Expertos locales e internacionales piden incorporar la violencia de género en los juicios por crímenes de lesa humanidad Madrid, agosto 3 de 2010.- El juez español Baltasar Garzón y la jueza de la Corte Suprema argentina Carmen Argibay, junto a otros expertos nacionales y extranjeros, compartirán esta perspectiva con jueces y fiscales que se desempeñan en los procesos por crímenes cometidos durante la última dictadura militar. El Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), el Centro Internacional para la Justicia Transicional (ICTJ) y Women’s Link Worldwide, realizarán el próximo 9 y 10 de agosto en Buenos Aires el seminario “Reflexiones sobre Derecho Penal Internacional y Género en el marco del proceso de justicia por las violaciones a los derechos humanos cometidas durante la última dictadura militar en Argentina”. El encuentro tendrá como objetivo promover un espacio donde jueces y juezas, fiscales, abogados/as, organizaciones defensoras de derechos humanos y académicos puedan debatir sobre la importancia y forma de incluir la violencia y la discriminación por género en los juicios contra los responsables del terrorismo de Estado. Junto a Garzón y Argibay, estarán presentes en el seminario Silvia Fernández De Gurmendi, magistrada de la Corte Penal Internacional; Luis Moreno Ocampo, Fiscal Jefe de la Corte Penal Internacional.; Inés Weinberg de Roca, magistrada del Tribunal Penal Internacional para Ruanda; Dolores Delgado, fiscal de la Audiencia Nacional de España, el juez federal argentino Daniel Rafecas; e Isabel Cristina Jaramillo, doctorada en Harvard y profesora de la Universidad de los Andes de Colombia. La violencia de género, en especial en contra de las mujeres, fue una práctica constante en los centros clandestinos de detención. Sin embargo, estos delitos apenas se denuncian, investigan o juzgan en los procesos abiertos en la actualidad. Hasta el momento, sólo el ex suboficial de la Base Aérea de Mar del Plata, Gregorio Rafael Molina, ha sido condenado, entre otros delitos, por la violación de dos mujeres. El presente foro será una oportunidad única para que los actores relevantes del proceso de justicia argentino, junto con expertos en género y derecho penal internacional, sienten las bases para la investigación y enjuiciamiento de los crímenes de género en los tribunales locales. El seminario es auspiciado por la Unión Europea y Women´s Link Worldwide. 1 Acerca de Women´s Link Worldwide Es una organización internacional de derechos humanos que trabaja para asegurar que la equidad de género sea una realidad en todo el mundo. Lucha por el avance de los derechos de las mujeres a través de la implementación de los estándares internacionales de derechos humanos y del trabajo estratégico con las cortes, incluyendo el litigio estratégico. www.womenslikworldwide.org Acerca del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS): es una organización no gubernamental que trabaja desde 1979 en la promoción y protección de los derechos humanos y el fortalecimiento del sistema democrático en Argentina. http://www.cels.org.ar Acerca del Centro Internacional para la Justicia Transicional (ICTJ): es una organización que asiste a países que buscan enfrentar un legado de atrocidades o abusos contra los derechos humanos. El ICTJ trabaja en sociedades que emergen de regímenes autoritarios o conflictos armados, así como en democracias consolidadas en las cuales las injusticias históricas o los abusos sistemáticos siguen sin resolverse. http://www.ictj.org/es/ 2 Los crímenes de género Conceptos y definiciones La violencia contra una persona en base a su género, y en concreto la violencia sexual dirigida específicamente contra mujeres y niñas, no es un fenómeno nuevo en la historia de la humanidad, pero sólo recientemente la comunidad internacional y los Estados que la integran han establecido la necesidad de garantizar su persecución y condena por parte de las jurisdicciones nacionales e internacionales. Con anterioridad, estos crímenes eran considerados atentados al honor de la familia, al honor masculino u ofensas privadas, y se veían como daños colaterales de los conflictos, lo cual dificultaba y hasta impedía la judicialización de los delitos, instalando un contexto de impunidad.. Se entenderá por género las relaciones establecidas entre hombres y mujeres derivadas de los roles y las valoraciones impuestas