LA PROVINCIA DE TELL DIRECCiÓN y COORDINACIÓN GENERAL M;! JESÚS GIMENO SANFELIU COORDINACIÓN CAPíTULOS: 1 - TEÓFILO SANFELlU MONTOLlO 11 - M;! JESÚS GIMENO SANFELlU , 111 - F. OLUCHA MONTINS IV - ANA M;! FUERTES Y JOAN SERAFí BERNAT DIPUTACIÓ D E CASTELLó 1 999 íNDICE GENERAL 1. EL MEDIO NATURAL INTRODUCCIÓN Teófil o Sa nfe liu Monto lio 15 1. EL MEDIO FÍSICO 17 1.1. Geología y relieve Teófilo Sanfeliu, Ju an Diego Martín 19 1.2. Estructura y litoestratigrafía 31 Teófil o Sa nfe liu, Ju an Diego Ma rtín 1.3. Recursos minerales Teófilo Sanfe liu, Ju an Diego Martín y Manuel Miguel Jo rdá n 2. CLIMATOLOGÍA 41 49 2.1. El clima de la provincia de Castellón J. Quereda, E. Montón Chi va, J. Escrig Barberá 51 2.2. El control de la calidad atmosférica Ana Boix 61 3. HIDROGEOLOGÍA Las aguas subterráneas de la provincia de Castellón Ju an M. Aragonés Beltrán, And rés Sa huquillo He rráiz 4. EL PAISAJE VEGETAL 65 67 75 4.1. El paisaje vegetal de Castellón Manuel Costa Ta lens 77 4.2. La flora de Castellón de la Plana Antonio Aguile ll a, Gonza lo Mateo Sanz 89 4.3. Árboles monumentales y singulares Jesús Albuixech Moline r 98 4.4. Plantas medicinales y tóxicas Lui s Mulet Pascua l 5. ECOSISTEMAS DE CASTELLÓN 105 111 Domingo Sa lazar He rnández, Enca rnación Garda Alaba u y José Vicente Tom ás Torres BIBLIOGRAFÍA 141 n. GEOGRAFíA E HISTORIA INTRODUCCIÓN José Sá nchez Adel l 147 1. GEOGRAFíA COMARCAL 149 Vicent Orte ll s Chabrera 2. DE LOS PRIMEROS CAZADORES AL MUNDO IBÉRICO 177 2.1 . Las primeras etapas: Cazadores-Recolectores (300.000-8.000 a. e) Francesc Gusi Jener 179 2.2. La producción alimentaria: Los primeros pastores-agricultores (7000-2500 a. e) Ca rme O laria Pu yo les 184 2.3. Los fabricantes de metal (2500-1000 a. e) Gustau Aguil ell a 2.4. La edad del hierro y la emergencia de una sociedad urbana. Los íberos (1000-100 a. e) Arturo O liver Foix 3. LA ESTELA DE ROMA 189 193 199 3.1. La romanización y los cambios socio-culturales Juan José Ferrer Maestro, Ramón Járrega Domínguez 201 3.2. La impronta de una civilización Ferran Arasa i G il 211 4. LA EDAD MEDIA: DEL ISLAM A LA CRISIS BA)OMEDIEVAL 219 Eugeni o Díaz M anteca 5. LA ÉPOCA DEL ANTIGUO RÉGIMEN 235 5.1. Economía y sociedad en el antiguo régimen castellonense M ª Jesús Gimeno Sa nfe liu 237 5.2. De las germanías a la nueva planta Ca rmen Corona Marzal 248 6. DE LA REVOLUCiÓN LIBERAL A NUESTROS DíAS 257 6.1. La fabricación de la provincia (1833-1975): de la identidad provincial y sus beneficiarios M anu el M artí M artínez 259 6.1.1. La época del sexenio democrático Rosa Monlleó Peris 6.2. La evolución económica Sam uel Garrido Herrero BIBLIOGRAFíA 263 268 277 Geografia e H istoria 3.2. LA IMPRONTA DE UNA CIVILIZACiÓN Ferran Arasa i Gil INTRODUCCIÓN primeros tienen una cla ra función de co ntro l del territorio, y los segundos ocupan directamente las tierras de cu ltivo, en ocas iones en L as profundas tra nsformaciones que tienen lu gar en la península ibérica a partir de la conquista romana ca ra cter izan un per iodo decisivo para la cu ltura ibérica, por cuanto suponen una clara ruptura en su desarro ll o autónomo y su progres iva inco rporac ión a la civ ilización clásica, con la que entran de manera defin itiva en la je y es te el el. os se os te as os as ~s, historia. Si bien los pueb l os ibér i cos hab ían recibido influjos cu ltura les desde hacía siglos, su somet imiento por Roma pe rfila un nuevo escenario en el ámbito pen insu lar. La ocupac ión del país por una potencia extranjera abre una nueva fase en la evolución de la cu l tura i bérica, el ll amado periodo ibér i co final. El carácter específico de esta época ha acuñado también e l término compuesto de iberorromano, que expresa la situac ión de camb io que la caracteriza . Los efectos produc idos por la presencia roma na en las cu lturas indígenas se conocen de manera general como «romanizac ión)). Este término, sigue siendo el más adecuado para denominar el proceso de cambio que afecta a l a cult ura ibé ri ca en los sig los 11-1 a. C. La singulari el ad ele dicho cambio rael ica en que es e l primero elel que disponemos de in formac ión escrita junto a la que proporciona e l registro arqu eo lógico. Su incidencia alcanza a toelos los ámbitos de la vida (económico, soc ia l, vivienda, indum e ntaria, vajilla, lengua y