ÍNDICE Introducción……………………………………………………. 1 Capítulo I. Del espacio ………………………………………….. 5 1. Una revisión sobre el contexto y el espacio……………………………......6 2. Mexamérica………………………………………………………...............17 3. La aparición de las redes técnicas………………………………………….30 4. Mesoamérica Moderna…………………………………………………….50 Capítulo II. Dos discursos sobre el espacio………………………. 57 1. Un espacio, dos discursos y dos programas……………………………….57 2. Un marco de referencia común a Mahan y Martí………………………….62 3. Alfred Thayer Mahan y el poder naval……… ………………….................67 4. De carácter nacional……………………………………………………….72 5. De carácter gubernamental…………………………………………….......80 6. José Martí y Nuestra América……………………………………………..101 7. Nuestra América…………………………………………………………...109 8. Un programa martiano…………… ……………………………..................117 Capítulo III. Pichilingue y Bahía Magdalena en el sistema estadounidense …………………………………………………. 122 naval 1. La concesión de Pichilingue……………………………………………….124 2. Cambios importantes en México y Estados Unidos……………………….129 3. Las relaciones entre México y Estados Unidos……………………………133 4. Un sistema marítimo estadounidense……………………………………....135 5. Los teóricos………………………………………………………………...140 6. Los pragmáticos……………………………………………………………146 7. La carbonera……………………………………………………………….151 8. El permiso…………………………………………………………………156 9. La bandera………………………………………………………………....161 10. Baja California en 1902…………………………………………………...164 11. Bahía Magdalena…………………………………………………………..167 12. Los barcos………………………………………………………………….174 13. La prueba de fuego………………………………………………………...182 14. The Great White Fleet……………………………………………………..192 15. Una respuesta ciudadana…………………………………………………..194 CONCLUSIONES ………………………………………….......205 REFERENCIAS …………………………………………….... .221 INTRODUCCIÓN Observar el Caribe desde el Pacífico, visualizar el Pacífico con los criterios del Caribe; poco a poco el trabajo fue definiendo esta doble observación como una necesidad. Además algunas preguntas acompañan esta doble observación. ¿Por qué algunas estaciones navales permanecen en el Caribe mientras otras, algunas en el Pacífico, ya no? ¿Qué define la presencia física de polígonos de tiro y bases navales? ¿Por qué Guantánamo en Cuba y Vieques en Puerto Rico siguen ocupados militarmente? ¿Por qué no hay una base naval en Bahía Magdalena? Las posibles contestaciones nos remiten a la existencia de un sistema marítimo-naval y su evolución. Lo que ocurra en una parte del sistema afectará a otra parte y evolucionará según las condiciones y necesidades del sistema político del que las estructuras marítimo-navales son subsistemas. Su organización, criterios, políticas, teorías y doctrinas orientarán su funcionamiento y conservación. ¿Para qué sirve un sistema naval? ¿Para qué sirve un sistema marítimo? Para entender los procesos sociales detrás de las preguntas hay que entender la idea de sistema. Ludwig von Bertalanffy aportó algunos criterios en la década de 1930, a partir de entender la relación entre dos o más “objetos”, actores o estructuras, Niklas Luhmann entiende los sistemas políticos como sistemas abiertos que se relacionan con su entorno y pueden ser subsistemas de otros, creando sus propias condiciones de existencia y producción. Fernand Braudel visualizó la existencia de un sistema-mundo, un sistema que es un mundo en sí mismo y ocupa la mayor parte de los espacios. Immanuel Wallerstein retoma los criterios braudelianos para entender el moderno sistema mundial, y su sistema interestatal, para explicar el mundo contemporáneo y la forma jerárquica en que se articula esa economía-mundo, el 1 capitalismo, generando centros de toma de decisiones y subordinando al propio sistema los funcionamientos estructurales. La forma de abordar los sistemas es diferente en cada autor. La idea de sistema -mundo como fenómeno que engloba las economías, la política y la cultura es la que orienta en lo fundamental este trabajo. Es de nuestro interés la comprensión de la relación entre dos “sistemas”, el estadounidense y el mexicano, a partir de la experiencia binacional, pero sin dejar de lado la experiencia caribeña, por ser un escenario común a ambos. Para ello se han tomado en cuenta los criterios y textos de José Luis Orozco y María Eugenia Estades Font y lógicamente la aproximación teórica de Immanuel Wallerstein como herramientas para la fundamentación teórica y empírica. Es desde ahí que se intenta una aproximación a la experiencia peninsular del Territorio de la Baja California. Es evidente la necesidad de tomar en cuenta la historia y experiencias de Guantánamo y Vieques al ver a Pichilingue y Bahía Magdalena. Hay una historia común del Caribe y el Pacífico, pero tienen sus diferencias. ¿Cómo entender, entonces, el sistema en ambas partes? Eso es lo que se aborda en este trabajo para comprender el sistema que organiza las relaciones espaciales nacionales y de los espacios marítimos. Así los tres capítulos del texto son un esfuerzo de comprensión. En el primer capítulo se hace una revisión sobre el contexto y el espacio, para tratar de conceptualizar espacios en los que interactúan las fuerzas económicas de un país y simultáneamente, la jurisdicción política de otro, creando algo así como una bisagra entre ambos. La relación ellos ambos se va a redefinir a partir de la aparición de las redes técnicas, que favorecerán a sus propietarios y promotores en el proceso de apropiación del espacio e irán definiendo tanto discursos como programas en el espacio. 2 Por último, en este capítulo trata de entenderse la articulación de una región de contigüidad y conexión, que se irá transformando en área de influencia exclusiva y de consolidación de un sistema de comunicación y un espacio que permite desplegar mecanismos económicos, políticos y militares que garantizan el funcionamiento del mercado interno y la seguridad de las rutas, mercados y mercancías, bienes, personas y servicios, salvaguarda de la economía y de su seguridad nacional. Eso implica la ocupación del Golfo de México y el Caribe, así como la región centroamericana, incorporándola a la economía estadounidense, generando un espacio económico ampliado que permite desviar los efectos negativos de las crisis económicas. En el segundo capítulo se trata de dos discursos sobre el espacio. Los dos discursos son el resultado del mismo problema: lo que en Estados Unidos se conoció como el “fin de la frontera”, es decir, todo el territorio ocupado a México a partir de 1848 había sido apropiado por particulares no quedando “espacios libres”, lo que marca los límites de la expansión interna de su economía. El segundo problema es la generación de una sobreproducción y la necesidad de colocar las mercancías en los mercados de los países americanos. Esta situación obligó a los políticos estadounidenses a buscar alternativas y abandonar su política aislacionista. Es así que en el segundo capítulo se trata sobre un espacio, dos discursos y dos programas diferentes ante la nueva etapa de crecimiento económico generado a partir de los éxitos de la Segunda Revolución Industrial. Los discursos son los de José Martí, delegado ante la Conferencia Internacional Panamericana y la Conferencia Monetaria Internacional de 1889 y 1890 para buscar mecanismos de negociación que abrieran, diplomáticamente, el área y los mercados latinoamericanos a las mercancías y los capitales estadounidenses. Una primera área de libre comercio en América. Por otro lado, el discurso y análisis político militar del 3 capitán Alfred Thayer Mahan, quien no ve necesidad alguna en la negociación política de un área económica, sino que ve en la vía del desarrollo naval la resolución del problema, generando un discurso militar, de ocupación de los espacios estratégicos. Para el análisis de los dos discursos sobre el espacio y el programa político derivado de éste, se analizan los textos Sea Power Upon History , (1890) de Alfred Thayer Mahan y Nuestra América (1891) de José Martí. Por último, se hace un recuento del proceso de transformación de Pichilingue en estación carbonera de la Marina de Guerra de Estados Unidos y de Bahía Magdalena en polígono de tiro. Se establece el marco de las relaciones internacionales que favorecieron este proceso, los criterios teóricos e instrumentales, los problemas del manejo del espacio naval estadounidense en el Distrito Sur de la Baja California y se hacen algunas consideraciones sobre el lugar que ocupan estos dos puestos navales en el sistema marítimo-naval estadounidense para terminar con una valoración del mismo a partir del ejercicio de la Gran Flota Blanca, dieciséis acorazados y barcos auxiliares que realizaron un mes de ejercicios navales en Bahía Magdalena en el marco de una gran demostración de fuerza internacional realizada por el gobierno de Teodoro Roosevelt. En ese escenario hay una doble prueba de fuego: la que realiza la Marina de Guerra estadounidense y demuestra al porfiriato y a la administración local la fuerza naval con la que cuenta el vecino del norte, por un lado y ante esta demostración, la respuesta ciudadana en el poema de Filemón C. Piñeda, Bahía Magdalena. Por último se intenta una reflexión final a manera de conclusiones para establecer el lugar de Pichilingue y Bahía Magdalena en el sistema naval estadounidense y en el conjunto de las relaciones binacionales y continentales. 4 Capítulo I El espacio En 1867, después de la victoria juarista contra las fuerzas de intervención francesa y el imperio de Maximiliano de Habsburgo, la bahía de Pichilingue se transformó en el lugar donde se establecería una estación carbonera de la Marina de Guerra de los Estados Unidos. En 1880, Bahía Magdalena dejó de tener interés sólo para la exten sión del mercado, pasó a formar parte de los puntos de interés naval para la seguridad nacional estadounidense en medio del auge económico como consecuencia del proceso de reconstrucción económica posterior a la guerra civil estadounidense. Como resultado de la victoria sobre España en 1898, durante la llamada Guerra Hispano-CubanoAmericana, los Estados Unidos se transformaron en una potencia continental, los puertos de Pichilingue y Bahía Magdalena cobraron nuevo interés dentro del proceso de reestructuración del sistema marítimo-naval estadounidense. La ocupación de espacios estratégicos define una parte de la historia de los Estados Unidos, y con la ocupación del espacio, la formulación de discursos legitimadores que respaldan lo que podríamos llamar un programa de expansión que está presente desde su fundación, e incluía el reclamo de los estados de la costa atlántica de una salida a la costa pacífica1 . La ocupación de la costa pacífica es una parte fundamental de la construcción de los Estados Unidos como potencia continental. Garantizar puestos de seguridad para sus rutas marítimas en el Pacífico se transformó en un objetivo estratégico. El control de los puertos del este, la construcción de una red de 1 El estado de Virginia establecía en sus carta original que su territorio se extendía hacia el oeste hasta el océano [Pacífico], ver Howard Zinn, La otra historia de los Estados Unidos , Siete Cuentos Editorial, Nueva York, 2001, p. 67. De igual manera las cartas coloniales de Georgia, las Carolinas, Connecticut y Massachussets establecían que esos estados tenían el Océano Pacífico como frontera. Ver Aurora Bosch, Historia de Estados Unidos, 1776-1945, Editorial Crítica, Barcelona, 2010, p. 45. 5 comunicaciones terrestres y marítimas hacia el oeste, son las premisas para la construcción de una potencia continental. En estas páginas se hará una aproximación al proceso de ocupación del espacio al oeste de los Allegheny2 como premisa importante para la construcción de un sistema marítimo y naval que incluye rutas terrestres, rutas fluviales, rutas marítimas y la construcción de canales para consolidar las condiciones del mercado interno y su conexión con los mercados contiguos y distantes. Premisas para la transformación de Estados Unidos en una potencia continental y a la vez en la construcción de un sistema de relaciones norteamericano. UNA REVISIÓN SOBRE EL CONTEXTO Y EL ESPACIO En 1898, Estados Un idos declaró la guerra a España3 , intervino y ocupó Cuba, Puerto Rico, Guam y Filipinas. 4 Ese mismo año fueron anexadas las islas de Hawaii5 y se formó la estructura corporativa para la compra de las acciones de la Compañía Francesa del Canal de Panamá, iniciado por Ferdinand de Lesseps en 1888. 6 En 1899 el gobierno 2 Los Montes Allegheny son parte del Macizo de los Apalaches que se extienden paralelamente a la costa oriental de los Estados Unidos desde la desembocadura del río San Lorenzo hasta Alabama. Gran Enciclopedia Larousse en diez tomos, T. I, Editorial Planeta, Barcelona, 1980, p. 375 y 555. 3 Estados Unidos intervino en la guerra iniciada por el Partido Revolucionario Cubano, dirigido por José Martí, con el pretexto de garantizar la paz en Cuba. El esfuerzo del PRC, encabezado por Martí, había logrado reiniciar una segunda fase de su guerra de independencia. Sin embargo, las primeras operaciones de Estados Unidos en la guerra Hispano-Cubano -Estadounidense, fueron en Filipinas, ordenadas por Theodore Roosevelt, Secretario Adjunto de Marina. Ver Philip Foner, La Guerra Hispano-CubanoNorteamericana y el surgimiento del imperialismo yanqui, Vol. 1, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1978. 4 Ver Juan Bosch, De Cristóbal Colón a Fidel Castro. El Caribe, frontera imperial , Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1983. 5 Scout Crawfford, hawaiian-nation.org. List mainteiner, correo electrónico 18 de agosto de 1998, [email protected]. 6 Juan Bosch, op. cit., p. 310, señala que entre los socios de la Compañía estaban John Pierpont Morgan, financiero que heredó de su padre una fortuna ligada a la fusión bancaria e industrial después de la especulación posterior a la guerra civil estadounidense, fundó General Electric en 1892, otro socio era Henry Taft, hermano de William Taft, quien fue presidente de los Estados Unidos entre 1909 y 1913. William Taft fue gobernador de Filipinas, Secretario de Guerra y fue encargado por Roosevelt para reprimir la primera insurrección cubana de 1906 y gobernó la isla temporalmente. Otros socios eran Nelson Cromwell, abogado, Douglas Robinson, cuñado de Theodore Roosevelt y Phillipe de Buneau 6 de los Estados Unidos notificaba al gobierno de México su interés por renovar la estación carbonera de Pichilingue7, a la entrada de la ensenada de La Paz, capital del Distrito Sur de la Baja California, en las aguas del Golfo de Californ ia. Ya desde 1883 la Marina de Guerra de los Estados Unidos realizaba ejercicios navales en Bahía Magdalena, en el litoral del Pacífico del territorio peninsular. Los dos son puertos importantes de lo que hoy es Baja California Sur. El 3 de noviembre de 1903, el gobierno estadounidense apoyó la independencia de Panamá para después poner bajo su soberanía la faja de tierra con acceso a las aguas del Mar Caribe y el Océano Pacífico, en la que estaría el Canal de Panamá. El día 18 de ese mes, quince días después de declarar la independencia, se firmó el Tratado BuneauVarilla -Hay, en virtud del cual Panamá cedió la zona del canal y renunciaba a su soberanía.8 En 1907 el gobierno estadounidense solicitó establecer una estación carbonera en Bahía Magdalena. En 1910 el gobierno de Porfirio Díaz puso fin a la concesión para las prácticas de tiro de la Marina de Guerra de los Estados Unidos en esa bahía. Durante todo el siglo XIX los Estados Unidos había ido adquir iendo una serie de islas en el Pacífico. La isla Howland (1857), la isla Baker (1857), las islas Aleutianas como parte de la compra de Alaska (1867), las islas Midway (1867) y a finales del siglo XIX, el atolón Johnston (1898), lo que se conoce como Kingman Reef. (1898), las islas Palmira (1898), la isla Manua (1898), la isla Tutulia (1898) y las islas Wake y Samoa Varilla, agente de la Compañía Francesa a cargo de la venta. Las acciones fueron compradas a 20% de su valor original y la propiedad del canal costó 40 millones de dólares, el arreglo se hizo en acuerdo con Morgan. 7 La estación carbonera de Pichilingue se estableció a partir de 1866, vid supra. 8 Juan Bosch, op. cit., p. 315. 7 (1900) 9 Hay aquí la estructuración de una red geoestratégica y tecnológica que va de lo que hemos llamado Atlanto-Golfo-Caribe vía Canal de Panamá al Pacífico e incluye puntos estratégicos de la Baja California a la entrada de su golfo. Desde nuestro punto de vista surgen algunas interrogantes que tal vez valga la pena formular. ¿Qué implicaciones podía tener este proceso? ¿Qué describe? ¿De dónde y por qué surge el interés por ocupar islas, promover independencias y construir canales fuera de su territorio, que terminan a fin de cuentas bajo su soberanía? ¿Cuáles son las fuentes y los discursos que justifican estas acciones? ¿Hay detrás de esto una formulación sobre cómo debe ser América? ¿Hay algo parecido a un diálogo interamericano? ¿Qué discursos se generan para legitimar estas acciones? Al conjuntar estos hechos puede pensarse que en la segunda parte del siglo XIX se sientan las bases, al mismo tiempo, para un debate sobre América y , para el establecimiento de un sistema continental americano, que tendrá consecuencias más allá del siglo XX. Es difícil abordar estos asuntos en detalle. Una revisión rápida de algunos textos nos puede mostrar que a finales del siglo XIX, en el momento en que los Estados Unidos asume, nuevamente, una postura agresiva, que rompe de manera definitiva con lo que se ha llamado su tendencia aislacionista, ante la presión de Japón y Alemania. Hay dos posturas claramente defin idas en torno al debate sobre América y la construcción de un sistema continental. Ese debate gira en torno a la existencia de dos bloques culturales importantes y está matizado por la competencia entre aspirantes al 9 En 1884 se formó la Compañía Alemana de los Mares del Sur, Enciclopedia Larousse, T. 7, p. 814. Alemania adquirió de España entre 1885 y 1888 las islas Marianas, Yap, Palau, las Carolinas y las islas Marshall, lo que agudizó la lucha por el Pacífico entre Estados Unidos, Japón y Alemania, ver Francisco Cisneros Fraile, et. al ., Historia del mundo contemporáneo. Introducción al trabajo universitario , Valencia, Grupo EDETANIA, 1998, p. 288. 8 control marítimo en el At lántico y el Pacífico. Entre las dos posturas, que podríamos llamar “continentales”, una plantea el acercamiento entre los pueblos hispanoamericanos, que tiene en Francisco de Miranda10 y Simón Bolívar11 sus representantes. La otra, que tiene en el panamericanismo12 , en Thomas Jefferson13 y James Monroe14 sus referentes más claros. Entre ambas esbozan dos formas distintas de entender las relaciones espaciales y continentales. En la segunda mitad del siglo XIX, como vemos, hay un conjunto de transformaciones técnicas, económicas y políticas que fueron consolidándose entre 1860 y 1890, transformando a Norteamérica en un sistema de relaciones espaciales, comerciales y 10 Francisco de Miranda, (1750-1816), venezolano, soldado del ejército español, luchó con el grado de capitán en la guerra de independencia de Estados Unidos contra Inglaterra, promovió la independencia hispanoamericana en Europa. Participó en la Revolución Francesa como mariscal de campo. Presidió en París la “Junta de Diputados de México, Perú, Chile, La Plata, Venezuela y Nueva Granada” para lograr el apoyo a la independencia , participó con Bolívar en la guerra de independencia de Venezuela. Murió en una cárcel de España. Enciclopedia Larousse, en 10 tomos, T. 7, Editorial Planeta, Barcelona, 1980, p. 335. 11 Simón Bolívar, (1783-1830), promotor de la independencia hispanoamericana, logró la independencia de Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia. Promovió un congreso en 1826 entre las repúblicas hispanoamericanas. Enciclopedia Larousse, T. 2, p. 254-255. El Congreso de Panamá no logró sus objetivos. Buscaba organizar una federación de países americanos libres. 12 El panamericanismo fue formulado originalmente por Henry Clay (1820) y desembocó en la Doctrina Monroe (1823) y en un mecanismo de control en las relaciones continentales. Fue retomado por James Blaine, secretario de estado de Estados Unidos, para orientar las relaciones económicas entre América Latina y Estados Unidos en 1889 y 1890 en lo que se conoció como la Conferencia Internacional Panamericana y la Conferencia Monetaria Internacional. Larousse, T. 8, p. 93. 13 Thomas Jefferson, (1743 -1826), Diputado por Filadelfia, redactó la declaración de independencia de los Estados Unidos. Gobernador de Virginia, sucesor de Benjamín Franklin como embajador en París, fue secretario de asuntos exteriores. Fundó el partido anti-federalista o Republicano. Vicepresidente de John Adams, se opuso a éste. Presidente de los Estados Unidos (1801-1809). Compró la Luisiana a Francia (1803), promovió la expedición de Lewis y Clark al Valle de Columbia. Reelecto en 1804, enfrentó las consecuencias de la guerra en Europa. Promovió la anexión de Cuba a los Estados Unidos. Enciclopedia Larousse, T. 6, p. 200. 14 James Monroe, (1758-1831), fue miembro del Congreso estadounidense, participó en la comisión que examinó la Constitución de 1787, senador, embajador en París, gobernador de Virginia. Thomas Jefferson le encargó negociar con Francia la compra de la Luisiana (1803), Secretario de Estados (1811) y de Guerra (1814). Presidente de los Estados Unidos en 1816, (republicano), reelegido sin competidor en 1820. Durante su presidencia se incorporan Indiana e Illinois como estados federales. Estableció el “compromiso de Missouri” que limitaba la esclavitud al sur del paralelo 36. Consiguió La Florida de España (1819), reconoció la independencia de las repúblicas sudamericanas (1822).Formuló la política que lleva su nombre en 1822, un discurso contra la intervención de la Santa Alianza para recuperar las colonias españolas perdidas. La idea del aislacionismo de Monroe devino en política de dominio continental. Enciclopedia Larousse, T. 7, p. 428. 9 políticas, que se consolida de forma jerárquica a partir de un núcleo industrial y agrícola con una fachada atlántica y un primer circuito económico y centros políticos. Este sistema llegará hasta los espacios que le sean accesibles, impulsado por sus mecanismos económicos, tecnológicos, militares y discursivos. De esta manera se incorporará ese espacio a la economía atlántica y a la economía mundial. Cuando hablamos del “primer circu ito económico [estadounidense]”, nos referimos al espacio que incluye la costa del llamado Norte estadounidense con las áreas industriales de la Nueva Inglaterra, la región de los Grandes Lagos, y la vía de comunicación entre ésta y el Atlántico, a través del Canal del Erie, abierto en 1827, que comunica el medio oeste con Nueva York, y, además, las primeras regiones de expansión agrícola e industrial, la llamada Frontera, (The Frontier ). Comunica también con los valles del río Ohio, la vía fluvial y comercial del Mississippi, que pone en contacto sus zonas agrícolas, el llamado Sur, a través del río Mississippi, con el Golfo de México, el Mar Caribe y el Océano Atlántico. Este primer circuito económico y su sistema de transportes terrestre y marítimo, son la base del desarrollo norteamericano.15 Este núcleo agro-industrial y primer circuito económico entrarán en contacto con las regiones y los espacios económicos canadienses y mexicanos, con la economía atlántica y con lo que el propio Alejandro de Humbolt llamó el Mediterráneo Americano16 : el Golfo de México y el Caribe. Una aproximación al proceso expansivo de ese primer 15 Podríamos describir este primer circuito económico estadounidense desde Nueva Inglaterra y la fachada atlántica, Canal del Erie, región de los Grandes Lagos, los valles agrícolas al oeste de los Apalaches y los Allegheny, el valle y la vía fluvial del Mississippi, el Golfo de México, el acceso al Caribe, (el Canal Viejo de Bahamas), los puertos de Georgia, las Carolinas y Virginia, que, en la Bahía de Chesapeake, pone en contacto al Sur, (que después fue Confederado), con la Nueva Inglaterra, cerrando el circuito. 16 Ver a Jean Yves Marcha y Rafael Palma Grayeb, “Las regiones ambiguas de Veracruz: un ejercicio” en Odile Hoffman y Fernando Salmerón, Nueve estudios sobre el espacio. Representación y formas de apropiación , México, CIESAS-ORSTOM, 1997. 10 circuito económico, sobre lo que va a definirse como la frontera, sus efectos sobre las áreas de contigüidad, continuidad e influencia es necesaria para entender los discursos que justifican las acciones económicas, políticas y militares en la región, como veremos más adelante. Puesto así, este primer circuito económico estadounidense tiene un doble desarrollo. Por un lado, su sistema de relaciones comerciales marítimas, que tienen como base el sistema marítimo inglés, del que eran parte las colonias anglo-americanas y colocaron a los Estados Unidos en la economía atlántica y en las aguas de lo que podríamos llamar Atlanto-Golfo-Caribe o, como ya se dijo, el “Mediterráneo americano”, en busca de tabaco, mieles, esclavos y/o contrabando (materia prima, mano de obra barata y mercados formales e informales), pero simultáneamente, y por el desarrollo de la primera revolución industrial, coloca los “barcos de Boston”17, como los llama Pablo L. Martínez, en las aguas del Pacífico. Unos en busca de ballenas principalmente para la producción de aceite, otros en busca de mercancías y productos tropicales, exóticos o pieles de nutria marina, como fue el caso de la Northwest Company , que al terminar la guerra anglo-norteamericana de 1812 ya tenía “pleno control sobre la pendiente del Pacífico”. Posteriormente la Northwest Company se fusionó en 1821 con la Hudson Bay Company18 uniendo la “pendiente del Pacífico” al Atlántico norte. Por otro lado, las rutas terrestres, junto a las vías fluviales, consolidaron el primer circuito económico estadounidense, como ejemplo, la carretera de Cumberland que 17 18 Pablo L. Martínez, Historia de la Alta California, Editorial Baja California Sur, 1970, p. 828. Eric R. Wolf, Europa y la gente sin historia , México, FCE, 1987, p. 225. 11 conecta el Valle del Ohio a Baltimore en la Bahía de Chesapeake. El crecimiento de la economía estadounidense y las condiciones del norte de la Nueva España facilitaron el contacto de estas dos regiones desde 1805, creándose, a través del tiempo y gracias a estas rutas terrestres 19 , una región de coincidencia binacional, en un principio con fronteras abiertas a las mercancías estadounidenses y sin mecanismos aduanales novohispanos20. Después de la independencia, México no tuvo capacidad para controlar el flujo de mercancías en este espacio, pero los grupos de comerciantes estadounidenses tenían capacidad para colocarlas, además, a menor precio que las mercancías mexicanas. De esta manera fue tomando forma un amplio espacio binacional donde se establecieron, al menos, el Mercado de Santa Fe, núcleo de la zona de confluencia a la que nos referimos, la concesión de Texas 21 y podría añadirse el establecimiento peletero de Astoria2 2. ¿Qué tenemos entonces? Un núcleo de desarrollo industrial, un primer circuito económico norteamericano que conecta sus vías terrestres y fluviales con un sistema de navegación comercial que tiene su origen en el sistema marítimo colonial. El sistema 19 Las rutas terrestres principales fueron de Independence, Missouri a Santa Fe, Nuevo México, posteriormente de Independence a Sacramento, California, de la que sale la ruta a Oregón. De Memphis, Tennessee, via Fort Smith, Arkansas, a Santa Fe. De Omaha, Nebraska a Salt Lake City, Utah. La ruta de Santa Fe a Los Ángeles, California. Estas rutas abrieron el camino para las rutas ferroviarias abiertas al finalizar la década de 1860, después de la Guerra Civil estadounidense. Ver John Mitchell, “El camino al oeste” en National Geographic en español, vol 7, nº 3, septiembre de 2000, Editorial Televisa, México, p. 34 y Esther Pobrete, “La gran aventura americana. El largo camino más allá de la frontera” en Historia y vida, Nº 404, Año XXXIII, noviembre 2001, Grupo Godó, Barcelona, p. 43. 20 Ver Ángela Moyano Pahissa. El comercio de Santa Fe y la guerra del 47, México, SEP, 1976, p. 27. 21 En 1820 el gobierno virreinal de la Nueva España dejó entrar a los primeros estadounidenses en Texas. Ver Ángela Moyano Pahissa, La pérdida de Texas , México, Editorial Planeta, 1991, p. 25. 22 A. Nevins, H. Steele y J. Morris, Breve Historia de los Estados Unidos , México, FCE, 1996, p. 189. 12 marítimo comunica los puertos de la fachada atlántica a la economía europea, junto a la salida del Mississippi que da acceso al Golfo de México y al Mar Caribe. La capacidad marítima coloca los barcos estadounidenses hasta las zonas balleneras del Pacífico y en los mercados de lo hoy llamamos Asia -Pacífico. Tenemos además una nueva zona de expansión que va de Texas al Mercado de Santa Fe. Es decir, el espacio económico estadounidense se expande sobre el espacio mexicano desarrollando “nuevas formas de organización y nuevas dimensiones de los medios de comunicación, los cuales han ido desarrollándose desde la segunda mitad del siglo XIX.” 23 Para Mario Cerrutti, desde mediados del siglo XIX el espacio geográfico del norte de México se transformó en “… una especie de prolongación territorial del más grande mercado nacional creado por el capitalismo: el de los Estados Unidos”. Para Cerrutti, al referirse a Texas: Esa condición significó […] la posibilidad de un contacto directo con una economía que desde 1870, ingresó con plenitud en la segunda revolución industria l y constituyó -por ello- uno de los motores de lo que se ha denominado economía atlántica.24 Lo que Cerrutti considera para Texas puede ser aplicado, incluso a toda la región en contacto con la frontera norte de México a partir de Santa Fe, Texas y California. Cerrutti añade que la zona de influencia del mercado de Texas, que él llama el gran norte centro/occidental, y llegaba a Chihuahua, Durango, Zacatecas y San Luis Potosí, 23 Erich Otremba, “La evolución del espacio comercial mundial desde el punto de vista históricogeográfico” en Lecturas Universitarias 16, Antología de geografía histórica moderna y contemporánea , México, UNAM, 1974, p. 100. 24 Mario Cerrutti y Miguel A. González, El norte de México y Texas (1848 -1880). Comercio, capitales y trabajadores en una economía de frontera, México, Instituto Mora, 1999, p. 13. 13 la totalidad de los estados de Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas.25 Por su parte, Ángela Moyano incluye en el Mercado de Santa Fe a los estados de Mississippi, Kentucky, Luisiana, Missouri, Arkansas, Texas, Coahuila, Nuevo México, Chihuahua, Sonora, Sinaloa, Durango, Zacatecas, Río Colorado, Alta California y posteriormente, como secuela de la expansión del mercado, la península de la Baja California. 26 A partir de 1800 las costas californianas fueron frecuentadas por los mercantes en ruta a Hawaii y China27 incluso la ruta hacia Alaska. 28 La Alta California entró en contacto con esta amplia zona de desarrollo binacional a partir del propio Mercado de Santa Fe desde 1829.2 9 Toda esta región, al oeste del Mississippi, es como puede verse una amplia zona de confluencia binacional. El espacio fue ocupado por la expansión del desarrollo económico contiguo que incluía el comercio por vía terrestre, el comercio marítimo a distancia y la explotación de los mamíferos marinos, particularmente ballenas, como ya se dijo, vinculados a la producción industrial, además de nutrias, castores y búfalos para la industria peletera. Los nexos comerciales crearon un mercado que ocupaba mano de obra, productos locales 30 y otros recursos naturales 31. Los puertos peninsulares del Golfo de California cumplían, además, funciones dentro de la red de puertos de la economía informal y el contrabando y apoyaban la actividad del comercio estadounidense a distancia en el 25 Ibid ., p. 300. 26 Ángela Moyano, El comercio de Santa Fe… passim. Pablo L. Martínez, Historia de la Alta California…p. 282. 28 Ver Center for Study of the Pacific Northwest en The Continental Fur Trade se refiere a la explotación de pieles, salmón, madera, mamíferos marinos entre 1811 y 1830, http:/www.washington.edu/uwired/outreach/cspn/hstaa432/lesso_6/hstaa432_html 29 Ángela Moyano , El comercio de Santa Fe…p. 43. 30 Ver Dení Trejo Barajas, Espacio y economía en la península de California, 1785-1860 , La Paz, México, UABCS, 1999, p. 54-68. 31 Ver Micheline Cariño Olvera, Historia de las relaciones hombre-naturaleza en Baja California Sur, 1500-1940, SEP-FOMES, 1996, passim. 27 14 Pacífico.32 Este es el amplio espacio, la región que tiene significado y pertinencia para entender los procesos y contestar las preguntas, porque a partir del primer núcleo económico de Norteamérica y su espacio de expansión, de la construcción de una región binacional se desprenden otros procesos importantes que nos permiten entender los discursos sobre el espacio, las visiones de esos espacios y los programas implícitos en la racionalización y formulación de discursos sobre el espacio que tienen importancia local, regional, continental y mundial. Hablamos entonces de un mercado que logra ocupar un espacio geográfico con mayor efectividad que una estructura política.33 Nos referimos a una estructura política con dificultades para asentarse, la estructura estatal del México independiente y el espacio mexicano que participa del Mercado de Santa Fe. ¿Cómo puede México, o sus organizadores políticos, competir con las estructuras políticas-económicas que se derivan del establecimiento de ese mercado, del proceso industrial del primer circuito económico de Norteamérica y del comercio de la economía atlántica? Entonces lo que ocurre en el espacio al que nos referimos no es más que la construcción de estructuras del mercado regional que incorpora regiones no exploradas, sino que además las integra a la economía nacional, según Cerrutti, más grande del mundo y a las redes de la economía mundial a la que el mercado estadounidense está vinculado, mientras las 32 Ver Jaime Oveda y Juan Carlos Reyes Garza (coordinadores), Los puertos noroccidentales del México, Guadalajara, El Colegio de Jalisco, Universidad de Colima, INAH, 1994, passim. 33 Gilberto Jiménez apunta con Michel Miaille y Paul Claval: “No debe confundirse poder político con poder estatal centralizado. La historia y la antropología política demuestran que han existido espacios sociales políticamente organizados, pero sin centralización estatal.” Gilberto Jiménez, Poder, estado y discurso. Perspectiva sociológica y semiológica del discurso político -jurídico, México, UNAM, 1981, nota 54, p. 57. 15 estructuras políticas y económicas de México, con sus respectivos grupos representativos, no han logrado hacerlo. 34 Definimos un espacio. El espacio se delimita, el tiempo define el marco y la intensidad de las acciones de los grupos humanos y éstos, a su vez, definen y transforman el tiempo y la intensidad de los procesos humanos, sociales o económicos a partir de la invención, utilización o neutralización de tecnologías. Las acciones de los grupos humanos en el tiempo-espacio genera nuevas acciones, habituaciones, organizaciones, instituciones, establecen roles, legitimaciones, ritos , cultura material y cultura espiritual, mercados, jefes, nuevas tecnologías, jerarquizaciones, incorporaciones a nuevos procesos, instancias políticas y administrativas, organizan fuerzas y ejercen poder. Crean discursos. Distribuyen y difunden sus discursos que logran efectos de reorganización, coherencia y sentido. Unen la acción al discurso, unen el discurso al programa de acción y a las instancias de poder. Se facilita así la acción, con el discurso, se genera información y se distribuye. El d iscurso cobra coherencia y parece sostenerse con la acción. Se generan interpretaciones y nuevos discursos explicativos. El espacio cobra coherencia como un todo. 34 Darcy Ribeiro concibe lo que llama incorporación histórica a la extensión o expansión de procesos civilizatorios, a partir de movimientos de transformación interna de una sociedad activada por una revolución tecnológica que “…coloca bajo el dominio de un centro rector” a un grupo humano [y su espacio geográfico], haciéndolo transitar de una etapa económica y política a otra, pero con pérdida de su autonomía, transformando a los grupos humanos en “…proveedores de fuerza de trabajo o de productos destinados a promover la prosperidad ajena.” Latinoamérica, Cuadernos de Cultura Latinoamericana , Num. 6, México, UNAM, 1978, p. 20-21. 16 MEXAMÉRICA A ese espacio, región, territorio, lo llamamos Mexamérica. Pero no con las nociones de Luis Casagrande en su artículo The five Nations of Mexico, publicado en la revista Focus en la primavera de 1987, como la parte de México fuertemente influ ida por la proximidad a los Estados Unidos. Concepto que pretende caracterizar una región de México, particularmente para lectores estadounidenses.35 De hecho esta Mexamérica de Casagrande es parte de un México dividido en cinco regiones. La idea de Casagrande es regionalizar y caracterizar a México, hacerlo comprensible para los lectores que definimos antes. Nuestra idea de Mexamérica está en entender una región con las características que define Cerrutti para Texas y Tamaulipas, pero que consideramos existe desde los bordes de la Lu isiana a California, del Oregón al Golfo de México, pero llegando a El Bajío e incluyendo la península de la Baja California, como ya se ha dicho. En NAFTA and the reconfiguration of Mexican geo-economic spaces. The “privatization of industrial policies and the challenges to the governance and social cohesion, Isidoro Morales 36 trata a Mexamérica como un territorio transfronterizo con una demarcación similar a la de un estado, como una franja de 210 kilómetros de ancho en la frontera norte (3,380 kilómetros de largo) desde el corredor de Tijuana-San Diego a las ciudades de Matamoros-Brownsville y entre esos dos polos, tres ciudades binacionales: los dos Nogales, El Paso del Norte-Ciudad Juárez y los dos Laredos. Más de once millones de personas habitan ese territorio (6.1 del lado de los Estados Unidos y 5.1 del lado de México) con una tasa de crecimiento anual mayor que en los dos países. 35 The Mexican Region htpp://w ww.sru.edu/depts/artsci/ges/lamerican/mex02/htm. 36 Htpp://webster ver.pue.udlap.mx/morales/articulos/nafta2.tml. Called “Mexamerica”, 17 Pero los criterios de Morales están establecidos para analizar las peculiaridades del TLCAN en esa región. Carlos Fuentes se refiere a Mexamérica como una nueva tierra, un nuevo país, formado en el suroeste de los Estados Unidos por inmigrantes mexicanos.37 Jorge Navarro Lucio se refiere a Mexamérica como la zona fronteriza y escenario de la economía y los problemas sociales.3 8 Lester Langley se refiere a “MexAmerica”, como una zona estadounidense de influencia mexicano-chicana.39 Como se puede ver, el concepto Mexamérica se ha utilizado desde el punto de vista de la economía, la sociología, la antropología, la politología y el análisis geopolítico. En esta sección del texto nuestra intención es tratar de entender ese espacio que ubicamos al oeste del Mississippi y al norte de El Bajío, que se constituye en una región bisagra binacional y pieza importante para el comercio atlántico y pacífico, que le da la ventaja a los Estados Unidos de América y lanza a su economía a la búsqueda de nuevos mercados en las regiones de contigüidad y continuidad, con ello entonces establece condiciones para comprender los diferentes discursos y procesos que se construyen en torno a la frontera cultural entre Estados Unidos y América Latina, entre los distintas percepciones sobre el espacio y las relaciones continentales, en las acciones que tienden a transformar las regiones de esa frontera cultural en espacios de influencia exclusiva del poder marítimo y naval de los Estados Unidos que, de esa forma, garantice el control de las rutas comerciales (terrestres y marítimas) y lo que el grupo de teóricos estadounidenses entiende como Destino Manifiesto a través del incremento de ese poderío naval. Intentemos una aproximación a Mexamérica. 37 The Making of MexAmerica, http://pnews.org/boards/immigratio/messages/18.htlm. “La Frontera: Dos Países una Nación. Mexamérica” http://www.planet.com.mx/macroeconomia/macro58/mexamerica.htlm. 39 Lester Langley, MexAmérica. Dos países, un futuro , México, FCE, 1994. 38 Macroeconomía, 18 Cada Estado constituye un espacio exclusivo de acción, un mercado nacional que dominan los grupos de poder o las burguesías, y es desde allí a partir de donde ejercen la “voluntad nacional”, es decir, su soberanía. Y como dice Héctor Cuadra, los estados nacionales desde el siglo XVI, “se construyeron exactamente encima del cimiento del mercado. Dicho de otra manera, a cada mercado nacional correspondió un Estado nacional” 40 Entonces, la construcción de la soberanía y el Estado nacional pasan por la construcción de un mercado que debe ser exclusivo de la nación, del Estado, de los grupos económicos y sociales que “construyen” la nación. Desde esta perspectiva tenemos, en el caso de las relaciones de México y los Estados Unidos, la formación de dos naciones nuevas al finalizar el siglo XVIII y principios del XIX, que están definiendo no sólo el carácter jurídico y político de sus respectivas naciones, sino el espacio donde corresponderá ubicar el mercado exclusivo. Podemos ver, entonces, que según Fernand Braudel: Una economía nacional es un espacio transformado por el Estado, en razón de las necesidades e innovaciones de la vida material, en un espacio económico coherente, unificado y cuyas actividades pueden dirigirse juntas en una misma dirección.41 Tenemos que ésta no es la realidad de la región que capta nuestro interés con relación a México. Mientras los Estados Unidos avanzan hacia una economía capitalista que 40 Héctor Cuadra, “Globalización”, en Memoria del Foro sobre Jornaleros Migrantes , La Paz, Baja California Sur, México, 1997, p. 141-142. 41 Fernand Braudel, La dinámica del capitalismo, México, FCE, 1986, p. 107. 19 pugnaba por una expansión del mercado hacia las ricas regiones del Valle del Ohio, el sur de los Grandes Lagos, las riveras del río Mississippi y por esta vía y red natural, que drena los recursos continentales, hacia el Golfo de México. El crecimiento de la zona de expansión entre los Apalaches y el Mississippi extiende su influencia hacia áreas de nuevos mercados. Su avance y crecimiento consolida una región más amplia de expansión, jurisdicción exclusiva y crecimiento económico potencial fuera de su jurisdicción. Los espacios son ocupados y se reestructura la frontera. Pero la frontera no deja de ser una ventaja: d istribuye el trabajo y el capital de forma jerárquica, abarata operaciones puesto que permite la adquisición y circulación de materias primas, mercancías y mano de obra más baratas por el artificio legal que ella misma genera en espacios de contigüidad y continuidad de espacios y procesos. Mientras los Estados Unidos se expandían bajo el concepto Frontera, el México independiente pugnaba aun por darse una organización estable, concentrándose en su “centro político”. No tiene, como ya se dijo, la capacidad suficiente para ejercer el control completo e incontestado sobre los recursos, mercados, redes y cadenas de mercancías, reales y potenciales, contenidos en el espacio territorial heredado de la Nueva España. Su burguesía a penas comenzaba a construir ese mercado exclusivo y nacional. Mientras México organizaba su “jurisdictio” antes de organizar, unificar y centralizar su mercado nacional, los grupos de migrantes, población periférica, los intereses de una burguesía anglosajona y sus mercados avanzaban sobre las regiones que se construyeron en las periferias de los núcleos o regiones centrales del noroeste mexicano y sudeste estadounidense. 20 El avance es claro, iba armado de una determinación y voluntad política que tomó los valores puritano-protestantes, como se ha mencionado, y su secularización instrumental: el Destino Manifiesto42 , la Doctrina Monroe 43 y el pragmatismo44. Construyó sus personajes paradigmáticos, sus expresiones discursivas, ideológicas y políticas: Andrew Jackson, los demócratas y su partido45. Creó su práctica política y su mito logía, la expansión y la Frontera. Creó además, y esto es importante, su nueva regionalización y su mercado sobre la base de las ventajas territoriales obtenidas a partir de los conflictos internacionales que generaban un vacío en el continente, es decir, la adquisición de la Luisiana y la conformación de la frontera, determinada por el Tratado de Transcontinentalidad46 , donde no sólo se fijan los límites de su espacio, sino sus 42 Ver Juan A. Ortega y Medina, Destino Manifiesto. Sus razones históricas y su raíz teológica, Alianza Editorial Mexicana, CONACULTA, México, 1972. 43 Conjunto de principios de política extranjera enumerados por James Monroe como presidente de los Estados Unidos en su mensaje anual al Congreso el 2 de diciembre de 1823. La doctrina debía preservar el continente americano, en revolución, contra las nuevas intervenciones colonialistas de Europa, los aliados de España y Gran Bretaña. Según Monroe, el continente americano sería protegido de toda intervención europea por los Estados Unidos, que además declaraba desinteresarse de los asuntos europeos, base de la política “aislacionista”. Esta doctrina vino a transformarse en política de dominio del continente cuando Richard Olney, Secretario de Estado bajo Grover Cleveland, en nombre de la soberanía de hecho de Estados Unidos sobre el continente buscó establecer control sobre América Latina. La Doctrina Monroe sufrió cambios importantes al entrar en contacto con la realidad internacional. Ver Enciclopedia Larousse, T. 7, p. 428. 44 Filosofía de la significación y de la definición de la verdad, basada en la consecuencia de las ideas. Coinciden sus representantes en considerar la utilidad como criterio de la verdad. Va encaminada a la acción, su verdad se determina en el uso que hacemos de las cosas. Enfatiza en el operar, la obtención de resultados, el consentimiento social como valor útil para obtener una certeza práctica. Ver Larousse,T. 8, p. 653. 45 Mientras que en el mandato de Andrew Jackson se consolida la economía con una amplia expansión y exploración geográfica, México tuvo los gobiernos de Guadalupe Victoria, Vicente Guerrero, José María Bocanegra, el triunvirato Vélez-Alamán-Quintanar, el primer gobierno de Anastasio Bustamante, el de Melchor Múzquiz, el de Manuel Pedraza, Valentín Gómez Farías, que culmina con el periodo dominado por Antonio López de Santa Anna, intercalado con los gobiernos de Gómez Farías, Miguel Barragán, José Justo Corro, Bustamante y Nicolás Bravo. Ver Enciclopedia de México, t. 6, p. 3354-3358, México, 1996. 46 El Tratado de Transcontinentalidad o de Adams -Onís, tiene como antecedente el debilitamiento de España frente a Francia con relación a la Luisiana, devuelta a ese país en 1800 en virtud del tratado de secreto de San Ildefonso, los acuerdos de ese tratado fueron violados por Napoleón Bonaparte, quien la vendió a los Estados Unidos sin que se aclararan las fronteras en la venta. De ahí surgió la reclamación estadounidense sobre Texas, como parte de la Luisiana. La invasión napoleónica a España provocó el aceleramiento de los movimientos de independencia de América y el avance de los Estados Unidos sobre la Florida y los territorios españoles. En España las Cortes de Cádiz, que sustituyeron a la monarquía tras la invasión y el gobierno napoleónico de España y la monarquía restaurada, todos, apoyaron a Luis de Onís como representante de España en Estados Unidos. Onís sostuvo una lucha diplomática frente a John Quince Adams para mantener la frontera novohispana en el río Sabinas y no el Grande o Bravo. En 1818 Jackson invadió la Florida Oriental, que fue vendida a cambio del reconocimiento de una frontera 21 objetivos: los nuevos límites territoriales y el acceso al Pacífico. A partir de este punto, consolidan la regionalización de su mercado, lo que podríamos llamar Región Económica San Luis -Santa Fe-San Francisco (Missouri-Nuevo México-California). A eso es a lo que llamamos Mexamérica. Es a partir de esta región económica intermedia entre los estados mexicano y estadounidense, en un mercado libre y con restricciones mínimas, en que va a darse una lucha –en una región en disputa- económica, política por la construcción del “jurisdictio” donde la lógica del mercado, de los mercados locales, de los grupos locales y sus élites, de la construcción misma de la región económica, irán marcando la pauta de la práctica real. Las limitaciones reales de los aparatos burocráticos estatales, del flujo de mercancías y personas determinará las fortalezas y debilidades. Las burguesías y/o las élites y sus alianzas darán forma, en sus prácticas políticas, económicas y discursos, a la consolidación de una regionalización donde la exclusividad del espacio geográfico para el uso de unos grupos económicos determina las decisiones políticas en función de los centros económicos que atraen la región económica y la transforman en su periferia. Por ello, la anexan a su mercado, la organizan y la unifican legalme nte. La construcción de esa regionalización, y por tanto de esta periferia económica, establece el diferendo entre voluntades políticas y la capacidad económica, jurídica y definida. Ésta es la base del Tratado de Transcontinentalidad o de Adams-Onís que “fijó la frontera en la desembocadura del río Sabinas, siguiendo el curso hasta el paralelo 32, de ahí en la línea recta hasta el paralelo 42, que serviría de frontera hasta el Pacífico”. Estados Unidos obtenía salida al Pacífico, así, establecieron la norma de tomar territorios por la fuerza y después simular un pago. Sólo se ratificó el tratado hasta 1821. Los datos son de Josefina Zoraida Vázquez y Lorenzo Meyer, México frente a los Estados Unidos, (Un ensayo histórico, 1776-1993), México, FCE, tercera edición, primera reimpresión, 1995, p. 21-22. 22 del ejercicio de la soberanía. Eso se definió a partir del Tratado Adams-Onís, en la ocupación de Texas, a partir de la guerra de 1836, y la confrontación militar de los dos estados por el uso exclusivo de los recursos naturales y el mercado, en la guerra de 1846, que desarticuló el estado y el territorio heredado de España, se creó una nueva correlación de fuerzas norteamericanas, restringiendo el espacio de “lo nacional”, reordenando las relaciones continentales y estableciendo claramente una jerarquización, la jurisdicción y los límites de las soberanías. Esto define una dinámica binacional, un discurso con su correspondiente aparato teórico, sus ideólogos y sus estructuras militares. En otras palabras, las bases para la expansión al Pacífico (no sólo el acceso) y la extensión de su frontera sur, los ojos puestos en los recursos mexicanos y la construcción de un sistema comercial eficiente que con el oro de la California acercará tanto al este como al oeste estadounidense al espacio del sur de México, el Caribe y Centroamérica con las vías de una nueva ruta comercial, es decir, la construcción de una periferia 47 sujeta a expansión y, con ello, una jerarquización continental. En otras palabras, incorporar espacio, extender redes y su jerarquización permite ejercer el poder sin limitación, con acceso a nuevos recursos. Permite controlar el espacio a través de esas jerarquías y redes, permite aplicar las tecnologías que aceleran la circulación de mercancías, bienes y servicios en el espacio, ahora incorporado. 