las mon­ tañas del noreste que descendían hacia las llanuras, unas tribus que no aportaron nada a la civilización saqueada. La supervivencia de Mesopotamia pasaba a depender repentina­ mente de los reinos del sur de Súmer, que aceptaron el desafío, hicieron retroceder a los pueblos de las montañas y reunificaron el rei­ no bajo la soberanía de los reyes de Ur. Estos reyes, parte de la III Dinastía (2112-2004 a. C.), adoptaron muchas de las innovaciones crea­ das por Sargón. Por ejemplo, el acadio siguió siendo la lengua oficial a pesar de su escritura cuneiforme, la antigua forma desarrollada por los sumerios. Al este, al otro lado del golfo Pérsico existía un reino paralelo, el de Elam, que aprovechaba las tierras fértiles de la parte baja de los ríos que procedían de los montes Zagrós. Los elamitas, famosos por su maestría en la metalurgia, desarrollaron unas prácticas urbanas y religiosas similares a las de los sumerios. Al principio, el desarrollo de ambas regiones era bastante parecido, pero los sume­ rios tenían la ventaja del tamaño de las tierras húmedas comprendidas entre los ríos Tigris y Éufrates. 2.8 Estatua de la cabeza de un gobernante acadio 32 / Asia occidental Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:55:51. 2500 a. C. 2.9 Grupo de estatuillas del templo Abu, Tell Asmar Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. Ur Los soberanos de Ur definieron la monarquía como un privilegio que emanaba del cielo y que se otorgaba a una única ciudad a la vez, pero por un tiempo limitado. No existía el con­ cepto de una entidad política única que abar­ case una nación, en el sentido moderno del término. En esencia, los reyes eran adminis­ tradores de los dioses, quienes les conferían protección y guía. Los templos —o los dioses, tal como lo expresaban por entonces— tam­ bién eran los principales terratenientes, lo que a efectos prácticos equivale a decir que los sacerdotes controlaban y organizaban la mano de obra necesaria para construir y mantener los canales y los diques; eran los gerentes de la economía e infraestructura de la ciudad. Así pues, la estructura política era una especie de socialismo teocrático donde todos los ciudada­ nos trabajaban según sus capacidades al ser­ vicio de la ciudad estado. El dios supremo, rey de los cielos en la triada que formaba con Enlil y Ea, era Anu. Por de­ bajo suyo estaban, Enlil, rey de la tierra o la tempestad, y Ea, dios del agua y a quien ya encontramos en Eridu. Nanna, el dios de la Luna en Ur, pertenecía a un grupo de dioses de rango algo inferior, medía el tiempo y pro­ porcionaba fertilidad. Los miembros más an­ tiguos del panteón servían como deidades protectoras de ciudades particulares, mien­ tras que las deidades de menor rango se asociaban a centros urbanos más pequeños. Diversos textos religiosos y científicos han puesto de manifiesto que contaban con más de 3.000 dioses y demonios que gobernaban cosas tan prosaicas como los picos y los mol­ des de los ladrillos. La flexibilidad con la que los dioses y diosas menores iban y venían y cambiaban sincréticamente sus nombres, di­ ficulta poder hablar de un panteón mesopotá­ mico específico. Algunas de esas deidades eran compartidas por distintas regiones, otras formaban parte de cultos exclusivamente lo­ cales. Se creía que esa población divina se reunía regularmente en asamblea y llegaba a acuerdos que vinculaban a todos los dioses con los más antiguos. El templo era el domi­ cilio del dios más que un mero lugar para estable­cer contacto con los poderes divinos, siendo una de las principales tareas de los sacerdotes la interpretación de los augures, quienes tenían una influencia poderosa sobre todos los aspectos de la sociedad sumeria. 2.10 Ejemplo de un mojón fronterizo (kudurru) que contiene una inscripción de los territorios que habían sido donados y puestos bajo la protección del mayor número posible de dioses, por lo general, representados simbólicamente y organizados según la jerarquía del panteón. Arriba: la tríada suprema compuesta por Anu (cielo), Enlil (tierra), simbolizado por coronas con cuernos, y Ea (agua), simbolizado por un cetro llevado por un mújol. Asia occidental / 33 Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:55:51. 2500 a. C. Mu ral la de la ciu da d Puerto norte Conjunto del templo de Nanna Puerto oeste 2.12 Volumen del zigurat de Ur 2.11 Plano de Ur, cerca de Nasiriyah, Irak Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. Zigurat en Ur La religión mesopotámica estaba cargada de supersticiones y conductas derivadas; la vida después de la muerte se presentaba como un estado triste y lamentable, donde los muertos eran potencialmente hostiles hacia los vivos. Así pues, aparte de los ritos para apaciguar a los muertos, la arquitectura funeraria era esca­ sa. Ello significó que la asociación del individuo con los dioses se basaba en buena medida en lo inmediato y en el principio de la vigilancia constante. Respecto a la fabricación de esta­ tuas para el culto y a la relación de los meso­ potámicos con los dioses, a continuación pre­ sentamos un texto muy esclarecedor, aunque ligeramente modificado respecto al original: “Cuando al amanecer haces las estatuas de madera de cornejo, tienes que ir a buscar pri­ mero la madera. Hay que hacerse con un hacha de oro y una de plata y, con una antorcha y agua bendita, hay que consagrar el árbol… Hay que barrer el suelo, rociarlo con agua limpia, instalar una mesa plegable, sacrificar un cordero y ofre­ cer el lomo, el tejido grasiento y el asado, espar­ cir dátiles y harina fina, aderezar una tarta con almíbar y mantequilla, escanciar la cerveza, arrodillarse y ponerse en pie delante del cornejo y recitar el conjuro: ‘Maldita sea la vasta estepa’. Con el hacha de oro y la de plata tienes que to­ car el cornejo y derribarlo con el hacha peque­ ña; tienes que rociarlo con agua, retirar el mate­ rial aserrado, arrodillarte y cortar el cornejo en trozos”. [Wiggermann, Frans A. M., Mesopotamian protective spirits: The ritual texts, Styx, Groningen, 1992, texto condensado de las págs. 7-9]. Seguidamente, el artesano tallaba la estatua como si estuviera “vestida con sus propios ro­ pajes, sujetando con la mano derecha un palo de cornejo con los extremos chamuscados y agarrando sus pechos con la mano izquierda”. Tras inscribir su nombre en las estatuas, se pedía al artesano que trajese a su casa las estatuas que había creado para la purificación ritual, colocándolas “en un pedestal, en una actitud andante, como para asustar al Malig­ no”. Entonces, se le pedía que tocase diversas partes de la casa, al tiempo que recitaba con­ juros y practicaba otros rituales proscritos. En los templos se disponía de multitud de esta­ tuas como esas, creando un ambiente visual­ mente denso que inducía al suplicante a inten­ tar establecer una conexión sin solución de continuidad entre lo profano y lo sagrado. En­ tre tanto, desde la otra dirección llegaban las órdenes silenciosas de los dioses, traducidas en palabras por los sacerdotes. Sin embargo, donde este intercambio jugaba un papel más grandioso era en los zigurats. Los zigurats también servían como lugares conyugales, como se demuestra en Ur, cuyo zigurat estaba vinculado por medio de una corriente de agua con un pequeño templo situad­o a unos 6 kilómetros al oeste de la ciu­ dad y dedicado a la diosa madre, Nink­hursag. Esta diosa era representada como una vaca, mientras que Nanna, el dios de la Luna que regía Ur, solía ser representado como un toro. Una vez al año, Ninkhursag, a la que se cono­ cía por la “dama de la montaña”, bien encar­ nada en forma de estatua, bien personificada en una sacerdotisa, era traída a la ciudad en procesión y conducida al santuario situado en lo alto del zigurat, para consumar su ma­ trimonio, mientras que en el exterior se rea­­ lizaban sacrificios y se entonaban cánticos. Encontramos prácticas similares en el hin­ duismo y en la antigua Grecia, como la cele­ bración del casamiento místico: el Hierogamos (de hiero, sagrado, y gamos, casamiento). Ninkhursag, pues, representaba la preserva­ ción de la antigua tradición de la diosa, ahora incorporada a mitologías más complejas, ne­ cesarias tras la migración hacia las marismas mesopotámicas. El zigurat de Ur fue una de las estructuras más impresionantes de la época, de la que todavía se conservan restos en Tall al Muqayyar, a unos 42 kilómetros al sur de Babilonia. Algu­ nos dibujos de su reconstrucción nos lo mues­ tran como un objeto aislado, similar a una pi­ rámide egipcia, aunque en realidad estaba rodeado de un recinto amurallado y conectado con una gran sacristía de planta cuadrada dedicada a Ningal, la divina esposa de Nanna. Todo ello formaba parte del conjunto de un templo escalonado mayor, rodeado de mura­ llas defensivas. El palacio de Nanna se alzaba delante mismo del zigurat y a su lado se levan­ taba una combinación de lugar sagrado, casa del guarda y tribunal de justicia; por las ins­ cripciones encontradas en él, parece que los jueces se sentaban allí para dictar sentencias. 34 / Asia occidental Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:55:51. 2500 a. C. Mausoleo Patio de Nanna Recinto del zigurat Cementerio real Sacristía de Ningal 0 100 m 2.13 El zigurat de Ur, dentro del complejo religioso del templo de Nanna Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. El inicio de una construcción de semejante escala venía acompañado de elaborados ritos en los que el soberano colocaba el primer la­ drillo y acarreaba el primer capazo de tierra. Este acto de consagración se llevaba a cabo mediante el enterramiento de figurillas de co­ bre en los cimientos. La mano de obra de las tareas más duras la constituían prisioneros de las tierras conquistadas, convertidos en escla­ vos, una práctica común que se utilizó durante milenios. La estructura estaba hecha con ladri­ llos planos cuadrados tomados con betún. Para dar cohesión a la estructura y mejorar su resistencia frente los esfuerzos cortantes verti­ cales, en varias hiladas del muro se disponía un tejido de cañizo empapado en betún. En los ladrillos se estampaba la siguiente inscripción: “Ur-Nammu, rey de Ur, construyó el templo de Nanna”. El zigurat tenía 65 × 100 metros de base y 21 metros de altura, y constaba de tres terra­ zas con un altar sagrado en la plataforma su­ perior. Aunque no haya podido confirmarse todavía qué clase de ornamentación tenía el zigurat, el edificio no era el volumétrico mon­ tón de ladrillos que vemos hoy en la recons­ trucción del siglo xx. Probablemente, los lados debieron tener un acabado enlucido liso y con pinturas que servían de clave visual a una na­ rración cosmológica cuyo personaje principal sería Apsu, dios de las aguas primigenias que engendró el cielo y la tierra. Pese a su impor­ tancia, fue derrotado y matado por Ea, quien transformó a Apsu en aguas subterráneas tranquilas o estancadas. La terraza inferior del zigurat, que representaba a Apsu, estaba pin­ tada de blanco. La siguiente, probablemente negra, representaba a Ea flotando y dominan­ do las aguas. El nivel superior, que debió ser de color rojo, representaba el aire ardiente por el Sol. Se cree que las losetas azules ha­ lladas en el lugar procedían del templo supe­ rior y que debieron representar el cielo azul sobre la Tierra. La innovación arquitectónica de esta estructu­ ra consiste en que sus elementos —escaleras, plataformas y el propio templo— no se organi­ zaban como una masa “geográfica”, como en Uruk, sino que obedecían a un diseño unifica­ do y espectacular; la simulación geográfica había sido reemplazada por una abstracción arquitectónica. Tres escalinatas monumenta­ les subían al flanco noreste del zigurat, conver­ giendo en un vestíbulo cubierto en la parte alta de la primera plataforma, a 20 metros sobre el suelo. Desde ahí, la escalera central proseguía su ascensión hacia el piso siguiente y, seguida­ mente, hacia el segundo piso. Aunque de ca­ rácter marcadamente axial, el eje no se trasla­ dó a la arquitectura circundante. El acceso al patio no se efectuaba frontalmente, sino en diagonal desde una puerta situada en una esquina. 2.14 Zigurat de Ur: vista noroeste Asia occidental / 35 Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:55:51. 2500 a. C. Las casas de la ciudad se organizaban generalmente alrededor de pequeños patios. Algunas de las mejores casas tenían cimientos de ladrillo cocido. El lado opuesto a la entrada solía destinarse a la habitación principal, larga y poco profunda, para comidas y recepciones. En un templo dedicado a la diosa Ishtar, en la ciudad de Azur, se encontró una maqueta de barro cocido de una de esas casas, datada hacia 2400 a. C.; la maqueta muestra una casa de dos niveles, con el nivel superior retranqueado, y un elegante muro de fachada con múltiples huecos. Seguramente la casa debió estar orientada hacia el patio en lugar de hacia la calle. 0 2.15 Fragmento de un barrio residencial, Ur 20 m La ciudad de Ur tenía una forma casi ovalada, con el río Éufrates bañando uno de sus lados. Había puertos en sus lados norte y oeste, mientras que el conjunto del templo se encon­ traba entre ambos. Como en todas las ciuda­ des mesopotámicas, la función de las murallas era más impresionar que proteger. Desde sus terraplenes se contemplaban las vastas exten­ siones de tierra de labor en todas direcciones, así como las aldeas campesinas circundantes. También era frecuente la existencia de huertos al pie de las murallas. Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. Buena parte del esfuerzo constructivo se dedi­ có al proyecto y ejecución de las puertas, que estaban flanqueadas por torres decoradas con franjas de escudos en la parte superior. Fran­ queada la entrada por una de aquellas puer­ tas, el visitante se encontraba de improviso con la confusión de una ciudad densamente poblada. Efectivamente, había pocos signos de un planeamiento urbano medianamente organizado y sólo más tarde se proyectaron las calzadas reales. Las calles oscilaban entre es­ trechos senderos y callejuelas de dos a tres metros de anchura, y no sólo servían como pasajes, sino también como lugar útil donde arrojar la basura, una práctica que era habitual incluso en la Europa medieval. Como había pocas ventanas, las estrechas callejuelas for­ maban vertederos encorvados, interrumpidos puntualmente por las puertas o animados es­ porádicamente por cobertizos donde se ven­ dían mercancías o comida. 2.16 Maqueta de arcilla de una casa mesopotámica La mayor parte de la ciudad estaba construida con adobe secado al sol, lo que facilitaba su destrucción durante las guerras. En un texto repetido hasta la saciedad por soberanos pos­ teriores, Sargón I escribía: “Conquisté… sus doce plazas fuertes amuralladas, destruí sus murallas, incendié las casas que contenían, las destruí como una inundación, las convertí en montones de ruinas”. Tales destrucciones ayudaron a vaciar el campo, al tiempo que consolidaban el poder del victorioso. No obs­ tante, las ciudades se reconstruían casi con la misma rapidez con que se habían destruido. A pesar de que Ur fue destruida en varias ba­ tallas hacia 2000 a. C., fue reconstruida otras tantas veces, manteniendo su importancia principalmente por sus lugares sagrados. La vida continuó, aunque a un ritmo más pausa­ do, bajo el mando de varios gobernantes, hasta que fue abandonada hacia 400 a. C. Para entonces, el golfo Pérsico ya quedaba muy alejado de la ciudad, a causa del progre­ sivo cegamiento del delta por la sedimentación de los lodos. 36 / Asia occidental Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:55:51. 2500 a. C. Bajo Egipto Giza Saqqâra Menfis (Mennof-Ra) Dahshur Meidum ilo Río N Alto Egipto Mar Rojo Tebas 2.17 Complejo funerario de Zoser, Saqqara, Egipto Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. EGIPTO: EL IMPERIO ANTIGUO Aunque los egipcios modernos describan que su historia primitiva surgió de la unificación del Alto y el Bajo Egipto, los restos arqueológicos sugieren que la unificación consistió en un proceso dilatado que fue fraguando durante el transcurso de varios siglos. De esa unificación nació lo que los propios egipcios denominarían más adelante el Imperio Antiguo, cuya capital era Menfis. Esta nueva unidad política, combi­ nada con el rápido desarrollo de la escritura jeroglífica y una poderosa burocracia, fue la fase final de la transformación de Egipto, que pasó de ser un valle pantanoso, casi totalmen­ te ocupado por la jungla, a convertirse en una sociedad compleja y estructurada verticalmen­ te, con una población de varios millones de habitantes. A diferencia de Mesopotamia y China, Egipto estaba organizado en torno a una mano de obra eficiente y nutrida que tenía escasos contactos con las prácticas religiosas de la élite gobernante. Se ha estimado que hacia el ter­ cer milenio a. C., el valle del Nilo producía el triple de lo necesario para cubrir sus necesida­ des domésticas. Desde época muy temprana abundaban trabajos que sobrepasaban el es­ tado de autosuficiencia, en especial en la arte­ sanía y en la construcción. Desde muy pronto, las obras reales dieron empleo a legiones de esclavos, obreros, arte­ sanos, técnicos, burócratas y cocineros. Y los materiales de construcción no faltaban. La piedra abundaba a todo lo largo del Nilo: el vistoso granito rojo de Asuán, el mármol blan­ co de Gebel Rokham, el basalto rojo de Fai­ yum, por no hablar de los diversos tipos de arenisca blanda transportada por vía fluvial desde Nubia. Un formidable obelisco de gra­ nito rojo, de 41 metros de altura, todavía sigue en pie en la cantera cercana a Asuán. El templo de Ptah en Menfis era conocido como la “mansión de Ptah”, lo que en el egip­ cio antiguo se pronunciaba kaykuptah; de ahí deriva la palabra griega Aiguptos, o Egipto. Para la III Dinastía del Imperio Antiguo, la es­ tabilidad política de Egipto estaba asegurada, pues el faraón Zoser (2686-2613 a. C.) creaba los proyectos edilicios que servirían de inspira­ ción a sus sucesores. El conjunto funerario de Zoser, situado al norte de Saqqara, un subur­ bio al oeste de Menfis, estaba cercado por una muralla perimetral rectangular de 544 × 277 metros, orientada con precisión en la di­ rección de los puntos cardinales. Los muros eran de piedra blanca, con una impresionante altura de 10,5 metros. Su función era más simbólica y estética que estrictamente defen­ siva, ya que su objetivo era proteger el recinto funerario frente al caótico mundo exterior. Aunque contaba con quince puertas, sólo una de ellas funcionaba como tal. La estructura era tan imponente que los historiadores egip­ cios siguieron admirándola y ensalzándola durante siglos. 2.18 El faraón Zoser África / 37 Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:55:51. 2500 a. C. 2.19 Vestíbulo de entrada al conjunto funerario de Zoser Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. El visitante accedía al conjunto por el extremo sur de la muralla oriental, cruzaba el vestíbulo de entrada, de un metro de anchura, que daba paso a un estrecho pasillo definido por dos hileras de columnas adosadas que soste­ nían un pesado techo de piedra. Esas colum­ nas, acanaladas y que simulan haces de papi­ ros, constituyen probablemente las primeras columnas de piedra monumentales de la his­ toria de la arquitectura. Una antigua costum­ bre egipcia consistía en decorar las columnas de madera con una cenefa de juncos que re­ presentaba a la diosa madre. Sin embargo, es­ tas columnas eran gigantescas y pretendían imponer al visitante la diferencia de escala que separa lo divino del mundo mortal. El sombreado pasillo de entrada conducía al patio sur, situado frente a la pirámide escalo­ nada, el patio del festival de Sed, donde se celebraban carreras ceremoniales. En los si­ glos anteriores al Imperio Antiguo, el faraón debía demostrar su fuerza y capacidad de go­ bierno corriendo una carrera por cada una de las provincias bajo su mando, si fracasaba, era sacrificado en un rito religioso, de ahí el nom­ bre Sed (“fiesta del sacrificio”). En el período del Imperio Antiguo esta práctica había des­ aparecido, pero continuó siendo un elemento importante en los atributos simbólicos de la realeza y en la propia arquitectura. Zoser con­ cibió el conjunto como un escenario para este acontecimiento, que duraba cinco días y fina­ lizaba con una carrera ceremonial. En su ori­ gen tenía que llevarse a cabo en el trigésimo aniversario del reinado de cada uno de los fa­ raones, pero ello no siempre fue así. Ramsés II celebró su Sed con magnifi­cencia, invitando a altos dignatarios extranjeros. Como Zoser no vivió el tiempo suficiente para llevar a cabo este rito, el patio fue diseñado de modo que pudiera realizarlo ya muerto, hecho que viene confirmado por las dos mastabas del complejo: una especie de falsa mastaba en el lado sur, junto a la muralla, y otra perte­ neciente a Zoser en el norte. Los diseños de los sepulcros de ambas construcciones son muy parecidos y constan de una cámara en el fondo de un pozo de 29 metros de profundi­ dad, sellado con una losa de granito de 3 to­ neladas. En la mastaba sur, los arqueólogos encontraron un muro decorado con pequeños azulejos azules, tan brillantes como debieron serlo en la época en que se construyó, hace cuatro milenios. Representan una estera de juncos sobre postes de piedra, diseñados para imitar el aspecto de la madera, creando la ilusión de una sala exterior cubierta, como un pabellón. Entre las secciones de azulejos, hay un gran relieve de piedra que representa a Zoser “corriendo” la carrera ceremonial. 2.20 Conjunto funerario de Zoser: sección por el vestíbulo de entrada 38 / África Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:55:51. 2500 a. C. Mastaba norte Templo funerario Gran patio Mastaba sur Gran altar Patio del templo Vestíbulo de entrada Casa del norte Pirámide escalonada Patio de Heb-Sed 0 Patio 200 m 2.21 Planta del conjunto funerario de Zoser Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. En su origen, la mastaba norte era similar a la sur; ambas eran unas construcciones bajas de cubierta plana. Sin embargo, la forma cam­ bió radicalmente en el transcurso de las obras, y la mastaba norte se recubrió con una su­ perestructura de piedra, con cuatro escalona­ mientos suavemente inclinados. Sin embargo, apenas construida, se decidió una nueva am­ pliación en dirección norte, transformándola en un imponente edificio de 60 metros de al­ tura con seis escalonamientos; también se recons­truyó y amplió el primer templo funera­ rio que existe, situado detrás de esta pirámide escalonada. 2.22 Columna embebida con capitel de papiro Hacia el este había otro patio, flanqueado por capillas a ambos lados, una por cada provincia de Egipto. Detrás de ellas se levantaban las fachadas de diez edificios altos simulados, imitando a edificios gubernamentales o, más probablemente, a graneros, con columnas estilizadas inspiradas en haces de juncos que decoraban sus paramentos. Al otro lado, pue­ den verse columnas adosadas, con sus fustes suavemente inclinados que sostienen capite­ les acampanados que representan la flor del papiro. Al igual que las columnas en forma de juncos, el papiro también gozaba de un eleva­ do valor simbólico. Se utilizó en la decoración del pilar de Djed, que se creía que representa­ ba a la diosa Hathor preñada por Osiris, en la antigua leyenda egipcia de la muerte y la resu­ rrección del dios, donde el levantamiento del pilar representaba la resurrección del faraón muerto; como parte de la arquitectura pétrea del templo, garantizaban su vida eterna. La parte septentrional del conjunto estaba do­ minada por un altar monumental donde se ofrecían sacrificios todos los días, simbolizan­ do metafóricamente el lugar del sacrificio del cielo del norte. En una pequeña capilla adosa­ da al norte de la pirámide había una estatua de Zoser a tamaño natural, representado con un manto de sacerdote del festival de Sed, una barba ceremonial y un tocado ritual. Sentado en la cámara oscura, podía mirar las ceremo­ nias que se celebraban en el patio a través de dos pequeñas perforaciones en el muro situa­ das a la altura de los ojos de la estatua. Ampliación final Ampliación inicial Mastaba original Cámara mortuoria 0 30 m 2.23 Sección por la pirámide escalonada y la tumba de Zoser África / 39 Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:55:51. 2500 a. C. 150 m Pirámide roja Pirámide en Meidum Gran pirámide de Keops 100 m Pirámide escalonada de Zoser 50 m Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. 2.24 Diagrama comparativo de los tamaños de las pirámides Después de Zoser, la institución faraónica empezó a imponer su concepción cosmológi­ ca con mayor fuerza y precisión. Uno de los lugares donde se manifestó esta afirmación fue en un centro de culto al dios halcón Men­ thu en las cercanías de Medamud, una ciu­ dad de provincias situada a 5 kilómetros de Karnak, en Tebas. El santuario original, que data de alrededor de 2500 a. C., constaba de un recinto rectangular alargado de 83 metros de anchura máxima, rodeado por un muro de 1,75 metros de altura con una puerta orienta­ da al este; en esencia, se trataba de un patio de tres lados empotrado en la forma del recin­ to, cuyo interior contiene un bosquecillo y dos montículos funerarios. Una gruesa puerta en forma de pilono conduce al patio interior, o vestíbulo, desde el que arrancan dos caminos serpenteantes que terminan en el centro de varios montículos de tierra. Esto podría inter­ pretarse en términos de la teología unificadora de épocas posteriores, que adoptaron el con­ cepto del montículo primitivo, que había apa­ recido por primera vez sobre las aguas del caos como un símbolo de poder regenerador, presagiando nueva vida más allá de la tumba. Este lugar de culto contiene rasgos que segui­ rían formando parte de la arquitectura de templos posteriores: los montículos pasarán a ser pirámides, el muro de cierre se convertirá en un cuadrado y el patio de entrada en tem­ plo pirámide. Con Snefru (2613-2589 a. C.), que gobernó durante la IV Dinastía, se puede apreciar la rápida madurez del prototipo de Medamud. Sin embargo, Snefru tuvo que hacer tres inten­ tos. Su primer proyecto fue la pirámide escalo­ nada de Meidum, con su ubicación innovado­ ra de las cámaras funerarias; si en el templo de Zoser estaban separadas en un mismo plano horizontal, en este caso están super­ puestas, con la inferior en representación del aspecto de ultratumba de la religión egipcia. Snefru abandonó el edificio después de quin­ ce años de obras, y empezó otra pirámide mayor unos 50 kilómetros al norte de la ante­ rior, cerca de Dahshur. Proyectada en origen para que alcanzara los 150 metros de altura, resultó demasiado atrevida y el terreno cedió bajo una parte de ella. En su esfuerzo por sal­ var el edificio, los arquitectos introdujeron un quiebro a media altura para reducir el peso y la pendiente, razón por la cual se la conoce hoy como la “pirámide quebrada”. El fracaso obligó a Snefru a pedir a sus cons­ tructores que volvieran a la pirámide escalona­ da de Meidum. Entonces, añadieron una capa que la transformó en una verdadera pirámide, pero esta vez, tras una cuidadosa preparación del terreno (durante la dominación romana, el revestimiento de piedra fue retirado y se susti­ tuyó por estuco, de ahí que hoy sea posible verla en su forma original). Sin embargo, para Snefru, esto no resultó suficiente, de modo que construyó una tercera pirámide a unos 3 kilómetros al norte de la “pirámide quebra­ da”; no tan inclinada como las anteriores, se la conoce como la “pirámide roja”, por el color rojizo de la piedra, y alberga el sepulcro de Snefru. Las armoniosas proporciones de la forma y la perfección del sistema de cámaras mortuorias la convirtieron por derecho propio en el modelo a seguir para las pirámides sub­ siguientes. La construcción estaba tan bien ideada que, a pesar del peso de los dos millo­ nes de toneladas de piedra sobre los techos de las cámaras, todavía hoy no han aparecido grietas. 2.25 Pirámide quebrada de Snefru 40 / África Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:55:51. 2500 a. C. Tumbas mastaba Río N ilo Pirámide de Keops, h. 2600 a. C. Pirámide de Kefrén h. 2532 a. C. Esfinge Pirámide de Micerino, h. 2525 a. C. Calzada elevada desde el valle del templo al templo funerario; véase la planta ampliada abajo 0 300 m 2.26 Plano de situación de las pirámides de Giza Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. Las pirámides de Giza Aunque hoy en día las pirámides se presenten como edificios exentos, en su momento con­ taban con muros que delimitaban un recinto sagrado. A los pies de la pirámide, en el lado oriental había un altar, y en el occidental se levantaba un templo funerario. En el centro ceremonial del complejo del templo se alzaba la estatua del Ka que encarnaba el espíritu viviente del faraón. Esta estatua recibía aten­ ciones y era alimentada con comida y bebida. Aunque la estatua del Ka solía estar cerca del altar, otras veces se alzaba en el templo fune­ rario. Si algo malo le sucediera a la estatua del Ka, el espíritu del muerto jamás podría entrar en el reino de los cielos. En el centro cosmológico de este sistema de creencias se encontraba el dios del Sol, Ra, supremo creador de todas las cosas. Según algunas leyendas, Ra se creó a sí mismo a partir de un montículo que emergía del océa­ no primigenio, y era él quien legitimaba la divi­nidad del faraón. El hijo de Snefru, Khufu Templo funerario 0 El templo funerario estaba conectado con el llamado Templo del Valle, situado a orillas del Nilo. El cadáver del faraón llegaba por vía fluvial en una barcaza funeraria. Una vez preparado el cuerpo adecuadamente, se procedía a arras­ trar el ataúd calzada arriba (la misma que en su día había servido para acarrear las piedras desde el río) hacia el templo funerario, donde se desarrollaban los ritos fúnebres que incluían plegarias diarias, sortilegios y ofrendas. La mo­ mia, que para entonces ya estaba encerrada en su ataúd y atendida por un nutrido cortejo funerario, se introducía en el corazón de la pi­ rámide y era colocada en el sarcófago de pie­ dra construido en el interior de la cámara fune­ raria de la pirámide. Una vez que el faraón y los canopes que contenían sus vísceras, junto a un variado surtido de objetos y pertenencias per­ sonales, eran dispuestos en la cámara funera­ ria, y una vez finalizada la ceremonia de las ofrendas, el cortejo fúnebre abandonaba la pi­ rámide y se sellaba la entrada de manera tal que el último sillar de cierre no se distinguiera del resto de los miles de sillares. (Keops) se identificó a sí mismo en su pirámi­ de con el dios Sol, hasta el punto que sus su­ cesores se referirían a sí mismos con el nuevo título real de Hijo de Ra. El único templo del valle que se conserva en Giza es el asociado a la pirámide de Kefrén, el siguiente conjunto de pirámide construido después del de Keops. El templo funerario de Kefrén consistía en una intrincada, aunque fundamentalmente simétrica, combinación de galerías y patios, en cuyo centro se organizaba un patio monumental con doce estatuas colo­ sales dispuestas en nichos en su perímetro. Detrás del patio había una hilera de cinco ca­ pillas que contenían las barcazas sagradas que habían transportado el sarcófago y otros objetos hasta el templo desde Menfis. Los pila­ res cuadrados lisos sostenían dinteles de gra­ nito rojo que, por su severa sencillez, dan fe de la confianza suprema del arquitecto. Calzad a eleva da 75 m Templo del valle 2.27 Plantas del templo funerario y del templo del valle de Kefrén, Giza África / 41 Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:55:51. 2500 a. C. Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. 2.28 Pirámides de Micerino, Kefrén y Keops en Giza Cuando los ingenieros emprendieron la cons­ trucción de la Gran Pirámide de Keops, deci­ dieron no correr riesgos y cimentar sobre una base de roca maciza en la loma que domina Giza. Estaba orientada hacia el norte geográ­ fico de un modo tan preciso que se ha deba­ tido hasta la saciedad la cuestión de cómo alcan­ zaban los egipcios tamaña precisión. Seis millo­nes de toneladas de sillares macizos (2.300.000 piedras) se apoyan sobre ese ci­ miento rocoso. El núcleo está formado fun­ damentalmente por piedra caliza amarilla extraída de las inmediaciones, mientras que el revestimiento es de piedra caliza de un blanco inmaculado, extraída de las canteras de Tura y Masara, en la orilla este del Nilo, a las afue­ ras de El Cairo. El revestimiento exterior esta­ ba aparejado con tal precisión que los faldo­ nes de la pirámide se veían como láminas lisas refulgiendo al sol. Por razones aún des­ conocidas, los arquitectos no proyectaron una auténtica pirámide de lados planos, sino que, en su lugar, consiste en una figura de ocho lados, con las caras ligeramente cóncavas, una desviación tal sutil que pasó desapercibi­ da hasta 1940. n ció tila n e v de zo Po No hay duda de que los egipcios eran los matemáticos más eminentes de su época, pero la cuestión de qué sistema matemático y astronómico utilizaron en el proyecto sigue sujeta a enconados debates. Además, se des­ conocen las medidas exteriores de la pirámi­ de, ya que la superficie de revestimiento de la misma ha sido retirada a lo largo de los años. Sin embargo, la mayor parte de los expertos admite que las aristas de la pirámide medían unos 440 codos reales egipcios (252 m) y que la altura era de unos 280 codos reales (160 m). Las caras de la pirámide cortan al plano del suelo según un ángulo algo menor de 51,5º. Ello significa que la altura del trián­ gulo que forman las caras es ϕ (la sección áurea, es decir: 1,61803399) y que la altura del vértice de la pirámide es √ϕ. Se cree que los ángulos de los pasajes inte­riores, así como la ubicación de las diversas cámaras, también fueron definidos matemáticamente. Asimis­ mo, hay indicios sólidos para afirmar que la disposición en planta de las tres pirámides no es casual, sino que también obedece a un plan geométrico unificado. Gra ng ale ría Cámara del faraón Cámara de la reina de ión zo ac Po ntil ve Cámara subterránea 0 100 m 2.29 Gran pirámide de Keops: sección 42 / África Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:55:51. 2500 a. C. Vigas de descarga de granito Gran galería Antecámara Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. 2.30 Gran pirámide de Keops Sección por la cámara real La cámara mortuoria de granito situada a nivel superior se encuentra aislada en el interior de la pirámide; cinco “pirámides superiores” con vigas de granito y pesos de hasta cuarenta to­ neladas cada una, alivian la presión que, de otro modo, gravitaría sobre la cámara real. La cámara más alta tiene un techo formado por dos grandes bloques de piedra caliza en forma de cubierta a dos aguas. Desde el centro de los muros sur y norte de la cámara funeraria, unos estrechos corredores simulados apuntan a los cielos meridional y septentrional, para proporcionar una ruta directa al alma del di­ funto. Según la tradición, el corredor norte permitía la entrada simbólica regeneradora del viento del norte hasta el cuerpo del faraón. El cuarto de debajo de la cámara funeraria se construyó para albergar la estatua del Ka de Khufu (Keops). Aunque la estatua se ha perdi­ do, los antiguos relatos la describían como la figura de un hombre de piedra verde de pie en el interior del nicho. Este cuarto fue errónea­ mente llamado por los primeros exploradores cámara de la reina, aunque no pudo haber servido como tumba, pues carecía de sarcófa­ go de piedra y no estaba sellado por un rastrillo (tapón de piedra). Un aspecto singular de la pirámide es la cámara subterránea tallada en el lecho de roca maciza, pero, a diferencia de la precisión de la estructura superior, ésta tiene un aspecto tosco y desordenado. Aunque es­ taba claramente destinada al culto, se desco­ noce su finalidad exacta. 0 10 m El templo funerario de la pirámide consistía en un patio de unos 53 × 40 metros, rodeado de una columnata de cincuenta columnas cua­ dradas de granito. Al oeste, cerca de la pirámi­ de, había dos amplios vestíbulos, situados a derecha e izquierda del santuario. Las colum­ nas eran de granito rosa, los muros de caliza blanca y el suelo de basalto negro. 2.31 Gran pirámide de Keops Sección por la gran galería África / 43 Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:55:51. 2500 a. C. Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. 2.32 Estela que muestra un personaje real en un ágape funerario, sentado ante una mesa de ofrendas, junto a las hogazas de pan que le han traído. Junto a él, en el suelo, las pequeñas plataformas contienen incienso y ungüentos, higos y vino. Arquitectura y alimentos Tanto para la sociedad mesopotámica como para la egipcia, el alimento no sólo servía para el sustento de los seres humanos, sino tam­ bién para el de los dioses. Las ofrendas se depositaban delante del nicho de la estatua del Ka, en previsión del difícil viaje que le es­ peraba. Por lo general, consistía en carne, asado de ave de corral, pan, fruta, verduras, cerveza y vino, todo ello procedente de la pro­ pia huerta del recinto del templo. La matanza de los animales, lejos de la vista del dios, se llevaba a cabo bajo la supervisión de los sacer­ dotes. Desde el punto de vista antropológico, cabe considerar que esta ecuación era nece­ saria para la cohesión social y política. Tam­ bién hay indicios claros de que el propio zigu­ rat era una plataforma elevada para banquetes. Un antiguo texto dice: “En la primera guardia nocturna, sobre la cubierta del templo alto del zigurat […], cuando sale (la estrella de) el gran Anu del cielo”, el banquete tenía que celebrar­ se en una mesa de oro en honor de Anu y su esposa Antum, así como también de los siete planetas. Se daban las instrucciones más de­ talladas para la alimentación y el entreteni­ miento del dios: carne vacuna, cordero y ave, así como cerveza y vino de primera calidad “vertido con una jarra de oro”. Aunque entre las ofrendas de alimentos, tanto los mesopotámicos como los egipcios, desta­ caban el pan, las bebidas y los productos de la tierra, los primeros rara vez sacrificaban animales, pues no abundaban en las llanuras aluviales. Para los egipcios, en cambio, no eran raros los sacrificios de animales, con ofrendas procedentes principalmente de la caza, sobre todo de antílopes y gacelas, gan­ sos, patos y palomas. Las viandas se ofrecían hervidas o asadas. Se creía que la pierna y el corazón tenían efectos particularmente vivifi­ cantes para el Ka. A diferencia de los griegos, los egipcios no hacían la matanza y la sangría del animal sacrificado en presencia de los dioses, sino que la comida llegaba totalmente cocinada; esta diferencia resulta reveladora. El Ka se concibe como un ser viviente y sen­ sible o, al menos, tentado de volver a la vida por unos manjares suculentos. Los griegos, como analizaremos más adelante, veían el sacrificio de manera muy diferente. 2.33 Estatuilla femenina portando ofrendas Sólo más tarde, ya en tiempos del Imperio Nuevo, encontraremos entre los micénicos, y después entre los dóricos, el sacrificio múltiple de animales grandes, como toros. Además, para los griegos, los animales destinados al sacrificio sólo podían encontrarse entre los re­ baños domesticados, como ganado vacuno y ovino. Con el judaísmo y el cristianismo, los sacrificios siguieron siendo importantes, pero sólo en sentido simbólico. El hinduismo es una de las pocas religiones modernas que sigue manteniendo las ofrendas rituales de comida a los dioses, aunque no están permitidos los sacrificios de animales. 44 / África Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:55:51. 2500 a. C. Ggantija Cerdeña Sicilia Malta Mar Mediterráneo Tarxien Mnajdra Norte de África 2.34 Ubicación de los templos en la isla de Malta A diferencia de Egipto, que experimentó un rápido cambio hacia una cosmogonía comple­ ja controlada por la élite, en Malta la religión giraba en torno al antiguo culto a la diosa madre. Sin embargo, esto no nos debe llevar a pensar en Malta como más primitiva, sino más bien como un lugar donde sobrevivió el culto a la diosa, en comparación con áreas más “industrializadas”, si se nos permite el anacronismo del término, como Egipto y Me­ sopotamia. También parece bastante impro­ bable que Malta estuviera completamente aislada; de hecho, su tendencia hacia la ex­ presión monumental concuerda con impulsos paralelos en Egipto. Los templos que se han excavado en el interior y a lo largo de la costa comparten característi­ cas comunes. Los muros exteriores estaban Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. TEMPLOS MEGALÍTICOS DE MALTA Hacia el año 4000 a. C., unos colonizadores llegaron al archipiélago maltés, la cadena de islas rocosas situada entre Sicilia y la costa norteafricana. Allí fundaron granjas y comer­ ciaron con Sicilia y Cerdeña para obtener pe­ dernal, obsidiana y otros productos y herra­ mientas no autóctonos. No sabemos mucho acerca de las condiciones climáticas y geográ­ ficas de las islas por entonces, aunque hoy día, sin la tecnología moderna, la isla sería relativa­ mente inhóspita, dado que en ella hay muy pocos árboles y no dispone de fuentes de agua naturales. Sin embargo, antiguamente debió contar con manantiales naturales y un ambien­ te adecuado para la agricultura que permitie­ ron que Malta floreciera durante un milenio (3500-2500 a. C.), más o menos contemporá­ neamente al Imperio Antiguo en Egipto. 2.35 Interior del hipogeo de Hal Saflieni, Malta construidos con piedras megalíticas toscas sin revestir y colocadas en vertical en el terreno formando un óvalo. Sigue constituyendo un misterio cómo fueron transportadas a sus em­ plazamientos esas gigantescas piedras de muchas toneladas de peso. Los arqueólogos han hallado rodadas paralelas a lo largo de las cuales podrían haber sido arrastradas las pie­ dras, posiblemente sobre otras piedras redon­ das utilizadas como rodillos; pero esos surcos no siguen líneas directas a los templos. En su lugar, zigzaguean por el campo y no siempre son paralelos entre sí. Las piedras eran cuidadosamente desbasta­ das en el espacio interior de los templos, y se colocaban creando cámaras lobuladas cuyas superficies, en ocasiones, se enlucían. El espacio entre las paredes interiores y las exteriores se rellenaba de tierra y piedras, y en el exterior se formaba un montículo o colina artificial sobre el conjunto. Los expertos toda­ vía no se han puesto de acuerdo sobre cómo se cubrían dichos espacios. En España y Por­ tugal se han encontrado tumbas neolíticas amarteladas; pero, dada la ausencia de ese tipo de piedras, parece verosímil que las cu­ biertas se sostuvieran sobre vigas de madera, de modo similar a las estructuras funerarias egipcias más primitivas. Una maqueta de una tumba, realizada por los propios constructores antiguos, muestra que la organización de estos edificios, lejos de ser arbitraria, se ajus­ taba a un prototipo planificado de espacios simbólicos. 2.36 Figura de la diosa Tierra Europa / 45 Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:55:51. 2500 a. C. 0 20 m 2.37 Planos de los complejos de templos dibujados a la misma escala y con la misma orientación: Ggantija (arriba a la izquierda), Tarxien (arriba a la derecha) y Mnajdra (abajo), Malta Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. Se desconoce la naturaleza de los ritos para los que se construían esas estructuras, pero las estatuillas de opulentas diosas tierra que se han encontrado en los yacimientos arqueológi­ cos nos hablan de la existencia de un culto a la fertilidad, la muerte y la resurrección. Las deidades, algunas en actitud sedente, otras tumbadas, recuerdan algo al perfil de los pro­ pios templos: una rechoncha figura de contor­ nos redondeados que alberga un misterioso mundo interior. Los huesos de animales y es­ tatuillas atestiguan la existencia de ofrendas y sacrificios rituales, presumiblemente relacio­ nados con el culto. Muchos templos contenían altares de piedra, exentos o tallados en la roca, y la mayoría de ellos tenían piedras de libación, con cavidades para las ofrendas de líquidos a la tierra. Los últimos templos tienen delan­ te una especie de plaza y bancos de piedra, lo que sugiere que servían para reuniones co­ munales. El templo más primitivo y mejor conservado de Malta es el de Ggantija, que forma parte de un conjunto de templos situados en la isla de Gozo. Este templo se usó de modo continuo durante centenares de años, y sus partes más antiguas datan de alrededor de 3500 a. C., con unos 30 metros de longitud. Ggantija era un templo doble, con un suelo de una especie de lechada de piedra caliza machacada que for­ maba una superficie dura similar al hormigón. Los pasos de una cámara a otra estaban for­ mados por dinteles de piedras megalíticas. El exterior era monumental y sencillo a la vez. El núcleo trebolado del lado oeste fue el prime­ ro que se construyó; posteriormente se aña­ dieron otras dos cámaras lobuladas a lo largo del pasillo de entrada. Más tarde se añadió un segundo templo adyacente al primero, dentro del recinto del montículo original. El motivo de la ampliación quizás fuera el aumento de la población local por encima de la capacidad original del templo, o quizás como una demos­ tración de agradecimiento de los agricultores a la diosa de la Tierra en un año de una cosecha excepcional. Las razones siguen sin estar cla­ ras. Sea lo que fuere, lo cierto es que, a través de las generaciones, los malteses regulariza­ ron y ampliaron el edificio original, compro­ bando, refinando y reproduciendo la forma arquetípica a diferentes escalas, con diferen­ tes orientaciones y variando el número de cámaras. 2.38 Planta: complejo religioso del templo en Mnajdra El templo en Tarxien, construido alrededor de 2500 a. C., es el más complejo de los que han perdurado. La imponente fachada cóncava del templo principal está compuesta por mampos­ tería esmeradamente ejecutada, con el tamaño de los bloques de mayor a menor conforme se asciende hacia la cubierta, que vuela formando una pequeña cornisa. Con el paso de los siglos se construyeron pares de cámaras simétricas en el interior, unidas entre sí por sendos dinte­ les trilitos dobles y pasos de conexión. Cerca de Mnajdra existe un conjunto de tres templos de la misma época que dominan un patio ovalado. El templo meridional está orien­ tado de manera que, en el equinoccio, el rayo de sol del amanecer penetra en el templo ilu­ minando su eje principal. 2.39 Complejo religioso del templo en Mnajdra 46 / Europa Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:55:51. 2500 a. C. Terraplén de tierra Foso Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. 0 50 m 2.40 Stonehenge en su estado actual, cerca de Salisbury, Reino Unido 2.41 Planta de Stonehenge, hacia 3000 a. C. STONEHENGE El yacimiento arqueológico más sobresaliente de la Edad de Bronce en Europa es Stonehen­ ge. Arrasado por los romanos en su afán de eliminar las religiones locales, maltratado por los turistas, amenazado de demolición en 1914, subastado por 6.600 libras esterlinas en 1915 y, finalmente, donado a la nación en 1918, una vez reconocido su valor como reliquia in­ sustituible del pasado de Inglaterra, es en la actualidad una atracción turística más. Es na­ tural comparar Stonehenge con los templos megalíticos de Malta, y no es de descartar que, en las primeras fases de su formación, se hu­ biese producido algún tipo de conexión entre ellos. Sin embargo, los templos malteses sólo experimentaron un proceso de mejora y am­ pliación, como cabe esperar de una sociedad más bien estática, mientras que Stonehenge sufrió varias revisiones que alteraron significa­ tiva y deliberadamente su uso y significado. De hecho, la estructura actual es una combina­ ción de las dos últimas fases (2500-1800 a. C.), lo que la hace más o menos contemporánea de Ur y Mesopotamia y del final de la era de las pirámides en Egipto. Conviene no olvidar esta consideración, ya que la tendencia es exagerar el primitivismo de Stonehenge, cuan­ do, en realidad, es una estructura bastante avanzada de la Edad de Bronce. La visión ac­ tual de Stonehenge aislado en el paisaje, nos limita imaginar que en origen formaba parte de una zona densamente colonizada. En el entor­ no inmediato de Stonehenge había centenares de montículos sepulcrales, algunos de ellos fechados en épocas tan antiguas como el cuarto milenio a. C. Irlanda, así como en el norte de la costa de Gales, frente al mar de Irlanda. La primera versión de Stonehenge, fechada hacia 3000 a. C., era coherente con las confi­ guraciones circulares de la época, salvo que tenía un grandioso diámetro de cien metros, con dos o tres aberturas para permitir el acceso al interior del círculo. Los arqueólogos creen que en el centro había un edificio de madera de planta circular y unos 30 metros de diáme­ tro. Una larga avenida jalonada con piedras atraviesa el terraplén, dejando en el centro un imponente monolito de 4,9 metros de altura, hincado en el terreno justo al exterior de la en­ trada. Tiene una forma apuntada y es conocido como la “piedra talón”. Existen al menos dos alineaciones reconocibles que seguramente ejercieron una función astronómica; una, en la entrada noreste, muestra el punto más septen­ trional de salida de la Luna; la otra señala el sur en la otra calzada. Los beaker integraron las tecnologías geográfi­ camente dispares de la minería, la fundición, la producción y el comercio de metales en un sistema económico único, transformando el templo local de Stonehenge en un punto focal de una entidad cultural más amplia. Llenaron una extensa zona con sus montículos sepul­ crales circulares característicos y fundaron una nueva ciudad al norte de Stonehenge, Durrington Walls, defendida por una muralla circular de 480 metros de diámetro. Su pros­ peridad se pone de manifiesto en sus tumbas. En una de ellas se han encontrado ornamen­ tos de oro, así como broches de bronce de Bo­ he­ mia y abalorios de alfarería fina azul de Egipto y otros de ámbar de Europa central. Hacia 2500 a. C., la estructura fue transfor­ mada por pueblos de la civilización beaker, así llamados por las delicadas jarras con pico (en inglés, beaker) que producían, y halladas en sus poblados y tumbas. Como sus creen­ cias eran distintas a las de los creadores origi­ nales de Stonehenge, alteraron la estructura de la obra de tierra y, naturalmente, también el paisaje simbólico asociado a ella, y el templo pasó de dedicarse al movimiento lunar al solar. Se ha debatido mucho sobre el origen de la cultura beaker, pero la tesis de que pudiera proceder de Europa oriental está reforzada por el hecho de que eran expertos en la minería y en el comercio del oro y el cobre. Se han des­ cubierto menas, tal vez las mismas que des­cu­ brieran los propios beaker, en varios lugares de En el centro de su cosmogonía existía una co­ nexión entre la fundición de la mena y el Sol, por lo que reorganizaron Stonehenge transfor­ mando su orientación respecto a la Luna por la del Sol. Para ello, giraron el eje hacia el este según un ángulo casi imperceptible de 3º para que coincidiera con la dirección del Sol na­ ciente de mediados de verano, según investi­ gaciones de Gerald S. Hawkins en colabora­ ción con John B. White. También ins­cribieron en el círculo una forma rectangular de 33 × 80 metros que señala los amaneceres y las pues­ tas del sol durante los solsticios de verano e invierno. Aunque se siga debatiendo sobre la naturaleza exacta de la función de las piedras, la latitud de Stonehenge es la única de Europa donde todavía es posible esta combinación. Europa / 47 Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:55:51. Túmulo norte Piedra talón Lun ae ne l so ls (po ticio d sici e in ón sur vierno lím ite) Túmulo sur Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. 0 50 m 2.42 Stonehenge, hacia 2500 a. C. El cambio más significativo que se atribuye a la cultura beaker es haber añadido un anillo de sesenta grandes piedras de malaquita azul en el interior. También construyeron, más o me­ nos a un kilómetro al norte de Stonehenge, un cursus, como lo denominan los arqueólogos: una forma rectangular de tres kilómetros de largo y cien metros de ancho, ligeramente bi­ selada por sus extremos. Esta zanja excavada en el terreno está dispuesta según un eje en dirección este-oeste. Aunque es sencilla cons­ truirla, su trazado es extremadamente preciso. Su función es desconocida, aunque existen otros cursus diseminados por la región, algu­ nos de los cuales son anteriores a la llegada de los beaker. Desde luego, no se trata de una pista de carreras, como su nombre pudiera sugerir. Podría aventurarse que, dado que el sector oriental estaba asociado con la salida del Sol y el occidental con el ocaso, el cursus jugaba un papel importante en las expresiones rituales de la vida y la muerte. ¿Tal vez un ca­ mino para el alma? de no ra ve e od ici lst o s el en ol lS e ad lid no Sa vier e in d Piedra talón io lstic l so ne e una la L sur) de e a mit id Sal ción lí i s (po Sal id de a de ver ano la Lun (po a en sic ión el so lím lstic ite i nor o te) > o ici lst ) so ur el te s en ími na n l Lu ió la osic de o (p a lid an Sa ver de Trilitos Círculo de piedras de Sarsen Sa (p lida os ici de ón la lím Lun ite a no en rte el ) sol sti cio Pu est ad e la o ici lst e) so ímit l el en orte na n Lu ión la sic de po ta o ( es rn Pu invie de Piedra talón in vie rn o < 2500 a. C. 2.43 Reorientación de Stonehenge por los pueblos de la cultura beaker Su origen es aún más misterioso que el de los beaker. Los nuevos señores retiraron las pie­ dras de arenisca azul que habían colocado aquéllos y añadieron el hoy famoso anillo de trilitos de piedra de Sarsen, el tipo de arenisca local que ha dado nombre al anillo. El anillo, de 33 metros de diámetro, estaba compuesto por treinta enormes piedras con un peso medio de 26 toneladas. El transporte de tales piedras desde su lugar de origen, a unos 30 kilómetros al norte, debió ser toda una proeza. Particularmente notable fue el esfuerzo des­ plegado en la preparación de las piedras. Trasladadas conjuntamente, las superficies de las mismas se golpeaban para pulverizar las protuberancias, primero con grandes mazos del tamaño de una calabaza y, más tarde, con martillos del tamaño de una pelota de tenis. Después, se pulían frotando su superficie con piedras planas, tal como haría un carpintero con el papel de lija. Una vez colocadas, las jambas del trilito medían 4,1 metros de altura, 2,1 de anchura y 1,1 metros de grosor, y esta­ ban rematadas por treinta dinteles, de entre 6 y 7 toneladas de peso, que formaban un círculo continuo superior. Apenas concluida la obra de los beaker, ha­ cia 2300 a. C., Stonehenge sufriría una nueva transformación, que incluso sería más impre­ sionante que la anterior. No obstante, los nue­ vos constructores ya no pertenecían a la cultu­ ra beaker, y ahora trabajaban al servicio de una cultura de caciques, cuyos numerosos cementerios se añadieron al paisaje circun­ dante de Stonehenge. 2.44 Vista aérea de Stonehenge 48 / Europa Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:55:51. 2500 a. C. Agujeros Y Agujeros Z Óvalo de malaquitas azules Círculo de malaquitas azules 0 50 m 2.45 Stonehenge, hacia 2200 a. C. Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. La precisión con que se realizaron estos traba­ jos es notable. Una vez colocados en su posi­ ción, la parte superior de los dinteles nunca distaba más de diez centímetros de la horizon­ tal. Un trabajo de la piedra tan concienzudo no es muy frecuente en otros henges ingleses, donde, por lo general, las piedras procedían de lugares más cercanos, sino que, además, se dejaban en estado natural, sin trabajar, tal vez por la creencia de que poseían una presencia mágica de ultratumba. El anillo de Sarsen de Stonehenge puede considerarse como un tipo particular de arquitectura, ya que, en realidad, por la precisión de su trabajo, parece relacio­ nada con la carpintería de la piedra. 2.46 Stonehenge, hacia 1800 a. C. El lijado de las superficies y la forma de encajar las piedras entre sí parecen indicar una aplica­ ción directa de la carpintería de madera a la piedra. Es posible que sus constructores re­ produjeran en piedra un prototipo de madera, o tal vez tratasen de realzar el poder de la es­ tructura de piedra, incorporando las técnicas más conocidas del trabajo de la madera. Woodhenge El cursus Pero Stonehenge sufriría todavía una transfor­ mación más. En esta fase final se volvió a traer el conjunto de piedras de arenisca azul que había sido retirado anteriormente; unas cuan­ tas se colocaron en su posición actual, en el interior del anillo de Sarsen, mientras que otras se dispusieron en una configuración en forma de herradura. La forma de herradura no era corriente en Inglaterra, aunque sí en Bretaña, al otro lado del canal de la Mancha. Aunque se ha debatido mucho sobre sus consecuencias, es casi seguro que el sur de Inglaterra y la Bretaña francesa formaban parte de una única provincia cultural. Se cree que, como conse­ cuencia de un enfriamiento climático, la socie­ dad que construyó Stonehenge se transformó en una sociedad aldeana, con escasa capaci­ dad para continuar los magnos logros arqui­ tectónicos de sus predecesores. En sus restos emblemáticos surgió una cultura druida que no aportó nada al legado arquitectónico de Inglaterra. Stonehenge 0 3 km 2.47 Planta que muestra Stonehenge en relación al cursus situado aproximadamente a un kilómetro al norte Europa / 49 Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:55:51. 2500 a. C. A ST CO A AN RU PE Caral El Paraíso Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. Océano Pacífico PRIMERAS CIVILIZACIONES DE LAS AMÉRICAS Durante el período glaciar (30000-10000 a. C.), diversos pueblos nómadas de China y Mongo­ lia cruzaron el estrecho de Bering, dirigiéndo­ se primero a las grandes llanuras de Nortea­ mérica y después hacia el sur, a lo largo de la costa del Pacífico. Hacia el año 10000 a. C. habían alcanzado el extremo sur de Sudamé­ rica (recientemente se ha planteado la posibi­ lidad de que otra corriente de gente pudiera haber llegado a América procedente de Euro­ pa, siguiendo el borde de la capa de hielo for­ mada a lo largo de las costas polares. Esta hi­ pótesis se basa en las similitudes entre puntas de flecha halladas en ambos continentes). En todo América, la estructura social de los indí­ genas siguió siendo, a lo largo de los siglos, la de los pueblos cazadores, hasta la época com­ prendida entre 5000 y 3400 a. C., cuando los arqueólogos han hallado restos de los prime­ ros intentos de establecer asentamientos per­ manentes y cultivar cosechas tales como el maíz, el aguacate, la guindilla, el amaranto, la calabaza y los frijoles. Hacia 2500 a. C. apare­ cen chozas construidas con juncos y argama­ sa, y en 1500 encontramos los primeros ejem­ plos de alfarería. Los pueblos indígenas de América suelen ser llamados “precolombinos”, término que alude a la llegada de Cristóbal Colón en 1492. En este libro nos referiremos a ellos como los “indígenas americanos”, en reconocimiento de la antigua continuidad entre las civilizacio­ nes de América del norte, del centro y del sur. La estrecha franja de la costa andina, encorse­ tada entre el Pacífico y las altas cumbres de la cordillera de los Andes, resultó ser particular­ mente idónea para el desarrollo de los primeros asentamientos indígenas americanos. Constitu­ yó el medio ideal para una amplia gama de hábitats ecológicos, que varían desde la tundra de los valles altos, pasando por las praderas de la media montaña, hasta los desiertos de la costa norte. Una vez conseguida la agricultura y la domesticación de las llamas, se produjo un rápido crecimiento de los asentamientos en forma de poblados de tamaño medio, con po­ blaciones de hasta 3.000 habitantes. No obstante, se produjeron retornos al paisaje natural. La costa andina no gozaba de la ven­ taja de contar con grandes sistemas de valles fluviales. En realidad, debido a la dirección de los vientos dominantes y a las inversiones tér­ micas, la costa andina central era desértica. Aparte de los períodos de la corriente de El Niño, los vientos cargados de humedad pasan de largo sobre la costa hasta topar con las altas cumbres de los Andes, de donde fluyen pe­ queños riachuelos que discurren velozmente hacia el océano. Esas condiciones habrían contribuido a que el territorio fuera un medio sumamente inhóspito, de no ser por las co­ rrientes costeras cálidas del Pacífico, que mantienen una rica vida marina. De ahí que esos primeros colonos andinos vivieran princi­ palmente del océano, constituyéndose en la única civilización de esa época en hacerlo. Sin embargo, el océano por sí solo no habría bastado para sostener las grandes pobla­ ciones concentradas necesarias para cons­ truir y mantener los centenares de grandes conjuntos ceremoniales que salpican los va­ lles altos de Perú. Estos conjuntos provienen de épocas posteriores, cuando los indígenas americanos aprendieron a canalizar el agua y a cultivar las cuencas bajas de los valles angostos, y sólo más adelante acabarían de­ sa­rrollando técnicas de cultivo para los valles altos. En efecto, con sólo ascender entre 10 y 15 ki­lómetros aguas arriba, se precisaban menos canales de riego, menos mano de obra y un menor mantenimiento para regar una superficie mucho mayor. Allí florecían los cul­ tivos de algodón, fríjol, patata, cacahuete y aguacate. Al mismo tiempo, gracias a las llamas, los viajes a lo largo de la costa se hacían más cómodos y frecuentes. Esta fase de agricultura de regadío se sitúa por lo general hacia el año 1500 a. C. Sin embargo, la mayoría de los yacimientos an­ dinos costeros está todavía sin excavar. En 2001, los arqueólogos, mediante la prueba del carbono, descubrieron la antigüedad de fragmentos orgánicos procedentes del valle del río Supe, Perú, y la situaron en 2620 a. C. A partir de este descubrimiento, la cronología del desarrollo de las civilizaciones en Suda­ mérica ha sido objeto de arduo debate y ac­ tualmente está siendo sometida a revisiones significativas. 50 / Sudamérica Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:55:51. 2500 a. C. La pirámide mayor fue construida en dos grandes fases. Primero se construyeron los muros de la plataforma, rellenando costales de malla de cañizo de claros anchos con sillares. Después la superficie exterior de la plataforma se cubrió con múltiples capas de argamasa coloreada. 2.48 Vista aérea de Caral, valle del río Supe, Perú Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. Caral La situación de Caral en un bancal natural, unos 25 metros más arriba del terreno aluvial del río Supe, y su extensión de 65 hectáreas, sugieren la existencia de una aristocracia poderosa con amplios recursos constructo­ res. Una gran plaza central, de unos 500 × 175 metros, está rodeada de un extenso con­ junto de edificios que incluye seis vastos montículos plataforma, una serie de montícu­ los más pequeños, dos plazas circulares hundidas principales, una serie de edificios residenciales y varios conjuntos de platafor­ mas y edificios cuyos usos todavía se desco­ nocen. Cada uno de los montículos parece asociado a un conjunto residencial formal­ mente organizado. Aunque las construcciones ceremoniales de las civilizaciones andinas primitivas tengan un perfil piramidal y, por lo general, se las deno­ mine “pirámides”, es más correcto referirse a ellas como “plataformas elevadas”, porque conceptualmente fueron concebidas como una serie de plataformas, de las cuales la primera era el propio terreno, más que como pirámides con un volumen interno implícito. No hay que olvidar que la palabra ‘pirámide’ procede de la palabra griega que describía las pirámides egipcias. Desconocemos la pa­ labra que utilizaban los indígenas americanos para designar sus edificios, pero, pese a ello, utilizaremos la palabra pirámide en aquellos casos en que convencionalmente ya forme parte de su nombre. La pirámide mayor, la plataforma elevada do­ minante de Caral (160 × 150 metros de base y 18 metros de altura), está situada en el ex­ tremo norte del lugar, en un alto sobre el resto del conjunto, con vistas sobre el valle. Junto a otras cinco plataformas elevadas, configura una plaza en U orientada al sur. Justo en el lado opuesto de la abertura de la U, existe una plaza circular hundida de 50 metros de diá­ metro y casi perfectamente alineada con una pequeña plataforma elevada. Si la plaza prin­ cipal, rodeada de montículos elevados sobre el suelo del valle, produce la impresión de un vasto espacio circunscrito con reminiscencias de meseta, entonces la plaza hundida circu­ lar, reminiscencia de los últimos kivas nor­tea­ mericanos, repite ese espacio a una escala menor. Caral todavía está en proceso de excavación (las más recientes, dirigidas por Ruth Shady), pero lo que sí podemos adelantar es que el lugar fue organizado mirando hacia las mon­ tañas, y hacia cuerpos y otros fenómenos ce­ lestes, como la salida del Sol, los planetas y diversas estrellas. Si la plaza principal parece identificarse con la vida humana en la Tierra, los espacios circulares bajo el nivel del suelo funcionaban como espacios de reunión para los escalones inferiores de la vida, mientras que las plataformas elevadas presumiblemen­ te sólo eran accesibles a los sacerdotes. Pirámide mayor Zona residencial Plataformas elevadas 0 500 m Plaza hundida circular 2.49 Zona central de Caral Sudamérica / 51 Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:55:51. 2500 a. C. Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. 2.50 Vista de El Paraíso, río Chillón, Perú El Paraíso El Paraíso ocupa una superficie total de unas 50 hectáreas en un valle agrícola, en la orilla sur del río Chillón y a unos 3 kilómetros de la costa. Su construcción, que data aproximada­ mente de 2000 a. C., comportó la extracción, transporte y aparejo de una 100.000 tonela­ das de piedra. Las dos plataformas mayores son paralelas entre sí, mientras que un con­ junto de plataformas más pequeñas disemi­ nadas hacia el sureste configura la línea de unión de un espacio en forma de U que con­ tiene una plaza central de unos 50 × 150 me­ tros. Esta plaza se abre al río, hacia el noreste, y a un pico en la lejanía. Las plataformas aso­ ciadas a la plaza constan de patios rectan­ gulares, habitaciones y pasillos interconectados. Los mu­ros de 1,5 y 2,5 metros de altura por 1 metro de grosor están construidos con silla­ res de piedra asentados sobre mortero —mez­ cla de barro y ripio—, y recubiertos con un enlucido de barro, para darles un acabado uniforme, que muestra restos de pigmentos de colores rojo, blanco, ocre o negro. La plaza, por consiguiente, debió lucir colores brillantes en su época. Los temas espaciales que encontramos en Caral y El Paraíso, plataformas sagradas, pla­ zas y observatorios, se convertirían en las carac­terísticas principales de la arquitectura andina y mesoamericana posterior. Se ha re­ construido una de las plataformas más pe­ queñas de El Paraíso, un edificio residencial, posiblemente para la aristocracia, que consta de un conjunto laberíntico de habitaciones interconectadas y construidas a lo largo del tiempo, unas veces yuxtaponiéndolas a otras anteriores, otras rellenando de tierra salas más antiguas para permitir construir a un ni­ vel superior e ir ganando altura. En conse­ cuencia, el interior adquiere, en ocasiones, un aspecto algo caprichoso. 0 No obstante, la secuencia de entrada tiene un carácter ceremonial. Un tramo angosto de escaleras atraviesa un pequeño hueco en el centro de un amplio portal y desemboca en una antecámara alargada que se abre a un amplio patio cuadrangular, con cuatro pozos para ofrendas en las esquinas y una zona hundida en el centro, todo ello rodeado por un complejo laberíntico de habitaciones interco­ nectadas. 30 m 2.51 Planta de una parte restaurada de El Paraíso 52 / Sudamérica Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:55:51. 1500 a. C. Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. Por esa época, Asia central y Asia occidental experimentaban un estado de cambio continuo e inseguridad. Asiria, Babilonia y otras ciudades mesopotámicas fueron invadidas por hordas de invasores de procedencia desconocida. Los pueblos mitanni y los casitas, de quienes desconocemos casi todo, invadieron Mesopotamia procedentes del norte y del este. Las incursiones de las llamadas “gentes del mar”, que se desplazaban hacia el este a lo largo de la costa mediterránea, no hicieron más que complicar el panorama. Aunque se ignoren los motivos reales de dichos desplazamientos masivos, seguramente el colapso de la civilización del valle de los ríos Indo y Ghagger-Hakra, hacia 1700 a. C., debió jugar algún papel. Entre los nuevos pobladores cabe citar a los hititas, quienes se establecieron en Anatolia y fundaron una nueva capital con numerosos templos, reconocieron y aprovecharon de las ventajas del camello, animal domesticado durante los siglos centrales del segundo milenio a. C. Las caravanas de camellos y asnos, algunas de las cuales llegaban a contar con hasta seiscientos animales, abrían nuevas rutas comerciales a través del desierto. Con el tiempo, los hititas y los egipcios dominarían las rutas terrestres y, en el caso particular de Egipto, se embarcaron en un período de notable florecimiento de la arquitectura de templos, compendiado en las construcciones de Luxor. La agitación en el núcleo mesopotámico permitió que las culturas mediterráneas ganaran importancia en la economía global, lo que quedó especialmente patente en los casos de los minoicos en Creta y, posteriormente, los micénicos en Grecia y el Peloponeso, quienes alcanzaron su nivel de riqueza no sólo gracias al grano o los minerales, sino principalmente por su actividad como mercaderes. El comercio fue una nueva fuente de riqueza que jugaría un papel cada vez más importante en la economía mundial. En Asia meridional, la decadencia de la civilización de los valles del Indo y del GhaggerKakra creó un vacío político que sentó las bases para la aparición de los llamados arios, quienes conquistaron la región y se impusieron como élite gobernante. Recientemente se han suscitado dudas acerca de la exactitud de esta teoría, pero lo que siendo vigente es el hecho de que durante los siglos centrales del segundo milenio a. C., numerosos grupos de gentes atravesaron la estepa y penetraron en el norte de India trayendo consigo una cultura muy diferente a la del valle del Indo. Construyeron ciudades de madera en lugar de ladrillo, razón por la que nos han llegado muy pocos vestigios de ellas. Y lo que es más importante, a diferencia de los pueblos del Indo, los indoarios eran decididamente guerreros. Hacia el año 1650 a. C., la dinastía china Shang de la Edad de Bronce llegó a dominar una gran zona de la China nororiental y norcentral, fundando grandes ciudades como Zhengzhou y Anyang, la primera de las cuales ocupaba una superficie aproximada de 1,5 × 2 kilómetros, siendo una de las mayores ciudades planificadas del mundo en aquella época. Entre los yacimientos arqueológicos más importantes se encuentra el de Zhengzhou, un centro de culto de ámbito regional con numerosos templos y enterramientos. Este período destaca por sus extraordinarias vasijas de bronce para vino y comida, utilizados en los ritos que vinculaban a los gobernantes con sus antepasados, unas vasijas moldeadas utilizando múltiples moldes cerámicos, una técnica sin igual en la antigüedad. En la costa norteamericana del golfo de México, donde el maíz constituía el alimento principal, la zona costera de Luisiana, hoy llamada Poverty Point, emergió como un importante centro regional. En los Andes, las mejoras en las técnicas de riego permitieron a los granjeros desplazarse aguas arriba, alejándose del océano, lo que provocó que sus economías crecieran y pudieran construir grandes conjuntos como el de Cardal, en el actual Perú. Esos enormes complejos ceremoniales en forma de U debieron ser construidos a costa de grandes despliegues de mano de obra y de una admirable organización social, dado que los andinos ni conocían la rueda ni disponían de animales de carga. Muchos lugares arqueológicos ubicados en lugares inaccesibles siguen sin excavar a día de hoy, desconociéndose todavía tanto su finalidad como su uso. Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:55:51. 1500 a. C. Egipto: período dinástico primitivo hacia 3100-2649 a. C. ™ Tebas Menfis Cnosos 3500 a. C. Hattusa La Galgada Poverty Point Zhengzhou Norte y centro de los Andes: culturas valdivia Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. 3300-1500 a. C. China: cultura yangshao 5000-1500 a. C. 54 Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:55:51. 1500 a. C. Egipto: Primer período intermedio Segundo período intermedio hacia 2150-2030 a. C. hacia 1640-1550 a. C. Imperio Antiguo Imperio Medio Imperio Nuevo Tercer período intermedio Período tardío hacia 2649-2150 a. C. hacia 2030-1640 a. C. hacia 1550-1070 a. C. hacia 1070-712 a. C. hacia 712-332 a. C. Templo de Amón: Karnak hacia 1500-323 a. C. Templo de la reina Hatshepsut hacia 1520 a. C. Templo de Luxor hacia 1400-1300 a. C. Abu Simbel hacia 1300 a. C. Hattusa hacia 1800 a. C. 1500 a. C. 2500 a. C. 500 a. C. Edad de Bronce media Edad de Bronce tardía Edad de Hierro hacia 2000-1600 a. C. hacia 1600-1200 a. C. hacia 1200 a. C. Cultura minoica hacia 3000-1200 a. C. Cnosos hacia 3000-1400 a. C. Cultura micénica 1600-1100 a. C. Tesoro de Atreo hacia 1250 a. C. Civilización nuraga hacia 1600-750 a. C. Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. Cultura machalilla 1500-1100 a. C. La Galgada Huaricoto Salinas de Chao hacia 2600-1400 a. C. 2200-2000 a. C. hacia 1610-1300 a. C. Cardal Poverty Point hacia 1465-975 a. C. hacia 1700-700 a. C. Dinastía Xia Dinastía Shang Dinastía Zhou occidental hacia 2100-1600 a. C. hacia 1600-1050 a. C. hacia 1046-771 a. C. Zhengzhou Tumbas Shang en Anyang hacia 1700-1400 a. C. hacia 1400-1100 a. C. 55 Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:55:51. 1500 a. C. Pi-Ramsés Bajo Egipto Hititas Avaris Límite del imperio egipcio Menfis Mar Mediterráneo Sinaí Amarna Egipto Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. EGIPTO: EL IMPERIO NUEVO Hacia 1720 a. C., el Bajo Egipto fue invadido y ocupado por los hicsos, quienes gobernaron toda la zona desde su capital Avaris, hasta que fueron expulsados por el faraón Ahmés I de Tebas en 1567 a. C. El origen de los hicsos, e incluso su nombre, es objeto de debate. Unos sostienen que procedían de Asia, otros se inclinan por la hipótesis de su origen semítico. Aunque no contribuyeran mucho al arte y la arquitectura de Egipto, introdujeron algunos inventos prácticos, como arcos y flechas que permitían lanzar los proyectiles hasta 180 metros más lejos que los egipcios. También introdujeron en Egipto la lira, el telar vertical, así como el caballo y la combinación de caballo y carro. Los egipcios aprovecharon ampliamen­ te las posibilidades marciales del caballo y el carro y, subsiguientemente, los convirtieron en la pieza clave de su maquinaria de guerra. En 1550 a. C., Ahmés I, fundador de la XVIII Dinastía y de lo que hoy recibe el nombre de Imperio Nuevo —un régimen de dinastías que duró hasta el año 1069 a. C.—, logró expulsar a los hicsos y recuperar el dominio del país. En un intento de garantizar las fronteras contra la inestabilidad política de Oriente Próximo, los egipcios persiguieron a los hicsos hasta la misma Siria, sitiando Nínive y Babilonia. Los egipcios habían dejado de ser aislacionistas, como lo habían sido en el Imperio Antiguo, y pasaron a ser colonizadores. Abu Simbel Rojo Mar Tebas Karnak–Luxor Rojo Mar ilo oN Rí Alto Egipto Península de Arabia Límite del imperio nubio de Egipto El retorno a la estabilidad supuso que pudiera reanudarse el vigoroso intercambio de mercan­ cías del que dependían muchas sociedades de Oriente Próximo. Ekron, y otras ciudades dominadas por los filisteos, comerciaban con la alfarería y los metales, y se reabrieron las minas de turquesa en el Sinaí. Los egipcios también reforzaron el dominio sobre Nubia, un importante suministrador de oro, expansionándose poco a poco hacia el sur. Con el restablecimiento de la unidad se produjo un cambio importante, en el sentido de que la religión dejó de ser un asunto de incumbencia exclusiva de la élite para pasar a involucrar a sectores más amplios de la sociedad. Se introdujeron fiestas, procesiones y celebraciones que atraían a miles de participantes. Karnak Las más importantes de esas procesiones se celebraban en Karnak, cerca de Tebas, ya que la familia que había expulsado a los hicsos era tebana y elevó a la deidad local, el dios carnero Amón-Ra, al rango de divinidad del imperio. Ramsés I niveló la ciudad antigua para el conjunto de edificios religiosos que hoy llamamos Karnak. Sin sustituir a los otros dioses, AmónRa tomó sus esencias, convirtiéndose en el dios global de la creación, el dios del Sol y del cielo, y el padre omnipresente de los faraones que garantizaba el orden mundial. El conjunto religioso se componía de tres partes. En el centro se alzaban los aposentos de Amón-Ra (comenzados en 1505 a. C.), en el sur los de Mut, la madre de los dioses y esposa de Amón, y en el norte los de Montu, el dios de la guerra, la fuerza y la virilidad. Al norte del recinto se levantaba un pequeño santuario dedicado a Ptah, al que en ocasiones se representa de forma abstracta como artífice del universo. Estaba íntimamente conectado con las artes plásticas y, en especial, con los mis­ terios de la arquitectura y la cantería. Un elemento crítico era un santuario, abierto por am­bos extremos, que contenía la barca sagrada de Amón, una barca portátil que permitía transportar la imagen de Amón al exterior del templo —como unas parihuelas sostenidas sobre los hombros de los sacerdotes— para las festividades importantes. 3.1 Amón-Ra 56 / África Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:55:51. 1500 a. C. Obeliscos de Ramsés II Pilono de entrada de Ramsés II Patio de Ramsés II 0 100 m Columnata con escenas de las fiestas de opet Patio de Amenofis III Santuario de la barca de Amenofis III 3.3 Planta del templo de Luxor 3.2 Templo de Luxor, Egipto La procesión que les conducía hasta allí, en la que participaba gente corriente, además de músicos, bailarines y toda la nobleza del reino, tenía lugar en el mes de Akhat (nuestro octubre), durante el segundo mes de la crecida del Nilo. La procesión recibía el nombre de opet, que significa “cámara secreta”. En un momento determinado de la celebración, el dios “hablaba”, es decir, afirmaba la legitimidad del rey, y de ahí la primordial importancia que tenía para el faraón. La celebración duraba veintisiete días. El edificio no estaba alineado axialmente, sino que seguía la suave curva hacia el este de la ruta procesional, a medida que se iban haciendo sucesivas ampliaciones hacia el norte. Se accede a él a través de un patio romboidal, construido más tarde por Ramsés II, que conduce a un pasadizo flanqueado por dos filas de impresionantes columnas de 21 metros de altura. Ese espacio desemboca en un patio y una sala hipóstila que lleva finalmente al santuario propiamente dicho. Desde ahí, una serie de salas de tamaño decreciente conducen al santuario de la barca sagrada de Amón. Por una puerta situada a la izquierda se accedía a la sala ubicada en ángulo recto respecto al eje, que se definió como el lugar mítico del recorrido del Sol. Tres puertas abrían a sendas salas, una para cada una de las imágenes de culto de la tríada divina. En otro rito procesional, la imagen de culto de Amón viajaba cada diez días desde el templo de Luxor, en la orilla este, al santuario de Medinet Habu, en la orilla oeste del Nilo. En esas actividades participaban numerosos sacerdotes y funcionarios. Como el faraón, obviamente, no podía estar en todas partes, los sacerdotes llegaron a desempeñar papeles cada vez más importantes, lo que a su vez les fue confiriendo una influencia creciente en la política interna. Templo funerario de la reina Hatshepsut Ramesseum Medinet Habu Templo en Karnak Río Nil o Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. A diferencia de los mesopotámicos, o incluso de los templos griegos o romanos posteriores, los templos egipcios no estaban concebidos como objetos inalterables, al contrario, podían crecer, experimentar cambios, reconstruirse o incluso dejarse en el olvido. En el caso de Luxor, los soberanos añadieron patios y salas hipóstilas como indicadores de su apoyo y mecenazgo. Por ejemplo, el templo de AmónRa se fue ampliando hacia el Nilo con nuevos pilonos y otros fueron rediseñados. El lugar donde se “reunía” la tríada familiar divina —Amón, su esposa Mut, madre de los dioses, y el hijo de ambos, el dios de la Luna Khonsu— era el templo de Luxor. 0 3 km Templo en Luxor 3.4 Plano de Tebas en el Imperio Nuevo, con la localización de los templos y recorridos procesionales principales África / 57 Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:55:51. 1500 a. C. 3.5 Pilono de entrada al templo de Khonsu, Karnak 3.6 Detalle del séptimo pilono de Karnak El conjunto religioso de Karnak tiene dos entradas, una para los que llegan desde el Nilo para dar acomodo a la barca sagrada, y otra desde la ciudad de Luxor. Ambas estaban definidas por una serie de pilonos majestuosos. Un pylon (palabra griega que significa ‘puerta’), o pilono, es una construcción grande y maciza en forma de pirámide truncada, con una amplia entrada central que sirve de portal a un recinto sagrado. A menudo su presencia se reforzaba con unos mástiles altos para banderas, y solía estar precedido por dos obeliscos con sus remates chapados en oro. Los dos laterales del pilono, formales e imponentes, simbolizaban las cadenas montañosas que confinan el Nilo. Su forma era una expresión puramente simbólica del poder egipcio. Aunque todas las formas arquitectónicas del período —como el zigurat en Mesopotamia, el megaron en Grecia y los recorridos procesionales en Egipto— tuvieran su valor simbólico, los pilonos de entrada se cuentan entre las formas arquitectónicas más antiguas que condensaban en una sola el muro, el portal y la cosmogonía, en una única demostración de poder. Como gigantescos carteles publicitarios, proclamaban en imágenes y textos las ha­ zañas del faraón. En uno de ellos, el pilono séptimo de Karnak, se muestra un gran bajorrelieve del faraón Tutmés III blandiendo una vara frente a un grupo de enemigos, representados de menor tamaño, a los que parece agarrar por la cabellera. A sus pies se muestran tres filas con los nombres de las ciudades y los pueblos conquistados. Las conquistas de los libios, hititas y beduinos están representadas con especial vigor. Por lo general, los pilonos estaban revestidos con una delgada capa de estuco pintada de blanco, mientras que las figuras y otros elementos pictóricos se representaban en vivos colores. Primer pilono Templo de Ptah Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. Sala hipóstila Templo de Ramsés III Templo de Amón Templo de Khonsu Lago sagrado Templo opet Décimo pilono que conduce al templo de Mut 0 300 m 3.7 Planta del complejo religioso del templo en Karnak dedicado a la tríada divina: Amón, Mut y Khonsu 58 / África Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:55:51. 1500 a. C. Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. 0 Como en el caso de Luxor, el templo de Karnak experimentó una serie de ampliaciones en dirección oeste con el curso de los años. El primer espacio interior del templo de Amón, situado detrás del segundo pilono, era la llamada sala hipóstila, o “sala con muchas columnas”. La separación entre las enormes columnas es relativamente pequeña, lo que produce el efecto de que el visitante se siente pequeño psicológicamente, como caminando entre gigantes colosales. Las columnas, de 24 metros de altura, sirven para algo más que para sostener la cubierta; se trata de libros de historia sobredimensionados con escenas pintadas alusivas a las prácticas religiosas y las grandes proezas del faraón. En su parte inferior están decoradas con imágenes de papiros y en la superior con escenas de sacrificios. Esos detalles no estaban concebidos para que los visitantes los leyeran literalmente, pues la luz tamizada que se filtraba por las ventanas altas, situadas justo por debajo de la cubierta, debía crear un ambiente incorpóreo e impreciso de penumbra, poco propicio para apreciar el detalle, con las columnas alzándose majestuosamente en la oscuridad. Abrigada en el lugar más recóndito del edificio se encontraba la cámara del Ka. El Ka es el espíritu o el alma que abandona a la persona tras su muerte, pero puede reencarnarse en forma de estatua. El sacerdote practicaba la ceremonia del sacrificio delante de la figura del Ka del faraón mientras se quemaba incienso en una pequeña vasija. Se creía que la estatua del Ka iba absorbiendo esas ofrendas, mientras músicos, cantantes y bailarines lo entretenían. 50 m 3.8 Sección por la sala hipóstila En el extremo oriental del edificio se encontraba la gran sala de fiestas de Tutmés III, cuyo uso sigue siendo motivo de innumerables conjeturas. Lo más probable es que sirviese para celebrar el aniversario del faraón o como una especie de “galería de hombres ilustres” para glorificar las hazañas del conquistador real. Sus muros están decorados con escenas de flora y fauna, y próximo a la entrada sur había un espacio donde se depositaba la barca sagrada en equilibrio, como para crear la ilusión de que iba a avanzar por el pasillo central. 3.9 Columnas de la sala hipóstila Columnata de Tarharqa Sala hipóstila, templo de Amón en Karnak Santuario de la barca de Tutmés III Patio del Imperio Medio Templo de la fiesta de Tutmés III Templo de Ramsés III 0 100 m 3.10 Planta del templo de Amón, Karnak África / 59 Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:55:51. 1500 a. C. Hatshepsut, hija del faraón Tutmés I, fue una figura carismática y controvertida dada su posición de monarca femenina. Gobernó veinte años en un momento particularmente duro para la economía egipcia. Se cree que después de su muerte, Tutmés III, su hijastro, ordenó la eliminación sistemática de su nombre de todos los monumentos que había hecho construir, entre ellos el templo de Deir-el-Bahri, y otros fueron destruidos totalmente (destrucciones similares eran frecuentes en la historia egipcia). El arquitecto del templo funerario fue un tal Senmut. 3.11 Templo funerario de la reina Hatshepsut, cerca de Karnak, Egipto Terminado hacia 1470 a. C., combina en una sola unidad sintética, sin parangón en la arquitectura egipcia, las funciones de templo funerario, recorrido procesional, tumba excavada en la roca y capillas auxiliares. Como característica particularmente innovadora destaca el uso de unas terrazas que ascienden desde el nivel del valle, suscitando todo tipo de especulaciones sobre influencias foráneas. El proyecto consiste esencialmente en tres terrazas que ascienden hacia una imponente pared de roca cortada a pico sobre el fondo del valle. Un eje definido por dos hileras de esfinges atraviesa toda la composición, con rampas que comunican los diversos patios. Una de ellas conecta el segundo nivel con la capilla dedicada a Hator. Capilla funeraria de la reina Hatshepsut En el lado opuesto se encuentra la capilla dedicada a Anubis, el dios de la muerte con cabeza de chacal. El eje conduce al último patio a través de una sala hipóstila, con la imponente pared de roca como telón de fondo del patio. A mano izquierda hay un falso palacio para los antepasados de Hatshepsut, mientras que a mano derecha se levanta un altar colosal al aire libre dedicado a Ra-Horajty (Ra, dios del Sol, partía en ciclos diarios de muerte y renacimiento, muriendo al final de cada día y re­ naciendo al amanecer como Ra-Horajty). Las salas para el santuario de la barca que remataba el eje monumental, junto a la habitación para la imagen del culto, estaban excavadas en la roca. La planta indica un brillante manejo de las simetrías y asimetrías basado en la integración de los diferentes elementos. Par­ ticularmente notables son las columnas a lo largo de la fachada del templo, que carecen de los ampulosos excesos de Karnak y parecen formar parte de un sistema de muro y pilar que anticipa sucesivas evoluciones. Patio del altar del Sol Patio interior Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. Templo funerario de la reina Hatshepsut Los templos de Ramsés establecieron el prototipo de los santuarios cercados por altos muros y conectados por medio de celebraciones y recorridos procesionales. Sin embargo, hubo algunas excepciones notables, como el templo funerario de la reina Hatshepsut (1503-1483 a. C.). Ubicado en las cercanías de Karnak, pero en la orilla oeste del río, en el valle de Deir el-Bahari, junto a las montañas, en un lugar llamado Djeseret (“lugar sagrado”) dedicado a Hator, diosa del amor y de la belleza y una de las divinidades egipcias más importantes. Segunda terraza Primera terraza Capilla de Amón Capilla de Hathor 0 50 m 3.12 Planta del templo funerario de la reina Hatshepsut 60 / África Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:55:51. 1500 a. C. 0 100 m Palacio norte en la ribera del río Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. 3.13 Planta del almacén real con 544 columnas El palacio estaba ubicado hacia el sur, a lo largo de la calzada real paralela al Nilo y que también conectaba con el palacio del norte. La calzada era un recorrido procesional vinculado a otros centros ceremoniales dedicados al Sol y donde en su extremo sur había un edificio extraordinario que contenía 544 columnas de ladrillo, posiblemente un almacén real. Calzada real Con unas dimensiones de 210 metros de longitud por sólo 32 metros de anchura y cercado en un gran rectángulo con jardines, el templo estaba casi todo él al aire libre. El acceso al templo se efectuaba a través de pilonos y un vestíbulo, pero el interior constaba de serie de salas conectadas por un pasadizo que avanzaba hacia el núcleo donde cada una de ellas iba ganando en intimidad y contenía centenares de altares. Presumiblemente debió servir para celebrar ritos con intervención de todos los miembros de la corte. Río Nilo Templo del Sol en Amarna El faraón Amenofis (Amenhotep) IV gobernó desde 1352 hasta 1336 a. C., y cambió su nombre por el de Aknatón (la Gloria de Atón). Introdujo cambios significativos en los cultos egipcios, ya que sustituyó el culto a Amón y su panteón politeísta por el culto monoteísta a Atón, el disco solar. A este dios estaba dedicado el templo en Amarna (hacia 1345 a. C.), a medio camino entre Karnak y el delta del Nilo; también allí estableció una nueva capital llamada Ajnatón, u Horizonte del Sol (la actual Tell el-Amarna). Mientras que los templos tradicionales envolvían la imagen del dios en la oscuridad y la ocultaban en el interior de sanctums ciegos, el templo de Amenofis se encontraba al aire libre, y el dios podía ser visto directamente. La falta de una mayor información básica nos impide saber si este culto novedoso era representativo de un fermento intelectual más extendido, que posiblemente se propagara hacia el antiguo Oriente Próximo, o, como algunos especulan, fuera un primer intento hacia el monoteísmo. Sin embargo, no fue un monoteísmo como el que abrazaba el judaísmo, ya que no estaba vinculado a ninguna enseñanza moral. El dios Ra, como ha explicado el egiptólogo Barry Kemp, era una fuerza cósmica que no se preocupaba del destino de los hombres; tampoco era un dios invisible, ya que era el Sol real, visible en el cielo. Posiblemente, en este punto intervinieran influencias no egipcias. Aknatón era conocedor de que los mitanni habían establecido vínculos matrimoniales con la realeza egipcia. Palacio norte Gran templo de Atón Gran palacio Casa del rey Almacén real con 544 columnas (véase el plano arriba) 0 Templo pequeño de Atón 1 km 3.14 Plano de la zona de Amarna, cerca de Al-Minya, Egipto África / 61 Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:55:51. 1500 a. C. 3.16 Templo en Abu Simbel: vista mirando hacia el santuario Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. 3.15 Templo en Abu Simbel, cerca de Filae, Egipto Abu Simbel Durante el reinado de Ramsés II (1290-1224 a. C.), la arquitectura egipcia empezó a recuperar algunas de sus antiguas características teatrales. Ramsés II fue un gobernante pragmático e inteligente. Se casó con una princesa hitita para constituir una alianza y, para abordar el problema de los llamados “pueblos del mar”, los aceptó como soldados en su ejército. La zona de influencia egipcia pasó a extenderse desde los valles altos del Éufrates hasta la cuarta catarata del Nilo. El oro nubio de las minas de Wabi el-Allaqui rebosaba de sus arcas. Para proteger las rutas comerciales, construyó una serie de templos en puestos de avanzada, que también servían para propa­ gar las creencias cosmogónicas egipcias. Esa prosperidad le permitió llevar a cabo numerosas empresas de construcción de grandes edificios, la más ambiciosa de las cuales fue la fundación de la ciudad de Pi-Ramsés. Cercana a la antigua capital de los hicsos, Pi-Ramsés estaba emplazada en el punto de partida de la calzada hacia Palestina, cada vez más importante y fortificada. La ciudad era muy dispersa, estaba repleta de templos dedicados a los dioses del Estado, palacios e instalaciones militares (incluyendo establos y fábricas de armas). El cobre, la materia prima de suma importancia en la época, era transportado a esa ciudad desde las minas recién abiertas en Timma, Israel. 0 El templo de Ramsés II en Abu Simbel (1260 a. C.) representa la cumbre de los templos egipcios excavados en la roca. El faraón reestableció las prácticas egipcias convencionales, tras la “interrupción” por el herético Aknatón. Uno de los diez templos que Ramsés II construyó al sur de Asuán estaba situado a orillas del Nilo, cerca de la segunda catarata, y elaborado según la tradición nubia de las tumbas rupestres. La fachada esculpida en la alta montaña de piedra arenisca tiene la forma de un pilono y está dominada por cuatro estatuas sedentes colosales de 22 metros de alto, todas ellas retratos del propio Ramsés. A cada lado de las estatuas, y entre las piernas de las mismas, se sitúan las estatuas de la reina Nefertari y algunos de los hijos reales. En un nicho situado sobre la puerta, una imagen de Ramsés ofrece un sacrificio al dios del templo, Ra, pero ya no se trata de Ra Atón, sino del anterior Ra Amón. La cornisa está decorada con una fila de babuinos con las manos alzadas en adoración a la salida del Sol. Las estancias interiores están excavadas en la roca y comprenden dos salas hipóstilas, almacenes y un santuario al fondo. Los muros, de 10 metros de altura, están cubiertos con escenas e inscripciones que relatan las hazañas militares del faraón en sus campañas contra los hititas y los kuscuchitas en Nubia. El eje culmina en el santuario de la fachada oeste, constituido por un grupo de cuatro estatuas sedentes, muy apretadas entre sí, que representan a Ptah, Amón-Ra, Ramsés y Ra-Harakhti. El pequeño altar que hay frente a ellos es el lugar donde se celebraban los sacrificios, cuando la luz rasante del amanecer penetraba hasta el fondo del santuario. Santuario norte Segunda sala con columnas Colosos de Ramsés II 25 m Santuario 3.17 Templo en Abu Sibel: sección y planta Gran sala con columnas Santuario sur 62 / África Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:55:51. Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. 5 3 1500 a. C. 4 90° 3.18 Replanteo de una construcción con cordel con nudos y estacas 3.19 Bajorrelieve en un pilono: un ejemplo temprano de un dibujo de arquitectura Métodos de proyecto egipcios Por su permanencia, coste y prestigio, está claro que la arquitectura era un tema importante en la época. Los textos relativos a la arquitectura, la agrimensura y el urbanismo evidencian que había alcanzado el estatus de arte notable. Junto a los títulos de “arquitecto real”, “constructor” o “supervisor de obras”, también había sacerdotes arquitectos que tenían acceso a los “libros secretos”, con planos y especificaciones de edificios y estatuas. Existía incluso una diosa de la arquitectura y el cálculo, Seshat, que empieza a aparecer en las crónicas egipcias hacia 2500 a. C., y que solía estar representada con un tocado en forma de estrella de siete puntas, en ocasiones sobre un cetro. También era la diosa del arte de la escritura. nes en progresión geométrica. Por ejemplo, a una columna de nueve codos de alto, el arquitecto añadía 1/4 + 1/8 + 1/16, en donde cada fracción simbolizaba una parte diferente del ojo de Horus. A diferencia de las premisas griegas y helenísticas posteriores, que situaban las matemáticas en relación con esferas cosmológicas, las matemáticas egipcias estaban conectadas con la fisiología del cuerpo. Se consideraba que el ojo era una unidad cuyas partes medían una fracción. Esta “unidad” recibió el nombre de Hequat, una diosa a la que se representaba en forma de rana y que también era el símbolo de la fertilidad. El nombre es apropiado en la medida en que las matemáticas egipcias se basaban en unos complicados procesos de cálculo con fracciones que, a base de “saltos de pídula”, iban conduciendo por aproximaciones sucesivas a la respuesta deseada. se dibujaban planos. Se han encontrado bocetos dibujados sobre los muros de una cantera. En el pilono del templo de Khonsu en Karnak hay un bajorrelieve en un pilono que muy bien podría considerarse como uno de los primeros planos de arquitectura que se conocen. Los dibujos del techo de la sala hipóstila de Edfú y otros lugares nos indican cómo se diseñaban las columnas utilizando un complejo conjunto de proporciones que empleaba el codo en conjunción con una serie de fraccio- El mismo faraón jugaba un papel importante en la planificación y ejecución simbólica de una estructura. En un mural, Tutmés III aparece celebrando la ceremonia del trazado del perímetro sacro de un santuario mediante la “fijación de las estacas” y la ”tensión de la cuer­ da”. El procedimiento consistía en estirar una red a lo largo del eje y después extenderla para determinar los puntos básicos del edificio. Para formar un ángulo recto, por ejemplo, los egipcios utilizaban una cuerda con doce intervalos que se arrollaba en torno a tres estacas en las unidades 3, 4 y 5. Para la construcción 3.20 Diseño del capitel de una columna basado en una serie geométrica, donde cada fracción simboliza una parte distinta del ojo de Horus Relación de fracciones con los sentidos 1/2: olfato 1/4: vista 1/8: pensamiento 1/16: oído 1/32: gusto 1/64: tacto Aunque no conozcamos con certeza la geometría de las pirámides, se ha averiguado con un alto grado de probabilidad que la relación entre altura y anchura se determinaba a través de la relación 4:1 π o, en ocasiones 3:1 π. En cualquier caso, como analiza Corinna Rossi en su libro sobre el tema, las matemáticas egipcias eran las más avanzadas del mundo en su época. Hacia 1700 a. C., fecha de varios rollos de pergamino que versan sobre temas matemáticos, ya se estaban desarrollando diversos sistemas matemáticos complejos. Africa / 63 África Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:55:51. 1500 a. C. Hattusa IMPERIO HITITA Kanesh Kayseri MITANNI Kadesh SIRIA Mar Mediterráneo ME SO PO TA MI A Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. EGIPTO EL IMPERIO HITITA Una vez descifrada la lengua de los hititas y para sorpresa de los eruditos, se puso de manifiesto su origen indoeuropeo. Los hititas invadieron Anatolia hacia 1600 a. C. y establecieron su capital en Hattusa, con vistas a dominar el encuentro de dos importantes rutas comerciales: la primera de ellas partía de un puerto en la costa del Egeo, que más tarde se convertiría en Éfeso, y terminaba en el mar Negro; la otra partía de Amisus (Samsum), un puerto del mar Negro, y se dirigía en dirección sur hacia la cabecera del río Éufrates. Para fomentar el comercio, los hititas permitieron que los asirios establecieran puestos de avanzada para sus caravanas de asnos y came­llos en la zona oriental de Anatolia, como la de Ka­nesh, situada 20 kilómetros al noreste de Kayseri y a tan sólo 100 kilómetros al suroeste de Hattusa. En su época de máximo esplendor, el imperio hitita se extendió hacia oriente, entrando en conflicto con los egipcios, con quienes se enfrentó en la famosa batalla de Qadesh (1275 a. C.), en el norte de Siria. Después de la batalla, que podría decirse que acabó en tablas, los contendientes firmaron un tratado que garantizaba la paz y la seguridad en la zona, lo que permitió el florecimiento de las ciudades de la costa siria. Para demos­trar la importancia secular de los tratados internacionales, en el edificio de Naciones Uni­das de Nueva York está expuesta una copia de aquel tratado en escritura cuneiforme hallado en Hattusa. Aunque la economía hitita fuese básicamen­ te agrícola, este pueblo se caracterizó por un activo comercio de exportación de cobre, bronce y, más tarde, el metal más apreciado en la época, el hierro. Muchas de las minas se encontraban en las cercanías de Bokar-Maden, en los montes Tauro. La principal fuerza militar de los hititas residía en el desarrollo de nuevos ingenios para la guerra, como el carro ligero tirado por caballos, con radios en sus seis ruedas, lo que contribuyó a mejorar notablemente la rapidez y movilidad en el campo de batalla. Los sumerios ya habían tenido carros tirados por asnos salvajes, pero las ruedas eran de madera maciza. Los carros egipcios estaban tripulados únicamente por dos guerreros, mientras que la tripulación de los carros hititas se componía de tres hombres, el conductor y dos soldados, uno para la defensa y el otro para el ataque. Al igual que los mesopotámicos, los hititas tenían un vasto panteón de dioses y diosas casados entre sí, en cuyo eje estaba el dios varón de la tempestad, simbolizado por un toro. Su esposa dominaba los ríos y el mar, pero a veces se la conocía también como la diosa del Sol. Aunque no se puede negar que los templos fueron importantes para los hititas, también tenían santuarios al aire libre. En este punto se parecían más a los minoicos que a los egipcios o los mesopotámicos. Uno de esos santuarios es el de Yazilikaya, a algo más de un kilómetro al noreste de Hattusa, conectado con la ciudad por una calzada procesional. Destaca el panteón de los dioses cincelado en la roca de la montaña, tal vez con motivo de las fiestas de primavera. 3.21 Puerta del rey, Hattusa (actual Bogazköy), Turquía 64 / Asia occidental Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:55:51. 1500 a. C. Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. 3.22 Relieve en un santuario tallado en la roca en Yazilikaya, cerca de Bogazköy Hattusa Hattusa (la actual Bogazköy) estaba ubicada en la encrucijada de dos antiguas rutas comerciales, en la ladera norte de una cresta donde la meseta empieza a descender hacia el valle del Kizil Irmak, en Turquía central. De los numerosos templos de la ciudad, el más notable era el llamado Templo I, de planta más o menos cuadrada y con un anexo en la parte posterior. Ocupaba una manzana irregular y estaba compuesto principalmente por celdas, presumiblemente para guardar el tesoro del santuario y los alimentos. Los arqueólogos halla­ ron tinajas de procedencia cretense y mi­cénica. Los muros de las celdas de los al­ ma­cenes eran muy gruesos, lo que permite aventurar que el edificio debió tener dos o tres plantas de altura. El conjunto, con almacenes incluidos, mide 160 × 135 metros. El templo estaba construido con piedra caliza, mientras que el anexo con las estatuas sagradas era de granito, un dato que indica su estatus especial. El acceso al patio delantero se efectuaba por una puerta de planta cuadrada y composición simétrica, dividida en nueve espacios. En el resto de la planta se observa un intento de equilibrar las alas derecha e izquierda del patio. En la esquina noreste había un lavadero, mientras que un pórtico en el extremo opuesto daba paso a los cuartos sagrados del anexo: dos salas grandes y varias más pequeñas. Las estatuas del culto se encontraban en la sala más grande, la del noroeste, dedicada a la diosa del Sol, mientras que la otra se dedicaba al dios de la tempestad. En conjunto, el edificio parece una adición de diferentes elementos, el portal, el patio y el anexo. 