Sx Cardiometabólico Diabetes Revista de actualización para médicos de primer contacto Volumen 1 número 1, 2014 EDITORIAL 1 ¿Realmente hace falta una nueva revista de diabetes y síndrome cardiometabólico? Guadalupe Castro Martínez ARTÍCULO DE REVISIÓN 2 Guías Europeas de Hipertensión 2013. Avances del JNC 8, Guías NICE David Castro Serna, Germán Vargas Ayala CLÍNICA 14 ¿Diabetes o prediabetes? Carlos Herrera Madrigal 15 Lo que no debió pasar Carlos Herrera Madrigal TRATAMIENTO FARMACOLÓGICO 19 Futuro de la farmacoterapia de la obesidad Sergio Arturo Godínez Gutiérrez COMPLICACIONES CRÓNICAS 22 Abordaje de la retinopatía diabética Carlos Alberto Alger-Raudales, Pedro Gómez-Romero 31 Disfunción del tejido adiposo y síndrome metabolico Alberto Francisco Rubio-Guerra, Montserrat Berenice Durán-Salgado EL PACIENTE Y SU ENTORNO 38 El paciente diabético y su entorno familiar y social Julio Alejandro Hernández-Nava, Brenda Rodríguez-Bustos, Alejandro Sierra-Torres ISSN 1665-5672 ISSN 1665-5672 Sx Cardiometabólico Diabetes Revista de actualización para médicos de primer contacto Volumen 1 número 1, 2014 EDITORIAL ¿Realmente hace falta una nueva revista de diabetes y síndrome cardiometabólico? Guadalupe Castro Martínez 1 ARTÍCULO DE REVISIÓN Guías Europeas de Hipertensión 2013. Avances del JNC 8, Guías NICE David Castro Serna, Germán Vargas Ayala 2 CLÍNICA ¿Diabetes o prediabetes? Lo que no debió pasar Carlos Herrera Madrigal 14 15 TRATAMIENTO FARMACOLÓGICO Futuro de la farmacoterapia de la obesidad Sergio Arturo Godínez Gutiérrez 19 COMPLICACIONES CRÓNICAS Abordaje de la retinopatía diabética Carlos Alberto Alger-Raudales, Pedro Gómez-Romero 22 Disfunción del tejido adiposo y síndrome metabolico Alberto Francisco Rubio-Guerra, Montserrat Berenice Durán-Salgado 31 EL PACIENTE Y SU ENTORNO El paciente diabético y su entorno familiar y social Julio Alejandro Hernández-Nava, Brenda Rodríguez-Bustos, Alejandro Sierra-Torres Sx Cardiometabólico Diabetes VOL. 1 38 1., 2014 ISSN 1665-5672 Sx Cardiometabólico Diabetes Revista de actualización para médicos de primer contacto Volumen 1 número 1, 2014 Editor Dr. Alberto Francisco Rubio Guerra Colaboradores Dr. Germán Vargas Ayala Dr. Sergio Arturo Godínez Gutiérrez Dr. Alberto Francisco Rubio Guerra Dr. David Castro Serna Dr. Carlos Herrera Madrigal Dr. Julio Alejandro Hernández Nava Dra. Brenda Rodríguez Bustos Dr. Alejandro Sierra Torres Dr. Carlos Alberto Alger Raudales Dr. Pedro Gómez Romero Dra. Montserrat Berenice Durán-Salgado Coordinación editorial Eduardo Rueda Sx Cardiometabólico Diabetes es una publicación trimestral editada y producida por Edición y Farmacia SA de CV (Nieto Editores). ©2014. Dirección: José Martí 55, colonia Escandón, México 11800 DF. El contenido de la publicación está dirigido, a médicos de atención primaria y especialistas. Las opiniones vertidas en el contenido son responsabilidad de sus autores y no necesariamente reflejan las de los editores o patrocinadores. Queda prohibida la reproducción total o parcial por cualquier medio impreso o electrónico sin la autorización expresa y por escrito de Edición y Farmacia. Esta revista se produce y distribuye con el patrocinio de Sanofi Aventis, SA de CV. Impresa en: Grupo Art Graph, SA de CV. Av. Peñuelas 15-D, colonia San Pedrito Peñuelas. Querétaro 76148, Qro. México. Coordinación editorial: Eduardo Rueda. 1 EDITORIAL ¿Realmente hace falta una nueva revista de diabetes y síndrome cardiometabólico? Q ue la diabetes es una epidemia que origina importantes morbilidad y mortalidad es un hecho conocido por toda la comunidad médica. Que en los últimos diez años su incidencia se ha incrementado en porcentajes alarmantes tampoco es una novedad, como no lo es que la obesidad y la hipertensión son importantes factores que aumentan el riesgo. Entonces, si todo esto se sabe ¿qué ha pasado? ¿en qué hemos fallado? ¿qué se ha dejado de hacer? ¿qué papel hemos jugado los médicos de atención primaria y los especialistas en esa evolución adversa? El incremento de la población obesa, hipertensa, sedentaria y con hábitos alimentarios deficientes tiene orígenes culturales, sociales, económicos y médicos, circunstancias que predisponen a la hipertensión y a la diabetes. Los médicos de atención primaria juegan un papel decisivo en la prevención, en la detección oportuna, en el tratamiento adecuado y en la educación a los pacientes para que su estilo de vida sea sano. Es obvio que los médicos no podemos forzar a los niños, jóvenes y adultos a que se ejerciten con regularidad y lleven una dieta equilibradamente sana porque en ello interactúan los factores culturales y socioeconómicos. Lo que sí podemos es estar alertas para advertir a los padres de las consecuencias de los malos hábitos alimentarios y de la necesidad de que sus hijos niños y adolescentes realicen actividades físicas regulares que se vuelvan en hábito para que en la vida adulta no padezcan las consecuencias de la obesidad y el sedentarismo. Sx Cardiometabólico Diabetes Los médicos necesitamos estar permanentemente actualizados para detectar con oportunidad la aparición de riesgos, para concientizar a los pacientes de la dimensión de las consecuencias de atenderse tardíamente o no cuidarse en forma adecuada. Los pacientes deben saber de las repercusiones crónicas de la diabetes: retinopatía, pie diabético, neuropatía, etc. Todos los clínicos sabemos el problema que prevalece en relación con el apego adecuado a la terapéutica, a la rotación constante de pacientes; pero no todos nos preocupamos por encontrarles una explicación y una aplicación que pueda revertir esa situación en beneficio de ambos: paciente y médico. Pero volvamos al planteamiento inicial: ¿realmente hace falta otra revista de diabetes y síndrome cardiometabólico? Otra como las que ya existen sin duda que no; lo que se requiere es una publicación que informe, que oriente, que señale lo más relevante, que indique lo que se está haciendo mal para corregirlo, que reporte los errores para que no se repitan, que dé a conocer la experiencia de diferentes grupos para hacerla llegar a la mayoría, que aborde los avances más recientes en prevención y tratamiento, siempre con un doble propósito ético y práctico. Esto podría ahuyentar a los importantes investigadores y autores más reconocidos porque una publicación con el formato que aquí se propone no aporta puntos curriculares a prácticamente ninguno de nuestros sistemas de promoción académica y profesional. Sin embargo, su alcance y beneficio sí puede ser mucho mayor porque se pretende que sea accesible a todos los médicos de atención primaria y especialistas. Nuestro propósito es claro: ayudar a nuestros colegas a afinar su sospecha diagnóstica, a conocer las mejores opciones terapéuticas, a ser mejores médicos, útiles a su comunidad al contribuir a disminuir la morbilidad y a postergar lo más posible las consecuencias crónicas de la diabetes y del resto de componentes del síndrome cardiometabólico. VOL. Dra. Guadalupe Castro Martínez 1., 2014 2 ARTÍCULO DE REVISIÓN Guías Europeas de Hipertensión 2013 Avances del JNC 8 Guías NICE David Castro Serna,1 Germán Vargas Ayala2 Médico internista, Departamento de Medicina Interna. Médico internista, jefe del Departamento de Medicina Interna. Hospital Ticomán, Servicios de Salud del Gobierno del Distrito Federal. 1 2 L a hipertensión arterial es una enfermedad común y el principal factor de riesgo de infarto de miocardio, accidente vascular cerebral, insuficiencia renal y muerte cuando no se detecta y trata oportunamente. Existe suficiente evidencia de estudios clínicos controlados, con asignación al azar, que demuestran que el tratamiento con fármacos antihipertensivos reduce, significativamente, el riesgo cardiovascular en el paciente hipertenso. Los resultados de los estudios más representativos están considerados en las principales guías de hipertensión arterial. Aquí se expone el análisis de tres guías recientes que, por su repercusión, es necesario conocer en nuestra comunidad para la atención y tratamiento de los pacientes con hipertensión arterial. En el año 2011 se dieron a conocer las guías para tratamiento de la Sociedad Europea de Hipertensión (ESH) y de la Sociedad Europea de Cardiología (ESC) y se publicaron en el 2013. Hace poco se presentó un avance de la guía basada en la evidencia para la atención de adultos con presión arterial elevada (Evidence-Based Guideline for Management of High Blood Pressure in Adults, JCN 8) que se publicará en el trascurso del 2014. Las guías son un instrumento de formación médica continuada, actualizan definiciones relacionadas con el proceso hipertensivo en los aspectos de evolución y diagnóstico y facilitan la toma de decisiones terapéuticas. Su objetivo principal es ofrecer al clínico la forma práctica y útil del tratamiento farmacológico con base en la información científica nacional e internacional más reciente y aplicable a la realidad. Sx Cardiometabólico Diabetes Enseguida se comentan los aspectos más relevantes de estas guías y su posible aplicación en nuestra sociedad porque su diseño original es para Europa, Reino Unido y Estados Unidos. De los puntos decisivos citados como novedosos en las Guías Europeas (en total 18) destacan dos por sus implicaciones: 1) Que el objetivo de reducción de la presión arterial sistólica es de menos de 140 mmHg para pacientes con alto y bajo riesgos cardiovasculares. Incluye pacientes diabéticos y con enfermedad renal crónica. En el avance del JNC-8 la meta para pacientes hipertensos entre 30 y 59 años de edad es una presión arterial diastólica menor VOL. 1., 2014 3 de 90 mmHg; se comenta que no existe evidencia suficiente para establecer una meta en la presión arterial sistólica entre estos grupos etarios, también incluyen pacientes diabéticos y con enfermedad renal crónica. 2) Por lo que se refiere al anciano hipertenso consideran reducir la presión arterial sistólica a niveles de 140-150 mmHg (ESH/ ESC). Para el JNC-8 la meta de la presión arterial para pacientes hipertensos mayores de 60 años es menos de 150/90 mmHg. Definición y clasificación Hipertensión arterial y riesgo cardiovascular total En la revisión actual permanece la clasificación en riesgo bajo, intermedio, alto y muy alto de versiones anteriores, referida al riesgo de mortalidad cardiovascular a 10 años de la Guía Europea de Prevención Cardiovascular del 2012 (modelo SCORE). Destaca que en la figura correspondiente se eliminó la columna de presión arterial normal, y la enfermedad renal crónica estadio 3 se sitúa en el mismo nivel que la diabetes no complicada y otras lesiones subclínicas de órganos diana. Los valores de las Guías 2007 siguen vigentes en las de 2013; esto quizá obedezca a que tales cifras siguen proponiendo las mejores metas de control para el paciente. En el caso de la población infantil se remite a un documento ad hoc del 2009. En los avances del JNC-8 no se propone una clasificación, mientras que en la NICE corresponde a las Guías europeas 2007. Estas cifras son las de la presión arterial medida en el consultorio. Cuadro 1 Además, de acuerdo con otros documentos se consideran algunos de los siguientes modificadores del riesgo: vida sedentaria, obesidad abdominal, factores psicosociales y concentraciones elevadas de proteína C reactiva (PCR) de alta sensibilidad. La evaluación del riesgo cardiovascular total y la toma de decisiones terapéuticas basadas en el mismo se consideran de nivel IB. Prevalencia de hipertensión arterial Evaluación al diagnóstico Entre 30 y 45% de la población general es hipertensa; es decir, que 1 de cada 4 adultos es hipertenso, prevalencia similar a la de nuestro país; de ahí la relevancia y la repercusión de esta afección. Los objetivos de la evaluación diagnóstica del paciente hipertenso no han variado: 1) confirmación del diagnóstico, 2) identificación de las posibles causas de la hipertensión arterial Categoría Sistólica Diastólica Óptima < 120 <80 * Normal 120-129 80-84 Normal alta 130-139 85-89 Hipertensión arterial Grado I 140-159 90-99 Hipertensión arterial Grado 2 160-179 100-109 Hipertensión arterial Grado 3 ≥ 180 ≥ 110 Hipertensión arterial sistémica aislada ≥ 140 < 90 Adaptado de ESC/ESH 2013. * Valores en mmHg. La hipertensión arterial sistémica aislada también debe clasificarse en grados 1, 2 y 3 según el valor de la presión arterial sistólica en los intervalos indicados. Sx Cardiometabólico Diabetes Cuadro 1. Clasificación de la hipertensión arterial medida en el consultorio. VOL. 1., 2014 4 secundaria, 3) evaluación del riesgo cardiovascular, coexistencia de lesiones subclínicas de órganos diana y comorbilidades. Medición de la presión arterial En relación con la determinación de la presión arterial en el consultorio destacan las siguientes consideraciones: 1) el uso cada vez más extensivo de esfigmomanómetros semiautomáticos en detrimento de los mercuriales, 2) la diferencia de presión arterial sistólica mayor de 10 mmHg entre ambos brazos y la hipotensión ortostática como factores pronóstico de riesgo cardiovascular, 3) la automedición de la presión arterial en consulta como aproximación a las cifras obtenidas con automedición domiciliaria o monitorización ambulatoria y 4) la recomendación de medir sistemáticamente la frecuencia cardiaca. En relación con el empleo de estas técnicas de automedición domiciliaria y monitorización ambulatoria se actualizan los conocimientos acerca del valor pronóstico de los valores de presión arterial obtenidos con estas técnicas y, especialmente, de los diferentes patrones nocturnos registrados con la monitorización ambulatoria. La clasificación y definiciones no varían respecto al documento publicado en 2009 en las guías europeas. Las Guías NICE recomiendan la automedición domiciliaria y la monitorización ambulatoria con cifras mayores de 140/90 mmHg. A este respecto, las Guías Europeas tienen indicaciones, aunque más estrictas, más oportunas y puntuales que las británicas. En las Guías NICE las técnicas de medición de la presión arterial son un pilar central para el diagnóstico de hipertensión arterial, mientras que para los europeos la monitorización ambulatoria tiene un nivel de evidencia IIaB para establecer el diagnóstico de hipertensión arterial, porque para ellos la determinación de la tensión arterial en consulta sigue siendo el método de referencia para el tamizaje diagnóstico y tratamiento general de la hipertensión arterial con nivel de evidencia 1B, mientras que en el avance JNC8 no se contemplan estos métodos. La determinación de la presión arterial central con “esfigmomanómetros no invasivos” aún no cuenta con evidencia suficiente para considerarla el mejor factor pronóstico de riesgo cardiovascular. Una serie de factores adicionales, como la variabilidad tensional, el incremento matutino de la presión arterial, la carga tensional o el índice de rigidez arterial son objeto de investigaSx Cardiometabólico Diabetes ción experimental sin una clara utilidad en la práctica clínica. Las evidencias más recientes del valor pronóstico de la hipertensión arterial clínica aislada (“bata blanca”) y, de manera especial, de la hipertensión arterial enmascarada, permiten establecer una serie de recomendaciones terapéuticas importantes. Con respecto a la anamnesis Es un apartado con un contenido formal y clínico; los estudios de laboratorio y de imagen pueden parecer rutinarios pero constituyen una herramienta de valor trascendental como se detalla enseguida: Detección de una lesión asintomática de órgano diana. La lesión asintomática en un órgano diana aumenta el riesgo cardiovascular, por lo que en lo posible deberán realizarse los estudios que orienten hacia su detección mediante técnicas adecuadas porque los resultados que de ellos se derivan también se reconocen como marcadores pronóstico de afectación a órgano diana o daño subclínico: Electrocardiograma: