UNIVERSIDAD MAIMONIDES “MAESTRÍA EN SALUD MENTAL Y NEUROCIENCIAS” Director Profesor: Dr. Gustavo Tafet MONOGRAFÍA: NEUROPSICOLOGÍA COGNITIVA DEL CEREBRO SENIL Investigación bibliográfica a cargo de: Dra. Liliana Fotea Dr. Javier Torazza Dra. Adela B. Kohan (Año 2008) 1 INTRODUCCIÓN “Si. Quiero llegar a viejo sobre todo cuando pienso en la alternativa” Maurice Chevalier ¿Anciano es toda persona mayor de 65 años? Los seres humanos nacemos, nos desarrollamos y en condiciones normales envejecemos, llegamos a padecer con el transcurso del tiempo un conjunto de modificaciones morfológicas y fisiológicas, que modifican el normal funcionamiento de todo nuestro organismo, disminuyendo las capacidades adquiridas durante toda la vida, con procesos secuenciales de deterioro de sus correspondientes funciones. Todo nuestro organismo sufre esa demanda implacable del tiempo y siendo estudio especial la forma en que se daña el normal funcionamiento de nuestras aptitudes y actitudes frente a diferentes circunstancias; apareciendo enfermedades, que afectan a la mente tanto como al cuerpo. Estudios científicos se realizan denodadamente para determinar porque envejecemos y tratan de mejorar la calidad de vida, que gracias a la ciencia, aumentó su promedio relacionada con épocas pasadas; pero la mayor expectativa de estudio a nivel psiquiátrico, se proyectan hacia la comprensión de los cambios cognitivos que se producen con el envejecimiento, ya sean pérdida de memoria, falta de fluidez para compaginar expresiones verbales, disminución de rapidez mental y de los reflejos. Todos forman parte de los estudios que se están realizando en la parte cognitiva geriátrica; aportando nuevos datos que permiten detectar y atacar la forma en que ellos se desenlazan. No existe una única teoría que explique las causas del envejecimiento. El envejecimiento es un proceso que posee características específicas, especialmente en el funcionamiento cognitivo, que se fundamentan en el cambio o alteraciones generales, que además de atrapar al resto del cuerpo, modifica el funcionamiento del cerebro, aportando cambios importantes y muchos de ellos demostrados con sólo observar la conducta del individuo. Su conducta es la que mejor expone los cambios cerebrales. Debido a las observaciones registradas sobre el cambio que experimentan con la edad son tan numerosos que han dado origen a estudios profundos y a desarrollar diferentes teorías. El paso de la edad es implacable y actúa en forma diferente en cada persona y en las variadas las estructuras cerebrales. Los estudios de investigación realizados, incluso post morten, donde se visualizan y resaltan los cambios producidos por la edad, estudiados a través de la neuroimagen, aportan criterios e hipótesis que las zonas que más avejentan son donde se combinan las estructuras cognitivas y cerebrales a saber: Hipocampo, Corteza prefrontal dorsolateral y cerebelo. El organismo joven, a través de la homeostasis mitótica, logra reemplazar las células dañadas preservándose así la integridad funcional de tejidos y órganos, en cambio con el envejecimiento los procesos de la degeneración progresiva de las células y la pérdida de la capacidad regenerativa, son evidentes ante las manifestaciones de expresión del individuo. Aunque el proceso de envejecimiento, no tiene una única causa, ni ocurre por un solo motivo, 2 es un proceso que se va modificando por diversos factores cuyo proceso pueden tener causas internas como externas y, las diferencias genéticas y el medio en que la persona se desarrolla, serían además los motivos que justificaran, porque en la misma especie las expectativas de vida son diferentes y el envejecimiento difiere de un ser humano a otro, aunque podemos marcar algunas características generales que si se observan en casi todos los ancianos: -Disminución de la elasticidad y fuerza muscular con disminución de la agilidad y capacidad de reacción refleja. -Deformaciones óseas, -Disminución en la capacidad de asociación de ideas, con aparición de demencias seniles, -Disminución de las defensas inmunológicas ante posibles contagios. -Disminución del colágeno de la piel y de la absorción de proteínas, aparición de arrugas. -Pérdida progresiva de los sentidos del gusto, de la audición y de la vista, entre otras. Podríamos pensar que en el envejecimiento las dificultades en el procesamiento de información afectan a la capacidad de almacenamiento de la misma relacionada con el contexto. Dichas dificultades se manifiestan sobre todo en la recuperación de la información, ampliadas conforme aumente la complejidad de la tarea y facilitada cuando se dan indicios de ayuda para su codificación semántica. Las neuronas sensitivas no transmiten realmente todos los fenómenos que ocurren en el medio ambiente del individuo; a pesar de que el ojo humano recibe ondas luminosas cuyas frecuencias son iguales o inferiores a la del infrarrojo o iguales o superior a la del ultravioleta, las neuronas sensitivas del sistema óptico transmiten al cerebro nada más que un espectro que va del rojo al violeta, aunque con una gama extendida de tonos diferentes. En el caso de los órganos