Revista CIDOB d’afers internacionals, n.º 97-98, (abril 2012), p. 205-217 ISSN 1133-6595 - E-ISSN 2013-035X Desafíos de Brasil para la consolidación de su protagonismo internacional: educación y cultura The challenges to the consolidation of Brazil’s international prominence: education and culture Elizabete Sanches Rocha Profesora de Relaciones Internacionales, Facultad de Ciencias Humanas y Sociales, Universidade Estadual Paulista, São Paulo [email protected] RESUMEN Brasil ha adquirido en los últimos años una gran visibilidad internacional, en buena medida gracias a su destacable crecimiento económico y a los logros conseguidos por sus políticas de lucha contra la pobreza. Aun así, y a pesar de que sus conquistas recientes suponen un gran progreso, a Brasil todavía le queda mucho trabajo por hacer si quiere asumir un protagonismo internacional importante. En ese artículo se abordan dos puntos fundamentales para el liderazgo real de Brasil: la educación y la cultura. Palabras clave: Brasil, liderazgo, educación, cultura, pobreza, formación, políticas públicas ABSTRACT Over the last years, Brazil has gained international visibility especially due to the capacity of its economical development and the progress of its public policies on fighting poverty. Though there reason for celebration exists with respect to the country’s recent achievements, Brazil still has a lot to do if it wants to gain international prominence. In this paper, we address two issues that are fundamental for Brazil to achieve real leadership: education and culture. Keywords: Brazil, leadership, education, culture, poverty, training, public politics Desafíos de Brasil para la consolidación de su protagonismo internacional: educación y cultura El objetivo del presente artículo es analizar algunos de los principales retos a los que Brasil deberá hacer frente en su objetivo de convertirse en protagonista decisivo del escenario internacional. Podríamos analizar algunos problemas tan esenciales como, por ejemplo, la ausencia de un saneamiento básico para la mayor parte de la población, lo cual hoy constituye un problema de salud pública en Brasil. También podríamos destacar la violencia y la inseguridad públicas, que retroalimentan la corrupción de algunos sectores del Gobierno y la policía. Podríamos, asimismo, subrayar el déficit de infraestructuras de transporte, tales como aeropuertos, carreteras y puertos, que perjudican de forma notable al comercio y la industria del país. Pese a que todos ellos son aspectos importantes, en este estudio tomaremos la educación y la cultura como dos pilares de la construcción de la sociedad brasileña, ya que en nuestra opinión son factores que anteceden a todos los demás. Al fin y al cabo, es principalmente mediante la educación por donde se empieza a desarrollar la conciencia ciudadana y a reflexionar sobre nuestro futuro, como individuos y como nación. Es más, las bases educativas son las que determinan el desarrollo de las competencias, cognitivas y no cognitivas, para adquirir una formación más amplia, de personas creativas, autónomas y capaces de trabajar en equipo superando sus diferencias; en definitiva, es mediante una educación equitativa y eficiente, que se prepara a los estudiantes para una vida democrática plena. Por su parte, la cultura se superpone a la educación hasta el punto de que es difícil separarlas, pues ambas tienden a formar un todo. Por cultura, entendemos aquí un conjunto de valores por los cuales somos capaces de identificarnos ante los otros y a nosotros mismos. En palabras del que fuera ministro de cultura brasileño, Gilberto Gil (2008: 106): “(...) Es en el ámbito de la cultura donde vamos a encontrar los elementos estratégicos para entender el movimiento de las sociedades y el diseño de nuevas utopías. De la cultura, no solo entendida como el conjunto de expresiones artísticas, sino como el conjunto de patrimonio material y simbólico de las sociedades, grupos sociales e individuos, y sus múltiples expresiones”1. Tomando esta definición, la cultura es la base a partir de la cual emprendemos toda mejora de la acción social, ya que afecta transversalmente a todos los sectores –incluidos el político y el económico–, en cuanto ámbitos de construcción de las ideas2. Por ello consideramos que la educación y la cultura son dos aspectos esenciales para cualquier 1. N. de E.: Las citas se han traducido del original en portugués de Brasil. 