Que la lucha sea por la niñez – Agencia Pandi

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Este reportaje fue posible gracias a los aportes de Free Press Unlimited, War Child, USAID, OIM y Aldeas Infantiles SOS.
Su contenido es responsabilidad de la Agencia PANDI y no necesariamente refleja las opiniones de estas organizaciones.
12 de febrero, Día internacional contra el reclutamiento y la utilización de niños, niñas y adolescentes por parte de los
grupos armado ilegales.
Que la lucha sea por la niñez
En este reportaje quiero llamarme Águila porque es un animal con el que me identifico. El Águila, cuando está
grande se va a una montaña muy lejana y allí cambia todas sus plumas y se quita las garras y vuelve a nacer. Y
así me siento yo. Solo necesitaba una oportunidad para tener una nueva vida en la sociedad 1.
 “Esta es una realidad que convoca a toda la sociedad en la construcción de esa Colombia que
queremos para nuestros niños y nuestras niñas, porque tienen derecho a vivir en paz y porque Soñar
con la Paz es un Derecho”. Juan Manuel Luna, Coordinador del Programa Migración y Niñez de la OIM.
 El 78% de los niños y de las niñas que han estado vinculados a grupos al margen de la ley, aseguraron
haber enfrentado situaciones en las cuales sintieron que podrían perder la vida 2.
 Más del 70% de las niñas que han estado vinculadas a grupos al margen de la ley, iniciaron su vida
sexual antes de los 14 años3. Esto implica que fueron víctimas de abuso sexual en los grupos armados o
en sus familias.
“Nunca volvería a la violencia porque todos mis Sueños quedaron truncados. Ahora solo quiero ayudar
para que a nadie más le pase, si yo hubiera tenido una sola oportunidad no hubiera tenido que vivir
tantos horrores y tanto dolor que aún cargo”. ‘Águila’.
Bogotá D.C. febrero 2015. En un ambiente que camina hacia la paz, este jueves 12 de febrero se conmemora
el Día internacional contra el reclutamiento y la utilización de niños, niñas y adolescentes. Colombia como el
único país de América que enfrenta este delito, debe analizar no solo el fenómeno sino las causas del mismo y
las responsabilidades de las familias, el Estado y la sociedad, entendida como escuela, empresas, comunidad,
en la inclusión social y participación de estos niños, niñas y adolescentes que se han desvinculado, para la
construcción del país que tenemos Derecho a Soñar.
Según la Unidad para la Atención y Reparación de las Víctimas, hasta el 01 de noviembre de 2014, se han
registrado 7.7224 niños, niñas y adolescentes víctimas reclutamiento por parte de grupos armados ilegales.
Por su parte, la Defensoría del Pueblo resalta que, cada mes, 10 menores de edad son víctimas de este delito.
1
La persona que entregó este testimonio hizo parte de un grupo armado ilegal cuando aún era menor de edad. Por cuestiones de
seguridad se ha omitido la verdadera identidad del personaje.
2
Estudio de caracterización de los niños, niñas y adolescentes desvinculados de grupos armados al margen de la ley y bandas
criminales entre 2007 y 2013 en Colombia. Universidad Nacional de Colombia y UNICEF.
3
IBID 1.
4
Estos reportes se realizan desde el año 1985, es decir, 14 años antes de que el programa del ICBF existiera. Es por ello que hay una
diferencia significativa entre ambos registros.
Este reportaje fue posible gracias a los aportes de Free Press Unlimited, War Child, USAID, OIM y Aldeas Infantiles SOS.
Su contenido es responsabilidad de la Agencia PANDI y no necesariamente refleja las opiniones de estas organizaciones.
Y aunque son reportes oficiales, en la realidad no es factible precisar el número de menores reclutados, ya que
aún hay un sub-registro de esta problemática debido a causas como: estar en zonas apartadas, temor a
denunciar y desconocimiento sobre los procesos de reintegración. Lo cierto es que más de 5.600 niños y niñas
han sido recuperados y atendidos por el Programa de Atención Especializada del Instituto Colombiano de
Bienestar Familia (ICBF).