asignados a cada uno de ellos en cada sociedad mantenidos y reforzados por el orden patriarcal. Por consiguiente, un análisis de género en la valoración de los elementos de los crímenes internacionales no se basa en las diferencias biológicas entre hombres y mujeres, sino en las diferentes relaciones de poder entre ambos sexos dentro de cada contexto. En otras palabras, al estudiar los crímenes internacionales con perspectiva de género se evidenciará la manera diferencial en que éstos se cometieron contra varones y/o mujeres. Por lo general, los crímenes de género se asocian con la violación, pero ésta no es la única forma de violencia contra las mujeres. Los manoseos, la esclavitud sexual y algunas formas de persecución, entre otros, también son considerados crímenes de género por la jurisprudencia internacional. Los crímenes de género son: 1. Violencia sexual: incluye aquellas formas de violencia de carácter invasivo y no invasivo, es decir, tanto actos que impliquen contacto físico (como las mutilaciones o los tocamientos) como aquellos que no, por ejemplo las amenazas sexuales o la desnudez forzada. La violencia sexual es generalmente cometida sobre mujeres, aunque desde ya en el caso argentino ha quedado demostrado que los varones han sido también sujetos a este tipo de violencia. . Esto representa una forma de discriminación. 3 2. Violación: supone i) la penetración sexual, incluso leve, de la vagina o ano de la víctima por el pene del perpetrador u otro objeto utilizado por el perpetrador; o de la boca de la víctima por el pene del perpetrador; ii) bajo coerción o fuerza o amenaza contra la víctima o contra una tercera persona. 3. Esclavitud: es el ejercicio de los atributos del derecho de propiedad, o de algunos de ellos, sobre una persona, como: comprarlas, venderlas, prestarlas y/o darlas en trueque, o imponerles algún tipo similar de privación de libertad. La esclavitud comprende, pero no está limitada a: servidumbre (servidumbre por deudas, matrimonio forzoso, explotación infantil), tráfico de personas, esclavitud sexual, trabajos forzados. 4. Esclavitud sexual: es el ejercicio de los atributos del derecho de propiedad sobre una persona, o de algunos de ellos, incluido el acceso sexual por medio de la violación u otras formas de violencia sexual. En la esclavitud sexual se ejerce control o se priva de la autonomía sexual a la persona. 5. Persecución: la persecución es un crimen de lesa humanidad cuando se produce contra un grupo o colectividad con identidad propia fundada en motivos políticos, raciales, nacionales, étnicos, culturales, religiosos, de género, u otros motivos de discriminación universalmente reconocidos como inaceptables por el derecho internacional. Es importante destacar que, con base en la jurisprudencia desarrollada por los tribunales internacionales, el consentimiento de las víctimas no existe en ninguno de los crímenes analizados, a raíz de la situación de amenaza física o psicológica o de la coacción a la que se encuentran sometidas, y, por lo tanto, éste no puede ser considerado como un argumento de defensa de los autores. El derecho internacional entiende que no existen posibilidades de consentir cuando se dan las siguientes condiciones: hacinamiento severo, condiciones de salubridad deplorable, comida insuficiente, falta de libertad de movimiento, palizas frecuentes, abuso psicológico, y condiciones de vida inhumanas. La violencia sexual y la violación pueden ser consideradas, además, “tortura” cuando son usadas con fines como: intimidación, degradación, humillación, discriminación, castigo, control o destrucción de una persona; y cuándo son infligidos por o bajo la instigación de o con el consentimiento 4 de un funcionario público u otra persona que actúe en calidad de oficial (Caso Akayesu, Tribunal Penal Internacional de Ruanda). Todos los crímenes anteriormente mencionados son considerados “lesa humanidad” cuando se cometen como parte de un ataque generalizado o sistemático contra una población civil y con conocimiento de dicho ataque. Adicionalmente, la violación se considera violación como tortura como lesa humanidad cuando, además de los elementos para tipificarlos por separado, el autor tiene a esa o esas personas bajo su custodia o control. 