la orientación al estudiante de la universidad nacional abierta

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Universidad Nacional Abierta
Dirección de Investigaciones y Postgrado
LA ORIENTACIÓN AL
ESTUDIANTE DE LA
UNIVERSIDAD NACIONAL
ABIERTA
Bermúdez, M. J. (1994, diciembre) La orientación al
estudiante de la Universidad Nacional Abierta
(UNA). Módulo 5: Sistema de Apoyo al Estudiante en la
Modalidad a Distancia pp. 1-13. Caracas: CREAD-UNA
(Compilación con fines instruccionales)
María de Jesús Bermúdez
LA ORIENTACIÓN AL ESTUDIANTE
DE LA UNIVERSIDAD NACIONAL ABIERTA
(U.N.A.)
María de Jesús Bermúdez
Universidad Nacional Abierta
Venezuela
Módulo 5 – CREAD/UNA
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María de Jesús Bermúdez
RESUMEN
El presente trabajo describe, en primer lugar, el marco legal, filosófico/conceptual
y organizacional de la Orientación en la Universidad Nacional Abierta. Continúa con
un análisis de sus aspectos críticos, los cuales han sido clasificados para este fin
como estructurales, funcionales y políticos. Entre los aspectos estructurales, se
analiza la dualidad de líneas de mando" y su repercusión en el desarrollo de los
programas y funciones de Orientación. Entre los aspectos funcionales, se
destacan problemas vinculados con la cobertura de sus distintas áreas, la
multiplicidad de roles y funciones del Orientador, la falta de coordinación entre los
programas de orientación y de asesoría académica, así como de recursos. En
términos de aspectos políticos, se identifican tres etapas de la Orientación en la
UNA, de acuerdo con la relevancia que le han atribuido, y el apoyo brindado por los
equipos directivos a esta función. Por último, se plantean conclusiones que apuntan
hacia la necesidad urgente de una mayor investigación y evaluación, tanto del
modelo como de los programas implantados, y de la influencia del contexto
institucional en la Orientación. Igualmente, se plantean algunas opciones de cambio
a corto plazo, que apuntan hacia una redefinición del rol del Orientador en esta
Universidad.
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INTRODUCCIÓN
Los servicios de apoyo al estudiante de la Universidad Nacional Abierta (UNA)
descansan sobre dos pilares fundamentales: la Asesoría Académica y la
Orientación. La primera consiste en el soporte académico que se ofrece a los
estudiantes, durante su carrera, "de modo que puedan hacer uso apropiado de los
medios disponibles y estrategias instruccionales en el contexto de su situación
particular de aprendizaje" (UNA, 1981); está centrada en el contenido y evaluación
de las asignaturas, siendo impartida por profesionales de diferentes disciplinascónsonas con las carreras de la UNA- a quienes se denomina Asesores
Académicos. La segunda, la Orientación, está dirigida a facilitar los procesos de
incorporación, adaptación y permanencia del estudiante dentro del sistema UNA,
mediante estrategias de información institucional, asesoramiento en la toma de
decisiones, entrenamiento en habilidades y destrezas para el estudio independiente,
asistencia socioeconómica y promoción del uso productivo del tiempo libre. Es
impartida por profesionales de la educación y disciplinas afines, especialistas en
Orientación.
En el presente trabajo se describen las bases legales, conceptuales y
organizacionales de la Orientación en la UNA, así como sus aspectos críticos más
resaltantes, desde la perspectiva estructural, funcional y política. Finalmente, se
enuncian algunas conclusiones y recomendaciones, tendentes a la búsqueda de
soluciones -aún parciales- a los problemas detectados, identificándose la misión
principal de la Orientación, como ayuda al desarrollo personal y social del estudiante
de la Universidad.