Pero hoy, más allá de querer hacer un recuento de niños y
niñas, y de sus vulneraciones, se quiere llamar la atención
sobre los entornos de protección de la niñez que deben
ser fortalecidos, para evitar que este grupo de la
población vea la violencia como una opción de vida.
Sin embargo, el reclutamiento se relaciona también con la
presencia de grupos armados al margen de la ley que
controlan incluso el ingreso de alimentos y de agua, y
donde el hecho de que sean vinculados a la guerra se
relaciona con la supervivencia, pues se encuentra la vida
de toda la familia en riesgo.
Es necesario firmar la PAZ en familia
“La familia debe ser el entorno donde los niños, las niñas y
los adolescentes se sienten protegidos, reconocidos y
valorados, donde desarrollan su personalidad, donde
aprenden a relacionarse. Si la familia es ese entorno los
niños y las niñas van a poder tomar decisiones con más
tranquilidad teniendo en cuenta el ambiente en el que
están”, resalta Ángela Rosales, directora nacional de
Aldeas Infantiles SOS.
“Esto me quedó…
y ¿qué me ofreces tú?”
Algunos de los niños y de las niñas que fueron
reclutados por grupos armados ilegales,
contaron algunas de las consecuencias que les
dejó el haber sido víctimas de reclutamiento:
 Estar alejado de mi familia.
 No puedo volver donde vivía.
 Tengo problemas con los grupos y con la
ley.
 Casi me matan.
 Las personas me discriminan.
 Malos recuerdos.
 Perdí tiempo allá.
 No pude estudiar.
 Mi familia está en peligro.
 Uno sale con enemigos.
 Mi familia se tuvo que desplazar.
 PERDÍ MI LIBERTAD.
Ahora el llamado es a reconciliarnos y decirles
qué les ofrecemos como empresas, familias,
academia, es decir, como sociedad.
La directora de esta organización, plantea promover la
democracia familiar, como una forma en la que los niños, las niñas y los adolescentes tienen participación, son
reconocidos, ayudan a construir las normas de convivencia, que además contribuyen a su propia formación y
cumplimiento de responsabilidades, promocionando que sus derechos sean cumplidos y respetados, y sus
posibilidades de desarrollo sean apoyadas, todo esto atravesado con un componente muy importante: el
amor. Si esto se logra, se establecen redes de protección que previenen que situaciones como estas sigan
sucediendo.
El núcleo de la sociedad tiene serias averías y se ha convertido para muchos en el espacio de la violencia. Por
ello, una de las primeras firmas de la paz debe darse en la mesa del comedor.
Este reportaje fue posible gracias a los aportes de Free Press Unlimited, War Child, USAID, OIM y Aldeas Infantiles SOS.
Su contenido es responsabilidad de la Agencia PANDI y no necesariamente refleja las opiniones de estas organizaciones.
Según el más reciente ‘Estudio de caracterización de los niños, niñas y adolescentes desvinculados de grupos
armados al margen de la ley y bandas criminales entre 2007 y 2013 en Colombia’ 5, los menores de edad
describen el entorno familiar donde vivían antes de ser reclutados, como un espacio en el que se dan
diferentes tipos de violencia y abandono, y en los cuales el maltrato es el patrón normal de crianza. El 35,8%
de ellos, ha presentado situaciones de abandono, negligencia, maltrato físico y/o psicológico. Los
entrevistados afirman que estas situaciones impulsaron su salida hacia los grupos armados ilegales.
Más del 70% de los niños y de las niñas reclutados dicen haber iniciado su vida sexual antes de los 14 años, lo
que está tipificado como abuso ya que en el Artículo 208 del Código Penal, se establece que “El que acceda
carnalmente a persona menor de catorce (14) años, incurrirá en prisión de doce (12) a veinte (20) años”. Según
el Estudio, si la edad promedio de vinculación está en los 13,8 años, quiere decir que la mayoría de la veces,
esta iniciación violenta sucedió posiblemente, en su entorno social y familiar, lo que tal vez podría ser un
detonante para su vinculación.