escritura, religión, etc), aunque no todos ellos pueden ser conocidos con la misma profundidad. Desde los pr imeros años de presencia romana com ienzan a ll egar a los poblados ibéricos numerosos productos de procedencia itá li ca, pr incipalmente ánforas de v ino y vaji ll a ele mesa de barn iz negro procedentes de la Campan ia, así como las primeras moneelas romanas. Este flujo comerc ial, incipiente desele el fina l ele l siglo 11 1, fue aumentando progresivamente a lo largo de l 11 hasta alcanzar su máx im o auge entre su último terc io y e l p ri mer cuarto ele l l. El aumento de l consumo que demuestran estas importac iones refleja la progresiva elependencia come rc ial de los íb eros respecto a los romanos, así como la crec iente asimi lación de los gustos, hábitos y creencias de estos últimos. El estud i o de estos materiales arqueológ icos permite determ inar cuá les son los asentarnientos ibér icos que cont inúa n ocupados después de la conquista romana . El PERíODO IBERORROMANO El pob lamiento de esta época es de tipo rura l dispe rso, con numerosos asentamientos en su mayoría de reducidas dimensiones, que se ca racterizan por ocupar dos tipos de emplazamientos: la mayor parte de los más importantes se sitúan en alturas de fác il defensa, que los romanos denom inan oppida, y el resto, en genera l de reducidas dimensiones, se encuentra diseminado en lugares más acces ibles. Los la m isma línea de costa y con un claro carácter comercial. Las co nsecue ncias de l a Segunda Guerra Púnica y de la poster ior dominación roma na, en una primera fase que podemos situar entre la conq uista de Sagunto en el año 219 y la represión de l a rebe li ón ibérica po r e l cónsul Cató n en el 195, apa recen reflej adas en el aba nd o no o en la evi dente pérd ida de importancia de algunos asentamientos ib érico s. Este es el caso de dos ele los pob lados más gra ndes si tuados en la comarca de La Plana : El So laig (Betxí), que parece abandonarse definitivamente, y La Punta (La Val l d'Uixó), que expe r imenta u na notable cr i sis . En estos afias de in seguri dad pueden fecha rse algun as ocu ltac io nes monetarias como la de Orpesa. La interve nc ión romana parece corta r de esta manera el inc ipiente desarro ll o urbano de la c ultura ibérica en esta zona, particularmente visib le e n el caso de l poblado de La Pu nta, q ue había ll egado a ocupar una supe rfi c ie de 3,5 ha. Además, en este largo per iodo no se funda ninguna ciudad romana, tal vez a causa d e l a ce rcan ía de Saguntum. En esta situación hay que buscar algunas de las razones que expl ican el limi tado desarro ll o urba no de las tierras caste ll onenses en la antigüedad. A lgunos de los asentamientos ibéricos que siguen ocupados han proporcionado cerámicas que puede n fec harse en los prim eros años de la presencia roma na: El Tossa let de Montmira (L'Alcora), El So l a i g y La Muntanyeta de Sa nt Anto ni (Betxí), L'A l ter de Vinarrage l l (Borr i a na), Sant Josep (La Va ll d'Uixó), etc. Las importaciones romanas son mucho más abu nd antes desde el segundo cuarto del siglo 11. En más de un ce ntena r de yacimientos ibé ricos de toda la provincia se han e ncontraclo cerám icas de procede nc i a itálica. Ell o refleja una sit uac ió n de estab ili dad caracter izada por la continu idad en el poblamiento y una intensa actividad comercia l . D e hecho, la mayo r parte de los ase ntamientos iberorromanos está n ocupados en este siglo: La Moleta deis Fr ares (E l Forcall), El Puig de l a Misericordia (Vi naros), La Mo leta del Mas de Salvador (V i stabel l a), El Caste l l de Miravet (Caba nes), El Tossa l ele la Balaguera (La Pobl a Tornesa), El Tossa let de les Forques (Barrial), El Cas tell (Onela), El Castell (Almenara), El Cerro de Soperoa (Sego rbe), etc. Jun to a los ase ntamientos e n altura se desarro ll a o tr o t ipo con precedentes ibéricos que se ca ra cte ri za por su pequeño tamaño y por ocupar emp lazamientos sin posibilidades defe nsivas: L'Alter de Vinarragell, L'A l cúd i a (N ul es), L'Ho rta Seca (La Val l d'Uixó), etc. Su proliferación, q ue en parte puede exp l icarse a causa de la descomposición de l sistema de pob lam iento anterio r a la conqu ista, posiblemente refle ja cambios en la estru ctura de la prop ieelad y, en algu nas zonas, un pos ible aumento demográfico, en lo que se vislumbra como un nu evo sistema socioeconó mi co . 