La filosofía y la ciencia en China Dr. Francisco J. B. Gutiérrez Universidad San Pablo CEU Profesor de Historia de la Ciencia Resumen: La ciencia en China se caracteriza por dos ideas básicas: la unidad y el retorno. Con estas dos ideas se avanza en un tipo de conocimiento distinto del occidental y sólo desde éstas podemos conocer algo de la cosmovisión china y ,por tanto, de su ciencia. En el artículo se hace un rápido repaso a la historia y a la filosofía chinas sólo como método para intentar captar su esencia y su fundamento. La interpretación común de la Historia de la Ciencia en China está impregnada de una cierta prepotencia occidental que nubla el conocimiento real de la historia de la ciencia china. La ciencia china supera a la nuestra en profundidad y conocimiento de la naturaleza. El chino clásico era incapaz de crear una bomba atómica pero es capaz de conocer la unidad del universo y reconocerse como parte de esa unidad. Quizá la ciencia occidental tenga un modelo en la filosofía china para avanzar sin destruir y lograr la paz en el mundo. Palabras clave: China, Ciencia China, Historia de la Ciencia, Confucianismo, Taoísmo, Moísmo. 1. Introducción Hay dos ideas cosmológicas en la filosofía china: la idea de unidad y la idea de retorno. Con estas dos ideas avanza la ciencia y la filosofía china y en ellas nos vamos a detener para intentar comprender sus avances en el conocimiento científico. En primer lugar queremos resaltar que entender la ciencia china como algo que avanza o que progresa es ya descontextualizar el objeto de estudio. Ni la ciencia ni la civilización china avanzan ni quieren progresar, en el sentido occidental del término. El avance que quiere el chino es en profundidad, en un mayor conocimiento de las cosas naturales para un mayor acople a la naturaleza mientras que la civilización occidental “avanza” desligándose de la naturaleza, dominándola. Todo avance del pensamiento chino será siempre hacia la unidad, con la sana intención de parar una vez lograda. A diferencia del progreso en Occidente, que es un progreso hacia nadie sabe dónde, en China sí se sabe hacia dónde se va, es decir, hay una idea teleológica en todo obrar humano. La idea de unidad 1 en el pensamiento chino tiende a una unidad que borre los límites, pero manteniendo la naturaleza esencial del ser (humano o no humano) hacia una unidad con el todo (“la gran unidad” es “aquello que no tiene más allá” (Hui Shih)). La gran unidad es unidad ecológica y psicológica del ser humano con el entorno, de manera que logre una mayor perfección tanto el individuo como el mundo. Una interpretación sesgada de esta gran unidad puede ser el considerarla como un materialismo panteísta, pero la filosofía china no es un materialismo reduccionista (no sólo no excluye a Dios, sino que es necesario para la mayoría de las escuelas chinas) sino una concepción del mundo holística, integral, sinóptica y orgánica; es decir, algo que con los parámetros occidentales no podríamos llamar materialismo. Por otro lado, además de unidad, el chino entiende que todo vuelve: sólo comprendiendo la unidad radical del cosmos comprendemos cómo los movimientos caóticos que aparentemente vemos están ordenados hacia una repetición continua de todo fenómeno. El observador chino busca el canon, la regularidad, la vuelta a las condiciones iniciales o finales. Así, para el pensamiento chino toda ciencia es en el fondo cosmología: porque la cosmología es el saber sobre las leyes generales, del origen y de la evolución del universo entendido como un todo; y sólo así, estudiando el universo como un todo, se encuentran las verdaderas y simples regularidades: Al igual que el sol, los planetas y las estrellas aparecen todos los días y desaparecen, así aparecemos y desaparecemos nosotros mismos, nuestra sociedad y nuestro mundo, para volver a aparecer posteriormente en otra forma. Así como todo vuelve a un comienzo, todo tiene un sentido en el gran engranaje de la naturaleza, donde ciclos y ciclos se repiten. Por eso el chino no se preocupa del avance, porque sabe que todo avance es un retroceso y todo retroceso un avance. Ante el sufrimiento, la injusticia o la fatalidad el occidental pone su intelecto, su sentimiento o su voluntad para solucionar lo que ve errado, mientras que el chino pone su conocimiento, su autodominio y su paciencia a la espera de una mejora. No hay mal que cien años dure, decimos