Rock y cajón Histórico y latente

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Semana del 13 al 19 de junio de 2011 t%*453*#6$*»/(3"56*5"
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Histórico
y latente
El valioso aporte
afroperuano
Rock
y cajón
La fusión de
Miki González
MESTIZAJE
CULTURAL
SINCRETISMO RELIGIOSO EN
LA DANZA DE LOS NEGRITOS
CRÓNICA
2 tVARIEDADES
RESUMEN
5 | APORTES
El legado cultural de los afroperuanos no
se limita a la música.
8 | PORTAFOLIO
Imágenes de la festividad del Señor de los
Temblores de Cusco.
12 | MÚSICA
Miki González y su apuesta por la
simbiosis musical del rock y el cajón.
14 | GASTRONOMÍA
Orígenes de emblemáticos platillos
elaborados por manos afroperuanas.
16 | EL OTRO YO
La actriz Fiorella de Ferrari
reconoce su espíritu fuerte,
intenso y profundamente
curioso.
PORTADA
NEGRITOS. El sincretismo
religioso se vive en la danza de
los Negritos. Agradecimiento a
la asociación cultural Niño Jesús
de Huánuco.
FOTO. Piero Vargas
DIRECTOR FUNDADOR : CLEMENTE PALMA
DIRECTORA (E) : DELFINA BECERRA GONZÁLEZ
SUBDIRECTOR : JORGE SANDOVAL CÓRDOVA
EDITOR : MOISÉS AYLAS ORTIZ
EDITOR DE FOTOGRAFÍA : JEAN P. VARGAS GIANELLA
EDITOR DE DISEÑO : JULIO RIVADENEYRA USURÍN
DIAGRAMACIÓN : CÉSAR FERNÁNDEZ FERNÁNDEZ
TELÉFONO : 315-0400, ANEXO 2030
CORREOS : [email protected]
[email protected]
Variedades es una publicación del Diario Oficial
2008 © TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS.
ICA. Los hilos de colores de los negritos de Chipao representan las camisas deshilachadas de los peones.
MESTIZAJE CULTURAL Y RELIGIOSO
Negritos
con fervor
cristiano
Desde que se conocieron,
los esclavos africanos y los
indígenas han encontrado
más coincidencias que
diferencias. Con el paso
del tiempo han estrechado
las riquezas de sus
culturas y han contribuido
al sincretismo religioso que
hoy se expresa a través de
danzas, música y rituales.
ESCRIBE: JESÚS RAYMUNDO TAIPE
Q
uisieron separarlos, pero los dos mundos se integraron bajo la luz de la nueva fe. Al igual que los
indígenas, las creencias de los miles de esclavos
africanos que llegaron a estas tierras ante la falta de
mano de obra, fueron violentamente reprimidas, por lo
que mantuvieron sus cultos en secreto. Mientras que en
la clandestinidad se reencontraban con sus dioses, en
los espacios públicos se configuraba una religiosidad
mestiza.
El temor de los españoles era que ambos grupos étnicos se unieran para enfrentarlos por tanto abuso. Además,
eran conscientes del poder de las dos cosmovisiones
enraizadas en sus ricas culturas. Sin embargo, la estrategia de distanciarlos no fue eterna. Orlando Velásquez
Benites, autor de Cultura afroperuana en la costa norte,
FOLCLOR
Lunes 13 de junio de 2011 t3
APUNTES
t En el siglo XIX, cuando
fueron liberados, los negros
visitaban los nacimientos
y las iglesias para adorar
al Niño Jesús. Así se
institucionalizó los negritos
de Huánuco.
t Para continuar con la
tradición, los mestizos y
blancos confeccionaban
máscaras para representar a
los negros que en diciembre
y enero veneraban al Hijo de
Dios.
t Los negritos de Chipao
evocan a quienes trabajaban
en las haciendas de Ica. El
látigo en el cuello, sobre un
pañuelo rojo, recuerda el
castigo violento que recibían
de los capataces.
asegura que, al promover el enfrentamiento de ambos se
estaba motivando el encuentro de sus mundos.
CREENCIAS Y COSTUMBRES
En la Colonia, los negros peruanos compartían espacios más cercanos a los criollos blancos que a los
indígenas. Trabajaron en haciendas, casas de familias
urbanas blancas y en minas de plata. Mientras que los de
ascendencia africana vivían en los pueblos de la costa,
los indígenas lo hacían principalmente en la sierra y la
selva. Incluso, hay evidencias, que ambas etnias pelearon,
como durante el levantamiento de Túpac Amaru, en la
década de 1780.
Sin embargo, hubo coincidencias entre los afroperuanos y los indígenas. María Rostworowski lo explicó
en su trabajo Lo africano en la cultura peruana. Ante los
movimientos telúricos, por ejemplo, ambos imploraban
a Pachacámac, el Dios de los Temblores. ¿Por qué se
unieron los negros, a pesar de tener una religión diferente?
A ellos les era más fácil entender las creencias nativas,
que los dogmas de la religión cristiana.
Con el paso del tiempo, las creencias africanas se
diluyeron para dar paso al catolicismo. A diferencia de
lo que ocurrió en otras regiones como las Antillas y el
Brasil, donde los cultos africanos se mantuvieron, en
los Andes se acentuó la integración cultural y religiosa
de los esclavos africanos. No olvidemos que la imagen
del Señor de los Milagros fue pintada por un esclavo a
mediados del siglo XVII y que San Martín de Porres es
el primer santo En tiempos de San Martín de Porres,
en que el negro era explotado, una minoría de indios
era aceptada con restricciones en la ciudad, porque se
requerían de sus servicios. Javier Mariátegui ha señalado
en Martín de Porres, precursor de la medicina integral que
ambas culturas necesitaban intercambiar conocimientos
SINCRETISMO.
En los Andes
se acentuó la
integración cultural
y religiosa de los
esclavos africanos
y eso se manifestó
más tarde a través
de danzas, música y
rituales.
CRÓNICA
4 tVARIEDADES
para adaptarse a un mundo diferente que no respetaba
sus tradiciones de origen, en especial aquellos que no
coincidían con el catolicismo.
Después de la liberación de los esclavos negros,
ocurrida a mediados del siglo XIX, se evidenció que se
concentraban en las zonas urbanas de la costa. Después de que en 1650 superaron el número de blancos
del país, al alcanzar 90 mil, en el censo de 1940 habían
aparentemente disminuido a 29 mil. ¿Qué había ocurrido? Además de las muertes a causa de la esclavitud y el
servicio militar, esta población empezó a ser identificada
como criolla.
EXPRESIONES MESTIZAS
A fines del siglo XIX las manifestaciones culturales
de los negros ya formaban parte de la personalidad y el
desarrollo de la sociedad peruana. Después de vencer
la esclavitud, expresaba su alegría, su fe y su creatividad a través de la música, la danza, la literatura oral y
la gastronomía. La influencia africana se reconoce en
danzas como el tondero, el toro mata, la zamacueca, el
landó, el festejo, el alcatraz, el zapateo, así como en el
sonido del cajón y la cajita.