211 212 LA PROVINCIA D E CASTELLÓN De es ta m ane r a se con f i gura u n mod e l o j erárqu ico d e l pobl ami ento ca racter izado por la cont inui d ad q ue ev idencia u na gran fragmen tac ión de l te rr ito r io, co n u na gran d i versidad de pequeños centros. U n caso especia l so n los fondeaderos y poblados si tu ados en la costa, co n un indudabl e carácter comercia l, que fueron las puertas de entrada de las importac iones (vino, vaji ll a) que ll ega ban al interior. El más importante de ell os es el pob lado de La Torre de la Sa l (Caba nes), q ue ocupa una superfic ie aprox imada de 3 ha; otros fo nd eade ro s so n Les Roqu es d e l a Barbada (Benicar ló), Benafe li (A lmassora ) y El Ca l amó (Borriana). En e l prim er cuarto de l sig l o I a. C. e l número ele ase nt amientos ocupados parece elescender. Siguen ocupados al gu no s co mo El Castel l d e Co rbó (Be nassa l), El Co rmu l ló elels Moros (Albocasser), El Castell (A tzeneta del M aestrat), El Tossa l ele la Balaguera , El Tossal de l' Assut (Bo rr io l), El Pujol de Gasset (Castelló de l a Pl ana), El Caste ll (La Vi lavell a), etc. Los efecto s ele la guerra sertor iana, que aso ló algunas zonas del territorio va lenciano entre los años 75 y 72, no so n fáciles d e d eterm in ar. En es ta época ele inseguridad pu eden fecha rse ocu ltaciones monetarias como la de El To ssa l de l'Assut. Con estos hechos se abre la última fase del periodo iberorromano, pues casi todo s los ase ntam ientos ocupados hasta entonces se abandonarán en los tres decenios siguien tes. También en ella hay evi de ncias de una rees tru cturac ión de l poblam iento con la que apar ece n nuevos asentamiento s co mo La Tor re d'O nda (Bo rriana ), que ocupa un a superfic ie aprox imada de 3 ha y pueele fec harse hac ia mitad de siglo. EL ALTO IMPERIO Miliario del Emperador Decio, conservado en Borriol. Con el reinado del em perado r Augusto (27 a. C- 14 d. C ) se ge n eral i za u n nuevo mod e lo de oc u pac i ó n ele l te rr ito ri o, que co mporta el abandono de los poblados ibéricos situ ados en al tu ra y l a proliferación de los ase ntami entos situados en e l ll ano, las Il am aelas v ill as. Co n lo s camb ios en el pob lami ento se adoptan modelos re sid enc iales itálicos, y se in troducen nu evas técn icas y mater iales co nstru ctivos y orn amenta les. Pos iblemente se p ro du jo un ca mbio en la estru ctu ra de propi edad de la ti erra , además de la in troducc ió n de nu evos siste ma s de ex pl otac ió n y la generali zac ión de determin ados cul tivos como la viña y el o li vo . El conjunto de estos cambios nos permite cons iderar que, al principio de l Impe rio, e l p roceso de roma ni zac ión se enco ntr ab a mu y avanzado. Los ha ll azgos real izados en prác ti camente toda la prov inc ia inelica n que estuvo densamente pobl ada. El poblam iento era de tipo rural disperso, con la excepción de la pequeña ciudad de Lesera (El Forca ll ). Pero sus carac terística s nos so n bastante desconoc id as a ca usa de la d egradac ión de los yacimientos por l as act ivi d ad es humanas, sob re todo de la agr ic ultu ra, y tambi én por la s escasas excavaciones rea lizadas. Si n duela deb ió tratarse de es tabl ec imi entos de diferentes catego rías, desde vill as lujosas ha sta sencill as masías, entre algun as de las cuales deb iero n ex ist ir ademá s relaciones de Las importa cio ne s de cerám icas de procede n cia itá lica, sud gá lica y afri ca na, ju nto a las d ive rsas producciones hi spá ni cas, tanto d e vaj i lla d e mesa como de ánfora s vinarias, o lea ri as y de sa lazó n, y los ha ll azgos monetario s permite n d ocu m en tar la ocupa c ión d e lo s asenta mi e ntos y pru eba n su impo rt a nc ia, esta b il idad y co ntinuid ad . En es te pe ri odo a lcanza su m áx i mo desa rro ll o el uso de la moneda pa ra las transacc iones comerc iales. El co m erc i o m arítim o prosiguió a travé s d e fondeaderos que cont in uaro n en ac tivo a lo largo de tod a la etap a imperia l, como Les Roques de la Barbada, Benafel i y El Ca lamó. Las prospecc iones subm ar inas han perm itido loca li zar lo s restos de algu nos pec ios, como el de Les IlIes Columbretes, desgraciadamente saqueado. La s parcel ac iones