UNIVERSIDAD SANTO TOMÁS, SECCIONAL TUNJA FACULTAD DE DERECHO REVISTA DE DERECHO PRINCIPIA IURIS N° 12 Tunja, 2009-2 Entidad Editora Universidad Santo Tomás, seccional Tunja Director Ph.D. Ciro Nolberto Güechá Medina Editor Mg. Diego Mauricio Higuera Jiménez Número de la revista DOCE (12) SEGUNDO SEMESTRE DE 2009 Periodicidad SEMESTRAL ISSN 0124-2067 Dirección postal Centro de Investigaciones Socio-Jurídicas. Universidad Santo Tomás, Seccional Tunja. Calle 19 # 11-64. Tunja, Boyacá, Colombia. Teléfono (8) 7440404 Ext. 1024 Correo electrónico [email protected] [email protected] Diseñador Portada: Santiago Suárez Corrección de Estilo: César A. López Vega [email protected] Revisión inglés: Carlos Manuel Araque López Estudiantes Colaboradoras: María Alejandra Orjuela Ramírez y Jennifer Ayala Toca Anotación: El contenido de los Artículos es responsabilidad exclusiva de sus autores. Todos los derechos reservados, la reproducción total o parcial debe hacerse citando la fuente. Hecho el depósito legal. DIRECTIVAS INSTITUCIÓN Fray. Luis Alberto Orozco Arcila, O.P. Rector Seccional Fray Tiberio Polanía Ramírez, O.P. Vicerrector Académico Fray Érico Juán Macchi Céspedes, O.P. Vicerrector Administrativo y Financiero Fray Luis Antonio Alfonso Vargas, O.P. Decano de División COMITÉ CIENTÍFICO Ph.D. Pierre Subra de Bieusses Universidad Paris X, Francia Mg. Galo Christian Numpaque Acosta Director Centro de Investigaciones Ph.D. Pablo Guadarrama Universidad Central de las Villas, Cuba Ph.D. Carlos Mario Molina Betancur Universidad Santo Tomás, Colombia Ph.D. Ricardo Rivero Universidad de Salamanca, España COMITÉ EDITORIAL SECCIONAL PARES ACADÉMICOS INTERNOS Fray Tiberio Polanía Ramírez, O.P. Vicerrector Académico. Ph.D. Ciro Nolberto Güechá Medina. Decano de Facultad de Derecho Mg. Galo Christian Numpaque Acosta. Director Centro de Investigaciones. Ph.D. Ana Yazmín Torres Torres Docente Investigadora Facultad de Derecho Mg. Andrea Sotelo Carreño. Directora Departamento de Comunicaciones y Mercadeo. Mg. Robinson Arí Cárdenas Sierra Docente investigador Facultad de Derecho Mg. Jorge Enrique Patiño Rojas Docente investigador Facultad de Derecho Esp. Carlos Gabriel Salazar Cáceres. Docente investigador Facultad de Derecho COMITÉ EDITORIAL FACULTAD Ph.D. Ana Yazmín Torres Torres Universidad Carlos III, España. Esp. Álvaro Bertel Oviedo Docente investigador Facultad de Derecho Esp. Yenny Carolina Ochoa Suárez. Secretaria de División Ph.D. Yolanda M. Guerra García Madison University, Estados Unidos. C. Ph.D. Gloria Yaneth Vélez Pérez Universidad de Medellín, Colombia C. Ph.D. Juan Ángel Serrano Escalera Universidad Carlos III, España. PARES ACADÉMICOS EXTERNOS Mg. Robinson Sanabria. Docente Universidad Libre de Colombia C. Ph.D. Fabio Iván Rey Navas Docente investigador Facultad de Derecho Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia C. Ph.D. Gloria Yaneth Vélez Pérez Coordinadora de Investigación Universidad de Medellín, Esp. Jaime Fayath Rodríguez Asesor Jurídico departamental. CONTENIDO Editorial…………………………………………………………………..………………………..…11 Presentación …............…………….....................…………….......................................12 Sección I. Artículos de producción institucional. Conceptos sobre la responsabilidad estatal: una aproximación a la responsabilidad del Estado por actos terroristas………………………………………………...…………..16 Yolanda M. Guerra García. El derecho de marcas frente a las infracciones al derecho de la competencia…………………………………………………………………………………………..34 Fernando Arias García. Hacia un nuevo modelo de enseñanza exitosa: dogmatización fallida del derecho ………………………………………………………………………………………………..…………47 Germán Bernal Camacho y María Fernanda Murillo Delgadillo. Ecología intelectual, del sitio de producción de la teoría pura del derecho. ….………56 Carlos Alberto Pérez Gil. Derechos del enfermo derivados del consentimiento informado………………………....71 Enrique López Camargo. Estudio integrado de la legitimidad en la Corte Constitucional colombiana. ……...…86 Diego Mauricio Higuera Jiménez. Sección II. Tema Central –Punición, Análisis críticos. El principio de igualdad de armas en el sistema procesal penal colombiano a partir del acto legislativo 03 de 2002………………………………………………………………….102 Alfonso Daza González. Contravenciones comunes de policía en Colombia…………………….….………….…..130 Luís Enrique Rodríguez Gómez. Breve historia de la cárcel…………………………………………………………….…………142 Carlos Gabriel Salazar Cáceres. Concepciones y prácticas sobre la enfermedad mental en Colombia. Siglos XVI al XXI…………………………………………………………………………………………………….157 Fabián Leonardo Benavides Silva. El derecho humano al agua y las garantías para su realización………………….……180 Alfonso Daza González. Sección III. Temáticas Internacionales, Extranjeras y Comparadas. Manifestaciones del principio acusatorio: exégesis de la ley de enjuiciamiento criminal en España. ………………………………………………………………………..….…210 Juan Ángel Serrano Escalera CONTENTS Editorial…………………………………………………………………………………………….…11 Presentation. ………………………………………………………………………………..….……12 Part I. Articles of institutional production Concepts of state responsibility: an approach to state responsibility for terrorist acts ………………………………………………….……………………………………………………….16 Yolanda M. Guerra García. Trademark law against infringements of competition law…………………………………34 Fernando Arias Garcia Towards a new model of successful teaching: failed dogmatization law………………………………………………….………………………………………..…………47 German Bernal Camacho and Maria Fernanda Murillo Delgadillo. Intellectual ecology production site of the pure theory of law….…………………………56 Carlos Alberto Pérez Gil. Rights of patient informed consent from ………………………………………………..….…71 Enrique López Camargo. Integrated study of legitimacy in the Colombian Constitutional Court …..……………86 Diego Mauricio Higuera Jimenez Part II. Central topic-punishment, Critical Analysis. The principle of equality of arms in the Colombian criminal justice system from legislation in March 2002 …………………………………………………………………….…102 González Alfonso Daza. Common Violations police in Colombia ……………………………………………..………130 Luis Enrique Rodríguez Gómez. Brief history of the prison ………………………………………………………………………141 Carlos Gabriel Salazar Cáceres. Concepts and practices of mental illness in Colombia. XVI to XXI ……………………157 Fabian Benavides Leonardo Silva. The human right to water and due for completion …………………………….…………180 González Alfonso Daza. Part III. - International, Foreign and Compared subject matters. Manifestations of the adversarial principle: exegesis of the Criminal Procedure Law in Spain …………………………………………………………………………………………………………210 Juan Angel Serrano Escalera EDITORIAL Desde hace varios años, cuando el Doctor Ciro Nolberto Güechá Medina asumió la dirección de la revista institucional de la Facultad de Derecho, PRINCIPIA IURIS, se planteó como meta producir una publicación periódica que cumpliese con todos los parámetros de alta calidad, fue así como se constituyó un comité editorial con profundos conocimientos en resultados jurídicos, se instituyó un comité científico con personalidades académicas altamente reconocidas, se encargó a un editor concreto del impulso de la revista y se formalizo el perfil investigativo y científico de la revista, lo cual ha sido posible, en gran medida, gracias al rigor jurídico y la postura constructiva de los pares académicos especializados, quienes han marcado una pauta de calidad y una guía a los escritores, en desarrollo de estos planes consideramos que actualmente la PRINCIPIA IURIS se ha convertido en un espacio idóneo para la presentación de productos y divulgaciones resultados de diversos proyectos de investigación. Esto no habría sido posible sin el compromiso de todos los escritores quienes han plasmado lo mejor de su inteligencia y dedicación en estos espacios, en primer lugar cabe elogiar su formalidad, notoria en la utilización de un sistema unificado de citación, la presentación con referencias en otros idiomas (inglés y francés particularmente) y el cumplimiento oportuno de los términos editoriales. Pero más aun, es importante resaltar el compromiso de fondo en la producción de los escritos institucionales, al tratarse una Casa de Estudios consciente de su filosofía humanista los miembros del Centro de Investigaciones Socio-Jurídicas de la Facultad de Derecho de la Universidad Santo Tomás, Seccional Tunja, se han visto avocados a una actitud que permita integrar la pedagogía y la investigación con miras a la proyección social, lo cual se busca en concreto con una vocación creadora de la forma más valiosa que conoce la Academia, en el espíritu de otros. PRINCIPIA IURIS Número 12 presenta como tema central “Punición, Análisis críticos” como resultado de la línea de investigación en Derecho Humanos, Derecho Penal y Procesal Penal, esperando contribuir al debate de esta depurada e importante rama del derecho. Sabemos que aun tenemos mucho que recorrer con miras al continuo mejoramiento y construcción de ciencia jurídica, en este orden de ideas invitamos a la comunidad académica a participar en la próxima edición de nuestra revista cuyo tema central será “Problemáticas contemporáneas respecto de las relaciones con el Estado”. Diego Mauricio Higuera Jiménez Editor PRESENTACIÓN Con agrado la Facultad de Derecho de la Universidad Santo Tomás, Seccional Tunja, da a conocer a la comunidad académica, jurídica e intelectual en general, la presente edición de nuestra publicación institucional PRINCIPIA IURIS Número 12, cuyo tema central es “Punición, Análisis críticos”, como resultado de los avances obtenidos por nuestra Línea de Investigación en Filosofía Institucional y del Derecho. Desde su nacimiento en el siglo XVII el derecho penal como ciencia especifica del derecho ha mostrado un considerable avance en términos de depuración teórica y humanización del derecho, las clausulas de derechos intangibles, debido proceso y los fines de las penas, son apenas unos ejemplos, sin embargo en Colombia la tragedia de la violación de los derechos humanos y los indignantes niveles de impunidad (98.5% según informes de la Naciones Unidas) nos obligan, en desarrollo de nuestros compromisos intelectuales, a fortalecer esta rama del derecho. En la primera sección, referente a artículos de producción institucional, se desarrollan temas de responsabilidad del Estado por actos terroristas, la aparente tención entre el derecho de marcas y las infracciones al derecho de la competencia, la dogmatización fallida del derecho, el ambiente intelectual de la teoría pura del derecho, los derechos derivados del consentimiento informado en actividades medicas y la legitimidad en la Corte Constitucional colombiana, Posteriormente se desarrolla el tema central “Punición, Análisis críticos”, examinando en primer lugar algunas tendencias de orden procesal con los artículos sobre “El principio de igualdad de armas en el sistema procesal penal colombiano a partir del acto legislativo 03 de 2002 y “Contravenciones comunes de policía en Colombia”, para posteriormente hacer una referencia histórica con los escritos sobre “Breve historia de la cárcel” y “Concepciones y prácticas sobre la enfermedad mental en Colombia. Siglos XVI al XXI” para concluir con una referencia a los derecho humanos, en concreto con el trabajo titulado “El derecho humano al agua y las garantías para su realización”. Finalmente en la sección tercera, relativa a Temáticas Internacionales, Extranjeras y Comparadas el artículo titulado “Manifestaciones del principio acusatorio: exégesis de la ley de enjuiciamiento criminal en España” como resultado del convenio suscrito entre la Universidad Carlos III de Madrid y nuestra Alma Mater. Esperamos con estos trabajos contribuir al desarrollo de tan importante rama del Derecho. Fray Luis Antonio Alfonso Vargas, O.P. Decano de División Facultad de Derecho SECCIÓN I: ARTÍCULOS DE PRODUCCIÓN INSTITUCIONAL. PART I: RESEARCH ARTICLES. SANTO TOMAS UNIVERSITY. CONCEPTOS SOBRE LA RESPONSABILIDAD ESTATAL: UNA APROXIMACIÓN A LA RESPONSABILIDAD DEL ESTADO POR ACTOS TERRORISTAS. CONCEPTS ON THE STATE RESPONSIBILITY: AN APPROXIMATION TO THE RESPONSIBILITY OF THE CONDITION FOR TERRORIST ACTS. Yolanda M. Guerra García Ph.D*1. Fecha de entrega: 02-02-2010 Fecha de aprobación: 10-02-2010 RESUMEN** El principio general del derecho que expresa: “todo aquel que cause un daño a otro debe repararlo” permite deducir que la persona que ocasionó un perjuicio a otro incurre en una responsabilidad civil o penal y está en la obligación de resarcir el daño causado (Colombia, 1887). Los funcionarios que no cumplen debidamente sus obligaciones “incurren en responsabilidad” la cual puede ser de diferente naturaleza: Disciplinaria, penal, civil, política, patrimonial (Sayaguez, 2002). En este ensayo se analizan éstas responsabilidades y sus diversas consecuencias, así como el aspecto legal de la defensa judicial del Estado. PALABRAS CLAVE Responsabilidad penal, administrativa, política, judicial del estado fiscal, defensa ABSTRACT There is a general principle of law that expresses “every one who causes damage to other must repair same”. ** 1 * Ph.D. Docente investigadora del Centro de Investigaciones Jurídicas y Socio-Jurídicas de la facultad de Derecho de la Universidad Santo Tomás de Tunja, Facultad de Derecho Artículo de investigación científica y tecnóloga, producto del proyecto “Responsabilidad del Estado por actos terroristas”, vinculado a la línea de investigación en derecho administrativo y responsabilidad estatal del Centro de Investigaciones Socio- jurídicas la Universidad Santo Tomás de Tunja. This allows us to deduct that whoever caused the damage incurs in a type of responsibility which can be: criminal, civil, administrative, fiscal, etc. and has the duty to pay for the injury and the damage. The employees of the State that do not accomplish their duties also incur in responsibility. This essay will analyze them. KEY WORDS Criminal responsibility, fiscal, administrative, political. State Judicial Defense. 1. INTRODUCCIÓN A partir de Septiembre 11 de 2001, los “actos terroristas” como concepto jurídico empezaron a ocupar las principales páginas del presupuesto de las naciones y el principio de Responsabilidad del Estado a ser usado mucho más que antes para atender toda clase de demandas en donde los particulares se veían afectados incluso por las acciones de otros particulares, excluyendo al Estado de toda falla u omisión, de allí la importancia de estudiar la figura de responsabilidad del Estado por actos terroristas. 2. ALGUNAS DEFINICIONES En primera instancia se habla de la responsabilidad civil que se traduce en la obligación de reparar un daño causado, desde el punto de vista patrimonial, por parte de su causante frente a la persona concretamente perjudicada o afectada (Colombia, 1887). La responsabilidad penal (Colombia, 2002) se deriva, cuando se comete un delito y se convierte en una responsabilidad frente al Estado, el cual impone una pena al responsable para reparar el daño social causado por su conducta ilícita, esta responsabilidad es subjetiva y personal, y solo se pregona de las personas naturales, aunque hay una corriente (Guerra, 2006) que sostiene que hay responsabilidad penal a personas morales y personas jurídicas también. Un mismo hecho puede originar una responsabilidad civil y penal; pero en la responsabilidad administrativa solo se hace alusión a la responsabilidad patrimonial de las personas públicas (Brito, s.f). Algunos funcionarios, deben asumir la responsabilidad política pero ésta alcanza a un número limitado de funcionarios los cuales son denominados como gobernantes y, su estudio, corresponde al derecho Constitucional. El nuevo alcance de la responsabilidad fiscal está soportado fundamentalmente en dos atribuciones, sin pretender desconocer las otras, como el control de gestión que implica una valoración que permita determinar el grado de eficiencia, eficacia y economía en la administración y disposición de recursos y bienes públicos con la consecución de los resultados, fines y metas establecidos en los proyectos y programas de desarrollo económico y social (Colombia, Corte constitucional, 1994); como lo menciona la Corte Constitucional, la responsabilidad fiscal es el resultado de la violación de los principios de eficiencia, economía, equidad, eficacia o valoración de costos ambientales, que ocasione al patrimonio público un detrimento patrimonial (Colombia, Corte constitucional, 2001). En resumen, se pasó de un control fiscal numérico legal a uno más moderno que se ejerce en forma posterior y selectiva, orientado a evaluar la calidad con la cual se hace uso de los recursos y bienes públicos. Responsabilidad estatal. El Estado, concretamente la administración, en desarrollo de su actividad regular, expresada en hechos, operaciones y actos administrativos o, como consecuencia de la actividad irregular de sus funcionarios en la organización y funcionamiento de los servicios públicos y aun en el desempeño de sus funciones, puede ocasionar perjuicios a los particulares (Gordillo, 1998). Aún, cuando el concepto de responsabilidad es un concepto propio del derecho civil, sus pautas generales se aplican en la responsabilidad administrativa, pero no se puede derivar de los principios del Código Civil, por que la responsabilidad estatal se sustenta, principalmente, en la falta o falla del servicio.(Vedel, 1980). Es de aquí que surge la teoría de la responsabilidad patrimonial del Estado, nacida de la institución de la responsabilidad extra-contractual del derecho privado, entendiéndose por tal el deber impuesto por la ley de resarcir, mediante el equivalente patrimonial, el daño producido como consecuencia de la violación de derechos del individuo, moralmente imputable a alguien. Maurice Hauriou, manifiesta que: sobre el “No hay apenas materias de derecho público más importantes que éstas de la responsabilidad pecuniaria tema de las administraciones públicas y de los funcionarios. Ellas no tienen solamente un interés de orden constitucional. Ni se trata solamente de saber si la víctima de un daño será indemnizado más o menos seguramente; hay también y sobre todo, una cuestión de garantía constitucional de la libertad; si, desde un punto de vista administrativo, puede parecer ventajoso que la víctima del daño sea incitada a perseguir a la Administración más bien que al funcionario, desee un punto de vista constitucional, se debe desear que la costumbre de perseguir personalmente a los funcionarios ante los tribunales judiciales no sea completamente abandonada, porque la eventualidad de la responsabilidad pecuniaria es todavía el mejor medio que se ha encontrado para impedir las prevaricaciones de los funcionarios (Hauriou, 1919, p. 649)”. Aun cuando tratadistas como Gustavo Penagos (1989) aseveran que el estudio de la responsabilidad comprende la pre-contractual, la contractual, la extra-contractual, la legislativa, la judicial y la administrativa, dentro del marco del Estado moderno, se mencionan otras clases de responsabilidad como la política, la disciplinaria y la fiscal. Responsabilidad Política. Es aquella que se deriva del control político previsto en la constitución de un país y su estudio corresponde al derecho constitucional y a la ciencia política. Como ejemplo se menciona las acusaciones y juicios que, de acuerdo con los artículos 174 y 175 de la Constitución Política Colombiana, pueden adelantar la cámara de representantes y el senado de la república contra el presidente de la república y otros altos funcionarios del Estado. Responsabilidad Disciplinaria. Es la que resulta de la violación por parte de los servidores públicos, y en algunos casos de los particulares, de los deberes, obligaciones, inhabilidades, incompatibilidades, prohibiciones e impedimentos, establecidos en las leyes para el ejercicio de las actividades públicas, y que se traduce en la imposición de las sanciones que para esos casos consagra la ley. Su régimen, en el Estado Colombiano, actualmente está consagrado en el Código Disciplinario Único (Ley 734 de 2002). Responsabilidad Fiscal. Es la que se deriva del indebido manejo o gestión de los recursos públicos por parte de los servidores del Estado y de los particulares cuando manejan o administran recursos de esa naturaleza, y que se traduce en la obligación de esas personas de reparar los daños causados al patrimonio publico mediante el pago de una indemnización pecuniaria que compense el perjuicio sufrido por la respectiva entidad. En el Estado Colombiano, ésta responsabilidad es regulada por la (Ley 610 de 2000). 3. RESPONSABILIDAD EN EL ESTADO COLOMBIANO. Evolución general. Hasta finales del siglo XIX se consideraba irresponsable al Estado Colombiano. El 22 de octubre de 1896 se conoce una sentencia de la Corte Suprema de Justicia, en la que se consagra la responsabilidad estatal en los siguientes términos: “Todas la naciones deben protección a sus habitantes nacionales y extranjeros, y si bien es cierto que un Estado, como persona jurídica, no es susceptible de responsabilidad penal, si está obligado a las reparaciones civiles por los daños que resultan de un delito imputable a sus funcionarios públicos , cuando no es posible que estos los resarzan con sus bienes”. (RODRÍGUEZ. 1996, p. 376). Posteriormente, dichos conceptos fueron evolucionando mediante Sentencias de la Corte Suprema de Justicia de febrero 05 de 1970 No. 2338 y de octubre 28 de 1976, las cuales a su vez son reiteradas por otra de junio 28 de 1984 y que, en su momento fueron reiterados por el Consejo de Estado en las que se acepta la responsabilidad del Estado (Aldana H 1986). 3.1. Aplicación del derecho privado Una vez se reconoció en Colombia la responsabilidad del Estado, se consideró que dicha responsabilidad se asimilaba a la de los particulares, y concretamente a la de las personas jurídicas privadas, por lo cual se le sometió al mismo régimen de estas, es decir, a las normas que sobre responsabilidad consagra el Código Civil y a la competencia de la jurisdicción común. Pero como el Código Civil consagra a su vez varios tipos de responsabilidad, se presentaron en esta etapa dos periodos: la aplicación de la responsabilidad indirecta y la aplicación de la responsabilidad directa. A. Responsabilidad indirecta. Como lo muestra la sentencia del Consejo del Estado del 28 de octubre de 1976, con ponencia del magistrado JORGE VALENCIA ARANGO, la cual se ha convertido en la principal referencia jurisprudencial en materia de responsabilidad debido al análisis histórico que hace de este tema, la responsabilidad indirecta fue la que inicialmente se reconoció respecto de las personas jurídicas, tanto privadas como públicas. Esta aplicación se fundamento en la culpa cometida por los funcionarios o dependientes de la persona jurídica cuando causaban daños a terceros en ejercicio de sus funciones o con ocasión de ellas. Teóricamente esta responsabilidad se explico manifestando que la persona jurídica está obligada a elegir sus agentes y vigilarlos de manera cuidadosa, de modo que si ellos incurrían en culpa en ejercicio de sus cargos, esa culpa del agente o funcionario se proyectaba sobre la persona jurídica, la cual se consideraba que también incurría en culpa, ya fuera en la llamada culpa in eligendo (culpa en la elección) o culpa in vigilando (culpa en la vigilancia), A su vez, desde el punto de vista de los textos legales, esta responsabilidad se fundamenta en los artículos 2347 y 2349 del Código Civil, que consagra la “responsabilidad indirecta por los hechos ajenos”. (Rodríguez, 1996, p. 377). Como nos lo hace ver la sentencia del Consejo de Estado del 28 de octubre de 1976, la aplicación de esta responsabilidad indirecta a los entes públicos fue constante desde finales del siglo pasado hasta 1939, aunque después continuó aplicándose en algunos fallos, a pesar de que se hacía alusión a otros tipos de responsabilidad. (Rodríguez, 1996). B. Responsabilidad directa. El concepto de la responsabilidad indirecta aplicada a personas jurídicas encontró algunas criticas, entre ellas: se dijo por ejemplo, que no eran aplicables al Estado los conceptos de culpa in eligendo e in vigilando, puesto que él no siempre era libre de escoger sus agentes, ya que en muchas ocasiones le eran impuestos, como sucedía cuando se trataba de funcionarios elegidos popularmente; por otra parte, se dijo que era imposible e ilógico pensar que el Estado pudiera ejercer una constante vigilancia sobre sus funcionarios. También se dijo que no era real del desdoblamiento que hacía la tesis de la responsabilidad indirecta entre la persona jurídica y sus agentes, ya que aquella no puede actuar si no por intermedio de estos, de manera que sus actuaciones comprometen directamente a la persona jurídica (Rodríguez, 1996, p. 378). Se considero entonces que la persona jurídica constituía, junto con sus agentes o funcionarios, una unidad, de modo que “la culpa personal de un agente dado, compromete de manera inmediata a la persona jurídica, por que la culpa de sus agentes, cualquiera que estos sean, es su propia culpa”, legalmente ya no en los artículos 2347 y 2349, sino en el articulo 2341 del Código Civil, que consagra la llamada “responsabilidad por el hecho propio” (Rodríguez, 1996, p. 378). Esta aplicación de la responsabilidad directa frente a los daños causados por las personas públicas tuvo posteriormente una variante, que implicó una limitación en su aplicación, con fundamento en la llamada teoría de los órganos o teoría organicista, la cual podemos entender claramente con la siguiente cita jurisprudencial, tomada de la sentencia de la Corte Suprema de Justicia obran mediante sus órganos de actuación,(Rodríguez, 1996). Criticando la aplicación de la responsabilidad indirecta se consideró que la persona jurídica constituía, junto con sus agentes o funcionarios, una unidad, de modo que “la culpa personal de un agente dado compromete de manera inmediata a la persona jurídica, por que la culpa de sus agentes, cualquiera que estos sean, es su propia culpa”. La responsabilidad directa, es decir, por hechos de los órganos, que se consideraron entonces hechos propios, se reconoció también una responsabilidad indirecta por los hechos del personal subalterno que no tenía la calidad de órgano. servicio para fundamentar la responsabilidad de las personas publicas. (Rodríguez, 1996). La jurisprudencia al hacer uso de la teoría de la culpa o falla del servicio, se preocupo por encontrarle un fundamento o un asidero legal, y fue así como la Corte Suprema de Justicia insistió en que dicha teoría se fundamentaba en el artículo 2341 del Código Civil, que consagra la responsabilidad por el hecho propio. De manera que a pesar de que se aplicaba una teoría propia del derecho público, esta teoría era sometida a normas de derecho privado. (Rodríguez, 1996). El Consejo de Estado le buscó a la teoría un fundamento legal, y aunque si lo encontró en normas de derecho público, principalmente en los artículos 16 y 20 de la Constitución de 1886 y en el Código Contencioso Administrativo, no puede afirmarse por ello que la responsabilidad del Estado estuviera sometida a un régimen total de derecho público, pues recordemos que la competencia sobre estos asuntos correspondía por regla general a la jurisdicción común y, por consiguiente, solo excepcionalmente conocía de ellos la jurisdicción contencioso administrativa. (Rodríguez, 1996, p. 381). 3.2. Aplicación al derecho público C. Etapa de transición. Desde 1941 comenzó a verse en la jurisprudencia Colombiana, cierto esfuerzo para someter esta responsabilidad a un régimen especial. (Rodríguez, 1996). Fue así como la sentencia del 30 de junio de 1941 la Corte Suprema de Justicia empezó la aplicación de la teoría de la culpa, falta o falla del En cuanto a la competencia. Mediante el Decreto 528 de 1964 se atribuyó a la jurisdicción de lo contencioso administrativo el conocimiento de las controversias sobre responsabilidad de la administración artículos 20, 28, 30 y 32, salvo los asuntos en que ventilaran cuestiones de mero derecho privado articulo 6 (Rodríguez, 1996). La ley misma vino a reconocer que el problema de la responsabilidad de la administración es, por regla general, un problema especial y que merece ser resuelto por la jurisdicción especializada en los asuntos administrativos. En esta forma, desde el punto de vista de la competencia para conocer de los litigios, comenzó a aplicarse a la responsabilidad de las personas públicas un régimen propio de derecho público. Actualmente esta competencia de la jurisdicción contencioso administrativa está confirmada en los articulo 82 y 128 y siguientes del Código Contencioso Administrativo (Rodríguez, 1996). En cuanto al fondo. Desde 1941 comenzó por parte de la jurisprudencia a aplicarse la teoría de la culpa, falta o falla del servicio para fundamentar y explicar la responsabilidad de las personas públicas. Como resultado de esta tendencia, con ocasión del traspaso de la competencia general en materia de responsabilidad estatal de la jurisdicción común a lo contencioso administrativa, la aplicación de esta teoría se consolidó y se impuso a partir de la década de los años sesenta. Posteriormente, con ocasión de la Constitución Politiza de Colombia en el funcionamiento de la responsabilidad del estado se desplazo a la teoría de la culpa o falla del servicio hacia la del daño antijurídico. (Rodríguez, 1996). 4. CLASES DE RESPONSABILIDAD ADMINISTRATIVA 4.1. Responsabilidad por culpa, falta o falla del servicio. La aplicación de esta teoría de origen francés encontró su justificación primero en que se llegó a la convicción de que ninguna de las teorías sobre la responsabilidad privada era aplicada a la responsabilidad administrativa, ni siquiera la de la teoría de los órganos. En efecto dijo la Corte en la sentencia del 30 de junio de 1962 “la tesis organicista de la división de los agentes en funcionarios, órganos, y subalternos, auxiliares para que la persona jurídica responda de manera directa solo de la culpa de los primeros y de modo indirecto por la de los últimos, es artificiosa e inequitativa. O todos los agentes, cualesquiera que sea posición, atribuciones y tareas, son órganos con igual aptitud para obligar directamente a la entidad a que pertenecen, por los actos culposos que ejecuten en el desempeño de sus cargos o ninguno lo es, para que la responsabilidad sea simplemente indirecta”. Por otra parte como en otros temas de la responsabilidad administrativa comenzó a madurarse la idea de que la responsabilidad administrativa es diferente de la de los particulares y requiere, un tratamiento especial. Esta teoría se presenta cuando una persona pública no ha actuado cuando debía hacerlo, ha actuado mal o ha actuado tardíamente. Hay falta del servicio público cuando el servicio no ha funcionado (accidente en la carretera, causado por falta de señalización en una obra pública), o cuando ha funcionado mal (accidente debido a un material defectuoso, usado por la administración), o cuando ha funcionado demasiado tarde (daño causado por la lentitud administrativa en la tramitación de una reclamación). La falla de la administración se presenta por omisión, retardo, irregularidad, ineficiencia o ausencia del servicio. La responsabilidad de la administración se basa en la culpa, pero no es una culpa subjetiva, de una persona natural, sino que es una culpa anónima, funcional u orgánica. La culpa de derecho común, localizada en un agente infractor según las tesis de la responsabilidad directa, se radica en estado, configurándose la llamada culpa de la administración. El autor solo debe acreditar que ha sufrido un perjuicio indemnizable y la existencia de una relación causal con el hecho causante del perjuicio. El Consejo de Estado ha aplicado esta responsabilidad cuando los daños han sido causados en relación con cosas o actividades peligrosas. La entidad demandada puede exonerarse de responsabilidad, probando que, aunque el perjuicio fue causado por un hecho o acto de ella, la administración obro prudentemente, diligentemente, que su actuación no fue omisiva, imprudente o negligente (Rodríguez, 1996, p. 388 389). El fundamento de la misma es la constitucional, se basa en los artículos 2, 4, 5, 6, 7 y 8, que consagran los principios fundamentales; los artículos 11 al 41, que establecen los derechos fundamentales; los artículos 42 a 77, que prescriben los derechos sociales, económicos y culturales, y los artículos 78 a 82, que preceptúan los derechos colectivos y del ambiente (Colombia, Constitución Política, 1991), Además tiene un soporte legal, que se halla en el Código Contencioso Administrativo, (artículos 82 y 128 del C.C.A.). La administración debe probar la ausencia de falla del servicio, por cuanto su actuación fue positiva. En este tipo de responsabilidad, la administración se exonera, probando la causa extraña como la fuerza mayor, la culpa exclusiva de la víctima o el hecho de un tercero exclusivo y determinante y no es eximente de esa responsabilidad, el caso fortuito, por que, en este caso se probaría la ausencia de culpa y como aquí se da una culpa presunta, probar su ausencia no libera la responsabilidad del Estado. 4.2. Responsabilidad por falla del servicio presunta. Se presenta principal y especialmente en los eventos en que los perjuicios se causaron por actividades consideradas peligrosas, como el manejo de explosivos o armas de fuego o por la manipulación de cosas, que tengan esta calificación como la conducción de vehículos, la extensión de redes de energía, los gasoductos, las armas de dotación oficial, etc. 4.3. Responsabilidad objetiva ó sin falta o sin culpa. Tiene como elementos un hecho y un perjuicio causado por aquel; en estos casos la administración se exonera, demostrando la fuerza mayor o el hecho de la víctima, la culpa de un tercero o la existencia de un reparto igual de las cargas públicas, que no rompe el principio de la igualdad de los ciudadanos, mas no así el caso fortuito. Las aplicaciones de esta responsabilidad objetiva, por actuaciones no culpables o sin falta, son: A. Responsabilidad por Daño Especial. Se fundamenta en el principio del derecho público de la igualdad de los ciudadanos ante las cargas públicas, según el cual cuando un administrado soporta las cargas que pesan sobren los demás, nada puede reclamar el Estado; pero si en un momento dado debe soportar individualmente una carga anormal y excepcional, esa carga constituye un daño especial que la administración debe indemnizar. (Rodríguez, 1996, p. 386). B. Responsabilidad por Expropiación u Ocupación de Inmuebles en Casos de Guerra. Se fundamentaba en el artículo 33 de la Constitución de 1886 (correspondiente al artículo 59 de la Constitución actual) y es un caso de responsabilidad objetiva o sin culpa. (Rodríguez, 1996). C. Responsabilidad por Riesgo Excepcional. Reconocida por el consejo de Estado Colombiano en fallos recientes. Según LAUBADERE si el riesgo llega a realizarse y ocasiona daño, sin culpa de la víctima, hay lugar a responsabilidad de la administración, así no halla habido falta o falla de servicio. (Rodríguez, 1996). D. Responsabilidad por Trabajos Públicos. Desde 1941, con la expedición del anterior código contencioso administrativo se consagró legalmente una responsabilidad objetiva de la administración por los daños causados a una propiedad particular o por la ocupación de ella, con ocasión de un trabajo público. En vigencia de la Constitución política de 1991 la jurisprudencia ha considerado que los daños producidos con ocasión de trabajos públicos constituyen un típico caso de daños antijurídicos que los propietarios no están obligados a soportar, aunque sea legítima la actuación de la administración. (Rodríguez, 1996). E. Responsabilidad por Depósito, Bodegaje o Almacenaje. Esta responsabilidad es objetiva en relación con las mercancías almacenadas en bodegas oficiales. En efecto el artículo 2 del Decreto Ley 630 de 1942, sustitutivo del artículo 55 de la Ley 79 de 1931, consagra que: Salvo perdidas o daños por fuerza mayor evaporación, deterioro natural, empaque defectuoso, o de suyo inadecuado por su poca consistencia o mala confección, para la seguridad del contenido, el gobierno responderá a los dueños de la mercancía por toda pérdida o entrega equivocada o daño de la mercancía almacenada en bodegas oficiales o hasta cuando se le considere legalmente abandonada por habérsele cumplido el término legal de almacenaje (Rodríguez, 1996, p. 388). 4.4. Responsabilidad por daño antijurídico. Como una ratificación de la autonomía del tema de la responsabilidad administrativa y de su sometimiento al derecho publico, aunque ya no fundamentándose en el derecho francés sino en el derecho español, la Constitución de 1991, en su artículo 90, consagró de manera expresa la responsabilidad del Estado sobre la base del concepto de daño antijurídico. De acuerdo a la jurisprudencia contenida en los principales fallos dictados en la primera etapa de su aplicación, pueden anotarse como características fundamentales las siguientes: - El daño antijurídico es la lesión de un interés legítimo, patrimonial o extra patrimonial, que la víctima no está en la obligación jurídica de soportar. - No obstante que algunas veces se afirma que la responsabilidad por daño antijurídico es de carácter objetivo, en otras se reconoce que el daño antijurídico puede ser el efecto tanto de una causa ilícita, como también de una causa lícita, por lo cual comprende, en principio los regímenes reconocidos de responsabilidad subjetiva y objetiva. Por lo mismo se ha dicho, que engloba los diferentes regímenes que la jurisprudencia había venido construyendo en materia de responsabilidad del Estado (La responsabilidad por culpa o falla del servicio). - Para que se configure la responsabilidad por daño antijurídico se requiere dos condiciones: que exista un daño antijurídico y que dicho daño sea imputable a una persona de derecho público, condiciones que vienen a constituirse así en los elementos de la responsabilidad desde la perspectiva de esta teoría. - Desde el punto de vista del derecho comparado, la responsabilidad por daños antijurídico encuentra su fundamento en el artículo 106 de la Constitución española. - Desde el punto de vista de nuestro derecho interno actual, esta concepción de responsabilidad no solo encuentra su fundamento en el artículo 90 de la Constitución, si no que ella armoniza con los principios de solidaridad, consagrado en el artículo 1 de la Carta Política, y de igualdad, garantizado en el articulo 13 de la misma. - Que el daño sea antijurídico implica que no todo perjuicio debe ser reparado, pues no lo será aquel que no sea antijurídico, para cuya clasificación habrá que acudir a los elementos propios del daño, que puede contener causales de justificación que hacen que la personas tenga que soportarlo. La imputabilidad del daño al Estado implica que debe existir un titulo jurídico que permita su atribución a una actuación u omisión de una autoridad pública, de tal manera que dicha imputabilidad esta ligada pero no se confunde con la acusación material: Así, han dicho el Consejo de Estado y la Corte Constitucional, mientras en la responsabilidad fundada en el contrato, serán títulos jurídicos de imputación, por ejemplo, los mandatos de la buena fe, y la igualdad y equilibrio entre prestaciones y derechos que garantizan los contratos conmutativos ley 80 de 1993 artículo 28, en la extracontractual lo serán además, la falta del servicio, que es titulo de impugnación mas frecuente, cualquiera sea el sistema que para su prueba se adopte; la culpa personal y el nexo con el servicio, para citar algunas disposiciones, en el inciso 2 del articulo 90 de la Constitución Política y en el articulo 77 del Código Contencioso administrativo, la igualdad de las personas ante la ley articulo 13 Constitución Política entre otros. El riesgo excepcional establecido, por ejemplo, por la Ley 104 de 1993 o en el Decreto 444 del mismo año; el error judicial y la anormal funcionamiento de la administración de justicia, artículo 40 del Código de Procedimiento Civil y el 414 del Código de Procedimiento Penal, la inconstitucionalidad de la ley declarada judicialmente, principios de equidad, como el del no enriquecimiento sin causa. Elementos. Los elementos del daño son: Un daño antijurídico, que es el menoscabo, perjuicio en el patrimonio o lesión de un bien jurídico tutelado expresa o implícitamente por el ordenamiento jurídico, que el particular no tiene por que soportar como una carga o perjuicio especial, si no se lo exige un imperativo legal expreso. Imputabilidad del Estado, que se refiere a que el daño se produce como consecuencia de la acción u omisión de las autoridades públicas, ya sea por funcionamiento normal o anormal de la administración. Nexo de causalidad, que es la relación de una causa a efecto, en relación u omisión del Estado en el cumplimiento de lo cometidos Estatales y el daño antijurídico causado al perjudicado, es decir que el daño lo haya ocasionado el Estado. 5. LA RESPONSABILIDAD DE LOS SERVIDORES PÚBLICOS Cuando se habla de la actuación de la administración, se hace referencia a la responsabilidad de las personas jurídicas públicas, como el Estado o la Nación, los departamentos, los municipios, los establecimientos públicos, etc., de manera que cuando hablamos de actuación administrativa, se hace igualmente a la responsabilidad de esas personas jurídicas públicas. Pero esas personas jurídicas públicas no actúan por si solas, sino por medio de sus agentes o funcionarios; o sea, que cuando se dice que la administración actúa en realidad el que está actuando es un funcionario y es importante preguntarse si la administración debe responder por todos los daños que son causados por los funcionarios o solo por algunos de ellos. (Rodríguez, 1996). Antiguamente en el sistema Colombiano, había predominado la idea de la irresponsabilidad del funcionario, es decir, que era la administración quien debía responder por los hechos perjudiciales en que incurrieran sus agentes en el ejercicio de sus funciones. (Rodríguez, 1996). Desde hace mucho tiempo la jurisprudencia francesa ha ido modelando una solución intermedia que se justifica por los inconvenientes que se presentaban. El profesor Laubadere dice al respecto que: “el interés general impone necesariamente una solución combinada y equilibrada: no es conveniente que la responsabilidad personal del funcionario sea siempre descartada o encubierta, pues esa ausencia de sanción estimularía sus negligencias; pero seria igualmente inconveniente que una responsabilidad excesiva y automática pusiera en peligro de paralizar sus iniciativas o aun de impedir su disposición a participar en el servicio. En el mismo sentido, una consideración de justicia elemental indica que el funcionario debe soportar las consecuencias de los hechos que él habría podido normalmente evitar.” (Rodríguez, 1996, p. 389). La responsabilidad personal de los funcionarios públicos tiene su sustento constitucional y legal al preceptuar que son responsables de infringir la constitución y las leyes y por omisión o extralimitación en el ejercicio de sus funciones, art. 6 C.N. además, la ley determinara la responsabilidad de los servidores públicos y la manera de hacerla efectiva, art. 124 C.N. Los funcionarios públicos serán responsables de los daños que causen por culpa grave o dolo en el ejercicio de sus funciones, art. 77 del C.C.A. En el Código del Régimen Departamental (Artículo. 235, Decreto Ley 1222 de1986), se establece que los funcionarios departamentales responden personalmente, cuando por causa de violación manifiesta y ostensible de la ley en relación con nombramientos, elecciones y remociones, el departamento deba pagar indemnizaciones. E igual consideraciones se consagran en el Código de Régimen Municipal (Artículo 297, Decreto Ley 1333 de 1986). Los jueces, los magistrados responden personalmente cuando proceden con dolo, fraude o abuso de autoridad, o cuando injustificadamente omitan o retarden una providencia o el correspondiente proyecto, y cuando obren con error inexcusable, art. 40 C.P.C. De otro lado la concepción primitiva de la jurisprudencia fue aquella según la cual la culpa personal era aquella que podía ser apreciada sin que fuese necesario considerar la legalidad o la oportunidad de los actos o de las actividades administrativas. La denominada falta o culpa puramente personal, o culpa independiente del ejercicio de las funciones presenta matices, unos perfectamente definidos que consisten en la culpas cometidas por los agentes administrativos en su vida privada, independientemente del ejercicio de sus funciones. Fuera de las consecuencias relativas a la responsabilidad de sus autores, estas culpas presentan la particularidad de no comprometer normalmente responsabilidad de la administración, como que están desprovistas de todo vínculo con el servicio público. Se debe entender que la responsabilidad de la administración no puede ser declarada independientemente de la responsabilidad del agente sino cuando una culpa distinta de la de este ultimo pueda ser establecida en su contra, como, por ejemplo, dejar las armas en poder de un soldado o de un agente del orden durante su permiso. 6. RESPONSABILIDAD FUNCIONARIO FRENTE A ADMINISTRADOS DEL LOS La determinación de esta responsabilidad se fundamenta en la distinción entre falta o culpa del servicio y falta o culpa personal. Ya sabemos que si se presenta una falta o culpa del servicio, la responsabilidad corresponde a la administración. Pero ello quiere decir que la si la falta o culpa es personal, entonces el responsable será el funcionario que incurrió en ella. (Rodríguez, 1996). Según Laferriere, hay falta o culpa del servicio si el acto que causa el daño es “impersonal y revela a un administrador más o menos sujeto a un error” y hay falta o culpa personal si el acto revela “al hombre con sus debilidades, sus pasiones y sus imprudencias”. Con fundamento en la idea anterior, puede decirse que los desarrollos de la jurisprudencia han llevado a considerar que las faltas o culpas personales las siguientes: En primer lugar, es evidente que constituyen faltas o culpas personales las cometidas por los funcionarios por fuera del ejercicio de la función. En segundo lugar, y aquí se encuentra lo original del sistema, se considera que son faltas o culpas personales aquellas cometidas en el ejercicio de la función, pero que presentan el carácter de faltas o culpas graves o de faltas o culpas intencionales (Rodríguez, 1996). Las consecuencias que se derivan de que la falta o culpa sea personal y, por consiguiente, que la responsabilidad sea del funcionario, consisten en que salvo los casos en que se admite la acumulación de responsabilidades, será el funcionario con su patrimonio quien deberá indemnizar el daño; la actuación deberá entablarse ante la jurisdicción común, pues se asemeja a un litigio entre particulares; y finalmente, serán las reglas de la responsabilidad del derecho privado las aplicables al caso.2 Las fallas, faltas o culpas personales del funcionario se presentan cuando: A .Se comenten por el funcionario, por fuera del ejercicio de la función pública, en su vida particular, por ejemplo: accidente causado por un empleado público que circulaba en su vehículo particular, fuera del servicio. B. Se comenten en ejercicio de la función pública, pero se dan por culpa grave o dolo del funcionario. En este caso el funcionario responde patrimonialmente y debe indemnizar al daño, la jurisdicción competente será la común u ordinaria y se aplicarán las normas de derecho privado, por cuanto su actividad es personal, responde como particular. 