PEDERNERA, Roberto Fabián p - Articulación Regional Feminista

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“PEDERNERA, Roberto Fabián p.s.a. promoción a la corrupción, etc.- Recurso de
Casación -”
SENTENCIA NUMERO: SETENTA Y TRES
En la Ciudad de Córdoba, a los cinco días del mes de abril de dos mil diez, siendo las
diez
horas, se constituyó en audiencia pública la Sala Penal del Tribunal Superior de
Justicia, presidida por la señora Vocal Dra. Aída Tarditti, con asistencia de las señoras
Vocales doctoras María Esther Cafure de Battistelli y María de las Mercedes Blanc G. de
Arabel, a los fines de dictar sentencia en los autos “PEDERNERA, Roberto Fabián
p.s.a. promoción a la corrupción, etc.- Recurso de Casación-" (Expte. "P", 36/07), con
motivo del recurso de casación interpuesto por el Dr. Jorge Rodolfo Bustos, en su
carácter de defensor del imputado Roberto Fabián Pedernera, en contra de la sentencia
número cuarenta y tres, del diecinueve de octubre de dos mil siete, dictada por la Cámara
en lo Criminal y de Acusación de la ciudad de Villa María.
Abierto el acto por la Sra. Presidente se informa que las cuestiones a resolver son
las siguientes:
PRIMERA CUESTION: ¿Es nula la sentencia por carecer de la debida
fundamentación en orden a la condena impuesta al imputado?
SEGUNDA CUESTION: ¿Qué solución corresponde dictar?
Las señoras Vocales emitirán sus votos en el siguiente orden: Dras. María Esther
Cafure de Battistelli, Aída Tarditti y María de las Mercedes Blanc G. de Arabel.
A LA PRIMERA CUESTION:
La señora Vocal doctora María Esther Cafure de Battistelli , dijo:
I. Por sentencia n° 43, del 19 de octubre de 2007, la Cámara en lo Criminal y de
Acusación de la ciudad de Villa María, resolvió –en lo que aquí interesa-: “...III) Declarar
a Roberto Fabián Pedernera autor responsable de los delitos de abuso sexual con acceso
carnal calificado en concurso ideal con promoción a la corrupción calificada (art. 119
párrafo 3° y 4° inc. b. y f., 54 y 125 último párrafo del C.P.) y abuso sexual calificado
(art. 119 primer y último párrafo en función de los inc. b y f del cuarto párrafo del C.P.) y
abuso sexual calificado (art. 119 primer y último párrafo en función de los inc. b y f del
cuarto párrafo del C.P.), imponiéndole para su tratamiento penitenciario la pena de doce
años de prisión, accesoria legal y las costas del proceso (arts. 12, 29 inc. 3° del C.P.; 412,
550 y 551 del C.P.P.)...” (fs. 749 vta.).
II. El Dr. Jorge R. Bustos, interpone recurso de casación en contra del decisorio
mencionado y a favor del imputado Roberto Fabián Pedernera (fs. 751/ 770).
Señala, que desde el inicio del proceso surgieron grandes incongruencias. La
madre de la niña, en su denuncia manifestó que su hija quería irse con el imputado, de
quien se encontraba separado desde hacía aproximadamente un mes y medio. Es por ello,
que se pregunta ¿cómo una niña de tan solo nueve años de edad, puede pretender irse a
vivir con quien abusó sexualmente de ella? Máxime cuando, la señora Delia del Valle
Núñez –uno de los testimonios en los que el Tribunal sustentó la condena a su defendido, expresó que los niños eran golpeados con cadenas hasta dejarlos desvanecidos (fs. 756).
A su entender por un principio de autoconservación no resulta lógico, ni
coherente, pensar que alguien opte por vivir con quien le produjo semejantes daños en su
persona (fs. 756).
Tras una tarea de investigación, se sindicó a Santomil como supuesto autor de los
hechos cometidos contra la niña. Producida su detención, y ordenado el allanamiento en
su domicilio, se secuestró material pornográfico, donde no sólo se involucraba a las
menores S. M. y M. N., sino un número importante de otros niños (fs. 757).
Empero, de todo el procedimiento mencionado no surge ni un solo indicio que
involucre al encartado Roberto Pedernera, en los hechos endilgados (fs. 757).