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BASES LEGALES, CONCEPTUALES Y ORGANIZATIVAS
La función de Orientación al estudiante de la UNA ha sido considerada desde la creación de esta
Casa de Estudios. Así tenemos, que en el Proyecto de la Universidad Nacional Abierta (1977)
se concibe a la Orientación como un factor importante, tanto para la incorporación del estudiante a la
Universidad, como para el desarrollo de sus actividades de aprendizaje. En tal sentido, se identifican
las principales funciones del Orientador como aquellas vinculadas con la Orientación institucional,
vocacional y/o profesional, académica y educativa.
Posteriormente, en el Reglamento de la Universidad Nacional Abierta (1978), se enmarca a
la Orientación como una función del Subprograma Servicios al Estudiante, el cual tiene, entre sus
atribuciones,"... elaborar los planes y programas de Orientación, acordes con las
características de la Institución y de sus estudiantes, y ejecutar las acciones que se deriven
de ellos." (Artículo 42, literal a). Igualmente, en dicho Reglamento se identifican como funciones de
Orientación, las siguientes: "... información educativa, ocupacional y social; Orientación
vocacional, profesional y personal-social..." (Artículo 115).
De acuerdo con este marco legal, en 1991 se aprueba la Normativa que regula la Prestación
de los Servicios de Orientación y Bienestar Social en los Centros Locales, en la que se
establece su ámbito conceptual, funcional y operacional, así como el perfil académico y personal del
Orientador, entre otros aspectos (UNA, 1991).
Se ha asumido, que para tener un desempeño exitoso dentro de esta modalidad educativa, el
estudiante- en general, un adulto joven con responsabilidades familiares y/o laborales, que le impiden
acceder a una institución convencional de educación superior- debe desarrollar "un tipo de
comportamiento... cónsono con las características de la educación abierta y a distancia,
de tal manera que se responsabilice por su aprendizaje" (Reglamento UNA, 1978, Artículo 2do.,
literal j).
De acuerdo con este supuesto, la Orientación en la UNA ha sido concebida dentro de un enfoque
esencialmente humanista, como un componente de la educación que "fundamenta su acción en el
conocimiento de que el ser humano tiene la capacidad, latente o manifiesta, de
comprenderse y de resolver sus problemas de modo suficiente y eficaz para obtener un
funcionamiento adecuado." (UNA, 1979: 5 y 6).
Entendida entonces como una relación de ayuda, al estudiante de la UNA, sus propósitos han sido
identificados como (UNA, 1979):
• Ayudarlo a ser, mediante estrategias que faciliten su desarrollo como estudiante y
como persona autodirigida, capaz de asumir la conducción de su aprendizaje y de su
vida.
• Ayudarlo a conocer, mediante estrategias que le permitan familiarizarse, tanto con
la institución (con sus características y exigencias académico-administrativas), como
con la realidad laboral circundante.
• Ayudarlo a vivir, mediante estrategias que propicien su interacción adecuada y
oportuna con la institución y con el medio ambiente, así como el uso óptimo de los
recursos de información y de aprendizaje disponibles.
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El logro de estos propósitos implica el desarrollo articulado, a manera de programas, de un
conjunto de acciones tanto asistenciales como preventivas y de desarrollo. Estas acciones se
concentran en cuatro (4) áreas prioritarias de Orientación, discriminadas de acuerdo con el tipo
de servicio que se brinda (Camacho, 1987; UNA, 1991):
• Orientación institucional
• Orientación vocacional-profesional
• Orientación educativa-académica
• Orientación personal-social
La Orientación institucional está destinada a ofrecerle al estudiante la información que requiere
acerca de la UNA, de manera de facilitar su incorporación y desempeño dentro de la misma. Se
distinguen aquí los programas de inducción, tanto al estudiante aspirante en el marco del Curso
Introductorio, como al estudiante regular, en el nivel de los Estudios Generales.
La Orientación vocacional-profesional se enfoca en el apoyo al estudiante para la toma de
decisiones, acertada en cuanto a la elección o cambio de carrera, dentro de la Universidad. En esta
área, más que programas se llevan a cabo actividades de información acerca de las oportunidades de
estudio que ofrece la UNA, y de asesoramiento a los estudiantes que solicitan un cambio de carrera.