2 “Sobre la aplicación del concepto, véase C. de E., sent del 11 de abril de 1985, secc. 3ª, Anales, 1985, primer semestre, t. CVIII, págs 491 y ss. Vale la pena puntualizar que, conforme a la Ley 678 de 2001, se ha reglamentado lo referente a la determinación de la responsabilidad patrimonial de los agentes del Estado, a través de una serie de reglas que pueden sintetizarse de la siguiente forma: • • • • La responsabilidad podrá ser no solamente de los servidores públicos sino también de los ex servidores y de los particulares que desempeñen funciones públicas. Dicha responsabilidad puede determinarse a través del ejercicio de la acción de repetición o de llamamiento en garantía con fines de repetición. La acción de repetición es una acción civil de carácter patrimonial que deberá ejercerse en contra de los sujetos mencionados cuando, como consecuencia de su conducta dolosa o gravemente culposa, hayan dado lugar al reconocimiento de una indemnización por parte del estado, proveniente de una condena, conciliación u otra forma de terminación de un conflicto. Se entiende que la conducta es dolosa cuando el agente quiere la realización de un hecho ajeno a las finalidades del servicio del Estado, lo cual se presume en las siguientes conductas: o Obrar con desviación del poder. o Haber expedido el acto administrativo con vicios en su motivación por inexistencia del supuesto de hecho de la decisión adoptada o de la norma que la sirve de fundamento. o Haber expedido el acto administrativo con falsa motivación por desviación de la realidad u ocultamiento de los hechos que sirven de sustento a la decisión de la administración. o Haber sido penal o disciplinariamente responsable a titulo de dolo por los mismos daños que sirvieron de fundamento para la responsabilidad patrimonial de estado. o Haber expedido la resolución, el auto o sentencia manifestante contrario a derecho en un proceso judicial. Se considera que la conducta es gravemente culposa cuando el daño es consecuencia de una infracción directa a la Constitución o la ley o de una inexcusable omisión o extralimitación en el ejercicio de sus funciones, lo cual se presume cuando se presentan las siguientes causales: o Violación manifiesta e inexcusable de la violación de las normas de derecho. o Carencia o abuso de competencia para proferir la decisión anulada, determinada por error inexcusable. o Omisión de las formas sustanciales o de la esencia para la validez de los actos administrativos, determinada por error inexcusable. o Violación manifiesta e inexcusable del debido proceso en lo referente a detenciones arbitrarias y dilación en los términos procesales con detención física o corporal. La competencia para conocer de la acción de repetición corresponde a la jurisdicción de lo contencioso administrativo, a través del juez o tribunal que haya conocido el proceso adelantado contra el Estado. Cuando el origen de la repetición sea una conciliación o cualquier otra forma permitida por la ley para solucionar un conflicto con el Estado, el competente será el juez o el tribunal que haya aprobado el acuerdo o que ejerza jurisdicción territorial en el lugar en que se haya resuelto el conflicto: Sin embargo, cuando la acción se ejerza contra los altos funcionarios que indican la ley, la competencia corresponde, en única instancia al Consejo de Estado. La acción debe ser ejercida por la persona jurídica de derecho público directamente perjudicada, o por el ministerio público o el ministerio de justicia, cuando la primera no la haga oportunamente, caso en el cual el representante legal incurrirá en causal de destitución. El procedimiento será el previsto en el C.C.A. para las acciones de reparación directa. El término de caducidad de la acción es de dos años, contados a partir del pago total efectuado por la entidad pública. Puede existir conciliación judicial y extrajudicial. La ejecución para el pagó que corresponda al agente del Estado será competencia del juez que conoció de la acción de repetición, incluido el caso de conciliación judicial o será por jurisdicción coactiva, en los casos de llamamiento en garantía o conciliación extrajudicial (arts. 15 y 16) El llamamiento en garantía podrá solicitarse dentro de los procesos de responsabilidad en contra del Estado, relativos a controversias contractuales. Reparación directa ó nulidad y restablecimiento del derecho, en relación con el agente respecto del cual aparezca prueba sumaria de su responsabilidad por haber actuado con dolor o culpa grave, para que en el mismo proceso se decida la responsabilidad de la administración y del agente (arts. 19 a 22). En los procesos de repetición y en aquellos en que se produzca llamamiento en garantía se podrá decretar medidas cautelares de embargo, secuestro e inscripción de la demanda en las condiciones fijadas en la ley comentada y en el Código de Procedimiento Civil (artículos 23 a 29) (Acosta, 1998). 7. CONCLUSIONES Como se observa la responsabilidad del Estado ha sido un criterio que se ha extendido a partir del siglo XX en el cual los ciudadanos han comenzado ha demandar al Estado para obtener una compensación a los derechos que les han sido vulnerados a través de acciones u omisiones del Estado. En lo atinente a la responsabilidad del Estado por actos terroristas, se ha reconocido en la jurisprudencia reciente del Consejo de Estado una especie de “falla en el servicio”. Cuando en un actuar legítimo la autoridad pone en riesgo a unas personas en aras de proteger a la comunidad, el Consejo de Estado ha precisado que los elementos estructurales de esta forma de responsabilidad son: Un riesgo de naturaleza excepcional para los administrados, que aparece por la amenaza potencial contra los instrumentos de acción del Estado (instrumentales, humanos y de actividad) en época de desórdenes públicos provenientes y propiciados por terceros que luchan contra el mismo Estado y que se concreta con el ataque real de esos instrumentos y la consecuencia refleja en los administrados (personas o bienes), que quebrantamiento a la igualdad frente a las cargas públicas. Este artículo hace parte de una investigación de carácter macro que el grupo de Derecho de la Universidad Santo Tomás de Tunja entregará en breve, en donde se habrá de presentar la tendencia del Consejo de Estado en lo atinente a la declaratoria de responsabilidad del estado por actos de terrorismo y se analizarán las consecuencias sociales y presupuestales de tal decisión. 8. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS -ACOSTA URIBE, J. C. (1998) ex Consejero de Estado, “apuntes de Clase” Responsabilidad del Estado Colombiano, Programa de Derecho Público, especialización de Derecho Administrativo, Bogotá, Universidad Santo Tomás. -ALDANA DUQUE, H. (1986) “La Responsabilidad Objetiva de la Administración Pública en Colombia” estudio publicado en la obra La Responsabilidad de la Administración Pública, en Colombia- España-Francia e Italia, Bogotá, Universidad Externado de Colombia. -ARCINIEGAS, A, J. (1980). Jurisprudencia administrativa. 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Biblioteca jurídica Aguilar. Derecho Madrid, -YOUNES MORENO, D. (2001). Curso elemental de derecho administrativo. 3ª ed,. Bogotá, Ediciones jurídicas Gustavo Ibáñez. EL DERECHO DE MARCAS FRENTE A LAS INFRACCIONES AL DERECHO DE LA COMPETENCIA. THE TRADEMARK LAW OPPOSITE TO THE INFRACTIONS TO THE RIGHT OF THE COMPETITION Fernando Arias García* Fecha de entrega: 10-07-2009 Fecha de aprobación: 15-09-2009 RESUMEN**. El derecho de marcas tiende a la protección de la propiedad industrial de su creador imprimiendo unos derechos exclusivos de explotación económica sobre la Marca. Ello implica una inevitable restricción en la participación en el mercado por parte de algunos agentes económicos, ello es, una limitación legítima a la competencia económica. Puede afirmarse que a mayor derecho marcario, existe menos derecho de la competencia y viceversa, lo que advierte una presunta tensión entre un derecho de la competencia que implica libertad en la producción de bienes y servicios y un derecho marcario que envuelve unas exclusiva de explotación económica. En tal sentido se hace imperioso determinar si para el caso colombiano, la tensión teórica planteada es real o aparente en el marco de competencias jurisdiccionales y administrativas que detenta la Superintendencia de Industria y Comercio. PALABRAS CLAVES Derecho de la competencia económica. Derecho de marcas. Propiedad ** * Mg. en Derecho. Docente-Investigador. Miembro del Centro de Investigaciones Jurídicas y Socio-Jurídicas Universidad Santo Tomás de Tunja. Correo Electrónico: [email protected]. . Artículo de Investigación Científica y Tecnológica resultado Proyecto de Investigación “Derecho de la Competencia y Derecho de Marcas en la S.I.C.” adscrito a la. Línea de Investigación: Derecho Privado y Relaciones Modernas entre Particulares del Centro de Investigaciones Socio- jurídicas la Universidad Santo Tomás de Tunja. Intelectual. Leyes antimonopolio. Superintendencia de Industria y Comercio. ABSTRACT Trademark law is the protection of industrial property of its creator printing exclusive rights of economic exploitation on the mark. This implies an inevitable restriction in participation in the market by some traders, this is a legitimate limitation to economic competition. It is arguable that the greater the trademark law, there is less competition law and vice versa, which notes an alleged tension between a competition law that requires freedom in the production of goods and services and a trademark that wraps around the right of exclusive economic. In this regard it is imperative to determine whether the Colombian case, the stress theory is real or raised in the context of judicial and administrative powers that holds the Superintendency of Industry and Commerce. KEY WORDS Straight of the economic competition. Straight of marks. Intellectual property. Laws anti-trust. Supervision of Industry and Commerce. 1. INTRODUCCIÓN. La preexistencia del derecho a autorregular los propios intereses, no es del todo absoluta y debe entenderse como una facultad omnicomprensiva dentro de los limites y cargas propios de la autonomía privada, sometimiento este, que es más evidente en vigencia del Estado Social de Derecho. HINESTROZA (1987, Pág. 4) plantea la siguiente conceptualización que denotamos sugestiva: “Poder reconocido a los particulares para disciplinar por si mismos sus propias relaciones, atribuyéndoles una esfera de intereses”. Las distintas proyecciones de la autonomía privada se determinan -en directa proporciónfrente a la dimensión que se le de a la libertad. Las mismas son planteadas por HINESTROZA (1987, Pág. 4) así: “Libertad de contratar, de escoger con quien se contrata, de seleccionar la figura más apropiada y su clausulado, de contratar con o sin representación…”. ARIÑO ORTIZ (2003 Pág. 104) anota que la autonomía o iniciativa económica privada “…engloba la libertad de contratos, la libertad de transacciones económicas, la libertad de acceso a la actividad y la libertad de ejercicio de esta”. Ejercer las facultades propias derivadas de la autonomía negocial implica contar con un marco preciso de protección jurídica frente a cada uno de los elementos que integran el establecimiento de comercio, pero específicamente frente a la clientela entendida como el conjunto de personas naturales y jurídicas que mantienen con el establecimiento o la empresa relaciones comerciales permanentes. Dicho marco de protección es generado a partir del Derecho de la Competencia Económica como rama del derecho mercantil que se encarga de su desarrollo, protección y conservación, admitiendo la mínima existencia de sus principales elementos: rivalidad y subsistencia de agentes económicos. La citada afirmación se hace palmaria teniendo en cuenta que el custodiar su clientela es imperativo al empresario moderno. WITKER y VARELA (2003 Pág. 7) manifiestan que “El derecho de la competencia se inscribe en un Estado Nacional redefinido cuyo papel ha variado cualitativamente”. Tal afirmación se nos antoja bastante sugestiva, en la medida en que denota los novedosos alcances e implicaciones del Estado empresario; ello es, los nuevos roles del Estado. A nivel de derecho comparado, tanto la ley como la jurisprudencia se han encargado de divulgar la importancia del derecho de la competencia y su impacto sobre los consumidores de bienes y servicios (LLOBREGAT HURTADO, 2002). Por una parte la Ley Española de Defensa de la Competencia (Ley 16 del 17 de Julio de 1989) resalta la competencia como elemento consustancial a una economía de mercado. En su exposición de motivos de denota: “La competencia, como principio rector de toda economía de mercado, representa un elemento consustancial al modelo de organización económica de nuestra sociedad y constituye en el plano de las libertades individuales, la primera y más importante forma en que se manifiesta el ejercicio de la libertad de empresa”. El ordenamiento constitucional colombiano ha recogido dentro de la Carta Política de 1991 en su artículo 333, expresa previsión relacionada con la posibilidad de ejercer la actividad económica privada en los límites del bien común, denotando de igual forma que la libre competencia económica es un derecho de todos que supone responsabilidades, en igual sentido podría anotarse que, como elemento que verifica la trascendencia que se le podría resaltar al derecho de la competencia, la posibilidad de apropiación no puede entenderse como un derecho absoluto, menos aún, como lo señaló la Corte Constitucional en Sentencia C-398 de 1995, como una “barrera infranqueable a la intervención del Estado lo cual implica indudables limitaciones, correctivos y controles para la iniciativa particular. Se trata, al fin y al cabo, de realizar fines esenciales del Estado como los de promover la prosperidad general y garantizar la efectividad de los principios, derechos y deberes consagrados en la Constitución (C.N., preámbulo y art. 2º), en ejercicio de un papel dinámico y activo inherente a su función básica de dirección general de la economía (C.N., art. 334)”. Ello implica la existencia de un marco de libre empresa amplio donde existe en principio, imperiosa libertad para desarrollar los más vastos negocios jurídicos en el marco de la iniciativa privada que no desconoce la primacía del interés general sobre el particular. La protección a la propiedad privada, la libre empresa y el derecho de la competencia fueron los pilares de la defensa de la economía de mercado que se asimiló en marco jurídicoconstitucional de la Carta de 1991 (ARCHILA, 1994). No podemos juzgar maliciosa la elección del constituyente ya que el competir, como elemento consustancial de la economía de mercado, tienen un doble efecto que estimamos sugestivo: Por una parte hace que se provean los suficientes bienes y servicios que requiere el consumidor final, aumentando la posibilidad de admisión de productos suficientes a precios neutrales y por la otra, evita las distorsiones del mercado en la medida en que se generan los recursos productivos en las áreas que se demanden en el país ya que los empresarios se incentivaran en la producción de lo que exactamente solicite el mercado. Tal como lo cita ARCHILA: “Así la competencia es un proceso que genera bienestar general e individual, hace que las firmas se vuelvan más eficientes y brinden a los consumidores una gama teóricamente infinita de precios y calidades mayores” (ARCHILA, 1994, Pág. 15). Pero de la misma forma como existe un amplio marco de libertad empresarial desde la óptica constitucional y del marco normativo del Derecho de la Competencia Económica, cuando se trata del uso de componentes de propiedad industrial, específicamente frente a las Marcas, el mismo Estado restringe las posibilidades de participación de los particulares en el mercado. Lo anterior lo realiza a través de precisas competencias asignadas a la Superintendencia de Industria y Comercio -en adelante SIC-, que mediante acto administrativo otorga el registro de una marca el que implica para su titular el tener la potestad de ejercer un legítimo derecho de monopolio exclusivo sobre su uso y no uso por parte de terceros lo que circunscribe legítimamente el campo de acción de la autonomía privada sobre el producto o servicio objeto de la marca. Tal como lo hemos planteado en medios académicos, podríamos afirmar que a mayor derecho marcario, existiría menos derecho de la competencia y que a mayor derecho de la competencia, existiría eventualmente una menor posibilidad de regulación del derecho marcario. La tensión que se advierte debe ser resuelta en el marco de un derecho de la competencia que implica amplitud de la regulación para incentivar la iniciativa privada económica y un derecho marcario que determina unas exclusiva de explotación económica a favor de sus titulares. De la misma forma debe tenerse en cuenta que el otorgamiento o la denegación de derechos marcarios es una competencia que -al igual que las investigaciones que se relacionan con la vulneración al derecho de la competencia económica- corresponden a una misma entidad en el ámbito colombiano, ello es, a la SIC. 2. METODOLOGÍA. Se trata de una investigación descriptiva y bibliográfica, básicamente tendiente a determinar si en el marco de las competencias jurisdiccionales y administrativas de la Superintendencia de Industria y Comercio (SIC), existe una verdadera tensión jurídica en materia de Derecho de la Competencia y en el marco del Derecho de Marcas. El contenido del presente trabajo pretende evidenciar la estructuración normativa del Derecho de Marcas en el marco de las competencias de la SIC a efectos de proyectar conclusiones frente al problema jurídico central de investigación planteado en un estudio preliminar realizado con el objeto de determinar la estructuración normativa del Derecho de la Competencia Económica. Por lo mismo se realizó una revisión doctrinal del Derecho de Marcas, así como de los más importantes pronunciamientos emanados de la SIC en materia de otorgamiento de Derechos Marcarios a efectos de verificar la interrelación frente al subsegmento normativo del Derecho de la Competencia Económica. De la misma forma se realizó una exploración de la doctrina nacional y comparada sobre el tema, tendiente a verificar la existencia de la tensión materia de investigación y su eventual resolución en términos de derecho comparado. 3. RESULTADOS. 3.1. EL DERECHO DE MARCAS EN EL MARCO DE LA PROTECCIÓN JURÍDICA A LA PROPIEDAD INTELECTUAL. Los componentes de propiedad intelectual son lo suficientemente amplios, especialmente si se tiene en cuenta que bajo su régimen, se abarcan creaciones literarias, artísticas, científicas, con aplicación industrial, signos distintivos, obtención de variedades vegetales, software, creaciones multimedia, bases de datos, etc., sin que podamos anotar una lista taxativa de los mismos en razón a que toda aquella creación que sea producto de la inteligencia del hombre, de su ingenio y talento es protegible por parte de este especialísimo régimen jurídico (RANGEL MEDINA, 1960). Tal como lo anotábamos en este mismo medio académico (ARIAS, 2006), a pesar de la trascendente categoría de casi todos los segmentos normativos del Acuerdo de Integración Subregional Andino conocido como “Acuerdo de Cartagena”, como los que emanan de regulaciones especificas en materia de transporte, derechos de autor, régimen tributario y de inversiones y régimen comercial y aduanero, una de las facetas más relevantes al interior de dicho acuerdo es régimen jurídico andino en materia de propiedad industrial; el mismo, no solo buscó la protección jurídica de aquellos bienes cuyo objeto es el de distinguir y diferenciar los productos y servicios que se encuentran disponibles en el mercado, sino aquellas creaciones y conocimientos privilegiados de representación económica y de contenido tecnológico. El estudio del Derecho Marcario se enmarca en la modalidad del derecho de propiedad industrial conocido como relaciones jurídicas de los signos distintivos (ROGEL VIDE, 1998). Su régimen busca la protección jurídica de aquellos bienes cuyo objeto es el de distinguir y diferenciar los productos y servicios que se encuentran disponibles en el mercado. Tienen la capacidad de ser representados gráficamente y de ser individualizados en forma univoca. En tal sentido, una marca es por excelencia el signo apto para distinguir productos y servicios en el mercado (OTAMENDI, 1995), siempre que la misma sea susceptible de representación grafica, mediante el uso de palabras, imágenes, figuras, sonidos, olores, letras, números, color delimitado (BERCOVITZ , 2003), táctil, etc. En forma amplia los artículos 135 y 136 de la Decisión 486 de 2000, establecen aquellos signos, que por falta de distintividad o por ser genéricos o descriptivos (Tribunal de Justicia del Acuerdo de Cartagena. Proceso 3-IP-95) o por afectar injustificadamente derechos de terceros, no son susceptibles de ser registrados como tales. Un signo es genérico, cuando el mismo responde a la pregunta: “¿Qué es?” el producto. A efectos de ejemplificar podemos establecer que no podrá registrarse como marca de unas manzanas producidas por una empresa, la denominación: “fruta” (Tribunal de Justicia del Acuerdo de Cartagena. Proceso 27-IP-95). Un signo es descriptivo, cuando responde a la pregunta: “¿Como es?” el producto. En tal medida, no podrá registrarse como Marca de Leche, la denominación “líquido”. Para el Tribunal de Acuerdo de Cartagena: Justicia del “Resulta así que una denominación no tiene necesariamente el carácter de genérica, en lo que a marcas se refiere, por el solo hecho de serlo en sentido gramatical. La condición de genericidad de un vocablo apelativo, que impide jurídicamente que pueda ser utilizado como marca, sólo resulta si es que tal denominación puede servir por sí sola, según el lenguaje que suele utilizarse en el mercado, para señalar o identificar la clase del producto o servicio de que se trata. De allí que la doctrina haya precisado que se está frente a una denominación genérica cuando a la pregunta "¿qué es?" en relación con un producto o servicio, se responde utilizando la denominación genérica. Así, los términos "silla", "mueble", "píldora", "papel", son genéricos en relación con tales clases de productos (...). Un término es genérico, en cambio, desde el punto de vista del derecho marcario, cuando los empresarios del correspondiente sector económico necesitan utilizarlo en alguna forma para señalar el producto o servicio, o cuando por sí solo pueda servir para identificarlo. En tales casos, conforme se ha indicado, no resultaría admisible que un solo empresario pretendiera apropiarse de algo que es común y que los demás empresarios habrían de necesitar, utilizando el lenguaje corriente, para referirse a su producto o servicio”. (Tribunal de Justicia del Acuerdo de Cartagena. Proceso 2-IP-89). No obstante lo citado, la marca individual no es la única existente en el mercado. Efectivamente existen otras como la marca colectiva, que distingue una característica común de productos y servicios pertenecientes a empresas distintas, bajo un control único. Por control empresarial debe entenderse la posibilidad de influenciar directa o indirectamente la política empresarial, la iniciación o terminación de la actividad de la empresa, la variación de la actividad a la que se dedica la empresa o la disposición de los bienes o derechos esenciales para el desarrollo de la actividad de la empresa. Otro prototipo de marca, es la “de certificación”, aplicada a productos o servicios cuya calidad ha sido certificada por el titular de la marca. Su uso debe ser homologable por el Gobierno Nacional ya que según el artículo 187 de la Decisión 486 de 2000, “con la solicitud de registro de una marca de certificación deberá acompañarse el reglamento de uso de la marca que indique los productos o servicios que podrán ser objeto de certificación por su titular; defina las características garantizadas por la presencia de la marca; y describa la manera en que se ejercerá el control de tales características antes y después de autorizarse el uso de la marca. El reglamento de uso se inscribirá junto con la marca”. 3.3.1. LIMITES A LA LIBRE EMPRESA Y LOS INCENTIVOS DEL CREADOR MARCARIO. Los bienes inmateriales se encuentran caracterizados por unas especiales condiciones que los hace claramente diferenciables de los corpóreos; en primer lugar por su evidente temporalidad. Efectivamente los derechos incorpóreos, al ser una creación del ingenio humano, solo tienen un término concreto de protección, vencido el cual, la creación pasará por regla general al conocimiento general, lo que denota la llamada por la Corte Constitucional en Sentencia C-334 de 1993 como “magnanimidad del conocimiento”, representada en su universalidad, ello es, soportada en el hecho de que el conocimiento es la base del desarrollo de la sociedad. Es por ello que la protección otorgada desde el régimen jurídico del derecho de autor solo salvaguarda a sus titulares -personas naturales- durante la vida del autor y 80 años más. En igual sentido, al titular de una patente de invención se le protegerá durante 20 años a partir de la fecha que determine la Superintendencia de Industria y Comercio. De la misma forma, por tratarse de creaciones incorpóreas, el ejercicio del derecho se manifiesta en un monopolio de uso y explotación exclusiva mientras dure el término de protección. Es claro que el conocimiento privilegiado responde a unas inversiones y costes –no necesariamente de carácter económicos- que deben ser retribuidos y estimulados por la legislación, no solo para su perfeccionamiento y desarrollo, sino para permear de incentivos a los creadores de nuevos conocimientos y procedimientos privilegiados. Si no existiera la precisa protección jurídica, el conocimiento producido podría ser entonces utilizado o explotado de forma no conmutativa por quienes no han invertido ningún tipo de recursos en su generación. Podría afirmarse que con lo anterior surgiría, en términos económicos, un “error en el mercado” en la medida en que no se crean espontáneamente suficientes incentivos a los individuos o a las organizaciones para que lleven a cabo inversiones en este bien denominado “conocimiento”, ya sea científico o tecnológico. La divergencia planteada se ha resuelto por parte del legislador, conciliando los extremos de las dos tesis señaladas, ello es, limitando temporalmente el periodo de protección del Derecho de Propiedad Industrial a cortos periodos, que determinen un disfrute de la creación excesivamente inferior frente a cualquier otra manifestación del derecho de propiedad. Cuando en la protección al derecho de dominio se entrelazan elementos relacionados con la citada necesidad social del conocimiento, existen límites a su ejercicio, especialmente en el plano de su disfrute temporal. Recordemos que dichas producciones del talento humano tienen un claro contexto de disfrute universal de los derechos patrimoniales señalados. Es por ello que el registro de una marca otorga exclusiva de aplicación, uso y explotación por el término de 10 años prorrogables (Consejo de Estado. Sentencia de 21 de Mayo de 1992). Su no uso por un término superior a 3 años, determina la cancelación del registro y puede licenciarse obligatoriamente por parte de un tercero (PALAU RAMIREZ, 2005). También es dable licenciar la marca en forma voluntaria mediante escrito contentivo de la transferencia, debiendo el mismo registrarse en la S.I.C. Dicho licenciamiento voluntario, “…implica únicamente la autorización a utilizar la marca, reteniéndose el titular de ésta los restantes derechos relativos al signo en cuestión” (BERTONE y CABANELLAS, 1989, Pág. 302). Dichos límites jurídicos no son más que una manifestación de la legitimación estatal para restringir la competencia genérica en materia de derechos marcarios con el fin de disponer beneficios individuales materializados en un eficaz incentivo económico al creador de la Marca. 3.3.2. LA DIMENSIÓN NEGATIVA DEL MONOPOLIO MARCARIO El derecho sobre una marca, no solamente tiene una dimensión de explotación monopólica de la misma, sino que plantea una dimensión negativa que radica en la potestad de su titular de impedir que terceros sin su autorización utilicen la misma (METKE, 2001). Dicha potestad es manifiesta en el artículo 153 de la Decisión 486 del 2000, que establece que sin consentimiento de su titular, no es posible que terceros apliquen o coloquen “la marca o un signo distintivo idéntico o semejante sobre productos para los cuales se ha registrado la marca; sobre productos vinculados a los servicios para los cuales ésta se ha registrado; o sobre los envases, envolturas, embalajes o acondicionamientos de tales productos”. Tampoco podrán suprimir o modificar la marca con fines comerciales, “después de que se hubiese aplicado o colocado sobre los productos para los cuales se ha registrado la marca; sobre los productos vinculados a los servicios para los cuales ésta se ha registrado; o sobre los envases, envolturas, embalajes o acondicionamientos de tales productos”, ni “fabricar etiquetas, envases, envolturas, embalajes u otros materiales que reproduzcan o contengan la marca, así como comercializar o detentar tales materiales”. Finalmente se denota en el artículo en cita que no es dable que terceros usen signos idénticos o similares a la marca registrada, en cualquier producto o servicio, “cuando tal uso pudiese causar confusión o un riesgo de asociación con el titular del registro. Tratándose del uso de un signo idéntico para productos o servicios idénticos se presumirá que existe riesgo de confusión”. La misma prohibición es aplicable a las marcas notorias “cuando ello pudiese causar al titular del registro un daño económico o comercial injusto por razón de una dilución de la fuerza distintiva o del valor comercial o publicitario de la marca, o por razón de un aprovechamiento injusto del prestigio de la marca o de su titular”. 3.4 LA INTERRELACIÓN DEL DERECHO DE LA COMPETENCIA Y EL DERECHO DE MARCAS EN LA SIC Y EN EL DERECHO COMUNITARIO EUROPEO. La marca pretende la identificación cualitativa de un producto por parte de los consumidores. Ello permite rastrear su origen lo que implica que las marcas facilitan la opción de compra del consumidor. Tal como lo anota la doctrina argentina: “Una vez que un artículo se identifica mediante cierta marca, el consumidor puede volver a adquirir o no el mismo producto, si está o no satisfecho con su rendimiento” (KORS, 1999, Pág. 167). Es claro que una conducta que determine vulneración a los derechos de competencia, también implique vulneración de derechos marcarios, pero dicha interrelación no existe como una regla automática aplicable con efecto erga onmes, sino que solo es verificable en el estudio de cada caso en particular. Si ello se identifica, como lo bien puede evidenciarse en eventos de confundibilidad de marcas (SIC. Concepto No. 2068. Abril 25 de 2003), es claro que deberá iniciarse cada investigación en forma separada en la medida en que dichas acciones no son excluyentes, ya que en referencia específica a la Competencia desleal, la SIC determinó: “la Ley 256 de 1996 no sanciona el comportamiento por infringir las normas sobre propiedad industrial, sino por ser un acto de competencia desleal”. (SIC. Auto 2477de 4 de Noviembre de 2003). Frente a lo expuesto, la interrelación de estos dos sub-segmentos normativos del Derecho Mercantil es más que evidente: tanto el Derecho de la Competencia, como el Derecho de Marcas pretender dinamizar la economía mediante la producción de bienes y servicios que se encuentren jurídicamente protegidos en el mercado. BAYLOS CORROZA (1993) incluye los dos subsegmentos normativos citados bajo el esquema de un Derecho Industrial donde tendrían cabida la Propiedad Industrial, la Propiedad Intelectual, el Derecho de la Competencia Económica y la “Disciplina de la Competencia Desleal”. GOLDMAN y LYON-CAEN (1984, Pág. 205) establecen con claridad que: “El derecho sobre un invento, la patente, en su concepción original tiende a favorecer la creación de los individuos y la difusión colectiva de su resultados; de este modo se acerca al derecho de la competencia y a sus objetivos de estímulo a la innovación y de desarrollo del progreso. Del mismo modo el derecho de marca constituye, gracias a la individualización que permite de los productos, un factor de dinamismo comercial y de protección de los consumidores”. Es por lo mismo que no se avizoraría contradicción alguna en la posibilidad de demandar un actos administrativo emanado de la SIC que reconozca una Marca en acción de nulidad, que pudiera fundarse en el desconocimiento de normas jurídicas, específicamente de las que regulan la competencia económica. Una visión mucho más generalizada de la interrelación entre Derecho de la Competencia y Derecho Marcario apunta a considerar éste último segmento normativo como onmiconprensivo dentro de los Derechos que tienden a la protección de la clientela, específicamente del Derecho de la Competencia: “De tal manera que resulta pertinente el tratamiento jurídico de estas creaciones intelectuales bajo la influencia de las condiciones de concurrencia en el mercado y el contexto regulatorio que establece el derecho”. (KORS, 1999, Pág. 171). En el marco del derecho de la Comunidad Económica Europea, la tensión que se denota como problema jurídico de investigación es resuelta parcialmente en términos de primacía en la aplicabilidad del Derecho Comunitario sobre cada uno de los regímenes normativos de cada uno de los Estados miembros. Efectivamente el Derecho de la Competencia Económica es regulado con amplitud por parte de decisiones de carácter comunitario en tanto que la protección de los derechos de propiedad industrial son regulados conforme a la normatividad interna de los Estados miembros de la CEE. Si bien el mercado común europeo pretende dinamizar la eliminación de restricciones cualitativas a la importación y a la exportación de productos, las mismas pueden mantenerse por razones de protección de derechos de propiedad industrial. Se dice que la tensión es resuelta forma parcial en razón a que Directiva No 89/104/CEE del 21 diciembre de 1988 propone armonización de leyes marcarias de Estados miembros y la Normativa en la de la los No 40-94 del 20 de diciembre de 1993 del Consejo Legislativo establece una amplia regulación frente a la Marca Registrada Comunitaria. 4. CONCLUSIONES. No pocas veces una misma conducta que infrinja el mercado puede ser objeto de reproche mercantil desde las órbitas del derecho de la competencia económica y por parte del derecho marcario. No obstante el primero de los dos subsegmentos normativos tiende a dar protección a los participantes competitivos del mercado mediante su amplitud, en tanto el derecho de marcas tiende a restringir la participación de los competidores, otorgando derechos monopólicos de explotación. Como quiera que el adelantamiento de las investigaciones relacionadas con la afectación al Derecho de la Competencia Económica, así como al Derecho de Marcas es adelantada en Colombia por parte de la Superintendencia de Industria y Comercio (SIC), se hace imperioso advertir si la tensión teórica advertida es igualmente palmaria en el marco de las competencias jurisdiccionales y administrativas de la SIC. En atención a la interrelación que existe entre el Derecho de la Competencia y los Derechos Marcarios es jurídicamente factible que sea el mismo organismo (SIC para el caso nacional), la que determine que una misma conducta quebrante el primer régimen jurídico y que ello a su vez también implique vulneración de derechos marcarios, pero dicha interrelación no existe como una regla automática aplicable con efecto erga onmes, sino que solo es verificable en el estudio de cada caso en particular. Propiedad Industrial. Revista Principia Iuris. No: 5. Universidad Santo Tomas de Aquino-Tunja. Págs.: 21-26. De conformidad con el análisis que se ha adelantado, a más de advertirse una auténtica tensión de ordenamientos legales, que en realidad se denota aparente, existe una limitación de la libertad de competencia en razón a la operancia de los derechos de propiedad industrial. En este contexto debe enfatizarse que es dable que el mismo ordenamiento jurídico imponga límites con el fin de proveer beneficios sociales frente a algunos bienes y servicios, cual es el caso de la implementación de monopolios de derecho como el que establece el artículo 336 de la Constitución Política. Para el caso de la limitación de la competencia por concepto de la vigencia de un registro marcario, se evidencia la misma como inevitable y necesaria ya que no de otra forma podría incentivarse económica y eficazmente al creador de la marca. -______________. (2006). La “desmitificación” de las actividades tradicionales del Derecho Público y Privado: las actividades industriales y comerciales del Estado. Revista Derecho y Realidad. Volumen I. Tomo IV. U.P.T.C. Págs.: 56-72. -ARIÑO ORTIZ, G. (2003). Principios de Derecho Público Económico. Bogotá: Universidad Externado de ColombiaFundación de Estudios de la Regulación. -BAYLOS CORROZA, H. (1993). Tratado de Derecho Industrial. Propiedad Industrial, Propiedad Intelectual, Derecho de la Competencia Económica y Disciplina de la Competencia Desleal. Madrid: Civitas. -BERCOVITZ, A. (2003). Apuntes de Derecho Mercantil. Navarra: Editorial Aranzadi S.A. z 5. REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS 5.1. DOCTRINA. -ARCHILA PEÑALOSA, E. (1994). Antecedentes Constitucionales y Régimen de Prácticas Comerciales Restrictivas. Revista de la Asociación Nacional de Industriales. Pág.: 15. -_____________. (1994). Criterios de aplicación de las normas de competencia. Revista Apertura Internacional. 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HACIA UN NUEVO MODELO DE ENSEÑANZA EXITOSA: DOGMATIZACIÓN FALLIDA DEL DERECHO TOWARDS A NEW MODEL OF SUCCESSFUL EDUCATION: UNSUCCESSFUL DOGMATIZACIÓN OF THE DERECHO Germán Bernal Camacho* Fecha de entrega: 15-05-2009 Fecha de aprobación: 15-09-2009 RESUMEN** Los métodos de aprendizaje en las universidades tienen una forma de enseñanza aislacionalista, donde los estudiantes están sujetos a una especie de barrera con la sociedad y el diario vivir, es importante aclarar que el mundo tiene un movimiento constante conllevando a un pleno cambio social, político y económico, es aquí donde las universidades se basan en una forma de aprendizaje poco ortodoxa y costumbrista a la vez, sin relacionarse con la sociedad. La mayoría de los estudiantes de derecho están en una burbuja de conocimiento donde no es posible interactuar con los casos de la vida real, por esto que la mayoría al momento de graduarse lo primero que se preguntan ¿por qué tiene tantas dudas respecto a ejercer su profesión y solucionar los diferentes conflictos sin miedo a equivocarse? ** * Mg. en Ciencias Sociales. Docente-Investigador Universidad Santo Tomas, Seccional Tunja, miembro del Centro de Investigaciones Socio-jurídicas Director del Grupo de investigación Independencia Judicial. Convenio Universidad Santo Tomas Seccional Tunja – Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia. Email: [email protected] Articulo de reflexión producto del proyecto “Independencia de la Justicia en Tunja”, de la línea de investigación en derecho constitucional y construcción democrática, realizado con la colaboración de la y María Fernanda Murillo Delgadillo Estudiante de Derecho de la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia. Miembro del Grupo de investigación Independencia Judicial Convenio Universidad Santo Tomas seccional Tunja – Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia. Por otro lado las formas de introducir al estudiante al entorno jurídico no son suficientes por estar basadas en la teoría únicamente y donde la única forma de practicar es el consultorio jurídico sin tener el tiempo necesario para una adecuada preparación de los estudiantes frente a las necesidades sociales a las que se enfrentan. ¿Entonces? ¿Porque existen vacíos en la vida profesional del estudiante y egresado de la facultad de derecho PALABRAS CLAVE Dogmática, pedagogía, derecho. ABSTRACT Learning methods in the universities have a isolationist way of teaching, where the students are subject a kina of barrier with the society and the daily life, it’s important to clarify that the world has a constant movement it leads to a social, political and economic change, it’s here where the universities are based in a unorthodox way of learning and manners at the same time, unrelated with the society. Most law students are in knowledge bubble where isn’t possible to interact with the real-life cases, for that reason at the time of graduation the first thing they ask. ¿ Why have they so many doubts about exercise their profession and about to solve the different conflicts without a fair being wrong? On the other hand the ways to students to the legal environment aren’t sufficient because they are based just in the theory, where the unique way to practice is the legal aid without having adequate time to preparing students with the social needs to which they are faced. Then ¿ Why are there gaps in students life and the person graduated from the faculty of law? KEY WORDS Dogmatic, education, law. 1. INTRODUCCION A lo largo de la historia la educación superior ha tenido falencias en materia de la carrera de derecho puesto que sus métodos de aprendizaje han sido teóricos convirtiendo las clases en monótonas y aburridas perdiendo interés frente a los estudiantes transformándolos en sujeto pasivo de la educación. El derecho todos los días está en pleno movimiento, cambiando entonces ¿Por qué los docentes y universidades no han respondido para capacitarse y lograr una educación mas dinámica y participativa para que los estudiantes se integren con los conocimientos enseñados 2. PREGUNTA DE INVESTIGACIÓN O PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA ¿Los estudiantes de las facultades de Derecho, aprenden la profesión de manera tradicional y mecánica, teniendo después dificultades para acoplarse a las exigencias del mercado laboral? 3. JUSTIFICACION Con esta ponencia queremos evidenciar algunas falencias actuales del sistema educativo que manejan las universidades colombianas bajo un régimen teórico, aislacionista, y monótono que han durante muchos años. implementado La idea central es que el sistema de estudio de las universidades colombianas incorporen nuevas técnicas de aprendizaje para crear una educación más interactiva donde los estudiantes lleguen a apasionarse por sus estudios sin sentir aburrimiento y obligación tomando en cuenta que la formación del profesional es solo responsabilidad del estudiante. Estas técnicas de estudio deben acomodarse a la realidad social actual superando el modelo tradicional jurista dogmático innovando en la enseñanza, cubriendo así mas campos jurídicos para poder llegar a un pluralismo jurídico donde el estudiante debe complementarse con el mundo actual y sus diferentes materias históricas, filosóficas, tecnológicas, sociológicas y políticas para formas a si un profesional abierto que pueda manejar los diferentes retos que se presenten día a día pero solo se puede lograr con un cambio en los métodos de enseñanza capacitando a los docentes. 4. OBJETIVOS 4.1 OBJETIVO GENERAL: Identificar si la manera como se enseña el Derecho satisface las expectativas y las necesidades del estudiante frente a su entorno social. 4.2 OBJETIVOS ESPECIFICOS: 1. Analizar los criterios de selección bajo los cuales se escogen los docentes en las facultades de Derecho. 2. Establecer la incidencia del perfil del docente (operador judicial o investigador) en el aprendizaje del estudiante de Derecho 3. Construir conjuntamente docentes y estudiantes formas de enseñabilidad y evaluación objetivas del conocimiento adquirido en el aula de clase. 5. HIPÓTESIS O TESIS El aprendizaje de la carrera de Derecho se encuentra enmarcado por los métodos tradicionales de enseñanza por tanto los estudiantes no manejan las nociones básicas del quehacer jurídico en las situaciones cotidianas. 6. METODOLOGIA El avance de investigación presentado en esta ponencia ha sido posible gracias al seguimiento estricto de una metodología. Se elaboró el estado del arte conformado por textos escritos por Víctor Manuel Rojas, María Cristina Gómez Isaza, Efraín Hugo Richard, Alba Esther Bianchetti, Hector Fix Zamudio, Germán Bernal, Fernando Martínez Paz, entre otros que nos permitiera hacer un acercamiento a la realidad de las cátedras de derecho en Latinoamérica, para luego situarnos en el ámbito local y efectivamente se pudo dar cuenta que muchas características identificadas coinciden; por lo que en este primer avance podemos advertir que compartimos matices muy semejantes. 7. DESARROLLO 7.1 LA ENSEÑANZA DEL DERECHO: CONCEPCION GENERAL Las disertaciones que podamos encontrar frente a los enfoques que se pueden dar a la enseñanza del derecho, no deben alejarnos de su carácter jurídico, a un individuo no se puede atribuir un rol pluridisciplinario en su sociedad, sencillamente porque no podrá realizar todas las profesiones, lo cual explica el porque las demás áreas del conocimiento como la economía, la sociología, la antropología, la psicología y la ciencia política son complementarias y nos ayudan a comprender los fenómenos sociales que van mas allá de la normatividad. 