empapándonos de taoísmo, pues “cuando un desarrollo de algo llega a un extremo, ocurre un regreso al otro extremo” (Lao Tsé). Estas dos ideas de retorno y unidad se expresan de manera sublime en la naturaleza: la naturaleza es el libro en el que el chino (moísta, confucionista, taoísta) abre cada vez que quiere comprender el mundo. Desde el periodo arcaico, donde los siete sabios del bosque dejan la base de lo que será el pensamiento el chino posterior, todo pensador pretende la unidad con la naturaleza reconociendo sus ciclos y su unidad. Pero este reconocimiento es —otra vez en oposición a Occidente— experimentable y no transmisible por la palabra ni por lo escrito. Los escritos chinos acerca de la naturaleza, el cielo, el cuerpo o los elementos no son tratados que basten para un conocimiento como el científico moderno, sino que son más bien instrumentos para un conocimiento experiencial de la unidad y de los procesos de caos y orden, que se encuentran en el verdadero libro de la naturaleza. 2. Historia Tratando de buscar paralelismo con nuestra cultura, los historiadores occidentales de la China organizan la historia en cuatro etapas: 2.1. La prehistoria o protohistoria china (desde el IV milenio a. C. hasta el siglo 2 VI ) 2.2. La etapa clásica, desde el siglo VI hasta el II a. C. 2.3. La medieval, desde el siglo II a.C. hasta el siglo XI d. C. 2.4. La edad moderna, que comprende desde el siglo XI hasta nuestros días. 2.1. La prehistoria La prehistoria China se puede dividir en dos periodos: El periodo de la cultura Yang Chao, situada al noroeste de China, data del IV milenio a. C. Asentados en el valle del Yang Tsé, se dedicaban a la agricultura y conocían técnicas básicas de ganadería y sericultura. Los poblados están guarnecidos por un foso y presentan en lugar central un edificio principal que no se sabe bien qué función tendría. La artesanía se empieza a desarrollar con el tejido de la seda, las tallas de jade y la cerámica pintada. La Cultura de Longshan (Lung Shen), al norte de China, se caracteriza por la cerámica negra y la escritura sobre huesos y caparazones de tortuga. En esta cultura tradicionalmente se origina la civilización China. Durante este periodo se estudia el movimiento de las estrellas y de los planetas, así como de los fenómenos atmosféricos con un doble fin: la adivinación y de la buena instalación en la naturaleza en armonía con el cosmos. En la misma línea, se empiezan a conocer y clasificar las plantas con fines medicinales. 2.2. La etapa clásica La etapa clásica consta de cinco etapas dinásticas que representan los cinco estados por los que debe pasar cíclicamente cualquier civilización, cinco procesos evolutivos (de perfeccionamiento) del gran ciclo necesario de la Historia. Estos cinco periodos los relaciona Tsou Yen (siglo III a. C.) con los cinco elementos (wu Hsing, que son cinco fuerzas dinámicas e interactivas y, por tanto, son identificables con la energía y no con los cuatro elementos occidentales, constitutivos de la materia) y los cinco colores (que tienen a su vez caracteres virtuosos, asociados a las fuerzas). Cada periodo histórico está condicionado por las características del elemento que lo nombra: Cuadro 1: Tabla de elementos asociados a cada periodo A) Hsia (2205-1766 a. C.) Comienza la producción de documentos escritos, la arquitectura monumental, la estratificación social y la práctica ritual del enterramiento y del sacrificio. De esta época data el primer calendario que divide el año en 365 días. B) Shang (1766-1122 a.C) El soberano ejerce funciones sacerdotales. Se realizan oráculos y sacrificios rituales. Se avanza en el conocimiento del Tao (que veremos más adelante). En esta época los chinos inventan la cometa, que es el primer artilugio volador controlado por el hombre. C) Chou (1122-256 a. C) Se expande el poder hacia el norte, llegan a Manchuria y al sur del Yang Tsé. En agricultura se inician en la irrigación por medio de canales, se depuran las técnicas de la fundición del hierro. En medicina se obtiene el primer texto médico, de Tso-Chuan. Esta es una época eminentemente feudal (por buscar analogías con Occidente). La dinastía Chou termina con la disolución del protoimperio en pequeños estados combatientes (Chan Kuo), a modo de reinos de taifas, y de ahí sale vencedor el emperador Huang Di (Huan Ti), del estado de Chin. 2.3. La etapa Medieval D) Chin (256-206 a. C.) Huang Di (Hyang Ti) es el primer emperador del mundo (originalmente rey de Chin, se anexiona los estados de Han, Chao, Wei, Ch'u y Yen). Su imperio llega desde el mar de la China hasta el Asia meridional, pero es un imperio constantemente amenazado por el norte, por lo que para protegerse decide construir la gran muralla, una mole de 2.400 kilómetros y 9 metros de altura, y modernizar su ejército con la introducción de la caballería y las armas de hierro. A la vez se potencia el comercio interior con una red de carreteras y se unifican pesos y medidas. Es también cuando se unifica el idioma y se puede hablar de China con rigor (la misma palabra China viene de esta dinastía). Se atribuye al emperador Huan Di el texto clásico de la medicina china: el Nei Jing su wen. En él se relacionan los cinco elementos, con las cinco fuerzas o zonas de fuerza, los cinco planetas, los cinco órganos principales (corazón, pulmón, hígado, bazo y riñón) y los cinco órganos secundarios (estómago, vesícula biliar, intestino delgado, intestino grueso y vejiga urinaria). La tesis principal es que la enfermedad viene de fallos internos o externos, por lo que propone la solución de los problemas por su causa, es decir, arreglando el ambiente y la conducta del paciente se logrará su recuperación: el paciente debe conocer la realidad e integrarse en ella, debe ser uno con el todo, sólo así —alcanzando la unidad— la enfermedad desaparecerá porque las fuerzas de la naturaleza fluirán por él sin impedimentos. E) Han (206-220 d. C.) La dinastía Han extiende el poder del Imperio desde Asia central a Vietnam y Corea. Es el periodo de expansión del budismo y del nacimiento de la primera burocracia organizada, con exámenes para entrar a formar parte del funcionariado. Es también el periodo del primer éxodo rural de la Historia; llega a haber ciudades con más de 500.000 habitantes. Tshai Lun inventa el papel, la rueda hidráulica vertical, y hace avances en óptica, mecánica, etc. En aritmética escribe el tratado de aritmética en 9 secciones. Chang Ts’ang la reescribió en 200 d. C. En este tratado se valora el múmero ∏ como raíz de 10. En esta época avanza especialmente la astronomía, Shi Sen hace un mapa de la posición relativa de 800 estrellas desde una astronomía ecuatorial 3 y Hu Hsi descubre la precesión de los equinoccios. Se hacen por primera vez representaciones cosmológicas sobre el origen del universo y sobre su posible forma. 2.4. Etapa Moderna Después de la dinastía Han se produce una época de tinieblas y de desunión que no se recupera hasta el año 590. Desde 590 hasta 1912 se suceden varias dinastías: Sui (590617), T`ang (618.906), Sung (960-1279), Tüan (1280-1367), Ming (1368-1645) y Ch´ing (1644-1911). En 1912 abdica Pu Yi, último emperador chino. Desde entonces ya no se puede hablar de ciencia china en sentido estricto, pues la revolución modificará la estructura del pensamiento chino convirtiendo la unidad en nacionalismo y el retorno en el fin de la Historia. 3. Principales escuelas Sobre el año 100 a. C. Ssu-Ma T'ang estudia las cien escuelas de la filosofía china y las agrupa en seis: • Yin yang Chia Escuela del yin y el yang, o escuela del sol y del no sol. El sol es el astro masculino, que irradia toda la energía que hay en la Tierra. La luna recibe su fuerza del sol, por lo que será la representante del yin. Viene a decir que la naturaleza es un juego de fuerzas que deben mantenerse en equilibrio, “el yin y el yang son opuestos, naturalmente, pero correlativos; son aspectuales y relacionales”. • Ju Chia, o escuela de los letrados, confucianismo mezclado con una especie de sofistas. • Mo Chia, o escuela de Mo Tsé. • Ming Chia, o escuela de los nombres que propone una ética basada en la manera de nombrar. • Fa Chia, o escuela de los legalistas que siguen la pauta de la ley, el fa. • Lao-Te Chia, o escuela de la vida y su poder, que organiza su visión del mundo en torno al concepto de Tao, que es el no ser o el ser natural de las cosas. De todas estas escuelas nos interesa especialmente el confucianismo, por su especial concepción de la naturaleza como algo sujeto a leyes y por su especial interés por la experimentación (“lo que es admirado debe ser puesto a prueba”), y la escuela del yin y el yang, puesto que esta nace de los astrónomos. Dice Liu Hsin: “los de la escuela del yin y el yang tuvieron su origen en los astrónomos oficiales. Siguieron respetuosamente el cielo luminoso y los símbolos sucesivos del sol y la luna, las estrellas y las constelaciones, y las divisiones del tiempo y las estaciones”. Siempre mezclada con la adivinación y la astrología, la escuela del yin y el yang comienza a estudiar los movimientos regulares de las estrellas, el sol y la luna y los planetas. Adquieren un conocimiento exacto de los movimientos aparentes de los astros, sus cálculos les llevan a hacer calendarios más precisos que en Occidente. 