auditivos, los sonidos son transmitidos por intermedio del oído externo a la parte interna donde estimulan las células ciliadas, u órgano de Corti, situadas en la cóclea. La posición de estas células ciliadas en la cóclea resulta fundamental, pues cada una recibe una gama particular de frecuencias. Es decir que al igual que las neuronas sensitivas de la visión, las neuronas sensitivas de la audición no transmiten las frecuencias reales de los sonidos, sino los impulsos correspondientes a la estimulación de las diversas células sensitivas. El mismo fenómeno se produce con respecto a los otros distintos sentidos y órganos humanos. Lo único que llega al encéfalo son impulsos energéticos de tipo electro-químico, cualesquiera sean la naturaleza y el origen de los estímulos captados. Resulta evidente que la mayor parte de los distintos procesos mentales se sustentan sobre la posibilidad por parte del encéfalo de evocar o recurrir a datos anteriormente aprendidos. Rasgos generales del cerebro El cerebro humano se apoya sobre todo en la recepción y el procesamiento de los datos que le mandan las neuronas sensitivas. Las que mayor importancia tienen para establecer el contacto con el medio ambiente son las que están situadas en los órganos que constituyen los distintos sentidos. Procesa la información sensorial, controla y coordina el movimiento, el comportamiento y las funciones corporales homeostáticas, como los latidos del corazón, la presión sanguínea, el balance de fluidos y la temperatura corporal. Es responsable de la cognición, las emociones, la creatividad, la memoria y el aprendizaje. La capacidad de procesamiento y almacenamiento de un cerebro humano estándar supera aun a los mejores 3 discos rígidos de las computadoras actuales. Cuando realiza una función, se interactúan varias zonas entre si, y es capaz de reemplazar funciones de algún área dañada. Con el envejecimiento, el cerebro presenta cambios, como la disminución de peso y tamaño; aumento de tamaño de los ventrículos: Hidrocefalia “ex vacuo”; aumento de profundidad de los surcos; opacificación de las meninges; disminución del grosor de las circunvoluciones, podemos señalar además, cambios microscópicos la disminución en cantidad y el tamaño de las neuronas, cambios neurofibrilares; cambios neurofibrilares; degeneración gránulovacuolar. El cerebro está formado principalmente por los hemisferios cerebrales (corteza cerebral y ganglios basales). Los hemisferios cerebrales ocupan la mayor parte del cerebro humano y suponen cerca del 85% del peso del encéfalo. Su gran superficie y su complejo desarrollo justifican el nivel superior de inteligencia de los seres humanos si se compara con el de otros animales. Una fisura longitudinal los divide en hemisferio derecho y hemisferio izquierdo, que son simétricos, como una imagen vista en un espejo. En la comparación del cerebro de una persona que media entre los 18 y los 35 años, comparados con los de una persona envejecida, existe diferencias físicas (1). (Cerebro humano visto desde arriba, apreciando los dos hemisferios cerebrales) Las diferencias funcionales entre hemisferios son mínimas y sólo en algunas pocas áreas se han podido encontrar diferencias en cuanto a funcionamiento y éstas no en todas las personas. La diferencia de competencias entre los dos hemisferios cerebrales parece ser exclusiva del ser humano. Se ha dicho que nuestros cerebros se han especializado de este modo, porque el lenguaje y la lógica necesitan procesos de pensamiento ordenados y sofisticados. Las dos mitades del cerebro son complementarias. En la mayoría de los adultos, los centros del habla están situados en el lado izquierdo. No obstante, alrededor de un 15 % de los zurdos y un 2 % de los que usan preferentemente la mano derecha, tienen centros del habla en ambas partes del cerebro. De todos modos, algunos zurdos desarrollan el habla en el hemisferio izquierdo únicamente; menos de la mitad la tienen en la parte derecha. Aun cuando el lado derecho del cerebro controla principalmente el lado izquierdo del cuerpo, y el lado izquierdo del cerebro controla, en gran parte, el lado derecho del cuerpo, el hecho de ser ambidextro indica que las dos mitades del cerebro no han llegado a estar tan completamente especializadas como lo están en los individuos diestros. En los niños de corta edad, cada lado del cerebro posee, en potencia, la facultad del habla y del lenguaje. Una lesión en el lado izquierdo en los primeros años de vida, da como resultado el desarrollo de la facultad del lenguaje en el lado 4 derecho del cerebro. El dominio del habla y probablemente también de otras facultades se establece firmemente en uno de los hemisferios hacia los diez años de edad y no puede transmitirse al otro posteriormente. Hay muchas teorías sobre cómo cada hemisferio afecta a como piensa una persona. Una divide a los pensadores en dos campos: simultáneos visuales y secuenciales lineales. Sentada en ésta teoría, la mayoría de personas diestras (que usan más su hemisferio izquierdo) procesan la información de manera "secuencial lineal" en el que un esquema debe completar su procesamiento antes de que se pueda