bronquiolitis obliterante

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Sumario
editorial
Volumen 21, Número 3, Mayo-Junio 1985
Bronquiolitis obliterante.
F. Manresa.
97
originales
Biopsia pleural con aguja de Abrams. Análisis y rentabilidad en 207
casos.
H.R. Verea Hernando, M.T. Yebra Pimentel, M.T. Martín Egaña, J.F. Masa Jiménez,
L. Domínguez Juncal y J.M. Fontán Bueso.
Toxicidad hepática grave por drogas antituberculosas. Revisión de
19 casos.
M.°L. Martínez Martínez, R. Vidal Pía, R. Esteban Mur, J. Ruiz Manzano, E. Fité
Reig y E. Monsó Molas.
lü3
El pulmón del cuidador de aves. Estudio clínico de 25 casos.
F. Morell, R. Orriols, J.M. Anto, Ll. Bernadó y J.M. a Bofill.
109
Alveolitis alérgica extrínseca. Retrospectiva y perspectiva.
M. Selman Lama, R. Chapela Mendoza, L. Terán Ortiz, C. Hernández Pérez, J. Salas
Hernández, N. Barquín Alvarez y E. Martínez Cordero.
118
notas clínicas
Hamartomas condromatosos pulmonares.
J. Salas Molina, A. Cano Sánchez, P. López Pujol y C. Pera Madrazo.
124
Bronquiolitis obliterante en una paciente afecta de artritis reumatoide.
C. Paredes Arranz, J.L. Carretero Sastre, M. Blanco Cabero, F. del Campo Matías,
L. Rodríguez Pascual, M. Puyo Gil y M.''C. Velasco Fernández.
127
Abordaje transesternal de fístula postneumectomía. A propósito de
dos casos.
M. Carbajo Carbajo, F.J. Ortega Morales, M. Hernández Alonso y W. Torre Buxaleu.
______________________________________131
Aspergilosis pulmonar invasiva por Aspergillus fumigatus en un paciente no inmunodeprimido.
J. Duran Cantolla, F. Zurbano Goñi, R. Agüero Balbin, L. Borderías Ciau, J. Terán
Santos, C. Queipo Corona y J. Barrio Soto.
134
Pseudotumor inflamatorio pulmonar (fibroxantoma).
E. Canalís Arrayas, E, Iglesias García, C. Canga González, F. Alvarez Carreno,
C. Hernández Ortiz y A. Roig Verge.
_______________________________________137
Quiste tímico mediastínico.
R. Cameselle, C. Martínez Vázquez, S. Pombo, B. Villoch, J. Quintana, A. Pena y
J. Oliver.
140
radiografía del mes
Caso problema.
J.M. Mata Duaso, J. Andreu Soriano y M.T. Castilla Barahona.
142
cartas al director
Asma y analgésicos.
L. Prieto, F. Sánchez-Toril, M.C. Morales, J. Palop y J. Castro.
144
EDITORIAL
BRONQUIOLITIS OBLITERANTE
F. MANRESA
Desde la primera descripción de Lange en 1901,
la bronquiolitis es considerada como una enfermedad que afecta particularmente a niños pequeños y
consecutiva generalmente a una infección por virus
respiratorio sincitial.
De un tiempo a esta parte y especialmente a partir del artículo de Geddes et al', donde se señala el
papel de la bronquiolitis en la obstrucción crónica
e irreversible de las vías aéreas, ha aumentado el
interés por esta enfermedad. El caso que presentan
Paredes et al2 en este número constituye un
ejemplo didáctico de la bronquiolitis en el curso de
una artritis reumatoide. Recientemente han aparecido dos artículos que hacen referencia a la bronquiolitis obliterante pero como lesión acompañante, reconsiderando así los trabajos iniciales de
Liebow y Carrington3 en los que aparece por primera vez la entidad bronquiolitis obliterante y
daño alveolar difuso (BIP)4'5.
De la revisión de los casos de bronquiolitis publicados en la literatura reciente, hay que distinguir
aquellos en los que se analiza esta entidad como
una lesión anatómica acompañante de otra alteración pulmonar más importante —conectivopatia,
tumores, neumonías, bronquiectasias—, de otros
trabajos en los que la bronquiolitis obliterante
constituye per se la enfermedad de base, tratándose en este caso de una verdadera «enfermedad de
las pequeñas vías aéreas», que puede ser causada
por infecciones víricas, inhalaciones de gases tóxicos, drogas e incluso de naturaleza idiopática6'7.
Los agentes etiológicos diversos se describen en
ambos tipos de bronquiolitis.
Existen dos formas de analizar la bronquiolitis.
Una enfermedad puramente de las vías aéreas, difusa, con poca participación parenquimatosa pulmonar y otra focal, múltiple de afectación broncopulmonar en la que la lesión pulmonar es más importante que la bronquiolar.
La enfermedad de las pequeñas vías o bronquiolitis obliterante, de acuerdo a la descripción
inicial de Lange, se encuentra descrita recientemente con el término panbronquiolitis difusa8 para
hacer hincapié tal vez a que afecta de forma difusa
a la mayor parte de la periferia del árbol bronquial. Esta enfermedad conduce a una broncopatía
crónica obstructiva, aunque su incidencia es muy
inferior a la del enfisema, bronquitis crónica o asma bronquial crónico. Pero tal vez la alta inciden-
cia de estas últimas enfermedades sea causa importante del escaso número de bronquiolitis descrito,
puesto que existe un hábito muy común de colocar
en el fondo de saco de la enfermedad pulmonar
obstructiva crónica (EPOC) a diversas enfermedades, y fácilmente confundimos bronquiolitis con
alguna de las otras. Todos somos conscientes de
enfermos a los que hemos puesto la etiqueta de
EPOC por haber desarrollado disnea progresiva
sin causa aparente.
El cuadro clínico típico de la enfermedad de las
pequeñas vías aparece en adultos, no fumadores
con antecedentes sugestivos (viriasis, inhalaóiones,
drogas, conectivopatías) o no; consiste en la aparición de disnea lenta y progresiva asociada a tos
seca. La mayor parte de los casos descritos en la literatura son semejantes al de Paredes et al2, y asocian la bronquiolitis a la artritis reumatoide y/o a
la penicilamina empleada en su tratamiento, sin
embargo, existen igualmente casos idiopáticos''7'8.
La imagen radiológica es inespecífica y muestra
únicamente signos de insuflación pulmonar, disminución importante de la vascularización periférica
y en ocasiones líneas focales peribronquioalveolares''8'9. Las pruebas funcionales respiratorias ponen en evidencia un síndrome obstructivo importante (disminución de % FE Vi, elevación de las
resistencias de vías aéreas (Raw)) asociada a una
disminución de la capacidad vital (FVC) y de la capacidad de transferencia para el CO (TLCO). Es
de destacar la existencia de atrapamiento aéreo periférico, como demuestra la amplia diferencia
entre la capacidad pulmonar total y el volumen alveolar medido mediante el test de transferencia en
respiración única (TLC— Va)'-8'9.
La respuesta a la terapéutica con broncodilatadores o corticoides es escasa por tratarse de una
obstrucción anatómica e irreversible.
El diagnóstico puede confirmarse mediante la
broncografía, en la que se aprecia falta de ramaje
en los bronquios distales, y ausencia de la fase de
llenado alveolar8'9. La gammagrafía pulmonar de
ventilación y perfusión pone de manifiesto la presencia de defectos no segmentarios múltiples y bilaterales en ambas vertientes funcionales. Raramente es precisa la biopsia pulmonar para el diagnóstico de la bronquiolitis obliterante.
En resumen, la sospecha de esta enfermedad se
basa en la aparición de un síndrome obstructivo
97
ARCHIVOS DE BRONCONEUMOLOGIA. VOL. 21. NUM. 3. 1985
crónico sin causa aparente en un individuo no fumador.
Completamente diferente a esta enfermedad de
vías periféricas es la otra forma de bronquiolitis
obliterante, descrita inicialmente por Liebow y
Carrington como BIP, posteriormente por Davison et al, como neumonía organizada criptogenética, y últimamente por Epier et al, como neumonía
organizada con bronquiolitis obliterante 35 . El estudio detallado de estos tres trabajos permite confeccionar un cuadro clínico, radiológico y funcional que para algunos autores resulta altamente
sugestivo.
Se trata de adultos que desarrollan en el curso o
posteriormente a una enfermedad viral (flu-like illness), tos seca persistente y disnea al esfuerzo. Más
de la mitad de los casos tienen crepitantes y en un
25 % no presentan signos auscultatorios. Ocasionalmente hay sibilantes, y destaca la rareza de
pleuritis y hemoptisis. Radiológicamente se trata
de lesiones de condensación o de vidrio deslustrado, bilaterales, de bordes imprecisos, tamaño segmentario, fugaces en ocasiones y que se acompañan en un 7 % de casos de insuflación aérea. No se
citan cavitaciones ni adenopatías.
Desde el punto de vista funcional se trata de un
síndrome restrictivo (disminución de FVC y TLC),
con alteración del transfer para el CO y elevación
del gradiente alveoloarterial para el oxigeno que se
agrava con el ejercicio físico. En ocasiones coexiste
un discreto patrón obstructivo.
La respuesta al tratamiento con corticoides es espectacular en 2-3 semanas aunque se constatan recidivas al abandonar la terapéutica. También se citan remisiones espontáneas y con tratamiento antibiótico. Los autores señalan el interés de diferenciar este tipo de neumonía con bronquiolitis de la
alveolitis fibrosante criptogenética (DIP o UIP) y
de la neumonía crónica eosinófila.
Los cuadros clínicos, funcionales y radiológicos
son altamente diferentes
en estas dos formas de
bronquiolitis. Cooney10 señala la posibilidad hipo-
98
tética de que exista una relación etiológica entre la
bronquiolitis, la neumonía eosinófila y la artritis
reumatoide.
La escasa experiencia en esta enfermedad justifica la existencia de amplias lagunas etiopatogénicas, terapéuticas y pronosticas. Solamente el reconocimiento de esta entidad per se en base a la revisión bibliográfica y la experiencia personal permitirá en un futuro más o menos lejano conocer más
a fondo esta enfermedad que, por lo demás, se nos
antoja más frecuente de lo que los casos publicados hacen suponer.
BIBLIOGRAFÍA
1. Geddes DM, Corrin B, Brewerton DA, Davies RJ,
Turner-Warwick MEH. Progressive airway obliteration in
adults and its association with rheumatoid disease. Quart J Med
1977; 46:427-444.
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et al. Bronquiolitis obliterante en una paciente afecta de artritis
reumatoide. Aren Bronconeumol 1985; 21:127-130.
3. Epier GR, Coiby TV, McCIoud TC, Carrington CB,
Gaensler EA. Bronchiolitis obliterans organizing pneumonía. N
Engí J Med 1985; 312:152-158.
4. Davison AG, Herad BE, McAllister WAC, TurnerWarwick MEH. Cryptogenic organizing pneumonía. Quart
J Med 1983; 207:382-394.
5. Liebow AA, Carrington CB. The interstitial pneumonía.
En Simón M, Potchen EJ, LeMay M. eds. Frontiers of pulmonary radiology. Nueva York. Gruñe y Stratton, 1969; 102-141.
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603-604.
7. Epier GR, Coiby TV. The spectrum of bronchiolitis obliterans. Chest 1983; 83:161-162.
8. Homma H, Yamanaka A, Tanimoto S et al. Diffuse panbronchiolitis. A disease of the transitional zone of the lung.
Chest 1983; 83:63-69.
9. Turton CW, Green M. Cryptogenic obliterative
bronchiolitis in adults. Thorax 1981; 36:805-810.
10. Cooney TP. Interrelationship of chronic eosinophilic
pneumonia, bronchiolitis obliterans and rheumatoid disease: a
hypothesis. J Clin Pathol 1981; 34:129-137.
10
ORIGINALES
BIOPSIA PLEURAL CON AGUJA DE
ABRAMS. ANÁLISIS Y RENTABILIDAD
EN 207 CASOS
H.R. VERBA HERNANDO, M.T. YEBRA PIMENTEL*, M.T. MARTÍN EGAÑA,
J.F. MASA JIMÉNEZ, L. DOMÍNGUEZ JUNCAL y J.M. FONTAN BUESO
Sección de Neumologia y Servicio de Anatomia Patológica*.
Hospital Juan Canalejo. La Coruña.
Evaluamos 207 biopsias pleurales (BP) con aguja de
Abrams en 183 pacientes. No se reconoció pleura en el
4,3 % de BP. Las complicaciones destacables fueron un
hemotórax en un urémico y un neumotorax que precisó
drenaje. Fueron diagnósticos 76 % de BP de pacientes
con tuberculosis (24 % con Zielh Neelsen positivo). El
cultivo en Lowenstein de BP no elevó la rentabilidad. La
relación entre cultivo de BP y/o liquido positivo y BP
con o sin granulomas, sugiere que aquellos serán negativos cuando la BP es inespecifica (X2, p < 0,02). El 56 %
de BP de neoplasias epiteliales fueron diagnósticas. Las
técnicas de inmunohistoquimica ayudaron al diagnóstico
de mesotelioma en tres casos. Los diagnósticos aumentaron significativamente al duplicar las BP.
Arch Bronconeumol 1985; 21:99-104
Introducción
La biopsia de pleural parietal (BP) con aguja
percutánea ha llegado a ser una técnica de rutina
en el estudio del derrame pleural gracias a su
contribución diagnóstica y escasa morbilidad. Los
modelos más divulgados siguen siendo los de Cope
y Abrams, diseñados hace ya unos 25 años '•2.
El presente trabajo es un análisis retrospectivo
de 207 biopsias realizadas con aguja de Abrams a
lo largo de tres años y que permite resaltar la utilidad de esta técnica en el diagnóstico de los derrames malignos y, sobre todo, de los tuberculosos.
Material y métodos
Estudiamos 207 BP consecutivas de 183 pacientes con patología pleural y sospecha clínica de tuberculosis o neoplasia, cuyo
estudio previo no permitía el diagnóstico de certeza. Todos los
pacientes contaban con hemograma, plaquetas, tiempo de
Recibido el 22-5-1984 y aceptado el 18-12-1984.
13
Pleural biopsy with Abrams needle.
Analysis and results for 207 cases
The results for 207 pleural biopsies (PB) with the
Abrams needle in 183 patients are evaluated. The pleura
was not encountered in 4.3 % of the biopsies. Noterworthy complications included pneumothorax in a uremic patient and pneumothorax requiring drainage in
another. A diagnosis of tuberculosis was established in
76 Vo of the PB (24 % Ziehí positive). Lowenstein culture of the PB did not add to the positive results and the ratio for PB culture or positive fluid or both whether with
or without granulomas, suggests negative results in the
presence of non-specific PB (X 2 , p < 0.02). Epithelial
neoplasms were diagnosed in 56 % of the PB. In 3 cases
immunohistochemistry was useful for the diagnosis of
mesothelioma. Repeated PB significantly increased positive results.
protrombina, tiempo parcial de tromboplastina, SMA-12, radiografía de tórax y, además, determinaciones de glucosa,
LDH, proteínas, celularidad, cultivo en aerobio, anaerobio y
Lowenstein-Jensen en el liquido pleural, y de 2 a 3 muestras
para citología. Ciento cinco pacientes, cuyas edades oscilaban
entre 14 y 84 años (X ± SD: 32 ± 16) (58 hombres y 47
mujeres), se diagnosticaron de tuberculosis por criterios clinicocitológicos (fiebre, derrame linfocitario con escasa reacción mesotelial, Mantoux positivo o positivizado posteriormente, adecuada respuesta terapéutica y exclusión de otros procesos en el
seguimiento)', cultivo de liquido pleural (positivo en 34 casos,
es decir, en el 32 Vo) y/o BP. El grupo diagnosticado únicamente por criterios clinico-citológicos, no mostraba diferencias
estadísticas en edad, bioquímica, celularidad, ni reactividad
tuberculinica, del resto. Cuarenta pacientes (23 hombres y 17
mujeres) con neoplasias epiteliales malignas y edades entre 26 y
78 aflos (X ± SD: 59 ± 15) fueron diagnosticados por histopatologia y/o citología del liquido con evolución compatible,
salvo ocho casos en que^ambos estudios resultaron negativos y
cuyos diagnósticos fueron: epidermoide laríngeo 1, epidermoide bronquial 3, adenocarcinoma de estómago 1, adenocarcinoma de páncreas 1 y metástasis de adenocarcinoma mucosecretor sin primario localizado 2. El resto eran tres pacientes
con neoplasias hematológicas malignas y otros 31 en quienes
se descartaron los diagnósticos anteriormente mencionados
(21 hombres y 13 mujeres) con edades comprendidas entre 30 y
72 años (X± SD: 52 ± 16).
99
ARCHIVOS DE BRONCONEUMOLOGIA. VOL. 21. NUM. 3. 1985
TABLA I
Complicaciones
Hemotórax (toracotomia)
Neumotorax (tubo)
Neumotorax minimo
Dolor persistente
Enfisema subcutáneo
Tumor en trayecto
Hígado en biopsia
En 22 pacientes, al no ser concluyente la BP inicial, se repitió
la toma. Un paciente tenia 3 BP. No se llegó al diagnóstico en
cuatro casos que se perdieron en el seguimiento, en uno la BP
fue pleura normal y en tres mostró inflamación inespecifica.
En cinco casos no existía derrame libre o era muy escaso, los
demás se catalogaron como exudados!. Las BP fueron
realiza2
das por cinco de nosotros con técnica de Abrams
modificada
3
en el último año, según recomendación de Raja , en pacientes
con pared torácica de poco o moderado espesor. Se obtuvieron
a través de un solo orificio de entrada, tres o cuatro muestras en
cada caso. Al extraer la última toma se dejaba un vendaje
compresivo y se realizaba estudio radiológico posterior y vigilancia clínica. Una de las muestras se enviaba a cultivo de Lowenstein, y las otras 2 ó 3 se lijaban en formol y se incluían en
parafina. Se realizaron tinciones de rutina de hematoxilina eosina, Zielh Neelsen cuando se observaban granulomas o infiltrados granulomatosos y otras técnicas como azul alcian, mucicarmin, 4PAS, PAS diastasa, inmunoperoxidasa según la técnica de
PAP con antisueros de queratina y antigeno carcinoembriónico en los casos tumorales. Se estudiaron una media de 20 secciones por biopsia y 4 ó 5 para Zielh Neelsen.
Se siguieron normas para estudio retrospectivos5 y se aplicó
el test X 2 con corrección de Yates.
Resultados
/. Morbilidad: La incidencia más importante
fue un hemotórax que obligó a toracotomia, en un
paciente con insuficiencia renal en diálisis crónica
(tabla I). Los neumotorax se presentaron al iniciar
el aprendizaje de la técnica, fueron de escaso relieve salvo el que precisó drenaje, en este último se
apreció pleura visceral y parénquima pulmonar en
la BP. Cuatro pacientes se quejaron de dolor persistente en la zona de punción, pero ninguno requirió analgésicos crónicamente. En un paciente en
que no se dejó vendaje compresivo, apareció crepitación subcutánea después de una acceso tusígeno, y se resolvió posteriormente de forma expontánea. Una mujer, con metástasis de adenocarcinoma de mama, desarrolló un implante en el orificio
de entrada a las pocas semanas de la biopsia, la
citología por punción aspiración fue positiva y se
redujo con tratamiento quimioterápico. La BP en
que se vio hígado, era de un derrame con sinequias
y no hubo ninguna alteración clínica tras la misma.
2. Calidad de las muestras: En nueve ocasiones
(4,3 %) no se obtuvo pleura o fue insuficiente.
Tres pacientes fueron diagnosticados, después de
una segunda BP, de tuberculosis (2 por BP positiva). En otro la segunda BP fue de carcinoma. En
los otros cuatro pacientes y cuyo derrame era
ausente o mínimo, la segunda BP mostró en uno
fibrosis inespecifica, en otro volvió a ser insuficiente y en dos se decidió no repetirla; radiológicamente presentaban paquipleuritis y fueron incluidos con ese diagnóstico en el grupo misceláneo,
evolucionando de forma benigna.
3. Rentabilidad diagnóstica: Excluidos los cuatro pacientes cuyo diagnóstico no se aclaró y se
perdieron en el seguimiento, esta evaluación la realizamos en 203 BP correspondientes a 179 pacientes (tabla II).
En 105 pacientes con derrame tuberculoso se obtuvieron 109 BP útiles para estudio y se llegó al
diagnóstico histológico en 83 (76 %). Cincuenta y
seis BP mostraron granulomas sin necrosis caseosa
y en 16 de ellos fue positiva la tinción de Zielh.
Veintiséis BP tenían granulomas y necrosis y en 3
fue positivo. Siete pacientes tenían BP dobles; en
cuatro, en que la primera fue inespecifica, se lograron tres BP positivas, y en tres pacientes con BP
inicial insuficiente, dos resultaron diagnósticas en
la segunda toma.
Pudieron sembrarse en Lowenstein 72 BP de
otros tantos pacientes, mostrando crecimiento micobacteriano 32 (44 Vo). De ellos sólo tres correspondían a pacientes cuya BP era infiltrado
inflamatorio inespecifico. En estos 72 pacientes el
diagnóstico histológico se pudo establecer en 57
(79 %) y la siembra de sus líquidos en Lowenstein
fue positiva en 26 (36 %). Combinando criterios
histopatológicos, cultivo de líquido y cultivo de BP
de rentabilidad, en este grupo de 72 casos, se eleva
al 85 %; si bien a esta diferencia sólo contribuían
dos casos con siembra de BP positiva y de líquido
negativo. La relación entre BP diagnósticas con
criterios histológicos y positividad del Lowenstein
en BP y/o líquido (tabla III), sugiere que pacientes
con BP con criterios morfológicos de tuberculosis,
TABLA II
Diagnóstico
Tuberculosis
Neoplasias epiteliales malignas
Neoplasias nematológicas
Miscelánea
Total
Pacientes
Biopsias
realizadas
Biopsias
insuficientes
105
40
112
3
1
3
31
179
48
4
39
203
0
5
9
Biopsias
diagnósticas
83
27+2*
2
0
114
Biopsias
múltiples
7
6+1**
1
8
23
* 2 sugestivas de malignidad. *• 1 biopsia triple, el resto son dobles.