7.2 EL METODO COMPARATIVO derecho nacional, el conocimiento dinámico de los ordenamientos jurídicos, el entendimiento del derecho internacional por nombrar algunos. La situación económica de los países latinoamericanos ha influido en sus relaciones jurídicas, si vemos el ejemplo europeo se evidencia un derecho comunitario basado en las reglas del mercado de la Unión Europea, la cual es una organización relativamente estable y permite muchos puntos de contacto, sucede que en Latinoamérica aunque hay puntos de contacto, no hay las organizaciones como la CAN, el Mercosur, el Mercado Común Centroamericano entre otros, suelen ser variantes, por tanto el derecho esta lejos de unificarse, esta tendencia es incipiente y poco desarrollada. JURIDICO Sin desconocer los métodos pedagógicos de enseñanza, el método jurídico comparativo es uno de los más practicados en las facultades de derecho de nuestras universidades, ha promovido la formación crítica en los estudiantes quienes han tomado los aspectos más relevantes en el panorama jurídico de sus instituciones y los han comparado con los de otros ordenamientos jurídicos los cuales les han facilitado el entendimiento de sus propias figuras legales. Los objetivos que persigue el método jurídico comparativo son la obtención del verdadero nivel científico de los estudios jurídicos, la comprensión del Otra de las falencias identificada es el temor que produce tanto en estudiantes como en docentes asignaturas que exijan la interpretación y la argumentación de las normas jurídicas tales como la jurisprudencia, la argumentación jurídica, la interpretación constitucional, la hermenéutica, etc. 7.3 LA ENSEÑANZA DEL DERECHO: UNA MIRADA FILOSÓFICA Sin caer en discusiones de tipo epistemológico, el conocimiento del derecho se inserta en el estudio de los objetos culturales, es decir objetos reales que se encuentran con la experiencia, que están sujetos a las modificaciones de valoraciones positivas y negativas. La teoría kelseniana nos dice que el derecho debe estudiarse de maneras una estática y otra dinámica, la primera forma se refiere al sistema establecido o jerarquía normativa que regulan las conductas de los hombres y la segunda alude a los actos de creación de la norma y luego su aplicación. Para Carlos Cossio, los objetos culturales podrán estudiarse aplicando el método empírico dialéctico, el cual consiste en entender su sustrato material, no basta con hacer inducciones o deducciones, sino en acomodar modelos didácticos a los contenidos jurídicos propios de la profesión. En la mente del docente existen preponderantemente 3 modelos de enseñanza: a) Un modelo jurídico unidimensional (el derecho como ciencia de normas o normativismo puro) b) el derecho como experiencia jurídica tridimensional (el derecho se concibe en tres dimensiones: como “hecho”, “norma” y “valor”) c) sistemas jurídicos multidimensionales (donde el derecho presenta dimensiones jurídico antropológicas, jurídico sociales, culturales jurídicas, dimensiones ético jurídicas). Estas dimensiones obviamente exigirán nuevos puntos de vista metodológicos. La función que cumplen estos modelos es muy importante en el sentido que “median” -en las palabras Fernando Martínez Paz- entre la teoría y la práctica de la enseñanza, porque sirven para interpretar y explicar los rasgos y significados de elementos de la ciencia jurídica. a. LO TEORICO PRÁCTICO: ETERNA Vs. LO CONTIENDA Esta contienda atraerá la atención donde quiera que se encuentren reunidos dos o más abogados, tomando en cuenta que la enseñanza práctica ha sido uno de los aspectos que más se ha descuidado en las facultades de nuestra región. Que en las palabras del tratadista Héctor Fix Zamudio “ha predominado de manera abrumadora, la exposición de los conocimientos doctrinales, que inclusive ha recibido por su interés y formalismo el nombre de dogmática”. (Cursiva fuera del texto) La exageración tradicional de nuestros estudios jurídicos abrumadoramente teóricos, se esta abriendo paso entre los tratadistas latinoamericanos deseosos de superar el abuso de la “dogmática”, una inclinación por los llamados estudios empíricos. La experiencia mexicana en la UNAM nos indica que desde 1978 han implementado la figura de las “clínicas de la enseñanza del derecho” que se asemeja a lo que en Colombia conocemos como los “consultorios jurídicos”, han también desarrollado cursos básicos de conocimiento jurídico que se dicta desde los primeros semestres de acuerdo al nivel que el estudiante vaya alcanzando. Los docentes reciben instrucción especial dirigida a familiarizarlos con la pedagogía: como el trabajo en equipo, el dialogo, etc. Pues no es lógico pensar que funcione una clase pedagógica en un ambiente tradicional como el latinoamericano. Es fundamental buscar la participación del estudiante en la clase, no sirve de mucho tener alumnos “esponjas” en el decir de Piero Calamandrei; ó que parezcan objetos inertes o metafísicos que en vez de “estudiar” el derecho parezca que el derecho los ha tomado como “objetos de estudio” La oralidad del jurista ha convertido las clases en monólogos y los estudiantes han optado por tomar una actitud pasiva, sin embargo sería injusto afirmar que las falencias en la enseñanza del derecho recaen en exclusiva en el modo de transmitir el conocimiento, se han percibido como grandes obstáculos tanto en las universidades mexicanas como en las nuestras de Tunja, los siguientes: La indisciplina del estudiante para realizar una labor continúa frente a los contenidos del programa, el exceso de estudiantes en las aulas, la escasez del personal docente, la penuria del material bibliográfico y hemerográfico. 7.5 LOS JURISTAS LATINOAMERICANOS Y LA ENSEÑANZA DEL DERECHO Desde hace algunos años la preocupación por la enseñanza del derecho ha preocupado a los juristas latinoamericanos, quienes por medio de artículos, libros y ponencias han manifestado sus inquietudes acerca de la imperiosa necesidad de renovar la enseñanza del derecho tradicional, las primeras conferencias en Latinoamérica se organizaron en México (1959), luego en Perú (1961), después en Chile (1963), posteriormente en Uruguay (1965) y finalmente en Argentina (1964). Esta ultima quizá la más productiva de todas porque logró unificar posiciones de las distintas facultades de Derecho en la consolidación del Centro Latinoamericano de Docencia e Investigación Jurídicas. Las universidades latinoamericanas deben estas importantes conexiones entre si, al precedente sentado por las universidades europeas que organizaron en la Universidad de Cambridge, Inglaterra, el I Coloquio de la enseñanza del Derecho los días 18 y 19 de 1952. La UNESCO se mostró bastante interesada frente a la problemática así que no dudó en hacer el mismo estudio en otros países como: Bélgica, Egipto, Francia, Estados Unidos, Gran Bretaña, India, Líbano, México por supuesto y Suecia bajo la dirección del conocido jurista Charles Eisenmann, los resultados se publicaron en 1954, su segunda edición mucho mas completa y actualizada, y que por cierto incluyó a la República Federal de Alemania, Rumania y la Unión Soviética, se publicó en 1972. 7.6 PERFILES DEL JURISTA 7.6.1 EL OPERADOR JUDICIAL Un docente de Derecho que pertenezca por demás a la rama judicial, mantiene un compromiso con la institucionalidad, esto no necesariamente indica que su cátedra debe estar sujeta al Estado que representa, pero si debe ser cauteloso con la manera como imparte el conocimiento a sus estudiantes, su metodología depende de un conjunto de factores como su experiencia, su éxito, su prestigio, sus publicaciones individuales, y su preparación en universidades de reconocimiento nacional y mundial, los cuales son altamente valorados por las distintas universidades que suponen que un docente bien formado producirá estudiantes analíticos. La formación académica del docente será desde luego uno de los factores más importantes para una enseñanza de calidad, sin embargo debe complementarse con el estudio en docencia universitaria, solo una educación acuciosa en técnicas de aprendizaje lograra una transmisión efectiva del saber. Es muy común en nuestras universidades el llamado fenómeno del “magistradismo”, consiste además de priorizar las orientaciones de carácter formal, doctrinal y procedimental por encima de lo sustantivo del derecho, rendir algo de “pleitesía” a estos personajes manteniendo tendencias de autoritarismo, reverencias e imposiciones que nublan el modelo pedagógico con discursos memorísticos y descontextualizados. 7.6.2. EL INVESTIGADOR El docente de derecho que a la vez es investigador es consciente de que se parte de la poca credibilidad del derecho como medio para resolver los conflictos sociales, sin embargo nuestra sociedad no es ajena al movimiento del derecho y espera a que sea la ley quien proponga las soluciones, es por eso que la investigación se convierte en una obligación ética, política y social, nuestras universidades locales adelantan procesos de investigación para ser tenidos en cuenta en la acreditación institucional pero además manifiestan una preocupación por interpretar la realidad jurídica. El docente investigador hace la invitación permanente a la publicación, no se requiere ser uno de los “clásicos” (Kelsen, Carnelluti, Carrara, o Jellinek) para publicar, las ideas se expresan sin ser intérpretes de los doctrinantes del primer mundo. La enseñanza del derecho en el marco de la investigación debe ser analítica no memorista, recaer en el estudio objetivo de las causas no en las opiniones personales o lo que es peor en la individualización de las personas. 7.7 CRITERIOS DE SELECCIÓN DEL PERSONAL DOCENTE Día tras día, a las facultades de Derecho ingresan grupos de estudiantes muy numerosos, como consecuencia se requiere el aumento paulatino del personal docente y de una ampliación material pronta que no siempre se dan por diversas razones, en principio porque muchas facultades que ofrecen el programa de derecho son públicas y dependen de los recursos que gire el gobierno, las universidades privadas a causa de la crisis económica han visto reducido el número de aspirantes, se cree que el derecho por ser una profesión de las más tradicionales es sinónimo de estabilidad así que los estudiantes hacen lo que sea necesario por obtener su titulo universitario, lo cual produce efectos colaterales como la movilidad social hacia centro urbanos específicos o los que se conocen como “ciudades universitarias”. Con este preámbulo, la selección del personal docente se hace por concurso de meritos, para garantizar igualdad entre los candidatos, pero como sucede que en las facultades siempre habrá quien se oponga al nombramiento, el criterio a seguir será la formación del docente. La experiencia mexicana nos muestra que los juristas candidatos a docentes reciben una preparación previa para ser docentes y se ha comprobado que se elevo la calidad de la enseñanza, en nuestras universidades si es publica y si es para docente de planta presenta el concurso de meritos y si obtiene la calificación más alta se queda con la vacante, y si el docente es ocasional firmara un contrato con un numero de horas a cumplir, no hay instrucción al respecto de pedagogía en la enseñanza, hay confianza en que el docente sabe hacer su trabajo. 8. CONCLUSIONES PARCIALES En México y en nuestras universidades de Tunja encontramos una enseñanza del derecho en decadencia, se caracteriza por estar muy arraigada en lo tradicional, lo verbalista, lo magistral y la oratoria, por otra parte los estudiantes hemos asumido una actitud inerte y pasiva frente a las problemáticas de nuestro países. La pedagogía que ha contribuido en mejorar la manera de enseñar el derecho se ha topado con grandes obstáculos que le impiden su aplicación exitosa. Las universidades locales y las mexicanas no están formando juristas capaces de afrontar los cambios complejos de nuestros países y del mundo, por lo que es preocupante imaginar en manos de que profesionales del derecho quedarán las futuras generaciones. No es bueno hacerse a la idea que el derecho que aprendemos a diario será por siempre tradicional y dogmático, los doctrinantes latinoamericanos y los estudiosos del derecho en Colombia (las redes de investigación, los directores de revistas indexadas, los tratadistas) ya han identificado esta situación desde hace mucho y trabajan para oxigenar esas posturas anticuadas de enseñanza y lograr conjuntamente mejores modos de entender la ciencia jurídica. Finalmente, coincidimos con Edgar Morín en: “la misión de la enseñanza es transmitir, no saber puro, sino una cultura que nos permita comprender nuestra condición y ayudarnos a vivir.” Asimismo sostiene que la educación del futuro requiere de siete saberes necesarios: 1) Evitar las cegueras del conocimiento, el error y la ilusión. 2) Promover los principios de un conocimiento pertinente. 3) Enseñar la condición humana. 4) Enseñar la identidad terrenal. 5) Enseñar a enfrentar las incertidumbres. 6) Enseñar la comprensión. 7) Enseñar la ética del género humano. Si cada docente puede mejorar su condición de mediador entre el alumno y los contenidos, creo que la sociedad toda se beneficia. 9. REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS -AZÓCAR, Ramón (2007), Repensar la reforma educativa según Edgar Morin, en Mexico, extraido de http://www.edgarmorin.org/Default.as px?tabid=208 en diciembre de 2007. -CARNELUTTI FRANCESCO, Metodología del Derecho, Valletta ediciones, Cap. Fed., julio 1990. -COSSIO, Carlos (1927), La reforma universitaria o el problema de la nueva generación, Buenos Airess. Espasa. -GIMENO, Sacristán, (1992) Comprender y transformar la enseñanza, Madrid, Morata. -MARTINEZ PAZ, Fernando (1996) La enseñanza del derecho, Córdoba, Ediciones García. -MORIN, Edgar (2000) Los siete saberes necesarios para la educación del futuro, México Capital. Federal. (Elaborado para la UNESCO), Nueva visión ediciones. -MORIN Edgar (2001), La cabeza bien puesta (repensar la reforma –reformar el pensamiento) México Capital Federal. Nueva visión ediciones. ECOLOGIA INTELECTUAL DEL SITIO DE PRODUCCION DE LA TEORIA PURA DEL DERECHO INTELLECTUAL ECOLOGY PRODUCTION SITE OF THE PURE THEORY OF LAW. Carlos Alberto Pérez Gil* Fecha de entrega: 20-10-2009 Fecha de aprobación: 03-02-2010 “Aquellos que ignoran su historia están destinados a repetirla” Marx “Aquellos que ignoran el contexto en que se hallan las ideas, están destinados a malentenderlas.” Janik-Toulmin RESUMEN** El artículo se propone esbozar del ambiente ecológico intelectual de la Viena de Hans Kelsen en la que se subsume la descripción de cuatro temas:(a) la teoría pura del derecho y su adaptación al ambiente científico; (b) Kelsen y sus ideas; (c) la cultura austro-húngara; y (d) la sociedad vienesa y sus problemas, en el primer tercio del siglo pasado. En consecuencia, se desarrollaran dentro del marco epistemológico del sociofuncionalismo desde la perspectiva de Stephen Toulmin, los siguientes temas: primero se describe la población teórico-conceptual del Derecho, y su interpretación por la comunidad de científicos. Segundo, se describe la realidad socio-cultural de Viena en el primer tercio del siglo XX. Tercero se describe la con-formación intelectual de Hans Kelsen en un ambiente sociocultural. PALABRAS CLAVES. Ecología intelectual, sitio de producción, sitio de recepción, adaptación, población conceptual. ** * Mg. En derecho Universidad Nacional de Colombia, Docente-Investigador adscrito al Centro de Investigaciones Socio-Jurídicas de la Facultad de Derecho, Universidad Santo Tomás de Aquino-Tunja. Correo: [email protected] Articulo de investigación producto del proyecto de investigación “Exploración sobre las actuales empresas intelectuales en Filosofía Jurídica”, vinculado a la línea de investigación: Filosofía Institucional Político-Jurídica en Dialogo con el Derecho Público contemporáneo del Centro de Investigaciones Socio- jurídicas la Universidad Santo Tomás de Tunja. ABSTRAC The article aims to outline the ecological environment of the Vienna intellectual Hans Kelsen in which subsumes the description of four themes: (a) the theory of law and its adaptation to scientific environments, (b) Kelsen and his ideas, (c) AustroHungarian culture, and (d) Viennese society and its problems in the first third of last century. Consequently, we develop within the socioepistemological framework of functionalism from the perspective of Stephen Toulmin, the following topics: first describes the theoretical and conceptual population of law and its interpretation by the scientific community. Second, it describes the socio-cultural reality of Vienna in the first third of the twentieth century. Third-describes the intellectual training with Hans Kelsen in a socio-cultural environment. KEYWORDS Intellectual ecology, production site, reception site, adaptation, population conceptual. 1. INTRODUCCIÓN El artículo tiene como objetivo esbozar del ambiente ecológico intelectual de la Viena de Hans Kelsen en el que se subsume la descripción de cuatro temas:(a) la teoría del derecho y su adaptación al ambiente científico; (b) Kelsen y sus ideas; (c) la cultura austro-alemán; y (d) la sociedad vienesa y sus problemas, en el primer tercio del siglo pasado. La comprensión de los estos temas será posible por la integración de factores psico-sociohistóricos y factores psico-individuales los que en adelante se denominarán ecología intelectual. Su determinación está íntimamente ligada con el fenómeno del traslado, trasplante, implantación o adaptación de ideas, teorías, conceptos y culturas que en el campo de las iusteorías se conoce como recepción. Hasta mediados del siglo pasado se desvinculaba de la creación intelectual, su relación con los factores ideológicos, religiosos, políticos, económicos, sociales, científicos etc. Un ejemplo de tal perspectiva, era narrar el origen del pensamiento filosófico como “el milagro griego”. Otro ejemplo es el de narrar la historia de la segunda guerra mundial preponderando la descripción intelectual del Adolf Hitler anulando factores sociales, culturales, de Alemania. O en general, en el caso de la historia de la ciencia, el no explicar las relaciones entre desarrollo científico y contextos culturales. Pero gracias a los estudios etnográficos y a las corrientes socio-funcionales, es posible mejorar la comprensión del pensamiento en contextos socio-históricos. Para el caso de la teoría jurídica hay que resaltar que sin duda alguna uno de los conceptos que funciona como eje comprensivo es el de “recepción”. Grosso modo, el fenómeno de la recepción de una teoría jurídica consiste en las interpretaciones y aplicaciones a casos concretos de una teoría en contextos culturales, científicos o intelectuales distintos a la de su lugar de producción. Tradicionalmente, y sin mayores embalajes, en la academia, supone una relación dinámica por parte de la teoría foránea al ser transformadora del quehacer judicial local y una relación pasiva o acrítica por parte del operador recepcionador. Y en consecuencia, se soslayan aspectos del concepto de la recepción, tanto las condiciones sociales, ideológicas, culturales, intelectuales de los lugares de producción y recepción; como los factores psico-individuales de la persona del teórico–creador o del teórico-recepcionador. Por último, en éste “natural” tratamiento académico del sentido del concepto “recepción”, las teorías son des-vinculadas del origen-destino social y humano, y son re-presentadas como categorías abstractas cuyos autores son presentados como sujetos lógicos abstraídos de cualquier realidad histórico-cultural. Las consecuencias “necesarias” en el ambiente académico dominado por tecnicismo, el practicismo y el dogmatismo, es el conocimiento “Light” del componente teórico del derecho. El tema del artículo cobra vigencia al aparecer recientemente la publicación de la tesis doctoral en Harvard del profesor colombiano Diego López Medina titulada “La teoría impura del derecho. La transformación de la cultura jurídica latinoamericana”; en la que se plantea, el fenómeno de la recepción de la Teoría Pura del Derecho en Hispanoamérica. En la obra del maestro Medina López, plantea diferencias en lugares de recepción y producción de la obra del maestro Kelsen en las se presentan tergiversaciones de la teoría “Pura del Derecho” en virtud de la insuficiente capacidad comprensiva de los teóricos recepcionantes (López Medina, 2004, Pág,13) La tesis central del profesor López sobre la tergiversación en América Latina de la obra de Hans Kelsen está sustentada sobre la hipótesis según la cual el transplante de ella se hizo por teóricos con supuestos filosóficos opuestos a la Teoría Pura del Derecho. (López Medina, 2004, Pág. 13) López afirma que los teóricos locales o regionales, por su condición de subdesarrollo desempeñan el rol de aprendices débiles-efebosque terminan siendo prisioneros teóricos, respecto a alguna de las obras canónicas de la Teoría Transnacional del Derecho (López Medina, 2004, Pág. 44). Como consecuencia de la combinación de modos de tergiversación o mala lectura de la Teoría Pura del Derecho, en América Latina, ocurrieron varios fenómenos que determinaron una lectura transmutada, sub-estándar local y hermenéuticamente incompleta. (López Medina, 2004, Pág. 342). En consecuencia, el texto del profesor López invita a la comunidad académica a problematizar, el tema de las condiciones intelectuales, llamadas aquí ecología intelectual, tanto del lugar de producción como del lugar de recepción de la teoría Pura del derecho. El artículo pretende describir los factores intelectuales –ecología intelectualque determinaron la creación de la de la Teoría Pura del Derecho, para que se contrasten con los factores intelectuales –ecología intelectual- de recepción en Colombia entre en un primer momento. Tema éste que fue materia en mi ponencia del Congreso Internacional de filosofía de del derecho1. tipos.). (Toulmin Stephen, 1971, Pág. 145 3. LA ECOLOGÍA INTELECTUAL COMO METÁFORA DE LA EXPLICACIÓN CIENTIFICA. Es decir en una y en otra población – especies vivas, teoríaslas posibilidades de perpetuación, extinción y mutación dependen del medio ambiente; la una factores físicos la otra de factores intelectuales de uso. También, tanto en las especies vivas como las especies conceptuales los factores que determinan su perpetuación, extinción y mutación se denominan ecología: una física la otra intelectual. Concretando, el que un concepto, una teoría o un marco conceptual, sea utilizado en un medio ambiente intelectual, depende de factores, religiosos, políticos, sociales, científicos, etc., estos factores serán denominados como; ecología intelectual. En este articulo como el publicado en nuestra revista número diez se instrumenta la teoría de la evolución epistemológica en la versión del maestro Ingles Stephen Toulmin en su texto la comprensión humana. (Toulmin Stephen, 1971). En el precitado numero de la revista Principia Iuris, se mencionó que la concepción de la teoría de la ciencia de Toulmin se inscribe en el grupo de corrientes historicista en las se utiliza “la metáfora de la evolución de las especies del darwinismo” En el caso de Toulmin la hipótesis sobre la evolución conceptual es la siguiente: “La teoría poblacional darwinista de la “variación y selección natural” es un ejemplo de una forma más general de explicación histórica, y que este mismo esquema es también aplicable, en condiciones apropiadas, a entidades y poblaciones históricas de otros 1 Al respecto cabe mencionar nuestro trabajo: Pérez Gil, Carlos Alberto. Marzo 2009. Las impurezas de la Teoría impura del derecho. Interpretación adaptativa de Luis Nieto Arteta. Primer congreso de Filosofía del derecho Teoría y argumentación Jurídica Universidad Libre. Bogotá. Por otro lado, hay que insistir que, también, en el precitado artículo se explicito la función comprensiva que cumple la metáfora. (Toulmin Stephen, 1971, Pag. 41). Aquí la metáfora permitirá comprender que la Teoría Pura del derecho, es la especie viva cuya perpetuación fue posible por la existencia de factores psico-individual y socio-históricos existentes en Viena. 4. LAS POBLACIONES TEÓRICOCONCEPTUALES Y LOS AMBIENTES ECOLÓGICOS INTELECTUALES Ahora bien, es necesario detenerse para explicitar las cualificaciones de concepto y teoría para Toulmin. Aceptado que los instrumentos mediante los cuales el género humano se apropia cognitivamente del mundo son los conceptos, sin embargo, ellos también están lastrados, desde su origen de experiencia sensible individual y de experiencia cultural. Por ello, los conceptos poseen una doble condición: su significado individual y su significado colectivizado por el uso cultural. (Toulmin Stephen, 1971, pag. 49). De la misma manera, el lenguaje presenta una evolución selectiva en la medida en que cambian los ambientes ecológicos intelectuales. El lenguaje, como instrumento de expresión del pensamiento evoluciona en la medida en que cambia la experiencia sensible y social. Pero en la medida en que la sociedad se tornó más compleja, las organizaciones intra-sociales van creando selectivamente nuevos conceptos específicos. (Toulmin Stephen, 1971, Pág. 51). En consecuencia, existe una correspondencia de la evolución de la experiencia sensible, cognitiva, social o personal con la extinción o perpetuación de conceptos. De otra manera, la producción intelectual está condicionada por la experiencia social y no puede existir la originalidad por fuera de ella. La existencia poblacional de los conceptos usados por una colectividad requiere una complejidad explicativa histórica, sociológica y psicológica. (Toulmin Stephen, 1971, Pág. 132) A manera de síntesis, podemos afirmar, entonces, que los conceptos poseen una doble condición de adaptabilidad interpretativa. La primera, a la población de los conceptos preexistentes. La segunda a las variables histórico-culturales. El significado de los conceptos y teorías es reflejo del tiempo, del lugar y de los modos habituales de la conducta social. De no existir alguna interpretación adaptativa o un ambiente intelectual receptivo que permita que el nuevo concepto se inserte en el medio, el nuevo concepto no formará parte del “orden explicativo” racional de un medio cultural determinado. Así lo expresa Toulmin: Los conceptos que emplea un hombre, lo patrones de juicio racional que reconoce, cómo organiza su vida e interpreta su experiencia, todas estas cosas dependen, al parecer, no de las características de una “ naturaleza humana” universal o de la evidencia intuitiva de sus ideas básicas solamente, sino también del momento en que nació y del lugar en que vivió. (Toulmin Stephen, 1971, Pág.63) Por otro lado, se debe dejar claro que la inclusión de un nuevo concepto en la población conceptual utilizada está determinada por la posibilidad de aceptación de los usuarios históricossociales de dicha población conceptual, pero esa posibilidad de aceptación no depende de la misma población de conceptos, sino de factores ajenos a ésta, como son los políticos, religiosos, ideológicos etc. Y ello, se debe a que en el mundo de usuarios, existen jerarquías dentro de las cuales una determinada adecuación interpretativa, o su no uso, está condicionada por criterios de autoridad. Entonces, el desequilibrio de la relación isomórfica conceptos-realidad lo determina factores dominantes de poder cultural que poseen una noción de “orden racional”.2 2 La naturaleza isomórfica de la relación conceptos-realidad, se rompe cuando aparecen nuevas realidades que los esquemas conceptuales no aceptan como nueva forma de realidad. La historia ha mostrado que diferentes eventos según los cuales se descubre que La historia de la ideas científicas ha demostrado que el factor cultural (político, religioso, ideológico, etc.,) niega la posibilidad de cambio conceptual y que todo intento de inserción en el esquema explicativo de un nuevo concepto es herejía. Los detentadores de poder cultural tenderán al mantenimiento del statu quo explicativo. (Ibíd. Pág. 29). Por ello, hasta casi el año mil ochocientos, los filósofos y científicos se hallaban limitados dentro de una visión del mundo ahistórica, que incluía doctrinas filosóficas heredadas de los griegos y una escala de tiempo ortodoxa basada en las Sagradas Escrituras. Ellos no estaban en situación de poder captar la verdadera antigüedad del mundo natural; y esto, a su vez, les ocultaba la mutabilidad de todas las cosas naturales. (Toulmin Stephen, 1971. Pág. 31). La concepción de la materia en la física del siglo XVII es que ésta poseía propiedades geométricas o mecánicas o ambas a la vez. (Toulmin Stephen, 1971.. Pág. 31). Todos los objetos materiales contenían pequeñas partes tridimensionales de diferentes formas geométricas. El Mundo de la Materia recibía una cantidad de movimiento en la creación bíblica original. Con fundamento en ello, se llegaba a la ciertos hechos físicos, sociales o políticos ponen en duda la relación de equilibrio explicativa de los esquemas conceptuales aceptados tradicionalmente por la colectividad son repelidos por factores extrínsecos al mismo esquema conceptual-explicativo. Ello porque, la correspondencia o no de la relación conceptos-realidad, la determinan los poderes culturales dominantes que poseen una noción de “orden racional”. Pero, también la historia de las ideas científicas ha demostrado que este factor de poder de “orden objetivo” niega la posibilidad de cambio conceptual y que todo intento de inserción en el esquema explicativo de un nuevo concepto es herejía y los detentadores del poder cultural tenderán al mantenimiento del statu quo explicativo. diferenciación entre Materia y Mente. Para preservar la distinción fundamental entre funciones mentales y estructuras materiales debía reducirse a un mínimo absoluto el entrelazamiento de la Mente y la Materia. Como resultado de todo esto, la física del siglo XVII conducía a los filósofos hacia un modelo que separaba los problemas epistemológicos de los hechos empíricos de la neurofisiología. (Toulmin Stephen, 1971. Pág. 33). Por último, el modelo socio-funcional desde la perspectiva del pensador inglés Stephen Toulmin la relación de conceptos-teoría con el medio cultural está determinada por criterios de funcionalidad explicativa; es decir, los conceptos y teorías para una sociedad no son ciertos o falsos, simplemente se articulan en un todo “armónico” con criterios ideológicos, políticos, etc., haciendo que conceptos y teorías sobrevivan adaptándose a tales condiciones de medio cultural- ecología intelectual-,como quedó aclarado anteriormente. En conclusión, para efectos de lograr el objetivo del artículo, se desarrollaran dentro del marco epistemológico del socio-funcionalismo desde la perspectiva de Stephen Toulmin, los siguientes temas: primero se describe la población teórico-conceptual en la comunidad de científicos. Segundo, la descripción de la realidad sociocultural de Viena en el primer tercio de siglo. Tercero se describe la conformación intelectual-fisiologíapsicológica- de Hans Kelsen en un ambiente socio-cultural. 5. AMBIENTE INTELECTUAL DE HANS KELSEN LA ECOLÓGICO VIENA DE Repito. La integración de factores fisiopsicológicos individuales de Hans Kelsen con factores socio-históricos constituiría el ambiente ecológico intelectual de la Viena del primer tercio del siglo pasado en la población de la teoría jurídica. Por ello, se desarrollaran los temas enunciados. 5.1. La población teórico-conceptual usada a principios de siglo XX en la Viena. Pero es Toulmin, desde el marco metodológico del socio-funcionalismo, atrás esbozado, en su obra “La Viena de Wittgenstein” (Toulmin, S. y Janik. R., 1974), es el que describe tanto la problemática cultural de la sociedad vienesa del primer tercio del siglo pasado, como la población teóricoconceptual que yacía en el ambiente científico de la época. Empecemos por este último factor de la ecología intelectual. Se debe afirmar, de entrada, que el marco de discusión sobre la cientificidad del conocimiento humano en Viena entre 1890 y 1914 estaba determinado por la filosofía kantiana y su consiguiente aplicación positivista. En consecuencia, el pensamiento kantiano irradio, las teorías de la física, la psicología, la música, la arquitectura y, por supuesto, el derecho. Desde Inmanuel Kant se habían determinado las condiciones de cientificidad del conocimiento, estas postulan como presupuestos la experiencia empírica y la experiencia subjetiva –trascendental- del objeto. Es decir, la experiencia cognitiva se concreta en dos actividades intuición y representación del objeto. En consecuencia, los objetos de conocimiento que no cumplen tales condiciones forman parte del conocimiento metafísico y no científico. Pues bien, un primer paso para la construcción de cientificidad de los saberes disciplinares será la purificación de elementos metafísicos que históricamente habían estado presos por influjo de poderes ideológicos y morales, como anteriormente se narró. En consecuencia, Kant distingue entre los fines –límites- dados por la ciencia y los confines –lo ilimitado o infinitodados por la metafísica. Sin embargo, hay que precisar que la razón tiende, naturalmente, a traspasar los límites de la experiencia para alcanzar el mundo de lo infinito: Dios, el alma, inmortalidad. Sin embargo, es hacia finales del siglo XIX que se comienza a discernir el término “representación” aplicable a la física y a la psicología. En un primer sentido, el término “representación” es entendido un empleo “sensorial o perceptual”, dado por el sentido de la filosofía empirista de Hume y Locke. Así, ocurría en la teoría óptica de Hermann von Helmomholtz y en la teoría del conocimiento de Ernst Mach. (Toulmin, S. y Janik. R., 1974, Pag.166). Para éste último, todo conocimiento se funda en la sensación,-el cual llama específicamente elementos- como datos de los sentidos. Entonces para Mach el mundo es: “La suma total de lo que aparece a los sentidos. Así, pues, los sueños también son “elementos” constitutivos de mundo. (…)A los conceptos abstractos, ideas, representaciones, se las reduce similarmente a los datos de los sentidos, identificándolas con conceptos de especies que hacen posible que tratemos eficazmente con grupos de “elementos”. ((Toulmin, S. y Janik. R., 1974.Pag.168) Mach, siguiendo los postulados de la teoría kantiana, rechazaba los términos y objetos que pudieran ofrecer un cariz de metafísica, y consideraba que los problemas de la ciencia era triple: Primero, la conexión de las representaciones, el cual le correspondía a la ciencia de la psicología; segundo, el descubrimiento de las leyes de las sensaciones que le corresponde a la física y por último, el establecimiento de la leyes de las conexión entre las sensaciones y las representaciones que le corresponde la psicofísica.( (Toulmin, S. y Janik. R., 1974, pag. 169) Otro científico que influyo en la conformación del ambiente intelectual de la Viena de principios de siglo fue el físico Heinrich Hertz. El utiliza en su teoría de la mecánica cuántica los términos: “imágenes” y “diseños” de los fenómenos dados por los modelos matemáticos. El afirma: “es posible tener modelos diferentes de unos mismos objetos, y estos pueden diferir en variados respectos.(…)de entre dos modelos de un mismo objeto es más apropiado aquel que comprende en su interior más relaciones esenciales del objeto.”(Ibíd.P.177). Las tres características que ha de tener una representación de un fenómeno son: coherencia lógica, correspondencia con los datos empíricos, y simplicidad expositiva. En consecuencia, por un lado, Hertz propone, que un modelo, es completo pues puede explicar cualquier realidad fenoménica posible; la estructura de un modelo de la realidad, está caracterizada por tener coherencia propia, sin necesitar del elemento empírico. Los elementos de tal estructura no necesitan estar derivados de la percepción; más bien se corresponden con consecuencias posibles de eventos observados. (Toulmin, S. y Janik. R., 1974, pag. 180). Ludwig Boltzmann, es otro científico que toma elementos kantianos para aplicarlos, en este caso a la mecánica estadística. A partir de la noción de “sistema” como “secuencias posibles de acontecimientos observados” hizo un método general de análisis teórico de la física. (Toulmin, S. y Janik. R., 1974, pag. 180). Pero, es en el campo de la ética en donde mayor huella condicionante deja la reflexión kantiana. A partir de Kant se elimina toda posibilidad de sustentar la moral en “ley natural”, la “naturaleza humana”. La moral será motivada por la necesidad de realizar actos determinados por la razón. En la metafísica la razón se ve obligada a ir más allá de los límites del entendimiento. Es Arthur Schoppenhauer quien lleva a los límites de radicalidad el criticismo kantiano, para el cumplimiento de los fines de la moral. Así, el campo abonado en el marco de la reflexión kantiana, cosechado por las distintas teorías científicas, permitió que Hans Kelsen, reorientara la relación tradicional de derecho y justicia, como unión espuria; la validez del saber jurídico sobre una estructura axiomática; una definición de sistema normativo como sistema explicativo completo y, por último, un objeto de la ciencia jurídica determinado por un dato sensorial: la norma. 5.1.1. La población teóricoconceptual de la concepción del derecho de Kelsen. Como producto intelectual, puede afirmarse que la obra del profesor vianes Hans Kelsen, es producto de su tiempo y de su lugar. Es tal la dinámica aplicación de los postulados kantianos, positivistas y formalistas en todas las disciplinas científicas en Viena en la primera década del siglo, que no es temerario afirmar, que si no lo hubiera hecho Kelsen en la ciencia del derecho, lo hubiera hecho otro teórico, como lo afirma el maestro colombiano Rafael Carrillo Lúquez: “El titulo mismo de la teoría de Kelsen parece nacido de las propias entrañas de su tiempo, como para afianzar más la armonía de uno de otro, y el carácter determinante del último. Tan determinante es aquí el factor tiempo, y tan determinada esta teoría, que no sería nunca una audacia de nuestra parte afirmar que Kelsen es aquí sólo una causalidad, es decir, que si Kelsen no hubiera aportado a la cultura jurídica esta teoría, la habría aportado otro.” (CARRILLO, LÚQUEZ. Rafael. 1947, Pág. 47) El mismo maestro Carrillo más adelante afirma: “No es otra cosa que un azar el hecho de que la personalidad de Kelsen haya forjado esta teoría, un azar de que la actualidad hizo uso para dar a luz a lo que latía ya conmovedoramente en su seno”. La negrilla por fuera de texto. (CARRILLO, LÚQUEZ. Pág. 50). El eje fundamental del procedimiento metódicos kantianos determinado por la “separación” la “descontaminación” entre presentación y representación, entre ciencia y metafísica; todo en aras de la “pureza” en los productos de la razón. Pues ésta es otra carrera que libran los teóricos en sus respectivas ciencias. Por dos razones ésta motivada tal carrera: o por razones del orden teórico o por razones político-practicas. Veamos las primeras. Como se viene narrando hacia principios del siglo pasado existía un fenómeno de “contaminación” según la cual cada ciencia estaba integrada por elementos tradicionalmente ajenos a ella. Así, lo narra el maestro Rafael Carrillo, Lúquez, en su ensayo titulado “ambiente axiológico de la teoría pura del derecho: “Para comenzar a la realización del imperativo que manda hacer de cada ciencia una ciencia pura, ataca Uexkuell el mal de la ciencia biológica, que quería a física; Einstein ataca el mal de la física que se había reducido a matemática pura; Spengler quiere liberar la historia de la economía y de la antropología. (CARRILLO, LÚQUEZ. Rafael. 1947, Pág.51,) Janik Toulmin, en la precitada obra consideran que el común denominador de tal explosión intelectual es la idea de “separación”,”desgajamiento” o “limitación” de la racionalización de la realidad. Así, ocurre en la pintura impresionista se hace una separación entre el lenguaje tradicional, que trasciende los límites del lenguaje, y una crítica social. En “El Tractatus LogicoPhilosophicus” Ludwing Wittgenstein se propone separar el mundo de los hechos y el mundo de los valores. Además, mostrar que lo más valioso del hombre es el expresar y éste no se pude realizar a través del lenguaje ordinario. En el periodismo Karl Krauss propone separar el describir y la emotividad. En la arquitectura Adolf Loos (precursor del banhauss) separa la funcionalidad y lo artístico del objeto; separación del hecho del valor artístico. Niega que la ornamentación se una con la función. Es así que el artista en sus impulsos interiores es el que determina la representación artística del objeto. En la literatura, entre otros muchos Hugo Hoffmannsthal y Rilke proponen que a la precariedad del lenguaje lingüístico para expresar las vivencias que se hace necesario recurrir a otros lenguajes: el musical. Freud, también en su teoría sicoanalítica realiza la separación entre el consciente y el subconciente. En la música Arnold Hendel, el maestro del dodecatonismo el cual fue autor otro vienés Arnold Schönberg, en sus obras realiza la separación entre forma y fantasía. En la filosofía del Circulo de Viena se propone separar el lenguaje vulgar del lenguaje científico univoco3. En la jurisprudencia Kelsen se propone separar el “ser” del “deber ser” en el derecho. En la Teoría Pura del Derecho se propone expurgar de todo elemento ideológico (todo juicio de valor del objeto).Y los factores científicos naturales (extraídos de disciplinas distintas al derecho). Cuando Kelsen afirma la separación del “ser” y “deber ser”, del “derecho natural” del “derecho positivo”, no hace más que afirmar las condiciones metódicas de la filosofía Kantiana. El punto de partida de Hans Kelsen, sobre el cual pretende fundamentar la independencia metódica de la “ciencia del derecho” es la distinción entre juicios del ser y juicios del deber ser. Pues bien, según Kelsen la ciencia del derecho no tiene que ver con la conducta fáctica –social, política, ideológica, moral, etc.- de los hombresque es el mundo del Ser-; sino únicamente con lo jurídicamente preceptuado –lo establecido por las normas jurídicas- que es el mundo del Deber Ser. En consecuencia, el derecho no es una ciencia de los hechos sociales, como la sociología. Ni ocuparse del cumplimiento de fines de justicia, campo de la metafísica; sino una ciencia de las normas jurídicas. Su objeto no es explicar lo que sucede, sino determinar la lógica jerárquica del 3 El Círculo de Viena surgió a principios de la década de 1920 a 1930, cuando Moritz Schlick, en torno del cual se agrupó, llego de Kiel para ocupar la cátedra de filosofía en la Universidad de Viena. En el aspecto filosófico sus principales miembros fueron Rudolf Carnap, Otto Neurath, Herbert Feigl, Friedrich Waismann, Edgar Zilsel y Victor Kraft. El Circulo se origina en el interés de precursores del “positivismo lógico” y publican su intención en un folleto. Entre los contemporáneos, los fundadores del Circulo seleccionan a Einstein, Russell y Wittgenstein por sus afinidades. También en 1929, el Círculo de Viena organizó su primer congreso internacional el cual celebró en Praga, y entre 1930 y 1940 le sucedieron nuevos congresos en Könisgberg, Copenhague, Praga, París y Cambrige. Wittegenstein no se adhirió oficialmente al Círculo, pero mantuvo estrechas relaciones. sistema jurídico. Su carácter científico solo está caracterizado a limitarse a su al estudio de las normas, ha mantener “puro” su método de toda mezcla de elementos ajenos metafísicos, religiosos, ideológicos, sociológicos morales, etc. Para Kelsen la ciencia del derecho no se ocupa de contenidos, sino de la estructura lógica de las normas jurídicas, examina el sentido, la posibilidad y los limites de un enunciado jurídico general. Por ello, si el derecho es una ciencia, solo puede ser una doctrina de “formas puras” del derecho. En consecuencia, el Derecho como en la racionalidad matemática su objeto es estudiar un sistema de proposiciones formales ordenadas con la coherencia de un sistema axiomático. 5.2. Descripción de la realidad sociocultural de Viena en el primer tercio de siglo XX. Se debe mencionar que el imperio austro-húngaro del cual su capital era Viena, comprendía buena parte de Europa central hasta los límites de Turquía su origen en el tiempo se situaba desde 1770. El imperio fue gobernado por la dinastía de los Habsburgo, con una bien establecida organización de poderes y una estabilidad constitucional. Sin embargo, la pérdida de la primera guerra mundial produjo cambios fundamentales en la mentalidad nacionalista: una ruptura con el pasado y una actitud pragmática de construcción social de nuevas realidades intelectuales. Situación contradictoria: aversión al pasado y esperanza en el futuro. Ello se concreta en un adjetivo de “kakania” o “Excrementia” o “Fecalandia” contra el “modernismo” representado por el pensamiento de hombres tales como Sigmund Freud, Arnold Schönberg, Adolf Loos, Oskar Kokoschka, Hans Kelsen y Ernest Mach.(Toulmin-Janik, 1974, Pag.13) Esta situación de “fecalandia” y de “modernismo” de principios de siglo es transformada profundamente. Primero, por los problemas de rápidos cambios económicos y de turbulentas minorías étnicas; una potencia cuya estructura constitucional establecida era, en puntos esenciales incapaz de adaptarse a los requerimientos nuevos de su cambiante situación histórica. Y segundo, la primera guerra mundial de 1914 que produce el desmoronamiento del imperio. Al respecto los autores afirman: “Para los austriacos, aún más que para la mayoría de los demás europeos, la guerra del 14 fue un trauma y un punto de inflexión. (…) Pero sólo en Rusia y en Austria los años que van del 1914 al 1920 comportaron una ruptura completa con el pasado. (…)Esta situación pesó más sobre los vieneses, especialmente sobre la generación nacida a finales de 1880 y 1890, que ahora podía ver desmantelado el marco de su existencia social y nacional precisamente cuando se acercaba a su madurez individual.” (Toulmin-Janik. 1974, Pág. 304) Esta situación provocó efectos actitudinales distintos entre la aristocracia tradicional, intelectuales, científicos y artistas. Pero frente a la nueva Austria de posguerra estaba todo por hacer para la pragmática mayoría de la población. En consecuencia, frente a la crisis traumática de la perdida de la situación imperial y el enfrentamiento a una situación calamitosa institucional, económica, y de depresión social, se recurre a una actitud de utilizar los restos del naufragio. Para sobrevivir se opta por rechazar lo abstracto, lo metafísico lo especulativo, para utilizar lo técnico, lo práctico. Así comenta la situación Janik- Toulmin: Un kelsen, un Búhler o un Lazarfeld pocas dudas podían tener de que los valores podían ser cosa práctica. Se tenía que configurar una constitución, se tenía que establecer un parlamento, se tenía que poner en situación de trabajo un sistema eficaz de democracia social. (…) Era, pensaban los pragmáticos, la hora de construir; y para todos esos hombres el positivismo-histórico y constructivos de Mach. (Toulmin-Janik. 