2. La cultura es comprendida, en su amplia dimensión antropológica, como el conjunto de valores de un grupo social y en sus variadas posibilidades de manifestación. Cultura, en ese sentido, es una red de significados compartidos que, como dice Benedict (1972) citado en Laraia (2006: 67), son las lentes por las cuales miramos el mundo. De esta manera, esos valores se materializan en nuestro arte, en nuestra literatura, pero también en nuestra cultura política. 206 Revista CIDOB d’afers internacionals, n.º 97-98, (abril 2012), p. 205-217 ISSN 1133-6595 - E-ISSN 2013-035X Elizabete Sanches Rocha transformación social. En el caso de Brasil, si el país quiere alcanzar un legítimo protagonismo, necesitará operar cambios que van más allá de acciones meramente pragmáticas, y actuar sobre el citado ámbito de las ideas, que orienta las acciones y las decisiones, así como a los actores sociales y políticos que han de planear el futuro del país. No resulta realista pretender actuar de manera decisiva en el ámbito regional o internacional sin haber operado antes los necesarios cambios internos. Y este no es un objetivo sencillo, ya que como la historia ha demostrado, las dinámicas políticas y sociales son siempre complejas y no siempre se despliegan linealmente. Éxitos y fracasos del desarrollo brasileño Existen ciertas contradicciones en la realidad brasileña; por un lado, en las últimas décadas, el país ha logrado avances considerables, como la consolidación de la democracia, el respeto por las instituciones políticas, el control de la inflación, la regulación económica eficiente y éxitos significativos en la lucha contra la pobreza. En el área de la salud, por ejemplo, aunque la atención a la población más pobre sigue siendo crítica, se ha logrado crear un programa muy eficaz de tratamiento para los portadores del VIH/ Sida, un know-how que Brasil ha compartido con algunos países africanos a través de su programa de cooperación e impulso al fortalecimiento de las relaciones Sur-Sur. Brasil también ha asumido un papel cada vez más importante en el ámbito internacional con su presencia en los foros de debate internacional, como el G-203, la Unión de las Naciones Sudamericanas (UNASUR), el Foro de Diálogo India-Brasil-Sudáfrica (IBSA), el grupo de los BRIC (Brasil, Rusia, India y China), así como dando mayor impulso al Mercado Común del Sur (Mercosur). Gracias a haber manejado con acierto muchos de sus enormes desafíos internos, el país ha logrado hallar el camino hacia una mayor visibilidad internacional. Sin embargo, todavía existen importantes retos internos que requieren cambios profundos de la base social, que, según nuestro enfoque, pueden ser afrontados desde actuaciones en las áreas de la cultura y la educación. Pero, para ello, es preciso que se aborden los problemas partiendo se su inevitable conexión, es decir, que se tenga en cuenta 3. N. de E.: Grupo de los 20 (los ocho países más industrializados y los once países con las principales economías emergentes). Revista CIDOB d’afers internacionals, n.º 97-98, (abril 2012), p. 205-217 ISSN 1133-6595 - E-ISSN 2013-035X 207 Desafíos de Brasil para la consolidación de su protagonismo internacional: educación y cultura por ejemplo que la problemática del saneamiento básico está vinculada a las carencias del sector de la educación que, a su vez, se ramifica en problemas ambientales y de salud pública. En resumen, para lograr sus objetivos de liderazgo en el ámbito internacional, de una manera u otra, Brasil deberá abordar su proyecto de futuro a partir de su capacidad de mirar críticamente hacia su pasado. Y esa tarea es difícil de llevar a cabo sin una sociedad educada y bien formada para encarar el mundo del trabajo y las contradicciones de la globalización. Como señala Gilberto Gil: “Cultura y desarrollo son conceptos y procesos que necesariamente se vinculan y comparten sus componentes. No podemos concebir un desarrollo que nos sea cultural. Y no debemos concebir un desarrollo que no sea compartido” (ibídem). Los diferentes brasiles: contradicciones, avances y lastres de la educación Brasil es un país históricamente marcado por contradicciones sociales, políticas y