Fue en base al relato que le hiciera la niña a su tío Lucas Peralta Roure, y la
denuncia de la madre (L. S. P. R.) se ordenó la detención de su asistido (fs. 757).
Alega, que se realizó a las niñas las entrevistas psicológicas, sin observar las
previsiones del art. 220 C.P.P. (fs. 757).
Lo grave ilegítimo y antijurídico de dicha entrevista esta dado, que el fundamento
de la misma se encuentra en una comunicación telefónica certificada y mantenida entre
los miembros de la Fiscalía y el Director del Instituto “Sierras Doradas”, donde se
encontraban alojadas las menores (fs. 757). Destaca que S. M. se encontraba
ensimismada, retraída, poco comunicativa, de pronto decide hablar abiertamente y narró
toda una historia de perversiones y enfermedad, que tiene como único destinatario a su
defendido. No se trata de una mera especulación por parte de la defensa, lo grave,
ilegítimo y antijurídico, se dio en el acto mismo de la entrevista a la menor (fs. 757).
Observa, que dentro del recinto se encontraba el Director del Instituto quien
intervino de forma activa, sentándose junto a la niña al tiempo que acariciaba su brazo,
apremiándola con supuestas promesas de recompensas “vamos contale a la Dra., lo que le
dijiste al tío así nos vamos a comer un asadito”, induce las respuestas de la niña que había
permanecido totalmente callada hasta su intervención (fs. 758).
Todo esto no solo ante la permisividad de la Lic. Beltramino, y también con la
anuencia y consentimiento de la propia Fiscalía, como se constata en el video filmado,
donde en un momento penetra dentro del recinto la Secretaria de la Fiscalía (fs. 758).
Transcribe fragmentos del decisorio (fs. 763/765). Y sostiene, que la Cámara del
Crimen reconoció la validez de este acto, no teniendo ni siquiera en cuenta que la menor
S. M. nada dijo respecto de Pedernera, hasta el momento que Laciar tomó activa
participación haciéndola corroborar sus dichos (fs. 765).
En relación a la Cámara Gessel, sostiene que se ignoró deliberadamente lo
producido en ella, aún cuando fue ejecutado con todas las formalidades, respetando las
garantías legales. De la pericia no se pudo obtener un solo elemento que permitiera
imputar a su defendido, pues la niña S. M., guardó el más absoluto silencio, con la menor
M. N., si bien se mostró locuaz, conversadora, animada, en ningún momento dijo algo
que pudiera permitir sospechar la conducta que se le enrostró a Pedernera. Por el
contrario expresó que “el Pollo” es bueno, que lo quiere mucho, que no le había hecho
nada a nadie, como tampoco a M. Este testimonio fue ignorado absolutamente en el
decisorio pese a su trascendencia e importancia (fs. 766).
Desde otro costado, se agravia de que el Tribunal ponderó los dichos de Julio
Laciar, Claudia del Valle Núñez, Nancy Díaz, cuyos testimonios fueron incorporados por
su lectura. La testigo Delia del Valle Núñez (abuela de las niñas), se negó a declarar en la
audiencia de debate y de Lucas Daniel Peralta Roure (tío de las menores), solo refirió lo
que le habría contado S. M. P. R. (fs. 767).
Indica, que se ha omitido considerar la versión de L. S. P. R. en el debate, quien
expuso que nunca vio ninguna conducta extraña de Roberto Pedernera en relación a sus
hijas menores de edad; la denuncia fue a instancia de su madre; la señora Diaz le negó
haber formulado acusación en contra de Pedernera; las niñas iban siempre en compañía
de ella; a las niñas ella las higienizaba y cuidaba sin observar alguna anomalía en su
comportamiento; su madre tenía una clara animosidad en contra de Pedernera (fs. 767).
Por otra parte, el quejoso pregunta cómo pudo haber ejecutado los actos que se le
achacaron, cuando ellos supuestamente se habrían desarrollado en el seno del hogar
conyugal en compañía de sus cinco hijos y en la casa del padre del imputado, un lugar
continuamente transitado. A su ver, resulta ridículo pensar que nadie advirtiera una
situación de este tipo signada por la violencia y del dolor físico (fs. 768).
