1 CIENCIAS SOCIALES E HISTORIA MÓDULO 4 Eje

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CIENCIAS SOCIALES E HISTORIA
MÓDULO 4
Eje temático: El orden mundial entre la postguerra y los años
setenta: antecedentes para la comprensión del orden mundial
actual
Introducción
En determinada época del siglo XX era común hablar de “los locos años
sesenta” o de “La revolución de las flores”, y expresiones como “Todos por la
paz” o “seamos realistas, pidamos lo imposible” se pintaron en las calles de
importantes ciudades entre los años 1960 y 1975. Así, “los locos años
sesenta” iniciaron una serie de transformaciones nunca antes vistas,
especialmente en cuanto a la participación de los jóvenes y de las mujeres en
la vida social.
A través de este eje temático estudiaremos la segunda mitad del siglo XX, a
partir del término de la Segunda Guerra Mundial.
El eje se inicia con el análisis de los efectos a nivel planetario de la Segunda
Guerra Mundial, especialmente en el reordenamiento del mapa del poder y la
lucha de los países colonizados por su autonomía política y económica con
respecto a las grandes potencias europeas. En este sentido, es vital que
entiendas que el mundo no fue el mismo luego de terminada la guerra, pues
se formaron dos grandes bloques de poder y se iniciaron importantes luchas
reivindicatorias en busca de la libertad nacional, especialmente en
continentes como África y Asia. Te sugerimos apoyar tu estudio con mapas y
líneas de tiempo que te ayuden a ubicar espacial y temporalmente el
desarrollo de estos fenómenos.
Desde fines de la década de los años 1950, y hasta 1989, el mundo se dividió
en dos grandes polos. Este proceso, también conocido como la “Guerra Fría”,
marcó indeleblemente una serie de fenómenos históricos: la guerra de Corea,
la guerra de Vietnam, e incluso, los sucesos que acontecieron en Chile entre
1970 y 1973.
Esta gran división terminó en el año 1989 con la caída del muro de Berlín,
imagen que dividía a todo un planeta en alianzas enemigas que no
compartían sus formas de entender el mundo y la economía. Te sugerimos
que analices las consecuencias que tuvo la caída del muro, observando las
profundas transformaciones que experimentó el mundo luego de noviembre
de 1989, y, en especial, en el desdibujamiento y reconfiguración del mapa de
Europa.
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Al respecto, es importante tomar en cuenta los nuevos conflictos surgidos
luego de la crisis del socialismo tradicional, en especial, la nueva situación de
la antigua URRS y el duro escenario que se instaló en la península de los
Balcanes.
Por último, se plantea el estudio del sistema neoliberal y el rol de las nuevas
naciones productoras de bienes y servicios. Es importante que te informes de
pactos económicos de Chile y el mundo, contenidos que revisaste en el
Módulo 1, correspondiente a Primer Año Medio.
No te olvides de las repercusiones que todos estos hechos han tenido en la
comunidad chilena. Es importante que dimensiones las transformaciones que
han ocurrido en nuestro país, como por ejemplo, los progresos en las
comunicaciones, los adelantos que han hecho los diferentes actores sociales
por integrarse a la vida política activa, así como los cambios ideológicos que
han experimentado una serie de instituciones, por ejemplo, los partidos
políticos, la Iglesia y el Estado.
El Chile que habitas como ciudadano o ciudadana no es el mismo que
habitaron tus padres y abuelos; es vital que entiendas esos cambios y las
relaciones que se pueden establecer con el desarrollo de la historia universal
de los últimos 50 años.
Consecuencias de la Segunda Guerra Mundial
Hacia finales de la década de 1930 Alemania, guiada por su Führer Adolfo
Hitler, había concretado con éxito su teoría del “espacio vital”, objetivo final
de la política expansionista del Tercer Reich. La conquista de los países
vecinos se encontraba en pleno desarrollo para el inicio de 1940, y Polonia,
Austria y Checoslovaquia, caían frente al inmenso poderío armamentista del
ejército germano. Francia, Dinamarca, Noruega, Bélgica y Holanda también
sucumbieron a los ataques alemanes. Luego de la toma de París, Italia, al
mando de Benito Mussolini, entró a la guerra aliándose con los nazis. África y
los Balcanes, son invadidas por tropas italianas y alemanas; sin embargo, allí
los ingleses opusieron una fuerte resistencia.
El militarismo expansionista japonés, unido a las potencias fascistas,
extendió sus conquistas en Asia. El ataque japonés a la base de Pearl
Harbour decide el ingreso a la guerra de los Estados Unidos, que hasta el
momento se habían mantenido neutrales.
El potencial bélico de los Estados Unidos, sumado a la derrota de los
alemanes en Stalingrado, marcó el inicio del retroceso de las potencias del
eje. El desembarco de Normandía o el “día D”, permitió la liberación de París.
El uso de las bombas atómicas en Hiroshima y Nagasaki, provocó que Japón
firmara su capitulación incondicional.