47 Cuando hablamos de periferia nos referimos a la forma de jerarquizar el espacio en la teoría de la economía -mundo capitalista elaborada en principio por Fernand Braudel y retomada por Immanuel Wallerstein. Allí se establece que la economía -mundo capitalista “es un sistema que incluye una desigualdad jerárquica de distribución basada en la concentración de ciertos tipos de producción en ciertas zonas limitadas”. Ver Immanuel Wallerstein, Después del liberalismo, Siglo XXI Editores, México, 1996, p. 29. En este esquema, el centro del sistema -mundo concentra altos salarios, innovación tecnológica, formas sofisticadas de explotación del trabajo, mayores niveles de riqueza, es la base de la existencia del Estado más fuerte y hegemónico del sistema. La periferia tiene, por el contrario, bajos niveles salariales, escaso desarrollo tecnológico propio, sus formas de explotación del trabajo no son sofisticadas, hay mayor pobreza y faltan bienes. Son el espacio de Estados débiles, subordinados, intermediarios de las decisiones del centro, con bajo desarrollo social y dificultad para el desarrollo o afirmación cultural autónoma e independiente. Ver Carlos Antonio Aguirre Rojas, Immanuel Wallerstien. Crítica del sistema-mundo capitalista . Ediciones Era, México, 2003, p. 44-45. 23 Así, en términos hipotéticos podemos plantear, incluso, una subregión económica de las Tres Californias dentro de Mexamérica, favorecida por las guerras de la década de 1860 para abastecer el mercado que tiene como ciudad central a San Francisco y en la que puede incluirse el Mar de Cortés. El Mar de Cortés se vuelve espacio geográfico de los intercambios, circulación de hombres y mercancías. Zona de vida económica con menor vigilancia de un aparato estatal, posiblemente (y salvando las distancias) comparable con el Mar Med iterráneo, con su sistema de costas, disposición de recursos naturales, islas, ríos, puertos naturales puertos de altura y cabotaje.48 La situación posterior a 1848 en Méxamérica separa a California de México y parece separarla de los Estados Unidos durante la Guerra Civil (1861-1865). La Guerra de los Tres Años o de Reforma (1858-1861) y la Intervención Francesa (1862 -1867) separan a la península de la Baja California del macizo continental, creando condiciones, desde nuestro punto de vista, para la construcción de una región económica de las Tres Californias. Los intereses de San Francisco tienen acceso al Mar de Cortés, el occidente de México y Centroamérica. El lapso de 1850 a 1868 otorga un tiempo de gracia, organización y acumulación para un comercio con un mínimo de restricciones. La región será sometida a las presiones previas que acompañan a la guerra civil estadounidense, como es el caso del filibusterismo, tanto en la región del Mar de Cortés como en Nicaragua49 , o el uso de la zona de Tamaulipas y sus puertos, ya en la guerra, como zona confederada.50 Necesitará, además, las rutas establecidas para conectar y 48 Ver Jaime Olveda y Juan Carlos Reyes Garza, (coord.) Los puertos noroccidentales de México , El Colegio de Jalisco, México, 1994. Esto coloca a México dentro del Mediterráneo americano definido por Humbolt, pero con su propio “Mediterráneo interior” en el Golfo de California, con dos mares mediterráneos. 49 Ver Juan Bosch, De Cristóbal Colón a Fidel Castro …, p. 278 -289. 50 Ver Mario Cerrutti, op. cit. 24 abastecer el tráfico de las costa este y la costa oeste de manera rápida y eficiente con o sin guerra. Los grupos que ocupan Mexamérica, organizan la nueva distribución del trabajo regional, binacional e internacional. La periodización de Mexamérica, simultáneamente, permite ver las pugnas Norte-Sur estadounidense por el dominio de la región económica mexamericana en la Guerra Civil o de Secesión de 1861-1865, hasta que ésta es hegemonizada principalmente por el capital industrial, con el Norte y los soldados de la Unión como vencedores. Entonces es que puede insertarse en lo que se conoce como la Segunda Revolución Industrial, a partir de recursos materiales, técnicos y mercados. La transcontinentalización estadounidense, es decir la conexión a través de una red ferroviaria nacional, permite de igual forma, construir un gran mercado nacional integrado sobre la base de grandes corporaciones que generan una gran capacidad industrial y productiva. Las rutas ferroviarias unificadas en 1869 logran esa integración de mercados e incorporan o revaloran las regiones.51 El este (el antiguo Norte-Sur recompuesto) tiene como ciudad central a Nueva York y los puertos de Boston y Nueva Orleáns para la distribución de sus mercancías con el acceso al Golfo de México y el Caribe insular, centroamericano y sudamericano. A esta red se unirán los ferrocarriles de Panamá y Honduras. La región oeste tiene como ciudad central a San Francisco y 51 La conexión de la red ferroviaria nacional ocurrió el 10 de mayo de 1869 en Promontory Point, Utah. Es interesante añadir esta cita de Rafael Abella sobre el acontecimiento, pues nos puede ayudar a entender la transformación del espacio, las redes, el tiempo y la transformación de la velocidad de los acontecimientos: “Los dignatarios de la Union Pacific llegaron en una máquina UPNúm. 119. Los de la Central Pacific en una locomotora Júpiter. La de una, distinguible por su larguísima chimenea cilíndrica, como una gigantesca chistera. La otra, con una salida de humos en forma de tolva, a la moda de la época. Los tirafondos destinados a unir los tramos finales fueron tres: uno de plata ofrecido por el estado de Nevada, otro en una aleación de oro-plata, por Arizona, y el tercero, en oro macizo, ofrenda de California. En este último, una inscripción proclamaba: Quiera Dios continuar uniendo nuestro país como este camino de hierro une los dos grandes océanos del globo.” Después se descubrió cómo habían hecho la hazaña, con un fraude de más de 115 millones de dólares de 1869, cuatro años después de finalizada la guerra civil estadounidense. La conquista del Oeste , Editorial Planeta, México, 1990, p. 93-94. 25 como sus áreas de influencia la salida de Acapulco, el Mar de Cortés y los puertos del occidente americano. Ambas regiones comerciales, del este y el oeste, describen las rutas comerciales terrestres de Mexamérica y necesitarán un sistema marítimo eficiente, puesto que no todas las mercancías pueden llevarse por tierra y las costas del occidente de América tienen mercados de interés para los capitales estadounidenses que van a incrementarse a partir de 1889 y con el proyecto del Canal de Panamá. De esta forma es como tratamos de entender el espacio, primero en disputa y después el de la frontera binacional. A esto nos referimos cuando hablamos de Mexamérica. Una vez establecido el espacio mexamericano como referente, por un lado, y la temporalidad a partir del establecimiento del Mercado de Santa Fe, por otro, podemos ver el desarrollo del proceso histórico desde la construcción de una región, Mexamérica, con rutas terrestres y ferrocarriles, y su consolidación con las rutas marítimas bajo el control de los acumuladores de capital mexamericanos y estadounidenses, afianzando las ventajas del transporte y circulación de mercancías. Ventajas que permitieron a Estados Unidos controlar, primero, las rutas complementarias de Centroamérica, después asegurar la nueva ruta marítima de Panamá y estar en condiciones, durante el siglo XX, de constituirse en economía dominante sin competencia real al menos hasta el período1968-1973. Como se sabe, toda la circulación de mercancías necesita seguridad y eficiencia. El sistema marítimo para la circulación de mercancías del mercado internacional necesita un sistema naval que garantice el flujo de las rutas marítimas que incorporen el oriente y occidente de Mexamérica al mercado nacional e internacional. Flota marítima y flota 26 naval junto a las rutas terrestres garantizan el flujo de bienes, capitales y fuerza de trabajo a puertos y puntos de abastecimiento, estaciones de reparación, servicios y descanso. Un sistema naval militar, garantiza el desarrollo comercial, apoya la industria y la economía nacional ante la crisis de sobreproducción, garantiza la libre circulación y el comercio, el predominio del mercado52 . El sistema naval moderno estadounidense surgió a partir de la construcción del mercado nacional transcontinental, como expresión económica, política y militar de la acelerada transformación burguesa posterior a la segunda revolución industrial y su expansión, en condiciones de ocupar, ahora, nuevos mercados transnacionales a partir de nuevos factores: potencia marítima, capacidad industrial, comercial, financiera, capacidad para enviar y recibir mensajes, es decir, información; capacidad para transportar con seguridad las mercancías y ocupar nuevas periferias con grandes corporaciones monopólicas. 53 Para eso fue necesario, también, dominar las rutas marítimas atlánticas, 52 Ver Jorge Terzago Cuadros, Alfred Thayer Mahan (1840-1914) Contraalmirante U.S. Navy, su contribución como historiador, estratega y geopolítico, Diplomado de Relaciones Internacionales, Universidad de Viña del Mar, Chile, 28 de octubre de 2005, p. 6-7, http://www.uvm.cl/sitio_iri/monografias/ALFRED%20THAYER%20MAHAN%20JORGE%20 Terzago.pdf. “Poder Marítimo es la capacidad de crear, desarrollar, explotar y defender los intereses marítimos de un país tanto en la paz como en conflicto. En síntesis, consiste en la facultad que tiene un Estado para usar el mar en su beneficio. El poder marítimo está integrado por dos elementos de distinta naturaleza pero complementarios. Los intereses marítimos, los cuales le otorgan la sustancia y el poder naval que los defiende.” 53 Desde 1818 y por los próximos cincuenta años los balleneros de Nantucket, Massachussets, en la costa del Atlántico norte, explotaron los recursos del Pacífico con su poderosa flota ballenera y ya en 1847 habían establecido un acuerdo que implica la consolidación del sistema marítimo y naval reflejado no sólo en la probable coordinación de acciones militares, como fue el refuerzo al destacamento a cargo del teniente Heywood, parte del Escuadrón Naval del Pacífico, comandado por el comodoro William B. Shubrick en San José del Cabo, el 20 de noviembre de 1847, por los barcos balleneros Magnolia y Edgard, lo que permitió el arribo sin problemas de los barcos de guer ra Southhampton y Portsmouth. Y en 1848 el uso del barco mercante Isabella que transportó a La Paz a 150 soldados del batallón de Voluntarios de Nueva York al mando del capitán H. M. Naglee, para controlarla reacción del ejército mexicano en la Baja California, sino también la colaboración para la creación de documentos cartográficos, como el elaborado por el oceanógrafo de la Marina de Guerra de Estados Unidos, Matthew Maury en el que a cambio de información sobre vientos y corrientes de los diarios de caza de ballena, preparó un mapa de avistamientos de ballenas que fue publicado por el Bureau of Ordenance and Hidrology en 1851. Ver Pablo L. Martínez, Historia de Baja California, UABCS, ISC, XI Ayuntamiento 27 ocupar tanto como pudieran el Golfo de México y tener bajo control los pasos naturales del Caribe hacia el istmo centroamericano, es decir el Estrecho de la Florida, entre Cuba y la Florida, el Canal Viejo de Bahamas, entre Cuba y Bahamas, el Canal de Yucatán, entre Cuba y México, el Paso de los vientos, entre Cuba y Haití, el Canal de la Mona, entre República Domin icana y Puerto Rico y el Canal de Anegada, entre Puerto Rico y las Antillas Menores y controlar el paso transístmico, ya fuera a través de Tehuantepec, lo que se negoció en el Tratado McLane-Ocampo54 , con la intervención en Baja California y Nicaragua, ya fuera con el uso de filibusteros, como fue el caso de William Walker o el uso de tropas y finalmente con la construcción del Canal de Panamá y la concesión de la Zona del Canal. 55 En otras palabras, los grupos económicos organizadores del capitalismo estadounidense tendrían que ser capaces de consolidar su economía, ocupar y organizar la región bisagra entre Estados Unidos y México, establecer su mercado interno de forma coherente, con sus rutas terrestres, sus áreas de expansión y disposición de recursos naturales, mercados regionales externos y accesibles y fuentes de mano de obra barata. Tendrían que establecer cadenas de mercancías terrestres y marítimas que le permitan expandir su actividad económica fuera de su territorio, alcanzar las materias primas, los mercados y regiones subtropicales y tropicales en el Caribe insular, continental y centroamericano, construyendo, además, áreas de influencia predominante o exclusiva. de La Paz, API de BCS, México, 2002, p.442-448 y A. B. C. Whipple, Los balleneros I. La aventura del mar , Time-Life-Folio, Barcelona, 1996, p. 71. 54 Tratado McLane -Ocampo y Mon-Almonte en Álvaro Matute, Lecturas universitarias 12, Antología. México en el siglo XIX. Fuentes e interpretaciones históricas , México, UNAM, 1993, P. 387-390. 55 Ver Juan Bosch, De Cristóbal Colón… 28 Para ello, estos organizadores de la economía estadounidense, desarrollaron un primer núcleo industrial y una primera región de expansión en torno al Valle del Ohio, los Grandes Lagos y los ríos del Valle del Mississippi. Con su primer núcleo industrial y su primer circuito económico56, sus primeras rutas terrestres, marítimas y fluviales. Allí convivían dos modelos económicos distintos, el primero caracterizado por una producción industrial, agrícola y un tráfico marítimo, pesquerías y caza de ballenas, estimulado por un importante proceso migratorio. El segundo caracterizado por una importante producción agrícola, principalmente algodonera, destinada a la industria textil inglesa, principalmente. La posibilidad de expandir áreas agrícolas y consolidar el mercado interno, resolver el problema de la movilidad social y económica y expandir el mercado se facilita con la permeabilidad de la región binacional que opera como bisagra y que hemos llamado Mexamérica. 57 56 En la noción de circuito se conceptualiza, entre otras cosas, la noción de unidad económica y la interdependencia de diferentes flujos, los que tienen que ver con los productos y los factores de producción, los flujos monetarios, que tienen que ver con la circulación monetaria entre los grupos sociales, ingresos de unos y gastos de otros. Richard Cantillon en su Ensayo sobre la naturaleza del comercio general (1775) formuló una teoría sobre el circuito económico; dividió la sociedad en grupos sociales y muestra cómo se distribuyen los productos del suelo en un periodo dado. Francois Quesnay concebía la circulación de los bienes de forma similar a la circulación de la sangre. Como un circuito económico en un cuerpo social cerrado, regido por los gastos de los propietarios del suelo que ponen en movimiento todo el circuito. Jean Baptiste Say plantea un doble circuito compuesto por empresarios y consumidores. Karl Marx analizó las condiciones de la constante renovación en el proceso de producción capitalista. L. Walras combinó las ideas de Say y de Cournot haciendo aparecer a la sociedad económica como una unidad con interdependencia entre sus componentes. Ver Enciclopedia Larousse, op. cit. T.2, p. 973. Aquí nos referimos a los flujos de productos, factores de producción y flujos monetarios que establecen inte rdependencia en su circulación en el espacio que permiten el anclaje de los procesos económicos principales entre las primeras áreas económicas integradas en los Estados Unidos. 57 Parte del problema en las regiones mexamericanas puede explicarse por las condiciones de producción del algodón. “Sólo se cultiva en las regiones de climas intertropicales, con una estación seca o en las zonas subdesérticas, mediante irrigación.” En Estados Unidos se desarrolló el llamado Cotton Belt, donde hay condiciones climáticas adecuadas y había mano de obra abundante (Gran Enciclopedia Larousse, op . cit., T.1, p. 312). El Cotton Belt va desde la llanuras y las bajas mesetas que bordean el Atlántico y el Golfo de México, desde Carolina del Norte hasta la parte oriental de Texas y el sur de Oklahoma (Larousse, t3, p. 362). El suelo se agota rápidamente y requiere de áreas de expansión agrícola, que implican la expansión de la esclavitud más allá del Mississippi, aquí podemos localizar parte de los problemas de los filibusteros y del conflicto que terminó en la guerra civil estadounidense de 1861 a 1865. Ese conflicto debe definir el carácter de la economía dominante y del mercado interno estadounidense y sus áreas de influencia y/o expansión. 29 La ocupación de Mexamérica hasta el Pacífico plantea una solución y un problema. ¿Cómo comunicar el mercado interno a través de una región tan extensa, es decir, desde el Mississippi hasta la California? ¿Cómo organizar los transportes de manera rápida y eficiente ante el descubrimiento de los yacimientos de oro de la California recién adquirida? ¿Cómo controlar el espacio y la riqueza que la minería representa? ¿Cómo tener bajo control de manera rápida los mares de una nación continental? ¿Cómo operar y competir frente a la potencia marítima y naval inglesa? ¿Cómo colocar bajo su soberanía el Océano Pacífico, el Océano Atlántico, las aguas del Golfo de México y el Caribe? Deberán, en medio de las transformaciones y reordenamientos que genera la segunda revolución industrial, crear y consolidar un sistema de comunicación y transporte que mantenga el conjunto comunicado, controlado y se adelante a cualquier competidor, es decir, deben crear y desarrollar lo que Armand Mattelart llama redes técnicas. LA APARICIÓN DE LAS REDES TÉCNICAS Las redes técnicas son herramienta y parte del contexto en el que se ocupan los espacios y se distribuyen los discursos que dan coherencia al conjunto. Marcan las pautas y posibilidades de la recepción de los discursos. Con las pautas, establecen posibilidades de acciones no discursivas y del avance de los procesos de industrialización y tecnificación. Las redes técnicas estadounidenses de la década de 1890, de la segunda revolución industrial, no pueden compararse con las de España en ese mismo periodo, mucho menos con las que existían en la fachada del Atlanto -Golfo-Caribe. Los receptores potenciales de los discursos serán capaces de recibirlos y actuar adecuadamente frente al programa que representan, en la medida en que estos se hagan 30 accesibles. Desde este punto de vista es interesante una aproximación a las redes técnicas, herramienta y contexto de la ocupación del espacio. Armand Mattelart se refiere a la aparición de las redes técnicas en su obra sobre la comunicación internacional, La comunicación-mundo.58 En su texto, aborda el problema del dominio del espacio, el surgimiento de los sistemas postales, la censura de la correspondencia, la telegrafía, la telefonía, el surgimiento de las agencias de noticias, asiduas usuarias de las nuevas redes de comunicación a distancia y constructoras de los primeros géneros de la cultura de masas. Aborda también la prensa amarilla y su utilización política, en específico, de importancia para entender la construcción del sistema naval estadounidense, la construcción de “realidades falsas” que se hacen verdaderas por aparecer en los medios de comunicación. Es el caso de William Randolph Hearst, propietario del New York Journal, quien con una gran campaña de prensa a favor de la intervención del gobierno de Estados Unidos en la guerra de independencia de Cuba, construyó una corriente de opinión pública fuerte que facilitó al sector belicista del gobierno estadounidense, obrar sin mayores presiones de su sociedad y lograr una intervención legitimada, que le permitiría adquirir los espacios de control marítimo y naval que necesitaban para transformarse en potencia y consolidar, así, la opinión a favor de una propuesta de poder marítimo formulada por el capitán Alfred Thayer Mahan. 58 Armand Mattelart, La comunicación-mundo. Historia de las ideas y de las estrategias , Siglo XXI Editores, México, 1996. Ver “La aparición de las redes técnicas”, p. 25-61. 31 Mattelart aborda como parte de las redes técnicas el tema de los ferrocarriles, el problema de la medición precisa del tiempo, de lo que se desprende el control del trabajo humano y de los tiempos de la vida y la circulación de mercancías. Añade a su texto datos sobre las primeras máquinas para el tratamiento de la información, con la primera máquina para esos fines, utilizando tarjetas perforadas a partir de 1896. Por último se refiere al surgimiento de organismos de mediación internacional como mecanismo de expansión de las redes técnicas y control de los procesos, los espacios y la información. Las redes operan desde el punto de vista espacial, ocupan espacios, son funcionales, organizan y permiten la acción de los grupos que actúan en el espacio, por lo mismo se constituyen en parte de los procesos sociales, las redes mismas, en tanto que construyen una trama de relaciones. Mattelart en su texto nos da una idea de ese proceso, de la aparición de las redes técn icas, de las redes de comunicación e información, vistas históricamente. De ahí que sea interesante asomarse, como se dijo, al menos brevemente al proceso que se describe. El recuento de Mattelart señala el predominio del uso militar de los avances técnicos y de las comunicaciones, aunque hace la salvedad de que en los Estados Unidos, desde 1800 comenzaron su uso privado. Los medios de información y los avances técn icos se usaron para organizar el Estado-nación, controlar el espacio y ordenar el flujo de mercancías, personas y del sistema administrativo. De estas funciones surge la necesidad de organizar la educación técnica para la construcción de puertos, carreteras, puentes, canales y ferrocarriles. Por lo mismo se implantaron instrumentos para la 32 gestión de la economía y el control de la información demográfica. Se organizan sistemas de pesas y medidas, se abren oficinas de control estadístico, se crea la “aritmética política” que controla los datos estadísticos sobre las poblaciones para usos políticos. Al mismo tiempo se construye el discurso del progreso a partir de las ferias que regulan la calidad de los trabajos y los productos.59 Simultáneamente se establecen y unifican los servicios postales y se controla el flujo de información. Con el servicio postal se organiza el sistema de espionaje. Los servicios telegráficos se establecen a partir de 1837 y éstos van ligados a los servicios ferroviarios. El telégrafo, señala Mattelart, tiene particular importancia militar. Fue un complemento en la ocupación y colonización de Argelia (1842-1854), se usó en la Guerra de Crimea (1854-1855) por Francia y Gran Bretaña contra los rusos. El cable submarino durante esa guerra conectaba los mandos con Londres y París. En 1856 Gran Bretaña eliminó el ejercicio libre del periodismo, como medida de censura y control, y obligaba, a los periodistas a acreditarse con la autoridad militar. En 1865, al final de la Guerra Civil estadounidense, la Western Union Company unificó la red telegráfica estadounidense, ésta se extendió a 24,150 km. en cuatro años.60 Ya en 1872 con la Conferencia Internacional Telegráfica se inicia la regulación de las nuevas redes alrededor del planeta a partir de criterios de “seguridad nacional”. En 1875 la Unión Postal estableció criterios de funcionamiento para los países europeos y sus colonias y se regulan los precios. 59 60 Mattelart, op. cit., p. 25-28. Ibid., p. 28-32. 33 Lo más visible en el texto de Mattelart es el contrapunteo anglo -estadounidense; desde 1838 el barco-correo transatlántico está vinculado a los intereses algodoneros angloestadounidenses. Gran Bretaña establece un transporte postal marítimo para las Antillas y el Brasil. Los Estados Unidos, a partir de la década de 1860 inicia la consolidación de su sistema de comunicación y transporte. Al inicio de esa década, que va a estar marcada por la guerra civil de ese país, el telégrafo permanece en manos privadas, mientras el sistema postal queda en manos del gobierno. En el caso francés, las compañías de correo transatlántico fueron dominadas por las compañías ferroviarias. Se admite que la velocidad de los procesos económicos y de los transportes modifica el tratamiento del flujo de información. En 1888, el periódico financiero The Sugar Cane, de Manchester decía que la navegación a vapor y el telégrafo cambiaron todo, los procesos comerciales se hacían más complejos con más especuladores que tenían acceso a la información de los mercados. Mattelart señala: “Con el cambio de la velocidad de las mutaciones técnicas y el despegue de las metrópolis, aumenta la distancia entre el mundo desarrollado y lo que, mucho más tarde, se convertirá en el tercer mundo”.61 Al sistema ferroviario y telegráfico se le suma el teléfono, que se patenta en 1876 y en 1877 inició operaciones la Bell Telephone Company . En 1885 se fundó la American Telegraph and Telephone (ATT), casa matriz de Bell, que permanece como cuasi monopolio hasta 1980. Entre 1870 y 1880 avanza el establecimiento de las redes submarinas. El periodo de 1880-1890 es también el de la telefonización de Europa. A finales del siglo XIX en Estados Unidos había un teléfono por cada 60 personas, superando a los demás países en cuanto al acceso a la red telefónica. La radiocomunicación se inició en 1901. Lo que destaca de los datos de Mattelart es que 61 Ibid., p. 32-36. 34 eran las potencias marítimas las grandes usuarias de la radiocomunicación, por un lado, y por otro los avances en la investigación científica, marítima y naval inglesa, quienes contaban con el Canal de Suez desde 1869. 62 Con este desarrollo de las redes técnicas relacionadas a los transportes y la comunicación, surgieron las primeras agencias de prensa y los primeros productos de la cultura de masas. La Agencia Francesa de Prensa (AFP) se funda en 1835, la Wolff alemana en 1849 y la inglesa Reuter en 1851. En Estados Unidos la Prensa Asociada se fundó en 1848, en 1870 el Cartel Havas-Reuter-Wolff se repartieron el mundo. Ya desde 1850 en Estados Unidos existía una prensa diaria, barata y popular que se orientaba hacia la cultura de masas a partir del sensacionalismo y, desde 1894, con la comercialización y estandarización de las caricaturas de las h istorietas. Los Estados Unidos com enzaron a distribuir sus productos culturales a través de agencias que colocaban artículos de divulgación científica, crucigramas e historietas. Simultáneamente surgirá el cine. 63 Las agencias de prensa sentaron la pauta de la cultura de masas. Entre los factores que conforman el proceso, estas agencias crean los acontecimientos, como es el caso de William Randolph Hearst con relación a la guerra de independencia cubana, que sirvió, a partir de la legitimación con esta prensa , para realizar la ocupación de Filipinas, Guam y Puerto Rico, acelerar el proceso de anexión de Hawaii y consolidar en el poder al 62 63 Ibid., p. 36-40. Ibid., p. 40-45. 35 grupo belicista republicano encabezado por Teodoro Roosevelt64. Los mismos que iban a adquirir los derechos para construir el Canal de Panamá y así propiciaron la independencia de Panamá con relación a Colombia. La guerra contra España en el Caribe y el Pacífico fue la primera guerra filmada en la historia militar. Por otro lado, el desarrollo de los ferrocarriles, las líneas navieras, el telégrafo y el teléfono estuvo ligado a la United Fruit Company , fundada en 1899. La United Fruit, creó la Tropical Radio Telegraph Company , con la que entrelazaba los enclaves de producción entre ellos y con el mercado mundial, haciendo más eficiente el proceso productivo y de distribución de productos.65 Pero al mismo tiempo creaba lo que se ha dado en nombrar Repúblicas Bananeras . El ferrocarril es uno de los elementos más importantes del establecimiento de las redes técnicas, porque controla y regula los flujos dentro de las fronteras espaciales, determina los tiempos de circu lación, la velocidad, conecta las regiones, establece el perfil espacial 64 Teodoro Roosevelt, (1858-1919), político estadounidense, inició sus actividades políticas como diputado republicano en la Cámara de Representantes por el estado de Nueva York (1882-1884), director de la Comisión del Servicio Civil (1889), jefe de la oficina de la Policía de Nueva York (1895). Influido por las ideas de Alfred Thayer Mahan y de Burgues, ligado al grupo imperialista del senador Lodge, reclamó para Estados Unidos la creación de bases navales en el exterior y la apertura del canal de Panamá. Secretario Adjunto de la Marina de Guerra (1897), activó la construcción de la flota de guerra. Al estallar la guerra contra España dimitió y organizó el primer regimiento de voluntarios de caballería, los Rough Rider . Intervino en la batalla de la Colina de San Juan (1898) en el marco de la guerra Hispano-Cubano-Estadounidense. Gobernador de Nueva York (1898) y vicepresidente de Estados Unidos (1900). A la muerte del presidente McKinley accedió a la presidencia. En 1902 reglamentó el futuro de las Filipinas. En 1903 propició la formación del estado de Panamá para asegurar el control del futuro canal transoceánico; reforzó la marina de guerra, obligó a la flota alemana a retirarse de aguas venezolanas (1902), resolvió a favor de Estados Unidos la delimitación de la frontera entre Canadá y Alaska (1903). Después de su reelección formuló el Corolario Roosevelt a la Doctrina Monroe y proclamó el derecho de Estados Unidos a mantener el orden en el hemisferio occidental, por esta justificación intervino en República Dominicana (1905) y Cuba (1906). Esta política de intervención fue conocida como la Política del Gran Garrote. Intervino activamente en política internacional. Intervino en conflictos sociales y laborales y promovió la ley anti-trust. Larousse, op. cit., t. 9, p. 241. 65 Mattelart, op. cit., p. 44-45. 36 y productivo del grupo humano que domina el espacio. El ferrocarril es la expresión técnica más clara de dominio de los grupos de poder sobre el tiempo, el espacio, las redes y la velocidad de los procesos. Por esa misma razón, que implicaría una ventaja, fue muy lenta la unificación de un sistema ferroviario que acercara los sistemas ferroviarios diversos y estableciera un ancho de vía internacional. Los sistemas ferroviarios fueron la herramienta colonial en África, donde Cecil Rhodes6 6 consideraba que: “El tren es un instrumento de pacificación que resulta más barato que el cañón y llega más lejos.” En la India el sistema ferroviario estaba concebido para el control de la población y el transporte de tropas. En los casos coloniales y de países proveedores de materias primas, los sistemas ferroviarios no estaban concebidos para la integración nacional, sino para facilitar la salida de las materias primas, es decir, se construye el ferrocarril como sistema de dominación. En los Estados Unidos, los sistemas ferroviarios se usaron durante la guerra civil para el transporte de tropas, armas y abastos. Mattelart lo considera el antepasado del tanque de guerra. El sistema ferroviario estadounidense se unificó sólo después de la guerra civil, en el periodo llamado reconstrucción, pero fue hasta 1887 en que se regularon las leyes 66 Cecil Rhodes, (1853-1902), Financiero y colonialista británico. Se instaló en la colonia de El Cabo en 1870, en pocos años hizo una gran fortuna en la explotación de diamantes. En 1880 fundó la De Beers Mining Company con la que consiguió el monopolio mundial de los diamantes. Durante la década de 1880 adquirió fuertes intereses en la minas de oro de Transvaal y financió la línea férrea de Kimberly. En 1889 fundó la British South Africa Chartered Company con la que obtuvo la concesión para colonizar lo que después fueron, Rhodesia del Norte y Rhodesia del Sur, hoy Zambia y Zimbabwe. En 1890 fue designado primer ministro de la colonia de El Cabo, e intentó la formación de una federación o unión sudafricana bajo el control de Gran Bretaña. Fracasó y dimitió en 1896. Posteriormente se dedicó a hacer expandir sus compañías, tomó parte en la Guerra Anglo -Bóer. Larousse, op. cit . t. 9, p. 114. 37 ferroviarias estadounidenses para facilitar el proceso industrializador. Ya en 1895 Estados Unidos aventajaba a Europa en la disposición de kilómetros de vía.67 La construcción de sistemas ferroviarios y los sistemas marítimo y naval representarían la construcción de una red de ordenamiento y dominio del espacio no sólo fronterizo, sino de los flujos a distancia de mercancías, personas y servicios. A esto sumemos el control del tiempo, es decir la medición del tiempo para el control de los procesos del trabajo. Controlar los horarios de la producción y el flujo de las mercancías. Esto implica, a su vez, el control de la vida material y subjetiva de las poblaciones. Implica construir una moral y una disciplina de trabajo a partir del cumplimiento de los horarios y la posibilidad de construir discursos organizadores del tiempo y de la vida. F. W. Taylor 68 determinó los principios de evaluación de una “honesta jornada de trabajo”69 con un sistema de premio y castigo a partir del cumplimiento de normas y metas. De esta manera se reduce la cantidad de trabajadores “no útiles” y aumenta la cantidad de vigilantes para el control del trabajo y el trabajo eficiente. Finalmente Mattelart aborda dos temas a partir de los que se construyen redes de organización e información nacionales e internacionales y consolidan la ocupación del espacio, la elaboración de discursos dentro de un sistema de relaciones mundial con los 67 Mattelart, op. cit., p. 46-50. 68 Frederick Winslow Taylor, (1856-1915). Ingeniero estadounidense. En 1878 ingresó en la Compañía Midvale Steel y efectuó la primera medida práctica del tiempo de ejecución del trabajo. Los tiempos establecidos estaban calculados a partir de la actividad de un obrero especialmente dotado para la tarea considerada. Ideó un sistema de remuneración que “recompensando justamente al obrero por su esfuerzo, le incitara a perseverar en el mismo”. En la Bethlehem Steel descubrió lo que se llama “aceros rápidos”, cuyo uso se generalizó en el mundo. Precisó las normas para el corte de metales que permitieron aumentar el rendimiento de las máquinas -herramientas. Larousse, op. cit., t. 10, p. 46. 69 Idem. 38 objetivos del progreso ilustrado. En primer lugar se refiere a la cuantificación y matematización de los procesos sociales. Al establecimiento de los censos, y en el c aso estadounidense, con la utilización de una máquina de cálculo con tarjetas perforadas desde 1890, la cuantificación y el establecimiento de perfiles de consumidores, la segmentación desde 1870 de grupos de población para orientar la publicidad hacia el consumo, es el caso de la primera revista femenina, el uso entonces de medios técnicos para la publicidad, como la fotografía en colores. Por otro lado la cuantificación para tipificar, con el uso de la antropometría y la antropología criminal desde 1890, la introducción de la dactiloscopía y la propuesta de combinar ambas para el control de los flujos migratorios a partir de la identificación e intercambio internacional de la información sobre sospechosos y criminales. Por último, el establecimiento de organizaciones internacionales desde 1870, como la Unión Postal Universal, la Cruz Roja Internacional, el Convenio sobre Derecho Internacional Privado, entre otras. Con estas se construye la noción de un mundo moderno, civilizado que se orienta hacia el progreso industrial y cada vez más intercomunicado. Un nuevo orden mundial que estará dominado por la lucha entre Gran Bretaña, Francia, Alemania y los Estados Unidos por el control de los espacios, las redes y los procesos.70 La aparición de las redes técnicas tiende a la ocupación y dominio del espacio, control del flujo de informaciones, a la interconexión a través de las redes telegráficas, telefónicas, postales, ferroviarias, es decir, las rutas terrestres dominadas por grupos económicos que organizan el espacio, la economía y el poder, conectadas además por las rutas marítimas, generan una cultura masiva y, de ser necesario, en el proceso, crean el acontecimiento, las nociones de la realidad y el conocimiento masificado y popular. 70 Mattelart, op. cit., p. 55-61. 39 Las redes técnicas reorganizan el tiempo de vida y de trabajo, construyen una noción de progreso. Construyeron el mundo, transformaron el tiempo y el espacio, las redes técnicas son herramientas de la transformación de occidente. A través del avance tecnológico y de las redes técnicas se generan nuevas mercancías y nuevas ganancias que deben llegar a los mercados siguiendo la lógica de los procesos de acumulación capitalista. Por tanto tienden a acelerar los procesos productivos y de circulación, acortan en los procesos sociales la relación entre el tiempo, el espacio y la acción humana. La capacidad para generar una mayor cantidad de bienes de uso y consumo implica la necesidad de distribuirlos. La capacidad de controlar, entonces, los mercados nacionales e internacionales se presenta como un poder articulador. La revolución industrial incrementó la capacidad humana para producir objetos, que se transforman en mercancías en serie y se distribuyen en áreas alejadas de los lugares de producción. Como señala Manuel Castells, la revolución industrial sustituyó las herramientas por máquinas de vapor y las hiladoras de varios husos, generando las bases de un consumoproducción-distribución que se repite constantemente, basado en un amplio manejo de la información para la producción. Este proceso industrial creó las bases para las redes técnicas modernas.71 El desarrollo industrial, entonces, aumenta la velocidad de circulación y la expansión del comercio, esto desencadena, por un lado, la especulación por las tierras, dentro del mercado legalizado de fondos. Por otro lado, genera una transición de la mayor parte de la sociedad, de una organización basada en la autosuficiencia rural, a la de comunidades urbanizadas dependientes de los mercados y de los recursos monetarios para la alimentación.72 Con la producción industrial tienen que desarrollarse los mecanismos 71 Ver Manuel Castells, La era de la información. Economía, sociedad y cultura. La sociedad en red, México, Siglo XXI Editores, 1999, p. 58. 72 Ver Immanuel Wallerstein, El moderno sistema mundial, t. I, México, Siglo XXI Editores, 1999, p. 99. 40 masivos de distribución y comunicación, tiene que organizarse un mercado, un sistema financiero y comercial con un mínimo de coherencia. Ernest Mandel explica que con la aparición del capital comercial y bancario [que acompaña las revoluciones industriales] y la lucha constante por acelerar el transporte de mercancías se establece un sistema mundial de comunicaciones y se reduce la extensión del proceso de circulación al mínimo [para incrementar las ganancias]. Una montaña de mercancías se distribuyen a una velocidad vertiginosa alrededor del globo, de manera que una marea regularmente creciente de valor (capital dinerario) se pueda concentrar en manos de un porcentaje cada vez menor de la población activa del mundo.73 Este proceso de industrialización tiene una distribución geográfica y una acción geopolítica, como señala Castells: se inició en algunas sociedades, en una geografía limitada, en espacios y tiempos aislados con relación a otras regiones del planeta, pone en contacto civilizatorio a distintas sociedades, con diferentes niveles técnicos y termina con la (derrota o ) destrucción de la “menos desarrollada” o de menor tecnología militar. Desde el punto de vista de Castells, la expansión industrial es selectiva y lenta, afecta a diversas regiones de manera distinta en dependencia con la capacidad de conexión y de las continuidades y discontinuidades no sólo geográficas o espaciales, sino culturales. Y 73 Ernest Mandel, El Capital. Cien años de controversias en torno a la obra de Karl Marx, México, Siglo XXI Editores, 1985, p. 161. 41 declara que en el caso de la India y América Latina, las nuevas tecnologías tomaron la forma de dominación colonial.74 Este proceso, que es mundial, tiene un efecto sobre espacios geográficos donde los grupos económicos locales no han podido ubicarse de manera consistente en las cadenas de mercancías ni controlan por completo el espacio, o se hacen permeables a los flujos de mercancías que proceden de otras economías y se incorporan al flujo de mercancías como consumidores o proveedores de materia prima o circulante en procesos económicos más o menos formales, fuera del control de los centros políticos. Estos procesos son importantes para regiones como la que ya hemos descrito y que se va a transformar en una región bisagra entre el núcleo económico de la economía estadounidense y el centro político, en primer lugar de la Nueva España y posteriormente de México. Esto va a tener una consecuencia en las regiones de continuidad y contigüidad, en lo que podemos llamar los “anexos marítimos de Mexamérica: Atlanto-Golfo-Caribe, en el oriente y en relación a la economía atlántica y al Pacífico-Golfo California, en el caso de la economía pacífica. Planteamos que esa región bisagra juega un importante papel en la conformación de la economía estadounidense y su participación en los procesos técnicos y organizativos que agrupamos bajo el concepto segunda revolución industrial. 74 Castells, op.cit., p. 59. 42 Desde nuestro punto de vista Mexamérica facilita el proceso que llamamos segunda revolución industrial para los grupos que organizan la economía estadounidense. Gloria Delgado caracteriza la segunda revolución industrial a partir de dos rasgos principales. Una notable aceleración del progreso tecnológico, que propicia una nueva relación entre la ciencia y la técnica y en segundo lugar, una creciente concentración en la organización del sistema capitalista. 75 Gran desarrollo de la metalurgia, la industria química y la energía. Lo que trae como consecuencia la posibilidad de producir acero a bajo costo y de alta rentabilidad, (nuevos materiales y su aplicación), sinergia entre la in dustria química y otras ramas industriales, que van a tener su impacto en la producción alimenticia, textil, de colorantes productos farmacéuticos, agrícolas, perfumes, materias pláticas sintéticas, entre otras. Por otro lado estará la sustitución de las fuentes de energía, es decir, la utilización de la energía eléctrica, que se incorporará a la producción industrial y los transportes, la utilización del petróleo, la introducción del motor de combustión interna. A esto le añadimos lo que ya se vio anteriormente: la telefonía, la telegrafía, los sistemas ferroviarios. El transporte marítimo aumentó su tonelaje, rapidez y capacidad, se rehabilitaron puertos marítimos y se construyeron canales, la aviación se sumará al proceso a partir de 1903. La agricultura va a modificarse de manera considerable a partir del uso de fertilizantes, maquinaria, sistemas de riego y de la organización de una agricultura científic a y capitalista vinculada con la industria y los nuevos transportes. Esto va a afectar directamente la producción ganadera y junto a los sistemas de conservación y refrigeración de las carnes (1880) y alimentos, disponiendo de capacidad para 75 Gloria Delgado, El mundo moderno y contemporáneo bajo la influencia de occidente , México, Editorial Alambra, 1994, p. 91. 43 almacenar y exportar, captarán mercados y los mantendrán bajo su influencia. Es aquí donde juega un papel fundamental el taylorismo. Las redes económicas no pueden separarse de las redes políticas que van a generar, como ya se ha dicho, discursos, ahora a partir de la ciencia, matizada por el evolucionismo, el materialismo y el positivismo, discursos y contradiscursos que enfrentarán la expansión capitalista a los discursos románticos, nacionalistas, anticoloniales, anarquistas y socialistas. El otro aspecto importante que caracteriza la segunda revolución industrial y el establecimiento de sus redes técnicas, es la concentración de capital y de la producción. Se consolidan grandes corporaciones que tienen la capacidad de adquirir la nueva tecnología y de abaratar costos. Frente a ésas, que además tienen gran influencia política, las pequeñas empresas tienden a desaparecer o ser asimiladas. Capital, mercados y producciones se concentran, generando organizaciones que tienen el control completo de una rama de la producción, imponiendo sus condiciones al mercado. Este sistema se consolida, además en la banca y se fusiona el capital bancario e industrial. Se concentran producción, distribución, finanzas, banca y empresas. Se asocian a la investigación y la educación. Articulan discursos públicos. Los procesos económicos y políticos estadounidenses, hasta la guerra civil, se concentraban principalmente en el primer núcleo de la fachada costera atlántica y en el área de expansión posterior, al Golfo de México a partir de la Era Jackson.76 La 76 Se refiere al periodo en el que domina la figura de Andrew Jackson (1767-1845), combatió por la independencia de los Estados Unidos desde los trece años, Senador (1797), juez del tribunal supremo de Carolina del Sur (1798-1804), general en la “segunda guerra de independencia”. Sacó a los ingleses de Nueva Orleáns (1815). Conquistó la Florida a los españoles (1818) y fue nombrado gobernador de ese nuevo estado (1821) posteriormente senador demócrata (1823). Candidato a la presidencia en 1824 y 44 expansión hacia el oeste, la llamada frontera al oeste del Mississippi, no es más que un mecanismo que garantiza el crecimiento del mercado y así, la solución de las crisis internas de la economía, la solución a la necesidad de ampliar las áreas de cultivo del algodón, la necesidad de disponer de recursos naturales, mercados y mano de obra barata. Responde, además a la contradicción política entre el modelo capitalista industrial del primer núcleo industrial del norte y el modelo capitalista de economía de plantación dependiente del mercado inglés establecido en el sur y apoyado por el presidente Jackson y la lucha de los grupos de poder asentados en el primer núcleo industrial del Norte frente a los expansionistas del Sur. En el fondo, la lucha por aclarar el carácter de la economía y el aparato estatal en Estados Unidos. En otras palabras: ¿quién iba a ocupar y organizar Mexamérica y de qué manera? ¿Quién iba a disponer de todos esos recursos y la conexión con los recursos y mercados de la parte de Mexamérica que quedó bajo la soberanía mexicana? Los conflictos bélicos en Mexamérica definirán la ocupación del espacio de forma permanente y el establecimiento de las normas que permitan el crecimiento de la economía capitalista, dominada por los industriales que utilizarán lo que conocemos como segunda revolución industrial para consolidar su poder económico, o si se quiere, la segunda revolución industrial tendrá en Mexamérica un escenario imprescindible. Es el espacio de donde saldrá una parte importante de los recursos para esa revolución industrial. elegido en 1828 séptimo presidente de Estados Unidos (1829-1837). Representante de los pioneros al oeste, emigrantes en busca de la expansión territorial no ligada a la industrialización norteña, y a la joven democracia autoritaria y nacionalista. Inició un sistema, rotation system, en el que reemplazaba a los funcionarios federales por sus partidarios políticos, lo que haría de la política un asunto dirigido por caciques políticos con base en el clientelismo. Se enfrentó a la banca nacional, actuó contra Carolina del Sur en su intento de secesión. Provocó una crisis financiera al cerrar la banca federal y prohibir los pagos en papel moneda, la crisis repercutió en Europa (1837-1839). Influyó en su sucesor Martin van Buren. El periodo de 1825 a 1840 es conocido como Era Jackson , el jacksonismo derrotó a la democracia jeffersoniana. Larousse . 45 Castells nos muestra algunos aspectos que permiten entender la geografía de la segunda revolución industrial. La utilización del nuevo conocimiento científico colocó el proceso industrial en Alemania y Estados Unidos. Como se ha mencionado, Castells ve en los sistemas educativos y las ciencias las bases del proceso junto a la institucionalización de los derechos de propiedad. Este autor localiza los medios de innovación en Berlín, Nueva York y Boston además de los centros industriales de alta tecnología más importantes del mundo entre 1880 y 1914. 77 Debemos entender que estos grandes centros de innovación técnica e industrial tienen como áreas de expansión, en el caso estadounidense, la zona de los Grandes Lagos78, el Valle del Ohio, la cuenca del Mississippi. En segundo lugar, tiene una importante actividad en la región del Golfo de México y California, que a la vez, está en conexión con la parte mexicana de lo que hemos definido como Mexamérica (desde la frontera norte hasta El Bajío, incluyendo la península californiana). Hay que considerar que antes de la conexión por vía férrea entre Nueva York y San Francisco, simultáneamente a este proceso, se dio un proceso de expansión de la economía y de medios técnicos sobre el Caribe y Centroamérica que son, también, escenario de la revolución industrial estadounidense. 77 Castells, op. cit., p. 62. En el caso de Chicago, para 1830 era un pueblo; ya en 1837, fue elevado a la categoría de ciudad y en 1840, contaba con 4,500 habitantes. En 1852, llegó al este el primer ferrocarril, lo que representó el punto de partida de una expansión extraordinaria: Chicago se convirtió en un punto de convergencia para la navegación de los Grandes Lagos y las vías férreas transformándose en una importante encrucijada que ordena la circulación entre la antigua región del noreste y el oeste de los Estados Unidos, el primer núcleo económico estadounidense, por una parte, y entre el Golfo de México y la región de los Grandes Lagos, por otra parte, formando parte de lo que hemos llamado el primer circuito económico nacional. Además, en el marco regional, Chicago está cerca de regiones de variadas posibilidades agrícolas: maíz y trigo hacia el sur y el oeste, productos lácteos y heno hacia el norte. Hasta 1900, Chicago era ante todo un gran mercado agrícola, el mayor centro de comercio de granos de Estados Unidos y su influencia se extendió a todo el mercado mundial. Las nuevas industrias que se establecieron explotaron los productos agrícolas: comercio de harinas, curtidos, famosos mataderos, fábricas de conservas de carne, entre otros. Ver Enciclopedia Larousse, t.3, p. 569. 78 46 Hasta aquí tal vez podríamos adelantar algunos puntos. Cada tiempo -espacio tiene una organización de las condiciones sociales que permiten, dentro de la interacción de los grupos sociales, formas de organización de las estructuras que facilitan la producción y reproducción de la vida material y subjetiva, de la cultura material y espiritual y, a la vez, la utilización de determinados recursos y la introducción de tecnologías. Las condiciones de cada tiempo-espacio facilitan o no el acceso o uso de las tecnologías, su aprovechamiento individual, sectorial o social. Este aprovechamiento permite que los procesos sociales, tecnico-económicos, aceleren o no los procesos económicos y permitan, con estos factores: tiempo -espacio, demografía, recursos, organización, tecnología, una incorporación al sistema interestatal, a la economía mundial, cumpliendo con unas funciones económicas y políticas específicas.7 9 Esto define las funciones de Mexamérica y sus anexos marítimos, con relación a Estados Unidos dentro de un sistema de relaciones donde las tecnologías y las revoluciones tecnológicas, el aceleramiento de los procesos, permitieron un reposicionamiento interestatal de los Estados Unidos: a) en América, en el desarrollo de áreas de influencia exclusiva, construida a lo largo del siglo XIX, b) ante la economía atlántica y c) ante las potencias europeas y frente a lo que será la economía pacífica. 79 Ver Immanuel Wallerstein, “El invento de las realidades del tiempoespacio: hacia una comprensión de nuestros sistemas históricos” en Impensar las ciencias sociales , México, Siglo XXI Editores, 1998, p. 149 -163. 