DRAGON MART Era uno de los proyectos de China más grande del mundo, con una inversión inicial de aproximadamente 200 millones de dólares que contemplaba la creación del Centro de Distribución de Productos Chinos, (MDCCC por sus siglas en inglés), que se encargaría de movilizar mercancía china por todo Latinoamérica. Sin embargo, en Ciudad de México, Organizaciones civiles ambientalistas hicieron un llamado a las autoridades a ejercer justicia contra los funcionarios de la anterior administración de Quintana Roo, a cargo de Roberto Borge Angulo, quienes expidieron los permisos para desarrollar el mega proyecto comercial Dragon Mart Cancún, que provocó devastación en un ecosistema costero ubicado a menos de 3 mil 500 metros de la costa y del Área Natural Protegida Arrecife de Puerto Morelos y sobre el sistema de aguas subterráneas de la Península de Yucatán. El 26 de enero de 2015, Eduardo Sánchez, vocero de Presidencia de la República, y Guillermo Haro Bélchez, Procurador Federal de Protección al Ambiente, informaron sobre la clausura definitiva de las obras del proyecto de Real Estate Dragon Mart Cancún, por daño ambiental en la zona. Sin embargo, la abogada que promovió el amparo para lograr dicha cancelación, así como organizaciones civiles, denunciaron que hasta la fecha no ha existido justicia en el caso (abril, 2017). Dragon Mart pretendía construir y operar un complejo comercial, turístico y habitacional, constituido por 3 mil 040 locales, 722 viviendas, una planta desaladora, y más, en un predio de 561 hectáreas. En octubre de 2012, apenas un año después de que Borge Angulo asumiera la gubernatura de Quintana Roo se planteó que el proyecto sería el más grande centro de exhibición y venta de productos chinos, fuera del país oriental. El Centro Mexicano de Derecho Ambiental (CEMDA) alertó desde entonces que el desarrollo, al ser de infraestructura habitacional, urbana, y comercial, y al afectar un ecosistema costero, debía sujetarse a la Ley General de Equilibrio Ecológico y Protección al Ambiente (LGEEPA) y a su Reglamento en Materia de Evaluación del Impacto Ambiental (REIA). No obstante, la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT) anunció en mayo de 2014 que la obra no contaba con registro de evaluación de impacto ambiental y, por tanto, se desconocían los riesgos que podría representar para el medio ambiente y los recursos naturales, a pesar de las denuncias de organizaciones sociales de la región en las que se destacaban las afectaciones y daños en el área denominada “El Tucán”. Los desarrolladores del proyecto informaron en agosto del mismo año que la Profepa envió una notificación sobre una multa por más de 7 millones de pesos por no tener registro de impacto ambiental; sin embargo, declararon que el proyecto contaba con la aprobación de los tres órdenes de Gobierno en materia de impacto ambiental. Alejandra Serrano Pavón, ex directora de la Oficina Sureste del CEMDA, quien en su momento promovió el amparo que logró la cancelación definitiva del proyecto, aplaudió el actuar de la actual administración de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) y exigió que los daños ocasionados al predio sean resarcidos y los responsables sean sancionados, a fin de evitar que otra devastación similar suceda en el país.