244 Predictores de mortalidad . . . Sánchez y cols. Vol. 10 No. 5 ISSN 0120-5633 CIRUGÍA CARDIOVA SCULAR DEL ADULTO - TRABAJOS LIBRES Predictores de mortalidad para pacientes sometidos a corrección quirúrgica de disección aórtica aguda Óscar E. Sánchez C., MD.; Víctor M. Caicedo A., MD.; Néstor F. Sandoval R., MD.; Hernando Orjuela L., MD.; Hernando Santos C., MD.; Juan R. Correa O., MD.; Federico J. Núñez R., MD.; Claudia Jaramillo V., MD. Bogotá DC., Colombia OBJETIVOS: se revisan 190 historias clínicas de pacientes sometidos a corrección quirúrgica de disección aórtica aguda, en un período comprendido entre enero de 1983 y diciembre de 2000. Se busca identificar variables preoperatorias predictivas de mortalidad perioperatoria. MATERIALES Y MÉTODOS: se dividen los pacientes que fallecen en tres grupos así: Grupo 1: pacientes que fallecen en la intervención sin haberse corregido su disección. Grupo 2: pacientes que no salen de circulación extracorpórea. Grupo 3: pacientes que fallecen durante los primeros 30 días postoperatorios. Se identifican variables demográficas, antecedentes, características anatómicas de la disección, presencia de taponamiento y tipo de disección para cada grupo y para los pacientes que sobreviven. Se establecen variables consideradas como pronósticas por medio de cálculo de medidas de asociación, con sus respectivos intervalos de confianza empleando el estadístico Chi cuadrado o la prueba exacta de Fisher. La comparación de variables cuantitativas se realizó con la prueba de t student. RESULTADOS: se identificaron como predictores de mortalidad para todo el grupo: antecedente de cirugía cardíaca (p=0,01); grupo 2: compromiso de arterias coronarias y la necesidad de técnicas complejas de reimplante (p=0,023); grupo 3: antecedente de cirugía cardíaca (p=0,04) y la disección tipo B (p=0,04). Para el grupo 1 no hubo determinantes significativos. CONCLUSIONES: la disección aórtica aguda es una entidad con riesgo alto de morbimortalidad. Conocer los factores que influyen de una manera negativa en la sobrevivencia es de suma importancia para modificar dichas variables. La mortalidad quirúrgica para pacientes con disección B es elevada. OBJECTIVES: clinical registers of 190 patients who were subjected to surgical correction of acute aortic dissection in a period between January of 1983 and December of 2000 are revised. It is looked for to identifying preoperative variables to predic perioperative mortality. MATERIALS AND METHODS: the patients are divided in three groups: Group 1: Patients that die in the intervention without having been corrected their dissection. Group 2: Patient that is not possible to disconnect of extracorporeal circulation. Group 3: Patient that die during the first 30 postoperative days. There are identified demographic variables, antecedents, anatomical caracteristic of the dissection, heart tamponade and dissection type for each group and for the patients that survive. Variables considered as predictor are settle down by calculation of association measures, with their respective intervals of trust using the statistical chi square or the exact test of Fisher. The comparison of quantitative variables was carried out with the t student test. Fundación Clínica A. Shaio, Bogotá, DC.,Colombia. Correspondencia: Oscar E. Sánchez C., MD., Clínica A. Shaio, Diagonal 110 No. 53-67, Tel.: 6243211, Bogotá, DC., Colombia. Revista Colombiana de Cardiología Marzo/Abril 2003 Vol. 10 No. 5 ISSN 0120-5633 245 Results: there were identified as predictors of mortality for all the group: antecedent of heart surgery (p=0,01); group 2: commitment of coronary arteries and the necessity of complex technical of reinsertion (p=0,023); group 3: antecedent of heart surgery (p=0,04) and type B dissection (p=0,04). For the 1 group there was not decisive significant. Conclusions: the acute aortic dissection is an entity with high risk of morbility and mortality. Knowing the factors that influence in a negative way the survival is of supreme importance to modify this variables. The surgical mortality for patient with type B dissection is high. (Rev. Col. Cardiol. 2003; 10: 244-259) Introducción La disección aórtica (DA) es una de las entidades más complejas y letales del sistema cardiovascular. Su comportamiento hemodinámico puede ser variable, pero en muchos casos es responsable de colapso circulatorio y muerte del paciente. Ya conocida desde el medioevo, el estudio, definición y análisis de las diferentes variables que influyen en la morbi-mortalidad de la entidad ha sido tema de preocupación de muchos autores entre quienes se cuentan Morgani (1), Laenec (2) y Abbot y Paulin (3), y más recientemente Cooley (4), De Baker y Wheat (5). Todo esto ha llevado a la implementación de una técnica quirúrgica y al diseño y aplicación de diversas modalidades de asistencia circulatoria y metabólica con miras a mejorar el pronóstico temprano que de otra manera no es alentador. La definición clásica implica la separación de la túnica media de la aorta con la presencia de sangre en el interior de la pared. En la mayoría de los pacientes es evidente un sitio de ruptura en la íntima -considerado el sitio de inicio de una disección- desde el que es evidente la presencia de un flap de disección que define dos trayectos: el lumen verdadero, por el que la sangre fluye en condiciones normales y que está tapizado por endotelio, y el lumen falso que se origina como consecuencia de la disección y, por lo tanto, no está recubierta por endotelio. En el extremo final de un flap de disección, ésta puede terminar como un saco cerrado, dar origen a un nuevo sitio de ruptura -o reentrada- o producir la ruptura de la pared libre de la aorta. En un mínimo porcentaje de pacientes no es evidente un sitio de reentrada, denominándose en estos casos a la entidad como «hematoma intramural» de aorta, sin embrago su comportamiento es similar al de una disección. De acuerdo con el tiempo de inicio de una DA, ésta se clasifica como aguda hasta el día 14 (días de más alta mortalidad), subaguda entre el día 15 y los dos meses (disminución de la mortalidad con persistencia de altos niveles) y crónica luego de los dos meses (se estabiliza la tasa de mortalidad). Aunque De Bakey (6) definió una clasificación para la DA, tal vez la más ampliamente utilizada en la actualidad es la propuesta por Daily y colaboradores conocida como Clasificación de Stanford. La clasificación de De Bakey se basa en el sitio de ruptura en la íntima y la extensión de la disección, así: Tipo I: la disección se inicia en la aorta ascendente extendiéndose hasta el cayado y la aorta descendente. El sitio de ruptura de la íntima se encuentra más frecuentemente en la pared anterior de la aorta ascendente entre 2 y 3 cm por encima de los ostium coronarios (7). Tipo II: la disección afecta solamente la aorta ascendente, se encuentra frecuentemente en los pacientes con síndrome de Marfán (8). Tipo III: en el subtipo IIIa la disección se inicia distal a la subclavia izquierda y se extiende hasta el diafragma, en el subtipo IIIb la disección se extiende hasta la aorta abdominal. En la clasificación de Stanford (9) se considera la DA en dos grupos: tipo A aquella cuyo sitio de ruptura se encuentra en la aorta ascendente, y tipo B aquella cuyo sitio de ruptura de encuentra en el cayado, aorta torácica descendente o aorta abdominal. En la actualidad, la clasificación que se considera de mayor utilidad es la propuesta por Crawford (10, 11) quien la señala como proximal cuando la misma se inicia a nivel de la aorta intrapericárdica y puede afectar el arco, y distal cuando la disección se inicia posterior a la arteria subclavia izquierda y puede afectar el arco. Según esta clasificación, si la disección se inicia en la aorta descendente pero se extiende hasta la aorta ascendente, es considerada como proximal. Así, la disección proximal incluye los tipos I, II y III con extensión retrógrada de De Bakey y el tipo A de Stanford; y la disección distal incluye los tipos III de De Bakey y B de Stanford. 