5 ¿Por qué es importante incluir una perspectiva de género en los juicios contra la dictadura militar en Argentina? La violencia de género fue una práctica constante en los centros clandestinos de detención de la época de la última dictadura militar en Argentina. Sin embargo, y a pesar de que han existido denuncias de víctimas sobrevivientes, prácticamente no se ha investigado la comisión de este delito en el marco del proceso de justicia por los crímenes de la dictadura. La violencia contra una persona en base a su género, y en concreto la violencia sexual dirigida específicamente contra mujeres y niñas, no es un fenómeno nuevo en la historia de la humanidad. A pesar de ello, no es hasta época reciente que la comunidad internacional y los Estados que la integran han establecido la necesidad de garantizar su persecución y condena por parte de las jurisdicciones nacionales e internacionales. Ello es así porque con anterioridad estos crímenes eran considerados atentados al honor de la familia, al honor masculino u ofensas privadas, y se veían como daños colaterales de los conflictos, lo que hacía que sus autores quedaran totalmente impunes. Es importante asumir que hay determinadas violaciones de derechos humanos que sufren de manera particular las mujeres y que tienen un impacto diferente sobre ellas. Por ello hay que investigar y preguntar por este tipo de crímenes. De lo contrario, se perpetúa el silencio y se invisibilizan estos delitos que cometidos bajo detención ilegal, como en Argentina- constituyen discriminación y violencia por género y, por tanto, crímenes de lesa humanidad. Durante la época del terrorismo de Estado en Argentina, las fuerzas armadas y de seguridad, como parte del plan sistemático de aniquilamiento de la oposición política, cometieron, además de todos los delitos que hoy se les imputan, abusos y violaciones sexuales que constituyen crímenes de género. A partir del análisis de los casos judiciales, hoy puede sostenerse que en todos los centros clandestinos de detención del país las mujeres fueron violadas y/o sometidas a los más diversos abusos sexuales de manera sistemática : la desnudez forzada, la inexistencia de intimidad respecto de la satisfacción de las necesidades fisiológicas y la violación sexual a personas débiles por la tortura, encadenadas o engrilladas y privadas de la visión fue parte de la cotidianeidad en estos centros clandestinos. Muchas veces estos mismos vejámenes eran propiciados contra mujeres embarazadas. Argentina es uno de los pocos países del mundo que está juzgando a los responsables de haber cometido crímenes lesa humanidad ante su propio sistema de justicia. 6 En este contexto, es importante que jueces/zas, fiscales, abogados/as y todas aquellas personas que tienen un rol clave en los juicios en Argentina, logren recoger y aplicar en el ámbito nacional los grandes pronunciamientos que en materia de justicia de género han hecho los tribunales internacionales como los Tribunales Penales Internacionales para Ruanda (TPIR) y Yugoslavia (TPIY), el Tribunal Especial para Sierra Leona (TESL) y la Corte Penal Internacional (CPI). En este sentido, Argentina ya ha comenzado a reconocer que denunciar, investigar y juzgar los crímenes contra las mujeres es un paso para lograr justicia para ellas y una manera de prevenir atrocidades similares en el futuro. El 9 de junio de 2010, el ex sub jefe de la Base Aérea de Mar del Plata, Gregorio Rafael Molina, fue condenado, entre otros cargos, por la violación de dos mujeres, como delito de lesa humanidad. Este es el primer caso, dentro de los juicios por las violaciones de derechos humanos durante la dictadura Argentina, en el que se sanciona un crimen de violencia de género. Se espera la apertura de juicios contra Jorge Eduardo Tigre Acosta y Jorge Rafael Videla como autores directo y mediato de violación como delito de lesa humanidad, entre otros cargos que se les imputa. 