Mirando hacia la Libertad La importancia de la educación en mi propia vida Mirando hacia la Libertad La importancia de la educación en mi propia vida Esta publicación forma parte de “Educación para la Libertad: Propuesta de Mejoramiento Pedagógico para Centros Educativos en Contextos de Encierro”. Coordinación Nacional de Educación para Personas Jóvenes y Adultas Mirando hacia la Libertad La importancia de la educación en mi propia vida Propiedad del Ministerio de Educación Inscripción: N° 252.845 Cordinación Nacional de Educación de Personas Jóvenes y Adultas Coordinación General: María Isabel Infante Roldán Selección: Nicolás de Rosas Cisterna, Gabriel Aránguiz Ruz, Hilda Garcés Durán, Luis Aravena Mardones, Loreto Olivares Tapia, Pedro Díaz Gonzalez. Edición: Nicolás de Rosas Cisterna y Gabriel Aránguiz Ruz Diseño Portada: Ramiro Leiva Zamorano Diagramación: Ramiro Leiva Zamorano Imprensión: Mallea Impresores Ltda. Número de ejemplares: 10.001 Mayo 2015 Distribución Gratuita Coordinación Nacional de Educación para Personas Jóvenes y Adultas www.epja.mineduc.cl [email protected] 2 Dedicamos esta publicación a la memoria de Alexandra Barrientos Pefaur, periodista de nuestra Coordinación Nacional, quien siempre contribuyó al éxito de la línea de educación en contextos de encierro, particularmente en sus publicaciones. 3 4 Indice Indice Presentación 9 La extensión curricular, una forma de aprendizaje permanente. 13 Motivación de la educación en prisión CRISTOFER A. SEPULVEDA R. 17 Mi proyecto de vida ALEXI A. CASTILLO C. 18 Letras y números ROLANDO A. GALLEGOS D. 19 El resto de tus días RAUL ALEXIS GONZALEZ V. 20 La importancia de estudiar PATRICIO GUERRERO B. 21 Un comienzo a la libertad ROLANDO A. GALLEGOS D. 23 Superar la adversidad RODRIGO SILVA S. 24 Mirando el horizonte CLAUDIO PEÑA GALLARDO 25 Observación de lo aprendido MANUEL A. MARDONES J. 26 El pasar de la vida ROMAN A. MONARDES I. 29 Culto y elegante JUAN F. ÁLVAREZ M. 30 Recuerdos MAURICIO N. EPUL Q. 31 ¿Yo o Yo? J. MELL L. 32 Entre rejas, una carta a mis hijos LIDIA HERNÁNDEZ M. 33 Colegio y barrotes ELIAS F. REBOLLEDO G. 38 ¿Qué ha significado para mí la educación? CARLOS D. YÁÑEZ F. 39 Viaje al conocimiento SEBASTIÁN PAVÓN C. 41 Cómo ha influido la educación en mi vida MANUEL A. ORTIZ U. 42 ¡Viva la educación! RODRIGO J. CIFUENTES G. 43 El renacer de mi educación OSCAR F. SALAS G. 44 ¿Qué ha significado la educación en mi vida? JONATHAN E. FIGUEROA O. 46 Educación a la mano de todos FABIÁN MORALES C. 47 5 La educación, un arma para enfrentar al mundo CARLOS A. ARANEDA P. 48 ¿Qué ha significado la educación en mi desarrollo personal? ROBERTO C. RIVEROS M. 49 Más allá MAIKOL F. ALVARADO A. 50 Mis estudios CESAR VILLARROEL D. 51 Un paso importante CARLOS FERNÁNDEZ F. 52 CRÍSTOFER ARAVENA C. 53 OMAR MELLADO J. 54 Mi educación entre rejas ALDO JAQUE L. 55 Mi experiencia en la escuela de la cárcel CRISTIAN DÍAZ U. 56 Mi mayor anhelo CLAUDIO LAGOS V. 57 Oportunidad LUIS RIVERA R. 58 A la salida del sol cada mañana REINALDO ZAMORA M. 59 El camino al templo del saber LUIS JORQUERA P. 60 Historia de un hombre de socaire versus educación CASTRITO FIDEL M. 61 El colegio DAVID FUENTES 63 Sin título HERNÁN MADARIAGA O. 65 La importancia de la educación para las personas VICTOR MANUEL PINILLA S. 68 Lo difícil que es vivir sin educacion PATRICIO A. NUÑEZ C. 70 Los mejores capítulos de mi vida JOSE A. VASQUEZ R. 72 ¿Qué ha significado para mí la educación? MARCOS VÁSQUEZ S. 74 Mi vida sin educacion GERMAIN A. LEIVA I. 77 La escuela de la lucha LEONARDO A. GARRIDO L. 79 La oportunidad de ser alguien CARLOS M. PAREDES B. 80 La educación dentro de la cárcel, relajación y esparcimiento La importancia de la educación en mi vida personal 6 Nunca es tarde JUAN F. ÁLVAREZ M. 81 Término de mi enseñanza media CARLOS M. PAREDES B. 82 Dicen CRISTIÁN VILLARROEL S. 83 Los profesores HENRY D. SILVA R. 84 ¿Han oído hablar de la educación penitenciaria…?¿No? …Yo les voy a contar… RAMÓN H. FUENTES M. 85 Recuerdos imborrables ROBERTO S. TORRES R. 87 Historia de mi vida CAMILO PINTO 89 La tercera es la vencida F.A.S.M 91 La vida es cuesta arriba DOMINGO IRRIBARRA 94 Algo nuevo en mi vida…. MANUEL LEIVA L. 96 7 8 Presentación Presentación La Educación de Personas Jóvenes y Adultas prioriza entre sus líneas la educación en los contextos de encierro, que debe convertirse en espacios de reinserción en la sociedad. Por ello, en las distintas asignaturas se enfatiza todo lo que ayuda a que jóvenes y adultos aumenten su autoestima y valoren el proceso de crecimiento en que están. En ese contexto se realizan certámenes literarios para ayudarles a expresarse. El presente libro es fruto de uno de los certámenes literarios realizados en los centros en contextos de encierro. Su tema fue “la importancia de la educación en la propia vida”. A través de los escritos de personas jóvenes y adultas en diferentes recintos carcelarios se percibe cómo la educación les abre no sólo un espacio de libertad, sino también de encuentro consigo mismo, de crecimiento personal, de descubrimiento de sus capacidades, como lo señalan estas líneas, recogidas de diferentes testimonios: “A veces me siento solo, abro un libro, leo y me siento libre. Entonces viajo con las maravillas de las lecturas. Entonces, me digo: de todas las cosas que he hecho en mi vida, lo mejor es y ha sido esta, aprender…” “Fue como si un pedazo de la calle llegara hasta aquí y que, como el mejor bálsamo, suavizara mi angustia y soledad. Lo primero que aprendí fue lo bueno y lindo que es ir a clases, que los largos y grises días se hacen más cortos y alegres; mi mente vuela libre…” “Me he dado cuenta que el estudio para mí ha significado el descubrimiento de mis capacidades, la posibilidad de estimularlas, ampliarlas y aplicarlas para el desarrollo personal e intelectual… “ 9 “Vuelvo a abrir el baúl de sueños y las ganas de tener una nueva vida y ser un nuevo hombre. Para eso he retomado mis estudios en un colegio que atiende a todos los que aún tienen sueños y no han perdido la esperanza de ser mejores…” Esperamos que estos textos, que reflejan vivencias profundas, se conviertan también en oportunidades de aprendizaje y reflexión para todos quienes tengan la oportunidad y el placer de conocerlos. A todas las personas que participaron en este certamen literario, les agradecemos que nos hayan abierto algo de sus vidas. María Isabel Infante Roldán Coordinadora Nacional de Educación de Personas Jóvenes y Adultas 10 11 12 La extensión curricular, una forma de aprendizaje permanente La extensión curricular, una forma de aprendizaje permanente En el nuevo momento en que se desarrolla la línea de Educación en Contextos de Encierro, marcado fuertemente por la implementación del nuevo marco curricular, la incorporación de actividades de extensión curricular constituye una valiosa oportunidad de extender la labor formativa del centro educativo, en beneficio del aprendizaje y la formación de sus estudiantes. El texto que usted tiene en sus manos es un producto de estas actividades. En este sentido, el propósito de estas actividades no consiste en una forma de ocupar el tiempo libre de los estudiantes, sino de extender sus oportunidades de aprendizaje, a través de una oferta de actividades que, bajo la orientación de la unidad educativa, proporcionen a los internos y las internas variadas opciones para descubrir, orientar y desarrollar sus intereses y habilidades, prolongando así el proceso de aprendizaje más allá del horario escolar. La incorporación de actividades de extensión curricular se enmarca en el concepto de la educación permanente y en el reconocimiento del valor formativo que la actividad recreativa puede tener. Así, las actividades propuestas por el centro educativo, que pueden combinar momentos individuales y grupales, son también una posibilidad de contribuir a la formación de los participantes. Además provocan la integración de conocimientos vinculados a distintos ámbitos curriculares, contribuyendo al desarrollo de competencias generales, facilitando la adquisición de aprendizajes de mayor complejidad. Por esta razón, se ha promovido la realización de certámenes literarios en forma permanente. El texto que tiene en sus manos, es el resultado de la tercera convocatoria que realiza la Coordinación Nacional de Educación de Personas Jóvenes y Adultas del Ministerio de Educación. Cada uno de estos certámenes ha tenido un tema específico que invita a reflexionar acerca de vivencias personales. 13 Las publicaciones Mirando hacia la libertad, muy valoradas por los internos e internas, recogen recogen las experiencias de vida y las expectativas de los estudiantes de los centros ubicados al interior de los recintos penitenciarios relacionadas con la pérdida de la libertad, con hechos y personajes de la educación en contextos de encierro y ahora, con el significado que la educación ha tenido en sus vidas. 14 15 16 en el certámen literario realizado en los centros educativos en contextos de encierro Textos escogidos Motivación de la educación en prisión CRISTOFER A. SEPULVEDA R. Nunca pensé encontrarme en esta situación: Una condena tan larga a cualquiera le causa turbación Trato de distraer mi mente con ésta, la Educación. Cinco de la tarde y suena el candado Como cada día otra vez estoy encerrado, de ver tanta “mala volá” estoy angustiado Y a veces hasta desesperado. Aquí mi vida no acaba, rescataré lo mejor del alba Temprano me levantaré, seguro caminaré, a la escuela iré Y allí aprenderé. Es bueno aprender, es bueno saber, Mientras no hay nada que hacer, es bueno leer. Mi mente debe seguir funcionando Para la PSU me estoy preparando La Educación es una salida a la depresión, me aleja de la destrucción. Mientras en clases estoy, mi mente vuela y libre soy. Cada materia es un lugar diferente, y un espacio conveniente Hoy estoy aquí: Encerrado, pero confiado Que algún día saldré libre como un hombre educado. 17 Mi proyecto de vida ALEXI A. CASTILLO C. Día a día, amanezco y pido: Que ahora mi vida tenga algún sentido. Observo mis útiles y pronto me motivo, asisto al colegio en pos de mi objetivo, cuestión que hasta ahora me tiene entretenido. Miro hacia mi interior y digo: De aquí, y en adelante, seré más positivo, ocupado en mis tareas y mis retos escolares, cumpliré mi obligación, dejaré lo negativo. Desde la ventana de mi sala Veo la ciudad poblada, Angol, rodeada de cerros mojados, por el bipolar agosto azotado. Anhelo terminar mis estudios Ya que pronto he de volar, con la ayuda del gran Dios, mi vida continuar. Mi sueño habré de cumplir En otro tiempo y lugar, seré un hombre de bien Y podré formar mi hogar. 18 Letras y números ROLANDO A. GALLEGOS D. Atado de pies y manos Me encontré en este lugar… Decepcionado del mundo y con culpa que ocultar. Río y lloro y todo normal… No pensé que la vida me fuera a cambiar. Dos más dos, amo con todo el corazón. Al aprender historia recuerdo mi verdadero amor. Es invalorable la importancia de estudiar. Que el estudio borre mis lágrimas de cristal. Estudio, aprendo y no logro controlar Esas ansias de volar y soñar con ser alguien especial. Este lugar me enseñó, lo que en mi vida faltó Con el mundo de las letras me enseñaron la razón. Cuando era libre y corría, no pensé, en lo mucho que perdía: A mucha gente traicioné Y a los que amaba olvidé, ni las lágrimas de los míos, detuvieron mi proceder Gracias al estudio, adelante saldré, y dejaré de llorar, que una profesión lograré. Me levanto cada día, con la mentalidad de crecer, salgo feliz a la escuela para volver y aprender. Entre números y letras volveré a renacer. Acompañado de Dios, en este nuevo amanecer, gracias a mis estudios en un nuevo ser me convertí. 19 El resto de tus días RAUL GONZALEZ V. Los días de mi vida rutinarios siempre eran cumpliendo esta pena con angustias, risas y problemas. Entre barrotes y cuatro muros un día desperté: Un señor con cara de libro y semblante cortés. Me iluminó su expresión, algo me interesó Y siguiendo a ese libro a la escuela me llevó. Estoy sentado en la sala, junto a ese señor que capturó mi mente y apresó a mí ser opresor. Mi corazón fue paciente, con los consejos que acogió: De ese señor que leía, que era mi profesor. Gracias a ese libro que me supo interesar, tengo un arma nueva para los barrotes derribar. 20 La importancia de estudiar (Versos en modalidad de cuartetos dedicados a mi Padre) PATRICIO GUERRERO B. Mi padre fue campesino por tradición familiar. No supo nada de escuela pero sí de trabajar. Un día de primavera a la sombra de un peral, el campo estaba florido y me empezó a conversar. Con sus ojos humedecidos, y su rostro de tristeza, me dijo, hijo querido, tu vida recién empieza. Yo lo miré con cariño, sin saber lo que decía, pero después comprendí que me iba a hablar de su vida. Me dijo que en su niñez no pudo ir a la escuela, no jugó a la pelota ni hizo barcos a vela. En esos años cuarenta solo iban a la escuela los hijos de los patrones y algunas personas selectas. El no haber estudiado ha sido duro para mí, siempre con sueldos muy bajos y un sacrificio sin fin. Mi padre tomó un descanso, 21 luego se refrescó, llenó de aire sus pulmones y con la historia prosiguió. Me dijo, hijo mío, a la escuela vas a ir, los tiempos están cambiando, se augura un buen porvenir. Con los años he pensado: qué razón tenía mi padre. El estudio y el saber me llevarán a ser grande. Yo de niño fui a la escuela, vieran lo que me ha servido. Yo he educado a mis hijos profesionales han sido. Yo les recomiendo a todos, que no dejen de estudiar en el lugar donde estén, lo sepan aprovechar. Todos pueden estudiar sean chicos o sean grandes, no importa la condición solo hay que superarse querer. En nuestro país, espero, que gratis sea estudiar. Que todos tengan derecho a la universidad entrar. Sin lucro en la educación, y de buena calidad será un país diferente con una mejor realidad. 22 Un comienzo a la libertad ROLANDO A. GALLEGOS D. La escuela de la cárcel es, para mí, como la luz del sol para una planta; me ayuda a no perder la esperanza. También me ayuda y me muestra un camino limpio y tranquilo hacia el futuro, camino que yo perdí por desgracia e ignorancia. Los profesores me instruyen, en los secretos de los libros, aprendo viajes, maravillosos lugares exóticos y misteriosos. Gracias, profesores, por enseñarme a pesar de estar privado de libertad, me otorgan la chispa del saber y comprender. Hoy, gracias a ustedes, que me guían, paso a paso puedo mejorar, los errores del ayer que yo cometí, por ignorancia y espero con ansia: mi libertad. 23 Superar la adversidad RODRIGO SILVA S. El desarrollo educacional, al interior de un penal hace a los internos recapacitar. Qué importante será, el hoy en día a los hijos, poder enseñar. Cada día quiero aprender, para así demostrar que ante los errores, uno se puede superar. A través de la educación, beneficios alcanzar como algo tan anhelado, como es la libertad. Poniendo mucho empeño, me podré superar Estudiando para la libertad, para poder ejemplo dar a aquellos que vienen creciendo atrás. Creciendo con mi avanzar, gracias tengo que dar por esta oportunidad, la de poder estudiar. 24 Mirando el horizonte CLAUDIO PEÑA G. Desde acá veo la luz con la esperanza de que algún día pueda cruzar la puerta y hacia el horizonte mirar. Desde acá veo aves, que son libres como el viento, cuando miro hacia el horizonte, la brisa toca mi frente. Cuando miro hacia el horizonte no puedo ver mas, solo me imagino ser libres como las aves, con Dios, amor y esperanza. Pero hoy es lo que hay por ello aprendo en la escuela para mañana ser como las aves y poder volar. 25 Observación de lo aprendido MANUEL A. MARDONES J. La enseñanza es el camino de aprender para el saber comprender toda lectura y estructurar lo que hay que hacer. La enseñanza es el principio, el intermedio y el final de superar el conocimiento y podernos realizar. Cada ciencia cognitiva tiene mucho que enseñar, son culturas de ellas mismas para podernos consagrar. Mueve siempre las neuronas y las riega al entrar perciben esa materia, y la pueden analizar. Sacan cuentas o respuestas, pero piensan a la vez, resuelven todo problema, al derecho o al revés Ya avanzada la enseñanza otra ciencia ha de llegar. Cosas que son productivas, para empezar a armar. La enseñanza es el sistema de estudio y aplicación, de todo conocimiento que se ocupa con razón. 