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Los insospechables niveles de destrucción que había alcanzado la guerra,
hicieron pensar a las potencias vencedoras en la necesidad de planear un
nuevo orden internacional, determinando el desarme total de las potencias
del eje, la redefinición de las fronteras políticas europeas y la delimitación de
los campos de influencia de cada potencia vencedora.
No hay duda de que la consecuencia más aterradora de la Segunda Guerra
Mundial se refiere a las víctimas. El número de muertos, de acuerdo a las
cifras más aceptadas, llegó a 50 millones de personas, muchos de ellos
civiles. A esta enorme cantidad de fallecidos hay que agregar todo el daño
sufrido por los prisioneros, la horrenda experiencia de los campos de
concentración y el hambre y el sacrificio que significaron para la población
civil los duros años del conflicto.
A lo anterior se suma la destrucción, casi completa, de ciudades, vías
férreas, carreteras, puentes y plantas industriales, así como la de los campos
dedicados a la agricultura. Se generaron enormes gastos económicos cuyas
consecuencias se proyectaron más allá del final de la guerra.
Alemania tuvo que aceptar la rendición incondicional y los aliados dividieron
su territorio en cuatro zonas de ocupación (norteamericana, inglesa, francesa
y soviética). La ciudad de Berlín, situada en la zona soviética, también fue
dividida en cuatro zonas de ocupación y sufrió el desmantelamiento de su
aparato industrial.
La guerra significó, además, cambios territoriales: Austria y Checoslovaquia
recuperaron su autonomía; la frontera polaca siguió la línea del OrderNeisse, de manera que Alemania perdió la Prusia Oriental y los territorios
ubicados al este de esta línea. Los aliados de Alemania, Bulgaria, Finlandia,
Hungría y Rumania, firmaron tratados de paz con los aliados, imponiéndose
las condiciones dictadas por los soviéticos, que ocupaban esos países.
Italia perdió su imperio colonial; Trieste fue entregada a una comisión
internacional, Venecia pasó a manos de Yugoslavia. Japón perdió sus
conquistas. China recuperó Formosa, y la URSS, Salajín. Los Estados Unidos
ocuparon posiciones estratégicas en el Pacífico, y Corea, en tanto, quedó
ocupada por fuerzas norteamericanas y soviéticas.
En lo que se refiere a los cambios políticos, se dio origen a un orden mundial
bipolar representado por las dos superpotencias: Estados Unidos y la URSS.
Algunas monarquías cedieron paso a regímenes republicanos, como por
ejemplo Italia, Yugoslavia, Albania, Rumania y Bulgaria. El "mundo
comunista", por su parte, extendió su influencia sobre Europa Oriental y los
Balcanes.
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La crisis europea que surge luego de la Segunda Guerra Mundial va a tener
consecuencias profundas en las colonias establecidas por los países del Viejo
Mundo durante el siglo XIX, en el llamado proceso de “descolonización”. Éste
consistió en la independencia de los pueblos de Asia, África y Oceanía que
estaban sometidos al dominio colonial de Occidente. Todos ellos tomaron
conciencia de sus propias fuerzas políticas y económicas, e iniciaron un
camino en la búsqueda de su autonomía política. Un ejemplo de esta
descolonización es el proceso de liberación de las antiguas colonias
francesas. El país galo habrá de separarse de la antigua Indochina, de la que
surgirán Vietnam, Camboya y Laos. Ello, tras una guerra iniciada
inmediatamente después de acabada la Segunda Guerra Mundial. Durante
esta, Indochina había sido ocupada por los japoneses, momento en que
aparece el movimiento Vietminh, organización revolucionaria comunista
dirigida por Ho Chi-Min, que lucha por la independencia. Francia, una vez
terminada la guerra, intentó volver al régimen colonial anterior, pero la
guerrilla del Vietminh se opuso y en el año 1954, la batalla de Dien Bien Phu,
puso fin a los esfuerzos franceses por recuperar sus antiguas colonias. De
esta manera, Indochina lograba su independencia: Vietnam quedaba dividido
en dos estados rivales, separados por el paralelo 18. Al Norte quedaba la
República Popular de Vietnam, de orientación comunista y liderada por el
Vietminh, cuya capital sería Hanoi; al Sur, inclinado al mundo occidental y
bajo la custodia de Estados Unidos, la República de Vietnam con capital en
Saigón. Ambos estados entrarían en una cruel y larga guerra, que en 1976,
tras el triunfo de las fuerzas de la República Popular de Vietnam unidas a las
de guerrilla de Vietnam del sur (Vietcong), llevó a su reunificación. Ante el
abandono de Indochina por parte de las fuerzas de Estados Unidos, que solo
permanecerán en Thailandia, Laos y Camboya nacerían como dos estados
independientes y neutrales.
El camino a la autonomía no fue fácil: los costos humanos fueron altos,
especialmente en aquellos lugares donde se llevaron a cabo luchas armadas
de liberación.
Además, en el contexto de la Guerra Fría, las potencias de ambos bloques
tomaron partido por uno u otro bando. Es el caso del conflicto de Vietnam,
donde un proceso de independencia local desembocó rápidamente en un
conflicto en que se enfrentaron indirectamente las potencias del mundo
bipolar (EE.UU. y la URSS).
