LIBROS Dedicamos íntegramente esta sección del presente número al libro ganador y a las menciones del Premio Libertador al Pensamiento Crítico 2008, patrocinado por el Gobierno Bolivariano de Venezuela AURELIO ALONSO Un tratado crítico global* Revista Casa de las Américas No. 253 octubre-diciembre/2008 pp. 139-144 H abría que comenzar por reconocer que el estudio monumental de Renán Vega Cantor, ganador este año del Premio Libertador al Pensamiento Crítico, instituido por el Gobierno Bolivariano de Venezuela, confirma, en sus tres años de existencia, la proyección, el rigor y el acierto de este certamen, al cual concurren ya muchos de los títulos más importantes que el pensamiento crítico de la izquierda de nuestro tiempo saca a la luz. Resultaría imposible recorrer en las pocas líneas de una reseña los aportes de contenido de los dos tomos de este largo y enjundioso trabajo, que impactará desde las primeras páginas al lector por lo asequible del lenguaje utilizado, la profundidad de la reflexión y la coherencia del razonamiento seguido. Y muy especialmente por el valor metodológico del resultado. * Renán Vega Cantor: Un mundo incierto, un mundo para aprender y enseñar. Las transformaciones sociales y su incidencia en la enseñanza de las ciencias sociales, 2 vols., Bogotá, Universidad Pedagógica Nacional, Colección Ciencias Sociales, 2007. Se trata de una obra extensa en muchos sentidos. Extensa, en primer lugar, por su ambición, pues se evidencia que su autor aspira a no pasar por alto ninguno de los entresijos propios del sistema de dominación socioeconómica imperialista en su fase presente. Y hay que decir que logra acercarse a su propósito con una impresionante consecuencia. Vega Cantor se mueve entre el análisis minucioso de los rasgos fundamentales del imperialismo mundial, colocado en el tiempo entre la aparición del orden bipolar y los desafíos y limitaciones de las ciencias sociales para hacer comprensible a los protagonistas la propia realidad vivida. Su propósito confeso es dejar en nuestras manos un ensayo pedagógico. Un verdadero tratado, por su profundidad, o tal vez un Manual; y me atrevería a decirlo así, con M mayúscula, motivado, como pocas veces lo he estado, a validar en el terreno del conocimiento social la dosificación que este esfuerzo de difusión de conocimientos entraña. En el caso 139 que ahora consideramos, sin embargo, la sola lectura nos revelará una arquitectura que rechaza, por su mismo carácter, la dogmatización de las evaluaciones que los manuales contribuyen habitualmente a consagrar. El prototipo de un manual antimanualista, podría decirse que es este. Vega Cantor no vacila en acudir a largos enunciados de titulación, dispuesto a no ahorrar palabras para obtener explicitud: llama a su libro Un mundo incierto, un mundo para aprender y enseñar. Las transformaciones mundiales y su incidencia en la enseñanza de las ciencias sociales. Y para una mayor precisión aún, da título diferenciado a cada volumen: el primero, Imperialismo, geopolítica y retórica democrática, dedicado a la memoria de Paulo Freire, nos remite al nivel de lo general, en una aproximación integral al objeto de la obra; el segundo, Capitalismo, tecnociencia y ecocidio planetario, que dedica a Roque Dalton, nos remite, como se desprende del enunciado, a la especificidad de la crisis del sistema, la lógica del desenlace dramático que podemos prever, y el escenario incierto de un mundo al que le cuesta salir del estado de inocencia ecológica en el cual ha sido formado, y que amenaza con conducir a la humanidad a la destrucción definitiva de su ambiente natural. Añado, entre paréntesis, que esta inclinación descriptiva también marca de manera positiva la prioridad que el autor atribuye al alcance que pueda tener lo que escribe, su pretensión pedagógica confesa. Completo la anotación con otro dato, puramente formal: no escatima la oportunidad para introducir exergos, casi siempre más de uno, al inicio de cada capítulo, como para incentivar a quien vaya a aventurarse en la lectura, y no solo para resaltar una reflexión que le ha dado pistas. Siempre creo encontrar en el exergo una especie de confesión de complicidad del autor con aquellos cuyos pensamientos le han merecido especial consideración. La dimensión educativa de esta empresa intelectual cobra forma concreta en la composición final de cada capítulo, con una propuesta didáctica que incluye preguntas, sinopsis, documentos, tablas estadísticas, gráficos, mapas y una nutrida batería de artículos selec- 140 cionados como lecturas complementarias a los temas respectivos. Desfilan ante nuestros ojos, en sucesión, muchos de los estudiosos de mayor prestigio en el mundo por los aciertos de su reflexión. Artículos cortos en adecuados anexos (o a veces en largas y oportunas citas dentro del texto), contribuciones puntuales inequívocas a cada tópico desarrollado, de Michael Löwy –a quien distingue como agradecido discípulo–, de Noam Chomsky, Immanuel Wallerstein, Arundhati Roy, Atilio A. Boron, Jim Lobe, Samir Amin, Francisco Fernández Buey, Saul Landau, István Mészáros, Pierre Bourdieu, James Petras, Michael Chossudovsky, Vandana Shiva, Osvaldo Martínez, Claudio Katz, Emir Sader, Leonardo Boff, Eduardo Galeano, Mario Bunge y muchos otros autores igualmente prestigiosos, quienes convierten la lectura de cada uno de los siete capítulos en un verdadero simposio. Tanto por su extensión como por el modo en que fueron concebidos, cada capítulo podría ser un ensayo independiente, dicho sea sin desestimar la relación que guardan entre sí. No estamos, por lo tanto, ante el resultado del esfuerzo exclusivo de creación del autor, sino que Vega Cantor nos incorpora a una mesa de debate en la cual somete los resultados de su reflexión a un foro de pensadores consagrados que se involucran en la problemática en discusión. Aunque sería imposible recorrer con comentarios todas las partes de este esfuerzo verdaderamente enciclopédico, voy a ensayar a continuación un acercamiento a los contenidos centrales de la obra. Sin eximirme, por supuesto, de dar algunas opiniones aquí y allá. El primer volumen lo integran tres capítulos de unas ciento cincuenta páginas cada uno, entre el texto del autor y la propuesta didáctica que en cada caso lo complementa. En el capítulo inicial, «¿Cómo caracterizar el mundo actual? Una aproximación terminológica», queda expuesta, y resuelta con una reivindicación conceptual claramente argumentada, su explicación de los pactos propios del imperialismo a nivel mundial, de un «capitalismo sin ciudadanía», como ha llamado Wim Dierckxsens a este estadio de la acumulación capitalista. Aquí aborda los problemas relativos a la hegemonía del capital financiero en su fase actual y el significado del en- deudamiento de los países pobres para la reproducción del sistema. Yo observaría en este punto que, vista en una perspectiva estructural, la deuda externa es mucho más que una «estrategia de la guerra de baja intensidad que el imperialismo contemporáneo [...] libra contra los pobres del mundo».1 Lo señalo porque la deuda se ha convertido hoy en el canal principal de alimentación financiera del sistema de dominación. De manera análoga, me parece muy rotunda la afirmación de que «las migraciones internacionales no tienen la importancia que se les atribuye»,2 sobre la base de lo poco que puedan pesar en las proporciones demográficas de los países receptores de inmigrantes. Si nos limitamos al ámbito de la demografía, este argumento puede ser válido, pero si tomamos en cuenta el efecto económico implicado por el espacio migratorio, en relación con el peso específico de las transferencias por la vía de las remesas familiares a los países del Sur, es evidente que nos hallamos ante un fenómeno estructural, ya que este se ha vuelto un canal de retorno monetario estable –sustantivo en unos casos, en otros precario– desde los centros capitalistas hacia los países del Tercer Mundo. No adelanto este comentario con intenciones críticas, sino más bien como botón de muestra de la motivación polémica que podemos encontrar en la formidable construcción analítica que Renán Vega Cantor ha puesto en nuestras manos. Y subrayar, en consecuencia, que este es uno de los altos méritos de la obra premiada: que nos motiva sobre todo a repensar nuestra realidad. El tema que sigue, en su segundo capítulo, titulado «Modificaciones geopolíticas en el mundo contemporáneo», incorpora al panorama, de manera integral, una perspectiva dinámica, las coyunturas, los procesos contradictorios y las tendencias de cambio tal cual se alzan ante nuestros ojos. Tal como los vivimos, conscientes o inconscientes. Aquí se someten a la pupila del científico social la intensificación de los patrones neoliberales de desigualdad y de pobreza en el Tercer Mundo, y la generación de extremos imperativos (como pueden observarse en las presiones del Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y la Organización Mundial del Comercio) en la relación de dependencia y explotación dentro del ordenamiento mundial del capitalismo. Paralelamente analiza –con aguda mirada– las dinámicas que llevaron a la desintegración del sistema socialista soviético. Nos advierte que 1 Véase volumen 1, p. 77. 