100
14
H.R. VEREA HERNANDO ET AL.—BIOPSIA PLEURAL CON AGUJA DE ABRAMS.
ANÁLISIS Y RENTABILIDAD EN 207 CASOS
TABLA III
Correlación cultivo-histologia en 72 derrames
TABLA IV
Inmunohistoquimica en tumores malignos
tuberculosos
Queratina
Lowenstein positivo
en liquido o biopsia
Lowenstein negativo
en liquido o biopsia
38
19
4
11
Histopatologia
positiva
Histopatologia
inespecifica
2
Adenocarcinomas
Carcinoma papilar
Carcinomas sin filiar
Carcinoma epidermoide
Mesotelioma
T. seno endodérmico
Sugestivo malignidad
X = 6,258 (p < 0,02).
van a tener cultivo positivo más frecuentemente
que los que tienen BP negativas y a la inversa, que
con BP inespecifica es menos probable que el cultivo de cualquiera de los especímenes sea positivo
(X2 = 6.258; p < 0,02).
A los 40 pacientes con neoplasias epiteliales malignas le fueron realizadas 48 BP, 27 fueron positivas (56 °?«), 19 negativas y 2 sugestivas de malignidad. De tres pacientes en que se llegó al diagnóstico de mesotelioma maligno por el estudio de la
pieza de toracotomía, incluyendo estudio de microscopía electrónica (vellosidades finas, complejas y paquetes de tono filamentos), en dos se había
diagnosticado la BP de tumor indiferenciado y
adenocarcinoma, mostrando material PAS positivo intracitoplásmico que desaparecía tras la digestión con diastasa, presencia de ácido hialurónico
con azul alcian, y mucicarmín negativo. Las técnicas de inmunohistoquímica revelaron ausencia de
depósitos de antígeno carcinoembriónico y presencia, en forma focal, de perfiles de queratina, sugiriendo todo ello el diagnóstico de mesotelioma maligno. El tercero tenía una BP negativa y otra con
células atípicas sugestiva de mesotelioma con una
histoquímica e inmunohistoquímica similar a los
anteriormente descritos (tabla IV). Hay que destacar que la queratina fue positiva en las metástasis
de tres carcinomas epidermoides, pero fue negativa
en los adenocarcinomas y en cinco de los seis carcinomas no tipificados.
En cinco pacientes con BP doble se logró el diagnóstico en la segunda toma, en uno la primera
había sido material insuficiente, en otro, sugestiva
y en otros tres negativas. Un paciente con dos BP
negativas se diagnosticó en una tercera BP. El
diagnóstico de neoplasia se logró por BP en el
68 % de los pacientes, frente a 55 % positivos por
citología. Al asociar ambos criterios, el diagnóstico se elevó al 80 "7o. Al menos en 13 pacientes se
pudo demostrar un carcinoma pulmonar primario,
ocho tenían BP positivas (62 %) y nueve citología
maligna (69 %), siendo del 77 % las positividades
valorando simultáneamente ambos estudios. Una
BP interpretada como carcinoma indiferenciado
correspondía a un paciente con infiltración pleural
por timoma maligno diagnosticado en necropsia.
En los pacientes con neoplasias hematológicas se
15
CAE
6
—
+ +/+ + +
1
—
+ + +
+ +
6 (5-, 1 + + )
+ +
3
+/+ +
—
+
3
1
—
+++
++
2
( 1 — , 2 + + +)
TABLA V
Miscelánea
Metaneumónico
Postraumático
Cardiogénico
Hipereosinofilia
Uremia
Cirugía abdominal
4
2
3
5
2
2
Pancreatitis
Sarcoidosis
Tromboembolisnno
Tumores mesenq uimales
benignos
Paquipleuritis
Etiología incierta
1
1
1
2
4
4
llegó al diagnóstico de infiltración de pleura, en un
caso de linfoma linfoplasmocitoide y en otro de
leucemia linfoide crónica. Otro paciente con linfoma de Hodgkin mediastínico y previamente radiado, tenía dos BP con infiltrado inflamatorio
inespecífico.
A los otros 31 pacientes se les realizaron 39 BP
(tabla V). Las biopsias con infiltración eosinofilica
correspondían a cinco pacientes con grados variables de eosinofilia periférica. En los dos casos de
pleuritis urémica el diagnóstico se confirmó por
toracotomia en 1, al complicarse con hemotórax, y
en otro en necropsia. Los tumores mesenquimales
benignos fueron diagnosticados por toracotomia y
toracoscopia respectivamente. Cuatro pacientes
con paquipleuritis que llegaron a nosotros en fase
evolucionada del proceso, en dos no se evidenció
líquido libre y en otros dos era una cantidad
mínima; a ellos corresponde la proporción más elevada de muestras insuficientes de la serie. En
cuatro casos no se pudo llegar a un diagnóstico de
certeza, no presentaron hallazgos sugestivos de tuberculosis ni colagenosis y uno tenia toracoscopia
negativa. Su evolución fue espontánea y benigna.
Todos los demás pacientes mostraron pleuritis
inespecifica en la BP.
Discusión
Pese a la contribución de otros medios diagnósticos', la BP con aguja, sigue ocupando un papel
destacado en el estudio de la patología pleural.
Cualquiera de las agujas de ventana, de Abrams y
Cope, permiten la obtención de biopsias adecuadas
y aunque la disposición en gancho de esta última
facilita un anclaje en pleura parietal, con la de
101
ARCHIVOS DE BRONCONEUMOLOOIA. VOL. 21. NUM. 3. 1985
Abrams se puede ganar
una muestra más, siguiendo la técnica de Raja3, y su tamaño es ligeramente
mayor. El número de BP útiles suele ser similar,
dependiendo más del estado del borde cortante y la
destreza del técnico que del modelo empleado. La
rentabilidad es más elevada con cualquiera de ellos
que con la más antigua de Vim-Silverman6. La
aguja de Abrams, además, ha sido empleada para
biopsia pulmonar en enfermedad difusa o localizada subpleural; con este método hemos alcanzado
casi un 80 '7o de diagnósticos, pero en la actualidad
es una técnica abandonada fundamentalmente por
la alta incidencia de neumotorax que origina7'8.
No hemos conseguido material adecuado en el
4,3 '7o de las BP, resultado intermedio a otras
casuísticas más numerosas, como la
de Mestitz9 en
10
228 BP (3,5 %) y la 9de Von Hoff en 272 (5 «7o).
Al igual que Mestitz y en contra de la opinión de
Scerbo", en ausencia de líquido
libre obtuvimos
peores resultados. Loweil12 señala que la pleura
normal o mínimamente inflamada puede no aparecer en las preparaciones histológicas sin que ello indique mala técnica, no obstante, en tres casos con
BP inicial insuficiente, obtuvimos pleura patológica y diagnóstico en la segunda toma, por lo que
aconsejamos su repetición en situaciones similares.
Salvo en el caso del hemotórax, las complicaciones no han sido de gravedad; el paciente era un
insuficiente renal crónico con el estudio de coagulación convencional en límites normales, pero estos
test no estudian la función plaquetaria muy probablemente alterada por la uremia. El implante
neoplásico en el trayecto es una complicación
infrecuente que no hemos visto en otros tipos de
punción transtorácica. Todas las complicaciones
significan un 6 %, pero si consideramos únicamente las que obligaron a intervención posterior, es decir, el hemotórax y el neumotorax con tubo, únicamente suponen un 0,97%.
Para evaluar la rentabilidad diagnóstica además de los casos perdidos en el seguimiento, hemos
eliminado las muestras insuficientes, atribuibles
a mala técnica, y sin relación evidente con la
etiología del derrame. Las BP con granulomas caseosos y/o bacilos, deben considerarse en la práctica, diagnósticos de certeza y suponen un 39 % de
nuestras BP de tuberculosis. En la serie de 21 casos
de Levine et al" es del 71 %, esta cifra ampliamente reseñada en la literatura no ha vuelto a repetirse,
hay que destacar que este autor sólo incluye como
derrames tuberculosos, los casos diagnosticados
histológica o microbiológicamente. Scerbo et al",
alcanza el 71 %, duplicando o triplicando las BP,
siendo en sus primeras del 55 %. La presencia de
granulomas sin caseosis en BP, debe considerarse
de alta probabilidad diagnóstica y de esta forma
llegamos al diagnóstico histológico de tuberculosis
en el 76 % de las BP, cifra similar a la de Hirsch et
al14 (88 %), Muñoz et al15 (80 «7o), Plans et al'6
(75 %) y Molinos et al17 (70 %). Además en el
102
24 '7o de las 83 biopsias positivas, objetivamos bacilos ácido 18alcohol resistentes, que con ciertas
limitaciones deben considerarse hallazgos específicos.
El estudio histopatológico nos aporta más del
doble de positivos que el cultivo del líquido y es superior al 44 •7o de cultivos de BP positivas. Este
rendimiento16 del
cultivo de BP es mayor al de algunas series"' '17 e inferior al de otras'3'19 que oscilan
entre el 63 y el 76 %, y que utilizan para siembra el
medio de Dubós con el que nosotros
no tenemos
experiencia. Scharer y Clement'9, con el criterio
restringido de granuloma necrotizante, pasan al
80 •7o de diagnósticos añadiendo los cultivos de
líquido y BP positivos. Nosotros con el criterio histológico más amplio, de granulomas con o sin
necrosis y añadiendo los positivos en cultivo, nos
aproximamos al 85 *7o, pero a ello sólo contribuyen dos de las 72 BP sembradas. Así, aunque
el
cultivo proporciona seguridad diagnóstica20, no se
aportó en nuestra serie un claro aumento de la rentabilidad. Es probable que estas cifras no sean del
todo reales, porque las muestras de tejido enviadas
para cultivo fuesen las que menos pleura tenían a
inspección visual. Nuestros datos sugieren además,
que si la biopsia muestra hallazgos inespecíficos, es
poco probable que la siembra sea positiva, pudiendo corresponder algunas a pacientes con diagnóstico clínico erróneo. Scerbo et al" aumenta los diagnósticos positivos en un 26 °7o, duplicando la BP y
en una serie más pequeña Mungal et al2', alcanzan
el 88 •7o con nuestras repetidas; en nuestra serie
también mejoran los resultados al repetir la BP.
En neoplasias epiteliales nuestra rentabilidad es
del 56 °7o, intermedia14 entre la de Molinos et al17
(65 %) y Hirsch et al (40 %), y similar a la de Salyer et al22 (55
%), en una serie de 95 pacientes.
Mungal et al21, con tomas múltiples obtienen 47 %
de positivos y añade un 25 •7o más de BP sugestivas
y Scerbo et al" aumenta en un 37 % más los diagnósticos malignos repitiendo la biopsia. Nuestros
datos también apoyan la utilidad de la doble BP en
este tipo de patología, pero es probable que el rendimiento no aumente mucho
más si se cumplen los
hallazgos de Cantó et al23, que por toracoscopia
encuentran metástasis en pleura costal en sólo
53 •7o de 203 derrames malignos. Los positivos en
citología pleural oscilan entre 43 y 98 •7o, dependiendo de las series20'22'24 y del modo de selección de
casos. Con evaluación conjunta de BP y citología,
nuestros positivos alcanzan el 80 •7o, pero Saiyer et
al22, llegan al 90 % en sus 95 derrames malignos.
En carcinomas pulmonares primarios, sólo diagnosticamos el 77 •7o de los derrames,
cifra inferior
al 96 •7o de Larsen y Axelsen25. Es previsible una
rentabilidad menor en carcinomas broncogénicos
por existir otros mecanismos, además de las metástasis, que explican la formación del derrame26'27.
El diagnóstico de mesotelioma ofrece una dificultad adicional porque su diferenciación de pro16
H.R. VEREA HERNANDO ET AL.—BIOPSIA PLEURAL CON AGUJA DE ABRAMS.
ANÁLISIS Y RENTABILIDAD EN 207-CASOS
cesos 28mesoteliales reactivos es en ocasiones muy
difícil , e incluso pueden producirse estructuras
papilares en el infarto pulmonar o artritis reumatoide29'30. Por otra parte, el diagnóstico diferencial
de mesoteliomas epiteliales con tumores pulmonares o metastásicos, sobre todo de adenocarcinomas, puede ser confuso30 e incluso tumores centrales pueden adoptar una extensión superficial por
pulmón, pared torácica y diafragma de forma similar a los mesoteliomas31. Es útil la demostración
de ácido hialurónico que con frecuencia tienen los
mesoteliomas, a diferencia de los adenocarcinomas
y lesiones mesoteliales benignas, con ausencia de
mucina neutra, que habitualmente producen los
adenocarcinomas32.
Con técnicas inmunohistoquímicas4, Corson y
Pinkus33 demuestran en adenocarcinomas, sobre
todo endodérmicos, antígeno carcinoembriónico
que fue negativo o al menos focal y nunca de fuerte
intensidad en sus mesoteliomas. Además encuentran que la citoqueratina sería positiva en mesoteliomas y sólo débilmente positiva o negativa en
adenocarcinomas. Esto iría de acorde con nuestra
experiencia al menos en lo referente a los adenocarcinomas; y es de destacar que la mayoría de carcinomas no tipificados en BP mostraron un patrón
similar a aquéllos, lo que podría sugerir que se tratase de adenocarcinomas, el tipo histológico que
con más frecuencia metastatiza en pleura. Algunos
autores, no obstante, encuentran resultados no
superponibles34, y nosotros mismos comprobamos
que en los mesoteliomas la citoqueratina sólo fue
moderadamente positiva. Ello podría significar
que diferentes antiqueratinas comerciales tiñen
queratinas de diferente peso molecular, lo que
daría lugar a resultados equívocos. Por otra parte
la microscopía electrónica ayuda en esta diferenciación al demostrar tonofilamentos y vellosidades
finas y largas, distintas de las cortas y gruesas de
los adenocarcinomas35. Pero teniendo en cuenta las
limitaciones de la citología y la biopsia percutánea30'36, ante hallazgos sugestivos debe plantearse
toracoscopia o mejor toracotomía.
Aunque la infiltración tumoral por neoplasias
hematológicas puede sugerir en ocasiones enfermedad inflamatoria 10 , nosotros diagnosticamos
correctamente dos pacientes, el tercero, un Hodgkin pudiera presentar trastornos del drenaje linfático. La pleuritis urémica es una situación no infrecuente en dializados, la biopsia aquí tiene un limitado valor, sobre todo en aportar hallazgos negativos con respecto al derrame tuberculoso37.
Nuestra serie muestra más baja proporción de
derrames metaneumónicos y congestivos que
otras"'22'24 que oscilan entre 29 y 33,6 %, posiblemente por diferentes criterios de selección y elevada incidencia de tuberculosis en nuestro medio. El
exceso de indicaciones puede traducirse en un
aumento de hallazgos inespecíficos y de morbilidad, dos pacientes con derrame metaneumónico de
17
Scerbo et al" desarrollaron abscesos de pared.
Dentro de nuestro grupo misceláneo no podemos
descartar categóricamente el diagnóstico de tuberculosis y es posible que algunos de los eosinofílicos
y de diagnóstico incierto correspondiesen a derrames víricos'. Hay que destacar que en el paciente
con pancreatitis y en BP de dos carcinomas, existía
importante infiltración eosinofílica de pleura parietal. En los casos de paquipleuritis, aún pudiendo
ser de etiología específica, tampoco pudimos descartar otra causa; los granulomas van desapareciendo a medida que el proceso se cronifica, como
se aprecia en pleuras procedentes de decorticación,
por lo que nos inclinamos a separar estos pacientes
del grupo que tenían derrame evidente y de manera
similar a Mestitz et al9.
Mediante aguja de Abrams hemos alcanzado
diagnóstico histológico del 54 °7o de nuestras BP,
lo que supone el 61 % de los 183 pacientes, cifras
ligeramente superiores a otras series con aguja de
Cope38. Nosotros, limitando al máximo las contraindicaciones''12, actualmente indicamos la BP en
cualquier exudado no empiemático, no diagnosticado previamente tras evaluación clínica, sobre todo si se sospecha tuberculosis o carcinoma; y repetimos la biopsia si la muestra inicial es inespecífica.
En estas condiciones la biopsia negativa hace menos probable el diagnóstico de tuberculosis y el cultivo en Lowenstein va a servir más para corroborar los hallazgos histopatológicos que para aumentar los casos positivos. Aunque la rentabilidad en
carcinomas es aceptable, sobre todo en unión de la
citología, tenemos menos argumentos para repetir
la biopsia de los derrames relacionados con carcinoma broncogénico, y en esta situación indicamos
toracoscopia.
AGRADECIMIENTOS
A la Sra. Cristina Crespo que realizó el mecanografiado y a la
Dra. Rosa Villanueva y Prof. Dr. Jerónimo Forteza por las facilidades y sugerencias recibidas.
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18
ORIGINALES
TOXICIDAD HEPÁTICA GRAVE
POR DROGAS ANTITUBERCULOSAS.
REVISIÓN DE 19 CASOS
M.-'L. MARTÍNEZ MARTÍNEZ, R. VIDAL PLA, R. ESTEBAN MUR, J. RUIZ MANZANO,
E. FITE REIG y E. MONSO MOLAS
Sección de Neumologia. Departamento de Medicina Interna.
Ciudad Sanitaria Valle de Hebrón. Barcelona.
Se revisan diecinueve pacientes que presentaron toxicidad hepática grave en el curso del tratamiento con drogas antituberculosas. Se comenta la incidencia de la hepatotoxicidad y la relación en ocasiones con factores predisponentes o con sobredosificación de dichas drogas.
Puede aparecer en cualquier momento del tratamiento,
aunque es más frecuente en los dos primeros meses; en
más de la mitad de nuestros pacientes, la toxicidad hepática apareció en los primeros 15 días. Los síntomas son
fundamentalmente digestivos. Observamos en 14 pacientes ictericia y en siete síntomas de insuficiencia hepática.
Un paciente falleció y el resto recuperó la normalidad
clínica y bioquímica entre los 4 y 30 días tras dejar el tratamiento antituberculoso. Estos reanudaron el tratamiento con drogas no hepatotóxicas siguiendo una evolución favorable hasta el final del tratamiento.
Arch Bronconeumol 1985; 21:105-108
Introducción
La toxicidad hepática es el efecto secundario
más frecuente y potencialmente más grave que
puede aparecer en el curso de un tratamiento con
drogas antituberculosas.
Entre los fármacos responsables de esta toxicidad el más importante es la isoniacida'. La toxicidad hepática de la isoniacida se observó poco
después de su introducción en el tratamiento de la
tuberculosis en 1952, pero, como otras drogas que
se asociaban con ella (por ejemplo el PAS) eran
aún más tóxicas, estos hallazgos no recibieron la
atención adecuada2'4. A partir de la década de los
60, a raíz de las campañas de quimioprofilaxis con
isoniacida, se hizo aparente que por sí sola era capaz de dar lugar a alteraciones de la función hepática5"7, la mayoría de las veces discretas, pero que
en ocasiones podían ser severas e incluso fatales8'9.
Menos importante es la hepatotoxicidad de la
rifampicina10'" que actuaría potenciando la lesión
hepática producida por la isoniacida12'13. La piraziRecibido el 26-6-1984 y aceptado el 15-1-1985.
21
Severe hepatic toxicity due to tuberculostatics.
A review of 19 cases
Nineteen patients with severe hepatic toxicity due to
tuberculostatics were included in a study on the incidence
of hepatic toxicity and the relationship with predisposing
factors or drug overdose. Hepatic toxicity may appear at
any time during treatment but occurs most frequently
during the first two months after starting treatment; all
19 patients in our study presented toxicity within 15 days.
Symptoms were principally digestive ones and 14 patients
had ictericia and 7 presented symptoms of hepatic insufficiency. One patient died. In the remaining 18 patients,
clinical and biochemical data returned to normal within 4
to 30 days after suspensión of the antituberculosis therapy. Treatment was continued with non-hepatotoxic
drugs and elicited a favourable response in all patients.
namida, utilizada actualmente como cuarto fármaco en los regímenes de quimioterapia de seis meses,
también puede ser hepatotóxica'4'15.
La hepatitis tóxica carece de especificidad clínica
o histológica, semejándose a hepatitis de otras
etiologías (vírica, alcohólica, etc.). Esto hace que
el diagnóstico sea difícil de establecer con certeza,
especialmente al ser incorrecta la reutilización de la
droga sospechosa por motivos éticos, y que por
tanto se diagnostiquen algunas menos de las que se
sospechan.
Presentamos los aspectos etiológicos, clínicos y
evolutivos de 19 pacientes con toxicidad hepática
grave por fármacos antituberculosos.
Material y métodos
Se han revisado 19 pacientes que presentaron hepatotoxicidad grave durante el tratamiento antituberculoso. Ingresaron
en nuestro hospital durante un período de 6 años. Tres procedían de nuestro dispensario de tuberculosis y realizaban un tratamiento o retratamiento controlado. Los otros se han revisado
retrospectivamente, e ingresaron procedentes de otros centros,
o eran tratados por médicos extrahospitalarios.
105
ARCHIVOS DE BRONCONEUMOLOGIA. VOL. 21. NUM. 3. 1985
TABLA I
Alteraciones de laboratorio
Elevación bilirrubina
Elevación GOT — hasta 600 UI/1
— mayor de 600 UI/1
Elevación GPT — hasta 600 UI/1
— mayor de 600 U I/I
Elevación fosfatasas alcalinas
Tiempo de protrombina menor al 60 %
Antigeno Australia negativo
13/16
10/19
8/19
8/17
9/17
7/15
8/12
12/12
De los 19 enfermos estudiados, 11 eran varones y 8 mujeres.
La edad media era de 41 años, oscilando entre 7 y 73 años. Tres
pacientes eran menores de 20 aflos, cinco estaban entre 20 y 35
años y 11 eran mayores de 35 años.
El tipo de tuberculosis que presentaban era en 11 casos pulmonar, renal en dos casos, ganglionar en cuatro (2 escrófulas y
2 adenopatias biliares), un caso presentaba una tumoración de
pared torácica y el último era una tuberculosis miliar.