culturales. En él coexisten, por ejemplo, una primera fractura en torno a los centros de excelencia educacional, destinados a la élite económica, con otros centros donde la formación/capacitación de los profesores es aún muy precaria. Otra fractura de tipo territorial se origina entre el Brasil del norte, más agreste y rural, y el Brasil del sur, más globalizado y moderno. Son solo dos de las muchas ambivalencias que caracterizan el proceso histórico brasileño. Un proceso que, de por sí, es tan contradictorio y complejo, y plagado de variables sociales que deben ser consideradas, no cabe en su totalidad en un breve artículo como este4. Quizás un buen punto de partida sean las palabras del gran escritor del siglo XIX Machado de Assis, quien, al mismo tiempo que describía la sociedad de su tiempo, adelantó muchos de los temas que se discuten hoy en el Brasil del siglo XXI. Desde su atalaya de Río de Janeiro, Machado de Assis escribía en 1861, durante el Segundo Reinado 5 acerca de los “dos Brasiles”: uno oficial y otro real. El Brasil oficial aludía al mundo 4. Para una buena aproximación a las desigualdades brasileñas en el ámbito educacional, se recomienda el visionado de la película documental Pro dia nascer feliz, del director João Jardim (Globo Films, 2006). 5. El Segundo Reinado se inicia en 1840, con el llamado Golpe de la Mayoridad, cuando D. Pedro II asume el poder central del Imperio del Brasil, con apenas 15 años de edad. El período concluye con la proclamación de la República, el 15 de noviembre de 1889. 208 Revista CIDOB d’afers internacionals, n.º 97-98, (abril 2012), p. 205-217 ISSN 1133-6595 - E-ISSN 2013-035X Elizabete Sanches Rocha burocrático, político y alejado de las demandas populares; un país que para Machado era pernicioso. Opuesto a él se encontraba el Brasil real, una entidad viva y construida por el pueblo, que al autor le inspiraba optimismo y confianza: “El país real, ese que es bueno, muestra los mejores instintos; pero el país oficial resulta ridículo y absurdo. La sátira de Swift en sus ingeniosos viajes nos encaja perfectamente. En lo que respecta a la política, no tenemos nada que envidiar al reino de Liliput” (Machado de Assis, 1938: 25)6. A pesar de los múltiples debates que ha generado entre los expertos, la visión machadiana de un país dividido en dos sigue pareciéndonos válida. De hecho, existe aún ese Brasil oficial, tan cargado de vicios históricos en su cultura política, que deviene caricatura. Asimismo, existe otro Brasil rico en potencial de cambio y de modernización –que se encarna en su industria, por ejemplo– y que vibra por el latente deseo de ganar espacios económicos, culturales y políticos, también en el ámbito internacional, ya que se sabe capacitado para ello. Es ese país rico, de enorme potencial, que a pesar de su diversidad cultural, se mantiene unido como nación y que, a pesar de sus recientes traumas históricos durante los años de dictadura militar y del proceso de democratización7, ha sido capaz de encontrar un camino de estabilidad económica, gracias al control de la inflación, y política, mediante una práctica democrática o que regula la alternancia en el poder. Ciertamente, una división dicotómica radical como la de Machado de Assis, que separa la dimensión política de la dimensión social, puede ser problemática cuando es aplicada al contexto actual, en el que la población elige mediante el voto a sus gobernantes. Sin embargo, y desafortunadamente, todavía existe un abismo entre las decisiones políticas y los intereses y necesidades sociales que más apremian a los brasileños. Así, aquel mundo político caricaturesco al que Machado de Assis se refería, reaparece como una realidad perturbadora en el Brasil actual. Durante la primera década del siglo XXI, hemos visto emerger una nueva dicotomía, de la mano del crecimiento económico brasileño, que apela a un Brasil visto desde dentro, bien conocido por los autóctonos, y otro Brasil visto desde fuera, por ojos extranjeros, que no tiene en cuenta sus problemas sino sus grandes perspectivas de desarrollo. 6. Crónica: “29 de dezembro de 1861. Créditos extraordinários –Scoevola– O Sr. Penna em missão –Cinna– O ano novo”. 