2 Ibíd., p. 53. 3 Véase volumen 1, p. 183. 4 Ibíd., p. 192. el problema principal que presentaron los proyectos socialistas y comunistas ha radicado en su intento de copiar el modelo de civilización occidental, sin esbozar una propuesta alternativa a la concepción de progreso [...] competir con el capitalismo con su misma lógica para alcanzarlo y superarlo, sin tener en cuenta que eso no es posible ni tampoco se justifica.3 Esta aguda apreciación no se limita solamente a la explicación de la catástrofe experimentada, sino que retiene, como muchos de los juicios a que arriba el autor, una actualidad indiscutible. En el marco de este epígrafe, el autor se detiene en una breve caracterización de la situación cubana, de cara a los procesos de reversión en la Europa Oriental generados por el derrumbe. Lo hace a partir de una cita de James Petras4 en la cual se pondera la capacidad de subsistencia mostrada por el sistema cubano, y sus energías para resistir al riesgo de que los ajustes condujeran a la renuncia del socialismo. Una apreciación acertada y bien documentada la de Petras. Pero no puedo ocultar que, si Vega Cantor tenía que acudir a una cita para caracterizar el lugar de Cuba en este proceso mundial, hubiera preferido leerla de un autor cubano, que no poco se ha escrito con mucho rigor al respecto. Quiero llamar la atención sobre el excelente soporte cartográfico especializado con que se apoyan estos dos conjuntos temáticos de los capítulos 1 y 2, que 141 podrían ser difíciles de seguir sin la colocación geográfica correspondiente. Mapa mundial de los recursos petroleros, mapa del despliegue militar estadunidense en el mundo, mapa comparativo de población y del PNB por regiones, de las multinacionales por país de origen, mapas anamórficos mundiales que representan a los principales importadores de petróleo crudo, PNB por habitante, el consumo de energía, la distribución porcentual de automóviles, el poderío alimentario, el poderío industrial, el poderío científico, y el poderío militar. No recuerdo haber disfrutado con anterioridad de una elaboración cartográfica tan completa, tan precisa e inteligente para aproximarme a la situación mundial. El primer volumen de la obra finaliza con un capítulo titulado «Transformaciones del Estado capitalista, nacionalismos y retórica democrática», en el cual se desmonta el mito de la necesidad del debilitamiento del Estado para asegurar la eficiencia económica, que ha sido defendido como puntal de la sustentación política del modelo neoliberal. Tras esta farsa, el Estado fuerte –me refiero al Estado del centro imperialista– se mantiene fuerte, cada vez más fuerte, y el contorno de la acumulación del capital transnacionalizado es la primera expresión de esta fuerza; y comenta con razón el autor que El uso generalizado del término «sociedad civil» ha servido para camuflar como beneficio para los países de América Latina la transferencia de riqueza pública hacia el capital privado [...]. Así mismo, con la evocación de la sociedad civil se pretende liquidar el antagonismo, y la confrontación que de allí se deriva, entre fuerzas opuestas, para presentar la existencia de un mundo de acción comunicativa libre de dominación y de enfrentamientos.6 Esa ficción de debilitamiento del Estado, que evidentemente solo forma parte de la canasta neoliberal promovida para los países dependientes, se complementa con la del fomento participativo de la sociedad civil. Sin entrar ahora a fondo en la discusión teórica sobre la legitimidad del concepto (legitimidad que re- «Capitalismo, trabajo y cultura», el capítulo que da comienzo al segundo volumen, ensaya una caracterización del orden capitalista implantado a partir de la universalización de la mercancía. Aquí el lector retornará a un escenario esbozado ya en el primer volumen, visto ahora desde la perspectiva del primado mercantil, de la mercadocracia, me atrevería yo a decir. Con una atención especial puesta en el problema de la mercantilización de la cultura y su impacto en la crisis civilizatoria. Bajo la dominación neoliberal, el ordenamiento mercantil capitalista remontó el tiempo del GATT, el de los acuerdos, para entrar en el tiempo de la imposición, que es el de la OMC, el tiempo del totalitarismo de mercado. Bajo el paraguas mercantil se propone la conversión de la cultura en una actividad empresarial dominada por el fetichismo de la mercancía. El revés sufrido por los Estados Unidos en su pretensión de imponer al continente latinoamericano el Acuerdo de Libre Comercio (ALCA) tras rebelarse ante esta propuesta los jefes de Estado latinoamericanos 5 Véase volumen 1, p. 318. 6 Véase volumen 1, p. 356. ahí está la clave para explicar, por ejemplo, por qué no existen multinacionales, en el sentido estricto de la palabra –es decir, empresas pertenecientes a capitales de varios países– sino, cuando mucho, empresas transnacionales –o sea, firmas de base nacional con inversiones en muchos países– [...].5 142 conozco plenamente, y que además estimo que se trata de una categoría tan necesaria al conocimiento científico como son las de clase social y lucha de clases), el autor alerta sobre la deformación y el abuso a que ha sido sometido para denotar con él una institucionalidad independiente, e incluso opuesta a la institucionalidad política. reunidos en Mar del Plata, Argentina, en noviembre de 2005, debe pasar a la historia como el punto de giro decisivo en la recuperación de la soberanía de los pueblos de esta América que Martí llamó Nuestra. Si aquella batalla no se hubiera ganado, hoy sería todo más difícil, aunque nos cueste pensar, por lo difícil que es todo, que «más difícil» pueda tener sentido. Otra vertiente de las relaciones socioeconómicas bajo la dominación neoliberal nos la ofrece el segundo capítulo de este volumen, titulado «Tecnociencia, sociedad y educación», que nos introduce en las más significativas transformaciones tecnológicas recientes, inscritas en la lógica del capital. El autor usa el concepto de tecnociencia para poner de relieve el vínculo entre tecnología, ciencia y negocios, partiendo del criterio de maximizar ganancias. Imagino que hubiera podido decir también mercociencia, si de buscar un buen neologismo se trataba. Discute en este espacio las consecuencias de las transformaciones técnicas en el campo de la educación, y desmitifica las pretensiones tecnológicas de la supuesta «sociedad de la información» que muchas figuras del pensamiento liberal han defendido. El capítulo tercero, «Expansión mundial del capital, imperialismo ecológico y destrucción del planeta Tierra» es el más extenso de la obra, un ensayo por sí solo. En él nos proporciona una documentada visión diagnóstica y una prognosis de la crisis ambiental que ya atraviesa el mundo, incapaz sin embargo de pasar de una tibia aceptación a posturas radicales y orgánicas de reparación. Los obstáculos que se levantan a las iniciativas requeridas para una estrategia ambientalista se originan, como las causas de la depredación misma del ambiente, en la lógica de la acumulación capitalista, e igualmente en las insuficiencias del experimento socialista del siglo XX. Bajo el paraguas del «imperialismo ecológico» se destruyen ecosistemas, se desarma el equilibrio climático y se genera el «intercambio ecológico desigual». Sobre esta propuesta conceptual, asociada con las tesis de Joan Martínez Alier, nos advierte que «el análisis del comercio ecológicamente desigual resulta muy importante tanto en términos históricos como actua- les».7 Critica el