Los regímenes terapéuticos que seguían los pacientes eran los
siguientes: 15 con rifampicina, isoniacida y etambutol, 3 con rifampicina, pirazinamida y etambutol y uno con rifampicina,
isoniacida y pirazinamida. Seis pacientes tomaban dosis excesivas para su peso: 2 de isoniacida y rifampicina, 2 de isoniacida,
1 de rifampicina y 1 de pirazinamida.
Para incluirlos en esta serie debían presentar síntomas importantes de hepatopatia aguda, que obligaran a su ingreso, como
náuseas, vómitos, dolor o distensión abdominal, astenia, anorexia, fiebre, obnubilación o desorientación, y además ictericia
y/o elevación de las transaminasas por lo menos 20 veces por
encima del valor normal. En nuestro laboratorio se considera
normal el valor de las GOT hasta 18 UI/1 y de las GPT hasta 22
UI/1.
Resultados
Entre los 19 pacientes estudiados existían en algunos, factores predisponentes para desarrollar
hepatotoxicidad y fueron: cuatro enolismos crónicos, una cirrosis hepática, dos casos de insuficiencia renal crónica (uno de ellos en hemodiálisis periódica), dos anestesias generales recientes y un
paciente epiléptico tratado con hidantoínas. Los
otros nueve enfermos no tenían factores predisponentes conocidos.
La clínica apareció en los primeros 15 días de
tratamiento en diez pacientes, entre los 15 y 60 días
en cinco pacientes y después de los dos meses en
cuatro, siendo el inicio más precoz a los dos días y
el más tardío a los 5 meses y medio. La clínica que
presentaban fue de ictericia en 14 casos, dispepsia
en 10 y síntomas de insuficiencia hepática con encefalopatía en cinco. En siete pacientes había hepatomegalia.
Los datos de laboratorio más relevantes eran:
elevación de la bilirrubina en 13 pacientes, de las
GOT en 18, de las GPT en 17, de las fosfatasas alcalinas en 7 y alargamiento del tiempo de protrombina en 8 pacientes. El HBsAg fue negativo en los
12 pacientes en los que se determinó (tabla I).
El curso de la hepatopatia fue bueno en 18 enfermos, los cuales recuperaron la normalidad clínica y
analítica entre los 4 y 30 días después de retirar los
fármacos causantes de la hepatotoxicidad. El otro
106
paciente falleció por una insuficiencia hepática
irreversible a los 20 días de su ingreso, después de
haber continuado tomando rifampicina y pirazinamida durante 15 días tras el inicio de la ictericia.
En dos pacientes se practicó biopsia hepática.
Mostraron ausencia de granulomas y apareciendo
en ambos signos de colostasis y hepatitis tóxica,
con necrosis y cuerpos eosinófilos.
Diecisiete pacientes reanudaron el tratamiento
con rifampicina, etambutol y/o estreptomicina
( 2 ó 3 drogas según el tiempo que llevaban tomando la medicación hasta ese momento). La evolución fue favorable hasta el final del tratamiento. El
último paciente se remitió a otro centro, desconociendo la evolución.
Discusión
Durante el tratamiento con fármacos antituberculosos es imprescindible la monitorización de las
pruebas de función hepática para detectar precozmente la posible aparición de iatrogenia hepática.
El fármaco fundamentalmente responsable de
esta hepatotoxicidad es la isoniacida. La mayoría
de veces la lesión hepática que tiene lugar es
mínima. De un 15 a un 20 % de casos desarrollan
simplemente elevaciones de transaminasas discretas y transitorias, que suelen normalizarse aún sin
dejar el tratamiento6'16. Por otro lado, se observa
de un 0,25 a un 4 % de casos de toxicidad hepática
grave que obliga a ingresar al paciente y a suprimir
las drogas causantes de daño hepático, sustituyéndolas por otras inocuas8'14.
Aproximadamente la mitad de nuestros casos, se
asociaban a factores predisponentes, que favorecen la aparición de lesión hepática. Entre estos posibles factores predisponentes se han descrito la
existencia de enfermedad hepática previa17, el enolismo crónico9'17 y la asociación a otras drogas hepatotóxicas (por ejemplo las hidantoínas o anestésicos como el halotano)18. También con la edad
aumenta el riesgo de presentar toxicidad hepática
por fármacos antituberculosos9'10, siendo la incidencia de lesión hepática en menores de 20 años
mínima e incluso en ocasiones nula20-2'. Nosotros
hemos recogido pacientes de todas las edades, pero
la mayoría son mayores de 20 años y más de la mitad pasan de los 35 años. Un número valorable de
casos de toxicidad hepática puede deberse a que los
pacientes tomen sobredosis de drogas antituberculosas22, lo cual es más fácil que ocurra en niños20.
En nuestra serie un 30 % de pacientes tomaban
una dosis mayor, de una o dos drogas, de la que les
correspondía por su peso. Es importante mencionarlo para recalcar lo esencial que es ajustar
correctamente las dosis de estas drogas con el peso
del enfermo, así como evitar los factores que
puedan potenciar la toxicidad hepática de estos
fármacos.
22
M.L. MARTÍNEZ MARTÍNEZ ET AL.—TOXICIDAD HEPÁTICA GRAVE POR DROGAS
ANTITUBERCULOSAS. REVISIÓN DE 19 CASOS
Con el grupo de pacientes recogidos en esta serie
no es posible hacer una valoración exacta de la incidencia de esta complicación en el curso del tratamiento de la tuberculosis, dado que los pacientes
tenían procedencias y características muy variadas.
Como dato orientativo podemos decir que tres pacientes procedían de nuestro dispensario de tuberculosis, en el cual, durante el mismo tiempo, se han
controlado unos 700 tratamientos antituberculosos, lo cual daría una incidencia aproximada del
0,4 %.
El mecanismo fisiopatológico de la lesión hepática producida tanto por la isoniacida como por la
pirazinamida no está bien establecido. Se ha sugerido la posibilidad de
que se trate de una reacción
de hipersensibilidad23-24, lo cual podría explicar
aquellos casos de toxicidad que tienen lugar a los
pocos días del inicio del tratamiento25. La ausencia
en general de rash cutáneo, fiebre y eosinifilia, asi
como el frecuente período de exposición previo largo y variable, son argumentos en contra de la hipersensibilidad como principal causa de la lesión
hepática1'25. La hepatotoxicidad puede aparecer en
cualquier momento a lo largo del tratamiento,
aunque es más frecuente en los 2 ó 3 primeros
meses6'8'17. Los casos en que los síntomas se presentaban más tardíamente podrían estar más en relación con el efecto acumulativo de metabolitos tóxicos de la isonicida''24, o quizá se produzcan por
añadirse otro tóxico potenciador17. Algunos autores opinaban que los acetiladores rápidos de la isoniacida desarrollaban hepatotoxicidad con más
frecuencia'-8, pero posteriormente se ha visto que
no es así26'27. En algunos casos se han buscado anticuerpos contra la isoniacida, pero no se han hallado25-27. La rifampicina raramente es hepatotóxica
por sí sola, pero puede potenciar
la lesión hepática
inducida por la isoniacida12-28.
Las alteraciones hepáticas que se producen son
clínica, bioquímica e histológicamente superponibles a una hepatitis viral aguda, excepto
en que
ocurren en pacientes de mayor edad'-5-19. La mayoría de elevaciones discretas de las transaminasas
son asintomáticas6-16. Cuando aparecen síntomas
son fundamentalmente digestivos: anorexia, náuseas, vómitos y molestias abdominales8-19. Aproximadamente en un 10 % de casos puede aparecer
ictericia y datos bioquímicos de colostasis5-8. Esto
último es más frecuente en las reacciones hepatotóxicas severas, en las cuales se registra además una
mayor elevación de transaminasas, así como en
ocasiones alargamiento de tiempo de protrombina
y síntomas de insuficiencia hepática8. En los pacientes enólicos o con cirrosis hepática, clínicamente este episodio de hepatitis podría atribuirse a
una hepatitis alcohólica o a descompensación de su
hepatopatia, sin embargo, la relación con el tratamiento antituberculoso, la ausencia de ingesta enólica masiva previa, asi como la respuesta favorable
a la supresión de las drogas, sugieren fuertemente
23
el diagnóstico de hepatitis tóxica medicamentosa.
La evolución, en otras series8 y en la nuestra, es favorable en la mayoría de casos, observándose habitualmente una regresión a la normalidad de la función hepática
entre 1 y 4 semanas tras dejar el
tratamiento6-8. Un factor determinante de la severidad de la lesión hepática es el tiempo que se continúa tomando los fármacos antituberculosos tras el
inicio de los síntomas19-25. De un 6 a un 10 % de
reacciones hepatotóxicas graves pueden evolucionar hacia una hepatitis fulminante con insuficiencia hepática irreversible y acabar con la vida
del paciente5-8. En nuestra serie falleció un solo paciente (5 %), el cual había continuado tomando las
drogas antituberculosas hasta 15 días después de
aparecer la ictericia.
En los casos en que se ha practicado biopsia hepática se ha observado daño hepatocelular6-8 y en
ocasiones infiltrados de eosinófilos y colostasis1-19.
En los casos más severos los hallazgos histológicos
pueden mostrar evolución a hepatitis crónica activa similar a la de otras etiologías29-30.
Cuando aparece la toxicidad hepática, la actitud
a seguir consiste en primer lugar en retirar todo el
tratamiento antituberculoso, incluso las drogas no
hepatotóxicas, de 7 a 15 días, hasta que se normalice la función hepática, además de instaurar el tratamiento sintomático necesario6-8. A la hora de
reiniciar la terapéutica se aconseja retirar sólo la
isoniacida, por ser la principal responsable de la
hepatotoxicidad, manteniendo en cambio la rifampicina19. Así, por ejemplo, en los pacientes que empezaron el régimen de nueve meses con rifampicina
e isoniacida, junto con etambutol los dos primeros
meses y presentaron hepatotoxicidad, una vez normalizada la función hepática, se debe reiniciar tratamiento suprimiendo la isoniacida, utilizando en
su lugar como tercera droga la estreptomicina durante 4 meses y manteniendo la rifampicina y el
etambutol durante 18 meses. Esta fue la pauta seguida por nuestros pacientes, los cuales concluyeron el tratamiento sin complicaciones.
Como conclusión, quisiéramos resaltar la importancia de ajustar bien las dosis de drogas antituberculosas al peso del paciente22, evitar la asociación de factores que favorezcan el desarrollo de
hepatotoxicidad17, así como realizar controles
analíticos periódicos de la función hepática durante todo el tratamiento antituberculoso'-5. De esta
manera se podrá detectar la aparición de toxicidad
hepática severa precozmente y evitar esta grave
aunque poco frecuente iatrogenia.
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24
ORIGINALES
EL PULMÓN DEL CUIDADOR DE AVES.
ESTUDIO CLÍNICO DE 25 CASOS
F. MORELL, R. ORRIOLS, J.M. a ANTO, LL. BERNADO y J.M. a BOFILL
Sección de Neumologia. Hospital General Valí d'Hebrón.
Barcelona.
Los autores realizan un estudio clínico de 25 pacientes
afectos de pulmón del cuidador de aves (PCA), comentando los hallazgos epidemiológicos, electrocardiográficos, bioquímicos, inmunológicos, radiológicos, funcionales y anatomopatológicos de su serie, haciendo hincapié en la gran utilidad diagnóstica de los test cutáneos y
de los test de provocación bronquial. Se comenta igualmente el bajo porcentaje de pacientes fumadores y el
ocasional hallazgo de alteraciones del ECG, entre los pacientes de su serie.
Arch Bronconeumol 1985; 21:109-117
Introducción
Las alveolitis alérgicas extrínsecas (AAE), constituyen un grupo de enfermedades producidas por
una reacción de hipersensibilidad pulmonar frente
a antígenos inhalados. Existen diversos tipos de
antígenos capaces de provocar la enfermedad: actinomicetos termofílicos, partículas vegetales, sustancias proteicas, etc'.
La enfermedad prototipo es la llamada «pulmón
del granjero», descrita en 1700 por Ramazzini2 en
su tratado «De morbus artifíciens», refiriéndose a
la tos seca de los artesanos en contacto con el grano. En nuestro medio, una de las alveolitis más a
menudo diagnosticadas es el «pulmón del cuidador
de aves» (PCA)3"8, de la cual se han publicado ya
en Cataluña dos tesis doctorales9'10. El diagnóstico
de las AAE, se halla hoy bien establecido sobre criterios de tipo epidemiológico", clínico12, radiológico13, funcional'4, inmunologico'5, histológico16,
y experimental17"'8.
Además de las formas clásicas del pulmón del
granjero y del PCA, una larga serie de etiologías se
han mostrado como responsables de cuadros de
AAE (tabla I).
En el presente estudio, referimos nuestra experiencia en 25 pacientes afectos de PCA, los cuales
revisamos bajo un aspecto diagnóstico, al tratarse
de la primera serie amplia publicada en nuestro
Recibido el 16-7-1984 y aceptado el 8-3-1985.
27
Poultry worker's lung. Clinical study
of 25 cases
The authors report the results of a study including 25
patients with poultry worker's lung (PWL). They review
the epidemiology, electrocardiographic, laboratory, immunological, radiographic, functional and anatomopathological findings for the series. Skin sensitivity and
bronchial challenge tests are considered useful diagnostic
tests. They discuss the low number of smokers in Iheir
series and the oniy occasional finding of ECG alterations.
país. Los casos publicados hasta ahora, aparte de
cuatro pacientes incluidos en la presente serie3, son
casos individuales4"8.
Material y métodos
Hemos revisado los datos correspondientes a 25 pacientes,
5 hombres y 20 mujeres cuyas edades estaban comprendidas
entre los 6 y los 62 años, con una media de 41 ± 17,91 años.
Analizamos aquí, la información procedente de las historias
clínicas, telerradiografías en posición posteroanterior y perfil,
determinaciones bioquímicas de rutina, estudio de las precipitinas séricas, dosificación de la IgE, anticuerpos antitejido, determinación del grupo HLA, ECG, test epicutáneos, test de provocación bronquial y biopsia pulmonar.
Los antigenos para los test inmunológicos, se obtuvieron, debidamente procesados, del suero y las heces de las aves implicadas en el contacto antigénico de cada paciente. En cada caso se
practicó un prick y una intradermorreacción con 0,1 mi del
antigeno diluido al 1/100, precediéndose posteriormente a efectuar lecturas a los 10 minutos (respuesta inmediata: I), 4-6 horas
(respuesta semirretardada: SR) y 48 horas (respuesta retardada: R). Se valoró como positiva la lectura I cuando la pápula
fue superior a 10 mm, la semirretardada cuando se comprobó
una reacción de tipo Arthus, y la R cuando la induración fue superior a 10 mm.
El estudio de las precipitinas, se realizó mediante la técnica de
la doble difusión en agar o de la counterinmunoelectroforesis19.
El nivel de la IgE sérica se determinó por radioinmunoensayo
según la técnica de Phadebas testR. La dosificación de anticuerpos antitejido,
se efectuó por inmunofluorescencia con la técnica de Coons20.
El test de provocación pulmonar, se realizó mediante la inhalación de antigeno al 1/100 liberado a través de un respirador
Bird-Mark-8, respirando a nivel de volumen corriente por espacio de quince minutos aproximadamente (tiempo necesario para
109
ARCHIVOS DE BRONCONEUMOLOGIA. VOL. 21. NUM. 3. 1985
TABLA I
Alveolitis alérgicas extrínsecas
Enfermedad
Fuente de antigeno
Antigeno
Pulmón del granjero.
Heno enmohecido
Pulmón del cuidador de aves.
Pulmón del cultivador de setas.
Alveolitis por acondicionador de
aire.
Palomo, periquito, cotorra, etc.
Setas en cultivo.
Acondicionadores, humidificadores.
Bagazosis.
Bagazo (caña de azúcar).
Corcho enmohecido.
Corteza de arce húmeda.
Serrín enmohecido.
Ramin (gonystylus bancanus).
Cebada enmohecida, malta.
M. faeni, T. vulgaris y A. flavus y
fumigatus.
Proteínas séricas y excrementos.
T. vulgaris y M. faeni.
Actinomicetos termofilicos, bacterias
termotolerantes, proteínas de protozoos.
T. vulgaris y T. sachari.
Penicilium frecuentans.
Cryptostoma corticale.
Grafium y pullularia pullulans.
Suberosis.
Enf. de los descortezadores de arce.
Sequoiosis.
Enf. del polvo de la madera.
Pulmón de los trabajadores de la
malta.
Enf. de los tratantes con grano. (Enf.
de los molineros).
Enf. de los trabajadores de la pulpa
de la madera.
Pulmón de los lavadores de queso.
Pulmón de los trabajadores de harina
de pescado.
Pulmón de los trabajadores de café.
Pulmón de los peleteros.
Pulmón por inhalación de polvo de
hipófisis.
Enf. de los techos de paja de Nueva
Guinea.
Pulmón de los detergentes.
Enf. de los cuarteadores de pimetón
(paprika).
Aersol de agua contaminada.
Pulmón de los tomadores de sauna.
Pulmón del isocianato.
Enf. cóptica.
Pulmón de los rociadores de viñas.
Pulmón de los cuidadores de
roedores.
Trigo, etc., contaminado.
Sitophilus granarius.
Pulpa enmohecida.
Alternaria.
Moho del queso.
Fábrica de harina de pescado.
Penecilium casei y aracus siró.
Harina de pescado.
Grano de café.
Piel de astracán y zorro.
«Rape» de hipófisis.
Polvo de café.
Polvo de la piel.
Hormona pituitaria.
Techo de paja.
Streptomices olivaceus.
Detergentes enzimáticos.
Polvo de pimetón.
Bacilo subtilis.
Mucor stolonifer.
Escape en maquinaria refrigerada
por agua.
Agua contaminada.
Espuma, adhesivos, pinturas.
Envolturas de las momias.
«Mezcla de Burdeos».
Ratas viejas.
Seis diferentes hongos.
consumir la totalidad de la dilución antes indicada) y efectuándose un estudio funcional respiratorio, tomando en consideración para el test, los parámetros siguientes: CV, CVF y FEV1.
No se ha valorado en este estudio la capacidad de transferencia
de CO; las pruebas se realizaron a los 10 minutos y a la 1-2-3-45-6 y 24 horas, registrándose además los cambios clínicos experimentados por el paciente; en caso de negatividad del test se repitió al 1/10. El test se consideró positivo cuando se producía
una disminución del FEV1 y/o de la CV superior al 15 % del
valor pre-test, o bien una disminución superior al 10 % siempre
que fuera acompañada de manifestaciones clínicas: fiebre, tos,
dolor torácico o disnea.
El estudio de la función pulmonar se efectuó con un Volumgraph de agua tipo Midnhardt y el estudio de la transferencia del CO con un aparato Jaeger utilizando el método de la respiración única. Los valores teóricos para la CVF y FEV1 se han
obtenido de las tablas de Morris y las de la transferencia del CO
de las de Cotes.
Resultados
Del análisis de todos estos parámetros, hemos
obtenido los resultados que exponemos a continuación. Por lo que a la anamnesis se refiere, cabe
destacar el tipo de ave implicada, la forma de pre110
A. clavatus y fumigatus.
Pullularia.
Isocianato.
Solución de sulfato de cobre.
Proteinas de la orina.
sentación clínica y la sintomatología más frecuente. De los 25 casos, 17 tenían contacto con palomas, siete con canarios, siete con periquitos,
cuatro con gallinas, cuatro con tórtolas, tres con
cotorras, dos con codornices y uno con patos. En
la mayoría de casos existió un contacto simultáneo
con distintos tipos de aves. En nuestra serie, sólo
hubo contacto exclusivo con un animal en nueve
casos: cuatro con palomas, dos con periquitos, dos
con tórtolas y uno con cotorras. En lo concerniente
al curso clínico, en 8 pacientes la sintomatología
fue apareciendo en crisis recortadas, mientras en
los otros 17, el curso fue progresivo sin que pudieran identificarse tales crisis. Dos de los pacientes al ser ingresados en el hospital, fueron etiquetados en el servicio de urgencias como portadores de
un edema agudo de pulmón no cardiógeno (figuras 1-3). Otro paciente, que había seguido un curso
progresivo, debió ingresar en UCI, por insuficiencia respiratoria grave.
La sintomatología más constante (tabla II), fue
la disnea progresiva en 23 casos, tos en 15 casos,
fiebre en siete casos, pérdida de peso entre 5 y
28
F. MORELL ET AL.—EL PULMÓN DEL CUIDADOR DE AVES. ESTUDIO CLÍNICO DE 25 CASOS
12 kg en cinco casos y dolor torácico y astenia en
cuadro casos.
En la exploración física los hallazgos más constantes fueron: auscultación de crepitantes secos bibasales en 15 casos, taquipnea en 11 y cianosis en
cinco casos.
Por lo que se refiere a la exploración radiológica
del tórax, se demostró en todos los casos la existencia de un patrón intersticial difuso (figs. 4-5). Las
imágenes fueron típicamente miliares en 4 casos.
En dos pacientes, ya citados, se comprobó un
patrón alveolar de distribución perihiliar.
Los test cutáneos frente al suero del animal se
practicaron por inyección intradérmica en 20 pacientes, siendo positivos en la lectura I. en 19 de
ellos (95 %), el prick se practicó igualmente en estos 19 siendo negativo en todos los casos. El test
con heces del animal, se practicó en ocho pacientes, siendo positivo en seis (75 Vo), el prick con este
antígeno se practicó en siete casos, siendo en todos
ellos negativo. La lectura SR y la R dieron porcenTABLA II
Síntomas en 25 casos de PCA
Disnea
Tos
Fiebre
Pérdidas de peso
Astenia
Dolor torácico
Expectoración
Sibilantes
N.°
%
23
15
7
5
4
4
2
1
96
60
28
20
16
16
8
4
tajes de positividad mucho menores que los de la
lectura I. (tabla III).
La intradermorreacción de Mantoux se realizó
en la mayoría de casos con PPD de 5 uu. En el total de 17 casos en que se realizó sólo fue positivo en
dos (11,7 %).