comenzar con el siguiente. En cambio, los individuos cuyo hemisferio derecho es dominante, procesan la información con "simultaneidad visual". Un efecto lateral de estos modos de procesar la información es que los individuos de lateralidad cerebral izquierda necesitan completar una tarea antes de empezar la siguiente. A los individuos de lateralidad cerebral derecha, en contraste, les conforta cruzar varias tareas, para lo que tienen mayor habilidad. Esto les hace aparecer a la mayoría, lateral cerebral izquierda, como si no terminasen nada. Alternativamente, los individuos de "simultaneidad visual" tienen una excelente habilidad multitarea. La mayoría de personas procesan la información usando el "análisis", que es el método de resolver un problema descomponiéndolo en piezas y analizando estas una por una. En contraste, los individuos de "simultaneidad visual" procesan la información usando "síntesis", en donde se resuelve un problema como un todo, intentando usar un método de relaciones para resolver el problema. El hemisferio izquierdo, es la parte motriz de reconocer, grupos de letras formando palabras, y grupos de palabras formando frases, tanto en lo que se refiere al habla, la escritura, la numeración, las matemáticas y la lógica, como a las facultades necesarias para transformar un conjunto de informaciones en palabras, gestos y pensamientos. En el siglo XIX, precisamente en 1878, John Huglings Jackson describió el hemisferio izquierdo como el centro de la facultad de expresión. Dependiendo de su severidad, una embolia que afecte a esta estructura puede producir pérdidas funcionales, pérdida funcional del habla y afectar destrezas motoras en el lado derecho del cuerpo. Según la teoría psicolingüística el proceso de construcción de una frase está regido por un cierto número de ideas relacionadas entre sí, pero el mecanismo que permite a la mente agrupar palabras para formar frases gramaticales no está totalmente descifrado. El hemisferio almacena conceptos que luego traduce a palabras más bien que una memoria textual. Es decir, el cerebro comprende las ideas y los conceptos y los almacena en un lenguaje no verbal, que luego traduce a un lenguaje o idioma aprendido por el individuo mediante la cultura. Los tests de inteligencia que investigan el vocabulario, la comprensión verbal, la memoria y el cálculo aritmético mental, detectan el origen de la actividad en el hemisferio izquierdo. El hemisferio izquierdo se especializa en el lenguaje articulado, control motor del aparato fono articulador, manejo de información lógica, pensamiento proporcional, procesamiento de información en series de uno en uno, manejo de información matemática, memoria verbal, aspectos lógicos gramaticales del lenguaje, organización de la sintaxis, discriminación fonética, atención focalizada, control del tiempo, planificación, ejecución y toma de decisiones y memoria a largo plazo. Los test de inteligencia miden sobre todo la actividad de este hemisferio. Muchas de las actividades atribuidas al consciente le son propias. Gobierna principalmente la parte derecha del cuerpo. Procesa la información usando el análisis, que es el método de resolver un problema descomponiéndolo en piezas y analizando estas una por una. 5 El hemisferio derecho gobierna tantas funciones especializadas como el izquierdo. Su forma de elaborar y procesar la información es distinta del hemisferio izquierdo. No utiliza los mecanismos convencionales para el análisis de los pensamientos que utiliza el hemisferio izquierdo. Es un hemisferio integrador, centro de las facultades viso-espaciales no verbales, especializado en sensaciones, sentimientos, prosodia y habilidades especiales; como visuales y sonoras no del lenguaje como las artísticas y musicales. Concibe las situaciones y las estrategias del pensamiento de una forma total. Integra varios tipos de información (sonidos, imágenes, olores, sensaciones) y los transmite como un todo. El método de elaboración utilizado por el hemisferio derecho se ajusta al tipo de respuesta inmediata que se requiere en los procesos visuales y de orientación espacial. El lóbulo frontal derecho y el lóbulo temporal derecho parecen los encargados de ejercer las actividades especializadas no verbales del hemisferio derecho. Esto se corresponde, en muchos aspectos, con las funciones de control del habla que ejercen el lóbulo frontal y el lóbulo temporal del hemisferio izquierdo. Los otros dos lóbulos del hemisferio derecho, el parietal y el lóbulo occipital, tienen al parecer menos funciones. Sin embargo, como resultado del estudio de pacientes con el cerebro dividido (seccionado), o con pacientes que padecen lesiones en el hemisferio izquierdo, se ha detectado un pequeño grado de comprensión verbal en el lóbulo parietal derecho, que tiene la capacidad de comprender una selección de nombres y verbos simples. Y recíprocamente, el lóbulo parietal izquierdo parece que tiene ciertas funciones espaciales limitadas. Por lo tanto, aunque el hemisferio derecho está, sin duda, especializado, en las funciones no verbales, concretamente en las viso-espaciales, no resulta fácil discernir las