EL PROCESO ELECTORAL EN MÉXICO- 2015 La sociedad civil participa, evalúa y coloca escenarios… Laura Becerra y Luis Pineda El próximo 7 de junio tendrán lugar en México las elecciones del 2015, las que ocurrirán en un ambiente tenso y complejo, principalmente por el descrédito de los partidos políticos; la desconfianza de la sociedad hacia las instituciones, entre ellas las diseñadas para el progreso de la democracia representativa, por el descontento ante la crisis económica, social y de seguridad, que ponen en riesgo el ejercicio de los derechos humanos, no solo de los civiles y políticos, sino también de los económicos, sociales, culturales y ambientales (DESCA). Son importantes también por ser las primeras que se realizan después de la reciente Reforma Político Electoral (2014), que ponen en funcionamiento temas centrales como el régimen de gobierno, las autoridades electorales, el régimen de partidos, la fiscalización y rebase de tope de gastos de campaña, la comunicación política, y los instrumentos de participación ciudadana. Destaca, entre estos cambios, el avance en la paridad de género, que obliga al 50/50 a todos los partidos políticos a colocar candidatas/tos en ese porcentaje; el reconocimiento de las candidaturas independientes, que para el actual proceso fue solicitada por 122 personas, mientras el INE aprobó 52, de las que 17 aspiran a ser gobernadores. Importan también estas elecciones, porque se renueva casi un tercio de los poderes estatales (nueve gobernadores); mientras que en más de la mitad de las entidades (53%) se elegirán -en total- 993 presidentes municipales. Además de que implica la eventual reelección de las y los diputados electos, para el 2018, lo que quizá implicará una nueva correlación entre los partidos. Aun cuando son elecciones intermedias, se les considera estratégicas porque se integrará la nueva Cámara de Diputados que continuará con la reglamentación de las reformas estructurales aprobadas y que debatirá las nuevas, como la anunciada de Seguridad Social y una más en torno al IVA. En estas elecciones las opciones partidarias se amplían, por las candidaturas independientes y el registro de dos partidos más, particularmente hay más de una opción de izquierda, lo que particularmente en la Ciudad de México, ha desarticulado las coaliciones de izquierda y confrontado o confundido a la ciudadanía que tradicionalmente le da su voto a una izquierda, ahora dividida. El Distrito Federal –como sabemos- renueva su legislatura local y las 16 Jefaturas de Gobierno Delegacionales, las que ocurrirán en el marco de la Reforma Político Electoral en proceso, el debate y los riesgos en cuanto a su alcance, sin duda reflejo de las posturas diferenciadas respecto al diseño constitucional. Por el lugar que ocupa la ciudad de México en la geopolítica del país, revisten gran importancia porque entre otras cuestiones, pueden ser la base para la recomposición de fuerzas políticas en la elección presidencial de 2018. No hay que olvidar que el Distrito Federal es una de las ciudades más grandes del mundo, con más de ocho millones de habitantes, más otros millones que trabajan y demandan servicios, además de la concentración de la vida económica y política del país. Por tanto, la cantidad y calidad de la elección de los diversos cargos, tendría un impacto sustantivo en la elección presidencial del 2018. Otros factores por considerar, son las nuevas sanciones para los partidos políticos y los candidatos y candidatas que rebasen topes de campaña, además de la prohibición de la entrega gratuita de objetos utilitarios y beneficios a electores, pero que –a pesar de la medida- la mayor parte de los partidos está implementando en sus actuales campañas, como ha sido denunciado por la población y algunos medios. El peso de una cultura política no observante de las reglas –en los procesos electorales- ha sido una constante en pasados procesos. Muchas de las controversias y denuncias de fraude presentadas ante el IFE -hoy Instituto Nacional Electoral-, se enmarcaron en un manejo opaco de recursos (públicos y privados) y apoyo discrecional a las actividades que realizan los partidos políticos para posicionar a sus candidatos/as en las preferencias de los electores. En los últimos tres sexenios, la denuncia de irregularidades diversas e incluso de fraude, fue más frecuente, principalmente por la presunción del uso de los recursos públicos, para apoyar candidatos y comprar votos. Los mecanismos para acercarse recursos –dinero en efectivo- de fuentes no permitidas se diversificaron e incrementaron, en las pasadas elecciones, según las observaciones hechas en el 2012. Asimismo, se hizo más evidente el uso de los programas sociales para condicionar el subsidio o apoyo directo, y/o comprar el voto a favor del partido político que gobierna en el periodo electoral. Al término de las elecciones de 2012, Equipo Pueblo, hacía notar en su Informe que en la medida en que las elecciones en México se han tornado más competitivas y cerradas, las acusaciones de intervención e injerencia de los poderes ejecutivos en las contiendas aumentan, principalmente