1 Capítulo I. Del espacio………………………

Anuncio
ÍNDICE
Introducción……………………………………………………. 1
Capítulo I. Del espacio ………………………………………….. 5
1. Una revisión sobre el contexto y el espacio……………………………......6
2. Mexamérica………………………………………………………...............17
3. La aparición de las redes técnicas………………………………………….30
4. Mesoamérica Moderna…………………………………………………….50
Capítulo II. Dos discursos sobre el espacio………………………. 57
1. Un espacio, dos discursos y dos programas……………………………….57
2. Un marco de referencia común a Mahan y Martí………………………….62
3. Alfred Thayer Mahan y el poder naval……… ………………….................67
4. De carácter nacional……………………………………………………….72
5. De carácter gubernamental…………………………………………….......80
6. José Martí y Nuestra América……………………………………………..101
7. Nuestra América…………………………………………………………...109
8. Un programa martiano…………… ……………………………..................117
Capítulo
III.
Pichilingue
y Bahía
Magdalena
en
el
sistema
estadounidense …………………………………………………. 122
naval
1. La concesión de Pichilingue……………………………………………….124
2. Cambios importantes en México y Estados Unidos……………………….129
3. Las relaciones entre México y Estados Unidos……………………………133
4. Un sistema marítimo estadounidense……………………………………....135
5. Los teóricos………………………………………………………………...140
6. Los pragmáticos……………………………………………………………146
7. La carbonera……………………………………………………………….151
8. El permiso…………………………………………………………………156
9. La bandera………………………………………………………………....161
10. Baja California en 1902…………………………………………………...164
11. Bahía Magdalena…………………………………………………………..167
12. Los barcos………………………………………………………………….174
13. La prueba de fuego………………………………………………………...182
14. The Great White Fleet……………………………………………………..192
15. Una respuesta ciudadana…………………………………………………..194
CONCLUSIONES ………………………………………….......205
REFERENCIAS …………………………………………….... .221
INTRODUCCIÓN
Observar el Caribe desde el Pacífico, visualizar el Pacífico con los criterios del Caribe;
poco a poco el trabajo fue definiendo esta doble observación como una necesidad.
Además algunas preguntas acompañan esta doble observación. ¿Por qué algunas
estaciones navales permanecen en el Caribe mientras otras, algunas en el Pacífico, ya
no? ¿Qué define la presencia física de polígonos de tiro y bases navales? ¿Por qué
Guantánamo en Cuba y Vieques en Puerto Rico siguen ocupados militarmente? ¿Por
qué no hay una base naval en Bahía Magdalena?
Las posibles contestaciones nos remiten a la existencia de un sistema marítimo-naval y
su evolución. Lo que ocurra en una parte del sistema afectará a otra parte y evolucionará
según las condiciones y necesidades del sistema político del que las estructuras
marítimo-navales son subsistemas. Su organización, criterios, políticas, teorías y
doctrinas orientarán su funcionamiento y conservación. ¿Para qué sirve un sistema
naval? ¿Para qué sirve un sistema marítimo? Para entender los procesos sociales detrás
de las preguntas hay que entender la idea de sistema. Ludwig von Bertalanffy aportó
algunos criterios en la década de 1930, a partir de entender la relación entre dos o más
“objetos”, actores o estructuras, Niklas Luhmann entiende los sistemas políticos como
sistemas abiertos que se relacionan con su entorno y pueden ser subsistemas de otros,
creando sus propias condiciones de existencia y producción. Fernand Braudel visualizó
la existencia de un sistema-mundo, un sistema que es un mundo en sí mismo y ocupa la
mayor parte de los espacios. Immanuel Wallerstein retoma los criterios braudelianos
para entender el moderno sistema mundial, y su sistema interestatal, para explicar el
mundo contemporáneo y la forma jerárquica en que se articula esa economía-mundo, el
1
capitalismo, generando centros de toma de decisiones y subordinando al propio sistema
los funcionamientos estructurales. La forma de abordar los sistemas es diferente en cada
autor. La idea de sistema -mundo como fenómeno que engloba las economías, la política
y la cultura es la que orienta en lo fundamental este trabajo.
Es de nuestro interés la comprensión de la relación entre dos “sistemas”, el
estadounidense y el mexicano, a partir de la experiencia binacional, pero sin dejar de
lado la experiencia caribeña, por ser un escenario común a ambos. Para ello se han
tomado en cuenta los criterios y textos de José Luis Orozco y María Eugenia Estades
Font y lógicamente la aproximación teórica de Immanuel Wallerstein como
herramientas para la fundamentación teórica y empírica. Es desde ahí que se intenta una
aproximación a la experiencia peninsular del Territorio de la Baja California. Es
evidente la necesidad de tomar en cuenta la historia y experiencias de Guantánamo y
Vieques al ver a Pichilingue y Bahía Magdalena. Hay una historia común del Caribe y
el Pacífico, pero tienen sus diferencias. ¿Cómo entender, entonces, el sistema en ambas
partes? Eso es lo que se aborda en este trabajo para comprender el sistema que organiza
las relaciones espaciales nacionales y de los espacios marítimos. Así los tres capítulos
del texto son un esfuerzo de comprensión.
En el primer capítulo se hace una revisión sobre el contexto y el espacio, para tratar de
conceptualizar espacios en los que interactúan las fuerzas económicas de un país y
simultáneamente, la jurisdicción política de otro, creando algo así como una bisagra
entre ambos. La relación ellos ambos se va a redefinir a partir de la aparición de las
redes técnicas, que favorecerán a sus propietarios y promotores en el proceso de
apropiación del espacio e irán definiendo tanto discursos como programas en el espacio.
2
Por último, en este capítulo trata de entenderse la articulación de una región de
contigüidad y conexión, que se irá transformando en área de influencia exclusiva y de
consolidación de un sistema de comunicación y un espacio que permite desplegar
mecanismos económicos, políticos y militares que garantizan el funcionamiento del
mercado interno y la seguridad de las rutas, mercados y mercancías, bienes, personas y
servicios, salvaguarda de la economía y de su seguridad nacional. Eso implica la
ocupación del Golfo de México y el Caribe, así como la región centroamericana,
incorporándola a la economía estadounidense, generando un espacio económico
ampliado que permite desviar los efectos negativos de las crisis económicas.
En el segundo capítulo se trata de dos discursos sobre el espacio. Los dos discursos son
el resultado del mismo problema: lo que en Estados Unidos se conoció como el “fin de
la frontera”, es decir, todo el territorio ocupado a México a partir de 1848 había sido
apropiado por particulares no quedando “espacios libres”, lo que marca los límites de la
expansión interna de su economía. El segundo problema es la generación de una
sobreproducción y la necesidad de colocar las mercancías en los mercados de los países
americanos. Esta situación obligó a los políticos estadounidenses a buscar alternativas y
abandonar su política aislacionista. Es así que en el segundo capítulo se trata sobre un
espacio, dos discursos y dos programas diferentes ante la nueva etapa de crecimiento
económico generado a partir de los éxitos de la Segunda Revolución Industrial. Los
discursos son los de José Martí, delegado ante la Conferencia Internacional
Panamericana y la Conferencia Monetaria Internacional de 1889 y 1890 para buscar
mecanismos de negociación que abrieran, diplomáticamente, el área y los mercados
latinoamericanos a las mercancías y los capitales estadounidenses. Una primera área de
libre comercio en América. Por otro lado, el discurso y análisis político militar del
3
capitán Alfred Thayer Mahan, quien no ve necesidad alguna en la negociación política
de un área económica, sino que ve en la vía del desarrollo naval la resolución del
problema, generando un discurso militar, de ocupación de los espacios estratégicos.
Para el análisis de los dos discursos sobre el espacio y el programa político derivado de
éste, se analizan los textos Sea Power Upon History , (1890) de Alfred Thayer Mahan y
Nuestra América (1891) de José Martí.
Por último, se hace un recuento del proceso de transformación de Pichilingue en
estación carbonera de la Marina de Guerra de Estados Unidos y de Bahía Magdalena en
polígono de tiro. Se establece el marco de las relaciones internacionales que
favorecieron este proceso, los criterios teóricos e instrumentales, los problemas del
manejo del espacio naval estadounidense en el Distrito Sur de la Baja California y se
hacen algunas consideraciones sobre el lugar que ocupan estos dos puestos navales en el
sistema marítimo-naval estadounidense para terminar con una valoración del mismo a
partir del ejercicio de la Gran Flota Blanca, dieciséis acorazados y barcos auxiliares que
realizaron un mes de ejercicios navales en Bahía Magdalena en el marco de una gran
demostración de fuerza internacional realizada por el gobierno de Teodoro Roosevelt.
En ese escenario hay una doble prueba de fuego: la que realiza la Marina de Guerra
estadounidense y demuestra al porfiriato y a la administración local la fuerza naval con
la que cuenta el vecino del norte, por un lado y ante esta demostración, la respuesta
ciudadana en el poema de Filemón C. Piñeda, Bahía Magdalena.
Por último se intenta una reflexión final a manera de conclusiones para establecer el
lugar de Pichilingue y Bahía Magdalena en el sistema naval estadounidense y en el
conjunto de las relaciones binacionales y continentales.
4
Capítulo I El espacio
En 1867, después de la victoria juarista contra las fuerzas de intervención francesa y el
imperio de Maximiliano de Habsburgo, la bahía de Pichilingue se transformó en el lugar
donde se establecería una estación carbonera de la Marina de Guerra de los Estados
Unidos. En 1880, Bahía Magdalena dejó de tener interés sólo para la exten sión del
mercado, pasó a formar parte de los puntos de interés naval para la seguridad nacional
estadounidense en medio del auge económico como consecuencia del proceso de
reconstrucción económica posterior a la guerra civil estadounidense. Como resultado de
la victoria sobre España en 1898, durante la llamada Guerra Hispano-CubanoAmericana, los Estados Unidos se transformaron en una potencia continental, los
puertos de Pichilingue y Bahía Magdalena cobraron nuevo interés dentro del proceso de
reestructuración del sistema marítimo-naval estadounidense.
La ocupación de espacios estratégicos define una parte de la historia de los Estados
Unidos, y con la ocupación del espacio, la formulación de discursos legitimadores que
respaldan lo que podríamos llamar un programa de expansión que está presente desde su
fundación, e incluía el reclamo de los estados de la costa atlántica de una salida a la
costa pacífica1 . La ocupación de la costa pacífica es una parte fundamental de la
construcción de los Estados Unidos como potencia continental. Garantizar puestos de
seguridad para sus rutas marítimas en el Pacífico se transformó en un objetivo
estratégico. El control de los puertos del este, la construcción de una red de
1
El estado de Virginia establecía en sus carta original que su territorio se extendía hacia el oeste hasta el
océano [Pacífico], ver Howard Zinn, La otra historia de los Estados Unidos , Siete Cuentos Editorial,
Nueva York, 2001, p. 67. De igual manera las cartas coloniales de Georgia, las Carolinas, Connecticut y
Massachussets establecían que esos estados tenían el Océano Pacífico como frontera. Ver Aurora Bosch,
Historia de Estados Unidos, 1776-1945, Editorial Crítica, Barcelona, 2010, p. 45.
5
comunicaciones terrestres y marítimas hacia el oeste, son las premisas para la
construcción de una potencia continental.
En estas páginas se hará una aproximación al proceso de ocupación del espacio al oeste
de los Allegheny2 como premisa importante para la construcción de un sistema
marítimo y naval que incluye rutas terrestres, rutas fluviales, rutas marítimas y la
construcción de canales para consolidar las condiciones del mercado interno y su
conexión con los mercados contiguos y distantes. Premisas para la transformación de
Estados Unidos en una potencia continental y a la vez en la construcción de un sistema
de relaciones norteamericano.
UNA REVISIÓN SOBRE EL CONTEXTO Y EL ESPACIO
En 1898, Estados Un idos declaró la guerra a España3 , intervino y ocupó Cuba, Puerto
Rico, Guam y Filipinas. 4 Ese mismo año fueron anexadas las islas de Hawaii5 y se
formó la estructura corporativa para la compra de las acciones de la Compañía Francesa
del Canal de Panamá, iniciado por Ferdinand de Lesseps en 1888. 6 En 1899 el gobierno
2
Los Montes Allegheny son parte del Macizo de los Apalaches que se extienden paralelamente a la costa
oriental de los Estados Unidos desde la desembocadura del río San Lorenzo hasta Alabama. Gran
Enciclopedia Larousse en diez tomos, T. I, Editorial Planeta, Barcelona, 1980, p. 375 y 555.
3
Estados Unidos intervino en la guerra iniciada por el Partido Revolucionario Cubano, dirigido por José
Martí, con el pretexto de garantizar la paz en Cuba. El esfuerzo del PRC, encabezado por Martí, había
logrado reiniciar una segunda fase de su guerra de independencia. Sin embargo, las primeras operaciones
de Estados Unidos en la guerra Hispano-Cubano -Estadounidense, fueron en Filipinas, ordenadas por
Theodore Roosevelt, Secretario Adjunto de Marina. Ver Philip Foner, La Guerra Hispano-CubanoNorteamericana y el surgimiento del imperialismo yanqui, Vol. 1, Editorial de Ciencias Sociales, La
Habana, 1978.
4
Ver Juan Bosch, De Cristóbal Colón a Fidel Castro. El Caribe, frontera imperial , Editorial de Ciencias
Sociales, La Habana, 1983.
5
Scout Crawfford, hawaiian-nation.org. List mainteiner, correo electrónico 18 de agosto de 1998,
[email protected].
6
Juan Bosch, op. cit., p. 310, señala que entre los socios de la Compañía estaban John Pierpont Morgan,
financiero que heredó de su padre una fortuna ligada a la fusión bancaria e industrial después de la
especulación posterior a la guerra civil estadounidense, fundó General Electric en 1892, otro socio era
Henry Taft, hermano de William Taft, quien fue presidente de los Estados Unidos entre 1909 y 1913.
William Taft fue gobernador de Filipinas, Secretario de Guerra y fue encargado por Roosevelt para
reprimir la primera insurrección cubana de 1906 y gobernó la isla temporalmente. Otros socios eran
Nelson Cromwell, abogado, Douglas Robinson, cuñado de Theodore Roosevelt y Phillipe de Buneau
6
de los Estados Unidos notificaba al gobierno de México su interés por renovar la
estación carbonera de Pichilingue7, a la entrada de la ensenada de La Paz, capital del
Distrito Sur de la Baja California, en las aguas del Golfo de Californ ia. Ya desde 1883
la Marina de Guerra de los Estados Unidos realizaba ejercicios navales en Bahía
Magdalena, en el litoral del Pacífico del territorio peninsular. Los dos son puertos
importantes de lo que hoy es Baja California Sur.
El 3 de noviembre de 1903, el gobierno estadounidense apoyó la independencia de
Panamá para después poner bajo su soberanía la faja de tierra con acceso a las aguas del
Mar Caribe y el Océano Pacífico, en la que estaría el Canal de Panamá. El día 18 de ese
mes, quince días después de declarar la independencia, se firmó el Tratado BuneauVarilla -Hay, en virtud del cual Panamá cedió la zona del canal y renunciaba a su
soberanía.8 En 1907 el gobierno estadounidense solicitó establecer una estación
carbonera en Bahía Magdalena. En 1910 el gobierno de Porfirio Díaz puso fin a la
concesión para las prácticas de tiro de la Marina de Guerra de los Estados Unidos en esa
bahía.
Durante todo el siglo XIX los Estados Unidos había ido adquir iendo una serie de islas
en el Pacífico. La isla Howland (1857), la isla Baker (1857), las islas Aleutianas como
parte de la compra de Alaska (1867), las islas Midway (1867) y a finales del siglo XIX,
el atolón Johnston (1898), lo que se conoce como Kingman Reef. (1898), las islas
Palmira (1898), la isla Manua (1898), la isla Tutulia (1898) y las islas Wake y Samoa
Varilla, agente de la Compañía Francesa a cargo de la venta. Las acciones fueron compradas a 20% de su
valor original y la propiedad del canal costó 40 millones de dólares, el arreglo se hizo en acuerdo con
Morgan.
7
La estación carbonera de Pichilingue se estableció a partir de 1866, vid supra.
8
Juan Bosch, op. cit., p. 315.
7
(1900) 9 Hay aquí la estructuración de una red geoestratégica y tecnológica que va de lo
que hemos llamado Atlanto-Golfo-Caribe vía Canal de Panamá al Pacífico e incluye
puntos estratégicos de la Baja California a la entrada de su golfo.
Desde nuestro punto de vista surgen algunas interrogantes que tal vez valga la pena
formular. ¿Qué implicaciones podía tener este proceso? ¿Qué describe? ¿De dónde y
por qué surge el interés por ocupar islas, promover independencias y construir canales
fuera de su territorio, que terminan a fin de cuentas bajo su soberanía? ¿Cuáles son las
fuentes y los discursos que justifican estas acciones? ¿Hay detrás de esto una
formulación sobre cómo debe ser América? ¿Hay algo parecido a un diálogo
interamericano? ¿Qué discursos se generan para legitimar estas acciones?
Al conjuntar estos hechos puede pensarse que en la segunda parte del siglo XIX se
sientan las bases, al mismo tiempo, para un debate sobre América y , para el
establecimiento de un sistema continental americano, que tendrá consecuencias más allá
del siglo XX. Es difícil abordar estos asuntos en detalle. Una revisión rápida de algunos
textos nos puede mostrar que a finales del siglo XIX, en el momento en que los Estados
Unidos asume, nuevamente, una postura agresiva, que rompe de manera definitiva con
lo que se ha llamado su tendencia aislacionista, ante la presión de Japón y Alemania.
Hay dos posturas claramente defin idas en torno al debate sobre América y la
construcción de un sistema continental. Ese debate gira en torno a la existencia de dos
bloques culturales importantes y está matizado por la competencia entre aspirantes al
9
En 1884 se formó la Compañía Alemana de los Mares del Sur, Enciclopedia Larousse, T. 7, p. 814.
Alemania adquirió de España entre 1885 y 1888 las islas Marianas, Yap, Palau, las Carolinas y las islas
Marshall, lo que agudizó la lucha por el Pacífico entre Estados Unidos, Japón y Alemania, ver Francisco
Cisneros Fraile, et. al ., Historia del mundo contemporáneo. Introducción al trabajo universitario ,
Valencia, Grupo EDETANIA, 1998, p. 288.
8
control marítimo en el At lántico y el Pacífico. Entre las dos posturas, que podríamos
llamar
“continentales”,
una
plantea
el
acercamiento
entre
los
pueblos
hispanoamericanos, que tiene en Francisco de Miranda10 y Simón Bolívar11 sus
representantes. La otra, que tiene en el panamericanismo12 , en Thomas Jefferson13 y
James Monroe14 sus referentes más claros. Entre ambas esbozan dos formas distintas de
entender las relaciones espaciales y continentales.
En la segunda mitad del siglo XIX, como vemos, hay un conjunto de transformaciones
técnicas, económicas y políticas que fueron consolidándose entre 1860 y 1890,
transformando a Norteamérica en un sistema de relaciones espaciales, comerciales y
10
Francisco de Miranda, (1750-1816), venezolano, soldado del ejército español, luchó con el grado de
capitán en la guerra de independencia de Estados Unidos contra Inglaterra, promovió la independencia
hispanoamericana en Europa. Participó en la Revolución Francesa como mariscal de campo. Presidió en
París la “Junta de Diputados de México, Perú, Chile, La Plata, Venezuela y Nueva Granada” para lograr
el apoyo a la independencia , participó con Bolívar en la guerra de independencia de Venezuela. Murió en
una cárcel de España. Enciclopedia Larousse, en 10 tomos, T. 7, Editorial Planeta, Barcelona, 1980, p.
335.
11
Simón Bolívar, (1783-1830), promotor de la independencia hispanoamericana, logró la independencia
de Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia. Promovió un congreso en 1826 entre las repúblicas
hispanoamericanas. Enciclopedia Larousse, T. 2, p. 254-255. El Congreso de Panamá no logró sus
objetivos. Buscaba organizar una federación de países americanos libres.
12
El panamericanismo fue formulado originalmente por Henry Clay (1820) y desembocó en la Doctrina
Monroe (1823) y en un mecanismo de control en las relaciones continentales. Fue retomado por James
Blaine, secretario de estado de Estados Unidos, para orientar las relaciones económicas entre América
Latina y Estados Unidos en 1889 y 1890 en lo que se conoció como la Conferencia Internacional
Panamericana y la Conferencia Monetaria Internacional. Larousse, T. 8, p. 93.
13
Thomas Jefferson, (1743 -1826), Diputado por Filadelfia, redactó la declaración de independencia de
los Estados Unidos. Gobernador de Virginia, sucesor de Benjamín Franklin como embajador en París, fue
secretario de asuntos exteriores. Fundó el partido anti-federalista o Republicano. Vicepresidente de John
Adams, se opuso a éste. Presidente de los Estados Unidos (1801-1809). Compró la Luisiana a Francia
(1803), promovió la expedición de Lewis y Clark al Valle de Columbia. Reelecto en 1804, enfrentó las
consecuencias de la guerra en Europa. Promovió la anexión de Cuba a los Estados Unidos. Enciclopedia
Larousse, T. 6, p. 200.
14
James Monroe, (1758-1831), fue miembro del Congreso estadounidense, participó en la comisión que
examinó la Constitución de 1787, senador, embajador en París, gobernador de Virginia. Thomas Jefferson
le encargó negociar con Francia la compra de la Luisiana (1803), Secretario de Estados (1811) y de
Guerra (1814). Presidente de los Estados Unidos en 1816, (republicano), reelegido sin competidor en
1820. Durante su presidencia se incorporan Indiana e Illinois como estados federales. Estableció el
“compromiso de Missouri” que limitaba la esclavitud al sur del paralelo 36. Consiguió La Florida de
España (1819), reconoció la independencia de las repúblicas sudamericanas (1822).Formuló la política
que lleva su nombre en 1822, un discurso contra la intervención de la Santa Alianza para recuperar las
colonias españolas perdidas. La idea del aislacionismo de Monroe devino en política de dominio
continental. Enciclopedia Larousse, T. 7, p. 428.
9
políticas, que se consolida de forma jerárquica a partir de un núcleo industrial y agrícola
con una fachada atlántica y un primer circuito económico y centros políticos. Este
sistema llegará hasta los espacios que le sean accesibles, impulsado por sus mecanismos
económicos, tecnológicos, militares y discursivos. De esta manera se incorporará ese
espacio a la economía atlántica y a la economía mundial.
Cuando hablamos del “primer circu ito económico [estadounidense]”, nos referimos al
espacio que incluye la costa del llamado Norte estadounidense con las áreas industriales
de la Nueva Inglaterra, la región de los Grandes Lagos, y la vía de comunicación entre
ésta y el Atlántico, a través del Canal del Erie, abierto en 1827, que comunica el medio
oeste con Nueva York, y, además, las primeras regiones de expansión agrícola e
industrial, la llamada Frontera, (The Frontier ). Comunica también con los valles del río
Ohio, la vía fluvial y comercial del Mississippi, que pone en contacto sus zonas
agrícolas, el llamado Sur, a través del río Mississippi, con el Golfo de México, el Mar
Caribe y el Océano Atlántico. Este primer circuito económico y su sistema de
transportes terrestre y marítimo, son la base del desarrollo norteamericano.15 Este
núcleo agro-industrial y primer circuito económico entrarán en contacto con las
regiones y los espacios económicos canadienses y mexicanos, con la economía atlántica
y con lo que el propio Alejandro de Humbolt llamó el Mediterráneo Americano16 : el
Golfo de México y el Caribe. Una aproximación al proceso expansivo de ese primer
15
Podríamos describir este primer circuito económico estadounidense desde Nueva Inglaterra y la
fachada atlántica, Canal del Erie, región de los Grandes Lagos, los valles agrícolas al oeste de los
Apalaches y los Allegheny, el valle y la vía fluvial del Mississippi, el Golfo de México, el acceso al
Caribe, (el Canal Viejo de Bahamas), los puertos de Georgia, las Carolinas y Virginia, que, en la Bahía de
Chesapeake, pone en contacto al Sur, (que después fue Confederado), con la Nueva Inglaterra, cerrando el
circuito.
16
Ver a Jean Yves Marcha y Rafael Palma Grayeb, “Las regiones ambiguas de Veracruz: un ejercicio” en
Odile Hoffman y Fernando Salmerón, Nueve estudios sobre el espacio. Representación y formas de
apropiación , México, CIESAS-ORSTOM, 1997.
10
circuito económico, sobre lo que va a definirse como la frontera, sus efectos sobre las
áreas de contigüidad, continuidad e influencia es necesaria para entender los discursos
que justifican las acciones económicas, políticas y militares en la región, como veremos
más adelante.
Puesto así, este primer circuito económico estadounidense tiene un doble desarrollo. Por
un lado, su sistema de relaciones comerciales marítimas, que tienen como base el
sistema marítimo inglés, del que eran parte las colonias anglo-americanas y colocaron a
los Estados Unidos en la economía atlántica y en las aguas de lo que podríamos llamar
Atlanto-Golfo-Caribe o, como ya se dijo, el “Mediterráneo americano”, en busca de
tabaco, mieles, esclavos y/o contrabando (materia prima, mano de obra barata y
mercados formales e informales), pero simultáneamente, y por el desarrollo de la
primera revolución industrial, coloca los “barcos de Boston”17, como los llama Pablo L.
Martínez, en las aguas del Pacífico. Unos en busca de ballenas principalmente para la
producción de aceite, otros en busca de mercancías y productos tropicales, exóticos o
pieles de nutria marina, como fue el caso de la Northwest Company , que al terminar la
guerra anglo-norteamericana de 1812 ya tenía “pleno control sobre la pendiente del
Pacífico”. Posteriormente la Northwest Company se fusionó en 1821 con la Hudson Bay
Company18 uniendo la “pendiente del Pacífico” al Atlántico norte.
Por otro lado, las rutas terrestres, junto a las vías fluviales, consolidaron el primer
circuito económico estadounidense, como ejemplo, la carretera de Cumberland que
17
18
Pablo L. Martínez, Historia de la Alta California, Editorial Baja California Sur, 1970, p. 828.
Eric R. Wolf, Europa y la gente sin historia , México, FCE, 1987, p. 225.
11
conecta el Valle del Ohio a Baltimore en la Bahía de Chesapeake. El crecimiento de la
economía estadounidense y las condiciones del norte de la Nueva España facilitaron el
contacto de estas dos regiones desde 1805, creándose, a través del tiempo y gracias a
estas rutas terrestres 19 , una región de coincidencia binacional, en un principio con
fronteras abiertas a las mercancías estadounidenses y sin mecanismos aduanales
novohispanos20.
Después de la independencia, México no tuvo capacidad para controlar el flujo de
mercancías en este espacio, pero los grupos de comerciantes estadounidenses tenían
capacidad para colocarlas, además, a menor precio que las mercancías mexicanas. De
esta manera fue tomando forma un amplio espacio binacional donde se establecieron, al
menos, el Mercado de Santa Fe, núcleo de la zona de confluencia a la que nos
referimos, la concesión de Texas 21 y podría añadirse el establecimiento peletero de
Astoria2 2.
¿Qué tenemos entonces? Un núcleo de desarrollo industrial, un primer circuito
económico norteamericano que conecta sus vías terrestres y fluviales con un sistema de
navegación comercial que tiene su origen en el sistema marítimo colonial. El sistema
19
Las rutas terrestres principales fueron de Independence, Missouri a Santa Fe, Nuevo México,
posteriormente de Independence a Sacramento, California, de la que sale la ruta a Oregón. De Memphis,
Tennessee, via Fort Smith, Arkansas, a Santa Fe. De Omaha, Nebraska a Salt Lake City, Utah. La ruta de
Santa Fe a Los Ángeles, California. Estas rutas abrieron el camino para las rutas ferroviarias abiertas al
finalizar la década de 1860, después de la Guerra Civil estadounidense. Ver John Mitchell, “El camino al
oeste” en National Geographic en español, vol 7, nº 3, septiembre de 2000, Editorial Televisa, México, p.
34 y Esther Pobrete, “La gran aventura americana. El largo camino más allá de la frontera” en Historia y
vida, Nº 404, Año XXXIII, noviembre 2001, Grupo Godó, Barcelona, p. 43.
20
Ver Ángela Moyano Pahissa. El comercio de Santa Fe y la guerra del 47, México, SEP, 1976, p. 27.
21
En 1820 el gobierno virreinal de la Nueva España dejó entrar a los primeros estadounidenses en Texas.
Ver Ángela Moyano Pahissa, La pérdida de Texas , México, Editorial Planeta, 1991, p. 25.
22
A. Nevins, H. Steele y J. Morris, Breve Historia de los Estados Unidos , México, FCE, 1996, p. 189.
12
marítimo comunica los puertos de la fachada atlántica a la economía europea, junto a la
salida del Mississippi que da acceso al Golfo de México y al Mar Caribe. La capacidad
marítima coloca los barcos estadounidenses hasta las zonas balleneras del Pacífico y en
los mercados de lo hoy llamamos Asia -Pacífico. Tenemos además una nueva zona de
expansión que va de Texas al Mercado de Santa Fe. Es decir, el espacio económico
estadounidense se expande sobre el espacio mexicano desarrollando “nuevas formas de
organización y nuevas dimensiones de los medios de comunicación, los cuales han ido
desarrollándose desde la segunda mitad del siglo XIX.” 23
Para Mario Cerrutti, desde mediados del siglo XIX el espacio geográfico del norte de
México se transformó en “… una especie de prolongación territorial del más grande
mercado nacional creado por el capitalismo: el de los Estados Unidos”. Para Cerrutti, al
referirse a Texas:
Esa condición significó […] la posibilidad de un contacto directo con una economía que desde
1870, ingresó con plenitud en la segunda revolución industria l y constituyó -por ello- uno de los
motores de lo que se ha denominado economía atlántica.24
Lo que Cerrutti considera para Texas puede ser aplicado, incluso a toda la región en
contacto con la frontera norte de México a partir de Santa Fe, Texas y California.
Cerrutti añade que la zona de influencia del mercado de Texas, que él llama el gran
norte centro/occidental, y llegaba a Chihuahua, Durango, Zacatecas y San Luis Potosí,
23
Erich Otremba, “La evolución del espacio comercial mundial desde el punto de vista históricogeográfico” en Lecturas Universitarias 16, Antología de geografía histórica moderna y contemporánea ,
México, UNAM, 1974, p. 100.
24
Mario Cerrutti y Miguel A. González, El norte de México y Texas (1848 -1880). Comercio, capitales y
trabajadores en una economía de frontera, México, Instituto Mora, 1999, p. 13.
13
la totalidad de los estados de Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas.25 Por su parte,
Ángela Moyano incluye en el Mercado de Santa Fe a los estados de Mississippi,
Kentucky, Luisiana, Missouri, Arkansas, Texas, Coahuila, Nuevo México, Chihuahua,
Sonora, Sinaloa, Durango, Zacatecas, Río Colorado, Alta California y posteriormente,
como secuela de la expansión del mercado, la península de la Baja California. 26 A partir
de 1800 las costas californianas fueron frecuentadas por los mercantes en ruta a Hawaii
y China27 incluso la ruta hacia Alaska. 28 La Alta California entró en contacto con esta
amplia zona de desarrollo binacional a partir del propio Mercado de Santa Fe desde
1829.2 9 Toda esta región, al oeste del Mississippi, es como puede verse una amplia zona
de confluencia binacional.
El espacio fue ocupado por la expansión del desarrollo económico contiguo que incluía
el comercio por vía terrestre, el comercio marítimo a distancia y la explotación de los
mamíferos marinos, particularmente ballenas, como ya se dijo, vinculados a la
producción industrial, además de nutrias, castores y búfalos para la industria peletera.
Los nexos comerciales crearon un mercado que ocupaba mano de obra, productos
locales 30 y otros recursos naturales 31. Los puertos peninsulares del Golfo de California
cumplían, además, funciones dentro de la red de puertos de la economía informal y el
contrabando y apoyaban la actividad del comercio estadounidense a distancia en el
25
Ibid ., p. 300.
26
Ángela Moyano, El comercio de Santa Fe… passim.
Pablo L. Martínez, Historia de la Alta California…p. 282.
28
Ver Center for Study of the Pacific Northwest en The Continental Fur Trade se refiere a la explotación
de
pieles,
salmón,
madera,
mamíferos
marinos
entre
1811
y
1830,
http:/www.washington.edu/uwired/outreach/cspn/hstaa432/lesso_6/hstaa432_html
29
Ángela Moyano , El comercio de Santa Fe…p. 43.
30
Ver Dení Trejo Barajas, Espacio y economía en la península de California, 1785-1860 , La Paz,
México, UABCS, 1999, p. 54-68.
31
Ver Micheline Cariño Olvera, Historia de las relaciones hombre-naturaleza en Baja California Sur,
1500-1940, SEP-FOMES, 1996, passim.
27
14
Pacífico.32 Este es el amplio espacio, la región que tiene significado y pertinencia para
entender los procesos y contestar las preguntas, porque a partir del primer núcleo
económico de Norteamérica y su espacio de expansión, de la construcción de una región
binacional se desprenden otros procesos importantes que nos permiten entender los
discursos sobre el espacio, las visiones de esos espacios y los programas implícitos en la
racionalización y formulación de discursos sobre el espacio que tienen importancia
local, regional, continental y mundial.
Hablamos entonces de un mercado que logra ocupar un espacio geográfico con mayor
efectividad que una estructura política.33 Nos referimos a una estructura política con
dificultades para asentarse, la estructura estatal del México independiente y el espacio
mexicano que participa del Mercado de Santa Fe. ¿Cómo puede México, o sus
organizadores políticos, competir con las estructuras políticas-económicas que se
derivan del establecimiento de ese mercado, del proceso industrial del primer circuito
económico de Norteamérica y del comercio de la economía atlántica? Entonces lo que
ocurre en el espacio al que nos referimos no es más que la construcción de estructuras
del mercado regional que incorpora regiones no exploradas, sino que además las integra
a la economía nacional, según Cerrutti, más grande del mundo y a las redes de la
economía mundial a la que el mercado estadounidense está vinculado, mientras las
32
Ver Jaime Oveda y Juan Carlos Reyes Garza (coordinadores), Los puertos noroccidentales del México,
Guadalajara, El Colegio de Jalisco, Universidad de Colima, INAH, 1994, passim.
33
Gilberto Jiménez apunta con Michel Miaille y Paul Claval: “No debe confundirse poder político con
poder estatal centralizado. La historia y la antropología política demuestran que han existido espacios
sociales políticamente organizados, pero sin centralización estatal.” Gilberto Jiménez, Poder, estado y
discurso. Perspectiva sociológica y semiológica del discurso político -jurídico, México, UNAM, 1981,
nota 54, p. 57.
15
estructuras políticas y económicas de México, con sus respectivos grupos
representativos, no han logrado hacerlo. 34
Definimos un espacio. El espacio se delimita, el tiempo define el marco y la intensidad
de las acciones de los grupos humanos y éstos, a su vez, definen y transforman el
tiempo y la intensidad de los procesos humanos, sociales o económicos a partir de la
invención, utilización o neutralización de tecnologías. Las acciones de los grupos
humanos en el tiempo-espacio genera nuevas acciones, habituaciones, organizaciones,
instituciones, establecen roles, legitimaciones, ritos , cultura material y cultura espiritual,
mercados, jefes, nuevas tecnologías, jerarquizaciones, incorporaciones a nuevos
procesos, instancias políticas y administrativas, organizan fuerzas y ejercen poder.
Crean discursos. Distribuyen y difunden sus discursos que logran efectos de
reorganización, coherencia y sentido. Unen la acción al discurso, unen el discurso al
programa de acción y a las instancias de poder. Se facilita así la acción, con el discurso,
se genera información y se distribuye. El d iscurso cobra coherencia y parece sostenerse
con la acción. Se generan interpretaciones y nuevos discursos explicativos. El espacio
cobra coherencia como un todo.
34
Darcy Ribeiro concibe lo que llama incorporación histórica a la extensión o expansión de procesos
civilizatorios, a partir de movimientos de transformación interna de una sociedad activada por una
revolución tecnológica que “…coloca bajo el dominio de un centro rector” a un grupo humano [y su
espacio geográfico], haciéndolo transitar de una etapa económica y política a otra, pero con pérdida de su
autonomía, transformando a los grupos humanos en “…proveedores de fuerza de trabajo o de productos
destinados a promover la prosperidad ajena.” Latinoamérica, Cuadernos de Cultura Latinoamericana ,
Num. 6, México, UNAM, 1978, p. 20-21.
16
MEXAMÉRICA
A ese espacio, región, territorio, lo llamamos Mexamérica. Pero no con las nociones de
Luis Casagrande en su artículo The five Nations of Mexico, publicado en la revista
Focus en la primavera de 1987, como la parte de México fuertemente influ ida por la
proximidad a los Estados Unidos. Concepto que pretende caracterizar una región de
México, particularmente para lectores estadounidenses.35 De hecho esta Mexamérica de
Casagrande es parte de un México dividido en cinco regiones. La idea de Casagrande es
regionalizar y caracterizar a México, hacerlo comprensible para los lectores que
definimos antes. Nuestra idea de Mexamérica está en entender una región con las
características que define Cerrutti para Texas y Tamaulipas, pero que consideramos
existe desde los bordes de la Lu isiana a California, del Oregón al Golfo de México, pero
llegando a El Bajío e incluyendo la península de la Baja California, como ya se ha
dicho. En NAFTA and the reconfiguration of Mexican geo-economic spaces. The
“privatization of industrial policies and the challenges to the governance and social
cohesion, Isidoro Morales 36 trata a Mexamérica como un territorio transfronterizo con
una demarcación similar a la de un estado, como una franja de 210 kilómetros de ancho
en la frontera norte (3,380 kilómetros de largo) desde el corredor de Tijuana-San Diego
a las ciudades de Matamoros-Brownsville y entre esos dos polos, tres ciudades
binacionales: los dos Nogales, El Paso del Norte-Ciudad Juárez y los dos Laredos. Más
de once millones de personas habitan ese territorio (6.1 del lado de los Estados Unidos y
5.1 del lado de México) con una tasa de crecimiento anual mayor que en los dos países.
35
The
Mexican
Region
htpp://w ww.sru.edu/depts/artsci/ges/lamerican/mex02/htm.
36
Htpp://webster ver.pue.udlap.mx/morales/articulos/nafta2.tml.
Called
“Mexamerica”,
17
Pero los criterios de Morales están establecidos para analizar las peculiaridades del
TLCAN en esa región. Carlos Fuentes se refiere a Mexamérica como una nueva tierra,
un nuevo país, formado en el suroeste de los Estados Unidos por inmigrantes
mexicanos.37 Jorge Navarro Lucio se refiere a Mexamérica como la zona fronteriza y
escenario de la economía y los problemas sociales.3 8 Lester Langley se refiere a
“MexAmerica”, como una zona estadounidense de influencia mexicano-chicana.39
Como se puede ver, el concepto Mexamérica se ha utilizado desde el punto de vista de
la economía, la sociología, la antropología, la politología y el análisis geopolítico. En
esta sección del texto nuestra intención es tratar de entender ese espacio que ubicamos
al oeste del Mississippi y al norte de El Bajío, que se constituye en una región bisagra
binacional y pieza importante para el comercio atlántico y pacífico, que le da la ventaja
a los Estados Unidos de América y lanza a su economía a la búsqueda de nuevos
mercados en las regiones de contigüidad y continuidad, con ello entonces establece
condiciones para comprender los diferentes discursos y procesos que se construyen en
torno a la frontera cultural entre Estados Unidos y América Latina, entre los distintas
percepciones sobre el espacio y las relaciones continentales, en las acciones que tienden
a transformar las regiones de esa frontera cultural en espacios de influencia exclusiva
del poder marítimo y naval de los Estados Unidos que, de esa forma, garantice el
control de las rutas comerciales (terrestres y marítimas) y lo que el grupo de teóricos
estadounidenses entiende como Destino Manifiesto a través del incremento de ese
poderío naval. Intentemos una aproximación a Mexamérica.
37
The Making of MexAmerica, http://pnews.org/boards/immigratio/messages/18.htlm.
“La
Frontera:
Dos
Países
una
Nación.
Mexamérica”
http://www.planet.com.mx/macroeconomia/macro58/mexamerica.htlm.
39
Lester Langley, MexAmérica. Dos países, un futuro , México, FCE, 1994.
38
Macroeconomía,
18
Cada Estado constituye un espacio exclusivo de acción, un mercado nacional que
dominan los grupos de poder o las burguesías, y es desde allí a partir de donde ejercen
la “voluntad nacional”, es decir, su soberanía. Y como dice Héctor Cuadra, los estados
nacionales desde el siglo XVI, “se construyeron exactamente encima del cimiento del
mercado. Dicho de otra manera, a cada mercado nacional correspondió un Estado
nacional” 40 Entonces, la construcción de la soberanía y el Estado nacional pasan por la
construcción de un mercado que debe ser exclusivo de la nación, del Estado, de los
grupos económicos y sociales que “construyen” la nación.
Desde esta perspectiva tenemos, en el caso de las relaciones de México y los Estados
Unidos, la formación de dos naciones nuevas al finalizar el siglo XVIII y principios del
XIX, que están definiendo no sólo el carácter jurídico y político de sus respectivas
naciones, sino el espacio donde corresponderá ubicar el mercado exclusivo.
Podemos ver, entonces, que según Fernand Braudel:
Una economía nacional es un espacio transformado por el Estado, en razón de las necesidades e
innovaciones de la vida material, en un espacio económico coherente, unificado y cuyas
actividades pueden dirigirse juntas en una misma dirección.41
Tenemos que ésta no es la realidad de la región que capta nuestro interés con relación a
México. Mientras los Estados Unidos avanzan hacia una economía capitalista que
40
Héctor Cuadra, “Globalización”, en Memoria del Foro sobre Jornaleros Migrantes , La Paz, Baja
California Sur, México, 1997, p. 141-142.
41
Fernand Braudel, La dinámica del capitalismo, México, FCE, 1986, p. 107.
19
pugnaba por una expansión del mercado hacia las ricas regiones del Valle del Ohio, el
sur de los Grandes Lagos, las riveras del río Mississippi y por esta vía y red natural, que
drena los recursos continentales, hacia el Golfo de México. El crecimiento de la zona de
expansión entre los Apalaches y el Mississippi extiende su influencia hacia áreas de
nuevos mercados. Su avance y crecimiento consolida una región más amplia de
expansión, jurisdicción exclusiva y crecimiento económico potencial fuera de su
jurisdicción. Los espacios son ocupados y se reestructura la frontera. Pero la frontera no
deja de ser una ventaja: d istribuye el trabajo y el capital de forma jerárquica, abarata
operaciones puesto que permite la adquisición y circulación de materias primas,
mercancías y mano de obra más baratas por el artificio legal que ella misma genera en
espacios de contigüidad y continuidad de espacios y procesos.
Mientras los Estados Unidos se expandían bajo el concepto Frontera, el México
independiente pugnaba aun por darse una organización estable, concentrándose en su
“centro político”. No tiene, como ya se dijo, la capacidad suficiente para ejercer el
control completo e incontestado sobre los recursos, mercados, redes y cadenas de
mercancías, reales y potenciales, contenidos en el espacio territorial heredado de la
Nueva España. Su burguesía a penas comenzaba a construir ese mercado exclusivo y
nacional. Mientras México organizaba su “jurisdictio” antes de organizar, unificar y
centralizar su mercado nacional, los grupos de migrantes, población periférica, los
intereses de una burguesía anglosajona y sus mercados avanzaban sobre las regiones
que se construyeron en las periferias de los núcleos o regiones centrales del noroeste
mexicano y sudeste estadounidense.
20
El avance es claro, iba armado de una determinación y voluntad política que tomó los
valores puritano-protestantes, como se ha mencionado, y su secularización instrumental:
el Destino Manifiesto42 , la Doctrina Monroe 43 y el pragmatismo44. Construyó sus
personajes paradigmáticos, sus expresiones discursivas, ideológicas y políticas: Andrew
Jackson, los demócratas y su partido45. Creó su práctica política y su mito logía, la
expansión y la Frontera. Creó además, y esto es importante, su nueva regionalización y
su mercado sobre la base de las ventajas territoriales obtenidas a partir de los conflictos
internacionales que generaban un vacío en el continente, es decir, la adquisición de la
Luisiana y la conformación de la frontera, determinada por el Tratado de
Transcontinentalidad46 , donde no sólo se fijan los límites de su espacio, sino sus
42
Ver Juan A. Ortega y Medina, Destino Manifiesto. Sus razones históricas y su raíz teológica, Alianza
Editorial Mexicana, CONACULTA, México, 1972.
43
Conjunto de principios de política extranjera enumerados por James Monroe como presidente de los
Estados Unidos en su mensaje anual al Congreso el 2 de diciembre de 1823. La doctrina debía preservar
el continente americano, en revolución, contra las nuevas intervenciones colonialistas de Europa, los
aliados de España y Gran Bretaña. Según Monroe, el continente americano sería protegido de toda
intervención europea por los Estados Unidos, que además declaraba desinteresarse de los asuntos
europeos, base de la política “aislacionista”. Esta doctrina vino a transformarse en política de dominio del
continente cuando Richard Olney, Secretario de Estado bajo Grover Cleveland, en nombre de la soberanía
de hecho de Estados Unidos sobre el continente buscó establecer control sobre América Latina. La
Doctrina Monroe sufrió cambios importantes al entrar en contacto con la realidad internacional. Ver
Enciclopedia Larousse, T. 7, p. 428.
44
Filosofía de la significación y de la definición de la verdad, basada en la consecuencia de las ideas.
Coinciden sus representantes en considerar la utilidad como criterio de la verdad. Va encaminada a la
acción, su verdad se determina en el uso que hacemos de las cosas. Enfatiza en el operar, la obtención de
resultados, el consentimiento social como valor útil para obtener una certeza práctica. Ver Larousse,T. 8,
p. 653.
45
Mientras que en el mandato de Andrew Jackson se consolida la economía con una amplia expansión y
exploración geográfica, México tuvo los gobiernos de Guadalupe Victoria, Vicente Guerrero, José María
Bocanegra, el triunvirato Vélez-Alamán-Quintanar, el primer gobierno de Anastasio Bustamante, el de
Melchor Múzquiz, el de Manuel Pedraza, Valentín Gómez Farías, que culmina con el periodo dominado
por Antonio López de Santa Anna, intercalado con los gobiernos de Gómez Farías, Miguel Barragán, José
Justo Corro, Bustamante y Nicolás Bravo. Ver Enciclopedia de México, t. 6, p. 3354-3358, México, 1996.
46
El Tratado de Transcontinentalidad o de Adams -Onís, tiene como antecedente el debilitamiento de
España frente a Francia con relación a la Luisiana, devuelta a ese país en 1800 en virtud del tratado de
secreto de San Ildefonso, los acuerdos de ese tratado fueron violados por Napoleón Bonaparte, quien la
vendió a los Estados Unidos sin que se aclararan las fronteras en la venta. De ahí surgió la reclamación
estadounidense sobre Texas, como parte de la Luisiana. La invasión napoleónica a España provocó el
aceleramiento de los movimientos de independencia de América y el avance de los Estados Unidos sobre
la Florida y los territorios españoles. En España las Cortes de Cádiz, que sustituyeron a la monarquía tras
la invasión y el gobierno napoleónico de España y la monarquía restaurada, todos, apoyaron a Luis de
Onís como representante de España en Estados Unidos. Onís sostuvo una lucha diplomática frente a John
Quince Adams para mantener la frontera novohispana en el río Sabinas y no el Grande o Bravo. En 1818
Jackson invadió la Florida Oriental, que fue vendida a cambio del reconocimiento de una frontera
21
objetivos: los nuevos límites territoriales y el acceso al Pacífico. A partir de este punto,
consolidan la regionalización de su mercado, lo que podríamos llamar Región
Económica San Luis -Santa Fe-San Francisco (Missouri-Nuevo México-California). A
eso es a lo que llamamos Mexamérica.
Es a partir de esta región económica intermedia entre los estados mexicano y
estadounidense, en un mercado libre y con restricciones mínimas, en que va a darse una
lucha –en una región en disputa- económica, política por la construcción del
“jurisdictio” donde la lógica del mercado, de los mercados locales, de los grupos locales
y sus élites, de la construcción misma de la región económica, irán marcando la pauta
de la práctica real. Las limitaciones reales de los aparatos burocráticos estatales, del
flujo de mercancías y personas determinará las fortalezas y debilidades. Las burguesías
y/o las élites y sus alianzas darán forma, en sus prácticas políticas, económicas y
discursos, a la consolidación de una regionalización donde la exclusividad del espacio
geográfico para el uso de unos grupos económicos determina las decisiones políticas en
función de los centros económicos que atraen la región económica y la transforman en
su periferia. Por ello, la anexan a su mercado, la organizan y la unifican legalme nte.
La construcción de esa regionalización, y por tanto de esta periferia económica,
establece el diferendo entre voluntades políticas y la capacidad económica, jurídica y
definida. Ésta es la base del Tratado de Transcontinentalidad o de Adams-Onís que “fijó la frontera en la
desembocadura del río Sabinas, siguiendo el curso hasta el paralelo 32, de ahí en la línea recta hasta el
paralelo 42, que serviría de frontera hasta el Pacífico”. Estados Unidos obtenía salida al Pacífico, así,
establecieron la norma de tomar territorios por la fuerza y después simular un pago. Sólo se ratificó el
tratado hasta 1821. Los datos son de Josefina Zoraida Vázquez y Lorenzo Meyer, México frente a los
Estados Unidos, (Un ensayo histórico, 1776-1993), México, FCE, tercera edición, primera reimpresión,
1995, p. 21-22.
22
del ejercicio de la soberanía. Eso se definió a partir del Tratado Adams-Onís, en la
ocupación de Texas, a partir de la guerra de 1836, y la confrontación militar de los dos
estados por el uso exclusivo de los recursos naturales y el mercado, en la guerra de
1846, que desarticuló el estado y el territorio heredado de España, se creó una nueva
correlación de fuerzas norteamericanas, restringiendo el espacio de “lo nacional”,
reordenando las relaciones continentales y estableciendo claramente una jerarquización,
la jurisdicción y los límites de las soberanías. Esto define una dinámica binacional, un
discurso con su correspondiente aparato teórico, sus ideólogos y sus estructuras
militares. En otras palabras, las bases para la expansión al Pacífico (no sólo el acceso) y
la extensión de su frontera sur, los ojos puestos en los recursos mexicanos y la
construcción de un sistema comercial eficiente que con el oro de la California acercará
tanto al este como al oeste estadounidense al espacio del sur de México, el Caribe y
Centroamérica con las vías de una nueva ruta comercial, es decir, la construcción de una
periferia 47 sujeta a expansión y, con ello, una jerarquización continental. En otras
palabras, incorporar espacio, extender redes y su jerarquización permite ejercer el poder
sin limitación, con acceso a nuevos recursos. Permite controlar el espacio a través de
esas jerarquías y redes, permite aplicar las tecnologías que aceleran la circulación de
mercancías, bienes y servicios en el espacio, ahora incorporado.
47
Cuando hablamos de periferia nos referimos a la forma de jerarquizar el espacio en la teoría de la
economía -mundo capitalista elaborada en principio por Fernand Braudel y retomada por Immanuel
Wallerstein. Allí se establece que la economía -mundo capitalista “es un sistema que incluye una
desigualdad jerárquica de distribución basada en la concentración de ciertos tipos de producción en
ciertas zonas limitadas”. Ver Immanuel Wallerstein, Después del liberalismo, Siglo XXI Editores,
México, 1996, p. 29. En este esquema, el centro del sistema -mundo concentra altos salarios, innovación
tecnológica, formas sofisticadas de explotación del trabajo, mayores niveles de riqueza, es la base de la
existencia del Estado más fuerte y hegemónico del sistema. La periferia tiene, por el contrario, bajos
niveles salariales, escaso desarrollo tecnológico propio, sus formas de explotación del trabajo no son
sofisticadas, hay mayor pobreza y faltan bienes. Son el espacio de Estados débiles, subordinados,
intermediarios de las decisiones del centro, con bajo desarrollo social y dificultad para el desarrollo o
afirmación cultural autónoma e independiente. Ver Carlos Antonio Aguirre Rojas, Immanuel Wallerstien.
Crítica del sistema-mundo capitalista . Ediciones Era, México, 2003, p. 44-45.