47 Ya a finales de la década de 1880 comenzaron a plantearse problemas económicos, debido al éxito de la segunda revolución industrial en Estados Unidos. Se visualizan los primeros problemas vinculados a la sobreproducción y consiguientemente, dificultades para colocar las mercancías. Entonces el Secretario de Estado James Blaine convocó a la que se llamó Conferencia Internacional Americana para establecer las estructuras de un área de comercio americano con una moneda exclusiva, acuerdos para solución de diferendos y controversias, patentes, derechos de autor y un sistema monetario panamericano.80 José Martí participó como parte de una de las delegaciones sudamericanas en esas reuniones. En los textos publicados en ese periodo, se muestra crítico con relación a las condiciones en que fueron convocadas las reuniones y las propuestas planteadas para el establecimiento de relaciones comerciales entre los países hispanoamericanos y Estados Unidos. En ese año Martí escribió el ensayo Nuestra América texto fundamental para el análisis de la propuesta martiana ante el convite estadounidense para integrar un área de comercio continental. Los objetivos de la reunión panamericana no se alcanzaron y las reuniones, la Conferencia Panamericana Internacional de 1889 y la Conferencia Monetaria Internacional de 1890, terminaron en un fracaso. En 1890 el reverendo Josiah Strong81 señalaba el fin de la Frontera. La respuesta a este problema la dará e l capitán 80 Ver José Martí, Obras Escogidas en tres tomos, “Congreso Internacional de Washington. Su historia, sus elementos y sus tendencias”, tomo II, La Habana, 1992, p. 379-394. 81 Josiah Strong (1847-1916), ministro congregacionalista y secretario general de la Alianza Evangélica en Estados Unidos. Para José Luis Orozco con su obra canaliza las inconformidades y protestas populares ligadas al imperia lismo. “De su Our Country (1885) a su Our World (1915), Strong articula dispositivos para que, bajo la premisa mayor de la misión histórica anglosajona, sa lte el evangelio de un cristiano puramente espiritual que concilia la seguridad industria l y la libertad civil. Su The New Era , escrito justamente el año de la gran crisis, ofrece una interpretación providencialista del desarrollo tecnológico en la que los movimientos agrarios y obreros norteamericanos se ubican en medio de una suerte de explosión cósmico-industrial-educativa que de aparentes víctimas, eleva a sus integrantes a la condición de primeros seres conscientes de los designios del mundo y de la historia. A ellos toca convertirse, al fin titulares tecno-divinos de aquellos designios, en los portavoces de la nueva fraternidad mundial en la que los 48 Alfred Thayer Mahan: buscar la supremacía naval, complementaria con el control de las rutas del comercio marítimo. Establecer bases carboneras que garanticen la seguridad de su comercio en el área. Es en este contexto en que el Caribe y Panamá se vuelven importantes para la marina de guerra y los organizadores de la economía en la crisis del “fin de la frontera” y de la sobreproducción industrial estadounidense. Así no sólo se abría el Caribe al comercio estadounidense, sino que era la puerta para el comercio en el Pacífico, después de la anexión de Hawaii, la ocupa ción de Guam, Filipinas y Samoa. Panamá había sido un punto importante para las líneas marítimas de pasajeros que habían iniciado una fuerte competencia en la ruta de Nueva York a San Francisco desde 1848 cuando se descubrieron las minas de oro de California. La distancia entre Nueva York y San Francisco era de 4,992 millas por Panamá y de 4,531 millas por Nicaragua. Cruzar el territorio continental dominado por Estados Unidos, es decir, pasar por Mexamérica estadounidense y llegar a San Francisco tomaba cerca de cinco meses y era una ruta peligrosa, porque los grupos indígenas podían presentar resistencia al paso y la presencia de estadounidenses y migrantes por sus tierras. El viaje por el Cabo de Hornos podía demorar entre 100 a 200 días. De las observaciones de Estades Font82 sobre Mahan se desprende la importancia de la región centroamericana. En este trabajo, la región ístmica la entendemos como un anglosajones quedan como los virtuales tutores de sus hermanos sobre la tierra.” (El testimonio político norteamericano: 1890-1980. Una antología general, tomo I México, SEP-UNAM, 1982, p. 63.) Así, Strong promueve la superioridad anglosajona y el imperativo religioso del Destino Manifiesto con lenguaje religioso. 82 María Eugenia Estades Font, La presencia Militar de Estados Unidos en Puerto Rico, 1898-1918. Intereses estratégicos y dominación colonial , Río Piedras, Ediciones Huracán, Puerto Rico, 1988, p. 26- 29. 49 espacio complementario a Mexamérica que debe cumplir entre otras cosas, lo que Mahan expresa para consolidar a los Estados Unidos en medio de la segunda revolución industrial como una potencia capaz de competir y evitar que los países europeos amenacen su “seguridad nacional”. Tratemos de definir esta región complementaria a la región bisagra binacional que hemos denominado Mexamérica. Esa región complementaria incluye por su valor estratégico al Istmo de Tehuatepec, Centroamérica y Panamá, que sólo forma parte de Centroamérica a partir de 1903. Por eso la llamamos Mesoamérica moderna. MESOAMÉRICA MODERNA La ocupación de lo que llamamos Mexamérica, obligó a los Estados Unidos a operar en las regiones tratando de garantizar un sistema de transportes bien articulado y seguro para las mercancías, las personas y los bienes. Que asegure la conexión de las áreas adquiridas en 1848 con los centros económicos estadounidenses. Para el caso estadounidense, a falta de un sistema ferroviario previo a la década de 1860, lo indicado era organizar rutas marítimas y terrestres donde haya pasos transístmicos y pueda colocarse, al menos, un sistema ferroviario y de carreteras bajo el control estadounidense, y en el mejor de los casos la construcción de un canal transoceánico. La región que tiene estas características es la que aquí denominamos Mesoamérica moderna, porque incluye los pasos de Panamá, el de Nicaragua, también se incluye en la visión del proyecto la posibilidad de utilización del Istmo de Tehuantepec. 50 La Mesoamérica Antigua, ocupaba casi la totalidad de las costas del centro y sur de México y de buena parte de Centroamérica. Es una zona propicia para la agricu ltura y a diferencia de lo que hemos llamado Mexamérica, “la mayor parte de ella recibe una precipitación pluvial anual lo suficientemente intensa como para mantener vivos los sistemas hidrológicos que la recorren”. Es una zona de producción de maíz, frijol, calabaza, chile, chía, tomate y algodón.83 En el postclásico (900-1520), Mesoamérica estaba compuesta por cinco regiones: el Occidente de México hasta Sinaloa, la región de Oaxaca, el área maya así como territorios de Guatemala, Belice, El Salvador, Honduras y parte de Nicaragua. 84 Sólo estaban fuera Costa Rica y Panamá. El propio sistema marítimo estadounidense colocó en Panamá, que era parte de Colombia, en Centroamérica. La región tiene como elementos comunes el pasado mesoamericano y la función de paso transístmico, la región fue, además, incorporada a las estructuras marítimas y navales estadounidenses a partir de la Fiebre del Oro, secuela de la guerra Mexicano -Estadounidense (1846-1848). Entendemos que la región del sur de Méx ico y de Centroamérica hasta Panamá, se transformó, de zona de tránsito del Atlanto-GolfoCaribe y en fuente de materias primas y productos tropicales para California a partir de 1848 y que por sus características históricas, culturales, geográficas y geopolíticas, bien pueden identificarse características mesoamericanas, modernizadas por la revolución industrial y su nueva función en la división regional y continental del trabajo. Fuera de Panamá, el resto de Centroamérica fue parte de la Nueva España y de México hasta 1823. Costa Rica permaneció en una situación de indefinición, El Salvador 83 Pablo Escalante, “Mesoamérica, Aridamérica y Oasisamérica” en Linda Manzanilla y Leonardo López Luján (coordinadores), Atlas Histórico de Mesoamérica , México, Larousse, 1993, p. 11. 84 José Rubén Galván, “El mundo postclásico mesoamericano”, en Manzanilla y López Luján, op. cit ., p. 118. 51 rechazó la anexión a México. En 1823, los países centroamericanos se organizaron bajo la denominación de Provincias Unidas del Centro de América, después en 1824, se transformaron en la República Federal Centroamericana. 85 En 1835, un año antes de iniciar la guerra de Texas con México, Andrew Jackson solicitó a Colombia una concesión para hacer un canal en Panamá. La concesión se otorgó a colombianos, pero el representante estadounidense en Colombia se asoció a ellos. A partir de 1841 Inglaterra intervino en la región alegando la existencia del reino de Mosquitia, al que apoyaba desde Belice. Con el reino de Mosquitia, justificó la ocupación de una buena parte de la costa caribe centroamericana, desde el Cabo de Honduras hasta el Río San Juan en Nicaragua, declarando protectorado inglés al reino mosquito en ese mismo año. Detrás del reino de Mosquitia estaba la posibilidad de construir un canal en Nicaragua y consolidar la presencia del sistema marítimo inglés en la región. La revolución industrial planteaba a Inglaterra una mayor producción, una expansión en los transportes, una mayor producción textil y una mayor producción azucarera, con los ojos puestos en Cuba, y con la modernización industrial, el fin del esclavismo y la construcción de una canal hacia el Pacífico, en competencia con los Estados Unidos.86 85 Juan Bosch, De Cristóbal Colón a Fidel Castro. El Caribe, frontera imperial, La Habana, Editorial de Ciencias Sociales, 1983, p. 267. 86 Ibid., p. 268-269. 52 En 1848, año de la ocupación de Texas, Nuevo México y California, año de la revolución europea, hubo un incidente en la Mosquitia que colocó a Estados Unidos e Inglaterra como salvaguardas de la región. En 1848 se estaba dando una reestructuración en Mexamérica; se iniciaba el reajuste entre los poderes que ocupaban el Golfo de México y el Caribe. El oro de California colocó con firmeza a Estados Unidos en Centroamérica y comenzó a transformarla en una región bajo su influencia. El oro californiano permitió la articulación de la parte oriental de Mexamérica, (del Mississippi a Santa Fe), con la parte occidental (de California a Oregón), y éstas con la fachada marítima atlántica estadounidense conectada a través de la región mesoamericana. El Congreso de los Estados Unidos autorizó la formación de dos empresas de navegación, una que se ocuparía de la ruta de Nueva Orleáns a Chagres y otra que haría la ruta de Panamá a California (1848). Simultáneamente se organizó una ruta por Nicaragua a cargo de la The American Atlantic and Pacific Ship Canal Company, que debía construir un canal en Nicaragua, cosa que no hizo, sino que organizó la ruta Nueva York-Nueva Orleáns-San Juan del Norte-San Carlos -LeónCalifornia. Entre los organizadores de la ruta de Nicaragua estaba Cornelius Vanderbilt8 7. Entre 1851 y 1856 habían utilizado sus servicios cien mil personas. En 1855 se completó el ferrocarril de Panamá. La lucha por la ruta llevó hasta Nicaragua a William Walker, el mismo que había tomado el Distrito Sur de la Baja California en 1853 y había organizado la República de Sonora y Baja California y, tras un juicio, fue 87 Corne lius Vanderbilt, (1794-1877). Financiero estadounidense, dedicado a la construcción de barcos de cabotaje de vapor, cuando la inmigración a las minas de oro de California, organizó con éxito una compañía de navegación de vapor que hacía el servicio Nueva York-San Francisco, y posteriormente, creó otras líneas, en particular de Nueva York a El Havre. Construyó, a partir de 1836, una gran parte de los ferrocarriles de Nueva York y Harlem; luego adquirió las líneas de Lake Shore y otras en Canadá y en Michigan, lo que le valió el sobrenombre de El Rey de los Ferrocarriles . Fundó la Universidad Vanderbilt en Nashville, Tennessee. Larousse, op. cit., t. 10, p. 625. Se enfrentó con William Walker cuando como autonombrado presidente de Nicaragua anuló la concesión del gobierno de Nicaragua en su favor para el transporte a través de ese país. Vanderbilt favoreció al presidente de Costa Rica, Juan Rafael Mora en la guerra que encabezó éste con los otros países centroamericanos contra Walker, ver Rodolfo Pastor, Histor ia Mínima de Centroamérica, México, El Colegio de México, 2011, p. 252-255. 53 absuelto por la justicia estadounidense de los cargos de filibusterismo y violación de las leyes de neutralidad estadounidense.88 La participación de Walker parece responder a la búsqueda de un proyecto de los intereses sureños por nuevos territorios hacia dónde expandir la producción agrícola con fuerza de trabajo esclava. Todavía a finales de la década de 1850 el propio presidente de los Estados Unidos, James Buchanan89 hacía expresiones anexionistas con relación al Golfo-Caribe90. La presencia de Walker y los filibusteros estadounidenses en Nicaragua, a instancias de P. T. Morgan, generó una guerra en Centroamérica en la que combatieron contra Walker fuerzas de Guatemala, Costa Rica, El Salvador, Honduras y Nicaragua. El enfrentamiento contra Walker terminó transformándose en una lucha entre los intereses de Estados Unidos y Gran Bretaña. En 1858 Walker se rindió a la marina estadounidense, regresó en 1860 a Honduras con intenciones similares a las de su primer viaje a Centroamérica, pero en esa ocasión fue fusilado.91 Entre 1835 y 1848 los Estados Unidos reordenaron Mexamérica e iniciaron, también, el reordenamiento de lo que podemos llamar Mesoamérica moderna, en torno a un 88 Ver Hubert Howe Bancroft, “History of North Mexican Status”, 2 v., San Francisco, A. L. Bancroft and Co. Tomo II, p. 724, citado por Adrián Valadés en Historia de la Baja California (1850-1880), México, UNAM, 1973, p. 46 y Homero Avilés, Filibusterismo y expansionismo norteamericano en el noroeste de México: la expedición de William Walker (1836 -1853), La Paz, Tesis de Licenciatura, Universidad Autónoma de Baja California Sur, 1999. 89 James Buchanan, (1791 -1868). Político estadounidense, miembro del Congreso de 1820 a 1831, ministro plenipotenciario en San Petersburgo, (1831-1833) después senador hasta 1845. Fue ministro de Estados Unidos en Gran Bretaña (1853), y participó en la Conferencia de Ostende (1854), cuyo resultado fue el manifiesto que proclamó el derecho de Estados Unidos a anexarse la isla de Cuba. Fue elegido presidente de su país y durante su mandato (1856-1860) manifestó una acentuada tendencia a favor del esclavismo. Larousse, op. cit., t. 2, p. 400. 90 Josefina Zoraida Vázquez y Lorenzo Meyer, México frente a Estados Unido. (Un ensayo histórico, 1776-1993), México, FCE, 1995, p. 80-81. 91 Juan Bosch, op. cit., p. 278.280 y Rodolfo Pastor, op. cit., p. 252. 54 proyecto continental. A partir de 1848 colocan a la Mesoamérica moderna bajo su control como parte de la reorganización marítima que corresponde a su nueva situación de país continental. El Atlántico, el Golfo de México, el mar Caribe y las regiones de paso interoceánico se tornan un área de desacuerdo y lucha por las rutas marítimas con Inglaterra. El reordenamiento estadounidense posterior a la guerra contra México va a generar, a su vez, una disputa entre el norte, predominantemente industrial y el sur, algodonero y esclavista, por los nuevos territorios de expansión, por la expansión o no de la esclavitud y por el control de la economía nacional y la organización del estado central. El conflicto se transformará, como se sabe, en la Guerra Civil estadounidense (18611865). La victoria del norte permitirá consolidar las condiciones para una explotación de Mexamérica, favorecerá el lanzamiento de una avanzada sobre México nuevamente, ahora no por territorios, sino por sus mercados.92 Mexamérica definirá de manera más clara su espacialización y especialización. Se comunicará la costa este con la oeste a través del ferrocarril. Entre 1870 y 1889 los Estados Unidos redefinieron la ocupación de todo el territorio mexamericano bajo el control estadounidense, en el periodo que se llamó de guerra contra los indios (The American-Indian War, 1860-1890). 93 Ya en 1889 se vieron obligados a convocar, como ya se dijo, la Conferencia Internacional Panamericana y la Conferencia Monetaria Internacional y emprender la lucha por el poderío marítimo. La Mesoamérica moderna es la región que va a servir de soporte para el tránsito transístmico, como región complementaria a la región mexamericana, 92 Ver Josefina Zoraida Vázquez y Lorenzo Meyer, op. cit., p. 65-66, donde se señala que el secretario de Estado, William Seward insistió en que los estadounidenses debía dar mayor peso al dominio económico que al dominio directo. 93 Ver The American-Indian War: 1860-1890, Ospray Publishing, Ltd. London. 55 conformando el espacio ampliado del mercado, que provee fuente de mano de obra barata y como fuente de recursos naturales tropicales. 56 Capítulo II. Dos discursos sobre el espacio UN ESPACIO, DOS DISCURSOS Y DOS PROGRAMAS El espacio se articula a partir de la formulación de discursos y programas que, en principio, guían la acción de los grupos que pueden, con las redes técnicas y la construcción de consensos, ocupar efectivamente los recursos y someterlos a las instancias de poder político y sus grupos económicos. De ahí el interés por ver la relación entre discursos y espacios. En esta parte se abordará la relación del espacio antes descrito con dos discursos que plantean programas distintos para esos espacios. Tenemos entonces, para 1890, el desarrollo del primer núcleo industrial y el primer circuito del mercado interno estadounidense. Además, a partir de la expansión de las redes técnicas, la ocupación de una parte de Mesoamérica modernizada. Simultáneamente, Mexamérica sigue siendo en esta etapa, desde nuestro punto de vista, una región bisagra binacional fundamental para los dos países, México y Estados Unidos. Tenemos además, con el establecimiento de un sistema ferroviario, el control del mercado interno por los grupos que impulsan un desarrollo del capitalismo industrial en la economía estadounidense. Se presentan las primeras crisis económicas después de la transformación de la economía nacional y de la segunda revolución industrial. Se tienen unas regiones marítimas en condiciones de ser ocupadas para garantizar el control absoluto de la circulación de mercancías cerca de las costas estadounidenses. Estados Unidos tiene tanto éxito económico que su éxito genera problemas para colocar el excedente de producción. Esto provoca dos reuniones 57 continentales que fracasan. Se considera terminada la fase de expansión económica sobre lo que los estadounidenses llaman Frontera. Es un momento crítico en el que el darwinismo social94 , la idea de progreso, el pragmatismo, la idea de superioridad racial vinculada al mesianismo religioso y la idea calvinista 95 de la predestinación facilitan la construcción de discursos que encaminen la transición económica, hacia programas de ocupación de nuevos espacios y consolidación de mercados. Es ahí, en el momento crítico de la toma de decisiones en que surgen los dos discurso s en el diferendo americano a los que nos vamos a referir. 94 Sobre el darwinismo social, éste se desarrolló a partir de la teoría evolucionista que se deformaron hasta construir las más radicales proposiciones de superioridad cultural y científica, que se consideraba demostrada con la supremacía económica y que exigía la expansión de estos valores y su imposición a sociedades consideradas inferiores, la preeminencia cultural se construyó sobre la afirmación de superioridad racial. Este tipo de discurso y de sus argumentos marcaron el pensamiento político-social de manera generalizada, definiendo el clima cultural del último tercio del siglo XIX. La superioridad de la raza, justificada por la supremacía cultural y el mito de la misión civilizadora tuvo éxito en la Alemania de Bismarck, en Inglaterra, fue impulsado por Benjamín Disraelí y se transformó en ideología nacional a partir de 1870. En Estados Unidos se transformó en una ideología expansionista fundada en la afirmación de superioridad racial y económica. En el caso estadounidense, “cuadraban especialmente bien los argumentos del darwinismo social sobre la supervivencia del más fuerte: el conflicto cubano con España, un país nuevo y casi sin historia vencía a otro cargado de tradición colonial pero en decadencia económica, política y militar. Sobre las ya muy deformadas tesis del evolucionismo, la idea de la guerra desvelaba quiénes eran los más fuertes y, consecuentemente, los más aptos para el liderazgo mundial, se extendía entre las elites y las clases medias de unas sociedades que convencidas de su superioridad, labraban el camino de la Primera Guerra Mundial.” Historia del mundo moderno. Entre la Revolución Industrial y el colonialismo, tomo 2, Grupo Editorial Océano, Barcelona, 2001, p.286. 95 Juan Calvino (1509-1564), elaboró una doctrina que se contrapone tanto al catolicismo como a la doctrina de Martín Lutero. Para el calvinismo la Biblia contiene la doctrina perfecta, quien se equivoca es el lector en su interpretación. La función del magisterio de la Iglesia es superfluo para el calvinismo, porque ella no puede juzgar sobre la escritura, “basta el testimonio interior del Espíritu Santo”, “mediante él, y con sensatez y buen sentido, es posible inquirir sobriamente acerca de los misterios”. La predestinación es la idea central del calvinismo. Signos de la predestinación son la piedad, la vida austera e incluso el éxito en las empresas. Su religiosidad está traspasada por el moralismo y el rigorismo moral, (puritanismo). Su expansión ha sido particularmente notable en los países anglosajones y ha contribuido en parte a su desarrollo económico. El calvinismo enseña que el trabajo es santo siempre que se ejerza no por el placer, sino por el bien que de él pueda obtenerse (“el oro y la plata son buenas criaturas a las que puede darse buen uso”) Calvino llegó a autorizar el interés, con tal que no sobrepasara el 5% (1547), en una época en que se consideraba [esto] completamente pecaminoso. Esta cuestión, ampliamente discutida en la época, relaciona su doctrina con los intereses de la naciente burguesía mercantil. El régimen electivo usado por la iglesia calvinista influyó en la adopción de regímenes políticos basados en el principio de elección en los países de mayoría calvinista, como en la dictadura de Cromwell o en la política del apartheid. Larousse, op. cit., t. 2, p. 544-545. 58 Entre los años 1890 y 1891 se publicaron los textos que pueden ser considerados importantes en la trama que llevará a la decisión de expandir la economía estadounidense fuera de su territorio nacional con el uso del poder naval y la incorporación de nuevas estaciones carboneras y navales en torno a sus rutas comerciales. Es también el momento en que surge el discurso de los grupos medios latinoamericanos, ante el fracaso de las dos reuniones internacionales, que van a plantear la posibilidad de construir una nación a partir de la racionalidad de los valores ilustrados de una democracia que se extienda hasta los grupos que no han participado de ella en América Latina. En ese momento se plantea la posibilidad de una relación continental basada en criterios que surgen de la ilustración, de la democracia y del derecho a transformar los cambios de la Segunda Revolución Industrial y la ruta transístmica en una posibilidad de equilibrio entre las dos Américas. Podemos hablar de un espacio americano en el que las dinámicas de la Revolución Industrial están imponiendo una nueva distribución del trabajo y que hemos tratado interpretar a partir de una regionalización para comprender el proceso. Estos dos discursos que tienen como referente los avances tecnológicos y los intentos fallidos del secretario de Estado estadounidense, James Blaine 96 por establecer un sistema continental basado en la visión estadounidense del panamericanismo97 . 96 James Gillespie Blaine (1830-1893). Político estadounidense, diputado y senador por el estado de Maine. Candidato de Partido Republicano a las elecciones presidenciales de 1876, 1880 y 1884. Fue secretario de Estado durante los mandatos de los presidentes Garfield y Harrison. De 1888 a 1892 practicó una política panamericana y organizó una serie de congresos destinados a hacerla triunfar. Larousse, op. cit., t. 2, p. 211. 97 El panamericanismo fue formulado embrionariamente por Henry Clay en 1820, “para desembocar en la Doctrina Monroe (1823), germen ideológico del panamericanismo como instrumento del imperialismo norteamericano.” Frente a esta visión estaba la visión de Simón Bolívar sobre las relaciones continentales. En 1881, el secretario de Estado norteamericano, Blaine, inició gestiones interamericanas para lograr una mayor relación comercial entre Estados Unidos y Latinoamérica que cristalizaron en la conferencia de Nueva York (1889-1890), a la que asistieron diecinueve países, y donde se creó la Oficina Internacional de las Repúblicas Ame ricanas, con sede en Washington. Tras la Conferencia de México de 1901 -1902, 59 Dos textos. El primero Sea Power Upon History (1890) del capitán Alfred Thayer Mahan, que reelabora el discurso y reformula el programa de relación continental y prepara el camino para entrar en la lucha por la hegemonía en el espacio económico americano y después mundial. El segundo texto, Nuestra América (1891) de José Martí, que confronta el programa de la Conferencia Internacional Panamericana y la Conferencia Monetaria Internacional, propone un programa continental americano diferente. Hay que aclarar que aunque puedan parecer dos discursos en debate, en realidad el contexto de cada uno y sus posibilidades de transformarse en programa son completamente distintas y desiguales. Las mismas condiciones técnicas y sociales, el contexto en el que surge cada texto establece sus limitaciones. La elite de una potencia económica, las grandes nuevas corporaciones monopólicas, que se lanzan al escenario internacional, en primer lugar, frente a las elites y los grupos medios de la colonia de una metrópoli en decadencia que depende de las condiciones técnicas estadounidenses para intentar equilibrar, con discursos y voluntad política, el empuje de esas corporaciones impulsadas por los discursos mesiánicos y el poderío militar e industrial. Dos escenarios para la recepción de dos discursos completamente distintos y desiguales: la sociedad industrializada estadounidense frente a la elite criolla y unos grupos medios esta organización adquirió una estructura más eficaz; su comisión de gobierno estaba presidida por el secretario de Estado norteamericano y formada por los embajadores en Nueva York. Sin embargo, y a pesar de los proyectos de Unión Aduanera y de ferrocarril panamericano, así como de congresos científicos, la influencia presente aún en América de las metrópolis coloniales, especialmente de Gran Bretaña respecto a Argentina, y al hecho de que la política exterior estadounidense había tomado la ruta de la Política del Gran Garrote a partir de la formulación del Corolario Roosevelt a la Doctrina Monroe y después la Diplomacia del Dólar, hicieron que el panamericanismo no se desarrollara. Larousse, op. cit., t. 8, p. 93. 60 que intentan articular los mecanismos de la sociedad civil en una colonia, Cuba, que experimenta los primeros campos de concentración para impedir la insurgencia social, esta política fue implementada por el Capitán General español Valeriano Weyler y Nicolau.98 Todavía ronda en el ambiente el fantasma de la guerra racial haitiana. Además, existe una opinión pública impresionada por la primera campaña publicitaria y sensacionalista a favor de una guerra, que servirá para unificar las diferencias surgidas de la guerra civil estadounidense, al adquirir nuevas áreas de expansión económica, que se confronta con la opinión pública dominada por los controles coloniales españoles. Un José Martí que depende de la imprenta de un modesto colaborador negro, Sotero Figueroa, y de la frágil alianza entre cubanos y puertorriqueños por la independencia de las dos islas para publicar el periódico insurgente, Patria, que dirige el propio Martí, frente a la primera industria cultural estadounidense que encabeza la prensa amarilla de Nueva York, The New York Herald de William Randolph Hearst99 y The World, de Joseph Pulitzer100. Los fondos de los emigrados cubanos de Nueva York y los tabaqueros de Tampa y Cayo Hueso, con los que financia los preparativos de la guerra 98 Valeriano Weyler y Nicolau (1838-1930), militar y político español. Estuvo en Cuba en 1863, en la campaña de Santo Domingo. Fue Capitán General de las Islas Canarias (1878-1889) y de Filipinas (18881893). En Filipinas apoyó a las órdenes religiosas e intentó una política colonial de asimilación total. Fue enviado a Cuba por el gobierno español para someter la insurrección iniciada por el Partido Revolucionario Cubano, encabezada por José Martí, muerto en 1895. Empleó la táctica de guerra total : organizó campos de concentración para campesinos, destruyó los edificios que pudieran servir de refugio a los sublevados, prohibió la zafra. Su política militar facilitó la intervención de los Estados Unidos por razones de humanismo [humanitarias]. Larousse, op. cit., t. 10, p. 913. 99 William Randolph Hearst (1863-1951), político estadounidense. Fracasó en su candidatura a la alcaldía de Nueva York frente a McClellan y frente a Hughes en la elección como gobernador de estado de Nueva York. Era propietario del New York American y de una cadena de más de cuarenta diarios y revistas, cuya tirada alcanzaba los dos millones de ejemplares y, controlaba también la International News Service . Utilizó las ilustraciones, multiplicó los artículos sensacionalistas y organizó campañas de prensa sabiamente orquestadas, como la que excitó la opinión pública a la guerra contra España (1898). Lanzó el tema del peligro amarillo, se mostró resueltamente germanófilo durante la Primera Guerra Mundial y se opuso a la entrada de Estados Unidos a la Sociedad de Naciones. Larousse, op. cit., t. 5, p. 603. 100 Joseph Pulitzer (1847-1911), periodista estadounidense de origen húngaro. Emigró a Estados Unidos en 1864. Después de servir en el ejército federal, se convirtió en una de las personalidades más destacadas del periodismo y la política. En 1878, en Saint Louis, fusionó dos periódicos y creó el Post Dispatch . En 1883 compró The World, que fue uno de los periódicos más populares de Nueva York. En 1903 entregó a la Universidad de Columbia la suma de un millón de dólares para la creación de una escuela de periodismo, cuya primera piedra fue colocada en julio de 1912. A su muerte dejó una fortuna de 20 millones de dólares y en su testamento instituyó los premios Pulitzer. Larousse, op. cit. t. 8, p. 797. 61 de independencia, frente al presupuesto de la monarquía española y la marina de guerra de los Estados Unidos y los intereses azucareros, marítimos y navales que representan William McKinley, Teodoro Roosevelt y Alfred Thayer Mahan. Las redes técnicas de una elite de la sociedad en ascenso frente a las redes de un partido revolucionario [cubano] que debe construir un consenso en medio de la guerra. Ese es, de forma muy general, apresurada e incompleta, el cuadro del escenario, de la frontera cultural que media entre los dos discursos: Nuestra América y El poder naval estadounidense. La frontera entre Estados Unidos y América Latina en 1890. UN MARCO DE REFERENCIA COMÚN A MAHAN Y MARTÍ Para entender los discursos de Mahan y Martí, hay que mencionar que están condicionados por los conflictos y las transformaciones de la segunda revolución industrial en la producción, organización del trabajo, la d istribución de las mercancías, las posibilidades en el mercado mundial y en las regiones contiguas, es decir, en lo que podríamos llamar “sistema continental”. Ante una situación cambiante como la que generan las nuevas condiciones técnicas, el secretario de Estado norteamericano, James Blaine no se plantea anexar más territorios, sino ampliar su zona de influencia a partir de las inversiones, transformándose en el principal inversionista, acreedor, importador y exportador, esto se complementaría al transformarse, simultáneamente en el proveedor de tecnología y transporte. A esto hay que añadir la intención de incrementar la influencia cultural a partir de la información, la cultura, la recreación y los espectáculos, las modas e influencias en los hábitos y costumbres de consumo.101 101 Ver Salvador Morales, Primera Conferencia Panamericana: Raíces del modelo hegemonista de integración, México, Centro de Investigación Científica Ing. Jorge L. Tamayo, A. C. , 1994, p. 14. 62 Los esfuerzos por consolidar un sistema continental que les favorezca, con su mercado y sus recursos naturales, en concordancia con las transformaciones que motiva y empuja la segunda revo lución industrial tiene su antecedente en 1884. El Congreso de los Estados Unidos autorizó a su Comisión Sudamericana a realizar una visita a la región. El proyecto matriz incluía el establecimiento de un sistema ferroviario desde Estados Unidos a la Argentina para la promoción del comercio. La Comisión se reunió con manufactureros y comerciantes de Boston, Filadelfia, Baltimore, Nueva York, Nueva Orleáns y San Francisco. Entre las recomendaciones de esa Comisión estaban: • Establecer un sistema de navegaciones navieras para la región • Establecer tratados de reciprocidad comercial y concesiones aduaneras mutuas • La simplificación de los esquemas aduanales en América Latina • El incremento o la implantación del servicio consular estadounidense en la región • La expansión de firmas empresariales en las economías de América Latina • Mejorar el conocimiento de las demandas y necesidades de los mercados latinoamericanos • Establecer sistemas bancarios nacionales • Revertir la balanza comercial no favorable a Estados Unidos • Recomendaban, por último, una reunión continental para promover el comercio 63 Los Estados Unidos no podían abrirse paso en los mercados hispanoamericanos porque la producción estadounidense no correspondía al mercado natural de la región. Se había forzado la entrada de mercancías sin que existiera un mercado real, operaban con un proteccionismo a ultranza que generaba rechazo, tenían un sistema monetario y crediticio inflexible que deprimía los negocios, por último, la competencia europea generaba mercancías de igual o mayor calidad en mejores condiciones bancarias y la región, en general, dependía de capitales europeos.1 02 En 1886 se propuso una reunión continental. Pretendía promover una estrecha relación mercantil, perpetuar la paz entre Estados Unidos, México, Centro y Sudamérica y el Imperio del Brasil, además de construir una red ferroviaria de norte a sur. En ese mismo año surgió otra propuesta para realizar un congreso en Washington promovido a través de la prensa, The National Republican y The Boston Herald. Los siete puntos que promovían eran: 1. Medidas para preservar la paz, prosperidad y la creación de un frente unido contra las pretensiones de las monarquías europeas en América, es decir, Alemania. 2. La formación de una Unión Aduanera Interamericana de Libre Comercio. 3. La creación de líneas regulares de navegación (es decir, consolidar el sistema marítimo). 102 Salvador Morales, op. cit ., p. 62-63. 64 4. Unificar el sistema aduanero y de clasificación y valoración de las mercancías. 5. Establecer un sistema común de pesas y medidas, derechos personales, marcas y patentes. 6. Adopción de una moneda común de plata. 7. Un plan de arbitraje. Todo lo cual debía realizarse en un año. En 1888 el Senado y la Cámara de Representantes estadounidenses autorizaron la celebración de una Conferencia Internacional. Entre los temas pendientes estaba la recomendación y discusión de un plan de arbitraje, el incremento del tráfico comercial y de medios de comunicación directa, fomentar las relaciones comerciales y asegurar los mercados a través de una Unión Aduanera, un sistema de comunicaciones frecuentes y regulares, sistemas uniformes de disposiciones aduaneras en materia de clasificación y avalúo de mercancías, facturas, pago de derechos, medidas sanitarias, marcas y patentes, pesas y medidas, una moneda común de plata y un plan definitivo de arbitraje para todas las cuestiones, disputas y diferendos.103 La Conferencia Internacional tenía sus opositores estadounidenses en The Evening Star , The Washington Critic y The New York Daily Tribune . Tenía a favor a The World y The New York Times . Estos últimos apoyaban una alianza anti-europea, se interesaban en la consolidación del sistema marítimo y el plan para una moneda universal de plata. Finalmente el Comité de Asuntos Exteriores del Congreso estadounidense dio el visto 103 Ibid., p. 69. 65 bueno para la celebración de la Conferencia Internacional en 1888. Los interlocutores comerciales de Estados Unidos se organizaron en lo que se llamo Unión Comercial Hispanoamericana.10 4 En el año de la Conferencia Internacional Panamericana, señala Salvador Morales, el presidente Harrison parafraseaba la Doctrina Monroe como política de su administración, negando toda posibilidad a los países europeos de participar o “tener injerencia” en los asuntos americanos, por lo tanto “no se consentirá que una nación europea tuviera preponderancia en un canal americano [interoceánico] y declaró la obligación del gobierno estadounidense de proteger sus ciudadanos y sus intereses donde quiera que estuvieran.1 05 Además, en ese año, el cónsul de Honduras en Nueva York, el general Francis Spies, declaró que Honduras deseaba ser un estado de los Estados Unidos, fue desmentido. El senador Blair de New Hampshire, pronosticaba la anexión de Canadá a los Estados Unidos, a estas declaraciones se unieron tres senadores más. Se propuso la anexión de Cuba por un candidato de la Florida. La Cámara de Comercio y la Agrupación Mercantil de Los Ángeles proponía la compra de la Baja California a Méx ico. Los Estados Unidos tuvieron un incidente con los ingleses y los alemanes en las Islas Tonga y Samoa. La discusión sobre le Canal de Panamá estaba en el ambiente. 104 105 Idem. Ibid., p. 92-95. 66 En esas condiciones se celebró la Conferencia Internacional Panamericana. Pero la Conferencia no prosperó por diferencias internas entre el Congreso estadounidense y el secretario de Estado, James Blaine, por un lado y con las delegaciones hispanoamericanas por otro. La Conferencia sesionó del 2 de octubre de 1889 al 19 de abril de 1890. Los resultados no fueron los esperados. Como no había una marina mercante que pudiera operar, utilizar barcos no americanos colocaría a los Estados Unidos en condiciones de desventaja. Esto obligaría a los Estados Unidos a aplicar subsidios para el transporte marítimo. Se rechazaron los acuerdos de reciprocidad por resultar más complicados para la realización. Se rechazó la acuñación de la moneda única de plata. 10 6 Esto puede ayudar a la hora de entender las dos posturas sobre el espacio americano y sus fronteras que están en debate en la década de 1890. ALFRED THAYER MAHAN Y EL PODER NAVAL. Alfred Thayer Mahan fue capitán de la marina de guerra de los Estados Unidos. En 1859 se licenció de la Escuela Naval de Anápolis, fue marino durante la guerra civil estadounidense. En 1886 era presidente del Colegio de Guerra Naval.1 07 Escribió The U.S. Looking Outward, (1890), The Influence of Sea Power Upon History, 1660-1763, (1890), The Influence of Sea Power Upon the French Revolution and Empire, 1793- 106 Ibid., p.99. 107 David Howarth, “El oráculo americano del poder naval” en Los acorazados I. La aventura del Mar, Barcelona, Time/Life/Folio, 1995, p. 25. 67 1812 , (1892) y Hawaii and Our Future Sea Power , (1893) 108 . The Interest of America in Sea Power Past and Present (1893), The Problem of Asia and its Effect upon International Policies, Lessons of the War with Spain, (1898), Retrospect and Prospect, Studies in International Relations, Naval and Political (1902) 109. María Eugen ia Estades Font hace una explicación general sobre la teoría naval de Alfred Thayer Mahan que, aunque extensa, puede servirnos para entender con más claridad la postura del geopolítico estadounidense. El postulado fundamental de la doctrina estratégica de Mahan era que una nación que contara con una buena localización en relación a las rutas de navegación marítima (principal vía de comercio, transporte y comunicación), y que poseyera el poderío naval para dominarlas, gozaba de una excelente posición para alcanzar el predominio económico y político a escala mundial. El ascenso de Inglaterra como potencia imperial así lo demostraba. Del examen de la historia inglesa, Mahan extrajo una lista de factores que determinan el logro del “poderío marítimo”: la posición geográfica, topografía y extensión del territorio; además, la población, sus características y la naturaleza de las instituciones políticas. Estados Unidos poseía todos los atributos necesarios para alcanzar una posición hegemónica mayor. Sólo debía decidirse a abandonar su aislacionismo y tomar las medidas requeridas para alcanzar la supremacía naval. 108 Daniel Rodríguez, “Los intelectuales del imperialismo norteamericano en la década de 1890” en Cuadernos Latinoamericanos, México, UNAM, 1979, p. 16 -17 y José Luis Orozco, El Testimonio Político Norteamericano: 1890-1980, México, SEP/UNAM, 1982, p. 63-64. 109 María del Rosario Rodríguez Díaz, El Destino Manifiesto. El pensamiento de Alfred Thayer Mahan, 1890-1914, México, Editorial Porrúa, Instituto de Investigaciones Históricas, Universidad Michoacana de San Nicolás Hidalgo, 2003, p. 42. 68 Al reflexionar sobre los pasos que debía dar Estados Unidos para ello, Mahan llegó a la conclusión de que era tarea primordial obtener el control absoluto sobre e l canal interoceánico proyectado a través de Centroamérica. De lo contrario, la apertura del canal se tornaría una fuente de peligro. A partir de ese momento, el Caribe se convertiría en una de las grandes avenidas del mundo, tal como históricamente lo había sido el Mediterráneo. Esta modificación de las rutas del comercio acercaría los intereses de las otras potencias a las costas norteamericanas y arrastraría a Estados Unidos a conflictos internacionales. El canal interoceánico caería en manos de aquella potencia que, gracias a su poderío naval, tuviera el dominio de los mares. De acuerdo con Mahan, los beneficios económicos del canal serían principalmente para Europa. Aun cuando el comercio entre las costas atlánticas y pacíficas también sería de provecho para Estados Unidos, la importancia del canal sería fundamentalmente de tipo político y militar. El canal interoceánico había de constituir la “línea de comunicación” de mayor valor estratégico en toda América, ya que permitiría resolver el principal problema naval que enfrentaba Estados Unidos: verse forzado a dividir su flota para poder desplazarse simultáneamente en los océanos Atlántico y Pacífico. Un predominio incontestado sobre el canal, que garantizara el libre tránsito de barcos norteamericanos en tiempos de paz y de guerra, haría posible que la flota se mantuviese unida, concentrada, trasladándose con rapidez y seguridad entre ambos océanos, sin tener que doblar el Estrecho de Magallanes. En manos extrañas, en cambio, el canal sería una punta de lanza contra Estados Unidos, destruyendo el aislamiento geográfico que lo hacía prácticamente inexpugnable. Pero tener el control de la ruta del canal en sí no era suficiente: era igualmente importante dominar estratégicamente las rutas marítimas de acceso al Istmo, por el este y el oeste, sí como controlar el territorio adyacente al canal. Mahan admitía que en el Pacífico existía un equilibrio entre los intereses de Japón y Estados Unidos. Sin embargo, era imprescindible adquirir el archipiélago de Hawai, en especial la isla de 69 Oahu y su bahía Pearl Harbor. El establecimiento allí de una base naval contribuiría a aumentar la seguridad norteamericana, al permitir defender los accesos occidentales del Istmo centroamericano. Al mismo tie mpo, dicha base impediría posibles ataques a la costa del Pacífico, pues se podrían interceptar las flotas enemigas lejos del continente; por último, una base en Hawai extendería el radio de acción de los barcos de guerra norteamericanos. La anexión de las islas se hacía urgente ante la creciente injerencia de otras potencias en particular Japón y Alemania. En la zona del Caribe y el Golfo de México, Estados Unidos tenía que establecer un predominio absoluto. Mahan se dio a la tarea de formular un proyecto estratégico que hiciera posible esta meta. El Caribe era, evidentemente, el “reino del poderío marítimo”. No era posible dominarlo por medio de fuerzas terrestres, pues todas las rutas que conducían allí debían atravesar los mares. Estados Unidos podía establecer su supremacía en la región concentrando su esfuerzo en tres objetivos: el control de los pasos que lo conectaban con el Atlántico; la posesión de los principales centros comerciales, especialmente los del Istmo; y el desarrollo de la capacidad de interceptar las principales líneas de comunicación. De acuerdo con Mahan, cuatro pasos de entrada eran de singular importancia: el primero el Canal de Yucatán, entre México y Cuba, paso obligado para los barcos que salían del río Misisipi. El segundo, el Paso de los Vientos, entre Cuba y Haití, principal ruta de acceso al Istmo por el norte. El tercero, el Paso de Anegada, junto a Santo Tomás, situado en línea directa entre el Istmo y Europa; y el cuarto, el de la Mona, entre la República Dominicana y Puerto Rico. Si Estados Unidos controlaba estos canales, combinando baterías terrestres con fuerzas navales ubicadas en los puertos principales, le quitaría a cualquier enemigo una base de operaciones. Al mismo tiempo conservaría abiertas las líneas de comunicación.110 110 María Eugenia Estados Font, op. cit., p. 26-29. 70 Sobre Mahan, María del Rosario Rodríguez Díaz señala: La obra de Mahan ocupa un lugar importante en la historia del pensamiento geopolítico, en particular la teoría y estrategia naval. Este punto abarca diversos aspectos táctico-militares como la defensa costera, la importancia de las comunicaciones, el control de posiciones, de estaciones navales, la organización de frentes defensivo-ofensivos, la fortaleza y el engrandecimiento de la marina, las fortificaciones, entre otros. La presentación de un esquema sobre la organización, estructura y funcionamiento de la política marítima gubernamental, le ganó a Mahan un lugar prominente en la marina estadounidense, parte de la herencia intelectual de la marina y parte imprescindible en cualquier examen histórico del desarrollo del pensamiento naval.111 Desde nuestro punto de vista, los textos de Mahan son la contestación a la crisis planteada por el reacomodo de la segunda revolución industrial y que no pudo resolverse con la Conferencia Internacional Panamericana ni la Conferencia Monetaria Internacional de 1889 y 1891. Para analizar el planteamiento mahaniano se ha utilizado el texto La influencia del Poder Naval en la Historia , publicado en inglés en 1890, traducido al español y publicado por la Universidad Nacional Autónoma de México, de la versión de 1918.112 Lleva como subtítulo Disertación sobre los elementos que integran la potencia marítima, es una exploración histórica, teórica y política sobre el poder naval, una revisión histórica y las conclusiones que definen un abordaje pragmático y político de la historia naval donde se consolida la postura de Mahan como ideólogo naval y militar de la generación de 1898 estadounidense. Mahan estudia dos aspectos importantes para 111 María del Rosario Rodríguez Díaz, op. cit., p. 41. Alfred Thayer Mahan, “La influencia del Poder Naval en la Historia”, tomado de la edición de 1918 de Little Brow n and Company de Boston, en Lecturas Universitarias, Nº 6, Antología de Geografía, Historia Moderna y Contemporánea, México, UNAM, 1974. 112 71 llegar a conclusiones. Los aspectos del “carácter nacional” y los aspectos del “carácter gubernamental” en Estados Unidos, realizando al mismo tiempo, un estudio sobre los países que han alcanzado preponderancia como potencias marítimas. En las siguientes líneas se aborda el texto de Mahan. EL CARÁCTER NACIONAL DE LA POTENCIA NAVAL El objetivo de Mahan al analizar la historia marítima y naval es darle solución a lo que ya el Secretario de Estado, Blaine, había previsto. La respuesta de Mahan está fuera de las costas estadounidenses. La implementación de su propuesta marcará la vida continental americana y tuvo un impacto directo sobre los puertos de Pichilingue y Magdalena en tanto que permiten posicionarse en la costa occidental mexicana y a la entrada del Golfo de California, entre Panamá, San Francisco y Hawaii. La premisa de Mahan es aprovechar el potencial marítimo de los Estados Unidos: Si la potencia del mar está relacionada a un comercio pacífico y extensivo, entonces, lo que debe distinguir a las naciones progresistas es la explotación de este potencial marítimo: y eso nos lo confirma la historia.113 A partir de este punto comienza una demostración discursiva basada en argumentaciones históricas orientadas hacia la elite del poder naval, marítimo, militar, comercial y político de un país que debe resolver el problema que le plantea el “excesivo éxito económico” tras la segunda revolución industrial, pero, al mismo 113 Mahan, op. cit ., p. 240. 72 tiempo, un fracaso después del intento del secretario de Estados Blaine por articular un sistema continental que debía culminar con un acuerdo comercial y marítimo. El segundo punto sobre el que se apoya Mahan: todos los hombres desean obtener capital114 Entonces la pregunta será, ¿cómo obtener capital? ¿Cómo lo hicieron las potencias del mar en el pasado? Con estos dos puntos como premisa Mahan inicia una revisión de la historia moderna para establecer sus leyes básicas y generalizaciones basadas en el funcionamiento del capitalismo y sus implicaciones políticas, pero sobre todo navales. La otra pregunta que subyace es: ¿Cuáles fueron los errores que cometieron las potencias marítimas anteriores? Desde aquí parte la indagación de Mahan. ¿Qué ofrece el “Nuevo Mundo”? Oro, plata y, algo importante para Mahan, nuevas rutas marítimas. Eso transformó a España en una potencia mundial, el establecimiento de su sistema marítimo. La situación cambió radicalmente en 1571 porque a pesar de la victoria de la Batalla de Lepanto115 , dice Mahan, “su poderío naviero y comercial decreció considerablemente -y esto hay que apuntarlo- no por causa de deficiencias en sus barcos de guerra, sino por sus deficiencias en la política comercial.” 116 114 Idem. 115 Batalla naval que tuvo lugar en el golfo del mismo nombre entre las flotas turca y la Liga Santa en octubre de 1571. A raíz de la ocupación de Nicosia y parte de Chipre por los otomanos, Pío V consiguió de Felipe II el envío de una flota bajo el mando del genovés Andrea Doria, que emprendió una acción conjunta con las escuadras veneciana, española y pontificia para recuperar aquella isla. Larousse, op. cit ., t.6, p. 529. 116 Mahan, p. 240. 73 Con su interpretación, Mahan pareciera que describe la situación de los Estados Unidos con relación al estado de su comercio con América Latina, puesto que con esa visualización, basada en ejemplos históricos, puede argumentar a favor del fortalecimiento de un proyecto marítimo y naval. Dice, entonces, que España se aisló de sus colonias y de las riquezas que estas le proporcionaban: alimentos, materias primas, industriales y manufacturas. Fueron los holandeses los que establecieron “uno de los mejores puentes comerciales” transformándose en los reguladores del flujo de mercancías y capitales, garantizando, para los grupos económicos que organizan ese proceso en Holanda, una acumulación importante de capitales y poder. Ese mecanismo desplazó a España del centro de la primera organización del comercio mundial y colocó a Holanda e Inglaterra en el centro de los procesos económicos capitalistas que llenaban de poderosos buques el mar. 11 7 Portugal labró su propia ruina al negociar con los ingleses y los holandeses las minas del Brasil. Mahan compara a España con Portugal al confrontar la situación de la minería de México -Perú con la de Brasil al relacionar sus respectivas decadencias, cuando perdieron el control de los procesos mineros y comerciales. En cambio, Holanda e Inglaterra alcanzaron el poderío comercial gracias a nueve aspectos: 1. audacia, habilidades comerciales, pero también y principalmente mediante, 2. trabajo y diplomacia ejemplar y porque eran 117 Ibid., p. 241. 