0 1200 m 3.23 Hattusa (actual Bogazköy), Turquía: planta de la zona Asia occidental / 65 Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:55:51. 1500 a. C. Santuario Patio Almacenes da lza Ca 0 50 m 3.24 Templo I, Hattusa: planta 3.25 Propileo de acceso al Templo I, Hattusa El funcionamiento del templo se ha descifrado parcialmente gracias a los diversos textos hallados. El acontecimiento más importante era una fiesta de primavera en la que se representaba o recitaba el combate entre el dios de la tempestad y un dragón. Durante la celebración, el rey y la reina, acompañados de bufones y músicos, entraban por la puerta ceremonial de la fachada oriental y se encaminaban hacia una jofaina de piedra donde el rey practicaba el rito del lavado de manos, utilizando para ello una jarra de oro, y desde ahí se pasaba al templo a través del portal monumental. Entonces, un maestro de ceremonias preparaba al rey y a los altos dignatarios ahí reunidos para una fiesta, tal vez en la columnata del patio o, quizás, en el propio salón del trono. Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. Cella Patio 3.26 Diagrama de acceso indirecto a la cella característico de los templos hititas Los hititas, como los mesopotámicos, no utilizaban columnas o capiteles en su arquitectura, y agrupaban las salas en torno a patios pavimentados. También como los mesopo­ támicos, consideraban al templo como una entidad administrativa, pero las similitudes se acaban aquí. La cella del templo babilónico se comunicaba con el patio a través de una antecámara o antecapilla intermedia, de modo que los fieles que estaban en el patio tuvieran una visión clara de la estatua del dios en su nicho. En los templos hititas, la entrada a la cella no estaba en la pared opuesta a la estatua del culto, sino en una de las cámaras laterales adyacentes. El acceso a la habitación del culto se efectuaba indirectamente, a través de salas laterales, lo que significa que la estatua no era visible desde el patio. Esto ha dado pie a que los arqueólogos sostengan que la cella estaba reservada a los sacerdotes o a una élite que, según esta interpretación, eran los únicos admitidos en el sanctum. A diferencia de los templos sumerios, cuyas habitaciones recibían la luz de ventanas abiertas en la parte alta los muros, creando unos interiores oscuros y sos, los arquitectos hititas utilizaban misterio­ ventanas alargadas que arrancaban a ras de suelo. Esas ventanas se situaban a ambos lados de la estatua del culto y la iluminaban con una luz brillante. Los hititas también emplearon columnatas, con un sistema de muros y machones que enriqueció considerablemente bulario arquitectónico. Y, finalmente, su voca­ los arquitectos hititas jugaron deliberadamente con la tensión entre simetrías y asimetrías, un recurso que encontraremos más adelante en la arquitectura minoica. 66 / Asia occidental Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:55:51. 1500 a. C. Anatolia Micenas CRETA Mar Mediterráneo Cnosos Monte Ida Monte Juktas Gruta de Eileithya Gruta Dictina Gruta del Ida MonteDicte Kato Syme FAESTOS Egipto Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. LA CIVILIZACIÓN MINOICA El florecimiento de la civilización minoica tiene que considerarse en relación con las dificul­ tades que estaban afrontando los mesopotámicos, primero con las invasiones procedentes del reino Mitanni y de otros invasores, y como “amortiguador” entre los hititas y los egipcios. Esta situación permitió que el Mediterráneo oriental se convirtiera en un motor económico en sí mismo. Los minoicos cretenses fueron los primeros en aprovecharse de este fenómeno, convirtiéndose en una potencia comercial marítima en expansión. El origen de los minoicos todavía no ha sido totalmente esclarecido, aunque los estudios más recientes apuntan a que podría tratarse de una civilización endógena, pues se han encontrado indicios de asentamientos neolíticos que se remontan al sexto milenio a. C. Como, a diferencia de los egipcios y los mesopotámicos, los minoicos no sufrieron el mismo tipo de tensiones económicas y políticas que les obligaran a refugiarse en complejas cosmogonías para la interpretación del universo, todavía tenían prácticas religiosas ctónicas. La relación de los cretenses con lo divino se nos presenta significativamente más íntima y menos formal que la de los egipcios y los mesopotámicos, pues no sintieron la necesidad de recrear un paisaje cosmogónico con la ayuda de la arquitectura, en la medida en que, desde su punto de vista, lo divino se encontraba en todo aquello que veían y vivían, con el paisaje como escenario para las fá­ bulas. La principal característica de la religión cretense fue el culto de la gruta. De las grutas cretenses destacan tres particularmente importantes: la gruta Dictina, en el monte Dicte, cerca del pueblo de Psychro; la gruta del Ida, en el monte homónimo, cerca de Anogheia; y la gruta de Eileithya, dedicada a la diosa de la fertilidad. La gruta Dictina, fría y húmeda incluso en pleno verano, con un estanque rodeado de estalactitas, fue escenario de ritos que se remontan a los tiempos de los primeros pobladores cretenses. La gruta de Eileithya es hoy un lugar cristiano que todavía es visitado por mujeres cretenses. 3.27 Hacha de doble filo (lavrys), símbolo principal de la religión minoico-micénica, colocada sobre un cráneo de toro La diosa madre, simbolizada por un hacha de doble filo, se relacionaba con el culto de la gruta. Creado inicialmente como arma o como herramienta para la siega, este tipo particular de hacha se asociaba con la diosa de los cereales Deméter y nunca se ha hallado en manos de un dios masculino. La diosa madre también tomaba forma de diosa de la Luna y de la fertilidad, y posteriormente, entre los dorios, empezó a ser conocida como Deméter, la diosa de los cereales. Una gruta santuario dedicada a la diosa ma­­ dre está situada en el monte Juktas. Los fieles subían en procesión a un santuario en la cima de la montaña, donde se depositaban las ofrendas en una grieta en la roca. Todavía hoy se celebra una procesión anual que sube a la montaña para la fiesta de Efendis Cristos, un ejemplo más de cómo el cristianismo trató de anular los cultos “paganos” por medio de apropiarse de los ritos y costumbres ancestrales. Otro escenario natural ceremonial fue el de Kato Syme, en la ladera del monte Dicte, al sureste de Creta, que domina la costa desde una altura de 1.130 metros. Sin embargo, la gruta más íntimamente vinculada al mito de la creación de Creta es la del monte Ida, donde la diosa de la Tierra, Rea, dio a luz a Zeus. La mitología describe cómo escapó milagrosamente de la crueldad de su padre, Cronos, el dios del tiempo, que devoraba a sus hijos recién nacidos, y fue criado por la ninfa Adrastea con la leche de la cabra Amaltea en una gruta del monte Ida. Según la tradición, Minos, el futuro rey de Cnosos y de Creta, fue fruto de la unión de Zeus y de Europa. Europa / 67 Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:55:51. 1500 a. C. Sala sur del pilar Área de teatro Área de iniciación Cámara del toro Almacenes Patio oeste Cocina y almacenes Santuario del trono Santuario de las diosas Talleres del templo Patio para la ceremonia de la tauromaquia Porche oeste y relicario Cripta Santuarios Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. 3.28 El dios toro minoico Cnosos Durante la Edad de Bronce, la religión cretense fue ganando complejidad; para algunos, por ejemplo, la aparición de dioses masculinos fuertes y, en particular del Zeus cretense: un dios de la procreación que, a pesar de su nombre, estaba cercano en espíritu a Dionisos, pues, como este último, moría anualmente y resucitaba en una celebración sagrada. Desde el punto de vista religioso, la continuidad se encontraba en el ciclo de la fertilidad y en el elemento femenino, mientras que el dios masculino significaba discontinuidad y simbolizaba el ciclo vital de nacimiento, muerte y resurrección. El Zeus cretense adoptó la forma de un toro, figura central en una festividad conocida como Thiodaisia, durante la cual las ciudades renovaban sus votos de alianza mutua. Esos ritos religiosos derivaban primitivamente de la embriaguez y la fiesta, y se celebraban al aire libre o frente a los palacios más importantes, en lugares configurados especialmente a modo de teatro. Al parecer, entre los actos que se celebraban había un baile en el que los danzantes saltaban sobre un toro en embestida, como aparece representado en los frescos hallados en las paredes del palacio. Los saltos los realizaban tanto hombres como mujeres; en uno de los casos, un hombre en el aire espera ser recogido por los brazos abiertos de una mujer. A pesar de esos cambios, dado que todo el paisaje era sagrado, los minoicos no construyeron templos, sino palacios, el mayor de los cuales fue construido en Cnosos hacia 1900 a. C., en un lugar habitado ya desde el neolítico. Fue reconstruido y amplia- 3.29 Palacio de Cnosos, isla de Creta, Grecia: planta esquemática do hacia 1700 a. C., después de sufrir las consecuencias de un gran terremoto, y nuevamente en 1500 a. C., tras quedar arrasado por un incendio. El palacio contenía residencias particulares, cocinas, almacenes, baños, salones de ceremonias, talleres y santuarios. Contaba con unas avanzadas instalaciones de infraestruc­ tura, sistemas de ventilación y conductos de agua subterránea. En los sótanos de almacén, los arqueólogos han encontrado colmillos de elefante de Siria y lingotes de cobre de Chipre. El palacio está situado al sur de la actual ciudad de Herakleion, estaba orientado al sur, hacia las tierras del interior y la silueta bicorne del monte Juktas, que forma un proscenio natural para un área de representaciones al aire libre. Aunque desconozcamos el papel que jugaba el sacerdote rey que allí gobernaba, está claro que el palacio, con sus numerosos tipos y tamaños de espacios interiores, terrazas, patios y plataformas, contenía un mosaico de actividades entretejidas. En parte era palacio, en parte almacén, en parte taller, en parte centro religioso. En el centro del palacio y de su vida comunitaria había un amplio patio rectangular organizado según un eje norte-sur casi perfecto, donde convergían varias entradas. El patio estaba rodeado por galerías en los niveles superiores, que dominaban visualmente el patio. Debido a la profusión de galerías, ventanas, porches, escaleras y puertas que se plegaban sobre las paredes, la conexión visual entre el espacio interior y el exterior es particularmente intrincada, y desde luego más que en otros palacios de la misma época. 3.30 Vista al monte Juktas desde Cnosos 68 / Europa Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:55:51. 1500 a. C. Sacristías Salón del trono Antecapilla Adyton 0 3.31 Salón del trono, palacio de Cnosos 3.32 Cnosos: planta del santuario del trono Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. En un lateral de patio central estaba el salón del trono, que disponía de bancos de yeso adosados a los muros norte y sur, con un lugar para un trono de madera que más adelante sería reemplazado por otro de yeso. Las paredes de estuco rojo están decoradas con pinturas de grifos, animales fabulosos con cabeza y alas de águila y cuerpo de león, a los que se atribuye el simbolismo de vigor y vigilancia. Asimismo, el pavimento parece haber sido de color rojo. Aunque tuvieran la altura de un asiento, probablemente los bancos se utilizaran para depositar ofrendas votivas. Frente al trono había una pila lustral, a la que se accedía bajando unos peldaños y que seguramente servía para ritos de iniciación. Según algunos autores, como Rodney Castleden, el ambiente de la sala, oscura y baja, pretendía simular una gruta sagrada; a su alrededor había diversos almacenes, algunos de los cuales debieron servir para depositar los objetos valiosos que se usaban en las ceremonias. El conjunto de cámaras, dieciséis en total, estaba proyectado como una unidad autosuficiente, con una entrada pública desde el patio, pero también con otra privada que conectaba con la planta superior. Para las basas de las columnas, puertas y otros elementos sustentantes se utilizaban sillares de piedra caliza perfectamente escuadrada. Las columnas de madera, de sección creciente a medida que ascienden, estaban pintadas de azul y rematadas por capiteles en forma de bocel pintados de rojo. Los muros de mampostería concertada recibían una fina capa de estuco, que en las habitaciones principales se decoraba con relieves y pinturas al fresco de figuras de animales y plantas marinos de una gran vitalidad y belleza. El arte minoico fue de los primeros en representar la figura humana en movimiento. Lo principales colores utilizados eran el negro (pizarra carbonosa), blanco (cal hidratada), rojo (hematina), amarillo (ocre), azul (silicato de cobre) y verde (mezcla de azul y amarillo). Santuario del trono Patio de la tauromaquia 0 5m 50 m 3.33 Palacio de Cnosos: planta del nivel del patio Europa / 69 Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:55:51. 1500 a. C. Patio de la tauromaquia Porche oeste Gran escalinata hacia las dependencias oficiales 0 50 m Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. 3.34 Palacio de Cnosos: diagrama de la secuencia de entrada Aunque, casi por definición, los palacios requieren un acceso controlado, con un itinerario que por lo general culmina en el salón del trono, la entrada al palacio de Cnosos era algo más que una secuencia de puertas y antecámaras; se trataba de un espacio de carácter teatral. El punto de partida era el porche oeste, con una única columna entre dos muros, una representación icónica de la diosa madre. Desde ahí se avanzaba hacia el sur hasta una terraza que ofrecía amplias vistas del monte Juktas; a nadie se le podía pasar por alto la referencia al Zeus cretense. Desde la terraza se pasaba por una serie de cámaras que conducían a una gran sala con columnas ilumi­ nada por ventanas altas, en un juego de caja dentro de otra caja. A su vez, esa sala daba paso a un tramo de escaleras flanqueado por una galería con columnas para los espectadores. En la parte alta de las escaleras había un vestíbulo con tres puertas ceremoniales, dos a derecha e izquierda del eje y una ter­ cera central que conducía a otro vestíbulo. La puerta ubicada al fondo de este último conducía a una escalera que bajaba, en perpendicular a la ruta procesional, al patio central. Corredor sur Una vez bajadas las escaleras, el visitante encontraba un santuario dedicado a la diosa al otro lado del patio. Se trataba de una estructura imponente, con una amplia escalinata ceremonial que ascendía a través de una columnata hacia el piso superior. Allí se encontraba una espaciosa sala de 18,5 × 15 metros, con ocho pilares fusiformes en torno a una plaza cuadrada, probablemente descubierta. Contra la pared del fondo había una estatua y las paredes estaban lujosamente decoradas con escenas de boxeo, de tauromaquia y más grifos. El patio central es como una plataforma elevada, ubicada en la intersección de la sala hundida del trono, a un lado, y el espacio elevado de culto al aire libre al otro. En medio del patio había un altar pequeño para sacrificios con fuego y, frente a una esquina, una gran piedra circular con concavidades, quizás destinada a ofrendas. Es posible que la ceremonia de la tauromaquia se celebrara en este espacio, con los espectadores acomodados en cualquiera de los numerosos balcones y galerías. 3.35 Una de las escalinatas solemnes del palacio de Cnosos 70 / Europa Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:55:51. 1500 a. C. Mar Negro Balcanes Cerdeña Sicilia Mar Egeo Mar Mediterráneo Chipre Tebas Micenas Pilos Egipto Mar Jónico Rodas Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. Creta LA CIVILIZACIÓN MICÉNICA En parte desconocidos, los micénicos se establecieron en Grecia hacia el año 2000 a. C., donde, como los hititas, desarrollaron rápidamente un orden social unificado a finales de la Edad de Bronce. Los numerosos puertos e islas del Peloponeso indujeron la aparición de un sistema de caciques o reyes que funcionaba bajo los auspicios del señor de Micenas, al que estaban conectados por vínculos de sangre o de lealtades tribales. El señor de Micenas disponía de una poderosa flota que le permitía asegurar la hegemonía de su ciudad estado. Con la decadencia y final desaparición de los minoicos, el alcance de los micénicos se extendió a las islas del Egeo, incluyendo Rodas y Chipre, hasta el Mediterráneo occidental. Su forma de poder constituyó una novedad en la historia del mundo. No era un poder centralizado y no disponían de ejército terrestre, pero fue precisamente esto lo que les impulso a participar en acontecimientos de ámbito mundial. Las afiliaciones tribales creaban pequeños grupos de guerreros leales, y al no contar con ninguna actividad especializada, tampoco despertaron la codicia de sus vecinos. 3.36 Complejo palatino en Pilos: planta Así pues, su poder estaba basado casi exclu­ sivamente en el comercio con Sicilia, el sur de Italia, Egipto, el mar Negro y Cerdeña. Sin embargo, los micénicos no desarrollaron sus propios productos para la exportación, sino que sus carpinteros, por ejemplo, utilizaban con gran habilidad el marfil procedente de Siria como ornamento del mobiliario. También eran legendarios con la metalurgia. Obviamente, hubo interacciones con los minoicos, de cuya remota cultura habían heredado elementos de decoración mural y técnicas de construcción. Sin embargo, los micénicos tenían su propia sensibilidad arquitectónica distintiva. 0 Por ejemplo, el palacio de Néstor en Pilos (1300-1200 a. C.) no estaba construido alrededor de un patio abierto, sino más bien en torno a un megaron o “gran salón”. Se encuentra en forma de una sala cuadrada con cuatro columnas estriadas y un hogar elevado de cuatro metros de diámetro en el centro y que ventilaba por una ventana alta en el techo. El suelo estaba enlucido y decorado con una retícula de zonas pintadas con motivos no figurativos. La razón del ligero sesgo de la retícula sigue siendo un misterio. Una zona frente al trono (to-no en griego micénico, de donde proviene la palabra ‘trono’) a lo largo de la pared este estaba ocupado por el dibujo de un pulpo, que debió tener un significado especial. ¿Acaso el resbaladizo y multípodo animal guardaba algún parecido con la ingeniosa estructura social multizonal micénica? El trono era de madera chapada en oro y ébano. Las paredes estaban decoradas con una elaborada serie de frescos con figuras de animales, músicos, personas con ofrendas y el sacrificio de un toro. Detrás de esa sala había dos almacenes con grandes tinajas para guardar aceite. La zona residencial estaba situada en un bloque diferenciado en la esquina oriental, e incluso había una habitación con una bañera de terracota. El palacio es bastante pequeño, hasta el punto de que casi cabría en el patio central del palacio de Cnosos. 25 m Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:55:51. Europa / 71 1500 a. C. Megaron Vestíbulo Pórtico Patio 3.37 Planta de patio y megaron en Pilos, Grecia El acceso al megaron era más directo que la laberíntica ruta de aproximación de Cnosos. Desde el exterior se entraba a través de un propylon (literalmente, “delante de la puerta”) en forma de H, con una columna aislada que divide el hueco de paso en dos —algo similar a lo que lo que ocurría en la arquitectura cretense—, pero no conducía a un vestíbulo o pasillo, sino a un patio. Desde él se accedía al megaron a través de un pórtico con columnas y un juego de puertas. A mano derecha se encontraba el cuarto de guardia, y a mano izquierda de la entrada, los archivos de palacio y los libros de registro de las transacciones comerciales. Antes de acceder al megaron, el visitante era conducido a una sala de preparación ritual situada a mano izquierda del patio. 3.38 Puerta de los Leones, ciudadela de Micenas, Grecia Propylon 0 15 m Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. 3.39 Retícula del pavimento del megaron de Pilos Puerta de los Leones Micenas estaba protegida por gruesas murallas construidas hacia 1450 a. C. Parte de la muralla estaba construida con sillares ciclópeos de piedra, nombre que relata el enorme esfuerzo para definir los sillares con que está hecha. En otras partes se encuentran hiladas regulares de sillares de piedra colocados a hueso. El acceso a la ciudadela se efectúa por la famosa Puerta de los Leones, que guarda fuertes concomitancias con Hattusa. Justo a su derecha hay una tumba circular o tholos que los arqueólogos encontraron casi intacta, con seis tumbas con tesoros funerarios de oro, plata y bronce. La entrada a este círculo estaba restringida a la élite. A diferencia de los faraones egipcios, que eran enterrados en pirámides y más tarde en grutas secretas, los muertos micénicos eran exhibidos dentro de la ciudad en lugares donde convergían memoria y leyenda. Los griegos de épocas posteriores llamarían choros a esta congregación de gente en lugares conmemorativos. De hecho, largo tiempo después de la caída de Micenas surgirían las narraciones de Homero sobre las leyendas de los héroes micénicos y, entre ellos, Agamenón. Templo Salón del trono Megaron Tumba circular (tholos) 0 100 m 3.40 Ciudadela de Micenas: planta 72 / Europa Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:55:51. 1500 a. C. Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. 3.41 Tesoro de Atreo, cerca de Micenas, Grecia: sección El tesoro de Atreo A partir de finales de la Edad de Bronce, los reyes comenzaron a ser enterrados a las afueras de la ciudad, hacia el oeste, en grandes colmenas o tholos, símbolos monumentales de riqueza y poder. El más famoso de todos ellos, y también el de construcción más refinada, es el llamado tesoro de Atreo, que consiste en una gran cámara de planta circular excavada en la falda de la colina, de unos 15 metros de diámetro y otros tantos de altura, a la que se accede por un corredor (dromos) de unos 36 metros de longitud y 6 metros de anchura. La tumba estaba cubierta por una falsa cúpula construida con sillares perfectamente labrados. La cámara funeraria propiamente dicha, una sala rectangular, estaba adosada a la sala central. El conjunto estaba cubierto con tierra formando una colina cónica. La alta fachada de la entrada estaba flanqueada por dos medias columnas de pórfido verde, una piedra oriunda de Egipto, esculpidas con volutas y galones. Aunque adornada con capiteles de estilo minoico, sus proporciones abultadas anunciaban la transformación que sufrirían los capiteles tras la invasión doria. El dintel de piedra sobre la puerta también estaba concienzudamente decorado con volutas y otros motivos. Hacia finales del siglo xii a. C., el Mediterráneo era un mar turbulento debido a las incursiones de los llamados “pueblos del mar”. Aunque no se sabe a ciencia cierta quiénes eran o de dónde procedían, es evidente que los integrantes de esas migraciones no sólo eran guerreros, sino pueblos enteros en movimiento. Presumiblemente se trataba de una mezcla o alianza de diferentes grupos de población. Los egipcios sólo pudieron repelerlos tras varias batallas importantes, empujándolos hacia levante. Simultáneamente, los dorios irrumpieron desde el norte, destruyendo todo lo que encontraban a su paso. Las grandes ciudadelas de Micenas fueron atacadas y sufrieron desastrosos incendios. La fecha más comúnmente aceptada para la desaparición de la cultura micénica es la de 1120 a. C. Durante varios siglos, con Egipto debilitado por su lucha contra los pueblos del mar y con los dorios invasores más inclinados a la destrucción que a la construcción, el Mediterráneo oriental, que tanta importancia había tenido durante tanto tiempo, entró en decadencia como entidad económica y sobre él se extendió un manto de oscuridad. Cámara mortuoria 3.42 Fachada de entrada, tesoro de Atreo Losa de piedra sobre la entrada Cámara abovedada Dromos (corredor) 0 20 m 3.43 Tesoro de Atreo: planta Europa / 73 Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:55:51. 1500 a. C. Italia Córcega Palmavera Cerdeña Sicilia Mar Mediterráneo Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. 3.44 Sección de una nuraghe, Palmavera, Cerdeña Cerdeña El período de agitación en Mesopotamia y el Mediterráneo oriental tuvo que ver con la presencia, hacia 1500 a. C., de un grupo de colonos que llegó a Cerdeña desde lugares que, por ahora, nos son desconocidos. A diferencia de otros invasores del Mediterráneo llegados del norte y que trajeron consigo unas técnicas constructivas rudimentarias, éstos poseían unas técnicas de construcción avanzadas y una hermosa alfarería helenística. No obstante, fueran colonos procedentes de Micenas, o gentes expulsadas de su tierra por alguna catástrofe natural o alguna guerra, la verdad es que el debate sobre su origen sigue aún vigente y pertenece al mundo de las conjeturas. Este pueblo, conocido como nuragos, es famoso por sus figuritas de bronce, de gran poder expresivo y únicas en su época. Construyeron unas 30.000 moradas fortificadas de planta circular, estratégicamente emplazadas sobre las colinas dominando el llano y con conexión visual entre ellas, en lo que supone, inequívocamente, una red de defensa cuidadosamente planificada. Hoy en día se conocen unas 7.000 de ellas. La palabra nuraghe es la voz sarda adoptada por los arqueólogos para identificar esta cultura. Deriva de la antigua raíz nur, que significa “montón hueco”. Pero, pese a esta caracterización, los edificios que construyeron los nuragos distan mucho de ser meros montones de piedras. Su ejecución es excelente y notablemente hábil, y sus estructuras están claramente concebidas. Una de las mejor conservadas se encuentra cerca de Palmavera, a unos kilómetros de la costa noroccidental de la isla. Consiste en dos torres troncocónicas y un patio. Las torres, de veinte metros de altura cada una, contienen espacios cubiertos con sendas bóvedas falsas, no muy diferentes a las tumbas o tholos micénicos, con una escalera de caracol que conduce a la cubierta. Según parece, cada una de esas ciudadelas protegía a un poblado. Si bien todas esas moradas fortificadas mantienen ciertas semejanzas, no es menos cierto que también difieren en algunos aspectos. Unas están aisladas y otras rodeadas por una muralla en cuyo interior se encuentran varias torres. 0 Los nuragos veneraban el agua, lo cual tiene su lógica en una isla con muy pocos arroyos. Los arqueólogos han excavado al menos cincuenta pozos sagrados, cuya construcción se atenía a una planta relativamente uniforme. Desde un patio, a menudo rodeado de pequeños bancos de piedra para depositar las ofrendas y vasijas rituales, arrancaba un corredor que bajaba al subterráneo donde se encontraba el manantial. 10 m 3.45 Planta de una nuraghe, Palmavera, Cerdeña 74 / Europa Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:55:51. 1500 a. C. Huaricoto Océano Pacífico s rale ent es c And La Galgada Salinas de Chao Cardal 0 100 m Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. 3.46 Plano de situación de La Galgada, Perú CIVILIZACIÓN DE LOS ANDES ALTOS Hacia 1500 a. C., las culturas andinas se habían ido desplazando en dirección a los valles más altos de las montañas peruanas, desde donde era mucho más fácil establecer rutas comerciales a lo largo de la costa. Gracias a la versatilidad de la llama, el comercio incipiente permitió el desarrollo de una serie de centros interconectados en las tierras altas, como Cajamarca y Ancash, y en los valles de los ríos Moche, Casma, Chillón, Rímac y Lurín. Todos ellos disponían de grandes edificios de almacén para guardar los productos agrícolas. En general, a medida que se generaban excedentes de riqueza centralizados, empezó a surgir una competencia entre las élites de los diversos centros, lo que impulsó el desarrollo de conjuntos rituales cada vez mayores y de una complejidad creciente. En el período 2000-1000 a. C., unas estructuras ceremoniales relativamente sencillas como las de La Galgada, fueron reemplazadas por una serie de enormes conjuntos en forma de U, el mayor de los cuales fue el de Salinas de Chao. En Huaricoto, alrededor de 2200-2000 a. C., existen trece construcciones rituales superpuestas y profundamente enterradas. De tamaño relativamente pequeño, se utilizaban por pequeños grupos para practicar sacrificios con fuego, por lo común sin ninguna intervención de una clase sacerdotal. Después de ser utilizada durante un tiempo, cada una de esas estructuras rituales se convertía en un camposanto, presumiblemente para la familia o clan propietarios, y se rellenaba para formar la base para la construcción ritual de la siguiente generación. Para esa época, los sacrificios rituales de seres humanos vivos, incluso de niños, había pasado a formar parte de las prácticas sociales andinas. Casa La Galgada (2600-1400 a. C.) está ubicado a 1.000 metros sobre el nivel del río Tablachaca, y consiste en dos montículos, una plataforma anular y un muro circular de piedra que conforma una plaza. Como en Huaricoto, también se encuentran unas pequeñas cámaras rituales circulares de mampostería, aunque aquí con formas más definidas, con interiores enlucidos, hornacinas, bancos y un hogar central con conductos de ventilación. Las cámaras más antiguas se encuentran dispersas por todo el lugar arqueológico. Es posible que los montículos también contengan varias capas de construcciones rituales, aunque todavía no han sido excavados. Sin embargo, las cámaras más recientes se localizan en el montículo norte, organizadas en forma similar a una U, dentro en un recinto amurallado al que se acce­de desde una pequeña plaza en el lado occiden­tal, a través de una escalera larga y empinada. Plaza 0 20 m 3.47 Plano del montículo norte en La Galgada 3.48 Perspectiva axonométrica del montículo norte de La Galgada Sudamérica / 75 Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:55:51. 1500 a. C. 0 10 m 3.49 Atrio del templo medio en Cardal, Perú: planta Plataforma oeste Plataforma este Plaza central Atrio Plataforma central 0 150 m 3.50 Plano de situación de Cardal Cardal (1465-975 a. C.), ubicado 14 kilómetros aguas arriba del río Lurín, consta de tres amplias plataformas elevadas y construidas con piedras irregulares tomadas con mortero de barro. Se organizan en forma de una U mo­ numental abierta al norte. La plataforma principal, situada en una posición dominante en el lugar, tiene una planta de 145 × 60 metros y 17 metros de altura. Una escalinata empinada de 6,5 metros de ancho conduce a la estructura central, un atrio organizado en lo alto del montículo. Hacia el norte hay otras tres plazas secundarias. Por todo el lugar aparecen distribuidas once plataformas circulares hundidas, algunas en lo alto de los montículos y otras alrededor de la plaza. También se han encontrado vestigios de edificios residenciales para unos trescientos habitantes. Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. Cardal debió ser un importante centro regional que funcionaba, en cierto modo, como un centro de convenciones moderno, con múltiples lugares diseñados para dar acomodo a reuniones públicas de diferente composición y tamaño. Las pequeñas plazuelas circulares dispersas por el sitio debieron servir probablemente para la práctica de pequeños sacrificios individuales, y también como escenario de acontecimientos colectivos organizados más importantes. Los dos atrios circulares de la zona norte po­sible­mente estuvieran conectados con las dos plazas más pequeñas del extremo norte. Como espacio principal de concentración, la plaza central se utilizaba para las grandes ceremonias, con el atrio en lo alto de la plataforma elevada más grande, a modo de punto central de la reunión. Dada la notable pendiente del lugar, la posición de los espectadores y el tamaño del montículo, los ritos que se realizaban en el atrio sagrado debían resultar claramente visibles desde la plaza y producían, sin duda, una sensación monumental y apabullante. Además del conjunto de Cardal, en las tierras altas de los Andes se construyeron otros grandes con­juntos ceremoniales en forma de U, como Las Aldas (1600-1100 a. C.), Sechin Alto (1800-1700 a. C.) y Moxeke (1500-1300 a. C.). Sechin Alto era el mayor de ellos, con su plataforma elevada de 300 × 250 metros de extensión y 44 metros de altura sobre la llanura circundante. Este montículo no estaba edificado sobre una colina preexistente, sino que en su construcción se emplearon dos millones de metros cúbicos de relleno, piedra y ladrillos de adobe de forma cónica, siendo una de las mayores construcciones prehistóricas de la época en el nuevo mundo. Tres amplias pla­ taformas circulares hundidas, ubicadas justo sobre el eje, dominan las terrazas superiores dos y cuatro. 76 / Sudamérica Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:55:51. 1500 a. C. Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. 0 150 m 3.51 Plano de situación de Salinas de Chao, Isla Blanca, Perú 3.52 Vista de Salinas de Chao Salinas de Chao Salinas de Chao (1610-1300 a. C.), un lugar ubicado tierra adentro, a unos 8 kilómetros del océano Pacífico, tiene la particularidad de que sus conjuntos rituales están integrados en un tejido urbano. En efecto, en Salinas de Chao se observan indicios de un orden residencial irregular, marcado por numerosos centros ceremoniales, de entre los que destacan dos especialmente. El más pequeño de ellos, de 8 × 30 metros, comprende un templo, un patio circular hundido y una gran plaza rectangular. A diferencia de Cardal, un eje longitudinal muy marcado por muros laterales que unifican el conjunto acaba en un patio circular, con acceso a través de dos escaleras diametralmente opuestas sobre el eje diagonal, como un amplio patio abierto y una terraza. El edificio ceremonial se levanta sobre tres niveles, aprovechando la pendiente natural del terreno. Una serie de plataformas y terrazas simétricas, así como una escalinata central, realzan la centralidad y monumentalidad de la estructura focal, condensando su presencia en la plaza en contraste con el espacio negativo envolvente del patio circular hundido. Como ha observado Jerry Moore, en Salinas de Chao existe una componente de mimetismo con el entorno natural. La composición espacial en forma de U evoca el carácter de los valles del río en que está emplazado. Perú es una zona sísmica. Los efectos de El Niño, las inundaciones y corrimientos de tierra repentinos eran sucesos periódicos que escapaban al control humano. Aplacar a los dioses de la naturaleza y la meticulosa práctica de una vida en armonía con los ritmos temporales, tanto agrícolas como astronómicos, han sido las piezas clave, no sólo de las creencias andinas primitivas, sino también de la mayoría de las culturas del centro y sur americano posteriores. Aunque los arqueólogos sigan debatiendo la naturaleza exacta de sus ritos, en lo que parece haber coincidencia general es en que aquellos pobladores americanos se organizaban en torno a la necesidad de practicar sacrificios cíclicos y repeticiones rituales de los ritmos naturales. En este orden de ideas, la arquitectura procesional habría faci­ litado una repetición ritual de unidades de tiempo. Esos conjuntos no son construcciones sagradas per se, o casas de dios, ni tampoco gestos de mayor o menor plasticidad dirigidos al cielo. Más bien podrían considerarse como teatros rituales. Aunque el complejo mayor esté construido alrededor del eje longitudinal y aproveche la elevación natural de la falda de la montaña, su expresión arquitectónica indica un orden procesional más monumental. La composición enfatiza la longitud del eje longitudinal que termina en la propia montaña (aunque, en su tiempo, pudiera haber existido un templo central en ese lugar). Cuando en el siglo xiv a. C. se amplió el conjunto, se excavó la ladera de la montaña para crear nuevas terrazas coaxiales con las antiguas, aunque más elevadas. La creación de conjuntos ceremoniales en forma de U en los Andes inauguró un nuevo tipo de espacio ritual que se convertiría en el tema central de la arquitectura sudamericana hasta la llegada de los españoles en el siglo xv. Mientras que las antiguas construcciones rituales andinas eran íntimas y se centraban en el teatro ritual para ser presenciado por los que estaban abajo, los conjuntos en forma de U eran demasiado grandes para ceremonias reducidas. Habrían requerido enormes masas de gente para llenarlos y, por si fuera poco, los ritos que se realizasen en lo alto de los montículos no hubieran sido visibles más que alejándose una distancia considerable. En cambio, es fácil imaginar la celebración simultánea de varias ceremonias más pequeñas, con duraciones y secuencias pensadas para escenificar procesiones elaboradas de un patio a otro, ensartándolos en el tiempo. Por otra parte, sus dimensiones también sugieren que esos complejos pudieran haberse concebido como encarnaciones de órdenes cósmicos superiores. Sudamérica / 77 Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:55:51. 1500 a. C. o Rí as ns ka Ar o Rí jo Ro Cerro Macon ta hi ac Ou o Rí Poverty Point Natchez o Rí e in br Sa i sip isi M o Rí 3.53 Montículo A (montículo Pájaro Grande), Poverty Point, Estados Unidos: perspectiva axonométrica Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. Colonizada hacia 1500 a. C., el área de Poverty Point se extendía por todo el valle del Misi­ sipi inferior, desde Nueva Orleans hasta el extremo sur de Illinois, unos 800 kilómetros. Los pueblos que vivían cerca de Poverty Point esco­ gieron cuidadosamente sus lugares de asentamiento, vinculándolos a los canales navegables del Misisipi para facilitar el comercio y las comunicaciones. Muchos de los objetos que se han encontrado en las excavaciones de Poverty Point y lugares relacionados estaban hechos con materiales de lugares alejados, lo que indica la existencia de redes comerciales. Entre ellos, puntas de flecha y herramientas de piedra tallada, plomadas con pesos de piedra y abalorios de concha y piedra. Las primeras construcciones de tierra de Poverty Point se ejecutaron hacia 1350 a. C. Los seis anillos semielípticos concéntricos lindan con un risco sobre el pantano Macon, a escasa distancia del Misisipi, y abrazan una plaza abierta de unas 14 hectáreas. Unas aberturas similares a los pasillos de un teatro dividen los anillos concéntricos en seis sectores, que debieron tener en su tiempo unos dos metros de altura. En el conjunto y alrededores hay entre seis y ocho montículos artificiales de tierra, también conectados con el complejo. Además de proporcionar protección contra las inundaciones, los anillos debieron funcionar como zonas residenciales, al menos en parte, ya que en la excavación se han encontrado objetos domésticos. Al mismo tiempo, se han hallado objetos no relacionados con la vida civil, lo que parece indicar que el conjunto también podría haber tenido una función ritual sagrada. Montículo Motley Pa nta no Ma con Poverty Point Descubierto en 1875, se pensó que las crestas semielípticas de Poverty Point eran formaciones naturales. En la década de 1950, observando el lugar desde el aire, los arqueólogos descubrieron que eran artificiales. Ubicado en el valle del Misisipi inferior del condado de Parish, Luisiana, cerca de la costa del golfo de México y de la confluencia de seis ríos importantes, Poverty Point no es una construcción única. En toda Norteamérica se han encontrado grandes montículos de tierra, en particular a lo largo de las riberas del río Misisipi y de las regiones costeras; algunos de ellos se remontan a 3000 a. C. Sin embargo, la complejidad de Poverty Point y la ingente cantidad de objetos sagrados y profanos encontrados, indican que no sólo se trataba de un centro de importancia religiosa, sino también civil. Montículo B Montículo Dunbar Plaza Montículo A Montículo de Sarah La plaza principal está orientada al este, y desde ella puede contemplarse cada ama­ necer desde lo alto del montículo mirando hacia el bosque circundante, un espectáculo espectacular. Además, si alguien se coloca en el centro, mirando hacia el exterior a lo largo de los pasillos, mirará al solsticio de invierno en una de las direcciones y al de verano en la otra. El centro ceremonial funcionaba como un instrumento cósmico, pero todavía no se conocen con exactitud los detalles de su fun­ cio­ namiento. También podría haber servido como un recinto “protector” para mantener alejados a los malos espíritus. Montículo Ballcourt 0 1 km Montículo Jackson bajo 3.54 Poverty Point: plano de la zona 78 / Norteamérica Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:55:51. 1500 a. C. Desierto de Gobi illo ar m A Yin Yin(Anyang) (Anyang) o Rí Zhengzhou (Cheng-chou) Cheng-chou Mar Amarillo CHINA Mar de la China Oriental Zhengzhou, situada a orillas del río Amarillo, en el corazón de los territorios Shang, ocupa unos tres kilómetros de superficie y es la primera de las numerosas capitales chinas. El descubrimiento más importante en Zhengzhou es el enorme recinto Hangtu, cuya muralla este tiene unos 1.700 metros de largo, la oeste unos 1.870 metros y las sur y norte unos 1.700 metros. En la esquina noroeste de la ciudad se han encontrado plataformas de distintos tamaños que un día conformaron los podios de grandes edificios, presumiblemente palacios y templos. La mayor tiene 60 × 13 metros y está orientada en dirección a los puntos cardinales. A lo largo de los bordes sur y norte de la parte superior de la plataforma hay dos filas de pozos rectangulares, que debían corresponder a los pozos de cimentación de los pilares que un día aguantaron algún tipo de superestructura. Río Chin-shu i Muralla de la ciudad Muralla de la ciudad Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. LA DINASTÍA CHINA SHANG En las primeras dinastías chinas —Xia (20001600 a. C.) y Shang (1600-11 a. C.)—, la monarquía y el poder divino se fusionaron por primera vez con un vínculo simbólico particularmente fuerte en la historia de China, que más tarde fue codificado por Confucio. Este vínculo es la razón por la que la cronología china viene marcada por los reyes y períodos dinásticos. Todos los calendarios (de hecho, en toda Asia oriental) están vinculados a períodos dinásticos en los que cada dinastía inaugura un nuevo calendario. El control del tiempo se convirtió en una responsabilidad central de la monarquía, y cada dinastía construyó una nueva capital amurallada, para que fuera identificada con su reinado. 0 1 km 3.55 Plano general de Zhengzhou, China o Rí h er gn iu Hs 3.56 Reconstrucción del palacio de la dinastía Shang Asia oriental / 79 Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:55:51. 1500 a. C. 0 10 m Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. 3.57 Tumba de Fu Hao, cerca de Yin, China: planta y sección Se ha encontrado un gran número de tumbas cerca de Yin, distrito de Ayang, la última capital Shang. De todas ellas, la única intacta es la de Fu Hao, una de las esposas de los Shang, que data de alrededor de 1250 a. C. y consiste en un único gran foso de 5,6 × 4 metros en la embocadura. La abertura de la parte alta de la tumba estaba cubierta por un cimiento de tierra apisonada, posiblemente la base de un altar para sacrificios. Aunque la mayoría de las tumbas de la época disponía de rampas para bajar a ellas, la de Fu Hao carecía de ellas. Al nivel del suelo se guardaba el cadáver real y la mayoría de utensilios enterrados con él. Debajo del cadáver había un pequeño foso que contenía los restos de seis perros, y a lo largo del perímetro reposaban dieciséis esque­ letos humanos. Dentro del pozo había una cámara de madera de 5 × 3,5 metros y 1,3 me­ tros de altura, que albergaba en su interior un ataúd lacado que más tarde se descompuso. También parece que en su tiempo debió existir una estructura construida encima de la tumba para la celebración de ceremonias conmemorativas. 3.58 Inscripciones sobre un hueso de oráculo de Anyang 0 100 m 3.59 Disposición de tumbas Shang cerca de Yin, condado de Anyang 80 / Asia oriental Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:55:51. 800 a. C. Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. Hacia el año 1000 a. C., las comunidades cos­ teras de Sudamérica se desplazaron a las tie­ rras altas, desde donde podían dominar mejor el comercio. En los cruces de esas rutas co­ merciales se fundaron centros rituales, como el de Chavín de Huántar. Entretanto, en Cen­ troamérica, los olmecas desecaron las tierras pantanosas de Veracruz y las convirtieron en campos de labor, lo que les permitió desarro­ llar una próspera economía de comercio local que constituyó la base de los primeros grandes centros ceremoniales de Centroamérica, en lugares como San Lorenzo y La Venta, en el actual México. Mientras Mesoamérica acababa de entrar en la Edad de Bronce, el mundo euroasiático estaba entrando en la Edad de Hierro. El hie­ rro también remodeló la geografía política y arquitectónica de Eurasia y Asia occidental en particular. Egipto, que había sido la potencia dominante, pero que era incapaz de producir hierro a gran escala, acabaría siendo derrota­ do por los asirios en 700 a. C. El vacío político que se creó dio como resultado la aparición de varios centros en la Edad de Hierro. En el norte de Italia se encontraban los etruscos, en Grecia los dorios, los jonios a lo largo de la costa de Turquía, en Armenia el reino de Urar­ tu y en el sur de Egipto los nubios. El metal fue la palanca en que se apoyaron para superar su lejanía geográfica. A lo largo de la costa oriental del Mediterráneo, florecieron ciuda­ des como Biblos y Sidón, al igual que lo hizo el reino de Israel alrededor de Jerusalén. Fue en este contexto en el que los dorios, que invadieron y sometieron al mundo micénico, establecieron su dominio sobre los puertos mediterráneos y extendieron su poder hacia el oeste, fundando colonias en Sicilia e Italia para asegurar su influencia en esas regiones pro­ ductoras de grano recién desarrolladas. Mag­ na Grecia, nombre dado en la antigüedad a Sicilia y al sur de Italia, era tan poderosa que, para el año 500 a. C., podía considerarse como una única continuidad económica y cultural. No es extraño, pues, que precisamente en Si­ cilia e Italia se encuentren algunos de los ex­ perimentos más desarrollados de la antigua Grecia en arquitectura de piedra. Inicialmente, después de la conquista de los egipcios, los asirios y babilonios pudieron rees­ tablecerse en Mesopotamia, pero, aunque sus imperios eran extensos y sus nuevas ciudades famosas, fueron incapaces de establecer po­ líticas financieras y comerciales coherentes, por lo que sus dominios fueron vulnerables. La caída del imperio babilónico ante Persia (539 a. C.) marcó el inicio del fin de una civili­ zación con centro en Mesopotamia que había sido, durante más de dos milenios, una de las fuerzas regeneradoras dominantes en Eurasia, tanto desde el punto de vista cultural como económico y político. Con el derrumbe de las culturas mesopotámicas y el traspaso del po­ der a los iraníes, cabría plantearse si no empe­ zaría entonces a abrirse la creciente brecha actual que existe entre la visión y la filosofía oriental y occidental. Más hacia el este, en India, la élite védica in­ doaria, que había sido invadida desde el norte en siglos anteriores, había ocupado por enton­ ces grandes zonas de la llanura indogangé­ tica, donde establecieron dieciséis mahajanapadas. Con capital en Benarés, el estado Kashi obtuvo la supremacía inicial, aunque pronto sería anexionado a Koshala. Sin embargo, Be­ narés siguió siendo un centro importante de estudio y se convirtió en residencia de eruditos procedentes de todas las mahajanapadas. La civilización de la China occidental Zhou también fue turbulenta, pese a lo cual durante esa época nacieron dos de las cuatro grandes ciudades de China, Xian y Luoyang, sentando importantes modelos para el subsiguiente planeamiento urbano. Por desgracia, los chi­ nos, como los surasiáticos, construían casi to­ talmente en madera, por lo que nos han lega­ do escasas muestras de su arquitectura. La dinastía Zhou inició un proceso de limpieza de bárbaros no deseados de la sociedad. Se ma­ taba o se mandaba al exilio, principalmente al sur, a quienes no comulgaban con sus cos­ tumbres. Los supervivientes exiliados son en realidad los antepasados de tailandeses, bir­ manos y vietnamitas. El resultado fue la crea­ ción del mayor sistema cultural unificado del mundo, todo bajo el dominio de monarcas di­ násticos que reclamaban para sí el papel de intermediarios entre el cielo y la tierra. Para regular y gobernar este vasto dominio, esta­ blecieron grandes aparatos burocráticos con estricta adhesión a un elaborado sistema de normas y ritos. Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:55:51. 800 a. C. San Lorenzo 1500-900 a. C. ™ Velhatri Meroë/Napata Babilonia 1200 a. C. Jerusalén Chavín de Huántar San Lorenzo/La Venta Benarés Luoyang Península balcánica: era micénica Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. hacia 1600-1100 a. C. Período asirio medio hacia 1350-1100 a. C. 82 Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:55:51. 800 a. C. Culturas olmecas hacia 1500-400 a. C. La Venta 1000–600 a. C. Cultura chavín Chavín de Huántar hacia 1000-400 a. C. hacia 900 a. C. Dinastía Zhou occidental Dinastía Zhou oriental hacia 1046-771 a. C. 771–256 a. C. Complejo ritual en Fengchu hacia 1000 a. C. 800 a. C. 1000 a. C. 600 a. C. Segunda Edad de Hierro hacia 1000-586 a. C. Ciudad sagrada de Benarés hacia 0-actualidad Templo de Salomón 953-586 a. C. Cultura etrusca hacia 750-90 a. C. Banditaccia Volterra siglos viii-iii a. C. siglos v-iv a. C. Grecia: período geométrico Grecia: período arcaico hacia 900-700 a. C. hacia 700-480 a. C. Templo de Hera en Samos Templo de Apolo en Terme siglo viii a. C. 630 a. C. Templo de Poseidón en Isthmia Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. siglo vii a. C. hacia 776 a. C. Fundación de los Juegos Olímpicos Reino de Kush hacia 760 a. C.-350 d. C. Meroe hacia 590 a. C. Imperio neoasirio hacia 911-612 a. C. Dur-Sharrukin Babilonia 717-705 a. C. reconstruida en 605 a. C. Nínive 705–612 a. C. 83 Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:55:51. 800 a. C. Golfo de México La Venta Laguna de los Cerros MAYA San Lorenzo os alc o c tza Centro olmeca oa C o Rí ZAPOTECA Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. Océano Pacífico LOS OLMECAS La primera cultura centroamericana que pro­ dujo un vocabulario arquitectónico formal nente fue la de los olmecas (1500perma­ 400 a. C.), cuya influencia se extendió en un arco de unos 200 kilómetros a lo largo de la costa del golfo de México, en las llanuras costeras de Veracruz y Tabasco. Los olmecas supieron sacar partido de un territorio panta­ noso e iniciaron cultivos sobre los diques na­ turales que sobresalían del suelo. Más adelan­ te, dragaron y amontonaron tierras de los humedales para fortalecer y extender esos diques, con lo que no sólo pudieron crear te­ rrenos cultivables, sino que también pudieron pescar peces y recoger almejas y tortugas de los canales. Fue más o menos por aquella época cuando se produjo la eclosión de una población permanente de élites que, por su­ puesto, vivía en los terrenos elevados creados gracias a la modificación extensiva del terri­ torio. Hacia 1000 a. C., San Lorenzo contaba con importantes embalses y sistemas de dre­ naje, integrados en un conjunto palaciego con calzadas elevadas sobre el terreno pantanoso, plazas y plataformas elevadas. Después de San Lorenzo, los olmecas desarrollaron cen­ tros en La Venta, Tenochtitlán y Laguna de los Cerros. El establecimiento de centros supuso un estímulo para el comercio, no sólo interior, sino por toda América Central. Su jade, por ejemplo, procedía de Guatemala. La aparición de la cultura olmeca coincidió con el desarrollo de la producción del maíz, que, junto con el fríjol y el chayote, se adaptó muy bien al medio pantanoso y constituyó la base de su economía. Hay quienes sugieren que esa repentina aparición de una cultura organi­ zada y cohesiva también debe atribuirse a un comercio activo de sal y al descubrimiento de métodos para procesarla con fines médicos, religiosos y culinarios. Con el tiempo, la sal sería utilizada como moneda por los mayas. Además de los ritos agrícolas, la vida religiosa de los olmecas se centraba en el culto a las formaciones naturales activas, como cuevas, manantiales y volcanes. El volcán, que estaba fuertemente vinculado a su arte, se considera­ ba como el origen del mundo y hogar de las tormentas, el rayo y la lluvia, y puede encon­ trarse en forma de dragón, con la boca abierta que representa el portal del inframundo. El cielo estaba gobernado por un pájaro mons­ truoso o el dios sol, cuya energía impulsaba el cosmos y el crecimiento de las plantas. Debajo del dragón, los olmecas imaginaban un vacío desvaído a partir del cual se formó el mundo. La principal deidad en la mitología olmeca era el dios de la lluvia, representado como un ja­ guar, un símbolo chamánico de la transforma­ ción. Este hombre jaguar, similar al hombre lobo, podía asumir otras formas, incluso hu­ manas. Fruto de la unión sexual entre una mujer y un jaguar, nace una clase especial de dioses representada escultóricamente en la iconografía olmeca con la boca trapezoidal, las comisuras hacia abajo y el labio superior muy regruesado. Los olmecas sabían cómo arras­ trar y transportar por vía acuática grandes piedras y columnas de hasta cuarenta tone­ ladas a una distancia de 160 kilómetros. La mayoría de ellas se transformaba en manos de los escultores en cabezas humanas y de ja­ guar. A diferencia de las formas angulosas y duras de posteriores civilizaciones, las cabezas olmecas eran redondeadas, suaves y muy realistas. 4.1 El hombre jaguar, una cara humana con boca de jaguar, es característico del arte olmeca 84 / América Central Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:55:51. Ju ng la Tenochtitlán Sa ba na Ju ng la Sa ba na 800 a. C. San Lorenzo 0 4.2 Cabeza monolítica colosal descubierta de San Lorenzo Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. San Lorenzo Las construcciones ceremoniales olmecas es­ taban situadas en islas o en terrenos elevados que se mantenían secos durante la estación de lluvias. Uno de sus principales lugares ar­ queológicos, San Lorenzo (1500-900 a. C.), así llamado hoy por la cercanía a un pueblo ho­ mónimo, está ubicado en la cuenca del río Coatzacoalcos, a unos 60 kilómetros al sureste de las majestuosas montañas volcánicas de Santa Marta y San Martín. El Coatzacoalcos es el único río tropical en Centroamérica, lo que significa que en la estación seca el agua circu­ la principalmente por sus canales, mientras que en la estación húmeda, el río se expande hasta formar una vasta red fluvial. 3 km 4.3 Plano de la zona de San Lorenzo Aunque su arquitectura de madera haya desa­ parecido hace tiempo, la construcción de es­ caleras, columnas y acueductos con la escasa piedra basáltica traída desde las canteras de la remota sierra de los Tuxtlas, ofrece una peque­ ña muestra de la escala y magnificencia de la arquitectura olmeca. El complejo ceremonial principal consistía en una serie de plataformas elevadas artificiales de tierra, distribuidas en una serie de patios con orientación norte-sur, donde se levantan grandes cabezas monolí­ti­ cas, la mayoría probablemente representacio­ nes de jefes. Unas cisternas de piedra labrada recogían el agua para la estación seca. El dre­ naje se realizaba por medio de una red de ca­ nales construidos con grandes bloques de piedra basáltica. Aunque hoy esté desecado, San Lorenzo se construyó hacia 1000 a. C. sobre una isla ele­ vada que había sido drásticamente transfor­ mada —con diversos desmontes y rellenos— sin ayuda de la rueda o de bestias de carga. La forma final, que ocupa una superficie de unos siete kilómetros cuadrados, recuerda a la figu­ ra de un pájaro. Del patio central arrancan seis crestas artificia­ les que avanzan hacia los lados norte, sur y oeste del complejo. La única que ha sido exca­ vada hasta ahora revela que los olmecas tuvie­ ron que transportar 67.000 m3 de tierras para crear una plataforma de unos 200 × 50 metros de ancho y 6,5 metros de altura. Todavía no se ha dilucidado la finalidad concreta de estas crestas, aunque la tesis más extendida es que pudieron servir de emplazamiento para otros tantos edificios palaciegos, como parecen in­ dicar sus grandes dimensiones y los tronos de basalto hallados allí, así como el sistema de drenaje de 200 metros de largo. Las esculturas olmecas no eran ídolos, sino que, al parecer, eran representaciones de hechos mitológicos o históricos. Patio norte Patio central Patio sur 4.4 Plano se situación de San Lorenzo 0 200 m América Central / 85 Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:55:51. 800 a. C. Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. 4.5 Tumba encontrada en La Venta Complejo A La Venta Un monumento único entre las construccio­ nes centroamericanas es la pirámide cónica del enclave arqueológico olmeca de La Venta (1200-400 a. C.), ubicado a unos ochenta kiló­ metros al noreste de San Lorenzo, cerca de la costa del golfo de México. Bajo los montículos y plazas, los arqueólogos han hallado escultu­ ras, ofrendas y otros objetos rituales, muchos de ellos de un tipo particular de jade de color azul verdoso, cuyo origen ha sido localizado recientemente en Guatemala. Una tumba ex­ traordinaria para dos niños está construida con grandes columnas de basalto que forma un tipo de “casa de troncos” subterránea. Resulta evidente que La Venta no era un lugar ceremo­ nial aislado, sino el centro de un floreciente centro urbano cuya población, en su momento álgido, ha sido estimada en unas 18.000 per­ sonas. La Venta fue destruida hacia 300 a. C. y, aparentemente, sus monumentos escultó­ ricos fueron desfigurados intencionadamente por sus habitantes, por motivos que todavía no han sido esclarecidos del todo. Complejo C Complejo B Acrópolis Complejo D 0 300 m 4.6 Plano de situación de La Venta 86 / América Central Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:55:51. 800 a. C. 4.7 Vista de pájaro del centro ceremonial de La Venta La pirámide de La Venta, de unos 30 metros de altura y 150 metros de diámetro, es la ma­ yor de las pirámides olmecas. En su construc­ ción se emplearon unos 3.700 m3 de tierra y arcilla para la forma cónica elevada sobre una base rectangular. La superficie exterior tiene diez acanaladuras o estrías que dan a la es­ tructura su singular forma. No existe ninguna otra estructura construida por indios america­ nos que tenga dichas acanaladuras, cuyo sig­ nificado es desconocido. La pirámide formaba parte de un complejo ceremonial organizado a lo largo de un eje norte-sur, con un patio en el extremo norte rodeado originariamente por un recinto de columnas prismáticas de basalto. Hallazgos arqueológicos recientes sugieren que la pirámide estriada podría haber sido el límite del complejo, no hacia el norte, como a primera vista pudiera parecer, sino de un grupo más amplio de montículos situado al sur, que actualmente está en fase de exca­ vación. Como en San Lorenzo, las excavacio­ nes en la llamada Acrópolis (que podría haber sido la base de un conjunto palaciego) mues­ tran un sistema de drenaje complejo, con ca­ nales y depósitos de piedra. Complejo A Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. Complejo C En El Manatí, un lugar pantanoso en la base de una colina, a 32 kilómetros de San Lorenzo, varios equipos de excavación han descubierto recientemente al menos cuarenta cabezas humanas talladas en madera a tamaño natu­ ral. Una de ellas ha sido fechada mediante la prueba del carbono 14 hacia 1200 a. C. A diferencia de San Lorenzo y La Venta, este yacimiento arqueológico no fue un asenta­ miento poblado, sino un centro ritual aislado donde las cabezas formaban parte de sacrifi­ cios rituales dedicados a los dioses del agua. En él también se han hallado esqueletos de niños sacrificados, así como siete pelotas de caucho. Gran plataforma 0 150 m 4.8 Planta del centro ceremonial de La Venta América Central / 87 Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:55:51. 800 a. C. Andes centrales Chavín de Huántar Centro ceremonial Océano Pacífico Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. 4.9 Plano se situación de Chavín de Huántar, Perú Chavín de Huántar Hacia 800 a. C., la civilización andina se había desarrollado más hacia las tierras altas de los Andes, construyendo nuevas ciudades y cen­ tros rituales a mucha mayor altura que en el pasado. Uno de ellos, Chavín de Huántar, que parece que se fundó hacia 900 a. C., está ubicado en un estrechamiento del río Mosca, en las escarpadas gargantas de la cordillera Blanca, en el noroeste de Perú. La ciudad era un centro comercial basado en el intercambio de carne procedente de los pobladores de la sierra y del pescado de la costa. Aunque en apariencia remoto, sólo estaba a seis días de marcha del océano Pacífico, al oeste, y de la selva tropical, al este. La primera estructura ceremonial que se construyó en este lugar, el llamado Templo Viejo, consiste en una plata­ forma elevada piramidal en forma de U que daba al este, en cuyo centro se encontraba una plaza de acceso circular y hundida, con las consabidas escalinatas dobles y simétricas, y una escalera principal centrada que ascien­ de a la plataforma. La parte central de esta plataforma alcanza una altura de 11 metros, el ala norte 14 metros y el ala sur, la más alta, 16 metros. Los muros de esta estructura exenta, de 200 metros de longitud, presentan una ligera inclinación y se elevan espectacularmente sobre el observador situado en la base o en la plaza circular hundi­ da. Los muros están decorados con caras grotescas gigantescas esculpidas en piedra y sujetas mediante espigas a la obra de mam­ postería. La plaza, hundida 2,5 metros por debajo de la superficie del terreno y con un diámetro de 21 metros, tenía una capacidad para quinien­ tas personas. El muro que delimita la plaza esta formado por dos losas horizontales del­ gadas que alternan con hileras sencillas de grandes losas rectangulares talladas con gran precisión. La hilera inferior, con piedras de distintos colores, está grabada con las figuras de siete jaguares, mientras que la superior muestra una procesión de personajes que parecen dirigirse hacia la escalera principal que sube a la plataforma-elevada. Los muros del patio parecen atraer las abruptas laderas de las montañas circundantes directamente hacia el espacio del templo. 0 300 m La plataforma del Templo Viejo está horadada por una serie de galerías, escaleras y conduc­ tos de ventilación de tal complejidad que hasta hoy todavía no se ha publicado un plano que los reproduzca con fidelidad. Los pasillos, de un metro de anchura como máximo y altura variable, apenas permiten el paso de una per­ sona, y se debieron utilizar con fines litúrgicos y ceremoniales. Algunas de esas galerías al­ canzan varios niveles y se conectan entre sí mediante escaleras. La más significativa de todas ellas está ubicada axialmente respecto a la escalera central, conduciendo a través de un largo pasillo a una cámara de planta cruci­ forme en cuyo centro se levanta, como un colmillo clavado en el suelo, la principal deidad del templo, una escultura antropomórfica de 5 metros de altura conocida como el Lanzón. Está esculpida de manera que sigue la super­ ficie ondulada de la roca; ubicada en medio del oscuro pasillo, todavía hoy inspira un temor reverente. Su parte superior está alojada en un hueco del techo de la galería. Las paredes de la cámara contienen hornacinas que segura­ mente servían para guardar objetos. 88 / América Central Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:55:51. 800 a. C. Lanzón 4.10 Lanzón, gran ídolo de piedra que representa a la deidad suprema de Chavín de Huántar En el período 900-500 a. C. se erigió el Templo Nuevo, para lo cual se prolongó y duplicó en superficie la plataforma sur. Ambos templos, de sillares de piedra finamente labrada, esta­ ban colocados sobre una plataforma elevada, siendo visibles a gran distancia. El largo labe­ rinto de galerías del Templo Viejo se prolongó al interior de la plataforma. Sin embargo, no parece que haya una nueva galería central que indicara la continuación del reinado de la vieja deidad de la cámara cruciforme. A diferencia del Templo Viejo, no existe una escalera exte­ rior que conduzca directamente a la cubierta de la plataforma del Templo Nuevo. Dos aber­ turas en el suelo de la plataforma ascienden hacia ella, de modo que a los observadores que seguían los ritos desde abajo les debía parecer que el sacerdote surgía como por arte de magia sobre la plataforma. 0 10 m 4.11 Sección por el pasadizo central del Templo Viejo que conduce al Lanzón en Chavín de Huántar Hacia el este, en eje con el Templo Nuevo, un patio ritual cuadrado y semienterrado, de unos 20 metros de ancho, tiene unas escalinatas en el centro de cada uno de sus lados. El patio está flanqueado en sus lados norte y sur por sendas plataformas elevadas que completan el conjunto. La construcción en estos complejos y alrededores terminó hacia 700-500 a. C. y, como en tantas otras ocasiones en la civiliza­ ción peruana, las causas de su fin todavía es­ tán por esclarecer. Lanzón Plaza circular 0 50 m 4.12 Chavín de Huántar: planta del Templo Viejo Templo Nuevo (“Castillo”) 4.13 Chavín de Huántar: planta del Templo Nuevo 0 Patio hundido Templo Nuevo Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. Templo Viejo 50 m América Central / 89 Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:55:51. 800 a. C. China Zhou Luoyang Xian o Rí illo ar m A Mar Amarillo Zhengzhou Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. 4.14 Confucio La dinastía china Zhou Aunque pueda parecer que China ya era “chi­ na” antes de la dinastía Zhou (Cheu), que empezó en 1046 a. C., había varios grupos regionales y lingüísticos (algo parecido a lo que ocurre en el sur de Asia), de manera que, ha­ cia 800 a. C. ya había al menos cuarenta len­ guas diferentes. Sin embargo, en sus conquis­ tas, los Zhou impusieron el uso de la lengua china, ya que consideraron este apartado como parte importante de su programa civili­ zador. Los pueblos que no hablaban chino fueron definidos como “bárbaros” y descritos como gentes de cabelleras desaliñadas y por­ tadoras de tatuajes, algo así como isleños poli­ nesios. Quienes no sucumbieron a esta mo­ dernización se trasladaron hacia el sur, desplazando a las poblaciones locales o inte­ grándose en ellas hasta convertirse en los an­ tepasados de los actuales tailandeses, laosia­ nos y birmanos. Como la dinastía Zhou pervivió más que cualquier otra dinastía anterior, el re­ sultado fue el mayor grupo geográfico y lingüís­ tico unificado del mundo. Aún hoy puede irse de Manchuria, en el norte, al golfo de Tonkín, en el sur, permaneciendo en todo momento en tierras ocupadas por gentes que hablan el mandarín y sus dialectos. Los Zhou se componían en su mayoría de tribus procedentes del noroeste de China que adoptaron el moderno armamento de los Chang, en particular el arco y la flecha y el carro tirado por caballos, para conquistar a los Chang. También adoptaron la cultura y los valores de los Chang antes de derrotarlos y establecer sus propias dinastías. La dinastía Zhou se divide en dos períodos, el Zhou oc­ cidental (1046-771 a. C.) y el Zhou oriental (771-246 a. C.). Ambos están separados por el traslado de la capital de Hao (cerca de la ciudad actual de Xian) en el oeste, a Luoyang, en la provincia oriental de Henan, un traslado que, al parecer, fue promovido por la necesi­ dad de estabilizar las provincias orientales. Aunque en un principio estuvieron acompa­ ñados por el éxito, los Zhou pronto entraron en un período de luchas internas conocido como el período de los “reinos combatientes” (475-221 a. C.). A pesar de ello, los Zhou protagonizaron la transición al hierro, desarro­ llando la producción de hierro fundido (en contraposición al hierro forjado en el oeste) hacia 550 a. C. y fundando las primeras ciu­ dades imperiales, dos de las cuales —Xian y Luoyang— todavía hoy siguen siendo impor­ tantes centros urbanos. Los nombres de las dinastías chinas no siem­ pre están emparentados con nombres de familias o clanes. A menudo, son una sola palabra que define el principio de la dinastía. Por ejemplo, Zhou significa “Estado” o “país”, mientras que Ming, nombre de la dinastía china más famosa, significa “brillante”. Durante la dinastía Zhou se establecieron mu­ chos de los ideales culturales y políticos que en el futuro habrían de impregnar a la socie­ dad imperial china. Los ritos del culto, la ideo­ logía de la “armonía” y la ofrenda de sacrificios a deidades ancestrales ocuparon un papel clave en el intento de vincular las autoridades políticas con las religiosas. Los filósofos empe­ zaron a articular esa vinculación como el “mandato del cielo” (tianming). Muchos de los principios sociales desarrollados durante el período Zhou occidental fueron codificados efectivamente en el período Zhou oriental pos­ terior por Confucio (551-479 a. C.). El reino Zhou oriental fue un período muy inestable políticamente. Este es el contexto en el que Confucio articuló una filosofía esencialmente conservadora, basada en los principios de la conducta adecuada. Para Confucio, el hombre ideal debía ganarse el derecho a la autoridad por medio de cultivarla a través de una obser­ vancia adecuada de los ritos ancestrales, como también era importante el cultivo de la música y las artes. Con el tiempo, los sobera­ nos Zhou empezaron a incorporar algunas de las ideas de Confucio a las prácticas religiosas del reino, usando el ritual (li) como signo de comportamiento aristocrático. Algunos textos del período Zho, como Zhou li (Rituales de Zhou), Yi li (Ceremonial y ritual), y Li ji (Registro de ritual), detallan la organización en la antigua corte Zhou y las obligaciones de cada una de las jerarquías y cargos. 90 / Asia oriental Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:55:51. 800 a. C. 4.15 Perspectiva del conjunto ritual en Fengchu, provincia de Shaanxi, China Los Zhou fabricaban objetos ceremoniales es­ peciales para cada fase de los ritos que se realizaban en el edificio. Por ejemplo, para de­ notar nobleza se usaban campanas de bron­ ce. En la tumba del marqués Yi de Zeng se ha recuperado intacto un carillón de 65 cam­ panas, cuyo uso requería seis músi­cos, unos tocando de pie y otros arrodillados a ambos lados. Patios pequeños oeste y este Habitaciones laterales al este Una reconstrucción del conjunto ritual Zhou en Fengchu (1100-1000 a. C.) muestra una serie de edificios y patios rígidamente organi­ zados axial y simétricamente, rodeados por tres de sus lados por un muro de cierre. La entrada estaba definida por una puerta prece­ dida por un muro exento, el cual, como en estructuras chinas posteriores, servía para alejar a los malos espíritus y evitar su entrada en el conjunto. Detrás de la puerta existía un gran patio que enmarcaba el salón principal, elevado sobre una plataforma y al cual se ac­ cedía por tres tramos de escalera. Las exca­ vaciones realizadas bajo algunas de las ha­ bitaciones de la parte posterior han puesto al descubierto piezas de carey grabadas y hue­ sos de oráculo, lo que confirma la presunción de que se trataba de un centro ceremonial. El edificio era de madera con elementos de bronce en las juntas de unión para reforjar los elementos estructurales. Habitaciones laterales al oeste Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. Conjunto ritual en Fengchu En tiempos de los Zhou, el templo ancestral se convirtió en lugar de celebración de los ritos que exaltaban la autoridad estatal. Esta­ ba compuesto por una caseta de entrada, un amplio patio central, un salón principal y salas adyacentes. La planta estaba inspirada en la estricta observancia de las leyes de la geome­ tría, y fue proyectada de manera que la posi­ ción y el papel de cada parte quedaran clara­ mente explicitados. Sala delantera Patio central Puerta Patio delantero Muro pantalla 0 4.16 Vasija de vino ritual, finales de la dinastía Zhou occidental 15 m 4.17 Conjunto ritual en Fengchu: planta Asia oriental / 91 Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:55:51. 800 a. C. Mercados Cámaras privadas Altares de la Tierra y del Grano 4.18 Pictograma chino que representa una ciudad amurallada Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. Plan de Wangcheng Para protegerse de las invasiones del norte, los Zhou construyeron grandes murallas que, más adelante, en la siguiente y breve dinastía Qin, serían combinadas entre sí para formar los 4.800 kilómetros de la Gran Muralla. La base de algunas partes de la muralla tenía unos 7 metros de grosor, y sobre las grandes piedras que formaban sus cimientos, se superponían, capa a capa, los distintos estratos de tierra apisonada. También se han descubierto restos de madera, que muy posiblemente correspon­ dan a los pies derechos utilizados para soste­ ner la muralla durante las obras. Los muros no tenían únicamente una función defensiva, sino también la simbólica de exhibir el poder y la nobleza del soberano. De hecho, la ciudad se definía como “una muralla”. Las tres palabras cheng, du y jing se traducen co­ múnmente como ‘ciudad’, aunque el verbo cheng significa ‘amurallar una ciudad’. Más adelante, en la China imperial, cheng pasaría a referirse a una ciudad administrativa amura­ llada. Hasta en el lenguaje corriente actual, cheng se traduce como ‘muralla de la ciudad’ o simplemente ‘muralla’. Templo ancestral Audiencia 4.19 Planta idealizada de Wangcheng 4.20 Ciudad interior de Wangcheng Aunque los únicos indicios materiales de las ciudades Zhou sean los cimientos de tierra, en el texto Zhou li (Rituales de Zhou) aparece una importante descripción de una ciudad ideal, acompañada de una ilustración. Se su­ pone que dicha descripción corresponde a Luoyang, capital de la dinastía Zhou oriental, aunque sea más conocida por Wangcheng o Ciudad de los gobernantes: Los dibujos de los siglos xv y xvii a. C. de Luo­ yang ilustran los rasgos más destacados de la descripción y los muros interiores de la ciudad. No lejos del templo encontramos altares de tierra y grano, las cámaras o dormitorios (qin) privados y los mercados. Aunque ni una sola ciudad china posterior parezca haberse cons­ truido de acuerdo con el plano Wangcheng, lo que sí se puede afirmar es que las ciudades importantes subsiguientes se desarrollaron de acuerdo con aquellos principios básicos. En particular, Wangcheng encarna espacialmente la idea de que el emperador de China está en el centro del mundo, mirando al sur; ade­ más, el número nueve se asociaba al empera­ dor y mandatario supremo. “El jiangren, o maestro artesano, construye el lugar nivelando el terreno con el agua ayudán­ dose de una plomada. Dispone estacas, utilizan­ do la plomada (para asegurar la verticalidad de las mismas) y sus sombras arrojadas para deter­ minar el punto medio. Examina las sombras de Sol naciente y poniente y dibuja un círculo que incluye los puntos medios de ambas sombras. El maestro artesano construye la capital del es­ tado. Construye un cuadrado de nueve lis [unos 4,5 km] de lado. En la capital hay nueve calles orientadas de norte a sur y otras nueve de este a oeste. Las calles norte-sur tienen una anchura equivalente a nueve carruajes. A mano izquier­ da (mirando al sur, o al este) se encuentra el Templo Ancestral, y a la derecha (oeste) los al­ tares de la Tierra y del Grano. Enfrente se en­ cuentra la Audiencia, y detrás los mercados”. (Shatzman Steinhardt, Nancy, Chinese imperial city planning, University of Hawaii Press, Honolulú, 1990, pág. 33) 92 / Asia oriental Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:55:51. 800 a. C. Himalaya Expansión de la civilización védica Benarés Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. Mar de Arabia Golfo de Bengala BENARÉS: LA CONQUISTA ARIA Desde el punto de vista de la arquitectura, el milenio comprendido entre 1500 y 500 a. C. en el subcontinente surasiático está envuelto por el misterio. Se sabe que, tras la caída de las ciudades de las civilizaciones del Indo y del Ghaggar-Hakra, aparecieron unos pueblos in­ vasores que se autodenominaban arios, esta­ bleciéndose primero al sur del desierto de Thar hacia 1500 a. C. y desplazándose más tarde a lo largo del río Ganges hacia 1200 a. C., expulsando a las poblaciones locales hacia el sur. Los pueblos del Indo Ghaggar-Hakra —cuyas ciudades conocemos bien pero de cuya lengua y valores culturales lo desconoce­ mos casi todo— fueron suplantados por un pueblo del que hemos heredado un abundan­ te y completo legado de textos literarios y fi­ losóficos, pero que no dejaron pruebas ma­ teriales de sus asentamientos. Hacia el año 1000 a. C., los indoarios habían fundado dieci­ séis reinos, conocidos como mahajanapadas, diseminados por la llanura del Ganges. Más o menos de oeste a este, esos mahajanapadas fueron Kamboja, Gandhara, Kuru, Surasena, Matsya, Avanti, Asska, Panchala, Chedi, Vatsa, Kosala, Kasi, Malla, Vajji, Magadha y Anga. Aunque casi todos ellos fueron monarquías, unos pocos, como Vajji, fueron repúblicas. Las guerras entre los mahajanapadas eran cons­ tantes, y los vencedores absorbían a los venci­ dos, con el resultado de una consolidación gradual de territorios. Hacia el año 500 a. C., cuatro mahajanapadas dominaban las llanu­ ras del Ganges: Magadha, Kosala, Kasi y Vajii. Para los arios, la expectativa básica de la res­ ponsabilidad de la casta de los reyes y su casta guerrera kshtriya era confirmar su valor librando combates, a pesar de que los mahajanapadas estuvieran estrechamente relacio­ nados. Los matrimonios entre miembros de sus familias reales eran frecuentes. Como en­ tre sus contemporáneos mitanni en Asia occi­ dental (con quienes tuvieron que establecer algún tipo de contacto) y los Zhou en China, el carro de dos ruedas tirado por caballos era su instrumento de guerra. La exhibición de des­ treza con el arco y la flecha de punta de hierro, particularmente desde el carro en movimiento, era una cuestión de orgullo y honor. El gita (canto sagrado) del diálogo filosófico entre Krishan y Arjuna tiene lugar entre un guerrero y el conductor de su carro. El Ganges ocupaba el centro de la mitología védica. En Benarés, a orillas del Ganges, toda­ vía hoy persisten vestigios de rituales védicos. Benarés fue fundada como capital de la mahajanapada Kashi, pero perdió su importancia política después de ser conquistada por Kosa­ la y, más tarde, por Magadha hacia 600 a. C. Sin embargo, se desarrolló como capital reli­ giosa. Buena parte del pensamiento filosófico hindú contemporáneo tiene su origen en este período. Cuando en el siglo vi a. C. el buda Sakyamuni alcanzó el estado de iluminación espiritual, su primera parada fue Benarés. Mahavira y Shankara acudieron a Benarés a instruirse y enseñar, estableciendo con sus tratados filosóficos las bases del hinduismo. Los ritos védicos no requerían templos ni esta­ tuas. Se basaban en varios tipos de sacrificios de fuego que únicamente precisaban platafor­ mas de ladrillo. El fuego era el agente que permitía la transformación del alimento sacri­ ficatorio (materia) en humo y aire (energía). Aunque no nos han llegado altares védicos primitivos, el legado de sus rituales todavía si­ gue vivo en Benarés y en el hinduismo en ge­ neral. Cada mañana, al alba, miles de hindúes se reúnen en las escaleras que bajan hasta la orilla del río (conocidas como ghats) para situar­se cara al Sol que se levanta sobre el extenso cauce del Ganges y que se refleja en sus aguas. Medio sumergidos en el río, dan gracias al Sol tomando en sus manos un poco de agua del Ganges y devolviéndola con los brazos extendidos al río. Más tarde, los fieles dan un lento giro sobre sí mismos de 360º. Una rápida inmersión en el río completa el ri­ tual. Este ritual puede ser repetido muchas veces o ser realizado con mayor elaboración e incluir largos cánticos y secuencias de postu­ ras de yoga. Asia meridional / 93 Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:55:51. 800 a. C. o Rí 4.21 Vista de Benarés en 1922 4.22 Ghat de Manikarnika, Benarés, India A diferencia del budismo, que se desarrolló más tarde, las religiones practicadas en Bena­ rés nunca se formalizaron, ni siquiera durante la época en que el hinduismo y el budismo eran ideologías religiosas rivales. Con el de­ sarrollo del panteón hindú, Benarés fue esco­ gida por Siva como residencia permanente en la Tierra. Con ello, Benarés asumió su condi­ ción de principal lugar de peregrinación del mundo hindú. En la religión hindú, era el lugar donde los principios masculino y femenino que encarnaban Siva y Sakti (como Ganges) se unían en armonía conyugal. Esta reunión de Shiva y Sakti aparece recreada en todos los templos de Siva. Como ha observado Diana Ecks, la ciudad está construida sobre una alta berma natural situa­ da en la ribera noreste del Ganges, en un lugar donde el río hace un giro brusco a la derecha y pasan de discurrir en dirección norte a ha­ cerlo en dirección oeste. La alta berma (forma­ da por acumulación de sedimentos calcáreos y limosos), de unos 15 metros de altura sobre el nivel medio del agua, no sólo proporciona a la ciudad una perspectiva espectacular, sino que también la protege de las crecidas del río, cuyo impacto queda patente en la orilla opues­ ta. Por sus características geográficas, Bena­ rés ha permanecido en el mismo lugar duran­ te tres mil años, sin sufrir desplazamientos por el Ganges, si bien ha mantenido un contacto con sus crecidas y decrecidas. Detrás de la berma, formando un arco semicircular, se ex­ tiende el denso tejido urbano de la ciudad medieval, con sus tortuosas callejas y una multitud de templos, aljibes y relicarios calleje­ ros. Aunque toda Benarés sea sagrada, es su berma, donde la ciudad de Siva se reúne con el divino Ganges, la que constituye la geografía más sagrada de la ciudad. Desde más de cincuenta lugares a lo largo de la berma arrancan largos tramos de esca­ leras que descienden hasta la orilla misma del río, unas escaleras intercaladas entre un com­plejo conjunto de plataformas y templos que, en esencia, encarnan el carácter espiri­ tual de Benarés. Ese tipo de escalera recibe el nombre de ghat (literalmente ‘desembarque o bancal’) y en ellas pueden contemplarse ritua­ les pertenecientes a casi cualquier aspecto de la vida humana, como el afeitado de la cabeza de un recién nacido, la primera bendición después de una boda o las penitencias de los ancianos. Sin embargo, hay dos ghats que, por su importancia, destacan sobre todos los demás: Manikaranika y Harishchandra. Am­ bas están dedicadas únicamente al ritual de la cremación, y es allí donde sumergen las ceni­ zas directamente en las aguas del río Ganges. Nacer y, sobre todo, morir y ser incinerado en la orilla del Ganges en Benarés, y que las ce­ nizas se sumerjan en sus aguas, supone al­ canzar la aspiración más elevada de la prácti­ ca hindú, es decir, el moksha o nirvana, la liberación del ciclo de la vida y la muerte. Ghat de Manikarnika Ubicación de los templos ges Río Gan Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. es ng a G 4.23 Planta de Benarés 94 / Asia meridional Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:55:51. 800 a. C. Etruria Arezzo Velhatri (Volterra) Perugia Etruria Mar Adriático Orvieto Vulci Veyes (Isola Farnese) Área de influencia griega Roma Palestrina Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. Mar Tirreno LA CIVILIZACIÓN ETRUSCA La mayor parte de los eruditos considera que los hititas desarrollaron las técnicas de la forja, pero que las mantuvieron en secreto. Su desa­ rrollo supuso miles de años de familiaridad con hornos, metales y métodos de extracción antes de poder dominar la fusión a altas temperatu­ ras. Pero lo cierto es que, tras la caída de los hititas en 1200 a. C., el arte de la forja se ex­ tendió rápidamente hacia el oeste, llegando a los dorios y los etruscos hacia 800 a. C., y ha­ cia oriente, alcanzando China hacia 600 a. C. El hierro tuvo un impacto particularmente im­ portante en el desarrollo de la agricultura en el África subsahariana, donde por primera vez se pudieron abordar la agricultura a gran escala y el desbroce del terreno. Además de para fabri­ car armas, el hierro fue muy útil para realizar apeos de labranza, el arado y la rueda, lo que permitió convertir regiones como los llanos de Sicilia, la costa septentrional de África e inclu­ so los altiplanos de Anatolia oriental, en zonas de producción de grano, por lo que disminuyó significativamente la necesidad de importarlo desde Mesopotamia y Egipto. Entre los principales pueblos recién incorpora­ dos a la metalurgia y la comercialización del metal, es decir, los neohurritas en Armenia, los nubios en Sudán y los etruscos en Italia, úni­ camente estos últimos produjeron una arqui­ tectura con consecuencias profundas para el desarrollo futuro. La mayor parte de la arqui­ tectura de Urartu, en Armenia, resultó arrasa­ da durante siglos de guerras. Los nubios pro­ dujeron muchas obras arquitectónicas, pero siguiendo las tradiciones egipcias. Sin embar­ go, los etruscos crearon una descripción cí­ vica y legal de lo divino muy refinada que tendría un gran impacto en la arquitectura euro­ pea durante siglos, pues muchos con­ ceptos etruscos fueron adoptados por los ro­ manos. La sociedad etrusca empezó a configurarse en Etruria (la Toscana actual) durante el si­ glo vii a. C. Los etruscos fueron más o menos contemporáneos de los dorios y los jonios en Grecia y Turquía, aunque sus expresiones es­ téticas y arquitectónicas fueran, comparativa­ mente, todavía bastante primitivas. Pese a ello, esos tres grupos —dorios, jonios y etruscos— deben ser examinados conjuntamente, en es­ pecial por el importante papel que jugaron to­ dos ellos en devolver el dominio económico y cultural al Mediterráneo tras las turbulencias de los siglos precedentes. Los etruscos son los más misteriosos del grupo, siendo su origen objeto de enconado debate. La fuente principal de riqueza de los etruscos fue la minería del cobre, el hierro, el plomo y la plata, que se explotaban en las numerosas colinas de la región. Volterra, por ejemplo, es­ taba próxima a las Colline Metallifere (colinas metalíferas). Los etruscos destacaron en las artes menores, en especial en las relacionadas con los metales. Se han encontrado joyas etruscas en numerosos lugares del Mediterrá­ neo y en otros más remotos. La ciudad etrusca de Vulci fue especialmente famosa por su producción de obras de bronce, pero lo que les impulsó a pasar a los anales de la historia de la cultura y la arquitectura no fue sólo su poderío económico, sino también su concep­ ción política y religiosa del mundo. Europa / 95 Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:55:51. 800 a. C. 4.24 Ejemplo de arco etrusco La puerta de la ciudad de Perugia muestra un uso audaz del arco, un elemento constructivo que, junto con la bóveda, fue introducido por los etruscos y se convertiría en una de sus principales contribuciones a la arquitectura romana. En la propia Roma existen varias construcciones famosas levantadas por albañi­ les etruscos, como el circo Máximo y la cloaca Máxima, el sistema de alcantarillado romano todavía está en uso en la actualidad. El diestro y seguro dominio de los arcos, que nació en Etruria, estaba destinado a ejercer un impacto enorme en la arquitectura futura. Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. Hacia el siglo vii a. C. los etruscos ejercían la autoridad política en la mayor parte de la mitad norte de la península italiana. A pesar de la intrusión de los griegos en el sur de Italia, fue­ ron capaces de mantener un dominio que al­ canzó su apogeo en el siglo vi a. C., hasta ser absorbidos por el imperio romano. Muchas ciudades etruscas, como Veyes (Veii), al norte de Roma, fueron en sus mejores momentos tan grandes como Atenas, con una población estimada en unos 100.000 habitantes. Aun­ que el tejido urbano de las ciudades etruscas se haya perdido en su mayor parte, todavía hoy se encuentran numerosos restos de mura­ llas y puertas de entrada en Roma, Perugia y Cortona, entre otros lugares. La muralla de la actual Volterra (Velhatri), construida durante los siglos v y iv a. C., tenía unos siete kilómetros de largo. 4.25 Tumba etrusca, Tarquinia, Italia 96 / Europa Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:55:51. 800 a. C. Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. 4.26 Sarcófagos etruscos de Cerveteri, finales del siglo vi a. C. La religión etrusca El aspecto exterior de la religión etrusca fue su escrupulosa adhesión a fórmulas ritualistas, aunque a través de su arte y su pintura se manifiesta un gran aprecio por la individuali­ dad. Esta vibración se conseguía a expensas de la unidad estilística, pero vista desde el lado positivo, se percibe una inconfundible y, en cierto modo, rara receptividad hacia las in­ fluencias externas. En este sentido, son evi­ dentes los elementos del arte corintio, jónico y ático. Esta receptividad también se manifiesta en su religión —los etruscos tenía fama de ser muy religiosos—, tan intensamente helenizada que llegaron a fusionar sus propias deidades con las griegas, facilitando el camino a la ulte­ rior asimilación de la cultura griega por parte de Roma. Sin embargo, a diferencia de Grecia, el panteón etrusco incluía seres sobrenatura­ les y ctónicos, cuyo número y naturaleza nos sigue siendo desconocido. Los etruscos dis­ ponían de un amplio sistema de augurios; la aruspicina o adivinación por el examen de las vísceras de los animales, en particular el híga­ do de animales sacrificados, o la interpretación de fenómenos naturales, como los cometas, o el vuelo de las aves (auspicium, adivinación). 4.28 Túmulo funerario, necrópolis etrusca de Banditaccia, Cerveteri, siglos vii a v a. C. 4.27 Figura de bronce etrusca que representa un hígado, siglo iii a. C. Cerca de Piacenza se ha encontrado una figu­ ra de bronce del siglo iii a. C. con forma de hígado; se supone que tal vez se utilizó para adiestrar a los sacerdotes etruscos (arúspices) en el arte de la adivinación. La cara superior está dividida en cuarenta partes, que corres­ ponden a las zonas celestiales del panteón etrusco; su superficie tiene grabados nombres de dioses, incluso muchos de los cuales nos son desconocidos. Las particularidades del hígado del animal indicaban al sacerdote a qué deidad tenía que invocar. Probablemente se alineaba en la dirección norte-sur. 0 Una de las palabras utilizadas para describir este hígado era templum, que podía referirse al cielo, a una zona consagrada en la tierra o a una superficie mucho más pequeña, como el hígado de un animal utilizado en adivinación, ya que la orientación y división de la superficie seguía el modelo celestial. Así pues, un templum podría ser un espacio físico —en dicho caso, estaría marcado o circundado— o tam­ bién un área del cielo en la que los pájaros pudieran ser observados. En otras palabras, un templum era un espacio donde los seres humanos, representados por los sacerdotes (augures), podían interactuar con los dioses. En todas las culturas mediterráneas y mesopo­ támicas, la naturaleza estaba asociada a las presencias divinas, pero, para los etruscos, los dioses hablaban por medio de signos. No su­ cedía lo mismo en las religiones mesopotá­ micas, donde los dioses hablaban más direc­ tamente a través de los sacerdotes. Para los minoicos, la religión se centraba en los ciclos de la naturaleza, y los dioses representaban historias asociadas con esos ciclos. Para los etruscos, la religión era un ejercicio de traduc­ ción. A diferencia de los dioses de los mesopo­ támicos, más temibles y arbitrarios, los dioses etruscos “comunicaban” realmente sus inten­ ciones. El desastre podía producirse tanto por las acciones de los dioses como por una mala interpretación de sus mensajes. 30 m Europa / 97 Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:55:51. 800 a. C. Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. 0 N Cardo La orientación de los templos etruscos era de crucial importancia y se determinaba por la intersección de dos ejes: uno en dirección norte-sur (cardo) y otro en la dirección esteoeste (decumano). Este mismo concepto fue aplicado más adelante por los romanos en el replanteo de sus campamentos militares se­ gún unos criterios estrictamente normalizados, y posteriormente resultó fundamental en el urbanismo romano. En apariencia, esas líneas ortogonales estaban estrechamente conecta­ das con la iconografía religiosa italoetrusca. Ubicado el observador en el punto de intersec­ ción de las dos líneas, dando la espalda al norte, el sector este a su izquierda (pars sinistra) era el de buenos augurios y para los dioses superiores. A su derecha, el sector oeste era de mal agüero (pars dextra) y para las deida­ des infernales. La bóveda celeste así cuartea­ da y orientada se subdividía en dieciséis partes secundarias, donde se ubicaban las habitacio­ nes de muchas divinidades. Este dibujo co­ rresponde al anillo exterior de dieciséis com­ partimentos del hígado de Piacenza. 4.29 Plano de situación de Marzabotto, Italia, siglo v a. C. 200 m Decumano O pars dextra pars sinistra S 4.30 Diagrama de cardo y decumano E La posición de los símbolos celestes, como los rayos, los itinerarios de vuelo de las aves y otros presagios estudiados por el augur, le in­ dicaban cuál de los dioses era el responsable de un mensaje concreto y si era un buen o un mal augurio. Este proceso se llamaba auspicium, palabra latina formada por las palabras avis (ave) y specio (ver). El sacerdote y adivino observaba el vuelo de las aves, cómo comían, escuchaba sus cantos, e incluso examinaba sus entrañas. De aquí nacieron palabras tales como contemplatio, cuyo significado literal es “con un patrón”. También existía la distinción entre el mensaje como orden o como recorda­ torio amigable. El templum (como tipo de pa­ trón tridimensional) se encontraba entre lo efímero y lo real, conectando las realidades absolutas invisibles de lo divino con las nece­ sidades reales de los suplicantes, y en lengua etrusca, la tierra consagrada sobre la que tenía lugar se designaba con la palabra sacni (que se convertiría en la latina sancti). Cuando ter­ minaba la construcción del templo, el augur presidía su inauguración en una ceremonia llamada inauguratio. 4.31 Diagrama del hígado de Piacenza 98 / Europa Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:55:51. 800 a. C. 0 10 m 4.32 Planta y perspectiva de un templo etrusco basadas en descripciones de Vitruvio Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. Templos etruscos La forma de los templos etruscos reproducía ciertos aspectos de los templos griegos, aun­ que entre ambas tipologías existen diferencias importantes. A excepción de una fase ya muy tardía, la permanencia no contaba entre las exigencias básicas en la concepción del tem­ plo etrusco. Pese a ello, se acostumbraba a construir el podio con piedra, y escaleras o rampas de subida a la parte superior. El templo propiamente dicho se construía con barro, la­ drillo y madera. Aunque similares a los tem­ plos griegos en este aspecto, los etruscos se concibieron para ser vistos únicamente desde delante y desde los laterales, antes que ser objetos aislados en el paisaje, y carecían de fachada posterior. Las cubiertas tenían poca pendiente y aleros prominentes. Originalmen­ te, el frontón esta abierto y podían verse las vigas de la cubierta. 0 10 m Otro elemento característico era el espacioso porche con columnas conocido como pronaos (literalmente, “delante del naos”) que se situa­ ba delante de la cella. Los etruscos organiza­ ban a menudo a los dioses en un trivium, lo que quiere decir que muchos templos tenían tres cellae, y la forma global era un rectángulo casi cuadrado. Los templos etruscos introduje­ ron el principio de una conexión axial entre el templo y el altar, una máxima que los griegos evitaron hasta fases ya muy tardías de su evo­ lución, probablemente bajo influencia italiana. También eran característicos el llamativo uso del color para los diversos elementos, y la for­ ma de romper el volumen mediante antefixa, acroteria y grupos escultóricos. En lo que se refiere a las columnas, los etrus­ cos experimentaron una amplia gama de op­ ciones, incluyendo la jónica, hasta que desa­ rrollaron la columna toscana, como más tarde la denominaría Vitruvio. Se trataba de una co­ lumna de madera de fuste troncocónico liso y un capitel similar al dórico, que consta de un equino redondo (echinus) y un ábaco cuadra­ do (abacus). Sin embargo, la basa estaba ins­ pirada en el orden jónico (las columnas dóri­ cas no tenían basa). Como esas estructuras eran de madera, los templos etruscos tenían amplios intercolumnios. 4.33 Templo Portonaccio, Veyes, Italia, 515-490 a. C. La costumbre de adornar el templo con elementos decorativos de terracota podría haber sido imitada de los griegos, pero fue practicada por los etruscos con una teatralidad especial. Europa / 99 Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:55:51. 800 a. C. Grecia Mar Egeo Terme Mar Jónico Isthmia Samos Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. 4.34 Vasija griega del período geométrico que normalmente se utilizaba como un marcador monumental de tumbas GRECIA: EL PERÍODO GEOMÉTRICO La Grecia posmicénica fue un período de mi­ graciones, confusión y pobreza. Sin embargo, con el tiempo, los dorios en Grecia y los jonios a lo largo de la costa turca llegaron a desarro­ llar prácticas culturales comunes que fusiona­ ron elementos propios con restos de las cul­ turas minoica y micénica, lo que explicaría algunas de las diferencias de su desarrollo respecto al de los etruscos. Los minoicos y los micénicos no construyeron templos en el sen­ tido técnico del término, sino que celebraban el culto en cuevas, montañas sagradas y reli­ carios. Homero representa a los dioses sin templos, describiéndolos como seres dotados de gran movilidad que se visitaban constante­ mente unos a otros en sus palacios. Las pri­ meras prácticas religiosas de los dorios tam­ bién tenían lugar al aire libre, lo que facilitó la incorporación de algunos de los rasgos, e in­ cluso de lugares sagrados, de la religión minoi­ ca a la suya propia. Los participantes se bañaban y vestían con vestiduras especiales y acudían al lugar del sacrificio en procesión, cantando y acompa­ ñados de flautistas. Eran conducidos por una muchacha que portaba en la cabeza un cesto de grano y, oculto dentro de éste, el cuchillo del sacrificio. El animal que se iba a sacrificar, con su cornamenta decorada con guirnaldas, era conducido al altar donde ardía un fuego. Los participantes se agrupaban en círculo, la­ vaban sus manos en una jarra de agua, un agua con la que también se rociaba al animal, y las semillas de cebada de la canasta de la muchacha se arrojaban sobre el animal, el al­ tar y al suelo. Una vez que el cuchillo quedaba a la vista, el sacerdote avanzaba unos pasos, lo tomaba y se preparaba para el sacrificio. Esos ritos, como ha descrito George Hersey, también solían incluir árboles o bosquecillos cercados y decorados con materiales utiliza­ dos en los sacrificios: huesos, cuernos, urnas, lámparas, armas, frutas y verduras. Los árbo­ les ocupaban un lugar especial en la cultura griega, y casi todos los dioses tienen relación con alguno (Atenea, por ejemplo, estaba aso­ ciada con el olivo), y el altar dedicado a un dios se colocaba frente a su árbol o bosquecillo particular. Para los griegos, la bestia tenía que estar de­ seosa de ser entregada al sacrificio. Para con­ seguirlo, el sacerdote disponía un cuenco de leche al pie del altar. Entonces, el animal avan­ zaba hacia delante e inclinaba la cabeza para beber la leche; este acto de inclinar la cabeza era interpretado como una señal de sumisión. Otra forma de aquiescencia era el estremeci­ miento del animal a la vista del dios, un proce­ so estimulado por el uso generoso de agua fría. Los griegos consideraban que la sangre era un bien preciado y la canalizaban por unos con­ ductos y cavidades situados debajo del altar. Entonces, se trinchaba al animal, poniendo especial cuidado en ciertas partes, como, na­ turalmente, el hígado, que era particularmente importante para el augur. Algunas partes del animal se picaban y envolvían en manteca, formando una especie de cuerpo reconstitui­ do. A veces, se clavaba el cráneo sobre una estaca situada cerca del altar, envolviéndolo en una piel de animal. Esos tipos de representa­ ción del sacrificio se extendían a trofeos y despojos obtenidos en la batalla, incluso del conquistado, para calmar al espíritu de los muertos. Después del trinchado del animal, se asaba su carne y se comía. La comunión de la comida pretendía reforzar los lazos sociales, de la familia a la ciudad. Los dioses recibían el acto de devoción y el humo que se elevaba del altar, que, aunque inmaterial, era señal de humana reverencia. Entonces, a cambio de este acto de devoción, los fieles podían “leer” el mensaje de los dioses encarnado en la for­ ma del hígado. 4.35 Estatua de un portador de un becerro 100 / Europa Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:55:51. 800 a. C. Altar dos 1 tompe Heka 0 20 m Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. 4.36 Planos del santuario de Samos, Grecia (arriba), y altar de Zeus en Pérgamo (arriba a la derecha), dibujados a la misma escala y con la misma orientación Este intercambio constituye la esencia de la organización, tal como refleja el mito de Pro­ meteo, quien había robado el fuego de los dioses para entregárselo a los hombres, impar­ tiéndoles así los conocimientos que marcan el comienzo de la civilización. Como castigo, los dioses le encadenaron a una roca en la cum­ bre de una montaña, donde un águila le comía el hígado, que volvía a crecerle para renovar interminablemente el suplicio. Así pues, el sa­ crificio formaba parte de la remembranza ritual de la aparición de la humanidad en la civiliza­ ción y de su dependencia de los dioses en la regulación de sus vidas. No obstante, el sacri­ ficio también marcaba la diferencia entre la humanidad y los dioses, en la medida en que, a diferencia de los dioses, que tenían una for­ ma de existencia etérea, la humanidad debía trabajar para mantener activa la comunica­ ción. Sin embargo, no todos los animales eran dignos de ser sacrificados: un toro escuálido o una cabra decrépita no servían para el sacri­ ficio; tenía que ser el mejor ejemplar de la manada. 