Ginés de la Jara Torres Navarrete Historia de Torreperogil LA SANIDAD COFRADÍA Y OBRA PÍA D E L H O S P I T A L . El Hospital, situado en la plazuela del mismo nombre, fue una de las fundaciones más antiguas de la villa, ya funcionaba en 1752 y su finalidad fue dar cobijo, alimentos y asistencia sanitaria a los pobres de la población y al mismo tiempo dar posada a los caminantes enfermos y desamparados para cuyo fin fue dotado de seis camas. Antiguo Hospital. Regía esta obra pía su propia Cofradía de la que nos habla el escribano torreño Juan Esteban de Ortega-Cabrio de esta forma: «... Parecieron Diego Almonazí, Francisco Doncel y Juan de Molina, alias Zulejo, vezinos desta referida villa a quienes doy f e e conozco... dijeron: Que por el Ylmo. Sr. Don Agustín Rubín de Zeballos, Obispo de Jaén, se a nombrado por administrador de las Cofradías de Ntra. Sra. del Rosario, la de Santiago y el Santo Hospital de pobres forasteros desta villa a el dicho Diego Almonazi con tal que a de dar fianza y satisfacción a Don Alonso de Munuera, presvítero y vezino desta villa...»342. En 1827 aún seguía abierto según consta al folio 2 v. del «Libro de Acuerdos de la Junta Inspectora de Enseñanza», que se guarda hoy en nuestro Archivo histórico procedente del Juzgado de Paz. Este año tenía dos habitaciones para pobres transeúntes y el resto lo ocupaba la escuela de 342 Archivo de Protocolos de Úbeda, estante XII-XIII, tabla 3.a. Asociación Cultural Ubetense «Alfredo Cazabán Laguna» 465 Ginés de la Jara Torres Navarrete Historia de Torreperogil niños y varios vecinos, pese a su estado ruinoso. Consta en este documento que el mismo era en 1827 propiedad de la Iglesia, pues se pide al obispo de Jaén que se venda mediante censo al Concejo. Hasta nuestros días en que sus instalaciones han pasado al antiguo convento de las H. H. de la Cruz, calle Eras, maravillosamente dotado, este caserón que fue construido de nueva planta en 1944343 cumplió con los fines de la fundación salvo algunos años que fue dedicado a Casa Cuartel de la Guardia Civil. Aquella obra pía mal lo hubiese pasado a no ser por las limosnas del Concejo y de los vecinos de la villa, pues sus propiedades, en contraposición con algunas cofradías eran bien escasas, pues estas estaban formadas así: Una casa en la Plaza del Hospital que ocupaban los pobres, y otras habitaciones que alquiladas a particulares rentaban catorce ducados anuales. Poseía tres censos de escasa cuantía: Uno de 8 reales 28 maravedís sobre un olivar en La Carrera contra Jerónimo Jiménez. Otro de 8 reales 28 maravedís sobre olivar en dicho sitio contra Fernando Hurtado, y otro de 13 de reales sobre una casa en la calle Casares contra herederos de Manuel de la Rosa. Gastaba en la conducción de pobres a Úbeda y otras partes 135 reales al año. CUADRO SANITARIO DESDE 1735 De los primeros médicos que tenemos noticia es de don Pedro Díaz Ramírez y don Laureano Mayor Sánchez el año 1735. Este último era natural de Palop (Valencia) y casó en Torreperogil con doña María Juárez de la Rica. Ambos cobraban anualmente de los fondos municipales 225 ducados de vellón y seguían en sus cargos en 1744. En 1752 era médico don Antonio Cobo Bruna con 250 ducados anuales y ya en 1782 lo era don Luis Ventura Hidalgo y don José Sánchez que cobraban del Concejo 300 ducados. En 1790 era «Maestro de Cirugía» don Salvador Serrano. Aparece también en 1752 don Manuel Simón García médico. En 1807 vemos a otro don Laureano Mayor (que suponemos hijo del anterior) y a don Antonio Malo de Molina. De 1800 a 1807 era boticario único don Antonio Moreno del Castillo. Hasta 1804 fue médico don Esteban de Ortega-Cabrío (de aquí natural) y en cabildo de 21 de junio de 1805 se contrata en su lugar a don Antonio Malo de Molina «... con la condición de que se le avían de dar sobre los quinientos ducados de los propios, otros trescientos por los vezinos, siendo de cargo de la Villa el cobrar dicha cantidad». En 1808 contaba Torreperogil con dos médicos cirujanos: don Antonio Malo de Molina con 5.500 reales al año y don Salvador Serrano con 2.200 reales de vellón. Seguía Moreno del Castillo con su botica. En 1815 era médico cirujano don Francisco Tornero que lo fue largos años, y en 1833 sólo contaba la villa con un «Maestro Albeitar» (veterinario) llamado don Francisco de Aranda y Chaves. 