74 3. excelentes negociantes y mercaderes, pero sobre todo 4. tenían un gran conocimiento del mar 5. establecieron en sus colonias nuevas industrias 6. establecieron nuevas fuentes de trabajo 7. incrementaron de manera efectiva el comercio 8. ampliaron su flota marina y llegaron al punto en que 9. prestaron sus servicios incluso a Francia. Aquí está descrito el problema iberoamericano, el problema y la solución, y se construye el parad igma mahaniano basado en la experiencia histórica. Mahan hace una interpretación: la ruta hacia el control comercial del “Nuevo Mundo” puede leerse en la historia, como bien lo formuló Mahan a partir de 1890, en el control de las vías marítimas . De este primer análisis, Mahan pasa al análisis de la situación francesa y el fracaso de su comercio. El problema del comercio francés es su estructura política, el absolutismo, el control estatal excesivo impide el comercio. De aquí pasa a la comparación con Holanda. Holanda no tuvo los problemas de Francia porque dentro de la monarquía holandesa subsistía un sistema republicano, [debemos decir que] la burguesía era la que controlaba el proceso económico, “…esto mismo le ocurrió a Inglaterra.” 118 La primera 118 Idem. 75 conclusión de Mahan: Portugal, España y Francia eran ineficientes en el terreno comercial, no aprovecharon el imperio colonial, no tenían una marina mercante apropiada y tenían una monarquía “no republicana”. ¿Cómo tendría que ser el proceso colonial de una potencia naval? O tal vez en otros términos, ¿cómo debe darse el control del espacio y las relaciones comerciales? Mahan plantea que: 1. la conquista y la ocupación colonial es más sana en cuanto es más natural 2. lo natural parece estar, en Mahan, en que las colonias “con bases sólidas” y “sin antipatía por la metrópoli pudieron desarrollarse con éxito 3. para esto debía darse un estricto sentido de responsabilidad y honestidad ante las colonias. Estos conceptos, algo confusos para nosotros hoy, son importantes porque definen en términos mahanianos lo que es esa “buena colonia”, y lo que es un “proceso colonial natural”. Desde aquí puede desprenderse la idea de un modelo colonial que, en sus orígenes, pudo haber definido lo que después pasó a ser los Estados Unidos, es decir, mientras en las 13 colonias fue natural su situación colonial, tuvo bases sólidas, sin antipatía por la metrópoli y perduró el sentido de responsabilidad y honestidad ante las colonias . En otras palabras, hubo una participación “adecuada y acertada” de los colonos (colonia natural) con bases sólidas (acceso a la ganancia, representación y consensos), además de existir sentido de responsabilidad y honestidad, es decir, trato 76 como socios en una empresa que se ocupa del funcionamiento natural de sus negocios fuera del territorio nacional. Esto tal vez sea lo que define el fenómeno de colonización natural de Mahan, que puede verse como modelo futuro. Después de definir la colonización natural, hace una apología a Inglaterra como la metrópoli más exitosa de donde se desprende el ejemplo, particu larmente, de su comercio y poderío naval. ¿Cómo describe el sistema colonial inglés? Las colonias siempre fueron buenas y son una propiedad valiosa, pero funcionan en condiciones específicas: con buena administración, leyes adecuadas y personal adecuado (él los llama buenos ciudadanos). Así las colonias siempre han incrementado la fortuna del poseedor. Otro factor es la identificación del metropolitano con las nuevas tierras. Es decir, reconocer el potencial de la colonia en términos del proyecto colonial y el incremento, del capital al insertarla en la parte de la cadena de mercancías donde debe ubicarse. Eso podría entenderse cuando afirma que “el inglés se asentó en sus nuevas tierras identificándose con ellas” por lo que es lógico que “además de que siempre ha sabido sacar provecho de los recursos potenciales que el nuevo Estado ha podido ofrecer.” 11 9 119 Idem. 77 La crítica al modelo holandés no se hace esperar. Si bien en 1650 las colonias holandesas están en las Américas [Nueva Ámsterdam, Brasil, Antillas Holandesas], África [Sudáfrica] y las Indias Orientales [Java, Sumatra, Bali, Célebes y Molucas], no incrementaron su potencial. La visión de causa-efecto, error-castigo es clara en Mahan, de ahí que inmediatamente se pregunte, y ésta es la parte más extensa del texto, si Estados Unidos será capaz de “elevar su poderío en el mar y [si] su intento comercial” será suficiente. En otras palabras, Mahan evalúa cómo “las naciones” han afrontado el problema nación -comercio -sistema marítimo-colonial. Caracteriza y tipifica las potencias coloniales anteriores. Establece la situación en América. Establece los criterios del proceso colonial y administración que juzga correctos, acertados y naturales. Hace la crítica del proceso histórico, económico, colonial y marítimo. Establece premisas y paradigmas de solución. Aclara cuál fue la clave de los modelos exitosos. Establece las ventajas de un gobierno “republicano”, como la monarquía holandesa, [Mahan era parte de los intelectuales afines al Partido Republicano estadounidense] y del tipo de colonia adecuada para preguntarse si los Estados Unidos estaban en condiciones de emprender este proceso. La revisión histórica del proceso deja a Mahan y a sus lectores ante una pregunta fundamental: el carácter nacional de los americanos estará de acuerdo en elevar su poderío en el mar y su intento comercial existe sin la mayor duda […] les conducirá a un mayor provecho dentro de su desarrollo como naciones independientes.120 120 Mahan…, p. 242. 78 La segunda parte del enunciado, que empezó como una pregunta, se transforma en afirmación de la estrategia de progreso y en la definición de una estrategia que tiene en la Historia su evidencia empírica. Es decir ¿podrán los estadounidenses emular a los holandeses e ingleses? La contestación: tienen las condiciones. De ser así, la Historia garantiza que tendrán “un mayor provecho dentro de su desarrollo como nación independiente”. Hay que tomar en cuenta que The Influence of Sea Power Upon History, 1660-1793 fue escrito por Mahan en 1890 y que podía dar soporte, si resultaba o daba contestación a los fracasos de James Blaine, secretario de Estado estadounidense durante la Conferencia Internacional Americana (que finalizó el 7 de abril de 1890) y la Conferencia Monetaria Internacional (que finalizó el 23 de marzo de 1891) en las que el gobierno de los Estados Unidos buscaba, como ya se dijo, un acuerdo continental de comercio dentro de una instancia única de negociación que tendría una sola moneda, mecanismos jurídicos de licitación y promovería un aumento de circulación de mercancías y acceso a los mercados a través de la marina mercante estadounidense. Los textos de Mahan dan una contestación ideológica y pragmática, con fundamento en la historia del capitalismo moderno, a los problemas nacionales de los Estados Unidos, diseñan una política económica, marítima, naval e ideológica. Van dirigidos a la elite 79 del gobierno estadounidense y se difunde a través de la Escuela Naval de Anápolis donde Mahan fue profesor y posteriormente director. 12 1 El tanteo del “carácter nacional” dentro de la Disertación sobre los elementos que integran la potencia marítima, da paso, entonces, al análisis del “carácter gubernamental”, la segunda parte del discurso de análisis sobre la influencia del poder naval en la historia. EL CARÁCTER GUBERNAMENTAL Después de una breve discusión sobre los elementos que integran la potencia marítima, desde el punto de vista del “carácter nacional”, es decir, de los aspectos teóricos y las premisas básicas, debatir sobre el surgimiento de las antiguas potencias marítimas y formular retóricamente la pregunta sobre la posibilidad de hacer de los Estados Unidos una potencia marítima, Mahan pasa a otra discusión. El carácter gubernamental. Es decir, las formas de gobierno como factor que limita o propicia la formación del poderío naval. Es aquí donde está la formulación del proyecto mahaniano. 121 A los pocos años de su publicación, el libro de Mahan [The Sea Power Upon History…] se había traducido al ruso, francés, italiano, español, japonés y alemán. El Kaiser Guillermo II confesó: “Ahora no estoy leyendo, sino devorando el libro del capitán Mahan. Está a bordo de todos mis barcos.” En Inglaterra, que obtuvo la admiración de Mahan por el firme mantenimiento del poder naval y la altiva determinación de hacerlo sentir, el primer ministro William Gladstone proclamó la obra de Mahan como “el libro de la época”. Y cuando éste visitó Londres en 1894, se le concedió el insigne honor de ser el primer extranjero invitado jamás a cenar en el Royal Navy Club, donde una multitud reunida de 100 almirantes y oficiales de alto rango le recibió con tres extraordinarios vítores. David Howarth, “Los acorazados”, I, P. 25. 80 La argumentación es una discusión reflexiva sobre la historia comparada de los procesos económicos y políticos del sistema, como bien podríamos decir ahora, interestatal122 a partir del modelo inglés de gobierno, conquista, colonización, comercio y sistema marítimo y naval en lucha contra España y, después, los Países Bajos. La segunda parte y más extensa del texto de Mahan, arranca de la premisa institucional y de los criterios puritanos de ver el mundo, que son la instrumentalización ideológica de las herramientas del poder. Para Mahan, toda institución y forma de gobierno tiene como punto inicial: 1. el ejercicio de una voluntad inteligente, enérgica y perseverante 2. el consenso entre gobierno con “su gente”, sin especificar si se refiere a sus funcionarios, grupos de poder o la población en general.123 Estos dos puntos que pueden resumirse, desde nuestro modo de ver, como voluntad política y consolidación de un consenso, son explicados teniendo en mente a los constructores del consenso y lo que ahora se llama “tomadores de decisión”: la elite del poder en Estados Unidos. Es aquí cuando Mahan construye el discurso del poder marítimo y esboza el programa general que permitirá establecer un sistema continental basado en las ventajas que ofrecen sus redes técnicas, y la misma revolución industrial y técnica, por tanto la fuerza y el poder casi incontestable en el continente, para salir de la crisis en la que el excesivo éxito productivo, la sobreproducción de mercancías y la falta de disposición de mercados más amplios, ha colocado a los Estados Unidos en la década 122 “Los Estados se desarrollan y fueron configurados como partes integrantes de un sistema interestatal, que era un conjunto de reglas dentro de las cuales los Estados tenían que actuar y un conjunto de limitaciones sin las cuales los Estados no podían sobrevivir.”, Immanuel Wallerstein, El capitalismo histórico…, p. 47. 123 Mahan, p. 242. 81 de 1890. El discurso debe indicar las vías de conciliación entre el carácter nacional y el carácter gubernamental, siguiendo los dictados que la experiencia histórica muestra con relación a las grandes potencia navales y marítimas del pasado. Veamos entonces. Mahan indica que el gobierno debe tener un acuerdo llano y franco con lo que denomina, como dijimos, su gente , los interesados en la creación del poder marítimo militar, con quienes deberá desarrollar el ejercicio de construcción de su poderío, lo que garantizará, afirma, (siguiendo la lógica lineal de causa-efecto), el éxito y máximo provecho en cuanto al dominio del mar. Por lo mismo, el gobierno contará con seguridad, si la mayoría de su gente comparte con él sus “alcances”, en otras palabras, si el gobierno y los beneficiarios del poder naval “comparten […] todos sus alcances” [ganancias]. En otras palabras, las ventajas de lo que ya definió como una colonia natural en la primera parte del texto. Esto se contrapone con lo que llama “poderíos despóticos que han tenido éxito marítimo y naval”, pero que a la larga terminan en fracaso por no distribuir el provecho entre toda su gente , o sea, no establecer una distribución amplia y legitimadora de los beneficios y no hacer uso adecuado de las cuotas de poder.124 Esas son las premisas básicas que establece para pasar a la argumentación histórica la demostración empírica y teórica sobre el “carácter gubernamental” a lo largo la historia. Y es aquí donde la demostración se transforma en una parte interesante porque la 124 Idem. 82 historia se vuelve un referente de autoridad y con el que sus lectores no están necesariamente relacionados. Por lo mismo puede llegar a construir un discurso de autoridad que modele un programa ante la evidencia histórica. Su primer ejemplo es la Inglaterra de Jaime I1 25 , a quien le atribuye una excelente administración gubernamental y una buena función naval. Su argumentación histórica se complementa con la capacidad de Inglaterra para imponer condiciones a la Francia de Enrique IV (15531610)126 a partir de la fuerza marítima. Mahan, sin embargo, no señala que Jacobo I tuvo que renunciar a la política de prestigio anterior [la de Isabel Tudor (1533-1603)] y al desarrollo de la flota, con lo que perjudicó el comercio inglés. 12 7 El segundo ejemplo de Mahan para contestar las preguntas sobre la posibilidad de construir un poderío naval es el de Oliver Cromwell128 . A pesar de caracterizar a Cromewll como un “clásico ejemplo del déspota”, éste marcó la pauta sobre la tarea de la construcción del poderío naval porque: 125 Se refiere a Jacobo I, rey de Inglaterra, Irlanda y Escocia desde 1603 hasta 1625. Jacobo sucedió a Isabel I Tudor. Tuvo que enfrentar la falta de consenso entre la burguesía y la nueva nobleza, conflicto que se reflejó en el establecimiento de un gobierno absolutista y un conflicto político de apariencia religiosa que se manifestó hasta 1640 entre puritano -presbiterianos y episcopales-anglicanos. Conflicto entre las decisiones verticales del rey y los obispos o la utilización de organismos colegiados electivos, en el fondo el control de los súbditos a través de la excomunión para vulnerar “derechos civiles”. Los episcopales, para preservar sus privilegios obstaculizaron a empresarios, comerciantes y la pequeña nobleza rural. Historia Universal Ilustrada, ANESA, Noguer, Rizzoli, Larousse, Barcelona, 1974, p. 18. 126 Rey de Navarra y de Francia, primero de los Borbones. Escapó de la matanza de la noche de San Bartolomé después de abjurar de su protestantismo, pero huyó y pasó a dirigir la Unión protestante. La muerte del duque de Alençon le convirtió en heredero de la corona francesa. Se alió con los protestantes alemanes y con Isabel de Inglaterra. Las torpezas del enemigo y el sentimiento de fidelidad a la realiza legítima le favorecieron, abjuró nuevamente) del protestantismo (1593) y fue consagrado rey. Entró triunfalmente en París. El favor del papa Clemente VIII lo legitimó. Reestableció la paz religiosa con el Edicto de Nantes. Reorganizó Francia. Larousse, op. cit., t. 4, p. 243. 127 Ibid., p. 20. 128 Oliver Cromw ell (1599 -1658), surgió como representante de la nobleza rural, calvinista puritana, antimonárquica y antiepiscopal. Organizador de una fuerza militar, con una carga de fanatismo religioso, durante la Primera Guerra Civil, que venció al partido realista. Condenó a muerte a Carlos I, monarca de Inglaterra, Escocia e Irlanda desde 1625 hasta 1649, sucesor de Jacobo I. Cromwell asumió el control de Inglaterra, organizó el Commonwealth (1649-1659), sometió a Irlanda y Escocia, ocupó Irlanda, organizó la guerra contra Holanda (1652-1654). Transformó a Inglaterra en una gran potencia naval. Instauró la dictadura, garantizó la hegemonía inglesa en el Commonwealth, reorganizó el país y estableció un nuevo consenso. Atacó a España en el Mediterráneo (1656) y ocupó Jamaica (1655). 83 • Promovió todo cuanto enalteciera el poderío y honor ingleses • Lanzó una avanzada sobre todos los mares: Mediterráneo, Báltico, Indias Orientales y Caribe • Proclamó el Acta de Navegación (1651)129 , y esto fue fundamental por lo que todo el comercio con Inglaterra y sus dominios debía hacerse en barcos ingleses, en una medida contra el poderío marítimo holandés Mahan construye como paradigma político y naval en su discurso a Inglaterra, obviando el despotismo de Jacobo I, la falta de consenso en el a parato estatal, su manifestación político-religiosa en la revolución de 1640, la crisis del absolutismo inglés, las dos guerras civiles y la dictadura de Cromwell. Todo esto contraviniendo las premisas del consenso que él mismo había establecido inicialmente como fundamento del “carácter gubernamental”. En la construcción discursiva, además de atribuirle a Cromwell la condición de rey, que no tuvo, elimina los conflictos históricos, políticos, económicos y militares de Inglaterra. El efecto inmediato es transformar la historia inglesa y esconder los conflictos internos que surgieron de su construcción como potencia naval, haciendo de 129 Actas de navegación. Conjunto de leyes proteccionistas inglesas que regulan las condiciones del comercio marítimo. La primera de ellas fue votada durante el gobierno de Cromwell (9 de octubre de 1651). El acta, dirigida contra el monopolio que los neerlandeses estaban a punto de asegurarse sobre el comercio de tránsito, prohibía las importaciones de productos europeos bajo un pabellón distinto del inglés o del país de origen, y disponía que todos los artículos provenientes de América, Asia y África fuesen solamente transportados por buques ingleses. Subordinaba el comercio extranjero con las colonias inglesas al otorgamiento de una licencia, y rese rvaba el cabotaje a los buques ingleses. Esta ley provocó una guerra con las Provincias Unidas (1652-1654), que favoreció el desarrollo marítimo de Inglaterra y terminó con su victoria. 84 su discurso histórico sobre Inglaterra uno sin mayores contradicciones ni luchas internas, construyendo un modelo lineal de éxito como consecuencia del esfuerzo y el trabajo puritano, tal y como establece en una parte de sus premisas. Lo que hace es un discurso apologético, sin conflictos internos para la burocracia gubernamental y los grandes intereses económicos que recibirán el documento con beneplácito, moldeando la historia inglesa y abriendo una ruta fácil, la de un programa realizable, igualmente sin contradicciones, para la potencia marítima estadounidense. En otras palabras, si se sigue la receta inglesa que descifró Mahan, gobierno, empresarios y ciudadanos gozarán de las ventajas que reportará la construcción de la potencia naval. El tercer ejemplo inglés de Mahan es el de Carlos II Estuardo130 (1630-1685), quien adquirió Nueva Ámsterdam y la transformó en Nueva York durante la segunda guerra anglo-holandesa (1664-1667). 131 Aunque Carlos II mantuvo una alianza con la monarquía francesa (católica, y contra los holandeses, que eran protestantes) el verdadero centro del conflicto, como se señala en el texto, era el intento por parte de cualquier reino, por ejercer dominio de los mares. El discurso mahaniano se vuelve, a partir de este punto, una apología al poder marítimo y se transforma en una observación 130 Carlos II, rey de Inglaterra, Escocia e Irlanda. Hijo de Carlos I. A pesar de su corta edad participó en la guerra civil y consiguió escapar en 1646. Después de la ejecución de su padre (1649), desembarcó en Escocia, hostil a Cromwell, y obtuvo su adhesión mediante el reconocimiento del Covenant presbiteriano. Fue coronado en Scone en enero de 1651, pero la aplastante de Cromwell en Worcester le obligó a un nuevo exilio. Se refugió en Francia y en los Países Bajos, donde llevó una vida miserable. El conflicto ente el ejército y el parlamento, [después de la muerte de Cromwell], le permitió negociar las condiciones para la restauración monárquica. La restauración chocó con grandes dificultades heredadas de la revolución. La herencia marítima del Commonwealth arrastró al gobierno inglés a otra guerra contra las Provincias Unidas, 1664. Carlos II se acercó a Francia y al catolicismo, lo que alarmó a la opinión inglesa. En 1672 inició una nueva guerra contra los holandeses. Surgió un sistema de partidos que puede considerarse el origen de la monarquía constitucional inglesa. La desconfianza a la monarquía inspiró la ley de habeas corpus. La inclinación católica del rey generó varias leyes para excluir a los católicos del gobierno. A su muerte Jacobo de York heredó el trono inglés. 131 Historia Universal Ilustrada, p. 66. 85 del carácter gubernamental en distintos momentos de la historia europea. Así construye una continuación americana de la historia europea del poderío marítimo. Por eso, como señala María del Rosario Rodríguez Díaz132 , su insistencia en otros documentos, en el sentido racial, anglosajón y de pueblo elegido como aval histórico de continuidad europea en América. Alfred Thayer Mahan, de formación protestante y conservadora, de la clase media de Nueva York, con estudios en Columbia Colle ge, de esa ciudad, había vivido con su tío, el reverendo Milo Mahan de quien había tomado las convicciones de la estricta ética protestante. Para Mahan, por su formación religiosa, la historia tenía “una especie de sentido divino en el que el poder providencial se expresaba y revelaba a través de personalidades y eventos, es decir, la historia era a la vez el plan divino y su complemento.”1 33 Esto nos permite entender algunos aspectos de su discurso. Mahan veía en los países de América Latina y sus conflictos “pleitos de bandidos” y pueblos incapaces de gobernarse a sí mismos. Es decir, valoraba de esta forma el “carácter gubernamental” de esa región. Por lo mismo, una amenaza continental para la estabilidad de Estados Unidos. La visión de la historia mahaniana, y esto es interesante para entender discurso y programa sobre el espacio americano, tiene una intención ordenadora puritano-protestante. 132 María del Rosario Rodríguez Díaz, El Destino Manifiesto. El pensamiento expansionista de Alfred Thayer Mahan, 1890-1914, Porrúa, Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, 2003, p. 26-33. 133 Alfred Thayer Mahan, “Subordination in Historical Treatment”, Naval Administration and Warfare, pp. 267-268, en María del Rosario Rodríguez Díaz, op. cit., p. 33. 86 Pero regresemos al “carácter gubernamental” del texto mahanaiano. En la descripción de la historia inglesa, a la muerte de Carlos II le sucede Jacobo II1 34 (1685-1688). Las observaciones de Mahan se orientan hacia el desempeño de la estructura gubernamental y su relación con las estructuras marítimo-navales. 135 Jacobo II reforzó el absolutismo, mantuvo cerrado el parlamento, reprimió rebeliones que pudieran significar rearticulación política durante el proceso de sucesión y explotó las diferencias políticas basadas en las diferencias religiosas, teniendo como instrumento la posibilidad de la restauración del catolicismo. Pero Jacobo II no engrandecía el poder naval. Salió del trono después de la Revolución Gloriosa (168 8-1689) que colocó en el poder al rey de Holanda, antiguo enemigo de Inglaterra, pero casado con María II Estuardo136 (16621694), hija del propio Jacobo II. Mahan no señala ninguna contradicción dentro de la historia inglesa, sino una afelpada sucesión que coloca a Guillermo III 137 la corona 134 Jacobo II (1633-1701) rey de Inglaterra, Irlanda y Escocia, hermano y sucesor de Carlos II. Duque de Cork desde 1643 y nombrado Almirante en 1660. Se distinguió en su lucha contra los holandeses. Se apoderó de Nueva Ámsterdam, que en su honor pasó a llamarse Nueva York. Se convirtió al catolicismo y como posible heredero del trono se atrajo la hostilidad de los whigs. Fue enviado a Escocia donde mostró una inquietante severidad con la oposición. Jacobo II acumuló errores al favorecer demasiado abiertamente al catolicismo, despreciar el parlamento, que nunca convocó, desconfiar de sus consejeros acercarse a Luis XIV a quien odiaban en Inglaterra. El nacimiento de su hijo Jacobo Eduardo abrió la perspectiva de una dinastía católica y autoritaria, por ello la oposición acogió favorablemente la política de Guillermo de Nassau, yerno del rey, que proponía respeto a las libertades tradicionales. En 1688 Guillermo desembarcó con un ejército y Jacobo prefirió escapar a Francia. Este hecho es conocido como La Revolución Gloriosa, que puso a Guillermo Nassau en el poder en Inglaterra. Jacobo II se refugió en Francia. Larousse, t. 6, p. 158-159. 135 Rodríguez Díaz, El Destino Manifiesto …, señala: “En las obras de Mahan poderío naval era sinónimo de poderío marítimo”.Es decir, fuerza militar, producción, intercambio comercial y establecimiento de colonias. Nota 18, p. 60. 136 María II Estuardo (1662-1694), reina de Inglaterra, Irlanda y Escocia, hija de Jacobo II y de su primera esposa, Anne Hyde. Se casó a los quince años con Guillermo de Nassau. Cuando estaba a punto de estallar la revolución de 1688, María, lo mismo que su hermana Ana, adoptaron el partido contrario a su padre. Después de que el Parlamento-Convención decretara la abdicación de Jacobo II (1689), María fue proclamada reina, pero, tanto por su propia insistencia como por la de su esposo, le fue asociado Guillermo III como rey correinante; éste se convirtió en el único y verdadero jefe del estado. Larousse, op, cit., t.6, p. 981. 137 Guillermo III, estatúder de las Provincias Unidas, rey de Inglaterra, Escocia e Irlanda. Hijo póstumo de Guillermo de Nassau, príncipe de Orange y de María Estuardo, hija mayor de Carlos I de Inglaterra. Fue protegido por su tío Carlos II, pero fue educado por el más destacado enemigo de su familia, el republicano Johan de Witt. La invasión de Francia a Holanda en 1672 provocó la caída de la república y el ascenso del partido orangista. Guillermo fue elegido estatúder. La energía de Guillermo vigorizó la resistencia neerlandesa y le atrajo aliados. Los franceses tuvieron que salir del país. Inglaterra pasó de la hostilidad a la alianza. En 1677 Guillermo se casó con su prima María, la hija del futuro Jacobo II. 87 inglesa (1650-1702). De alguna manera, la Revolución Gloriosa puede entenderse como la expresión de la falta de consenso entre las elites inglesas al punto de buscar al rey de Holanda, contra quien tuvieron dos guerras. Al contrario, Mahan señala: “…al sucederle Guillermo III, el poder naval inglés se extendió debido a la Alianza Holandesa-Inglesa en contra del rey francés Luis XIV, con el Tratado de Paz de Utrecht.”138 Como el eje de la reflexión de Mahan es el poderío marítimo-naval, el resto de los aspectos históricos se subordinan a éste. Por eso no argumentará sobre la inestabilidad inglesa que trasladó en el siglo XVII a 250,000 europeos a la costa este de Norteamérica 139 , entre ellos, los llamados “Padres Fundadores”1 40 , como resultado de la crisis inglesa. La mención del Tratado de Utrecht (1713) aparece como un hecho que interesa a Inglaterra y Francia, sin embargo el conflicto detrás de Utrecht es el cambio en la correlación de fuerzas en Europa al terminar la Guerra de Sucesión Española (1702-1713) que colocó al nieto de Luis XIV en el trono de España. La Guerra de Sucesión dio ventajas que Inglaterra iba a aprovechar, “privilegios marítimos y comerciales, (el Peñón de Gibraltar), el puerto mayor en el Mediterráneo, Terranova, Nueva Escocia y la Bahía de Hudson.”141 La isla de Menorca, el Derecho de Asiento en Guillermo pasó a organizar la resistencia de Europa contra Francia. Se mantuvo receloso de la alianza de su suegro con los franceses. Derrocó a Jacobo II con la ayuda de la oposición. Ratificó la Declaración de Derechos, que reconocía los principios del régimen constitucional inglés y fue proclamado con María, reyes de Inglaterra. Negoció en Escocia y se impuso en Irlanda. Combatió a Francia en Holanda. Negoció la Paz de Ryswick (1697) y fue reconocido por Francia y obtuvo ventajas de esta en Holanda. Murió preparando la imposición de Jacobo III al trono de España antes de la Guerra de Sucesión Española. Larousse, op. cit., t. 5, p. 506. 138 Mahan, “El poder naval…”, p. 244. 139 Enciclopedia Larousse, t.4, p. 529. 140 El 21 de diciembre de 1620. Idem. 141 Mahan, La influencia del poder naval…, p. 244. 88 Indias por treinta años, es decir, el derecho de vender esclavos africanos por treinta años y el navío de permiso, el derecho a inspeccionar los barcos españoles.142 Para Mahan, éste es el momento en que el reinado inglés se transformó en Imperio Británico143. Es decir, con la eliminación de los Estuardo vía la Revolución Gloriosa y la consolidación de Guillermo III, tras la Guerra de Sucesión Española y el Tratado de Utrecht se forma el imperio británico para Mahan. Después de Utrecht, el acuerdo de paz anglo-neerlandés duró 25 años y -dice-la flota inglesa vigilaba el Báltico para Pedro el Grande y controlaba, al mismo tiempo, el crecimiento de Rusia.1 44 Los daneses tampoco pudieron competir con los ingleses. Los ingleses se transformaron en el factor de seguridad y estabilidad europea, policía del Zar [sic ] y competencia para Dinamarca. Este es otro argumento importante que subyace en el discurso mahaniano: La estabilidad de las regiones y los mercados depende de una potencia naval que asuma funciones de policía. Funciones que asumirá posteriormente uno de los amigos y segu idores de Mahan, Teodoro Roosevelt (1851-1919), con la Política del Gran Garrote . Otro aspecto que señala Mahan: una ventaja “comparativa” de su sistema marítimo-naval fueron los privilegios que sobre la América hispana logró mantener Inglaterra por la fuerza. Este es un hecho histórico que argumenta la necesidad de construir ese poder marítimo-naval que genera privilegios sobre la región de la América hispana, además de poder generar 142 143 144 Enciclopedia Larousse, tl 10, p. 554. Mahan, idem. Idem. 89 “interferencia”, así dice literalmente, en las rutas comerciales españolas.1 45 Una segunda ventaja que, aunque ilegal, es real y factible, se desprende de las ventajas y privilegios del poderío marítimo con serias implicaciones en tanto denota que el contrabando es uno de los factores ventajosos de un poder marítimo. La construcción del poder marítimo es planteado por Mahan como una especie de destino manifiesto: “ Mientras que la política inglesa continuaba apuntando hacia su poderío naval, los demás países europeos parecían no darse cuenta de esta fuerza. Así es como surgió el gran poder marítimo inglés.” 146 Esta afirmación pareciera afianzar esa noción de destino porque los demás participantes europeos “parecen no darse cuenta de esa fuerza”. Algo poco probable para España y Francia a partir de las condiciones de Utrecht, o para Dinamarca a partir de los propios datos de Mahan. Después se cita el periodo de 1739, la llamada Guerra de la Oreja de Jenkins147 (17391742) en la que la Guerra Hispano-Británica se enlazó con la Guerra de Sucesión 145 146 147 Idem. Ibid., pp. 244-245. Guerra de la oreja de Jenkins. Conflicto entre España y Gran Bretaña en 1739 y que enlazó con la Guerra de Sucesión Austriaca. Gran Bretaña se quejaba de las vejaciones a sus súbditos en el ejercicio del comercio, del que a pesar del derecho de asiento y del navío de permiso, no obtenían las ventajas esperadas. Como consecuencia se había desarrollado un contrabando británico perfectamente organizado y protegido por el gobierno, al que las autoridades españolas replicaron con violentas represalias. En ellas se basaron los belicistas para pedir una guerra contra España. En una sesión del parlamento, el capitán contrabandista Robert Jenkins explicó cómo los españoles lo habían apresado, torturado y cortado la oreja y se la entregaron para que la mostrara al rey. El primer ministro inglés Walpole y el rey Felipe V lograron llegar a negociaciones sobre el comercio, la navegación y los límites de la Florida y Carolina. Las negociaciones no fueron aceptadas y se envió a Gibraltar la escuadra del almirante Haddock. Felipe V 90 Austriaca (1740-1748). El método de Mahan es la enumeración, la descripción de algún detalle que justifique la marina inglesa, demuestre su utilidad, necesidad, valor y legitimidad para añadirlo automáticamente a la argumentación política sobre el poder marítimo estadounidense que debe construirse, aunque no exista ni siquiera un argumento de equilibrio, ni a favor ni en contra, o que explique el proceso dentro de una totalidad coherente. El discurso histórico es pragmático, útil, descriptivo y lleva de manera rápida a la contestación de la pregunta inicial. La descripción de los escenarios, las acciones, las ventajas y beneficios se transforman inmediatamente en argumentos apologéticos de forma tal que el discurso mahaniano pone a la historia de su parte. La historia naval es una demostración por sí misma de lo obvia que es la necesidad de transformarse en potencia naval. El argumento más fuerte es la de los beneficios económicos, aspecto que persuade a cualquier inversionista a la hora de decidir si enviar acorazados o no a cualquier parte del mundo al final del siglo XIX, que es el periodo contextual de Mahan. De hecho, al explicar esa distribución de la riqueza entre “los ingleses”, es decir el pueblo, la nación, el conjunto de los ingleses, no algunos ingleses, como en realidad ocurrió, se encubre la realidad de la distribución de las riquezas dentro del sistema colonial. 14 8 declaró la guerra. El rey francés ofreció ayuda a España a cambio de ventajas comerciales a las que no accedió España. Vernon tomó Portobelo, Wentworth fracasó en Cartagena de Indias y Santiago de Cuba, los ingleses tomaron Paita en el Pacífico y tomaron el galeón Acapulco . A la muerte de Carlos VI estalló la Guerra de Sucesión Austriaca (1741-1748) en la que continuaron las hostilidades España y Gran Bretaña. La guerra terminó con el Tratado de Aquisgrán. Larousse, t. 7, p. 969. 148 Para tener una idea sobre la distribución del botín de guerra en la llamada Guerra de los Siete Años (1756 -1763), ver La Habana de Hugh Thomas, Grijalbo, Barcelona, 1984, la primera novela de tema histórico del autor donde se explora, además, el Caribe, la sociedad inglesa, la propia guerra y esa “distribución” de la que habla Mahan. 91 Un aspecto importante a lo largo de esta enumeración es que Mahan recomienda de forma indirecta, al describir lo que hicieron “los ingleses”, un sistema de subsidios, desarrollado extensamente en el caso inglés, hasta las Guerras Napoleónicas (17921815) que finalmente dieron la hegemonía en la economía-mundo capitalista a los británicos.149 Mahan insinúa que ése bien puede ser el programa marítimo estadounidense hasta su próxima guerra por el control de los mares, la Guerra Hispano- Cubano-Estadounidense de 1898, que daría beneficios económicos a condición de subsidios navales. Este parece ser el programa que permitiría el control de los pasos naturales que describe Estades Font, los del Golfo de México y el Caribe, la salida del Río Mississippi, el Canal de Yucatán, el Canal Viejo de Bahamas, al norte de Cuba, el Paso de los Vientos entre Cuba y Haití, el Canal de la Mona, entre República Dominicana y Puerto Rico, el Canal de Anegada, entre las Antillas Mayores y las Antillas Menores, pero además, el Canal de Panamá, el paso transístmico que acorta el tiempo de circulación de mercancías de Nueva York a San Francisco y facilita el paso del Atlántico con estaciones intermedias en Hawaii, Samoa, Guam, Filipinas y China. Con esto se establecería el programa, sus defensas lejos de las costas nacionales y sus puertos principales, garantizando la seguridad nacional.150 A partir de la Guerra de los Siete Años, Mahan ve la construcción del mercado angloamericano, la necesidad de mantener la vigilancia sobre los franceses y, a pesar de todo, el sostenimiento de la política naval inglesa, diferenciada de la francesa porque la Royal British Navy sirvió como mecanismo de promoción de la clase media en contraste con 149 150 Immanuel Wallerstein, El capitalismo histórico, p. 49. Ver María Eugenia Estades Font, op. cit., p. 23-38. 92 la marina francesa, donde había que tener, señala Mahan, antecedentes de nobleza.151 Queda claro, entonces, que la potencia naval aprovecha todos los “buenos elementos” para fortalecer el sistema en su conjunto y dar una posibilidad pragmática de movilidad social a través del desarrollo de su propia capacidad militar, otra virtud de la institución que promueve el almirante historiador, un factor de estabilidad social, coherencia y sentido. Mahan analiza entonces la marina holandesa. Vio el fracaso de ésta en los conflictos y rivalidades internas. Entre la Compañía de las Indias Orienta les152 y la Compañía de las Indias Occidentales 153. Guillermo de Orange, para mantener el equilibrio frente a Francia debió establecer la alianza Anglo-holandesa. La muerte de Guillermo y las guerras holandesas por cuarenta años debilitaron los recursos marítimos, las colonias y el comercio holandés.154 Cuando Holanda se debilita, Inglaterra se fortalecía en el Mediterráneo. Aquí, sin entrar en detalles y sin explicaciones claras, el argumento de Mahan está centrado en la superioridad marítima, en el sentido de que las pérdidas en barcos favorecían a 151 Mahan, p. 245. La Compañía de las Indias Orientales comenzó a operar en 1602, competía contra Portugal, funcionaba por acciones. Las compañías mantenían un comercio colonial y comerciaban con café, arroz, nuez moscada, girasol, canela y pimienta. A partir de 1650 se añadió la seda, la laca, porcelana y azúcar. La Compañía se deshizo tras la Guerra Anglo-Holandesa de 1780-1784. Larousse, op. cit., t. 5, p. 988. 153 La Compañía de las Indias Occidentales se organizó a partir de 1621, por 24 años tuvo el monopolio del comercio de la costa oriental de América entre Terranova y Magallanes y las costas occidentales de África, al sur del Trópico de Cáncer. Perdieron su establecimiento en Brasil y Nueva Holanda. Quedó con Surinam, Curaçao y San Eustaquio como bases para el contrabando y el pillaje. Disuelta en 1674. La sucedió otra compañía de 1674 a 1791 que operaba entre África y las Antillas y se dedicaba al tráfico de esclavos. Idem. 154 Mahan, p. 246. 152 93 Inglaterra en relación de 1:5, y esta fue la base para el incremento del comercio inglés y el establecimiento de relaciones pacíficas con Holanda.155 La idea es clara: superioridad naval es igual a menos pérdidas en barcos, mayor crecimiento y paz. La fórmula para una potencia en ascenso. Al analizar la marina de guerra francesa llega a la conclusión que se transforma en receta: Es necesaria una reorganización de la artillería, puertos, equipo militar y escuela naval. Y esto atañe a Mahan directamente porque él había ingresado a Anápolis, a la Academia Naval, como profesor de historia, después pasó a ser su director. La receta anglofrancesa era la reestructuración y modernización de la marina como otro factor que se implanta en el discurso mahaniano: el debate sobre la modernidad y la modernización de sus herramientas. La elaboración de textos sobre tácticas navales, la profesionalización y especialización de la marina de guerra con objetivos claramente definidos y recontextualizados. Mahan elaboró los textos de historia y geopolíticos de la reestructuración naval estadounidense. Una acción como ésta tuvo su resultado para Francia en el pasado: mejoró la capacidad de respuesta, su relación comercial con las colonias y su relación con los puertos del mundo, es decir, consolidó el sistema marítimo. El ejemplo está en la reestructuración de la marina francesa en 1661, en la reorganización de la marina inglesa durante la guerra de 1672 contra Holanda, con la fundación de la Academia de la Marina Francesa en 1752. 156 155 156 Idem. Ibid., p. 247. 94 La prueba inglesa llegó con Napoleón (1769-1821) en Abukir157 (1798) y Trafalgar158 (1805). La fortaleza naval de Inglaterra decidió quién sería el poder hegemónico en el contexto de la economía mundial capitalista. La lección es clara y reiterativa, en el caso francés se intentó: • La reconstrucción de los astilleros • Mejora de barcos • Control de Venecia y Génova, puertos extranacionales • Control desde la Isla de Elba hasta el Adriático (puertos marítimos intermedios) • 123 barcos y 55 fragatas al final del imperio napoleónico Aun así Napoleón no pudo sostenerse frente al peso del sistema marítimo y naval inglés. Finalmente, Mahan tiene claro el papel del gobierno y su influencia “sobre su pueblo”. Es aquí donde consolida de manera resumida el programa político-económico y naval. Por ello afirma que durante los tiempos de paz el gobierno debía favorecer “las tendencias un tanto aventureras de sus gentes -lo que define más claramente quiénes 157 Abukir es una población del bajo Egipto. Allí se enfrentaron franceses e ingleses. La primera batalla de Abukir (1 agosto 1798) tuvo lugar en la rada, en donde el almirante Nelson sorprendió y destruyó la escuadra francesa. En la segunda batalla (25 julio 1799) Napoleón derrotó a un ejército turco desembarcado por lo ingleses. En la tercera batalla (8 marzo 1801) el general Abercromby desembarcó y tomó la plaza a los franceses. Larousse, op. cit., t. 1, p. 39. 158 Batalla naval ganada por la armada británica, al mando de Nelson sobre la flota franco-española en aguas del cabo de Trafalgar (21 octubre 1805). La armada de Nelson, 27 barcos de tres puentes, atacaron la flota combinada de 33 navíos, 18 franceses y 15 españoles. Nelson pereció en ese combate. Para España fue un desastre que aniquiló una marina de guerra creada a lo largo del siglo XVIII. Para Francia significó la definitiva renuncia a la invasión de Gran Bretaña y del bloqueo continental. Larousse, op. cit., t. 10, p. 316. 95 son sus gentes y a quién hay que favorecer y en qué. Los grandes empresarios, los expansionistas, los agentes comerciales y políticos, los aventureros, no necesariamente los simples ciudadanos - que darán como resultado un mayor intercambio tanto político como comercial y cultural. Por otro lado, es innegable que un hábil manejo comercial lleva al desarrollo de grandes industrias -como las de los capitanes de la industria y financieros estadounidenses, Armour y Swift en el comercio de conservas, Weyerhause en la industria maderera, Astor en las pieles y los inmuebles, Rockefeller en el petróleo, Morgan y Mellon en las finanzas, Vanderbilt, Harriman y Hill en los ferrocarriles, Carnegie y Hewitt con el hierro el acero, entre otros, es decir los propietarios de la gran industria y los monopolios que han aprovechado la segunda revolución industrial e implícitamente favorecidos en su texto todo lo cual conduce al progreso general.” Entonces, el programa en tiempos de paz se define con los siguientes factores: • aventurerismo político y comercial • hábil manejo comercial • grandes industrias como premisa para el progreso general En tiempos de guerra, La armada con que se cuente deberá siempre tener suficientes hombres y barcos para defender los intereses de sus gentes , además de que debe brindar la protección que sus barcos necesitan al surcar los mares comercialmente; para ello necesita contar con puertos tales como Gibraltar o el de Malta, como en el caso de los ingleses; además de que deben establecerse nuevas estrategias; 96 tenemos ejemplos recientes en la historia marítima inglesa que siempre ha mantenido excelentes bases navales en todos los puertos del mundo.159 El programa en tiempos de guerra es claro: • suficientes barcos y hombres • afinidad entre las estructuras económicas de sus gentes y el poder naval • protección militar a estructuras económicas transnacionales • rutas y barcos mercantes • ubicación y protección de puestos marítimos y bases navales alrededor del mundo Después de estas reflexiones, o más bien, después de una revisión histórica, como la entiende Mahan, queda clara la tarea y la respuesta a la pregunta retórica formulada al principio. Pero veamos cómo articula sus conclusiones en el texto, y es aquí donde el mensaje por comparación, se dirige a los que toman decisiones políticas, económicas y administrativas y construyen el “carácter gubernamental”. 1. • Los Estados Unidos nunca ha favorecido la colonización, aunque. • Los Estados Unidos han establecido bases militares en todo el mundo. Sin embargo 159 Mahan, p. 248. 97 • Nunca han contado con un sistema naval como el inglés. A pesar de ello • Los Estados Unidos se ha visto obligados a mantener sus barcos alejados de la costa para evitar problemas Todo lo anterior no hace más que señalar las deficiencias que habría que superar si se pretende alcanzar el poderío naval. 2. Para incrementar el poderío naval, Estados Unidos puso en juego una hábil política de consumo y desarrollo industrial, desde la guerra civil hasta el momento en que escribía Mahan. Entonces hace ver que el desarrollo industrial y la construcción del mercado son para incrementar la potencia naval. De aquí se desprende el hecho de que ya están en camino hacia ese objetivo y de que lo correcto sería superar las limitaciones que esbozó antes. Pero habrá que preguntarse si el desarrollo industrial y la construcción de un amplio mercado, en las condiciones en que se están planeando, conducen directamente al incremento del potencial naval o si el potencial naval se establece para incrementar el desarrollo industrial y el mercado mundial bajo su control por la vía comercial y naval. En otras palabras, de lo que se trata es de construir un sistema marítimo-comercial y un sistema naval-defensivo, que como se ha visto a lo largo del texto, no se había construido en 1889-1890, para garantizar el funcionamiento de su sistema industrial y su mercado, esta vez ampliado, para no cometer los errores holandeses. Así se completa una de las condiciones de la “globalización” del siglo XIX que corresponde a la segunda revo lución industrial. 98 3. Las guerras actuales (siglo XIX) no son como la Guerra de los Siete Años, ni como las Napoleónicas. Las guerras actuales son económicas, como estableció en From Sail to Steam. Recollections of Naval Life de 1907 y queda expresado en el epígrafe sobre el sistema de bloqueo: El bloqueo vence por hambre o por falta de insumos para continuar la contienda. Los vapores tenían entonces la capacidad de viajar un mínimo de 20 millas de la costa por lo que los puertos como Nueva York, Delaware o Chesapeake podían ser bloqueados fácilmente. 4. Los barcos pueden mantenerse en contacto y comunicación constante con el telégrafo y cable, por lo que no hay más que construir una red que mantendría la información para rebatir cualquier intento de bloqueo. 5. Los barcos son los que protegen de un bloqueo, mantienen el flujo de información y mercancías, es decir, los mecanismos de control y mercado. 99 Por lo mismo, y ésta es una de las conclusiones más importantes, puesto que justifica todo: “debe mantenerse al enemigo lo más alejado posible de las costas y de ser posible de sus puertos. Sólo deben entrar barcos mercantes.”160 6. En conclusión: toda estrategia naval tiene como meta “incrementarse” en la guerra y la paz para aumentar el poderío de su pueblo [o si se es más claro, el poderío naval de los que establecen y ejecutan las estrategias militares económicas]. 7. Por último termina con una segunda conclusión que justifica el sistema naval a partir de su concepción de la historia y de una concepción ética: “la naturaleza humana a pesar de todos sus cambios, siempre es y será la misma: y es ésta su ecuación personal”.161 Mahan deja claro lo que ha logrado Estados Unidos, lo que puede lograr con el reordenamiento de la marina de guerra y el poderío marítimo en general, define para qué sirve el espacio, el mar, los grupos humanos, los recursos naturales, cómo deben organizarse los procesos e incluso los discursos, a partir de su propio discurso. Da los fundamentos para reordenar el sistema continental a partir de los dos puntos principales de su texto: el carácter nacional y el carácter gubernamental. La concepción de la historia y la concepción de un programa que se desprende de la historia en el espacio geográfico y las relaciones continentales americanas y mundiales. Con estas conclusiones como premisas podemos entonces pasar al segundo texto que define el 160 161 Mahan, p. 249. Idem. Debe referirse a los criterios que llevan al incremento de los beneficios políticos y económicos. 100 otro programa surgido de los esfuerzos fallidos de la política exterior de los Estados Unidos y que trató de dirigir su secretario de Estado James Blaine, Nuestra América de José Martí. JOSÉ MARTÍ Y NUESTRA AMÉRICA Para acercarnos entonces al texto Nuestra América, tenemos que acercarnos también a José Martí. Por esta razón veremos algunos datos muy generales que nos permitan una aproximación rápida tanto al escritor y su contexto como al texto. José Martí fue uno de los primeros escritores latinoamericanos que se puso en contacto, por medio de la prensa, con la América que habla español desde Nueva York. Produjo una interesante obra periodística que difundió a través de La República de Honduras, La Estrella, de Panamá, La Opinión Pública, de Uruguay, El Economista LatinoAmericano1 62 , The Sun y The Hour , los tres de Nueva York, El Partido Liberal, de México, La Opinión Nacional de Venezuela16 3 y La Pluma de Colombia164 , además de otros periódicos que reproducían sus trabajos sin autorización, como llegó a escribir a Manuel Mercado1 65 . Con esto podría considerársele como uno de los primeros latinoamericanos en ocupar un lugar de importancia en la “red informática” del siglo 162 Carlos Márquez Sterling, Una vida extraordinaria, México, Porrúa, 1982. Ibrahim Hidalgo Paz, “Cronología martiana” en José Martí, Obras Escogidas en tres tomos, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1992. 164 Carlos Márquez Sterling, op. cit. 165 Manuel Mercado (1836-1909) abogado mexicano, diputado al Congreso de la Unión en 1867 tras la restauración de la república mexicana, senador, secretario de gobierno del Distrito Federal, juez tercero de o civil y promotor fiscal de la ciudad de México. Subsecretario de Gobernación bajo el gobierno de los presidentes Manuel González y Porfirio Díaz. Amigo de José Martí, quien vivió en su casa. Lo ayudó a ingresar en la redacción de la Revista Universal . Juan de Dios Peza decía que Mercado era el mejor y más íntimo amigo de José Martí durante su permanencia en México. La última carta, inconclusa, de José Martí antes de morir en el campo de batalla en Cuba, estaba dirigida a Manuel Mercado. Enciclopedia de México, Sabeca International Investment Corporation, EUA, 1996, pp. 5195-5196. 163 101 XIX, transmitiendo principalmente sus impresiones sobre los Estados Unidos durante el fin del siglo XIX.166 En su labor periodística se ocupó de temas literarios, artísticos, sociales y políticos, y su obra literaria, tanto en prosa como en verso, es reconocida como promotora del modernismo. Sus criterios sobre le papel de la cultura propia y la identidad americana eran centrales en su discurso. Su papel como organizador del último esfuerzo por lograr echar adelante la guerra de independencia de Cuba y Puerto Rico contra el dominio español y aclarar su papel en el mundo americano moderno, así como la previsión acerca del papel de los Estados Unidos en la región caribeña y latinoamericana, hacen de Martí uno de los personajes decimonónicos de mayor interés. En especial si vemos que su obra política se basó en el ejercicio de la comunicación, en el despliegue de una escritura intensa, en una visualización artística, que podríamos llamar hoy, multicu ltural, con un nacionalismo cultural, ilustrado y racionalista, de la construcción de las relaciones de las dos Américas. José Martí, cubano, nacido en 1853 de padres españoles emigrados a la isla de Cuba, escribió el ensayo Nuestra América en 1891, en lo que podría considerarse el último periodo de su etapa literaria y neoyorkina de su trayectoria, entre 1881 1891. Martí venía de un largo peregrinar desde Cuba a España como deportado político. Su itinerario incluye Francia, México, Guatemala, un retorno fallido a Cuba durante la paz posterior a la primera guerra de independencia cubana, en 1879, su segundo destierro a España, su viaje a Nueva York y Venezuela y su retorno, finalmente a la ciudad de Nueva York. 167 166 Para Héctor Orijuela, el mejor cronista e intérprete de los Estados Unidos al final del siglo XIX, iniciador de una nueva etapa en las relaciones intelectuales entre las dos Américas. Imagen de los Estados Unidos en la poesía hispanoamericana, México, UNAM, 1980, p. 113. 