CAPÍTULO Fracturas Metacarpofalángicas 5 David P. Moss y Keith A. Segalman INTRODUCCIÓN Las fracturas de la falanges y los metacarpianos son las más comunes de la extremidad superior.1 Muchas de estas fracturas se tratan sin cirugía, pero la inestabilidad y el desplazamiento pueden requerir de una intervención quirúrgica. Las fracturas de la mano que enfrentan procedimientos quirúrgicos pueden estar entre las lesiones más difíciles de tratar, porque el cirujano está lidiando con el dilema de lograr una fijación estable, una corrección angular, articulaciones de movilidad libre y balance de tejido blando, mientras todavía se permita un rango activo de movimiento. Las disecciones más extensas que permiten la colocación de una fijación rígida pueden generar una corrección excelente de la deformidad, pero también pueden crear adhesiones que limiten el movimiento e impidan un resultado integral en el paciente. Por el contrario, la carencia de fijación apropiada puede mantener un adecuado movimiento articular pero fallar al corregir la deformidad. Este es el balance sutil entre la estabilidad ósea y el movimiento, lo cual afecta la toma de decisiones del cirujano cuando se tratan fracturas de la mano.2,3 FRACTURAS METACARPIANAS Abordaje quirúrgico El tratamiento de las fracturas metacarpianas se realiza con el paciente en posición supina y la mano sobre una tabla manual. Es apropiada la anestesia regional o general. La coocación del perno percutáneo con frecuencia se realiza bajo anestesia monitoreada y bloqueo de la muñeca. Las fracturas de los metacarpianos que requieren fijación interna se abordan a través de una incisión longitudinal dorsal. Para las fracturas que comprometen un solo metacarpiano, la incisión se puede colocar dorsolateralmente al hueso lesionado para limitar la cicatrización entre la piel y el tendón extensor. Cuando los metacarpianos adyacentes están lesionados, es prudente hacer una incisión longitudinal centrada entre los huesos afectados, ya que cada fractura será fácilmente accesible a través de la piel móvil sobre el dorso de la mano. Después de la incisión de la piel, se deben proteger las ramas sensoriales subyacentes de los nervios radial y cubital. Los tendones extensores se deben retraer para exponer las fracturas proximal y de diáfisis media. El periostio se debe incidir en un plano diferente al de la incisión de un tendón extensor para limitar las adhesiones tendinosas. Las lesiones más distales que comprometen el cuello o la cabeza metacarpiana pueden requerir una incisión longitudinal de línea media del tendón, a fin de exponer de modo adecuado el lugar de la fractura subyacente. La fractura intraarticular, sea proximal o distal, requiere una artrotomía de línea media dorsal para observar la fractura. Indicaciones para la cirugía • Fractura inestable • Deformidad rotacional • Fractura abierta • Lesión neurovascular concomitante • Síndrome de compartimiento concomitante • Politrauma • Múltiples fracturas de mano • Brecha articular >1 mm FRACTURAS DE LA DIÁFISIS METACARPIANA Las fracturas de la diáfisis metacarpiana pueden generarse por carga axial, fuerzas torsionales o de doblamiento en tres puntos. En el caso de las lesiones por aplastamiento que comprenden fracturas metacarpianas múltiples, el cirujano debe reconocer signos del síndrome de compartimiento tales como la inflamación excesiva, el dolor y el cambio en el estado neurovascular. La sospecha clínica del síndrome de compartimiento garantiza la emergencia de la liberación quirúrgica de los compartimientos. La mayoría de las fracturas de la diáfisis metacarpiana se tratan de manera conservadora. La reducción en la fijación es esencial si hay cualquier mal alineamiento rotacional. Se reconoce genral- 61 62 Reconstrucción de Mano y Extremidad Superior mente como inaceptables una angulación >10° para la diáfisis metacarpiana del índice, 20° para el dedo corazón, 30° para el dedo anular y 40° para la diáfisis metacarpiana del meñique y requieren fijación quirúrgica. Indicaciones para la cirugía • • • • • • Deformidad rotacional Índice: >10° de angulación dorsal Corazón: >20° de angulación dorsal Anular: >30° de angulación dorsal Meñique: >40° de angulación dorsal Acortamiento >10 mm Tratamiento quirúrgico Se realiza una reducción cerrada bajo guía fluoroscópica. La reducción usualmente se puede obtener mediante tracción longitudinal y manipulación manual en el lugar de la fractura. Una vez reducida, la fijación de la fractura depende del patrón de fractura específico. Si no se puede lograr una reducción cerrada aceptable, entonces es necesario exponer el lugar de la fractura para remover cualquier estructura anatómica que pueda bloquear la reducción. De modo alterno el cirujano puede elegir