geométricas que López Gómez iden tificó E r ( co mo ce nt u riacio nes ro m ana s e n tres secto res de l térm ino munic ipal de Castelló de la Plana deben ten er en rea lidad un or igen medi eva l, pos iblemente en el siglo XlV. Algo sim il ar sucede con los ind icios de centuri aciones seña lados por Bazza na entre esta ciud ad r E r y Nu les, qu e d ebe n co rr espo nd er a parce lac i o nes geo m ét ricas m ed i eva les . D i fe renc i as en l as d imen sion es d e los módu los ( uti li zados y su fragmentació n en peq ueño s sec tores de diferente F [ d e pe nd encia. La mayor parte de los re sto s (a rq uitectó nico s, su ntu ario s, epigráfico s, etc) pu eden fec harse en l os sigl os 1- 11 , periodo en el que se produce un im portante aumento demográfico y un a intensa explotación del med io. A partir del siglo 111 se detecta orien tac ión permiten cues ti onar su adscri pción roma na. e A lgunos autores como Doñate, que estudió las acequias de El Diabl e y Les Arga ma sses (O nd a - Vil a-rea l), h an p lanteado la n e ex iste n c ia de siste m as de regadío de é po ca rom ana que e una di sm inución de asen t.am ientos ocupados, que conti nú a en ap rovecharían las aguas de El Riu M ill ars, pero estud ios rec ientes siglos IV y V. 105 les a tribuyen un o r igen medieva l. A u nque no exis tan pru ebas e Geografía e H istoria concluyentes sobre el rie go a g ran escala, lo qu e posib lemente debió existir fue un sistema de regadío de carácter local basado en la s fuentes, sobre todo en las de mayo r importancia, como las de Sant Josep y La Llosa. Las vías de comunicación Los itinerarios de época romana men c ionan dos importantes caminos que atravesaban nuestras comarcas. El primero y principal es la vía Augusta, que seguía un trazado para lelo al l i tora l y co nstituía el verd adero eje vertebrador de l territorio. Fue construido por el emperador Augusto aprovechando el trazado de un camino a nter i or y estaba ja l onado por co l umnas de piedra , llamadas miliar ios por estar situadas a una distancia re gular de mi l pasos (1.480 m ). En e ll os figuraba e l nombre de l emperador en cuyo reinado se erigió, los ca rgos correspondientes a l año en curso, e l nombre de la vía y el número de m il las existente desde el lugar en que se inic iaba la numeración. Estos monumentos permiten fechar su const rucc ión en los años 8-2 a. C. En tierra s caste ll onenses se conocen un tota l de 18 m iliarios, de los cua les 14 se concentran en el tramo de la vía comprendido entre Les Caves de Vinroma y Barrial. Entre ell os destacan los de Vi lanova d'A lco lea, erigido en el año 214 y dedicado al emperador Caraca ll a; Barrial, del año 250 y dedicado a Decio ; y Xi l xes, del año 252 y ded icado a Treboniano Ga lo . La infraestructura viaria se comp letaba con la organización de una red estata l de estaciones de posta, tanto para el cambio de caballos como para el descanso y manutención de los funcionarios de la administración estatal en tránsito, sobre todo los correos (cursores) . Los itinerarios citan cuatro de estas estaciones entre las ciudades de Miliario de La Pobla Tornesa, sin inscripción. Dertosa y Saguntum, con las distancias correspondientes en mil las: Intibili, IIdum, ad Novias y Sebelaci. La s dos primeras tienen un 3, s, le la topónimo ibérico y las otras dos latino. Su reducción a yacimientos ce rcanías arqueolÓgicos concretos no es segura. La distancia menc ionada por anter iormente citada. Debía entrar en l a comarca de Els Ports por La Roca Tal l ada, entre Caste ll ote y Pa l anques, donde quedan vestig ios de su paso; desde allí debía dir igirse a Lesera (La Mo leta de i s Frares , El Forcal l ), probab l emente un importante nudo d e los itinerar ios entre las ciudades de Dertosa y Saguntum es de 95 m ill as (140,6 km ). De norte a sur, a 27 mil las (40 km) de Dertosa se encontraba la posta de Intibili, qu e puede local izarse de man e ra aproximada en Traiguera o La Jana. La sigu iente posta, situada a 24 mi ll as (3 5,5 km), era IIdum, que con bastante segur idad puede reduc irse al yacimiento de L' Hostalot (Vilanova d' A lco lea). De nuevo a 24 millas (35,5 km) se menc iona Sebefaci, que hay que buscar junto al Mi llars, posiblemente en el término munic ipal de A lmassora. Otro itinerario menciona ad Novlas/ad Nova en