23
Así, en términos hipotéticos podemos plantear, incluso, una subregión económica de las
Tres Californias dentro de Mexamérica, favorecida por las guerras de la década de 1860
para abastecer el mercado que tiene como ciudad central a San Francisco y en la que
puede incluirse el Mar de Cortés. El Mar de Cortés se vuelve espacio geográfico de los
intercambios, circulación de hombres y mercancías. Zona de vida económica con menor
vigilancia de un aparato estatal, posiblemente (y salvando las distancias) comparable
con el Mar Med iterráneo, con su sistema de costas, disposición de recursos naturales,
islas, ríos, puertos naturales puertos de altura y cabotaje.48
La situación posterior a 1848 en Méxamérica separa a California de México y parece
separarla de los Estados Unidos durante la Guerra Civil (1861-1865). La Guerra de los
Tres Años o de Reforma (1858-1861) y la Intervención Francesa (1862 -1867) separan a
la península de la Baja California del macizo continental, creando condiciones, desde
nuestro punto de vista, para la construcción de una región económica de las Tres
Californias. Los intereses de San Francisco tienen acceso al Mar de Cortés, el occidente
de México y Centroamérica. El lapso de 1850 a 1868 otorga un tiempo de gracia,
organización y acumulación para un comercio con un mínimo de restricciones. La
región será sometida a las presiones previas que acompañan a la guerra civil
estadounidense, como es el caso del filibusterismo, tanto en la región del Mar de Cortés
como en Nicaragua49 , o el uso de la zona de Tamaulipas y sus puertos, ya en la guerra,
como zona confederada.50 Necesitará, además, las rutas establecidas para conectar y
48
Ver Jaime Olveda y Juan Carlos Reyes Garza, (coord.) Los puertos noroccidentales de México , El
Colegio de Jalisco, México, 1994. Esto coloca a México dentro del Mediterráneo americano definido por
Humbolt, pero con su propio “Mediterráneo interior” en el Golfo de California, con dos mares
mediterráneos.
49
Ver Juan Bosch, De Cristóbal Colón a Fidel Castro …, p. 278 -289.
50
Ver Mario Cerrutti, op. cit.
24
abastecer el tráfico de las costa este y la costa oeste de manera rápida y eficiente con o
sin guerra.
Los grupos que ocupan Mexamérica, organizan la nueva distribución del trabajo
regional, binacional e internacional. La periodización de Mexamérica, simultáneamente,
permite ver las pugnas Norte-Sur estadounidense por el dominio de la región económica
mexamericana en la Guerra Civil o de Secesión de 1861-1865, hasta que ésta es
hegemonizada principalmente por el capital industrial, con el Norte y los soldados de la
Unión como vencedores. Entonces es que puede insertarse en lo que se conoce como la
Segunda Revolución Industrial, a partir de recursos materiales, técnicos y mercados. La
transcontinentalización estadounidense, es decir la conexión a través de una red
ferroviaria nacional, permite de igual forma, construir un gran mercado nacional
integrado sobre la base de grandes corporaciones que generan una gran capacidad
industrial y productiva. Las rutas ferroviarias unificadas en 1869 logran esa integración
de mercados e incorporan o revaloran las regiones.51 El este (el antiguo Norte-Sur
recompuesto) tiene como ciudad central a Nueva York y los puertos de Boston y Nueva
Orleáns para la distribución de sus mercancías con el acceso al Golfo de México y el
Caribe insular, centroamericano y sudamericano. A esta red se unirán los ferrocarriles
de Panamá y Honduras. La región oeste tiene como ciudad central a San Francisco y
51
La conexión de la red ferroviaria nacional ocurrió el 10 de mayo de 1869 en Promontory Point, Utah.
Es interesante añadir esta cita de Rafael Abella sobre el acontecimiento, pues nos puede ayudar a entender
la transformación del espacio, las redes, el tiempo y la transformación de la velocidad de los
acontecimientos: “Los dignatarios de la Union Pacific llegaron en una máquina UPNúm. 119. Los de la
Central Pacific en una locomotora Júpiter. La de una, distinguible por su larguísima chimenea cilíndrica,
como una gigantesca chistera. La otra, con una salida de humos en forma de tolva, a la moda de la época.
Los tirafondos destinados a unir los tramos finales fueron tres: uno de plata ofrecido por el estado de
Nevada, otro en una aleación de oro-plata, por Arizona, y el tercero, en oro macizo, ofrenda de California.
En este último, una inscripción proclamaba: Quiera Dios continuar uniendo nuestro país como este
camino de hierro une los dos grandes océanos del globo.” Después se descubrió cómo habían hecho la
hazaña, con un fraude de más de 115 millones de dólares de 1869, cuatro años después de finalizada la
guerra civil estadounidense. La conquista del Oeste , Editorial Planeta, México, 1990, p. 93-94.
25
como sus áreas de influencia la salida de Acapulco, el Mar de Cortés y los puertos del
occidente americano. Ambas regiones comerciales, del este y el oeste, describen las
rutas comerciales terrestres de Mexamérica y necesitarán un sistema marítimo eficiente,
puesto que no todas las mercancías pueden llevarse por tierra y las costas del occidente
de América tienen mercados de interés para los capitales estadounidenses que van a
incrementarse a partir de 1889 y con el proyecto del Canal de Panamá. De esta forma es
como tratamos de entender el espacio, primero en disputa y después el de la frontera
binacional. A esto nos referimos cuando hablamos de Mexamérica.
Una vez establecido el espacio mexamericano como referente, por un lado, y la
temporalidad a partir del establecimiento del Mercado de Santa Fe, por otro, podemos
ver el desarrollo del proceso histórico desde la construcción de una región, Mexamérica,
con rutas terrestres y ferrocarriles, y su consolidación con las rutas marítimas bajo el
control de los acumuladores de capital mexamericanos y estadounidenses, afianzando
las ventajas del transporte y circulación de mercancías. Ventajas que permitieron a
Estados Unidos controlar, primero, las rutas complementarias de Centroamérica,
después asegurar la nueva ruta marítima de Panamá y estar en condiciones, durante el
siglo XX, de constituirse en economía dominante sin competencia real al menos hasta el
período1968-1973.
Como se sabe, toda la circulación de mercancías necesita seguridad y eficiencia. El
sistema marítimo para la circulación de mercancías del mercado internacional necesita
un sistema naval que garantice el flujo de las rutas marítimas que incorporen el oriente y
occidente de Mexamérica al mercado nacional e internacional. Flota marítima y flota
26
naval junto a las rutas terrestres garantizan el flujo de bienes, capitales y fuerza de
trabajo a puertos y puntos de abastecimiento, estaciones de reparación, servicios y
descanso. Un sistema naval militar, garantiza el desarrollo comercial, apoya la industria
y la economía nacional ante la crisis de sobreproducción, garantiza la libre circulación y
el comercio, el predominio del mercado52 .
El sistema naval moderno estadounidense surgió a partir de la construcción del mercado
nacional transcontinental, como expresión económica, política y militar de la acelerada
transformación burguesa posterior a la segunda revolución industrial y su expansión, en
condiciones de ocupar, ahora, nuevos mercados transnacionales a partir de nuevos
factores: potencia marítima, capacidad industrial, comercial, financiera, capacidad para
enviar y recibir mensajes, es decir, información; capacidad para transportar con
seguridad las mercancías y ocupar nuevas periferias con grandes corporaciones
monopólicas. 53 Para eso fue necesario, también, dominar las rutas marítimas atlánticas,
52
Ver Jorge Terzago Cuadros, Alfred Thayer Mahan (1840-1914) Contraalmirante U.S. Navy, su
contribución como historiador, estratega y geopolítico, Diplomado de Relaciones Internacionales,
Universidad
de
Viña
del
Mar,
Chile,
28
de
octubre
de
2005,
p.
6-7,
http://www.uvm.cl/sitio_iri/monografias/ALFRED%20THAYER%20MAHAN%20JORGE%20
Terzago.pdf. “Poder Marítimo es la capacidad de crear, desarrollar, explotar y defender los intereses
marítimos de un país tanto en la paz como en conflicto. En síntesis, consiste en la facultad que tiene un
Estado para usar el mar en su beneficio. El poder marítimo está integrado por dos elementos de distinta
naturaleza pero complementarios. Los intereses marítimos, los cuales le otorgan la sustancia y el poder
naval que los defiende.”
53
Desde 1818 y por los próximos cincuenta años los balleneros de Nantucket, Massachussets, en la costa
del Atlántico norte, explotaron los recursos del Pacífico con su poderosa flota ballenera y ya en 1847
habían establecido un acuerdo que implica la consolidación del sistema marítimo y naval reflejado no
sólo en la probable coordinación de acciones militares, como fue el refuerzo al destacamento a cargo del
teniente Heywood, parte del Escuadrón Naval del Pacífico, comandado por el comodoro William B.
Shubrick en San José del Cabo, el 20 de noviembre de 1847, por los barcos balleneros Magnolia y
Edgard, lo que permitió el arribo sin problemas de los barcos de guer ra Southhampton y Portsmouth. Y
en 1848 el uso del barco mercante Isabella que transportó a La Paz a 150 soldados del batallón de
Voluntarios de Nueva York al mando del capitán H. M. Naglee, para controlarla reacción del ejército
mexicano en la Baja California, sino también la colaboración para la creación de documentos
cartográficos, como el elaborado por el oceanógrafo de la Marina de Guerra de Estados Unidos, Matthew
Maury en el que a cambio de información sobre vientos y corrientes de los diarios de caza de ballena,
preparó un mapa de avistamientos de ballenas que fue publicado por el Bureau of Ordenance and
Hidrology en 1851. Ver Pablo L. Martínez, Historia de Baja California, UABCS, ISC, XI Ayuntamiento
27
ocupar tanto como pudieran el Golfo de México y tener bajo control los pasos naturales
del Caribe hacia el istmo centroamericano, es decir el Estrecho de la Florida, entre Cuba
y la Florida, el Canal Viejo de Bahamas, entre Cuba y Bahamas, el Canal de Yucatán,
entre Cuba y México, el Paso de los vientos, entre Cuba y Haití, el Canal de la Mona,
entre República Domin icana y Puerto Rico y el Canal de Anegada, entre Puerto Rico y
las Antillas Menores y controlar el paso transístmico, ya fuera a través de Tehuantepec,
lo que se negoció en el Tratado McLane-Ocampo54 , con la intervención en Baja
California y Nicaragua, ya fuera con el uso de filibusteros, como fue el caso de William
Walker o el uso de tropas y finalmente con la construcción del Canal de Panamá y la
concesión de la Zona del Canal. 55
En otras palabras, los grupos económicos organizadores del capitalismo estadounidense
tendrían que ser capaces de consolidar su economía, ocupar y organizar la región
bisagra entre Estados Unidos y México, establecer su mercado interno de forma
coherente, con sus rutas terrestres, sus áreas de expansión y disposición de recursos
naturales, mercados regionales externos y accesibles y fuentes de mano de obra barata.
Tendrían que establecer cadenas de mercancías terrestres y marítimas que le permitan
expandir su actividad económica fuera de su territorio, alcanzar las materias primas, los
mercados y regiones subtropicales y tropicales en el Caribe insular, continental y
centroamericano, construyendo, además, áreas de influencia predominante o exclusiva.
de La Paz, API de BCS, México, 2002, p.442-448 y A. B. C. Whipple, Los balleneros I. La aventura del
mar , Time-Life-Folio, Barcelona, 1996, p. 71.
54
Tratado McLane -Ocampo y Mon-Almonte en Álvaro Matute, Lecturas universitarias 12, Antología.
México en el siglo XIX. Fuentes e interpretaciones históricas , México, UNAM, 1993, P. 387-390.
55
Ver Juan Bosch, De Cristóbal Colón…
28
Para ello, estos organizadores de la economía estadounidense, desarrollaron un primer
núcleo industrial y una primera región de expansión en torno al Valle del Ohio, los
Grandes Lagos y los ríos del Valle del Mississippi. Con su primer núcleo industrial y su
primer circuito económico56, sus primeras rutas terrestres, marítimas y fluviales. Allí
convivían dos modelos económicos distintos, el primero caracterizado por una
producción industrial, agrícola y un tráfico marítimo, pesquerías y caza de ballenas,
estimulado por un importante proceso migratorio. El segundo caracterizado por una
importante producción agrícola, principalmente algodonera, destinada a la industria
textil inglesa, principalmente. La posibilidad de expandir áreas agrícolas y consolidar el
mercado interno, resolver el problema de la movilidad social y económica y expandir el
mercado se facilita con la permeabilidad de la región binacional que opera como bisagra
y que hemos llamado Mexamérica. 57
56
En la noción de circuito se conceptualiza, entre otras cosas, la noción de unidad económica y la
interdependencia de diferentes flujos, los que tienen que ver con los productos y los factores de
producción, los flujos monetarios, que tienen que ver con la circulación monetaria entre los grupos
sociales, ingresos de unos y gastos de otros. Richard Cantillon en su Ensayo sobre la naturaleza del
comercio general (1775) formuló una teoría sobre el circuito económico; dividió la sociedad en grupos
sociales y muestra cómo se distribuyen los productos del suelo en un periodo dado. Francois Quesnay
concebía la circulación de los bienes de forma similar a la circulación de la sangre. Como un circuito
económico en un cuerpo social cerrado, regido por los gastos de los propietarios del suelo que ponen en
movimiento todo el circuito. Jean Baptiste Say plantea un doble circuito compuesto por empresarios y
consumidores. Karl Marx analizó las condiciones de la constante renovación en el proceso de producción
capitalista. L. Walras combinó las ideas de Say y de Cournot haciendo aparecer a la sociedad económica
como una unidad con interdependencia entre sus componentes. Ver Enciclopedia Larousse, op. cit. T.2, p.
973. Aquí nos referimos a los flujos de productos, factores de producción y flujos monetarios que
establecen inte rdependencia en su circulación en el espacio que permiten el anclaje de los procesos
económicos principales entre las primeras áreas económicas integradas en los Estados Unidos.
57
Parte del problema en las regiones mexamericanas puede explicarse por las condiciones de producción
del algodón. “Sólo se cultiva en las regiones de climas intertropicales, con una estación seca o en las
zonas subdesérticas, mediante irrigación.” En Estados Unidos se desarrolló el llamado Cotton Belt, donde
hay condiciones climáticas adecuadas y había mano de obra abundante (Gran Enciclopedia Larousse, op .
cit., T.1, p. 312). El Cotton Belt va desde la llanuras y las bajas mesetas que bordean el Atlántico y el
Golfo de México, desde Carolina del Norte hasta la parte oriental de Texas y el sur de Oklahoma
(Larousse, t3, p. 362). El suelo se agota rápidamente y requiere de áreas de expansión agrícola, que
implican la expansión de la esclavitud más allá del Mississippi, aquí podemos localizar parte de los
problemas de los filibusteros y del conflicto que terminó en la guerra civil estadounidense de 1861 a
1865. Ese conflicto debe definir el carácter de la economía dominante y del mercado interno
estadounidense y sus áreas de influencia y/o expansión.
29
La ocupación de Mexamérica hasta el Pacífico plantea una solución y un problema.
¿Cómo comunicar el mercado interno a través de una región tan extensa, es decir, desde
el Mississippi hasta la California? ¿Cómo organizar los transportes de manera rápida y
eficiente ante el descubrimiento de los yacimientos de oro de la California recién
adquirida? ¿Cómo controlar el espacio y la riqueza que la minería representa? ¿Cómo
tener bajo control de manera rápida los mares de una nación continental? ¿Cómo operar
y competir frente a la potencia marítima y naval inglesa? ¿Cómo colocar bajo su
soberanía el Océano Pacífico, el Océano Atlántico, las aguas del Golfo de México y el
Caribe? Deberán, en medio de las transformaciones y reordenamientos que genera la
segunda revolución industrial, crear y consolidar un sistema de comunicación y
transporte que mantenga el conjunto comunicado, controlado y se adelante a cualquier
competidor, es decir, deben crear y desarrollar lo que Armand Mattelart llama redes
técnicas.
LA APARICIÓN DE LAS REDES TÉCNICAS
Las redes técnicas son herramienta y parte del contexto en el que se ocupan los espacios
y se distribuyen los discursos que dan coherencia al conjunto. Marcan las pautas y
posibilidades de la recepción de los discursos. Con las pautas, establecen posibilidades
de acciones no discursivas y del avance de los procesos de industrialización y
tecnificación. Las redes técnicas estadounidenses de la década de 1890, de la segunda
revolución industrial, no pueden compararse con las de España en ese mismo periodo,
mucho menos con las que existían en la fachada del Atlanto -Golfo-Caribe. Los
receptores potenciales de los discursos serán capaces de recibirlos y actuar
adecuadamente frente al programa que representan, en la medida en que estos se hagan
30
accesibles. Desde este punto de vista es interesante una aproximación a las redes
técnicas, herramienta y contexto de la ocupación del espacio.
Armand Mattelart se refiere a la aparición de las redes técnicas en su obra sobre la
comunicación internacional, La comunicación-mundo.58 En su texto, aborda el
problema del dominio del espacio, el surgimiento de los sistemas postales, la censura de
la correspondencia, la telegrafía, la telefonía, el surgimiento de las agencias de noticias,
asiduas usuarias de las nuevas redes de comunicación a distancia y constructoras de los
primeros géneros de la cultura de masas. Aborda también la prensa amarilla y su
utilización política, en específico, de importancia para entender la construcción del
sistema naval estadounidense, la construcción de “realidades falsas” que se hacen
verdaderas por aparecer en los medios de comunicación. Es el caso de William
Randolph Hearst, propietario del New York Journal, quien con una gran campaña de
prensa a favor de la intervención del gobierno de Estados Unidos en la guerra de
independencia de Cuba, construyó una corriente de opinión pública fuerte que facilitó al
sector belicista del gobierno estadounidense, obrar sin mayores presiones de su sociedad
y lograr una intervención legitimada, que le permitiría adquirir los espacios de control
marítimo y naval que necesitaban para transformarse en potencia y consolidar, así, la
opinión a favor de una propuesta de poder marítimo formulada por el capitán Alfred
Thayer Mahan.
58
Armand Mattelart, La comunicación-mundo. Historia de las ideas y de las estrategias , Siglo XXI
Editores, México, 1996. Ver “La aparición de las redes técnicas”, p. 25-61.
31
Mattelart aborda como parte de las redes técnicas el tema de los ferrocarriles, el
problema de la medición precisa del tiempo, de lo que se desprende el control del
trabajo humano y de los tiempos de la vida y la circulación de mercancías. Añade a su
texto datos sobre las primeras máquinas para el tratamiento de la información, con la
primera máquina para esos fines, utilizando tarjetas perforadas a partir de 1896. Por
último se refiere al surgimiento de organismos de mediación internacional como
mecanismo de expansión de las redes técnicas y control de los procesos, los espacios y
la información.
Las redes operan desde el punto de vista espacial, ocupan espacios, son funcionales,
organizan y permiten la acción de los grupos que actúan en el espacio, por lo mismo se
constituyen en parte de los procesos sociales, las redes mismas, en tanto que construyen
una trama de relaciones. Mattelart en su texto nos da una idea de ese proceso, de la
aparición de las redes técn icas, de las redes de comunicación e información, vistas
históricamente. De ahí que sea interesante asomarse, como se dijo, al menos brevemente
al proceso que se describe.
El recuento de Mattelart señala el predominio del uso militar de los avances técnicos y
de las comunicaciones, aunque hace la salvedad de que en los Estados Unidos, desde
1800 comenzaron su uso privado. Los medios de información y los avances técn icos se
usaron para organizar el Estado-nación, controlar el espacio y ordenar el flujo de
mercancías, personas y del sistema administrativo. De estas funciones surge la
necesidad de organizar la educación técnica para la construcción de puertos, carreteras,
puentes, canales y ferrocarriles. Por lo mismo se implantaron instrumentos para la
32
gestión de la economía y el control de la información demográfica. Se organizan
sistemas de pesas y medidas, se abren oficinas de control estadístico, se crea la
“aritmética política” que controla los datos estadísticos sobre las poblaciones para usos
políticos. Al mismo tiempo se construye el discurso del progreso a partir de las ferias
que regulan la calidad de los trabajos y los productos.59
Simultáneamente se establecen y unifican los servicios postales y se controla el flujo de
información. Con el servicio postal se organiza el sistema de espionaje. Los servicios
telegráficos se establecen a partir de 1837 y éstos van ligados a los servicios
ferroviarios. El telégrafo, señala Mattelart, tiene particular importancia militar. Fue un
complemento en la ocupación y colonización de Argelia (1842-1854), se usó en la
Guerra de Crimea (1854-1855) por Francia y Gran Bretaña contra los rusos. El cable
submarino durante esa guerra conectaba los mandos con Londres y París. En 1856 Gran
Bretaña eliminó el ejercicio libre del periodismo, como medida de censura y control, y
obligaba, a los periodistas a acreditarse con la autoridad militar. En 1865, al final de la
Guerra Civil estadounidense, la Western Union Company unificó la red telegráfica
estadounidense, ésta se extendió a 24,150 km. en cuatro años.60 Ya en 1872 con la
Conferencia Internacional Telegráfica se inicia la regulación de las nuevas redes
alrededor del planeta a partir de criterios de “seguridad nacional”. En 1875 la Unión
Postal estableció criterios de funcionamiento para los países europeos y sus colonias y
se regulan los precios.
59
60
Mattelart, op. cit., p. 25-28.
Ibid., p. 28-32.
33
Lo más visible en el texto de Mattelart es el contrapunteo anglo -estadounidense; desde
1838 el barco-correo transatlántico está vinculado a los intereses algodoneros angloestadounidenses. Gran Bretaña establece un transporte postal marítimo para las Antillas
y el Brasil. Los Estados Unidos, a partir de la década de 1860 inicia la consolidación de
su sistema de comunicación y transporte. Al inicio de esa década, que va a estar
marcada por la guerra civil de ese país, el telégrafo permanece en manos privadas,
mientras el sistema postal queda en manos del gobierno. En el caso francés, las
compañías de correo transatlántico fueron dominadas por las compañías ferroviarias. Se
admite que la velocidad de los procesos económicos y de los transportes modifica el
tratamiento del flujo de información. En 1888, el periódico financiero The Sugar Cane,
de Manchester decía que la navegación a vapor y el telégrafo cambiaron todo, los
procesos comerciales se hacían más complejos con más especuladores que tenían acceso
a la información de los mercados. Mattelart señala: “Con el cambio de la velocidad de
las mutaciones técnicas y el despegue de las metrópolis, aumenta la distancia entre el
mundo desarrollado y lo que, mucho más tarde, se convertirá en el tercer mundo”.61
Al sistema ferroviario y telegráfico se le suma el teléfono, que se patenta en 1876 y en
1877 inició operaciones la Bell Telephone Company . En 1885 se fundó la American
Telegraph and Telephone (ATT), casa matriz de Bell, que permanece como cuasi
monopolio hasta 1980. Entre 1870 y 1880 avanza el establecimiento
de las redes
submarinas. El periodo de 1880-1890 es también el de la telefonización de Europa. A
finales del siglo XIX en Estados Unidos había un teléfono por cada 60 personas,
superando a los demás países en cuanto al acceso a la red telefónica. La
radiocomunicación se inició en 1901. Lo que destaca de los datos de Mattelart es que
61
Ibid., p. 32-36.
34
eran las potencias marítimas las grandes usuarias de la radiocomunicación, por un lado,
y por otro los avances en la investigación científica, marítima y naval inglesa, quienes
contaban con el Canal de Suez desde 1869. 62
Con este desarrollo de las redes técnicas relacionadas a los transportes y la
comunicación, surgieron las primeras agencias de prensa y los primeros productos de la
cultura de masas. La Agencia Francesa de Prensa (AFP) se funda en 1835, la Wolff
alemana en 1849 y la inglesa Reuter en 1851. En Estados Unidos la Prensa Asociada se
fundó en 1848, en 1870 el Cartel Havas-Reuter-Wolff se repartieron el mundo. Ya desde
1850 en Estados Unidos existía una prensa diaria, barata y popular que se orientaba
hacia la cultura de masas a partir del sensacionalismo y, desde 1894, con la
comercialización y estandarización de las caricaturas de las h istorietas. Los Estados
Unidos com enzaron a distribuir sus productos culturales a través de agencias que
colocaban
artículos
de
divulgación
científica,
crucigramas
e
historietas.
Simultáneamente surgirá el cine. 63
Las agencias de prensa sentaron la pauta de la cultura de masas. Entre los factores que
conforman el proceso, estas agencias crean los acontecimientos, como es el caso de
William Randolph Hearst con relación a la guerra de independencia cubana, que sirvió,
a partir de la legitimación con esta prensa , para realizar la ocupación de Filipinas, Guam
y Puerto Rico, acelerar el proceso de anexión de Hawaii y consolidar en el poder al
62
63
Ibid., p. 36-40.
Ibid., p. 40-45.
35
grupo belicista republicano encabezado por Teodoro Roosevelt64. Los mismos que iban
a adquirir los derechos para construir el Canal de Panamá y así propiciaron la
independencia de Panamá con relación a Colombia. La guerra contra España en el
Caribe y el Pacífico fue la primera guerra filmada en la historia militar.
Por otro lado, el desarrollo de los ferrocarriles, las líneas navieras, el telégrafo y el
teléfono estuvo ligado a la United Fruit Company , fundada en 1899. La United Fruit,
creó la Tropical Radio Telegraph Company , con la que entrelazaba los enclaves de
producción entre ellos y con el mercado mundial, haciendo más eficiente el proceso
productivo y de distribución de productos.65 Pero al mismo tiempo creaba lo que se ha
dado en nombrar Repúblicas Bananeras .
El ferrocarril es uno de los elementos más importantes del establecimiento de las redes
técnicas, porque controla y regula los flujos dentro de las fronteras espaciales, determina
los tiempos de circu lación, la velocidad, conecta las regiones, establece el perfil espacial
64
Teodoro Roosevelt, (1858-1919), político estadounidense, inició sus actividades políticas como
diputado republicano en la Cámara de Representantes por el estado de Nueva York (1882-1884), director
de la Comisión del Servicio Civil (1889), jefe de la oficina de la Policía de Nueva York (1895). Influido
por las ideas de Alfred Thayer Mahan y de Burgues, ligado al grupo imperialista del senador Lodge,
reclamó para Estados Unidos la creación de bases navales en el exterior y la apertura del canal de
Panamá. Secretario Adjunto de la Marina de Guerra (1897), activó la construcción de la flota de guerra.
Al estallar la guerra contra España dimitió y organizó el primer regimiento de voluntarios de caballería,
los Rough Rider . Intervino en la batalla de la Colina de San Juan (1898) en el marco de la guerra
Hispano-Cubano-Estadounidense. Gobernador de Nueva York (1898) y vicepresidente de Estados Unidos
(1900). A la muerte del presidente McKinley accedió a la presidencia. En 1902 reglamentó el futuro de
las Filipinas. En 1903 propició la formación del estado de Panamá para asegurar el control del futuro
canal transoceánico; reforzó la marina de guerra, obligó a la flota alemana a retirarse de aguas
venezolanas (1902), resolvió a favor de Estados Unidos la delimitación de la frontera entre Canadá y
Alaska (1903). Después de su reelección formuló el Corolario Roosevelt a la Doctrina Monroe y
proclamó el derecho de Estados Unidos a mantener el orden en el hemisferio occidental, por esta
justificación intervino en República Dominicana (1905) y Cuba (1906). Esta política de intervención fue
conocida como la Política del Gran Garrote. Intervino activamente en política internacional. Intervino en
conflictos sociales y laborales y promovió la ley anti-trust. Larousse, op. cit., t. 9, p. 241.
65
Mattelart, op. cit., p. 44-45.
36
y productivo del grupo humano que domina el espacio. El ferrocarril es la expresión
técnica más clara de dominio de los grupos de poder sobre el tiempo, el espacio, las
redes y la velocidad de los procesos. Por esa misma razón, que implicaría una ventaja,
fue muy lenta la unificación de un sistema ferroviario que acercara los sistemas
ferroviarios diversos y estableciera un ancho de vía internacional.
Los sistemas ferroviarios fueron la herramienta colonial en África, donde Cecil
Rhodes6 6 consideraba que: “El tren es un instrumento de pacificación que resulta más
barato que el cañón y llega más lejos.” En la India el sistema ferroviario estaba
concebido para el control de la población y el transporte de tropas. En los casos
coloniales y de países proveedores de materias primas, los sistemas ferroviarios no
estaban concebidos para la integración nacional, sino para facilitar la salida de las
materias primas, es decir, se construye el ferrocarril como sistema de dominación.
En los Estados Unidos, los sistemas ferroviarios se usaron durante la guerra civil para el
transporte de tropas, armas y abastos. Mattelart lo considera el antepasado del tanque de
guerra. El sistema ferroviario estadounidense se unificó sólo después de la guerra civil,
en el periodo llamado reconstrucción, pero fue hasta 1887 en que se regularon las leyes
66
Cecil Rhodes, (1853-1902), Financiero y colonialista británico. Se instaló en la colonia de El Cabo en
1870, en pocos años hizo una gran fortuna en la explotación de diamantes. En 1880 fundó la De Beers
Mining Company con la que consiguió el monopolio mundial de los diamantes. Durante la década de
1880 adquirió fuertes intereses en la minas de oro de Transvaal y financió la línea férrea de Kimberly. En
1889 fundó la British South Africa Chartered Company con la que obtuvo la concesión para colonizar lo
que después fueron, Rhodesia del Norte y Rhodesia del Sur, hoy Zambia y Zimbabwe. En 1890 fue
designado primer ministro de la colonia de El Cabo, e intentó la formación de una federación o unión
sudafricana bajo el control de Gran Bretaña. Fracasó y dimitió en 1896. Posteriormente se dedicó a hacer
expandir sus compañías, tomó parte en la Guerra Anglo -Bóer. Larousse, op. cit . t. 9, p. 114.
37
ferroviarias estadounidenses para facilitar el proceso industrializador. Ya en 1895
Estados Unidos aventajaba a Europa en la disposición de kilómetros de vía.67
La construcción de sistemas ferroviarios y los sistemas marítimo y naval representarían
la construcción de una red de ordenamiento y dominio del espacio no sólo fronterizo,
sino de los flujos a distancia de mercancías, personas y servicios. A esto sumemos el
control del tiempo, es decir la medición del tiempo para el control de los procesos del
trabajo. Controlar los horarios de la producción y el flujo de las mercancías. Esto
implica, a su vez, el control de la vida material y subjetiva de las poblaciones. Implica
construir una moral y una disciplina de trabajo a partir del cumplimiento de los horarios
y la posibilidad de construir discursos organizadores del tiempo y de la vida. F. W.
Taylor 68 determinó los principios de evaluación de una “honesta jornada de trabajo”69
con un sistema de premio y castigo a partir del cumplimiento de normas y metas. De
esta manera se reduce la cantidad de trabajadores “no útiles” y aumenta la cantidad de
vigilantes para el control del trabajo y el trabajo eficiente.
Finalmente Mattelart aborda dos temas a partir de los que se construyen redes de
organización e información nacionales e internacionales y consolidan la ocupación del
espacio, la elaboración de discursos dentro de un sistema de relaciones mundial con los
67
Mattelart, op. cit., p. 46-50.
68
Frederick Winslow Taylor, (1856-1915). Ingeniero estadounidense. En 1878 ingresó en la Compañía
Midvale Steel y efectuó la primera medida práctica del tiempo de ejecución del trabajo. Los tiempos
establecidos estaban calculados a partir de la actividad de un obrero especialmente dotado para la tarea
considerada. Ideó un sistema de remuneración que “recompensando justamente al obrero por su esfuerzo,
le incitara a perseverar en el mismo”. En la Bethlehem Steel descubrió lo que se llama “aceros rápidos”,
cuyo uso se generalizó en el mundo. Precisó las normas para el corte de metales que permitieron
aumentar el rendimiento de las máquinas -herramientas. Larousse, op. cit., t. 10, p. 46.
69
Idem.
38
objetivos del progreso ilustrado. En primer lugar se refiere a la cuantificación y
matematización de los procesos sociales. Al establecimiento de los censos, y en el c aso
estadounidense, con la utilización de una máquina de cálculo con tarjetas perforadas
desde 1890, la cuantificación y el establecimiento de perfiles de consumidores, la
segmentación desde 1870 de grupos de población para orientar la publicidad hacia el
consumo, es el caso de la primera revista femenina, el uso entonces de medios técnicos
para la publicidad, como la fotografía en colores. Por otro lado la cuantificación para
tipificar, con el uso de la antropometría y la antropología criminal desde 1890, la
introducción de la dactiloscopía y la propuesta de combinar ambas para el control de los
flujos migratorios a partir de la identificación e intercambio internacional de la
información sobre sospechosos y criminales. Por último, el establecimiento de
organizaciones internacionales desde 1870, como la Unión Postal Universal, la Cruz
Roja Internacional, el Convenio sobre Derecho Internacional Privado, entre otras. Con
estas se construye la noción de un mundo moderno, civilizado que se orienta hacia el
progreso industrial y cada vez más intercomunicado. Un nuevo orden mundial que
estará dominado por la lucha entre Gran Bretaña, Francia, Alemania y los Estados
Unidos por el control de los espacios, las redes y los procesos.70
La aparición de las redes técnicas tiende a la ocupación y dominio del espacio, control
del flujo de informaciones, a la interconexión a través de las redes telegráficas,
telefónicas, postales, ferroviarias, es decir, las rutas terrestres dominadas por grupos
económicos que organizan el espacio, la economía y el poder, conectadas además por
las rutas marítimas, generan una cultura masiva y, de ser necesario, en el proceso, crean
el acontecimiento, las nociones de la realidad y el conocimiento masificado y popular.
70
Mattelart, op. cit., p. 55-61.
39
Las redes técnicas reorganizan el tiempo de vida y de trabajo, construyen una noción de
progreso. Construyeron el mundo, transformaron el tiempo y el espacio, las redes
técnicas son herramientas de la transformación de occidente. A través del avance
tecnológico y de las redes técnicas se generan nuevas mercancías y nuevas ganancias
que deben llegar a los mercados siguiendo la lógica de los procesos de acumulación
capitalista. Por tanto tienden a acelerar los procesos productivos y de circulación,
acortan en los procesos sociales la relación entre el tiempo, el espacio y la acción
humana. La capacidad para generar una mayor cantidad de bienes de uso y consumo
implica la necesidad de distribuirlos. La capacidad de controlar, entonces, los mercados
nacionales e internacionales se presenta como un poder articulador. La revolución
industrial incrementó la capacidad humana para producir objetos, que se transforman en
mercancías en serie y se distribuyen en áreas alejadas de los lugares de producción.
Como señala Manuel Castells, la revolución industrial sustituyó las herramientas por
máquinas de vapor y las hiladoras de varios husos, generando las bases de un consumoproducción-distribución que se repite constantemente, basado en un amplio manejo de
la información para la producción. Este proceso industrial creó las bases para las redes
técnicas modernas.71
El desarrollo industrial, entonces, aumenta la velocidad de circulación y la expansión
del comercio, esto desencadena, por un lado, la especulación por las tierras, dentro del
mercado legalizado de fondos. Por otro lado, genera una transición de la mayor parte de
la sociedad, de una organización basada en la autosuficiencia rural, a la de comunidades
urbanizadas dependientes de los mercados y de los recursos monetarios para la
alimentación.72 Con la producción industrial tienen que desarrollarse los mecanismos
71
Ver Manuel Castells, La era de la información. Economía, sociedad y cultura. La sociedad en red,
México, Siglo XXI Editores, 1999, p. 58.
72
Ver Immanuel Wallerstein, El moderno sistema mundial, t. I, México, Siglo XXI Editores, 1999, p. 99.
40
masivos de distribución y comunicación, tiene que organizarse un mercado, un sistema
financiero y comercial con un mínimo de coherencia.
Ernest Mandel explica que con la aparición del capital comercial y bancario [que
acompaña las revoluciones industriales] y la lucha constante por acelerar el transporte
de mercancías se establece un sistema mundial de comunicaciones y se reduce la
extensión del proceso de circulación al mínimo [para incrementar las ganancias]. Una
montaña de mercancías se distribuyen a una velocidad vertiginosa alrededor del globo,
de manera que una marea regularmente creciente de valor (capital dinerario) se pueda
concentrar en manos de un porcentaje cada vez menor de la población activa del
mundo.73
Este proceso de industrialización tiene una distribución geográfica y una acción
geopolítica, como señala Castells: se inició en algunas sociedades, en una geografía
limitada, en espacios y tiempos aislados con relación a otras regiones del planeta, pone
en contacto civilizatorio a distintas sociedades, con diferentes niveles técnicos y termina
con la (derrota o ) destrucción de la “menos desarrollada” o de menor tecnología militar.
Desde el punto de vista de Castells, la expansión industrial es selectiva y lenta, afecta a
diversas regiones de manera distinta en dependencia con la capacidad de conexión y de
las continuidades y discontinuidades no sólo geográficas o espaciales, sino culturales. Y
73
Ernest Mandel, El Capital. Cien años de controversias en torno a la obra de Karl Marx, México, Siglo
XXI Editores, 1985, p. 161.
41
declara que en el caso de la India y América Latina, las nuevas tecnologías tomaron la
forma de dominación colonial.74
Este proceso, que es mundial, tiene un efecto sobre espacios geográficos donde los
grupos económicos locales no han podido ubicarse de manera consistente en las cadenas
de mercancías ni controlan por completo el espacio, o se hacen permeables a los flujos
de mercancías que proceden de otras economías y se incorporan al flujo de mercancías
como consumidores o proveedores de materia prima o circulante en procesos
económicos más o menos formales, fuera del control de los centros políticos. Estos
procesos son importantes para regiones como la que ya hemos descrito y que se va a
transformar en una región bisagra entre el núcleo económico de la economía
estadounidense y el centro político, en primer lugar de la Nueva España y
posteriormente de México. Esto va a tener una consecuencia en las regiones de
continuidad y contigüidad, en lo que podemos llamar los “anexos marítimos de
Mexamérica: Atlanto-Golfo-Caribe, en el oriente y en relación a la economía atlántica y
al Pacífico-Golfo California, en el caso de la economía pacífica.
Planteamos que esa región bisagra juega un importante papel en la conformación de la
economía estadounidense y su participación en los procesos técnicos y organizativos
que agrupamos bajo el concepto segunda revolución industrial.
74
Castells, op.cit., p. 59.
42
Desde nuestro punto de vista Mexamérica facilita el proceso que llamamos segunda
revolución industrial para los grupos que organizan la economía estadounidense. Gloria
Delgado caracteriza la segunda revolución industrial a partir de dos rasgos principales.
Una notable aceleración del progreso tecnológico, que propicia una nueva relación entre
la ciencia y la técnica y en segundo lugar, una creciente concentración en la
organización del sistema capitalista. 75 Gran desarrollo de la metalurgia, la industria
química y la energía. Lo que trae como consecuencia la posibilidad de producir acero a
bajo costo y de alta rentabilidad, (nuevos materiales y su aplicación), sinergia entre la
in dustria química y otras ramas industriales, que van a tener su impacto en la
producción alimenticia, textil, de colorantes productos farmacéuticos, agrícolas,
perfumes, materias pláticas sintéticas, entre otras. Por otro lado estará la sustitución de
las fuentes de energía, es decir, la utilización de la energía eléctrica, que se incorporará
a la producción industrial y los transportes, la utilización del petróleo, la introducción
del motor de combustión interna. A esto le añadimos lo que ya se vio anteriormente: la
telefonía, la telegrafía, los sistemas ferroviarios. El transporte marítimo aumentó su
tonelaje, rapidez y capacidad, se rehabilitaron puertos marítimos y se construyeron
canales, la aviación se sumará al proceso a partir de 1903.
La agricultura va a modificarse de manera considerable a partir del uso de fertilizantes,
maquinaria, sistemas de riego y de la organización de una agricultura científic a y
capitalista vinculada con la industria y los nuevos transportes. Esto va a afectar
directamente la producción ganadera y junto a los sistemas de conservación y
refrigeración de las carnes (1880) y alimentos, disponiendo de capacidad para
75
Gloria Delgado, El mundo moderno y contemporáneo bajo la influencia de occidente , México,
Editorial Alambra, 1994, p. 91.
43
almacenar y exportar, captarán mercados y los mantendrán bajo su influencia. Es aquí
donde juega un papel fundamental el taylorismo. Las redes económicas no pueden
separarse de las redes políticas que van a generar, como ya se ha dicho, discursos, ahora
a partir de la ciencia, matizada por el evolucionismo, el materialismo y el positivismo,
discursos y contradiscursos que enfrentarán la expansión capitalista a los discursos
románticos, nacionalistas, anticoloniales, anarquistas y socialistas.
El otro aspecto importante que caracteriza la segunda revolución industrial y el
establecimiento de sus redes técnicas, es la concentración de capital y de la producción.
Se consolidan grandes corporaciones que tienen la capacidad de adquirir la nueva
tecnología y de abaratar costos. Frente a ésas, que además tienen gran influencia
política, las pequeñas empresas tienden a desaparecer o ser asimiladas. Capital,
mercados y producciones se concentran, generando organizaciones que tienen el control
completo de una rama de la producción, imponiendo sus condiciones al mercado. Este
sistema se consolida, además en la banca y se fusiona el capital bancario e industrial. Se
concentran producción, distribución, finanzas, banca y empresas. Se asocian a la
investigación y la educación. Articulan discursos públicos.
Los procesos económicos y políticos estadounidenses, hasta la guerra civil, se
concentraban principalmente en el primer núcleo de la fachada costera atlántica y en el
área de expansión posterior, al Golfo de México a partir de la Era Jackson.76 La
76
Se refiere al periodo en el que domina la figura de Andrew Jackson (1767-1845), combatió por la
independencia de los Estados Unidos desde los trece años, Senador (1797), juez del tribunal supremo de
Carolina del Sur (1798-1804), general en la “segunda guerra de independencia”. Sacó a los ingleses de
Nueva Orleáns (1815). Conquistó la Florida a los españoles (1818) y fue nombrado gobernador de ese
nuevo estado (1821) posteriormente senador demócrata (1823). Candidato a la presidencia en 1824 y
44
expansión hacia el oeste, la llamada frontera al oeste del Mississippi, no es más que un
mecanismo que garantiza el crecimiento del mercado y así, la solución de las crisis
internas de la economía, la solución a la necesidad de ampliar las áreas de cultivo del
algodón, la necesidad de disponer de recursos naturales, mercados y mano de obra
barata. Responde, además a la contradicción política entre el modelo capitalista
industrial del primer núcleo industrial del norte y el modelo capitalista de economía de
plantación dependiente del mercado inglés establecido en el sur y apoyado por el
presidente Jackson y la lucha de los grupos de poder asentados en el primer núcleo
industrial del Norte frente a los expansionistas del Sur. En el fondo, la lucha por aclarar
el carácter de la economía y el aparato estatal en Estados Unidos. En otras palabras:
¿quién iba a ocupar y organizar Mexamérica y de qué manera? ¿Quién iba a disponer de
todos esos recursos y la conexión con los recursos y mercados de la parte de
Mexamérica que quedó bajo la soberanía mexicana? Los conflictos bélicos en
Mexamérica definirán la ocupación del espacio de forma permanente y el
establecimiento de las normas que permitan el crecimiento de la economía capitalista,
dominada por los industriales que utilizarán lo que conocemos como segunda
revolución industrial para consolidar su poder económico, o si se quiere, la segunda
revolución industrial tendrá en Mexamérica un escenario imprescindible. Es el espacio
de donde saldrá una parte importante de los recursos para esa revolución industrial.
elegido en 1828 séptimo presidente de Estados Unidos (1829-1837). Representante de los pioneros al
oeste, emigrantes en busca de la expansión territorial no ligada a la industrialización norteña, y a la joven
democracia autoritaria y nacionalista. Inició un sistema, rotation system, en el que reemplazaba a los
funcionarios federales por sus partidarios políticos, lo que haría de la política un asunto dirigido por
caciques políticos con base en el clientelismo. Se enfrentó a la banca nacional, actuó contra Carolina del
Sur en su intento de secesión. Provocó una crisis financiera al cerrar la banca federal y prohibir los pagos
en papel moneda, la crisis repercutió en Europa (1837-1839). Influyó en su sucesor Martin van Buren. El
periodo de 1825 a 1840 es conocido como Era Jackson , el jacksonismo derrotó a la democracia
jeffersoniana. Larousse .
45
Castells nos muestra algunos aspectos que permiten entender la geografía de la segunda
revolución industrial. La utilización del nuevo conocimiento científico colocó el
proceso industrial en Alemania y Estados Unidos. Como se ha mencionado, Castells ve
en los sistemas educativos y las ciencias las bases del proceso junto a la
institucionalización de los derechos de propiedad. Este autor localiza los medios de
innovación en Berlín, Nueva York y Boston además de los centros industriales de alta
tecnología más importantes del mundo entre 1880 y 1914. 77
Debemos entender que estos grandes centros de innovación técnica e industrial tienen
como áreas de expansión, en el caso estadounidense, la zona de los Grandes Lagos78, el
Valle del Ohio, la cuenca del Mississippi. En segundo lugar, tiene una importante
actividad en la región del Golfo de México y California, que a la vez, está en conexión
con la parte mexicana de lo que hemos definido como Mexamérica (desde la frontera
norte hasta El Bajío, incluyendo la península californiana). Hay que considerar que
antes de la conexión por vía férrea entre Nueva York y San Francisco, simultáneamente
a este proceso, se dio un proceso de expansión de la economía y de medios técnicos
sobre el Caribe y Centroamérica que son, también, escenario de la revolución industrial
estadounidense.
77
Castells, op. cit., p. 62.
En el caso de Chicago, para 1830 era un pueblo; ya en 1837, fue elevado a la categoría de ciudad y en
1840, contaba con 4,500 habitantes. En 1852, llegó al este el primer ferrocarril, lo que representó el punto
de partida de una expansión extraordinaria: Chicago se convirtió en un punto de convergencia para la
navegación de los Grandes Lagos y las vías férreas transformándose en una importante encrucijada que
ordena la circulación entre la antigua región del noreste y el oeste de los Estados Unidos, el primer núcleo
económico estadounidense, por una parte, y entre el Golfo de México y la región de los Grandes Lagos,
por otra parte, formando parte de lo que hemos llamado el primer circuito económico nacional. Además,
en el marco regional, Chicago está cerca de regiones de variadas posibilidades agrícolas: maíz y trigo
hacia el sur y el oeste, productos lácteos y heno hacia el norte. Hasta 1900, Chicago era ante todo un gran
mercado agrícola, el mayor centro de comercio de granos de Estados Unidos y su influencia se extendió a
todo el mercado mundial. Las nuevas industrias que se establecieron explotaron los productos agrícolas:
comercio de harinas, curtidos, famosos mataderos, fábricas de conservas de carne, entre otros. Ver
Enciclopedia Larousse, t.3, p. 569.
78
46
Hasta aquí tal vez podríamos adelantar algunos puntos. Cada tiempo -espacio tiene una
organización de las condiciones sociales que permiten, dentro de la interacción de los
grupos sociales, formas de organización de las estructuras que facilitan la producción y
reproducción de la vida material y subjetiva, de la cultura material y espiritual y, a la
vez, la utilización de determinados recursos y la introducción de tecnologías. Las
condiciones de cada tiempo-espacio facilitan o no el acceso o uso de las tecnologías, su
aprovechamiento individual, sectorial o social. Este aprovechamiento permite que los
procesos sociales, tecnico-económicos, aceleren o no los procesos económicos y
permitan, con estos factores: tiempo -espacio, demografía, recursos, organización,
tecnología, una incorporación al sistema interestatal, a la economía mundial,
cumpliendo con unas funciones económicas y políticas específicas.7 9
Esto define las funciones de Mexamérica y sus anexos marítimos, con relación a
Estados Unidos dentro de un sistema de relaciones donde las tecnologías y las
revoluciones tecnológicas, el aceleramiento de los procesos, permitieron un
reposicionamiento interestatal de los Estados Unidos: a) en América, en el desarrollo de
áreas de influencia exclusiva, construida a lo largo del siglo XIX, b) ante la economía
atlántica y c) ante las potencias europeas y frente a lo que será la economía pacífica.
79
Ver Immanuel Wallerstein, “El invento de las realidades del tiempoespacio: hacia una comprensión de
nuestros sistemas históricos” en Impensar las ciencias sociales , México, Siglo XXI Editores, 1998, p.
149 -163.
47
Ya a finales de la década de 1880 comenzaron a plantearse problemas económicos,
debido al éxito de la segunda revolución industrial en Estados Unidos. Se visualizan los
primeros problemas vinculados a la sobreproducción y consiguientemente, dificultades
para colocar las mercancías. Entonces el Secretario de Estado James Blaine convocó a
la que se llamó Conferencia Internacional Americana para establecer las estructuras de
un área de comercio americano con una moneda exclusiva, acuerdos para solución de
diferendos y controversias, patentes, derechos de autor y un sistema monetario
panamericano.80
José Martí participó como parte de una de las delegaciones sudamericanas en esas
reuniones. En los textos publicados en ese periodo, se muestra crítico con relación a las
condiciones en que fueron convocadas las reuniones y las propuestas planteadas para el
establecimiento de relaciones comerciales entre los países hispanoamericanos y Estados
Unidos. En ese año Martí escribió el ensayo Nuestra América texto fundamental para el
análisis de la propuesta martiana ante el convite estadounidense para integrar un área de
comercio continental. Los objetivos de la reunión panamericana no se alcanzaron y las
reuniones, la Conferencia Panamericana Internacional de 1889 y la Conferencia
Monetaria Internacional de 1890, terminaron en un fracaso. En 1890 el reverendo Josiah
Strong81 señalaba el fin de la Frontera. La respuesta a este problema la dará e l capitán
80
Ver José Martí, Obras Escogidas en tres tomos, “Congreso Internacional de Washington. Su historia,
sus elementos y sus tendencias”, tomo II, La Habana, 1992, p. 379-394.
81
Josiah Strong (1847-1916), ministro congregacionalista y secretario general de la Alianza Evangélica
en Estados Unidos. Para José Luis Orozco con su obra canaliza las inconformidades y protestas populares
ligadas al imperia lismo. “De su Our Country (1885) a su Our World (1915), Strong articula dispositivos
para que, bajo la premisa mayor de la misión histórica anglosajona, sa lte el evangelio de un cristiano
puramente espiritual que concilia la seguridad industria l y la libertad civil. Su The New Era , escrito
justamente el año de la gran crisis, ofrece una interpretación providencialista del desarrollo tecnológico en
la que los movimientos agrarios y obreros norteamericanos se ubican en medio de una suerte de explosión
cósmico-industrial-educativa que de aparentes víctimas, eleva a sus integrantes a la condición de primeros
seres conscientes de los designios del mundo y de la historia. A ellos toca convertirse, al fin titulares
tecno-divinos de aquellos designios, en los portavoces de la nueva fraternidad mundial en la que los
48
Alfred Thayer Mahan: buscar la supremacía naval, complementaria con el control de las
rutas del comercio marítimo. Establecer bases carboneras que garanticen la seguridad de
su comercio en el área. Es en este contexto en que el Caribe y Panamá se vuelven
importantes para la marina de guerra y los organizadores de la economía en la crisis del
“fin de la frontera” y de la sobreproducción industrial estadounidense. Así no sólo se
abría el Caribe al comercio estadounidense, sino que era la puerta para el comercio en el
Pacífico, después de la anexión de Hawaii, la ocupa ción de Guam, Filipinas y Samoa.
Panamá había sido un punto importante para las líneas marítimas de pasajeros que
habían iniciado una fuerte competencia en la ruta de Nueva York a San Francisco desde
1848 cuando se descubrieron las minas de oro de California. La distancia entre Nueva
York y San Francisco era de 4,992 millas por Panamá y de 4,531 millas por Nicaragua.
Cruzar el territorio continental dominado por Estados Unidos, es decir, pasar por
Mexamérica estadounidense y llegar a San Francisco tomaba cerca de cinco meses y era
una ruta peligrosa, porque los grupos indígenas podían presentar resistencia al paso y la
presencia de estadounidenses y migrantes por sus tierras. El viaje por el Cabo de Hornos
podía demorar entre 100 a 200 días.
De las observaciones de Estades Font82 sobre Mahan se desprende la importancia de la
región centroamericana. En este trabajo, la región ístmica la entendemos como un
anglosajones quedan como los virtuales tutores de sus hermanos sobre la tierra.” (El testimonio político
norteamericano: 1890-1980. Una antología general, tomo I México, SEP-UNAM, 1982, p. 63.) Así,
Strong promueve la superioridad anglosajona y el imperativo religioso del Destino Manifiesto con
lenguaje religioso.
82
María Eugenia Estades Font, La presencia Militar de Estados Unidos en Puerto Rico, 1898-1918.
Intereses estratégicos y dominación colonial , Río Piedras, Ediciones Huracán, Puerto Rico, 1988, p. 26-
29.
49
espacio complementario a Mexamérica que debe cumplir entre otras cosas, lo que
Mahan expresa para consolidar a los Estados Unidos en medio de la segunda revolución
industrial como una potencia capaz de competir y evitar que los países europeos
amenacen su “seguridad nacional”. Tratemos de definir esta región complementaria a la
región bisagra binacional que hemos
denominado Mexamérica. Esa región
complementaria incluye por su valor estratégico al Istmo de Tehuatepec, Centroamérica
y Panamá, que sólo forma parte de Centroamérica a partir de 1903. Por eso la llamamos
Mesoamérica moderna.