diferencias entre los dos hemisferios. El hemisferio derecho está considerado como el receptor e identificador de la orientación espacial, el responsable de nuestra percepción del mundo en términos de color, forma y lugar. Se informó que un paciente con un tumor en el lado derecho del cerebro no reconocía objetos, lugares ni personas. Utilizando sus facultades somos capaces de situarnos y orientarnos; podemos saber por qué calle estamos caminando mirando simplemente la arquitectura de los edificios que hay a uno y otro lado de ella, esto es la forma y aspecto de las fachadas, de los tejados y de las puertas de entrada. Si vamos caminando por la calle y reconocemos un rostro, la identificación de dicho rostro también corre a cargo de la memoria visual del hemisferio derecho. El nombre que corresponde a la persona que posee dicho rostro conocido lo proporciona, en cambio el hemisferio izquierdo. Procesa la información mayoritariamente usando el método de síntesis, componiendo o formando la información a partir de sus elementos, a un conjunto. Controla, además, el lado izquierdo del cuerpo humano. En este caso, una embolia puede producir pérdida funcional o afectar las destrezas motoras del lado izquierdo del cuerpo. También puede causar alteración de la atención normal a la parte izquierda del cuerpo y sus alrededores. Está cuestionada la hipótesis de que el hemisferio derecho envejece antes que el izquierdo, dado que no hay diferencias, según estudios realizados, con respecto a la edad del individuo, las ventajas de cada hemisferio para tareas verbales y no verbales. Los métodos de neuroimágen no han sido empleados todavía para sustentar ésta idea. Aunque algunos estudiosos (2) han evaluado las asimetrías verbales mediante prueba de lectura de palabras que se presentaban en los campos visuales derecho e izquierdo. Demostraron (3) que los jóvenes no poseían ventajas a la hora de examinar y comparar el hemisferio y hasta (4) era más acentuada la ventaja del campo visual izquierdo en personas mayores. 6 Los lóbulos temporales contribuyen al procesamiento auditivo, los parietales procesan la información sematosensorial procedente del cuerpo, los frontales, conteniendo la franja motriz, envía órdenes motrices al cuerpo, los occipitales contienen las regiones corticales primarias para la visión. Los dos hemisferios cerebrales suelen funcionar en conjunto, pero cada hemisferio está muy especializado. Una característica notable es que el entorno que rodea a una persona se representa de forma especular en la corteza. Una sensación en el lado derecho del cuerpo, por ejemplo, se percibe en el área somatosensorial izquierda. De forma similar, el movimiento del brazo derecho determina la activación de neuronas de la corteza motora izquierda. En casi todos los individuos el hemisferio izquierdo es dominante; esto explica que la mayoría de la gente sea diestra. Si parte del lóbulo temporal izquierdo se lesiona, la comprensión del habla se deteriora. Si la parte derecha del lóbulo temporal se daña, los objetos no pueden reconocerse. En general, la lesión de un lado del cerebro causa la pérdida de todas las funciones sensitivas y motoras del lado opuesto del cuerpo. El encéfalo es el centro de control del movimiento, del sueño, del hambre, de la sed y de casi todas las actividades vitales necesarias para la supervivencia. Todas las emociones como el amor, el odio, el miedo, la ira, la alegría y la tristeza, están controladas por el encéfalo. También se encarga de recibir e interpretar las innumerables señales que le llegan desde el organismo y el exterior. En general los problemas de memoria se dan en aquellas situaciones en las que interviene la percepción y atención (memoria ligada al contexto); implican procesamiento más complejo o requieren nuevos aprendizajes. Por ello, casi todos los trabajos realizados sobre las relaciones entre ejecución en tareas de memoria y edad apelan a dificultades en el procesamiento general de información (5) y a una menor tasa de aprendizaje en personas de edad avanzada para explicar sus resultados. El cuerpo calloso es un conglomerado de fibras nerviosas blancas que conectan estos dos hemisferios y transfieren información de uno a otro, interviene en la integración de la información de los lados derecho e izquierdo. Con el envejecimiento, su atrofia (quizás debido a la pérdida celular) es más significativa que las de otras partes del cerebro (6); sus funciones sensoriomotrices decaen con la edad (7). El tálamo es la principal estación de relevo de las señales sensoriales que se dirigen a la corteza cerebral. Todas las entradas sensoriales al cerebro, excepto las olfativas, se asocian con núcleos individuales (grupos de células nerviosas) del tálamo. El tálamo, el hipocampo y la amígdala, actúan ante las emociones y la memoria. El hipotálamo está relacionado de forma directa con el control de muchas de las actividades vitales del organismo y dirige otras necesarias para sobrevivir: comer, beber, regulación de la temperatura, dormir, comportamiento afectivo y actividad sexual. También controla funciones viscerales a través del sistema nervioso