A medida que la Colonia se fue debilitando, los
negros y los indígenas se fueron encontrando en la fe
católica. En la actualidad, una mirada a las festividades
religiosas del país permite identificar la presencia de
ambas culturas en los rituales, las danzas, la música y
los mitos. Aunque los pueblos andinos han incluido el
culto a la Virgen, al Señor o al santo, no han olvidado
sus rituales ni sus simbolismos. Se tata del sincretismo
de mil colores.
"La nueva composición de la festividad va de la mano
con los cambios que se van introduciendo y adaptándose
a la nueva corriente ideológica predominantemente
católica, pero con fuerte ingrediente indígena y afro",
afirma Velásquez Benítes. Aunque la mayoría de los
elementos de la misa es europea, no ocurre lo mismo en
las procesiones ni las actividades culturales y sociales
que se programan en los días festivos.
Un ejemplo de ello son las danzas en las que participan
los negros, morenos o negritos, quienes están presentes
en las festividades religiosas de los pueblos costeños y
andinos. En realidad, son pobladores de las zonas que
se disfrazan para la ocasión. Luis Millones, autor de
Calendario tradicional peruano, señala que las bandas
de "negros" se habrían formado para parodiar los bailes
y las canciones de los esclavos de la Colonia.
En la morenada de Chongos, en el Valle del Mantaro,
los bailarines usan máscaras y en la fiesta del Santiago,
en julio, se enfrentan a latigazos con los representantes
de otros barrios. En Santiago de Chuco, en la fiesta del
santo patrono se observan a "negros" que se pintan los
rostros y a quienes prefieren las máscaras. En Otuzco,
en la festividad de la Virgen de la Puerta, ellos visten
un saco de yute, se ciñen cadenas en la cintura y se
embetunan la cara y las manos.
EXPRESIONES. Los negros y los indígenas se encontraron en la fe católica. En las fiestas se identifica la presencia de ambas culturas.
ES EL CASO DE LOS NEGRITOS DE HUÁNUCO, QUE SE
REPRESENTA EN LAS FIESTAS DE NAVIDAD Y BAJADA DE
REYES. FRENTE A LOS NACIMIENTOS, ELLOS RENUEVAN
SU FE CON CANTOS Y PASOS ÁGILES, VESTIDOS CON
TRAJES QUE IMITAN A SUS ANTIGUOS PATRONES.
FIESTAS E IDENTIDADES
Desde la Colonia, las fiestas religiosas han evolucionado de la mano con la creatividad y los aportes
de quienes protagonizan las celebraciones locales y
regionales. Influyen también los hechos cotidianos,
las peculiaridades de los pueblos, la globalización, los
cambios históricos y políticos, la difusión de los medios
de comunicación y la vigencia de los espacios públicos.
Por eso, la renovación es constante.
En las celebraciones festivas destacan las danzas y
representaciones teatrales que se nutren de la memoria
colectiva y reafirman las identidades sociales. Gisela
Cánepa afirma, en Fiesta en los Andes, que las danzas
tradicionales se mantienen vigentes porque la historia
es reinterpretada de manera constante en la puesta
en escena y en el diseño del personaje. "Es decir, en la
manipulación de las representaciones, del vestuario y
de las máscaras".
Es el caso de los negritos de Huánuco, que se representa en las celebraciones de Navidad y Bajada de
Reyes. Frente a los nacimientos, ellos renuevan su fe con
cantos y pasos ágiles, vestidos con trajes que imitan a
sus antiguos patrones. Las "figuras" que realizan mientras
danzan en dos columnas rememoran la jerarquía que se
vivía en las faenas agrícolas. Suelen ser acompañados
por bandas de músicos.
La estampa acoge a personajes de la Colonia, como
el caporal, que se cubre con máscara de charol. Su forma
de vestir es imitada por los negritos, quienes en las manos portan cadenas de plata y una campanilla. Aparece
también la pareja conformada por el turco y la dama, que
representa a los encomenderos españoles. Además, son
acompañados por dos abanderados, personajes de tez
blanca que portan las banderas argentina y peruana.
En el distrito ayacuchano de Chipao, provincia de
Lucanas, la Navidad se celebra con zapateos menudos y
coplas de negritos que visten camisa y pantalón blancos.
La música nace del arpa, el violón, la "marquía" (tamborcillo) y el "espadín" (varas metálicas de sonidos grave
y agudo). A su modo, son descendientes simbólicos de
los esclavos africanos que sus antepasados conocieron
en la faena agrícola, al sur de Lima.
APORTES
Lunes 13 de junio de 2011 t5
DERROTERO AFROPERUANO
Gozo de la cultura
Una efemérides, el nacimiento del desaparecido Nicomedes Santa Cruz,
el 4 de junio de 1925, hace que en memoria de este patriarca del folclor
afroperuano, se conmemore el Día de la Cultura Afroperuana. ¿Cómo se
mira el legado de esta cultura en el siglo XXI?
Y aunque nos sigan llamando,
de niños... negrito lindo;
¡negros de mierda!, después...
Ni de mierda, ni negrito....
¡Soy un negro del Perú!
Soy un negro del Perú, Carlos López Schmidt
ESCRIBE: JOSÉ VADILLO VILA
I. LO SENSORIAL ENTRA EN POLÉMICA
Viste buena ropa para su oficio humilde, y de verano, aunque el invierno se instaló en la capital hace rato; el corte
pegadito, a máquina y con maña, a lo Don Omar; arete en
la oreja para no desentonar. ¡Deja ahí!, ordena al chofer y
se queda canturreando la melodía de la Charanga Habanera
de David Calzado mientras pide pasaje con sencillo y grita
todo Brasil, avenida del Ejército, Miraflores. ¿Habla, vas?
Lleva el compás con la mano, haciendo sonar sus anillos
plateados en la lata de la puerta. Mañana irá a San Juan
a una cubanada, le cuenta al chofer, un cholo como yo y
panzón, que preferiría escuchar a Sonia Morales o al inmortal Chacalón, pero quiere mantener la fiesta en paz con
su cobrador, que quimboso él, piropea a las estudiantes de
secretariado, a las futuras chef, que hacen risitas cuando
el moreno se pone a bailar en el paradero aprovechando
que el semáforo anda revolucionario, y pide más volumen
hasta que una viejita pitea de tanto ruido, llega la luz verde
y el cobrador trepa al micro, tiene que conformarse con
esperar mañana, la cubanada en San Juan, no de Puerto
Rico, sino de Miraflores, y la próxima semana otra en San
Martín de Porras, mi "broder".