7. Aquí nos referimos principalmente a distintos hitos políticos recientes de la historia de Brasil, como la lucha por las elecciones directas liderada por el movimiento civil “Diretas Já”, en 1984. A pesar de la demanda popular, el congreso no aprobó el voto directo. Las siguientes elecciones a presidente de la República de 1985, se realizaron mediante voto indirecto. Tancredo Neves, candidato opositor a la dictadura, fue elegido, pero falleció antes de asumir el cargo. El vicepresidente, José Sarney, fue el primer presidente civil tras el fin del régimen de la Dictadura Militar (1964-1985). En 1989, cuando la población brasileña pudo por fin votar de manera directa a las presidenciales, el candidato electo nunca ejerció su cargo durante más de dos años, debido a los escándalos de corrupción. El movimiento social que impulsó el llamado impeachment de Collor fue bautizado como “Caras Pintadas”, en referencia a las caras pintadas de verde y amarillo –los colores de la bandera brasileña–, de los jóvenes que tomaron las calles en 1992, exigiendo la salida del presidente. Después del impeachment, Itamar Franco, el vicepresidente de Collor, asumió el poder hasta 1994, cuando Fernando Henrique Cardoso ganó las elecciones a la presidencia de Brasil. Revista CIDOB d’afers internacionals, n.º 97-98, (abril 2012), p. 205-217 ISSN 1133-6595 - E-ISSN 2013-035X 209 Desafíos de Brasil para la consolidación de su protagonismo internacional: educación y cultura Holanda (1995: 82), en su importante libro Raízes do Brasil, que fue escrito en la década de 1930, en pleno fervor modernista en la política y cultura brasileñas8, señalaba que existía una dificultad importante para que Brasil se convirtiera en un Estado de verdad, que era, la mentalidad política de los brasileños que no concebía la separación necesaria entre público y privado en referencia a las decisiones políticas. Los patriarcalismos, los clientelismos, así como la existencia de clanes dominadores de la escena política todavía hoy son retos a vencer por la sociedad brasileña: “La elección de los hombres que ejercerán funciones públicas se realiza de acuerdo con la confianza personal que despiertan los candidatos, y mucho menos atendiendo a sus verdaderas capacidades. El país carece de esa clase impersonal que da vida al Estado burocrático (...) Se puede afirmar que solo excepcionalmente Brasil ha tenido un sistema administrativo y un cuerpo funcionarial dedicado exclusivamente a intereses objetivos y fundados en esos mismos intereses” (Holanda, 1995:146). Es claro que Brasil ha madurado en muchos aspectos, y hoy es una democracia consolidada, con unas instituciones sólidas. Pero persiste una cultura política corrupta y patriarcal que ensombrece la escena nacional. Su huella nefasta sigue presente en muchos sectores, incluyendo la educación. Estrategias para una mejor educación Buscando paliar algunos de los problemas que padece hoy la educación en Brasil, el Gobierno ha publicado recientemente un nuevo Plan Nacional de Educación (PNE) que cubrirá el período 2011-2020, y que prevé un aumento progresivo de las inversiones en educación hasta alcanzar el 7% del PIB. Sin embargo, además de aumentar la asignación de fondos, es preciso proveer a los profesionales de la capacidad de gestionarlos eficientemente, ya que, por ejemplo, aún muchos municipios brasileños no disponen de personal capaz de gestionar eficientemente las inversiones del Gobierno. Aún reina el clientelismo y, muchas veces, cargos estratégicos del sector público son confiados a familiares y aliados políticos, sin que medie en la selección el criterio del profesionalismo. 8. El prefacio denominado: “O significado de Raízes do Brasil” escrito por Antonio Candido (1995: 9-21) para la 26ª edición de Raízes do Brasil, que se utiliza en este artículo, incide claramente en la importancia de esta generación de escritores sobre el pensamiento político y social brasileño contemporáneo. 210 Revista CIDOB d’afers internacionals, n.