autónomo, interactúa junto con la hipófisis y actúa en coordinación con la formación reticular. El cerebelo es esencial para coordinar los movimientos del cuerpo. Es un centro reflejo que actúa en la coordinación y el mantenimiento del equilibrio. El tono del músculo voluntario, 7 como el relacionado con la postura y con el equilibrio, también es controlado por esta parte del encéfalo. Así, toda actividad motora, desde bailar hasta tocar el piano, depende del cerebelo. El encéfalo y la médula espinal forman el sistema nervioso central que se comunica con el resto del organismo a través del sistema nervioso periférico. Fisiólogos y neurólogos han cartografiado áreas de la corteza cerebral para localizar y definir las regiones responsables de los movimientos motores, procesos sensoriales, la memoria y otras funciones cognitivas. La corteza se subdivide en distintas áreas funcionales que, en realidad, están interconectadas entre sí. Por ejemplo, el área somatomotora, localizada justo delante de la cisura central, es responsable de todos los movimientos voluntarios de los músculos del cuerpo. Las células nerviosas que controlan el movimiento de los dedos del pie están en la parte superior de la cisura, mientras que los movimientos faciales se controlan desde la parte inferior del girus angularis. La zona de la corteza relacionada con la audición, el área auditiva, se encuentra en la parte superior del lóbulo temporal; el área relacionada con la vista, la corteza visual, se localiza en la parte posterior o lóbulo occipital, y el área olfativa se localiza en la parte anterior, en la parte interna del lóbulo temporal. Una sola zona controla el lenguaje, el área de Broca, situada justo debajo del área motora; es la responsable de los movimientos musculares de la región faríngea y de la boca implicados en el habla. El entendimiento del lenguaje, hablado y escrito, es delegado a regiones situadas entre el área auditiva y el área visual. Una parte importante de la corteza cerebral, el área prefrontal, interviene en el conocimiento, la inteligencia y la memoria. El que un anciano pueda recordar hechos de la infancia es un ejemplo de la extraordinaria capacidad de almacenamiento del cerebro. Los neurólogos estudian hoy el mecanismo celular por el cual las células nerviosas almacenan la memoria. Una teoría para explicarlo se basa en los cambios que ocurren en el ácido ribonucleico (ARN) de las células de la corteza, que codifican señales en forma de material proteico. Otra teoría es que los neuropéptidos del cerebro se activan cuando un suceso se almacena en forma de memoria. Una tercera teoría supone que neurotransmisores se modifican cuando se almacenan impulsos. La pérdida de memoria referida a la edad puede tener relación con las alteraciones que se producen en el funcionamiento del lóbulo temporal medio, aunque también inciden otras zonas como la de los lóbulos frontales, ya que éstos inciden en la planificación y programación de las tareas que el individuo tiene que realizar como objetivos futuros (8). También se determinó que los lóbulos frontales actúan directamente en los procesos de la memoria y que su deterioro va acentuando las complicaciones de ésta con la mayor edad (9). Las manifestaciones de los cambios por la edad con relación a las funciones frontales, pueden afectar la memoria a corto plazo y a la inhibición de las entradas sensoriales, sumado a la posibilidad de dar respuestas distractoras. Las funciones de los lóbulos frontales, tienen incidencia en el funcionamiento de otras zonas del cerebro. 8 Se diferencian recordar los hechos ocurridos de los lugares dónde y cuándo han ocurrido (10) que condicionan las afecciones en los lóbulos frontales. Con la edad no se produce la activación de la corteza inferior prefrontal izquierda mientras se estudian rostros y la actividad del hipotálamo derecho es inferior (11). Escasa actividad prefrontal izquierda y mayor actividad prefrontal derecha. A la conclusión llegaron que había menor actividad frontal derecha en las personas de mayor edad durante el momento del recuerdo (12); también puede ser cierto que ante las mismas operaciones, los viejos utilicen parte del frontal izquierdo para compensar las deficiencias frontales derecha. La Neuropsicología Cognitiva, específicamente, estudia los diferentes cambios que se producen y no siempre los cambios que se producen en el cerebro son parejos, ya que algunas zonas pueden envejecer más que otras, muchas afecciones específicas, han hecho adelantar los avances sobre la Psicología Cognitiva. El pensar y el comportamiento del individuo se determinan a través del funcionamiento de los dos hemisferios cerebrales. La dopamina es una hormona y cumple funciones de neurotransmisor en el sistema nervioso central. Es también una neurohormona liberada por el hipotálamo. Su función principal es inhibir la liberación de prolactina del lóbulo anterior de la hipófisis e interviene en la actividad de los lóbulos frontales donde se desarrolla el aporte del aprendizaje y la memoria (13) La dendrítica es una célula del sistema inmune. Proviene de células precursoras circulantes en sangre. Las ramificaciones