343 Consta en acta de 18-8-1944 la inauguración del nuevo edificio. Asociación Cultural Ubetense «Alfredo Cazabán Laguna» 466 Ginés de la Jara Torres Navarrete Historia de Torreperogil Don Ricardo de Federico era un médico que llevaba en Torreperogil desde 1820. Debió ser de familia con posibilidades económicas ya que en 1837 se le debían los honorarios de más de diez años que ascendían a 10.000 reales nada menos. El Ayuntamiento, para saldar esta deuda se vio obligado a enajenar la «Dehesilla de Torremocha» con 50 cuerdas de extensión situada junto al cortijo «Las Piqueras», comprándola a bajo precio el duque de Medinaceli344. En 1837 continuaba don Francisco Tornero y aparece don Juan de Munar. Por estos años (1840) era único boticario don Manuel Serrano Bedmar. En 1844 ya había cinco médicos. Don Manuel de la Torre del Villar (hijo del que fuera regidor don Sebastián de la Torre Ortega), don José María Calderón, don Francisco Tornero, don Antonio del Campo y Llanos y don José Sansón. En 1854 seguía Sansón, don Manuel de la Torre, don Gonzalo López y don Antonio Gallardo Moreno345. En 1856 continuaba el boticario don Manuel Serrano Bedmar. En acta de la sesión de 17 de diciembre de este año consta: «...que lleva diez y seis años ejerciendo aquí su profesión, que sus ingresos han sido bastantes limitados y por ello solicita la baja por no poder seguir con el establecimiento abierto». En 1863 seguía don Antonio Gallardo Moreno y aparece don Pedro Gómez Gris que ejerció toda su vida en Torreperogil casando aquí con doña Carmen Guerrero Mendieta346. En acta de la sesión de 3 de marzo de 1868: «Se da cuenta del fallecimiento del facultativo don Manuel de la Torre del Villar ocurrido el 23 de febrero de este año por lo que conviene que esta plaza la ocupe don Diego Martínez». Éste era también natural de Torreperogil. En 1871 se contrata como médico titular a don Jacinto Viedma Ballar natural de Jaén, que casó en Torreperogil el año siguiente con doña Antonia Guerrero Velasco por lo que ejerció aquí su profesión largos años347. Al boticario don Manuel Serrano no se le admitió la dimisión en 1856 y sí recibió ayuda para poder continuar con la botica abierta. Pero he aquí que en 1871, el bueno de don Manuel eleva nuevamente instancia al Concejo solicitando se le abonen las medicinas facilitadas a los pobres de la villa durante los últimos catorce años. «Se disculpa la Corporación ya que ello va en perjuicio de la Beneficencia y del Sr. Serrano que tan buenos y desinteresados servicios tiene prestados a la humanidad doliente en los treinta y un años que lleva residiendo en esta población sin haber recibido jamás retribución alguna en concepto de farmacéutico titular»348. Lo fue hasta 1873. En 1872 seguía don Jacinto Viedma y aparece don Rafael García Cerdán. 344 Libro de Propios, 1797-1820. Libro de Subastas de 1837-1847. 346 Acta de 15-1-1854. 347 Acta de 20-9-1863. 345 348 Acta de 23-4-1871. Asociación Cultural Ubetense «Alfredo Cazabán Laguna» 467 Ginés de la Jara Torres Navarrete Historia de Torreperogil Era veterinario don Juan Martínez Ruiz. En acta de 13 de mayo de 1876 consta la dimisión de los facultativos don Jacinto Viedma y don Rafael García, que queremos vislumbrar fue por malos entendimientos con las autoridades, pero esta situación se resolvió a satisfacción de todos, pues en 27 de mayo del mismo año consta que ambos retiraron la dimisión <c.. ya que las causas que los llevaron a ello han desaparecido». En acta de 11 de julio de 1876, por renuncia de don Jacinto Viedma se cubre la plaza de médico de la Beneficencia con don Ángel Malo Martínez «...pues sus certificaciones dicen que fue sobresaliente en sus estudios». Era éste natural de Torreperogil y actuó hasta el 1.° de octubre de 1876 en que hubo de renunciar por grave enfermedad. Le reemplazó don Basilio Jiménez, vecino de Úbeda y don Jacinto Viedma que se reincorpora en 16 de diciembre de este año. En 1877 atendían la salubridad pública don Jacinto Viedma, don Rafael García Cerdán y don Luis Rodríguez Ruiz. Boticario único don Diego José Martínez de la Torre, natural de esta villa que había casado en segundas nupcias con doña Carmen Calleja (hermana del famoso editor Calleja), pues viuda ésta dice: «Que teniendo abierta la farmacia en la forma legal que previenen las ordenanzas municipales, con el regente don Gregorio Álvarez, se le concede el despacho de los medicamentos que se suministran gratuitos por el Ayuntamiento a enfermos pobres alternando con el licenciado don Pedro Ascarza Martín». Todo esto después de 1844. Veterinarios en 1877 don Juan Martínez y don Ildefonso López Martínez, de esta naturaleza. En 1883 aparece el doctor don Manuel Guerrero Velasco, torreño de nacimiento que alternó su profesión con la política local. En 8 de agosto de 1884 falleció el que fue largos años médico don Rafael García Cerdán. En acta de 9 de dicho mes