246 Vol. 10 No. 5 ISSN 0120-5633 Predictores de mortalidad . . . Sánchez y cols. Recientemente, The International Registry of Acute Aortic Dissection (IRAD) (12), iniciado en 1996, involucró pacientes remitidos a centros de referencia para valorar la presentación clínica, el manejo y el pronóstico de pacientes con DA. Pacientes y métodos En la fase analítica, se establecieron las diferencias en variables consideradas como pronósticas de mortalidad según el tipo de disección, por medio del cálculo de medidas de asociación (riesgo relativo) con sus respectivos intervalos de confianza, empleando el estadístico chi cuadrado o en su defecto la prueba exacta de Fisher cuando los valores esperados de las celdas eran menores a cinco. Las comparaciones de las variables cuantitativas entre los pacientes con disección tipo A versus tipo B se realizaron por medio de la prueba t de Student para muestras independientes si se cumplía el supuesto de normalidad determinado por la prueba de Kolmogorov-Smirnov, o la U de Mann Whitney en caso contrario. Desde el 1º de enero de 1983 hasta el 31 de diciembre de 2000, se intervinieron 190 pacientes con diagnóstico de disección aórtica aguda. Se tomó un nivel de confianza de 95% y un nivel de significación alfa de 5%. Se utilizó el software estadístico SPSS versión 10.0. El presente trabajo es el resumen de nuestros hallazgos hasta el 31 de diciembre de 2000 que involucra la experiencia obtenida del manejo de 190 pacientes con DA. Consideramos que nutre de manera satisfactoria la literatura sobre el tema y nos permite determinar pautas de manejo acerca de esta ominosa entidad. Se obtuvieron los números de historia clínica de los pacientes, las cuales se revisaron, y se recolectó la información en dos formularios diferentes. El primero incluía variables en las cuales se registraba información acerca de las características demográficas, signos y síntomas, y complicaciones preoperatorias. El segundo consignaba información acerca de los hallazgos intraoperatorios, la técnica quirúrgica utilizada y el pronóstico a corto plazo, así como el momento y causa de la muerte. Los pacientes se dividieron en tres grupos de mortalidad así: Grupo 1: pacientes que fallecieron en al acto quirúrgico, pero a los que no se les pudo realizar ningún tipo de procedimiento correctivo de su disección. Grupo 2: pacientes que fallecieron por la imposibilidad de ser desconectados de asistencia con circulación extracorpórea. Grupo 3: pacientes que fallecieron en el periodo postoperatorio comprendido hasta el día 30. Para cada uno de los grupos se estableció la incidencia por sexo, edad, antecedentes, complicaciones prequirúrgicas isquémicas, neurológicas y cardiovasculares; hallazgos intraoperatorios, técnica quirúrgica empleada y tiempos de circulación extracorpórea, pinzamiento aórtico y paro circulatorio total. Diseño: se realizó un estudio retrospectivo observacional analítico de cohorte. Análisis estadístico: se realizó una descripción de la población objeto de estudio utilizando medidas de resumen (promedios, medianas) y de dispersión (desviación estándar, valores mínimo y máximo, rango) para las variables de naturaleza cuantitativa, y proporciones para las variables de naturaleza cualitativa. Resultados Características demográficas Entre los 190 pacientes intervenidos, el promedio de edad fue de 53,89 años con un rango entre 23 y 85 años y predominio de los pacientes en la 5ª, 6ª y 7ª décadas de la vida (Tabla 1, Figura 1). El 73.68% de nuestros pacientes fueron de sexo masculino y el 26.32% de sexo femenino. En 60% de los pacientes había historia de HTA conocida (n=114), 23 de ellos (12,11%) tenían antecedente de cirugía cardíaca o vascular torácica previa, 6.32% historia de enfermedad pulmonar obstructiva crónica, en 7 (7,37%) se había diagnosticado aneurisma de aorta ascendente que no había sido manejado, en 12 (6.32%) se realizó diagnóstico de síndrome de Marfán, en 9 (4.74%) enfermedad coronaria conocida y en dos de ellos había antecedente de disección ya corregida con redisección posterior. Entre los 19 pacientes con antecedente quirúrgico (10%), en 12 (6.32%) se había practicado un cambio valvular aórtico, en 4 (2.11%) revascularización miocárdica, en 2 (1.05%) corrección de aneurisma o disección como ya se anotó, y en 1 (0.53%) se había corregido un ductus arterioso persistente en la niñez, sitio desde el cual se originó una disección tipo B con compromiso proximal. En cuatro pacientes hubo disección iatrogénica, encontrándose en postoperatorio de revascularización miocárdica dos de ellos y de cambio valvular aórtico los otros dos. Vol. 10 No. 5 ISSN 0120-5633 Revista Colombiana de Cardiología Marzo/Abril 2003 Tabla 1 CARACTERÍSTICAS DEMOGRÁFICAS DE PACIENTES SOMETIDOS A CORRECCIÓN QUIRÚRGICA DE DISECCIÓN AÓRTICA AGUDA 23 a 85 años Sexo Masculino Femenino 140 50 (73.68%) (26.32%) Antecedentes HTA Cirugía cardíaca Aneurisma de aorta Síndrome de Marfán EPOC Disección previa 114 23 14 12 12 2 (60%) (12.11%) (7.37%) (6.32%) (6.32%) (7.37%) Cirugía cardíaca previa 19 (10%) CVAo* 12 RVM 4 Aneurisma o disección 2 Ductus 1 Iatrogénica CVAo RVM Tabla 2 SIGNOS Y SÍNTOMAS AL INGRESO EN PACIENTES CON DISECCIÓN AÓRTICA AGUDA n % Dolor Promedio 53.89 años Rango Edad 247 4 2 2 (6.32%) (2.11%) (1.05%) (0.53%) (2.11%) (1.05%) (1.05%) CVAo: cambio valvular aórtico. RVM: revascularización miocárdica. *: dos casos corresponden a endocarditis infecciosa. Torácico anterior Torácico anterior y posterior Torácico anterior y abdominal Otro Isquemia Evento isquémico transitorio Accidente isquémico cerebral Coma Vasculares Hipotensión Choque Paro Soplo de insuficiencia aórtica 148 122 18 3 5 77.89 64.21 9.47 1.58 2.63 30 4 2 15.79 2.11 1.58 24 27 3 114 12.63 14.21 1.58 60 a nuestro servicio de urgencias. Treinta y seis pacientes (18.95%) presentaron síntomas neurológicos entre los que se incluyen: eventos transitorios en 30 (15.79%), accidentes cerebral isquémico establecido en 4 (2.11%) y dos de ellos llegaron en estado de coma. Un soplo de insuficiencia aórtica se encontró en 60% (114 pacientes) (Tabla 2). Compromiso de la disección Figura 1. Distribución por edad de los pacientes con disección aórtica. Signos y síntomas El 77.89% de los pacientes (n=148) consultaron por dolor severo de diferente localización, pero predominantemente torácico anterior, aunque en un mínimo porcentaje hubo dolor torácico posterior, dolor abdominal o dolor anterior que se irradiaba a la región posterior o al abdomen, como se muestra en