º 97-98, (abril 2012), p. 205-217 ISSN 1133-6595 - E-ISSN 2013-035X Elizabete Sanches Rocha Esta es una característica de la cultura política brasileña que necesita ser combatida y eliminada de nuestra práctica social. Si no tenemos profesionales cualificados y que estén, efectivamente, al servicio del Estado y de la población, ¿cómo podremos alcanzar el éxito en nuestras demandas sociales? Los dos mundos a los que se refería Machado de Assis en sus escritos no pueden continuar separados indefinidamente, ya que son partes de un mismo actor que aspira al liderazgo internacional. Ha llegado la hora de que Brasil se enfrente a sus propias limitaciones que lo alejan de los objetivos regionales e internacionales. Asimismo, hace falta tener presente que la cultura y la educación son dos piezas clave de un mismo fenómeno social, que modula la visión del mundo que tiene un pueblo, una nación o un país. La enfermedad social del clientelismo aún genera deficiencias graves de gestión pública, con especial incidencia en los gobiernos municipales: “Ferraz, Finan y Moreira (2009) muestran que la existencia de corrupción en el uso de los recursos destinados a la educación reduce la nota de Matemáticas y Portugués en “Prova Brasil” de los alumnos de 4 º grado (...) la corrupción aumenta la repetición de curso y el absentismo escolar. Además, los municipios en los que se elige al director tienen menos corrupción en la educación que los municipios en los que el director es nombrado por el alcalde (...)” (Veloso, 2011: 220). Los datos recientemente divulgados por el estudio sobre Evaluación Internacional de Alumnos de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE), conocido como informe PISA (Programme for International Student Assessment) elaborado cada tres años, y que muestra la aptitud de los estudiantes en ciencias y lectura, sitúan a Brasil en la posición 53 en un ranking de 65 países. Si nos centramos solamente en las Matemáticas, Brasil desciende hasta el puesto 57. A la vista de estos resultados, es fácil extrapolar por qué el país sufre, en no pocas áreas, la falta de ingenieros y otros profesionales cualificados. También salta a la vista que la educación no ha progresado en Brasil al mismo ritmo que el crecimiento económico. Además, el nivel de los sueldos permanece por debajo de los estándares exigibles para los profesores que, además, no encuentran planes de carrera atractivos y consistentes. Estos factores alejan a los jóvenes de la docencia y generan vacíos de profesores en algunas áreas de conocimiento y en algunas zonas del país. Es necesario repensar la formación que se brinda a los jóvenes que se preparan para ser profesores. En la actualidad, hay muchos educadores insuficientemente preparados, ya que muchos de ellos cursan sus estudios en instituciones privadas que ofertan una carga horaria insuficiente. Las universidades tampoco invierten en una formación realmente pedagógica y crítica, orientada a las necesidades reales del país. Un problema añadido es que, después de graduarse, no hay una capacitación continuada de los docentes, y es común que un profesor acabe impartiendo una asignatura que no se corresponde con la disciplina que ha estudiado. Revista CIDOB d’afers internacionals, n.º 97-98, (abril 2012), p. 205-217 ISSN 1133-6595 - E-ISSN 2013-035X 211 Desafíos de Brasil para la consolidación de su protagonismo internacional: educación y cultura Finalmente, cabe señalar que no todos los maestros que ejercen han realizado sus estudios en la universidad: “En cuanto a la formación de los maestros de educación básica, solo el 61,6% de ellos son graduados universitarios titulados, que se considera la titulación adecuada para enseñar en la educación básica, de acuerdo con la Ley de Directrices y Bases de la Educación (LDB). Los datos también revelan una divergencia importante entre la formación del profesorado y la asignatura que imparten tanto en primaria como en secundaria. Por ejemplo, si analizamos el número de profesores que enseñan entre el 5º y el 8º curso, solo el 44,7% de los profesores de Matemáticas tienen una formación adecuada para trabajar en la disciplina. La misma tasa es del 69% para Lengua y Literatura portuguesas, del 52,2% en Ciencias, 53,1% Geografía y 48,4% en Historia” (Veloso, 2011: 248). Así pues, como proponen gran número de investigaciones al respecto, resulta fundamental para la mejora de la educación que se dé una formación adecuada a los profesores (ibídem: 244). Dado que el oficio de profesor es crucial para la formación de las mentalidades futuras, no es posible concebir un liderazgo internacional si antes no disponemos de una estrategia nacional, un plan a medio y largo plazo, que dirija el desarrollo de nuestro poder simbólico y