Entre los datos de bioquímica (tabla IV), cuya
determinación es habitual cabe destacar los siguientes: leucocitosis superior a 9.500/mm3, con
desviación a la izquierda en seis casos, eosinofilia
en sangre periférica superior a 700/mm3 en tres ca111
ARCHIVOS DE BRONCONEUMOLOGIA. VOL. 21. NUM. 3. 1985
TABLA III
Intradermorreacción frente al suero del ave
Lectura
N.°
Posit
I.
SR.
R.
20
17
16
19 (95 %)
4 (23,5 %)
2 (12,5 %)
sos, hiperproteinemia superior a 8 g % en cinco
de (22,7 %), hipergammaglobulinemia superior a
1,7 g Vo en 13 de 22 (59 %), e hipoxemia de reposo
en nueve de 14 casos (64 %).
En 15 pacientes se efectuó una determinación de
anticuerpos antitejido, en tres de ellos (20 %) se
hallaron cifras de a. antinucleares significativos
(sup. 1/50), en un paciente se obtuvo un título de
anticuerpos antirreticulina de 1/400.
La determinación de precipitinas séricas frente a
los antígenos aviares supuestamente implicados en
la etiología de cada caso, resultó ser positiva en 24
de los 25 casos (96 Vo) frente al suero y heces del
animal, siendo de destacar que en todos ellos la positividad fue mayor cuando se enfrentó el suero del
paciente con extractos de heces del ave en cuestión,
y menor cuando dicho suero se enfrentó con el
suero del ave.
En 19 casos pudimos determinar la serologia
reumática, siendo positiva en siete (36,8 %). La
dosificación de inmunoglobulinas, se llevó a cabo
con los siguientes resultados: IgE superior a 500 uu
en el 15 % (3/20). IgA superior a 325 mg % en
29,4 <Vo (5/17), elevación de IgM superior a 150
mg % en 68,7 % (11/16) y elevación de IgG superior a 1.500 mg % en 55,5 % (10/18).
El sistema genético de histocompatibilidad HLA
fue estudiado en 5 pacientes hallándose un patrón
HLA-B8 en dos de ellos, y un patrón HLA-Bw 15
en dos hermanos afectos de la enfermedad.
El estudio funcional anteriormente indicado se
realizó en 23 de los 25 casos, en los dos restantes no
pudo realizarse, uno por falta de colaboración y
otro por su corta edad. En 11 casos se comprobó
un trastorno restrictivo puro, en dos un trastorno
obstructivo puro y un trastorno de tipo mixto se
constató en 8 casos. En dos casos la espirografia
fue normal. La transferencia del CO se comprobó
alterada en los 23 casos en que se estudió.
El test de provocación bronquial se practicó en
21 casos, siendo positivo en 20 (95,2 %), el test se
practicó también en siete pacientes cuidadores de
aves con patrón radiográfico de afectación intersticial difusa y no afectos de AAE, siendo el test negativo en todos ellos (tabla V).
En tres pacientes se hallaron trastornos electrocardiográficos consistentes en un trastorno difuso
de la repolarización, que en dos de ellos se normalizó concomitantemente con la mejoría clínica; el
tercero de estos pacientes había sido etiquetado en
"dos ocasiones como portador de una cardiopatía
30
F. MORELL ET AL.—EL PULMÓN DEL CUIDADOR DE AVES. ESTUDIO CLÍNICO DE 25 CASOS
TABLA IV
Datos de laboratorio en 25 casos de PCA
Leucocitosis
Eosinofilia
Hiperproteinemia
Hipergam. maglobul.
A. antinucleares
Precipitinas
Serol. reumática
IgE
IgG
IgM
IgA
>
>
>
>
>
9.500/mm3
700/mm3
8 g/ml
1,7 g/ml
1/50
>
>
>
>
500 uu/ml
1.500 mg/ml
150 mg/ml
325 mg/ml
isquémica, por coincidir dicho trastorno con episodios de dolor torácico, al practicarle el test de inhalación mostró de nuevo la citada afectación en el
ECO. En otros cinco pacientes se constató un aplanamiento de las ondas T que afectaba exclusivamente a las precordiales derechas.
En cinco de los pacientes se practicó una biopsia
transbronquial. Uno de los casos demostró tejido
pulmonar histológicamente normal, dos casos
mostraron infiltrado septal por células redondas,
un caso mostró fibrosis septal y el último caso,
correspondiente a la paciente con clínica hiperaguda, demostró una neumonitis intersticial con presencia de células espumosas. A dos de los pacientes, antes de su ingreso en nuestra sección se les
habían practicado sendas biopsias pulmonares a
cielo abierto, demostrando en ambos casos un infiltrado linfoplasmocitario focal de predominio
peribronquiolar (fig. 6). En el primer caso se objetivó presencia de acumules de histiocitos espumosos en septos interalveolares; en el segundo caso lesiones de bronquiolitis obliterante (fig. 7), algún
granuloma mal definido y cuerpos concoides dentro de la luz de los alveolos (fig. 8). El estudio
ultrastructural de ambos casos puso de evidencia
una marcada hiperplasia de células alveolares tipo
33
N.°
%
6/25
3/25
5/22
13/22
3/15
24/25
7/19
3/20
10/18
11/16
5/17
24 %
12 %
22,7 %
59 %
20 %
96 %
36,8 %
15 %
55,5 %
68,7 %
29,4 %
TABLA V
Test de inhalación en el PCA
PCA
Contactos
Sensibilidad:
Especificidad:
Positivos
°''o positivos
20/21
0/7
95,2
0
95,2
100 %
II, que mostraban un incremento de inclusiones lamelares, algunas de ellas vacias (fig. 9). Existían
también abundantes macrófagos intraalveolares
con fagolisosomas y presencia de cuerpos lamelares fagocitados.
Igualmente, antes de ser ingresados en nuestra
sección, dos de los pacientes habían sido sometidos
a biopsia hepática hallándose la estructura conservada.
Discusión
Si bien en nuestra serie, el contacto con palomas
fue el antecedente etiológico más constante, este
dato no tiene valor significativo puesto que desco-
113
ARCHIVOS DE BRONCONEUMOLOGIA. VOL. 21. NUM. 3. 1985
nocemos cuál es la distribución del contacto aviar
en nuestra población. Referente al curso clínico, se
ha citado que los cuidadores de cotorras serían los
que tendrían un curso más grave, sin embargo, en
nuestros casos los cuidadores de cotorras evolucionaron a la normalidad clínica y radiológica en
seis semanas. La mayoría de nuestros pacientes
pertenecen a la forma subaguda de la enfermedad
cursando de un modo progresivo. Como es sabido21, el curso progresivo lento se produce con más
frecuencia en aquel cuidador que posee pocos o solamente un animal, mientras que el cuidador de
muchos animales está sometido a una exposición
superior, en ocasiones masiva de antígenos y, por
tanto, con frecuencia desarrolla la forma aguda de
la enfermedad22. Otro dato que merece ser destacado en nuestra serie, es el claro predominio de mujeres (80 %), hecho que creemos guarda relación con
la mayor estancia en el habitat familiar de la mujer, lo que hace que con una frecuencia más elevada sea ella la encargada de cuidar los animales y,
por tanto, de estar más expuesta a ellos. La frecuencia de la enfermedad es mal conocida, citándose
cifras que van desde los seis casos por cada 100
cuidadores de palomas, hasta un caso por 5.00023"24.
Es probable, que el poco conocimiento de la enfermedad en nuestro medio, la dificultad del diagnóstico en las fases crónicas y la remisión de los síntomas
al cesar el contacto, contribuyan a una situación de
infradiagnóstico de la enfermedad.
De los datos clínicos presentados por estos 25 casos, se puede deducir un patrón común en el que lo
más constante seria un curso evolutivo progresivo
sin crisis, con disnea de esfuerzo, tos seca, auscultación de crepitantes bibasales, fiebre y algo menos
frecuentemente pérdida de peso y dolor torácico
que los pacientes describen como una sensación de
tirantez en el plano torácico anterior.
Desde una perspectiva general, la clínica de las
AAE puede clasificarse en tres grupos: a) formas
agudas, caracterizadas por disnea, tos, fiebre y dolor torácico, que aparece entre las 4 y 8 horas des114
pués de la exposición al antígeno, desapareciendo
en el término de horas a un día, pudiendo reaparecer si el contacto antigénico se repite de nuevo.
Como hemos visto en nuestra casuística, existen
formas de presentación hiperagudas acompañadas
de distrés respiratorio semejando un edema lesional. b) formas subagudas, caracterizadas por un
cuadro progresivo y solapado de fiebre, disnea de
esfuerzo, tos, malestar general y pérdida de peso,
que en ocasiones puede llegar a 20 kg. Como la
forma anterior, la evolución suele ser favorable
con la mera evicción del antígeno. c) formas crónicas, que pueden adoptar bien la forma de fibrosis
pulmonar, bien la forma de bronquitis crónica25.
El período transcurrido entre el inicio de la exposición y la aparición de la enfermedad puede ir
desde meses hasta años23. En nuestra serie oscila
entre 1 mes y 7 años, si bien en dos pacientes este
periodo fue de 20 y 40 años.
En los datos de laboratorio cabe destacar, la rareza de la eosinofilia (12 Vo), lo cual se correlaciona con la habitual normalidad de la IgE26-27. Este dato, no constituye un argumento en contra de
la implicación de la hipersensibilidad inmediata,
puesto que como es sabido, ésta puede estar mediada por inmunoglobulinas diferentes de la IgE.
Nosotros creemos efectivamente que la hipersensibilidad inmediata tiene un papel en la patogenia de
las AAE28-29. La implicación de este tipo de hipersensibilidad, ha sido defendida por ser frecuente la
positividad de los test cutáneos inmediatos. Faux
et al, en un estudio de 17 pacientes afectos de
AAE, encuentra elevación de la IgE específica en
sólo dos de los siete casos en que el test cutáneo
inmediato fue positivo22; para estos casos, como
hemos ya mencionado más arriba, se ha propuesto la mediación por una IgG de corta duración
como la descrita por Parish30-3'.
El estudio de las precipitinas es uno de los pilares
básicos en el diagnóstico de este tipo de enfermedades. Su presencia es útil para confirmar la existencia de una respuesta inmunitaria de tipo humoral,
pero no basta para discernir entre contactos sanos
y enfermos. Barboriak et al, encuentran precipitinas séricas frente al suero del ave implicada en
el 20 % de los cuidadores asintomáticos y en el
40 %, cuando utilizaron antigeno procedente de
las heces del ave32. Otros autores las han encontrado positivas en el 41 % y en el 35 % de los cuidadores asintomáticos 33 ' 34 . Nosotros, utilizando
antígenos procedentes de heces de aves, las hallamos en el 93 % de los enfermos y en el 87,5 % de
los cuidadores asintomáticos10. Así pues, si bien la
ausencia de precipitinas puede hacer reconsiderar
el diagnóstico de la enfermedad, su hallazgo carece
de especificidad para discriminar entre afectos y
sanos32'35. En la presente casuística, se demostró
una mayor positividad frente a las heces del ave
que frente al suero; este hecho es bien conocido15.
Faux et al, han comprobado la posibilidad de que
34
F. MORELL ET AL.—EL PULMÓN DEL CUIDADOR DE AVES. ESTUDIO CLÍNICO DE 25 CASOS
se produzcan falsos positivos, debido a la presencia en las heces de las aves, del ácido tecoico, componente polisacárido de la pared del estafilococo,
frecuente contaminante de los polvos orgánicos36.
En la literatura se cita el hecho de la desaparición
de las precipitinas del suero del enfermo a los dos o
tres años
de haber cesado el contrato con el antígeno37, sin embargo, nuestra experiencia tras un seguimiento de 3 o más años nos ha demostrado que
si bien las líneas de precipitación frente al extracto
de heces disminuyen cuantitativamente, no desaparecen por completo en ningún caso'°.
El interés del estudio del sistema HLA en los enfermos afectos de AAE, se inició al comprobarse
que el tipo HLA-8, se hallaba con una frecuencia
significativa, en estos enfermos. Asimismo, se descubrió en tres miembros de una misma familia,
afectos los tres de la enfermedad, el haplotipo
HLA2-W15 39 .
Estos hallazgos venían a corroborar la hipótesis
formulada por Benacerraf y Me Devit40, según la
cual, los genes del sistema de histocompatibilidad
irían unidos en el mismo par de cromosomas a los
de la respuesta inmune. Recientemente, sin embargo, un estudio de Rodey et al efectuado en un
amplio número de pacientes, no han encontrado
una 41
relación significativa entre AAE y grupo
HLA .
En todos nuestros enfermos se demostró, en la
radiogradía de tórax, la existencia de una afectación intersticial bilateral difusa (figs. 1-5). Desde la
publicación de los hallazgos radiológicos en una
serie de 41 casos por Hargreave et al", es conocida
la diversidad de imágenes que la enfermedad puede
aportar. Estos autores, clasifican las imágenes en:
sombras sólidas (micronodulación en 33 casos,
sombras parcheadas en 11, consolidación masiva
en 3 y sombras pleurales o subpleurales en 10),
sombras lineales (líneas de trama bronquial en 11
casos, líneas en rail en 8 y líneas B de Kerley en 9),
sombras en anillo (pequeñas, de tipo panal en 19
casos y más grandes en otros 10), por último hallaron retracción o pérdida de volumen de un lóbulo
en casi la mitad de sus casos.
La presencia de imágenes acinares en la fase aguda, tales como las que presentaron dos de nuestros
casos, han sido citadas en diversos trabajos42-44.
Tras la evicción del antígeno, la afectación radiológica, siempre que no se trate de una fíbrosis ya
constituida, tiende a desaparecer en un plazo 45
de
tiempo que va desde pocos días a varias semanas .
Los resultados obtenidos con los test cutáneos
en enfermos afectos de PCA, varían dependiendo
de los distintos autores que los utilizan46 4S, en todo
caso, puede hablarse de la existencia de un porcentaje de positividades estadísticamente significativo
entre sintomáticos y contactos asintomáticos
en las
lecturas inmediata y semirretardada10.
La técnica empleada tiene gran importancia, habiéndose comprobado que mientras el prick pro35
porciona resultados siempre negativos22, la intradermorreacción produce resultados a menudo positivos46. Este hecho, como ya hemos mencionado,
se ha señalado como muy sugestivo de que la reacción inmediata sea debida a la IgG de corta duración y no a la IgE31. En nuestra serie, el prick practicado con suero de ave, fue siempre negativo,
mientras que la inyección intradérmica dio resultados positivos en la respuesta inmediata en el 95 %,
semirretardada en el 23,5 % y retardada en solamente el 12,5 %. Es pues, interesante remarcar,
que tal como hemos
podido comprobar en otros tipos de alveolitis49, la respuesta inmediata en el test
cutáneo, tiene más valor que la respuesta semirretardada en la discriminación entre enfermos y
cuidadores asintomáticos.
Es un hecho bien conocido, la frecuente negatividad de la intradermorreacción de Mantoux en los
pacientes afectos de AAE. En nuestra serie, sólo
un 11,7 % de los casos reaccionaron positivamente, lo cual indica una muy escasa reactividad, puesto que en un estudio efectuado en 400 pacientes
ingresados en nuestro hospital, hallamos una positividad del Mantoux en el 69,5 % de los casos50.
El tipo de afectación funcional en el PCA, ha sido descrito entre otros, por Shlueter et al14. La
afectación predominante, consiste en un trastorno
restrictivo puro, aunque no es infrecuente el
hallazgo acompañante o único de un patrón obstructivo. La obstrucción, se produce en general en
los bronquios cuyo diámetro está por debajo de los
2 mm, lo cual, se traduce en una disminución de
los flujos espiratorios forzados, en especial el (FEF
25-75 %).
Resulta destacable la ayuda diagnóstica que
puede prestar el estudio de la difusión, especialmente en aquellos casos que se pueden presentar
con radiología pulmonar normal y sin otra alteración funcional evidenciable. En todos nuestros casos en que se estudió la capacidad de difusión, ésta
se mostró alterada.
La reproducción de la alteración funcional mediante el test de provocación bronquial, constituye
uno de los datos de certeza para el diagnóstico de
la enfermedad, puesto que no existen falsos resultados positivos. Sin embargo, un resultado negativo, no permite descartar la enfermedad puesto que
pueden producirse falsos negativos, de aquí la importancia de repetir el test con dosis superiores en
caso de negatividad. En nuestra serie, el test se ha
mostrado positivo en el 95,2 %, mientras que el
test fue negativo en siete cuidadores de aves afectos
de otras enfermedades intersticiales51. La utilización de estos test para el diagnóstico de las AAE,
ha sido revisada recientemente52.
En algunos casos, la negatividad del test de provocación en un paciente con clínica sugestiva y con
el resto de pruebas diagnósticas no confirmativas,
condiciona una dificultad diagnóstica, pudiendo
en este caso, estar indicada una biopsia transbron115
ARCHIVOS DE BRONCONEUMOLOGIA. VOL. 21. NUM. 3. 1985
quial. En nuestra serie la biopsia transbronquial se
efectuó en cinco casos, siendo de destacar, de
acuerdo con la literatura' 6 , que la lesión más frecuente es la infiltración del espacio intersticial por
células redondas, siendo poco frecuente el hallazgo
de granulomas, que nosotros sólo pudimos observar en un caso que había sido biopsiado por
toracotomía antes de ingresar en nuestra sección.
No se conoce nada hasta la actualidad sobre la
eventual afectación hepática en los pacientes afectos de PCA. Como hemos descrito, dos de nuestros pacientes, fueron biopsiados previamente al
ingreso en nuestra sección, hallándose la estructura
hepática completamente conservada. Un caso publicado en la literatura española refiere también el
hallazgo de un hígado histológicamente
normal en
un paciente afecto de PCA4, por todo ello, parece
poderse deducir preliminarmente, que la reacción
granulomatosa que se produce a nivel pulmonar,
contrariamente a lo que sucede en la sarcoidosis,
no afectaría al hígado.
En los casos de diagnóstico dudoso, pueden utilizarse exploraciones más sofisticadas, como las
tendentes a demostrar una puesta en marcha de la
inmunidad celular. En este estudio, está indicada
la práctica de un test de inhibición de la migración
de los macrófagos o de su variante, practicada por
nosotros, el test de inhibición de la migración de
los leucocitos. Su efectividad, tanto en el diagnóstico del PCA24 como en el pulmón del granjero",
se ha demostrado superior a los test de inmunidad
humoral, aunque dada su complejidad y alto costo
de tiempo, sólo recurriremos a ellos cuando los demás test no nos hayan podido diagnosticar al enfermo de una manera fidedigna.
Otro aspecto que merece ser comentado, es la escasa frecuencia de fumadores existentes entre los
pacientes afectos de AAE,
hecho sobre el que ya se
ha llamado la atención54. En nuestra serie, sólo
uno de los 25 pacientes era fumador. Teniendo en
cuenta que en Catalunya la población comprendida entre los 6 y 65 años, fuma un 58 % de los
hombres y un 19,8 % de las mujeres55, parece que
en realidad puede deducirse que el PCA, es más
frecuente entre los no fumadores ya que de los 20
pacientes de nuestra serie cuya edad estaba
comprendida entre los 6 y los 65 años, sólo uno de
los tres hombres fumaba, mientras que ninguna de
las 17 mujeres lo hacía.
Por último, creemos que es importante resaltar
el hecho de que algunos pacientes presentaban alteraciones del ECO, consistentes en aplanamiento de
las ondas T, lo cual en el contexto de un paciente
con dolor torácico podría inducir al erróneo diagnóstico de isquemia coronaria.
La discusión sobre el diagnóstico diferencial, excede de los límites del presente trabajo, aunque el
tipo de alteración radiológica y la clínica expuesta,
hacen pensar que son muchas las posibilidades que
deben manejarse. Algunos «case records» publica116
dos en la literatura, constituyen buenos documentos para el estudio del diagnóstico diferencial56'57.
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117
ORIGINALES
ALVEOLITIS ALÉRGICA EXTRÍNSECA.
RETROSPECTIVA Y PERSPECTIVA
M. SELMAN LAMA, R. CHAPELA MENDOZA, L. TERAN ORTIZ, C. HERNÁNDEZ PÉREZ,
J. SALAS HERNÁNDEZ, N. BARQUÍN ALVAREZ y E. MARTÍNEZ CORDERO
Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias. Tlalpan.
México, D.F.
En este trabajo se reportan los principales hallazgos
observados en pacientes con alveolitis alérgica extrínseca
inducida por antígeno aviario, estudiados en los dos últimos años. En términos generales desde los puntos de vista clínico, radiológico, funcional y morfológico, nuestros resultados son similares a los reportados en la literatura. Sin embargo, en nuestra serie destacan: 1) Una
gran predilección por el sexo femenino (5:1) y una alta
asociación con el puerperio. 2) Factor reumatoide positivo a títulos muy elevados en más de la mitad de los pacientes; incremento de los fenotipos HLA-B 15 y HLADR 7 y disminución de la actividad supresora, que en
conjunto sugieren la presencia de fenómenos autoinmunes. 3) Datos morfológicos y bioquímicos de fibrosis
en el 25 % de los casos estudiados, lo que demuestra que
ésta no es una enfermedad «inocente» como habitualmente se considera.
Arch Bronconeumol 1985; 21:118-123
Introducción
La alveolitis alérgica extrínseca (AAE) es una
enfermedad pulmonar bilateral y difusa provocada
por una reacción inmunológica exagerada frente
a partículas orgánicas, la cual se traduce en una
inflamación de predominio mononuclear que compromete al bronquiolo, alveolo e intersticio'•''.
Aunque se han descrito múltiples fuentes de exposición y diferentes agentes etiológicos3, la similitud
en las alteraciones morfológicas y en la presentación clínica sugieren la existencia de mecanismos
patogénicos comunes6.
En este contexto numerosos estudios realizados,
tanto en humanos como en animales experimentales, indican que las lesiones son producidas por
una respuesta inmunopatológica dual, en la que
participan la formación y depósito de complejos
inmunes y fundamentalmente una reacción de tipo
de la hipersensibilidad celular7-12.
En México los estudios realizados son escasos y
sugieren que la mayoría de los pacientes en los
Recibido el 10-9-1984 y aceptado el 18-12-1984.