luga r de ésta, situada a 22 millas (32,5 km) de IIdum, o sea, 2 mi ll as (2,9 km) más al norte que la anterior, por lo que posib lemente haya que loca liza rla en el término de Castelló de la Plana. El trazado de la vía Augusta resulta incuestionab le por l a a, 10 ·s. le 10 es ·s, :ó la ~n prese nc ia de los mi liarios qu e seña lan su paso. Estos monumentos os ,d epigráficos son particularmente abundantes en nuestras comarcas, por l o que su recorrido es bien conocido hoy en día. Desde as )s Oertosa seguía un trazado inter ior por Trai guera, Sant Mateu, Les Caves de Vinroma, La Pobla Tornesa y Barria l, por donde sa lía a La Plana y, después de cruzar el Millars, transcurría cercano a la costa en un tramo bastante prob lemático. Buena parte d e la s villas y te El la monumentos romanos conocidos en las comarcas que atravesaba están situados en sus proximidades, por l o que sin duda debió ejercer un papel aglutinador de l pob lamiento . La otra vía mencionada por lo s itinerario s, aunque sin .le es as especif icar d istancias, com unicaba Contrebia, situ ada e n las J de Caesaraugusta, con la man sió n de Intibili comunicaciones de la época. El hecho de que se mencione a Intibili como f ina l de trayecto permite deduc ir que esta man sión se encontraría en la m isma encruc ij ada de caminos o en sus cercanías. Otra vía de mayor importanc i a, aunque ig norada por los itinerarios, deb ió ser la que desde Saguntum remontaba el curso de l río Pa lancia para inte rnarse en tierras aragonesas . Junto a estos tres ejes viarios de mayor importanc ia estratég ica, debieron existir numerosos caminos secundarios de carácter comarca l que seguirían los principales cursos fluvia les, como El Riu Millars y La Ramb la de la Viuda, y los llanos litora les, como El Caminas. La mayoría de ellos deb ieron segu ir utilizándose durante siglos, y su trazado puede rastrearse en la tupida red de caminos que ha llegado hasta nuestros días. Só lo en un caso excepcional aparece una menció n epigráfica de un cam ino, en A lg imia de A l monacid, donde su prop ietario, Marco Bebio Severino, quiso advert i r a los v iandantes de que c ircu laban por un iter privatum. La ciudad de Lesera (La Mo leta deis Frares, El Forcall) El único asentam iento de características urbanas conoc ido en tierra s cas te l lonenses es La Mo l eta de i s Frares o d e Libor io, 213 214 LA PROVIN CIA DE CASTELLÚN L ( ( E ( a \ ( 1- e y e g (1 E a p 1; o e el e o e a p Figura de bronce que representa a MerCtlrio, procedente de Traiguera. (Museo Arqueológico Nacional). e e Geografía e H istoria situ ado en e l co razó n de la coma rca de El s Po rts. Es un enc lave es tr até g ico situado cerca de El Riu Berga ntes, con una su perf ic ie aproximada de 6 ha, que parece j uga r u n importante pape l en e l periodo ib erro m a no , ya que es uno de l os escasos enclaves indígenas que no se aba ndo na con el paso a la etapa im peri al. La ún ica excavac ión, rea li zada por E. Pl a en 1960, mostró que a partir del rei nado de Augusto el ase nta mi ento expe rim enta una profund a tr ansformac ió n. Los restos co nservad o s ev ide nci an un a amp lia cobe rtura urbana del lu ga r. En el lado este se aprec ian dos tramos de mura ll a entre los que se abre la entrada al recinto, por donde se accede a u na amplia terraza de l imitada por u n l a rgo muro d e ho rmi gón, en la que pudo abrirse un espacio pClb li co; la presenc ia en es ta zo na d e c imientos de edific ac io nes m o n ume nta les, así como l as notic i as d e l hall azgo de fragmentos escu l tór icos, ca p ite l es, e nlo sados, etc, así parecen conf irm a rlo. Las excavaciones han demost rado un len to proceso de aban don o que se ini c ia en e l sig lo JI y parece hace rse más intenso en e l 111. Escasos ha ll azgos cerá mi cos y monetarios p ru eban su ocupac ión durante el siglo IV y posib lemen te has ta el V. La id ent ificac ión de este pequeño nú c l eo urbano ha sido posible gracias a una inscripción conservada en Morella. Se trata de un a lta r dedicado a Júpi ter Conservador por un a co munid ad d eno mi nada Lesera co n motivo d e l a sa lvación del emperador Caracalla, que puede fecharse en el año 212 d. C. La menció n de este e mp era dor prueb a l a pe rv ive ncia de l a admini str ación muni c ipal al men os hasta prin