4.37 Representación de un rito sacrificial en la Grecia primitiva La diferencia entre los dorios y los minoicos, e incluso los etruscos, reside en la importancia filosófica que atribuyen al sacrificio. Los sacri­ ficios etruscos parecen más técnicos y los mi­ noicos más íntimos que los griegos. En compa­ ración con los egipcios, los sacrificios griegos estaban más conectados con los principios de la agricultura y el pastoreo. El pan y la carne ocupaban el núcleo del sacrificio griego, en lugar de la celebración festiva de los egipcios. Es preciso comprender la actitud de los grie­ gos ante el sacrificio; los cristianos retiraron muchos altares de los edificios griegos, así que es fácil que olvidemos o nos percatemos de su auténtica importancia. De hecho, en los albo­ res de la religión griega no existían templos, sino sólo altares al aire libre. El santuario de Hera en Samos (hacia 950 a. C.) consistía en poco más que un cerramiento bajo lajas de piedras que formaba un rectángulo de unos 2 × 3,5 metros. Con el tiempo, los altares fue­ ron aumentando su tamaño; el de la Acrópolis de Atenas, por ejemplo, podía admitir una docena de toros al mismo tiempo. El altar de Zeus en Pérgamo (197-150 a. C.), que se conserva en el Museo de Pérgamo de Berlín, era el más monumental de todos y se alzaba sobre un plinto casi cuadrado de cinco escalo­ nes, flanqueado por una galería perimetral de columnas jónicas. El altar propiamente dicho se encontraba en el interior de la naos. Los altares no estaban necesariamente alineados con el eje de simetría del templo, en especial durante el período arcaico. En Samos, el altar con su árbol sagrado se alzaba, al principio, en ángulo oblicuo, tal vez en referencia a un mo­ mento celestial diferente al del templo. La aparición de la forma de altar con templo coincidió con la personificación de los dioses en estatuas y, una vez más, parece formar parte de la curva de aprendizaje que siguieron los dorios al entrar en contacto con prácticas mediterráneas más antiguas. Las primeras re­ presentaciones griegas de sus dioses mues­ tran influencias de las culturas mesopotámica y egipcia. Sin embargo, las representaciones griegas rara vez eran tan diminutas como las estatuas minoicas y mesopotámicas, ni tan grandes como las egipcias, y quizás por ello se produjo la evolución en la representación de la figura humana en la cultura griega. Las prime­ ras representaciones tridimensionales de divi­ nidades conocidas como kore (estatua femeni­ na con ropajes), estaban talladas a partir de columnas o tablones de madera, a una escala aproximadamente igual al tamaño natural. Los griegos denominaban a esas estatuas kolossos, sin que eso tenga nada que ver con su tamaño, sino que denotaba una imagen con­ formada como un pilar o columna. Además, las estatuas griegas empezaron gradualmente a mostrar a los dioses en actitudes cada vez más relajadas, con un pie más adelantado y el cuerpo descansando de forma natural sobre el otro pie. Europa / 101 Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:55:51. 800 a. C. Altar os 2 mped Hekato 0 15 m Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. 4.38 Templo de Hera en Samos, Grecia: planta Nacimiento de la forma del templo griego La transición de los altares al aire libre a la forma de altar más templo se produjo alrede­ dor de 700 a. C. Los templos más primitivos, construidos con adobe y techumbre de paja, se inspiraron presumiblemente en las vivien­ das de los caciques, y consistían en una única sala ciega alargada, una naos o cella que, más adelante, se dividiría en pronaos y naos. Care­ cía de cámaras laterales, espacios auxiliares o almacenes, y pronto se añadió un porche con­ tinuo alrededor del volumen del edificio, confi­ gurando una forma alargada que se regulariza­ ría y sistematizaría a lo largo del tiempo. No obstante, el santuario griego estaba lejos de constituir un ámbito aislado y espiritual, sino que, simbólicamente, era representativo de la vida política, económica y militar y del bienes­ tar de la ciudad y la región. Muchos templos servían de museos de guerra, ya que en ellos se guardaban los botines de las conquistas, al tiempo que hacían las veces de armerías. Aunque la orientación de los templos griegos presente variaciones, más del 80 % estaba orientado al oeste y, más específicamente, hacia la salida del Sol el día de su fundación, que a su vez coincidía con el día de la fiesta de la divinidad a la que estaba consagrado. De esta costumbre surge el término “orientación”, aplicado inicialmente a la dirección del eje del templo (oriente). No obstante, en ocasiones se orientaban hacia elementos destacados del paisaje, como un pico solitario que representa­ ba la presencia de Zeus o una pareja de picos, rememorativo de la cornamenta de un toro, elemento sagrado en las zonas de influencia minoica. En el templo de Apolo en Terme (630 a. C.), en la zona de Etolia, en el oeste de Grecia, se puede ver el desarrollo de la forma del templo, partiendo de una cella alargada rodeada de columnas, hasta la forma regular de los tem­ plos posteriores. El templo de Hera en Samos (675-625 a. C.), en la costa turca, es similar al templo de Apolo en Terme, con una cella muy alargada cuyas proporciones guardan una re­ lación de casi 5:1. 0 4.39 Templo de Apolo en Terme, Grecia: planta 102 / Europa Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:55:51. 15 m 800 a. C. Templo de Poseidón Altar largo s no me e t l de ro Mu Es tad io 0 50 m 4.40 Santuario en Isthmia, Grecia: planta Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. 4.41 Figura femenina a tamaño ligeramente superior al natural, mediados del siglo vi a. C. El templo de Poseidón en Isthmia (hacia el año 700 a. C.), cerca de Corinto, es uno de los templos griegos más arcaicos que se conocen. Su podio mide 14 × 40 metros, con una fila de columnas central dentro de la cella y dos en el pronaos. En los extremos este y oeste tenía sie­te columnas y dieciocho en sus lados nor­ te y sur. La cella era de piedra, pero las colum­ nas y el entablamento eran de madera, mien­ tras que la techumbre tenía una pendiente muy suave y estaba cubierta de tejas de terra­ cota, una aportación griega. El lugar fue fortificado hacia 1200 a. C. y, a partir de mediados del siglo xi a. C., fue escena­ rio de festividades rituales. El primer templo a Poseidón fue construido allí en el siglo vii a. C. El santuario consagrado a Poseidón sería más adelante sede de los juegos panhelénicos, lla­ mados “ístmicos”, que tenían lugar primero cada cuatro años y, a partir de 581 a. C., cada dos, en honor de Melicertes o Poseidón. El al­ tar, situado frente al templo y con el campo de deportes y el estadio al sur, era una estructura lineal de 30 metros de longitud. 4.42 Templo de Poseidón en Isthmia: planta Europa / 103 Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:55:51. 800 a. C. Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. 4.43 Templo de Salomón, Jerusalén: hipótesis de planta, alzado y sección TEMPLO DE SALOMÓN Con el declive del reino de Egipto y el resur­ gimiento del comercio mediterráneo, Asia dental, y Oriente Próximo en particular, occi­ experimentaron un período de semiautono­ mía. El reino de Israel, fundado a finales del siglo xiii a. C., a partir del éxodo de los judíos de Egipto, surgió como un importante poder en la región. Una de las mayores contribucio­ nes del judaísmo reside en su concepto de monoteísmo ético, que fue la base del cristia­ nismo y del islamismo; sin embargo, aunque esas religiones desempeñaron papeles impor­ tantes en la historia de la arquitectura, el desa­ rrollo de una arquitectura judía propia fue atajado por la destrucción del segundo templo y la obligada diáspora de los judíos por el empe­rador Tito en el año 70. Sin un territorio propio, y enfrentándose a severas restricciones en su vida y costumbres en toda Europa hasta el siglo xix, la arquitectura judía tuvo escasas oportunidades de desarrollarse. El concepto judío del espacio religioso es com­ plejo. El Yahvé de los israelitas es una entidad invisible, no representable, una fuerza pura­ mente ética de la que ni siquiera está permiti­ do pronunciar su nombre. Además, debido al origen nómada de los antiguos hebreos, la imagen mental de la autoidentificación de los israelitas fue la de una tribu del desierto que vivía en tiendas y donde los edificios perma­ nentes no jugaban papel alguno. En este sentido, según algunos historiadores, Moisés rehusó atravesar el Jordán en su cami­ no hacia Canaán por miedo a que su pueblo se acomodara y se convirtiera en esclavo de la propiedad y la agricultura. Tras la muerte de Moisés, los israelitas entra­ ron en la Tierra Prometida y tomaron Jerusa­ lén, estableciendo allí su capital. Sión, la anti­ gua fortaleza de los jebuseos que conquistó el rey David, estaba situada en el monte Moria, el lugar escogido para llevar a cabo los sacrificios tradicionales y exhibir el Arca de la Alianza. Tal como se describe en la Biblia, el Arca de la Alianza era un cofre portátil recubierto de oro y plata que contenía las Tablas de la Ley de Moisés con los Diez Mandamientos. En su parte superior había dos querubines enfrenta­ dos, el único tipo de representación humana que era permitido. Sus alas desplegadas for­ maban el trono de Dios, mientras que la propia arca era su escabel. El arca, transportada en andas por sacerdotes, acompañaba a los is­ raelíes donde quiere que fuesen, especial­ mente en caso de guerra, cuando su presen­ cia era considerada como una bendición para el éxito en la batalla. Estaba cubierta con piel de tejón y paño azul, de manera que ni siquie­ ra los levitas, que eran los únicos a quienes estaba permitido su manejo, pudieran verla. Salomón, el hijo del rey David, recibió de su padre la encomienda de erigir el primer templo de Jerusalén (consagrado en 953 a. C.), desti­ nado a contener el Arca. El templo fue cons­ truido con la ayuda fundamental del rey Hiram de Tiro, quien no sólo le suministró la famosa madera de cedro de Líbano utilizada en su construcción, sino también mano de obra y, según algunos especialistas, su arquitecto pre­ ferido, Chiram Abiff. Dado que Salomón se casó con la hija de Amenofis III (Amenhotep III), cabría esperar una cierta influencia egipcia en los gustos ar­ tísticos de la corte de Salomón. Sin embargo, aunque el templo estuviese presidido por un altar para sacrificios de animales, no podía considerarse la residencia de un dios, sino más bien como un elaborado contenedor para el Arca que se guardaba en el sanctasanc­ tórum (Hodesh Kodashim). Esta sala, que servía como una especie de oído de dios, ca­ recía de mobiliario, aunque tenía, como guar­ dianes del Arca, dos estatuas de querubines con sus alas extendidas hacia el centro de la estancia, donde se encontraba el Arca. A lo largo de los siglos se ha intentado reconstruirla en numerosas ocasiones a partir de los deta­ lles descritos en la Biblia. Los rasgos del tem­ plo se describen en el primer Libro de los Reyes, 6:19 y 8:6. El templo fue destruido en 586 a. C. por los babilonios, y la población fue forzada a exiliar­ se en Babilonia (597-537 a. C.). El actual Muro de las Lamentaciones es un resto de los ci­ mientos del segundo templo (515 a. C.), cons­ truido por los israelitas al retorno de su obli­ gado exilio en Babilonia. Este segundo templo fue el que, tras un largo asedio, fue destruido por los romanos en el año 70. En ese mismo emplazamiento, el emperador Adriano cons­ truyó un templo a Júpiter. 104 / Asia occidental Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:55:51. 800 a. C. Wa di elAll aq i Egipto Tebas Mastaba de granito Ni lo Jebel Barkal Napata s en ada s tall a r le Esca Desierto de Nubia ca la ro Meroe Musawwarat es-Sufra 0 25 m Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. 4.44 Tumba real típica de Napata: sección y planta REINO DE KUSH La expansión imperial de las dinastías del Im­ perio Nuevo de Egipto en Nubia, Libia y Siria comportó que los pueblos sojuzgados adopta­ sen a menudo la religión, la cultura y el arma­ mento de guerra egipcios. Los nubios, por ejemplo, proporcionaron valiosos mercenarios al ejército egipcio, adoraron a los dioses egip­ cios y construyeron pirámides para enterrar a sus gobernantes. Nubia era rica en recursos naturales, especialmente en oro, con centena­ res de minas de dicho metal diseminadas por todo el desierto. Los faraones del Imperio Nue­ vo reforzaron el control sobre Nubia para ga­ rantizar la flujo de oro con el que sostener las ambiciones imperiales sobre Asia. Para extraer el metal de las vetas de la roca de cuarzo, primero se rompía la roca con fuego, después se desmenuzaba con la almádena hasta con­ vertirla en polvo, y finalmente se lavaba para separar la mena, que se fundía en pequeños lingotes. El sistema precisaba un uso intensivo de mano de obra, pero se estima que propor­ cionaba unos 40.000 kilogramos de oro al año, una cantidad que no sería superada hasta el siglo xix de nuestra era. Con la caída del Imperio Nuevo, Nubia, tam­ bién conocida como Kush, intentó afirmarse en sí misma, y durante el reinado de Piye (747-716 a. C.) se conquistó Egipto, al que gobernaron como la XXV Dinastía. El hierro jugó un papel importante, ya que los kushitas habían aprendido las técnicas de la fundición del hierro de sus enemigos los asirios. Aunque los kushitas tenían hierro, no disponían del combustible necesario para fundirlo, por lo que tuvieron que dirigirse al sur, a la zona en torno la ciudad sudanesa de Meroe, donde todavía hoy se aprecian los escoriales, en su mayoría sin excavar. Santuario Patio delantero interior Sala hipóstila 0 Los faraones kushitas promovieron la religión egipcia y abordaron programas de restaura­ ción de templos. Al principio, el centro del es­ tado kushita estaba en Napata, situada más abajo de la cuarta catarata del Nilo. Su punto central era la montaña sagrada de cumbre plana de Jebel Barkal, que se alza en el paisa­ je como un altar natural, a pocos kilómetros de la orilla norte del Nilo. A su sombra, el faraón Ramsés II ya había construido varios templos, y entre ellos el destacado templo de Amón. Las tumbas en Napata están situadas a ambas orillas del Nilo, y es todo lo que nos ha llegado de la capital nubia. Las tumbas más primitivas eran mastabas redondas, que dieron paso a las pirámides erigidas sobre altas bases con porches característicos. Durante la última fase, en el momento culminante del dominio de Kush sobre Egipto, los gobernantes simplifica­ ron su forma convirtiendo las tumbas en una pirámide y un porche. 25 m 4.45 Templo de Amón en Jebel Barkal, Sudán: planta Puerta pilono Av en ida de las es fin ge s África / 105 Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:55:51. 800 a. C. Templo 0 4.46 Restos del Gran Recinto de Musawwarat es-Sufra, Sudán Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. Templo del Sol en Meroe Debido a los conflictos con los asirios, los gober­ nantes kushitas decidieron trasladar la capital al sur, a Meroe, una ruta comercial te­ rrestre que conecta con el Nilo, y dejaron a Napata como capital religiosa del reino. Dada la gran cantidad de escoriales existente en esa zona, resulta evidente que la industria del hierro fue la base de la prosperidad de Meroe, hasta el punto de que ha sido considerada como la Birmingham del África antigua. Equi­ pados con la lanza y la azada de hierro, los kushitas fueron capaces de comerciar y con­ quistar por todo el cinturón sudanés de África. Para el año 300 a. C., los kushitas comercia­ ban con Alejandría y Persia. El relieve esculpi­ do de un rey de Kush sentado sobre un elefan­ te indio sugiere contactos hasta con India. Pero su riqueza no sólo derivaba del oro y el hierro, sino también de la exportación de es­ clavos, marfil y pieles de animales raros. 15 m 4.47 Templo del Sol en Meroe, Sudán Aunque gran parte de las ruinas de Meroe esté todavía sin excavar, se han podido estudiar unos pocos monumentos, incluyendo un tem­ plo al Sol en las afueras de la ciudad. Está ro­ deado por un muro, formando un temenos con una entrada de piedra. Una rampa condu­ ce a una plataforma, donde una columnata rodea enteramente el santuario. El acceso al santuario se efectúa por una escalinata recta con suelo y paredes revestidos de azulejos vi­ driados de color azul. De la ciudad de Musawwarat es-Sufra, situada a 50 kilómetros al suroeste de Meroe, sólo nos han llegado unos pocos restos, a excepción del importante edificio llamado el Gran Recin­ to. Consiste en conjunto laberíntico de plazas abiertas, corredores y cámaras, sin parangón en las arquitecturas nubia o egipcia. Las exca­ vaciones recientes han permitido clarificar la planta, pero poco o nada se ha logrado desve­ lar respecto de su origen o finalidad. Los lien­ zos de pared de piedra arenisca desnuda, to­ talmente exenta de relieves o inscripciones, no arrojan ninguna luz. El templo es un espacio rectangular con cuatro columnas, rodeado de una columnata, con acceso desde varios co­ rredores y rodeado por distintos recintos poli­ gonales de formas y tamaños diversos. Se es­ tima que el edificio data de 220 a. C. Templo 4.48 Gran Recinto de Musawwarat es-Sufra: planta 0 106 / África Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:55:51. 50 m 800 a. C. Ciudadela de Dur-Sharrukin de M ur all a Khorsabad Kalakh (Nimrud) M ur all a Puerta 7 la ciu da d Puerta 2 Ashur Imperio asirio s Tigri tes fra Éu Mar Med iterr áne o Nínive de la Mar Caspio ciu da de la Puerta 1 Babilonia Babylon Puerta 3 Puerta 6 Puerta 4 Puerta 5 Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. Golfo Pérsico Imperio neoasirio El campo abierto del corazón de Mesopotamia expuso a los asirios, que dominaban las regio­ nes septentrionales del río, a las invasiones seminómadas de los casitas, los hurritas y después de los mitanni, cuyo reino se extendió por todo el norte de Mesopotamia. Únicamen­ te con el núcleo de su reino más o menos in­ tacto —una franja de 150 × 40 kilómetros a lo largo de la orilla oeste del Tigris—, Asiria siguió bajo el dominio de los mitanni hasta principios del siglo xiv a. C., recuperando su independen­ cia cuando los hititas les infligieron una severa derrota. Muy pronto, el rey asirio Assur-Uballit fue capaz de imponer su protectorado a Mitan­ ni, y Assur-Nasir-Pal II (Asurnasirpal II), que reinó desde 884 a 859 a. C., invadió Siria y obligó a pagar tributo a varias ciudades de la costa mediterránea, como Tiro, Sidón, Bi­ blos y Arvad. En 663 a. C., los asirios saquea­ ron la ciudad egipcia de Tebas y pudieron lle­ var a cabo todas estas conquistas gracias a que fueron los primeros en crear un auténtico ejército de la Edad de Hierro. Aunque vincula­ dos a prácticas religiosas mesopotámicas, los neoasirios, con el dios Assur en lo alto de su panteón divino, impusieron por mandato divi­ no una lógica guerrera particularmente estric­ ta. Sus ingenieros construyeron puentes, túne­ les, pantanos y diferentes tipos de armas. Para el año 668 a. C., los asirios dominaban Egipto y el valle del Nilo. 0 500 m 4.49 Plano de Dur-Sharrukin (Khorsabad), cerca de Mosul, Irak La primera capital de los asirios fue Azur, en la orilla este del Tigris, pero, como estaba abierta a la estepa occidental, Assur-Nasir-Pal II dio la capitalidad a la antigua ciudad de Kalakh, hoy Nimrud, situada 64 kilómetros al norte. Sin embargo, en el año 721 a. C., al poco de tiem­ po de acceder al trono, Sargón II proyectó una nueva ciudad, la notable Dur-Sharrukin, sobre cuyas ruinas se construyó la actual Khorsabad iraquí. Emplazada 24 kilómetros al norte de Nínive (20 kilómetros al noroeste de Mosul, en Irak), todavía no estaba terminada al falleci­ miento de Sargón en 705 a. C. Dominaba el paso desde las montañas al norte y, probable­ mente, se pretendía que cumpliese una mi­ sión defensiva frente a la invasión de las tribus del norte. En planta, la ciudad formaba casi un cuadra­ do, con el palacio, los templos y los edificios gubernamentales comprimidos en una unidad autónoma a horcajadas de la muralla. En total, ocupaba una superficie de 300 hectáreas. En el lado norte, medio dentro y medio fuera del circuito de la muralla, asomando sobre el llano como un gran bastión, se alzaba el gigantesco palacio de Sargón II. Apoyado sobre una pla­ taforma de 16 metros de alto y 10 hectáreas de superficie, en posición dominante sobre la muralla, el conjunto tenía más de doscientas habitaciones, treinta patios o salas públicas, aposentos privados y seis templos. En su cen­ tro estaba el palacio, abierto alrededor de un amplio patio interior. Las habitaciones de recepción del palacio es­ taban ricamente decoradas con esculturas e inscripciones históricas que representaban escenas de caza, culto, festejos y batallas. El harén, con dependencias independientes para cuatro esposas, ocupaba la esquina sur. Los establos, la cocina, la panadería y la bodega estaban situados en la esquina este. En la es­ quina oeste se alzaba el templo, con su zigurat de siete plantas pintadas de diferentes colores y conectadas mediante rampas. Debajo de este enclave, por el lado interior, había una zona con sus propias murallas que contenía el núcleo administrativo de la ciudad y las man­ siones suntuosas de los altos funcionarios. Pese a poseer una formidable maquinaria mi­ litar, los asirios eran incapaces de transformar sus éxitos en longevidad económica, lo que debe atribuirse básicamente a su obsesión por sofocar cualquier atisbo de rebelión, que de­ terminó una política de grandes deportaciones de población. En efecto, se ha estimado que estos traslados obligados afectaron a unos ¡seis millones de personas! El problema no era únicamente que las gentes reubicadas no estu­vieran familiarizadas con sus nuevos terri­ torios, sino que muchas veces sus conoci­ mientos o habilidades ya no resultaban apro­ piados a su nuevo lugar de residencia. En esencia, los asirios arrasaron su propia base de tributación y se quedaron rápidamente sin dinero. Asia occidental / 107 Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:55:51. 800 a. C. 4.50 Puerta de Ishtar de entrada a Babilonia desde el sur Fortaleza norte rior a exte Murall Puerta de Ishtar Palacio l na Ca Babilonia fue la última gran ciudad imperio mesopotámica de la antigüedad. La deporta­ ción de las poblaciones conquistadas, entre ellas la israelita, dejó grandes territorios de­ satendidos o inadecuadamente gobernados. Como sucedió con los asirios, a menudo se empleaba a los esclavos como agricultores. Además, el hecho de que los griegos ya no necesitasen el grano mesopotámico, por haber destinado a Sicilia para tal fin, combinado con la distancia a las regiones productoras de me­ tales, condujo a una situación económica in­ sostenible. Con el tiempo, los persas, con un sistema sociopolítico más coherente y mejor dotado para dominar las nacientes rutas co­ merciales entre oriente y occidente, acabarían por convertirse en la potencia regional domi­ nante. En 539 a. C., con la entrada de Ciro II en la ciudad, Babilonia acabó absorbida por el imperio persa. La ciudad, que se extendía a ambos lados del Éufrates, tenía dos barrios residenciales princi­ pales, con los terrenos del palacio y zigurat a orillas del río. El palacio tenía un jardín elevado sobre una terraza a unos 18 metros sobre el nivel del río. Los aposentos reales del palacio comunicaban con unos jardines surcados por canales unidos al río, que, ya en la antigüedad, fueron llamados los Jardines Colgantes. Una bomba elevaba el agua del río a los canales. Al norte, la monumental puerta de la diosa Ishtar, revestida de ladrillos esmaltados en azul, per­ mitía hacerse una idea del esplendor de la ciudad. Era el punto final de una vía ceremo­ nial que conducía del palacio al Esagil, el gran templo del dios Marduk, que se usaba durante la fiesta de Año Nuevo. La puerta de Ishtar estaba brillantemente decorada con figuras en relieve de dragones blancos o amarillos y toros amarillos o azules, sobre el fondo de color azul intenso. Templo de Marduk s rate Éuf Río Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. Babilonia Hacia el año 560 a. C., Babilonia era cierta­ mente la ciudad más grandiosa de todo el oeste asiático. Una vez derrotados los asirios, los babilonios entraron en Egipto y empezaron a amasar grandes fortunas. Este imperio babi­ lónico nuevo [para diferenciarlo del imperio babilónico de Hammurabi, hacia 1750 a. C.] alcanzó su cenit en tiempos de Nabucodono­ sor II (hacia 605-562 a. C.). Durante su reina­ do, la ciudad se convirtió en una de las ma­ yores, cuando no la mayor, de las ciudades del oes­te de Asia. Como dato comparativo, la Ba­ bilonia de este período ocupaba una superficie quince veces mayor que la de Ur. a rall Mu 4.51 Plano de Babilonia, cerca de Al Hilla, Irak 0 1 km 108 / Asia occidental Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:55:51. r zza dne a h buc Ne rior e t ex Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. 400 a. C. En muchas partes de Eurasia empieza a imponerse un sentido ético y cívico de la vida. En China, por ejemplo, surgió un debate entre los nuevos seguidores de Confucio, que abogaban por un mundo ideal regido por la razón y por rituales sociales, y los seguidores del taoísmo, quienes sentían que el yo era en esencia una entidad mística que no debería perturbar su acción. En India, Buda y Mahavira desafiaron la ortodoxia védica en su preferencia por una práctica religiosa que pusiera el énfasis en la acción individual. Arthashastra, un tratado sobre política y economía atribuido a Kautilya, un brahmán, fue escrito en el siglo iv a. C. En Asia occidental y central empezaba a extenderse el zoroastrismo, con su agudo contraste entre el bien y el mal. En Grecia, Sócrates, Platón, Aristóteles y otros filósofos planteaban enconados debates sobre democracia, ley y filosofía social. En general, estamos hablando de un período en el que el debate acerca de la religión y el pensamiento social rompe con unas tradiciones milenarias que presumían que el poder era algo que venía impuesto desde arriba, o sufrido desde abajo, pero sin un entramado teórico que lo sustentase. Es importante destacar que la élite formaba parte del debate. Espoleados por la caída de los imperios egipcio, asirio y babilónico, los líderes buscaban una idea más estable políticamente de la relación entre religión y poder, que no sólo estuviese basada en el poderío militar o en signos arbitrarios procedentes del cielo, sino también en el ideal de cohesión social. Con su experimento de democracia, Atenas fue la ciudad europea precursora en este aspecto, extendiendo ideas helenizadas a Asia occidental. Desde el punto de vista político, el derrumbe de los imperios egipcio, asirio y babilónico permitió a Persia extender sus dominios desde el norte de India hasta Grecia, a la que trató de conquistar sin éxito. Los persas crearon nuevas formas arquitectónicas en sus opulentas capitales de Pasargada y Persépolis. Con las conquistas de Asia occidental y Asia central por Alejandro III de Macedonia (356-323 a. C.), más conocido por Alejandro Magno, pareció que el imperio griego se iba a extender hasta el Indo. En su lugar, sucedió algo inesperado. Unos estados casi independientes y centros de poder regional, aunque carentes de cohesión, se convirtieron en un sistema económico interconectado, unido por grandes compañías comerciales, bancos con apoyo estatal y una renacida economía egipcia. Alejandría en Egip­ to, Pérgamo en Anatolia, e incluso un activo centro comercial como la pequeña ciudad isleña de Delos, se convirtieron en los princi­ pales centros cosmopolitas del mundo. Una nueva estética helenística con sensibilidades que tendían al realismo, la exquisitez y la emoción impactó sobre el arte y la arquitectura desde Grecia hasta India. En el siglo vi a. C. nació un hombre legendario que sería conocido como Buda, cuya búsqueda de un camino más personalizado para hallar la felicidad encontró numerosos conversos entre las filas ritualistas de los discípulos del brahmanismo. El budismo podría haber tenido un papel meramente testimonial en la historia de no haber sido por Asoka, el creador del primer imperio del sur de Asia. En este sentido, Asoka fue para el budismo lo que más adelante sería Constantino para el cristianismo. Puesto que por entonces el budismo era una práctica básicamente ascética, Asoka no ordenó la construcción de grandes templos, sino de estelas o pilares grabados con las enseñanzas de Buda. En China, el período Zhou siguió siendo polí­ ticamente inestable, con las entidades guerreantes emulándose mutuamente en la construcción de grandes palacios, e introdujeron la tumba imperial como signo de prestigio y poder. Hacia el siglo iii a. C., las diversas facciones se consolidaron en estados que, finalmente, en 221 a. C., fueron unificados por la di­nastía Qin (Ch’in), que dio su nombre a China. En Norteamérica, las primeras culturas complejas se desarrollaron en las regiones boscosas orientales a lo largo del río Ohio y sus afluentes. La fertilidad del suelo, la abundancia de pesca y caza y las vías fluviales facilitaron el desarrollo del comercio. En este entorno surgió un pueblo conocido como los constructores de túmulos (Mound Builders). En Sudamérica, los desarrollos culturales más importantes fueron las sociedades bien organizadas que surgieron en las tierras bajas peruanas, las culturas mochica en la costa norte y la nazca en la costa sur. Los olmecas, que habían constituido durante algún tiempo la cultura más influyente en Mesoamérica, se encontraban en declive hacia el año 400 a. C., pero fueron sustituidos por los mayas y zapotecas, que realizaron la transición de las organizaciones tribales de tipo caciquil a pequeños estados. Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:55:51. 400 a. C. Imperio neoasirio hacia 911-612 a. C. ™ Atenas 800 a. C. Persépolis Chalcatzingo Pataliputra Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. Xianyang Culturas olmecas hacia 1500-400 a. C. 110 Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:55:51. 400 a. C. Dinastía Aqueménide Imperio de Alejandro Magno Período seléucida hacia 559-330 a. C. 334-hacia 301 a. C. Pasargada Persépolis hacia 546 a. C. hacia 518 a. C. Grecia: período arcaico Grecia: período clásico hacia 700-480 a. C. hacia 480-323 a. C. hacia 305-247 a. C. Grecia: período helenístico hacia 323-331 a. C. Templo de Poseidón en Isthmia Partenón Atenea Políada en Priene hacia 600 a. C. hacia 447-432 a. C. 334 a. C. Templo de Artemisa en Corfú Erecteion Templo de Apolo en Dídimo hacia 580 a. C. hacia 421-405 a. C. hacia 313 a. C.-41 d. C. Templo de Atenea Niké Santuario de Atenea en Lindos hacia 425 a. C. hacia 190 a. C. Mileto Priene Dura-Europos fundada hacia 500 a. C. fundada hacia 334 a. C. fundada hacia 300 a. C. 400 a. C. 600 a. C. 200 a. C. Egipto: dinastía de los Tolomeos 323-340 a. C. Templo de Horus iniciado en 237 a. C. Buda nacido el 566 a. C. Nacimiento de grandes imperios en Asia meridional Imperio Maurya siglos viii-vi a. C. hacia 323-185 a. C. Cueva de Lomas Rsi hacia 300 a. C. China: dinastía Zhou oriental Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. 771-256 a. C. Tumba de Zeng Hou Yi Palacio de Xianyang hacia 433 a. C. siglo iv a. C. Cultura maya preclásica hacia 1000 a. C.-250 d. C. Chalcatzingo hacia 400 a. C. Teopantecuanitlán hacia 400 a. C. Kaminaljuyú hacia 400 a. C. 111 Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:55:51. 400 a. C. Tepe Sialk Armenia Anatolia pio Cas Mar Mo nte sZ ag rós Media Partia Imperio persa Pasargada Elam Persépolis Persia Golfo Pérsico Golfo Pérsico Mar de Arabia Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. LA DINASTÍA AQUEMÉNIDE Se tienen noticias del establecimiento de colonos en la meseta iraní durante el quinto milenio a. C., o quizás algo anteriores. Una de sus ciudades más antiguas, Tepe Sialk (en el centro de Irán, cerca de la ciudad actual de Kashán), sobrevivió a varias ocupaciones hasta alrededor de 800 a. C. Para esa época, la zona había pasado a llamarse Media, y sus poderosos reyes habían extendido su dominio hacia el sur, sobre Elam, región situada en los llanos en torno a Susa. Con el debilitamiento de los asirios en el este, uno de los reyes de Media, Ciaxares (625-585 a. C.), invadió y destruyó su capital, Nínive, llegando hasta las mismas puertas de Sardis, para retirarse seguidamente, a consecuencia de un eclipse de Sol que fue considerado como un mal augurio. A Ciro II el Grande le sucedió Darío I el Grande (522-­486 a. C.), quien extendió aún más los límites del imperio hasta el mismo corazón de Egipto. A pesar de que el éxito no acompañase precisamente a las famosas campañas militares llevadas a cabo tanto por Darío como por Ciro contra los griegos, los persas, en alianza con los fenicios, que contribuyeron sustancialmente a mejorar su flota, llevaron la prosperidad a Oriente Próximo y a sus ciudades a lo largo de la costa del Mediterráneo. Se restauraron templos y se construyeron edificios monumentales en estilo persa. Varias ciudades fenicias, como Biblos y Sidón, experimentaron una especie de renacimiento, y se permitió que los israelitas reedificaran su templo. La capital del reino de Media era Hagmata­ na (Ecbatana: el Lugar de la Asamblea), una ciudad milenaria situada unos 200 kilómetros al oeste de Tepe Sialk, bajo la ciudad actual de Hamadán. Sin embargo, el reino medo sufrió una transformación interna bajo el dominio de los persas, una rama de los primeros. Uno de los reyes persas, Ciro II el Grande (559-530 a. C.), hizo prisionero al rey medo Astiages y se apoderó de Hagmatana. Con la caída del imperio babilónico, Ciro II el Grande unificó los reinos elamita, medo y babilónico en una sola región que se extendía desde Anatolia hasta el golfo Pérsico. Al ver por primera vez los grandes edificios de Egipto y Asia occidental, los persas trataron por todos los medios de emular esos logros. No sólo recaudaron impuestos de los jónicos, sino que aprovecharon su famosos y diestros artesanos. En una inscripción de Darío se relata que los canteros que trabajaron en sus palacios procedían de Jonia, y que los carpinteros, así como grandes cargamentos de madera, fueron traídos de Líbano. Con el establecimiento de la capital en Pasargada en 546 a. C., Ciro el Grande inició el primer gran esfuerzo edificatorio de su reinado. Emplazada en uno de los puntos de inicio de la ruta norte de las caravanas a través del gran desierto de sal, lo más destacable de su urbanismo es la espaciosidad del núcleo administrativo de la ciudad. El palacio, la audiencia, los altares y los pabellones estaban separados entre sí, aunque integrados en un marco que es como un gran parque con árboles umbrosos y jardines, regado por numerosos canales. En el extremo norte había un recinto sagrado que consistía en un muro perimetral, con un conjunto de terrazas planas para un altar abierto. Aunque quedan pocos restos de la ciudad, los fragmentos que nos han llegado indican que era una construcción que incorporaba decoración inspirada en parte en Ur y en parte en modelos artísticos más antiguos de Asiria y Babilonia, puesto de Ciro el Grande quería que su imperio pareciera el heredero justo de Urartu, Ashur y Babilonia. El clima, no tan árido como en la actualidad, permitía los grandiosos jardines del palacio. 5.1 Relieve de Ciro el Grande 112 / Asia occidental Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:55:51. 400 a. C. Recinto sagrado Tall-i-Takht Palacio residencial Sala de audiencias 5.2 Tumba de Ciro el Grande en Pasargada, Irán Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. Madar-i-Suleiman Mobarakabad Río Pu lvar La tumba de Ciro está situada en las cercanías de Pasargada. Su cella tiene 6 metros de al­ tura y se apoya sobre un plinto escalonado de seis niveles, cuya base mide 13,5 × 12,2 metros. El conjunto del edificio alcanza una altu­ ra de 13 metros y está construido con piedra caliza blanca. La cubierta está formada por cinco grandes losas de piedra, inclinadas a dos aguas para proteger de lluvias copiosas. El monumento, que destaca audazmente en el paisaje, constituye una elegante combinación de sepulcro y santuario. Aunque sólo sea una especulación, el diseño del edificio recuerda las más modestas tumbas jónicas griegas. Otro rasgo inequívocamente griego es el ci­ macio que corona la parte superior de los muros. Es probable que el edificio estuviera emplazado originalmente en un patio cerrado. Caseta de entrada Tumba de Ciro 0 1 km 5.3 Plano de situación de Pasargada Palacio P Jardines Canales de agua Pabellón A Pabellón B 0 50 m Palacio S: sala de audiencias 5.4 Palacio en Pasargada, Irán: planta Asia occidental / 113 Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:55:51. 400 a. C. 5.5 Planta de Persépolis, Irán Escalinata principal Puerta torre Apadana Salón del trono Palacio de Darío Palacio de Jerjes I 5.6 Relieves de la escalinata que asciende a la gran apadana, Persépolis Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. 0 Oficinas y almacenes 100 m Persépolis La vida de Pasargada como capital fue rela­ tivamente corta, ya que Darío, el nuevo rey persa, proyectó su propia capital a unos diez kilómetros al suroeste de Pasargada y a unos cincuenta al noreste de Shiraz, en la provincia de Pars, próxima a las fértiles tierras de la franja costera. La nueva capital, Persépolis, la “ciudad de los persas”, como la llamaron los griegos, está situada en un escenario impresionante, al borde de una amplia llanura, la cuenca de Marv Dasht, rodeada de riscos. El palacio está emplazado justo al pie de la ladera oeste de uno de esos riscos. La construcción se realizó en varias fases entre 515 y 330 a. C., la primera de las cuales comprendió la excavación de la ladera de la montaña, irregular y rocosa, hasta nivelar una amplia pla­ taforma elevada de 10 a 20 metros sobre el terreno y de unos 300 metros de longitud y 450 metros de anchura. La cimentación comprende un complejo sistema de drenaje y ca­ naliza­ción de agua. Sin embargo, de los edificios propiamente dichos nos ha llegado bien poco, ya que la mayoría de los muros eran de adobe. Lo que puede verse hoy es la par­ te que se construyó en piedra: columnas, cimientos, esculturas y relieves. El acceso a la explanada se realizaba por una doble escalinata, flanqueada por muros decorados con bajorrelieves ilustrados con motivos de personajes portadores de tributos procedentes de todo el imperio. Los escalones eran planos y lo suficientemente profundos para que los invitados importantes pudieran salvarlos sin descabalgar de sus caballos. En la cabecera de la escalinata había una puerta, cuyos galces aún son visibles, guardada por un par de grandes figuras de toro en el oeste, y toros con cabezas de hombres barbados en el este. Al pie del muro se ubicaban unos bancos de mármol negro. El edificio más imponente y de mayor tamaño, la gran apadana o sala de audiencias de Darío, tenía setenta y dos esbeltas columnas de piedra caliza, de 20 metros de altura, fuste troncocónico y rematadas por capiteles historiados con figuras de toro o de león. Las vigas del techo, de cedro, ébano y teca, estaban decoradas con pan de oro y taraceados con marfil y metales preciosos. El concepto general de la sala hipóstila remite a la arquitectura meda primitiva. De hecho, un palacio ciudadela del siglo viii a. C. en Gobin Tepe tenía treinta columnas, al igual que el palacio del propio Ciro en Pasargada. Los bajorrelieves de las escalinatas que conducen a la apadana representan filas de individuos, emisarios, soldados y conductores de carros de combate. Es como una tira de película virtual que muestra cómo vestían las gentes del vasto imperio y qué tipos de ornamentos, armas y estilos de peinado estaban de moda. Estos y otros elementos escultóricos y relieves que se han conservado muestran una elegancia formal y solemne, en contraste con la vivacidad de movimiento, la frescura y el dramatismo del arte asirio y neobabilónico. Este estilo solemne influiría en el arte primitivo de India. 5.7 Persépolis en su estado actual 114 / Asia occidental Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:55:51. 400 a. C. 5.8 Vista aérea de Persépolis Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. La parte septentrional de la plataforma, que incluía el salón del trono (también conocido como “sala de las cien columnas”), medía 70 × 70 metros y representaba la parte “oficial” del conjunto que era de acceso restringido. La parte sur contenía los palacios de Darío I y Jerjes, el harén, un salón de juntas y almacenes. En estos almacenes se guardaba, entre otras cosas, el botín de las tribus y estados conquistados, así como el tributo anual enviado por los súbditos del rey. Se han encontrado registros que muestran que, en el año 467 a. C., había no menos de 1.348 personas empleadas en el tesoro. Persépolis no sólo era un grandioso palacio, sino también un centro dinástico y un lugar de enterramiento. En la ladera del cerro situado detrás de los palacios hay tumbas que se atribuyen a los últimos reyes persas: Artajerjes II y III y Darío III. Sin embargo, el conjunto sólo refleja el poder secular del imperio, ya que, al menos hasta el momento, no se ha identificado ningún santuario o templo. Por otra parte, la cuestión de dónde vivía la corte todavía sigue siendo una incógnita, y hay quienes sostienen que, en algún lugar de Persépolis, debía haber un palacio, aunque otros creen que Per­ sépolis era sólo una residencia temporal de los reyes, que tenían su centro de poder principal en otro lugar y que, cuando estaba en uso, la corte y el ejército acampaban en tiendas alrededor del palacio. El esplendor de Persépolis fue efímero. De hecho, en 331-330 a. C. fue saqueado e incendiado por Alejandro Magno, cuyo ejército se vengó de la destrucción de Atenas por los persas en 480 a. C. 0 100 m 5.10 Salón del trono, también llamado “sala de las cien columnas”: planta 5.9 Apadana, la sala de audiencias principal de Darío I: planta Palacio de Darío I Asia occidental / 115 Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:55:51. 400 a. C. Corfú Macedonia Italia Cuma Selinonte Delfos Paestum Magna Grecia Mar Egeo Grecia Grecia Isthmia Imperio persa Atenas Olimpia Siracusa Mar Jónico Mar Mediterráneo Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. Egipto GRECIA CLÁSICA La forma del templo griego cambió considerablemente a mediados del siglo vi a. C., en par­ ticular debido al abandono de la madera en beneficio de la piedra. Esto se debió, en parte, a un deseo de permanencia, pero también a que los griegos pudieron acceder a la obser­ vación directa de la arquitectura egipcia. En aquella época, la parte septentrional de Egipto había sido dividida entre una docena de vasallos del imperio asirio. Hacia 664 a. C., un prín­ cipe egipcio llamado Psamtik fue desterrado a los pantanos. Como parte del plan para su retorno que tramó desde el destierro, permitió a los dorios que se establecieran en Naucratis, en el borde occidental del delta del Nilo, con la promesa de que le ayudarían en sus ambiciones militares, que fraguaron con éxito. Psamtik pudo derrotar a sus rivales, romper con Asiria y reunificar Egipto. Ello le permitió establecer una serie de intercambios mercantiles entre Egipto y Grecia que resultaron provechosos para ambos países. Naucratis se convirtió en una especie de zona franca donde los griegos establecían factorías para producir alfarería y ornamentos en estilo egipcio para el mercado egipcio. También importaron plata, por entonces rara en Egipto, al parecer, la intercambiaban por grano de Egipto. Cuando los griegos vieron por primera vez los templos y pirámides egipcios de piedra, debieron quedar ciertamente asombrados. Sin embargo, para que la arquitectura egipcia pudiera tener impacto en la construcción griega, primero debían estudiar las técnicas de construcción y organización de las obras de los egipcios, lo que al parecer hicieron. Oportunidades para ello no les debieron faltar, ya que Psamtik se había embarcado en una extensiva campaña de construcción, lo que sin duda permitió a los griegos amplias oportunidades de observar cómo los obreros extraían la piedra de las canteras, la transportaban, la colocaban en su posición, la anclaban y trabajaban. Una piedra que, por cierto, era mucho más dura que la piedra caliza porosa de la que disponían en Corinto e Istiaia. 0 El impacto de esta lección debió ser inmediato, ya que hay pocas pruebas de que el orden dórico existiese antes de la experiencia griega en Egipto. Así pues, debemos diferenciar entre los templos dóricos arcaicos y el orden dórico tal como empezó a configurarse en alguno de los primeros templos de piedra, como el de Hera en Olimpia. Inicialmente, como el templo de Poseidón en Isthmia, sus columnas y en­ tablamento eran completamente de madera y los muros de la cella de adobe. Sin embargo, ya en la época de su terminación hacia 600 a. C., las columnas de roble fueron sustituidas por diversas columnas de piedra. Un viajero romano en 176 a. C. narra que una columna de roble todavía se mantenía en pie. Por su carácter de transición, algunas de esas columnas de piedra eran enormes monolitos, y otras tenían fustes de diversas alturas y diámetros. El primer ejemplo conocido de templo dórico completamente de piedra es el gran templo de Artemisa en Corfú (580 a. C.), conocido también como templo de la Gorgona por la mítica figura de su frontón, donde aparece junto a Pegaso. 30 m 5.11 Templo de Artemisa en Corfú, Grecia: planta 116 / Europa Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:55:51. 400 a. C. Templo D Templo C 0 30 m 5.12 Templo de Segesta, Sicilia, Italia Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. Templos de la Magna Grecia En el siglo vi a. C., las ciudades estado empezaron a competir cada vez más por los mercados, y muchas de ellas incluso comenzaron a acuñar su propia moneda. Las ciudades griegas también empezaron a reclamar héroes o episodios míticos propios, lo que intensificó la rivalidad por los artistas y, finalmente, por tener templos cada vez más refinados. Este caso fue particularmente evidente en las colonias griegas de Sicilia y el sur de Italia, cuya importancia había crecido por haberse convertido en el centro de la producción de grano para Grecia, como consecuencia de una disminución de la dependencia de Grecia respecto al grano de Egipto y Mesopotamia. Las primeras colonias griegas fueron creadas alrededor de 770 a. C. por los eubeos (Pitecusa y Cuma en Italia central y Naxos y Leotini en Sicilia oriental). Hacia 710 a. C., los aqueos fundaron Síbaris y Crotona en el sur de Italia. Los espartanos fundaron Tarento, también en el sur de Italia. Siracusa, en el este de Sicilia, fue fundada por los dorios en 743 a. C. En resumidas cuentas, en un lapso de tiempo de apenas cien años, se fundaron unas treinta colonias griegas. Los colonos mantuvieron relaciones estrechas con sus ciudades de origen y, con frecuencia, solicitaron su ayuda en tiempos de guerra. No obstante, las colonias también empezaron a crear sus propias fuerzas militares. En 480 a. C., Siracusa derrotó a Cartago y en 413 a. C. derrotó a una armada ateniense. Temple B En Selinonte, Sicilia, los templos se alinearon sobre la acrópolis y un cerro cercano. Cada uno de los siete templos se distingue con una letra, pues todavía se estudia a quién estaban consagrados: templo C (570 a. C.), templo D (560 a. C.), templo F (550 a. C.), templos A y O (490 a. C.), templo E (460 a. C.) y templo G (ina­cabado en 409 a. C.). En Paestum, Italia, están la basílica (550 a. C.), el templo de Demé­ ter (520 a. C.) y el de Poseidón (460 a. C.). Las diferencias entre el templo C en Selinon­te, el más antiguo, y el de Poseidón en Paestum, el más reciente, muestran el desarrollo hacia una mayor abertura de la cella interna, por medio de una columnata interior, así como un intento por parte de los arquitectos de conseguir un encaje más ajustado entre el volumen del templo y el pteron, o columnata perimetral. Templo A Templo O 5.13 Templos en Selinonte, Sicilia, Italia: plantas Templo de Poseidón Basílica 0 30 m 5.14 Basílica y templo de Poseidón, Paestum, Italia: plantas Europa / 117 Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:55:51. 400 a. C. La cella termina bien con columnas in antis o con un pórtico próstilo. Antas: pilastras que se levantan en los laterales de los muros. Si hay columnas entre ellas, entonces se dice que las columnas se encuentran in antis. Pórtico próstilo es el que tiene una fila de columnas sólo a lo largo de la fachada principal Anfipróstilo: templo que tiene un próstilo en ambas fachadas extremas. El elemento básico del templo era la columnata. A pesar de lo común que pueda parecer hoy en día, conviene recordar que fue una innovación original de los griegos. Los griegos la llamaban pteron y era una forma sagrada reservada sólo a los templos. Pteron significa ‘ala’, pero también remo y vela, de modo que tal vez se refiera a los toldos que se colocaban primitivamente adosados a los edificios. También indica que los griegos consideraban al edificio como un lugar dinámico, algo que literalmente capta el viento y, por ende, las voces de los dioses. El pteron también evocaba la idea de bosquecillo de árboles, lo cual cobra sentido si recordamos que originalmente las columnas estaban hechas con troncos de madera. El pteron también se asocia con soldados intrépidos formando una falange —una formación militar rectangular—, protectora de la estatua que se encuentra en el interior de la cella. Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. Arquitectura griega y lenguaje Los templos griegos y romanos se clasifican atendiendo al número de columnas frente a la entrada principal, el tipo de columnata y el tipo de pórtico. El Partenón, por ejemplo, es un templo períptero octástilo, con pórticos hexástilos en ambos extremos. El templo de Zeus en Olimpia es períptero hexástilo, con porches dístilos in-antis en ambos extremos. La basílica en Paestum es un raro ejemplo de templo pseudoperíptero eneástilo, con un pórtico trístilo in-antis. Casi todas las superficies del templo —gradas, columnas, capiteles, muros e incluso las figuras del frontón— estaban pintadas con colores vivos: rojos, azules, negros y amarillos. Lo que sabemos acerca de los colores utilizados en los templos proviene tanto de fuentes arqueológicas como literarias. Los pigmentos estaban hechos con minerales, hollín, piedras, materiales vegetales y animales. El tinte púrpura, por ejemplo, procedía de conchas de moluscos; el color amarillento que se aplicaba a las columnas y vigas se obtenía del azafrán. Los colores se aplicaban a veces con cera, pero generalmente sobre estuco. El tipo de columnata que rodea a la naos viene descrito por los siguientes términos: • Períptero: una única fila de columnas • Díptero: dos filas de columnas • Tríptero: tres filas de columnas • Pseudodíptero: similar al díptero, pero sin la columnata interior 5.15 Terminología del templo griego Según el número de columnas en la fachada de entrada, el tipo griego puede ser: • Monóstilo: una columna • Dístilo: dos columnas • Trístilo: tres columnas • Tetrástilo: cuatro columnas Pentástilo: cinco columnas • Hexástilo: seis columnas • Heptástilo: siete columnas • Octástilo: ocho columnas • Eneástilo: nueve columnas • Decástilo: diez columnas 118 / Europa Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:55:51. 400 a. C. Corona es la proyección de una cornisa, y era una palabra asociada con la frente y con el control de las cosas desde arriba. También se relacionaba con el águila, el ave de los augurios y la favorita de Zeus. Por tal razón, era el elemento de remate apropiado para el templo. Gota Cornisa Triglifos Friso Metopa Sobre el ábaco del capitel se apoya el arquitrabe, la viga principal de Régula Arquitrabe piedra o mármol que va de columna a columna. Encima del arquitrabe está el friso, que consiste en una faja Gota Ábaco Capitel Equino decorada con triglifos y metopas alternos. Debajo de cada triglifo, en la cara del arquitrabe, hay una banda llamado régula, de la que penden seis gotas de piedra. Por lo general hay un triglifo para cada columna y uno para cada intercolumnio. Las metopas solían estar decoradas con pinturas o relieves que representaban Collarino consagrado el templo o con el héroe local. Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. Basa 5.16 Elementos del orden dórico Picnóstilo: 1,5 diámetros Sístilo: 2 diámetros Eustilo: 3 diámetros Diástilo: 3 diámetros Areóstilo: 3,5 diámetros Intercolumnio es el vano entre dos columnas, expresado en diámetros de columna. Esta sistematización se aplica principalmente a los templos helenísticos y romanos. moldura curva saliente, el equino, palabra que se aplicaba a casi cualquier tipo de figura curva de revolución, y un volumen bajo, de planta cuadrada, llamado ábaco. El fuste de la columna está ligeramente inclinado de abajo arriba, con una suave convexidad llamada éntasis. Por lo general, el fuste de la columna dórica se apoya directamente en el suelo, sin la interposición de una base. Las columnas primitivas del siglo vi a. C. a menudo eran monolíticas, pero más adelante acabaron por hacerse superponiendo una serie de tambores, que se redondeaban mediante el uso de un torno. Los tambores se fijaban entre sí con espigas de madera, y a veces de bronce, encerradas en las concavidades del centro. Los fustes de las columnas eran estriados una vez colocados en su ubicación definitiva. Por lo general, constaban de veinte estrías anchas y poco profundas, con los cantos afilados. Las juntas se rejuntaban con estuco de mármol. Fuste episodios de la mitología asociada con la divinidad a la que estaba • • • • • El capitel, cuyo nombre deriva de la palabra latina caput (cabeza), en la terminología griega era el kranion, término que se refiere a la parte alta de la cabeza. El capitel dórico, esculpido en un solo bloque de piedra, consiste en una El templo se apoyaba en un estereóbato (krëpis), que quiere decir la base de un edificio, y también ‘zapato’ o ‘sandalia’; es decir, una zapata apropiada a la presencia divina. Esta cimentación se construía con sillares de piedra en bruto que no quedaban enterrados, sino que estaban pensados para que parecieran escaleras de subida a la plataforma sobre la que se apoyaba el templo. Los escalones con frecuencia eran demasiado altos para proporcionar una subida confortable, de modo que en la entrada se solía disponer un tramo de escaleras o una rampa. Ello demuestra que los peldaños no tenían nada que ver con las necesidades de la construcción, ya que, de haber sido así, no habría costado nada haberlos diseñado con un número mayor de contrahuellas. En su lugar, esos peldaños satisfacían la necesidad de los griegos de emplazar el templo de manera que pareciese surgir de un afloramiento rocoso natural, limpio y alisado, preparado para recibir el edificio. Europa / 119 Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:55:51. 400 a. C. Delfos Vía sag rad a Ática Golfo de Corinto Eleusis 0 30 m Atenas El Pireo Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. El Telesterion en Eleusis Las festividades suponían una parte importante en la vida política y religiosa de los griegos, cosa que coincidía en parte con las prácticas en el Imperio Medio de Egipto, excepto que las festividades griegas solían tener una naturaleza bastante más populista. Con todo, no se trataba de celebraciones profanas, sino de acontecimientos profundamente enraizados en prácticas de culto únicas en cada lugar. El templo de Poseidón en Isthmia, por ejemplo, constituía el centro de unas festividades que incluían la celebración de unos importantes juegos atléticos. En Atenas, los festejos acentuaban el discurrir del año y, de hecho, ocupaban ciento veinte días, es decir, un tercio del calendario anual. Una de las fiestas más antiguas era la de Thesmophoria, dedicada a la cosecha, centrada en el santuario de Démeter en Eleusis, donde tenían lugar los Grandes Misterios. Esta fiesta de origen micénico pasó a formar parte de los festivales de estado de Atenas en el siglo vi a. C. Se trataba de una celebración de siete días en septiembre (oficialmente, el decimoquinto día del tercer mes del año ateniense o Boedromión) y, a diferencia de otras, estaba abierta a hombres libres y esclavos, y tanto a hombres como a mujeres. La procesión discurría por la vía sagrada de Atenas a Delfos, una calzada sagrada porque, según la leyenda, por ella viajó Apolo en su misión de civilizar a la humanidad. La festividad se siguió celebrando hasta la cristianización del imperio romano. La vía comenzaba en la puerta sagrada de las murallas de Atenas y discurría a través de Eleusis hasta el santuario de Démeter, en la llanura de Tria. Cada septiembre, una gran procesión con antorchas hacía este recorrido. Dos días antes de la procesión, jóvenes atenienses con traje militar y cestos transportaban los hiera (objetos sagrados) a Atenas. Los iniciados se encontraban con sus mystagogus (personas ya iniciadas que les ayudaban durante el proceso) y llevaban unos cochinillos hasta la orilla del mar, los bañaban y se purificaban ellos mismos con la sangre de los animales sacrificados. El quinto día emprendían la larga marcha de 25 kilómetros a Eleusis. La procesión estaba presidida por la estatua de Dionisos, que era transportada en andas y seguida de los sacerdotes con los objetos sagrados del culto escondidos en capazos, les seguía finalmente una gran muchedumbre de mystai (iniciados). El punto culminante de la procesión tenía lugar en el Telesterion, un edi­ ficio cuadrado y sin ventanas, tallado parcialmente en la roca, con ocho hileras de gradas en sus cuatro costados que podían alojar a tres mil personas. 5.17 El Telesterion en Eleusis, Grecia: planta La sala interior albergaba la hiera y recibía el nombre de Anaktoron (palacio). Pese a tratarse de una caja pequeña y sin ventanas, su valor radicaba no sólo en su significado, sino también en su antigüedad. De hecho, las re­ novaciones y ampliaciones que sufrió el Te­ lesterion, sólo cambiaron el espacio peri­me­ tral, pero no el Anaktoron propiamente dicho. Durante los gobiernos atenienses de Pisístra­ to (hacia 550-510 a. C.) y Cimón (hacia 479461 a. C.) se realizaron ampliaciones signi­ ficativas. El edificio en su forma final (hacia 435 a. C.) fue proyectado por el arquitecto Koroibos. En el siglo iv a. C. se añadió un porche en el lateral sureste del edificio que recibió el nombre de stoa de Filón. Aunque todo el mundo podía oír los cánticos y ver las ofrendas, las experiencias de los mystai en el santuario durante la ceremonia de iniciación eran secretas. Pese a que el templo estuvo en uso durante más de un milenio, se conoce muy poco acerca de los rituales que se desarrollaban en él. Únicamente nos queda especular sobre el privilegio que tenían los espectadores por poder presenciar una representación nocturna de la unión de Zeus. 5.18 El Telesterion en Eleusis: sección 120 / Europa Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:55:51. 400 a. C. Aunque hoy veamos los templos griegos como objetos aislados, en realidad estaban enmarcados en el paisaje por un temenos, o recinto sagrado, que en ocasiones podía consistir en algo tan sencillo como una simple hilera de piedras, pero que también podía estar constituido por un muro. El temenos era el territorio de la deidad y había que acercarse a él de la manera prescrita, accediéndose únicamente por un lugar especial definido por un propilón (propylon, o “antes de la puerta”). Patio delantero con templo de Artemisa Propileo Fortaleza helenística a rad sag Vía Propylon exterior Propylon interior Acrópolis Telesterion 0 300 m 5.19 Santuario de Démeter en Eleusis Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. Delfos Sin duda, Delfos fue el lugar religioso más sagrado de Grecia y, como tal, contaba con sus propias festividades y celebraciones. Era la culminación de la vía sagrada que, partiendo de Eleusis, atravesaba las llanuras aluviales de Beocia, pasaba por la ciudad de Tebas y seguía su curso, siempre en dirección noroeste, a través de unos territorios cada vez más ásperos y remotos, cuajados de historia y de mitos. Finalmente, aparecía el dramático escenario de los riscos de piedra caliza, de los que brotaba la mítica fuente de Castalia con su gran hendidura. Los edificios del santuario tenían como fondo la base misma del risco. Templo de Apolo La historia primitiva de Delfos es la de una lucha entre diferentes tipos de prácticas religiosas. En un principio, el lugar estuvo dedicado a la diosa madre de la tradición minoica. Con la llegada de los dorios, el elemento matriarcal quedó superado por el concepto patriarcal del mundo de los dorios. Sin embargo, a pesar de la apropiación del lugar sagrado por los seguidores de Apolo, la nueva religión no eliminó la antigua, sino que la metamorfoseó en sus propias mitologías. La diosa madre fue transformada en la serpiente Pitón, que según la tradición está enterrada allí. Además, la diosa de la Tierra, Gaia, como la llamaron los griegos, conservó su antiguo temenos junto al templo de Apolo, cerca de la roca de la Sibila. Los cimientos del templo quedaban cerca de ese lugar, pero sin tocarlo. Ello podría indicar que, para obtener aceptación, el culto a Apolo se vio forzado a mantener un compromiso con esas deidades antiguas. Teatro Stoa Temenos de Gaia 0 50 m Tesoro de Atenas 5.20 Planta de temenos en Delfos, Grecia Europa / 121 Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:55:51. 400 a. C. 5.22 Templo de Apolo en Delfos: frontón 5.21 Tesoro de Atenas, Delfos Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. Templo de Apolo en Delfos La figura de Dioniso, con quien compartió este santuario Apolo, también adoptó alguno de los elementos ctónicos del culto anterior. De hecho, ocupaba el santuario durante tres meses al año para celebrar el regreso de los infiernos de su esposa Perséfone. El gran drama griego nació de las danzas y coros de Dionisio, y en Delfos, sobre el gran templo de Apolo, se extiende un brillante ejemplo de ese tipo de teatro sobre el eje transversal del templo y frente a la ladera. Ocupando y definiendo una concavidad natural en la base del risco, lo natural y lo artificial se funden en un gesto majestuoso, un himno grandioso al ciclo de creación de la vida. Un observador que se pegase a la cara interior del muro del temenos vería la silueta del templo de Apolo flotando contra el telón de fondo de la montaña. El camino que conducía al templo no era directo, sino que serpenteaba por la colina dejando a uno y otro lado varios tesoros de distintas colonias, a menudo remotas, para surgir justo al pie de la amplia pla­ taforma empotrada en la ladera de la montaña. El solicitante, guiado por un asistente del culto délfico, era conducido a la amplia plataforma para esperar su turno con el oráculo. Desde ahí arriba, sin duda tendría la oportu­ nidad de contemplar, a sus pies, el antiguo recinto de Gaia y pasar un tiempo admirando el propio templo. Lo que nos ha llegado hasta hoy es el último de los templos construidos en la misma ubicación, ya que el del siglo vii a. C. se incendió en 548 a. C. y fue sustituido por un edificio mayor en 525 a. C., que a su vez fue destruido nuevamente en 373 a. C. El frontón oriental, el que da al altar situado delante del templo, contenía esculturas que representaban la “llegada” de Apolo a Delfos, acom­pañado de su madre, Latona, su hermana, Artemisa, y sus compañeras las musas. En el otro frontón, el centro estaba ocupado por Dioniso, hermano de Apolo, estableciendo un principio de equilibrio entre ambos dioses. Lo dionisiaco y lo apolíneo eran representados como contrapuestos, no sólo por su naturaleza, sino también por su personalidad. Bajo el frontón oriental se colgaban los cascos dorados, un presente de los atenienses al templo procedente de los restos de la guerra con Persia. La festividad más importante relacionada con Delfos conmemoraba el cambio de gobierno que tuvo lugar entre Apolo y Dioniso. Se celebraba en el gran teatro al aire libre situado algo más arriba del templo, con su vista dominante sobre el santuario y el paisaje circundante. Los acontecimientos deportivos que acompañaban a estas fiestas se desarrollaban en los altos que había más arriba del temenos. Una vez en el interior del templo, el suplicante olía la carne que se estaba asando en el fuego y veía cómo el humo ascendía hacia la abertura en la cubierta por la que penetraban los rayos del sol perforando la penumbra interior. Los visitantes también hablaban de un aroma perfumado. Junto a los muros se presentaban a los ojos de los solicitantes las donaciones procedentes de diversos lugares de Magna Grecia y de otros países. Después de depositar su ofrenda, el solicitante era conducido al extremo más alejado de la cámara, donde, bajando unos peldaños, se llegaba a una zona hundida alrededor de un metro por debajo del nivel del suelo. Desde ahí avanzaba hacia el adyton, en el muro posterior, donde había un banco para sentarse. Sentada sobre un trípode, al otro lado de una cortina, se hallaba la profetisa. El trípode estaba ubicado sobre una hendidura en la roca, junto a las ramas de un laurel y una estatua de Apolo. Un asistente corría la cortina y transmitía la pregunta del solicitante a la pitonisa. Desde las profundidades ctónicas, la pitonisa recibía y transmitía los mensajes codificados del dios. Cualquiera que fuera la respuesta —que a menudo era lo suficientemente ambigua como para dar un amplio margen a la interpretación—, era probable que requiriera sacrificios ulteriores. 122 / Europa Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:55:51. Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. 400 a. C. 5.23 Capitel jónico de un templo en Neandris 5.24 Figura femenina de bronce con tocado 5.25 Templo de Atenea Niké, Atenas Orden jónico Aunque generalmente se estudie después del dórico, no por ello debe considerarse el orden jónico como posterior. En realidad, el desarrollo de ambos órdenes fue en paralelo, aunque existen notables diferencias entre ellos. En pri­ mer lugar, las columnas del jónico descansan sobre basas levantadas sobre plintos cuadrados. Esas molduras consisten, por lo general, en una combinación de toros, escocia y filetes, a menudo a pares. Los alzados fron­tal y lateral del capitel son diferentes, y está concebido para ser visto principalmente desde delante y desde detrás. Comienza con una moldura con la parte superior plana, con un perfil similar al del equino dórico, pero por lo general está esculpida con ovas y dardos. Sobre ella descansa el elemento más característico del orden dórico, la voluta, con sus extremos arrollados en espiral a ambos lados del fuste, terminando en un ojo (oculus). El entablamento suele consistir en una triple imposta, a modo de tres bandas horizontales de altura desigual, cada una de las cuales sobresale ligeramente respecto a la inmediata inferior. Sobre ésta discurre una banda decorada con ovas y dardos sobre la que hay una franja de dentículos y, sobre éstos, una cornisa saliente decorada con motivos vegetales y pequeñas cabezas de león. El capitel jónico tomó forma durante el siglo vii a. C. A diferencia del dórico, el jónico no tiene su origen en un sistema estructural, sino, tal vez, en tocados simbólicos o postes con hojas enfardadas a su alrededor marcando áreas sagradas. Un ejemplo primitivo de ello fue descubierto en un lugar arqueológico situado 35 kilómetros al sur de Troya. El capitel consistía en dos grandes espirales que brotaban hacia arriba y hacia fuera del fuste, como si el extremo de una vara flexible se hendiera en dos mitades y cada una de ellas se inclinara hacia fuera, formando una espiral. El espacio entre ambas espirales estaba decorado con un motivo en forma de abanico. También se encontraron capiteles similares en la isla de Lesbos. Con el desarrollo del estilo, las volutas fueron adquiriendo más cuerpo hasta llegar a formar un auténtico capitel, articulado como un cojín apoyado sobre el fuste. Para construir las volutas, los artesanos idearon un sistema de agujeros reticulados en los que se insertaban unas espigas alrededor de las cuales se enrollaba un cordel; y entonces, con un punzón en el extremo, se iba desenrollando el cordel y marcando la curva. En esencia, la espiral se construía como una serie de cuartos de círculo y semicírculos interconectados. Uno de los templos jónicos más elegantes es, indudablemente, el pequeño templo de Atenea Niké (425 a. C.) en la Acrópolis de Atenas. 5.26 Desarrollo de la voluta jónica 5.27 Templo de Atenea Niké, Acrópolis, Atenas Europa / 123 Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:55:51. 400 a. C. Altar 0 20 m 5.28 Templo de Atenea Políada en Priene, Turquía Aunque con casi toda seguridad en el orden dórico intervinieron los sistemas proporcionales, la formalización del sistema empezó con el jónico. Piteo, el arquitecto del templo de Atenea Políade de Priene (334 a. C.; un ejemplo del estilo jónico más clásico), escribió un libro donde explicaba las proporciones de este templo. Las proporciones mayores fueron calculadas según una relación 1:2. Las dimensiones exteriores del estilóbato eran 19,5 × 37,2 metros para una relación de 11:21. El intercolumnio entre ejes de columnas era el doble del ancho de los plintos cuadrados. El anta del porche y el opistodomos (epinaos) estaban alineados con las penúltimas columnas de los lados extremos y laterales, y encerraban un rectángulo de 12 × 30 metros con una relación 1:2:5. Había pasado la época en la que los arquitectos manipulaban la forma para ajustar las deformaciones ópticas, reemplazándolas por la precisión geométrica. El orden jónico fue codificado aún más hacia el año 150 a. C. por el arquitecto Hermógenes de Priene, quien calculó una serie de proporciones ideales que influirían en los escritos de Vitruvio un siglo después. Según este sistema, la altura de la columna variaba inversamente al intercolumnio entre ejes de las columnas, de modo que la suma de intercolumnios y altura era siempre 12,5 diámetros de columna. Cimacio esculpido con cabezas de leones y ornamentos florales Corona Dentículos Moldura con ovas y dardos y rosario Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. Arquitrabe con tres impostas Voluta Equino decorado con ovas y dardos Fuste de columna estriado Toro con estrías horizontales Plinto 5.29 Orden jónico: templo de Atenea Políada en Priene 124 / Europa Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:55:51. 400 a. C. El propilón que definía la entrada a un temenos, tenía más importancia por su función simbólica que protectora. Su diseño es inequívocamente evocador de las arquitecturas minoica y micénica, y no hay duda de que fue incorporado al lenguaje arquitectónico griego por sus alusiones legitimadores a una época que los dorios consideraban heroica. Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. 5.30 Sección longitudinal de los Propileos de la Acrópolis, Atenas, Grecia Los Propileos de Atenas Aunque el templo ocupe el lugar principal de nuestra visión de la arquitectura griega, sería erróneo afirmar que los arquitectos griegos eran incapaces de pensar más allá de sus confines normativos. Los Propileos y el Erecteion son ejemplos de proyectos complejos donde sus arquitectos tuvieron que resolver múltiples necesidades programáticas y sagradas. El acceso a los Propileos se efectúa por una gran rampa de 20 metros de ancho y 80 metros de largo que penetra en un edificio en forma de U con fachada de estilo dórico. La calzada atraviesa el edificio flanqueada por sendas hileras de esbeltas columnas jónicas. Aunque las partes centrales sean simétricas, los espacios circundantes están lejos serlo. A mano izquierda según se entraba, había una galería o sala de banquetes ceremoniales, o pinacoteca que llegaba hasta el mismo borde del muro de la Acrópolis. Adosados a los muros, había espacios para diecisiete triclinios. Se sabe que los muros estaban decorados con pinturas. Algo más al sur de los Propileos se encuentra el templo de Atenea Niké (410 a. C.), el primer templo jónico de la Acrópolis, la primera contribución al conjunto después de la devastación de la Acrópolis durante la invasión persa, y también el primer templo construido enteramente con mármol pentélico. Niké era la diosa que personificaba el triunfo y la victoria. En esta zona también había una estatua de Hermes, un dios considerado protector de los caminos y los caminantes. Destaca notablemente el intrincado juego entre espacios llenos y vacíos. El propio edificio funciona como unos corchetes que ceden el paso al empuje de la rampa. Las columnas jónicas del interior son mucho más esbeltas que sus vecinas dóricas, e imprimen una ligereza al umbrío interior que contrasta vivamente con la robustez y luminosidad anterior y posterior. Las vistas cruzadas también son importantes. Por ejemplo, la visual desde la puerta de la pinacoteca cae en el mismo plano que la fachada de la columnata principal, lo que coloca al observador en el interior y en el exterior al mismo tiempo. Pinacoteca Puerta 0 5.31 Planta de los propileos 20 m Templo de Atenea Niké Europa / 125 Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:55:51. 400 a. C. 5.32 Pórtico de las Cariátides, Erecteion, Acrópolis, Atenas, Grecia Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. El Erecteion Al salir de los Propileos, el visitante se ve sorprendido por una vista panorámica de los edificios de la Acrópolis. Enfrente, preside el conjunto el monte Himeto, con sus alusiones mí­ticas a Zeus, justo encima del altar macizo de Atenea (del que apenas quedan unos restos). A la derecha se encuentra el Partenón y a mano izquierda el Erecteion (421-405 a. C.), un complejo edificio que, como los Propileos, engloba en una única composición diferentes narrativas míticas. El Erecteion está organizado en dos niveles; tiene tres pórticos diferentes y cuatro entradas, además de una entrada subterránea bajo el porche norte. Esta irregularidad se debe a la necesidad de proyectar un edificio en un emplazamiento salpicado de lugares que desde tiempo inmemorial eran sagrados para los atenienses. Erecteo, de cuyo nombre deriva Erecteion, es el fundador mítico de Ática, y se le consideraba “rey de Atenas nacido de la Tierra”. En aquel tiempo, los dioses competían unos con otros por ser favorecidos con el culto de las ciudades. Por desgracia, tanto Poseidón como Atenea aspiraban al control de Atenas, así que Erecteo estableció un desafío por el que cada uno tenía que ofrecer un regalo a la ciudad. Poseidón hizo brotar un manantial de agua salada de la brecha abierta en la roca al golpearla con el tridente, mientras que Atenea concedió el primer olivo que creció en la ladera, riqueza de la ciudad y símbolo de la paz. Erecteo consideró que el regalo de Atenea era el de mayor utilidad para el pueblo de Atenas, y la ciudad recibió su nombre en su honor. 5.33 Pórtico de las Cariátides, Erecteion: alzado La mejor lectura de los elementos centrales del drama puede obtenerse entrando primero por el porche norte dedicado a Poseidón, que abarca la grandiosa vista y permite ser admi­ rado desde el ágora inferior. En el suelo, a la de­re­cha de la puerta, una ventana dispone de vistas hacia abajo, sobre la roca donde puede verse la brecha abierta por el tridente de Po­ seidón. Una abertura en el techo define el espacio a través del cual, según la tradición, voló el tridente. La gran puerta conduce a una angosta habitación que contenía un santuario dedicado a Erecteo. Bajo el suelo había una cisterna con el agua salada de Poseidón. La puer­ta a mano derecha conduce al patio sagrado que contiene el olivo de Atenea. Siguiendo el eje del porche de Poseidón en dirección sur, el visitante encuentra unas escaleras que ascienden al famoso pórtico de las cariátides, que en la actualidad se alza solitario en el campo de ruinas. La planta del edificio puede parecer caótica, pero se explica como una exaltación tridimensional del mito de la fundación de Atenas. El pórtico norte es el mayor de todos y proyecta hacia delante un intercolumnio doble, con su cubierta casi al nivel del alero del bloque central. El porche sur tiene menos de la mitad de altura, pero está levantado sobre una plataforma, y en lugar de columnas tiene cariátides, estatuas de doncellas que sostienen el entablamento sobre sus cabezas. El porche este, poco profundo respecto a su fachada, se sostiene sobre seis columnas jónicas. El volumen central, que sirve de unión de los volúmenes, tiene dos niveles correspondientes a los porches nor­te y este, y se accede a él a través de tres puer­tas, la mayor da paso al porche norte; otra, lisa, está situada al pie del muro oeste, mientras que en el muro sur existe una puerta pequeña, a través de la cual se desarrolla la escalera que sube al pórtico de las cariátides. 5.34 Estado actual del Erecteion visto desde el sur 126 / Europa Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:55:51. 400 a. C. Pórtico norte Tumba de Erecteo Templo este Olivo sagrado Recinto de Pándrosos (Pandroseum) Templo norte Fuente de agua salada y brecha abierta con el tridente Altar de Zeus y Erecteo Santuario de Atenea Políade 0 Pórtico de las cariátides Planta Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. Alzado este 10 m Subiendo un piso completo, y girando en ángulo recto, se encuentra el edificio de la victoriosa Atenea, orientado al este. En la diagonal, según se bajan las escaleras exteriores del lateral norte y antes de entrar en el pórtico, existía una zona dedicada a Zeus, el juez último. Su posición parece dirigir la atracción dinámica hacia el volumen cónico del monte Licabeto, al noreste, ya que éste también juega su papel en la historia. Según la leyenda, Atenea se había ausentado de la ciudad para recuperar una montaña y usarla en la Acrópolis. Sus hermanas estaban intrigadas acerca del arca donde Atenea guardaba al joven Erecteo para protegerlo, de modo que abrieron el cofre, contrariando expresamente sus órdenes. Atenea se enfadó tanto que dejó caer la montaña. Se desconoce el papel que jugaría este hecho en el diseño, pero vistos desde el ágora, situada a nivel inferior al de la Acrópolis, es evidente que existe un diálogo entre la montaña y el Erecteion. Sección 5.35 Erecteion, Acrópolis, Atenas Europa / 127 Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:55:51. 400 a. C. Debido a las constantes guerras, casi todas las ciudades de la antigua Grecia estaban divididas en una ciudad baja y una acrópolis, palabra que significa, literalmente, “ciudad alta”. La acrópolis de Atenas no era una excepción. Se levanta sobre una meseta calcárea aislada, inclinada hacia el oeste, lado desde el que se producía la entrada. La ciudad, que ya había sido fortificada con una muralla por los micénicos, estaba investida de un aura sagrada desde la antigüedad. En su flanco sur hay una fuente que se sigue considerando hoy como portadora de aguas curativas. Erecteion Propileos Estatua de Atenea Prómachos El Partenón 0 120 m Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. 5.36 Acrópolis de Atenas: planta El Partenón En el transcurso de dos generaciones, empezando en 550 a. C., el pueblo de Atenas estableció la democracia (510 a. C.), derrotó a los persas en la batalla de Maratón (490 a. C.), y construyó un imperio político y económico en el territorio continental de Grecia. La figura política preeminente de la época fue Pericles, responsable de la reconstrucción del Parte­ nón como santuario panhelénico, revestido de mármol blanco del cercano monte Pentélico. El templo se levantó sobre los cimientos de uno anterior que había sido destruido por los persas, aprovechando incluso algunos tambores de columna. El nuevo Partenón, proyectado por Ictino (con la colaboración de Calícrates y Fidias) y construido en menos de diez años, entre 447 y 438 a. C., estaba situado en posición dominante sobre la antigua colina de los dioses, frente al monte Himeto al este y la bahía de Salamina al oeste. Se alzaba como un gran monumento votivo a Atenea, la pa­trona de la ciudad. Con un estilóbato de 69,5 × 30,9 metros, el Partenón era el mayor templo construido hasta entonces en la Grecia continental. En alguno de los primeros relatos del templo se le llama Hekatompedos (“cien pies”), refiriéndose, bien a su longitud total, bien a la de la sala más oriental de su cella, también llamada Hekatompedos. Sin embargo, el tamaño no era su único rasgo original. Las fachadas este y oeste estaban delineadas por ocho imponentes columnas dóricas, lo que convertía al Partenón en el úni­co templo períptero octástilo construido en la antigua Grecia, cuando lo habitual era el templo hexástilo. El interior de la naos ha sido reconstruido en varias ocasiones, unas veces con una cubierta estándar a dos aguas y otras con una abertura. Las columnas del interior de la naos sostenían un segundo piso de columnas, y un foso rectangular poco profundo frente a la estatua se utilizaba posiblemente como estanque reflectante. La complejidad y elegancia de esta cons­ trucción también era inusual en su época, y ha perdurado como un hito hasta el presente. Bajo su construcción subyace un sistema de precisos refinamientos que controlan la delicada curvatura de las líneas horizontales, la elegante convergencia de las líneas verticales y el matizado dimensionado y separación de las columnas estriadas de mármol. Ningún otro templo manifestaba una tensión visual tan refinada como el Partenón. El estilóbato no era una plataforma plana, sino que presentaba una sutil curvatura esférica; su curvatura hacia arriba hacía que en el centro de los lados cortos se levantara 41 mm, mientras que en los lados largos esta flecha alcanzaba los 102 mm. Esta convexidad hacia arriba se extendía a todo el resto de la estructura, impartiendo una sutil curvatura al arquitrabe, la cornisa, y prácticamente a cualquier hilada “horizontal” de piedra. Al mismo tiempo, cada una de las columnas mostraba el éntasis, o ligero abultamiento de la sección central de la columna. El éntasis es una convexidad que se da a la columna para corregir la ilusión óptica de concavidad que generan las numerosas líneas verticales. En este caso, la desviación respecto a la línea recta era sólo de 20 mm, mucho más sutil y mesurada que en templos griegos anteriores. Además, cada una de las 46 columnas perpetrarles estaba ligeramente inclinada hacia el interior, mientras que la inclinación de las columnas de los extremos se resolvía en diagonal. Si las columnas de los lados cortos se prolongaran idealmente hacia arriba, se estima que convergerían a unos 4,8 kilómetros sobre la cubierta. 5.37 Diagrama de la curvatura del estilóbato y de la inclinación de los ejes verticales de las columnas perimetrales del Partenón 128 / Europa Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:55:51. 400 a. C. 5.38 Vista del Partenón al aproximarse desde los Propileos 5.39 Detalle del frontón del Partenón Estatua de Atenea Parthénos Partenón Naos Planta 0 Pronaos Opistodomos Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. Sección Si bien cada uno de esos refinamientos parecen tener ventajas funcionales —la curvatura para evacuar el agua, la inclinación para mejorar el arriostramiento lateral frente a los sismos y los ajustes de las esquinas para mantener adecuadamente los alineamientos de las columnas con las metopas—, muchos expertos, empezando por el arquitecto e historiador romano Vitruvio, han considerado que dichos refinamientos tenían fundamentalmente una razón estética. La cualidad plástica de esa arquitectura merecía un detalle escultórico digno de semejante nivel de excelencia. Se desco­ nocen los nombres de los artistas que ejecutaron el programa escultórico del Partenón. Un acuerdo bastante general es que Fidias encabezó un amplio equipo de escultores que cinceló los frontones, metopas y frisos. Gran parte de las esculturas se ha perdido debido a los saqueos, a la desfiguración y/o mutilación por parte de los cristianos y a la explosión que casi destruyó el Partenón en 1687. Pero los dibujos realizados por el estudiante de arquitectura francés Jacques Carrey en 1669 han resultado valiosísimos para la reconstrucción de la forma y el significado de la escultura original. Thomas Bruce, el séptimo conde de Elgin, desmanteló unos dos tercios del friso de Fidias y lo embarcó para Inglaterra (1801-1806), donde las esculturas, para oprobio de muchos, si­ guen expuestas en el British Museum de Lon­ dres, en la colección de los Mármoles de Elgin. 30 m 5.40 El Partenón, Atenas Europa / 129 Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:55:51. 400 a. C. Grecia Pérgamo Olimpia Delos Mileto Priene Dídimo Imperio persa Antioquía Lindos Dura-Europos Siria Mar Mediterráneo Alejandría Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. Egipto PERÍODO HELENÍSTICO PRIMITIVO Aunque la historia de la arquitectura occidental tiende a pasar de la Grecia Clásica a Roma, no hay que menospreciar el enorme impacto que el helenismo y la dinastía de los reyes Tolomeos tuvieron en este tránsito. El período de transición se corresponde, aproximadamente con el que media entre la muerte de Alejandro Magno (323 a. C.) y la de Augusto (14 d. C.), porque, aunque el imperio de Alejandro Magno se desmoronó poco después de su muerte, aportó nueva vida a las ciudades de Asia Menor, que empezaron a cohesionarse en una se­rie de pequeños estados poderosos y casi autónomos, como Pérgamo, Mileto y la isla de Delos. En Siria hay que hablar del efímero florecimiento del imperio seléucida, formado por el general macedonio Seleuco I Nicátor, lu­garteniente de Alejandro Magno, quien fundó Antioquía, Apamea, Laodicea, Seleucia de Pieria, y, en la ribera del Éufrates, Dura Europos, llevando a ella colonos griegos para trabajar la tierra. Hasta su caída a manos de los persas en el año 135 d. C., Dura Europos no sólo era un puesto de avanzada, sino también un nexo importante en el intento de restablecer las rutas comerciales hacia oriente. Los monumentos de este período muestran una liberación respecto de las convenciones imperantes en la arquitectura griega, combinando elementos autóctonos con los griegos, y mostrando, sobre todo, un alto grado de experimentación. Las entradas laterales y traseras en la cella dejaron de ser unos rasgos raros, y se modelaron decorativamente las superficies de los muros. La antigua práctica de disponer dos metopas sobre cada intercolumnio empezó a dar paso a la de disponer tres. Pero el arte helenístico no sólo se caracterizó por su virtuosismo técnico, sino también por un grado de sensibilidad de contenido emo­ cional sin parangón hasta entonces. También destaca un alto grado de experimentación con los nuevos cultos y prácticas religiosas, muchas de ellas centradas en la sanación y el baño. Entre las nuevas religiones se encontraban los seguidores de Jesucristo. En las ciudades antiguas, como Atenas, que durante un tiempo se convirtieron en parte del reino de Antígono, se construyeron nuevos edificios. Unos fueron financiados localmente; otros fueron fruto de inversiones extranjeras. El Olimpieion, el enorme templo de Zeus en Atenas, empezado en 170 a. C., fue pagado por Antíoco IV Epífanes (fallecido en 164 a. C.), el monarca seléucida del norte de Siria. La ciudad de Mileto fue dotada de un nuevo puerto, un nuevo ayuntamiento y un nuevo barrio residencial. Assos, uno de los más famosos centros de enseñanza de la antigüedad, rediseñó su ágora central con un pórtico alargado de dos plantas. Se fundaron nuevas ciudades, algunas de ellas tan remotas como Ai Khanum, en la orilla afgana del río Oxus. Aunque las ciudades planificadas se remontan a milenios, la arquitectura de las ciudades y de los palacios o los templos eran, en términos generales, bastantes distintas. En las ciudades helenísticas, empezaron a solaparse por primera vez urbanismo y arquitectura: los teatros, los templos, las villas, los palacios, las bibliotecas, los estadios y las calles tenían la misma importancia. Aunque muchas ciudades he­ lenísticas florecerían mucho más tarde, en tiempos de los romanos, las principales fueron Priene, Pérgamo y Dura Europos. Rodas era tan rica que, a pesar de haber sido destruida por un terremoto en 225 a. C., sus ciudadanos fueron capaces de reconstruirla en muy poco tiempo. 130 / Europa Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:55:51. 400 a. C. Comedor Patio Comedor Patio 0 30 m Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. 5.41 Ágora de los competialiastas, Delos, Grecia Delos El motor económico que propulsó esta última expansión no fue Atenas, sino Egipto. Tras la caída del imperio de Alejandro Magno, Egipto fue asignado a uno de sus generales, un macedonio llamado Lago, quien se autoproclamó rey Tolomeo I (muerto en 284 a. C.). Una vez consolidado su poder, su hijo, Tolomeo II (rey de 285-246 a. C.), emprendió una serie de reformas financieras e infraestructurales que convirtieron a Egipto en la maravilla económica del Mediterráneo. Para la época del reinado de Tolomeo III (245-221 a. C.), las escuadras egipcias controlaban la mayor parte de las rutas navales del mediterráneo oriental. Basándose en la antigua tradición faraónica de control del estado, los reyes Tolomeos actualizaron tecnologías y sistemas de producción, transformando el país de siete millones de habitantes en una gigantesca máquina de producción de grano de unas proporciones sin precedentes. Los soberanos Tolomeos introdujeron el tornillo de Arquímedes y construyeron máquinas con tambores o ruedas, accionadas por hombres, para extraer agua y ganar terreno al desierto. Se elevó sustancialmente la producción de sal. Desarrollaron un banco estatal; y en el sistema fueron integradas minas y canteras. En algunos aspectos, fue uno de los primeros ejemplos de modernización apoyada por el estado. 0 30 m 5.42 Planta de dos casas, Delos Uno de los lugares que más rápido se adap­tó al nuevo orden mundial fue Delos. Pese al reducido tamaño de la isla, una de las más pequeñas del mar Egeo, y a pesar de no contar con una economía local destacable, se encontraba a la misma distancia de varios puertos del Egeo. Entró en relaciones económicas con Egipto y Macedonia, y se convirtió en el principal punto comercial del Mediterráneo. La tradición que había empezado con los minoicos fue perfeccionada por los gobernantes de Delos. Los beneficios procedían principalmente de la transmisión de bienes en lugar de su manufactura y venta. Ágora de los competialiastas A un lado del puerto había un embarcadero especial para los peregrinos que visitaban los sitios sagrados; al otro lado se desarrollaba el nuevo puerto comercial, rodeado de almacenes, muelles y edificios comerciales. Los egipcios, que llevaban a la isla grano para su distribución, construyeron santuarios para sus dioses; los fenicios vendían marfil, los judíos construyeron una sinagoga y también había italianos que construyeron un ágora para ellos. Todo era susceptible de intercambio, e incluía esclavos y especias. En 210 a. C. se construyó el ágora de los competialiastas, un enorme edificio de 60 × 35 metros que contenía puestos para los comerciantes, organizados con un lujo sin precedentes. Santuario de Apolo Puerto 0 500 m 5.43 Plano de Delos Europa / 131 Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:55:51. 400 a. C. Ciudadela Ágora 0 300 m Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. 5.44 Plano de Priene, Turquía 5.45 Plano de Dura Europos, cerca de Salhiyé, Siria Priene La ciudad de Priene se fundó en 334 a. C. para aprovechar el comercio creciente entre Ana­ tolia, Turquía y Egipto. Está emplazada en un terreno abrupto, bajo una acrópolis casi inaccesible situada a 300 metros de altura. Las calles discurren en dirección este-oeste y tienen unos 4,5 metros de ancho. De sur a norte, el terreno sube abruptamente y las calles son en su mayor parte más estrechas. Los principales elementos cívicos de la ciudad están integrados en este trazado en damero, y presentan al mismo tiempo una resistencia dinámica con ella. El ágora, por ejemplo, ubicada al sur y fuera de la trama, no está alineada con las calles laterales. Justo enfrente hay un pórtico alargado que ocupa tres manzanas de longitud. Hacia el oeste, unas cuantas manzanas colina arriba, se encuentra el recinto del templo de Atenea, y una manzana más arriba y hacia el este, un teatro con vistas panorámicas sobre el valle de abajo y las montañas. Aún más al norte, donde termina la ciudad y empieza la escarpada falda de la acrópolis, hay un santuario dedicado a la diosa Démeter. Un estadio y un gimnasio definen el límite inferior. Por su carácter complejo, podría creerse que la ciudad fue creciendo espontáneamente a lo largo del tiempo, aunque en realidad su trazado obedeció a un proyecto racional, con un inteligente juego de llenos y vacíos, de zonas públicas y privadas, que se adapta a un terreno difícil. 5.46 Ágora de Priene: planta 132 / Asia occidental Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:55:51. 400 a. C. 0 5.47 Templo de Apolo en Dídimo, Turquía 5.48 Templo de Apolo en Dídimo: planta Uno de los templos helenísticos más imponentes es el inacabado templo de Apolo en Dídimo, al sur de Mileto. Emplazado a los cuatro vientos en la suave pendiente de una ladera, presentaba el rasgo original de tener, en lugar de la cella tradicional, un patio descubierto con laureles, en cuyo interior se alzaba un relicario en forma de pequeño templo jónico. Aunque hubo numerosos templos griegos con interiores descubiertos —y, tal vez, entre ellos el Partenón—, este caso era completamente distinto. Al parecer, sus arquitectos fueron Paeonios y Demetrio de Éfeso. Aunque gran parte de la construcción se realizó hacia 313 a. C., la obra se prolongó durante más de tres siglos, siendo abandonada en 41 d. C. Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. Templo de Apolo en Dídimo Resulta difícil hablar de un “templo helenístico” como una forma estética única. En el ambiente cosmopolita de Asia occidental es fácil encontrar gustos diferentes en los distintos lugares, así como influencias variadas. En Egipto, en la época helenística se proyectaban edificios en un estilo egipcio revival. Tales neoarcaísmos no eran muy ajenos a los intereses estéticos griegos. Sin embargo, la estética helenística se nutrió de siglos de experiencia en la creación de relaciones complejas y mixtas entre espacio, paisaje y narración mítica, organizándolas, de hecho, como hemos visto en Priene, en conjuntos estéticos unitarios. 50 m Su apariencia es la de un gran templo díptero jónico tradicional, levantado sobre un estilóbato, al que se llega por una escalinata de siete peldaños. Una vez subida la escalinata, se penetra en el profundo pórtico del pronaos, detrás del cual hay una antecámara. De hecho, la antecámara está a un nivel más alto que el pronaos, con un amplio vano, a modo de ventana, desde donde se daban las respuestas a las consultas al oráculo. Levantándose entre las columnas arborescentes del pronaos, las más altas que se han visto en un templo griego, las ventanas debían parecer la boca de una caverna. El acceso al patio interior se realizaba por dos puertecitas a cada lado de la ventana que daban paso a sendos túneles oscuros en pendiente y cubiertos con bóvedas de cañón. Penetrando por la gruta oscura, por así decirlo, se entra en el bosquecillo sagrado. Pero este “interior” era en rea­ lidad un “exterior”. El bosquecillo artificial, pues tal es el aspecto que debía tener el templo desde el exterior, daba paso a árboles de verdad en el interior. Además, dentro de ese bosquecillo había otro templo orientado hacia la entrada, ya que el pequeño templo situado en el extremo más alejado de la cella descubierta tenía enfrente una solemne escalinata que ascendía a la antecámara desde donde oficia­ban los sacerdotes. Éste es un ejemplo con­sumado de brillantez helenística, un templo dentro de otro. 5.49 Templo de Apolo en Dídimo: sección 0 30 m Asia occidental / 133 Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:55:51. 400 a. C. Arsenal Barracones Templo de Dionisio Templo de Trajano 5.50 Restos del teatro de Pérgamo, cerca de Bergama, Turquía Pérgamo Hacia el año 281 a. C., la antigua ciudad de Pérgamo se había convertido en el centro de una pequeña pero poderosa ciudad estado que rivalizaba con Atenas, e incluso con Alejandría, como centro de la cultura griega. Se estima que en su época de máximo esplendor tenía una población de 300.000 habitantes, diseminados por su entorno montañoso hacia el suroeste, a través de la llanura de Caicos, un tamaño similar al de la actual ciudad moderna de Bergama. Dominando la ciudad había una acrópolis embellecida con una variedad de edificios que expresa lo mejor de la estética espacial helenística. El objeto de la composición global no era simplemente dominar la topografía, como era tradicional en el urbanismo griego, sino explotarla por sus cualidades escultóricas inherentes. En el corazón de la acrópolis se erguía un templo a Atenea Políada, protectora de la ciudad, que data de principios del siglo iii a. C., y que seguramente es el edificio más antiguo de la acrópolis. Es uno de los poquísimos templos dóricos de Asia Menor y, sin duda, se debió construir como homenaje al Partenón. Estaba cercado por un temenos con stoas en tres de sus lados que lo afianzaban contra la montaña. Justo detrás de una de las stoas se encontraba el palacio de Eumenes II y detrás de otra, pero a un nivel más elevado, se levantaba la famosa biblioteca de Pérgamo (construida hacia 190 a. C.) que reunió unos 200.000 volúmenes. Más arriba estaba la zona militar de la acrópolis, con sus almacenes, casas de los oficiales, barracones y el arsenal. Biblioteca Palacio real Santuario de Atenea Santuario de Atenea Políada el teatro Terraza d Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. Propileos Stoa Altar de Zeus Ágora 0 5.51 Plano de Pérgamo 200 m El teatro, construido aprovechando una cavidad natural de la ladera, es uno de los más espectaculares del mundo helenístico. Fue construido originalmente en el siglo iii a. C., reconstruido hacia 190 a. C., y restaurado en la época romana. La cávea forma parte del terreno natural de la ladera oeste y tiene una cabida de 10.000 espectadores, con la tribuna principal de mármol justo en el centro de la primera fila. Resulta interesante comparar Pérgamo con Priene, ya que demuestra que, tan importante como la introducción sistemática de la trama cuadriculada o hipodámica en el urbanismo griego, fue la comprensión por parte de sus urbanistas de sus limitaciones, y que, como en el caso de Pérgamo, supieron adaptarse a la configuración orográfica del terreno y explotarla con gran pericia. En Priene, la retícula se superpone directamente sobre la montaña, sin pretensión alguna de beneficiarse de las características escarpadas del terreno, casi un barranco, mientras que en Pérgamo resulta bastante obvio que los urbanistas consideraron el potencial del terreno desde el principio. 134 / Asia occidental Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:55:51. 400 a. C. 5.52 Propileo en la acrópolis de Lindos, Grecia Santuario de Atenea en la acrópolis de Lindos Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. Hacia el sur, al borde de la acrópolis, en un bancal situado 25 metros más abajo que el templo de Atenea, se encuentra el altar de Zeus, construido por Eumenes II poco después de su victoria sobre los galos en 190 a. C. Los galos se habían ido extendiendo hacia el sur desde Europa occidental y, aunque continuarían durante siglos acosando las fronteras septentrionales de los países mediterráneos, Eumenes logró mantenerlos a raya, al menos durante un tiempo. El altar podría describirse como una estructura jónica a modo de stoa en forma de U y levantada sobre un zócalo alto con una amplia escalinata que ascendía por su lado oeste hasta el nivel de la columnata. Sobre este enorme basamento, un friso con esculturas representaban una gigantomaquia: la mítica batalla entre los dioses del Olimpo y los antiguos gigantes, simbolizando el triunfo de Pérgamo sobre los galos. El altar se levanta en un patio, sobre un plinto casi cuadrado, y estaba rodeado de una columnata que protegía un muro sobre el que había otro friso que celebraba la legitimidad de los reyes de Pérgamo. Este altar no sólo era el punto final tradicional de la procesión del sacrificio, sino también un monumento político e incluso un monumento a la guerra. Este tipo de funciones desde siempre habían estado relacionadas con el templo, y el Partenón es un excelente ejemplo de ello. La novedad en este caso reside en que el altar revertía sobre un objeto cultural autónomo. Stoa dórica Propileos Templo de Atenea de Lindos 0 Santuario de Atenea en Lindos A pesar de que hoy veamos en Pérgamo una obra maestra de adaptación al paisaje, cuyo resultado es un ambiente arquitectónico multifacético, en su tiempo fue a contra corriente de la tendencia general a favor de la simetría y la imposición de la arquitectura sobre el paisaje. Como ejemplo, bastará con fijarse en el caso de la acrópolis de Lindos, en la isla de Rodas. El antiguo templo, situado espectacularmente al borde del acantilado en torno al que se construyó este santuario, pasa casi desapercibido en la solemne y dramática organización axial. Sin embargo, y de manera típicamente helenística, cuando lo antiguo coincide con lo nuevo, lo nuevo se ajusta y abandona la simetría para crear una tensión dinámica entre los dos. En Lindos, la estructura apenas coincide con la plataforma superior de la acrópolis. La primera terraza está enmarcada sobre el paisaje por una stoa en U orientada al paisaje y abierta en el centro por una amplia escalinata. Aun así, la hilera delantera de columnas corre a todo lo largo de la stoa, formando un pasillo apantallado frente al arranque de la escalinata que conduce al nivel superior y a un amplio pórtico abierto a un patio con un altar central. No obstante, de forma deliberada, las columnas del porche no están alineadas con la fachada del templo, una de cuyas esquinas penetra así en el ámbito del patio. 100 m 5.54 Santuario de Atenea en la acrópolis de Lindos: planta Europa / 135 Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:55:51. 400 a. C. Templo de Luxor Templo Kalabsha 5.56 Ejemplos de capiteles tolomeicos Los tolomeos El centro del mundo helenístico fue Alejandría. Situada en el Bajo Egipto, en el extremo occidental del delta del Nilo, la ciudad fue fundada en 332 a. C. por Alejandro Magno para servir de capital de la región, y muy pronto fue la mayor ciudad de la cuenca mediterránea, y también inigualada por ninguna otra por sus bibliotecas, museos y su rica cultura cosmopolita. Aunque nos haya llegado bien poco de aquella ciudad, el período de los tolomeos dejó un brillante registro de su arte y su arquitectura en muchas partes de Egipto, con la construcción de unos cincuenta complejos religiosos de mediano y gran tamaño, sin contar las obras arquitectónicas de menor envergadura. Los tolomeos y sus reinas no tuvieron grandes problemas en seguir la tradición egipcia de co­ locar sus estatuas como imágenes de culto. Los edificios de los imperios Medio y Nuevo eran volúmenes relativamente planos vistos desde el exterior, y poco se avanzó en la organización interior de los templos desde la perspectiva de un observador externo. En cambio, los templos de los tolomeos resaltan el juego de volúmenes y el contraste entre el imponen­ te pilono, los muros circundantes, y la sala hipóstila que asoma sobre la parte superior del muro. Abundando en la idea del contraste, los arquitectos tolomeos no disponen ventanas en la parte alta de los muros, como lo habían hecho los antiguos egipcios; sus salas hipóstilas son totalmente oscuras cuando se cierran las puer­tas; los arquitectos tolomeos también aña­ di­e­ron deambulatorios alrededor del templo, convirtiéndolo en un objeto autónomo dentro de los confines de los muros exteriores. Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. 5.55 Comparación entre las murallas de los imperios Medio y Nuevo y las tolomeicas 0 Los arquitectos griegos introdujeron cambios significativos no sólo en la organización espacial, sino también en la construcción. Hasta entonces, los muros estaban aparejados con piedras de distintos formatos, encomendándose la labor de unificar el aspecto del muro al tratamiento superficial. Por el contrario, los arquitectos helenísticos cortaban las piedras para formar hiladas regulares, creando claridad y precisión, o, dependiendo del gusto de cada uno, monotonía y rigidez. No obstante, fieles al gusto helenístico por la complejidad, los nuevos templos introdujeron un rasgo rara vez explotado en la arquitectura egipcia más antigua: la sección. 