“En mi casa había pobreza, a veces se comía a veces no. Éramos 11 hermanos y mi papá me quería mucho...
Pero voy a contarle por qué me vincule (Águila pide una pausa para retomar fuerzas). Mi tío por parte de mi
mamá abusaba de mí desde los 9 años. Mi mamá no me creía y después me decía que yo era la culpable. No le
conté a mi papá porque me daba miedo de que mi tío lo matara. Y como a los 12 yo me fui para buscar
venganza”.
– ‘Aguila’
Pero este no es solo el panorama de los que terminaron en un grupo ilegal. Cada año el Instituto Nacional de
la Medicina Legal registra más de 17.000 casos de violencia sexual en los que la víctima fue un menor de edad.
El 80% ocurre en el entorno familiar. Por maltrato intrafamiliar a niños y niñas se registran anualmente más
de 10.000 casos.
“Brindar amor, compartir con los niños y las niñas, jugar con ellos, comprenderlos, ser un buen ejemplo a
seguir, dar respeto y garantizar cada uno de los derechos de la niñez, de la manera más adecuada, son
responsabilidades de quienes hacen parte del núcleo familiar de
cada niño para que cuente con las herramientas necesarias para su
Entre 2008 y 2012, hubo al menos
formación”, afirma Ángela Rosales, directora nacional de Aldeas
48.915 casos de menores de 18 años
Infantiles SOS.
víctimas de violencia sexual: 41.313
Los primeros ejercicios de diálogo y de resolución de conflictos se
dan y aprenden en el modelo familiar, y si tenemos familias que
resuelven los problemas con castigos físicos, psicológicos y
humillantes, el niño o la niña está aprendiendo ese comportamiento
que replicará en la escuela, en el parque y con sus propios
hermanos.
5
IBID 1
niñas y 7.602 niños, donde el
presunto perpetrador fue un actor
armado. Según el informe “Que
dejen de cazar a las niñas y los
niños”. Defensoría del Pueblo.
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Este reportaje fue posible gracias a los aportes de Free Press Unlimited, War Child, USAID, OIM y Aldeas Infantiles SOS.
Su contenido es responsabilidad de la Agencia PANDI y no necesariamente refleja las opiniones de estas organizaciones.
De darse un entorno familiar conflictivo, como el que los niños y las niñas que han sido reclutados por los
grupos armados ilegales, referenciaron haber vivido, este pilar en la vida de la niñez, puede pasar a
convertirse en un factor expulsor que facilite la vinculación de los menores de edad a grupos ilegales, pero
también a pandillas, a espacios que fomentan el consumo de sustancias psicoactivas, a la vida en calle, entre
otros. Ya que las dificultades en el ámbito familiar, representan una de las causas de la salida de los menores
de edad hacia espacios poco seguros y sin garantía de derechos.
La PAZ también se firma en los salones de clase
¿La universidad? Debería recibirnos por
amor, porque nosotros nos comprometimos
con la paz y las universidades deberían
estar convencidas como nosotras de que la
paz puede ser real. Afirma Esperanza, otra
gran mujer que invierte todo su salario y
asegura que “no me queda ni para los
pasajes, pero esta vez no voy a abandonar
mis sueños”. Fue reclutada por un grupo
armado ilegal cuando era menor de edad.
El espacio escolar tampoco registra ser el ámbito en el que
pudieron desarrollarse plenamente. Los niños, las niñas y los
adolescentes desvinculados entrevistados en el Estudio de
caracterización mencionado anteriormente, manifiestan que el
principal motivo para abandonar la escuela fue el ingreso a los
grupos al margen de la ley. Así mismo, refieren causas como
que no les gustaba estudiar o se vieron obligados a trabajar
para obtener ingresos económicos, entre otros. Es decir, la
escuela no ejerce un papel de motivación para la permanencia
de los menores de edad en este entorno.