1974, Pag. 306) Así entonces, el ambiente ecológico intelectual de Austria era predominantemente positivista; como una especie de utilitarismo empírico socio-político, que propició cambios en el arte, la ciencia y las prácticas políticas. En éste ambiente intelectual se desarrolla la vida y obra de artistas, científicos políticos y juristas entre los que se encontraba Hans Kelsen. 5.3. La con-formación intelectualfisiología-psicológicade Hans Kelsen. Para efectos de delinear una fisiología psicológica de Hans Kelsen, la mejor fuente de información es sus autobiografías misma. Kelsen escribió dos autobiografías, la primera en 1927 y la otra en 1947 las cuales fueron publicadas recientemente por la Universidad externado de Colombia. (Kelsen Hans, 2008) En ellas se narra las vicisitudes de un joven de escaso recursos que, a pesar de nacer en Praga se educa en Viena. Ya en su estancia de bachillerato, en el Gimnasio leyó a Kant. Así, lo expresa: “Como núcleo de su filosofía entendí – justa o injustamente- la idea de sujeto, que produce el objeto en el proceso en el proceso de conocimiento. Mi autoconciencia, permanentemente herida por la escuela y ansiosa de satisfacción, encontró evidentemente es esta interpretación subjetivista de Kant, en la idea del yo como centro del mundo, la adecuada expresión filosófica. Al culminar el bachillerato mi deseo era el estudiar filosofía.” (Toulmin-Janik. 1974, Pag. 71) Narra que su experiencie academica universitaria, fue basicamente autodidacta. Durante su instancia profesional siempre tuvo como gua metodologico a Kant.Desde temprano, detecta el sincretismo del derecho entre sicologia, sociologia, moral y se propone estudiarlo. (Toulmin-Janik. 1974, Pag. 54.) En su primer obra titulada:“Problemas capitales de la teoria juridica del estado,desarrollada desde la doctrina de la proposición juridica“ publicada en 1911 se da cuenta de su cercania con los neokantianos Windelband y Cohen de la escuela de Marburgo. Poco antes de la primera guerra mundial se convierte en docente de derecho público de la escuela superior para el comercio Mundial.(Ibíd.P. 55) Y posteriormente, permanece durante diez años 1919-1929 como profesor ordinario de derecho del estado en la facultad Jurídica de Viena. (ToulminJanik. 1974, Pag. 119).Kelsen siempre considero como unidad indisoluble de estudio el derecho y el estado. Así lo expone : “ La cuestión decisiva con respecto a la esencia del estado me parece ser<.qué constituye la unidad en la multiplicidad de individuos que integran esa comunidad.(...)La tesis de que el estado,conforme a su naturaleza,es un orden juridico relativamente centralizado, que en consecuencia el dualismo estado y derecho constituye una ficción,que se apoya en una hipóstasis animista de personificación,con cuya ayuda se suele representar la unidad juridica del estado,se ha convertido en un elemento esencial de mi teoria jurídica.(...)en tanto esa teoria del estado es una parte esencial de la teoria pura del derecho, a ésta puede considerársele como una teoria especificamente asutriaca“ (Toulmin-Janik. 1974, Pag.120). Frente a la ya narrada crisis del imperio austro-hungaro y resucirse a republica austro-alemana, Kelsen es llamado por Karl Renner, canciller como asesor en la primer Constitución provisional en el cual historicamente se le atribuye la creación del primer tribunal constitucional.as{i lo expresa Kelsen: “De hecho,la asamblea Nacional constituida arpobó con proporcionalmente pocas modificaciones uno de los proyectos elaborado por mi.el aprte que me llega mas cerca y que considero mi obra personal, el control constitucional, no sufrio en la negociaciones parlamentarias ninguna modificación.“(la negrilla por fuera de texto) (Toulmin-Janik. 1974, Pag. 133). En el tribunal constitucional permanecio Kelsen como ponente principal hasta 1929,fecha en la cual los mienbros del tribuanal fueron nombrados por el propio gobierno. 6. BIBLIOGRAFIA. - Bieber L. (2002) La república de Wieimar. Génesis, desarrollo y fracaso de la primera experiencia republicana alemana. Edit. Unam. México. - Bloon, H. 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DERECHOS DEL ENFERMO DERIVADOS DEL CONSENTIMIENTO INFORMADO PATIENT RIGHTS DERIVED FROM THE INFORMED CONSENT Enrique López Camargo* Fecha de entrega: 03-07-2009 Fecha de aprobación 17-11-2009 RESUMEN** Lo novedoso surgido en bioética médica tiene que ver con la inclusión del concepto consentimiento informado, expresado bajo la autonomía del paciente y que está regulado en todos los países del mundo y no ajeno a la legislación colombiana, con la adopción rigurosa de los protocolos médicos que se plantea a la luz de los decretos derivados de la emergencia social. Igualmente se plantea el aporte jurídico a la actividad médica, como es la aparición consecuente y necesaria de algunos Derechos Fundamentales que deben respetarse en los pacientes: el derecho a la salud y la vida, el derecho a la autodeterminación, el derecho a la libertad religiosa y de conciencia; el derecho al cambio de tratamiento; el derecho a la intimidad personal y el derecho a morir con dignidad, entre otros. PALABRAS CLAVE Actividad medica, Consentimiento Informado, Derechos, Salud, medicina, Protocolos, Autodeterminación, Paciente, ABSTRACT The latest in medical bioethics is concerned with the inclusion of the concept of informed consent, expressed ** * C. Mg. en Derecho Administrativo, Docente USTA Tunja; [email protected] Articulo de investigación científica, producto del proyecto de investigación para optar el titulo de Magister en Derecho Administrativo. under the patient's autonomy, regulated in all over the world and no stranger to Colombian law, adopting strict medical protocols arisen in the light of the decrees from the social emergency. As well, the legal support for the medical activity, as it is the consequent and necessary occurrence of certain fundamental rights to be observed in patients: the right to health and life, the right to self determination, the right to religious freedom and conscience, the right to change of treatment, the right to personal privacy and the right to die with dignity, among others. KEY WORDS Medical activity, informed consent, rights, health, medicine, protocols, selfdetermination, patient. 1. INTRODUCCIÓN La doctrina y la jurisprudencia moderna, han sostenido, la teoría del consentimiento informado, mediante el cual el paciente recibe de parte del médico una información precisa, clara y suficiente para que aquél decida de manera autónoma y libre someterse a un tratamiento médico, terapéutico o quirúrgico. Esta información le permitirá aceptar o rechazar los procedimientos, ya que ella adquiere especial importancia, como actividad preventiva del galeno, así como trascendencia probatoria, si tiempo después de la intervención, se llegare a presentar una situación sobreviniente que derivare algún daño. Los médicos y doctrinantes, doctores Juan Pablo Barreneche y Julio César Galán Cortes, coinciden en manifestar que: “el consentimiento informado es el fruto del paso de beneficencia a autonomía, y una de las máximas aportaciones que el derecho ha hecho a la medicina”, Desde el surgimiento del consentimiento informado en 1957, se viene dando la importancia necesaria al principio de la autonomía del paciente, quien en virtud de este delega en el medico la responsabilidad de su tratamiento, dándose así un giro de 180 grados en la neoetica medica, que de la esfera de lo personal se transporta a lo social, en razón de que este consentimiento muchas veces es otorgado por sus familiares y parientes cercanos, a lo que se conoce como el consentimiento sustituto. Este principio y derecho a la vez que tiene el paciente a la libre autodeterminación, contempla la posibilidad de retirar el consentimiento de forma libre cuando este así lo solicite, previo el diligenciamiento de los protocolos médicos necesarios. En Colombia la legislación correspondiente, ha reglamentado tímidamente sobre ética médica en la ley 23 de 1981 (código de ética médica); por manera de ejemplo el artículo 15 de la citada ley precisa lo siguiente: “el médico no expondrá a su paciente a riesgos injustificados. Pedirá su consentimiento para aplicar los tratamientos médicos y quirúrgicos que considere indispensables y que puedan afectarlo física y psíquicamente, salvo en los casos en que ello no fuere posible, y le explicara al paciente o a sus responsables de tales consecuencias anticipadamente”, y no se preciso nada sobre la autodeterminación del paciente, sin embargo el decreto 3380 reglamentario de la ley 23 de 1981 si contempla al respecto lo siguiente: “el médico respetara la libertad del enfermo para prescindir de sus servicios, siempre y cuando el paciente tenga capacidad de manifestar su libre albedrío” A la luz de la declaratoria de emergencia social, decretada por el gobierno nacional de Colombia en diciembre de 2009, se limitó injustificadamente la autonomía del médico, para formular un medicamento no POS o adelantar un tratamiento en enfermedades excepcionales, pero se enfatizo sobre el consentimiento informado y la autonomía del paciente en los siguientes términos: ”Cuando un paciente adulto, consciente y mentalmente competente o el legitimado para dar el consentimiento por él mismo, se niega a aceptar las recomendaciones formuladas por los profesionales médicos y odontólogos en observancia de los estándares, estos deben respetar la primacía de la autonomía del paciente, y así lo expresaran en la declaración de consentimiento informado en los términos que fije el Ministerio de Protección Social para tal fin”. (Decreto 131 de 2010). Ahora bien, del consentimiento informado se deriva una serie de derechos tales como el derecho a la salud y la vida, el derecho a la autodeterminación, el derecho a la libertad religiosa y de conciencia; el derecho al cambio de tratamiento o medicamento; el derecho a la intimidad y el derecho a morir con dignidad (eutanasia) entre otros, los cuales le son inherentes a un paciente, y de los que puede hacer uso ya se trate por cuestiones de fe y conciencia, o porque se busque un bienestar propio o ya por principios de dignidad humana, que no admite su desconocimiento. El paciente en principio goza del pleno derecho de su autonomía para tomar determinaciones entorno a su estado de salud, desconocerlo podría generar alguna responsabilidad por la prestación del servicio médico, y corresponde asumirla a la entidad tal como lo prevé la Constitución Política. La carga de la prueba, en esta clase de procesos, incumbe a las partes, tal como lo establece el Art. 177 del C.P.C., pero en grado especial será el médico quien tendrá que probar, que proveyó la información necesaria, oportuna y clara a su paciente, sobre su estado de salud, y las consecuencias que se generarían por su tratamiento lo que lo llevaría finalmente a confiar en su médico y expresar con plena madurez y libremente su voluntad. 2. DERECHOS DERIVADOS DEL CONSENTIMIENTO INFORMADO Lo novedoso surgido en bioética médica tiene que ver con la gama de derechos derivados del consentimiento informado, algunos de estos tímidamente planteados en la legislación colombiana, a pesar de la aparente rigurosidad con que se tramitan los protocolos médicos. En tal sentido existe un amplio tratamiento jurisprudencial de parte de las altas cortes colombianas, que permiten comprender mejor las situaciones que se presentan en el contexto nacional. Igualmente se plantea el aporte jurídico de origen constitucional a la actividad médica, como lo es la aparición consecuente y necesaria de algunos derechos fundamentales que deben respetarse a los pacientes. El derecho a la salud y la vida, el derecho a la autodeterminación, el derecho a la libertad religiosa y de conciencia; el derecho al cambio de tratamiento y de profesional de al salud; el derecho a la intimidad y el derecho a morir con dignidad, entre otros. 2.1.El derecho autodeterminación: a la El termino autonomía se deriva del griego autos que significa “propio” y nomos que traduce “reglas”, “autoridad” o “ley” y se utilizo con el propósito de referenciar el autogobierno y la autorregulación de las ciudadesestados helénicas. A su turno el diccionario jurídico Espasa precisa: “es el derecho de los pueblos a disponer de sí mismos”. Desde entonces, el término ha tenido una gran connotación en su aplicación a las personas que hacen el ejercicio de derechos tales como la libertad con responsabilidad y la toma de decisiones que implique el compromiso de la voluntad sin coacción1. Dicho esto, las decisiones autónomas, se analizan a partir de sus agentes, quienes lo harán así: intencionalmente, con conocimiento de la situación y lejos de influencias externas que pretendan controlar y decidir sobre los actos, no sin advertir que la autonomía no tiene el carácter de absoluta 1 Principio de ética biomédica que establece la libertad y autonomía que tiene el paciente a tomar las decisiones que mas convengan en torno a su salud. El profesor y tratadista De Castro2 establece que la autonomía privada es el poder de autodeterminación de la persona y lo define en los siguientes términos:”aquel poder complejo reconocido a la persona para el ejercicio de sus facultades, sea dentro del ámbito de libertad que le pertenece como sujeto de derechos, sea para crear reglas de conducta para si y en relación con los demás, con la consiguiente responsabilidad en cuanto actuación en la vida social”. De lo preceptuado por el citado jurista, se presenta una estrecha relación con lo establecido en el Código Civil Español en cuanto tiene que ver con el principio de la personalidad que se sustrae al derecho subjetivo y la autonomía privada respectivamente. El principio de la autodeterminación lo hemos venido tratando en la parte inicial del presente escrito, pero se hace necesario precisar o ahondar en otros aspectos no menos importantes. El tratadista Máx. Charlesworth3, plantea lo siguiente respecto del consentimiento y autonomía:”El derecho a la autonomía o autodeterminación es de hecho el fundamento de todos los demás derechos humanos ya que no tendría ningún sentido hablar de “derechos” a no ser que seamos capaces de decidir por nosotros mismos y ser responsables de nuestra vida”. 2 El connotado tratadista español considera que el enfermo esta prevalido de un poder de decisión, muy complejo por demás, pero no ajeno a los adelantos jurídicos que en materia de salud están imperando. 3 De acuerdo con Charlesworth la autodeterminación es la corteza de la que se derivan los demás Derechos Fundamentales; una persona que carece de la autonomía para tomar determinaciones, tendría limitados todos los demás derechos. El principio autonomista propende por el respeto a las decisiones libres y voluntarias de los pacientes, aun aceptando aquellas que en un momento dado pongan en riesgo su salud e incluso la muerte, llevando a este a decidir con excesivo individualismo, en detrimento de la obligación natural que cobija al médico cual es la de procurar la mejoría o curación del paciente4. El respeto al principio de la autonomía lleva consigo la inobjetable obligación de no intervención en los asuntos de los pacientes, sino también la de asegurar las condiciones necesarias para que su elección sea autónoma. Por el contrario, no respetar la autonomía personal es ignorar, desconocer o contravenir las decisiones que “libremente” se desean tomar para su propio beneficio. Es menester precisar que la corriente autonomista surge en contraposición a la corriente paternalista o asistencialista y que la Constitución política de Colombia de 1991 recoge al contemplar la concertación del médico con el paciente sobre el tratamiento que se la va a ofrecer. “Esta relación tiene dos componentes, uno de carácter técnico-científico y otro de carácter volitivo. El primero comprende el conocimiento, la experiencia y el buen juicio del galeno, mientras que en el segundo esta expresada la voluntad del paciente, preservando de esta manera 4 Según los tratadistas FRANCO ZULOAGA y AGUDELO YEPES no están totalmente de acuerdo que el paciente tome determinaciones que contraríen la autonomía del galeno bien para formular, bien para tratar, pues, en ocasiones éstas pueden ser contrarias a su salud, llevándolo a enfrentar riesgos innecesarios. la autodeterminación y la dignidad humana”5 . “El principio de respeto a la autonomía puede formularse de manera negativa Así: las acciones autonomías no deber ser controladas ni limitadas por otros. Este principio plantea una obligación amplia y abstracta que no permite cláusulas de excepción, a título de ejemplo se puede precisar: “debemos respetar los puntos de vista y derechos de las personas, siempre que sus ideas y acciones no supongan un grave perjuicio para otros. De esta obligación deriva el derecho a la autodeterminación, que defiende una serie de derechos de autonomía, incluyendo los de confidencialidad e intimidad”. 6 Así mismo, la autonomía puede ser considerada de forma positiva, lo que implica ser respetuoso, además de ofrecer la información y favorecer la toma de decisiones autónomas. Cooperación entre las partes comprometidas es el elemento esencial a destacar, lo que de suyo se deriva en la interrelación, logrando así por parte del médico una mayor comprensión tanto del enfermo como de su tratamiento curativo7. 5 El paternalismo y el asistencialismo medico ejercido sobre el paciente durante muchos años, sufren un serio revés con la aparición de consentimiento informado, que le permite al paciente decidir autónomamente sobre muchos aspectos de su salud. 6 El Principio de autodeterminación tiene límites para el paciente, en los casos que a partir de este ponga en riesgo su salud o su vida. 7 El médico debe lograr un máximo de comprensión a la situación del enfermo, solo así y mediante la empatía de las partes se lograra el resultado esperado: mejorar la salud de una persona. En el ordenamiento constitucional colombiano, también se debe tener en cuenta el aspecto que nos ocupa y que esta prescrito en el artículo 16 de dicho normativo conocido como “el derecho al libre desarrollo de la personalidad”, principio del cual la Corte 8 Constitucional se ha ocupado en los siguientes términos: “……el derecho al libre desarrollo o desenvolvimiento de la personalidad o de libertad de opción y de toma de decisiones de la persona, ejercido dentro del marco de los respetos de los derechos de los demás y el orden jurídico, es un derecho constitucional fundamental pues no solo así se encuentra consagrado en el articulo 16 de la constitución política, el cual hace parte del capitulo I, el titulo II denominado de los derechos fundamentales….En cuanto coartan a la libertad que posee ”X” de decidir si se somete o no a un tratamiento médico y las modalidades del mismo, e interfieren indebidamente la potestad de autodeterminarse, conforme a su propio arbitrio dentro de los límites permitidos, en lo relativo a lo que en su juicio es más conveniente para preservar su salud y asegurar una especial calidad de vida” Ghersi9 a su turno precisa lo siguiente sobre las decisiones autónomas de las personas:” los seres humanos tienen la capacidad de elegir racionalmente y actuar de acuerdo a sus convicciones. Ello debe ser respetado y dicho respeto se manifiesta cuando uno toma en cuenta las opiniones y decisiones de las personas autónomas, absteniéndose de interferir en su elección siempre que no perjudiquen a terceros. Acto seguido plantea que la autonomía debe cumplir con los siguientes tres requisitos: a) una acción autónoma no debe ser forzada, b) implica tener opciones reales y c) debe poseer toda la información relevante” 2.2.- Limites a la autonomía de la libertad Como ya lo mencionamos, la autonomía no tiene el carácter absoluto, muy a pesar de que quien tome una decisión autónoma, lo haga con plenas facultades y juicio. Veamos las principales limitantes existentes: *Capacidad de las personas: bien tomar una decisión; corresponderá en tal sentido a su representante legal obrar de conformidad, sin que dicha decisión ponga en grave riesgo su salud o la vida misma. De igual forma ha de predicarse ésta de aquellas personas que padecen trastorno mental, trátese de niño o adulto “que por razones orgánicas o no presenta alteración en su pensamiento, afecto, juicio, razocinio y conducta que le impide su libre autodeterminación y el adecuado desarrollo de relaciones interpersonales y vida en comunidad, ya sea en forma temporal o definitiva”10 o de quienes a pesar de su mayoría de edad no están en condiciones físico-mentales V.g. los autistas, personas con síndrome de down o cualquier otro tipo de enfermedad relacionada con daño 8 La libre autodeterminación del paciente, con los límites establecidos va encaminada a proteger el derecho fundamental del libre desarrollo de la personalidad. 9 A decir de GHERSI ,la decisión autónoma, solo permite la intervención de médico cuando esta vaya en contra de la salud del paciente o se cause daño a los demás. 10 Especial cuidado se debe tener con pacientes que padecen ciertas enfermedades que afectan la capacidad cognitiva y de decisión ha sostenido la Corte Constitucional Colombiana. cerebral o neuronal grave para decidir autónomamente y será el galeno en compañía de sus familiares o representante legal los llamados a decidir cuál es el tratamiento aconsejable a seguir. *Las leyes existentes: Tomar una decisión que atente contra su propia vida o la de su representado está expresamente prohibido en Colombia, tal como se desprende del mandato constitucional contenido en el artículo 11º- “el derecho a la vida es inviolable…” De esta afirmación se desprende la protección de un valor esencial que tiene inusitada importancia incluso desde el momento de la concepción y esto incluye la protección del naciturus, frente a quien la madre no puede tomar determinaciones que atenten contra su integridad y por lo cual sea necesario hacer una imputación jurídica sobre su conducta. Sin embargo es preciso destacar que la Corte Constitucional en sentencia C-355 de 2006 despenalizo el aborto en el evento de presentarse estas tres situaciones: a) Caso de violación, b) Cuando la vida de la madre se encuentre en peligro de muerte y c) por malformaciones del que esta por nacer. Especial atención merece la referencia a grupos indígenas del sur de Colombia, que basados en su filosofía de vida, mitos y patrones culturales practican en las niñas la extirpación del clítoris para prevenir posibles infidelidades y privan de la vida a recién nacidos que presentan problemas físico-mentales demasiado evidentes y que se traduciría en la degeneración cultural. *La moral y buenas costumbres: La donación de órganos, sangre, esperma y óvulos en vida del donante implica la exclusión absoluta de valor pecuniario alguno, por lo tanto el orden moral se verá seriamente quebrantado cuando un paciente pretenda consentir la extracción de órganos de su cuerpo con fines netamente mercantilistas. En igual situación se encontraría aquella persona que pretenda el cambio de sexo por conveniencia social o por razones de moda, así como también la notoria transformación de su rostro por evadir responsabilidades de orden legal o atender preceptos religiosos o imposiciones de grupos sociales severamente cuestionados; de la misma manera que lo hace quien solicita al galeno la extracción de alguna parte de su cuerpo para facilitar las practicas sadomasoquistas, manifestar pertenencia a grupos o sectas religiosas contradictoras del orden socio-cultural y ejercitar comportamientos públicos inmorales maximizados a través de publicidad mediática. 2.3.- El derecho a la libertad religiosa y de conciencia. Muy seguramente es motivo de extrañeza, que cuando un paciente acuda a una EPS, ya se trate por consulta externa o bien por remisión al galeno especialista, el dependiente de la institución le pregunte sobre su confesión religiosa; esta situación solo busca identificar y valorar la tendencia confesional del paciente, a efectos de practicar los tratamientos legal y médicamente permitidos, pero también tener en cuenta las consideraciones que en materia religiosa deban hacerse. Sabido es que algunas creencias religiosas no comulgan con tratamientos terapéuticos o quirúrgicos en los cuales sea necesario realizar la transfusión de sangre. A título de ejemplo existen los fieles “testigos de Jehová”, personas que obedeciendo a sus principios religiosos se niegan a consentir procedimiento transfusional alguno, sobreponiendo por encima del derecho a la vida, el derecho a creer en dogmas religiosos. Situación como la aquí planteada, no solo pone ante una disyuntiva al médico, sino ante un real apuro profesional que de no sortearse satisfactoriamente lo puede ver implicando en una investigación ético-medica o incluso enfrentar en los estrados judiciales una investigación penal. ¿Qué sucedería en el caso de un medico que desacatando preceptos de orden religioso logre salvar la vida de un paciente mediante el procedimiento de la transfusión sanguínea? Desde el punto de vista ético, esta situación podría llevar al médico a ser investigado por el Consejo de ética médica y la Procuraduría General de la Nación, para determinar responsabilidades en este sentido, aunque resulte verdaderamente insólito, desde la óptica de lo científico, y presupuestando que muy a pesar de este proceder el paciente falleciera, la investigación penal por el hecho dañoso, con fundamento en la culpa. La Corte Constitucional Colombiana ha hecho pronunciamientos en tal sentido precisando que por encima de estas creencias esta el deber del médico de velar por el cuidado de la salud y la vida del paciente. El Vaticano ha producido sendos documentos que hacen referencia a la libertad religiosa. La Declaración ”Dignitatis Humanae” en su capítulo I precisa la siguiente definición:”los hombres tienen derecho a la libertad religiosa en el sentido de que deben estar libres de toda coacción, para que nadie sea forzado a obrar contra su conciencia o se vea impedido de actuar de acuerdo con ella. Este derecho se funda en la dignidad de la persona y debe ser reconocido por la autoridad civil. Los hombres están obligados a buscar la verdad, pero no pueden hacerlo de un modo ajustado a su naturaleza sino en un clima de libertad religiosa y de inmunidad de coacción” Lo dicho aquí por la declaración en cita, deja al hombre la libertad de tomar sus propias decisiones incluso en su salud y la vida misma siempre y cuando con ellas no se atente contra su dignidad personal y la plena convicción al obrar. 2.4.- El derecho a una muerte digna. La Eutanasia “consiste en la actividad según la cual un sujeto por razones humanitarias, tiende a liberar a una víctima del dolor o de una vida que él considera sin calidad, y le causa la muerte ya sea por acción o por omisión. Por acción, cuando la conducta del sujeto tiende a suprimir directamente la vida. Por omisión, cuando se evitan los medios ordinarios que se le deben a la persona por considerar que esa vida ya no tiene valor”11 11 El derecho a una muerte digna ha sido motivo de discusión en todos los escenarios internacionales de la ciencia médica, encontrando entre sus actores a unos que apoyan y quienes controvierten este derecho Un Estado social de derecho tal como esta previsto constitucionalmente en Colombia, está llamado a proteger en sus asociados el derecho a la vida, de manera como lo precisa el artículo segundo inciso segundo respecto de los fines esenciales del Estado: “las autoridades de la republica están instituidas para proteger a todas las personas residentes en Colombia, en su vida, honra, bienes, creencias y demás derechos y libertades, y para asegurar el cumplimiento de los deberes sociales del Estado y de los particulares”. A su turno la Corte Constitucional12 ha llegado un poco mas lejos en este sentido a la vez que ha referenciado el principio de la dignidad humana en los siguientes términos:” la integridad física, psíquica y espiritual, la salud, el mínimo de condiciones materiales necesarias para la existencia digna, son elementos constitutivos de una vida integra y presupuesto necesario para la autorrealización individual y social”. ¿Es posible aceptar entonces, que si el Estado tiene el deber jurídico de proteger la vida de los ciudadanos, estos puedan autónomamente en momentos de precariedad extrema de su estado de salud decidir con la asistencia de un medico su continuidad o no? El código penal colombiano en su articulo 326 ha tipificado como delito el homicidio por piedad en los siguientes términos: "El que matare por piedad, para ponerse sus intensos sufrimientos provenientes de la lesión corporal o enfermedad grave e incurable incurrirá en prisión de seis meses a tres años". Con base en sendas demandas la Corte Constitucional recibió una acción de inconstitucionalidad sobre justamente este artículo, por la cual, el demandante aducía lo inconstitucional de ese artículo por ir contra los principios del derecho a la vida protegido constitucionalmente y como consecuencia se disminuía el valor de la vida de un enfermo incurable, al de una persona en perfecto estado de salud como lo hacía el homicidio simple. La Corte concluyó en el año 1997 que no se estaba violando la constitución marcando un precedente (jurisprudencia) en este tema. Pero esto permitió que la Corte se diera cuenta de las consecuencias que podía tener el consentimiento de la víctima por los cuales resultaría una razón para despenalizar la eutanasia si participa este factor. El tratamiento jurídico dado al tema de la eutanasia por la Corte 13 ha derivado en Constitucional , sendas sentencias, que en particular se refieren al desarrollo del articulo 12 de de la Constitución Política de Colombia; ha dicho el juez colegiado lo siguiente: “el derecho fundamental a vivir en forma digna implica entonces el derecho a vivir dignamente, pues condenar a una persona a prolongar por un tiempo escaso su existencia, cuando no lo desea y padece profundas afecciones, equivale no solo a un trato cruel e inhumano, prohibido por la carta, sino a una acumulación de su indignidad y de su autonomía como sujeto moral. La 13 12 A Decir de la Corte Constitucional en sentencia de noviembre de 1993, la dignidad humana es inherente a todos los derechos fundamentales del ser humano. El máximo organismo constitucional en Colombia ha dicho que la dignidad humana no contempla el hecho de prolongar la vida de manera innecesaria a una persona que en razón de las dolencias por su estado de salud no desea vivir más. persona quedaría reducida a un instrumento para la preservación de la vida como valor abstracto” De lo planteado en esta parte del escrito, se deriva que la eutanasia consentida por el enfermo suicidio asistido, se convertiría en un derecho mas, que no acarrearía responsabilidad alguna al médico que la realizare previo seguimiento de los protocolos médicos que para tal efecto deben diligenciarse. Queda claro pues, que así como se protege constitucional y legalmente el derecho a nacer y consecuentemente el derecho a la vida, al paciente en estado terminal también le asiste el derecho a la muerte digna; tomar la decisión de no prolongar innecesariamente su agonía, es el basamento del principio y la vez derecho a la autodeterminación, es reconocer al enfermo en la relación médico- paciente. ¿Qué necesidad tendría la prolongación innecesaria de la vida en una persona que ya no tiene ninguna señal de función cerebral?, ¿Se precisa digno mantener con vida artificial a un enfermo que lleva diez (10) o más años en estado comatoso profundo y que no da muestras de mejoría alguna en su salud? ¿Qué va a ser de las personas que se encuentran padeciendo las temibles enfermedades del SIDA o cáncer que los lleve a un estado terminal y como consecuencia de ello sean declaradas desahuciadas por los médicos? ¿Es digna la vida de una persona que padece la rara e incurable enfermedad de Esclerosis Lateral Amiotrófica que le genera demasiado sufrimiento y cuyo final es la muerte, y que soporte los terribles y penosos padecimientos? Estos y otros interrogantes generan diversas y respetables opiniones que precisaremos a continuación La iglesia Católica ha sido enfática en su posición ética y religiosa y ha proferido en forma reiterada pronunciamiento negativo sobre la eutanasia en sus diversas modalidades. El papa Juan Pablo II se refirió en varias oportunidades a este tema y lo hizo calificándolo como “estructuras de pecado”. El Vaticano II a través de sus diferentes Constituciones y encíclicas ha hecho manifestaciones a favor del derecho natural originario a la vida, así por ejemplo, en la constitución pastoral Gaudium et spes, condenó la eutanasia contentiva dentro de una extensa lista de distintos atentados contra la vida humana entre los que se pueden señalar: homicidios de cualquier clase, genocidio, eutanasia y el mismo suicidio deliberado, torturas morales o físicas, las condiciones laborales degradantes y otras más. En estos términos expreso su condena: "todas estas prácticas y otras parecidas, son en sí mismas infamantes, degradan la civilización humana, deshonran más a sus autores que a sus víctimas y son totalmente contrarias al honor debido al Creador” Esta misma Constitución en el capítulo II sobre la comunidad humana precisa:”es necesario ejercitar una profunda caridad con todos y deplorar todo aquello que atente contra la vida y la dignidad de las personas”. Nótese que en dicho documento se deshonra a los médicos y no tiene cabida justificación alguna como no la tiene tampoco para el aborto, porque se considera que solo Dios es el dueño de existencia. Sectores de la iglesia católica muestran su acuerdo con la eutanasia pasiva, es decir la no prolongación de la vida a través de medios artificiales. Católicos confesos y practicantes como José Galat14 consideran que “matar a otra persona o privarse voluntariamente de la vida se llama pecado mortal gravísimo” Por el contrario, no parece ser la posición que ha asumido la Iglesia Unida de Cristo y la Iglesia Metodista, de acuerdo a declaraciones hechas en tal sentido. Según el Judaísmo no es aceptable la eutanasia desde ningún punto de vista ya que consideran que si la persona conserva su respiración se debe respetar su vida; “Para el judaísmo la función cerebral no es determinante. Todo el tiempo que la función respiratoria se mantiene en forma automática, el paciente está vivo, es decir que la persistencia de la función respiratoria también es un signo inequívoco de que el alma ocupa aún esa envoltura terrenal que llamamos cuerpo (Guf); y esto está explicado en Masejet Shabat. Una persona agonizante debe ser considerada como ser viviente en todas las materias, y está prohibido tocarla, no sea que se acelere la muerte por ello. Todo aquel que la toca es como si hubiera derramado sangre. ¿Con qué se puede comparar esto? Con una vela de llama vacilante, la cual se apaga ni bien la tocamos. Aún cuando el paciente se 14 El personaje en cita es Rector de la Universidad La Gran Colombia, y ha hecho diversas manifestaciones en foros y medios de comunicación (Séptimo Día) en contra de la eutanasia, Así como también rechaza enfáticamente el aborto muy a pesar de la despenalización del mismo que se viene dando en Colombia por sentencia de la Corte Constitucional. halle agonizando desde hace largo tiempo, y él y su familia se encuentren muy angustiados, está, no obstante, prohibido acelerar su muerte, como, por ejemplo, quitándole la almohada, porque algunas gentes creen que cierta clase de plumas retrasan la muerte, como también está prohibido colocar las llaves de la sinagoga bajo su cabeza. A pesar de esto si existe una causa externa que impide la partida del alma, tal como el ruido de ciertos golpes, esa causa debe ser suprimida, ya que esto no es un acto directo para acelerar la muerte, sino meramente la supresión de un obstáculo sin tocar a la persona agonizante”15. La iglesia Anglicana, en cabeza del arzobispo de Canterbury Roban Williams, se ha opuesto a la practica de la eutanasia y han pedido a los Lores que rechacen toda propuesta de ley en tal sentido y que no legalicen la eutanasia “por la puerta trasera”.16 Algunos países europeos ya han legalizado la eutanasia. Suiza y Holanda por ejemplo tienen reglamentación legal, que permite a los médicos ayudar a morir con dignidad a los pacientes que padecen sufrimientos insoportables. En Holanda en el año 15 Para la comunidad Judía basta que el ser humano respire para considerarlo con vida, a pesar de que clínicamente tenga muerte cerebral que certifique su defunción. Esta apreciación basada en un criterio de creencia religiosa va en contravía de las investigaciones científicas de orden medico, que han demostrado que una persona a quien se le ha declarado muerte cerebral ha llegado a su fin existencial. 16 Las jerarquías de la Iglesia anglicana y judía han considerado que la muerte no debe decretarse por las leyes terrenales, sino que deben respetarse los designios de la divina providencia. 2000 se aprobó una ley encaminada a despenalizar la eutanasia y de esta forma liberar a los médicos de sanciones prevista en el estatuto penal; según esta ley, el médico deberá estar convencido plenamente de que la elección que ha hecho el paciente es voluntaria y muy bien meditada, pero además, deberá consultar a un colega suyo quien luego de verificar el estado de salud del paciente proferirá su concepto expreso17. A su turno Bélgica en el año 2002 legalizo la eutanasia previo concepto técnico y directriz del Comité Consultivo y Nacional de Bioética18 En España país de enorme tradición católica, la práctica de la eutanasia o suicidio asistido están tipificados por la norma penal como crímenes y contempla pena de prisión hasta de seis (6) años para el medico auxiliador. En América latina existen posiciones encontradas sobre el tema entre los distintos países; así por ejemplo en Cuba se considera homicidio, un delito tipificado en el estatuto penal de ese país. Uruguay por el contrario, desde 1934 legalizo la eutanasia bajo las siguientes condiciones: a) tener antecedentes honorables, b) que se realice por motivos piadosos y c) la victima debe hacer reiteradas suplicas al respecto, en estos tres eventos lo 17 A decir de las leyes Suizas y Holandesa, el médico que obre a ciencia y conciencia para tomar la decisión de ayudar a bien morir a una persona deberá apoyar su criterio científico en un colega so pena de hacerse acreedor a una acción disciplinaria 18 Los códigos deontológicos en Bélgica, no permiten que el médico tome la determinación unilateral de la Eutanasia, sino que debe elevarse a consulta de la autoridad en Bioética, situación que no evita las acciones de orden disciplinario y penal a que haya lugar. denominó el estatuto penal uruguayo como “homicidio piadoso” que difiere mucho del “suicidio asistido” y se da cuando un medico es auxiliador de alguien que quiere suicidarse. Colombia mantiene penalizada la eutanasia, a pesar de los pronunciamientos que en este sentido ha formulado la Corte Constitucional, sin embargo ya se presentó un proyecto de ley en el año 2007 por el senador Armando Benedetti, el cual ha tenido una enorme resistencia de diversos sectores políticos y religiosos para su aprobación. Aunque le ley lo permita en su última Asamblea, celebrada en Washington a comienzos de octubre, la Asociación Médica Mundial se ha vuelto ha declarar en contra de la Eutanasia, por considerar que "vulnera los principios éticos básicos de la profesión médica" y ha pedido a todos los médicos y asociaciones médicas que no participen en la Eutanasia "incluso aunque las leyes nacionales lo permitan". La resolución ratificada por la Asamblea General, se aprobó el año pasado en el Consejo de la Asociación formada por 18 miembros, que es el órgano que propone las medidas a adoptar por la Asamblea en sus reuniones anuales. El debate fue muy tenso por la posición de Holanda, de la que Asociación Médica fue la única que votó en contra de la resolución. En este sentido, el presidente del Consejo, Ramdoph Smoak, señaló que "está claro que los países del mundo representados en el Consejo se oponen inequívocamente a la Eutanasia, excepción"19. con una sola Reconocidos médicos extranjeros unos, y colombianos otros, han fijado su posición respecto a la eutanasia. Así por ejemplo el Dr. Gustavo Quintana medico eutanático colombiano, afirma haber practicado la eutanasia por piedad a más de 20 compatriotas que se lo solicitaron lo cual le parece perfectamente válido y no constituye delito alguno20. El neurólogo Julián Mendoza Vega, afirma que el final de una persona que padece la temible enfermedad de esclerosis lateral amiotrofica produce demasiado sufrimiento a esta y desde luego a su familia y que el final de dicho paciente con esta enfermedad es la muerte, refiriéndose al caso de la señora Johann Gutiérrez Galeno de 35 años cuyo caso fue presentado por el programa de televisión “Séptimo Día”, por lo tanto, es innecesaria la prolongación de la vida de una persona con esta enfermedad degenerativa. Los médicos católicos de todo el mundo, son radicales en su criterio de aceptar la eutanasia activa, pero si un gran numero de ellos aceptan la eutanasia pasiva. 19 A decir del ente rector de los médicos asociados en el mundo, la vida del ser humano merece el total respeto del galeno y a pesar de la permisividad de la ley para facilitar la eutanasia, será el criterio científico de aquellos el que primara para preservar la vida del enfermo hasta último momento. 20 Declaración del médico eutanásico Gustavo Quintana en entrevista realizada para el programa Séptimo Día por el Canal Caracol en 2007,en la cual afirma que las enfermedades degenerativas conducen a la muerte y que en razón de no tener cura, no es justificable desde ningún punto de vista prolongar la vida de una persona. 2.5. Derecho al cambio de medicamento, terapia o tratamiento médico. Informado debidamente el paciente por el médico tratante sobre lo conveniente o inconveniente de continuar con un tratamiento, terapia o la ingesta de cierto medicamento que pueda llegar a poner en grave peligro su salud o su vida, podrá el mismo enfermo en forma consciente y autónoma optar por cambiar dicho medicamento e igualmente solicitar al galeno le aconseje el tratamiento que mejor resultado le proporcione a su salud, siempre y cuando dicho cambio no constituya una contraindicación en todo sentido, evento en el cual el médico después de sopesar la situación, podría hacer uso de su derecho a rehusar la asistencia para librarse de posible responsabilidad de orden disciplinario o civil y en el peor de los casos de tipo penal, si como resultado de dicho cambio se presentaren lesiones en la integridad física, psicológica o en extremo caso se causare la muerte21. 21 El criterio Jurisprudencial de la CORTE CONSTITUCIONAL, en la cual se trata todo lo referente a Conflictos entre autonomía y salud del paciente precisa: “Todo paciente tiene derecho a rehusar la aplicación de un determinado tratamiento sobre su cuerpo. Sin embargo, el hecho de no manifestarlo y de aceptar las prescripciones clínicas, es un indicio suficiente para considerar una aceptación tácita que puede bastar para que el médico proceda con su tratamiento. La voluntad del paciente de preferir una cosa sobre otra es una razón que el médico debe tener en cuenta. La contraindicación, en muchos casos, hace parte de los criterios de sopesación que el enfermo tiene en cuenta para determinar su estado de salud. Es posible establecer una diferenciación entre la situación mental paciente - patológico o no - y su autonomía o capacidad para consentir. En este orden de ideas, la contraindicación hace parte del espacio de discrecionalidad Con dos ejemplos es fácil ilustrar cuando opera el derecho del paciente a escoger cambios en su tratamiento o en los medicamentos: el primer caso se refiere al paciente que es tratado mediante una diálisis peritoneal y considera que es más conveniente, practico y efectivo para su mejoría optar por la hemodiálisis; en el segundo caso se puede presentar el cambio de medicamento en razón de algunos efectos colaterales que el suministrado inicialmente puede acarrear en el organismo de la persona, es así, como se comporta el acido acetilsalicílico en el aparato digestivo de pacientes que no soportan su ingesta, pudiendo solicitar en razón de la situación presentada que este sea cambiado por otro que no desmejore la salud pero que tampoco ocasione otros daños. 2.6.- Derecho personal a la intimidad Dentro del amplio catalogo de enfermedades que afectan al ser humano, existen unas que por su naturaleza e incluso por su estatus, generan en la sociedad ciertas suspicacias, sentimientos lastimeros, y autonomía que posee el paciente frente al médico al momento de la prescripción del tratamiento. Aun existiendo un desequilibrio psicológico de parte del peticionario, a partir del cual se pudiese concluir una agresividad especial contra sus semejantes, ésta no parece ser una razón para excluir al paciente de la posibilidad de opinar acerca del tratamiento que prefiere. El peticionario está capacitado para decidir la suerte de su propio cuerpo y para asumir las consecuencias que su decisión acarree en su estado de salud”. rechazo, e incluso son objeto de burlas, comentarios malintencionados y en muchas ocasiones abren la puerta a la prensa amarillista que opera en Colombia de manera irresponsable, para alimentar el morbo de muchos de sus lectores. De igual manera sucede con algunos tratamientos médicos y quirúrgicos que el paciente decide escoger y que modifican sustancialmente su estado corporal y en ciertos casos su estado psíquico. En el primer caso referido, es decir las enfermedades, se toman como referencia, la temible e indeseable Inmuno Deficiencia Adquirida VIH (SIDA), que es mucho mas común en ciertos sectores sociales y grupos raciales, el cáncer en todas sus especialidades y la indeseable esclerosis lateral amiotrofica que concluye con la muerte de quien la padece, y un enfermedad recientemente declarada como es la obesidad considerada enfermedad crónica por las leyes colombianas. Y en lo que respecta a tratamientos quirúrgicos, se puede señalar las cirugías plásticas o estéticas que un número significativo de mujeres se hace practicar en ciertas partes del cuerpo especialmente en el rostro y las operaciones conducentes al cambio de género y la de corregir la ambigüedad genital de una persona casi siempre menor de edad. 3. CONCLUSIONES Con la aparición del Consentimiento informado, se ha dejado en un segundo plano, el odioso paternalismo o asistencialismo del profesional de la salud, que durante muchos años fue la constante en atención medica. No por esta circunstancia desaparece la autonomía del medico para prescribir un tratamiento o un medicamento, pero si la limita al grado que requiere contar con el concurso del paciente para proseguir o apartarse de su labor. El punto central del proceder medico que hemos venido tratando tiene que ver con el consentimiento informado, como una herramienta de inusitada importancia que el Derecho aporta a la medicina y que contribuye tanto con el paciente como con el galeno. Es así, pues, que se logra un acercamiento real y efectivo en la relación médicopaciente, ya que a aquel corresponde informar de manera suficiente y adecuada y a éste decidir con plena libertad y conciencia. El médico debe entender las necesidades del paciente, hacer de alguna manera lectura psicológica de sus dolencias y reconocer los derechos que éste tiene, al igual que interpretar las expectativas de la familia del enfermo que desean mejoría en su salud, aplicando a todo ello con probidad y eficiencia la ciencia médica, es decir, que desde el punto de vista de la ética, el médico debe salvaguardar el respeto por la dignidad de la persona, sin desconocer y dejar de aplicar los avances técnicos que en esta manera se vienen dando. Enfrentarse a pacientes terminales que desean morir recurriendo a la eutanasia, realizar una transfusión de sangre que se requiere para salvar una vida en pacientes que por creencias religiosas no lo permiten o tomar la decisión de practicar un aborto, son entre otras reales situaciones emergentes que deben llevar al médico a una reflexión ética, acompañada claro está, del debido proceder terapéutico. 4. REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS - Constitución Política de Colombia de1991. Los Derechos Fundamentales - CHACON, A. (2003) Fundamentos de responsabilidad médica. Ediciones Jurídicas Gustavo Ibáñez. Bogotá. - LOPEZ, M. (2007) Tratado de Responsabilidad médica. Edit. LEGIS. Bogotá. - Régimen Jurídico del Ejercicio Medico. (1998) Edit. LEGIS. Primera edición. Bogotá; Colombia - Revista Institucional de Medicina Legal de Colombia, Fundamentos de Responsabilidad Medica. Vol. 16. Bogotá 1997. ESTUDIO INTEGRADO DE LA LEGITIMIDAD EN LA CORTE CONSTITUCIONAL COLOMBIANA INTEGRATED STUDY OF THE LEGITIMACY IN THE COLOMBIAN CONSTITUTIONAL COURT Diego Mauricio Higuera Jiménez* Fecha de entrega: 15-01-10 Fecha de aprobación: 10-02-10 “El hombre lleva la carne sobre sí, que es a la vez su fardo y su tentación. La arrastra, y cede a ella. Debe vigilarla, contenerla, reprimirla, y no obedecerla más que en última instancia. En esta obediencia puede existir aun la falta; pera la falta así cometida es venial. Es una caída, pero la caída sobre las rodillas puede terminar en oración. Ser santo es una excepción, ser justo es la regla; errad, pecad, desfalleced, pero sed justos” Monseigneur Bienvenu, en “Los Miserables” de Víctor Hugo (1990). RESUMEN** La legitimidad como juicio de aprobación puede predicarse de cualquier institución de orden jurídicopolítico, la cual se analiza conforme la teoría política, mediante las tres etapas del proceso de legitimación, es decir, la conformación de la comunidad política, la estructura del régimen, y su ejercicio mediante actos de gobierno o autoridad (BOBBIO, N.; 2005), constituyéndose así, en un instrumento de medición para identificar una autoridad que debe ser obedecida. Si bien, la labor de la Corte Constitucional colombiana se presenta a primera vista como legitima, no debemos caer en el fatalismo de combinar categorías que deberán ser examinadas independientemente, por lo cual en el texto tratamos de aplicar cada una de las etapas del proceso de legitimación al tribunal constitucional colombiano. ** * Mg. En derecho Público y Ciencia Política, Investigador Universidad Santo Tomas, Seccional Tunja, Director del Centro de Investigaciones Socio-Jurídicas, miembro del grupo de investigaciones jurídicas y socio jurídicas de la Facultad de Derecho, Universidad Santo Tomás, Seccional Tunja. Articulo de investigación producto del Proyecto de Investigación “Control Constitucional Comparado” vinculado a la línea de investigación en constitucionalismo y construcción democrática del Centro de Investigaciones Socio- Jurídicas la Universidad Santo Tomás, Seccional Tunja, realizado con el apoyo de los estudiantes de la facultad de derecho, Bertolt Delfín Rivera Colmenares, Jenifer Ayala, Alejandra Orjuela y Anderson Sánchez del semillero de investigación Veritas Font Libertatis. PALABRAS CLAVE Legitimidad, Proceso de legitimación, Corte Constitucional, teoría del derecho. ABSTRACT The legitimacy of subjective approval source can be predicated of any institution of legal-political order, which is analyzed as political theory, through the three stages of legitimating, in the formation of the political community, the structure of regime, and its exercise through acts of government or authority (BOBBIO, N.; 2005), thus creating, in a measurement tool to identify an authority that must be obeyed. While the work of the Colombian Constitutional Court appears at first glance as legitimate, should not fall into the fatalism of combining categories that should be considered independently, so in the text we try to implement each step of the process legitimize the Colombian Constitutional Court KEY WORDS Legitimacy, process of legitimacy, Constitutional Court, jurisprudence. 1. METODOLOGÍA. El presente trabajo es eminentemente analítico y conceptual realizándose mediante una metodología documental partiendo del concepto concreto de legitimidad conforme el criterio de autoridad de la doctrina continental de tradición europea1 1 No se quiere decir con la presente afirmación que se desconozca el profundo valor de las diversas tradiciones y civilizaciones de la (BOBBIO, N.; 2005), para así analizar la legitimidad de la Corte Constitucional dentro del lenguaje político y jurídico, haciendo referencia a los conflictos teóricos que se suscitan sobre la legitimidad de la jurisdicción constitucional y los limites a los cuales debe someter sus decisiones para no incurrir en la usurpación de funciones del legislador, aplicándose las etapas del proceso de legitimación a nuestro estudio concreto. 2. JUSTIFICACIÓN. Se encuentra interés respecto de la forma de estudio de la legitimidad de la Corte Constitucional colombiana particularmente debido a dos puntos, en primer lugar ha sido sujeto de muchas discusiones si el órgano de control de constitucionalidad tiene la legitimidad para impedir a los representantes del pueblo decidir lo que crean correcto al declarar sin valor jurídico (inexequible) una ley producida por el legislador material como representante de pueblo, pero así mismo, en segunda medida, las etapas del proceso de legitimación propuestas por el maestro Norberto Bobbio (2005) parecen estar adaptadas a las instituciones de humanidad, trabajos con igual o mayor valor podrán encontrarse en escuelas filosóficas asiáticas, legados tribales o memorables trabajos latinoamericanos de tradición indígena como los de Don Diego de Torres y Moyachoque quien con su memorial de agravios se convirtió en uno de los primeros defensores de los derechos Humanos en Latinoamérica (PALACIOS PRECIADO, J.; 1991). simplemente. hemos escogido una tesis para delimitar nuestro campo de estudio, vista nuestra tradición lingüística, cultural y de pensamiento. naturaleza política y no es tan evidente la pertinencia de estos criterios adaptados a instituciones de orden eminentemente jurídico2, por tal razón en el presente trabajo analizáremos las estructuras que se consideran idóneas para el estudio sobre la legitimidad aplicadas al Tribunal Constitucional colombiano, lo cual implicará un estudio respecto de la legitimidad de la Constitución, el control de constitucionalidad, la designación de los miembros de la Corte Constitucional y las sentencias de esta Alta Corte. 3. INTRODUCCIÓN. Para comenzar este estudio partiremos del referente conceptual de Norberto Bobbio en sus estudios sobre el concepto de legitimidad plasmado en el Diccionario de Política (2005). La legitimidad es un concepto que tradicionalmente ostenta dos acepciones, una general y otra especifica, la general o coloquial es usada frecuentemente como equivalente de justicia o razonabilidad y la específica aparece asociada con en el lenguaje político como aplicable 2 En otro espacio, analizábamos como, a pesar de ser eminentemente jurídico la mayoría de los sistemas reconocen en el juez constitucional una figura con influencia política por su capacidad de afectar los destinos de una nación, concretamente por su calidad de legislador negativo, pero además como su deber es interpretar el verdadero espíritu de las reglas, principios y valores constitucionales, es razonable que su elección se haga con participación de órganos de naturaleza mas política o de elección popular. (HIGUERA JIMÉNEZ, D.; 2009). a las diversas formas de organización del poder público (BOBBIO, N.; 2005). La legitimidad como concepto general es la tratada por la doctrina anglosajona al referirse a las “conductas legitimas”, notoriamente doctrinantes Kenneth Himma (2010), no escinden el contenido ético de lo legitimo de su manifestación en la aprobación general, convirtiéndose la legitimidad de una conducta en sinónimo de moralidad de la misma, no obstante, en sistemas como el nuestro, de civil law o de derecho romano germánico, se desarrolla el concepto específico de legitimidad3. Esta legitimidad política o específica es el resultado del juicio de valor hecho a las instituciones de la Nación4, el cual puede ser realizado conforme a criterios materiales y formales, en estos (los formales) se asocia la legalidad o la licitud (bien se trate de contradicción a una norma concreta o a todo el ordenamiento jurídico) a la legitimidad, sin embargo 3 Un ejemplo de esta diferencia sería la concepción que se tendría de un régimen tiránico respaldado mayoritariamente, para la doctrina del concepto general sería ilegitimo por ser inmoral, para la otra, el régimen sería constituido de manera legitima al ser avalado pero inmoral en sus actos lo cual podría desembocar posteriormente en una impugnación de ese poder. 4 Nación es entendida en estos términos como asociación política de una comunidad, la cual por sus vínculos hacia el pasado, unión presente y proyectos hacia el futuro toma la decisión de generar un proyecto político y formar una comunidad política (el ánimo de vivir juntos), no necesariamente por una identidad cultural sino por la voluntad tacita o expresa de generar ese proyecto político. (PIERRE-CAPS. S. y CONSTANTINESCO V.; 2006). es delicado caer en la interpretación formalista de este criterio, pues, mal podría subsumirse el consenso y los valores colectivos en el marco formal de la norma dada, como queriendo sobreponer la ley a cualquier interés de la comunidad, de otro lado encontramos la valoración sobre la legitimidad material, es decir la relacionada con el concepto de aprobación sobre lo correcto en términos políticos. Es a esta forma de valoración a la que nos referiremos desde este momento pues si bien es cierto que lo legitimo como concepción de lo correcto deberá (en una forma ideal) estar conforme al derecho, estrictamente son categorías diferenciables, por lo cual nuestro trabajo se referirá únicamente a las concepciones materiales. Lo anterior lo realizaremos en el marco tradicional de clasificación del Estado Constitucional, es decir, en términos del maestro Negri (1994), en poder constituyente y poder constituido, el primero entendido como la capacidad que se radica en determinado cuerpo para construir el ordenamiento estatal de la Nación a través de la norma suprema, en nuestro caso reconociéndose expresamente el poder constituyente primario en el pueblo soberano, es decir en la comunidad como unidad. Por su parte el poder constituido serán las instituciones creadas a través del pacto constitucional, las cuales son claramente diferenciables del poder constituyente, tanto en sus límites, como en sus deberes. Tratándose del proceso de legitimidad en estos dos estadios constitucionales, encontramos los análisis de Norberto Bobbio (2005), quien sostuvo acertadamente que, el proceso por medio del cual se legítima una institución política pasa por tres niveles de análisis: desde el origen (la conformación de la comunidad política), composición (la estructura del régimen institucional) y funcionamiento (el ejercicio mediante actos de gobierno o autoridad). Las dos primeras instancias son definidas como de legitimidad originaria, las cuales serían las asociadas al poder constituyente, refiriéndose a la fuente del poder político que permite suscribir la Constitución con la autoridad debida (constituyente) y la conformación del órgano dentro del marco de competencias del establecimiento, la cual se hace en abstracto en la formación (institución) y en concreto en la posesión de las personas que integrarán dicha institución (servidores públicos encargados de materializar esa institución). La tercera etapa es propia de la legitimidad derivada y estaría asociada al poder constituido, es decir al ejercicio de las instituciones que se desprenden del marco Constitucional (NEGRI, A.; 1994), refiriéndose a las actuaciones desplegadas por la institución. Es claro en este punto que las etapas en el proceso de legitimación están construidas como abstracción intelectual para ser adaptadas a las instituciones de naturaleza política, cuestión no tan evidente respecto de instituciones de orden eminentemente jurídico, así por ejemplo es claro como la primera etapa del proceso de legitimación podría simplificarse en un juicio sobre lo aceptada o no que es la existencia de un Estado, una segunda etapa sería la valoración respecto de lo legitima o no de la asunción del poder, así una comunidad acepta a un gobernante bajo el criterio de reconocimiento general respecto de los mecanismos por medio de los cuales se ha accedido al poder5, la tercera y última etapa la encontraremos referenciada al juicio sobre la ejecución del poder político, claramente si los ciudadanos consideran adecuados a sus criterios de juicio los procederes y las políticas de un gobierno. Es decir que, aplicado a nuestro tema, se tratará de analizar, la configuración del Estado colombiano como primera etapa de legitimación, la segunda, se subdivide en creación de la Corte y el nombramiento de sus funcionarios, mientras la tercera etapa se refiere a la legitimidad derivada y seria asociada al poder constituido, por lo tanto, consiste en la valoración sobre el ejercicio de la institución, es decir que la comunidad observará si el actuar de la institución está o no de acuerdo con los valores colectivos. 5 Lo anterior no excluye que sea (al menos hipotéticamente) posible que un gobierno acceda al poder mediante el uso de la fuerza, pero en este caso será la comunidad la cual juzgará esta vía como un eventual mecanismo aceptado. 4. OBJETIVOS. 4.1. OBJETIVO GENERAL. Analizar las etapas del proceso de legitimación respecto de la Corte Constitucional colombiana, como identificación de los juicios en el origen, composición y funcionamiento. 4.2. OBJETIVOS ESPECÍFICOS. -Identificar las etapas del proceso de legitimación. -Desarrollar un esfuerzo de juicio sobre el proceso de legitimación que integre las diferentes etapas del proceso. -Exponer las estructuras utilizadas para estudiar la legitimidad del tribunal constitucional nacional. 4.3. PREGUNTA INVESTIGACIÓN. DE ¿Es posible aplicar las herramientas en la valoración del juicio de legitimidad a la corte constitucional colombiana? 5. DESARROLLO. 5.1. CONFORMACIÓN DE LA COMUNIDAD POLÍTICA, EL PODER CONSTITUYENTE PRIMARIO. (Legitimidad Originaria- primer nivel) Como lo expresábamos anteriormente, la primera etapa del proceso de legitimación consiste en examinar la autoridad con la cual se genera el acto fundacional de la institución política (para nuestro entender la autoridad del PuebloNación como soberano para suscribir una norma suprema), lo cual se consigue tradicionalmente en nuestros sistemas mediante la Constitución Política, no en vano se dice que esta es el acto JurídicoPolítico fundador de un Estado Social de Derecho, mediante el cual una Nación como forma política de un pueblo se dota de instituciones (PIERRE-CAPS, S. y CONSTANTINESCO, V.; 2006). En el entendido en que lo aplicamos en este texto, consideramos más acertado el termino Nación que el de Pueblo, ya que este representa diferentes acepciones6, entre ellas la política7 (siendo en este caso sinónimo de Nación) y la cultural8, es decir como comunidad humana al interior de la cual existe entre sus miembros un vinculo sustentado en la identidad, conformándose en comunidad en virtud de una cultura9, Luego, la definición política de Pueblo encaja con la de Nación, es decir que la entendemos como, organización que, por sus vínculos hacia el pasado, unión presente y proyectos hacia el futuro toma la decisión de 6 También podría significar un lugar concreto o referirse al pueblo “llano”. 7 Entendemos que es a esta a la cual se refieren las tesis de soberanía popular. 8 En desarrollo de esta acepción es que se hace referencia, por ejemplo, a los pueblos indígenas o al pueblo hebreo. 9 La cual incluye, por supuesto, elementos religiosos, lingüísticos, consuetudinarios o étnicos. generar un proyecto político y formar una comunidad política (el ánimo de vivir juntos), no necesariamente por una identidad cultural sino por la voluntad de generar ese proyecto político. (PIERRE-CAPS, S. y CONSTANTINESCO, V.; 2006) Será la Nación poseedora de la capacidad para generar una Constitución, entendiendo que en una democracia el poder originario reside exclusivamente en ella10, (SCHMITT, C.; 1983) es decir que el soberano (poder que no reconoce ninguno superior) es el detentador del poder constituyente primario del cual emanan los poderes constituidos o derivados. Teniendo en cuenta lo anterior, conforme lo cual reconocemos a la Nación como constituyente primario, por lo tanto como fuente de la cual emanan los demás poderes, ésta no podrá tener otros límites diferentes a los que ella misma se imponga. El poder constituyente siendo la facultad para crear una Constitución como fuente suprema de normas, radica en la Nación y puede ser ejercido directamente, por una Asamblea Constituyente o por el Congreso de acuerdo a la forma en que se distribuyan las funciones. Una vez generada esa Constitución vendrá el ejercicio del poder constituido y de él se desprenderán los demás poderes institucionales 10 Reconocer la soberanía popular y el sometimiento de esta comunidad a una ley fundamental común, se entiende como “Republica”. (HIGUERA JIMÉNEZ, D.; 2009). avalados por la fuerza de la Carta Magna. del referéndum y la vía de la Asamblea Constitucional. Respecto a los límites del poder constituyente derivado (Asamblea Nacional Constituyente o Congreso) encontramos que solo pueden ser expresos y en cualquier caso puede desestimarse la postura de este constituyente derivado por el originario en calidad de soberano, es decir que las instituciones creadas por la Constitución o el constituyente primario para hacer una norma suprema, siempre podrán ser contradichas por el soberano, es decir, por el Pueblo Político o lo que es igual, la Nación. Como veremos más adelante según lo sostuvo la Corte Suprema de Justicia. El fracaso de la reforma sumado a los inhumanos niveles de violencia motivó el movimiento estudiantil que consignó las fórmulas de reforma en la llamada Séptima Papeleta como esperanza de cambio político para el País, particularmente después del horrendo asesinato de Luis Carlos Galán. En Colombia el reconocimiento de las tesis contractualitas que sustentan la soberanía popular como fuente del poder constituyente fueron reconocidas por la Sala Constitucional de la Corte Suprema de Justicia en transcurso de los sucesos que dieron nacimiento a la Constitución Política de 1991, aunque es claro que son tesis que tienen sus opositores (KELSEN, H.; 1962), no es menos cierto que es la doctrina reconocida en el proceso de gestación de nuestra Carta Magna. En las elecciones del día 11 de marzo de 1990 se manifestaron los partidos políticos, los medios de comunicación, los estamentos universitarios y el pueblo en general, a través de la Séptima Papeleta, obteniendo un millón y medio de votos extraoficiales. La Asamblea constituyente nace tras el frustrado proyecto de reforma constitucional de 1988 que proponía entre otros aspectos la temática referente al humanismo constitucional y a los mecanismos alternativos de reforma constitucional en donde se proponían, la vía del Congreso, la vía La viabilidad de la llamada Séptima Papeleta se evidencia el 27 de febrero de 1990, al conceptuarse favorablemente por el Registrador Nacional del Estado Civil que la inclusión de ese voto no anularía los demás (YOUNES, D.; 2006, Pág. 70). Posteriormente mediante el Decreto Legislativo 927 de 1990 se autorizó el escrutinio de manera oficial por la Registraduría Nacional del Estado Civil de los votos a favor de una Asamblea Nacional Constituyente. Respecto del mencionado Decreto la Sala Plena de la Corte Suprema de Justicia manifestó: “Los hechos mencionados demuestran a las claras que las instituciones tal como se encuentran diseñadas no son suficientes para enfrentar las diversas formas de violencia a las que tienen que encarar. No es que la instituciones se hayan constituido per se en factor de perturbación sino que ha perdido eficacia y se han vuelto inadecuadas; se han quedado cortas para combatir modalidades de intimidación y ataque no imaginados siquiera hace pocos años, por lo que su rediseño resulta una medida necesaria para que las causas de la perturbación no continúen agravándose como hasta ahora ha venido ocurriendo en los seis años de vigencia del Estado de Sitio” 1926 de 1990 que estableció el temario, la composición y los requisitos para ser miembro de la Asamblea Nacional Constituyente, la Corte Suprema de Justicia expresó11: “En efecto, si la Nación es un compuesto de cuatro elementos necesarios, la idea misma de su existencia es inseparable de otra idea sintética; la de su soberanía. No se concibe el objeto de una nación, ni la razón de ser de su existencia, sin su soberanía, dado que esta soberanía es la autoridad moral al propio tiempo que la efectividad del poder con que cada nación dispone de suerte y figura, de igual a igual, en el concierto de todos los estados constituidos o nacionalidades organizadas en que está dividido el mundo civilizado” Y continúa más adelante al respecto la Honorable Corte: “El clamor popular para que ocurra el fortalecimiento institucional es un hecho público y notorio que en derecho no requiere prueba; a favor de él se han manifestado los partidos políticos y los medios de comunicación, los estamentos universitarios y el pueblo en general, a través de la denominada séptima papeleta, en las elecciones del 11 de marzo de 1990”. Así en las elecciones del 27 de mayo de 1990 la convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente, obtiene más de cinco millones de votos. Posteriormente, al avocar el estudio de constitucionalidad del Decreto Y continúa: “Si la soberanía es el principio fundamental, en orden a lo político (cosa de todos o de 11 La Corte Suprema de Justicia declaró la constitucionalidad del Decreto 1926 de 1990, excepto: - El temario y las prohibiciones que limitaban la competencia de la constituyente, - La competencia que se asignaba a la Corte Suprema para decidir sobre la constitucionalidad de la reforma que expidiera el constituyente y – La caucion para la inscripción de candidatos con listas formadas con menos de 100.000 firmas. La Corte no juzgó la constitucionalidad de la reforma y declaró inexequible la caución o garantía de seriedad que se pedía constituir para la inscripción por cada una de las listas de candidatos cuando no se cumpliera el requisito de la proclamación escrita de, por lo menos, 100.000 ciudadanos. muchos) era necesario, después de proclamar la existencia, el nombre y la forma general de la nación proclamar también su soberanía como principio esencial, y determinar su residencia. Esta determinación hecha por el artículo 2º es la confirmación explícita del 1º. Si la soberanía Colombiana reside esencial y exclusivamente en la nación, en toda ella, y de ella emanan los poderes públicos, es patente la unidad nacional: la soberanía es así única, indivisible, tan absoluta cuanto contrapuesta, dentro de la nación; ella es el todo y lo contiene todo para Colombia, y ningún poder público será legítimo ni reconocido, sino emana de esa única soberanía. Su consecuencia necesaria es la unidad de esos poderes públicos, no obstante su superación de formas y de modo de obrar (Op. Cit., Biblioteca Popular de Cultura Colombiana, t. II págs. 12-13)” (cita en la Sentencia). “Así pues, la Nación, o sea el pueblo que habita en nuestro país, es el constituyente primario del cual emanan los poderes constituidos o derivados. No simplemente la personificación de la republica unitaria que sucedió a los estados de la constitución de Rionegro (1863), pues para ello bastaba el artículo 1º de la carta, conforme al cual: La Nación Colombiana se reconstituye en forma de república unitaria. Como la Nación colombiana es el constituyente primario, puede en cualquier tiempo darse una constitución distinta a la vigente hasta entonces sin sujetarse a los requisitos que esta consagraba. De lo contrario, se llegaría a muchos absurdos; el primero de ellos que la reforma constitucional de 1957 no vale por haber sido fruto de un plebiscito; que también fue nugatoria la de 1886 por no haberse sujetado a los dificilísimos procedimientos previstos por la Constitución de Rionegro (1863) para modificarla” Más adelante la Corte Suprema hace referencia a la Sentencia 54 de 9 de junio de 1987, expresando: “Cuando la Nación, en ejercicio de su poder soberano e inalienable, decide pronunciarse sobre el estatuto constitucional que habrá de regir sus destinos, no está ni puede estar sometida a la normatividad jurídica que antecede a su decisión. El acto constituyente primario es en tal sentido, la expresión de la máxima voluntad política, cuyo ámbito de acción por su misma naturaleza, escapa a cualquier delimitación establecida por el orden jurídico anterior y por ende, se sustrae también a todo tipo de juicio que pretenda compararlo con los preceptos de ese orden “. De esta aspectos realizado Justicia aplicar) forma consideramos como relevantes del fallo por la Corte Suprema de el reconocer (más aun, este concepto de gran relevancia, mediante el cual podemos abrirnos paso a las diferentes vías de reforma a la Constitución y al ejercicio del poder constituyente del pueblo soberano. Esto es lo que se conoce como Pacto Social, al considerar que la única fuente legitima de las normas es el consenso que se da una comunidad de manera autónoma con el fin de reglar la sociedad civil con base en principios aceptados, según los cuales, todos nacen libres e iguales humanamente y por lo cual podrán tomar las decisiones que consideren mejores para su futuro, plasmando estas consideraciones en una constituyente12 que exprese su ley fundamental (ROUSSEAU, J.; 1990)13. 12 Poder Constituyente en donde se establece la representación como fundamento democrático soberano, partiendo de esto “En una democracia los representantes del pueblo pueden ocupar su lugar como PODER CONSTITUYENTE; lo que entenderemos como el ejercicio del poder constituido” (Negri A.; 1994). 13 El reconocimiento de la soberanía popular lo vemos plasmado en la Constitución Política Nacional en el Preámbulo el cual expresa: “El pueblo de Colombia, en ejercicio de su poder soberano, representado por sus delegatarios a la Asamblea Nacional Constituyente, invocando la protección de Dios, y con el fin de fortalecer la unidad de la Nación y asegurar a sus integrantes la vida, la convivencia, el trabajo, la justicia, la igualdad, el conocimiento, la libertad y la paz, dentro de un marco jurídico, democrático y participativo que garantice un orden político, económico y social justo, y comprometido a impulsar la integración de la comunidad latinoamericana, decreta, sanciona y promulga la siguiente: Constitución Política de Colombia”, Igualmente se observa el Articulo3 el cual estableces: “La soberanía reside exclusivamente en el pueblo, del cual emana el poder público. El pueblo la ejerce en forma directa o por medio de Lo anterior no quiere decir que ignoremos tesis pragmáticas como aquellas de Ferdinand Lassalle quien expresaba con acertada crudeza como los factores reales de poder influencian el marco constitucional hasta el punto de presentar el derecho como una apariencia simplemente escrita ante “los factores reales de poder esculpidos en el bronce de la realidad” (LASSALLÉ, F.; 2005, Pág. 89). Esta tesis sobre los factores reales de poder es muy diferente a lo que tratamos de explicar, de un lado vemos la justificación sobre la configuración de una autoridad aceptable (legitima) mediante tesis de soberanía popular y del otro cómo estas declaraciones son susceptibles de corromperse, en este caso no se trataría de una Constitución creada legítimamente sino de una mera apariencia. Así acertadamente describe Carl Schmitt (2003, Pág. 34) “En realidad una Constitución es valida cuando emana de un poder, (es decir fuerza o autoridad), constituyente y se establece por su voluntad”. El problema sería establecer ¿quién es ese poder? No obstante la profunda discusión que se podría desarrollar al respecto, es claro que en nuestro caso fue reconocido como soberano el Pueblo colombiano y si el acto (Constitución) que emana de la voluntad de este soberano es sus representantes, en los términos que la Constitución establece.” reconocido, como efectivamente sucedió, se podrá decir que es legitimo (SCHMITT, C.; 2003, Pág. 104). 5.2. ESTRUCTURA DEL RÉGIMEN INSTITUCIONAL, COMPOSICIÓN DEL ÓRGANO DE CONTROL DE CONSTITUCIONALIDAD. (Legitimidad Originaria-Segundo Nivel) La estructura del órgano que se estudia como segunda etapa del proceso de legitimación puede subdividirse en dos partes, la primera respecto de la conformación de la institución y la segunda respecto del nombramiento de los miembros de la misma. 5.2.1 La Legitimidad del Órgano de control constitucional como consecuencia del Derecho legislado. Este es uno de los aspectos más relevantes en nuestro estudio, pues se ha planteado como posibilidad el carácter antidemocrático del control constitucional al investir a una institución conformada por personas no electas popularmente del poder para anular decisiones tomadas por los representantes elegidos por pueblo. No obstante el establecimiento de un sistema de derecho escrito con base en una norma suprema que reconoce la democracia y los derechos fundamentales como principios, implica legítimamente la existencia de un juez constitucional14. En los sistemas jurídicos de Derecho Romano Germánico (como en Francia, España y Colombia) existe una tradición de normatividad escrita, según la cual el funcionario judicial debe resolver el conflicto que se presenta frente a él sobre la base de las norma legales existentes, validas y aplicables al caso. Así como el funcionario administrativo se encontrará obligado a todo ello que prescriban las normas que le cobijan bajo su competencia. Se trata pues, de las leyes en un sentido material, la existencia de éstas normas viene, como lo explica Kelsen (1962), del hecho de haber sido proferida por el organismo competente (un legislador en un sentido amplio, entiéndase, las leyes del parlamento, los decretos del ejecutivo en sus funciones o los actos de la administración pública) respetando el procedimiento establecido y su validez viene de ser conforme a una norma superior que obtiene su fuerza de otra norma superior, y sigue así hasta llegar a la norma suprema, que es conocida en nuestros sistemas bajo la denominación de Constitución, ésta norma suprema reposaría sobre un principio “hipotético, lógico, 14 La existencia de un juez constitucional aceptará que este tenga sus funciones de manera concentrada o difusa, lo importante es la existencia de un encargado de velar por la efectividad de la Carta Magna. deductivo”, es decir, sobre el principio teórico de causalidad necesaria. Dicho de otra forma, sobre una base hipotética sin la cual no sería posible desarrollar un planteamiento, en este caso se trataría del principio pacta sun servanda (los pactos son para ser cumplidos) (KELSEN, H.; 1962. Pág. 299). Siendo ese soporte, conforme lo reconocido en nuestro ordenamiento, el Pacto Social realizado por el soberano. Como lo evidenciamos en Colombia con la convocatoria a la Asamblea Nacional Constituyente a través de la Séptima Papeleta, se trata entonces, de un acto de soberanía popular (UPRIMNY YEPES, R.; 2006), es decir republicana (BOBBIO, N.; 1997, ROUSSEAU, J.; 1990), y por lo tanto se comprenderá que su forma de gobierno más idónea será la democrática, entendida como ejercicio del poder donde las decisiones son tomadas por la mayoría de los ciudadanos, claro, por razones evidentemente prácticas se reconoce que no todas las decisiones son tomadas por el total de la comunidad, la cual designará a una minoría para que regle la vida de la sociedad. Así, si la Constitución debe ser encuadrada en un marco democrático y la ley debe ser su instrumento de aplicación, tras ser promulgada por los representantes del pueblo, una ley en sentido material, promulgada conforme al espíritu popular será la materialización de una democraciarepublicana, por lo tanto no puede promulgarse o aplicarse cualquier ley, solamente será válida la regla de derecho que este conforme al espíritu de la Nación. Si bien el legislador material puede proferir reglas jurídicas conforme al trámite y la competencia establecida sí se actúa en contraposición a los valores y principios nacionales elevados a rango constitucional deberá desestimarse esa norma. Dicho de otra forma la Constitución es reconocida como la norma primaria de una sociedad la cual establece las instituciones y los derechos más preciados de una comunidad y por lo tanto las normas que de ella se desprendan no podrán contradecirle. (EISENMANN, C. 1986, KELSEN, H. 1962, UPRIMNY YEPES, R. 2004). Es acá donde encuentra su razón de ser el control de constitucionalidad, entendiéndolo como el ejercicio de valorar la congruencia entre las reglas y principios constitucionales y las normas de inferior jerarquía, realizándose esta actividad con fuerza jurisdiccional y valor de cosa juzgada, esta función realizada por el órgano de control de constitucionalidad es simplemente la consecuencia necesaria de tener una norma con valor jurídico, pues de nada sirve una regla de derecho sino existe quien sancione su incumplimiento, así la estabilidad de la democracia y del Estado Social de Derecho pasará por la efectividad del control de constitucionalidad. (EISENMANN, C.; 1986. KELSEN, H.; 1962. ROUSSILLON, H.; 2000). Por tal razón era previsible pensar en que se instauraran órganos competentes de juzgar la constitucionalidad de los actos con valor legislativo, pues como lo expresaba Charles Eisenmann “el órgano de control de constitucionalidad y los sistemas de derecho legislado están ligados, sino necesariamente al menos de forma natural” (EISENMANN, C.; 1986, 32). Así mismo esta norma suprema es establecida con el ánimo de limitar el ejercicio gubernamental y evitar así sus desviaciones garantizando la efectividad de los mandatos del pueblo soberano quien es la verdadera fuente de toda legitimidad, no pudiendo confundirse con esta al legislador el cual es un mero representante (UPRIMNY YEPES, R.; 2003). Al respecto se acertadamente el doctor Uprimny (2003, Pág. 337): expresa Rodrigo “Por ende, el tribunal constitucional, al anular una ley, no está contradiciendo la voluntad popular e imponiendo su criterio sobre los legisladores. Por el contrario, esa anulación lo único que hace es ratificar una voluntad popular superior encarnada en la constitución, la cual prima sobre los deseos de las distintas mayorías históricas”. Lo anterior implica el reconocimiento de la supremacía de la voluntad popular, por lo tanto el poder judicial solo puede ejercer válidamente el control de los actos del legislativo y el ejecutivo en la medida en que interprete ese deseo y de no ser así estaría usurpando ilegítimamente las funciones encargadas por el soberano. Al contrario si la Corte Constitucional anula correctamente una decisión tomada por el gobierno lo hará necesariamente investido del poder popular encarnado en el constituyente, evitando así las desviaciones de sus encargados (ejecutivo y legislativo). Naturalmente para evitar estas usurpaciones de facultades es necesario un control constitucional de orden judicial, pues como lo sostenía Hans Kelsen, no puede esperarse que sea el Parlamento mismo el garante de la no desviación del poder legislativo (KELSEN, H.; 1988). Vemos entonces como para evitar la transformación de la democracia en dictadura de las mayorías es necesaria una institución que sancione las desviaciones de poder ya que por el simple hecho de ser mayoritario no se encarna todo el poder democrático, no podría aceptarse, por ejemplo, como democrático un sistema que por votación parlamentaria declarara ilegal la oposición política, nombrara soberano a un monarca o atacara flagrantemente los derechos fundamentales. Particularmente deseamos insistir en este aspecto, pues es en ejercicio del amparo a los derechos fundamentales y en la anulación de leyes que les vulneren que ha encontrado su mayor asidero la justicia constitucional en el mundo (ROUSSILLON, H.; 2000) Vemos entonces que la fuente de la legitimidad de la Corte Constitucional de Colombia es el constituyente primario, es decir el pueblo soberano, el cual le encarga la guarda de la supremacía constitucional, la transparencia del desarrollo democrático y el respeto por los derechos fundamentales. Lo anterior no implica que por el simple hecho de ser juez constitucional se actúe legítimamente, esto dependerá de ser nombrado conforme las reglas que el sistema establezca y ante todo, respetando las funciones que le han sido encargadas, en todo caso estos son aspectos que pasaremos a estudiar, baste por ahora decir que la existencia de la Corte Constitucional de Colombia es a todas luces legitima. Así es como en el caso colombiano se reconoce la existencia y competencia de la Corte Constitucional como encargada de la guarda de la norma suprema Nacional, al respecto establece el artículo 241 de la Constitución: “A la Corte Constitucional se le confía la guarda de la integridad y supremacía de la Constitución, en los estrictos y precisos términos de este artículo. Con tal fin, cumplirá las siguientes funciones: 1. Decidir sobre las demandas de inconstitucionalidad que promuevan los ciudadanos contra los actos reformatorios de la Constitución, cualquiera que sea su origen, sólo por vicios de procedimiento en su formación. 2. Decidir, con anterioridad al pronunciamiento popular, sobre la constitucionalidad de la convocatoria a un referendo o a una Asamblea Constituyente para reformar la Constitución, sólo por vicios de procedimiento en su formación. 3. Decidir sobre la constitucionalidad de los referendos sobre leyes y de las consultas populares y plebiscitos del orden nacional. Estos últimos sólo por vicios de procedimiento en su convocatoria y realización. 4. Decidir sobre las demandas de inconstitucionalidad que presenten los ciudadanos contra las leyes, tanto por su contenido material como por vicios de procedimiento en su formación. 5. Decidir sobre las demandas de inconstitucionalidad que presenten los ciudadanos contra los decretos con fuerza de ley dictados por el Gobierno con fundamento en los artículos 150 numeral 10 y 341de la Constitución, por su contenido material o por vicios de procedimiento en su formación. 6. Decidir sobre las excusas de que trata el artículo 137 de la Constitución. 7. Decidir definitivamente sobre la constitucionalidad de los decretos legislativos que dicte el Gobierno con fundamento en los artículos 212, 213 y 215 de la Constitución. 8. Decidir definitivamente sobre la constitucionalidad de los proyectos de ley que hayan sido objetados por el Gobierno como inconstitucionales, y de los proyectos de leyes estatutarias, tanto por su contenido material como por vicios de procedimiento en su formación. 9. Revisar, en la forma que determine la ley, las decisiones judiciales relacionadas con la acción de tutela de los derechos constitucionales. 10. Decidir definitivamente sobre la exequibilidad de los tratados internacionales y de las leyes que los aprueben. Con tal fin, el Gobierno los remitirá a la Corte, dentro de los seis días siguientes a la sanción de la ley. Cualquier ciudadano podrá intervenir para defender o impugnar su constitucionalidad. Si la Corte los declara constitucionales, el Gobierno podrá efectuar el canje de notas; en caso contrario no serán ratificados. Cuando una o varias normas de un tratado multilateral sean declaradas inexequibles por la Corte Constitucional, el Presidente de la República sólo podrá manifestar el consentimiento formulando la correspondiente reserva. 11. Darse su propio reglamento. PARAGRAFO. Cuando la Corte encuentre vicios de procedimiento subsanables en la formación del acto sujeto a su control, ordenará devolverlo a la autoridad que lo profirió para que, de ser posible, enmiende el defecto observado. Subsanado el vicio, procederá a decidir sobre la exequibilidad del acto.” Respecto de sus competencias para el control de constitucionalidad se expresa la Corte Constitucional en Sentencia C-739 de 2001: “La Constitución Política ha previsto la preservación de su integridad y supremacía mediante el diseño de diversos mecanismos: i) el control de constitucionalidad dirigido a que esta Corporación excluya del ordenamiento las leyes contrarias a sus dictados, previo el ejercicio ciudadano de la acción pública prevista para tal fin (Arts. 241 a 244), ii) la acción de nulidad por inconstitucional confiada al Consejo de Estado, en virtud de igual ejercicio y con igual objetivo, pero respecto de los decretos dictados por el Gobierno Nacional, cuyo control no ha sido confiado a esta Corte (Art. 237), iii) el control automático de los decretos legislativos dictados en ejercicio de las facultades conferidas por los artículos 212, 213 y 214, iv) la revisión previa de los tratados internacionales y las leyes que los aprueben, v) la inaplicación ¡auparte de todas las autoridades, sin el requisito de previa solicitud, de las leyes todos los campos mediante el imperativo reconocimiento del orden jurídica constitucional en todas las cuestiones de la vida nacional (Arts. 83 a 94) y vii) la inclusión de la Constitución como fuente primaria de las decisiones judiciales (Art. 230).” 5.2.2 Nombramiento de los Magistrados de la Corte Constitucional Para establecer la legitimidad en la formación de la Corte Constitucional colombiana nos hemos centrado en el estudio del concepto de “poder legítimo”, entendido como la autoridad aceptada por parte de los individuos o grupos que participan en la relación de poder (BOBBIO, N.; 1992), siendo ahora necesario estudiar si la conformación de la institución que estudiamos obedece a algún criterio de autoridad, para lo cual nos referiremos directamente a la Constitución Política de 1991 la cual como resultado de la Asamblea Nacional Constituyente establece claramente el proceso y las condiciones para la designación de los Magistrados de la Corte Constitucional. Respecto de la designación de los Magistrados15 de la Corte Constitucional observamos la relevante actuación del Senado de la República para su elección por periodos individuales de 8 años, partiendo de sendas ternas presentadas por el Consejo de Estado, la Corte Suprema de Justicia (como autoridades judiciales) y el Presidente de la República (como autoridad política); vemos en esta elección de los Magistrados la participación de los tres poderes clásicos del Estado16 de acuerdo a lo establecido en la Carta Magna así como en la ley 5 de 1992 la cual aumento el numero a 9 magistrados y estableció un periodo individual de 8 años. Así observamos claramente como conforme la Constitución Política de Colombia lo dispone según el artículo 239: “La Corte Constitucional tendrá el número impar de miembros que determine la ley. En su integración se atenderá el criterio de designación de magistrados pertenecientes a diversas especialidades del Derecho. Los Magistrados de la Corte Constitucional serán elegidos por el Senado de la República para períodos individuales de ocho años, de sendas ternas que le presenten el Presidente de la República, la Corte Suprema de Justicia y el Consejo de Estado. 15 La primera elección de los Magistrados de la Corte Constitucional de Colombia fue realizada conforme el artículo transitorio 22 el cual expresa: “mientras no se fije otro número, la primer Corte Constitucional estará integrada por siete magistrados que serán designados para un periodo de un año así: Dos por el Presidente de la Republica, uno por la Corte Suprema de Justicia, uno por el Consejo de Estado, uno por el Procurador General de la Nación. Los magistrados así elegidos designarán los dos restantes de ternas que presentará el Presidente de la Republica”. Los Magistrados de la Corte Constitucional no podrán ser reelegidos”. 16 Nos referimos, claro está, a la división del poder en Ejecutivo, Legislativo y Judicial planteada por Montesquieu (1980) en su conocida obra “El espíritu de la leyes”, como medio para evitar la corrupción inherente a todo ejerció de poder. Al respecto el doctrinante Javier Tobo manifiesta: “La elección de los magistrados por parte del Senado de la República tiene dos claros propósitos: permitir que quienes resulten seleccionados obtengan la aceptación de la Cámara que tiene origen, representación y visión nacional; y asegurar que las calidades de candidato sean objeto de escrutinio público, lo cual constituye un estimulo para que el presidente de la República, la Corte Suprema de Justicia y el Consejo de Estado postulen los mejores candidatos” (TOBO, J.; Pág. 92; 2004). Es claro que la Constitución Política Colombiana se ocupó de forma completa de la conformación y estructura de la Honorable Corte Constitucional, de tal forma que impuso requisitos, inhabilidades e incompatibilidades para ser postulado a Magistrados de la Corte Constitucional, lo que permite esperar que sean personas que cumplan satisfactoriamente con las capacidades y la idoneidad requerida para en el ejercicio del cargo17. De esta forma se observa como el artículo 232 de la Carta establece que 17 Claro esta, que no caemos en la simpleza de concluir que por el simple hecho de establecerse un régimen de inhabilidades e incompatibilidades y unos requisitos para acceder al cargo se garantice la idoneidad de los miembros de la Corte Constitucional, pues no es una condición suficiente, pero si es una herramienta de garantía y una intención perseguida por el constituyente. para ser magistrado de la Corte Constitucional se requiere: “1. Ser colombiano de nacimiento y ciudadano en ejercicio. 