10 m También introdujeron importantes innovaciones en la elaboración de las columnas y sus capiteles. Los capiteles podía ser redondos o de tallo sencillo, cuadrifolios o incluso octofolios. Los motivos vegetales son palmas, papiros, lotos y lirios, pese a que estos últimos no eran especies autóctonas de Egipto. Las hojas de esas plantas podían agruparse de diferente forma, desde dos hasta cinco. La riqueza de las formas se realzaba con un vivo colorido. 5.57 Templo de Tolomeo III en Karnak, Egipto: media planta y sección 136 / África Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:55:51. 400 a. C. Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. 5.58 Pronaos en el templo de Horus, Edfú, Egipto Templo de Horus El templo de Horus (empezado en 237 a. C.) constituye un excelente ejemplo de dichas tendencias. El edificio no sólo tenía que reflejar las necesidades del culto a Horus, sino también servir como panteón para todos los aspectos acumulativos de la religión egipcia. La entrada está caracterizada por un gran pilono de 62,6 metros de anchura y 30,5 metros de altura, que conduce a un patio columnado en tres de sus cuatro lados, un motivo muy poco egipcio. La columnata enmarca la entrada del templo, pero también constituye un pórtico prolongado enmarcado por los muros peri­ metrales, formando un pasadizo que conecta, a su vez, con el deambulatorio comprendido entre el templo y el muro perimetral. La característica helenística de este proyecto es que casi toda la superficie del templo está cubierta de esculturas y jeroglíficos, algunos de los cuales fueron desfigurados por los primeros cristianos, por considerarlos paganos. Había dos salas hipóstilas, de las cuales la segunda tenía salas a ambos lados, un lugar para la preparación de los ungüentos sagrados al oeste, y un tesoro para objetos para el culto y vestuario litúrgico al este. Una vez superadas las dos salas hipóstilas, se entra en un patio interior central donde se levanta el santuario exento de Horus. El patio también da acceso a trece pequeñas capillas para el panteón, todas ellas ciegas y completamente oscuras, de no ser por las minúsculas hendiduras de entrada. Un punto a destacar es la cuidadosa alineación del pilono con el sol de mediodía en el solsticio de verano, momento en el que el pi­ lono no arroja sombra alguna. 5.59 Sala hipóstila del templo de Horus Santuario Pozo Capilla Patio pequeño Sala interior Sala hipóstila Patio 0 40 m 5.60 Templo de Horus, Edfú: planta África / 137 Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:55:51. 400 a. C. s ge an oG Rí Lauriya Nandangarh BIHAR Sarnath Pataliputra Bodh Gaya India Golfo de Bengala Mar de Arabia 5.61 Representación de Siddhartha Gautama, el Buda, en Borobodur, Indonesia Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. EL ADVENIMIENTO DEL BUDISMO A juzgar por su extensa y colorista literatura, los dieciséis mahajanapadas (reinos) védicos indoarios de Asia meridional debieron haber sido lugares de fermento cultural y prosperidad económica; sin embargo, se los conoce por sus guerras incesantes, con sus ejércitos siempre en busca de conflictos y luchando por la supremacía. A medida que se construían e incendiaban ciudades, iban surgiendo leyendas de héroes, todas ellas entrelazadas en la literatura épica de su tiempo. Según la historiadora india Romila Thapar, en el siglo vi a. C., dos hombres, Siddhartha Gautama (el Buda o “iluminado”) y Mahavira Jain, tal vez en respuesta a esas guerras constantes, rechazaron el elaborado ritual védico y lo sustituyeron por una vida de ascetismo, meditación y renuncia a toda violencia. Gautama y Jain también rechazaban el sistema de castas y concebían el nirvana como un estado accesible para todo el mundo. Para mayor información sobre este tema, véase: Thapar, Romila, Early India: From the origins to AD 1300 (University of California Press, Berkeley, 2003) que sigue siendo uno de los textos básicos sobre la historia de la India antigua. El budismo podría haberse quedado en una corriente intelectual más de no haber sido por Chandragupta Maurya, quien conquistó todas las mahajanapadas y estableció el imperio Maurya, el primer gran imperio del sur de Asia. Debió contar con una gran habilidad para escoger el momento oportuno, y tal vez se inspiró en la figura de Alejandro Magno, quien en 327 a. C. alcanzó los límites del sur de Asia. Sea como fuere, hacia 323 a. C. Chandragupta Maurya había fundado un reino que se extendía desde la cordillera del Hindukush, al oeste, hasta el actual Myanmar, al este. La capital de Chandragupta, Pataliputra, estaba situada en la confluencia del Ganges con uno de sus afluentes, el Gandak. No se han encontrado demasiados restos de esta ciudad, pero, según una crónica de Megástenes, el embaja­ dor griego en la corte de Chandragupta, tenía 15 ki­lómetros de largo por 2,5 kilómetros de ancho; rodeada por una muralla de madera con sesenta y cuatro puertas y unas quinientas setenta torres, todas ellas con saeteras para disparar flechas, disponía de un foso de agua perimetral de 200 metros de ancho para la defensa de la ciudad y para la recogida de las aguas procedentes de la red de alcantarillado. Megástenes también describe que la ciudad tenía pilares dorados, grandes estanques artificiales llenos de peces y extensos campos con innumerables pavos reales. Las excavaciones arqueológicas realizadas hasta ahora en la ciudad sólo han descubierto lo que parece ser una gran sala de audiencias, a juzgar por sus ochenta basas de pilares de piedra pulida, separados unos 5 metros entre sí, cuya altura original se ha estimado que era de unos 10 metros. Por su forma, el auditorio recuerda a edificios aqueménides y egipcios contemporáneos, lo que sugiere claramente un vivo contacto entre Oriente y Occidente (aunque los detalles sobre ese contacto siguen siendo objeto de debate). La mayor prueba de ese contacto viene dada por el descubrimiento de un capitel en Bulandibagh, un sitio secundario de Pataliputra, cuya composición y motivos decorativos son visiblemente euroasiáticos e incluso helénicos. 0 40 m 5.62 Sala de audiencias en Pataliputra, India: planta 138 / Asia meridional Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:55:51. 400 a. C. 0 10 m 5.63 Cueva de Lomas Rsi, cerca de Boda Gaya, India: planta y sección Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. Las columnas de Asoka El rey más famoso de la dinastía Maurya fue el nieto de Chandragupta, Asoka (reinado: 264-231 a. C.). Se dice que su conversión al budismo se produjo tras una batalla particularmente cruel, y la instituyó como religión oficial del estado. Se había impuesto la misión de extender las enseñanzas de Buda hasta los últimos confines de su imperio y, lejos de apoyarse en el poder de sus ejércitos, confió esa misión a la palabra de Buda, que era transmitida por vía oral por medio de sus emisarios y de edictos grabados en la piedra. Esculpidos en cuevas, rocas y columnas en la lengua ver­ nácula de su reino, esos edictos reflejaban en muchos aspectos las ideas del propio Asoka, quien aparece citado en ellos como Priyadarsin o “querido por los dioses”. De las aproximadamente cuarenta columnas de Asoka, o columnas de la Ley (dhammathambani), que aparecen mencionadas en los textos, han perdurado unas veinte, aunque posiblemente no todas sean originales de Asoka. Una de ellas, que todavía se conserva en pie en Lauriya Nandangarh, Bihar, está realizada con una única pieza de arenisca pulida, se alza 12 metros sobre el suelo y se prolonga 3 metros bajo tierra. Aunque está coronada por un capitel ornamentado, lo verdaderamente significativo de esta columna es el fuste, con inscripciones de edictos donde se identifica la figura de Asoka con el eje vertical simbólico, que supuestamente fue erigido por el dios Indra para separar la tierra del cielo. Los capiteles de las columnas de Asoka tienen una base formada por lotos estilizados, que sostienen un tambor ornamental con esculturas de animales, desde el toro al león, simbolizando la autoridad real. El más famoso de todos ellos es el capitel de la columna hallada en Sarnath, el sitio del primer sermón de Buda, cuya base de loto y tambor están rematados por un capitel con figuras de cuatro leones. Sobre todo ello, al menos originalmente, se hallaba la rueda de la ley budista, que a su vez fue adoptada como símbolo de la moderna nación estado india. 5.64 Una columna de Asoka Cueva de Lomas Rsi A mediados del siglo iii a. C. encontramos la primera cueva budista tallada en la roca que se conoce, la cueva de Lomas Rsi, en las colinas Barabar de Bihar. La utilizaban los budistas mendicantes o los viajeros itinerantes durante la estación de los monzones, cuando las cal­ zadas y los caminos se volvían impracticables. La cueva de Lomas Rsi representa el primer intento de convertir una cueva en una vivienda permanente. En los siglos siguientes, este sencillo principio florecería en una tradición de edificios tallados en la roca que se extendió por todo el sur de Asia y China. El interior de Lomas Rsi carece de ornamento; se trata de un vestíbulo rectangular con una habitación circular separada que proviene de la forma de una cabaña de paja. Su entrada está tallada imitando el contorno de una estructura tipo cabaña, y se completa con una cubierta de madera curvada, columnas de apoyo y un friso ornamentado con figuras de elefantes. 5.65 Entrada a la cueva de Lomas Rsi Asia meridional / 139 Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:55:51. 400 a. C. Qin Xianyang Banpo ei Río W Mar Amarillo Xianyang China Han Chang’an Ming Xian Leigudun Feng y Hao Tang Chang’an Mar de la China oriental 0 10 km Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. 5.66 Mapa de Xian, China, a lo largo de la historia CHINA: EL PERÍODO DE LOS REINOS COMBATIENTES En el período de los reinos combatientes (481221 a. C.), la antigua liga de ciudades gobernada por la nobleza Zhou fue sustituida por un sistema de estados territoriales (siete grandes y otros siete menores) bajo el mandato de reyes que, al parecer, estuvieron empeñados en una febril actividad constructiva. Fortificaron las murallas existentes, multiplicaron las defensas y barricadas, y fundaron ciudades sa­ télite, todo ello con la finalidad principal de defensa. Aunque se había producido una importante transformación: los reyes dejaron de construir conjuntos rituales, como habían hecho los de la antigua dinastía Zhou, y pasaron a edificar elaborados palacios, organizados axialmente y elevados sobre altas plataformas tai. Además, en lugar de construir edificios de varias plantas de madera y piedra, los arquitectos emplazaron sus edificios sobre plataformas altas. A diferencia de los modestos conjuntos rituales cercados, estos palacios imponían su presencia sobre el entorno como objetos tridimen­ sionales, visibles desde gran distancia. En general, cuando más alta era la plataforma tai, mayor poder se le suponía al gobernante que lo había encargado. En un tiempo en el que se dirimían numerosos intereses monárquicos en conflicto, y constantemente se producían nuevos derrocamientos de gobernantes, el hecho de resaltar teatralmente la autoridad de un gobernante resultaba crítico para su imagen. Por ejemplo, un rey Chu construyó una imponente plataforma en el sitio de sus reuniones con otros señores. La historia nos revela que sus invitados, impresionados y admirados con la visión de esta plataforma, decidieron unirse a la alianza Chu. Los cánones rituales de este período establecen una distinción entre jili, rituales propiciatorios realizados en templos ancestrales dentro de la ciudad, y xiongli, rituales desfavorables realizados en cementerios fuera de la ciudad. Correspondientemente, los recipientes usados en los templos recibían el nombre de jiqi (vasos de sacrificios), mientras que los empleados en un entierro se llamaban mingqi (vasos para los espíritus) o guiqi (vasos para los espectros). La arquitectura de las tumbas y cementerios fue adquiriendo importancia progresiva durante este período. 5.67 La monumentalidad de los conjuntos palaciegos en el período de los reinos combatientes 140 / Asia oriental Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:55:51. 400 a. C. 5.68 Palacio Xianyang nº 1, Xian, China: alzado 30 m Ubicado al norte del río Wei, los cimientos del palacio tienen 60 metros de largo en dirección este-oeste, 45 metros de ancho y 6 metros de alto. La reconstrucción sugiere que la superestructura del palacio se componía de dos alas simétricas. El núcleo de tierra estaba rodeado de crujías por todos sus lados y creaba la imagen de un edificio de tres pisos de enorme tamaño. Su sistema de drenaje conducía el agua a unas tuberías enterradas. Las cámaras estaban interconectadas por un conjunto de intrincados corredores, y los balcones estaban decorados con elaborados accesorios de bronce y murales coloristas. Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. Palacio Xianyang El palacio Xianyang nº 1 es un espectacular pabellón escalonado que consta de una serie de habitaciones y corredores, construidos unos sobre otros en torno a un núcleo de tierra, y que dan la impresión de una estructura de pisos de gran volumen y altura. Mientras que esta estructura ha sido identificada como el palacio Xianyang de Qin Shi Huangdi, primer emperador de la dinastía Qin, un descubrimiento reciente sugiere que fue construido primero durante el período de los reinos combatientes e integrado subsiguientemente en el conjunto palaciego de Shi Huangdi. 0 5.69 Palacio Xianyang nº 1: perspectiva Asia oriental / 141 Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:55:51. 400 a. C. 0 5.70 Excavación de la tumba de Zeng Hou Yi 8m 5.71 Tumba de Zeng Hou Yi, Sui Zhou, China: planta y sección Tumba de Zeng Hou Yi Se han descubierto más de seis mil tumbas de diversos tamaños del período Zhou oriental. La tumba de Zeng Hou Yi captó la atención internacional cuando, en 1978, se descubrió una gran colección de objetos de bronce, incluyendo un conjunto de 65 campanas con un peso total de 2,5 toneladas que se ha hecho mundialmente famoso. La tumba consistía en un foso vertical irregular de 13 metros de profundidad y con una superficie de más de 200 m². Estaba dividido en cuatro cámaras mediante tablas de madera, y la cámara principal contiene el cuerpo de Zeng Hou Yi colocado en múltiples féretros. El espacio entre el féretro exterior y la cámara estaba lleno de carbón, arcilla y tierra, para sellarlo lo más herméticamente posible. La cámara oriental contenía féretros de ocho mujeres, posiblemente músicas, sacrificadas en el momento del enterramiento (aunque la práctica de los sacrificios humanos relacionada con ritos funerarios estaba casi abolida en esa época de la historia china). La cámara oeste contenía trece esqueletos de mujeres jóvenes, quienes seguramente debieron haber sido concubinas del gobernante. Las restantes cámaras estaban repletas de objetos rituales y armas de bronce, oro, cobre, objetos lacados, madera, jade y otros materiales. 5.72 Féretros con huecos a modo de ventanas y puertas encontrados en la tumba de Zeng Hou Yi 5.73 Campanas bianzhong encontradas en la tumba de Zeng Hou Yi junto a 125 instrumentos musicales y 25 músicos Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. Un aspecto curioso de esta tumba son los pequeños huecos a modo de ventanas que conectan las cuatro cámaras. Hasta el féretro de Zeng Hou Yi tiene un agujero rectangular y su féretro interior está pintado con puertas y ventanas con motivos de celosía. En otras tumbas Chu se han encontrado huecos similares. Según las creencias taoístas chinas, cuando una persona muere, su hun (su alma espiritual) abandona el cuerpo, pero su p’o (alma terrenal) permanece unida al cuerpo. Esta interpretación sugiere que la serie de puertas de esta tumba tenía la finalidad de facilitar el movimiento del p’o en su “palacio” subterráneo. 142 / Asia oriental Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:55:51. 400 a. C. Golfo de México Valle de México Chalcatzingo Teopantecuanitlán Maya Territorio olmeca Kaminaljuyu Océano Pacífico 0 25 m 5.74 Teopantecuanitlán, Guerrero, México: plano de situación Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. CENTROS OLMECAS TARDÍOS En las planicies centrales mexicanas, en el valle de Amatzinac, a unos 65 kilómetros al sureste de Cuernavaca, se encuentra Chalcatzingo, situado espectacularmente al pie de uno de los tres conos volcánicos de 300 metros de altura que fueron considerados sagrados por los aztecas, y probablemente también por los olmecas. La zona tiene restos de varias culturas que van desde el 3000 a. C. hasta hoy, aunque el asentamiento alcanzó la cima de desarrollo cultural entre 700-500 a. C., durante el período de formación medio de México central. Se cree que el asentamiento fue utilizado como puesto de avanzada y centro comercial por los comerciantes olmecas de alfarería, productos agrícolas y materias primas. El lugar consiste en plataformas y terrazas de tierra, pero lo más notable son una serie de ba­jorrelieves sobre varias grandes piedras y en la superficie del acantilado, que representan temas religiosos y míticos relacionados con la agricultura, la lluvia y la fertilidad. Algunos de ellos corresponden a retratos de personajes de la élite. Las similitudes de estilo y simbología de esos relieves con los de los monumentos de la costa del golfo de México insinúan una relación entre Chalcatzingo y los olmecas. Incluso se ha sugerido que establecieron la base iconográfica para toda la mitología mesoamericana subsiguiente. Uno de los relieves representa a una soberana en un trono de una gruta estilizada, con nubes que flotan a su alrededor. Análogamente a la reverencia especial reservada para las grutas como lugares primigenios en la cultura hindú y la arquitectura del sur de Asia, las grutas relacionadas con deidades femeninas fueron muy veneradas en la cultura olmeca primitiva y mantuvieron su poder reverencial hasta bien avanzada la civilización mesoamericana. Un ejemplo de su importancia perdurable es la ex­traordinaria gruta volcánica en forma de tré­ bol situada debajo de la base de la pirámide de la Luna en Teotihuacán. Teopantecuanitlán (“lugar sagrado de los jaguares”), uno de los últimos sitios descubiertos del período olmeca primitivo, se extiende en una remota zona del oeste de México, a unos 160 kilómetros al sur de Cuernavaca, en la confluencia de los ríos Amacuzac y Balsas. Contaba con dos campos de juego de pelota, un acueducto o canal revestido de mampostería y una gran pirámide de piedra. La bóveda fal­sa de la pirámide data de 600 a. C. El lugar ocupa unos 90 km² y en él se pueden distinguir tres fases de ocupación. En el período 1400-1200 a. C., la construcción más primitiva se encuentra en el centro ceremonial, con paredes de adobe y máscaras de arcilla. Seguidamente, entre 1200 y 800 a. C., se construyó un sistema de riego con muros de mam­ postería, acueductos y una plaza hundida revestida de piedra que dispone de desagües También de ese período se han encontrado cuatro esculturas monumentales en forma de T invertida, labradas con representaciones zoomórficas de estilo olmeca. Finalmente, del período comprendido entre 800 y 600 a. C. se han encontrado seis estructuras construidas en semicírculo. 5.75 Bajorrelieve de Chalcatzingo, Morelos, México América Central / 143 Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:55:51. 400 a. C. 0 100 m Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. 5.76 Kaminaljuyú, afueras de la ciudad de Guatemala, Guatemala: plano de situación Kaminaljuyú Los primeros asentamientos mayas se produjeron en medio de la moderna ciudad de Guatemala, en plena selva del Yucatán, una zona donde las inundaciones estacionales permitían el florecimiento de una agricultura intensiva. Los mayas se habían aposentado en la península desde 1500 a. C., y hacia 1200 a. C. ya habían establecido una extensa red comercial. Cada poblado estaba unido al siguiente por medio de calzadas elevadas sobre el terreno pantanoso, que ellos pavimentaban con piedras blancas, de ahí su nombre maya, sacbe (“camino blanco”). Las calzadas formaban una red que se extendía por cientos de kilómetros. Las ciudades intercambiaban sal por maíz, obsidiana por alimentos. Las con­ chas de las ostras eran muy apreciadas y las espinas de las rayas, los dientes de tiburón, las caracolas y los caparazones de tortuga eran muy solicitados para fines rituales. Hacia el año 1000 a. C., la élite maya empezaba a vivir en recintos separados y a desarrollar una filosofía religiosa fuertemente esotérica. 5.77 Reconstrucción de un templo primitivo en Kaminaljuyú El primitivo lugar arqueológico maya de Ka­ minaljuyú está situado a las afueras de la ciudad de Guatemala actual, y puede encuadrarse en el período preclásico medio (800 a. C.300 d. C.). Originalmente el lugar comprendía más de cien plataformas y montículos, distribuidos por un área de unos 5 km² y organizado en plazas que se abrían a amplias avenidas. El período de mayor florecimiento de Kaminaljuyú se produjo entre 300 a. C. y 150 d. C., cuando dominó las tierras altas de Guatemala y alcanzó el máximo de población. Sus habitantes contaban con una agricultura de regadío avanzada y utilizaban acueductos para distribuir el agua. Hacia el año 400 d. C., Kaminaljuyú cayó bajo la influencia de Teotihuacán. El mayor montículo de Kaminaljuyú corresponde precisamente a esta época (montículo E-III-3), un montículo funerario que contenía las tumbas de dos miembros sucesivos de la élite. 5.78 Estela 2, Kaminaljuyú 144 / América Central Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:55:51. Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. Año 0 Eurasia estuvo dominada por dos grandes po­ tencias políticas, China y el imperio romano. Aunque se tratase de tipos de gobierno diferen­ tes —Roma pasó de ser una república a un imperio, mientras que China se fue burocra­ tizando y centralizando progresivamente—, ambas fueron capaces de dominar grandes territorios. El poder y las dimensiones de esos reinos suscitó el deseo de comerciar entre oc­ cidente y oriente, que, a la postre, acabaría por envolver a esos dos mundos, y a todo lo que había entre ellos, en un contacto cada vez más estrecho. Pero los tiempos no estaban todavía lo suficientemente maduros como para sopor­ tar un flujo continuo de mercancías. Los persas empezaban a declinar y, en India, el imperio de Asoka se estaba fragmentando en pequeños reinos. Sin embargo, gracias a que las rutas comerciales transcontinentales habían pasado a ser importantes motores económicos, dos culturas que antes eran periféricas se erigieron en poderosas intermediarias. Hablamos de las civilizaciones de gandhara (en el Afganistán actual) y de los nabateos (en la Jordania ac­ tual), ambas escenarios no sólo de estimulan­ tes mezclas culturales, sino también de impor­ tantes experimentos arquitectónicos. Las tumbas cortadas en la roca de los nabateos aportaron vivacidad helenizada a las formas, aún rígidas, de la arquitectura romana. Inicialmente, el influjo económico de Roma ensombreció el Mediterráneo oriental, donde poca cosa de fundamento se construyó duran­ te el siglo i a. C. sin embargo, con el cambio de república a imperio, Roma no sólo se dedicó a centralizar la riqueza, sino también a cohe­ sionar su mundo en expansión. La actividad constructiva se reanudó en el este. Los empe­ radores romanos, de Augusto a Trajano, cam­ biaron la faz arquitectónica del mundo romano, construyendo templos impresionantes, foros y villas. De hecho, lo que llamamos hoy arquitec­ tura clásica fue el resultado de la difusión del vocabulario arquitectónico romano a través de la amplia área geográfica de Europa, el norte de África y Oriente Próximo. Nunca una región tan vasta había estado some­tida a un lenguaje arquitectónico tan unificado. En China, la dinastía Qin adquirió el poder a través de un despiadado exterminio de la opo­ sición, una burocracia gubernamental centra­ lizada y la unificación de la moneda. Por es­ tos logros, el emperador de la dinastía Qin, Shi Huangdi, es conocido como el Primer Empera­ dor. Además, el nombre de China proviene del nombre Qin (Ch’in). El gobierno de Shi Huang­ di fue controvertido y sus métodos despia­ dados. Tras su muerte, su dinastía de derrum­ bó rápidamente y fue sustituida por la Han (202 a. C.-220) que, por contraste, es famosa por un largo período de paz, considerado tradi­ cionalmente como la era imperial de China. Los Han mantuvieron el imperio unificado y centra­ lizado de los Qin, pero su corte fue más respon­ sable y transparente. Así, aunque Shi Huangdi sea conocido como el primer emperador, los chinos continentales todavía re­ci­ben el nombre de “chinos Han”. A principios del primer mile­ nio, la dinastía Han gobernaba un territorio mayor que el del imperio romano. La arquitec­ tura Han estableció el escenario para las dinas­ tías subsiguientes. Aunque nos ha llegado muy poco de sus palacios, ciudades y esculturas monumentales en piedra, las maquetas de ar­ cilla y las referencias literarias contienen inten­ sas descripciones. Hacia el siglo i, las “calza­ das espirituales” con monumentos y figuras de piedra jalonando la aproximación a una tumba imperial sustituyeron a los ejércitos de terracota de los Qin. En el sur de Asia, debido a la desintegración del imperio Maurya hacia 200 a. C., el pueblo nómada yueh-chi, procedente de Mongolia, fundó el imperio Kushana (siglos i a. C.-iii) que se extendía desde partes de Afganistán e Irán hasta Pataliputra, en las llanuras centrales del Ganges en el este, y hacia abajo, hasta Sanchi, en el sur. Debido a la singularidad de su ubica­ ción, el imperio Kushana sirvió de crisol de gentes e ideas procedentes de India, Persia, China y hasta del imperio romano. Teotihuacán, en el valle de México, y Monte Albán, en el valle de Oaxaca, alcanzaron el poder rápidamente en Mesoamérica. La civili­ zación maya fue el fruto de la evolución de una red interconectada de pueblos en la península del Yucatán, el sureste de México y Guatemala. Una potente red comercial conectada median­ te calzadas elevadas sobre terrenos pantano­ sos propició que los mayas se convirtieran en un nuevo poder centroamericano en el milenio que estaba por comenzar. En la costa del Pací­ fico, en la zona de Jalisco, las tumbas en forma de pozo revelan una nueva cultura de la muer­ te. Construidas en el corazón de los poblados, esas tumbas pretendían integrar a los muertos en las actividades festivas y en la vida diaria. Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:55:51. 0 República de Roma 509-27 a. C. Pompeya desde el siglo vi a. C. ™ Roma Petra 300 a. C. Nakbe Sanchi Teuchitlán Xianyang Dinastía Qin Dinastía Zhou oriental 221-206 a. C. Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. 771-256 a. C. Palacio Xianyang siglos iv-iii a. C. Nakbe 350 a. C.-250. 146 Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:55:51. 0 Imperio romano 27 a. C.-393 Templo de Zeus Olímpico Coliseo Panteón iniciado en 170 a. C. 72-80 125 Los foros imperiales Domus Áurea 48 a. C.-112 hacia 65 Pérgamo desde el siglo iii a. C. Templo de la Fortuna, Preneste Palacio de Domiciano 40 a. C. 92 Villa Adriana 118-134 Tumbas excavadas en la roca, Petra 312 a. C.-106 1 200 a. C. 200 4239: calendario egipcio 3763: calendario judío 756: calendario romano 752: calendario babilónico 547: calendario budista 1 de la era Yuanshi de la dinastía Han: calendario chino Taxila 150 a. C.-100 Imperio Maurya Imperio Kushana hacia 323-185 a. C. siglo ii a. C.-siglo iii Complejo de stupas en Sanchi hacia 100 Cuevas excavadas en la roca en Junnar 100-25 a. C. Interreino Wang Mang Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. 9-25 Dinastía Han occidental Dinastía Han oriental 206 a. C.-9 25-220 Tumba del primer emperador Complejo ritual Mingtang-Biyong 246–210 a. C. 141–86 a. C. Tradición Teuchitlán El Openo hacia 300 a. C.-900 300 a. C.-200 Cultura maya preclásica El Mirador hacia 1000 a. C.-250 150 a. C.-150 147 Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:55:51. 0 Basílica Porcia Curia Hostilia Prisión Curia Julia Comicio 0 6.1 Foro romano, Roma, Italia: planta 6.2 Cosa, cerca de Orbetello, Italia: planta Quirinal Viminal Capitolino Vía Aurelia Esquilino Palatino Celio 6.3 Mapa de Roma, hacia el siglo iv a. C. Vía Os tie ns is Aventino Vía Ap pia En el corazón cívico de la ciudad se encontra­ ba el Comicio, un lugar de reunión del pueblo (de donde procede la palabra “comité”), en el foro situado justo al pie del monte Capitolino. Tenía una plataforma para un orador, la co­ lumna rostral, adornada con las proas de los navíos capturados al enemigo en la batalla na­ val de Anzio en 338 a. C. Su forma exacta aún es objeto de debate, pero consistía en un an­ fiteatro circular poco profundo, situado frente a la asam­blea del pueblo o curia. No se trata­ ba de un edificio, sino de un templum o espa­ cio sagrado, y estaba orientado según un eje norte-sur. Para consolidar el dominio sobre sus territo­ rios, Roma construyó fortines, fortificaciones e incluso ciudades, como Cosa, que fue fun­ dada en 273 a. C. en un emplazamiento roco­ so de la costa de Etruria, a unos cien kilóme­ tros al norte de Roma. De su puerta oriental arrancaba una calzada que descendía por la falda de la montaña hasta el puerto. De plan­ ta sensiblemente trapezoidal, contenía en su punto más alto un capitolio (construido en 175-150 a. C.), así como un largo foro rectan­ gular alejado del centro, en un terreno más llano de la esquina noreste de la ciudad, aun­ lana que conectado axialmente con la avenida sca u T principal. En esencia, se trataba de un recinto Vía urbano al aire libre, con varias puertas de entrada, que albergaba los núcleos religioso, mercantil y gubernamental de la ciudad. El Comicio, con sus escaleras circulares y la cu­ ria detrás, estaba en el lado noreste más largo. Cerca del Comicio había una basílica. Vía Tib urt ina ia lamin Vía F r Tíbe Río El mismo año, tras todo un siglo de conflicto con los cartagineses, Roma conquistó Cartago, la arrasó y emponzoñó su suelo con sal, pa­ sando a tener el dominio absoluto de la cuenca del Mediterráneo. En Roma nació una nueva clase social, los équites, que tuvieron un papel fundamental en el siglo anterior hasta que Augusto acabara con su poder. La vida religio­ sa de los romanos se centraba en torno a los templos de Saturno (498 a. C.) y de la Concor­ dia (336 a. C.), al pie del monte Capitolino. Vía Sa ral ia LA ROMA REPUBLICANA Los orígenes de Roma están envueltos en las nebulosas de la leyenda y el mito. Según Virgi­ lio, la ciudad fue fundada por Eneas, quien huía de Troya. Pero, según la tradición popular local, la ciudad fue fundada por Rómulo. Los hallazgos arqueológicos demuestran la exis­ tencia de asentamientos de tiempos de los etruscos que no se sabe si fueron ocupados por los recién llegados. Sin embargo, lo que sí está claro es que, a lo largo del siglo iv a. C., Roma fue conquistando una por una todas las ciudades vecinas, hasta que, hacia el si­ glo iii a. C., dominaba la mayor parte de la Italia actual. Cuando en 272 a. C. la colonia griega de Tarento en Sicilia cayó en poder de los ro­ manos, éstos la saquearon y esclavizaron a sus habitantes; le siguió la caída de Siracusa en 212 a. C. El saqueo de Corinto en 146 a. C. dejó a Grecia misma bajo el dominio de Roma. Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. 500 m 30 m No m en ta na 0 Ví a Arco de Séptimo Severo Vía La tina 148 / Europa Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:55:51. 0 Basílica Comicio 0 60 m 6.5 Foro y basílica de Pompeya, Italia Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. 6.4 Foro en Cosa: planta Pompeya En origen un asentamiento griego, Pompeya fue una ciudad floreciente antes de la llegada de los romanos, quienes la convirtieron en un bullicioso puerto y lugar de recreo. Debido a su destrucción por la erupción del Vesubio en el año 79, hoy es una especie de museo donde estudiar la vida cotidiana de una ciudad roma­ na hace 2.000 años, con sus casas de diferen­ tes tamaños, sus jardines, restaurantes, foros y edificios cívicos. Cuando pasó a dominio de los romanos en 80 a. C., todo lo que tuvieron que hacer fueron ciertas mejoras en el foro, para acomodarlo a sus gustos. En el lado oeste se encontraba el antiguo templo de Apolo, cons­ truido hacia 130 a. C., cerca de una basílica de la misma época. En el extremo sur del foro había tres edificios municipales, entre ellos el senado, y hacia el este, a la vuelta de la esqui­ na, un edificio cuadrangular sin cubrir y con su propio temenos, que se utilizaba como tribunal de justicia. Construido hacia 100 a. C., carecía de techo, seguramente para cumplir el dictado religioso de que los juicios debían celebrarse al aire libre. Los romanos añadieron el templo de Júpiter (80 a. C.), elevado sobre un podio, con dos estatuas ecuestres flanqueando la escali­ nata y un altar delantero. Visto desde el extre­ mo sur del foro, hace de telón de fondo del mismo y establece una conexión directa con la mole del Vesubio detrás de él. Los romanos también reformaron el lado este del foro y añadieron un mercado de verduras y comestibles, el macellum, y un santuario de los lares de la ciudad (dioses custodios), cons­ truido tras un terremoto acaecido en 62. Cerca de él se encuentra el pequeño templo del Ge­ nio de Augustoque flanquea el pórtico de Eu­ maquia; uniendo todo este conjunto había un pórtico con columnas de dos plantas. Templo de Júpiter Mercado Santuario de los lares de la ciudad Templo de Apolo Comicio Los orígenes de la tipología de la basílica son dudosos; carece de precursores claros en el Mediterráneo oriental, donde cabría ubicarlo por su nombre griego (basilikos, perteneciente al rey). Así pues, todo parece indicar que se trata de una invención romana. Pero cualquie­ ra que sea su origen, lo cierto es que esta tipo­ logía se extendió rápidamente. Tenía una for­ ma central axial que conducía a un altar en el muro trasero, y una cubierta más alta sobre la nave central, con la iluminación procedente de un triforio. Las basílicas podían tener diversos usos, pero las que había en el foro hacían las veces de tribunales de justicia. Ciertas partes del edificio se aislaban mediante paneles. La tipología de la basílica se ha mantenido hasta la actualidad. En tiempos de los roma­ nos, la basílica correspondía al pórtico griego, con la salvedad de que la versión romana era un espacio realmente interior. Así pues, rápi­ damente empezó a utilizarse como marco de actividades y ritos, la celebración de juicios y la veneración de la familia imperial. Pabellón de los comerciantes de tejidos Basílica Curia 6.6 Foro de Pompeya: planta 0 80 m Europa / 149 Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:55:51. 0 St. Rémy Cosa Preneste Roma Capri Pompeya Kbour-er-Roumia Mar Mediterráneo Jerusalén Masada 6.7 Templo de Fortuna en Preneste: perspectiva axonométrica Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. El templo de Fortuna en Preneste De impresionante puede calificarse el uso vir­ tuoso del hormigón (opus caementicium) por los arquitectos romanos, cuya primera utiliza­ ción se remonta al año 190 a. C. y que tanto contribuiría a la perdurabilidad de las estruc­ turas romanas. Hacia la época del emperador Augusto (63 a. C.-14) habían mejorado la calida­d del cemento mediante la adición de ceniza­s puzolánicas, una ceniza volcánica roji­ za que debía su nombre al lugar de origen, Pozzuoli, una población cercana a Nápoles. Si bien es fácil que los arquitectos romanos desconocieran los secretos de la química sub­ yacente a la adherencia del hormigón, estaban muy seguros de sus propiedades, una de las cuales era que fraguaba bajo el agua, lo que lo convertía en un material muy adecuado para puertos y otras obras marinas. 0 Aunque Vitruvio, el famoso teórico de la arqui­ tectura romana, siempre conservador, todavía era bastante escéptico acerca de este material en 40 a. C., la época en que estaba escribien­ do su célebre tratado, la verdad es que los ar­ quitectos del templo de Fortuna en Preneste (la moderna Palestrina) no muestran ningún titubeo en su uso. El templo (hacia 82 a. C.) consistía en siete terrazas de hormigón, acce­ sibles por rampas y escaleras. La organización simétrica, inspirada en los conceptos de pro­ yecto helenísticos, ascendía por la falda de una colina de 60 metros de altura. La terraza superior estaba enmarcada por un pórtico corintio en forma de doble L, en torno a un teatro semicircular sobre el que, a su vez, se elevaba una columnata semicircular. Como fondo de la composición y sobre su eje central, se alzaba un templete circular o tholos, exca­ vado parcialmente en la roca, que indicaba el lugar sagrado. A excepción de las columnas y otros elementos arquitectónicos, la estructura fue construida enteramente con hormigón, in­ cluyendo las bóvedas de soporte. Aprovechando el potencial estructural del nue­ vo material, se usaron varios tipos de bóveda, entre ellas, bóvedas en las rampas y anulares. El hecho de que la fachada del nivel superior descansase sobre una bóveda en lugar de sobre una pared, puede considerarse como una audacia impensable en la época anterior al hormigón. En el proyecto de los espacios también hay varias novedades. Los dos en­ trantes semicirculares de la fachada de la zona inferior, sin otra misión funcional que la de abrirse al paisaje, introducen unas posibilida­ des que serían desarrolladas y ampliadas por arquitectos romanos posteriores. El uso exacto del templo todavía se desco­ noce, pero lo que sí sabemos es que Fortuna era la diosa de la suerte. El lugar también se conocía por un oráculo; un niño con dotes que escogía al azar de entre palos de roble inscritos con frases del oráculo. La terraza superior y el teatro se utilizaban para fiestas, danzas y ritos. 20 m 6.8 Templo de Fortuna en Preneste: sección del hemiciclo 6.9 Opus incertum 150 / Europa Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:55:51. 0 0 40 m 6.10 Tejido residencial de Pompeya Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. La villa urbana romana Hasta el siglo ii a. C., las casas romanas siguie­ ron el viejo modelo mediterráneo, con las habi­ taciones agrupadas en torno a un atrio, alto y más bien oscuro. Sin embargo, durante las últimas décadas de la República (que terminó al establecerse el Imperio, en el año 44 a. C.), con la continua afluencia de riqueza, el pro­ yecto de las casas particulares se fue haciendo cada vez más espléndido. Dependiendo de la riqueza del propietario, se podía añadir un jardín con columnas detrás de la casa, inspira­ do en la arquitectura egipcia. En ocasiones se construían exedras y bibliotecas, así como fuentes, cenadores de verano e incluso baños privados. Se amplió el tamaño de las ventanas y los muros se decoraron con pinturas ilusio­ nistas. Tampoco era raro añadir un comedor con vistas a la calle en una segunda planta. Los restos del tejido urbano de Pompeya, des­ truida en el año 79, muestran la elevada den­ sidad de la construcción alcanzada al irse ampliando las casas dentro de la manzana urbana. Se puede intuir claramente que algu­ nas familias habían ido ampliando sus pose­ siones adquiriendo las de sus vecinos, en un intento de definir una progresión ordenada de espacios dentro de una maraña caótica. En este sentido, resulta ilustrativo comparar el caso de Pompeya con el de Sirkap, en el Pa­ kistán actual, fundada por los griegos alrede­ dor de 190 a. C. En este caso, encontramos un denso tejido de casas con escasa diferencia­ ción de escala. Una sola villa urbana en Pom­ peya podía ser tan grande como una manzana entera en Sirkap. Basándose en las tradiciones etruscas, la clase alta romana valoraba mucho la importancia de los banquetes. Las comidas se habían conver­ tido en acontecimientos elaborados: eran pre­ paradas por cocineros profesionales, se ser­ vían en bandejas de plata y, ocasionalmente derivaban en juergas etílicas. En 182 a. C., el Senado aprobó una ley que regulaba la dimen­ sión de los festines, pero no consiguió detener la tendencia general. Algunas villas alcanzaron tamaños enormes, muchas de ellas se cons­ truían sobre colinas o en la costa. 0 Durante esa época, entre las familias romanas acaudaladas se puso de moda la costumbre de enviar a sus hijos a aprender retórica a Grecia, una práctica que consideraban muy útil para sus futuras carreras políticas o de derecho. Los romanos también eran grandes admiradores del arte y la arquitectura de Gre­ cia, pero estaban mucho menos interesados por la literatura, la música o la ciencia griegas. Los romanos se trajeron de Grecia un reloj de sol, pero, por increíble que pueda parecer, tardaron nada menos que cien años en com­ prender que el cambio de ubicación del reloj hacía necesario ajustarlo a la nueva latitud. 40 m 6.11 Porción de la ciudad de Taxila, Sirkap, Pakistán: planta Europa / 151 Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:55:51. 0 Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. 6.12 Tumba de Marco Virgilio Eurysaces, Roma, Italia Tumbas republicanas Previamente al helenismo, la muerte era con­ siderada un asunto poco menos que innoble para el común de las gentes, o un ritual en el caso de los reyes. Pero el nacimiento de una clase comerciante adinerada y el sentimenta­ lismo helenístico, dieron lugar a una arquitec­ tura funeraria orientada a la clase acaudala­ da, que acabaría convirtiéndose en una forma de expresión arquitectónica autónoma. Aun­ que a primera vista puede considerarse que es una tipología arquitectónica menor, lo cierto es que jugó un papel fundamental en el estable­ cimiento de un campo de experimentación donde los arquitectos tuvieron ocasión de tra­ bajar temas complejos respecto al emplaza­ miento en el terreno, la proporción y el progra­ ma. Un buen ejemplo de ello es la tumba de Marco Virgilio Eurysaces (30 a. C.), un rico panadero que pidió al arquitecto que proyec­ tase algo en torno al tema de un panarium (cesto para el pan). Por necesidades de em­ plazamiento, su planta es trapezoidal y el exte­ rior está decorado con filas de tubos que sos­ tienen el panarium, enmarcados con pilastras en las esquinas. La parte superior ha desa­ parecido, pero se sabe que era bastante pare­ cida a una pirámide. El mausoleo romano de Saint-Rémy, en la Provenza, es más sereno y consta de tres zonas: un zócalo o basamento, un arco de cuatro lados y un delicado temple­ te redondo encima. 6.13 Monumento de de los Julios, Saint-Rémy, Francia En Dugga, Túnez, hay un mausoleo de 21 me­ tros de altura, construido por albañiles nubios para un príncipe cartaginés o númida, con unas inscripciones que citan como arquitecto a un tal Ateban. El piso inferior parece un vasto cimiento expuesto que sostiene un zóca­ lo y un templo encima, con cuatro columnas adosadas a un lado, que, a su vez, se convier­ te en la base para una torre. El llamado mausoleo de Absalón, en Jerusa­ lén, es una construcción mixta, cuya parte in­ ferior está excavada en la roca, mientras que el resto está construido con sillares de piedra. En la parte inferior, un zócalo sostiene una caja cúbica cuyas caras están decoradas con me­ dias columnas jónicas. Sin embargo, pese a que las basas son jónicas, el entablamento es sorprendentemente dórico. Sobre él apoya un ático liso y sin ornamentación que sirve de base para una techumbre cónica cóncava. El con­ junto alcanza los 20 metros de altura. 0 6.14 Tumba de Absalón, Jerusalén, Israel 152 / Europa Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:55:51. 10 m 0 0 30 m Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. 6.15 Tumba de la mujer cristiana (Kbour-er-Roumia), Argel, Argelia Los toloi En Argel hay varias tumbas en forma de túmu­ lo que, obviamente, remiten a antiguas tradi­ ciones. Este tipo de tumbas habían proliferado en tiempos de los etruscos, unos cuatrocientos años antes. Resulta particularmente impresio­ nante la llamada Tumba de la mujer cristiana (Kbour-er-Roumia), ubicada en Argel, al oeste de Tipsa, con un diámetro de 60 metros y apo­ yada sobre una base cuadrada baja. Sobre un zócalo de tres peldaños se levanta un anillo de sesenta medias columnas jónicas que decoran un tambor del que arranca un montículo cóni­ co escalonado, rematado por una plataforma circular a 32 metros del suelo, cuyos elemen­ tos escultóricos han desaparecido. Para llegar a la tumba hay que recorrer un corredor en espiral. Fue construida alrededor de 19 a. C. Por más que una tumba como ésta pueda parecernos ajena a la sensibilidad clá­sica, la verdad es que esa tipología fue la que inspiró el mausoleo de Augusto en Roma, construido en 28 a. C., una base circular de 87 metros de diámetro de la que se levantan cinco anillos en espiral, con una estructura de muros radiales. El exterior está cubierto con travertino, tenía un friso dórico y, flanqueando la entrada, había dos obeliscos egipcios (uno de ellos está hoy en la plaza del Esquilino y el otro en la del Quirinal. Flanqueando la puerta de la tumba había dos lápidas de bronce con inscripciones que loaban las hazañas del emperador. En la parte superior de la base del monumento, un túmulo plantado con cipreses coronaba otro cilindro sobre el que había un montículo bajo, con una estatua del emperador en la cima. 6.16 Kbour-er-Roumia: planta y alzado 0 90 m 6.17 Mausoleo de Augusto, Roma: planta y alzado Europa / 153 Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:55:51. 0 Prisión Templo de la Concordia Templo de Vespasiano Templo de Saturno 0 Curia Julia Comicio Ar co de Se pti mi oS Columna rostral ev ero 100 m Ba síli ca Jul ia Ba sili ca Ae mi lia Templo de Antonino y Faustina Arc od eA ug ust o Templo de Divus Julius Templo de Vesta Templo de Cástor Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. 6.18 Foro romano, siglo i a. C. LA ROMA DE AUGUSTO El cambio de la república al imperio coincidió con la tendencia helenística general de la divi­ nización de los gobernantes. Sin embargo, este cambio estaba basado en un poder y una riqueza sin precedentes, buena parte de los cuales Augusto invirtió en arquitectura. Se de­ cía que al comienzo de su reinado, en 27 a. C., encontró una ciudad de ladrillo y que, a su muerte, legó una ciudad de mármol. Este di­ cho no se apartaba mucho de la realidad, ya que en sus cuarenta años de reinado recons­ truyó prácticamente toda la ciudad, amplió sus calles y rediseñó su infraestructura, pero, so­ bre todo, remodeló el Foro romano. Para en­ tender toda la magnitud de los esfuerzos de Augusto, baste recordar que antes de su largo reinado (27 a. C.-14), Roma era una ciudad sin atractivo, e incluso insegura. Tenía una po­ blación de un millón de habitantes, y por más que el gobierno hiciera esfuerzos por mante­ ner el control, lo cierto es que la corrupción, la especulación y la mala administración llega­ ban a tal punto que los templos estaban des­ cuidados y los edificios públicos se caían a trozos. Muchas partes de la ciudad eran ba­ rrios pobres y superpoblados. Los incendios estaban a la orden del día; así, fueron notables los de los años 16, 14, 12 y 7 a. C. Las inunda­ ciones asolaban las zonas bajas de la ciudad. El cambio de régimen de la república a la dictadura en la época de Sila y después bajo César, se tradujo en la posibilidad de ejercer un mayor control. César había empezado varios proyectos para la mejora de la ciudad, incluso planeó enderezar el río Tíber. Su ase­ sinato en el año 44 frenó esos planes, pero su ambición pasó a Augusto, quien instituyó un sistema imperial que le permitía aumentar su dominio sobre todos los aspectos de la vida romana. Entre esos esfuerzos destaca su in­ tento de poner orden en el centro de la ciudad. Después de una gran tormenta, ordenó elabo­ rar un estudio sobre las tejas de los tejados. También creó un nuevo sistema hidráulico, restauró ochenta y dos templos, aumentó el gasto público en reparaciones de edificios y calles, e incluso fundó una brigada de bombe­ ros compuesta por seiscientos esclavos. Una de las primeras acciones de Augusto para que la ciudad tuviera arquitectura monumen­ tal fue acabar el Foro de César iniciado por su predecesor. Era de planta sensiblemente rec­ tangular y tamaño parecido al del foro antiguo, pero ampliado hacia el norte y conectado con éste por medio de un portal. El templo de mármol blanco se alzaba sobre un podio alto, en una posición dominante sobre uno de los lados cortos del viejo foro de César. El edificio tenía columnas sólo en tres de sus lados, y daba la impresión de que el pteron y la cella habían sido aplastados uno contra otro. El concepto fundamental volvía a ser helenístico, pero la simplicidad y el orden hicieron de él un prototipo. Sin embargo, el nuevo foro invadía el ámbito del antiguo Comicio, que tuvo que ser desplazado más al sur. El edificio del Senado, donde fue asesinado César, también tuvo que reconstruirse, y fue ubicado en la esquina oeste del perímetro del Foro. Pero con esas transformaciones no se había hecho más que empezar. En los primeros años del reinado de Augusto se terminó la basílica Julia, que servía como palacio de justicia para los ciento treinta miembros encargados de temas como testa­ mentos y herencias. El edificio tiene 101 me­ tros de largo por 49 metros de ancho, y su lado largo define el límite del foro. Para dar acomo­ do a las distintas necesidades funcionales se empleaban mamparas ligeras. La basílica Aemi­lia estaba situada en simetría con la Julia. Aunque había sido restaurada por César, Au­ gusto la reconstruyó. Tenía una fachada de dos plantas y dieciséis crujías, exquisitamente articulada con columnas y mármoles, y en su tiempo era considerada como uno de los edifi­ cios más bellos de Roma. 6.19 Basílica Julia, Roma 154 / Europa Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:55:51. 0 Templo de Marte el Vengador Templo de Venus Genetrix Foro de Augusto Foro de César 0 100 m Templo de Minerva Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. 6.20 Foros de César y Augusto, siglo i a. C. El foro de Augusto Augusto también construyó su propio foro (10-2 a. C.), girado 90 grados respecto al de César, y adosado a la muralla de la ciudad por su lado oeste. Estaba en una zona densamen­ te construida, por lo que hubo que hacer un gran dispendio en la expropiación y demoli­ ción de numerosas casas. La entrada se efec­ tuaba por su lado sur, en la alineación mar­ cada por el eje del templo que ocupaba el extremo norte del foro. Al parecer, Augusto no pudo comprar todo el suelo que precisaba para emplazar el edificio, pese a que el barrio situado detrás era uno de las más pobres de la ciudad, por lo que detrás del edificio se erigió un gran muro a modo de cortafuegos que servía de escudo para ocultar la pobreza de la zona. Para resolver la irregularidad del empla­ zamiento, el arquitecto añadió unos pórticos que ocultaban sendas entradas posteriores, a mano derecha e izquierda del templo. El pórti­ co norte termina en una sala cuadrada que, en su tiempo, contenía una estatua colosal de Augusto. El templo fue dedicado a Marte el Vengador, en cumplimiento de una promesa que hizo Au­ gusto antes de la batalla de Filippos (42 a. C.), en la que murieron Casio y Bruto, los asesinos de Julio César. Delante y a ambos lados del templo hay ocho columnas corintias. La planta es prácticamente cuadrada (38 × 40 metros). La omisión de dos filas de columnas permitió habilitar una espaciosa entrada. En el ábside interior del templo, y elevadas cinco peldaños sobre el suelo de la nave, había estatuas de Marte, Venus y el divinizado Julio César. Dos grandes exedras en ángulo recto tenían la finalidad de sostener estatuas alusivas a la historia de los grandes personajes de la fun­ dación de Roma, Rómulo en una de ellas y Eneas en la otra. El imperio de Augusto tenía que verse como la culminación de esta his­ toria, con el propio Augusto presidiendo esta galería de retratos, en forma de estatua de bronce, elevada sobre un pedestal que estaba situado en medio del Foro. De cariz bastante distinto a las ceremonias religiosas que se de­ sarrollaban en este lugar, el Foro se convirtió en el punto de partida para los magistrados que se desplazaban a provincias y en almacén de las banderas triunfales. También se usaba para las reuniones del Senado en espera de informes sobre las campañas militares. Foro de Augusto Foro de César Foro romano 6.21 Relación del foro romano con los de César y Augusto Vitruvio La era de Augusto resultó muy provechosa para los arquitectos en general, lo que indujo a Marco Vitruvio Polión (hacia 70-25 a. C.) a componer su tratado, conocido hoy como Los diez libros de arquitectura. Aunque el libro contenga una gran cantidad de información útil sobre materiales de construcción, elección del emplazamiento, e incluso sobre la educación del arquitecto, Vitruvio se mostraba crítico con los desarrollos de la arquitectura de su época. No estaba muy convencido sobre las bondades del hormigón, y consideraba que muchos de los nuevos edificios encargados por Augusto se habían construido sin atenerse a unos princi­ pios directores. En su intento de restablecer esos principios, sostenía que los tres órdenes —dórico, jónico y corintio— deberían regirse por unos cánones de proporciones únicos para cada uno de ellos. Vitruvio también distinguía entre firmitas, utilitas y venustas (firmeza, utili­ dad y belleza), y todo edificio debía proyectarse de acuerdo con estos criterios. Un almacén, por ejemplo, debe ser construido teniendo en cuenta, fundamentalmente, la utilidad, pero su visión no debe resultar molesta, mientras que un palacio debe ser construido pensando en la belleza, pero sin embargo debe ser proyectado para perdurar. La repercusión de Vitruvio en la arquitectura romana fue mínima, pero, tras el descubrimiento de una copia de su tratado en 1414, en la biblioteca del monasterio suizo de Sankt Gallen, su influencia entre los arqui­ tectos del Renacimiento resultó decisiva para sentar las bases de una teoría de la arquitectu­ ra en Europa que perduraría durante los tres siglos siguientes. Europa/ 155 Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:55:51. 0 6.22 Capiteles corintios: templo de Marte el Vengador 6.23 Capitel del templo de Atenea, Tegea Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. Capiteles corintios Entre los órdenes principales, el corintio fue el último en aparecer. Parece ser que la primera vez que se utilizó fue en el templo de Apolo en Basas (420-400 a. C.), enmarcado al fondo de la cella. En el templo de Zeus Olímpico (inicia­ do en 170 a. C.), un gran templo construido en Atenas en la época helenística, sólo está pre­ sente en el exterior. El uso del estilo corintio permaneció con intermitencias hasta la era de Augusto, en la que se convirtió en sinónimo del joven imperio. Los orígenes conceptuales del estilo corintio siguen siendo oscuros, pero Vitruvio cuenta la leyenda de que cuando una muchacha corin­ tia murió, su aya puso varios potes y tazas en un cesto y lo colocó sobre su tumba. La prima­ vera siguiente, una raíz de acanto que había estado hasta entonces bajo la tumba empezó a brotar por el cesto. Dio la coincidencia de que el arquitecto Calímaco acertó a pasar por ahí y decidió modelar un capitel inspirándose en esa disposición. Es imposible comprobar la exactitud de la leyenda, pero los temas de la pureza y la muerte fueron ciertamente atribu­ tos importantes de la columna, y la hoja de acanto se asociaba con la inmortalidad desde muy antiguo. 6.25 Capitel del templo de Apolo, Dídimo 6.24 Capitel del templo de Cástor A diferencia de los capiteles dórico y jónico, que sólo sufrieron transformaciones muy suti­ les con el paso del tiempo, el corintio toleró numerosas variantes que, por lo general, se describen indicando el número de anillos de hojas de acanto que contiene (normalmente dos). Entre las hojas de acanto surgen los caulículos, que son cada uno de los tallos ornamentales de los que emergen las volutas. En el centro del ábaco, que suele tener lados cóncavos, acostumbra a colocarse una flor. El capitel corintio del templo de Atenea en Tegea (350 a. C.) es más corto, y los caulículos están más definidos que los de la era de Augusto (como los del templo de Castor, del año 6), en la que se enfatizan las hojas. Una derivación del orden corintio es el llamado orden com­ puesto, caracterizado por la superposición a las hojas de acanto corintias de cuatro volutas jónicas dispuestas en diagonal. En el templo de Apolo en Dídimo, el arquitecto añadió un palmito entre los caulículos. 6.26 Capitel del templo de Zeus Olímpico, Atenas 156 / Europa Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:55:51. 0 Paseo Vía sacr a Apartamentos privados Specularium (observatorio) Estatua colosal de Nerón Domus Áurea Lago artificial Vivero Comedor Cisternas Plataforma del templo de Claudio Zona de los sirvientes Atrio Cir co Má xim o Baños ro Mu 0 0 6.27 Villa Jovis, isla de Capri, Italia: planta Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. 500 m 50 m La Roma posterior a Augusto Después de la muerte de Augusto en el año 14, el énfasis en la construcción de grandes monu­ mentos públicos fue disminuyendo, al tiempo aumentaba el interés por las residencias lujo­ sas, recobrando la tendencia del último siglo de la república. Como ejemplo de ello, hay que hablar de la residencia principal del emperador Tiberio, la villa Jovis (villa de Júpiter) en Capri, ocupando la cima de un acantilado escarpado en un extremo de la isla. Fue construida alre­ dedor del año 30, sobre una enorme sala sub­ terránea y abovedada de hormigón que servía como cisterna de agua de lluvia, única fuente de abastecimiento de agua dulce de la villa. Sobre el borde del acantilado se asomaba, lite­ ralmente, un vestíbulo y comedor semicircular orientado al este. Al norte del patio había una logia, los baños estaban al sur, y las habitacio­ nes de servicio y la cocina estaban al oeste. Desde esta magnífica atalaya, Tiberio goberna­ ba el remoto imperio. 6.28 Conjunto del palacio de Nerón: planta de la zona El gran incendio del año 64 destruyó por com­ pleto más de 4 de los 14 distritos de Roma, despejando grandes zonas de suelo del centro de la ciudad. Nerón, a quien siempre se ha considerado iniciador del incendio, hizo expro­ piar y limpiar inmediatamente unas 120 hec­tá­ reas de terreno en el corazón de lo que había sido la ciudad antigua, como emplazamiento para su futura residencia, una villa inserta en el paisaje urbano y escenario de complejos ritua­ les y ceremonias en torno a su imperial perso­ na. Los terrenos de la suntuosa villa ocupaban el valle comprendido entre los montes Esquili­ no, Celio y Palatino. En el centro de la finca había un lago artificial, justo donde hoy se alza el Coliseo. La descripción que hizo el historia­ dor latino Suetonio del palacio de Nerón arroja alguna luz acerca de su esplendor: “Tenía un vestíbulo en el que se alzaba una estatua colosal del emperador [de 40 metros de alto]; la superficie que ocupaba era tan grande que tenía un triple pórtico de más de 1.600 me­ tros de longitud; también había un estanque que parecía un mar, rodeado de edificios que daban la impresión de ciudades; además de esto, contaba con zonas rurales, con campos de labor, viñas, pastos y bosques, y con todo tipo de animales domésticos y salvajes. El resto del palacio estaba construido con materiales con incrustaciones de oro y realzados con pie­ dras preciosas y madreperlas. Los techos de algunos comedores tenían paneles de marfil gi­ ratorios para dejar caer flores y tuberías para rociar con perfumes a los que estaban abajo”. Del conjunto palatino sólo queda un ala, la Domus Áurea (casa de oro), que se apoya so­ bre la falda de la colina del Esquilino y consti­ tuye, por sí sola, una pieza notable de ingenui­ dad arquitectónica, compuesta por elementos de gran escala a los que se adosan otros de menor escala. Al este hay una sala octogonal con cámaras secundarias dispuestas radial­ mente en cinco de sus lados. La bóveda está proyectada de manera que la luz se filtre al interior por detrás del cascarón, que se apoya sobre ocho pilares de hormigón revestidos de ladrillo y que, originalmente, estaban decora­ dos con mármol y estuco. Aunque arranca siendo un octágono, la bóveda se funde en una esfera en la parte superior, donde un ócu­ lo de 6 metros de diámetro ilumina la estancia. Basándose en pruebas iconográficas y litera­ rias, algunos autores sostienen que el óculo estuvo cubierto en su tiempo por una linterna rematada por una cúpula. Más al este, un espacioso patio abierto de forma pentagonal penetra en el edificio desde el sur y “empuja” a las habitaciones hacia la parte posterior. Sobre el eje del patio se levan­ ta una sala abovedada, flanqueada por un conjunto de dependencias auxiliares. El ala oeste contiene una secuencia de espacios, particularmente elegantes, que conecta la fa­ chada con un patio posterior y termina en una cámara con una fuente. El eje longitudinal del patio culmina en un espacioso comedor abo­ vedado, que también parece apoyarse sobre la falda de la colina. 6.29 Villa Jovis, isla de Capri Europa / 157 Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:55:51. 0 Ninfeo Sala octogonal Peristilo Sala de la bóveda dorada 0 100 m 0 Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. 6.30 Ala del Esquilino en la Domus Áurea 15 m 6.31 Domus Áurea: sección de la sala octogonal 0 25 m Palacio Norte de Masada Otro ejemplo llamativo de la arquitectura pa­ latina romana es el palacio de Herodes el Grande en Masada, una ciudad fortificada le­ van­tada sobre la costa del Mar Muerto, en el desierto de Judea, a 20 kilómetros al sureste de Jerusalén. En particular, este ejemplo es ilustrativo de la síntesis de las arquitecturas romana y helenística. Denominado como Pala­ cio Norte y fechado recientemente entre 30 y 20 a. C., arranca en la cúspide de la acrópolis habitable y desciende por la escarpada ladera septentrional del acantilado, en una exhibición del encuentro entre arquitectura y naturaleza. La terraza superior tenía habi­ taciones orga­ nizadas alrededor de un espacioso vestíbulo, y se utilizaba como vivienda. El vestíbulo se abría a un amplio pabellón o balcón semicircu­ lar con una hermosa vista sobre la pared casi vertical del acantilado. Mediante unas esca­ leras se bajaba a la terraza intermedia, domi­ nada por una rotonda y usada tal vez como comedor. Detrás de ella, excavada en el acan­ tilado, había una biblioteca y una sala cerrada, quizás la cámara del tesoro. A nivel inferior había otra terraza, una sala hipóstila y un con­ junto para baños. Herodes construyó otros edificios espectaculares, como el llamado He­ rodion (24 a. C.), al sur de Jerusalén, un pala­ cio fortaleza emplazado sobre una colina se­ miartificial de 80 metros de altura y definido por dos murallas concéntricas que contenían el palacio. El jardín ocupaba la parte oriental y las habitaciones del palacio la occidental. 6.32 Palacio Norte en Masada, Israel: planta y alzado 158 / Europa Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:55:51. Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. 0 6.33 Jardín de agua, palacio de Domiciano, Palatino, Roma 6.34 Vista del patio, palacio de Domiciano Palacio de Domiciano Después del convulso período de violencia y anarquía que siguió a la muerte de Nerón, la estabilidad volvió al imperio de la mano de Vespasiano (reinado: 69-79) y se inició una larga secuencia de gobernantes de alrededor de un siglo de duración, cuyas políticas, en lí­ neas generales, aportaron paz y unidad al an­ tiguo mundo mediterráneo. Pero la paz para los romanos tuvo, por supuesto, un coste para otros. En 70, Vespasiano destruyó el segundo templo de Jerusalén y convirtió a los judíos en esclavos. Unos 10.000 judíos fueron transpor­ tados a Roma como trabajadores forzados en la construcción del Coliseo. Como secuela de esta y otras victorias, el hijo de Vespasiano, Domiciano (reinado: 81-96), erigió un nuevo palacio imperial (también llamado Domus Au­ gustana o palacio Flavio) en la cresta oriental del Palatino, que se convertiría en la residencia permanente de los emperadores. Todavía esta­ ba en uso en 571, cuando murió Narsés, con­ quistador de los godos. Domiciano impuso a la sociedad y el estado unas tendencias abso­ lutistas sin precedentes en la época. Bajo su régimen, el pragmatismo persistente de la cultura romana se vio infundido progresiva­ mente por una ideología cada vez más afín a Oriente Próximo, con sus implicaciones acerca de la naturaleza casi divina del soberano. El nuevo palacio no sólo tenía que ser suntuoso, sino reflejar poder y majestad. El compacto y casi caótico revoltijo de tensiones axiales que hizo del palacio de Nerón un conjunto tan sorprendente, dio paso a expresiones mucho más controladas. El arquitecto de Domiciano, Rabirio, produjo un acusado corte en la falda del monte para crear un palacio a desnivel. La residencia ocu­ paba la parte inferior. Pese a contener una buena dosis de innovación espacial, el palacio estaba concienzudamente estudiado de punta a punta. A diferencia del palacio de Nerón, en éste no había colisiones torpes o inesperadas. La entrada se situaba sobre un eje que condu­ cía a través de dos grandes patios con peristilo y hacia un edificio que parece simétrico al principio, pero que, en sus perímetros derecho e izquierdo, conecta de un modo fluido con otras geometrías espaciales. Cuanto más se estudia la planta, más combina­ ciones pueden hacerse con esos espacios, dependiendo de lo que uno quiera interpretar como regresivo o como dominante. Al otro ex­ tremo del eje había dos casas de verano, ubi­ cadas en la parte alta de la amplia curva que describía el Circo Máximo y con vistas sobre él. En el lado oriental del palacio había otro tipo de espacios, dominados por un hipódromo situa­ do unos diez metros más abajo. Desde el eje que conecta el jardín con la fuente y el patio con peristilo se obtiene un interesante encua­ dre. La sala de audiencias (Aula Regia) domi­ naba el Foro. Hay que hablar de la ingeniosa combinación de geometrías rectas y curvilíneas utilizadas para ayudar a suavizar la transición espacial. La entrada, por ejemplo, está marcada por un vestíbulo curvo que conduce a las habitacio­ nes laterales, a través de una serie de espacios que se expanden y contraen, jugando con los temas de las bóvedas y las aberturas de dife­ rentes tamaños y cualidades. Una escalera conduce al nivel inferior, el ocu­ pado por la residencia del emperador, justo en la unión entre dos volúmenes. Las escaleras romanas nunca fueron muy elaboradas, y ésta no podía ser una excepción. Las habitaciones principales están organizadas alrededor de un patio con su fuente, y los aposentos privados del emperador se encuentran en el sector no­ roeste. La habitación central asomaba sobre el espacio del deambulatorio del patio. A mano derecha y a mano izquierda había sendas ha­ bitaciones con fuente. Todo el conjunto estaba separado del muro de contención por un pa­ sillo de servicio. En el lado norte, tres habita­ ciones notables con hornacinas (aediculae) y unas complicadas bóvedas formaban otra uni­ dad. El conjunto era un palacio dentro de un palacio. Europa / 159 Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:55:51. 0 Basílica Entrada Habitaciones de invitados Aula Regia Vestíbulo Lararium Habitaciones de invitados Jardín con fuente Peristilo Triclinium Biblioteca Biblioteca Peristilo Jardín de agua Hipódromo Entrada 0 50 m Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. 6.35 Palacio de Domiciano, Palatino, Roma: planta Al oeste hay otro eje, pero queda encerrado. Es la parte dedicada al estado imperial, que convencionalmente recibe el nombre de Do­ mus Flavia; se accede a ella a través de un patio con peristilo. En el lado norte hay tres cá­ maras estatales, la basílica, la sala de audien­­ cias (Aula Regia) y el lararium, o lugar donde se rendía culto diario a los dioses. La basílica ha sido muy estudiada, entre otras cosas, porque parece anticipar la forma de la basílica cristiana primitiva. Aunque existen muchas fuentes potenciales para este tipo de espacio, no cabe duda de que su larga vida como mar­ co idóneo para una figura o deidad, presunta­ mente todopoderosa, estaba garantizada por su presencia en este palacio. Junto a ella se encontraba el Aula Regia, donde se celebra­ ban audiencias y se recibía a los embajado­ res, en un espacio pensado para ensalzar la majestad y unidad del imperio, una sala es­ pectacular con sus superficies revestidas de mármol. Unas columnas ornamentales esta­ ban adosadas a los muros y sobresalían de él. Sus intercolumnios, alternativamente rectos y curvos, y con nichos cuadrados, cada uno con un edículo dentro, constituían otro ras­ go de lo que se convertiría en la marca de fá­ brica de la articulación romana de los muros. Al otro lado del patio había un amplio triclinium o comedor. Las puertas de las paredes latera­ les conducían a sendos jardines, con un inge­ nioso juego de fuentes en isletas elípticas que surgían del estanque. 160 / Europa Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:55:51. 0 0 6.36 El Coliseo, Roma Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. El Coliseo El Coliseo (72-80), de un modo similar al tem­ plo de Fortuna de Palestrina, debe su robustez estructural a las bóvedas de hormigón. Si, pese a terremotos, incendios y saqueos, el edificio todavía sigue transmitiendo su grandeza de antaño, e incluso, hasta cierto punto, su utili­ dad para ciertas funciones al aire libre, se debe al atrevido uso que se hizo de ese material. Si bien los teatros eran un elemento común en las ciudades griegas y romanas, éste fue el prime­ ro que se concibió como un edificio exento. Dos proyectos antiguos en Pompeya y Lepcis Magna, en el norte de África, fechados en 80 y 56 a. C., respectivamente, tenían una planta similar, pero estaban excavados parcialmente en la roca. El Coliseo se alza sobre un valle poco profundo comprendido entre tres de las colinas de Roma, situación que lo hace visible desde cualquier dirección y que le otorga el rango de hito desde el primer momento. De planta elíptica y con una capacidad para cincuenta mil espectadores, disponía de pal­ cos para el emperador y los altos dignatarios en los centros de los lados más largos. Las luchas de gladiadores y la exhibición de ani­ males salva­jes no se detuvieron con la cristia­ nización de Roma. Más adelante, en 404, se abolieron las luchas de gladiadores, pero los juegos se siguieron celebrando hasta media­ dos del siglo vi, y el Coliseo continuó como lu­ gar de castigos públicos hasta bien entrado el siglo viii. Las piedras que se derrumbaron en sendos terremotos de 1231 y 1349, abastecie­ ron a Roma de material de construcción du­ rante más de cuatro siglos. 100 m 6.37 Posible método de replanteo del Coliseo Mientras que la cripta demuestra una vez más la pericia de los ingenieros romanos en el pro­ yecto y la organización de un edificio de seme­ jante tamaño, su fachada muestra la confianza de los arquitectos en el uso de los órdenes en relación con los macizos y los huecos del edi­ ficio. Aunque la ornamentación es mínima, el sistema de columnas adosadas y arcos per­ mite una interpretación equilibrada de la es­ tructura y del volumen del edificio. El muro, de 53 metros de altura, está dividido en estra­ tos de estilos dórico, jónico y corintio, mientras que el cuarto piso es una pared ciega con pi­ lastras adosadas y ventanas en uno de cada dos vanos, con soportes en la cornisa para los grandes mástiles que se abrazaban al edificio para soportar los toldos de la cubierta. 0 Los capiteles se reducen a su forma más ele­ mental, hecho que, aún admitiendo que pue­ da deberse a razones económicas, también libera a las columnas de que se conviertan en puros ornamentos. En su lugar, parecen infun­ didas del mismo espíritu de utilidad que las bóvedas, aunque pertenezcan a sistemas es­ tructurales diferentes. Además, los arcos tie­ nen un perfil conseguido mediante la moldura que separa cada arco de su pilastra portante, aligerando su imagen pese a las dovelas maci­ zas de que está compuesto. En resumen, las columnas parecen más estructurales de lo que son, y los arcos a la inversa. En unas manos menos expertas, esta ambigüedad podría ha­ ber arruinado fácilmente el delicado equilibrio entre unas y otros. 50 m 6.38 El Coliseo: sección parcial 6.39 El Coliseo: alzado parcial Europa / 161 Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:55:51. 0 Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. 6.40 Foros imperiales: huella sobre el terreno LA ROMA IMPERIAL A principios del siglo ii, en tiempos de Trajano (reinado: 98-117) y, después, de Adriano (rei­ nado: 117-138), Roma se encontraba en el apogeo de su poderío. Trajano derrotó a los dacios en Rumanía (101-106) para arrebatar­ les sus preciadas minas de oro. Otras campa­ ñas le condujeron a Armenia y Mesopotamia. Las riquezas así obtenidas revirtieron en la te­ sorería imperial e impulsaron la realización de importantes programas arquitectónicos, y tan­ to Trajano como Adriano impusieron un buen ritmo. Trajano emprendió grandes obras públi­ cas, como la restauración y ampliación del puerto de Ostia, construyó las termas públicas del Esquilino y reparó o amplió numerosas calles existentes, pero, sobre todo, ordenó la construcción del llamado foro de Trajano; atri­ buido al arquitecto Apolodoro de Damasco, era el mayor de todos los foros, con 300 me­ tros de longitud y una superficie que triplicaba ampliamente la del foro de Augusto. Para pre­ parar el terreno, los ingenieros tuvieron que cortar las laderas del Quirinal y nivelar la estri­ bación que lo unía con el Capitolio. 6.41 Foros imperiales: relaciones axiales El acceso se lleva a cabo a través de una en­ trada grandiosa, ubicada en un muro ligera­ mente abombado. En el otro extremo, en lugar del consabido templo axial se alzaba la mole transversal de la basílica Ulpia (107-113), con ábsides en ambos extremos que equilibran las exedras de la columnata del foro, que, a su vez, emulaban las del foro de Augusto. Aparte del tamaño, la basílica estaba proyectada a la manera tradicional, con unos criterios clara­ mente conservadores. Dos filas de columnas de granito gris definían las naves laterales, mientras que la luz penetraba por triforios late­ rales. Las naves laterales estaban cubiertas por bóvedas de hormigón que arrancaban di­ rectamente de arquitrabes, mientras que la techumbre de la nave central probablemente se sostenía mediante cerchas de madera. Las esculturas y relieves describían las campañas y los triunfos del emperador. Sobre el eje prin­ cipal del foro, justo detrás de la basílica Ulpia, se alza la célebre columna de Trajano, deco­ rada con un relieve continuo en espiral que narra los hechos más importantes de las cam­ pañas de Trajano contra los dacios. La colum­ na se remata con una estatua en bronce del propio Trajano. La columna exenta, un rasgo infrecuente por derecho propio, también era inusual en la ar­ quitectura romana, pues interrumpía la circu­ lación axial hacia el templo. Sin embargo, por otro lado realza el papel central del foro como monumento conmemorativo de una guerra. La columna está flanqueada por dos bibliotecas para militares y temas generales, situadas de­ trás de la basílica. Trajano había nacido en España y fue educado como un soldado, de modo que su foro era una pieza más de su iconografía militar, pero traducida a monu­ mento cívico. 48 a. C. Foro de César 2 a. C. Foro de Augusto 1 d. C. Foro de Nerva, dedicado a Minerva 71–75 d. C. Foro de Vespasiano, o Templum Pace (“templo de la paz”), erigido tras la sangrienta toma de Jerusalén y el fin de la guerra judía 112 d. C. Foro de Trajano 6.42 Desarrollo de los foros imperiales 162 / Europa Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:55:51. 0 6.43 Mercados de Trajano: vista interior Considerado en su conjunto, el foro imperial constituye una notable composición urbana. No hay calles ni tampoco conexiones espacia­ les o axiales entre los espacios. El eje entre el templo de Trajano y el templo de la Paz (aun­ que no exactamente axial) es puramente plani­ métrico. Los elementos están unidos entre sí simplemente para crear una secuencia de es­ pacios abiertos, columnatas y espacios cerra­ dos. Las palabras que a uno le vienen a la ca­ beza para des­ cribirlo son injerto, montaje o ensambladura. Templo de Trajano Columna de Trajano ica síl Ba de no aja Tr Mercados de Trajano Foro de Augusto ro Fo de r sa Cé Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. Foro de Trajano ro Fo de El foro de Nerva, llamado en ocasiones Transi­ torium (lugar de paso), era la conexión principal entre la colina y el foro antiguo. Una calle con­ ducía a una plaza semicircular en el lado este, único lugar donde el mundo exterior invade el espacio de los foros. Pero incluso ese recep­ táculo obligaba al tráfico peatonal a desviarse a la izquierda y alrededor del lateral del templo de Minerva. Entonces, la circulación, despla­ zándose en diagonal a través del espacio, salía por el otro extremo a la derecha, hasta la calle que discurría a lo largo del muro de la curia. Nunca hubo la intención de convertir este foro en una calle. a rv Ne Foro de Vespasiano Curia 0 200 m 6.44 Los foros imperiales: planta Europa / 163 Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:55:51. 0 CICILIA LICIA SIRIA Antioquía Chipre Mar Mediterráneo Alejandría Damasco Jerusalén Petra EGIPTO Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. 6.45 Tumba cámara licia excavada en la roca: planta y alzado TUMBAS EXCAVADAS EN LA ROCA Si bien la construcción de tumbas excavadas en la roca se restringió, lógicamente, a las re­ giones con formaciones geológicas adecua­ das, la idea venía de muy antiguo. Los santua­ rios hititas excavados en la roca se remontan a 1250 a. C. El llamado monumento a Midas (hacia 700 a. C.), cerca de Eskisehir, en el centro oeste de Turquía, y las fachadas de roca frigias monumentales son otros vínculos más en la historia de las tumbas excavadas en la roca. Sin embargo, el monumento a Midas sólo contenía un pequeño nicho para el culto a la estatua. En el oeste, los etruscos también construyeron elaboradas tumbas excavadas en la roca a partir del siglo vi a. C. en adelante. Se desconoce cómo pudieron extenderse tan­ to las técnicas necesarias para crear arqui­ tectura excavada en la roca. No obstante, las tum­bas nunca habían gozado de la populari­ dad o el grado de elaboración que alcanzaron cuando tal práctica fue reavivada por Darío I (521-486 a. C.), cuya tumba fue excavada en la ladera de una montaña cerca de Persépolis. Las tumbas excavadas en la roca en Licia, en la costa sur de Turquía, datan del siglo iv a. C., y muchas de ellas tienen paramentos exte­ riores similares a fachadas de templos en mi­ niatura. 0 2m Algunos de los principales lugares de arquitectura excavada en la roca, ordenados cronológicamente: 1450 a. C. 700 a. C. 500 a. C. 480 a. C. 250 a. C. 100 a. C. 100 d. C. 100 d. C. 100 d. C. 400 d. C. 400 d. C. 600 d. C. 650-750 d. C. 700-900 d. C. 900 d. C. 1000 d. C. Tumbas Tumbas Tumbas Tumba de Darío Chaityas budistas Chaityas budistas Tumbas Chaityas budistas Casas Cuevas budistas Cuevas budistas Templos hindúes Templos hindúes Cuevas hindúes, budistas y jainíes Iglesias Iglesias Tebas, Egipto Licia y Chipre Etruria, Italia Persépolis India Oriental Ghates occidentales, India Petra, Jordania India nordoccidental Tiermes, España Dunhuang, China Ajanta, India Elephanta, India India meridional Ellora, India Capadocia, Turquía Lalibela, Etiopía 6.46 Roca de Naqsh-i-Rustam, cerca de Persépolis, Irán 164 / Asia occidental Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:55:51. 0 Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. 6.47 El-Deir, Petra, Jordania Petra Los nabateos, cuya fama llegó hasta la dinastía Han en China, donde Petra era conocida con el nombre de Likan, crearon en el sur de Jor­ dania una cultura independiente y cosmopo­ lita que perduró a lo largo de cuatrocientos años. Descendientes de los árabes, poco se sabe del origen exacto de este pueblo o de por qué emigraron al norte, hacia Oriente Próximo, un territorio muy disputado del Mediterráneo oriental que incluye los actuales estados de Israel, Siria, Líbano y Jordania. Donde mejor se ha preservado su legado arquitectónico es en Petra (“roca”, en griego), una ciudad aisla­ da donde todavía se conservan templos, tea­ tros y cientos de tumbas, todos ellos excava­ dos en la roca viva de las montañas abruptas que rodean el valle. La ciudad se encuentra en Edom, que significa “rojo”, nombre derivado del color de las montañas Shara que circun­ dan el valle de Petra, ciudad a la que se acce­ de únicamente a través de un desfiladero de 1,6 kilómetros de longitud. 6.48 Fachadas tipo templo de tumbas licias excavadas en la roca, Kaunas Sus sistemas de control y almacenamiento de agua son avanzados e incluyen cisternas exca­ vadas en la roca y tuberías cerámicas, lo cual ha motivado que muchos estudiosos crean que su territorio original estaba en los secarrales de la parte meridional de la península de Arabia. En cualquier caso, su posición geográfica estra­ tégica —entre los imperios helenísticos de los Tolomeos, al sur, y los seléucidas, al norte, y entre Arabia, al este, y el bullicioso puerto de Gaza, al oeste— facilitó la transición de los na­ bateos del pastoreo al comercio. Se convirtie­ ron en los intermediarios del comercio de ar­ tículos de lujo, como incienso y mirra, así como camellos, animales que criaban intensivamen­ te. Se desplazaban en caravanas y conser­ vaban una tradición cultural que proscribía la construcción de casas permanentes; el lujo de la permanencia estaba exclusivamente reserva­ do a los muertos. Las tumbas más pequeñas y más numerosas son las llamadas Hegr, que datan de las pri­ meras décadas del siglo i. Las fachadas reve­ lan las preferencias sumamente eclécticas del pueblo de Petra y el abanico de influencias culturales existente en la ciudad. Algunas tum­ bas están enmarcadas por pilastras y corona­ das por ornamentación con el típico motivo escalonado de origen asirio y babilónico. Otras son macizas, casi carentes de ornamentación, con pequeñas entradas claramente trazadas que recuerdan a los pilones egipcios. Una fa­ chada inacabada revela el método de cons­ trucción de las tumbas en Petra: talladas en la roca viva, simulan en bajo relieve la forma arquitectónica exenta de los monumentos le­ vantados piedra a piedra del suelo. Irónica­ mente, los canteros nabateos trabajaban de arriba abajo. 6.49 Tumbas excavadas en la roca, Petra Asia occidental / 165 Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:55:51. 0 6.50 Khasneh al Faroun, Petra Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. Las primeras tumbas en Petra emulan las de Licia en proporción y tamaño, pero, a partir de un cierto momento, empiezan a superar holgadamente a aquéllas, más primitivas. Dos de ellas, situadas en las afueras de la ciudad, se encuentran en un excelente estado de con­ servación. Pese a que sus fechas de construc­ ción sólo difieren cincuenta años, la ornamen­ tación presenta acusados contrastes. Fuera del valle, y antes de la embocadura del desfi­ ladero, se alza la tumba Obelisco, llamada así porque sobre el portal se levantan cuatro gran­ des obeliscos que apuntan al cielo. Se cree que cada uno de ellos representa a una divini­ dad diferente. En el otro extremo del desfiladero se encuentra la fachada de Khasneh al Faroun, magnífica­ mente conservada y de color rosa intenso. Su fecha de construcción es desconocida y objeto de debate. Unos sugieren que fue construida por el rey Aretas III (87-65 a. C.), lo que supon­ dría que era una estructura auténticamente revolucionaria para su época. Otros la ubican en el siglo ii, mientras que otros lo hacen en el siglo i, hipótesis que parece la más plausible. En su interior hay tres amplias cámaras sin ornamentación, pero la fachada, sumamente articulada, organizada en dos pisos y con una altura total de 30 metros, remite a la volumetría e intercolumnios de ciertos templos helenísti­ cos. Tiene doce columnas, seis en cada piso, rematadas por capiteles corintios alejandrinos, y el conjunto está profusamente ornamentado con molduras y frisos. Las columnas del piso superior son más cortas que las del inferior, pero, desde la perspectiva del observador en el suelo, parecen bien proporcionadas. Los intercolumnios contienen altorrelieves con dei­ dades nabateas y animales. Los grifos que decoran el friso están inequívocamente enrai­ zados en la tradición mesopotámica. En el piso superior, la fachada está coronada por un tem­ plete circular (tholos) casi exento, flanqueado por dos frontones partidos, en una configura­ ción como de templo. Los pisos superior e in­ ferior están ingeniosamente equilibrados: nin­ guno de ellos se impone sobre el otro. 6.51 Khasneh al Faroun, Petra: planta y fachada 0 6.52 Axonometría seccionada de la tumba Obelisco, Petra 166 / Asia occidental Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:55:51. 25 m 0 Nepal Sanchi Bengala India Guntupalli lfo Go de Golfo de Bengala at bh m a Kh Ajanta Junnar Bhaja DESARROLLO DEL BUDISMO MAHAYANA A finales del siglo ii a. C., el imperio Maurya de Asoka comenzó a desintegrarse y descompo­ nerse en una serie de reinos y dinastías más pequeños: la dinastía Sunga (180-72 a. C.) en el oeste, los Satavahana (235 a. C.-225) en el sur, y los Shakas en el norte. Esta transforma­ ción corrió paralela a otra igualmente impor­ tante dentro del budismo, con notables conse­ cuencias en el campo de la arquitectura. En su concepción original, el monacato budista (sangha) era estrictamente mendicante. Sus miembros tenían una vida itinerante y de po­ breza, y sobrevivían pidiendo limosna; no cons­ truían santuarios ni adquirían propie­dades, y tampoco divinizaban a Buda. Este budismo men­dicante recibiría el nombre de hinayana (“pequeño vehículo”). Con el tiempo, y a me­ dida que el budismo empezó a gozar del pa­tronazgo real y sus fieles se fueron diver­ sificando, nació una forma de budismo más monástica y populista conocida como maha­ yana (“gran vehículo”), que requería el esta­ blecimiento de instituciones y lugares donde los monjes budistas pudieran vivir, estudiar y aprender. hates Montes G les occidenta Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. Karli Mar de Arabia La transformación del budismo mendicante al monástico puede seguirse a través de los cuatro grandes concilios budistas convocados para reconciliar las diferentes formas de inter­ pretación. El rey Ajatsatru convocó la primera asamblea de la comunidad budista en el si­ glo v a. C., poco después de la muerte de Buda (parinirvana), para registrar los discursos atri­ buidos a Buda (Sutra) y codificar las reglas mendicantes (vinaya). Los continuos conflictos entre las corrientes budistas hinayana y mahayana obligaron al rey Kalasoka a convocar la segunda asamblea budista en Vaisali (383 a. C.). El consejo termi­ nó con la victoria de la corriente mendicante, pero cuando en 250 a. C. Asoka convocó la tercera gran asamblea budista en Patali­putra, la armonía no restablecida amenazaba con convertirse en cisma. Anticipándose al amplio patrocinio real, la asamblea preparó los trata­ dos definitivos del budismo, en particular los Tripitaka (los “tres cestos”), los tres textos que se consideraba que habían sido transmitidos directamente por Buda. Los Tripitaka consis­ tían en la doctrina esen­cial (Sutra Pitaka), las doctrinas asociadas con la disciplina mendi­ cante (Vinaya Pitaka) y un nuevo conjunto de textos filosóficos (Abhidharma Pitaka). La cuarta asamblea fue convocada en Cache­ mira por Kanishka, emperador de la dinastía Kushana, hacia el año 100. En esta asamblea se recopilaron 300.000 versos y más de nueve millones de aforismos recogidos por quinientos budistas durante doce años, escritos en sáns­ crito. Este conjunto documental se convirtió en la base del budismo mahayana, que a partir de entonces empezó a florecer y extenderse por Asia central, China, Corea y Japón. Hoy día existen al menos trece variantes distintas de budismo en todo el mundo. El legendario filósofo budista nacido en India meridional, Nagarjuna, (siglo ii), fue quien arti­ culó partes significativas del credo mahayana, siendo considerado como el pensador budista más influyente después del propio Buda. Na­ garjuna fundó la escuela llamada Madhaya­ mika, o “camino intermedio”, como un com­ promiso entre las sectas ascéticas y seglares del budismo. Nagarjuna sostenía que Asoka, en su calidad de virtuoso rey budista, era un cakravartin y, en calidad de tal, tenía acceso directo al nirvana. La definición de soberano de Nagarjuna sirvió como modelo para gene­ raciones de gobernantes en Asia, entre ellos el longevo emperador de la dinastía Qin del siglo xviii, Qianlong. Asia meridional / 167 Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:55:51. 0 6.53 Stupa II, Sanchi, cerca de Bhopal, India Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. Complejo de Sanchi Sanchi es el complejo más importante del pe­ ríodo budista Sunga, fundado por Asoka y que floreció durante trece siglos. Ubicado cerca de la antigua ciudad de Vidisa, en la ruta comer­ cial del sur (o dakshinapatha), en medio de una serie de fértiles valles fluviales, se sitúa sobre una colina elevada abruptamente sobre un valle, lo que hace que sus tres stupas sean visibles desde la lejanía. Las colinas circun­ dantes también están coronadas por stupas, lo que confiere a esta zona un carácter de paisa­ je sagrado. Originalmente, los stupas de San­ chi estaban enlucidos y pintados, y en los días en que se celebraban fiestas especiales eran vivamente decorados con flores y otras ofren­ das rituales, cuando acudían en procesión grandes grupos de monjes y seglares. Los stupas comenzaron siendo túmulos relica­ rios o chaityas, término con el que se designa todo lugar sagrado, normalmente delimitado por una balaustrada de madera, donde se había celebrado una pira funeraria o consagra­ ción. Asoka hizo dividir los restos de Buda en ocho partes y repartió sus reliquias por todo el imperio, enterrándolos bajo montículos cere­ moniales o stupas (la palabra stupa significa “amontonado”). 6.54 Stupa II, Sanchi: diagrama de planta Construidos a millares, los stupas se convirtie­ ron en el símbolo predominante del budismo, e incorporaban muchos significados, algunos de ellos como símbolos del cuerpo de Buda, otros su clarividencia y otros como diagrama del cosmos. Desde el punto de vista conceptual, un stupa es un diagrama cosmogónico que vincula el cuerpo de Buda con el cosmos. Los elementos fundamentales de un stupa están presentes en el más antiguo de Sanchi, el llamado stu­ pa II (100 a. C.). El volumen central consiste en un montículo semiesférico de tierra revestido con ladrillo refractario y con una berma de poca altura (o medhi) alrededor de su base. Este edificio esférico está rodeado por una balaustrada de piedra (o vedika) que imita a una de madera. Tanto en la superficie interior como en la exterior de la vedika, unos bajorre­ lieves y medallones esculpidos representan escenas y acontecimientos importantes para los budistas. La vedika tiene cuatro aberturas en la dirección de los puntos cardinales. Sin embargo, no se accede axialmente, sino en ángulo recto, a través de entradas en forma de L que se abren en el sentido de las agujas del reloj. Los ejes transversales de los puntos car­ dinales, junto con las aberturas direccionales, forman un diagrama cosmogónico espacio temporal o mandala en forma de esvástica. Las direcciones representan el espacio, y las entradas en L representan el tiempo, una répli­ ca del movimiento de las estrellas. La finalidad de la vedika es conferir definición espacial al rito de rodear el stupa en sentido contrario a las agujas del reloj (parikrama). Al practicar el parikrama, el monje budista o pe­ regrino entabla una reconstrucción táctil del orden fundamental del espacio y el tiempo, y en el proceso armoniza su cuerpo con ese otro orden más amplio. En el budismo, como en el hinduismo, el parikrama, junto con el mandala y la esvástica (que nada tiene que ver con la apropiación que de ella hicieron los nazis), si­ guen siendo fundamentales en la expresión arquitectónica. 6.55 El concepto del stupa 168 / Asia meridional Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:55:51. 0 6.56 Gran stupa, Sanchi: harmika y chattri Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. El stupa I, también llamado Mahastupa o gran stupa, es el mayor del complejo de Sanchi. Empezado por Asoka fue ampliado hasta su diámetro actual de 36 metros a finales del período Sunga. Se trata de un volumen macizo construido en forma de centenares de anillos de piedra enlucidos y pintados (este acabado exterior se ha perdido por la erosión y no ha sido reemplazado). La importancia del Mahas­ tupa viene realzada por la rara presencia de una de las columnas de Asoka en la entrada sur. El Mahastupa es, esencialmente, una am­ pliación en planta del stupa II, con la adición de otro vedika alrededor de la berma interior, o medhi, que también es accesible mediante escaleras en la zona sur, lo que permite reali­ zar una parikrama doble alrededor del stupa. En la cúspide del stupa hay otra vedika llama­ da harmika, inaccesible y con fines exclusiva­ mente simbólicos. En el centro de ésta hay un florón con tres discos de piedra de tamaño decreciente, los llamados chattris, en equilibrio sobre una columna de apoyo. La harmika y los chattris señalan el eje vertical del stupa, refle­ jando la columna de Asoka y completando las conexiones cósmicas del stupa. Otras innova­ ciones en el Mahastupa son las entradas mo­ numentales de piedra llamadas toranas, que imitan la construcción en madera. Constan de dos pilares verticales que sostienen tres ele­ mentos horizontales, ligeramente curvos en su parte central y que sobresalen lateralmente de los postes. Las “vigas” acaban en volutas, una connotación de los rollos de pergamino sagra­ dos, los objetos atesorados en los monacatos budistas (sanghas). Más adelante, los sobera­ nos chinos enviarían sus emisarios a India para obtener esos pergaminos, que después serían cuidadosamente copiados y preserva­ dos. Como las vedikas, también la superficie de la torana está elaboradamente decorada, con representaciones de temas y aconteci­ mientos budistas, y completa el stupa clásico, tal y como lo conocemos hoy. 6.57 Gran stupa, Sanchi: planta 0 25 m Chattris Cuando se adoptó el stupa en China, los chattris de suma importancia se transformaron en pagodas altas de Asia oriental (tal vez fusionándolas con las torres de vigía chinas de la época) Harmika Torana Vedika 6.58 Gran stupa, Sanchi: torana este Medhi 6.59 Gran stupa, Sanchi: alzado Asia meridional / 169 Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:55:51. 0 Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. 6.60 Gran stupa, Sanchi Sanchi gozó de un gran patronazgo y llegó a convertirse en un gran conjunto de enseñanza y culto budista, que incluía edificios subsidia­ rios donde vivían los monjes. Con el tiempo, se fueron añadiendo al complejo una serie de stupas más pequeñas. Cuanto más importante había sido la persona cuyas reliquias se guar­ daban en ese stupa, más cerca del Mahastupa se encontraba el stupa (desgraciadamente, durante las excavaciones que se realizaron a mediados del siglo xix, la mayor parte de ellos fueron trasladados). Los hindúes también con­ ceden importancia a este lugar, donde se en­ cuentra uno de los templos de piedra hindúes más antiguos (siglo iv), cerca de la entrada sur al Mahastupa. Sanchi era visitado regular­ mente por un gran número de peregrinos. Un relieve en la torana norte del Mahastupa repre­ senta una gran procesión ceremonial, con instrumentos musicales y ofrendas acarreadas por elefantes en su camino hacia el Mahastu­ pa. El relieve muestra que el stupa había es­ tado profusamente decorado en su época con guirnaldas y flores, y es así como hay que imaginarse Sanchi, no como un remoto mo­ nasterio habitado por monjes budistas men­ dicantes y totalmente disociado de la vida ordinari­a, sino como un bullicioso centro de actividad religiosa, donde los monjes y sus protectores gozaban de gran contacto y comu­ nicación. Stupa III Gran stupa Templo 17 Templo 40 0 60 m 6.61 Complejo de stupas, Sanchi: planta 170 / Asia meridional Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:55:51. 0 6.62 Vista de las cuevas de Junnar, cerca de Nanghat, India La cueva de Tulija Lena (100-25 a. C.) es sig­ nificativa por la forma de su planta comple­ tamente circular, como si la zona de la pari­ krama del stupa en Kondivte se hubiera convertido, por un momento, en el propio chaitya. En comparación, en Guntupalli, en la cuenca del río Krishna, en Asia central, se ex­ cavó un chaitya circular parecida, pero sin los pilares delimitadores de la parikrama. Esas dos cuevas definen el breve lapso de tiempo du­ rante el cual los budistas consideraron la posi­ bilidad de adoptar una expresión alternativa de su espacio de culto principal, explorando las posibilidades de los espacios circulares exca­ vados en los primeros chaityas. Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. Cuevas de Junnar Todo lo que queda de la primera fase hinayana del budismo mendicante son siete grupos de cuevas budistas primitivas ubicadas a las afue­ ras del reino de Satavahana. Fechadas entre el siglo i a. C. y el i d. C., están situadas cerca de Nanaghat, un remoto lugar en la cabecera de un desfiladero que une la capital de Satava­ hana, Paithan, con el puerto de Kalyan. Aun­ que hoy día siga siendo un lugar bastante deshabitado, en su época gozó de cierta im­ portancia por la proximidad de las rutas comer­ ciales marítimas. Una de las cuevas contiene una inscripción datada hacia el año 100 a. C., con la lista de todos los gobernantes de Sata­ vahana, un testimonio considerado como el registro definitivo de sus linajes. 6.63 Entrada a la cueva de Bhuta Lena (nº 26), Junnar 0 6.64 Santuarios (chaityas) de Lenyadri: plantas Tulija Lena 20 m Guntupalli Asia meridional / 171 Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:55:51. 0 0 5m 6.66 Entrada al chaitya de Kondivte Chaitya de Kondivte En los siglos ii y i a. C., la arquitectura budista excavada en la roca alcanzó altos grados de elaboración, tanto desde el punto de vista conceptual como constructivo. Se excavaron cuevas en todo el sur de Asia, pero muy par­ ticularmente en las Ghates occidentales, una cadena montañosa en el oeste de India que se extiende entre 45 y 90 kilómetros en paralelo al mar de Arabia. Las mayores concentracio­ nes de arquitectura excavada en la roca se encuentran en Bhaja y Pitalkhora, y eran de dos tipos: el chaitya, o santuario de medita­ ción, una sala absidial centrada en un stupa; y la vihara, o sala habitacional, una serie de celdas organizadas en torno a un patio rectilí­ neo con columnas. El chaitya de Kondivte (100 a. C.), en Maha­ rashtra, marca un momento importante en la transición. Como las cuevas de Lomas Rsi, el stupa está contenido en un cercado circular tan estrecho que, para realizar el rito de la parikrama, apenas queda espacio para una persona. Sin embargo, a diferencia de Lomas Rsi, a este chaitya se accede axialmente, en lugar de por el lateral. A partir de entonces, el acceso a todos los chaityas se realizará axialmente. Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. 6.65 Chaitya de Kondivte, India: planta La forma final del chaitya se encuentra en la de Kondivte (100-70 a. C.), en Maharashtra. Además de ser de tamaño mucho mayor que el resto, el chaitya de Kondivte elimina la dis­ tinción entre la cámara del stupa, con su reco­ rrido deambulatorio parikrama, y la antecáma­ ra. En su lugar, fusiona esos ambientes en un único gran espacio, al tiempo que mantiene la presencia distintiva del recorrido parikrama mediante la creación de una larga columnata en U que se desarrolla en todo el santuario. El resultado es un edificio sencillo y elegante que tiene el efecto de separar una forma tridimen­ sional independiente del interior de la excava­ ción que la rodea. En otras palabras, una clara sala con columnas parece emerger del espa­ cio, más amorfo, de la cueva. La presencia de este santuario contenido se proyecta al exterior en forma de una gran abertura, rematada por una herradura que responde al techo above­ dado del santuario. Como en toda la arquitectura budista excava­ da en la roca, el chaitya de Bhaja imita fiel­ mente la construcción en madera, con sus nervaduras, sus columnas inclinadas hacia adentro y restos de uniones, rasgos que, sin duda, no responden a ninguna finalidad es­ tructural. Se diría más bien que la presencia de la arquitectura en madera obedece a moti­ vos de representación, como parte de una puesta en escena o decorado que pretendía evocar el escenario de un lugar sagrado crea­ do en madera. Sin embargo, este intento es más representativo que aparente, como lo prue­ba que la fachada exterior, tallada en la roca alrededor de la abertura central, esté proyectada como un escenario, pues consiste en varias fachadas en miniatura de fal­sos edi­ ficios, completadas con varias tallas de figuras humanas que se apoyan sobre barandillas. 0 6.67 Chaitya de Bhaja, cerca de Lonavla, India 10 m 6.68 Chaitya de Bhaja: sección transversal 172 / Asia meridional Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:55:51. 0 Co Partia rdi lle ra Taxila de lH im Gandhara ala ya Kushana Mar de Arabia Satavahana 6.69 Stupa de Dharmarajika, Taxila Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. TAXILA: LA COSMÓPOLIS DE GANDHARA En el período comprendido entre 150 a. C. y 100 d. C., la región de Gandhara estuvo domi­ nada por los kushana de Sogdiana y los partos, que conquistaron la región a los gobernadores de Alejandro Magno. Los kushana y los partos se convirtieron al budismo, utilizaron trabaja­ dores helenísticos y aportaron a la mezcla re­ tazos de la cultura de sus antepasados persas y centroasiáticos, creando una arquitectura de síntesis internacional de diversas tendencias. Emplazada a orillas de un afluente importante del Indo, la capital de Gandhara, Taxila, estaba situada en una encrucijada de tres rutas co­ merciales, la que se extendía hacia el este hasta el corazón de India, la que iba en direc­ ción oeste hacia Bactriana y Persia, y la que se dirigía hacia Asia central y la parte norte de la ruta de la seda. Taxila fue reconstruida varias veces, hasta que, en el siglo i d. C., un terremo­ to obligó a una reconstrucción completa. El tejido urbano de Taxila tiene una organiza­ ción en planta rígidamente rectilínea y, des­ mintiendo sus raíces helénicas, está confinado por una alta muralla. Su densa urbanización de casas patio de varios tamaños se organiza en manzanas en torno a una calle principal. Todo parece indicar que en Taxila debieron convivir varias religiones. Los antiguos textos budistas, los jatakas, se refieren a Taxila como un centro universitario donde los estudiantes recibían enseñanzas en numerosas áreas del saber. Una de las manzanas se dedicó a lo que hoy llamamos el templo absidial, que es como un chaitya del tipo ampliamente difundido en el sur de Asia en esa época, sólo que en este caso está construido como un objeto aislado y exento. Emplazado en medio de un patio abierto de 40 × 75 metros, el templo absidial está elevado sobre un plinto alto al que se ac­ cede por una amplia escalinata axial, con un stupa en el otro extremo. La escalera está flan­ queada por dos stupas, levantados sobre ba­ ses rectangulares. Más allá, sobre otra meseta, se encuentra el gran stupa Dharmarajika. El montículo sobre el que se asienta está rodeado de multitud de celdas monacales. Al norte de la ciudad, sobre un alto afloramien­ to rocoso, se alza el templo Jandial, un templo griego con peristilo que cuenta con pronaos, naos y opistódomo. Sin embargo, la base de este templo es más potente de lo estructural­ mente necesario, lo que se ha atribuido a que podría haber existido otra superestructura en­ cima de los muros maestros, especulándose con que podría haber sido un templo de fuego mazdeísta. Templo absidial 6.70 Monasterio de Dharmarajika, Taxila, Pakistán: planta 0 50 m 6.71 Planta de Taxila, Pakistán 0 50 m Asia meridional / 173 Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:55:51. 