167 José Martí, op. cit., t. 1, pp. 546-553 y t. 2, pp. 557-565. 102 A su llegada a Nueva York entró en contacto con las grandes transformaciones económicas, sociales y políticas de la sociedad estadounidense en medio de los procesos de la segunda revolución industrial, en contacto con los procesos generados por las redes técnicas, de las que habla Mattelart, que transformaron la vida durante las últimas dos décadas del siglo XIX, como vimos, el telégrafo, el teléfono, la luz eléctrica, los carros dormitorios en el tren, los grandes capitales que desplazan a Europa, la sociedad industrial dejando atrás a la sociedad rural y sus valores. El capitalismo industrial sustituyendo a la democracia campesina y la pequeña propiedad, para dar paso a los monopolios y los trust, los interlocutores de Mahan: Armour, Swift, Weyerhause, Astor, Rockefeller, Morgan, Mellon, Vanderbilt, Harriman, Hill, Carnegie y Hewitt. Éste también es el marco de referencia de Martí. Pero Martí es un escritor emigrado, un exiliado político, un poeta y un cronista. Visita Coney Island, escribe en inglés y en español sobre el asesinato del presidente de los Estados Unidos, James Garfield en 1881. Escribe sobre Europa, Estados Unidos, sobre México y las Antillas. Sobre Rafael Waldo Emerson, Wendell Phillips, Joge Bancroft, sobre la poesía panteísta de Bryant, la de Josiah Holland, Walt Whitman, Wendell Colmes, Rusell Lowell, Henry Ward Beecher, Bronson Alcote, Longfellow, Henry Garnet (el orador negro), Peter Cooper, Washington Irving, Judah Benjamín y las personalidades de William F. Cody y Jesse James. Se interesa por la política estadounidense. Apoyó a Samuel Tilden como candidato a la presidencia de los Estados Unidos en el Barrio Latino de Nueva York. En esta época trabajó como empleado de Lyons and Company de Broadway, cerca de diez horas diarias. La casa Appleton le 103 encargó la traducción de Antigüedades griegas de Mahafy. Prepara s u poemario Versos libres. Al decir de Márquez Sterling, hizo en esta etapa una vida burguesa y reglamentada. Recibía amigos en casa, escritores y artistas, poetas y emigrados revolucionarios. Para Raimundo Lazo, Martí, antes de 1882, es quien anticipa la renovación literaria que se conocerá como modernismo168 Escribe prosa artística, crónicas, tiene ensayos, semblanzas personales, cartas, diarios y discursos. Escribió sobre política interior169 , panamericanismo, abordó los problemas de las ciudades, el papel de la mujer, la vida de los inmigrantes, la descripción de los hábitos y costumbres. Hizo literatura útil (ideológica) con el sello de un estilo nuevo. Reflexiona sobre la vida en Nueva York y confronta el sistema de valores que se han generado con el desarrollo industrial, la transformación de las relaciones de propiedad, el establecimiento de las grandes corporaciones monopólicas y de la economía mundial cap italista industrial. Discute sobre la desarticulación de las regiones y su incorporación a esta economía mundial. Pero también sostiene que es tiempo de “elaboración y transformación espléndidas, en que los hombres se preparan en entrar al goce de sí mismos y a ser reyes de reyes…” vislumbra un reordenamiento armónico. Como escritor y cronista, Martí está incorporado al acelerado proceso de las comunicaciones, que describe Mattelart, en la segunda mitad del siglo XIX. Enfrentado a las realidades neoyorkinas y continentales, está conciente, como escritor, que tiempos 168 169 Raimundo Lazo, Historia de la literatura cubana , México, UNAM, 1974, p. 164. Héctor Orijuela, op. cit., p. 113. 104 nuevos exigen nuevas formas de hacer y decir, de escribir. 170 Entiende que los medios de comunicación masiva no permiten que se alojen por largo tiempo las ideas. Visualiza la sociedad de masas y la difusión (o la masificación) del conocimiento. Martí encuentra en ella aspectos positivos. La posibilidad de llegar a más gente con un mensaje que genere una reacción. Martí se enfrenta al fenómeno masivo no sólo conceptualmente, sino además como escritor del medio masivo, de la prensa masiva en lengua española, previendo su poder. Esto para él, que tiene en mente agrupar a la cubanidad en torno a un proyecto nacional, es un adelanto innegable. La prensa masiva se revela como un fenómeno capaz de llegar, incorporar a la comunicación, de captar la atención y organizar ideas y propósitos en torno al proyecto, el de la creación de la nación cubana, el de la difusión masiva de las ideas más actuales al conjunto de los ciudadanos que quiere formar y organ izar. Entre 1882 y 1891, antes de escribir Nuestra América, Martí consolida su posición como periodista. Para Susana Rotker, es en la crónica, en la prensa, donde Martí elabora más claramente su expresión ideológica y política, aprovechando precisamente el surgimiento de la sociedad de masas y los periódicos de gran tiraje, el momento de su inserción en la “red informática” del siglo XIX. 17 1 En esta etapa escribe en La América de Nueva York. Tiene una intensa participación política que lo llevará a ser el portavoz del exilio cubano separatista de esa ciudad. Empleado comercia l, prologa libros, hace uso de la tribuna en actos políticos. Fue cónsul de Uruguay, reinicia trabajos conspirativos a favor de la independencia de Cuba y Puerto Rico. Enfrenta una campaña 170 ,Pedro Pablo Rodríguez, “El Proyecto de José Martí: una opción ante la modernidad”, Revista Casa de Las Américas La Habana, núm. 198, (ene-mar.), 1995, p. 41 -48. 171 Susana Rotker, Fundación de una escritura: Las crónicas de José Martí, La Habana, Casa de Las Américas, 1991. 105 en su contra dentro del exilio cubano. Rompe relaciones con el mayor general Máximo Gómez, generalísimo del Ejército Libertador cubano de la guerra de independencia (1868-1878). Publica su única novela, Lucía Jerez. Traduce a Hugo Conway. Inicia un fallido proyecto editorial. Retoma el trabajo político a favor de la independencia de Cuba. Es miembro de la Sociedad Literaria Hispano-Americana. Publica la revis ta infantil La Edad de Oro. En 1889 participó de la sesión inaugural de la Conferencia Internacional Americana. Pronunció el discurso conocido como Madre América, en la velada artística de la Sociedad Literaria Hispano -Americana en honor a los delegados de la Conferencia Internacional. Era miembro de la sociedad de instrucción para cubanos y puertorriqueños negros. Fue nombrado cónsul de Argentina y Paraguay. Escribió Versos Sencillos y en 1891 publicó Nuestra América. Ya en este momento, la actividad literaria, periodística, cultural y política se han consolidado como un todo. De ellas provienen las herramientas de su análisis. Con ellas va a reflexionar acerca de América y las relaciones interamericanas, sobre el futuro de Cuba y Puerto Rico, sobre el futuro de las Antillas, sobre la política estadounidense en la región. Con su lenguaje poético abarca todos los temas que trata, de lo cotidiano a lo histórico, de lo poético a lo social. Antes de la Conferencia Internacional Americana, Martí ha observado la tendencia estadounidense a la expansión por diversas vías. A través de sus crónicas ha tanteado el 106 desarrollo de esa sociedad que interpreta para los latinoamericanos por medio de la prensa. En julio de 1887 publicó en El Partido Liberal172 una reseña sobre la reunión de la Liga de Anexión Americana y la Compañía de Ocupación y Desarrollo del Norte de México en la ciudad de Nueva York. Estas dos organizaciones pretendían operar sobre Honduras, Cuba y el norte de México, buscaban la anexión de Sonora, [Baja] California, Chihuahua y Coahuila, además de promover la anexión del sur y el este de Canadá a los Estados Unidos. Contaban con 25 mil hombres preparados para operar. Martí da cuenta de ello y analiza la situación. En 1888 el presidente de los Estados Unidos había enviado a los gobiernos de América y el reino de Hawaii una invitación del Senado y la Cámara de Representantes en la que convocaba a una Conferencia Internacional. Como ya se vio, posteriormente se convocó a una conferencia para establecer una Unión Monetaria Internacional. 173 Las dos reuniones iban encaminadas a afianzar la hegemonía de los Estados Unidos sobre la economía del continente que tenía como modelo, aparentemente, la Unión Aduanera alemana. Durante esta serie de eventos quedó claro para Martí la situación entre las dos Américas. Los Estados Unidos aspiraban a estab lecer acuerdos de “reciprocidad” (siempre ventajosos para ellos). Martí cuestionó la construcción de una alianza de América Latina y Estados Unidos contra Europa para “ensayar con los pueblos libres su 172 173 José Martí, op. cit., t. 2, p. 150-156. José Martí, “La Conferencia Monetaria de las Repúblicas de América”, op. cit., t. 2, p. 498-507. 107 sistema de colonización”17 4 y analizó las propuestas en un artículo sobre la Conferencia Monetaria publicado en La Revista Ilustrada de Nueva York en mayor de 1891. El desequilibrio comercial entre Estados Unidos y América Latina era motivo de preocupación para Martí, que veía como alternativa equilibrar la balanza comercial o convertirse en dependencia de los Estados Unidos. La opción martiana en ese momento era el conocimiento mutuo más profundo para aclarar la conveniencia de cualquier tipo de unión política y económica. Evitar el comercio con un solo país. Martí ya había tenido que salir al ruedo en el debate contra la idea de la anexión de Cuba a los Estados Unidos con el texto Vindicación de Cuba y el segundo texto sobre el asunto, Cuba y los Estados Unidos . Había abordado aspectos de esta problemática en el discurso ya mencionado, Madre América, antecedente del texto Nuestra América. En el discurso Madre América, hizo alusión al significado de la velada y de la reunión internacional. Aludió a las sombras de águilas que echan a volar, al guerrero magnánimo del norte . Contrastó lo que la ceremonia escondía y lo que los rostros mostraban. Evocó las intenciones de los delegados a la reunión y habló de escribir en una tierra que no era libro aún, la última estrofa del poema de 1810, es decir, reafirmar la independencia. Realzó el carácter de la independencia latinoamericana contrastando la América de Lincoln con la América de Juárez. Presentó el cuadro de la formación de los Estados Unidos.: Del arado nació la América del Norte y la Española del perro de presa. 174 Héctor Orijuela, op. cit., p. 116. 108 El discurso de Martí es un alegato sobre la identidad latinoamericana y las diferencias con Estados Unidos. Confrontó las posturas de Bolívar e Hidalgo con los proyectos nacionalizadores y modernizadores estadounidenses. Alentaba un proyecto propio. En ese contexto publicó Nuestra América en 1891 en El Partido Liberal en la ciudad de México. NUESTRA AMÉRICA Cree el aldeano vanidoso que el mundo entero es su aldea y con tal de que él quede de alcalde, o le mortifique al rival que le quitó la novia, o le crezcan en la alcancía los ahorros, ya da por bueno el orden universal, sin saber de los gigantes que llevan siete leguas en las botas y le pueden poner la bota encima, ni de la pelea de los cometas en el cielo, que van por el aire dormidos engullendo mundos. Con estas palabras inicia José Martí su texto que está dividido en tres partes1 75 1. La primera establece una descripción metafórica sobre los peligros que rodean la región que define como “nuestra”. 2. En la segunda parte hace un llamado de alerta y unidad y añade un estudio de los peligros internos que debe tener en cuenta en ese proceso de unidad regional. 3. En la tercera parte hace una explicación de los peligros externos y define su origen. 175 Ver Pedro Pablo Rodríguez, “Nuestra América como programa revolucionario” en José Martí a cien años de Nuestra América, Panoramas de Nuestra América, México, UNAM, 1993, p. 81-92. 109 Martí sostiene la idea de una América mestiza, unida, capaz de sostenerse por sí misma como proyecto histórico continental frente a la visión “racialista” de superioridad anglosajona en el orden interamericano, reforzado por corrientes postitivistas y darwinistas sociales. El ensayo martiano se transforma en una réplica ideológica y política y un alegato contra el intervencionismo estadounidense.1 76 Martí ha ido definiendo un discurso sobre la nación cubana, sobre la región caribeña, sobre la región que componen los países que conoce , en la América que habla español. Ha vivido en Europa y finalmente en Nueva York, ha reconocido las partes de la cultura estadounidense, es periodista, diplomático, es escritor y hombre de la cultura. Ha ido construyendo una visión de las relaciones continentales a partir del presidio político y la deportación. Construyó una visión de las relaciones metropolitano-coloniales con relación a Europa. Fue construyendo una visión de las relaciones posibles entre los pueblos de América y definió las posibles relaciones entre la América que habla español y la América anglosajona. Nuestra América es, posiblemente, su postura más clara sobre las posibilidades de una relación continental. Se aleja, definitivamente de las posturas de Mahan. Martí ha construyó también un lenguaje que tiene fundamento en la poesía, es periodista y es un orador político. Tiene a fines del siglo XIX, cuando ya casi toda la América Latina es independiente, el proyecto de alcanzar la independencia de Cuba y fomentar la 176 Ver Ricardo Melgar Bao, “Nuestra América: Fraternidades y contiendas del fin de siglo” en José Martí a cien años de Nuestra América, op. cit., p. 39-57. 110 de Puerto Rico, promover la incorporación de las islas a una comunidad cultural, lingüística y regional que constituye la frontera entre dos visiones de América. Ve en México y las Antillas una importante posibilidad de equilibrio continental. Nuestra América es uno de los discursos en los que define la frontera en “la América que es nuestra y la que no lo es.” Martí va desarrollando con el discurso, el programa. Con ambos se ocupa del espacio y orienta el discurso hacia los sectores medios de la sociedad en la búsqueda de una alianza social para construir, por un lado, la nación y por otro, espera construir consensos sobre la región. Toma elementos de la creación literaria para definir la problemática social. Por sus formas simbólicas y metafóricas no siempre es fácil su lectura. Sin embargo hay algunos aspectos que se definen con claridad. 1. Enfrenta los valores del pragmatismo resultado de la mercantilización de las relaciones sociales. 2. Plantea una posición ética y estética sobre cómo debe organizarse el mundo y las relaciones sociales. 3. Asume una voz propia y la del grupo de los sectores medios en busca del consenso para la construcción de un proyecto nacional liberal y democrático que extiende a las Antillas y el continente. 4. Une la visión poética a la visión política para la construcción del discurso. 5. Enfatiza en la necesidad de crea r los mecanismos para consolidar una identidad propia y colectiva, como parte de una misma comunidad cultural. 111 6. Combate a los que con el pretexto de la libertad, construyen mecanismos para restringirla. 7. Asume una postura clara contra el colonialismo, a favor de la libertad política y, como la llama, espiritual, y la plantea como base de todas las libertades. Con estos elementos se orienta hacia los grupos que puedan estar interesados en el proyecto nacional cubano, en primer lugar y con el tiempo hacia los posibles interlocutores interesados en un proyecto continental para colocar los temas de debate y los programas de incorporación a los procesos políticos y económicos de su época. Por tanto a la nueva distribución del trabajo que plantean los cambios tecnológicos y económicos. Es allí donde está, desde nuestro punto de vista, la postura de Martí frente a la postura de Mahan. De ahí que defina el espacio geográfico y cultural al que se refiere, como nuestra América y postule la necesidad de un debate sobre las formas de incorporarse a la nueva distribución internacional del trabajo, es decir, aclarar el proyecto común americano. Por esa razón el texto martiano aparece después de la Conferencia Internacional Americana y la Conferencia Monetaria Internacional. Lo interesante en Martí es que fusiona en él, pensamiento liberador, planteamiento y acción política y expresión poética. Martí desde 1888 y hasta su muerte en 1895 en los campos de Cuba se ocupará en construir mecanismos de interrelación, crítica al sistema colonial, pero antes de resolver el problema insular ya visualiza otras formas de subordinación modernizadas. Se ocupa de la reestructuración del campo ideológico, o sea, de visualizar otras formas de relación de Cuba y Puerto Rico con España y de América Latina con Estados Unidos. Construye instancias de acción política y cultural que 112 desembocarán en la fundación de una institución política en 1892, el Partido Revolucionario Cubano y el periódico Patria. Los efectos de esta reestructuración ideológica terminará formando parte de la corriente de renovación de la lengua española el modernismo177 , como ya se dijo. El modernismo puede entenderse como renovación, no sólo de la voz poética, sino de la identidad continental, la forma de entender la identidad cultural en el espacio. En Martí se tiene, además, una de las afirmaciones políticas que contempla los cambios, desde una perspectiva continental y mun dial. ¿Hacia dónde se orienta Martí? ¿Qué intenta promover? La hiperbólica tarea de equilibrar el mundo, armonizar la cultura y las razas en una región y un continente donde los procesos económicos y sociales habían sido atropellados desde la irrupción de Europa, con la conquista, las encomiendas, la esclavitud africana hasta el violento avance del capitalismo del que las Conferencias Internacional y Monetaria Americana eran una expresión clara y evidente después de las guerras estadounidenses de 1836 y 1846 contra México, los intentos por anexar a los Estados Unidos a la isla de Cuba 177 El término modernismo alcanzó difusión a partir de 1893 y fue Rubén Darío quien lo introdujo en la terminología literaria. Significó una ruptura con los contenidos y las formas de sensibilidad entre las generaciones. Estaba matizado por la confusión y el pensamiento surgidos del cuestionamiento al pensamiento racionalista y científico y al naturalismo en la literatura y por la llamada crisis del “fin de siglo” [XIX]. En sentido amplio, el término modernismo designa la resultante literatura de una época caracterizada por el libre desarrollo de la facultad creadora, sin el apoyo de la vieja retórica; en este sentido cabría considerarlo como punto de arranque de todas las tendencias experimentales y vanguardistas que caracterizan la literatura contemporánea. Las iniciativas renovadoras modernistas parten de América. Se pueden ver dos etapas en formación. En la primera etapa pueden contarse a José Martí y Julián del Casa, Manuel Gutiérrez Nájera y Salvador Díaz Mirón, José Asunción Silva y Rubén Darío. Larousse, t. 7, p. 370. 113 hechos por Narciso López 178 y los de William Walker 179 sobre el noroeste de México y posteriormente sobre Nicaragua y Centroamérica. Intenta llegar, como se ha dicho, a los sectores medios de la sociedad americana periférica con conciencia de sí y que aspiran a construir y formar parte de su propia nación con el aporte de las experiencias culturales propias. Intenta animar un intercambio entre las naciones latinoamericanas. Martí se constituye, por lo mismo en una de las voces interamericanas que promueve un acuerdo continental. Se orienta hacia la crítica de la cultura y de los valores.180 Hacia la creación, construcción y consolidación de estructuras culturales, la aclaración de identidades, el aprovechamiento de los elementos positivos de la modernización y de las redes técnicas. Hacia la conformación, activación y consolidación de los actores de la sociedad civil, movilizados por la palabra y la cultura. Lo que busca Martí, como señala Ricardo Melgar, es crear un nuevo orden social, un nuevo curso civilizatorio donde las relaciones humanas adquieran significados éticos y estéticos apelando al imaginario político y al mundo afectivo de los sujetos sociales. 181 Lo que plantea Martí no es copiar modelos europeos,182 sino discutirlos a la luz de la realidad de América. Tampoco aceptar cualquier alianza, aún americana, sin entender sus implicaciones. En Martí está presente la idea de que la cultura colonial, después de la independencia, pasó a ser 178 Narciso López (1798-1851), venezolano que luchó en su país con las tropas realistas, participó en España en las Guerras Carlistas y fue senador. De vuelta a América fue gobernador de Trinidad. Se unió a los autonomistas de Trinidad y fue destituido como gobernador, pasó a Estados Unidos. En 1850 preparó una expedición anexionista fallida sobre Cuba, desembarcó en Cárdenas, Matanzas. En 1851 volvió a desembarcar en Cuba, pero fue hecho prisionero y ejecutado por el gobierno español en Cuba. Larousse, op. cit., t. 6, p. 680. 179 William Walker (1824-1860), periodista en San Francisco, expansionista estadounidense, apoyado por esclavistas sureños invadió Baja California, se proclamó presidente de la república de Sonora y Baja California en 1853 pero fue expulsado. Financiado por expansionistas estadounidenses pasó a Centroamérica, intervino en la guerra civil nicaragüense con un grupo de mercenarios (1855), se proclamó presidente de la república de Nicaragua (1856). Fue combatido por sus intenciones de apoderarse de las repúblicas centroamericanas por una coalición de ejércitos de esos países ligados a los intereses de la compañía de transportes del istmo de Cornelius Vanderbilt y la Gran Bretaña. Apoyado por esclavistas del sur estadounidense, pero enemistado con Vanderbilt, tuvo que abandonar Nicaragua. Capturado por la marina estadounidense fue remitido a su país. Regresó a Honduras con planes similares pero fue capturado por los británicos y entregado al gobierno de Honduras que lo ejecutó. Larousse, op. cit., t. 10, p. 892. 180 Liliana Weinberger, “Nuestra América en tres tiempos” en José Martí a cien años… , p. 29-34. 181 Ricardo Melgar Bao, op. cit., p. 42-48. 182 Liliana Weinberger, op. cit ., p. 29. 114 cultura de imitación y necesita cambiarse por una cultura crítica, de discusión de los modelos europeos y reencuentro con las realidades peculiares, con un mundo de cultura mestiza y sincrética. De ahí que promueva dos posturas. La primera tiene que ver con la capacidad creativa, de ahí que señale que “crear es la palabra de pase de esta generación”. Inventar, probar, conocer, conciliar, superar, hermanar. Desde ese punto de vista, el sentido de América estará claro al superar el desencuentro que genera no conocer realmente a América. Martí articula una serie de argumentaciones ideológicas, entre ellas la de usar las armas del juicio “que vencen a las otras armas”, construir “trincheras de ideas” que “valen más que trincheras de piedras” y permiten enarbolar a tiempo “la bandera mística de una idea enérgica” ante los acorazados, lo que es una referencia directa y contesta a las propuestas de Mahan en el terreno de la cultura, la acción social y la sociedad civil. De ahí se desprende de manera natural, como lo plantea Martí en su texto, hacer el recuento y comenzar la marcha unida. Su propuesta sugiere conformar un bloque más o menos homogéneo basado en la herencia cultural común, histórica y lingüística, para desarrollar una región en la que sea difícil imponer criterios extraños. El producto: la defensa de la cu ltura propia por la creación, con métodos e instituciones propias, con el conocimiento de los elementos del país, con la aplicación adecuada de las teorías políticas y filosóficas teniendo como premisa que gobernar es crear. Relacionando la capacidad creadora, artística, con la capacidad creadora política de donde se intuye la construcción de la sociedad como una obra de arte, como producto no sólo de la construcción política, sino de construcción estética. 115 Desde este punto de vista, su construcción más importante es el concepto mismo de nuestra América . Con él, intenta definir una identidad histórico-cultural183 , diferenciada de Estados Unidos [y de la noción de que América es Estados Unidos]. Argumenta a través de todo el texto sobre esta identidad y la necesidad de aclararla, diferenciando ese concepto con el de Hispanoamérica, que era usado básicamente en literatura y del concepto Latinoamérica, que se tiene como uno promovido por los franceses. “Nuestra América […] significa en Martí, pertenencia, conciencia de una comunidad espiritual de una unidad y -a la vez- conciencia de la necesidad de unión para el futuro.”184 De ahí que aparezcan en el texto, conceptualizaciones o metáforas que se hacen presentes en otros textos, como la lucha contra los que hacen de la libertad una prisión para los hombres. Ligados a este podemos ver, claramente, su lucha contra el colonialismo y la dominación. En el fondo, la sugerencia de un modelo de república para su propia nación y para las relaciones internaciona les. Hay una crítica hacia las debilidades del liberalismo que se implantó en la América que Martí llama nuestra y conoció en su peregrinar americano. Crítica al modelo liberal que las Conferencias Internacionales pretendían promover. Martí se ubica en una posición de crítica y distanciamiento frente al liberalismo, sin romper de manera definitiva con su matriz ideológica. La concepción martiana de la 183 184 Ver Pedro Pablo Rodríguez, “Nuestra América como programa revolucionario”, op. cit ., p. 88-89. Ibid., p. 90. 116 libertad se presenta entrelazada por un código ético-estético sui géneris , que subvierte la clásica oposición general entre el laicismo y la religiosidad popular: “Creíais la religión perdida, porque estaba mudando de forma sobre nuestras cabezas. Levantaos porque vosotros sois los sacerdotes. La libertad es la religión definitiva. Y la poesía de la libertad el culto nuevo. Ella agrieta y hermosea lo presente, deduce e ilumina lo futuro y explica el 185 propósito inefable y la seductora bondad del universo.” UN PROGRAMA MARTIANO De los textos martianos y Nuestra América se puede deducir un programa: Ante los peligros internos, es decir, la permanencia de las estructuras coloniales en la república, plantea la autonomía y lucha por la identidad.186 Aportación principal de Martí, dándole importancia a indios, negros y campesinos en la formación de la cultura y las identidades autónomas, abriendo espacios para todos los elementos del país. Formación de un modelo económico no por las vías que el liberalismo tradicional había planteado el desarrollo. Ante los peligros externos, que vienen desde los Estados Unidos187, el reconocimiento del problema. La búsqueda del conocimiento mutuo, entre Estados Unidos y la América hispana. La d escolonización18 8 como una necesidad histórica y como obra ecuménica de los pueblos del mundo, a favor de la construcción de un orden de libertad. 185 Ver Ricardo Melgar, op. cit., p. 54. Ver Pedro Pablo Rodríguez, op. cit ., p. 85. 187 Ibid., p. 86. 188 Ricardo Melgar, op. cit., p. 48. 186 117 El desarrollo y conocimiento de la cultura propia. La creación de lo que llama la “bandera mística ”. La Un iversidad Americana que se ocupe de la realidad americana, la creación de estructuras de conocimiento y la difusión del “conocimiento de sí propio” y de la cultura de nuestra América. El equilibrio en las relaciones económicas y el conocimiento mutuo entre las dos Américas en el terreno cultural para compensar las desigualdades. La unidad de la región. La América Nueva como proyecto de redefinición de las relaciones entre las dos Américas, basada en el respeto mutuo. La utopía martiana Martí retoma el proyecto modernizador y de actualización histórica y cultural18 9: en el caso de Cuba y Puerto Rico, la independencia; en el caso de América Latina, la propuesta de unidad y rearticulación del proyecto del Estado nacional con los elementos propios y con previsión acerca de los aspectos políticos y económicos que podrían desencadenar nuevas expansiones de potencias extranjeras, si no evidentemente territoriales, sí económicas. Concibe el reordenamiento del Estado -nación como la posibilidad de una obra armónica que se basa en sus fortalezas y conoce sus debilidades. Toma en cuenta los grupos y 189 Ver Darcy Ribeiro, “La cultura latinoamericana”, Cuadernos de Cultura Latinoamericana , México, UNAM, 1978, p. 20-21. 118 “minorías” que constituyen la “masa” del pueblo. Este planteamiento lo expone como recurso ante el avance anglosajón y la aceptación de su modelo sin conocerlo. Martí plantea consolidar la frontera cultural de América Latina, que está en México y pretende, con la acción política (en su caso en el Partido Revolucionario Cubano), con la acción cultural, con el uso de la palabra (los medios de comunicación masiva y el periódico Patria ), el uso de conceptos que difunde (Nuestra América , como concepto general de identidad, la guerra necesaria, como el esfuerzo para alcanzar la independencia definitiva para las últimas colonias españolas, los pinos nuevos, las nuevas generaciones que se incorporan a la labor que Martí plantea, la república con todos y para el bien de todos, como el modelo republicano y democrático que incluya a españoles, criollos, mulatos, negros y todos los que se acojan a la ciudadanía cubana. La idea de que en el Caribe está el fiel de la balanza, la visión geopolítica de Cuba y Puerto Rico independientes garantizan la integridad, dignidad y el equilibrio entre las dos Américas por el respeto al derecho de los pueblos pequeños a su libertad) a través de los medios de comunicación de que dispone. Y con esos medios y conceptos, extender la frontera cultural hacia las Antillas con la independencia, cerrar allí el paso al “gigante con botas de siete leguas”, “hacer una muralla apretando los árboles, como la plata en los Andes”, consolidar de manera artística la obra, completar nuestra América sobre la base de un tipo distinto de relaciones entre las dos Américas basadas en el conocimiento y respeto mutuo. Construir entonces la América nueva. El programa martiano se aclara más adelante. Nuestra América establece los criterios, podríamos decir geopolíticos de Martí. El programa se define y amplía a partir de la 119 actividad, no sólo literaria, sino política y periodística. En el texto El tercer año del Partido Revolucionario Cubano. El alma de la Revolución y el deber de Cuba en América , publicado en el periódico Patria el 17 de abril de 1894 queda dicho: No son meramente dos islas floridas, de elementos aún disociados, lo que vamos a sacar a luz, sino a salvarlas y servirlas de manera que la composición hábil y viril de sus factores presentes, menos apartados que los de las sociedades rencorosas y hambrientas europeas, asegure, frente a la codicia posible de un vecino fuerte y desigual, la independencia del archipiélago feliz que la naturaleza puso en el nudo del mundo, y que la historia abre a la libertad en el instante en que los continentes se preparan, por la tierra abierta, a la entrevista y el abrazo. En el fiel de América están las Antillas, que serían, si esclavas, mero pontón de la guerra de una república imperial contra un mundo celoso superior que se prepara ya a negarle el poder, -mero fortín de la Roma americana;-y si libres,-y dignas de serlo por el orden de la libertad equitativa y trabajadora,-sería en el continente la garantía del equilibrio, la de la independencia para la América española aún amenazada y la del honor para la gran república del Norte, que en el desarrollo de su territorio, por desdicha, feudal ya, y repartido en secciones hostiles, -hallarán más segura grandeza que en la innoble conquista de sus vecinos menores, y en la pelea inhumana que con la posesión de ellas abriría contra las potencias del orbe por el predominio del mundo.-No a mano ligera, sino como con conciencia de siglos, se ha de componer la vida nueva de las Antillas redimidas. Con augusto temor se ha de entrar en esa grande responsabilidad humana. Se llegará muy alto, por la nobleza del fin; o se caerá muy bajo, por no haber sabido comprenderlo. Es un mundo lo que estamos equilibrando: no son sólo dos islas las que vamos a libertar.190 Estas son las dos posturas en contienda y que están reflejadas, en primer lugar, en los discursos y textos de Alfred Thayer Mahan, quien articula una respuesta geopolítica y marítimo-naval para responder a los problemas internos que las propuestas de panamericanismo y de mercado único en el continente, formuladas por James Blaine, no 190 José Martí, “El tercer año del Partido Revolucionario Cubano. El alma de la Revolución, y el deber de Cuba en América” , Obra Escogida, t. III, p. 361 -362. 120 pudieron resolver. Mahan hizo una revisión del desarrollo de las potencias navales modernas, al reconocer la vía que siguieron para el control de las rutas mercantes, sistematizó, basado en la historia, un programa para el reordenamiento de las relaciones continentales. Implica, lógicamente la fuerza militar y todo el peso de las redes técnicas en función de una estrategia de seguridad en la construcción de un sistema continental controlado por sus barcos de guerra. El proyecto martiano, es la propuesta de reordenamiento de los sectores medios nacionalistas latinoamericanos. Con la muerte de Martí y la intervención estadounidense en Cuba se impone sin gran oposición el programa mahaniano en el Golfo-Caribe y el Pacífico, con la ocupación de Guam y Filipinas, Samoa y la anexión de Hawaii. La importancia de conocer estos dos planteamientos está en que, a pesar de que el proyecto mahaniano fue el que prevaleció, el proyecto martiano tuvo un impacto en una parte importante de los intelectuales nacionalistas de los sectores medios en América Latina. Plantea la realidad de la frontera cultural y las condiciones en las que se podría construir una relación continental más productiva que la que se sustenta en la dominación Por otra parte, fue con el proyecto geopolítico mahaniano con el que se movió la Marina de Guerra estadounidense y es lo que explica el interés por reorganizar o establecer estaciones carboneras en el Distrito Sur de la Baja California. De ahí su renovado interés por la estación carbonera de Pichilingue, en la bahía de La Paz y en el establecimiento de otra estación carbonera y en el uso militar de Bahía Magdalena, frente al Océano Pacífico, como se verá en el siguiente apartado. 121 Capítulo III Pichilingue, Bahía M agdalena y el sistema naval estadounidense Pichilingue y Bahía Magdalena van a ser incorporadas a la reestructuración geopolítica y naval de los Estados Unidos a partir de 1899. Su situación geográfica, una a la entrada del Golfo de California y la otra, la mejor bahía en la ruta de Panamá a San Francisco y frente a Hawaii, las hacen puntos de referencia obligada a la hora de tomar decisiones dentro de la nueva situación naval. En esta parte se retoman los aspectos relacionados a la reflexión sobre el espacio y la construcción de un sistema continental que contempla la ocupación de lo que hemos llamado Mexamérica , el Atlanto-Golfo Caribe, la Mesoamérica moderna y los espacios del Pacífico y el Golfo de California para tratar de entender la importancia de Pichilingue y Magdalena dentro de este sistema continental y del sistema naval estadounidense en particular. Se parte también de la existencia de dos visiones del sistema contiental que se reflejan en los discursos de Alfred Thayer Mahan y José Martí. La ocupación de Pichilingue y cómo se replantea su uso después de 1899. Además, se intenta replantear de manera general las relaciones entre México y Estados Unidos dentro del proceso de rearticulación continental, incluyendo otros planteamientos discursivos además de los de Mahan y Martí. Se exponen los argumentos de lo que 122 hemos llamado “teóricos y pragmáticos” para relatar la redefinición de los puertos peninsulares y a partir de los datos que pudimos conocer sobre los barcos que pasaron por la estación carbonera y la transformación de Magdalena en polígono de tiro y área de ejercicios navales y desembarco visualizar tanto el sistema naval estadounidense como el uso del espacio marítimo peninsular. El uso del espacio marítimo peninsular queda claramente establecido con la visita de la Gran Flota Blanca en 1908 a Bahía Magdalena como parte de su recorrido alrededor del mundo como parte de la política del Gran Garrote de Teodoro Roosevelt. Por último es de interés plantear que hubo una respuesta ciudadana a esa manifestación de fuerza en las playas peninsulares. Los ejercicios navales de 1908 son la manifestación contundente de la estrategia mahaniana en la península y en el mundo. La respuesta ciudadana tiene un claro paralelo con el proyecto martiano, como se planteó desde el punto de vista de la confrontación discursiva entre Martí y Mahan. Desde ese punto de vista, ambas posturas tuvieron su manifestación en el espacio peninsular y aclaran, ambas manifestaciones, la importancia geopolítica tanto de Pichilingue como de Bahía Magdalena para visualizar la península y la región del golfo a la luz de la política naval y el ambiente político estadounidense después de 1899. En 1867 una “confusión administrativa” entre las autoridades del Puerto de La Paz y el Jefe político culminó con la concesión, por parte del Gobierno del presidente Benito Juárez, de un permiso otorgado al Gobierno de los Estados Unidos para establecer un depósito de carbón en la bahía de Pichilingue, para el uso de la Marina de Guerra de ese país. En 1899 la aparentemente olvidada estación carbonera cobró importancia para los 123 intereses estadounidenses en el Pacífico, por lo que se inició la construcción de lo que un diario de La Habana llamó “la primera instalación carbonera de los Estados Unidos construida en suelo extranjero”, antes que la de Guantánamo en Cuba. Pichilingue, junto a Bahía Magdalena, son puntos estratégicos que no podían dejarse pasar por alto en los momentos en que se daban grandes cambios en el Pacífico y el Caribe ante la posibilidad de la apertura de un canal interoceánico en Panamá y el establecimiento de los Estados Unidos como potencia naval. LA CONCESIÓN DE PICHILINGUE El nombre Pichilingue proviene, según Ángel Sluiter, de la corrupción de Vlissingen, nombre del puerto holandés en el Mar del Norte. Se señalan otros orígenes a la palabra, todos ellos relacionados con la actividad marítima y la piratería. En Baja California Sur la bahía de Pichilingue se localiza cerca de la desembocadura meridional de la ensenada de La Paz. Tiene frente a la isla de San Juan Nepomuceno, de 3 kms. de largo y 800.5mts. de ancho.19 1 En 1899 el embajador de los Estados Unidos en México, Powell Clayton, se dirigió al Secretario de Relaciones Exteriores, Ignacio Mariscal, solicitando facilidades para 191 Eligio Moisés Coronado, “La Carbonera de Pichilingue, 1901”, en Miguel Mathes, Baja California. Textos para su historia , tomo II, México, 1988, p. 179. Para Germán Arciniegas la palabra pichilingue deriva del inglés “speak in English” que era la orden que daban los ingleses que asolaban las costas del Pacífico , según Marita Martínez del Río de Redo, “Los ‘Pichilingues’ en las costas novohispanas” en México en el Tiempo, Revista de Historia y Conservación, México, Año 4, núm. 25, 1988, p. 51. Por otro lado, pichilingue o pechelingue era el nombre con que en España se designó durante la edad moderna a piratas, bucaneros, corsarios y filibusteros. Larousse, op. cit., t, 8, p. 239. 124 reedificar la estación carbonera de los Estados Unidos en Pichilingue, recordándole que en 1866, el gobernador del Distrito Sur de la Baja California, había dado permiso al cónsul de Estados Unidos, Sr. Elmer, para establecer en la bahía de Pichilingue una estación de depósito de carbón y abastecimiento a los buques de la marina de guerra estadounidense.1 92 El tema de la estación carbonera es uno de particular interés por las implicaciones y compromisos que traía para el gobierno de Porfirio Díaz al iniciar su última década en el gobierno. Es interesante también el asunto en términos de las relaciones con el gobierno estadounidense y el papel que ambos gobiernos, mexicano y estadounidense, asignaron a la península como región económica y geopolítica. Las circunstancias en las que se estableció la estación carbonera están relacionadas con la situación política particular de la Baja California en la década del sesenta del siglo XIX. Adrián Valadez aporta una explicación en los siguientes términos. El decreto de 17 de agosto de [18]67, que suspendió las facultades extraordinarias que se concedieron provisionalmente, en fuerza de las circunstancias de la guerra, a los gobernadores, generales en jefe de cuerpos, de ejército y otros funcionarios civiles y militares hizo que los empleados federales de Hacienda se consideraran del todo desligados de la administración local y dependientes exclusivamente de la respectiva Secretaría, y, por tanto, que se rehusaran a hacer pagos acordados por el gobierno del Territorio, como lo habían estado haciendo. Esta actitud asumida por los empleados de la aduana marítima de La Paz produjo luego un incidente que vino a determinar la confirmación del permiso para que permaneciera el depósito de carbón que tiene el gobierno de los Estados Unidos en el puerto de los Pichilingues [sic.]. En 3 de diciembre de [18]66, el jefe político de la Baja California dio permiso al cónsul norteamericano, residente en La Paz, para que en algún punto que eligiera de este mismo puerto 192 Eligio Moisés Coronado, op. cit. , p. 180. 125 o del adyacente de Pichilingues, pudieran desembarcar sin gravamen ni derecho de ninguna clase, carbón de piedra destinado para el uso de los buques de guerra de su país. Con sujeción a ese permiso, se habían hecho ya, en distintas fechas, dos descargas de carbón; pero al hacerse otra en 1867, el administrador de la aduana exigió el pago de derechos. El encargado de los negocios de los Estados Unidos en México, en 7 de diciembre de dicho año se dirigió a la Secretaría de Relaciones sobre tal asunto, y el gobierno del señor Juárez le manifestó que “aunque el jefe político del Territorio no tenía autoridad competente para haber concedido aquel permiso, era satisfactorio para el gobierno concederlo, como un acto de cortesía, buena voluntad y justa consideración al gobierno de los Estados Unidos”, y se dio orden para que no exigiera el pago de derecho alguno, cuyo cobro se había hecho sin consentimiento del gobierno, quedando así ratificado el permiso para la carbonera en los mismos términos que lo concediera el jefe político de la Baja California.193 Eligio Moisés Coronado, refiriéndose al tema, añade que la concesión fue confirmada por el Secretario de Relaciones Exteriores, Sebastián Lerdo de Tejada, al encargado de negocios de Estados Unidos, Edward Plumb. El propio Lerdo aclaraba que se asumía una concesión no autorizada. No obstante libró órdenes para la exención de impuestos por el carbón depositado y ordenó se permitiera entrar a los buques estadounidenses en cualquier punto de las bahías de La Paz o Pichilingue sin pagar derechos por el carbón.1 94 En cuanto al depósito de carbón, Coronado amplia que el contador de la Aduana Marítima, en ausencia del titular y Jefe Político, Carlos F. Galán, permitió el desembarco de mil quinientas toneladas de carbón de piedra de la fragata 193 Adrián Valadez, Historia de la Baja California, 1850-1880 , México, UNAM, 1974, p. 168 -169. 194 Eligio Moisés Coronado, op. cit., p. 180. 126 estadounidense Washington, procedente de Filadelfia. El desembarco fue autorizado tras la solicitud del cónsul de Estados Unidos en La Paz.195 ¿Pero en qué condiciones fue solicitada la autorización para desembarcar el carbón de piedra en 1867? ¿Cuál era la situación política que facilitó la autorización y ratificación de una concesión tan comprometedora como esta? Parte de la explicación puede hallarse en el establecimiento del gobierno autonómico en Baja California, regido por una Asamblea Legislativa. Entre las disposiciones económicas de esta asamblea estaba “la autorización del libre comercio por el puerto de La Paz”.196 En estas circunstancias, como señala María Eugenia Altable, “la mayor independencia en la toma de decisiones se acompañó de la manifestación de fuertes conflictos entre las d iferentes fuerzas políticas locales”, lo que permite entender con mayor claridad la explicación de Adrián Valadez. Si a esto añadimos que, como continúa explicando Altable, “…las personalidades involucradas [en estos asuntos] eran casi todas propietarias de tierras, de comercios, de flotas perleras o agentes y socias de las empresas extranjeras del ramo minero. Eran partícipes al mismo tiempo de los diferentes órganos de gobierno, por lo que sus actitudes políticas estaban en estrecha relación con los beneficios que podrían obtener o de los que quedaban excluidos en el momento en que se tomaban ciertas decisiones económicas.” 197 195 Idem. 196 María Eugenia Altable, “Autonomía y centralización en el México del siglo XIX. El caso de Baja California”, Secuencia, Revista de historia y ciencias sociales , nueva época, mayo-agosto de 1998, México, Instituto Mora, p. 13. Ver “Manifiesto de la Asamblea Legislativa y el Gobierno Territorial en el que se declara la decisión de gobernar la península con independencia del centro y de acuerdo a los principios que en él quedan expuestos” de marzo de 1859 en María Eugenia Altable La organización política de la Baja California. Estatutos Orgánicos y otros documentos de la Diputación Territorial (1850-1878), Universidad Autónoma de Baja California Sur, La Paz, 1998. 197 Idem. 127 Las circunstancias internas, la distancia en relación con la autoridad central, las diferencias de criterio y políticas favorecieron el darle continuidad a una actividad ya establecida, el depósito de carbón en la zona de La Paz, y ante el reclamo del gobierno estadounidense, la concesión formal de la misma. Un antecedente importante es, al parecer, el Tratado McLane-Ocampo .198 Otro aspecto importante es la situación de las relaciones políticas con el gobierno estadounidense. Ralph Roeder deja ver la actitud que tenía en ese momento una parte de los políticos estadounidenses en relación con México que facilita esbozar algunas explicaciones. Roeder señala que el gral. Ulises Grant quien después sería presidente de los Estados Unidos, era partidario del protectorado para México e insistía al presidente Johnson en adoptar esa forma de relación con México antes de la salida de Maximiliano de Habsburgo. El protectorado se habría llevado a cabo en 1867 si Johnson no se hubiera empeñado en su política de Reconstrucción del Sur , puesto que ha había accedido a la sugerencia de Grant. Roeder deja ver la situación al citar la prensa de la época: El objetivo de Grant no era únicamente absorber territorio, sino buscar una válvula de seguridad que hubiese dado libre salida al elemento esclavo. Un protectorado de México sería, no obstante los argumentos en contra del periódico The Press , el paso preliminar a una anexión o absorción. “La adquisición de México ha sido una doctrina demócrata durante treinta años y ya sea que una administración demócrata o una republicana se haga cargo del gobierno, es probable que muy pronto ocurrirán acontecimientos que harán que la anexión de aquel país se vuelva una medida nacional y no una medida de partido.”199 198 Tratado McLane -Ocampo, en Álvaro Matute, Lecturas Universitarias N° 12, Antología México en el siglo XIX. Fuentes e interpretaciones históricas , México, UNAM, 1993, p. 489-493. 199 Ralph Roeder, Hacia el México moderno: Porfirio Díaz, I, México, FCE, 1981, p. 73. 128 Sin embargo, con o sin anexión había un importante desplazamiento hacia el oeste que con el descubrimiento de las minas de California provocó una estampida hacia el Pacífico con independencia de las metas políticas formuladas por Grant. Ante el éxodo, la pregunta era cómo acelerar las marchas hacia el oeste. La forma más rápida era por mar, tomando en Nueva York o Nueva Orleáns buques de vapor que llegaran a Panamá o Nicaragua, cruzar el istmo y finalmente tomar otro buque por el Pacífico hasta California.200 De ahí que encontremos más de una razón para ubicar una estación carbonera en Pichilingue, sin tomar en cuenta las concesiones territoriales o las inversiones mineras en la península. Por lo que no es raro encontrar que ya George Dewey hubiera explorado parte de la costa de la Baja California en el golfo y en el Pacífico en los años 1873, 1874 y 1875. 201 200 Germán Arciniegas, Biografía del Caribe, Editorial Porrúa, Nº 406, México, 1993, p. 290. J.R. Southworth, Baja California Ilustrada, Gobierno de Baja California, La Paz, 1989, p. 3. Dewey fue almirante de la marina estadounidense, comandante de la flota del Pacífico durante la guerra hispanoestadounidense de 1898, destruyó la flota española en Cavite y ocupó Manila. 201 129 CAMBIOS IMPORTANTES EN MÉXICO Y ESTADOS UNIDOS Los Estados Unidos que en 1899 notificaban al gobierno de México su interés por renovar la estación carbonera de Pichilingue eran otros con relación a 1867. Eran los vencedores de la recién finalizada guerra contra España. Habían establecido el control sobre Cuba, poseían a Puerto Rico, Guam y Filipinas202 y habían anexado Hawaii203 extendiendo sus intereses más allá de sus aguas territoriales en el Caribe y el Pacífico. De manera muy general, estos pueden considerarse antecedentes para la solicitud del embajador Clayton en 1899 pidiendo facilidades para reedificar la estación y el muelle de Pichilingue. Las percepciones sobre México se habían modificado por entonces. Luis González pone como ejemplo la postura del Gral. Rosencranz quien postulaba que: “La base ideal de nuestras relaciones con México es la de reconocer plenamente su nacionalidad invadiendo solamente su mercado con nuestros productos industriales.” 204 En cuanto a México, Lorenzo Meyer caracteriza el periodo de 1876 a 1911 como uno de cambios dramáticos en el escenario político. Destaca, entre otros, la reconciliación con los antiguos enemigos del liberalismo, el establecimiento de un gobierno fuerte y 202 “Tratado de Paz entre España y los Estados Unidos de América firmado en París el 10 de diciembre de 1898” en Hortensia Pichardo, Documentos para la historia de Cuba, La Habana, Editorial de Ciencias Sociales, 1977, p. 540-546. 203 Scout Crawford, Hawa ii-nation.org.list manteiner, correo electrónico, 18 de agosto, 1998. [email protected]. 204 Luis González, “El liberalismo triunfante” en Historia General de México, El Colegio de México, México, Vol. 2, 1997, p. 939. 130 autoritario, la creación de condiciones favorables para la inversión extranjera, única forma en que, según Howard F. Cline, México podría formar parte de las naciones modernas y evitar otra invasión militar. 20 5 Por lo que toca específicamente a la política económica, México debía crear un estado guardián del clima de orden sin intervención directa en la economía. Estas posturas coincidieron con una importante acumulación y concentración de capital en los Estados Unidos y los países europeos como resultado de la industrialización. Esos capitales se invirtieron en áreas periféricas, productoras de materias primas. Algunas empresas lograron controlar fuentes de materias primas para garantizar sus aprovisionamientos y proteger sus mercados internos con monopolios verticales. 