es de especial valor en pacientes más o menos mayores de 55 años en búsqueda de criterios de hipertrofia ventricular izquierda mediante el índice Sokolow-Lyon. En las guías previas el criterio era > 3.5 mV y en las guías del 2013 se propone que sea > 1.1 mV. La sobrecarga indica un peor pronóstico, al igual que la isquemia o las alteraciones del ritmo cardiaco, incluida la fibrilación auricular. La detección temprana de fibrilación auricular facilita la prevención de ictus con tratamiento anticoagulante. Ecocardiografía: para definir hipertrofia ventricular izquierda: índice de masa ventricular izquierda mayor de 115 g/m2 en varones y más de 95 g/m2 en mujeres (en la guía anterior 2007: ≥ 125 g/m2 en varones y ≥ 110 g/m2 en mujeres). Permanece la definición de hipertrofia concéntrica: incremento del índice de masa ventricular izquierda y grosor relativo de la pared (GRP) mayor de 0.42 (en la guía anterior ≥ 0.42) y se introducen nuevos parámetros de disfunción diastólica: velocidad septal de e’ menor de 68 cm/s, velocidad lateral de e’ menor de 10 cm/s, volumen de la aurícula izquierda ≥ 34 mL/m2 y presión de llenado ventricular izquierdo: E/e’ ≥ 13. El tamaño de la AI, clásicamente expresado mediante el diámetro, se sustituye por el volumen AI, un parámetro con mayor VOL. 1., 2014 5 sensibilidad y factor predisponente independiente de muerte, insuficiencia cardiaca, fibrilación auricular e ictus isquémico. Arterias carótidas: su examen con media del grosor de la íntima media o la existencia de placas se correlaciona con la incidencia de ictus o infarto de miocardio, de forma independiente a los factores de riesgo tradicionales, y podría ser de utilidad en sujetos con riesgo cardiovascular intermedio. Velocidad de la onda del pulso (VOP): la velocidad de la onda del pulso carotídea-femoral es el patrón de referencia para determinar la rigidez aórtica. La relación entre la velocidad de la onda del pulso y el riesgo cardiovascular es una continua; en esta ESC/ESH 2013 se propone como valor de corte el mayor de 10 m/s a diferencia de la guía 2007 que establecía un valor menor de 12 m/s. Índice tobillo-brazo: se mantiene sin modificaciones menores de 0.9. Afectación renal: no se marcan diferencias en relación con el filtrado glomerular estimado pero sí con la microalbuminuria, donde el valor de corte es arbitrario (riesgo continuo). Se homogeniza el valor para considerar microalbuminuria igual para ambos géneros: mayor de 30 mg/g a diferencia de la guía 2007 donde los valores eran mayores a 22 mg/g para mujeres y más de 31 mg/g para varones. No hay cambios respecto a la valoración del fondo de ojo ni a la afectación cerebral y continúan como pilares en la detección temprana de complicaciones cardiovasculares. En relación con las guías NICE, además de los estudios sanguíneos habituales, la proteinuria y el fondo de ojo sólo consideran al electrocardiograma de 12 derivaciones, y el avance 2014 JNC 8 no lo menciona. Despistaje de hipertensión arterial secundaria: aunque sólo un pequeño porcentaje de casos corresponde a formas de hipertensión arterial secundaria, en la población general representa un número importante de pacientes hipertensos en términos absolutos cuando se refiere a pacientes jóvenes. El despistaje e hipertensión arterial secundaria se basa en la historia clínica, la exploración física y una determinación analítica básica. Debe sospecharse hipertensión arterial secundaria Sx Cardiometabólico Diabetes ante: elevación súbita y grave de la presión arterial o empeoramiento brusco de la hipertensión arterial previa, respuesta pobre al tratamiento antihipertensivo agresivo o desproporción entre la afectación a órganos diana y la duración de la hipertensión arterial. El diagnóstico de formas secundarias de hipertensión arterial, especialmente las de causa endocrina, debería establecerse, de preferencia, en centros de referencia. Terapéutica. Consideraciones generales: para lograr las metas de control cada paciente hipertenso es único y requiere ser tratado de manera personalizada por eso es importante estratificar los niveles de presión arterial y los riesgos de cada paciente. Inicio del tratamiento antihipertensivo El tratamiento farmacológico debe iniciarse de inmediato en los grados 2 y 3 (niveles de presión arterial sistólica de ± 159 mmHg o de presión arterial diastólica ≥ 99 mmHg). Este hecho tiene un nivel de evidencia A y clase de recomendación I. En pacientes con grado 1 de hipertensión, con cifras entre 140-159/90-99 mmHg que sean diabéticos, tengan enfermedad cardiovascular previa o enfermedad renal crónica se recomienda el inicio inmediato del tratamiento (clase I) pero con evidencia sólo B. El JNC-8 hace la misma consideración en pacientes de ≥ 18 años con enfermedad renal crónica, diabetes mellitus, o ambas, disminuir la presión arterial sistólica ≥ 140 mmHg o la presión arterial diastólica ≥ 90 mmHg, lograr la meta y mantener la presión arterial sistólica menor a 140 mmHg y la presión arterial diastólica menor a 90 mmHg. Para pacientes menores de 60 años de edad el JNC-8 recomienda el inicio de tratamiento farmacológico con presión arterial diastólica ≥ 90 mmHg; la meta la establece en menos de 90 mmHg para pacientes entre 29 y 30 años de edad, nivel de recomendación A. Para edades de 18 a 29 años sólo como opinión de experto con grado E mientras que para la población en general de menores de 60 años el inicio del tratamiento será cuando la presión arterial sistólica sea ≥ 140 mmHg sobre la opinión del experto grado B. En los pacientes hipertensos grado I con riesgo bajo o moderado por primera vez se considera el tratamiento farmacológico (clase IIa, nivel B) sólo si las cifras de presión arterial son persistentemente altas y luego de un tiempo razonable de medidas VOL. 1., 2014 6 no farmacológicas, o cuando esto se confirme con monitorización ambulatoria o automedición domiciliaria. Guías ESH/ESC 2013. En ancianos propone iniciar el tratamiento si la presión arterial sistólica es ± ≥ 160 mmHg (I A). Con valores de presión arterial sistólica de 140-159 mmHg la clase de recomendación para el inicio del tratamiento es sólo IIb y el nivel de evidencia es C. También es novedoso. Para pacientes hipertensos mayores de 60 años de edad la JNC-8 recomienda iniciar el tratamiento farmacológico para disminuir la presión arterial sistólica a menos de 150 mmHg y la presión arterial diastólica a menos de 90 mmHg para mantener en metas a este tipo de pacientes con un nivel de recomendación alto grado A. La disminución de la presión arterial a menos de 140/90 mmHg en este grupo etario no ha reportado ventajas y se han observado más efectos adversos. En el paciente con presión arterial normal-alta (130-139/85-89 mmHg), cualquiera que sea la enfermedad asociada, no se ha recomendado el inicio del tratamiento farmacológico. Estas nuevas y menos estrictas recomendaciones han configurado un cambio sustancial en la clásica figura en cuadrículas de la ESH/ESC que sintetiza las recomendaciones del inicio del tratamiento y la rapidez de aquél. Cuadro 2 Cuadro 2. Tratamiento de la hipertensión arterial según la estratificación de la hipertensión arterial y los factores de riesgo Otros factores de riesgo, daño orgánico asintomático o enfermedad Presión arterial (mmHg) Normal alta PAS 130-139 o PAD 85-95 HTA de grado 1 PAS 140-159 o PAD 90-99 HTA de grado 2 PAS 160-179 o PAD 100-108 HTA de grado 3 PAS 160 ≥ 180 o PAD ≥ 110 Sin otros factores de riesgo No intervenir en la presión arterial Cambios en el estilo de vida durante varios meses Después añadir tratamiento para la presión arterial y llegar a menos de 140/90 mmHg Cambios en el estilo de vida durante varias semanas Después añadir tratamiento para la PA con meta de < 140/90 Cambios en el estilo de vida Tratamiento inmediato para la PA con meta de < 140/90 1-2 factores de riesgo Cambios en el estilo de vida No intervenir en la presión arterial Cambios en el estilo de vida durante varias semanas Después añadir tratamiento para la PA con meta de < 140/90 Cambios en el estilo de vida durante varias semanas Después añadir tratamiento para la PA con meta de < 140/90 Cambios en el estilo de vida Tratamiento inmediato para la PA con meta de < 140/90 ≥ 3 factores de riesgo Cambios en el estilo de vida No intervenir sobre la PA Cambios en el estilo de vida durante varias semanas Después añadir tratamiento para la PA con meta de < 140/90 Cambios en el estilo de vida Tratamiento para la PA con meta de < 140/90 Cambios en el estilo de vida Tratamiento inmediato para la PA con meta de < 140/90 Daño orgánico, ERC de grado 3 o diabetes mellitus Cambios en el estilo de vida No intervenir sobre la PA Cambios en el estilo de vida Tratamiento para la PA con meta de < 140/90 Cambios en el estilo de vida Tratamiento para la PA con una meta de < 140/90 Cambios en el estilo de vida Tratamiento inmediato para la PA con meta de < 140/90 EVC sintomática, ERC de grado ≥ 4 o daño orgánico/factores de riesgo Cambios en el estilo de vida No intervenir sobre la PA Cambios en el estilo de vida Tratamiento para la PA con meta de < 140/90 Cambios en el estilo de vida Tratamiento para la PA con meta de < 140/90 Cambios en el estilo de vida Tratamiento inmediato para la PA con meta de < 140/90 Tomado de las guías ESC/ESH 2013. Sx Cardiometabólico Diabetes VOL. 1., 2014 7 Objetivos de la reducción de la presión arterial Previo a la publicación de las ESH/ESC 2013, las metas eran de reducción a valores menores a 140/90 mmHg en hipertensos con riesgo moderado o bajo, y menos de 130/80 mmHg en pacientes con riesgo alto o muy alto (diabetes, enfermedad renal crónica o enfermedad cerebrovascular asociada). En la actualidad, el objetivo propuesto simplifica a cifras de tensión arterial menores a 140/90 mmHg para todos los casos. Puesto que no existen estudios que soporten las ventajas conseguidas en pacientes hipertensos con riesgo alto o muy alto, es cuestionable si deben alcanzarse reducciones a cifras menores a 130/80 mmHg. Las estrictas recomendaciones de las guías previas, basadas sólo en opiniones de expertos, han desaparecido. Así se reconocen hechos que, pensamos, ya eran habituales en el quehacer clínico cotidiano. La recomendación más firme, nivel de evidencia IA, es que en los diabéticos la meta de presión arterial sistólica debe ser menor de 140 mmHg. También es una recomendación IA que en ancianos menores de 80 años, con presión arterial sistólica ≥ 160 mmHg, el objetivo de reducción se establezca entre 140-150 mmHg. La Guía 2013 eleva el nivel de cifras tensionales para el inicio del tratamiento y aminora el nivel de reducción de éstas. En individuos mayores de 80 años de edad los objetivos son similares siempre que el estado físico y mental sea aceptable. En los ancianos más frágiles los objetivos deben ser más prudentes y adaptados a la tolerabilidad individual. En el paciente menor de 80 años y con situación general excelente podrían fijarse objetivos de presión arterial sistólica menores a 140 mmHg (IIb C). El objetivo universal de presión arterial diastólica menor a 90 mmHg excluye a los diabéticos, en quienes debe ser menor a 85 mmHg (IA) e, incluso, 80-85 mmHg si es bien tolerado (estudios HOT y UKPDS). La recomendación para una reducción “sólo” a menos de 140/90 mmHg en pacientes con enfermedades cardiaca, cerebrovascular o renal previas es IIa B. Si bien no existen estudios con asignación al azar para este tema específico los resultados disponibles en enfermedad cerebrovascular no lo hacen aconsejable. Un metanálisis enfocado a enfermedad renal crónica fracasó en el intento Sx Cardiometabólico Diabetes de verificar mayor beneficio con cifras de presión arterial inferiores a 130/80 mmHg. Sólo en los casos de proteinuria ≥ 0.5 g/24 horas podría considerarse un objetivo de reducción de los niveles de TA a menos de 130/80 mmHg (IIb B). TRATAMIENTO Cambios en el estilo de vida Las recomendaciones universales (restricción de sal y de alcohol, dieta mediterránea o dieta DASH, reducción de peso y del perímetro abdominal, ejercicio físico y cese del tabaco) se consideran en los tres documentos y con una clase I y nivel de evidencia A. En ningún otro epígrafe de la Guía se alcanza un grado tan uniformemente alto. Las medidas no farmacológicas son tan importantes que, inclusive, se equiparan con la terapia farmacológica pues está demostrado que con el apego estricto a la dieta (como disminuir el consumo de sal a 4-6 g/día) y el ejercicio se pueden diferir o necesitarse menos agentes farmacológicos. Recomendación en los tres documentos Aún sin la evidencia clínica suficiente para una recomendación firme en relación con el consumo de café y los niveles de presión arterial la ESH/ESC 2013 reconoce que los programas para promover el cese del hábito de fumar sólo son eficaces en 20-30% de los casos por lo que a pesar de estas cifras debe seguirse insistiendo en el abandono de este hábito. En relación con el consumo de alcohol debe aconsejarse al paciente hipertenso que reduzca su consumo a un máximo de 20 a 30 g/día para el hombre y de 25 a 20 g/día para la mujer. El consumo máximo acumulado semanal no debe exceder 140 g de etanol en los varones y 80 g en la mujer. Como aspecto relevante no recomendar el consumo de suplementos como: calcio, magnesio, potasio para disminuir las cifras de tensión arterial porque no ofrece ningún beneficio pero sí una alta posibilidad de condicionar un desajuste electrolítico. Lo que sí es válido y vigente es incrementar el consumo de vegetales, frutas, leguminosas y lácteos descremados. Reducción de peso a un IMC de 15 y circunferencia de la cintura menor a 102 cm para varones y menos de 88 cm para mujeres, la actividad física regular recomendada es de tipo dinámico 30 minutos diarios durante 5 o 7 días a la semana; en el paciente hipertenso esto reduce de 6.9-4.9 mmHg. Estos conceptos están considerados en los tres documentos. VOL. 1., 2014 8 su principal utilidad es en insuficiencia cardiaca y como agente de tercer o cuarto escalón y en el paciente cirrótico con síndrome de hipertensión portal. TRATAMIENTO FARMACOLÓGICO Elección de los fármacos antihipertensivos Se mantiene la consideración de que sólo hay cinco grupos farmacológicos válidos para el inicio o mantenimiento del tratamiento: diuréticos (tiazidas, clortalidona e indapamida), betabloqueadores, bloqueadores de los canales de calcio, inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina (ECA) y los bloqueadores del receptor de angiotensina (ARA II) con un nivel I A. El sexto grupo, que incluye “otros” en ESH/ESC 2013, contempla una diversidad de fármacos. Los betabloqueadores En los años 2003 y 2007 y en la reevaluación de 2009 del ESC/ ESH se explican las razones por las que se mantenían los betabloqueadores como una posible opción para el tratamiento antihipertensivo a pesar de reconocer que el nivel de evidencia era bajo, aunque en un metanálisis fueron inferiores a otros tipos de fármacos. Al parecer son menos eficaces que los bloqueadores de los canales del calcio (BCC), pero no menos que los diuréticos y los bloqueadores del sistema renina angiotensina. En otro análisis se demuestra que la efectividad de los betabloqueadores es tan buena como otros antihipertensivos para prevenir complicaciones coronarias o cardiovasculares en pacientes con infarto agudo de miocardio. La ligera inferioridad de los betabloqueadores para prevenir el ictus se ha atribuido a su menor capacidad para reducir la presión arterial sistólica central y la presión de la onda del pulso. NICE sólo considera la indicación de estos fármacos cuando los IECA o los ARAII están contraindicados, no se toleran, existe evidencia de incremento en el tono simpático o en mujeres en edad fértil. Mientras que el avance del 2014 del JNC-8 no considera la indicación de este grupo de fármacos. Lo que sí es una verdad es que los perfiles