No hay pecado en bailar salsa ni timba cubana, más bien
es puro gusto, buenas armonías, cadencia y hasta codicia
(del cuerpo ajeno). Para la historiadora Maribel Arrelucea
Barrantes el problema es otro, que "los jóvenes afros tienen
a referentes como Susana Baca, pero les pesa más la vergüenza de ser peruanos, a diferencia de lo extranjero, muy
mágico, mejor y con éxito. Es una estupidez, para ellos es
FOLCLOR. El festejo
es un aporte afro
que ha calado, sin
embargo, otras
expresiones –como
la décima o el
zapateo– no crecen.
CULTURA
6 tVARIEDADES
MUSEO. El afroperuano es el primero de su género y se dedica a investigar y difundir el patrimonio cultural de los afrodescendientes peruanos.
preferible sonar a cubano, jamaiquino o neoyorquino. Es
decir, se admiten como negros, participan de una cultura
negra, pero no se admiten como negros peruanos".
El maestro Adolfo Zelada, guitarrista y bohemio, a
mucha honra, me alza la ceja. "Esos jóvenes afroperuanos
que hablan como cubanos están enfermos", dice sin barniz.
Setenta y cuatro años punteando de cabo a rabo el diapasón
de las seis cuerdas en jaranas criollas de todo calibre, lo
respaldan para que cuadre a cualquiera. "¿Creen que hablar
sandeces de esa magnitud los va a identificar? Yo que he
estado en Cuba cinco veces, no hablo como cubano. He
estado en Japón, México, Chile, Colombia... en medio mundo,
y sigo hablando como peruano". La décima de Nicomedes
Santa Cruz cae perfecta: "Cómo has cambiado, pelona,/
cisco de carbonería./ Te has vuelto una negra mona/ con
tanta huachafería".
Si hablamos de jaranas, Zelada corrobora el dato: en
aquellas fiestas criollas memorables que nacieron en los
callejones de los barrios humildes, durante las primeras
décadas del siglo anterior, la música negra no existía, sólo
valses, marineras, polcas, foxtrots. Y en las radios, los
programas de música peruana sólo ponían como colofón
un festejo o un "serranito", como para decir que existe, pero
ahí no más. "El arte negro nació mucho después que la
CULTOR.
Adolfo
Zelada.
Guitarrista y
bohemio.
música de las jaranas criollas, con mucho sufrimiento y con
el trabajo de gente como Victoria Santa cruz y Perú Negro,
que han dado testimonio sobre virtudes y las canciones de
esos ritmos", explica don Adolfo, que desde 1940 se forjó
como guitarrista en el centro musical Pedro Bocanegra y
luego acompañó a Perú Negro, a Victoria Santa Cruz, a
Emilia Barrantes y un largo etcétera de celebridades.
El guitarrista y decimista Octavio Santa Cruz, que vio la
cosa "desde adentro", recuerda que desde la formación del
conjunto Cumanana (1959) –bajo la dirección de sus tíos
Nicomedes y Victoria Santa Cruz– se lideró a un grupo de
personas afros de toda calidad. "Unos, como los Vásquez,
muy conocedores de la tradición, pero otros se formaron
desde cero, porque no sabían cantar ni tocar". Y a todo este
movimiento de manifestaciones de los negros peruanos,
que apareció en una Lima pacata, la designaron como
"negroide", término que no está claro si nació a partir de
los Cumanana o un poquito antes. "Negroide" causaba
polémica, y el compositor Manuel Acosta Ojeda, apodado
"El Mono", desde los micrófonos y columnas periodísticas,
proponía que si existiera lo negroide también debería de
existir lo blancoide y lo choloide. Entonces se imponía
el "Son de los diablos", que es un festejo curiosamente
creado por un señor Soria, un blanco amante del criollis-
APORTES
Lunes 13 de junio de 2011 t7
"EL ARTE NEGRO NACIÓ MUCHO DESPUÉS QUE LA MÚSICA DE LAS
JARANAS CRIOLLAS, CON MUCHO SUFRIMIENTO Y CON EL TRABAJO DE
GENTE COMO VICTORIA SANTA CRUZ Y PERÚ NEGRO, QUE HAN DADO
TESTIMONIO SOBRE VIRTUDES Y LAS CANCIONES DE ESOS RITMOS..."
mo, como lo fue el propio Karamanduka y la gente de la
peña La Palizada.
Si para unos el trabajo de Nicomedes en pro de la difusión de la cultura afroperuana fue loable, para otros, no.
La historiadora Maribel Arrelucea recuerda que el decimista
y folclorista limeño empezó a trabajar con "lo sensorial", y
otro era el contexto. "Empezó a mirar hacia adentro, eso hoy
para las organizaciones afro es una vergüenza. No se quiere
admitir que lo sensorial, como la música o mover el trasero,
y está la herencia del Señorita Verano Negro, en Chincha,
y también tiene identidad, y las oenegés lo ven como muy
negativo. Nicomedes empieza por lo sensorial, que hoy es
angular en la costa, en Lima, hay que admitirlo: le ha dado
un sabor a nuestra cultura peruana, sino sería aburrida".
Nicomedes era intuitivo, pero un problema de los primeros
movimientos afros, explica Arrelucea, es que adolecieron
de la falta de intelectuales: "Hubo mucho entusiasmo, pero
no visión desde la historia, la antropología, algo que recién
se subsanó en los años noventa, con afros con formación
académica y visión de futuro".
Hay un aporte afro que ha calado –como los festejos
que se bailan y gozan en todo el país–. Sin embargo, otras
expresiones culturales como la décima o el zapateo, no
crecen como hierbas del monte, también pueden perderse
porque se trata de tradiciones orales, que pasan sólo a
unos cuantos y si se descuida y no se piensa a futuro, van
a desaparecer, recuerda Arrelucea.
Octavio Santa Cruz siempre visita a su tía, doña Victoria, quien permanentemente ha sido crítica con todo lo
que sucedía sobre los afroperuanos, pero hoy "no está tan
actualizada de lo que sucede", vive sus años de reposo.
"Ella nunca fue partidaria de los nuevos grupos, de la
llamada fusión, siempre le gustó lo tradicional, hizo lo que
tenía que hacer en su momento, divulgó y creó nuevas
cosas". Tampoco al guitarrista le vacila estos cambios de la
música y danza afroperuana: el aceleramiento del festejo o
las cada vez más breves vestimentas femeninas. Más que
avance y estudio, dice, la economía es el primer motor y
la urgencia de ser competitivos en el mundo globalizado.
Prima el "compromiso" con el público, que va a juerguear a
las peñas, que pide también grabaciones de cierta estética
y sabor, y no precisamente le interesa conocer de música
afroperuana. Jipi jay.
II. MIRADA FEMENINA
La última estrofa del poema "Me gritaron negra", de Victoria
Santa Cruz, tiene colofón de aceptación, llega al puerto de la
identidad. Eso le sucede a muchas mujeres afroperuanas.
"Y bendigo al cielo porque quiso Dios/ que negro azabache
fuese mi color/ Y ya comprendí/ Al fin/
EXPERTOS. Octavio Santa Cruz y Margarita Arrelucea.