3.1. Confucio, K'ung Tsé (551-479 a.C.) Nace en Lu (Shantung). Estudió los clásicos y sigue en parte la teoría de los nombres: Cada cual debe hacer lo suyo de la mejor manera posible independientemente del resultado (esto es, seguir el yi sin importar el li). El objetivo es ser un hombre de jen, esto es, un hombre que ama a los otros, ya enuncia el imperativo categórico “no hagas a otro lo que no quieras que te hagan a ti” (Analectas, XII, 2). Hay que hacer el bien, olvidarse del resultado, tal y como la naturaleza obra. 3.1.1. Mencio, Meng-Tsé (371-288 a. C.) Meng-Tsé (Mengzi) nació en el estado de Zou (hoy también Shandong), limítrofe con el lugar donde nació Confucio. Plantea la medicina como parte de la cosmología: mirando al cielo descubrimos lo que hay en nosotros (“Todas las cosas están completas dentro de nosotros” 4). La medicina no se despega de esta idea cosmológica y tampoco de la ética: la enfermedad es producida por un desajuste en el obrar. La idea de curación viene de canalizar el Ch'i, vapor, gas, fuerza espiritual. El objetivo del médico es que el paciente llegue a la gran moral (Hao Jan Chih Ch'i), que su paciente sea un hombre de jen, es decir, que sea un “ciudadano del cielo” (T'ien Ming). Sólo así el Ch'i brotará solo y se producirá la sanación. 3.1.2. Confucianos posteriores Hacia el año 589 d. C., cuando se reunifica el imperio bajo la dinastía Sui (590-617), Han Yü y Li Do reinterpretan textos confucianos y reagrupan a taoístas confucianistas y cosmólogos en busca de unir también el no último (wu ch'i) y el supremo último (T'ai ch'i). El objetivo es alcanzar la unidad, pero no al modo de Buda, apartándose de la sociedad, sino en sociedad: Sólo es perfecto el conocimiento si sirve a la humanidad. Se estudian los movimientos de los astros y las anotaciones que siempre se mantuvieron de los antiguos. El año queda dividido en doce meses (fu, lin, t'ai, ta Chuang, chüeng, ch'sen, kou, tum, p'i, kuan, po y k'un) a los que se asigna un hexagrama. En esta época se estudia matemáticamente el universo y se especifica con asombrosa exactitud la duración de cada ciclo natural, se catalogan estrellas y se llega a calcular la duración de los grandes ciclos cósmicos: 129.000 años. Junto a estos calendarios se dan calendarios de ciclo donde se identifica cada mes y cada hexagrama con un periodo histórico (así el rey Yao —siglo XXIV a. C.— vivió en la edad de apogeo, la edad de oro, y su tiempo —siglo del principio de decadencia de las cosas”. V— era la edad de Po: “El tiempo 3.1.3. El confucianismo de las dos escuelas (1000-1500 d. C.) Ya en tiempos cercanos, el confucianismo volvió a dividirse en dos escuelas que perviven hoy: 1. La escuela de los legalistas, de Chu Hsi (1130-1200) y de Ch'ang Yi (1033-1108) 2. La escuela de Ch'eng Hao (1032-1085), Lu Wnag o escuela de las mentes. El universo, dicen los primeros, es el resultado de la mezcla del Ch'i y el li, es decir, de la energía primordial y la ley. El Ch'i es la materia, el li la forma. En esto se busca el li de cada cosa, el li, por ejemplo de una sustancia química será el que le permite tener propiedad curativa, el li del estado sería el que le permita gobernar bien, etc. Como vemos nunca en toda la historia de China se da la ciencia despegada de la filosofía ni la filosofía depegada de la filosofía moral. El conocimiento más perfecto del li de las cosas (el conocimiento científico) no tiene parangón con el conocimiento verdadero que viene por experiencia directa de la unidad total del li y del Ch'i. Cuenta Lu Hsiang-Shan que Lu Chiu-Yüan leyó un día: “Lo que engloba a los cuatro puntos cardinales junto con lo que está arriba y abajo, esto se llama yu [para nosotros, fenómenos], lo que engloba el pasado, el presente y el futuro, esto se llama Chou”; entonces sufrió una iluminación súbita y dijo: “todos los asuntos dentro del universo caen dentro de la esfera de mi deber; la esfera de mi deber cae dentro de todos los asuntos del universo”. 