La política racista del estado alemán puso en práctica la llamada “solución al
problema judío”. El brutal genocidio llevado a cabo fue conocido por el
mundo tan solo cuando los aliados toman posesión de los “campos de
concentración” de Auschwitz, el más conocido, Buchenwald y Dacha entre
otros. Eran verdaderos campos de exterminio donde una raza que se
consideraba superior pretendía terminar con las razas que catalogaba como
inferiores, entre ellas la judía.
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En los históricos juicios de Nuremberg se reaccionó en contra de los crímenes
de los nazis hacia los judíos. En medio de un ambiente de violencia y
anarquía en el Medio Oriente, la ONU, en 1947, decidió dividir el territorio de
Palestina, la Tierra Prometida de los Judíos, en dos estados. Uno de ellos
para los judíos y el otro para los árabes, declarando Jerusalén ciudad
internacional por ser sagrada para ambos estados. En 1948, el líder judío
David Ben Gurión proclamó el Estado de Israel. Se inicia un conflicto entre
estos pueblos que dura hasta nuestros días.
Así como en el Medio Oriente el final de la Segunda Guerra Mundial produjo
como resultado tan solo un lento comienzo de la descolonización y un
conflicto peculiar -la Guerra árabe-israelí- que no tenía que ver con ella, en el
Extremo Oriente la descolonización fue más amplia y profunda, y produjo
conflictos que de modo inmediato se relacionaron con la confrontación de las
dos grandes superpotencias a escala planetaria. Lo característico de esta
región del globo fue también la enorme disparidad entre las soluciones
políticas a las que se llegó. Japón realizó una transformación decisiva de sus
estructuras políticas y también India prolongó su experiencia de la etapa
colonial en forma democrática. China dio una nueva dimensión geográfica a
la revolución comunista y fue el Extremo Oriente el único punto del mundo
donde las dos grandes superpotencias se enfrentaron con las armas en la
mano.
De esta manera el mapa del mundo ya no fue el mismo, y las consecuencias
de este nuevo orden se proyectarían hasta las últimas décadas del siglo XX.
La Guerra Fría: capitalismo y socialismo
La llamada “Guerra Fría” surge al final de la Segunda Guerra Mundial con los
acuerdos de Yalta y Potsdam. A partir de este momento se origina un orden
bipolar en el mundo, orden que se manifestó en el desafío competitivo entre
Estados Unidos y la URSS. Ambas potencias desplegaron un discurso
mesiánico de control en sus respectivas zonas de influencia. Como resultado
de esta bipolaridad, desapareció la flexibilidad del equilibrio del poder. Solo
dos superpotencias se oponían entre sí.
En este contexto se llevó a cabo una carrera armamentista en la que la URSS
demostró ser altamente competitiva, pues logró desarrollar la bomba
atómica (que ya había sido creada y probada por los EE.UU.) e incrementó su
poderío bélico. Sin embargo, no ocurrió lo mismo en el ámbito económico, ya
que “a pesar de la euforia expansiva provocada en la URSS por su veloz
ritmo de crecimiento hasta la década del 60, jamás logró un grado de
desarrollo equivalente al del bloque occidental, y a partir de entonces se
advierte un estancamiento que perdurará hasta su desintegración”.
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Cuando finalizó la Segunda Guerra Mundial los propósitos de los aliados eran
divergentes. Por una parte, Churchill quería impedir que la Unión Soviética
dominara Europa Central y, por otra, Stalin quería que sus victorias militares
y los sufrimientos del pueblo ruso fueran pagados con el control de ciertos
territorios de los países perdedores del conflicto.
Los intereses de las dos potencias, Estados Unidos y la URSS, ambos
situados en la periferia, ahora se enfrentaban en el corazón mismo del
continente europeo.
Truman presidió el comienzo de la Guerra Fría y el desarrollo de la política de
contención. Llevó adelante el Plan Marshall y el Programa de los Cuatro
Puntos, con el cual Estados Unidos dedicó sus recursos y economía a la
recuperación y el desarrollo de Europa y Japón.
Stalin, por su parte, aprovechó el debilitamiento de la Europa Occidental y el
retiro de las fuerzas norteamericanas para aumentar su área de influencia
hacia el Oeste.
El mundo de la posguerra había sido configurado para contemplar la
hegemonía de los tres grandes aliados, pero el agotamiento de Inglaterra y
los graves problemas que le acarreó su proceso de descolonización, la
obligaron a ceder paulatinamente sus responsabilidades internacionales a los
norteamericanos, que se convirtieron así en los gendarmes occidentales
frente al bloque soviético.
El bloque occidental puso en marcha una política de riesgos calculados
destinada, en un primer momento, a la contención de los avances del bloque
soviético y, luego, a disuadirlo de cualquier acto hostil en su contra para
evitar, así, un conflicto de carácter mundial. Esta política condujo a la
continua aparición de distintas zonas de conflicto, donde las superpotencias
se enfrentaron de manera indirecta.