118
Perspective and retrospective analysis
of extrinc allergic alveolitis
In this paper we report the most important findings
observed in patients with extrinsic allergic alveolitis induced by avian antigen, studied in the last two years. Our
results, from the clinical, radiológica!, functional and
morphological stand points are similar to those described
elsewhere. However, in our serie stand out: 1) High predilection for témales (5:1) and high association with
puerpery. 2) Elevated titers of rheumatoid factor; increase of HLA-B 15 and HLA-DR 7 phenotypes; decrease of suppressor activity; these findings suggest the presence of autoimmune phenomena. 3) In 25 % of the
patients we detected presence of fibrosis measured
mor^hologically and biochemically, which suggests that
this is not an «innocent» disease as usually has been considered.
cuales el agente etiológico es identificado, éste es el
antígeno aviario o el extracto del bagazo'3 '5.
En este trabajo se reportan los principales
hallazgos clínicos, radiológicos, funcionales, inmunológicos, genéticos y morfológicos encontrados en 51 casos estudiados en los últimos dos aftos,
con diagnóstico corroborado de alveolitis alérgica
extrínseca inducida por antígeno aviario.
Material y métodos
Pacientes. Se estudiaron 51 pacientes de los cuales 43 fueron
del sexo femenino y ocho del sexo masculino. La edad de comienzo osciló entre los 9 y los 68 aftos, con un promedio de
32 ± 16 años. Sin embargo, en más de la mitad de los casos, la
enfermedad se presentó entre la 2.a y 3.' década de la vida (tabla I). En todos los pacientes se reportó el antecedente de exposición aviaria, aunque ésta varió tanto en el grado e intensidad,
como en la duración.
Radiografía de tórax. A. todos los pacientes se les realizó estudio radiológico en posición posteroanterior y lateral, por lo menos durante tres veces en el curso de su seguimiento.
Pruebas defunción respiratoria. Los 51 casos fueron sometidos a exploración funcional de la mecánica respiratoria (volúmenes, capacidades y flujos) en un pletismógrafo corporal Jaeger y de ventilación e intercambio gaseoso, tanto en reposo
38
M. SELMAN LAMA ET AL.—ALVEOLIT1S ALÉRGICA EXTRÍNSECA. RETROSPECTIVA Y PERSPETIVA
como en ejercicio. La excepción la constituyó la presión alveolar de C>2 (PA Oz) que sólo fue estudiada en 25 pacientes.
Lavado bronquioalveolar. Este estudio se realizó en 12 pacientes. A través de un fibrobroncoseopio, se instilaron 100 mi
de solución salina estéril dividida en cinco partes. Después de
aspirar y recolectar en tubos estériles, el material fue centrifugado a 1.500 rpm durante 10 min y se separó el sobrenadante del
contenido celular. Este fue resuspendido en solución salina y
3 alícuotas por paciente fueron depositadas en laminillas y teñidas con hematoxilina y eosina para el contaje diferencial.
Estudio seroinmunológico. En todos los pacientes se analizó
la presencia de anticuerpos específicos contra antigeno aviario,
utilizando inmunodifusión radial, doble difusión e inmunoelectroforesis. Además se cuantificaron inmunoglobulinas G, A
y M en 23 casos y complejos inmunes circulantes en 17. En estos
últimos se estudió la presencia de factor reumatoide y anticuerpos antinucleares.
Regulación de la respuesta inmune. En los últimos 10 pacientes de esta serie, se evaluó la actividad supresora inducida por
Concanavalina A en células mononucleares circulantes de
acuerdo al método de cocultivos descrito por Frajman et al16.
Estudio genético. En 22 pacientes y seis familias se detectaron
los antigenos del complejo principal de histoeompatibilidad
de los locus A, B, C y DR, usando el método de microcitotoxicidad de Terasaki17, en linfocitos periféricos purificados a partir de sangre desfibrinada por centrifugación sobre gradiente de
densidad de Ficoll-hypaque. Los linfocitos T y B fueron separados a través de columnas de nylon18.
Resultados
En nuestra experiencia, esta enfermedad es más
frecuente en el sexo femenino, y en esta serie la relación fue de 5:1. Es destacable consignar que en
11 mujeres (25 °7o) la enfermedad se presentó coincidiendo con el puerperio, fenómeno que no hemos
encontrado en la literatura revisada. En relación al
tiempo, la enfermedad se hizo aparente entre dos
meses a cinco años después de la exposición a las
proteínas aviarias. Por otro lado, independientemente del tiempo de exposición, los pacientes consultaron entre dos meses y dos años después del comienzo de su sintomatología y en términos generales la presentación clínica fue bastante homogénea.
41
En todos los casos se observó disnea de esfuerzo
progresiva y ocasionalmente de reposo y tos seca o
con expectoración mucosa escasa. Cuarenta de los
51 pacientes (78 %) mostraron compromiso del estado general caracterizado por hiporexia, astenia y
pérdida de peso, y en el 50 Vo se observó la presencia de fiebre pero únicamente al inicio del padecimiento.
A la exploración física, en todos los casos hubo
taquipnea habitualmente superior a 30 respiraciones por minutos. En la auscultación del tórax el
hallazgo habitual fue la presencia de estertores crepitantes y subcrepitantes diseminados en ambos
campos pulmonares pero de predominio basal y reforzamiento del 2.° componente pulmonar, sugiriendo hipertensión arterial pulmonar.
En cinco pacientes (10 •7o) se auscultaron sibilancias bilaterales. Dieciséis casos (31 %) presentaron diversos grados de hipocratismo digital, gene119
ARCHIVOS DE BRONCONEUMOLOGIA. VOL. 21. NUM. 3. 1985
TABLA I
Distribución por edad y sexo
Edad
en
años
Número de casos
0-9
10-19
20-29
30-39
40-49
50-59
60-69
Total
Femenino
Masculino
1
11
0
2
2
2
0
0
2
8
12
3
10
5
1
43
TABLA II
Estudio de la mecánica respiratoria (51 casos)
Parámetro
Capacidad pulmonar total
Capacidad vital
Distensibilidad pulmonar dinámica
Distensibilidad pulmonar estática
Distensibilidad pulmonar especifica
Presión de retracción elástica
Promedio* D.E.
64,9 ±
42,1 ±
24,2 ±
32,5 ±
58,9 ±
162,6 ±
17,8
20,4
20,0
30,0
30,0
58,1
* Valores referidos al 100 % comparados con normales.
raímente relacionado con el tiempo de evolución
del padecimiento (más de un año) y la presencia de
cierto grado de fibrosis.
Estudio radiológico de tórax. En la radiografía
de tórax se observaron cuatro tipos de imágenes
anormales:
a) Imagen en vidrio despulido en el 13 % (figura 1).
b) Micronodular en el 44 °7o (fig. 2).
c) Reticulonodular en el 32 % (fig. 3).
d) Reticular en el 11 % (fig. 4).
Este último tipo de imagen se apreció principalmente en pacientes con más de un año de evolución, y en los que ya había fibrosis en el estudio
morfológico. En todos los casos se apreciaron signos de hipertensión arterial pulmonar.
Pruebas de función respiratoria. Todos los pacientes menos uno presentaron el clásico patrón
restrictivo descrito previamente19'20, caracterizado
por una disminución de volúmenes y capacidades
junto con una disminución de la distensibilidad
pulmonar estática, dinámica y específica, y un
incremento de la presión de retracción elástica
(tabla II).
El 55 % de los pacientes presentó alteraciones
funcionales de la vía aérea pequeña con una velocidad de flujo de 25 (que valora el paso de aire en
vías menores de 2 mm de diámetro) de 53,7 ±
18,9 %. El estudio del volumen de isoflujo corroboró estos resultados21.
Cabe destacar que un paciente (masculino de 26
años), presentó alteraciones predominantes de las
vías aéreas tanto centrales como periféricas, con
moderadas modificaciones de tipo restrictivo. El
sujeto no tenía antecedentes de tabaquismo ni de
bronconeumopatia obstructiva crónica.
La gasometría arterial en reposo mostró hipoxemia en el 87 °7o de los pacientes, una PaC>2 promedio de 44,6 ±11,2 mmHg (normal*: 70 ± 3
mmHg). Una cuarta parte de estos pacientes presentaron exacerbación de la hipoxemia en más de
7 mmHg con el ejercicio. En el 13 % de los casos se
observó una PaC>2 en reposo normal en el momento de su internamiento, pero todos ellos presentaron hipoxemia con el ejercicio.
Investigando los mecanismos responsables de
esta hipoxemia, se encontró que en más del 90 %
de los casos se debía a alteraciones de la relación
ventilación-perfusión, ya sea por la presencia de
cortocircuitos con una Pa02 de 298,5 ± 55 mmHg,
respirando oxígeno al 100 °7<i (normal*: > 400
mmHg) o por distribución irregular del aire inspirado, con relación espacio muerto funcional-aire
corriente en reposo de 48,9 ± 12,8 % (normal: 3034 •7o). Este último parámetro se corregía parcial o
totalmente con el ejercicio (35,2 ± 9 %). Dos pacientes que no tenían modificaciones en la relación
ventilación-perfusión presentaban hipoxemia de
reposo, que se incrementaba con el ejercicio en
más de 7 mmHg, sugiriendo un trastorno de la difusión.
En 25 de los 51 casos se estudió la presión alveolar de O 2 (PAC>2) lo que permitió obtener la diferencia alvéolo-arterial de 02. Esta se encontró
aumentada en todos los casos con un promedio de
39,9 ± 12 mmHg (normal: 10-15 mmHg).
El 5 % de los pacientes presentó moderada hipocapnea con un promedio de PaC02 de 24 ± 1,4
mmHg (normal*: 30 ± 2 mmHg). De manera inte* Ciudad de México: 2.240 metros de altitud.
120
42
M. SELMAN LAMA ET AL.—ALVEOLITIS ALÉRGICA EXTRÍNSECA. RETROSPECTIVA Y PERSPETIVA
TABLA III
Frecuencia de antigenos HLA en 22 pacientes
(estudio de población abierta)
ALELO
Chi2
P
rr*
B15
DR7
4,17
7,55
< 0,005
< 0,001
3,85
6,13
* riesgo relativo.
resantes, el 20 % de los pacientes mostró una ligera elevación de la PaCC>2 (37,7 ±3,8 mmHg) que
tendía a corregirse en el ejercicio y probablemente
se relacionaba con la distribución irregular del aire
inspirado durante el reposo.
Lavado bronquioalveolar. En la última década,
se ha usado extensivamente el lavado broncoscópico subsegmentario para estudiar poblaciones celulares y proteínas, tanto
para propósitos clínicos
como de investigación22 24.
Nosotros realizamos este estudio inicialmente en
18 pacientes con alveolitis alérgica extrínseca y
comparamos los resultados con aquellos obtenidos
de individuos portadores de fibrosis pulmonar
idiopática y normales25. Los hallazgos distintivos
de los pacientes con AAE, fueron un incremento de la IgM en la mitad de los casos y un aumento
porcentual de los linfocitos. Sin embargo, en los 12
casos de esta serie se presentó una gran variación
en el tipo de célula que se encontraba aumentada
(linfocitos, neutrófilos, linfocitos más neutrófilos,
linfocitos y algunos eosinófilos).
Estudio seroinmunológico.
a) Anticuerpos específicos.
El estudio de anticuerpos anti-antigeno aviario,
juega un papel muy importante en el conjunto de
pruebas clínicas y paraclínicas que permiten hacer
el diagnóstico. En este sentido hemos observado
que la inmunodifusión radial, prueba usada comúnmente en el laboratorio, da con frecuencia resultados falsos negativos por ser altamente dependiente de las concentraciones relativas de antígenoanticuerpo (la concentración sérica de anticuerpos
varía considerablemente de paciente a paciente), y
falsos positivos por halos de precipitación inespecífica.
En nuestra experiencia, dos técnicas resultaron
más útiles, la doble difusión y la inmunoelectroforesis, esta última con la ventaja de que informa del
número de proteínas aviarias reconocidas por el
paciente.
El uso combinado de ambas pruebas permitió la
detección de anticuerpos específicos en todos los
casos.
b) Inmunoglobulinas, complejos inmunes y auto
anticuerpos.
43
En 23 pacientes se realizó cuantificación de inmunoglobulinas, encontrándose un aumento de
IgG en 18 casos y de IgA e IgM en nueve casos
cada una respectivamente.
En 17 pacientes se investigó por nefelometría la
presencia de complejos inmunes circulantes y en
todos ellos fue positiva y a títulos muy elevados
(> 10 mg/ml). Sin embargo, no se observó una disminución de C3 que sugiriera consumo del complemento.
De manera interesante, el 56 % de estos sujetos
presentaba factor reumatoide positivo y a diluciones superiores a 1:32. Los anticuerpos antinucleares determinados por inmunofluorescencia
fueron negativos en todos los casos.
c) Regulación de la respuesta inmune.
En los últimos 10 pacientes hemos estudiado la
actividad supresora inducida por Concanavalina A
en células mononucleares circulantes usando técnicas de cocultivos. Nuestros resultados indican
que un alto porcentaje de los pacientes (8 de 10)
presentan una disminución estadísticamente significativa de la actividad supresora (36,5 ± 20,5 vs.
67,1 ± 14,6; p < 0,05), lo que sugiere que modificaciones en la regulación de respuesta inmune preceden y/o acompañan a la hiperreactividad humoral y celular característica de este padecimiento.
Estudio genético. El análisis de los antígenos del
sistema principal de histocompatibilidad (HLA) en
22 pacientes mostró un incremento estadísticamensignificativo de los fenotipos HLA-B15 y DR7
(tabla III), con un riesgo relativo de 3,85 y 6,13 respectivamente. El estudio de 6 familias, que incluyó
un paciente y tres a cuatro generaciones de sujetos
sanos por familia, no mostró ningún haplotipo
característico que distinguiera al paciente de sus familiares sin enfermedad.
-Estudio morfológico. En 15 pacientes (29 %)
fue necesaria la biopsia pulmonar para confirmar
el diagnóstico. Aunque recientemente ha ganado
popularidad la biopsia transbronquial, en nuestra
experiencia la biopsia a cielo abierto sigue siendo
el mejor método disponible para el estudio morfológico de las enfermedades intersticiales del
pulmón26.
Los hallazgos histológicos más característicos
fueron el de inflamación intersticial de predominio mononuclear y la presencia de macrófagos de
citoplasma espumoso en los espacios alveolares.
A pesar de que la literatura reporta en una alta
proporción de los casos estudiados una reacción
granulomatosa, éste no parece ser el caso en la alveolitis inducida por antígeno aviario, tanto en
nuestra experiencia como en la de otros colegas
(Ruy Pérez Tamayo, comunicación personal).
En una cuarta parte de los casos se apreció depósito anormal de colágena. En ninguna biopsia se
observó la presencia de vasculitis ni cuerpos
121
ARCHIVOS DE BRONCONEUMOLOGIA. VOL. 21. NUM. 3. 1985
birrefringentes con la luz polarizada, y los cultivos
para bacterias, mycobacterias y hongos fueron negativos.
Discusión
La alveolitis alérgica extrínseca está constituida
por un heterogéneo grupo de enfermedades pulmonares que presentan como característica común el
ser inducida por una partícula orgánica.
En este trabajo reportamos nuestros hallazgos
obtenidos en el estudio de 51 casos con AAE inducida por antígeno aviario.
En términos generales nuestros resultados son similares a los reportados en la literatura, y los rasgos comunes que permitieron el diagnóstico fueron
los siguientes: a) Antecedentes de exposición a palomas; b) Disnea de esfuerzo progresiva; c) Estertores crepitantes y subcrepitantes diseminados en
ambos campos pulmonares; d) Alteración funcional restrictiva pura o predominante; e) Hipoxemia de reposo o normoxemia con hipoxemia en el
ejercicio; f) Imágenes nodulares o reticulonodulares en la radiografía de tórax, sin adenopatía hiliar
o enfermedad pulmonar localizada; g) Anticuerpos
circulantes contra antígeno de palomas; h) Mejoría
parcial al suprimir la exposición al antigeno aún en
ausencia de tratamiento con corticoesteroides;
i) Alteraciones morfológicas de AAE que llenan
los criterios clásicamente aceptados27; j) Exclusión
por datos clínicos, de laboratorio o morfológicos
de otra enfermedad que pudiera dar una lesión intersticial pulmonar similar.
Sin embargo, en nuestra serie hemos observado
algunas características que creemos es conveniente
destacar.
En nuestro medio esta enfermedad presenta una
gran predilección por el sexo femenino15. De los 51
casos reportados 43 fueron mujeres (84 %) fenómenos que no hemos encontrado analizado en la literatura extranjera. De manera interesante hemos
observado en los dos últimos años una relación
causa-efecto entre el puerperio y la aparición de la
enfermedad (manuscrito en preparación).
Estos resultados sugieren que modificaciones
hormonales con cambios en el umbral de sensibilidad inmunológica pueden ejercer algún efecto
coadyuvante en la susceptibilidad a adquirir esta
entidad nosológica.
Por otro lado, existe el consenso casi unánime de
que los sujetos que desarrollan alveolitis alérgica
extrínseca presentan una «susceptibilidad particular» a la inhalación de polvos orgánicos. Esta susceptibilidad puede ser genética o adquirida y
explicaría al menos parcialmente el porqué no todos los individuos en contacto con un agresor orgánico (antígeno aviario en este caso) desarrollan
la enfermedad.
En este sentido, existen varios reportes en la literatura28-31 que intentan asociar al complejo princi122
pal de histocompatibilidad con dicha susceptibilidad. Sin embargo, los resultados han sido contradictorios y poco concluyentes.
Nuestro grupo está estudiando este marcador genético, utilizando la técnica de microcitotoxicidad
de Terasaki, con dos estrategias diferentes; por un
lado, a través de estudios familiares y, por otro, en
población abierta. Los resultados preliminares obtenidos en 22 pacientes y seis familias sugieren que
la enfermedad en México parece asociarse con los
fenotipos HLA-B15 y HLA DR7.
No hemos encontrado ningún haplotipo característico que distinga al paciente de sus familiares sin
enfermedad, aunque son necesarios un mayor número de pacientes y familias para llegar a una
conclusión definitiva. En este mismo contexto, un
conjunto de fenómenos que ha despertado gran interés entre nosotros, es el incremento del fenotipo
HLA-B15 (asociado con enfermedades autoinmunes, poblaciones caucásicas), factor reumatoide
positivo a títulos muy elevados (similares a los que
se encuentran en artritis reumatoide) y disminución de la actividad supresora (reportada en varios
padecimientos autoinmunes).
Aunque estos resultados deben ser analizados
con prudencia, sugieren en términos generales, que
fenómenos autoinmunes pueden estar jugando un
papel en la patogénesis de la enfermedad, por lo
menos en un grupo de pacientes.
Otro hallazgo de interés fue encontrar un enfermo en el que la obstrucción de la vía aérea fue predominante. Este hecho poco frecuente ya ha sido
descrito previamente32 y sugiere que ocasionalmente la vía aérea puede ser el blanco del conflicto inmunopatológico y que la exposición a antigeno
aviario debería ser considerada en pacientes con
enfermedad obstructiva crónica de etiología desconocida.
En relación a los lavados bronquioalveolares, a
pesar de que nuestros hallazgos iniciales demostraban que la presencia de IgM y un incremento porcentual en los linfocitos apoyaban con claridad el
diagnóstico de AAE, el estudio en esta serie sugiere
que la situación no es tan clara y existe una gran
superposición de relaciones celulares en diferentes
enfermedades intersticiales del pulmón.
En este sentido, será necesario un número muy
significativo de casos para valorar con exactitud la
utilidad de este estudio en el diagnóstico, seguimiento y pronóstico de este tipo de enfermedades.
Finalmente, es conveniente destacar que en el
25 % de los casos biopsiados se encontraron datos
morfológicos y en algunos de ellos bioquímicos33
de fibrosis, lo que demuestra que ésta no es una enfermedad inocente como se consideró inicialmente,
ya que algunos pacientes pueden evolucionar de
manera implacable a la fibrosis intersticial difusa
y pulmón terminal aún en ausencia del antigeno
agresor34.
44
M. SELMAN LAMA ET AL.—ALVEOLITIS ALÉRGICA EXTRÍNSECA. RETROSPECTIVA Y PERSPETIVA
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123
NOTAS CLÍNICAS
HAMARTOMAS CONDROMATOSOS
PULMONARES
J. SALAS MOLINA*, A. CANO SÁNCHEZ**, P. LÓPEZ PUJOL***
y C. PERA MADRAZO****
Servicio de Anatomia Patológica. Departamento de Cirugía.
Ciudad Sanitaria Reina Sofía. Córdoba.
Los autores describen dos casos de hamartomas pulmonares intraparenquimatosos. Se analizan sus características clínicas y anatomopatológicas, realizando una
breve referencia bibliográfica y se describen las diversas
teorías histogenéticas. Su diagnóstico necesita la colaboración histopatológica, y su tratamiento adecuado es la
resección más económica posible.
Arch Bronconeumol 1985; 21:124-126
Introducción
El hamartoma pulmonar es un tumor benigno
poco frecuente que nace de la pared bronquial.
McDonaId, Harrigton y Clagett en 1945' encuentran hamartomas en el 0,25 % de 7.972 necropsias revisadas. Spencer2, en 1977, afirma que
sus componentes tisulares siguen el plan general de
desarrollo y puede alcanzar variable grado de madurez y capacidad funcional.
En el presente trabajo describimos dos casos de
hamartoma pulmonar intraparenquimatoso, que
hemos recibido en los últimos años en nuestro Servicio de Anatomía Patológica.
Observaciones
Caso 1. MCB, de 76 años de edad, varón, que tres años antes
de acudir a este hospital presentó cuadro neurológico con crisis de pérdida de la conciencia, reapareciendo dicho cuadro espontáneamente en varias ocasiones durante este periodo de
tiempo. Se diagnostica de enfermedad del seno.
En la radiografía de tórax se observó una sombra redonda de
2 cm de diámetro en el lóbulo inferior izquierdo (fig. 1). La
tomografia de tórax revelaba una densidad en el segmento VI
del lóbulo inferior izquierdo, bien demarcado del pulmón adyacente y no calcificado. Con el diagnóstico de nodulo benigno
pulmonar se procedió a toracotomia posterolateral izquierda,
practicándose enucleación de la tumoración.