3.2. Mo Tsé (479-381 a. C.) Piensa en una ética de los caballeros andantes (hsieh) y trata sobre el arte de la guerra. En su crítica al agnosticismo de K'ung Tsé plantea tres pruebas de un principio, la primera vez que un autor hace lo que hoy se denomina metaciencia: “Un prinicipio debe mirarse por su base, por su verificabilidad y por su aplicación”, así la no creencia en Dios que plantea K'ung Tsé falla en su base (Dios existe), en su verificabilidad (no se puede mostrar la no existencia) y en su aplicabilidad (se vive mejor sabiéndose en un mundo con Dios). Como apoyo a su ética afirma que Dios existe y que ama a la humanidad y que, además, quiere que los hombres se amen entre sí. Con los moístas posteriores se abre el camino hacia una sistematización de una lógica no formal, y se da importancia a la experiencia como forma de conocer. Experiencia, autoridad y deducción son los tres peldaños para la formación de una verdadera ciencia china. Con los moístas posteriores aparece también en China la idea de causa suficiente (menor) y necesaria (mayor) que son los principios básicos para el nacimiento de una ciencia en sentido estricto. 3.3. Lao Tsé (siglo VI a. C.) 5 Parece que escribió el Tao Te King (libro de la vida y del poder). Su filosofía se centra en los conceptos de ser (yu) y no-ser (wu), con sus parejos innombrables (yu-Ming y wuMing). 6 Expresa el nacimiento del universo con un trasfondo matemático-pitagórico que recuerda también la Trinidad: “Del Tao viene uno. De uno vienen dos. De dos vienen tres. De tres vienen todas las cosas” (Tao Te King, C. 42). Entiende la naturaleza como una unidad de la que el ser humano forma parte. El ser humano, como único ser capaz de conocer la estructura del universo, debe conocerla para vivir de acuerdo con sus leyes. 3.3.1. La escuela del yin y el yang y la cosmología La astrología es para el chino el arte de conocer el orden de las 28 constelaciones, los cinco planetas y el sol y la luna con fines puramente mágicos, pero junto con la astrología en China siempre pervivió una cierta base astronómica, es decir, científica (en Occidente entendemos el paso de la pseudociencia a la Ciencia como un paso evolutivo; en China siempre convivió el conocimiento exacto del mundo natural con la adivinación y la superchería). A la vez que se hacían horóscopos harto complicados se hacían almanaques que tenían por objetivo la “disposición de las cuatro estaciones en orden apropiado, ajustar los tiempos de los equinoccios y de los solsticios y anotar la concordancia de los periodos del sol y la luna y los cinco planetas, para examinar así las realidades de calor y frío, de vida y muerte” (Liu Hsin). Con esta idea de hacer calendarios fiables para fines prácticos y para fines mágicos (hay que conocer la posición exacta de los planetas y de las constelaciones para construir un templo, una tumba o una casa. Cada familia noble tenía un maestro que les indicaba mes a mes qué hacer y en qué lugar y orden) en el siglo III a. C. Tsou Yen descubre un método para el conocimiento físico y metafísico del mundo: “primero examinar los objetos pequeños del mundo y luego extender esto a otros mayores hasta que llegaba a lo que no tiene límites” (Fu Yu Lan) y estudia geografía universal a la vez que hace la división histórica de las dinastías que hoy se mantiene. Propone el Ta Hsüe (Gran Enseñanza), que es el camino de la ciencia china: Cuadro 2: Camino de la ciencia china El chino entiende la ciencia como un camino hacia la unidad y la paz, por lo que la ciencia china es siempre moral. No se entiende el conocimiento científico sin una moral previa, es decir, cuando un científico está trabajando lo hace por la paz universal, por la paz en su nación, por la paz en su familia y por la paz interior propia. “Para los propósitos analíticos puede distinguirse entre el orden natural y el orden social pero en la mentalidad china clásica son partes de un mismo todo”. 7 3.3.2. Sincretismo Tung Chung-Shu fue el gran teórico de este movimiento de unidad durante el siglo III a. C. Fue el siglo de la gran unificación, tanto en el pensamiento como en la política. El ideal de unidad natural se hace presente en las relaciones humanas y se pretende que nada escape de la unidad. Es por ello la época del sincretismo religioso filosófico y político y, por ello, no se puede hablar de ciencia confuciana o ciencia taoísta, sólo de ciencia china. Posteriorente la filosofia china se mezcla con el budismo y vuelven a nacer las separaciones entre metafísicas racionalistas, nihilistas y budistas. A la vez que el Imperio se separa en pequeños estados, curiosamente la filosofía china pasa por periodos de unidad o desunión paralelemente a la unión o separación del Estado. 