Situaciones como las de Corea, Berlín, Cuba, etc., constituyeron espacios
donde los bloques midieron sus fuerzas. La incertidumbre ante las
intenciones y la capacidad de resistencia del adversario llevaron a un
continuo incremento de la capacidad ofensiva de cada uno de ellos. El riesgo
era tan alto, que al mínimo ataque de cualquiera de los dos bandos, se
desencadenaría un conflicto que aseguraría la destrucción de ambos países y
de grandes zonas del planeta. Esto es conocido como el principio de “mutua
destrucción asegurada”.
El papel que se le asignó a la Organización de las Naciones Unidas dentro de
este conflicto fue el de foro de discusión entre los bloques, último recurso
ante la crisis.
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La OTAN y el pacto de Varsovia
En un clima de preguerra entre el bloque occidental y el oriental, los países
que en 1949 se alineaban en el primero, firmaron el Pacto Atlántico que en
1950 dio lugar a la Organización del Tratado Atlántico Norte (OTAN). Fue
suscrito por Estados Unidos, Canadá, Gran Bretaña, Francia, Italia, Bélgica,
Países Bajos, Luxemburgo, Portugal, Noruega, Dinamarca e Irlanda. Turquía
y Grecia lo harían en 1952, la República Federal Alemana en 1955 y España
en 1982.
La entrada de la República Federal Alemana a la OTAN fue el detonante para
que en 1955, la Unión Soviética formara el Pacto de Varsovia. Estuvo
compuesto por la Unión Soviética, Hungría, Rumania, Polonia, Bulgaria,
Checoslovaquia y Albania. En 1956 se produjo la adhesión de la República
Democrática de Alemania.
De un mundo bipolar a un mundo multipolar
Podemos señalar tres motivos esenciales para explicar las razones que
llevaron a EE.UU. y la URSS a replantear sus relaciones:
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La crisis de los misiles en Cuba en 1962 hizo tomar conciencia a las
superpotencias del peligro mortal de la posesión y multiplicación de su
arsenal nuclear.
Las dos superpotencias consideraron, por diferentes motivos, que una
relajación de las tensiones favorecía a sus objetivos a largo plazo.
Ambas potencias atravesaron un período de contestación en sus
respectivos bloques. La URSS, debilitada por el conflicto chinosoviético, tuvo que hacer frente, entre otros conflictos, a la Primavera
de Praga en Checoslovaquia. EE.UU. vio cómo la Unión Europea se
consolidaba como una potencia económica y cómo en el seno de la
OTAN surgía un foco de disidencia concretada en la Francia de De
Gaulle.
Un mundo multipolar
La hegemonía norteamericana surgida después de la Segunda Guerra
Mundial, se vio modificada por el surgimiento en el bloque occidental de dos
nuevos polos de poder económico:
1) Japón, de país derrotado en la Guerra, pasó a convertirse en la segunda
potencia económica mundial. Los productos Made in Japan pronto
comenzaron a inundar los mercados norteamericanos y europeos.
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Después de la Segunda Guerra Mundial Japón estuvo gobernado hasta 1952
por el Comando Supremo de las Potencias Aliadas. Se le obligó a renunciar a
su institucionalidad, quitándole el carácter de divinidad al emperador y
entregando el poder al Parlamento, encargado de elegir un Primer Ministro.
Al recuperar su independencia, el país entra en un constante proceso de
industrialización y una muy eficiente explotación agraria y pesquera. Se
desarrolló una industria de alta tecnología, preponderando la construcción de
aceros, barcos, vehículos y artículos electrónicos. A partir de 1970 ha
obtenido un papel hegemónico en el comercio internacional. Conocidas en el
mundo son las marcas Toyota, Honda, Mitsubishi, Toshiba, entre otras.
En gran parte el crecimiento económico de esta hegemonía se debe a la
eficiencia productiva, basada en la permanente capacitación de los
trabajadores, una fuerte disciplina laboral, sindicatos negociadores y a una
eficiente política de inversiones en el extranjero. En consecuencia, se ha
transformado en una de las tres potencias económicas del mundo, junto a la
CEE y EE.UU.
2) La Comunidad Económica Europea (CEE), nacida del Tratado de Roma
en 1957, fue un éxito económico de tal nivel, que el Reino Unido, que se
había negado a adherirse en su nacimiento, solicitó su ingreso en 1961.
La CEE fue integrada en sus inicios por Francia, Italia, Alemania Federal,
Bélgica, Holanda y Luxemburgo. Posteriormente se integran Gran Bretaña,
Irlanda, Dinamarca, Grecia, Portugal, España, Austria, Finlandia y Suecia.
Desde sus inicios la organización se planteó la solución de tres grandes
problemas. El primero era cómo consolidar lo comunitario con lo nacional. El
segundo, cómo repartir las responsabilidades entre los distintos miembros de
la comunidad. Y el tercero, el de propiciar un control democrático del proceso
de integración con el objetivo de evitar que los miembros más poderosos de
la comunidad terminen por gobernarla arbitrariamente.