y año consta que era médico titular de esta plaza el hijo de éste, don Enrique García Úbeda. Eran farmacéuticos en 1884 don Pedro Azcarza Martín y don Diego José Martínez de la Torre. Este año ganaban los «vigilantes de sanidad» seis reales diarios349. En 1896 tomó posesión el médico don Ricardo Bautista Marín que casó con doña Ana de la Torre García, hija del general torreño don Sebastián de la Torre del Villar350. Estuvo don Ricardo en Torreperogil hasta el 29 de agosto de 1900 en que dimitió. En su lugar fue nombrado médico titular de la villa don Jerónimo Casado García, en 14 de julo de 1901. En 3 de enero de 1904 dimite como farmacéutico don Pedro Azcarza y se nombra a don Pedro Campos de Navarrete, natural de Sabiote. En acta de la sesión de 7 de mayo de 1907: «Se acuerda que el 349 Acta de 2-7-1871. Acta de 27-9-1884 y acta de 27-6-1896. Posteriores hallazgos nos han confirmado que en 1751 era boticario don Gaspar Noguera, en 1763. médico don Antonio Mayor con 3.300 reales al año y boticario don Pedro de Borja. En 1765 los anteriores y don Alonso Díaz, médico. En 1791, don Joaquín Leal, natural del Castalla (Valencia). 350 Asociación Cultural Ubetense «Alfredo Cazabán Laguna» 468 Ginés de la Jara Torres Navarrete Historia de Torreperogil suministro de medicamentos se distribuya entre los titulares don Pedro Campos y don Juan Salas Toribio por mensualidades y en turno riguroso. Había otra farmacia, la de don Rafael García de las Peñas. En acta de la sesión de 14 de julio de 1908 consta que por enfermedad de don Enrique García Úbeda, «se admita como médico a don Dámaso del Real Mendieta. Falleció don Enrique el 11 de noviembre de 1908. Don Jacinto Viedma Bailar, fue médico de Torreperogil hasta 27 de diciembre de 1916 en que renunció a su cargo.. En 5 de julio de 1916 dimite también don Dámaso del Real por traslado a su pueblo (Peal de Becerro), nombrándose, con carácter interino, a don José García de las Peñas. En 2 de marzo de 1920 eran médicos don José García de las Peñas y don Manuel Ruiz Oria. En 22 de octubre, encontrándose vacante la plaza de farmacéutico titular, se nombró interino a don Juan Salas Toribio. En 1924 continuaban los médicos don José García y Ruiz Oria, y el 28 de abril de 1930 se nombró médico interino de la Beneficencia, a don Guillermo Salmerón Pellón que, al casar en Torreperogil, ejerció toda su vida hasta su fallecimiento en 15 de junio de 1965. Eran farmacéuticos don Pablo Martínez de la Torre y don Juan Salas Toribio, ambos de aquí naturales. En 1932 eran médicos don Jerónimo Casado García, don Manuel Ruiz Oria, don Guillermo Salmerón Pellón y don Francisco Gallo Ruiberri de Torres. Farmacéuticos don Luis Arredondo Muñoz-Cobo, don Juan Salas Toribio y don Pablo Martínez de la Torre. Veterinarios, don Antonio Espinosa Medina y don Baltasar del Moral Fernández. En sesión de 7 de marzo de 1932 se acuerda nombrar farmacéutico titular a don Hilario Sevilla Camino y en 31 de mayo de 1933 a don Rafael Martínez García como médico. En 1935 seguían don Manuel Ruiz Oria, don Guillermo Salmerón Pellón y aparece don Rafael Martínez García. Practicante, don Justo Jiménez Montes. Comadrona doña Manuela Arcos Salinas. Farmacéuticos don Pablo Martínez de la Torre y don Hilario Sevilla Camino. Veterinarios don Baltasar del Moral Fernández y don Francisco Javier Malo Villar. En 1939 continuaban don Manuel Ruiz Oria, don Guillermo Salmerón Pellón, don Rafael Martínez García y aparece don Nicolás Arredondo Albandoz, torreño de nacimiento. Farmacéuticos don Pablo Martínez de la Torre y don Hilarió Sevilla Camino. Veterinarios don Baltasar del Moral y don Francisco Javier Malo. En 1940 era médico don Francisco Morales y León y en 1942 era veterinario don Matías Martín-Gil Utrillas. En 3 de septiembre de 1953 se autoriza la apertura de una nueva farmacia a doña Mercedes Poyatos Lorite. En 1954 eran comadronas doña Ana Navarrete Navidad y doña María Valderas del Moral. En 1959 (9 de abril) tomó posesión el médico don Jesús Rodríguez Sánchez-Puerta que cesó el 10 de enero de 1961. Este año y en posteriores seguían como médicos don Guillermo Salmerón y don Nicolás Arredondo. En 10 de noviembre de 1961 cesa el veterinario interino don Alfonso Garrido Martínez y toma posesión don José Sánchez Martínez. Fueron Asociación Cultural Ubetense «Alfredo Cazabán Laguna» 469 Ginés de la Jara Torres Navarrete Historia de Torreperogil también veterinarios en años siguientes don Rafael Jiménez Mansilla y don Melchor Garrido Suárez. En la actualidad son médicos don Juan José Salido Campos, don Alfonso Ariza Hidalgo y don Francisco