fundamental: la cultura y la educación. La educación y la cultura deben ser una prioridad del Estado A pesar de las contradicciones que han pervivido y que se suman a los errores cometidos durante su larga historia de gestión pública, en las últimas décadas en Brasil también se han registrado logros importantes en el campo de la educación y la cultura. Un importante avance tiene que ver con la instauración de sistemas de evaluación de la política educativa (ibídem: 230)9, que son fundamentales para la reflexión acerca de las diversas actuaciones educativas y su inserción en los planes a largo plazo. Si analizamos los principales informes internacionales de desarrollo que abordan este ámbito, vemos a primera vista que los datos 9. En 1995, el Sistema Nacional de Evaluación de la Educación Básica (SAEB), creado en 1990, sufrió importantes modificaciones metodológicas que aumentaron su eficacia. En 1998, fue creado el Examen Nacional de Ensino Médio (ENEM), para evaluar el desempeño de los alumnos que terminaban el grado medio. En 2005, fue creado el examen “Prova Brasil”, que evalúa a los estudiantes de escuelas públicas, en Matemáticas y Lengua portuguesa. En 2007, se creó el Índice de Desarrollo de la Educación Básica (IDEB). Es preciso reseñar que el ENEM ha recibido fuertes críticas a su contenido, finalidad y formas de aplicación (Schwartzman, 2011: 262). En 2009, 2010 y 2011 se dieron problemas en este examen, ya que algunos estudiantes tuvieron acceso a su contenido antes de su realización, comprometiendo la limpieza del proceso. 212 Revista CIDOB d’afers internacionals, n.º 97-98, (abril 2012), p. 205-217 ISSN 1133-6595 - E-ISSN 2013-035X Elizabete Sanches Rocha de Brasil no son los esperados de una potencia; a veces, detrás de los datos de los registros que aparentemente ofrecen mejoras sustanciales se esconde una realidad menos favorable. Por ejemplo, que un 98% de los niños y niñas entre 6 y 14 años estén ya escolarizados (algo que se consiguió en 2009) no implica que estén escolarizados en los cursos que les corresponderían (Veloso, 2011: 216). Si bien ha aumentado la tasa de niños que saben leer, ello no significa que realmente entiendan y puedan interpretar correctamente lo que leen, es decir, siguen siendo analfabetos funcionales. En un país tan injusto socialmente como es Brasil, con grandes retos en el ámbito de los servicios básicos y que padece altos niveles de corrupción en el centro de la sociedad y la política, la educación y la cultura son dimensiones indispensables para una mayor equidad social y mejorar la calidad de vida de la población. Es bien sabido que todas las iniciativas políticas necesitan de la participación ciudadana para que sus servicios puedan ser eficientes y universales. Así, si se aspira a tener, por ejemplo, una seguridad social confiable y un sistema de salud justo y eficaz, es necesario que estos se apoyen en un plan nacional, que comprenda las dimensiones educacional y cultural como inseparables de las otras dimensiones sociales y les otorgue el carácter prioritario que merecen. Una educación técnica puede resultar útil para cualificar a corto plazo a los y las jóvenes brasileños, pero no es suficiente. Hace falta que la educación sea también inclusiva y humanista para fomentar el protagonismo y el liderazgo juvenil. En las décadas precedentes, el país experimentó un proceso de desprestigio de la educación como estrategia de Estado. Tal vez el peor golpe fue asestado en los años noventa, cuando la educación se consideró como un simple servicio público. Como afirma Chauí (2003: 6), el hecho de entender las escuelas y las universidades como meras organizaciones –en lugar de instituciones sociales–, se favoreció una concepción instrumental y operacional del conocimiento. Evidentemente, es necesario adquirir conocimientos, pero también lo es en términos sociales más amplios, una reflexión acerca de la sociedad, la historia, el pasado y, muy especialmente, el futuro que queremos. Una educación exclusivamente tecnicista nunca podrá suplir las necesidades de formación cultural y educacional de todo un pueblo. De nuevo en palabras de Chauí (2003: 12): “¿Qué significa exactamente el término formación? En primer lugar, como la propia palabra indica, es una relación con el tiempo: introducir a alguien en