0 Desierto de Gobi Gran Muralla llo ari m A o Rí Luoyang Protectorados Han occidentales Mar Amarillo Xianyang Fronteras del imperio Han tsé ng Ya o í R China Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. Fronteras del imperio Qin LA DINASTÍA CHINA QIN Tras casi dos siglos de guerras de facciones, China alcanzó la unidad bajo la dinastía Qin, que fue breve pero sumamente despótica (221-206 a. C.); Qin significa el verbo ‘asir’. El primer soberano de la dinastía, Ying Zheng, se hizo proclamar emperador bajo el nombre de Shi Huangdi (que significa “primer empera­ dor”), y confirmó su soberanía proclamando que era de origen divino. Estableció un gobier­ no burocrático muy centralizado y una admi­ nistración que pudiera dar cuentas de las di­ ferentes partes del imperio. Bajo la dirección de la burocracia, las diversas comandancias y prefecturas fueron administradas conjunta­ mente por funcionarios civiles y militares; se unificó la escritura y se normalizó la lengua, así como también se unificó el sistema monetario, con una sola moneda de cobre y un agujero en el centro para que pudiera ensartarse. Para mantener a raya a los “bárbaros” del norte, Shi Huangdi también unió las fortificaciones exis­ tentes en el norte de China. Sin embargo, a pesar de todos estos logros, Shi Huangdi fue muy impopular en su época; elevó los impues­ tos, despojó de poder a la antigua aristocracia, fue despiadado e intolerante con quienes se oponían a él, y eliminó los textos de los filósofos alternativos. Mar de la China Oriental Por más que la corta dinastía de Shi Huangdi fuese sumamente impopular, el origen del nombre occidental de China es precisamente la palabra Qin (que se pronuncia ‘chin’). Los chinos llamaban a su propio territorio el “reino medio”. El ideal de una China unificada, que persistiría a lo largo de toda la historia china, contrasta con las historias de Asia meridional y Europa, donde la idea de un único imperio unificado siempre fue vivamente combatida. Por ejem­ plo, India se convirtió en una sola nación tras el colonialismo europeo de los siglos xviii y xix. Tras la muerte de Shi Huangdi, se desató una rebelión que dio como resultado el estableci­ miento de la dinastía Han (206 a. C.-220 d. C.), que abandonó el absolutismo de Shi Huangdi hacia una filosofía del gobierno más equili­ brada, aunque sin renunciar al ideal Qin de una China unificada y centralizada. Para prin­ cipios del nuevo milenio, los Han ya domina­ ban una superficie mayor a la del imperio ro­ mano. Aparte de un breve período de rebelión (9-23 d. C.), los Han reinaron sin solución de continuidad durante más de cuatro siglos. El emperador Wudi (141-86 a. C.) de la dinastía Han, estableció nueve comandancias en Co­ rea, y sus conquistas de Ferghaná y las regio­ nes colindantes (101 a. C.) otorgaron a China el dominio de las rutas comerciales que iban al norte y al sur del desierto de Takla-Makan, su puerta a occidente. A cambio de seda y oro, China recibía vino, especias, tejidos de lana, uvas, granadas, sésamo, haba cochinera y alfalfa. Durante la dinastía Han florecieron la poesía, la literatura y la filosofía. El volumi­noso Shiji (memorias históricas) escrito por Sima Qian (145-80 a. C.) estableció el patrón para las historias dinásticas respaldadas por el go­ bierno. 6.72 Moneda de la dinastía Qin 174 / Asia oriental Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:55:51. 0 Foso anular (Biyong) Muro Puerta Puerta Puerta Terraza circular Terraza cuadrada Puerta 0 200 m Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. 6.73 Complejo ritual Mingtang-Biyong, cerca de Xian, China: planta Complejo ritual Mingtang-Biyong Según el Shiji, los rituales sacrificatorios Qin conocidos como zhi tenían que realizarse al aire libre, en un lugar alto de zonas boscosas donde se realizaban las ofrendas a las cuatro deidades, representadas por los colores blan­ co, azul celeste, amarillo y rojo. Los sacrificios en honor a los antepasados dinásticos tam­ bién se realizaban en el templo ancestral de Chang’an, la capital de la dinastía Han. Éstos multiplicaron los rituales Qin, ofreciendo sacri­ ficios a las divinidades del Cielo y la Tierra, las montañas y los ríos, el Sol y la Luna, y las es­ trellas y los planetas, pero construyeron répli­ cas artificiales de los altares naturales. Estos edificios rituales, conocidos como Mingtang (sala brillante) y Biyong (foso anular de verde jade), y construidos cerca de Chang’an duran­ te el reinado Han de Wudi (141-86 a. C.), fueron proyectados como la intersección del Cielo (el círculo) y la Tierra (el cuadrado) y orientados hacia los cuatro puntos cardinales. El foso anular (Biyong) que define su períme­ tro exterior es salvado por caminos proceden­ tes de los puntos cardinales y que enfilan ha­ cia un recinto cuadrado, en cuyo centro, sobre una terraza circular, se encontraba la sala sa­ grada principal de dos niveles (Mingtang). Los muros de las cuatro cámaras exteriores esta­ ban pintados con colores relacionados con cada una de las direcciones: verde el este, rojo el sur, blanco el oeste y negro el norte. Los escritores de la dinastía Han entendían el reino de lo humano como una masa de tierra rodeada de agua, con el imperio en el centro, y con territorios periféricos ocupados por gen­ tes marginales y bárbaras e en los lindes. En el centro ideal de todo el conjunto se encontraba el emperador, quien gobernaba por mandato divino y era el hijo del Cielo. Desde este punto se regulaba el calendario y se difundía su co­ nocimiento. También era el lugar donde se edu­ caba a los jóvenes emperadores. Sala sagrada (Mingtang) 0 30 m 6.74 Edificio central del complejo ritual Mingtang-Biyong: planta y alzado Asia oriental / 175 Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:55:51. 0 Alcance de Zhao Gong Palacio de Domiciano 0 Persépolis 500 m 6.75 Comparación de tamaños del complejo palaciego del primer emperador Qin, Zhao Gong, con otros contemporáneos El palacio de Zhao Gong Aunque los palacios Qin y Han fueron destrui­ dos en las guerras dinásticas, aparecen am­ pliamente descritos en la literatura, y las exca­ vaciones realizadas a finales de la década de 1970 han puesto de manifiesto que se pare­ cían bastante a las descripciones que nos han llegado de ellos. Por supuesto, uno de los más impresionantes era el palacio Qin del propio Shi Huangdi, situado en su capital, Xianyang, a unos 28 kilómetros al oeste de la Xian ac­ tual. En un intento de simbolizar la centraliza­ ción del poder, el palacio consistía realmente en una serie de edificios proyectados a imita­ ción de los edificios palatinos de cada uno de los seis reinos combatientes conquistados por los Qin. Cada vez que un reino era conquista­ do, se construía una réplica de su palacio en Xianyang. En Xianyang se han descubierto tres grandes grupos de cimientos de palacios. El más anti­ guo (palacio nº 1) es un edificio de dos niveles, con el nivel superior imponentemente elevado a 6 metros sobre el inferior. Este nivel superior tiene forma de L, con un ala de 60 metros de longitud en dirección este-oeste y 45 metros en la norte-sur. En su centro está el salón prin­ cipal, con un gran pilar situado justo en posi­ ción central. Se cree que una sala más peque­ ña situ­ada al sureste servía de residencia del emperador. La forma de L sugiere que existía otro conjunto similar y simétrico al este. En 212 a. C., Shi Huangdi ordenó la construc­ ción de un enorme complejo palaciego: Zhao Gong (el señor resplandeciente), en la orilla sur del río Wei. Sus cimientos revelan que todo el conjunto medía unos 1.400 metros de largo por 450 metros de ancho, y fue construido sobre cimientos de tierra apisonada de 7-8 me­ tros de alto. Según el Shiji: “Hizo construir palacios en los jardines Shan­ glin, al sur del río Wei. Construyó primero el palacio delantero, Epang […]. Las terrazas su­ periores daban cabida a 10.000 personas sen­ tadas, y abajo había altura suficiente como para colocar estandartes de 20 metros de alto. Una calzada elevada alrededor del palacio conducía a la colina sur, en cuya cima se erigió una en­ trada. Una segunda calzada atravesaba el río Wei hacia [la capital…]” Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. (Qian, Sima, Selección de registros históricos, Edicio­ nes en Lenguas Extranjeras, Pekín, 2005). Villa Adriana A la muerte de Shi Huangdi, se detuvo la cons­ trucción para construir su tumba. Más adelan­ te se reanudaron las obras, pero el palacio no llegó a terminarse, pues la dinastía Qin fue derrocada por la Han. 176 / Asia oriental Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:55:51. 0 6.77 Maqueta en arcilla de una torre de vigía Han Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. 6.76 Restos de la Gran Muralla Qin, Ningxia, China La Gran Muralla china El imperio creado por Shi Huangdi tenía po­ cos enemigos importantes por el sur, mientras que, por el oeste, el enorme desierto de TaklaMakan era un impedimento hasta para los comerciantes más osados. Sin embargo, por el norte, las tribus nómadas mongolas suponían tal amenaza que las dinastías Qin y Han las englobaron bajo el título genérico de “bárba­ ros”. La destreza de los jinetes mongoles les concedía una ventaja militar de tal magnitud que, bajo el Gengis Kan, les llevó a dominar China y llegar hasta las mismas puertas de Europa. La respuesta china a la amenaza mongola fue una opción muy radical, que únicamente podía llevar a cabo un imperio tan bien organizado como el chino: la creación de un vasto sistema defensivo, la wanli qangqeng (muralla de 10.000 li de largo; la unidad de medida li equivalía a unos 576 metros), po­ pularmente conocida desde la época colonial como Gran Muralla. Durante los tiempos de los reinos combatientes, bajo la dinastía de los Zhou, ya se habían construido varios peque­ ños segmentos de muralla de tierra apisonada a lo largo de la frontera norte. Shi Huangdi concibió la idea de conectar y prolongar estos segmentos, idea que llevaron a cabo los empe­ radores Han. La fortificación resultante no es sólo una simple estructura defensiva continua, sino más bien una red de murallas y torres de defensa. Cuando era posible, esta estructura artificial se apoyaba en elementos como mon­ tañas u otros accidentes geográficos, para aprovechar al máximo las potencialidades de­ fensivas de las formaciones naturales. La Gran Muralla era patrullada continuamente y se establecieron sistemas de señales para transmitir mensajes de una torre de vigía a otra. Como homóloga del imperio unificado, designando como bárbaro a todo lo que había al otro lado, la Gran Muralla es el símbolo del Reino Medio, y aunque fue ampliada y reforza­ da en numerosas ocasiones, en otras tantas resultó deteriorada por los invasores nómadas del norte, muchos de los cuales acabaron por establecer dinastías gobernantes en China, como los Jin, los Liao, los Yuan y los Qing; es­ tas dinastías presuntamente “bárbaras” tenían menos interés en reforzar la muralla. En la mayor parte de los tramos Qin o Han, la Gran Muralla estaba construida con tierra api­ sonada revestida de piedra. No obstante, algu­ nos estaban hechos con tamarisco chino y cañas, formando un ajedrezado que se relle­ naba posteriormente de arena y piedra. Aun­ que la mayor parte de la muralla más antigua de Shi Huangdi ha desaparecido, todavía si­ gue en pie gran parte de la que se construyó durante la dinastía Ming (1368-1644), que si­ gue un trazado diferente al de las fortificacio­ nes de Shi Huangdi. La muralla se extiende desde la Corea del Norte actual hasta la puerta de Jade, en la provincia de Gansu. Constaba de los siguien­ tes elementos: • Pueblos fronterizos: de varias formas y ta­ maños eran pequeños y fácilmente defendi­ bles, y se completaban con fosos, murallas, calles, viviendas y atalayas o torres de vigía. • Fortificaciones: pequeños fuertes, de 50 a 150 m² de superficie, protegidos por fosos y murallas altas, que servían como puestos militares. • Puestos de control: torres de vigía de dos a tres plantas, construidas en aquellos puntos de la muralla abiertos o con encrucijadas de caminos. • Torres de vigía: colocadas sobre plataformas a intervalos de 130 metros, desde donde los centinelas avistaban a los enemigos que se aproximaban y alertaban a las torres adya­ centes mediante señales de humo. 6.78 Vista de la Gran Muralla Asia oriental / 177 Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:55:51. 0 6.79 Guerreros de terracota en la tumba del primer emperador Qin 6.80 El primer emperador Qin, Shi Huangdi La tumba del primer emperador La tumba del primer emperador, uno de los hallazgos arqueológicos más famosos de Chi­ na, está situada en Lishan, al sur de Xian. Su muralla perimetral, de tierra apisonada y 6 metros de grosor, abarca una superficie aproximada de 2 km². La entrada principal se encuentra en el este. Dentro del perímetro había un segundo recinto amurallado con otras cuatro puertas, una en cada uno de sus cuatro lados. La cripta nº 2 contiene una formación de ca­ rros y caballería con tropas de apoyo, todos mirando hacia el este, con mil cuatrocientos treinta guerreros y caballos divididos en cuatro grupos. La cripta nº 3 parece ser el cuartel general del ejército de terracota, con un co­ mandante y sesenta y ocho oficiales. La cripta nº 4 está vacía y es posible que nunca se haya utilizado. En la galería oriental hay arqueros y ballesteros en una formación de tres filas, totalizando casi doscientos tiradores. La mayoría de ellos esta­ ba armada con ballestas de verdad, con un alcance de 200 metros. Los arqueólogos cre­ yeron que cada guerrero tenía sus propios rasgos individuales —en realidad, retratos de los miembros de la guardia de honor del em­ perador—, pero hoy parece demostrado que hay unos cien tipos diferentes de caras. Puerta Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. En la parte exterior de la entrada oriental, los arqueólogos han descubierto más de ocho mil figuras de terracota a tamaño natural, agru­pa­ das en fila en orden de batalla, algunas mon­ tadas en carros tirados por caballos, otras en grupos de infantería armadas con lanzas, es­ pa­das y ballestas (aunque las flechas, arcos y otros objetos de madera se han po­drido). La cripta nº 1, de 60 × 210 metros, es la mayor de todas. En once zanjas paralelas hay más de tres mil soldados de a pie de terracota, or­ denados como en un regimiento de infantería. No llevan casco, ya que durante la dinastía Qin únicamente lo llevaban los oficiales, pero todos están equipados con arneses. Muralla exterior Criptas excavadas Puerta Puerta Muralla interior 0 Puerta 500 m 6.81 Tumba del primer emperador Qin, Lishan, China 178 / Asia oriental Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:55:51. 0 0 6.82 Cripta nº 1 de la tumba del primer emperador Qin: sección parcial Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. El montículo bajo el que está enterrado el em­ perador es un cuadrado de 350 metros de lado y 76 metros de alto que sigue sin estar excavado. El Shiji contiene una fabulosa des­ cripción de la tumba, que todavía está por confirmar: “En cuanto el primer emperador se convirtió en rey de Qin, empezaron las excavaciones y cons­ trucciones en el monte Li, mientras que, tras ganar el imperio, llegaron a trabajar allí más de setecientos mil reclutas. Excavaron tres corrien­ tes subterráneas y vertieron cobre fundido para el féretro exterior, y la tumba se llenó de maque­ tas de palacios, pabellones y oficinas, así como de delicadas vasijas, piedras preciosas y curiosi­ dades. Se ordenó a artesanos que dispusieran una serie de ballestas cargadas, conveniente­ mente ubicadas de manera que se disparasen en cuanto un ladrón tratara de violar la tumba. Se reprodujeron en mercurio todos los ríos del país, el Amarillo y el Yangtsé, y mediante ciertos medios mecánicos, se los hizo correr hasta desembocar en un océano en miniatura. Las constelaciones del cielo estaban arriba y las re­ giones de la tierra abajo. Las bujías eran de aceite de ballena, para que ardiesen durante el mayor tiempo posible”. 6m El uso de ejércitos de terracota más pequeños para guardar los perímetros de las tumbas imperiales prosiguió al menos durante un si­ glo. En 1990, en el exterior de la tumba com­ partida por el emperador Jingdi y su esposa, la emperatriz Wang, se descubrió un espectacu­ lar grupo de cuarenta mil de esas figuras, de unas dimensiones aproximadamente equiva­ lentes a un tercio del tamaño natural. (Qian, Sima, Selección de registros históricos, Edicio­ nes en Lenguas Extranjeras, Pekín, 2005). En caso de no haber sido saqueada todavía, la excavación de la tumba del primer emperador podría desvelar riquezas incontables. 6.83 Soldado de caballería de terracota: tumba del primer emperador Qin Asia oriental / 179 Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:55:51. 0 Golfo de México Teuchitlán/El Arenal Teotihuacán Monte Albán Océano Pacífico 0 5m Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. 6.84 Sección de una tumba pozo, El Arenal, México LAS TUMBAS POZO DE TEUCHITLÁN A principios del milenio, América Central esta­ ba dominada por los zapotecas, cuya capital, muy desarrollada, se encontraba en el valle de Oaxaca. Los zapotecas sustituyeron finalmente a los olmecas, quienes estaban en seria deca­ dencia. En la península de Yucatán, la cultura maya había empezado a enraizar, con el desa­ rrollo de las fases más arcaicas de los comple­ jos monumentales de plataformas y pirámides de la depresión de El Mirador y Tikal. En los límites de esas grandes civilizaciones, en el altiplano de los lagos del oeste de México, en particular en Teuchitlán, en la falda del extinto volcán Tequila, encontramos una civilización relativamente menor, pero no por ello menos fascinante. Los restos hallados consisten, en esencia, en cámaras funerarias tipo pozo, acompañadas de la correspondiente arquitec­ tura ritual en superficie, todo ello formando parte de pequeños asentamientos, el mayor de los cuales debió tener probablemente unos veinte mil o treinta mil habitantes. Aunque las cámaras mortuorias eran una constante en México occidental, no se han hallado pirámi­ des o imágenes de las deidades habituales. El origen de esta cultura particular y las razones de su desarrollo autónomo no son bien cono­ cidas (para estudios más recientes, véase: Townsend, Richard (ed.), Ancient West Mexi­ co, Art Institute of Chicago, Chicago, 1998). Para los residentes de Teuchitlán, las tumbas funerarias consistían en una parte crucial del establecimiento de la conexión entre los vivos y sus antepasados. Fueron utilizadas por caci­ ques hereditarios y sus familias, y acabaron convirtiéndose en el centro simbólico de la vida comunitaria de la sociedad. El tipo de tumba más antiguo (1500-800 a. C.) consistía en una abertura redonda rodeada de una plataforma baja, de la que arrancaba un estre­ cho pasaje escalonado que conducía al inte­ rior de la cámara mortuoria. Esas pequeñas tumbas de todos los períodos se encuentran por todo el oeste de México. Poco se sabe de las tumbas del período comprendido entre 800 y 300 a. C., ya que no se ha excavado ninguna de un modo científico, por más que sean abundantes en la región de la cuenca del lago. En el período 300 a. C.-200, las tumbas pozo, usadas por caciques hereditarios y sus familias, llegaron a ser el centro simbólico de la sociedad. Talladas en la toba volcánica, las tumbas tie­ nen, por lo general, forma de bota o de botella, con pozos verticales de entre 1 y 21 metros de altura bajo el terreno, que se bifurcan en una o más cámaras laterales donde se efectuaban los enterramientos, junto a una variada ofren­ da de figuras cerámicas huecas y objetos de concha, obsidiana y piedras preciosas, ade­ más de otros artículos. Se cree con fundamen­ to que las tumbas albergaban enterramientos de diferentes épocas, y que, por tanto, se rea­ brían en caso necesario. 0 6.85 Planta y axonometría de una tumba pozo, El Arenal 10 m 180 / América Central Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:55:51. 0 Banquetas Patios 0 100 m 6.86 Recinto de Los Guachimontones, Teuchitlán, cerca de Ameca, México: planto de situación Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. La mayor de las tumbas pozo del período entre 300 a. C. y 200, se encuentra en El Arenal, con un pozo de 18 metros y tres cámaras funera­ rias. En la misma área ceremonial existen otras dos tumbas pozo. En superficie, el pozo emer­ gía en el centro de un montículo escalonado de base circular, rodeado de un patio circular elevado en cuyo borde había de 8 a 12 pla­ taformas rectangulares separadas uniforme­ mente. Los conjuntos mayores de la fase pos­ terior (300-800 a. C.), construidos con grava y tierra apelmazada, oscilan entre los 28 me­ tros de Potrero de las Chivas hasta los más de 100 metros de Los Guachimontones, el espa­ cio ritual de mayor tamaño de Teuchitlán. Los los aparecían a menudo agrupados en círcu­ racimos de dos o tres, algunos de los cuales se solapaban. También es frecuente encontrar canchas para el juego de la pelota asociadas con esos círculos. Más adelante, en el período de los años 300 a 800, las tumbas pozo perderían importancia, en beneficio de los grandes círculos en super­ ficie, junto con canchas de pelota, hasta el punto de que sus cámaras mortuorias aún no se han excavado. 0 150 m 6.87 Estructuras circulares centrales del conjunto de Los Guachimontones, Teuchitlán: planta y sección América Central / 181 Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:56:55. 0 Círculo Plaza oeste Te rra za Tumba pozo 0 100 m Juego de pelota Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. 6.88 Plano de situación de Huitzilapa, cerca de Guadalajara, México Al igual que la mayor parte de las tumbas pozo, las tumbas de El Arenal han sido sa­ queadas o destruidas. Una de las pocas que estaban intactas cuando se excavaron es la que se encuentra en Huitzilapa, una tumba pozo de 8 metros de profundidad con dos cá­ maras mortuorias, varias sepulturas y unos sesenta mil objetos. La tumba está en el extre­ mo occidental de un asentamiento de 50 × 200 metros, en cuyo extremo oriental existe una cancha alargada para el juego de la pelo­ ta. El centro del asentamiento está presidido por un complejo religioso de ocho plataformas, elevadas en torno a una pirámide de base cir­ cular. Este complejo linda al oeste con otro circular más pequeño, formado por cuatro plataformas elevadas frente a una plaza cua­ drada con una pirámide circular pequeña en el centro (la tumba pozo se encuentra en una de estas plataformas). Unos estribos bajos in­ dican que, en su día, las bases de las cuatro plataformas estaban conectadas entre sí for­ mando un anillo. El pozo se estrecha a un tercio de su altura, y da paso en su extremo inferior a dos cámaras abovedadas, con orien­ tación norte-sur, a las que se accede a través de sendas aberturas estrechas descendiendo unos pocos peldaños. En el interior se encon­ traron seis esqueletos, uno de los cuales per­ tenece claramente al cacique, dispuestos con las cabezas hacia la entrada y rodeados de ofrendas. Las maquetas de arcilla encontradas entre las ofrendas dan fe de la intención de los diseños que vinculan las fiestas de la comunidad con el orden del cosmos, los ritmos de las estacio­ nes y los ciclos de la vida y la muerte. El círcu­ lo repite el anillo envolvente del horizonte; los ejes de las escalinatas de las pirámides están relacionados con el recorrido del sol. Las figu­ ras muestran un mástil alto y rígido que arran­ ca de la pirámide central, lo que en el lengua­ je místico equivaldría al eje del mundo, que conecta el cenit de la bóveda celeste con el punto central de la superficie de la tierra y con el nadir subterráneo. Esos lugares servía tam­ bién como puntos de observación y para la celebración de ritos relacionados con el solsti­ cio de verano, con el paso anual del sol por el cenit, con el comienzo de las estaciones lluvio­ sas y con la renovación de la fertilidad de la tierra. 6.89 Tumba pozo de dos cámaras en Huitzilapa: planta y sección 0 182 / América Central Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:56:55. 10 m 0 Golfo de México Yucatán Calakmul El Mirador Wakna Nakbe Tikal Tierras bajas mayas Esta producción especializada y la dependen­ cia del comercio exterior pudieron estar entre las causas tanto del florecimiento de la civiliza­ ción maya como de su posterior decadencia. También se talaban árboles para alimentar los hornos donde se calcinaba la piedra caliza para obtener cal. Numerosos estudios apun­ tan a la deforestación como la causa principal de la erosión gradual tanto del suelo como de la riqueza. Ca lza da ele va da Es indudable que la producción de maíz ocu­ paba un lugar importante en la vida de los mayas, aunque sus territorios no eran particu­ larmente adecuados para la agricultura. Al parecer, se talaban árboles para extraer cau­ cho y resina, como el copal, que producía una resina olorosa, especialmente apreciada en las ceremonias religiosas. También se ha especu­ lado con la posibilidad de que los diferentes asentamientos urbanos se especializasen en diferentes tipos de resina. El comercio con esos productos valiosos, tanto en la propia ci­ vilización maya como con otras, debió permi­ tirles adquirir maíz de otros pueblos. 6.90 Plano de situación de Nakbe, Guatemala a Hacia 350 a. C. existía una élite centralizada capaz de controlar grandes cantidades de mano de obra, cuya elevada productividad se basaba en el desarrollo de módulos estándar de construcción y de técnicas de corte de la piedra más rápidas. Este período de floreci­ miento de la arquitectura maya monumental en la península del Yucatán, tiene una escala sin precedentes. En la depresión de El Mirador encontramos numerosos conjuntos arquitectó­ nicos monumentales, con alturas que oscilan entre los 40 metros y los 72 metros. Por tratar­ se de un territorio eminentemente pantanoso, todos los grupos de edificios importantes fue­ ron construidos sobre amplias plataformas, conectadas entre sí por calzadas elevadas. El M ira do r da eva a el d a z Cal Plataforma oeste 0 Calzada elevada Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. Nakbe En el corazón del territorio maya se fue configu­ rando gradualmente una filosofía religiosa idea­ da por un sacerdocio profesional, construida en torno a la importancia de las manifestacio­ nes astronómicas, que tenían que ver con la eterna lucha entre los poderes del Bien y el Mal en el destino de la humanidad. Los dioses be­ nevolentes traían el trueno, el rayo, la lluvia y la abundancia, mientras que los malignos causa­ ban la muerte, la destrucción, los huracanes y la guerra. La religión se desarrollaba en el culto al tiempo en sus diversas manifestaciones; de naturaleza marcadamente esotérica, requería sacerdotes, matemáticos, profetas y especialis­ tas en ritos. La danza era un aspecto importan­ te del ceremonial religioso, así como la práctica de sacrificios, que variaban desde ofrendas de comida u ornamentos, como plumas y cásca­ ras, hasta los sacrificios humanos. Plataforma este 600 m América Central / 183 Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:56:55. 0 El Tigre Gran acrópolis Puerta este Puerta oeste 6.91 Estructura de coronamiento de una pirámide, El Mirador Puerta sur Por lo general, la organización de los primeros centros ceremoniales mayas estaba dirigida a crear jerarquías visuales claras mediante un sistema de plataformas elevadas, interconec­ tadas y coronadas por templos. El complejo ceremonial central en Nakbe consiste en dos plataformas principales conectadas (la oriental de 32 metros de altura y de 45 me­tros la occi­ dental), sobre las que se agrupan las edifica­ ciones más importantes. Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. La plataforma oriental consta de dos partes: un grupo de estructuras bajas sobre una terraza, creando una plaza adyacente a una gran pirá­ mide exenta en su lado oeste, y una pirámide mayor, visible desde la plaza, pero con acceso restringido a los sacerdotes. Así pues, este conjunto ceremonial estaba formado por múl­ tiples centros con una organización jerárquica espacial y visual, y se utilizaba para múltiples funciones ceremoniales. Al otro lado de la calzada elevada se encuentra la plataforma occidental, que consta de tres plazas terraplenadas, la más alta de las cuales alberga la pirámide mayor, cuyo acceso, al igual que en las demás, está restringido a tra­ vés de la pequeña plaza de enfrente. Dado que la función de las pirámides mayas era servir de apoyo al templo, siempre tenían la parte superior plana. La pirámide consistía en una serie de estratos de piedras y arcilla cuida­ dosamente comprimidos y sellados por un re­ vestimiento de ladrillo. El Mirador Situado justo al norte de Nakbe, El Mirador es una antigua ciudad maya que alcanzó su máximo florecimiento cultural entre los años 150 a. C. y 150 d. C., aproximadamente. Aun­ que la ciudad estaba diseminada por un terri­ torio de unos 16 km², el centro consistía en una apretada constelación de edificios sagra­ dos y civiles. En este caso, las plataformas fueron edificadas sucesivamente a lo largo del tiempo, comprendiendo el mayor conjunto de plataformas de todo el mundo maya. El sitio estaba dominado por un gigantesco conjunto de edificios (El Tigre) que ocupaba 5,6 hectá­ reas, donde puede observarse la tipología maya naciente de las estructuras de triple cúspide, que generalmente consiste en una estructura central dominante, frente a otras dos más pequeñas. Los arqueólogos creen que esta organización representaba las tres estrellas de la constelación de Orión —llama­ das Alnitak, Saiph y Ligel— en cuyo interior se suponía que ardía el fuego de la creación. 0 200 m 6.92 Plano de situación del grupo oeste de El Mirador, Guatemala 6.93 Reconstrucción de El Tigre, El Mirador 184 / América Central Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:56:55. 200 Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. En el año 200, Roma, Chang’an y Teotihuacán eran las megaciudades del mundo; las tres eran centros de vastos imperios e hitos con los que se comparaban los subsiguientes reinos. La Roma imperial, con más de un millón de habitantes, era la más populosa de las tres. Con sus 20 km², Teotihuacán era la más extensa. En 500, Teotihuacán alcanzó su máxima población: 200.000 habitantes. En 200, la Chang’an de la dinastía Han sólo ocupaba 4,5 km² y contaba entre 250.000 y 500.000 habitantes. Sin embargo, hacia el siglo viii, Chang’an tenía una superficie de 86 km² y una población de un millón de habitantes, la ciudad mayor del mundo de la época. Para entonces, Teotihuacán había sido incendiada y abandonada y Roma no era más que una sombra de su pasado imperial. Durante los doscientos años de Pax Roma se derrochó riqueza no sólo en los templos y palacios, sino también en baños, viaductos, bibliotecas, plazas, calles, teatros y anfiteatros. En consecuencia, la historia arquitectónica de este período, desde Inglaterra al norte de África y desde España a Oriente Próximo, se resume bajo el epígrafe “historia de la arquitectura romana”. El amplio alcance de la arquitectura romana ejercería un impacto enorme sobre los desarrollos subsiguientes en toda Europa. La dinastía Han transformó el concepto de estado centralizado desarrollado por los Qin en un modelo de gobierno basado en los principios de Confucio. Los emperadores construyeron ciudades, palacios y tumbas a una escala sin precedentes, al tiempo que propiciaban avances notables en la tecnología y la minería. El comercio con Occidente era tan importante que fundaron su capital occidental, Chang’an, un punto de partida para las caravanas que se dirigían a Occidente adentrándose en el desierto de Takla-Makan. Entre esas dos grandes potencias, China y Roma, cada una de las cuales tenía profundamente enraizadas en su idiosincrasia un conjun­ to de prácticas religiosas propias relativamente estáticas, se aprecian agitaciones en materia de religión desde Oriente Próximo, en Asia occidental, hasta India septentrional. Esas nuevas creencias religiosas acabarían por ejercer una influencia profunda en las historias del mundo y de la arquitectura. Por lo general, esas religiones proponían prácticas de naturaleza más mís­tica y personal, como las del culto a Isis en Egipto, el culto a Baal en Oriente Próximo y el mitraísmo, cada vez más practicado en muchos lugares del imperio romano. El cristianismo tam­ bién estaba en plena fase de desarrollo, así como diferentes sectas judaicas. La religión do­ minante en Asia occidental era, sin embargo, el mazdeísmo o zoroastrismo, que los partos ele­ varon al rango de religión oficial del estado. Con la conversión de los partos al Islam, el maz­deís­ mo fue eliminado sistemáticamente y obligado a la clandestinidad, y sólo sobrevivió en India. El budismo estableció su presencia arquitectónica en el sur de Asia mediante las universidades monásticas situadas a lo largo de las rutas comerciales. Los monasterios budistas fueron patrocinados principalmente por comerciantes que recorrían las rutas comerciales, llevando sus negocios no sólo al sur de Asia, sino tam- bién a China, Asia central y el imperio romano, tanto por tierra como por mar. Y fue a lo largo de esas rutas como el budismo penetró en China, particularmente por la ruta de la seda. En el encuentro global entre Oriente y Occidente, hay que hablar de los kushana, un pue­blo expulsado de China al Afganistán actual y que sustituyó al imperio de Gandhara. Ubicados en las encrucijadas de la región, entre los persas, los indios y los chinos, crearon complejos de stupas que, aunque de concepción helenística, estaban articulados a la manera india y mezclados con influencias mazdeístas. En la región costera meridional de Perú, Pampas, la cultura nazca fundó grandes centros de peregrinaje, como los de Cahuachi y, más tarde, realizó unos dibujos asombrosos sobre el terreno, conocidos como “líneas de Nazca”. Estos dibujos, muy elaborados, sólo pueden verse desde el aire, y el propósito para el que fueron realizados sigue sin dilucidar, así como tampoco las características de las prácticas religiosas y geográficas de la cultura nazca. No obstante, la superpotencia de la región esta­ ba sin duda basada en Teotihuacán, la capital de un imperio que abarcaba la mayor parte de América Central, y centro de una red comercial que se extendía desde el delta del Misisipi hasta la costa peruana. Teotihuacán fue la mayor y más influyente ciudad precolonial americana. Toda la arquitectura centroamericana subsiguiente estuvo influida por el legado de Teotihuacán. Bastante más al norte, las culturas Hopewell del río Misisipi construyeron montículos funerarios, haciéndose eco de Teotihuacán. Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:56:55. 200 República de Roma 509-27 a. C. Mileto Éfeso 470 a. C.-250 d. C. 100 a. C.-420 d. C. ™ Timgad Roma 200 a. C. Mileto Ctesifonte Karli Samarcanda Taxila Huaca de la Luna Teotihuacán Chang’an China: dinastía Han occidental Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. 206 a. C.-9 d. C. 186 Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:56:55. 200 Imperio romano 27 a. C.-393 d. C. Villa Adriana Termas de Caracalla 118-134 212–216 Templo de Júpiter en Baalbek Panteón Termas de Diocleciano iniciado hacia 10 125 298–306 Biblioteca de Celso en Éfeso Palacio de Diocleciano 110 300 Imperio parto Imperio sasánida 247 a. C.-224 d. C. 224-651 Takht-i-Suleiman Palacio de Ardacher I hacia 300 a. C.-110 d. C. hacia 224 200 0 400 Dinastías Satavahana e Iksvaku siglo ii a. C.-siglo iv d. C. Stupa Amaravati Chaitya en Karli hacia siglo iii a. C. hacia siglo ii Imperio kushana siglo ii a. C.-siglo iii d. C. Templo kushana en Mat Takht-i-Bahi siglo i siglo ii Interregno Wang Mang Dinastía Han oriental Período de los Dieciséis Reinos: norte de China 9–25 25–220 25–220 Tumbas han Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. siglo iii a. C.-siglo iii d. C. La civilización nazca Las culturas moche 300 a. C.-200 d. C. hacia 200 a. C.-700 d. C. Huaca del Sol y huaca de la Luna hacia 100 Cultura teotihuacán hacia 150 a. C.-650 d. C. Pirámide del Sol Pirámide de la Luna hacia 200 hacia 250 Cultura hopewell 200 a. C.-500 d. C. 187 Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:56:55. 200 Aquitania Italia Ostia Tarraconensis Roma Macedonia Éfeso Mileto Djemila Timgad Mar Mediterráneo Cilicia Palmira Fenicia Mauritania Lepcis Magna Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. África EL IMPERIO ROMANO La romanización de Europa y la cuenca me­ diterránea se sintió especialmente en la creación, reconstrucción y expansión de las ciudades. La lista incluye ciudades como Aosta, Bur­ deos, Florencia, Londres, Maguncia, Mantua, París, Silchester, Tréveris, Turín, Verona y Viena, por nombrar sólo unas cuantas. Muchas ciudades, como Florencia, Milán, París y Tréveris todavía conservan las huellas de la retícula romana. Aunque el paradigma para la ciudad era el castrum, o campamento militar, que estaba dividido por dos calles principales, cardo y decumano, en realidad el urbanismo romano fue más flexible y menos estereotipado de lo que generalmente se cree. El modelo del castrum se utilizó principalmente en el proceso inicial de la colonización en Europa y el norte de África, pero rara vez en Oriente, donde las ciudades ya estaban bien establecidas o en segundas fases de expansión urbana. Arabia Egipto El norte de África es un lugar excelente para estudiar el urbanismo romano, pues se trata de una zona particularmente importante para Roma, ya que suministraba cosechas estables y artículos de lujo. La llamada Lex Adriana ofrecía propiedades gratis y un período libre de impuestos a quienquiera que quisiera residir de una forma permanente en tierras poco rentables y convertirlas en tierras cultivables. Esta política transformó con éxito muchos pueblos agrícolas en ambientes urbanos por derecho propio, particularmente en el norte de África. En algunos lugares se fundó una nueva ciudad, como en el caso de Timgad, una ciudad reticulada, del mismo tamaño que Florencia, aproximadamente, donde, como en Lepcis Magna (al este de Trípoli), los urbanistas adoptaron un planteamiento flexible y aditivo. Así, en lugar de fijarnos sólo en la inclinación romana por el orden, conviene centrarse en una de las principales contribuciones del urbanismo romano, y en un rasgo que lo distingue del urbanismo griego: el entramado urbano alrededor del cual se agrupan apretadamente los barrios residenciales. Estos trazados, descritos por el notable estudioso del mundo clásico William Lloyd MacDonald, son típicos de la segunda fase del urbanismo romano, y consisten en calles principales, plazas, fuentes, puertas, columnas honoríficas y los edificios públicos esenciales, todos ellos organizados en un sistema fluido que marca la presencia imperial de Roma. Ciudad púnica 0 Núcleo prerromano 5 km Ciudad augustal después de 8 a. C. 7.1 Desarrollo de Lepcis Magna 188 / Europa Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:56:55. Ciudad severiana en el siglo iii 200 Capitolio Teatro Termas Foro 0 Ostia 7.2 Templo principal de Djemila, Argelia Aunque casi todas las ciudades romanas tienen un esquema similar, difieren de un lugar a otro, en la medida en que esos trazados son también orgánicos —crecientes a lo largo del tiempo—, y rara vez se presentan todos al mismo tiempo. La ortogonalidad, aunque admirada, no fue impuesta de una forma general como a menudo nos quieren hacer creer. Algunas ciudades griegas fueron ampliadas de esta manera (como, por ejemplo, Atenas, con su ágora sumamente reconstruido), mientras que en otras, como Priene, la reconstrucción no se realizó de esta manera, pues la ciudad se encontraba en plena decadencia, y en la época romana tenía tan poca importancia que su plan helenístico sobrevivió más o menos intacto. Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. 300 m En Palmira y Ostia puede observarse el intento de injertar el entramado en lugares fundados en épocas anteriores, cuando eran aún más pueblos que ciudades. Djemila (96), una ciudad en la zona occidental de Numidia (Argelia), constituye un caso típico, con su forma alargada resultado de la adaptación al terreno. La primera parte de la ciudad, al norte, muestra un tejido relativamente sistematizado, con el ágora en posición central a lo largo de la calle principal. Pero cuando esa disposición resultó inadecuada, los nuevos edificios representativos —foro, templo y teatro— se construyeron en una ampliación hacia el sur, siguiendo el trazado curvo de una ruta existente. Timgad (100 a. C.) es un caso similar; aunque a menudo se ponga esta ciudad como ejemplo típico de la rigurosa aplicación de la retícula, la ciudad original desbordó pronto sus límites. De hecho, los elementos de la retícula que se colocaron fuera de la ciudad —las termas, las puertas e incluso un capitolio— tuvieron que ser injertados en ella o ubicados fuera del lugar en que habían sido proyectados originalmente. Un nuevo arco, la puerta Lambaesis, deslinda el alcance de la nueva ampliación, de modo que, aunque el plan inicial muestra un alto grado de control, las ampliaciones posteriores muestran claramente que son el fruto de una negociación esforzada con el paisaje y las calles existentes. Termas Capitolio Foro Teatro Djemila Termas Foro Capitolio 7.3 Planos de tres ciudades romanas dibujadas a la misma escala y con la misma orientación Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:56:55. Teatro Timgad Europa / 189 200 12 3 15 5 Puerto 4 17 1 14 2 18 16 9 10 11 8 13 7 0 Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. 7.4 Plano de Éfeso, Turquía 7.5 Teatro en Éfeso 6 1200 m En numerosos lugares, los romanos aceptaron con gusto trabajar en el marco de un proyecto helenístico, dejando el sello de sus estructuras urbanas en Atenas y Pérgamo, aunque los ca­ sos más espectaculares son los de Éfeso y Mi­ le­ to. Éfeso empezó siendo una pequeña ciudad y un centro religioso de la costa turca, y hacia el año 100 había crecido hasta convertirse en un puerto cada vez más importante. Su trama urbana no se proyectó de arriba aba­ jo, sino horizontalmente, en un valle protegido y a lo largo de las curvas de nivel de las colinas que la flanquean y que se abren al puerto de una forma espectacular. Hacia finales del siglo v, el puerto estaba prácticamente ce­ga­do por los limos, y la ciudad cayó en declive. 1 Teatro 2 Ágora 3 Estadio 4 Fuente 5 Gimnasio 6 Ágora y odeón 7 Templo de Domiciano 8 Ninfeo 9 Biblioteca de Celso 10 Templo de Adriano 11 Puertas de Hércules 12 Gimnasio de Vedio 13 Fuente de Pollio 14 Templo de Serapis 15 Palacio del procónsul 16 Termas de Scolastica 17 Arcadiano 18 Vía de mármol 190 / Europa Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:56:55. Año 100 a. C. 4 54 86 90 100 96 102 110 120 150 150 150 170 300 370 395 420 200 1 3 2 7 0 1 km Planta de Mileto Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. El desarrollo de Mileto pasó por distintas fases: de colonia griega, una ciudad estado casi independiente, a una próspera ciudad helenística, hasta pasar a formar parte del imperio romano. En esta última fase, los urbanistas —apro­ ve­chando unas veces la retícula y otras trabajando “contra” ella, al tiempo que preservaban algunos de los edificios antiguos más importantes, como el Bouleuterion (175-164 a. C.) y destruían otros— proyectaron una intrincada red de edificios públicos, calles, pórticos y espacios que vinculaban el antiguo puerto con la nueva ampliación hacia el sur. Las fechas siguientes muestran el ritmo de la construcción: Año Destrucción de Mileto 479 a. C. Primera fase 1Retícula de calles de la parte norte 470 a. C. 2 Templo de Atenea 450 a. C. 3 Teatro 450 a. C. Fase de prosperidad helenística 4 Bouleuterion 175 a. C. 5 Ágora norte 170 a. C. 6 Gimnasio 150 a. C. 7 Estadio 150 a. C. 8 Ágora sur 150 a. C. Época imperial 9 Termas de Capito 50 10 Rediseño de la stoa del puerto 50 11 Vía procesional 150 12 Ninfeo 150 13 Termas de Faustina 170 14 Templo de Serapis 250 10 5 9 11 13 6 4 12 14 8 7.6 Plano de los edificios públicos al sur del puerto del León, en Mileto, cerca de Yenihisar, Turquía Europa / 191 Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:56:55. 200 0 7.7 El Panteón, Roma 40 m 7.8 El Panteón, Roma: planta y sección El Panteón de Roma Adriano tenía un carácter muy diferente del de Trajano. Sentía el interés personal más profundo por la arquitectura, pero también era poeta, pintor y un líder competente. En líneas generales, su reinado fue pacífico, aunque reprimió con una ferocidad salvaje la revuelta de los judíos orientales. La intervención de Adriano en la arquitectura se dejó sentir hasta el último confín del imperio, incluyendo la propia Roma, donde construyó numerosos edificios, de los que el más significativo es el Panteón (25), que sigue siendo un edificio impresionante, a pesar de que ha sido reparado en numerosas ocasiones, sirvió de iglesia durante siglos, perdió su revestimiento original de mármol y no cuenta ya con la plaza de delante, de dimensiones impresionantes, y que antiguamente enmarcaba la entrada de la fachada. Via Rectus Termas de Nerón Templo de Adriano Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. Estadio de Domiciano Saepta Julia Panteón Foros imperiales Templo de Venus Tíb er Teatro y pórtico de Pompeya Pórtico de Octavia Capitolio Teatro de Marcelo 7.9 Campo de Marte 192 / Europa Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:56:55. Templo de Júpiter 200 Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. 7.10 Óculo del Panteón Aunque mucha de la masa del Panteón está sobredimensionada, tampoco puede culparse al arquitecto de quisiera construir un edificio que perdurase a través de los siglos. Su audaz espacio interior era, incluso para los romanos, una innovación. Aunque los espacios cupulados no eran infrecuentes entre los romanos, ninguno tenía las dimensiones de éste. No cabe duda de que, conceptualmente, deriva del interés matemático de los griegos y los egipcios por la geometría del espacio, un interés que Adriano, quien había vivido en Alejandría, llevó a Roma. Fue el griego Arquímedes el primero en resolver el problema de medir el volumen de una esfera y de un cilindro, y su relación mutua. Los romanos contribuyeron muy poco a la geometría analítica, y en este sentido, el edificio es relativamente poco romano. A la alineación vertical de la cúpula semiesférica hay que añadir la asombrosa dinámica de los rayos del sol al desplazarse parsimoniosamente por el espacio como si se tratara de un proyector de luz, iluminando lentamente los diversos elementos de la arquitectura interior: a ratos, el pavimento, con un motivo de mármoles de colores naranja, rojo y blanco, traídos a Roma desde diversos lu­ gares de Europa; otras veces, los casetones de la cúpula. La cella clásica había sido siempre un lugar oscuro y misterioso, orientado horizontalmente al sol naciente. Este edificio, de un modo casi inexplicable, rechaza ese antiguo modelo. Júpiter no está representado por una estatua, sino, o así lo parece, por la abstracción de la propia luz. Ésta era una notable anomalía en el pensamiento romano, en la medida en que, aunque con anterioridad se construyeron cúpulas más pequeñas con óculo, dichas estructuras estaban dedicadas a termas, como la que todavía se mantiene en pie en Baia, en la costa norte de la bahía de Nápoles. Si bien esos edificios pudieron ser un buen campo de pruebas para trabajar problemas técnicos, de ningún modo pueden considerarse como modelos en sentido simbólico. La sala octogonal del palacio de Nerón está más cercana a ese aspecto simbólico, ya que estaba rematada por un óculo y las descripciones que de ella tenemos enfatizan su sentido simbólico. Con Adriano, 75 años después, los arquitectos roma­nos tuvieron un emperador que, como Nerón, sentía entusiasmo por la experimen­ tación arquitectónica, e interés por el oriente helenístico, donde se estaban desarrollando formas religiosas más dinámicas, personales y experimentales. Desgraciadamente, todavía no se ha encontrado ningún texto romano que explique la organización interna de las estatuas divinas, las prácticas rituales que se desarrollaban en el edificio o el simbolismo del óculo. Sin embargo, lo que puede decirse, sin temor a equivocarse, es que el edificio representa la unidad de los ámbitos divino e imperial. Aparte de los templos dedicados al Sol 7.11 Interior del Panteón que se estaban construyendo en Siria (Adria­­ no fue gobernador de Siria durante algún tiem­ po), había cultos misteriosos que enfatizaban la luz y la oscuridad, como los llamados mis­ terios eleusinos practicados en Grecia, en los que Adriano estaba iniciado. Originalmente, se llegaba al nivel interior ascendiendo una escalera de cinco peldaños que ocupaba todo lo ancho del pórtico de entrada. Los fustes monolíticos de las columnas de la fachada son de granito egipcio gris, y las cuatro columnas interiores son de granito egipcio rojizo con capiteles de mármol pentélico. El porche conduce a un vestíbulo porticado, largo y estrecho, flanqueado por hornacinas y cubierto por una bóveda de cañón. Entre el pórtico y la escalera, a cada lado de la entrada, suben las escaleras hacia los espacios que perforan la estructura cilíndrica. El umbral está construido con un gran bloque de mármol de Portasanta. Los muros, vaciados con siete nichos alternativamente cuadrados y redondos, forman cuatro conexiones axiales a través del espacio. Europa / 193 Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:56:55. 200 Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. 7.12 El Panteón: sección y alzado En la boca de los nichos hay dos columnas, flanqueadas por pilastras de mármol anaranjado bajo un entablamento continuo. Únicamente el ábside está marcado por dos columnas exentas que interrumpen el entablamento que corre a lo largo de la parte posterior de los nichos. La cúpula está formada por anillos de casetones que disminuyen su tamaño y profundidad a medida que se aproximan al óculo, sin llegar a morir en su embocadura, sino algo alejados de ella, dejando un espacio liso a su alrededor. Dado el cambio de material y la naturaleza de los casetones (28 por anillo), la cúpula parece flotar sobre la arquitectura de debajo (aunque ésta es una experiencia moderna, ya que no tenemos forma de conocer cómo estaba acabada en la época original). Es probable que los bordes del óculo, y quizás también de los casetones, fueran dorados, con florones en el centro de estos últimos, creando una impresión general mucho más etérea y menos “estructural” que la que hoy percibimos. A este respecto, hay que resaltar que sólo la parte superior de la cúpula coincide idénticamente con la propia estructura, pues la parte inferior de los casetones no guarda relación alguna con ella. En este sentido, los arquitectos querían trabajar con la ilusión de estructura, o al menos querían separar el vocabulario visual de una “estructura” de cúpula de la dura realidad de sostén estructural, de modo que los casetones no deben considerarse una estructura espacial tridimensional de hormigón en sentido moderno. Aunque a menudo se alaba a los romanos por sus innovaciones estructurales, en realidad lo que hicieron es poner la estructura al servicio de la visión arquitectónica; hasta los casetones fueron diseñados con tal fin. Los escalonamientos son menos profundos en el borde inferior que en el superior del casetón, de manera que parezcan iguales al ser vistos desde el centro del espacio. 7.13 El Panteón: detalle de la cúpula La parte inferior de la estructura es de hormigón revestido de ladrillo, con huecos para aligerar el peso. Las presiones hacia el terreno se descargan por medio robustas bóvedas curvas. Para la cúpula sólo se usó hormigón. La mezcla, vertida sobre encofrados de madera pro­ visionales, tenía que quedar sin juntas, lo que significa que tuvo que verterse de abajo arriba sin pausa, para garantizar la perfecta cohesión del conjunto. La organización de la producción de hormigón, su inmediato transporte a los lugares precisos en la obra por obreros que llevaban pequeñas masadas, debió ser una auténtica proeza. El grosor de la cúpula en el tambor es de 6,15 metros y se reduce a sólo 1,5 metros al llegar al óculo, que tiene un diámetro de 8,3 metros y está abierto a la intemperie. Pese al intenso poder evocador del edificio, el experimento de Adriano no se repetiría, o al menos de manera fehaciente. Aunque los arquitectos romanos continuaron trabajando con espacios cupulados, como las termas de Caracalla, la combinación de cúpula y óculo siguió siendo una rareza en la arquitectura romana. 194 / Europa Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:56:55. 200 Bibliotecas Isla de retiro (Teatro Marítimo) Pecile Orvieto Tívoli Roma Ostia Estadio Velletri Piazza d’Oro Mar Tirreno Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. Vestíbulo La villa Adriana Combinando las numerosas tradiciones y tecno­logías disponibles, Adriano hizo cons­truir una extravagante villa para sí mismo (118-134), cerca de la ciudad actual de Tívoli. Está emplazada en un terreno llano en lo alto de una colina, con amplias vistas hacia Roma al este, y se construyó en varias fases. Los edificios de la villa son la expresión última del pensamiento experimental que inspiró la revolución arquitectónica en cuanto a arquitectura, paisajismo, rituales, mármoles, agua y memoria. A diferencia del palacio de Domiciano, con un comprimido sentido del orden, esta villa nos devuelve a la textura más liberadora del palacio de Nerón. Hay docenas de elementos singulares separados unos de otros en el paisaje, aunque deliberadamente vinculados de formas siempre sorprendentes —casi podría decirse que abisagrados entre sí, valga la expresión—, de manera que el diseño en su conjunto parece desplegarse con relación al programa y el emplazamiento. Las zonas residenciales se dispusieron en la parte norte y, más hacia el sur, se situó el estadio, seguido de una serie de termas y terminando en un espectacular Canopus, un estanque jalonado por copias de las cariátides del Erecteion. El conjunto pretendía evocar el sabor internacional, particularmente griego, de los viajes de Adriano. En este sentido, la villa también era una colección de memorias y alusiones. Termas Canopus 0 150 m Academia 7.14 Villa Adriana, Tívoli, Italia: planta general 7.15 Canopus, villa Adriana Europa / 195 Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:56:55. 200 7.16 Teatro Marítimo, villa Adriana Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. Entre los numerosos elementos asombrosos de la villa se encuentra la “Isla” de retiro del emperador, el Teatro Marítimo, una construcción de planta circular con una composición de curvas convexas y cóncavas, rodeada por un estanque y una columnata, y al que se accede por varios puentes. La aparente simetría en el centro, típica de la imaginación espacial de los arquitectos romanos, se ramifica hacia el perímetro, como si el arquitecto tuviera cada vez menos control sobre los volúmenes a medida que se aleja del centro, una especie de metáfora del propio imperio romano. Los dos dormitorios estaban en el lado oriental, el comedor en el sur, el lado oeste estaba dedicado a un pequeño conjunto de termas, y en el centro del comprimido patio peristilo había una fuente cuyo sonido relajante se debía oír desde las habitaciones. Al este encontramos la Piazza d’Oro, un amplio patio peristilo, casi cuadrado, con un estanque en el centro y un pabellón o ninfeo en el extremo. La sala principal está delimitada por muros que dibujan un conjunto de curvas cóncavas y convexas formando un espacio cruciforme fluido. De hecho, no puede hablarse de muros en sentido estricto, sino de columnatas curvas. La sala estaba descubierta y tenía cuatro espacios auxiliares idénticos en las esquinas. El lado cóncavo conduce a habitaciones con fuentes, mientras que la que se encuentra sobre el eje principal conduce a un espacio curvilíneo cuya pared posterior tiene varias fuentes. 7.17 Teatro Marítimo, villa Adriana: planta El Canopus es un estanque alargado y decorado en su perímetro con columnas que sostienen arcos y dinteles alternos. El Serapeum, en el extremo sur, está construido pegado a la falda empinada de la montaña, dando la impresión de ser una gruta o cañón en miniatura, con una cascada al fondo. Con el agua que procedía de un acueducto elevado, y alrededor del triclinio de obra en forma de media luna, no cabe duda de que los comensales, reclinados sobre los bancos curvos, debieron disfrutar de ágapes frescos y placenteros aún en pleno verano. Un pequeño estanque semicircular, donde podía dejarse la comida flotando, añadiría aún más encanto a la escena. Las superficies de las bóvedas estaban cubiertas con mosaicos azules y verdes, y los muros de la exedra estaban decorados con hornacinas semicirculares que contenían estatuas. 0 50 m 7.18 Piazza d’Oro, villa Adriana: planta 196 / Europa Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:56:55. 200 0 7.20 Arco de Séptimo Severo, Roma 5m Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. 7.19 Sistema de ornamentación fórnix aplicado al Tabularium Los paramentos verticales en la arquitectura romana Desde que los egipcios cubrieran los muros de sus templos con imágenes o relieves históricos, los arquitectos no tuvieron oportunidad de pensar en los muros como simples elementos delimitadores de espacios. En la arquitectura griega, los muros se ocultaban a menudo detrás de columnas y, aun cuando fueron los griegos quienes inventaron la pilastra en forma de columnas in antis, y a veces llegaron a articular los muros con rebajes poco profundos, nunca consideraron el muro como más que un simple muro. Sin embargo, en la época del Coliseo, los arquitectos romanos ya experimentaban con articulaciones complejas del paramento vertical. Por primera vez, el muro se convierte en arquitectura. La técnica de enmarcar arcos con medias columnas adosadas que sostienen un entablamento, denominada sistema de ornamentación fórnix (del latín fornix, sala abovedada o en arco), data de alrededor de 150 a. C. El sistema fórnix empezó a emplearse como tal en el Tabularium republicano (hacia 78 a. C.), y después se convirtió en paradigma con el teatro augustiniano de Marcelo. 7.21 Arco de Trajano, Timgad Durante la mayor parte del siglo i, éste fue el principal modelo para arcos y columnas adosadas. El anfiteatro de Nîmes, de finales del siglo i, recapitula sobre el tema, al igual que lo hacen numerosos arcos de triunfo, como el de Tito (81). Pero proyectar con edículos y nichos, como se hizo en ese arco, todavía no formaba parte del vocabulario arquitectónico. Mucho más interesante es el arco de Trajano en Timgad (100), un proyecto realmente innovador, donde el arco central está flanqueado por otros dos más pequeños, coronados por edículos y flanqueados por sus propias columnas. Los dos lados están organizados mediante enormes columnas que llegan hasta la parte alta de los edículos y que, con la ayuda de impostas, se elevan a una altura en que los arcos salvan los edículos. Entonces, los dos elementos laterales quedan unificados por un entablamento reducido a un pequeño saliente. La solución tal vez sea algo torpe, pero, sin duda, es dinámica. Nos han llegado muy pocos paramentos ver­ ticales originales de palacios romanos, la mayoría de ellos despojados de sus columnas y mármoles durante la Edad Media para colocarlos en otros edificios. Por ello, no es extraño que a veces se cometa la simplificación de identificar la arquitectura romana con la fachada de templo con columnas, cuando, en realidad, ya a principios del siglo, los arquitectos se estaban volviendo cada vez más audaces en sus composiciones. Para comprender mejor este aspecto, vamos a mencionar una vez más las tumbas excavadas en la roca en Petra, al sur de Jordania. Por ejemplo, la llamada Tumba del Palacio, que ha sido fechada de forma dispar en el siglo i o a principios del siglo ii, muestra un diseño estratificado, con un orden inferior de cuatro puertas enmarcadas por edículos, rematados a su vez en curva o con frontón, y con inusuales capiteles de motivos abstractos. El conjunto está unificado por un entablamento sobre el que se apoya una fila de medias columnas (las últimas son, en realidad, pilastras) y, sobre todo ello, un entablamento de estilo acordeón, con el orden de pilastras prolongándose hasta la cúspide. La tumba de Sesto Florentino es particularmente refinada. Parece la fachada de una iglesia barroca, con un orden inferior de medias columnas y pilastras, un frontón curvo que abraza las dos columnas centrales y un orden ático sumergido que se corona por un frontón triangular. La interpenetración de horizontales y verticales muestra una capacidad para trabajar en abscisas y ordenadas simultáneamente. Esta complejidad no se volvería a dar hasta el renacimiento italiano. Europa / 197 Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:56:55. 200 Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. 7.22 Puerta del mercado del sur, Mileto, Turquía Esos experimentos adquirieron especial vitalidad en el siglo ii, cuando empezaron a aparecer fachadas ricamente elaboradas que, hasta entonces, sólo podían verse en proscenios de teatros y decoraciones similares, como, por ejemplo, la fachada de la biblioteca de Celso en Éfeso (110). La biblioteca se alza en el extremo oeste de un patio de mármol, y se accede a ella por una amplia escalinata de nueve peldaños. Las tres entradas, con grandes ventanas encima de ellas, están flanqueadas por cuatro hornacinas con estatuas que personifican las virtudes de Celso, senador de Roma y procónsul de Asia. Delante de la fachada hay cuatro pares de columnas de dos plantas de altura, con capiteles corintios las del piso in­ ferior, pero con remates jónicos. En una exhibición de destreza de diseño, el arquitecto cambia el emparejamiento de las columnas de una planta a otra. En el de arriba, las columnas se unen por medio de un frontón y dos arcos curvos que salvan los intercolumnios y dejan las columnas de los extremos casi libres. Esas exhibiciones de columnas eran algo más que meros excesos arquitectónicos, y respondían al deseo helenístico de inmediatez que impregnaba incluso a la religión. Según esta interpretación, las columnas pretenderían enfatizar las cualidades y la generosidad del mecenas. 7.23 Biblioteca de Celso, Éfeso, Turquía En el ninfeo de Nîmes, las columnas forman un exoesqueleto contra el que presiona la masa de los muros de detrás. Éstos se amoldan al exoesqueleto, con la hornacina habitual entre las columnas. Sin embargo, donde la multiplicación de unidades, agrupaciones y formaciones diversas alcanza el paroxismo es en el escenario para el teatro del Sur en Gerasa (Jordania). Aunque la primera planta ha sido reconstruida, muestra una hilera de columnas emparejadas sobre dados y formando una pantalla delante de las puertas, rematadas con sendos frontones; entre las parejas de columnas se alzan edículos levantados sobre los mismos dados de las columnas. El patio del templo de Júpiter en Baalbek (Líbano) es un esquema análogo y bien concebido. En este caso, dos columnas corintias in antis dialogan con dos pilastras, para crear la ilusión de una pantalla unitaria. Los edículos, rematados en curva los de abajo y con frontones los de arriba, aparecen estrujados entre las pilastras, ocultando prácticamente toda la superficie de la pared. El tema se repite en el gran nicho de detrás de las columnas. Todo el conjunto está unificado por medio de un único entablamento continuo. 7.24 Patio del templo de Júpiter Heliopolitano, Baalbek, Líbano: detalle de la fachada 198 / Europa Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:56:55. 200 Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. 0 20 m 7.25 Ágora y termas en Éfeso, Turquía 7.26 Termas de Caracalla, Roma: vista del interior Las termas romanas Aunque la mayor parte de los romanos acaudalados dispusieran de baños en sus propias casas de ciudad y villas campestres, por medio de calentar una serie de habitaciones o incluso un edificio independiente para ese fin, ello no fue óbice para que frecuentaran los numerosos baños públicos de las ciudades y pueblos de todo el imperio. Esos baños o termas (thermae) públicos eran de propiedad estatal, y a menudo ocupaban la superficie de varias manzanas. El precio de la entrada era bastante razonable y quedaba dentro del presupuesto de la mayoría de los hombres romanos libres. La superficie que ocupaba el agua en las termas era relativamente pequeña, y el grueso de la edificación estaba destinado a espacios para la práctica de ejercicio, salas de tertulia y lugares de paseo. Dado que para los romanos el día comenzaba al amanecer, por lo general la jornada de trabajo acababa poco después del mediodía. Hacia las 2 o las 3 de la tarde, los hombres acudían a las termas con la idea de dedicar varias horas al deporte, el baño y la conversación, después de lo cual se consideraban listos para disfrutar de una cena relajante. Las termas republicanas a menudo disponían de instalaciones de baño independientes para mujeres y hombres; pero en la época del imperio, la costumbre era abrir los baños a las mujeres durante las primeras horas del día y reservar el resto del día —es decir, desde las 2 de la tarde hasta la hora de cierre, al atardecer— a los hombres. Las termas eran, por así decirlo, espacios profanos que no estaban relacionados con altares ni con ningún tipo de patrocinio divino. No obstante, ciertas termas o baños minerales podrían estar asociados a ninfas de ríos locales o a dioses de la medicina. Las termas ofrecían un ambiente sensual y a la vez social. Algunas incluso disponían de salón de actos y biblioteca. El origen de esas instituciones se remonta a los albores de la cultura clásica y el énfasis de los griegos en todo aquello relacionado con el culto al cuerpo y la destreza física. Los griegos consideraban el baño una parte de los rituales higiénicos asociados con los deportes. Sus gimnasios, que combinaban deporte y enseñanza, se consideraban lugares obligados para la relación social, y hasta los filósofos disertaban allí ante sus discípulos. Sin embargo, sus gimnasios estaban reservados primordialmente a los hijos de los ciudadanos libres y para entrenamiento militar. Esta situación cambió con Alejandro Magno y los baños del gimnasio pasaron a convertirse en un medio más social, tendencia que se acrecentó aún más en los baños romanos. De hecho, no había muchos ciudadanos tan pobres como para no poder asumir el coste de la entrada. Consciente del papel beneficioso que cumplían esas instituciones en la salud, la educación y el ocio de la gente, el estado romano asignó a la construcción y mantenimiento de las termas un lugar prioritario entre sus responsabilidades de gobierno. Los edificios mayores suponían también el vehículo perfecto para la propaganda estatal. Sus espléndidos interiores estaban decorados con trofeos, inscripciones y esculturas que reflejaban las realizaciones y el poder del emperador. Las termas de Caracalla (212-216) son consideradas el ejemplo más desarrollado de las termas públicas romanas. El edificio principal (200 × 114 metros) estaba organizado en un recinto que contenía cisternas, pistas de atletismo, jardines, bibliotecas y tiendas. La fachada principal es relativamente austera y sólo cuenta con unas pocas puertas, mientras que la posterior es abierta y soleada. Los juegos de luz y sombra constituían un rasgo importante. El primer estanque era el natatio o piscina. Aunque no estaba cubierta, los altos muros que la rodeaban por todos sus lados la mantenían en sombra la mayor parte de la tarde, es decir, fresca. El frigidarium o frigidario ocupaba el centro de la organización, y estaba cubierto por tres bóvedas de arista que se elevaban por encima del nivel de las dependencias circundantes, de modo que la luz que penetraba por las ventanas altas laterales bañaba el espacio interior. Las salas a derecha e izquierda conducían a la palaestrae, es decir, al gimnasio. A continuación se encontraba el tepidarium o tepidario, con pequeños estanques de inmersión de agua tibia a ambos lados. El punto culminante era el caldarium o caldario, una sala circular de 35 metros de diámetro, con amplias ventanas en los muros. El calor era suministrado por un horno bajo el suelo (el hipocausto). Europa / 199 Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:56:55. 200 7.27 Termas de Diocleciano, Roma: planta dibujado a la misma escala que las termas de Caracalla de abajo) 1 6 4 3 Biblioteca 8 1 2 6 Teatro Partes de las termas romanas Hacia la época del fin del imperio, en Roma había nueve termas públicas de envergadura apreciable que cubrían una proporción significativa de la ciudad. Son las siguientes: Año 25 64 80 104 hacia 100 212-216 hacia 250 298-306 320 Biblioteca Termas de Agripa Termas de Nerón Termas de Tito Termas de Trajano Termas de Sura Termas de Caracalla Termas de Decio Termas de Diocleciano Termas de Constantino Pe qu eñ as ter ma sy 6 tie nd as 1 4 Biblioteca Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. 1. Apodyterium: vestidor/guardarropa 2 Caldarium: caldario, sala de baño caliente principal 3 Frigidarium: frigidario, sala principal para tomar baños fríos, que a menudo contenía varias piscinas de agua fría 4 Natatio: gran piscina de agua fría para nadar 5 Nymphaeum: ninfeo, fuente decorativa o monumental 6 Palaestra: gimnasio 7 Sudatorium: sala para sudar 8 Tepidarium: tepidario, sala templada para tomar baños tibios (entre el caldario y el frigidario) 7 3 1 8 2 7 6 Library Parque público Estadio Depósito de dos plantas Biblioteca 0 Biblioteca 200 m o ct du ue Ac 7.28 Termas de Caracalla, Roma: planta 200 / Europa Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:56:55. 200 M ar Ad riá tic o Treveris Praefectus Praetorio per Illyricum Split (Spalato) Praefectus Praetorio Galliarum Roma Mediolanum Sirmium Nicomedia Praefectus Praetorio Illyrici, Italiae, Africae Praefectus Praetorio per Orientem Mar Mediterráneo Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. 7.29 Reorganización del imperio romano en cuatro prefectos pretorianos, hacia 405 El palacio de Diocleciano Hacia principios del siglo iii, el imperio romano estaba siendo atacado por todos sus flancos. En 166, tribus germánicas rompieron las defensas de Roma a lo largo de la frontera del alto Danubio, y en 172, los moros del norte de África invadieron España. En 253, los francos, procedentes del Rin medio y bajo, comenzaron a lanzar ataques intermitentes en el norte de España. En 257, los godos llegaron hasta Grecia y Asia Menor, y en 267 saquearon Atenas, Corinto y Esparta. En la época del emperador Aureliano, en 273, con el imperio súbitamente en estado de sitio, los romanos construyeron un sólido recinto amurallado para la defensa de la ciudad. Sin embargo, buena parte del problema residía en la propia Roma. En las décadas anteriores a que Diocleciano fuera emperador (reinado: 284-316), hubo más de veinte emperadores proclamados por el Senado, y al menos otros tantos usurpadores y pretendientes. Para restaurar el orden en Galia y evitar usurpaciones del trono, Diocleciano cambió fundamentalmente la organización del imperio, con las consiguientes consecuencias para el resto de Europa. Dividió el imperio en dos, y después, en el período llamado de la tetrarquía, en otros dos, confiando a su asociado Maximino el gobierno de Occidente. Los cuatro soberanos tenían sus respectivas capitales en Nicomedia, Mediolanum (la Milán actual), Tréveris y Sirmium. Diocleciano gobernó sobre la parte asiática del imperio y Egipto desde Nicomedia, usando el modelo de gobierno persa, llevando a cabo otras divisiones territoriales del imperio y separando las administraciones civil y militar. En un principio, esos esfuerzos se llevaron a cabo con éxito. En 296, Gran Bretaña fue restituida al imperio, los persas fueron sojuzgados en 298 y se contuvo a los germanos. Aunque inicialmente tolerante con el cristianismo, que iba creciendo por momentos, en 303 Diocleciano publicó un edicto en Nicomedia prohibiendo la religión cristiana, lo que trajo consigo, además de numerosas ejecuciones, la confiscación de propiedades a los cristianos y la destrucción de iglesias. El 1 de mayo de 305, Diocleciano abdicó y se retiró a Spalato (Split), en la bahía de Aspalathos. Tanto Diocleciano como Maximino se hicieron construir sendos palacios suntuosos. La Piazza Armerina, de Maximino, está ubicado en Sicilia, y sigue algunas de las convenciones de la villa Adriana, aunque con menos calidad compositiva general. Por ejemplo, los elementos del palacio de los Flavios en Roma parecen unidos de un modo relativamente arbitrario en torno a un gran patio abierto, aunque con ello no quiera decir que la composición carezca de orden. Desde un patio de entrada curvilíneo, el visitante se encuentra a mano derecha con una serie de espacios ligeramente desarticulados que le conducen, subiendo, a la audiencia situada en la parte este. La composición está unificada por una “calle” en dirección nortesur que vincula los elementos principales del programa. 0 20 m 7.30 Piazza Armerina, Sicilia, Italia: planta Europa / 201 Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:56:55. Ba rra co ne sd el ag ua rd ia 200 Aposentos de las mujeres (gineceo) Ba rra co ne sd el ag ua rdi a Aposentos de los funcionarios Templo de Júpiter Aposentos del emperador Mausoleo Termas Basílica Atrio Gr an ga ler ía Salón egipcio 0 Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. 7.31 Palacio de Diocleciano en Split: planta 0 50 m Por contraste con la Piazza Armerina, el palacio de Diocleciano (175 × 216 metros) forma parte de un campamento fortificado, en parte ciudad y en parte villa. Por grande que pueda parecer, su planta es bastante compacta y no mucho mayor que unas termas imperiales: un rectángulo ligeramente irregular, protegido por murallas, puertas y torres que sobresalen en las fachadas oeste, norte y este. Sólo la fachada sur, que surge directamente del mar, no es­taba fortificada y tiene una larga columnata que recorre toda la fachada al nivel superior. El decumano que une las puertas este y oeste divide el conjunto en dos mitades. En la mitad sur estaban los aposentos del emperador, tanto los públicos como los privados. En la otra mitad se encontraban las cocinas, los establos y los almacenes. Las calles están jalonadas con columnatas. Entre el cruce principal y las dependencias del emperador hay una zona rectangular aislada que albergaba el templo y el mausoleo, un edificio de planta octogonal con cúpula. La planta de la villa es potente por su abstracción y por su zonificación funcional. La parte más débil del palacio quizás sea la zona de los aposentos imperiales, que se reduce a una alineación de espacios que dan a una gran terraza. De este a oeste están las habitaciones privadas, el salón del trono, el vestíbulo de recepción y el triclinium o comedor, y la cocina y las habitaciones de servicio. 14 m 7.32 Sección por el mausoleo del palacio de Diocleciano 202 / Europa Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:56:55. 200 Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. 7.33 Cella del templo de Baco, Baalbek 7.34 Templo de Venus, Baalbek: sección Baalbek El dios supremo de los cananeos era El, el dios Sol, con el toro como atributo y que representaba la base agrícola de la sociedad. La diosa de la fertilidad, Ashera, era su compañera. A sus adoradores no les estaba permitido orar directamente a la pareja, sino que tenían que usar la influencia mediadora de su hijo, Baal, señor de la lluvia, de la tempestad y del trueno. Éste era un rasgo típico de las religiones helenísticas, que contemplaban la existencia de va­ rios hijos de deidades. El lugar principal de cul­to a Baal era Baalbek, cerca de una grieta en la roca de 15 metros de profundidad, a cuyos pies había un pequeño altar tallado en la roca. Como el altar era de difícil acceso, se erigió otro altar sobre la colina, cuya presencia se formalizó con puertas y torres protectoras. Con el tiempo se erigiría un templo sobre una cripta alta, de manera que estuviera a la altura del altar superior. El conjunto fue ampliado en la época republicana. El templo de Júpiter se inició durante el reinado de Augusto (27 a. C.-14) y, por sus dimensiones, no tenía precedentes en la Roma de la época. Algunas piedras de la cimentación pesaban nada menos que ochocientas toneladas. Pese a ello, no era tan grande como algunos de los enormes templos helenísticos, por ejemplo, el templo inacabado de Apolo en Dídimo. Para dar una idea de sus proporciones, baste decir que estaba levantado sobre un podio de 17 me­ tros de alto, con columnas que alcanzaban otros 22 metros de alto. La entrada estaba demarcada por dos edificios, el propileo (siglo iii) y un patio hexagonal (siglo ii) que se abría a la plaza principal descubierta, rodeada de pórticos y habitaciones con distintas funciones. Habría que esperar varios siglos, hasta el barroco, para volver a contemplar semejante despliegue de variedad y creatividad: combinaciones de diferentes tipos de columna, columnas adosadas, arcos y edículos, con remates redondos o en forma de frontón, etc. Patio delantero Chipre Mediterráneo Trajano visitó el santuario hacia 115 para consultar al oráculo antes de su campaña militar contra los partos, e incluso se especula con la posibilidad de que éste le influyera en el proyecto de su foro. Adriano también lo visitó en 130. La prosperidad de la región de Oriente Próximo durante los años siguientes permitió acelerar el ritmo de construcción. Entonces se inició la construcción de un nuevo templo dedicado a Baco. En 195, Séptimo Severo (reinado: 193-211) otorgó a Baalbek el título de jus italicum y la promovió a la categoría de las ciudades romanas más importantes. Era la época de mayor florecimiento de la construcción, un auge que prosiguió durante el imperio de Caracalla (211-217), miembro de la dinastía siria de emperadores. La actividad construc­ tiva prosiguió hasta que el emperador Constantino declaró al cristianismo como re­ligión oficial del estado, poniendo fin a uno de los proyectos más grandes y duraderos de Oriente Próximo. Baalbek Templo de Júpiter Pórtico Patio principal Templo de Venus Templo de Baco 0 60 m 7.35 Santuario de Júpiter Heliopolitano, Baalbek: planta Asia occidental / 203 Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:56:55. 200 Mar Caspio Takht-i-Suleiman Kangavar Ctesifonte Persia sasánida Persépolis Sarvistan Firuzabad Golfo Pérsico Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. 7.36 Imagen de Khusrau I Ctesifonte El paisaje desolado del área del Ctesifonte actual no da muchas pistas acerca de lo que un día fueron exuberantes huertos y jardines de rosas. La ciudad, emplazada en la orilla oriental del río Tigris en su confluencia con el río Diyala, a unos 32 kilómetros al sur de Bagdad, estaba situada sobre la llamada Calzada real que conectaba Susa con el corazón de Asiria. La calzada, iniciada por los asirios, contaba con puestos de avanzada y establos para proteger y facilitar la rapidez de las comunicaciones. Cuando los partos crearon Ctesifonte para que fuera su capital occidental, se utilizó principalmente como residencia de invierno de los reyes hasta después de 129 a. C. No se conoce con exactitud cuándo empezó a adquirir importancia esta ciudad, pero parece que su florecimiento surgió a raíz de una gran campaña contra el imperio romano en 41 a. C., cuyo botín fue invertido en la nueva capital hasta convertirla en una de las grandes ciudades del mundo antiguo. Los romanos trataron de conquistarla en diversas ocasiones (los años 116, 165 y 198), pero en 224, Ardacher I, rey de Persia, derrocó a la monarquía de los partos y fundó el imperio sasánida, con Ctesifonte como capital. La ciudad entró en decadencia y ruina cuando los árabes atacaron el imperio sasánida (636-642). Quedan muy pocos restos de la ciudad antigua, ya que estaba construida con adobe secado al sol. Sin embargo, todavía sigue en pie la bóveda central de la entrada al palacio. Con 28 metros de luz, tal vez sea la bóveda de mayor tamaño de la antigüedad. Se cree que el arco fue ejecutado sin la ayuda de cimbras de madera durante la fase de construcción. La delgada bóveda de barro sin cocer transmite los esfuerzos oblicuamente a los muros laterales inclinados. Arquitectónicamente, el arco es un ovoide apuntado, una forma peculiar de Mesopotamia. Quienes visitaron el salón del trono de Khusrau I (reinado: 531-579) cuentan que el amplio suelo estaba cubierto de una espléndida “alfombra de invierno”, hecha con un grueso tejido de seda y adornada con oro y joyas, representaba un hermoso jardín con arroyuelos y senderos entrelazados. Aunque jamás llegaría a ser igualada, esta alfombra se convirtió en el modelo para otras con motivos de jardines. La alfombra fue confiscada cuando los árabes tomaron Ctesifonte en 638. Ofendidos por el despliegue de lujo real, cortaron la alfombra en trozos y la repartieron entre sus guerreros. Sin embargo, la idea de un suelo alfombrado se convertiría pronto en un accesorio permanente en las mezquitas islámicas. 7.37 La toma de Ctesifonte por los romanos, representada en el arco de Séptimo Severo 204 / Asia occidental Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:56:55. 200 Patio privado Iwan de entrada 7.38 Palacio de Shapur I, Ctesifonte Lago 0 50 m 7.39 Palacio de Ardacher: planta y alzado frontal Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. En el centro del palacio de Ardacher, uno de los más importantes en la historia de la arquitectura persa, había un gran salón del trono abovedado, o iwan, flanqueado por cámaras laterales. A continuación se encontraban tres salas cupuladas y, detrás, un patio y un jardín. La mayor parte del edificio era de adobe revestido de estuco y con elementos de piedra. El iwan, o entrada abovedada, era una innovación constructiva de la última época de los partos, que aparece predominantemente en palacios y otros edificios sasánidas destacados. El palacio estaba emplazado al sur de la ciudad de Ardacher, cuyo trazado circular era de más de 2 kilómetros de diámetro. En el centro se encontraba una gran torre, de la que se dice que había servido de templo de fuego zoroástrico. 7.40 Palacio de Khusrau I: perspectiva del iwan Asia occidental / 205 Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:56:55. 200 7.41 Templo de fuego en el Irán moderno Planta 0 Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. LOS TEMPLOS DE FUEGO ZOROÁSTRICOS Se supone que Zoroastro, o Zaratustra, vivió hacia el año 600 a. C., pero no se sabe exactamente cuándo o dónde vivió o murió; sabemos de él por lo que nos ha legado la tradición. Esa misma ambigüedad se produce con los templos de fuego que se construyeron al servicio de la doctrina desarrollada por él. El fuego era clasificado según sus usos, desde los fuegos menores de alfareros y orfebres, pasando por los de la cocina o la chimenea hogar, hasta los tres grandes fuegos eternos y simbólicos de los campesinos, los guerreros y los sacerdotes. El zoroastrismo rechazaba el uso de imágenes, y durante el período sasánida se retiraron las estatuas de culto. También estaba prohibido el uso de imágenes, aun cuando perduraban divinidades antropomórficas. Los ritos de fuego zoroástricos se realizaban al aire libre, en cimas de colinas y plataformas, o en templos cerrados. A medida que los ritos y prácticas eran canonizados, la arquitectura religiosa también fue estandarizándose, pero el rasgo más interesante de la religión es que existía no como un fuego, sino como una compleja red de templos. Aunque cada rey tenía su propio fuego real, también había los fuegos correspondientes a las tres clases de sociedad prescritas: gobernantes, guerreros y campesinos. 5m Existía un rito preceptivo para renovar el fuego del hogar a partir del fuego de la ciudad y éste a partir del fuego real. Esos rituales, junto con los de la purificación, formaban parte esencial de la burocracia del estado. Ciertos autores han establecido paralelismos con la sociedad de castas hindú y la China de los mandarines. No es fácil construir una historia arquitectónica clara de los templos de fuego, en la medida en que, del período de mil doscientos años que media entre 550 a. C. y 650 d. C., sólo nos han llegado unos sesenta ejemplos ruinosos. En la época de mayor florecimiento del zoroastrismo, había templos de fuego desde Azerbaiján hasta Osh, en Kirguizistán, en la frontera con China, donde todavía quedan bolsas de fe zoroástrica, y desde ahí hasta Stakhra, 20 kilómetros al sur de Persépolis, e incluso hasta Taxila, en Pakistán. Algunas de las ruinas de templos de fuego pertenecen a la época sasánida (224-642), durante la cual el zoroastrismo floreció como religión oficial, pero otras se remontan a los períodos anteriores aqueménide, seléucida y parto. Muchos templos de fuego se construyeron en las cercanías de fuentes de aguas geotérmicas. Sin duda, tal es el caso de Azerbaiján, donde, todavía hoy, las erupciones ardientes de numerosos volcanes de lodo iluminan el cielo y están vinculadas a los templos de fuego en Nush-Dzhan-Tepe, Adurgushnaep, Surakhany, Pirallahi, Hovsany, Shakhdag y otros lugares. Sección Axonometría 7.42 Posible templo de fuego en Ani, Armenia 206 / Asia occidental Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:56:55. 200 0 60 m 7.43 Templo de fuego en Takht-i-Suleiman, Irán: planta Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. Un importante sitio arqueológico de templo de fuego es el de Takht-i-Suleiman (el trono de Salomón), cerca del monte Zindan, en el sur de Azerbaiján. Según la tradición, éste fue el lugar de nacimiento de Zoroastro: un lugar imponente en el cráter de un antiguo volcán muy desgastado, aunque todavía expulsa descargas de aire sulfuroso. Aunque no queda gran cosa del templo, por las descripciones que nos han llegado sabemos que estuvo en uso durante varios siglos. La fachada sur daba a un lago sagrado. El iwan conducía por un pasillo a un espacio llamado adurian (o también atashgah) que albergaba el fuego purificado, alimentado por los sacerdotes cinco veces al día: un fuego eterno que no se podía dejar que se apagase y que no era visible para la congregación. Según otra versión, el fuego estaba en la puerta siguiente a la derecha, y se exhibía a los fieles. Sin embargo, al parecer, el espacio central cubierto con una cúpula se utilizaba para la complicada ceremonia Haoma, la preparación ritual de sustancias vegetales, que incluía la planta haoma, y la declamación de textos. El fuego se encendía específicamente para la ceremonia y luego se apagaba. Detrás del adurian, una puerta conducía a una pequeña sala que daba a un patio; al oeste había otra zona, presumiblemente un templo anterior, que contenía un vestíbulo con columnas rematado por una sala cupulada pequeña. La desaparición del zoroastrismo fue repen­ tina. En Occidente, el cristianismo lo suprimió drásticamente, y el Islam lo persiguió, destruyó los templos y dispersó las congre­ ga­ ciones. Hoy, la mayoría de los creyentes vive en zonas hindúes de India, donde cuenta con alguna comunidad importante, como la de Bombay. 7.44 Restos de un altar de fuego en el Irán moderno Asia occidental / 207 Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:56:55. 200 0 20 m Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. 7.45 Templo de fuego en Sarvistán, Irán: planta En Sarvestán (Irán), a unos 100 kilómetros al sur de Persépolis, hay un edificio concebido para ser un templo de fuego. Está situado en una llanura alta, escasamente poblada hoy, pero que antiguamente tenía un clima agradable, producía frutos tanto de clima templado como frío, y estaba poblado de sarv (cipreses), de los que había bastante demanda hasta la Edad Media. El sarv, de donde surge el nombre de Sarvestán, era un árbol sagrado para Zoroastro. Sin embargo, con la deforestación, los canales de la zona cayeron en desuso, y la vegetación de la región fue dando paso gradualmente al monte bajo y al desierto. Se desconoce la fecha de construcción del edificio, aunque se estima que estaba comprendida entre el fin del imperio sasánida (420) y principios del siglo viii, cuando el Islam ya se había extendido por la región. Pese a que los califas islámicos ejercieron una intensa campaña antizoroástrica, se permitió a ciertas congregaciones la práctica de su fe a cambio de dinero. La planta del templo de fuego es un simple rectángulo de 45 × 37 metros, con la fachada principal orientada al suroeste. A pesar de la división tripartita del rectángulo en dos segmentos laterales de igual anchura, la distribución interna es asimétrica y cada sección longitudinal se organiza independientemente. El sector central consiste en un iwan poco profundo, que precede a una gran sala cupulada, detrás de la cual se organiza una plaza cuadrada descubierta. El sector este contiene un pequeño iwan de entrada, una sala con columnas y otra cupulada de gran altura. Al oeste, también hay una sala con columnas, pero está situada detrás de una antecámara; en todo el edificio no hay dos habitaciones iguales. Se cree que el adurian había estado ubicado en la habitación de la esquina noroeste, aun cuando en las cámaras cupuladas también se realizaban ceremonias relacionadas con el fuego. En Kangavar, una pequeña población situada en la ruta entre Bisitun y Hamada, existía un templo zoroástrico —que aparentemente no es un templo de fuego— dedicado a la diosa Anahita. Una vez más, tampoco aquí se conserva gran cosa, y los conocimientos que te­ nemos provienen en parte de las menciones que hacen de él el geógrafo griego Isidoro de Cárax, en el siglo i, y el geógrafo árabe Yakut. Al parecer, el templo debió ser tan amplio como suntuoso, con columnas de cedro revestidas de plata y oro. Fue saqueado sucesivamente por Alejandro Magno en 335 a. C. y, más adelante, durante los reinados de Antígono (325301 a. C.) y Seleuco I Nicátor (312-280 a. C.). 7.46 Templo de fuego en Sarvistán: diagrama de la planta 208 / Asia occidental Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:56:55. 200 Nuevo Caravasar MONGOLIA Imperio romano Khiva KUSHANA Samarcanda Bujará Mediterráneo Damasco Jerusalén Merv Babilonia Turfan Hami Dunhuang Kashgar Ruta de la seda Bactriana Khotan Guldara Takht-i-Bahi Imperio parto Lanzhou Chang’an TÍBET Imperio Han Imperio Kushana Mat ARABIA Mar de Arabia Karli Satavahanas Golfo de Bengala Los Satavahana, notables comerciantes, se llamaron a sí mismos los dakshinapath-pati; es decir, los reyes de la ruta comercial meridional que unía Egipto, dominada por los romanos, con la China Han. Bajo el dominio de los Satavahana florecieron varias ciudades portuarias en las costas este y oeste de India peninsular. Los monasterios budistas hacían las veces de catalizadores de este desarrollo mercantil, ya que a menudo estaban situados a lo largo de las rutas comerciales y servían de lugares de descanso y de puntos de transición para los mercaderes. Como los budistas no practicaban la discriminación de castas, su apoyo era considerado más fiable y universal. Así pues, aunque inicialmente fueron fundados con apoyo real, estos monasterios florecieron en gran parte debido al mecenazgo de comerciantes que pagaban por la ayuda que recibían en su viaje. La más famosa de esas construcciones mercantiles Satavahana, el stupa Amaravati (siglo iii a. C.), fue desmantelada en el siglo xix y repartida entre varios museos europeos. Como los stupas más antiguos de Sanchi y Bharut, el stupa Amaravati probablemente empezó siendo un simple montículo durante la dinastía de los Maurya, pero fue ampliado y adornado sucesivamente gracias al mecenazgo de los comerciantes. En el lugar no queda gran cosa, pero las barandillas y puertas que se conservan en los museos, muy trabajadas, muestran vívidas escenas de un bullicioso paisaje ur­ bano: gentes con turbante pueblan cada uno de los paneles, hermosas bailarinas danzan al son que tocan los músicos, mujeres exquisitamente ataviadas se asoman a balcones abovedados, caballos, bueyes y elefantes tiran de carretas y abarrotan las calles y, a lo lejos, se vislumbran los barcos dispuestos a zarpar con sus velas al viento. Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. EL BUDISMO DE LOS SATAVAHANA En los siglos ii y iii, el sur de Asia estuvo dominado por dos grandes dinastías, los Satavahana, que controlaban India central y meridional, y los Kushana, que, aunque recién llegados a la región, terminaron dominando un vasto territorio desde Asia central hasta el norte de India. Ambas dinastías gozaron de gran prosperidad gracias al desarrollo de extensas redes comerciales, y eran predominantemente budistas, aun­que los Satavahana ya fueran testigos de un reemergente hinduismo y los Kushana continuaran practicando ciertos aspectos de sus creencias religiosas ancestrales. Océano Pacífico Amaravati 7.47 Lápidas esculpidas del stupa Amaravati, cerca de Guntur, India 7.48 Stupa Amaravati: perspectiva Asia meridional / 209 Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:56:55. 200 0 Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. 7.49 Chaitya en Karli, Maharashtra, India: planta Chaitya en Karli En el año 120, en Karli, en la meseta occidental de Decán, se construyó uno de los mayores y más bellos chaityas excavados en la roca. Con sus 40 metros de profundidad, 12 metros de anchura y 15 metros de altura, la cueva de Karli tiene una entrada retranqueada formada por una pantalla de piedras que todavía conserva los huecos de las cabezas de las vigas, lo que parece indicar que, originalmente, el edificio se completaba con una construcción de madera. Justo detrás de la pantalla, a mano izquierda, hay un enorme pilar tallado de la misma roca que el resto de la cueva. El muro del fondo del pórtico de entrada muestra un conjunto de motivos constructivos en forma de arco de herradura, sobre un plinto formado por figuras de elefantes a tamaño natural, como si estuvieran sosteniendo todo el peso de la superestructura sobre sus lomos (como sucede en Pithalkhora). El entrepaño central de la entrada de la cueva está dominado por varios paneles con parejas de hombres y mujeres, conocido como las parejas Mithuna, que se abrazan afectuosamente en actitud de marcada sensualidad. Según una versión, estas parejas Mithuna representan “la noción de reintegración individual al principio Universal, expresada a través de sus gestos afectuosos y su sexualidad implícita” (los paneles de entrada también contienen bodhisattvas, pero éstos fueron labrados en el siglo v, cuando la iconografía fue “modernizada”). 30 m 7.50 Chaitya en Karli: sección longitudinal Sin embargo, Karli es especialmente famoso por su interior, en parte debido a su tamaño, pero, sobre todo, a la naturaleza equilibrada y mesurada de la composición general de sus elementos. Karli lleva el vocabulario chaitya a una de sus expresiones más refinadas. Comparado con anteriores cuevas chaitya, la anchura del espacio central de Karli es mucho más generosa con relación a su altura y profundidad. Lejos de ser el centro accidental de un abarrotado conjunto de elementos, el stupa de Karli se constituye en el foco de una composición jerarquizada, pues el stupa mismo tiene una forma relativamente sencilla: una simple semiesfera desnuda sobre una base ligeramente ahusada y ornamentada con vedikas labradas. Al mismo tiempo, es más osado que la mayoría de los stupas anteriores, ya que su chattra se eleva simplemente sobre una base rectangular, o harmika, que se expande hacia arriba en forma de hileras escalonadas de bandas horizontales y, más tarde, se eleva súbitamente en el espacio sobre una stambha alta vertical sobre la que se asienta la chattra final, que se convierte así en el foco de la composición. La chattra capta la luz en el ambiente general de oscuridad, presentándose como un destello horizontal en la composición vertical (la chattra simboliza la sombrilla del ideal budista bajo la cual el monje encuentra el abrigo y la fe). 7.51 Interior de la cueva de Karli 210 / Asia meridional Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:56:55. 200 0 25 m 7.52 Planta esquemática de un santuario en Mat, cerca de Kanpur, India, basada en los restos hallados Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. LA DINASTÍA KUSHANA Los registros históricos chinos conocidos como Shiji, describen a los kushana como gentes bárbaras. Vivieron en el noroeste de China hasta que, entre 176 y 160 a. C., fueron em­ pujados hacia el oeste por los hiong-un. Los kus­hana gobernaron desde dos capitales: Pu­ rushapura (actual Peshawar), cerca del des­ fila­de­­ro de Khyber, y Mathura, en India sep­ tentrional. Como los Satavahana, los kushana eran comerciantes que participaban activamente tanto en el comercio marítimo con Occidente, como en el comercio con China a través de la ruta de la seda, y gozaron de una floreciente vida urbana. Adoptaron el pensamiento y la cultura del budismo como sistema esencial de creencias, aunque le añadieron sus propios elementos distintivos. En tiempos de los kushana, la región de Gandhara continuó siendo morada de una sociedad multiétnica y tolerante con las diferencias religiosas. Un aspecto singular del arte y la arquitectura kushana es el énfasis en el emperador como persona divina, un concepto cuyas raíces pudieron ser tanto indias, como chinas o partas (e incluso egipcias). En Mat, al norte mismo de su capital meridional en Mathura, se hallan las ruinas de uno de los pocos templos kushana (siglo i) que han perdurado: una amplia estructura rectangular orientada al este y construida sobre un alto plinto. La entrada se efectuaba por el eje del edificio, pero en seguida había que sortear un elemento deflector para entrar en el patio principal, con el relicario al fondo, definido por dos muros circulares concéntricos. En este lugar se alzaba una gran estatua del emperador Kanish­ ka, de más de 2 metros de altura, probablemen­ te en el centro de los muros concéntricos. En la región afgana del norte, los kushana construyeron un gran número de stupas y monasterios budistas, de los que sólo permanecen unos pocos. Uno de los stupas que nos ha llegado casi intacto se encuentra en Guldara (siglo ii), cerca de la ciudad actual de Kabul, en Afganistán. Orientado al este y con acceso a través de una amplia escalinata, a diferencia de los stupas que hay más al sur, el de Guldara se levanta sobre una base rectangular muy alta, de manera que el énfasis se distribuye equitativamente entre el plinto y el propio stupa. Unas hornacinas profundas de medio punto, enmarcadas por arcos flamígeros y pilastras, señalan las direcciones de los puntos cardinales. La base y el propio stupa están divididos en entrepaños mediante pilastras de lejana inspiración helenística. La técnica constructiva de ornamentación con rombos, de origen parto, consiste en colocar las losas planas de roca sedimentaria apilándolas en hiladas horizontales uniformes, con elementos decorativos como pilastras y sus capiteles construidos con piedras cuidadosamente dispuestas que sobresalen de la superficie principal. Cada piedra era seleccionada con esmero para ser colocada en el lugar adecuado, creando una impresión general de mosaico. Sin embargo, el interior estaba relleno básicamente de escombros. 7.53 Stupa en Guldara, cerca de Kabul, Afganistán Asia meridional / 211 Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:56:55. 200 Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. 7.54 Vista aérea de Takht-i-Bahi, cerca de Peshawar, Pakistán Takht-i-Bahi Justo al noroeste de la ciudad pakistaní de Peshawar, en la ruta comercial crítica sobre el desfiladero de Khyber, en las estribaciones de una colina que ocupaba una posición dominante sobre la ruta, se encuentran las ruinas del conjunto monástico kushana de Takht-iBahi (siglo ii). Construido en varios niveles, Takht-i-Bahi dispone de unas magníficas vistas sobre todo el valle. El complejo principal consiste en el patio del stupa sur, ubicado axialmente frente a un claustro vihara, agrupado a su vez en torno a un patio. El stupa ocupa el nivel más elevado y está cercado en tres de sus lados por nichos alternos grandes y pequeños. El cuarto lado, donde se encuentra la entrada principal, es liso. Los patios del stupa y la vihara están conectados mediante escaleras a una plaza central intermedia que se extiende en dirección este-oeste, y que está cubierta en su mayor parte por una serie de plataformas de varios tamaños, donde, originalmente, debieron colocarse pequeños stupas y altares. Los bordes de esta plaza intermedia están definidos por nichos de diferentes tamaños que, en su tiempo, debieron contener estatuas, o que, quizás, hicieran las veces de pequeños talleres o almacenes. Lo único que queda del stupa de Takht-i-Bahi es una plataforma rectangular y las escaleras que ascendían a ella. Para hacerse una idea del aspecto que debía tener el stupa, es conveniente estudiar los pequeños stupas votivos encontrados en la región. Un ejemplo, conservado en el museo de Calcuta, consiste en una base cuadrada sobre la que se levanta el stupa semiesférico escalonado en varios niveles, cada uno de ellos ornamentado con un programa iconográfico diferente. La harmika tiene cinco pisos, cada uno de ellos ligeramente mayor que el precedente; del centro de la harmika arranca el pilar central, que sostiene una chattra de siete pisos de diámetro decreciente. Esta tipología se encuentra en algún punto intermedio entre la de los stupas de India central —dominados por la circunferencia y el volumen del stupa princi- 7.55 Complejo monástico en Takht-i-Bahi: planta pal, y coronados por unas pequeñas harmika y chattra simbólicas— y la de la pagoda china, compuesta casi enteramente de la chattra, pero proyectada a una escala grandiosa. En resumidas cuentas, los stupas kushana de la región de Gandhara son un reflejo fiel de sus emplazamientos en una región intermedia, por la que pasaron ideas muy diversas y en proceso de transformación y renovación. 0 212 / Asia meridional Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:56:55. 50 m 200 Palacio de Qin Xianyang Han Chang’an Sui-Tang Chang’an Palacio Qin Ebang 0 Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. 7.56 Maqueta cerámica de una torre de vigía de varios pisos La dinastía china Han El estudio de la dinastía Han se suele dividir en dos períodos principales: los han anteriores u occidentales (206 a. C.-9 d. C.) y los han posteriores u orientales (25-220). En tiempos de los han, hacia el año 100, empezó a florecer el comercio a lo largo de la ruta de la seda, con caravanas que llegaban hasta Luoyang casi mensualmente. Los intercambios comerciales internacionales se hicieron moneda corriente, incluso con el emperador Andun (nombre chino del emperador romano Marco Aurelio) en 166 d. C. Hacia el siglo iii, el uso del papel en China era relativamente común, en sustitución de las hojas de bambú, madera y seda. En el siglo vii, se exportaba papel a Corea y Japón, y más adelante a Europa, en el siglo xii, por lo general a través de intermediarios centroasiáticos y árabes. La existencia de relojes de agua, de sol, instrumentos astronómicos, e incluso un sismógrafo en 132, son una buena muestra de los avances tecnológicos y científicos han. Poco queda de las enormes construcciones de madera de los han. No obstante, entre los objetos funerarios colocados en las tumbas reales solía haber maquetas de edificios, para su uso en el más allá, que muestran atalayas de estructura de madera de varios pisos, con pilares en esquina y la característica disminución de tamaño de las plantas a medida que aumentaba su altura, dando un perfil escalonado. Los generosos voladizos de cubiertas y balcones en cada nivel se sostenían por medio de complicados juegos de cartelas y tirantes. 