Merino Megías. Farmacéuticos la señora viuda de don Hilario Sevilla, doña Mercedes Poyatos y don Manuel Garrido Salas. Veterinarios don Samuel Rodríguez Martínez y don Victor Campos Masdemot. Practicantes don Pedro Casas Orellana y don Diego Poyatos Torres. EPIDEMIAS. El azote de las epidemias diezmaba frecuentemente pueblos y ciudades. Torreperogil no podía escapar al fenómeno. La falta de higiene y la escasez de casi todo llevaban a los pueblos a la desesperación de las enfermedades y del hambre causando estragos. Ignoramos los brotes epidémicos acaecidos con anterioridad a 1854 por falta de documentación en estos archivos, pero de este año a nuestros días estas son las noticias que podemos ofrecer: En acta de la sesión de 13 de agosto de 1854 se da cuenta de la suspensión de las Ferias de Jaén por la aparición del cólera morbo asiático, previniendo a la población y al cuadro facultativo de entonces para combatir la enfermedad. Como se temían los señores del Concejo, el cólera hace acto de presencia en esta villa y dicen en la sesión de 26 de julio de 1855: «El Sr. Alcalde participa que desde el día 15 de este mes padece la Villa el terrible cólera morbo asiático si bien con benignidad». Reunido el Concejo en 12 de agosto de 1855 para tratar de las próximas fiestas en honor a la Patrona se acuerda: «... prevención en la celebración de las Ferias y Fiestas de la Virgen por haber cólera en otros pueblos». La epidemia fue combatida con eficacia y en acta de la sesión de 23 de agosto del mismo año se puede proclamar: «En la Villa de Torre Pedro Gil manifiesta el Alcalde que a la vista del parte dado por los facultativos del arte de curar, en que se manifiesta que gracias a la Divina Providencia ha cesado el cólera morbo asiático. Que en acción de gracias se cante un solemne Te Deum con asistencia de las Autoridades y del pueblo, en la Parroquia». Siempre en guardia las autoridades previenen en la sesión de 5 de septiembre de 1855: «Que la Ciudad de Úbeda ha sido invadida por el cólera morbo». Y llegó la epidemia a Torreperogil y ya en 6 de abril de 1856 se da cuenta de una carta de don Manuel María Benavides de fecha 26 de marzo de este año en la que participa su gratitud por la hospitalidad y cuidados dispensados a su hermano por este pueblo cuando en 1855 iba camino de Villacarrillo y fue atacado por el cólera morbo. Envía una limosna al «Caballero Párroco para que se reedifique la Ermita de Santiago». Los señores regidores acuerdan agradecer al señor Benavides el gesto «pues por nuestra parte esta Villa sólo obró cumpliendo con su deber». El ilustre enfermo fue más tarde cardenal Benavides y en pago a la Asociación Cultural Ubetense «Alfredo Cazabán Laguna» 470 Ginés de la Jara Torres Navarrete Historia de Torreperogil protección de Nuestra Señora de la Misericordia ofrendó personalmente su valioso pectoral. En 1870 es la viruela la que hace su aparición. En acta de la sesión de 30 de enero se dice: «Que se trate de evitar en lo posible la propagación de la enfermedad de viruela. Que se pida al Instituto Médico de Valencia cuatro cristales de linfa-vacuna para proceder a la vacunación de todas las personas que quieran hacerlo siendo obligatorio para todos los niños menores de tres años. Que se publique un bando». Vuelve la viruela en 1874 y se pagan por acuerdo de 21 de junio al Instituto Médico Valenciano ocho duros por los ocho cristales de linfa para la vacunación. En la sesión de 17 de abril de 1870 se da cuenta: «Se recibe comunicación del Sr. Gobernador Civil de Jaén en la que se hace constar por dicha autoridad la satisfacción con que ha visto el celo desplegado por este Ayuntamiento para estinguir la epidemia de viruela que se había desarrollado en esta población. Los concurrentes oyeron con agrado tan alagueña manifestación y teniendo en cuenta el celo y extraordinario servicio prestado por los dos facultativos titulares de esta Villa Don Rafael García Cerdán y Don Diego Martínez y Martínez, acordaron participar a los Profesores la satisfacción con que el Ayuntamiento ha visto el celo desplegado por los mismos para combatir la epidemia de viruela, dándoles las gracias en nombre de todo el vecindario por su atinado proceder». En la sesión de 31 de julio de 1870 propone el alcalde: «Que no siendo muy higiénico para el abasto al público la venta de borregos y machos en vena, se dejen de vender a menos que no estén capados, cuyo acuerdo en beneficio de la población comenzará a regir a partir del primero de agosto próximo hasta que la estación lo permita. Del mismo modo se prohibe la venta de carnes hasta las oraciones de cada