metabólicos de nebivolol y carvedilol son mejores que los de atenolol y metoprolol. En los tres documentos se considera la prescripción de diuréticos tiazídicos, a pesar de que aún no se dispone de la evidencia suficiente para considerar que la hidroclorotiazida es menos efectiva que la clortalidona, porque en la mayor parte de los estudios se ha utilizado la primera. No existen ensayos con asignación al azar con el bloqueador de la aldosterona o la espironolactona para el control de pacientes hipertensos porque Sx Cardiometabólico Diabetes La efectividad de los inhibidores de la ECA y los ARA II es similar, aun a pesar de que existen metanálisis que señalan que los IECA son inferiores a los ARAII en la prevención del ictus, pero estos últimos son inferiores a los IECA para prevenir infarto de miocardio o la mortalidad de todas las causas. De acuerdo con ESC/ ESH, en NICE también los consideran fármacos de primera línea, casi siempre en combinación con bloqueadores de los canales del calcio o tiazidas. ESC/ESH recomienda no combinar IECA y ARA II. Los inhibidores directos de la renina (IDR) ya no están indicados. Su eficacia para reducir la presión arterial está documentada pero los estudios para prevenir a largo plazo la morbilidad y mortalidad cardiovasculares o renales no han sido favorables porque se han observado mayor cantidad de eventos adversos. En relación con los bloqueadores de los canales del calcio existen dudas con respecto del exceso de complicaciones coronarias originadas por este grupo de fármacos; se han despejado en relación con la prevención del ictus. Parecen ser discretamente mejores que las otras familias, aparentemente por su efecto protector en la circulación cerebral o a un control ligeramente superior o más estable de la presión arterial. Incluso, se observa una disminución de 20% de la insuficiencia cardiaca en comparación con placebo. Tanto los alfabloqueadores (doxazosina) como los agentes centrales sólo se reconocen como válidos en los regímenes en los que se requieren combinaciones múltiples. También se mantiene el principio de que los beneficios del tratamiento dependen, fundamentalmente, de la reducción de la presión arterial per se. Las diferencias en los resultados entre unos y otros son pocas. El tipo de resultados en un paciente concreto resulta impredecible. No obstante, algunos agentes pueden ser preferibles en padecimientos específicos o con base en su mayor efectividad en reparar la lesión de órgano diana (IIa C). Todas las clases de agentes antihipertensivos tienen ventajas y contraindicaciones. Las tablas que señalan el fármaco preferible en las distintas situaciones y las contraindicaciones de cada agente se suporponen con las expuestas en la Guía de 2007. En el JNC-8, en pacientes hipertensos no afroamericanos, incluidos los diabéticos, se recomienda iniciar el tratamiento VOL. 1., 2014 9 farmacológico con diuréticos tiazídicos, bloqueadores de los canales de calcio (BCC), IECA y ARA II, con un nivel de recomendación moderado, grado B. bidores de la ECA y ARA II con base en los resultados del estudio ONTARGET, incluida la combinación de estos con aliskirén según el estudio ALTITUDE (Clase III A). Para los pacientes afroamericanos hipertensos, incluso con diabetes, se recomienda iniciar el tratamiento farmacológico con un diurético tiazídico o BCC. Nivel de recomendación moderado, grado B; para afroamericanos con diabetes nivel de recomendación bajo o débil (Grado C). Del resto de combinaciones señala que deben elegirse, preferentemente, las que hayan demostrado su efectividad en ensayos terapéuticos o que hayan demostrado mayor efecto antihipertensivo (IIa C). Llama la atención que se aconseja la combinación de betabloqueadores con diuréticos, aunque con la limitación de que aumenta el riesgo de diabetes de nueva aparición. La combinación de betabloqueadores con el resto de antihipertensivos es posible, pero las evidencias son menores. Para el JNC-8, en pacientes hipertensos ≥ 18 años de edad con enfermedad renal crónica, inicial o tardía, el tratamiento antihipertensivo puede incluir IECA, ARA II para disminuir el daño renal. Esto aplica a todos los pacientes con enfermedad renal crónica con hipertensión, independientemente de la raza y su control diabético. Nivel de recomendación moderado (Grado B). Monoterapia y combinaciones terapéuticas Se corrobora el principio de que la combinación de dos fármacos antihipertensivos es más efectiva y mejor tolerada que la monoterapia, incluso a dosis muy altas, mejora el apego al tratamiento y disminuye los efectos adversos. Debe considerarse en pacientes con presión arterial basal muy alta o con riesgo cardiovascular elevado (IIa C). Para el JNC-8 el objetivo del tratamiento de la presión arterial es lograr las metas del control; si no se consigue al mes de iniciado el tratamiento deberá incrementarse la dosis del medicamento inicial o agregar otro de alguna de las clases recomendadas. Deberá continuarse la evaluación de la presión arterial y ajustar el régimen de tratamiento hasta que la meta de presión arterial se alcance. Si no se alcanza la meta con dos fármacos deberá agregarse otro más. Si la meta de presión arterial no puede alcanzarse sólo con los medicamentos mencionados o que el paciente tenga alguna contraindicación o la necesidad de administrarse más de tres medicamentos para alcanzar la meta de control, se deberá recurrir a otra clase de fármacos no recomendadas antes. Opinión de expertos Grado E. Combinaciones terapéuticas preferenciales Se resumen en el hexágono que, a diferencia de la Guía ESH/ ESC 2007, en las de 2013 desaconsejan la combinación de inhiSx Cardiometabólico Diabetes La superioridad de la combinación de un inhibidor de la ECA con un antagonista del calcio versus inhibidor de la ECA-diurético (estudio ACCOMPLISH), y a pesar de que en la actualidad es la más utilizada por sus aparentes mejores efectividad y seguridad, no está plenamente reconocida y aconseja confirmarla con nuevos estudios. Combinaciones de dosis fijas en un mismo comprimido Confirman su beneficio con la aparición de nuevos estudios y nuevas combinaciones. Expresa que podría ser recomendable (IIb B) porque reduce el número de comprimidos diarios y mejora el apego que suele ser bajo en los pacientes hipertensos; además son más económicas. Estrategias de tratamiento en situaciones especiales En la ESH/ESC 2013 las pautas de tratamiento en situaciones especiales, contempladas en la guía 2007, incorporan modificaciones, sobre todo en la meta terapéutica, plasmadas en el documento de Reevaluación 2009. También incorpora nuevas situaciones especiales, de relevancia para la toma de decisiones de tratamiento en la práctica clínica, como la hipertensión arterial de bata blanca, la hipertensión arterial enmascarada, en el paciente joven, el síndrome de apnea obstructiva del sueño (SAOS). En este apartado no se abordan varios aspectos como el tratamiento de la hipertensión arterial en la fase aguda del ictus, o el de la elevación de la presión arterial en el contexto de urgencias o urgencias hipertensivas. Enseguida se resumen los aspectos más relevantes de esta nueva edición de la guía. VOL. 1., 2014 10 Hipertensión arterial de bata blanca información es más escasa en los de segunda y tercera generaciones. La evidencia en favor del tratamiento farmacológico de la hipertensión arterial grado 1 es escasa, pero lo es aún más para sujetos con hipertensión arterial de bata blanca. Estos pacientes tienen, frecuentemente, otros factores de riesgo cardiovascular asociados, y algunos lesión a órganos diana: por eso en pacientes con mayor riesgo cardiovascular puede indicarse el tratamiento farmacológico de la presión arterial conjuntamente con los cambios en el estilo de vida (IIb, C). Hipertensión enmascarada Cuando en la práctica clínica se identifica esta situación debe considerarse el tratamiento farmacológico junto con los cambios en el estilo de vida, pues su riesgo es muy similar al observado en sujetos con hipertensión arterial clínica (IIa, C). Ancianos Existe la evidencia clínica suficiente para tratar a los pacientes ancianos con presión arterial sistólica ≥ 160 mmHg y lograr una meta terapéutica entre 140 y 150 mmHg en los ancianos mayores de 80 años (recomendación II, nivel de evidencia B), mientras que en los ancianos de menos de 80 años la meta terapéutica es la presión arterial sistólica menor de 140 mmHg ( IIb, C). Jóvenes No es posible basar las decisiones de tratamiento en una fuerte evidencia, porque el riesgo absoluto es bajo en esta población, lo que requeriría ensayos clínicos muy costosos, difíciles de llevar a la práctica. A pesar de ello se considera prudente, sobre todo cuando coexisten otros factores de riesgo, reducir la presión arterial a menos de 140/90 mmHg. Un subgrupo de jóvenes con hipertensión arterial sistólica aislada puede tener una presión arterial sistólica central normal y deberían ser seguidos sólo con cambios en el estilo de vida. lEl efecto del tratamiento hormonal sustitutivo, que no se recomienda para prevención primaria o secundaria de enfermedad cardiovascular (III, A). lEmbarazo: no es posible resumir un tema tan amplio, pero sí recordar que está contraindicado el tratamiento con inhibidores del sistema renina angiotensina por sus efectos teratogénicos. La hipertensión arterial durante el embarazo debe tratarse, cuando es severa (presión arterial > 160/110 mmHg) (I, C). El tratamiento puede considerarse cuando la presión arterial es persistentemente elevada por encima de 150/95 mmHg. En las mujeres con presión arterial mayor de 140/90 mmHg e hipertensión arterial gestacional, lesión de órganos diana subclínica o síntomas, el tratamiento es inmediato (IIb, C); los fármacos de elección son: alfa metildopa, labetalol y nifedipino de acción prolongada. En caso de urgencia hipertensiva (preeclampsia-eclampsia) el labetalol o el nitropusiato de sodio endovenoso es el indicado. (IIa, B) Las mujeres con antecedentes de preclampsia tienen aumento del riesgo de hipertensión arterial y esto incrementa el riesgo de padecer enfermedad coronaria, ictus o eventos tromboembólicos a los 5-15 años de seguimiento. NICE contempla este aspecto en www.nice.org.uk/guidance/cg107 y el avance JNC 8 no lo refiere. Síndrome de apnea obstructiva del sueño Mujeres La relación entre síndrome de apnea obstructiva del sueño, hipertensión arterial y riesgo cardiovascular es una causa frecuente de hipertensión arterial resistente. El tratamiento de los pacientes con este síndrome sólo logra una ligera reducción de la presión arterial. Los fármacos recomendados son los que mejor beneficio rindan al paciente de acuerdo con el resto de su comorbilidades, también se recomienda el bloqueo del sistema renina angiotesina. En este apartado se contemplan diversos aspectos: Diabetes mellitus lEl efecto de los anovulatorios orales en la presión arterial y su posible impacto en el riesgo cardiovascular; la En los pacientes diabéticos aparentemente normotensos es común encontrar hipertensión enmascarada; en ellos es útil Sx Cardiometabólico Diabetes VOL. 1., 2014 11 el registro ambulatorio de 24 horas de la tensión arterial. Es una recomendación absoluta iniciar el tratamiento farmacológico en pacientes con diabetes mellitus y presión arterial sistólica ≥ 160 mmHg, aunque también es recomendable iniciar el tratamiento con cifras ≥ 140 mmHg. El objetivo es lograr que la presión arterial sistólica sea menor de 140 mmHg y diastólica menor de 85 mmHg. Los bloqueadores del sistema renina angiotensina son los idóneos, aunque puede indicarse cualquier fármaco, siempre tomando en cuenta las comorbilidades del paciente (1A). Nefropatía diabética y no diabética Especial atención requiere este rubro en virtud de la alta prevalencia de la nefropatía y porque quienes la padecen son pacientes de riesgo alto. Por eso las metas de control son más estrictas: menos de 140/90 mmHg (IIa,B). Cuando la proteinuria es franca debe contemplarse el descenso aún mayor a menos de 130 mmHg de presión arterial sistólica (IIb,B). Aunque en un tiempo estuvo en boga el doble bloqueo del sistema renina angiotensina para nefroprotección ya no es recomendable la prescripción de dos inhibidores del sistema renina angiotensina (III,A). Enfermedad cerebrovascular El tratamiento de la presión arterial durante la fase aguda del ictus sigue siendo controvertido, y su abordaje en ESH/ESC 2013 es muy somero, por lo que sugerimos su consulta en la guía reciente de este tema (Jauch et al, American Heart Association/ American Stroke Association, Stroke 2013 Epub ahead of print). En los casos de ictus previo o accidente isquémico transitorio no se dispone de evidencia del beneficio de reducir la presión arterial normal alta o en hipertensos por debajo de 130 mmHg de presión arterial sistólica; la meta terapéutica es reducir la presión arterial sistólica a menos de 140 mmHg (IIa,B). Síndrome metabólico El síndrome metabólico es un estado prediabético, por lo que elegir un fármaco es importante para mejorar la sensibilidad a la insulina o, cuando menos, evitar que empeore. Deben tenerse en cuenta los efectos de los betabloqueadores y de los diuréticos tiazídicos en el metabolismo, se sugiere iniciar el tratamiento con cifras de presión arterial ≥ 140/90 mmHg y el objetivo es ≤ 140/90 mmHg (1B). Sx Cardiometabólico Diabetes Enfermedad cardiaca La meta es reducir la presión arterial sistólica a menos de 140 mmHg (IIa,B). En el paciente hipertenso con infarto se recomiendan los betabloqueadores e inclusive los BCC, por sus efectos en los síntomas de los pacientes anginosos (I,A). En el paciente con ICC o con disfunción del ventrículo izquierdo los diuréticos, los betabloqueadores, los IECA y los bloqueadores de la aldosterona son los recomendados (I,A). En los hipertensos con hipertrofia ventricular izquierda, iniciar el tratamiento con los fármacos que han mostrado mayor capacidad para reducir la hipertrofia ventricular izquierda: IECA, ARA II y BCC (IIa B). Hipertensión arterial resistente En este apartado se contemplan diversos aspectos basados en la evidencia acumulada en los últimos años: es importante confirmar que se trata de hipertensión arterial resistente verdadera, conseguir un buen seguimiento de los cambios en el estilo de vida y del correcto apego a la medicación antihipertensiva. Se contempla la prescripción de antagonistas de los receptores de aldosterona: espironolactona a dosis bajas de 25-50 mg al día, o amilorida o doxazosina si no existen contraindicaciones (IIa,B). En caso de no conseguir un adecuado control de la hipertensión arterial puede considerarse la indicación (por personas expertas) de la denervación renal (IIb,C) o estimulación de barorreceptores. Tratamiento de los factores de riesgo asociados En hipertensos con riesgo moderado-alto y en los casos en prevención secundaria, se recomienda iniciar el tratamiento con estatinas con el propósito de reducir el colesterol-LDL a menos de 115 mg/dL (IA). En relación con la aspirina debe considerarse su indicacón en pacientes con disminución de la función renal o de alto riesgo, tras lograr el control de las cifras tensionales (IIaB). De acuerdo con otras guías, en pacientes hipertensos con diabetes, los objetivos de HbA1c son < 7% (IB) y entre 7.5-8% en ancianos frágiles (IIaC). Seguimiento En la fase más inicial del tratamiento, con objeto de titular las dosis de los fármacos y atender a sus posibles efectos adversos, se recomienda citar al consultorio a los pacientes cada 2-4 VOL. 1., 2014 12 semanas. Una vez alcanzados los objetivos de control de la presión arterial las consultas pueden espaciarse entre 3-6 meses. que se mueve por las evidencias científicas. En resumen, las cuestiones pendientes son las siguientes: Si en las visitas de seguimiento se observa un mal control de las cifras tensionales, hay que considerar de manera individual todas las posibles causas y, cuando sea preciso, modificar el tratamiento (sustitución del fármaco o terapia combinada) con objeto de evitar la inercia clínica. La variabilidad tensional entre diferentes visitas debe considerarse un factor de mal pronóstico y, por lo tanto, extremarse las medidas para reducir el riesgo cardiovascular. 