discurso de la «tecnocracia ambiental» que trata de encubrir la naturaleza depredadora del capital tras el subterfugio de un «capitalismo sostenible», para contraponerle una propuesta de contenido social que sintetiza los principales aportes en la materia. Ese amplio y rico pensamiento ambiental lo hemos catalogado en general como la ecología política de la pobreza, siendo una de sus características distintivas su reivindicación de las relaciones entre ambiente y sociedad. Por eso puede considerarse también como una ecología social, porque considera simultáneamente las causas socioeconómicas del empobrecimiento de los países, la desigualdad social entre las clases y los desequilibrios ambientales en todo el mundo, postulando que esos dos tipos de problemas tienen un mismo origen: el capitalismo.8 Lamento no poder detenerme más en esta contundente sección de la obra de Vega Cantor, tan cargada de sensatez crítica y de propuestas polémicas y valiosas. En realidad esta es la tónica sostenida de toda la obra ganadora del premio. El capítulo con el cual concluye el libro, como era de suponer debido a su impronta pedagógica, se dedica al aprendizaje del pensamiento social, y lleva el título de «Las transformaciones mundiales y la enseñanza de las ciencias sociales». Parte de una severa crítica a la orientación de las ciencias sociales en el sistema educacional. Constata que en los procesos de investigación, en el mundo universitario y en otras instituciones se han consolidado unas ciencias sociales profundamente institucionalizadas al servicio del capitalismo y de la dominación imperialista, en consonancia con los 7 Véase volumen 2, p. 390. 8 Ibíd., p. 442. 143 Revista Casa de las Américas No. 253 octubre-diciembre/2008 pp. 144-146 intereses de las clases dominantes en el plano nacional y mundial, pretendidamente despolitizadas, cultoras de los pequeños relatos fragmentarios, prisioneras de cuanta moda proviene de los Estados Unidos o de Europa y alejada de los problemas esenciales de la gente común y corriente.9 144 Concluye este capítulo con la proposición de un programa mínimo para la enseñanza de las ciencias sociales a partir de un enunciado de principios básicos: «una crítica al progreso», «una visión no eurocéntrica de la sociedad», «revaluar la memoria de los vencidos y de sus luchas», «replantear los vínculos hombre-naturaleza», «incluir a las mujeres, la mitad olvidada de la historia y de la sociedad, en los estudios sociales», «considerar la diversidad cultural como un patrimonio de la Humanidad», «reivindicar una visión radical de la democracia y volver a defender la necesidad de crear otra sociedad», «una crítica al consumismo, al lujo, al dinero, a la propiedad privada y al mercado», «romper con el autoritarismo y con las formas verticales de enseñanza», y «combatir todo tipo de fundamentalismo religioso, étnico, nacional, o económico». Renán Vega Cantor pone fin a su impresionante experimento educacional con una cita muy oportuna de Noam Chomsky: Con respecto a la libertad humana, si asumes que no hay esperanza, está garantizado que no la habrá. Si asumes que existe un instinto de libertad, hay posibilidades de cambiar las cosas, existe la posibilidad de que puedas contribuir a hacer un mundo mejor. Tú elijes.10 c 09 Véase volumen 2, p. 508. 10 Ibíd., p. 575 (énfasis del autor). SERGIO GUERRA VILABOY Integración y Revolución* H ace poco más de un siglo, el escritor venezolano César Zumeta (1863-1955) dio a conocer un impactante texto titulado El continente enfermo (Nueva York, 1899), en donde, tras citar en epígrafe a José Martí, ponía al descubierto las amenazas que significaba la expansión de los Estados Unidos para la América Latina y los males que generaba por todo el hemisferio e impedían su desarrollo. En opinión de Zumeta, imbuido del pensamiento biologista y evolucionista del positivismo spenceriano, la América Latina era un organismo enfermo, dominado por el enfrentamiento entre la anarquía y la dictadura, completamente endeudado, con sus instituciones desprestigiadas y paralizado por la violencia y la falta de democracia, cuyo destino parecía entonces sin ninguna posibilidad ante la apabullante dominación del imperialismo norteamericano. Traigo este texto a colación porque, desde una renovada perspectiva teórico-metodológica, el reciente libro del conocido escritor venezolano Luis Britto García, América Nuestra que estás en la tierra: integración y revolución, nos lo recuerda. Pero la obra de Britto García, a diferencia de aquel texto precursor de Zumeta, constreñido por los estrechos límites del pensamiento liberal positivista, reducido a diagnosticar los males del «continente enfermo», no solo hace una profunda disección de los disímiles problemas históricos y actuales de la América Latina, sino que además propone soluciones, desde la posición de un intelectual revolucionario comprometido con los cambios sustanciales y convencido de que como el propio autor proclama «El futuro comienza en Nuestra América». Por eso * Luis Britto García: América Nuestra que estás en la tierra: integración y revolución, Caracas, Instituto Autónomo Biblioteca Nacional/Casa de Nuestra América José Martí, 2007. dos temáticas de gran actualidad, la integración y la revolución, recorren de un extremo al otro el nuevo libro de Britto García, y constituyen en última instancia el hilo conductor de esta obra apasionante y apasionada. Luis Britto García es periodista, dramaturgo, escritor y profesor universitario de Ciencias Económicas y Sociales de la Universidad Central de Venezuela, donde también se doctoró en Derecho. En tres ocasiones obtuvo el Premio Casa de las Américas, en 1970 con su libro de relatos Rajatabla, nueve años después con su novela Abrapalabra, y en 2005 el honorífico de ensayo Ezequiel Martínez Estrada por Venezuela: investigación de unos medios por encima de toda sospecha. Ha obtenido otros importantes premios literarios y científicos y publicado numerosos libros de narrativa y ensayo, así como escrito diversas piezas teatrales. Sus obras La máscara del poder (1989) y El poder sin la máscara (1990) fueron ganadoras del Premio a la Investigación Científica en Ciencias Sociales de la Universidad Central de Venezuela. También es autor de El Imperio contracultural: del rock a la postmodernidad (1990); Elogio del panfleto y de los géneros malditos (2000); Señores del Caribe: indígenas, conquistadores y piratas en el mar colonial (2002) y Por los signos de los signos (2005). Por el conjunto de su producción intelectual le fue conferido en 2002 el Premio Nacional de Literatura de Venezuela. Lo primero que salta a la vista en América Nuestra que estás en la tierra: integración y revolución es el original recorrido que hace su autor por la evolución del Continente a lo largo de más de cinco siglos, desde el inicio de la invasión europea hasta la actualidad, partiendo de una acuciosa investigación y de una meditada reflexión, que nos permite comprender las vicisitudes de los pueblos latinoamericanos en su devenir. Valiéndose de la consulta de una extensa bibliografía de casi tres centenares de títulos y redactado con gran rigor conceptual, claridad y fluidez expositiva, el libro llena un vacío en el conocimiento de la problemática pasada y presente de Nuestra América. A partir de una bien fundamentada periodización de la historia que nos relata, Britto divide su obra en ocho capítulos, en los cuales desmenuza la historia, la geografía y la sociedad de Nuestra América. En el primero de ellos, titulado «Nuestras raíces», dibuja con agudeza –al margen de algún que otro gazapo histórico– la trayectoria del Continente desde los tiempos anteriores a la conquista, pasando por la colonia y la independencia hasta llegar a la frustración posterior del ideal unionista bajo la acción depredadora de las grandes potencias, en particular de Inglaterra primero y los Estados Unidos después. A la temática de las enormes riquezas latinoamericanas está consagrado el segundo capítulo del libro, titulado «Nuestros recursos». En particular, se detiene en la valoración del saqueo de que ha sido víctima este Continente desde la invasión europea y hasta los tiempos del neocolonialismo, con la complicidad de las oligarquías y burguesías de los países latinoamericanos. A lo largo de estas páginas el autor sustenta la tesis de que tras la invasión de América, durante