la Tabla 2. Para la mayoría de los pacientes el dolor era referido como de gran intensidad, agudo, de inicio súbito y no tolerable, y se acompañaba de sensación de fallecimiento. Veintisiete pacientes llegaron a la institución con signos de shock, 24 (12.63%) con hipotensión (a pesar de haber antecedente en la gran mayoría de ellos de ser hipertensos) y tres (1.58%) ingresaron en paro cardíaco En vista de que todos los individuos involucrados en este estudio son pacientes con disección aórtica aguda sometida a tratamiento quirúrgico por compromiso proximal de la aorta, en la totalidad de ellos está comprometida la aorta ascendente, pero sólo en 167 (87.89%) la ruptura se encontraba allí (disección A), En 136 pacientes (71.58%) el flap interesaba el arco aórtico, encontrándose sitio de ruptura a este nivel en 14 (7.37%), en 83 pacientes (43.68%) estaba comprometida la aorta torácica descendente encontrándose el sitio de ruptura allí en 6 (3.16%), y en 54 (28.42%) la disección se extendía hasta la aorta abdominal no encontrándose en ningún paciente el sitio de ruptura a este nivel. En tres pacientes (1.58%) no se identificó un sitio de ruptura, considerándose entonces como hematoma intramural de la aorta. En total 20 pacientes (10.53%) se intervinieron por un cuadro de disección tipo B con compromiso proximal (Tabla 3). Siete pacientes fallecieron antes de poderse establecer un manejo quirúrgico para su disección. Otros 15 pacientes (7.89%) fallecieron intraoperatoriamente debido a que no pudieron ser desconectados de la bomba de circulación extracorpórea. En los restantes 168 pacientes (88,42%) el promedio de tiempo de circulación 248 Vol. 10 No. 5 ISSN 0120-5633 Predictores de mortalidad . . . Sánchez y cols. Tabla 3 EXTENSIÓN DE DISECCIÓN, TAPONAMIENTO CARDÍACO Y COMPROMISO DE ARTERIAS CORONARIAS Ascendente Arco Torácica descendente Abdominal Hematoma intramural Comprometida Contiene la ruptura No comprometida 190 136 83 54 3 167 14 6 0 - 0 54 107 136 - Taponamiento cardíaco Disección arterias coronarias Derecha Izquierda Ambas n 42 % 22.11 27 13 8 14.21 6.84 4.21 (ya incluidas) extracorpórea fue de 159,9 minutos Rango 59-310), de pinzamiento aórtico fue de 83.3 minutos (Rango 29152) y de paro circulatorio total fue de 26.5 min (Rango 2-60). En 29 pacientes (15.26%) se utilizó además técnica de perfusión cerebral retrógrada. Fue posible practicar canulación de la aorta ascendente en 19 (10%) pacientes y en 164 se practicó canulación de arteria femoral (Tabla 4). Del total de pacientes 133 (88,42)% fueron trasladados a la Unidad de Cuidado Intensivo en postoperatorio inmediato. Mortalidad La mortalidad total fue de 30% (57 pacientes). Dividimos la mortalidad de acuerdo al momento en que ocurrió, de la siguiente manera: 1. Pacientes que fallecieron en el acto quirúrgico pero a quienes no se les había realizado ningún tipo de manejo de la DA, 7 (3.68%). 2. Pacientes que fallecieron en el acto quirúrgico y ya se les había practicado corrección de su DA pero por uno u otro motivo no fue posible desconectarlos de la bomba de CEC, 15 (7.89%). 3. Pacientes que fallecieron en el período postoperatorio desde que se trasladaron a la Unidad de Cuidados Intensivos, 35 (18.42%). Para el primer grupo la causa de la muerte fue esencialmente hemorragia exanguinante secundaria ya a ruptura de la aorta torácica, ruptura en el saco pericárdico de la aorta ascendente o por sangrado profuso previo a la intervención. Para el segundo grupo la mortalidad se atribuyó a falla biventricular en ocho pacientes, falla del ventrículo izquierdo en cinco y sangrado no controlable en dos pacientes. Es de anotar que dos de estos pacientes se encontraban en post-operatorio inmediato de revascularización miocárdica produciéndose la disección y choque cardiogénico consecuente. En el tercer grupo la causa de mortalidad fue variada, entre ellas shock hipovolémico, falla orgánica multisistémica, sépsis, shock cardiogénico, arritmias, infarto agudo de miocardio y otras (Tabla 5). Discusión En un período de 18 años comprendido entre el 1º de enero de 1983 y el 31 de diciembre de 2001, se intervinieron 190 pacientes con diagnóstico de disección aórtica aguda, siendo llevados a tal procedimiento de urgencia por tener compromiso proximal de la misma. Nosotros utilizamos en la valoración inicial del paciente la clasificación de Stanford (13) para identificar el sitio de ruptura y determinamos la necesidad de intervención o no según la clasificación de Crawford (10, 11) siendo los pacientes involucrados en este estudio todos aquellos que ingresaron a nuestra institución con diagnóstico de DAA con compromiso proximal, ya fuera que la ruptura estuviera en la aorta ascendente, en el arco o en la aorta torácica (o incluso hematoma intramural de aorta) pero que presentaran compromiso proximal. Esto debido al riesgo elevado de mortalidad cuando estos pacientes se dejan en tratamiento médico (9, 12, 14, 15). Características demográficas Entre los 190 pacientes involucrados, el promedio de edad fue de 53,89 años con un rango entre los 23 y los 85 años, siendo el grupo etáreo mayor comprometido Tabla 4 TÉCNICA DE CIRCULACIÓN EXTRACORPÓREA EN PACIENTES CON DISECCIÓN AÓRTICA Tiempos Circulación extracorpórea Pinzamiento aórtico Paro circulatorio total Sí 108 No 75 Perfusión cerebral retrógrada Canulación Aorta ascendente Femoral Rango Promedio 59-310 29-152 2-60 159,9 83.3 26.5 ds 49.6 27.3 11.5 n 29 % 15.26 19 164 10 86.32 Vol. 10 No. 5 ISSN 0120-5633 Revista Colombiana de Cardiología Marzo/Abril 2003 Tabla 5 MORTALIDAD EN PACIENTES CON DISECCIÓN AÓRTICA Momento de la muerte Intraoperatoria No sale de bomba Postoperatoria Vivos n 7 15 35 133 Causa de la muerte Intraoperatoria Ruptura torácica Ruptura pericárdica Choque hemorrágico % 3.68 7.89 18.42 70 4 2 1 No sale de bomba Falla biventricular Falla VI Sangrado no controlable 8 5 2 Postoperatoria Choque hipovolémico Falla orgánica múltiple Sepsis Choque cardiogénico Fibrilación ventricular Infarto agudo de miocardio Neurológica Falla VI Falla hepática Mediastinitis Infarto VD Falla VD Coagulación intravascular diseminada 6 6 4 5 3 3 2 1 1 1 1 1 1 NOTA: para análisis de mortalidad, ver texto. 249 aorta como sitio de origen de la entidad lo que ya ha sido suficientemente ilustrado y sigue siendo objeto de frecuentes publicaciones (16, 17), en las cuales incluso se han determinado factores predisponentes tales como la mayor fragilidad y adelgazamiento de la aorta ascendente en pacientes con insuficiencia aórtica (18) o, se establece la posibilidad de redisección en pacientes ya intervenidos o en pacientes que se han dejado en tratamiento médico constituyéndose entonces el cuadro de disección de tres canales (19). Es de anotar que en dos de estos pacientes la disección se originó en un sitio de dehiscencia de una prótesis valvular secundario a endocarditis infecciosa, siendo este el principal motivo de deterioro hemodinámico del paciente, causa que también ha sido involucrada entre las etiologías poco frecuentes (20). En cuatro pacientes la disección fue considerada iatrogénica al presentarse en post-operatorio inmediato ya de cambio valvular aórtico o de revascularización miocárdica, siendo el sitio de ruptura aquel donde se ubicó la anastomosis del puente de vena safena