de las dendríticas en la vejez se reducen y se deduce que pueden llegar a afectar la óptima comunicación neuronal; dado que el envejecimiento promete concentraciones menores de los neurotransmisores, afectando de singular manera a la dopamina. La irrigación cerebral también se ve disminuida en el envejecimiento humano, y esto lleva a que en los métodos de la aplicación de la neuroimagen como asistencia diagnóstica, a veces 9 aparece muy confuso el resultado, tanto de la tomografía computada por positrones, como en la resonancia magnética funcional. En investigaciones realizadas, se trata de determinar las diferencias atribuibles a la edad (14). Hace casi cuarenta años aparecieron las primeras apreciaciones neuropsicológicas, enfocadas en que el hemisferio derecho envejece más prematuramente que el hemisferio izquierdo. Lo que determinó que la edad influye mucho más en la faz verbal que en la no verbal, y la misma aparece generalmente alrededor de los sesenta años; en cambio el declive manipulativo ya se evidencia a los cincuenta años (15). Algunos autores coinciden en que la diferencia del procesamiento verbal y la no verbal, son las que realmente manifiestan la diferencia entre los hemisferios y no la atribuyen a que se relacionen con el envejecimiento más pronunciado del hemisferio derecho, dado que los procesos de elaboración de cada uno son diferentes (16). Así como son diferentes la evaluación de cada uno de los hemisferios. Tanto los oídos como la vista, tienen diferentes grados de proyección en los distintos hemisferios; pero auditivamente, cada oído se pronuncia más sobre el hemisferio opuesto y la vista sobre ambos hemisferios. Proyección de los campos visuales (17) Memoria y aprendizaje Es muy difícil tratar de definir el aprendizaje y la memoria de manera independiente uno de otra, ya que ambos representan dos lados de la misma moneda: el aprendizaje depende de la memoria para su permanencia y la memoria no tendría "contenido" si no tuviera lugar el aprendizaje. El aprendizaje se define en términos de los cambios relativamente permanentes debidos a la experiencia pasada, y la memoria es una parte crucial del proceso de aprendizaje, sin ella, las experiencias se perderían y el individuo no podría beneficiarse de la experiencia pasada. Por tanto, puede definirse a la memoria como la retención del aprendizaje o la experiencia; En palabras de Blakemore (1988), "En el sentido más amplio, el aprendizaje es la adquisición de conocimiento y la memoria es el almacenamiento de una representación interna de tal conocimiento”. Partiendo del esquema, en el que muestra los diferentes sistemas que conforman nuestra memoria, podemos hablar en primer lugar de la memoria sensorial (un almacén específico que conserva por un breve espacio de tiempo los estímulos que llegan a nuestros sentidos); la memoria a corto plazo, un almacén de capacidad limitada (generalmente se evalúa por series 10 de números o de palabras) que retiene la información a la que hemos atendido por un breve espacio de tiempo; y la memoria a largo plazo, o almacén general de información. Forma parte de la memoria a corto plazo la memoria del trabajo, consiste en un sistema de capacidad limitada, que implica por un lado un almacenamiento temporal de cierta información, y por otro, la capacidad de ejecución de una tarea de procesamiento (que requiere, a su vez, atención, selección y manipulación de determinados estímulos) (18). La de largo plazo se divide también en episódica, almacén de hechos concretos, recuerdos que forman parte de nuestra experiencia personal y que son activamente recuperados utilizando información contextual sobre cómo y cuando ocurrieron; semántica, que se refiere al conocimiento sobre el mundo, organizado y acumulado conceptualmente, y por tanto muy relacionado con el lenguaje; y por último memoria procedimental, función de memoria relacionada con las destrezas y habilidades que una vez aprendidas no requieren esfuerzo consciente para ser recuperadas. En un trabajo realizado (19) se encontraron grandes diferencias en memoria de trabajo asociadas a la edad, diferencias que aparecían sobre todo cuando las tareas requerían una mayor manipulación de la información. Según estos autores, éstas podrían ser mejor explicadas por un declinar de la habilidad general de procesamiento, sobre todo en aspectos relacionados con la velocidad y la agilidad con que este procesamiento se lleva a cabo, que por un déficit específico de memoria. Esta idea se vio reforzada porque encontraron que esta caída de la ejecución aparecía negativamente relacionada con el nivel educativo de los sujetos En la memoria a largo plazo no hay grandes déficit asociados a la edad, aunque, cuando la complejidad de la tarea aumenta, el recuerdo también se va deteriorando; además los problemas parecen estar más relacionados con la recuperación que con el reconocimiento. Los aspectos de la memoria a largo plazo que aparecen como más afectados durante el envejecimiento son los episódicos (información ligada al contexto) y los procedimentales (información sobre destrezas). Sin embargo, según se desprende de los trabajos