cinco centurias se consideró al planeta inagotable botín para el saqueo y la dilapidación. La derrotada resistencia de los aborígenes a la predación de su mundo contribuyó a consagrar este dogma, y a categorizar nuestro hemisferio como espacio sacrificable en aras de un estilo de desarrollo devorador. Una tras otra nuestras riquezas fueron combustible de auges ajenos y fuego de devastaciones propias. El capítulo siguiente, denominado «Nuestras sociedades», contiene también una lúcida disección de la sociedad latinoamericana, de sus problemas y posibilidades de desarrollo, en los que Britto apuesta sin vacilación por el camino de los cambios radicales y la integración latinoamericana, leitmotiv de todo el texto, bajo la conducción de un nuevo tipo de Estado que esté comprometido con las causa de los pueblos de Nuestra América: 145 La intervención estatal ha sido la precondición de todos los procesos de desarrollo. La intervención revolucionaria del Estado es el requisito del nuestro. Pueblos soberanos requieren Estados soberanos. De nada servirá la integración de vasallajes o de dependencias. Dominados, solo sacudiremos el yugo gracias a la insurrección de las clases hoy dominadas. La nación grande que es la América Latina y el Caribe requiere un gran Estado caribeño y latinoamericano. Revista Casa de las Américas No. 253 octubre-diciembre/2008 pp. 146-149 Los capítulos que siguen a continuación, denominados «Nuestra política», «Nuestra integración», «Nuestra defensa» y «Nuestras culturas», son parte medular del libro y descomponen en forma analítica los distintos aspectos de la compleja realidad de la América Latina. En ellos sobresale el análisis de la endémica dependencia latinoamericana, proceso que se ha profundizado con el paso del tiempo, y las políticas antinacionales del neoliberalismo y los efectos de la globalización imperialista. Así escribe Britto: 146 Como la atomizada Italia renacentista, padece la dispersa América de nuestros días el castigo de ser presa de los bárbaros. Estados que comenzaron su existencia como fuerzas de invasión, a lo largo de medio milenio prolongaron su virtual estatuto de gobiernos de ocupación sirviendo de instrumentos de oligarquías que a lo largo de los siglos no hicieron más que cambiar de nombre: realistas, republicanas, liberales, positivistas, populistas, modernizadoras, neoliberales, globalizadoras. El libro cierra con un extraordinario epílogo, en donde Britto resume las conclusiones de una obra que de principio a fin está marcada por una disección de nuestros problemas, pasados y presentes, pero con la vista puesta en la redención de nuestra América, pues como sentencia en una de sus partes el propio autor, «[e]l movimiento se demuestra andando, la revolución, cambiando». No puedo concluir este comentario, sin recomendar la lectura de América Nuestra que estás en la tie- rra: integración y revolución, a todas aquellas personas interesadas en conocer, con todos sus matices, la atribulada historia de un Continente descoyuntado por siglos de opresión colonial, primero, e imperialista después, y que hoy ve abrirse la posibilidad de su verdadera liberación en varios países de Nuestra América, donde se lucha por cumplir los vigentes sueños de Bolívar y Martí. c JOAQUÍN SANTANA CASTILLO De-construcción necesaria de la Historia Universal* E n su obra Die Vernunft in der Geschichte1 G.W. Hegel proclamaba pletórico de optimismo que la historia universal se movía de Oriente a Occidente y que el fin de la historia universal se hallaba en Europa, más específicamente en la Europa germana y anglosajona, al sustituir esta a la Europa del sur como portadora del Espíritu. Así el filósofo clásico alemán daba conclusión exitosa a un relato racionalista iniciado desde antes, en el que Europa y Occidente habían sido siempre protagonistas fundamentales de la historia universal, de la filosofía y de la teoría política. Se aseguraba * Enrique Dussel: Política de la liberación. Historia mundial y crítica, Madrid, Editorial Trotta, S.A., 2007. 1 La razón en la historia. Además, toda la obra hegeliana está pensada en función de un discurso eurocéntrico en donde las naciones no europeas son consideradas como pueblos sin historia conceptualmente con la obra de Hegel el discurso eurocéntrico y occidentalista que todavía hoy nos permea y contamina. Casi doscientos años después de la consolidación de esta invención por Hegel, aparece una obra cuyo objetivo central es la de-construcción de este metarrelato. En Política de la liberación. Historia mundial y crítica, el filósofo argentino radicado en México Enrique Dussel nos ofrece otra perspectiva de la historia universal, de la filosofía y la política. Mención de la última edición del Premio Libertador al Pensamiento Crítico,que otorga la República Bolivariana de Venezuela, el libro introduce al lector en otro discurso y en otra historia. Se trata de la historia vista desde el prisma de los pueblos colonizados y explotados por los poderes centrales y hegemónicos. Texto con una alta carga teórica de corte filosófico y político, resulta en ocasiones denso y de lectura compleja y un tanto ardua, sobre todo para el lector no avezado en obras de esta naturaleza. No obstante, pese a estas dificultades, resulta imprescindible al presentarnos un cuadro diferente de la historia de la filosofía, de la filosofía política y de la historia universal. Me atrevo a afirmar que nos encontramos ante una visión totalmente novedosa de la filosofía de la historia que rescata para nuestros pueblos una historia olvidada, y también tergiversada por los poderes imperiales. Como Dussel afirma en el prólogo, lo anima el «propósito de exponer una posible historia de la política, la historia de los pueblos, que son los actores políticos, y el pensamiento (en sentido lato) o la filosofía política (en sentido estricto)» que los ha inspirado. Romper el relato existente y construir otro paradigma histórico es la tarea que tiene ante sí, aunque esa reconstruc- ción sea parcial y preliminar. Para ello es imprescindible la superación de diferentes límites asentados en el pensamiento histórico y filosófico contemporáneo. El helenocentrismo, el occidentalismo, el eurocentrismo, la periodificación organizada según criterios europeos, el secularismo tradicional de las filosofías políticas, el colonialismo teórico y mental, y por último una nueva redefinición de la modernidad que incluya la América Latina y el mundo ibérico en los orígenes de la misma, son los límites que para Dussel deben ser trascendidos y superados. Es precisamente la solución de estos problemas lo que en mi opinión lleva al autor a organizar todo el libro en función de los mismos. La obra se estructura, pues, en tres grandes capítulos o bloques, divididos según una tradición de corte filosófico por diferentes parágrafos que a su vez se subdividen en epígrafes. El primer gran bloque o capítulo es titulado «Localización del lugar crítico-político en los sistemas anteriores a 1492», en sus diferentes parágrafos y epígrafes nos presenta un recorrido por la historia universal y los orígenes y desarrollos de la actividad política desde la prehistoria hasta el carácter periférico de la política en la Europa germánica y anglosajona antes de 1492, pasando por los procesos en el mundo antiguo en Mesopotamia, el antiguo Estado egipcio, las civilizaciones andinas y mesoamericanas, la filosofía clásica en China y la India, el mundo griego-helénico, Roma y su evolución política, el imperio bizantino con la evolución del cristianismo en cristiandad, el mundo islámico, etcétera. En este primer bloque Dussel muestra la falsedad de la construcción helenocéntrica, el carácter periférico y atrasado de Occidente después de la caída del imperio romano, y resalta el desarrollo y poder económico de China en comparación con el resto del mundo conocido. Aunque este capítulo resulta remanente interesante y de raigal importancia por las argumentaciones consistentes que descalifican las historias universales y filosóficas oficiales, no está exento de afirmaciones un tanto absolutas o no totalmente válidas. Tal es, por ejemplo, la calificación del carácter milenario del Estado egipcio, postura sostenida años atrás por Samir 147 Amin y descalificada de manera argumentada y sólida por Ricaurte Soler, al mostrar las diferencias entre el Estado de los faraones y el