La Orientación educativo-académica está dirigida a ofrecer al estudiante las informaciones,
estrategias, técnicas e instrumentos necesarios para conducir, de una manera óptima, su proceso de
aprendizaje. El programa más importante que se desarrolla en esta área es el Curso Introductorio,
concebido como una estrategia de Orientación destinada a fomentar la ; adquisición de habilidades y
destrezas necesarias para el comportamiento de estudio independiente.
La Orientación personal-social persigue asistir al estudiante en su proceso de desarrollo como
individuo, como miembro de la comunidad universitaria, y de la sociedad en general. Entre los
programas que se ofrecen en esta área, están los de asistencia socioeconómica (becas,
financiamiento) y los de desarrollo sociocultural y deportivo.
En cuanto al énfasis que tienen todos estos programas dentro del modelo curricular de la UNA, se
asume, que en la medida en que el estudiante adquiera las competencias necesarias para estudiar en
forma independiente y dirigir su proceso de aprendizaje hacia el logro de las metas académicas
previstas, sus necesidades de Orientación serán cada vez menores. De ahí que la mayor parte de los
programas y actividades de Orientación se concentren en los primeros niveles curriculares especialmente en el Curso Introductorio- haciéndose prácticamente inexistentes en los más avanzados.
Finalmente, la organización del servicio de Orientación se da en dos niveles: así tenemos que la
planificación, coordinación y supervisión nacional de los programas y actividades
correspondientes a las áreas antes descritas, está a cargo del Subprograma Servicios al Estudiante,
adscrito directamente al Vicerrectorado Académico de la UNA y cuyas funciones fueron ya señaladas
anteriormente (Reglamento UNA, 1978, Art. 42). Por otra parte, la ejecución de dichos programas y
actividades es responsabilidad de los orientadores ubicados en los Centros Locales y Oficinas de Apoyo
de la UNA, y adscritos, administrativamente, a la Dirección de Operaciones.
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ASPECTOS CRÍTICOS
Estos se han clasificado de acuerdo con su naturaleza, en tres tipos: estructurales, funcionales y
políticos.
1.
Estructurales
El hecho de que el Subprograma Servicios al Estudiante- ente central responsable del diseño
de los planes y programas de Orientación, así como de su coordinación y supervisión a nivel
nacional- y los servicios de Orientación que se ejecutan a nivel regional y local, estén
adscritos a diferentes instancias organizativas de la Universidad, ocasiona algunos problemas
de índole administrativa que repercuten, en ultima instancia, en la calidad del servicio que se
brinda.
El Orientador, en la UNA, tiene dos (2) líneas de mando: una técnica, impartida por el
Subprograma Servicios al Estudiante, y una administrativa, impartida por la Coordinación
del Centro Local respectivo. Cuando estas directrices entran en conflicto, como por ejemplo
en el caso de asignar prioridades y tiempo a determinadas tareas o, incluso, algunas de éstas
que no corresponden a los roles y funciones del Orientador, este se ve en la necesidad de
acatar las que son emitidas por su nivel supervisor inmediato, con lo cual puede afectarse el
desarrollo de alguno de los programas.
Por estas mismas razones, el Subprograma Servicios al Estudiante no puede ejercer, en
forma eficiente, las funciones de supervisión y evaluación que le son propias, dado que las
decisiones y acciones correctivas que de ellos se derivan, escapan, en su mayor parte, de su
control y competencia. Igualmente, se dificulta la función de planificación a nivel nacional,
por cuanto cada Centro Local constituye una realidad distinta, en términos de matrícula y
características regionales.
2.