MESOAMÉRICA MODERNA
La ocupación de lo que llamamos Mexamérica, obligó a los Estados Unidos a operar en
las regiones tratando de garantizar un sistema de transportes bien articulado y seguro
para las mercancías, las personas y los bienes. Que asegure la conexión de las áreas
adquiridas en 1848 con los centros económicos estadounidenses. Para el caso
estadounidense, a falta de un sistema ferroviario previo a la década de 1860, lo indicado
era organizar rutas marítimas y terrestres donde haya pasos transístmicos y pueda
colocarse, al menos, un sistema ferroviario y de carreteras bajo el control
estadounidense, y en el mejor de los casos la construcción de un canal transoceánico. La
región que tiene estas características es la que aquí denominamos Mesoamérica
moderna, porque incluye los pasos de Panamá, el de Nicaragua, también se incluye en
la visión del proyecto la posibilidad de utilización del Istmo de Tehuantepec.
50
La Mesoamérica Antigua, ocupaba casi la totalidad de las costas del centro y sur de
México y de buena parte de Centroamérica. Es una zona propicia para la agricu ltura y a
diferencia de lo que hemos llamado Mexamérica, “la mayor parte de ella recibe una
precipitación pluvial anual lo suficientemente intensa como para mantener vivos los
sistemas hidrológicos que la recorren”. Es una zona de producción de maíz, frijol,
calabaza, chile, chía, tomate y algodón.83 En el postclásico (900-1520), Mesoamérica
estaba compuesta por cinco regiones: el Occidente de México hasta Sinaloa, la región
de Oaxaca, el área maya así como territorios de Guatemala, Belice, El Salvador,
Honduras y parte de Nicaragua. 84 Sólo estaban fuera Costa Rica y Panamá. El propio
sistema marítimo estadounidense colocó en Panamá, que era parte de Colombia, en
Centroamérica. La región tiene como elementos comunes el pasado mesoamericano y la
función de paso transístmico, la región fue, además, incorporada a las estructuras
marítimas y navales estadounidenses a partir de la Fiebre del Oro, secuela de la guerra
Mexicano -Estadounidense (1846-1848). Entendemos que la región del sur de Méx ico y
de Centroamérica hasta Panamá, se transformó, de zona de tránsito del Atlanto-GolfoCaribe y en fuente de materias primas y productos tropicales para California a partir de
1848 y que por sus características históricas, culturales, geográficas y geopolíticas, bien
pueden identificarse características mesoamericanas, modernizadas por la revolución
industrial y su nueva función en la división regional y continental del trabajo.
Fuera de Panamá, el resto de Centroamérica fue parte de la Nueva España y de México
hasta 1823. Costa Rica permaneció en una situación de indefinición, El Salvador
83
Pablo Escalante, “Mesoamérica, Aridamérica y Oasisamérica” en Linda Manzanilla y Leonardo López
Luján (coordinadores), Atlas Histórico de Mesoamérica , México, Larousse, 1993, p. 11.
84
José Rubén Galván, “El mundo postclásico mesoamericano”, en Manzanilla y López Luján, op. cit ., p.
118.
51
rechazó la anexión a México. En 1823, los países centroamericanos se organizaron bajo
la denominación de Provincias Unidas del Centro de América, después en 1824, se
transformaron en la República Federal Centroamericana. 85
En 1835, un año antes de iniciar la guerra de Texas con México, Andrew Jackson
solicitó a Colombia una concesión para hacer un canal en Panamá. La concesión se
otorgó a colombianos, pero el representante estadounidense en Colombia se asoció a
ellos.
A partir de 1841 Inglaterra intervino en la región alegando la existencia del reino de
Mosquitia, al que apoyaba desde Belice. Con el reino de Mosquitia, justificó la
ocupación de una buena parte de la costa caribe centroamericana, desde el Cabo de
Honduras hasta el Río San Juan en Nicaragua, declarando protectorado inglés al reino
mosquito en ese mismo año. Detrás del reino de Mosquitia estaba la posibilidad de
construir un canal en Nicaragua y consolidar la presencia del sistema marítimo inglés en
la región. La revolución industrial planteaba a Inglaterra una mayor producción, una
expansión en los transportes, una mayor producción textil y una mayor producción
azucarera, con los ojos puestos en Cuba, y con la modernización industrial, el fin del
esclavismo y la construcción de una canal hacia el Pacífico, en competencia con los
Estados Unidos.86
85
Juan Bosch, De Cristóbal Colón a Fidel Castro. El Caribe, frontera imperial, La Habana, Editorial de
Ciencias Sociales, 1983, p. 267.
86
Ibid., p. 268-269.
52
En 1848, año de la ocupación de Texas, Nuevo México y California, año de la
revolución europea, hubo un incidente en la Mosquitia que colocó a Estados Unidos e
Inglaterra como salvaguardas de la región. En 1848 se estaba dando una
reestructuración en Mexamérica; se iniciaba el reajuste entre los poderes que ocupaban
el Golfo de México y el Caribe. El oro de California colocó con firmeza a Estados
Unidos en Centroamérica y comenzó a transformarla en una región bajo su influencia.
El oro californiano permitió la articulación de la parte oriental de Mexamérica, (del
Mississippi a Santa Fe), con la parte occidental (de California a Oregón), y éstas con la
fachada marítima atlántica estadounidense conectada a través de la región
mesoamericana. El Congreso de los Estados Unidos autorizó la formación de dos
empresas de navegación, una que se ocuparía de la ruta de Nueva Orleáns a Chagres y
otra que haría la ruta de Panamá a California (1848). Simultáneamente se organizó una
ruta por Nicaragua a cargo de la The American Atlantic and Pacific Ship Canal
Company, que debía construir un canal en Nicaragua, cosa que no hizo, sino que
organizó la ruta Nueva York-Nueva Orleáns-San Juan del Norte-San Carlos -LeónCalifornia. Entre los organizadores de la ruta de Nicaragua estaba Cornelius
Vanderbilt8 7. Entre 1851 y 1856 habían utilizado sus servicios cien mil personas. En
1855 se completó el ferrocarril de Panamá. La lucha por la ruta llevó hasta Nicaragua a
William Walker, el mismo que había tomado el Distrito Sur de la Baja California en
1853 y había organizado la República de Sonora y Baja California y, tras un juicio, fue
87
Corne lius Vanderbilt, (1794-1877). Financiero estadounidense, dedicado a la construcción de barcos de
cabotaje de vapor, cuando la inmigración a las minas de oro de California, organizó con éxito una
compañía de navegación de vapor que hacía el servicio Nueva York-San Francisco, y posteriormente,
creó otras líneas, en particular de Nueva York a El Havre. Construyó, a partir de 1836, una gran parte de
los ferrocarriles de Nueva York y Harlem; luego adquirió las líneas de Lake Shore y otras en Canadá y en
Michigan, lo que le valió el sobrenombre de El Rey de los Ferrocarriles . Fundó la Universidad
Vanderbilt en Nashville, Tennessee. Larousse, op. cit., t. 10, p. 625. Se enfrentó con William Walker
cuando como autonombrado presidente de Nicaragua anuló la concesión del gobierno de Nicaragua en su
favor para el transporte a través de ese país. Vanderbilt favoreció al presidente de Costa Rica, Juan Rafael
Mora en la guerra que encabezó éste con los otros países centroamericanos contra Walker, ver Rodolfo
Pastor, Histor ia Mínima de Centroamérica, México, El Colegio de México, 2011, p. 252-255.
53
absuelto por la justicia estadounidense de los cargos de filibusterismo y violación de las
leyes de neutralidad estadounidense.88 La participación de Walker parece responder a la
búsqueda de un proyecto de los intereses sureños por nuevos territorios hacia dónde
expandir la producción agrícola con fuerza de trabajo esclava. Todavía a finales de la
década de 1850 el propio presidente de los Estados Unidos, James Buchanan89 hacía
expresiones anexionistas con relación al Golfo-Caribe90.
La presencia de Walker y los filibusteros estadounidenses en Nicaragua, a instancias de
P. T. Morgan, generó una guerra en Centroamérica en la que combatieron contra Walker
fuerzas de Guatemala, Costa Rica, El Salvador, Honduras y Nicaragua. El
enfrentamiento contra Walker terminó transformándose en una lucha entre los intereses
de Estados Unidos y Gran Bretaña. En 1858 Walker se rindió a la marina
estadounidense, regresó en 1860 a Honduras con intenciones similares a las de su
primer viaje a Centroamérica, pero en esa ocasión fue fusilado.91
Entre 1835 y 1848 los Estados Unidos reordenaron Mexamérica e iniciaron, también, el
reordenamiento de lo que podemos llamar Mesoamérica moderna, en torno a un
88
Ver Hubert Howe Bancroft, “History of North Mexican Status”, 2 v., San Francisco, A. L. Bancroft and
Co. Tomo II, p. 724, citado por Adrián Valadés en Historia de la Baja California (1850-1880), México,
UNAM, 1973, p. 46 y Homero Avilés, Filibusterismo y expansionismo norteamericano en el noroeste de
México: la expedición de William Walker (1836 -1853), La Paz, Tesis de Licenciatura, Universidad
Autónoma de Baja California Sur, 1999.
89
James Buchanan, (1791 -1868). Político estadounidense, miembro del Congreso de 1820 a 1831,
ministro plenipotenciario en San Petersburgo, (1831-1833) después senador hasta 1845. Fue ministro de
Estados Unidos en Gran Bretaña (1853), y participó en la Conferencia de Ostende (1854), cuyo resultado
fue el manifiesto que proclamó el derecho de Estados Unidos a anexarse la isla de Cuba. Fue elegido
presidente de su país y durante su mandato (1856-1860) manifestó una acentuada tendencia a favor del
esclavismo. Larousse, op. cit., t. 2, p. 400.
90
Josefina Zoraida Vázquez y Lorenzo Meyer, México frente a Estados Unido. (Un ensayo histórico,
1776-1993), México, FCE, 1995, p. 80-81.
91
Juan Bosch, op. cit., p. 278.280 y Rodolfo Pastor, op. cit., p. 252.
54
proyecto continental. A partir de 1848 colocan a la Mesoamérica moderna bajo su
control como parte de la reorganización marítima que corresponde a su nueva situación
de país continental. El Atlántico, el Golfo de México, el mar Caribe y las regiones de
paso interoceánico se tornan un área de desacuerdo y lucha por las rutas marítimas con
Inglaterra.
El reordenamiento estadounidense posterior a la guerra contra México va a generar, a su
vez, una disputa entre el norte, predominantemente industrial y el sur, algodonero y
esclavista, por los nuevos territorios de expansión, por la expansión o no de la
esclavitud y por el control de la economía nacional y la organización del estado central.
El conflicto se transformará, como se sabe, en la Guerra Civil estadounidense (18611865). La victoria del norte permitirá consolidar las condiciones para una explotación
de Mexamérica, favorecerá el lanzamiento de una avanzada sobre México nuevamente,
ahora no por territorios, sino por sus mercados.92 Mexamérica definirá de manera más
clara su espacialización y especialización. Se comunicará la costa este con la oeste a
través del ferrocarril. Entre 1870 y 1889 los Estados Unidos redefinieron la ocupación
de todo el territorio mexamericano bajo el control estadounidense, en el periodo que se
llamó de guerra contra los indios (The American-Indian War, 1860-1890). 93 Ya en 1889
se vieron obligados a convocar, como ya se dijo, la Conferencia Internacional
Panamericana y la Conferencia Monetaria Internacional y emprender la lucha por el
poderío marítimo. La Mesoamérica moderna es la región que va a servir de soporte para
el tránsito transístmico, como región complementaria a la región mexamericana,
92
Ver Josefina Zoraida Vázquez y Lorenzo Meyer, op. cit., p. 65-66, donde se señala que el secretario de
Estado, William Seward insistió en que los estadounidenses debía dar mayor peso al dominio económico
que al dominio directo.
93
Ver The American-Indian War: 1860-1890, Ospray Publishing, Ltd. London.
55
conformando el espacio ampliado del mercado, que provee fuente de mano de obra
barata y como fuente de recursos naturales tropicales.
56
Capítulo II. Dos discursos sobre el espacio
UN ESPACIO, DOS DISCURSOS Y DOS PROGRAMAS
El espacio se articula a partir de la formulación de discursos y programas que, en
principio, guían la acción de los grupos que pueden, con las redes técnicas y la
construcción de consensos, ocupar efectivamente los recursos y someterlos a las
instancias de poder político y sus grupos económicos. De ahí el interés por ver la
relación entre discursos y espacios. En esta parte se abordará la relación del espacio
antes descrito con dos discursos que plantean programas distintos para esos espacios.
Tenemos entonces, para 1890, el desarrollo del primer núcleo industrial y el primer
circuito del mercado interno estadounidense. Además, a partir de la expansión de las
redes
técnicas,
la
ocupación
de una parte
de Mesoamérica
modernizada.
Simultáneamente, Mexamérica sigue siendo en esta etapa, desde nuestro punto de vista,
una región bisagra binacional fundamental para los dos países, México y Estados
Unidos. Tenemos además, con el establecimiento de un sistema ferroviario, el control
del mercado interno por los grupos que impulsan un desarrollo del capitalismo
industrial en la economía estadounidense. Se presentan las primeras crisis económicas
después de la transformación de la economía nacional y de la segunda revolución
industrial. Se tienen unas regiones marítimas en condiciones de ser ocupadas para
garantizar el control absoluto de la circulación de mercancías cerca de las costas
estadounidenses. Estados Unidos tiene tanto éxito económico que su éxito genera
problemas para colocar el excedente de producción. Esto provoca dos reuniones
57
continentales que fracasan. Se considera terminada la fase de expansión económica
sobre lo que los estadounidenses llaman Frontera. Es un momento crítico en el que el
darwinismo social94 , la idea de progreso, el pragmatismo, la idea de superioridad racial
vinculada al mesianismo religioso y la idea calvinista 95 de la predestinación facilitan la
construcción de discursos que encaminen la transición económica, hacia programas de
ocupación de nuevos espacios y consolidación de mercados. Es ahí, en el momento
crítico de la toma de decisiones en que surgen los dos discurso s en el diferendo
americano a los que nos vamos a referir.
94
Sobre el darwinismo social, éste se desarrolló a partir de la teoría evolucionista que se deformaron
hasta construir las más radicales proposiciones de superioridad cultural y científica, que se consideraba
demostrada con la supremacía económica y que exigía la expansión de estos valores y su imposición a
sociedades consideradas inferiores, la preeminencia cultural se construyó sobre la afirmación de
superioridad racial. Este tipo de discurso y de sus argumentos marcaron el pensamiento político-social de
manera generalizada, definiendo el clima cultural del último tercio del siglo XIX. La superioridad de la
raza, justificada por la supremacía cultural y el mito de la misión civilizadora tuvo éxito en la Alemania
de Bismarck, en Inglaterra, fue impulsado por Benjamín Disraelí y se transformó en ideología nacional a
partir de 1870. En Estados Unidos se transformó en una ideología expansionista fundada en la afirmación
de superioridad racial y económica. En el caso estadounidense, “cuadraban especialmente bien los
argumentos del darwinismo social sobre la supervivencia del más fuerte: el conflicto cubano con España,
un país nuevo y casi sin historia vencía a otro cargado de tradición colonial pero en decadencia
económica, política y militar. Sobre las ya muy deformadas tesis del evolucionismo, la idea de la guerra
desvelaba quiénes eran los más fuertes y, consecuentemente, los más aptos para el liderazgo mundial, se
extendía entre las elites y las clases medias de unas sociedades que convencidas de su superioridad,
labraban el camino de la Primera Guerra Mundial.” Historia del mundo moderno. Entre la Revolución
Industrial y el colonialismo, tomo 2, Grupo Editorial Océano, Barcelona, 2001, p.286.
95
Juan Calvino (1509-1564), elaboró una doctrina que se contrapone tanto al catolicismo como a la
doctrina de Martín Lutero. Para el calvinismo la Biblia contiene la doctrina perfecta, quien se equivoca es
el lector en su interpretación. La función del magisterio de la Iglesia es superfluo para el calvinismo,
porque ella no puede juzgar sobre la escritura, “basta el testimonio interior del Espíritu Santo”, “mediante
él, y con sensatez y buen sentido, es posible inquirir sobriamente acerca de los misterios”. La
predestinación es la idea central del calvinismo. Signos de la predestinación son la piedad, la vida austera
e incluso el éxito en las empresas. Su religiosidad está traspasada por el moralismo y el rigorismo moral,
(puritanismo). Su expansión ha sido particularmente notable en los países anglosajones y ha contribuido
en parte a su desarrollo económico. El calvinismo enseña que el trabajo es santo siempre que se ejerza no
por el placer, sino por el bien que de él pueda obtenerse (“el oro y la plata son buenas criaturas a las que
puede darse buen uso”) Calvino llegó a autorizar el interés, con tal que no sobrepasara el 5% (1547), en
una época en que se consideraba [esto] completamente pecaminoso. Esta cuestión, ampliamente discutida
en la época, relaciona su doctrina con los intereses de la naciente burguesía mercantil. El régimen electivo
usado por la iglesia calvinista influyó en la adopción de regímenes políticos basados en el principio de
elección en los países de mayoría calvinista, como en la dictadura de Cromwell o en la política del
apartheid. Larousse, op. cit., t. 2, p. 544-545.
58
Entre los años 1890 y 1891 se publicaron los textos que pueden ser considerados
importantes en la trama que llevará a la decisión de expandir la economía
estadounidense fuera de su territorio nacional con el uso del poder naval y la
incorporación de nuevas estaciones carboneras y navales en torno a sus rutas
comerciales. Es también el momento en que surge el discurso de los grupos medios
latinoamericanos, ante el fracaso de las dos reuniones internacionales, que van a
plantear la posibilidad de construir una nación a partir de la racionalidad de los valores
ilustrados de una democracia que se extienda hasta los grupos que no han participado de
ella en América Latina.
En ese momento se plantea la posibilidad de una relación continental basada en criterios
que surgen de la ilustración, de la democracia y del derecho a transformar los cambios
de la Segunda Revolución Industrial y la ruta transístmica en una posibilidad de
equilibrio entre las dos Américas. Podemos hablar de un espacio americano en el que
las dinámicas de la Revolución Industrial están imponiendo una nueva distribución del
trabajo y que hemos tratado interpretar a partir de una regionalización para comprender
el proceso. Estos dos discursos que tienen como referente los avances tecnológicos y los
intentos fallidos del secretario de Estado estadounidense, James Blaine 96 por establecer
un sistema continental basado en la visión estadounidense del panamericanismo97 .
96
James Gillespie Blaine (1830-1893). Político estadounidense, diputado y senador por el estado de
Maine. Candidato de Partido Republicano a las elecciones presidenciales de 1876, 1880 y 1884. Fue
secretario de Estado durante los mandatos de los presidentes Garfield y Harrison. De 1888 a 1892
practicó una política panamericana y organizó una serie de congresos destinados a hacerla triunfar.
Larousse, op. cit., t. 2, p. 211.
97
El panamericanismo fue formulado embrionariamente por Henry Clay en 1820, “para desembocar en la
Doctrina Monroe (1823), germen ideológico del panamericanismo como instrumento del imperialismo
norteamericano.” Frente a esta visión estaba la visión de Simón Bolívar sobre las relaciones continentales.
En 1881, el secretario de Estado norteamericano, Blaine, inició gestiones interamericanas para lograr una
mayor relación comercial entre Estados Unidos y Latinoamérica que cristalizaron en la conferencia de
Nueva York (1889-1890), a la que asistieron diecinueve países, y donde se creó la Oficina Internacional
de las Repúblicas Ame ricanas, con sede en Washington. Tras la Conferencia de México de 1901 -1902,
59
Dos textos. El primero Sea Power Upon History (1890) del capitán Alfred Thayer
Mahan, que reelabora el discurso y reformula el programa de relación continental y
prepara el camino para entrar en la lucha por la hegemonía en el espacio económico
americano y después mundial. El segundo texto, Nuestra América (1891) de José Martí,
que confronta el programa de la Conferencia Internacional Panamericana y la
Conferencia Monetaria Internacional, propone un programa continental americano
diferente.
Hay que aclarar que aunque puedan parecer dos discursos en debate, en realidad el
contexto de cada uno y sus posibilidades de transformarse en programa son
completamente distintas y desiguales. Las mismas condiciones técnicas y sociales, el
contexto en el que surge cada texto establece sus limitaciones. La elite de una potencia
económica, las grandes nuevas corporaciones monopólicas, que se lanzan al escenario
internacional, en primer lugar, frente a las elites y los grupos medios de la colonia de
una metrópoli en decadencia que depende de las condiciones técnicas estadounidenses
para intentar equilibrar, con discursos y voluntad política, el empuje de esas
corporaciones impulsadas por los discursos mesiánicos y el poderío militar e industrial.
Dos escenarios para la recepción de dos discursos completamente distintos y desiguales:
la sociedad industrializada estadounidense frente a la elite criolla y unos grupos medios
esta organización adquirió una estructura más eficaz; su comisión de gobierno estaba presidida por el
secretario de Estado norteamericano y formada por los embajadores en Nueva York. Sin embargo, y a
pesar de los proyectos de Unión Aduanera y de ferrocarril panamericano, así como de congresos
científicos, la influencia presente aún en América de las metrópolis coloniales, especialmente de Gran
Bretaña respecto a Argentina, y al hecho de que la política exterior estadounidense había tomado la ruta
de la Política del Gran Garrote a partir de la formulación del Corolario Roosevelt a la Doctrina Monroe
y después la Diplomacia del Dólar, hicieron que el panamericanismo no se desarrollara. Larousse, op.
cit., t. 8, p. 93.
60
que intentan articular los mecanismos de la sociedad civil en una colonia, Cuba, que
experimenta los primeros campos de concentración para impedir la insurgencia social,
esta política fue implementada por el Capitán General español Valeriano Weyler y
Nicolau.98 Todavía ronda en el ambiente el fantasma de la guerra racial haitiana.
Además, existe una opinión pública impresionada por la primera campaña publicitaria y
sensacionalista a favor de una guerra, que servirá para unificar las diferencias surgidas
de la guerra civil estadounidense, al adquirir nuevas áreas de expansión económica, que
se confronta con la opinión pública dominada por los controles coloniales españoles. Un
José Martí que depende de la imprenta de un modesto colaborador negro, Sotero
Figueroa, y de la frágil alianza entre cubanos y puertorriqueños por la independencia de
las dos islas para publicar el periódico insurgente, Patria, que dirige el propio Martí,
frente a la primera industria cultural estadounidense que encabeza la prensa amarilla de
Nueva York, The New York Herald de William Randolph Hearst99 y The World, de
Joseph Pulitzer100. Los fondos de los emigrados cubanos de Nueva York y los
tabaqueros de Tampa y Cayo Hueso, con los que financia los preparativos de la guerra
98
Valeriano Weyler y Nicolau (1838-1930), militar y político español. Estuvo en Cuba en 1863, en la
campaña de Santo Domingo. Fue Capitán General de las Islas Canarias (1878-1889) y de Filipinas (18881893). En Filipinas apoyó a las órdenes religiosas e intentó una política colonial de asimilación total. Fue
enviado a Cuba por el gobierno español para someter la insurrección iniciada por el Partido
Revolucionario Cubano, encabezada por José Martí, muerto en 1895. Empleó la táctica de guerra total :
organizó campos de concentración para campesinos, destruyó los edificios que pudieran servir de refugio
a los sublevados, prohibió la zafra. Su política militar facilitó la intervención de los Estados Unidos por
razones de humanismo [humanitarias]. Larousse, op. cit., t. 10, p. 913.
99
William Randolph Hearst (1863-1951), político estadounidense. Fracasó en su candidatura a la alcaldía
de Nueva York frente a McClellan y frente a Hughes en la elección como gobernador de estado de Nueva
York. Era propietario del New York American y de una cadena de más de cuarenta diarios y revistas, cuya
tirada alcanzaba los dos millones de ejemplares y, controlaba también la International News Service .
Utilizó las ilustraciones, multiplicó los artículos sensacionalistas y organizó campañas de prensa
sabiamente orquestadas, como la que excitó la opinión pública a la guerra contra España (1898). Lanzó el
tema del peligro amarillo, se mostró resueltamente germanófilo durante la Primera Guerra Mundial y se
opuso a la entrada de Estados Unidos a la Sociedad de Naciones. Larousse, op. cit., t. 5, p. 603.
100
Joseph Pulitzer (1847-1911), periodista estadounidense de origen húngaro. Emigró a Estados Unidos
en 1864. Después de servir en el ejército federal, se convirtió en una de las personalidades más destacadas
del periodismo y la política. En 1878, en Saint Louis, fusionó dos periódicos y creó el Post Dispatch . En
1883 compró The World, que fue uno de los periódicos más populares de Nueva York. En 1903 entregó a
la Universidad de Columbia la suma de un millón de dólares para la creación de una escuela de
periodismo, cuya primera piedra fue colocada en julio de 1912. A su muerte dejó una fortuna de 20
millones de dólares y en su testamento instituyó los premios Pulitzer. Larousse, op. cit. t. 8, p. 797.
61
de independencia, frente al presupuesto de la monarquía española y la marina de guerra
de los Estados Unidos y los intereses azucareros, marítimos y navales que representan
William McKinley, Teodoro Roosevelt y Alfred Thayer Mahan. Las redes técnicas de
una elite de la sociedad en ascenso frente a las redes de un partido revolucionario
[cubano] que debe construir un consenso en medio de la guerra. Ese es, de forma muy
general, apresurada e incompleta, el cuadro del escenario, de la frontera cultural que
media entre los dos discursos: Nuestra América y El poder naval estadounidense. La
frontera entre Estados Unidos y América Latina en 1890.
UN MARCO DE REFERENCIA COMÚN A MAHAN Y MARTÍ
Para entender los discursos de Mahan y Martí, hay que mencionar que están
condicionados por los conflictos y las transformaciones de la segunda revolución
industrial en la producción, organización del trabajo, la d istribución de las mercancías,
las posibilidades en el mercado mundial y en las regiones contiguas, es decir, en lo que
podríamos llamar “sistema continental”. Ante una situación cambiante como la que
generan las nuevas condiciones técnicas, el secretario de Estado norteamericano, James
Blaine no se plantea anexar más territorios, sino ampliar su zona de influencia a partir
de las inversiones, transformándose en el principal inversionista, acreedor, importador y
exportador, esto se complementaría al transformarse, simultáneamente en el proveedor
de tecnología y transporte. A esto hay que añadir la intención de incrementar la
influencia cultural a partir de la información, la cultura, la recreación y los espectáculos,
las modas e influencias en los hábitos y costumbres de consumo.101
101
Ver Salvador Morales, Primera Conferencia Panamericana: Raíces del modelo hegemonista de
integración, México, Centro de Investigación Científica Ing. Jorge L. Tamayo, A. C. , 1994, p. 14.
62
Los esfuerzos por consolidar un sistema continental que les favorezca, con su mercado y
sus recursos naturales, en concordancia con las transformaciones que motiva y empuja
la segunda revo lución industrial tiene su antecedente en 1884. El Congreso de los
Estados Unidos autorizó a su Comisión Sudamericana a realizar una visita a la región.
El proyecto matriz incluía el establecimiento de un sistema ferroviario desde Estados
Unidos a la Argentina para la promoción del comercio. La Comisión se reunió con
manufactureros y comerciantes de Boston, Filadelfia, Baltimore, Nueva York, Nueva
Orleáns y San Francisco. Entre las recomendaciones de esa Comisión estaban:
• Establecer un sistema de navegaciones navieras para la región
• Establecer tratados de reciprocidad comercial y concesiones aduaneras mutuas
• La simplificación de los esquemas aduanales en América Latina
• El incremento o la implantación del servicio consular estadounidense en la
región
• La expansión de firmas empresariales en las economías de América Latina
• Mejorar el conocimiento de las demandas y necesidades de los mercados
latinoamericanos
• Establecer sistemas bancarios nacionales
• Revertir la balanza comercial no favorable a Estados Unidos
• Recomendaban, por último, una reunión continental para promover el comercio
63
Los Estados Unidos no podían abrirse paso en los mercados hispanoamericanos porque
la producción estadounidense no correspondía al mercado natural de la región. Se había
forzado la entrada de mercancías sin que existiera un mercado real, operaban con un
proteccionismo a ultranza que generaba rechazo, tenían un sistema monetario y
crediticio inflexible que deprimía los negocios, por último, la competencia europea
generaba mercancías de igual o mayor calidad en mejores condiciones bancarias y la
región, en general, dependía de capitales europeos.1 02
En 1886 se propuso una reunión continental. Pretendía promover una estrecha relación
mercantil, perpetuar la paz entre Estados Unidos, México, Centro y Sudamérica y el
Imperio del Brasil, además de construir una red ferroviaria de norte a sur. En ese mismo
año surgió otra propuesta para realizar un congreso en Washington promovido a través
de la prensa, The National Republican y The Boston Herald. Los siete puntos que
promovían eran:
1. Medidas para preservar la paz, prosperidad y la creación de un frente unido
contra las pretensiones de las monarquías europeas en América, es decir,
Alemania.
2. La formación de una Unión Aduanera Interamericana de Libre Comercio.
3. La creación de líneas regulares de navegación (es decir, consolidar el sistema
marítimo).
102
Salvador Morales, op. cit ., p. 62-63.
64
4. Unificar el sistema aduanero y de clasificación y valoración de las mercancías.
5. Establecer un sistema común de pesas y medidas, derechos personales, marcas y
patentes.
6. Adopción de una moneda común de plata.
7. Un plan de arbitraje. Todo lo cual debía realizarse en un año.
En 1888 el Senado y la Cámara de Representantes estadounidenses autorizaron la
celebración de una Conferencia Internacional. Entre los temas pendientes estaba la
recomendación y discusión de un plan de arbitraje, el incremento del tráfico comercial y
de medios de comunicación directa, fomentar las relaciones comerciales y asegurar los
mercados a través de una Unión Aduanera, un sistema de comunicaciones frecuentes y
regulares, sistemas uniformes de disposiciones aduaneras en materia de clasificación y
avalúo de mercancías, facturas, pago de derechos, medidas sanitarias, marcas y patentes,
pesas y medidas, una moneda común de plata y un plan definitivo de arbitraje para todas
las cuestiones, disputas y diferendos.103
La Conferencia Internacional tenía sus opositores estadounidenses en The Evening Star ,
The Washington Critic y The New York Daily Tribune . Tenía a favor a The World y The
New York Times . Estos últimos apoyaban una alianza anti-europea, se interesaban en la
consolidación del sistema marítimo y el plan para una moneda universal de plata.
Finalmente el Comité de Asuntos Exteriores del Congreso estadounidense dio el visto
103
Ibid., p. 69.
65
bueno para la celebración de la Conferencia Internacional en 1888. Los interlocutores
comerciales de Estados Unidos se organizaron en lo que se llamo Unión Comercial
Hispanoamericana.10 4
En el año de la Conferencia Internacional Panamericana, señala Salvador Morales, el
presidente Harrison parafraseaba la Doctrina Monroe como política de su
administración, negando toda posibilidad a los países europeos de participar o “tener
injerencia” en los asuntos americanos, por lo tanto “no se consentirá que una nación
europea tuviera preponderancia en un canal americano [interoceánico] y declaró la
obligación del gobierno estadounidense de proteger sus ciudadanos y sus intereses
donde quiera que estuvieran.1 05
Además, en ese año, el cónsul de Honduras en Nueva York, el general Francis Spies,
declaró que Honduras deseaba ser un estado de los Estados Unidos, fue desmentido. El
senador Blair de New Hampshire, pronosticaba la anexión de Canadá a los Estados
Unidos, a estas declaraciones se unieron tres senadores más. Se propuso la anexión de
Cuba por un candidato de la Florida. La Cámara de Comercio y la Agrupación
Mercantil de Los Ángeles proponía la compra de la Baja California a Méx ico. Los
Estados Unidos tuvieron un incidente con los ingleses y los alemanes en las Islas Tonga
y Samoa. La discusión sobre le Canal de Panamá estaba en el ambiente.
104
105
Idem.
Ibid., p. 92-95.
66
En esas condiciones se celebró la Conferencia Internacional Panamericana. Pero la
Conferencia no prosperó por diferencias internas entre el Congreso estadounidense y el
secretario de Estado, James Blaine, por un lado y con las delegaciones
hispanoamericanas por otro. La Conferencia sesionó del 2 de octubre de 1889 al 19 de
abril de 1890. Los resultados no fueron los esperados. Como no había una marina
mercante que pudiera operar, utilizar barcos no americanos colocaría a los Estados
Unidos en condiciones de desventaja. Esto obligaría a los Estados Unidos a aplicar
subsidios para el transporte marítimo. Se rechazaron los acuerdos de reciprocidad por
resultar más complicados para la realización. Se rechazó la acuñación de la moneda
única de plata. 10 6
Esto puede ayudar a la hora de entender las dos posturas sobre el espacio americano y
sus fronteras que están en debate en la década de 1890.
ALFRED THAYER MAHAN Y EL PODER NAVAL.
Alfred Thayer Mahan fue capitán de la marina de guerra de los Estados Unidos. En
1859 se licenció de la Escuela Naval de Anápolis, fue marino durante la guerra civil
estadounidense. En 1886 era presidente del Colegio de Guerra Naval.1 07 Escribió The
U.S. Looking Outward, (1890), The Influence of Sea Power Upon History, 1660-1763,
(1890), The Influence of Sea Power Upon the French Revolution and Empire, 1793-
106
Ibid., p.99.
107
David Howarth, “El oráculo americano del poder naval” en Los acorazados I. La aventura del Mar,
Barcelona, Time/Life/Folio, 1995, p. 25.
67
1812 , (1892) y Hawaii and Our Future Sea Power , (1893) 108 . The Interest of America in
Sea Power Past and Present (1893), The Problem of Asia and its Effect upon
International Policies, Lessons of the War with Spain, (1898), Retrospect and Prospect,
Studies in International Relations, Naval and Political (1902) 109.
María Eugen ia Estades Font hace una explicación general sobre la teoría naval de
Alfred Thayer Mahan que, aunque extensa, puede servirnos para entender con más
claridad la postura del geopolítico estadounidense.
El postulado fundamental de la doctrina estratégica de Mahan era que una nación que contara
con una buena localización en relación a las rutas de navegación marítima (principal vía de
comercio, transporte y comunicación), y que poseyera el poderío naval para dominarlas, gozaba
de una excelente posición para alcanzar el predominio económico y político a escala mundial. El
ascenso de Inglaterra como potencia imperial así lo demostraba.
Del examen de la historia inglesa, Mahan extrajo una lista de factores que determinan el logro
del “poderío marítimo”: la posición geográfica, topografía y extensión del territorio; además, la
población, sus características y la naturaleza de las instituciones políticas. Estados Unidos poseía
todos los atributos necesarios para alcanzar una posición hegemónica mayor. Sólo debía
decidirse a abandonar su aislacionismo y tomar las medidas requeridas para alcanzar la
supremacía naval.
108
Daniel Rodríguez, “Los intelectuales del imperialismo norteamericano en la década de 1890” en
Cuadernos Latinoamericanos, México, UNAM, 1979, p. 16 -17 y José Luis Orozco, El Testimonio
Político Norteamericano: 1890-1980, México, SEP/UNAM, 1982, p. 63-64.
109
María del Rosario Rodríguez Díaz, El Destino Manifiesto. El pensamiento de Alfred Thayer Mahan,
1890-1914, México, Editorial Porrúa, Instituto de Investigaciones Históricas, Universidad Michoacana de
San Nicolás Hidalgo, 2003, p. 42.
68
Al reflexionar sobre los pasos que debía dar Estados Unidos para ello, Mahan llegó a la
conclusión de que era tarea primordial obtener el control absoluto sobre e l canal interoceánico
proyectado a través de Centroamérica. De lo contrario, la apertura del canal se tornaría una
fuente de peligro. A partir de ese momento, el Caribe se convertiría en una de las grandes
avenidas del mundo, tal como históricamente lo había sido el Mediterráneo. Esta modificación
de las rutas del comercio acercaría los intereses de las otras potencias a las costas
norteamericanas y arrastraría a Estados Unidos a conflictos internacionales. El canal
interoceánico caería en manos de aquella potencia que, gracias a su poderío naval, tuviera el
dominio de los mares.
De acuerdo con Mahan, los beneficios económicos del canal serían principalmente para Europa.
Aun cuando el comercio entre las costas atlánticas y pacíficas también sería de provecho para
Estados Unidos, la importancia del canal sería fundamentalmente de tipo político y militar. El
canal interoceánico había de constituir la “línea de comunicación” de mayor valor estratégico en
toda América, ya que permitiría resolver el principal problema naval que enfrentaba Estados
Unidos: verse forzado a dividir su flota para poder desplazarse simultáneamente en los océanos
Atlántico y Pacífico. Un predominio incontestado sobre el canal, que garantizara el libre tránsito
de barcos norteamericanos en tiempos de paz y de guerra, haría posible que la flota se
mantuviese unida, concentrada, trasladándose con rapidez y seguridad entre ambos océanos, sin
tener que doblar el Estrecho de Magallanes. En manos extrañas, en cambio, el canal sería una
punta de lanza contra Estados Unidos, destruyendo el aislamiento geográfico que lo hacía
prácticamente inexpugnable. Pero tener el control de la ruta del canal en sí no era suficiente: era
igualmente importante dominar estratégicamente las rutas marítimas de acceso al Istmo, por el
este y el oeste, sí como controlar el territorio adyacente al canal.
Mahan admitía que en el Pacífico existía un equilibrio entre los intereses de Japón y Estados
Unidos. Sin embargo, era imprescindible adquirir el archipiélago de Hawai, en especial la isla de
69
Oahu y su bahía Pearl Harbor. El establecimiento allí de una base naval contribuiría a aumentar
la seguridad norteamericana, al permitir defender los accesos occidentales del Istmo
centroamericano. Al mismo tie mpo, dicha base impediría posibles ataques a la costa del Pacífico,
pues se podrían interceptar las flotas enemigas lejos del continente; por último, una base en
Hawai extendería el radio de acción de los barcos de guerra norteamericanos. La anexión de las
islas se hacía urgente ante la creciente injerencia de otras potencias en particular Japón y
Alemania.
En la zona del Caribe y el Golfo de México, Estados Unidos tenía que establecer un predominio
absoluto. Mahan se dio a la tarea de formular un proyecto estratégico que hiciera posible esta
meta. El Caribe era, evidentemente, el “reino del poderío marítimo”. No era posible dominarlo
por medio de fuerzas terrestres, pues todas las rutas que conducían allí debían atravesar los
mares. Estados Unidos podía establecer su supremacía en la región concentrando su esfuerzo en
tres objetivos: el control de los pasos que lo conectaban con el Atlántico; la posesión de los
principales centros comerciales, especialmente los del Istmo; y el desarrollo de la capacidad de
interceptar las principales líneas de comunicación.
De acuerdo con Mahan, cuatro pasos de entrada eran de singular importancia: el primero el
Canal de Yucatán, entre México y Cuba, paso obligado para los barcos que salían del río
Misisipi. El segundo, el Paso de los Vientos, entre Cuba y Haití, principal ruta de acceso al Istmo
por el norte. El tercero, el Paso de Anegada, junto a Santo Tomás, situado en línea directa entre
el Istmo y Europa; y el cuarto, el de la Mona, entre la República Dominicana y Puerto Rico. Si
Estados Unidos controlaba estos canales, combinando baterías terrestres con fuerzas navales
ubicadas en los puertos principales, le quitaría a cualquier enemigo una base de operaciones. Al
mismo tiempo conservaría abiertas las líneas de comunicación.110
110
María Eugenia Estados Font, op. cit., p. 26-29.
70
Sobre Mahan, María del Rosario Rodríguez Díaz señala:
La obra de Mahan ocupa un lugar importante en la historia del pensamiento geopolítico, en
particular la teoría y estrategia naval. Este punto abarca diversos aspectos táctico-militares como
la defensa costera, la importancia de las comunicaciones, el control de posiciones, de estaciones
navales, la organización de frentes defensivo-ofensivos, la fortaleza y el engrandecimiento de la
marina, las fortificaciones, entre otros. La presentación de un esquema sobre la organización,
estructura y funcionamiento de la política marítima gubernamental, le ganó a Mahan un lugar
prominente en la marina estadounidense, parte de la herencia intelectual de la marina y parte
imprescindible en cualquier examen histórico del desarrollo del pensamiento naval.111
Desde nuestro punto de vista, los textos de Mahan son la contestación a la crisis
planteada por el reacomodo de la segunda revolución industrial y que no pudo
resolverse con la Conferencia Internacional Panamericana ni la Conferencia Monetaria
Internacional de 1889 y 1891.
Para analizar el planteamiento mahaniano se ha utilizado el texto La influencia del
Poder Naval en la Historia , publicado en inglés en 1890, traducido al español y
publicado por la Universidad Nacional Autónoma de México, de la versión de 1918.112
Lleva como subtítulo Disertación sobre los elementos que integran la potencia
marítima, es una exploración histórica, teórica y política sobre el poder naval, una
revisión histórica y las conclusiones que definen un abordaje pragmático y político de la
historia naval donde se consolida la postura de Mahan como ideólogo naval y militar de
la generación de 1898 estadounidense. Mahan estudia dos aspectos importantes para
111
María del Rosario Rodríguez Díaz, op. cit., p. 41.
Alfred Thayer Mahan, “La influencia del Poder Naval en la Historia”, tomado de la edición de 1918 de
Little Brow n and Company de Boston, en Lecturas Universitarias, Nº 6, Antología de Geografía,
Historia Moderna y Contemporánea, México, UNAM, 1974.
112
71
llegar a conclusiones. Los aspectos del “carácter nacional” y los aspectos del “carácter
gubernamental” en Estados Unidos, realizando al mismo tiempo, un estudio sobre los
países que han alcanzado preponderancia como potencias marítimas. En las siguientes
líneas se aborda el texto de Mahan.
EL CARÁCTER NACIONAL DE LA POTENCIA NAVAL
El objetivo de Mahan al analizar la historia marítima y naval es darle solución a lo que
ya el Secretario de Estado, Blaine, había previsto. La respuesta de Mahan está fuera de
las costas estadounidenses. La implementación de su propuesta marcará la vida
continental americana y tuvo un impacto directo sobre los puertos de Pichilingue y
Magdalena en tanto que permiten posicionarse en la costa occidental mexicana y a la
entrada del Golfo de California, entre Panamá, San Francisco y Hawaii.
La premisa de Mahan es aprovechar el potencial marítimo de los Estados Unidos:
Si la potencia del mar está relacionada a un comercio pacífico y extensivo, entonces, lo que debe
distinguir a las naciones progresistas es la explotación de este potencial marítimo: y eso nos lo confirma
la historia.113
A partir de este punto comienza una demostración discursiva basada en
argumentaciones históricas orientadas hacia la elite del poder naval, marítimo, militar,
comercial y político de un país que debe resolver el problema que le plantea el
“excesivo éxito económico” tras la segunda revolución industrial, pero, al mismo
113
Mahan, op. cit ., p. 240.
72
tiempo, un fracaso después del intento del secretario de Estados Blaine por articular un
sistema continental que debía culminar con un acuerdo comercial y marítimo.
El segundo punto sobre el que se apoya Mahan:
todos los hombres desean obtener capital114
Entonces la pregunta será, ¿cómo obtener capital? ¿Cómo lo hicieron las potencias del
mar en el pasado? Con estos dos puntos como premisa Mahan inicia una revisión de la
historia moderna para establecer sus leyes básicas y generalizaciones basadas en el
funcionamiento del capitalismo y sus implicaciones políticas, pero sobre todo navales.
La otra pregunta que subyace es: ¿Cuáles fueron los errores que cometieron las
potencias marítimas anteriores? Desde aquí parte la indagación de Mahan.
¿Qué ofrece el “Nuevo Mundo”? Oro, plata y, algo importante para Mahan, nuevas
rutas marítimas. Eso transformó a España en una potencia mundial, el establecimiento
de su sistema marítimo. La situación cambió radicalmente en 1571 porque a pesar de la
victoria de la Batalla de Lepanto115 , dice Mahan, “su poderío naviero y comercial
decreció considerablemente -y esto hay que apuntarlo- no por causa de deficiencias en
sus barcos de guerra, sino por sus deficiencias en la política comercial.” 116
114
Idem.
115
Batalla naval que tuvo lugar en el golfo del mismo nombre entre las flotas turca y la Liga Santa en
octubre de 1571. A raíz de la ocupación de Nicosia y parte de Chipre por los otomanos, Pío V consiguió
de Felipe II el envío de una flota bajo el mando del genovés Andrea Doria, que emprendió una acción
conjunta con las escuadras veneciana, española y pontificia para recuperar aquella isla. Larousse, op. cit .,
t.6, p. 529.
116
Mahan, p. 240.
73
Con su interpretación, Mahan pareciera que describe la situación de los Estados Unidos
con relación al estado de su comercio con América Latina, puesto que con esa
visualización, basada en ejemplos históricos, puede argumentar a favor del
fortalecimiento de un proyecto marítimo y naval. Dice, entonces, que España se aisló de
sus colonias y de las riquezas que estas le proporcionaban: alimentos, materias primas,
industriales y manufacturas. Fueron los holandeses los que establecieron “uno de los
mejores puentes comerciales” transformándose en los reguladores del flujo de
mercancías y capitales, garantizando, para los grupos económicos que organizan ese
proceso en Holanda, una acumulación importante de capitales y poder. Ese mecanismo
desplazó a España del centro de la primera organización del comercio mundial y colocó
a Holanda e Inglaterra en el centro de los procesos económicos capitalistas que llenaban
de poderosos buques el mar. 11 7
Portugal labró su propia ruina al negociar con los ingleses y los holandeses las minas
del Brasil. Mahan compara a España con Portugal al confrontar la situación de la
minería de México -Perú con la de Brasil al relacionar sus respectivas decadencias,
cuando perdieron el control de los procesos mineros y comerciales.
En cambio, Holanda e Inglaterra alcanzaron el poderío comercial gracias a nueve
aspectos:
1. audacia, habilidades comerciales, pero también y principalmente mediante,
2. trabajo y diplomacia ejemplar y porque eran
117
Ibid., p. 241.
74
3. excelentes negociantes y mercaderes, pero sobre todo
4. tenían un gran conocimiento del mar
5. establecieron en sus colonias nuevas industrias
6. establecieron nuevas fuentes de trabajo
7. incrementaron de manera efectiva el comercio
8. ampliaron su flota marina y llegaron al punto en que
9. prestaron sus servicios incluso a Francia.
Aquí está descrito el problema iberoamericano, el problema y la solución, y se
construye el parad igma mahaniano basado en la experiencia histórica. Mahan hace una
interpretación: la ruta hacia el control comercial del “Nuevo Mundo” puede leerse en la
historia, como bien lo formuló Mahan a partir de 1890, en el control de las vías
marítimas .
De este primer análisis, Mahan pasa al análisis de la situación francesa y el fracaso de
su comercio. El problema del comercio francés es su estructura política, el absolutismo,
el control estatal excesivo impide el comercio. De aquí pasa a la comparación con
Holanda. Holanda no tuvo los problemas de Francia porque dentro de la monarquía
holandesa subsistía un sistema republicano, [debemos decir que] la burguesía era la que
controlaba el proceso económico, “…esto mismo le ocurrió a Inglaterra.” 118 La primera
118
Idem.
75
conclusión de Mahan: Portugal, España y Francia eran ineficientes en el terreno
comercial, no aprovecharon el imperio colonial, no tenían una marina mercante
apropiada y tenían una monarquía “no republicana”.
¿Cómo tendría que ser el proceso colonial de una potencia naval? O tal vez en otros
términos, ¿cómo debe darse el control del espacio y las relaciones comerciales? Mahan
plantea que:
1. la conquista y la ocupación colonial es más sana en cuanto es más natural
2. lo natural parece estar, en Mahan, en que las colonias “con bases sólidas” y “sin
antipatía por la metrópoli pudieron desarrollarse con éxito
3. para esto debía darse un estricto sentido de responsabilidad y honestidad ante las
colonias.
Estos conceptos, algo confusos para nosotros hoy, son importantes porque definen en
términos mahanianos lo que es esa “buena colonia”, y lo que es un “proceso colonial
natural”. Desde aquí puede desprenderse la idea de un modelo colonial que, en sus
orígenes, pudo haber definido lo que después pasó a ser los Estados Unidos, es decir,
mientras en las 13 colonias fue natural su situación colonial, tuvo bases sólidas, sin
antipatía por la metrópoli y perduró el sentido de responsabilidad y honestidad ante las
colonias . En otras palabras, hubo una participación “adecuada y acertada” de los
colonos (colonia natural) con bases sólidas (acceso a la ganancia, representación y
consensos), además de existir sentido de responsabilidad y honestidad, es decir, trato
76
como socios en una empresa que se ocupa del funcionamiento natural de sus negocios
fuera del territorio nacional. Esto tal vez sea lo que define el fenómeno de colonización
natural de Mahan, que puede verse como modelo futuro.
Después de definir la colonización natural, hace una apología a Inglaterra como la
metrópoli más exitosa de donde se desprende el ejemplo, particu larmente, de su
comercio y poderío naval. ¿Cómo describe el sistema colonial inglés?
Las colonias siempre fueron buenas y son una propiedad valiosa, pero funcionan en
condiciones específicas: con buena administración, leyes adecuadas y personal
adecuado (él los llama buenos ciudadanos). Así las colonias siempre han incrementado
la fortuna del poseedor.
Otro factor es la identificación del metropolitano con las nuevas tierras. Es decir,
reconocer el potencial de la colonia en términos del proyecto colonial y el incremento,
del capital al insertarla en la parte de la cadena de mercancías donde debe ubicarse. Eso
podría entenderse cuando afirma que “el inglés se asentó en sus nuevas tierras
identificándose con ellas” por lo que es lógico que “además de que siempre ha sabido
sacar provecho de los recursos potenciales que el nuevo Estado ha podido ofrecer.” 11 9
119
Idem.
77
La crítica al modelo holandés no se hace esperar. Si bien en 1650 las colonias
holandesas están en las Américas [Nueva Ámsterdam, Brasil, Antillas Holandesas],
África [Sudáfrica] y las Indias Orientales [Java, Sumatra, Bali, Célebes y Molucas], no
incrementaron su potencial. La visión de causa-efecto, error-castigo es clara en Mahan,
de ahí que inmediatamente se pregunte, y ésta es la parte más extensa del texto, si
Estados Unidos será capaz de “elevar su poderío en el mar y [si] su intento comercial”
será suficiente.
En otras palabras, Mahan evalúa cómo “las naciones” han afrontado el problema
nación -comercio -sistema marítimo-colonial. Caracteriza y tipifica las potencias
coloniales anteriores. Establece la situación en América. Establece los criterios del
proceso colonial y administración que juzga correctos, acertados y naturales. Hace la
crítica del proceso histórico, económico, colonial y marítimo. Establece premisas y
paradigmas de solución. Aclara cuál fue la clave de los modelos exitosos. Establece las
ventajas de un gobierno “republicano”, como la monarquía holandesa, [Mahan era parte
de los intelectuales afines al Partido Republicano estadounidense] y del tipo de colonia
adecuada para preguntarse si los Estados Unidos estaban en condiciones de emprender
este proceso. La revisión histórica del proceso deja a Mahan y a sus lectores ante una
pregunta fundamental:
el carácter nacional de los americanos estará de acuerdo en elevar su poderío en el mar y su intento
comercial existe sin la mayor duda […] les conducirá a un mayor provecho dentro de su desarrollo como
naciones independientes.120
120
Mahan…, p. 242.
78
La segunda parte del enunciado, que empezó como una pregunta, se transforma en
afirmación de la estrategia de progreso y en la definición de una estrategia que tiene en
la Historia su evidencia empírica. Es decir ¿podrán los estadounidenses emular a los
holandeses e ingleses? La contestación: tienen las condiciones. De ser así, la Historia
garantiza que tendrán “un mayor provecho dentro de su desarrollo como nación
independiente”.
Hay que tomar en cuenta que The Influence of Sea Power Upon History, 1660-1793 fue
escrito por Mahan en 1890 y que podía dar soporte, si resultaba o daba contestación a
los fracasos de James Blaine, secretario de Estado estadounidense durante la
Conferencia Internacional Americana (que finalizó el 7 de abril de 1890) y la
Conferencia Monetaria Internacional (que finalizó el 23 de marzo de 1891) en las que el
gobierno de los Estados Unidos buscaba, como ya se dijo, un acuerdo continental de
comercio dentro de una instancia única de negociación que tendría una sola moneda,
mecanismos jurídicos de licitación y promovería un aumento de circulación de
mercancías y acceso a los mercados a través de la marina mercante estadounidense.
Los textos de Mahan dan una contestación ideológica y pragmática, con fundamento en
la historia del capitalismo moderno, a los problemas nacionales de los Estados Unidos,
diseñan una política económica, marítima, naval e ideológica. Van dirigidos a la elite
79
del gobierno estadounidense y se difunde a través de la Escuela Naval de Anápolis
donde Mahan fue profesor y posteriormente director. 12 1
El tanteo del “carácter nacional” dentro de la Disertación sobre los elementos que
integran la potencia marítima, da paso, entonces, al análisis del “carácter
gubernamental”, la segunda parte del discurso de análisis sobre la influencia del poder
naval en la historia.