2. Ser abogado. 3. No haber sido condenado por sentencia judicial a pena privativa de la libertad, excepto por delitos políticos o culposos. 4. Haber desempeñado, durante diez años, cargos en la Rama Judicial o en el Ministerio Público, o haber ejercido, con buen crédito, por el mismo tiempo, la profesión de abogado, o la cátedra universitaria en disciplinas jurídicas en establecimientos reconocidos oficialmente. Parágrafo. Para ser Magistrado de estas corporaciones no será requisito pertenecer a la carrera judicial”. Así mismo la Constitución Política de Colombia señala, en su artículo 240, una inhabilidad para ser elegido magistrado de la Corte constitucional, a saber: “No pueden ser elegidos magistrados de la Corte Constitucional quienes durante el año anterior a la elección se hayan desempeñado como ministros, magistrados de la Corte Suprema de Justicia o magistrados del Consejo de Estado”. Igualmente la ley 270 de 1996 en sus artículos 150 y 151 establece las Inhabilidades e incompatibilidades para ejercer cargos de la rama judicial: “Inhabilidades No podrá ser nombrado para ejercer cargos en la Rama Judicial: 1. Quien se halle en interdicción judicial. 2. Quien padezca alguna afección mental que comprometa la capacidad necesaria para el desempeño del cargo, debidamente comprobada por el Instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses. 3. Quien se encuentre bajo medida de aseguramiento que implique la privación de la libertad sin derecho a la libertad provisional. 4. Quien esté suspendido o haya sido excluido de la profesión de abogado. En este último caso, mientras obtiene su rehabilitación. 5. Quien haya sido destituido de cualquier cargo público. 6. Quien haya sido declarado responsable de la comisión de cualquier hecho punible, excepto por delitos políticos o culposos. 7. El que habitualmente ingiera bebidas alcohólicas y el que consuma drogas o sustancias no autorizadas o tenga trastornos graves de conducta, de forma tal que puedan afectar el servicio.” Y continúa: “Incompatibilidades Además de las provisiones de la Constitución Política, el ejercicio de cargos en la Rama Judicial es incompatible con: 1. El desempeño de cualquier otro cargo retribuido, o de elección popular o representación política; los de árbitro, conciliador o amigable componedor, salvo que cumpla estas funciones en razón de su cargo; de albacea, curador dativo y, en general, los de auxiliar de la justicia. 2. La condición de miembro activo de la fuerza pública. 3. La calidad de comerciante y el ejercicio de funciones de dirección o fiscalización en sociedades, salvo las excepciones legales. 4. La gestión profesional de negocios y el ejercicio de la abogacía o de cualquier otra profesión u oficio. 5. El desempeño de ministerio en cualquier culto religioso. PARÁGRAFO 1o. Estas prohibiciones se extienden a quienes se hallen en uso de licencia. PARÁGRAFO 2o. Los funcionarios y empleados de la Rama Judicial podrán ejercer la docencia universitaria en materias jurídicas hasta por cinco horas semanales siempre que no se perjudique el normal funcionamiento del despacho judicial. Igualmente, con las mismas limitaciones, puede realizar labor de investigación jurídica e intervenir a título personal en congresos y conferencias. PARÁGRAFO 3o. Las inhabilidades e incompatibilidades comprendidas en los artículos 150 y 151 se aplicarán a los actuales funcionarios y empleados de la Rama Judicial”. Cumpliendo satisfactoriamente los presupuestos y requisitos tanto legales como constitucionales de nuestra Carta los miembros de la Corte Constitucional son elegidos por el Senado de la República para períodos individuales de ocho años, de sendas ternas que le presenten el Presidente de la República, la Corte Suprema de Justicia y el Consejo de Estado, no podrán ser reelegidos y están sujetos a un régimen de requisitos, inhabilidades e incompatibilidades. Ahora podemos inferir de lo anterior que dicha conformación cumple de forma notoria con los presupuestos para ser legitima, tanto material como formalmente, se evidencia que es el soberano el encargado de elegir al Senado, de esta forma existe un poder de elección derivado el cual le es otorgado por mandato jurídico y por consenso de la sociedad, así mismo la Constitución en sí, como materialización de la voluntad soberana popular encarga a la Corte Constitucional su guarda, establece sus competencias y como será conformada, siendo la Corte Constitucional misma un poder estatal de naturaleza derivada o constituida, es decir fundamentado en la decisión del constituyente primario. 5.3. El EJERCICIO DE LAS FUNCIONES DE LA JURISDICCIÓN CONSTITUCIONAL. (Legitimidad nivel)18. Derivada - Tercer Nuestro estudio se ha limitado a la Corte Constitucional, no obstante vale la pena mencionar en este espacio la estructura de la jurisdicción constitucional, en ella encontramos en un lugar preponderante a la mencionada Corte Constitucional la cual recibe su competencia por mandato constitucional y le es asignada la guarda de la integridad y supremacía de la constitución. Enseguida se ubica el Consejo de Estado quien conoce de las acciones de nulidad por inconstitucionalidad de los Decretos dictados por el gobierno nacional, cuya competencia no corresponda a la Corte Constitucional y por ultimo encontramos a los jueces y corporaciones que ejercen jurisdicción constitucional de manera excepcional cuando deban proferir tutelas o recursos previstos para la aplicación de los derechos constitucionales19 (TOBO, J.; 2004). Este último aspecto es fundamental y constituye un aspecto medular en nuestro análisis, pues ha sido la definición y el amparo de los derechos fundamentales lo que ha 18 No podríamos en este punto pretender una imposición de nuestro criterio, si alguien, bajo sus argumentos considera diferente esta realidad será una postura aceptable pero no contradice nuestro punto, pues lo relevante en el tema de nuestro estudio son los juicios generales al tratarse de un criterio de apreciaciones comunes en la sociedad. 19 Conforme reiterada jurisprudencia de la Corte Constitucional los jueces en ejercicio de la excepción de inconstitucionalidad no hacen parte de la jurisdicción, mientras los jueces de tutela lo hacen desde el punto de vista funcional y no orgánico (TOBO, J.; 2004). generado credibilidad en la Corte Constitucional y ha permitido irradiar con los preceptos del humanismo constitucional todas las esferas jurídico-políticas de la Nación, haciendo de la constitucionalización del derecho un fenómeno que ha implicado el reconocimiento de los bienes jurídicos más preciados de los ciudadanos, es decir, de sus derechos fundamentales. Claramente la temática y los efectos de las decisiones de constitucionalidad influyen en el juicio de legitimidad respecto de la Corte, así, las polémicas decisiones sobre los fallos de efectos económicos causan reacciones inmediatas y generan dudas sobre los límites del juez constitucional, a la vez que los amparos por derecho a la salud, la vivienda digna o la dignidad humana (¿habrá algo más relevante en el país que sancionar a los establecimiento bancarios, a las E.P.S o el abandono estatal de los desplazados?) se convierten en la última esperanza de quienes no han podido ver respaldados sus derechos más preciados. Igualmente cabe resaltar como aspecto central de la materialización constitucional, la celeridad en las decisiones judiciales, respaldada por los expeditos términos que reconocen las leyes sobre acciones constitucionales20, pero además por la importancia que se les ha dado en el concierto jurídico nacional, sumando a esto, la prolífica producción de decisiones, así se observa como en los dieciocho años de existencia de la Corte Constitucional se han proferido 4835 sentencias de constitucionalidad y 12744 sentencias de tutela, para un total de 17579 a final del 200921. Evidentemente la labor de la Honorable Corte Constitucional desde su creación en el año de 1991 ha sido ardua y ha dejado ver grandes frutos, tanto tangibles, como conceptuales, tal es el caso del desarrollo del bloque de constitucionalidad el cual se inspira en la doctrina del corpus constitucional del Consejo Constitucional francés y mas lejanamente en la tesis del bloque de legalidad sostenida por el Consejo de Estado francés, viendo entonces, como por medio del desarrollo jurisprudencial se logra fortalecer la base de defensa de los derechos fundamentales. Este bloque de constitucionalidad como un intento por sistematizar jurídicamente los derechos o principios que no se encuentran directamente en el texto constitucional” (UPRIMNY YEPES, R.; 2005), adquiere entonces, relevancia en sistemas en los cuales la constitución tiene una vocación normativa directa, tanto por las acciones constitucionales (se observa como la Constitución establece la acción de tutela en el artículo 86, acción de cumplimiento en el artículo 87 y la acción popular en el artículo 88), como por las demandas de 21 20 Ver Decreto 1382 de 2000 y Decreto 2591 de 1991. Fuente: Relatoría de la Corte Constitucional, tomado de http://www.corteconstitucional.gov.co /relatoria/ El 16 de diciembre de 2009. inconstitucionalidad de leyes y decretos con fuerza de ley (artículo 241 de la Constitución), a la par es categórico para el ordenamiento jurídico, debido a que los funcionarios de la administración de justicia deben aplicar los mandatos constitucionales en todas sus actuaciones directamente, lo cual incluye, claro esta, el bloque de constitucionalidad. Entenderemos ahora que un ordenamiento jurídico sistemático pretende ser completo y con la aparición de ordenamientos supraestatales logra articularse de forma complementaria consiguiendo que la pirámide de los ordenamientos obtenga relaciones adjuntas que aportan mayores garantías en la materialización y defensa de los derechos humanos. Vemos entonces como se desarrolla la función de definición de los derechos fundamentales, función altamente relevante, pues la labor del órgano de control de constitucionalidad encuentra verdadero valor para una comunidad cuando consigue aplicar la materialidad de la norma suprema entendida esta en su marco institucional y axiológico, lográndose este ejercicio mediante las acciones constitucionales para la protección de derechos fundamentales y al declararse la exequibilidad o no de una norma comparada respecto de la Constitución, todo lo cual implica interpretar y dar vida a las declaraciones constitucionales, así las interpretaciones de este órgano de control devienen un instrumento de definición de la parte sustantiva de la norma suprema, logra determinar significado de dogmáticos de (NEGRI, A.;1992). y por lo tanto se el verdadero los elementos la Constitución La Corte Constitucional Colombiana por su parte ejerce una doble función con relación a los derechos fundamentales, en primer lugar realiza una labor abstracta, que le permite declarar la inconstitucionalidad de una ley para todos los efectos y en segundo lugar ejerce funciones como órgano de control respecto de las conductas de relevancia constitucional para la defensa derechos que tengan esta naturaleza. De otra parte la realización de esta función integradora de los derechos fundamentales ha permitido ganar a la Corte Constitucional un margen de opinión favorable en la opinión publica nacional, así, por ejemplo en los últimos diez años la opinión a favor de la Corte ha sido en promedio del 60.2 por ciento, con puntos máximos del 70 por ciento (marzo del 2008) y mínimos del 43 por ciento (julio del 2001), mientras la opinión desfavorable de la Corte ha sido en promedio del 22.533 por ciento, con puntos máximos del 31 por ciento (marzo del 2008) y mínimos del 12 por ciento (julio del 2001)22, claro está que la encuesta no nos permite inferir necesariamente una aprobación 22 Encuesta extraída de: http://www.terra.com.co/ elecciones _2010 /docs/do c/G4491009_OPINION PUBLICA POLL 73. ppt#461,9, Diapositiva 106, el 30 de noviembre de 2009. general respecto de la forma en que han sido ejercidas las funciones de la Corte Constitucional, no obstante vista la tendencia y las referencias comunes es posible pensar en una labor realizada conforme las expectativas generales, apoyada por las mayorías y el consenso, lo cual nos permite pensar en que se ha realizado la labor de la Corte Constitucional de forma Legitima en su ejercicio. 6. LA LEGITIMIDAD AFECTADA POR LOS VICIOS DEL CONSENTIMIENTO23. La relevancia esencial de la creencia en la legitimidad, que se convierte en poder de autoridad, se fundamenta en el hecho de que esta tiende a otorgar al poder eficacia y estabilidad. Hemos hablado de la base de la legitimidad que vemos reflejada dentro del juicio de valor sobre la fuente del poder que puede encontrarse en diferentes niveles: 1) La esfera social 2) Formalizado y fundamentado en la obligatoriedad 3) Competencia particular. Fuentes que en su desarrollo muestran elementos determinantes dentro de las políticas de cada Estado. En este entendido el manejo de la idoneidad que proyectan las instituciones o autoridades respecto de sus actuaciones podrían disfrazarse como correspondientes a la ética social podría generarse en vicios del consentimiento, dicho mas fácilmente, es posible aparentar virtud y será el falso virtuoso un posible legitimado. Ahora encontramos que la legitimidad al ser la expresión de la aprobación de la sociedad; que previamente ha realizado evaluaciones positivas del poder sobre aspectos como el contenido del mandato, la forma o procedimiento en que se imparte el mandato y la fuente de la que proviene el mandato (BOBBIO, N. 1992), puede verse afectada por los vicios del consentimiento cuando por medio de actuaciones fraudulentas se induce a la sociedad a generar la manifestación de su voluntad afectadas por error, fuerza o dolo, o llevado a los términos políticos, afectación del juicio ciudadano por ignorancia, violencia o engaño. Sea esta simplemente la oportunidad para poner de manifiesto la posibilidad de equivoco en el proceso de legitimidad. 7. CONCLUSIONES. 23 No debe confundirse este punto con una desenfocada propuesta de transpolación de las instituciones propias del derecho privado y en concreto con el condigo civil, por el contrario se trata, en realidad, de la utilización de un criterio ampliamente conocido por los jurista como herramienta de explicación para una problemática típica de la ciencia política, es decir, la impugnación de la legitimidad. A pesar de existir varios trabajos sobre este tema, hemos intentado abarcar todas las etapas del proceso de legitimación de manera independiente pero interconectada, observando cómo cada una de ellas nos permite inferir la legitimidad de la Corte Constitucional pero siempre respaldándose cada juicio en otro, así la existencia del control de constitucionalidad encuentra su fundamento en un poder constituyente, pero a la vez debe ser ejercido con miras al amparo de los derechos de la comunidad. Llama la atención que las tres etapas del proceso de legitimación se terminen relacionando con las grandes escuelas del pensamiento Ius Teórico, así en el primer juicio observamos como se hallaba el sustento de la legitimidad originaria en posturas de índole doctrinal (Schmitt o Rousseau) las que serían calificadas como No positivistas, mientras en la segunda etapa vemos como el sustento de la existencia de la Corte Constitucional se encuentra en posturas mas técnicas conocidas como positivistas, así como en el texto mismo de la Constitución elevado al rango de norma jurídica, mientras en la tercera etapa del juicio nos encontramos como soporte ante una teoría mas realista24, dependiendo la legitimidad derivada de la reilación de la Corte constitucional con su medio, tratándose de un enfoque mas empírico. Tal como lo expresa Robert Alexy Podríamos distinguir tres grandes conceptos de validez, el sociológico, el ético y el jurídico, (2003): “Si una norma vale socialmente, si es obedecida o en caso de 24 Lamentamos en este momento la falta de originalidad en las denominaciones utilizadas pero hemos preferido no alejarnos de los conceptos tradicionalmente utilizados en la doctrina. desobediencia se aplica una sanción; mientras que una norma vale moralmente cuando está moralmente justificada y vale jurídicamente cuando es dictada por el órgano competente, de acuerdo con el procedimiento previsto y no lesiona un derecho de rango superior”. Tras examinar el caso de nuestro estudio parece ser que en sede de juicio de legitimidad se observa lo mismo que en toda la teoría del derecho, donde extremos positivistas y naturalistas parecen anularse por la imposibilidad de cada uno de integrar las demás teorías pero a la vez de explicar todos los fenómenos. Esto ha abierto la brecha para que las diferentes posiciones depuren sus estructuras mentales, hasta el punto de anular a las demás, generándose una división de extremos desde la indeterminables referencias axiológicas al derecho natural hasta el rigor formalista del positivismo jurídico que en palabras Kelsenianas debe analizarse separado del ser y de la moral, pasando por el manipulable concepto de la realidad de los hechos, se trata de una oscilación entre el escepticismo y el dogmatismo, los cuales equiparó adecuadamente François Ost a “Escila y Caribdis” (En: FALCON Y TELLA, M.; 1994). Este cañón jurídico que parece arrojarnos a las bestias de varias cabezas o la marea calma de muerte segura (Escila y Caribdis)25, se ha intentado superar por la diplomática postura de concebir el juicio sobre lo valido como condicionado a un “test” diferente, según dependa del asunto que se discuta en concreto (FALCON Y TELLA, M.; 1994). Creemos entonces, que no basta una teoría o sistema de pensamiento para abarcar todas las etapas del proceso de legitimación, ni todas las formas del derecho. Así como en su magistral ensayo “el elogio a la dificultad” Estanislao Zuleta explicaba como existe “un verdadero abismo de la Razón que consiste en la petición de un fundamento ultimo e incondicionado de todas las cosas” (2007. Pág. 2), creemos que existe un “abismo de validez” el cual ha buscado, como los alquimistas, en una piedra filosofal, la justicia, la eficacia y la validez de lo jurídico, que explique todos los fenómenos y nos sustente su autoridad, así como las instituciones que de él se derivan, esperar que exista un solo concepto que nos explique todas las formas de lo que llamamos derecho y sus instituciones (la Corte Constitucional, por ejemplo) nos evoca la búsqueda de una joya mágica que convirtiera el plomo en oro. De la adecuada utilización del criterio que se utilice dependerá la solidez del juicio realizado, así, por ejemplo, tesis contractualcitas no pueden explicarnos la naturaleza del control de constitucionalidad o tesis positivistas no nos permiten entender la realidad del ejercicio de las funciones del intérprete constitucional. 25 Los monstruos míticos de la Odisea de Homero se presentan como la tragedia de cualquier marino que intente pasar el cañón, pues evitar a Escila (la que desgarra) implica pasar demasiado cerca de Caribdis (a que devora) y viceversa, así se describen las bestias en la conocida obra “Allí mora Escila, que aúlla terriblemente, con voz semejante a la de una perra recién nacida, y es un monstruo perverso a quien nadie se alegrará de ver, aunque fuese un dios el que con ella se encontrase. Tiene doce pies, todos deformes, y seis cuellos larguísimos, cada cual con una horrible cabeza en cuya boca hay tres hileras de abundantes y apretados dientes, llenos de negra muerte” y no menos alentadoramente se refiera a Caribdis “El otro escollo es más bajo y lo verás Odiseo, cerca del primero; pues hállase a tiro de flecha. Hay ahí un cabrahigo grande y frondoso, y a su pie la divina Caribdis sorbe la turbia agua. Tres veces al día la echa fuera y otras tantas vuelve a sorberla de un modo horrible. No te encuentres allí cuando la sorbe pues ni el que sacude la tierra podría librarte de la perdición”(Homero, la Odisea, cantos 80 y 101). De alguna forma, es emocionante ver como la necesidad de integrar las herramientas de juicio para no caer en reduccionismos impotentes se aplica también a nuestro estudio integrado respecto de la legitimidad de la Corte Constitucional colombiana, el cual después de estas letras, creemos posible. 8. 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Por el cual se reglamenta la acción de tutela consagrada en el artículo 86 de la Constitución Política. - COLOMBIA, Presidencia de la Republica (Septiembre 4 de 1991) Decreto 2067 de 1991.Por el cual se dicta el régimen procedimental de los juicios y actuaciones que deban surtirse ante la Corte Constitucional. - COLOMBIA, Presidencia de la Republica Julio 12 de 2000 Decreto 1382 de 2000. Por el Cual se establecen Reglas para el reparto de Accion de Tutelas -EISENMANN, Charles. (1986). La Justice Constitutionnelle et la Haute Cour Constitutionnelle La justicia d´Autriche. Paris. Económica. -FALCON Y TELLA, María José (1994). Concepto y fundamento de la validez del derecho. Madrid. Universidad Compútense de Madrid. -HIGUERA JIMÉNEZ, Diego Mauricio. (2009) El ejercicio del órgano de control de constitucionalidad en Francia y en Colombia, en Revista Principia Iuris 11, Tunja. Pág. 130, Art. 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EL PRINCIPIO DE IGUALDAD DE ARMAS EN EL SISTEMA PROCESAL PENAL COLOMBIANO A PARTIR DEL ACTO LEGISLATIVO 03 DE 2002 THE PRINCIPLE OF EQUALITY OF WEAPONS IN THE CRIMINAL PROCEDURE SYSTEM FROM COLOMBIAN LEGISLATURE ACT 03 OF 2002 Alfonso Daza González* Fecha de entrega: 02-02-10 Fecha de aprobación: 10-02-10 RESUMEN** En el sistema penal acusatorio derivado del Acto Legislativo 02 de 2003 se establece como un imperativo la necesidad de lograr en el proceso penal el principio de igualdad de armas entre las partes intervinientes, lo que implica para ellas la posibilidad de intervenir en el proceso en condiciones de equidad en lo relativo a derechos, oportunidades, medios de prueba y elementos de convicción. No obstante lo anterior, se evidencia en la práctica jurídica una balanza en contra de la parte defensora y a favor de la fiscalía, con desigualdades flagrantes derivadas de vacíos en el texto legal y de la forma en que los operarios judiciales interpretan el mismo. Si bien la apelación a principios rectores del procedimiento tiende a menguar esta desigualdad, consideramos que hace falta centrar la atención en los momentos procesales en los ** * Mg. en Derecho Penal y Criminología. Candidato a Doctor en Derecho, Investigador Universidad Santo Tomás Seccional Tunja. Email: [email protected] Articulo de investigación resultado del proyecto “El principio de igualdad de armas en el sistema procesal penal colombiano a partir del acto legislativo 03 de 2002” vinculado a la línea de investigación en Derecho penal, procesal penal y derecho humanos del Centro de Investigaciones Socio- jurídicas de la Facultad de Derecho, Universidad Santo Tomás seccional Tunja que ésta es más evidente, y así alentar a legisladores y jueces a superarla. Siendo el ejercicio pleno del derecho fundamental a la defensa uno de los presupuestos del Estado Social de Derecho en general y del proceso penal en particular, creemos que una reflexión sobre sus dificultades y potencialidades es del todo pertinente para maximizar su efectividad. PALABRAS CLAVE Igualdad de armas, fiscalía, defensa, sistema penal acusatorio. ABSTRACT In the penal system accusatory derivative of Legislative Act 02 of 2003, settles down like an imperative the need to obtain in the criminal process the equality of arms between the intervening parts, which implies for them the possibility of taking part in the process in conditions of fairness with respect to rights, opportunities, evidence and elements of conviction. In despite, it’s evident a misbalance against the defending part and in favor of the public prosecutor, with flagrant inequalities derived from voids in the legal text and in the form which the judicial workers interpret the same. Although the appeal to governing principles of the procedure tends to diminish this inequality, we considered that it is necessary to focus attention on the procedural moments at which this one is more evident, and thus to encourage to legislators and judges to surpass it. Being the total exercise of the fundamental right to defense one of the aims of the Social State of Law, generally, and of the penal process in particular, we think that a reflection on its difficulties and potentialities is absolutely pertinent to maximize its effectiveness. KEY WORDS Equality of arms, office of the public prosecutor, defense, accusatory criminal system. 1. PROBLEMA INVESTIGACIÓN DE ¿Existe realmente una igualdad de armas en el sistema procesal penal colombiano? 2. METODOLÓGICA ESTRATEGIA El método de esta investigación será de análisis y síntesis, en tanto se busca tener pleno conocimiento de la figura investigada, de los parámetros legales que rigen su realización y, sobre todo, de los errores o falencias de la ley en su regulación normativa. 3. RESULTADOS Este artículo es el resultado de la investigación jurídico-procesal “La igualdad de armas en el sistema procesal penal colombiano” realizada en la Universidad Santo Tomás de Tunja. Fruto de esa investigación es el texto que aquí se presenta, en el cual se pretende responder a la cuestión de si en realidad existe un principio de igualdad de armas en el sistema procesal penal colombiano o si, por el contrario, no cabe hallarlo efectivamente reconocido en las disposiciones procesales pertinentes. 4. INTRODUCCIÓN El derecho penal tomado en su conjunto, el procedimiento penal en particular e incluso la misma política criminal del Estado deben estar encaminados, para cumplir el mandato constitucional, al reconocimiento y garantía del principio de igualdad de armas, tendiente a equilibrar las condiciones en las que las partes en litigio penal se enfrentan, se contradicen y, finalmente, se someten a la sentencia judicial dictada por el juez. El citado principio se encuentra presente en las legislaciones nacional e internacional, en dos sentidos: como regla de juicio dirigida a garantizar un debido proceso judicial y como regla de protección de los derechos fundamentales del imputado. Para el caso colombiano, la doctrina, la jurisprudencia y las propias instituciones judiciales e investigativas coinciden en afirmar que, en el marco del proceso penal, las partes enfrentadas, esto es, la fiscalía y la defensa, deben estar en posibilidad de acudir ante el juez con las mismas herramientas de persuasión, los mismos elementos de convicción, sin privilegios ni desventajas, a fin de convencerlo de sus pretensiones procesales. Ahora, siendo el aparato estatal investigativo encargado de acusar, por regla general, quien detenta la fortaleza económica, orgánica y funcional, es evidente que frente a los demás actores del proceso se encuentra en clara ventaja, en especial frente a la defensa, actor particularmente débil que requiere de la habilidad, los conocimientos y la contundencia probatoria del abogado, público o privado, que la ejerza adecuadamente (CORTE CONSTITUCIONAL, Sentencia C-1194 de 2005.). Se ha dicho con razón que la situación de desventaja en que se encuentra la defensa, como sujeto procesal, no permite el normal desarrollo de la defensa técnica del imputado, como derecho fundamental. El derecho a una defensa técnica, derivado del derecho a un debido proceso, está compuesto de elementos esenciales como el tiempo y los medios adecuados para ejercer la defensa, el derecho a presentar pruebas y a contradecir las presentadas en contra, la presunción de inocencia y el derecho a que las peticiones sean resueltas en un plazo razonable. En este artículo se sostiene que el respeto a cada uno de estos ítems de la defensa es condición primera para lograr la igualdad de armas en el sistema procesal colombiano. por lo regular capturados, ya han sido condenados sin que la ley contemple alguna alternativa para remediar la situación porque los términos ya se han vencido. La consagración del principio se justifica por el desequilibrio al interior de las instituciones y las medidas procesales adoptadas por el Código de Procedimiento Penal que, de una u otra manera, afectan derechos o garantías de la defensa, en tanto la dejan en situación de desigualdad frente al titular de la acción penal en el desarrollo del juicio. Un ejemplo adicional de desequilibrio entre fiscalía y defensa se evidencia en la figura de la detención preventiva enfrentada al principio de presunción de inocencia. En la presunción de inocencia, en la cual la duda se resuelve en favor del reo, la libertad es el principio general; las normas que la limitan –como la detención preventiva– deben interpretarse restrictivamente y las medidas de aseguramiento deben someterse a los criterios de necesidad, idoneidad, proporcionalidad y razonabilidad1. En respeto de dichos principios, la detención preventiva, cuyos fines son análogos a los de la pena en sentido estricto, debe equipararse a una medida de aseguramiento procesal y no a una pena anticipada2. Un ejemplo de lo anterior es el hecho de que la fiscalía conserva frente a la defensa algunas funciones judiciales, con alcance para afectarle a los procesados derechos sustanciales como la intimidad y la libertad. No resulta compatible con la idea de igualdad, dentro de un sistema adversarial, que una de las partes tenga la potestad de afectar, motu proprio, a la otra. En los juicios en ausencia, por citar otro ejemplo, el desequilibrio para la defensa radica no solo en la imposibilidad de ejercer su defensa material dado el nulo contacto con el procesado sino también en la dificultad de acudir a celebrar acuerdos con la fiscalía. Numerosos son los casos en que las personas nunca se enteran que en su contra se está adelantando un proceso y lo más grave es que cuando se notifican, 1 LEY 906 DE 2004. (Agosto 31). “Por la cual se expide el Código de Procedimiento Penal”. Publicada en el Diario Oficial 45.657, de 31 de agosto de 2004. Artículo 295. Afirmación de la libertad. Las disposiciones de este código que autorizan preventivamente la privación o restricción de la libertad del imputado tienen carácter excepcional; solo podrán ser interpretadas restrictivamente y su aplicación debe ser necesaria, adecuada, proporcional y razonable frente a los contenidos constitucionales. 2 Sobre esta importante distinción, ver CORTE CONSTITUCIONAL. Sentencia C-774 de 2001. M. P.: Rodrigo Escobar Gil; Sentencia C-873 de 2003. M. P.: Manuel José Cepeda Espinosa; Sentencia C-591 de 2005. M. P.: Clara Inés Consecuencia grave de la desigualdad de armas es que abona el camino para la congestión judicial y, por ende, abre paso a la burocratización del proceso penal. Con la congestión judicial, se ha dicho con razón, el sistema colapsa y genera en el conglomerado social desconfianza hacia la administración de 3 justicia . Vistas las arbitrarias características y procedimientos del sistema, y en la búsqueda de la efectividad de la jurisdicción y de la protección de los derechos de las partes, deben tenerse en cuenta salidas a la desigualdad que, entre otras cosas, descongestione y haga más efectivo el aparato jurisdiccional. Lo anterior supone una necesaria intervención para superar la desigualdad, de cara a propiciar una equidad de trato y de oportunidades para la parte defensora. Con tal fin se promueve el fortalecimiento de principios procesales tales como la presunción de inocencia, el principio in dubio pro reo, las prohibiciones de doble Vargas Hernández; Sentencia C-1154 de 2005. M. P.: Manuel José Cepeda Espinosa; Sentencia C209 de 2007. M. P.: Manuel José Cepeda Espinosa, entre otras. 3 Información tomada de: GRANADOS PEÑA, JAIME ENRIQUE y HARTMANN ARBOLEDA, MILDRED. “El Diseño del Nuevo Proceso Penal Constitucional”, en CORPORACIÓN EXCELENCIA EN LA JUSTICIA. Reforma Constitucional de la Justicia Penal. Texto del Acto Legislativo 03 de 2002 y Documentos de Trámite, t. II, 1ª ed., Bogotá, D.C., Corporación Excelencia en la Justicia, 2003. incriminación y de autoacusación, entre otros, lo cual, aunque necesario, no es suficiente; deben en todo caso identificarse los vacíos normativos y yerros judiciales que permiten dicha desigualdad y alentar al legislador a corregirlos y al operario judicial a superarlos. El sistema acusatorio reclama así un proceso respetuoso de los derechos y garantías del acusado. Los pronunciamientos de la Corte Constitucional en ese sentido son muy claros, y aunque en alguna medida han logrado restablecer el equilibrio, aún faltan esfuerzos legislativos y judiciales para lograr una verdadera igualdad de armas entre fiscalía y defensa. 5. EL PRINCIPIO DE IGUALDAD DE ARMAS EN EL SISTEMA COLOMBIANO La igualdad es un concepto ético, filosófico y político que exige tratar a todos los seres humanos con el mismo medidor, por ser portadores de una misma dignidad intrínseca y titulares de los mismos derechos fundamentales (VALENCIA VILLA, H. Diccionario Espasa Derechos Humanos, Madrid, Editorial Espasa Calpe, p. 219.). Presente a lo largo de la historia humana, fue en las expresiones revolucionarias de los siglos XVIII y XIX donde tomó una fuerza inusitada, como prerrogativa del individuo frente al poder del Estado. Actualmente, se encuentra presente en casi todas las legislaciones del mundo y es proclamada en los instrumentos internacionales de derechos humanos4. En el mundo del deber ser, la igualdad ha sido erigida como principio orientador del ordenamiento jurídico y, a un tiempo, como derecho fundamental de las personas. Al tratarse de una noción tan amplia, la igualdad ha adquirido diversas formas y matices, siendo las dos acepciones principales: a). La igualdad jurídica, que las normas nacionales e internacionales reconocen al individuo por el solo hecho de serlo, y que deben ser aseguradas por la justicia conmutativa o judicial, y; b). La igualdad socioeconómica, que resulta de las estructuras y relaciones materiales de la sociedad en cada momento histórico, y que debe ser garantizada por la justicia distributiva. El tipo de igualdad a que nos referiremos en este trabajo es la igualdad jurídica, y en particular, la igualdad de armas en el proceso penal, expresión de la necesidad de garantizar oportunidades equitativas de 4 DECLARACIÓN UNIVERSAL DE DERECHOS HUMANOS. Adoptada y proclamada por la Asamblea General de Naciones Unidas en su Resolución 217A (III), de 10 de diciembre de 1948. Artículo 1. Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros. acusación y defensa a los intervinientes en el debate penal. Si bien esta forma de igualdad proclama el equilibrio entre los actores, tiende a la protección de los intereses del imputado y al fortalecimiento de su defensa, dada la histórica e implícita desigualdad entre el Estado acusador y el individuo acusado. La igualdad de armas tiene entonces la misma función que tenía el principio de la igualdad durante las revoluciones burguesas: esgrimir la defensa del individuo frente al poder del Estado. Como antes se anunciaba, ésta se encuentra presente en las legislaciones nacional e internacional, en dos sentidos claros: como regla de juicio dirigida a garantizar un debido proceso judicial y como regla de protección de los derechos fundamentales del imputado. Así, el sistema europeo, en el Convenio Europeo para la Protección de los Derechos Humanos y las Libertades Fundamentales, el principio de igualdad de armas se deriva del artículo 6.1., contentivo del principio jurídico conocido bajo el brocardo “audiatur et altera pars” y que literalmente significa “escuchar también a la otra En el sistema parte”5. 5 CONVENIO EUROPEO PARA LA PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS Y LAS LIBERTADES FUNDAMENTALES. Adoptada por los Estados interamericano, la Convención Americana sobre Derechos Humanos, si bien no reconoce de manera expresa la necesidad de contar con un proceso equitativo entre defensa y fiscalía, de la redacción de su artículo 8 cabe colegir una serie de amplísimas garantías judiciales tendientes a asegurar el desarrollo igualitario y regular del proceso6. Para el caso colombiano, la doctrina, la jurisprudencia y las propias instituciones judiciales e investigativas coinciden en afirmar que en el marco del proceso penal las partes enfrentadas, esto es, la fiscalía y la defensa, deben estar en posibilidad de acudir ante el juez miembros del Consejo de Europa reunidos en Roma, el 4 de noviembre de 1950. Artículo 6. Derecho a un proceso equitativo. 1. Toda persona tiene derecho a que su causa sea oída equitativa, públicamente y dentro de un plazo razonable, por un tribunal independiente e imparcial, establecido por la ley, que decidirá los litigios sobre sus derechos y obligaciones de carácter civil o sobre el fundamento de cualquier acusación en materia penal dirigida contra ella (...). 6 CONVENCIÓN AMERICANA SOBRE DERECHOS HUMANOS. Suscrita por la Secretaría General de la Organización de Estados Americanos en la Conferencia Especializada Interamericana sobre Derechos Humanos en San José, Costa Rica, el 22 de noviembre de 1969, entrada en vigor el 18 de julio de 1978 conforme al artículo 74.2 de la misma y aprobada en Colombia mediante Ley 16 de 1972. Artículo 8. 1. Toda persona tiene derecho a ser oída, con las debidas garantías y dentro de un plazo razonable, por un juez o tribunal competente, independiente e imparcial, establecido con anterioridad por la ley, en la sustanciación de cualquier acusación penal formulada contra ella, o para la determinación de sus derechos y obligaciones de orden civil, laboral, fiscal o de cualquier otro carácter (...). con las mismas herramientas de persuasión, los mismos elementos de convicción, sin privilegios ni desventajas, a fin de convencerlo de sus pretensiones procesales. La Corte Constitucional explica en la Sentencia C-396 de 2007 la naturaleza del principio con la siguiente fórmula: “La aplicación del principio de igualdad de armas en el proceso penal hace parte del núcleo esencial de los derechos al debido proceso y de igualdad de trato jurídico para acceder a la justicia (artículos 29, 13 y 229 de la Constitución), según el cual las partes deben contar con medios procesales homogéneos de acusación y defensa, de tal manera que se impida el desequilibrio entre las partes y, por el contrario, se garantice el uso de las mismas posibilidades y cargas de alegación, prueba e impugnación”. Valga decir que la igualdad de armas constituye uno de los principios fundamentales de los sistemas penales de tendencia acusatoria pues la estructura de los mismos, contrario a lo que ocurre con los modelos de corte inquisitivo, es adversarial, lo que significa que en el escenario del proceso penal, los actores son contendores que se enfrentan ante un juez imparcial en un debate en el que ambos deben intervenir con las mismas herramientas protección7. de ataque y En el marco del sistema acusatorio está encaminada a asegurar que el acusador y el acusado gocen en el escenario de juicio de los mismos medios de ataque y de defensa para hacer valer sus alegaciones y medios de prueba. Está llamado así a equilibrar los poderes desiguales en el escenario procesal. Siendo el aparato estatal investigativo encargado de acusar, por regla general, quien detenta la fortaleza económica, orgánica y funcional, es evidente que frente a los demás actores del proceso se encuentra en clara ventaja, en especial frente a la defensa, actor particularmente débil que requiere de la habilidad, los conocimientos y la contundencia probatoria del abogado, público o privado, que la ejerza. Según precedente de la Corte Constitucional contenido en la Sentencia C-591 de 2005, la igualdad de armas no es sólo un principio rector y una garantía procesal consagrada en el Código de Procedimiento Penal sino que también es un desarrollo del inciso 3 del artículo 13 constitucional toda vez que el detenido se encuentra en una situación de indefensión en la medida en que la restricción de su libertad le impide recaudar por sus propios medios el material probatorio que requiere para oponerlo al recaudado por la fiscalía. (CORTE CONSTITUCIONAL. Sentencia C-1194 de 2005, Sentencia T-110 de 2005) 7 La doctrina especializada ubica el origen de la figura en el diseño procesal norteamericano, particularmente en el proceso Roviaro vs. United States, del que conoció la Corte Suprema de los Estados Unidos. Ante la necesidad de que la defensa tuviera oportunidad de producir evidencias a su favor, la Corte Suprema estableció que, en aplicación del principio de justicia procesal (fairness), la Fiscalía estaba obligada a revelar la identidad de un testimonio que adujo como prueba de cargo. Con posterioridad, la Corte Suprema de Justicia ha extendido los alcances del principio buscando que la Fiscalía revele información y evidencia relevante para el proceso, siempre y cuando la misma no esté sujeta a una reserva específica. Entre las decisiones más importantes en la materia figuran Money vs. Holohan, 294 U.S. 103 (1935), Brady vs. Maryland, 373 U.S. 83 (1963) y United States vs. Agurs, 427 U.S. 97 (1976). Ver, GUERRERO PERALTA, OSCAR JULIÁN. Fundamentos teórico constitucionales del nuevo proceso penal, Bogotá, D.C., Ediciones Jurídicas Gustavo Ibáñez, 2005, p. 282. En pronunciamiento posterior ha dicho el alto tribunal que el principio se traduce en “el derecho a que no se instauren excepciones o privilegios que exceptúen a unos individuos de lo que se concede a otros en idénticas circunstancias” (CORTE CONSTITUCIONAL. Sentencia C-028 de 2006.), lo que comporta la prohibición de que una de las partes dentro del proceso posea u obtenga herramientas que le signifiquen ventajas procesales frente a la contraparte. La igualdad es el pilar fundamental para el éxito del proceso y más especialmente para la búsqueda de la verdad, porque la fiscalía (ente acusador) posee una serie de atribuciones, infraestructura, conocimiento técnico y jurídico, además de poderío económico por ser una entidad del estado, circunstancias que develan la necesidad de dotar a la contraparte de herramientas sino iguales al menos similares, para lograr que el juicio final no se determine por la desigualdad de las partes sino que se llegue a éste por medio del estudio imparcial de los hechos, pruebas y demás fuentes que puedan originar una determinada decisión judicial. Teniendo en cuenta que los tratados y convenios internacionales en materia de derechos humanos8 propenden por garantizar los derechos de la persona sometida a un proceso y, 8 PACTO INTERNACIONAL DE DERECHOS CIVILES Y POLÍTICOS. Adoptado y abierto a la firma, ratificación y adhesión por la Asamblea General de Naciones Unidas en su Resolución 2200A (XXI), de 16 de diciembre de 1966, entrado en vigor el 23 de marzo de 1976 de conformidad con su artículo 49 y aprobado en Colombia mediante Ley 74 de 1968. Artículo 14. (...) 3. Durante el proceso, toda persona acusada de un delito tendrá derecho, en plena igualdad, a las siguientes garantías mínimas: (...) e) A interrogar o hacer interrogar a los testigos de cargo y a obtener la comparecencia de los testigos de descargo y que éstos sean interrogados en las mismas condiciones que los testigos de cargo (...); CONVENCIÓN AMERICANA SOBRE DERECHOS HUMANOS. Artículo 8. (...) 2. Toda persona inculpada de delito tiene derecho a que se presuma su inocencia mientras no se establezca legalmente su culpabilidad. Durante el proceso, toda persona tiene derecho, en plena igualdad, a las siguientes garantías mínimas (...). más específicamente, por velar que al imputado no se le vulnere ninguna de las garantías que consagra el debido proceso (IGUARÁN ARANA, M. “Constitucionalización del Derecho Procesal Penal”, Bogotá, D.C., Universidad Externado de Colombia, p. 259), es evidente la necesidad de analizar los derechos que posee la defensa dentro del proceso y en particular la defensa pública como una alternativa de maximización de la protección de los derechos del imputado que está en desigualdad de condiciones frente al ente acusador9. 5.1. El rol de la defensa en el proceso penal La doctrina nacional como internacional y la jurisprudencia de la Corte Suprema de Justicia y de la Corte Constitucional, coinciden en señalar que al hablar de defensa del sindicado estamos frente a un verdadero derecho personal, tesis que comparten con el maestro LUIGI FERRAJOLI quien además añade que la defensa “es el más importante instrumento de 9 ILANUD. El Ministerio Público en América Latina desde la perspectiva del Derecho Procesal Penal Moderno, San José, Instituto latinoamericano de Naciones Unidas para la Prevención del Delito y Tratamiento del Delincuente, 1991, p. 11. “La defensoría pública es creada para contrarrestar la ventaja que significa el colocar frente al imputado un órgano con conocimientos técnicos –no solo jurídicos sino de otra índole– se completa la capacidad o personalidad del imputado”. impulso y de control del método de prueba acusatorio, consistente precisamente en el contradictorio entre hipótesis de acusación y de defensa y las pruebas y contrapruebas correspondientes” (FERRAJOLI , L. Derecho y razón. Teoría del garantismo penal, trad. Ibáñez P, A., Madrid, Editorial Trotta, 1995, p. 613.). Se está entonces frente a un derecho personal predicable de toda persona, sin distinción alguna, que sea imputada o sindicada de haber infringido la ley penal y, además, ante una garantía que se exige o se reclama de parte del Estado a través de sus autoridades a favor de todas las personas procesadas10. (VÁSQUEZ, S “Las garantías judiciales en el Derecho Internacional contemporáneo de los Derechos Humanos”, en La Defensa, n° 1, Bogotá, D.C., Defensoría del Pueblo, 2002, p. 41). La constitucionalización del derecho a la defensa lo eleva a garantía material y efectiva, e impone a los funcionarios judiciales la obligación de velar por su ejercicio, que no se limita a la designación sucedánea cuando el procesado no cuenta con un abogado de confianza sino que se prolonga con la vigilancia de la gestión a fin que la oposición a la 10 “Las garantías judiciales pueden definirse como mecanismos jurídicos cuya misión es impedir un uso arbitrario de la coerción penal (...)”