Su éxito fue inmediato. No obstante, el gran desarrollo económico de los
años sesenta tendió a estancarse con la crisis petrolera de los años setenta.
En 1987 el Acta Única Europea pretendía crear una Europa “sin fronteras”,
con el paso libre de personas, mercaderías y servicios. Se institucionalizaba,
de esa forma, la cooperación intergubernamental.
En 1992 nace la Unión Europea, destinada a consolidar la integración
económica a través de la “moneda única” y dar pasos concretos hacia el
establecimiento de una política exterior común. Dentro de este último punto
es donde se inserta el Parlamento Europeo, elegido por votación directa de
los ciudadanos de cada país.
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Este debe luchar contra las fuertes manifestaciones concretas hacia la total
integración: el racismo, la xenofobia y la oposición a la concesión de la
ciudadanía a los inmigrantes extraeuropeos.
Las relaciones Norte-Sur
Junto a las relaciones Este-Oeste que caracterizaron la Guerra Fría, en los
años sesenta surge claramente la conciencia de la existencia de relaciones
Norte-Sur: relaciones entre el Norte desarrollado y el Sur o Tercer Mundo.
Tercer Mundo fue un término acuñado por el francés Sauvy, viendo a los
pueblos identificados con este nombre como una prolongación del Tercer
Estado de la Revolución Francesa, los excluidos de los beneficios generados
socialmente. Reúne a países con las siguientes características en cuanto a la
sociedad: crecimiento demográfico, alta mortalidad, desnutrición infantil y
baja esperanza de vida. Las características económicas: baja
industrialización, mala infraestructura administrativa y vial y una renta per
cápita baja.
El Sur había iniciado su afirmación política en la Conferencia de Bandung,
que establece que los países emergentes no se alinean en el conflicto EsteOeste.
Ya desde finales de la Segunda Guerra Mundial, los países de Asia, África y
Oceanía, habían iniciado un proceso de independencia. Bajo el principio de
autodeterminación de los pueblos, de la misma Naciones Unidas, se inicia la
lucha por conseguir mayores libertades. La independencia política traía
también una independencia económica, llevando la lucha al escenario de
optar entre el capitalismo y el socialismo.
En 1960 nació la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP),
que trataba de imponer un alza de los precios de este recurso. La mayoría de
los países del Medio Oriente son muy pobres en la diversidad de recursos que
poseen, sin embargo, tienen petróleo, base del desarrollo local y de los
intereses del mundo occidental.
Los países del Medio Oriente no han estado ajenos a los conflictos del siglo
XX. Basados en una “renovación islámica” grupos terroristas intentan
desestabilizar a los gobiernos y establecer una autoridad fundamentalista. Un
de los precursores en Irán fue el Ayatollah Jomeine, quien impuso un
gobierno islámico con carácter teocrático, cerrándose a toda línea
prooccidental.
Por su parte Irak, bajo la administración de Saddam Hussein, inicia una
política expansionista invadiendo Irán (1980) y Kuwait (1990). La respuesta
occidental desencadenó la conocida Guerra del Golfo Pérsico.
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Es dentro de este mundo musulmán donde se inserta el Estado Israelí,
creando otro foco de conflicto permanente en la zona. Luego de sucesivos
conflictos armados, entre ellos la Guerra de los Seis Días, han llevado a que
desde Occidente se busquen las soluciones de paz.
En 1964 se reunió en Ginebra la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el
Comercio y el Desarrollo. Su falta de resultados llevó a que en 1973 en la
Conferencia de Argel, las naciones agrupadas en el movimiento de los países
no alineados proclamaran que los países pobres, más que confiar en la ayuda
de los países desarrollados, tenían que tratar de aumentar su propia
capacidad para organizarse y conseguir imponer unas nuevas reglas del
juego económico a nivel mundial.
La caída del muro
Fue al concluir la Segunda Guerra Mundial, que Alemania quedó dividida en
cuatro sectores: norteamericano, británico, francés y soviético. La unión de
los sectores occidentales en el curso de la Guerra Fría generó dos zonas de
influencia: la occidental capitalista o República Federal (RFA) y la oriental
socialista llamada República Democrática (RDA). La RFA crecía a un nivel
mayor debido a la ayuda de las potencias capitalistas, produciendo una
constante migración de la gente del este hacia esa zona. Por ello, sus causas
principales fueron de orden económico, la falta de unidad monetaria y la
adopción de dos sistemas excluyentes.
La construcción del muro se realizó en una noche de 1961, separando a
Berlín en dos sectores y dejando al Berlín Occidental completamente aislado
de la RDA, debiendo ser abastecido únicamente a través de un puente aéreo.
No solo se construyó un muro de cemento, sino que se pusieron obstáculos
como alambrados, minas antipersonales, ametralladoras automáticas y torres
de vigilancia, que costaron la vida a setenta y nueve personas, y que dejaron
a muchos heridos.