7 Los crímenes de género en los juicios en Argentina1 La reapertura del proceso de justicia por las graves violaciones a los derechos humanos cometidas durante el periodo del terrorismo de Estado ha propiciado la profundización de temas y aspectos respecto de las condiciones de vida de las personas detenidas en centros clandestinos que habían sido de alguna manera invisibilizadas en la experiencia anterior de verdad y justicia de los años ochenta. Uno de estos aspectos lo constituye el ejercicio de la violencia de género en sentido amplio, a través de la comisión de violaciones sexuales y de todo tipo de abusos y vejaciones a detenidos-desaparecidos, varones y mujeres alojados en centros clandestinos de detención bajo el mando de las fuerzas armadas y de seguridad en nuestro país. A continuación se presenta una breve reseña de algunos de los casos judiciales en dónde se ha comenzado a discutir la posibilidad de judicializar estos delitos, destacando los avances y los obstáculos. El caso Molina – primera condena por violación sexual La primera condena emitida por un Tribunal Oral Federal en nuestro país por delitos contra la integridad sexual cometidos en un centro clandestino, fue dictada en la ciudad de Mar del Plata el 9 de junio de 2010. En dicho proceso se juzgó a Gregorio Molina, ex suboficial de la Fuerza Aérea, quién fue condenado a prisión perpetua por diversos crímenes, entre los cuales se encuentran cinco violaciones agravadas, cuyas víctimas fueron dos detenidas del centro clandestino La Cueva, que operó en la Base Aérea de la Ciudad. Durante el juicio, se probó que Molina fue autor directo de las violaciones. La resolución judicial sienta posición respecto a algunos de los puntos que los funcionarios judiciales suelen considerar como conflictivos para judicializar este delito: parte de la consideración de que la violación en centros clandestinos de detención constituye un delito de lesa humanidad, y sortea las presuntas dificultades probatorias en estos casos otorgándole relevancia y credibilidad al relato de las mujeres. Asimismo, aborda los cuestionamientos que existen en la actualidad respecto a la falta de denuncia anterior de estos hechos, destacando que la demora es lógica y razonable debido a las dificultades expresadas por las víctimas de denunciar lo ocurrido. 1 El siguiente documento está basado en el artículo “Violencia de género y abusos sexuales en centros clandestinos de detención. Un aporte a la comprensión de la experiencia argentina” elaborado por Lorena Balardini (CELS), Ana Oberlin (H.I.J.O.S) y Laura Sobredo (CELS). Un adelanto de este artículo será utilizado como material de discusión en el seminario. 8 Además, la sentencia explica la sistematicidad de estos delitos diciendo llanamente “Se hizo referencia al plan clandestino de represión y a ello se remite el Tribunal para evitar caer en innecesarias reiteraciones y, en ese contexto, era habitual que las mujeres ilegalmente detenidas en los centros clandestinos de detención fuesen sometidas sexualmente por sus captores o guardianes o sufrieran otro tipo de violencia sexual. Las violaciones perpetradas, como se dijo, no constituían hechos aislados ni ocasionales, sino que formaban parte de las prácticas ejecutadas dentro de un plan sistemático y generalizado de represión llevado a cabo por las Fuerzas Armadas durante la última dictadura militar (informe de la CONADEP y sentencia en la causa 13/84)”. El caso ESMA como paradigmático en la Capital Federal La primera querella en la cual se denunciaba la comisión de violación sexual en la Capital Federal fue en el marco de la causa Escuela Mecánica de la Armada, conocida como “causa ESMA”, y se presentó en julio del año 2007 con la representación legal del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS). Ya en los años ochenta, y luego en los inicios de las investigaciones del nuevo proceso de justicia, numerosos testimonios daban cuenta de la existencia de este tipo de violencia en el marco de la detención ilegal en dicho centro clandestino. Estos testimonios recogían principalmente la violencia sexual sufrida por mujeres que permanecen desaparecidas, por lo cual en términos procesales no había víctima para iniciar el proceso. No obstante, a pesar de estas menciones, el juez de instrucción de la causa no se concentró en investigar estos hechos, ni como delitos autónomos, ni como conductas subsumidas en el delito de tortura. Con la reapertura de los procesos, numerosas mujeres comenzaron a referirse a los abusos vividos por parte de los oficiales de la Armada y los guardias durante su cautiverio. En el marco de esta apertura, el CELS consideró que un aspecto trascendente de la experiencia concentracionaria en la ESMA estaba siendo dejado de lado y era necesario echar luz sobre el mismo. Es así que se trabajó con una de las víctimas que había podido contar su vivencia y los abusos sexuales a los que fue sometida, y se realizó una presentación judicial a instancias de esta mujer, acusando como autor directo del delito de violación sexual al jefe de inteligencia del Grupo de Tareas 3.3/2, Jorge “el tigre” Acosta. Puede decirse que en este caso se sortearon todos los obstáculos procesales que tiene la denuncia de este delito: existió una víctima con voluntad de denunciar, y un autor directo del delito a quien imputarle la responsabilidad. 