Estado nacional moderno en Egipto. El segundo capítulo se inicia por donde concluye el primero, vale decir por la importancia de China, para pasar después al Imperio otomano, la significación de Venecia y el Renacimiento italiano con el significado político de la obra de Maquiavelo. Todo ello conforma el contexto de la política en la modernidad temprana. Esta definición resulta novedosa y de singular significado, pues Dussel establece un criterio histórico y evolutivo en torno al concepto de modernidad. Vale decir que para el filósofo argentino la modernidad tiene al menos dos etapas que él llamará modernidad temprana y modernidad madura. Es este concepto el que le sirve de pauta para nombrar ese segundo capítulo como «Localización del lugar crítico-político de la modernidad temprana (desde 1492)». Así tenemos un parágrafo dedicado a la primera modernidad temprana que comprende la cristiandad hispanoamericana de 1492 hasta 1630. La defensa de que la modernidad nace con el «descubrimiento» y el análisis de los discursos de Sepúlveda, Vitoria, Suárez y sobre todo Las Casas como primer antidiscurso filosófico de la modernidad resultan de inestimable valor conceptual en este proceso de construcción del relato histórico sobre nuevas bases. Esta visión es continuada en el parágrafo siete dedicado a la otra primera modernidad temprana con la cristiandad lusitana ante la alteridad del esclavo africano donde son recogidas las visiones sobre la esclavitud del esclavo africano y las primeras críticas a la misma. Cierra este capítulo el parágrafo ocho dedicado a la segunda modernidad temprana, ubicada en el norte de Europa. El análisis crítico de las concepciones filosófico políticas de Hobbes, Spinoza y Locke resultan de sumo interés. El tercero y último capítulo es «El discurso político en la modernidad madura», y se inicia con el análisis de esta modernidad madura en el Reino Unido y Francia y la conformación de la nueva estructura geopolítica mundial. Esta parte es la más extensa y compleja del texto. Su dificultad descansa no solo en el trata- 148 miento filosófico-político de pensadores como Hume, Smith, Rousseau, y toda la filosofía clásica alemana, sino también y sobre todo en el análisis axiológico hermenéutico del discurso político, en especial el populista en la Argentina y otras naciones de la América Latina como Brasil y México. Central en esta tercera parte es la historia política de la América Latina que el autor divide en diferentes períodos o etapas. Así, recorre de manera panorámica con hechos histórico-políticos, procesos revolucionarios, movimientos insurreccionales y pensadores y personalidades destacadas, la historia colonial y neocolonial de nuestra América hasta llegar a lo que llama el giro descolonizador desde el pueblo y hacia la segunda emancipación. La breve exploración de los pensadores que considera como precursores lo lleva a incluir a José Martí. Lamentablemente le dedica solo unas líneas a un pensador que siempre se mostró opuesto a la fórmula civilización frente a barbarie, tan del gusto del pensamiento endocolonialista decimonónico, por considerarla como errónea en la construcción de nuestras naciones. La afirmación de que Martí tuvo claridad en lo que nos venía del Norte, propiamente de los Estados Unidos, pero que no tuvo conciencia de lo que el capitalismo significaba al no estar suficientemente al tanto de la obra de Marx es un tanto absoluta y no se ajusta por completo al conocimiento que nuestro Apóstol tuvo del socialismo y la obra de Marx. Los epígrafes finales están dedicados a los procesos revolucionarios que han tenido lugar a partir de 1959 y se inician con la Revolución Cubana. De sumo interés resultan las valoraciones que hace de ella, así como del pensamiento de Fidel Castro y Ernesto Guevara como paradigma de ruptura con el pensamiento colonizador. La visión es panorámica y preliminar, tal como el autor declara desde el inicio de la obra. A continuación se detiene en un breve estudio del proceso chileno de Salvador Allende, para pasar a la revolución sandinista en Nicaragua y concluye con lo que él llama la revolución zapatista. Aunque a lo largo del texto se hace mención de los nuevos procesos es de lamentar que no aparezca una mayor información sobre la re- c JORGE LUIS ACANDA GONZÁLEZ Cuando la derecha lee a Gramsci* E l tema del fundamentalismo religioso ha sido colocado en los últimos años en el centro de la atención de la opinión pública mundial. Pero, por la forma en que se presenta por los medios de difusión masiva, parece como un problema confinado a los límites del mundo musulmán, donde personajes barbados y con turbantes se confabulan para cometer siniestros atentados. Pero el fanatismo y el fundamentalismo religiosos se dan también, y con mucha fuerza, en el centro del «mundo occidental». Y más de uno quedaría sorprendido con la constatación de que precisamente en los Estados Unidos de América se está viviendo el más fuerte ataque contra lo que han sido dos característi- * Susan George: El pensamiento secuestrado. Cómo la derecha laica y la religiosa se han apoderado de Estados Unidos, Barcelona, Icaria editorial, s.a., 2007. cas distintivas de la modernidad: el carácter laico del Estado y el predominio de la racionalidad científica. Si se tiene en cuenta el desorbitante poderío militar de este país, resulta fácil comprender que los bien rasurados y elegantes representantes de la derecha fundamentalista yanqui (quienes dirigen este ataque) representan para la humanidad un peligro mucho mayor que los tan publicitados ayatollahs. Pero poco es lo que conoce el público al respecto. Aquí es donde encuentro una de las dos grandes sorpresas que, como lector, me produjo el libro de Susan George El pensamiento secuestrado. Cómo la derecha laica y religiosa se ha apoderado de Estados Unidos, publicada en español en 2007, 1 y que quedó como finalista en la convocatoria de 2008 del concurso por el Premio Libertador al Pensamiento Crítico. En Cuba han aparecido anteriormente dos libros de esta autora,2 cuya trayectoria personal y profesional es en sí misma remarcable. Nacida en los Estados Unidos en un entorno económico acomodado, concluyó sus estudios universitarios en su país con una doble licenciatura en francés y en ciencias políticas, y después se licenció en filosofía en La Sorbona. Fue en Francia donde obtuvo un doctorado con una tesis que versó sobre la transferencia forzada del sistema alimentario norteamericano al resto del mundo. Como ella misma confiesa, una preocupación la ha guiado desde el inicio de su carrera intelectual: comprender y describir cómo se despliega el poder. La expansión de la agenda neoliberal a través de eso que ha dado en llamarse globalización, 1 Apareció en inglés ese mismo año con el título Culture in Chains: How the Secular and Religious Right Captured America. 2 Me refiero al Informe Lugano (La Habana, Editorial de Ciencias Sociales/Barcelona, Icaria editorial, s.a., 2002) y a Otro mundo es posible si... (Editorial Nuevo Milenio, 2006). Revista Casa de las Américas No. 253 octubre-diciembre/2008 pp. 149-151 volución bolivariana en Venezuela, o los procesos que tienen lugar en estos momentos en Bolivia, Brasil, Ecuador y en la propia Argentina. Las conclusiones del texto están en función de ampliar y explicitar lo planteado en el prólogo, insistiendo en el necesario giro descolonizador que debe experimentar la filosofía política. Podemos afirmar entonces que Política de la liberación. Historia mundial y crítica, de Enrique Dussel, es un texto imprescindible para un replanteo inteligente, antihegemónico y anticolonial de la política, la filosofía y la historia de nuestros pueblos. 