26 La enseñanza nunca es mala si la usas para bien. Te dota de atributos y conocimientos a la vez. La enseñanza es aplicada con razón para aprender por los profes de la ciencia y el conocimiento del saber. Yo creo que la enseñanza es legado de los tiempos. Pasa por generaciones generando otros momentos. Para mí esta enseñanza me ha sido en buen sentir lo logrado en mi mente lo he podido describir. Si no hubiera enseñanza no lo podría contar, menos haber aprendido como poderme realizar. Cada uno es el dueño de pensar o analizar que la enseñanza es buena para el bien no para el mal. Yo admiro la enseñanza porque la necesité. En los tiempos de equívoco ni siquiera la busqué. Se me ha dado aliento para volver a estudiar, para que en tiempos cercanos sea un hombre de provecho. 27 Hoy termino cuarto medio y carrera a la vez. Me siento muy orgulloso, lo repetiría otra vez. Agradezco la enseñanza y al politécnico en verdad, porque en mí ha sido progreso con toda seguridad. La enseñanza me ha entregado algo digno de aprender, algo bueno hacia el futuro para poderlo ejercer. Hoy en día, aquí en Chile, la enseñanza es primordial. El gobierno está consciente que gratuidad ha de dejar. La enseñanza no se compra, ni se usa para el mal; tiene mejores objetivos: formarnos como profesional. 28 El pasar de la vida ROMAN A. MONARDES I. El tiempo pasaba y no me daba cuenta que cada día era muy importante, como niño no sabía lo que uno lleva a cuesta: que la educación era un estandarte. Hoy que tengo varios años vividos, siento en mi vida que algo me falta. No haber sido por otros querido, porque mi padres fallecen y me hicieron falta. La educación para todo hombre es fundamental Independiente de su condición económica y social. Hoy la necesito para crecer y en libertad ayudar a mi hijo, el colegial. En estos momentos de reclusión curso mis estudios básicos. Reconozco apoyo en mi condición y espero ser asertivo en la conclusión. La primera escuela es en nuestro hogar, después viene la instancia de apoyo formal, a la cual mucho reconozco y le agradezco, porque de allí vendrá techo y pan. 29 Culto y elegante JUAN F. ÁLVAREZ M. Antes de ser estudiante yo era un ignorante; soñando en mi celda ser culto y elegante. Los profesores con mucha paciencia y mucho desplante han ayudado a este reo a ser culto y elegante. La escuela en la cárcel es muy importante, porque reos como yo, aunque siendo ignorante, aprenden y salen adelante. Agradecido de la escuela en la cárcel, este reo que antes fue ignorante, hoy se despide como culto y elegante. 30 Recuerdos MAURICIO N. EPUL Q. Hoy estoy aquí solo pensando y este pensamiento me ha llevado a recordar mi infancia y muchos recuerdos que he guardado. Recuerdos que siempre conservaré por los bellos momentos que pasé con mis amigos que un día los deje ver pero algún día de nuevo los abrazaré. En este momento, solo pensando recorriendo este pequeño espacio digo, no importa el mañana. Nunca perderé la esperanza. Aquí, en el sitio donde me encuentro, sigo pensando y pensando por una satisfacción personal en este lugar estoy estudiando. Algún día al estar junto a mi familia podré decirle con mucho orgullo lo que aprendí, lo que nunca pude hacer donde nací por lo mismo llegué a este lugar de aquí. 31 ¿Yo o Yo? J. MELL L. - Yo… empecé a ir a la escuela a los 6 años. - Yo…también. - A mí… me gustaba ir a la escuela. - A mí… también. - Yo… sacaba buenas notas. - Yo…también. - Yo… también. A los 7, a los 8, a los 9, a los 10, a los 11 y a los 12. - Yo… seguía disfrutando estudiar. - Yo… como que me aburría. - Yo… no faltaba nunca a clases. - Yo… hacía la cimarra con mis amigos. - Yo… terminé la básica con buen promedio. - Yo… terminé la básica a duras penas. - Yo… empecé la enseñanza media, motivado por llegar a la universidad y ser un profesional y orgullo de mis padres. - Yo… empecé la enseñanza media para darles en el gusto a mis padres. - Yo…. gozaba estudiando. - Yo … no. Prefería salir con mis amigos. - Yo… terminé cuarto medio con buen promedio. - Yo… abandoné los estudios en segundo medio. - Yo… con esfuerzo terminé una carrera en la universidad. - Yo… ¡no! - Yo… formé una linda familia. - Yo… ¡también! - Yo… vivo de una buena jubilación y disfruto de mis nietos. - Yo… estoy cumpliendo una larga condena por diversos delitos. - Yo… agradezco a mis padres por su esfuerzo y la oportunidad de hacer de mí un hombre feliz. - Yo… no culpo a mis padres, me culpo a mí mismo por hacer caso omiso de sus consejos y no aprovechar la oportunidad que ellos me dieron. Tú… eliges ser yo o yo. Estudia o no estudia. Sé feliz o no lo seas. 32 Entre rejas, una carta a mis hijos LIDIA HERNÁNDEZ M. Hijos, les escribo esta carta para contarles acerca del el día más amargo de toda mi vida, más que el dolor de perder a mis padres, de perder al hombre con el que compartí toda una vida y el que me permitió la dicha de ser madre de ustedes, este día es más doloroso aún. Recuerdo cuando tuve a la mayor de sus hermanas. Fui la mujer más feliz porque era madre y verla ¡tan linda! La miraba como el fruto del gran amor con el hombre de mi vida. Luego nació mi negra la que fue el orgullo de su padre porque era igual a él. Después nace el hijo varón que yo quería, el que nació y se crio como yo deseaba: inteligente, capaz de salir adelante, ser “mi cable a tierra”, el que lograría lo que yo no pude. Finalmente nace mi tesoro, mi negra, la que me hace ser madre a los 43 años, aquella que en el momento más difícil, nos dejó con la boca abierta al defenderme de los que se creen con la autoridad de tratarnos mal, sólo por cometer un error. Los que me quitaron la libertad, me marcaron para toda la vida, destruyendo mi casa, se llevaron hasta mis recuerdos. Por esto, hijos, no se imaginan lo que es vivir en la cárcel después de eso. Fue lo más humillante el llegar aquí… … Nunca me imaginé lo que era tener que lidiar con gente que ustedes no se imaginan, que por todo pelean. Para que se hagan una idea, les contaré mi rutina diaria. Día 1 6 AM: Te levantan 8:30 AM: Se hace “El número” que es el conteo de las internas. Desde allí hasta las 16 horas sin hacer nada, luego nos vuelven a encerrar. No se imaginan lo horrible que es compartir un cuadrado, de un metro de ancho, con cuatro personas. En esos momentos me di cuenta del error que cometí al jugar con mi vida y la justicia que no perdona. Pero ya es tarde para lamentarse. Aprendí que la libertad de una persona no se compra con toda la plata que se gana vendiendo drogas. 33 El estar en estas cuatro paredes te hace pensar mucho, sobre todo cuando se tienen unos hijos como los míos, que de una u otra manera te necesitan como madre. Tu hija mayor débil, tu negra metida en la droga, tu gordo fuerte pero frágil y tu hija menor que necesita todo tu cuidado y amor, pero no estoy presente porque fallé en la vida. Les fallé y constatarlo fue el día más amargo que he vivido. Estar aquí es una puñalada que te pegan en el corazón. Día 2 Hoy vuelvo a tener esperanza, sé que algún día esto pasará y volverá a ser como siempre tuvo que ser, vivir con un sueldo mínimo pero en libertad. Hijos míos, ustedes deben saber que esta es una mala experiencia: con mucho dolor para ustedes y muy mala para mí. Pero debemos aprender como familia que debemos salir adelante y ustedes, mis hijos, deben salir de aquel hoyo en donde nunca debieron caer. Ustedes cuatro son hijos del amor de sus papás, que los quieren y cuidan uno desde aquí y el otro desde el cielo. Fabi, tú tienes que volver a ser mi Fabita, mi niña linda, mi rucia, la que siempre fue fuerte y avasalladora. Esa es mi hija y no la de ahora; esta debe desaparecer porque tiene dos hijos lindos que la quieren mucho y un esposo que, a pesar de todo, te ama. Mi negra, el orgullo de su padre, la que estudió con todo el sacrificio de él y es hoy la madre de dos nietas lindas (Claudia y Cane). A ti, Patricio, el hombrecito que siempre quise, mi hijo, el ingeniero, el que es idéntico a su madre en su modo de pensar, de vivir la vida con esfuerzo y sacrificio porque por su mente no pasan ni el alcohol ni las drogas sólo el trabajo y la obtención de metas para su futuro y la de sus hermanas. Y mi pequeña Isi, la que Dios me dio cuando tenía pensado quitarme a mi marido para llevárselo a su lado; pero es mi muñeca por la que lucho todos los días en esta “mierda” que vivo. Ella es la más frágil y necesita de mí. En realidad mis cuatro tesoros son los que me dan la fuerza para sobrevivir. 34 Día 3 Hoy recordé a mis nietos, cuando mi Fabito me dio el título de Abuela y me sentí la mujer más feliz; era mi primer nieto al que le di el nombre de Bryan, mi guagua y mi tesoro, luego llega Josefa, es tan tierna, pero igual a su padre en lo callada y reservada. De mi Pame nacen mis otras dos nietas, mi señorita Canela, que es muy detallista conmigo y muy amorosa. Además fui abuela de mi última nieta, Claudia, la que por cosas de la vida, Dios se la llevó a su lado siendo un angelito. La disfruté poquito porque vi en su sonrisa su carita de ángel. Espero que esté acompañando a su abuelito en el cielo. Esos son mis pequeños tesoros: la vida de aquellos que con sólo su presencia me dan fuerza para seguir aquí, en la cárcel, pero no duden de que mi alma sigue libre. Eso jamás me lo quitarán. Esto es sólo un mal sueño, me levanto y acuesto pensando en ustedes y sé que Dios me dará la posibilidad de tener vida para compartir y recuperar el tiempo perdido con ustedes, mis hijos, nietos, yernos. Es decir, con ustedes, mi familia. Día X Hoy es 30 de Julio de 2013, no se me olvidará nunca, viví el primer allanamiento, fue horrible pero me apoyé en una amiga porque pensé que me moría, reviví el momento en que entraron a mi casa. Dios me puso a Eliana la que tomó mi mano cuando lo necesité, me tranquilizó y me dijo: Viejita, yo estoy aquí, quédate tranquila. Ahí fue cuando recordé lo necesario que son mis padres. Comprendí que yo no era para estar en este lugar mirando las paredes. Esto te hace comprender que no vale toda la plata que tengas por la humillación que tienes que pasar. Hijos, no se imaginan el dolor que se siente al pasar por esto. No se lo doy a nadie. Ojalá que mis hijos comprendan por lo que pasó su madre y lo tomen como lección amarga, que no deben repetir. Ustedes son hijos del sacrificio de su padre, él se sacó la mugre para educarlos, por eso les escribo esta carta, para que cuando la lean comprendan que la vida es dura. Sólo le pido a Dios que no sea tarde para cuando me vaya de aquí y espero llegar y encontrar el mismo cariño que les inculcamos con su padre. 35 Día de cumpleaños Hoy, 14 de Agosto, me acordé que ya no quiero estar de cumpleaños porque este mismo día, pero en 2006, me dicen que mi marido tiene cáncer y morirá. Ahora que es 2013, estoy presa y viviendo mi segundo allanamiento ¿No creen que es mucha la mala suerte? Bueno, me faltarían letras para contarles todo lo que vivido acá pero no quiero que me vean como víctima. Sólo cuento mi verdad. Hijos: yo no duraré toda la vida, por eso hagan bien las cosas porque no quiero verlos sufrir como lo he hecho aquí. Los errores la sociedad los condena muy duro; piensen bien en sus familias porque son el pilar fundamental y verlos sufrir duele mucho. Día de escuela Hijos, al estar aquí me doy cuenta que el no tener educación me condujo hasta este lugar. Un día conversando con una amiga me preguntó si yo tenía estudios, porque aquí hay una escuela. Pensé que, para mejorar mi conducta y obtener beneficios, podía inscribirme. Lo pensé y encontré gracioso el volver a estudiar a mis 54 años. Gracias a ella me inscribí y ahora, que llevo seis meses estudiando, me alegro y soy feliz al saber que sí se puede estudiar a cualquier edad. Como verán, ya no es tan angustiante esta espera; los días de penas existen pero no son tan largos, porque asisto a clases en los horarios de patios, aprendo y obtengo conocimientos que antes no tenía y que no pensé aprenderlos por mi edad. Esto me servirá para terminar de educar a mi pequeña, porque quiero salir y trabajar de manera digna, quiero ser ejemplo y contar mi experiencia, porque la educación traspasa las rejas de esta cárcel. Estudiar aquí, dentro de la cárcel, es una experiencia buena, uno adquiere herramientas para trabajar y pensar que con educación tú logras darle a tus hijos un mejor pasar. Entonces, te preguntas: ¿Por qué no lo pensé antes? Me habría evitado cometer los errores que me tienen aquí. Bueno, eso ya está siendo superado. ¡Me queda menos tiempo de condena y mucho por aprender!. 36 La educación que obtuve en esta escuela me servirá para cuando me vaya a la calle. Me demostraré que puedo rehabilitarme y trabajar, ya que la educación es lo más importante cuando estas sin libertad. Me ayudó a reconocer que como mujer valgo mucho, independiente de mi edad. Y eso es lo más importante para ser una buena persona. La despedida Hijos míos, en estas letras quiero demostrarles cuánto los amo y cuánto he sufrido en la cárcel. Quiero que respeten y entiendan que estoy pagando un error que cometí por darles una mejor calidad de vida; que me he superado y he comprendido que con trabajo y esfuerzo se logran más cosas que con el dinero fácil. Saldré renovada, con la vista en alto, me rehabilité, pagué mi error, estudié y aprendí aunque jamás pensé en obtener tan buenos resultados y tan buenas notas. Hijos, no hay nada imposible de lograr, mientras tengamos la posibilidad de levantarnos todos los días y decirnos, como familia, que nos amamos y recuerden que éste es el legado que nos dejó su padre antes de irse y es el mismo que yo les dejo a ustedes. Porque han sido y son mi pilar he soportado todo esto. No lo olviden: cuídense, respétense y espérenme. Ya estaré con ustedes… Los ama, su Madre 37 Colegio y barrotes ELIAS F. REBOLLEDO G. Después de varios años en la monotonía de la rutina, me encontraba tomando un amargo mate en la cárcel de Angol, tan acre como mi vida, viendo como ésta cada doce meses se gastaba, como burlándose de la adolescencia con la que llegué. Un día, casi igual o parecido a los demás, pasó un paco muy de prisa, con la prepotencia que los caracteriza, enrolando internos para estudiar. De inmediato atrajo mi atención, a paso raudo me acerqué, me anoté motivado por romper la rutina carcelaria y conectarme a la libertad. Pasaron un par de semanas muertas hasta que llego el día: ¡a estudiar! – dijo el paco. ¡A estudiar! Estas palabras hicieron saltar mi corazón: salgo confuso, tomo lápiz y cuaderno y me dirijo al salón. Me di cuenta de lo fácil que se abrían puertas y candados, como propiciando la tarea de estudiar. Llegué a la sala con un poco de incertidumbre. Expectante. Era todo nuevo y los profesores, con la sonrisa en sus rostros, me infundieron una gran confianza y aumentaron mis deseos de aprender. Eran mis profesores, con un semblante diferente, pudiendo percibir en ellos un aroma a libertad. Fue como si un pedazo de la calle llegara hasta aquí y que, como el mejor bálsamo, suavizara mi angustia y soledad. Lo primero que aprendí fue lo bueno y lindo que es ir a clases, que los largos y grises días se hacen más cortos y alegres; mi mente vuela libre. Nada ni nadie la puede detener. Voy a clases con alegría y entusiasmo, pongo atención para llenar mi cabeza de conocimientos y cosas buenas. Cada día de clases salgo de la cana hacia la libertad. La autonomía está cada vez más cerca de mí, al igual que la firme convicción de que a través del estudio mis metas cumpliré, por eso acudo al salón cada día, y sin darme cuenta, mi alma se transforma en un cometa…. 