206 El gobierno de Porfirio Díaz avanzó en su esfuerzo por la consolidación de una economía moderna sobre la base de ferrocarriles, empresas mineras, las plantaciones, el petróleo y los servicios públicos, [sin olvidar las concesiones de tierra]. Se apoyó la consolidación de 150 empresas mineras y refinerías, el mercado interno y el sector agroexportador. La minería, (y este es un factor importante en la región del Golfo de California), se convirtió en un industria estratégica acaparando 63% del valor de las exportaciones. Los Estados Unidos, como se sabe, jugaban un papel fundamental en la minería y los ferrocarriles. Para muchos investigadores, comenta Meyer, hacia el 205 Lorenzo Meyer, “Los grupos de presión extranjeros en el México Revolucionario, 1910-1940”, Colección del Archivo Histórico Diplomática Mexicano , México, SRE, 1973, p. 16. 206 Ibid., p. 20-21. 131 principio de la Revolución más de la mitad de la inversión nacional había sido efectuada por extranjeros, quienes controlaban los sectores más modernos.20 7 Otros investigadores añaden que a partir de 1900, además de la centralización del poder, podía verse una estabilidad relativa tras la llamada pacificación, el control de muchos caudillos regionales 208 se da la creación de una infraestructura para la exportación, la extracción y los servicios urbanos, promoción del comercio norteamericano a través de la red ferroviaria. Además, el control por parte de grandes compañías,( como por ejemplo la Standard Oil y la Casa Bancaria Speyer) de gran parte de esa red, que implica una parte importante del petróleo y las compañías navieras. Con esto comenzaron a visualizarse las contradicciones internas del régimen porfiriano. La situación política fue transformándose con la organización de los nuevos liberales. Surgieron críticas al sistema, hubo inflación y los antireeleccionistas se organizaron.209 Eran los primeros síntomas de una crisis que traería cambios futuros. En cuanto a la península, el periodo de 1900 a 1905 es descrito por Pablo L. Martínez a partir del inicio de las labores de irrigación del Valle Imperial en Estados Unidos con aguas del Río Colorado, la promoción del desarrollo urbano de Mexicali, un gran acaparamiento de tierras por firmas extranjeras, la dependencia del gobierno mexicano, para el desarrollo de la Baja California , de las compañías deslindadoras.210 Otros 207 Idem. 208 Jürgen Buchenau, “México como potencia mediana: una perspectiva histórica”, Secuencia, Revista de historia y ciencias sociales , Instituto Mora, México, nueva época, Nº 41, mayo-agosto de 1998, p. 81. 209 François-Xavier Guerra, México: del Antiguo Régimen a la Revolución , México, t. II, FCE, 1995, p. 20-34. 210 Pablo L. Martínez, Historia de Baja California, México, Patronato del Estudiante Sudcaliforniano Gobierno del Estado de Baja California Sur, 1991, p. 477. 132 investigadores han caracterizado el periodo de 1880 -1910 como la “época del apogeo minero sudcaliforniano”.211 LAS RELACIONES ENTRE MÉXICO Y LOS ESTADOS UNIDOS Ante los cambios nacionales e internacionales de fines del siglo XIX e inicios del XX, “México definió su política exterior teniendo como principal interlocutor a los Estados Unidos, que fue desde entonces el referente más importante.” 212 “…la preocupación principal era la situación de México frente al avance norteamericano en la región [caribeña] y las consecuencias que resultarían de la pérdida española de Cuba: en resumen, que el Golfo de México quedaría como un lago estadounidense, México encerrado y sus rutas comerciales perjudicadas.”213 Y dados los avances sobre la costa oeste estadounidense y el interés cada vez más creciente en el Pacífico, esta preocupación no debió ser exclusiva para la cuenca del Caribe. Como señala Laura Muñoz: “…la posesión de un enorme litoral -que lo hacía vulnerable porque no contaba con una flota marítima adecuada -, la falta de comunicaciones terrestres y la existencia de un istmo, que podría abreviar la comunicación entre oriente y occidente y era ambicionado por las potencias, así como el interés de éstas en las materias primas mexicanas y en su enorme mercado…” hacía que la política mexicana tendiera a la búsqueda de “el equilibrio de poder más favorable a su seguridad.” Por ello “…utilizó 211 Micheline Cariño Olvera, Historia de las relaciones hombre naturaleza en Baja California Sur, 1500 1940, México, UABCS, 1996, p. 151. 212 Laura Muñoz, “La política exterior de México ante la guerra de 1898” en Revista Mexicana del Caribe, México , Año III, Nº 5, p. 127. 213 Ibid., p. 150. 133 todos los elementos a su alcance para delimitar sus relaciones con los Estados Unidos en condiciones menos desventajosas…”214 Para México era importante no afectar sus relaciones con el poderoso vecino del norte, pero al mismo tiempo [debía] hacerle saber que había alcanzado una situación regional que le podía facilitar una posición menos desigual en cualquier negociación. Sin embargo el desarrollo alcanzado tampoco le permitía llegar demasiado lejos, esto es tomar actitudes de defensa frontales…215 En términos del aprovechamiento o defensa de sus litorales El Nacional en 1898 señalaba que “…México no tenía condiciones para ser una potencia marina no por sus necesidades (porque en realidad la zona que más le interesaba estaba a su alcance por tierra) ni por sus recursos, ya que no podía sostener una escuadra que pudiera competir contra la de Estados Unidos.” En otras palabras “México estaba absolutamente desarmado en el mar, no tenía barcos de guerra ni defensas marítimas <de algún valer>.” 216 A pesar de ello, México había asumido oposición a los Estados Unidos en materia diplomática y comercial en la Conferencia Interamericana de 1889 junto a Argentina, en 1896 otra vez junto a Argentina se había opuesto a los intentos del secretario de Estado, Richard Olney para considerar a la Doctrina Monroe un dictamen de derecho 214 Laura Muñoz, “México ante la independencia cubana, 1895-1898” en Ana Rosa Suárez (coord.) Pragmatismo y principios. La relación conflictiva entre México y Estados Unidos, 1810-1942, México, Instituto Mora, 1998, p. 280. 215 Ibid., p. 305. 216 El Nacional, 7 de junio de 1898, citado por Laura Muñoz, “México ante la independencia cubana…, p. 305 -311. 134 internacional. Pero fue cauteloso ante la guerra hispano-cubano-americana y la cuestión del Canal de Panamá. 217 Efectivamente, los Estados Unidos que en 1899 notificaba su interés por renovar la estación carbonera de Pichilingue eran una potencia marítima. Y la potencia marítima reorganizaba sus redes de control, su sistema marítimo defensivo y comercial en el Caribe y el Pacífico interesándose ahora por su vieja concesión de Pichilingue. UN SISTEMA MARÍTIMO ESTADOUNIDENSE Britain´s power was everywhere that her ships could reach. Alfred Thayer Mahan El desarrollo de la economía estadounidense, las nuevas ideas que se reflejan en las palabras del Gral. Rosencranz, el control del Caribe y de buena parte del Golfo de México, los mercados de Asia, la voluntad puritana, el Destino Manifiesto y la Doctrina Monroe pueden ser aspectos que justifiquen desde distintos ámbitos la reestructuración del sistema marítimo de los Estados Unidos. Es claro que esta reestructuración renueva el interés por un puerto como el de Pichilingue, en 1899, con funciones distintas a las que pudo haber tenido en 1867. El nombre mismo de Pichilingue, según las distintas versiones, evoca el desarro llo de los sistemas marítimos de las potencias navales y mercantiles holandés o británico como si ese destino marinero fuera ineludible para esa playa californiana. 217 Jürgen Buchenau, op. cit., p. 81. 135 Pero más que un destino podemos ver una referencia sobre la estructuración de un proyecto transoceánico y un sistema marítimo en unas nuevas condiciones que venía elaborándose desde mucho antes de 1899. Marcela Terrazas Basante señala: Los propósitos expansivos norteamericanos en el Caribe no representaban un plan aislado, se relacionaron estrechamente con los afanes estadounidenses de establecer una vía de tránsito por Tehuantepec, o por otra ruta en el istmo centroamericano que estableciera “la gran vía de las naciones”: el paso del Atlántico al Pacífico, bajo el control de la Unión Americana. La jurisdicción de los Estados Unidos sobre la península sudcaliforniana ampliaba su plataforma en el Pacífico y acortaba la distancia entre el paso transoceánico y los dominios estadounidenses, estableciendo las bases para la hegemonía norteamericana en la cuenca pacífica y en la caribeña. En realidad este proyecto habría de consumarse medio siglo más tarde, después de la guerra hispanoamericana de 1898, al establecerse la soberanía de los Estados Unidos sobre Puerto Rico, Guam, la base de Guantánamo en Cuba y con la apertura del Canal de Panamá y la independencia de éste de Colombia.218 Por lo que en 1899 todo parece indicar que ya había llegado el momento de avanzar sobre este proyecto largamente contemplado. Evidentemente, como señala Marcela Terrazas: La península representaba, para los Estados Unidos, un territorio de gran valor por su ubicación geográfica clave que revestía un enorme interés para aquellos que poseían negocios comerciales, pues significaba una plataforma para el mercado hispanoamericano y asiático. Quienes estaban 218 Marcela Terrazas Basante, En busca de una nueva frontera. Baja California en los proyectos expansionistas norteamericanos, 1848-1853, México, UNAM, 1995, p. 134. 136 preocupados por el poder naval de los Estados Unidos veían en este territorio un lugar estratégico para las operaciones marítimas en la cuenca del Pacífico.219 Tiene interés conocer, de manera general, algunas de las bases y fuentes del proyecto transoceánico para visualizar el papel de Pichilingue en el sistema naval estadounidense. La nueva política hacia los países de América Latina, como señala Daniel Rodríguez, fue formulada por los Estados Unidos apareció a partir de 1881 con el presidente James Garfield y conducida por su Secretario de Estado, James Blaine. Se caracterizó por su influencia y agresividad, por primera vez desde los tiempos del Secretario de Estados William Seward, en las islas del Caribe, Centroamérica y Hawaii.220 Garfield y Blaine habían llegado a un acuerdo sobre la política del Departamento de Estado. Se le daría una nueva interpretación a la Doctrina Monroe buscando la unión pacífica y amigable con los países de la región bajo el liderato benévolo de los Estados Unidos. Esto respondía a la búsqueda de mercados extranjeros, para lo cual el Secretario de Estado consideraba como objetivo prioritario la expansión comercial y sus implicaciones no económicas. Es decir, esto implicaba establecer un sistema hemisférico basado en el intercambio pacífico, con procedimientos de arbitraje para resolver disputas y la celebración de conferencias, para tratar los problemas interamericanos. Para Blaine, había que asumir un papel positivo constructivo para obtener los beneficios de la paz y la prosperidad en el hemisferio. La batalla con las potencias extranjeras se daría en términos comerciales y se perdían o se ganaban por la 219 Ibid., p. 41. Este punto de vista saca del terreno puramente político y militar este momento de la historia sudcaliforniana y apunta hacia la estructura de la sociedad en el último lustro de vida porfiriana. 220 Daniel Rodríguez, “Los intelectuales del imperialismo norteamericano en la década de 1890”, Cuadernos Latinoamericanos 91, México, UNAM, 1979, p. 5-7. 137 eficiencia económica y las ventajas comerciales. En este sentido Blaine tradujo la Doctrina Monroe en expansión comercial. Por eso Blaine afirmaba …es obligación especial de este país mejorar y expandir su comercio con las naciones de América. No hay campo que prometa tanto; no hay campo que se haya cultivado tan poco. Nuestra política exterior debe ser americana en su sentido más amplio y abarcador –una política de amistad, de engrandecimiento comercial. Blaine volvió a ser Secretario de Estado en el gobierno del presidente Harrison (18891893). En este periodo se articularon las bases para la nueva expansión: Quiero declarar la opinión que los Estados Unidos ha alcanzado un punto donde uno de sus deberes principales es el de aumentar el comercio exterior. Bajo la política benévola de protección hemos desarrollado un volumen de manufactureros, que en muchos departamentos sobrepasa las demandas del mercado interno. En la rama de la agricultura, la inmensa fuerza que le han dado los implementos agrícolas, podemos hacer mucho más que producir comestibles y provisiones para nuestro pueblo… Nuestra gran demanda es expansión. Quiero decir expansión del comercio con países donde podemos encontrar intercambios beneficiosos. No estamos buscando anexión de territorios… Al mismo tiempo, debemos estar neciamente contentos si no buscamos e nvolvernos en lo que le joven Pitt llamó la anexión del comercio. 221 Blaine deja ver en sus palabras el “progreso” de la nación. El progreso anuncia simultáneamente una crisis de sobreproducción y la necesidad urgente de buscar salida a 221 Palabras de Blaine e n Waterville, Maine el 29 de agosto de 1890, publicadas en el New York Tribune en agosto de 1890, en Daniel Rodríguez, op. cit ., p. 6. 138 sus mercancías. Es en ese sentido en que se enmarcan sus intentos de establecer acuerdos económicos con los países americanos en la Conferencia Internacional Americana (1889) en la que México y Argentina sostuvieron posiciones independientes con relación a las propuestas estadounidenses y la Conferencia de la Comisión Monetaria Internacional (1890), que ya habíamos referido. La diplomacia activa, orientada por Blaine, fue acompañada por una política no menos activa que dio pie para el reordenamiento del sistema marítimo y nos permite ver la situación de la estación carbonera de Pichilingue. El presidente Harrison había delineado una política de bases estratégicas en su discurso inaugural cuando declaró que los Estados Unidos no usarían “coerción” para obtener “convenientes estaciones de carbón así como otros privilegios comerciales, pero habiéndolos obtenido en forma razonable… será necesario nuestro consentimiento para cualquier modificación o menoscabo de la concesión.”222 Esta postura será determinante en el caso que nos ocupa. Ya podemos ver las miras del proyecto marítimo y la necesidad de formular una estrategia de acción: Me parece que sólo hay tres lugares que son de suficiente valor para tomarlos que no son continentales. Uno es Hawai, los otros dos son Cuba y Puerto Rico. Cuba y Puerto Rico no son inminentes y no lo serán por una generación. Hawai puede que sea necesario decidirlo en cualquier momento inesperado, y espero que podamos estar preparados para decidir en la afirmativa.223 222 223 Daniel Rodríguez, Idem. Ibid., p. 6-7. 139 La crisis alcanzó su punto más claro en 1893. Este fue el punto en que la vieja América rural y agrícola fue desplazada por la Nueva América urbana, industrial y generó su crisis de superproducción. La solución debía estar en los mercados mundiales. “Los intentos de la administración de Harrison en varios países de América Latina y el Caribe no tuvieron éxito. Pero, seis años después los Estados Unidos lograron muchos de los objetivos estratégicos delineados por Harrison y Blaine tanto en América Latina como en el Pacífico.” 224 LOS TEÓRICOS Para completar el panorama, es conveniente ver otros argumentos que dieron fuerza a las formulaciones de Mahan . Ante el fracaso de Harrison y Blaine, frente a la crisis del sistema capitalista surgieron algunos teóricos que reorientarán las miras y unos pragmáticos que conducirán los barcos a los nuevos puertos. Tres de los teóricos importantes que traducirán para la clase política estadounidense, la prensa, la opinión pública y los círculos de poder un programa viable de solución ante la crisis fueron Frederick Jackson Turner, Josiah Strong y Brooks Adams. Frederick Jackson Turner elaboró sus tesis sobre la frontera como propuesta de solución a la crisis. Entre sus planteamientos centrales estaba la postura de que el hecho dominante en la historia de los Estados Unidos era su expansión al Pacífico. La expansión hacia el oeste era vista como el factor de su desarrollo, equiparando el oeste para los Estados Unidos con el Mediterráneo para los griegos. Esta tesis coincidió con la 224 Idem. 140 crisis de 1893, por lo que la expansión hacia el oeste y el “adelanto de la frontera” se transformó en una especie de paradigma hacia tierra “libre”. Frederick Jackson Turner escribió: Habiendo colonizado el Lejano Oeste, habiendo dominado sus recursos internos, la nación se dirigió, al terminar el siglo diez y nueve y comenzar el siglo veinte, a tratar con el Lejano Oriente, a envolverse en la política mundial del Océano Pacífico. Habiendo continuado su histórica expansión hacia las tierras del viejo imperio español con el éxito obtenido en la guerra reciente, los Estados Unidos se conviertieron en la concubina de las Filipinas al mismo tiempo que tomó posesión de las islas Hawaianas, la influencias controladora del Golfo de México. Proveyó temprano en la presente década una conexión a las costas del Atlántico y del Pacífico a través del Canal del istmo, y se convirtió en la república imperialista con dependencias y protectorados -reconocidamente una nueva potencia mundial, con voz potencial en los problemas de Europa, Asia y África. Esta extensión de poder, esta toma de serias responsabilidades de nuevos campos, esta entrada en la hermandad de los Estados del mundo, no fue un acontecimiento aislado. Fue de hecho en algunos aspectos el resultado lógico de la marcha de la nación hacia el Pacífico, la secuencia de la era en al cual estuvo envuelta ocupando y explotando 225 los recursos del Oeste . Rodríguez afirma que las posturas de Jackson Turner sobre la frontera causaron impresión sobre Teodoro Roosevelt. 225 Frederick Jackson Turner, “The Frontier in American History” , citado por Daniel Rodríguez, op. cit. , p. 11. 141 Josiah Strong, planteaba que la frontera [como mecanismo expansivo] iba a terminar, lo que implicaba el posible final del crecimiento de la nación tal y como la conocían. Strong impone el carácter puritano-protestante y mesiánico a la frontera justificando la expansión, no hacia la vieja frontera territorial, sino expandir la misión cristianizadora protestante alrededor del mundo. Consideraba que la sociedad estadounidense estaba en condiciones para civilizar los restos del mundo “pagano”, [es decir no protestante y no capitalista, Mexamérica y Mesoamérica Moderna], enfatizando en que Estados Unidos era una nación bendecida con recursos naturales, combustible en abundancia, una fuerza de trabajo calificada y abundante, materia prima a la mano. Por ello debía emprender una cruzada con misioneros y fomentar el comercio, anexar mercados y establecer la supremacía anglosajona, asumida como una encomienda divina en defensa de “sus hermanos”. Para Strong, en los Estados Unidos se resumían las características de los hebreos, los griegos y los romanos, lo que hacía posible por sus características propias, emprender una cruzada de tal magnitud. Por último, Brooks Adams planteó lo que llamó la ley de la civilización y la decadencia. Adams pasó a la bancarrota en 1893, era descendiente de dos presidentes de los Estados Unidos. Visualizó la polarización social a partir de la crisis y desde este punto la revolución y el reajuste. En una complicada formulación con un lenguaje de las ciencias naturales sobre la conservación de la energía, basado en la física, termina por formular tres líneas para la acción política: 1) estimular la eficacia y la competencia en el mercado, 2) controlar Asia y 3) buscar un líder capaz de conducir el proceso.226 226 Daniel Rodríguez expone los planteamientos de Strong y Adams en Los intelectuales… , p. 10-16. 142 Aquí habría que mencionar nuevamente a Alfred Thayer Mahan, por ser una especie de enlace entre los teóricos y los pragmáticos. Si los teóricos se orientan directamente hacia la expansión, la ampliación de la frontera justificándose con argumentos históricos, religiosos o “científicos”, Mahan tradujo todo esto en términos tácticos y operativos. Y aquí lo veríamos no como un oponente discursivo al de José Martí, como ya se hizo, sino como parte del conjunto de los discursos ideológicos, para poder tener una idea del gru po de elementos ideológicos, pragmáticos y teóricos que fueron manejados a partir de 1890. Tal vez valdría la pena añadir algunas de sus argumentaciones, que forman parte de otros textos, ahora ligadas a las de los teóricos y pragmáticos y en función del sistema naval propiamente dicho que completará la idea del texto referido anteriormente. Recapitulemos y pongamos en contexto lo visto sobre Mahan. Alfred Thayer Mahan entiende que los Estados Unidos al ser un complejo industrial que producirá excedentes, en The US Looking Outward, (18902 27 ) señala que “aunque no lo quieran, los americanos tienen que comenzar a mirar hacia fuera. La creciente producción del país lo demanda. Un creciente volumen de sentimiento público lo demanda”. Y en The Influence of the Sea Power Upon History… señaló que la expansión industrial conduce a la rivalidad por mercados y fuentes de materia prima que culminaría en la necesidad de ser una “potencia marítima”, término que popularizó. En The Influence of Sea Power upon The French Revolution…, habla de los Estados Unidos como una potencia insular, lo que le autoriza a trasponer categorías y experiencias militar -navales inglesas y expandir globalmente la noción de seguridad nacional. En Hawai and Our Future Sea Power , deja clara su posición: 227 Vid Supra, notas 108 y 109. 143 Comencemos con la verdad fundamental, garantizada por la historia, que el control de los mares, y especialmente a lo largo de las grandes líneas trazadas por le interés nacional o el comercio nacional, es principal entre los elementos meramente materi ales en el poder y la prosperidad de las naciones… De aquí surge necesariamente el principio que como subsidiario a tal control es imperativo tomar posesión, cuando pueda hacerse rectamente, de esas posiciones marítimas que contribuyan para asegurar el mando. Para Mahan, la clave de la mayor parte de la historia y la política de las naciones rodeadas por mar está, como vimos, en generar una producción, la necesidad de establecer intercambios y embarques para los intercambios. Por tanto necesidad de colonias para facilitar y aumentar las operaciones de embarque y protección de las operaciones de embarque con puntos de seguridad. En ese sentido: Las colonias que están adheridas a la patria proveen, por lo tanto, los medios más seguros de darle apoyo en el exterior a la potencia marítima de un país. En la paz, la influencia del gobierno deber se ser sentida promoviendo, por todos los medios, un apego caluroso y una unidad de interés que convierta al bienestar de uno en el bienestar de todos; y en la guerra, induciendo aquellas medidas de organización y defensa que todos puedan sentirlas como que son una distribución justa de una carga de la cual cada uno cosecha beneficios. Tales colonias Estados Unidos no tienen y parece que no las va a tener… No teniendo por lo tanto, establecimientos extranjeros, o sea colonial o militar, los barcos de los Estados Unidos, en tiempo de guerra, serán como pájaros de tierra, incapaces de volar lejos de sus playas. Proveer de sitios de descanso para ellos, será una de las primeras tareas de la nación el mar.228 Su doctrina, como ya hemos visto, consiste en aumentar la potencia marítima en la paz o la guerra, proveer de sitios de descanso par la potencia marítima como primera tarea 228 “The Influence of Sea Power upon History”… citado por Daniel Rodríguez, op. cit., p. 17. 144 de la nación en el mar . Como señala Orozco: La lógica […] lleva el imperativo de ocupar los puntos potencialmente claves a su seguridad nacional [militar y comercial] en vastas áreas marítimas adyacentes y no adyacentes. El mar Caribe se transforma en Mare Nostrum “que garantiza la supremacía hemisférica” y “la propia unidad e integridad norteamericana a través del libre acceso al canal interoceánico; a su vez el Océano Pacífico se constituye en espacio de seguridad e interés nacionales al proyectarse sus islas como las avanzadas estratégico-comerciales hacia el continente asiático, al perfilarse como ‘la esfera de nuestro esfuerzo exterior’…”2 29 Mahan veía a los estadounidenses como miembros de la familia europea y tendrían en el Pacífico, las relaciones futuras más importantes, al confluir en Oriente el des arrollo del imperio del Océano Atlántico y los intereses de Occidente. Afirmaba que era deber de la “familia europea” defender la costa pacífica, de forma anticipada, de cualquier ataque. Ese deber político daba importancia al Canal de Panamá y el Mar Caribe porque entrelazaban en toda consideración internacional. El canal haría avanzar las fronteras de la civilización europea y estadounidense. El Caribe era necesario para que esa misión civilizadora se realizara, controlando el canal. En cuanto al Pacífico: “También Hawai constituye un puesto de avanzada del canal…” como Adén o Malta a Suez. 230 229 230 José Luis Orozco, El Testimonio… , p. 63 -64. Ibid., p. 71. 145 Con Mahan queda clara la voluntad y las vías para construir un sistema marítimo. Queda claro también que el proyecto va más allá que el control de unas “islas adyacentes”. El sistema marítimo coloca sus avanzadas, la frontera en el exterior en puntos distantes. El canal era el elemento que daba relación al comercio Atlántico, hacia el Golfo de México y el Caribe una zona estratégica vital para los Estados Unidos que cobraba mayor importancia con la nueva ruta del Pacífico, comunicando las dos partes del sistema marítimo comercial, transformándolo prácticamente en uno solo. LOS PRAGMÁTICOS Las costas del Pacífico y sus puntos, Pichilingue y Bahía Magdalena entre ellos, las islas a través de la ruta hacia el oriente, se hacían fundamentales para garantizar la “misión civilizadora” y el comercio estadounidense. El sistema gana coherencia a partir de la labor de personajes como John Milton Hay, uno de los pragmáticos de los grandes cambios en la política estadounidense, diplomático en las negociaciones de paz al finalizar la guerra hispano-cubano-estadounidense, negociador estadounidense para la construcción del Canal de Panamá y artífice de la Política de Puerta Abierta en China. Para Hay la Política de Puerta Abierta legitimaba “…internacionalmente la incursión del capitalismo norteamericano en el continente asiático a partir de su posición insular de fuerza.”231 El trabajo de Hay fue continuado por Elihu Root en el Departamento de Estado. Root supervisó el envío de tropas a China durante la Rebelión de los Boxers en 1900, fundó el Colegio de Guerra, aplastó el movimiento insurreccional filipino dirigido por Emilio Aguinaldo en 1901. Organizó política y financieramente el gobierno norteamericano de las Filipinas y Puerto Rico en 1902, promovió la Enmienda Platt 231 José Luis Orozco, op. cit ., p. 66. 146 como apéndice colonial a la Constitución de la República de Cuba en 1901, creó la Base de Guantánamo en 1903 y el protectorado en esa isla.232 Negoció la utilización de Bahía Magdalena 233 para uso militar. Recibió el Premio Noble de la Paz en 1912. Por último, uno de los más importantes entre los pragmáticos del periodo de la expansión de los mercados y del control de puntos estratégicos, Teodoro Roosevelt. Roosevelt tuvo la influencia de las ideas de Mahan. Formó parte del grupo de imperialistas del senador Lodge.234 Reclamó para Estados Unidos el derecho a construir bases navales en el exterior y la apertura del Canal de Panamá. Roosevelt fue Secretario de Marina adjunto en 1897 y activó la construcción de la flota de guerra. Dimitió a su cargo al iniciarse la guerra contra España y organizó el primer regimiento de voluntarios de caballería, los Rough Riders. Fue Gobernador de Nueva York en 1898, Vicepresidente de los Estados Unidos en 1900 y presidente en 1901 después del asesinato del presidente William McKinley. Roosevelt es uno de los articuladores del sistema marítimo propuesto por Mahan. En 1902 reglamentó el estatuto jurídico de las Filipinas. En 1903 propició la independencia de Panamá para garantizar el control del canal por parte de los Estados Unidos. Reforzó la Marina de Guerra. Reforzó el poderío militar estadounidense en sus áreas de influencia. Roosevelt reservaba para los Estados Unidos el derecho de mantener el orden en el hemisferio occidental. Implementó la Política del Gran Garrote , que consistía en la 232 Ibid., p. 66-67. 233 Fernando Jordán, El otro México , México, Gobierno del Territorio de la Baja California, 1951, p. 242. Senador estadounidense que promovió en 1912 la iniciativa que originó la llamada Doctrina Lodge que promovía la prohibición a todos los “no americanos” de adquirir, por concesión, puertos en América. Es vista como una extensión de la Doctrina Monroe y estaba orientada contra las concesiones que pudiera recibir Japón en Bahía Magdalena. Larousse, t. 6, p. 654. 234 147 intervención militar, desembarco de marines , para apagar las “convulsiones” políticas y sociales en el área de Centroamérica y el Caribe. La demostración de fuerza fue acompañada posteriormente por la Diplomacia del Dólar , basada en presiones económicas. En ese contexto invadió la República Dominicana en 1905 y a Cuba en 1906. En ese mismo año recibió el Premio Nobel de la Paz. Podemos entender el sistema marítimo estadounidense a partir de su funcionamiento, pero también es posible encontrar las estructuras burocráticas que dan pie al sistema marítimo-naval. En nuestro caso, la Junta General de Marina. Ésta se creó a principios de 1900 y constituyó una de las reformas más importantes llevadas a cabo en el seno de las Fuerzas Armadas norteamericanas a partir de 1898. Este cuerpo, que surgió como sucesor directo de la Junta Nacional de Guerra establecida en 1898, fue el llamado a hacer realidad las concepciones estratégicas de Alfred Thayer Mahan. La Junta General estaba presidida por el almirante George Dewey y entre sus miembros peramanentes se contaban los jefes de las Negociaciones de Navegación, Equipo e Inteligencia Naval, así como el presidente del Colegio Naval de Guerra.235 “Las tareas encomendadas a este cuerpo comprendían la elaboración de planes de guerra, el estudio de la capacidad militar de otras potencias y la presentación de recomendaciones sobre el establecimiento de bases navales.” 236 Asesoraba al Secretario de marina en todo lo relativo a la política naval, se convirtió en el principal centro de formulación del pensamiento estratégico de Estados Unidos; la influencia de este cuerpo iba más allá de los círculos navales. Llegaba a los sectores responsables de la 235 Richard D. Challener, Admirals, Generals and American Foreign Policy, 1898-1914, Princeton University Press, 1973, p. 7 citado por María Eugenia Estades Font, op. cit., p. 46, 236 Idem. 148 elaboración de la política exterior estadounidense, la Casa Blanca, el Departamento de Estado y el Congreso. Se puede resumir hasta aquí que la construcción del sistema marítimo estadounidense es la respuesta militar y política para resolver el problema económico a partir de la expansión territorial del mercado para poner en circulación el excedente de mercancías. La situación se había agudizado después de la crisis de 1893, después de los intentos fallidos de Blaine por establecer un sistema interamericano de facilitara a los Estados Unidos poner en función un modelo hemisférico de comercio. La respuesta expansiva combinó elementos teóricos, históricos, teológicos, filosóficos, económicos y de estrategia militar. La ocupación de las últimas colonias españolas del Caribe permitió un control más claro sobre esa región así como la ocupación de puntos estratégicos en el Pacífico. La Política de Puerta Abierta en China y la expansión hacia el Pacífico consolidó las posiciones del sistema marítimo. La posibilidad del Canal de Panamá permitiría unificar las partes del sistema marítimo y favorecía la organización de un sistema que contemplara el tráfico entre los dos océanos. Prácticamente los Estados Unidos tendrían el control de las rutas del Pacífico y el Atlántico y los puestos defensivos y de abastecimiento para mantener el flujo y la seguridad marítima. Pueden verse las bases y fuentes para la construcción del sistema marítimo estadounidense a partir del 1880 y después de la guerra h ispanoamericana de 1898. Es ahí donde debe ubicarse el nuevo papel que tendrá Pichilingue como estación carbonera y punto de avanzada dentro del sistema marítimo en 1899. 149 Esto queda claro ya para el cónsul mexicano en San Francisco quien advertía el peligro potencia en el establecimiento de este sistema: Con motivo de la apertura del canal interoceánico en Nicaragua o Panamá por los Estados Unidos, la posición geográfica de la Baja California tiene un valor inmenso para este país, y su posesión podría ser considerada entonces como una necesidad. Los elementos agrícolas y mineros de ese se encuentran casi todos en manos de extranjeros; el comercio é industria nacionales son allí exiguos y de poca importancia; la población escasa, poco ilustrada y en gran mayoría poco patriótica. Con tan débiles elementos en que apoyar la acción de nuestro Gobierno, y sin marina ni vías de comunicación, muy e mbarazados nos veríamos en organizar la defensa de 237 esa porción de nuestra patria llegado el caso de tener que hacerlo . Ante el problema propone establecer líneas telegráficas para enlazar los lugares más importantes, con el cable que se tendería en el Mar de Cortés, obras de caminos para comunicar la costa oriental y las vecindades, el norte y el sur de la península. Propone además instalar “autoridades honradas, progresistas e ilustradas en las principales poblaciones” y fortalecer a los elementos nacionales. El cónsul mexicano en San Francisco tenía razones para preocuparse. Francisco Cisneros anota diecinueve posesiones estadounidenses en el Pacífico sin incluir las Filipinas, como parte del sistema marítimo estadounidense238 que en relación con los puertos peninsulares facilitarían la ruta de Panamá a China. 237 El Cónsul mexicano en San Francisco, Cal. da a conocer la importancia que tiene el Territorio para aquel país. México, 15 nov. 1902, exp. 5, vol. 340 bis, AHPLM. 238 Francisco Cisneros enumera las islas Yap, Palau, Carolinas, Guam, Marianas, Wake, Midway, Hawaii, Johnston, Marshall, Palmyre, Howland, Baker, Swains, Jarvis, Manua, Tutulia, Aleutianas. Además de Filipinas. No incluye Samoa. Alaska la considera como parte del Pacífico. Historia del mundo contemporáneo, Introducción al trabajo universitar io , Valencia, Grupo EDETANIA, 1989, p. 288. 150 LA CARBONERA Baja California es sólo un lujo para México; pero para nosotros es una necesidad Palabras atribuidas a Roosevelt sobre la Baja California ante el Senado de los Estados Unidos239 Como ya sabemos, el depósito de carbón en Pichilingue se estableció en 1867. En 1899 se presentó la petición de facilidades al gobierno de México para la reedificación de la estación. Eligio Mo isés Coronado hace un recuento de los principales acontecimientos relacionados con la estación carbonera de Pichilingue, que seguiremos en esta parte del trabajo. Coronado señala que ante las peticiones de la embajada estadounidense, el Secretario de Hacienda notificó a Relaciones Exteriores que se concedían los derechos de puerto a los buques que condujeran carbón. Pero no había exención a los derechos de importación y de puerto que deberían cubrirse. Dos meses después se libraron las obligaciones al gobierno de los Estados Unidos.240 En ese mismo año Santiago Viosca, vice -cónsul 239 240 Fernando Jordán, El otro México , p. 72. Eligio Moisés Coronado, “La Carbonera de Pichilingue, 1901…”, p. 181. 151 estadounidense en La Paz, sugería al Jefe de la Sección de Equipo del Departamento de Marina, cambios en la ubicación de la estación en la Isla San Juan Nepomuceno. Ante los problemas que pudiera ocasionar la estación carbonera, el gobierno mexicano recomendaba determinar “escrupulosamente el área que pueda ocupar con sus obras el gobierno de los Estados Unidos, señalar plazo de vigencia de la concesión y circunscribir a cantidad precisa y cierta de los materiales que puedan importarse libremente y los que deberán pagar derechos.” 241 Esto anuncia cierto forcejeo e incomodidad por la instalación, a lgo que se iría incrementando con el tiempo. Coronado refiere la descripción que hicieron de la carbonera el Jefe del Puerto de La Paz y el Piloto Mayor. Entre otras cosas señala que la estación constaba de tres naves con tres puertas de ladrillo, madera y láminas con capacidad para 7,069 metros cúbicos. No había obra en ejecución, había un sistema de vías Decauville para carros de carbón, vía angosta que iba del muelle al edificio. Contaba con una grúa de vapor en el muelle, dos pangas para desembarcar el carbón del barco Alexander . No había boyas ni luces. La profundidad del atracadero era de 11 a 9 m etros. Por lo que se podía fondear cualquier buque. La bahía estaba resguardada y había acceso a embarcaciones menores. No había vigías. La vigilancia que había era de la carbonera (estadounidenses probablemente). 241 Ibid., p. 182. 152 Para la construcción de la carbonera trabajaron 100 mexicanos y 200 estadounidenses del buque Ranger . La construcción del muelle se hizo con materiales trasladados por este barco. El muelle tenía 5.5 m etros de fondo. La instalación no tenía comunicación telefónica o telegráfica. Tampoco se había hecho trabajo hidrográfico. Tal parece que la solicitud de traslado de la estación tuvo efectos en el gobierno mexicano porque Coronado señala que Relaciones Exteriores notificó al embajador Clayton que podía cambiarse el lugar de la estación carbonera, como ya se vio, a condición de conservar un área equivalente. Además, los barcos podrían fondear directamente en Pichilingue sin tener que entrar al puerto de La Paz. El embajador Clayton solicitó exención de pago de derechos a todo barco que fuera a Pichilingue a lo que el gobierno mexicano respondió que a pesar de no tener que fondear en La Paz, debían pagarse los derechos correspondientes a los barcos que lo requirieran. Parece claro que tanto la marina de guerra estadounidense como el embajador Clayton estaban midiendo la capacidad de presión sobre el gobierno mexicano a través de sus peticiones. En 1901, continúa Coronado, comenzó una “polémica” en la prensa. El periódico La Discusión de La Habana (17 de abril) desplegó la noticia Estación carbonera en México. La primera que se establece por los Estados Unidos en suelo extranjero. En ella daba a conocer que Washington había notificado sobre su construcción y la salida para La Paz del vapor carbonero Alexander con 5 mil toneladas de hulla procedentes de Baltimore. El costo de la carbonera ascendía a 25 mil dólares. 242 Evidentemente la nota traía un filo pues la noticia salía de Cuba, que estaba todavía ocupada por las tropas 242 Eligio Moisés Coronado, op. cit., p. 183. 153 estadounidenses y tenía un gobernador militar estadounidense. La noticia debió ser un golpe al gobierno de Díaz que sin tener la “relación especial” de Cuba con los Estados Unidos, permitía la construcción de la primera instalación de este tipo fuera del territorio estadounidense.243 El Tiempo de la Ciudad de México (24 de abril de 1901), denunció la llegada del Ranger para hacer planos de la costa e instalar estaciones carboneras en el Golfo de California. La polémica provocó, como refiere Coronado, que El Diario Oficial (30 de abril) publicara una nota titulada Depósito de carbón en la que se señalaba que no se había hecho cesión de territorio al gobierno de los Estados Unidos, con lo que intentaba desmentir la nota de La Discusión de La Habana, aclarando que México tenía autoridad para cancelar la concesión otorgada al gobierno de los Estados Unidos y que este país reconocía la soberanía de México al solicitar autorización para hacer mejoras en la estación carbonera. En el mismo año, John Milton Hay comentó en una recepción al Presidente McKinley que tenía el deseo de controlar el Pacífico, controlando la bahía más grande del océano, [obviamente se refería al Golfo de California]. El Secretario de Relaciones Exteriores restó importancia al comentario alegando que Pichilingue no estaba en el Pacífico ni era la bahía más grande del mundo.244 243 244 La base naval de Guantánamo se construyó a partir de 1903. Larousse, op. cit., t. 5, p. 449. Coronado, La carbonera de Pichilingue… , p. 184. 154 Además del Alexander , con el carbón de Baltimore, pasaron por Pichilingue el Range r dejando un bote para las operaciones de la estación y el Curaçao llegó de San Francisco con material para la construcción de seis pangas. El gobierno estadounidense manifestó su interés por construir un varadero para las pangas. En respuesta, a partir de ese momento, la jurisdicción de los asuntos de Pichilingue pasó a la Secretaría de Guerra de México en lo referente a los barcos .2 45 Ese año aparenta ser uno en el que se midieron los efectos de las presiones frente a la opinión pública y al interior del gobierno. En 1902 el gobierno mexicano estableció que debía solicitarse autorización para cada importación que se hiciera a la estación carbonera. Ese mismo año hubo un incendio en la carbonera. La reconstrucción comprendió un terraplén nuevo para poner el carbón [el incendio parece que se originó espontáneamente] y se construyó el varadero para las pangas. 24 6 245 Ibid., p. 186. 246 Coronado añade entre los arreglos la instalación de una línea telefónica, Ibid., p. 187. 155 EL PERMISO En mayo de 1900, la Secretaría de Gobernación notificaba al Jefe Político del Distrito Sur de la Baja California sobre el estado de la situación relativa a la concesión hecha al gobierno estadounidense en la bahía de Pichilingue. Ordenaba mantener “la observancia de la amplitud de exenciones acordadas el 27 de Diciembre de 1867” e informaba que el Presidente Díaz había aprobado la solicitud estadounidense de cambiar la estación carbonera a otro lugar y que los barco de guerra de ese país podían llegar d irectamente a la estación de Pichilingue y descargar sin necesidad de fondear previamente en La Paz ni hacer visita aduanera. Recordaba que en caso de cambio de localización, debían ocupar un área similar y remitía copia del documento de diciembre de 1867 que daba marco a la decisión tomada.247 El documento ha sido comentado anteriormente, Valadez y Coronado abordan el asunto con claridad. La situación en la que se dio el incidente que formalizó la presencia de la estación carbonera puede entenderse a la luz de lo que señalaron Valadez y María Eugenia Altable. En este caso valdría la pena ver el tono en que se expresó Lerdo de Tejada en su nota. …el Admor. de la Aduana de La Paz ha pedido el pago de derechos municipales, no obstante que el carbón es propiedad exclusiva del Gobierno de los Estados Unidos y que se desembarcó conforme con el permiso expresado. Aunque el Jefe Político del Territorio de la Baja California no tiene autoridad competente para conceder dicho permiso es satisfactorio para el Gobierno 247 Permiso al gobierno estadounidense para el establecimiento de una estación carbonera en Pichilingue, mayo 10 de 1900, Relaciones Exteriores, exp. 17, v 310 bis, f. 2, AHPLM. Tanto Adrián Valadez como Eligio Moisés Coronado se refieren a este documento, vid supra . 156 concederlo como un acto de cortesía, buena amistad y justa consideración al Gobierno de los Estados Unidos. Según los informes que he tomado, la disposición del Admor. de la Aduana de La Paz ha sido sin conocimiento del Gobierno de la República, como u[d]. lo ha presumido con razón en su nota, pues si el Gobierno hubiera juzgado ó juzgase que ocurría alguna dificultad por la subsistencia del permiso, habría cuidado y cuidaría en tal caso de dar el debido y previo aviso al Gobierno de los Estados Unidos. En consecuencia el Presidente ha dispuesto que se liberen las órdenes correspondientes, desaprobando el cobro de cualquiera derechos municipales o de otra clase, sobre el referido cargamento de carbón de piedra recientemente desembarcado y previendo que se permita desembarcar libremente sin ningún gravamen ni derechos de ninguna clase, en el punto que se elija del puerto de La Paz ó del puerto adyacente de Pichilingue, el carbón de piedra perteneciente al Gobierno de los Estados Unidos, y destinado para el uso de sus buques de guerra.248 Claramente una autoridad inferior tomó decisiones que competían al gobierno central y a éste no le quedó más remedio que reparar la situación sin poner en peligro las relaciones diplomáticas con los Estados Unidos. Esto dio paso a la concesión formal para el establecimiento de la estación carbonera, bajo condiciones peculiares, por lo que puede entenderse que fue una decisión provocada por las circunstancias independientemente de las afinidades en las que el Jefe Político concedió la primera autorización de desembarco de carbón en la década del sesenta. De vuelta a 1900, el Jefe Político comunicó en julio de ese año a la Secretaría de Gobernación que se daba por enterado sobre la situación de la carbonera y notificaba que no se había presentado ninguna solicitud de cambio por parte del consulado 248 Idem. 157 estadounidense, señalando que de haber alguna promoción “se procedería según la comunicación anterior.” 2 49 La polémica a la que hace referencia Coronado, al parecer había empezado en 1900. La prensa en inglés de la Ciudad de México, como se mencionó antes, reproducía una nota del Washington Times generando una polémica en los medios de comunicación y movilizando a los medios políticos y diplomáticos. El periódico The Two Republics, de la Ciudad de México publicaba la nota bajo e título La Paz Coaling Station (Estación Carbonera de La Paz) que refiere lo siguiente: Años atrás el Departamento de Marina obtuvo el consentimiento del gobierno de México para establecer una estación carbonera en el puerto de La Paz, cerca del extremo sur de la Baja California. Después de depositar un embarque de carbón y construir un muelle anticuado, prácticamente abandonó el proyecto. Se ha propuesto ahora que el Departamento de Marina haga en La Paz una estación carbonera de importancia donde los buques de guerra puedan atracar cuando viajen por la costa oeste de América Central, México y la parte norte de América del Sur. A través del Departamento de Estado se solicitará a las autoridades mexicanas los permisos necesarios para terminar el muelle, paso considerado necesario como un acto de cortesía.250 249 Idem. 250 Traducción libre. El texto dice literalmente: La Paz Coaling Station. Several years ago the Navy Department undertook the consent of Mexico, to establish a coaling station al La Paz harbor, near the southern extremity of Lower California, and after dumping a ship’s load of coal there and constructing a small antiquated dock practically abandoned the project. It is now proposed that the Navy Department make La Paz a coaling station of importance where United States naval vessels may land when cruising off the west coast of Central America, Mexico and the northern part of South America. Through the state department the Mexican authorities will be asked to grant the necessary permission to complete the dock, step deemed necessary as a matter of courtesy. –Washington Times. Publicado por The Two Republics , San Juan de Letrán, 27 de mayo de 1900, Anexo al exp. 17 v. 210 bis, AHPLM. 158 El texto, obviamente dirigido a los ciudadanos estadounidenses, la “opinión pública” que leía en inglés en México y al gobierno mexicano, establece su versión sobre la historia de Pichilingue. Señala que la estación fue prácticamente abandonada y que en ese momento se proponía construir una instalación de importancia para los cruceros por el litoral Pacífico de América, en particular la zona cercana a lo que será el Canal de Panamá, de donde se desprende el interés de Pichilingue en el sistema marítimo. Agrega que la solicitud de permisos a las autoridades mexicanas era un acto de cortesía. Habrá que aclarar el significado de esta expresión en el lenguaje diplomático manejado por la prensa estadounidense en México, pero eso sería materia que se aleja de los propósitos de este trabajo. Lo que sí queda claro es que el problema de la estación carbonera estaba inscrito desde entonces entre los asuntos diplomáticos y políticos de importancia entre los dos países. La respuesta inmediata fue la publicación en el Diario Of icial de la nota antes mencionada bajo el título Depósito de carbón en Pichilingue . La nota desmentía a la prensa de la capital que tomaba como fuente la prensa estadounidense sobre una “supuesta concesión” al gobierno de los Estados Unidos para “una estación carbonera en Pichilingue, B. C.” El Diario Oficial daba la versión del gobierno mexicano, recapitulando públicamente sobre la autorización expedida por el Presidente Juárez para el depósito de carbón en Pichilingue y aclarando la situación que se presentaba a partir de 1899, comunicando las [nuevas] “reglas para el desembarco del carbón”: 159 1. Los barcos debían pasar y tocar el puerto de La Paz. 2. Debían llevar a Pichilingue un celador para evitar contrabando. Así mismo se negaba cualquier nueva cesión de territorio o establecimiento de jurisdicción extranjera. Se aclaraba que en Pichilingue se trataba sólo de un “permiso de depositar carbón para buques de guerra americanos” y exención de derechos concedida por cortesía diplomática. Por último se enfatizaba que no había convención o pacto internacional, lo que restringía el tiempo de uso de esa instalación. “por el tiempo que este Gobierno lo crea conveniente”.2 51 251 “Depósito de carbón en Pichilingue”, Diario Oficial del Supremo Gobierno de los Estados Unidos Mexicanos . Anexo al exp. 17, v. 310 bis. AHPLM. 160 LA BANDERA “…la bandera de los Estados Unidos estaba destinada a ondear para siempre sobre las Californias. Ninguna contingencia puede preveerse por la que los Estados Unidos tengan jamás que rendirse o renunciar a la posesión de las Californias.” Proclama de Bradford Shubrick, comandante en jefe de las fuerzas navales estadounidenses en el Pacífico. San José del Cabo, Baja California, nov. 4, 1847.252 En 1903, la escalada del forcejeo aumentó. Coronado refiere que, según declaración aduanal, había llegado una bandera de los Estados Unidos para ser enarbolada en Pichilingue. Esto generó otra polémica, esta vez “confidencial”, con John M. Hay. En contestación, Hay señaló que no se había izado y que no se izaría bandera de Estados Unidos en Pichilingue. 253 252 253 Marcela Terrazas Basante, En busca de una nueva frontera…, p. 27. La Carbonera de Pichilingue…, p. 187-189. 161 Además se introdujeron en junio y agosto materiales sin petición de ingreso, violando las disposiciones establecidas en 1901. Esto volvió a generar otro incidente. Entraron herramientas en septiembre. Las listas de los materiales importados se remitieron en noviembre, cinco y tres meses más tarde. En 1904 Coronado sólo refiere la introducción de materiales. Pero en 1905 Sanginés, Jefe Político del Distrito Sur, informó a la Secretaría de Gobernación y ésta a Relaciones Exteriores, que el predio donde estaba la carbonera estaba rodeado de alambre de púas y en el centro había una placa de mármol donde se leía: UNITED STATES PROPERTY Como era de esperarse, la situación generó movimiento diplomático para aclarar la situación y definir cuál era el “status” de la Isla San Juan Nepomuceno. Es decir, que no era propiedad de los Estados Unidos como se daba a entender. El gobierno mexicano, continúa Coronado, solicitó a través de Antonio García Cubas, jefe de la Mesa de Límites, enviar una nota a la embajada de México en Washington para gestionar ante el Departamento de Estado norteamericano y se solicitara el cese de los abusos por parte del encargado de la estación en Pichilingue.2 54 254 Para entender este forcejeo podemos ver dos citas: “La llegada de Theodore Roosevelt a la Casa Blanca en 1901 marca el inicio de una política presidencial que, impregnada con las enseñanzas de Mahan, se fijó como objetivo convertir a Estados Unidos en la segunda potencia naval del mundo, inferior sólo a Gran Bretaña. En octubre de 1903 la Junta presentó un informe en el que recomendaba poner a flote para 1920, una armada compuesta de cuarenta y ocho barcos de guerra de primera clase. Era la primera vez que se elaboraba un programa de construcción naval a tan largo alcance y de tales dimensiones.” “ Entre 1901 y 1905, el gobierno de Theodore Roosevelt llevó a cabo un ambicioso programa de construcción naval. En cuatro años, el Congreso autorizó la construcción de diez buques de guerra de primera clase, cuatro cruceros blindados y otros diecisiete embarcaciones de diferentes tipos. Durante el mismo periodo las asignaciones de fondos con fines navales fluctuaron entre 85 y los 118 millones de dólares al año, cantidad sin precedentes en tiempos de paz. En 1906, Estados Unidos era considerado la segunda potencia naval del mundo. Ver María Eugenia Estades Font, op. cit ., p. 54 y 55. 