o el de incisión de aortotomía. Este porcentaje (2,11%) es similar al reportado en el IRAD y hay suficiente evidencia para considerarlo dentro de los factores predisponentes (21). Signos y síntomas aquel correspondiente a la sexta década de la vida. El 73,68% de nuestros pacientes fueron de sexo masculino, cifra que es similar a lo reportado en otras series (12) y que se explica por la mayor incidencia de factores predisponentes en este género. Una historia de hipertensión arterial se encontró en 114 (60%) de los pacientes, antecedente de cirugía cardíaca en 23 (12,11%), aneurisma de aorta conocido en 14 (7,37%), síndrome de Marfán en 12 (6,32%), enfermedad pulmonar obstructiva crónica en 12 (6,32%) y disección previa en 2 (1,05%), cifras igualmente similares a las reportadas en The International Registry of Acute Aortic Dissection (IRAD) y que hablan de la importancia de estos antecedentes, especialmente de la presencia de hipertensión arterial. El síntoma que se presentó con más frecuencia fue dolor torácico, localizándose en la mayoría de pacientes en la región anterior del tórax (Tabla 2) y en un pequeño grupo irradiado a la región posterior o aún hacia la parte baja del abdomen o de la espalda, correspondiendo esto con la progresión de la extensión de la disección. El inicio del dolor en todos los pacientes fue súbito y lo describen en general como severo, agudo, lancinante, de gran severidad, que se hace más intenso con el tiempo y se asocia a disonfort y «sensación de muerte». Debido a la localización y naturaleza del dolor generalmente se asocia con síndromes isquémicos coronarios, lo que hace difícil el diagnóstico de la disección. Dentro de los pacientes con antecedente de cirugía cardíaca 10% tenían historia de intervención antigua ya fuera cambio valvular aórtico, revascularización miocárdica, corrección previa de una disección, y en un paciente la corrección de un ductus arterioso persistente, sitio desde el cual se originó una disección aórtica aguda con compromiso proximal. Consideramos por lo tanto de importancia el antecedente de intervención sobre la En 30 pacientes (15,79%) se presentaron síntomas neurológicos, ocurriendo generalmente eventos transitorios, pero en cuatro de ellos un accidente isquémico cerebral establecido, y dos ingresaron en coma debido al compromiso de los vasos del cuello por el proceso, con la consecuente isquemia del sistema nervioso central. A pesar de la elevada incidencia de hipertensión arterial (60%), en 54 pacientes (28,42%) la presión 250 Vol. 10 No. 5 ISSN 0120-5633 Predictores de mortalidad . . . Sánchez y cols. arterial sistólica se encontró por debajo de 100 mm Hg, con hipotensión en 24 de ellos, choque en 27 y paro cardíaco en tres. Podemos suponer por lo tanto, que tal vez en un mayor número de pacientes haya una hipertensión arterial no conocida pero que debido a las consecuencias hemodinámicas de la enfermedad, haya un sesgo y pacientes previamente hipertensos ingresen con presiones sanguíneas normales o aún hipotensos. Se halló un soplo de insuficiencia aórtica en 144 (60%) pacientes, el cual es consecuencia de una insuficiencia aórtica ya presente, del agravamiento de la misma por la disección o de la presencia de una insuficiencia aguda secundaria al compromiso de la raíz aórtica o las valvas por la misma. Es llamativo el gran número de eventos neurológicos que se presentan y que pueden ser malinterpretados en el momento de un diagnóstico oportuno; en nuestro grupo corresponden al 18,95%, cifra que es similar a la encontrada por Blanco y col. en Madrid (22) y que fue considerada dentro de los pacientes del IRAD. Es de anotar que la mayoría de estos pacientes tienen eventos transitorios y que los mismos presentan una recuperación completa con el procedimiento quirúrgico (23). Compromiso de la disección Por medio de los métodos diagnósticos anotados o por los hallazgos quirúrgicos, pudimos identificar en los pacientes la extensión de la disección y el sitio de ruptura cuando éste era evidente. La mayoría de pacientes con compromiso proximal de la aorta tenían sitio de ruptura en la aorta ascendente (tipo A de Stanford), y solo cerca del 10% en el cayado de la aorta torácica descendente. No hubo ninguna disección que se originara en la aorta abdominal pero sí tres casos de pacientes con hematoma intramural de la aorta. Es de anotar que en 71,58% del cayado aórtico estaba comprometido pero sólo en 13,68% fue necesario practicar reemplazo del mismo. Fue necesario realizar algún tipo de procedimiento sobre la válvula aórtica en 156 pacientes (82,11%) ya por extensión proximal de la misma o por patología valvular previa asociada. De igual manera, en 32 pacientes (16,84%) hubo compromiso de uno o de los dos ostiums coronarios por el flap de disección, siendo ésta la causa de un evento isquémico coronario complicando el cuadro clínico del paciente. El ostium más frecuentemente involucrado fue el de la coronaria derecha debido a su localización y en menor proporción el de la coronaria izquierda. Ambos ostiums estuvieron comprometidos en el 4,21% de los pacientes. En 42 pacientes se encontraron hallazgos clínicos, ecocardiográficos o intraoperatorios de taponamiento cardiaco, que corresponde al 22,11% y que es una de las causas de alta mortalidad reportada en la fase aguda en estos pacientes (24, 25). Manejo quirúrgico Del total de 190 pacientes intervenidos, siete (3,68%) fallecieron antes de poder realizar algún tipo de procedimiento específico para el tratamiento de la disección. Las causas de muerte en ellos se anotarán más adelante, pero no quisimos excluirlos del trabajo debido a que esto nos da una aproximación acerca de la evolución de la enfermedad. Conscientes de la elevada mortalidad aguda de la disección debida a taponamiento cardíaco, ruptura libre de aorta o a complicaciones de la misma, consideramos indicación de tratamiento quirúrgico el compromiso proximal y por lo tanto estos pacientes corresponden a este grupo. En los 183 pacientes restantes se practicó reparo de la disección aórtica y de ellos, 15 pacientes no salieron de asistencia con circulación extracorpórea. Los datos que resumimos a continuación contemplan entonces estos 183 pacientes. Reemplazo de aorta ascendente El procedimiento más frecuentemente realizado fue el reemplazo de la aorta ascendente y de la válvula con una prótesis valvulada en un poco más de la mitad de los pacientes, y en 86 pacientes (45,26%) se practicó el reemplazo con la colocación de una prótesis en tubo recto. Como describimos anteriormente, se inició el procedimiento de rutina asistiendo al paciente con circulación extracorpórea e inducción de hipotermia hasta lograr una temperatura de 18º Celsius. Una vez alcanzada esta temperatura se practicó paro circulatorio total para determinar el compromiso a nivel del arco aórtico de la disección. Si la ruptura se encuentra a este nivel y no es posible identificar un flap regular, se procede a realizar corrección a este nivel con técnica de hemiarco o reemplazo total del cayado. Así, se extiende el reemplazo a este nivel hasta la parte distal de la aorta ascendente o en hemiarco, o llevarlo hasta antes del origen de la subclavia izquierda comprometiendo los vasos del cuello en un ojal. La anastomosis distal se realiza