38 ¿Qué ha significado para mí la educación? CARLOS D. YÁÑEZ F. Mi nombre es Carlos Daniel Yáñez Faúndez y esta es mi historia. Soy una persona que pensaba que la educación era solo una tontería. Toda mi infancia pasé por fuera de una escuela, miraba al interior de las ventanas y veía a los niños sentados en aquellas salas o corriendo de un lado a otro, saltando, gritando, riendo. De mi padre aprendí que ir al colegio estaba demás y no era necesario. Cada vez que podía, él decía a mis hermanos y a mí que estudiar no era todo en la vida, que solo bastaba con saber sumar y restar y que eso era todo. Con aprender eso era suficiente. Su padre le enseñó a sumar y restar y no conocía lo que era la escuela, solamente con eso se conformó y al parecer, hasta ese momento yo repetiría la misma historia. El motivo de este desprecio por la escuela era porque de su familia había aprendido que esto significaba gastar mucha plata y no tenían para esos gastos y en la casa tendría mucho que hacer y ayudar. En mi interior yo pensaba, ¿será cierto lo que dice mi papá? Por esto, desde muy chico, estuve con ganas de saber cómo era ir a la escuela y se lo preguntaba a los amigos de mi edad, a quienes veía pasar camino a la escuela o de regreso a sus casas; otros se perdían toda la tarde porque estudiaban todo el día. Por esa razón casi nunca los veía en la población. Sucedió también que mis amigos se juntaban en un pasaje para jugar, luego de eso se organizaban para hacer sus tareas y eso me parecía muy entretenido. Yo quería hacer lo mismo que mis amigos: ir a la escuela… Hasta que un día le dije a mi madre: Mamita ¿cuándo vas a llevarme a la escuela? Quedó mirándome a los ojos y solo me dijo: Algún día te llevaré para que aprendas algo … Me quedé esperando ese día. Hasta que un día, mi madre se levantó muy temprano y me llevó a un lugar en donde se encontraban muchos niños. Ellos jugaban, corrían de un lado a otro y gritaban con mucha alegría. Todos se veían muy felices y sentí muchas 39 ganas de compartir con ellos. Todos eran de mi edad y mientras observaba a mi alrededor, me quedé en una salita esperando que ella terminara de hacer algunos trámites. Luego salió y con mucha alegría me abrazó y nos fuimos al centro a comprar ropa adecuada para la ocasión. Hasta ese momento, yo no sabía bien de qué se trataba, pero intuía un gran acontecimiento. Cuando llegamos a la población entramos al negocio y compró muchas cosas como cuadernos, lápices y otras cosas que no recuerdo. Llegamos la casa y por fin pude preguntarle para qué había comprado tantas cosas. Me contestó que todo lo que había comprado era para mí, para que fuera a la escuela…Sentí mucha felicidad…Pronto llegó el día en que fui a estudiar. Llegó el primer día de clases, recuerdo que sentí mucho miedo, me puse a llorar pues era la primera vez que me separaba de mi mamá, luego de recomendarme que me portara bien y aprendiera mucho. Desde ese día comencé a aprender. Con el tiempo aprendí a sumar, a restar, a dividir y a leer. Aprendí muchas otras cosas más. Quería salir de ahí para demostrar lo que sabía. Así ocurrió conmigo, aprendí muchas cosas. Un día mi padre me llevó al zoológico y antes de llegar nos perdimos. Como él no sabía leer, y como decía que con sumar y restar bastaba y lo demás no era necesario, nos perdimos. Él no sabía qué hacer ni para dónde ir. Entonces lo miré y le dije: Papá, dame el nombre de la calle que buscamos. Le agarré la mano y lo llevé leyendo los nombres de las calles hasta que llegamos al lugar donde estaba el zoológico, entramos y lo pasamos muy bien ese día. Luego de esto, mi padre se dio cuenta lo importante que es saber leer y la escuela. Ahora esos son recuerdos. Extrañando los años de mi niñez y mi breve paso por la escuela. Después de abandonarla por mucho tiempo, he retomado los estudios. Estando preso y cumpliendo una condena que pudo no haber sido. He vuelto a la escuela y jamás he olvidado la escuela de mi infancia. Por eso he vuelto y doy gracias por lo que estoy aprendiendo en la escuela del penal en que me encuentro. 40 Viaje al conocimiento SEBASTIÁN PAVÓN C. Este viaje lo tomo por ti, hija mía, y quiero que sepas que todo lo que hago por mejorar es para ti. Mi vida está llena de fracasos y errores, pero en el estudio en este lugar, “en la cárcel”, he de encontrar la forma de cambiar. Creo que puedo decir que esta invitación a estudiar cambió mi forma de vivir y de pensar, la rutina de mi celda, el largo y agobiante día hoy es más rápido y hoy, ya mayor, me es más fácil aprender. El pensar que cuando esté a tu lado podré ayudarte a estudiar y a superar los obstáculos que en la vida has de hallar. Allí estaré para compartir contigo lo aprendido. Lo primero que he de decirte, aunque parezca tarde, es que mi vida tomó sentido al acceder a estudiar. Porque esto pasara doy gracias a Dios por esta nueva oportunidad; por hacerme sentir capaz de aprender cosas buenas y mucho más. Me siento mejor que antes por lo que hoy añoro el día que pueda recuperar mi libertad y estar a tu lado para terminar juntos este viaje al conocimiento que, bien lo sé, será tuyo. Pero estaré allí para acompañarte y guiar tus pasos. Todo esto es por ti, Soledad Pavón, hija amada. 41 Cómo ha influido la educación en mi vida MANUEL A. ORTIZ U. La educación es el camino que abre puertas y muestra oportunidades para una nueva vida. Llega a nosotros desde que somos pequeñas almas inocentes, curiosas y tratando de abrir nuestras mentes para captar todo lo que nos enseñan esas personas que muchas veces no apreciamos. En realidad quienes nos enseñan todo, nos dan argumentos para cultivar nuestras ideas. Nuestros padres, al mandarnos a estudiar, lo hacen para que algún día todos esos valores que nuestros profesores nos dieron, nos puedan abrir una puerta laboral o profesional que nos ayude a ser mejores personas y llenos de conocimientos. Pero hay veces en que muchos no pudieron terminar su educación y quedan abandonadas muchas cosas que antes soñábamos. Pero antes de dejar mi educación abandonada, conocí una hermosa manera de expresarme y centrar todos mis conocimientos y virtudes en una expresión artística: mi música querida que trajo a mi vida nuevos sueños. Recuerdo que cada vez que asistíamos al taller de música, sentí que mi mente se expandía al saber e integrar nuevos conocimientos que me hacían soñar. Entonces recordaba mis sueños de ser un gran abogado o un médico. Quizás un gran arquitecto…, pero los sueños con los años fueron decayendo, hasta ser solo eso: sueños… El sobrevivir y el alimentarme me llevaron a olvidar cada sueño que desde niño tuve. Elegí una vida fácil y ligera. Resultado…. me encuentro privado de libertad…. Pero retomando mis estudios y mis sueños, ya con más madurez aun en las circunstancias en las que me encuentro. Aun así, vuelvo a abrir el baúl de sueños y las ganas de tener una nueva vida y ser un nuevo hombre. Para eso he retomado mis estudios en un colegio que atiende a todos los que aun tienen sueños y no han perdido la esperanza de ser mejores. Queridos profesores, gracias por darnos la oportunidad de aprender y confiar en nuestras capacidades, regalándonos su paciencia. 42 ¡Viva la educación! RODRIGO J. CIFUENTES G. La educación es un privilegio, es un sentimiento, es un estado de meditación, pero para mí es un instrumento de superación, porque acá puedo estudiar lo que en libertad cometí el error de rechazar. Nunca es tarde para estudiar. Nunca es tarde para superarse. Nunca es tarde para levantarse y también reencontrarse. Hoy vuelvo y quiero aprender para crecer y darle un ejemplo a mi hijo y reencontrarme con ella, mi mujer. A veces me siento solo, abro un libro, leo y me siento libre. Entonces viajo con las maravillas de las lecturas. Entonces, me digo: de todas las cosas que he hecho en mi vida, lo mejor es y ha sido ésta, aprender. 43 El renacer de mi educación OSCAR F. SALAS G Agradecido del profesor que tuve en educación básica, gracias a él tengo una excelente ortografía, casi sin faltas, incluso a veces me encuentro con una palabra desconocida y si la escribo mal la leo mal, es decir me produce un rechazo involuntario y la vuelvo a escribir, hasta que mi subconsciente la acepta y siempre termino escribiéndola correctamente. Recuerdo bien como fue que nos enseñó el señor Luis Gálvez hasta 8° básico, profesor normalista, un caballero, correcto, respetuoso, nunca alzaba la voz y todos aprendíamos. Al terminar la enseñanza básica, me matricularon en un liceo de una ciudad cercana, distante a 15 Km. de mi pueblo. Allí, siendo adolecente, conocí nuevos amigos y amigas; organizábamos “malones” (fiestas) y nos reuníamos en la plaza o en el estadio municipal. Todo esto fuera del horario de clases. En esa época la mayoría éramos afuerinos y disfrutábamos el pasarlo bien con pololas al paso, o sea “atracábamos con una mina” y luego chao. Desafortunadamente aparecieron los primeros pitos de marihuana y también las pilsener. Los que hacíamos deporte, dejamos de hacerlo. Para qué hablar de los estudios: algunos del grupo repitieron el 2° y otros, el 3° medio. Bueno, repetí el 3° medio y tuve que emigrar a un liceo rural. Esta vez, distante 35 km. de mi hogar. En ese establecimiento cursé el 3° medio nuevamente. Desde el principio destaqué por lo desordenado, sin embargo era un buen alumno ya que había repetido por inasistencia (cimarras reiteradas) y por no rendir pruebas, por lo cual era calificado con nota mínima. Pasé a 4° medio; en este curso alcancé a estar 3 meses y me sorprendieron fumando yerba en el baño, hecho que me costó la expulsión. ¡Un desastre! Nunca terminé el 4° medio. Desde la expulsión del colegio, me dediqué a volarme y a beber alcohol; a los 31 años caí preso y estoy condenado a un pena de 5 años y 1 día. Sin embargo, aquí me encuentro con un colegio que es muy ordenado y nos exige asistir a clases en todas las jornadas, lo que me asombra, porque eso lo viví solo cuando niño. Exigencias que me dieron la oportunidad de ser más responsable y terminar así mi enseñanza media. Esto ha sido una bendición, porque es la primera y última oportunidad de corregir la irresponsabilidad que cultivé desde mi adolescencia. Siento 44 que los conocimientos y la sabiduría son para mi alma, para mi esperanza y mi porvenir. Tal vez mi buen rendimiento en el colegio de la cárcel no sea motivo de orgullo para otros, pero sí estoy seguro que mi familia y mis hijos valorarán este proceder y mi interés por cambiar y rehabilitarme. Por otra parte, siempre he entendido el trabajo de los educadores, ellos tiene la vocación y el propósito de enseñar, pero en este lugar es muy difícil hacerlo, porque son pocas las horas de que disponen para hacer clases. Además, pierden tiempo cuando dictan, por la deficiente ortografía de la mayoría de los alumnos-internos, cuando preguntan a cada momento, cada 3 o 4 palabras: ¿con B larga o V corta?, ¿con Z o S? ¿Dónde lleva el tilde? Al final es una lata. Pero yo creo que el objetivo se cumple, porque estas personas nunca iban a terminar sus estudios en la calle. Ahora van a salir con un documento que acredita que su enseñanza media está completa. Puede que los conocimientos académicos no sean muchos, pero estas personas asistieron a clases y ni siquiera se dieron cuenta, porque fueron tratados con dignidad, aprendieron a respetar, a escuchar y a compartir con internos, de otros módulos, de diferentes edades y distintos delitos, sin discriminar y sin odios, volvimos a ser niños, jóvenes, amigos. Para mí, la enseñanza en la escuela de la cárcel ha sido ¡un éxito! 45 ¿Qué ha significado la educación en mi vida? JONATHAN E. FIGUEROA O. Primero que todo debo aclarar que ingresé al colegio por “hacer conducta”, que es uno de los requisitos para optar a un beneficio. Pero al pasar el tiempo, el Colegio me ha enseñado cosas muy importantes para mí. Como señalaba hace un momento, comencé a estudiar sin pensar que esto me iba a dar mucho más que la opción de la libertad; me está dando la posibilidad de aprender cosas que para mí son nuevas e interesantes y que el día de mañana me servirán para educar a mis dos pequeños, que son mi vida. (Es muy difícil aprender y estudiar dentro de un penal, en que día a día vivimos en un mundo diferente al del exterior: problemas, falta de afecto, sentimientos encontrados hasta con tratos indignos en algunos momentos). Pero el hecho de sentarnos en una sala frente a un profesor nos hace sentirnos, aunque sea por un rato, “personas” y un “alumno” más para el profesor y no como delincuente, que dicen que soy. Así que he tomado la educación como una parte importante en mi vida, que me da fuerzas para seguir adelante y no decaer, porque hay un profesor que se dignifica a enseñarnos, al educar a personas a quienes los tribunales señalan como un peligro para la sociedad. Es valorable. No cualquiera viene a enseñarle a un grupo de reos sin recibir nada más a cambio que su escaso sueldo. Pero le queda la satisfacción de que logró que gente, como nosotros, se interesara en aprender, aunque sea tarde. Por eso sigo adelante, no importa que llueva o haya sol, solo importa que para mí no son solo números o ecuaciones sino que son códigos que voy descifrando día a día y que me abren puertas y ventanas a través de las que vislumbro la libertad. (Con todo el respeto que la Educación se merece yo soy uno de los que ha optado por un poco más de educación para mi relación con la gente que trataré más adelante). Gracias a todos los profesores que me han enseñado. Cada uno de ellos me ha dejado algo en su ramo. El día que me vaya de este recinto carcelario me iré con la satisfacción de haber aprendido no solo a multiplicar y decir “funny” que significa divertido en inglés. Además de los saberes, he aprendido a valorar y respetar a todos los que me intentan ayudar. 46 Educación a la mano de todos FABIÁN MORALES C. La educación es la mejor vía de escape en este lugar, o mejor dicho es la libertad. En lo que a mí concierne, me será útil en el medio libre porque ya aquí me abre fronteras laborales. Dentro de este espacio y en calidad de recluso, las acciones son limitadas pero por suerte hay libertad para asistir a la escuela cuyos profesores, inspectores, asistente de la educación y directivos siempre están haciendo ronda para que todos aprovechemos el tiempo y gracias a ellos, que dejan día a día su calidad de personas libres para estar presos junto a nosotros; la gran diferencia es que, al terminar el día, pueden volver junto a los suyo que los esperan. Ellos son los que se encargan de llenarnos de esperanza, confianza en nuestro cambio; pero lo mejor de estos seres es que lo hacen aunque seamos condenados. En un lapso determinado, mi vocabulario se tornó diferente y mis expresiones agradaron a mi familia, mis expectativas se ampliaron gracias al colegio porque ellos, los profesores, se encargaron de cultivar, de hacerme aprender algo que en un momento vi muy lejanos y que hoy valoro. 47 La educación, un arma para enfrentar al mundo CARLOS A. ARANEDA P. Comienzo presentándome: mi nombre es Carlos Alberto Araneda Peña y actualmente me encuentro recluido en el penal de Rancagua, cumpliendo una condena de 5 años y un día. Comienzo resumiendo y contándoles un poco de mi vida. Soy una persona que a temprana edad comenzó su vida en el mundo delictual y con muy poca educación. Cuando caí por primera vez detenido, llegué con 5º año básico. Seguí cayendo sin superar mis estudios hasta que cumplí la mayoría de edad y por el mal camino que tomé, llegué a la cárcel y ahí retomé mis estudios de enseñanza básica y media. Al terminar mi primera condena, quedó inconclusa. Luego, una nueva condena de 5 años y un día y pude retomar mis estudios de enseñanza media y me esforcé para pasar de curso y lo logré. Este año curso 2º H.C. Ha sido un gran paso, ya que podré tener el privilegio de dar la PSU, sueño hecho realidad, porque jamás pensé que iba a llegar hasta donde me encuentro y viviendo una gran experiencia porque todo esto lo saben mis familiares, los que me acompañan y están contentos de este gran paso estando ahora, privado de libertad. Completar mis estudios en la cárcel ha sido fundamental y, a la vez, me he dado cuenta que los profesores tienen una gran participación en todo lo que yo he aprendido, que me ha ayudado a ver el mundo con otros ojos, enfrentarme a la sociedad con las armas que me ha entregado el colegio y podré utilizarlas cuando recupere mi libertad, porque he pasado la mayor parte de mi vida en la cárcel y entregarme de lleno al cariño y amor de mi señora. Ella ha sido un pilar fundamental en mis logros y de paso poder gozar a mis hijos y transmitirles todo lo que he aprendido gracias a la escuela y, seguro, los guiaré por el buen camino, porque sé que la mayor herencia que un padre les puede dejar a sus hijos es la Educación. Ya despidiéndome, agradezco a los profesores la paciencia que han tenido con nosotros. 