Analiza el papel que les cupo al Ministerio Fiscal y al propio Juzgador. El
primero con una oratoria exaltada, convincente y conmovedora, elevó un acto carente de
legitimidad, toda vez que no se respetaron los mínimos marcos legales exigibles. Se
limitó a repetir una condena social, basada solamente en la gravedad del hecho, sin tener
en cuenta ni entrar a analizar la posible inocencia del imputado Pedernera (fs. 769).
Resulta inconcebible que mediando condena para su defendido, el Ministerio
Fiscal se halla limitado a pedir la absolución lisa y llana para la coimputada L. S. P. R.,
sin mayores argumentaciones. Además, a su parecer, no fue congruente con el pedido de
penas, mientras que al imputado Santomil le solicitó una pena de catorce años de prisión
siendo que de la sola lectura de la plataforma fáctica surge que el hecho por el que se lo
condenó fue aberrante y despreciable; por su cliente pidió doce años, quien mas allá de
las dudas, no desplegó una conducta similar (fs. 769).
Por último, considera que resulta controvertido que se halla establecido un jurado
unipersonal, dado la complejidad y gravedad de la causa sometida a juzgamiento que sin
rebasar su capacidad, si se vio influenciado y determinado por una alocución ardorosa del
Ministerio Fiscal, que en definitiva nada probó y que se limitó a seguir lineamientos
populares, en cuanto a este tipo de delitos (fs. 769).
IV. La lectura del embate recursivo permite extraer que su agravio reside
básicamente en que la condena del imputado Pedernera no se encuentra debidamente
fundada.
Empero el repaso de los elementos probatorios de autos deja sin sustento la
impugnación articulada. Es que el análisis en conjunto de las probanzas colectadas, llevan
a la conclusión de que la acusación formulada en contra del imputado se halla
suficientemente acreditada.
Repárese que las actuaciones se inician a raíz de que L. P. R. (fs. 1 y 293) madre
de la niña S. de 9 años de edad, denunció ante las autoridades judiciales que “no podía
tener más a su hija”. En dicha oportunidad expuso, que había convivido con el imputado
hasta dos meses antes de dicho acto. Expresó, que a partir de la separación notó un
cambio de conducta de su hija (S. M. P. R.), tales como rebeldía, resistencia a
permanecer a su lado, escaparse de la casa para ir a lo de Pedernera en donde permanecía
muchas horas, advirtiendo que éste continuamente le compraba golosinas. Por ese
motivo concurrió al Juzgado de Menores a buscar una solución a este problema. También
señaló, que en la escuela si bien tenía un buen rendimiento intelectual, no así respecto a
su conducta que era muy mala, notando que había empeorado en los últimos tiempos.
Destacó que no tenía amigos porque con todos peleaba y era muy agresiva. Además,
observó que se orinaba en la cama cuando estaba dormida, que ha consultado con los
médicos pero no le han encontrado ningún problema. Refirió que cuando vivían con él no
notó nada que le hiciera pensar que Pedernera estuviera abusando de la niña (fs. 1).
En función de ello, desde la Fiscalía se ordenó la realización de una entrevista
piscológica con la niña, con fecha 24 de noviembre de 2005 (en el marco del PAN), en la
que se señaló que la niña se mostraba temerosa frente a la intervención. En dicho acto se
observó una tendencia a encubrir situaciones victimizantes, denotando un importante
sentimiento de soledad, desprotección, descontención donde las figuras adultas con las
que se vinculaba son agresivas y expulsivas. M. carecía de un lugar afectivo significativo
dentro de su núcleo de conviviencia. En el informe, se resaltó que la niña no pudo realizar
un relato de abuso sexual, motivo por el cual se realizó una revisación médica
ginecológica, en la que se constató un abuso sexual con acceso carnal. Recién a partir de
dicha constatación, la nena pudo comenzar a comentar la victimización sufrida
sindicando a un tal César de hechos de abuso. Luego, la profesional evaluó que la niña
tenía un conocimiento vivencial de los sucesos relatados, sin observar índices de
fabulación (fs. 98/100).