Funcionales
En teoría todas las áreas de Orientación anteriormente enunciadas, tienen la misma
importancia y peso específico, en términos de su cobertura programática. Pero en la práctica
se ha evidenciado a través de diferentes Jornadas Internas de Orientación (_19S6, 1990) y
de la realización de algunos estudios diagnósticos (Camacho, 1987; UNA, 1991 1993) que la
Orientación Institucional y la Orientación Educativa-Académica tienen prioridad sobre las
restantes áreas, en relación a la frecuencia y volumen de ejecución de funciones con ellas
asociadas, así como de la pertinencia que le atribuyen los Orientadores en relación con su
rol. En los últimos años sin embargo, se ha observado algún incremento en las funciones
asociadas con el área de Orientación Personal-Social, debido a la implantación de nuevos
programas de ayuda socioeconómica y de desarrollo cultural y deportivo.
Aún se carece de suficiente evidencia empírica que permita establecer si esta aparente
"desviación" del modelo conceptual y normativo de la Orientación en la UNA, obedece a la
falta de pertinencia de dicho modelo en relación con la Educación a Distancia y con las
necesidades de su población estudiantil, o a fallas institucionales en el diseño, implantación
y/o desarrollo de los programas correspondientes. Sin embargo, existen ya algunos estudios
(Cordero, 1993; Maestre, 1992), que apuntan hacia el hecho de que las expectativas y
necesidades de Orientación del estudiante de la UNA son, fundamentalmente, de carácter
informativo y académico, si bien pueden existir algunas variaciones, dependiendo de la edad,
la experiencia educativa previa y la ubicación geográfica.
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Otro aspecto crítico por considerar es la multiplicidad de roles y funciones del Orientador
de la UNA. En esta Universidad, el Orientador, además de su rol profesional típico, debe
desempeñar el de Asesor Académico en los módulos del Curso Introductorio, y también en
forma parcial, el de Trabajador Social, a los efectos de la administración de los programas
asistenciales (becas, financiamiento, salud). Finalmente, cumple además funciones propias
de un Promotor Cultural y/o Deportivo. Ello, sin tomar en cuenta otras funciones, como las
de apoyo al proceso de admisión del estudiante al Curso Introductorio.
En los casos donde existe más de un Orientador por Centro Local, es posible realizar una
distribución más equitativa de la carga de funciones. Sin embargo, cuando sólo hay uno
Orientador por Centro Local -afortunadamente son pocos los casos- se espera que éste
desempeñe todas las funciones previstas, lo cual equivale a decir que no puede desempeñar
ninguna con verdadera propiedad.
Un tercer aspecto crítico, que vale la pena mencionar, lo constituye la falta de
coordinación e integración de esfuerzos entre orientadores y asesores
académicos, a los fines de la instrumentación de programas de Orientación profesional y/o
académica, que tiendan a incrementar los índices de rendimiento y permanencia del
estudiante en la Universidad. Si bien es cierto que en algunos Centros Locales se
desarrollan, en forma conjunta, acciones en este sentido, en la mayoría de ellos parece
existir poca comunicación entre orientadores y asesores, lo cual reduce considerablemente
las posibilidades que tiene el Orientador de vincularse, en forma significativa, con el proceso
de aprendizaje del estudiante regular.
Por último, aunque no menos importante, está el problema de la cantidad y la calidad de
los recursos humanos de orientación. Al respecto, un estudio realizado por la
Universidad en 1990, reportó un total de sesenta y cinco (65) orientadores activos,
evidenciándose, para el momento, un déficit nacional de quince (15) -de acuerdo con
criterios matriculares- el cual aún no ha sido solventado. Si a ello agregamos que, en la
actualidad existe un número significativo de ellos desempeñando funciones de coordinación de su Centro Local o de alguna Unidad dentro de dicho Centro- la conclusión obvia es que el
número de orientadores existente, a nivel nacional, resulta; insuficiente para garantizar una
adecuada cobertura del servicio.