162 El encargado interino de negocios de Estados Unidos, Alvey Adee, señaló en 1905 que no había placa alguna con la leyenda “Propiedad de los Estados Unidos”. Que más bien podía ser una piedra colocada en uno de los cobertizos que leía: US COAL DEPOT ERECTED 1900 REAR ADMIRAL R.B. BRADFORD CHIEF, BUREAU OF EQUIPMENT Según Adee, única placa con autorización oficial. El gobierno estadounidense hizo llegar al mexicano un plano donde señala la situación de este letrero. Ante esto y a falta de más evidencia sobre el primer letrero, el gobierno mexicano tuvo que hacer una rectificación ante el gobierno estadounidense. En 1907, se presentaron otras dificultades. Tras un nuevo envío de materiales y carbón, las autoridades estadounidenses pretendían no pagar derechos de importación. Las autoridades mexicanas contestaron señalando que sólo estaban exentos de pagos por derechos los barcos de guerra y no los mercantes, como era el caso. Como puede verse por el recuento de Coronado, desde 1900 comenzaron a darse conflictos que a veces parecían provocaciones y fueron aumentando en importancia a través del tiempo entre 1900 y 1905. Además solicitaron facilidades para la 163 administración de la carbonera, se planteó el traslado de las instalaciones, la construcción de una instalación de uso militar, se presentaron alegatos por el pago de derechos, pretendiendo extenderlo s a barcos que no eran de guerra. Hubo campañas propagandísticas en la prensa extranjera, comentarios poco diplomáticos de John Milton Hay sobre el control del Pacífico insinuando el control de Pichilingue. La poco clara situación de la p laca y la señalización de la estación carbonera que obligó al gobierno mexicano a rectificar su postura. Detrás de esto podemos adivinar una lucha diplomática y simbólica en torno a la soberanía y los derechos sobre la estación carbonera. La lucha simbólica y real por meter a Pichilingue dentro del sistema marítimo estadounidense, con bandera desplegada y placa de mármol, sin pago de derechos y sin informar a las autoridades marítimas mexicanas sobre sus importaciones, (o sea, actividad de contrabando solapada). Es dec ir, el forcejeo por tomarse y ejercer atribuciones fuera de lo estipulado. Unos por hacer prevalecer los símbolos de la potencia naval más importante en América en una estación carbonera que consideraban propia, por un lado y la vigilancia continua por hacer prevalecer lo estipulado, por parte del gobierno mexicano. BAJA CALIFORNIA 1902 El Washington Times participó de lo que parece una campaña de presión sobre el gobierno mexicano. El periódico en inglés de la Ciudad de México, The Two Republics se hizo eco de ella. El gobierno contestó a través de su medio de prensa y reafirmó su soberanía sobre Pichilingue, en la prensa cubana se anunció la instalación de la primera estación carbonera estadounidense fuera de los Estados Unidos y sus nuevas dependencias. El Tiempo , periódico de México, denunció la presencia de barcos 164 estadounidenses y la instalación de nuevas estaciones carboneras, el gobierno mexicano estableció nuevas reglas para la operación de la carbonera, el cónsul de México en San Francisco hizo llegar su preocupación al gobierno sobre la situación de la península. ¿Qué pasaba en Baja California? El Jefe Político y Militar de la Baja California, C. Alvarado, había recibido los comentarios del cónsul mexicano en San Francisco25 5 a través del Secretario de Gobernación, Manuel González Cosío. Alvarado expuso su punto de vista sobre la situación de la Baja California al Secretario de Gobernación. El Jefe Político comentaba la posición del cónsul mexicano en California en el sentido de que cada día la península de la Baja California se hacía de mayor importancia para los Estados Unidos y de que existía la necesidad de acumular en el territorio todos los elementos posibles de defensa.25 6 Inmediatamente hacía una valoración del estado de la Baja California. …durante mi permanencia en la Ensenada como Jefe Político y Militar del Distrito Norte de este Territorio, pude advertir la tendencia que hay en los Estados Unidos, especialmente en la Alta California, de adquirir esta Península; teniendo también la noticia de que entre los Oficiales de la Escuadra Americana del Pacífico se considera como forzosa e indispensable la adquisición de la Bahía Magdalena, que es la más amplia y abrigada de la Baja California y una de las mejores de la Costa Occidental de la Repúblic a. 255 Vid supra. 256 El Jefe Político y Militar, C. Alvarado contesta al Secretario de Gobernación sobre la nota del Cónsul de California, México, 15 de nov. 1902, Relaciones Exteriores, exp. 5, v. 340 bis, 3f. AHPLM. 165 Llegó, además, a mi conocimiento en esa época la versión de que un individuo del Estado de California, para llegar a ser miembro del Congreso Americano, trataba de crearse popularidad con el ofrecimiento de gestionar la compra de este Territorio, versión que, haciendo profunda impresión en mi ánimo, me impulsó á que procurara con todo empeño desarrollar en los habitantes del Distrito Norte, como me propongo hacerlo aquí, los sentimiento s de independencia y el amor á la patria, por ser el moral el único elemento que puedo esgrimir.257 Los comentarios del Jefe Político y Militar sobre la situación de la península dejan ver las presiones estadounidenses, particularmente sobre Bahía Magdalena como un objetivo para la Escuadra del Pacífico de la Marina de Guerra de los Estados Unidos. Además de las ambiciones políticas de ciudadanos de la Alta California para adquirir la Baja California. La única alternativa que expone en esta comunicación es subir la moral cívica. El panorama expuesto por el cónsul en San Francisco y el Jefe Político y Militar nos dejan ver una región con la agricultura y la minería en manos extranjeras, el comercio y la industrias nacionales exiguas, población escasa, poco ilustrada y poco patriótica, pocos elementos para apoyar la defensa del gobierno, sin una marina de guerra y sin vías de comunicación, con una estación carbonera a la entrada del puerto de La Paz y del Golfo de California y la Escuadra Norteamericana del Pacífico con los ojos puestos en una de las mejores bahías de la costa de México. 257 Idem. 166 BAHÍA MAGDALENA Isla Margarita y Bahía Magdalena, por su posición estratégica de primera importancia y sus recursos naturales, son el centro vital de toda la parte central del Territorio Sur. Feranando Jordán El Otro México El comentario del Jefe Político y Militar del Distrito Sur de la Baja California nos permite ver que no sólo Pichilingue estaba en los planes del Departamento de Marina para formar parte de su sistema marítimo. Ya se tiene una idea del papel que debía cumplir Pichilingue en la entrada del Golfo de Californ ia, como lo sugiere el comentario de Hay a McKinley. Bahía Magdalena, a juzgar por el criterio de Fernando Jordán, completaría en la península, una estructura de importancia para el sistema marítimo en el Pacífico. Bahía Magdalena está situada en la costa pacífica de la península de la Baja California Sur aproximadamente a los 25º. Posee formidables características físicas, una profundidad de 18-14 metros, lo que permite fondear a buques de gran calado. Las islas 167 Margarita y Magdalena sirven de defensa natural, lo que la hace “una de las bahías más seguras y extensas del Océano Pacífico”.258 Desde 1883, señala Andrade, durante el gobierno de Manuel González, se iniciaron intentos estadounidenses por establecerse en la bahía. Los Estados Unidos deseaban establecer una estación carbonera en Bahía Magdalena.259 Este autor plantea la sospecha de que se pensaba instalar un arsenal en la bahía. Desde 1883 se hacían ejercicios militares en las aguas de la bahía.260 No fue sino hasta 1903, veinte años después, cuando el gobierno mexicano comenzó a exigir la solicitud de permisos para utilizar sus aguas y costas para la realización de maniobras militares. En 1907 hubo otra solicitud para establecer una estación carbonera, que fue aprobada.261 El problema de Bahía Magdalena planteaba el asunto de la soberanía. “… la única potencia que llegó a ostentar un dominio efectivo de la bahía [Magdalena] fue Estados Unidos, país que… justificó sus acciones tras la mampara de la <seguridad nacional>”. 26 2 El planteamiento de Andrade es que la situación de Bahía Magdalena ponía en peligro la soberanía y el prestigio del gobierno mexicano. En 1910 se puso fin 258 Edgar Andrade Jasso, “El drama de Bahía Magdalena” en I y II Ciclos de Historia Sudcaliforniana , La Paz, Gobierno del Estado de Baja California Sur, 1989, p. 103-120. 259 Ibid., p. 105. 260 En el documento del Senado de la República, Las relaciones con Estados Unidos , www.senado2010.gob.mx/docs/bibliotecavirtual/11/2743/3.pdf (p. 77) se cita La política exterior , de Cosío Villegas, lo que puede servirnos para colocar el problema de Bahía Magdalena en perspectiva: En 1883 el ministro de los Estados Unidos de América en México empezó a gestionar permiso para establecer una segunda estación carbonera. Para construirla requería desembarcar, libre de derechos, materiales y equipos destinados a construir alm acén y muelle. Los terrenos que se requerían para su construcción, pertenecían a un ciudadano estadounidense que estaba dispuesto a donarlos a su Gobierno. El P residente G onzález, quien estudió personalmente el caso, respondió que el Gobierno m exicano debía prever que si otorgaba esta concesión, otra potencia podría solic itar una semejante, que no podría negar. Consecuentemente, si la concedía, no sólo sería un problem a para el Gobierno de México, sino por razones estratégicas, también para el Gobierno de los Estados Unidos de América. 261 262 Andrade Jasso, op. cit., p. 107. Ibid., p. 117. 168 a la concesión para las prácticas de tiro de la Marina de Guerra de los Estados Unidos y en 1911 finalizaron las operaciones de la estación carbonera en Bahía Magdalena. 263 Fernando Jordán se refiere a Bahía Magdalena en su libro El otro México lo que nos permite completar una imagen sobre esa zona en el contexto del sistema marítimo que hemos tratado hasta aquí. Después de 1848, buques mercantes, militares y filibusteros frecuentaban sus aguas. Isla Margarita, Bahía Magdalena y Bahía Almejas eran los puntos de interés para la Marina de Guerra de los Estados Unidos. Estos formaban parte, en 1883, año en que comenzaron las operaciones navales según Andrade, de las tierras incluidas en la concesión Flores-Hale.2 64 “El Gobierno de Estados Unidos aprovechó la época concesionista para realizar el estudio de la costa bajacaliforniana, los mapas fueron 263 En Las relaciones con Estados Unidos , (op. cit., p. 77-78) documento publicado por el Senado de México se puede leer: En 1897 el Oregon de la Flota del Pacífico, solicitó y obtuvo un permiso para realizar ejercicios de tiro al blanco en Bahía Magdalena. Al término de la práctica se informó a Washington que las condiciones de la zona para realizar los ejercicios de práctica eran ideales. La solicitud de permisos empezó a ser más frecuente. En 1903 los barcos Mohican y Adams hicieron de la bahía su cuartel general durante dos meses mientras maniobraban y hacían prácticas de tiro. El G obierno mexicano empezó a lim itar la duración de los permisos y la naturaleza de los mismos, negando autorización para que las tripulaciones descendieran a tierra. En agosto de 1904 el G obierno de Estados Unidos de Am érica solicitó autorización para que la Flota del Pacífico realizara prácticas de tiro. El permiso fue otorgado, pero se reiteró la prohibición para desembarcar. Al fin del m ismo año la solicitud se hizo para que tanto la F lota del Pacífico como la del Atlántico realizaran maniobras de otoño y primavera, respectivamente en la zona. En 1907 se pretendió estacionar en Bahía Magdalena dos barracas carboneras de 2 500 toneladas cada una, para abastecer las unidades que fueran con destino a Centro y Sudamérica. Si bien la solic itud se hizo por 5 años el Gobierno del Presidente Díaz respondió que sólo la pediría al Senado por tres, término que duraría su mandato presidencial. Además solic itó que la autorización tuviera un carácter recíproco. El acuerdo quedó concluido para el periodo comprendido entre el 1° de diciembre de 1907 y el de 1910. Antes de entrar en vigor, la noticia apareció en la prensa. Se hablaba de un “contrato” sobre Bahía Magdalena. El Tiempo veía en la solicitud el establecimiento de una base de apoyo estratégico para que la marina estadounidense pudiera competir con Japón en predominio sobre el Pacífico. Adem ás, cuestionó la naturaleza jurídica del acuerdo, poniendo en tela de juicio su legalidad. Bahía Magdalena llam ó la atención nacional y se convirtió en caballo de batalla de la oposición para abrir un cuestionamiento más am plio sobre la re lación con los Estados Unidos de Am érica. El debate tomó un tono de alarma cuando algunos diarios estadounidenses volvieron a mencionar la posible venta de Bahía Magdalena y quizá toda la Baja California […] La versión fue reiteradamente desmentida por el Gobierno de México. Pero no fue suficiente para tranquilizar la opinión pública. Conforme continuaron las prácticas de tiro en 1908 y 1909, y que la oposición a D íaz se organizaba tanto en México como en Estados Unidos, la presencia estadounidense en Bahía Magdalena avivó el fuego nacionalista. 264 Fernando Jordán, El otro México , p. 70 -71. 169 levantados por topógrafos a bordo de los navíos Hassler y Narrangansett en 1873 y 1875…” 265 Al iniciarse el siglo XX, el cónsul mexicano en San Diego informó de violaciones a la soberanía hechas por buques de guerra norteamericanos. En 1902 notificó que habían salido para Bahía Magdalena los cruceros Mohican (17 de marzo) y el Adams (18 de marzo), buques escuela de la Armada de Estados Unidos, sin patente sanitario. Jordán señala las dificultades del gobierno mexicano para “cortar de raíz” los abusos de la Marina norteamericana que “se había acostumbrado a considerar a la citada bahía como si fuera suya”. Veía que “de adoptar una actitud radical… se podría producir algún incidente internacional”.266 Es en ese periodo en el que se estableció un reglamento aplicado a las operaciones navales de descarga y militares. Jordán señala al respecto: Dentro de esta nueva modalidad los buques de los Estados Unidos siguieron haciendo uso de nuestras aguas territoriales, si bien sometiéndose a una formalidad que significaba ya un reconocimiento a nuestra soberanía. Así el 10 de marzo del mismo año el Departamento de Estado del Gobierno norteamericano solicitó permiso para que una escuadra norteamericana mandada por el contraalmirante Glass y compuesta por los barcos New York, Boston , Marblehead y Range[r] hicieran sus prácticas habituales en Bahía Magdalena, lo que les fue concedido por acuerdo del presidente Días [sic] de fecha del 12 de mayo. Dicha escuadra, previo nuevo permiso, volvió otra vez a visitar la bahía en diciembre de ese año, cometiendo entonces sus tripulaciones algunos desmanes, que obligaron al Gobierno de México a dar otro paso más en defensa de sus intereses, prohibiendo a los marinos estadounidenses establecer cuarteles en tierra, condición a que en adelante se sometieron también267 265 Ibid., p. 71, Ver nota 11. Ibid. , p. 242 . 267 Ibid., p. 242. 266 170 El interés por Bahía Magdalena fue constante. Jordán señala que el gobierno norteamericano quería asegurar su uso “en forma absoluta y permanente, considerándola necesaria para mantener su posición en el Pacífico, entre otras cosas por estar más cerca de Panamá… inició una insistente política de presión sobre México a fin de obtener su traspaso.” Por ello envió como embajador especial al mismo Secretario de Estado, Elihu Root. Poco tiempo después parecía que esos deseos se cumplían a satisfacción, pues The San Francisco Call y otros periódicos de los Estados Unidos anunciaban profusamente en sus ediciones… que se empezaban a recoger frutos de la visita del Secretario de Estado del Gabinete del presidente Roosevelt, pues el día anterior, México, según esos periódicos, había cedido la bahía a los Estados Unidos como estación naval. En la misma fecha el subsecretario de Estado confirmaba oficialmente la noticia.268 En realidad se trataba de un permiso concedido por el Presidente y facultado por el Senado para dar en uso por tres años a partir del 1º de diciembre de 1907, la Bahía Magdalena, autorizando a la Marina de Guerra para que instalara dos buques carboneros269 de 2,500 toneladas y así surtir carbón en las prácticas navales. Los marinos no podrían bajar a tierra ni izar su bandera.270 Como puede verse Bahía Magdalena también constituyó una fuente de tensiones entre México y los promotores de la Política del Gran Garrote . Las posiciones de México “afectaban” con la defensa de sus derechos soberanos, los intereses estadounidenses en 268 Idem. 269 El barco carbonero… “Apareció en 1905. Esta innovación implicaba que la flota podía abastecerse de carbón en alta mar, eliminando la dependencia de bases terrestres.” María Eugenia Estades Font, op. cit ., p. 53. Esto hace pensar que no era necesaria ninguna estación carbonera en Bahía Magdalena, sino que el propósito era permanecer en la bahía. 270 Idem. 171 el Pacífico y la preparación de puntos defensivos fundamentales de su sistema marítimo para el Canal de Panamá y la “seguridad nacional”. Es evidente la importancia de estos dos puntos en la costa pacífica de México, Pichilingue y Bahía Magdalena, como estaciones carboneras, puesto de avanzada a la entrada de la ciudad de La Paz y el Golfo de California, o en el centro del Territorio Sur peninsular , en una de las mejores bahías de la costa pacífica de México, relativamente cercana al Canal de Panamá y a las nuevas posesiones insulares del Pacífico. La presión sobre México para obtener la Bahía Magdalena puede entenderse si recordamos que de 1901 a 1908 estuvo en la presidencia estadounidense Teodoro Roosevelt, uno de los grandes promotores y pragmático de la política naval de Mahan, el hombre de la Política del Gran Garrote que se vanaglorió ante los estudiantes de la Universidad de California de haber tomado Panamá.271 Roosevelt marca de manera definitiva la política americana desde 1898, cuando como subsecretario de Marina dio la orden al almirante Dewey para navegar hacia las Filipinas, donde comenzó la escalada naval que definiría su mandato y las relaciones interamericanas. El Corolario Roosevelt, formulado a partir del mensaje presidencial del 6 de diciembre de 1904, como parte de la Doctrina Monroe permite contextualizar las presiones sobre México y las acciones posteriores. Entre otras cosas Roosevelt planteó: Es falso decir que los Estados Unidos sienten necesidad de tierras o alimenta proyectos con respecto a las otras naciones del hemisferio occidental, que no aspira a su superioridad. 271 Germán Arciniegas, Biografía del Caribe, México, Editorial Porrúa, 1993, p. 305. 172 Todo lo que nuestro país desea es ver a sus vecinos estables en el orden y la prosperidad. Todo país que se comporta bien puede contar con nuestra cordial amistad. Si una nación muestra que sabe actuar con eficiencia y con razón, en los campos social y político, si mantiene el orden y satisface sus obligaciones, no ha de temer una intervención de los Estados Unidos. Males crónicos o una incapacidad que acarrea una relajación general de los lazos de la sociedad pueden terminar en América, como en otras partes, ocasionando la intervención de una nación civilizada; en el hemisferio occidental, la adhesión de los Estados Unidos a la doctrina Monroe puede forzarles, bien que a su pesar, a asegurar un papel de policía internacional en los casos flagrantes de tal incapacidad. Si cada una de las naciones que bordean el mar Caribe hiciese la prueba del mismo progreso en una civilización estable y justa que Cuba ha mostrado [con el apoyo de la Enmienda Platt] desde que nuestras tropas han dejado esa isla y que tantas repúblicas de las dos Américas ilustran constante y brillantemente, entonces todas las cuestiones de injerencia de nuestro país en asuntos extranjeros acabarían. Nuestros intereses son en realidad parecidos a los de nuestros vecinos meridionales. Estos pueblos tienen importantes riquezas naturales y si en el interior de sus fronteras la justicia y la ley reinan, la prosperidad no dejará de manifestarse. En tanto que se sometan a las leyes básicas de toda sociedad civilizada, pueden estar seguros de que les trataremos con una simpatía cordial y afectuosa. No intervendremos en sus asuntos más que como último recurso y solamente si se hace evidente que su incapacidad o su mala voluntad para ejercer la injusticia, tanto en el interior como en el exterior hubiese violado los derechos de los Estados Unidos o hubiese solicitado ayuda extranjera en perjuicio de la nación americana en su conjunto. Es una perogrullada decir que cada nación, en América o en otra parte, que desee conservar su libertad y su independencia debe ya darse cuenta de que el derecho a tal independencia se confunde con la responsabilidad de hacer buen uso de ella. Afirmando la doctrina Monroe, tomando las medidas que hemos adoptado en lo que concierne a Cuba, Venezuela y Panamá, y esforzándonos por limitar la guerra en Extremo Oriente y asegurar la puerta abierta a China, hemos actuado en interés nuestro y en interés de la humanidad entera. Sin embargo, hay casos en donde, aunque nuestros intereses no estén directamente en juego, 173 nuestra simpatía está vivamente conmovida. Pero en los casos extremos, nuestra actuación puede estar justificada y ser necesaria. La forma que debe revestir la acción depende de las circunstancias, es decir, de la gravedad de la ofensa y de nuestro poder para hacerla reparar. Los casos en los que podríamos intervenir por las armas, como lo hemos hecho para poner fin a las condiciones intolerables de Cuba, son necesariamente poco numerosos…272 Como puede verse Roosevelt se atribuye funciones de policía internacional y lanza una amenaza a quien no se “comporte bien”, afecte sus intereses o los ofenda. Esta es la política que rige el Gran Garrote . Las presiones que sobre el gobierno de México se hicieron, relacionadas a las estaciones carboneras, están íntimamente vinculadas con estas posturas que buscan mantener el “orden hemisférico” garantizado, entre otros mecanismos, por su sistema marítimo. Los puestos del sistema marítimo son las piezas fundamentales del Corolario Roosevelt y el discurso pragmático y de poder complementario con el discurso de Mahan. LOS BARCOS Los barcos de guerra y sus estaciones navales, son otra manifestación de esta concepción del orden hemisférico y del sistema naval que lo hace realidad. La revisión del registro de los buques de guerra estadounidenses que pasaron por Pichilingue y Bahía Magdalena puede servirnos para visualizar el rol de estas dos estaciones navales dentro del sistema y su papel en el apoyo del recorrido de la policía internacional y su entrenamiento en Bahía Magdalena y/o Pichilingue. Los documentos disponibles en el Archivo Histórico Pablo L. Martínez de Baja California Sur (AHPLM) dan noticia de los barcos de guerra extranjeros en el puerto de 272 Mensaje anual del presidente Teodoro Roosevelt, 6 de diciembre de 1904, en Historia del mundo contemporáneo… , p. 289-290. 174 La Paz a partir de 1900. El registro de Pichilingue parece ser parte del control que acompañó el forcejeo durante la modernización de la estación carbonera. Con estos datos podemos hacernos una idea sobre cómo pudo haber sido el tráfico marítimo militar y el tipo de actividad que se generaba. Entre otras cosas puede verse que el Ranger era un visitante asiduo a las costas de la Baja California. Estuvo en el puerto de La Paz en noviembre de 1900.273 En 1901 se reportó la entrada de un buque estadounidense. El Philadelphia, “Vapor de guerra americano, que fondeó en diciembre de 1901 en Pichilingue.2 74 En enero de 1902 entró a Pich ilingue para cargar carbón el cañonero de tercera clase Concord.275 En marzo de ese mismo año tocó puerto en Pichilingue el Wisconsin, Buque Almirante, acorazado de primera clase, conduciendo al Almirante de la Escuadra del Pacífico Silas Casey. El Wisconsin fondeó a corta distancia de Pichilingue. Su capitán era George Reuter, conducía 35 oficiales y 545 tripulantes. Tomó mil toneladas de carbón. Por la importancia de este barco, la Secretaría de Guerra había notificado al Jefe de las Armas de su presencia en aguas de La Paz vía telegráfica.276 En abril entró a Pichilingue el buque Shearwater , de la Armada Británica. El Capitán C. H. Unfrieville fondeó en Punta Prieta. 277 Ese mismo mes ingresó el Alert, vapor escuela de la Marina de Guerra de los Estados Unidos procedente de Mazatlán.278 El Ranger 273 Arribo a La Paz del buque de guerra Ranger, La Paz, nov. 19, 1900, Guerra, exp. 6, v. 300 bis, AHPLM. 274 Buques de Guera extranjeros tocaron este puerto y el de Pichilingue durante el presente año, 7 de enero, 1901, Guerra, exp. 18, v. 334 bis, f. 1, AHPLM. 275 Idem. f. 2-4. 276 Idem., f. 9, f. 11, f. 12 y f . 13. 277 Idem., f. 21-28. 278 Idem., f. 33. 175 entró a finales de abril. 279 Además en octubre tocaban puerto el transporte de guerra Alexander.2 80 En diciembre llegó un “crucero americano”281 del que no hubo evidencias del nombre y por último el buque escuela Mohican.282. En 1903 entraron al puerto de Pichilingue los buques Amphion ,283 crucero de bandera inglesa, fondeado frente a Pichilingue, el remolcador de la Marina de Guerra de los Estados Unidos Fortune 284 y el buque de guerra Mohican.285 No se encontró registro para el año 1904. En 1905 se registró, en mayo, la presencia de dos buques faro procedentes de San Francisco sin determinarse los nombres de las embarcaciones.286 El crucero alemán Falke llegó al puerto de Pichilingue en diciembre de ese año, procedente de los ejercicios militares y prácticas de tiro realizadas por ocho días en Bahía Magdalena, partiendo de ese puerto sin solicitar patente sanitaria a la Sección Aduanera. El cónsul alemán en Mazatlán había notificado sobre su visita y que tocaría Todos Santos, Bahía Magdalena y La Paz.287 Un barco en 1900, uno en 1901, ocho en 1902, incluyendo un barco inglés. En 1903 tres barcos, uno de ellos inglés y en 1905 tres barcos, uno de ellos alemán. Quince barcos en total, faltando el registro de 1904. 279 Idem., f. 44. Idem., f. 51. 281 Idem., f. 55. 282 Idem., f. 56. 283 Reportes relativos a la entrada y salida de buques de guerra extranjeros en el Puerto de La Paz y Pichilingue, La Paz, 24 febrero, 1903, Guerra, exp. 13, v. 357, f. 2, AHPLM. 284 Idem., f. 10. 285 Idem., f. 24 Hay ambigüedad en la clasificación de los buques. 286 Buques de guerra extranjeros que tocan el puerto de La Paz y Pichilingue, mayo, 2, 1905, Guerra, exp. 280 5, v. 393, f. 7, AHPLM. 287 Idem. f. 8, 10, 13, 14 y 17. 176 En 1903 se realizaron ejercicios navales en Bahía Magdalena en los que participaron la Marina de Guerra de los Estados Unidos y la de Inglaterra. La escuadra estadounidense estaba compuesta por cuatro buques. El buque insignia New York y los cruceros Marblehead, Boston y Ranger. La escuadra iba al mando del Almirante Henry Glass. Tenía 1203 hombres bajo sus órdenes y los ejercicios se prolongarían por tres semanas. Los datos sobre este entrenamiento militar nos da una idea sobre el tipo, la magnitud e intensidad del uso de las aguas de Bahía Magdalena con fines militares. Es posible obtener datos sobre algunos de los buques de guerra que tocaron Pichilingue o Bahía Magdalena, de manera que conociendo parte de sus “biografías” se puede tener una idea del tipo de barco, importancia y el personal de los buques que tocaban puerto en el Distrito Sur de la Baja California, por tanto, qué valor puede asignársele a las dos isntalaciones navales al sur de la península. Así tenemos información más específica del Philadelphia, el New York , el Marblehead, el Ranger, Kentucky , Wisconsin y el Washington.288 El Philadelphia, era un crucero número 4 (C-4) construido en marzo de 1888 en Filadelfia, botado en 1889. Fue el buque insignia del Almirante Bancroft Gherardi, al comando del Escuadrón del Atlántico Norte. En 1891 patrulló las Antillas para la protección de los “intereses americanos”. En 1892 pasó por Uruguay y regresó a las aguas del Caribe. En 1893, después de participar en una revista naval internacional, partió para el Pacífico. Llegó a San Francisco ese mismo año. Fue el buque insignia del Comandante en Jefe de la Estación del Pacífico. Formó parte del Escuadrón del 288 Ver Museo Naval USS Salem, http://www.uss-salem.org. Datos del Dictionary of American Naval Fighting Ships. Toda la información de los buques proviene de esta fuente. 177 Pacífico, en maniobras y ejercicios visitó varios puertos de la costa oeste de los Estados Unidos, México, América del Sur y Hawaii. En 1898 fue el buque insignia del Almirante J. N. Millar, Comandante en Jefe de la Estación del Pacífico, participó en la ceremonia de anexión de Hawaii a los Estados Unidos junto al Mohican. En 1899, conduciendo al Comandante en Jefe del Pacífico, Almirante Albert Kautz, partió para Samoa a la pacificación de las islas, combatiendo a los samoanos. Permaneció en esas islas todo el 1899. En 1900 dejó de ser buque insignia. Continuó en operaciones en el Pacífico hasta 1902 encabezando viajes de entrenamiento, ejercicios navales, prácticas de tiro y visitas a puertos como Panamá. Tocó el puerto de Pichilingue en 1901. El New York , se construyó en 1890 y botado en 1892. Fue asignado al Escuadrón del Atlántico Sur, pasó a Río de Janeiro en 1893. Regresó a Estados Unidos vía Nicaragua y las Antillas. Reasignado al Escuadrón del Atlántico Norte. Pasó a Europa. Participó de las acciones militares de la guerra entre España y Estados Unidos en 1898 bombardeando las defensas de la ciudad de Matanzas en Cuba y en el bombardeo de la ciudad de San Juan en Puerto Rico donde pasó a ser Buque insignia del Almirante Sampson, que comandó la campaña contra el puerto de Santiago de Cuba, de donde resultó la destrucción de la flota española en América. En 1901, el New York fue transferido a la flota del Pacífico pasando por Gibraltar, Port Said, Singapur y Cavite. Buque insignia de la Flota Asiática. Participó de la campaña contra los insurgentes filipinos. En 1902 pasó por Hong Kong, Corea y otros puertos antes de regresar a San Francisco. En 1903 fue transferido al Escuadrón del Pacífico, 178 pasó a Honduras para proteger los “intereses americanos” en ese país. Posteriormente pasó por Bahía Magdalena para regresar a San Francisco. En 1904 formó parte del crucero por Panamá y Perú. Fue el buque insignia del Escuadrón del Pacífico. Reforzó las posturas de neutralidad durante la guerra Ruso-Japonesa. En 1905 entró a los astilleros para modernización. El Marblehead fue construido en 1890 y botado en 1892. Asignado a la Estación del Atlántico Norte, salió en 1894 a proteger vidas y propiedades norteamericanas en Nicaragua y desembarcó soldados. Partió de Bluefields hacia el Caribe, pasando por Jamaica. En 1895 fue enviado a Europa vía Azores y Gibraltar. Patrulló las costas de Siria, pasó a Alemania para la inauguración del Canal de Kiel. En 1897 regresó a la Estación del Atlántico Norte y el Caribe. Durante la guerra entre España y Estados Unidos participó del bloqueo a la ciudad de Cienfuegos y el patrullaje del puerto de Santiago de Cuba. Junto al crucero Yankee tomó Guantánamo y apoyó el desembarco de marines en esa bahía. Apoyó al Texas en la destrucción de la fortificación de Cayo del Toro. Transferido al Pacífico en 1898. Hizo un crucero por América del Sur, México y California en 1900. A partir de 1902 permaneció activo en la costa oeste de Norte y Sudamérica, de Alaska a Chile. Entre 1903 y 1904 fue el buque insignia del Almirante Henry Glass, Comandante del Escuadrón del Pacífico. Es uno de los barcos a los que se refiere Fernando Jordán al relatar las prácticas navales en Bahía Magdalena. El Ranger era un buque de exploración. Construido en 1873 y botado en 1876. Asignado a la Flota Asiática en 1877. Pasó a Hong Kong en ese mismo año vía Gibraltar, Canal de Suez y Estrecho de Malaca. Protegió los “intereses americanos” en el Lejano Oriente. Entre 1881 y 1889 fue asignado a la investigación hidrográfica en 179 México, Baja California, Centroamérica y el Pacífico Norte. Hizo labores de vigilancia en el Estrecho de Behring. En 1894 pasó a Centroamérica para proteger “intereses americanos”. En 1899 era un barco de exploración asignado por dos años a México y Baja California. Operó con el Wisconsin en América Central, protegiendo los “intereses nacionales estadounidenses”. Posteriormente pasó a Filipinas. El Kentucky fue botado en 1898. Fue enviado al Extremo Oriente en 1900 vía Gibraltar y el Canal de Suez y a Hong Kong, uniéndose a la Estación Asiática de Manila en 1901. Buque insignia del Escuadrón del Sur, comandado por el Almirante Louis Kempff. Activo en China, Japón, Chefoo, Taku, Nanking, Woosung, Amoy, Nagasaki, Kobe y Yokohama. Buque insignia de la Flota Asiática en 1902 hasta 1904 bajo el mando del Almirante Comandante en Jefe, Robely D. Evans. Operó en Cuba en 1906 durante el conflicto civil por la sucesión presidencial. Circunnavegó el mundo con la Gran Flota Blanca en 1907 bajo el Almirante Evans. Pasó ante el Presidente Roosevelt en la revista del Segundo Escuadrón. Participó en prácticas de tiro en Bahía Magdalena, México. El Wisconsin fue construido en 1897 en San Francisco. Partió de allí en marzo de 1901 para realizar ejercicios navales en Bahía Magdalena. Realizó operaciones en el Pacífico Norte, Hawaii y Samoa. En 1901 estuvo en Acapulco. Realizó ejercicios en Pichilingue. Estuvo en Bahía Magdalena realizando ejercicios intensos incluyendo prácticas de tiro naval diurno y nocturno, desembarco, etc. Continuó su entrenamiento subiendo a Coronado, San Francisco y Port Angeles. Era el buque insignia del Escuadrón de Pacífico al mando del Almirante Silas Casey. Estuvo en Panamá, Colombia en 1902 para defender los “intereses americanos” y 180 preservar la integridad del tránsito a través del istmo. Casey fue mediador en la crisis entre liberales y conservadores e invitó a las partes a reunirse a bordo del Wisconsin. Cuando Glass sustituyó a Casey como comandante del Escuadrón del Pacífico, alabó la labor de Casey en Panamá. Casey pasó al New York . En 1903 el Wisconsin pasó a la Estación Asiática. Fue usado en la circunnavegación de la Gran Flota Blanca, una demostración de fuerza de la Política del Gran Garrote de Teodoro Roosevelt. Por último nos referiremos al Washington. Botado en 1905 llevó al presidente Teodoro Roosevelt a inspeccionar los avances en la construcción del Canal de Panamá. En dirección a la Estación del Pacífico con el Tennesse , pasó por Puerto España, Trinidad, Islas Vírgenes Británicas, Río de Janeiro, Montevideo, Punta Arenas en Chile, Callao, Acapulco, Pichilingue y Bahía Magdalena antes de unirse a la Flota del Pacífico. Participó en ejercicios de tiro en Bahía Magdalena en 1907. Conocer la ruta de los barcos que tocaron puerto en Pichilingue y/o Bahía Magdalena nos permite valorar, a partir de los datos de cada uno, el tipo de embarcación y tripulación que entraba en aguas mexicanas, cargaba carbón a las puertas de La Paz o hacía prácticas navales en Bahía Magdalena. Permite ver su capacidad militar, el tipo de conflicto en el que intervenían y de alguna manera reconocer que la ruta de todos ellos señala y describe el sistema marítimo, puertos e instalaciones en las rutas de la Armada, aunque fuera de manera informal. A esta red es a la que se incorporan Pichilingue y Bahía Magdalena. Ambos puertos cumplían en mayor o menor medida funciones de apoyo, como puntos de avanzada, áreas de entrenamiento, puestos de garantía para los 181 “intereses americanos”, fuese esto una invasión de los mercados o la seguridad nacional o la ejecución del Corolario Roosevelt. LA PRUEBA DE FUEGO: LOS EJERCICIOS NAVALES DE LA GRAN FLOTA BLANCA EN BAHÍA MAGDALENA Hasta este punto se ver la importancia de los dos puertos peninsulares en la construcción del sistema marítimo-naval y en la construcción del discurso de seguridad. Su utilización no sólo como estaciones carboneras, sino también como polígonos de tiro y ejercicios navales. Además, queda claro que parece ser que si no se le dio un uso intensivo, fue al menos recurrente. Por la península pasaron importantes barcos de guerra con gran capacidad de fuego; fueron parte de las acciones que definieron la posición de Estados Unidos como potencia continental marítima. La prueba de fuego se realizó en 1908, cuando Teodoro Roosevelt envió a su llamada Gran Flota Blanca alrededor del mundo. El único lugar en el que hicieron prácticas de tiro fue Bahía Magdalena. Pero interesantemente, la prueba de fuego tiene dos partes. Los ejercicios navales, por un lado, y la respuesta desde la sociedad paceña, por otra parte. ¿Por qué la Gran Flota Blanca? A partir de 1889, fecha de la Conferencia Internacional Panamericana, se comenzó a perfilar una creciente rivalidad entre Alemania y Estados Unidos. Ambos comenzaron un intenso proceso de industrialización. Ambos necesitaban ampliar sus mercados. Las opciones para los dos países estaban fuera de sus territorios nacionales, en la expansión de sus esferas de influencia política, militar y económica. La Marina de Guerra alemana creció después de 1898, fecha del conflicto entre Estados Unidos y España, hasta transformarse, de ser la sexta, en la segunda marina de guerra más importante del mundo, sólo superada por la Marina de Guerra 182 inglesa.2 89 Alemania había forzado a los ingleses a retirar sus escuadras del Mar del Norte. Pero su posición geográfica le hacía difícil una expansión en Europa o en otros escenarios. Alemania había llegado tarde al reparto del mundo posterior a la Segunda Revolución Industrial. 29 0 Había tenido un intento fallido de someter a Venezuela en 1895 291 y otro intento fallido por adquirir Curazao y las Islas Vírgenes Danesas.292 Consideraba necesario conseguir colonias en América para expandir la economía, antes de que se estableciera el canal interoceánico. Por esto, los alemanes comenzaron a elaborar planes de guerra contra Estados Unidos, primero como ejercicios teóricos asignados a jóvenes oficiales de la Armada alemana en el invierno de 1897.293 El escenario principal era el Caribe. Entre 1897 y 1904, estudiaron distintos aspectos de la preparación naval y militar estadounidense, entre ellos la posibilidad de la invasión al territorio estadounidense y sus posesiones coloniales y zonas de influencia. El ejercicio pasó de una ofensiva naval a la idea de la ocupación militar de varias ciudades hasta llegar a Washington. Un segundo proyecto, el teniente Mantey, proponía una ofensiva naval y un ataque directo a Nueva York. El debate se trasladó al alto mando del Almirantazgo alemán y el vicealmirante Thomsen propuso un plan alterno que contemplaba la invasión a Puerto Rico, recién adquirido en 1898, como punto de apoyo para atacar Estados Unidos. Con estos antecedentes, en 1899, el Almirantazgo formuló el primer “plan de avance” contra Estados Unidos. 289 Paul Kennedy, Auge y caída de las grandes potencias , Plaza y Janés, Barcelona, 1998, p. 341-342. Ibid., p. 344. 291 Ibid. P. 394. 292 Estades Font, op. cit ., p. 68. 293 Ibid., p. 69. 290 183 El tercer plan alemán contra Estados Unidos cambiaba el escenario: Cuba, Boston y Nueva York serían los objetivos y se utilizarían 50 mil soldados para ocupar Cuba y cien mil para atacar Estados Unidos. Una variante del plan proponía obligar a Estados Unidos a combatir lejos de sus aguas y así facilitar el acceso alemán al Canal de Panamá. En 1903 se terminó de formular el Plan de Operaciones III. La ocasión para llevarlo a cabo se presentó en 1902 -1903. Ya en 1906 fue relegado a un ejercicio terórico. 294 La respuesta a las diferencias con Alemania, y lógicamente a los fracasos del Secretario de Estado James Blaine, como ya se ha planteado, corrió a cargo del capitán Mahan y de la Junta General de Marina, esto es, la elaboración del Plan Negro, uno de los principales planes de guerra redactados por la Junta General de Marina antes del inicio de la Primera Guerra Mundial. El Plan Negro giró en torno a un posible enfrentamiento con Alemania. El Plan Negro suponía que Alemania haría el traslado de un ejército a través del Atlántico para llevar a cabo una invasión de Estados Unidos y sus posiciones caribeñas. La misión de la flota estadounidense sería partir de sus bases de Guantánamo, Cuba y de la isla de Culebra, en Puerto Rico, para encontrarse con las naves alemanas una vez hubieran entrado en el radio de quinientas millas de Culebra.295 Alfred Thayer Mahan elaboró un mapa y un texto de estrategia naval a partir de 1887, donde establece un triángulo defensivo para el Atlanto-Golfo-Caribe. Una de sus puntos está en lo que llama Boca del Mississippi, (entre el delta del Mississippi en el oeste y Pensacola al este). El segundo punto del triángulo se ubica en el Atlántico, frente a la isla de Martinica y la línea entre estos dos puntos pasa sobre la isla de Culebra. El tercer 294 Ibid., p. 69. 295 Estades Font, op. cit ., p. 57. 184 punto del triángulo está en la ciudad de Colón en Panamá. Es decir, el triángulo defensivo del Plan Negro tiene como puntos de referencia la desembocadura del Mississippi, las aguas del Atlántico al este de Martinica y Panamá, transformando todo el Golfo-Caribe, el Mediterráneo americano, en su área de seguridad atlántica. En 1890 Mahan escribió el texto “La logística del imperio” y se publicó en The United States Looking Outward. En el texto Mahan establece: “…nuestra política nacional debe adoptar la resolución inviolable de no permitir que ningún Estado extranjero adquiera aquí en adelante una posición para abastecerse de carbón que se sitúe a una distancia de tres mil millas de San Francisco- una distancia que incluye las islas hawaianas y galapaguinas y las costa de América Central. Y es que el combustible [Pichilingue y Magdalena eran estaciones carboneras antes de l barco carbonero] constituye la vida de la moderna guerra naval; es el alimento del acorazado; sin él, los modernos monstruos de la profundidad mueren de inanición. En torno al combustible, por lo tanto, convergen algunas de las más importantes consideraciones de la estrategia naval. Tenemos ya ante nosotros varias estaciones abastecedoras de carbón en el Caribe y en el Atlántico, las cuales nos mueven a ponernos en armas de la misma forma en que Cartago moviese a Roma; no consintamos sin embargo, en adición a nuestros peligros, una nueva diversión de nuestra fuerza al ser interceptados en el Pacífico norte.” 296 Las palabras de Mahan en 1890, fecha en que terminan las Conferencias Internacional Panamericana y Monetaria Internacional, previas al texto de Martí, se refieren sin duda alguna al avance que mostraba Japón en el Pacífico después de derrotar a China en 1895, haber establecido una alianza con Inglaterra en 1902 y derrotar a Rusia en 19041905. Como contraparte del Plan Negro , se elaboró el Plan Naranja , (1890), para el 296 José Luis Orozco , op. cit ., p. 37 185 Pacífico, que implicaba alcanzar la supremacía militar y destruir la flota japonesa para imponer su dominio en los mares de Oriente 297. La cita de Mahan, con la misma lógica del plan anterior y del mapa del Golfo-Caribe sugiere otro triángulo defensivo para el Pacífico con sus puntas en San Francisco, Hawaii y Panamá. La línea que corre de Panamá a San Francisco incluye todo el Pacífico centroamericano y mexicano, y lógicamente la península de la Baja California y el Golfo de California, lo que se deduce del texto antes citado. De esta forma, para enfrentar a Japón y Alemania, Estados Unidos tenía dos planes de guerra y la conformación de una estructura defensiva que incluía bases carboneras, estaciones navales, polígonos de tiro, posteriormente barcos carboneros, lo que nos ayuda a consolidar la idea del sistema marítimo-naval ligado al establecimiento de áreas de influencia exclusiva que orienta la economía y los mercados hacia la seguirdad estadounidense, de acuerdo con los textos mahanianos. Como parte del reordenamiento político, económico y militar estadounidense tras los fracasos de las conferencias internacionales (1889) y después de sus victorias militares en el Golfo-Caribe y el Pacífico contra España (1898) y ante el crecimiento de Alemania y Japón, es lógico el reforzamiento naval estadounidense. El gobierno estadounidense trató de incorporar a México en ese esfuerzo, como señala Jürgen Buchenau29 8, ofreciéndole la libertad para anexarse a Cuba, Puerto Rico, República Dominicana y los países centroamericanos. Proponiéndole además a Díaz que asumiera la función de policía regional. Para Buchenau, lo que estaba detrás de esto era la búsqueda de legitimidad de la política estadounidense y, decimos nosotros de la Política del Gran Garrote . 297 Estades Font, op. cit ., p. 168. “Inversión extranjera y nacionalismo: lo paradójico de la política internacional de Porfirio Díaz” en Revista en línea Dimensión Antropológica, vol. 6, enero-abril, 1996, http://cenedic.ucol. mx/ccmc construcción/recursos/4070.pdf. consulta 16 sep. 2008. 298 186 Para 1906 y 1908 las relaciones entre los gobiernos de Roosevelt y Díaz eran estables gracias a la facilidad que se había dado a las inversiones por la política exterior porfirista. En 1907 el gobierno de Díaz había acordado renovar el usufructo de Bahía Magdalena como terminal carbonera. El contrato duraría tres años.299 Pero como señala Buchenau, en el año 1907 las condiciones cambiaron. Hubo una recesión que provocó el debilitamiento de la economía mexicana y se hizo evidente la diferencia entre las condiciones de los trabajadores mexicanos frente a las de los trabajadores estadounidenses en México. Díaz anunció en la entrevista con el periodista Creelman su intención de no reelegirse presidente, lo que generó condiciones para un renovado debate político y, por último, en los Estados Unidos las elecciones colocaron entre 1908-1909 a William H. Taft en la presidencia. Éste no compartía, como ya se ha dicho, las posturas de Roosevelt con relación a Díaz. El Secretario de Estado de Taft, Philander Knox, consideraba los lazos con México, un asunto de seguridad [nacional]. Y la Bahía Magdalena tan importante como para “obtener su traspaso” a los Estados Unidos, como señala Fernando Jordán.3 00 Ante el rumor del traspaso de la bahía, del que ya se comentó, Ramón Alcorta Guerrero, citado por Jordán, profundiza aún más. Señala que lo que se había acordado era un permiso del Gobierno de Díaz, aprobado por el Senado para el uso de la bahía por tres 299 El escritor Fernando Gamboa, reaccionó ante el acuerdo del Senado con relación al usufructo de Bahía Magdalena: “… en sesión secreta y mediante votación económica y unánime, el Senado de la República aprobó que la bahía de la Magdalena, “una de las bahías más seguras y espaciosas de la tierra”, situada en la costa occidental de la Baja California, sirva como cosa propia a los Estados Unidos para los usos que mejor convenga a su escuadra, ¡dizque sólo por tres años!...Lo inconmensurable es que el pacto, cesión o lo que fuere, se estatuyó “clari verbis”, la reciprocidad más perfecta (¡oh invercunda! ello será sin duda para que nuestra escuadra, la que no poseemos ni en pensamiento, vaya y se estacione a su guisa en cualquier bahía yanqui…). No obstante lo trascendental del suceso, nadie ha dicho esta boca es mía, ni la prensa ni individuo alguno. ¡Nadie! Diario de Fernando Gamboa en Las relaciones con Estados Unidos , op. cit., p.78. 300 Fernando Jordán, El otro México. Biografía de Baja California , México, IIH-UABC, tercera reimpresión, México, 2005. 187 años a partir del 11 de diciembre de 1907 y la autorización para instalar dos buques carboneros de 2,500 toneladas cada uno, para abastecer los barcos en ejercicios navales, con la condición previa de solicitar autorización. Jordán cita ampliamente a Alcorta sobre ese 1907-1908 en Bahía Magdalena: Poco antes de que llegara a ese acuerdo, el 27 de noviembre, el Departamento de Estado volvió a solicitar, por conducto de la Embajada en México, licencia para que la escuadra norteamericana se pudiera dedicar a sus prácticas rutinarias en la bahía, de enero a abril de 1908, la que le fue concedida, pero sólo por un mes. Se había pensado hacer para esa fecha una gran demostración naval, concentrando ahí las flotas de guerra del Pacífico y el Atlántico. Por motivaciones que no se indicaron […], esas gigantescas maniobras no se llevaron a cabo. Pero el 13 de marzo, 16 acorazados norteamericanos hicieron entrada a bahía Magdalena, llegando hasta el fondeadero en columnas de cuatro unidades. Eran éstas: el Connecticut, buque insignia, de 16,000 toneladas; los de igual tonelaje, Kansas , Louisiana, Vermont, Georgia y Minnesota ; Virginia , New Jersey y Rhode Island, de 14,948 toneladas cada uno; Maine y Ohio, de 12,440; Missouri , Illinois y Alabama de 11,565 y Kentucky y Kearsarge, de 11,540 cada uno. Conducía cerca de 15,000 hombres de tripulación y estaban mandados por el almirante Evans. A partir de esa fecha un estruendo ensordecedor, que se repite noche y día y que prolonga sus ecos hasta la lejana ciudad de La Paz, se apodera del silencio solemne en que dormía la bahía. Anclados y en marca, los acorazados se dedicaron a disparar sin cesar su artillería durante todo el tiempo que permanecieron en sus aguas. Algunos proyectiles cayeron en los cerros altos de la isla Margarita. Al anochecer del mismo día arribó el cañonero nacional Tampico , encargado de hacer los cumplimientos de rigor a los visitantes, y que afortunadamente llegó tarde. El 5 de abril se presentó una flotilla de seis torpederos, acompañados por el transporte Buffalo. La escuadra dio por concluidas sus operaciones el 11 de abril saliendo ese día los acorazados y hasta el 25 de mayo los torpederos.301 301 Ibid., p. 344. 188 Alcorta señala que a pesar de las presiones de la prensa para que Estados Unidos se quedara con la bahía, (The Times de Los Ángeles, 14 de abril de 1908), el Gobierno de México obtuvo del Secretario de Estado Knox y del Presidente Taft declaraciones que desistían la idea de prorrogar el permiso de uso de la bahía, antes de la reunión TaftDíaz en El Paso en 1909. Sin embargo las presiones no disminuían. Arthur W. North, en su libro The Mother of California, señalaba: Después de hoy…mañana. ¿Qué futuro tiene entonces la Baja California? Minas y prospectos, caza y clima saludable, azúcar y ganadería, tal vez hierbas medicinales… Éstas parecen ser las bases por las cuales la pobre Baja California podría recuperar su perdida posición. Esta, ¡y la más importante de su posición geográfica! Y esto nos lleva a plantear una pregunta que no debe pasar inadvertida: ¿No será en beneficio de ambos países que México vendiera y los Estados Unidos compraran la península? La consideración de esta pregunta se basa en una única situación: por una parte, Baja California ha demostrado ser costosa y de ningún beneficio para México. ¿Por qué? ¡Principalmente a causa de su posición geográfica! Por la otra parte, la lejana península promete convertirse en un futuro cercano, de enorme valor para los Estados Unidos. ¿Por qué? ¡Principalmente a causa de su posición geográfica!302 Eso nos hace recordar las palabras atribuidas a Teodoro Roosevelt ante el Senado de los Estados Unidos: “Baja California es sólo un lujo para México; pero para nosotros es una necesidad”. 