10 km 7.57 Han Chang’an, China: plano de la zona Los han occidentales ocuparon el valle del río Wei, hasta entonces en poder de los Zhou del este, y construyeron su nueva capital en Chang’an, al sur del río. Como el Wei había cambiado tantas veces su curso, siempre desplazándose hacia el norte, la antigua capital Qin estaba drásticamente erosionada. Los ur­ ba­nistas han emplazaron su nueva ciudad alrededor de los restos de un antiguo palacio Qin y le dieron un nuevo nombre, el palacio Changle. Al oeste construyeron el nuevo palacio Wei­ yang, con una gran sala de audiencias. Más adelante, en 190, se construyó la muralla perimetral, notablemente condicionada por los asentamientos anteriores, y que definía el contorno de una ciudad irregular, bordeada por el río al norte y los palacios al sur. Todavía pueden verse las organizaciones clásicas de tres puertas en cada lado de la ciudad. En la época del primer censo, en el siglo ii, Chang’an tenía una población comprendida entre un cuarto y medio millón de habitantes. Mercado oeste Como los palacios qin, los gigantescos conjuntos palaciegos han estaban construidos de ma­ dera, alrededor de un núcleo macizo de barro apelmazado. La estructura más grandiosa de la dinastía Han en Chang’an fue, sin duda, el llamado palacio Eterno, que medía unos 350 × 150 metros en planta y con sus tres pisos escalonados alcanzaba una altura de 15 metros. Los han también construyeron un importante conjunto palaciego en el parque Shanglin, al oeste de la ciudad, junto a un lago artificial, el Kunmng Chi. Mercado este Palacio Gui Palacio Mingguang Palacio Bei Palacio Changle Palacio Weiyang 0 Arsenal 3 km 7.58 Planta de Han Chang’an Asia oriental / 213 Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:56:55. 200 0 500 m Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. 7.59 Mausoleo Mailing: tumba del emperador Wudi Tumbas Han Como habían hecho anteriormente los Qin, los emperadores Han, tanto en Chang’an como en Luoyang, destinaron riquezas significativas, tal vez hasta un tercio de sus rentas, a la construcción de sus tumbas y, a diferencia de los Qin, también las de sus respectivas emperatrices (por lo general, una tumba más pequeña en las inmediaciones). Las tumbas de nueve de los once emperadores Han occidentales están diseminadas por la orilla norte del río Wei (las otras dos se construyeron al sureste de la capital). Las tumbas, aunque todas di­ ferentes, consistían en montículos de planta cuadrada cercados por un recinto de muros cuadran­gular. Por ejemplo, Lu Bang y su esposa, la emperatriz Lu, están enterrados bajo dos pirámides truncadas separadas entre sí unos 280 metros. El montículo de Lu Bang tenía 55 × 35 metros en planta y una altura de 32,8 metros, y el de la emperatriz era ligeramente menor. Cada uno de ellos estaba cercado por su propia muralla, y el conjunto estaba rodeado a su vez por una muralla común cuadrada de unos 780 metros de lado. Esos complejos funerarios han estaban asociados con sus propias ciudades, como, por ejemplo, la ciudad funeraria del emperador Wudi, de la que se dice que tenía unos 300.000 habitantes (las tumbas funerarias de los han orientales han sido destruidas tan a conciencia que apenas se sabe nada de ellas). 7.60 Escena palaciega en una losa sepulcral del cementerio de la familia Wu 7.61 Formas de bóvedas utilizadas en tumbas de la dinastía Han 214 / Asia oriental Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:56:55. 200 Moche Huaca del Sol/Huaca de la Luna Océano Pacífico Nazca Cahuachi El valle del río Moche, en la costa norte peruana, había estado ocupado desde muy antiguo. El mayor de los asentamientos premochica estuvo en El Salinar (450-200 a. C.). Fue un período agitado, razón por la cual se produce el desarrollo de grandes ciudades fortificadas, como Cerro Arena, que se extiende unos 2 kilómetros a lo largo de una cresta en el lado sur del valle del Moche, dominando una ruta comercial. Sus doscientos edificios de granito abarcan desde pequeñas moradas de un solo ambiente hasta complejas residencias de veinte habitaciones. Extrañamente, en El Salinar no se han hallado restos de ningún edificio de tipo ceremonial. Hacia el año 100, en el centro del valle del Moche se inició la construcción de los conjuntos ceremoniales de la Huaca del Sol y, a unos 500 metros de la anterior, la Huaca de la Luna. Se cree que en los alrededores de esas dos soberbias construcciones piramidales llegaron a vivir unas diez mil personas. Como era tradicional en los edificios mayas, la Huaca del Sol fue ampliada sucesivamente; de hecho, fue reconstruida en ocho fases, la última de las cuales tuvo lugar hacia el año 450. Buena parte de sus gigantescas pirámides (que cubrían un área de unos 345 × 160 metros y tenían una altura de unos 40 metros) ha desaparecido, ya que en el siglo xvii fueron saqueadas. Sin embargo, un análisis de los adobes muestra que cada uno de ellos estaba señalado con una marca, probablemente la de los constructores y fabricantes, lo que sugiere la existencia de un gremio u organización similar. Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. Las civilizaciones moche y nazca Durante esta época, en Perú surgen dos civi­ lizaciones simultáneas: la moche o mochica, en la costa norte del país, y la nazca, en la sur (ambas deben sus respectivos nombres a los ríos en cuyos valles se encuentran sus ruinas). Poco se sabe de su organización política y social. Sin embargo, tanto los mochica como los nazca eran excelentes ceramistas y te­je­dores. 7.62 Huaca del Sol, cerca de Trujillo, Perú: vista aérea 7.63 Marcas de fabricante impresas en los adobes en la Huaca del Sol Sudamérica / 215 Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:56:55. 200 7.64 Restos de la Huaca del Sol Huaca del Sol Cerro Blanco Se cree que la Huaca del Sol debió cumplir una función administrativa, mientras que la de la Luna tenía un carácter claramente ceremonial. La Huaca de la Luna (290 × 210 metros de base y unos 22 metros de altura) fue construida en seis fases y estaba formada por tres plataformas y cuatro plazas. Era el santuario supremo de la región para ceremonias de sacrificios humanos. En un recinto situado en su parte de atrás, los arqueólogos han encon­ trado los restos de más de cuarenta hombres, de entre 15 y 30 años, enterrados en gruesas capas de sedimentos, lo que parece indicar que fueron sacrificados durante las inusuales pero fuertes lluvias que se producen durante los períodos de El Niño. Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. Huaca de la Luna 0 300 m 7.65 Plano de la zona de las pirámides moche: huacas del Sol y de la Luna 7.66 Ejemplos de figuras de los frisos policromados de los muros del patio en la Huaca de la Luna 216 / Sudamérica Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:56:55. 200 7.67 Vista aérea de uno de los dibujos de Nazca, Perú Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. Las líneas de Nazca A diferencia de las sociedades fuertemente centralizadas del norte, la sociedad nazca era una federación dispersa de comunidades aliadas en la península de Paracas, aproxima­ damente desde 300-200 a. C. La vida religiosa estaba centrada en torno a centros de peregrinación, como Cahuachi. 0 La importancia de Cahuachi se debió a su ubicación geográfica: el río Nazca, que recorre medio valle enterrado y emerge a la superficie en un punto situado justo debajo de Cahuachi. En una región seca como esta, la reaparición del río debió considerarse milagrosa. Las plataformas piramidales de adobe de Cahuachi son mucho más pequeñas que las de sus vecinos los mochicas, y rematan unas cuarenta colinas bajas que dominan el río Nazca. En su día, Cahuachi fue abandonada y los nazca se desplazaron al norte, hacia las pampas, donde trazaron una asombrosa red de líneas y figuras de animales de gran tamaño con piedrecillas amontonadas sobre el terre­ no. En esta región extremadamente seca, a lo largo de milenios se fueron depositando sedimentos de óxidos de manganeso y de hierro sobre la superficie pedregosa del desierto y formaron una delgada pátina. Los nazca crearon sus marcas retirando esta superficie más oscura y dejaron al descubierto la tierra de debajo, más ligera, realzando después el perfil colocando las piedras más claras a lo largo de los bordes. Esos dibujos a gran escala, que, de hecho, sólo pueden apreciarse desde el aire, representan figuras zoomorfas, como pájaros, una araña, un mono, así como líneas rectas y formas geométricas. 150 m 7.68 Plano parcial de la zona de los dibujos de Nazca 7.69 Dibujos de Nazca: pájaro y mono Sudamérica / 217 Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:56:55. 200 El Tajín Tula Teotihuacán Monte Albán Maya Tikal Copán Océano Pacífico 7.70 Teotihuacán, cerca de Ciudad de México: vista longitudinal de la calzada de los muertos Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. Teotihuacán Teotihuacán fue la mayor y más impresionante de las ciudades americanas hasta los tiempos modernos. Situada en el altiplano central mexicano, Teotihuacán tuvo una existencia de unos novecientos años, pasando de ser un pueblo grande de unos 6.000 habitantes a convertirse en una metrópolis de 150.000 a 200.000 habitantes hacia 600 d. C., con un núcleo urbano que se extendía por una superficie de unos 20 km². Era el centro de un imperio que llegó incluso a dominar la cultura y la política de ciudades estado y reinos mayas más remotos. Las inscripciones del siglo iii de las estelas de Tikal y Copán indican que sus dinastías es­ taban dominadas por Teotihuacán. También pudieran haber influido en las culturas de los montículos funerarios del Misisipi. Los arqueólogos creen que una cueva de cuatro cámaras de principios del siglo i marcó el inicio del rápido crecimiento de Teotihuacán. Las cuevas jugaban un papel integral en la religión mesoamericana, pues eran consideradas lugares conectados con el origen de los dioses y los antepasados, así como los porta­ les del inframundo, el mundo de los demonios y otros seres poderosos. La cueva de lava de Teotihuacán podría tener un significado par­ ticular, pues sus cuatro pétalos o lóbulos representarían las cuatro partes del cosmos mesoa­ mericano, un punto focal de rituales de fuego y agua. En el siglo ii, la pirámide más grande de Teotihuacán, la del Sol, fue construida directamente sobre la cueva. A pesar de la importancia y magnificencia de Teotihuacán, poco se sabe de sus multiétnicos habitantes. Sólo hasta hace poco se ha descifrado algo de su sistema de escritura, la mayor parte de cuyas muestras se perdieron con la caída de la ciudad. Los mayas contemporáneos llamaban a la ciudad Puh (Palacio de las cañas), pero su nombre de Teotihuacán (Ciudad de los dioses) le fue dado más adelante por los aztecas, quienes, un milenio más tarde, construirían su propia capital, Tenochtitlán, algo más al sur. Se desconoce su nombre original, pero lo que sí está claro es que, ya en tiempos de los aztecas, Teotihuacán era en un lugar legendario y misterioso. 7.71 Ciudadela de Teotihuacán 218 / América Central Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:56:55. 200 Pirámide de la Luna La ciudad, trazada en su mayor parte entre 150 a. C. y 150 d. C., estaba organizada en cuadrantes, con una avenida en dirección este-oeste y otra más importante en dirección norte-sur, llamada por los aztecas “calzada de los muertos”, que estaba alineada con la montaña sagrada de Cerro Gordo, formando un ángulo este-norte de unos 15º. La anchura de la avenida era variable (40-95 metros), y un canal ancho y largo bajo el pavimento de la misma recogía el agua de los edificios vecinos y la evacuaba al río San Juan. La pirámide de la Luna, orientada al sur, definía el extremo septentrional de la avenida, junto con la pirámide del Sol, orientada al oeste y separada un kilómetro de la primera. La calle este-oeste no formaba un ángulo exacto de 90º con la avenida norte-sur, sino una inclinación de 16º 30’, seguramente por razones astronómicas. Más al sur se encuentra la llamada plaza de la ciudadela, una gran plaza hundida que debe su nombre a los españoles, quienes le atribuyeron, erróneamente, un carácter militar. Plaza del Sol Pirámide del Sol Gran recinto Río San Juan Calzada de los muertos Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. Plaza de la Luna Ciudadela Templo de Quetzalcoatl 0 1 km 7.72 Zona central de Teotihuacán: planta América Central / 219 Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:56:55. 200 Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. 7.73 Pirámide del Sol, Teotihuacán Emulando las formas de las montañas que rodean el valle, la construcción de las pirámides del Sol y la Luna requirieron el transporte de millones de metros cúbicos de adobes sin ayuda de ruedas (pues las desconocían) o bestias de carga. Las pirámides están cons­ truidas sobre estructuras más antiguas, tal vez incluso sobre tumbas de gobernantes de Teotihuacán. La primera fue la pirámide del Sol, que se acabó hacia 200 d. C. La base de esta estructura, una de las mayores construidas en la América antigua, es un cuadrado de 215 metros de lado con una altura de unos 63 metros. Su perfil actual es engañoso, ya que fue producto de la imaginación de los que la reconstruyeron en los albores del siglo xx. La pirámide original constaba de cuatro plataformas escalonadas coronadas por un templo, y una plataforma adosada construida sobre lo que originalmente había sido la fachada principal de la pirámide. El exterior de la pirámide estaba revestido por una gruesa capa de argamasa suave y, probablemente, estuvo pintada de rojo. La pirámide de la Luna, en el extremo norte de la calzada de los muertos, fue terminada hacia 250 d. C. Excavaciones recientes cerca de la base de la escalera de la pirámide han descubierto la tumba de un varón con numerosos objetos de obsidiana y jade, así como animales sacrificados. Esta tumba, una de las más significativas descubiertas hasta ahora en Teotihuacán, podría indicar la existencia de otras aún más importantes enterradas en el corazón de la pirámide. A los pies de la pirámide de la Luna hay una plaza (de 204 × 123 metros) rodeada de plataformas, que en su tiempo estuvieron estucadas, pintadas y coronadas por templos. Una plataforma baja situada en el centro de la plaza, y visible desde todas las plataformas circundantes, servía como lugar destacado para los rituales. 7.74 Pirámide de la Luna, Teotihuacán 220 / América Central Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:56:55. 200 7.75 Divinidad de la Serpiente Emplumada (Quetzalcoatl), Teotihuacán Hacia 200 d. C. se habían acabado todos los grandes edificios del lugar, y el imperio Puh se ocupaba de construir y mejorar las zonas residenciales de la ciudad. Los espacios intersticiales de la retícula urbana de Teotihuacán se rellenaron con conjuntos de viviendas de una o varias plantas. Esta retícula, la única conocida en la Mesoamérica anterior a la ca­ pital azte­ca Tenochtitlán (siglo xiv), demuestra la existencia de un elevado grado de control social. Entre 200 y 600 prosiguió el florecimiento de Teotihuacán, una de cuyas claves fue el comercio de larga distancia. Pero este éxito no fue duradero, pues hacia 750 la ciudad sufrió un incendió devastador, posiblemente provocado por invasores procedentes de la ciudad de Cacaxtla, situada 210 kilómetros al este. Tablero Al parecer, la fase inicial de la construcción del templo de la Serpiente Emplumada estuvo marcada por varios enterramientos masivos de personas, que en apariencia fueron sacrificadas con las manos atadas a la espalda, durante la construcción de la pirámide. Lo más probable es que los sacrificios fueran parte de un culto de guerra que, según los astrónomos de la época, estaba regulado por la posición del planeta Venus en el cielo durante su ciclo celestial de 584 días. Todo parece indicar que en el templo de la Serpiente Emplumada podría haberse utili­ zado por primera vez el perfil arquitectónico característico de Teotihuacán conocido como “talud tablero”, donde un panel rectangular (el tablero) se asienta sobre un panel inclinado (el talud). Los paramentos solían estar decorados con murales. Todas las plataformas de Teotihuacán tienen este perfil, y su presencia en otros lugares arqueológicos indica, por lo general, la influencia de Teotihuacán en toda Mesoamérica. La balaustrada y los tableros del templo de la Serpiente Emplumada muestran grandes cabezas de serpiente con bajorrelieves, sobre los que, a intervalos, se ilustran complicados tocados de mosaico de piedra perfectamente ensamblada. Los tocados, así como los ojos y dientes prominentes, son parte integral de la iconografía militar de Teotihuacán, y se utilizaron en toda Mesoamérica. Talu d Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. El templo de la Serpiente Emplumada Unas vez terminadas las pirámides del Sol y de la Luna, el grueso de la construcción se trasladó hacia el sur, donde se erigió un amplio conjunto mixto, religioso y palaciego —llamado por los españoles la ciudadela, una plaza hundida con capacidad para acoger a la mayor parte de los habitantes de la ciudad—, centrado en el templo de la Serpiente Emplumada (Quetzalcoatl). Terminado a principios del siglo iii, el templo está flanqueado por dos conjuntos residenciales, donde posiblemente vivieron los soberanos de la ciudad, y quince pirámides escalonadas más pequeñas, tres al oeste, detrás del templo, y otras cuatro en los otros tres lados. 7.76 Perfiles del motivo “talud tablero” y un ejemplo en el templo de Quetzalcoatl, Teotihuacán América Central / 221 Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:56:55. 200 Mound City Cu ltu ra ho pe we ll Grupo de montículos Hopewell Océano Atlántico Golfo de México 7.77 Grupo de montículos Hopewell: halcón de cobre y mano de mica Los montículos Hopewell de Ohio Centrada en la North Fork de Park Creek, en el condado de Ross, Ohio, la cultura de los montículos funerarios Hopewell fue cartografiada por primera vez a mediados del siglo xix, cuando su antigua estructura todavía era visible. El rasgo principal del sitio arqueológico es su obra de tierra rectangular, conocida como el Gran Recinto, que ocupaba unas 40 hectáreas a lo largo de North Fork. Entre las estructuras del recinto, destaca un muro de contención en forma de D que contiene varios montículos. El montículo 25, el mayor de todos, consiste en tres partes que cubren construcciones anteriores; en él se encontraron tumbas que contenían elaboradas ofrendas funerarias. Otro lugar de la cultura hopewell, conocido como Mound City, está situado cerca de Chillicothe, Ohio, y tiene una concentración especialmente alta de montículos funerarios, lo que permite suponer que originalmente debió ser una zona funeraria para las tribus locales. Durante este período se desarrollaba un comercio extensivo de materiales exóticos, como grandes cantidades de objetos preciosos para los más poderosos de las comunidades y como acompañamiento para sus entierros. Los entierros en el llamado montículo de las Pipas, en Mound City, contenían más de doscientas pipas de piedra con representacio­nes tridimensionales de animales y pájaros de excelen­te factura. El cobre procedente de los Grandes Lagos y la mica de los Apalaches meridionales se utilizaban para crear placas, ornamentos e imágenes de figuras recortadas muy elaboradas. Entre los ornamentos de cobre cabe destacar collares, brazaletes, petos y adornos para las orejas. Como producto de su sofisticada tradición ceramista, en los lugares funerarios de toda la zona de influencia comercial de Hopewell se han encontrado numerosas jarras esféricas. Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. Círculo Terraplén del Gran Recinto Mound City Montículos Círculo pequeño Foso Montículo 25 0 Arroyo North Fork Paint 0 500 m 1 km 7.78 Grupo de montículos Hopewell, cerca de Hopewell, Estados Unidos: planta de situación 7.79 Mound City: planta 222 / Norteamérica Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:56:55. 400 Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. En este período asistimos a un momento de ajuste de la arquitectura euroasiática con los mundos surasiático, chino y romano, en plena fase de transformación debido a la aparición de nuevas religiones. El sur de Asia experi­ mentaba el renacimiento del hinduismo, Chi­ na caía bajo el dominio del budismo y el mundo romano comenzaba a convertirse al cristianismo. En América Central, los zapote­ cas construyeron una nueva capital en Monte Albán, en el valle de Oaxaca, mientras los ja­ poneses tu­vieron su primer encuentro con un gobierno centralizado siguiendo el ascenso del clan Yamato. En el sur de Asia, con el declive de la dinastía Kushana, su imperio fue dividido en dos mita­ des en 225, la oriental y la occidental. Los sa­ sánidas se hicieron con el poder en la mitad occidental hacia 240, y hacia 270, la oriental, en la cuenca del Ganges en India, cayó en poder de Sri Gupta, el rey de Magadha. Los soberanos gupta aprovecharon rápidamente su conquista de los territorios kushana para construir un imperio que, hacia 400, domina­ ba ya todo el norte de India. La misión de los gupta fue divulgar el hinduismo en el norte de India, pero lo hicieron de modo que no sólo aceptaba a los practicantes del budismo, sino que también adaptaron sus prácticas e institu­ ciones a los fines del hinduismo. Por tanto, el “renacimiento” hindú en tiempos de los gupta se produjo simultáneamente a un florecimien­ to de la práctica budista a lo largo de las rutas comerciales, en lugares tales como Ajanta y Nalanda. Junto a los primeros templos hin­ dúes de ladrillo de los gupta, se construyó el templo budista de ladrillo más antiguo en Bo­ da-Gaya, el lugar de la iluminación de Buda. El budismo mahayana continuó desarrollándose en la mitad oriental del antiguo imperio kusha­ na, especialmente en torno a las rutas comer­ ciales, como es el caso de la ciudad afgana de Bamiyán, situada en una encrucijada de las rutas comerciales euroasiáticas, cuyas colosa­ les figuras de Buda talladas en la roca ejerce­ rían una profunda influencia en el desarrollo del budismo chino, coreano y japonés. En China, el colapso de la dinastía Han dio paso a los Dieciséis Reinos, período en el que el mundo religioso chino chocó con la llegada del budismo de la mano de los comerciantes y monjes procedentes de India. En Dunhuang (Gansu), ubicada en el extremo occidental de la Gran Muralla, donde la ruta de la seda se bifurca en sus ramales norte y sur alrededor del desierto de Takla-Makan, los monjes bu­ distas construyeron uno de los mayores com­ plejos de grutas del mundo. Cientos de esas grutas excavadas en la pared rocosa funciona­ ban como una gran editorial, donde se realiza­ ban millares de copias de los sutras proceden­ tes de India para distribuirlos por toda China. Pero, al tiempo que el budismo se trasladaba a China a lo largo de las rutas comerciales, el cristianismo se iba desplazando hacia el este, por la calzada real persa. Los edificios más impresionantes de esa época fueron construi­ dos por los partos y los sasánidas en Irak e Irán, donde el zoroastrismo todavía dominaba. Por desgracia, casi no queda nada de esos edificios, lo que redunda en el vacío existente para interpretar el desarrollo de la arquitectura en ese período. En Roma, Constantino acabó con la represión del cristianismo fundando una ciudad nueva, Constantinopla, aunque más por razones prácticas que puramente religiosas. Pero en ella se impuso un uso híbrido de motivos cris­ tianos y paganos. Poco después de su muerte, la cristianización del imperio supuso la des­ trucción de altares y templos “gentiles”, y se establecieron nuevas formas de arquitectura, más adecuadas a las necesidades religiosas del cristianismo. La arquitectura se centró en­ tonces en las grandes ciudades del martirolo­ gio cristiano, como Roma y Jerusalén. Al mis­ mo tiempo, las invasiones procedentes de las estepas rusas empezaban a debilitar la unidad del imperio, que ahora estaba dividido en dife­ rentes jurisdicciones. Sin embargo, ciertas ciudades de las provincias orientales, como Antioquia y Constantinopla, con sus fuertes tradiciones helenísticas, siguieron mantenien­ do un relativo nivel de riqueza y se convirtieron durante un tiempo en la clave de la supervi­ vencia del saber europeo. Se sabe que el clima y los fenómenos naturales jugaron un importante papel en el desarrollo de los acontecimientos en este período. La erup­ ción del volcán Krakatoa en 416 produjo años de hambruna y fractura en todo el globo. Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:56:55. 400 Imperio kushana siglo ii a. C.-siglo iii d. C. ™ Roma Alahan Ajanta Tréveris 100 Sanchi Monte Albán Yungang Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. Nara 224 Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:56:55. 400 Imperio gupta hacia 321-500 Templo de Bhitargaon Templo Mahabodhi 400–450 período gupta tardío Cuevas gupta en Udayagiri Cuevas de Ajanta principios del siglo v mediados siglo v-finales siglo vi China: dinastía Han oriental Período de los Dieciséis Reinos 25–220 304–439 Período de las dinastías del norte y el sur 386–589 Cuevas Mogao Cuevas Yungang siglos iv-xiv mediados siglo v-finales siglo vi 400 200 600 Imperio romano Imperio romano de Occidente Dinastía Merovingia en Europa central 27 a. C.-393 393–476 482–751 Basílica de Tréveris Santa Sabina hacia 310 425–432 Basílica de San Pedro Santa María la Mayor hacia 330 432 San Juan de Letrán Santo Stefano Rotondo hacia 330 468–483 Imperio bizantino 330-1453 Iglesia de los Profetas 465 Qualb Louzeh Qalat Siman 500 Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. 470 Iglesia de Acheiropoeitos 470 Mausoleo de Teodorico hacia 520 Monasterio de Alahan siglo v Cultura de Monte Albán hacia 500 a. C.-900 Japón: cultura kofun hacia siglo iii-538 225 Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:56:55. 400 Cueva 10 Udayagiri SHAKA GUPTA Sanchi Ajanta Karli Cueva 14 India VAKATAKA Cueva 12 Cueva 1 Golfo de Bengala Cueva 9 Mar de Arabia 0 30 m 8.1 Ubicación de las cuevas gupta 1, 9, 10, 12 y 14 en Udayagiri, India Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. EL RENACIMIENTO HINDÚ En la misma época en que el budismo iba siendo la religión dominante en Asia oriental, en India empezaba a desaparecer gradual­ mente. Esta transición tuvo lugar durante el imperio gupta, que empezó a fusionar prácti­ cas budistas con otras védicas supervivientes de la época prebudista, creando la nueva y bien organizada religión que hoy llamamos hinduismo. Empezando como soberanos de Magadha, uno de los reinos más pequeños de la cuenca del Ganges, los gupta aprovecha­ ron la desintegración del imperio budista kus­ hana para conquistar su mitad oriental en 270. Hacia 330, Chandragupta expandió su reino por toda la llanura del Ganges. Hacia 400, en tiempos de Vikramaditya, el imperio se exten­ día de Afganistán a Birmania, del Himalaya a la meseta de Decán. El renacimiento gupta de un vedismo transfor­ mado en lo que ahora llamamos hinduismo, consistió en un diestro ejercicio de adaptación e inventiva. A diferencia de los Maurya y de los Han chinos, los gupta mantuvieron como va­ sallos a los reyes sometidos y no trataron de consolidar cada reino en una sola unidad ad­ ministrativa. Esto no sólo les permitió mante­ ner y aprovechar las rutas comerciales que todavía estaban dominadas por los budistas, sino también explotar las instituciones budis­ tas con fines hindúes. Lejos de prohibirse, las prácticas budistas fueron fomentadas y sus instituciones continuaron prosperando. La fusión armoniosa de las culturas budista y védica fue descrita por el chino Fa Hein en su famoso peregrinaje al estado gupta (399-414). Fa Hein describe una magnífica procesión de unos veinte stupas con ruedas, con figuras de budas en actitud sedente atendidos por bodhisattvas de pie, en camino hacia Patalipu­ tra, la capital gupta, donde sería recibida por los brahmanes hindúes y escoltada con gran ceremonial hasta la ciudad. Por aquella épo­ ca, los propios budistas creaban habitualmen­ te imágenes de piedra de Buda. En algunos casos se llegó a reutilizar un chaitya para los dioses hindúes. Y con algo más que un golpe de genio, el propio Buda fue deificado como una manifestación del Visnú del panteón hin­ dú. Así pues, el hinduismo gupta no consistió sólo en un simple renacimiento de las prácti­ cas védicas prebudistas, centradas en los sa­ crificios de fuego, sino que fue un proceso de asimilación modernizador a través del budis­ mo mahayana. Esta cohabitación fue tan completa que, para el siglo xii, el budismo había desaparecido completamente como re­ ligión autónoma en India. Para comprender mejor la importancia y el alcance real de esta transmutación pacífica, podría establecerse un paralelismo con el cristianismo, por el cual, siglos después de la conversión de Constantino al cristianismo, Carlomagno decidiera hacer revivir los dioses paganos romanos y sus templos, incluyendo a Jesús y sus discípulos como miembros ma­duros en ese panteón, y llevando a cabo un “renacimiento” por medios completamen­ te pacíficos. Es importante resaltar que el nuevo panteón hindú y sus rituales no fueron inventados de la noche a la mañana. La primera arquitectura hindú intacta, las cuevas gupta en Udayagiri (principios del siglo v), ya muestra un conjunto completo de deidades hindúes, que incluyen a Siva, Visnú y Durga. En parte excavadas y en parte construidas, estas rudimentarias cuevas presentan los atributos esenciales de un tem­ plo hindú; esto es, una cámara uterina interior y desnuda, o garbh-griha, el hogar de las dei­ dades residentes, precedida de una antecáma­ ra, mulaprasada, el lugar destinado a los fieles. 226 / Asia meridional Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:56:55. 400 0 2m Garbh-griha Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. 8.2 Templo 17, Sanchi, cerca de Bhopal, India: sección y planta Los templos del período gupta En el culto hindú, el antarala (puerta o umbral) entre la garbh-griha (literalmente, cámara ute­ ri­na, el sanctasanctórum más profundo) y una mulaprasada o mandapa (una antecámara para rituales) marca el momento de suma im­ portancia de la transición, en el que el devoto y la deidad entran en contacto visual y estable­ cen la transacción crítica denominada darsana (contemplación de una deidad propicia). En realidad, puede considerarse el conjunto del templo como un portal de doble sentido entre los mundos del creyente y la deidad. En esen­ cia, la deidad baja hasta el ídolo mientras que el creyente sube al portal sagrado. Se conside­ ra a la deidad como un invitado al mundo del creyente. En un ritual llamado atithi-seva, el fiel ofrece comida a la deidad (y, en ocasiones, ofrendas como ropa y ornamentos) en una bandeja. El pandit, o sacerdote, de pie en el portal y mediador en el ritual, toma la comida de la bandeja y la acerca a la boca de la dei­ dad hasta que entran en contacto. Guarda una porción para el templo, devolviendo el resto al creyente, junto con alguna comida especial del templo. 8.3 Templo 17, Sanchi El hogar de la deidad, la garbh-griha, es una derivación de las cuevas budistas (chaityas), transformadas aquí en un “útero” conceptual. Se considera que esta cámara perfecta y ca­ rente de forma es el receptáculo de la presen­ cia ocasional de la deidad. Por contraste, el mundo humano es el de la forma (maya). La garbh-griha es, pues, sólida y sin adorno, y no tiene más abertura que la que da a la mulaprasada. La mulaprasada, por contraste, es un pórtico abierto sostenido por columnas pródi­ gamente decoradas. Esta configuración básica es la que encontra­ mos en el llamado Templo 17 en Sanchi, y Kankali Devi en Tigawa, ambos del siglo v. Ambos constan de una garbh-griha y una mulaprasada unidas por un sencillo estilóbato escalonado y un arquitrabe. Un ejemplo de templo hindú maduro es el templo de ladrillo y mortero de barro de Bhitargaon (400-450), donde la garbh-griha está coronada por una gran estructura escalonada llamada shikhara, que marca el eje vertical en forma de montaña cósmica. Su finalidad es permitir que el cre­ yente visualice el orden del universo completo, tal como lo describe la cosmogonía hindú. Así pues, una shikhara es como un modelo tridi­ mensional del cosmos hindú. Todos los tem­ plos culminan en un florón, el centro concep­ tual de la estructura. Desde ahí, el “cosmos” se expande hacia fuera, colgando en cascada por el edificio a lo largo, por así decirlo, de líneas radiales. Las geometrías reales de la shikhara están determinadas por su mandala o diagrama astrológico. Las shikharas se con­ ciben como algo macizo, y en su mayor parte lo son, aunque, por razones estructurales, algunas pueden tener huecos internos. Garbh-griha 0 10 m 8.4 Templo en Bhitargaon, cerca de Kanpur, India Asia meridional / 227 Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:56:55. 400 En su calidad de practicantes mahayana, se permitió, e incluso animó, a los monjes de Ajanta a crear figuras de Buda y propagar así la idea de que muchos habían alcanzado el nirvana incluso antes que el Buda histórico. Como los actos mundanos virtuosos también eran un medio para alcanzar el nirvana, o la condición de buda en el budismo mahayana, el patrocinio laico de los monjes de Ajanta les ayudó en su propia búsqueda del nirvana. 17 16 Las cuevas de Ajanta están ubicadas a lo largo de la abrupta pared de un precipicio espec­ tacular en forma de C, cortado por el río Wag­ hora. El Waghora, un arroyo de montaña, se abre paso en el valle y, en su curso, forma una serie de cascadas de hasta 60 metros de altu­ ra que, sin duda, debían escuchar los monjes desde sus cuevas. Las treinta cuevas desigua­ les están situadas entre 10 y 30 metros sobre el nivel del río. 10 9 7 6 19 4 ra ho ag W Las cuevas de Ajanta En 390, el rey gupta Vikramadiya arregló el matrimonio de su hija Prabhavatigupta con Rudrasena II, el príncipe del estado vasallo de Vakataka, por el que pasaba la ruta comercial del sur (dakshinapatha). La gratitud de Vaka­ taka por su estatus de guardián de la dakshinapatha queda reflejada en su generoso mece­ nazgo de Ajanta, el mayor conjunto de chaityas y viharas budistas excavados en la piedra de todo el sur de Asia. Como el conjunto de San­ chi, en el período Sunga, Ajanta era una com­ binación de conjunto de enseñanza y culto budista y monasterio. El peregrino y cronista chino Hsuan Tsang (Xuanzang) observa que Dinnaga, un famoso autor budista de libros de lógica, residía allí. Aunque los libros se hayan perdido, las cuevas de Ajanta han sobrevivido, incluso con unas pinturas relativamente intac­ tas. Pese a su difícil acceso, la ubicación a lo largo de la dakshinapatha redundó en que se pudieran satisfacer las necesidades tanto de los budistas monásticos mahayana como de sus mecenas; de hecho, los nombres de mu­ chos de estos últimos aparecen inscritos en el interior de las cuevas. 8.6 Vista de las cuevas de Ajanta desde la cueva 26 o Rí Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. 8.5 Buda de Ghandara 21 2 1 23 24 0 100 m 8.7 Plano de conjunto de las cuevas de Ajanta, cerca de Aurangabad, India 228 / Asia meridional Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:56:55. 400 Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. 8.8 Entrada a una vihara en Ajanta Los chaityas más antiguos anteriores a Vaka­ taka (las cuevas 9 y 10, situadas casi en el centro) eran relativamente sencillos, con una columnata absidial que configura el recorrido perimetral alrededor de un stupa, en su mayor parte desnudo, en el extremo interno de la cue­va. No obstante, los chaityas 19 (450) y 26 (490) del reinado de Harisena tienen fuer­ tes alusiones mahayana; ambos cuentan con una elaborada entrada descubierta y cámaras laterales excavadas directamente en la roca. Pero, a diferencia del gran chaitya en Karli, cuya entrada es una réplica de un montaje de chaityas de madera, éstos están cubiertos por figuras de Buda de todos los tamaños y stupas. Aquí ya no se imitan escenarios de made­ ra, sino que se trata de entidades simbólicas en sí mismas. Su ventana chaitya, que original­ mente era una ventana de imitación, ahora se transforma en una representación abstracta del buda, con un prominente copete y alarga­ das “orejas” laterales, en una evocación literal de las orejas de las estatuas de Buda. Análo­ gamente, las columnas están esculpidas opu­ lentamente con representaciones simbólicas florales y figurativas de los jardines donde Buda rezaba y se instruía. Los capiteles y ba­ sas de las columnas sobresalen como los pliegues del corpulento Buda. Los stupas tam­ bién estaban ricamente ornamentados con estatuas de Buda, presagiando el eclipse del stupa como elemento figurativo de la estatua de Buda ceremonial, en particular en China y el sureste asiático. 8.9 Interior de la cueva 9 en Ajanta Stupa Stupa 0 15 m 8.10 Cuevas 9 y 10 en Ajanta: planta Asia meridional / 229 Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:56:55. 400 8.12 Entrada a la cueva 2 en Ajanta 0 10 m 8.11 Cueva 2 en Ajanta: planta A medida que fue aumentando la popularidad del budismo mahayana, empezó a desarrollar­ se una práctica litúrgica más elaborada que apoyó un programa artístico más rico. Una prueba de ello son las moradas habitacionales, o viharas, de Ajanta, que servían de alojamien­ to para los monjes. Con el tiempo, las viharas de Ajanta evolucionaron desde su condición de sencillas viviendas para los monjes, hasta es­ pacios ceremoniales complejos. La forma bási­ ca —una sala rectangular con columnas, pre­ cedida de un pórtico y rodeada de celdas— aún sigue existiendo. Las viharas de Ajanta tienen una amplia veranda; su cubierta se apoya so­ bre pilares que dan a una sala central, con pilares de unos 6 × 10 metros, adonde dan las celdas. El número de celdas varía según la importancia y el tamaño de la vihara. Algunas de esas celdas, quizás asociadas a monjes particularmente significativos, fueron transformadas en relicarios con estatuas voti­ vas de Buda (como en las cuevas 17, 2, y 6). Las últimas viharas también llegaron a tener varios pisos (cueva 6) y rutas deambulatorias (por lo general, definidas por un pasaje con columnas) y, a medida que se empezaron a usar más para ceremonias, también se orna­ mentaron y decoraron más con imágenes de escenas de la vida de Buda y de tratados bu­ distas pintadas en los muros. Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. Las imágenes, que no se restringen sólo a los paneles, están saturadas de una cierta sen­ sualidad no monástica. Pese a la luz tenue, cada una de las superficies de las viharas es­ taba pintada. En otras palabras, arte, escultura y arquitectura se fusionan, para crear una ex­ periencia sensorial continua. Se rechaza la expresión estructural que simula la construc­ ción en madera de los chaityas más primitivos; el mensaje simbólico esencial de las viharas de Ajanta no era otro que exhibir la profunda be­ lleza de la vida y el mundo del buda y, al mis­ mo tiempo, subrayar su carácter como una ilusión, o maya, una doctrina fundamental de la práctica budista mahayana en el camino al nirvana. 8.13 Interior de la cueva 19 en Ajanta 230 / Asia meridional Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:56:55. 400 Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. 8.14 Templo Mahabodhi, Gaya, India El templo Mahabodhi Bodh Gaya, el jardín en Gaya, cerca de Patna, donde según la tradición Buda alcanzó la ilu­ minación mientras estaba sentado debajo de un ficus, es uno de los destinos de peregrina­ ción más venerados de todo el mundo budis­ ta. El templo Mahabodhi (literalmente, Gran Buda) de Bodh Gaya fue comenzado por Asoka, quien ordenó la construcción de una sencilla plataforma de piedra, conocida como Vajrasana o “trono diamante”, para marcar el punto donde presuntamente se sentó Buda. De acuerdo con los requerimientos no figurati­ vos del budismo hinayana, Asoka no hizo construir ninguna otra representación o tem­ plo en este lugar. Se dice que el árbol fue abatido por fanáticos en el siglo iv a. C., y más tarde en el siglo vii, aunque todavía vive un retoño del árbol original, llevado a Sri Lanka por la hija de Asoka en el siglo iv, siendo el árbol más antiguo documentado del mundo. El templo Mahabodhi fue construido junto al árbol a finales del período gupta (finales del siglo v o vi). No obstante, el templo que vemos hoy ha sido renovado repetidamente a lo largo del tiempo, de manera que resulta difícil determinar con certeza la parte que corresponde al período gupta. Pese a ello, su forma no es tan diferen­ te de la descripción que hizo de él Hsuan Tsang (Xuanzang) en 637. 8.15 Templo Mahabodhi: planta En la descripción de Hsuan Tsang se decía que el árbol Bodhi estaba rodeado por un muro de ladrillo alto y robusto (construido ori­ ginalmente por Asoka), de 500 pasos de perí­ metro. Árboles de especies raras ofrecían sombra, mientras que el suelo estaba cubierto de hierba, flores y plantas exóticas. La puerta principal daba al este, al río Niranjana, mien­ tras que la puerta sur conectaba con un amplio estanque de lotos, el estanque sagrado donde, según la tradición, Buda pasó una semana. La puerta norte daba a los terrenos de un gran monasterio. En su interior había innumerables stupas y altares conmemorativos construidos por monarcas y altos funcionarios. En el centro del recinto del árbol Bodhi —definido por una vedika o balaustrada como la que rodea el stupa de Sanchi—, se encontraba la Vajrasana, intercalada entre el árbol Bodhi al oeste y el templo Mahabodhi, de 48 metros de altura y con una anchura de veinte pasos, al este. El actual templo Mahabodhi es claramente parecido al de la descripción. Está rodeado de cuatro altares subsidiarios en las esquinas, que fueron añadidos en el siglo xix. La cámara central alberga la imagen del buda en el trono. La shikhara de ladrillo tiene otra cella en el nivel superior, con una imagen secundaria del buda. Junto con el templo Bhitargaon, éste se en­ cuentra entre los de varios pisos más antiguos del sur de Asia. Aunque se pasaron de moda en India cuando se empezaron a construir templos de piedra, también es posible que el desarrollo de las pagodas budistas en China se inspirara, en parte, en la descripción de Hsuan Tsang, que fue ampliamente difundida. El templo era de ladrillo revestido de cal, y te­ nía hileras de nichos con imágenes de oro; sus cuatro paredes estaban adornadas con exqui­ sitas tallas de perlas, y en su cúspide había un stupa de cobre dorado. En otro texto, Hsuan Tsang también relataba que al sur del árbol Bodhi había una columna Asoka de 30 metros de altura. Asia meridional / 231 Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:56:55. 400 Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. 8.16 Vista de Bamiyán, Afganistán LOS BUDAS KUSHANA DE BAMIYÁN En el siglo v, Bamiyán ocupaba el centro del mundo euroasiático. Las rutas comerciales procedentes de China, India y el oeste de Asia confluían en este valle, ubicado en el centro del Afganistán actual. El lugar estaba protegido por un gran monasterio budista, con más de un centenar de cuevas excavadas a pico en la superficie de la roca de las montañas vecinas. En el centro, separadas un kilómetro, el empe­ rador kushana Kanishka inició la construcción de dos estatuas de Buda gigantescas, conoci­ das como los budas de Bamiyán. Su construc­ ción concluyó en los siglos iv y v, en tiempos de los sasánidas. Los budas colosales, una iniciativa que jamás se llevó a la práctica en India, fueron un invento kushana que poste­ riormente fue imitado en toda China, Corea y Japón durante los siglos posteriores. Aunque los budas de Bamiyán eran los más antiguos de su clase, en marzo de 2001 fueron destrui­ dos por los talibanes afganos que los tildaron de ídolos. El precipicio de Bamiyán se levanta brusca­ mente en el borde noroeste de su amplio valle. Por el norte, hacia China, y por el este, hacia India, los valles que confluyen en Bamiyán son angostos y escarpados. Los comerciantes que llegaban a Bamiyán se encontraban con un cambio de paisaje espectacular. Sin embargo, su atención debía centrarse necesariamente en el imponente precipicio de roca arenisca que se alzaba de forma abrupta en el borde noroeste de un amplio valle. Visto desde el lado opuesto, el risco de 1,6 kilómetros de largo y marcado por las cicatrices de las cue­ vas, se eleva hacia el centro desde ambos la­ dos, donde alcanza su cúspide. Detrás de él, a lo lejos, se divisan una tras otra las sucesivas capas del Himalaya, cuyo telón de fondo es la blanca silueta de las montañas más distantes, cubiertas de nieves perpetuas. Las estatuas de Bamiyán debían ser claramente visibles inclu­ so desde larga distancia y, por su altura, esta­ blecían cierta competencia con las de los picos del Himalaya. Los dos budas de Bamiyán comenzaron a ta­ llarse directamente en la roca, moldeándolos después con una mezcla de barro y paja para crear los pliegues de los ropajes, las manos y los detalles de las caras. Los ropajes se hicie­ ron suspendiendo cuerdas de la superficie de piedra de la parte superior del cuerpo. En la base, las cuerdas se mantenían en posición gracias a unas estaquillas de madera que después se cubrían con argamasa de barro. Originalmente, la superficie de las estatuas estaba pintada de oro y otros colores brillantes. Su aspecto exterior, en particular los pliegues de la ropa, tiene un carácter helenístico. La mayor parte de las cuevas más pequeñas de Bamiyán estaban cubiertas de pinturas, cuyo estilo era muy similar a la encontrada en Ajan­ ta, pero el origen de la idea de construir esas estatuas colosales sigue siendo un misterio. Los únicos precedentes conocidos de este tipo hay que buscarlos en el Egipto faraónico. 8.17 Buda colosal en Bamiyán 232 / Asia meridional Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:56:55. 400 Cuevas de Mogao Tíbet Cuevas de Yungang Chang’an Luoyang Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. China ESTABLECIMIENTO DEL BUDISMO CHINO Hacia el siglo vi, el budismo mahayana ya se había establecido en China y se había abierto paso en el interior de Corea, para, desde ahí, cruzar el mar hasta Japón. El budismo no se extendió nunca por la fuerza, sino por las rutas comerciales, aprovechando la relación simbió­ tica entre los monjes de los monasterios y los comerciantes itinerantes. En el siglo vii, el trá­ fico entre China y el sur de Asia era intenso. Aunque la ruta de la seda se prolongaba hasta Roma, el sur de Asia era en realidad el mayor compañero de negocios de China en la época. En la literatura china, India es considerada como el “reino del Occidente” (no Europa). Además de la seda, que era la principal mer­ cancía de lujo, los reinos del sur de Asia impor­ taban de China alcanfor, cáñamo, bermellón, piel fina, peras y melocotones. Los chinos, mucho más autosuficientes, parecían estar interesados principalmente en el budismo. Ming-di, el emperador de la dinastía Han, fue el primero en invitar oficialmente a los monjes budistas a China para traducir los sutras bu­ distas al chino. En 64, tras un largo y azaroso viaje, Dharmaratna y Kasyapa Matanga llega­ ron a Luoyang, la nueva capital Han, con un caballo blanco cargado de sutras. Mar de la China Oriental El emperador Han construyó un monasterio para ellos llamado Baima-si (o monasterio del caballo blanco y, aunque el edificio actual data en su mayor parte del siglo xiv, se trata del templo más antiguo de China del que hay re­ ferencia histórica. Por aquella época eran po­ cos los chinos que viajaban a India, aunque los que lo hacían eran muy conocidos, incluso en vida, ya que conservaban extensas cróni­ cas de sus viajes e interpretaban activamente el budismo para los chinos. Entre ellos cabe citar a Faxian (siglo v), y Hsuan Tsang (Xuan­ zang) y Yi Jing (siglo vii), quienes hicieron el largo y arduo viaje de ida y vuelta al sur de Asia. Aunque el budismo viajaba rápidamente por Asia Oriental, su traducción a ideas chinas relevantes llevó un tiempo. Sin embargo, el budismo era una más de entre las numerosas tradiciones intelectuales de la China de la época. No todo el mundo estaba convencido de que el budismo supusiera una mejora respecto a los principios locales del confucianismo o del taoísmo. Los confucionis­ tas, por ejemplo, ponían en tela de juicio la incapacidad budista de establecer los princi­ pios de un orden político y social organizado, que constituía la fuerza del confucianismo. La competencia entre ambas tradiciones filo­ sóficas seguiría siendo el sello distintivo de la historia china durante los dos mil años si­ guientes. Hubo varios intentos de mediación entre ellas, el más famoso de los cuales se produjo en el siglo xviii con la creación, por Qianlong, el emperador Qing, de un modelo de gobierno budista tibetano, en el que la figu­ ra del emperador jugaba un papel central. En líneas generales, aunque el budismo impera­ ba en los templos y monasterios, la corte toda­ vía seguía funcionando con los principios de Confucio. En otras palabras, el budismo tenía que “ganarse” la entrada en China. En ese proceso fue traducido al chino, tanto literal como conceptualmente. La palabra stupa, por ejemplo, fue contraída, quedando en ta. Así, el budismo de Asia oriental tiene un cariz dife­ rente al del sur de Asia e incluso al del sureste asiático. Dicho esto, empezaron a desarrollar­ se las escuelas chinas de budismo esotérico, como el budismo de la Tierra Pura, fundada en el siglo iii. El budismo chino se exportó a Corea y Japón, donde también adoptaría un sabor local, aunque en líneas generales siguie­ se basado en gran medida en el molde chino, a diferencia del molde surasiático. Asia oriental / 233 Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:56:55. 400 Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. 8.18 Vista de de algunas de las más de quinientas cuevas de Mogao, en Dunhuang, China Las cuevas de Mogao Las alrededor de quinientas cuevas Mogao, excavadas en el acantilado de la orilla occiden­ tal del río Dunhuang, documentan el primer milenio del budismo en China (aproximada­ mente 300-1350). Las cuevas se encuentran junto a una importante encrucijada de la ruta de la seda, justo en el extremo occidental de la Gran Muralla. Rodeada de desierto, en Dun­ huang, la ruta de la seda se bifurca en sus ra­ males norte y sur. Al oeste de Dunhuang em­ pieza, o termina, uno de los tramos más duros del viaje, a través de los arduos desiertos de Lopnar y Takla-Makan. Abandonadas en el si­ glo xiv, las cuevas Mogao fueron redescubier­ tas a principios de la década de 1900, junto al espectacular hallazgo de cincuenta mil ma­ nuscritos que aparecieron en una de las cue­ vas selladas intencionadamente en el siglo xi. Este escondrijo contenía miles de copias de sutras, cartas, contratos, poemas, hojas de ora­ ciones y varios documentos oficiales. En algu­ nos casos se encontraron múltiples copias de los sutras más conocidos, escritos sobre papel con pincel y tinta negra, lo que apoya la creen­ cia de que Mogao fue un centro crítico para la propagación del conocimiento budista. Gran­ des cantidades de esos manuscritos fueron distribuidos entre museos japoneses y euro­ peos antes de que el gobierno chino intervinie­ se y se incautase del resto para llevarlo al Mu­ seo Nacional de Pekín. Aun hoy, todavía está en curso la ingente tarea de traducir adecua­ damente e interpretar el significado de esos manuscritos. Como en Bamiyán, el significado de las cuevas de Mogao reside tanto en sus características individuales como en la presencia colectiva de una maravillosa ciudad rupestre. Visibles des­ de la lejanía en este árido paisaje, entre tres y cinco hileras de cuevas están excavadas en la pared vertical de un acantilado, muy próximas entre sí. Algunas son pequeños nichos, con espacio suficiente para la meditación de un solo monje en posición sedente, mientras que otras tienen techos altos y espacio suficiente para una procesión de un centenar de fieles. Los cambios sucesivos de dinastía marcaron nuevas excavaciones en diferentes lugares del acantilado de Dunhuang. Las primeras cuevas eran simples cámaras con nichos y esculturas de Buda. 8.19 Fresco que representa al emperador Wudi rindiendo culto a estatuas de Buda en las cuevas de Mogao 234 / Asia oriental Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:56:55. 400 8.20 Cuevas de Mogao: muro oeste de la cueva 285 Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. En el período de dominación de las dinastías del norte, las cuevas fueron complicándose y adoptaron la forma de corredores cortos que conducían desde el vestíbulo de entrada a una cámara transversal con una cubierta simulada a dos aguas. La imagen principal de Buda se colocaba frente a la entrada y junto a un pilar central, permitiendo a los fieles realizar el parikrama o circunvalación en torno a la imagen central. La cueva 285 (539) tiene en sus pare­ des laterales sendas hileras de hornacinas, dispuestas como lugar de asiento y meditación para los monjes. La cueva 428, un legado del gobernador de Dunhuang, el príncipe Jian Ping (565-576) y una de las más imaginativas del período, muestra estatuas de Buda y tres bodhisattvas en cada uno de los cuatro nichos del pilar central. La cubierta a dos aguas está dividida en paneles por bandas pintadas de marrón que imitan la estructura de una caba­ ña de madera. Como las cuevas contemporáneas en el sur de Asia, la mayor parte de las paredes de las cuevas estaba cubierta con pinturas descripti­ vas de la vida de Buda y diversas manifestacio­ nes de la doctrina budista. Los colores predo­ minantes son el azul, el verde, el rojo, el negro, el blanco y el dorado, y en lo estilístico son una amalgama de influencias índicas, mesoasiáti­ cas y chinas, aunque el estilo general recuerda más al budismo surasiático que al chino. En 400, el budismo estaba apoyado por las dinastías del norte (386-581). En el ámbito de las dinastías del sur (420-588) todavía dominaba el confucianismo, si bien algunos monjes ilustrados estudiaban las ideas budis­ tas para intentar hacerlas compatibles con la filosofía taoísta. A la caída de las dinastías del norte y del sur comenzó un flujo de entrada de inmigrantes extranjeros, la mayor parte comer­ ciantes o misioneros budistas procedentes de Asia central. Algunos se establecieron en China y ocuparon puestos de funcionariado; adoptaron el modo de vida de los chinos, aun­ que manteniendo sus propias costumbres so­ ciales, y practicaron el budismo. Cuando Chi­ na recobró la unidad durante la dinastía Sui (581-618), el país ya había experimentado décadas de relativas estabilidad política y mo­ vilidad social, lo que preparó el terreno para una de las épocas más prósperas en la historia de China, la de la dinastía T’ang (618-907). 8.21 Sección de la montaña en las cuevas de Mogao Asia oriental / 235 Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:56:55. 400 8.22 Cuevas Yungang: interior de la cueva 10 Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. 8.23 Cueva 10, Yungang, cerca de Datong, China Las cuevas de Yungang A unos 1.000 kilómetros al este de Mogao, en lo que hoy es la provincia Shanxi, a finales del siglo v y principios del vi se construyeron las cuevas de Yungang, gracias al mecenazgo imperial de la dinastía del norte Wei (386-534). A diferencia de las cuevas Mogao, ubicadas en una ruta comercial y habitadas por monjes, las de Yungang corresponden a un nuevo tipo, pues se construyeron junto a la capital Wei, Datong. Con poca población residente, fueron construidas principalmente para los fieles de la población de la ciudad de Datong. Un ministro de la dinastía del norte Wei ordenó la construc­ ción de las primeras cinco cuevas, que conte­ nían estatuas colosales de Buda sedente, simi­ lares a las de Bamiyán. En un ambiente poco favorable a ejercer el mecenazgo del budismo por parte del imperio, estas cinco cuevas de­ bieron construirse como representaciones de los cinco emperadores del norte de la dinastía Wei, y así competir con la ideología confucio­ nista, o incluso con los emperadores deifica­ dos de las dinastías del sur. 18 17 16 Mientras que la mayor parte de las cuevas de Yungang se centran en la imagen del buda, conviene resaltar que una de las ellas (la 29) tiene una columna de suelo a techo, articulada como una torre de varios pisos y voladizos, con pequeñas imágenes de Buda entre los pisos, lo que no es más que una manifestación pri­ mitiva de la pagoda china (o ta), concebida por el pensamiento budista mahayana como exal­ tación de las chattras del stupa surasiático. Con el budismo mahayana, poco a poco se empezaron a sustituir las abstracciones esoté­ ricas del stupa, empezando por una iconogra­ fía más gráfica y literal. En primer lugar, se consideraba que la figura del Buda era equi­ valente al stupa; por ello, a menudo la figura de Buda se superponía directamente sobre el stupa, como en Ajanta. En China, a medida que la ta empezaba a surgir como forma do­ minante, la figura de Buda comenzó a inser­ tarse en la pagoda como una única figura co­ losal de pie o como varias en cada nivel (véase el análisis sobre el Mu-ta en 600 y el Guanyinge en 1000). 13 12 11 10 9 14 8 7 0 6 5 25 m 4 3 2 8.24 Fragmento de la planta del conjunto de cuevas de Yungang 236 / Asia oriental Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:56:55. 400 Colonia Tréveris Milán Rávena Mar Negro Roma Constantinopla Nicomedia Antioquía Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. 8.25 Mosaico de Jesucristo LA APARICIÓN DEL CRISTIANISMO Aun cuando el cristianismo fue reconocido oficialmente en 326, ello no significó el fin in­ mediato del paganismo. Muchas tradiciones coexistieron en el tiempo con la nueva religión, aunque, en realidad, el monoteísmo cristiano aportó una vida y una autenticidad a la prácti­ ca religiosa de la que carecía desde mucho tiempo antes la antigua cultura religiosa de los griegos y los romanos. El cristianismo había empezado como una más de las diversas alter­ nativas religiosas helenísticas basadas en una relación más íntima con lo divino. La aparición de los cultos de Isis y Dionisos, del zoroastris­ mo y el mitraísmo, por no hablar de los gimno­ sofistas del Alto Egipto, así como de un cre­ ciente populismo asociado con prácticas religiosas místicas, significaron que durante largo tiempo fueran muy pocos los que predi­ jeran el éxito que iba a alcanzar el cristianismo, incluso cuando el propio Constantino se bauti­ zó en su lecho de muerte. Pero, al hacerlo, el título romano de pontifex maximus pasó a significar que, quienquiera que fuera el empe­ rador, pasaba a ser también la cabeza de la Iglesia y vicario de Cristo. En lo que se refiere a los competidores de la Iglesia católica, poco a poco fueron absorbidos por el mundo cristia­ no o condenados como herejes. El pluralismo religioso que floreció en el siglo v, y que había permitido que el propio cristianismo aparecie­ ra, fue reprimido a finales del siglo vi. Única­ mente el judaísmo obtuvo cierta libertad de acción, aunque también recibiera presiones. A los cristianos se les prohibió casarse con ju­ díos, y se detuvo la construcción de nuevas sinagogas. Mar Mediterráneo Ello no quiere decir que hubiese una única doctrina unificada. Al contrario, en el siglo i, mientras la Iglesia hacía cábalas sobre su pro­ pia elasticidad en diversos temas, se multipli­ caron los debates sobre la naturaleza de Cristo y la Virgen María, así como sobre un sinnúme­ ro de otros temas. La elección de un estilo de arquitectura también debió ser causa de deba­ tes enconados. Por razones prácticas e ideoló­ gicas, la nueva arquitectura religiosa no podía seguir las huellas de la arquitectura del templo. La diversidad de soluciones en los primeros días de la arquitectura cristiana es un testimo­ nio de la búsqueda de un encaje adecuado entre arquitectura y liturgia. En una época an­ terior, nadie hubiera podido confundir una tumba con una basílica o unas termas. La ar­ quitectura romana creó ambientes arquitectó­ nicos claramente definidos para las diversas funciones urbanas, pero, ya en el siglo iii, las distinciones estaban desapareciendo y refor­ mulándose rápidamente, como, por ejemplo, el caso de la “basílica” de Majencio, junto al Foro, que fue construida copiando la forma de unas termas imperiales. En la arquitectura cristiana primitiva, cuando ya no se necesita­ ban las iglesias casa, esa tendencia se aceleró y se estudiaron y reevaluaron varias formas que aseguraran la compatibilidad con las ne­ cesidades litúrgicas nacientes. El impacto del cristianismo en los edificios ro­ manos fue, por supuesto, negativo. El Foro imperial fue abandonado; se demolieron nu­ merosos templos para aprovechar sus restos como materiales de construcción; se añadie­ ron paredes entre columnas para crear nuevas iglesias. Muy a menudo, las piedras de los edificios romanos fueron calcinadas en gran­ des hornos para obtener cal para morteros, e incluso en una fecha tan tardía como 1606, el papa Pablo V demolió el templo de Minerva en el Foro de Nerva para obtener materiales de construcción para la fuente de Aqua Paola. Cristianos fanáticos fueron a Baalbek a des­ truir ídolos, aunque, de hecho, fueron recha­ zados. Los rituales paganos siguieron cele­ brándose hasta 380, pero, poco a poco, los emperadores cristianos fueron cerrando el cerco. El santuario acabó destruido y sus res­ tos fueron rediseñados para convertirlos en una iglesia relativamente humilde. La liquida­ ción de las esculturas fue tan completa que no se ha encontrado ni un solo ejemplar. De he­ cho, la antipatía hacia el mundo pagano fue tan devastadora que se necesitaron mil años, hasta el siglo xv, para que el interés por su existencia fuera algo más que una anécdota. Europa / 237 Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:56:55. 400 8.26 Basílica de Tréveris, Alemania 8.27 Basílica de Constantino, Roma Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. 0 Para añadir complejidad a los tiempos, Cons­ tantino dejó Roma en 326 y constituyó formal­ mente Constantinopla como la “nueva Roma” en 330. No fundó la nueva ciudad como una ciudad cristiana, pues él mismo no se conver­ tiría al cristianismo hasta en su lecho de muer­ te, sino como un lugar de convivencia entre el cristianismo y el paganismo, algo imposible de llevar a cabo en Roma, donde los cristianos demandaban lealtad absoluta por parte de su soberano. Sin embargo, desde la perspectiva romana, la construcción de Constantinopla fue un desastre, pero, desde la perspectiva de las provincias orientales, se trataba de un reco­ nocimiento merecido al dominio de Oriente. A diferencia de las partes europeas del impe­ rio, que estaban demasiado diseminadas y con excesivas tribus diferentes colonizando las distintas regiones, que impedían la unidad, la parte oriental era cohesiva por naturaleza. La división del imperio tuvo otras consecuencias, pues se pasó de una sola capital a nada menos que seis: Roma, Constantinopla, Antioquía, Nicomedia, Milán, Tréveris y Colonia, y todas ellas en proceso de restauración como residen­ cias imperiales. Milán se convirtió en residen­ cia imperial a partir de 353, y en un importante centro de arquitectura, con cinco nuevas igle­ sias, tres de las cuales se mantienen hoy casi en su totalidad. 50 m Sin embargo, en 380, el emperador Graciano estableció su residencia en Tréveris, arrastran­ do con ello un notable flujo de dinero hacia el norte. No obstante, el emperador Honorio se inclinó por Rávena, y transfirió allí la sede im­ perial a principios del siglo v; en tiempos de Teodorico (490-526), se convirtió en residen­ cia de los ostrogodos cristianizados y de sus sucesores. Sin embargo, de la considerable actividad constructiva de Constantino en Cons­ tantinopla ha quedado muy poca cosa. En lo que se refiere a la arquitectura en este período primitivo del cristianismo, la mayor parte de lo que conocemos deriva de los restos que han perdurado en Siria y Egipto, y de edificios en Europa. Sin la presencia imperial, Roma tuvo que valer­ se por sí misma. En 410 fue saqueada durante tres días por una banda de visigodos. El empe­ rador de Occidente, Honorio, asistía impotente a la afrenta desde Rávena, y el emperador de Oriente estaba aún más lejos, en Constantino­ pla. Como defensor, los romanos eligieron a Odoacro, un caudillo germano, pero en 476 se autoproclamó rey, derrotó al general romano Orestes en Piacenza, tomó Rávena y depuso al emperador de Occidente, Rómulo Augusto, el último emperador oficial de Occidente hasta la coronación de Carlomagno en 800. La administración romana de Italia continúo funcionando en tiempos de Odoacro, quien mantuvo en sus puestos a los principales fun­ cionarios del estado. En 488, Zenón envió a Teodorico I el Grande, rey de los ostrogodos, a Italia para expulsar a Odoacro. En 493, Odoacro consintió en firmar un tratado y fue invitado a un banquete, en el que él y sus ofi­ ciales serían asesinados, quedando Teodorico como dueño y señor de Italia. Teodorico impor­ tó los mejores albañiles y artistas del mosaico de Oriente, al tiempo que adoptaba la conser­ vadora planta de la basílica romana como modelo para sus iglesias. Sin embargo, esto no ayudó a calmar las ansias de Constantinopla, deseosa de restablecer el territorio del antiguo imperio romano, de manera que, en 534, Justiniano envió un ejército para tratar de re­ conquistar Italia y el norte de África. En 536 incluso se llegó a tomar Roma, pero en 568 los visigodos regresaron y asolaron el norte de Italia. Por otra parte, el mal estado de conser­ vación de los acueductos que conducían el agua de abastecimiento a Roma convirtió muchos terrenos que estaban en desuso en pantanos, lo que supuso la extensión de la malaria por grandes zonas de los alrededores de Roma, que fueron insalubres hasta el si­ glo xx. En 680 estalló la peste bubónica y la población de Roma quedó diezmada: de alre­ dedor de un millón de habitantes en la época del imperio pasó a unos 30.000 en el siglo vi. Las extensas áreas de Roma que fueron aban­ donadas o utilizadas como granjas pasaron a ser conocidas como disabitato (áreas deshabi­ tadas). 238 / Europa Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:56:55. 400 0 50 m 8.28 San Juan de Letrán, Roma: axonometría seccionada Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. San Juan de Letrán Durante mucho tiempo se ha sostenido que la arquitectura cristiana primitiva evolucionó a partir del atrio o tablinium de las casas roma­ nas donde se reunían los cristianos. Lo cierto es que hasta el siglo iv no existió la arquitectu­ ra cristiana como tal, pues los servicios religio­ sos se celebraban en casas particulares o en catacumbas. El razonamiento, persistente en círculos eclesiásticos, de que la basílica evolu­ cionó a partir de la casa romana, crea la ilusión de una evolución lineal que no se apoya en pruebas físicas. La basílica, que tanta impor­ tancia adquirió, era una forma imperial e im­ puesta por Constantino como modelo para las iglesias; el primer ejemplo es la basílica de San Juan de Letrán, construida a partir de un pala­ cio imperial de Roma en 314. Capilla de Santa Catalina de Siena Aunque queda poco del edificio original, su forma está bien definida. Consistía en cinco naves, de las cuales la más alta, la central, permitía la entrada de luz a través de ventanas altas laterales. Dos hileras de quince columnas enormes creaban la columnata de 75 metros de largo. El conjunto estaba coronado por una cubierta de madera. En el extremo de la nave central había un amplio ábside donde se sen­ taba el clero, que estaba separado de los fieles por una pantalla de columnas. El transepto que podemos ver hoy es un añadido de la época medieval. Las columnas no estaban decora­ das, y la fachada y todos los paramentos exte­ riores carecían de una gran relevancia arqui­ tectónica. De hecho, tendrían que transcurrir varios siglos hasta que la idea de fachada, fo­ mentada por los romanos, volviera a tener un papel importante en las iglesias occidentales. Aunque hoy el exterior del edificio nos pueda chocar por lo primitivo, el interior era opu­ lento. Las vigas del techo, revestidas de pan de oro, brillaban tenuemente, y los muros por encima del nivel de las columnas de la nave estaban decorados con mosaicos de mármol rojo, verde y amarillo. En el santuario había siete altares dorados y mesas para ofrendas. La iglesia es­taba iluminada por candelabros de oro y plata. Un centenar de años después, Roma fue tes­tigo de la construcción de Santa Sabina (425-432), una réplica madura y ma­ jestuosa de la de San Juan de Letrán. El ma­ yor tamaño de sus ventanas atestigua una confianza mayor en el manejo de la construc­ ción de albañilería. Púlpito Schola Cantorum Torre del campanario Atrio 0 25 m 8.29 Santa Sabina, Roma: planta 8.30 Interior de Santa Sabina, Roma Europa / 239 Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:56:55. 400 Basílica de San Pedro Santa María en Capitolio San Juan de Letrán Santa Sabina 8.31 Mapa de Roma hacia 330 El precedente principal de esta costumbre fue el budismo, que ya alrededor del siglo i había empezado a integrar prácticas relicarias, lo que en su tiempo era ciertamente una nove­ dad en la historia de la religión. Sin embargo, para los cristianos, los mártires no sólo eran importantes para las prácticas devotas, sino que también formaban parte de la narrativa histórica del éxito del cristianismo y, en rea­ lidad, la nueva idea de una historia basada en gente sencilla envuelta en actos heroicos —bien diferente de la historia como mitología o de la historia como linaje real—, tendría un profundo impacto en desarrollos posteriores. Dado que muchas de las tumbas de Roma se encontraban a las afueras de la ciudad o en cementerios extramuros, como la del propio san Pedro, la cristianización de Roma creó un perfil geográfico enteramente nuevo y sin pre­ cedentes en la historia de la civilización occi­ dental. La ciudad y su imagen dejaban de es­ tar dominadas por un foro, ágora o palacio, para serlo por docenas de monasterios, baptis­ terios e iglesias diseminados por los parajes más remotos de la ciudad y sus alrededores. Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. La trascendencia del martirio en el cristianismo Aunque la ciudad de Roma ya hubiera perdido su poder político y económico, se convirtió en un importante centro religioso y de peregrina­ ción, equiparable a Jerusalén, por estar ente­ rrados en ella san Pedro, san Pablo y muchos otros mártires. Al hacer de sus tumbas un lu­ gar de veneración importante, se abandonaba la idea de un Hades oscuro y sin incidentes, o la idea de la muerte como un privilegiado reino faraónico de vida después de la muerte. La muerte pasaba a considerarse una fuente de renovación personal. El culto iba a adquirir tal fuerza y a formar una parte tan importante de la práctica religiosa cristiana, que la mera posesión de un pedazo del cuerpo de un már­ tir —un brazo o incluso un dedo— era sufi­ ciente para simbolizar todo el cuerpo. 8.32 Santuarios cristianos extramuros de Roma 240 / Europa Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:56:55. 400 Nave lateral Nártex Ábside Transepto Nave lateral Nave central Atrio Nave lateral Nave lateral 0 50 m 8.33 Basílica de San Pedro de Roma: planta Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. Tumba de Honorio Iglesia de San Andrés San Pedro de Roma La iglesia de San Juan de Letrán, en Roma, fue fundada por mandato imperial como centro político, religioso y administrativo de la Iglesia. Sin embargo, lo que realmente atraía a grandes muchedumbres de fieles era la tumba de san Pedro y la fiesta de conmemoración del marti­ rio del santo. Constantino fundó la iglesia origi­ nal de san Pedro sobre su tumba, hacia 333. Aunque también era una basílica, la iglesia de San Pedro tenía una forma algo distinta a la de San Juan de Letrán, ya que reflejaba su condición de martyrium. Un tramo de esca­ leras amplio conducía a un atrio construido enci­ma de una vasta plataforma sobre el terre­ no en pendiente. En realidad, la plataforma se construyó sobre una necrópolis romana, recor­ tando la parte superior de varias estructuras funerarias y rellenando los espacios interme­ dios. Debido a su uso, la iglesia, de 112 metros de longitud, era considerablemente más larga que la de San Juan de Letrán. 0 La nave podría describirse como una calle cubierta con columnatas a ambos lados. Las columnas no fueron construidas especialmen­ te para la iglesia, sino que se sacaron de varios edificios romanos precristianos. La nave se convirtió en un lugar donde podía ser enterra­ do todo aquel que se lo pudiera permitir. Muy pronto, los suelos estuvieron alfombrados de tumbas. En este sentido, era en parte calle, en parte cementerio y en parte santuario; en los días de fiesta se convertía en sede de celebra­ ciones familiares bulliciosas (práctica que sería abolida posteriormente). La nave mayor era bastante oscura, ya que sólo estaba iluminada por ventanas altas late­ rales y no acababa en un ábside, como en San Juan de Letrán, sino en un amplio transepto, un espacio prácticamente volcado hacia sí mismo. En su foco, sobre la tumba de san Pedro, situada en la cripta subterránea, y justo delante del ábside, había un baldaquino apo­ yado sobre cuatro columnas. Aunque la com­ binación de nave y transepto nos parece común, en el siglo iv no lo era. El crucero no empezó a ser un elemento omnipresente hasta que los carolingios lo convirtieron en la parte central de sus iglesias alrededor del siglo ix. El crucero era precisamente el ele­ mento diferenciador de una iglesia martyrium más popular, como la de San Pedro, respecto a una basílica imperial, como la de San Juan de Letrán. Para entender mejor la importancia de este edificio, conviene recordar que, para esa época, el uso del hormigón había caído en el olvido y que, por tanto, no era posible utilizar bóvedas. El arte de la cantería estaba en horas bajas; incluso para un edificio encar­ gado por el mismísimo emperador, las colum­ nas tenían que ser recuperadas de edificios romanos. A pesar de las limitaciones, y tal vez gracias a ellas, el edificio alcanzó grandes cotas de franque­za y majestuosidad, siendo uno de los pri­meros edificios, en el cambiante mundo mediterráneo, destinados desde su inicio a ensalzar a las masas de la nueva reli­ gión. Este edificio no era la oscura e íntima “casa de los dioses” de la tradición helenística, ni tampoco el lugar de reflexión personal en el sentido budista, sino más bien un espacio don­ de los grandes rituales comunitarios se sola­ paban con el mensaje de la gloria imperial. 30 m 8.34 San Pedro de Roma: sección transversal Europa / 241 Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:56:55. 400 0 50 m 8.35 Iglesia de San Babilas, Antioquia, Siria: planta Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. 8.36 Iglesia de San Juan, Éfeso, Turquía Los primeros baptisterios La combinación de martyrium y basílica pronto empezó a verse en diversos lugares. En Antio­ quía, la iglesia de San Babilas fue construida en 378 como parte de la tumba del patriarca y mártir local. Con una planta en forma de cruz griega, sin naves laterales, las cubiertas de madera convergían en el crucero central, que estaba coronado por una cubierta piramidal de madera. Posteriormente, se añadieron un bap­ tisterio adosado a uno de los brazos y una sa­ cristía a otro. Se trataba de un nuevo tipo de espacio que desafiaba la forma arquitectónica de la basílica, que en la época romana consis­ tía en una estructura sin habitaciones. El enca­ je de esos espacios en el esquema de la basí­ lica se convertiría en el principal problema de proyecto del milenio venidero. En este caso, están simplemente adosados al lateral del edi­ ficio principal; en la iglesia de San Juan, en Éfeso (450), se adosan alrededor de la esquina noreste, y en la de Santa María, también en Éfeso (400), el baptisterio era un apéndice en un lateral del atrio. 0 8.37 Baptisterio de Rávena, Italia: interior 8.38 Baptisterio de Rávena: planta Aunque el sacramento del bautismo era un signo de vida renovada y salvación potencial, que simbolizaba el acceso a la comunidad de la Iglesia, en la práctica, el bautizo de una persona era flexible. El rito preferido era con agua corriente, pero, cuando ello no era posi­ ble, se utilizaba una pila bautismal, y si no había agua suficiente para llenar la pila, enton­ ces se rociaba agua tres veces sobre la cabeza del bautizando. En consecuencia, la ubicación y la naturaleza del espacio dedicado a esta ceremonia eran bastante variables. Algunos baptisterios eran cuadrados, otros rectangula­ res; unos tenían ábsides, otros no; unos eran espacios abovedados, otros no. Sin embargo, el baptisterio pron­to se fue convirtiendo en un elemento arquitectónico reconocible y, entre los primeros, el más espectacular fue el de Rávena (400-450), cuya forma octogonal sería emulada rápidamente en toda Italia y en el exterior. El baptisterio de Nocera (siglo v), al este de Nápoles, tenía una cúpula que arran­ caba directamente de un tambor circular, apuntalado por los muros y arcos de un deam­ bulatorio definido por pares de columnas. Es similar a Santa Constanza en Roma (330), aunque en este caso no se trataba de un bap­ tisterio, sino de una tumba convertida en igle­ sia en el siglo xiii. 50 m 8.39 Iglesia de Santa María, Éfeso: planta 242 / Europa Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:56:55. 400 Rávena Mar Negro Roma Tesalónica Constantinopla Alahan CILICIA Qalat-Siman SIRIA Mar Mediterráneo Ctesifonte Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. Gerasa LA ERA POSCONSTANTINIANA La división del imperio romano en cuatro par­ tes (293), en la época de Diocleciano, fue concebida como una asociación, de modo que cada una pudiera manejar mejor las crisis del imperio. Cuando, cien años más tarde, en 395, el emperador cristiano Teodosio reforma­ lizó la división entre Oriente y Occidente, la fuerza de los acontecimientos condujo a un cisma del imperio. La rápida caída de la impor­ tancia del imperio de Occidente le forzó a una dependencia de Oriente, y no sin un fuerte resentimiento. Roma necesitaba cualquier apoyo que pudiera obtener. Fue saqueada en 410 por los visigodos y nuevamente en 455 por los vándalos, quienes se habían estableci­ do en el norte de África. Cuando, después de 460, el imperio de Occidente perdió el centro y el norte de Francia contra los francos, el norte de Italia quedó abierto a las invasiones de varios grupos, entre ellos los ostrogodos, quienes se convirtieron al cristianismo en tiem­ pos del rey Teodorico I el Grande (495-526), quien estableció su gobierno en Rávena. En Oriente, el imperio cristiano permaneció relativamente indemne a las invasiones. No obstante, el siglo v fue muy diferente de la era constantiniana precedente. Se rompió la uni­ dad teológica y en la arquitectura que Cons­ tantino había tratado de imponer en sus domi­ nios, conduciendo a un período en el que cada región empezó a desarrollar sus propias peculiaridades. En Oriente, los martyria se convirtieron en grandes estructuras exentas, mientras que, en Occidente, los mártires se sepultaban en las iglesias. En unos lugares, los arquitectos se inclinaban por las columnas; en otros, por los pilares. Algunos arquitectos utili­ zaron los transeptos; otros, no. La ubicación de dependencias tales como la sacristía, los archivos y la biblioteca proporcionaban varian­ tes adicionales. 0 20 m 8.40 Iglesia de Aqueiropoietos, Tesalónica, Grecia: planta y sección Europa / 243 Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:56:55. 400 8.41 Monasterio Blanco (Deir-el-Abiad), cerca de Suhag, Egipto: planta 0 50 m 8.43 Iglesia de Santo Stefano Rotondo, Roma: planta Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. La iglesia de Acheiropoeitos (470) en Tesalóni­ ca es casi una arquitectura clásica por sus lí­ neas puras y el amplio dominio del espacio. El llamado Monasterio Blanco (Deir-el-Abiad, hacia 440), no muy alejado de la ciudad egip­ cia de Suhag (a unos 500 kilómetros al sur de El Cairo), tiene un cierto sabor egipcio por su compacta forma de caja con varias salas, in­ cluyendo un inusual triconch en la cabecera. Aquí, el nártex no está orientado al oeste, sino al sur. La iglesia de los Profetas, Apóstoles y Mártires en Gerasa (465) es un brillante ensa­ yo sobre el tema de un cuadrado dentro de otro cuadrado. En Roma, Santo Stefano Ro­ tondo (468-483) engloba una compleja inter­ sección de cruz y cúpula. Aparte de Santo Stefano Roton­do, las iglesias romanas tendían a ser más conservadoras, como Santa Sabina (422-432) y Santa María la Mayor (hacia 432), y conservaron la tradición de una basílica porticada. 8.42 Iglesia de los Profetas, Apóstoles y Mártires, Gerasa, Jordania: planta 8.44 Santa María la Mayor, Roma: nave 244 / Europa Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:56:55. 400 Iglesia este (Koca Kalesi) Baptisterio Iglesia oeste 0 60 m Iglesia rupestre 8.45 Plano de situación de Alahan, Cilicia, Siria Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. 8.46 Estructura de Koca Kalesi, Alahan, Turquía Monasterio de Alahan Durante un breve y frágil período de la historia, el arte de la cantería, que había sido perfeccio­ nado por los egipcios y los griegos, estuvo en una situación de equilibrio delicado e inesta­ ble. La piedra fue reemplazada por el ladrillo en Constantinopla, y hasta en Santa Sofía se hizo un uso escaso de la piedra estructural. Más al oeste, debido al uso del hormigón, ha­ cía siglos que los arquitectos romanos no construían con piedra, y sólo se utilizaba como revestimiento. Cuando se perdió el arte de car hormigón, los arquitectos europeos fabri­ recurrieron a los muros de mampostería de aspecto generalmente bastante rústico. En 633 los musulmanes conquistaron Siria y, toda­vía sin haber acabado de establecer del todo las tradiciones arquitectónicas que les harían famosos, obligaron a los canteros al exilio. El uso de sillares quedó restringido a una pequeña área geográfica que se extendía desde Cilicia, a lo largo de la costa de Turquía, hasta el norte de Siria y por Armenia. El arte de los canteros de Cilicia y Siria ya era conocido mucho antes de que se cristianizara la región, de modo que no es de extrañar que Cilicia desarrollase muy pronto una arquitectu­ ra cristiana floreciente, en especial después de la dominación del emperador Zenón, lla­ mado el Isáurico (reinado: 474-491), natural de la ciudad cilicia de Tarso. Los constructores cilicios tenían la ventaja de disponer de un mortero local de origen volcánico, similar a la puzolana utilizada por los romanos para ama­ sar el hormigón. Uno de los lugares cilicios más importantes creado durante el reinado de Zenón fue el monasterio de Alahan, donde se construyeron varias iglesias a lo largo de una terraza de una falda rocosa. En el extremo oeste de la terraza hay una iglesia rupestre, cerca de una basílica, mientras que en el extremo este, a 140 metros de la anterior, hay otra basílica. La comunidad seglar estaba separada de los monjes por un muro con una columnata que daba directa­ mente al nártex. Los monjes, que vivían en la zona de debajo del risco, tomaban una escale­ ra excavada en la roca para subir a la galería. En el extremo oriental había una edificación basilical cupulada, Koca Kalesi, cuya fachada se conserva relativamente intacta. Construida junto a la pared rocosa, parte del nártex está excavado en la roca. La parte oeste de la igle­ sia contiene dos crujías tipo transepto, que probablemente debieron sostener una torre central con ventanas de triple arcada en las fachadas norte y sur. Las esquinas interiores tienen sendas pechinas apoyadas en delica­ das columnitas. El conjunto parece demasiado grácil como para sostener una cúpula de pie­ dra, lo que ha llevado a creer que sostenía una cúpula más ligera, tal vez de ladrillo o incluso de madera. Como esa región está dividida hoy entre Siria, Turquía, Georgia e Irak, todavía está por reali­ zar una historia completa de la arquitectura en ese territorio. No obstante, hacia 400 tra­ bajaban en esa pequeña región los mejores canteros de Eurasia, y sus obras tuvieron in­ fluencias notables en las prácticas islámicas y cristianas. 0 20 m 8.47 Iglesia este (Koca Kalesi), Alahan: planta Asia occidental / 245 Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:56:55. 400 0 8.48 Qalat-Siman, Siria 8.49 Qualb Louzeh, Siria: planta La iglesia en Qualb Louzeh, Siria (500), a medio camino entre Alepo y Antioquia, justo al sur de Qalat-Siman, tiene una planta sor­ prendentemente simple y compacta. Los pila­ res, de fuste estriado, están coronados por capiteles corintios, y las ventanas de medio punto se combinan con las rectangulares. La iglesia es mucho más pequeña que las igle­ sias parroquiales de Roma, pero la concienzu­ da factura clásica y la sensibilidad por las formas de piedra monumentales mantuvieron vivas unas tradiciones que se estaban per­ diendo en occidente. La estrecha conexión entre Siria y Cilicia nació de la construcción del monasterio de San Si­ meón Estilita el Joven, cerca de Antioquía. Se decía de él que la planta había sido trazada por un ángel, de modo que acudieron una multitud de albañiles cilicios trayendo consigo a sus enfermos. Probablemente, eran obreros emigrantes que buscaban empleo estacional y, estación tras estación, aportaban su trabajo a cambio de ser sanados. La planta es otro notable ejemplo de fusión, estilo sirio, de plan­ ta en cruz, martyrium y basílica, con los espa­ cios intersticiales rellenos de iglesias más pe­ queñas y dependencias auxiliares. Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. Cuando Teodoreto de Ciro escribió su Historia eclesiástica en el siglo v, contó que san Si­ meón el Estilita se subió a una columna en Qalat-Siman durante cuarenta años, atrayendo a “ismaelitas, persas, armenios, iberos, himya­ ríes, españoles, bretones, galos e italianos”. A la muerte de Simeón en 459, surgió la gran ciudad monástica y religiosa de Qalat-Siman, al noroeste de Alepo. En el centro del conjunto había un edificio octogonal que custodiaba la columna de Simeón, y cuatro alas adosadas a modo de basílica. El brazo este terminaba en tres ábsides, dando como resultado un híbrido peculiar de tipos de iglesia. El conjunto está construido totalmente en piedra y resuelto con una sensibilidad sin par en occidente. La fa­ chada consistía en un amplio arco central flanqueado por dos más pequeños. A nivel de planta baja, estaba decorada con pilastras y columnas adosadas y unidas por cordones salientes. 20 m 0 8.50 Monasterio de San Simeón Estilita el Joven, cerca de Antioquia, Turquía: planta 246 / Asia occidental Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:56:55. 40 m 8.51 Qalat-Siman: planta 400 Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. 8.52 Iglesia Norte, hoy conocida como mezquita de Bodrum, Estambul, Turquía El mausoleo del rey Teodorico El mausoleo del rey Teodorico, cerca de Ráve­ na (hacia 520), sugiere la presencia de cante­ ros sirios, por la serena forma de articular los grandes sillares de piedra y los arcos. Está si­ tuado a un kilómetro del centro de Rávena, al otro lado de las antiguas murallas de la ciudad, en una zona que había sido utilizada como cementerio por los godos. Aunque la cimenta­ ción es de hormigón, el resto del edificio es de mampostería en seco, y en la construcción no se utilizó ni mortero ni cemento. En realidad, existe una extraña semejanza entre los arcos del mausoleo y el ábside de la llamada iglesia del Norte, en Bodrum (hacia 480), Turquía, con su fila saliente de capiteles corintios. El piso inferior forma un decágono en el exterior, en cada uno de cuyos lados tiene un nicho rectangular coronado por un arco. En el inte­ rior, la planta baja es de cruz griega. El piso superior es similar, aunque de planta circular. Se cree que el piso superior estuvo rodeado por un porche perimetral, cuyas columnas se apoyaban sobre el co­ronamiento de las pare­ des del piso inferior, formando una especie de balcón continuo perimetral. Dado que no hay escaleras de subida al piso superior, y tampoco se han encontrado restos de su presencia, se supone que la sala supe­ rior era la cámara funeraria donde en su día se depositaron los restos del rey, utilizando para ello una escalera no fija. La cúpula, de 10 me­ tros de diámetro, está construida de una única pieza de piedra caliza de Istria, con doce asas en la parte superior que, sin duda, debieron utilizarse para levantar la piedra y ponerla en posición. 8.53 Mausoleo del rey Teodorico, Rávena, Italia 0 10 m 8.54 Mausoleo del rey Teodorico, Rávena: sección y combinación de la planta baja y la superior Europa / 247 Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:56:55. 400 Golfo de México El Tajín Tula Teotihuacán Maya La Venta Monte Albán Mitla Zapoteca Olmeca Tikal Copán Océano Pacífico Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. LA CULTURA ZAPOTECA EN OAXACA A 480 kilómetros al sur de Ciudad de México, en un valle formado por la conjunción de tres montañas, se extiende la espectacular capital zapoteca, Monte Albán. Desde 1500 a. C., el semiárido valle de Oaxaca estuvo habitado por el pueblo zapoteca, hasta la invasión de los españoles. Hacia 1000 a. C. surgió una élite zapoteca, con conexiones con los olmecas del norte, y hacia 500 a. C. el valle contaba con unos 25.000 habitantes, siendo una de las mayores concentraciones humanas de la Amé­ rica de entonces. Los zapotecas tenían varios sistemas de riego, como los bancales artificia­ les mediante canales alimentados por fuentes permanentes. La omnipresente selva de hoy es muy diferente al dilatado paisaje de la época de los zapotecas. Los zapotecas creían que el universo estaba dividido en cuatro grandes cuartos, cada uno asociado con un color: rojo, negro, amarillo y blanco. El centro tenía un color verde azulado, al que ellos consideraban como un único color. El eje este-oeste del Sol era el eje principal de su mundo. Con una religión de tipo animista, creían en la actividad voluntaria de los seres, orgánicos e inorgánicos, y de los fenómenos de la naturaleza, que suponían dotados de alma. Como en la cosmogonía hindú, los zapotecas distinguían los seres vivos de la materia inani­ mada por la posesión de una fuerza vital lla­ mada pee (es decir, “viento”, “aliento” o “espí­ ritu”). Pee hacía que las cosas se movieran para mostrar que estaban vivas, como un re­ lámpago, las nubes moviéndose en el cielo, el temblor de la tierra, el viento sobre los cabellos e incluso la espuma en una taza de chocolate. Las cosas inanimadas podían ser puestas en acción mediante la tecnología, pero las que tenían pee tenían que ser abordadas con ritua­ les y sacrificio, particularmente por algo similar a un corazón palpitante. Los zapotecas creían en un ser supremo —sin principio ni fin— con quien ningún ser huma­ no podía entrar en contacto; nunca se lo repre­ sentaba. Los seres humanos, sin embargo, sí entraban en contacto con las fuerzas “natura­ les”, la más poderosa y sagrada de las cuales era Cociyo, o relámpago, la cara enojada del Cielo (uno de los cuatro cuadrantes), y Xoó o terremoto, la cara enojada de la Tierra. Incluso el tiempo era algo vivo y considerado como cíclico. Los zapotecas tenían dos calendarios: uno solar de 18 meses de 20 días, más 5 días para llegar a 365, y uno ritual o piye, compues­ to de 20 jeroglíficos o “signos de día”, que combinaban con 13 números para producir un ciclo de 260 días. La estructura social estaba estratificada en capas: los plebeyos y la nobleza, ambos con orígenes diferentes. Los plebeyos nacían ple­ beyos; vivían, trabajaban y morían. Los miem­ bros de la nobleza descendían de antepasados venerados, dirigían guerras, capturaban prisio­ neros y eran enterrados en tumbas desde las que ascendían al cielo para convertirse en “gente nube”. Los hombres tenían múltiples esposas y, en circunstancias ideales, la primo­ genitura era ley. 8.55 Xoó: motivos del relámpago y el terremoto en la cultura zapoteca 248 / América Central Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:56:55. 400 8.56 Monte Albán, cerca de Oaxaca, México Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. Monte Albán Hacia 500 a. C., en la cima de su prosperidad, la élite zapoteca decidió construir un centro administrativo enteramente nuevo. Para ello escogieron un escarpado desocupado, situado en el corazón del valle de Oaxaca, un valle que en realidad está compuesto por tres valles se­ cundarios unidos en forma de Y. El cerro de 400 metros de altura sobre el que se asienta Monte Albán ocupa, aproximadamente, el pun­ to de unión de los brazos de esa Y, y es visible desde muchos kilómetros a la redonda. Monte Albán se construyó en fases sucesivas y, actualmente, resulta difícil estimar qué aspecto tenían los edificios más primitivos. El área cen­ tral del conjunto es una gran plaza rectangular rodeada de edificios construidos a lo largo de los siglos. La más antigua (período arcaico) es el Templo de los Danzantes (hacia 400 a. C.), que consiste en un triple juego de plataformas en la esquina suroeste del lugar, y está decora­ da con numerosas figuras “danzantes”, así llamadas debido a que los personajes apare­ cen representados en posiciones excéntricas, como si fueran acróbatas con una extraordina­ ria habilidad. En Monte Albán han sido identifi­ cadas más de trescientas de estas figuras. El hecho de que tengan los ojos cerrados y los genitales mutilados (un signo ritual de humilla­ ción), ha llevado a creer que representan a los primeros gobernantes sojuzgados por la élite zapoteca. En el período zapoteca clásico, Monte Albán II (100 a. C.-200), un anillo de unos ciento cin­ cuenta y cinco yacimientos por todo el va­lle de Oaxaca, parece haber dependido de un único estado centrado en Monte Albán. La plaza central de Monte Albán se inició durante la fase primera, aunque las obras no concluye­ ron hasta la fase Monte Albán II. La plaza se encuentra sobre la cumbre del cerro de Monte Albán, y se construyó nivelando una zona casi rectangular de 300 × 200 metros, pavimenta­ da con estuco blanco. Está orientada según los puntos cardinales, aunque el eje principal presenta una ligera desviación hacia el nores­ te. Los extremos norte y sur de la plaza están limitados por plataformas bastante elevadas que forman sendos recintos independientes. La plataforma norte se construyó durante largo tiempo, y fue ampliada y modificada repetidas veces. Tiene dos patios hundidos, cada uno de ellos con escaleras y montículos alineados. El borde sur de la plaza está delimitado por una plataforma algo menor que la anterior, también construida incorporando plataformas más antiguas. 8.57 Figura “danzante” 8.58 Figuras “danzantes” de Monte Albán América Central / 249 Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:56:55. 400 El área de Monte Albán estuvo densamente ocupada, y las pruebas arqueológicas indican que, hacia el año 300, todas las laderas que rodean el conjunto estaban ocupadas por viviendas para la élite, algunos de cuyos miembros fueron sepultados en tumbas cercanas. Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. 8.59 Observatorio en Monte Albán El período 200-700 coincide con el de máxima prosperidad de los zapotecas, y es en esta fase cuando se construyeron la mayor parte de los edificios que han perdurado hasta hoy. En el centro de la plaza hay un grupo de tres edifi­ cios orientados en dirección este-oeste que, sin duda, debieron ser los templos centrales. Mientras la plataforma del templo del centro tiene escalinatas a ambos lados, en realidad sólo se abre al este, consistiendo en una doble cámara separada por un muro parcial y co­ lumnas. Por lo general, los templos zapotecas posteriores tenían dos cámaras, una exterior (menos sagrada), a la que podían acceder los fieles, y otra interior (más sagrada), donde los sacerdotes ejercían sus rituales, entre los que se incluía la quema de incienso y el sacri­ ficio de animales y personas. Los sacerdotes también hacían autosacrificios, que consistían en perforar partes de su cuerpo y ofrecer su propia sangre. Algunos ritos comportaban el uso de hongos y drogas alucinógenas. La estructura del templo principal está flan­ queada a ambos lados por dos templos más pequeños y bajos, orientados al norte y al sur, respectivamente. Un cuarto edificio, separado de este grupo, es un caso singular dentro de la arquitectura zapoteca. Es el único edificio orientado a 45º respecto al eje principal del lugar. En planta tiene forma de punta de fle­ cha, con la escalinata en el extremo romo; abierto al noreste, podría estar orientado a la brillante estrella Capela y ser utilizado para fi­ nes astronómicos. Un túnel abovedado atra­ viesa la parte frontal de la estructura y condu­ ce hacia arriba. 0 150 m 8.60 Gran Plaza de Monte Albán: plano de situación 250 / América Central Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:56:55. 400 8.61 Juego de pelota, Monte Albán El Templo de los Danzantes, en el borde orien­ tal de la plaza, está flanqueado por dos plata­ formas similares con sus respectivos patios interiores. En el borde oeste hay una serie de edificios enlazados que crean un borde conti­ nuo, entre las que destaca el “juego de pelo­ ta”. El edificio P tiene una escalera interna que conduce a la parte alta del edificio; el acceso a la escalera se efectúa por un túnel subterráneo que, pasando por debajo de la plaza, conecta con la hilera central de edificios, lo que permi­ tía a los sacerdotes llegar a ellos sin ser vistos. Sin embargo, el edificio más importante es el llamado palacio S, una plataforma baja a la que se accede por una amplia escalinata, y cuyo paso al interior desde la plataforma se efectúa a través de un arco monolítico, pasado el cual el visitante se encuentra frente a un muro ciego, que debe sortear para acceder al patio central, completamente rodeado por una serie de habitaciones de pequeño tamaño. Monte Albán recrea el orden conceptual zapo­ teca a varias escalas. Su ubicación lo señala como el lugar privilegiado en el centro del paisaje cosmogónico. Además, el propio com­ plejo es una réplica a pequeña escala de la relación real entre el escarpado sobre el que se construyó Monte Albán y el valle de Oaxaca; como una homotecia entre el propio Monte Albán y el valle donde se sitúa: el templo cere­ monial principal ocuparía el centro del “valle”, rodeado de un anillo de plataformas “monta­ ñosas”. Finalmente, los patios hundidos de la plataforma norte repiten el orden de un valle rodeado de pirámides, una vez más, con una plataforma central. A diferencia de las monta­ ñas en forma de volcanes artificiales de los olme­ cas, los zapotecas crearon un paisaje miniaturizado que era, a la vez, una geografía sagrada y su representación. Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. En el lado occidental de la plaza hay tres gran­ des conjuntos. El conjunto M consiste en dos edificios separados por un patio con un pe­ queño altar y la habitual escalera monumental axial. El conjunto K, más al norte, es similar al M y entre ambos se sitúa la plataforma elevada L, que consta de un templo con tres cámaras flanqueado por otras dos. 8.62 Palacio S, Monte Albán América Central / 251 Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:56:55. 400 Mar de Japón Honshu Japón Mar interior Llanura de Kinai Shikoku China Corea Japón Océano Pacífico Kyushu Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. EL PERÍODO KOFUN EN JAPÓN A finales del siglo v, el clan japonés Yamato logró hacerse con el dominio sobre la mayor parte de las islas de Honshu y Kyushu, estable­ ciendo a partir de entonces la primera familia real de Japón, un linaje que se ha mantenido hasta hoy. Los Yamato centralizaron el gobier­ no y, sobre todo, organizaron las reservas de grano. Cada nuevo rey construía su nuevo pa­ lacio y era enterrado en su propio gran mon­ tículo funerario. Hacia el siglo viii, el budismo ya había llegado a Japón y la construcción de este tipo de tumbas tocó a su fin. Este período prebudista, comprendido entre 300-700, reci­ be el nombre de período kofun. Las tumbas kofun, en forma de ojo de cerra­ dura, se construían modificando un pequeño montículo y, generalmente, estaban rodeadas por un foso. La parte redondeada contenía la tumba, y la porción rectangular se utilizaba para rituales y ceremonias. Solían tener unos 100 metros de largo, siendo la mayor la tumba de Hashihaka en Nara, con casi 280 metros. Las tumbas fueron cambiando a lo largo del tiempo, cada vez más elaboradas. Original­ mente, el ataúd de madera se enterraba direc­ tamente en la cima del túmulo o en un foso revestido de losas de piedra y techado con piedras. Más adelante, empezaron a usarse féretros de piedra, y, finalmente, a fines del período kofun, se empezaron a construir cá­ maras de piedra con pasajes de acceso hori­ zontales, lo que permitía poder volver a entrar en la cámara; de ahí que se desarrollara como mausoleo familiar con múltiples sepulcros. Sobre las tumbas de los soberanos japoneses del período kofun, y alrededor de ellas, se dis­ tribuían unos esculturas cilíndricas de terracota sin barniz llamadas haniwa. Esos cilindros, re­ matados por figuras de barro, o haniwa, se asociaban a poderes mágicos funerarios, como en China y Centroamérica. Esas figuras de ba­ rro, de unos 40-50 centímetros de diámetro y un metro de altura, se colocaban semienterra­ das por razones de estabilidad. Los cilindros huecos de barro servían de altar para recep­ táculos de ofrendas en ceremonias rituales. La parte superior de las haniwa adoptaba una amplia variedad de formas: casas, figuras hu­ manas, animales y una multitud de objetos militares, ceremoniales y domésticos. 8.63 Vista aérea de un túmulo mortuorio del emperador Nintoku, Osaka, Japón 8.64 Túmulo mortuorio del emperador Sujin 252 / Asia oriental Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:56:55. 