ci pio s d el siglo 111. Comp leta n los hal lazgos epigráficos de la población otras 4 insc rip ci ones funerari as que poco aportan a la historia de la c iudad. Esta pequeña ciu d ad, l a Clnica do cu mentada por l a arqueología y la ep igrafía en las co marcas septen tr ionales de l País Valenciano, d ebió conta r con un amp li o territorio municipa l, integ rado en su mayor parte por la co marca de El s Ports pero que co n seguri dad se introduciría en ti err as turolen ses, en e l que se han loca lizado algunos ase ntam ie ntos rur ales como los ex iste ntes en La Vega del Moll de M o rell a: El M as de Nadal, El M as de 001 ,0 y El Mas de Sa bater, y caminos de la red m u ni cipal como e l que debía unir di c ha vega co n e l munic ipi o, que puede identificarse g rac i as a l as rod adas conse rv ad as e n El Maset d e Boix de Bai x (More ll a) . El poblamiento rural Desde el fin a l d e l si g l o I a. C. e mpi ezan a apa re cer los ase nt am ientos rural es ca ra cter ísticos del per i o do i mp e rial. El pob lamie nto com prende tanto senci ll as casas de labor, semeja ntes a l as actuales mas ías, c omo amp l ias y l ujosas mansiones, en ocasiones reside nci as rur a l es d e r icas fam ili as ase nt ad as en ciuda des próximas como Sagunto entre los magistrados municipa les de es ta ciudad, que se co ncentra n en mayor número e importancia en La Pl ana . En la v ill as se encuentran en algunos casos elementos ornamenta l es q ue d enotan c ie rto lujo, como t erm as, mosa icos, revest imi entos de mármo l o escu ltu ras . Si n embargo, alln en estos casos las v illa s e ra n ve rd ad e ro s centros de producción agropecua ri a, como lo demuestra el hal lazgo de almaza ras, hornos para la fa bri cac ió n de ánforas, etc. Las excavaciones arq ueo lógicas en vi llas romanas so n mu y escasas en nuestras comarcas. Entre los excava do s de stacaremos cinco yac imi en tos. En El Mas d'A ragó (Ce rve ra del Maestre), c uya oc upac ión parece pro longarse hasta el siglo V d. c., se ha ~xcava do una piscina, un com p lejo alfa rero co n tres hornos cerá rn icos en los que se fabricaron ánforas v inar ias y una zo na in dustr ial destinada posible mente a almazara . En L' Hostalot (Vi lanova d' Al colea), que puede identificarse con la posta IIdum de la vía Augusta, se aprec ia una di vis ió n tr ipartita co n una zo na reside nc i al, un gran edific io dest inado prob ab lemente a g ranero y co rra l es y un monumento funerario ap artado del resto. D e Sant G rego ri (Bor r iana) se han excavado algunas habitaciones co n pavimentos de mortero. La vi ll a excava da en mayor ex tensión es la de Ben ica tó (Nul es), donde se sacaro n a la lu z más de 30 dependenc ias d istr ibuid as alrededo r de un patio porti ca da en cuyo centro había un estanq ue ci rcular. Entre ell as pueden ident if ica rse un a almazara y unas termas de modestas proporciones . En d os de estas ha bitac io nes se encontraron se nd os mosaicos bícromos con decorac ión geo mét rica, desfig urados por un a re sta urac ión desafortu nada. Por último , en la vill a de L' H orta Seca (La Va ll d'Uixó) se excava ron var ias d epen denc ia s ent re las que p ud o ide nt i fica rse u na a lmazara y unas termas con u n pav imento mosa ico . La importanc ia de la producc ió n agríco la en la economía de l as vi ll as se comp ru eb a, además d e por la id entif i cac ión de almazaras y hornos para la fabri cac ión de ánforas, por el hallazgo de bloqu es de piedra que se rví an de contrapesos a las prensas, como los d e La Torrassa (Be t xí-Vila -rea l) y La Muntanyeta deis Estanys (A lmenara). Las noti cias y los hall azgos de época ro ma na se ex ti enden a numerosos yacimientos, en su mayo ría arrasa do s por los cu ltivos. A lguno s d e estos restos prueban u n c iert o lu j o en la deco ració n, como las tese las de mosaicos bícromos encontradas en La Torrassa, Sant Gregori, El Seca net (La Vil ave ll a), To rre motxa (Nules) y L'A lte r (Xi lxes); las p lacas de mármol para revestimiento encon trada s en Ll edó (Caste ll ó de l a Pl ana ), Sa nt Gregori y L'A lter; o escu lt uras como el retra to del em perador A dri ano de El Palm ar (Bo rri o l) y el re li eve de armas de La Mu ntanyeta deis Esta nys. Las inscripciones latinas nos proporc ionan información sobre l a co