149 150 ha traído dramáticas consecuencias humanas y ecológicas. Pero no solo para los países empobrecidos y dependientes del Tercer Mundo, sino también para la mayoría de los habitantes de las naciones ricas. Sobre todo en los Estados Unidos. Basta con citar un dato: en los ocho años de gobierno de Ronald Reagan, el 1% de las familias de esa nación (las más ricas) duplicaron sus ingresos, mientras que el 80% restante los vio disminuir. El panorama durante la administración de George W. Bush ha sido incluso peor. No solo se han profundizado más aún las flagrantes desigualdades, sumiendo a un número mayor de ciudadanos en una situación desesperante, sino que se ha logrado que el electorado no reaccione con furia contra una política basada en el engaño sistemático, que ha embarcado al país en una guerra interminable y ha coartado significativamente las libertades públicas y personales. Susan George se pregunta: ¿cómo han bastado solo unas décadas para que los ideales de libertad, que alimentaron el surgimiento mismo de esa nación, se hayan perdido? En muchos lugares del mundo se cree que esa situación de borreguil sojuzgamiento del pueblo estadunidense cesará cuando en noviembre de 2008 se elija a un nuevo presidente.3 Pero la autora disiente de ese criterio. Y escribió este libro para demostrar cómo la elite en el poder en los Estados Unidos ha llevado a cabo un esfuerzo consciente, a largo plazo y con un alto grado de eficiencia para crear y propagar un sistema de creencias entre las personas corrientes que le permita mantener su dominio. Se ha desplegado una verdadera ofensiva cultural que se ha empeñado no solo en la conquista del cine, los periódicos, la radio y la televisión, sino también del sistema educativo y de los tribunales, e incluso de las iglesias y la religión. Y ha obtenido sus objetivos en un alto grado. La utilización del campo religioso como soporte de políticas reaccionarias ha sido algo corriente en muchas partes del mundo desde que surgió la humanidad, pero constituye algo novedoso en los Estados Unidos, y sorprendente, si se tiene en cuenta la historia de ese país. Las Trece Colonias originales fueron fundadas por personas que venían hacia este lado del Atlántico huyendo de la intolerancia en cuestiones de fe y precisamente con el propósito de instaurar un tipo de sociedad inconcebible por entonces en la vieja Europa, y signada por procesos tales como la libertad religiosa, la separación entre la Iglesia y el Estado, el carácter laico de la educación, la autonomía de la investigación científica, etcétera. Aterran entonces (por las consecuencias mundiales que esto puede tener, habida cuenta del poderío de esa nación) los datos aportados por Susan George, y que demuestran cómo el fundamentalismo cristiano de ultraderecha ha sido convertido por esa élite dominante en el elemento que condiciona no solo el ámbito político en los Estados Unidos, sino también la composición del sistema jurídico y las leyes, los planes de estudio en escuelas y universidades, e incluso el desarrollo de las investigaciones científicas. Pero todavía queda una segunda tesis en este libro que considero sorprendente: Susan George demuestra, con numerosos datos, que los círculos dominantes en los Estados Unidos comprendieron que la batalla decisiva por el poder no es la que se libra por la posesión y control de los aparatos públicos represivos (poder ejecutivo y legislativo, ejército, política, prisiones, sistema impositivo) sino la que se empeña día a día en el campo de la cultura en su acepción más amplia. En la tarea de construir un «sentido común» interiorizado y compartido por la mayoría de las personas. El título del primer capítulo de este libro es significativo: «Fabricar sentido común, o hegemonía cultural para principiantes». ¿Suena todo esto a Gramsci? ¡Precisamente! Y la autora nos lo dice con toda claridad: «La derecha estadounidense ha realizado [...] precisamente esta ofensiva “gramsciana”».4 Ha ocurrido en la historia, con más frecuencia de la debida, que algunas producciones teóricas revolucionarias han sido mejor entendidas y utilizadas por la burguesía que por las direcciones de los movimientos liberadores. No sé si con conocimiento o no de la obra del líder comunista italiano, 3 Redacto estas líneas en septiembre de 2008. 4 Véase p. 110 de la obra reseñada. c 5 Véase p. 110 de la obra reseñada. FABIÁN ESCALANTE FONT Enciclopedia sobre la guerra* M ercenarios, guerreros del imperio descarna la realidad de los «ejércitos privados y el negocio de la guerra». La singularidad del asunto incita al debate. Su autor, el escritor argentino Daniel Pereyra, viene asumiendo el tema desde hace algunos años, con sus mordaces artículos publicados en el sitio web Rebelión, el periódico Diagonal y la revista española Viento Sur, donde sin ambages ha señalado el aumento del militarismo, la privatización de las guerras, el crecimiento de las corporaciones militares privadas y el enriquecimiento que propicia el negocio de los ejércitos privados, controlados mayormente por ex altos oficiales de las Fuerzas Armadas estadunidenses. Tras la publicación de Traslado de la crisis estructural del Estado, Del Moncada a Chiapas, historia de la lucha armada en América Latina, El Caso Pinochet y la impunidad en América Latina y Argentina rebelde. Crónicas y enseñanzas de las revuelta social, nos entrega ahora este libro, mención en el Premio Libertador al Pensamiento Crítico 2008, patrocinado por el Gobierno Bolivariano de Venezuela, que su amigo y prologuista, Roberto Montoya, califica como una «verdadera enciclopedia sobre la guerra». Escrita en la prosa breve y directa de los periodistas, la investigación realizada por Pereyra acusa rigurosidad y profundo conocimiento de la historia y la política contemporáneas, y logra enganchar al lector con descripciones objetivas y documentadas en cada una de sus afirmaciones. Gobiernos, complejos militares, carrera armamentista, militares, contratistas, políticos, * Daniel Pereyra: Mercenarios, guerreros del imperio. Los ejércitos privados y el negocio de la guerra, prólogo de Roberto Montoya, Barcelona, El Viejo Topo, 2007. Revista Casa de las Américas No. 253 octubre-diciembre/2008 pp. 151-153 pero la nueva derecha yanqui ha desarrollado (y continúa desarrollando) una ofensiva cultural en toda la línea para construir y mantener su hegemonía ideológica y manipular las mentes de las personas. Y para ello han promocionado a todo un conjunto de intelectuales orgánicos a sus intereses (dirigentes políticos, pastores religiosos, científicos, figuras de los mass media, periodistas, entre otros) y también de instituciones que, dotadas de mucho dinero, han promovido todo aquello que consolide esta hegemonía. La infiltración de la derecha en la cultura norteamericana ha sido tan fuerte que, en opinión de la autora, ya no importa qué partido ocupe la Casa Blanca. Susan George ha sabido utilizar la teoría gramsciana sobre la hegemonía para develar los resortes fundamentales que garantizan el poder de la Nueva Derecha estadunidense. De aquí que este libro, además de interesante y de fácil lectura, sea de agradecer por el análisis que realiza. Como también creo que debemos agradecer y reflexionar a profundidad una afirmación que coloca al principio del mismo: «No existe ningún proyecto alternativo crítico y creíble en la izquierda...».5 No es repitiendo viejas consignas, ni aferrándose a certezas falsas, como logrará el movimiento progresista construir una contrahegemonía liberadora. De la lectura de El pensamiento secuestrado... no extraeremos un compendio de recetas de cómo hacerlo. Pero esta obra al menos nos proporciona senderos para buscar. Y ya eso es suficiente. 151 mercenarios, fundidos en un solo negocio, el de la guerra global, aparecen delineados certeramente. De la mano del escritor observamos cómo el uso de mercenarios, tanto en África (en las antiguas colonias portuguesas, inglesas, francesas o belgas) como en la América Latina, fue haciéndose más cotidiano a partir de la Segunda Guerra Mundial. Quizá el más divulgado sea el de Cuba, el de Playa Girón, adonde en abril de 1961 llegaron en legión aquellos a quienes Fidel calificara como «criminales de guerra que se habían ido para los Estados Unidos, porque los oficiales y los principales jefes eran casi todos soldados del ejército de Batista, oficiales del ejército de Batista y muchos hijos de terratenientes». Menos publicitado es el caso de Nicaragua, donde militares argentinos eran utilizados como fuerza legionaria, dispuestos a hacer el trabajo sucio que la CIA se veía impedida de realizar tras las medidas de limitación que les impuso el gobierno de James Carter. En aquel contexto, mercenarios de origen norteamericano crearon el Manual de guerra sicológica, un texto encargado de entrenar en la lucha subversiva a los «paladines de la libertad» del presidente Ronald Reagan, que incluía consejos de cómo asesinar y torturar a los sandinistas. En otros países del Continente, el uso de «sicarios», «escuadrones de la muerte», «grupos paramilitares» ha