el pasado de su cultura (en el sentido antropológico del término, es decir, como orden simbólico o de relación con lo ausente); es despertar en alguien las preguntas con las que ese pasado interroga al presente; y es estimular el paso de lo instituido a lo instituyente”. Además de los problemas ya señalados, se suma otra perversidad del sistema educacional brasileño: premia a los jóvenes de las clases más privilegiadas al evaluar como criterio de entrada a la educación superior la calidad de su formación en los niveles anteriores (básico, fundamental y medio). Debido a ello, para los pobres, que no han podido pagar una buena escuela en las fases anteriores y que dependen de la enseñanza pública, resulta muy difícil acceder a las mejores universidades que, paradójicamente, en la mayoría de los Revista CIDOB d’afers internacionals, n.º 97-98, (abril 2012), p. 205-217 ISSN 1133-6595 - E-ISSN 2013-035X 213 Desafíos de Brasil para la consolidación de su protagonismo internacional: educación y cultura casos son públicas. Esto incorpora una lógica incoherente al proceso educacional brasileño, que amplía la desigualdad existente entre ricos y pobres y dificulta, consecuentemente, el ascenso social de aquellos que más lo necesitan a través de la educación (ibídem: 13). Promover políticas culturales que protejan el rico patrimonio Brasil es un país con una envidiable riqueza de manifestaciones culturales. Más allá de los estereotipos, su capacidad de expresión a través de la música, las artes plásticas, la literatura o el teatro reciben un reconocimiento y atención internacionales cada vez mayor. Esto hace imprescindible que se intensifiquen las políticas culturales que fomenten la diversidad cultural del país, con inversiones, pero de nuevo también con una gestión cualificada. En ese sentido, es importante citar dos importantes avances ya registrados, como son la creación del programa “Cultura Viva” y de los “Puntos de Cultura”, que tuvieron lugar durante el mandato de Gilberto Gil al frente del Ministerio de Cultura brasileño, bajo la Presidencia de Lula da Silva. Los “Puntos de Cultura” –enmarcados en el proyecto “Cultura Viva”– son centros que se crearon para abrir espacios de diálogo en la sociedad brasileña a través del estímulo de las variadas manifestaciones culturales de este país. Esa iniciativa ha intensificado, fortalecido e institucionalizado proyectos culturales ya en marcha y, a la vez, ha fomentado la creación de otros nuevos gracias al apoyo oficial. Su primera función se convirtió en una de sus principales cualidades, ya que básicamente apoyaba a las iniciativas surgidas de forma espontánea de los grupos culturales y movimientos sociales, muchos de los cuales ya estaban consolidados en Brasil. Un buen ejemplo de su función es su apoyo al Teatro del Oprimido10, que actúa desde los años setenta en Brasil y tiene un completo historial de trabajo reconocido internacionalmente. Escuchar a la población y entablar un diálogo con ella son aspectos fundamentales para que las medidas sociales promovidas desde la esfera gubernamental tengan éxito. Y 10.Creado por el dramaturgo brasileño Augusto Boal en los años de la dictadura militar en Brasil, y desarrollado durante su exilio en América del Sur y en Europa, el Teatro del Oprimido trabaja a partir de la idea de la emancipación social a través del arte teatral. Hoy realiza actividades con mucho éxito en más de setenta países de todos los continentes (Rocha, 2007: 287-312). 214 Revista CIDOB d’afers internacionals, n.º 97-98, (abril 2012), p. 205-217 ISSN 1133-6595 - E-ISSN 2013-035X Elizabete Sanches Rocha ese es un principio que fue esencial en la Cartilla Cultura Viva11. Del mismo modo que sirven para la cultura, también son una forma más democrática e inteligente de proponer cambios en la educación, en vez de diseñar la política desde una mentalidad puramente burocrática; en estos casos la llamada es al fracaso. Para un buen diseño de la política educativa es preciso conocer al común de los estudiantes y atender a sus particularidades; para ello, es imprescindible que el profesor sea parte implicada en el proceso de diseño de los cambios educacionales (Fernandes, 2011: 282). Los citados “Puntos Cultura” jugaron también un papel de difusión exterior de la cultura brasileña: “Como parte