48 ¿Qué ha significado la educación en mi desarrollo personal? ROBERTO C. RIVEROS M. Vivir este proceso dentro de un recinto penal ha sido de gran provecho, porque ha enriquecido mi vocabulario y mi comprensión, pero también he descubierto un mundo precioso a través de la literatura, que me hace viajar y descubrir muchos lugares (aunque esté aquí). Educarme, me hace valorarme más y plantearme nuevas metas; tener más sueños y anhelos de superación. Los barrotes no han sido obstáculo para mi libertad de espíritu porque nadie puede encarcelar mis pensamientos; porque no pueden vigilar mis sueños ni quitarme todo lo nuevo que he aprendido en el colegio. Tengo emociones encontradas y sensaciones raras, pero agradezco a Dios por aclarar mi mente. Puede sonar raro: pero estar privado de libertad me ayudó a encontrarme a mí mismo, a tener un mejor diálogo con mis hijos, con mi madre. Aprendí a explayarme en un tema y expresarme de mejor manera, lo que me enriqueció como persona, porque tampoco sabía que podía hacer cosas buenas y hacer cosas nuevas era tan fácil. Agradezco la vocación de los profesores, por hacer clases en un lugar tan hostil como la cárcel, pero ellos han hecho del aula un lugar agradable y esperado, por lo que vivo momentos en los cuales no me siento preso, sino que al contrario: me entregan llaves para abrir puertas en mi vida, con un trato digno y por sobre todo con muestras de respeto. 49 Más allá MAIKOL F. ALVARADO A. Existen en la vida conocimientos buenos y malos; también hay virtudes buenas y malas; personalidades que se adaptan con el tiempo y hechos que cambian por completo la real esencia de una persona porque sin darnos cuenta, todos los días se aprende algo nuevo. Es aquí donde quiero detenerme y decir: “aprender no es lo mismo que educar”. Escucho al mundo con sed de conocimientos, jóvenes que protestan por querer educarse, corazones que gritan desesperados por ser escuchados y nuevamente me detengo y me pregunto ¿Podrá el mundo escucharme si yo mismo no me oigo? De pronto miro mi pasado, un muchacho lejos de imaginar el futuro que vivo, sin conocer siquiera la desesperación del amor y el valor efímero de los segundos felices. Sin pensarlo digo: me eduqué en la soledad y en el amor por los míos. Después de mil tropiezos, me despojo de la frustración del no saber y contemplo la verdadera sabiduría, entonces descubrí la belleza. Seguro fue la primera vez que logré ver mi futuro con un brillo especial. De un momento a otro mis anhelos y sueños ya no parecían imposibles y supe que existiendo una chispa de esperanza en el corazón se puede triunfar en la vida. Doy gracias a Dios por poner en mi camino una motivación, por poner en mis ojos el brillo del verdadero amor, por dar un nuevo valor a mis sentidos para utilizarlos como es debido, por darme la fuerza para seguir adelante, porque al fin comprendo que educarse es respetarse. Dedico este relato al esfuerzo de los docentes por sacarnos adelante. 50 Mis estudios CESAR VILLARROEL D. Mi primer día de clases en este penal fue mi primer cambio: podía ser un solitario caminante pero estoy entre el alumnado de una escuela que nos ofrece una nueva oportunidad, la de abrazarnos al estudio. Somos gente amable, respetuosa, que sabe que se merece algo mejor, que sabe que el cambio se puede, que la educación es la principal esperanza de la condena y si no se aprovecha, se va como mariposa entre las manos. Debemos demostrar a la gente de afuera, que sí podemos cambiar, que el colegio es una buena oportunidad, que lo que no sabíamos, poco a poco lo aprendemos y seguiremos aprendiendo y nos superaremos como personas. 51 Un paso importante CARLOS FERNÁNDEZ F. Muchas personas pasan por la vida como cualquier ser vivo, nacen, crecen, se reproducen y mueren. Algunas creen que con ser padres han completado su existencia y consideran que han hecho lo necesario. Otros buscan en el trabajo y dinero la realización que tanto anhelan, pero para mí existe una oportunidad que nunca antes había valorado hasta hoy: educarme. Antes de vivir esta circunstancia - perder mi libertad - no tuve o no busqué aprender en una escuela, porque la vida me enfrentó a situaciones difíciles, en lo familiar, en lo social y en lo económico, sumado a ello mi natural capacidad para ser desordenado, me llevaron a buscar recursos para subsistir. Trabajé en todo lo que tuviera ocasión, como “ayudante mecánico”, como “pioneta”, haciendo “metros ruma”, pavimentando caminos y otras tantas ocupaciones que un pobre debe hacer para obtener lo necesario para vivir. Luego vinieron los hijos, una mujer que cuidar y mantener, una casita, la ropita, los zapatitos de los niños y cuántos otros menesteres de un hombre con responsabilidades. Eso nunca impidió que los ratos libres fueran cargados y regados de un buen mosto y unas buenas cervezas que, lamentablemente, siempre terminaban muy mal. Esto último me llevó a correr varias veces detrás de los barrotes del retén. Hasta que llegue aquí. Al principio, el solo hecho de asumir que estaba en este lugar me causaba rabia e impotencia; no quería estar porque, a pesar de todo, nunca he sido de aquí. Pero como se debe aprender a hacer algo, con el tiempo fui de “malas” a la escuela. Al correr de los meses me di cuenta que habían cosas que ya sabía, que las había visto o utilizado en mis anteriores oficios o en mi vida personal, ahí entendí que lo que se aprende en la escuela es una herramienta que da mejores oportunidades para desempeñarse en la vida. Luego pasé a la educación media, he profundizado mis conocimientos, he aprendido a aplicar nuevos conceptos. Me ha costado y he contado con ayuda de mis profesores, de funcionarios y de compañeros, lo que ha permitido que vea las cosas con una mirada distinta. Estudiar hace bien, nunca es tarde para aprender cosas que uno no sabía y me siento feliz cuando, frente a otras personas, no quedo como el tonto ignorante; ahora puedo opinar y aplicar lo que he aprendido. Hoy, como padre, mi mayor anhelo es que mis hijos nunca dejen de estudiar porque es la única y más importante herencia que les puedo dejar. 52 La educación dentro de la cárcel, relajación y esparcimiento CRÍSTOFER ARAVENA C. Para un reo común puede resultar molesto, incomodo o quizás una obligación más el asistir a clases dentro de una Unidad Penal, para regularizar su situación educacional. Para mí, resulta un grato momento del día asistir a clases aun dentro de la cárcel, porque me permite desconectarme del diario vivir, completar mis estudios y sobre todo, comprender temas que interesan, que me llaman la atención y me interesa aprender sus características y cómo desarrollarlos. El hecho de tener ahora y aquí la posibilidad de estudiar ha logrado que me plantee la posibilidad y la motivación para terminar mi enseñanza media, rendir la PSU y confiado en obtener un buen resultado, estudiar la carrera de Técnico en Administración, la que me entregará valiosas herramientas para perfeccionar mis actividades comerciales y fortalecer el negocio que poseo y me guiará para iniciar un nuevo proyecto comercial que pretendo realizar cuando recobre mi libertad. En consecuencia, para mí el estudiar dentro de esta unidad penal impactó en mi vida y tendrá una positiva consecuencia en mi futuro. Ahora sé que estudiar es fundamental para reinsertarnos en la sociedad. 53 La importancia de la educación en mi vida personal OMAR MELLADO J. Estudiar en este recinto penitenciario ha sido muy provechoso y significativo para mi vida ya que me siento una mejor persona, más preparada para esta sociedad. Todo el tiempo que llevo en esta cárcel me ha servido para terminar mis estudios de enseñanza media, ya que solo había llegado hasta 5° año básico. Ahora, creo que si uno coloca algo de su parte, todo es posible. Es bueno darse cuenta que aun privado de libertad es posible estudiar y salir adelante. En mí caso, todo lo que he logrado aprender quiero que me sirva cuando esté en libertad, para por fin seguir por el buen camino con otras herramientas. Que si hubiera tenido la oportunidad de estudiar cuando niño mi vida sería distinta. A esta altura de mi vida solo queda el arrepentimiento por causar daño a personas inocentes. Prometo poner de mi parte, de ahora en adelante cambiaré por completo y no volveré a caer detenido, pues gracias a las enseñanzas recibidas puedo decir que soy otra persona. 54 Mi educación entre rejas ALDO JAQUE L. Para mí tiene mucho significado la educación impartida en el penal, porque, a pesar de que muchos piensan que en este lugar están los “desahuciados”, los que “no tienen remedio”, los que “no tienen ningún futuro”. Esa forma de pensar es egoísta. Los que aquí estamos somos personas que, si bien es cierto nos hemos equivocado en la vida, tenemos sueños y aspiraciones; como ellas, las personas del “mundo libre”. Creo que mi mayor meta es terminar mis estudios, con buenos promedios y demostrar que no estoy en el colegio para “ganarme una conducta” como muchos, sino porque quiero ser el mejor. Es mi desafío personal, pero no para los demás, sino para demostrarme a mí mismo que soy capaz y que un par de rejas no son un impedimento para salir adelante, con sacrificio y esfuerzo. No quiero que mi estadía en este lugar sea una pérdida de tiempo, quiero aprovecharla para aprender y rescatar lo bueno, que lo hay, de este lugar para ponerlo en práctica cuando esté en libertad. Por eso valoro cada clase que es impartida en este penal. Concluyo diciendo que siento un tremendo agradecimiento a mis profesores por su esfuerzo y dedicación. No es fácil venir a una cárcel a enseñar, pero lo hacen con amor y mucha vocación. Es importante también la facilidad que nos brinda Gendarmería, tratando, mediante el estudio, que seamos personas educadas, y por ende, nos reinsertemos de una manera más fácil al mundo libre y ya no hayan tantas diferencias, para que nos puedan aceptar como iguales, no mirando nuestro pasado, sino tomando en cuenta nuestras capacidades, que las emplearemos de mejor forma y así dar un mejor bienestar a los que amamos y serán parte de nuestras vidas una vez que salgamos de este lugar. 55 Mi experiencia en la escuela de la cárcel CRISTIAN DÍAZ U. Cuando ingresé al CDP de Pitrufquén no venía con muchas ganas de estudiar. Cuando estaba en la calle me inscribí en varios liceos y nunca pude terminar porque me costaba mucho concentrarme en las clases y dedicaba mucho tiempo a delinquir… y a las drogas. Por eso nunca pude concluir mis estudios. Ahora, en cambio y a pesar de que me encuentro aquí, he asistido prácticamente a todas las clases porque me di cuenta de que soy capaz de aprobar todas las materias, ya que cuando estoy en una clase me puedo concentrar bien. Ya no ando pensando en robar ni tampoco en drogarme. Ha cambiado mi vida, tanto así que al transcurrir las clases he terminado el primer semestre aprobando todas las asignaturas y mi promedio es 6.4. Con esto supe que podía dar más con la ayuda de los profesores y siento la confianza de pedir que vuelvan a explicar cuando no entiendo. Lo hacen hasta que se aprende. Además, me he valorado como persona y sé que podré terminar mi enseñanza media teniendo quizás la posibilidad de continuar mis estudios, porque creo que es la manera correcta de salir adelante y ser alguien en la vida. Dejaré atrás los errores cometidos y con las nuevas herramientas, mis estudios terminados, podré enfrentarme a la sociedad como lo que soy: un joven con esperanzas en el futuro. 56 Mi mayor anhelo CLAUDIO LAGOS V. Mi historia comienza el 03 de marzo de 1985, cuando me dirigía al internado “Ciudad del Niño”. En esos años no sabía leer ni escribir y ya tenía 10 años. Mi familia estaba dividida, no había quien pudiera ayudarme, me sentía solo y turbado sin entender cuál sería mi futuro. Tampoco sabía qué era una profesión ni un trabajo. Después de 4 años salí del internado al mundo real. Me preguntaba ¿Cómo iba a vivir? ¿Cómo formar mi hogar? Luego conocí la calle y vivía en ella. Me perdía más y más en la delincuencia. Esa fue mi escuela de la que nunca obtuve nada bueno. En el transcurso de esos años conocí la cárcel de Valparaíso; supe que había un colegio y solo había que inscribirse y tener ganas. Ahora soy un estudiante y cuando estoy en clases, me esfuerzo y pongo atención por aprender lo que la “profe” enseña. El colegio es una buena oportunidad para aprender, también una forma de salir, de despejarse del sistema carcelario, de distraer la mente para no pensar mucho en la calle, que dañas el alma… Por eso veo esta como una oportunidad para preparar la mente, para proyectarme, para mejorar mi autoestima y encontrar fuerzas para trabajar en el medio libre. A veces pienso que estar en el colegio es como salir al medio libre, me divierto mucho con la “profe”, con su simpatía y me siento bien. Luego tenemos que volver al módulo y esperar hasta el otro día y cuando llega la mañana me preparo para salir nuevamente al colegio. Lo importante de todo esto es que nosotros debemos aprovechar al máximo la vocación de estas personas, que llegan a este lugar a dedicar su tiempo para enseñar a los presos, por los cuales nadie da un peso sin saber que hay personas que no han perdido las esperanzas. ¡Esfuérzate y sé valiente! ¡Hay una nueva vida! 57 Oportunidad LUIS RIVERA R. Es la primera vez que estudio en un recinto penal, de a poquito me he ido adaptando al sistema educativo. Pero cuando llegué, encontré muy raro que hubiera una escuela. Soy un joven que le gusta payasear, jugar y también estudiar. Pienso que cuando recupere mi libertad terminaré mis estudios, porque creo que se lo debo a mi padre. Él siempre me decía: Hijo, estudia mucho para que seas un gran profesional y tengas tu cartón-. Nunca le hice caso y fue así que me puse a delinquir. Ahora estoy cumpliendo condena en la cárcel de Valparaíso. Esta posibilidad de recibir educación ha significado una oportunidad para recuperar mi libertad y avanzar en mi reinserción social. En la escuela está la posibilidad de aprender por lo que intento sacarme buenas notas. Me siento alegre y contento en este espacio que es el colegio. Me gusta, me distraigo de lo que pasa en el módulo 102 y me siento agradecido de la “profe” Cynthia, porque me ha enseñado hartas cosas que yo no “sabo” (jajaja). 58 A la salida del sol cada mañana REINALDO ZAMORA M. En el amanecer de cada día en este encierro denigrante y oscuro, veo cada mañana salir el sol. Ahí entiendo que una de las mejores etapas de mi vida la encuentro en la educación que se entrega, día a día en este encierro. Creo que tarde o temprano servirá para traspasarla a nuestros hijos. Cada día que pasa, me siento con la mente más despejada y saludable, con las ganas de querer seguir aprendiendo un poco más cada día, para ver si la vida me da una nueva oportunidad para reinsertarme en la sociedad y poder construir un camino que me permita transitar, con alegría y orgulloso de mis logros, por las calles de mi ciudad. Poder mirar a los ojos a los míos, sonriente, y decir que el tiempo que estuve privado de libertad pude educarme y aprender en el colegio. Dios sabe que el tiempo en que estoy recluido está siendo útil a mi vida, para poder quitarme el velo de mis ojos y así entender que en la educación puedo encontrar otra salida. 