EL CARÁCTER GUBERNAMENTAL
Después de una breve discusión sobre los elementos que integran la potencia marítima,
desde el punto de vista del “carácter nacional”, es decir, de los aspectos teóricos y las
premisas básicas, debatir sobre el surgimiento de las antiguas potencias marítimas y
formular retóricamente la pregunta sobre la posibilidad de hacer de los Estados Unidos
una potencia marítima, Mahan pasa a otra discusión. El carácter gubernamental. Es
decir, las formas de gobierno como factor que limita o propicia la formación del poderío
naval. Es aquí donde está la formulación del proyecto mahaniano.
121
A los pocos años de su publicación, el libro de Mahan [The Sea Power Upon History…] se había
traducido al ruso, francés, italiano, español, japonés y alemán. El Kaiser Guillermo II confesó: “Ahora no
estoy leyendo, sino devorando el libro del capitán Mahan. Está a bordo de todos mis barcos.” En
Inglaterra, que obtuvo la admiración de Mahan por el firme mantenimiento del poder naval y la altiva
determinación de hacerlo sentir, el primer ministro William Gladstone proclamó la obra de Mahan como
“el libro de la época”. Y cuando éste visitó Londres en 1894, se le concedió el insigne honor de ser el
primer extranjero invitado jamás a cenar en el Royal Navy Club, donde una multitud reunida de 100
almirantes y oficiales de alto rango le recibió con tres extraordinarios vítores. David Howarth, “Los
acorazados”, I, P. 25.
80
La argumentación es una discusión reflexiva sobre la historia comparada de los
procesos económicos y políticos del sistema, como bien podríamos decir ahora,
interestatal122 a partir del modelo inglés de gobierno, conquista, colonización, comercio
y sistema marítimo y naval en lucha contra España y, después, los Países Bajos. La
segunda parte y más extensa del texto de Mahan, arranca de la premisa institucional y
de los criterios puritanos de ver el mundo, que son la instrumentalización ideológica de
las herramientas del poder. Para Mahan, toda institución y forma de gobierno tiene
como punto inicial:
1. el ejercicio de una voluntad inteligente, enérgica y perseverante
2. el consenso entre gobierno con “su gente”, sin especificar si se refiere a sus
funcionarios, grupos de poder o la población en general.123
Estos dos puntos que pueden resumirse, desde nuestro modo de ver, como voluntad
política y consolidación de un consenso, son explicados teniendo en mente a los
constructores del consenso y lo que ahora se llama “tomadores de decisión”: la elite del
poder en Estados Unidos. Es aquí cuando Mahan construye el discurso del poder
marítimo y esboza el programa general que permitirá establecer un sistema continental
basado en las ventajas que ofrecen sus redes técnicas, y la misma revolución industrial y
técnica, por tanto la fuerza y el poder casi incontestable en el continente, para salir de la
crisis en la que el excesivo éxito productivo, la sobreproducción de mercancías y la falta
de disposición de mercados más amplios, ha colocado a los Estados Unidos en la década
122
“Los Estados se desarrollan y fueron configurados como partes integrantes de un sistema interestatal,
que era un conjunto de reglas dentro de las cuales los Estados tenían que actuar y un conjunto de
limitaciones sin las cuales los Estados no podían sobrevivir.”, Immanuel Wallerstein, El capitalismo
histórico…, p. 47.
123
Mahan, p. 242.
81
de 1890. El discurso debe indicar las vías de conciliación entre el carácter nacional y el
carácter gubernamental, siguiendo los dictados que la experiencia histórica muestra con
relación a las grandes potencia navales y marítimas del pasado. Veamos entonces.
Mahan indica que el gobierno debe tener un acuerdo llano y franco con lo que
denomina, como dijimos, su gente , los interesados en la creación del poder marítimo
militar, con quienes deberá desarrollar el ejercicio de construcción de su poderío, lo que
garantizará, afirma, (siguiendo la lógica lineal de causa-efecto), el éxito y máximo
provecho en cuanto al dominio del mar.
Por lo mismo, el gobierno contará con seguridad, si la mayoría de su gente comparte
con él sus “alcances”, en otras palabras, si el gobierno y los beneficiarios del poder
naval “comparten […] todos sus alcances” [ganancias]. En otras palabras, las ventajas
de lo que ya definió como una colonia natural en la primera parte del texto. Esto se
contrapone con lo que llama “poderíos despóticos que han tenido éxito marítimo y
naval”, pero que a la larga terminan en fracaso por no distribuir el provecho entre toda
su gente , o sea, no establecer una distribución amplia y legitimadora de los beneficios y
no hacer uso adecuado de las cuotas de poder.124
Esas son las premisas básicas que establece para pasar a la argumentación histórica la
demostración empírica y teórica sobre el “carácter gubernamental” a lo largo la historia.
Y es aquí donde la demostración se transforma en una parte interesante porque la
124
Idem.
82
historia se vuelve un referente de autoridad y con el que sus lectores no están
necesariamente relacionados. Por lo mismo puede llegar a construir un discurso de
autoridad que modele un programa ante la evidencia histórica. Su primer ejemplo es la
Inglaterra de Jaime I1 25 , a quien le atribuye una excelente administración gubernamental
y una buena función naval. Su argumentación histórica se complementa con la
capacidad de Inglaterra para imponer condiciones a la Francia de Enrique IV (15531610)126 a partir de la fuerza marítima. Mahan, sin embargo, no señala que Jacobo I
tuvo que renunciar a la política de prestigio anterior [la de Isabel Tudor (1533-1603)] y
al desarrollo de la flota, con lo que perjudicó el comercio inglés. 12 7
El segundo ejemplo de Mahan para contestar las preguntas sobre la posibilidad de
construir un poderío naval es el de Oliver Cromwell128 . A pesar de caracterizar a
Cromewll como un “clásico ejemplo del déspota”, éste marcó la pauta sobre la tarea de
la construcción del poderío naval porque:
125
Se refiere a Jacobo I, rey de Inglaterra, Irlanda y Escocia desde 1603 hasta 1625. Jacobo sucedió a
Isabel I Tudor. Tuvo que enfrentar la falta de consenso entre la burguesía y la nueva nobleza, conflicto
que se reflejó en el establecimiento de un gobierno absolutista y un conflicto político de apariencia
religiosa que se manifestó hasta 1640 entre puritano -presbiterianos y episcopales-anglicanos. Conflicto
entre las decisiones verticales del rey y los obispos o la utilización de organismos colegiados electivos, en
el fondo el control de los súbditos a través de la excomunión para vulnerar “derechos civiles”. Los
episcopales, para preservar sus privilegios obstaculizaron a empresarios, comerciantes y la pequeña
nobleza rural. Historia Universal Ilustrada, ANESA, Noguer, Rizzoli, Larousse, Barcelona, 1974, p. 18.
126
Rey de Navarra y de Francia, primero de los Borbones. Escapó de la matanza de la noche de San
Bartolomé después de abjurar de su protestantismo, pero huyó y pasó a dirigir la Unión protestante. La
muerte del duque de Alençon le convirtió en heredero de la corona francesa. Se alió con los protestantes
alemanes y con Isabel de Inglaterra. Las torpezas del enemigo y el sentimiento de fidelidad a la realiza
legítima le favorecieron, abjuró nuevamente) del protestantismo (1593) y fue consagrado rey. Entró
triunfalmente en París. El favor del papa Clemente VIII lo legitimó. Reestableció la paz religiosa con el
Edicto de Nantes. Reorganizó Francia. Larousse, op. cit., t. 4, p. 243.
127
Ibid., p. 20.
128
Oliver Cromw ell (1599 -1658), surgió como representante de la nobleza rural, calvinista puritana,
antimonárquica y antiepiscopal. Organizador de una fuerza militar, con una carga de fanatismo religioso,
durante la Primera Guerra Civil, que venció al partido realista. Condenó a muerte a Carlos I, monarca de
Inglaterra, Escocia e Irlanda desde 1625 hasta 1649, sucesor de Jacobo I. Cromwell asumió el control de
Inglaterra, organizó el Commonwealth (1649-1659), sometió a Irlanda y Escocia, ocupó Irlanda, organizó
la guerra contra Holanda (1652-1654). Transformó a Inglaterra en una gran potencia naval. Instauró la
dictadura, garantizó la hegemonía inglesa en el Commonwealth, reorganizó el país y estableció un nuevo
consenso. Atacó a España en el Mediterráneo (1656) y ocupó Jamaica (1655).
83
• Promovió todo cuanto enalteciera el poderío y honor ingleses
• Lanzó una avanzada sobre todos los mares: Mediterráneo, Báltico, Indias
Orientales y Caribe
• Proclamó el Acta de Navegación (1651)129 , y esto fue fundamental por lo que
todo el comercio con Inglaterra y sus dominios debía hacerse en barcos ingleses,
en una medida contra el poderío marítimo holandés
Mahan construye como paradigma político y naval en su discurso a Inglaterra, obviando
el despotismo de Jacobo I, la falta de consenso en el a parato estatal, su manifestación
político-religiosa en la revolución de 1640, la crisis del absolutismo inglés, las dos
guerras civiles y la dictadura de Cromwell. Todo esto contraviniendo las premisas del
consenso que él mismo había establecido inicialmente como fundamento del “carácter
gubernamental”.
En la construcción discursiva, además de atribuirle a Cromwell la condición de rey, que
no tuvo, elimina los conflictos históricos, políticos, económicos y militares de
Inglaterra. El efecto inmediato es transformar la historia inglesa y esconder los
conflictos internos que surgieron de su construcción como potencia naval, haciendo de
129
Actas de navegación. Conjunto de leyes proteccionistas inglesas que regulan las condiciones del
comercio marítimo. La primera de ellas fue votada durante el gobierno de Cromwell (9 de octubre de
1651). El acta, dirigida contra el monopolio que los neerlandeses estaban a punto de asegurarse sobre el
comercio de tránsito, prohibía las importaciones de productos europeos bajo un pabellón distinto del
inglés o del país de origen, y disponía que todos los artículos provenientes de América, Asia y África
fuesen solamente transportados por buques ingleses. Subordinaba el comercio extranjero con las colonias
inglesas al otorgamiento de una licencia, y rese rvaba el cabotaje a los buques ingleses. Esta ley provocó
una guerra con las Provincias Unidas (1652-1654), que favoreció el desarrollo marítimo de Inglaterra y
terminó con su victoria.
84
su discurso histórico sobre Inglaterra uno sin mayores contradicciones ni luchas
internas, construyendo un modelo lineal de éxito como consecuencia del esfuerzo y el
trabajo puritano, tal y como establece en una parte de sus premisas. Lo que hace es un
discurso apologético, sin conflictos internos para la burocracia gubernamental y los
grandes intereses económicos que recibirán el documento con beneplácito, moldeando
la historia inglesa y abriendo una ruta fácil, la de un programa realizable, igualmente sin
contradicciones, para la potencia marítima estadounidense. En otras palabras, si se sigue
la receta inglesa que descifró Mahan, gobierno, empresarios y ciudadanos gozarán de
las ventajas que reportará la construcción de la potencia naval.
El tercer ejemplo inglés de Mahan es el de Carlos II Estuardo130 (1630-1685), quien
adquirió Nueva Ámsterdam y la transformó en Nueva York durante la segunda guerra
anglo-holandesa (1664-1667). 131 Aunque Carlos II mantuvo una alianza con la
monarquía francesa (católica, y contra los holandeses, que eran protestantes) el
verdadero centro del conflicto, como se señala en el texto, era el intento por parte de
cualquier reino, por ejercer dominio de los mares. El discurso mahaniano se vuelve, a
partir de este punto, una apología al poder marítimo y se transforma en una observación
130
Carlos II, rey de Inglaterra, Escocia e Irlanda. Hijo de Carlos I. A pesar de su corta edad participó en la
guerra civil y consiguió escapar en 1646. Después de la ejecución de su padre (1649), desembarcó en
Escocia, hostil a Cromwell, y obtuvo su adhesión mediante el reconocimiento del Covenant presbiteriano.
Fue coronado en Scone en enero de 1651, pero la aplastante de Cromwell en Worcester le obligó a un
nuevo exilio. Se refugió en Francia y en los Países Bajos, donde llevó una vida miserable. El conflicto
ente el ejército y el parlamento, [después de la muerte de Cromwell], le permitió negociar las condiciones
para la restauración monárquica. La restauración chocó con grandes dificultades heredadas de la
revolución. La herencia marítima del Commonwealth arrastró al gobierno inglés a otra guerra contra las
Provincias Unidas, 1664. Carlos II se acercó a Francia y al catolicismo, lo que alarmó a la opinión
inglesa. En 1672 inició una nueva guerra contra los holandeses. Surgió un sistema de partidos que puede
considerarse el origen de la monarquía constitucional inglesa. La desconfianza a la monarquía inspiró la
ley de habeas corpus. La inclinación católica del rey generó varias leyes para excluir a los católicos del
gobierno. A su muerte Jacobo de York heredó el trono inglés.
131
Historia Universal Ilustrada, p. 66.
85
del carácter gubernamental en distintos momentos de la historia europea. Así construye
una continuación americana de la historia europea del poderío marítimo.
Por eso, como señala María del Rosario Rodríguez Díaz132 , su insistencia en otros
documentos, en el sentido racial, anglosajón y de pueblo elegido como aval histórico de
continuidad europea en América. Alfred Thayer Mahan, de formación protestante y
conservadora, de la clase media de Nueva York, con estudios en Columbia Colle ge, de
esa ciudad, había vivido con su tío, el reverendo Milo Mahan de quien había tomado las
convicciones de la estricta ética protestante. Para Mahan, por su formación religiosa, la
historia tenía “una especie de sentido divino en el que el poder providencial se
expresaba y revelaba a través de personalidades y eventos, es decir, la historia era a la
vez el plan divino y su complemento.”1 33 Esto nos permite entender algunos aspectos de
su discurso. Mahan veía en los países de América Latina y sus conflictos “pleitos de
bandidos” y pueblos incapaces de gobernarse a sí mismos. Es decir, valoraba de esta
forma el “carácter gubernamental” de esa región. Por lo mismo, una amenaza
continental para la estabilidad de Estados Unidos. La visión de la historia mahaniana, y
esto es interesante para entender discurso y programa sobre el espacio americano, tiene
una intención ordenadora puritano-protestante.
132
María del Rosario Rodríguez Díaz, El Destino Manifiesto. El pensamiento expansionista de Alfred
Thayer Mahan, 1890-1914, Porrúa, Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, 2003, p. 26-33.
133
Alfred Thayer Mahan, “Subordination in Historical Treatment”, Naval Administration and Warfare,
pp. 267-268, en María del Rosario Rodríguez Díaz, op. cit., p. 33.
86
Pero regresemos al “carácter gubernamental” del texto mahanaiano. En la descripción
de la historia inglesa, a la muerte de Carlos II le sucede Jacobo II1 34 (1685-1688). Las
observaciones de Mahan se orientan hacia el desempeño de la estructura gubernamental
y su relación con las estructuras marítimo-navales. 135 Jacobo II reforzó el absolutismo,
mantuvo cerrado el parlamento, reprimió rebeliones que pudieran significar
rearticulación política durante el proceso de sucesión y explotó las diferencias políticas
basadas en las diferencias religiosas, teniendo como instrumento la posibilidad de la
restauración del catolicismo. Pero Jacobo II no engrandecía el poder naval. Salió del
trono después de la Revolución Gloriosa (168 8-1689) que colocó en el poder al rey de
Holanda, antiguo enemigo de Inglaterra, pero casado con María II Estuardo136 (16621694), hija del propio Jacobo II. Mahan no señala ninguna contradicción dentro de la
historia inglesa, sino una afelpada sucesión que coloca a Guillermo III 137 la corona
134
Jacobo II (1633-1701) rey de Inglaterra, Irlanda y Escocia, hermano y sucesor de Carlos II. Duque de
Cork desde 1643 y nombrado Almirante en 1660. Se distinguió en su lucha contra los holandeses. Se
apoderó de Nueva Ámsterdam, que en su honor pasó a llamarse Nueva York. Se convirtió al catolicismo
y como posible heredero del trono se atrajo la hostilidad de los whigs. Fue enviado a Escocia donde
mostró una inquietante severidad con la oposición. Jacobo II acumuló errores al favorecer demasiado
abiertamente al catolicismo, despreciar el parlamento, que nunca convocó, desconfiar de sus consejeros
acercarse a Luis XIV a quien odiaban en Inglaterra. El nacimiento de su hijo Jacobo Eduardo abrió la
perspectiva de una dinastía católica y autoritaria, por ello la oposición acogió favorablemente la política
de Guillermo de Nassau, yerno del rey, que proponía respeto a las libertades tradicionales. En 1688
Guillermo desembarcó con un ejército y Jacobo prefirió escapar a Francia. Este hecho es conocido como
La Revolución Gloriosa, que puso a Guillermo Nassau en el poder en Inglaterra. Jacobo II se refugió en
Francia. Larousse, t. 6, p. 158-159.
135
Rodríguez Díaz, El Destino Manifiesto …, señala: “En las obras de Mahan poderío naval era sinónimo
de poderío marítimo”.Es decir, fuerza militar, producción, intercambio comercial y establecimiento de
colonias. Nota 18, p. 60.
136
María II Estuardo (1662-1694), reina de Inglaterra, Irlanda y Escocia, hija de Jacobo II y de su primera
esposa, Anne Hyde. Se casó a los quince años con Guillermo de Nassau. Cuando estaba a punto de
estallar la revolución de 1688, María, lo mismo que su hermana Ana, adoptaron el partido contrario a su
padre. Después de que el Parlamento-Convención decretara la abdicación de Jacobo II (1689), María fue
proclamada reina, pero, tanto por su propia insistencia como por la de su esposo, le fue asociado
Guillermo III como rey correinante; éste se convirtió en el único y verdadero jefe del estado. Larousse,
op, cit., t.6, p. 981.
137
Guillermo III, estatúder de las Provincias Unidas, rey de Inglaterra, Escocia e Irlanda. Hijo póstumo de
Guillermo de Nassau, príncipe de Orange y de María Estuardo, hija mayor de Carlos I de Inglaterra. Fue
protegido por su tío Carlos II, pero fue educado por el más destacado enemigo de su familia, el
republicano Johan de Witt. La invasión de Francia a Holanda en 1672 provocó la caída de la república y
el ascenso del partido orangista. Guillermo fue elegido estatúder. La energía de Guillermo vigorizó la
resistencia neerlandesa y le atrajo aliados. Los franceses tuvieron que salir del país. Inglaterra pasó de la
hostilidad a la alianza. En 1677 Guillermo se casó con su prima María, la hija del futuro Jacobo II.
87
inglesa (1650-1702). De alguna manera, la Revolución Gloriosa puede entenderse como
la expresión de la falta de consenso entre las elites inglesas al punto de buscar al rey de
Holanda, contra quien tuvieron dos guerras. Al contrario, Mahan señala:
“…al sucederle Guillermo III, el poder naval inglés se extendió debido a la Alianza
Holandesa-Inglesa en contra del rey francés Luis XIV, con el Tratado de Paz de
Utrecht.”138
Como el eje de la reflexión de Mahan es el poderío marítimo-naval, el resto de los
aspectos históricos se subordinan a éste. Por eso no argumentará sobre la inestabilidad
inglesa que trasladó en el siglo XVII a 250,000 europeos a la costa este de
Norteamérica 139 , entre ellos, los llamados “Padres Fundadores”1 40 , como resultado de la
crisis inglesa. La mención del Tratado de Utrecht (1713) aparece como un hecho que
interesa a Inglaterra y Francia, sin embargo el conflicto detrás de Utrecht es el cambio
en la correlación de fuerzas en Europa al terminar la Guerra de Sucesión Española
(1702-1713) que colocó al nieto de Luis XIV en el trono de España. La Guerra de
Sucesión dio ventajas que Inglaterra iba a aprovechar, “privilegios marítimos y
comerciales, (el Peñón de Gibraltar), el puerto mayor en el Mediterráneo, Terranova,
Nueva Escocia y la Bahía de Hudson.”141 La isla de Menorca, el Derecho de Asiento en
Guillermo pasó a organizar la resistencia de Europa contra Francia. Se mantuvo receloso de la alianza de
su suegro con los franceses. Derrocó a Jacobo II con la ayuda de la oposición. Ratificó la Declaración de
Derechos, que reconocía los principios del régimen constitucional inglés y fue proclamado con María,
reyes de Inglaterra. Negoció en Escocia y se impuso en Irlanda. Combatió a Francia en Holanda. Negoció
la Paz de Ryswick (1697) y fue reconocido por Francia y obtuvo ventajas de esta en Holanda. Murió
preparando la imposición de Jacobo III al trono de España antes de la Guerra de Sucesión Española.
Larousse, op. cit., t. 5, p. 506.
138
Mahan, “El poder naval…”, p. 244.
139
Enciclopedia Larousse, t.4, p. 529.
140
El 21 de diciembre de 1620. Idem.
141
Mahan, La influencia del poder naval…, p. 244.
88
Indias por treinta años, es decir, el derecho de vender esclavos africanos por treinta años
y el navío de permiso, el derecho a inspeccionar los barcos españoles.142
Para Mahan, éste es el momento en que el reinado inglés se transformó en Imperio
Británico143. Es decir, con la eliminación de los Estuardo vía la Revolución Gloriosa y
la consolidación de Guillermo III, tras la Guerra de Sucesión Española y el Tratado de
Utrecht se forma el imperio británico para Mahan. Después de Utrecht, el acuerdo de
paz anglo-neerlandés duró 25 años y -dice-la flota inglesa vigilaba el Báltico para Pedro
el Grande y controlaba, al mismo tiempo, el crecimiento de Rusia.1 44 Los daneses
tampoco pudieron competir con los ingleses. Los ingleses se transformaron en el factor
de seguridad y estabilidad europea, policía del Zar [sic ] y competencia para Dinamarca.
Este es otro argumento importante que subyace en el discurso mahaniano:
La estabilidad de las regiones y los mercados depende de una potencia naval que
asuma funciones de policía.
Funciones que asumirá posteriormente uno de los amigos y segu idores de Mahan,
Teodoro Roosevelt (1851-1919), con la Política del Gran Garrote . Otro aspecto que
señala Mahan: una ventaja “comparativa” de su sistema marítimo-naval fueron los
privilegios que sobre la América hispana logró mantener Inglaterra por la fuerza. Este es
un hecho histórico que argumenta la necesidad de construir ese poder marítimo-naval
que genera privilegios sobre la región de la América hispana, además de poder generar
142
143
144
Enciclopedia Larousse, tl 10, p. 554.
Mahan, idem.
Idem.
89
“interferencia”, así dice literalmente, en las rutas comerciales españolas.1 45 Una segunda
ventaja que, aunque ilegal, es real y factible, se desprende de las ventajas y privilegios
del poderío marítimo con serias implicaciones en tanto denota que el contrabando es
uno de los factores ventajosos de un poder marítimo.
La construcción del poder marítimo es planteado por Mahan como una especie de
destino manifiesto: “ Mientras que la política inglesa continuaba apuntando hacia su
poderío naval, los demás países europeos parecían no darse cuenta de esta fuerza. Así es
como surgió el gran poder marítimo inglés.” 146
Esta afirmación pareciera afianzar esa noción de destino porque los demás participantes
europeos “parecen no darse cuenta de esa fuerza”. Algo poco probable para España y
Francia a partir de las condiciones de Utrecht, o para Dinamarca a partir de los propios
datos de Mahan.
Después se cita el periodo de 1739, la llamada Guerra de la Oreja de Jenkins147 (17391742) en la que la Guerra Hispano-Británica se enlazó con la Guerra de Sucesión
145
146
147
Idem.
Ibid., pp. 244-245.
Guerra de la oreja de Jenkins. Conflicto entre España y Gran Bretaña en 1739 y que enlazó con la
Guerra de Sucesión Austriaca. Gran Bretaña se quejaba de las vejaciones a sus súbditos en el ejercicio del
comercio, del que a pesar del derecho de asiento y del navío de permiso, no obtenían las ventajas
esperadas. Como consecuencia se había desarrollado un contrabando británico perfectamente organizado
y protegido por el gobierno, al que las autoridades españolas replicaron con violentas represalias. En ellas
se basaron los belicistas para pedir una guerra contra España. En una sesión del parlamento, el capitán
contrabandista Robert Jenkins explicó cómo los españoles lo habían apresado, torturado y cortado la oreja
y se la entregaron para que la mostrara al rey. El primer ministro inglés Walpole y el rey Felipe V
lograron llegar a negociaciones sobre el comercio, la navegación y los límites de la Florida y Carolina.
Las negociaciones no fueron aceptadas y se envió a Gibraltar la escuadra del almirante Haddock. Felipe V
90
Austriaca (1740-1748). El método de Mahan es la enumeración, la descripción de algún
detalle que justifique la marina inglesa, demuestre su utilidad, necesidad, valor y
legitimidad para añadirlo automáticamente a la argumentación política sobre el poder
marítimo estadounidense que debe construirse, aunque no exista ni siquiera un
argumento de equilibrio, ni a favor ni en contra, o que explique el proceso dentro de una
totalidad coherente. El discurso histórico es pragmático, útil, descriptivo y lleva de
manera rápida a la contestación de la pregunta inicial. La descripción de los escenarios,
las acciones, las ventajas y beneficios se transforman inmediatamente en argumentos
apologéticos de forma tal que el discurso mahaniano pone a la historia de su parte. La
historia naval es una demostración por sí misma de lo obvia que es la necesidad de
transformarse en potencia naval.
El argumento más fuerte es la de los beneficios económicos, aspecto que persuade a
cualquier inversionista a la hora de decidir si enviar acorazados o no a cualquier parte
del mundo al final del siglo XIX, que es el periodo contextual de Mahan. De hecho, al
explicar esa distribución de la riqueza entre “los ingleses”, es decir el pueblo, la nación,
el conjunto de los ingleses, no algunos ingleses, como en realidad ocurrió, se encubre la
realidad de la distribución de las riquezas dentro del sistema colonial. 14 8
declaró la guerra. El rey francés ofreció ayuda a España a cambio de ventajas comerciales a las que no
accedió España. Vernon tomó Portobelo, Wentworth fracasó en Cartagena de Indias y Santiago de Cuba,
los ingleses tomaron Paita en el Pacífico y tomaron el galeón Acapulco . A la muerte de Carlos VI estalló
la Guerra de Sucesión Austriaca (1741-1748) en la que continuaron las hostilidades España y Gran
Bretaña. La guerra terminó con el Tratado de Aquisgrán. Larousse, t. 7, p. 969.
148
Para tener una idea sobre la distribución del botín de guerra en la llamada Guerra de los Siete Años
(1756 -1763), ver La Habana de Hugh Thomas, Grijalbo, Barcelona, 1984, la primera novela de tema
histórico del autor donde se explora, además, el Caribe, la sociedad inglesa, la propia guerra y esa
“distribución” de la que habla Mahan.
91
Un aspecto importante a lo largo de esta enumeración es que Mahan recomienda de
forma indirecta, al describir lo que hicieron “los ingleses”, un sistema de subsidios,
desarrollado extensamente en el caso inglés, hasta las Guerras Napoleónicas (17921815) que finalmente dieron la hegemonía en la economía-mundo capitalista a los
británicos.149 Mahan insinúa que ése bien puede ser el programa marítimo
estadounidense hasta su próxima guerra por el control de los mares, la Guerra Hispano-
Cubano-Estadounidense de 1898, que daría beneficios económicos a condición de
subsidios navales. Este parece ser el programa que permitiría el control de los pasos
naturales que describe Estades Font, los del Golfo de México y el Caribe, la salida del
Río Mississippi, el Canal de Yucatán, el Canal Viejo de Bahamas, al norte de Cuba, el
Paso de los Vientos entre Cuba y Haití, el Canal de la Mona, entre República
Dominicana y Puerto Rico, el Canal de Anegada, entre las Antillas Mayores y las
Antillas Menores, pero además, el Canal de Panamá, el paso transístmico que acorta el
tiempo de circulación de mercancías de Nueva York a San Francisco y facilita el paso
del Atlántico con estaciones intermedias en Hawaii, Samoa, Guam, Filipinas y China.
Con esto se establecería el programa, sus defensas lejos de las costas nacionales y sus
puertos principales, garantizando la seguridad nacional.150
A partir de la Guerra de los Siete Años, Mahan ve la construcción del mercado angloamericano, la necesidad de mantener la vigilancia sobre los franceses y, a pesar de todo,
el sostenimiento de la política naval inglesa, diferenciada de la francesa porque la Royal
British Navy sirvió como mecanismo de promoción de la clase media en contraste con
149
150
Immanuel Wallerstein, El capitalismo histórico, p. 49.
Ver María Eugenia Estades Font, op. cit., p. 23-38.
92
la marina francesa, donde había que tener, señala Mahan, antecedentes de nobleza.151
Queda claro, entonces, que la potencia naval aprovecha todos los “buenos elementos”
para fortalecer el sistema en su conjunto y dar una posibilidad pragmática de movilidad
social a través del desarrollo de su propia capacidad militar, otra virtud de la institución
que promueve el almirante historiador, un factor de estabilidad social, coherencia y
sentido.
Mahan analiza entonces la marina holandesa. Vio el fracaso de ésta en los conflictos y
rivalidades internas. Entre la Compañía de las Indias Orienta les152 y la Compañía de las
Indias Occidentales 153.
Guillermo de Orange, para mantener el equilibrio frente a Francia debió establecer la
alianza Anglo-holandesa. La muerte de Guillermo y las guerras holandesas por cuarenta
años debilitaron los recursos marítimos, las colonias y el comercio holandés.154 Cuando
Holanda se debilita, Inglaterra se fortalecía en el Mediterráneo. Aquí, sin entrar en
detalles y sin explicaciones claras, el argumento de Mahan está centrado en la
superioridad marítima, en el sentido de que las pérdidas en barcos favorecían a
151
Mahan, p. 245.
La Compañía de las Indias Orientales comenzó a operar en 1602, competía contra Portugal,
funcionaba por acciones. Las compañías mantenían un comercio colonial y comerciaban con café, arroz,
nuez moscada, girasol, canela y pimienta. A partir de 1650 se añadió la seda, la laca, porcelana y azúcar.
La Compañía se deshizo tras la Guerra Anglo-Holandesa de 1780-1784. Larousse, op. cit., t. 5, p. 988.
153
La Compañía de las Indias Occidentales se organizó a partir de 1621, por 24 años tuvo el monopolio
del comercio de la costa oriental de América entre Terranova y Magallanes y las costas occidentales de
África, al sur del Trópico de Cáncer. Perdieron su establecimiento en Brasil y Nueva Holanda. Quedó con
Surinam, Curaçao y San Eustaquio como bases para el contrabando y el pillaje. Disuelta en 1674. La
sucedió otra compañía de 1674 a 1791 que operaba entre África y las Antillas y se dedicaba al tráfico de
esclavos. Idem.
154
Mahan, p. 246.
152
93
Inglaterra en relación de 1:5, y esta fue la base para el incremento del comercio inglés y
el establecimiento de relaciones pacíficas con Holanda.155
La idea es clara: superioridad naval es igual a menos pérdidas en barcos, mayor
crecimiento y paz. La fórmula para una potencia en ascenso. Al analizar la marina de
guerra francesa llega a la conclusión que se transforma en receta:
Es necesaria una reorganización de la artillería, puertos, equipo militar y escuela
naval.
Y esto atañe a Mahan directamente porque él había ingresado a Anápolis, a la Academia
Naval, como profesor de historia, después pasó a ser su director. La receta anglofrancesa era la reestructuración y modernización de la marina como otro factor que se
implanta en el discurso mahaniano: el debate sobre la modernidad y la modernización
de sus herramientas. La elaboración de textos sobre tácticas
navales,
la
profesionalización y especialización de la marina de guerra con objetivos claramente
definidos y recontextualizados. Mahan elaboró los textos de historia y geopolíticos de la
reestructuración naval estadounidense. Una acción como ésta tuvo su resultado para
Francia en el pasado: mejoró la capacidad de respuesta, su relación comercial con las
colonias y su relación con los puertos del mundo, es decir, consolidó el sistema
marítimo. El ejemplo está en la reestructuración de la marina francesa en 1661, en la
reorganización de la marina inglesa durante la guerra de 1672 contra Holanda, con la
fundación de la Academia de la Marina Francesa en 1752. 156
155
156
Idem.
Ibid., p. 247.
94
La prueba inglesa llegó con Napoleón (1769-1821) en Abukir157 (1798) y Trafalgar158
(1805). La fortaleza naval de Inglaterra decidió quién sería el poder hegemónico en el
contexto de la economía mundial capitalista. La lección es clara y reiterativa, en el caso
francés se intentó:
• La reconstrucción de los astilleros
• Mejora de barcos
• Control de Venecia y Génova, puertos extranacionales
• Control desde la Isla de Elba hasta el Adriático (puertos marítimos intermedios)
• 123 barcos y 55 fragatas al final del imperio napoleónico
Aun así Napoleón no pudo sostenerse frente al peso del sistema marítimo y naval inglés.
Finalmente, Mahan tiene claro el papel del gobierno y su influencia “sobre su pueblo”.
Es aquí donde consolida de manera resumida el programa político-económico y naval.
Por ello afirma que durante los tiempos de paz el gobierno debía favorecer “las
tendencias un tanto aventureras de sus gentes -lo que define más claramente quiénes
157
Abukir es una población del bajo Egipto. Allí se enfrentaron franceses e ingleses. La primera batalla
de Abukir (1 agosto 1798) tuvo lugar en la rada, en donde el almirante Nelson sorprendió y destruyó la
escuadra francesa. En la segunda batalla (25 julio 1799) Napoleón derrotó a un ejército turco
desembarcado por lo ingleses. En la tercera batalla (8 marzo 1801) el general Abercromby desembarcó y
tomó la plaza a los franceses. Larousse, op. cit., t. 1, p. 39.
158
Batalla naval ganada por la armada británica, al mando de Nelson sobre la flota franco-española en
aguas del cabo de Trafalgar (21 octubre 1805). La armada de Nelson, 27 barcos de tres puentes, atacaron
la flota combinada de 33 navíos, 18 franceses y 15 españoles. Nelson pereció en ese combate. Para
España fue un desastre que aniquiló una marina de guerra creada a lo largo del siglo XVIII. Para Francia
significó la definitiva renuncia a la invasión de Gran Bretaña y del bloqueo continental. Larousse, op. cit.,
t. 10, p. 316.
95
son sus gentes y a quién hay que favorecer y en qué. Los grandes empresarios, los
expansionistas, los agentes comerciales y políticos, los aventureros, no necesariamente
los simples ciudadanos - que darán como resultado un mayor intercambio tanto político
como comercial y cultural. Por otro lado, es innegable que un hábil manejo comercial
lleva al desarrollo de grandes industrias -como las de los capitanes de la industria y
financieros estadounidenses, Armour y Swift en el comercio de conservas, Weyerhause
en la industria maderera, Astor en las pieles y los inmuebles, Rockefeller en el petróleo,
Morgan y Mellon en las finanzas, Vanderbilt, Harriman y Hill en los ferrocarriles,
Carnegie y Hewitt con el hierro el acero, entre otros, es decir los propietarios de la gran
industria y los monopolios que han aprovechado la segunda revolución industrial e
implícitamente favorecidos en su texto todo lo cual conduce al progreso general.”
Entonces, el programa en tiempos de paz se define con los siguientes factores:
• aventurerismo político y comercial
• hábil manejo comercial
• grandes industrias como premisa para el progreso general
En tiempos de guerra,
La armada con que se cuente deberá siempre tener suficientes hombres y barcos para defender
los intereses de sus gentes , además de que debe brindar la protección que sus barcos necesitan al
surcar los mares comercialmente; para ello necesita contar con puertos tales como Gibraltar o el
de Malta, como en el caso de los ingleses; además de que deben establecerse nuevas estrategias;
96
tenemos ejemplos recientes en la historia marítima inglesa que siempre ha mantenido excelentes
bases navales en todos los puertos del mundo.159
El programa en tiempos de guerra es claro:
• suficientes barcos y hombres
• afinidad entre las estructuras económicas de sus gentes y el poder naval
• protección militar a estructuras económicas transnacionales
• rutas y barcos mercantes
• ubicación y protección de puestos marítimos y bases navales alrededor del
mundo
Después de estas reflexiones, o más bien, después de una revisión histórica, como la
entiende Mahan, queda clara la tarea y la respuesta a la pregunta retórica formulada al
principio. Pero veamos cómo articula sus conclusiones en el texto, y es aquí donde el
mensaje por comparación, se dirige a los que toman decisiones políticas, económicas y
administrativas y construyen el “carácter gubernamental”.
1.
• Los Estados Unidos nunca ha favorecido la colonización, aunque.
• Los Estados Unidos han establecido bases militares en todo el mundo. Sin
embargo
159
Mahan, p. 248.
97
• Nunca han contado con un sistema naval como el inglés. A pesar de ello
• Los Estados Unidos se ha visto obligados a mantener sus barcos alejados de la
costa para evitar problemas
Todo lo anterior no hace más que señalar las deficiencias que habría que superar si se
pretende alcanzar el poderío naval.
2.
Para incrementar el poderío naval, Estados Unidos puso en juego una hábil política de
consumo y desarrollo industrial, desde la guerra civil hasta el momento en que escribía
Mahan. Entonces hace ver que el desarrollo industrial y la construcción del mercado
son para incrementar la potencia naval.
De aquí se desprende el hecho de que ya están en camino hacia ese objetivo y de que lo
correcto sería superar las limitaciones que esbozó antes. Pero habrá que preguntarse si el
desarrollo industrial y la construcción de un amplio mercado, en las condiciones en que
se están planeando, conducen directamente al incremento del potencial naval o si el
potencial naval se establece para incrementar el desarrollo industrial y el mercado
mundial bajo su control por la vía comercial y naval. En otras palabras, de lo que se
trata es de construir un sistema marítimo-comercial y un sistema naval-defensivo, que
como se ha visto a lo largo del texto, no se había construido en 1889-1890, para
garantizar el funcionamiento de su sistema industrial y su mercado, esta vez ampliado,
para no cometer los errores holandeses. Así se completa una de las condiciones de la
“globalización” del siglo XIX que corresponde a la segunda revo lución industrial.
98
3.
Las guerras actuales (siglo XIX) no son como la Guerra de los Siete Años, ni como las
Napoleónicas. Las guerras actuales son económicas, como estableció en From Sail to
Steam. Recollections of Naval Life de 1907 y queda expresado en el epígrafe sobre el
sistema de bloqueo: El bloqueo vence por hambre o por falta de insumos para
continuar la contienda.
Los vapores tenían entonces la capacidad de viajar un mínimo de 20 millas de la costa
por lo que los puertos como Nueva York, Delaware o Chesapeake podían ser
bloqueados fácilmente.
4.
Los barcos pueden mantenerse en contacto y comunicación constante con el telégrafo y
cable, por lo que no hay más que construir una red que mantendría la información para
rebatir cualquier intento de bloqueo.
5.
Los barcos son los que protegen de un bloqueo, mantienen el flujo de información y
mercancías, es decir, los mecanismos de control y mercado.
99
Por lo mismo, y ésta es una de las conclusiones más importantes, puesto que justifica
todo: “debe mantenerse al enemigo lo más alejado posible de las costas y de ser posible
de sus puertos. Sólo deben entrar barcos mercantes.”160
6.
En conclusión: toda estrategia naval tiene como meta “incrementarse” en la guerra y la
paz para aumentar el poderío de su pueblo [o si se es más claro, el poderío naval de los
que establecen y ejecutan las estrategias militares económicas].
7.
Por último termina con una segunda conclusión que justifica el sistema naval a partir de
su concepción de la historia y de una concepción ética: “la naturaleza humana a pesar de
todos sus cambios, siempre es y será la misma: y es ésta su ecuación personal”.161
Mahan deja claro lo que ha logrado Estados Unidos, lo que puede lograr con el
reordenamiento de la marina de guerra y el poderío marítimo en general, define para
qué sirve el espacio, el mar, los grupos humanos, los recursos naturales, cómo deben
organizarse los procesos e incluso los discursos, a partir de su propio discurso. Da los
fundamentos para reordenar el sistema continental a partir de los dos puntos principales
de su texto: el carácter nacional y el carácter gubernamental. La concepción de la
historia y la concepción de un programa que se desprende de la historia en el espacio
geográfico y las relaciones continentales americanas y mundiales. Con estas
conclusiones como premisas podemos entonces pasar al segundo texto que define el
160
161
Mahan, p. 249.
Idem. Debe referirse a los criterios que llevan al incremento de los beneficios políticos y económicos.
100
otro programa surgido de los esfuerzos fallidos de la política exterior de los Estados
Unidos y que trató de dirigir su secretario de Estado James Blaine, Nuestra América de
José Martí.
JOSÉ MARTÍ Y NUESTRA AMÉRICA
Para acercarnos entonces al texto Nuestra América, tenemos que acercarnos también a
José Martí. Por esta razón veremos algunos datos muy generales que nos permitan una
aproximación rápida tanto al escritor y su contexto como al texto.
José Martí fue uno de los primeros escritores latinoamericanos que se puso en contacto,
por medio de la prensa, con la América que habla español desde Nueva York. Produjo
una interesante obra periodística que difundió a través de La República de Honduras, La
Estrella,
de
Panamá,
La
Opinión
Pública,
de
Uruguay,
El
Economista
LatinoAmericano1 62 , The Sun y The Hour , los tres de Nueva York, El Partido Liberal,
de México, La Opinión Nacional de Venezuela16 3 y La Pluma de Colombia164 , además
de otros periódicos que reproducían sus trabajos sin autorización, como llegó a escribir
a Manuel Mercado1 65 . Con esto podría considerársele como uno de los primeros
latinoamericanos en ocupar un lugar de importancia en la “red informática” del siglo
162
Carlos Márquez Sterling, Una vida extraordinaria, México, Porrúa, 1982.
Ibrahim Hidalgo Paz, “Cronología martiana” en José Martí, Obras Escogidas en tres tomos, Editorial
de Ciencias Sociales, La Habana, 1992.
164
Carlos Márquez Sterling, op. cit.
165
Manuel Mercado (1836-1909) abogado mexicano, diputado al Congreso de la Unión en 1867 tras la
restauración de la república mexicana, senador, secretario de gobierno del Distrito Federal, juez tercero de
o civil y promotor fiscal de la ciudad de México. Subsecretario de Gobernación bajo el gobierno de los
presidentes Manuel González y Porfirio Díaz. Amigo de José Martí, quien vivió en su casa. Lo ayudó a
ingresar en la redacción de la Revista Universal . Juan de Dios Peza decía que Mercado era el mejor y más
íntimo amigo de José Martí durante su permanencia en México. La última carta, inconclusa, de José Martí
antes de morir en el campo de batalla en Cuba, estaba dirigida a Manuel Mercado. Enciclopedia de
México, Sabeca International Investment Corporation, EUA, 1996, pp. 5195-5196.
163
101
XIX, transmitiendo principalmente sus impresiones sobre los Estados Unidos durante el
fin del siglo XIX.166 En su labor periodística se ocupó de temas literarios, artísticos,
sociales y políticos, y su obra literaria, tanto en prosa como en verso, es reconocida
como promotora del modernismo. Sus criterios sobre le papel de la cultura propia y la
identidad americana eran centrales en su discurso. Su papel como organizador del
último esfuerzo por lograr echar adelante la guerra de independencia de Cuba y Puerto
Rico contra el dominio español y aclarar su papel en el mundo americano moderno, así
como la previsión acerca del papel de los Estados Unidos en la región caribeña y
latinoamericana, hacen de Martí uno de los personajes decimonónicos de mayor interés.
En especial si vemos que su obra política se basó en el ejercicio de la comunicación, en
el despliegue de una escritura intensa, en una visualización artística, que podríamos
llamar hoy, multicu ltural, con un nacionalismo cultural, ilustrado y racionalista, de la
construcción de las relaciones de las dos Américas.
José Martí, cubano, nacido en 1853 de padres españoles emigrados a la isla de Cuba,
escribió el ensayo Nuestra América en 1891, en lo que podría considerarse el último
periodo de su etapa literaria y neoyorkina de su trayectoria, entre 1881 1891. Martí
venía de un largo peregrinar desde Cuba a España como deportado político. Su
itinerario incluye Francia, México, Guatemala, un retorno fallido a Cuba durante la paz
posterior a la primera guerra de independencia cubana, en 1879, su segundo destierro a
España, su viaje a Nueva York y Venezuela y su retorno, finalmente a la ciudad de
Nueva York. 167
166
Para Héctor Orijuela, el mejor cronista e intérprete de los Estados Unidos al final del siglo XIX,
iniciador de una nueva etapa en las relaciones intelectuales entre las dos Américas. Imagen de los Estados
Unidos en la poesía hispanoamericana, México, UNAM, 1980, p. 113.
167
José Martí, op. cit., t. 1, pp. 546-553 y t. 2, pp. 557-565.
102
A su llegada a Nueva York entró en contacto con las grandes transformaciones
económicas, sociales y políticas de la sociedad estadounidense en medio de los procesos
de la segunda revolución industrial, en contacto con los procesos generados por las
redes técnicas, de las que habla Mattelart, que transformaron la vida durante las últimas
dos décadas del siglo XIX, como vimos, el telégrafo, el teléfono, la luz eléctrica, los
carros dormitorios en el tren, los grandes capitales que desplazan a Europa, la sociedad
industrial dejando atrás a la sociedad rural y sus valores. El capitalismo industrial
sustituyendo a la democracia campesina y la pequeña propiedad, para dar paso a los
monopolios y los trust, los interlocutores de Mahan: Armour, Swift, Weyerhause, Astor,
Rockefeller, Morgan, Mellon, Vanderbilt, Harriman, Hill, Carnegie y Hewitt. Éste
también es el marco de referencia de Martí.
Pero Martí es un escritor emigrado, un exiliado político, un poeta y un cronista. Visita
Coney Island, escribe en inglés y en español sobre el asesinato del presidente de los
Estados Unidos, James Garfield en 1881. Escribe sobre Europa, Estados Unidos, sobre
México y las Antillas. Sobre Rafael Waldo Emerson, Wendell Phillips, Joge Bancroft,
sobre la poesía panteísta de Bryant, la de Josiah Holland, Walt Whitman, Wendell
Colmes, Rusell Lowell, Henry Ward Beecher, Bronson Alcote, Longfellow, Henry
Garnet (el orador negro), Peter Cooper, Washington Irving, Judah Benjamín y las
personalidades de William F. Cody y Jesse James. Se interesa por la política
estadounidense. Apoyó a Samuel Tilden como candidato a la presidencia de los Estados
Unidos en el Barrio Latino de Nueva York. En esta época trabajó como empleado de
Lyons and Company de Broadway, cerca de diez horas diarias. La casa Appleton le
103
encargó la traducción de Antigüedades griegas de Mahafy. Prepara s u poemario Versos
libres. Al decir de Márquez Sterling, hizo en esta etapa una vida burguesa y
reglamentada. Recibía amigos en casa, escritores y artistas, poetas y emigrados
revolucionarios.
Para Raimundo Lazo, Martí, antes de 1882, es quien anticipa la renovación literaria que
se conocerá como modernismo168 Escribe prosa artística, crónicas, tiene ensayos,
semblanzas personales, cartas, diarios y discursos. Escribió sobre política interior169 ,
panamericanismo, abordó los problemas de las ciudades, el papel de la mujer, la vida de
los inmigrantes, la descripción de los hábitos y costumbres. Hizo literatura útil
(ideológica) con el sello de un estilo nuevo. Reflexiona sobre la vida en Nueva York y
confronta el sistema de valores que se han generado con el desarrollo industrial, la
transformación de las relaciones de propiedad, el establecimiento de las grandes
corporaciones monopólicas y de la economía mundial cap italista industrial. Discute
sobre la desarticulación de las regiones y su incorporación a esta economía mundial.
Pero también sostiene que es tiempo de “elaboración y transformación espléndidas, en
que los hombres se preparan en entrar al goce de sí mismos y a ser reyes de reyes…”
vislumbra un reordenamiento armónico.
Como escritor y cronista, Martí está incorporado al acelerado proceso de las
comunicaciones, que describe Mattelart, en la segunda mitad del siglo XIX. Enfrentado
a las realidades neoyorkinas y continentales, está conciente, como escritor, que tiempos
168
169
Raimundo Lazo, Historia de la literatura cubana , México, UNAM, 1974, p. 164.
Héctor Orijuela, op. cit., p. 113.
104
nuevos exigen nuevas formas de hacer y decir, de escribir. 170 Entiende que los medios
de comunicación masiva no permiten que se alojen por largo tiempo las ideas. Visualiza
la sociedad de masas y la difusión (o la masificación) del conocimiento. Martí encuentra
en ella aspectos positivos. La posibilidad de llegar a más gente con un mensaje que
genere una reacción. Martí se enfrenta al fenómeno masivo no sólo conceptualmente,
sino además como escritor del medio masivo, de la prensa masiva en lengua española,
previendo su poder. Esto para él, que tiene en mente agrupar a la cubanidad en torno a
un proyecto nacional, es un adelanto innegable. La prensa masiva se revela como un
fenómeno capaz de llegar, incorporar a la comunicación, de captar la atención y
organizar ideas y propósitos en torno al proyecto, el de la creación de la nación cubana,
el de la difusión masiva de las ideas más actuales al conjunto de los ciudadanos que
quiere formar y organ izar.
Entre 1882 y 1891, antes de escribir Nuestra América, Martí consolida su posición
como periodista. Para Susana Rotker, es en la crónica, en la prensa, donde Martí elabora
más claramente su expresión ideológica y política, aprovechando precisamente el
surgimiento de la sociedad de masas y los periódicos de gran tiraje, el momento de su
inserción en la “red informática” del siglo XIX. 17 1 En esta etapa escribe en La América
de Nueva York. Tiene una intensa participación política que lo llevará a ser el portavoz
del exilio cubano separatista de esa ciudad. Empleado comercia l, prologa libros, hace
uso de la tribuna en actos políticos. Fue cónsul de Uruguay, reinicia trabajos
conspirativos a favor de la independencia de Cuba y Puerto Rico. Enfrenta una campaña
170
,Pedro Pablo Rodríguez, “El Proyecto de José Martí: una opción ante la modernidad”, Revista Casa de
Las Américas La Habana, núm. 198, (ene-mar.), 1995, p. 41 -48.
171
Susana Rotker, Fundación de una escritura: Las crónicas de José Martí, La Habana, Casa de Las
Américas, 1991.
105
en su contra dentro del exilio cubano. Rompe relaciones con el mayor general Máximo
Gómez, generalísimo del Ejército Libertador cubano de la guerra de independencia
(1868-1878). Publica su única novela, Lucía Jerez. Traduce a Hugo Conway. Inicia un
fallido proyecto editorial. Retoma el trabajo político a favor de la independencia de
Cuba. Es miembro de la Sociedad Literaria Hispano-Americana. Publica la revis ta
infantil La Edad de Oro.
En 1889 participó de la sesión inaugural de la Conferencia Internacional Americana.
Pronunció el discurso conocido como Madre América, en la velada artística de la
Sociedad Literaria Hispano -Americana en honor a los delegados de la Conferencia
Internacional. Era miembro de la sociedad de instrucción para cubanos y
puertorriqueños negros. Fue nombrado cónsul de Argentina y Paraguay. Escribió Versos
Sencillos y en 1891 publicó Nuestra América.
Ya en este momento, la actividad literaria, periodística, cultural y política se han
consolidado como un todo. De ellas provienen las herramientas de su análisis. Con ellas
va a reflexionar acerca de América y las relaciones interamericanas, sobre el futuro de
Cuba y Puerto Rico, sobre el futuro de las Antillas, sobre la política estadounidense en
la región. Con su lenguaje poético abarca todos los temas que trata, de lo cotidiano a lo
histórico, de lo poético a lo social.
Antes de la Conferencia Internacional Americana, Martí ha observado la tendencia
estadounidense a la expansión por diversas vías. A través de sus crónicas ha tanteado el
106
desarrollo de esa sociedad que interpreta para los latinoamericanos por medio de la
prensa. En julio de 1887 publicó en El Partido Liberal172 una reseña sobre la reunión de
la Liga de Anexión Americana y la Compañía de Ocupación y Desarrollo del Norte de
México en la ciudad de Nueva York. Estas dos organizaciones pretendían operar sobre
Honduras, Cuba y el norte de México, buscaban la anexión de Sonora, [Baja]
California, Chihuahua y Coahuila, además de promover la anexión del sur y el este de
Canadá a los Estados Unidos. Contaban con 25 mil hombres preparados para operar.
Martí da cuenta de ello y analiza la situación.