En cuanto a la calidad de estos recursos, si bien es cierto que la mayoría de ellos posee las
calificaciones necesarias, en términos de formación profesional para desempeñar el cargo de
Orientador, la experiencia laboral previa, de estos profesionales ha sido, principalmente,
en el nivel de Educación Media, con estudiantes adolescentes, cuyas características y
necesidades son diferentes a las de un adulto en situación de aprendizaje, dentro de una
modalidad de educación superior a distancia. Esta condición, unida a la falta de motivación
de algunos, así como a la carencia institucional de programas sistemáticos y pertinentes de
actualización y perfeccionamiento del personal académico, puede estar afectando la calidad
de los servicios de Orientación, y generando, descontento en la población estudiantil, cuyas
expectativas en relación con los mismo si no se ven plenamente satisfechas. (Cordero,
1993).
3.
Políticos
La relevancia de la función de Orientación ha sido variable a lo largo de la historia
institucional. A este respecto podemos atrevemos a identificar, al menos, tres (3) etapas en
cuanto al papel que ha jugado la Orientación dentro del contexto de la Universidad. En una
primera etapa, que abarca, aproximadamente, los primeros diez años, la orientación tuvo
un papel muy destacado
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como elemento de apoyo, no sólo del estudiante en su proceso de adaptación a la
Universidad, sino también del desarrollo institucional y, en particular, de los Centros Locales
de la UNA. En una segunda etapa, caracterizada por una considerable expansión
geográfica y matricular de la Universidad -para la que no hubo una adecuada previsión de
recursos- la Orientación como tal, comienza a perder terreno y a rutinizarse, adquiriendo un
carácter más reactivo que proactivo, al igual que más asistencial y menos de
desarrollo. Finalmente, en una tercera etapa que recién se inicia, comienza a observarse la
tendencia hacia una Orientación más proactiva, y centrada en la atención de los problemas
de aprendizaje del estudiante de la UNA.
Es necesario destacar, que en el desarrollo de cada una de las etapas anteriormente
señaladas, ha influido considerablemente la percepción que han tenido los diferentes equipos
directivos de la Universidad, acerca de la naturaleza y utilidad de los servicios de Orientación
en este contexto, así como el apoyo que le han brindado para su funcionamiento y
desarrollo. Durante la primera etapa, la Orientación al estudiante fue considerada
importante y necesaria; por ello, se le dio todo el apoyo posible, en términos de
recursos. En la siguiente, coincidente con la crisis presupuestaria que comienza a afectar
seriamente al país y, por ende, a las universidades venezolanas, las autoridades de tumo
dieron prioridad a programas de ayuda económica y social, lo cual no contribuyó al desarrollo
de la Orientación educativa como tal. Finalmente, el equipo directivo actual ha centrado su
interés en los programas de asesoría académica, a los cuales está asignando una cantidad
considerable de recursos humanos y presupuestarios; en cambio, los programas de
orientación están recibiendo un mínimo apoyo, por ser considerados poco pertinentes para el
estudiante y para la Institución.
CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES
Es evidente que la Orientación en la UNA, pese a disponer de un marco legal, conceptual y
normativo, está confrontando una situación bastante crítica, en la que influyen aspectos estructurales,
funcionales y de política institucional. Los problemas relacionados con la organización de los servicios,
con la insuficiente capacidad para atender debidamente las necesidades de una población estudiantil
heterogénea, con la multiplicidad de roles y funciones que se asignan al Orientador, con la falta de
coordinación entre las labores de orientadores y Asesores Académicos, con la cantidad y calidad de los
recursos humanos y con la percepción que se tiene de la Orientación y del Orientador en algunos
estamentos de la comunidad universitaria, nos obligan a plantearnos una serie de preguntas, a manera
de reflexión crítica, acerca del papel que ella cumple en esta Universidad:
- ¿Es pertinente el modelo conceptual y normativo que rige a la Orientación del estudiante de
la UNA, en términos del sistema de Educación a Distancia, de sus características y
necesidades y de nuestro entorno social?
- ¿Han sido bien concebidos e implementados los programas de Orientación que se han
desarrollado para operacionalizar el modelo?