. pretensión punitiva del Estado se amolde a los parámetros de diligencia debida en pro de los intereses del incriminado (CORTE SUPREMA DE JUSTICIA. Sala de Casación Penal, Sentencia de 11 de julio de 2007. Rad. 26827). Afirma con razón el maestro CARRARA que “la defensa no es un privilegio ni una concesión exigidos por la humanidad, sino un verdadero derecho original del hombre, y por consiguiente inalienable” (CARRARA, F. Programas de Derecho Criminal. Parte General, Bogotá, D.C., Editorial Temis, 1957, p. 457). Igualmente coincide la doctrina y la jurisprudencia en señalar que este derecho-garantía de estirpe constitucional tiene su razón de ser en la necesidad de asegurar un equilibrio o igualdad de armas real entre el imputado – generalmente frágil y desprovisto de los conocimientos científicos y jurídicos del derecho penal– y el Estado como titular del derecho a castigar, dotado de grandes armas para desempeñar su función. Por lo anterior, el derecho de defensa debe ser asegurado por el Estado, una de cuyas formas más efectivas es la asistencia legal o jurídica gratuita que implica para las personas carentes de recursos económicos suficientes para hacerle frente a un proceso legal, la posibilidad de contar con la defensa necesaria para proteger sus intereses y así poder acceder a una justicia real y efectiva. La violación de esta obligación por parte del Estado constituye, al sentir de la Corte Interamericana, una vulneración de los derechos al debido proceso y la protección judicial efectiva11. En cuanto a las garantías del derecho de defensa la Corte Constitucional se ha pronunciado en la Sentencia C-536 de 2008 en los siguientes términos “El principio de igualdad de armas constituye un elemento esencial de la garantía del derecho de defensa, de contradicción, y más ampliamente del principio de juicio justo, y hace relación a un mandato según el cual, cada parte del proceso penal debe poder presentar su caso bajo unas condiciones y garantías judiciales, que permitan equilibrar los medios y posibilidades de actuación procesal, dentro de las cuales se presente como esencial las facultades en cuanto al material probatorio a recabar, de tal manera que no se genere una posición sustancialmente desventajosa de una de las partes frente a la otra parte procesal, como la que de hecho se presenta entre el ente acusador y el 11 Aunque no en todos los casos. La Comisión aclara que cuando se trata de acceder a la justicia a partir de acciones que implican “arduas y complicadas cuestiones de derecho” es necesaria la asistencia letrada para el impugnante y, por lo tanto, debe él mismo sufragar sus costos. COMISIÓN INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Caso Whitley Myrie vs. Jamaica, Informe 41/04, 2004, entre otros. acusado, a favor del primero y detrimento del segundo. Al respecto la CORTE CONSTITUCIONAL en Sentencia C536 de 2008 manifestó que “El principio de igualdad de armas o igualdad de medios, supone entonces que la carga probatoria del acusador es proporcional a sus medios y que las reglas de ejercicio del principio contradictorio en virtud de esa carga, buscan equiparar la participación en el proceso penal, tanto optimizando lo más posible las garantías de la defensa, como incrementando la exigencia del cumplimiento de la labor probatoria del acusador. Para esta Corte el derecho de defensa en materia penal encuentra uno de sus más importantes y esenciales expresiones en el principio de igualdad de armas, en procura de garantizar la protección de los imputados frente a aquellas situaciones que desequilibran su actuación en el proceso”. Es preciso puntualizar que los sistemas de defensa a cargo del Estado son generalmente débiles, ya por escasez de recursos o por falta de interés de los defensores, que en ejercicio de otras actividades más lucrativas no prestan suficiente atención a su labor como defensores públicos. Dicha fragilidad de la defensa pública, aunada a otras prácticas habituales de los entes que conforman el sistema de justicia como las detenciones por simples faltas, el encarcelamiento sin orden judicial, la utilización de prueba ilegítima (raras veces cuestionada por la defensa pública), el abuso de la prisión preventiva sin que medien presupuestos necesarios para dictarla, hacen nugatorio el ejercicio de este derecho fundamental. La defensa penal pública como imperativa constitucional y como exigencia básica hace que esté informada por el principio de inviolabilidad, que sólo encontrará su realización en la intervención oportuna, permanente y eficaz del defensor. Como el fiscal, el defensor debe asumir un papel activo en la investigación y recolección de las evidencias que pretende hacer valer para contrarrestar las acusaciones de la fiscalía. En consecuencia, debe tomar papel diligente en la recolección de contra evidencias y de pruebas que invaliden la acusación. Este papel no se circunscribe tan sólo a la fase investigativa sino que adquiere capital importancia durante el juicio en su tarea de contradictor de las tesis, evidencias y conclusiones en que se sustenta la acusación. Así las cosas, resulta fundamental que el defensor se convierta en el contradictor por excelencia de la acusación. Solo si a una tesis de acusación se le contrapone una antítesis de inocencia, a las pruebas incriminatorias se oponen pruebas que las desvirtúen y a las conclusiones de responsabilidad se les enfrentan las de inocencia, se logra materialmente el equilibrio que se busca en el sistema y, por fin, se hacen valer los derechos del procesado. Una investigación adelantada por la Defensoría del Pueblo con apoyo de USAID, llegó a la conclusión de que la defensa de oficio incurre en actuaciones judiciales discutibles y de que su tarea es ineficiente, ineficaz y de mala calidad, en lo que inciden la informalidad del mecanismo de selección y la ausencia de control de gestión12. (USAID, DEFENSORÍA DEL PUEBLO. Proceso Oral en el Sistema Penal Acusatorio Colombiano. Módulo de Instrucción para Defensores, Bogotá, D.C., Ediciones Jurídicas Andrés Morales, 2006). 12 “Sólo asisten a la indagatoria y reciben notificaciones (de declaración de persona ausente, de la providencia que resuelve situación jurídica, de cierre de investigación, de resolución acusatoria y de sentencia) pero no desarrollan actividad probatoria (no solicitan pruebas ni controvierten las practicadas) ni presentan alegatos precalificatorios y si lo hacen, la argumentación es escasa. Rara vez discuten actuaciones. Se limitan a suscribir documentos como prueba de la asistencia profesional al procesado. A ratos desplaza sin más al defensor de confianza o público en diligencias tan importantes como las de reconocimiento en fila de personas y sentencia anticipada. Casi nunca participa de la preparación de la defensa, entre otras cosas porque son designados momentos antes de iniciar la indagatoria, sin ninguna preparación del caso”. Algunos autores señalan, para corregir estos inconvenientes, la necesidad de fortalecer el Sistema Nacional de Defensoría Pública (LEY 941 DE 2005, “Por la cual se organiza el Sistema Nacional de Defensoría Pública”. Publicada en el Diario Oficial 45.791, de 14 de enero de 2005), tanto a nivel de capacitación como de vinculación de defensores. Es obvia la preocupación dado que en Colombia el 70% de la población carcelaria no cuenta con recursos económicos para contratar un defensor privado o de confianza, lo que da al traste con el derecho de defensa del imputado y, por supuesto, con la pretendida igualdad de armas en el proceso. encargo patrocinando la pretensión exculpatoria de su cliente, por supuesto a través medios lícitos (artículo 357, inciso tercero, ibídem.), ya que de lo contrario desbordaría los cauces de su función para incursionar en linderos del derecho penal. Por otra parte, la sensibilización con respecto a las condiciones y necesidades de quien requiere su asesoría y representación en el ámbito penal, con el fin de brindar un servicio de calidad y eficacia que consulte con la función social que está llamado a cumplir. La doctrina es clara en afirmar, así mismo, que es menester la especialización de los roles de los diversos actores que participan en el procedimiento: la policía judicial, el fiscal director de la investigación, las víctimas, la defensa y el Ministerio Público, en protección del ordenamiento jurídico, de la sociedad, y con el fin de desarrollar un proceso penal más transparente, más eficiente y, sobre todo, más garantista de los derechos fundamentales. El derecho de defensa técnica se encuentra ampliamente consagrado tanto en instrumentos internacionales de derechos 13 humanos como en la legislación interna. El rol de la defensa implica, entre otras cosas, que aún ostentando un conocimiento cierto acerca de la responsabilidad penal del imputado o acusado, está en el deber-obligación (art. 125, Ley 906 de 2004) de ejercer su 5.2. La defensa técnica y sus componentes 13 PACTO INTERNACIONAL DE DERECHOS CIVILES POLÍTICOS. Artículo 14. (...) 3. Durante el proceso, toda persona acusada de un delito tendrá derecho, en plena igualdad, a las siguientes garantías mínimas: (...) d) A hallarse presente en el proceso y a defenderse personalmente o ser asistida por un defensor de su elección; a ser informada, si no tuviera defensor, del derecho que le asiste a tenerlo, y, siempre que el interés de la justicia lo exija, a que se le nombre defensor de oficio, gratuitamente, si careciere de medios suficientes para pagarlo (...); CONVENCIÓN AMERICANA SOBRE DERECHOS HUMANOS. Artículo 8. (...) 2. Toda persona inculpada de delito tiene derecho a que se presuma su inocencia mientras no se establezca legalmente su culpabilidad. Durante el proceso, toda persona tiene derecho, en plena igualdad, a las siguientes garantías mínimas (...) d) derecho del inculpado Y Sobre este aspecto la doctrina ha dicho que “los escritos de defensa no pueden consistir en papeles con una firma letrada, que cumplan con el cometido formal de posibilitar la condena, sino que deben ser defensas materiales, con contenido defensivo y elemental nivel técnico” (1 ZAFFARONI, E, R., Sistemas penales y Derechos Humanos en América Latina, vol. II., Buenos Aires, Ediciones De Palma, 1986, p. 164). Este derecho de defensa material, debe verse reflejado más certeramente en el momento de designar un abogado de oficio, ya que cuando esto ocurre “deben tomarse las medidas adecuadas para que éste, una vez asignado, se encargue de una representación eficaz, lo cual supone que el abogado consulte con el acusado y le comunique las posibles actuaciones judiciales y sus alcances” (COMITÉ DE DERECHOS HUMANOS DE NACIONES UNIDAS. Caso Lloyd Grant vs. Jamaica, Comunicación No. 353/1998. Par. 13.2). Como consecuencia de ello, este mandato “impone al Estado la de defenderse personalmente o de ser asistido por un defensor de su elección y de comunicarse libre y privadamente con su defensor, e) derecho irrenunciable de ser asistido por un defensor proporcionado por el Estado, remunerado o no según la legislación interna, si el inculpado no se defendiere por sí mismo ni nombrare defensor dentro del plazo establecido por la ley (...). obligación de dotar a quien no puede solventarlo, de los servicios de un defensor público o de oficio, que le preste la debida asesoría durante las etapas del proceso criminal, y asuma, con la técnica y el conocimiento pericial que el título de abogado le confiere, la defensa de quien ha sido 14 vinculado al proceso penal” Para la Comisión Interamericana, el derecho a la defensa técnica no se debe materializar única y exclusivamente durante el proceso penal sino también durante aquellas etapas pre-procesales o preliminares de donde puedan surgir elementos de juicio o consecuencias para los derechos del indiciado, así como en la etapa de ejecución de la pena y en cualquier actuación disciplinaria que tenga como propósito imponer alguna sanción para una persona privada de la libertad (COMISIÓN INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Caso Reinaldo Figueredo Planchart vs. Venezuela. Informe 50/00, 2000. Par. 87). Por su parte, la Corte Constitucional, en aplicación del principio pro homine, amplió el alcance del derecho a la defensa técnica a la etapa de ejecución de penas, es decir, que durante la 14 CORTE CONSTITUCIONAL. Sentencia T-945 de 1999. M.P.: Vladimiro Naranjo Mesa. En dicha providencia se resuelve que fue violado el derecho de defensa técnica a unas personas condenadas penalmente, en cuya investigación los abogados y abogadas defensores no realizaron ninguna actuación tendiente a defender sus intereses. misma debe respetarse cabalidad este derecho15. a El derecho a una defensa técnica ciertamente presenta unos derechos componentes sin los cuales no es posible su materialización. El primero de ellos es la posibilidad de disponer de tiempo y medios adecuados para preparar la defensa. Según el Comité de Derechos Humanos de las Naciones Unidas “el derecho de una persona acusada a disponer del tiempo y de los medios suficientes para la preparación de su defensa es un aspecto importante del principio de igualdad de armas” (COMITÉ DE DERECHOS HUMANOS DE NACIONES UNIDAS, No. 610/1995. Par. 7.5), además de ser “un elemento importante de la garantía de un juicio justo” (COMITÉ DE DERECHOS HUMANOS DE NACIONES UNIDAS, Comunicación No. 330/1988. Par. 11.4.), el cual debe reinar dentro del sistema procesal penal y disciplinario con el cual se investiga y se juzga a una persona privada de la libertad. Para que se pueda dar cumplimiento efectivo a esta garantía es necesario que se 15 CORTE CONSTITUCIONAL. Sentencia T-471 de 2003. M.P.: Álvaro Tafur Galvis. “La garantía constitucional de la defensa técnica opera en todas las etapas del proceso penal, y no decae porque el sindicado, imputado o condenado pueda comparecer directamente ante la autoridad penitenciaria, el Juez o el tribunal –artículos 1°, 2°, 5°, 13, 29 y 229 C.P.”. informe oportunamente al procesado o procesada de los cargos que se formulan en su contra, es decir, que se informe a la persona cuando “en el curso de una investigación, un tribunal o una autoridad del ministerio público decida adoptar medidas procesales contra una persona sospechosa de haber cometido un delito o la designe públicamente como tal”16. Al decir de la Corte Interamericana, “para que este derecho opere en plenitud y satisfaga los fines que le son inherentes, es necesario que esa notificación ocurra antes de que el inculpado rinda su primera declaración” (CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS, Sentencia de 24 de junio de 2005, Serie C No. 129. Par. 118.). El Comité, al hacer referencia a los medios adecuados para la preparación de la defensa, ha dicho haciendo eco de la legislación que “los medios deben incluir el acceso a los documentos y demás testimonios, así como la oportunidad de contratar a un abogado y de comunicarse con éste”17. 16 COMITÉ DE DERECHOS HUMANOS DE NACIONES UNIDAS. Observación general nº 13 relativa a la igualdad ante los tribunales y el derecho de toda persona a ser oída públicamente por un tribunal competente establecido por la Ley (artículo 14 del Pacto), adoptada durante el 21º periodo de sesiones, 1984. Par. 8. 17 COMITÉ DE DERECHOS HUMANOS DE NACIONES UNIDAS. Observación general nº 13 relativa a la igualdad ante los tribunales y el derecho de toda persona a ser oída públicamente por un tribunal Otro derecho integrante del derecho de defensa técnica es el derecho a presentar pruebas y a contradecir las presentadas en su contra, derivado del principio de la igualdad de armas, el cual exige “reconocer que la defensa tiene igual derecho a presentar su propia evidencia al juicio (…) también tiene derecho a que durante el juicio se controvierta la evidencia que presente la fiscalía” (BERNAL CUÉLLAR, JAIME y MONTEALEGRE LYNETT, EDUARDO. El proceso penal. Fundamentos constitucionales del nuevo sistema acusatorio, Bogotá, D.C., Universidad Externado de Colombia, 2004, p. 130). Este derecho es reconocido por los tratados internacionales de derechos humanos y la Constitución Política como el derecho de interrogar y contrainterrogar los testigos presentados en contra del acusado o acusada en condiciones de igualdad frente a la fiscalía. “Dentro de las prerrogativas que deben concederse a quienes hayan sido acusados está la de examinar los testigos en su contra y a su favor, bajo las mismas condiciones, con el objeto de ejercer su defensa” (CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS, Sentencia de 30 de competente establecido por la Ley (artículo 14 del Pacto), adoptada durante el 21º periodo de sesiones, 1984. Par. 9. mayo de 1999, Serie C No. 52. Par. 154.). A pesar de lo anterior, el Comité ha ampliado el alcance de este derecho a todos los medios probatorios –no solo el interrogatorio–, basado en el principio de la igualdad de las partes y ha dicho que “es obligación del Tribunal (…) asegurar que cada parte pudiese impugnar las pruebas documentales que la otra parte hubiese presentado o desease presentar y, de ser necesario, suspender las actuaciones” (COMITÉ DE DERECHOS HUMANOS DE NACIONES UNIDAS, Comunicación No. 846/1999. Par. 8.2). Un tercer componente del derecho de defensa técnica es a la vez un principio rector del derecho penal y “un fundamento de las garantías judiciales” (CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS, Sentencia de 25 de noviembre de 2005, Serie C No. 137. Par. 160): la presunción de inocencia18. La presunción de inocencia es un derecho conforme al cual se construye una presunción a favor del inculpado de un delito, en la 18 PACTO INTERNACIONAL DE DERECHOS CIVILES POLÍTICOS. Artículo 14. (...) 2. Toda persona acusada de un delito tiene derecho a que se presuma su inocencia mientras no se pruebe su culpabilidad conforme a la ley (...); CONVENCIÓN AMERICANA SOBRE DERECHOS HUMANOS. Artículo 8. (...) 2. Toda persona inculpada de delito tiene derecho a que se presuma su inocencia mientras no se establezca legalmente su culpabilidad (...). Y que se le reputa como inocente hasta tanto no se establezca su responsabilidad mediante una sentencia en firme19. Así pues, la presunción de inocencia se constituye en regla básica sobre la carga de la prueba20. En efecto, incumbe al ente acusador la carga de la prueba en el sentido de que debe recaudar la evidencia necesaria para determinar, más allá de la 19 ILANUD. El Ministerio Público en América Latina desde la perspectiva del Derecho Procesal Penal Moderno, San José, Instituto latinoamericano de Naciones Unidas para la Prevención del Delito y Tratamiento del Delincuente, 1991, p. 21. “Bajo este principio, se impone la necesidad de que la sentencia condenatoria y la pena estén fundadas en la certeza del juez respecto a la participación del imputado en un hecho punible, estableciendo la necesidad de que sea el acusador quien deba demostrar esa certeza; exigiendo que el imputado sea tratado como inocente durante el procedimiento”. 20 CORTE CONSTITUCIONAL. Sentencia C-774 de 2001. M.P.: Rodrigo Escobar Gil. “La presunción de inocencia en nuestro ordenamiento jurídico adquiere el rango de derecho fundamental, por virtud del cual, el acusado no está obligado a presentar prueba alguna que demuestre su inocencia y por el contrario ordena a las autoridades judiciales competentes la demostración de la culpabilidad del agente. Este derecho acompaña al acusado desde el inicio de la acción penal (por denuncia, querella o de oficio) hasta el fallo o veredicto definitivo y firme de culpabilidad, y exige para ser desvirtuada la convicción o certeza, mas allá de una duda razonable, basada en el material probatorio que establezca los elementos del delito y la conexión del mismo con el acusado. Esto es así, porque ante la duda en la realización del hecho y en la culpabilidad del agente, se debe aplicar el principio del in dubio pro reo, según el cual toda duda debe resolverse en favor del acusado”. duda razonable21, la responsabilidad penal del imputado. Por su parte el imputado, al ser protegido por la presunción, no está obligado a demostrar su inocencia porque precisamente la garantía lo protege y lo exime de tal deber. Esta garantía, sin embargo, se ve afectada por la figura, presente en casi todas las legislaciones, de la prisión preventiva como medida para garantizar la comparecencia o la no fuga del procesado, impedir la obstrucción de la justicia, e incluso, buscar la protección a la comunidad y a las víctimas del delito22. La Corte Interamericana ha dicho que “la prisión preventiva es la medida más severa que se le puede aplicar al imputado de un delito, motivo por el cual su aplicación debe tener un carácter excepcional, en virtud de que se encuentra limitada por los principios de legalidad, presunción de inocencia, necesidad y proporcionalidad, indispensables en una sociedad democrática” (CORTE 21 Sobre el tema de la “duda razonable”, ver CORTE SUPREMA DE JUSTICIA. Sala de Casación Penal, Sentencia de 4 de abril de 2003. Rad. 14636. M.P.: Fernando E. Arboleda Ripoll. 22 LEY 906 DE 2004. Artículo 296. Finalidad de la restricción de la libertad. La libertad personal podrá ser afectada dentro de la actuación cuando sea necesaria para evitar la obstrucción de la justicia, o para asegurar la comparecencia del imputado al proceso, la protección de la comunidad y de las víctimas, o para el cumplimiento de la pena. INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS, Sentencia de 7 de septiembre de 2004, Serie C No. 114. Par. 106.). Además de lo señalado, la doctrina especializada ha sido categórica en afirmar que la detención preventiva debe responder a fines estrictamente sumariales y no, en una especie de asimilación de los fines de la pena propiamente dichos, a intereses comunitarios que, en última instancia, se traducen en “razones de Estado”. En tal sentido, LUIGI FERRAJOLI sentencia que la prisión preventiva vulnera el principio de jurisdiccionalidad “que no consiste en poder ser detenido únicamente por orden de un juez, sino en poder serlo solo sobre la base de un juicio”23. Adicionalmente, la Interamericana señala Corte que la 23 FERRAJOLI, LUIGI. Derecho y razón. Teoría del garantismo penal, trad. Perfecto Andrés Ibáñez, Madrid, Editorial Trotta, 1995, pp. 555 y ss. “La perversión más grave del instituto ha sido su transformación, de instrumento exclusivamente procesal dirigido a “estrictas necesidades” sumariales, en instrumento de prevención y de defensa social, motivado por la necesidad de impedir al imputado la ejecución de otros delitos. Es claro que tal argumento, al hacer recaer sobre el imputado una presunción de peligrosidad basada únicamente en la sospecha del delito cometido, equivale de hecho a una presunción de culpabilidad; y, al asignar a la custodia preventiva los mismos fines, además del mismo contenido aflictivo que la pena, le priva de esa especie de hoja de parra que es el sofisma conforme al cual sería una medida “procesal”, o “cautelar”, y, en consecuencia, en lugar de una ilegítima pena sin juicio”. “prolongación arbitraria de una prisión preventiva la convierte en un castigo cuando se inflige sin que se haya demostrado la responsabilidad penal de la persona a la que se le aplica esa medida” (CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS, Sentencia de 24 de junio de 2005, Serie C No. 129. Par. 75.). Y agrega perentoriamente: “La prisión preventiva es una medida cautelar, no punitiva” (CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS, Sentencia de 21 de noviembre de 2007, Serie C No. 170. Par. 145). En efecto, de nada valdría una defensa técnica adecuada si no se cumpliera a cabalidad el derecho a que sus peticiones y demandas sean resueltas en un plazo razonable, es decir, sin dilaciones injustificadas. Este derecho tiene directa relación con el derecho de acceso a la administración de justicia consagrado en el artículo 29 constitucional, el cual “implica necesariamente que el Juez resuelva en forma imparcial, efectiva y prudente las diversas situaciones que las personas someten a su conocimiento” para lo cual es indispensable “que el Juez propugne la vigencia del principio de la seguridad jurídica, es decir, que asuma el compromiso de resolver en forma diligente y oportuna los conflictos a él sometidos dentro de los plazos que define el legislador” según lo señalado por la CORTE CONSTITUCIONAL en Sentencia C037 de 1996 con ponencia del magistrado Vladimiro Naranjo Mesa. desenvuelve en condiciones de normalidad dentro de los plazos perentorios fijados por el legislador y en el que los intereses litigiosos reciben pronta satisfacción”24. Por ello, se ha calificado como parte fundamental del derecho de acceso a la administración de justicia y al debido proceso el derecho fundamental de las personas a tener un proceso ágil y sin retrasos, teniendo presente que por proceso se entiende incluso aquel mediante el cual se vigila y determina la ejecución de la pena. Ahora bien, una vez fijados los lineamientos propios del derecho a una defensa técnica y sus elementos componentes, en el próximo apartado se explicará cómo los vacíos legales y una indebida práctica judicial permiten que la defensa se sitúe en un plano de desigualdad con respecto a los demás actores del proceso penal, particularmente frente a la fiscalía. El tribunal interamericano se ha pronunciado sobre el particular al disponer que “es preciso tomar en cuenta tres elementos para determinar la razonabilidad del plazo: a) complejidad del asunto, b) actividad procesal del interesado, y c) conducta de las autoridades judiciales” (CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS, Sentencia de 4 de julio de 2007, Serie C No. 165. Par. 102.) Para la Corte Constitucional en Sentencia T-030 de 2005, “la mora judicial que afecta los derechos constitucionales fundamentales al debido proceso y a un proceso sin dilaciones y que admite la procedencia excepcional del amparo constitucional, es aquella que no tiene un origen justificado. De esta manera, un proceso sin dilaciones injustificadas debe entenderse como aquél trámite que se 5.3. La defensa en desigualdad frente a los demás sujetos procesales Dentro del proceso penal, la igualdad de armas no es objeto de limitación alguna, espacial o temporal: al igual que sucede con el derecho al debido proceso (y por ende, a todas las garantías judiciales), ésta será aplicable “a toda clase de actuaciones judiciales y administrativas” POLÍTICA DE (CONSTITUCIÓN COLOMBIA, de 20 de julio de 1991. Artículo 29.), de manera que no puede excluirse su reconocimiento durante las audiencias preliminares ni durante ninguna etapa procesal. Sin embargo, durante audiencias preliminares las se evidencia un desequilibrio en el hecho de que el órgano acusador puede obtener una decisión favorable a sus pretensiones, valiéndose de un testigo que no ha sido sometido a un contrainterrogatorio de la defensa que le permita demostrar al juez que no merece credibilidad. Frente a este punto, la Corte Interamericana ha sido clara en considerar tal conducta violatoria de las garantías judiciales que prohíben: a) el interrogatorio de agentes estatales que participan en la recolección de prueba durante la fase de investigación, y b) la falta de intervención del abogado defensor hasta el momento en que declara el inculpado, lo que le impide controvertir las pruebas recabadas y asentadas en el atestado policial (CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS, Sentencia de 30 de mayo de 1999, Serie C No. 52. Par. 153). Además de esta consideración, el mismo tribunal ha reiterado que obstaculizar el principio de contradicción equivale a una violación del debido proceso, pues no se le da al defensor la oportunidad de controvertir lo aducido en contra de su prohijado. Frente a este inconveniente, el juez debiera hacer caso de su alta investidura de garante y aplicar todas las reglas del debido proceso, utilizando para tal efecto los principios de contradicción e inmediación; debe escuchar siempre la fuente original de acusación y analizar la forma en que obtuvo sus percepciones, y así tener criterios para fundamentar si le merece o no credibilidad (no como usualmente lo hacen, tomando decisiones con base en informes que presenta la fiscalía o basándose en las declaraciones de funcionarios de policía judicial que se limitan a deponer frente al juez lo que escucharon de víctimas o testigos o, como ocurre en muchos casos, cuando se presenta la declaración del testigo con identidad reservada en la cual ni siquiera se le permite al juez las plenas identificación e individualización del procesado). Con la existencia de la Policía Judicial que coadyuva a la actividad investigativa de la Fiscalía, la defensa “debe estar en posibilidad de ejercer las facultades que le han sido otorgadas por la misma ley para el recaudo, solicitud y contradicción de pruebas, tanto en la etapa de investigación como en la etapa de juicio, y ello sin ninguna limitante por parte de su contraparte, esto es, del ente acusador, sino con las limitantes propias del Estado de Derecho respecto de la afectación de terceros y la afectación de derechos fundamentales, control que le corresponde ejercer a un juez de la República, en la etapa de investigación al juez de control de garantías y en la etapa de juicio al juez de conocimiento” (CORTE CONSTITUCIONAL. Sentencia C-536 de 2008. M.P.: Jaime Araujo Rentería). Por esta razón queda la inquietud frente a las posiciones que el Estado debe tomar para la solución de esta problemática debido a que el costo de la implementación de estos medios investigativos es muy alto, y para que se logre una igualdad de acceso es mucho más complejo. En lo referente a la imputación, el artículo 288 de la Ley 906 de 200425 establece que la fiscalía hará la imputación fáctica cuando de los elementos materiales probatorios o la información legalmente obtenida, llegue a la convicción de que el imputado es autor o partícipe del delito que se investiga, caso en el cual deberá expresar oralmente, además de la identificación y domicilio del incriminado, la relación clara y sucinta de los hechos 25 LEY 906 DE 2004. Artículo 288. Contenido. Para la formulación de la imputación, el fiscal deberá expresar oralmente: 1. Individualización concreta del imputado, incluyendo su nombre, los datos que sirvan para identificarlo y el domicilio de citaciones. 2. Relación clara y sucinta de los hechos jurídicamente relevantes, en lenguaje comprensible, lo cual no implicará el descubrimiento de los elementos materiales probatorios, evidencia física ni de la información en poder de la fiscalía, sin perjuicio de lo requerido para solicitar la imposición de medida de aseguramiento. 3. Posibilidad del investigado de allanarse a la imputación y a obtener rebaja de pena de conformidad con el artículo 351. jurídicamente relevantes, en lenguaje comprensible, “lo cual no implicará el descubrimiento de los elementos materiales probatorios y evidencia física ni de la información en poder de la Fiscalía”26. Como puede observarse, resulta evidente que el principio rector de defensa es exceptuado por los artículos mencionados, pues si la fiscalía no está obligada a descubrir los elementos cognoscitivos en los que funda la imputación, ni el imputado ni su defensor estarán en posibilidad cierta de solicitar, conocer y controvertir las pruebas. El artículo 290 de la Ley 906 de 2004, por su parte, resulta contradictorio con la reserva de pruebas en la cual se faculta a la fiscalía en punto de la imputación, lo que obliga a preguntar, como lo hace la Corte Constitucional en Sentencia C1260 de 2005, ¿cómo preparar adecuadamente la defensa y su teoría del caso si se desconocen los medios cognoscitivos con los que cuenta el ente acusador?, ¿cómo desvirtuar aquello que se desconoce?, ¿con fundamento en qué criterio podrá la defensa 26 La expresión “lo cual no implicará el descubrimiento de los elementos materiales probatorios, evidencia física ni de la información en poder de la fiscalía”, contenida en el numeral 2º del presente artículo fue declarada exequible por la CORTE CONSTITUCIONAL en Sentencia C1260 de 2005. M.P.: Clara Inés Vargas Hernández. “identificar empíricamente, recoger y embalar los elementos materiales probatorios, y hacerlos examinar por peritos particulares a su costa o entrevistar personas con el fin de descubrir información útil que pueda ser empleada en su favor”? Además, en los eventos en que la formulación de imputación se realice con posterioridad a una captura y luego se defina la situación jurídica del procesado ante el juez de control de garantías, no es posible salvaguardar el derecho de defensa ni la igualdad de armas, toda vez que el término de las 36 horas no refleja un tiempo razonable para la preparación del caso y de la defensa. Como si lo anterior fuera poco, en la práctica judicial se evidencia el hecho de realizarse una sola audiencia en donde se legaliza la captura, se formula la imputación y se impone previa solicitud la medida de aseguramiento, con la presencia en la gran mayoría de los casos de un desprevenido defensor público que no ha tenido la oportunidad ni el tiempo de entrevistarse con el capturado y menos de recoger elementos materiales probatorios, evidencia física o información que permitan por ejemplo controvertir una pretendida situación de flagrancia, desvirtuar la necesidad de la medida de aseguramiento, recomendar con acierto el allanamiento o no a los cargos o plantear cualquier tipo de acuerdo o preacuerdo con la fiscalía. Frente a la audiencia de solicitud de medida de aseguramiento, el legislador de la Ley 1142 de 2007 asestó un duro golpe a la defensa al modificar el artículo 310 de la Ley 906 de 2004 que, según su nueva redacción, para determinar la vinculación del imputado al proceso sólo basta a la fiscalía el señalamiento de conductas que constituyan peligro para la comunidad, a partir de la gravedad y la modalidad de la conducta27. Con una prescripción de este talante, se dejan por fuera algunos de los aspectos que obligaban al representante del 27 LEY 906 DE 2004. Artículo 310, modificado por la LEY 1142 DE 2007. (Junio 28). “Por medio de la cual se reforman parcialmente las Leyes 906 de 2004, 599 de 2000 y 600 de 2000 y se adoptan medidas para la prevención y represión de la actividad delictiva de especial impacto para la convivencia y seguridad”. Publicada en el Diario Oficial 46.673, de 28 de julio de 2007. Artículo 24. Peligro para la comunidad. Para estimar si la libertad del imputado resulta peligrosa para la seguridad de la comunidad, será suficiente la gravedad y modalidad de la conducta punible. Sin embargo, de acuerdo con el caso, el juez podrá valorar adicionalmente alguna de las siguientes circunstancias: 1. La continuación de la actividad delictiva o su probable vinculación con organizaciones criminales. 2. El número de delitos que se le imputan y la naturaleza de los mismos. 3. El hecho de estar acusado, o de encontrarse sujeto a alguna medida de aseguramiento, o de estar disfrutando un mecanismo sustitutivo de la pena privativa de la libertad, por delito doloso o preterintencional. 4. La existencia de sentencias condenatorias vigentes por delito doloso o preterintencional. ente acusador a fundamentar su discurso sobre la necesidad de la medida de aseguramiento, pues ahora le basta con decir que la conducta es grave, de allí que surja el interrogante ¿cuál conducta del catálogo penal no reviste gravedad? Ante esta preocupante situación, aunque sin una pretensión exhaustiva sobre los ejemplos de desigualdad de armas al interior del sistema penal procesal colombiano, hemos señalado los que, a juicio nuestro, resultan altamente perjudiciales para la constitución de un procedimiento garantista de derechos fundamentales y respetuoso de los principios que lo inspiran. 6. CONCLUSIONES Al Estado colombiano, en virtud de lo normado en los artículos 29 de la Constitución Política y 8 de la Ley 906 de 2004, así como en normas de derecho internacional aprobadas y ratificadas por Colombia, le asiste la obligación de garantizar, a través de las autoridades encargadas del ius puniendi, el real y efectivo ejercicio de la igualdad de armas entre los sujetos procesales. En la realidad esto no sucede, dado que, en primer lugar, el Estado mismo ha mostrado un interés desbordado por fortalecer, enseñar y capacitar a todos los funcionarios que dirigen la justicia penal, sin hacer lo propio con los abogados defensores. A la defensa se le impone una actitud proactiva y diligente en el desarrollo y concreción de las labores inherentes a su función, concretadas especialmente en el juicio, para que el sindicado o su defensor no sólo contrainterroguen a los testigos de la fiscalía, sino que aduzcan otras pruebas que mengüen el valor de las obrantes, la veracidad y legalidad de los medios probatorios, o señalen su real aporte al punto del objeto de investigación. No obstante lo anterior, en audiencias como la de formulación de imputación, la misma norma autoriza a que no se realice descubrimiento de pruebas por parte de la fiscalía, por lo tanto ni el indiciado ni el defensor pueden tener acceso a los elementos materiales probatorios motivo de imputación. En ese sentido, consideramos que el juez de control de garantías está en condiciones de solicitar a la fiscalía que haga dicho descubrimiento probatorio desde la audiencia de formulación de imputación, para que la defensa pueda a su vez controvertir las pruebas en esta etapa procesal. En lo que tiene que ver con la solicitud de preclusión de la instrucción, la misma jurisprudencia constitucional se ha encargado de disminuir la posibilidad para el acusado o el defensor de solicitarla, limitándola solamente a las causales 1 y 3 del artículo 332 del Código de Procedimiento Penal. Si las partes tienen las mismas posibilidades y se está señalando desde la formulación de imputación en contra de quién se dirige la investigación, es claro que desde ese momento se están definiendo los extremos de la litis, razón por la cual consideramos que, a pesar de que la norma permite dicha solicitud solamente a la fiscalía, la misma debería extenderse para la defensa, como una medida para que el juez de conocimiento conozca los elementos probatorios que ésta última posee, sin tener que esperar hasta el juicio en donde, de entrada, se solicita la declaratoria de responsabilidad. Sobre la prohibición de decretar pruebas de oficio por parte del juez, consideramos que únicamente el juez de control de garantías, con el fin de salvaguardar los derechos fundamentales del procesado, podría decretar una prueba de oficio, y el juez de conocimiento, únicamente cuando fuere indispensable para establecer la inocencia del procesado. En lo atinente al control posterior de la diligencia de allanamiento y registro, en el evento en que haya un capturado, a éste no se le permite su presencia sino se ha realizado la imputación. La jurisprudencia penal, por fortuna, se ha encargado de aclarar este punto, obligando al juez de control de garantías a permitir la presencia del capturado en dicha audiencia. No obstante lo anterior, sería imperioso lograr que se declare la inconstitucionalidad del inciso segundo del artículo 237 del citado código, precisamente por ser violatorio del principio constitucional de la igualdad de armas. Finalmente, la inclinación de la balanza en contra del procesado corre también por cuenta de la víctima, quien tiene la potestad de actuar en todas las audiencias que se realicen durante la investigación y el juzgamiento, haciendo el papel de coadyuvante de la fiscalía, lo que resulta a todas luces inadmisible. Si bien este interviniente especial también busca la verdad y la justicia, su interés en el proceso debe surtirse por conducto del litigante del Estado y no convirtiéndola en otro sujeto procesal, razón por la cual es importante restringir su intervención al logro de una reparación integral cuando allí proceda. 7. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS 7.1 Libros y publicaciones -BERNAL, J (2004) El MONTEALEGRE, E. proceso penal. Fundamentos constitucionales del nuevo sistema acusatorio, Bogotá, D.C., Universidad Externado de Colombia. -CARRARA, F. (1957) Programas de Derecho Criminal. Parte General, Bogotá, D.C., Editorial Temis. -FERRAJOLI, L. (1995) Derecho y razón. Teoría del garantismo penal, trad. Perfecto Andrés Ibáñez, Madrid, Editorial Trotta. -GRANADOS, J., HARTMANN, M. (2003) “El Diseño del Nuevo Proceso Penal Constitucional”, en CORPORACIÓN EXCELENCIA EN LA JUSTICIA. Reforma Constitucional de la Justicia Penal. Texto del Acto Legislativo 03 de 2002 y Documentos de Trámite, t. 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(Junio 28). “Por medio de la cual se reforman parcialmente las Leyes 906 de 2004, 599 de 2000 y 600 de 2000 y se adoptan medidas para la prevención y represión de la actividad delictiva de especial impacto para la convivencia y seguridad”. Publicada en el Diario Oficial 46.673, de 28 de julio de 2007. diciembre de 1966, entrado en vigor el 23 de marzo de 1976 de conformidad con su artículo 49 y aprobado en Colombia mediante Ley 74 de 1968. -CONVENCIÓN AMERICANA SOBRE DERECHOS HUMANOS. Suscrita por la Secretaría General de la Organización de Estados Americanos en la Conferencia Especializada Interamericana sobre Derechos Humanos en San José, Costa Rica, el 22 de noviembre de 1969, entrada en vigor el 18 de julio de 1978 conforme al artículo 74.2 de la misma y aprobada en Colombia mediante Ley 16 de 1972. 7.4. Jurisprudencia nacional 7.3. Legislación internacional 7.4.1. Corte Constitucional -DECLARACIÓN UNIVERSAL DE DERECHOS HUMANOS. Adoptada y proclamada por la Asamblea General de Naciones Unidas en su Resolución 217A (III), de 10 de diciembre de 1948. -CONVENIO EUROPEO PARA LA PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS Y LAS LIBERTADES FUNDAMENTALES. Adoptada por los Estados miembros del Consejo de Europa reunidos en Roma, el 4 de noviembre de 1950. -PACTO INTERNACIONAL DE DERECHOS CIVILES Y POLÍTICOS. Adoptado y abierto a la firma, ratificación y adhesión por la Asamblea General de Naciones Unidas en su Resolución 2200A (XXI), de 16 de -Sentencia C-037 de 1996. M.P.: Vladimiro Naranjo Mesa. -Sentencia T-945 de 1999. M.P.: Vladimiro Naranjo Mesa. -Sentencia C-774 de 2001. M.P.: Rodrigo Escobar Gil. -Sentencia C-873 de 2003. M. P.: Manuel José Cepeda Espinosa -Sentencia T-471 de 2003. M.P.: Álvaro Tafur Galvis. -Sentencia C-591 de 2005. M. P.: Clara Inés Vargas Hernández. -Sentencia T-030 de 2005. M.P.: Jaime Córdoba Triviño. -Sentencia T-110 de 2005. M.P.: Humberto Antonio Sierra Porto. -Sentencia C-1154 de 2005. M. P.: Clara Inés Vargas Hernández. oída públicamente por un tribunal competente establecido por la Ley (artículo 14 del Pacto), adoptada durante el 21º periodo de sesiones, 1984. -Sentencia C-1194 de 2005. M.P.: Marco Gerardo Monroy Cabra. -Caso Albert Berry vs. Jamaica, Comunicación No. 330/1988. -Sentencia C-1260 de 2005. M.P.: Clara Inés Vargas Hernández. -Caso Henry (N) vs. Jamaica, Comunicación No. 610/1995. -Sentencia C-028 de 2006. M.P.: Humberto Antonio Sierra Porto. -Caso Lloyd Grant vs. Jamaica, Comunicación No. 353/1998. -Sentencia C-209 de 2007. M. P.: Manuel José Cepeda Espinosa. -Caso Jansen-Gielen vs. Países Bajos, Comunicación No. 846/1999. -Sentencia C-396 de 2007. M.P.: Marco Gerardo Monroy Cabra. -Sentencia C-536 de 2008. M.P.: Jaime Araujo Rentería. 7.4.2. Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Penal -Sentencia de 4 de abril de 2003. Rad. 14636. M.P.: Fernando E. Arboleda Ripoll. -Sentencia de 11 de julio de 2007. Rad. 26827. M.P.: Julio Enrique Socha Salamanca. 7.4.3. internacional Comisión Interamericana Derechos Humanos de -Caso Reinaldo Figueredo Planchart Vs. Venezuela. Informe 50/00, 2000. -Caso Whitley Myrie Vs. Jamaica. Informe 41/04, 2004. Corte Interamericana Derechos Humanos de -Caso Castillo Petruzzi y otros vs. Perú, Sentencia de 30 de mayo de 1999, Serie C No. 52. Jurisprudencia Comité de Derechos Humanos de Naciones Unidas -Observación general nº 13 relativa a la igualdad ante los tribunales y el derecho de toda persona a ser -Caso Daniel Tibi vs. Ecuador, Sentencia de 7 de septiembre de 2004, Serie C No. 114. -Caso Acosta Calderón vs. Ecuador, Sentencia de 24 de junio de 2005, Serie C No. 129. -Caso García Asto y Ramírez Rojas vs. Perú, Sentencia de 25 de noviembre de 2005, Serie C No. 137. -Caso Escué Zapata vs. Colombia, Sentencia de 4 de julio de 2007, Serie C No. 165. -Caso Chaparro Álvarez y Lapo Íñiguez vs. Ecuador, Sentencia de 21 de noviembre de 2007. Serie C No. 170. CONTRAVENCIONES COMUNES DE POLICÍA EN COLOMBIA COMMON VIOLATIONS POLICE IN COLOMBIA Luís Enrique Rodríguez Gómez* Fecha de entrega: 18-09-09 Fecha de aprobación: 04-12-09 “Trabaja en impedir delitos para no necesitar castigos”. Confucio. RESUMEN** Con este ensayo se pretende simplificar al máximo los diversos procedimientos previstos en el Código Nacional de Policía, para el trámite de las contravenciones comunes, proporcionando mediante un diagrama práctico una información básica para el desarrollo de la competencia que cumplen las autoridades de policía, con el objetivo de lograr simplificar la labor del funcionario de policía. Se aborda en forma sistemática el estudio de las contravenciones de policía, cuyos medios de corrección cumplen con una función preventiva, de conducción y enseñanza, orientadas a evitar que se llegue al delito. En materia de procedimientos, estos son más breves que en el caso de los delitos. PALABRAS CLAVE Contravención, competencia, trámite, diagrama, medida. ABSTRACT With this rehearsal it is sought to simplify to the maximum the diverse procedures foreseen in Police's National Code, for the step of the common breaches, providing by means of a practical diagram a basic information, ** * Esp. En derecho policivo, docente modulo penal Universidad Santo Tomas, Seccional Tunja. Articulo de reflexión vinculado a la línea de investigación en Derecho penal, procesal penal y derecho humanos del Centro de Investigaciones Socio- jurídicas de la Facultad de Derecho, Universidad Santo Tomás seccional Tunja. 142 for the development of the competition that they complete police's authorities, with the objective of being able to simplify police's official's work. It is approached in systematic form the study of police's breaches whose correction means fulfill a preventive function, of conduction and teaching, guided to avoid that you arrives to the crime. As regards procedures, these they are briefer than in the case of the crimes. KEY WORDS Breach, competition, step, measured. 