En 1888 el presidente de los Estados Unidos había enviado a los gobiernos de América
y el reino de Hawaii una invitación del Senado y la Cámara de Representantes en la que
convocaba a una Conferencia Internacional. Como ya se vio, posteriormente se convocó
a una conferencia para establecer una Unión Monetaria Internacional. 173 Las dos
reuniones iban encaminadas a afianzar la hegemonía de los Estados Unidos sobre la
economía del continente que tenía como modelo, aparentemente, la Unión Aduanera
alemana.
Durante esta serie de eventos quedó claro para Martí la situación entre las dos
Américas. Los Estados Unidos aspiraban a estab lecer acuerdos de “reciprocidad”
(siempre ventajosos para ellos). Martí cuestionó la construcción de una alianza de
América Latina y Estados Unidos contra Europa para “ensayar con los pueblos libres su
172
173
José Martí, op. cit., t. 2, p. 150-156.
José Martí, “La Conferencia Monetaria de las Repúblicas de América”, op. cit., t. 2, p. 498-507.
107
sistema de colonización”17 4 y analizó las propuestas en un artículo sobre la Conferencia
Monetaria publicado en La Revista Ilustrada de Nueva York en mayor de 1891.
El desequilibrio comercial entre Estados Unidos y América Latina era motivo de
preocupación para Martí, que veía como alternativa equilibrar la balanza comercial o
convertirse en dependencia de los Estados Unidos. La opción martiana en ese momento
era el conocimiento mutuo más profundo para aclarar la conveniencia de cualquier tipo
de unión política y económica. Evitar el comercio con un solo país.
Martí ya había tenido que salir al ruedo en el debate contra la idea de la anexión de
Cuba a los Estados Unidos con el texto Vindicación de Cuba y el segundo texto sobre el
asunto, Cuba y los Estados Unidos . Había abordado aspectos de esta problemática en el
discurso ya mencionado, Madre América, antecedente del texto Nuestra América. En el
discurso Madre América, hizo alusión al significado de la velada y de la reunión
internacional. Aludió a las sombras de águilas que echan a volar, al guerrero
magnánimo del norte . Contrastó lo que la ceremonia escondía y lo que los rostros
mostraban. Evocó las intenciones de los delegados a la reunión y habló de escribir en
una tierra que no era libro aún, la última estrofa del poema de 1810, es decir, reafirmar
la independencia. Realzó el carácter de la independencia latinoamericana contrastando
la América de Lincoln con la América de Juárez. Presentó el cuadro de la formación de
los Estados Unidos.: Del arado nació la América del Norte y la Española del perro de
presa.
174
Héctor Orijuela, op. cit., p. 116.
108
El discurso de Martí es un alegato sobre la identidad latinoamericana y las diferencias
con Estados Unidos. Confrontó las posturas de Bolívar e Hidalgo con los proyectos
nacionalizadores y modernizadores estadounidenses. Alentaba un proyecto propio. En
ese contexto publicó Nuestra América en 1891 en El Partido Liberal en la ciudad de
México.
NUESTRA AMÉRICA
Cree el aldeano vanidoso que el mundo entero es su aldea y con tal de que él quede de alcalde, o
le mortifique al rival que le quitó la novia, o le crezcan en la alcancía los ahorros, ya da por
bueno el orden universal, sin saber de los gigantes que llevan siete leguas en las botas y le
pueden poner la bota encima, ni de la pelea de los cometas en el cielo, que van por el aire
dormidos engullendo mundos.
Con estas palabras inicia José Martí su texto que está dividido en tres partes1 75
1. La primera establece una descripción metafórica sobre los peligros que rodean la
región que define como “nuestra”.
2. En la segunda parte hace un llamado de alerta y unidad y añade un estudio de los
peligros internos que debe tener en cuenta en ese proceso de unidad regional.
3. En la tercera parte hace una explicación de los peligros externos y define su
origen.
175
Ver Pedro Pablo Rodríguez, “Nuestra América como programa revolucionario” en José Martí a cien
años de Nuestra América, Panoramas de Nuestra América, México, UNAM, 1993, p. 81-92.
109
Martí sostiene la idea de una América mestiza, unida, capaz de sostenerse por sí misma
como proyecto histórico continental frente a la visión “racialista” de superioridad
anglosajona en el orden interamericano, reforzado por corrientes postitivistas y
darwinistas sociales. El ensayo martiano se transforma en una réplica ideológica y
política y un alegato contra el intervencionismo estadounidense.1 76
Martí ha ido definiendo un discurso sobre la nación cubana, sobre la región caribeña,
sobre la región que componen los países que conoce , en la América que habla español.
Ha vivido en Europa y finalmente en Nueva York, ha reconocido las partes de la cultura
estadounidense, es periodista, diplomático, es escritor y hombre de la cultura. Ha ido
construyendo una visión de las relaciones continentales a partir del presidio político y la
deportación. Construyó una visión de las relaciones metropolitano-coloniales con
relación a Europa. Fue construyendo una visión de las relaciones posibles entre los
pueblos de América y definió las posibles relaciones entre la América que habla español
y la América anglosajona. Nuestra América es, posiblemente, su postura más clara
sobre las posibilidades de una relación continental. Se aleja, definitivamente de las
posturas de Mahan.
Martí ha construyó también un lenguaje que tiene fundamento en la poesía, es periodista
y es un orador político. Tiene a fines del siglo XIX, cuando ya casi toda la América
Latina es independiente, el proyecto de alcanzar la independencia de Cuba y fomentar la
176
Ver Ricardo Melgar Bao, “Nuestra América: Fraternidades y contiendas del fin de siglo” en José
Martí a cien años de Nuestra América, op. cit., p. 39-57.
110
de Puerto Rico, promover la incorporación de las islas a una comunidad cultural,
lingüística y regional que constituye la frontera entre dos visiones de América. Ve en
México y las Antillas una importante posibilidad de equilibrio continental. Nuestra
América es uno de los discursos en los que define la frontera en “la América que es
nuestra y la que no lo es.”
Martí va desarrollando con el discurso, el programa. Con ambos se ocupa del espacio y
orienta el discurso hacia los sectores medios de la sociedad en la búsqueda de una
alianza social para construir, por un lado, la nación y por otro, espera construir
consensos sobre la región. Toma elementos de la creación literaria para definir la
problemática social. Por sus formas simbólicas y metafóricas no siempre es fácil su
lectura. Sin embargo hay algunos aspectos que se definen con claridad.
1. Enfrenta los valores del pragmatismo resultado de la mercantilización de las
relaciones sociales.
2. Plantea una posición ética y estética sobre cómo debe organizarse el mundo y las
relaciones sociales.
3. Asume una voz propia y la del grupo de los sectores medios en busca del
consenso para la construcción de un proyecto nacional liberal y democrático que
extiende a las Antillas y el continente.
4. Une la visión poética a la visión política para la construcción del discurso.
5. Enfatiza en la necesidad de crea r los mecanismos para consolidar una identidad
propia y colectiva, como parte de una misma comunidad cultural.
111
6. Combate a los que con el pretexto de la libertad, construyen mecanismos para
restringirla.
7. Asume una postura clara contra el colonialismo, a favor de la libertad política y,
como la llama, espiritual, y la plantea como base de todas las libertades.
Con estos elementos se orienta hacia los grupos que puedan estar interesados en el
proyecto nacional cubano, en primer lugar y con el tiempo hacia los posibles
interlocutores interesados en un proyecto continental para colocar los temas de debate y
los programas de incorporación a los procesos políticos y económicos de su época. Por
tanto a la nueva distribución del trabajo que plantean los cambios tecnológicos y
económicos. Es allí donde está, desde nuestro punto de vista, la postura de Martí frente
a la postura de Mahan. De ahí que defina el espacio geográfico y cultural al que se
refiere, como nuestra América y postule la necesidad de un debate sobre las formas de
incorporarse a la nueva distribución
internacional del trabajo, es decir, aclarar el
proyecto común americano. Por esa razón el texto martiano aparece después de la
Conferencia Internacional Americana y la Conferencia Monetaria Internacional. Lo
interesante en Martí es que fusiona en él, pensamiento liberador, planteamiento y acción
política y expresión poética. Martí desde 1888 y hasta su muerte en 1895 en los campos
de Cuba se ocupará en construir mecanismos de interrelación, crítica al sistema colonial,
pero antes de resolver el problema insular ya visualiza otras formas de subordinación
modernizadas. Se ocupa de la reestructuración del campo ideológico, o sea, de
visualizar otras formas de relación de Cuba y Puerto Rico con España y de América
Latina con Estados Unidos. Construye instancias de acción política y cultural que
112
desembocarán en la fundación de una institución política en 1892, el Partido
Revolucionario Cubano y el periódico Patria.
Los efectos de esta reestructuración ideológica terminará formando parte de la corriente
de renovación de la lengua española el modernismo177 , como ya se dijo. El modernismo
puede entenderse como renovación, no sólo de la voz poética, sino de la identidad
continental, la forma de entender la identidad cultural en el espacio. En Martí se tiene,
además, una de las afirmaciones políticas que contempla los cambios, desde una
perspectiva continental y mun dial.
¿Hacia dónde se orienta Martí? ¿Qué intenta promover? La hiperbólica tarea de
equilibrar el mundo, armonizar la cultura y las razas en una región y un continente
donde los procesos económicos y sociales habían sido atropellados desde la irrupción de
Europa, con la conquista, las encomiendas, la esclavitud africana hasta el violento
avance del capitalismo del que las Conferencias Internacional y Monetaria Americana
eran una expresión clara y evidente después de las guerras estadounidenses de 1836 y
1846 contra México, los intentos por anexar a los Estados Unidos a la isla de Cuba
177
El término modernismo alcanzó difusión a partir de 1893 y fue Rubén Darío quien lo introdujo en la
terminología literaria. Significó una ruptura con los contenidos y las formas de sensibilidad entre las
generaciones. Estaba matizado por la confusión y el pensamiento surgidos del cuestionamiento al
pensamiento racionalista y científico y al naturalismo en la literatura y por la llamada crisis del “fin de
siglo” [XIX]. En sentido amplio, el término modernismo designa la resultante literatura de una época
caracterizada por el libre desarrollo de la facultad creadora, sin el apoyo de la vieja retórica; en este
sentido cabría considerarlo como punto de arranque de todas las tendencias experimentales y
vanguardistas que caracterizan la literatura contemporánea. Las iniciativas renovadoras modernistas
parten de América. Se pueden ver dos etapas en formación. En la primera etapa pueden contarse a José
Martí y Julián del Casa, Manuel Gutiérrez Nájera y Salvador Díaz Mirón, José Asunción Silva y Rubén
Darío. Larousse, t. 7, p. 370.
113
hechos por Narciso López 178 y los de William Walker 179 sobre el noroeste de México y
posteriormente sobre Nicaragua y Centroamérica. Intenta llegar, como se ha dicho, a los
sectores medios de la sociedad americana periférica con conciencia de sí y que aspiran a
construir y formar parte de su propia nación con el aporte de las experiencias culturales
propias. Intenta animar un intercambio entre las naciones latinoamericanas. Martí se
constituye, por lo mismo en una de las voces interamericanas que promueve un acuerdo
continental. Se orienta hacia la crítica de la cultura y de los valores.180 Hacia la creación,
construcción y consolidación de estructuras culturales, la aclaración de identidades, el
aprovechamiento de los elementos positivos de la modernización y de las redes técnicas.
Hacia la conformación, activación y consolidación de los actores de la sociedad civil,
movilizados por la palabra y la cultura. Lo que busca Martí, como señala Ricardo
Melgar, es crear un nuevo orden social, un nuevo curso civilizatorio donde las
relaciones humanas adquieran significados éticos y estéticos apelando al imaginario
político y al mundo afectivo de los sujetos sociales. 181 Lo que plantea Martí no es copiar
modelos europeos,182 sino discutirlos a la luz de la realidad de América. Tampoco
aceptar cualquier alianza, aún americana, sin entender sus implicaciones. En Martí está
presente la idea de que la cultura colonial, después de la independencia, pasó a ser
178
Narciso López (1798-1851), venezolano que luchó en su país con las tropas realistas, participó en
España en las Guerras Carlistas y fue senador. De vuelta a América fue gobernador de Trinidad. Se unió a
los autonomistas de Trinidad y fue destituido como gobernador, pasó a Estados Unidos. En 1850 preparó
una expedición anexionista fallida sobre Cuba, desembarcó en Cárdenas, Matanzas. En 1851 volvió a
desembarcar en Cuba, pero fue hecho prisionero y ejecutado por el gobierno español en Cuba. Larousse,
op. cit., t. 6, p. 680.
179
William Walker (1824-1860), periodista en San Francisco, expansionista estadounidense, apoyado por
esclavistas sureños invadió Baja California, se proclamó presidente de la república de Sonora y Baja
California en 1853 pero fue expulsado. Financiado por expansionistas estadounidenses pasó a
Centroamérica, intervino en la guerra civil nicaragüense con un grupo de mercenarios (1855), se
proclamó presidente de la república de Nicaragua (1856). Fue combatido por sus intenciones de
apoderarse de las repúblicas centroamericanas por una coalición de ejércitos de esos países ligados a los
intereses de la compañía de transportes del istmo de Cornelius Vanderbilt y la Gran Bretaña. Apoyado por
esclavistas del sur estadounidense, pero enemistado con Vanderbilt, tuvo que abandonar Nicaragua.
Capturado por la marina estadounidense fue remitido a su país. Regresó a Honduras con planes similares
pero fue capturado por los británicos y entregado al gobierno de Honduras que lo ejecutó. Larousse, op.
cit., t. 10, p. 892.
180
Liliana Weinberger, “Nuestra América en tres tiempos” en José Martí a cien años… , p. 29-34.
181
Ricardo Melgar Bao, op. cit., p. 42-48.
182
Liliana Weinberger, op. cit ., p. 29.
114
cultura de imitación y necesita cambiarse por una cultura crítica, de discusión de los
modelos europeos y reencuentro con las realidades peculiares, con un mundo de cultura
mestiza y sincrética. De ahí que promueva dos posturas. La primera tiene que ver con la
capacidad creativa, de ahí que señale que “crear es la palabra de pase de esta
generación”. Inventar, probar, conocer, conciliar, superar, hermanar. Desde ese punto de
vista, el sentido de América estará claro al superar el desencuentro que genera no
conocer realmente a América.
Martí articula una serie de argumentaciones ideológicas, entre ellas la de usar las armas
del juicio “que vencen a las otras armas”, construir “trincheras de ideas” que “valen más
que trincheras de piedras” y permiten enarbolar a tiempo “la bandera mística de una
idea enérgica” ante los acorazados, lo que es una referencia directa y contesta a las
propuestas de Mahan en el terreno de la cultura, la acción social y la sociedad civil. De
ahí se desprende de manera natural, como lo plantea Martí en su texto, hacer el recuento
y comenzar la marcha unida. Su propuesta sugiere conformar un bloque más o menos
homogéneo basado en la herencia cultural común, histórica y lingüística, para
desarrollar una región en la que sea difícil imponer criterios extraños.
El producto: la defensa de la cu ltura propia por la creación, con métodos e instituciones
propias, con el conocimiento de los elementos del país, con la aplicación adecuada de
las teorías políticas y filosóficas teniendo como premisa que gobernar es crear.
Relacionando la capacidad creadora, artística, con la capacidad creadora política de
donde se intuye la construcción de la sociedad como una obra de arte, como producto no
sólo de la construcción política, sino de construcción estética.
115
Desde este punto de vista, su construcción más importante es el concepto mismo de
nuestra América . Con él, intenta definir una identidad histórico-cultural183 , diferenciada
de Estados Unidos [y de la noción de que América es Estados Unidos]. Argumenta a
través de todo el texto sobre esta identidad y la necesidad de aclararla, diferenciando ese
concepto con el de Hispanoamérica, que era usado básicamente en literatura y del
concepto Latinoamérica, que se tiene como uno promovido por los franceses.
“Nuestra América […] significa en Martí, pertenencia, conciencia de una comunidad
espiritual de una unidad y -a la vez- conciencia de la necesidad de unión para el
futuro.”184 De ahí que aparezcan en el texto, conceptualizaciones o metáforas que se
hacen presentes en otros textos, como la lucha contra los que hacen de la libertad una
prisión para los hombres. Ligados a este podemos ver, claramente, su lucha contra el
colonialismo y la dominación. En el fondo, la sugerencia de un modelo de república
para su propia nación y para las relaciones internaciona les. Hay una crítica hacia las
debilidades del liberalismo que se implantó en la América que Martí llama nuestra y
conoció en su peregrinar americano. Crítica al modelo liberal que las Conferencias
Internacionales pretendían promover.
Martí se ubica en una posición de crítica y distanciamiento frente al liberalismo, sin
romper de manera definitiva con su matriz ideológica. La concepción martiana de la
183
184
Ver Pedro Pablo Rodríguez, “Nuestra América como programa revolucionario”, op. cit ., p. 88-89.
Ibid., p. 90.
116
libertad se presenta entrelazada por un código ético-estético sui géneris , que subvierte la
clásica oposición general entre el laicismo y la religiosidad popular:
“Creíais la religión perdida, porque estaba mudando de forma sobre nuestras cabezas. Levantaos
porque vosotros sois los sacerdotes. La libertad es la religión definitiva. Y la poesía de la libertad
el culto nuevo. Ella agrieta y hermosea lo presente, deduce e ilumina lo futuro y explica el
185
propósito inefable y la seductora bondad del universo.”
UN PROGRAMA MARTIANO
De los textos martianos y Nuestra América se puede deducir un programa:
Ante los peligros internos, es decir, la permanencia de las estructuras coloniales en la
república, plantea la autonomía y lucha por la identidad.186 Aportación principal de
Martí, dándole importancia a indios, negros y campesinos en la formación de la cultura
y las identidades autónomas, abriendo espacios para todos los elementos del país.
Formación de un modelo económico no por las vías que el liberalismo tradicional había
planteado el desarrollo.
Ante los peligros externos, que vienen desde los Estados Unidos187, el reconocimiento
del problema. La búsqueda del conocimiento mutuo, entre Estados Unidos y la América
hispana.
La d escolonización18 8 como una necesidad histórica y como obra ecuménica de los
pueblos del mundo, a favor de la construcción de un orden de libertad.
185
Ver Ricardo Melgar, op. cit., p. 54.
Ver Pedro Pablo Rodríguez, op. cit ., p. 85.
187
Ibid., p. 86.
188
Ricardo Melgar, op. cit., p. 48.
186
117
El desarrollo y conocimiento de la cultura propia. La creación de lo que llama la
“bandera mística ”.
La Un iversidad Americana que se ocupe de la realidad americana, la creación de
estructuras de conocimiento y la difusión del “conocimiento de sí propio” y de la
cultura de nuestra América.
El equilibrio en las relaciones económicas y el conocimiento mutuo entre las dos
Américas en el terreno cultural para compensar las desigualdades.
La unidad de la región.
La América Nueva como proyecto de redefinición de las relaciones entre las dos
Américas, basada en el respeto mutuo. La utopía martiana
Martí retoma el proyecto modernizador y de actualización histórica y cultural18 9: en el
caso de Cuba y Puerto Rico, la independencia; en el caso de América Latina, la
propuesta de unidad y rearticulación del proyecto del Estado nacional con los elementos
propios y con previsión acerca de los aspectos políticos y económicos que podrían
desencadenar nuevas expansiones de potencias extranjeras, si no evidentemente
territoriales, sí económicas.
Concibe el reordenamiento del Estado -nación como la posibilidad de una obra armónica
que se basa en sus fortalezas y conoce sus debilidades. Toma en cuenta los grupos y
189
Ver Darcy Ribeiro, “La cultura latinoamericana”, Cuadernos de Cultura Latinoamericana , México,
UNAM, 1978, p. 20-21.
118
“minorías” que constituyen la “masa” del pueblo. Este planteamiento lo expone como
recurso ante el avance anglosajón y la aceptación de su modelo sin conocerlo.
Martí plantea consolidar la frontera cultural de América Latina, que está en México y
pretende, con la acción política (en su caso en el Partido Revolucionario Cubano), con
la acción cultural, con el uso de la palabra (los medios de comunicación masiva y el
periódico Patria ), el uso de conceptos que difunde (Nuestra América , como concepto
general de identidad, la guerra necesaria, como el esfuerzo para alcanzar la
independencia definitiva para las últimas colonias españolas, los pinos nuevos, las
nuevas generaciones que se incorporan a la labor que Martí plantea, la república con
todos y para el bien de todos, como el modelo republicano y democrático que incluya a
españoles, criollos, mulatos, negros y todos los que se acojan a la ciudadanía cubana. La
idea de que en el Caribe está el fiel de la balanza, la visión geopolítica de Cuba y Puerto
Rico independientes garantizan la integridad, dignidad y el equilibrio entre las dos
Américas por el respeto al derecho de los pueblos pequeños a su libertad) a través de los
medios de comunicación de que dispone. Y con esos medios y conceptos, extender la
frontera cultural hacia las Antillas con la independencia, cerrar allí el paso al “gigante
con botas de siete leguas”, “hacer una muralla apretando los árboles, como la plata en
los Andes”, consolidar de manera artística la obra, completar nuestra América sobre la
base de un tipo distinto de relaciones entre las dos Américas basadas en el conocimiento
y respeto mutuo. Construir entonces la América nueva.
El programa martiano se aclara más adelante. Nuestra América establece los criterios,
podríamos decir geopolíticos de Martí. El programa se define y amplía a partir de la
119
actividad, no sólo literaria, sino política y periodística. En el texto El tercer año del
Partido Revolucionario Cubano. El alma de la Revolución y el deber de Cuba en
América , publicado en el periódico Patria el 17 de abril de 1894 queda dicho:
No son meramente dos islas floridas, de elementos aún disociados, lo que vamos a sacar a luz,
sino a salvarlas y servirlas de manera que la composición hábil y viril de sus factores presentes,
menos apartados que los de las sociedades rencorosas y hambrientas europeas, asegure, frente a
la codicia posible de un vecino fuerte y desigual, la independencia del archipiélago feliz que la
naturaleza puso en el nudo del mundo, y que la historia abre a la libertad en el instante en que los
continentes se preparan, por la tierra abierta, a la entrevista y el abrazo. En el fiel de América
están las Antillas, que serían, si esclavas, mero pontón de la guerra de una república imperial
contra un mundo celoso superior que se prepara ya a negarle el poder, -mero fortín de la Roma
americana;-y si libres,-y dignas de serlo por el orden de la libertad equitativa y trabajadora,-sería
en el continente la garantía del equilibrio, la de la independencia para la América española aún
amenazada y la del honor para la gran república del Norte, que en el desarrollo de su territorio, por desdicha, feudal ya, y repartido en secciones hostiles, -hallarán más segura grandeza que en
la innoble conquista de sus vecinos menores, y en la pelea inhumana que con la posesión de ellas
abriría contra las potencias del orbe por el predominio del mundo.-No a mano ligera, sino como
con conciencia de siglos, se ha de componer la vida nueva de las Antillas redimidas. Con
augusto temor se ha de entrar en esa grande responsabilidad humana. Se llegará muy alto, por la
nobleza del fin; o se caerá muy bajo, por no haber sabido comprenderlo. Es un mundo lo que
estamos equilibrando: no son sólo dos islas las que vamos a libertar.190
Estas son las dos posturas en contienda y que están reflejadas, en primer lugar, en los
discursos y textos de Alfred Thayer Mahan, quien articula una respuesta geopolítica y
marítimo-naval para responder a los problemas internos que las propuestas de
panamericanismo y de mercado único en el continente, formuladas por James Blaine, no
190
José Martí, “El tercer año del Partido Revolucionario Cubano. El alma de la Revolución, y el deber de
Cuba en América” , Obra Escogida, t. III, p. 361 -362.
120
pudieron resolver. Mahan hizo una revisión del desarrollo de las potencias navales
modernas, al reconocer la vía que siguieron para el control de las rutas mercantes,
sistematizó, basado en la historia, un programa para el reordenamiento de las relaciones
continentales. Implica, lógicamente la fuerza militar y todo el peso de las redes técnicas
en función de una estrategia de seguridad en la construcción de un sistema continental
controlado por sus barcos de guerra.
El proyecto martiano, es la propuesta de reordenamiento de los sectores medios
nacionalistas latinoamericanos. Con la muerte de Martí y la intervención estadounidense
en Cuba se impone sin gran oposición el programa mahaniano en el Golfo-Caribe y el
Pacífico, con la ocupación de Guam y Filipinas, Samoa y la anexión de Hawaii.
La importancia de conocer estos dos planteamientos está en que, a pesar de que el
proyecto mahaniano fue el que prevaleció, el proyecto martiano tuvo un impacto en una
parte importante de los intelectuales nacionalistas de los sectores medios en América
Latina. Plantea la realidad de la frontera cultural y las condiciones en las que se podría
construir una relación continental más productiva que la que se sustenta en la
dominación Por otra parte, fue con el proyecto geopolítico mahaniano con el que se
movió la Marina de Guerra estadounidense y es lo que explica el interés por reorganizar
o establecer estaciones carboneras en el Distrito Sur de la Baja California. De ahí su
renovado interés por la estación carbonera de Pichilingue, en la bahía de La Paz y en el
establecimiento de otra estación carbonera y en el uso militar de Bahía Magdalena,
frente al Océano Pacífico, como se verá en el siguiente apartado.
121
Capítulo III
Pichilingue, Bahía M agdalena y el sistema naval estadounidense
Pichilingue y Bahía Magdalena van a ser incorporadas a la reestructuración geopolítica
y naval de los Estados Unidos a partir de 1899. Su situación geográfica, una a la entrada
del Golfo de California y la otra, la mejor bahía en la ruta de Panamá a San Francisco y
frente a Hawaii, las hacen puntos de referencia obligada a la hora de tomar decisiones
dentro de la nueva situación naval.
En esta parte se retoman los aspectos relacionados a la reflexión sobre el espacio y la
construcción de un sistema continental que contempla la ocupación de lo que hemos
llamado Mexamérica , el Atlanto-Golfo Caribe, la Mesoamérica moderna y los espacios
del Pacífico y el Golfo de California para tratar de entender la importancia de
Pichilingue y Magdalena dentro de este sistema continental y del sistema naval
estadounidense en particular. Se parte también de la existencia de dos visiones del
sistema contiental que se reflejan en los discursos de Alfred Thayer Mahan y José
Martí.
La ocupación de Pichilingue y cómo se replantea su uso después de 1899. Además, se
intenta replantear de manera general las relaciones entre México y Estados Unidos
dentro del proceso de rearticulación continental, incluyendo otros planteamientos
discursivos además de los de Mahan y Martí. Se exponen los argumentos de lo que
122
hemos llamado “teóricos y pragmáticos” para relatar la redefinición de los puertos
peninsulares y a partir de los datos que pudimos conocer sobre los barcos que pasaron
por la estación carbonera y la transformación de Magdalena en polígono de tiro y área
de ejercicios navales y desembarco visualizar tanto el sistema naval estadounidense
como el uso del espacio marítimo peninsular.
El uso del espacio marítimo peninsular queda claramente establecido con la visita de la
Gran Flota Blanca en 1908 a Bahía Magdalena como parte de su recorrido alrededor del
mundo como parte de la política del Gran Garrote de Teodoro Roosevelt. Por último es
de interés plantear que hubo una respuesta ciudadana a esa manifestación de fuerza en
las playas peninsulares. Los ejercicios navales de 1908 son la manifestación
contundente de la estrategia mahaniana en la península y en el mundo. La respuesta
ciudadana tiene un claro paralelo con el proyecto martiano, como se planteó desde el
punto de vista de la confrontación discursiva entre Martí y Mahan. Desde ese punto de
vista, ambas posturas tuvieron su manifestación en el espacio peninsular y aclaran,
ambas manifestaciones, la importancia geopolítica tanto de Pichilingue como de Bahía
Magdalena para visualizar la península y la región del golfo a la luz de la política naval
y el ambiente político estadounidense después de 1899.
En 1867 una “confusión administrativa” entre las autoridades del Puerto de La Paz y el
Jefe político culminó con la concesión, por parte del Gobierno del presidente Benito
Juárez, de un permiso otorgado al Gobierno de los Estados Unidos para establecer un
depósito de carbón en la bahía de Pichilingue, para el uso de la Marina de Guerra de ese
país. En 1899 la aparentemente olvidada estación carbonera cobró importancia para los
123
intereses estadounidenses en el Pacífico, por lo que se inició la construcción de lo que
un diario de La Habana llamó “la primera instalación carbonera de los Estados Unidos
construida en suelo extranjero”, antes que la de Guantánamo en Cuba.
Pichilingue, junto a Bahía Magdalena, son puntos estratégicos que no podían dejarse
pasar por alto en los momentos en que se daban grandes cambios en el Pacífico y el
Caribe ante la posibilidad de la apertura de un canal interoceánico en Panamá y el
establecimiento de los Estados Unidos como potencia naval.
LA CONCESIÓN DE PICHILINGUE
El nombre Pichilingue proviene, según Ángel Sluiter, de la corrupción de Vlissingen,
nombre del puerto holandés en el Mar del Norte. Se señalan otros orígenes a la palabra,
todos ellos relacionados con la actividad marítima y la piratería. En Baja California Sur
la bahía de Pichilingue se localiza cerca de la desembocadura meridional de la ensenada
de La Paz. Tiene frente a la isla de San Juan Nepomuceno, de 3 kms. de largo y
800.5mts. de ancho.19 1
En 1899 el embajador de los Estados Unidos en México, Powell Clayton, se dirigió al
Secretario de Relaciones Exteriores, Ignacio Mariscal, solicitando facilidades para
191
Eligio Moisés Coronado, “La Carbonera de Pichilingue, 1901”, en Miguel Mathes, Baja California.
Textos para su historia , tomo II, México, 1988, p. 179. Para Germán Arciniegas la palabra pichilingue
deriva del inglés “speak in English” que era la orden que daban los ingleses que asolaban las costas del
Pacífico , según Marita Martínez del Río de Redo, “Los ‘Pichilingues’ en las costas novohispanas” en
México en el Tiempo, Revista de Historia y Conservación, México, Año 4, núm. 25, 1988, p. 51. Por otro
lado, pichilingue o pechelingue era el nombre con que en España se designó durante la edad moderna a
piratas, bucaneros, corsarios y filibusteros. Larousse, op. cit., t, 8, p. 239.
124
reedificar la estación carbonera de los Estados Unidos en Pichilingue, recordándole que
en 1866, el gobernador del Distrito Sur de la Baja California, había dado permiso al
cónsul de Estados Unidos, Sr. Elmer, para establecer en la bahía de Pichilingue una
estación de depósito de carbón y abastecimiento a los buques de la marina de guerra
estadounidense.1 92 El tema de la estación carbonera es uno de particular interés por las
implicaciones y compromisos que traía para el gobierno de Porfirio Díaz al iniciar su
última década en el gobierno. Es interesante también el asunto en términos de las
relaciones con el gobierno estadounidense y el papel que ambos gobiernos, mexicano y
estadounidense, asignaron a la península como región económica y geopolítica.
Las circunstancias en las que se estableció la estación carbonera están relacionadas con
la situación política particular de la Baja California en la década del sesenta del siglo
XIX. Adrián Valadez aporta una explicación en los siguientes términos.
El decreto de 17 de agosto de [18]67, que suspendió las facultades extraordinarias que se
concedieron provisionalmente, en fuerza de las circunstancias de la guerra, a los gobernadores,
generales en jefe de cuerpos, de ejército y otros funcionarios civiles y militares hizo que los
empleados federales de Hacienda se consideraran del todo desligados de la administración local
y dependientes exclusivamente de la respectiva Secretaría, y, por tanto, que se rehusaran a hacer
pagos acordados por el gobierno del Territorio, como lo habían estado haciendo.
Esta actitud asumida por los empleados de la aduana marítima de La Paz produjo luego un
incidente que vino a determinar la confirmación del permiso para que permaneciera el depósito
de carbón que tiene el gobierno de los Estados Unidos en el puerto de los Pichilingues [sic.].
En 3 de diciembre de [18]66, el jefe político de la Baja California dio permiso al cónsul
norteamericano, residente en La Paz, para que en algún punto que eligiera de este mismo puerto
192
Eligio Moisés Coronado, op. cit. , p. 180.
125
o del adyacente de Pichilingues, pudieran desembarcar sin gravamen ni derecho de ninguna
clase, carbón de piedra destinado para el uso de los buques de guerra de su país. Con sujeción a
ese permiso, se habían hecho ya, en distintas fechas, dos descargas de carbón; pero al hacerse
otra en 1867, el administrador de la aduana exigió el pago de derechos.
El encargado de los negocios de los Estados Unidos en México, en 7 de diciembre de dicho año
se dirigió a la Secretaría de Relaciones sobre tal asunto, y el gobierno del señor Juárez le
manifestó que “aunque el jefe político del Territorio no tenía autoridad competente para haber
concedido aquel permiso, era satisfactorio para el gobierno concederlo, como un acto de cortesía,
buena voluntad y justa consideración al gobierno de los Estados Unidos”, y se dio orden para que
no exigiera el pago de derecho alguno, cuyo cobro se había hecho sin consentimiento del
gobierno, quedando así ratificado el permiso para la carbonera en los mismos términos que lo
concediera el jefe político de la Baja California.193
Eligio Moisés Coronado, refiriéndose al tema, añade que la concesión fue confirmada
por el Secretario de Relaciones Exteriores, Sebastián Lerdo de Tejada, al encargado de
negocios de Estados Unidos, Edward Plumb. El propio Lerdo aclaraba que se asumía
una concesión no autorizada. No obstante libró órdenes para la exención de impuestos
por el carbón depositado y ordenó se permitiera entrar a los buques estadounidenses en
cualquier punto de las bahías de La Paz o Pichilingue sin pagar derechos por el
carbón.1 94
En cuanto al depósito de carbón, Coronado amplia que el contador de la Aduana
Marítima, en ausencia del titular y Jefe Político, Carlos F. Galán, permitió el
desembarco de mil quinientas toneladas de carbón de piedra de la fragata
193
Adrián Valadez, Historia de la Baja California, 1850-1880 , México, UNAM, 1974, p. 168 -169.
194
Eligio Moisés Coronado, op. cit., p. 180.
126
estadounidense Washington, procedente de Filadelfia. El desembarco fue autorizado tras
la solicitud del cónsul de Estados Unidos en La Paz.195
¿Pero en qué condiciones fue solicitada la autorización para desembarcar el carbón de
piedra en 1867? ¿Cuál era la situación política que facilitó la autorización y ratificación
de una concesión tan comprometedora como esta?
Parte de la explicación puede hallarse en el establecimiento del gobierno autonómico en
Baja California, regido por una Asamblea Legislativa. Entre las disposiciones
económicas de esta asamblea estaba “la autorización del libre comercio por el puerto de
La Paz”.196 En estas circunstancias, como señala María Eugenia Altable, “la mayor
independencia en la toma de decisiones se acompañó de la manifestación de fuertes
conflictos entre las d iferentes fuerzas políticas locales”, lo que permite entender con
mayor claridad la explicación de Adrián Valadez. Si a esto añadimos que, como
continúa explicando Altable, “…las personalidades involucradas [en estos asuntos] eran
casi todas propietarias de tierras, de comercios, de flotas perleras o agentes y socias de
las empresas extranjeras del ramo minero. Eran partícipes al mismo tiempo de los
diferentes órganos de gobierno, por lo que sus actitudes políticas estaban en estrecha
relación con los beneficios que podrían obtener o de los que quedaban excluidos en el
momento en que se tomaban ciertas decisiones económicas.” 197
195
Idem.
196
María Eugenia Altable, “Autonomía y centralización en el México del siglo XIX. El caso de Baja
California”, Secuencia, Revista de historia y ciencias sociales , nueva época, mayo-agosto de 1998,
México, Instituto Mora, p. 13. Ver “Manifiesto de la Asamblea Legislativa y el Gobierno Territorial en el
que se declara la decisión de gobernar la península con independencia del centro y de acuerdo a los
principios que en él quedan expuestos” de marzo de 1859 en María Eugenia Altable La organización
política de la Baja California. Estatutos Orgánicos y otros documentos de la Diputación Territorial
(1850-1878), Universidad Autónoma de Baja California Sur, La Paz, 1998.
197
Idem.
127
Las circunstancias internas, la distancia en relación con la autoridad central, las
diferencias de criterio y políticas favorecieron el darle continuidad a una actividad ya
establecida, el depósito de carbón en la zona de La Paz, y ante el reclamo del gobierno
estadounidense, la concesión formal de la misma.
Un antecedente importante es, al parecer, el Tratado McLane-Ocampo .198 Otro aspecto
importante es la situación de las relaciones políticas con el gobierno estadounidense.
Ralph Roeder deja ver la actitud que tenía en ese momento una parte de los políticos
estadounidenses en relación con México que facilita esbozar algunas explicaciones.
Roeder señala que el gral. Ulises Grant quien después sería presidente de los Estados
Unidos, era partidario del protectorado para México e insistía al presidente Johnson en
adoptar esa forma de relación con México antes de la salida de Maximiliano de
Habsburgo. El protectorado se habría llevado a cabo en 1867 si Johnson no se hubiera
empeñado en su política de Reconstrucción del Sur , puesto que ha había accedido a la
sugerencia de Grant. Roeder deja ver la situación al citar la prensa de la época:
El objetivo de Grant no era únicamente absorber territorio, sino buscar una válvula de seguridad
que hubiese dado libre salida al elemento esclavo. Un protectorado de México sería, no obstante
los argumentos en contra del periódico The Press , el paso preliminar a una anexión o absorción.
“La adquisición de México ha sido una doctrina demócrata durante treinta años y ya sea que una
administración demócrata o una republicana se haga cargo del gobierno, es probable que muy
pronto ocurrirán acontecimientos que harán que la anexión de aquel país se vuelva una medida
nacional y no una medida de partido.”199
198
Tratado McLane -Ocampo, en Álvaro Matute, Lecturas Universitarias N° 12, Antología México en el
siglo XIX. Fuentes e interpretaciones históricas , México, UNAM, 1993, p. 489-493.
199
Ralph Roeder, Hacia el México moderno: Porfirio Díaz, I, México, FCE, 1981, p. 73.
128
Sin embargo, con o sin anexión había un importante desplazamiento hacia el oeste que
con el descubrimiento de las minas de California provocó una estampida hacia el
Pacífico con independencia de las metas políticas formuladas por Grant. Ante el éxodo,
la pregunta era cómo acelerar las marchas hacia el oeste. La forma más rápida era por
mar, tomando en Nueva York o Nueva Orleáns buques de vapor que llegaran a Panamá
o Nicaragua, cruzar el istmo y finalmente tomar otro buque por el Pacífico hasta
California.200 De ahí que encontremos más de una razón para ubicar una estación
carbonera en Pichilingue, sin tomar en cuenta las concesiones territoriales o las
inversiones mineras en la península. Por lo que no es raro encontrar que ya George
Dewey hubiera explorado parte de la costa de la Baja California en el golfo y en el
Pacífico en los años 1873, 1874 y 1875. 201
200
Germán Arciniegas, Biografía del Caribe, Editorial Porrúa, Nº 406, México, 1993, p. 290.
J.R. Southworth, Baja California Ilustrada, Gobierno de Baja California, La Paz, 1989, p. 3. Dewey
fue almirante de la marina estadounidense, comandante de la flota del Pacífico durante la guerra hispanoestadounidense de 1898, destruyó la flota española en Cavite y ocupó Manila.
201
129
CAMBIOS IMPORTANTES EN MÉXICO Y ESTADOS UNIDOS
Los Estados Unidos que en 1899 notificaban al gobierno de México su interés por
renovar la estación carbonera de Pichilingue eran otros con relación a 1867. Eran los
vencedores de la recién finalizada guerra contra España. Habían establecido el control
sobre Cuba, poseían a Puerto Rico, Guam y Filipinas202 y habían anexado Hawaii203
extendiendo sus intereses más allá de sus aguas territoriales en el Caribe y el Pacífico.
De manera muy general, estos pueden considerarse antecedentes para la solicitud del
embajador Clayton en 1899 pidiendo facilidades para reedificar la estación y el muelle
de Pichilingue.
Las percepciones sobre México se habían modificado por entonces. Luis González pone
como ejemplo la postura del Gral. Rosencranz quien postulaba que: “La base ideal de
nuestras relaciones con México es la de reconocer plenamente su nacionalidad
invadiendo solamente su mercado con nuestros productos industriales.” 204
En cuanto a México, Lorenzo Meyer caracteriza el periodo de 1876 a 1911 como uno de
cambios dramáticos en el escenario político. Destaca, entre otros, la reconciliación con
los antiguos enemigos del liberalismo, el establecimiento de un gobierno fuerte y
202
“Tratado de Paz entre España y los Estados Unidos de América firmado en París el 10 de diciembre de
1898” en Hortensia Pichardo, Documentos para la historia de Cuba, La Habana, Editorial de Ciencias
Sociales, 1977, p. 540-546.
203
Scout Crawford, Hawa ii-nation.org.list manteiner, correo electrónico, 18 de agosto, 1998.
[email protected].
204
Luis González, “El liberalismo triunfante” en Historia General de México, El Colegio de México,
México, Vol. 2, 1997, p. 939.
130
autoritario, la creación de condiciones favorables para la inversión extranjera, única
forma en que, según Howard F. Cline, México podría formar parte de las naciones
modernas y evitar otra invasión militar. 20 5
Por lo que toca específicamente a la política económica, México debía crear un estado
guardián del clima de orden sin intervención directa en la economía. Estas posturas
coincidieron con una importante acumulación y concentración de capital en los Estados
Unidos y los países europeos como resultado de la industrialización. Esos capitales se
invirtieron en áreas periféricas, productoras de materias primas. Algunas empresas
lograron controlar fuentes de materias primas para garantizar sus aprovisionamientos y
proteger sus mercados internos con monopolios verticales. 206
El gobierno de Porfirio Díaz avanzó en su esfuerzo por la consolidación de una
economía moderna sobre la base de ferrocarriles, empresas mineras, las plantaciones, el
petróleo y los servicios públicos, [sin olvidar las concesiones de tierra]. Se apoyó la
consolidación de 150 empresas mineras y refinerías, el mercado interno y el sector
agroexportador. La minería, (y este es un factor importante en la región del Golfo de
California), se convirtió en un industria estratégica acaparando 63% del valor de las
exportaciones. Los Estados Unidos, como se sabe, jugaban un papel fundamental en la
minería y los ferrocarriles. Para muchos investigadores, comenta Meyer, hacia el
205
Lorenzo Meyer, “Los grupos de presión extranjeros en el México Revolucionario, 1910-1940”,
Colección del Archivo Histórico Diplomática Mexicano , México, SRE, 1973, p. 16.
206
Ibid., p. 20-21.
131
principio de la Revolución más de la mitad de la inversión nacional había sido efectuada
por extranjeros, quienes controlaban los sectores más modernos.20 7
Otros investigadores añaden que a partir de 1900, además de la centralización del poder,
podía verse una estabilidad relativa tras la llamada pacificación, el control de muchos
caudillos regionales 208 se da la creación de una infraestructura para la exportación, la
extracción y los servicios urbanos, promoción del comercio norteamericano a través de
la red ferroviaria. Además, el control por parte de grandes compañías,( como por
ejemplo la Standard Oil y la Casa Bancaria Speyer) de gran parte de esa red, que
implica una parte importante del petróleo y las compañías navieras. Con esto
comenzaron a visualizarse las contradicciones internas del régimen porfiriano. La
situación política fue transformándose con la organización de los nuevos liberales.
Surgieron críticas al sistema, hubo inflación y los antireeleccionistas se organizaron.209
Eran los primeros síntomas de una crisis que traería cambios futuros.
En cuanto a la península, el periodo de 1900 a 1905 es descrito por Pablo L. Martínez a
partir del inicio de las labores de irrigación del Valle Imperial en Estados Unidos con
aguas del Río Colorado, la promoción del desarrollo urbano de Mexicali, un gran
acaparamiento de tierras por firmas extranjeras, la dependencia del gobierno mexicano,
para el desarrollo de la Baja California , de las compañías deslindadoras.210 Otros
207
Idem.
208
Jürgen Buchenau, “México como potencia mediana: una perspectiva histórica”, Secuencia, Revista de
historia y ciencias sociales , Instituto Mora, México, nueva época, Nº 41, mayo-agosto de 1998, p. 81.
209
François-Xavier Guerra, México: del Antiguo Régimen a la Revolución , México, t. II, FCE, 1995, p.
20-34.
210
Pablo L. Martínez, Historia de Baja California, México, Patronato del Estudiante Sudcaliforniano Gobierno del Estado de Baja California Sur, 1991, p. 477.
132
investigadores han caracterizado el periodo de 1880 -1910 como la “época del apogeo
minero sudcaliforniano”.211
LAS RELACIONES ENTRE MÉXICO Y LOS ESTADOS UNIDOS
Ante los cambios nacionales e internacionales de fines del siglo XIX e inicios del XX,
“México definió su política exterior teniendo como principal interlocutor a los Estados
Unidos, que fue desde entonces el referente más importante.” 212 “…la preocupación
principal era la situación de México frente al avance norteamericano en la región
[caribeña] y las consecuencias que resultarían de la pérdida española de Cuba: en
resumen, que el Golfo de México quedaría como un lago estadounidense, México
encerrado y sus rutas comerciales perjudicadas.”213 Y dados los avances sobre la costa
oeste estadounidense y el interés cada vez más creciente en el Pacífico, esta
preocupación no debió ser exclusiva para la cuenca del Caribe. Como señala Laura
Muñoz: “…la posesión de un enorme litoral -que lo hacía vulnerable porque no contaba
con una flota marítima adecuada -, la falta de comunicaciones terrestres y la existencia
de un istmo, que podría abreviar la comunicación entre oriente y occidente y era
ambicionado por las potencias, así como el interés de éstas en las materias primas
mexicanas y en su enorme mercado…” hacía que la política mexicana tendiera a la
búsqueda de “el equilibrio de poder más favorable a su seguridad.” Por ello “…utilizó
211
Micheline Cariño Olvera, Historia de las relaciones hombre naturaleza en Baja California Sur, 1500 1940, México, UABCS, 1996, p. 151.
212
Laura Muñoz, “La política exterior de México ante la guerra de 1898” en Revista Mexicana del
Caribe, México , Año III, Nº 5, p. 127.
213
Ibid., p. 150.
133
todos los elementos a su alcance para delimitar sus relaciones con los Estados Unidos
en condiciones menos desventajosas…”214
Para México era importante no afectar sus relaciones con el poderoso vecino del norte, pero al
mismo tiempo [debía] hacerle saber que había alcanzado una situación regional que le podía
facilitar una posición menos desigual en cualquier negociación. Sin embargo el desarrollo
alcanzado tampoco le permitía llegar demasiado lejos, esto es tomar actitudes de defensa
frontales…215
En términos del aprovechamiento o defensa de sus litorales El Nacional en 1898
señalaba que “…México no tenía condiciones para ser una potencia marina no por sus
necesidades (porque en realidad la zona que más le interesaba estaba a su alcance por
tierra) ni por sus recursos, ya que no podía sostener una escuadra que pudiera competir
contra la de Estados Unidos.” En otras palabras “México estaba absolutamente
desarmado en el mar, no tenía barcos de guerra ni defensas marítimas <de algún
valer>.” 216
A pesar de ello, México había asumido oposición a los Estados Unidos en materia
diplomática y comercial en la Conferencia Interamericana de 1889 junto a Argentina, en
1896 otra vez junto a Argentina se había opuesto a los intentos del secretario de Estado,
Richard Olney para considerar a la Doctrina Monroe un dictamen de derecho
214
Laura Muñoz, “México ante la independencia cubana, 1895-1898” en Ana Rosa Suárez (coord.)
Pragmatismo y principios. La relación conflictiva entre México y Estados Unidos, 1810-1942, México,
Instituto Mora, 1998, p. 280.
215
Ibid., p. 305.
216
El Nacional, 7 de junio de 1898, citado por Laura Muñoz, “México ante la independencia cubana…, p.
305 -311.
134
internacional. Pero fue cauteloso ante la guerra hispano-cubano-americana y la cuestión
del Canal de Panamá. 217
Efectivamente, los Estados Unidos que en 1899 notificaba su interés por renovar la
estación carbonera de Pichilingue eran una potencia marítima. Y la potencia marítima
reorganizaba sus redes de control, su sistema marítimo defensivo y comercial en el
Caribe y el Pacífico interesándose ahora por su vieja concesión de Pichilingue.
UN SISTEMA MARÍTIMO ESTADOUNIDENSE
Britain´s power was everywhere that her ships could reach.
Alfred Thayer Mahan
El desarrollo de la economía estadounidense, las nuevas ideas que se reflejan en las
palabras del Gral. Rosencranz, el control del Caribe y de buena parte del Golfo de
México, los mercados de Asia, la voluntad puritana, el Destino Manifiesto y la Doctrina
Monroe pueden ser aspectos que justifiquen desde distintos ámbitos la reestructuración
del sistema marítimo de los Estados Unidos. Es claro que esta reestructuración renueva
el interés por un puerto como el de Pichilingue, en 1899, con funciones distintas a las
que pudo haber tenido en 1867. El nombre mismo de Pichilingue, según las distintas
versiones, evoca el desarro llo de los sistemas marítimos de las potencias navales y
mercantiles holandés o británico como si ese destino marinero fuera ineludible para esa
playa californiana.
217
Jürgen Buchenau, op. cit., p. 81.
135
Pero más que un destino podemos ver una referencia sobre la estructuración de un
proyecto transoceánico y un sistema marítimo en unas nuevas condiciones que venía
elaborándose desde mucho antes de 1899. Marcela Terrazas Basante señala:
Los propósitos expansivos norteamericanos en el Caribe no representaban un plan aislado, se
relacionaron estrechamente con los afanes estadounidenses de establecer una vía de tránsito por
Tehuantepec, o por otra ruta en el istmo centroamericano que estableciera “la gran vía de las
naciones”: el paso del Atlántico al Pacífico, bajo el control de la Unión Americana. La
jurisdicción de los Estados Unidos sobre la península sudcaliforniana ampliaba su plataforma en
el Pacífico y acortaba la distancia entre el paso transoceánico y los dominios estadounidenses,
estableciendo las bases para la hegemonía norteamericana en la cuenca pacífica y en la caribeña.
En realidad este proyecto habría de consumarse medio siglo más tarde, después de la guerra
hispanoamericana de 1898, al establecerse la soberanía de los Estados Unidos sobre Puerto Rico,
Guam, la base de Guantánamo en Cuba y con la apertura del Canal de Panamá y la
independencia de éste de Colombia.218
Por lo que en 1899 todo parece indicar que ya había llegado el momento de avanzar
sobre este proyecto largamente contemplado. Evidentemente, como señala Marcela
Terrazas:
La península representaba, para los Estados Unidos, un territorio de gran valor por su ubicación
geográfica clave que revestía un enorme interés para aquellos que poseían negocios comerciales,
pues significaba una plataforma para el mercado hispanoamericano y asiático. Quienes estaban
218
Marcela Terrazas Basante, En busca de una nueva frontera. Baja California en los proyectos
expansionistas norteamericanos, 1848-1853, México, UNAM, 1995, p. 134.
136
preocupados por el poder naval de los Estados Unidos veían en este territorio un lugar
estratégico para las operaciones marítimas en la cuenca del Pacífico.219
Tiene interés conocer, de manera general, algunas de las bases y fuentes del proyecto
transoceánico para visualizar el papel de Pichilingue en el sistema naval estadounidense.
La nueva política hacia los países de América Latina, como señala Daniel Rodríguez,
fue formulada por los Estados Unidos apareció a partir de 1881 con el presidente James
Garfield y conducida por su Secretario de Estado, James Blaine. Se caracterizó por su
influencia y agresividad, por primera vez desde los tiempos del Secretario de Estados
William Seward, en las islas del Caribe, Centroamérica y Hawaii.220
Garfield y Blaine habían llegado a un acuerdo sobre la política del Departamento de
Estado. Se le daría una nueva interpretación a la Doctrina Monroe buscando la unión
pacífica y amigable con los países de la región bajo el liderato benévolo de los Estados
Unidos. Esto respondía a la búsqueda de mercados extranjeros, para lo cual el Secretario
de Estado consideraba como objetivo prioritario la expansión comercial y sus
implicaciones no económicas. Es decir, esto implicaba establecer un sistema
hemisférico basado en el intercambio pacífico, con procedimientos de arbitraje para
resolver disputas y la celebración de conferencias, para tratar los problemas
interamericanos. Para Blaine, había que asumir un papel positivo constructivo para
obtener los beneficios de la paz y la prosperidad en el hemisferio. La batalla con las
potencias extranjeras se daría en términos comerciales y se perdían o se ganaban por la
219
Ibid., p. 41. Este punto de vista saca del terreno puramente político y militar este momento de la
historia sudcaliforniana y apunta hacia la estructura de la sociedad en el último lustro de vida porfiriana.
220
Daniel Rodríguez, “Los intelectuales del imperialismo norteamericano en la década de 1890”,
Cuadernos Latinoamericanos 91, México, UNAM, 1979, p. 5-7.