Estudio anatomopatológico de la pieza resecada: Macroscópico: Se remite una tumoración nodular que mide 1,5 cm de
Pulmonary chondromatous hamartomas
The autors describe two cases of intraparenchimatosus
pulmonary hamartomas. Their clinical characteristics
and pathological anatome were analyzed, making a brief
bibliographical referance and describing the various hystogenetic theories. The diagnosis needed hystopathological collaboration and its adequate treatment was the
most economic resection possible.
diámetro mayor. Su superficie externa es lobulada y de coloración blanco-rosada. Al corte, se encuentra constituida por un
tejido blanco-grisáceo de aspecto cartilaginoso y consistencia
firme, separado por tractos gelatinosos de coloración grisácea.
Microscópico: Neoformación constituida por grandes nidos de
cartílago hialino, rodeados por variable cantidad de tejido
fibroadiposo. En la periferia y confluencia de varios nodulos
existen áreas más amplias de tejido conectivo, que se encuentra
surcado por espacios de luces irregulares revestidas por un epitelio, que en unas áreas es pseudoestratificado cilindrico y en
otras monoestraficado cúbico o incluso aplanado.
Caso 2. ADM, de 67 años de edad, que ingresa por un cuadro
catarral acompañado de fiebre elevada, malestar general, somnolencia, obnubilación, disnea de reposo, tos y expectoración
de aspecto mucopurulento. Tiene estertores en ambas bases pulmonares. Hace 2 6 3 años presentó cuadros repetidos catarrales
con escasa expectoración, febrícula y malestar general.
En la radiografía de tórax, tras la resolución de su cuadro inicial, se observó un nodulo solitario en base derecha posterior,
de contornos nítidos y sin calcificaciones (fig. 2). Con el diagnóstico de nodulo solitario pulmonar se procede a toracotomia
póstero-lateral derecha y enucleación de un nodulo en lóbulo inferior derecho.
Estudio anatomopatológico. Macroscópico: Se recibe nodulo
de tejido de 1,8 cm, de diámetro máximo, de superficie externa
lobulada y coloración blanquecina. Al corte, está constituido
por un tejido de aspecto cartilaginoso, alternando con otro
blanco-amarillento y calcificado, conteniendo una cavidad
central con material de aspecto mucoide. Microscópico: Tumoración constituida por tejido cartilaginoso, hialino, calcificado,
separado por tejido fibroadiposo que incluye hendiduras y quistes revestidos por epitelio monoestratificado de células cúbicas.
Estas hendiduras corren periféricamente paralelas al tejido pulmonar adyacente.
Discusión
Recibido el 12-4-1984 y aceptado el 28-11-1984.
* Médico Adjunto. Anatomía Patológica.
** Médico Residente. Radiología.
*** Jefe de Sección. Cirugía Pulmonar.
•••• Jefe de Departamento. Cirugía General.
124
Albrecht3 fue el primero, en 1940, en usar el término hamartoma en orden a describir una malformación del hígado caracterizada por una disposi46
J. SALAS MOLINA ET AL.—HAMARTOMAS CONDROMATOSOS PULMONARES
ción anormal de sus tejidos. Dos años más tarde,
Hart4 describe éste en el pulmón. Desde entonces,
ha habido mucho desacuerdo en cuanto a su nomenclatura. Se han usado términos tales como
condroadenoma, hamartocondroma, lipocondroadenoma, fibroadenoma de pulmón, hamartoma condromatoso, bronquioma y tumor mixto del
pulmón.
Este tumor es más frecuente en varones y puede
aparecer entre la quinta y sexta década de la vida,
localizado principalmente en el parénquima pulmonar. La incidencia del hamartoma condromatoso endobronquial es del 19,5 % 5 .
El hamartoma condromatoso puede localizarse
en el bronquio principal (endobronquial) o en el
parénquima pulmonar (intrapulmonar), con englobamiento tardío de las estructuras bronquiolares.
Ha habido en el pasado gran contraversia en la literatura con respecto a la relación entre los tumores
que tienen cartílago endobronquial y los intrapulmonares5; pero en la actualidad hay buena evidencia de que se trata de dos formas de un mismo
tumor, constituidas por los mismos tejidos, y que
difieren sólo por su sitio de origen5. No existe predilección por ninguna parte del pulmón6. Todos
los casos de hamartoma pulmonar múltiple descritos carecen de tejido cartilaginoso7.
Generalmente, el hamartoma parenquimatoso
no produce síntomas, cuando aumenta de tamaño,
y comprime el parénquima adyacente. Sin embargo, cuando es suficientemente grande puede obstruir un bronquio, causando atelectasia y neumonitis. En este caso pueden concurrir tos, hemoptisis,
dolor costal y fiebre. Los pacientes con una lesión
endobronquial, preferentemente, presentan fiebre
y hemoptisis.
Histológicamente, la variedad de hamartoma
periférico está compuesto por los mismos elementos mesodermales y epiteliales que el tipo endobronquial. No obstante, los tumores endobron49
quiales tienen relativamente menos cartílago y más
grasa que las lesiones parenquimatosas y, escasas,
menos complejas hendiduras epiteliales8. Con respecto a la evolución, hay que decir que es benigna.
No obstante, en raras ocasiones se han descrito
transformaciones malignas, como en el caso estudiado por Poulse, Jacobsen y Francis9, en el que la
malignización ocurrió en el componente epitelial.
El origen de los hamartomas condromatosos no
es claramente conocido. Las teorías etiológicas
postuladas y revisadas por Hodges10 son entre
otras: 1) malformación congénita; 2) hiperplasia
de las estructuras normales; 3) respuesta a la inflamación; 4) neoplasia.
El diagnóstico definitivo de hamartoma condromatoso parenquimatoso sólo es posible, generalmente, después de toracotomia. No obstante, es
preciso insistir en la importancia que tiene la
radiología como método diagnóstico. Así, las calcificaciones que con frecuencia se observan en los
hamartomas, constituyen el dato radiológico más
significativo que ayuda a diferenciarlo de carcinoma u otro tipo de tumores.
La forma de tratamiento es la extirpación quirúrgica. A causa de la facilidad con que estas lesiones son enucleadas, éste es el procedimiento más
usado en los hamartomas periféricos. Para aquellos de localización endobronquial, la extirpación
es por broncotomía o broncoscopia. Una vez extirpados, estos tumores no recurren.
125
ARCHIVOS DE BRONCONEUMOLOGIA. VOL. 21. NUM. 3. 1985
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50
NOTAS CLÍNICAS
BRONQUIOLITIS OBLITERANTE
EN UNA PACIENTE AFECTA
DE ARTRITIS REUMATOIDE
C. PAREDES ARRANZ, J.L. CARRETERO SASTRE, M. BLANCO CABERO,
F. DEL CAMPO MATÍAS, L. RODRÍGUEZ PASCUAL, M. PUYO GIL
y M^C. VELASCO FERNANDEZ
Sección de Neumología. Servicio de Medicina Interna.
Hospital de la Seguridad Social Rio Hortega. Valladolid.
Se presenta un caso de artritis reumatoide asociada a
enfermedad pulmonar obstructiva con características
propias y diferentes a las descripciones clásicas de bronconeumopatias en el curso de la artritis reumatoide. Tal
entidad debe tenerse en cuenta en el diagnóstico diferencial de las complicaciones broncopulmonares de estos
pacientes.
Bronchiolitis obliterans in a patíent
with rheumatoid arthritis
Arch Bronconeumol 1985; 21:127-130
A case of rheumatoid arthritis (RA) with associated
cardiopiilmonary obstruction is reported. Characteristics
differed from those classically described for bronchopulmonary disorders in patients with RA. Bronchiolitis obliterans shouid be included in the differential diagnosis for
patients with RA and bronchopiilmonary disturbances.
Introducción
Observación
Clásicamente se describen diversas alteraciones
pleuropulmonares asociadas a artritis reumatoide
(AR) que adoptan distintas formas anatomoclínicas: afectación pleural, fibrosis intersticial difusa, nodulo reumatoideo, arteritis pulmonar, síndrome de Caplan, neumonitis, así como una mayor incidencia de infecciones broncopulmonares1.
Recientemente ha aparecido en la literatura una
nueva entidad en relación con la AR denominada
bronquiolitis obliterante (BO), es una enfermedad
caracterizada anatomopatológicamente por una
obstrucción completa o parcial de los bronquiolos
por tejido de granulación intraluminar y fibrosis
peribronquial2. Clínicamente se manifiesta como
disnea progresiva con escasa tos y espectoración y
desde el punto de vista funcional presenta una obstrucción severa al flujo aéreo.
La aparición de bronquiolitis obliterante en el
curso de artritis reumatoide, constituye una asociación relativamente infrecuente; sólo se han
descrito 18 casos en la literatura mundial3, y hasta
el momento no tenemos constancia de tal asociación en la literatura nacional. Pensamos por
tanto que el caso que aportamos es de gran interés
científico y puede ser el primero publicado en
nuestra literatura.
Se trata de una paciente de 40 años de edad, que entre sus antecedentes personales
destaca el estar diagnosticada de AR clásica seropositiva4 y síndrome de Sjogren, de 12 años de evolución, tratada con antiinflamatorios y esferoides de forma intermitente, sin antecedentes de enfermedad respiratoria previa, tabaquismo, ni exposición a gases, humos industriales ni polvo.
Nunca fue tratada con sales de oro ni penicilamina.
Retrospectivamente relata la enferma historia de tres años de
evolución caracterizada por episodios de disnea sibilante, que
no remiten completamente con la administración de broncodilatadores y esferoides, requiriendo en más de una ocasión ingreso
hospitalario por cuadro de agudización de su proceso bronquial.
Cuando la vemos por primera vez, refiere aumento de su disnea que se ha hecho de pequeños-mínimos esfuerzos en los últimos tres meses, sin tos ni expectoración, con ausencia de fiebre
y dolor torácico. Al momento del ingreso no presentaba brote
agudo de poliartritis.
A la exploración física mostraba una TA de 130/80 mmHg,
FC de 100 l.p.m., y T" de 37 °C, palidez de piel y sequedad de
mucosas, sin cianosis ni acropaquias. A la auscultación pulmonar, se escuchaban estertores crepitantes básales bilaterales, sibilancias inspiratorias y espiratorias generalizadas, asi como un
crujido de tono alto mesoinspiratorio («squeak») en región
anterior de ambos hemitórax que dejaba de oírse tras varias inspiraciones profundas. En las extremidades, se apreciaba la existencia de deformidades en articulaciones interfalángicas proximales de manos y pies, con limitación de la movilidad y presencia de nodulos subcutáneos en codos.
Analíticamente era de destacar una VSG de 59/104 mm, siendo el resto de los parámetros hemocitométricos normales.
Bioquímicamente presentaba unos valores de glucosa, urea,
creatinina, triglicéridos, colesterol, GOT, OPT, bilirrubina T,
fosfatasa alcalina e iones dentro de la normalidad. Látex:
1/5.120, Waaler Rose: + + + , ANA: +, anticuerpos anti-
Recibido el 6-6-1984 y aceptado el 7-10-1984.
51
127
ARCHIVOS DE BRONCONEUMOLOGIA. VOL. 21. NUM. 3. 1985
TABLA I
Resultados de los estudios de función pulmonar
Test
Julio 1980
Sept. 1982
Nov. 1983
FVC (ce)
FEV| (ce)
FEVi/FVC (Vo)
FEF 25-75 % (1/s)
FRC (ce)
RV (ce)
TLC (ce)
RV/TLC (%)
DLCO (SB)
ml/min/mmHg
KCO (DLCO/VA)
Pa0¡ (mmHg)
PaCO¡ (mmHg)
pH
D2 (A-a) PO; (mmHg)
1.652(44)
1.516(40)
794 (27)
(52)
0,30 (9)
3.235 (124)
2.729 (230)
4.245 (88)
64(25)
1.256(33)
574 (20)
(46)'
0,15 (4)
3.394 (130)
2.927 (245)
4.183(87)
70 (25)
951 (32)
(57)
0,35 (12)
2.326 (89)
1.895 (162)
3.547 (74)
81 (25)
21 (83)
6,70
72
33
7,45
27
19 (76)
7,63
66
39
7,39
26
—
65
42
7,38
23
Entre paréntesis ( ) unidades y % del valor estimado.
DNA: (—), fenómeno LE: (—). Proteínas totales 8 g <V« (albúmina 42,2 Vo, alfa 1 globulina 3,4 Vo, alfa 2 globulina 7,9 Vo,
beta 9,1 Vo, gamma 35,1 '7o, IgM 560 mg %, IgG 1.760 mg Vo,
IgA 811 mg Vo). Alfa 1 anti-tripsina normal.
Estudio de coagulación normal. Análisis de orina y sedimento normales.
En las muestras de esputo procesadas, no se hallaron gérmenes ni bacilos ácido alcohol resistentes.
Radiológicamente se observaba un tórax con signos de hiperinsuflación pulmonar, sin otras anomalías significativas. En
la gammagrafia de perfusión pulmonar con albúmina marcada
por Te", mostraba múltiples defectos de la perfusión en ambos
campos pulmonares.
Con respecto a las pruebas funcionales respiratorias se evidenció la existencia de una insuficiencia ventilatoria mixta, en la
que predominaba el componente obstructivo, sin signos de atrapamiento aéreo acompañante y con una difusión del monóxido
de carbono (DLCO) ligeramente disminuida. Se realizaron
pruebas broncodilatadoras, no obteniéndose mejoría significativa (tabla I).
La gasometría arterial mostraba inicialmente una hipoxemia
leve, sin hipercapnia con un gradiente alveoloarterial ligeramente elevado. En la tabla I se especifican los controles de función
pulmonar realizados a la enferma a lo largo de tres años de seguimiento.
La fibrobroncoscopia reveló un árbol bronquial de morfología normal. Se practicó biopsia transbronquial, obteniéndose
diversos fragmentos de parénquima pulmonar, que anatomopatológicamente se caracterizaban por la presencia de bronquiolos
128
respiratorios de cuya superficie epitelial emergen hacia la luz,
unas masas palipoideas de tejido fibroso inflamatorio. Este tejido está en relación con la lámina propia de la pequeña vía respiratoria, acompañándose de elementos inflamatorios mononucleares (fig. 1). El infiltrado intersticial es poco significativo y
no hay fibrosis manifiesta. En los conductos alveolares se observan algunas masas similares, que se extienden ocupando espacios alveolares y aparecen a veces cubiertos por epitelio bronquiolar (fig. 2).
Discusión
Desde la descripción inicial de Geddes en 1977
de pacientes afectos de artritis reumatoide, en los
que se desarrollaba una obliteración rápidamente
progresiva de la vía aérea en ausencia de patología
pulmonar previa2, han venido apareciendo de forma regular nuevas publicaciones que confirman
que la asociación entre artritis reumatoide y bronquiolitis obliterante es más frecuente de lo que pudiera atribuirse al azar.
La BO es un término descriptivo para un proceso inflamatorio fibrosante que ocluye la luz de los
bronquiolos. Histológicamente se caracteriza por
una obstrucción bronquiolar completa o parcial
por tejido de granulación intraluminal, y fibrosis
peribronquiolar, con erosión del epitelio2-5'7.
Desde el punto de vista etiológico existe una
amplia variedad de procesos que pueden producir
BO. Así, desde antiguo, en los niños se ha relacionado con enfermedades producidas por virus
(influenza, sincital, micoplasma, etc.)2'5'6'8, siendo
raramente diagnosticada en individuos adultos; si
bien en estos últimos se ha descrito asociada a la
inhalación de humos tóxicos, vapores de amoniaco, etc6'7'9. Más recientemente se ha ampliado el
espectro etiológico de la BO en adultos, describiéndose en relación con diversas enfermedades
como colagenosis, neumonía focal organizada,
neumonía en parches, reacciones alérgicas, miastenia gravis y otras enfermedades autoinmunes. Es52
C. PAREDES ARRANZ ET AL.—BRONQUIOLITIS OBLITERANTE EN UNA PACIENTE AFECTA
DE ARTRITIS REUMATOIDE
pecial atención ha merecido su relación con la ingesta de medicamentos como penicilamina y sales
de oro'0-14.
Los síntomas clínicos de la BO son relativamente
inespecíficos, destacando la presencia de disnea
progresiva, tos y expectoración escasa. Semiológicamente en algunos casos puede escucharse a la
auscultación pulmonar un crujido mesoinspiratorio típico, «squeak»2. La radiografía de tórax puede ser normal o presentar diversas alteraciones tales como signos de hiperinsuflación pulmonar o infiltrados básales2'14'15.
Funcionalmente el dato más característico es la
existencia de una obstrucción severa y progresiva
al flujo aéreo, con incremento marcado del volumen residual y de la capacidad residual funcional,
si bien estos datos no son absolutamente patognomónicos. Así Gosink15, describe un patrón restrictivos en algunos enfermos de su serie, mientras que
otros autores como Geddes, Dale o Murphy, reportan junto a una obstrucción del flujo aéreo, la
existencia de un incremento del volumen residual
con una capacidad pulmonar total normal. La difusión del monóxido de carbono suele ser normal
o ligeramente disminuida, y en este último caso, la
53
corrección de la difusión por el volumen alveolar
(DLCo/VA) es normal. Gasométricamente se observa, en general, una hipoxemia leve sin hipercapnia.
El diagnóstico de BO se basa fundamentalmente
en la sospecha clínica y las pruebas funcionales respiratorias. La confirmación anatomopatológica es
difícil, tanto in vivo como postmortem, dado que
la obliteración es parcheada y difusa2'9'".
Nuestra paciente afecta de un cuadro de artritis
reumatoide y síndrome de Sjügren de larga duración, sin antecedentes de patología pulmonar previa, ni historia de tabaquismo, presentaba un
cuadro de disnea progresiva de tres años de evolución que no había mejorado a pesar del prolongado tratamiento broncodilatador y esteroideo, que
la obligó en repetidas ocasiones a requerir ingreso
hospitalario. Semiológicamente destaca a la auscultación pulmonar la existencia de un crujido mesoinspiratorio («squeak») muy característico de esta enfermedad, que aunque no pudo se registrado
fonográficamente, fue apreciado por diversos observadores.
Funcionalmente nuestra enferma presentaba
una obstrucción severa al flujo aéreo que se acompañaba de la disminución de la capacidad vital,
aumento del volumen residual, encontrándose la
capacidad pulmonar total y la difusión del CO en
los límites bajos de la normalidad. Evolutivamente
el deterioro de la enferma ha sido progresivo presentando en septiembre 82 y noviembre 83 una
marcada disminución de los flujos espiratorios con
franco aumento del volumen residual y la capacidad residual funcional. La enferma en los controles realizados presentó en todo momento una capacidad pulmonar total en los límites inferiores de la
normalidad, con disminución de la capacidad vital, que en nuestro caso hemos atribuido a una posible restricción toracógena, secuente a su enfermedad reumatoidea. Gasométricamente presentaba la
enferma una hipoxemia leve, alteraciones mínimas
en el grado de variación del gradiente alveoloarterial, lo que sugiere un aumento progresivo de la
PCÜ2, sin que en nuestro caso llegara a niveles de
hipercapnia. En la gammagrafía de perfusión se
evidenciaron múltiples defectos de perfusión que
coinciden con los hallazgos de la serie publicada
por Geddes2. No se demostraron eosinófilos en
sangre ni en esputo.
Se han invocado mecanismos inmunológicos por
depósicos lineales de inmunoglobulinas en las paredes alveolares y bronquiales8'" en la etiopatogenia de la BO. Nuestra enferma tenia un aumento
de IgM, pero no se realizó inmunofluorescencia
por escasez de muestras en la biopsia transbronquial. Esta alteración inmunológica parece hacer al
tejido bronquiolar especialmente susceptible a diversas noxas (virus, infecciones y gases). La evolución de la BO en la serie de Geddes2, era rápidamente progresiva en menos de un año, sin embar129
ARCHIVOS DE BRONCONEUMOLOGIA. VOL. 21. NUM. 3. 1985
go, en otras descripciones posteriores se describen
casos de evolución crónica6'9. Nuestra paciente
lleva más de tres años de evolución pareciendo
corresponder a este último grupo.
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.54
NOTAS CLÍNICAS
ABORDAJE TRANSESTERNAL
DE FÍSTULA POSTNEUMONECTOMIA.
A PROPOSITO DE DOS CASOS
M. CARBAJO CARBAJO, F.J. ORTEGA MORALES, M. HERNÁNDEZ ALONSO
y W. TORRE BUXALEU
Cirugía Torácica. Hospital Nacional Marqués de Valdecilla.
Santander.
Se presentan dos casos de fístula broncopleural postneumonectomia con dehiscencia total de la sutura, tratadas quirúrgicamente a través de esternotomia media al
mes y los 26 meses de la neumonectomia.
La indicación es excepcional pero presenta entre otras
las siguientes ventajas: se aborda el bronquio por tejido
sano, es una cirugía radical y mejoría subjetiva inmediata.
Arch Bronconeumol 1985; 21:131-133
Introducción
La fístula broncopleural constituye una de las
más importantes complicaciones en la cirugía de la
exéresis pulmonar, pues produce una gran morbilidad y aumenta significativamente la mortalidad
postoperatoria. Con la disminución de la cirugía
en la Tbc su número ha decrecido; pero sigue planteando los mismos problemas terapéuticos que
planteaba hace años.
Su tratamiento es muy diverso, y se ha recurrido
a procederes tales como:
a) Drenaje torácico cerrado o abierto', dejando que la fístula cierre espontáneamente.
b) Tratamientos endoscópicos por electrocoagulación o cauterización por nitrato de plata.
c) Sutura directa de la fístula asociada a toracoplastia.
d) Abordaje directo del muñón fistuloso por
vía transpleural.
e) Plastias musculares asociadas o no a toracoplastias.
f) Abordaje del muñón bronquial fistuloso por
esternotomia.
Se han obtenido resultados dispares con todas y
cada una de dichas técnicas.
Comunicamos nuestra experiencia en dos casos
de dehiscencia bronquial completa postneumonectomía, a los que se les practicó una sección y suRecibido el 6-6-1984 y aceptado el 7-10-1984.