colocando un refuerzo de teflón con el objetivo de dar firmeza al reparo, pero no se utilizan de rutina pegantes histológicos ya que se considera que no alteran la cuantía del sangrado postoperatorio. Aunque se sabe que en muchas partes el Vol. 10 No. 5 ISSN 0120-5633 Revista Colombiana de Cardiología Marzo/Abril 2003 uso de estos pegantes es rutinario y lo consideran de elección en pacientes con disección aguda (26), consideramos que el emplearlos no está excento de complicaciones y que por lo tanto debe limitarse su uso a un grupo determinado de pacientes en los que se demuestre una elevada tasa de sangrado (27). Anastomosis coronarias En 117 pacientes (61,58%) se realizó reimplante de las arterias coronarias, utilizando en 111 (58,42%) la técnica de botones. Sólo en una minoría aplicamos la técnica descrita por Cabrol. Cada vez que podemos realizamos el reimplante tomando un ojal de la aorta y anastomosándolo en forma directa al injerto. Las ventajas de este procedimiento son la disminución de los tiempos de pinzamiento y asistencia con circulación extracorpórea y la facilidad técnica ya que en la mayoría de los pacientes la dilatación de la raíz aórtica trae como consecuencia secundaria la elongación de la porción próximal de las arterias coronarias. Reemplazo del arco aórtico Se practicó en 26 (13,68%) de los pacientes. Se realizó este tipo de procedimiento cuando no era posible controlar adecuadamente la ruptura en la íntima o cuando el arco se encontraba dilatado por un aneurisma. El 7,37% de nuestros pacientes presentaban el sitio de ruptura a este nivel y fue este subgrupo en donde más frecuentemente se realizó reemplazo del arco. En 20 pacientes (10,53%) la anastomosis distal se realizó previa al origen de la arteria subclavia izquierda, mientras que en seis pacientes se dejó una prótesis «perdida» en la luz de la aorta a manera de trompa de elefante para completar el reemplazo de la aorta dilatada en un posterior segundo tiempo. Debido al aumento de la morbimortalidad cuando se reemplaza el arco comparado a cuando no se hace (28, 29), cada vez que el sitio de ruptura pueda ser controlado y no haya compromiso del flap de disección distal por la misma, se prefirió extender la resección en la aorta ascendente con la técnica de hemiarco. La morbimortalidad en los pacientes en quienes se realizó reemplazo del arco se analizará más adelante, pero en general -como se anotó- está aumentada. Esta mortalidad ha intentado disminuirse con el uso de técnicas tales como la descrita por Kazui y colaboradores (30) quienes alcanzan una tasa de mortalidad de 12,7% utilizando injertos ramificados en conjunto con perfusión cerebral selectiva 251 anterógrada. Este mismo grupo reporta una mortalidad global de 16% en pacientes a quienes se les reemplaza el arco aórtico señalando por análisis multivariable como predictores de mortalidad la isquemia mesentérica y el reemplazo en bloque (aorta ascendente y arco) (31). Cuando la ruptura está a nivel de la aorta descendente torácica, se practicó reemplazo del arco con prótesis a manera de trompa de elefante. En estos pacientes practicamos un segundo tiempo quirúrgico seis semanas después, pero en el futuro puede ser una alternativa la utilización de stents colocados a nivel del sitio de ruptura en el mismo procedimiento, como ya fue publicado anteriormente (32). Revascularización miocárdica Se realizó cada vez que el flap de disección interesaba el ostium de la arteria coronaria y este defecto no pudiera ser corregido de manera satisfactoria con la técnica de reimplante o cuando había evidencia por hallazgos intraoperatorios o ayudas diagnósticas (ej.: ecocardiograma transesofágico) de isquemia miocárdica. De los 24 pacientes revascularizados dos fallecieron en el período post-operatorio inmediato (no salen de bomba): uno por sangrado no controlable y otro por falla biventricular. Este último paciente fue llevado a cirugía al presentarse una disección iatrogénica que se inició en el sitio de implante de un puente de vena safena interna en la aorta ascendente. El tercer paciente falleció al sexto día por una causa no relacionada con isquemia miocárdica. Recientemente, el doctor Penn y colaboradores en Cleveland (33), presentaron un análisis multivariable en el cual el único predictor de mortalidad intra-hospitalaria fue una historia de infarto de miocardio, y determinaron que la angiografía coronaria no tenía influencia en esta cifra de mortalidad. Ellos concluyeron que la determinación de enfermedad coronaria no tiene impacto en la sobrevida de pacientes que deben ser llevados a cirugía de emergencia por DAA. Otros autores (34) consideran que la angiografía preoperatoria puede reducir la morbilidad y mortalidad en estos pacientes pero especialmente en el reparo electivo de aneurismas de aorta, y por lo tanto no se debe realizar de manera rutinaria sino en casos seleccionados de DA. Se coincidió en practicar RVM únicamente en los casos mencionados (compromiso por la disección de la arteria coronaria o compromiso isquémico miocárdico) y se concluyó que una vez diagnosticada una DAA en un paciente, éste debe ser intervenido los más rápido posible. 252 Vol. 10 No. 5 ISSN 0120-5633 Predictores de mortalidad . . . Sánchez y cols. Resección intimal Se realizó en 31 pacientes cada vez que el flap de disección no podía ser corregido de manera adecuada en su porción distal. El objetivo con esta técnica es lograr un reparo sin necesidad de practicar reemplazo total del arco aórtico y poder realizar la anastomosis distal a manera de hemiarco disminuyendo de manera objetiva el riesgo elevado de morbi-mortalidad (29). Manejo de la válvula Cuando una de las comisuras está comprometida por el avance proximal de la disección produciéndose una insuficiencia aórtica secundaria, y ésta puede ser corregida fácilmente, se prefirió la re-suspensión valvular con todas las ventajas de dejar una válvula nativa. Para ello las valvas deben estar intactas y la insuficiencia ser leve a moderada, ya que en pacientes con insuficiencia severa la probabilidad de insuficiencia residual de grado importante es alta. Pessoto y colaboradores en Italia (35) practicaron preservación de la válvula en 99 pacientes, 68 no tenían insuficiencia aórtica o era mínima en la evaluación preoperatoria y 31 presentaban un grado severo de la misma. Ellos encontraron que en siete pacientes del primer grupo (10%) y en 12 (39%) del segundo grupo, se desarrolló insuficiencia aórtica moderada a severa con un promedio de seguimiento de 4 ± 3,6 años y que el hecho de identificar una insuficiencia aórtica de grado moderado a severo en la evaluación prequirúrgica, era un factor de riesgo significativo para el desarrollo de insuficiencia postoperatoria. Harringer y colaboradores (36) en Hannover utilizaron una técnica de reimplante de la válvula nativa dentro del tubo de dacrón para corregir la ectasia ánulo-aórtica y la dilatación de la unión sino-tubular (11 de sus pacientes con disección aórtica) y con un promedio de seguimiento de 65 meses sólo tuvieron que practicar 4% de cambios valvulares por insuficiencia progresiva de la válvula. Recientemente, se ha empleado la técnica de Sparing (37) para preservar la válvula y la anatomía de la unión sino-tubular. Sin embargo, hemos utilizado está