137
eficiencia económica y las ventajas comerciales. En este sentido Blaine tradujo la
Doctrina Monroe en expansión comercial.
Por eso Blaine afirmaba
…es obligación especial de este país mejorar y expandir su comercio con las naciones de
América. No hay campo que prometa tanto; no hay campo que se haya cultivado tan poco.
Nuestra política exterior debe ser americana en su sentido más amplio y abarcador –una política
de amistad, de engrandecimiento comercial.
Blaine volvió a ser Secretario de Estado en el gobierno del presidente Harrison (18891893). En este periodo se articularon las bases para la nueva expansión:
Quiero declarar la opinión que los Estados Unidos ha alcanzado un punto donde uno de sus
deberes principales es el de aumentar el comercio exterior. Bajo la política benévola de
protección hemos desarrollado un volumen de manufactureros, que en muchos departamentos
sobrepasa las demandas del mercado interno. En la rama de la agricultura, la inmensa fuerza que
le han dado los implementos agrícolas, podemos hacer mucho más que producir comestibles y
provisiones para nuestro pueblo… Nuestra gran demanda es expansión. Quiero decir expansión
del comercio con países donde podemos encontrar intercambios beneficiosos. No estamos
buscando anexión de territorios… Al mismo tiempo, debemos estar neciamente contentos si no
buscamos e nvolvernos en lo que le joven Pitt llamó la anexión del comercio.
221
Blaine deja ver en sus palabras el “progreso” de la nación. El progreso anuncia
simultáneamente una crisis de sobreproducción y la necesidad urgente de buscar salida a
221
Palabras de Blaine e n Waterville, Maine el 29 de agosto de 1890, publicadas en el New York Tribune
en agosto de 1890, en Daniel Rodríguez, op. cit ., p. 6.
138
sus mercancías. Es en ese sentido en que se enmarcan sus intentos de establecer
acuerdos económicos con los países americanos en la Conferencia Internacional
Americana (1889) en la que México y Argentina sostuvieron posiciones independientes
con relación a las propuestas estadounidenses y la Conferencia de la Comisión
Monetaria Internacional (1890), que ya habíamos referido. La diplomacia activa,
orientada por Blaine, fue acompañada por una política no menos activa que dio pie para
el reordenamiento del sistema marítimo y nos permite ver la situación de la estación
carbonera de Pichilingue.
El presidente Harrison había delineado una política de bases estratégicas en su discurso inaugural
cuando declaró que los Estados Unidos no usarían “coerción” para obtener “convenientes
estaciones de carbón así como otros privilegios comerciales, pero habiéndolos obtenido en forma
razonable… será necesario nuestro consentimiento para cualquier modificación o menoscabo de
la concesión.”222
Esta postura será determinante en el caso que nos ocupa. Ya podemos ver las miras del
proyecto marítimo y la necesidad de formular una estrategia de acción:
Me parece que sólo hay tres lugares que son de suficiente valor para tomarlos que no son
continentales. Uno es Hawai, los otros dos son Cuba y Puerto Rico. Cuba y Puerto Rico no son
inminentes y no lo serán por una generación. Hawai puede que sea necesario decidirlo en
cualquier momento inesperado, y espero que podamos estar preparados para decidir en la
afirmativa.223
222
223
Daniel Rodríguez, Idem.
Ibid., p. 6-7.
139
La crisis alcanzó su punto más claro en 1893. Este fue el punto en que la vieja América
rural y agrícola fue desplazada por la Nueva América urbana, industrial y generó su
crisis de superproducción. La solución debía estar en los mercados mundiales. “Los
intentos de la administración de Harrison en varios países de América Latina y el Caribe
no tuvieron éxito. Pero, seis años después los Estados Unidos lograron muchos de los
objetivos estratégicos delineados por Harrison y Blaine tanto en América Latina como
en el Pacífico.” 224
LOS TEÓRICOS
Para completar el panorama, es conveniente ver otros argumentos que dieron fuerza a
las formulaciones de Mahan . Ante el fracaso de Harrison y Blaine, frente a la crisis del
sistema capitalista surgieron algunos teóricos que reorientarán las miras y unos
pragmáticos que conducirán los barcos a los nuevos puertos. Tres de los teóricos
importantes que traducirán para la clase política estadounidense, la prensa, la opinión
pública y los círculos de poder un programa viable de solución ante la crisis fueron
Frederick Jackson Turner, Josiah Strong y Brooks Adams.
Frederick Jackson Turner elaboró sus tesis sobre la frontera como propuesta de solución
a la crisis. Entre sus planteamientos centrales estaba la postura de que el hecho
dominante en la historia de los Estados Unidos era su expansión al Pacífico. La
expansión hacia el oeste era vista como el factor de su desarrollo, equiparando el oeste
para los Estados Unidos con el Mediterráneo para los griegos. Esta tesis coincidió con la
224
Idem.
140
crisis de 1893, por lo que la expansión hacia el oeste y el “adelanto de la frontera” se
transformó en una especie de paradigma hacia tierra “libre”.
Frederick Jackson Turner escribió:
Habiendo colonizado el Lejano Oeste, habiendo dominado sus recursos internos, la nación se
dirigió, al terminar el siglo diez y nueve y comenzar el siglo veinte, a tratar con el Lejano
Oriente, a envolverse en la política mundial del Océano Pacífico. Habiendo continuado su
histórica expansión hacia las tierras del viejo imperio español con el éxito obtenido en la guerra
reciente, los Estados Unidos se conviertieron en la concubina de las Filipinas al mismo tiempo
que tomó posesión de las islas Hawaianas, la influencias controladora del Golfo de México.
Proveyó temprano en la presente década una conexión a las costas del Atlántico y del Pacífico a
través del Canal del istmo, y se convirtió en la república imperialista con dependencias y
protectorados -reconocidamente una nueva potencia mundial, con voz potencial en los problemas
de Europa, Asia y África. Esta extensión de poder, esta toma de serias responsabilidades de
nuevos campos, esta entrada en la hermandad de los Estados del mundo, no fue un
acontecimiento aislado. Fue de hecho en algunos aspectos el resultado lógico de la marcha de la
nación hacia el Pacífico, la secuencia de la era en al cual estuvo envuelta ocupando y explotando
225
los recursos del Oeste .
Rodríguez afirma que las posturas de Jackson Turner sobre la frontera causaron
impresión sobre Teodoro Roosevelt.
225
Frederick Jackson Turner, “The Frontier in American History” , citado por Daniel Rodríguez, op. cit. ,
p. 11.
141
Josiah Strong, planteaba que la frontera [como mecanismo expansivo] iba a terminar, lo
que implicaba el posible final del crecimiento de la nación tal y como la conocían.
Strong impone el carácter puritano-protestante y mesiánico a la frontera justificando la
expansión, no hacia la vieja frontera territorial, sino expandir la misión cristianizadora
protestante alrededor del mundo. Consideraba que la sociedad estadounidense estaba en
condiciones para civilizar los restos del mundo “pagano”, [es decir no protestante y no
capitalista, Mexamérica y Mesoamérica Moderna], enfatizando en que Estados Unidos
era una nación bendecida con recursos naturales, combustible en abundancia, una fuerza
de trabajo calificada y abundante, materia prima a la mano. Por ello debía emprender
una cruzada con misioneros y fomentar el comercio, anexar mercados y establecer la
supremacía anglosajona, asumida como una encomienda divina en defensa de “sus
hermanos”. Para Strong, en los Estados Unidos se resumían las características de los
hebreos, los griegos y los romanos, lo que hacía posible por sus características propias,
emprender una cruzada de tal magnitud.
Por último, Brooks Adams planteó lo que llamó la ley de la civilización y la decadencia.
Adams pasó a la bancarrota en 1893, era descendiente de dos presidentes de los Estados
Unidos. Visualizó la polarización social a partir de la crisis y desde este punto la
revolución y el reajuste. En una complicada formulación con un lenguaje de las ciencias
naturales sobre la conservación de la energía, basado en la física, termina por formular
tres líneas para la acción política: 1) estimular la eficacia y la competencia en el
mercado, 2) controlar Asia y 3) buscar un líder capaz de conducir el proceso.226
226
Daniel Rodríguez expone los planteamientos de Strong y Adams en Los intelectuales… , p. 10-16.
142
Aquí habría que mencionar nuevamente a Alfred Thayer Mahan, por ser una especie de
enlace entre los teóricos y los pragmáticos. Si los teóricos se orientan directamente
hacia la expansión, la ampliación de la frontera justificándose con argumentos
históricos, religiosos o “científicos”, Mahan tradujo todo esto en términos tácticos y
operativos. Y aquí lo veríamos no como un oponente discursivo al de José Martí, como
ya se hizo, sino como parte del conjunto de los discursos ideológicos, para poder tener
una idea del gru po de elementos ideológicos, pragmáticos y teóricos que fueron
manejados a partir de 1890. Tal vez valdría la pena añadir algunas de sus
argumentaciones, que forman parte de otros textos, ahora ligadas a las de los teóricos y
pragmáticos y en función del sistema naval propiamente dicho que completará la idea
del texto referido anteriormente.
Recapitulemos y pongamos en contexto lo visto sobre Mahan. Alfred Thayer Mahan
entiende que los Estados Unidos al ser un complejo industrial que producirá excedentes,
en The US Looking Outward, (18902 27 ) señala que “aunque no lo quieran, los
americanos tienen que comenzar a mirar hacia fuera. La creciente producción del país lo
demanda. Un creciente volumen de sentimiento público lo demanda”. Y en The
Influence of the Sea Power Upon History… señaló que la expansión industrial conduce
a la rivalidad por mercados y fuentes de materia prima que culminaría en la necesidad
de ser una “potencia marítima”, término que popularizó. En The Influence of Sea Power
upon The French Revolution…, habla de los Estados Unidos como una potencia insular,
lo que le autoriza a trasponer categorías y experiencias militar -navales inglesas y
expandir globalmente la noción de seguridad nacional. En Hawai and Our Future Sea
Power , deja clara su posición:
227
Vid Supra, notas 108 y 109.
143
Comencemos con la verdad fundamental, garantizada por la historia, que el control de los mares,
y especialmente a lo largo de las grandes líneas trazadas por le interés nacional o el comercio
nacional, es principal entre los elementos meramente materi ales en el poder y la prosperidad de
las naciones… De aquí surge necesariamente el principio que como subsidiario a tal control es
imperativo tomar posesión, cuando pueda hacerse rectamente, de esas posiciones marítimas que
contribuyan para asegurar el mando.
Para Mahan, la clave de la mayor parte de la historia y la política de las naciones
rodeadas por mar está, como vimos, en generar una producción, la necesidad de
establecer intercambios y embarques para los intercambios. Por tanto necesidad de
colonias para facilitar y aumentar las operaciones de embarque y protección de las
operaciones de embarque con puntos de seguridad. En ese sentido:
Las colonias que están adheridas a la patria proveen, por lo tanto, los medios más seguros de
darle apoyo en el exterior a la potencia marítima de un país. En la paz, la influencia del gobierno
deber se ser sentida promoviendo, por todos los medios, un apego caluroso y una unidad de
interés que convierta al bienestar de uno en el bienestar de todos; y en la guerra, induciendo
aquellas medidas de organización y defensa que todos puedan sentirlas como que son una
distribución justa de una carga de la cual cada uno cosecha beneficios.
Tales colonias Estados Unidos no tienen y parece que no las va a tener… No teniendo por lo
tanto, establecimientos extranjeros, o sea colonial o militar, los barcos de los Estados Unidos, en
tiempo de guerra, serán como pájaros de tierra, incapaces de volar lejos de sus playas. Proveer de
sitios de descanso para ellos, será una de las primeras tareas de la nación el mar.228
Su doctrina, como ya hemos visto, consiste en aumentar la potencia marítima en la paz
o la guerra, proveer de sitios de descanso par la potencia marítima como primera tarea
228
“The Influence of Sea Power upon History”… citado por Daniel Rodríguez, op. cit., p. 17.
144
de la nación en el mar . Como señala Orozco: La lógica […] lleva el imperativo de
ocupar los puntos potencialmente claves a su seguridad nacional [militar y comercial]
en vastas áreas marítimas adyacentes y no adyacentes.
El mar Caribe se transforma en Mare Nostrum “que garantiza la supremacía
hemisférica” y “la propia unidad e integridad norteamericana a través del libre acceso al
canal interoceánico; a su vez el Océano Pacífico se constituye en espacio de seguridad e
interés nacionales al proyectarse sus islas como las avanzadas estratégico-comerciales
hacia el continente asiático, al perfilarse como ‘la esfera de nuestro esfuerzo
exterior’…”2 29
Mahan veía a los estadounidenses como miembros de la familia europea y tendrían en el
Pacífico, las relaciones futuras más importantes, al confluir en Oriente el des arrollo del
imperio del Océano Atlántico y los intereses de Occidente. Afirmaba que era deber de la
“familia europea” defender la costa pacífica, de forma anticipada, de cualquier ataque.
Ese deber político daba importancia al Canal de Panamá y el Mar Caribe porque
entrelazaban en toda consideración internacional. El canal haría avanzar las fronteras de
la civilización europea y estadounidense. El Caribe era necesario para que esa misión
civilizadora se realizara, controlando el canal. En cuanto al Pacífico: “También Hawai
constituye un puesto de avanzada del canal…” como Adén o Malta a Suez. 230
229
230
José Luis Orozco, El Testimonio… , p. 63 -64.
Ibid., p. 71.
145
Con Mahan queda clara la voluntad y las vías para construir un sistema marítimo.
Queda claro también que el proyecto va más allá que el control de unas “islas
adyacentes”. El sistema marítimo coloca sus avanzadas, la frontera en el exterior en
puntos distantes. El canal era el elemento que daba relación al comercio Atlántico, hacia
el Golfo de México y el Caribe una zona estratégica vital para los Estados Unidos que
cobraba mayor importancia con la nueva ruta del Pacífico, comunicando las dos partes
del sistema marítimo comercial, transformándolo prácticamente en uno solo.
LOS PRAGMÁTICOS
Las costas del Pacífico y sus puntos, Pichilingue y Bahía Magdalena entre ellos, las
islas a través de la ruta hacia el oriente, se hacían fundamentales para garantizar la
“misión civilizadora” y el comercio estadounidense. El sistema gana coherencia a partir
de la labor de personajes como John Milton Hay, uno de los pragmáticos de los grandes
cambios en la política estadounidense, diplomático en las negociaciones de paz al
finalizar la guerra hispano-cubano-estadounidense, negociador estadounidense para la
construcción del Canal de Panamá y artífice de la Política de Puerta Abierta en China.
Para Hay la Política de Puerta Abierta legitimaba “…internacionalmente la incursión
del capitalismo norteamericano en el continente asiático a partir de su posición insular
de fuerza.”231 El trabajo de Hay fue continuado por Elihu Root en el Departamento de
Estado. Root supervisó el envío de tropas a China durante la Rebelión de los Boxers en
1900, fundó el Colegio de Guerra, aplastó el movimiento insurreccional filipino dirigido
por Emilio Aguinaldo en 1901. Organizó política y financieramente el gobierno
norteamericano de las Filipinas y Puerto Rico en 1902, promovió la Enmienda Platt
231
José Luis Orozco, op. cit ., p. 66.
146
como apéndice colonial a la Constitución de la República de Cuba en 1901, creó la Base
de Guantánamo en 1903 y el protectorado en esa isla.232 Negoció la utilización de Bahía
Magdalena 233 para uso militar. Recibió el Premio Noble de la Paz en 1912.
Por último, uno de los más importantes entre los pragmáticos del periodo de la
expansión de los mercados y del control de puntos estratégicos, Teodoro Roosevelt.
Roosevelt tuvo la influencia de las ideas de Mahan. Formó parte del grupo de
imperialistas del senador Lodge.234 Reclamó para Estados Unidos el derecho a construir
bases navales en el exterior y la apertura del Canal de Panamá. Roosevelt fue Secretario
de Marina adjunto en 1897 y activó la construcción de la flota de guerra. Dimitió a su
cargo al iniciarse la guerra contra España y organizó el primer regimiento de voluntarios
de caballería, los Rough Riders. Fue Gobernador de Nueva York en 1898, Vicepresidente de los Estados Unidos en 1900 y presidente en 1901 después del asesinato
del presidente William McKinley. Roosevelt es uno de los articuladores del sistema
marítimo propuesto por Mahan. En 1902 reglamentó el estatuto jurídico de las Filipinas.
En 1903 propició la independencia de Panamá para garantizar el control del canal por
parte de los Estados Unidos. Reforzó la Marina de Guerra. Reforzó el poderío militar
estadounidense en sus áreas de influencia.
Roosevelt reservaba para los Estados Unidos el derecho de mantener el orden en el
hemisferio occidental. Implementó la Política del Gran Garrote , que consistía en la
232
Ibid., p. 66-67.
233
Fernando Jordán, El otro México , México, Gobierno del Territorio de la Baja California, 1951, p. 242.
Senador estadounidense que promovió en 1912 la iniciativa que originó la llamada Doctrina Lodge
que promovía la prohibición a todos los “no americanos” de adquirir, por concesión, puertos en América.
Es vista como una extensión de la Doctrina Monroe y estaba orientada contra las concesiones que pudiera
recibir Japón en Bahía Magdalena. Larousse, t. 6, p. 654.
234
147
intervención militar, desembarco de marines , para apagar las “convulsiones” políticas y
sociales en el área de Centroamérica y el Caribe. La demostración de fuerza fue
acompañada posteriormente por la Diplomacia del Dólar , basada en presiones
económicas. En ese contexto invadió la República Dominicana en 1905 y a Cuba en
1906. En ese mismo año recibió el Premio Nobel de la Paz.
Podemos entender el sistema marítimo estadounidense a partir de su funcionamiento,
pero también es posible encontrar las estructuras burocráticas que dan pie al sistema
marítimo-naval. En nuestro caso, la Junta General de Marina. Ésta se creó
a principios de 1900 y constituyó una de las reformas más importantes llevadas a cabo
en el seno de las Fuerzas Armadas norteamericanas a partir de 1898. Este cuerpo, que
surgió como sucesor directo de la Junta Nacional de Guerra establecida en 1898, fue el
llamado a hacer realidad las concepciones estratégicas de Alfred Thayer Mahan. La
Junta General estaba presidida por el almirante George Dewey y entre sus miembros
peramanentes se contaban los jefes de las Negociaciones de Navegación, Equipo e
Inteligencia Naval, así como el presidente del Colegio Naval de Guerra.235
“Las tareas encomendadas a este cuerpo comprendían la elaboración de planes de
guerra, el estudio de la capacidad militar de otras potencias y la presentación de
recomendaciones sobre el establecimiento de bases navales.” 236 Asesoraba al Secretario
de marina en todo lo relativo a la política naval, se convirtió en el principal centro de
formulación del pensamiento estratégico de Estados Unidos; la influencia de este cuerpo
iba más allá de los círculos navales. Llegaba a los sectores responsables de la
235
Richard D. Challener, Admirals, Generals and American Foreign Policy, 1898-1914, Princeton
University Press, 1973, p. 7 citado por María Eugenia Estades Font, op. cit., p. 46,
236
Idem.
148
elaboración de la política exterior estadounidense, la Casa Blanca, el Departamento de
Estado y el Congreso.
Se puede resumir hasta aquí que la construcción del sistema marítimo estadounidense es
la respuesta militar y política para resolver el problema económico a partir de la
expansión territorial del mercado para poner en circulación el excedente de mercancías.
La situación se había agudizado después de la crisis de 1893, después de los intentos
fallidos de Blaine por establecer un sistema interamericano de facilitara a los Estados
Unidos poner en función un modelo hemisférico de comercio. La respuesta expansiva
combinó elementos teóricos, históricos, teológicos, filosóficos, económicos y de
estrategia militar. La ocupación de las últimas colonias españolas del Caribe permitió un
control más claro sobre esa región así como la ocupación de puntos estratégicos en el
Pacífico. La Política de Puerta Abierta en China y la expansión hacia el Pacífico
consolidó las posiciones del sistema marítimo. La posibilidad del Canal de Panamá
permitiría unificar las partes del sistema marítimo y favorecía la organización de un
sistema que contemplara el tráfico entre los dos océanos. Prácticamente los Estados
Unidos tendrían el control de las rutas del Pacífico y el Atlántico y los puestos
defensivos y de abastecimiento para mantener el flujo y la seguridad marítima. Pueden
verse las bases y fuentes para la construcción del sistema marítimo estadounidense a
partir del 1880 y después de la guerra h ispanoamericana de 1898. Es ahí donde debe
ubicarse el nuevo papel que tendrá Pichilingue como estación carbonera y punto de
avanzada dentro del sistema marítimo en 1899.
149
Esto queda claro ya para el cónsul mexicano en San Francisco quien advertía el peligro
potencia en el establecimiento de este sistema:
Con motivo de la apertura del canal interoceánico en Nicaragua o Panamá por los Estados
Unidos, la posición geográfica de la Baja California tiene un valor inmenso para este país, y su
posesión podría ser considerada entonces como una necesidad. Los elementos agrícolas y
mineros de ese se encuentran casi todos en manos de extranjeros; el comercio é industria
nacionales son allí exiguos y de poca importancia; la población escasa, poco ilustrada y en gran
mayoría poco patriótica. Con tan débiles elementos en que apoyar la acción de nuestro Gobierno,
y sin marina ni vías de comunicación, muy e mbarazados nos veríamos en organizar la defensa de
237
esa porción de nuestra patria llegado el caso de tener que hacerlo .
Ante el problema propone establecer líneas telegráficas para enlazar los lugares más
importantes, con el cable que se tendería en el Mar de Cortés, obras de caminos para
comunicar la costa oriental y las vecindades, el norte y el sur de la península. Propone
además instalar “autoridades honradas, progresistas e ilustradas en las principales
poblaciones” y fortalecer a los elementos nacionales.
El cónsul mexicano en San Francisco tenía razones para preocuparse. Francisco
Cisneros anota diecinueve posesiones estadounidenses en el Pacífico sin incluir las
Filipinas, como parte del sistema marítimo estadounidense238 que en relación con los
puertos peninsulares facilitarían la ruta de Panamá a China.
237
El Cónsul mexicano en San Francisco, Cal. da a conocer la importancia que tiene el Territorio para
aquel país. México, 15 nov. 1902, exp. 5, vol. 340 bis, AHPLM.
238
Francisco Cisneros enumera las islas Yap, Palau, Carolinas, Guam, Marianas, Wake, Midway, Hawaii,
Johnston, Marshall, Palmyre, Howland, Baker, Swains, Jarvis, Manua, Tutulia, Aleutianas. Además de
Filipinas. No incluye Samoa. Alaska la considera como parte del Pacífico. Historia del mundo
contemporáneo, Introducción al trabajo universitar io , Valencia, Grupo EDETANIA, 1989, p. 288.
150
LA CARBONERA
Baja California es sólo un lujo para México;
pero para nosotros es una necesidad
Palabras atribuidas a Roosevelt
sobre la Baja California ante el
Senado de los Estados Unidos239
Como ya sabemos, el depósito de carbón en Pichilingue se estableció en 1867. En 1899
se presentó la petición de facilidades al gobierno de México para la reedificación de la
estación. Eligio Mo isés Coronado hace un recuento de los principales acontecimientos
relacionados con la estación carbonera de Pichilingue, que seguiremos en esta parte del
trabajo.
Coronado señala que ante las peticiones de la embajada estadounidense, el Secretario de
Hacienda notificó a Relaciones Exteriores que se concedían los derechos de puerto a los
buques que condujeran carbón. Pero no había exención a los derechos de importación y
de puerto que deberían cubrirse. Dos meses después se libraron las obligaciones al
gobierno de los Estados Unidos.240 En ese mismo año Santiago Viosca, vice -cónsul
239
240
Fernando Jordán, El otro México , p. 72.
Eligio Moisés Coronado, “La Carbonera de Pichilingue, 1901…”, p. 181.
151
estadounidense en La Paz, sugería al Jefe de la Sección de Equipo del Departamento de
Marina, cambios en la ubicación de la estación en la Isla San Juan Nepomuceno.
Ante los problemas que pudiera ocasionar la estación carbonera, el gobierno mexicano
recomendaba determinar “escrupulosamente el área que pueda ocupar con sus obras el
gobierno de los Estados Unidos, señalar plazo de vigencia de la concesión y
circunscribir a cantidad precisa y cierta de los materiales que puedan importarse
libremente y los que deberán pagar derechos.” 241 Esto anuncia cierto forcejeo e
incomodidad por la instalación, a lgo que se iría incrementando con el tiempo.
Coronado refiere la descripción que hicieron de la carbonera el Jefe del Puerto de La
Paz y el Piloto Mayor. Entre otras cosas señala que la estación constaba de tres naves
con tres puertas de ladrillo, madera y láminas con capacidad para 7,069 metros cúbicos.
No había obra en ejecución, había un sistema de vías Decauville para carros de carbón,
vía angosta que iba del muelle al edificio. Contaba con una grúa de vapor en el muelle,
dos pangas para desembarcar el carbón del barco Alexander . No había boyas ni luces.
La profundidad del atracadero era de 11 a 9 m etros. Por lo que se podía fondear
cualquier buque. La bahía estaba resguardada y había acceso a embarcaciones menores.
No había vigías. La vigilancia que había era de la carbonera (estadounidenses
probablemente).
241
Ibid., p. 182.
152
Para la construcción de la carbonera trabajaron 100 mexicanos y 200 estadounidenses
del buque Ranger . La construcción del muelle se hizo con materiales trasladados por
este barco. El muelle tenía 5.5 m etros de fondo. La instalación no tenía comunicación
telefónica o telegráfica. Tampoco se había hecho trabajo hidrográfico.
Tal parece que la solicitud de traslado de la estación tuvo efectos en el gobierno
mexicano porque Coronado señala que Relaciones Exteriores notificó al embajador
Clayton que podía cambiarse el lugar de la estación carbonera, como ya se vio, a
condición de conservar un área equivalente. Además, los barcos podrían fondear
directamente en Pichilingue sin tener que entrar al puerto de La Paz. El embajador
Clayton solicitó exención de pago de derechos a todo barco que fuera a Pichilingue a lo
que el gobierno mexicano respondió que a pesar de no tener que fondear en La Paz,
debían pagarse los derechos correspondientes a los barcos que lo requirieran. Parece
claro que tanto la marina de guerra estadounidense como el embajador Clayton estaban
midiendo la capacidad de presión sobre el gobierno mexicano a través de sus peticiones.
En 1901, continúa Coronado, comenzó una “polémica” en la prensa. El periódico La
Discusión de La Habana (17 de abril) desplegó la noticia Estación carbonera en
México. La primera que se establece por los Estados Unidos en suelo extranjero. En
ella daba a conocer que Washington había notificado sobre su construcción y la salida
para La Paz del vapor carbonero Alexander con 5 mil toneladas de hulla procedentes de
Baltimore. El costo de la carbonera ascendía a 25 mil dólares. 242 Evidentemente la nota
traía un filo pues la noticia salía de Cuba, que estaba todavía ocupada por las tropas
242
Eligio Moisés Coronado, op. cit., p. 183.
153
estadounidenses y tenía un gobernador militar estadounidense. La noticia debió ser un
golpe al gobierno de Díaz que sin tener la “relación especial” de Cuba con los Estados
Unidos, permitía la construcción de la primera instalación de este tipo fuera del
territorio estadounidense.243
El Tiempo de la Ciudad de México (24 de abril de 1901), denunció la llegada del
Ranger para hacer planos de la costa e instalar estaciones carboneras en el Golfo de
California. La polémica provocó, como refiere Coronado, que El Diario Oficial (30 de
abril) publicara una nota titulada Depósito de carbón en la que se señalaba que no se
había hecho cesión de territorio al gobierno de los Estados Unidos, con lo que intentaba
desmentir la nota de La Discusión de La Habana, aclarando que México tenía autoridad
para cancelar la concesión otorgada al gobierno de los Estados Unidos y que este país
reconocía la soberanía de México al solicitar autorización para hacer mejoras en la
estación carbonera.
En el mismo año, John Milton Hay comentó en una recepción al Presidente McKinley
que tenía el deseo de controlar el Pacífico, controlando la bahía más grande del océano,
[obviamente se refería al Golfo de California]. El Secretario de Relaciones Exteriores
restó importancia al comentario alegando que Pichilingue no estaba en el Pacífico ni era
la bahía más grande del mundo.244
243
244
La base naval de Guantánamo se construyó a partir de 1903. Larousse, op. cit., t. 5, p. 449.
Coronado, La carbonera de Pichilingue… , p. 184.
154
Además del Alexander , con el carbón de Baltimore, pasaron por Pichilingue el Range r
dejando un bote para las operaciones de la estación y el Curaçao llegó de San Francisco
con material para la construcción de seis pangas. El gobierno estadounidense manifestó
su interés por construir un varadero para las pangas. En respuesta, a partir de ese
momento, la jurisdicción de los asuntos de Pichilingue pasó a la Secretaría de Guerra de
México en lo referente a los barcos .2 45
Ese año aparenta ser uno en el que se midieron los efectos de las presiones frente a la
opinión pública y al interior del gobierno. En 1902 el gobierno mexicano estableció que
debía solicitarse autorización para cada importación que se hiciera a la estación
carbonera. Ese mismo año hubo un incendio en la carbonera. La reconstrucción
comprendió un terraplén nuevo para poner el carbón [el incendio parece que se originó
espontáneamente] y se construyó el varadero para las pangas. 24 6
245
Ibid., p. 186.
246
Coronado añade entre los arreglos la instalación de una línea telefónica, Ibid., p. 187.
155
EL PERMISO
En mayo de 1900, la Secretaría de Gobernación notificaba al Jefe Político del Distrito
Sur de la Baja California sobre el estado de la situación relativa a la concesión hecha al
gobierno estadounidense en la bahía de Pichilingue. Ordenaba mantener “la observancia
de la amplitud de exenciones acordadas el 27 de Diciembre de 1867” e informaba que el
Presidente Díaz había aprobado la solicitud estadounidense de cambiar la estación
carbonera a otro lugar y que los barco de guerra de ese país podían llegar d irectamente a
la estación de Pichilingue y descargar sin necesidad de fondear previamente en La Paz
ni hacer visita aduanera. Recordaba que en caso de cambio de localización, debían
ocupar un área similar y remitía copia del documento de diciembre de 1867 que daba
marco a la decisión tomada.247
El documento ha sido comentado anteriormente, Valadez y Coronado abordan el asunto
con claridad. La situación en la que se dio el incidente que formalizó la presencia de la
estación carbonera puede entenderse a la luz de lo que señalaron Valadez y María
Eugenia Altable. En este caso valdría la pena ver el tono en que se expresó Lerdo de
Tejada en su nota.
…el Admor. de la Aduana de La Paz ha pedido el pago de derechos municipales, no obstante que
el carbón es propiedad exclusiva del Gobierno de los Estados Unidos y que se desembarcó
conforme con el permiso expresado. Aunque el Jefe Político del Territorio de la Baja California
no tiene autoridad competente para conceder dicho permiso es satisfactorio para el Gobierno
247
Permiso al gobierno estadounidense para el establecimiento de una estación carbonera en Pichilingue,
mayo 10 de 1900, Relaciones Exteriores, exp. 17, v 310 bis, f. 2, AHPLM. Tanto Adrián Valadez como
Eligio Moisés Coronado se refieren a este documento, vid supra .
156
concederlo como un acto de cortesía, buena amistad y justa consideración al Gobierno de los
Estados Unidos. Según los informes que he tomado, la disposición del Admor. de la Aduana de
La Paz ha sido sin conocimiento del Gobierno de la República, como u[d]. lo ha presumido con
razón en su nota, pues si el Gobierno hubiera juzgado ó juzgase que ocurría alguna dificultad por
la subsistencia del permiso, habría cuidado y cuidaría en tal caso de dar el debido y previo aviso
al Gobierno de los Estados Unidos. En consecuencia el Presidente ha dispuesto que se liberen las
órdenes correspondientes, desaprobando el cobro de cualquiera derechos municipales o de otra
clase, sobre el referido cargamento de carbón de piedra recientemente desembarcado y previendo
que se permita desembarcar libremente sin ningún gravamen ni derechos de ninguna clase, en el
punto que se elija del puerto de La Paz ó del puerto adyacente de Pichilingue, el carbón de piedra
perteneciente al Gobierno de los Estados Unidos, y destinado para el uso de sus buques de
guerra.248
Claramente una autoridad inferior tomó decisiones que competían al gobierno central y
a éste no le quedó más remedio que reparar la situación sin poner en peligro las
relaciones diplomáticas con los Estados Unidos. Esto dio paso a la concesión formal
para el establecimiento de la estación carbonera, bajo condiciones peculiares, por lo que
puede
entenderse
que
fue una decisión
provocada
por
las
circunstancias
independientemente de las afinidades en las que el Jefe Político concedió la primera
autorización de desembarco de carbón en la década del sesenta.
De vuelta a 1900, el Jefe Político comunicó en julio de ese año a la Secretaría de
Gobernación que se daba por enterado sobre la situación de la carbonera y notificaba
que no se había presentado ninguna solicitud de cambio por parte del consulado
248
Idem.
157
estadounidense, señalando que de haber alguna promoción “se procedería según la
comunicación anterior.” 2 49
La polémica a la que hace referencia Coronado, al parecer había empezado en 1900. La
prensa en inglés de la Ciudad de México, como se mencionó antes, reproducía una nota
del Washington Times generando una polémica en los medios de comunicación y
movilizando a los medios políticos y diplomáticos.
El periódico The Two Republics, de la Ciudad de México publicaba la nota bajo e título
La Paz Coaling Station (Estación Carbonera de La Paz) que refiere lo siguiente:
Años atrás el Departamento de Marina obtuvo el consentimiento del gobierno de México para
establecer una estación carbonera en el puerto de La Paz, cerca del extremo sur de la Baja
California. Después de depositar un embarque de carbón y construir un muelle anticuado,
prácticamente abandonó el proyecto. Se ha propuesto ahora que el Departamento de Marina haga
en La Paz una estación carbonera de importancia donde los buques de guerra puedan atracar
cuando viajen por la costa oeste de América Central, México y la parte norte de América del Sur.
A través del Departamento de Estado se solicitará a las autoridades mexicanas los permisos
necesarios para terminar el muelle, paso considerado necesario como un acto de cortesía.250
249
Idem.
250
Traducción libre. El texto dice literalmente: La Paz Coaling Station. Several years ago the Navy
Department undertook the consent of Mexico, to establish a coaling station al La Paz harbor, near the
southern extremity of Lower California, and after dumping a ship’s load of coal there and constructing a
small antiquated dock practically abandoned the project. It is now proposed that the Navy Department
make La Paz a coaling station of importance where United States naval vessels may land when cruising
off the west coast of Central America, Mexico and the northern part of South America. Through the state
department the Mexican authorities will be asked to grant the necessary permission to complete the dock,
step deemed necessary as a matter of courtesy. –Washington Times. Publicado por The Two Republics ,
San Juan de Letrán, 27 de mayo de 1900, Anexo al exp. 17 v. 210 bis, AHPLM.
158
El texto, obviamente dirigido a los ciudadanos estadounidenses, la “opinión pública”
que leía en inglés en México y al gobierno mexicano, establece su versión sobre la
historia de Pichilingue. Señala que la estación fue prácticamente abandonada y que en
ese momento se proponía construir una instalación de importancia para los cruceros por
el litoral Pacífico de América, en particular la zona cercana a lo que será el Canal de
Panamá, de donde se desprende el interés de Pichilingue en el sistema marítimo. Agrega
que la solicitud de permisos a las autoridades mexicanas era un acto de cortesía. Habrá
que aclarar el significado de esta expresión en el lenguaje diplomático manejado por la
prensa estadounidense en México, pero eso sería materia que se aleja de los propósitos
de este trabajo. Lo que sí queda claro es que el problema de la estación carbonera estaba
inscrito desde entonces entre los asuntos diplomáticos y políticos de importancia entre
los dos países.
La respuesta inmediata fue la publicación en el Diario Of icial de la nota antes
mencionada bajo el título Depósito de carbón en Pichilingue . La nota desmentía a la
prensa de la capital que tomaba como fuente la prensa estadounidense sobre una
“supuesta concesión” al gobierno de los Estados Unidos para “una estación carbonera
en Pichilingue, B. C.”
El Diario Oficial daba la versión del gobierno mexicano, recapitulando públicamente
sobre la autorización expedida por el Presidente Juárez para el depósito de carbón en
Pichilingue y aclarando la situación que se presentaba a partir de 1899, comunicando las
[nuevas] “reglas para el desembarco del carbón”:
159
1. Los barcos debían pasar y tocar el puerto de La Paz.
2. Debían llevar a Pichilingue un celador para evitar contrabando.
Así mismo se negaba cualquier nueva cesión de territorio o establecimiento de
jurisdicción extranjera. Se aclaraba que en Pichilingue se trataba sólo de un “permiso de
depositar carbón para buques de guerra americanos” y exención de derechos concedida
por cortesía diplomática. Por último se enfatizaba que no había convención o pacto
internacional, lo que restringía el tiempo de uso de esa instalación. “por el tiempo que
este Gobierno lo crea conveniente”.2 51
251
“Depósito de carbón en Pichilingue”, Diario Oficial del Supremo Gobierno de los Estados Unidos
Mexicanos . Anexo al exp. 17, v. 310 bis. AHPLM.
160
LA BANDERA
“…la bandera de los Estados Unidos estaba
destinada a ondear para siempre sobre las
Californias. Ninguna contingencia puede
preveerse por la que los Estados Unidos tengan
jamás que rendirse o renunciar a la posesión de
las Californias.”
Proclama de Bradford Shubrick, comandante en jefe
de las fuerzas navales estadounidenses en el Pacífico.
San José del Cabo, Baja California, nov. 4, 1847.252
En 1903, la escalada del forcejeo aumentó. Coronado refiere que, según declaración
aduanal, había llegado una bandera de los Estados Unidos para ser enarbolada en
Pichilingue. Esto generó otra polémica, esta vez “confidencial”, con John M. Hay. En
contestación, Hay señaló que no se había izado y que no se izaría bandera de Estados
Unidos en Pichilingue. 253
252
253
Marcela Terrazas Basante, En busca de una nueva frontera…, p. 27.
La Carbonera de Pichilingue…, p. 187-189.
161
Además se introdujeron en junio y agosto materiales sin petición de ingreso, violando
las disposiciones establecidas en 1901. Esto volvió a generar otro incidente. Entraron
herramientas en septiembre. Las listas de los materiales importados se remitieron en
noviembre, cinco y tres meses más tarde.
En 1904 Coronado sólo refiere la introducción de materiales. Pero en 1905 Sanginés,
Jefe Político del Distrito Sur, informó a la Secretaría de Gobernación y ésta a
Relaciones Exteriores, que el predio donde estaba la carbonera estaba rodeado de
alambre de púas y en el centro había una placa de mármol donde se leía:
UNITED STATES PROPERTY
Como era de esperarse, la situación generó movimiento diplomático para aclarar la
situación y definir cuál era el “status” de la Isla San Juan Nepomuceno. Es decir, que no
era propiedad de los Estados Unidos como se daba a entender. El gobierno mexicano,
continúa Coronado, solicitó a través de Antonio García Cubas, jefe de la Mesa de
Límites, enviar una nota a la embajada de México en Washington para gestionar ante el
Departamento de Estado norteamericano y se solicitara el cese de los abusos por parte
del encargado de la estación en Pichilingue.2 54
254
Para entender este forcejeo podemos ver dos citas: “La llegada de Theodore Roosevelt a la Casa
Blanca en 1901 marca el inicio de una política presidencial que, impregnada con las enseñanzas de
Mahan, se fijó como objetivo convertir a Estados Unidos en la segunda potencia naval del mundo,
inferior sólo a Gran Bretaña. En octubre de 1903 la Junta presentó un informe en el que recomendaba
poner a flote para 1920, una armada compuesta de cuarenta y ocho barcos de guerra de primera clase. Era
la primera vez que se elaboraba un programa de construcción naval a tan largo alcance y de tales
dimensiones.”
“ Entre 1901 y 1905, el gobierno de Theodore Roosevelt llevó a cabo un ambicioso programa de
construcción naval. En cuatro años, el Congreso autorizó la construcción de diez buques de guerra de
primera clase, cuatro cruceros blindados y otros diecisiete embarcaciones de diferentes tipos. Durante el
mismo periodo las asignaciones de fondos con fines navales fluctuaron entre 85 y los 118 millones de
dólares al año, cantidad sin precedentes en tiempos de paz. En 1906, Estados Unidos era considerado la
segunda potencia naval del mundo. Ver María Eugenia Estades Font, op. cit ., p. 54 y 55.
162
El encargado interino de negocios de Estados Unidos, Alvey Adee, señaló en 1905 que
no había placa alguna con la leyenda “Propiedad de los Estados Unidos”. Que más bien
podía ser una piedra colocada en uno de los cobertizos que leía:
US COAL DEPOT
ERECTED 1900
REAR ADMIRAL R.B. BRADFORD
CHIEF, BUREAU OF EQUIPMENT
Según Adee, única placa con autorización oficial. El gobierno estadounidense hizo
llegar al mexicano un plano donde señala la situación de este letrero. Ante esto y a falta
de más evidencia sobre el primer letrero, el gobierno mexicano tuvo que hacer una
rectificación ante el gobierno estadounidense.
En 1907, se presentaron otras dificultades. Tras un nuevo envío de materiales y carbón,
las autoridades estadounidenses pretendían no pagar derechos de importación. Las
autoridades mexicanas contestaron señalando que sólo estaban exentos de pagos por
derechos los barcos de guerra y no los mercantes, como era el caso.
Como puede verse por el recuento de Coronado, desde 1900 comenzaron a darse
conflictos que a veces parecían provocaciones y fueron aumentando en importancia a
través del tiempo entre 1900 y 1905. Además solicitaron facilidades para la
163
administración de la carbonera, se planteó el traslado de las instalaciones, la
construcción de una instalación de uso militar, se presentaron alegatos por el pago de
derechos, pretendiendo extenderlo s a barcos que no eran de guerra. Hubo campañas
propagandísticas en la prensa extranjera, comentarios poco diplomáticos de John Milton
Hay sobre el control del Pacífico insinuando el control de Pichilingue. La poco clara
situación de la p laca y la señalización de la estación carbonera que obligó al gobierno
mexicano a rectificar su postura. Detrás de esto podemos adivinar una lucha diplomática
y simbólica en torno a la soberanía y los derechos sobre la estación carbonera. La lucha
simbólica y real por meter a Pichilingue dentro del sistema marítimo estadounidense,
con bandera desplegada y placa de mármol, sin pago de derechos y sin informar a las
autoridades marítimas mexicanas sobre sus importaciones, (o sea, actividad de
contrabando solapada). Es dec ir, el forcejeo por tomarse y ejercer atribuciones fuera de
lo estipulado. Unos por hacer prevalecer los símbolos de la potencia naval más
importante en América en una estación carbonera que consideraban propia, por un lado
y la vigilancia continua por hacer prevalecer lo estipulado, por parte del gobierno
mexicano.
BAJA CALIFORNIA 1902
El Washington Times participó de lo que parece una campaña de presión sobre el
gobierno mexicano. El periódico en inglés de la Ciudad de México, The Two Republics
se hizo eco de ella. El gobierno contestó a través de su medio de prensa y reafirmó su
soberanía sobre Pichilingue, en la prensa cubana se anunció la instalación de la primera
estación carbonera estadounidense fuera de los Estados Unidos y sus nuevas
dependencias. El Tiempo , periódico de México, denunció la presencia de barcos
164
estadounidenses y la instalación de nuevas estaciones carboneras, el gobierno mexicano
estableció nuevas reglas para la operación de la carbonera, el cónsul de México en San
Francisco hizo llegar su preocupación al gobierno sobre la situación de la península.
¿Qué pasaba en Baja California?
El Jefe Político y Militar de la Baja California, C. Alvarado, había recibido los
comentarios del cónsul mexicano en San Francisco25 5 a través del Secretario de
Gobernación, Manuel González Cosío. Alvarado expuso su punto de vista sobre la
situación de la Baja California al Secretario de Gobernación.
El Jefe Político comentaba la posición del cónsul mexicano en California en el sentido
de que cada día la península de la Baja California se hacía de mayor importancia para
los Estados Unidos y de que existía la necesidad de acumular en el territorio todos los
elementos posibles de defensa.25 6 Inmediatamente hacía una valoración del estado de la
Baja California.
…durante mi permanencia en la Ensenada como Jefe Político y Militar del Distrito Norte de este
Territorio, pude advertir la tendencia que hay en los Estados Unidos, especialmente en la Alta
California, de adquirir esta Península; teniendo también la noticia de que entre los Oficiales de la
Escuadra Americana del Pacífico se considera como forzosa e indispensable la adquisición de la
Bahía Magdalena, que es la más amplia y abrigada de la Baja California y una de las mejores de
la Costa Occidental de la Repúblic a.
255
Vid supra.
256
El Jefe Político y Militar, C. Alvarado contesta al Secretario de Gobernación sobre la nota del Cónsul
de California, México, 15 de nov. 1902, Relaciones Exteriores, exp. 5, v. 340 bis, 3f. AHPLM.
165
Llegó, además, a mi conocimiento en esa época la versión de que un individuo del Estado de
California, para llegar a ser miembro del Congreso Americano, trataba de crearse popularidad
con el ofrecimiento de gestionar la compra de este Territorio, versión que, haciendo profunda
impresión en mi ánimo, me impulsó á que procurara con todo empeño desarrollar en los
habitantes del Distrito Norte, como me propongo hacerlo aquí, los sentimiento s de
independencia y el amor á la patria, por ser el moral el único elemento que puedo esgrimir.257
Los comentarios del Jefe Político y Militar sobre la situación de la península dejan ver
las presiones estadounidenses, particularmente sobre Bahía Magdalena como un
objetivo para la Escuadra del Pacífico de la Marina de Guerra de los Estados Unidos.
Además de las ambiciones políticas de ciudadanos de la Alta California para adquirir la
Baja California. La única alternativa que expone en esta comunicación es subir la moral
cívica.
El panorama expuesto por el cónsul en San Francisco y el Jefe Político y Militar nos
dejan ver una región con la agricultura y la minería en manos extranjeras, el comercio y
la industrias nacionales exiguas, población escasa, poco ilustrada y poco patriótica,
pocos elementos para apoyar la defensa del gobierno, sin una marina de guerra y sin
vías de comunicación, con una estación carbonera a la entrada del puerto de La Paz y
del Golfo de California y la Escuadra Norteamericana del Pacífico con los ojos puestos
en una de las mejores bahías de la costa de México.
257
Idem.
166
BAHÍA MAGDALENA
Isla Margarita y Bahía Magdalena, por su posición
estratégica de primera importancia y sus recursos
naturales, son el centro vital de toda la parte central
del Territorio Sur.
Feranando Jordán
El Otro México
El comentario del Jefe Político y Militar del Distrito Sur de la Baja California nos
permite ver que no sólo Pichilingue estaba en los planes del Departamento de Marina
para formar parte de su sistema marítimo. Ya se tiene una idea del papel que debía
cumplir Pichilingue en la entrada del Golfo de Californ ia, como lo sugiere el comentario
de Hay a McKinley. Bahía Magdalena, a juzgar por el criterio de Fernando Jordán,
completaría en la península, una estructura de importancia para el sistema marítimo en
el Pacífico.
Bahía Magdalena está situada en la costa pacífica de la península de la Baja California
Sur aproximadamente a los 25º. Posee formidables características físicas, una
profundidad de 18-14 metros, lo que permite fondear a buques de gran calado. Las islas
167
Margarita y Magdalena sirven de defensa natural, lo que la hace “una de las bahías más
seguras y extensas del Océano Pacífico”.258
Desde 1883, señala Andrade, durante el gobierno de Manuel González, se iniciaron
intentos estadounidenses por establecerse en la bahía. Los Estados Unidos deseaban
establecer una estación carbonera en Bahía Magdalena.259 Este autor plantea la sospecha
de que se pensaba instalar un arsenal en la bahía.
Desde 1883 se hacían ejercicios militares en las aguas de la bahía.260 No fue sino hasta
1903, veinte años después, cuando el gobierno mexicano comenzó a exigir la solicitud
de permisos para utilizar sus aguas y costas para la realización de maniobras militares.
En 1907 hubo otra solicitud para establecer una estación carbonera, que fue aprobada.261
El problema de Bahía Magdalena planteaba el asunto de la soberanía. “… la única
potencia que llegó a ostentar un dominio efectivo de la bahía [Magdalena] fue Estados
Unidos, país que… justificó sus acciones tras la mampara de la <seguridad
nacional>”. 26 2 El planteamiento de Andrade es que la situación de Bahía Magdalena
ponía en peligro la soberanía y el prestigio del gobierno mexicano. En 1910 se puso fin
258
Edgar Andrade Jasso, “El drama de Bahía Magdalena” en I y II Ciclos de Historia Sudcaliforniana , La
Paz, Gobierno del Estado de Baja California Sur, 1989, p. 103-120.
259
Ibid., p. 105.
260
En el documento del Senado de la República, Las relaciones con Estados Unidos ,
www.senado2010.gob.mx/docs/bibliotecavirtual/11/2743/3.pdf (p. 77) se cita La política exterior , de
Cosío Villegas, lo que puede servirnos para colocar el problema de Bahía Magdalena en perspectiva: En
1883 el ministro de los Estados Unidos de América en México empezó a gestionar permiso para establecer una
segunda estación carbonera. Para construirla requería desembarcar, libre de derechos, materiales y equipos destinados
a construir alm acén y muelle. Los terrenos que se requerían para su construcción, pertenecían a un ciudadano
estadounidense que estaba dispuesto a donarlos a su Gobierno. El P residente G onzález, quien estudió personalmente
el caso, respondió que el Gobierno m exicano debía prever que si otorgaba esta concesión, otra potencia podría
solic itar una semejante, que no podría negar. Consecuentemente, si la concedía, no sólo sería un problem a para el
Gobierno de México, sino por razones estratégicas, también para el Gobierno de los Estados Unidos de América.
261
262
Andrade Jasso, op. cit., p. 107.
Ibid., p. 117.
168
a la concesión para las prácticas de tiro de la Marina de Guerra de los Estados Unidos y
en 1911 finalizaron las operaciones de la estación carbonera en Bahía Magdalena. 263
Fernando Jordán se refiere a Bahía Magdalena en su libro El otro México lo que nos
permite completar una imagen sobre esa zona en el contexto del sistema marítimo que
hemos tratado hasta aquí.
Después de 1848, buques mercantes, militares y filibusteros frecuentaban sus aguas. Isla
Margarita, Bahía Magdalena y Bahía Almejas eran los puntos de interés para la Marina
de Guerra de los Estados Unidos. Estos formaban parte, en 1883, año en que
comenzaron las operaciones navales según Andrade, de las tierras incluidas en la
concesión Flores-Hale.2 64 “El Gobierno de Estados Unidos aprovechó la época
concesionista para realizar el estudio de la costa bajacaliforniana, los mapas fueron
263
En Las relaciones con Estados Unidos , (op. cit., p. 77-78) documento publicado por el Senado de
México se puede leer: En 1897 el Oregon de la Flota del Pacífico, solicitó y obtuvo un permiso para realizar
ejercicios de tiro al blanco en Bahía Magdalena. Al término de la práctica se informó a Washington que las
condiciones de la zona para realizar los ejercicios de práctica eran ideales. La solicitud de permisos empezó a ser más
frecuente. En 1903 los barcos Mohican y Adams hicieron de la bahía su cuartel general durante dos meses mientras
maniobraban y hacían prácticas de tiro. El G obierno mexicano empezó a lim itar la duración de los permisos y la
naturaleza de los mismos, negando autorización para que las tripulaciones descendieran a tierra.
En agosto de 1904 el G obierno de Estados Unidos de Am érica solicitó autorización para que la Flota del Pacífico
realizara prácticas de tiro. El permiso fue otorgado, pero se reiteró la prohibición para desembarcar. Al fin del m ismo
año la solicitud se hizo para que tanto la F lota del Pacífico como la del Atlántico realizaran maniobras de otoño y
primavera, respectivamente en la zona. En 1907 se pretendió estacionar en Bahía Magdalena dos barracas carboneras
de 2 500 toneladas cada una, para abastecer las unidades que fueran con destino a Centro y Sudamérica. Si bien la
solic itud se hizo por 5 años el Gobierno del Presidente Díaz respondió que sólo la pediría al Senado por tres, término
que duraría su mandato presidencial. Además solic itó que la autorización tuviera un carácter recíproco.