cómo proceder ante la reducción abierta y la fijación interna (ORIF), a fin de permitir un pronto retorno a las actividades. Alambres de K de receso colateral y alambres de K transversos El pinado de receso colateral se puede utilizar para fracturas desplazadas de la diáfisis media o de la base metacarpiana, por dislocaciones carpometacarpianas (CMC) o en fracturas-dislocaciones CMC. La articulación metacarpofalángica (MCP) se debe ubicar en flexión de 90° y colocar manualmente un alambre de K de 0.045 pulgadas en la porción más profunda del receso colateral. La ubicación apropiada se confirma utilizando imagen fluoroscópica y el perno es accionado mecánicamente de modo retrogrado en la diáfisis metacarpiana, casi co-lineal con su eje largo (Fig. 5.1). Una vez la punta del alambre se encuentra dentro del canal medular, el alambre atraviesa el lugar de la fractura y dentro del hueso subcondral en la base del metacarpo o dentro del ganchoso si la articulación CMC está comprometida. Se dejan los alambres de K fuera de la piel en los espacios membranosos para remover fácilmente en la oficina. Este procedimiento se repite utilizando un segundo alambre de K de 0.045 pulgadas en el receso colateral opuesto, obteniendo de allí una fijación estable. Para el pinado transverso, se atraviesa un alambre de K a través de la porción metacarpiana fracturada en la zona metacarpiana adyacente sin lesión. Esta técnica esencialmente actúa como tracción interna que mantiene la porción metacarpiana fracturada libre de separación. El primer paso de esta técnica es reducir la fractura como se describió anteriormente. Luego la fractura se estabiliza pasando dos alambres paralelos de K de 0.045 a través de la porción metacarpiana afectada distal al lugar de la fractura y perpendicular al eje largo del hueso. Después el alambre de K se introduce en la diáfisis metacarpiana lesionada adyacente. Un tercer alambre paralelo transverso de K pasa a través de las dos porciones metacarpianas proximales al lugar de la fractura para una fijación estable de dos puntos (Fig. 5.2). FIGURA 5.1 Diagrama del empernado del receso colateral. FIGURA 5.2 Diagrama del empernado transverso de una fractura metacarpiana. Aunque esta técnica se ajusta mejor para el tratamiento de los metacarpianos índice y meñique, ya que estos metacarpianos “laterales” son más fácilmente accesibles a los pernos percutáneos transversos, puede ser razonable utilizarla para los metacarpianos del dedo corazón o anular. Fracturas Metacarpofalángicas En la sala de cirugía se aplica un revestimiento estéril y se coloca una férula acanalada cubital con las articulaciones MCP en flexión de 70°. Durante la visita de seguimiento, el revestimiento se remueve y el terapeuta fabrica una férula habitual, imitando la férula quirúrgica. En tres o cuatro semanas se remueven los pernos en la oficina y la férula se deja de utilizar. Reducción quirúrgica y fijación interna (ORIF) Las fracturas transversas o cortas oblicuas del eje medio metacarpiano se tratan adecuadamente con la colocación de placas (Fig. 5.3). Este modo de fijación es particularmente atractivo cuando hay múltiples fracturas metacarpianas, ya que se puede obtener una estabilidad rígida para permitir una rehabilitación pronta. Al utilizar el abordaje dorsal como se describió anteriormente, el cirujano retrae el tendón y descorteza el periostio lo suficiente para exponer el lugar de la fractura (Fig. 5.4). Luego se selecciona una placa ajustada, usualmente de 2.0 ó 2.4 mm. El diámetro del tornillo no debe exceder un tercio del diámetro del hueso. El número apropiado de tornillos ya sea en uno u otro lado de la fractura aún se debe determinar, pero preferimos al menos dos tornillos proximales y dos distales. Usualmente se coloca la placa y se reduce el hueso. En las fracturas oblicuas cortas es preferible retardar la fractura a través de la placa. Los tornillos restantes se colocan después en modo neutral. Para las fracturas transversas, la placa se fija a un fragmento de fractura utilizando dos tornillos colocados neutralmente y luego la fractura se comprime colocando tornillos a modo de compresión en el fragmento opuesto. Los tornillos restantes se colocan de manera neutral. Es importante colocar los tornillos perpendiculares a la placa para evitar la rotación cuando éstos se ajusten. Tornillos en cuñete Las fracturas oblicuas largas y espirales de la porción media de la diáfisis metacarpiana pueden fijarse utilizando tornillos en cuñete colocados perpendicularmente a la línea de la fractura. Los tornillos en cuñete son más apropiados para las fracturas con una longitud que excede dos veces el diámetro del hueso. Se deben utilizar por lo menos dos tornillos en cuñete si la fractura es dos veces más grande que el diámetro del hueso. Se deben utilizar tres tornillos en cuñete si la fractura es tres veces el diámetro del hueso. Tres tornillos en cuñete tienen 50% más de fuerza que dos. Al FIGURA 5.3 A Fractura conminuta de la porción media de la diáfisis metacarpiana del dedo medio y la diáfisis proximal del metacarpiano del dedo anular. B La ORIF se realizó empleando placas en T dorsalmente. 