escabullido la presencia de mercenarios para la ejecución de asesinatos, secuestros y torturas. Tampoco el Medio Oriente o la propia Europa escaparon a la presencia de militares para la solución de algún conflicto interno o regional. El papel de la Organización de Naciones Unidas fue generalmente pasivo o inoperante, no obstante, en 1989, considerando la gravedad del informe del Relator, estimó necesario establecer una resolución prohibiendo el empleo de mercenarios, a quienes calificó como «perros de la guerra», deseosos de aventuras peligrosas y 152 alentados por altos beneficios económicos. A tal efecto, afirmó que el reclutamiento, utilización, financiamiento o entrenamiento de mercenarios constituyen delitos... y que las personas que los cometan deben ser sometidas a juicio o ser objeto de extradición. La utilización de mercenarios en las distintas guerras, a partir de la segunda mitad del siglo XX, está ampliamente descrita, así como la definición de mercenario, y las características del trabajo que este realiza, hasta nuestros días, a pesar de las resoluciones emitidas por organismos internacionales. Guerra global Como señala Pereya, los cambios en la política geoestratégica de los Estados Unidos, a partir de 1990, condicionan una reforma en la concepción de la guerra y la entrada en un período denominado «Guerra Global Imperial». La importancia de su «traspatio» latinoamericano (bien definido desde la Doctrina Monroe hasta los Documentos de Santa Fe en la época de Reagan), así como la que se concede a la zona del Medio Oriente donde existen las mayores reservas mundiales de hidrocarburos; el interés de mantener el control en el Lejano Oriente, donde el crecimiento de China tanto en lo económico como en lo militar puede perturbar sus planes; y el «rutinario» establecimiento de bases militares norteamericanas en el continente africano, conforman la nueva geoestrategia imperialista. El concepto de Guerra Global Imperial, ampliamente desarrollado por el autor, nos muestra cómo en los albores del nuevo siglo, tras el desplome de la Unión Soviética y de su esfera de influencia, y con la excusa de la lucha contra el terrorismo a escala planetaria, los Estados Unidos destinan su poder financiero y militar para declarar una guerra permanente contra enemigos prácticamente invisibles, en casi un centenar de «oscuros rincones del mundo». Muy claramente Daniel Pereyra nos define que la privatización de la guerra y del negocio militar está en la lógica del sistema imperialista: rentabilidad-avance tecnológico. El complejo militar-industrial tiene asegura- Bélgica y sus principales contratos de trabajo, enriquecen el material. Cuba, como reconoce el propio autor, es uno de los pocos gobiernos que ha denunciado ante las Naciones Unidas, en la Comisión de Derechos Humanos, reiteradamente, la existencia de mercenarios contratados por centenares de compañías privadas de seguridad que operan en más de cien países, y participan no solo como asesores, sino directamente en actividades propias de policías, del ejército y en operaciones de combate, desobedeciendo lo estipulado por la Convención de Ginebra, de que los civiles no pueden participar en acciones militares. Agradezcamos a Daniel Pereyra, inclaudicable revolucionario, quien desde su trinchera de investigador y periodista ha desentrañado este complejo mundo de las Corporaciones Militares Privadas, de mercenarios y de guerra sucia, para presentarlo a los lectores de forma clara, inteligible, rigurosa y honesta. c JACQUELINE LAGUARDIA MARTÍNEZ Tras el terror, la esperanza D el terror a la esperanza, de Theotonio dos Santos, se torna un recorrido imprescindible por entre las tramas complejas de la economía mundial de la segunda posguerra, caracterizada por la recreación de las tesis y prácticas liberales. Auge y decadencia del neoliberalismo actúan como hilos conductores de este texto ambicioso que, además de narrarnos los procesos históricos más recientes de la dominación económica, devela con eficacia las contradicciones que lastran el ideario y la praxis neoliberales y las consecuencias * Theotonio dos Santos: Del terror a la esperanza, Caracas, Monte Ávila Editores Latinoamericana, 2007. Revista Casa de las Américas No. 253 octubre-diciembre/2008 pp. 153- 156 da su producción, y garantizada la venta. Los gastos militares mundiales no cesan de crecer y alcanzan hoy los un millón doscientos mil millones de dólares. El mayor auge de las Corporaciones Militares Privadas, se produjo cuando Dick Cheney era subsecretario de Defensa y encargó a una firma privada (subsidiaria de Halliburton, la mayor contratista del Pentágono en Iraq) un plan para privatizar servicios militares por una suma millonaria. Por cierto, Dick Cheney pasó a ser, un par de años después, director de Halliburton. El entrelazamiento entre altos funcionarios del gobierno de los Estados Unidos, como la secretaria de Estado Condolezza Rice, Donald Rumsfeld, ex secretario de Defensa, el subsecretario de Defensa Michael Wynne, y hasta el propio presidente Bush, con las principales industrias militares otorga, además de grandes beneficios personales, importantes seguridades a las corporaciones de la guerra. Secuestros, vuelos ilegales, traslados clandestinos, torturas, con la complicidad o al menos la connivencia de los servicios especiales de los Estados Unidos, Gran Bretaña, Italia, Egipto, Turquía, Suecia, Alemania, entre otros, son recogidos en boca de testimoniantes directos y de investigadores de organismos internacionales. El negocio no solo de la guerra, en su sentido de confrontación armada, sino también de las actividades de inteligencia, guerra sicológica, contrapropaganda, desinformaciones y otras similares, son también denunciadas. Ellas están situadas, por derecho propio, en el concepto de «Guerra Global Imperial», algo, por cierto, poco conocido. Los medios de difusión han resultado los instrumentos por excelencia de este nuevo «frente de combate», también denominado «guerra subversiva mediática», donde todo vale, desde la calumnia, la desinformación, la mentira, hasta la creación de estados de opiniones tendenciosos, dentro de sectores sociales determinados, que forman parte de estructuras privadas, dirigidas por ex altos oficiales de inteligencia. Un listado de las más importantes Corporaciones Militares Privadas –que pueden crear rápidamente ejércitos o entes subversivos privados de cualquier envergadura– en los Estados Unidos, Gran Bretaña, Israel, Sudáfrica, Francia Dinamarca, Holanda, Canadá y 153 desastrosas que su aplicación ha significado –en especial para los pueblos de la región latinoamericana y para Brasil, país natal del autor. Theotonio dos Santos (1936, Minas Gerais) es un académico bien conocido por sus investigaciones sobre diversos procesos económicos y políticos de la contemporaneidad. Entre estos sobresalen su contribución a la formulación general de la teoría de la dependencia, la periodización de sus diferentes fases en la historia de la acumulación capitalista y la definición de sus mecanismos reproductores, sus análisis de la economía mundial y del capitalismo a partir de la teoría de los ciclos y sus estudios sobre el ordenamiento político y económico en las sociedades latinoamericanas. Mucho de esto encontramos en Del terror a la esperanza, libro que, alejado de malogrados tecnicismos y términos enrevesados, nos acerca a temas de importancia cardinal para la comprensión de las dinámicas de la economía global y su expresión en las naciones y regiones del planeta. Desde el primer capítulo, que trata sobre el neoliberalismo como doctrina y sobre el presente y futuro de la ciencia económica –iniciación utilísima para los colegas de la profesión–, hasta el octavo y último, dedicado a reflexionar sobre el Brasil neoliberal y sus posibilidades de transformación, Dos Santos historiza la evolución de la economía, la política y las relaciones internacionales entre centro(s) y periferia(s) y devela las luchas por la hegemonía y su reconfiguración en el escenario de la globalización actual. A partir de un alto grado de aproximación analítica, el autor nos presenta una economía mundial de monopolios y oligopolios que integra a las sociedades nacionales en su reproducción ampliada. La dependencia se revela como condición necesaria de la dominación en el capitalismo global; es su otra cara en este mundo de la expansión capitalista y los procesos de internacionalización del capital que configuran una división internacional del trabajo que la fundamenta. Es así que la dependencia se expresa en y de formas varias: en los flujos que describe el comercio exterior, el movimiento internacional de capitales y las transferencias internacionales de tecnología, por solo mencionar algunas. 