El acuerdo quedó concluido para el periodo comprendido entre el 1° de diciembre de 1907 y el de 1910. Antes de
entrar en vigor, la noticia apareció en la prensa. Se hablaba de un “contrato” sobre Bahía Magdalena. El Tiempo veía
en la solicitud el establecimiento de una base de apoyo estratégico para que la marina estadounidense pudiera
competir con Japón en predominio sobre el Pacífico. Adem ás, cuestionó la naturaleza jurídica del acuerdo, poniendo
en tela de juicio su legalidad. Bahía Magdalena llam ó la atención nacional y se convirtió en caballo de batalla de la
oposición para abrir un cuestionamiento más am plio sobre la re lación con los Estados Unidos de Am érica. El debate
tomó un tono de alarma cuando algunos diarios estadounidenses volvieron a mencionar la posible venta de Bahía
Magdalena y quizá toda la Baja California […] La versión fue reiteradamente desmentida por el Gobierno de México.
Pero no fue suficiente para tranquilizar la opinión pública. Conforme continuaron las prácticas de tiro en 1908 y
1909, y que la oposición a D íaz se organizaba tanto en México como en Estados Unidos, la presencia estadounidense
en Bahía Magdalena avivó el fuego nacionalista.
264
Fernando Jordán, El otro México , p. 70 -71.
169
levantados por topógrafos a bordo de los navíos Hassler y Narrangansett en 1873 y
1875…” 265
Al iniciarse el siglo XX, el cónsul mexicano en San Diego informó de violaciones a la
soberanía hechas por buques de guerra norteamericanos. En 1902 notificó que habían
salido para Bahía Magdalena los cruceros Mohican (17 de marzo) y el Adams (18 de
marzo), buques escuela de la Armada de Estados Unidos, sin patente sanitario.
Jordán señala las dificultades del gobierno mexicano para “cortar de raíz” los abusos de
la Marina norteamericana que “se había acostumbrado a considerar a la citada bahía
como si fuera suya”. Veía que “de adoptar una actitud radical… se podría producir
algún incidente internacional”.266 Es en ese periodo en el que se estableció un
reglamento aplicado a las operaciones navales de descarga y militares. Jordán señala al
respecto:
Dentro de esta nueva modalidad los buques de los Estados Unidos siguieron haciendo uso de
nuestras aguas territoriales, si bien sometiéndose a una formalidad que significaba ya un
reconocimiento a nuestra soberanía. Así el 10 de marzo del mismo año el Departamento de
Estado del Gobierno norteamericano solicitó permiso para que una escuadra norteamericana
mandada por el contraalmirante Glass y compuesta por los barcos New York, Boston ,
Marblehead y Range[r] hicieran sus prácticas habituales en Bahía Magdalena, lo que les fue
concedido por acuerdo del presidente Días [sic] de fecha del 12 de mayo. Dicha escuadra, previo
nuevo permiso, volvió otra vez a visitar la bahía en diciembre de ese año, cometiendo entonces
sus tripulaciones algunos desmanes, que obligaron al Gobierno de México a dar otro paso más en
defensa de sus intereses, prohibiendo a los marinos estadounidenses establecer cuarteles en
tierra, condición a que en adelante se sometieron también267
265
Ibid., p. 71, Ver nota 11.
Ibid. , p. 242 .
267
Ibid., p. 242.
266
170
El interés por Bahía Magdalena fue constante. Jordán señala que el gobierno
norteamericano
quería asegurar su uso “en forma absoluta y permanente,
considerándola necesaria para mantener su posición en el Pacífico, entre otras cosas por
estar más cerca de Panamá… inició una insistente política de presión sobre México a fin
de obtener su traspaso.” Por ello envió como embajador especial al mismo Secretario de
Estado, Elihu Root.
Poco tiempo después parecía que esos deseos se cumplían a satisfacción, pues The San
Francisco Call y otros periódicos de los Estados Unidos anunciaban profusamente en sus
ediciones… que se empezaban a recoger frutos de la visita del Secretario de Estado del Gabinete
del presidente Roosevelt, pues el día anterior, México, según esos periódicos, había cedido la
bahía a los Estados Unidos como estación naval. En la misma fecha el subsecretario de Estado
confirmaba oficialmente la noticia.268
En realidad se trataba de un permiso concedido por el Presidente y facultado por el
Senado para dar en uso por tres años a partir del 1º de diciembre de 1907, la Bahía
Magdalena, autorizando a la Marina de Guerra para que instalara dos buques
carboneros269 de 2,500 toneladas y así surtir carbón en las prácticas navales. Los
marinos no podrían bajar a tierra ni izar su bandera.270
Como puede verse Bahía Magdalena también constituyó una fuente de tensiones entre
México y los promotores de la Política del Gran Garrote . Las posiciones de México
“afectaban” con la defensa de sus derechos soberanos, los intereses estadounidenses en
268
Idem.
269
El barco carbonero… “Apareció en 1905. Esta innovación implicaba que la flota podía abastecerse de
carbón en alta mar, eliminando la dependencia de bases terrestres.” María Eugenia Estades Font, op. cit .,
p. 53. Esto hace pensar que no era necesaria ninguna estación carbonera en Bahía Magdalena, sino que el
propósito era permanecer en la bahía.
270
Idem.
171
el Pacífico y la preparación de puntos defensivos fundamentales de su sistema marítimo
para el Canal de Panamá y la “seguridad nacional”. Es evidente la importancia de estos
dos puntos en la costa pacífica de México, Pichilingue y Bahía Magdalena, como
estaciones carboneras, puesto de avanzada a la entrada de la ciudad de La Paz y el Golfo
de California, o en el centro del Territorio Sur peninsular , en una de las mejores bahías
de la costa pacífica de México, relativamente cercana al Canal de Panamá y a las nuevas
posesiones insulares del Pacífico.
La presión sobre México para obtener la Bahía Magdalena puede entenderse si
recordamos que de 1901 a 1908 estuvo en la presidencia estadounidense Teodoro
Roosevelt, uno de los grandes promotores y pragmático de la política naval de Mahan,
el hombre de la Política del Gran Garrote que se vanaglorió ante los estudiantes de la
Universidad de California de haber tomado Panamá.271 Roosevelt marca de manera
definitiva la política americana desde 1898, cuando como subsecretario de Marina dio la
orden al almirante Dewey para navegar hacia las Filipinas, donde comenzó la escalada
naval que definiría su mandato y las relaciones interamericanas. El Corolario Roosevelt,
formulado a partir del mensaje presidencial del 6 de diciembre de 1904, como parte de
la Doctrina Monroe permite contextualizar las presiones sobre México y las acciones
posteriores.
Entre otras cosas Roosevelt planteó:
Es falso decir que los Estados Unidos sienten necesidad de tierras o alimenta proyectos con
respecto a las otras naciones del hemisferio occidental, que no aspira a su superioridad.
271
Germán Arciniegas, Biografía del Caribe, México, Editorial Porrúa, 1993, p. 305.
172
Todo lo que nuestro país desea es ver a sus vecinos estables en el orden y la prosperidad. Todo
país que se comporta bien puede contar con nuestra cordial amistad. Si una nación muestra que
sabe actuar con eficiencia y con razón, en los campos social y político, si mantiene el orden y
satisface sus obligaciones, no ha de temer una intervención de los Estados Unidos. Males
crónicos o una incapacidad que acarrea una relajación general de los lazos de la sociedad pueden
terminar en América, como en otras partes, ocasionando la intervención de una nación civilizada;
en el hemisferio occidental, la adhesión de los Estados Unidos a la doctrina Monroe puede
forzarles, bien que a su pesar, a asegurar un papel de policía internacional en los casos flagrantes
de tal incapacidad. Si cada una de las naciones que bordean el mar Caribe hiciese la prueba del
mismo progreso en una civilización estable y justa que Cuba ha mostrado [con el apoyo de la
Enmienda Platt] desde que nuestras tropas han dejado esa isla y que tantas repúblicas de las dos
Américas ilustran constante y brillantemente, entonces todas las cuestiones de injerencia de
nuestro país en asuntos extranjeros acabarían.
Nuestros intereses son en realidad parecidos a los de nuestros vecinos meridionales. Estos
pueblos tienen importantes riquezas naturales y si en el interior de sus fronteras la justicia y la
ley reinan, la prosperidad no dejará de manifestarse. En tanto que se sometan a las leyes básicas
de toda sociedad civilizada, pueden estar seguros de que les trataremos con una simpatía cordial
y afectuosa. No intervendremos en sus asuntos más que como último recurso y solamente si se
hace evidente que su incapacidad o su mala voluntad para ejercer la injusticia, tanto en el interior
como en el exterior hubiese violado los derechos de los Estados Unidos o hubiese solicitado
ayuda extranjera en perjuicio de la nación americana en su conjunto. Es una perogrullada decir
que cada nación, en América o en otra parte, que desee conservar su libertad y su independencia
debe ya darse cuenta de que el derecho a tal independencia se confunde con la responsabilidad
de hacer buen uso de ella.
Afirmando la doctrina Monroe, tomando las medidas que hemos adoptado en lo que concierne a
Cuba, Venezuela y Panamá, y esforzándonos por limitar la guerra en Extremo Oriente y asegurar
la puerta abierta a China, hemos actuado en interés nuestro y en interés de la humanidad entera.
Sin embargo, hay casos en donde, aunque nuestros intereses no estén directamente en juego,
173
nuestra simpatía está vivamente conmovida. Pero en los casos extremos, nuestra actuación puede
estar justificada y ser necesaria. La forma que debe revestir la acción depende de las
circunstancias, es decir, de la gravedad de la ofensa y de nuestro poder para hacerla reparar. Los
casos en los que podríamos intervenir por las armas, como lo hemos hecho para poner fin a las
condiciones intolerables de Cuba, son necesariamente poco numerosos…272
Como puede verse Roosevelt se atribuye funciones de policía internacional y lanza una
amenaza a quien no se “comporte bien”, afecte sus intereses o los ofenda. Esta es la
política que rige el Gran Garrote . Las presiones que sobre el gobierno de México se
hicieron, relacionadas a las estaciones carboneras, están íntimamente vinculadas con
estas posturas que buscan mantener el “orden hemisférico” garantizado, entre otros
mecanismos, por su sistema marítimo. Los puestos del sistema marítimo son las piezas
fundamentales del Corolario Roosevelt y el discurso pragmático y de poder
complementario con el discurso de Mahan.
LOS BARCOS
Los barcos de guerra y sus estaciones navales, son otra manifestación de esta
concepción del orden hemisférico y del sistema naval que lo hace realidad. La revisión
del registro de los buques de guerra estadounidenses que pasaron por Pichilingue y
Bahía Magdalena puede servirnos para visualizar el rol de estas dos estaciones navales
dentro del sistema y su papel en el apoyo del recorrido de la policía internacional y su
entrenamiento en Bahía Magdalena y/o Pichilingue.
Los documentos disponibles en el Archivo Histórico Pablo L. Martínez de Baja
California Sur (AHPLM) dan noticia de los barcos de guerra extranjeros en el puerto de
272
Mensaje anual del presidente Teodoro Roosevelt, 6 de diciembre de 1904, en Historia del mundo
contemporáneo… , p. 289-290.
174
La Paz a partir de 1900. El registro de Pichilingue parece ser parte del control que
acompañó el forcejeo durante la modernización de la estación carbonera. Con estos
datos podemos hacernos una idea sobre cómo pudo haber sido el tráfico marítimo
militar y el tipo de actividad que se generaba. Entre otras cosas puede verse que el
Ranger era un visitante asiduo a las costas de la Baja California. Estuvo en el puerto de
La Paz en noviembre de 1900.273
En 1901 se reportó la entrada de un buque estadounidense. El Philadelphia, “Vapor de
guerra americano, que fondeó en diciembre de 1901 en Pichilingue.2 74
En enero de 1902 entró a Pich ilingue para cargar carbón el cañonero de tercera clase
Concord.275 En marzo de ese mismo año tocó puerto en Pichilingue el Wisconsin,
Buque Almirante, acorazado de primera clase, conduciendo al Almirante de la Escuadra
del Pacífico Silas Casey. El Wisconsin fondeó a corta distancia de Pichilingue. Su
capitán era George Reuter, conducía 35 oficiales y 545 tripulantes. Tomó mil toneladas
de carbón. Por la importancia de este barco, la Secretaría de Guerra había notificado al
Jefe de las Armas de su presencia en aguas de La Paz vía telegráfica.276
En abril entró a Pichilingue el buque Shearwater , de la Armada Británica. El Capitán C.
H. Unfrieville fondeó en Punta Prieta. 277 Ese mismo mes ingresó el Alert, vapor escuela
de la Marina de Guerra de los Estados Unidos procedente de Mazatlán.278 El Ranger
273
Arribo a La Paz del buque de guerra Ranger, La Paz, nov. 19, 1900, Guerra, exp. 6, v. 300 bis,
AHPLM.
274
Buques de Guera extranjeros tocaron este puerto y el de Pichilingue durante el presente año, 7 de
enero, 1901, Guerra, exp. 18, v. 334 bis, f. 1, AHPLM.
275
Idem. f. 2-4.
276
Idem., f. 9, f. 11, f. 12 y f . 13.
277
Idem., f. 21-28.
278
Idem., f. 33.
175
entró a finales de abril. 279 Además en octubre tocaban puerto el transporte de guerra
Alexander.2 80 En diciembre llegó un “crucero americano”281 del que no hubo evidencias
del nombre y por último el buque escuela Mohican.282.
En 1903 entraron al puerto de Pichilingue los buques Amphion ,283 crucero de bandera
inglesa, fondeado frente a Pichilingue, el remolcador de la Marina de Guerra de los
Estados Unidos Fortune 284 y el buque de guerra Mohican.285 No se encontró registro
para el año 1904. En 1905 se registró, en mayo, la presencia de dos buques faro
procedentes de San Francisco sin determinarse los nombres de las embarcaciones.286 El
crucero alemán Falke llegó al puerto de Pichilingue en diciembre de ese año, procedente
de los ejercicios militares y prácticas de tiro realizadas por ocho días en Bahía
Magdalena, partiendo de ese puerto sin solicitar patente sanitaria a la Sección Aduanera.
El cónsul alemán en Mazatlán había notificado sobre su visita y que tocaría Todos
Santos, Bahía Magdalena y La Paz.287
Un barco en 1900, uno en 1901, ocho en 1902, incluyendo un barco inglés. En 1903 tres
barcos, uno de ellos inglés y en 1905 tres barcos, uno de ellos alemán. Quince barcos en
total, faltando el registro de 1904.
279
Idem., f. 44.
Idem., f. 51.
281
Idem., f. 55.
282
Idem., f. 56.
283
Reportes relativos a la entrada y salida de buques de guerra extranjeros en el Puerto de La Paz y
Pichilingue, La Paz, 24 febrero, 1903, Guerra, exp. 13, v. 357, f. 2, AHPLM.
284
Idem., f. 10.
285
Idem., f. 24 Hay ambigüedad en la clasificación de los buques.
286
Buques de guerra extranjeros que tocan el puerto de La Paz y Pichilingue, mayo, 2, 1905, Guerra, exp.
280
5, v. 393, f. 7, AHPLM.
287
Idem. f. 8, 10, 13, 14 y 17.
176
En 1903 se realizaron ejercicios navales en Bahía Magdalena en los que participaron la
Marina de Guerra de los Estados Unidos y la de Inglaterra. La escuadra estadounidense
estaba compuesta por cuatro buques. El buque insignia New York y los cruceros
Marblehead, Boston y Ranger. La escuadra iba al mando del Almirante Henry Glass.
Tenía 1203 hombres bajo sus órdenes y los ejercicios se prolongarían por tres semanas.
Los datos sobre este entrenamiento militar nos da una idea sobre el tipo, la magnitud e
intensidad del uso de las aguas de Bahía Magdalena con fines militares.
Es posible obtener datos sobre algunos de los buques de guerra que tocaron Pichilingue
o Bahía Magdalena, de manera que conociendo parte de sus “biografías” se puede tener
una idea del tipo de barco, importancia y el personal de los buques que tocaban puerto
en el Distrito Sur de la Baja California, por tanto, qué valor puede asignársele a las dos
isntalaciones navales al sur de la península. Así tenemos información más específica del
Philadelphia, el New York , el Marblehead, el Ranger, Kentucky , Wisconsin y el
Washington.288
El Philadelphia, era un crucero número 4 (C-4) construido en marzo de 1888 en
Filadelfia, botado en 1889. Fue el buque insignia del Almirante Bancroft Gherardi, al
comando del Escuadrón del Atlántico Norte. En 1891 patrulló las Antillas para la
protección de los “intereses americanos”. En 1892 pasó por Uruguay y regresó a las
aguas del Caribe. En 1893, después de participar en una revista naval internacional,
partió para el Pacífico. Llegó a San Francisco ese mismo año. Fue el buque insignia del
Comandante en Jefe de la Estación del Pacífico. Formó parte del Escuadrón del
288
Ver Museo Naval USS Salem, http://www.uss-salem.org. Datos del Dictionary of American Naval
Fighting Ships. Toda la información de los buques proviene de esta fuente.
177
Pacífico, en maniobras y ejercicios visitó varios puertos de la costa oeste de los Estados
Unidos, México, América del Sur y Hawaii.
En 1898 fue el buque insignia del Almirante J. N. Millar, Comandante en Jefe de la
Estación del Pacífico, participó en la ceremonia de anexión de Hawaii a los Estados
Unidos junto al Mohican. En 1899, conduciendo al Comandante en Jefe del Pacífico,
Almirante Albert Kautz, partió para Samoa a la pacificación de las islas, combatiendo a
los samoanos. Permaneció en esas islas todo el 1899. En 1900 dejó de ser buque
insignia. Continuó en operaciones en el Pacífico hasta 1902 encabezando viajes de
entrenamiento, ejercicios navales, prácticas de tiro y visitas a puertos como Panamá.
Tocó el puerto de Pichilingue en 1901.
El New York , se construyó en 1890 y botado en 1892. Fue asignado al Escuadrón del
Atlántico Sur, pasó a Río de Janeiro en 1893. Regresó a Estados Unidos vía Nicaragua y
las Antillas. Reasignado al Escuadrón del Atlántico Norte. Pasó a Europa. Participó de
las acciones militares de la guerra entre España y Estados Unidos en 1898
bombardeando las defensas de la ciudad de Matanzas en Cuba y en el bombardeo de la
ciudad de San Juan en Puerto Rico donde pasó a ser Buque insignia del Almirante
Sampson, que comandó la campaña contra el puerto de Santiago de Cuba, de donde
resultó la destrucción de la flota española en América.
En 1901, el New York fue transferido a la flota del Pacífico pasando por Gibraltar, Port
Said, Singapur y Cavite. Buque insignia de la Flota Asiática. Participó de la campaña
contra los insurgentes filipinos. En 1902 pasó por Hong Kong, Corea y otros puertos
antes de regresar a San Francisco. En 1903 fue transferido al Escuadrón del Pacífico,
178
pasó a Honduras para proteger los “intereses americanos” en ese país. Posteriormente
pasó por Bahía Magdalena para regresar a San Francisco. En 1904 formó parte del
crucero por Panamá y Perú. Fue el buque insignia del Escuadrón del Pacífico. Reforzó
las posturas de neutralidad durante la guerra Ruso-Japonesa. En 1905 entró a los
astilleros para modernización.
El Marblehead fue construido en 1890 y botado en 1892. Asignado a la Estación del
Atlántico Norte, salió en 1894 a proteger vidas y propiedades norteamericanas en
Nicaragua y desembarcó soldados. Partió de Bluefields hacia el Caribe, pasando por
Jamaica. En 1895 fue enviado a Europa vía Azores y Gibraltar. Patrulló las costas de
Siria, pasó a Alemania para la inauguración del Canal de Kiel. En 1897 regresó a la
Estación del Atlántico Norte y el Caribe. Durante la guerra entre España y Estados
Unidos participó del bloqueo a la ciudad de Cienfuegos y el patrullaje del puerto de
Santiago de Cuba. Junto al crucero Yankee tomó Guantánamo y apoyó el desembarco de
marines en esa bahía. Apoyó al Texas en la destrucción de la fortificación de Cayo del
Toro. Transferido al Pacífico en 1898. Hizo un crucero por América del Sur, México y
California en 1900. A partir de 1902 permaneció activo en la costa oeste de Norte y
Sudamérica, de Alaska a Chile. Entre 1903 y 1904 fue el buque insignia del Almirante
Henry Glass, Comandante del Escuadrón del Pacífico. Es uno de los barcos a los que se
refiere Fernando Jordán al relatar las prácticas navales en Bahía Magdalena.
El Ranger era un buque de exploración. Construido en 1873 y botado en 1876.
Asignado a la Flota Asiática en 1877. Pasó a Hong Kong en ese mismo año vía
Gibraltar, Canal de Suez y Estrecho de Malaca. Protegió los “intereses americanos” en
el Lejano Oriente. Entre 1881 y 1889 fue asignado a la investigación hidrográfica en
179
México, Baja California, Centroamérica y el Pacífico Norte. Hizo labores de vigilancia
en el Estrecho de Behring. En 1894 pasó a Centroamérica para proteger “intereses
americanos”. En 1899 era un barco de exploración asignado por dos años a México y
Baja California. Operó con el Wisconsin en América Central, protegiendo los “intereses
nacionales estadounidenses”. Posteriormente pasó a Filipinas.
El Kentucky fue botado en 1898. Fue enviado al Extremo Oriente en 1900 vía Gibraltar
y el Canal de Suez y a Hong Kong, uniéndose a la Estación Asiática de Manila en 1901.
Buque insignia del Escuadrón del Sur, comandado por el Almirante Louis Kempff.
Activo en China, Japón, Chefoo, Taku, Nanking, Woosung, Amoy, Nagasaki, Kobe y
Yokohama. Buque insignia de la Flota Asiática en 1902 hasta 1904 bajo el mando del
Almirante Comandante en Jefe, Robely D. Evans. Operó en Cuba en 1906 durante el
conflicto civil por la sucesión presidencial. Circunnavegó el mundo con la Gran Flota
Blanca en 1907 bajo el Almirante Evans. Pasó ante el Presidente Roosevelt en la revista
del Segundo Escuadrón. Participó en prácticas de tiro en Bahía Magdalena, México.
El Wisconsin fue construido en 1897 en San Francisco. Partió de allí en marzo de 1901
para realizar ejercicios navales en Bahía Magdalena. Realizó operaciones en el Pacífico
Norte, Hawaii y Samoa. En 1901 estuvo en Acapulco. Realizó ejercicios en Pichilingue.
Estuvo en Bahía Magdalena realizando ejercicios intensos incluyendo prácticas de tiro
naval diurno y nocturno, desembarco, etc. Continuó su entrenamiento subiendo a
Coronado, San Francisco y Port Angeles.
Era el buque insignia del Escuadrón de Pacífico al mando del Almirante Silas Casey.
Estuvo en Panamá, Colombia en 1902 para defender los “intereses americanos” y
180
preservar la integridad del tránsito a través del istmo. Casey fue mediador en la crisis
entre liberales y conservadores e invitó a las partes a reunirse a bordo del Wisconsin.
Cuando Glass sustituyó a Casey como comandante del Escuadrón del Pacífico, alabó la
labor de Casey en Panamá. Casey pasó al New York . En 1903 el Wisconsin pasó a la
Estación Asiática. Fue usado en la circunnavegación de la Gran Flota Blanca, una
demostración de fuerza de la Política del Gran Garrote de Teodoro Roosevelt.
Por último nos referiremos al Washington. Botado en 1905 llevó al presidente Teodoro
Roosevelt a inspeccionar los avances en la construcción del Canal de Panamá. En
dirección a la Estación del Pacífico con el Tennesse , pasó por Puerto España, Trinidad,
Islas Vírgenes Británicas, Río de Janeiro, Montevideo, Punta Arenas en Chile, Callao,
Acapulco, Pichilingue y Bahía Magdalena antes de unirse a la Flota del Pacífico.
Participó en ejercicios de tiro en Bahía Magdalena en 1907.
Conocer la ruta de los barcos que tocaron puerto en Pichilingue y/o Bahía Magdalena
nos permite valorar, a partir de los datos de cada uno, el tipo de embarcación y
tripulación que entraba en aguas mexicanas, cargaba carbón a las puertas de La Paz o
hacía prácticas navales en Bahía Magdalena. Permite ver su capacidad militar, el tipo de
conflicto en el que intervenían y de alguna manera reconocer que la ruta de todos ellos
señala y describe el sistema marítimo, puertos e instalaciones en las rutas de la Armada,
aunque fuera de manera informal. A esta red es a la que se incorporan Pichilingue y
Bahía Magdalena. Ambos puertos cumplían en mayor o menor medida funciones de
apoyo, como puntos de avanzada, áreas de entrenamiento, puestos de garantía para los
181
“intereses americanos”, fuese esto una invasión de los mercados o la seguridad nacional
o la ejecución del Corolario Roosevelt.
LA PRUEBA DE FUEGO: LOS EJERCICIOS NAVALES DE LA GRAN FLOTA
BLANCA EN BAHÍA MAGDALENA
Hasta este punto se ver la importancia de los dos puertos peninsulares en la
construcción del sistema marítimo-naval y en la construcción del discurso de seguridad.
Su utilización no sólo como estaciones carboneras, sino también como polígonos de tiro
y ejercicios navales. Además, queda claro que parece ser que si no se le dio un uso
intensivo, fue al menos recurrente. Por la península pasaron importantes barcos de
guerra con gran capacidad de fuego; fueron parte de las acciones que definieron la
posición de Estados Unidos como potencia continental marítima. La prueba de fuego se
realizó en 1908, cuando Teodoro Roosevelt envió a su llamada Gran Flota Blanca
alrededor del mundo. El único lugar en el que hicieron prácticas de tiro fue Bahía
Magdalena. Pero interesantemente, la prueba de fuego tiene dos partes. Los ejercicios
navales, por un lado, y la respuesta desde la sociedad paceña, por otra parte.
¿Por qué la Gran Flota Blanca? A partir de 1889, fecha de la Conferencia Internacional
Panamericana, se comenzó a perfilar una creciente rivalidad entre Alemania y Estados
Unidos. Ambos comenzaron un intenso proceso de industrialización. Ambos
necesitaban ampliar sus mercados. Las opciones para los dos países estaban fuera de sus
territorios nacionales, en la expansión de sus esferas de influencia política, militar y
económica. La Marina de Guerra alemana creció después de 1898, fecha del conflicto
entre Estados Unidos y España, hasta transformarse, de ser la sexta, en la segunda
marina de guerra más importante del mundo, sólo superada por la Marina de Guerra
182
inglesa.2 89 Alemania había forzado a los ingleses a retirar sus escuadras del Mar del
Norte. Pero su posición geográfica le hacía difícil una expansión en Europa o en otros
escenarios. Alemania había llegado tarde al reparto del mundo posterior a la Segunda
Revolución Industrial. 29 0 Había tenido un intento fallido de someter a Venezuela en
1895 291 y otro intento fallido por adquirir Curazao y las Islas Vírgenes Danesas.292
Consideraba necesario conseguir colonias en América para expandir la economía, antes
de que se estableciera el canal interoceánico.
Por esto, los alemanes comenzaron a elaborar planes de guerra contra Estados Unidos,
primero como ejercicios teóricos asignados a jóvenes oficiales de la Armada alemana en
el invierno de 1897.293 El escenario principal era el Caribe. Entre 1897 y 1904,
estudiaron distintos aspectos de la preparación naval y militar estadounidense, entre
ellos la posibilidad de la invasión al territorio estadounidense y sus posesiones
coloniales y zonas de influencia. El ejercicio pasó de una ofensiva naval a la idea de la
ocupación militar de varias ciudades hasta llegar a Washington.
Un segundo proyecto, el teniente Mantey, proponía una ofensiva naval y un ataque
directo a Nueva York. El debate se trasladó al alto mando del Almirantazgo alemán y el
vicealmirante Thomsen propuso un plan alterno que contemplaba la invasión a Puerto
Rico, recién adquirido en 1898, como punto de apoyo para atacar Estados Unidos. Con
estos antecedentes, en 1899, el Almirantazgo formuló el primer “plan de avance” contra
Estados Unidos.
289
Paul Kennedy, Auge y caída de las grandes potencias , Plaza y Janés, Barcelona, 1998, p. 341-342.
Ibid., p. 344.
291
Ibid. P. 394.
292
Estades Font, op. cit ., p. 68.
293
Ibid., p. 69.
290
183
El tercer plan alemán contra Estados Unidos cambiaba el escenario: Cuba, Boston y
Nueva York serían los objetivos y se utilizarían 50 mil soldados para ocupar Cuba y
cien mil para atacar Estados Unidos. Una variante del plan proponía obligar a Estados
Unidos a combatir lejos de sus aguas y así facilitar el acceso alemán al Canal de
Panamá. En 1903 se terminó de formular el Plan de Operaciones III. La ocasión para
llevarlo a cabo se presentó en 1902 -1903. Ya en 1906 fue relegado a un ejercicio
terórico. 294
La respuesta a las diferencias con Alemania, y lógicamente a los fracasos del Secretario
de Estado James Blaine, como ya se ha planteado, corrió a cargo del capitán Mahan y de
la Junta General de Marina, esto es, la elaboración del Plan Negro, uno de los
principales planes de guerra redactados por la Junta General de Marina antes del inicio
de la Primera Guerra Mundial. El Plan Negro giró en torno a un posible enfrentamiento
con Alemania. El Plan Negro suponía que Alemania haría el traslado de un ejército a
través del Atlántico para llevar a cabo una invasión de Estados Unidos y sus posiciones
caribeñas. La misión de la flota estadounidense sería partir de sus bases de Guantánamo,
Cuba y de la isla de Culebra, en Puerto Rico, para encontrarse con las naves alemanas
una vez hubieran entrado en el radio de quinientas millas de Culebra.295
Alfred Thayer Mahan elaboró un mapa y un texto de estrategia naval a partir de 1887,
donde establece un triángulo defensivo para el Atlanto-Golfo-Caribe. Una de sus puntos
está en lo que llama Boca del Mississippi, (entre el delta del Mississippi en el oeste y
Pensacola al este). El segundo punto del triángulo se ubica en el Atlántico, frente a la
isla de Martinica y la línea entre estos dos puntos pasa sobre la isla de Culebra. El tercer
294
Ibid., p. 69.
295
Estades Font, op. cit ., p. 57.
184
punto del triángulo está en la ciudad de Colón en Panamá. Es decir, el triángulo
defensivo del Plan Negro tiene como puntos de referencia la desembocadura del
Mississippi, las aguas del Atlántico al este de Martinica y Panamá, transformando todo
el Golfo-Caribe, el Mediterráneo americano, en su área de seguridad atlántica.
En 1890 Mahan escribió el texto “La logística del imperio” y se publicó en The United
States Looking Outward. En el texto Mahan establece:
“…nuestra política nacional debe adoptar la resolución inviolable de no permitir que
ningún Estado extranjero adquiera aquí en adelante una posición para abastecerse de
carbón que se sitúe a una distancia de tres mil millas de San Francisco- una distancia
que incluye las islas hawaianas y galapaguinas y las costa de América Central. Y es que
el combustible [Pichilingue y Magdalena eran estaciones carboneras antes de l barco
carbonero] constituye la vida de la moderna guerra naval; es el alimento del acorazado;
sin él, los modernos monstruos de la profundidad mueren de inanición. En torno al
combustible, por lo tanto, convergen algunas de las más importantes consideraciones de
la estrategia naval. Tenemos ya ante nosotros varias estaciones abastecedoras de carbón
en el Caribe y en el Atlántico, las cuales nos mueven a ponernos en armas de la misma
forma en que Cartago moviese a Roma; no consintamos sin embargo, en adición a
nuestros peligros, una nueva diversión de nuestra fuerza al ser interceptados en el
Pacífico norte.” 296
Las palabras de Mahan en 1890, fecha en que terminan las Conferencias Internacional
Panamericana y Monetaria Internacional, previas al texto de Martí, se refieren sin duda
alguna al avance que mostraba Japón en el Pacífico después de derrotar a China en
1895, haber establecido una alianza con Inglaterra en 1902 y derrotar a Rusia en 19041905. Como contraparte del Plan Negro , se elaboró el Plan Naranja , (1890), para el
296
José Luis Orozco , op. cit ., p. 37
185
Pacífico, que implicaba alcanzar la supremacía militar y destruir la flota japonesa para
imponer su dominio en los mares de Oriente 297. La cita de Mahan, con la misma lógica
del plan anterior y del mapa del Golfo-Caribe sugiere otro triángulo defensivo para el
Pacífico con sus puntas en San Francisco, Hawaii y Panamá. La línea que corre de
Panamá a San Francisco incluye todo el Pacífico centroamericano y mexicano, y
lógicamente la península de la Baja California y el Golfo de California, lo que se deduce
del texto antes citado. De esta forma, para enfrentar a Japón y Alemania, Estados
Unidos tenía dos planes de guerra y la conformación de una estructura defensiva que
incluía bases carboneras, estaciones navales, polígonos de tiro, posteriormente barcos
carboneros, lo que nos ayuda a consolidar la idea del sistema marítimo-naval ligado al
establecimiento de áreas de influencia exclusiva que orienta la economía y los mercados
hacia la seguirdad estadounidense, de acuerdo con los textos mahanianos.
Como parte del reordenamiento político, económico y militar estadounidense tras los
fracasos de las conferencias internacionales (1889) y después de sus victorias militares
en el Golfo-Caribe y el Pacífico contra España (1898) y ante el crecimiento de
Alemania y Japón, es lógico el reforzamiento naval estadounidense. El gobierno
estadounidense trató de incorporar a México en ese esfuerzo, como señala Jürgen
Buchenau29 8, ofreciéndole la libertad para anexarse a Cuba, Puerto Rico, República
Dominicana y los países centroamericanos. Proponiéndole además a Díaz que asumiera
la función de policía regional. Para Buchenau, lo que estaba detrás de esto era la
búsqueda de legitimidad de la política estadounidense y, decimos nosotros de la Política
del Gran Garrote .
297
Estades Font, op. cit ., p. 168.
“Inversión extranjera y nacionalismo: lo paradójico de la política internacional de Porfirio Díaz” en
Revista en línea Dimensión Antropológica, vol. 6, enero-abril, 1996, http://cenedic.ucol. mx/ccmc construcción/recursos/4070.pdf. consulta 16 sep. 2008.
298
186
Para 1906 y 1908 las relaciones entre los gobiernos de Roosevelt y Díaz eran estables
gracias a la facilidad que se había dado a las inversiones por la política exterior
porfirista. En 1907 el gobierno de Díaz había acordado renovar el usufructo de Bahía
Magdalena como terminal carbonera. El contrato duraría tres años.299 Pero como señala
Buchenau, en el año 1907 las condiciones cambiaron. Hubo una recesión que provocó el
debilitamiento de la economía mexicana y se hizo evidente la diferencia entre las
condiciones de los trabajadores mexicanos frente a las de los trabajadores
estadounidenses en México. Díaz anunció en la entrevista con el periodista Creelman su
intención de no reelegirse presidente, lo que generó condiciones para un renovado
debate político y, por último, en los Estados Unidos las elecciones colocaron entre
1908-1909 a William H. Taft en la presidencia. Éste no compartía, como ya se ha dicho,
las posturas de Roosevelt con relación a Díaz. El Secretario de Estado de Taft, Philander
Knox, consideraba los lazos con México, un asunto de seguridad [nacional]. Y la Bahía
Magdalena tan importante como para “obtener su traspaso” a los Estados Unidos, como
señala Fernando Jordán.3 00
Ante el rumor del traspaso de la bahía, del que ya se comentó, Ramón Alcorta Guerrero,
citado por Jordán, profundiza aún más. Señala que lo que se había acordado era un
permiso del Gobierno de Díaz, aprobado por el Senado para el uso de la bahía por tres
299
El escritor Fernando Gamboa, reaccionó ante el acuerdo del Senado con relación al usufructo de Bahía
Magdalena: “… en sesión secreta y mediante votación económica y unánime, el Senado de la República
aprobó que la bahía de la Magdalena, “una de las bahías más seguras y espaciosas de la tierra”, situada en
la costa occidental de la Baja California, sirva como cosa propia a los Estados Unidos para los usos que
mejor convenga a su escuadra, ¡dizque sólo por tres años!...Lo inconmensurable es que el pacto, cesión o
lo que fuere, se estatuyó “clari verbis”, la reciprocidad más perfecta (¡oh invercunda! ello será sin duda
para que nuestra escuadra, la que no poseemos ni en pensamiento, vaya y se estacione a su guisa en
cualquier bahía yanqui…). No obstante lo trascendental del suceso, nadie ha dicho esta boca es mía, ni la
prensa ni individuo alguno. ¡Nadie! Diario de Fernando Gamboa en Las relaciones con Estados Unidos ,
op. cit., p.78.
300
Fernando Jordán, El otro México. Biografía de Baja California , México, IIH-UABC, tercera
reimpresión, México, 2005.
187
años a partir del 11 de diciembre de 1907 y la autorización para instalar dos buques
carboneros de 2,500 toneladas cada uno, para abastecer los barcos en ejercicios navales,
con la condición previa de solicitar autorización.
Jordán cita ampliamente a Alcorta sobre ese 1907-1908 en Bahía Magdalena:
Poco antes de que llegara a ese acuerdo, el 27 de noviembre, el Departamento de Estado volvió a
solicitar, por conducto de la Embajada en México, licencia para que la escuadra norteamericana
se pudiera dedicar a sus prácticas rutinarias en la bahía, de enero a abril de 1908, la que le fue
concedida, pero sólo por un mes. Se había pensado hacer para esa fecha una gran demostración
naval, concentrando ahí las flotas de guerra del Pacífico y el Atlántico. Por motivaciones que no
se indicaron […], esas gigantescas maniobras no se llevaron a cabo. Pero el 13 de marzo, 16
acorazados norteamericanos hicieron entrada a bahía Magdalena, llegando hasta el fondeadero
en columnas de cuatro unidades. Eran éstas: el Connecticut, buque insignia, de 16,000 toneladas;
los de igual tonelaje, Kansas , Louisiana, Vermont, Georgia y Minnesota ; Virginia , New Jersey y
Rhode Island, de 14,948 toneladas cada uno; Maine y Ohio, de 12,440; Missouri , Illinois y
Alabama de 11,565 y Kentucky y Kearsarge, de 11,540 cada uno. Conducía cerca de 15,000
hombres de tripulación y estaban mandados por el almirante Evans.
A partir de esa fecha un estruendo ensordecedor, que se repite noche y día y que prolonga sus
ecos hasta la lejana ciudad de La Paz, se apodera del silencio solemne en que dormía la bahía.
Anclados y en marca, los acorazados se dedicaron a disparar sin cesar su artillería durante todo el
tiempo que permanecieron en sus aguas. Algunos proyectiles cayeron en los cerros altos de la
isla Margarita.
Al anochecer del mismo día arribó el cañonero nacional Tampico , encargado de hacer los
cumplimientos de rigor a los visitantes, y que afortunadamente llegó tarde. El 5 de abril se
presentó una flotilla de seis torpederos, acompañados por el transporte Buffalo. La escuadra dio
por concluidas sus operaciones el 11 de abril saliendo ese día los acorazados y hasta el 25 de
mayo los torpederos.301
301
Ibid., p. 344.
188
Alcorta señala que a pesar de las presiones de la prensa para que Estados Unidos se
quedara con la bahía, (The Times de Los Ángeles, 14 de abril de 1908), el Gobierno de
México obtuvo del Secretario de Estado Knox y del Presidente Taft declaraciones que
desistían la idea de prorrogar el permiso de uso de la bahía, antes de la reunión TaftDíaz en El Paso en 1909.
Sin embargo las presiones no disminuían. Arthur W. North, en su libro The Mother of
California, señalaba:
Después de hoy…mañana. ¿Qué futuro tiene entonces la Baja California? Minas y prospectos,
caza y clima saludable, azúcar y ganadería, tal vez hierbas medicinales…
Éstas parecen ser las bases por las cuales la pobre Baja California podría recuperar su perdida
posición. Esta, ¡y la más importante de su posición geográfica! Y esto nos lleva a plantear una
pregunta que no debe pasar inadvertida: ¿No será en beneficio de ambos países que México
vendiera y los Estados Unidos compraran la península? La consideración de esta pregunta se
basa en una única situación: por una parte, Baja California ha demostrado ser costosa y de
ningún beneficio para México. ¿Por qué? ¡Principalmente a causa de su posición geográfica! Por
la otra parte, la lejana península promete convertirse en un futuro cercano, de enorme valor para
los Estados Unidos. ¿Por qué? ¡Principalmente a causa de su posición geográfica!302
Eso nos hace recordar las palabras atribuidas a Teodoro Roosevelt ante el Senado de los
Estados Unidos: “Baja California es sólo un lujo para México; pero para nosotros es una
necesidad”.
302
Ibid., p. 127.
189
Lo que está claro hasta aquí es que Bahía Magdalena figuraba en los planes de
rearticulación del sistema naval estadounidense. Y se transformó, prácticamente en un
polígono de tiro y área de ejercicios navales de la Marina de Guerra estadounidense y
sus aliados. Es lo que p uede llamarse base de avanzada.
… el surgimiento del concepto base de avanzada jugó un papel importante en la nueva
postura adoptada. De acuerdo con esta idea, en tiempos de paz la armada debía
desarrollar planes para hacer posible que, en caso de conflicto, se pudiera ocupar
rápidamente una base de operaciones en una “posición avanzada” en el escenario de
hostilidades. Esto hacía innecesario adquirir y mantener instalaciones ultramarinas
permanentes. La Junta General de Marina participó en la preparación de diversos planes
para la toma de bases de avanzada. Muchos giraban en torno a posiciones en Asia
[…]303
Parece que podríamos considerar tanto a Pichilingue, pero principalmente a Bahía
Magdalena lo más parecido a una base de avanzada. A pesar de que siempre aparece la
intención de anexar el territorio a los Estados Unidos en algunos círculos de poder
estadounidenses que ven esta posición con particular interés por encontrarse en la ruta
entre Panamá y San Francisco, estar prácticamente frente a las recién adquiridas islas de
Hawaii, lo que transforma la península y la bahía en posición defensiva de la ruta
comercial del Pacífico americano cerrando un triángulo defensivo que había definido
Alfred Thayer Mahan contra las intenciones japonesas de hacer avanzar sus intereses
sobre las costas mexicanas.304 El triángulo defiende además la red comercial-productiva
303
Estades Font, op. cit ., p. 53.
Alfred Thayer Mahan, “La logística del imperio”, traducción de The United Status Looking Outward,
publicado en el Atlanthic Monthly en diciembre de 1890, en José Luis Orozco, Las primicias del imperio ,
Premiá Editores, México, 1984, p. 37.
304
190
que tiene en los valles agrícolas irrigados de Sinaloa y Sonora su más importante
expresión.
En 1908, la importancia de Bahía Magdalena quedó clara. Ya fue señalada la presencia
de 16 barcos de guerra estadounidense, esos barcos, esa escuadra es conocida como la
Gran Flota Blanca y hace más de cien años utilizó por un mes las aguas de la bahía
para sus prácticas de tiro y desembarco.
191
“THE GREAT WHITE FLEET”
La Gran Flota Blanca fue una demostración de fuerza del gobierno de Teodoro
Roosevelt, de su Política del Gran Garrote y manifestación del corolario de la Doctrina
Monro e que lleva su nombre (Corolario Roosevelt), formulado en el mensaje
presidencial de 1904, que ya hemos citado. Sus seis puntos principales son:
1. Estados Unidos no tiene intenciones de anexar tierras en América
2. No aspira a superioridad
3. Sólo desea vecinos estables, con orden y prosperidad
4. Todo país “que se comporta bien [sic ], con eficacia y razón, puede contar con su
amistad.
5. Estados Unidos puede asumir el papel de policía internacional ante la
incapacidad de mantener los lazos que unen a la sociedad de los países de la
región
6. Los países deben someterse a las leyes básicas de la sociedad civilizada, de lo
contrario, pueden esperar la intervención si violan los derechos de los Estados
Unidos o perjudican la nación americana en su conjunto solicitando ayuda
extranjera.305
La Gran Flota Blanca fue enviada para hacer la circunnavegación del mundo a partir de
1907 y hasta el 22 de febrero de 1909. En el caso de América, viajaron a través del
Estrecho de Magallanes. En realidad, estaban midiendo la capacidad operativa de la
Marina de Guerra de Estados Unidos, haciendo, como ya se dijo, una demostración de
fuerza mundial. Dejando clara su capacidad para hacerse presente en el mundo,
305
Vid supra.
192
mostrando que ya Estados Unidos era una potencia naval y tenía un nuevo rol en la
arena internacional y en el caso americano, ratificando los seis puntos ya descritos. En
su periplo desplazó cerca de 14mil soldados a través de 43 mil millas en 20 puertos de
seis continentes con la más alta tecnología naval de la época.
Los dieciséis acorazados salieron el 16 de diciembre de 1907 de Hampton Roads y
regresaron el 6 de mayo de 1909 con la ruta Hampton Roads-Trinidad-Río de JaneiroPunta Arenas-El Callao-Bahía Magdalena-San Francisco, en la primera parte de su
recorrido, que es la que nos interesa en este trabajo. Estaban divididos en dos
escuadrones, cada uno de ellos a su vez en dos divisiones con cuatro acorazados y un
buque insignia, como señala Jordán. La escolta estaba compuesta además por una
flotilla de seis torpederos, Hopkins, Stewart, Hull, Truxton, Lawrence , Whipple ,
Arethusa. Los barcos auxiliares Culgoa y Glacier (barcos tienda) el Panther , barco de
reparación, el Yankton, barco de apoyo y el barco hospital Relief .306
Ya sabemos que 16 acorazados estuvieron disparando día y noche con prácticas de
desembarco y la presencia de cerca de 37 barcos307 y 16 mil soldados. En todo el largo
recorrido de la Gran Flota Blanca, Bahía Magdalena fue el único lugar donde realizaron
prácticas de tiro. Es lógico que en 1908, esa manifestación de fuerza tuviera una
repercusión y era de esperarse una contestación. La contestación la dio un poeta.
306
http://www .greatwhitefleet. infoGratWhiteFleet Website
Gilberto Ibarra, Conferencia conmemorativa del Centenario del poema Bahía Magdalena, 8 de octubre
de 2008, Biblioteca Filemón C. Piñeda, La Paz, BCS.
307
193
LA OTRA PRUEBA DE FUEGO. LA RESPUESTA CIUDADANA: BAHIA
MAGDALENA, POEMA DE FILEMÓN C. PIÑEDA
La otra prueba de fuego es para la sociedad del Distrito Sur frente al uso de sus playas y
espacio territorial con los ejercicios navales de la Gran Flota Blanca. La respuesta más
clara al desafío la dio un poeta.
Filemón C. Piñeda Contreras nació el 22 de noviembre de 1868, poeta romántico del
puerto de La Paz. Según Gilberto Ibarra Rivera 30 8, Piñeda escribió en casi todos los
periódicos de La Paz desde el inicio del siglo XX. En vida sólo publicó un poemario
con diez textos, el dinero recaudado por la publicación fue donado. Dejó cerca de cien
poemas, hay dos ediciones conocidas, una hecha en 1972 por el gobierno municipal de
La Paz y el Gobierno Territorial. Una segunda selección publicada en 1994 por su hijo
César Piñeda Chacón. Filemón C. Piñeda fue tenedor de libros en el comercio del
puerto de La Paz, fue electo a un cargo público, era parte de la intelectualidad de puerto.
Fue considerado el mejor poeta por Eduardo Bátiz, como lo señala en el poema A la
Baja California.309 Murió en su ciudad natal en 1922.
Su poema Bahía Magdalena, puede considerarse la respuesta a la presencia de la
Marina de Guerra en ese puerto peninsular. Veamos.
308
Escritos y escritores de temas sudcalifornianos , Gobierno del Estado de Baja California Sur, SEP, La
Paz, BCS, 1998, p. 154.
309
Ver Gilberto Ibarra, op. cit., p. 179.
194
Bahía Magdalena
Allá, tras las vastas serranías
Que se alzan como esfinges egipciacas;
Allá, tras las yermas lejanías
Que inspiran oraciones elegiacas;
Allá, tras los árboles tintóreos
Y las plantas textiles, que la mano
Del hombre despedaza y aniquila,
La MAGDALENA, orgullo mexicano,
Extiéndese magnífica y tranquila
Como una emperatriz del gran Océano.
Allá se ve, incrustada entre las olas
Del Pacífico mar que la acaricia
Y le canta sublimes barcarolas;
Es geográficamente, una delicia,
Y por eso la Patria la ama a solas;
Y por eso el extraño la codicia
Uncle Sam, el Tío Sam imperialista
Hojeando de Dewey um infolio,
Leyó: “BAHÍA”... concentro su vista
En el pasaje… y se sentó en su solio…
195
Poco después en todo el Capitolio,
Como en toda la Unión, se oyó ¡CONQUISTA!
Que quién lo dijo? No lo sé. ¿Intuiciones?
Tal vez; pero es el caso, que ese caso
Lo repitieron todas las naciones
Y ¡Sarcasmo! dijeron los Nipones
Y ¡Eureka! ¡Eureka! más allá de EL PASO.
Mas contra todo eso está el abrazo
De Root. ¿Por qué perdemos la esperanza?
¿Es que la libertad es un acaso
Cuando la Fuerza inclina la balanza?
El deber, como trasgo inconcebible,
Penetra el corazón de los humanos
Y ve en la Diplomacia algo temible
Oculto en las falanges de sus manos.
Y, aunque quiera olvidar acciones viejas,
Las nuevas la maltratan como espinas:
Le pone un velo a Californ ia y Texas
Y asoman Puerto Rico y Filipinas.
196
Y se subleva y dice: ¡Americanos,
Despertad, porque Atila está a las puertas!
Y el eco repercute por los llanos,
Las sierras y los mares mexicanos
Como la ronca voz de mil alertas.
Y el Patriotismo eleva sus canciones
Tan llenas de vibrantes armonías,
Que alienta y electriza corazones…
Y… allá tras las yermas lejanías
Que inspiran oraciones elegiacas,
Está la Emperatriz de las Bahías!!!
El poema fue publicado, como señala Gilberto Ibarra, en la Sección Literaria del
periódico El Distrito Sur310, tras la salida de la Gran Flota Blanca . Refleja la postura de
Piñeda con relación a las operaciones navales que debieron generar preocupación entre
parte de la población del Distrito Sur de la Baja California, por la magnitud e intensidad
de los ejercicios navales y de tiro. Si revisamos de forma general podemos encontrar
varios elementos interesantes en el discurso de Piñeda que reflejan un conocimiento de
los procesos políticos y de los personajes en Estados Unidos. Lo que nos coloca ante un
poema peculiar por sus referentes geopolíticos.
310
El Distrito Sur, quincenal de la información, época II, Nº 25, La Paz, BC, 30 de abril de 1908, en
Gilberto Ibarra Escritos y escritores…op. cit.
197
La primera estrofa nos ubica en la geografía peninsular y sus características físicas. En
la segunda plantea las pretensiones de potencias extranjeras por la bahía. En la tercera
estrofa hacer referencia directa a los Estados Unidos y señala al Tío Sam como
imperialista. También al “folio de Dewey”, es decir, al Almirante George Dewey, quien
en 1872 y 1875, como comandante del Narrangansett, fue asignado a la costa del
Pacífico de México y la Baja California, operó en el Golfo de California y visitó La Paz
ocasionalmente, cargó carbón en la estación de Pichilingue. Fue comandante de la Flota
del Pacífico durante la guerra Hispano-Cubano -Estadounidense, destruyó la flota
española en Cavite, ocupó Manila y puso a las Filipinas en manos del Gobierno de los
Estados Unidos. El “infolio” del que habla, se refiere a las investigaciones, mapas y
registros levantados por el Almirante Dewey. 31 1 Señala directamente el tema de la
conquista del espacio mexicano a partir de la voluntad política estadounidense y refiere
la presencia japonesa como parte de los factores de peligro.
En la cuarta estrofa hace referencia al “abrazo de Root”. Aquí habla específicamente de
Elihu Root, abogado corporativo y político republicano, Secretario de Guerra (18991904) en el periodo de McKinley-Roosevelt, Secretario de Estado durante la segunda
administración de Roosevelt (1905-1909) y senador durante la administración de Taft
(1909-1913). Promovió la legislación de Filipinas, se le considera el padre de la
Enmienda Platt, que justificaba la intervención en Cuba. Según Joaquín G. Santana312 ,
Root llegó a escribir. “Dios me eligió para civilizar y proteger a los pobres cubanos.”
El “abrazo de Root”, es una referencia a la designación de éste por el presidente
311
Ver The SpanishAmerican War Centenal Website, http ://www.spanamwar.com/ dewey.htm, J. R.
Southworth, Baja California Ilustrada, Gobierno de BCS, La Paz , 1989 y Goerge Dewey, “La crónica de
la victoria” en José Luis Orozco, Las primicias del imperio, op. cit.
312
Joaquín G. Santana, “Elihu Root: el padre de la Enmienda Platt”, página electrónica de Radio Habana
Cuba. “La elaboración de la Enmienda Platt se atribuye a Elihu Root, Secretario de Guerra quien señaló la
necesidad de la medida ante el peligro presentado por Alemania”… y sus aspiraciones coloniales en el
Caribe. Howard Hill, Roosevelt and the Caribbean , University Chicago Press, 1927, citado por Estades
Font, op. cit ., p. 77.