El 9 de Noviembre de 1989 se anunció oficialmente, en conferencia de
prensa, que a partir de la medianoche los alemanes del Este podrían cruzar
cualquiera de las fronteras de la Alemania Democrática (RDA), incluido el
Muro de Berlín, sin necesidad de permisos especiales. De inmediato se corrió
la voz y mucho antes de la medianoche miles de berlineses esperaban en
ambos lados del muro. A la medianoche, los berlineses del Este, a pie o en
auto, comenzaron a pasar la frontera. Se vivieron escenas llenas de
emoción: regalos de bienvenida a los visitantes, y flores en los parabrisas de
los autos que cruzaban la frontera y en los rifles de los soldados que
custodiaban los puestos de vigilancia. A esta primera reacción se unieron
otras de carácter político y económico.
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Este acontecimiento histórico no ocurrió de manera espontánea. Tiene sus
antecedentes en innumerables hechos de la vida cotidiana alemana, así como
de la política internacional.
El 2 de mayo de 1989 los soldados húngaros comenzaron a desmantelar las
barreras en la frontera con Austria, lo que constituyó la primera apertura al
mundo occidental. Los principales beneficiarios fueron los Alemanes del Este,
que de pronto podían pasar al mundo occidental a través de Hungría y
Austria.
Mijail Gorbachov fue la pieza clave que evitó el derramamiento de sangre. En
su visita del 7 de Octubre a Berlín del este, Gorbachov advirtió a los
dirigentes que no contarían con el apoyo soviético si usaban la fuerza para
suprimir las manifestaciones. Once días después, Honecker fue despojado de
todos sus cargos y lo sustituyó Egon Krenz, quien de inmediato trató de
apaciguar a los manifestantes.
Ante los éxodos masivos y la proliferación de manifestaciones de protesta
contra el régimen, el día 7 de Noviembre renuncia todo el concejo de
ministros, el organismo que regía el destino de la RDA. Dos días después, la
frontera que separaba a las dos Alemanias, al igual que el muro de Berlín,
pierden su razón de ser.
El movimiento revolucionario de la República Democrática Alemana no fue un
fenómeno aislado. Todos los países del bloque socialista experimentaron
cambios radicales en un plazo relativamente corto.
El ocaso de la URSS
Ya desde la década de 1980 el bloque socialista mostraba signos de
agotamiento. La carrera armamentista de la Guerra Fría fue debilitando su
desarrollo económico en áreas claves. La política de una economía
centralizada estaba en duda. En 1985 Mijail Gorbachov instauró una nueva
organización económica, la “perestroika”, que venía a reemplazar al sistema
de planificación centralizada, introduciendo elementos de una economía de
mercado, donde la producción respondiera a la demanda y los precios
reflejaran la realidad de los costos. También se realizaron cambios en la
política, introduciendo la “glasnot”, que significaba una trasparencia en las
decisiones políticas, gobernadas por el Partido Comunista. Se trataba de
democratizar globalmente la sociedad, para lo cual era necesaria la
credibilidad informativa.
Este ambiente de democratización generó tensiones en los pueblos
históricamente reprimidos. La URSS poseía un carácter multinacional,
incluyendo a rusos, rumanos, eslavos, musulmanes, entre otros.
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La organización comenzaba a desintegrarse. Muchas repúblicas buscaron su
independencia.
En pocos años el mundo fue testigo de importantes hechos, todos
relacionados con el agotamiento de la URSS. Entre 1989 y 1991 se vivieron
la caída del muro de Berlín y la posterior reunificación de las dos Alemanias;
el término del Pacto de Varsovia y la Guerra en la antigua Yugoslavia. Todos
ellos signos evidentes del ocaso de la URSS.
Otros acontecimientos iban a impactar al mundo durante la década de los
noventa. Como se dijo anteriormente, el fin de las superpotencias dio paso a
aspiraciones locales de expansión, muchas de ellas en el Medio Oriente. La
invasión de los irakies a Kuwait, fue uno de ellos. EE.UU. debió pedir
autorización a la ONU para intervenir militarmente, desencadenando la
Guerra del Golfo (de la que antes habíamos hablado) que se extendió desde
el 16 de enero al 27 de febrero de 1991, con la rendición incondicional de
Hussein.
Comienzan las reivindicaciones de Japón y Alemania, grandes potencias
económicas, que se habían visto alejadas de las decisiones políticas
mundiales desde el fin de la Segunda Guerra Mundial.
Japón, al recibir la negativa de Rusia de devolver las islas Kuriles,
ciertamente reevaluará su estructura militar, hoy limitada al 1% de su PBI
por disposición constitucional impuesta por los Estados Unidos durante la
ocupación al final de la Segunda Guerra Mundial.
Alemania en tanto, reivindicó la retirada de las tropas de la OTAN de su
territorio, ya que no existía amenaza justificada. Ambos, Japón y Alemania,
desean tomar asiento como miembros permanentes del Consejo de
Seguridad de la ONU.