CONFERENCIAS
Por el Día de la Cultura Afroperuana, el Centro
Cultural Británico (Jr. Bellavista 531 / Malecón
Balta 740, Miraflores) lleva a cabo en su auditorio
un ciclo de conferencias sobre las diferentes
expresiones artísticas de la cultura afroperuana,
a su problemática y origen.
El martes 14, la docente Milagros Carazas
disertará sobre "La literatura afroperuana hoy"; la
historiadora Maribel Arrelucea continúa el martes
21 con "Afroperuanas: estereotipos y realidades"
y el viernes martes 28 culmina el ciclo el músico
Octavio Santa Cruz, con "Socabón: oralidad y
rima en la costa afroperuana". A las 19:30 horas.
Ingreso libre.
¡Ya tengo la llave!/ Negro, Negro, Negro, Negro."
Maribel Arrelucea explica que este poema hoy es el punto
de partida de un feminismo afroperuano, que ha puesto
el tema de esta minoría en la agenda. El feminismo actual
es más abierto a estos temas, a diferencia de los primeros
grupos de activistas de la década de los ochenta "limeñas,
blancas y de clase media".
Arrelucea prepara un libro sobre las esclavas limeñas del
siglo XVIII, quienes a pesar de su condición, del estereotipo
de "subordinadas" que le daba la sociedad, organizaron sus
redes y se vincularon con el resto de la sociedad en términos amicales, sexuales y familiares. ¿Desde el siglo XVIII
hasta la actualidad se mantienen los estereotipos contra las
mujeres negras? "Se han replanteado con el tiempo. En la
colonia los estereotipos fueron muy fuertes: Se cumplían
RITMO. La música afroperuana es vivaz y cadenciosa.
tres cosas denigrantes: ser mujeres, esclavas y negras, que
las ponían en el último escalón de la sociedad".
Tampoco la llegada de la independencia a América
Latina, pese al discurso liberal, abrió un nuevo capítulo para
esta población. Criollos y españoles eran esclavistas, y carne
de cañón en sus ejércitos, con la promesa de libertarlos a
los dos años de servicio, fueron los afros.
Y de todas las capitales virreinales, Lima fue el bastión
más conservador. "Por eso aún hoy es muy difícil avanzar
en una sociedad más inclusiva. Mira que la ciudadanía
abierta, el voto de la mujer y del analfabeto, recién se
logró en el siglo XX, porque hay una resistencia enorme",
opina Arrelucea.
Los años ochenta son venturosos, porque abren la
posibilidad de encontrarnos como peruanos, se dan trabajos
académicos sobre género, clase y raza y se considera el
aporte de las otras minorías (chinos, negros y otros) como
partícipes de la sociedad peruana, y no solo la dicotomía
hispano/indígena o sólo desde el punto de vista artístico.
Arrelucea toma con pinzas la actitud de los afros que
están pasando por analizar, primero, el discurso, que lleva
más de dos siglos. "En Lima nadie dice negro, les resulta
denigrante, peyorativo, salvo que un afroperuano le diga
a otro, negro, incluso el uso de la palabra esclavo y dicen
"esclavizado".
Pero hablar de afroperuanos en vez de peruanos a
secas, como todos los que formamos este crisol de razas,
también suena como discurso separatista. "Creo –dice
Arrelucea– que las organizaciones afros están pasando por
un proceso de descubrirse a sí mismos, lo que implica,
primero, aislarse. Y después ya podemos volvernos, luego
volver a unir a este rompecabezas llamado Perú". Ella
espera que eso sea antes de 2021, cuando sólo hablemos
de peruanos y peruanas.
PORTAFOLIO
8 tVARIEDADES
FE EN EL CRISTO MESTIZO
El Taitacha de los
Desde hace
cuatro siglos,
la fe de los
cusqueños se
manifiesta en
interminables
procesiones
en honor al
Señor de los
Temblores,
que sale por
las calles
bendiciendo a
sus feligreses.
Esa actividad
mística ha sido
retratada por
la fotógrafa
cusqueña
Jazmín Lezama
Rivas.
T
odos los cusqueños conocen el origen de la fe en la
venerada imagen del Taitacha Señor de los Temblores, el
Patrón Jurado del Cusco. Este se remonta a los tiempos
de la Colonia y la devoción se fue cimentando con los años. Hoy
es una grandiosa manifestación católica en la que confluyen
expresiones religiosas y ritos andinos.
Cada Lunes Santo sale la imagen en procesión desde la
catedral cusqueña. Durante su recorrido, recibe el homenaje de
diversas instituciones –civiles, militares y religiosas–. También
de fieles devotos que desde los balcones de sus casas arrojan
pétalos del ñucchu, una planta que florece por esa época del
año en los campos.
1650 es una fecha importante para los devotos del Taitacha
de los Temblores. A fines de ese año se registró un fuerte
sismo que destruyó la ciudad del Cusco. Las fuertes réplicas
generaron pánico entre la población. Los fieles sacaron en
procesión al Cristo Negro y luego lo colocaron en la puerta
de la catedral mirando a la ciudad. Los movimientos telúricos
se aplacaron.
La imagen del Patrón Jurado es llevada en hombros, en
una procesión que recorre las principales calles del centro de la
ciudad. Algunos refieren que el modo en que es llevado es similar
a como los incas solían llevar a las momias de sus ancestros.
La flor del ñucchu, que es arrojada por los feligreses al Señor
de los Temblores, era usada también por los incas, como un
ofrecimiento a sus dioses Kon y Wiracocha. Esta flor de color
carmesí, cuyos pétalos son dispersados por los fieles sobre la
imagen venerada, simboliza la sangre de Cristo.
CUSCO
Lunes 13 de junio de 2011 t9
Temblores
SINCRETISMO. En la
procesión del Señor
de los Temblores
confluyen elementos
del catolicismo y
ritos andinos. La flor
de ñucchu se utiliza
desde la época de
los incas.
EL COLOR OSCURO QUE
OSTENTA EL TAYTACHA
SE DEBE A QUE DURANTE
MUCHO TIEMPO ESTUVO
EXPUESTO AL HUMO DE LAS
VELAS Y DE LOS INCIENSOS...
PORTAFOLIO
10 tVARIEDADES
JAZMÍN LEZAMA REGISTRÓ MÁS DE
3 MIL FOTOGRAFÍAS DE ESTE FERVOR
RELIGIOSO. EN ELLAS SE PERCIBE
EL HOMENAJE A LA IMAGEN EN
DIFERENTES MOMENTOS.
RECONOCIMIENTO. La
festividad del Señor
de los Temblores del
Cusco fue declarada
patrimonio cultural
de la nación el 28 de
diciembre de 2007;
esta declaratoria
reconoce a la
festividad como
un culto religioso
que contribuye a la
identidad nacional
peruana debido a
la riqueza de los
elementos que
conforman esta
tradición religiosa.