9 El 23 de junio de 2009, el juez federal Sergio Torres, a cargo de la etapa de instrucción de la causa ESMA, resolvió procesar a Jorge Acosta por el delito de violación, con argumentos interesantes. En primer lugar, usó la calificación legal de “violación”, considerándolo como delito autónomo. Luego, valoró el testimonio de la víctima como prueba central para la atribución de responsabilidad. Lo nutrió con el resto de los testimonios de la causa que mencionan la comisión del delito de violación, sorprendentemente estos de víctimas sobrevivientes que supieron directa o indirectamente de la violación de compañeras de cautiverio que se encuentran desaparecidas. Finalmente, destacó que a treinta años de los hechos no es posible precisar momento y lugar de la comisión de los hechos (similar a lo que ocurre con los tormentos), pero que entendía que durante un tiempo prolongado dentro del periodo de detención de la víctima y en un departamento al cual era trasladada, Acosta cometió el delito que se le imputaba, y en forma reiterada. A pesar de ello, la Cámara de Apelaciones, Sala II, en un fallo de octubre de 2009, da una interpretación diferente de los hechos, al afirmar que el delito de violación sexual debe subsumirse al de tortura, imputando a Acosta un hecho más de tormentos, recalificando el delito original. Los abusos sexuales cometidos en la órbita del Primer Cuerpo del Ejército. Por su parte, los casos de las investigaciones parciales de la mega-causa Primer Cuerpo del Ejército correspondientes a los delitos cometidos en los centros clandestinos Atlético-Banco y Olimpo han sido instruidos por el juez Daniel Rafecas. Este magistrado posee respecto del delito de violación sexual en el marco de esta causa, una posición similar a la de la Cámara Federal en la causa ESMA: el delito de violación se encuentra subsumido al de tortura, un delito que para este juez debe ser entendido desde un concepto amplio, que contenga todos los tratos degradantes a los que fueron sometidos los detenidos durante su cautiverio en dichos centros clandestinos. En este sentido, los abusos sexuales en sentido amplio – desnudez, manoseos, falta de intimidad en los actos de higiene, entre otros – pero también la violación, son considerados tratos que constituyen parte de la tortura. En este sentido, los debates orales que se celebraron en el marco de las causas “Simón” y “ABO” han contribuido a resaltar, como hemos visto, la existencia de esta práctica poco investigada. Tal como se dijo, la primera muestra de esto se dio en el primer juicio desde la reapertura: los sobrevivientes hablaron de abusos sexuales, y no obstante esto, la instrucción 10 de la causa ABO, que fue posterior, no incluyó indagatorias a los imputados identificados como autores de estos delitos, a pesar de que el fiscal Federico Delgado así lo requirió en abril de 2007. En dicho requerimiento de instrucción, Delgado enfatizó la necesidad de investigar el delito de violación sexual específicamente, a partir de la información ventilada en el juicio por la causa Poblete. En ese documento, Delgado detallo los testimonios que conectaban a determinados imputados con la comisión de este tipo de violencia dándole al juez herramientas para avanzar con las imputaciones. La causa ABO llegó a juicio más de tres años después, en noviembre de 2009. Durante las declaraciones testimoniales, una vez más han surgido relatos que dan cuenta de los delitos contra la integridad sexual que se cometían en el circuito represivo. En el mes de julio, una de las querellas solicitó que se amplíe la acusación contra Julio Héctor Simón y Samuel Miara, quienes a partir del testimonio de tres sobrevivientes fueron identificados como autores directos del delito de violación. Simón fue identificado por dos víctimas y Miara por una. Aún resta que el tribunal resuelva este pedido. La experiencia en el Circuito represivo de Zárate-Campana. La investigación de los crímenes cometidos en el marco de este circuito se encuentra incluida en la mega-causa conocida