día, que sean las doce de la mañana la hora fijada para el cierre. Que se proceda a sancionar a los propietarios de carruajes que los tengan en la vía pública, tomándose las mismas medidas con los vecinos que tengan estiércol en las calles y puertas así como muladares extramuros de la población por ser perjudiciales a la salud pública. Que como mínimo los estercoleros se sitúen a cien metros de la última casa de la población». Presentes los servicios prestados por los médicos de la población en sesión de 20 de noviembre de 1870 se acuerda pagar a los facultativos titulares mil pesetas anuales pagaderas por mensualidades vencidas por la asistencia a las doscientas familias (800 habitantes) pobres de la Villa. Quedaban libres los médicos para establecer convenios con los vecinos no pobres. Los facultativos titulares don Rafael García Cerdán y don Diego Martínez, solicitan ayuda de la autoridad para que las familias no pobres satisfagan los atrasos que se les adeudaban de los años 1868 y 1869. Ya en 1872 y en la sesión de 10 de marzo, se dice: «Que por motivos de sanidad se prohiben las exequias de cuerpo presente en la Iglesias donde se celebre culto». No cesaban de rondar las epidemias y en 24 de septiembre de 1873 propone el alcalde: «Teniendo en cuenta el mal estado de salud pública reinante en algunas poblaciones limítrofes y las alarmantes noticias que circulan sobre el de algunas naciones de Europa, acuerda el Concejo adoptar Asociación Cultural Ubetense «Alfredo Cazabán Laguna» 471 Ginés de la Jara Torres Navarrete Historia de Torreperogil las siguientes disposiciones: Castigar a los vendedores de productos adulterados o en estado de corrupción. Vigilar la venta de vinos agrios, viciados o adulterados. La limpieza de las vasijas de los vendedores. No dejar sacar agua de los pilares. No dejar estiércol en las puertas. No tirar a la calle aguas sucias, ensuciarse u orinarse en las calles y otras cosas semejantes». En 1882 aparece de nuevo el cólera morbo. En sesión de 23 de septiembre se acuerda tomar las medidas necesarias para evitar el contagio del cólera «que tantos estragos causa en las posesiones españolas del Archipiélago Filipino». En sesión de 4 de agosto de 1883 se vuelve a insistir: «Se recuerda la prohibición de celebrar las exequias de cuerpo presente y depósito de cadáveres en los templos con el fin de evitar cualquier motivo que perjudique la salud pública. Que se comunique al Señor Cura Párroco de esta Villa para que en el momento de recibir la comunicación cumpla lo ordenado». En 1884 es la viruela la que ataca. En sesión de 12 de enero dice el Alcalde: «Que para evitar el contagio de viruela se proceda a la vacunación de los niños...» Y no se dormían aquellos regidores, pues en 1884 Francia padecía el azote del cólera y se previene en sesión de 12 de julio: «Que se tomen medidas a fin de evitar el desarrollo del cólera morbo asiático que invade poblaciones de nuestra vecina Francia». En sesión de 23 de agosto de este año se acuerda: «Siendo conveniente prevenirse del cólera morbo, halla en este Ayuntamiento una comisión especial de salubridad pública. Se nombra a los señores concejales don Diego Martínez Antolínez, don Ildefonso Salido Méndez, D. Juan Villar Ortiz y don Clemente Espinosa Hidalgo, los cuales se encargarán de todos los asuntos relacionados con la salud pública, aseo, limpieza e inspección de los alimentos líquidos y sólidos». Prevenir es curar. Organizada aquella comisión de sanidad, pronto tuvieron necesidad de actuar. Para arbitrar fondos con los que combatir la epidemia, en sesión de 6 de septiembre del mismo año se acuerda: «Que se abra una suscripción voluntaria en la Villa para atender a los gastos que pueda ocasionar la invasión del cólera y que no se haga efectiva hasta tanto no se declare dicha enfermedad. Que dé cuenta la Junta Local de Sanidad de los medios con que se cuenta para el caso de que esta enfermedad se desarrolle poner todos los medios para combatirla. Que se prepare así mismo un edificio destinado a hospital de coléricos y material correspondiente, como otro edificio convenientemente situado para establecer un lazareto y que se organice un servicio de vigilancia con objeto de impedir la entrada a la población a personas y efectos que no hallan sufrido la cuarentena. Que se establezca un cordón sanitario en las entradas de esta población cuya vigilancia se encarguen los dependientes de este Ayuntamiento y particulares que el Alcalde crea conveniente y que los gastos que se ocasionen se abonen con arreglo al capítulo 11 de presupuesto de gastos». Se recibe comunicación