NUESTRAMÚSICA
Escribe: Manuel Acosta Ojeda
Lunes 13 de junio de 2011 t11
MI AMIGO "NICO"
Afrodescendiente
Reminiscencias de los inicios artísticos de Nicómedes Santa Cruz y
homenaje al cultor de las décimas y al hombre afrodescendiente que se
forjó en las lides poéticas de manera autodidacta
P
arecía un joven gigante de luto,
cuando entró por la puerta de la
casa de los Vásquez, con camisa
y pantalón negros. En la casa de Porfirio
Vásquez Aparicio, en la calle Huancabamba, Breña, a media cuadra de la avenida
Arica. Nicomedes Santa Cruz Gamarra
se presentó, al envolver mi mano, con
su inmensa diestra de herrero, cálida y
sincera.
Era un día domingo y había un grupo
esperando a don Carlos Vásquez, hermano
de "Porfi", a quien "Nico" había desafiado
a un contrapunto de décima rezada, o
sea: sin canto. Por esos años –1950– no
había un "decimista" en Lima de la capacidad y fama de Carlos. Si el maestro
ganaba, realmente no pasaba nada, pero
si el nuevo lo hacía, Carlos quedaría "mal
parado". Razón por la que el reto nunca
se llevó a cabo.
Creo que pocas personas tuvieron la
suerte de conocer, tan de cerca, los inicios
artísticos de "Nico". Su férrea voluntad
de cultivarse, su avidez de incansable
lector consiguieron muy pronto formarle
una clara conciencia de la realidad y en
busca de la raíces de su raza, se enfrenta
con el sistema.
"Nico" es un autodidacta que nos da un
hermoso ejemplo: nunca es tarde para estudiar. Pero que también aprendió mucho de
sus amigos de barrio, artesanos, obreros,
desocupados, gente sencilla de Breña.
Su amor por la poesía y por la música
viene de casa, y fue reforzada en el hogar
de "Porfi". Su compadre Vicente "Coco"
Por una moneda sola
la revendieron en Lima
y en la hacienda "La Molina"
sirvió a la gente española.
Con otros negros de Angola
ganaron por sus faenas
zancudos para sus venas
para dormir duro suelo
y naíta'e consuelo
contra amarguras y penas...
era un fuera de serie; voz pequeña, pero
afinadísima, en "primera" y en "segunda". Sabio cantor de jarana, hoy llamada
marinera limeña, pero de competencia.
Habilísimo y muy ágil. Como guitarrista,
fue extraordinario, sin exagerar.
Vicente enriqueció el toque del socavón, abrillantando la décima de "Nico".
Acompañaba también a las "rezadas". No
sólo se quedo en lo peruano, tocaba muy
bien lo tropical y llegó a tocar tangos con
el gran argentino Martín Torres.
La riqueza musical y guitarrística de
Carlos Hayre Ramírez influyó mucho en
su afecto por la belleza. Por mi parte,
le compartí algunos sueños, muy poco
rentables, pero que supo apreciar.
El 4 de junio de cada año, día de su
onomástico, se celebra el Día de la Cultura Afroperuana, que sería más claro
y apropiado si fuese llamado Afrodescendiente.
Su dolor indignado, cuando fue dándose cuenta de la increíble crueldad del
español contra el negro esclavizado, lo
hizo escribir con tinta sangre la décima
que dedicara a su compadre Vicente.
En la plantación de caña
nació el triste socavón,
en el trapiche de ron
el negro cantó la zaña.
El machete y la guadaña
curtió sus manos morenas;
y los indios con sus quenas
y el negro con tamborete
cantaron su triste suerte
al compás de las cadenas.
Murieron los negros viejos
pero entre la caña seca
se escucha su zamacueca
y el panalivio muy lejos.
Ritmos de la esclavitud
Contra amarguras y penas.
Al compás de las cadenas
Ritmos negros del Perú.
La marcaron con candela,
la carimba fue su cruz.
De África llegó mi abuela
vestida con caracoles,
la trajeron lo' epañoles
en un barco carabela.
Y en América del Sur
al golpe de sus dolores
dieron los negros tambores
ritmos de la esclavitud
Y se escuchan los festejos
que cantó en su juventud.
De Cañete a Tombuctú,
De Chancay a Mozambique
llevan sus claros repiques
ritmos negros del Perú.
(1) Acompañamiento de guitarra para el canto de
las décimas de contrapunto
MÚSICA
12 tVARIEDADES
MIKI GONZÁLEZ Y EL ROCK AFROPERUANO
Fusión
sabrosa y
candente
En su reciente CD, titulado Fiesta Inkaterra, Miki González
vuelve a fusionar la música electrónica, pero hoy hablamos
con él sobre su trabajo de fusión entre el rock y los ritmos
afroperuanos, sonidos que siempre ha mantenido vigente.
ESCRIBE: FIDEL GUTIÉRREZ M.
T
iene raíces españolas, sus costumbres son limeñas
y su música tiene una fuerte influencia afroperuana.
La fusión y la mezcla caracterizan la vida y obra de
Miki González; uno de los artistas que mejor ha logrado
combinar los ritmos negros gestados en nuestro país
con el rock y la electrónica. Lo demuestra el éxito de
varias de sus composiciones y la permanencia de éstos
en la memoria colectiva.
Su curiosidad innata y su temprano interés por el
legado sonoro africano en Occidente no le dejaban otra
opción que seguir ese campo musical. "No es posible que
hubiese hecho algo distinto a la música afroperuana",
señala convencido.
"En la música ese tipo de mezclas siempre ha existido", dice. "Cuando la gente de mi generación era adolescente, escuchaba a The Beatles metiendo una cítara
de la India o una orquesta en el rock. Todas esas cosas
eran naturales en ese momento".
Para Miki el purismo tiene poco espacio cuando se
habla de lo afroperuano; género que en sí mismo puede
ser sinónimo de fusión, al reunir ritmos africanos e instrumentos que llegaron desde Europa, como la guitarra.
"Nicomedes Santa Cruz no era un purista, y él
inventó la mitad de la música negra que consumimos",
afirma al mencionar a uno de los personajes que más
SONIDOS
Lunes 13 de junio de 2011 t13
hizo por difundir e investigar los orígenes e historia
de este estilo. "La cultura es así: Se reinventa y se
recicla", añade.
Sería una aparición televisiva de Félix Casaverde
(acompañando con su guitarra al compositor y cantante
Juan Mosto) la que llamó la atención de Miki respecto
al sonido afroperuano. Esa combinación de las raíces
africanas y el jazz con los géneros locales –en este caso,
el vals criollo– había llamado su atención tiempo atrás,
cuando estudiaba en el Berklee College of Music, en Estados Unidos. Su búsqueda de autenticidad –iniciada con
su afición juvenil por el blues– lo había llevado también a
Brasil, ese paraíso musical en el que los sonidos locales
y regionales, gestados desde las comunidades negras, se
valían de instrumentos y de la influencia occidental para
configurar algo nuevo.
"No paré hasta que (el escritor y periodista) César
Calvo me presentó a Félix. Hoy todo el mundo toca como
él los valses, creo que sin saberlo".