55
Transsternal approach for post-pneumectomy
fístulas. Two case reports
The authors present two cases of bronchopleural fístula following pneumectomy, in which the sutures became
totally dissolved. Medical stemotomy was performed for
repair of the fístulas at one month and 26 months after
pneumectomy. The transstemal approach offers severa!
advantages: the bronchial tree is approached through healthy tissue, surgery is radical and there is immediate
subjective improvement.
tura del muñón bronquial por vía esternal; y siendo ésta una intervención de indicación excepcional, consideramos que puede ser interesante el
tenerla en mente a la hora de decidir la actitud terapéutica ante una fístula broncopleural postneumonectomía.
Técnica
En ambos pacientes se realizó la misma técnica
operatoria según la descrita en 1963 por Perelman
y Buguslavskaya2, pero modificada en cuanto a la
vía de acceso.
Con el paciente en decúbito supino, se practica
una esternotomia media, apertura del pericardio
hasta su reflexión en la aorta ascendente, ampliación del espacio cavoaórtico por medio de cintas tractoras que rodeen a aorta ascendente, cava y
arteria pulmonar derecha, con lo que queda expuesta la bifurcación tráqueo-bronquial (fig. 1).
Se rodea con cintas tractoras la tráquea y bronquio principal derecho, que servirá para exponer
mejor el origen del muñón bronquial izquierdo.
Una vez expuesto, se introduce la grapadora mecánica (fig. 2) y se sutura en el mismo origen bronquial, sección del bronquio, extracción de la grapadora y cierre del fragmento bronquial distal con
puntos de Prolene 00.
Nosotros pensamos que la sutura medial con
grapadora es más fácil y más segura, debido a la
131
ARCHIVOS DE BRONCONEUMOLOGIA. VOL. 21. NUM. 3. 1985
profundidad y estrechez del campo operatorio.
También creemos que el abordaje del muñón bronquial izquierdo por la izquierda de la aorta ascendente dificulta en gran manera el acceso a él, siendo preferible el acceso por la derecha de la aorta
ascendente.
Observaciones clínicas
Caso 1: Paciente de 48 años con carcinoma epidermoide
pobremente diferenciado en la lingula.
132
Se le interviene el 9-1-81, realizándosele neumonectomia izquierda y toilette ganglionar. La sutura bronquial se hace con la
grapadora mecánica.
Cursa alta el 22 de enero de 1981, reingresando cuatro dias
después con fiebre alta y expectoración purulenta, presentando
una crisis asfíctica por vómica del contenido pleural con lo que
se establece el diagnóstico de fístula broncopleural. Se instaura
toracostomia cerrada y posteriormente abierta (12 de diciembre
de 1981), se pone en evidencia una dehiscencia total del muñón
bronquial.
Durante dos años la cavidad de neumonectomia se va reduciendo y epitelizando, no asi la fístula bronquial, que persiste
con un diámetro de más de 1 cm, que produce afonía e infecciones bronquiales y pleurales de repetición; por ello, reestudiamos al paciente y ante la negatividad de las exploraciones, se
le interviene el 25-II-83, realizándose a través de esternotomia,
sección y sutura del muñón bronquial. Intraoperatoriamente todas las biopsias fueron negativas.
Se consiguió el cierre de la fístula, pero en las curas posteriores presentaba crisis tusígenas muy intensas que desaparecían
con anestesia tópica del muñón debido quizás a ramas bronquiales del vago no seccionadas, sin que en ningún momento
presentara aspiraciones del liquido de lavado.
La evolución posterior ha sido muy favorable, ya que han desaparecido las infecciones de repetición, presenta una potencia
de voz normal y ha recuperado el peso que tenia antes de la neumonectomia.
Caso 2: Paciente de 53 años con carcinoma epidermoide cavilado en el segmento 6 izquierdo al que se le interviene el 22-X-82
practicándosele neumonectomia izquierda con sutura del bronquio con Etiflex-0.
Reingresa el 16-XII-82 por presentar hemoptisis, fiebre y malestar general. Radiológicamente se observa una disminución
del nivel hidroaéreo, en la broncoscopia se confirma una fístula
broncopleural.
56
M. CARBAJO CARBAJO ET AL.—ABORDAJE TRANSESTERNAL DE FÍSTULA POSTNEUMECTOMIA.
A PROPOSITO DE DOS CASOS
A pesar de instaurar toracostomia cerrada, el paciente no mejora de su cuadro séptico, y comienza con disnea de mínimos esfuerzos, taquipnea y afonía debido al gran escape aéreo a través
de la fístula broncopleurocutánea, que aumenta a pesar de las
medidas conservadoras, por lo que se decide realizar el cierre de
la fístula.
El 14-1-83 se practica sutura mecánica y sección bronquial según la técnica de Abruzzini por vía transesternal a través de la
ventana aortocava, con cierre del muflón distal.
El paciente mejora de forma muy importante causando alta
con la fístula cerrada para curas ambulatorias de su toracostomia, la cual se ha ocluido parcialmente, sin que haya existido recidiva de la fístula hasta el momento de esta revisión.
Discusión
Las causas de fístula broncopleural postresección pulmonar son múltiples: enfermedad del muñón, devascularización del muñón por disección
excesiva, infección pleural, defectos de técnica en
el cierre del muñón y muñón bronquial largo; fue
esto último, el factor común en los dos pacientes
aquí presentados (fig. 3), aunque el material de sutura fue diferente: grapadora mecánica en uno y
material sintético trenzado irreabsorbible en el
otro.
Ante una fístula broncopleural existen unas medidas básicas y urgentes que se han de tomar una
vez hecho el diagnóstico. Posteriormente en cuanto a la oclusión de la fístula se han descrito distintos procederes terapéuticos en función de que la
fístula sea precoz o tardía, exista o no infección, y
el calibre de la fístula. Si la fístula es de pequeño
calibre, en ocasiones se consigue ocluirla con pequeños medios: electrocoagulación, cauterización
y pegamento tisular3 o bien cierra espontáneamente. Pero si existe una dehiscencia total de la sutura,
se precisará procederes quirúrgicos que estarán en
función de la longitud del muñón; si ésta es pequeña se han descrito distintas técnicas mioplásti49
cas, omentoplásticas y toracoplásticas
' , pero si
existe un muñón largo Abruzzinni10 y Perelman2,
describieron de forma independiente la sección y
sutura a nivel traqueal del muñón bronquial, técnica que hemos realizado modificada, en nuestros
dos pacientes al mes y a los 26 meses respectivamente de la neumonectomía, sin que existieran dificultades técnicas insalvables en el segundo paciente, a pesar del fibrotórax que presentaba. Si
bien la indicación de la técnica se describe habitualmente como excepcional y sobre todo cuando
57
se trata de pacientes neumonectomizados por cáncer broncopulmonar, pensamos, a pesar de nuestra
reducida experiencia, que este criterio puede ser
reconsiderado en el momento actual, y tener en
cuenta esta técnica a la hora del tratamiento de las
dehiscencias bronquiales, por los siguientes motivos:
1. La esternotomia es poco traumática, bien
tolerada y tiene rápida recuperación.
2. El abordaje transesternal del muñón, la sección y la sutura se realiza en tejido sano.
3. Es una cirugía radical.
4. Disminuye la morbilidad, pues el tratamiento de la cavidad de neumonectomía es más fácil sin
fístula que con ella.
5. Mejoría subjetiva inmediata con recuperación de la potencia de la voz y disminución de las
infecciones bronquiales de repetición.
6. Los otros procederes plásticos obligan en
ocasiones a sucesivas intervenciones y prolongan el
disconfor del paciente.
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133
NOTAS CLÍNICAS
ASPERGILOSIS PULMONAR INVASIVA
POR ASPERGILL US FUMIGA TUS
EN UN PACIENTE NO INMUNODEPRIMIDO
J. DURAN CANTOLLA, F. ZURBANO GOÑI, R. AGÜERO BALBIN, L. BORDERIAS CLAU,
J. TERAN SANTOS, C. QUEIPO CORONA y J. BARRIO SOTO
Sección de Neumologia. Servicio de Neumologia y Cirugía Torácica.
Hospital Marqués de Valdecilla. Santander.
A propósito de un caso clínico, se comenta la aspergilosis pulmonar invasiva y su escasa frecuencia en personas aparentemente sanas, asi como los pasos que llevan
al diagnóstico y los aspectos más importantes del tratamiento.
Como conclusión, insistimos en la necesidad de pensar
en esta entidad, no sólo en pacientes inmunodeprimidos,
sino también en aquellos que presentan fiebre e infiltrados pulmonares que no responden adecuadamente a los
antibióticos. Particularmente, cuando se detectan aspergillus en los estudios microbiológicos, aunque aparentemente su respuesta inmune sea normal.
Arch Bronconeumol 1985; 21:134-136
Introducción
La aspergilosis pulmonar invasiva es una neumonitis necrotizante producida por hongos del
tipo aspergillus, que se caracteriza por la proliferación de hifas en el parénquima pulmonar e invasión micótica de la vascularización pulmonar, con
producción de infartos hemorrágicos'. La mayoría
de los casos están producidos por Aspergillus fumigatus, A. flavus y A. niger1, afectando fundamentalmente a pacientes con inmuno y mielosupresión3 5 siendo la segunda causa, después de la candida, de micosis invasiva en pacientes inmunodeprimidos6'7.
A pesar de haberse aislado sólo ocasionalmente,
revisando la literatura se encuentran casos de aspergilosis pulmonar invasiva en pacientes no inmunocomprometidos8.
Presentamos un caso de aspergilosis pulmonar
invasiva en un paciente no inmunodeprimido.
Observación clinica
Paciente de 68 aflos de edad, agricultor-ganadero, entre cuyos antecedentes personales presenta únicamente un episodio de
Recibido el 10-7-1984 y aceptado el 18-12-1984.
134
Invasive pulmonary aspergillosis caused
by Aspergillus fumigatus in
a non-immunosuppressed patient
The aulhors present a case of invasive pulmonary aspergillosis, an infectious disease but rarely seen in apparently healthy individuáis. A discussion of the diagnostic
and therapeutic features is included and it is recommended that the entity shouid be suspected when patients
with fever and pulmonary infiltrates —whether immunosuppressed or not— show a poor response to antibiotic
therapy and in particular when aspergillus organisms are
found in cultures even thought the immune response is
apparently normal.
neumonía a los 20 años, con buena resolución. Bebedor de 50
g/día de etanol y fumador de 5 cigarrillos/día. Sin otros antecedentes personales ni familiares de interés.
Previamente bien y haciendo una vida autónoma y activa, 20
días antes de su ingreso presenta un cuadro de malestar general,
dolorimiento en punta de costado derecho, sin características
pleuriticas, tos y expectoración purulenta, no maloliente y que
en ocasiones fue hemoptoica, fiebre de hasta 38 °C y escalofríos, junto con disnea a medianos esfuerzos y cuadro constitucional con astenia, anorexia y pérdida de 10 kg de peso. Fue tratado ambulatoriamente con antibióticos, sin experimentar
mejoría, por lo que ingresa el 25-1-81.
En la exploración física destacaba: TA 120/80; frecuencia
cardiaca 100/min; T" 38 °C; frecuencia respiratoria 20/min. Se
auscultaban estertores crepitantes gruesos, tanto inspiratorios
como espiratorios, en ambos hemitórax. Apreciándose una hepatomegalia, no dolorosa y de superficie lisa, a 4 cm bajo el
reborde costal derecho.
Datos complementarios: Hto, 43,1 %; Hb 14,6 g/dl; leucocitos 13.200 con 88 % segmentados, 8 % cayados, 2 Vo linfocitos
y 2 Vo monocitos; VSG 89 a la primera hora. Gasometría arterial (Fi 02 0,21); PC>2 48; PC02 38; pH 7,43; Ex. B. + 3. Mantoux 100 u. PPD: 6 mm de induración; Látex (—); Ci 145
mg/dl; ANA (—); AMA (—); IgG 1.430 mg/dl; IgA 303 mg/dl;
IgM 166 mg/dl. ECO: ritmo sinusal sin datos a destacar. RX tórax: imagen de condensación no homogénea en segmento apical
y posterior del lóbulo superior derecho.
En principio se valoró el cuadro como una neumonía con insuficiencia respiratoria severa. Iniciándose tratamiento con penicilina G Na iv a dosis de 1.200.000 UI/día y oxigenoterapia, a
pesar de lo cual el paciente no experimentó mejoría.
Al 6.° día del ingreso se realizó una punción transtraqueal aspirativa, iniciándose tratamiento con penicilina a dosis millonaria y un aminoglucósido, sin que se evidenciara mejoría clínica
58
J. DURAN CANTOLLA ET AL.—ASPERGILOSIS PULMONAR INVASIVA POR ASPERGILLUS FUMIGATUS
EN UN PACIENTE NO INMUNODEPRIMIDO
alguna, sino una clara progresión del cuadro infeccioso general
y radiológico, con aparición de cavitaciones de pared gruesa
(fig. 1). Los hemocultivos, cultivos de esputo y aspirado transtraqueal en medios aerobio? y anaerobios, asi como la tinción
de ZiehI-Neelsen, fueron repetidamente negativos aislándose
únicamente Aspergillus fumigatus en el aspirado transtraqueal.
Se mantuvo el tratamiento antibiótico de amplio espectro durante siete días. En el día 13 del ingreso se realizó una broncofibroscopia, que reveló una morfología normal del árbol bronquial. En el cultivo de hongos del aspirado bronquial se aislaron
Aspergillus fumigatus y Candida albicans.
En este periodo los estudios serológicos realizados por doble
difusión en agar fueron positivos para el antigeno somático y
metabólico de Aspergillus fumigatus y el antigeno metabólico
de la Candida albicans. Los estudios realizados por contrainmunoelectroforesis fueron positivos para el antigeno somático y
metabólico del Aspergillus fumigatus.
Ante el progresivo deterioro clínico del paciente y la repetición de los cultivos, todos ellos positivos para el Aspergillus fumigatus, se sospechó la presencia de aspergilosis pulmonar invasiva (API) iniciándose tratamiento con anfotericina B el día
15 del ingreso, la dosis de mantenimiento fue de 0,75 mg/kg/
día. Se objetivó mejoría clínica, debiendo no obstante, suspender la medicación por la aparición de una insuficiencia renal cuando se llevaba administrada una dosis acumulativa de
510 mg.
Una vez recuperada la función renal, se reinstauró el tratamiento, presentándose múltiples problemas con el mantenimiento de la vía parenteral, que el enfermo pierde con frecuencia. A pesar de lo cual se llega a una dosis acumulativa de anfotericina B de 2.187 mg el 24-4-81, objetivándose en ese periodo
una importante mejoría clínica y radiológica (fig. 2).
La aparición de una nueva tromboflebitis secundaria a venoclisis, asi como la imposibilidad de conseguir una buena vía
en la extremidad contralateral, junto con el hecho de la persistencia de Aspergillus fumigatus en el esputo y las imágenes
radiológicas, nos decidieron a tomar una vía yugular para instaurar venoclisis, presentando el paciente inmediatamente des-
59
pués de la técnica un cuadro de hipotensión brusca y hemiplejía
derecha, que se valoró como secundario a embolia, que afectaba al territorio de la arteria cerebral media izquierda (en la maniobra se evidenció punción arterial carotidea). Con posterioridad el cuadro neurológico empeoró progresivamente, el paciente desarrolló una sobreinfección por Staphylococcus aureus,
infección gastrointestinal por Salmonella enteritidis e infección
urinaria por Citrobacfer fraeundi, permaneciendo en estado comatoso y séptico hasta su fallecimiento el día 14-5-81.
Los hallazgos necrópsicos fueron: aspergilosis pulmonar invasiva por Aspergillus fumigatus que producía bronconeumonía crónica abcesificada en el pulmón derecho a nivel del lóbulo
superior y medio y en el pulmón izquierdo en el lóbulo inferior.
Trombos murales en las ramas de la arteria pulmonar izquierda
—tromboembolismo pulmonar—. Infarto cerebral en el hemisferio izquierdo en el territorio de la arteria cerebral media y
otros hallazgos sin interés. No se evidenció extensión extrapulmonar de su aspergilosis.
Discusión
Las diferentes especies de aspergillus son contaminantes ubicuos del medio ambiente, con bajo
potencial invasor para huéspedes normales'•2'8 por
lo que, la aspergilosis pulmonar invasiva se da preferentemente en pacientes que por una u otra
causa, tienen comprometido su sistema inmune 35 .
Así, en las enfermedades hematológicas malignas,
tratamientos con altas dosis de esferoides, quimioterapia con citostáticos, trasplante renal, médula
ósea o cardíaco9. Considerándose clásicamente
que, en este grupo de pacientes, la presencia de
fiebre, infiltrado pulmonar y la no respuesta al tra135
ARCHIVOS DE BRONCONEUMOLOGIA. VOL. 21. NUM. 3. 1985
tamiento antibiótico, debe hacernos sospechar la
presencia de una enfermedad por hongos. Esto,
que es válido en pacientes inmunodeprimidos,
en nuestra opinión, debe ser tenido en cuenta en
aquellos pacientes cuya respuesta inmune es normal, como el caso presentado, en el que todos los
parámetros inmunológicos estaban dentro de la
normalidad.
La sospecha de que se trataba de una aspergilosis pulmonar invasiva, surgió al aislarse aspergillus
en el aspirado transtraqueal, junto con la falta de
respuesta al tratamiento antibiótico y la progresión
del cuadro radiológico, así como la repetición de
los cultivos, todos ellos positivos para Aspergillus
fumigatus, siendo negativos el resto de los estudios
bacteriológicos.
Se sabe que entre el 10 y el 25 % de los pacientes
con aspergilosis pulmonar invasiva, presentan diseminación extrapulmonar en la autopsia7, dato
que no confirmamos en nuestro paciente.
El tratamiento extensamente aceptado, se basa
en la utilización de anfotericina B1'2'10'11 sola o en
asociación con otros preparados como rifampicina'' 2 , fluorocitosina2 e incluso tetraciclinas2, teniendo aun poca experiencia con estas asociaciones
terapéuticas.
La aspergilosis pulmonar invasiva puede tratarse
con éxito, incluso en pacientes con inmunosupresión2-6 dependiendo de la rapidez en el diagnóstico
y el inicio temprano del tratamiento. Nosotros iniciamos el tratamiento en el día 15 del ingreso, con
lo que el paciente experimentó una mejoría clínica
y radiológica objetivable. Desafortunadamente, la
aparición de una complicación yatrogénica ensombreció el pronóstico, apareciendo posteriores
complicaciones infecciosas, que concluyeron con el
fallecimiento del enfermo. Un año después tuvimos un nuevo caso de aspergilosis pulmonar invasiva en un paciente aparentemente sano de 82 años
de edad, que se recuperó «ad integrum» con el tratamiento de anfotericina B rifampicina, del que estamos pendientes de publicación.
136
Como conclusión, pensamos que la aspergilosis
pulmonar invasiva es una enfermedad que ocurre
con mayor frecuencia de lo que clásicamente se ha
pensado y en la cual, no sólo debemos pensar ante
pacientes que tienen comprometido su sistema inmune, sino también en aquellos, aparentemente sanos, que presentan un infiltrado neumónico que no
responde a los antibióticos, especialmente en la senectud y ante cualquier prueba microbiológica y/o
serológica que indique la presencia de aspergillus.
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60
NOTAS CLÍNICAS
PSEUDOTUMOR INFLAMATORIO
PULMONAR (FIBROXANTOMA)
E. CANALIS ARRAYAS, E. IGLESIAS GARCÍA-, C. CANGA GONZÁLEZ**,
F. ALVAREZ CARREÑO***, C. HERNÁNDEZ ORTIZ y A. ROIG VERGE
Sección de Cirugía Torácica.
Servicio de Anatomía Patológica*. Servicio de Radiología**.
Sección de Neumologia***. Hospital Ntra. Sra. de Covadonga.
Oviedo.
Los autores describen un caso de fibroxantoma pulmonar, tumor benigno de escasa incidencia. Su evolución, como nodulo pulmonar solitario asintomático
e indiagnosticado, conocido desde hacia siete aftos, fue
favorable hasta que tras un embarazo reciente creció rápidamente convirtiéndose en una masa, en situación apical del lóbulo inferior derecho, con fuerte expresión
clínica: tos, hemoptisis, osteoartropatía hipertrófica pulmonar. Tras la resección, la paciente está asintomática.
Se comentan los detalles clínicos, anatomopatológicos y
pronósticos de este raro tumor, en el contexto de la literatura revisada.
Arch Bronconeumol 1985; 21:137-139
Introducción
Los tumores broncopulmonares benignos son
poco frecuentes cuando se compara su incidencia y
las del cáncer y las lesiones inflamatorias del pulmón. Representan entre el 4 y el 13 97o de toda la
patología tumoral broncopulmonar, según las
fuentes que se consulten. De acuerdo con todas
las series y revisiones publicadas, los más frecuentes de entre ellos son, con mucho, los adenomas, si
bien su carácter «benigno» es más que discutible,
seguidos de los hamartomas'.
Existen tumores cuya incidencia porcentual es,
por exigua, difícilmente cuantificable, caracterizados por la proliferación localizada y benigna con
predominio de células plasmáticas, con la presencia de elementos reticuloendoteliales y formas plasmocitoides intermedias. Aunque
a menudo han
sido designados pseudotumores1 o pseudotumores
inflamatorios, otros autores han preferido el término granuloma de células plasmáticas3, si bien
éste no provee información sobre la naturaleza
esencial de la lesión, prestándose a confusión con
el plasmocitoma, tumor maligno que nada tiene
que ver con los pseudotumores inflamatorios.
Recibido el 4-9-1984 y aceptado el 7-11-1984.
65
Inflammatory pulmonary pseudotumor
Pulmonary fibroxanthoma is an infrequently seen benign tumor. In the case described below, it developed as
a non-diagnosed, solitary pulmonary nodule which remained symptom free for seven years. Following childbirth it rapidly became a large mass at the apex of the
right lower lobe with clinical symptoms which included
cough, hemoptysis and hypertrophic pulmonary osteoarthropathy. Resection of the mass elicited a favourable
response and the patient remains symptom free. The pertinent literature is reviewed and the clinical and anatomopathological features and prognosis for this rare tumor discussed.