“En la escuela éramos muchos chinos, quedaba como ahora y
media de la finca y todos éramos pobres, yo estudiaba con los cuadernos que dejaba mi hermana porque iba
un año más adelante. Y lo que recuerdo es que solo tenía un profesor y me dio una paliza”, relata Águila.
Según el mismo estudio el 72,8% de los menores de edad
atendidos por el ICBF, había cursado o estaba matriculado
entre primero y quinto grado de básica primaria. Las cifras
indican que menos del 1% culminó el proceso educativo. El
último grado de primaria se ve como un momento
decisivo: o continúa con el proceso escolar o da un paso
hacia la vinculación a grupos al margen de la ley.
Aseguró haber cursado hasta primer grado (7,5%), segundo
(7,9%), tercero (12,9%), cuarto (13,3%) y quinto (25%). En
cuanto a los niveles de educación básica secundaria, cursó
hasta sexto (16,6%) séptimo (5,4%), octavo (3,7%), noveno
(5,4%), décimo (0,4%) y undécimo (0,8%)6.
6
IBID
Art. 63 del Protocolo Facultativo a la
Convención sobre los Derechos del Niño
relativo a la Participación de Niños en los
Conflictos Armados, establece: “Los Estados
Partes tomarán todas las medidas posibles,
para que las personas que estén bajo su
jurisdicción y hayan sido reclutadas o
utilizadas en hostilidades en contradicción del
presente Protocolo sean desmovilizadas o
separadas del servicio. De otro modo, de ser
necesario, los Estados Partes presentarán a
esas personas toda la asistencia conveniente
para su recuperación física y sicológica y su
reintegración social”.
Este reportaje fue posible gracias a los aportes de Free Press Unlimited, War Child, USAID, OIM y Aldeas Infantiles SOS.
Su contenido es responsabilidad de la Agencia PANDI y no necesariamente refleja las opiniones de estas organizaciones.
“Para que haya una verdadera paz, el proceso de reintegración tiene que ayudarnos individualmente. Yo
estudié hasta 4 de primaria. Necesitamos maestros especialmente formados para nosotros porque salimos sin
saber casi nada. Y sin educación… imagínese, qué vamos a hacer”, afirma ‘Águila’.
“La inclusión social, para que culmine con reconciliación debe asumir el reto de formar a todos esos
adolescentes que dejaron la escuela y que sin educación de calidad y pertinencia no tendrían una clara
oportunidad competitiva ni acceso a un trabajo decente, que le dé un giro positivo al proyecto de vida que
quieran Soñar”, resalta Ximena Norato, directora de la Agencia PANDI.
Pero no hay paz sin que la diversidad sea incluida. Solo el 11,3% de los indígenas acceden a la secundaria y el
8,1% a la educación media. Del análisis a la situación de los menores de edad que han estado vinculados a
grupos al margen de la ley, podría también inferirse esa relación entre la deserción escolar y la vinculación a
los grupos armados al margen de la ley, así: la población indígena es el 3% de todos los colombianos (y son los
menos educados), y sus niñas y niños son el 14% de las víctimas del reclutamiento.
Las investigaciones sobre la situación de la niñez en Colombia, indican que la temprana deserción implica un
reto para la paz. Según cifras a diciembre de 2013, del Ministerio de Educación Nacional (MEN), la cobertura
educativa en el grado cero es del 59%, en la primaria es del 85%, en la secundaria del 72% (6º a 9º) y en la
educación media del 39%. Estas cifras, evidencian que el panorama de cobertura escolar es más escaso para
los niños que se encuentran en la primera infancia y en la adolescencia.
Las estadísticas nacionales son claras en mostrar un temprano abandono de las aulas, y a la escuela como un
entorno débil para mantener a los niños, niñas y adolescentes motivados. La educación colombiana debe ser
adaptada a nuestras realidades múltiples: niños extra-edad, enfoques pertinentes, etno-educación, maestros
bien formados con salarios justos y a tiempo, podrían coadyuvar a incrementar la permanencia y con ellas las
oportunidades de desarrollo, de educación superior, de acceso a un trabajo formal y por ende al Sueño de
vivir en un país equitativo y en paz.