Su encuentro con Casaverde –uno de los músicos
más influyentes del país– le permitiría a González tomar
contacto con el lado más auténtico de la música afroperuana y con sus mayores representantes.
CON GUITARRAS (ELÉCTRICAS) Y CAJÓN
Desde su primer disco –Puedes ser tú, de 1986– Miki
González introdujo elementos afroperuanos en los
esquemas propios del rock; en este caso, aportando
cadencias rítmicas a composiciones deudoras de la
new wave anglosajona de comienzos de los años 80. El
instrumental "Brian Meno" –un panalivio con un sonido
trabajado al estilo de los grupos del sello inglés 4AD– es
un buen ejemplo.
Su siguiente paso fue mimetizarse con las vertientes
más asequibles del post-punk británico para dar a luz
Tantas veces, su segunda producción, de 1987. Las
máquinas ya no generan la base rítmica de canciones
como "Ponte tu vestido", sino la batería de Pelo Madueño,
a la que acompaña el cajón de Filomeno Ballumbrosio.
Incluso una pieza de sonoridad muy 'dark', como "Primavera especial" cuenta con ese elemento.
Lo mismo ocurre en "La cosa está normal" y "Un po-
MÚSICA. Miki
González resalta
el aporte de lo
afroperuano a la
música popular.
"Este género
es sinónimo de
fusión", afirma.
Arriba izquierda,
en 1978 conoció
a Amador
Ballumbrusio,
con quien inicia
un periodo de
colaboraciones
con el mencionado
clan.
INICIOS DE LA FUSIÓN
"Si van a tocar rock, ¿para qué tienen un cajón?".
La pregunta la hace una de las asistentes al concierto
que se apresta a ofrecer Miki González y su banda en
el (hoy desaparecido) local de la Alianza Francesa del
centro de Lima. En esta cálida noche de febrero de 1986
la presencia del típico instrumento musical afroperuano
y del ágil Filomeno Ballumbrosio llaman más la atención
que las de un tal Andrés Calamaro y de Danny Melingo,
dos argentinos que, aprovechando la visita de su banda
–Los Abuelos de la Nada– a la Teletón, se han plegado
a esta troupé musical.
El cajonero hace lo suyo muy bien. Su instrumento
y su ejecución se adaptan con naturalidad a temas de
evidente raíz afro, como "Oba Meboto", la tradicional "A La
Molina", y al súper éxito "Dímelo, dímelo", así como a las
largas improvisaciones que el grupo desarrolla durante
su presentación. La fuerza y la cadencia de Miki en la
guitarra complementan a la perfección las secuencias
rítmicas que emanan de una batería programada.
Nadie debía sorprenderse. Filomeno es parte de una
de las familias más tradicionales de El Carmen, distrito
de Chincha poblado mayoritariamente por afroperuanos.
Guiado por César Calvo, González llegó hasta esa comarca
en 1978 y conoció a Amador Ballumbrosio, patriarca
de un numeroso clan, zapateador y cantor, además de
memorioso guardián de las canciones y bailes propios de
su gente. Sería el inicio de un periodo de colaboraciones
entre el músico y la mencionada familia, cuyos integrantes
empezaron a ganar protagonismo en sus conciertos a
partir de 1991, después que el músico se apartara un poco
de la influencia de la música post-punk británica y el rock
en castellano made in Argentina, para incursionar con el
quito de cariño", composiciones eminentemente roqueras
de Nunca les creí (1989), su tercera grabación, que incluye
una lectura muy respetuosa del clásico "A La Molina", y
"La huelga de los panaderos"; una yunza negra.
A partir de Akundún (1993), Miki incidiría en mezclar
la música afroperuana con referentes negros de todo el
mundo. El repertorio, además de incluir el archiconocido
tema que da título al CD, presenta cantos tradicionales
de Chincha, como el panalivio.
Sus posteriores trabajos –Miki González, de 1995, y
Mikongo y su Kachanga, de 1998– se orientarían hacia
terrenos similares, añadiendo elementos andinos. En
medio de ellos, González Blues (1996) fue su reencuentro
con la música negra hecha en el delta del Mississippi. Ya
durante el presente siglo se abocaría a la electrónica, hasta
Landó por Bulerías (2010), donde mezcló lo flamenco
con lo afroperuano.
disco Akundún en fusiones mucho más pronunciadas,
basadas en vertientes musicales de raigambre africana
de alcance universal, como el reggae, el dancehall y la
música nordestina brasileña, pero también en variantes
locales, como el festejo y el panalivio.
Así, gracias a temas como el mencionado, "A gozar sabroso" y "La pequeña" (y, unos años antes, con
el videoclip de "Lola", rodado en El Carmen), Lima y
las demás urbes peruanas entraron en contacto con
Chincha y la parte más visible de sus manifestaciones
artísticas, incrementándose el interés de músicos y
mortales comunes por esta zona, hasta entonces más
olvidada de lo que está ahora. Sin embargo, González
no coincide con quienes alguna vez han considerado a
dicha localidad como una suerte de cuna de la música
y danzas afroperuanas.
"Lima tiene un componente muy grande del aporte de
cultura afroperuana, y en el norte también hay mucho de
ello", señala. "Toda la música de este tipo que se consume
ahora prácticamente es la propuesta de Victoria y Nicomedes Santa Cruz, que eran limeños, y de Ronaldo Campos,
quien fundó Perú Negro, y que nació en Cañete".
González también destaca la figura de Porfirio Vásquez, músico, cantante y compositor, natural de Aucallama, localidad de la provincia limeña de Huaral, y del
cañetano Caitro Soto; todos ellos notorias influencias
en su música, así como en la de todos aquellos que
actualmente cultivan los ritmos negros peruanos.
GASTRONOMÍA
14 tVARIEDADES
APORTE DEL MESTIZAJE EN EL PAÍS
Cocina libre y generosa
Un delicioso anticucho, una contundente sopa seca o una sabrosa chanfainita,
nos remiten a olores y sabores únicos y especiales que se han configurado
desde tiempos de la colonia y la llegada de los primeros africanos al Perú.
ESCRIBE: SUSANA MENDOZA
T
odas las cocinas de América Latina son profundamente mestizas, incluso la española señala una de
las cocineras más destacadas del país, Isabel Álvarez
Novoa. No hay cocinas puras. Todas son resultado de
procesos históricos y culturales antes, durante y después
de una conquista.
España, por ejemplo, tiene una cocina mestiza por los siete siglos de presencia árabe y por
las contribuciones que recibió de las culturas
como la fenicia, griega, romana. "Es una fortuna
que existan estos matices en la cocina, y en
otras expresiones de la cultura como la danza
y la música" afirma la dueña del restaurante "El
Señorío de Sulco".
Para Isabel en el Perú no hay cocina negra,
no existe un plato netamente africano. "La verdadera globalización no es la actual, económica
y política, si no la que se acaba en el siglo XVI.