No se justifica tomar parte del "Grupo de los Siete" (líderes de las naciones
más industrializadas) si no se tiene la contrapartida del poder político, a
través del poder del veto, en el órgano de mayor representación política en el
planeta. Tal reivindicación causó el pronunciamiento de los 108 países del
Movimiento No-Alineado, reunidos en Indonesia en septiembre de 1992,
manifestando preocupación con el ingreso de esas naciones como miembros
permanentes del Consejo de Seguridad.
Como una manera de apoyarse mutuamente frente a las grandes potencias
desarrolladas, se generan bloques económicos en distintas partes el mundo.
Entre ellos el NAFTA, conformado por los Estados Unidos, Canadá y México; y
el MERCOSUR, del cual formaban parte inicialmente Brasil, Argentina,
Uruguay, Paraguay y ahora Chile como país asociado.
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Ellos responden a la necesidad de enfrentar en forma conjunta el proceso de
mundialización de la economía, ya que se abren grandes posibilidades para
los países que forman parte de estos bloques. Las economías locales, al
asociarse, pueden generar redes de intercambio económico. Las fronteras
son eliminadas, enfrentando como bloque el desafío de relacionarse con el
resto del mundo, aprovechando para ello nuestras ventajas comparativas.
Los primeros intentos fueron el ALALC (Asociación Latinoamericana de Libre
Comercio) y más tarde el Pacto Andino. Ambos se debilitaron dando paso a
las actuales formas de organización colectiva.
Fundamental para el desarrollo de las economías latinoamericanas ha sido el
Fondo Monetario Internacional (FMI), que ha impulsado un progresivo control
sobre la inflación, ayudando a contener la deuda interna y estimular la
inversión extranjera en estos países. Todo ello acompañado de la estabilidad
política necesaria para dar seguridad y confianza al inversionista y, además,
de cambios en la estructura social que lleven a superar las tensiones y a
modernizar las estructuras productivas.
Se produce una intervención cada vez mayor de la ONU, a través del Consejo
de Seguridad, en las querellas regionales, con el consecuente aumento del
número de tropas y el número de "Peace Keeping Forces" (Fuerzas de
Mantenimiento de la Paz).
El ascenso del neoliberalismo en la década de 1980
El Neoliberalismo
El neoliberalismo es una doctrina económica que actúa en dos niveles. En un
plano internacional suprime las fronteras al capital, es decir, favorece la
deslocalización y la no acumulación de grandes capitales en una zona o
región del mundo. A nivel interno, impulsa la privatización de los servicios
públicos y la desregularización del mercado laboral.
El liberalismo imperante a comienzos del siglo XX, que abría las economías al
mundo sin ninguna restricción, es ahora modificado. Muchas son las
tendencias, que van desde las más liberales a algunas que permiten de algún
modo la intervención estatal en determinadas materias, pero siempre
restringidas.
Neoliberalismo: Doctrina económica que actúa a dos niveles:
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Internacionalmente: Supresión de las fronteras al capital. La
consecuencia más clara a este punto es la deslocalización.
Internamente: Privatización de los servicios públicos, desregularización
del mercado laboral.
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Desde fines de la década de los ’80, en la mayoría de los países del mundo
occidental, los gobiernos iniciaron profundas transformaciones estructurales
tendientes a instalar los principios neoliberales en sus respectivas economías.
La creciente mundialización de una u otra forma ha condicionado la adopción
de dicho modelo a las realidades locales. La no adopción de dicho modelo
implica cerrar las posibilidades de establecer relaciones comerciales y
económicas con otros países del mundo. Ahora bien, a 20 años de la
instalación de dicho modelo económico, existen distintas evaluaciones acerca
de su efectividad.
Dentro de las economías que han conducido este nuevo modelo se destacan
los Estados Unidos e Inglaterra.
Frente a este tema, así como con la globalización, existen diversas
posiciones: encontramos desde enemigos acérrimos, a incondicionales
defensores. Un ejemplo lo encontramos en La política del imperialismo:
Neoliberalismo y política de clases en América Latina, de James Petras,
quien considera que “la propagación de nuevas ideas, organizaciones, luchas
y políticas a través de las fronteras nacionales no es simplemente un proceso
de 'comunicación' o una 'revolución tecnológica', sino el resultado de la
emergencia de organizaciones políticas que ya comparten perspectivas
básicas e intereses con los 'actores principales’”.
Agrega que los poderes imperialistas de nuestro tiempo, como lo son Estados
Unidos, y en su momento la URSS, son incapaces de establecer una
hegemonía directa en Ibero América, por ello, cuentan con las elites locales
con las que comparten intereses. “A la política electoral, y al orden
institucional y legal, esta clase ejerce realmente la hegemonía sobre sectores
importantes de las masas durante períodos de tiempo más o menos largos”.