como “Campo de Mayo”. En el marco de la misma, dos de las detenidas del circuito, al brindar su testimonio, contaron que fueron violadas. El juez Juan Manuel Yalj, a cargo de la investigación, indagó por su responsabilidad en esos delitos a Santiago Omar Riveros – en su rol de máximo responsable de las violaciones a los derechos humanos cometidas en ese circuito represivo –, y a quienes eran los jefes y segundos jefes de los centros clandestinos de detención dónde ocurrieron las violaciones. Sin embargo, finalmente no procesó a esos acusados por los delitos contra la integridad sexual, ya que consideró que “los eventuales abusos sexuales” no estaban incluidos “dentro del plan estatuido por la Junta Militar”. La resolución fue apelada por las víctimas, y en su respuesta a la apelación, la Cámara Federal de Apelaciones de San Martín decidió mantener la resolución del juez de primera instancia. Los jueces consideraron que si se tratara de un delito sistemático “todas las víctimas -o en su gran mayoría- habrían denunciado este hecho". 11 ¿Cómo se detectan los crímenes de género? Algunas claves para hacerlo Con anterioridad a la creación de los Tribunales Penales Internacionales para la ex Yugoslavia (1993) y para Ruanda (1994), los crímenes de género eran considerados ofensas privadas y “efectos colaterales” de los conflictos. La jurisprudencia emanada por los Tribunales Internacionales ha demostrado que hay crímenes que se cometen contra las mujeres por el hecho de serlo, y/o que se cometen de una forma específica contras ellas; y ha instado a que se investiguen y juzguen estos crímenes, tanto en situaciones de conflicto, como es escenarios diferentes. A la luz de la jurisprudencia internacional, los interrogatorios o tomas de declaración a víctimas y/o testigos de crímenes basados en género son clave para documentar adecuadamente dichos crímenes. En el ámbito público, también es importante indagar sobre ellos, denunciarlos y hacerlos visibles para no perpetuar la impunidad. A continuación se presentan una serie de “claves” para el manejo de entrevistas a personas que han sido víctimas o testigos de crímenes de género. Si bien éstas han sido desarrolladas para abogados/as, también aplican para los medios de comunicación: • La información sobre crímenes de género es especialmente sensible a normas culturales y prejuicios. Teniendo esto en cuenta, si no se pregunta sobre la violencia sexual, probablemente no se averiguará nada sobre la misma. • La violencia sexual debe ser tratada como un crimen en sí mismo, y no como un mecanismo para comprender mejor o tener más información sobre crímenes que se consideran “más serios”. • Las violaciones y otras formas de agresión sexual ocurren comúnmente en el contexto de detenciones, arrestos, torturas, expulsiones, asesinatos masivos, ataques a aldeas o en la huida, y en campos de personas desplazadas o refugiadas. • No debe asumirse que las víctimas de violencia sexual no quieren contar su historia. Cada persona sentirá y querrá proceder de forma diferente. Muchas víctimas de violencia sexual quieren hablar de lo ocurrido y tener su participación a la hora de llevar a los culpables ante los tribunales. 12 • No se debe asumir ni realizar presunciones sobre quién es o no víctima de violencia sexual, basado en su edad o género por ejemplo. • Tanto hombres como mujeres deben ser interrogados sobre la violencia sexual. • En ocasiones la relación con la víctima puede ser distinta según sea el sexo de la persona entrevistadora, por ello es recomendable que se pregunte a la persona que va a ser entrevistada si prefiere hablar con una persona de un sexo determinado. • Junto con la toma de declaración a víctimas y testigos, es importante contar con el apoyo de personas expertas en el tema de violencia sexual y de profesionales médicos. 