del gobernador de fecha 5 de septiembre de Asociación Cultural Ubetense «Alfredo Cazabán Laguna» 472 Ginés de la Jara Torres Navarrete Historia de Torreperogil 1884 por la que habiéndose declarado oficialmente el cólera en toda España, quedaba suprimida la feria de esta localidad, no permitiendo la entrada en la población a feriantes procedentes de la provincia de Alicante. Publica el alcalde un bando participando este acuerdo prohibiendo así mismo que no salieran los ganados, desalojando los puestos de los feriantes. Mas no sabemos por qué el entonces alcalde don Manuel de San Martín, haciendo caso omiso a las disposiciones del gobernador celebró las ferias hasta con corridas de toros. La reacción no se hizo esperar. Enterado el gobernador de aquella celebración a través de la oposición local, fue destituido el Ayuntamiento en pleno. San Martín recurre al ministro de la Gobernación y haciendo uso de su poderosa influencia pronto fue repuesto en su cargo pero no sin forcejeo. Aquel brote de cólera se declaró al fin y el 20 de septiembre de 1884 se instaló un hospitalillo de coléricos en la casa en construcción que poseía Juan López Fernández en la calle del Guindo. Fue esta la última de las invasiones del cólera morbo asiático. Para atender a la salubridad pública, en sesión de 26 de febrero de 1888 el primer teniente de alcalde propone la construcción de un lavadero público en el camino viejo de Úbeda con la recogida de aguas del antiguo caudal de la Fuente Nueva o Pocico. El estado de la población dejaba mucho que desear en 1895. En sesión de 4 de diciembre consta: «Cuanto se relaciona con la policía urbana, la higiene pública y demás servicios encomendados al Municipio, están completamente abandonados, hasta el extremo de que en algunas de las calles que desembocan a la Plaza pública se permite y consiente el oreo de los capachos destinados a la conducción de pescados y depósitos de inmundicias que producen olores pestilentes y forman focos perjudiciales a la salud del vecindario». Así lo manifiestan los propios concejales, y por estas anormalidades quedaron suspendidos los señores del Ayuntamiento según inspección de don A n tonio de la Rosa y González, delegado del gobernador. Tiempos difíciles aquellos, en los que el hambre y las enfermedades hacían vestir de luto a muchas familias. No acababa España de encontrar el camino de la justicia. En sesión de 18 de abril de 1896 vemos: «Se da cuenta de la epidemia de gripe y de la escasez de trabajo que causa gran daño en las familias pobres y enfermos. Se acuerda librar 48'48 pesetas. Poco llegaría a solucionar tan exigua cantidad. Celo sobraba por parte de las autoridades, lo que faltaban eran medios económicos, las arcas estaban vacías con las guerras en las últimas colonias y su mantenimiento. En sesión de primero de agosto de 1896: «... manifestó el Sr. Alcalde que habiéndose dado algunos casos en los pueblos vecinos de «Hidrofobia», había dictado órdenes para que los perros fueran con las seguridades debidas, castigándose las faltas dando muerte a los mismos». Y seguían las calamidades, pues en sesión de 7 de noviembre de este año se acuerda: «Que se proceda a la vacunación para prevenir la invasión y propagación de la epidemia "variolosa" que está extendida por casi todos los pueblos de la Provincia». En sesión de 5 de septiembre de 1911 se acordó: «... que este Asociación Cultural Ubetense «Alfredo Cazabán Laguna» 473 Ginés de la Jara Torres Navarrete Historia de Torreperogil Ayuntamiento carece de Laboratorio para análisis. Que sólo dispone de un local para aislamiento de enfermos sospechosos de casos de epidemia en edificio de su propiedad sito en la calle Santa María, número 5. Que el personal médico está formado por don Jacinto Viedma, don Dámaso del Real, titulares y don Jerónimo Casado, médico particular. Que con carácter definitivo se nombra a don José Jiménez Ruiz practicante titular a quien en su día se gratificará si llegase el caso de utilizar sus servcios. Que este Ayuntamiento carece hoy de desinfectantes. Que la cantidad hoy asignada en el presupueto para estos fines es sólo de 1.500 ptas.». Poco dinero era... De la última de las epidemias que tenemos conocimiento es la de las fiebres de Malta en 1934. Dice el acta de la sesión de 2 de julio: «Que la Junta Municipal de Sanidad trate de la enfermedad tan extendida de la fiebre de Malta y se tomen las medidas necesarias». LA BENEFICENCIA La Beneficencia Municipal ya existía en 1847. Se solía contratar a los facultativos titulares señalándoles una cuota por la asistencia gratuita a todos los vecinos de la población