59 El camino al templo del saber LUIS JORQUERA P. Todos los días temprano, en la mañana, espero que el carcelero nos llame para la escuela. Camino a la escuela, me voy por los pasillos llenos de historias, de aventura y muchas tristezas. Llegando al colegio, me paro en el pasillo del recreo, donde se escuchan las aventuras y las proezas de cada una de las personas que están en este lugar. Al tocar el timbre, entramos a la sala a estudiar y a echar a volar la imaginación y la creatividad mientras en mi mente voy sumando mis derrotas y escribiendo la historia de mi vida. Al salir de mi jornada de estudios, me regreso al lugar de mi descanso, donde realmente tengo paz, donde descanso mis huesos y mi mente sueña con un mañana mejor. 60 Historia de un hombre de Socaire versus educación CASTRITO FIDEL M. En un lejano pueblo, ubicado a doscientos quince kilómetros al Este de la ciudad de Calama, se ubica el pueblo llamado Socaire, pueblo altiplánico pequeño, que vive de la agricultura y la ganadería, donde nací y crecí hasta los 12 años, con una familia de escasos recursos. Comencé a estudiar a los seis años, y solamente cursé hasta el quinto año básico; luego mi padre fallece y nuestra vida familiar sufre un cambio total, ya que yo era el hermano mayor de cuatro hermanos. En ese escenario, conozco a un personaje mayor, que llegó al pueblo en calidad de turista, al que mostré las bondades del pueblo, en cuanto a agricultura (cultivos de papas, maíz, trigo, cebolla, zanahorias, habas), ganadería (corderos, llamas, conejos), lagunas y lugares pintorescos e interesantes para el afuerino. Todo a cambio de una suculenta propina. Además de premiarme con una gran propina, me ofreció trabajo remunerado en la ciudad de Arica, a lo que mi madre se opuso rotundamente. Después de un año, este señor vuelve al pueblo a buscarme y en conversación con mi madre, llegan a un acuerdo familiar y económico, motivo por el cual salí de Socaire a Arica, con el permiso de mi madre y la protección de este señor de más o menos 30 años de edad. Una vez establecido en la ciudad de Arica, en una parcela del Valle de Azapa, comencé a trabajar en agricultura con el fin de ayudar a mi madre y a mis hermanos menores. Luego en estos menesteres, cumplí 18 años de edad, y me tocó hacer el servicio militar, que realicé en el Regimiento N°9 de Antofagasta, por un período de cinco años. Egresé como cabo de reserva, una experiencia inolvidable por todo lo aprendido. Este aprendizaje me llevó a perfeccionarme en la vida laboral y logré ser chofer de camiones de transporte, con lo que conocí mi país de norte al sur; recorriendo todas sus carreteras; saliendo en parte de la pobreza que me tocó vivir desde pequeño. Pero mi proyecto de vida se vio obstaculizado debido a que solamente tenía quinto año básico, lo que me impedía relacionarme con otras personas “de mas categoría”, en busca de un trabajo estable y mayor sustentabilidad en lo económico. En este peregrinar me casé y tuve dos hijos. Lamentablemente fracasé en esta fase tan importante de la vida de todos los seres humanos. Hoy, viejo ya y haciendo una reflexión, me di cuenta que el fracaso de mi proyecto de vida se debió exclusivamente a mi falta de educación, al no lograr terminar 61 mi educación básica y media, trunqué todas las expectativas de ser otra persona. Por esta razón me encuentro privado de libertad. Se aprovecharon de esta debilidad y me condujeron a realizar acciones ilícitas, que hoy con la educación que tengo, no las hubiese realizado. También puedo agregar a esta historia, que estoy muy feliz de estar completando mis estudios, aunque sea en un lugar “bastante especial”, y muy cercano terminar mi gran anhelo: terminar cuarto medio para que ninguna persona pase sobre mí. Debo decir que el estudio es muy importante en mi vida, aunque de repente se me hace un poco difícil, ya que han pasado más de veinte años, desde que dejé los estudios y ahora, que los retomé. Es difícil, pero no imposible. Hoy tengo 51 años de edad. En todo este tiempo logré darme cuenta que tenía otras virtudes y capacidades de trabajo. Por ejemplo, el “arte de la artesanía”, con la que cubro mis gastos comunes; también valoro que gracias a los conocimientos entregados por mi escuela, logré encontrarme conmigo mismo y valorarme como persona; ver un norte a alcanzar, y espero algún día, cuando salga de este lugar tenebroso, luchar por rescatar a mi esposa y mis dos hijos para volver a formar una familia como debe ser en este “mundo civilizado,” que día a día exige educación, educación y educación, para cumplir con proyectos de vida positivos y ser personas útiles a la sociedad. Moraleja: “ Sin Educación no existen los Proyectos de Vida Positivos” 62 El colegio DAVID FUENTES Primero que todo, me presento, Soy David Fuentes y alumno del 2° nivel de educación básica, curso A. y puedo decir que el colegio ha sido muy importante en muchos aspectos: he adquirido nuevos conocimientos, he recordado cosas de mi infancia y gracias al colegio, he recordado cosas que creí habían desaparecido, pero no era así. Por ejemplo “cuando jugábamos a la pelota en el recreo justo cuando estaban por tocar la campana y nos íbamos corriendo a colocar detrás del balón, de esos plásticos que en esos tiempos valían cien pesos. También me acordé que cuando estaba en quinto año básico tenía una compañera llamada Fabiola. Me gustaba mucho, porque la encontraba muy bonita, pero no me prestaba atención, ni siquiera sabía que yo existía (creo yo) Así pasaron los años y hoy, al recordar siento anhelos de esos momentos. Hoy han pasado los años, estudio en una escuela muy distinta a la de mi infancia, aquella en la que perseguíamos el balón de plástico. Hoy estudio en una escuela que está dentro de un penal. He aprendido cosas como sumar potencias, números naturales, el efecto del calentamiento global, historia de mi país y tantas otras cosas que podría seguir contando. También quiero contar que en mi escuela - gracias a mis profesores - he recordado valores que creía olvidados, como esos que mis padres me enseñaron en mi infancia y que hace mucho no ponía en práctica, esos que son primordiales, como el respeto a los demás. Ahora creo que el respeto es una forma de vida que me ha ayudado a convivir mejor con la gente que me rodea. Otra cosa que creo que es muy importante de contar es que era un joven que explotaba muy fácilmente, por cualquier problema y aquí en la cárcel es muy fácil meterse en problemas. Pero gracias al colegio he madurado y aprendido a llevarlos presente en todo momento. Profesores, les digo de verdad que me han ayudado mucho, estoy aprendiendo a llevarme bien con la gente y ya no he tenido problemas. Quiero decirles también que he mejorado mucho y se puede ver en mis calificaciones, pues soy uno de los mejores de mi clase, ya que siempre “rodeo” entre el seis cinco y siete; esto es porque me he interesado en lo que me enseñan, y sé que estudiando me irá mejor en la vida. Por eso 63 quiero terminar mi enseñanza básica y luego iniciar y terminar la media para cuando esté en libertad pueda seguir con una profesión. Me gustaría mucho perfeccionarme y superarme como persona. Cuento mi experiencia y entrego un mensaje a quienes están privados de libertad: sí se puede cambiar con dedicación y esfuerzo. Finalmente, quiero dar gracias a las personas que están a cargo de este sistema educacional, nos hacen un bien a muchas personas. … Gracias por todo su esfuerzo. 64 Sin título HERNÁN MADARIAGA O. Mi nombre es Hernán. Estoy por cumplir 26 años, me encuentro recluido en Huachalalume, de La Serena, cumpliendo una condena de cuatro años, por un delito que cometí un día del año 2009. Tenía 21 años. Recuerdo que me encontraba viviendo el proceso prenatal de mi primer hijo. Mi mujer, entonces, tenía un embarazo ya avanzado y nuestra situación económica no era favorable, por lo que consideraba que no estaba en condiciones de recibir a mi hijito como correspondía o como yo hubiese querido. Bajo este contexto y con una gran presión sicológica decidí hacer algo, tomando una mala decisión y cometiendo el peor error de mi vida, que me llevó a cometer un ilícito en donde todo resultó mal y nada de lo planificado pudo ser logrado. Me vi envuelto en un problema de proporciones mayores, porque fui descubierto cometiendo un delito. Ya no era solo un error, debía ser condenado y privado de libertad por un período que, en ese momento, era indeterminado. Así conocí la cárcel y tuve que vivir un proceso como imputado del nuevo sistema procesal penal y estar privado de libertad durante un año en otra ciudad, mientras se probaba mi responsabilidad y participación en los hechos. Al cabo de este tiempo llegué a la instancia de un juicio abreviado, donde se me propuso reconocer mi culpabilidad a cambio de ser condenado a cuatro años pero con beneficio alternativo - libertad vigilada - que me permitiría cumplir mi condena en libertad, irreprochable conducta anterior, ya que nunca había estado preso y sería evaluado periódicamente por una profesional del área sicológica de Gendarmería, según periodos determinados por mi delegada. Cuando volví a mi hogar, mi hijito ya tenía seis meses. Me había perdido importante y valioso tiempo para ver su crecimiento y sus primeros meses de vida. Incluso su nacimiento, etapa que tuvo que vivir sola mi mujer. Me vi obligado a madurar en forma rápida para cumplir con mis obligaciones y además, tenía más responsabilidades: ahora tenía un rol como padre. Al tiempo se comenzaron a dar oportunidades laborales que fui aprovechando para mejorar la situación económica de mi familia, esta familia que había formado muy joven junto a mi mujer y mi hijito .Comencé a valorar las cosas simples de la vida y a disfrutar más el tiempo que pasaba junto a ellos . 65 Trabajé en distintas labores, pero mal remuneradas por no contar con una educación completa. Fue así que me desempeñé como ayudante mecánico, aprendí oficios diversos y también trabajé como chofer de una empresa ferretera, en la que conducía camiones para los que no contaba con la licencia correspondiente. Un día me tocó conducir un camión con materiales de construcción, desde La Serena a Coquimbo. Fui controlado por carabineros y cuando se percataron que no contaba con la licencia para conducir vehículos de carga y con mayor tonelaje fui detenido nuevamente. Esto ya no era una falta porque es considerado un delito, algo que ignoraba por completo y se castiga con una pena de 61 días, a cumplir privado de libertad. La justicia determinó que yo volvía a cometer un delito en el período en que me encontraba con beneficio, por lo tanto fui nuevamente recluido y por lo tanto debía cumplir la totalidad del tiempo de la primera condena privado de libertad: 4 años. Así volví a estar preso. Caí en una profunda depresión desatada por el encierro y el alejamiento de mi familia. Me costó mucho asumir esta nueva situación. Sentía que les había fallado nuevamente a quienes más amo, que mis errores me costaban demasiado caro y consideraba injusta esta situación, ya que me encontraba trabajando y me sucedió esta desgracia…. ¿O era justo estar nuevamente preso y en esta situación? Al pasar los meses me fui dando cuenta que debía emplear en algo provechoso este tiempo. Comencé a buscar en qué utilizarlo y demostrar que soy diferente al resto de los que me rodean. Muy pronto me dieron la oportunidad de inscribirme en el liceo y terminar mis estudios medios, pues de alguna manera debía enmendar el rumbo perdido cuando deje de estudiar. Cuando comencé a asistir a clases, a compartir con diversas personas y conocí otras realidades, me dieron ganas de aprender y tomar con esmero esta nueva tarea. Tuve que retomar los hábitos de lectura, de estudio y desarrollar las actividades que nos daban los profesores. He cambiado la forma de ver las cosas, siento que podré optar mejor para mí, mi familia, teniendo mi cuarto medio; ahora ya no será tiempo perdido estar en este horrible lugar como es cárcel. Luego, cuando salga de aquí, quiero seguir estudios profesionales como mecánico automotriz o algo relacionado con la administración de empresas; sé que con perseverancia y dedicación lo lograré. Sobre todo con la ayuda de mi mujer y el amor de mi hijo, que ya tiene cuatro añitos. 66 El tiempo que llevo en la escuela ha sido de provecho, siento que los profesores me valoran y puedo dar más de mí, siento que realmente es la oportunidad que necesitaba, quiero retomar mis relaciones familiares , cuidar a mi hijo y no quiero que él viva lo que yo he vivido. Salir adelante, sé que lo lograré y esta experiencia, aunque ha sido amarga, pero con algunas cosas buenas, me ha aportado ya que fueron malas decisiones y errores me trajeron donde estoy. El estudio es una de las partes buenas y que ayudan a mejorar. Esta experiencia la comparto con el fin de ayudar a otros y que vean en el estudio una oportunidad de mejorar y cambiar, pues nunca nadie puede quitarte lo que aprendes y sabes. 67 La importancia de la educación para las personas VICTOR M. PINILLA S. Soy una persona, tengo treinta y siete años y no tengo mis estudios terminados. ¿La causa? En mi niñez no pude estudiar, por la enorme distancia que había entre mi hogar y la escuela, por problemas económicos, ya que en nuestro hogar éramos ocho hermanos y mi madre, una persona sin educación al igual que mi padre, el que lamentablemente fallece cuando tenía catorce años, por ese motivo tuve que empezar a trabajar a temprana edad. Les contaré cómo fue mi vida: Mi familia estaba formada por mis cuatro hermanos hombres y tres mujeres. Yo soy el número cinco dentro de mis hermanos; ninguno de ellos, de los mayores, ha terminado su educación básica, al igual que yo. Hoy me doy cuenta lo importante que es la educación para enfrentar la vida y formar una familia. Como decía, inicié mi vida laboral a los catorce años en el campo, sector rural de la comuna de Santa Bárbara, localidad de Rucalhue, realizando labores forestales junto a mi hermano mayor, de dieciocho años. Él cortaba árboles con hacha, yo los podaba (cortaba las ramas de estos) y me pagaba mi hermano del sueldo que recibía. Era bonito trabajar, me sentía grande al realizar estas labores, igual me cansaba y por cortar todos los días ramitas de los árboles tenía mi hachita bien afilada. Así fui creciendo en el campo, después trabajé en otras cosas, como vendiendo leña en el pueblo para que la gente se calentara en sus casas; esta leña la picaba yo mismo con mi hachita. Con el tiempo quise buscar trabajo en el pueblo más cercano que era Santa Bárbara, pero me pedían mis estudios básicos terminados. Yo no los tenía y ahí comprendí lo importante que eran los estudios. Me perdía oportunidades por no haber estudiado. En el campo la vida es difícil. Con el tiempo pude trabajar en algunas empresas de la ciudad de Los Ángeles, de tipo forestal y operando distintos tipos de maquinarias. Podría haber optado a trabajar en otras secciones de estas empresas, por mi falta de estudios no lo podía realizar. No se me ocurrió estando en el medio libre terminar mis estudios. Uno después que gana sus pesitos cree estar bien… ¡Pero no lo es todo! 68 Pero nunca es tarde para aprender. Hoy que me encuentro recluido en este penal; Gendarmería de Chile me ha dado la posibilidad de terminar mi educación básica y estoy cursando los estudios de quinto y sexto básico. Además quiero terminar la enseñanza básica para luego terminar la enseñanza media y más. Me he puesto esa meta para ayudar a mis hijos cuando esté en el medio libre y, ojalá, tener un trabajo digno y sé que lo lograré con el esfuerzo para tener una mejor educación que me ayudará en mi desarrollo laboral y personal. Concluyendo, diciendo que una de las grandes pérdidas en la vida del hombre es soltar la mano de la educación… Por ello siempre a mis hijos les digo que caminen junto a ella; además, le ruego a Dios que nunca coloquen sus pies en la mala huella en que yo los posé. 69 Lo difícil que es vivir sin educación PATRICIO A. NUÑEZ C. Hoy con treinta y nueve años yo, Patricio Nuñez Cid, les cuento que vengo de una familia de cuatro hermanos más, mis padres, todos con educación básica incompleta. En mi niñez tuve que trabajar a muy temprana