1) ¿Hay que tratar a todos los hipertensos de Grado 1 y riesgo cardiovascular bajo o moderado? 2) ¿Hay que tratar a los pacientes ancianos con cifras de presión arterial sistólica entre 140-160 mmHg? 3) ¿Hay que tratar a los pacientes con hipertensión arterial de bata blanca? 4) En la toma de decisiones terapéuticas ¿hay diferencias entre este tipo de pacientes? 5) ¿En qué pacientes con presión arterial normal alta hay que indicar tratamiento farmacológico? 6) ¿Cuáles son los objetivos óptimos de control tensional (con mayor protección cardiovascular, además de la seguridad que ofrecen) en diferentes áreas geográficas o situaciones clínicas diversas? 7) ¿Las estrategias basadas en el control ambulatorio de la presión arterial tienen alguna ventaja (menor número de fármacos y sus efectos adversos, reducción de la morbilidad y mortalidad cardiovasculares) sobre las determinaciones que se obtienen en la consulta? 8) ¿Cuál es la cifra óptima de control ambulatorio de la presión arterial? 9) En pacientes de alto riesgo cardiovascular ¿los objetivos de control tensional han de ser más o menos estrictos? 10) ¿Cuál es el papel de la presión arterial central? 11) ¿Qué ventajas aportan los procedimientos invasivos para tratar la hipertensión arterial resistente (como la denervación renal) sobre el control tensional a largo plazo y el riesgo cardiovascular? 11) ¿Cuál es el valor pronóstico de los cambios inducidos por el tratamiento sobre las lesiones asintomáticas de órganos diana? ¿Y cuál de ellas tiene más valor? 12) ¿En qué medida son capaces los cambios de estilos de vida de reducir la morbilidad y la mortalidad cardiovasculares? 13) La disminución de la variabilidad tensional de 24 h ¿añade algo en la protección cardiovascular del hipertenso? 14) La reducción de la presión arterial en la hipertensión arterial resistente ¿disminuye el riesgo cardiovascular? Durante el seguimiento hay que considerar la regresión de las lesiones subclínicas de órganos diana, como la hipertrofia ventricular izquierda y la microalbuminuria. Si bien los datos son más consistentes en el primer caso, la determinación del filtrado glomerular, la caliemia y el perfil lipídico conforman el paquete mínimo de exámenes periódicos. Mejoría del control de la hipertensión arterial Las diferencias importantes entre el alto grado de control tensional en los ensayos clínicos y el observado en la práctica clínica obligan a considerar tres grandes barreras: 1) la inercia clínica del médico, 2) el incumplimiento terapéutico por parte de los pacientes y 3) las propias deficiencias del sistema sanitario. ESH/ESC 2013 Mejoría de la hipertensión arterial En un enfoque más amplio destaca el papel del trabajo en equipo y de las nuevas tecnologías de la comunicación, entre las que destaca la telemonitorización de la presión arterial o la compatibilidad entre los diferentes sistemas de registro electrónico de la historia clínica del paciente hipertenso. Cuestiones no resueltas y necesidad de futuros ensayos clínicos Este apartado es especialmente importante en una sociedad Sx Cardiometabólico Diabetes VOL. 1., 2014 13 Es innegable que las guías que aquí se analizan, al igual que el resto que no se integraron en este documento, constituyen una herramienta invaluable para la detección, prevención y tratamiento de la hipertensión arterial sistémica. Son un instrumento de educación médica continuada que facilita la toma de decisiones terapéuticas porque las guías están sustentadas en la evidencia clínica más actualizada de los grandes estudios clínicos. Nuestras guías mexicanas guardan importante concordancia con las tres guías mencionadas y que muy seguramente en un tiempo cercano serán actualizadas en relación con las descritas. El conocimiento actual de la hipertensión arterial es vasto pero hoy por hoy no todo está escrito. Bibliografía consultada 1. Mancia G, Fagard R, Narkiewicz K, Redón J, Zanchetti A, Böhm M, et al. 2013 ESH/ ESC Guidelines for the management of arterial hypertension: The Task Force for the management of arterial hypertension of the Europe- Sx Cardiometabólico Diabetes an Society of Hypertension (ESH) and of the European Society of Cardiology (ESC). J Hypertens 2013; 31:1281357. 2. Paul A. James, MD; Suzanne Oparil, MD; Barry L. Carter, PharmD; William C. Cushman, MD; et al. Special Communication. 2014 Evidence-Based Guideline for the Manage- VOL. ment of High Blood Pressure in Adults Report From the Panel Members Appointed to the Eighth Joint National Committee (JNC 8). JAMA. doi:10.1001/ jama.2013.284427 Published online December 18, 2013. Copyright 2013 American Medical Association. All rights reserved. 1., 2014 14 CLÍNICA ¿Diabetes o prediabetes? P aciente femenina de 52 años de edad, con antecedentes heredofamilares de padres, abuela paterna y un hermano con diabetes mellitus tipo 2; el padre falleció a consecuencia de un infarto de miocardio; la abuela paterna murió debido a un infarto cerebral. Antecedentes personales no patológicos: alimentación con aumento en la ingesta de carbohidratos y grasas, sedentarismo, tabaquismo negativo y dos copas de vino tinto a la semana. Antecedentes personales patológicos: amigdalectomía a los cinco años; no es hipertensa. Antecedentes ginecoobstétricos: menarquia a los 13 años, ciclos 28 x 3, eumenorreica. Infección de vías urinarias a los 24 años. Dos embarazos: uno terminó en aborto y el otro en parto a las 38 semanas; el hijo pesó 2,200 g. Menopausia a los 44 años. En la auscultación se encontró con tensión arterial de 110/70 mmHg, frecuencia cardiaca de 78 x minuto, frecuencia respiratoria 20 x minuto, temperatura 36.5ºC, peso 65 kg, talla 1.62 m. La evaluación de cualquier paciente con sospecha de diabetes debe ser integral; los factores de riesgo deben evaluarse completos y confrontarlos con los últimos valores de glucosa. La terapéutica nunca será eficaz sin un diagnóstico correcto. Sx Cardiometabólico Diabetes Ante el factor de riesgo para diabetes de tanto en tanto se hacía mediciones de la glucosa. Un año antes las concentraciones preprandiales eran de 95 mg/dL. El perfil de lípidos era: colesterol 170 mg/dL, triglicéridos 75 mg/dL, LDL 105 mg/dL, HDL 69 mg/dL. Al momento de su atención última los valores de glucosa eran: 97 mg/dL, los de la HbA1c de 11% y de la curva de tolerancia a la glucosa 75 g. Glucosa en ayuno 30 minutos: 60 minutos 90 minutos 120 minutos VOL. 95 mg/dL 110 mg/dL 170 mg/dL 185 mg/dL 190 mg/dL 1., 2014 15 Una semana previa a la toma de la curva de tolerancia a la glucosa la paciente llevó una dieta de 1200 cal/día y caminata de 30 minutos diarios. Cuatro horas después de la carga de 75 g de glusoca la paciente se encontró con: astenia, adinamia, diaforesis y sensación de desvanecimiento, síntomas que desaparecieron con la ingestión de un refresco y una dona. El médico tratante la tranquilizó diciéndole que no tenía diabetes, sino prediabetes; es decir, intolerancia a los hidratos de carbono, que continuara con el plan de alimentación de 1,200 cal/día y caminata de 30 minutos tres veces a la semana y la citó a los tres meses, previa toma de glucosa en ayuno. Lo que no debió pasar Carlos Herrera Madrigal Medicina interna-endocrinología La curva de tolerancia a la glucosa sigue siendo el estudio que detecta más tempranamente las alteraciones en las fases de secreción de la insulina. Sx Cardiometabólico Diabetes Con los datos anteriores es posible tener los siguientes comentarios o consideraciones : • En primer lugar, NO se cuenta con una evaluación individual e integral del caso porque, si bien tiene factores de riesgo para diabetes mellitus no se evaluaron completos, sólo se reportó el sedentarismo y los antecedentes familiares. Debió considerarse e investigarse si era o no hipertensa, medirle la circunferencia abdominal, indagar acerca de la poliquistosis ovárica, si el hijo fue de peso bajo al nacimiento y los datos de la enfermedad cardiovascular prexistente.1 • En nuestro país NO hay datos actuales que permitan considerar a la hemoglobina glucosilada (HbA1c) un criterio diagnóstico para diabetes mellitus. Aunque sí está aceptado en Estados Unidos2 sólo se utiliza como una medida de control de la enfermedad. De acuerdo con criterios de la Sociedad Mexicana de Nutrición y Endocrinología la falta de validez radica, principalmente, en la poca sensibilidad diagnóstica y falta de estandarización; es decir, no supera a la glucemia en ayuno para el diagnóstico. Sin duda existen muchos pacientes con HbA1c normal o casi normal pero con glucemia en ayuno igual o mayor a 126 mg (lo contrario es menos frecuente). Este es el fundamento por el que en el caso expuesto NO debió solicitarse la HbA1c para establecer el diagnóstico. • Es importante recordar que las guías oficiales de la American Diabetes Association (ADA) establecen que una vez tomada la muestra para medir la glucemia en ayuno en un paciente de alto riesgo, aunque se reporte normal, el VOL. 1., 2014 16 horas; sin embargo, también es evidente que su interpretación NO fue adecuada porque hasta ahora existen dos criterios actuales y aceptados en la bibliografía médica: los del Grupo Nacional de Expertos de Estados Unidos y el de Fajans-Conn, con la gran diferencia que el primero es de mayor especificidad y el segundo de mayor sensibilidad. Esto significa que con los del Grupo Nacional se requieren valores absolutos de glucemias más elevadas para tener el diagnóstico y con los del Grupo de Fajans-Conn los valores absolutos de las glucemias no son tan altos. estudio de control se repetirá cada tres años. Esta recomendación no es viable para la población mexicana en virtud de la alta prevalencia por lo que la cuantificación de la glucemia en ayuno en estas condiciones debe hacerse al año siguiente. • El estudio de mayor sensibilidad diagnóstica para diabetes mellitus es la curva de tolerancia a la glucosa de dos horas. Los argumentos en contra de esta opción son: falta de reproducibilidad, dificultad de interpretación, costo y complejidad del procedimiento. Sin embargo, la curva de tolerancia a la glucosa sigue siendo el estudio que detecta en forma más temprana las alteraciones en las fases de secreción de insulina, sobre todo en la fase rápida, que es la primera y más temprana alteración fisiopatológica de esta enfermedad que hace aparente la hiperglucemia posprandial, pero que ha demostrado ser más patogénica y dañina para el endotelio que la hiperglucemia en ayuno.3 El criterio del Grupo Nacional señala una glucemia en ayuno entre 100-125 mg (de lo contrario no sería útil la curva de tolerancia a la glucosa de dos horas y el diagnóstico se sustenta con otra glucemia de ayuno mayor de 126 mg al día siguiente). Además, necesariamente incluye dos elementos diagnósticos: 1) por lo menos una glucemia en ayuno de 200 mg o más antes de dos horas y 2) que la glucemia a las dos horas iguale o rebase los 200 mg. En cambio, el criterio de Fajans-Conn incluye una glucemia en ayuno entre 100125 mg. Este último criterio también requiere, en forma agregada y necesaria, por lo menos dos puntos alterados (no importa cuáles de los tres) en los valores de corte de las glucemias a los 60 minutos, sea igual o mayor a 180 mg, a los 90 minutos; igual o mayor a 160 mg y a las dos horas igual o mayor a 140 mg.4 • En la historia natural de la resistencia a la insulina mucho antes que se eleve la glucemia en ayuno o posprandial es más frecuente que haya alteraciones lipídicas. La curva de tolerancia a la glucosa de dos horas NO requiere tratamiento dietético previo; más bien, el paciente debe estar en dieta libre que incluya, al menos, 100 g de glucosa diaria, de lo contrario se afectan el resultado y la interpretación del estudio. • • NO era lo esperado contar con un reporte inicial de perfil de lípidos sin hipertrigliceridemia o colesterol de alta densidad (HDL) reducido, o ambos, porque en la historia natural de la resistencia a la insulina mucho antes que se eleve la glucemia en ayuno o posprandial es más frecuente que haya estas alteraciones lipídicas. Estas incluyen, además, bajas concentraciones de colesterol LDL, normales o casi normales desde el punto de vista cuantitativo, pero de carácter muy aterogénico (las moléculas de LDL se vuelven pequeñas y densas y, por ende, muy oxidables y tienden a adherirse al endotelio); esto constituye la tríada lipídica o dislipidemia aterogénica.4 Es indudable que la paciente reunía todas las condiciones para realizarle la curva de tolerancia a la glucosa de dos Sx Cardiometabólico Diabetes • Con la información previa es evidente que NO hubo una adecuada interpretación de la curva de tolerancia a la glucosa de dos horas porque la paciente tiene diabetes mellitus con base en el criterio de Fajans-Conn (cumple dos puntos: a los 90 minutos igual o mayor a 160 y a las dos horas igual o mayor a 140 mg). Destaca la mayor sensibilidad de este método de interpretación versus el criterio del Grupo Nacional, que si se aplica al caso aquí expuesto no es diagnóstica de nada para fines prácticos. • De la información registrada destacan los síntomas posteriores a la toma de la curva de tolerancia a la glucosa de dos horas, que NO se documentaron por lo menos con una glucemia capilar o Dextrostix® para corroborar que realmente se tratara de hipoglucemia, con nivel de corte en consenso actual5 menor a 70 mg. Los síntomas referidos y su remisión con la ingesta de azúcares simples no siempre integra el diagnóstico de hipoglucemia; en la ac- VOL. 1., 2014 17 tualidad se conoce como tríada de Whipple (glucemia en ayuno menor de 70 mg, síntomas adrenérgicos o centrales y remisión de las concentraciones de glucosa y síntomas con la administración de azúcares simples en menos de 10 minutos). • De hecho, los síntomas son atribuibles a la supuesta hipoglucemia a las cuatro horas de la carga de glucosa administrada con la curva de tolerancia a la glucosa de dos horas. Se infiere que existe un “desfase” de la secreción de insulina, donde la secreción de ésta en la fase tardía de su producción es demasiada y se manifiesta con síntomas de hipoglucemia (hipoglucemia posprandial tardía). Esto evidencia la insuficiencia de insulina que será progresiva y que con el tiempo, quizá no mucho, se manifestará con hiperglucemia de ayuno o diabetes mellitus manifiesta. A este fenómeno de desfase en la secreción de insulina algunos autores lo refieren como “disinsulinismo” e, incluso en forma muy poética “el canto del cisne” . microcirculación (riñones, ojos y nervios) por lo que también debe tratarse con fármacos porque las medidas no farmacológicas NO son suficientes.6,7 • En la práctica clínica los resultados esperados de dieta de reducción más ejercicio aeróbico para el tratamiento de la diabetes mellitus NO son los esperados. Por esto el tratamiento antidiabético implica al farmacológico con hipoglucemiantes. La restricción dietética indicada en la paciente del caso está muy por debajo de los estándares actuales (lo recomendable hubieran sido 25 kcal por kg que equivaldrían a 1600 kcal en 24 horas). • La amplia discusión es: ¿cuál es la mejor opción farmacológica? La respuesta debe fundamentarse en los reportes actuales de la bibliografía que señalan a los fármacos que recuperan la reserva pancreática funcional o incretinas en monoterapia o en combinación con metformina. El tratamiento con un hipoglucemiante oral debe no sólo reducir las concentraciones séricas de la glucosa periférica sino también actuar en la reserva funcional pancreática para disminuir las concentraciones