- ¿Cuál ha sido el impacto de estos programas en la población estudiantil?. ¿Cómo están
contribuyendo a facilitar la incorporación, el rendimiento académico y la permanencia del
estudiante en la Universidad?. ¿Cómo lo ayudan a ser más autodirigido en la conducción de
su aprendizaje y de su vida?. ¿Cómo han incidido en su desarrollo como persona y como
miembro responsable y productivo de la sociedad?
- ¿En qué medida las políticas institucionales y la organización sistémica de la UNA,
contribuyen a impulsar o frenar el desarrollo de la Orientación?
- ¿En qué medida el Orientador es un agente causal de algunos de los problemas
detectados?
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- ¿Qué cambios inmediatos pueden hacerse?
- ¿Debe eliminarse la Orientación al estudiante de esta Universidad?
Las respuestas a la mayoría de estas preguntas sólo pueden obtenerse mediante estudios de
investigación y de evaluación, cuya realización debería emprenderse sin mayor pérdida de tiempo, bien
por la vía institucional -a través del Instituto de Investigaciones Educativas y/o del Subprograma
Servicios al Estudiante- bien por la vía particular, mediante los trabajos de ascenso y de postgrado del
personal de Orientación de la UNA. Sin embargo, estamos conscientes de que por cualquiera de estas
vías, el camino será largo y los resultados, admitiendo que sean confiables y válidos, se obtendrán en
un mediano plazo.
La solución no puede ser tampoco eliminar los servicios de Orientación al estudiante, máxime si
tomamos en cuenta que a nivel mundial se está planteando, cada vez con mayor insistencia, la
necesidad de más y mejores servicios de apoyo institucional al estudiante a distancia (Paúl, 1988;
Rumble, 1992; Sewart, 1992).
Obviamente, algunas decisiones deben ser adoptadas en el corto plazo, para garantizar la
"supervivencia" de estos servicios. Pero ¿cuáles? Se proponen las siguientes opciones estratégicas,
algunas no necesariamente excluyentes:
• Descentralizar las funciones de Orientación, otorgando la máxima autonomía y competencia a
los Centros Locales de la UNA, para el diseño de planes y programas cónsonos con las
necesidades específicas de su población estudiantil. En este caso, el nivel central asumiría
esencialmente una función contralora, a fin de velar por la calidad de los servicios en todo el
país.
• Reducir el ámbito de acción del Orientador exclusivamente al nivel del Curso Introductorio,
de manera que pueda realizar una más efectiva labor de inducción y l entrenamiento al
estudiante para su incorporación y desempeño dentro del sistema UNA. En este caso, la
Orientación profesional y académica al estudiante regular, debería ser asumida en su
totalidad por los Asesores Académicos; en cuanto a la asistencia socioeconómica, se
contratarían los servicios de Trabajadores Sociales a tiempo convencional.
• Incluir una (1) o dos (2) asignaturas relacionadas con el desarrollo de habilidades
cognoscitivas y otras habilidades académicas en el curriculum de los Estudios Regulares, a fin
de que el Orientador, como Asesor Académico de estas asignaturas –además del Curso
Introductorio- pueda realizar un seguimiento y vincularse de una manera más directa con el
proceso de aprendizaje del estudiante.
• Dotar al Orientador de un amplio bagaje de herramientas conceptuales, metodológicas e
instrumentales, de manera de incrementar su competencia en el desempeño de las funciones
que tiene asignadas.
• Promover el desarrollo sistemático de programas conjuntos entre orientadores Asesores
Académicos, dirigidos a atender necesidades detectadas en las áreas orientación profesional,
académica y/o educativa.