edad, a los siete años salía junto a mi padre a trabajar en el campo donde vivíamos, en la localidad del fundo las Malvinas, ubicado al interior de Mulchén. Realizábamos labores de limpieza de terrenos para la plantación. Esto lo hice hasta los diez años. Mi vida como niño no la pude disfrutar como debiera ser. Tuve una tardía posibilidad de ingresar a la escuela, pero por trabajar - que era lo que a mis padres más les interesaba – solo pude llegar hasta quinto año básico. Ahora me doy cuenta lo difícil que es la vida sin tener educación. Cuando cumplí los 14 años, me dediqué a trabajar solo, en un fundo llamado Verdum, cerca de Mulchén. Era un trabajo de tipo forestal, también agrícola. Pasaron varios años, hasta que un día tomé la iniciativa de irme a trabajar a la ciudad de Santiago, en una fábrica de baldosas y otros tipos de trabajos, que me llevaron un par de años. Por esos lugares me entristecía, sentía que echaba de menos mis lugares de origen, por lo que tomé la decisión de volverme a mi localidad e hice “recontinuidad” laboral. Conocí a quien actualmente es mi pareja y compañera con la cual tenemos dos hijos. Mi hija mujer ya con su cuarto año medio cursado y mi hijo hombre que cursa el tercer año medio en la especialidad de técnico forestal. Sin embargo, entre los años de crecimiento de ambos por amistades, necesidades y carencias educacionales, me comprometí en complicadas situaciones personales por las cuales tuve que cumplir períodos de reclusión. Una vez estas cuentas saldadas, me reintegré a la vida laboral; mientras tanto mis hijos crecían, cosa que por preocupación permanente de mi pareja nunca abandonaron los estudios. Yo vuelvo a reincidir con lo que solo consigo el sufrimiento de mi mujer y mis hijos, de los cuales reconozco una grandeza personal impresionante, que resulta ejemplar para mí: nunca abandonaron lo importante: seguir sus estudios. Hoy tenemos la suerte de haber logrado mediante un subsidio nuestra propia casita y yo tengo mi fuente laboral - un furgón de trabajo – pero sobre 70 todo volví a la escuela, por el gran compromiso que he contraído con mi hija: que una vez volviendo a ser un hombre libre me iré de frentón al mundo del trabajo honrado, seguro y permanente, para - con la ayuda de Dios nunca más volver a fallarles para que deje de trabajar en la frutería donde lo hace para que retome sus estudios (desea ser enfermera) y se muestre como ejemplo de superación para su hermano y sus padres. Mientras tanto, cerraré un oscuro y negativo pasado y comenzaré a vivir de manera honrada y feliz de emprender otra etapa. Concluyo de manera muy consciente: la educación tiene importancia vital para el hombre como el agua y el sol lo tiene para las plantas. 71 Los mejores capítulos de mi vida JOSE A. VASQUEZ R. Soy José Abdón Vásquez Rozas, cincuenta y seis años, escolaridad quinto año básico y mi familia estaba compuesta por mis nueve hermanos más mis padres. Mi papá de oficio carpintero y mi madre cumplía las labores de casa; ambos con escasa educación. Pero, a pesar de ello, hubo una enseñanza permanente de valores a todos sus hijos, dentro de las posibilidades que nos podían entregar por el hecho de llevar una vida cristiana. Mi padre trabajó como minero en Lota y después se trasladó a la localidad de Laja, a trabajar en su oficio de carpintero, actividad que adquirió de mi abuelo. Por ser tantos hijos en el matrimonio, disfrutamos poco nuestra infancia. Tuvimos que empezar a trabajar a temprana edad. No nos fue posible realizarnos como niños, y, por lo tanto, no pudimos ir a la escuela, donde nos habrían entregado una educación para la vida, útil para cuando nos convirtiéramos en adultos y formemos una familia. Así iba pasando el tiempo y yo continuaba creciendo, nos cambiábamos de un lugar a otro. En Laraquete, comuna de Arauco, octava región, mi madre, que, cooperaba con incentivos económicos para él hogar, realizó ventas de embutidos hechos con menudencias que recibia del matadero de la localidad, además, hacía pan amasado, que era muy rico y yo lo vendía en el tren. Aquí cursé y repetí quinto básico. Después de unos años nos cambiamos a la localidad de Constitución, donde me dediqué a ser botero con solo 16 años de edad. Mi trabajo consistía en trasladar turistas y pasearlas en bote por los ríos de esta localidad. Pasé varios años en esta función. Fui juntando pesito a pesito, hasta que un día, con todo lo que había ahorrado, me compré mi propio bote. Me sentí orgulloso de mí mismo y mis logros. Pero igual sentía que era un trabajo muy sacrificado. Me decía ¿por qué no habré estudiado mejor? Los amigos que sí lo habían hecho tenían lindas profesiones y ganaban bastante dinero. Pero eran las circunstancias de mi vida. Sin embargo, no todo fue malo, ya que en este trabajo tuve la fortuna de conocer a quien fue mi esposa, con la que tuve tres hijos. ¡¡Gracias a mi esposa, por dedicarse mucho al cuidado de los niños!! Yo, en cambio, me incliné por el trabajo y mis amistades. Lamentablemente, esto me llevó a perder a mí familia. Luego, me dediqué al trabajo como buzo por lo que tenía que salir 72 de mi hogar por períodos prolongados de hasta veinte días, pero en este trabajo es frecuente el consumo de alcohol. Llegaba en malas condiciones a mi hogar, con poca plata de lo que había trabajado y sacrificado, lo que hace que uno se afecte no solo como persona, sino que también a su familia por no estar cerca de ella. Gracias a Dios y al cuidado de su madre, lo cual reconozco, mis hijos son todos profesionales, que están en el extranjero, especialmente en Francia y aun cuando tengo contactos con ellos, siento mucho no haber estado cuando me necesitaron. Creo que si hubiera estudiado, esto no me habría pasado. Hoy día, a esta edad, creo que es muy importante la educación que nos entregan en la escuela, etapa que no realicé cuando niño. Por eso agradezco esta nueva oportunidad para terminar mis estudios y recordaré, con orgullo personal, que el paso por esta unidad penal me ha servido para terminar algo que no pude hacer antes. 73 ¿Qué ha significado para mí la educación? MARCOS VÁSQUEZ S. Hoy se cumplen 56 años de mi existencia, una vida marcada por la mala fortuna de haber nacido en una familia mal constituida. Cuando era solo un niño, tuve que vivir solo bajo la protección de mis abuelos paternos hasta la edad de 12 años y debido a circunstancias que me trajo la vida, llegué a estudiar solo hasta sexto básico. Debido a problemas familiares, terminé viviendo en la calle y no por culpa de mis abuelos, sino por culpa de mi rebeldía, que (creo) anidaba desde que fui rechazado por mi madre y a quien nunca conocí. Mis primeros pasos por la calle estuvieron plagados de frío y de hambre, aprendí a vivir con la realidad callejera y por necesidad, aprendí a delinquir con un grupo de amigos de mi misma edad. Hoy recuerdo que fue un 27 de octubre cuando cometí mi primer robo. Se preguntará quien lea esto, por qué lo recuerdo así. La razón es porque yo cumplo años el día 29 de octubre y ya tenía mis zapatos muy gastados y en mal estado y luego de haber robado ese día pude comprar mi primera ropa y zapatillas. ¡No se imaginan la sensación de satisfacción por valerme por mí mismo! Aunque sea de esta mala manera. Este también fue el inicio de una vida llena de penas, pero también con algo de alegrías. A los 16 años conocí el amor de mi vida, con quien tengo la dicha de permanecer unido hasta hoy y tener nueve hijos: cuatro mujeres y cinco varones. Su nombre es María Soledad y ha sido un pilar fundamental en mi vida, porque siendo un delincuente me aceptó, a pesar de que a lo largo de nuestras vidas hemos pasado muchos momentos amargos, pero los hemos superado juntos. Por mi vida de delincuente he pasado por varios penales: Valparaíso, Santiago, San Antonio, Los Ángeles y otros. Estoy Huachalalume. A pesar de este largo currículo, jamás se me había pasado por la mente retomar mis estudios y menos estando en una cárcel, ya que esto afectaría, como decimos los delincuentes, mi “barretín”, es decir el qué dirán los demás. Hoy, ya siendo una persona adulta, con mis hijos mayores, trabajadores y teniendo todo el tiempo disponible, opté por ocupar mi tiempo de buena manera: ¿Qué mejor decisión que volcar esa energía en estudiar? 74 He sido toda mi vida una persona muy detallista y perseverante; cuando me he propuesto lograr algo me dedico a eso hasta que lo logro, cueste lo que cueste. En este penal se me ha dado la oportunidad de estudiar y aprender, y sé que este camino no será fácil. Comprenderán que después de tantos años sin tomar un libro y un cuaderno, será costoso. De hecho, el primer año repetí segundo nivel, pero como nada me puede doblegar en esta vida, he persistido, lo que me ha traído buenos frutos porque una vez más confirmo que “Querer es poder”. Entonces cuando me llega la pregunta: ¿Qué es para mí la educación? Digo que es una necesidad fundamental en la vida, al igual que comer y respirar. Porque con el paso de los años he sentido la discriminación de la sociedad para las personas sin estudios, porque además, sin educación se pueden cometer errores que después, con los años, te pasan la cuenta; y no solo pensando en quienes cometen delitos, sino (creo) también les debe suceder a las personas de bien en relación a su trabajo. Ahora viene otra pregunta fundamental, ¿qué significado tiene para mí la educación penitenciaria? Creo que en la educación la diferencia la hacen las personas por su motivación, sus metas, sus logros. Así sea en la cárcel o en el medio libre. Las personas de la calle tienen otro tipo de motivaciones y otras metas, como obtener un título, ser un profesional y otras que dependen de cada individuo. En las cárceles las personas optan por ir a la escuela por motivos diferentes, como “hacer conducta”, optar a algún beneficio intrapenitenciario o, por último, como un medio de distracción. En estos casos, no se toma el real valor de lo que significa aprender. Como no me considero igual a todos y a pesar de ser un delincuente, he optado por aprender y en mi caso, educarme tiene un valor fundamental y siendo consecuente con lo que digo y hago: un día dije que estudiaría y lo he hecho. También dije quiero ser el mejor y sé que lo lograré. Estudio por necesidad personal, he pasado por esta vida haciendo maldades y quiero demostrar con el camino del estudio que puedo convertirme en una persona de bien. Además, me considero una persona inteligente y sin ser arrogante, tengo la certeza que si quiero…. ¡Puedo lograrlo! En esta etapa de mi vida quiero demostrarme a mí mismo que puedo lograr algo distinto en la vida. Vida que me puso en un lugar equivocado cuando 75 niño, pero nunca es tarde para remediarlo y que mejor que graduarme de enseñanza media y con mi cartón de electricista será lo mejor. Esa es mi meta: demostrarles a mis hijos que, independiente del lugar en que uno esté, puede lograr lo que se propone; que los obstáculos no son más que eso: obstáculos. Y es ahí que con más ahínco uno tiene que superarse, no importando la edad, ni el tiempo. Aquí lo que más hay …es tiempo. Yo no busco beneficios penitenciarios, sino logros personales, los beneficios penitenciarios llegan demostrando con hechos que uno es mejor. 76 Mi vida sin educacion GERMAIN A. LEIVA I. Yo, Germain Alexis Leiva Illanes, soy un hombre que vivo en la localidad rural de Licura, fundo la Higuera, como a diez kilómetros de la comuna de Mulchén y quiero contar mi historia. Nací en este sector y el nombre de mi madre es Juanita Illanes, una mujer esforzada y sin educación. Junto a mi padre vivíamos en este sector agrícola, con pocos recursos económicos. Mi padre, un hombre trabajador agrícola, igualmente sin educación. Formábamos una familia junto a mi hermano Luis. Cuando llegó la edad de estudiar, nos mandaron a una escuela de la localidad, a la que asistían pocos alumnos, los cursos eran mixtos y lo conformaban alumnos de tres cursos distintos por lo que en una misma sala había alumnos de primero, segundo y tercero básico. Por motivos económicos tuve que dejar de estudiar. A los doce años comenzó mi quehacer laboral para ayudar a mi familia, por lo que tuve que dejar los estudios. Ahora a mi edad - 32 años - me he dado cuenta lo importante que es la educación para el ser humano, que lo ayuda a crecer tanto en lo cultural como en lo familiar y económico. Mi trabajo era salir con mi padre a laborar en la parte agrícola, a las ocho de la mañana. No volvíamos hasta la noche; en el lugar de trabajo nos servíamos un almuerzo que nos preparaba mi mamá, con mucho cariño, todos los días. Igual era rico estar con mi padre y compartir un plato de porotos o a veces de tallarines. Pero también había días que solo comíamos un pedacito de pan con ají y un café de trigo. Eso era cuando no había otras cosas en mi hogar. Lo ayudaba en todos los quehaceres que realizaba como regar la remolacha, limpiar canales de regadío con pura pala y mis manitos se ponían llenas de callos o partidas por el frío de las heladas de las mañanas. También usaba “chalitas de auto” (chalas confeccionadas de neumáticos) que se usaban mucho en al campo en esos tiempos. Recuerdo que una vez, que con lo que mi papá se pagó, me compró unas botas de goma para seguir trabajando sin pasar frio. Cuando cumplí los dieciocho años, me hicieron contrato en el fundo y comencé a ganar mi propio sueldo, con el que pude ayudar a mi madre y a mi hermano. A pesar de no tener una educación formal, igual me esforzaba por lograr cosas importantes en el ámbito laboral, como lo reconocieron los patrones. A los veinte años me enseñaron a manejar un tractor pero, por no tener mis estudios básicos, no pude obtener una licencia de conducir. 77 En la sociedad en que uno está inserto, es fundamental contar con educación, ya que en la parte laboral es muy importante para desarrollar funciones específicas en las empresas, que ofrecen oportunidades de trabajo mejor remunerado. Hoy, a la edad que tengo, siento mucho no haber podido contar con los estudios correspondientes. Pero tengo las ganas de seguir estudiando para realizarme como persona y entregar un mejor pasar a mi hijo de diez años. Gracias a Dios que hoy, en el lugar que me encuentro y privado de libertad, puedo realizar lo que no pude hacer cuando niño, pero sé que nunca es tarde para realizar los estudios. Estoy convencido que el querer es poder. Doy gracias a Gendarmería de Chile por darme otra oportunidad para realizarme como persona y seguir estudiando, lo que hago con mucho ánimo y dedicación. Hoy me encuentro feliz de poder estar completando mis estudios en esta unidad penal de Mulchén, en la que estoy recluido. Mi anhelo es poder terminar mi educación básica con el claro objetivo de seguir estudiando, llegar lo más alto que pueda lograr y me esforzaré por mi hijo, ya que no quiero que pase por lo mismo que yo. Sé que sin estudiar es muy difícil lograr metas importantes en la vida y a mí no se me dieron los medios para hacerlo. Ahora sé que la educación es importante para todas las personas, ya que lleva a tener una buena convivencia con la comunidad en la cual uno se encuentra y lo ayuda a tomar decisiones importantes, sin sentirse discriminado por la sociedad. 78 La escuela de la lucha LEONARDO A. GARRIDO L. Cada día que escucho al funcionario llamarme para asistir a clases me desanimo, pero lo que me da ánimo y fuerzas para seguir luchando es mi reinserción para seguir laburando y avanzando, progresando como joven y como persona, que ya bastante he sufrido estando acá. Terminar mi tercero y cuarto medio y contarles - a mi papá y a mi mamá - que este es su hijo, que será graduado de un penal. Esto viene siendo un cambio en mi vida, y ya en libertad… ¡será una gran vida! 79 La oportunidad de ser alguien CARLOS M. PAREDES B. Para mí, la escuela es algo muy importante, pero me cuesta demasiado. Trato de poner mucho de mi parte, porque para mí es importante surgir y demostrar que yo soy capaz. Me demostraré, a mí mismo, que todo se puede y podré decirles a mis hijos “yo terminé mis estudios” y además, decirles que ellos tienen que ser más que yo para que puedan ser alguien en la vida y no depender de nadie. 