El mismo día de ocurrida la entrevista, y un día después de la denuncia, el tío de
la niña Lucas Peralta Roure, mantuvo un diálogo con ella, “...le dijo: decime quien más te
hizo algo, que ella decía que nadie más, pero el dicente le dijo nuevamente que M. le
había dicho que también el “pollo” le había hecho algo. Que M. textualmente dijo: “por
qué te contó”. Que el dicente insistió para que ella hablara, diciéndole que no tuviera
miedo que él iba a ir a la policía a decirles todo para que no los dejaran salir más a
ninguno de los dos. Que M. estaba inquieta cuando hablaba, movía los brazos, pero
cuando el dicente le dijo que al Pollo y a César los tenía la policía, bajó los brazos y se
quedó tranquila, como que se relajó. Que entonces M. le dijo que el “pollo” le hizo lo
mismo, refiriéndose a lo que había contado de César. Que el dicente salió de la pieza y
estaban sus dos hermanas a quienes les dijo “el pollo también fue”, que sus hermanas
(Lorena y Micaela) se largaron a llorar y se abrazaban con el dicente y entre ellas. Que
luego su hermana Lorena ingreso a la pieza junto al dicente y le dijo que le contara a su
mamá lo que le había contado a él. Que M. la abrazó y luego le contó lo mismo sobre el
“pollo”. Que luego el dicente se dirigió al domicilio de Lorena donde se había quedado
su hermano Walter, para hablar con M..- Que al decirle al niño por qué no le habían
contado lo que les pasaba, M. dijo que el pollo los tenía amenazados con que los iba a
matar...” (fs. 210/211 y 741 y vta.).
La tía de la niña, Claudia Marcela del Valle Nuñez, corrobora lo expresado por el
anterior testigo, en cuanto a que fue a él quien su sobrina le contó los abusos padecidos
por parte de Pedernera y que hizo lo mismo al llegar la abuela (fs. 83/84 y 741).
El Juzgado de Menores de Prevención interviniente dispuso la internación de los
niños P. R., entre los que se encuentran S. M. y M. N., en el instituto “Hogar Sierra
Dorada” (certificado de fs. 101, de fecha 07/12/05). Con tal motivo, el Lic. Julio Laciar –
director-, informó a la Fiscal que la niña le relató entre otros hechos, conductas que
involucraban tanto a Santomil como a Pedernera, en donde ella y su hermanita -M.- eran
víctimas de abusos sexuales desde hacía tiempo, cuatro años aproximadamente
(certificado de fs. 121, de fecha 12/12/05). Cuatro días después, el director declaró en
sede judicial corroborando lo comentado (fs. 175/176).
Por su parte, Delia del Valle Nuñez –abuela de las niñas-, relató que una amiga de
su hija le contó que cuando su nieta tenía 6 o 7 años, una tarde llegó a su casa, corriendo
y llorando, comentándole que el “Pollo” le había hecho cosas malas, que la tenía agarrada
y que lo mordió, que la vio irritada, pero como se orinaba pensó que se había paspado por
el pis. Ante tal noticia, se dirigió al domicilio de su hija con quien discutieron sumándose
a la reyerta, Pedernera. Se llevó a su nieta a la placita y le pidió que le contara lo que
pasó. La niña le contó que el imputado le pegó pero también le hizo otra cosa, “le metió
la cosa de él”, señalándole la vagina, acotando que le dolió. Que ante ello, comenzó a
hacer los trámites de guarda de la niña, pero ante la inacción de los entes oficiales, quedó
inconcluso. Tiempo después, observó que la niña se comportaba mal, agresiva con sus
compañeros, y que se seguía orinando en la cama, lo que le llamó la atención. Además
relató las comunicaciones de la policía por la fuga de la niña de la casa de la madre. Dio
cuenta que la niña le decía que el “pollo” la amenazaba que la iba hacer meter presa a su
mamá. También le relató los abusos cometidos por el otro coimputado (fs. 105/108).
La testigo Nancy Mabel Díaz, corrobora el dato comentado por la abuela, en
cuanto a que escuchó a la niña llorar fuera de su casa, que le dijo que no quería ir a la
casa porque “el Pollo” la tocaba, pero también sostuvo que ella se le comentó a Marcela,
hija de la señora Nuñez pero no a ésta (fs. 135/136), lo que fue confirmado por aquella
(fs. 137 vta. y 746).