integrante de la política exterior esbozada por la Presidencia y el Ministerio de Relaciones Exteriores de la República, y en sustento de la cooperación internacional y la afirmación del país como una nación soberana, el Programa Cultura Viva planea ubicar Puntos de Cultura en las comunidades brasileñas que viven en el extranjero, en países del Mercosur y en la Comunidad de Países de Lengua Portuguesa (Portugal, África y Asia)” (Programa Cultura Viva, 2004: 22). Otro buen presagio es que la última década ha sido muy positiva para el mercado editorial brasileño. Nunca se había leído tanto en Brasil, ni se habían organizado tantas ferias de libros y festivales internacionales de literatura. Los datos muestran una caída en los precios de los libros y el aumento del consumo de los mismos por parte de las clases C y D (Pansa, 2011). Según la Cámara Brasileña del Libro, la facturación total del sector creció un 2,13% entre 2008 y 2009, alcanzando los 3.370 millones de reales (Camara Brasileira do Livro, 2011: 5). Unos datos tan positivos permiten mirar al futuro con optimismo, pero con prudencia, ya que si bien se han dado pasos importantes, es igualmente cierto que aún quedan importantes desafíos. Conclusiones En los últimos años, la autoestima del pueblo brasileño se ha visto premiada por un mayor acceso a los bienes de consumo y por el surgimiento de la llamada “nueva clase media”, que ha alimentado una imagen positiva del país, dentro y fuera de Brasil. No obstante, crear condiciones favorables para el consumo no es suficiente progreso. 11.Se trata de un documento que describe las bases del proyecto “Cultura Viva”, sus objetivos, metas y principales justificaciones. Revista CIDOB d’afers internacionals, n.º 97-98, (abril 2012), p. 205-217 ISSN 1133-6595 - E-ISSN 2013-035X 215 Desafíos de Brasil para la consolidación de su protagonismo internacional: educación y cultura Solo si Brasil llega a ser consciente de sus verdaderos retos internos, podrá aprovechar la oportunidad histórica de valorar e invertir en su propia población, así como premiarla con un mejor acceso a la educación y la cultura. De hecho, se trata de una demanda que a medida que el país gana peso internacional, es deseada no solamente por los propios brasileños, sino también desde el exterior. Con el horizonte puesto en los dos grandes eventos deportivos que muy pronto acogerá el país, el Mundial de Futbol de 2014 y los Juegos Olímpicos de 2016, Brasil deberá acometer sus enormes cambios pendientes que, como hemos señalado, van mucho más allá de la simple modernización de sus infraestructuras. Lo que se espera del Estado brasileño en los próximos años es que la educación y la cultura se conviertan en herramientas de desarrollo de una sociedad más igualitaria en oportunidades, hecho que, sin duda, contribuirá a reducir progresivamente la pobreza. Por su parte, la sociedad civil organizada, los movimientos sociales y el resto de esferas del sector social deberán avanzar en la transformación de aquellos valores aún arraigados y que no contribuyen a construir una democracia más justa. Si bien es cierto que no existen democracias perfectas, sí lo es que, en cambio, haya algunas más igualitarias que otras en cuanto a las oportunidades que ofrecen a la población. Sin duda, Brasil ha avanzado mucho en los últimos años; pese a ello, queda mucho por hacer y en un país tan complejo es necesario un trabajo constante y continuo en esa dirección. Los sectores estratégicos no pueden ser un espacio para la distribución de privilegios. La sociedad civil brasileña es cada vez más madura y empieza a ser cada vez más exigente frente a sus gobernantes. Sin embargo, el proceso solamente culminará con éxito si se acompaña de cambios profundos en la educación de las nuevas generaciones. Será de este modo que los dos mundos a los que se refería Machado de Assis lograrán aproximarse y fusionarse, y que Brasil logrará desplegar plenamente su enorme potencial ante los ojos de su pueblo y de la comunidad internacional. Referencias bibliográficas BENEDICT, Ruth. O crisântemo e a espada. São Paulo: Perspectiva, 1972. Citado en: LARAIA, Roque de Barros. Cultura: um conceito antropológico. Rio de janeiro: Jorge Zahar Editor, 2006. CAMARA BRASILEIRA DO LIVRO. 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