en la glucemia en ayuno y posprandial, disminuir las de glucagón, que es la hormona contrarreguladora por excelencia, con mínimo riesgo de hipoglucemia y sin aumento ponderal y con protección endotelial, como se ha documentado con los inhibidores de DPP4 o con los análogos de GLP1.8,9 • La paciente requería una evaluación individual e integral del resto de los factores de riesgo cardiovascular asociados. El seguimiento o el control NO es sólo con glucemias de ayuno y capilares al azar sino necesariamente con los tres métodos reconocidos: glucemia en ayuno (valor meta según la Sociedad Americana de Diabetes entre 80-130 mg aunque consideramos mejor entre 70100 mg), glucemia posprandial (con valor meta, según AACE, inferior a 140 mg y con determinaciones alternas de mañana, tarde y noche, es decir automonitoreo) y HbA1c (valor meta razonable inferior a 7% y en promedio cada 2-3 meses). Si un paciente sólo se mide la glucemia en ayuno y permanece en 120 mg de glucemia posprandial estaría fuera de la meta en más de 40% y si sólo se vigila con los resultados de la HbA1c y tiene menos de 7% significa que la glucemia posprandial llegaría La prediabetes NO es un paso previo a la diabetes sino parte de la misma historia natural de la enfermedad; por esto valdría la pena reconocerla como “hiperglucemia posprandial temprana”. • • En el estado de prediabetes se reconocen dos tipos: glucemia en ayuno alterada e intolerancia a la glucosa. La primera se diagnostica con la medición de la glucemia en ayuno y la segunda con una curva de tolerancia a la glucosa de dos horas. La glucemia en ayuno alterada afecta más a hombres que mujeres y evoluciona más lentamente a diabetes manifiesta. La intolerancia afecta predominantemente a mujeres y evoluciona más rápido a diabetes manifiesta. La prediabetes NO es un paso previo a la diabetes sino parte de la misma historia natural de la enfermedad; por esto valdría la pena reconocerla como “hiperglucemia posprandial temprana”. Su importancia fisiopatológica es que en esta etapa se manifiesta la hiperglucemia posprandial con mayor poder aterogénico que la hiperglucemia de ayuno, con afectación principal a la macro (corazón, cerebro y circulación periférica) y menor a la Sx Cardiometabólico Diabetes VOL. 1., 2014 18 • a estar 90% fuera de la meta deseable. Sin embargo, estos tres métodos no valoran la variabilidad glucémica a lo largo de 24 horas; por eso desde hace algunos años se propuso como prueba de mayor sensibilidad para el control diabético el monitoreo continuo de la glucemia con un sensor (guardian o ipro 2) aplicado durante 2-3 días para medir cada cinco minutos las concentraciones de glucemia a lo largo de 24 horas. Esto permite identificar picos de hiper o hipoglucemia a lo largo de las 24 horas que se reportan en valores y gráficas que facilitan la adecuación del tratamiento.10 Otro punto importante es la evaluación y seguimiento Referencias 1. Executive Summary: Standards of Medical Care in Diabetes 2014. Diabetes Care 2014;37 (Suppl1). 2. Benora E. The Pros and Cons of Diagnosing Diabetes with A1C. Diabetes Care 2011;34(Suppl 2). 3. Mancillas-Adame LG, Gómez Pérez FJ, Rull JA. Diagnóstico y clasificación de la diabetes mellitus. Conceptos actuales. Revista de Endocrinología y Nutrición 2002;10:63-68. 4. Dickson-Humphries T, et al. Lipoprotein abnormalities in patients with type 2 diabetes and metabolic syndrome. J Amer Acad Physician Ass Sx Cardiometabólico Diabetes de las complicaciones crónico-vasculares de la micro y macrocirculación. Al respecto debe revisarse el fondo de ojo y la agudeza visual cada año a partir del diagnóstico de diabetes mellitus tipo 2 hasta los primeros cinco años del diagnóstico de diabetes mellitus tipo 1. También debe evaluarse la función renal, mínimo cada año, de concentraciones de azoados (creatinina sérica no mayor de 1.4 mg en mujeres y no más de 1.5 mg en hombres para sospechar insuficiencia renal) o con depuración de creatinina en orina de 24 horas medida o calculada (Cockcroft-Gault o Mdrd) e interrogatorio intencionado acerca de datos neuropáticos autonómicos o periféricos. 2013;26:13-18 . 5. Hypoglycemia and Diabetes: A Report of a Workgroup of the American Diabetes Association and the Endocrine Society. Diabetes Care 2013;36:1384-1395. 6. Færch K., Borch-Johnsen JJ, Vaag H. Pathophysiology and aetiology of impaired fasting glycaemia and impaired glucose tolerance: does it matter for prevention and treatment of type 2 diabetes?Diabetologia 2009;52:1714–1723. 7. 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Diabetes Care 2005;28:1001-1007. 1., 2014 19 TRATAMIENTO FARMACOLÓGICO L Futuro de la farmacoterapia de la obesidad a mayor parte de la bibliografía relativa a la obesidad señala que su progresión epidemiológica la ha convertido en un problema de salud pública que hasta hace 20 años afectaba, sobre todo, a quienes vivían en los países industrializados pero ahora hay más obesos en los que están en vías de desarrollo.1 La obesidad se asocia con incremento del riesgo cardiovascular, hipertensión y dislipidemia. Sergio Arturo Godínez Gutiérrez Jefe de la División de Medicina, Hospital Civil de Guadalajara Fray Antonio Alcalde. Profesor titular de la especialidad en Endocrinología de la Universidad de Guadalajara. La dieta, el ejercicio y las modificaciones al estilo de vida constituyen importantes recomendaciones en relación con una eventual estrategia para perder peso. Por desgracia, estas recomendaciones no han sido suficientes y las alternativas farmacológicas se han limitado por el reducido arsenal medicamentoso seguro y eficaz cuando se consume durante largo plazo. El tratamiento farmacológico de la obesidad siempre se ha caracterizado2 por los efectos secundarios que limitan su indicación, la mayor parte vinculados con su seguridad. Esta limitante ha estimulado el diseño de agentes antiobesidad con características fisiopatológicas que incrementan su eficacia y seguridad.3 El conocimiento molecular ha permitido comprender mucho mejor los mecanismos involucrados en el fenómeno de la obesidad y establecer con mayor claridad los blancos terapéuticos. Es en esta área, involucrada en las principales causas de morbilidad y mortalidad mundiales, que puede aprenderse mejor de los errores del pasado y visualizar mejores tiempos para la farmacoterapia de la obesidad. Sx Cardiometabólico Diabetes La cantidad de adultos obesos en el mundo es ahora superior a 1,000 millones. Los riesgos de salud asociados con la obesidad pueden ser graves, como la apnea del sueño, enfermedades cardiovasculares, diabetes y cáncer. Hasta ahora, el desarrollo de nuevas modalidades complementarias de auxiliares terapéuticos de la obesidad sigue siendo un reto no superado. En la actualidad se estudian las condiciones necesarias para que el tratamiento farmacológico de la obesidad tenga efecto clínico con patrones de seguridad y eficacia; ya se cuenta con los que permiten la caracterización de nuevos blancos terapéuticos, incluidos los circuitos señalizadores y las moléculas involucradas en el control metabólico y del apetito.4 VOL. 1., 2014 20 Desarrollos farmacológicos La señalización de los receptores Y1-Y5 es la responsable de los efectos orexigénicos del neuropéptido Y (NPY); en modelos animales el bloqueo farmacológico o la eliminación virtual de esos receptores reduce la ingesta, en consecuencia el incremento de peso. Un antagonista del receptor Y5, clínicamente activo después de su administración por vía oral, fue incapaz de inducir la pérdida significativa de peso.5 En un estudio comparativo de otro antagonista selectivo del receptor Y5 versus placebo, con seguimiento de 52 semanas, sí hubo pérdida de peso significativa.6 Es posible que la efectividad pueda incrementarse con el antagonismo dual de los receptores Y1 y Y5. plazos, del equilibrio energético y bloquea la señalización de NPY/AgRP y estimula la señalización anorexigénica de pro-opio-melanocortina (POMC) y del transcrito regulado por cocaína-anfetamina (CART). En los primeros estudios, la administración exógena de leptina falló debido a que la mayoría de los sujetos obesos eran resistentes a la hormona. En modelos experimentales sigue en estudio la posibilidad de eliminar esta resistencia mediante la administración de chaperones químicos que permitan controlar el estrés del retículo endoplásmico e inhibir la resistencia a la leptina, como el ácido 4-fenil butírico (PBA) y el tauroursodesoxicólico (TUDCA) con los que se ha conseguido la sensibilización necesaria a la hormona.10 Mientras la señalización dependiente de Y1 y Y5 produce efectos estimulantes del apetito, la señalización Y2 y Y4 produce un fenotipo anoréxico, a partir de la inhibición de la liberación presináptica de NPY. Los receptores Y2 y Y4 son los blancos de las hormonas polipéptido doble Y (PYY) y polipéptido pancreático, respectivamente. Estas hormonas estimulan la saciedad a nivel central. Se encuentran en investigación dos medicamentos: la obineptipida, un agonista de los receptores Y2/Y4 y el TM-30339, un agonista selectivo del receptor Y4. En modelos de investigación la obineptipida redujo significativamente el apetito por más de nueve horas.7 En modelos murinos la pramlintida, un análogo sintético de la amilina pancreática, incrementa la sensibilidad a la leptina y la combinación pramlintida-metreleptina ha conseguido éxito en la reducción de peso en pacientes con obesidad.11 También están en proceso los estudios con un inhibidor específico de la proteína relativa al gen Agouti (AgRP), marcado como TTT-435, en fase II8 y BMS-830216, un antagonista farmacológico de la señalización de la hormona concentradora de melanina, un neuropéptido orexigénico, expresada en neuronas de segundo orden en un lado del hipotálamo.9 Están en desarrollo experimental una serie de medicamentos con grandes expectativas en este campo, como los análogos de la oxintomodulina,13 PYY,14 la infusión de polipéptido pancreático,15 antagonistas de la grelina16 y en la modulación periférica del metabolismo y la lipogénesis: cetilistat, hormona del crecimiento, agonistas del receptor adrenérgico beta-3, inhibidores de la 11 beta-hidroxiesteroide deshidrogenasa y una serie de combinaciones farmacológicas en fase avanzada de investigación.17 Está demostrado que la leptina, una hormona derivada del tejido adiposo, actúa como un regulador, a corto y largo Sx Cardiometabólico Diabetes La FDA aprobó el bupropión para uso clínico de algunos moduladores de la neurotransmisión en combinación con naltrexona o con zonisamida, un agente antiepiléptico o de agonistas selectivos del receptor 2C de la serotonina (5HT2c), como la lorcaserina.12 VOL. 1., 2014 21 Referencias 1. 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Clin Pharmacol Ther 2010;87:652-662. 1., 2014 22 COMPLICACIONES CRÓNICAS L Abordaje de la retinopatía diabética Carlos Alberto Alger-Raudales,1 Pedro Gómez-Romero2 1 2 Especialista en Medicina Interna, Hospital Ángeles México. Médico cirujano, jefatura de Posgrado, Facultad Mexicana de Medicina, Universidad La Salle, México DF. a retinopatía diabética es una complicación microangiopática de la diabetes mellitus con repercusiones que deterioran la calidad de vida. Es una enfermedad progresiva que afecta la microvasculatura retiniana y causa que la perfusión sea pobre, aumente la permeabilidad vascular y haya una proliferación anormal de los vasos. Es la causa más frecuente de ceguera en diabéticos adultos de 20 a 74 años de edad.1 Casi 80% de los pacientes con diabetes mellitus tipo 2 tiene retinopatía diabética 20 años después del diagnóstico,2 y 90% de los pacientes con diabetes mellitus tipo 1.3 La mayoría de los pacientes que resulta con retinopatía diabética permanece asintomática hasta que llega a estadios avanzados, en los que el tratamiento es poco efectivo. La retinopatía diabética se asocia con mayores riesgo cardiovascular y mortalidad.4 Si bien la enfermedad puede evolucionar rápidamente, el tratamiento oportuno puede hacerla más lenta y disminuir los síntomas. En pacientes con diabetes mellitus tipo 2 el diagnóstico y tratamiento oportunos de la retinopatía diabética son decisivos. En un estudio realizado en nuestro país, en un centro hospitalario de tercer nivel, al momento del diagnóstico 68% de los pacientes a quienes se diagnosticó diabetes mellitus tipo 2 cursaban un estadio avanzado de retinopatía diabética.5 La revisión del fondo de ojo en un paciente en quien se establece el diagnóstico de diabetes tipo 2 es decisiva para prevenir la • • • • • • • • • • • Duración de la diabetes de más de 6 años Mal control glucémico Hipertensión arterial con mal control Dislipidemia Obesidad Tabaquismo Nefropatía Embarazo Alcoholismo Cirugía ocular Bajo estado socioeconómico y cultural Sx Cardiometabólico Diabetes Cuadro 1. Factores de riesgo asociados con la retinopatía diabética.6-12 VOL. 1., 2014 23 Figura 1. Papila de características normales. En la imagen se puede observar la papila de color amarillo con bordes bien definidos, al centro la excavación fisiológica. Se observa una relación A/V 2:3. evolución a la ceguera. El médico de primer contacto siempre debe estar consciente de la obligación de enviar al paciente con el oftalmólogo y vigilar que acuda a las revisiones periódicas con este especialista. examen se inicia con una lente neutral, posicionando el ocular en “0”. Evaluación inicial 1. El explorador debe situarse frente al paciente de una forma cómoda. 2. El paciente debe dirigir su vista hacia un punto fijo, como por ejemplo la oreja del médico. 3. El oftalmoscopio se coloca delante del ojo del explorador, a una distancia de 15 a 30 cm del ojo a explorar y con un ángulo de 15 a 20 grados hacia el lado temporal, dirigiendo el haz de luz del oftalmoscopio hacia la pupila. 4. Observar el reflejo rojo de la retina al mirar a través del ocular. 5. Enseguida de la identificación, el explorador debe acercarse hacia el paciente hasta identificar algún elemento del fondo de ojo de forma nítida. La exploración oftalmológica (agudeza visual y fondo de ojo) forma parte importante de la evaluación adecuada del paciente a quien se diagnostica diabetes mellitus tipos 1 o 2.6 En condiciones clínicas comunes la oftalmoscopia directa realizada por médicos no oftalmólogos tiene una sensibilidad aproximada de 50% para detectar retinopatía diabética proliferativa.13 La sensibilidad de la técnica puede aumentar significativamente cuando los médicos han recibido el adiestramiento adecuado y realizan cotidianamente el procedimiento.14,15 El médico de primer contacto debe prevenir y controlar la retinopatía diabética mediante el adecuado control de sus factores de riesgo y las comorbilidades del paciente. Por lo general, lo primero que se logra identificar es algún vaso retiniano cuyo trayecto debe seguirse hasta localizar su confluencia y encontrar la primera estructura que debe evaluarse: la papila. Las estructuras que deben identificarse son: El ambiente ideal para efectuar la oftalmoscopia directa es en una habitación con luz tenue o apagada. En la evaluación del ojo izquierdo el explorador usará su ojo izquierdo y tomará el oftalmoscopio por el mango con su mano izquierda. El dedo índice de la mano que sostiene al oftalmoscopio se usa para girar el disco rotatorio, para enfocar durante la exploración al cambiar los diferentes lentes con poder positivo y negativo. El Sx Cardiometabólico Diabetes Los pasos que deben seguirse son: 1. Papila: corresponde a la emergencia del nervio óptico; es una estructura amarilla con bordes bien definidos y con una depresión al centro llamada excavación fisiológica. (Figura 1) 2. Vasos retinianos: enseguida se evalúan los vasos que emergen de la papila y se observa su distribución, calibre y cruces arteriovenosos (A/V). Las arterias son más delgadas que las venas y de un color más claro, con una relación A/V de 2:3. VOL. 1., 2014 24 Figura 2. Región macular normal del ojo izquierdo. Se observa la mácula carente de vasos y con un brillo puntiforme al centro correspondiente a la fóvea. Nivel de gravedad Hallazgos en oftalmoscopía con midriasis Sin retinopatía aparente No hay hallazgos anormales Retinopatía diabética leve Microaneurismas Retinopatía diabética moderada Otros datos además de microaneurismas, pero sin datos de retinopatía diabética no proliferativa severa Retinopatía diabética severa Alguno de los siguientes: • Más de 20 hemorragias retinianas en cada cuadrante • Tortuosidades venosas en 2 cuadrantes o más • Anormalidades microvasculares intrarretinianas en uno o más cuadrantes • Sin datos de retinopatía diabética proliferativa Retinopatía diabética proliferativa Uno o más de los siguientes: • Neovascularización • Hemorragia vítrea o prerretiniana Cuadro 2. Escala clínica internacional de retinopatía diabética. 