En base a los datos recabados, se ordenó una nueva entrevista psicológica que se
materializó el 16 de diciembre, a través del programa PAN. En el informe se consignó
que la niña se mostraba retraída, con dificultades para quedarse sola en la sala de
entrevistas, por esa razón la acompañó el director del instituto manteniéndose al
margen, solo como observador. Se destacó que si bien se inhibe para sostener su relato,
el mismo se presenta coherente, con detalles que denotan haber sido vivenciados, y sin
indicios de fabulación (fs. 220). Además, se expuso el relato de la niña, “...que vivía con
su mamá, L. S. P. R. y con su padrastro “el Pollo”, Roberto Pedernera, desde que era
bebé hasta hace poco tiempo... A veces peleaban con mi mamá porque él se chupaba. Iba
a trabajar y cuando salía iba a chupar con la plata que se ganaba. Pero había otros
problemas, me hacía cosas feas, lo que hacen todos los grandes, cosas sucias.
Estábamos solos, en la casa de él. El vivía con el papá. Estábamos en la pieza de él, él
estaba sin ropa y me pedía que me desvistiera. Me tocaba en la cola (Se señala vagina y
ano), me tocaba con la mano. También con eso que tienen los hombres para hacer pis...
el pito. Me lo pasaba por la cola. Me lo metió en las dos partes. Yo le decía que me
soltara pero no me soltaba. Pasó en la casa de él y en mi casa también. Mis hermanos
estaban jugando (No sabe si también fueron víctimas de Roberto Pedernera). No le conté
a mi mamá porque si le decía me iba a hacer cagar, él me decía que si yo le decía me iba
a pegar. Pasó desde que yo tenía siete años. (No recuerda cómo empezó). Cuando me
llevaba a la casa de él, ya estaban separados. Le conté a mi abuela, “Nelly Nuñez del
Valle”. Se lo conté hace mucho y fue a tribunales y lo denunció”. Preguntada si el Sr.
Pedernera le pedía que le hiciera algo, la menor asiente con la cabeza, la baja, se
encapsula. Continúa... ”Le tenía que tocar el pito con la mano y ponérmelo en la boca.
Salía una cosa blanca de su pito, lo tiraba al suelo”. “Un día me salió sangre de
adelante y me fue a lavar él. Después se cambió y se fue y me dejó sola en la pieza de él.
Me cambié y me fui a mi casa y le dije a mi mamá. El Pollo me daba plata por eso. Yo se
la daba a mi mamá pero a veces la gastaba con mis hermanos. Pasó un montón de
veces”. A modo de conclusión, la profesional interviniente sostuvo que la menor
había vivenciado situaciones traumáticas que siempre dejan huellas destructivas en el
psiquismo por lo que sugirió la inmediata inserción en un espacio terapéutico sostenido y
responsable (fs. 220/225).
Además, obran en autos la entrevista psicológica del hermanito de las niñas, de 10
años de edad, quien entre otras cosas, señaló que “A la M. [el imputado Pedernera] le
acariciaba las piernas y la cola, tenía pollerita, le levantaba la pollera y la tocaba
toda. M. jugaba en la esquina, la llamó a la siesta y se la llevaba al campo” (fs. 442).