¿Cuál es nuestra oferta de reconciliación?
Ya se ha visto como los entornos adversos en los que millones de niños y niñas de Colombia crecen, pueden
terminar en la aceptación de una “oferta” de guerra, como única oportunidad. Ahora bien, desde un análisis
de PANDI se pregunta, ¿cuál es la contra-oferta de estas sociedad que Sueñan con la Paz? ¿Cuál es el
compromiso que cada persona en su calidad de empresario, maestro, periodista, madreo o padre, asume?
¿Cuántos se comprometerían para lograr la Paz?
Frente a este panorama, se hace un llamado a analizar si cada uno de los entornos en los que convivirán los
niños y las niñas que salgan de los grupos armados ilegales, están preparados para vivir este proceso y sobre
todo para recibirlos, para darles la bienvenida y ofrecerles oportunidades reales.
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“Es necesario entender que un niño que ha sido obligado a vivir en un ambiente de guerra, que sus años de
desarrollo fueron afectados negativamente por estar vinculado a una situación de violencia, empuñando un
arma, necesita ayuda para superar ese contexto que no eligió. La familia debe reconocer esa dificultad en la
que está ese niño o esa niña, para ayudarle a recuperar su infancia, a superar la situación de violencia en la
que estuvo y para poder participar normalmente como cualquier ciudadano de la sociedad”, resalta Rosales.
“El hecho de que se establezca el fin de este conflicto no implica que no existan otros riesgos, los estudios
internacionales y los análisis de los procesos en otros países, muestran que se debe ser cuidadoso frente a la
emergencia de otros actores armados y nuevos riesgos por lo que no se puede bajar la guardia”, explica Juan
Manuel Luna, Coordinador del Programa Migración y Niñez de la Organización Internacional para las
Migraciones (OIM).
Retos en la construcción de una PAZ duradera y sostenible
Si se suscribiera un acuerdo de Paz para la terminación del conflicto, Colombia como Estado, sociedad y
conjunto de familias tiene en sus manos el camino que tomarán los procesos de reintegración e inclusión
social. Es necesario re evaluar la manera en que serán recibidos y acogidos en condiciones de dignidad,
reconciliación y perdón, para lograr un proceso exitoso.
Desde la escuela: Como se ha visto, los adolescentes necesitan programas de formación diferentes a los
ofrecidos por el sistema educativo, pues están en extra-edad y abandonaron las aulas, en algunos casos, varios
años atrás. Por lo tanto, el MEN y las Secretarías de Educación deben diseñar programas de calidad y con
pertinencia, además de contar con excelentes y motivados maestros.
Desde la universidad: Estos niños y niñas tienen sueños y la oferta educativa que se les plantea, no siempre
les ayuda a alcanzar su meta, ellas y ellos, tiene derecho a Soñar con ser periodistas, doctoras, ingenieros o
abogados. Se debe analizar la posibilidad de contar con becas integrales en las universidades públicas y
privadas. Esto implica una manutención: libros, ropa y comida que les permita desarrollar todas las actividades
como cualquier otro estudiante.
Desde la empresa: La generación de empleos formales y bien remunerados permitirá que estas personas
puedan volver a Soñar con un proyecto de vida en el que exista para ellos y para sus familias seguridad
alimenticia, educativa y sobre todo, un entorno garante de derechos.
Desde la recreación: La posibilidad de dedicar el tiempo libre en actividades deportivas y culturales, que les
permitan, además de reconocer sus habilidades en estas áreas, conocer y compartir en espacios sanos de
recreación, es una oportunidad para Soñar con un presente lleno de opciones y oportunidades.
“Se trata de crear esas condiciones para que los niños y las niñas que regresan como ciudadanos, también se
comprometan a participar en el desarrollo del país. Todos debemos actuar con solidaridad y con afecto,
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preocupándonos por la niñez y por su bienestar. La familia, el Estado y la sociedad deben resolver los
problemas de la niñez ahora y aportar a construir un país en paz”, afirma Juan Manuel Luna.