63 64 Reconstrucción de Mano y Extremidad Superior Lugar de la fractura Las uñas IM ajustadas son más prácticas para las heridas excesivamente abiertas en el lugar de la fractura con pérdida ósea, tales como las heridas por arma de fuego en la porción media de la diáfisis de los metacarpianos. Para la lesiones cerradas, las uñas IM ajustadas son obsoletas a causa de la cantidad de tejido blando que se debe descortezar para obtener una exposición. Además el uso de un brazo saledizo que ajuste las uñas, hace que este implante sea más apropiado para utilizar en los metacarpianos del meñique e índice, antes que en los metacarpianos del dedo corazón y anular. De modo alternativo, se pueden insertar alambres predoblados de K de 0.045 a través de un agujero de barrena en el metacarpiano proximal y atravesar de manera anterógrada la fractura reducida. Dos o tres alambres proporcionarán fijación estable con una disección mínima.5,6 Cuidados postquirúrgicos Se utiliza una férula por cuatro semanas y el rango protegido de ejercicios de movimiento se inicia de tres a cinco días después de la cirugía. Los alambres de K se deben remover de tres a cuatro semanas después de la cirugía. Perlas clínicas y peligros latentes Tendón extensor Periostio FIGURA 5.4 Exposición de la fractura de la diáfisis metacarpiana. igual que con la colocación de placa de compresión, el diámetro del tornillo no debe exceder un tercio del diámetro del hueso. Con esta técnica la fractura se expone cómo se escribe anteriormente, y luego se reduce y se grapa en su lugar. Se debe tener un enorme cuidado al taladrar más de la cuenta el agujero de deslizamiento para prevenir la fractura iatrogénica. Se debe mantener una distancia segura con respecto al borde de la fractura -por lo menos un diámetro de la broca- cuando se esté perforando. Para los tornillos colocados en una orientación oblicua a la corteza, el abocardamiento realzará el contacto de la superficie de la cabeza del tornillo, mientras se minimiza la prominencia de la cabeza. Este último punto puede ser importante para limitar la irritación de los tendones extensores y el tejido blando que reposa encima. Uña intramedular El uso de uñas intramedulares (IM) entrelazadas se ha descrito para fracturas conminutas de la diáfisis media de los metacarpianos.4 Este implante requiere la colocación de la uña a través del lugar de la fractura en forma retrógrada y anterógrada, y luego ajustando la uña proximal y distalmente con el empleo de una guía de ajuste. • El mal alineamiento rotacional se puede tolerar en los metacarpianos • Cuando se utilizan tornillos, el diámetro de éste no debe exceder un tercio del diámetro del hueso • Dos tornillos en cuñete son apropiados para las fracturas en espiral, las cuales son dos veces más grandes que el diámetro del hueso. • Tres tornillos en cuñete son apropiados para las fracturas en espiral. Los tornillos son tres veces el diámetro del hueso. • Tres tornillos en cuñete realzan la fuerza de fijación a un 50%. • El abocardamiento de la cabeza del tornillo realza su contacto con el hueso mientras disminuye la prominencia de la ferretería. • Se pueden pasar de modo anterógrado múltiples alambres de K de 0.045 a través de un agujero de barrena proximal. FRACTURAS DE LA BASE METACARPIANA Las fracturas de la base metacarpiana comúnmente son el resultado de la carga a lo largo del eje del hueso y pueden presentarse en combinación con la dislocación CMC. Usualmente el metacarpiano del meñique y el metacarpiano adyacente, el anular, están comprometidos. Las dislocaciones pueden ser difíciles de valorar en una placa de rayos X convencional debido a la superposición de los metacarpianos, en particular en la proyección lateral. Si este es el caso, la proyección oblicua podría ayudar a delinear los patrones de fractura y proporcionar más de una proyección lateral de los dos metacarpianos cubitales. Se puede obtener una verdadera proyección anteroposterior (AP) de los metacarpianos del meñique y anular, tomando la imagen con la mano pronada a 30° de la supinación plena. Si el técnico en radiología no está familiarizado con esta proyección, simplemente ordene una radiografía “oblicua en supinación”. Si la imagén radiográfica permanece indecifrable, una exploración por TC ayudará a clarificar la anatomía distorsionada en la articulación CMC. El gan-