técnica únicamente en pacientes con ectasia ánulo-aórtica, ninguno de ellos con DAA, pero al parecer es promisoria su utilización en pacientes con esta entidad (38). A pesar de lo anotado, sólo se logró preservar la válvula en 40 (21,05%) de los pacientes, fallando la misma en dos de ellos que cursaban con insuficiencia severa; en el primero fue necesario practicar reemplazo sin complicación posterior, pero en el segundo fue necesario reemplazar por tubo valvulado con la muerte posterior del paciente. En 116 pacientes se practicó cambio de la válvula aórtica ya por prótesis valvular o por tubo valvulado (97 pacientes) sin que hubiera fallas técnicas debidas al reemplazo valvular. Perfusión cerebral retrógrada Se utilizó en 29 (15,26%) pacientes. Durante el período de PCT se colocó una cánula en la vena cava superior, por medio de la cual se perfundió el sistema nervioso central de manera retrógrada con el objetivo de disminuir la tasa de complicaciones neurológicas que lleva consigo la ausencia de flujo cerebral aún bajo condiciones de hipotermia (39). Ya ha sido considerada por otros autores, la utilidad de la perfusión cerebral en intervenciones del arco aórtico (40, 41), demostrándose una disminución de la morbilidad y de las secuelas neurológicas, especialmente cuando los tiempos de paro circulatorio total se hacen mayores de 30 minutos. Considerando la complejidad del reparo distal de la disección, cada vez que hay que hacer un procedimiento que demande tiempo, preferimos acudir a esta técnica. Mortalidad Como anotamos, siete (3,68%) pacientes fallecieron durante el acto quirúrgico, generalmente pacientes muy comprometidos que tenían una catástrofe ya fuera por ruptura de la aorta o por choque hemorrágico. Éstos pacientes fueron incluidos en el presente análisis -que no es reportado por otros grupos- para dar valor a la severidad de la entidad. De los restantes 183 pacientes, 15 (7,89%) fallecieron igualmente en la intervención debido a que no fue posible desconectarlos de circulación extracorpórea ya por falla ventricular o por sangrado no controlable, y 35 (18,42%) pacientes fallecieron durante el primer mes post-operatorio que corresponde a la cifra citada por los diferentes grupos. La mayoría de nuestros pacientes ha sido intervenida con técnica abierta (botones) con resultados satisfactorios y sin que esto conlleve una tasa elevada de mortalidad por sangrado. En una publicación de Niederhauser y colaboradores (Suiza) (42) en donde se compara la técnica abierta con la técnica de inclusión, se encontró una mortalidad de 16% relacionada con la técnica abierta de frente a 31% con la técnica cerrada (p=0,0154), considerándose por lo tanto como el método de elección dejando la posibilidad de utilizar la técnica de inclusión sólo cuando se considera elevado el riesgo de sangrado. Vol. 10 No. 5 ISSN 0120-5633 Revista Colombiana de Cardiología Marzo/Abril 2003 Entre 1978 y 1995, Sabick y colaboradores en The Cleveland Clinic Foundation (43), reportan una mortalidad de 14% en pacientes intervenidos por DA aguda o crónica, incluyen estrategias quirúrgicas similares a las nuestras, pero como se describe, consideran 73 pacientes (54%) con disección crónica. Muerte intraoperatoria Los siete pacientes que fallecieron al iniciar la intervención lo hicieron por hemorragia exanguinante debido a la ruptura de aorta ya a la cavidad torácica o a la cavidad pericárdica o por sangrado masivo preoperatorio. En forma llamativa, en todos estos pacientes el sitio de ruptura de la íntima se encontraba en la aorta ascendente, mientras que el sito en donde se rompió la aorta en cinco de ellos se encontraba en otra localización. Esto contrasta con el concepto de que el sitió más frágil de la pared aórtica, debido a necrosis se corresponde con el lugar en donde ocurrió la laceración de la íntima (24). Más bien parece que el sitio más frecuentemente involucrado se encuentra en la aorta distal en donde la pared tiene características hemodinámicas diferentes cuando se compara con la aorta ascendente. Consideramos que en todos nuestros pacientes la ruptura de la pared libre ya había ocurrido, pero se hizo evidente durante la cirugía dada la descompresión de las cavidades torácica y pericárdica con la consiguiente exanguinación dada la dificultad de control y reposición adecuada de sustitutos sanguíneos. Dentro del análisis multivariable, cuando se comparó este grupo con los otros dos grupos de mortalidad y los sobrevivientes, se observó que los pacientes de este grupo son de más edad, dentro de los antecedentes son hipertensos y tienen historia de cirugía cardíaca previa, todos presentaban ruptura en la aorta ascendente y un porcentaje importante llegó con taponamiento cardíaco. A pesar de esto, no se pudo demostrar una diferencia significativa como se observa en las Tablas 6, 7 y 8. Este grupo de pacientes fue el que presentó mayor proporción complicaciones preoperatorias, lo que lo señala como un riesgo de aumento de mortalidad pero igualmente sin significancia estadística. Santini y colaboradores (44) reportan un estudio en el que incluyen 122 pacientes sometidos a reparo de urgencia de una DAA y encuentran una mortalidad de 40% para el grupo de pacientes que ingresan con complicaciones preoperatorias, comparado con 6% cuando no se presentan. 253 Falla para salir de bomba En 13 pacientes de este grupo (86,7%) la muerte fue debida a falla ventricular o del VI y en 2 (13,3%) a sangrado no controlable. De igual manera, este grupo de pacientes tiene mayor incidencia de historia de hipertensión arterial cuando se compara con los otros grupos, pero encontramos otras diferencias (Tablas 6, 7, 9 y 10 - Figura 4): cuando se compara con el grupo de sobrevivientes hay mayor incidencia de laceración en el cayado aórtico (sin embargo con p=0,304), mayor compromiso de las arterias coronarias (p=0,023) lo que trae como consecuencia directa compromiso isquémico miocárdico (causa de muerte) y la necesidad de realizar procedimientos más complejos de revascularización (ej.: técnica de Cabroll). De igual manera, este grupo presentó la frecuencia más alta de revascularización miocárdica. Se consideraron entonces como predictores para la falla de salir de bomba: 1. Compromiso de los ostiums coronarios por la disección. 2. Isquemia miocárdica secundaria. 