con fondos de los propios de la villa y lo que faltaba mediante reparto equitativo entre las clases pudientes. Por el reparto de 1856 sabemos que la población era de mil vecinos, unos cuatro mil habitantes, todos labradores, propietarios, peujareros y jornaleros. A cada uno de los médicos se le asignaron 800 ducados anuales que equivalía a 6.600 reales. En acta de la sesión de 23 de abril de 1871, consta que las familias pobres acogidas a la Beneficencia eran 300, unos 1.200 habitantes. Se nombró médico cirujano de esta institución a don Jacinto Viedma quien por atender a estas familias cobraría 4.000 reales. La Beneficencia estaba atendida con arreglo a la cortedad de los fondos y de medios a su alcance. Así en el acta de la sesión de 1 de marzo de 1876 vemos: «Se recibe instancia de Manuel Miras en la que pide al ayuntamiento se le abonen 106 ptas. que se le adeudan por suministros de sanguijuelas a los enfermos pobres de la Villa hechas por el año 1869 y 1870 en virtud de mandamiento del Señor Alcalde de aquella época». En sesión de 14 de julio de 1883 da cuenta el alcalde: «... de la entrevista mantenida con los farmacéuticos con objeto de contratar las medicinas para los pobres por menos cantidad del año anterior y aminorando el número de familias, pero no siendo posible convenir en ninguna de ellas por creer que la cantidad asignada es insuficiente para atender con ella a esta necesidad aun cuando se rebaje el número de familias, acordaron que por el Sr. Alcalde se autoricen las fórmulas de aquel que más lo necesite distribuyendo su despacho entre dichos señores, alternando por mensualidades». En la sesión de 16 de noviembre se clasifican 400 vecinos pobres con derecho a los beneficios de la Beneficencia, unas 1.600 almas. Esto debe darnos una idea de la situación de nuestros pueblos, pues sólo eran incluidos los casos de mayor necesidad. La pobreza seguía siendo un azote Asociación Cultural Ubetense «Alfredo Cazabán Laguna» 474 Ginés de la Jara Torres Navarrete Historia de Torreperogil al borde mismo del siglo xx. En el mes de octubre de 1891 un transeúnte que carecía de todo y cuyo nombre archivado poco importa, fue atropellado por un carro (cosas de la circulación) dejándolo maltrecho. El caso llegó de las autoridades y «... necesitando alimentación por ser pobre de solemnidad y no tener otro amparo que la caridad de sus semejantes, este Ayuntamiento acuerda se socorra de las arcas municipales y que se abonen las cuentas que presente el posadero a razón de 6 reales diarios». El posadero que se llamaba Antonio Pinto, presentó en la sesión de 1 de noviembre de 1891 la cuenta por alimentación, cuido y asistencia del infortunado viandante. El descuido de aquel carrero ocasionó al Ayuntamiento la perdida de 103'50 pesetas por los 69 días de convalecencia. En esta misma sesión: «Por el dependiente de farmacia don Higinio Márquez del Barrio, se presentó una factura de recetas de enfermos pobres de la villa no comprendidos en la lista de los que gozan del beneficio de medicamentos y alimentación gratuita. Se acuerda pagar la factura que asciende a 66'45 pesetas». En 1896 se pagaron en un solo trimestre según el acta de la sesión de 4 de julio, 78'21 pesetas al farmacéutico don Pedro Campos de Navarrete (natural de Sabiote) y 37'83 a don Pedro Azcarza por las medicinas facilitadas a las 425 familias (unas 1.700 almas) alistados en la Beneficencia. Y como eran tiempos de penas y de desgracias a los que no se les buscaban justas soluciones, en 24 de octubre de 1896 un pobre de solemnidad, del que poco importa saber su nombre, se le quema en un fuego desvastador el poco ajuar de su casa. No era aquello una enfermedad, era mucho peor, y recurre a la Beneficencia. Es socorrido con 3 pesetas y pese a estar todo a muy bajo precio poco podría solucionar aquel Cristo viviente, pues Cristo está en todo ser que sufre y que padece. Y seguía la Beneficencia atendiendo a los enfermos en la medida de su economía y en sesión de 28 de noviembre de 1896 se acuerda abonar a don José Jiménez cinco duros por «sangrías y sanguijuelas suministradas a enfermos pobres». En la sesión de 14 de noviembre de este mismo año manifiesta el alcalde «que el facultativo don Ricardo Bautista había puesto en su conocimiento que estaba curando dos enfermos pobres que de ningún modo obtendrían mejoría si no se le facilitaban recursos, y habiendo manifestado que éstos eran Lorenzo Peña Pérez y Antonia Munuera Utrera, se acordó que al primero se le facilite un cuarto de kilo de carne diaria y a la segunda una libra de pan hasta que se recuperen totalmente». El último