4. Conclusión En este repaso a la historia y a la filosofía chinas hemos descubierto cómo las diferentes escuelas conviven y dialogan entre sí sin llegar a escindirse por completo (como ocurre habitualmente en Occidente) pues mantienen un núcleo de saber común que creo haber descubierto en las dos ideas de unidad y regreso de la naturaleza. La idea central y revolucionaria es que tanto la filosofía como la ciencia tienen muy presente el efecto sobre la persona, la sociedad y la naturaleza antes de introducir un cambio, a diferencia del occidental que primero cambia y luego mide el efecto (y si es pernicioso inventa nuevas cosas para solucionarlo; cosas que producen otros problemas que se pretenden solucionar con más inventos y así eternamente). La idea de una ciencia ética, o que el científico introduzca en el laboratorio la ética junto con la pragmática, es posible con la concepción china pero no con la occidental que quiere el progreso ilimitado hacia ninguna parte conocida, es decir, sólo sabiendo a dónde se va se puede pensar en una ciencia ética, de lo contrario lo importante es la pragmática: Que funcione. Este tener presente el efecto sobre la naturaleza (las personas, los estados…) y, por lo tanto, tener en cuenta la naturaleza antes de introducir cambios en ella se enseña en los libros sobre el tema escritos por occidentales (no sin cierta prepotencia) como un “conservadurismo” del pensamiento chino, cuando en realidad la postura china clásica no es ni conservadora ni progresista: el chino sabe que la historia vuelve, por lo que no se preocupa demasiado por cambiar el mundo, sólo por acoplarse mejor a él. Aprenderemos de la filosofía china el camino hacia la paz universal, recordando que toda investigación está (o debe estar) enfocada al logro de esa paz anhelada, que sólo se logra con la unidad. Bibliografía - Alonso, C. J.: Historia básica de la ciencia, EUNSA, Pamplona, 2001. - Fu Yu Lan: Breve historia de la filosofía china, Fondo de Cultura Económico, México, 1987. (A Short History of Chinese Philosophy. Trad. de José Utrilla. Nueva York, 1948) - Kaltenmark, M: La filosofía china, Editorial Morata, Madrid, 1982 (La philosophie chinoise, Paris, 1980, Trad. de M. Olasagasti). - López Piñeiro, J.M.: Breve historia de la medicina, Alianza, Madrid, 2003. - Mason Stephen, F.: Historia de la Ciencia (Vol. I), Alianza, Madrid, 1988 (A History of Sciencies, 1984, Trad. de Carlos Solís). Notas 1 La idea de unidad en Oriente no se entiende como nosotros la entendemos, pues cuando un occidental habla de unidad lo hace siempre en un sentido figurado. El occidental busca una unidad dialógica en la que dos elementos comunican manteniendo siempre su estado previo de individuos para pasar a ser individuos-en-comunicación 2 No entendemos ni pre ni protohistoria humana los restos óseos encontrados en la cueva de Zhoukouchian, cerca de Pekín, de 500.000 años de antigüedad, por presentar serias dudas sobre la supuesta catalogación humana de dichos huesos. 3 La astronomía ecuatorial es universal, la esférica local. Los occidentales, a partir de los estudios de Tycho Brahe, en el siglo XVI , adoptamos como sistema científico la astronomía ecuatorial (pese a que por cuestiones prácticas se mantiene la esférica como forma de iniciación). Curiosamente, cuando los jesuítas estaban enseñando a los chinos la astronomía esférica, en Occidente estabamos descubriendo la ecuatorial china por la vía de los astrónomos árabes. 4 El paralelismo con la idea medieval de macro y microcosmos es patente. 5 Lao tsé significa “viejo maestro”, se llamaba en realidad Tan Li. 6 Los innombrables están más allá de la línea platónica del conocimiento, el pensamiento chino siempre mantuvo la creencia de que había una parte del universo que nunca podría ser desvelada por el hombre, mientras que el occidental (olvidado de Platón), con un cierto hybris, cree poderlo conocer todo. Hoy ya sabemos (¡científicamente!) que no podemos saberlo todo, que hay regiones del universo inobservables por definición. 7 Alonso, C.J.(2001), p.134.