600 Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. En el año 600, a las puertas del colapso de Teotihuacán, las civilizaciones del centro y el sur de América se encontraban en su punto álgido. Con Monte Albán como un estado to­ davía poderoso al norte, en Yucatán surgieron toda una serie de ciudades estado dominadas por Tikal, Calakmul, Copán, Toniná, Palenque y Yaxchilán. Aunque unidos por el comercio, los lazos familiares y una cultura común, esos estados de Yucatán compitieron ferozmente por el dominio sobre los demás. Los mayas desarrollaron el calendario más avanzado del mundo. En los Andes, alrededor del lago Titi­ caca, surgió Tiahuanaco, en el centro de un imperio en expansión. En Eurasia, este período —comparado con la espectacular diferencia en política global entre 200 y 400— resultó ser un período de conso­ lidación, en el que la relación entre el poder imperial y las nuevas religiones del mundo fue sometida a prueba y quedó realzada. Por ejemplo, los bizantinos estaban atravesando un proceso de purificación del cristianismo respecto a sus múltiples divisiones internas, creando y estableciendo las normas sobre las que se basaba la fusión del poder religioso e imperial. Se desarrollaron nuevas formas ar­ quitectónicas con el empleo del ladrillo como material para la construcción de cúpulas, ya que el uso del hormigón había caído en el olvi­ do desde tiempo atrás. En este orden de co­ sas, Santa Sofía es el logro arquitectónico más ambicioso y espléndido de la época. Aunque los bizantinos fueran la fuerza dominante en el Mediterráneo, tuvieron que negociar con in­ vasores poderosos del norte, algunos de los cuales, como Teodorico, establecieron una especie de reino al estilo cristiano en Italia, con capital en Rávena. Por esa época, Roma y otros territorios más al norte en Europa eran poco más que una región alejada en el interior, con ideas religiosas que empezaban a desa­ rrollarse basándose en el misticismo que más adelante distinguiría Europa occidental de la dominación cultural y filosófica de oriente. Aunque nominalmente todavía bajo el dominio de los sasánidas, las llanuras y desiertos de Siria y Persia estaban en un estado de desaso­ siego, mientras Mahoma fundaba la última de las grandes religiones modernas, el Islam, to­ mando La Meca en 630. Mientras el corazón de Siria atravesaba por un estado de agitación, Armenia experimentaba un momento de cre­ cimiento como nuevo mediador entre oriente y occidente, que le llevó a jugar un importante papel en la historia de la arquitectura. Mientras los bizantinos habían pasado a usar el ladrillo como material base para la construcción, y la arquitectura en Europa occidental se hacía con piedra rústica, los armenios fueron los únicos en preservar las tradiciones griegas y helenísticas de una albañilería refinada. En el área que hoy ocupan Siria, Turquía oriental, Georgia y la propia Armenia, se construyeron excelentes iglesias de piedra realizadas con gran maestría, que tendrían importantes con­ secuencias para las arquitecturas islámica y cristiana de los siglos posteriores. Las dinastías surasiáticas iban avanzando en su transformación del budismo en hinduismo, empleándose a fondo en el proyecto de todo un conjunto de templos experimentales para responder al desarrollo de la liturgia hindú. Los kalcuris, y después los chalukyas en Decán y los pallavas en el sur, desarrollaron sus propios tipos de templos excavados en la roca y de piedra. Pero si bien el budismo estaba desapa­ reciendo gradualmente en India, en cambio estaba creciendo vigorosamente en China, Corea y Japón. Después de los reinados com­ petitivos de las dinastías Wei, Sui y T’ang, los emperadores consiguieron dominar la mayor parte de China. Para favorecer la expansión del comercio, invirtieron decididamente en grandes obras públicas, como la construcción de carreteras y canales. En consecuencia, se produjo un gran progreso de la ingeniería civil. Se construyeron nuevos monasterios y, a partir del stupa hindú, se desarrolló una nueva for­ ma arquitectónica, la ta o pagoda. El budismo, que había entrado en Japón desde Corea, se fusionaba con las ideas sintoístas preexisten­ tes, produciendo una forma de budismo eso­ térico que, desde el principio, creó una tradi­ ción de gran perfección arquitectónica, como el templo Horyu-ji en Nara. El primer edificio del santuario Ise, el santuario sintoísta más ve­ nerado de Japón, también data de esa época. Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:56:55. 600 Tiahuanaco Colonizado por primera vez en 400 a. C. Andes meridionales: cúspide de las culturas wari y tiahuanaco, siglos vi-x ™ Constantinopla Rávena 200 Tiwanaku Armenia Elephanta Tikal Deogarh Chang’an Dengfeng Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. Ise China: dinastía Han oriental Período de los Dieciséis Reinos 25-220 304-439 Santuario de Ise reconstruido cada veinte años desde 500 a. C. 254 Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:56:55. 600 Maya: ciudades estado dinásticas hacia 250-900 Tikal 700–900 Imperio bizantino 330–1453 Santos Sergio y Baco 525–530 Santa Sofía Iglesia de los Poderes Vigilantes 532–537 645–660 San Vital en Rávena Iglesia de Santa Ripsime 538–545 siglo vii 600 400 800 India: aparición de los estados regionales 500-1300 Templo de Visnú en Deogarh Los cinco Rathas Templo de la Orilla en Mamallapuram principios del siglo vi siglo vii 700-728 Templo de Siva en Elephanta Templo de Durga 540–555 675–710 Período de las dinastías del norte y del sur Dinastía T’ang Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. 386–589 618–907 Pagoda Songyue Palacio Daming 523 iniciado en 634 Corea: reino Koguryo Templo Hwangnyongsa 37 a. C.-668 iniciado hacia 553 Cultura kofun Período asuka en Japón Período nara en Japón hacia siglo iii-538 hacia 538-710 710–794 Templo Horyu-ji siglo vii 255 Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:56:55. 600 Golfo de México Chichén Itzá Yucatán MAYA Calakmul Palenque Monte Albán Toniná Tikal Yaxchilán Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. Copán LA CIVILIZACIÓN MAYA EN YUCATÁN Durante su primer milenio, las ciudades esta­ do de la península del Yucatán estuvieron, por lo general, subordinadas a sus vecinos del norte, más poderosos que ellas. Sin embargo, hacia 530 comenzó a decaer la influencia de Teotihuacán como superpotencia centroame­ ricana; sus dioses dejaron de ser adorados y los tributos empezaron a declinar. Como con­ secuencia inmediata, las ciudades estado mayas afirmaron su independencia y empeza­ ron a construir sus ciudades y, en particular, sus conjuntos ceremoniales según sus propios gustos. Casi con idéntica inmediatez, empie­ zan a batallar entre sí por la supremacía regio­ nal. Tras un siglo de guerra incesante, Tikal, Calakmul, Copán, Toniná, Palenque y Yaxchi­ lán emergen como las ciudades estado domi­ nantes de las tierras bajas mayas (las tierras bajas son las regiones de alrededor de la pe­ nínsula del Yucatán, incluida ésta, parte de Guatemala, Belice y parte de Honduras). Tikal y Calakmul, en particular, lucharon entre sí incesantemente durante los siglos vi y vii. Los hallazgos arqueológicos demuestran que sus guerras crearon una auténtica zona de nadie de unos 80 × 20 kilómetros donde no vivía nadie. Esto es infrecuente en la historia maya, dado que todas las ciudades estado de Yuca­ tán estaban conectadas entre sí mediante calzadas elevadas sobre terrenos pantanosos. A finales del siglo vii emerge Tikal como vence­ dora de esa pugna. A pesar de sus conflictos, las ciudades estado mayas estaban interconectadas por el comer­ cio, estructuras de parentesco, sacrificios ritua­ les y la arquitectura. Distintas a las de Teotihua­ cán y Monte Albán, su lengua y su ciencia estaban más avanzadas en muchos aspectos que las de sus poderosos vecinos del norte. Desarrollaron un amplio sistema de escritura, crearon un complicado y exacto calendario dual y predecían los eclipses solares. Conocían a la perfección el ciclo del planeta Venus, que era la estrella tanto matutina como vespertina. Por supuesto, su ciencia estaba informada por los dictados de la cosmología y su interpreta­ ción mitológica de los ciclos de su universo. Por ejemplo, creían que Venus era responsable de arrastrar al Sol al mundo subterráneo de las sombras al anochecer y de resucitarlo por la mañana: por ello, estudiaron su recorrido con precisión. Además, los sacrificios de sangre formaban una parte esencial de sus espec­ táculos públicos religiosos y de la realeza. Empezando hacia 830 —fechado como el año 10.0.0.0.0 en el calendario maya— los mayas abandonaron sus ciudades de un modo súbito e inesperado. Se cree que muchos mayas debie­ron morir por algún tipo de colapso eco­ nómico y agrícola catastrófico. Unos se tras­ ladaron a las tierras altas del Yucatán, otros se fueron a los valles más altos de América central. Tikal La historia documentada de Tikal comienza en 292, cuando Balam Ajaw (Jaguar Decorado) llegó al poder. En su momento de máximo es­ plendor, hacia 700, Tikal tenía una población de unas 80.000 personas. Rodeada de cam­ pos de maíz cultivados por una mano de obra extensiva, las casas de sus habitantes se ex­ tendían uniformemente por un área de más de 16 km², agrupadas en grupos de entre cuatro y siete unidades y levantadas sobre unas pla­ taformas organizadas en torno a un patio. Para la supervivencia de Tikal fueron precisos unos elevados niveles de organización cívica e inge­ niería hidráulica. El terreno pantanoso se divi­ día en sectores mediante la construcción de calzadas elevadas, lo que permitía cultivar la tierra y desplazarse por ella. Para las viviendas era preciso construir plataformas más perma­ nentes, y la piedra necesaria para ello, excava­ da en canteras a veces bastante distantes, te­ nía que ser arrastrada con ayuda de la rueda. Finalmente, había que construir cisternas re­ vestidas de piedra para almacenar el agua potable, que seguramente se encauzaba des­ de los edificios circundantes para una capta­ ción máxima. La construcción de depósitos de agua era importante, pues la estación seca se prolongaba de enero a abril, tiempo durante el cual el agua tenía que ser almacenada, con­ servada y racionada. Tikal, como anteriormen­ te Uaxactún, fue construida sobre un terreno ondulado rodeado de marismas, situado sobre la divisoria de aguas entre el golfo de México y el mar Caribe. Ubicados en el punto más alto de la región, los templos de Tikal gozaban de una vista encomiable sobre sus alrededores. 256 / América Central Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:56:55. 600 Acrópolis norte Plaza oeste Plaza este Templo III Gran Plaza Acrópolis central 0 Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. Aunque los edificios centrales de los mayas se utilizasen para funciones ceremoniales y reli­ giosas, y también en ocasiones como merca­ dos, la ciudad propiamente dicha estaba bas­ tante desparramada. Mientras que la clase sacerdotal y la élite gobernante probablemente vivían en palacios vinculados a los lugares sa­ grados, el resto de la población visitaba los centros para fines concretos. Aunque los tem­ plos fueron construidos de acuerdo con unas orientaciones y funciones específicas, los cen­ tros ceremoniales no se expandieron según un plan previo o con unas reglas o geometrías preestablecidas, lo que les confiere un cierto aire ad hoc. Por supuesto, debieron existir ra­ zones para la organización ligeramente desar­ ticulada y angulosa de los edificios y plazas, pero éstas se han perdido con el tiempo. La Acrópolis norte, el conjunto más antiguo de Tikal, fue recubierta muchas veces. Cuando moría un gobernante de cierta importancia, era enterrado en la Acrópolis y se añadía una nueva capa de piedra. La nueva masa era cuidadosamente asentada para evitar que el añadido dañase la estructura existente. En el caso de los enterramientos se añadían pe­ queñas criptas, cada una con su propio relica­ rio, y se construían escaleras de acceso a esas cámaras para ritos ancestrales, que tenían que ser ejecutados por gobernantes posteriores. Por tanto, analizar una sección de la acrópolis es como leer un libro de texto de la historia milenaria de Tikal. 300 m 9.1 Plano de la zona central de Tikal, cerca de Flores, Guatemala La Plaza es una plataforma horizontal de pie­ dra a la que se accede subiendo una amplia escalinata de seis peldaños. A lo largo de su lado norte se alinean un conjunto de estelas que describen a los gobernantes de Tikal datan­do sus realizaciones. Los templos I y II fueron construidos simultáneamente en 734-736 por el rey Yik’in Chan K’awiil, quien también construyó los templos IV y VI. El rey de Tikal, Jasaw Chan K’awiil, murió en 734 y fue enterrado bajo el templo I, tras una gran­ diosa ceremonia. A diferencia de la mayoría de las plataformas elevadas de Centroamérica, cuyas dimensio­ nes colosales empequeñecen el sepulcro que se asienta sobre ellas, los sepulcros de Tikal rivalizan con ellas e incluso las dominan. Una comprobación rápida demuestra que la an­ chura de la parte superior del relicario del templo I es sólo ligeramente inferior al de la estructura que le sirve de base, lo que se tra­ duce en un perfil extremadamente empinado. Pero, como consecuencia, el foco visual del conjunto de la composición se encuentra en la entrada al relicario, que es más ancho que la escalinata que conduce a él. En ningún otro ejemplo de la arquitectura centroamericana es posible encontrar semejante conjunto de pro­ porciones arquitectónicas. A diferencia de los interiores de arcilla y piedra de pirámides mayas anteriores, en este caso el interior está construido con grandes sillares de piedra dispuestos de un modo cuidadoso y exacto en los muros. Para evitar la entrada de agua en el interior, la superficie se selló con mortero. La fábrica de ladrillo que revestía toda la pirámide servía más de decoración que de protección. Al sureste de la Gran Plaza se encuentra la llamada Acrópolis central, que contenía el centro administrativo y los aposentos reales, y consistía en una serie de patios conectados por sus esquinas, con edificios adyacentes levan­tados sobre plataformas. Las dependen­ cias palaciegas, aunque yuxtapuestas al con­ junto ceremonial central, se protegían de las vistas de los alrededores y tenían el acceso por las esquinas. 9.2 Templo de las Inscripciones, Palenque América Central / 257 Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:56:55. 600 Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. La posición de los templos principales estuvo determinada por la astronomía, y están conec­ tados entre sí por ángulos visuales. De pie en la cima del Templo I, mirando al oeste, la cús­ pide del Templo iii marca la puesta de sol en los equinoccios. Desde la misma posición, una visual hacia el Templo iv marca la puesta de sol el 13 de agosto, “el día en que empezó el mundo” según el calendario maya. Más al norte, dos plataformas elevadas adyacentes (las Pirámides Gemelas) están orientadas exactamente hacia los puntos cardinales. El total de escaleras del conjunto suma 365, una cifra que se corresponde exactamente con un año del calendario. Fueron construidas a fina­ les de un período de veinte años del calendario maya, señalando la terminación de ese perío­ do con éxito. da Calzada eleva El núcleo urbano de Tikal es un impresionante conjunto de más de un centenar de templos de piedra. Los ingenieros crearon la base de Tikal construyendo grandes plataformas de barro y piedra sobre las que levantaban los edificios. Tres zonas en el centro fueron inter­ conectadas a lo largo del tiempo mediante calzadas elevadas, formando un triángulo. La mayor de esas zonas está centrada en una plataforma gigante de piedra, la Gran Plaza, y en el frente norte de ésta, la Acrópolis norte. Sus extremos este y oeste están limitados por los llamados Templo i y Templo ii, respectiva­ mente. Más al oeste, y ligeramente hacia el sur, se encuentra el Templo iii, y aún más al oeste, conectado por una calzada elevada, el templo más grande de Tikal, el Templo iv, con una altura de 70 metros. Ca lza da ele vad a 9.3 Templo I (templo del Gran Jaguar), Tikal Acrópolis norte Calzad a eleva da Gran Plaza Acrópolis central Ca lza da 0 9.4 Planta general de Tikal 258 / América Central Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:56:55. 1 km ele va da 600 Chan Chan Imperio Huari Huari Lago Titicaca Océano Pacífico Tiwanaku Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. Imperio Tiahuanaco TIAHUANACO Tiahuanaco se extiende sobre un valle en el alti­plano andino, a 3.660 metros sobre el nivel del mar y a unos 20 kilómetros de la cos­ ta sureste del lago Titicaca. Habitada desde 1000 a. C. hasta 500 aproximadamente, no sólo era la capital de una red de ciudades, sino también un centro ceremonial regional que mantuvo su posición preeminente hasta alre­ dedor del año 1000. No obstante, el aura míti­ ca de Tiahuanaco no residía tanto en la ciudad como en el lago, considerado el lugar primige­ nio desde donde la pareja originaria fue envia­ da al exterior para llamar a las culturas andinas de las fuentes y los ríos, las rocas y los árboles. El lago Titicaca recibía el nombre de taypi, o zona de convergencia entre los principios del urco (el oeste, alto, seco, pastoril, celestial, masculino) y el uma (el este, bajo, agrícola, subterráneo, femenino). Tiahuanaco era la re­ presentación central del taypi, y la élite que vivía allí era considerada como guardiana y representativa de este orden sagrado. Akapana es una imponente plataforma eleva­ da, baja y cuadrada, de 200 metros de lado y 17 metros de altura. Al parecer, la tierra que se empleó para el relleno procedía de la exca­ vación del foso perimetral del recinto sagrado. Los muros de contención de la primera terra­ za, de unos 3,5 metros de altura, fueron reves­ tidos con piedra, y los siguientes con sillares canteados en perfecto corte, con la caracterís­ tica precisión andina. La terraza más alta estaba cubierta por finas capas de grava de color verde azulado, traída de la cadena montañosa de Quimsachata, al sur de Tiahuanaco. Desde ahí, un completo sistema de drenaje conecta la parte superior de Akapana con el río Tiahuanaco y, finalmen­ te, con el lago Titicaca. En la cúspide de Aka­ pana había un patio hundido. Asociados con la Akapana había cuatro tem­ plos: un templete parcialmente enterrado, el Kalasasaya, el Putuni y el Kheri Kala. El tem­ plete semienterrado es un edificio descubierto; un espacio en negativo alineado con un relleno de piedras y vinculado axialmente con el tem­ plo Kalasasaya, una gran plataforma escalona­ da con una escalera megalítica en el lado sur, centrada en la llamada Puerta del Sol, y una escultura monumental de piedra, el monolito Ponce. Como la pirámide Akapana, el templo Kalasasaya también tenía su propio patio cen­ tral hundido. La mañana del equinoccio de primavera, el Sol se eleva y parte en dos el templo semienterrado, apareciendo en el cen­ tro de la escalera de Kalasasaya. El centro ceremonial estaba rodeado por un inmenso foso artificial con agua traída del río Tiahuanaco, que evocaba la imagen del nú­ cleo de la ciudad como una isla. Al atravesar el foso y entrar en Akapana, el visitante dejaba atrás el espacio y el tiempo de la vida ordinaria para adentrarse en el reino de lo sagrado. 9.5 Entrada megalítica al montículo Kalasasaya, cerca de La Paz, Bolivia Sudamérica / 259 Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:56:55. 600 Rávena Mar Negro Roma Constantinopla Imperio bizantino Mar Mediterráneo Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. 9.6 Iglesia de los Santos Sergio y Baco: interior LA ERA DE JUSTINIANO Constantino inauguró una etapa en el imperio romano, la de la cristianización del imperio. La idea inicial de Constantino era crear un imperio cristiano, pero con muchos elementos paga­ nos. Para Justiniano (483-565) el imperio ro­ mano tenía que identificarse con el oikoumene cristiano, y el triunfo del cristianismo era una misión tan sagrada como la restauración de la supremacía de Roma. A este fin, reintrodujo el derecho romano, pero con la exclusividad dogmática de la religión cristiana, y retiró la protección legal al resto de religiones. Los templos paganos fueron demolidos y se apro­ baron leyes estrictas para consolidar y unificar la dominación cristiana del imperio. En 529, clausuró la Academia de Atenas, lo que obligó a muchos de sus alumnos a buscar refugio en Persia, llevándose consigo los frutos de su aprendizaje griego. Todo esto se hizo, princi­ palmente, para poner coto al debate ideológico y a la multiplicación de ideas y teorías religio­ sas que pudieran dañar la unidad de doctrina. Esta multiplicidad se había reflejado también en la arquitectura. Justiniano recuperó Italia y el norte de África. Como resultado de las con­ quistas de Justiniano, se crearon puentes, fortificaciones, acueductos, iglesias, mercados y ciudades enteras. En Constantinopla puede verse un excelente ejemplo de la arquitectura de Justiniano. Se trata de la iglesia dedicada a los Santos Sergio y Baco, dos soldados de las legiones romanas martirizados en el siglo iv y que se convirtieron en los patrones oficiales del ejército bizantino. En el análisis de este edificio deben tenerse en cuenta varios factores importantes, alguno de los cuales suele pasarse por alto en las reseñas convencionales. Por más que ahora sea un edificio exento, en origen formaba parte de un conjunto más amplio, que incluía la residencia particular y el palacio de Justiniano. Además, los muros del sur, ligeramente más gruesos, pertenecían a otra iglesia dedicada a los santos Pedro y Pablo, iniciada en 518 y construida por el tío de Justiniano, Justino I. Cuando, en 525, Justiniano se erigió en césar, anexionó la nueva construcción a la antigua: ambas igle­ sias se conectaron en planta baja mediante tres grandes aberturas arqueadas (que más tarde se convertirían en ventanas, al ser demo­ lida la iglesia de los Santos Pedro y Pablo). Semejante combinación de iglesias no era in­ frecuente en oriente, aunque sí en occidente. El nártex del lado oeste abarcaba ambas igle­ sias, que compartían un atrio en la fachada. Además, en el lado norte había una entrada monumental, presumiblemente de un palacio anterior, de manera que un eje transversal en dirección norte-sur conectaba ambos edificios. Por razones desconocidas, la iglesia de los Santos Pedro y Pablo dejó de utilizarse, fue demolida, y en el siglo xvi ya había desapare­ cido, como también la mayor parte de los res­ tos del palacio de Justiniano. El contexto original es importante, en la medi­ da en que explica ciertos aspectos curiosos del proyecto que a menudo se pasan por alto. Para que los sacerdotes pudieran disponer de una entrada al ábside desde el suroeste, en la parte trasera de la iglesia, se desvió ligeramen­ te la fachada oriental, una desviación que afectó a la orientación del ábside y, por ende, a la de la nave central. Esa inclinación no fue compensada por el oeste porque el nártex te­ nía que alinearse con la iglesia de los Santos Pedro y San Pablo. La planta produce la im­ presión de una extraordinaria espaciosidad. A diferencia de las iglesias occidentales, que conducían a los fieles hacia el interior de la nave por el oeste, en este caso se produce un sistema que permite recorridos de entrada e interiores más fluidos. Otro rasgo de la planta, que a menudo se pasa por alto y que es apli­ cable al análisis tanto de esta iglesia como de Santa Sofía, es que no existen salas indepen­ dientes a la derecha y a la izquierda del altar, es decir, donde se prepararan las ofrendas y donde el obispo preparaba los vasos sagrados y se revestía con los hábitos sagrados, la prothesis y el diaconicon, respectivamente; algo típico en todas las iglesias bizantinas posterio­ res, pero que no se da en las primeras iglesias de la época de Justiniano. El resultado en ambos edificios es que la estructura central que sostiene la cúpula es independiente de la arquitectura circundante, algo infrecuente en Bizancio. La presencia de múltiples entradas y la ausencia de una prothesis y de un diaconicon requieren algún tipo de explicación, así como el uso litúrgico de esos edificios. 260 / Europa Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:56:55. 600 Al palacio de Justiniano Santos Sergio y Baco Atrio Iglesia de los Santos Ped ro y Pablo 9.7 Contexto original de la iglesia de los Santos Sergio y Baco Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. Iglesia de los Santos Sergio y Baco Las iglesias de los Santos Sergio y Baco y San­ ta Sofía podrían compararse con algunas igle­ sias sirias. Con un ábside sencillo, flanqueado por salas, y una planta romana que se distin­ gue por su simplicidad, ambas iglesias tenían galerías, y el acceso se efectuaba por escale­ ras ubicadas fuera del volumen del edificio. En ninguna otra arquitectura cristiana primitiva se hace un uso tan extenso de las galerías, y el ábside no era un podio con un altar, como en occidente, sino un conjunto semicircular de bancos corridos concéntricos llamado synthronon. Esta disposición puede verse todavía en la iglesia de Santa Irene, emplazada justo al noreste de Santa Sofía y que, antes de Santa Sofía, fue utilizada como iglesia principal de la ciudad (la planta superior y las bóvedas datan del siglo viii). Nártex 0 9.8 Ejemplos de plantas de santuarios del norte de Siria Como nunca fue rediseñada como mezquita, el ábside se ha conservado tal como estaba. Un componente decisivo del espacio litúrgico justinianeo es el ambo elevado, o púlpito, al que se accedía mediante escaleras desde el este y el oeste, y desde donde se leía la Biblia. La palabra ambo procede del verbo griego amabainein, que significa “subir”. Generalmen­ te se ubicaba cerca del centro de la nave, pero a menudo se desplazaba ligeramente hacia el este del eje. El ambo se recintaba con una pantalla baja y un paso ligeramente elevado hacia el altar, conocido como solea (del latín “más alto”), y a menudo también se recintaba con una reja baja. Nave Santuario En lo que se refiere al uso de los espacios, no conviene trasplantar irreflexivamente a este contexto los usos litúrgicos medievales de las iglesias ortodoxas griegas, aunque es evidente que existen numerosas similitudes. En la épo­ ca de Justiniano, la gente se agrupaba alrede­ dor del ambo de la nave. Además, los ritos preparatorios de la prothesis para la Primera Entrada, que hoy son comunes, no parece que existieran en la época de Justiniano. El ritual de entrada era más sencillo, pero también más solemne. Los fieles se congregaban en el patio y ahí hacían sus ofrendas de pan y vino a la iglesia. Una vez bendecida la entrada por el obispo, y que éste hubiera entrado, era segui­ do por el diácono, quien llevaba el volumen encuadernado y enjoyado de los Evangelios —que simbolizaban al propio Cristo—, acom­ pañado por los portadores de velas e incienso, un subdiácono que llevaba una cruz y, a con­ tinuación, el resto de los fieles. Esta Primera Entrada tenía numerosos significados simbóli­ cos, incluyendo el rechazo de la incredulidad, y significaba la primera aparición de Dios y la conversión a la fe cristiana. En Roma, el orden era justamente el inverso: los sacerdotes entra­ ban primero y aguardaban la llegada del obis­ po. En Constantinopla, el obispo pasaba por delante del ambo y penetraba en el solea, o santuario, definido por la cancela del iconosta­ sio, se dirigía al altar, donde se depositaban los Evangelios, y después al synthronon, donde daba la bendición inicial que significaba la glorificación de Cristo. 20 m 9.9 Iglesia de los Santos Sergio y Baco, Estambul, Turquía: planta Europa / 261 Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:56:55. 600 0 20 m 9.10 Iglesia de los Santos Sergio y Baco: sección transversal hacia el santuario Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. Cuando el emperador estaba presente, entraba antes que el obispo y se reunía con él en el nártex, encabezando la procesión. No obstan­ te, se permitía que su guardia de honor entrara en la iglesia antes para cubrir el recorrido. Des­ pués de haber depositado una ofrenda de oro en el altar, se dirigía al ala sur, donde se encon­ traba su trono. La interacción entre el empe­ rador y el clero era un elemento esencial y de­ terminante en la integridad entre el imperio y la Iglesia, y su reunión y participación conjunta en la ceremonia era un signo de la unidad de los reinos terrenal y divino. En la iglesia de los Santos Sergio y Baco, el lugar reservado al emperador estaba en la galería noreste, desde la que podía ver los actos desde lo alto. El obispo entraba ya investido; de ahí la ausen­ cia del diaconicon, que aparecería más ade­ lante como el lugar donde el obispo se investía de sus ornamentos. El atrio era el lugar donde se congregaban los fieles y el nártex era un espacio más ceremonial, donde se organizaba la procesión una vez llegada. Una vez comen­ zada ésta, también podían entrar los fieles por las diversas puertas de entrada, algo que se hacía sin demasiado orden. Tras la bendición, se procedía, con gran so­ lemnidad y emoción, a las lecturas desde el altar y desde el ambo. Después de las lecturas y el sermón venía la Gran Entrada, o la Entrada de los Misterios como se llamaba en aquella época, que tenía por objeto la transferencia de las especies eucarísticas del pan y del vino desde su lugar de preparación al altar. Como la Primera Entrada, su descripción se realiza mediante un lenguaje metafórico, aunque co­ múnmente se describe como la segunda llega­ da de Cristo; era el momento culminante de la liturgia. En la actualidad, la prothesis consiste en un altar secundario o nicho situado a la izqui­erda del altar principal, pero no está de­ mostrado que en la época bizantina hubiera esta costumbre. Parece ser que la ceremonia de ofrenda del pan y del vino por parte de los fieles comenzaba en el exterior de la iglesia, en una sala especial de un edificio llamado skeuophylakio, que se utilizaba para guardar los cálice­s sagrados en los que se transportaban las especies eucarísticas. En otras palabras, durante los servicios, las especies del pan y el vino traídas por los fieles se preparaban fuera de la vista y, en el proceso, se “convertían” en la carne y la sangre de Cristo, siendo después llevadas al interior de la iglesia. 9.11 La cúpula de dieciséis gallones de la iglesia de los Santos Sergio y Baco se apoya sobre ocho pilares de dos alturas En Santa Sofía, el skeuophylakio estaba ubica­ do al norte del edificio y probablemente era el edificio redondo de la esquina noreste. La en­ trada del pan y el vino tenía lugar por una puerta lateral. En la iglesia de los Santos Sergio y Baco, el atrio y el skeuophylakio ya no exis­ ten, y se desconoce la ubicación de este últi­ mo; para descubrirla, sería necesario hacer alguna excavación arqueológica que, hasta el momento, no se ha llevado a cabo. También hay que advertir que el espacio inte­ rior de la iglesia estaba segregado por sexos, aunque no sabemos con exactitud de qué manera se llevaba a cabo dicha separación. Todo parece indicar que la emperatriz y su o seguían los oficios desde un lugar séquit­ seña­­lado en la galería, pero no se ha determi­ nado con exactitud si todas las mujeres esta­ ban en la galería o en una parte de ella, o si había un lugar destinado a las mujeres en la planta baja. En el centro del espacio se alza una cúpula de dieciséis gallones, apoyada sobre ocho pilares de dos alturas, apantallados en los espacios intersticiales por pares de columnas en ambos niveles. Esas pantallas son alternadamente planas en las direcciones de los ejes principa­ les y curvas en las de las esquinas. 262 / Europa Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:56:55. 600 Ná rte x Atrio Nave Prothesis o ari ntu Sa 0 Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. 9.12 Iglesia de San Vital, Rávena, Italia: interior San Vital de Rávena La planta responde a un tipo que se había desarrollado poco tiempo antes en Cilicia, en la iglesia con deambulatorio y cúpula en Dag Pazari, que algunos estudiosos fechan en la década de 480. Otra iglesia aún más al sur, dedicada a la Virgen María, también es del tipo “caja dentro de otra caja”, y data posiblemente de la década de 420. También es similar la catedral de la ciudad de Bosra (511-512), ubicada ciento cuarenta kilómetros al sur de Damasco y dedicada a los mismos santos. Sin embargo, esos edificios estaban construidos en piedra, mientras que el de los Santos Ser­ gio y Baco era de ladrillo con mortero, mucho más ligero y probablemente más fácil y rápido de construir, pero también más sensible a los esfuerzos laterales y los terremotos, lo que también se tradujo en que los muros de carga pudieran estar perforados por ventanas y los contrafuertes quedaran ocultos en un conjun­ to de cúpulas semiesféricas y cuartos de cú­ pula de apoyo. 15 m 9.13 Iglesia de San Vital, Rávena: planta Se ha debatido mucho sobre si esta técnica procedía de Mesopotamia o era local, pero mientras no se presenten pruebas convincen­ tes, lo que sí puede afirmarse es que, cual­ quiera que fuese la fuente original, su desarro­ llo en Constantinopla fue bastante rápido, como en Santa Sofía. Otra posible fuente po­ dría encontrarse en los últimos tiempos de los romanos. En Gadara se encontró una “iglesia” octogonal, aunque las excavaciones realizadas han demostrado que este edificio, como otro similar en Gerasa, corresponde a un macellum, o mercado, posteriormente convertido en iglesia. Un edificio que a menudo se cita paralela­ mente al de la iglesia de los Santos Sergio y Baco es la iglesia de San Vital en Rávena (538-545), construida en el siglo vi durante el breve período en que Rávena fue la sede del gobierno de Teodorico como cabeza del impe­ rio de Occidente. 0 Diaconicon La construcción fue financiada por un rico banquero local, cuyo monograma aparece en los capiteles de la planta baja, e iconográfica­ mente está vinculada a Constantinopla. La zona central es un octógono sostenido por pila­ res, entre los cuales las crujías de doble altura se expanden centrífugamente hacia el exterior. Las superficies estaban ricamente decoradas con aplacados de mármol y mosaicos de estilo bizantino. Aunque la planta con dos cáscaras sea similar a la de los Santos Sergio y Baco, en San Vital hay que observar la adición de la prothesis y el diaconicon al norte y el sur del ábside. Además, aquí se otorga una gran im­ portancia al santuario más alejado del espacio central. El deambulatorio y la galería no esta­ ban abovedados (los actuales son medieva­ les), poniendo mayor énfasis en los pilares con contrafuertes por su parte trasera. Para com­ pensar la masa de los pilares, los arquitectos reemplazaron la alternancia rítmica de panta­ llas semicirculares y rectas por una hilera continua de nichos semicirculares, más pro­ fundos que los de la iglesia de los Santos Ser­ gio y Baco, lo que confiere al espacio un as­ pecto más etéreo. A fin de cuentas, tal vez esta diferencia de opciones entre ambas iglesias no obedeciera más que a una simple cuestión de gustos. Una es más elástica e íntima, la otra más organizada y formal. 15 m 9.14 Iglesia de San Vital, Rávena: sección Europa / 263 Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:56:55. 600 Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. 9.15 Basílica de Santa Sofía: interior Santa Sofía Mientras que las opiniones sobre las respecti­ vas composiciones espaciales de la iglesia de los Santos Sergio y Baco y San Vital pueden diferir respecto a la basílica de Santa Sofía en Constantinopla, la unanimidad es absoluta: desde el momento mismo de su consagración, la basílica de Santa Sofía fue considerada uno de los monumentos más grandiosos de la cristiandad y el más alto paradigma del mundo bizantino. La verdad es que no se sabe mucho sobre los antecedentes de esta basílica. La primera iglesia de Santa Sofía fue iniciada ori­ ginalmente por Constantino en 360 y recons­ truida tras un incendio en 404. No obstante, tras la implacable represión de sus enemigos políticos en el levantamiento de Niké, en el que el edificio sufrió serios daños, el emperador Justiniano I encargó a los matemáticos Ante­ mio de Tralles e Isidoro de Mileto el proyecto de un nuevo edificio. En apenas cinco años (532-537), los arquitectos crearon una audaz y soberbia estructura cupulada cuya fábrica permanece hoy prácticamente intacta. Los más escépticos vieron cumplirse sus ma­ los augurios cuando un terremoto destruyó la cúpula en 557, escasamente veinte años después de la consagración de la basílica. Sin embargo, Justiniano, impertérrito, ordenó construir una nueva, aunque con un mayor peralte. El sistema estructural es simple, pero ingenio­ so. El centro de la iglesia es un cuadrado de 30 metros de lado. En sus esquinas se levan­ tan cuatro robustos pilares que soportan cua­ tro arcos, entre los que otras tantas pechinas sostienen una cúpula de mampostería con cuarenta nervios. Las ventanas que perforan la base de la cúpula son las responsables de darle la apariencia de que flota. Los arcos este y oeste están cerrados con una pantalla de columnas y ventanas. Sin embargo, parece como si las partes inferiores de los arcos este y oeste se hubiesen evaporado, permitiendo ver el interior de los edificios de tres ábsides a ambos lados. La única diferencia entre el este y el oeste es que, en el lado este, los últimos 8 metros del ábside asoman audazmente del muro perime­ tral que, por lo demás, contiene su preciosa carga espacial como en una caja. Las galerías profundas en el norte y el sur, que forman co­ rredores paralelos a la nave, ayudan a crear esa sensación dramática que impregna el edificio. Desde el punto de vista estructural, sirven para dividir el sistema de contrafuertes en segmentos. Revestida de mármol y oro, su esplendor la convirtió en uno de los edificios más admira­ dos de la cristiandad. Uno de sus visitantes, el historiador bizantino Procopio, escribió en el siglo vi, con el edificio recién terminado, lo si­ guiente: “La cúpula dorada no parece descan­ sar sobre la sólida estructura de albañilería, sino flotar sobre el espacio como si estuviera suspendida del cielo”. 9.16 Basílica de Santa Sofía: composición espacial 264 / Europa Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:56:55. 600 9.17 Basílica de Santa Sofía: nave lateral Las bóvedas de ladrillo son delgadas y ligeras, y aún hoy existen muchas dudas sobre la es­ tática que rige la integridad del edificio, ya que las semicúpulas parecen demasiado delgadas para soportar tanta carga. Sin embargo, lo cierto es que la combinación de las semicúpu­ las, cuartos de cúpula y los potentes pilares resultó suficiente; la audacia del sistema era particularmente notable. Más adelante, a partir del siglo viii, se añadieron varios tipos de con­ trafuerte en el exterior para evitar posibles problemas. 0 50 m Atrio Nártex interior Exedra Nártex exterior Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. Skeuophylakion Ábside El uso de ventanas es análogamente complejo. La ventana en el extremo este del ábside, las que están a lo largo de la base de la cúpula y las de los lados norte y sur, permiten la entrada directa de luz al interior de la nave. Pero las amplias aberturas sin ventanas debajo del arco de apoyo en el extremo oeste están llenas únicamente con enrejado. Las columnas de debajo de los tímpanos norte y sur se levantan en las sombras, iluminadas por la parte poste­ rior por las ventanas del muro exterior. Baptisterio 9.18 Basílica de Santa Sofía, Estambul, Turquía: planta y sección Europa / 265 Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:56:55. 600 Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. 9.19 Santa Sofía: vista de semicúpula Por impresionante que fuera el sistema estruc­ tural de Santa Sofía, los arquitectos hicieron todo lo posible para que no lo pareciera. La experiencia actual del edificio no es compara­ ble desde ningún punto de vista con la original. La destrucción de los mosaicos originales, e incluso de las decoraciones del siglo xviii, pueden servirnos como recordatorios de cómo el tiempo teje sus redes a través de la fábrica de los edificios, pero también nos hacen difí­ cil imaginar el esplendor justinianeo. En el si­ glo vii, el revestimiento de mármol y los mosai­ cos debieron anular cualquier sensación de opresión o pesadez; desde el mármol gris os­ curo del pavimento, el verde con vetas blan­ cas, el azul oscuro con vetas amarillas y las columnas rojizas, hasta el plata y oro de los mosaicos, la vista se desliza de una superficie a otra como si la estructura no existiera. En lo que se refiere a la cúpula, la primera estuvo cubierta de mosaico dorado y la segunda tenía una gran figura que representaba una cruz engastada en su decoración. Las ventanas contaban con vidrieras de colores —azul, rojo, verde, marrón, amarillo y púrpura— que amortiguaban la luz. Incluso el suelo de már­ mol decorado huye de la uniformidad, a dife­ rencia del suelo del Partenón, y fue descrito por los cronistas de la antigüedad como un “mar ondulado”. 9.20 Santa Sofía: mosaico Aunque buena parte de los panales de már­ mol multicolor haya perdurado, no sucede lo mismo con los mosaicos, ya que la mayoría fueron arrancados o recubiertos de enlucido durante su conversión a mezquita (como igle­ sia, Santa Sofía fue secularizada en 1935). El amontonamiento de volúmenes escalonados marca la visión desde el exterior, y desmiente, en cierto modo, la grandiosidad espacial que el visitante encuentra en su interior. De hecho, una vez traspasado el nártex, el espacio se eleva tan vigorosamente que uno tiene la sen­ sación de estar en el fondo de un vasto cañón, como si el pavimento fuera un escenario donde se desarrolla la ceremonia de la procesión de las Entradas. La iluminación nocturna también debía de ser impresionante. De la base de la cúpula pendían unas cadenas de latón que soportaban un anillo de metal, equipado con discos de plata perforados, para sostener unos recipientes de vidrio que contenían las lámpa­ ras de aceite. De dentro de este vasto candela­ bro colgaba otra corona de lámparas, más pe­ queña; y más arriba, un gran disco de plata actuaba como reflector. 9.21 Santa Sofía: capitel compuesto 9.22 Santa Sofía: capitel compuesto 266 / Europa Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:56:55. 600 9.24 Capitel utilizado en Santos Sergio y Baco, Estambul Además, tras la caída del imperio romano, en el que a menudo se utilizaban modelos nor­ malizados, los artesanos locales fueron invita­ dos a demostrar su destreza, y es más que evidente que muchos de ellos utilizaban moti­ vos importados del norte, o bien ellos mismos eran visigodos cristianizados. Los capiteles en San Vital de Rávena muestran ondulados y delicados motivos florales de follaje que habían sido utilizados anteriormente para decorar he­ billas de cinturón y hojas de daga. Su forma piramidal invertida tiene aspecto de cesto. En la basílica Eufrasiana en Porec, en la costa adriática, pueden verse unos capiteles de dos zonas, con aves en las esquinas y parras deli­ cadamente labradas debajo. En Tesalónica hay capiteles que también consisten en moti­ vos curvilíneos abstractos, junto con otros de hojas que parecen azotadas por el viento. Los capiteles de los Santos Sergio y Baco presen­ tan un delicado estarcido, donde los zarcillos arremolinados de acanto resaltan frente a la oscuridad de un fondo profundamente labra­ do. Como los espacios a su alrededor, se ex­ panden hacia el interior y el exterior. 9.25 Capitel utilizado en San Vital, Rávena 9.26 Capitel utilizado en la basílica Eufrasiana, Porec ^ Los capiteles bizantinos En Santa Sofía se utilizan dos tipos de capitel: compuesto y jónico. El capitel compuesto, que floreció durante el imperio bizantino tardío, principalmente en Roma, es una combinación de corintio y jónico. El espacio principal de la nave está jalonado de capiteles compuestos. Los jónicos se utilizan detrás de los primeros, en las columnas de las galerías que no dan a la nave, y ocupan una posición menos impor­ tante frente al corintio o compuesto, lo que al parecer iba a ser su sino hasta bien entrado el siglo xix, cuando los edificios se proyectan por primera vez con un orden jónico monumental. Así pues, en Santa Sofía los capiteles no si­ guen el modelo imperial normal, donde los órdenes principales son de imposta más bien pesada, cubiertos por completo por toda suer­ te de hojas de acanto esculpidas. En algunos, parece como si las lujuriantes hojitas hubieran quedado atrapadas entre las ramas de las vo­ lutas. Evidentemente, una nueva sensibilidad alejada de la clásica se había apoderado de su diseño. ^ Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. 9.23 Santa Sofía: detalle de capitel En la iglesia de los Santos Sergio y Baco y en otras de la época puede apreciarse esta experimentación en toda su magnitud. Dado que el clasicismo posrrenacentista en Europa menospreció radicalmente esa producción, ya que la consideró ajena a la norma de la tradi­ ción “clásica”, conviene resaltar que la tal tra­ dición estaba más abierta a la experimentación de lo que a primera vista pudiera parecer. 9.27 Capitel utilizado en Tesalónica Europa / 267 Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:56:55. 600 Imperio khazar Mar Negro Armenia Constantinopla Mar Caspio Echmiadzin (Vagarshapat) Imperio bizantino Azerbaiyán Mesopotamia Siria Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. Mar Mediterráneo LA ARQUITECTURA ARMENIA El área definida por el mar Caspio, al este, y el mar Negro, al oeste, fue un importante centro geográfico. Los comerciantes descargaban sus mercancías procedentes de China en la costa del mar Caspio, desde donde eran trans­ portadas, a través de Armenia, al mar Negro, lugar que permitía acceder a casi cualquier lugar de Europa. El viaje de China a Europa en el siglo vi podía realizarse a través de territorios menos conflictivos que en la actualidad. Esta posición estratégica fue la causa del ascenso, y también la caída, del reino de Armenia. Des­ cendientes del antiguo reino de Urartu, los armenios fueron dominados por los persas, por Alejandro Magno, por los romanos y, des­ pués, nuevamente por los persas. A pesar de ello, y teniendo en cuenta el ansia de autono­ mía de los armenios, el período comprendido entre los siglos iv y ix fue suma­mente creativo. En los siglos vi y vii, con las regiones árabes al sur y los vikingos todavía desorganizados al norte, Armenia constituía una conexión segura entre oriente y occidente, pero en el siglo x, con la expansión del Islam y el cristianismo a través de grandes y remotos dominios, aun­ que interconectados entre ellos, las opciones de comercio se multiplicaron significativamen­ te en detrimento de Armenia, que sólo sobre­ vivió hasta 1375. La importancia de Armenia en la historia de la arquitectura reside, una vez más, en la calidad de su cantería. No hay que olvidar que los bi­ zantinos habían abandonado la piedra por el ladrillo (Santa Sofía es básicamente un edificio de ladrillo), y por aquella época el uso del hormigón había desaparecido. Los armenios eran los únicos que conservaron la tradición helenística clásica de superficies netas y com­ plejidad volumétrica. Además, a diferencia de la arquitectura bizantina, que ponía el acento en los interiores en lugar de en las fachadas, los armenios centraban su atención en la cali­ dad del edificio como objeto, lo que tendría un impacto considerable en el desarrollo posterior de la arquitectura en Europa, cuando los alba­ ñiles armenios se trasladaron al oeste en bus­ ca de trabajo. La historia de la arquitectura cristiana armenia empieza en 301, cuando Tirídates iii, rey de Armenia durante el protectorado romano, fue convertido al cristianismo por san Gregorio el Iluminador, un armenio de nacimiento. A partir de este hecho, el rey declaró al cristianismo como religión oficial del Estado. En general, la liturgia armenia es bastante similar a la de la Iglesia oriental, a excepción de que su lengua es el armenio clásico y no el griego. El aspecto característico de la arquitectura armenia con­ sistía en volúmenes simples y compactos, aunque evolucionó rápidamente. Desde la época más arcaica, su arquitectura destacaba por pequeñas obras maestras tanto en planta y en volumen como en organización y compo­ sición espaciales. Además, la talla y la coloca­ ción de las piedras eran excelentes, por lo que, en su época, los edificios armenios tenían una calidad muy superior a la del resto de edificios de piedra de Europa y Asia. Planta central Planta con un cuadrifolio inscrito Planta cruciforme 9.28 Tipología de iglesias armenias 268 / Asia occidental Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:56:55. 600 9.29 Iglesia de los Poderes Vigilantes, cerca de Echmiadzin, Armenia Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. La iglesia de los Poderes Vigilantes Muchas de las iglesias más primitivas fueron construidas con la toba local de color ceniza oscuro; algunos de los sillares miden más de medio metro de alto y casi dos metros de largo. Las ventanas son pequeñas, pero siempre es­ tán bien integradas en el volumen general. Así pues, los interiores suelen ser oscuros y la luz entra principalmente por la parte superior. Particularmente notable es la iglesia de los Poderes Vigilantes (Zvartnotz), cerca de Ech­ miadzin, iniciada en 642. Aunque sólo que­ dan las partes inferiores, puede ser recons­ truida con bastante precisión. En el exterior constaba de tres cilindros telescópicos, el infe­ rior de los cuales tenía un diámetro de 37 me­ tros. Los muros exteriores estaban animados por la presencia de arcadas ciegas. En el inte­ rior, cuatro pilares en cuña sostenían otras tantas grandes exedras, tres de ellas com­ puestas de seis columnas y la cuarta cerrada formando un ábside. Los pilares se elevaban formando arcos que sostenían una cúpula apoyada sobre pechinas. Las ventanas eran más pequeñas en las partes bajas del edificio que en las altas, donde formaban una banda continua, creando un centro luminoso y una periferia oscura. 0 30 m 9.30 Iglesia de los Poderes Vigilantes: planta y axonometría seccionada Asia occidental / 269 Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:56:55. 600 0 Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. 9.31 Iglesia de Santa Ripsime, Echmiadzin, Armenia Iglesia de Santa Ripsime Uno de los ejemplos más refinados de la arqui­ tectura armenia se encuentra en Echmiadzin. La iglesia de Santa Ripsime fue la segunda que construyó san Gregorio el Iluminador en el primer cuarto del siglo iv. En 395 fue reempla­ zada por una pequeña capilla, y la iglesia ac­ tual fue construida en 618. El edificio es de toba de color ceniza oscuro, tomada en el in­ terior con un mortero similar al hormigón. El conjunto se apoya sobre un estilóbato escalo­ nado, como en un templo griego. El interior se organiza según una planta cuadrifoliada, con hornacinas dirigidas a los puntos cardinales. Además de éstas, en las esquinas diagonales hay nichos que crean un espacio fluido y diná­ mico en el interior. Los nichos diagonales, en forma de tres cuartos de cilindro, podrían ser­ vir de refuerzo al estribado de la cúpula; estas perforaciones cilíndricas dan paso a cuatro cámaras cuadradas secundarias que flan­ quean los nichos oriental y occidental. Los es­ pacios que median entre los nichos axiales y el cuadrado central están cubiertos por bóvedas de cañón. 15 m 9.32 Iglesia de Santa Ripsime: planta Esas bóvedas, que son más amplias a lo largo del eje principal, acentúan la dirección esteoeste. El conjunto de la composición está liga­ do para formar un rectángulo bien proporcio­ nado, con amplios retranqueos triangulares que contribuyen a imprimir ritmo a la compo­ sición. En el centro del conjunto se alza una cúpula apoyada sobre un tambor, con dieci­ séis lados en el exterior y doce ventanas en su base. El secreto de la belleza del edificio de Santa Ripsime reside en la simplicidad y armo­ nía entre sus partes. 9.33 Iglesia de Santa Ripsime: apoyo de la cúpula 270 / Asia occidental Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:56:55. 600 PUS HYA BHU TIS IS UR LAC KA SASANKAS Deogarh India Elephanta S YA UK L A CH Golfo de Bengala PAL LAVA S Océano Índico AS CHOL Mamallapuram PANDYAS Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. MORIYAS La aparición de los templos indios Durante los siglos vi y vii, en el sur de Asia había no menos de treinta y seis reinos dife­ rentes. El subcontinente no estaba “fragmen­ tado”, sino, más bien, como ocurría en Euro­ pa, compuesto por una serie de entidades independientes y dispares. Sin embargo, con el budismo empujado hacia los márgenes, la arquitectura hindú en el sur de Asia entró en una fase experimental; los antiguos templos de ladrillo y excavados en la roca competían por la supremacía en el subcontinente con los nuevos templos de estructura de piedra. En el norte, Harshavardhana (606-647) fue el ma­ yor constructor en la India preislámica, y con­ solidó el templo hindú en el norte. En los reinos de los chalukyas, los pallavas, los cholas y los pandyas se exploraban nuevas formas de templo. Aunque una invasión de los hunos del norte de India dispersó a los monjes budistas de Cachemira, éstos continuaron prosperando en muchas universidades importantes, como las de Nalanda, Ujjain y Sirpur, en India cen­ tral. Emblemática del sincretismo de la época, Sirpur tiene templos dedicados a deidades hindúes de Siva y Visnú, junto a recintos dedi­ cados a Buda. También allí se ha encontrado la estatua más arcaica de una deidad femeni­ na, Haritiki. Una vihara en Sirpur muestra conceptos que se solapan con el nuevo hin­ duismo emergente de la época: nueva salas agrupadas en torno a un patio de doce pilares, una influencia de la precisa lógica geométrica de un mandala. Originalmente, en el centro había una estatua de Buda. 9.34 Templo a Visnú, Deogarh, India El plinto del templo hindú de Visnú en Deogarh (principios del siglo vi) estaba dividido según un mandala de nueve cuadrados, donde la zona principal ocupaba su centro. Las cuatro direcciones están representadas por escaleras en los cuatro lados, con el relicario orientado al oeste, como corresponde a un templo dedica­ do a Visnú. Originalmente, en las esquinas había cuatro relicarios subsidiarios, también de planta cuadrada, entrelazados con la plata­ forma. Se trata de un importante ejemplo ar­ caico del intento de proyectar mediante geo­ metrías entrelazadas, una exploración que acabaría por convertirse en la característica determinante del templo hindú en los siglos siguientes. El portal de entrada al templo de Visnú en Deogarh es una de las obras maestras del arte gupta. Consta de una serie de jambas, progre­ sivamente retranqueadas y laboriosamente esculpidas. Las ghana-dwaras (puertas falsas) en los otros tres lados del templo también tie­ nen soberbios relieves vaishnaite organizados en una secuencia en sentido contrario al de las agujas del reloj, y manifestando diversos as­ pectos de la divinidad de Visnú. 0 15 m 9.35 Templo a Visnú, Deogarh: planta Asia meridional / 271 Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:56:55. 600 Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. 9.36 Cueva de Siva, Elephanta, cerca de Bombay, India Santuario de Siva en Elephanta El santuario de Siva del período gupta (siglo vi) es una de las siete cavernas construidas en la pequeña isla de Elephanta, a unos once kiló­ metros al este de Bombay. Fueron excavadas por monjes hindúes que vivían alejados de los centros de civilización, a la manera de los monjes budistas. Tallado en una afloración ro­ cosa saliente, el santuario de Siva muestra un intento de resolver el problema de múltiples vectores espaciales y visuales en un conjunto coherente. Tiene una planta cruciforme, con una gran sala hipóstila central, más o menos cuadrada, de la que sobresale una crujía en cada lado creando sendas entradas en los la­ dos este, norte y oeste, y un gran nicho escul­ pido en el sur, el lado de la montaña. Aunque sus dos ejes son casi iguales, el este-oeste parece tener mayor importancia desde el pun­ to de vista ceremonial, entre otras cosas por­ que está marcado por la garbh-griha principal. El eje norte-sur, alineado con la entrada princi­ pal, culmina en las tres colosales estatuas de Siva, alojadas en profundas hornacinas. Este tríptico, muy celebrado en los anales de la historia del arte, ocupa la anchura y la altura completas del muro del fondo y, comparado con el rústico carácter del resto de la estructu­ ra, fue labrado con sumo cuidado. 0 La garbh-griha, ubicada en el extremo oeste de la sala, fue concebida como una cámara cuadrada con puertas en sus cuatro lados, lo que, por supuesto, sugiere cuatro ejes centra­ dos en su deidad escultórica, un shivalinga. Así pues, en Elephanta hay tres centros en competencia: el centro de la sala hipóstila, el tríptico de Siva y la cella. Pero, al fin y al cabo, lo que domina el conjunto de la composición es la cella, una estructura minicruciforme que, sin ser el centro obligado de todo, goza de una ubicación sutil que explota sus posibilidades como elemento aislado. En la experiencia actual, el eje este-oeste es el más destacado; desde la entrada este puede verse hasta el otro extremo del santuario a tra­ vés de la cella, resaltando la silueta caracterís­ tica del shivalinga, guardado en su relicario en el centro de la cella. Una silueta dramática proporciona el punto focal. El tríptico de Siva en el extremo sur está absolutamente en tinieblas y, en ausencia de luz artificial, sólo puede verse desde cerca. 20 m 9.37 Cueva de Siva, Elephanta: planta 272 / Asia meridional Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:56:55. 600 0 Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. 9.38 Templo de Durga en Aihole, India Templo de Durga y los cinco Rathas Uno de los templos chalukya más experimen­ tales en India occidental es el de Durga (675-710) en Aihole. Es singular en dos senti­ dos: en primer lugar, por su extremo absidial claramente derivado de los santuarios chaityas, que acomoda hábilmente la función cir­ cunvalatoria de la parikrama con un corredor cerrado al efecto (no abundan los ejemplos de templos absidiales en India); en segundo lu­ gar, el templo de Durga tiene una envoltura secundaria que rodea a su relicario principal, única en la arquitectura de templos hindú. Por lo general, el plinto repite el contorno del reli­ cario principal; sin embargo, en el templo de Durga se creó una segunda ala, en su mayor parte despojada de adornos, con grandes aberturas formadas por simples pilares. La galería creada por las zonas intermedias es un espacio interesante, ya que el perímetro exte­ rior es sencillo, luminoso y fresco, con un ca­ rácter “funcionalista” que contrasta con el muro interior, perteneciente al volumen princi­ pal del templo y fuertemente ornamentado y esculpido. 9.40 Ratha Dharmaraja, Mamallapuram: planta y sección 20 m 9.39 Cinco Rathas, Mamallapuram Los edificios más antiguos y conocidos de su reinado son los llamados cinco Rathas (entre mediados y finales del siglo vii) y el templo de la Orilla. Los primeros forman un grupo de cinco templos de piedra en miniatura, acom­ pañados por esculturas a tamaño natural de un toro, un elefante y un león respectivamente. Cuatro de los templos están excavados en una única y enorme roca, y se desconoce su finali­ dad; pudieron ser resultado de un estudio ex­ perimental de posibilidades tipológicas, o bien exhibiciones de destreza escultórica en piedra con la pretensión de rivalizar con la madera. Sin embargo, cabe resaltar que la miniaturiza­ ción es un tema recurrente en el proyecto de templos hindú. Cada templo es una miniatura o modelo del orden cósmico hindú; el módulo “decorativo” de un templo sobre una estructu­ ra escalonada, o shikhara, es también una miniatura del templo del que forma parte. En otras palabras, en todas las escalas —desde el templo en miniatura sobre una shikhara hasta el propio templo, y después en la realidad a tamaño natural del cosmos hindú— la misma forma se repite a sí misma, como en la geome­ tría fractal. Además de ser un símbolo del or­ den cósmico, también simbolizaban la integri­ dad personal del devoto. Contemporánea a los chalukyas, con quienes comerciaron a menudo, la dinastía de los Pa­ llava constituye una de las más destacadas del sur. El segundo soberano Pallava, Narsimha­ varman ii, es famoso por haber construido en Mamallapuram no sólo una de las ciudades portuarias mayores de su época en India, sino también una serie de monumentos de piedra que forman algo así como una ciudad petrifi­ cada en la costa. 0 10 m Asia meridional / 273 Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:56:55. 600 0 9.42 Templo de la Orilla, Mamallapuram: planta 9.41 Templo de la Orilla, Mamallapuram, India Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. Templo de la Orilla, Mamallapuram El templo de la Orilla en Mamallapuram (700728) recibe su nombre por estar emplazado en posición dominante sobre el golfo de Ben­ gala, y es uno de los templos de piedra más antiguos de India meridional, atribuido al rey de la dinastía Pallava. Situado en la playa, en el borde mismo del golfo de Bengala, el templo es hoy una amalgama de tres santuarios dife­ rentes: el santuario principal, orientado al este y dedicado a Siva; el segundo, orientado al oeste, con una shikhara más pequeña y tam­ bién dedicado a Siva; y un tercero entremedio, pegado al muro posterior del santuario de Siva más pequeño y con entrada por el este, dedi­ cado a la figura recostada de Visnú, sin ningu­ na presencia superestructural. El santuario de Visnú, probablemente el mayor del lugar, está alineado axialmente con el santuario de Siva mayor, aunque no exista ninguna comunica­ ción directa entre ellos. 10 m Las shikharas son similares al cercano conjun­ to de los cinco Rathas, con un perfil estricta­ mente piramidal y un muro con pilastras. Las gradas individuales de las shikharas del templo de la Orilla se han mantenido nítidas y separa­ das, con los pronunciados aleros que arrojan sombra sin difuminar los niveles. Ambas shikharas culminan en sendas albardillas octo­ gonales, rematadas por florones alargados. La mayor parte de los templos hindúes más tardíos dedicados a más de una deidad adop­ tan una organización lineal, o radial, en torno a un centro dominante. La configuración biaxial de los dos santuarios de Siva del templo de la Orilla, que están separados aunque vinculados por el pequeño santuario de Visnú, representa un esfuerzo para equilibrar los múltiples re­ querimientos litúrgicos en competencia. La entrada se efectúa por un portal, o gopuram, cubierto por una bóveda de cañón trans­ versal. Aunque la mayor parte de la organiza­ ción exterior del templo ha desaparecido por la erosión, resulta evidente que el agua debía traerse hasta unos estanques en el interior del templo y también al interior del templo de Visnú, lo que resulta bastante verosímil si tene­ mos en cuenta que la figura recostada de Vis­ nú se describe mitológicamente como yacente en el océano primordial. 9.43 Templo de la Orilla, Mamallapuram 274 / Asia meridional Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:56:55. 600 0 10 m Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. 9.44 Pagoda Songyue, Dengfeng, China PAGODA SONGYUE EN DENGFENG En materia de arquitectura, los chinos traduje­ ron los stupas surasiáticos a la ta (o pagoda, que es el nombre que dieron los portugueses a las shikharas del templo hindú, confundiéndo­ las con las ta chinas). El propio término chino ta parece derivar del stupa en sánscrito, al tér­ mino dagoba. Sin embargo, mientras que el stupa original es un montículo de tierra de for­ ma hemisférica, la ta es una torre. Ambas construcciones, la ta y el stupa, comparten la misma finalidad, alojar en su núcleo una reli­ quia enterrada. Mientras que la ta es una es­ tructura elevada de múltiples estratos, el stupa suele ser rechoncho y macizo. A diferencia del stupa, que hace hincapié en la plenitud del cuerpo del montículo y se centra en el misterio interior de su núcleo térreo, la ta magnifica la verticalidad y exhibe los numerosos niveles de cielos habitados por muchos budas. Es impor­ tante comprender que la ta no fue meramente una mala traducción, sino el término que los chinos escogieron para representar el stupa. Por ejemplo, hasta el cronista y peregrino chino Hsuan Tsang, quien había visto y reseñado meticulosamente innumerables stupas indios, escogió la forma de una ta cuando construyó su monasterio en Chang’an, la tumba-pagoda del Ganso Silvestre (652-704), un edificio de siete plantas y 20 metros de altura, construido originalmente con barro y ladrillo. Aunque por la forma pudo haberse inspirado en las torres de vigía chinas de la dinastía Han, las ta nunca funcionaron como tales, sino que hacían las veces de faros visibles desde la lejanía. Parte de la explicación de la ta podría residir en que, mientras que el stupa empezó en una fase del budismo que restaba importancia a la representación, la ta surgió tras el estableci­ miento del budismo mahayana, que la permi­ tía. En realidad la ta simboliza abiertamente la compleja cosmogonía de cielo de múltiples estratos del budismo mahayana. En el stupa, esta cosmogonía se refleja en las pequeñas chattri (o sombrillas) colocadas en la cúspide. En esencia, la ta es una chattri ampliada a grandes proporciones. La pagoda Songyue (523) en Dengfeng, pro­ vincia de Henan, es la ta o pagoda más anti­ gua y de mayor tamaño de China. Ubicada en medio de un valle, su planta es de forma do­ decagonal, con 40 metros de altura, quince niveles bodhisattva, y está rematada por un florón obtuso. La estructura es de ladrillo e incluye aleros salientes del cuerpo principal. El volumen general tiene un perfil parabólico con un ligero éntasis. Los muros del piso inferior están completamente desprovistos de decora­ ción, con una entrada orientada al sur. El pri­ mer piso, ligeramente volado, tiene columnas embebidas en las esquinas y capiteles lotifor­ mes que podrían ser de origen indio. Los cuatro lados están orientados hacia los puntos cardinales y tienen aberturas que dan a un espacio central; los otros lados cuentan con hornacinas arqueadas, como el templo Maha­ bodhi en India. Los arcos están decorados con figuras de leones. Originalmente, la pagoda Songyue estaba enlucida, posiblemente de blanco, y debía destacar nítidamente sobre el fondo de las montañas. En su situación actual, la pagoda, junto a otras con las que forma una familia, mantiene una relación dramática con su entorno como un punto focal indiscutible. Sin embargo, a diferencia de la mayor parte de pagodas posteriores, ésta no es accesible. Los distintos pisos, posiblemente demasiado ños para haber estado destinados a peque­ cualquier tipo de ocupación humana, tienen un carácter totalmente representativo, y se completan con una puerta y dos ventanas perforadas en cada uno de los doce lados de cada piso. 9.45 Pagoda Songyue Asia oriental / 275 Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:56:55. 600 Luoyang Chang’an Dengfeng Mar Amarillo Imperio T’ang Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. 9.46 Puente de piedra en arco sobre el río Jiao, cerca de Zhaozhou, China LAS DINASTÍAS SUI Y T’ANG Tras un largo período de contiendas, los Sui (581-618) y los T’sang (618-907) lograron es­ tablecer dinastías centralizadas que domina­ ban gran parte de los territorios de China. Con la intención de integrar las economías de sus territorios, realizaron fuertes inversiones en obras públicas, en particular en la construc­ ción de canales y carreteras. Como muestra de sus logros en ingeniería, cabe citar el puente de piedra, en forma de arco circular rebajado, construido sobre el río Jiao, cerca de Zhao­ zhou, en la ruta comercial principal entre el norte y el sur, salvando los cuarenta metros de ancho del río Jiao en ese punto. Los accesos empinados de sus antiguos puentes semicir­ culares resultaban impracticables para vehícu­ los con ruedas, mientras que la tecnología de poste y dintel de que disponían no estaba su­ ficientemente avanzada. El problema de apo­ yar pilares de piedra en el lecho de un río con una corriente demasiado rápida convertía en impracticable la solución de una estructura arqueada múltiple. Li Chun, el ingeniero del puente, construyó el puente de Zhaozhou uti­ lizando veintiocho arcos yuxtapuestos, cada uno con cuarenta y tres dovelas de piedra en cuña, sujetos entre sí con nueve barras de hierro de refuerzo, soldadas con un remate en los extremos para mantener las piedras uni­ das. Además, avellanó chavetas de hierro en cola de milano en las dovelas extremas, dispo­ niendo también una capa de piedra delgada en ángulo recto con los lados de los arcos. Para reforzar la estabilidad, el puente tiene un ligero peralte, de modo que los empujes con­ vergen hacia el centro, y seis de las piedras exteriores fueron talladas para que sobresalie­ sen en voladizo, formando ganchos que evita­ ban que las dovelas cayesen hacia el exterior. En los cuatro siglos siguientes, los ingenieros T’ang construyeron puentes utilizando no sólo el sistema constructivo de arco rebajado y tímpano aligerado, sino también las técnicas del arco, la suspensión y el voladizo. Sin em­ bargo, la mayoría de sus edificios habitables eran de madera, un material perecedero que hace que gran parte de ellos haya desapareci­ do. No obstante, algunos sobreviven en el re­ gistro literario. La pagoda monasterio de Yong­ ning (construida en 516 e incendiada en 534) fue muy celebrada y descrita cuidadosamente. El edificio formaba parte de un complejo ma­ yor, tenía nueve plantas, 161 metros de altura y 46 metros de anchura, y se apoyaba en una base de 2,2 metros de tierra prensada. Dis­ ponía de un sólido núcleo central de postes de madera y un relleno de tierra. Constaba de nueve crujías en cada lado y estaba rematada por un florón alto y dorado. Como las pagodas budistas japonesas que han perdurado, era de planta cuadrada y subía escalonadamente hacia arriba, aunque la mayoría de sus ele­ mentos decorativos, como las ventanas en forma de arco flamígero, probablemente se basaron en modelos indios. El palacio Daming Pese a que los emperadores Sui y T’ang fue­ sen generosos mecenas del budismo, su pro­ pia autoridad seguía emanando de la concep­ ción confucionista del orden del mundo, tal y como había sido establecida durante la dinas­ tía Han. En lo espacial, la autoridad del empe­ rador estaba representada en el palacio, cons­ truido en eje con la cabecera de la ciudad. No obstante, en el prolongado reinado de Gao Zong (650-683), el poder del emperador fue magnificado aún más con la creación de otro palacio extramuros al noreste de la ciudad. El Daminggong (gong significa palacio), o palacio de la Gran Luz, tenía su propio recinto amura­ llado rectangular de 3 km² de superficie, y estaba organizado simétricamente a lo largo de la directriz sur-norte, en una serie de patios interconectados que formaban un complejo de cuatro partes: 1. Plaza de entrada (aprox. 500 m²). 2. Pabellón Hanyuan (Hanyuandian) delante­ ro (lado sur) de la plaza de entrada. 3. Pabellón Xuanzheng detrás (lado norte) de la plaza. 4. Tercio norte, conteniendo la corte del empe­ rador, zonas de recepción, residencias, jar­ dines y templos. 276 / Asia oriental Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:56:55. 600 0 1 km Palacio Daming Ciudad palacio Estanque Taiye Pabellón Linde Ciudad imperial Pabellón Fichen Pabellón Xuanzheng Pabellón Hanyuan 0 3 km 9.47 Plano de Chang’an durante la dinastía T’ang Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. En la secuencia axial de Daminggong lo prime­ ro era el Hanyuandian (pabellón de la Energía Envolvente), el portal monumental principal donde se desarrollaban los ritos imperiales, una imponente puerta que presidía una gran plaza donde se desarrollaban las ceremonias, con gran número de participantes y asistentes. Al Hanyuandian, con sus 58 metros de anchu­ ra, se accedía a través de una larga escalinata en su patio delantero que enfatizaba la aproxi­ mación a él, una escalinata (llamada de la Cola del Dragón) que era un ejemplo clásico de la elongación horizontal del espacio, una carac­ terística singular del palacio chino. La estructu­ ra de 11 × 4 crujías del Hanyuandian sostenía una doble cubierta a cuatro aguas y estaba flanqueado por pabellones a ambos lados, de mayor altura que el salón principal. 0 Puerta Danfeng El pabellón Xuanzheng (político) se encontra­ ba a 300 metros del Hanyuandian, desde cuyos lados se extendía la muralla que definía el perímetro interior del complejo palaciego. El emperador presidía la audiencia en el pabe­ llón los días primero y decimoquinto de cada mes lunar, y tras sus arcadas se organizaban las oficinas principales de la burocracia impe­ rial. Dos portales del palacio de color púrpura conducían al recinto interno del complejo pa­ laciego, que constaba de una serie de pabello­ nes unidos por arcadas rectas. Al otro lado del complejo palaciego se extendían el estanque Taiye y un amplio campo abierto, interrumpido ocasionalmente por pabellones y recintos que constituían el jardín del palacio. Al oeste del área del palacio principal se en­ contraba el pabellón Linde (pabellón de la Virtud del Unicornio), que se utilizaba para “banquetes y recepciones más informales”; consistía en tres edificios conectados en sus lados largos formando un conjunto más amplio (de 58,2 × 86 metros), y venía acompañado por un conjunto de arcadas y pabellones cir­ cundantes. A partir de fuentes literarias se ha podido saber que en las arcadas se llevaban a cabo representaciones teatrales, y que delante del primer pabellón se disputaban partidos de polo. 20 m 9.48 Pabellón Hanyuan, Chang’an (Xian), China: sección norte-sur Asia oriental / 277 Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:56:55. 600 Mar del Japón China Corea Japón Nara Santuario Ise Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. Océano Pacífico EL PERÍODO NARA: JAPÓN Hacia el siglo viii los diversos clanes existentes en Japón se habían cohesionado en una sola unidad política, bajo la autoridad de un empe­ rador, siendo las islas más septentrionales las últimas en someterse a ella. La mercancía principal del país era el arroz. La religión au­ tóctona en la época era la sintoísta, una forma de animismo en la que se veneraba todo as­ pecto de la naturaleza. No había credos ni imágenes de dioses, sino una multitud de kami (espíritus de los antepasados deifica­ dos). Pero, además de deidades, los kami eran las cualidades sobrenaturales percibidas en objetos de la naturaleza, como árboles, ro­ cas, aguas y montañas. Los kami, que todavía se veneran en más de 100.000 santuarios sintoístas diseminados por todo Japón, son considerados como fuerzas creadoras y armo­ nizadoras de la naturaleza. No se consideraba que los seres humanos fueran propietarios de la naturaleza, o que estaban por encima o separados de ella, sino que eran una parte integrante de ella, de la que derivaban. El Buda fue recibido como un gran kami, pero un kami también podía ser atribuido a los es­ píritus de los emperadores muertos, héroes y personas famosas. En el siglo vi, el emperador pasó a ser deificado como un kami viviente, y su divinidad sobrepasaba la de otros kami. El kami recibía tributo en los santuarios en forma de ofrendas, música, danza y la realiza­ ción de actividades tradicionales, como el tiro con arco y ciertas artes marciales, como el sumo. Se fomentaban vigorosamente la pureza ceremonial y la pulcritud corporal. En su forma arquitectónica más elemental, un santuario era un edificio sin ornamento que recibía la consi­ deración de morada del kami. Antes del kami, sólo los sacerdotes autorizados podían traspa­ sar un portal aislado (torii), durante la celebra­ ción de ritos especiales, en los que actuaban como mediadores entre los seres humanos y el mundo de los kami. Los primeros santuarios sintoístas eran simples montones de piedras o cantos rodados que marcaban la morada sa­ grada de la deidad y el lugar donde se creía que vivía el kami. Santuario Ise La unificación del animismo sintoísta con el espíritu del emperador estableció el escenario para un edificio notable que todavía existe hoy, el santuario Ise, dedicado al kami tutelar de la familia imperial japonesa, un edificio que no tiene parangón en toda la historia de la arqui­ tectura. Durante los últimos mil quinientos años, el santuario se ha ido reconstruyendo totalmente cada veinte años, siempre de la misma forma pero con nueva madera virgen. El santuario Ise que puede verse actualmente fue construido en 1993; por un lado, sólo tiene dieciocho años, aunque, por otro, también podría fecharse en el año 500. El collar sagra­ do de magatama (joyas que representan el espíritu que penetra en el cuerpo del posee­ dor) es el símbolo de sucesión de la diosa del Sol, y el emblema de los emperadores de Ja­ pón hasta la actualidad. Este collar se conser­ va en el santuario Ise, el más venerado de todo Japón. 9.49 Puerta sur de entrada al santuario Ise 278 / Asia oriental Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:56:55. 600 Bahía de Ise Rocas emparejadas Isu zu Yamada o Rí Rí o Santuario exterior Geku iya M Uji Santuario interior Naike 0 4 km Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. 9.50 Santuario Ise: mapa de localización 9.51 Recinto del santuario interior Ise Situado en pleno bosque, el santuario Ise es un gran complejo que, en realidad, compren­ de dos santuarios —el santuario interior Naiku y el exterior Geku— y un amplio conjunto de santuarios menores, distribuidos en una llanu­ ra costera estrecha y verde, en la costa oriental de la península de Kii, al sur de Honshu. La zona, relativamente cálida incluso en invierno, está atravesada por el río Isuzu, con una co­ rriente rápida. Naiku está dedicado al kami Amaterasu Omikami (el kami “que ilumina el cielo”), la deidad ancestral tradicional de la casa imperial, y Geku está dedicado a Touke Okami, el kami de las provisiones abundantes. Aunque originalmente estaban desconecta­ dos, fueron unificados en una sola unidad institucional en el siglo ix. El complejo de Ise alberga alrededor de ciento veinte santuarios independientes, incluyendo varios minúsculos dedicados al espíritu de una roca o a la deidad de cierta fuente burbujeante, según las prácti­ cas sintoístas. Torii Río Isu zu Torii 1er. Torii Santuario interior Ise 2º Torii 0 200 m 9.52 Santuario interior Ise: plano de la zona El camino para acceder al Naiku está cuidado­ samente marcado hoy por una serie de torii (derivado de la palabra sánscrita torana, que significa puerta). Se accede al Naiku cruzando el puente Uji, construido con madera de ciprés sobre el río Isuzu. Ambos extremos del puente están marcados por sendos torii exentos, sím­ bolo de la presencia de un santuario sagrado. Una vez cruzado el puente, el peregrino prosi­ gue su recorrido a mano derecha por una calle amplia, pavimentada con grava y flanqueada por cuidados jardines. Al final de la calle, el vi­ sitante se encuentra con otro torii, traspasado el cual hay una amplia vasija de piedra con agua para los ritos de purificación. Más adelan­ te, el camino gira a la derecha y sube una suave pendiente, cruzando otro torii, esta vez rodeado de altos cedros y olmos chinos, produ­ ciendo en el visitante la sensación de que pe­ netra en un denso bosque, con el musgo cu­ briendo las viejas rocas a lo largo del camino. Finalmente, el camino da un giro para abordar la aproximación al santuario Naiku desde el sur. El tramo final está compuesto por veintiún escalones de piedra que conducen al torii de la última cerca. Una delicada cortina de seda que cuelga de la entrada es la única indicación de que empieza la zona prohibida. El acceso a los relicarios más íntimos está restringido a los sa­ cerdotes del templo o a la familia imperial, e incluso así, de una forma estrictamente regula­ da y jerárquica. Sólo el emperador tiene acceso al relicario más íntimo, el Shoden, y la distancia del resto de la familia al Shoden es una medida de las respectivas distancias de sus miembros al trono. El resto de la gente rinde culto desde el exterior. Asia oriental / 279 Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:56:55. 600 Shoden Lugar de la alternancia 0 Recinto interior 60 m 9.53 Santuario interior Ise: planta Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. El Naiku contiene tres edificios organizados simétricamente: el santuario central Shoden y, detrás de él, dos tesoros a cada uno de sus lados. El Shoden, con sus 15 × 10 metros, marca la pauta del conjunto del lugar sagrado, y consiste en una construcción palafítica de madera, meticulosamente trabajada y orna­ mentada, con columnas empotradas directa­ mente en el terreno (sin cimientos), en tres crujías a lo ancho por dos de fondo, construida enteramente sin la ayuda de clavos. Tiene una cubierta de paja, con una pendiente pronun­ ciada a dos aguas, y la entrada se efectúa por la parte central del lado largo mediante una escalera exterior de un único tramo. Los cabios que forman la pendiente pronun­ ciada son tablones de madera escuadrados que culminan en la cumbrera. Los hastiales son ciegos y, en el centro de cada uno de ellos, un pilar solitario, exento del muro, sostiene la cumbrera. 0 9.54 Santuario interior Ise: alzados 9.55 Santuario interior Ise: planta 10 m El proceso de reconstrucción ritual del santua­ rio de Ise cada veinte años recibe el nombre de shikinen sengu (“la transferencia del cuer­ po divino a un nuevo relicario en un año festivo señalado”), y se lleva a cabo alternadamente en dos terrenos adyacentes. Mientras uno está en uso, el otro está vacío, cubierto de gravilla blanca. Cuando se reubica el suelo del Shoden anterior, en el recinto del antiguo relicario se deja enterrado un pequeño pilar de madera, llamado Shin no Mihashira (pilar corazón) so­ bre el que se construye un pequeño cobertizo, el oi-ya, para protegerlo de la intemperie. Al ritual de la shikinen sengu se le pueden encontrar varias explicaciones. La más prosai­ ca es la necesidad de mantenimiento perió­ dico de unos edificios construidos con ma­ teriales perecederos. La idea de renovación también está muy enraizada en las creencias sintoístas, y podría describirse como el deseo de mostrar reverencia al gran kami mediante la revitalización de su presencia terrenal. En un sentido metafórico, una creencia en la transitoriedad de los objetos materiales, por oposición a la permanencia de la forma, una metonimia de la naturaleza del kami a la que se da una forma ritual. Pero, tal vez por enci­ ma de todo lo anterior, la reconstrucción re­ nueva el contrato social con la familia imperial, el núcleo de cuya legitimidad reside en la larga línea ininterrumpida de su linaje. 9.56 Santuario interior Ise: recinto sagrado 280 / Asia oriental Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:56:55. 600 Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. 9.57 Recinto oeste del templo Horyu-ji, Nara, Japón: alzado Pabellón secundario Estanque Estanque Repositorio de Sutra (kyozo) Torre del campanario (shoro) Sala dorada (kondo) Horo Sala de conferencias (kodo) Horo La llegada del budismo a Japón Procedente de Corea, el budismo penetró por primera vez en Japón hacia 552, durante el reinado del emperador Kimmei (509-571). Junto a sus enseñanzas, los coreanos trajeron consigo su arquitectura, que definió el período primitivo de la arquitectura budista japonesa. Esos complejos, como los que existen en Chi­ na y India, funcionaban como lugares de resi­ dencia de los monjes, donde se iniciaban en la religión y estudiaban sutras. La planta de los primeros templos budistas en Japón, como el monasterio en Shitennoji (593), tiene su origen en el templo coreano tradicional, con la pago­ da y la sala principal alineadas con el eje de la entrada o puerta intermedia. El templo Hwang­ nyongsa, en Corea, rigurosamente simétrico y organizado con suma precisión, contiene siete elementos básicos, conocidos como los Shichido Garan: la pagoda (to), la sala principal o sala dorada (kondo), la sala de conferencias (kodo), el campanario (shoro o shuro), el repo­ sitorio de Sutra (kyozo), el dormitorio (sobo) y el comedor (jikido). Pagoda (to) 9.58 Templo Hwangnyongsa, Corea: planta Puerta interior (chumon) Puerta sur (nandaimon) 9.59 Monasterio budista primitivo en Shitennoji, Osaka, Japón: planta Asia oriental / 281 Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:56:55. 600 Recinto este Recinto oeste 0 Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. 9.60 Templo Horyu-ji: patio del recinto oeste Horyu-ji Tras la reforma Taika de la administración ja­ ponesa (645-649), Japón entró en la órbita cultural de la China de los T’ang, adoptando cierto grado de flexibilidad y perdiendo Corea buena parte de su influencia anterior. Cuando en el siglo vii se construyó Horyu-ji (ji significa templo) en Nara, la Sala Dorada y la pagoda se alinearon con el eje este-oeste, y estaban par­ tidos en dos por el eje de la Puerta Interior. La altura de la pagoda se equilibraba con la an­ chura de la Sala Dorada, y el claustro tenía una anchura suficiente como para acomodar des­ ahogadamente a ambas. El ala oriental del re­ cinto tiene una crujía suplementaria para aco­ ger el ancho de la Sala Dorada, que ocupa el centro de la composición. En lugar de una si­ metría obsesiva, con la pagoda mayor en la parte frontal, dominando a los demás edificios, la nueva planta producía una dinámica espa­ cial, pues ambos edificios, desiguales en ta­ maño y forma, aparecen a la vista simultánea­ mente al entrar, y tienen que equilibrarse mutuamente para no romper la composición, lo que genera un equilibrio dinámico entre la verticalidad de los edificios y la horizontalidad general de las formas. En el interior de la Sala Dorada se encuentra la tríada del buda Sakya­ muni y dos asistentes bodhisattvas (obra del escultor Kuratsukuri no Tori en 623), que con­ memoraban la muerte del príncipe Shotoku. Los cuatro Reyes Celestiales fueron esculpidos hacia 650 por Yamaguchi no Atai Oguchi. Las proporciones de 5 × 4 crujías de la sala hacen que parezca casi cuadrada. Se trata de una estructura de dos plantas, con dos gran­ des aleros en sus extremos que apuntan hacia arriba, complementada con un porche poco profundo construido posteriormente en el nivel inferior. Se asienta sobre una base baja con escalerillas en el centro de los cuatro lados, y tiene una cubierta a cuatro aguas con un fal­ dón limado que marca la cumbrera. Al igual que sucede en la arquitectura griega y en la mayoría de los templos contemporáneos de madera, las columnas de Horyu-ji presentan éntasis, teniendo su mayor dimensión en el centro y la menor en la parte superior. La Puer­ ta Media repite aproximadamente el esquema organizativo de la Sala Dorada, pero a menor escala. Tiene cuatro crujías de anchura por tres de fondo y, debido a la presencia de una hilera de columnas a lo largo del eje, la entrada queda ligeramente descentrada. 200 m 9.61 Complejo del templo Horyu-ji: planta La pagoda de cinco pisos se basa en un cua­ drado de tres crujías. El centro está ocupado por la columna ceremonial axis-mundi. Cada una de las plantas se retranquea respecto a su inmediata inferior, rematando el edificio con un esbelto pináculo tradicional de cuenco y flor de loto invertidos, precediendo a los siete chattri de los reinos celestiales, y con florones de iluminación como remate. El recinto original fue ampliado por su lado norte a principios del siglo viii para incluir una sala de conferencias (kodo). Sala de conferencias (kodo) Repositorio de Sutra (kyozo) Torre del campanario (shoro) Sala dorada (kondo) Pagoda (to) Puerta interior (chumon) 0 9.62 Recinto oeste del templo Horyu-ji: planta 282 / Asia oriental Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:56:55. 30 m 800 Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. En 800, la dinastía china T’ang (618-906) era indiscutiblemente la principal superpotencia mun­dial. De toda su arquitectura, sólo nos han llegado un par de monasterios de madera, pero basta ver un plano de Chang’an para darse cuenta de su capacidad constructiva. La ciudad de Chang’an, ubicada en el extremo de la ruta de la seda euroasiática, no sólo era un centro económico, sino también la sede de un amplio abanico de convicciones religiosas e intelectuales. Entretanto, el sur de Asia, distribuido en varios reinos, era un semillero de actividad intelectual y religiosa. En los reinos hindúes se construyó una variada gama de templos excavados en la roca y de ladrillo. También continuaron con su mecenazgo de monasterios bu­distas, que maduraron en universidades de gran reputación, y monjes de China, Sri Lanka, Japón, el sureste asiático e Indonesia acudían a estudiar a Nalanda, Paharpur y Amravati. Los comerciantes, a través de las rutas marítimas por la costa del archipiélago Andaman, llevaron sus ideas hindúes y budistas al sureste asiático. En Indonesia, en la intersección de las rutas comerciales chinas e indias, nació una de las civilizaciones asiáticas más avanzadas de la época, al menos en arquitectura. En el siglo ix, los re­yes budistas Sailendra construyeron templos de piedra budistas, y más tarde hindúes, de extraordinaria maestría arquitectónica. En el corto período de cien años, no sólo construyeron uno de los stupas budistas más excelentes de la historia, el de Borobodur (800-850), sino también uno de templos hindúes de mayor tamaño y más complejo de la época. En Camboya, Jayavarman iii fundó un nuevo reino hindú en 802, y construyó una capital llamada Hariharalaya en la planicie aluvial del lago Tonle Sap. Este fue el principio de los seis­ cientos años de dominación de Camboya por los reyes khmer, gracias a los avances en las técnicas de riego. Los khmer construyeron una civilización híbrida, cimentada en su mitología procedente de India y sus formas indonesias. El Islam se iba extendiendo gracias a unos ejércitos muy aguerridos, adentrándose rápidamente en Asia occidental y extendiéndose por la costa mediterránea y el norte de África, llegando finalmente a España, donde creó un califato de gran esplendor y sabiduría. Su principal forma arquitectónica fue la mezquita, que en los primeros tiempos de la religión consistía en una sencilla sala hipóstila orientada hacia La Meca, aunque también se construyeron edificios que competirían con los bizantinos, como la impresionante Cúpula de la Roca en Jerusalén. En España, los omeyas fundaron el emirato de Córdoba, con sede en dicha ciudad, y construyeron su espléndida mezquita. En 750, la dinastía Abasí fundó una nueva capital en Bagdad, convirtiéndola en una de las urbes más grandes de la época. En Europa, Carlomagno fue coronado emperador del Sacro imperio romano (800). No obstante, en comparación con otros lugares del mundo, los logros arquitectónicos europeos de esta época fueron más bien modestos, dado que la tecnología y las artes filosóficas estaban en serio declive en occidente. Carlomagno, deseoso de asumir el legado del imperio romano, emprendió una política de revivificación de la civilización y la arquitectura romanas que dio lugar al denominado estilo carolingio, del que, más adelante, hacia el siglo x, nacería el estilo románico, que durante los siglos venideros sería la base de los desarrollos artísticos y arquitectónicos en occidente. Igualmente importante fue la creación de una red de monasterios por toda Europa asociada a los señores feudales, que se convirtió en una importante señal de poder de Alemania a Italia. La única religión sin reivindicaciones territoriales fue el judaísmo, que, sin embargo, había aprendido a incorporarse a otras culturas, con comunidades en El Cairo, Damasco y a lo largo de todo el Mediterráneo, y con un importante papel en la artesanía y el comercio. En los siglos ix y x, el mapa euroa­siático empezó a prefigurar el mundo moderno, con distintos reinos en expansión continua desde el Pacífico al Atlántico, conectados por las rutas comerciales. También fue un período de innovación urbana: Hariharalaya se constituyó en la nueva capital de los khmer, Bagdad en la de los abasíes islámicos, Córdoba en el nuevo centro en España y Aquisgrán en el del Sacro imperio romano. Y, por supuesto, por aquella época, Chang’an fue la ciudad más grande del planeta. Mientras tanto, hacia 250, en América había nacido una nueva generación de ciudades estado mayas en Guatemala, Honduras y El Salvador. El impacto de las civilizaciones centroamericanas siguió sintiéndose en sus más remotos confines con la fundación de ciudades como Pueblo Bonito, por los llamados anasazi de Norteamérica. Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:56:55. 800 Período de las dinastías del norte y del sur 386–589 ™ Córdoba Aquisgrán Damasco Bagdad 400 Pattadakal Ellora Palenque Paharpur Copán Pueblo Bonito Banpo Borobodur Chang’an Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. Gyeongsangdo Culturas anteriores a la Pueblo hacia 1000 a.C.-700 Quiriguá siglos ii-x 284 Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:56:55. 800 Dinastía T’ang 618–907 Chang’an: la capital T’ang Templo Nanchan Templo Foguang 581–906 782 857 Dinastía Silla Templo Buseoksa 668–935 676–1000 Sur de Asia: dinastía Pallava Dinastía Chola hasta 740 hacia 860–1279 Kailasnath en Ellora Templo Virupaksha Sumstek Gompa 600–1000 733–44 siglos xi-xiii Mahavihara en Nalanda Templo Rajasimhesvara siglos vi-vii principios del siglo viii Somapura Vihara siglo vii 800 600 1000 Período pre-Angkor en Camboya Período Angkor en Camboya hacia 550–802 802–1431 Candi Prambanam 835–856 Phnom Bakheng Borobodur hacia 900–921 842 Período omeya Califato abasí 651–750 750–1258 Cúpula de la roca Ciudad de Bagdad Gran mezquita de Samarra 632–691 hacia 762, capital del califato abasí 852 Mezquita omeya Gran mezquita de Córdoba 709–715 787 Dinastía Merovingia en Europa central Dinastía Carolingia 482–751 751–911 Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. Iglesia abacial de Saint-Riquier terminada en 799 Sacro imperio romano 962–1806 Abadía de Fulda Sankt Gallen 790 816–836 Capilla Palatina 792–805 Imperio bizantino 330–1453 Germingny-des-Prés Theotokos Tou Libos 806–811 siglo x Koimesis en Nicea siglo ix Mayas: ciudades estado dinásticas hacia 250–900 Palenque Copán hacia 600–800 hacia 600–900 Culturas Pueblo Pueblo Bonito hacia 700–1600 comenzado en 920 285 Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:56:55. 800 Turcos occidentales Alcance máximo del imperio T’ang Uigures Dunhuang Palacio Chang’an Corea Luoyang Tíbet Hangzhou Imperio T’ang Nan-Chao India Guangzhou 0 Pyu Océano Pacífico 3 km Nara Champa Chang’an constituyó el principal modelo en la historia del urbanismo, no sólo para las posteriores capitales chinas, como Pekín durante las dinastías Ming y Qing, sino también para las principales capitales de Corea y Japón, como Nara y Kioto. Chang’an empezó a declinar a mediados del siglo ix, después de que una serie de revueltas en la ciudad provocara la persecución oficial de su población, en particular de la budista. La ciudad perdió su primacía tras el colapso de la dinastía T’ang en 906. 0 Mercado oeste Río Kamo Mercado este (capitolio izquierdo) Palacio Sakyo En 750, Chang’an, que contaba con un millón de habitantes, era una verdadera ciudad cosmopolita. Una estela de 781 documenta la ducción del cristianismo nestoriano por intro­ sacerdotes sirios en 635. El último de los príncipes sasánidas, Firuz, encontró refugio en esta ciudad hacia 670. El maniqueísmo llegó de la mano de los persas que huían del Islam, hacia 694. Sin embargo, Chang’an continuó siendo predominantemente un lugar de progreso confucionista y budista. Miles de sabios y estudiantes budistas, como Faxian, fueron a vivir en alguno de los centenares de monasterios budistas de la ciudad. Según relató el peregrino japonés Enin, en 840 encontró monjes procedentes del norte y el sur de India, Ceilán, Kucha (de la cuenca de Tarim), Corea y Japón, además de los monjes chinos que construían pagodas, templos y monasterios. La tumba pagoda del Ganso Silvestre de Hsuan Tsang fue construida en el siglo vii para albergar todos sus manuscritos. Enin también observó que las reliquias más preciadas de la ciudad eran cuatro dientes de Buda, tres de ellos procedentes de India, Khotan y Tíbet, y el cuarto, según la traducción, del Cielo. En las grandes fiestas para honrar las reliquias dentales, cada monasterio hacía sus propias ofrendas, que consistían en medicinas y alimentos, frutas y flores exóticas, y todo tipo de inciensos. También eran comunes las donaciones privadas, como la de un hombre que donó cien fanegas de arroz sin gluten y veinte de mijo; otro proporcionó galletas y otro dinero suficiente para las comidas. (capitolio derecho) CHANG’AN, EL CAPITOLIO T’ANG Ubicada al final de la ruta de la seda, Chang’an (Paz eterna) fue fundada por la dinastía Han en 200 a. C., cuando trasladaron la capital al oeste desde la antigua Luoyang. En 24, a mitad del reinado Han, Chang’an fue saqueada e incendiada, y quedó reducida a una ciudad de provincias, volviéndose a establecer la capital Han en Luoyang. En el siglo iv, Chang’an experimentó un renacimiento, pero no como capital política, sino como centro de enseñanza budista. A finales del siglo vi, el primer emperador de la dinastía Sui, Wen, volvió a establecer la capital imperial en Chang’an. Los Sui reconstruyeron la ciudad unos pocos kilómetros al sur de la antigua ciudad Han y la llamaron Daxing (Gran Prosperidad), la ciudad que durante la dinastía T’ang estaba llamada a ser famosa como urb primus de China en el primer milenio, su capital comercial, intelectual y política y el destino euroasiático de la ruta de la seda. El comercio, tanto el exterior como el interior, se desarrolló rápidamente bajo la dinastía T’ang, y se conectaron todas las ciudades importantes por medio de carreteras y canales. Chang’an, Luoyang, Yangzhou, Chengdu, Guangzhou, Youzhou, Bianzhou (hoy, Kaifeng) y Mingzhou (hoy, Ningbo), entre otras ciudades, formaban parte de esa red, y Guangzhou y Mingzhou eran los puertos de comercio con el extranjero. Los T’ang reintrodujeron una antigua forma de letra de cambio llamada fei qian (dinero volante), de modo que los comerciantes que vendían sus mercancías en Chang’an podían obtener letras de cambio fei qian, canjeables por dinero en otros lugares. Ukyo Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. 10.1 Retícula de Heijo-Kyo (Nara), Japón 3 km 10.2 Retícula de Heian-Kyo (Kioto), Japón 286 / Asia oriental Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:56:55. 800 Palacio Daming Palacio Taiji Ciudad imperial Mercado este Mercado oeste 0 500 m 10.4 Planta de una fang tipo Puerta Mingde Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. 0 4 km La construcción de Chang’an fue supervisada por el ingeniero y urbanista Yuwen Kai (555-612), quien también había diseñado el Gran Canal (605-606) por encargo del em­ perador de la dinastía Sui, Yang Di (reinado: 604-617), una obra hidráulica construida para transportar el grano desde las llanuras aluviales del sur al norte del país, un territorio relativamente empobrecido, aunque militarmente potente. Si bien estaba sobredimensionado para satisfacer las ambiciones imperiales, el plan de Chang’an se basó en descripciones de la ciudad ideal de Wangcheng, del período Zhou (véase la parte dedicada a 800 a. C.). El interés de los Sui por Wangcheng formaba parte del renacimiento de los antiguos idea­les chinos en versión moderna, en particular del ideal confucionista, en parte para contrarres­­ tar el auge de las prácticas budistas. La ciudad ocupaba unos 8,65 × 9,72 kilómetros de superficie, y sus murallas contaban con tres puertas en los lados oeste, sur y este. Su entrada principal era Mingde, la puerta central del lado sur, y las puertas daban a paso a un conjunto de calles monumentales, la mayor de las cuales, la que arrancaba de Mingde, tenía 220 metros de ancho; el resto unos 140 metros cada una. La distribución de agua a la ciudad se efectuaba por cuatro canales. 10.3 Plano de Chang’an, la capital T’ang, China El módulo de la ciudad se basaba en las dimensiones del palacio imperial Taiji (los palacios y salones para reuniones imperiales), que estaba situado en el extremo norte del eje central norte-sur, ocupando un 5 % de la superficie de toda la ciudad. La ciudad imperial (es decir, las oficinas gubernamentales y los salones ceremoniales nacionales) se situaba justo al sur del palacio. 0 El resto de la ciudad estaba dividido en 108 enormes manzanas, llamadas fangs, por avenidas en las direcciones este-oeste y norte-sur. Sin embargo, a pesar de su gran población, la extensión colosal de la ciudad aseguraba que las fangs tuvieran una densidad no muy elevada, especialmente si la comparamos con las de Teotihuacán y Roma en sus respectivas épocas de apogeo. Las fangs contenían templos, edificios comerciales, parques públicos y viviendas; cada fang era una especie de pequeña ciudad, con sus propias redes internas de transporte, murallas, puertas y torres en las esquinas. En la ciudad exterior había dos zonas comerciales principales, llamadas Mercado este y Mercado oeste, cada una de las cuales ocupaba dos fangs. Esos mercados fueron objeto de muchas descripciones literarias, numerosas de ellas dedicadas a toda una gama de productos procedentes de todo el mundo. Los alrededores del lago Qujian y las fangs Xingqing eran barrios pintorescos. 3 km 10.5 Manhattan, Nueva York, dibujado a la misma escala que la ciudad de Chang’an del siglo viii (arriba) Asia oriental / 287 Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:56:55. 800 Sala del Rey del Infierno Sala principal Sala Guanyin Sala de Defensa de la Ley Sala de Buda Sala Luohan Puerta principal 0 10.6 Templo de Nanchan, Wutaishan, provincia de Shanxi, China: sala principal Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. Monasterios de Nanchan y Foguang De los miles de monasterios de madera construidos durante los períodos Sui y T’ang, los de Nanchan y Foguang, ubicados en la montaña Wutai, provincia de Shanxi, muy al norte de la capital, son dos de los pocos que han perdurado. También constituyen una muestra del carácter progresivo de “chinificación” de la arquitectura budista. El más antiguo de los dos, el templo de Nanchan, es un edificio relativamente modesto del período T’ang, que fue reconstruido en su forma actual en 782. Su sala principal está dedicada al bodhisattva Manjusri (que significa “gloria apacible” o “dulce esplendor”), un personaje semi mítico considerado como la personificación de la sabiduría trascendente. Según la tradición, Manjusri nació sin padre ni madre, por lo que estaba libre de la contaminación del mundo de los comunes. La palabra bodhisattva significa “el que posee la cualidad de la iluminación”. El templo Foguang (857) es un edificio más ambicioso y, a diferencia de la sala de tres crujías de Nanchang, con su sencilla cubierta de faldones chinos (xieshan), la sala de Foguang tiene 7 × 4 crujías y una elegante cubierta a cuatro aguas. Las columnas divi­den la sala en un cao (espacio) interior y otro exterior. 25 m 10.7 Templo de Nanchan: plano de situación Al igual que sucedió con la metamorfosis del stupa al ta (pagoda), los chinos también transformaron el formato del monasterio; en este caso, la forma derivó claramente de la arquitectura palaciega de la época. Los patios recibían el nombre de sus edificios principales; por ejemplo, al patio de la pagoda se le llamó patio chan (meditación), patio vanaya (disciplina), patio purea (tierra), etc. No obstante, en líneas generales, los estilos de Nanchan y Foguang son muy similares, con faldones de pendientes suaves, aleros pronunciados y ménsulas potentes. 0 5m 10.8 Templo de Nanchan: planta de la sala principal 0 5m 10.9 Templo de Nanchan: sección transversal de la sala principal 288 / Asia oriental Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:56:55. 800 Correas Tirante Cabio Brazo de palanca (ang) Brazos de ménsula (gong) Columnas Bloque de asiento (dou) Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. 10.10 Templo de Nanchan, sala principal: detalle de juego de ménsulas Las cubiertas de madera chinas se designan basándose en el número y tipo de ménsulas y vigas que emplean. Mientras que los juegos de ménsulas (llamados dou-gong) se clasifican por el número y complejidad de sus elementos horizontales, verticales (y oblicuos), las vigas lo hacen por su posición y por su número de cabios. Los juegos de ménsulas dou-gong difieren en tamaño y cantidad, según su posición, ubicación, dimensiones de la cubierta y altura del edificio. En India, Mesopotamia u otras áreas más occidentales, jamás se desarrollaron unos juegos de ménsulas de semejante complejidad, posiblemente porque en esas arquitecturas los muros jugaban un papel más importante en la estabilidad y la expresión del edificio. En occidente, las vigas de madera necesitaban estar ancladas, y los arquitectos no tenían por qué preocuparse por problemas de esfuerzos a torsión, a diferencia de lo que sucede en las estructuras apoyadas en columnas o postes. Las ménsulas no sólo daban rigidez a las partes altas del edificio frente a la torsión, sino también flexibilidad en caso de terremoto. Esta técnica, desarrollada desde época muy temprana por los chinos, fue sufriendo diversas fases de desarrollo. Hacia el siglo xv, los ingenieros aprendieron a simplificar los sistemas de ménsulas y empezaron a utilizarlas más para preservar la tradición que por una necesidad estructural real. 10.11 Templo de Nanchan, Wutaishan, provincia de Shanxi, China 0 30 m 10.12 Plano de situación y sección del templo de Foguang 0 15 m Asia oriental / 289 Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:56:55. 