ndic ió n socia l de a lg uno s de l os habi tantes de estos asentamie ntos . Ciudadanos libres y ri cos terratenientes debieron se r, por ejemplo, Q uinti a Proba y su marido M . Porc io Rufo, qu e f igura n en la inscripción de Jéri ca donde se hace referen cia a la erección ele un arco co ro na do por estat uas que costó 40.000 ses terc ios; y M . Tett ieno Poll io, m ag i str ado de la c iud ad d e Sag un to, y su mujer Beb ia Lépid a, de M asca rell. Liberto s fue ron var ios personajes cuya cond i c ión figu ra exp resa en e l tex t o, c omo Bebi a Ag il e, de A lmassora, o era n portadores de apellidos helenizados, como Em ilio Frónimo, de La Vall d'Uixó, o L. Atilio Fi lero, de Jérica. Fi na lmente, siervas fueron Lucusta y Grecina, que f iguran en una inscr ipci ón de Viver, o Sici li a y Lupin o, de Borri ana. Religión y culto La información sobre la relig ión roman a podemos extraerla de las menciones a divi nidades en las inscripc ion es, de sus imágenes y de las excavac iones en los santua ri os. Las refere nc ias a di vi nidades en los textos ep igráficos son muy escasas. Las más frecuentes so n las dedicatorias a los dioses Manes que figuran en el enca bezam iento de casi un a ve in tena d e i nscr ipc iones funerar i as . Además co noce mo s l a ded i ca to ri a a Jú pite r Co nse rva dor e n e l alta r d e Morella anter io rm ente citado, y la menc ió n de Venus Sa nta en un epígrafe funerario de Almenara. Las rep resentac ion es escultó ricas 215 2r6 LA PROVINCIA DE CASTELLÓN Mosaico de La Val! d'Uix6. tampoco son mu y abund an tes. D e Rosse ll es uno de los mej ores ejemplos conserva dos, un bu sto de Ba ca joven, y de Barria l es la base de un grupo incomp leto q ue pudo perten ecer tamb ién a Baca o a D iana. En tre lo s pequ eños b ronces, des tacan e l de La Jana qu e representa a Hércules y el de Xil xes que figu ra a Mercu ri o. En c ua nto a l os santuario s, e l mejor co no cid o es e l de La Muntanya de Santa Bárbara (La Vil ave ll a), si tu ado so bre La Fon t Ca lda , posi bl e b alneario loca li zado e n l a m i sm a pob lació n. El per iodo de mayor frec uentación de este fa num p uede estab lecerse entre med iados del siglo 1 y del 11 d. C. Las ofrendas de los fi eles son altares -a lgunos con in scr ipciones voti vas-, esc ul turas, recip ientes cerámicos que posiblemente contenían alimentos, joyas y monedas. Descon oce mos el nombre de la divinid ad a la qu e se rendía culto, porqu e e n nin gu no d e l os tex to s ep igráficos se men c i ona. Las esc u ltu ras se han encon trado m uy fragmen tad as, so n d e m ármol b lanco y de d iferentes tamaño s, y representan di ve rsos an im a les como var ios caba ll os, un a lieb re y un león, al menos un guerrero y otros personajes que no pueden identificarse. Po r la prox im idad del sa ntuario a La Font Ca ld a, es pos ibl e que haya u na re lac ión entre ambos, pues el culto a algun as divinidades se asoc iaba a las fu entes sa lu tíferas. En este sentido, se ha p ropu esto una hipotét i ca advocación a Apolo. Tumbas y ritos fun erarios Pala nc i a, que m enc i ona n da tos co mo el nombre d el difunto, su edad, el nombre de los dedi ca ntes y las fó rmul as co rrespond ientes . El número de tumbas excavadas es mu y redu c ido . El ritua l seguido has ta el sig lo 1 d . C. fue la inc in eración q ue, a pa rti r de l siglo 11 , empezó a ser desplazada por la inhumación. Han podido excava rse algun as tumbas sencill as en las q ue el d ifu nto desca nsaba la ca beza sobre una tej a, co mo l a de El Palmar (Barri a l), o fue cubierto por ellas, como las de El Castell de la Magdalena (Castelló de la Plana) y La Torrassa (Betxí-Vil a-rea l). Las tumba s mejor co noc idas so n las de El Mas d' Aragó (Cervera de l Maestre), donde el difunto se enterró en una ca j a de madera acompañado de u n amul eto d e bronce y dos recipi entes de cerámi ca, y L' Hosta lot (Vil anova d' Alcolea), en la que el aju ar de la difunta lo constituía n un vaso de v id rio y dos aguj as de oro . Pero la riqueza de algu nos propietarios se materializa tamb ién e n l o s res to s de los monum en to s fun erar i o s qu e e ri gieron para perpetuar su m emoria . Entre los m ej o r conocidos destacamos e l front ó n i ncomp leto d eco rado co n el retrato d e l difunto d e El s To ssa lets (Les