año del siglo xix seguía habiendo en las listas de la Beneficencia 1.700 pobres, pues en sesión de 24 de septiembre se leyó una instancia del farmacéutico don Pedro Campos ofreciendo al Ayuntamiento servir las medicinas de las 225 familias incluidas en la Beneficencia, por 750 pesetas al año. Disfrutaban este servicio los farmacéuticos don Pedro Ramírez y don Pedro Azcarza. Siempre la competencia. En el primer trimestre de aquel año 1899 se pagaron 16 pesetas por los socorros hechos a transeúntes pobres con cargo a la Beneficencia. Y siguen los pobres vagando de un lado para otro, y en sesión de 3 de Asociación Cultural Ubetense «Alfredo Cazabán Laguna» 475 Ginés de la Jara Torres Navarrete Historia de Torreperogil mayo de 1916 se da cuenta de que de enero a abril habían sido socorridos los pobres transeúntes con 16 pesetas. En sesión de 16 de agosto de 1918, se ordena el pago de 15'50 pesetas a don Rafael García de las Peñas por medicamentos facilitados a los «enfermos pobres en épocas de calamidad». Y como estas «épocas de calamidad» eran tan frecuentes, en sesión de 13 denoviembre de 1918 se ordena el pago a don Luis Arredondo Muñoz-Cobo de 130 pesetas por las medicinas servidas. Todos los años son de calamidad para el que carece de todo y aquellos no se acababan. En sesión de 29 de septiembre de 1920 se acuerda se abonen a don Rafael García 105'25 pesetas por los medicamentos «suministrados a enfermos pobres en épocas de calamidad». Y como los pobres han andado siempre vagando de acá para allá, también cruzaban por Torreperogil, pues consta en la sesión de 20 de octubre de 1920 que en los primeros seis meses del año fueron éstos socorridos con quince duros y una peseta. Por las mismas fechas de 1921 se habían repartido doce duros y nueve reales a «pobres y enfermos transeúntes». En acta de 26 de noviembre de 1923 se acuerda le sean abonadas al farmacéutico interino don Juan Salas Toribio, 83 pesetas «por suministrar medicinas a los vecinos pobres». Y los pobres eran algunos menos en 1925 pues en acta de la sesión de 21 de septiembre eran 356 familias en las listas de la Beneficencia, unos 1.424 habitantes. Y aunque llegó la II República con buenos deseos de solucionar todos aquellos males, nada se consigue tampoco, pues en acta de la sesión de 19 de septiembre de 1931 se dice: «Que el importe recaudado de los llamados verdes del Paseo del Prado se destine a la Beneficencia para pobres que necesitan trasladarse a los baños, hospitales o clínicas», y en sesión de 21 de abril de 1933 se propone el cierre de la Beneficencia y se da cuenta del paro tan alarmante que padecían los braceros de la villa. La Beneficencia siguió en pie. ¿Por qué derribar aquel benefactor pararrayos? En sesión de 17 de junio de 1933 dice el concejal señor Conchillo que se proceda a admitir en la Beneficencia a todos los pobres. Y como siempre ha habido aprovechados y desaprensivos manifiesta el concejal señor Morales que «se da el caso de que los verdaderos necesitados no vienen a alistarse porque les da vergüenza». Otro concejal pregunta: «¿Cuándo va a funcionar el Hospitalillo?»... Pobres habrá hasta la consumación de los siglos, lo dijo el propio Cristo, pero habrá pobres de muchas clases... En sesión de 18 de diciembre de 1936, ordena el pago de 165 pesetas 10 céntimos al centro farmacéutico Jiménez por medicamentos para la Beneficencia. Un año más tarde, en sesión de 30 de julio de 1937 se abonan 10.882'20 pesetas por los medicamentos facilitados por la Beneficencia, lo que indica que tan benemérita institución desplegó grandes servicios. En sesión de 15 de diciembre de 1938 se dice: «Que donde estuvo el Convento de las Hermanas de la Cruz se instale un hogar para 40 ancianos pobres». Los pobres siguen implorando la caridad y ésta nunca falta. En sesión de 30 de julio de 1939, la junta de Beneficencia estaba compuesta por don Lorenzo Charriel Varela, prior de la villa, don Manuel Ruiz Oria, médico, don Enrique García de las Peñas, doña María Gracia Asociación Cultural Ubetense «Alfredo Cazabán Laguna» 476 Ginés de la Jara Torres Navarrete Historia de Torreperogil Linares Ramírez y doña María de la Paz Campos, maestras. En nuestros días sigue funcionando la Beneficencia para asistir en todo a unas cuantas familias ancianas que carecen de la Seguridad Social, si bien está en trance de desaparición gracias al nivel de vida alcanzado en los últimos años. La implantación de la Seguridad Social por los años 1945, dio un golpe mortal a tanta calamidad. España camina hacia un futuro esperanzador. Asociación Cultural Ubetense «Alfredo Cazabán Laguna» 477