800 Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. 10.13 Templo de Buseoksa, Gyeongsangdo, Corea EL BUDISMO EN COREA Hacia finales del siglo vii, la dinastía Silla (668-935) controlaba la mayor parte de la península de Corea. En 562 derrotó a la federación Kaya y, gracias a una alianza con la corte T’ang china, también logró conquistar los reinos de Paekche en 660 y Koguryô en 668, consiguiendo así unificar por primera vez Corea en un solo reino, con su capital en Kyôngju. Aún después del repliegue de las tropas chinas en Manchuria, los Silla mantuvieron estrechas relaciones con la China T’ang a través del comercio y de intercambios diplomáticos. Los Silla adoptaron el budismo como religión oficial, lo que facilitó su rápida expansión, incluso hasta Japón. No obstante, la introducción del budismo en Corea encontró cierta resistencia, lo que sólo pudo solventarse con éxito cuando los dioses autóctonos empezaron a ser considerados encarnaciones temporales de los budistas. Ciertos dioses chamanes, por ejemplo, fueron encarnados en bodhisattvas. En Japón se produjo una tensión similar entre las tradiciones sintoístas y las nuevas ideas budistas modernas. Al igual que el budismo mahayana evolucionó en India y China, algunas sectas hicieron lo propio en Corea, particularmente las que tenían influencias de los budismos tibetanos y el chino esotérico o tántrico, que sólo eran accesibles a los iniciados. Entre los diversos templos construidos durante este período, el templo de Buseoksa (676-1000), empezado en 751, fue el centro del budismo Silla. El templo fue incendiado por los japoneses en 1593 y restaurado en 1969-1973. En 676, el monje Uisang fundó el templo y la escuela Hwaeom, un sistema de pensamiento idealista en el que las percepciones de los sentidos carecen de realidad objetiva; la mente o el conocimiento de lo percibido sostienen y contienen el universo. Buseoksa, o el templo de la Piedra Flotante, recibe el nombre de la gran roca que hay junto a la sala oeste, que parece flotar sobre las piedras de abajo, simbolizando quizá su desafío a la gravedad. El monasterio descansa sobre una ladera boscosa, definida por una serie de terraplenes a los que se accede mediante senderos, escaleras y casetas de entrada. Desde la entrada de la puerta Cheonwangmun hasta la de Anyangmun hay 108 peldaños, un número que representa la redención desde la agonía y las bajas pasiones a través de 108 ciclos. 10.14 Templo de Buseoksa: plano de situación En realidad, la puerta de Anyangmun es un pabellón flotante sobre el borde de un terraplén, con el acceso al mismo desde abajo. Anyangmun significa “entrada al Cielo” y es la culminación del camino espiritual. Con espectaculares vistas sobre los valles y el paisaje de abajo, está emplazada enfrente del salón de Muryangsujeon, con su buda, que data de alrededor del año 1000. 10.15 Templo de Buseoksa: sección general 290 / Asia oriental Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:56:55. 800 Parihasapura Abaneri Nalanda India Verul (Ellora) Mar de Arabia Golfo de Bengala Pattadakal 0 15 m Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. 10.16 Templo de Virupaksha, Pattadakal, India: planta EL INDOBUDISMO SURASIÁTICO Mientras que las viharas budistas surasiáticas acogieron lo que se conoce como un movimiento panasiático, el sur de Asia fue gobernado por una serie de reinos con diversas afiliaciones religiosas. Desde el período gupta, en el sur de Asia no hubo un solo “imperio” unificado y, en consecuencia, diversos gobernantes y comerciantes patrocinaron toda una amplia variedad de posiciones intelectuales y filosóficas. Flotaba en el ambiente una especie de fervor intelectual encarnado por diferentes religiones y sectas, que fructificó en una competición por la construcción de universidades (shilas) y templos para expresar y explorar las ideas respectivas. En líneas generales, mientras que los reyes hindúes dominaban la mayor parte del país, los budistas eran fuertes en el este y el noroeste. Para mayor información sobre estos aspectos, Susan L. y John C. Harlington, en su libro The art of ancient India (Weatherhill, Nueva York, 1985), han recopilado una de las descripciones más extensas y cuidadosamente investigadas de la arquitectura de templos en el sur de Asia. En India central, los chalukyas prosiguieron su exploración de estilizados templos excavados en la roca, cuyo mejor ejemplo fue el Virupaksha en Pattadakal (733-744), construido por la reina de Vikramaditya II, Loka-Mahadevi. A diferencia de la arquitectura experimental precedente, el templo Virupaksha trata de equilibrar las necesidades rituales con un orden formal regido por los dictados de la simetría de una planta geométrica. El templo Virupaksha se sitúa en el interior de un generoso recinto amurallado, con la entrada principal en el lado este, marcada por un vestíbulo gopuram poco profundo, repetida en el lado oeste con otro hueco similar, aunque más pequeño. El muro del templo está diseñado para crear dos espacios: un patio de entrada, con un pequeño relicario cuadrado Nandi central, y un espacio secundario que conduce alrededor de la mandapa, con pilares y el relicario principal (o vimana), creando un pasadizo destinado a la práctica del parikrama. El relicario Nandi está orientado al oeste, así como los suplicantes, en dirección del relicario principal. En este sentido, se alza en medio del patio con todos los demás suplicantes. La mandapa tiene doce columnas exentas que se amplían en los bordes mediante pilastras o columnas de edificios anexos, en una meticulosa composición. De la mandapa sobresalen tres porches, dos de ellos con escaleras para bajar al terreno. La vimana principal está formada por la garbh-griha cuadrada, de gruesos muros y rodeada por un deambulatorio cerrado. La garbh-griha sobresale hacia el exterior, formando un cuello alineado con la fila interior de columnas, para constituir un vestíbulo enmarcado por nichos a ambos lados. 10.17 Perfil del templo de Virupaksha Asia meridional / 291 Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:56:55. 800 0 Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. 10.18 Templo de Kailasnath en Ellora, cerca de Aurangabad, India El templo de Kailasnath en Ellora Hacia 750, los rashtrakutas arrebataron a los calukyas el dominio sobre el Decán, pasando a gobernar la región durante más de doscientos años, hasta 973. Los rashtrakutas impusieron rápidamente su superioridad militar y conquistaron todas las rutas comerciales importantes que conectaban la parte occidental de la región con el resto del subcontinente, en particular con la dakshinapatha, o ruta sur. En Verul (actual Ellora), en la dakshinapatha, el rey rashtrakuta Krishna I ordenó la construcción de lo que resultó ser no sólo el mayor templo excavado en la roca de su tiempo, sino de toda la historia. Con sus 50 metros de ancho, más de 90 metros de largo y 20 metros de alto, Kailasnath se encuentra en medio de una pared de basalto de 3 kilómetros de largo, con 34 cuevas excavadas en la roca (12 budistas, 17 hindúes y 5 jainíes, que datan de 600-1000). Kailasnath está concebida como una representación de la montaña cósmica e inaccesible residencia del dios Siva, el monte Kailash. A diferencia de los edificios budistas tallados en la roca, siempre elaboraciones que partían de la cueva, Kailasnath tiene una entidad independiente y es una escultura colosal exenta separada de la matriz rocosa. Dado que el templo sigue estando rodeado de la roca de la que fue excavado, en Kailasnath uno tiene una sensación de que se trata de una excavación, como si todavía estuviera en obras. 50 m 10.19 Templo de Kailasnath, Ellora: sección longitudinal A ambos lados del volumen de la cámara Nandi se han dejado dos “torres de la victoria”, que no sólo proporcionan el eje vertical a la composición, sino que su longitud también da la medida del volumen de roca excavado. Desde el exterior, el templo queda casi por entero oscurecido por su entrada de dos plantas, gopuram, en el lado oeste (flanqueado a ambos lados por sendas figuras sivaísta y visnuista), que da paso al espacio principal a través de un vestíbulo. La planta baja está dominada por la inmensa presencia de la masa excavada, pues el volumen del templo en este nivel es, en su mayor parte, macizo e inaccesible. Hacia el fondo, el perímetro está circundado por una columnata de pilares cuadrados, cuya finalidad no es más que sostener la roca que sobresale por encima. En medio de un elaborado programa escultórico, la parte inferior de la masa de roca del relicario principal está esculpida con figuras de elefantes a tamaño natural, como si sostuvieran el templo superior. 10.20 Templo de Kailasnath, Ellora: planta 292 / Asia meridional Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:56:55. 800 0 50 m 10.21 Templo de Kailasnath, Ellora: sección transversal Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. El acceso al nivel principal del templo se realiza por un par de escaleras simétricas, situadas en el lado oeste, que conducen al vestíbulo de entrada del santuario. La mandapa tiene dieciséis columnas agrupadas en grupos de cuatro, creando un espacio central cruciforme que se abre a unos pequeños porches en los lados norte y sur. La garbh-griha principal es la cámara cuadrada ciega tradicional, de gruesos muros y con un shivalinga como imagen. Una característica singular de Kailasnath es el anillo de cinco relicarios secundarios que dan al parikrama, que, a su vez, rodea a la cámara principal. El relicario principal está comunicado con la cámara Nandi y el gopuram de entrada por medio de puentes. La shikhara del relicario principal tiene un estilo propio del sur, con su forma piramidal de cuatro pisos rematada por un florón octogonal. Los relicarios secundarios también están excavados y emplean el mismo vocabulario. Sin embargo, Kailasnath no es sólo el relicario principal, por gigantesco que sea. Hacia el norte, alineado con la mandapa, otro templo excavado en la roca, Lankesvara, tiene una mandapa de dieciséis pilares y una garbh-griha que rivaliza con el santuario principal. Al sur hay otros dos relicarios, también excavados en la montaña, uno de los cuales penetra casi 25 metros en la roca. La mayor parte de los análisis que se hacen sobre el proceso de construcción de Kailas­ nath presupone que debieron excavarse en la roca zanjas gigantescas, vaciando el volumen principal del templo, e iniciando después el proceso de excavado y esculpido. Otra posibilidad más pragmática viene sugerida por el hecho de que los templos secundarios, en especial el norte, están excavados tan profundamente en la roca que cabe imaginar que podría haberse empleado el mismo método para el santuario principal. Dado que Kailas­ nath tiene su origen en los templos cueva anteriores excavados en la roca, conceptualmente sería lógico haber excavado la cueva sagrada y, más tarde, en un acto de suplantación de la infinitud de la montaña alrededor de las cuevas tradicionales, “descubrir” el exterior en forma de un templo completo. Aquí no existe posibilidad de error, ya que la roca no puede reemplazarse. Naturalmente, los rashtrakutas debieron estar muy familiarizados con los templos construidos por sus predecesores chalukyas, por los pallavas y los pandyas, sus contemporáneos del sur. Se desconoce por qué decidieron dedicar todos sus recursos a la creación de un edificio gigantesco excavado en la roca, pero seguramente debió tener algo que ver con la ne­cesidad de reafirmar el valor de la manera tra­dicional de construir una estructura ritual monumental, a la vista de la inminente mo­ dernidad del templo de piedra. 10.23 Templo de Kailasnath, Ellora: detalle 10.22 Templo de Kailasnath, Ellora: detalle Asia meridional / 293 Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:56:55. 800 Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. 0 25 m 10.24 Templo de Rajasimhesvara, Kanchipuram, India 10.25 Templo de Rajasimhesvara: planta Cisterna escalonada en Abaneri Como las ghats de Benarés, las cisternas escalonadas de India occidental exaltan el acto de descender a buscar el agua. En el siglo ix, la dinastía Pratihara, de Rajastán, construyó en Abaneri una cisterna escalonada de base cuadrada, de 35 metros de lado por 25 de profundidad. La bajada se realiza por tres de sus lados, con un ritmo descendente creado por un juego de escalones en zigzag simétricos, cuya función se convierte en una exploración estimulante de posibilidades geométricas. Templo Rajasimhesvara En India meridional, el rey pallava Narsimhavarman (el constructor del templo de la Orilla) construyó el templo Rajasimhesvara, el edificio de mayor tamaño de su capital Kanchipuram (700-730). Rajasimhesvara está rodeado por una imponente muralla perimetral con más de cincuenta relicarios dispuestos en sus caras interiores. En el este, la entrada está formada por una amplia antecámara, donde, alineado con el muro perimetral principal, hay un relicario secundario más pequeño, construido por el hijo de Narsimhavarman, Mahendravarman iii. La entrada está coronada por un gopuram con bóveda de cañón y siete relicarios alineados en dirección norte, lo que sugiere que en algún momento pudiera haberse acariciado la posibilidad de construir otro muro compuesto de relicarios, sin llegar a hacerlo. El relicario principal se centra en una garbh-griha dedicada a Siva, rodeada de un grueso muro que sirve de soporte, con un parikrama angosto y oscuro. El propio relicario está rodeado por nueve relicarios adosados al muro, dos de los cuales, los del lado este, se bifurcan para formar una entrada a la garbh-griha principal, mientras que otro está organizado axialmente en la dirección norte-sur. Originalmente, todo el edificio, con su gigantesca estructura escalonada, o shikhara, de cuatro pisos, era exento, aunque más adelante se añadió al resto de edificios mediante la creación de un vestíbulo intermedio al este, de modo que actualmente el acceso a los relicarios secundarios del lado este sólo se puede efectuar a través del vestíbulo. 0 20 m 10.26 Cisterna escalonada en Abaneri, cerca de Agra, India: planta y sección esquemática 294 / Asia meridional Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:56:55. 800 Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. 10.27 Templo de Rajasimhesvara Mahavihara en Nalanda Casi todos los peregrinos budistas que iban a India hacían parada en Nalanda, la Mahavihara (“gran vihara”) de la época. Las mahaviharas como la de Nalanda eran universidades multidisciplinares dedicadas no sólo a la preparación de practicantes budistas, sino también al estudio de las disciplinas profanas. Oficialmente fundada por el rey gupta Kumara Gupta I (415-455), Nalanda prosperó repentinamente durante el reinado de Harshavardhana y llegó a contar con más de dos mil monjes y unos diez mil discípulos. Theravada, la escuela de budismo implantada principalmente en Sri Lanka, Myanmar, Tailandia y Camboya, se desarrolló aquí. Además de las diversas escuelas de budismo, como la hinayana, la mahayana y la tántrica, en Nalanda también se impartían cursos de los vedas indoarios de Hetu Vidya (lógica), Shaba Vidya (gramática), Chikitsa Vidya (medicina), etc. De hecho, Hsuan Tsang pasó parte de su vida estudiando derecho en Nalanda. 10.28 Mahavihara en Nalanda Diez cuadriláteros con una superficie de 14 hec­táreas, alineados en un bloque y apretados unos junto a otros, nos dan una noción de la densidad de Nalanda. Cada vihara, construida con ladrillo y de 50-60 metros de largo, tenía un patio central (algunos con un relicario) rodeado por dos o tres pisos de celdas monacales, unas treinta por planta. Las viharas estaban enfrente de una hilera de santuarios chaityas exentos, también de ladrillo, y cada uno contaba con una larga escalinata central de subida a una plataforma sobre la que se levantaba el relicario principal, con relicarios subsidiarios en las esquinas. Únicamente se ha excavado una pequeña parte de las mahaviharas. 0 Aryabhatta, el famoso astrónomo y matemático indio del siglo v (nacido en Kerala en 476), fue a Nalanda de joven para estudiar astronomía. Aryabhatta fue uno de los primeros en sostener la teoría de que la tierra era esférica, anticipándose un milenio a las tesis de Copérnico. Su obra principal, conocida como Aryabhatiyam, fue traducida al latín en el siglo xiii e incluía métodos de cálculo de áreas de triángulos, volúmenes de esferas y raíces cuadradas y cúbicas. Aryabhatta también estudió las elipses y afirmó que el Sol era la fuente de luz de la Luna. Otro astrónomo indio del siglo vii, Brahmagupta, calculó que la circunferencia de la tierra medía 5.000 yojanas (unos 36.000 km) sólo 4.000 metros menos que la longitud real. En esta época también se propuso la existencia del número cero, llamado sunya (que significa “vacío”). Sunya se tradujo al árabe como sifr, que significa “vacante”, y hacia 1200 esta palabra se transliteró al latín con el sonido, pero no el significado, resultando en zephirum o zephyrum. 100 m 10.29 Mahavihara en Nalanda, India: planta Asia meridional / 295 Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:56:55. 800 0 100 m 10.30 Somapura Vihara, Paharpur, Bangladesh: planta Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. Somapura Vihara Tras el reinado de Harshavardhana, los reyes pala de Bengala conservaron Nalanda durante cuatro siglos, hasta el siglo xi. Las ruinas supervivientes datan del período pala, cuando se construyeron la mayoría de los stupas. De hecho, en el este de India, los reyes pala y sena convirtieron el budismo en un centro neurálgico, con numerosas universidades monásticas aparte de Nalanda, como Vikramsila y Somapura. Tan numerosas fueron las viharas que el nombre del estado moderno en esta región, Bihar, es una contracción de la palabra del sánscrito que define la Tierra de las viharas. En Somapura Vihara (hacia 800), Bengala, los dos elementos del diseño de Nalanda, las viharas cuadrangulares y el templo chaitya, se integraron en un único complejo. Con su singular forma en cruz, su templo chaitya tiene más de 100 metros de norte a sur y está ubicado en medio de un vasto patio cuadrangular de 300 metros de lado, cuyos bordes contienen 177 celdas, que debieron ser relicarios o celdas monacales. Orientado al norte, el stupa está asentado sobre tres terrazas de bordes dentados, que constituyen un escenario para el santuario central (hoy desaparecido). 10.31 Sumstek Gompa El conjunto está construido con ladrillo recocho, y decorado con elementos de terracota que narran episodios mahayana de la vida de Buda y otros bodhisattvas. La escultura también pone de manifiesto que el budismo tántrico basado en el sexo, que cree en la liberación de energías fundamentales a través de las relaciones sexuales y de otros tipos entre hombre y mujer, era muy influyente en esa época. El orden y configuración del stupa escalonado se basa en diagramas cosmogónicos, o mandalas, mahayana, del tipo que aún hoy se encuentran en Nepal y Tíbet. Sumstek Gompa Sumstek Gompa es un ejemplo cachemir famoso que ha permanecido en gran parte intacto hasta hoy. Ubicado en la carretera a gran altura que va de Srinagar a Ladakh, el Sumstek Gompa es un edificio de tres niveles escalonados que combina la arquitectura tradicional autóctona de Ladarkh con las delicadas tallas de madera cachemiras. El interior, profusamente adornado con murales de motivos budistas y bodhisattvas, irradia una luz intensa por la calidez de los colores. En su Dukhang (salón de actos) adyacente hay una estatua de Avalokiteshvara de oro puro. En un estilo que recuerda al ajanta, sus muros están pintados con escenas de hombres con turbante y mujeres con trenzas, bebiendo, montando a caballo, luchando, vestidos con ropajes de origen centroasiático, por más que sus rasgos sean decididamente surasiáticos. La mayor parte de lo que ha perdurado hasta hoy data del siglo xi, y fue construido por Padmasambhava. Chorten Chorten Sumstek Chorten Dormitorios de los monjes Chorten 0 30 m 10.32 Sumstek Gompa, Alchi, India: plano de situación 296 / Asia meridional Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:56:55. 800 10.34 Uno de los Budas sedentes en las terrazas superiores de Borobodur Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. 10.33 Vista de Borobodur, cerca de Yogyakarta, Indonesia INDONESIA EN UNA ENCRUCIJADA La civilización india viajó al sureste asiático en las alforjas y los cargamentos de los comerciantes, remontándose estos desplazamientos nada menos que al siglo i. Mientras que las misiones enviadas por Asoka en el siglo iii a.C. llegaron hasta Sri Lanka, fueron los comerciantes que hacían el servicio regular a las costas de las islas Andaman quienes transformaron gradualmente al pueblo môn de Camboya, y después se desplazaron hacia el sur, a la península malaya, diseminándose por las islas de la moderna Indonesia. A medida que los reinos indobudistas se fortalecían en el sur de Asia, el volu­men del comercio marítimo crecía exponencialmente. Al mismo tiempo, los comerciantes chinos de las dinastías Sui y T’ang descendieron por la costa vietnamita para comerciar con el sureste y el sur de Asia. En medio de todo este tráfico, en las intersecciones de civilización, los reyes indobudistas Shailendra de la Indonesia del siglo ix utilizaron su riqueza recién adquirida para catapultar su reino desde uno de los puestos de avanzada más remotos del comercio marítimo entre China y India, hacia un centro conceptual del universo cosmogónico indobudista. En el breve lapso de cien años, no sólo construyeron uno de los santuarios stupa budistas más magníficos que se conocen, Borobodur, sino también, a poco más de 30 kilómetros del anterior, uno de los conjuntos de templos hindúes de mayor tamaño y más complejos de su tiempo, el conjunto de Prambanam. Para mayor información sobre este tema, Diagoro Chihara ha recopilado uno de los compendios más útiles de la historia de la arquitectura del sureste asiático. Borobodur La gran “montaña cósmica” de Borobodur (790-850) fue iniciada durante el reinado del rey Indra, de la dinastía de los Shailendra, y terminada en la de los Samaratunga. Aunque basado en experiencias anteriores, Borobodur es un caso único tanto por su organización como por su arti­culación formal. De planta casi cuadrada (122 metros de norte a sur y 116 me­ tros de este a oeste), está alineada aproximadamente con los puntos cardinales. En planta sigue el diagrama típico de mandala budista, con un orden simétrico respecto a dos ejes perpendiculares entre sí, y está compuesto por una serie de terrazas dentadas que rodean a otra serie de terrazas circulares en el medio. En cierto modo, Borobodur es un stupa de­ puradísimo, construido sobre un montículo, mien­tras que desde otro aspecto, se trata de un proceso pedagógico tridimensonal. El edificio no es ni un pueblo ni un monasterio, sino más bien una especie de universidad a la que acudir para invocar a seres divinos y participar en un viaje didáctico, moviéndose por sus espacios para aprender una progresión de enseñanzas, mediante las cuales el estudiante aplicado puede alcanzar un estado de bodhi, o sabiduría perfecta, tal y como lo hiciera el buda Sakyamuni hace 2.500 años. La experiencia esencial consiste en una secuencia orquestada de cuatro galerías, seguida de tres terrazas precedidas por un gran plinto o terraza previa. Las cuatro primeras terrazas son cuadradas y las tres últimas redondas. La experiencia global culmina en el stupa central, completamente macizo, por lo que no puede entrarse en él. A medida que el peregrino budista se aproxima, el perfil resulta claramente visible, con sus tres niveles de galerías y terrazas stupa redondeadas, orquestadas jerárquicamente en torno al stupa central, formando el perfil de una montaña de suave turgencia. El destino, el stupa central, parece claro. Sin embargo, a medida que el peregrino lo va viendo más de cerca, el stupa central va desapareciendo, como si se retrajera en el interior del monumento y fuera reemplazado por un bosque de stupas y esculturas similares, con una escala más humanizada. 10.35 Uno de los lienzos esculpidos en las terrazas inferiores de Borobodur Sureste asiático / 297 Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:56:55. 800 Gran stupa Tres terrazas circulares con stupas huecos Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. Terrazas cuadradas con galerías definidas por lienzos de pared esculpidos 10.36 Borobodur: plano de la zona 10.37 Sección parcial donde se ven los tres niveles de Borobodur Puesto que el nirvana no es ni un lugar ni una cosa, no tiene descripción, y más bien se trata de un estado de ánimo que el peregrino debe alcanzar tras un viaje personal. Como si estuviera regido por el mandala, este viaje debe ser completado por el peregrino en sesenta escalones conceptuales. El viaje comienza deambulando por las cuatro galerías inferiores, que tienen dos filas de estelas esculpidas a cada lado, organizadas secuencialmente para narrar episodios de la vida de Buda. Esas an­ gostas galerías escalonadas bloquean las visuales y centran la atención de los peregrinos en las estelas. Sólo una vez recorridos esos cuatro niveles, los peregrinos pueden ascender a los niveles circulares superiores, sin muros de cie­rre. Allí se encuentran los stupas huecos de forma acampanada, cada uno de ellos con una escultura diferente del buda sedente mostrando una de las mudras, los gestos simbólicos característicos del budismo. Los huecos de los stupas inferiores son grandes y tienen forma de rombo, mientras que los superiores son más pequeños, cuadrados y me­ nores en número. El stupa de Borobodur es tam­bién una réplica del universo y simboliza el microcosmos dividido en tres niveles: en el inferior, el mundo del deseo del hombre está influido por impulsos negativos; el intermedio es el mundo donde el hombre domina sus impulsos negativos y usa sus impulsos positivos; y el más alto es aquel donde el mundo del hombre ya no está ligado por el antiguo deseo físico y mundano. El peregrino llega al stupa cuya solidez simboliza el shunyata, o la no presencia a la que aspira el peregrino budista que busca el nirvana. En suma, Borobodur representa los diez niveles de la vida que un bodhisattva debe desarrollar para convertirse en un buda o un iluminado. Es importante observar que la terraza inferior de Borobodur fue añadida en época más tardía, ocultando una fila de estelas detrás de ella. Se ha aventurado que esta terraza inferior pudo haber sido añadida para estabilizar la estructura, que es muy pesada (ya que está hecha de andesita pardoamarillenta, una roca volcánica oscura procedente del monte Merapi) y pudiera haber empezado a deslizarse. Uno de los debates en lo que se refiere al significado de Borobodur es sobre si iba a tener 10.38 Borobodur: planta un gran stupa en el medio que dominase el conjunto del edificio. Si bien existe la posibilidad de que hubiera sido proyectado así, pero que se cambiara de idea sobre la marcha, cuando la cimentación de la terraza inferior empezó a deslizarse, también es posible que sus autores la concibieran tal y como ha llegado a nuestros días. 0 298 / Sureste asiático Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:56:55. 50 m 800 0 Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. 10.39 Loro Jonggrang, Prambanan, Indonesia 150 m 10.40 Loro Jonggrang: planta y silueta Candi Prambanam Hacia 835, tras la muerte de Samaratunga, a su joven hijo Balaputra le fue usurpado el derecho a la sucesión por su cuñada Patapan de Sanjaya. Patapan sustituyó el budismo por el hinduismo en el reino de los Shailendra, de modo que no es de extrañar que Borobodur cayera pronto en el olvido, pues Patapan inició inmediatamente la construcción de una serie de templos hindúes que continuaría su hijo Rakai Pikatan (o Jatiningrat). Los frutos de sus hercúleos esfuerzos por establecer rápida y espectacularmente la nueva fe oficial están diseminados por las llanuras de Prambanam, no lejos de Borobodur. Los relicarios se sitúan en una plataforma cuadrada, accesible por sus cuatro lados, alrededor de la cual se levantan 224 pequeños relicarios, organizados en anillos concéntricos y con unos pasillos anchos que conducen al centro. Los pequeños relicarios están orien­ tados hacia fuera en filas de 18, aunque los de las esquinas fueron diseñados con dos orientaciones. Un muro rodea el complejo, con sendas puertas de acceso en cada uno de sus lados. Originalmente, todo este complejo estuvo rodeado por otro muro perimetral, de unos 390 metros de lado, aunque éste no estaba orientado hacia los puntos cardinales, sino hacia el noreste y el suroeste. Uno de los templos más impresionantes de esa serie es el de Candi Prambanam, conocido popularmente como Loro Jonggrang (Virgen Esbelta). Construido hacia 850, sus tres relicarios centrales están orientados al este y dedicados a la trinidad hindú (Brama, Visnú y Siva), con el de Siva en posición central (este templo también se vinculó con ideas relacionadas con el reino divino, especialmente con el entierro de los restos del rey de Mataram, Balitung, quien murió en 910 y afirmaba ser una reencarnación de Siva). Tres relicarios secundarios para los respectivos animales “vehículo”, o vahanas, miran hacia el oeste del grupo principal. Mini stupas budistas Los relicarios de Prambanam están articulados como edificios de dos plantas, separadas por una franja de molduras. Sus perfiles son muy similares a los de los relicarios pallava de India meridional, que enfatizan una verticalidad estilizada y acusan también claramente los estratos horizontales, como en el templo de la Orilla. Sin embargo, la base de dos pisos de Prambanan es significativamente más alta en proporción a su planta, comparada con sus precedentes surasiáticos. El perfil bulboso de las salas o superestructuras individuales puede interpretarse como un guiño de complicidad al —no demasiado alejado— templo de Borobodur. Los sistemas de plantas y alzados tripartitos eran muy similares, y pudieron adaptarse fácilmente el uno al otro. En consecuencia, no es difícil confundir un templo hindú con uno budista, y viceversa, en particular en los templos de la Camboya de nuestros días. ratnas (o joyas) hindúes Cabeza Cuerpo Pies Chaitya-griha budista Chaitya-grha Hindu 10.41 Comparación de templos budista e hindú (según Diagoro Chihara) Sureste asiático / 299 Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:56:55. 800 Pyu Champa Angkor Imperio khmer Mar de China Meridional Pnomh Penh Sri Vijaya Imperio Majapahit Océano Índico Borobodur Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. Reino shailendra Prambanam REINOS HINDÚES DE CAMBOYA El territorio que ocupa la Camboya actual, habitado desde la prehistoria, fue dominado por varios reinos regionales que fueron “hinduizados” en el siglo ix, adoptando las cosmogonías e ideas de gobierno hindúes. La lengua de la corte tenía su origen en fuentes sánscritas. En 802, Jayavarman II (reinado: 802-834) estableció el primer reino khmer importante, al sur mismo de la cordillera Dangrek, en una vasta planicie aluvial. Jayavarman iii ubicó su nueva capital, Hariharalaya, junto a la orilla septentrional del Tonlé Sap, el gran lago de Camboya. Este lago tenía una importancia vital para la economía de la región, y recogía las aguas de varios ríos que bajaban hacia el sur desde la cordillera Dangrek, entre ellos el Mekong. En las crecidas del Mekong, sus aguas hacen retroceder a su afluente hasta el Tonlé Sapal e inunda toda la región. Los khmer aprendieron a aprovechar esta agua mediante canales y grandes depósitos llamados barays, que, una vez que la inundación retrocedía, proporcionaban un suministro continuo y controlable de agua para el cultivo del arroz durante todo un año. Unas calzadas elevadas conectaban la ciudad con las montañas y desfiladeros situados a unos 60 kilómetros al norte y el oeste. 10.42 Vista del templo Bakong Hariharalaya fue proyectada en forma de cuadrado y centrada alrededor de una serie de templos. El mayor de ellos, hoy llamado Bakong, fue construido por Jayavarman iii en 881. Si bien la cosmogonía y las geometrías matemáticas procedían de la India hindú, sus formas eran transformaciones de los precedentes indonesios. Dedicada a Siva, la torre de Bakong se eleva unos 15 metros sobre su terraza de base de 18 metros de altura. Construida con sillares de piedra arenisca, muestra un perfil esbelto y atenuado. El recinto mayor contiene una serie de relicarios adicionales, la mayor parte de ellos de ladrillo, que fueron añadidos hacia el año 1000. El foso que rodea el recinto era salvado por una calzada elevada, con esculturas de motivos de serpientes a ambos lados, a modo de balaustrada. La serpiente representaba a Naga, la cobra real que ocupaba una posición central en la mitología fundamental de Visnú y Siva. Dentro del templo pirámide cuadrado, una estructura, derivada seguramente de la arquitectura ratha en Mamallapuram, encarna la relación de esta estructura terrenal con el cosmos. La pirámide culmina en una torre central, un hito visible en el territorio que representaba el poder centralizado del rey. La combinación de plataformas y torre es única en la arquitectura khmer. Un sistema de numerología sofisticado y extremadamente complejo —número de torres, peldaños y jerarquía ascendente de los grupos escultóricos—, reforzaba la asociación con Siva y la autoridad universal del rey, a través de una identificación con el año lunar. El dinamismo de la composición resultante no es sino un anticipo del famoso templo Angkor Wat del siglo xii. 10.43 Templo Bakong, cerca de Siem Reap, Camboya: planta 300 / Sureste asiático Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:56:55. 800 Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. 10.44 Sección por el “templo montaña” en el templo Bakong Phnom Bakheng En 889, el rey Yasovarman (reinado: 889-910) trasladó su capital 15 kilómetros al noroeste de Hariharalaya y la llamó Yasodharapura. Al igual que Hariharalaya, el trazado de Yasodharapura responde a un cuadrado perfecto, de 4 kilómetros de lado, situado entre dos ríos. Los reyes khmer construyeron un baray gigantesco (2 × 8 kilómetros) justo al este de las murallas de la ciudad. En el centro geométrico de Yasodharapura había una colina natural que, presumiblemente, fue la causa que motivó la elección de ese emplazamiento para la ciudad. En lo alto de esa colina, Yasovarman construyó su templo real fundamental, Yasodharesvara, conocido hoy como Phnom Bakheng. Éste se levanta sobre una plataforma en la cumbre de la colina, creada mediante desmontes y terraplenes. Sus cinco terrazas, una montaña artificial en lo alto de una mon­ taña natural, culminan en una meseta, con cuatro relicarios alrededor de un relicario central de Siva. Otros 103 relicarios se distribuyen geométricamente por las terrazas, sumando un total de 108, un número que, como ya sabemos, es propicio en la astrología hindú. Un sistema de numerología sofisticado —número de torres, peldaños y jerarquía ascendente de los grupos escultóricos— reforzaba la asociación con Siva. Como Bakong, Phnom Bakheng estaba rodeado por un foso, y los terraplenados creaban un perfil esférico. Desde la cúspide, el templo proporciona unas dilatadas vistas panorámicas, en particular hacia las montañas del norte. Se diría que algunas de ellas tienen el mismo perfil que Naga, como si quisieran proteger y definir la vasta llanura de aluvión. 0 50 m 10.45 Phnom Bakheng: planta Preah Khan Ta Som Neak Pean Angkor Thom Ta Keo Baray este Ta Prohm Baray oeste Banteay Kdei Phnom Bakheng Angkor Wat 10.46 Angkor Sureste asiático / 301 Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:56:55. 800 10.47 Detalle de fábrica de piedra en Borobodur Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. Técnicas constructivas en el sureste asiático La arquitectura de piedra monolítica nunca dio el salto de India al sureste asiático. En su lugar, los reyes de Java y Camboya adoptaron desde el principio la técnica más avanzada de construir con ladrillo forrado de piedra. En Indonesia, siempre que era posible, las rocas volcánicas arrastradas por la corriente de los ríos se cortaban y labraban cerca de los terrenos para edificar, que, por lo general, estaban cerca de los ríos y, en aquellos lugares en que no era posible, la arenisca extraída de las canteras se transportaba en balsas durante los monzones, aprovechando las crecidas que inundaban vastas áreas del territorio. En Borobodur se cortaron las piedras a una altura uniforme (22 cm), mientras que el resto de dimensiones (anchura y grosor) eran irregulares. Esto permitió aparejarlas en hiladas, al tiempo que se aseguraba un aprovechamiento máximo de la roca disponible. No se utilizó ningún tipo de mortero, y la única técnica empleada fueron solapes ocasionales para mantener las piedras verticales en su sitio, especialmente en las superficies exteriores. Los rellenos se hacían con piedras secundarias, generalmente irregulares y sin prestar atención especial a su aparejo. 10.48 Vista de fábrica de piedra en Borobodur Cuando era preciso que el grosor de las piedras fuera uniforme, como en el caso de los portales exentos de Borobodur, con dos caras vistas y grosor de dos sillares, se utilizaron dovelas acuñadas entre las piedras para que se mantuvieran unidas. En los pavimentos de las galerías se hincaban piedras en forma de cuña en los huecos de las juntas solapadas, de manera que, al quedar todas las piedras comprimidas entre sí, se lograba un encaje más ajustado. Cara vista de piedra Mampostería de laterita detrás de la cantería Mientras que en el continente se usaba prin­ cipalmente la piedra arenisca, en las islas volcánicas eran más comunes la andesita, el basalto, la toba volcánica y la caliza. También se usaba comúnmente el ladrillo, tanto para edificios corrientes como monumentales. La laterita también era un material de construcción común, particularmente en el continente surasiático, donde era cortada y endurecida en bloques. La laterita no es una roca propiamente dicha, sino que se produce cuando una amplia variedad de rocas se erosionan bajo unas fuertes condiciones de oxidación, algo que ocurre normalmente en zonas tropicales. Si bien los ladrillos y los bloques de laterita se dejaban a menudo vistos, también era frecuente revestirlos con un estuco llamado vajralepa (“enlucido de diamante”). Por lo general, para uso al exterior, el vajra-lepa se moldeaba con delicados motivos, mientras que en interiores se usaba como base para los frescos. El vajra-lepa también se utilizaba sobre fábrica de piedra. El arco falso, o arco acartelado, hecho con hiladas en saledizo, era el sistema preferido para techar. Los arcos “auténticos” sólo se usaron ocasionalmente en India, como en el templo Mahabodhi. Este tipo de arco fue usado principalmente en Birmania, pero en siglos posteriores. 10.49 Sección de muro en Angkor Wat 302 / Sureste asiático Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:56:55. 800 Mar Negro Constantinopla ESPAÑA Imperio bizantino Córdoba Océano Atlántico Mar Mediterráneo Gibraltar Damasco IFRIQIYA (ÁFRICA) Trípoli LIBIA El Cairo ARMENIA SIRIA Samarra pio Cas Mar Toulouse Oviedo Go lfo EGIPTO ojo rR Ma Medina La Meca Kabul PERSIA Bagdad Jerusalén Bukhara Persépolis Pé rs ico ARABIA Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. Mar de Arabia NACIMIENTO DEL ISLAM Hacia el siglo vii, por sus condiciones climáticas y geográficas extremas, Arabia estaba en la periferia de los grandes centros culturales de su época. Su población estaba compuesta básicamente por árabes beduinos nómadas, que comerciaban o explotaban los escasos recursos de la tierra. Los judíos tenían una fuerte pre­ sencia en la zona, así como los cristianos y los árabes, especialmente en Siria. El centro de la religión de Arabia estaba en La Meca. Mahoma (hacia 570-632) empezó una dura y prolongada lucha con varias tribus politeístas de la pe­ nínsula de Arabia, y abogó por un tipo de monoteísmo con base sociopolítica universalista e igualitaria, en contraste con la tradición de la política tribal. Sus seguidores pronto fueron legión, y en 630 entró triunfalmente en La Meca y la convirtió en el principal templo del culto monoteísta árabe. Todos los musulma­nes adultos están obligados a visitarla al menos una vez en la vida. Sin embargo, Mahoma fue algo más que el profeta fundador del Islam; fue un sagaz estadista, un árbitro político y un dotado jefe militar que estableció el escenario de una fusión de religión y política que definiría la cultura islámica durante los siglos venideros. Hacia 711, los ejércitos árabes musulmanes atacaron el norte de India, en oriente, así como el norte de África, en occidente, y a finales del siglo ix, el Islam era un inmenso imperio que abarcaba desde el Indo hasta el Atlántico y se extendía por toda la costa meridional del Mediterráneo. Sin embargo, como Mahoma no había hecho ninguna previsión para su sucesión, a su muerte surgieron disensiones sobre cómo gobernar un territorio tan vasto, y el conflicto entre los abasíes y los omeyas selló una división en el Islam que todavía subsiste hoy. Los abasíes, descendientes del tío de Mahoma, Al-Abbas, basaban sus derechos sobre el califato en los aspectos teológicos de su función de gobierno. Los chiíes se aliaron con los abasíes en el siglo viii, ya que también ellos creían que los califas gobernaban por designación divina y, por ende, poseían autoridad espiritual. Análogamente, los omeyas también se consideraban herederos del estado islámico, pero para ellos el califato no tenía un carácter patriarcal, interpretándolo más bien como una monarquía, con una organización administrativa semejante a la del imperio bizantino, destinada a asegurar el bienestar temporal y la protección de la comunidad. El conflicto entre las interpretaciones teológica y política del gobierno ha continuado hasta nuestros días. Al principio, empezaron dominando los omeyas, teniendo su capital en Damasco, y como hábiles administradores que eran, gobernaron durante un período breve pero fructífero sobre todo el mundo islámico, la única época de la historia en que éste se mantuvo unido. El culto no requería ningún edificio ni espacio consagrado, sino que se basaba en cinco preceptos o “pilares”, siendo uno de los más importantes el rezo obligatorio cinco veces al día, de cara a La Meca. El mes del Ramadán también es importante, puesto que durante este período los musulmanes comulgan consigo mismos, dan gracias a Dios mediante el ayuno y hacen donativos a los necesitados, completando el tercer pilar. La mezquita típica tiene un patio de entrada que contiene un pozo o una fuente para lavarse las manos, la cara y los pies. En los primeros siglos del Islam, la sala de oración era un espacio dividido por columnas, de modo que los fieles pudieran agruparse en filas mirando hacia el muro de la qibla, situado en ángulo recto respecto a La Meca. En el centro de ese muro había un nicho (mihrab), delante del cual se situaba el encargado de presidir la oración canónica musulmana, o imán. En algunas mezquitas, la crujía frente al mihrab estaba elevada y cubierta por una cúpula. A la derecha del mihrab había un púlpito de madera o de piedra (minbar), al que se accedía por una escalera desde la que el imán pronunciaba el sermón (khutba), por lo general los viernes. Casi todas las mezquitas tienen un alminar, desde donde se llamaba a los fieles a la oración, y no hay prescripciones acerca de dónde deben ubicarse o de cuántos tiene que haber. Tarik Khana (hacia 760), en Damghanm, en el norte de Irán, es una de las mezquitas más antiguas que se conservan. Su forma rectangular encierra un patio y una sala destinada a la oración. Los arcos y bóvedas se apoyan en columnas macizas cilíndricas de ladrillo de casi dos metros de diámetro. La mezquita Aksa, en Jerusalén (702), muestra el desarrollo de un eje y un transepto, enfatizando el qibla, que aparece aún más pronunciado en la mezquita El-Hakim (991), en El Cairo. Asia occidental / 303 Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:56:55. 800 Cúpula de la roca 0 0 Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. 10.50 Cúpula de la Roca, Jerusalén: planta La Cúpula de la Roca Con la conquista de Palestina y Jerusalén en la tercera década del siglo vii, el califa Abd alMalik llamó a los mejores albañiles y artesanos disponibles para construir un edificio, la Cúpula de la Roca, que hoy día es el edificio islámico más antiguo que ha perdurado en su forma original. Terminado en 692, encierra una gran roca en su centro, el punto más alto del monte Moriah, desde el cual, según la tradición musulmana, el profeta Mahoma ascendió a los cielos al final de su Isra’ (o “viaje nocturno”) a Jerusalén. En la tradición judía, ésta es la piedra fundamental, el fundamento simbólico sobre el que fue creado el mundo y el lugar donde, por mandato divino, Abraham estuvo a punto de sacrificar a Isaac. Según la tradición cristiana, en esta misma ubicación sucedieron números hechos importantes en la vida de Jesucristo, de modo que se trata de un lugar sagrado para las religiones judía, cristiana e islámica. 10.52 Cúpula de la Roca: sección 200 m 30 m 10.51 Monte del Templo, Jerusalén: plano de situación El edificio, bizantino en concepto y con ornamentos sasánidas, tiene acceso por los cuatro puntos cardinales. La cúpula tiene 20 metros de diámetro y está apoyada en un tambor que descansa sobre un doble sistema de pilares y columnas. De planta centrada octogonal, su interior encierra un deambulatorio doble: el externo es octogonal y consta de 24 arcos apoyados en 8 pilares y 16 columnas; y el interno, de planta circular, con otros 16 arcos que recaen sobre 4 pilares y 12 columnas. Ambos anillos están girados uno respecto al otro, de modo que los cuatro pilares del interno dan frente a los arcos del externo, creando un juego dinámico de geometrías cuadradas y circulares. La cúpula y el tambor cilíndrico no son de ladrillo o piedra, sino de madera. La cúpula está cubierta con chapa de aleación de cobre y el tambor con brillantes mosaicos de motivos de colores azul, rojo, verde y gris. El interior, a la manera bizantina, fue decorado con mosaico y un chapado de mármol en la parte inferior. Aunque sea considerada como una mezquita, el edificio es mucho más que eso. No sólo es un recinto geométrico y paradisíaco, y una exaltación de un lugar de particular veneración, sino también una emulación de la Kaaba de La Meca. Sin embargo, a diferencia del edificio de La Meca, que puede ser circundado pero al que no se puede entrar, en éste sí se puede entrar, aunque, debido a la presencia de la roca, el centro del edificio sigue siendo, en esencia, inaccesible. Además, pues­to que lo que se ve no es una roca sino el pico de un monte, se tiene la sensación de que la arquitectura está suspendida alrededor de ese pico. La historia del sitio ha sido objeto de numerosos debates. El lugar fue consagrado primero por los israelitas, quienes constru­ yeron el Primer Templo y el Segundo Templo. Después de que el Segundo Templo fuera demoli­do a manos de los romanos en 70, el emperador Adriano construyó un templo a Júpiter, que tal vez estuviera vinculado a una estructura octogonal, por lo que hay un sector de estudiosos que sostiene que sirvió como cimentación a la Cúpula de la Roca, aunque este aspecto no ha sido probado arqueológicamente, al menos de momento. Los cruzados consagraron el edificio como iglesia católica, pero, tras su derrota, volvió otra vez al Islam. 10.53 Cúpula de la Roca 304 / Asia occidental Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:56:55. 800 Alminar Patio (sahn) Sala de oración Mihrab 0 Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. 10.54 Mezquita omeya de Damasco, Siria: patio Mezquita de los omeyas Aunque los árabes carecían inicialmente de una cultura potente, sus conquistas les pusieron en contacto con una serie de civilizaciones, de modo que con el tiempo fueron asimilando otras culturas a la suya propia, algo parecido a lo que había sucedido con los romanos respecto de los griegos, con la diferencia de que, en el caso de los árabes, la transición se llevó a cabo con una rapidez y una decisión asombrosas. De los indios, que en aquel tiempo destacaban en matemáticas, adoptaron los sistemas de numeración; de los persas, diversas técnicas constructivas; de los bizantinos, las técnicas del abovedamiento; y de los armenios, la cantería. Damasco fue el verdadero centro de todo este aprendizaje, fraguado y desarrollado por Al-Mansur, quien derrochó en la ciudad buena parte de la riqueza y el poder del nuevo imperio. Según el cronista arabista Abu al-Wafa Ibn Aquil, Bagdad estaba llena de palacios, jardines, instituciones y mezquitas. Con el fin de albergar los libros traducidos del griego, del griego bizantino y del sánscrito, y también la colección creciente de obras de eruditos árabes, el califa abasí de Bagdad, AlMamun, ordenó la construcción de una biblioteca conocida como la Casa de la Sabiduría (fundada en 1004), que con el tiempo se convertiría en el depósito de sabiduría más sobresaliente desde la gran biblioteca de Alejandría. 60 m 10.55 Mezquita omeya de Damasco: planta Se fundaron bibliotecas en otras ciudades. La intelectualidad árabe no tardaría en destacar en todos los campos del saber, desde la medicina y la química a la óptica y la filosofía. Según la tradición, en 807, el califa abasí Harun arRashid (766-809) envió a la corte de Aquisgrán de Carlomagno un regalo que consistía en un sorprendente reloj de latón por el que asomaban unos soldaditos de cobre cada vez que sonaban las horas. En toda Europa no se había visto nada similar hasta entonces. La Gran mezquita omeya en Damasco (709715), otra obra monumental de la arquitectura en la historia islámica de esa época, fue construida sobre un sitio religioso primitivo que se remontaba a un antiguo templo arameo dedicado a Hadad, el dios semítico de la tempestad. Los romanos construyeron en ese lugar un templo dedicado a Júpiter, que fue transformado en catedral en el siglo iv (la catedral de San Juan), situada en el ala occidental del templo. Tras la conquista islámica de Damasco en 661, durante el reinado del primer califa omeya, Muawiya Ibn Abi Sufiyan, los musulmanes compartieron durante un tiempo la iglesia con los cristianos. Más adelante, el califa negoció con ellos para hacerse cargo del lugar, prometiéndoles a cambio la seguridad para el resto de las iglesias cristianas de la ciudad, y que podrían construir una nueva, dedicada a la Virgen María. La propia Damasco fue reconstruida totalmente, en forma de un rectángulo dividido en dos partes por una calle con columnas de inspiración helenística, que la cruzaba de norte a sur por su mismo centro, donde se ubicaban los edificios principales. La planta de la mezquita es un rectángulo de 97 × 156 metros, con tres puertas que la conectan con la ciudad por sus lados norte, este y oeste. La mezquita está definida por tres salas, o riwaqs, que corren paralelas al muro del fondo, o qibla. Su estructura se apoya en dos filas de columnas corintias de piedra, y unos grandes arcos de proporciones clásicas sostienen una segunda columnata más pequeña sobre la que se apoyan las potentes vigas de madera de la techumbre. La ubicación del mihrab está realzada en el centro por una cúpula octogonal, la Nisr, o “cúpula del águila”, de 36 metros de altura. En la parte oriental de la mezquita hay un pequeño edificio de mármol entre las columnas del riwaq, que contiene la tumba de san Juan Bautista, quien en la tradición islámica es conocido como el profeta Yahya. El edificio estaba lujosamente decorado con placas y mosaicos de mármol. A principios del siglo viii, el califa Al-Walid bin Abd al-Malik se dirigió a los ciudadanos de Damasco en los siguientes términos: “Habitantes de Damasco, en vuestra ciudad hay cuatro cosas que os con­ fieren una marcada superioridad sobre el resto del mundo: vuestro clima, vuestra agua, vuestra fruta y vuestros baños. A estas cuatro cosas quisiera añadir una quinta: esta mezquita”. Originalmente, la mezquita era colindante con un palacio por su flanco sur, con una entrada especial junto al mihrab. Asia occidental / 305 Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:56:55. 800 Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. Palacio y mezquita 10.56 Ciudad de Bagdad, Irak: planta 0 Bagdad Cuando a mediados del siglo viii se produjo la caída de la dinastía Omeya, que tenía su centro en Damasco, los nuevos gobernantes, los abasíes (reinado: 758-1258) construyeron una nueva capital en Bagdad, al oeste de Damasco y a orillas del río Tigris. Con el tiempo, los abasíe­s se convertirían en los adalides de la ortodoxia suní, una política que les ayudó a unificar un imperio musulmán cada vez más cosmopolita. Para el proyecto y la construcción de la nueva ciudad, entre 762 y 766, se contó con la ayuda de ingenieros de todo el mundo islámico. La prosperidad alcanzada por los gobernantes abasíes hizo que la región se poblara de numerosos palacios de gran tamaño, como el palacio fortificado de Ukhaidir, en el desierto, a unos doscientos kilómetros de Bagdad, un recinto rectangular (de unos 175 × 170 metros) con una puerta en el centro de cada lado, torres redondas en las esquinas y otras muchas semicirculares entre ellas, dispuestas a intervalos regulares. La entrada principal conducía a un enclave real autónomo (de unos 60 × 80 metros) situado junto a la muralla norte. Este edificio disponía de un amplio patio y un salón del trono, o iwan, cubierto con una bóveda de cañón, detrás del cual estaba la vivienda real. Alrededor de este conjunto había cuatro juegos de habitaciones reales, cada uno con su propio patio. Su traza, uno de los ejemplos más notables de planeamiento urbanístico, consiste en un círculo de unos 3 kilómetros de diámetro. Las murallas de ladrillo estaban decoradas con ladrillos vidriados policromos. Las de zonas residenciales se distribuían en dos anillos concéntricos, yuxtapuestos a la cara interna de las murallas, dejando en el centro una vasta superficie de terreno libre para el palacio y la mezquita. Las murallas estaban perforadas por cuatro puertas opuestas diametralmente. Aunque en la región existan otros ejemplos de ciudades circulares más pequeñas, el que ahora nos ocupa es, con diferencia, el más elaborado. La ciudad fue prosperando y, con una población de unos dos millones de habitantes, se convirtió, como Damasco, en un centro mundial de ciencia, literatura y arte. A consecuencia de numerosos asedios e inundaciones, de la ciudad primitiva no nos ha llegado nada. La dinastía Abasí finalizó en 1258, con la caída de Bagdad a manos de los mongoles. 1 km El palacio disponía de sus propias mezquita y casa de baños, ubicadas en la zona sureste del conjunto. El espacio comprendido entre el palacio y las murallas debió estar ocupado por jardines. Aunque lo que nos ha llegado hasta hoy es el ladrillo de barro desnudo del interior de la construcción, hay que imaginarse que, en su época, esas superficies estuvieron profusamente decoradas con estucos y pinturas, a menudo con motivos florales y enredaderas, organizados en paneles. Puerta principal Mezquita Patio para actos de estado Sala de recepción Viviendas con patios 0 10.57 Palacio de Ukhaidir, Irak: planta 306 / Asia occidental Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:56:55. 50 m 800 Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. 10.58 Gran mezquita de Samarra, Irak: alminar La Gran mezquita de Samarra En 836, la capital abasí fue trasladada a Samarra, a unos cuarenta kilómetros al norte de Bagdad. Samarra brilló pronto como una de las primeras grandes ciudades islámicas. Aunque sólo fuese capital hasta 892, su prosperidad se prolongó durante siglos, alcanzando una superficie de 50 km². Ya sólo la residencia del califa, situada en un risco con vistas sobre el río Tigris, ocupaba 173 hectáreas. No menos impresionantes eran las dos mezquitas, la Gran mezquita de Al-Mutawakkil (842-852) y la mezquita de Abu Dulaf (860), ambas proyectadas como fortalezas del desierto. La Gran mezquita de Al-Mutawakkil, cuyas murallas con bastiones medían 240 × 156 metros, fue durante siglos la mayor del mundo. Tenía dieciséis entradas a su vasto interior, organizado en cuatro estructuras hipóstilas (una sala de oración y tres atrios) dispuestas alrededor de un gran patio. A diferencia de la mezquita de Damasco, donde los tres alminares se situaban en las esquinas y otro en el centro del recinto amurallado, aquí el alminar es un elemento exento, ubicado sobre el eje del edificio y frente a la entrada norte principal de la mezquita. Tenía forma helicoidal, con una escalera exterior, y alcanzaba los 50 metros de altura. 0 Aunque los textos contemporáneos no digan nada acerca de la articulación arquitectónica de esas mezquitas, se ha sugerido que no eran sino el reflejo de la evolución de la sociedad igualitaria de los primeros tiempos del Islam hacia el tipo de sociedad más jerárquico del período abasí, cuando los dirigentes fueron adoptando progresivamente las ideas persas sobre la monarquía. Otra razón podría ser que la mezquita como institución estaba menos vinculada al gobernante que al ulama, o jefe religioso, indicando una escisión entre centros religiosos como éstos y los palacios del desierto, que eran los centros del poder laico. Alminar Patio Mihrab 150 m 10.59 Gran mezquita de Samarra Asia occidental / 307 Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:56:55. 800 Francia Océano Atlántico Salamanca España (Al-Andalus) Toledo Tortosa Valencia Lisboa Mar Mediterráneo Córdoba Gibraltar Maghreb Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. 10.60 Gran mezquita de Córdoba, España: vista de las cubiertas La Gran mezquita de Córdoba Los árabes ocuparon Alejandría en 643 y cruzaron el estrecho de Gibraltar en 711. Desde ahí hicieron incursiones a Italia y Francia por todo el Mediterráneo, expulsando a los monjes de Montecassino, al sur de Roma, en 883. No obstante, a mediados del siglo vii el califato abasí se desintegró, y, a mediados del siglo x, se establecieron califatos rivales en El Cairo y Córdoba, así que el mundo musulmán perdió su unidad política. Originalmente, los territorios españoles estuvieron administrados por un gobierno provincial, establecido en nombre del califato omeya con base en Damasco. Con la matanza de la familia de los omeyas a manos de los abasíes, su único miembro superviviente huyó al norte de África, y de allí a España como Abderramán I. Con él, Córdoba se convirtió en la capital casi autónoma con una vi­gorosa cultura islámica. A finales del siglo x, Córdoba ya era la mayor ciudad de Europa, con una población de unos cien mil habitantes, y también un centro de estudio arábigo de primer orden, que hizo contribuciones cruciales a la civilización europea. El primer edificio significativo proyectado en tiempos de Abderramán I fue la Gran mezquita de Córdoba (784-786). De la mezquita primitiva únicamente se ha mantenido más o menos inalterada, la parte suroeste, es decir, la sala de oración original. Inspirada libremente en la mezquita omeya en Damasco (705), consistía en un patio amurallado que daba a una estructura hipóstila, en este caso de doce crujías con diez columnas cada una. En la época de su construcción inicial, la Gran mezquita, junto a la Cúpula de la Roca en Jerusalén, estuvieron entre los ejemplos más tempranos de arquitectura islámica monumental. En Europa no existía nada comparable ni en tamaño ni en perfección. Las techumbres de la mezquita eran originariamente planas, con artesonados de madera, y fueron reemplazadas posteriormente por arcos. La cubierta se apoyaba en un sistema de dos niveles de arcos de herradura que englobaba el sistema de contrafuertes. Las dovelas de los arcos son alternativamente de piedra blanca y ladrillo rojo, creando unas sorprendentes vistas diagonales. El resultado global es un espectacular efecto tridimensional. Las columnas se aprovecharon en su mayoría de construcciones anteriores, romanas, pa­ leocristianas o visigodas. Verdaderamente, el em­ pla­ zamiento inusual de la mezquita en el períme­tro de la ciudad hace pensar que seguramente fue construida sobre las ruinas de algún almacén romano. Todo ello parece indicar que los gobernantes habían llegado a aceptar ciertos aspectos de la tradición arquitectónica existente, que incorporaron con enternecedora ingenuidad en su diseño. En este orden de ideas, parece lógico pensar que los arcos de herradura pudieron ser adaptados de los restos de la arquitectura visigótica local. 10.61 Gran mezquita de Córdoba: estructura de la cúpula 308 / Europa Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:56:55. 800 Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. 10.62 Gran mezquita de Córdoba: fachada de entrada Con el paso del tiempo la estructura de la Gran mezquita fue ampliada varias veces, pero respetando siempre el diseño original. El alminar, rematado por una cúpula de pabellón, fue uno de los primeros alminares del Islam en forma de torre. Se construyó para emular las torres demolidas de los campanarios cristianos. Una parte especialmente importante de las últimas ampliaciones fue el notable conjunto de tres cúpulas añadido a la crujía de delante del mih­ rab (962-966), entre las que destaca la central por su espectacularidad. A diferencia de las cúpulas romanas, que eran primordialmente elementos espaciales, o de las bizan­tinas, que cialmente eran soportes de mosaicos espa­ ambiguos, ésta enfatizaba una combinación de lógica geométrica y detalle decorativo. La base octogonal se cierra hacia la cúspide de la cúpula, por medio de una serie de arcos lobulados que se entrecruzan formando dos cuadrados que, a su vez, se cortan transversalmente. Estos cuadrados crean una estructura octogonal que sostiene una cúpula provista de un conjunto de pétalos en forma de sombrilla. El resultado no es una cúpula en el sentido de objeto unificado, sino una serie de estratos espaciales que actúan horizontal y verticalmente. La luz que se filtra a través de la celosía que forma la capa inferior de los arcos contrasta acusadamente con la oscuridad de los nichos de la esquina. Los mosaicos se deben a un artesano bizantino que vino con su sello desde Constantinopla. La mayor parte de la decoración consiste en formas vegetales, algo más naturalistas de lo usual en Córdoba. 10.63 Sala de oración de la Gran mezquita de Córdoba 10.64 Gran mezquita de Abderramán I, 784-848 Alminar Ampliaciones de Al Hakam ii, 962-966 Posteriores ampliaciones, 987 Mihrab 0 50 m 10.65 Gran mezquita de Córdoba: planta Europa / 309 Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:56:55. 800 0 10.66 Santa María de Naranco: interior 10.67 Santa María de Naranco: planta Una de las obras asturianas más importantes es Santa María de Naranco, situada a unos pocos kilómetros de Oviedo. Consagrada en 848, no tenía forma de iglesia tradicional, pues se trataba de una sala alargada abovedada que utilizaba el rey Ramiro i y su corte, donde la gente se agrupaba en el exterior de la iglesia y seguía la liturgia a través de los pórticos abiertos en ambos extremos, que estaban definidos por arcadas meticulosamente ejecutadas. Los muros laterales de la sala están decorados con arcadas y ornamentados con pares de columnas adosadas que ayudan a sostener el peso de la bóveda de cañón, un tipo de bóveda raro en aquella época. Mientras que el edificio muestra rasgos islámicos y visigóticos, la forma de la sala y los capiteles son típicos de los edificios de la corte germánica, aunque la elegancia de sus proporciones y la implan­ tación en el entorno reflejan una influencia islámica. Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. Santa María de Naranco Los musulmanes penetraron en España en 711 como una pequeña incursión a las órdenes de Tariq Ibn Ziyad. Con el reino godo en descomposición acelerada, a las huestes musulmanas no les resultó difícil adentrarse en España y llegar incluso a Francia, a las zonas situadas inmediatamente al norte y al sur de los Pirineos, donde sufrieron una tenaz resistencia. Sin embargo, con el tiempo, los musulmanes lograrían adueñarse de los dos tercios meridionales de la península Ibérica. En la región montañosa del noroeste peninsular se estableció un reino cristiano que se mantuvo durante toda la presencia islámica en la península Ibérica. El reino de Asturias, establecido jurídicamente en 713, tuvo la capital en Oviedo, su ciudad principal hasta 914. 10 m 10.68 Santa María de Naranco: secciones transversal y longitudinal 310 / Europa Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:56:55. 800 Sajonia Aquisgrán Bretaña Austrasia París Neustria Océano Atlántico Imperio carolingio Colonia La dinastía de los Francos fue fundada por Pipino el Breve en 751 Fulda Alemania Sankt Gallen Borgoña Milán Aquitania Lombardía Farfa Roma Califato omeya Mar Mediterráneo Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. 10.69 Axonometría de la abadía de Fulda EL IMPERIO CAROLINGIO En la época de Carlomagno, la civilización de la antigua Roma se había convertido en un recuerdo vago y lejano; su cultura, arquitectura y arte pertenecían ya al pasado. Incluso el proceso de fabricación del hormigón, un material tan importante para la bóveda romana, se había olvidado. Sin embargo, la idea del imperio no había muerto, y fue un iletrado rey franco, Carlomagno (742-814), quien la haría revivir. Ya desde bastante antes de su coronación como emperador por el papa en San Pedro de Roma en 800, la Iglesia carolingia había establecido una estrecha relación con Roma, pero no fue hasta esta coronación cuando la liturgia romana pasaría a ser la norma, de modo que Carlomagno abrazó la regla benedictina. En los tiempos en que san Benito de Nursia (489-543) formuló su orden monástica, cualquier orden temporal habría fracasado. Para compensar este caos, san Benito concibió el monasterio como una familia cristiana y devota. Las horas de vela se dedicaban primordialmente al culto y al trabajo, principalmente manual, y su orden actuaba como una especie de sistema constitucional. No obstante, el sistema se aplicó con escasa coherencia. A pesar de ello, con Carlomagno se reafirmó la importancia de las órdenes como un medio para regularizar la vida monástica, eliminando una amalgama de prácticas devotas, algunas de las cuales todavía seguían conectadas residualmente con el paganismo. La consecuencia de esto fue que los monasterios se convirtieron en instituciones triunfantes en lo financiero, lo territorial y lo docente, y por ello pasaron a ser muy pronto el sostén de estabilidad y orden en la frágil estructura geopolítica del Sacro imperio romano. Una religión que anteriormente había estado confinada dentro de los límites de los restos del imperio romano se estaba convirtiendo en algo más que un fenómeno regional, mediterráneo. La ascensión de Carlomagno al trono cambió el destino de los francos y, en realidad, de toda Europa. Efectivamente, Carlomagno, un pensador audaz y un jefe excelente, llegó a dominar una buena parte de Europa. Originalmente, en el siglo v, el reino se limitaba a los alrededores de la ciudad de Colonia, pero un siglo más tarde desplazó su sede a París, la capital de los francos. Carlomagno luchó en el este contra los sajones todavía sin cristianizar, contra los eslavos en el sur y contra los musulmanes establecidos en España. Los oponentes cristianos de Carlomagno residían en las regiones lombardas del norte de Italia, cuya conquista abrió el camino a su dominio del norte de Italia y, seguidamente, de Roma. Se creó así una nueva era unificada, pero una unidad que ya no procedía de Roma o de Constantinopla, sino del norte. Sin embargo, la sede del poder religioso seguía estando en Roma, y con ello una peculiar ambigüedad sobre la ubicación del poder, que iba a perseguir a la política europea durante siglos. Esta escisión no se resolvería hasta la época de la Ilustración, en el siglo xviii. Aunque el tipo de gobierno establecido por Carlomagno evolucionó como un sistema feudal, con un estricto sistema jerárquico que vinculaba al siervo, al terrateniente y al conde al rey, el reino de Carlomagno carecía de una estructura burocrática centralizada firme. El gobierno de Carlomagno se caracterizaba por una movilidad constante. Se desplazaba de un lugar a otro para afirmar y expandir su autoridad. El resultado fue una importante expansión de las obras arquitectónicas que imprimió el sello de su gobierno en el paisaje. En Italia, al norte de Roma, fundó el monasterio de Farfa como una avanzadilla del imperio; hacia el este, fundó los de Lorsch y Fulda. 0 40 m 10.70 Abadía de Fulda, Alemania: planta Europa / 311 Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:56:55. 800 Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. 10.71 Imagen de un grabado del siglo xvii que muestra la relación de las iglesias de Saint-Riquier, San Benedicto y la capilla de la Virgen María, así como el recorrido procesional entre ellas Con la creación de una nueva conexión esteoeste, de Fulda a Saint-Riquier, y de un eje norte-sur, de Aquisgrán a Roma, Carlomagno no sólo consiguió promover su reino, sino que también pudo fortalecer el comercio hasta unos límites desconocidos desde la caída del imperio romano. Los arquitectos, por supuesto, ya no podían confiar al hormigón la resistencia de sus edificios, de modo que las iglesias de esa época tienen una volumetría particularmente compacta y sencilla. Ventanas pequeñas, rematadas por arcos, escasamente ornamentadas y ubicadas a una altura considerable en los muros. Se trataba de una arquitectura que no primaba la imaginación espacial y que daba lugar a unas formas potentes y a unos interiores oscuros y misteriosos, una arquitectura que hablaba el lenguaje de la claridad. Los muros no sólo eran gruesos, sino que además tenían un aspecto macizo. El transepto, un elemento menor en las iglesias basilicales romanas del siglo v, se convirtió en parte inseparable del proyecto. Ello comportó la necesidad de introducir innovaciones en las bóvedas y, en consecuencia, de establecer una relación cada vez más intrincada entre el interior y el exterior, asunto este último que acabaría siendo el tema arquitectónico fundamental de la arquitectura europea del medioevo subsiguiente. Pero, pese a todo esto, por entonces las bóvedas seguían siendo en gran medida un asunto del futuro. La reconstrucción de la abadía benedictina imperial de Farfa (hacia 681) constituye un excelente ejemplo de esta disposición. Emplazada al norte de Roma, fue proyectada como el lugar donde carolingios y romanos podían vigilarse mutuamente y, al mismo tiempo, coordinar sus programas. Se trataba de una institución con poder en lo temporal, con sus abades gobernando las áreas circundantes como si fueran príncipes. El ábside estaba flanqueado por dos torres redondas. El patio de entrada estaba proyectado expresamente según el modelo de la iglesia de San Pedro de Roma. 10.72 Abadía de Farfa, Italia: patio La iglesia abacial de Saint-Riquier, en el norte de Francia, no lejos de Amiens, aunque muy alterada porque ha sufrido diversas destrucciones y reconstrucciones a lo largo de su historia, puede ser reconstruida a partir de las descripciones que de ella nos han llegado. Terminada en 799, seguía la planta básica de este tipo de construcciones de la época, con torres de base cilíndrica. Estaba habitada por unos trescientos monjes y cien novicios, todo ello sin contar a los criados y siervos. La abadía estaba dedicada a la Santísima Trinidad y tenía conexión con otros dos santuarios más pequeños dedicados a san Benedicto y a la Virgen María, todos ellos unidos por murallas y pórticos. De acuerdo con la nueva liturgia, existía un recorrido procesional a través de la iglesia, proyectado para permitir la visita secuencial a varios altares (la iglesia albergaba una colección de veinticinco reliquias). Este movimiento procesional a través de la iglesia se convertiría, con el tiempo, en un soporte principal de la práctica religiosa medieval. También era nueva la adición, detrás del altar, de una zona espacial autónoma que daba acomodo a los monjes. Esta “iglesia detrás de otra iglesia”, o coro, llegaría a ser un elemento importante en el pro­yecto medieval de iglesias. También es significativo el proyecto de la torre sobre el crucero. 0 50 m 10.73 Iglesia abacial de Saint-Riquier, Francia: planta 312 / Europa Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:56:55. 800 10 5 17 4 2 11 1 3 7 6 16 15 8 9 14 18 13 12 10.74 Plano de Sankt Gallen Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. Plano de Sankt Gallen En el siglo xvii se encontró un plano medieval de un monasterio, que fue dibujado, tal y como se determinó, entre 820 y 830. Se trataba de una copia de un plano anterior, dibujada por el abad Gozberto con vistas a la construcción de un monasterio en Sankt Gallen, Suiza. El monasterio original había sido fundado por un monje irlandés, Gallus (hacia 612), pero se encontraba en muy malas condiciones. Gozberto utilizó este plano para su campaña de restauración. El plano, dibujado con mina roja sobre vitela, constituye un documento notable que proporciona una completa “instantánea” acerca de la estructura y el funcionamiento de un monasterio medieval; en este caso, de una institución de unos cuarenta edificios, habitados por alrededor de cien monjes, con un número equivalente de seglares como personal de servicio. El conjunto está organizado en tres zonas: al oeste, en la parte inferior del plano, aparecen las zonas abiertas a la población seglar; el monasterio propiamente dicho ocupa la zona intermedia; y en la parte de arriba están el jardín, la enfermería y el cementerio. A la izquierda de la calle de acceso a la entrada de la iglesia, se encontraban la recepción y un dormitorio para peregrinos. Al norte de la iglesia había varios edificios especiales para el abad y los novicios. La iglesia tenía una nave mayor sin transepto, con una entrada semicircular flanqueada por dos torres exentas. No había torres de campanario, ya que éstas corresponden a una evolución posterior del modelo. En la parte superior de las torres había sendos altares dedicados a san Miguel y san Gabriel, los guardianes celestiales que representan las fuerzas de la luz contra las de la oscuridad y el mal. Aunque el dibujante no reflejó el grosor de los muros, sí mostró las puertas, chimeneas y hornos o estufas, y rotuló cada una de las habitaciones. De hecho, rotuló hasta las verduras y hortalizas que había que plantar en el huerto, como cebollas, puerros, rábanos e hinojo. El claustro de los monjes, el núcleo espacial de la planta, era un patio cuadrado descubierto, de unos 30 metros de lado, con paseos porticados para dar acceso cubierto en caso de mal tiempo a los edificios circundantes, como el dormitorio, el refectorio y la bodega de barricas de vino y cerveza. El paseo norte, más amplio que el resto y dotado de bancos, se utilizaba como sala capitular para las reuniones cotidianas, y estaba conectado con el muro sur de la iglesia mediante una entrada especial que permitía a los monjes el acceso discreto a la iglesia, ya que quedaba protegido de las vistas del público por una celosía. 1. 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 Iglesia Torre de san Miguel Torre de san Gabriel Habitaciones de los huéspedes Casa del abad Claustro Dormitorio de los monjes Refectorio de los monjes Cocina Cervecería (fábrica) Noviciado y enfermería Gallinero Granero Jardín de los monjes Huerto de los monjes y cementerio Ovejas, cabras y vacas Caballeros y siervos Talleres La planta fue dibujada con un módulo de 40 pies carolingios [13,3 m], el numeri sacri, ya que ésa era la dimensión transversal de la zona del altar de la iglesia. La longitud de la iglesia era cinco veces esa cantidad, o 200 pies [66,6 m], y el ancho de las naves laterales la mitad de tal cantidad; es decir, 20 pies [6,6 m]. Mediante sucesivas divisiones por la mitad, se llega al guarismo 2,5 pies [0,83 m], el módulo más pequeño aplicado en la planta. Europa / 313 Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:56:55. 800 Como lugar del sepulcro de Carlomagno y de las coronaciones imperiales, la capilla Palatina se convirtió en un santuario dinástico y en un icono de poder imperial. Asimismo, fue considerada como la encarnación de la Jerusalén celestial. No puede ser casual que el diámetro del octógono interior tenga 144 pies carolingios [48 m], los mismos 144 (codos) que los muros de la Jerusalén celestial descrita en el Apocalipsis. Patio exterior Galería Basílica Galería Patio interior El palacio real de Aquisgrán El ejemplo más importante de la arquitectura carolingia es el palacio real de Aquisgrán (iniciado en 792), al oeste de Colonia. Hoy día sólo subsiste la capilla Palatina, pero en su época fue el mayor conjunto de nueva planta erigido en el mundo cristiano. La planta era atrevida, y en esencia pretendía ser un diagrama tridimensional. Al norte había una sala de audiencias oscura, al sur, en paralelo a la sala de audiencias, se disponía la capilla; uniendo ambas había una galería de 120 metros de largo, interrumpida en el centro por un portal monumental. Aquí se nota, de forma visual directa, la presencia separada y aun así unificada de la Iglesia y el Estado. La entrada a la capilla estaba precedida por un atrio de entrada, y la unión entre el atrio y la capilla se realiza a través del vestíbulo porticado occidental, lo que los autores carolingios denominaban castellum, una innovación importante de la arquitectura carolingia. Como su propio nombre sugiere, era literalmente una parte de un castillo yuxtapuesta a la iglesia, lo que permitía que el emperador hiciera las apariciones oficiales desde la tribuna de la segunda planta, a la que se accedía a través de dos torres cilíndricas. El trono estaba situado allí, directamente sobre el portal, de manera que el emperador gozaba de una visión privilegiada sobre el interior de la capilla. 10.76 Capilla Palatina: sección Puerta occidental Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. 10.75 Capilla Palatina, Aquisgrán, Alemania Atrio 0 La capilla Palatina es un edificio alto, de planta octogonal y rodeado de una galería perimetral. En la planta baja, el octógono está definido por ocho arcos planos y continuos, que soportan una cornisa que separa el nivel inferior del superior. Sobre dicha cornisa, los huecos estaban definidos por una elegante arcada que sirve de pantalla entre los arcos altos ascendentes y una bóveda de arista. Para contrarrestar los empujes laterales de la cúpula, los arquitectos añadieron bóvedas laterales a nivel de la galería, que parecen estar inspiradas en la construcción de un teatro romano. Por la sencilla organización de pilares y columnas, el diseño sugiere un intento carolingio de resucitar la sensibilidad estética romana. El uso de mármoles veteados en aplacados y dovelas nos remite a la arquitectura bizantina, concretamente a San Vital de Rávena, edificio al que, indudablemente, trató de emular, aunque en este último el brillo trémulo de las superficies curvas creaba un efecto más efímero. En todo caso, en la capilla Palatina se observa el inicio de una fachada interior y la búsqueda de la unidad entre elementos arquitectónicos muy diversos —los huecos, las líneas de cornisa, los revestimientos y las columnas—, al tiempo que satisfacían las necesidades litúrgicas. Capilla Palatina 0 50 m 15 m 10.77 Palacio real de Aquisgrán: planta 314 / Europa Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:56:55. 800 Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. 10.78 Theotokos: icono de la Virgen María EL IMPERIO BIZANTINO A pesar de algunos éxitos contra los árabes en el sur y contra los búlgaros en el norte, el imperio bizantino experimentó un período de decadencia que se inició a finales del siglo vi. El desgobierno y la controversia iconoclasta, sobre si debían o no usarse imágenes en los servicios religiosos, contribuyeron a debilitar al imperio. Con la alianza entre el papado y el reino de los francos, la Iglesia bizantina se estaba aislando cada vez más de Europa. Con todo, una vez finalizado el período de la iconoclasia bizantina, Nicéforo I (802-811) consiguió un período de relativa estabilidad, especialmente tras la conversión de los eslavos en el siglo x, quienes escogieron la Iglesia ortodoxa bizantina frente a la Iglesia latina de Roma. El obispo de Constantinopla se convirtió, pues, en el padre espiritual de rusos, búlgaros, serbios y eslavos, que todavía tenían el dominio parcial del Peloponeso. La conversión posterior de los húngaros también ayudó. Como resultado de todo esto, en tiempos de Basilio I (867-886), el imperio llegó a su apogeo en política, literatura y arte. Se desplegaron grandes medios en la ampliación del palacio imperial en Constantinopla. En 830, un enviado bizantino a Bagdad quedó tan impresionado por el esplendor de la arquitectura árabe que dio la idea al emperador de construir un palacio similar. El palacio pronto se convertiría en uno de los grandes conjuntos arquitectónicos del mundo. 10.79 Perspectiva del monasterio de San Melecio en el monte Citerone, Grecia El renacimiento de la cultura bizantina comportó importantes cambios en la relación entre política y arquitectura. A diferencia de la era de Justiniano, en la que la mayoría de los monumentos arquitectónicos importantes eran edificios públicos, la arquitectura de este período estuvo dedicada a servir a la élite imperial. En consecuencia, escasearon los proyectos arquitectónicos importantes. Los templos de este período, que generalmente formaban parte de complejos monásticos más grandes, fueron considerablemente diferentes a sus equivalentes occidentales en que no estaban firmemente vinculados entre sí, sino que, en su lugar, se trataba de unidades relativamente autónomas, promovidas privadamente y que realizaban importantes servicios en la localidad, como dirigir orfanatos y hospitales. A cambio de la dotación, el fundador obtenía misas, servicios e indulgencias plenarias, así como el derecho a participar en los asuntos internos del monasterio. Aunque en ocasiones las escuelas estaban vinculadas a esos monasterios, por lo general se situaban extramuros, junto con las oficinas administrativas. Hoy, la mayor parte de los enclaves monásticos ha desaparecido, quedando únicamente la iglesia como un objeto aislado. Sin embargo, el monasterio en el monte Atos y el de San Melecio en el monte Citerone nos dan una idea del recinto monástico. El cambio al mecenazgo individual supuso un desplazamiento hacia una visión de la religión más interiorizada; por ello, si comparamos Bizancio con los grandes centros de enseñanza en India, España y los monasterios benedictinos de los carolingios, su religión todavía estaba tan ligada a prácticas piadosas que no se produjo la poderosa relación entre religión y enseñanza que se estaba desarrollando en otros lugares. 10.80 Monasterio de San Melecio en el monte Citerone: planta 0 40 m Europa / 315 Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:56:55. 800 Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. 10.81 Iglesia de Cristo Pantocrátor, Estambul: interior Theotokos Tou Libos Hacia el año 800, la iglesia bizantina había empezado a adoptar su forma característica: una cúpula apoyada sobre cuatro columnas dispuestas en las esquinas de un cuadrado. Los interiores estaban decorados con mosaicos suntuosos, pero como sufrieron saqueos de diversas procedencias (venecianos, mongoles o turcos), en la actualidad nos han llegado pocas muestras para poder estudiarlos. Un ejemplo temprano de iglesia de cúpula o de planta de cruz griega es la de Koimesis en Nicea (actual Iznic), que data del siglo viii. Cuatro pilares robustos marcan las esquinas, y unas bóvedas de arista cubren las crujías de idéntica luz. Una cúpula sobre pechinas se alza sobre las claves de las bóvedas de cañón, apoyada en un tambor de poca altura, perforado por pequeñas ventanas en la dirección de los cuatro puntos cardinales. El ala oriental está abierta al presbiterio, que está flanqueado por sendas cámaras laterales con absidiolos, que son poligonales en el exterior. Este núcleo en forma de cruz griega, cubierto por una cúpula, está rodeado al norte y al sur por naves y galerías cubiertas con bóvedas de cañón. Al oeste hay un esonarthex coronado por una galería. Las fachadas, típicas de la arquitectura posterior al período justiniano, se leen como un volumen gradual rematado por una cúpula, pero las partes están estrechamente fusionadas entre sí. Una versión más desarrollada de la planta de cruz griega fue la que utilizó el emperador Juan ii Comneno en la iglesia de Cristo Pantocrátor (Zeyrek Camii, 1118-1143). La cúpula no sólo formaba una parte importante de la composición arquitectónica, sino que también hay una pintura de Jesucristo mirando hacia abajo, a los fieles. Para los bizantinos, el arte era inseparable de la teología; así, no es de extrañar la presencia de otros iconos en los muros o como objetos devotos aislados: la escala de las iglesias enfatizaba la intimidad espacial, valorándose la sutileza por encima del tamaño. En términos generales, y desde luego más que en occidente, la iglesia era la imagen del universo. La entrada del obispo en la iglesia simboliza la encarnación de Cristo. Velas, incienso, música, relicarios, utensilios de oro y plata y muros revestidos de mosaicos brillantes eran elementos que ayudaban a crear un mundo basado en el misterio y el temor. La iglesia de Theotokos Tou Libos en Estambul (hoy llamada Iglesia Norte, parte de Santa María Pantocrátor), fue erigida en 907 por Constantino Lips, un alto funcionario de los emperadores León vi y Constantino vii Porfirogéneta. Es similar a Koimesis, y su estilo es una transición entre el justinianeo y el bizantino que se impondría en los siglos venideros, según el modelo de cúpula sobre cuatro columnas. La iglesia estaba asociada a un convento y a un hospicio para viajeros. Las dos dependencias a derecha e izquierda del ábside (el diaconicum y prótesis) todavía sobresalen, pero, en este caso, están fusionadas de una forma más orgánica con las naves laterales. La iglesia tenía un nivel superior, con dos pequeñas capillas sobre las dos crujías de esquina, en el extremo occidental de la naos. Ochenta años después se añadió una iglesia al sur. 0 15 m 10.82 Iglesia de Koimesis en Nicea, Grecia: planta y sección 10.83 Theotokos Tou Libos: interior 0 10 m 10.84 Theotokos Tou Libos, Estambul: planta 316 / Europa Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:56:55. 800 0 Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. 10.85 Germigny-des-Prés, Francia Germigny-des-Prés Una influencia importante sobre la arquitectura europea occidental procedió de Armenia. Debido a los ataques continuos de los hunos heftalíes, jázaros, árabes, bizantinos y, más tarde, mongoles, los arquitectos y artesanos armenios a menudo decidieron ejercer sus oficios en otros lugares. En El Cairo, por ejemplo, cabe atribuir el proyecto de las murallas y puertas de la ciudad a albañiles armenios. En 806-811, el arquitecto armenio Otón Matsatsi construyó la iglesia de Germigny-des-Prés, en Francia, una de las pequeñas iglesias más elegantes de la Europa de la época. Consistía en una caja dividida interiormente en una retícula de nueve cuadrados, con cuatro pilares en el centro y columnas adosadas a los muros perimetrales. Las naves principal y transversal, rematadas en ábsides, están cubiertas por bóvedas de cañón. La iglesia cuenta con arcos de herradura, tanto en planta como en alzado. La entrada se efectúa por el ábside oeste, y no resulta difícil apreciar similitudes entre esta iglesia y la de San Tadeo, cerca de la ciudad de Tadios, en Azerbaiyán, que todavía hoy sigue atrayendo a miles de peregrinos armenios de todas las partes del mundo durante las fiestas de su patrón, que duran tres días. Aunque, a causa de los terremotos, algunas partes del edificio original se derrumbaron y fueron reconstruidas, ambas iglesias son ejemplos excelentes de una integración magistral de volumen y espacio. 10 m 10.86 Germigny-des-Prés: planta La iglesia de la Santa Cruz (consagrada en 921), originalmente libre de trabas por los edificios vecinos, destaca por su simetría y equi­ librio. A diferencia de las iglesias bizantinas, que solían ser de naturaleza mixta, las iglesias arme­nias aspiraban a mantener un estrecho vínculo entre interior y exterior. Ello quiere decir que las dos dependencias (diaconicum y prótesis), en lugar de ser dos espacios separados a derecha e izquierda del altar, estaban encajadas en la masa del muro. No obstante, el interior no era nunca un mero reflejo de la forma exterior. Es como si el interior y el exterior estuvieran apretados uno contra otro. Las partes de la iglesia están compuestas con formas elementales simples: cubos, cilindros, conos y pirámides (algo típico de la arquitectura armenia). La cúpula es cónica desde el exterior, pero semiesférica desde el interior. Los muros son de una mezcla de guijarros y mortero parecida al hormigón, y están revestidos de sillares de arenisca rosada, perfectamente encajados. La planta, con sus cuatro ábsides, es lo que se llama un tetraconch, a pesar de que las exedras este y oeste son más profundas que la norte y la sur. El exterior está decorado con bajorrelieves con motivos bíblicos. La iluminación del interior es indirecta y las ventanas son pequeñas. La fuente principal de luz natural proviene del tambor, sobre el que se diría que la cúpula flota, como si descansara sobre un anillo de luz. Los amplios ábsides laterales expanden el espacio hacia el exterior a nivel de la planta baja, con pequeñas concavidades en las esquinas, entre los machones, aportando iluminación adicional. Todo el interior estaba pintado originalmente con escenas religiosas. 10.87 Iglesia de la Santa Cruz, en la isla de Aght’amar, en el lago Van, cerca de Gevash (Wostan), Turquía Europa / 317 Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:56:55. 800 Mesa Verde Pueblo Bonito Cañón del Chaco Océano Atlántico Golfo de México Océano Pacífico Palenque Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. 10.88 Pueblo Bonito, Cañón del Chaco, Estados Unidos PUEBLO BONITO Las fronteras establecidas en la historia más reciente han sido la causa de que ciertas ruinas arqueológicas de la zona suroeste de Estados Unidos hayan sido consideradas como independientes de las mesoamericanas. En realidad, los asentamientos de lugares como Cañón del Chaco y Mesa Verde configuraban la frontera septentrional del mundo mesoamericano, y no eran ajenos a su influencia. Sin embargo, por estar en la frontera de ese mundo, a miles de kilómetros de Teotihuacán y Tula, desarrollaron una cultura autóctona muy singular. Los anasazi, que habitaban el duro entorno desértico, no gozaron de la ventaja de disponer de excedentes de comida que les permitieran acometer las vastas obras arquitectónicas que se estaban realizando más al sur. En su lugar, para procurarse el sustento, tuvieron que desarrollar formas de maíz resistentes a la sequía, junto con el frijol y el cayote. Asimismo, los anasazi tuvieron que crear una arquitectura adaptada a su clima extremo. Se ignora con qué nombre se designaban a sí mismos los anasazi. Sin embargo, y dado que anasazi es una palabra de los indios navajos que significa “antiguos enemigos”, los indios pueblo, descendientes directos de los anasazi, prefirieron usar la palabra hopi ‘hisatsinom’, que significa “los antepasados”. Hacia 600 empezaron a cambiar su cultura agrícola migratoria por otra sedentaria, aprendiendo a construir casas permanentes con un grado de refinamiento arquitectónico creciente y unas técnicas constructivas que ahorraban tiempo y mano de obra. El poblado hisatsinom más conocido de Cañón del Chaco es Pueblo Bonito, uno de los mayores de Norteamérica en su época y prototipo para nuevos poblados. Estaba emplazado bajo un barranco imponente, parte del cual se hundió hace unas décadas. Para el año 1100, existían ya doce ciudades pueblo importantes y centenares de pequeñas “nidadas” de casas; una de las más impresionantes estructuras urbanas al norte de México, que denota un elevado nivel de organización social. Pueblo Bonito tenía una planta en forma de D, con multitud de habitaciones y estructuras ceremoniales, llamadas kivas, alrededor de dos grandes plazas. Cada hilera de habitaciones se retranqueaba en cada planta respecto de la inmediata inferior, dando la impresión del escalonamiento de un anfiteatro. A este respecto, se ha apuntado que una de las características de la ciudad era proporcionar un lugar para ver danzas rituales. Con una población de entre 800 y 1.200 personas, el poblado ocupaba una superficie de 1,6 hectáreas y en algunos lugares alcanzaba una altura de cinco plantas. Las kivas formaban parte esencial de la cultura y la arquitectura hisatsinom. Representaban un tipo constructivo local que contaba con una larga historia y una distribución extensa. Al parecer, se originaron como almacenes circulares, a menudo poco más que profundas casas pozo, enlucidas interiormente con adobe liso, pero pronto evolucionaron como templos subterráneos, sirviendo de espacios comunales para ejecutar y contemplar danzas rituales. Cada kiva era competencia de una unidad social, y posiblemente existían varias de ellas en cada poblado. Eran sólo para hombres, y el acceso a las mujeres estaba reservado a ocasiones especiales. En Pueblo Bonito, entre las kivas de tamaño corriente, había dos que tenían más de 18 metros de diámetro y que, probablemente, servían para toda la ciudad. Si bien las kivas de Pueblo Bonito estaban construidas sobre el terreno, el efecto subterráneo se lograba construyendo habitaciones alrededor y llenando de tierra los espacios vacíos. Estaban equipadas con una chimenea central, un banco perimetral de obra adosado al muro y cuatro postes de madera. Algunas tenían un sistema de ventilación bajo el suelo y una habitación subterránea al oeste de la chimenea. La cubierta plana tenía una salida de humos en el centro, que también hacía las veces de entrada, por medio de una escalera de mano. En Pueblo Bonito, los muros de albañilería de piedra arenisca consistían en un núcleo de guijarros sueltos, forrado por ambos lados mediante ladrillos de arenisca colocados diestramente. 318 / Norteamérica Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:56:55. 800 10.89 Volumetría general de Pueblo Bonito Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. La construcción de Pueblo Bonito empezó hacia 920 y fue ampliado y modificado a lo largo de los siglos. Las primeras investigaciones estuvieron encaminadas a relacionar la construcción de Pueblo Bonito directamente con otras arquitecturas pueblo más contemporáneas, donde la estructura reflejaba el orden social de sus habitantes. Sin embargo, las pruebas de que disponemos indican que no fue eso lo que sucedió en Pueblo Bonito. Pese a ello, está claro que la construcción de esta ciudad debió requerir una compleja coordinación de mano de obra y materiales. Decenas 0 50 m 10.90 Pueblo Bonito: planta de miles de tablones de pino, utilizados para sostener los muros y las cubiertas, procedían de un bosque a 96 kilómetros de distancia. Se diría que también Pueblo Bonito fue alineado en las direcciones de los puntos cardinales. Su orientación general es la norte-sur, un rasgo que se convertiría en típico de todas las estructuras erigidas por los hisatsinom, pero su arquitectura integra en su trazado el Sol y la Luna, y el punto central y los puntos extremos de ambos ciclos. Esos hechos, unidos a la ubicación de las puertas, rígidamente normalizada, la modulación en las proporciones de los edificios y centenares de otros detalles, inclinaron a algunos investigadores a creer que el plan de Pueblo Bonito debió ser concebido por una sola persona o un pequeño grupo de gente, y que detrás de su construcción hubo un control severo. Si bien la disciplina desplegada en la arquitectura podría sugerir un orden social muy jerarquizado, por lo que se sabe de los hisatsinom, constituían una sociedad absolutamente igualitaria. 10.91 Planta y sección de una kiva tradicional Norteamérica / 319 Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:56:55. 800 Golfo de México Yucatán Palenque Tikal MAYA Copán Quiriguá Océano Pacífico Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. 10.92 Templo de la Cruz Foliada, Palenque LAS CIUDADES ESTADO MAYAS En los siglos viii y ix la península del Yucatán estaba dominada por las ciudades estado mayas. Entre 600-750, la ciudad de Palenque, situada en las estribaciones del altiplano de Chiapas, empezó a expandirse bajo el caudillaje del gran rey Pacan y sus dos hijos. El río Otulum atraviesa la ciudad y abastece de agua al palacio a través de una desviación por un largo túnel cubierto por bóvedas falsas. A diferencia de los volúmenes macizos de la mayoría de los edificios mayas, los arquitectos de Palenque disponían bóvedas falsas una junt­o a otra para crear espacios mayores y para estabilizar el conjunto de la estructura, una de las razones por la que han envejecido tan bien. La superestructura ornamental de la cubierta también estaba construida como una celosía de piedra, de forma que los calados contribuían a aligerar la estructura. Los intentos para que las construcciones fueran menos pesadas permitieron reducir el volumen de materiales utilizados sin debilitar la resistencia de las bóvedas y mejorar el rendimiento de la obra. El complejo del palacio se abre hacia los cerros, aunque las escalinatas monumentales se encuentren en sus fachadas norte, oeste y sur, lo que podría indicar que el acceso debía estar cuidadosamente regulado. El interior está dominado por los dos patios que ocupan la mitad del conjunto y están separados por un edificio largo, el núcleo original del palacio. Como en los templos, las falsas bóvedas del palacio de Palenque se benefician de los progresos técnicos: por ejemplo, un aligeramiento de las estructuras gracias a los calados de las superficies internas. La mitad sur del palacio es labe­ríntica, formada por una densa red de cámaras interconectadas. Destacan los arcos trilobulados y los numerosos relieves en estuco con escenas mitológicas y ceremoniales. La estructura más reconocible es la torre de cuatro plantas que se alza justo al exterior del patio oeste, toda ella de mampostería y con gruesos pilares angu­lares. Es una de las pocas torres que se conocen de la arquitectura prehispánica de América, y un caso único en la arquitectura maya. Todavía no se sabe su finalidad. Palenque está situada en el flanco de un cerro y se organiza aprovechando la hendidura y las curvas de nivel naturales formadas por el río Otulum. El edificio más notable y extenso del conjunto es el Palacio, que se levanta sobre una amplia plataforma artificial en posición central en el conjunto, dominando visualmente todo el lugar: la orilla del río Otulum y su plataforma y perfil definen los bordes de la plaza central de Palenque. Al suroeste del complejo del Palacio se encuentra el llamado Templo de las Inscripciones (683), con las inscripciones jeroglíficas más largas de toda la zona maya. En su interior hay una cripta con un rico enterramiento, el del gobernante maya K’inich Janaab Pakal, donde abundaban las piezas de jade. A diferencia de la mayoría de las tumbas situadas en las bases de las pirámides y enterradas den­tro de su superestructura, como en Ti­kal, ésta permanecía accesible desde una es­ca­lera situada en la parte alta del templo. En ella encontramos, pues, la traducción espacial explícita de una de las ideo­logías fundamentales de la práctica religiosa maya: que los gobernantes y las generaciones venideras se regían por sus cone­ xiones con sus antepasados, y que, para su existencia y bienestar, era fundamental mantener una relación continuada con ellos. En la estela que aparece en su sarcófago se representa el paso de Pakal por el inframundo, en el proceso de convertirse en un antepasado. Palacio Templo de las inscripciones Templo del Sol Templo de la Cruz Foliada 10.93 Plano de Palenque, estado de Chiapas, cerca del río Usumacinta, México 0 300 m 320 / América Central Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:56:55. 800 Plaza principal Juego de pelota Escalinata de los jeroglíficos 10.94 Juego de pelota, Copán, Honduras Plaza este Copyright © 2011. Editorial Gustavo Gili. All rights reserved. Copán Ubicada en un valle del río Copán, en la frontera occidental de Honduras, Copán es la más meridional de las ciudades mayas importantes. Entre 400 y 820, Copán, uno de los mayores centros mayas, era la capital de un estado de varios centenares de kilómetros cuadrados. Emplazada a unos 600 metros sobre el nivel del mar, en la selva tropical de las tierras bajas mayas, el lugar estuvo ocupado durante unos dos mil años, aunque los principales edificios visibles fueron construidos en el período 600-800. Las ruinas excavadas ocupan una superficie de unas 16 hectáreas y constan de una acrópolis principal y cinco plazas. Al igual que en Tikal, el edificio principal en Copán es un megacomplejo aglomerado, construido durante un período de 600 años. Está formado por una variada colección de templos de mampostería, palacios, juegos de pelota, plazas, tumbas, estelas esculpidas y altares, que datan en su mayor parte del período 695-890. Como suele ser típico en los centros ceremoniales mesoamericanos, el grupo principal de Copán está orientado en las direcciones de los puntos cardinales, con una mayor concentración de terrazas y palacios al sur y una plaza principal al norte. El acceso a la plaza principal se efectúa desde el este. Una plaza secundaria conduce al vasto espacio rectangular de la plaza principal, justo delante de un conjunto monumental de escaleras que asciende a los niveles más altos del complejo real. Una plataforma en forma de pirámide se alza en medio de la terraza alta, que está bordeada por una serie de palacios y mausoleos. El límite norte de la plaza principal se extiende hacia el exterior en forma de T, formando otra pirámide. La empinada escalera jeroglífica al oeste cuenta con más de 2.200 glifos que narran la historia de la última dinastía de Copán. Plaza oeste 0 100 m 10.95 Plano de Copán Como en la acrópolis de Monte Albán, las montañas que rodean el valle del río Copán ofrecen ricas posibilidades para alineaciones espectaculares en el paisaje. En particular, la cancha de juego de pelota de Copán, situada entre la plaza principal y la acrópolis, está alineada de forma que una visual que la atraviesa coincida con la vista principal desde la acrópolis, repitiendo exactamente el perfil de las colinas empinadas del fondo. 10.96 Jeroglíficos mayas en Copán América Central / 321 Ching, Francis D. K.. Una historia universal de la arquitectura: de las culturas primitivas al siglo XIV. Vol. 1, Editorial Gustavo Gili, 2011. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/biblioseksp/detail.action?docID=3212901. Created from biblioseksp on 2019-04-29 14:56:55. 800 Estela E Gran Plaza 10.97 Detalle de estel