desde dos “estrategias”: el uso de programas sociales con fines político-electorales; el desvío de recursos públicos para apoyar las campañas políticas. Ambos fenómenos son de hecho- conductas sancionadas por las leyes administrativas y penales, pero también y más importante es que ambas conductas son capaces de generar sesgos para inclinar la balanza hacia una opción política en momentos decisivos de un proceso electoral. Conviene recordar a la politóloga británica, Sarah Birch que resume en cinco puntos las consecuencias que suele tener un proceso electoral rodeados de sospechas y corrupción “a) reduce la calidad de la representación política; b) afecta la evaluación de la calidad de la democracia y corroe la legitimidad del régimen; c) conduce a otras formas de corrupción; d) produce diversos costos directos e indirectos para el Estado y la sociedad en su conjunto; e) bajo determinadas circunstancias, puede conducir a la violencia e incluso a la guerra civil.”1 La utilización de recursos públicos y también privados en los procesos electorales, ha sido y sigue siendo un elemento presente en la competencia política. La cantidad de dinero que se gasta hoy en día para tratar de acceder a un cargo público le ha conferido nuevas dimensiones y alcances a un problema añejo. El investigador Roberto Duque de la UNAM, piensa que no es recomendable admitir el uso de recursos privados, pues significa llevarlo a las reglas del mercado, en un país de tanta desigualdad significaría -en ese terreno- mucha exclusión y mucha ilegalidad.2 De otro lado, es criticable la decisión de candidatos y candidatas que en este proceso electoral, abandonaron los cargos públicos, para los que fueron electos o designados, para ir en busca de otras posiciones en el poder, conocidos ya como “chapulines”. También es importante considerar en este contexto nacional que enmarca el proceso, las iniciativas ciudadanas que están promoviendo el abstencionismo, boicot y/o la anulación del voto, que han tenido eco, justamente por la situación descrita. Las predicciones hablan de una abstención del 65% y que se apostará al “voto duro” y al uso de recursos públicos para apoyar candidaturas. Los riesgos, según Roberto Duque, de las anulaciones y abstención, es que facilitan las prerrogativas para partidos mayoritarios y estimula a los operadores políticos. La ley electoral en México está diseñada de tal manera por los partidos políticos mayoritarios, que quedan inmunizados en contra del voto nulo. La legislación distingue “votación total” y “votación nacional” que es luego una porción 1 Citada en: Desfachatez electoral, Héctor Tajonar, Proceso, 17, mayo, 2015, No 2011 Suplemento Reforma: Fondo y Forma, 24 de mayo, 2015 2 de esa votación total, que es solo la votación válida para los partidos que mantuvieron el registro. No reconoce como válidos los votos nulos.3 De otro lado, han aumentado las evidencias de los vínculos de actores políticos con el crimen organizado y junto con ello el desánimo de la ciudadanía para acudir a las urnas. El país vive en medio de una gran tensión y conflictos, la disputa por los territorios y la violencia en diversas entidades, han colocado a México en grandes riesgos para el avance democrático y la cohesión social. Se ha explicitado la amenaza de boicot del proceso electoral en cuatro estados: Michoacán, Guerrero, Oaxaca y Veracruz, y antes de la jornada del 7 de junio, es una realidad que se manifiesta en la toma de Consejos Distritales y la quema de material electoral, lo que puede inhibir aun más la participación de la ciudadanía. Consideramos que hay varios focos de alerta, que seguiremos para dar cuenta de la ruta y los resultados del proceso electoral 2015. En tal sentido, en México se hace manifiesto que la Observación Electoral Institucionalizada y la libre ciudadana, siguen siendo indispensables ante la deliberada opacidad que partidos y candidatos/as presentan en sus plataformas, sus trayectorias laborales, patrimoniales y fiscales; el incumplimiento manifiesto de la Ley e incluso irrespeto a los órganos electorales en todos sus niveles: INE, Institutos Electorales Locales y Distritales; las encargadas de vigilar, sancionar e impartir justicia como son la Fiscalía Especializada en Delitos Electorales, (FEPADE), y el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación. Por ello, las y los observadores electorales siguen siendo necesarios, tanto para monitorear la jornada electoral, inhibir conductas graves que dañen el voto libre y secreto, como para emitir un punto de vista neutral y documentado, sobre las acciones de protección del uso de programas sociales y en general de los recursos públicos para comprar la voluntad ciudadana, -y en su casopronunciarse sobre la legitimidad o no del proceso electoral, entre otros aspectos no menos importantes. Reiteramos la importancia de dotar de mayores atribuciones a las y los observadores electorales para que sus informes y testimonios sean considerados como pruebas válidas en la valoración de los procesos electorales, seguramente ello incentivará nuevamente la participación