realizados hasta la fecha, la memoria semántica (independiente del contexto) no se pierde (20). Podríamos pensar que en el envejecimiento las dificultades en el procesamiento de info.mación afectan a la capacidad de almacenamiento de información relacionada con el contexto. Dichas dificultades se manifiestan sobre todo en la recuperación de dicha información, ampliadas conforme aumente la complejidad de la tarea y facilitada cuando se dan indicios de ayuda para su codificación semántica. En lo que se refiere a memoria explícita e implícita hay pocas evidencias de declive en las tareas de memoria implícita, mientras que sí hay evidencia de declive en memoria explícita, es decir, las personas mayores tienen más problemas cuando se les exige un esfuerzo intencional y voluntario para recordar (21). La clasificación de la diferenciación entre memoria implícita y memoria explícita se relaciona sobre todo con la intencionalidad del sujeto implicada en el recuerdo y en su recuperación. Según esto, la memoria explícita requiere intención para recordar, y por ello produce toma de conciencia de lo que se ha hecho y del recuerdo que se ha producido, mientras que la memoria implícita no implica recuerdo consciente. 11 La memoria no se encuentra ubicada en una única zona del cerebro sino que es dividida y repartida en diversas zonas cerebrales, como ya fue comprobado científicamente. Para cada uno de los sentidos y otros órganos humanos, existe una zona cerebral receptora correspondiente. Ésta recibe y almacena los impulsos mandados desde estos órganos. Al igual que las otras células, la ubicación y función de las neuronas que la integran resultan fundamentales. También en cada genoma existe para cada órgano un gen o varios que le corresponden. Éste o éstos están entonces activados en función de sus actividades mientras que los demás se encuentran desactivados. Patologías de la memoria Las alteraciones más comunes de la memoria son las amnesias: Amnesia anterógrada: imposibilidad para asimilar nueva información. Amnesia Retrógada: Incapacidad para evocar hechos previamente almacenados. Muchas veces el defecto de memoria no es total, sino parcial, se evidencia dificultad para recordar, no imposibilidad de hacerlo. Es común que las amnesias se acompañen de confabulaciones es decir, completar los espacios vacíos de memoria con recuerdos ficticios o inexactos. También se puede presentar intrusiones, es decir recuerdos falsos dentro de recuerdos verdaderos. La amnesia en individuos jóvenes es usualmente causada por traumatismos craneanos, en personas de mayor edad pude acompañar al síndrome de demencia cuya forma más común es la enfermedad de alzheimer o también se presenta en la enfermedad de Huntington. CONCLUSIÓN La notable expansión de la psicología cognitiva como rama de la psicología experimental y su inserción en el marco más amplio y también en constante desarrollo de las demás ciencias cognitivas, le hace posible plantear problemas y hallar respuestas en la forma de teorías y modelos acerca de la mente y del comportamiento humano, en íntima relación con las bases orgánicas y las proyecciones sociales. Los estudios experimentales sobre la memoria a corto plazo condujeron a la distinción teórica entre memoria primaria y secundaria. Las unidades de análisis pasaron de las listas a los ítems únicos. Los experimentadores y los teóricos comenzaron a pensar en los ítems solos como "eventos a ser recordados". La distinción analítica entre almacenamiento y recuperación se tradujo en paradigmas experimentales que hicieron posible la separación de los dos procesos. Conceptos teóricos influyentes, tales como niveles de procesamiento, especificidad de la codificación e interacciones entre la codificación y la recuperación, surgieron durante esta etapa como también lo hicieron "contexto" y "efectos del contexto". Se establecieron conexiones entre las disciplinas de la Psicología y la Neuropsicología, anteriormente aisladas. El concepto de asociación como el bloque de construcción teórica básico fue reemplazado por el concepto de procesamiento múltiple, entre los cuales, codificación, almacenamiento y recuperación desempeñaron un papel dominante. La neurociencia cognitiva en particular ha permitido el progreso en la comprensión de funciones básicas perceptivas cognitivas atencionales, emocionales y mnemónicas, centrándose en suma en la comprensión de los procesos cognitivos de nivel superior a través de la tecnología de imágenes. Hoy es posible estudiar el cerebro humano trabajando en vivo a fin de ahondar en la verdadera complejidad de los procesos en que se sustentan el habla, el lenguaje, 12 el pensamiento y el razonamiento, la lectura y la aritmética. A raíz de tales hallazgos, como puede leerse en las publicaciones especializadas, es creciente el número de expertos que han comenzado una labor sistemática para transferir al campo educativo dichos avances en el conocimiento. La neurociencia tiene un largo camino hasta llegar a comprender su verdadero rol en los cambios cognitivos surgidos por la edad del paciente. La investigación neurocognitiva debe disponer de una clasificación más