198
McKinley como Secretario de Guerra. Santana señala que McKinley dijo mientras
abrazaba a Root, “Necesitaba un abogado, no un militar” [para la Secretaría de Guerra].
Esto nos deja saber que Piñeda estaba enterado de las noticias estadounidenses.
En la sexta estrofa plantea una confrontación civilizatoria, contra el Destino Manifiesto,
contra el establecimiento de las relaciones binacionales y regionales como estaban
planteadas con los Estados Unidos. Contra la red naval y al equiparar a Puerto Rico y
Filipinas con Texas y Californ ia. Se coloca en una postura no sólo mexicana y
latinoamericana, sino que asume una postura que con el lenguaje de la Guerra Fría,
podríamos llamar “internacionalista”, tercermundista y hoy, tal vez “altermundista”.
Equipara la lucha de México con la lucha en el mundo contra los sistemas de
dominación político -militar, colonial y neocolonial.
En la séptima estrofa hace un llamado continental ante el choque civilizatorio para
regresar a la postura de un nacionalismo revolucionario que cuestiona las relaciones
entre Estados Unidos y México. Lanza un alerta que debió molestar a la elite del puerto
de La Paz, beneficiaria de las relaciones políticas y comerciales como organizadores de
los procesos económicos estadounidenses en La Paz, que serían beneficiados también
por la presencia naval en Magdalena: ese es el llamado a los AMERICANOS, que
“repercute en las sierras y los mares mexicanos como la ronca voz de mil alertas”.
Todavía la última estrofa, habla como se hablaría ante un altar patriótico para terminar
con una contemplación del paisaje.
Con estos versos, Filemón C. Piñeda se acerca por su temática al puertorriqueño José de
Diego, en sus Aleluyas. A los Caballeros del Norte , a José Enrique Rodó en su Ariel, a
199
Rubén Darío con su Oda a Roosevelt y al pensamiento de José Martí en Nuestra
América .
Dieciséis acorazados, una bahía, un poema y un poeta. Una metáfora del presente. Una
demostración de fuerza del gobierno de Teodoro Roosevelt dirigida a las repúblicas
hispanoamericanas en primer lugar, a las potencias europeas en segundo lugar, pero
principalmente al imperio japonés que ya comenzaba a desplegar su poder naval en el
Océano Pacífico con sus victorias navales sobre China, (1895) y Rusia (1905). Una
demostración de fuerza para el gobierno de Porfirio Díaz. Una amenaza velada que
esperará a 1914 para realizarse. Se aclara con el poder naval, capacidad de fuego y
desplazamiento, quién controla las rutas comerciales en América. Es la ratificación del
Corolario Roosevelt de la Doctrina Monroe, que se pondrá en función con las
intervenciones en Cuba (1906-1909), Nicaragua (1912), México (1914), Haití (1915),
República Dominicana (1916).
A la vez, tenemos en los versos de Filemón C. Piñeda una postura que va del
nacionalismo local a una perspectiva continental. Un poema que va del paisaje a la
geopolítica. Poesía y memoria que nos coloca ante la realidad continental de 1908 vista
desde La Paz y Bahía Magdalena. Tal vez lo convierte en un precursor del pensamiento
independiente peninsular, que aborda, aunque sea en verso, los problemas geopolíticos
y las implicaciones continentales de las relaciones entre Estados Unidos y México.
Como se ha dicho, se acerca de cierto modo a las posturas de José Martí en el artículo
Nuestra América y permite ver hasta dónde ese pensamiento nacionalista, de los grupos
medios intelectuales latinoamericanos había llegado hasta La Paz. Esta postura
confronta no sólo las posturas discursivas, sino las acciones navales derivadas de los
200
planteamientos de Mahan en el sur de la península. Además el poema ratifica que en la
percepción de una parte de la élite del puerto de La Paz, Pichilingue y Bahía Magdalena
están en el sistema naval estadounidense.
Hay una cercanía con el texto martiano:
“No hay proa que taje una nube de ideas. Una idea enérgica, flameada a tiempo ante el
mundo, para, como la bandera mística del juicio final, a un escuadrón de acorazados.
Trincheras de ideas, valen más que trincheras de piedras.”313
Filemón C. Piñeda abrió el debate sobre la relación binacional en el noroeste de México
desde La Paz.
A esta reflexión podemos añadir que con la revisión del historial de siete barcos
podemos hacernos una idea del sistema marítimo-naval estadounidense y cómo su
presencia en Pichilingue y Bahía Magdalena colocan estos puertos en su espacio naval
que forma parte de las áreas privilegiadas de actividad de la economía estadounidense.
El recorrido term ina con el crucero acorazado Washington, porque ese mismo nombre
tenía la fragata que en 1867 depositó 1,500 toneladas de carbón procedentes de
Philaldelphia en Pich ilingue y a partir de ahí provocara la formalización del
establecimiento de la estación carbonera en la Isla San Juan Nepomuceno. Instalación
que en 1899, hace más de cien años, volvería a ser noticia y objeto de preocupaciones
para los gobiernos central y peninsular. Revisamos también el poema de Filemón C.
Piñeda, que formula el problema del uso militar de Bahía Magdalena.
313
José Mártí, “Nuestra América”, op. cit.
201
Las preocupaciones a las que nos referimos no eran pocas. La soberanía era el debate de
de fondo, tema tan caro a los republicanos liberales. El papel de la nación ante el gran
sistema marítimo que se había organizado frente a las aguas que rodean a México,
ocupando los espacios de lo que debieron ser sus mercados naturales. Era también el
forcejeo por el espacio y las jerarquías en el sistema de relaciones continentales, por ello
la vida política del sistema porfiriano, su legitimidad como garante de los valores y el
espacio nacionales y a la larga de su estabilidad. Esta preocupación se manifiesta en las
reacciones a la intervención y ocupación paulatina de la región peninsular californiana
con instalaciones militares, la pretensión de un reordenamiento en cuanto al papel y
funciones de la península, en términos de las transformaciones políticas, militares y
navales al este y oeste de México. El hecho mismo de que Filemón C. Piñeda haya
escrito, inmediatamente después de la salida de la Gran Flota Blanca, el poema Bahía
Magdalena, nos indica que en las percepciones de una parte de la elite intelectual, el
Distrito Sur de la Baja California estaba ya dentro del sistema naval estadounidense.
Véase desde el punto de vista que s e vea, aquí se juegan muchas cosas. Frederich Katz
ayuda a aclarar el panorama. Katz muestra el avance de unos Estados Unidos que han
transformado su economía de manera agresiva y avanzan sobre México no ya con
empresas medianas sino con grandes corporaciones, los trusts, y ve allí un cambio en
Díaz con relación a los Estados Unidos. En palabras de Katz:
La actitud de Díaz, que ye empezaba a modificarse, fue afectada más profundamente por la
victoria norteamericana en la guerra contra España en 1898, por la subsiguiente política del
“gran garrote”, y por las múltiples invasiones norteamericanas a Panamá, Haití y Cuba. Pero lo
que más contribuyó a transformar su actitud fue el cambio operado en la naturaleza de las
compañías norteamericanas que empezaron a entrar entonces a México. Éstas ya no eran las
empresas medianas que habían predominado hasta fines del siglo [XIX], sino más bien los
202
grandes trusts que, al tiempo que iban apareciendo en Estados Unidos, llegaban a hacer un lugar
en el escenario mexicano.314
Este cambio de actitud generó lo que Katz llama “dos gestos tímidamente provocadores
que se permitió […] Díaz frente a los Estados Unidos. El primero [… ] la recepción
amistosa que dio a José Santos Zelaya, ex-presidente de Nicaragua que había sido
derrotado
por
los
Estados
Unidos
debido
a
su
política
decididamente
antinorteamericana.” 315
El segundo gesto, catalogado por Katz como “un poco más grave, fue la negativa de
Díaz de prorrogar el contrato de arrendamiento de una estación abastecedora de carbón
para la Marina norteamericana en Baja California.” 316 Es decir, Bahía Magdalena,
obstaculizando las funciones del sistema marítimo y la “seguridad nacional” y
atrayendo los criterios sobre la aplicación del Corolario Roosevelt.
Estos dos gestos provocaron, según Katz, la crisis internacional de México en vísperas
de la Revolución Mexicana. Katz nos ayuda a ver que lo que estaba en juego era el
apoyo de los Estados Unidos al régimen de Porfirio Díaz. El apoyo se perdió, en primer
lugar, en tanto Díaz no aceptó los reordenamientos económicos que partían de la
consolidación de las corporaciones que colocaban sus representantes en México, los
nuevos “intereses americanos”. En segundo lugar porque Díaz no aceptó el papel que le
314
Frederich Katz, La guerra secreta en México , México, Era, 1998, p. 40 -41.
Roosevelt y Díaz habían tenido unas relaciones relativamente buenas. “Pero el sucesor de Roosevelt,
William Taft, destruyó este acuerdo y adoptó una postura más seca. Cuando su gobierno trató de obener
la ayuda de México para derrocar al régimen de José Santos Zelaya en Nicaragua –hombre duro y de
sentimientos antiestadounidenses, dado que el Congreso de Estados Unidos había elegido la ruta de
Panamá para el canal, en vez de la de Nicaragua -, Díaz puso fin a su cooperación ; y al renunciar Zelaya,
tras una revuelta apoyada por Estados Unidos en diciembre de 1909, los porfiristas le dieron asilo.”
Apoyaron a sus sucesor “arriesgando incluso, con ello, un deterioro de las relaciones México -Estados
Unidos. Jürgen Buchenau, “México como potencia mediana…”, p. 83 -84.
316
Frederich Katz, Ibid., p. 51.
315
203
era asignado a él y a México por el sistema marítimo estadounidense tanto en Bahía
Magdalena como con relación a José Santos Zelaya.
A partir de Katz podemos plantear la importancia del sistema marítimo estadounidense
en Baja California, como uno de los factores detonantes de la crisis internacional ante la
actitud de Díaz. No hay dudas sobre la importancia de la “crisis internacional de
México” en el proceso que conduce a la revolución.
Más adelante, en 1914, es desde las estructuras de ese mismo sistema naval que se
generarán mecanismos de fuerza sobre México. El cuerpo de infantes de marina que
desembarcó en territorio mexicano (Veracruz) contaba entre sus fuerzas con cerca de
dos mil hombres procedentes de Culebra317 [polígono de tiro y base de entrenamiento en
Puerto Rico], uno de los puestos estratégicos del sistema naval.
317
Estades Font, op. cit ., p. 163.
204
CONCLUSIONES
A lo largo de este trabajo se han tratado básicamente tres ideas centrales que pueden dar
paso a una reflexión final. Estas ideas son el problema del espacio, pensar el espacio
como un problema que condiciona, entonces, la segunda idea. La formulación de los
discursos con relación a esos espacios y, la tercera idea; cómo los discursos se refieren
en realidad a un programa que está implícito o insinuado en el discurso. Esta relación
nos permite entonces intentar una aproximación a la realidad, que en nuestro caso no es
sólo una estación carbonera y un polígono de tiro. Tampoco es sólo el problema de una
región lejana y sus conflictos con el centro de la toma de decisiones. Tiene que ver con
la forma en que los espacios pueden ser ocupados simultáneamente por dos instancias
de poder. Por un lado, el poder que se deriva del centro político que ejerce la soberanía
del Estado y la transformación del espacio en nación. Por otro lado, el poder económico
que es capaz de ir más allá de los espacios de su jurisdicción y que en nuestro caso se
deriva de la estructura económica que tiene un núcleo económico en el noreste de los
Estados Unidos y que a partir de crear mecanismos de ocupación espacial y discursos,
define la creación de nuevos mecanismos que garanticen su funcionamiento. Así el
primer núcleo económico estadounidense, el del noreste, logra ocupar las tierras y
recursos al sur de los Grandes Lagos y con el río Mississippi establecer un primer
circuito económico que articula prácticamente todo lo que hasta entonces era su
territorio nacional.
Es de ahí que parte el criterio y la idea de “La Frontera ” en Estados Unidos y donde
cobra sentido la idea de un Destino Manifiesto, que implica, a partir de criterios
teológicos, secularizados, el mandato divino y después político de la ocupación de
205
espacios que a los ojos de las fuerzas económicas estadounidenses, están vacíos o mal
administrados por “razas inferiores”. Lo que va construyendo una lógica y una narrativa
que se transforma en programa. De ahí se desprenden varias acciones. En primer lugar
el derecho de los estados de la Unión a una salida al Océano Pacífico, y en consonancia
con esto, el derecho a ocupar los espacios que se “desperdician” por otros grupos
humanos, sean las naciones indígenas, sea el Estado mexicano. Pero lo interesante es
que las acciones de ocupación del espacio se dan antes de la articulación formal de un
Estado -nación mexicano, a partir del contrabando en el Mercado de Santa Fe, que sienta
la pauta para la primera etapa de las relaciones binacionales y que lógicamente en ese
espacio se realizará la promesa del Destino Manifiesto. Es a partir de este proceso que
se ha repensado la idea de Mexamérica , como espacio estratégico y bisagra entre el
núcleo industrial estadounidense y el centro político mexicano. Y es ese espacio
binacional en algunas partes, en otras de incierta jurisdicción, donde se realizó el
despojo tanto del mundo como de los recursos a los grupos originarios americanos. Esa
parte de la historia no se cuenta en este texto y es difícil encontrarla en términos
generales en la bibliografía.
La ocupación de Mexamérica, como trata de verse en este trabajo, es un proceso que se
define desde la Guerra de los Siete Años (1756-1763) y culmina con la guerra entre
México y Estados Unidos, que la entendemos aquí como el conflicto bélico entre ambos
países entre 1836 y 1848, para consolidarse con la compra de las tierras de La Mesilla
(1853). De esta forma, y con el oro de California (1849) se completa el proceso de
transcontinentalización que plantea entonces otro nuevo problema dentro de los Estados
Unidos: cómo se va a articular este espacio, Mexamérica, a la nación. Como
entendemos que Mexamérica llega hasta la región de El Bajío e incluye la península de
206
la Baja California y lógicamente el Golfo de California, es aquí, en esta región, donde se
establece el vínculo político y económico y la región peninsular y del Golfo juegan un
papel importante, ahora ligado a la articulación del espacio entre Texas y California. En
ese proceso de ocupación del espacio y sometimiento a la jurisdicción estatal, debió
definirse el carácter de la nación estadounidense, pero también se define el carácter del
Estado -nación mexicano. Es la ideología liberal la que va a permitir el acercamiento
entre los dos países a partir de la década de 1860 y merced a las guerras civiles en
ambas naciones. Es esta nueva etapa, que dará paso a la Segunda Revolución Industrial,
la que irá marcando, no sólo la relación binacional, sino la nueva distribución
internacional del trabajo, el rol del noroeste, del Golfo de California, sus recursos y las
medidas de “seguridad nacional” que irán colocando mecanismos de control y presión
en esta parte de México y lógicamente, se establecerá y consolidará el sistema
marítimo-naval estadounidense. Así se puede entender que sobre la península existan
dos presiones importantes que se pueden verificar a lo largo de la historia, la del Estadonación mexicano y la de la economía y el poder político-militar, y por tanto marítimo y
naval, estadounidense. Esto podríamos verlo en las reiteradas propuestas de anexión de
la península, por un lado, y de las dificultades del Estado-nación mexicano para
incorporar y dar estabilidad a la región peninsular a lo largo del siglo XIX.
El desarrollo de Mexamérica, la región bisagra entre Méx ico y Estados Unidos, trajo
como consecuencia lógica, después de 1849, el desarrollo de lo que en el texto hemos
denominado Mesoamérica Moderna. La base de este desarrollo está en la necesidad del
capital estadounidense de tener acceso a California en un momento en que no hay rutas
férreas hacia el oeste. La región centroamericana pasará, desde nuestro punto de vista,
por tres momentos. El primero, el de vía de comunicación. Debe definirse si un
207
ferrocarril es suficiente y tienen tres opciones: Tehuantepec, Nicaragua y Panamá. El de
área de influencia exclusiva y producción de materias primas tropicales, que se va
construyendo a lo largo de la segunda mitad del siglo XIX y se consolida con la
independencia de Panamá y la concesión de la zona canalera a Estados Unidos, como
bien puede leerse en los textos de Mahan. El tercer momento es el de región de
seguridad continental. Todo esto a partir del desarrollo de la minería del oro en
California. Las necesidades de la minería del oro y los tres momentos antes
mencionados cambian la estructura política de Centroamérica al apoyar la creación de la
República de Panamá, antigua provincia colombiana, para facilitar la ocupación de la
Zona del Canal de Panamá por cien años. Así, Mexamérica y Mesoamérica Moderna,
permiten articular el espacio y el discurso al programa continental estadounidense que
tiene como componente las políticas, doctrinas, corolarios y discursos que se han
mencionado a lo largo del texto. Todo esto ayuda a consolidar el mercado interno
estadounidense, articular sus rutas del comercio interno al comercio exterior y definir
sus áreas de influencia exclusiva y sus áreas de seguridad, con rutas terrestres en el
continente, rutas marítimas en el Atlanto-Golfo-Caribe, el Canal de Panamá como punto
nodal que conecta la ruta comercial Panamá -San Francisco y se transforman, ambas
rutas en escudos defensivos, los dos triángulos descritos en el texto, contra las potencias
emergentes del período, Alemania y Japón.
Habría que entender el proceso de consolidación política estadounidense posterior a la
Guerra Civil (1861-1865) y el proceso de reconstrucción, que permite a los Estados
Unidos entrar en una importante transformación técnica y económica que produjo un
importante excedente de producción, pero esta circunstancia chocaba con el tradicional
aislamiento político. Es ahí donde cumple un papel importante el Secretario de Estado
208
James Blaine, un moderado del Partido Republicano que planteaba que la actividad
económica pacífica era el mejor medio para lograr extender el comercio estadounidense,
salvaguardar las costas e incrementar el prestigio del país. Pero simultáneamente se
desarrolla un pensamiento al interior del mismo partido una corriente que ve en el
desarrollo del sistema marítimo -naval la ruta para alcanzar el predominio
estadounidense y evitar la presencia europea, pero a costa de las economías y la
soberanía de los países de la región. Ese es el rol de Mahan , generar un discurso en que
el mesianismo, el darwinismo social y la utilización de la historia legitimen la idea de
progreso que debía asumir el modelo estadounidense; el discurso mahaniano se volvió
el predominante entre los políticos republicanos, validando el programa sobre el espacio
en el discurso de sobre la historia naval y sus implicaciones políticas. Es ahí donde
podemos colocar las relaciones México-Estados Unidos y la situación de los puertos de
Pichilingue y Bahía Magdalena.
Veamos entonces los aspectos relativos al espacio. La ocupación del espacio es una
necesidad del programa que viene definiéndose desde la declaración de independencia
estadounidense, pero puede ocuparse cuando las condiciones le son favorables. Esto es ,
a partir de largos procesos de penetración y ocupación económica, como en el Mercado
de Santa Fe o en medio de conflictos político-militares, más bien la combinación de
ambos. Así el espacio se va transformando en áreas de influencia exclusiva, como fue el
caso de lo que aquí llamamos Mexamérica.
Otro ejemplo de este proceso es la creación de los triángulos defensivos, una especie de
escudo, definidos por Alfred Thayer Mahan. El tríangulo Atlanto-Golfo-Caribe, tiene
una función defensiva, frente las pretensiones alemanas, pero evidentemente de control
209
espacial e ideológico. Está directamente relacionado con la Doctrina Monroe y la
Política del Gran Garrote .
Por otro lado, el triángulo Panamá -Hawaii-San Francisco, que puede verse, igualmente
como un concepto defensivo, frente a las pretensiones japonesas, es, sin embargo la
manifestación de su política hacia el Pacífico. Esto implica, al menos teóricamente, la
ocupación de prácticamente todo el Pacífico mexicano y en particular del Golfo de
California. Cubre la ruta de Panamá a San Francisco y coloca las áreas donde hay
inversión o son de intereses estadounidenses bajo la protección de la estructura
defensiva que le dará vida a ese triángulo, es decir, los recursos peninsulares y los valles
ribereños de Sinaloa y Sonora, las minas sonorenses y las rutas ferroviarias mexicanas
ligadas al Pacífico y otras áreas de contigüidad.
El triángulo del Pacífico necesariamente se conecta con las instalaciones navales en una
cadena de islas y atolones que van desde Hawaii a Guam y Filipinas, frente a las a guas
de China, cuenta con la Samoa llamada americana como apoyo por el sur y con las islas
Aleutianas por el norte. Es decir, posiciones estratégicas que defienden el Canal de
Panamá y mantienen la presencia en el norte y sur del Pacífico.
El sistema marítimo-naval junto al sistema ferroviario cierran un circuito y las rutas
marítimo-terrestres de la economía estadounidense en la transición del siglo XIX al XX,
consolidan el primer circuito económico, el del Atlántico, los Grandes Lagos, el
Mississippi, el Golfo de México, el Caribe y el Atlántico Norte, que permite expandir el
mercado interno a través del ferrocarril (1869). Facilita a ocupación del Golfo-Caribe a
partir de 1898, la ocupación del istmo centroamericano (Mesoamérica Moderna, a partir
210
de 1899) y la construcción del Canal de Panamá (1903-1914). A esto puede añadírsele
la complementación con el sistema ferroviario mexicano durante el Porfiriato (18761910), la consolidación de la ruta Pamaná-San Francisco y la ocupación de la ruta del
Pacífico, con su cadena de islas siguiendo los criterios de Mahan, como ya se vio. Los
discursos transforman esta ocupación del espacio en un discurso sobre el progreso.
Detengámonos un poco en los discursos.
Los discursos crean las condiciones para la aplicación del programa. Hacen plausible el
programa. Transforman el programa en argumento de sentido común. Allanan el camino
y orientan a los grupos afines. Los discursos de José Martí y Alfred Thayer Mahan
pueden entenderse a partir del proceso histórico en el que el espacio territorial
representa un límite para la estructura económica estadounidense como resultado de los
éxitos de la propia expansión económica derivada de la Segunda Revolución Industrial.
El conjunto de los discursos mahanianos se complementan con los discursos
programáticos estadounidenses: Destino Manifiesto, la Doctrina Monroe, el concepto
La Frontera, la Política de la Fruta Madura relativa a Cuba, la Política de las Puertas
Abiertas en China, la Política del Gran Garrote derivado del Corolario Roosevelt a la
Doctrina Monroe , todos ellos crean una ruta discursiva de legitimidad programática.
Los discursos martianos y mahanianos responden a la crisis producto del llamado fin de
la frontera, es decir, la ocupación total del territorio mexamericano bajo la jurisdicción
estadounidense, del Mississippi a California y entre las fronteras canadiense y
mexicana. Mahan plantea resolver el problema de La Frontera y la sobreproducción
económica a partir de la ocupación marítmo -naval de los espacios estraté gicos
americanos, control de las rutas comerciales y el establecimiento de áreas de influencia
211
exclusiva y de seguridad, bases navales, estaciones carboneras y polígonos de tiro. El
discurso martiano plantea ante el mismo problema, la advertencia de una posible
expansión estadounidense con mecanismos de dominación y lo contrapone con un
programa continental y un programa anticolonial. Martí se orienta hacia un
nacionalismo de las clases medias ilustradas y sus aliados frente al programa mahaniano
de ocupación del espacio.
En sus discursos, ambos apelan a la historia: Mahan para hacer la apología de las
potencias navales, allí está el progreso de occidente, para justificar la construcción del
sistema marítimo-naval estadounidense que tome el control de las rutas comerciales
americanas. Martí utiliza la historia para advertir sobre las tendencias expansionistas
estadounidenses. Sin embargo, el programa martiano contempla una relación Norte-Sur
sustentada en relaciones de respeto mutuo. Los valores puritano-protestantes de Mahan,
quien también es predicador en la Iglesia Episcopal, se confrontan con una visión
martiana mucho más ecuménica, democrática, por tanto inclusiva y descolonizadora. En
estos discursos está la base del debate americano de todo el siglo XX que se definirá
entre 1890 en su fase discursiva y a partir de 1898 en una fase pragmática.
A partir de los discursos martiano, mahaniano y del poema de Filemón Piñeda se hace
una formulación, a distintos niveles, de lo que debe ser América. Hay dos proyectos
claramente definidos: el discurso pragmático e instrumental de Mahan que expresa las
necesidades y expectativas de los grupos sociales que conducen el proceso económico
estadounidense y definen la necesidad del control del espacio y el control hegemónico
de éste. El discurso martiano es el resultado de la experiencia de un atento observador
de la realidad latinoamericana y de la realidad estadounidense. Se plantea el gran
conflicto del desarro llo del capitalismo de la Segunda Revolución Industrial y su
212
necesidad de expansión, pero al mismo tiempo, promotor de un programa y una utopía
americana que plantea una relación continental equilibrada, que pasa por la
descolonización de las últimas colonias y del pensamiento colonial que sobrevive en las
repúblicas y afianza el nacionalismo de los sectores medios a partir del establecimiento
de una amplia democracia que incluya a los marginados de la época colonial, negros,
mulatos, campesinos, mestizos, mujeres, trabajadores, indios, españoles y europeos, en
la construcción de lo que llama Nuestra América. Descifra el conflicto de las dos
Américas y advierte sobre sus implicaciones. Su plataforma se basa en el conocimiento
mutuo y por tanto en el respeto para evitar conflictos mayores. Su instrumento en
principio son las redes técnicas, la cultura, la información y el conocimiento. Por tanto
es un promotor adelantado de la soberanía y del desarrollo sólo posible por el
conocimiento a partir de un interesante análisis, que es además, geopolítico.
El discurso bajacaliforniano de Piñeda refleja su posición como intelectual de la
península que al conocer el ambiente gubernamental y el de los negocios, puede
elaborar un poema de valoración geopolítica y de afinidad al nacionalismo martiano. Lo
interesante es que muestra un claro conocimiento del problema continental y es capaz
de formular su discurso nacionalista, mexicano y bajacaliforniano apenas hechos los
ejercicios militares de 1908. Puede ubicar el rol de Bahía Magdalena y la península (por
tanto
Pichilingue)
dentro
del sistema
marítimo-naval estadounidense, puede
representarlo desde el nacionalismo porfiriano que tiene en la llamada Doctrina Díaz la
ambigua relación del territorio con las dos fuerzas fundamentales que lo definen: el
Estado -nación mexicano y la economía estadounidense californiana.
213
El programa contempla una serie de acciones que tienen un impacto directo en la
península, en Pichilingue y Bahía Magdalena, pero deben verse como un conjunto
amplio de acciones ubicadas dentro del sistema marítimo-naval. Por tanto lo que ocurrió
en los puertos bajacalfiornianos del sur, debe entenderse como la manifestación del
sistema como conjunto en el espacio peninsular. Desde la forma “extraña” en que se
establece la Estación Carbonera en Pichilingue hasta la forma peculiar como fue usada
la Bahía Magdalena hasta su punto más crítico y tenso en 1908. Pero debe entenderse el
programa como una estrategia continental y no un fenómeno local. Tiene sus
manifestaciones locales y sus peculiaridades, como por ejemplo, la actividad económica
de Santiago Viosca, cónsul estadounidense y a la vez ciudadano bajacaliforniano de La
Paz y distinguido y próspero hombre de negocios.
El programa articu la y manifiesta el discurso en el espacio. Pich ilingue y Bahía
Magdalena son una manifestación de este proceso. ¿Qué define al programa? O ¿qué
programa define? la creación de áreas de influencia exclusiva de Estados Unidos en el
Golfo-Caribe que controla el Atlántico y el acceso al Pacífico. Y las áreas de influencia
exclusiva terminan defendiendo las rutas comerciales. Es decir, transforman el acceso
en defensa, por ejemplo, la salida al Golfo de México como parte del tríangulo atlántico.
De la misma manera los canales naturales en el Atlanto-Golfo-Caribe y como
consecuencia lógica el Canal de Panamá. Y al transformar a Panamá en el paso
estratégico del Atlántico al Pacífico, vuelve una necesidad controlar los espacios de
Tehuantepec y Nicaragua, porque se vuelven un peligro potencial para Estados Unidos
si México y Nicaragua hicieran un canal allí en alianza con otro país que no fuera
Estados Unidos. Esto entonces implica la necesidad de controlar militarmente el área,
como lo demuestran las intervenciones en Haití, República, Cuba y Nicaragua, así como
214
la retención de Puerto Rico. Y esto lleva al control económico a partir de las relaciones
desiguales derivadas de la organización de las grandes corporaciones. Esto hace que el
establecimiento de bases navales y estaciones carboneras sea necesario y viable. De ahí
se deriva la lógica del control político de la región y por tanto la legitimidad de la
Política del Gran Garrote . De ahí que sea lógico y necesario crear los mecanismos
defensivos que Mahan define, porque será inevitable una pugna por los mercados
americanos en el Atlántico y el Pacífico. El programa también necesita de una cadena
de estaciones navales y puntos de escala ligados a los triángulos defensivos y eso
justifica la anexión de Hawaii, Guam y Filipinas, y el uso de las Aleutianas y la
ocupación de Samoa como puntos de control, para facilitar la ruta de California a
Filipinas y poner en práctica la Política de las Puertas Abiertas en China. Pichilingue y
Bahía Magdalena son, evidentemente parte de la seguridad de la Ruta Panamá-San
Francisco y del apoyo al triángulo defensivo del Pacífico y del control del occidente
mexicano.
En el caso de Pichilingue, éste fue ocupado y utilizado como estación carbonera a partir
de 1867. Su ocupación es contemporánea con la compra de Alaska, los intentos de
anexión de la República Dominicana y de la adquisición de la Bahía de Samaná en ese
país. Por tanto, formaba parte de un proyecto más amplio. La función de Pichilingue,
además de controlar evidentemente la ciudad de La Paz, capital política, debió estar
ligada al control de la entrada del Golfo de California, área de particular importancia
geopolítica si tomamos en cuenta que eso significaba el monitoreo y control de recursos
naturales estratégicos, plata, oro y dos importantes áreas de extracción de cobre dentro
del Golfo de California. Podemos pensar lógicamente en que daba seguridad a las áreas
de cultivo y comunicación de Sinaloa y Sonora, que desde nuestro punto de vista
215
estabilizan el corredor económico de California a la Luisiana y por tanto a la punta del
triángulo Atlanto-Golfo-Caribe desde el Golfo de California. Pichilingue también debe
garantizar cierto control sobre Guaymas y Mazatlán. Así se completa una amplia
estructura marítima y terrestre que facilita la ocupación de los espacios estratégicos, de
los mercados y recursos que puede definir eso que llamamos áreas de influencia
exclusiva y se transforman en el ejercicio de la Seguridad Nacional más allá de su
territorio.
Bahía Magdalena dejó de ser el puerto de acceso a la Concesión Leese para
transformarse en área de pugna con Japón (real o supuesta). Esta situación la transforma
en punto prioritario para la Seguridad Nacional, debido a que podría albergar una flota y
transformarse junto con Hawaii en parte importante de la defensa del Pacífico. Bahía
Magdalena es la defensa oceánica del Golfo de California y de las áreas estratégicas de
Sinaloa y Sonora porque el tren que las recorre sólo tuvo contacto con Nayarit en 1927.
La región del golfo y las zonas agrícolas y la península están separadas por la Sierra
Madre Occidental dando ventajas evidentes al sistema marítimo-naval estadounidense y
a su transporte terrestres en conexión con el corredor Texas-California.
Bahía Magdalena se transformó en polígono de tiro de la Marina de Guerra
estadounidense,
por
tanto
en
una
base
de
operaciones
para
el
Pacífico
hispanoamericano, el concepto naval es base de avanzada, y se transforma e uno de los
puntos de control del Pacífico mexicano. Eso quedó demostrado en las prácticas navales
de 1908. Como base de operaciones y polígono de tiro, ejerce una fuerte influencia
sobre la región peninsular y cumple con las funciones establecidas por Mahan en su
teoría naval. Es evidente su complementariedad con las instalaciones navales de Hawaii
216
y su función como punto intermedio entre Panamá y San Francisco. Representa un
acceso más fácil y rápido al territorio mexicano en una región aparentemente
desprotegida desde el punto de vista militar-naval.
Esto define al sistema marítimo-naval. No son sólo barcos y estaciones. El sistema
marítimo-naval estadounidense son sus barcos, los puertos, bases, estaciones
carboneras, agentes comerciales, espacios concesionados producciones, gestiones, pero
también agentes intermediarios nacionales y extranjeros, aliados, redes técnicas y
producción y distribución de saberes y discursos.
A diferencia de Guantánamo, Vieques y Culebra, la Primera Guerra Mundial y la
presión naval que ejercía Alemania sobre el Atlántico hizo que esta región no dejara de
tener prioridad durante el siglo XX, en cambio Japón alcanzó cierto grado de equilibrio
a partir de la Gran Guerra.
Podemos ver entonces cómo se construye un espacio nacional en la región bisagra de
Mexamérica, y esta define a su vez lo que podríamos llamar un espacio de seguridad,
entre la frontera y El Bajío. Ese espacio de seguridad, de alta influencia estadounidense
tiene al mismo tiempo una fachada marítima en los dos golfos mexicanos que
comunican con las rutas económicas atlántica y pacífica. En los dos golfos se crean
áreas de seguridad, por la importante presencia de la economía y los mecanismos
políticos estadounidenses. En el caso de la región del Golfo de California se crea un
área dependiente y “aislada” de su mercado nacional. El aislamiento y la alta
dependencia son los factores que transforman la región en área de seguridad
217
estadounidense. Consolidar el aislamiento del mercado nacional es un mecanismo de
seguridad estadounidense y la transforma en área de influencia exclusiva.
Así podemos entender la relación entre los recursos naturales y el mercado
estadounidense ligado a California, el oro, la plata, el cobre, los mamíferos marinos, la
magnetita, el yeso, la orchilla, la pesca de diversas especies en la península, los puertos
de la contracosta, las áreas agrícolas, la disposición de agua de los 16 ríos y 32 áreas
ribereñas de Sinaloa y Sonora.
Todo esto tuvo un impacto sobre el espacio y la población del Distrito Sur de la Baja
California. Se refleja en el poema de Filemón C. Piñeda. Piñeda establece un discurso
que a pesar de ser poético es también geopolítico y representa una postura afín a la
postura martiana, del nacionalismo ilustrado de los grupos medios que ven en el modelo
liberal la realización política de la nación y perciben en la idea de la soberanía el más
alto valor de la república, fenómenos que comparten varios escritores del período como
el propio José Martí, el nicargüense Rubén Darío, el uruguayo José Enrique Rodó y el
puertorriqueño José de Diego. Lo interesante es que al discurso de Piñeda podría
atribuírsele también fundamento en la llamada Doctrina Díaz que expresaba la postura
del presidente mexicano en el sentido de que no sólo los Estados Unidos pueden o
deben entender la agresión de un país extranjero como a la propia soberanía y debe
apoyar al país latinoamericano agredido. Pero en Piñeda se muestras también las
contradicciones al interior del sistema porfiriano en cuanto al ejercicio mismo de la
soberanía, porque ni el gobierno central ni el gobierno territorial pueden limitar
efectivamente las acciones de la Marina de Guerra estadounidense.
218
El discurso poético sirve para hacer público el parecer no sólo de Piñeda, sino del grupo
de los afines a Piñeda y, según parece, generó conflictos al interior de la sociedad del
puerto, en tanto hay intereses afines a la Marina de Guerra estadounidense en el puerto
de La Paz y están ligados a una parte de los grupos económicos locales. El poema al
cuestionar los intereses estadounidenses en Bahía Magdalena, cuestiona también los
intereses y posturas de los que son afines a la Marina de Guerra y el Gobierno de los
Estados Unidos, un problema que no se ha debatido ni resuelto desde 1848, desde el
momento en que quedó claro que había un grupo de habitantes de La Paz a favor de la
anexión del Territorio a los Estados Unidos y los que afirmaban la soberanía de México
sobre el Territorio.
La conciencia del rol asignado al territorio en el sistema naval estadounidense provocó
la reacción de Filemón C. Piñeda, reflejada en su poema Bahía Magdalena. Las
operaciones generaron un escándalo en los medio de comunicación en la Ciudad de
México318 . Sin embargo esta situación no formó parte del debate ni permanece en la
memoria peninsular, aparentemente.
No siempre se pueden contestar todas las preguntas en una primera aproximación a la
realidad. Pero se puede ir construyendo la ruta para buscar contestación a algunas de las
preguntas que hacen el camino para contestar, poco a poco, otras preguntas y construir
un proceso discursivo de comprensión, que es una forma de seguir contestando viejas y
nuevas preguntas. “Porque –como señala Felipe Garrido319 - la comprensión no es algo
que se dé de un solo golpe sino algo que construimos, a veces, penosamente, con
318
Ver Alicia Salmerón, “La política exterior del porfiriato, 1888 -1910”, en Gran Historia de México
Ilustrada, tomo IV, De la Reforma a la Revolución, 1857-1920. CONACULTA-DeAgostini, México,
2004, p. 126.
319
Felipe Garrido, “Simulación y lectura” en El buen lector se hace, no nace. Reflexión sobre lectura y
formación de lectores , Ariel, México, 1999, p. 102.
219
enormes dificultades.” Lo que podemos hacer es ese intento de acercamiento a la
realidad que ayuda a descifrar, a dar sentido y significado, los procesos en la medida en
que construimos esas rutas discursivas que permiten visualizar las partes de la realidad
que conforman ese mundo en el que están nuestras preguntas.
220
REFERENCIAS
Archivo Histórico Pablo L. Martínez
BIBLIOGRAFÍA
ABELLA, Rafael. La conquista del oeste , Editorial Planeta, México, 1990.
AGUIRRE ROJAS, Carlos Antonio. Immanuel Wallerstein. Crítica del sistema-mundo
capitalista. Ediciones Era, México, 2003.
ALTABLE, María Eugenia. “Autonomía y centralización en el México del siglo XIX.
El caso de Baja California ” Secuencia, Revista de Historia y Ciencias Sociales , nueva
época, mayo-agosto de 1998, Instituto Mora, Méx ico.
ANDRADE JASSO, Edgar. “El drama de Bahía Magdalena”, en I y II Ciclos de
Historia Sudcaliforniana , La Paz, Gobierno del Estado de Baja California Sur, 1998.
ANESA, NOGUER, RIZZOLI, LAROUSSE. Historia Universal Ilustrada, Barcelona,
1974.
ARCINIEGAS, Germán. Biografía del Caribe , Editorial Porrúa, N° 406, México, 1993.
BOSCH, Aurora. Historia de Estados Unidos, 1776-1945, Editorial Crítica, Barcelona,
2010.
221
BOSCH, Juan. De Cristóbal Colón a Fidel Castro. El Caribe, frontera imperial.
Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1983.
BRAUDEL, Fernand. La dinámica del capitalismo, FCE, México, 1986.
BUCHENAU, Jürgen. “México como potencia mediana: una perspectiva histórica”
Secuencia, Revista de Historia y Ciencias Sociales, nueva época N° 41, mayo-agosto,
1998, Instituto Mora, México.
________________. “Inversión extranjera y nacionalismo: lo paradójico de la política
internacional de Porfirio Díaz” en Revista en línea Dimensión Antropológica, vol. 6,
enero-abril, 1996, http://cenedic.uco.mx/ccmc-construccion/recursos/4070.pdf., consulta
16 sep. 2008.
CARIÑO OLVERA, Micheline. Historia de las relaciones hombre-naturaleza en Baja
California Sur, 1500-1940 , SEP-FOMES, México, 1996.
CASAGRANDE, Luis. “The Mexican Region Called Mexamerica” en Focus,
htpp://www.sru.edu/depts/artsci/ges/lamerican/mex02htm.1987.
CASTELLS, Manuel. La era de la información. Economía, sociedad y cultura. La
Sociedad en red. Siglo XXI Editores, México, 1999.
222
Center
for
Study
of
the
Pacific
Northwest.
http:/www.washington.edu/uwired/outreach/cspn/hstaa432/lesso_6/hstaa432_html.
CERRUTI, Mario y GONZÁLEZ Miguel A. El norte de México y Texas (1848-1880).
Comercio, capitales y trabajadores en una economía de frontera. Instituto Mora,
México, 1999.
CISNEROS FRAILE, Francisco, et. al. Historia del mundo contemporáneo.
Introducción al trabajo universitario, Grupo EDETANIA, Valencia, 1998.
CORONADO, Eligio Moisés. “La Carbonera de Pich ilingue, 1901”, en Mathes, Miguel.
Baja California. Textos para su historia , Tomo II, México, 1998.
CRAWFFORD, Scout. Hawaiia-nation.org. List mante iner. [email protected], 18
de agosto de1998.
CUADRA, Héctor. “Globalización” en Memoria del Foro sobre Jornaleros Migrantes ,
La Paz, BCS, 1997.
DELGADO, Gloria. El mundo moderno y contemporáneo bajo la influencia de
occidente, Editorial Alhambra, México, 1994.
Enciclopedia de México, Sabeca Internacional Investment Corporation, EUA, 1996.
223
ESCALANTE, Pablo. “Mesoamérica, Aridamérica, Oasisamérica” en Linda Manzanilla
y Leonardo López Luján (coord.), Atlas Histórico de Mesoamérica , Larousse, México,
1993.
ESTADES FONT, María Eugenia. La presencia militar de Estados Unidos en Puerto
Rico, 1898-1918. Intereses estratégicos y dominación colonial, Ediciones Huracán, Río
Piedras, Puerto Rico, 1998.
FONER, Philip. La Guerra Hispano-Cubano-Norteamericana y el surgimiento del
imperialismo yanqui. Vol. 1, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1978.
FUENTES,
Carlos.
The
making
of
MexAmerica,
http://pnews.org/boards/inmigratio/messages/18.htlm.
GALVÁN, José Rubén. “El mundo postclásico mesoamericano” en Linda Manzanilla y
Leonardo López Lujan, (coord.), Atlas Histórico de Mesoamérica , Larousse, México,
1993.
GARRIDO, Felipe. El buen lector se hace, no nace. Reflexión sobre lectura y
formación de lectores . Ariel, México, 1999.
GONZÁLEZ, Luis. “El liberalismo triunfante” en Historia General de México, El
Colegio de México, Vo l. 2, México, 1977.
Gran Flota Blanca. http://www.greatwhitefleet.info. Great White Fleet Website.
224
GUERRA, Francisco Xavier. México: Del Antiguo Régimen a la Revolución, T. II,
FCE, México, 1995.
HIDALGO PAZ, Ibrahim. “Cronología martiana”, en José Martí, Obras Escogidas en
tres tomos. Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1992.
IBARRA, Gilberto. Escritos y escritores de temas sudcalifornianos, Gobierno del
Estados de Baja California Sur, SEP, La Paz, BCS, 1998.
_______________. Conferencia conmemorativa del Centenario del Poema Bahía
Magdalena, 8 de octubre de 2008, Bib lioteca Filemón C. Piñeda, La Paz, BCS.
JIMÉNEZ, Gilberto. Poder, estado y discurso. Perspectiva sociológica y semiología del
discurso político-jurídico, UNAM, México, 1981.
JORDÁN, Fernando. El otro México , Gobierno de Baja California, 1951.
_______________. El otro México. Biografía de Baja California, IIH-UABC, tercera
reimpresión, México, 2005.
KATZ, Frederich. La guerra secreta en México, Era, México, 1998.
LAROUSSE, Gran Enciclopedia en Diez Tomos, Editorial Planeta, Barcelona, 1980.
225
LANGLEY, Lester. MexAmérica. Dos países, un futuro. FCE, México, 1994.
LAZO, Raimundo. Historia de la literatura cubana , UNAM, México, 1974.
MAHAN, Alfred Thayer. “La influencia del poder naval en la historia” tomado de la
edición de 1918 de Little Brown Company de Boston, en Lecturas Universitarias N° 6,
Antología de Geografía, Historia Moderna y Contemporánea , UNAM, México, 1974.
___________________. “La logística del imperio” traducción de “The United States
Looking Outward”, publicado en el Athlantic Monthly de diciembre de 1890, en
OROZCO, José Luis, Las primicias del imperio, Premiá Editores, México, 1984.
MANDEL, Ernest. El Capital. Cien Años de controversias en torno a la obra de Karl
Marx , Siglo XXI Editores, México, 1985.
MARCHA, Jean Yves, PALMA GRAYEB, Rafael. “Las regiones ambiguas en
Veracruz, en Odile Hoffman y Fernando Salmerón, Nueve estudios sobre el espacio.
Representación y formas de apropiación, CIESAS-IRSTOM, México, 1997.
MÁRQUEZ STERNLING, Carlos. Una vida extraordinaria, Porrúa, México, 1982,
MARTÍ, José. Obras Escogidas en tres tomos , Editorial de Ciencias Sociales, La
Habana, 1989.
226
MARTÍNEZ DEL REDO, María. “Los ´Pichilingues´ en las costas novohispanas”, en
México en el Tiempo, Revista de Historia y Conversación, Año 4, N° 25, México, 1988.
MARTÍNEZ, Pablo L. Historia de la Alta California, Editorial Baja California Sur,
1970.
_________________. Historia de Baja California, Patronato
del Estudiante
Sudcaliforn iano, Gobierno del Estado de Baja California Sur, La Paz, 1991.
_________________. Historia de Baja California, UABCS, XI Ayuntamiento de La
Paz, API de BCS, México, 2002.
MATTELART, Armand. La comunicación-mundo. Historia de las ideas y de las
estrategias, Siglo XXI Editores, México, 1996.
MATUTE, Álvaro. “Tratado McLane-Ocampo”, en Lecturas Universitarias 12,
Antología. México en el siglo XIX. Fuentes e interpretaciones históricas , UNAM,
México, 1993.
MELGAR BAO, Ricardo. “Nuestra América: Fraternidades y contiendas del fin de
siglo” en José Martí a cien años de Nuestra América, Panoramas de Nuestra América,
UNAM, Méx ico, 1993.
227
MEYER Lorenzo. “Los grupos de presión extranjeros en el México Revolucionario,
1910-1940”, Colección del Archivo Histórico Diplomático Mexicano, SER, México,
1973.
MITCHELL, John. “El camino al oeste” en National Geographic en español, vo l. 7, n°
3, septiembre de 2000.
MORALES, Salvador. Primera Conferencia Panamericana: Raíces del modelo
hegemonista de integración , Centro de Investigación Científica Ing. Jorge L. Tamayo,
A. C., México, 1994.
MORALES, Isidoro. NAFTA and the reconfiguration of Mexican geo-economic spaces.
The privatization of industrial policies and the challenges to the governance and social
cohesion. http://websterver.pue.udlap.mx/morales/articulos/nafta2.html.
MOYANO PAHISSA. Ángela. La pérdida de Texas, Editorial Planeta, México, 1991.
________________. El Comercio de Santa Fe y la guerra del 47 , SEP, México, 1976.
MUÑOZ, Laura. “México ante la independencia cubana, 1895-1898” en Ana Rosa
Suárez (coord.), Pragmatismo y principios. La relación conflictiva entre México y
Estados Unidos, 1810-1942, Instituto Mora, México, 1998.
______________. “La política exterior de México ante la guerra de 1898” en Revista
Mexicana del Caribe , Año III, N° 5, México, 2000.
228
Museo Naval USS Salem. http://www.uss-salem.org
NAVARRO LUCIO, Jorge. “La frontera: Dos países una nación. Mexamérica” en
Macroeconomía,
http://www.planet.com.mx/macroeconomia/macro58/mexamerica.htlm .
NEVINS, A., STEELE, H. y MORRIS, J. Breve Historia de los Estados Unidos, FCE,
México, 1996.
OCÉANO, Grupo Editorial. Historia del mundo moderno. Entre la Revolución
Industrial y el colonialismo, T. 2, Barcelona, 2001.
ORIJUELA, Héctor. Imagen de los Estados Unidos en la poesía hispanoamericana,
UNAM, Méx ic o, 1980.
OROZCO, José Luis. El testimonio político norteamericano: 1890-1980, SEP/UNAM,
México, 1982.
ORTEGA Y MEDINA, Juan A. Destino Manifiesto. Sus razones históricas y su raíz
teológica. Alianza Editorial Mexicana -CONACULTA, Méx ico, 1972.
Ospray Publishing Ltd. The American-Indian War: 1860 -1890, London, 1977.
229
OTEMBRA, Er ich. “La evolución del espacio comercial desde el punto de vista
histórico-geográfico” en Lecturas Universitarias 16, Antología de Geografía, Historia
Moderna y Contemporánea, UNAM, México, 1974.
OVEDA, Jaime y REYES GARZA, Juan Carlos, (coordinadores), Los puertos
noroccidentales de México, Guadalajara, El Colegio de Jalisco, Universidad de Colima,
INAH, 1994.
PICHARDO, Hortensia. “Tratado de Paz entre España y Estados Unidos de América
firmado en París el 10 de diciembre de 1898” en Documentos para la Historia de Cuba,
Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1977.
POBRETE, Esther. “La gran aventura americana. El largo camino más allá de la
frontera” en Historia y Vida, N° 44, Año XXXIII, noviembre de 2001, Grupo Godó,
Barcelona.
RIBEIRO, Darcy. “Latinoamérica” en Cuadernos Latinoamericanos , Núm. 6, UNAM,
México, 1978.
ROEDER, Ralph. Hacia el México moderno: Porfirio Díaz, I , FCE, México, 1981.
RODRÍGUEZ, Daniel. “Los intelectuales del imperialismo en la década de 1890”, en
Cuadernos Latinoamericanos , UNAM, México, 1979.
230
RODRÍGUEZ DÍAZ, María del Rosario. El Destino Manifiesto. El pensamiento de
Alfred Thayer Mahan, 1890-1914, Editorial Porrúa-Instituto de Investigaciones
Históricas, Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, México, 2003.
RODRÍGUEZ, Pedro Pablo. “Nuestra América como programa revolucionario” en José
Martí a cien años de Nuestra América, Panoramas de Nuestra América , UNAM,
México, 1993.
______________________. “El proyecto de José Martí: una opción ante la
modernidad”, Revista Casa de las Américas, N° 198, enero-marzo, La Habana, 1995.
ROTKER, Susana. Fundación de una escritura: Las crónicas de José Martí. Casa de
Las Américas, La Habana, 1991.
SALMERÓN, Alicia. “La política exterior del porfiriato, 1888-1920” en Gran Historia
de México Ilustrada. T. V, De la Reforma a la Revolución, 1857-1920, CONACULTAINAH, Ed itorial Planeta-DeAgostini, México, 2004.
SANTANA, Joaquín. “Elihu Root: el padre de la Enmienda Platt”, Radio Habana Cuba,
Website.
SOUTHWORTH, J. R. Baja California Ilustrada , Gobierno de Baja California Sur, La
Paz, 1989.
Spanish-American War Centennial Website . http://www.spanwar.com/dewey.htm.
231
TREJO BARAJAS, Dení. Espacio y economía en la península de California, 1785-
1860 , La Paz, UABCS, México, 1999.
TERRAZAS BASANTE, Marcela. En busca de una nueva frontera. Baja California en
los proyectos expansionistas norteamericanos, 1848-1853 , UNAM, México, 1995.
TERZAGO CUADROS, Jorge. Alfred Thayer Mahan (1840-1914) Contraalmirante
US. Navy, contribución como historiador, estratega y geopolítico. Diplomado de
Relaciones Internacionales, Universidad de Viña del Mar, Chile, 28 de octubre de 2005.
Htpp://www.uvm.cl/sitio_iri/monografías/ALFRED%20THAYER%20MAHAN%20JO
RGE%20TERZADO.pdf.
THOMAS, Hugh, La Habana , Grijalbo, Barcelona, 1984.
VALADEZ, Adrián. Historia de la Baja California, 1850-1880, UNAM, México, 1974.
VÁZQUEZ, Josefina Zoraida y MEYER, Lorenzo. México frente a los Estados Unidos
(un ensayo histórico, 1776-1993), FCE, tercera edición, primera reimpresión, México,
1995.
WALLERSTEIN, Immanuel. Después del liberalismo, Siglo XXI Editores, México,
1996.
___________________. El capitalismo histórico, Siglo XXI Editores, México, 1996.
232
_____________________. Impensar las ciencias sociales , Siglo XXI Ed itores, México,
1998.
____________________. El moderno sistema mundial. La agricultura y los orígenes de
la economía-mundo europea en el siglo XVI, T I, Siglo XXI Editores, México, 1999.
WEINBERGER, Liliana. “Nuestra América en tres tiempos” en José Martí a cien años
de Nuestra América, Panoramas de Nuestra América , UNAM, México, 1993.
WHIPPLE, A.B.C. Los balleneros I, La Aventura del Mar, Time-Life-Folio, Barcelona,
1996.
WOLF, Eric, R. Europa y la gente sin historia , FCE, México, 1987.
ZINN, Howard. La otra historia de los Estados Unidos, Siete Cuentos Editorial, Nueva
York, 2001.
233
Descargar