3. Parénquima retiniano: enseguida se observa el parénquima retiniano del polo posterior, que puede tener color amarillo, marrón o rojizo; no debe haber hemorragias, exudados o algún otro elemento extraño. 4. Mácula: para poder observar la mácula el paciente debe mirar directamente a la luz del oftalmoscopio. La mácula es una zona avascular (Figura 2) y en su centro se observa un reflejo puntiforme, correspondiente a la fóvea, responsable de la mayor agudeza visual; ahí se localizan los conos y los bastones. Para que la exploración del fondo de ojo sea mejor debe dilatarse la pupila con simpaticomiméticos o parasimpaticolíticos. Se recomienda la aplicación de una gota de tropicamida al 1%,16 un anticolinérgico midriático de acción rápida, aunque debe evitarse su administración en pacientes con glaucoma de ángulo cerrado. Sx Cardiometabólico Diabetes Manifestaciones clínicas y hallazgos oftalmológicos Los pacientes con retinopatía diabética son asintomáticos hasta que llegan a los estadios avanzados. Los síntomas tempranos que pueden manifestarse son:17 l Disminución de la visión nocturna l Pobre recuperación ante el fotoestrés (luces brillantes) Otras manifestaciones durante la evolución de la enfermedad:18 l Visión borrosa l Escotomas (puntos ciegos) l Miodesopsias (cuerpos flotantes) VOL. 1., 2014 25 Figura 3. Retinopatía diabética no proliferativa. Presencia de microaneurismas, hemorragias puntiformes, exudados duros, anormalidades microvasculares intrarretinianas y edema macular. Cada paciente puede tener una combinación de síntomas y hallazgos oftalmológicos únicos. Para fines de diagnóstico, pronóstico y respuesta al tratamiento la retinopatía diabética se divide en proliferativa y no proliferativa que, a su vez, se clasifican según su gravedad. (Cuadro 2) Retinopatía diabética no proliferativa La retinopatía diabética no proliferativa (Figura 3) se caracteriza por la existencia de microaneurismas, exudados algodonosos, hemorragias intrarretinianas, exudados duros y tortuosidades vasculares. La causa más frecuente de deficiencia visual en estos pacientes es el edema macular.19 El primer hallazgo oftalmoscópico detectable en la retinopatía diabética son los microaneurismas, que suelen observarse en la región macular como pequeños puntos rojos. Cuando la pared de un capilar se adelgaza, se produce una hemorragia intrarretiniana que puede ser en flama (superficial) o puntiforme (profunda). Si la retinopatía diabética progresa comienzan a aparecer signos de isquemia e hipoxia retiniana como exudados algodonosos (manchas blancas o grises con bordes mal definidos), múltiples hemorragias retinianas y anormalidades intravasculares retinianas (telangectasias, dilatación venosa y tortuosidades arteriales). Los exudados duros corresponden a acumulación extracelular de líquido, proteínas y lípidos, con apariencia de depósitos amarillentos con bordes bien definidos. Aproximadamente 50% de los pacientes con retinopatía diabética no proliferativa severa, en un año evolucionan a retinopatía diabética proliferativa.20 En cualquiera de los estadios de la retinopatía diabética Sx Cardiometabólico Diabetes puede haber edema macular que en la oftalmoscopia puede sospecharse por los exudados duros o lesiones maculares y su diagnóstico puede confirmarse mediante microbioscopia.21 El edema macular se relaciona con 25% de probabilidades de pérdida severa irreversible de la visión en tres años.22 Retinopatía diabética proliferativa La retinopatía diabética proliferativa (Figura 4) está determinada por las neovascularizaciones. La causa más frecuente de deficiencia visual en estos pacientes es la hemorragia vítrea o el desprendimiento de retina.19 Los vasos neoformados se visualizan cerca de la papila o en la mácula. Su rotura puede llevar a una hemorragia vítrea, fibrosis y, en última instancia, a desprendimiento de retina. Aunque la retinopatía diabética proliferativa se puede diagnosticar por oftalmoscopia, la angiografía con fluoresceína es de utilidad para observar la falta de perfusión capilar y la extensión de la neovascularización. Otros métodos de detección Además de la oftalmoscopia directa, en la actualidad se utilizan varias técnicas para el escrutinio de retinopatía diabética que incluyen: oftalmoscopia indirecta, fotografía fúndica estereoscópica de siete campos, retinografía digital a color o monocromática, midriática o no midriática de un solo campo y biomicroscopia. La angiografía con fluoresceína no se recomienda para la detección de retinopatía diabética,12 aunque es una herramienta útil para evaluar la retinopatía diabética proliferativa. VOL. 1., 2014 26 Figura 4. Retinopatía diabética proliferativa. Exudados duros, hemorragias dispersas y neoformación de vasos en la papila. Inicio de la detección e intervalos de la exploración oftalmológica De acuerdo con las recomendaciones de la American Diabetes Association,23 los pacientes con diabetes mellitus tipo 1 deben ser objeto de una revisión por un profesional calificado luego de cinco años del diagnóstico; esto porque hasta 21% de los pacientes con diabetes mellitus tipo 2 tienen algún grado de retinopatía diabética al momento del diagnóstico.2 Estos pacientes deben ser evaluados por un profesional calificado, idealmente al momento del diagnóstico. Si no existe evidencia de retinopatía diabética en una o más evaluaciones éstas pueden espaciarse a dos años, porque en estos pacientes la revisión anual puede no ser costo-efectiva.24 Si hay evidencia de retinopatía diabética no proliferativa leve, las revisiones subsecuentes deben ser anuales; si existe progresión de la retinopatía diabética o riesgo de progresión las evaluaciones deberán ser más frecuentes. Se consideran pacientes con riesgo de progresión los que padecen:25 l Hipertensión arterial no controlada l Hiperglucemia severa crónica de inicio reciente l Otras complicaciones microangiopáticas La Sociedad Canadiense de Oftalmología12 recomienda realizar evaluaciones anuales en pacientes con retinopatía diabética no proliferativa leve y con un intervalo de 3 a 6 meses en pacientes con retinopatía diabética no proliferativa moderada, dependiendo de su gravedad. Las mujeres embarazadas tienen un riesgo de 10% de padecer retinopatía diabética20 y aún mayor si ésta ya coexistía previa Sx Cardiometabólico Diabetes al embarazo.26 Por lo tanto, en las pacientes diabéticas embarazadas o con deseo de embarazarse siempre debe realizarse un examen oftalmológico e informarles los riesgos referentes a la retinopatía diabética derivados de esta condición. El primer examen en este grupo de pacientes debe efectuarse en el primer trimestre, con un seguimiento estrecho posterior durante el trascurso del embrazo y un año después del parto. (Figura 5) ¿Cuándo debe referirse a un paciente? El Instituto Nacional de Excelencia Clínica (NICE) del Reino Unido recomienda enviar al oftalmólogo a los pacientes diabéticos con:16 l Pérdida súbita de la visión lDesprendimiento de retina l Neovascularización l Evidencia de hemorragia vítrea o prerretineana l Rubeosis del iris l Disminución inexplicada de la agudeza visual l Exudados duros a un diámetro de disco de la fóvea l Edema macular lHallazgos retinianos inexplicables o evidencia de retinopatía diabética severa Prevención La mejor medida de prevención de la retinopatía diabética y de disminución de su evolución es el adecuado control de la glucemia (hemoglobina glucosilada menor de 7% en pacientes diabéticos en general, menor de 6.5% en individuos con corta duración de la diabetes mellitus y bajo riesgo cardiovascular, menos de 8% en pacientes con alto riesgo de hipoglucemia)23 y de las cifras VOL. 1., 2014 27 Paciente diabético Identificación de factores de riesgo DM1 DM2 Evaluación del fondo de ojo 5 años después del diagnóstico Evaluación del fondo de ojo al momento del diagnóstico Paciente diabética embarazada Evaluación del fondo de ojo durante el primer trimestre Seguimiento durante el embarazo Evidencia de retinopatía diabética No Sí Seguimiento durante el puerperio y durante 1 año Considerar la evaluación cada 2 años si no hay evidencia de retinopatía diabética en uno o más exámenes Retinopatía diabética no proliferativa leve Retinopatía diabética no proliferativa moderada Evaluar cada año Evaluación cada 3 a 6 meses dependiendo de la severidad Figura 5. Recomendaciones para el inicio de detección e intervalos de evaluación de retinopatía diabética. Sx Cardiometabólico Diabetes VOL. 1., 2014 28 Paciente con diabetes mellitus Evaluación de agudeza visual, identificación de factores de riesgo, evaluación de fondo de ojo Sí Evidencia de retinopatía diabética Vigilancia anual cada 2 años si no hay evidencia de retinopatía en 1 o más exámenes No Evaluar severidad • • • Pérdida repentina de la visión Desprendimiento de retina • • • • Neovascularización Hemorragia vítrea o prerretiniana Rubeosis del iris Edema macular • • • Disminución inexplicable de la visión Exudados duros a 1 diámetro de disco de la fóvea Hallazgos retinianos inexplicables RDNP severa o preproliferativa • • • • Referir inmediatamente Referir de forma urgente Evaluación cada 3 a 6 meses dependiendo de severidad Agravamiento de los hallazgos o nuevos hallazgos desde la examinación previa Exudados algodonosos a más de 1 diámetro de disco de la fóvea Alto riesgo de progresión • • RDNP leve Bajo riesgo para desarrollar RD Referencia RD: retinopatía diabética; RDNP: retinopatía diabética no proliferativa Figura 6. Recomendaciones para referencia de pacientes con retinopatía diabética. Sx Cardiometabólico Diabetes VOL. 1., 2014 29 de tensión arterial.27 En pacientes con diabetes mellitus tipo 1 en control glucémico intensivo, sin retinopatía diabética previa, se reduce la incidencia de signos de retinopatía diabética en 76%. Los pacientes con retinopatía diabética previamente establecida tienen una reducción de 54% en la tasa de progresión de la enfermedad.28 Las ventajas del control riguroso de la glucemia se han demostrado en diabéticos tipo 2, que alcanzan una reducción de 21% en la tasa de progresión de la retinopatía diabética en un año.29 En el control de la tensión arterial se ha demostrado que las cifras de 150/85 mmHg o menores reducen en 34 a 47% la tasa de retinopatía diabética. 30 Existe la hipótesis de que ciertos medicamentos antihipertensivos, específicamente los inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina y los antagonistas de los receptores tipo 1 de la angiotensina II, tienen un efecto protector de la retinopatía diabética, independiente de su efecto en la reducción de las cifras de tensión arterial.31 Aunque existen datos de que el adecuado tratamiento de las dislipidemias puede tener efectos benéficos en la progresión de la retinopatía diabética,32 aún no es clara la evidencia actual. Para reducir la incidencia y progresión de complicaciones no oculares de la diabetes mellitus se recomienda que el control lipídico sea adecuado.33 Conclusiones La retinopatía diabética es una causa importante de ceguera en pacientes con diabetes mellitus. Para la detección oportuna el médico de primer contacto debe ser capaz de realizar una adecuada oftalmoscopia. Este procedimiento es fundamental para que el estudio sea adecuado y, en caso de ser necesario, enviarlo a otro nivel de atención. Los médicos de primer contacto debidamente adiestrados tienen mayor capacidad de identificar los indicios compatibles con retinopatía diabética. Es importante promover el adecuado control metabólico y el tratamiento de otros factores de riesgo de retinopatía diabética, y educar a los pacientes en relación con las repercusiones de la retinopatía diabética y la importancia del examen oftalmológico. Para evitar la evolución de la enfermedad es de suma importancia enviar oportunamente a los pacientes con el especialista. Referencias 1. Fong DS, Aliello L, Gardner TW, King GL, Blankenship G, et al. Diabetic Retinopathy. Diabetes Care 2003;26 (Suppl 1): S99-S102. 2. Klein R, Klein BE, Moss SE, Davis MD, DeMets DL. The Wisconsin Epidemiologic Study of Diabetic Retinopathy. III. Prevalence and risk of diabetic retinopathy when age at diagnosis is 30 or more years. Arch Ophthalmol 1984;102:527-532. 3. Klein R, Klein BE, Moss SE, Davis MD, DeMets DL. The Wisconsin Epidemiologic Study of DiabetSx Cardiometabólico Diabetes ic Retinopathy. III. Prevalence and risk of diabetic retinopathy when age at diagnosis is less than 30 years. Arch Ophthalmol 1984;102:520-526. 4. Kramer CK, Rodrigues TC, Canani LH, Gross JL, Azevedo MJ. Diabetic Retinopathy Predicts All-Cause Mortality and Cardiovascular Events in Both Type 1 and 2 Diabetes. Meta-analysis of observational studies. 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Correspondencia: Dr. Alberto Francisco Rubio Guerra Plan de San Luis s/n esquina Bandera 07330 México DF [email protected] Aún se discuten los mecanismos que llevan al síndrome metabólico, pero no la participación de la resistencia a la insulina, la obesidad y la inflamación que han demostrado su decisiva influencia en su fisiopatología. Sx Cardiometabólico Diabetes l síndrome metabólico, descrito originalmente por Reaven en 1988 como la coexistencia en el mismo sujeto de varios factores de riesgo cardiovascular: obesidad, trastornos del metabolismo de la glucosa, dislipidemia e hipertensión arterial es un serio problema de salud en nuestro país.1 Si se aplican los criterios diagnósticos de la Federación Internacional de Diabetes (Cuadro 1), la prevalencia en la República Mexicana supera 49% de la población mayor de 20 años de edad.2 Sin embargo, más allá de su alta prevalencia, el verdadero problema de quien lo padece es el mayor riesgo de complicaciones cardiovasculares, diabetes mellitus tipo 2, o ambas.2 Cuadro 1. Criterios diagnósticos de síndrome metabólico de la Federación Internacional de Diabetes Obesidad central (en México, perímetro abdominal ≥ 90 cm en hombres y ≥ 80 cm en mujeres), más cualquiera de dos de los siguientes criterios: Criterios Puntos de corte Triglicéridos elevados > 150 mg/dL estar recibiendo tratamiento hipolipemiante Colesterol HDL bajo Hombres: < 40 mg/dL Mujeres: < 50 mg/dL estar recibiendo tratamiento farmacológico Presión arterial Sistólica: ≥ 130 mm Hg Diastólica ≥ 85 mm Hg estar recibiendo fármacos antihipertensivos Glucemia de ayuno ≥100 mg/dL estar recibiendo hipoglucemiantes La coexistencia de esos padecimientos en un mismo individuo permite vislumbrar un nexo fisiopatológico, que no es otra cosa que: resistencia a la insulina,1 que en estos pacientes es selectiva, con pérdida de su capacidad para frenar su propia liberación y de estimular la captación periférica de glucosa en los hepatocitos, adipocitos y células musculares, pero sin resistencia a la estimulación simpática mediada por la insulina ni para la VOL. 1., 2014 32 activación del sistema renina-angiotensina. Ambas funciones normales de la hormona se conservan en quienes sufren síndrome metabólico, con el agravante de que suelen ser pacientes con hiperinsulinemia, si esta resistencia fuese total, el daño presentado como resultado de este fenómeno metabólico sería mucho menor. 