3. Necesidad de reimplante de coronarias con técnicas complejas. A pesar del compromiso de arco éste fue reemplazado únicamente en 6,7% de los pacientes del grupo. Aunque los tiempos de circulación extracorpórea están prolongados de manera significativa frente a los pacientes sobrevivientes, no se consideró válido este dato debido a que ese período prolongado puede ser consecuencia de la espera intentando desconectar al paciente de la asistencia ventricular. Sin embargo, los tiempos de pinza aórtica si están prolongados (no significativamente) comparándolos con los de los pacientes sobrevivientes; no así el tiempo de paro circulatorio total. Dos pacientes de este grupo fallecieron por sangrado no controlable, en ninguno de ellos consideramos que se tratara de falla técnica, debido a que la hemorragia ocurría a todo nivel. Aunque algunos grupos proponen el uso de pegante histológico (45), nosotros consideramos- como anotamos- que se debe utilizar sólo en casos seleccionados y que su uso no está excento de serias complicaciones (Tabla 11). Mortalidad post-operatoria temprana (30 días) La mortalidad para este tercer grupo fue variable, incluyéndose como causas shock hipovolémico, falla 254 Vol. 10 No. 5 ISSN 0120-5633 Predictores de mortalidad . . . Sánchez y cols. Tabla 6 VALORACIÓN PREOPERATORIA POR GRUPOS DE MORTALIDAD Y SOBREVIVIENTES Grupo 1 Grupo 2 Grupo 3 n % n % n % Sexo Edad Antecedentes Isquemia Neurológico Cardiovascular Masculino 4 Femenino 3 Promedio 61,9 Rango 49-74 DS 10,7 Hipertensión 5 S. Marfán 0 Cirugía 2 Enf. coronaria 0 EPOC 1 Extremidades 1 Medular 0 Abdominal 0 AIT 2 Accidente cerebral 0 Coma 0 Hipotensión 1 Shock 1 Paro 0 Insuficiencia aórtica 3 57,1 42,9 71,4 0 28,6 0 14,3 14,3 0 0 28,6 0 0 14,3 14,3 0 42,9 12 3 55,9 37-77 12,5 11 0 2 1 0 1 0 0 1 0 0 1 1 0 3 80 20 30 5 56,7 23-75 13,1 23 0 8 3 3 1 0 0 5 2 1 5 6 2 18 73,3 0 13,3 6,7 0 6,7 0 0 6,7 0 0 6,7 6,7 0 20 Vivos n 85,7 14,3 % 94 39 52,5 23-87 12,7 75 12 11 5 8 5 0 0 22 2 1 23 14 1 87 65,7 0 22,9 8,6 8,6 2,9 0 0 14,3 5,7 2,9 14,3 17,1 5,7 51,4 70,7 29,3 56,4 9 8,3 3,8 6 3,8 0 0 16,5 1,5 0,8 17,3 10,5 0,8 65,4 Grupo 1: muertes intraoperatorias. Grupo 2: no salen de bomba.Grupo 3: mortalidad postoperatoria hasta 30 días. DS: desviación estándar, EPOC: enfermedad pulmonar obstructiva crónica, AIT: accidente isquémico transitorio Tabla 7 HALLAZGOS QUIRÚRGICOS POR GRUPOS DE MORTALIDAD Y SOBREVIVIENTES Grupo 1 Grupo 2 Grupo 3 n % n % n % Ruptura Taponamiento Disección coronarias Reemplazo aorta Reimplante coronarias Reemplazo arco RVM Resección íntima Válvula Canulación Vivos n % Ascendente Arco Descendente Hematoma Int. Sí Derecha Izquierda T. Recto T. Valvulado Botones Cabroll Ninguno Sí Sí 7 0 0 0 3 0 0 - 100 0 0 0 42,9 0 0 - 13 2 0 0 5 6 3 6 9 9 2 4 1 4 86,7 13,3 0 0 33,3 40 20 40 60 60 13,3 26,7 6,7 26,7 29 4 2 0 8 5 3 14 21 22 1 12 5 5 82,9 11,4 5,7 0 22,9 14,3 8,6 40 60 62,9 2,9 34,3 14,3 14,3 119 8 3 3 26 16 7 66 67 80 3 50 20 15 89,5 6,0 2,3 2,3 19,5 12 5,3 49,6 50,3 60,2 2,3 37,6 15 11,3 Sí Cambio Re suspensión Ninguno Femoral Aorta ascendente - - 2 11 1 3 14 1 13,3 73,3 6,7 20 93,3 6,7 6 22 9 4 32 3 17,1 62,9 25,7 11,4 91,4 8,6 23 83 30 20 118 15 17,3 62,4 22,6 15 88,7 11,3 Grupo 1: muertes intraoperatorias. Grupo 2: no salen de bomba. Grupo 3: mortalidad postoperatoria hasta 30 días. Vol. 10 No. 5 ISSN 0120-5633 Revista Colombiana de Cardiología Marzo/Abril 2003 Tabla 8 RIESGO RELATIVO, INTERVALO DE CONFIANZA Y VALOR DE p, PARA LAS VARIABLES PROBABLES DE INCREMENTO DE MORTALIDAD EN EL GRUPO 1 Variable Riesgo relativo 1,67 2,9 2,63 HTA Antecedente cirugía Taponamiento Edad Promedios de edad: Intervalo de confianza 0,33 0,60 0,61 -1,38 p -8,37 -14,11 -11,27 18,23 0,704 0,202 0,185 0,09 Grupo 1: 61,9 ± 10,75 Sobreviven: 53,6 ±12,8 Tabla 9 RIESGO RELATIVO, INTERVALO DE CONFIANZA Y VALOR DE P, PARA LAS VARIABLES PROBABLES DE INCREMENTO DE MORTALIDAD EN EL GRUPO 2 Variable Riesgo relativo Compromiso del arco Compromiso coronarias 1,93 3,29 Intervalo de confianza 0,48 1,26 p -7,73 8,60 0,304 0,023 Tabla 10 COMPARACIÓN DE TIEMPOS DE CLAMP ENTRE PACIENTES QUE NO SALIERON DE BOMBA (GRUPO 2) Y SOBREVIVIENTES Estadísticos de grupo PAo Mortalidad POP inmediata n Media 1.00 2.00 15 168 91.800 81.8929 Desviación Error tip. tip de la media 19.3287 28.3876 4.9907 2.1902 Estadísticos de contraste PAo U de Mann-Whitney 925.000 W de Wilcoxon 15121.000 Z -1.705 Sig. asintot. (bilateral) .088 a. Variable de agrupación: mortalidad POP inmediata. Tabla 11 TÉCNICA DE CIRCULACIÓN EXTRACORPÓREA POR GRUPOS DE MORTALIDAD Y SOBREVIVIENTES CEC Rango Pinza Paro total Paro circulatorio total Grupo 2 Grupo 3 Vivos Promedio 132-258 199,5 86-310 186,1 64-229 148,6 DS Promedio Rango DS Sí Promedio Rango DS 39,9 91,8 66-126 19,3 12 24,2 18-46 7,5 51,6 98,7 48-186 32 22 25 3-57 12,2 45,2 78,4 21-164 25,1 74 23,5 2-60 2,1 Grupo 1: muertes intraoperatorias. Grupo 2: no salen de bomba. Grupo 3: mortalidad postoperatoria hasta 30 días. CEC: circulación extracorpórea DS: desviación estándar 255 orgánica múltiple, sepsis, shock cardiogénico y otras (Tabla 5). Para este grupo es importante el antecedente de cirugía cardíaca, dentro de ellos cabe mencionar dos pacientes cuya disección se originó por una endocarditis bacteriana en una prótesis valvular, un paciente en postoperatorio inmediato de revascularización miocárdica que presentó disección sobre el puente de vena safena y un paciente con una disección retrógrada por un ductus arterioso corregido en la niñez (p=0,04). También en este grupo hay un aumento de rupturas a nivel del arco o la aorta descendente, lo que hace que los procedimientos sean más complejos y por lo tanto necesiten mayor tiempo de circulación extracorpórea y pinza aórtica, aumentándose la mortalidad como consecuencia secundaria (p=0,04) (Tablas 6, 7, 11 y 12 Figura 5). En este estudio se determinan el antecedente de cirugía cardíaca y la disección iatrogénica por grupo de mortalidad y para los pacientes vivos. Como se observa en las Tablas 13 y 14 hay un marcado aumento del riesgo de mortalidad cuando se tiene antecedente de cirugía previa (17,5% vs. 6,9%) considerándolo como uno de los factores importantes determinantes del pronóstico del procedimiento (p=0,01), que consideramos se debe a la dificultad técnica que revisten estos pacientes. Schepens y colaboradores en Holanda (17) encuentran el antecedente de cirugía previa como uno de los factores de muerte hospitalaria en 134 pacientes reoperados, entre ellos 3% con DAA. Mientras que Luciani y colaboradores en Verona (42) determinan como un predictor de mortalidad al antecedente de cambio valvular aórtico (p=0,005). En cuanto a las disecciones iatrogénicas (Tabla 15), los dos pacientes en quienes éstas se presentaron posteriores a revascularización miocárdica, fallecieron; mientras que en los dos pacientes en quienes éstas ocurrieron posteriores a un cambio valvular, no sucedió. Esto nos hace suponer, que además de las consecuencias propias de la disección, el hecho de acompañarse de un evento isquémico cardíaco en el primer grupo es un factor que influencia la mortalidad operatoria. De manera llamativa todos los pacientes con síndrome de Marfán sobrevivieron (Tabla 6), lo que contrasta con lo reportado en la literatura, considerándose elevada la mortalidad cuando hay que intervenir estos pacientes como urgencia. Recientemente, Goott (46) en un estudio involucrando pacientes con síndrome de Marfán en quienes se reemplazó la raíz aórtica, recomienda el Vol. 10 No. 5 ISSN 0120-5633 Predictores de mortalidad . . . Sánchez y cols. 256 reemplazo electivo para disminuir la mortalidad ya que cuando estos pacientes (n=103) son llevados a cirugía de emergencia, la mortalidad se eleva desde 1,5% hasta 11,7%. Además, encuentran que cerca de la mitad de los adultos con síndrome de Marfán intervenidos por una disección aórtica aguda, tienen un diámetro de la raíz mayor de 6,5 cm y por lo tanto en ellos estaría indicado el reemplazo de una manera electiva. Conclusiones La disección aórtica aguda (DAA) es una entidad compleja, con un elevado riesgo de morbilidad y mortalidad (43, 47). Cuando se presenta, rápidamente pueden aparecer complicaciones y el pronóstico manejado inadecuadamente, es fatal (12). Se revisó