“Los empresarios podrían darnos libros, becas, un computador. Y prepáranos para el mundo laboral. Por
ejemplo que nos ayuden a tener una cooperativa. Ellos son empresarios y saben cómo tener éxito. A mí me
dieron un curso de ‘gallinas’ y luego nos montaron un galpón y se nos murieron, no supimos cómo hacer ese
emprendimiento,” comenta ‘Águila.
‘Águila’ también considera que una manera de construir la paz, “Sería con un compromiso de las empresas,
que hicieran capacitación para un trabajo que necesiten dentro de la misma empresa, porque así, sabríamos
hacer bien las cosas. Nosotras necesitamos capacitación y educación, para poder salir adelante. Mejor dicho,
lo que más necesitamos en una oportunidad”.
“En Colombia se ha legitimado la violencia como una manera natural de resolver los conflictos, en tal sentido,
el reto es generar una cultura de paz a través de prácticas cotidianas como el respeto a la vida, la resolución de
conflictos, la no discriminación y el asumir a los niños y a las niñas como sujetos de derecho, en ese momento
se romperá el ciclo de violencia contra ellos”, resalta Gloria Camilo, Gerente de Programas de War Child.
Más panorama en cifras
Desde 1999 a 31 de diciembre de 2014, 5.694 niños niñas y adolescentes desvinculados de los grupos armados
ilegales han sido atendidos por el Programa de Atención Especializado del ICBF y, a pesar de que la gran
mayoría, 2.125 tenían 17 años en el momento de ingresar a este Programa, fueron reclutados desde edades
muy tempranas. La edad promedio de reclutamiento se sitúa en los 13.9 años, pero dentro de los niños y niñas
recuperados desde esa fecha, 3 tenían 9 años, 6 tenían 10 años y 14 tenían 11 años.
Según los testimonios de los niños y de las niñas que han sido recuperados, los departamentos de Antioquia
(11,5%), Caquetá (10,3%), Cauca (10,1%) y Meta (9,5%) fueron los lugares de mayor reclutamiento. En estos
cuatro departamentos se reclutó el 41,4%, de quienes fueron atendidos por el Programa de Atención del ICBF.
Otro dato revelado por el ICBF es que el 90,1% de los niños, las niñas y los adolescentes atendidos por el
Programa hicieron una entrega voluntaria, es decir que se escaparon porque no querían permanecer en los
grupos.
Este reportaje fue posible gracias a los aportes de Free Press Unlimited, War Child, USAID, OIM y Aldeas Infantiles SOS.
Su contenido es responsabilidad de la Agencia PANDI y no necesariamente refleja las opiniones de estas organizaciones.
De la Estrategia “Soñar es un Derecho” históricamente han hecho parte instituciones del gobierno
nacional –como la Consejería Presidencial para los Derechos Humanos, los Ministerios de
Educación y Cultura, el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF), la Agencia Colombiana
para la Reintegración (ACR) y la Defensoría del Pueblo-, de la sociedad civil – como las fundaciones
Mi Sangre, Familia Ayara, Antonio Restrepo Barco y PANDI - y de la cooperación internacional –
como la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), el Banco Mundial,
UNICEF y la OIM.
Con el propósito de fortalecer la Estrategia se está consolidando la unión de esfuerzos con:
Ministerio de Trabajo, Colombia Joven, la Unidad para la Atención y Reparación Integral de las
Víctimas, Secretaría de Integración Social (SDIS) - Estrategia Atrapasueños, Corporación Vínculos,
Coalico, Aldeas Infantiles SOS, Todos por la Educación, Rhayuela Cine, UNFPA, Save the Children,
Mercy Corps y War Child.
Se espera poder contar con más aliados de diferentes sectores para continuar generando acciones
de prevención del reclutamiento y utilización de niños, niñas y adolescentes en Colombia.
*
Mayor información:
Vanessa Acevedo
Periodista
Agencia PANDI
Cel: 3043945164
[email protected]
www.agenciapandi.org
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