3 Cuadro 2. Hormonas producidas por el tejido adiposo Obesidad central (en México, perímetro abdominal ≥ 90 cm en hombres y ≥ 80 cm en mujeres), más cualquiera de dos de los siguientes criterios: La obesidad abdominal es el factor más importante que da lugar al síndrome metabólico y las alteraciones que éste origina disminuyen cuando el paciente pierde peso.4 La Federación Internacional de Diabetes (FDI) considera a la obesidad un criterio indispensable del síndrome metabólico (Cuadro 1). Una ventaja de estos criterios es que los de obesidad central varían según la raza del sujeto.2 La distribución del tejido adiposo es más importante que la cantidad total de grasa. La obesidad central se caracteriza por la acumulación de mayor cantidad de grasa intraabdominal lo que se asocia con: dislipidemia, riesgo aumentado de resistencia a la insulina, diabetes mellitus, aterosclerosis y enfermedad cardiovascular. Por su parte, la acumulación de grasa periférica, en particular la subcutánea, se asocia con sensibilidad a la insulina y menor riesgo cardiometabólico, 5 otra razón más por la que la Federación Internacional de Diabetes considera a la obesidad un criterio indispensable para el diagnóstico de síndrome metabólico. Durante muchos años, el tejido adiposo se ha considerado un almacén de grasa y un aislante térmico para proteger al organismo de los climas fríos. Hoy día se sabe que los adipocitos tienen una actividad endocrina muy importante: secretan adipocitocinas, que ejercen una importante influencia en el mantenimiento normal del metabolismo y en la génesis del daño de varias enfermedades (Cuadro 2).6 Las adipocitocinas participan en los mecanismos de regulación energética y algunas de ellas en varias vías fisiopatológicas, promueven o inhibien la inflamación, la resistencia a la insulina y la disfunción endotelial. Estos mecanismos predisponen el inicio de la enfermedad cardiovascular, hipertensión arterial, diabetes mellitus o el daño orgánico generado por estos padecimientos. Algunas tienen acciones antiaterogénicas y cardioprotectoras.7 Sx Cardiometabólico Diabetes Con acciones metabólicas Participación en la inflamación Otras Adiponectina Factor de necrosis tumoral α Angiotensina Resistina Interleucinas (1β, 6, 10, 15, 18) Prorrenina Leptina Factor de crecimiento globular β-1 Inhibidor del activador del plasminógeno-1 Visfatina Resistina Omentina Proteína quimioatrayente de monocitos Apelina Omentina (antiinflamatoria) Bays describió la adiposopatía, o grasa enferma, como la generación (por aumento de la ingestión calórica y del sedentarismo) de tejido adiposo patológico, con hipertrofia de adipocitos, depósitos viscerales de grasa e, incluso, ectópicos que originan alteraciones endocrinas e inmunológicas que, a su vez, dan lugar a las alteraciones metabólicas, que son las que aquí se revisan.8 Si bien la mayor parte de las moléculas que se analizarán participan en procesos inflamatorios y en la generación de la resistencia a la insulina, se incluyen en la sección donde su participación es más importante. El angiotensinógeno-angiotensina se describe en dos secciones por su importancia en la fisiopatología y en la generación de daño por los dos mecanismos. Adipocitocinas e inflamación El tejido adiposo es un órgano inmunitario en donde los preadipocitos tienen actividad fagocítica, secretan citocinas y reclutan macrófagos; por su parte, los adipocitos producen citocinas y reactantes de fase aguda.8 En el sujeto obeso, el tejido adiposo es infiltrado por diversas células inflamatorias: macrófagos, células T (CD4 y CD8) y linfocitos B; los linfocitos T reguladores disminuyen su número, situación que se agrava por la producción, por parte de los adipocitos, de diversas citocinas (Cuadro VOL. 1., 2014 33 2). Aunque el efecto de estos mediadores es fundamentalmente paracrino y autocrino, también contribuyen al proceso inflamatorio sistémico, como se verá enseguida.6 Es importante resaltar aquí que en estos pacientes el tejido graso permanece en un proceso inflamatorio crónico de bajo grado que participa en forma importante en la génesis y fisiopatología de la diabetes mellitus, el síndrome metabólico y la progresión de la aterosclerosis.9 Es bien conocido que la inflamación sistémica crónica aumenta el riesgo cardiovascular. Factor de necrosis tumoral α (FNT α) El factor de necrosis tumoral alfa lo secretan los adipocitos y macrófagos, sobre todo los que infiltran el tejido graso. Este factor participa en el proceso inflamatorio y es un nexo entre obesidad e inflamación; juega un papel importante en el origen del síndrome metabólico, la diabetes mellitus tipo 2, la hipertensión arterial y en la enfermedad cardiovascular, porque inhibe la señalización de la insulina y de esta manera favorece su resistencia.10 El factor de necrosis tumoral alfa también reduce la biodisponibilidad del óxido nítrico e incrementa el estrés oxidativo, lo que lleva a disfunción endotelial, activación del factor nuclear KB, progresión de la aterosclerosis y enfermedad cardiovascular.10,11 Este factor también participa en la fisiopatología de la nefropatía diabética, lo que ofrece algunas atractivas posibilidades terapéuticas de esta complicación.12 Interleucinas Angiotensinógeno Los adipocitos son capaces de producir angiotensinógeno y angiotensina II, esta última, e además de actuar en el crecimiento y desarrollo del tejido adiposo, tiene efecto sistémico; de hecho, se ha planteado que en la obesidad el exceso de angiotensina proviene del tejido adiposo.13 En la célula endotelial el aumento de la actividad de la angiotensina II favorece el incremento en la producción de radicales libres de oxígeno (estrés oxidativo) a través de la enzima fosfato de dinucleótido de nicotinamida y adeninaoxidasa (NADPH-oxidasa), lo que reduce la biodisponibilidad de óxido nítrico, favorece la disfunción endotelial, la inflamación y la aterosclerosis.13 La menor biodisponibilidad de óxido nítrico favorece la activación del factor nuclear κappa-B (NFKB). Cuando este factor se activa permite la expresión de diversos genes, entre ellos los que codifican para citocinas, moléculas de adhesión, endotelina 1 y el inhibidor del activador del plasminógeno-1, que es lo que origina la inflamación vascular (y un estado antifibrinolítico) en estos pacientes.13 Resistina La resistina se describió originalmente en el ratón como una adipocitocina que induce resistencia a la insulina (de allí su nombre). En el hombre la principal fuente de producción de resistina son los macrófagos que infiltran el tejido graso. Esta hormona muestra una importante actividad proinflamatoria y favorece la disfunción endotelial, manifiesta un claro efecto aterogénico y favorece la aparición de enfermedad cardiovascular. Las concentraciones de resistina se correlacionan con las de moléculas de adhesión y de proteína C reactiva.14 La producción de interleucinas por parte del tejido adiposo en el sujeto obeso, particularmente la IL-6, se acompaña, entre otros cambios, de disminución de la actividad de la lipoproteínalipasa, lo que genera fagocitosis de lípidos por los macrófagos y su evolución a células esponjosas (cuando estas coexisten en las lesiones ateromatosas expresan IL-6), lo que hace evidente su papel en la aterosclerosis.11 ADIPOCITOCINAS Y RESISTENCIA A LA INSULINA Es paradójico que mientras en los obesos el factor de necrosis tumoral alfa y la IL-6 participan en la aparición de alteraciones metabólicas y daño vascular, en los individuos delgados su efecto en las acciones metabólicas es benéfico.11 Angiotensinógeno Sx Cardiometabólico Diabetes La resistencia a la captación periférica de glucosa, mediada por la insulina, es el fondo fisiopatológico de los distintos componentes del síndrome metabólico, todos considerados factores de riesgo cardiovascular. Los efectos metabólicos de la insulina dependen de su unión al receptor IRS-1, que se encuentra en la membrana VOL. 1., 2014 34 de las células. Esta unión provoca la activación de dos enzimas: fosfatidilinositol 3-cinasa (PI3K) y proteína-cinasa activada por mitógenos (MAPK). La fosforilación de la PI3K inicia una cadena de reacciones responsables de los efectos metabólicos de la hormona, como la estimulación de la actividad del GLUT 4, lo que favorece la captación de glucosa por la célula muscular. Otros efectos mediados por la vía de la PI3K son la síntesis de proteínas que inhiben la lipólisis. Además, PI3K induce la síntesis del óxido nítrico y mejora la función endotelial.3 La angiotensina II impide la acción de PI3K. Las consecuencias de este hecho son: la pérdida de la estimulación de la síntesis de óxido nítrico por esta vía, disminución de la captación periférica de glucosa e hiperinsulinemia refleja (que a su vez estimula mayor producción de AII y crea un círculo vicioso deletéreo); también se libera la vía MAPK. Esta vía es responsable de las actividades de crecimiento y mitogénesis de la insulina, y es la mediadora de las acciones vasoconstrictoras, proinflamatorias y aterogénicas de la hormona.3 Al inhibir a la PI3K, AII induce resistencia a la insulina y con ello favorece la aparición del síndrome metabólico, diabetes mellitus 2 e hipertensión arterial. Adiponectina Es una adipocitocina que mejora la sensibilidad a la insulina, reduce las concentraciones de glucosa, ácidos grasos libres, triglicéridos y la oxidación de las grasas, e incrementa las concentraciones de lipoproteínas de alta densidad.15 La adiponectina mejora la función endotelial, tiene acciones antiaterogénicas y posee actividad antiinflamatoria. Está descrito que las concentraciones disminuidas de esta adipocitocina se correlacionan con mayor riesgo de enfermedad coronaria (Figura 1). Existe mayor riesgo de padecer diabetes mellitus o hipertensión arterial en los individuos con concentraciones disminuidas de adiponectina o aumentadas de resistina.16 Leptina Esta hormona actúa en el hipotálamo, su papel fisiológico más importante es reducir el apetito pero también aumenta la termogénesis y estimula el sistema simpático (esto último también a nivel periférico). El individuo obeso tiene elevadas concentraciones circulantes de leptina que le generan resistencia al efecto de la propia leptina en la saciedad, pero persiste su acción esti- Adipocitos y macrófagos que infiltran el tejido graso Inflamación Resistencia Adiponectina FNT α Interleucinas Angiotesina II Leptina Proteína estimulante de acilación Resistencia a la insulina y síndrome metabólico Omentina Aterosclerosis y enfermedad cardiovascular Promueve Protege Figura 1. Sx Cardiometabólico Diabetes VOL. 1., 2014 35 mulante en el sistema simpático; además, reduce la excreción urinaria de sodio y favorece el daño renal, vascular y miocárdico, lo que facilita el inicio de la hipertensión arterial.17 Desde el punto de vista metabólico la leptina reduce la secreción de insulina y su señalización, favorece la oxidación de los lípidos e inhibe las vías metabólicas anabólicas.15,17 La actividad proinflamatoria de la leptina está bien estudiada. Desde el punto de vista estructural es muy similar a varias citocinas, particularmente IL-6, I-11L e IL-12. La leptina modula la producción de varias citocinas, en especial en las células T. Así, la adipocitocina aumenta las concentraciones de IL-12 y de interferón-γ, mientras que reduce las de IL-4; de esta manera favorece la respuesta inmunitaria mediada por linfocitos T y disminuye la mediada por macrófagos.18 Los cambios inmunológicos observados en los pacientes con resistencia a la leptina son muy similares a los que se ven en pacientes desnutridos con caquexia. Proteína estimulante de la acilación Es producto de un proceso que incluye a tres proteínas derivadas del complemento: C3, factor B y adipsina, todas ellas sintetizadas por los adipocitos.15 Las concentraciones de esta proteína se incrementan al comer y facilitan la síntesis y almacenamiento de los triglicéridos; así, su deficiencia favorece el incremento de las concentraciones posprandiales de ácidos grasos libres.19 Las concentraciones de este péptido se incrementan en la obesidad, la diabetes mellitus tipo 2 y la enfermedad cardiovascular, y juegan un papel importante en la acumulación de grasa en la obesidad. La hormona favorece el incremento del estrés oxidativo, con las consecuencias en la disfunción endotelial y activación de la vía del NFKB, sus concentraciones se correlacionan con las de la proteína C reactiva.20 DISFUNCIÓN DEL TEJIDO ADIPOSO Y MORTALIDAD CARDIOVASCULAR Varios estudios han evaluado la asociación entre grasa visceral intraabdominal con aterosclerosis y enfermedad cardiovascular, y la mayor parte coincide en que el volumen del tejido adiposo visceral es un factor de predicción de enfermedad cardiovascular y muerte.21 Los mecanismos son diversos e incluyen la asociación de varios factores de riesgo en el mismo paciente que se observan en el Sx Cardiometabólico Diabetes síndrome metabólico, así como los procesos endocrinos, metabólicos e inflamatorios descritos en los párrafos previos. Las concentraciones aumentadas de factor de necrosis tumoral alfa, angiotensina II, resistina, proteína estimulante de la acilación, moléculas de adhesión, leptina y otras citocinas (el paciente obeso suele tene concentraciones elevadas de ellas), favorecen la evolución de la aterosclerosis y de la enfermedad cardiovascular, lo mismo sucede con las concentraciones disminuidas de adiponectina (como suelen encontrase en el sujeto obeso).16,21 De acuerdo con lo anterior, las concentraciones aumentadas de adiponectina protegen en contra de la enfermedad coronaria, y el aumento en los valores de resistina manifiesta un claro efecto aterogénico y promueve el inicio de enfermedad cardiovascular.6 Como posibles marcadores de riesgo aterogénico se han descrito diversos índices metabólicos, como el de leptinaadiponectina, que se asocia con el grosor de la íntima media en forma más directa que ambas adipocitocinas en forma individual.22 El índice adiponectina-resistina se describió primero asociado directamente al número de factores de riesgo cardiovascular que coexisten en un paciente. Puesto que este índice aporta información de las concentraciones circulantes de ambas adipocitocinas, es razonable que sea un mejor marcador de inflamación y disfunción del adipocito que los valores aislados de ambas hormonas; de hecho, nuestro grupo encontró que este índice se correlaciona mejor que la adiponectina o resistina en forma aislada, con el grosor de la íntima media en pacientes diabéticos tipo 2 hipertensos.16 En el paciente obeso con síndrome metabólico indudablemente es la suma de todos los factores involucrados lo que aumenta el riesgo cardiovascular y la mortalidad por enfermedad coronaria, lo que refuerza la necesidad del tratamiento integral de estos pacientes. Implicaciones terapéuticas La mayor parte de los tratamientos indicados para el control de los componentes del síndrome metabólico y la enfermedad cardiovascular disminuyen el estado proinflamatorio y de resistencia a la insulina. VOL. 1., 2014 36 Las modificaciones al estilo de vida, particularmente cuando consiguen la reducción de peso, se acompañan de disminución de la inflamación y de la resistencia a la insulina, además de incrementar la esperanza de vida de los sujetos y de disminuir las necesidades de fármacos para alcanzar las metas terapéuticas.23 Un programa racional de ejercicio, adaptado a las condiciones particulares de cada paciente, que inicie con lo que el sujeto tolere hasta llegar en forma progresiva a 30 minutos de ejercicio aeróbico de baja intensidad al día (es más importante el tiempo que su intensidad) ayuda a reducir el volumen de grasa intraabdominal y mejora la sensibilidad a la insulina. Al respecto es muy importante informar varios puntos al paciente: que el beneficio se pierde si se suspende el ejercicio, que el peso tiende a incrementarse en los primeros meses por la hipertrofia muscular que el ejercicio promueve porque el músculo que se forma pesa más que la grasa que se consume. Debe reforzarse la medición del perímetro abdominal porque conforme disminuya se apreciarán sus ventajas.24 La mayor parte de los tratamientos farmacológicos para los enfermos cardiovasculares ha demostrado actividad antiinflamatoria y moduladora de casi todas las adipocitocinas. Así, las estatinas e inhibidores del eje renina angiotensina son fármacos que han demostrado mejorar la función del adipocito, aumentar las concentraciones de adiponectina, disminuir las Referencias Sx Cardiometabólico Diabetes de resistina y ejercer acción antiinflamatoria en el tejido adiposo, y disminuir la resistencia a la insulina.11 En pacientes diabéticos las tiazolidinedionas también han demostrado mejoría en la sensibilidad a la insulina y reducción de la inflamación sistémica porque intervienen en la vía del factor nuclear KB.11 Algunas combinaciones de antihipertensivos también han demostrado ventajas importantes. La combinación de inhibidores del sistema renina angiotensina con antagonistas del calcio ha demostrado ser más efectiva que otras para mejorar la sensibilidad a la insulina y disminuir la inflamación sistémica.25 Esa misma combinación incrementa aún más las concentraciones de adiponectina.26 y disminuye las concentraciones de resistina,27 incluso más que las monoterapias. Sería interesante tener los resultados de los estudios que evalúen el tratamiento a largo plazo con antiinflamatorios, sobre todo con inhibidores de la COX-2, en el riesgo cardiovascular de pacientes obesos, con síndrome metabólico, o ambos. La utilidad de la aspirina en este aspecto es bien conocida.28 También es un campo prometedor de investigación la posibilidad de tratamiento para pacientes obesos, con diabetes mellitus tipo 2, o ambas, con inhibidores de los receptores de proteína estimulante de la acilación, o con agentes que reduzcan su síntesis. 