Pueden estar presentes otros tipos celulares, generalmente en menor proporción, por ejemplo células mononucleares con grasa en su citoplasma, debido a lo
cual se han usado los términos de histiocitomaí, xantoma, fibroxantoma y xantogranuloma. Para añadir confusión al uso indistinto de todos estos términos, consideremos la aplicación del
término pseudotumor al hemangioma esclerosante
y al pseudolinfoma cuando son entidades distintas
a las que nos ocupan.
Dadas las escasas revisiones y casos publicados
tanto por autores españoles4-7 como extranjeros,
consideramos de interés comunicar el de una paciente diagnosticada de fibroxantoma pulmonar en
nuestro hospital.
Observación clínica
Mujer de 37 años, no fumadora, alérgica a la penicilina.
Amigdalectomizada a los 5 años. Salmonelosis a los 30 años.
Vive en medio rural; contacto doméstico con perros. Cuatro
embarazos y panos eutócicos. Desde hace siete años, diagnosticada de nodulo pulmonar solitario en lóbulo inferior derecho;
seguía control mediante radioscopia anual, sin que su médico
objetivara cambios en las características del nodulo hasta la actualidad.
Seis meses antes de su ingreso, inmediatamente después del
último parto, empieza a aquejar poliartralgias en las cuatro
137
ARCHIVOS DE BRONCONEUMOLOGIA. VOL. 21. NUM. 3. 1985
Fig. 3, a) Abundantes células plasmáticas, siempre acompañadas de elementos mesenquimales de aspecto histiocitario. h) Zona de celularidad
predominantemente fibroblástica, en la que deslaca la escasa colagenizaclon; en estas áreas las células plasmáticas son escasas, c) Acumulo de histiocitos espumosos, rodeados por una densa celularidad polimorfa.
Fig. 1. Radiografía posleroanlerior, en la que la masa pulmonar aparece en campo medio de hemilórax derecho.
Fig. 2. Proyección lateral, que sitúa la lesión a nivel posterior, correspondiendo a segmento apical del lóbulo inferior.
extremidades, sin signos inflamatorios, y parestesias en ambas
manos, que son pasajeras, sin una distribución neurológica
concreta, y sin que la paciente explique cambios vasomotores ni
relación con causas desencadenantes. También sufre febrícula
vespertina; tanto los cuadros álgicos como la fiebre ceden con
ácido acetiisalicilico. Durante el mes anterior a su ingreso presenta tos productiva, ocasionalmente hemoptoica, lo que motiva que acuda a revisión por su patología conocida de nodulo
pulmonar. Dicho nodulo ha pasado a ser una masa, con las
138
características radiológicas que se describen al pie de las figuras 1 y 2, lo que justifica su ingreso para diagnóstico y tratamiento en nuestro hospital.
En la exploración llama la atención una marcada acropaquia,
siendo el dedo más patológico el índice de la mano derecha, con
un ángulo hiponiquial de 197°. Discreta disminución del murmullo vesicular y matidez a la percusión en la mitad posteroinferior de hemitórax derecho. Resto de la exploración física,
normal.
Hemograma, bioquímica de sangre y orina, pruebas de
coagulación, electrocardiograma y funcionalismo pulmonar,
dentro de la normalidad. Intradermorreacción de Mantoux y
pruebas serológicas para hidatidosis y aspergilosis, negativas.
En la serie ósea no se aprecian imágenes sugestivas de metástasis ni otra patología osteoarticular. Ecografia abdominal, sin
hallazgos patológicos.
Examen seriado de esputos, para bacteriología y citología, sin
resultados positivos.
Exploración fibrobroncoscópica dentro de la normalidad, excepto distorsión bronquial a nivel de bronquio segmentario apical del lóbulo inferior.
Se efectúa toracotomia lateral derecha, hallando tumoración
localizada en segmento apical del lóbulo inferior, esférica, de
unos 8 cm de diámetro, delimitada por una fina cápsula. Tras
su punción, se comprueba la ausencia de liquido en su interior.
Se lleva a cabo una exéresis completa de la misma, mediante
segmentectomia atipica, estando indemne el resto del lóbulo
inferior. El resultado del examen anatomopatológico intraoperatorio, que concuerda con el definitivo, es de pseudotumor
inflamatorio (fibroxantoma) pulmonar, cuyos detalles histopatológicos describimos al pie de la figura 3 y discutimos más adelante.
No se observó crecimiento en los cultivos de tejido patológico
en medios estándar ni en los enriquecidos para bacilos de Koch
y hongos.
Desde la resección, la paciente no ha vuelto a sufrir dolores ni
parestesias, ni tampoco hipertermia. Hemos objetivado incluso
una regresión de la acropaquia, pasando a ser el ángulo hiponiquial del Índice de la mano derecha de 190° a los dos meses de la
intervención.
Comentarios
Este tipo de tumoración benigna suele debutar
como hallazgo radiológico casual de un nodulo o
masa pulmonar, y mucho más raramente de un infiltrado. En caso de haber síntomas, la tos es el
más frecuente, seguido de la expectoración hemop66
E. CANALIS ARRAYAS ET AL.—PSEUDOTUMOR INFLAMATORIO PULMONAR (FIBROXANTOMA)
toica y el dolor torácico. En nuestra paciente se
dieron los dos primeros.
Antes del nuestro se han descrito solamente dos
casos con hipocratismo digital8. Aunque no encontramos signos de periostitis en huesos largos
desde el punto de vista radiológico, podemos
hablar de una forma incompleta de osteoartropatía
hipertrófica pulmonar, por la presencia de poliartralgias que han desaparecido tras la intervención y acropaquia que también tiende a resolverse.
Creemos de interés subrayar algunas de las características histológicas de este tumor, que permitieron su diagnóstico de acuerdo con criterios previamente establecidos9:
1) La diversidad celular en diferentes áreas del
tumor. En algunas zonas —las más numerosas— el
predominio es de células plasmáticas, aunque en
todo lugar están acompañadas por células de aspecto fibrohistiocitario. Este último rasgo y la
ausencia de atipia en los plasmocitos distinguen a
esta lesión del verdadero plasmocitoma.
2) La presencia de acentuado pleomorfismo
entre las células mesenquimales, que varían desde
las que poseen grandes núcleos vesiculosos hasta
los pequeños núcleos redondeados de histiocitos
típicos, pasando por células de aspecto fibroblástico. También se aprecian algunas mitosis. A pesar
de estos hallazgos, el polimorfismo y la buena diferenciación celular de muchas zonas sugieren benignidad.
3) Ninguno de los campos estudiados sugiere
apariencia hemangiopericítica. En estudios ultraestructurales publicados sobre este tipo de tumores, se describe la presencia de pericitos, junto con
fibroblastos, miofibroblastos, histiocitos y células
mesenquimales primitivas o indiferenciadas10.
4) La existencia de áreas de necrosis y de infiltración por polimorfonucleares.
5) La encapsulación por gruesas bandas de colágena parcialmente hialinizadas.
La causa del pseudotumor inflamatorio de pulmón en desconocida. La posibilidad de una patogénesis determinada inmunológicamente debe tenerse en cuenta en cualquier lesión que contenga
gran número de células plasmáticas. En nuestro
caso, se detectó un crecimiento acelerado de un nodulo pulmonar, pasando a ser incluso sintomático,
inmediatamente después de un embarazo. En cual-
67
quier caso, sigue sin explicarse por qué no experimentó cambios el nodulo durante o después de embarazos anteriores, quedando igualmente en la oscuridad el mecanismo desencadenante o favorecedor de su progresión.
El pronóstico es excelente, máxime cuando se ha
llevado a cabo una resección total del tumor. Dado
que se han observado resoluciones totales de masas
correspondientes a ese tipo de lesión que habían
sido biopsiadas pero no extirpadas, se ha propuesto que estos tumores no son subsidiarios de resección, o bien ésta debe ser lo más conservadora posible, siempre que haya certeza diagnóstica garantizada por una biopsia satisfactoria2. En nuestro
caso se cumplió mediante la toracotomía la doble
finalidad diagnóstica y terapéutica, con poco sacrificio de parénquima pulmonar sano, pues se llevó a
cabo una segmentectomía atípica del segmento apical del lóbulo inferior derecho, donde estaba localizada la tumoración.
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139
NOTAS CLÍNICAS
QUISTE TIMICO MEDIASTINICO
R. CAMESELLE-, C. MARTÍNEZ VÁZQUEZ, S. POMBO, B. VILLOCH,
J. QUINTANA, A. PENA y J. OLIVER**
Servicio de Medicina Interna. Hospital Xeral. Vigo.
Los autores presentan un caso de quiste timico en
adulto. Comentan sus aspectos histológicos y clínicos para acabar recomendando como método diagnóstico y terapéutico la exéresis del mismo.
Arch Bronconeumol 1985; 21:140-141
Introducción
Los quistes tímicos como causa de tumoración
mediastinica, son un hallazgo infrecuente. En una
revisión de 1.064 tumores mediastínicos, realizada
en la Clínica Mayo', en sólo 19 casos se realizó
dicho diagnóstico. La reciente oportunidad de estudiar una tumoración mediastinica de este tipo,
nos motiva a su publicación.
Mediastinal thymic cyst
A thymic cyst in an adult is reported. The histológica)
and clinical features are reviewed and exéresis of the cyst
is recommended as the diagnostic and therapeutic
method of choice.
e irregular. La pared es fibrosa, con abundantes calcificaciones.
Dicha pared, microscópicamente corresponde a tejido fibroso
escasamente celular, muy colagenizado e hialinizado, con calcificaciones, sin revestimiento epitelial. La superficie luminal está
cubierta en su mayor parte por granulomas de colesterol y material necrótico. Periféricamente al quiste y firmemente adherido
a su pared, se observan restos de tejido timico atrófico con presencia de corpúsculos de Hassall. En múltiples cortes histológicos a diferentes niveles de la pieza, no se han encontrado estructuras neoplásicas (fig. 2).
El curso clínico de la paciente tras la intervención es satisfactorio.
Observación clínica
Se trata de una mujer de 58 años de edad, sin antecedentes de
interés, que presenta, desde 5 años antes, dolorimiento a nivel
infraescapular derecho, con irradiación a axila homolateral, sin
relación con los movimientos respiratorios, pero si con el ejercicio. Ingresa por exacerbación de su sintomatologia. No se recoge ningún otro dato de interés, siendo la exploración física absolutamente normal.
La analítica demuestra: VSG 19; leucocitos 8.000 con 49 Vo
polinucleares, 42 % linfocitos, 4 Vo mononucleares y 5 % eosinófilos; hematíes 4.920.000; Hb 14,9; VCM 87; CHCM 34. Las
constantes de SMA-8, glucosa, urea, GOT, GPT, fosfatasa alcalina, pruebas de coagulación, proteinograma y sedimento urinario son normales.
La radiografía de tórax muestra una imagen nodular de 8 cm
de diámetro aproximado, que borra la silueta cardiaca derecha,
con densidad homogénea y calcificaciones periféricas (fig. 1).
No se aprecia modificación con respecto a un control radiográfico practicado dos años antes.
La TAC de tórax, define dicha imagen como tumoración
quistica de contenido homogéneo con calcificaciones en su pared. Tras administración de contraste intravenoso no se aprecia
variación alguna.
Se practicó toracotomia con exéresis de la tumoración. Esta,
macroscópicamente, muestra una superficie externa abollonada
de coloración blanquecino-parduzca. En cortes seriados, se observa una cavidad quistica multicelular, de contenido amorfo,
deleznable, pardo-amarillento y superficie interna deslustrada
Recibido el 4-12-1984 y aceptado el 5-12-1985.
* Servicio de Cirugía General y Digestivo.
*• Servicio de Anatomía Patológica.
140
68
R. CAMESELLE ET AL.—QUISTE TIMICO MEDIASTINICO
tis3, si bien, en la mayoría de las ocasiones, es un
hallazgo casual de la radiografía de tórax3. Nuestra
paciente debutó con dolor atípico torácico, como
se ha señalado en otras ocasiones'.
La edad en que se realizó el diagnóstico en este
caso es inhabitual. La mayoría se diagnostican en
edades inferiores a los 30 años5, si bien se han
descrito también en edades superiores a la de
nuestra paciente3.
Por último, queremos indicar que no existe ninguna prueba diagnóstica de este proceso, excepto
el estudio histológico del mismo. Recientemente se
ha descrito la transformación maligna de un quiste
tímico6, en un paciente asintomático. Por estos
motivos, al igual que otros autores7, consideremos
que la pauta diagnóstica y terapéutica a seguir, es
la exéresis del tumor.
Comentarios
BIBL10GRAFIA
Los quistes tímicos pueden clasificarse como:
inflamatorios, neoplásicos y de origen congénito2.
Los caracteres histológicos, en el presente caso,
nos llevan a catalogarlo dentro del último grupo.
El timo se origina en la faringe primitiva y en su
desarrollo embriológico desciende hasta el interior del tórax. No es sorprendente por tanto, que
los quistes tímicos congénitos puedan encontrarse
desde el ángulo mandibular hasta el diafragma.
Generalmente están revestidos por epitelio de tipo
escamoso, aunque la ausencia del mismo, como
ocurría en nuestro caso podría explicarse por el desarrollo de una hemorragia intraquistica masiva3.
Los pacientes con quistes tímicos mediastínicos
pueden presentarse con variedad de síntomas: disfagia4, parálisis del nervio recurrente5, pericardi-
73
1. Wychulis AR, Payne WS, Clagett OT, Woolner LB. Surgical treatment of mediastinal tumors: a 40 years experience.
J Thorac Cardiovasc Surg 1971; 62:379-291.
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3. Me Cafferty MH, Bahnson HT. Thymic cyst extending
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141
RADIOGRAFÍA DEL MES
CASO PROBLEMA
J.M. MATA DUASO, J. ANDREU SORIANO y M.T. CASTILLA BARAHONA
Servicio de Radiodiagnóstico. Hospital de la Sta. Cruz y San Pablo.
Barcelona.
Mujer de 48 años, sin antecedentes de interés, en
la que se realizó radiografía de tórax (fig. 1), a raíz
de un cuadro febril autolimitado.
A continuación se practicó una TC, que fue
diagnóstica (fig. 2).
Diagnóstico: aneurisma disecante de aorta
En la radiografía de tórax PA (fig. 1) se observa
un aumento de la silueta cardíaca con dilatación de
la aorta ascendente y cayado. El diagnóstic diferencial del aumento de tamaño de la aorta incluye
a la dilatación aórtica hipertensiva, estenosis o insuficiencia aórtica y el aneurisma.
En la TC con contraste se evidenció dilatación
_______
Recibido ei n-io-1984 y aceptado ei 5-12-1984.
142
aneurismática de la aorta ascendente y cayado, con
tabicación en la luz del vaso correspondiente a la
íntima despegada, con paso de contraste a ambos
lados de la misma (fig. 3). El aspecto radiológico
es patognomónico de disección aórtica, que en
este caso se extendía hasta aorta abdominal distal
(fig. 4).
Una clasificación útil, de cara al pronóstico y al
tratamiento, divide los casos en A y B, dependiendo de la afectación o no de la aorta ascendente. El
tipo A tendría peor pronóstico y sería tributario de
intervención quirúrgica inmediata, mientras que
74
J.M. MATA DUASO ET AL.—CASO PROBLEMA
La TC con contraste demuestra, no sólo la dilatación aneurismática del vaso (diámetro superior a
4 cm), sino también la disección (tabique producido por la íntima despegada, doble luz, compresión
de la luz verdadera por la falsa luz trombosada,
retraso en el paso de contraste por la falsa luz y
desplazamiento de las calcificaciones de la íntima),
así como sus complicaciones (fisuración y extravasación de sangre).
BIBLIOGRAFÍA
las disecciones tipo B tendrían una supervivencia
similar con tratamiento médico o quirúrgico.
El diagnóstico de certeza de la disección se basa
en tres exploraciones: TC, angiografía (convencional o digital) y ecografia.
75
1. Beachiey MC et al. Roentgenographic evaluation of dissecting aneurysms of the aorta. Radiology 1974; 131:617-625.
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of the thoracic aorta by conventional and dynamic CT scanning. Radiology 1980; 136:125-133.
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5. Thorsen MK et al. Dissecting aortic aneurysms. Accuracy of computed tomographic diagnosis. Radiology 1983;
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143
CARTAS AL DIRECTOR
Asma y analgésicos
TABLA II
Protocolo diagnóstico. Asma inducido por analgésicos.
Grupos de pacientes y dosis de aspirina
Sr. Director: Hemos leído con verdadero interés
la Revisión de Conjunto firmada por A. SánchezPalacios y A. Quintero de Juana: Participación de
analgésicos y colorantes en el asma bronquial
(Aren Bronconeumol 1984; 20:210-215) y, en
lineas generales, nos ha parecido que aporta datos
de gran utilidad para la adecuada orientación terapéutica de estos pacientes que, en muchas ocasiones, sufren una larga serie de accidentes medicamentosos, algunas veces evitables. Queremos exponer nuestra experiencia personal en el manejo
con este tipo de patología, a la vez que aclarar algunos puntos con los que no estamos de acuerdo.
El espectro de los accidenres medicamentosos
producidos por analgésicos es bastante amplio y
queda un tanto oscuro en la literatura. Nosotros',
recientemente y basándonos en una revisión de
6.849 historias clínicas, propusimos una clasificación que se ha mostrado útil para el adecuado diagnóstico y tratamiento de nuestros pacientes (tabla I). No todos los accidentes medicamentosos
producidos por analgésicos pueden catalogarse como idiosincráticos''2. De nuestros 32 enfermos con
shock anafiláctico por pirazolonas, 23 (71,8 %)
tenían IgE especifica frente a este grupo de analgésicos, hecho que igualmente encontramos en el
50 % de nuestros enfermos con urticaria presumiblemente desencadenada por estos fármacos.
Sin embargo, en ninguno de los 16 individuos con
asma inducido por analgésicos pudimos demostrar
la existencia de IgE específica.
Nos llama poderosamente la atención la afirmación de que aproximadamente uno de cada tres enfermos que sufren asma inducido por aspirina,
también tiene asma cuando toma tartracina.
Nosotros3 hemos realizado test de provocación con
tartracina, usando dosis de hasta 200 mg en un esTABLA I
Clasificación de los accidentes medicamentosos
producidos por analgésicos
Mecanismo patogénico
Anafiláctico
Idiosincráticos
Mecanismo inmunológico
probable (no anafiláctico)
144
Cuadros clínicos
Shock anafiláctico.
Algunas formas de urticaria.
Asma inducido por analgésicos.
Algunas formas de urticaria.
Lyell, eritema polimorfo,
S. de Stevens-Johnson, fiebre
medicamentosa, etc.
Grupo
I: han tomado aspirina en el mes
anterior al test tolerándola.
II: no han tomado aspirina en el
mes anterior al test.
III: no queda clara la relación entre sus crisis y la administración de analgésicos
IV: relación clara entre las crisis
y la administración de analgésicos.
Dosis de aspirina (mg)
62;125;250;500
Como en I.
3; 5; 7; 15; 30; 62;
125; 250; 500
No testar
(1) El intervalo entre las dosis es de 1 hora. Medimos el FEV) 30 y 60
minutos después de la administración de cada dosis. El test se completa
en 2 dias (grupos I y II) o en 3 dias (grupo III). En el primer dia administramos placebo, midiendo el FEV) a los 30 min, 1 h, 2 h, 3 h, 4 h y 5 h.
Administramos las dosis de analgésicos y de placebo en cápsulas de gelatina del mismo color y tamaño.
(2) Se suspende el cromoglicato, ketotifeno y betaeslimulantes 12 h
antes de iniciar el test.
(3) Iniciamos el test solamente si el FEV[ en situación basal es mayor
de 1.500 ce.
(4) Consideramos el test positivo cuando aparece una reducción del
FEV[ mayor del 25 % con respecto al valor basal o bien si aparece urticaria. Cuando aparece hidrorrea, estornudos, obstrucción nasal, mantenemos una via venosa y realizamos controles espirométricos más frecuentemente. En los individuos del grupo III mantenemos desde el comienzo del
test una via venosa.
tudio comparativo con placebo. De nuestros 30 pacientes con asma inducido por analgésicos, solamente obtuvimos resultado positivo en 2 (6,6 %).
Otros autores4 han encontrado incidencias del
3,9 %, e incluso Weber5 encuentra que ninguno de
sus 44 enfermos con asma inducido por analgésicos
presentaba test de provocación positivo con tartracina mediante un estudio doble ciego. La opinión
de los autores, de que se ha de eliminar la tartracina preventivamente, aunque las pruebas de provocación sean negativas, no puede mantenerse a la
luz de estos estudios3"5, puesto que no parece lógico
someter a estos individuos a una serie de restricciones alimentarias cuando el 94 % de ellos no van
a sufrir deterioro objeticvable en su función respiratoria al administrar este colorante en dosis muy
superiores a las que se encuentran en la dieta.
El diagnóstico de asma inducido por analgésicos
se realiza muchas veces por la anamnesis y, por los
motivos enumerados anteriormente, creemos que
el test de provocación con tartracina carece de utilidad para el mismo. Pero el problema se plantea
ante los casos dudosos (enfermos en que no aparece clara la relación de sus episodios de broncospasmo con la administración de analgésicos o que no
han tomado en los últimos meses ninguno de estos
fármacos). Si el diagnóstico se basa exclusivamente
en la anamnesis, el asma inducido por analgésicos
76
CARTAS AL DIRECTOR
tiene una incidencia en nuestra población asmática
del 2,46 %', mientras que, si realizamos test de
provocación con aspirina en todos los asmáticos,
ésta se eleva al 19 % 4 . Pensamos por ello, que debe
realizarse test de provocación con aspirina al menos a todos los individuos con asma bronquial intrínseco (con mayor motivo aún si presentan poliposis nasal) que no refieran episodios de broncospasmo claramente relacionados con la administración de analgésicos. Usamos para ello el protocolo
modificado de Spector" (tabla II).
L. Prieto, F. Sánchez-Toril, M.C. Morales,
J. Palop y J. Castro
Servicio de Medicina Interna.
Hospital Dr. Peset. Valencia.
77
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145
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