A lo reseñado se suma, la pericia psicológica de Roberto Fabián Pedernera, que
consigna “...Nivel Intelectual: Cualitativamente se infiere un Nivel Intelectual que se
ubica dentro de parámetros Normales bajos con una productividad disminuída dada la
escasa estimulación recibida a lo largo de su vida y por la interferencia de aspectos
afectivo-conflictivos. El tipo de pensamiento es de tipo práctico-concreto. Estructura de
Personalidad: Del material proyectivo y entrevistas clínicas se infiere una estructura de
personalidad lábil, inestable y de impulsividad subyacente. La organización yoica apela
a distintos mecanismos defensivos de tipo esquizoides y obsesivos, recurriendo también a
la proyección y negación de los aspectos que le resultan intolerables para la imagen que
pretende brindar. Presenta escasa capacidad autocrítica y de insight, con disminuída
tolerancia a la frustración. Se infiere una afectividad coartativa, de impulsividad
subyacente, por lo que al disminuir los frenos inhibitorios los impulsos podrían
expresarse más abiertamente, dado los escasos recursos alternativos con los que cuenta
(sublimación, desplazamiento, etc.) que permitirían otro tipo de manifestaciones más
adaptadas. A nivel psicosexual se infiere conflictiva, bloqueos y shoks frente a la
temática sexual, lo que ligado a la impulsividad presentada, podría dar lugar a
conductas inadecuadas en ésta área.. CONCLUSIONES: ...Si presenta en el área sexual
aspectos conflictivos que permitan presumir su participación en hechos como los que se
investigan. Se reitera la conflictiva en el área sexual advertida, shocks, bloqueos que
asociados a la impulsividad, podría dar lugar a hechos inadecuados en ésta área” (fs.
482/484).
Por otra parte, y respondiendo puntualmente al planteo del impetrante en cuanto a
que no se explica porqué la niña S. M. quería volver al domicilio de Pedernera, se
justifica desde que el imputado le entregaba “golosinas” como retribución, que en
definitiva era lo mismo que hacía Santomil con ella. Este último le pagaba pequeñas
sumas de dinero luego de realizar con ella actos sexuales generando así una conducta
desviada en la víctima, con el uso de gratificaciones, que es precisamente lo que
penalmente se sanciona. En el caso, se ha logrado direccionar la conducta de la víctima,
la aceptación de los abusos sexuales, que oculta a los que integran su familia y que
salieron a la luz a través de la entrevista psicológica, y a posteriori por el interrogatorio
de su madre y de sus tíos.
Frente al análisis en conjunto de estas probanzas, las quejas relativas a la omisión
de considerar ciertas circunstancias tales como la madre (Lorena Peralta Roure), no había
notado conducta extraña de Pedernera mientras convivía con ellos, como el hecho de que
no secuestró ningún material pornográfico en su poder,
carecen de eficacia para
conmover la condena de su defendido.
Nótese, que la investigación surge a través de la denuncia de la madre de las
niñas, que alertada ante la conducta de S. M., por cuanto no quería estar en su casa sino ir
a la del imputado (ex pareja de ella) llamándole la atención de que le proveía de muchas
golosinas. Si bien en la primera entrevista psicológica realizada el día 24 de noviembre
de 2005, la niña no menciona al imputado, empero ese mismo día en horas de la noche
fue a su tío quien revela lo que el “Pollo” le había hecho. Ese dato fue expuesto una vez
que aquel, le dijera que su hermanito le había contado lo que el “Pollo” le hacía,
respondiéndole “por qué te lo contó”, ello explica porqué no lo sindicó en la Cámara
Gesell. Esta afirmación encuentra sustento también, con lo observado por la psicóloga en
esa primera entrevista en la que apuntó una tendencia a encubrir situaciones
victimizantes, en la que se denotaba un importante sentimiento de soledad,
desprotección, descontención, donde las figuras adultas con las que se vinculan son
agresivas y expulsivas. “M. carece de un lugar afectivo significativo dentro de su
núcleo de convivencia” (ver informe de fs. 98/100). La versión de la tía Claudia del
Valle Nuñez, corrobora el diálogo que mantuvo su hermano con la niña. Así también, la
abuela -Delia del Valle Nuñez- y la vecina -Nancy Díaz- quienes coincidieron que la niña
había manifestado que el “Pollo” la tocaba. A ello se suma, y respalda la sindicación de
los hechos imputados, el testimonio del director del establecimiento en donde se
encontraban internados los hermanitos P. R., quien reveló a la autoridad judicial lo
conversado con la niña S. M. Como también el señalamiento efectuado por el hermanito,
atribuyéndole acciones delictivas cuya víctima fue M.N. Al cúmulo probatorio reseñado
se adita, la pericia psicológica del imputado, que determina su proclividad para cometer
tales actos.