1. Rubio AF. Síndrome de Resistencia a la Insulina. 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Med Clin (Barc) 2003;120:686-92. 1., 2014 38 EL PACIENTE Y SU ENTORNO U El paciente diabético y su entorno familiar y social Julio Alejandro Hernández-Nava,1 Brenda Rodríguez-Bustos,2 Alejandro Sierra-Torres3 Académico, Secretaría de Enseñanza Clínica e Internado Médico, Facultad de Medicina, UNAM. 2 Profesora, Centro de Enseñanza y Certificación de Aptitudes Médicas, Facultad de Medicina, UNAM. 3 Secretaría de Enseñanza Clínica e Internado Médico, Facultad de Medicina, UNAM. 1 no de los principales problemas epidemiológicos mundiales es la alta incidencia de padecimientos crónico-degenerativos (procesos incurables de etiología múltiple, evolución poco predecible con repercusiones económicas, médicas, psicológicas, sociales y familiares). 1 Un claro ejemplo de ellos es la diabetes mellitus tipo 2 con elevadas morbilidad y mortalidad. Puesto que su tratamiento es complejo, el apego no es fácil; hay dificultades para que el paciente cumpla con las dosis que se le indican y para modificar su estilo de vida, situaciones que repercuten negativamente en la esfera familiar y social. En la actualidad, el mundo enfrenta constantes cambios que requieren que la sociedad y la familia se adapten; para esto hace falta una tarea de apoyo psicosocial de la familia: sólo ella puede transformar y mantener la continuidad suficiente. La familia es el grupo social más importante para el hombre pues es un recurso para el mantenimiento de la salud y prevención de las enfermedades crónicas, influye en el individuo a través de sus relaciones de intimidad, solidaridad y afecto. La familia debe considerarse un apoyo importante para el paciente diabético. Una falta o insuficiente apoyo del núcleo más cercano puede favorecer el descontrol metabólico limitando u obstruyendo el adecuado control y tratamiento de la enfermedad. Sx Cardiometabólico Diabetes Las experiencias emocionales con los alimentos y la exposición a la educación nutricional contribuyen a formar hábitos dietéticos, que en alguna medida son producto de la cultura y el grupo social. Esto constituye una unidad básica de la atención médica y de la salud que influye en la morbilidad, la respuesta a los síntomas y a la utilización de los servicios médicos.2 Las reacciones de la familia ante la enfermedad de uno de sus miembros dependen de varios factores: tipo de familia, cultura y educación de cada miembro; del desarrollo familiar y de las ideas acerca de la salud frente a enfermedades específicas y su tratamiento. En la reacción del paciente a sus síntomas o complicaciones influyen las actitudes de los parientes acerca del dolor, invalidez, regímenes terapéuticos, o de una enfermedad VOL. 1., 2014 39 como la diabetes o de los diferentes componentes del síndrome metabólico.3 Enseguida se describen algunas de las variables que entran en juego: Ante el diagnóstico de un trastorno como la diabetes, con su condición de cronicidad y que exige modificaciones en los hábitos y modo de vida de uno de los miembros, la familia moviliza sus mecanismos de adaptación hasta recuperar la homeostasis amenazada. El factor común de todas estas situaciones es la necesidad de que todos los miembros de la familia se adapten al cambio de situación y adopten nuevas formas y a veces nuevos papeles, principalmente para prevenir nuevos riesgos para otros miembros de la familia, lo que puede afectar, a su vez, al familiar enfermo.4 1. La actitud de quien padece diabetes La aparición de la diabetes enfrenta al sistema familiar a una situación nueva e inesperada. Implica la carga emocional de una enfermedad que no se “cura”, que requiere ser tratada por el resto de la vida, que exige medidas terapéuticas basadas en los cambios a los hábitos de vida, en el sentido dietético y del ejercicio físico, con las dificultades reales de adaptación que ello exige para el resto de los miembros de la familia, con las complicaciones físicas (disfunción eréctil, retinopatía, arteriopatía, etc.) que pueden ir surgiendo y originando una incapacidad que sobrecarga aún más el sistema. La familia procesará todo esto según su propio conjunto de creencias acerca de la enfermedad y las experiencias previas que posea en el cuidado de pacientes diabéticos, sobre todo en relación con acontecimientos dramáticos e impactantes como: ceguera, amputaciones, úlceras, etc. En la medida en que se incorpore un “integrante de la familia” o “un cuidador” en el control y tratamiento del paciente diabético, sumado a la colaboración y compromiso del resto del grupo familiar y amigos y se logre acercar al paciente a su red social de apoyo, se conseguirá mayor comprensión por parte del paciente y su familia en relación con la enfermedad, se conseguirá mayor apego al tratamiento y, con ello, mayor compensación metabólica.5 La coexistencia en la familia de un enfermo crónico no afecta de igual manera a todos sus miembros porque son muchas las variables que entran en juego. Influyen, la actitud que mantengan, la cercanía afectiva con el que tiene diabetes, el grado de compromiso que haya adquirido en la relación y las características individuales de la persona diabética. Sx Cardiometabólico Diabetes La recepción del diagnóstico de diabetes puede asimilarse de diferentes maneras: como una consecuencia esperada de la genética, por haber llevado malos hábitos alimenticios o porque surgió de la nada; como una catástrofe que trastornará el estilo de vida o como una consecuencia que sólo debe afrontarse con modificaciones importantes al estilo de vida. 2. La cercanía o lejanía afectiva con la persona que tiene diabetes Aunque muy relacionado con él, aquí no se trata del grado de parentesco que se tenga, sino de los afectos que nos unen a las personas. No tiene el mismo impacto sobre nosotros la noticia de que tiene diabetes alguien a quien queremos muchísimo que otro al que simplemente le tenemos cariño. 3. El grado de compromiso adquirido en la relación Cuanto más involucrada se encuentre la persona en esa relación, más influirá y se dejará influir por lo que le ocurra al otro. No es igual que la persona con diabetes sea la pareja que el hijo. Otros factores, como las aptitudes para el manejo de determinadas situaciones, el nivel de motivación, el grado de ansiedad, etc., también son elementos que matizarán la relación.6,7 4. Reacción de adaptación familiar La adaptación de la familia al diagnóstico de diabetes es extremadamente importante. El proceso de la enfermedad crónica requiere una adaptación de toda la familia a la nueva situación. Esto implica un desgaste que puede suponer que se desencadenen situaciones de conflicto y, a veces, de enfermedad de otros miembros si el equipo de salud no está atento a ello. La reacción de las familias ante una enfermedad crónica no es igual en todos los casos. VOL. 1., 2014 40 Los miembros de la familia necesitan educación, igual que el paciente, para ayudar a hacer posibles los cambios en el estilo de vida y el soporte necesario. Es especialmente importante que todos los miembros de la familia que vivan con el paciente entiendan las demandas del cuidado de la diabetes. Una reacción a la adaptación del diagnóstico de diabetes en los miembros de la familia se caracteriza por el compromiso con el régimen y con expectativas realistas. Lo común es que los miembros de la familia se conviertan en educadores de la enfermedad, ofrezcan estímulo, ayuden cuando es necesario, pero sin juzgar. 5. Apoyo social El apoyo social es el conjunto de recursos sociales existentes que recibe un individuo en una determinada situación, que se perciben positiva o negativamente y que influyen en la evolución de cualquier enfermedad. En la actualidad se han definido dos teorías que explican la asociación entre el apoyo social y la salud: Efecto directo: favorece los niveles de salud, independientemente del grado de estrés del individuo, aumenta el bienestar emocional y físico y disminuye la probabilidad de efectos negativos, todo ello mediante procesos psicofisiológicos y cambios conductuales. Efecto amortiguador: atenúa las reacciones individuales a los impactos adversos de la enfermedad y permite a los individuos redefinir la situación estresante y enfrentar o inhibir los procesos psicopatológicos mediante el aumento de confianza y conocimiento. Este efecto de contención lo demostraron, a nivel experimental, Karmack y su grupo en 1990. En la actualidad se observa que apenas 38% de los pacientes cumple cabalmente con la dieta indicada; esto vuelve imprescindible fomentar la cultura del autocuidado en la alimentación tomando en cuenta, en todo momento, el reconocimiento de la autonomía del paciente en lo que hace a sus hábitos alimentarios. De los factores de riesgo identificados que influyen en el apego al tratamiento de cualquier enfermedad destacan: Sx Cardiometabólico Diabetes sedentarismo, desconocimiento de la enfermedad, desconfianza en la capacidad del médico, duración de la consulta menor a 5 minutos, falta de comprensión de las indicaciones médicas, escolaridad baja, estado civil, intolerancia a los medicamentos, polifarmacia y empleo de terapias alternativas.8,9 Todas ellas pueden categorizarse como deficiencias en la comunicación entre el médico, el paciente y el núcleo familiar. Para la medición del apego al tratamiento farmacológico se han propuesto diversas técnicas que van desde la cuantificación directa del fármaco en la sangre u orina, el conteo de tabletas, registros de farmacia, hasta la entrevista del paciente mediante un instrumento de evaluación como el cuestionario de Morisky Green,10 que es aplicable a enfermedades crónicas. Puesto que se considera un cuestionario útil en la práctica clínica cotidiana del médico de primer contacto lo analizaremos. En la actualidad se sabe que el inicio inmediato y oportuno del tratamiento enseguida del diagnóstico de diabetes mellitus es el pilar fundamental para retrasar la aparición de las complicaciones crónicas de la enfermedad, que son las principales causas de morbilidad y mortalidad. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, la diabetes mellitus es una de las principales causas de ceguera en todo el mundo y la primera de enfermedad renal crónica, consecuencias de las complicaciones a largo plazo. Pero no se trata de consecuencias inevitables sino de posibilidades que pueden prevenirse o retrasarse con el tratamiento temprano y estricto. La falta de apego al tratamiento de enfermedades crónicas es alto, apenas la mitad cumple con las indicaciones médicas cuando se esperaría que en los padecimientos agudos fuera cercano al 100%. Los pacientes diabéticos no se apegan al tratamiento por diversas causas, prácticamente las mismas que los que padecen enfermedades cardiovasculares, asma, cáncer, depresión, tuberculosis, epilepsia, VIH.11 El cuestionario de Morisky-Green es útil para medir el grado de desapego al tratamiento; una variable del apego al tratamiento es el grado en que el paciente sigue las instrucciones del médico,11 que al momento de contestar el cuestionario12,13,14 VOL. 1., 2014 41 indique la omisión en la ingesta de medicamentos y, finalmente, dar un porcentaje de apego de la población en estudio o individualizar los resultados en la práctica diaria. 6. Laboratorio Otro parámetro útil para medir el apego al tratamiento en pacientes con diabetes mellitus tipo 2 es la medición de las concentraciones de hemoglobina glucosilada (HbA1c). La vida de la hemoglobina in vivo alcanza una media de 90 a 120 minutos, lapso en el que se forma la hemoglobina glucosilada A y el compuesto cetoamina a partir de la combinación de hemoglobina A y glucosa. Se han aislado varias subfracciones de hemoglobinas glicadas, entre ellas la fracción HbA1c de la hemoglobina glicada A tiene el máximo interés en actuar como indicador retrospectivo de la concentración media de glucosa en las 8-10 semanas anteriores; por ello el control de la HbA1c es una excelente referencia del control.12 El dispositivo Electronic monitoring device (medicatión event monitoring system MEMS) registra el momento en que el paciente abre el frasco de la medicación; también existe dispensador electrónico de medicación específicamente desarrollado para la población geriátrica.12 Conclusion En la población general existe un bajo apego al cumplimiento del tratamiento prescrito y su medición no es fácil. El cambio en el estilo de vida es sumamente difícil, a veces por falta de apoyo en la familia o por el desconocimiento de la enfermedad, factores que impiden que el paciente diabético logre el control óptimo. Es indispensable fomentar la participación de la familia e involucrar al personal de salud para aceptar el compromiso de impulsar una serie de conductas que favorezcan mejor apego al tratamiento. Referencias Sx Cardiometabólico Diabetes 1. Organización Panamericana de la Salud. 130a Sesión del Comité Ejecutivo. La respuesta de Salud Pública a las Enfermedades Crónicas. Junio, 2002. 2. Jiménez-Benavidez A, Gómez V, Alanís-Niño G. Función familiar: control de la diabetes mellitus tipo 2. Revista de Salud Pública y Nutrición (México) 2005. Edición especial núm. 8 3. Valadez-Figueroa I, AldreteRodríguez MG, Alfaro-Alfaro N. Influencia de la familia en el control metabólico del paciente diabético tipo II. México. 1993 www.insp.mx/ salud/35/355-5s.html - 32k VOL. 4. Página Web e Internet. “Abordaje familiar”. www.diabetic-help.com/Abordaje%20 familiar%20DE%20La%20 Diabetes– 5. Jiménez-Benavidez A, Gómez V, Alanís-Niño G. Función familiar: control de la diabetes mellitus tipo 2. 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