154 Entre los aciertos mayores del texto se destaca la crítica definitiva a la teoría, al modelo y la política neoliberales. No necesita el autor trascender visiones modernas para revelarnos inconsistencias teóricas y prácticas contradictorias, en cuya aplicación resultan evidentes tanto el «desconocimiento» del conjunto de los procesos y dinámicas económicas y sociales como las presiones ejercidas por grupos hegemónicos que no dudan en desconocer los fundamentos teóricos antes abrazados como verdades reveladas. Nos dice Dos Santos que: «[...] se trata de imponer a los fenómenos económicos leyes de movimiento, correlaciones y determinaciones resultantes de una grave ausencia de análisis histórico y de la observación científica» (244). Y antes concluía que: [e]xisten diferencias radicales entre la elaboración doctrinaria neoliberal y la práctica de los agentes políticos y económicos aparentemente seguidores de la doctrina. Todo indica que la doctrina no es más que una cobertura ideológica para una práctica sin principios, en función de intereses económicos concretos que nunca podrán ser identificados con una construcción teórico-formal que ignore totalmente la realidad histórica. [45] Más allá de irrealizables imparcialidades pretendidas, la lectura de este libro nos confirma que la economía –como cualquier ciencia, disciplina, saber– resulta atravesada, constante y de maneras múltiples y disímiles, por consideraciones y condicionantes que emergen desde lo político, campo de acción que, a su vez, se diseña e instrumenta en diálogo continuo con los intereses de la dominación económica. Sobresale además la identificación del terror y su uso desde el Estado como mecanismo de control y dominación, como constructor y legitimador de la hegemonía neoliberal. Negación engañosa que no es más que complementación esencial: la «libertad» tan reclamada por el liberalismo enfrentada a la «minimización» de ese Estado «molesto e incompetente» se traduce, extrañamente, en intervenciones mayores y más sutiles que se escudan tras el pretexto de la defensa de la «democracia» y el funcionamiento óptimo de los «mercados». Es entonces que asistimos a soluciones ¿contradictorias? como son las intervenciones del Estado para garantizar el libre mercado o las privatizaciones a manos de empresas estatales foráneas; cursos de acción que ya no sorprenden cuando entendemos, como bien identifica Dos Santos, al Estado-nación como un actor pilar de las relaciones económicas y la economía del capitalismo global. A su vez, el autor demuestra cómo el terrorismo ideológico alcanza con el neoliberalismo cotas sorpresivas, cómo se acude a su auxilio ante la pérdida de consenso de las clases dominantes. Neoliberalismo y terror, replanteo diferente de aquellos comentarios de Marilyn Mason acerca de los vínculos entre consumo y miedo en Bowling for Columbine, de Michael Moore, nexos básicos para entender la configuración de las ideologías, las manifestaciones de las conductas y la vitalidad de los esquemas de dominación y dependencia: Porque cuando ves televisión ves las noticias y te bombardean para que tengas miedo: hay inundaciones, hay sida, hay asesinatos [...]. Te ponen un anuncio: cómprate un Ford, compra Colgate, si tienes mal aliento nadie hablará contigo, si tienes granos no te tirarás a la chica. Y no es más que una campaña de miedo y consumo, y creo que esta es la base de todo este tinglado: mantener a todos con miedo [...] y que consuman. Todo es tan sencillo como eso. No lo dudes.1 Tal terrorismo ideológico nos hace temer incluso al crecimiento económico: un crecimiento económico sostenido resulta condenable pues la «lógica econó1 <http://laevidenciademarilynmanson.blogspot.com/2008/04/ marilyn-manson-entrevistado-por-michael.html>. mica» indica que el mayor crecimiento conduce a la inflación y tal recalentamiento de las economías es antesala de graves y profundas crisis. Curiosa ambivalencia: ¡es tan malo crecer como no hacerlo! Aquí el análisis de Dos Santos se torna particularmente revelador, nos habla de esas «perversiones» que nacen de las neutras formulaciones y modelos mecanicistas de la economía neoclásica: [...] ciclo de perversiones creadas por la política neoliberal: las restricciones macroeconómicas al crecimiento en las políticas monetaristas, el alza de la tasa de interés, la contención del gasto público, concomitante con el aumento del pago de interés por parte del Estado y, en consecuencia, la falta de infraestructura para asegurar el crecimiento con el encarecimiento de los insumos para la producción. [250] Resulta también muy llamativo su examen de las salidas que la doctrina neoliberal propone para cuando la realidad desdice sus predicciones. Invitamos al lector a que siga, con atención particular, las reacciones desde la política económica a la coyuntura de crecimiento sostenido de la economía norteamericana entre 1994 y 2000, incremento que se produjo en ausencia de presiones inflacionarias visibles. Otros temas centrales para los debates en ciencias sociales, prácticas políticas y acciones de resistencia y movilización sociales discutidos por el autor se corresponden con el rol de los Estados nacionales como actores económicos en las circunstancias del capitalismo globalizado, el aumento del sector terciario en la actividad económica global, la revolución científicotécnica, el cambio tecnológico y sus consecuencias en el ordenamiento social, la naturaleza y funcionamiento de organismos económicos internacionales tales como el FMI, el Banco Mundial y la OMC, las posibilidades de la integración regional, particularmente en la América Latina, y la creciente importancia de la zona asiática en la economía mundial. Para los economistas resulta de marcado interés la recuperación de la teoría de los ciclos largos de Kondratiev y la vincu- 155 lación acertada entre historia y economía; relato que reconquista para esta última su carácter de ciencia social a la vez que permite seguir la evolución neoliberal desde su nacimiento oficial en Mont-Pèlerin y a través de su lucha versus el (neo)keynesianismo, de sus triunfos como discurso oficial de la globalización en el Consenso de Wáshington, los gobiernos de Thatcher, Reagan y los Chicago boys, de su cosecha de pobreza y exclusión en la periferia gracias a la aplicación de las políticas de ajuste económico hasta su decadencia como paradigma civilizatorio. Si bien el libro se detiene en 2004, año de la publicación del original en portugués, los acontecimientos presentes no hacen sino reafirmarnos en las tesis centrales que maneja el autor: el fracaso de la ronda de negociaciones de la OMC, la crisis hipotecaria y la caída de las bolsas en los Estados Unidos son solo algunos ejemplos del ocaso del neoliberalismo. Sin embargo, decadencia no es derrota. La capacidad probada del capitalismo para renacer fortalecido hace dudar de victorias definitivas, si bien no ha de ser este motivo de resignación y desánimo. La esperanza a la que nos convoca Dos Santos parte de un análisis serio y harto fundamentado de las bases de la ciencia económica, las relaciones económicas internacionales y la economía mundial, los mecanismos (re)productores de la dominación económica y las dinámicas actuales que reconfiguran las relaciones de producción y las hegemonías globales. Del conocimiento mayor de la realidad en que vivimos dependerá nuestra capacidad de superarla, de pensarla y hacerla diferente. Y es aquí cuando este libro se nos vuelve fundamental, más allá de si compartimos o no todos los criterios y conclusiones de su autor: aventuro posiciones encontradas con respecto a la recuperación de Rusia o al desempeño viable de las instituciones que conforman el sistema de las Naciones Unidas, por solo mencionar dos. Lo más significativo y determinante será partir de la reflexión meditada, responsable y comprometida que Del terror a la esperanza nos propone para avanzar en la conquista de la libertad, la emancipación y la construcción de ese mundo otro, posible. c 156