Europa llega a la tierra fértil de América cargada
de todas las culturas que la nutrieron. Trae consigo sus cocinas, recetas, actitudes, añoranzas
y codicias", comenta.
Uno de esos platos emblemáticos del
Perú como chanfaina, es una variante de la
chanfaina andaluza, sur de España, producto
de la presencia africana que se situó en esa región. Esa
chanfaina cuando llega a América del Sur se enriquece
durante el desarrollo de la conquista en Bolivia, Ecuador, Argentina y Brasil cuando los africanos que se
aposentaron en esas tierras, reinventaron sus propias
propuestas.
La chanfainita no ha conservado su origen de procedencia. Probablemente los españoles andaluces trajeron el
plato. "Aquí se enriquece, pues mientras allá se espesa con
pan, aquí se hace con papa", cuenta Álvarez. Más adelante
se le incluye cebolla china y el ande se hace presente a
través del mote que se coloca como guarnición.
"Creo con todo mi corazón que la inventiva popular, de
mediados del siglo XIX hasta mediados del XX fue sabia y
respetuosa para incorporar elementos que recrearon platos
originarios que llegaron con la conquista, y no desvirtuaron
su esencia. Le dio partida de nacimiento, en este nuevo
vientre, que es el mestizaje del Perú".
EL APORTE
Para la presidenta ejecutiva de LUNDU, Centro de
Estudios y Promoción Afro Peruanos, Mónica Carrillo
Zegarra, el aporte afro peruano se reconoce en algunos
"CHANFAINA FUE UN
PLATO CALLEJERO, DE
PICANTERÍA. LUEGO SE
QUEDÓ EN LAS ESQUINAS,
COMO HASTA AHORA."
platos específicos. Por ejemplo, en el uso de vísceras
en el mondonguito, anticucho, rachi o pancita. Pero
también en la cocción de otros manjares, como los
frejoles y el seco.
Reconoce que otra reserva culinaria afro se manifiesta
en la elaboración de tamales, carapulcra o sopa seca. Al
respecto, Isabel Alvarez señala que el tamal tiene múltiples
variantes que vienen desde la colonia. "Lo cierto es que
la preparación es la misma: se chanca un grano de maíz,
se muele, se le coloca manteca, o lo que se quiera, un
relleno según el gusto de la cocinera y se cocina en baño
María", afirma.
Por su parte Sonia Carrillo cuenta que la carapulcra
en El Carmen (Chincha) es de papa fresca y no de papa
seca, igual que en Kenia. "Existe una matriz africana", dice.
Y señala que la mujer transmite la cultura, la
lengua y la cocina. El comer, no solo se asocia
con una función fisiológica, sino también como
práctica cultural y visión del mundo.
En la colonia y el virreinato, la alimentación
de Lima recayó en las manos de las afrodescendientes esclavizadas, cuenta Carrillo Zegarra. "La
comida limeña, hoy tan extendida en el mundo,
partió de un conocimiento afro", dice.
Y el trabajo de las mujeres negras en las
cocinas urbanas fue más valorado que en el
campo; y las labores en la casa familiar fueron
un poco menos duras que en las plantaciones.
Eso les permitió relacionarse con sus amos
de manera distinta, comenta la representante
del LUNDU.
La presencia de la cultura negra en nuestro
país se dio en la costa norte y en la del sur. Desgraciadamente, dice la cocinera Isabel Álvarez,
aún no existen estudios sobre los platos que
prepararon. Sin embargo, usaron algunos insumos como
la manteca, que la trajeron los españoles, y la utilizaron
las mujeres negras, y su uso continúa en algunos platos
norteños.
Para Álvarez el aporte africano tiene una importancia
extraordinaria en nuestro país, pero se desconoce la magnitud de su presencia en nuestra cultura por los estereotipos
formados, asociados a la música, el uso del cajón o la forma
del hablar. Por eso sus comidas fueron marginadas por
los europeos y luego por los mestizos.
Chanfaina, por ejemplo, se asocia con algo despectivo:
"esto es una chanfaina". Procede del vocablo "zambila" que
significa: deterioro y desprecio. Y "Chamfai" viene de un
término africano, una palabra, que se usa para denotar cosa
menor, desprecio. "Me enoja que se le llame así a un plato
tan importante para nuestro imaginario popular", afirma.
TINTAFRESCA
Lunes 13 de junio de 2011 t15
La publicación del libro
Gemelos prístinos. El
tesoro del templo de
Kuntur Wasi confirma
el pasado maravilloso
del Perú y también la
tarea conjunta de los
investigadores japoneses
y peruanos que trabajan
incansablemente para
desentrañar los misterios
de la cultura preínca.
PRESENTAN LIBRO SOBRE TEMPLO PREÍNCA
El misterio de Kuntur Wasi
ESCRIBE: RUBÉN YARANGA MORÁN
N
o es reciente el interés de los arqueólogos japoneses
por investigar el desarrollo de nuestras culturas prehispánicas. Esta historia se remonta a más de cincuenta
años atrás con la llegada de una misión arqueológica de la
Universidad de Tokio. La primera prueba se fundamenta en
las excavaciones realizadas por Seiichi Izumi en Kotosh.
Desde ese año, 1960, hasta la actualidad se ha sumado el
aporte peruano. Un trabajo colectivo para desenterrar las
grandezas de la humanidad, en este caso del hombre peruano
en la etapa prehispánica.
Del fruto de esa cosecha laboriosa efectuada en Cajamarca, para ser más preciso en Kuntur Wasi, ubicado en la
provincia de San Pablo, por el equipo de arqueólogos dirigido
por el profesor Yoshio Onuki, nace el libro Gemelos prístinos.
El tesoro del templo de Kuntur Wasi, que relata y describe con
detalle la investigación desarrollada por la misión arqueológica
de la Universidad de Tokio y en la que el pueblo de Kuntur
Wasi tuvo una participación entusiasta. El libro lleva la firma
de los profesores Yoshio Onuki y Kinya Inokuchi.
De impactante tapa dura, que es la puerta de entrada
para conocer los secretos y tesoros de Kuntur Wasi, el libro
trabajado con esmero en sus 157 páginas tiene el singular
sello del Fondo Editorial del Congreso del Perú y es grata
realidad gracias al invalorable grano de arena brindado
por la Minera Yanacocha. Esfuerzo público y privado para
la difusión de los más "significativos descubrimientos ar-
queológicos nacionales". Y del que Gemelos prístinos... es
la punta de la madeja.
Dos presentaciones y el prólogo escrito por Yoshio Onuki
acompañan a los cinco capítulos del libro. Las fotografías de
las excavaciones proporcionan el respiro necesario al lector.
Y en las últimas diecinueve páginas presenta un catálogo
que describe las cerámicas y artesanías descubiertas en las
excavaciones. El responsable de este trabajo es el fotógrafo
japonés Yutaka Yoshii.