Si a ello sumamos, que en la segunda entrevista psicológica con la niña -una vez
ya revelado a varias personas que era objeto de los abusos por parte del “Pollo”-, se
destacó que si bien se inhibe para sostener su relato, el mismo se presenta coherente, con
detalles que denotan haber sido vivenciados, y sin indicios de fabulación. Sobre la
forma de valorar los testimonios de niños víctimas de delitos sexuales, esta Sala
destacado las proyecciones que en este ámbito específico tienen las reglas de la Sana
Crítica Racional (T.S.J., Sala Penal, “Fernández”, S. nº 213, 15/08/2008; “Chávez”, S. nº
170, 30/06/2008).
Ello por cuanto constituye una regla de la experiencia común, que el relato de un
niño no puede ser objeto de un control de logicidad de la misma estrictez que el de un
mayor de edad, como evidencia el tratamiento que se le dispensa en otros ámbitos de su
vida de relación familiar, escolar, social, etc.. Lo cual es claramente corroborado por la
psicología, que subraya tales peculiaridades, tornando aconsejable el acompañamiento de
tal valoración con las conclusiones de las pericias psicológicas que practiquen sobre la
víctima.
Se trata, por otra parte, de consideraciones que se encuentran en plena sintonía
con las directrices que emanan de documentos internacionales e incluso con
disposiciones que adquieren jerarquía constitucional (C.N., art. 75 inc. 22). En efecto, la
Convención de los Derechos del Niño establece la obligación de "proteger al niño contra
todas las formas de explotación y abuso sexuales" (art. 34), considerando tal, “...a todo
ser humano menor de dieciocho años de edad, salvo que en virtud de la ley que le sea
aplicable, haya alcanzado antes la mayoría de edad...” (art. 1°). Y la Declaración sobre
los principios fundamentales de Justicia para las víctimas de delitos y del abuso de poder
(O.N.U.), proclama que "cada niño tiene derecho a que se le trate como un testigo capaz
y a que su testimonio se presuma válido y creíble, a menos que se demuestre lo contrario
y siempre y cuando su edad y madurez permitan que proporcione testimonio
comprensible, con o sin el uso de ayudas de comunicación u otro tipo de asistencia"
(Justicia para los Niños Víctimas y Testigos de Delitos, apartado B.2.d,
Oficina
Internacional de los Derechos del Niño, Canadá, 2003, en "Infancia y Adolescencia.
Derechos y Justicia", Oficina de Derechos Humanos y Justicia, Colección de Derechos
Humanos y Justicia Nº 5, Poder Judicial de Córdoba, pág. 169).
Por estas razones, considero que la condena a Pedernera, por los nominados
séptimo y octavo hecho, se encuentra debidamente fundada.
2. Ahora bien, respecto al cuestionamiento de la validez de las declaraciones de
las niñas, ya sea porque en la Cámara Gesell intervino activamente el Director del
establecimiento en donde la niña S.M. se encontraba internada, ya sea porque no se
observó las previsiones del art. 220 del C.P.P., desde ya adelanto mi opinión en sentido
desfavorable a las pretensiones del recurrente.
a. Con respecto al primer aspecto, su agravio carece de sustento. Ello así, pues de
la constancia de autos no surge el extremo denunciado. Del informe presentado por la
Lic. Laura Beltramino, profesional que llevó a cabo la entrevista con la niña según el
programa PAN, consta que “La niña se muestra retraída, tiene dificultades para quedarse
en la sala de entrevistas sola, por lo que la acompaña el director del instituto,
manteniéndose al margen, solo como observador de la intervención mantenida” (fs.
220). Del repaso de las constancias de autos, no surge de manera alguna la “intervención
activa” que el impugnante denuncia, con lo cual su agravio resulta improcedente pues
constituye una afirmación dogmática.
b. En cuanto al segundo planteo, por cuanto en la entrevista psicológica, no se le
impuso previamente a la misma la facultad de abstención prevista en el art. 220 del CPP,
cabe destacar que esta Sala ya ha tenido oportunidad de expedirse sobre este tópico en los
precedentes "Escudero" (S. n° 32 del 14/5/98), "Ochoa" (S. n° 50, del 20/6/00) y "Juri"
(S. n° 79, del 8/9/03), motivo por el cual se seguirá aquí lo allí resuelto.