Todas estas opciones tienen sus ventajas y desventajas y ninguna, por sí sola, suficiente para
solventar todos los problemas detectados. Así, la primera, contribuye a elimina las dificultades de tipo
estructural, pero no necesariamente las de tipo funcional, a menos que se
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adopten, en forma paralela, otras medidas, y la segunda y la tercera permiten al Orientador
especializarse más en determinadas funciones, pero al limitar su papel al de un Asesor Académico,
contribuyen a erosionar su identidad como Orientador. Por otra parte, la tercera puede implicar
además, una carga excesiva de asignaturas en los planes de estudio de las carreras, ya de por sí
bastante recargados. En cuanto a la cuarta, si bien sus ventajas son obvias en términos del desarrollo
profesional del Orientador y del mejoramiento de la calidad de los servicios, tiene la desventaja del
alto costo para la Institución. La quinta opción parece ser la más viable, en términos de sus
posibilidades inmediatas de implementación, así como de la optimización de los recursos, tanto de
Orientación como de asesoría. Sin embargo, se hace necesario definir y diseñar con precisión las
estrategias de coordinación y ejecución de los programas por desarrollar, a los fines de lograr una
verdadera integración de esfuerzos que produzca resultados beneficiosos para el estudiante.
Por último, aunque no menos importante, es indudable que la Orientación, dado su carácter de
profesión de ayuda, está llamada a jugar un papel estelar en estos tiempos de crisis de valores que
estamos viviendo. En tal sentido, comienza a surgir la necesidad de que la Orientación en las
universidades venezolanas -al igual que en otras instituciones educativas asuma la misión, no sólo de
contribuir al proceso de aprendizaje del estudiante, sino también a su desarrollo personal y social,
mediante el "modelaje" y la promoción activa de actitudes y comportamientos que coadyuven a su
formación ética y moral. El Orientador de la UNA no puede mantenerse indiferente ante esta
demanda. ¿Estará dispuesto a asumir el reto que ella representa?
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PREGUNTAS PARA LA REFLEXIÓN Y DISCUSIÓN EN MESAS DE TRABAJO
TEMA: ORIENTACIÓN AL ESTUDIANTE A DISTANCIA
1. ¿Cuáles son las necesidades de apoyo detectadas en el estudiante de su institución? /De
qué manera son atendidas?
2. ¿Considera que deben ofrecerse servicios de Orientación al estudiante universitario a
distancia? ¿Cuál debe ser la misión de estos servicios?
3. ¿Qué tipo de servicios de Orientación podría ofrecerse al estudiante universitario a
distancia? ¿Cuáles serán los criterios a seguirse?
4. ¿Debe ser ejercida la función de Orientación por un especialista en la materia, o por el
tutor/Asesor Académico? ¿Cuáles serían las ventajas o desventajas en cada caso?
5. ¿Cuáles serían los roles de un Orientador en un sistema de educación superior a distancia?
6. ¿Qué estrategias de Orientación pueden utilizarse para promover:
a) la adaptación del estudiante al sistema
b) la autodirección en el aprendizaje
c) el rendimiento y permanencia estudiantil
d) el desarrollo personal-social del estudiante?
7. ¿Cómo debe estar organizado un servicio de Orientación en una universidad a distancia?
¿Debería funcionar en forma centralizada o descentralizada? ¿Cuáles serían las ventajas y
desventajas en cada caso?
8. ¿Cómo evaluar la efectividad de estos servicios en Educación a Distancia? ¿Cuáles deberían
ser los criterios, métodos y técnicas a emplear para esta evaluación?
9. ¿Cuáles serían las áreas que ameritan investigación en el campo de la Orientación al
estudiante a distancia?
10.¿Cómo diseñaría un programa de Orientación para preparar al estudiante a distancia en
función de la realidad actual, y de los retos que plantea el futuro?
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REFERENCIAS
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publicar.
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D. y Daniels, j. (Eds.). Developing Distance Education. Oslo: ICDE.
Rumble, G. (1992). "Organizing and controlling". En: The Management of Distance Leaming
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_____ (1978) Reglamento de la Universidad Nacional Abierta . Caracas: Paz Pérez, Editores.
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en los Centros Locales". Caracas: UNA (mimeo).
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