80 Nunca es tarde JUAN F. ÁLVAREZ M. Érase una vez un niño llamado Carlos; tenía su hermano que era Manuel. Vivían con su padre que les dio una vida llena de sufrimientos y adicciones. Carlos y Manuel desde pequeños fueron busca vidas. Entre los dos hermanos pasaron muchas aventuras cuando salían en busca de alimentos. A su padre, que era un drogadicto, no se le daba nada por sus hijos. Solo sabía drogarse. Carlos, el mayor de los hermanos, fue el primero en probar la droga, era más curioso que Manuel y sin darse cuenta, fue cayendo en un mundo de excesos y mala vida. Sin embargo, el primero en pisar una prisión, debido a la vida que llevaban, fue el menor de los hermanos. Carlos no tardó en llegar a la cárcel, igual que su hermano. Allí conocieron “El Mundo de la Delincuencia con todos sus pro y sus contras”. Una vez en la cárcel, los hermanos tuvieron que abrirse el camino entre sus pares, que insistentemente probaban su valor. En este lugar “rige la ley del más fuerte”. Pero en este lugar de sombras y soledad lograron ver una pequeña luz de esperanza. Escucharon de un pequeño colegio que daba clases diariamente. Ahí los hermanos empezaron a participar de esta actividad y lograron darse cuenta que el camino que llevaban no era el correcto. Y gracias a la escuela estas personas lograron su libertad y enmendaron sus caminos. 81 Término de mi enseñanza media CARLOS M. PAREDES B. Este es el relato sobre mi vida y mis estudios. Nunca fui bueno para estudiar por mi comportamiento y mi carácter, siempre me costó concentrarme en la sala de clases; desde mi niñez que tengo problemas con los estudios. Al conocer las drogas ya no era lo mismo, ya no iba a clases, hacía la cimarra, empecé a ser expulsado y a quedar “condicional” en los colegios. Terminada la enseñanza básica, fue difícil que me recibieran los colegios por mi conducta y notas. Al final, me recibieron para terminar mi enseñanza media y no fui capaz de estudiar. Quedé repitiendo, me echaron del colegio y no me recibieron en ningún otro de San Antonio. La droga y la delincuencia estuvieron junto a mí toda mi juventud y ahora, que estoy privado de libertad, se me dio la oportunidad de madurar y pensar en mi futuro; me dieron la oportunidad de terminar mi enseñanza media y voy a aprovechar esta oportunidad para ser alguien en la vida y tener una buena educación y enseñarle a mis hijos, a sacar adelante mi familia con este gran logro de mi vida. 82 Dicen CRISTIÁN VILLARROEL S. Dicen que la educación es un derecho y parte fundamental en esta sociedad. La educación realmente es importante, pero cuando uno es joven no lo piensa así. Hoy en día tengo 34 años y me encuentro recluido en el penal de Talagante, donde trato de mejorar día tras día. En este lugar, después de casi 20, años me encuentro estudiando y cursando 1º y 2º medio. Ahora me doy cuenta, qué importante es la educación. Si yo hubiese estudiado, habría tenido mejores oportunidades laborales y no me encontraría en una cárcel. 83 Los profesores HENRY D. SILVA R. Sentimientos: No imaginé que para un profesor enseñar a sus alumnos fuera tan importante y satisfactorio. Conocí a una profesora con la capacidad de escuchar los relatos o vivencias de sus alumnos de tal manera que sus ojos se empapaban de lágrimas, emanaban del fondo de su ser las más puras intenciones de ayudar, de enseñar y aconsejar, siendo muy asertiva y me ha impulsado a darme cuenta de que soy capaz de aprender y educarme lo más que pueda. Aprendí a quererla y a disfrutar las clases, agradezco a los profesores con admiración y sentimientos. Las clases: Ciencias Sociales, muy entretenidas, me llaman mucho la atención, pudiendo darme cuenta de muchas cosas que han pasado en nuestro país y en el mundo. Matemáticas: Me frustraba mucho al principio cuando no entendía, pero con empeño lo estoy logrando. Castellano: He logrado enfocarme, abrir mi mente y mi imaginación, he conocido muchas palabras nuevas que no conocía. Ciencias Naturales: Me gusta la clase, tratar de entender la naturaleza, la creación del mundo y de los seres vivos. Convivencia social: No me gusta por los sentimientos, tal vez no me gusta ventilar mi vida personal o abrir mis sentimientos, me afecta. Verso: “Voy a brindar, dijo un profesor, por mis alumnos queridos que, como jardín florido, los riego con amor, brindo porque son esforzados, por los ramos enseñados con cariño, brindaré con mucho respeto por el saber que se ha sembrado”. 84 ¿Han oído hablar de la educación penitenciaria…? ¿No? …Yo les voy a contar… RAMÓN H. FUENTES M. Todo comenzó un día de mucho calor, era un día normal de verano, me encontraba recostado sobre mi cama, mientras mis pensamientos vagaban por todo el universo. No tenía nada que hacer, pensaba y pensaba. Me sentía solo y estaba triste. Además, sentía que me faltaba algo, pero no sabía qué era. Me sentía vacío, tenía que hacer algo que matara el ocio y que sacara de mí los pensamientos malos. Es más, deseaba volver a nacer y en cierta medida, por fin, lo logré. Hoy, estoy muy contento, mi alma ya no estaba vacía y mis pensamientos ya no son los mismos, ya no soy esa persona cerrada de mente y agresivo. Ahora soy un estudiante con muchas ganas de seguir aprendiendo, jamás pensé que un colegio, dentro de este lugar, se convertiría en algo tan importante para mi desarrollo como persona. Muchas veces pensé que la escuela era un lugar frío, helado, que no dejaba espacio para compartir algo importante para uno. Que los profesores podían llegar a ser como los ogros de los cuentos. Me llevé la sorpresa que no es así, porque este es un lugar lleno de amor y acogedor. Volví a ser un niño dentro del cuerpo de un adulto; cada día que pasaba me sentaba en mi pupitre para estudiar y, mientras pasaban los días, mi mente ya no era la misma de antes. Ahora mi mente comienza a llenarse de nuevas ideas. En realidad los estudios en esta que llamo “cápsula del tiempo” han resultado muy importantes y confío que de esta manera podré ser una persona de bien y con capacidad de ayudar a las personas que me rodean. En realidad, no sé cómo expresar lo que estoy viviendo, ya que desde que estoy estudiando, estoy conociendo personas llenas de valores y de amor hacía el prójimo. A veces llego a pensar que el colegio donde estudio es salido como de un cuento importante para mí. Además, para quienes estudiamos es diferente estar en el liceo que estar solo en el patio del penal. Cuando llegamos al liceo, llegamos a otro mundo; estar en el patio del penal no lleva a nada. … pero venir a clases te lleva a algo que te hace distinto. Ya mis pensamientos viajan más allá de lo conocido, siento que aprender me llena esos vacíos que tenía en mi interior. A veces me pregunto, ¿si hubiera estudiado en mi niñez? Creo que hubiera sido otra mi realidad, hubiera sido un hombre de bien. Aquí me di cuenta que no es tarde, que puedo recuperar 85 el tiempo perdido con mis estudios y, con el apoyo de mis profesores y de las personas que confían en mí, puedo lograr convertirme en esa persona de bien que anhelo ser un día. En mi escritura, quisiera decir, por último, a todas las personas que se sienten solas, vacías pero con ganas de aprender, que aunque se encuentran en un lugar frío y triste, como es una cárcel, que no es tarde para aprender, que existe un lugar especial y lleno de amor que es este liceo. En él encontrarán ocupaciones útiles que le permitirán emplear mejor el tiempo y serán guiados por personas que los valoran y aprecian: los profesores y profesoras. 86 Recuerdos imborrables ROBERTO S. TORRES R. Días horrorosos, vivencias inolvidables. Ganas de no creer más en nada, sólo disfrutar de esa infancia sin preocupaciones. Quizás habrán sido malas juntas, quizás habrá sido inmadurez. Sólo me queda luchar por el mañana y recuperar el tiempo perdido. Hace años, en lo que se llamaba la etapa de la pubertad, como toda persona viví momentos de inseguridad: desempeñarme como trabajador o como alumno. Más difícil aun cuando tienes que tomar decisiones propias, pues tu padre sólo piensa y vive por el alcohol. No queda más que “rebuscárselas” y salir adelante con lo que aprendes de la experiencia o de la escoria que te toca vivir. No me juzgue. Nadie está libre. Pensar en lo bueno es pensar en mi madre. Creo que con reprocharse las cosas ya no se logra nada. Pensar por ejemplo, ¿qué hice mal? ¿Será que me gustó el camino fácil de la vida? O ¿será que faltó un poco de orientación? ¿Un guía? Sé que todo lo que hice nunca estuvo bien y llevo un gran vacío en mi corazón. Espero que el destino me pueda aclarar todas las dudas, sobre todo por qué el ser humano aprende de los errores y espera equivocarse para aprender? Me ha costado mucho aceptarlo. He perdido grandes oportunidades y pasado por varias pruebas que me ha entregado la vida. No he podido ver la infancia de mi hija. Lo más valioso que tengo es mi hija y se llama Emilee. Ella es mi razón de vivir. Ojalá algún día logre entenderme… Me encuentro preso del año 2006, no soy una persona de bien ante la sociedad, eso lo tengo claro, nadie es perfecto. La desigualdad te hace pensar de tantas formas, que uno a veces se queda en el pasado. Llegué a la cárcel de Valparaíso totalmente desorientado, sobreviviendo a todo lo negativo que es posible imaginar. Pocas son las personas que piensan en superar una etapa como ésa. He aprendido a convivir con personas de pensamientos tan diferentes a los míos. Mis delitos fueron de alto compromiso delictual, por lo que fui mirado con respeto entre los demás. Durante mi condena, tuve la ocasión de estar en tres cárceles diferentes en aproximadamente nueve años. 87 En Valparaíso estuve casi siete años. Recorrí todo el penal de módulo en módulo. Jamás tuve buena conducta, mostrando altos y bajos, hasta que llegué al disciplinario, algo así como militar. Lo llaman el 107, módulo de seguridad, donde estuve períodos de seis meses alejado del resto del penal. Permanecí nueve meses sin ver televisión, tampoco escuché radio. Me alejé totalmente del mundo exterior. Sólo pude leer. Tuve que darme mucho valor, pues me sentía deprimido. Nada de comunicación, 23 horas encerrado y una hora circulando en el patio. El módulo brillaba de limpio. En los días de visitas, podía ver a través de un vidrio a mis familiares, en el denominado “Locutorio de visitas”, sin ningún contacto físico. Después de haber tenido tantos lujos, me sentí desvalorado en el encierro. El paqueo me enseñó valores y principios, como por ejemplo, valorar más la vida y la salud, teniendo lo mínimo en ese momento. De ser humilde y pensar positivo dependía no hundirme más de lo que ya estaba. El tiempo de permanencia en ese módulo dependía de la evaluación del psicólogo y el asistente social. Recuerdo que debía tomar té sin azúcar, usar cuatro días la misma bolsita del té y afeitarme utilizando un CD como espejo. Era algo de no creer. Todo era plástico, nada de metal o vidrio. Luego de estar allí, me enviaron a la cárcel de Concepción, donde llegué con lo puesto porque perdí toda mi ropa. La cárcel del Biobío un nuevo cambio. Empecé todo de cero, alejado de mi familia, dos años sin poder recibir visita, pues mi familia vivía en Punta Arenas y era de escasos recursos. Sabía que logrando buena conducta me trasladarían hasta allí y así fue. Hoy me encuentro en “casa”, feliz de ver a mi hija, mi madre y mis hermanos. Actualmente trabajo en un taller de madera en la cárcel de Punta Arenas, donde me han brindados muchas oportunidades. Quiero hacer las cosas bien, ser otra persona, tratar de olvidar esta pesadilla, luchar por el compromiso que tengo con mi familia e hija y volver a casa. Sé que he tenido algunos cambios que favorecen mi salida. A través de este relato, pudieron enterarse de mi historia y ver lo difícil que fue contarla. Una gran experiencia a punto de ser superada. 88 Historia de mi vida CAMILO PINTO Mi nombre es Camilo Pinto. Soy un joven campesino y vengo de una familia compuesta por doce hermanos. Mi madre y mi padre siempre se dedicaron a trabajar en el campo para poder salir adelante y darnos una buena educación. Cuando pequeño estudié en diferentes escuelas, ya que por mi comportamiento me trasladaban de establecimientos esperando que mi disciplina mejorara. Fue así como mis padres decidieron matricularme en una escuela ubicada en la ciudad de Bulnes. Llegué a esa escuela con nueve años de edad y conocí diferentes compañeros y compañeras con los cuales comencé a consumir cigarrillos y alcohol. Al pasar los días me fui metiendo más y más en el vicio. El dinero que mis padres me daban para colación yo lo usaba para comprar cigarros y cervezas. Sumergido en este ambiente, comencé a verme involucrado en frecuentes peleas. Cuando cumplí los diecisiete años, cometí mi primer delito. Recuerdo que junto a dos compañeros entramos a un negocio y robamos, a una joven que trabajaba ahí, todo el dinero que había en caja, luego seguimos bebiendo. Como éramos menores, nos dejaron en libertad. Con el pasar del tiempo, cuando ya tenía veintidós años, cometí mi segundo robo. Fui imputado y luego de un mes y medio dejado en libertad con firma mensual. Lamentablemente, luego de un tiempo, volví a cometer un delito. Esta vez me vi involucrado en una grave pelea en la que dejé inconsciente a dos hombres. Fui detenido y comenzaron la investigación. Llevaba alrededor de tres días preso cuando llegó mi familia a visitarme, fue muy duro para mí verlos llorar por mi culpa; verlos llorar porque estaban pidiendo veinte años de condena. Con el paso de los meses fui llevado al juzgado de Chillán y me condenaron a diez años y un día; pasé a los condenados y me dijeron que debía “hacer conducta y estudiar” para poder optar a algún beneficio. Comencé cursando el primer nivel básico, mi profesor era el director de ese entonces, el señor Gutiérrez. Sinceramente, yo asistía a la escuela solo por conducta. Cuando cursaba segundo nivel básico tuve la oportunidad de presentar “un beneficio de traslado” a un CET. Mi familia estaba muy contenta porque yo había ganado esta oportunidad. Todo estaba resultando muy bien, hasta que un día decidí salir en Yungay, bebí cerveza y me involucré nuevamente en una pelea. 89 Llegó carabineros, fui detenido y llevado a la cárcel. Había quebrantado el beneficio. Nuevamente llegué a la cárcel de Bulnes y me matriculé en la escuela, creí que todo volvería a ser como antes, solo por el beneficio, pero el primer día que asistí a clases me di cuenta que había nuevos profesores. La escuela que, para mí era “solo conducta”, gracias a las y los profesores nuevos, me hizo darme cuenta que el estudio significa mucho. Cuando llevaba unos meses de clases, una hermana enfermó gravemente, yo no quería seguir estudiando. La verdad, no tenía ganas de nada, pero los profesores me dieron la fuerza para seguir adelante. Estoy muy agradecido de los profesores, sobre todo con la profesora Francisca y de la profesora Katherine, quienes me brindaron su apoyo tras el fallecimiento de mi hermana. Aunque en muchas ocasiones digamos que el estudio no sirve, es incorrecto, porque el estudio me sirve para optar a un mejor trabajo a futuro, para poder educar y guiar a nuestros hijos y por sobre todo, es fundamental para poder rehabilitarme. Doy gracias a los profesores por darme una buena educación, por ser comprensivos y pacientes conmigo. Gracias a ellos, este semestre alcancé un muy buen promedio, obtuve un seis coma tres. Agradezco a la profesora Katherine, ya que fue un gran apoyo al aconsejarme y entregarme fuerza y ánimos para continuar con mis estudios. Pude valorar la educación y a los que nos enseñan. También quisiera manifestar lo bien que me he sentido al ver que las y los profesores valoran mi desempeño en la escuela y mi cambio de actitud. Me llena de alegría poder ser una mejor persona y tener la oportunidad de escribir estas palabras. 