El primer capítulo, "Kuntur Wasi y los orígenes de la
civilización andina", escrito por Yoshio Onuki, aborda las
excavaciones de Kotosh en 1960, 1963 y 1969. Lo que se
descubrió permitió afirmar que había cerámicas diferentes
al estilo Chavín y construcciones de piedra. Las investigaciones iban de sorpresa en sorpresa. La mayor de ellas fue el
hallazgo del Templo de las Manos Cruzadas, construcción de
"EN 1946 JULIO
C. TELLO FORMÓ
UN EQUIPO DE
ARQUEÓLOGOS
CON EL FIN
DE REALIZAR
EXCAVACIONES
EN SAN
PABLO".
acabado refinado. El radio de influencia de Kotosh se expande
y llega a las cercanías del valle de Huánuco, lo que sintetiza
los inicios de la civilización andina. Hace tambalear la idea
de que Chavín es la cultura madre.
En "Las excavaciones en Kuntur Wasi" se dice que el lugar
se sitúa en el cerro La Copa. En 1946, Julio C. Tello formó un
equipo para realizar excavaciones en San Pablo. En 1982 y
1983, un grupo alemán levantó un plano del terreno, mas
no efectuó excavaciones. Las investigaciones se efectuaron
para esclarecer el vínculo que existía entre Kuntur Wasi con
otros lugares contemporáneos de Cajamarca. En 1988 se
iniciaron los trabajos y los encargados fueron los japoneses
Yoshio Onuki, Yasutake Kato y Kinya Inokuchi y las peruanas
Lucénida Carrión Sotero y Muriel Pozzi-Escot. En 1989
encontraron tres tumbas. Los trabajos prosiguieron y los
hallazgos también. En 1983 se construyó el museo Kuntur
Wasi, que tiene una historia muy interesante en la que el
pueblo es el protagonista porque quiere encargarse de la
administración de su patrimonio.
El tercer capítulo, "Cronología y secuencia arquitectónica de Kuntur Wasi", lo escribe Kinya Inokuchi; el cuarto
capítulo, Las tumbas especiales", y el quinto capítulo, "Los
gemelos prístinos y otras representaciones iconográficas",
le pertenecen a Yoshio Onuki. En el último capítulo, el autor
–en palabras de César Zumaeta– "interpreta la figura de los
'gemelos prístinos', diseñada en filigrana de oro. Los gemelos
de la bella nariguera ceremonial indicarían el origen de la
agricultura y del hombre civilizado".
ELOTROYO
16 tVARIEDADES
FIORELLA DE FERRARI
“Soy curiosa
por naturaleza”
Fiorella De Ferrari, actriz y maestra de educación inicial,
conversa con facilidad y se reconoce parte de una
estirpe de mujeres genovesas fuertes e intensas. En la
actualidad protagoniza la obra La señorita Julia, que va
de jueves a lunes en el teatro ISIL.
ENTREVISTA: SUSANA MENDOZA SHEEN
CARICATURA: TITO PIQUÉ ROMERO
El personaje de Julia es caprichosa, ¿cómo es usted?
–... uhmmm... ¿Cómo yo? No,
yo soy intensa, y quizá me parezco a
Julia en eso.
¿Intensa por apasionada?
–Vinculo la intensidad con el
compromiso que tengo con cualquier
proyecto en el que me involucro.
¿Amoroso también?
–¡En todo el sentido de la palabra, todos
los proyectos son impactantes. No hay uno más
que otro!
¿Es una mujer de hechos o de palabra?
–De los dos. Me gusta que las personas cuenten
conmigo, con mi compromiso, presencia y tiempo en
cualquier proyecto que me involucro. Pero también con
mi capacidad de confrontar y discutir. Para el montaje
teatral son necesarios los espacios de reflexión de lo que
la obra quiere decir. Por lo general, quien dirige tiene una
visión que uno comparte o no.
No es común que las mujeres confrontemos...
–Aquí en nuestro país. He vivido en Argentina, y es
diferente. Creo que tiene que ver con la educación. En
el hogar existe un espacio ideal para la confrontación:
la sobremesa. Mi padre siempre insistió en que comiéramos juntos. Fue un ritual importante.
¿En su adolescencia fue fácil confrontar para
usted?
–Fui una adolescente muy comunicativa. Mis hermanos más bien fueron reservados. Siempre me sentí
cómoda al hablar, de decir lo que pienso y de compartir
mis emociones también.
Entrevista completa en www.andina.com.pe
Se dice que la gente hace teatro para compensar
su timidez...
–No es mi caso. No me considero una persona tímida,
sino sociable. Disfruto compartir con otros, de tener espacios de conversación. Me gusta trabajar en equipo. Estoy
acostumbrada por los dos trabajos que realizo...
¿Cuál es el otro trabajo?
–Soy maestra de educación inicial. Trabajo desde
muy joven con niños, y con ellos se generan espacios
muy bonitos de diálogo por su capacidad de interpretar
el mundo con mucha libertad, y construir sus propias
teorías sobre cómo funcionan las cosas.
Es una mujer comunicativa, ¿fue difícil interpretar
el personaje de Julia?
–Sí, porque Julia busca a Juan, el criado, por una
profunda soledad, su necesidad de sentirse amada y vivir
todos los límites posibles. Es su forma de sentir más.
Debe haberla confundido ser hija de una madre liberal,
feminista y un padre conservador.
¿Se identifica con Julia en esa búsqueda?
–Me identifico con ella en su necesidad por explorar.
No me identifico con su soledad ni su necesidad por
sentirse amada.
En su caso, ¿qué inspira su necesidad de
explorar?
–La posibilidad de aprender más. Soy curiosa
por naturaleza, así nací.
¿Qué reconoce que tiene de semejante con
una mujer indígena?
–Mucho y poco. Somos mujeres, tenemos
un registro histórico y genético que compartimos. Hemos sido preparadas para muchas
cosas, tenemos emociones e interpretaciones
sobre la vida, semejantes y diversas. Pero fuimos criadas por familias distintas, ubicadas en
zonas distintas y de orígenes diferentes.
¿Qué siente que tiene de italiana?
–Cuando visité Génova, me invitaron a ver el
mausoleo de los De Ferrari. Había fotos, y una especie de árbol genealógico. Cuando vi el rostro de las
mujeres, me di cuenta que venía de ellas. Seres muy
fuertes, expresivos, dominantes, expansivos, con mucha
presencia. Seguramente, complicadas también por ser de
mucho carácter. Es lo que he heredado por lado paterno.
Me sentí reconocida en ellas, y sentí alivio.
¿Por qué alivio?
–Cuando vine al Perú, con frecuencia sentía vergüenza
de ser muy comunicativa, de sustentar mis ideas, de disfrutar del debate. Me sentía incómoda por ser así, porque
me encontraba en espacios donde las mujeres debatían
poco o cambiaban de tema.
¿Le creó inseguridad?
–No, pero sí cierta vergüenza. Pero entendí que tenía
que contenerme en este contexto.
¿Qué podría tener Julia de usted?
¿De mí? Mi interés por vivir hasta ser bien
vieja (risas).
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