302 Ibid., p. 127. 189 Lo que está claro hasta aquí es que Bahía Magdalena figuraba en los planes de rearticulación del sistema naval estadounidense. Y se transformó, prácticamente en un polígono de tiro y área de ejercicios navales de la Marina de Guerra estadounidense y sus aliados. Es lo que p uede llamarse base de avanzada. … el surgimiento del concepto base de avanzada jugó un papel importante en la nueva postura adoptada. De acuerdo con esta idea, en tiempos de paz la armada debía desarrollar planes para hacer posible que, en caso de conflicto, se pudiera ocupar rápidamente una base de operaciones en una “posición avanzada” en el escenario de hostilidades. Esto hacía innecesario adquirir y mantener instalaciones ultramarinas permanentes. La Junta General de Marina participó en la preparación de diversos planes para la toma de bases de avanzada. Muchos giraban en torno a posiciones en Asia […]303 Parece que podríamos considerar tanto a Pichilingue, pero principalmente a Bahía Magdalena lo más parecido a una base de avanzada. A pesar de que siempre aparece la intención de anexar el territorio a los Estados Unidos en algunos círculos de poder estadounidenses que ven esta posición con particular interés por encontrarse en la ruta entre Panamá y San Francisco, estar prácticamente frente a las recién adquiridas islas de Hawaii, lo que transforma la península y la bahía en posición defensiva de la ruta comercial del Pacífico americano cerrando un triángulo defensivo que había definido Alfred Thayer Mahan contra las intenciones japonesas de hacer avanzar sus intereses sobre las costas mexicanas.304 El triángulo defiende además la red comercial-productiva 303 Estades Font, op. cit ., p. 53. Alfred Thayer Mahan, “La logística del imperio”, traducción de The United Status Looking Outward, publicado en el Atlanthic Monthly en diciembre de 1890, en José Luis Orozco, Las primicias del imperio , Premiá Editores, México, 1984, p. 37. 304 190 que tiene en los valles agrícolas irrigados de Sinaloa y Sonora su más importante expresión. En 1908, la importancia de Bahía Magdalena quedó clara. Ya fue señalada la presencia de 16 barcos de guerra estadounidense, esos barcos, esa escuadra es conocida como la Gran Flota Blanca y hace más de cien años utilizó por un mes las aguas de la bahía para sus prácticas de tiro y desembarco. 191 “THE GREAT WHITE FLEET” La Gran Flota Blanca fue una demostración de fuerza del gobierno de Teodoro Roosevelt, de su Política del Gran Garrote y manifestación del corolario de la Doctrina Monro e que lleva su nombre (Corolario Roosevelt), formulado en el mensaje presidencial de 1904, que ya hemos citado. Sus seis puntos principales son: 1. Estados Unidos no tiene intenciones de anexar tierras en América 2. No aspira a superioridad 3. Sólo desea vecinos estables, con orden y prosperidad 4. Todo país “que se comporta bien [sic ], con eficacia y razón, puede contar con su amistad. 5. Estados Unidos puede asumir el papel de policía internacional ante la incapacidad de mantener los lazos que unen a la sociedad de los países de la región 6. Los países deben someterse a las leyes básicas de la sociedad civilizada, de lo contrario, pueden esperar la intervención si violan los derechos de los Estados Unidos o perjudican la nación americana en su conjunto solicitando ayuda extranjera.305 La Gran Flota Blanca fue enviada para hacer la circunnavegación del mundo a partir de 1907 y hasta el 22 de febrero de 1909. En el caso de América, viajaron a través del Estrecho de Magallanes. En realidad, estaban midiendo la capacidad operativa de la Marina de Guerra de Estados Unidos, haciendo, como ya se dijo, una demostración de fuerza mundial. Dejando clara su capacidad para hacerse presente en el mundo, 305 Vid supra. 192 mostrando que ya Estados Unidos era una potencia naval y tenía un nuevo rol en la arena internacional y en el caso americano, ratificando los seis puntos ya descritos. En su periplo desplazó cerca de 14mil soldados a través de 43 mil millas en 20 puertos de seis continentes con la más alta tecnología naval de la época. Los dieciséis acorazados salieron el 16 de diciembre de 1907 de Hampton Roads y regresaron el 6 de mayo de 1909 con la ruta Hampton Roads-Trinidad-Río de JaneiroPunta Arenas-El Callao-Bahía Magdalena-San Francisco, en la primera parte de su recorrido, que es la que nos interesa en este trabajo. Estaban divididos en dos escuadrones, cada uno de ellos a su vez en dos divisiones con cuatro acorazados y un buque insignia, como señala Jordán. La escolta estaba compuesta además por una flotilla de seis torpederos, Hopkins, Stewart, Hull, Truxton, Lawrence , Whipple , Arethusa. Los barcos auxiliares Culgoa y Glacier (barcos tienda) el Panther , barco de reparación, el Yankton, barco de apoyo y el barco hospital Relief .306 Ya sabemos que 16 acorazados estuvieron disparando día y noche con prácticas de desembarco y la presencia de cerca de 37 barcos307 y 16 mil soldados. En todo el largo recorrido de la Gran Flota Blanca, Bahía Magdalena fue el único lugar donde realizaron prácticas de tiro. Es lógico que en 1908, esa manifestación de fuerza tuviera una repercusión y era de esperarse una contestación. La contestación la dio un poeta. 306 http://www .greatwhitefleet. infoGratWhiteFleet Website Gilberto Ibarra, Conferencia conmemorativa del Centenario del poema Bahía Magdalena, 8 de octubre de 2008, Biblioteca Filemón C. Piñeda, La Paz, BCS. 307 193 LA OTRA PRUEBA DE FUEGO. LA RESPUESTA CIUDADANA: BAHIA MAGDALENA, POEMA DE FILEMÓN C. PIÑEDA La otra prueba de fuego es para la sociedad del Distrito Sur frente al uso de sus playas y espacio territorial con los ejercicios navales de la Gran Flota Blanca. La respuesta más clara al desafío la dio un poeta. Filemón C. Piñeda Contreras nació el 22 de noviembre de 1868, poeta romántico del puerto de La Paz. Según Gilberto Ibarra Rivera 30 8, Piñeda escribió en casi todos los periódicos de La Paz desde el inicio del siglo XX. En vida sólo publicó un poemario con diez textos, el dinero recaudado por la publicación fue donado. Dejó cerca de cien poemas, hay dos ediciones conocidas, una hecha en 1972 por el gobierno municipal de La Paz y el Gobierno Territorial. Una segunda selección publicada en 1994 por su hijo César Piñeda Chacón. Filemón C. Piñeda fue tenedor de libros en el comercio del puerto de La Paz, fue electo a un cargo público, era parte de la intelectualidad de puerto. Fue considerado el mejor poeta por Eduardo Bátiz, como lo señala en el poema A la Baja California.309 Murió en su ciudad natal en 1922. Su poema Bahía Magdalena, puede considerarse la respuesta a la presencia de la Marina de Guerra en ese puerto peninsular. Veamos. 308 Escritos y escritores de temas sudcalifornianos , Gobierno del Estado de Baja California Sur, SEP, La Paz, BCS, 1998, p. 154. 309 Ver Gilberto Ibarra, op. cit., p. 179. 194 Bahía Magdalena Allá, tras las vastas serranías Que se alzan como esfinges egipciacas; Allá, tras las yermas lejanías Que inspiran oraciones elegiacas; Allá, tras los árboles tintóreos Y las plantas textiles, que la mano Del hombre despedaza y aniquila, La MAGDALENA, orgullo mexicano, Extiéndese magnífica y tranquila Como una emperatriz del gran Océano. Allá se ve, incrustada entre las olas Del Pacífico mar que la acaricia Y le canta sublimes barcarolas; Es geográficamente, una delicia, Y por eso la Patria la ama a solas; Y por eso el extraño la codicia Uncle Sam, el Tío Sam imperialista Hojeando de Dewey um infolio, Leyó: “BAHÍA”... concentro su vista En el pasaje… y se sentó en su solio… 195 Poco después en todo el Capitolio, Como en toda la Unión, se oyó ¡CONQUISTA! Que quién lo dijo? No lo sé. ¿Intuiciones? Tal vez; pero es el caso, que ese caso Lo repitieron todas las naciones Y ¡Sarcasmo! dijeron los Nipones Y ¡Eureka! ¡Eureka! más allá de EL PASO. Mas contra todo eso está el abrazo De Root. ¿Por qué perdemos la esperanza? ¿Es que la libertad es un acaso Cuando la Fuerza inclina la balanza? El deber, como trasgo inconcebible, Penetra el corazón de los humanos Y ve en la Diplomacia algo temible Oculto en las falanges de sus manos. Y, aunque quiera olvidar acciones viejas, Las nuevas la maltratan como espinas: Le pone un velo a Californ ia y Texas Y asoman Puerto Rico y Filipinas. 196 Y se subleva y dice: ¡Americanos, Despertad, porque Atila está a las puertas! Y el eco repercute por los llanos, Las sierras y los mares mexicanos Como la ronca voz de mil alertas. Y el Patriotismo eleva sus canciones Tan llenas de vibrantes armonías, Que alienta y electriza corazones… Y… allá tras las yermas lejanías Que inspiran oraciones elegiacas, Está la Emperatriz de las Bahías!!! El poema fue publicado, como señala Gilberto Ibarra, en la Sección Literaria del periódico El Distrito Sur310, tras la salida de la Gran Flota Blanca . Refleja la postura de Piñeda con relación a las operaciones navales que debieron generar preocupación entre parte de la población del Distrito Sur de la Baja California, por la magnitud e intensidad de los ejercicios navales y de tiro. Si revisamos de forma general podemos encontrar varios elementos interesantes en el discurso de Piñeda que reflejan un conocimiento de los procesos políticos y de los personajes en Estados Unidos. Lo que nos coloca ante un poema peculiar por sus referentes geopolíticos. 310 El Distrito Sur, quincenal de la información, época II, Nº 25, La Paz, BC, 30 de abril de 1908, en Gilberto Ibarra Escritos y escritores…op. cit. 197 La primera estrofa nos ubica en la geografía peninsular y sus características físicas. En la segunda plantea las pretensiones de potencias extranjeras por la bahía. En la tercera estrofa hacer referencia directa a los Estados Unidos y señala al Tío Sam como imperialista. También al “folio de Dewey”, es decir, al Almirante George Dewey, quien en 1872 y 1875, como comandante del Narrangansett, fue asignado a la costa del Pacífico de México y la Baja California, operó en el Golfo de California y visitó La Paz ocasionalmente, cargó carbón en la estación de Pichilingue. Fue comandante de la Flota del Pacífico durante la guerra Hispano-Cubano -Estadounidense, destruyó la flota española en Cavite, ocupó Manila y puso a las Filipinas en manos del Gobierno de los Estados Unidos. El “infolio” del que habla, se refiere a las investigaciones, mapas y registros levantados por el Almirante Dewey. 31 1 Señala directamente el tema de la conquista del espacio mexicano a partir de la voluntad política estadounidense y refiere la presencia japonesa como parte de los factores de peligro. En la cuarta estrofa hace referencia al “abrazo de Root”. Aquí habla específicamente de Elihu Root, abogado corporativo y político republicano, Secretario de Guerra (18991904) en el periodo de McKinley-Roosevelt, Secretario de Estado durante la segunda administración de Roosevelt (1905-1909) y senador durante la administración de Taft (1909-1913). Promovió la legislación de Filipinas, se le considera el padre de la Enmienda Platt, que justificaba la intervención en Cuba. Según Joaquín G. Santana312 , Root llegó a escribir. “Dios me eligió para civilizar y proteger a los pobres cubanos.” El “abrazo de Root”, es una referencia a la designación de éste por el presidente 311 Ver The SpanishAmerican War Centenal Website, http ://www.spanamwar.com/ dewey.htm, J. R. Southworth, Baja California Ilustrada, Gobierno de BCS, La Paz , 1989 y Goerge Dewey, “La crónica de la victoria” en José Luis Orozco, Las primicias del imperio, op. cit. 312 Joaquín G. Santana, “Elihu Root: el padre de la Enmienda Platt”, página electrónica de Radio Habana Cuba. “La elaboración de la Enmienda Platt se atribuye a Elihu Root, Secretario de Guerra quien señaló la necesidad de la medida ante el peligro presentado por Alemania”… y sus aspiraciones coloniales en el Caribe. Howard Hill, Roosevelt and the Caribbean , University Chicago Press, 1927, citado por Estades Font, op. cit ., p. 77. 198 McKinley como Secretario de Guerra. Santana señala que McKinley dijo mientras abrazaba a Root, “Necesitaba un abogado, no un militar” [para la Secretaría de Guerra]. Esto nos deja saber que Piñeda estaba enterado de las noticias estadounidenses. En la sexta estrofa plantea una confrontación civilizatoria, contra el Destino Manifiesto, contra el establecimiento de las relaciones binacionales y regionales como estaban planteadas con los Estados Unidos. Contra la red naval y al equiparar a Puerto Rico y Filipinas con Texas y Californ ia. Se coloca en una postura no sólo mexicana y latinoamericana, sino que asume una postura que con el lenguaje de la Guerra Fría, podríamos llamar “internacionalista”, tercermundista y hoy, tal vez “altermundista”. Equipara la lucha de México con la lucha en el mundo contra los sistemas de dominación político -militar, colonial y neocolonial. En la séptima estrofa hace un llamado continental ante el choque civilizatorio para regresar a la postura de un nacionalismo revolucionario que cuestiona las relaciones entre Estados Unidos y México. Lanza un alerta que debió molestar a la elite del puerto de La Paz, beneficiaria de las relaciones políticas y comerciales como organizadores de los procesos económicos estadounidenses en La Paz, que serían beneficiados también por la presencia naval en Magdalena: ese es el llamado a los AMERICANOS, que “repercute en las sierras y los mares mexicanos como la ronca voz de mil alertas”. Todavía la última estrofa, habla como se hablaría ante un altar patriótico para terminar con una contemplación del paisaje. Con estos versos, Filemón C. Piñeda se acerca por su temática al puertorriqueño José de Diego, en sus Aleluyas. A los Caballeros del Norte , a José Enrique Rodó en su Ariel, a 199 Rubén Darío con su Oda a Roosevelt y al pensamiento de José Martí en Nuestra América . Dieciséis acorazados, una bahía, un poema y un poeta. Una metáfora del presente. Una demostración de fuerza del gobierno de Teodoro Roosevelt dirigida a las repúblicas hispanoamericanas en primer lugar, a las potencias europeas en segundo lugar, pero principalmente al imperio japonés que ya comenzaba a desplegar su poder naval en el Océano Pacífico con sus victorias navales sobre China, (1895) y Rusia (1905). Una demostración de fuerza para el gobierno de Porfirio Díaz. Una amenaza velada que esperará a 1914 para realizarse. Se aclara con el poder naval, capacidad de fuego y desplazamiento, quién controla las rutas comerciales en América. Es la ratificación del Corolario Roosevelt de la Doctrina Monroe, que se pondrá en función con las intervenciones en Cuba (1906-1909), Nicaragua (1912), México (1914), Haití (1915), República Dominicana (1916). A la vez, tenemos en los versos de Filemón C. Piñeda una postura que va del nacionalismo local a una perspectiva continental. Un poema que va del paisaje a la geopolítica. Poesía y memoria que nos coloca ante la realidad continental de 1908 vista desde La Paz y Bahía Magdalena. Tal vez lo convierte en un precursor del pensamiento independiente peninsular, que aborda, aunque sea en verso, los problemas geopolíticos y las implicaciones continentales de las relaciones entre Estados Unidos y México. Como se ha dicho, se acerca de cierto modo a las posturas de José Martí en el artículo Nuestra América y permite ver hasta dónde ese pensamiento nacionalista, de los grupos medios intelectuales latinoamericanos había llegado hasta La Paz. Esta postura confronta no sólo las posturas discursivas, sino las acciones navales derivadas de los 200 planteamientos de Mahan en el sur de la península. Además el poema ratifica que en la percepción de una parte de la élite del puerto de La Paz, Pichilingue y Bahía Magdalena están en el sistema naval estadounidense. Hay una cercanía con el texto martiano: “No hay proa que taje una nube de ideas. Una idea enérgica, flameada a tiempo ante el mundo, para, como la bandera mística del juicio final, a un escuadrón de acorazados. Trincheras de ideas, valen más que trincheras de piedras.”313 Filemón C. Piñeda abrió el debate sobre la relación binacional en el noroeste de México desde La Paz. A esta reflexión podemos añadir que con la revisión del historial de siete barcos podemos hacernos una idea del sistema marítimo-naval estadounidense y cómo su presencia en Pichilingue y Bahía Magdalena colocan estos puertos en su espacio naval que forma parte de las áreas privilegiadas de actividad de la economía estadounidense. El recorrido term ina con el crucero acorazado Washington, porque ese mismo nombre tenía la fragata que en 1867 depositó 1,500 toneladas de carbón procedentes de Philaldelphia en Pich ilingue y a partir de ahí provocara la formalización del establecimiento de la estación carbonera en la Isla San Juan Nepomuceno. Instalación que en 1899, hace más de cien años, volvería a ser noticia y objeto de preocupaciones para los gobiernos central y peninsular. Revisamos también el poema de Filemón C. Piñeda, que formula el problema del uso militar de Bahía Magdalena. 313 José Mártí, “Nuestra América”, op. cit. 201 Las preocupaciones a las que nos referimos no eran pocas. La soberanía era el debate de de fondo, tema tan caro a los republicanos liberales. El papel de la nación ante el gran sistema marítimo que se había organizado frente a las aguas que rodean a México, ocupando los espacios de lo que debieron ser sus mercados naturales. Era también el forcejeo por el espacio y las jerarquías en el sistema de relaciones continentales, por ello la vida política del sistema porfiriano, su legitimidad como garante de los valores y el espacio nacionales y a la larga de su estabilidad. Esta preocupación se manifiesta en las reacciones a la intervención y ocupación paulatina de la región peninsular californiana con instalaciones militares, la pretensión de un reordenamiento en cuanto al papel y funciones de la península, en términos de las transformaciones políticas, militares y navales al este y oeste de México. El hecho mismo de que Filemón C. Piñeda haya escrito, inmediatamente después de la salida de la Gran Flota Blanca, el poema Bahía Magdalena, nos indica que en las percepciones de una parte de la elite intelectual, el Distrito Sur de la Baja California estaba ya dentro del sistema naval estadounidense. Véase desde el punto de vista que s e vea, aquí se juegan muchas cosas. Frederich Katz ayuda a aclarar el panorama. Katz muestra el avance de unos Estados Unidos que han transformado su economía de manera agresiva y avanzan sobre México no ya con empresas medianas sino con grandes corporaciones, los trusts, y ve allí un cambio en Díaz con relación a los Estados Unidos. En palabras de Katz: La actitud de Díaz, que ye empezaba a modificarse, fue afectada más profundamente por la victoria norteamericana en la guerra contra España en 1898, por la subsiguiente política del “gran garrote”, y por las múltiples invasiones norteamericanas a Panamá, Haití y Cuba. Pero lo que más contribuyó a transformar su actitud fue el cambio operado en la naturaleza de las compañías norteamericanas que empezaron a entrar entonces a México. Éstas ya no eran las empresas medianas que habían predominado hasta fines del siglo [XIX], sino más bien los 202 grandes trusts que, al tiempo que iban apareciendo en Estados Unidos, llegaban a hacer un lugar en el escenario mexicano.314 Este cambio de actitud generó lo que Katz llama “dos gestos tímidamente provocadores que se permitió […] Díaz frente a los Estados Unidos. El primero [… ] la recepción amistosa que dio a José Santos Zelaya, ex-presidente de Nicaragua que había sido derrotado por los Estados Unidos debido a su política decididamente antinorteamericana.” 315 El segundo gesto, catalogado por Katz como “un poco más grave, fue la negativa de Díaz de prorrogar el contrato de arrendamiento de una estación abastecedora de carbón para la Marina norteamericana en Baja California.” 316 Es decir, Bahía Magdalena, obstaculizando las funciones del sistema marítimo y la “seguridad nacional” y atrayendo los criterios sobre la aplicación del Corolario Roosevelt. Estos dos gestos provocaron, según Katz, la crisis internacional de México en vísperas de la Revolución Mexicana. Katz nos ayuda a ver que lo que estaba en juego era el apoyo de los Estados Unidos al régimen de Porfirio Díaz. El apoyo se perdió, en primer lugar, en tanto Díaz no aceptó los reordenamientos económicos que partían de la consolidación de las corporaciones que colocaban sus representantes en México, los nuevos “intereses americanos”. En segundo lugar porque Díaz no aceptó el papel que le 314 Frederich Katz, La guerra secreta en México , México, Era, 1998, p. 40 -41. Roosevelt y Díaz habían tenido unas relaciones relativamente buenas. “Pero el sucesor de Roosevelt, William Taft, destruyó este acuerdo y adoptó una postura más seca. Cuando su gobierno trató de obener la ayuda de México para derrocar al régimen de José Santos Zelaya en Nicaragua –hombre duro y de sentimientos antiestadounidenses, dado que el Congreso de Estados Unidos había elegido la ruta de Panamá para el canal, en vez de la de Nicaragua -, Díaz puso fin a su cooperación ; y al renunciar Zelaya, tras una revuelta apoyada por Estados Unidos en diciembre de 1909, los porfiristas le dieron asilo.” Apoyaron a sus sucesor “arriesgando incluso, con ello, un deterioro de las relaciones México -Estados Unidos. Jürgen Buchenau, “México como potencia mediana…”, p. 83 -84. 316 Frederich Katz, Ibid., p. 51. 315 203 era asignado a él y a México por el sistema marítimo estadounidense tanto en Bahía Magdalena como con relación a José Santos Zelaya. A partir de Katz podemos plantear la importancia del sistema marítimo estadounidense en Baja California, como uno de los factores detonantes de la crisis internacional ante la actitud de Díaz. No hay dudas sobre la importancia de la “crisis internacional de México” en el proceso que conduce a la revolución. Más adelante, en 1914, es desde las estructuras de ese mismo sistema naval que se generarán mecanismos de fuerza sobre México. El cuerpo de infantes de marina que desembarcó en territorio mexicano (Veracruz) contaba entre sus fuerzas con cerca de dos mil hombres procedentes de Culebra317 [polígono de tiro y base de entrenamiento en Puerto Rico], uno de los puestos estratégicos del sistema naval. 317 Estades Font, op. cit ., p. 163. 204 CONCLUSIONES A lo largo de este trabajo se han tratado básicamente tres ideas centrales que pueden dar paso a una reflexión final. Estas ideas son el problema del espacio, pensar el espacio como un problema que condiciona, entonces, la segunda idea. La formulación de los discursos con relación a esos espacios y, la tercera idea; cómo los discursos se refieren en realidad a un programa que está implícito o insinuado en el discurso. Esta relación nos permite entonces intentar una aproximación a la realidad, que en nuestro caso no es sólo una estación carbonera y un polígono de tiro. Tampoco es sólo el problema de una región lejana y sus conflictos con el centro de la toma de decisiones. Tiene que ver con la forma en que los espacios pueden ser ocupados simultáneamente por dos instancias de poder. Por un lado, el poder que se deriva del centro político que ejerce la soberanía del Estado y la transformación del espacio en nación. Por otro lado, el poder económico que es capaz de ir más allá de los espacios de su jurisdicción y que en nuestro caso se deriva de la estructura económica que tiene un núcleo económico en el noreste de los Estados Unidos y que a partir de crear mecanismos de ocupación espacial y discursos, define la creación de nuevos mecanismos que garanticen su funcionamiento. Así el primer núcleo económico estadounidense, el del noreste, logra ocupar las tierras y recursos al sur de los Grandes Lagos y con el río Mississippi establecer un primer circuito económico que articula prácticamente todo lo que hasta entonces era su territorio nacional. Es de ahí que parte el criterio y la idea de “La Frontera ” en Estados Unidos y donde cobra sentido la idea de un Destino Manifiesto, que implica, a partir de criterios teológicos, secularizados, el mandato divino y después político de la ocupación de 205 espacios que a los ojos de las fuerzas económicas estadounidenses, están vacíos o mal administrados por “razas inferiores”. Lo que va construyendo una lógica y una narrativa que se transforma en programa. De ahí se desprenden varias acciones. En primer lugar el derecho de los estados de la Unión a una salida al Océano Pacífico, y en consonancia con esto, el derecho a ocupar los espacios que se “desperdician” por otros grupos humanos, sean las naciones indígenas, sea el Estado mexicano. Pero lo interesante es que las acciones de ocupación del espacio se dan antes de la articulación formal de un Estado -nación mexicano, a partir del contrabando en el Mercado de Santa Fe, que sienta la pauta para la primera etapa de las relaciones binacionales y que lógicamente en ese espacio se realizará la promesa del Destino Manifiesto. Es a partir de este proceso que se ha repensado la idea de Mexamérica , como espacio estratégico y bisagra entre el núcleo industrial estadounidense y el centro político mexicano. Y es ese espacio binacional en algunas partes, en otras de incierta jurisdicción, donde se realizó el despojo tanto del mundo como de los recursos a los grupos originarios americanos. Esa parte de la historia no se cuenta en este texto y es difícil encontrarla en términos generales en la bibliografía. La ocupación de Mexamérica, como trata de verse en este trabajo, es un proceso que se define desde la Guerra de los Siete Años (1756-1763) y culmina con la guerra entre México y Estados Unidos, que la entendemos aquí como el conflicto bélico entre ambos países entre 1836 y 1848, para consolidarse con la compra de las tierras de La Mesilla (1853). De esta forma, y con el oro de California (1849) se completa el proceso de transcontinentalización que plantea entonces otro nuevo problema dentro de los Estados Unidos: cómo se va a articular este espacio, Mexamérica, a la nación. Como entendemos que Mexamérica llega hasta la región de El Bajío e incluye la península de 206 la Baja California y lógicamente el Golfo de California, es aquí, en esta región, donde se establece el vínculo político y económico y la región peninsular y del Golfo juegan un papel importante, ahora ligado a la articulación del espacio entre Texas y California. En ese proceso de ocupación del espacio y sometimiento a la jurisdicción estatal, debió definirse el carácter de la nación estadounidense, pero también se define el carácter del Estado -nación mexicano. Es la ideología liberal la que va a permitir el acercamiento entre los dos países a partir de la década de 1860 y merced a las guerras civiles en ambas naciones. Es esta nueva etapa, que dará paso a la Segunda Revolución Industrial, la que irá marcando, no sólo la relación binacional, sino la nueva distribución internacional del trabajo, el rol del noroeste, del Golfo de California, sus recursos y las medidas de “seguridad nacional” que irán colocando mecanismos de control y presión en esta parte de México y lógicamente, se establecerá y consolidará el sistema marítimo-naval estadounidense. Así se puede entender que sobre la península existan dos presiones importantes que se pueden verificar a lo largo de la historia, la del Estadonación mexicano y la de la economía y el poder político-militar, y por tanto marítimo y naval, estadounidense. Esto podríamos verlo en las reiteradas propuestas de anexión de la península, por un lado, y de las dificultades del Estado-nación mexicano para incorporar y dar estabilidad a la región peninsular a lo largo del siglo XIX. El desarrollo de Mexamérica, la región bisagra entre Méx ico y Estados Unidos, trajo como consecuencia lógica, después de 1849, el desarrollo de lo que en el texto hemos denominado Mesoamérica Moderna. La base de este desarrollo está en la necesidad del capital estadounidense de tener acceso a California en un momento en que no hay rutas férreas hacia el oeste. La región centroamericana pasará, desde nuestro punto de vista, por tres momentos. El primero, el de vía de comunicación. Debe definirse si un 207 ferrocarril es suficiente y tienen tres opciones: Tehuantepec, Nicaragua y Panamá. El de área de influencia exclusiva y producción de materias primas tropicales, que se va construyendo a lo largo de la segunda mitad del siglo XIX y se consolida con la independencia de Panamá y la concesión de la zona canalera a Estados Unidos, como bien puede leerse en los textos de Mahan. El tercer momento es el de región de seguridad continental. Todo esto a partir del desarrollo de la minería del oro en California. Las necesidades de la minería del oro y los tres momentos antes mencionados cambian la estructura política de Centroamérica al apoyar la creación de la República de Panamá, antigua provincia colombiana, para facilitar la ocupación de la Zona del Canal de Panamá por cien años. Así, Mexamérica y Mesoamérica Moderna, permiten articular el espacio y el discurso al programa continental estadounidense que tiene como componente las políticas, doctrinas, corolarios y discursos que se han mencionado a lo largo del texto. Todo esto ayuda a consolidar el mercado interno estadounidense, articular sus rutas del comercio interno al comercio exterior y definir sus áreas de influencia exclusiva y sus áreas de seguridad, con rutas terrestres en el continente, rutas marítimas en el Atlanto-Golfo-Caribe, el Canal de Panamá como punto nodal que conecta la ruta comercial Panamá -San Francisco y se transforman, ambas rutas en escudos defensivos, los dos triángulos descritos en el texto, contra las potencias emergentes del período, Alemania y Japón. Habría que entender el proceso de consolidación política estadounidense posterior a la Guerra Civil (1861-1865) y el proceso de reconstrucción, que permite a los Estados Unidos entrar en una importante transformación técnica y económica que produjo un importante excedente de producción, pero esta circunstancia chocaba con el tradicional aislamiento político. Es ahí donde cumple un papel importante el Secretario de Estado 208 James Blaine, un moderado del Partido Republicano que planteaba que la actividad económica pacífica era el mejor medio para lograr extender el comercio estadounidense, salvaguardar las costas e incrementar el prestigio del país. Pero simultáneamente se desarrolla un pensamiento al interior del mismo partido una corriente que ve en el desarrollo del sistema marítimo -naval la ruta para alcanzar el predominio estadounidense y evitar la presencia europea, pero a costa de las economías y la soberanía de los países de la región. Ese es el rol de Mahan , generar un discurso en que el mesianismo, el darwinismo social y la utilización de la historia legitimen la idea de progreso que debía asumir el modelo estadounidense; el discurso mahaniano se volvió el predominante entre los políticos republicanos, validando el programa sobre el espacio en el discurso de sobre la historia naval y sus implicaciones políticas. Es ahí donde podemos colocar las relaciones México-Estados Unidos y la situación de los puertos de Pichilingue y Bahía Magdalena. Veamos entonces los aspectos relativos al espacio. La ocupación del espacio es una necesidad del programa que viene definiéndose desde la declaración de independencia estadounidense, pero puede ocuparse cuando las condiciones le son favorables. Esto es , a partir de largos procesos de penetración y ocupación económica, como en el Mercado de Santa Fe o en medio de conflictos político-militares, más bien la combinación de ambos. Así el espacio se va transformando en áreas de influencia exclusiva, como fue el caso de lo que aquí llamamos Mexamérica. Otro ejemplo de este proceso es la creación de los triángulos defensivos, una especie de escudo, definidos por Alfred Thayer Mahan. El tríangulo Atlanto-Golfo-Caribe, tiene una función defensiva, frente las pretensiones alemanas, pero evidentemente de control 209 espacial e ideológico. Está directamente relacionado con la Doctrina Monroe y la Política del Gran Garrote . Por otro lado, el triángulo Panamá -Hawaii-San Francisco, que puede verse, igualmente como un concepto defensivo, frente a las pretensiones japonesas, es, sin embargo la manifestación de su política hacia el Pacífico. Esto implica, al menos teóricamente, la ocupación de prácticamente todo el Pacífico mexicano y en particular del Golfo de California. Cubre la ruta de Panamá a San Francisco y coloca las áreas donde hay inversión o son de intereses estadounidenses bajo la protección de la estructura defensiva que le dará vida a ese triángulo, es decir, los recursos peninsulares y los valles ribereños de Sinaloa y Sonora, las minas sonorenses y las rutas ferroviarias mexicanas ligadas al Pacífico y otras áreas de contigüidad. El triángulo del Pacífico necesariamente se conecta con las instalaciones navales en una cadena de islas y atolones que van desde Hawaii a Guam y Filipinas, frente a las a guas de China, cuenta con la Samoa llamada americana como apoyo por el sur y con las islas Aleutianas por el norte. Es decir, posiciones estratégicas que defienden el Canal de Panamá y mantienen la presencia en el norte y sur del Pacífico. El sistema marítimo-naval junto al sistema ferroviario cierran un circuito y las rutas marítimo-terrestres de la economía estadounidense en la transición del siglo XIX al XX, consolidan el primer circuito económico, el del Atlántico, los Grandes Lagos, el Mississippi, el Golfo de México, el Caribe y el Atlántico Norte, que permite expandir el mercado interno a través del ferrocarril (1869). Facilita a ocupación del Golfo-Caribe a partir de 1898, la ocupación del istmo centroamericano (Mesoamérica Moderna, a partir 210 de 1899) y la construcción del Canal de Panamá (1903-1914). A esto puede añadírsele la complementación con el sistema ferroviario mexicano durante el Porfiriato (18761910), la consolidación de la ruta Pamaná-San Francisco y la ocupación de la ruta del Pacífico, con su cadena de islas siguiendo los criterios de Mahan, como ya se vio. Los discursos transforman esta ocupación del espacio en un discurso sobre el progreso. Detengámonos un poco en los discursos. Los discursos crean las condiciones para la aplicación del programa. Hacen plausible el programa. Transforman el programa en argumento de sentido común. Allanan el camino y orientan a los grupos afines. Los discursos de José Martí y Alfred Thayer Mahan pueden entenderse a partir del proceso histórico en el que el espacio territorial representa un límite para la estructura económica estadounidense como resultado de los éxitos de la propia expansión económica derivada de la Segunda Revolución Industrial. El conjunto de los discursos mahanianos se complementan con los discursos programáticos estadounidenses: Destino Manifiesto, la Doctrina Monroe, el concepto La Frontera, la Política de la Fruta Madura relativa a Cuba, la Política de las Puertas Abiertas en China, la Política del Gran Garrote derivado del Corolario Roosevelt a la Doctrina Monroe , todos ellos crean una ruta discursiva de legitimidad programática. Los discursos martianos y mahanianos responden a la crisis producto del llamado fin de la frontera, es decir, la ocupación total del territorio mexamericano bajo la jurisdicción estadounidense, del Mississippi a California y entre las fronteras canadiense y mexicana. Mahan plantea resolver el problema de La Frontera y la sobreproducción económica a partir de la ocupación marítmo -naval de los espacios estraté gicos americanos, control de las rutas comerciales y el establecimiento de áreas de influencia 211 exclusiva y de seguridad, bases navales, estaciones carboneras y polígonos de tiro. El discurso martiano plantea ante el mismo problema, la advertencia de una posible expansión estadounidense con mecanismos de dominación y lo contrapone con un programa continental y un programa anticolonial. Martí se orienta hacia un nacionalismo de las clases medias ilustradas y sus aliados frente al programa mahaniano de ocupación del espacio. En sus discursos, ambos apelan a la historia: Mahan para hacer la apología de las potencias navales, allí está el progreso de occidente, para justificar la construcción del sistema marítimo-naval estadounidense que tome el control de las rutas comerciales americanas. Martí utiliza la historia para advertir sobre las tendencias expansionistas estadounidenses. Sin embargo, el programa martiano contempla una relación Norte-Sur sustentada en relaciones de respeto mutuo. Los valores puritano-protestantes de Mahan, quien también es predicador en la Iglesia Episcopal, se confrontan con una visión martiana mucho más ecuménica, democrática, por tanto inclusiva y descolonizadora. En estos discursos está la base del debate americano de todo el siglo XX que se definirá entre 1890 en su fase discursiva y a partir de 1898 en una fase pragmática. A partir de los discursos martiano, mahaniano y del poema de Filemón Piñeda se hace una formulación, a distintos niveles, de lo que debe ser América. Hay dos proyectos claramente definidos: el discurso pragmático e instrumental de Mahan que expresa las necesidades y expectativas de los grupos sociales que conducen el proceso económico estadounidense y definen la necesidad del control del espacio y el control hegemónico de éste. El discurso martiano es el resultado de la experiencia de un atento observador de la realidad latinoamericana y de la realidad estadounidense. Se plantea el gran conflicto del desarro llo del capitalismo de la Segunda Revolución Industrial y su 212 necesidad de expansión, pero al mismo tiempo, promotor de un programa y una utopía americana que plantea una relación continental equilibrada, que pasa por la descolonización de las últimas colonias y del pensamiento colonial que sobrevive en las repúblicas y afianza el nacionalismo de los sectores medios a partir del establecimiento de una amplia democracia que incluya a los marginados de la época colonial, negros, mulatos, campesinos, mestizos, mujeres, trabajadores, indios, españoles y europeos, en la construcción de lo que llama Nuestra América. Descifra el conflicto de las dos Américas y advierte sobre sus implicaciones. Su plataforma se basa en el conocimiento mutuo y por tanto en el respeto para evitar conflictos mayores. Su instrumento en principio son las redes técnicas, la cultura, la información y el conocimiento. Por tanto es un promotor adelantado de la soberanía y del desarrollo sólo posible por el conocimiento a partir de un interesante análisis, que es además, geopolítico. El discurso bajacaliforniano de Piñeda refleja su posición como intelectual de la península que al conocer el ambiente gubernamental y el de los negocios, puede elaborar un poema de valoración geopolítica y de afinidad al nacionalismo martiano. Lo interesante es que muestra un claro conocimiento del problema continental y es capaz de formular su discurso nacionalista, mexicano y bajacaliforniano apenas hechos los ejercicios militares de 1908. Puede ubicar el rol de Bahía Magdalena y la península (por tanto Pichilingue) dentro del sistema marítimo-naval estadounidense, puede representarlo desde el nacionalismo porfiriano que tiene en la llamada Doctrina Díaz la ambigua relación del territorio con las dos fuerzas fundamentales que lo definen: el Estado -nación mexicano y la economía estadounidense californiana. 213 El programa contempla una serie de acciones que tienen un impacto directo en la península, en Pichilingue y Bahía Magdalena, pero deben verse como un conjunto amplio de acciones ubicadas dentro del sistema marítimo-naval. Por tanto lo que ocurrió en los puertos bajacalfiornianos del sur, debe entenderse como la manifestación del sistema como conjunto en el espacio peninsular. Desde la forma “extraña” en que se establece la Estación Carbonera en Pichilingue hasta la forma peculiar como fue usada la Bahía Magdalena hasta su punto más crítico y tenso en 1908. Pero debe entenderse el programa como una estrategia continental y no un fenómeno local. Tiene sus manifestaciones locales y sus peculiaridades, como por ejemplo, la actividad económica de Santiago Viosca, cónsul estadounidense y a la vez ciudadano bajacaliforniano de La Paz y distinguido y próspero hombre de negocios. El programa articu la y manifiesta el discurso en el espacio. Pich ilingue y Bahía Magdalena son una manifestación de este proceso. ¿Qué define al programa? O ¿qué programa define? la creación de áreas de influencia exclusiva de Estados Unidos en el Golfo-Caribe que controla el Atlántico y el acceso al Pacífico. Y las áreas de influencia exclusiva terminan defendiendo las rutas comerciales. Es decir, transforman el acceso en defensa, por ejemplo, la salida al Golfo de México como parte del tríangulo atlántico. De la misma manera los canales naturales en el Atlanto-Golfo-Caribe y como consecuencia lógica el Canal de Panamá. Y al transformar a Panamá en el paso estratégico del Atlántico al Pacífico, vuelve una necesidad controlar los espacios de Tehuantepec y Nicaragua, porque se vuelven un peligro potencial para Estados Unidos si México y Nicaragua hicieran un canal allí en alianza con otro país que no fuera Estados Unidos. Esto entonces implica la necesidad de controlar militarmente el área, como lo demuestran las intervenciones en Haití, República, Cuba y Nicaragua, así como 214 la retención de Puerto Rico. Y esto lleva al control económico a partir de las relaciones desiguales derivadas de la organización de las grandes corporaciones. Esto hace que el establecimiento de bases navales y estaciones carboneras sea necesario y viable. De ahí se deriva la lógica del control político de la región y por tanto la legitimidad de la Política del Gran Garrote . De ahí que sea lógico y necesario crear los mecanismos defensivos que Mahan define, porque será inevitable una pugna por los mercados americanos en el Atlántico y el Pacífico. El programa también necesita de una cadena de estaciones navales y puntos de escala ligados a los triángulos defensivos y eso justifica la anexión de Hawaii, Guam y Filipinas, y el uso de las Aleutianas y la ocupación de Samoa como puntos de control, para facilitar la ruta de California a Filipinas y poner en práctica la Política de las Puertas Abiertas en China. Pichilingue y Bahía Magdalena son, evidentemente parte de la seguridad de la Ruta Panamá-San Francisco y del apoyo al triángulo defensivo del Pacífico y del control del occidente mexicano. En el caso de Pichilingue, éste fue ocupado y utilizado como estación carbonera a partir de 1867. Su ocupación es contemporánea con la compra de Alaska, los intentos de anexión de la República Dominicana y de la adquisición de la Bahía de Samaná en ese país. Por tanto, formaba parte de un proyecto más amplio. La función de Pichilingue, además de controlar evidentemente la ciudad de La Paz, capital política, debió estar ligada al control de la entrada del Golfo de California, área de particular importancia geopolítica si tomamos en cuenta que eso significaba el monitoreo y control de recursos naturales estratégicos, plata, oro y dos importantes áreas de extracción de cobre dentro del Golfo de California. Podemos pensar lógicamente en que daba seguridad a las áreas de cultivo y comunicación de Sinaloa y Sonora, que desde nuestro punto de vista 215 estabilizan el corredor económico de California a la Luisiana y por tanto a la punta del triángulo Atlanto-Golfo-Caribe desde el Golfo de California. Pichilingue también debe garantizar cierto control sobre Guaymas y Mazatlán. Así se completa una amplia estructura marítima y terrestre que facilita la ocupación de los espacios estratégicos, de los mercados y recursos que puede definir eso que llamamos áreas de influencia exclusiva y se transforman en el ejercicio de la Seguridad Nacional más allá de su territorio. Bahía Magdalena dejó de ser el puerto de acceso a la Concesión Leese para transformarse en área de pugna con Japón (real o supuesta). Esta situación la transforma en punto prioritario para la Seguridad Nacional, debido a que podría albergar una flota y transformarse junto con Hawaii en parte importante de la defensa del Pacífico. Bahía Magdalena es la defensa oceánica del Golfo de California y de las áreas estratégicas de Sinaloa y Sonora porque el tren que las recorre sólo tuvo contacto con Nayarit en 1927. La región del golfo y las zonas agrícolas y la península están separadas por la Sierra Madre Occidental dando ventajas evidentes al sistema marítimo-naval estadounidense y a su transporte terrestres en conexión con el corredor Texas-California. Bahía Magdalena se transformó en polígono de tiro de la Marina de Guerra estadounidense, por tanto en una base de operaciones para el Pacífico hispanoamericano, el concepto naval es base de avanzada, y se transforma e uno de los puntos de control del Pacífico mexicano. Eso quedó demostrado en las prácticas navales de 1908. Como base de operaciones y polígono de tiro, ejerce una fuerte influencia sobre la región peninsular y cumple con las funciones establecidas por Mahan en su teoría naval. Es evidente su complementariedad con las instalaciones navales de Hawaii 216 y su función como punto intermedio entre Panamá y San Francisco. Representa un acceso más fácil y rápido al territorio mexicano en una región aparentemente desprotegida desde el punto de vista militar-naval. Esto define al sistema marítimo-naval. No son sólo barcos y estaciones. El sistema marítimo-naval estadounidense son sus barcos, los puertos, bases, estaciones carboneras, agentes comerciales, espacios concesionados producciones, gestiones, pero también agentes intermediarios nacionales y extranjeros, aliados, redes técnicas y producción y distribución de saberes y discursos. A diferencia de Guantánamo, Vieques y Culebra, la Primera Guerra Mundial y la presión naval que ejercía Alemania sobre el Atlántico hizo que esta región no dejara de tener prioridad durante el siglo XX, en cambio Japón alcanzó cierto grado de equilibrio a partir de la Gran Guerra. Podemos ver entonces cómo se construye un espacio nacional en la región bisagra de Mexamérica, y esta define a su vez lo que podríamos llamar un espacio de seguridad, entre la frontera y El Bajío. Ese espacio de seguridad, de alta influencia estadounidense tiene al mismo tiempo una fachada marítima en los dos golfos mexicanos que comunican con las rutas económicas atlántica y pacífica. En los dos golfos se crean áreas de seguridad, por la importante presencia de la economía y los mecanismos políticos estadounidenses. En el caso de la región del Golfo de California se crea un área dependiente y “aislada” de su mercado nacional. El aislamiento y la alta dependencia son los factores que transforman la región en área de seguridad 217 estadounidense. Consolidar el aislamiento del mercado nacional es un mecanismo de seguridad estadounidense y la transforma en área de influencia exclusiva. Así podemos entender la relación entre los recursos naturales y el mercado estadounidense ligado a California, el oro, la plata, el cobre, los mamíferos marinos, la magnetita, el yeso, la orchilla, la pesca de diversas especies en la península, los puertos de la contracosta, las áreas agrícolas, la disposición de agua de los 16 ríos y 32 áreas ribereñas de Sinaloa y Sonora. Todo esto tuvo un impacto sobre el espacio y la población del Distrito Sur de la Baja California. Se refleja en el poema de Filemón C. Piñeda. Piñeda establece un discurso que a pesar de ser poético es también geopolítico y representa una postura afín a la postura martiana, del nacionalismo ilustrado de los grupos medios que ven en el modelo liberal la realización política de la nación y perciben en la idea de la soberanía el más alto valor de la república, fenómenos que comparten varios escritores del período como el propio José Martí, el nicargüense Rubén Darío, el uruguayo José Enrique Rodó y el puertorriqueño José de Diego. Lo interesante es que al discurso de Piñeda podría atribuírsele también fundamento en la llamada Doctrina Díaz que expresaba la postura del presidente mexicano en el sentido de que no sólo los Estados Unidos pueden o deben entender la agresión de un país extranjero como a la propia soberanía y debe apoyar al país latinoamericano agredido. Pero en Piñeda se muestras también las contradicciones al interior del sistema porfiriano en cuanto al ejercicio mismo de la soberanía, porque ni el gobierno central ni el gobierno territorial pueden limitar efectivamente las acciones de la Marina de Guerra estadounidense. 218 El discurso poético sirve para hacer público el parecer no sólo de Piñeda, sino del grupo de los afines a Piñeda y, según parece, generó conflictos al interior de la sociedad del puerto, en tanto hay intereses afines a la Marina de Guerra estadounidense en el puerto de La Paz y están ligados a una parte de los grupos económicos locales. El poema al cuestionar los intereses estadounidenses en Bahía Magdalena, cuestiona también los intereses y posturas de los que son afines a la Marina de Guerra y el Gobierno de los Estados Unidos, un problema que no se ha debatido ni resuelto desde 1848, desde el momento en que quedó claro que había un grupo de habitantes de La Paz a favor de la anexión del Territorio a los Estados Unidos y los que afirmaban la soberanía de México sobre el Territorio. La conciencia del rol asignado al territorio en el sistema naval estadounidense provocó la reacción de Filemón C. Piñeda, reflejada en su poema Bahía Magdalena. Las operaciones generaron un escándalo en los medio de comunicación en la Ciudad de México318 . Sin embargo esta situación no formó parte del debate ni permanece en la memoria peninsular, aparentemente. No siempre se pueden contestar todas las preguntas en una primera aproximación a la realidad. Pero se puede ir construyendo la ruta para buscar contestación a algunas de las preguntas que hacen el camino para contestar, poco a poco, otras preguntas y construir un proceso discursivo de comprensión, que es una forma de seguir contestando viejas y nuevas preguntas. “Porque –como señala Felipe Garrido319 - la comprensión no es algo que se dé de un solo golpe sino algo que construimos, a veces, penosamente, con 318 Ver Alicia Salmerón, “La política exterior del porfiriato, 1888 -1910”, en Gran Historia de México Ilustrada, tomo IV, De la Reforma a la Revolución, 1857-1920. CONACULTA-DeAgostini, México, 2004, p. 126. 319 Felipe Garrido, “Simulación y lectura” en El buen lector se hace, no nace. Reflexión sobre lectura y formación de lectores , Ariel, México, 1999, p. 102. 219 enormes dificultades.” Lo que podemos hacer es ese intento de acercamiento a la realidad que ayuda a descifrar, a dar sentido y significado, los procesos en la medida en que construimos esas rutas discursivas que permiten visualizar las partes de la realidad que conforman ese mundo en el que están nuestras preguntas. 220 REFERENCIAS Archivo Histórico Pablo L. Martínez BIBLIOGRAFÍA ABELLA, Rafael. La conquista del oeste , Editorial Planeta, México, 1990. AGUIRRE ROJAS, Carlos Antonio. Immanuel Wallerstein. Crítica del sistema-mundo capitalista. Ediciones Era, México, 2003. ALTABLE, María Eugenia. “Autonomía y centralización en el México del siglo XIX. El caso de Baja California ” Secuencia, Revista de Historia y Ciencias Sociales , nueva época, mayo-agosto de 1998, Instituto Mora, Méx ico. 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