13 Perfil de los ponentes Baltasar Garzón Magistrado de la Audiencia Nacional de España El juez español Baltasar Garzón abrió la posibilidad de que se investigaran e imputaran cargos en su país a funcionarios argentinos implicados en la desaparición de ciudadanos españoles durante la dictadura argentina entre 1976 y 1983. El 19 de abril de 2005, la Audiencia Nacional de España condenó al represor argentino Adolfo Scilingo a 640 años de prisión, pena que fue posteriormente elevada por el Tribunal Supremo a 1.084 años. En la actualidad, Garzón se desempeña como asesor de la Corte Penal Internacional de La Haya. Silvia Fernández De Gurmendi Jueza de la Corte Penal Internacional Doctora en Derecho de la Universidad de Buenos Aires (UBA), con maestría de la Universidad de Limoges (Francia) y abogada egresada de la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Córdoba, Silvia Fernández De Gurmendi participó del proceso de creación y puesta en marcha de la Corte Penal Internacional, con sede en La Haya. Luis Moreno- Ocampo Fiscal de la Corte Penal Internacional El abril de 2003, Luis Moreno-Ocampo fue elegido de forma unánime como primer Fiscal de la Corte Penal Internacional. Su mandato es investigar y perseguir los crímenes más serios que preocupan a la comunidad internacional, como el genocidio, los crímenes de lesa humanidad y los crímenes de guerra. Antes de ser elegido Fiscal de la Corte Penal Internacional, Moreno-Ocampo tuvo una distinguida carrera de Fiscal en Argentina, donde desempeñó un papel importante en los juicios relacionados con la transición democrática. En 1985, fue Fiscal adjunto en el juicio a las juntas militares argentinas, el primer juicio contra los máximos responsables de crímenes masivos realizado después de Nüremberg. 14 Inés Weinberg de Roca Jueza del Tribunal Penal Internacional para Ruanda Doctora en Ciencias Jurídicas y Sociales por la Universidad Nacional de La Plata, Inés Weinberg de Roca fue electa como jueza del Tribunal Penal Internacional para Ruanda en enero de 2003, función que desempeñó hasta 2008. Así, durante dicho periodo, fue seleccionada para la Sala de Apelaciones del Tribunal Penal Internacional de la Naciones Unidas para la ex Yugoslavia y Ruanda de junio de 2003 a octubre de 2005, y para la Sala Juzgadora III de 2005 a 2008. En marzo de 2009, la Asamblea General de las Naciones Unidas la designó como jueza del Tribunal de Apelaciones de ese organismo. Es la primera presidenta del tribunal. Dolores Delgado Fiscal de la Audiencia Nacional de España En 2004, se integró a la Fiscalía de la Audiencia Nacional, dedicada fundamentalmente a los casos de terrorismo y crímenes cometidos fuera del territorio nacional con competencia en la jurisdicción española. En este marco le fue asignada la acusación por los crímenes cometidos durante las dictaduras argentina y chilena que se tramitaban en España. Ha sido la primera y única Fiscal que ha intervenido en un juicio oral por tales crímenes y formuló las acusaciones a Adolfo Scilingo y Ricardo Miguel Cavallo por su participación en delitos de lesa humanidad. Carmen Argibay Jueza de la Corte Suprema de Justicia de la Nación- Argentina La jueza Argibay es una reconocida defensora de los derechos humanos y especialmente de los derechos de las mujeres. En el año 2000 fue una de las juezas del Tribunal Penal Militar Internacional para el Lejano Oriente, que juzgó a los militares japoneses que durante la segunda guerra mundial cometieron crímenes de guerra como engañar y secuestrar mujeres para esclavizarlas sexualmente. En junio de 2001, Carmen Argibay se convirtió en la primera jueza argentina nombrada en el Tribunal Penal Internacional para la ex Yugoslavia. 15 Daniel Rafecas Juez federal de Buenos Aires Tiene a su cargo la causa "Primer Cuerpo de Ejército", la de mayores dimensiones en cuanto a cantidad de víctimas, perpetradores, centros clandestinos y alcance territorial por crímenes de lesa humanidad cometidos durante la última dictadura militar en Argentina. Es doctor en Ciencias Penales de la Universidad de Buenos Aires y ejerce como profesor regular de Derecho Penal en la Facultad de Derecho. Es autor de numerosos artículos sobre esta especialidad y consejero académico del Museo del Holocausto en Buenos Aires. Isabel Cristina Jaramillo Directora del Programa de Jurisprudencia, Facultad de Derecho, Universidad de Los Andes (Colombia) y profesora asociada de la misma Facultad Abogada de la Universidad de Los Andes, con Maestría en Leyes y Doctorado en Ciencias Jurídicas de la Escuela de Leyes de Harvard, Jaramillo es especialista en jurisprudencia feminista, teoría legal general, derecho de familia y derecho constitucional. Jaramillo forma parte del Grupo de Investigación Derecho y Género de la Facultad de Derecho de la Universidad de los Andes, cuyo trabajo se orienta a entender y transformar la manera en la que el derecho construye el género, y el género construye el derecho. 16