Caves d e Vinromá), e l monum e nto co lumn ado de L' H osta lot, el arco de Cabanes, los desa parec idos monum entos de La Mu nta nyeta dei s Esta nys, el arco y las estatuas c itados po r u na inscri pción de Jérica, las esta tua s reseñadas por otra inscripción de Vive r y los restos arqui tectónic o s de la Purn a (Bejís). To dos e ll o s constitu yen un cla ro ejempl o de cómo este tipo de monumentos no El mundo funera ri o ro m ano es poco co noc id o en nuestra s tierras. El test im on io m ás abund a nte son las insc ripcio nes fue excl usivo de las c l ases urba nas aco mod adas, ya que tam b ién sepu lcra les, má s frec uen tes en l as coma rcas de La Pl ana y e l A lto osten tación. algunos ri cos propietarios rur ales qui sieron imi ta r esta forma de Geografía e H istori a EL BAJO IMPERIO y EL FIN DEL MUNDO ROMANO Con e l pa so a l sig l o III e l poblamiento rural comienz a a resentirse por la c ri sis d e l Imp erio . Ello se ve en la impo rtante reducción de l número de ase ntamientos qu e siguen ocupados, lo que sin duda reflej a un a importante di sminución de la pobl ac ión. Entorno al año 260 se fecha n ocul taciones moneta les como las de El Mas d' Aragó y Almenara, probab lemente en co inc idenc ia con la in vas ión de la Tarraconen se por pueb los germán icos. Con el pa so al siglo IV, la si tuación se estabi li za y au nqu e tanto el núm ero d e asen tamiento s oc upados co mo su importanc ia es notableme nte in fer ior, e l pobl ami e nto rural parece ex pe riment ar un a c ier ta rec uperación. La c ri si s d emo gráfi ca debió rep e rcu t ir en la es tructura de la prop iedad, al ti empo que supondría el abandono de tierras de cu ltivo y un a di sminu ci ón d e l a presió n so bre e l m ed io. El yacim iento m ás re pre sen tativo de esta época si gue siendo la vil l a de Be ni ca tó , dond e l a continuada presen c ia de cerámicas africanas prueba la continuidad en la oc upac ión. Siguen i gualmente oc up ad os otros de l os mencionados , como El Mas d ' Aragó, La Torra ssa, etc. En el si g l o V, con la de sco mpo si c i ón d e l Imperio en Occide nte y l a irrup c i ón d e p u ebl os ge rm áni cos en l a Tarraconen se, la insegurida d ll eva al enca stillamien to a algunos gru pos de población qu e v u e l ve n a o c upar l os an ti guos asen tami entos ibéri cos si tuados en altura. El mejor conocido de es tos asentamientos es el de Sant Josep (La Va ll d ' Uixó), en cuyas excavaciones se ha rec uperado u n mate ria l muebl e de gran interés com pues to de algunos objeto s metáli cos y cerámi ca ca racterísti cos u Busto de Baco de Rossell. o 1, e a )f y e n >s e le ·n ·a ,1 Is le le la le )s 10 ,n le Ajuar fun erario de una tumba lardoromana de Tirig. de l ce ntro de la pen ínsul a y ce rámi ca d e impo rtac ió n del sur de Franc ia y de l no rte de Áfri ca , en c uya decorac ión se uti l iza n por vez pr imera símbolos cri stia nos como el crismó n, cuya pre sen cia no d ebe aso c iarse necesa ri amen t e a l culto. También las exc avac ione s en la To rr e de l Mal Pas o (Cas te ll novo) han proporcionado ce rám icas qu e pueden fec ha rse e n es ta época. Posibl emente se pueda datar en el mi smo período el aju ar metáli co de un a tumba encontrada en Tírig. Todo e ll o d emu est ra qu e, a pesar las importantes co nvul sio nes que ex perimenta la soc iedad de l a época, el comercio a larga di stan c i a co ntin ú a y l as importaciones siguen ll egando, sob re todo del norte de África, en e l Baix Maestrat a tr avés d e l fond ea dero de Les Roques d e la Barbada, yen la Pl ana Bai xa posib lemente a través del puerto de la c iudad de Sagunt, El Grau Vell . Los yacimie ntos arqu eo lóg icos q ue pueden fe charse en el siglo V I son tod av ía más escasos. De nuevo se oc up an lugares situ ados e n e l ll ano , c omo l a vi ll a d e Be ni cató y El Bro sse ra l (Caba nes), a los qu e siguen llega ndo cerá m icas del norte de Áfri ca. En algunos de ellos enco ntramos pi ezas con símb olos cri stiano s, como las lucernas de El M as de Ll obe t (ALbocasser). En esta época pued e fecharse un edific io d e ca rácte r posibl em ente re li gioso, d esg raci adamente destruido , d e La Muntan ye t a de i s Esta ny s (A lm e naral , la que pudo se r la ig les i a c rist i ana m ás antig ua de nu estras ti erras . 21 7