ciudadana en éstos ejercicios cívicos. DECA, Equipo Pueblo es una organización de la Sociedad Civil, promotora de la participación ciudadana, de la transparencia y la rendición de cuentas, así como de la promoción de acciones ciudadanas de incidencia en política pública, de la vigilancia y el impulso de la calidad de las elecciones en nuestro país. Por ello, en 3 Reforma, 25 de mayo, 2015 esta ocasión se propuso realizar una observación de la campaña y de la jornada electoral, en el marco de las reformas aprobadas en 2014. Como lo destacamos al principio, nuestra institución decidió poner su foco de atención en: i) el enfoque de derechos humanos, ii) la perspectiva de género, y iii) la sustentabilidad, en las plataformas de los partidos políticos y sus candidatos/as; además de la observancia de la paridad de los partidos; la transparencia, expresada en el cumplimiento de los y las candidatos en su declaración patrimonial, fiscal y laboral; el tratamiento de los medios a los y las candidatas, la respuesta de las instituciones reguladoras de la elección, ante las denuncias de anomalías o delitos electorales, temas de los que daremos cuenta en distintos ensayos. Contamos con un equipo de trabajo para seguir los temas previstos en tres entidades federativas: Distrito Federal, Oaxaca y Sonora, las que elegimos como casos emblemáticos, donde se realizará un seguimiento, a partir de las variables definidas, en razón de nuestras hipótesis de trabajo, sobre la calidad del proceso electoral y el cumplimiento de las reformas electorales. Hasta ahora notamos que los candidatos/as en su mayoría no han dado a conocer -no han transparentado- su plataforma y trayectoria, en las que se relevarían los temas que les preocupan o priorizarán. Sus propuestas se centran en la seguridad pública, la aplicación de programas sociales y la obra pública. En los discursos no hay una clara definición por el respeto y la promoción de los derechos humanos, la perspectiva de género en su proyecto, ni la sustentabilidad, como punto de partida de su plan de desarrollo. Observamos que los medios mantienen una política parcial hacia los partidos y los candidatos/as, si bien los tiempos dispuesto por la Ley se respetan, las entrevistas, comentaristas, analistas y articulistas, muestran parcialidad hacia los candidatos/as. Igualmente se percibe un trato discriminatorio hacia los nuevos partidos y candidaturas independientes. Será interesante observar el comportamiento de las empresas encuestadoras, que han perdido credibilidad, pero siguen teniendo posibilidad de influencia. Mantienen una posición privilegiada en los medios y la opinión pública. Además, los especialistas coinciden en que siguen influyendo en el ánimo de los/as votantes. A la fecha, nuestros y nuestras investigadoras han encontrado situaciones, tendencias y tensiones que se detallan más en ensayos más amplios, en propiedad y difundidos en nuestro sitio www.puebloobservando.org.mx: Los partidos políticos -aunque reconocen la perspectiva de derechos humanos-, no explicitan como traducirlo en las políticas públicas. La perspectiva de género se menciona, pero no hay una política pública definida y su traducción en programas o medidas, que permita visualizar su viabilidad. La sustentabilidad, es un enfoque que si bien se coloca, no se vincula con el ambiente y el modelo de desarrollo alternativo que impulsarían. Los y las votantes, lo haremos en franco desconocimiento porque las plataformas de los candidatos/as prácticamente no se han publicado y por tanto se desconocen los contenidos y perspectivas de sus propuestas. Los medios continúan induciendo el voto (a través de entrevistas y comentarios de los responsables de los noticieros) o denostando candidatos/as. La compra de votos, vía dádivas y regalos es evidente en las zonas del interior del país. El uso de acciones de gobierno, cuando se está en veda electoral, continúa mediante la entrega de recursos y artículos para el hogar como son los televisores digitales. Vale la pena mencionar el hecho que revela el entorno de ilegalidad bajo el cual se conducen todos los partidos políticos, sin excepción alguna, en el presente proceso electoral: “Todos los partidos políticos han incurrido constantemente en 10 acciones electorales que se consideran delitos”.4 No parece haber diferencias sustanciales entre la diversidad ideológica o programática de los partidos, hay más discurso que traducción de políticas o propuestas en torno a ellos y no se aprecian diferencias sustantivas en la perspectiva de los partidos autodenominados de izquierda y los considerados de derecha. Para cerrar esta introducción, decimos que el esfuerzo de grupos de la ciudadanía y de las OSC por observar el proceso electoral 2015, será sin duda de gran utilidad, quizá no tanto para inhibir las malas prácticas, que ya están ocurriendo, sino para valorar la implementación de las reformas, el entorno para cumplirlas y su impacto favorable en la mejora de las condiciones para participar con mayor credibilidad, en el ejercicio ciudadano de elegir a quienes nos gobernarán. 2 junio, 2015 4 Ibid.