nuestra experiencia de 18 años en el manejo de DAA con compromiso proximal siendo todos estos pacientes candidatos de tratamiento quirúrgico para evitar de esta manera la alta mortalidad en las fases aguda y subaguda. Entre nuestros 190 pacientes, las características demográficas no son diferentes de las citadas en otros estudios (12, 16-20), como tampoco los signos y síntomas en el momento del ingreso del paciente. Nuestra experiencia hasta el momento la conforman algo más de 200 pacientes intervenidos con diagnóstico Tabla 12 RIESGO RELATIVO, INTERVALO DE CONFIANZA Y VALOR DE p, PARA LAS VARIABLES PROBABLES DE INCREMENTO DE MORTALIDAD EN EL GRUPO 3 Variable Riesgo relativo Antecedente de cirugía Disección B 2,15 2,16 Intervalo de confianza 1,11 1,09 -4,15 -4,30 p 0,04 0,04 Tabla 13 ANTECEDENTES DE CIRUGÍA CARDÍACA Muertos Grupo 1: CVAo Grupo 2: RVM Grupo 3: CVAo CVAo (Endocarditis) CVAo (CVI) RVM DAP Vivos CVAo RVM Corrección DA n % (10/57) 2/7 1/15 2/35 2/35 1/35 1/35 1/35 (9/133) 5/133 2/133 2/133 17,5 28,6 6,6 5,7 5,7 2,9 2,9 2,9 6,8 3,6 1,5 1,5 Tabla 14 RIESGO RELATIVO, INTERVALO DE CONFIANZA Y VALOR DE p, PARA LAS VARIABLES PROBABLES DE INCREMENTO DE MORTALIDAD EN EL GRUPO TOTAL Variable Riesgo relativo HTA Edad Antecedente de cirugía Taponamiento Ruptura en el arco Intervalo de confianza 1,44 0,90 -8,61 1,22 0,86 0,77 1,94 1,37 1,48 -2,33 -0,677 -3,08 -2,17 -2,83 p 0,120 0,022 0,01 0,204 0,276 Tabla 15 DISECCIONES AÓRTICAS IATROGÉNICAS POR CIRUGÍA CARDÍACA Muertos Grupo 2: RVM Grupo 3: RVM Vivos CVAo n % (2/57) 1/15 1/35 (2/133) 2 3,5 6,6 2,9 1,5 1,5 de disección aórtica aguda. Este informe incluye los primeros 190 de manera consecutiva, utilizando resuspensión valvular y reemplazo de la aorta ascendente con injerto recto de dacrón cuando los senos coronarios no están comprometidos y la válvula es susceptible de reparo, reemplazo valvular y tubo recto cuando los senos aórticos están respetados, y reemplazo con tubo valvulado y reimplante de arterias coronarias con técnica de Bental clásico o técnica abierta. El manejo distal de la disección se hace con reemplazo de aorta ascendente, reemplazo extendido al arco aórtico y reemplazo total del arco con anastomosis proximal a la arteria subclavia izquierda o dejando una prótesis a manera de trompa de elefante. La mortalidad para nuestros pacientes (18,4%) está dentro de los márgenes permitidos para este tipo de entidad, y el número de complicaciones está relacionado con el riesgo de mortalidad postoperatoria. Preferimos la técnica abierta y el reimplante con técnica de botones frente a la técnica de inclusión, ya que con ella se obtuvo menor morbimortalidad y el menor número de complicaciones a largo plazo. Dentro de la mortalidad temprana (intraoperatoria) consideramos como determinantes la historia de hipertensión arterial, antecedente de cirugía cardíaca previa, origen de la disección en la aorta ascendente y presencia de taponamiento cardíaco. Aunque los riesgos relativos son elevados, tal vez por el tamaño de la muestra el valor de p no es significativo (Grupo 1). En el grupo que no se puede retirar de circulación extracorpórea: Vol. 10 No. 5 ISSN 0120-5633 Revista Colombiana de Cardiología Marzo/Abril 2003 257 Figura 2. Intervalo de confianza del 95% para distribución por edad en pacientes que sobreviven y fallecen. Figura 5. Antecedente de cirugía en pacientes del grupo 3. Figura 3. Antecedente de cirugía en pacientes que sobreviven o fallecen (todos los grupos). Figura 6. Mortalidad por tipo de disección según clasificación de Stanford. 1. Mayor número de ruptura a nivel del cayado (procedimiento más dispendioso). 2. Compromiso de los ostiums coronarios por la disección. 3. Isquemia miocárdica. Figura 4. Incidencia de compromiso de arterias coronarias en pacientes del grupo 2. 4. Necesidad de técnicas complejas de reimplante (Cabrol). 258 Predictores de mortalidad . . . Sánchez y cols. Dentro del tercer grupo (mortalidad postoperatoria): 1. Antecedente de cirugía cardíaca. 2. Antecedentes de disección iatrogénica por revascularización miocárdica. 3. Mayor número de procedimientos complejos. El tiempo de paro circulatorio total no estuvo relacionado con la mortalidad (Figuras 2, 3, 4, 5 y 6). Vol. 10 No. 5 ISSN 0120-5633 7. Miller DC, Stinson EB, Oyer PE, et al. Operative treatment of aortic dissection: experience with 125 cases over a sixteen-year period. J Thorac Cardiovasc Surg 1979;79:365-71. 8. Svensson LG, Crwford ES. Aortic dissection and aortic aneurysm surgery: clinical observations, experimental investigations, and statistical analyses. Part III. Curr Probl Surg 1993;30:1-172. 9. Daily PO, Trueblood W, Stinson EB, et al. Management of acute aortic dissection. Ann Thorac Surg 1970;10: 237-47. 10. Svensson LG, Crawford EJ. Aorctic dissection and aortic aneurysms, clinical observations, experimental investigations and statistical analyses. Part IV. Curr Probl Surg 1992;29:915-1057. 11. Svensson LG, Crawford ES, Hess KR, et al. Dissection of the aorta and dissecting aortic aneurysm: Improving early and long term surgical results. Circulation 1990;82 (Supp IV): 24-38. Consideramos importante nuestra experiencia, pero las cifras de morbimortalidad son aún muy altas, como los son a nivel mundial. Uno de los aspectos importantes es reforzar el concepto que el médico debe tener en cuenta la disección aórtica aguda como uno de los diagnósticos diferenciales de dolor torácico y aún en patologías de otra índole, como son el deterioro neurológico súbito. Con un diagnóstico más temprano tal vez podamos ofrecer una mejor oportunidad a nuestros pacientes. No sabemos, pero muy probablemente muchos pacientes con disección aórtica no son remitidos oportunamente, y por ello la mortalidad prehospitalaria debe ser elevada como ya fue analizado en el IRAD. Aún nos queda un número importante de ayudas tecnológicas por aplicar, como son el uso de injertos ramificados, xenoinjertos, combinación de procedimientos con colocación de stents y usos rutinarios de perfusión cerebral retrógrada o anterógrada selectiva para mejorar la protección del sistema nervioso central (48, 49). 12. Hagan PG, Nienabaer ChA, Isselbacher EM, et al. The International Registry of Acute Aortic Dissection (IRAD). New insights into an old disease. JAMA 2000;283: 897-903. La disección aórtica aguda es una entidad catastrófica y como tal, el presente estudio nos sitúa en un frente de investigación para manejarla cada vez mejor y ofrecer una mejor alternativa a nuestros pacientes, objeto final de nuestra labor. 23. Miller DC, Mitchell RS, Oyer PE, et al. Independent determinants of operative mortality for patients with aortic dissections. Circulation 1984;70(Supp I): 153-64. Bibliografía 27. Bingley JA, Gardner MA, Stanford EG, et al. Late complications of tissue glues in aortic surgery. Ann Thorac Surg 2000; 69(6):1764-68. 1. Morgani GB. De sedibus et causis morborum per anatomen indagatis libri quinque. Cited by Dailer S. Dissecting aneurysm of the aorta. Arch Pathol 1942;33:704. 2. Laennec RT. De l’auscultations mediate, ou traité du diagostic des maladies des poumons et du Coeur, fondé principalement sur ce nouveau moyen d’exploration. Paris: JA Brosson & JS Chaude 1819;2:411. 3. Edmunds LH. 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