Establece que “durante los años 1990 los regímenes neoliberales
patrocinados por EE.UU. y las economías de Ibero América experimentaron
una serie de quiebras, crisis graves y estancamiento crónico. Los fracasos
económicos de los regímenes neoliberales generaron la base popular para
una nueva oleada de movimientos sociales radicales, que sustituyeron a la
generación anterior de partidos electorales de centro izquierda y antiguos
radicales de los años 1980 como principales opositores al imperialismo
estadounidense. CONAIE en Ecuador, el MST en Brasil, los Cocaleros en
Bolivia, los desempleados piqueteros en Argentina, y los Zapatistas de
México todos ellos vinculados a movimientos urbanos para desafiar las
políticas neoliberales y en algunos casos para derrocar regímenes. Estos
movimientos y sus políticas de acción directa extraparlamentaria hicieron
detonar el apoyo en las ciudades entre una minoría de sindicalistas
militantes”.
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“Además de los nuevos movimientos de acción popular directa, las guerrillas
colombianas (FARC y ELN) aumentaron su control territorial e influencia,
rodeando la capital, Bogotá. En Venezuela, un nuevo tipo de política
nacionalista que combinó la movilización popular y la polarización de clases,
con la política electoral encabezada por Chávez, ganó la Presidencia en 1998
sobre la base de su oposición a la política imperialista estadounidense”.
“En respuesta, Washington aceleró su programa de militarización por una
parte, y, por otra parte, ajustó su estrategia política a la promoción y
cooptación de una nueva generación de políticos de centro izquierda al
servicio de sus planes neoliberales”.
“En Argentina el régimen conservador moderado de Kirchner ha neutralizado
y ha dividido al movimiento piquetero, contuvo la privatización radical y las
políticas de libre comercio implementadas por sus precursores, al tiempo que
proporcionaba repartos de subsistencia al enorme ejército de desempleados
y concedía pequeñas subidas a los jubilados empobrecidos”.
(El documento completo se puede encontrar en:
www.rcci.net/globalización/2004/fg.486.htm).
Sin duda alguna, el siglo XX fue un período que genera, al interior de los
especialistas, diferentes opiniones. No fueron décadas de acuerdo. En
muchas ocasiones prevaleció el conflicto y el enfrentamiento de diferentes
intereses. Esa es quizás la huella más marcada de la centuria que pasó: la
variedad de opiniones y la diversidad de juicios críticos. Como nunca antes
en la historia de los seres humanos, el siglo XX se nos presenta como variado
y contradictorio, condicionado por distintas opiniones que tuvieron masiva
presencia gracias al desarrollo acelerado de los medios de comunicación. Ello
es, además, una característica propia de su desarrollo: la explosión de
medios y técnicas de comunicación, profundizadas a partir de los noventa
con la mundialización de los mercados, y la globalización de sus medios.
Ahora estamos conectados. Las diferentes interpretaciones tienen tribuna en
la red. Se puede tener acceso a ellas en segundos. Para algunos, es un
nuevo tipo de democracia informativa, para otros, un océano infinito de
posibilidades.
¿Cómo llamaremos a este proceso histórico en el futuro? ¿Cómo definirán los
historiadores e historiadoras del siglo XXI el complejo paisaje humano y
tecnológico que nos tocó vivir?
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Bibliografía
Si deseas profundizar en estos contenidos, te sugerimos revisar la siguiente
bibliografía:
Castells, Manuel: La era de la información. Vol. I, II y III. Madrid, Siglo
Veintiuno Editores, 1999.
Dahrendorf, Ralf: El conflicto social moderno. Madrid, Mondadori, 1990.
Duby, George, y Michelle Perrot (bajo la dirección de): Historia de las
mujeres. Tomo 9: El siglo XX, guerras, entreguerra y posguerra y Tomo 10:
El siglo XX: Los grandes cambios del siglo y la nueva mujer. Madrid, Taurus
Ediciones, 1993.
Furet, Francois: El pasado de una ilusión. Ensayo sobre la idea
comunista en el siglo XX. México, FCE, 1996.
Halperín Donghi, Tulio: Historia contemporánea de América Latina.
Madrid, Alianza, 1993 (edición corregida y actualizada).
Hobsbawm, Eric: Historia del siglo XX. Barcelona, Editorial Crítica, 1996.
Howard, et. al: Historia Oxford del siglo XX. Barcelona, Planeta, 1998.
Mammarella, Giuseppe: Historia de Europa Contemporánea (19451990). Barcelona, Ariel, 1990.
Miège, Jean Louis: Expansión europea y descolonización. Barcelona,
Labor, 1975.
Schapiro, Leonard: El totalitarismo. México, FCE, 1981.
Una interesante bibliografía que puede apoyar tu preparación de la prueba se
encuentra en la sección anexos del Programa de Estudio de Ciencias Sociales
e Historia de Cuarto Año Medio. Solicita a tu profesor o profesora este
documento, o accede a él a través de: www.mineduc.cl, en la sección Planes
y Programas, NM4.
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Sitios sugeridos
Te recomendamos revisar también los siguientes sitios de Internet:
www.enlaces.cl
www.un.org/spanish/: entrada general al sitio de Naciones Unidas.
www.undp.org/: sitio del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo.
www.unfpa.org/: sitio del Fondo de Población de Naciones Unidas.
www.britannica.com: sitio de la Enciclopedia Británica.
www.nationalgeographic.com: sitio del National Geographic con acceso a
mapas mundiales y regionales.
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