En dichos fallos, se destacó que el fundamento constitucional del artículo 40 de la
Constitución Provincial, reglamentado por el mencionado
art. 220 del CPP, que
establece que nadie está obligado a declarar contra sus parientes más próximos, defiende
la solidaridad o cohesión familiar del grupo.
Se sostuvo que cuando uno de sus miembros destruye esta última, no parece que
opere dicha cláusula, pues cuando la víctima es el hijo o el nieto parece absurdo pretender
seguir protegiendo el núcleo familiar (Vélez Mariconde, Alfredo, "Cuaderno de los
Institutos", nº 83, p. 126).
En el caso, no procede la advertencia de la facultad de abstención a las niñas
(S.M. y M. N.) de 9 y 4 años de edad, cuando ellas fueron las víctimas de hechos en el
que su padrastro y padre biológico fue su autor. De esta manera, en estos casos
claramente se ve que la cohesión familiar protegida legalmente, ha quedado quebrantada
con el accionar del autor que obra en perjuicio de sus hijas.
A mayor abundamiento se destaca que al solicitarse la incorporación por la lectura
de las declaraciones prestadas en Cámara Gesell por las menores (fs. 477, 696 vta.), se
prestó expreso consentimiento (fs. 697 vta.).
3. Por último, el quejoso critica la conformación de un Tribunal Unipersonal para
el juzgamiento de esta causa, habiendo sido compleja y grave. Este agravio tampoco
procede, desde que ha precluido el tiempo para introducir esta cuestión. Es que en virtud
del art. 361 C.P.P., determina el momento oportuno para oponerse a la asignación en
salas unipersonales. Este dispositivo legal, dispone expresamente, que una vez notificada
la clasificación, cuenta con un término de dos días para que la defensa del imputado
exprese su conformidad u oposición al ejercicio unipersonal de la jurisdicción.
En el caso, la Cámara del Crimen, por auto n° 119 del 20/9/06 (fs. 576), resolvió
asignar el ejercicio de la jurisdicción al Dr. René Gandarillas, el que fue notificado a la
defensa con fecha 02/10/06 (fs. 579). Del repaso de las constancias de la causa, la defensa
no hizo uso de su derecho, prestando aquiescencia a tal conformación, por lo que mal
puede en esta etapa del proceso –fase recursiva- venir a cuestionar su conformación.
Por todo lo señalado, voto por la negativa a la presente cuestión.
La señora Vocal doctora Aída Tarditti, dijo:
La señora Vocal preopinante da, a mi juicio las razones necesarias que deciden
correctamente la presente cuestión. Por ello adhiero a su voto, expidiéndome en igual
sentido.
La señora Vocal doctora María de las Mercedes Blanc G. de Arabel , dijo:
Estimo correcta la solución que da la señora Vocal Dra. María Esther Cafure de
Battistelli, por lo que adhiero a la misma en un todo, votando, en consecuencia, de igual
forma.
A LA SEGUNDA CUESTION:
La señora Vocal doctora María Esther Cafure de Battistelli, dijo:
Como resultado del acuerdo precedente, corresponde rechazar el recurso de
casación interpuesto por el Dr. Jorge Rodolfo Bustos, a favor del imputado Roberto
Pedernera. Con costas (C.P.P., 550/551).
Así, voto.
La señora Vocal doctora Aída Tarditti, dijo:
La señora Vocal que me precede, da a mi juicio, las razones necesarias que
deciden correctamente la presente cuestión. Por ello adhiero a su voto, expidiéndome en
igual sentido.
La señora Vocal doctora María de las Mercedes Blanc G. de Arabel, dijo:
Estimo correcta la solución que da la señora Vocal del primer voto, por lo que,
adhiero a la misma en un todo, votando, en consecuencia, de igual forma.
En este estado, el Tribunal Superior de Justicia, por intermedio de la Sala Penal;
RESUELVE: Rechazar el recurso de casación interpuesto, por el Dr. Jorge Rodolfo
Bustos, a favor del imputado Roberto Pedernera. Con costas (C.P.P., 550/551).
Con lo que terminó el acto que, previa lectura y ratificación que se dio por
la señora Presidente en la Sala de Audiencias, firman ésta y las señoras Vocales de la
Sala Penal del Tribunal Superior de Justicia, todo por ante mí de lo que doy fe.
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