detallada de los diferentes tipos de inhibición, de la atención y de todos los procesos de entendimiento, ya que es muy probable que cada uno se corresponda con un mecanismo neuronal específico que se ve afectado de forma selectiva por la edad. La neuroimagen de elevada resolución, es de suma utilidad y aplicación para comparar lesiones cerebrales focales con los modelos cognitivos. La neuroimagen ha corroborado la actividad prefrontal y esa diferenciación en el recuerdo de los hechos, tienen evidencias clarísimas en los cambios ajustados a la edad. Pero queda un largo y tortuoso camino para andar y desentrañar a fondo que es lo que realmente ocurre. A lo largo de la vida existe un proceso complejo que refleja transformaciones simultáneas de ganancias, de pérdidas y de mantenimiento. La cuestión de las ganancias y las pérdidas se produce a lo largo de la vida. Sintetizando podemos decir que se producen más ganancias que pérdidas al comienzo de la vida, hay más pérdidas que ganancias al final de ésta. Lo más destacado de este panorama es la idea que existen pérdidas durante el desarrollo infantil, a la vez no hay ganancias durante el envejecimiento. Esto constituye una reformulación provocadora del concepto de desarrollo tradicional orientado hacia las ganancias (22). Este concepto evolutivo más amplio no descansa sobre un valor preciso de la forma que adquiere la función. Las ganancias estarían en: operaciones post-formales, pensamiento dialéctico, relativista, la sabiduría, la creatividad y la experiencia (23). 13 BIBLIOGRAFÍA (1) (2) (3) (4) (5) (6) (7) (8) (9) (10) (11) (12) (13) (14) (15) (16) (17) (18) (19) (20) Haug H. y Eggers, R, 1991. Morphometry of the human cortex cerebri and corpus striatum during aging. Neurobiology of Aging, 12, 336-338 Albert, M.S y Kaplan, E. 1979Organic implications of neuropsychological deficits in the elderly. In L. W. Poon, J.L. Fozard, L.S. Cermak, D. Ehrenberg, y L.W. Thompson (Eds.) New clirections in memory and aging: Proceedings of the George Talland Memorial Conference (pp, 406-432), Hillsdale, NJ: Erlbaum. Hoyer, W. J y Rybash, J. M. 1992. Age and visual field differences in computing visualspactial relations. Psychology and Aging, 7, 339-342G Kosslvn, S.M. y Colab.,1989Evidence for two tipes of spatial representaciones: Hemispheric specializatrion for categorical and coordinate relations, Journal of Experimental Psychology: Humans Perception and Performance, 15, 723-735 Jeeves, m.A. y Moes P., 1996). Interhemispheric transfer time differences related to aging and gender. Neuropsychología, 34, 627-636. Dreisen N.R. y Raz, N. 1995).The influence of sex, age, and handedness on corpus callosum morphology: A meta-analysis. Psychobiology, 23, 240-247 Fuster, J.M.1989. The prefrontal cortex (2nd ed), New York: Raven Press. Moscovitch M. y Winocur,G. 1995. Frontal lobes, memory, and aging. Structure and functions of the frontal lobes. Annals of the Neu York Academy of Sciences, 769, 115150. Moscovitch M. y Winocur,G. 1995. Frontal lobes, memory, and aging. Structure and functions of the frontal lobes. Annals of the Neu York Academy of Sciences, 769, 115150. Grady, C.L. y colab., 1995.Age-related reductions in human recognition memory due to impaired encoding. Science, 269, 218-221. Cabeza R. y col., 1997.Age-related differences in neural activity during item and temporal-order memory retrieval: A positron emisión tomography study. Journal of Cognitive Neuroscience. Woodruff-Pak, D.S.1997. The neuropsychology of aging. Malden, M.A: Blackwell. D’Esposito, M. y colab.1999; The effect of normal aging on the coupling of neural activity to the bold hemodynamic response Neuroimage, 10, 6-14 Lawrence, B. Myerson J. y Hale S. 1998.Differential decline of verbal and visuospatial processing speed across the adult life span. Aging. Neuropsychology, and Cognition, 5,129-146. Salthouse, T.A. 1995. Differe4ntial age-related influences on memory for verbalymbolic information and visual-spatial information? Journal of Gerontology, 50B, 193-201 Gerhardstein, P., Peterson M.A. y Rapesak, S.Z.1998. Age-related hemispheric asymmetry in object discrimination. Journal of Clinical and Experimental Neuropsychology, 30, 174-185. Ivry, R. B. y Robertson, L.C. 1998.The two sides of perception. Cambridge, MA:MIT Press. Baddeley, A.D.,1986. Working memory. Oxford, England: Clarendon Press. Dobbs, A.R. y Rule B.G.1989. Adult age differences in working memory, Psychology and Aging, 4, 500-503. Hultsch, D. y Dixon, R.A.1990.Learning and memory in aging. In.J.E.Birren y KW.Sheime (Eds.), Handbook of the psychology of aging (3rd Ed., pp 258-274) New York: Academic Press. 14 (21) Nebes, R.D., Madden D.J. y Berg, W.B,1983.The effect of age on hemispheric asymetry in visual and auditory identification. Experimental Aging Research, 9, 87-91. (22) Dixon R.A., Lerner R.M. y Hultsch D.F, 1991. The concept of development in the study of individual and social change. In P. van Geert y L.P. Mos (Eds), Annals of theoretical psychology (pp. 279-323). New York: Plenum. (23) Perlmutter M. (ED), 1990. Late life potential. Washington, D.C: Gerontological Society of America. 15