90 La tercera es la vencida F.A.S.M “¡Felipe! ¿De nuevo vas a salir?. Has llegado hace una hora y vas a salir de nuevo”. Era la típica frase de mi madre después de haber estado ausente tres días sin llegar a casa. El carrete y las drogas se estaban volviendo una rutina de todos los fines de semana del mes. Si con tan solo contarles que apenas duraba una hora en mi casa, no alcanzaba a conversar ni con mis padres y volvía a salir. Podría escribir un libro entero contando mis errores, pero como solo les vengo a contar del error más grave que he cometido en mi vida, lo primero que se me viene a la mente es el recuerdo de ese día, un veintiséis de agosto de 2012. Recuerdo llegar a casa ebrio ese día sábado a las 5:30 de la mañana. Sueño era lo único que tenía en ese momento. Me acosté a dormir y desperté de golpe a causa de una horrenda pesadilla; vi la hora y ya eran las diez de la mañana y el comienzo de las horas más difíciles que he tenido que pasar en estos veintisiete años de vida. Me dirigí a la ducha, ya que después de tan horrenda pesadilla, desperté sudando, y no era para menos, si cualquiera que soñara que pierde su libertad y cae preso quedaría como yo quedé en ese momento. Terminé de bañarme y ya había batido un récord, y pensé: “es un milagro, llevo cinco horas en casa”. Apenas terminado ese pensamiento suena mi celular, era mi mejor amigo. En ese momento supe que ese récord quedaría establecido. Y así sucedió. Y al parecer, por la magnitud de la celebración que se venía, según lo que me señaló mi amigo, también rompería el récord de tres días ausente de casa. Me preparo para ir al centro, a la Plaza de Armas para ser más específico. Ese era el punto de encuentro con mi amigo. Salgo de casa y camino para tomar un taxi, sentí cómo un mal presentimiento que se apoderó de mi mente. Por unos cuantos segundos me puse a pensar en los valiosos consejos que me daban mis padres, pero no le di mucha importancia, porque lo más importante en ese momento era no llegar tarde a la plaza. Si con tan solo decir que había perdido hasta mi juicio moral es la prueba latente de que mi vida, en ese preciso instante, se estaba escapando de mis manos. Pero bueno, volviendo a lo que estoy contando, llego a la plaza, me encuentro con mi amigo y lo primero que me dice, antes de saludarme, es “¿Dónde vamos a carretear?”, le respondí que no sabía, pero finalmente decidimos ir a un pub, ya que me pareció una buena idea. 91 Nos dirigimos hacia un pub del centro y entre alcohol y conversa ya me encontraba mareado y notaba un tanto extraño a mi amigo, puesto que veía la hora a cada momento. En ese mismo instante me dice: “Felipe, hay una casa que a esta hora está sola y podríamos entrar a robar. ¿Qué dices, vamos?” En primera instancia le dije que no, pero la insistencia de mi amigo tentándome con palabras como “¡Ah, eres mujercita! ¿Cómo si eres mi amigo y no me acompañas?” Y una infinidad de frases más me hicieron cambiar de parecer. Aparte que psicológicamente me encontraba mal, ya que recientemente había terminado una relación de dos años. Pero eso es historia aparte. Ya han pasado dos años de aquella situación y ahora me encuentro preso, y el único dicho que puedo creer es ¡la tercera es la vencida! ¿Por qué? Muchos se preguntarán. Es fácil: primero la pesadilla, segundo el presentimiento y tercero, haber caído en el juego de una persona que en esos momentos decía ser mi amigo. A raíz de “esa” mala decisión me encuentro privado de libertad en la comuna de Bulnes, región del Biobío. Antes de caer preso, mi forma de pensar acerca de las cárceles era muy diferente a lo que hoy en día puedo ver acá en el CCP de Bulnes. Por parte de Gendarmería el trato hacia el reo es, sin lugar a dudas, un trato digno, pero lo mejor de acá es el Liceo Polivalente de Adultos de Itata. ¡El primer liceo Polivalente a nivel penitenciario en la provincia de Ñuble! Aquí realmente una persona puede terminar sus estudios y reinsertarse en la sociedad. Me encuentro cursando octavo básico y soy un alumno que destaco en mi clase y eso me ayuda bastante, ya que lo tomo como un logro personal y por supuesto como un orgullo para mis padres, ya que ellos me han dado lo mejor, me han apoyado, no me abandonaron y me han brindado su amor incondicional. Esto es lo menos que puedo hacer por ellos. Además, nunca estará de más señalar el profesionalismo de los docentes del Liceo del CCP de Bulnes; son apasionados por su trabajo y sobre todas las cosas, son un apoyo psicológico muy importante, ya que nos ayudan a mantener ese espíritu de superación. Después del error más grande que he cometido en la vida y de todo el tiempo que llevo en la cárcel, me he dado cuenta de lo que realmente es 92 importante en la vida: la familia, núcleo de confianza, amor, honestidad, de consejos mutuos, afecto y muchas otras cosas más; que por estar cegado por los vicios y placeres del mundo no podía ver ni valorar. El motivo de este relato sobre mi vivencia personal va más allá de postular a un certamen o querer ganar un concurso; es para dejar en claro que somos seres humanos y como tales cometemos errores. Pero ojo, está en nosotros aprender de ellos. Lo que acabo de contar es solo una pequeña parte de lo que he tenido que vivir y que quizás lo han vivido muchos. Me despido esperando que esto sea un ejemplo de superación. A pesar de que estuve sumergido en las drogas logré salir de eso… a veces los tropiezos son la mejor arma para no volver a caer en lo mismo. Para algunos puede sonar fuerte, pero es la verdad, nunca pierdan la fe y la esperanza y que Dios los bendiga siempre. 93 La vida es cuesta arriba DOMINGO IRRIBARRA Hasta el día de hoy recuerdo esos momentos cuando pasaba largos momento hablando con mi profesor jefe en el colegio. Todavía dan vueltas en mi mente esas palabras que me decía con tanta dedicación y tanta sabiduría, llenas de aprecio y preocupación, como si hubiese sido alguien súper especial para él, que siempre me recalcaba las mismas cosas. Para mí parecía disco rayado. “Estudia, hombre”, - era la frase que siempre me decía - para que seas un profesional, para que tengas un buen trabajo, un futuro próspero, una linda familia y un buen vivir. Tal vez por mi corta edad e inmadurez, yo no entendía a la perfección el significado de su frase. Pero ahora que ya soy un hombre siempre vuelve a mi memoria. Prácticamente siempre viví con mi hermano mayor y mi abuelita, a mis padres jamás los conocí. Si bien éramos una familia pequeña, humilde y de escasos recursos, siempre fuimos esforzados y luchamos juntos para enfrentar lo duro de la vida. Siempre soñé con terminar la enseñanza media y comenzar una carrera profesional, para salir adelante y solucionar todos los problemas que teníamos, poder hacer sentir feliz a mi familia, que vieran que el esfuerzo y la perseverancia valían la pena. Esos eran mis planes. Eso era lo que yo quería, pero apenas alcancé a terminar octavo básico y me fue imposible continuar estudiando; tuve que comenzar a trabajar, ya que con lo que mi hermano aportaba no alcanzaba y también tenía que cuidar a mi abuelita, que ya estaba bastante avanzada en edad. Debido a mi corta edad la paga era poca y el trabajo mucho. Aun así, nos servía bastante. Cuando comencé a trabajar fui conociendo a otros jóvenes, conocí varias chiquillas, empecé a asistir a bailes y fiestas. Así me hice de muchas amistades, algunas con muy malos hábitos: eran muy “amigos de lo ajeno” y también consumían drogas y alcohol. Siempre me insistían en que participara con ellos, que compartiera sus hábitos y así ya no habría necesidades en mi casa, que tendría todo lo que quisiera y podría satisfacer todos los gustos de mi familia. Yo no quería prestar atención a sus comentarios, porque sabía que robar me conduciría directamente a la cárcel. 94 Pasaron los meses y finalmente me convencieron. De pronto comencé a tener dinero, podía disponer de él y darme gustos. En casa comenzaron a extrañarse y me preguntaban de dónde obtenía dinero para comprar ropa y tantas otras cosas nuevas. Yo solo respondía que me estaba yendo muy bien en el trabajo, en el fondo ellos sabían lo que estaba ocurriendo y eso me hacía sentir pésimo, pues creía que los estaba engañando. Un día, de tanto tentar la suerte, ésta se fue y me descubrieron y como se dice en términos populares “me saltó la pata” y me condenaron a cinco años y un día. No podía creerlo, no me resignaba a estar preso, pero era la realidad y ya no había nada que hacer. Así pasó el tiempo y yo seguía sin saber qué hacer; solo vagaba por la cárcel hasta que decidí aprovechar el tiempo que pasaría recluido y comenzaría a estudiar. Lamentablemente en la unidad solo contaban con enseñanza básica, la que había aprobado cuando estaba en libertad. Quedé con esa respuesta hasta que un día un conocido me dijo que en la unidad de Bulnes había enseñanza media, por lo que me decidí y solicité traslado con el objetivo de finalizar mis estudios. Al llegar a la unidad de Bulnes, descubrí que efectivamente podía completar mi enseñanza media por lo que me matriculé al instante en el ahora Liceo Polivalente Adultos de Itata, pionero en la provincia de Ñuble. En este lugar es todo distinto, los profesores nos hacen sentir como personas, también nos dan ánimo, es como asistir a un Liceo en el medio libre, siempre están preocupados de nosotros haciendo talleres de capacitación, de música, de canto, de básquetbol, etc. Actualmente, me encuentro cursando tercer nivel de enseñanza media y a punto de convertirme en profesional y a pasos de titularme. Ahora comprendo a la perfección lo que me decía mi profesor sobre lo importante que es terminar los estudios y aprovechar las buenas oportunidades que la vida nos presenta, como ésta, en que a pesar de estar preso, puedo estudiar y completar lo que algún día dejamos inconcluso. La vida es cuesta arriba; muchas veces habrá problemas que dificultarán nuestros planes y no querrán que avancemos, pero depende de nosotros poner el máximo esfuerzo y perseverar, haciendo sentir nuevamente feliz a tu familia y no cometiendo los mismos errores. 95 Algo nuevo en mi vida… MANUEL LEIVA L. Esta historia comienza a gestarse en el año 2012, en junio más exactamente. Fue el año en que llegué al penal de Puerto Montt, desde ese día todo cambió en mí, ya que tenía mucha tranquilidad y tiempo libre. Desde ese momento me puse a pensar cómo pasar el tiempo, ya que en este sistema penitenciario me agobiaba la lejanía de mis seres queridos. Fue entonces pensando y pensando en muchas cosas buenas y también algunas que otras malas, pues como tú sabes la ociosidad hace que las personas no tengan nada en que ocuparse, fue en ese momento que pensando en la finada de mi madre. Recordé que se sentiría muy orgullosa, en donde ella estuviera, si me dedicaba a estudiar, ya que siempre cuando era un niño me conversaba que estudiara para que tuviera conocimientos del mundo que me rodeaba y también del mundo mas allá de las fronteras. Fue así como llegué a la conclusión que debía inscribirme en el colegio de este penal, pero cómo lo haría si no tenía ningún certificado que me respaldara. Comencé a preguntar, cuando vinieron a buscar a unos jóvenes que asistían al colegio, en ese tiempo, pedí hablar con una de las profesoras. Para mi gran y buena suerte me encontré a la señorita Daniela, que me informó que como yo no tenía certificados que me llamaría para efectuar una evaluación. Fue así como comencé esta peregrinación, hasta que llegó el momento en que me comunicaron que mi prueba obtuvo una calificación que me permitía matricularme en tercer nivel de educación básica, lo que me causo una gran alegría, ya que nunca en mi vida había estado en una escuela. Esto causó que los meses se me pasaran muy rápido. Llegó marzo y comenzaron a llamar a todas las personas que estaban matriculadas y en eso suena mi nombre. Fue una gran alegría, comencé como un niño, ya que todo esto era nuevo para mí, pero desde el principio me fue bien porque como no sabía nada de colegio, todo lo que me enseñaban me llamaba la atención y trataba de aprender; lo me causaba mucha alegría y satisfacción, ya que siempre me recordaba de mi querida madre. Mis conocimientos se fueron ampliando hasta que en una de las tantas mañana de colegio mi tarea fue escribir el guion de una obra de teatro. El nombre de mi obra fue “Violencia intrafamiliar”, fue tal mi felicidad que seguí participando mucho en todas las clases y como mis profesores se daban 96 cuenta de mi esfuerzo, mis compañeros me tomaron muy buena voluntad, lo que me llevó a reconocer que con la educación podía conocer muchas cosas que hasta ese momento eran desconocidas para mí. Llegué a pensar que tenía cierta facilidad para aprender por lo que me convencí que podía lograr estudios más altos si me lo proponía. Recordé un sinnúmero de libros que había leído, la gran mayoría era historia de Chile y universal y fue así como me di cuenta de que lo que más me gustaba y se me hacía fácil, era ese ramo, pues tenía las mejores calificaciones. Ahora sé que si me lo propongo y con mucha ayuda de parte de mis profesores podía seguir en la educación superior, en algo ligado con la historia, que es lo que más me gusta. Por eso quise contar esta experiencia, para que otras personas como yo, que tienen mucho tiempo libre puedan saber que en el estudio hay una puerta de escape a muchas cosas, como el desconocimiento o porque nunca tuvimos la oportunidad de asistir a una escuela. Incluso… ¡¡Por razones que no viene al caso recordar!! 97 98 Mirando hacia la Libertad Esta publicación forma parte de “Educación para la Libertad: Propuesta de Mejoramiento Pedagógico para Centros Educativos en Contextos de Encierro”. Coordinación Nacional de Educación para Personas Jóvenes y Adultas www.epja.mineduc.cl [email protected] 99 100 Mirando hacia la Libertad El texto que usted tiene en sus manos es un producto de las actividades de extensión curricular que realizan los alumnos de establecimientos educacionales ubicados en contextos de encierro y el Ministerio de Educación, junto al de Justicia y Gendarmería de Chile las incentivan porque constituyen una valiosa oportunidad de extender la labor formativa del centro educativo, en beneficio del aprendizaje y la formación de sus estudiantes y, además, favorecer la reflexión acerca de si mismo y el contexto en el cual se desenvuelven, aunque sea temporalmente, sus vidas. “….Hijos míos, en estas letras quiero demostrarles cuánto los amo y cuánto he sufrido en la cárcel. Quiero que respeten y entiendan que estoy pagando un error que cometí por darles una mejor calidad de vida; que me he superado y he comprendido que con trabajo y esfuerzo se logran más cosas que con el dinero fácil…” “… Este viaje lo tomo por ti, hija mía, y quiero que sepas que todo lo que hago por mejorar es para ti. Mi vida está llena de fracasos y errores, pero con el estudio en este lugar, “en la cárcel”, he encontrado la forma de cambiar. Creo que puedo decir que esta invitación a estudiar cambió mi forma de vivir y de pensar, la rutina de mi celda, el largo y agobiante día hoy es más rápido y hoy, ya mayor, me es más fácil aprender…” “… Así fui cayendo preso y adentro descubrí un colegio y retomé mis estudios, me interesé “por hacer conducta” y además que mataba el largo y aburrido tiempo dentro de la cárcel. Pero después el esfuerzo que hacia al principio se había transformado en un hábito y más que eso, en una necesidad…” . “… A veces me siento solo, abro un libro, leo y me siento libre. Entonces viajo con las maravillas de las lecturas. Entonces, me digo: de todas las cosas que he hecho en mi vida, lo mejor es y ha sido ésta, aprender…”. “… Educarme, me hace valorarme más y plantearme nuevas metas; tener más sueños y anhelos de superación. Los barrotes no han sido obstáculo para mi libertad de espíritu porque nadie puede encarcelar mis pensamientos; porque no pueden vigilar mis sueños ni quitarme todo lo nuevo que he aprendido en el colegio…” De esto tratan los poemas y prosas… de la vida, circunstancias y esperanzas de personas que seguramente, si hubiesen tenidos otras oportunidades sus vidas habrían sido distintas. No las juzgue… solo léalas y reflexione.