1. CONTRAVENCIONES DE POLICÍA diagram, COMUNES El brazo preventivo de proteger a los habitantes del territorio colombiano en su libertad y en los derechos que de esta se derivan, frente a los perjuicios que se consideran inminentes, está instituido mediante medidas que limitan los derechos del ciudadano, compendiadas como normas que regulan el sistema contravencional en el Derecho de Policía en Colombia, sin embargo, con el transcurso del tiempo y por efectos de la devaluación de la moneda, se ha atenuado su consecuencia jurídica en lo que atañe a las medidas correctivas de multa, tornándose las disposiciones en innocuas con una engañosa apariencia y generando una ineficacia para cumplir con la función de prevenir la comisión de delitos. Para mayor comprensión se encuentran como ejemplos, las siguientes normas contenidas en el Código Nacional de Policía: contravenciones comunes: “Art. 210.- Compete a los alcaldes o a quienes hagan sus veces, imponer multa de cincuenta a cien pesos…” “Art. 211.- Compete a los alcaldes o a quienes hagan sus veces, imponer multas de cien a quinientos pesos…”. “La voz contravención viene del latín contravenire (contravenir), que significa salir al encuentro o, como dice la Real Academia Española, obrar en contra de lo que está mandado. Este término es el usado entre nosotros para designar lo que algunos llaman contravenciones penales, contravenciones de policía o contravenciones comunes” (López Morales, J. (2001). “Nuevo Código Penal”. (Tomo I). Bogotá D.C.: Ediciones Doctrina y Ley Ltda., p. 183.). En Colombia, en el artículo 19 del Código Penal “Ley 599 de 2000”, se consagra una clasificación de las conductas punibles en delitos y contravenciones. Las conductas tipificadas como contravenciones comunes están previstas en el Código Nacional de Policía (Decretos 1355 de 1970), atribuyéndose la competencia a miembros de la Policía Nacional, Alcaldes o quien haga sus veces. 2. CONCEPTO CONTRAVENCIÓN DE “Las contravenciones, como especie de infracción penal, son aquellas 143 conductas que lesionan de manera menos grave los intereses sociales y que por esa misma razón, son castigadas con sanciones menos graves. La contravención es una conducta regulada, definida, y juzgada de conformidad con normas de derecho penal. El proceso de investigación y juzgamiento de las contravenciones es un proceso penal, en el cual deben aplicarse todos los principios contenidos como normas rectoras de las normas penales, que informan la materia procedimental en esta rama del derecho” (Corte Constitucional Colombiana (1996, octubre). “Sentencia C-542”, M. P. Naranjo Mesa, V.) “Las contravenciones agrupan una serie de conductas referidas a hechos que se juzgan de menor gravedad o que entrañan menor potencialidad de daño” (Corte Constitucional Colombiana (1997, abril). “Sentencia C-198”, M. P. Morón Díaz, F.) 3. CARACTERÍSTICAS DE LAS CONTRAVENCIONES COMUNES DE POLICÍA Las contravenciones comunes de policía tienen las siguientes características: − Son sancionables mediante un juicio penal de policía. − Están excluidas del control de la jurisdicción de lo contencioso administrativo por ministerio de la propia ley. − El órgano competente para imponer la sanción son las autoridades de policía. − Por lo general están señaladas dentro del código Nacional de Policía. − Su tipificación responde a las necesidades de prevenir y eliminar las perturbaciones contra la seguridad, la tranquilidad, la salubridad, la moralidad, el ornato y la ecología públicas. − Su fin es el de mantener una pacífica convivencia ciudadana. 4. CLASIFICACIÓN CONTRAVENCIONES DE LAS Las contravenciones están descritas en el Código Nacional de Policía y se clasifican en comunes y en especiales. Las comunes también son conocidas como ordinarias. a) Competencia El Código Nacional de Policía en unos casos le asigna competencia al alcalde municipal o quien haga sus veces y en otros, le atribuye competencia a los Comandantes de Estación, de Subestación, oficiales, suboficiales y agentes de policía. Cuando las contravenciones de policía son cometidas por mayores de 18 años, la competencia para conocer del proceso e imponer la medida correctiva está asignada a las autoridades de policía y cuando son cometidas por adolescentes, el competente para conocer el proceso y sancionar es el Comisario de Familia del lugar donde se cometió la contravención o en su defecto el Alcalde Municipal. Para la sanción se siguen los mismos 144 procedimientos establecidos para los mayores de edad, siempre que sean compatibles con los principios del Código de la Infancia y la Adolescencia. b) Distribución de la competencia para conocer las contravenciones comunes cometidas por mayores de 18 años c. Si una de las personas que haya intervenido en la actuación no pudiere firmar por alguna circunstancia, se le tomará la impresión digital y firmará por ella un testigo de lo cual se dejará constancia. En caso de negativa a firmar, lo hará un testigo presente en el momento o, en su defecto, se dejará constancia de ello (art. 147 C. de P. P. Ley 600 de 2000). Se establecen varios grupos, así: − RECURSOS a. Un primer grupo cuyo conocimiento compete a los comandantes de estación o subestación de Policía (arts. 201, 202, 203, 206, 207, 208, 209 Código Nacional de Policía. Los artículos 204 y 205 fueron declarados inexequibles). Contra las providencias proferidas por las autoridades policivas en el trámite de las contravenciones comunes únicamente procede el recurso de Reposición. b. Un segundo grupo cuyo conocimiento compete a los alcaldes o quien haga sus veces (arts. 210 al 218 Código Nacional de Policía). c) Procedimiento para el trámite de las contravenciones − REQUISITOS ACTUACIÓN FORMALES DE LA a. Las actuaciones deben extenderse por escrito y en idioma castellano y se recogerán por el medio más idóneo disponible. b. Serán encabezadas las actas con el nombre de la entidad que la practica, el lugar, hora, día, mes y año en que se verifiquen y las firmas de quienes en ella intervinieron. Si se observaren inexactitudes, se harán las correcciones correspondientes al finalizar éstas. − CONTRAVENCIONES COMUNES, QUE CONOCEN LOS OFICIALES, SUBOFICIALES Y AGENTES DE POLICÍA. Las siguientes contravenciones, previstas en el artículo 209 del Código Nacional de Policía, tienen una medida correctiva de expulsión de sitio público o abierto al público y puede estar seguida de amonestación en privado o en audiencia pública, cuando: • Contraríe prohibición de fumar. • Impida o dificulte a otro presenciar espectáculo. • Riña o perturbe tranquilidad en establecimiento abierto al público. • No guarde la debida compostura en ceremonia religiosa o cultural. • Transportándose en vehículo de servicio público ofenda con su conducta a los demás. 145 • Altere o pretenda alterar el turno de fila para entrar a espectáculo público o para realizar diligencias en oficina pública. • Entrar a sitio público o abierto al público contrariando las instrucciones u órdenes de las autoridades, de los empresarios o de sus empleados. La siguiente contravención, prevista en el artículo 203 del Código Nacional de Policía, tiene una medida correctiva de promesa de buena conducta: • Al que haya sido amonestado en privado o reprendido en audiencia pública. − CONTRAVENCIONES COMUNES, QUE CONOCEN LOS COMANDANTES DE ESTACIÓN Y SUB-ESTACIÓN DE POLICÍA. Las siguientes contravenciones, previstas en el artículo 206 del Código Nacional de Policía tienen una medida correctiva de presentación periódica ante el comando de policía: Las siguientes contravenciones, previstas en el artículo 201 del Código Nacional de Policía, tienen una medida correctiva de amonestación en privado: • Reincidencia en riña o pelea. • Amonestado en privado o reprendido en audiencia pública. • Al que deambula por la calle en actitud sospechosa. • En vía pública riña o amenace a otros. • Deje vagar ganado por las calles, plazas, parques, zonas de ferrocarriles y otros lugares semejantes. Las siguientes contravenciones, previstas en el artículo 202 del Código Nacional de Policía, tienen una medida correctiva de reprensión en audiencia pública: • Perturbe tranquilidad en oficina pública o espectáculos. • Tener animal feroz sin las debidas precauciones. • Perturbe con cualquier clase de ruidos nocturnos. • Utilización de motor sin silenciador o instrumento eléctrico que interfiera. • Padres que permitan a sus hijos intranquilizar vecinos. Las siguientes contravenciones, previstas en el artículo 207 del Código Nacional de Policía, tienen una medida correctiva de retensión transitoria: Deambule en estado de embriaguez y no consienta en ser acompañado a su domicilio, expresión declarada EXEQUIBLE por la Corte Constitucional Sentencia C-199 del mes de mayo de 1998, M P. Herrera Vergara, H. 1. Por estado grave de excitación pueda cometer inminente infracción de la ley penal, lo cual fue declarado EXEQUIBLE por la Corte Constitucional Sentencia C-720 de 2007, M. P. Botero Marino. El inciso del artículo 207 del Código Nacional de Policía, que trata sobre la competencia atribuida a los comandantes de estación y de 146 subestación de policía, fue declarado INEXEQUIBLE por la Corte 1 Constitucional . Fallo diferido hasta el 20 de junio de 2008, es decir, pierde aplicación esta norma por haber sido declarada inexequible en lo referente a competencia para conocer de las contravenciones de este artículo. La Corte Constitucional CONDICIONA la aplicación de la precitada norma hasta tanto el Congreso de la República regule la materia, refiriéndose en los siguientes términos: "Cuarto.- En todo caso, y hasta tanto el Congreso de la República regule la materia de conformidad con lo resuelto en el ordinal anterior, la retención transitoria sólo podrá aplicarse cuando sea estrictamente necesario y respetando las siguientes garantías constitucionales: i) se deberá rendir inmediatamente informe motivado al Ministerio Público, copia del cual se le entregará inmediatamente al retenido; ii) se le permitirá al retenido comunicarse en todo momento con la persona que pueda asistirlo; iii) el retenido no podrá ser ubicado en el mismo lugar destinado a los capturados por infracción de la ley penal y deberá ser separado en razón de su género; iv) la retención cesará cuando el retenido supere el estado de • excitación o embriaguez, o cuando una persona responsable pueda asumir la protección requerida, y en ningún caso podrá superar el plazo de 24 horas; v) los menores deberán ser protegidos de conformidad con el Código de la Infancia y la Adolescencia; vi) los sujetos de especial protección constitucional sólo podrán ser conducidos a lugares donde se atienda a su condición". Las siguientes contravenciones, previstas en el artículo 208 del Código Nacional de Policía, tienen una medida correctiva de cierre temporal: • Quebrantar horario de servicio. • Funcionar sin permiso o desaseo o licencia caducada. • Ejercer actividad no incluida en el permiso. • Dueño o administrador tolere riñas o escándalos. • Dueño o administrador tolere consumo de estupefacientes o alucinógenos. − TRÁMITE PROCESAL PARA LAS MEDIDAS CORRECTIVAS QUE PUEDE IMPONER EL COMANDANTE DE ESTACIÓN O SUB-ESTACIÓN DE POLICÍA Para la imposición de las medidas correctivas de promesa de buena conducta, presentación periódica, retención transitoria y cierre temporal de establecimientos abiertos al público a cargo de los comandantes de estación o subestación, el trámite es el siguiente: Orden de comparendo. • En audiencia formulación de cargos y descargos. Se escuchan los testigos. Se levanta un acta en la que se consignan sucintamente los hechos, la identificación del contraventor y se registra la medida correctiva aplicada. El acta deberá ser firmada por el comandante y el contraventor. (Ver diagrama figura No. 2). • Cuando se trate simplemente de amonestación en privado, reprensión en audiencia pública y expulsión, se 147 lleva el mismo procedimiento y bastará con hacer las anotaciones respectivas en el libro que al efecto se lleve en el comando (libro de población). La anotación deberá llevar la firma del comandante y del contraventor (Ver diagrama figura No. 1). 2. Recursos: Contra las medidas correctivas que imponen los comandantes de estación y subestación procede el recurso de reposición. La corte Constitucional mediante sentencia C-117 de febrero de 2006 del 22 de febrero de 2006, señaló que el procedimiento que se aplica para las contravenciones que conocen los miembros de la Policía Nacional, aplicarse plenamente las garantías del debido proceso penal, por lo que deben estar sometidos al derecho de impugnación previsto en el artículo 29 de la Constitución, Al pronunciarse la Corte Constitucional sobre la demanda de inconstitucional del artículo 229 del Código Nacional de Policía, se pronunció en sentencia C-117 de 2006 así: “En consecuencia, los destinatarios de estas decisiones deben estar amparados por el derecho de impugnación consagrado en le artículo 29 de la Constitución. En conclusión, (i) conforme a la Constitución (Art. 29) existe un derecho de impugnación que se integra al complejo de garantías del debido proceso, aplicable en el ámbito judicial y administrativo; (ii) en materia de medidas correccionales de policía (a diferencia de lo que ocurre en materia disciplinaria) la Corte ha aplicado un criterio amplio, en el sentido de extender plenamente las garantías del debido proceso penal a este ámbito contravencional; (iii) las medidas correccionales que imponen los comandantes y sub comandantes de policías, deben estar sometidos al derecho de impugnación previsto en el artículo 29 de Constitución. Por las anteriores razones, la tajante exclusión que hace el artículo 229 del Decreto 1355 de 1970 de cualquier recurso contra las medidas correccionales impuestas por los comandantes de estación o subestación de policía, es violatorio del artículo 29 de la Carta que consagra el derecho de impugnación, con específica referencia a la sentencia condenatoria, pero aplicable de manera plena a las medidas correccionales de policía”2. DIAGRAMA TRÁMITE PROCESO CONTRAVENCIONES COMUNES QUE CONOCEN LOS OFICIALES, SUBOFICIALES Y AGENTES DE POLICÍA Figura No. 1 Expulsió n de sitio público o abierto al público. Orde n de comp arend o. - Formula cargo. Escucha al infractor. Práctica y valoración de pruebas. - Anotación en el respectivo libro que se lleve en el Comando. MEDIDAS CORRECTIV AS - Expulsión de sitio público o abierto al público. - Amonestación en privado o reprensión en audiencia pública. PROCEDE RECURSO REPOSICIÓN 148 DIAGRAMA TRÁMITE PROCESO CONTRAVENCIONES COMUNES CONOCEN LOS COMANDANTES DE ESTACIÓN SUB-ESTACIÓN DE POLICÍA Queja Orden de compare ndo MEDIDAS CORRECTIVAS - Promesa buena conducta. - Presentación periódica - Retención transitoria - Cierre temporal - Formula cargo - Escucha al infractor - Práctica y valoració n de pruebas Levantamie nto acta con la medida correctiva PROCEDE RECURSO REPOSICIÓN Figura No. 2 − CONTRAVENCIONES COMUNES DE COMPETENCIA DE ALCALDES O QUIEN HAGA SUS VECES Las siguientes contravenciones, previstas en los artículos 210, 211 y 212 del Código Nacional de Policía, tienen una medida correctiva de multa: • No izar la bandera nacional en lugar visible en los días indicados. • Volcar recipiente con basuras en vía pública o las arroje en lugar público. • Alteración placas de nomenclatura urbana. • Utilización de título oficial que no tenga o insignia, distintivo o uniforme de autoridad que no le corresponda. • Omisión señalar capacidad máxima ascensor. • Transporte ascensor mayor número personas o peso superior al aforado. • Falso aviso a la policía o bomberos sobre inundación, incendio o calamidad. • Daño árboles plantados en parques y avenidas o bien de ornato público. • Reincidente contravención común conoce policía. • No mantener abiertas puertas y escaleras en horas hábiles de trabajo. • Sin motivo justificado dispare armas de fuego en lugar privado. • Venta número mayor de billetes al autorizado para espectáculos o no cumpla con la función asignada, o cobre precios superiores a los fijados legalmente. Las siguientes contravenciones están previstas en el artículo 213 del Código Nacional de Policía y tienen como sanción el decomiso: • Elementos tales como puñales, cachiporras, manoplas, caucheras, ganzúas y otros similares. • Tiquetes o boletas para espectáculos revendidos a precio superior al autorizado. • Bebidas, comestibles y víveres en mal estado de conservación. Las siguientes contravenciones están previstas en el artículo 214 del Código Nacional de Policía y tienen como 149 sanción suspensión del permiso o licencia: • Reincidencia hechos motivo cierre temporal. • Violación condiciones licencia. • Suministrar, auspiciar o tolerar uso o consumo de estupefacientes o alucinógenos. Las siguientes contravenciones están previstas en el artículo 215, 216 y 217 del Código Nacional de Policía y tienen como sanción suspensión, demolición o construcción de obra: • Acometer ejecución de obra sin permiso. • Violación condiciones de licencia. • Edificación que amenace ruina. • Contener incendio o calamidad pública. • Antejardín en mal estado de presentación. • Omisión de instalación de canales, tubos o cañerías conducción aguas. Nota: El artículo 215 lo deroga la Ley 388 de 1977, art. 104 (Reforma Urbana), norma que ha sido modificada por el art. 2º de la Ley 810 de 2003 y otorga a los alcaldes o al funcionario que reciba la delegación, la facultad de ordenar la suspensión de obra. Las siguientes contravenciones están previstas en el artículo 218 del Código Nacional de Policía y tienen como sanción la imposición de trabajos en obras de interés público: − TRÁMITE PROCESAL PARA LAS MEDIDAS CORRECTIVAS QUE PUEDEN IMPONER LOS ALCALDES O QUIEN HAGA SUS VECES (CONTRAVENCIONES COMUNES SANCIONADAS CON MULTA; DECOMISO; SUSPENSIÓN PERMISO O LICENCIA; SUSPENSIÓN, DEMOLICIÓN, CONSTRUCCIÓN OBRA; TRABAJO OBRAS INTERÉS PÚBLICO). Para la imposición de medidas correctivas a cargo de los alcaldes, o quien haga sus veces, el procedimiento es el siguiente: • Citación al contraventor. • En audiencia formulación de cargos y descargos. Decreto y práctica de pruebas. Examen de las pruebas y resolución debidamente motivada que se notifica personalmente al infractor (Ver diagrama figura No. 3). Recursos: Contra las sanciones que impongan los alcaldes, o quienes hagan sus veces, por contravenciones comunes procede el recurso de reposición. DIAGRAMA TRÁMITE CONTRAVENCIONES CONOCEN PROCESO COMUNES LOS ALCALDES O QUIEN HAGA SUS VECES • Al que habiendo sido multado por comisión de hechos constitutivos de contravención no pague el valor de la multa. 150 QUEJ A CITA CIÓN INFR ACTO R Formula cargo Escucha al infractor Práctica pruebas, valoración. Medida correctiva mediante Resolución MEDIDAS CORRECTI VAS - Multa. - Decomiso - Suspensión permiso o licencia. - Suspensión, Demolición, 2. Las contravenciones cumplen con una función exclusivamente preventiva, de conducción y enseñanza y así evitar que se llegue al delito. 3. Las normas que tipifican las contravenciones van a regular el ejercicio de los derechos del ciudadano en pro de proteger los elementos del orden público interno, que hacen relación con la seguridad, tranquilidad, salubridad, moralidad, ecología y ornato público, cuyas disposiciones de Policía, contribuyen a solucionar al menos los problemas de convivencia, que son los de la vida diaria. 4. En el campo policivo la doctrina es árida y escasa, sin embargo la Corte Constitucional, en la revisión de tutelas, al resolver actuaciones de hecho de parte de las autoridades de policía, ha brindado información facilitando la interpretación de las normas. Construcción obra. - Trabajo obras interés público Procede recurso reposición Figura No. 3 5. CONCLUSIONES 1. Las contravenciones son aquellas conductas que lesionan de manera menos grave los intereses sociales y que por esa misma razón, son castigadas con sanciones menos graves. 5. Los procedimientos de policía estaban diseñados al tiempo que prima la oralidad en todos ellos, señalándose términos breves y perentorios para la resolución de los asuntos de policía. 6. La medida correctiva de multa prevista en el Código Nacional de Policía es inocua, generando una engañosa apariencia, que no cumple ninguna perspectiva en la función preventiva de evitar la comisión del delito. 7. El Legislador está en mora de actualizar el Código Nacional de Policía. 151 6. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS 4. Colombia, (2009). Constitución Política, Santafé de Bogotá, Legis. 1. Rodríguez Gómez, L. E. (2004). Contravenciones y Amparos administrativos. Tunja: Ediciones Uniboyacá. 5. Colombia, (1970). Código Nacional de Policía. “Decreto Ley 1355” 2. López Morales, J. (2001). Nuevo Código Penal. (Tomo I). Bogotá D.C.: Ediciones Doctrina y Ley Ltda. 6. Colombia, (2006). Código de la Infancia y la Adolescencia ”Ley 1098”. 3. Torres Rico, R. (2004). Tratado de derecho de policía. Parte general y especial. (Tomo I y II). Bogotá D. C: Ediciones Ciencia y Derecho E.U. 7. Colombia, (2000). Código Procedimiento Penal “Ley 600”. 8. Colombia, Sentencias Constitucional sobre policivos. Corte asuntos 152 BREVE HISTORIA DE LA CÁRCEL BRIEF HISTORY OF THE PRISON Carlos Gabriel Salazar Cáceres* Fecha de entrega: 27-11-2009 Fecha de aprobación: 26-02-2010 RESUMEN** Es un espectacular recorrido a las primeras prisiones de diversos países hasta llegar a las de Colombia, haciendo énfasis en cómo se ha ido humanizando los sitios donde las personas condenadas por determinados delitos expiaban o pagaban sus penas. PALABRAS CLAVES: Prisión, Libertad, Humanización. Condenado, ABSTRACT It is a spectacular tour of the first prisons in various countries up to those of Colombia, with emphasis on how it has humanized the places where persons convicted of certain crimes atoned or paid for their troubles. KEYWORDS Prison, freedom, Humanization, Condemned, 1. MÉTODO Por la naturaleza del trabajo nuestro método será eminentemente documental y descriptivo, lo que en ** * Esp. en Derecho Penal y Criminología, DocenteInvestigador adscrito al Centro de Investigaciones SocioJurídicas de la USTA- Tunja; email: [email protected] Articulo de investigación resultado del proyecto “Historia de la Filosofía del Derecho en Colombia” vinculado a la línea de investigación Filosofía Institucional Político Jurídica en Dialogo con el Derecho Público contemporáneo del Centro de Investigaciones Socio- jurídicas de la Facultad de Derecho, Universidad Santo Tomás seccional Tunja 153 ningún momento quiere decir que queramos evadir la responsabilidad analítica con las fuentes primarias y secundarias que trabajaremos sobre la historia de la cárcel. 2. DESARROLLO: La palabra prisión proviene del vocablo latino: prehensio, prehensiones, acción de prender, retener, sujetar cosas, se refiere igualmente al estado del que está preso así como la cárcel o sitio donde se encierra al prisionero. Por ello, prisión, en primer lugar equivalía a las cadenas, grilletes o bolas sujetas por cadenas que se utilizaban para sujetar al delincuente y que posteriormente fueron utilizados no como medidas de seguridad sino como castigo inherente a la pena. Los primeros sitios utilizados como prisión fueron los postes donde se inmovilizaba al delincuente mediante ligaduras. En Marruecos se plantaba un árbol frente del asiento del Jeque que hacia de juez al cual árbol se ataba al reo en tanto era juzgado, entre los arios se utilizaba un poste de madera y en Castilla aparecen los rollos o picotas. Cuando se va aumentando el plazo entre la captura y el juicio, se recure a un recinto cerrado, en un inicio para evitar la huida, como se dejo estatuido en textos medievales. En China, Egipto, Israel, Persia y Babilonia las prisiones amen del lugar de custodia, lo eran también de tormento recurriéndose a la tortura como método averiguatorio; Aristóteles consagra la tortura como un elemento probatorio semejante al testimonio o la confesión. En Grecia mantenían a los presos en galerías de minas abandonadas, como la levantada por Dionisio de Siracusa, abierta en la roca, con 625 pies de largo y 200 de ancho; además se instituyó la prisión por deudas, hasta que el acreedor pagara, quien podía tomarlo como esclavo, o retenerlo a pan y agua. (Londoño, 1976 p. 2) Platón en su república ideal proponía la existencia de tres tipos de cárceles: una en la plaza de mercado o cárcel de custodia, otra el sofonisterón en la ciudad como casa correccional y la tercera como casa de suplicio, que debía estar fuera de la provincia, en un paraje sombrío buscando amedrentar tanto a los reclusos, como al resto de las personas. Distinguía igualmente entre los crímenes extraordinarios que se pagaban con la muerte y aquellos que merecían sanciones de corrección en los establecimientos señalados, donde eran visitados por los miembros del Círculo Nocturno para enseñarles la virtud del alma. Los hebreos los arrojaban en cisternas; los romanos -de quienes Carrara señalara (erróneamente) que fueron gigantes en el derecho civil pero pigmeos en el penalerigieron las prisiones solo para asegurar al delincuente, dado que las penas eran mutilantes, flagelantes o la muerte; por ello Ulpiano sentenciaba que la cárcel debe servir no para el castigo de los hombres sino para su guarda. La primera cárcel romana se construyó en tiempos de Alejandro Severo, empero fueron tristemente celebres las 154 cárceles Tuliana y Claudiana; levantadas en cauces de manantiales no utilizables, por ende húmedas y sin luz; la Fosa de los Condenados en Sicilia y la Mamertina que era un aljibe; ordenada su construcción por Anco Marcio, cuarto rey de Roma y nieto de Numa, cerca del foro, ra una pequeña rotonda abovedada, sin luz, bajo la cual había otra a la que se entraba por un agujero en la parte superior, (Londoño, 1976, p. 2), es famosa para el orbe cristiano, dado que en ella estuvieron recluidos los apóstoles Pedro y Pablo, actualmente se conserva bajo la iglesia de San José Falegnani. (García, 1974, p. 9) El rey Apio Claudio mandó construir otra en la cual por demás fue ejecutado También existió la cárcel por deudas, los ergastulum que eran particulares, se encontraban en dependencias de la casa del pater familia, allí se recluía o arrestaba a los esclavos ya temporalmente o a perpetuidad; caso en el cual se les arrojaba allí hasta que murieran, denominada: ejecución de la pena de muerte en calabozos. También existía una prisión de retención para custodiar y guardar al reo hasta que se le aplicara la pena. (García, 1974, p. 9) Ya entrado el medievo; que se inicia con la caída del Imperio Romano de occidente en el siglo IV y se prolonga hasta la caída de Constantinopla en manos de los turcos, en el cuatrocientos; se habilitarán como cárceles los calabozos subterráneos en los palacios o en las fortalezas, donde se hacinaban locos, mujeres, niños, ancianos, etc. Esperando ser ejecutados en público en formas por demás crueles (amputaciones de brazos, piernas, lenguas, ojos, genitales, quemar la carne al fuego y finalmente la muerte). “Tanto el derecho punitivo de las antiguas sociedades, como el medieval y solo en muy escasa y restringida medida el renacentista, no tienen necesidad de la sanción privativa de la libertad entre su aparto represivo. Como pena la desconoce, pues la vida, corporales, infamantes y pecuniarias, de forma principal, forman el sustento del castigo a imponer a los que atentan contra el orden establecido” (García, 1974, p. 8). Pero ya en Normandía, durante el reinado de Luitprando, se ordena a los jueces tener cárceles para encerrar a los ladrones por uno o dos años. En el Imperio Carolingio, Carlomagno, ordenó que las gentes boni generis fueran castigados con cárcel para que se corrigiesen. Los estatutos medievales en las ciudades italianas, reservan la prisión para los delitos leves, en tanto que los graves son sancionados con mutilaciones o la muerte. En la República de Lucca, por ley de 1640 se castigaba con prisión a los muchachos mayores de 10 años que arrojasen piedras contra las escuelas, los maestros o las tiendas, si eran extranjeros recibían además 25 azotes en público. En ésta época se empiezan a distinguir dos clases de cárceles: Las cárceles de custodia, de carácter estatal, en las cuales se recluye a los enemigos del poder, ya por delitos de 155 traición o por ser adversarios políticos (buscándose eliminar al opositor). Son famosas: La Torre de Londres, el Castillo de Egelsburgo, la Bastilla de París, el castillo de Spielberg en Moravia, Pedro y Pablo en Rusia, San Ángel de Roma (García, 1974, p.10), La Bicetere, antigua residencia episcopal, La Salpetricere, antigua fábrica de pólvora edificada por Luis XV, Los Hornos de Monza (Londoño, 1976, p. 3) y los Plomos en el Palacio Ducal de Venecia, llamado así por estar revestidos sus cerrajes en plomo, lo cual la hacia húmeda en invierno y calurosa en verano, es famoso el Puente de los Suspiros, sobre uno de los canales de la ciudad que une la prisión con el Palacio de los Dogos, por donde pasaban por última vez los condenados a muerte. En estas cárceles, la persona recluida esperaba su suerte al arbitrio real: muerte, destierro, detención perpetua o perdón. Y la prisión eclesiástica destinada a sacerdotes y religiosos, fundamentada en ideales de redención, caridad y fraternidad. Se buscaba la penitencia y la meditación; el Libri Penitentiales libro penitenciario o de penitencia- del Codex Iuris Canonici o Derecho Canónico, estatuía que la celda debía tener luz para que el monje leyera el breviario y los libros sagrados. La prisión eclesiástica –no inquisitorial- no busca eliminar al opositor político, sino que tiende al arrepentimiento, penitencia y meditación que el cristianismo introduce en la sanción. “El aislamiento solitario es buen método para logar aquellos fines mientras se purga la falta” (García, 1974, p. 10). Los conventos, monasterios y abadías proporcionaban el local para ello, conllevando régimen alimenticio y penitenciario severo, frecuentes disciplinas, oración y trabajo manual. El concilio de Beziers en 1266 añadió el silencio. Este aislamiento celular se acoge en el siglo XVIII en la prisión de Gante. Como se observa, la prisión canónica es más suave y humana que la secular, que tan solo imponía suplicios y mutilaciones; este sistema canónico va siendo adoptado por las ciudades y se va reduciendo la barbarie del sistema punitivo. En el siglo XII aparecen las cárceles subterráneas, pues se bajaba por medio de escaleras o cuerdas, se entraba pero no se salía; al reo se le despedía con un: vade in pace (ve en paz), dándosele poco alimento para que muriera lentamente (Londoño, 1976, p. 6) siendo la más célebre de ellas la de San Martín en los Campos (hoy sala de concierto y academia musical de gran prestigio). En el doscientos entra en crisis el principio de autoridad que es sustituido paulatinamente por el liberalismo (Lutero, Bruno, Descartes) creador de una nueva mentalidad y lo que antes se hacía sin discusión, ahora hay que probarlo. Se tiende a sustituir la publicidad de algunos castigos – principio elemental de justicia hasta el siglo XV- por la vergüenza y el olvido “apartándose de la luz lo que de miserable y degradante tiene la naturaleza humana”. La pobreza y la mendicidad se extiende por Europa, en el 1500 por efecto de las guerras que arrasan las ciudades, las personas vagan errantes de lugar en lugar “su maldad no es mucha, siendo demasiados para ahórcalos a todos” 156 (Londoño, 1974, p.12). El pícaro ciudadano, el bandolero de montaña, el falsario, hacen su aparición a partir de 1580. Con este panorama, desembocamos en la Edad Moderna, que abarcará el período comprendido entre la caída de Constantinopla en manos de los turcos, (que obliga al descubrimiento de América) y la Revolución Francesa de la cual señalara Dickens: que fue tanto la peor como la mejor época. En 1597 en Inglaterra se dicta una ley que permite la deportación y los presos son trasladados en buques; que se tornan en prisiones baratas porque ahorran muros y rejas, que son reemplazados por agua; hasta nuevas tierras para colonizar, surgiendo así Australia y Nueva Zelanda. En Inglaterra, Francia, España, Nápoles, Venencia, Génova, se impone la pena a galeras, por la cual los condenados a muerte o los prisioneros de guerra son encadenados y obligados a remar en galeras militares. En España, la pragmática de 1611 prohibía el envío de prostitutas, vagabundas, mendigas, hurtadoras y pequeñas delincuentes a servir “a remo y sin sueldo en los barcos del Rey”, por ello aparece en el siglo XVII las “galeras de mujeres”, reglamentadas por la “Obrilla” de sor Magdalena de San Jerónimo quien propone establecer un régimen penitenciario que iguale a la mujer con el hombre en la imposición del castigo y modo de cumplirlo” (de San Jerónimo, 1991, p. 42) aun cuando con ciertas diferencias. Las prostitutas, llamadas mujeres de casa y barranco y las demás que ingresaban allí se les denominaban: recogidas, se les rapaba la cabeza (decalvar), vestían jerga o herbaje corto (sayal delgado), se tocaban la cabeza con una cofia de lienzo grueso y basto y calzaban zapatos de cuero abrochados. Cuando eran castigadas se les obligaba a tocarse con una coroza o capirote (gorro cónico de un metro de largo). La galera ya tenía sus antecedentes, uno, cuando las adulteras eran enviadas a casa de dueñas o ascetas y otro, el discurso IV “Del castigo y reclusión de vagabundas” de Cristóbal Pérez de herrera, medico de Felipe III, que inspirara a Magdalena de San Jerónimo para su “Razón y forma de la Galera”. La primera galera o cárcel de mujeres fue creada antes de 1609, pues un auto de la Sala de Casa y Corte del 9 de septiembre de 1609, ordena hacer una obra en dicha cárcel, posiblemente emplazada en el mismo edificio del Ayuntamiento, próxima a la cárcel de hombres. Posteriormente se trasladará al convento benedictino de Montserrat. La galera debía tener en la puerta la siguiente inscripción: “Esta es la galera que su Majestad el Rey Nuestro Señor ha mandado hacer para castigo de las mujeres vagantes, ladronas, hechiceras y alcahuetas, donde serán castigadas conforme a su culpa y delito” (de San Jerónimo, 1991, p. 77), pernoctaban en un dormitorio común, en camas de tablas con colchón y almohada de paja y una o dos mantas. La galera debía tener una sala de labor, un pozo si soga para evitar fugas y 157 ahorcamientos, una despensa pobre y un cuarto de castigo para las incorregibles. Comían pan moreno de salvado, una tajada de queso, un rábano, una vez a la semana carne “poca y mal guisada” (de San Jerónimo, 1991, p. 79). El trabajo era obligatorio, debían existir instrumentos de tormento que el solo verlos atemorice y espante. Tenían alcaide, rectora, partera y maestra. El alcaide debía llevar un libro con el asiento de cada una de las reclusas y el tiempo que debía permanecer. Si reincidía y tornaba por segunda vez, se le doblaba la pena y se le marcaba en la espalda derecha con las armas de la ciudad, si por tercera vez se le triplicaba el castigo y se le apercibía que si venia por cuarta vez sería ahorcada a la puerta de la galera “lo cual se podría hacer con ladronas y alcahuetas incorregibles para que con semejante castigo las demás escarmienten y asesen,” Magdalena de San Jerónimo- (de San Jerónimo, 1991, p. 80). Señala Isabel Barbeito en la introducción a la “Obrilla” de sor Magdalena que “la prisión, aún en circunstancias infrahumanas, supone una humanización del sistema penal, por cuanto sustituye a la tortura que frecuentemente incluía la mutilación” (de San Jerónimo, 1991, p. 14). Es de anotar que en la época existían burdeles o mancebías autorizadas, como la de Madrid del Barranco, o las de la calle Primavera o la del Sol. En cuanto a las cárceles inquisitoriales no se sabe cuál es la verdad, en el “Discurso histórico-legal sobre el origen, progresos y utilidad del Santo Oficio de la Inquisición en España”, impreso en Valladolid en 1802, se afirma que las prisiones son: “aseadas, claras, limpias y desahogadas… [Los reclusos son]… asistidos de médico, cirujano y botica, sin omisión alguna… tampoco les falta barbero, lavandera, libros…” (De San Jerónimo, 1991, p. 24). Pero en las “Noticias recónditas y posthumanas del procedimiento de las Inquisiciones de España y Portugal con sus presos” impreso en 1722 en Villafranca, se afirma que los internos son tratados con severidad y opresión “contra toda razón, contra toda justicia y contra toda humanidad” los calabozos son subterráneos, oscuros, tenebrosos y hediondos, asquerosos e infectos y tan solo los limpiaban y desinfectaban cada dos o tres semanas. (de San Jerónimo, 1991, p. 25) “Muchas de las deficiencias y crueldades que se achacaron a las cárceles de la Inquisición eran imputables en mayor grado a las civiles; pues hoy se sabe que, efectivamente, sus calabozos eran más amplios e higiénicos y los presos recibían mejor trato. Además el de la Inquisición fue el primer tribunal de Europa en abolir el tormento e instrumentos de tortura.” (de San Jerónimo, 1991, p.26) Los castigos eran penitenciales: abjuración, destierro, suspensión de cargos o funciones, ayunos, hábitos, ropajes vejatorios; a los delitos comunes se les aplicaban las penas de la jurisdicción ordinaria, en veces eran suprimidas y en los casos de la de muerte, esta se transfería al brazo seglar. La pena de muerte, entra en desprestigio, no intimida, no ha contenido los delitos en aumento y las otras penas despiertan compasión y 158 repulsa y no garantizan la seguridad, surgiendo entonces la pena privativa de la libertad como el nuevo gran invento social en palabras de von Henting. “El internamiento responde a un imperativo de trabajo, condenatorio del ocio, al que se añade la utilidad de hacer producir a los encerados en atención a la obtención de beneficios y en base a la general prosperidad” (García, 1974, p. 12), obteniéndose mano de obra barata, reabsorción de los ociosos y protección social. Es así como durante los siglos XVI y XVII aparecen algunas prisiones más humanas, que buscan la redención mediante el trabajo, son la Casas de Corrección o casas de trabajo “propias de países con un incipiente desarrollo del capitalismo e influidos por la Reforma Protestante que imponía a individuos refrectarios para el trabajo una disciplina adecuada a la nueva moral religiosa y que además resultaba funcional a las necesidades del sistema de producción emergente … era una forma barata de obtener ingentes beneficios y de regulación del mercado de trabajo” (Tamarit, 2001, p. 19), en ellas se albergan, vagos, mendigos, prostitutas y jóvenes rebeldes; la primera de ellas la House of Correction Bridewell en Londres en 1552, seguida por las de Oxford, Salisbury, Gloucester y Norwich; en la Europa continental en Ámsterdam – HolandaEn 1588, Berna – Suiza- en 1615, Hamburgo – Alemania- en 1620, Florencia – Italia- en 1677, se caracterizan por reclusión celular nocturna y trabajo comunitario diurno, buscándose la reforma del penado. En 1576 el parlamento británico aprueba la Work House en Bristol y en 1703 en Worcester y posteriormente en Dublín. La más importante de ellas fue el Hospicio de San Miguel en Roma, fundado en 1704, durante el pontificado de Clemente XI y destinado a criminales jóvenes, cuyo lema esculpido en piedra rezaba: “Parum est improbos coercere nisi proles efficias disciplina”. “Este avance se debe a la Iglesia Católica, a la que toca el orgullo de haber fundado establecimientos tan lujosamente científicos, verdadero penal en que la idea de corrección en el sentido estricto de reforma social y moral del condenado, dominaba por completo” (Londoño, 1976, p .4) En el sistema de privación de la libertad confluyen diversos factores: -la libertad ha alcanzado un lugar preeminente, antes el delincuente era esclavo o semiesclavo, -responde al ideal racionalista de proporción y precisión que permite ajustar la cantidad de pena a la gravedad del delito, -es funcional a las necesidades del nuevo sistema económico capitalista, - se ajusta a los nuevos ideales de disciplina y distribución del tiempo y el espacio, -coincide con la consolidación del Derecho Penal como Derecho Público, -el encarcelamiento hace efectivo el ideal cristiano del arrepentimiento; Además las ejecuciones públicas plantean problemas de orden público con reacciones de compasión hacia el reo o indignación hacia el verdugo. (Tamarit, 2001, p. 20) En los inicios del siglo XVII se impone multa de cinco libras al Juez que no instale una de ellas en su jurisdicción, con talleres, telares y centro de 159 manufacturas; el juez señalaba quién podía ser enviado allí; en un principio se financiaron con impuestos, posteriormente se privatizaron. En 1595 en Ámsterdam se crean las Rasphuis para hombres en las cuales se raspaba el palo de campeche a fin de obtener un colorante, debiendo el penado entregar cada dos días una determinada cantidad, so pena de castigos corporales y privación de alimentos, trabajaban semidesnudos, como el palo era extremadamente duro, las herramientas perdían rápidamente el filo; recibían también instrucción religiosa, Luterana o Calvinista, la cual afirmaba que el trabajo diario no es para los placeres, sino para la fatiga y el tormento, con razón Cervantes afirmaba que la cárcel es un “lugar donde toda incomodidad tiene su asiento” (García, 1974, p.15). En 1775 se crea la prisión de Gante por el burgomaestre de la ciudad Vilain XIV, en la cual predominó la suciedad, la desnudez, la falta de higiene, el hambre, las enfermedades, las muertes, la oscuridad, la hediondez. A los falsos tullidos y a los mendigos mentirosos, se les enviaban a la “Celda de Agua” donde tenían que sacar continuamente el agua so pena de morir ahogados, había por demás una pared llena de bastones y muletas de los milagrosamente curados. No obstante lo anterior, en algunos casos, los castigos se excedían hasta el grado de decirse que los que allí salían no lo eran corregidos sino domados. “La prisión solo cumple la misión de segregar socialmente, sin preocuparse por la suerte del penado, como no fuera la de proporcionarle mayores sufrimientos” (García, 1974, p.14). Los Spinhuis, en cuyos frontis se leía “no temáis, no vengo el delito, solo obligo a ser buenos”, fueron creados en 1597 para recluir mujeres – prostitutas, borrachas, ladronasquienes se dedicaban a la hilandería. La duración en ellas era indeterminada, solo se salía cuando se encontraban corregidas; a los hijos de las reclusas se les mantenía en casas de huérfanos donde se les impartía instrucción. En 1603 se creó una para jóvenes díscolas. En algunas ciudades de la liga Hanseática, se hicieron prisiones donde el trabajo era forzado, como las de Lubeck – 1613- o Hamburgo -1629 -. La Maison de Force en el Castillo de Gerard “El diablo” a los presos se les reconocía por su trabajo un emolumento que se les cancelaba cuando salían libres. En Suiza el tormento fue eliminado. Demos en tanto una hojeada sobre España, donde en épocas de Alfonso X el Sabio, en sus Siete Partidas, regula las cárceles para evitar abusos; señala una edad penal de diez años y medio para los niños y de nueve y medio para las niñas, afirmando que el impúber no podía actuar con dolo. Crea la prisión preventiva con un plazo máximo de dos años, tras los cuales debía ser “sacado de la cárcel y dado por quieto”. Que ante una acusación, el Juez debe ordenar capturar al delincuente a fin de evitar su huida y escucharlo inmediatamente en declaración, la cual podía ser obtenida mediante tormento. Este tormento fue suprimido en la Constitución de Cádiz de 1812. 160 Los delitos más graves amén de la prisión conllevaban: cepos de fijación a las paredes, grillos, cadenas a los pies y cintura, azotes; en tanto que por los leves se podía obtener la libertad “en fiado”. La cárcel debía autofinanciarse, por lo cual los reos debían pagar por su cama, comida, mantas, luz, vino y derechos de carcelaje (entrada y salida –que al no pagarse prolongaba el encierro). El Rey Sabio ordenó llevar un libro en el cual se anotara el nombre, la procedencia, la causa, el día de ingreso y el tiempo a recluir, si el alcalde no lo llevaba, se le multaba. Existían tribunales especiales como el de la Inquisición, las Órdenes Militares, las Hermandades (La Santa Hermandad, la Mesta, la Mercantil), incluso las universidades disponían de sus propias cárceles, más generosas y benignas, siendo famosa la de Alcalá de Henares. Es destacable la Casa de Corrección de San Fernando de Henares donde se encontraban recluidos, al ser visitada por Jhon Howard entre marzo y abril de 1783, 309 hombres y 547 mujeres, los primeros acarreaban piedra a los hornos del cal y las segundas lavaban ropa e hilaban lino, todos tenían uniforme, dos pares de medias y dos pares de zapatos; las estancias eran limpias, tenían cama con colchón y dos mantas, buena alimentación y 20 onzas de pan diario, en la taberna les vendían vino pero no otras bebidas etílicas, contaban con capellán, médico y enfermería, además el director debía residir en el establecimiento. Por su labor humanitaria a favor de los reclusos se destacaron en la España del quinientos: Bernardino de Sandoval con su “Tratado sobre el cuidado que se debe tener a los presos pobres”, editado en Toledo en 1564, Cerdán de Tallada con “Visita de la cárcel y de los presos” publicada en Valencia en 1574, Bobadilla y Chávez. En otras latitudes se levantan las voces de Francis Mabillon, John Howard y Cessare Beccaria cuya obra verá la luz en Livorno dos siglos más tarde. Al lado de Cessare Beccaría, muy conocido por nosotros (lo cual me exime hablar de él) se levanta la figura de Jhon Howard, nacido en Clapton cerca de Londres el 2 de septiembre de 1726, hijo de un rico mercader de tapices, quedó huérfano cuando contaba tan solo con 16 años, heredando una fortuna de treinta mil libras. A los veinticinco años sufre una larga enfermedad siendo asistido por Clara Lodoire, viuda que le duplica en edad. Por gratitud contrae matrimonio, pero ella muere tres años después. En 1758, cuatro años más tarde, contrae nuevas nupcias con Enriqueta Leed, quien también muere pronto, dejándole el refugio espiritual de la religión y un hijo que posteriormente enloquecerá, siendo internado en un manicomio. A la muerte de su esposa viaja a Lisboa, ciudad que acaba de sufrir el embate de un terremoto, pero es apresado por piratas berberiscos y encarcelado en Brest, siendo canjeado dos meses después. De regreso a Inglaterra es elegido Sheriff del Condado de Bedford, donde 161 visita periódicamente las cárceles. Encontrándose con calabozos a más de tres metros bajo tierra, donde se hacinaban hombres y mujeres, sin atención alguna y debiendo pagar un impuesto al alcalde. Al cumplir la condena y para obtener su libertad, debían cancelar al Alcalde la suma de setenta y cinco reales y diez al conserje, algunas personas por su pobreza duraban varios años más. Por ello propone que al Alcalde se le pague con el erario del condado. A partir de 1775 viaja visitando cárceles y lazaretos por Inglaterra, Irlanda, Francia, Flandes, Holanda, Alemania, Prusia, Austria, Italia, Suecia, Rusia, Polonia, España, en un verdadero periplo por la geografía del dolor. Enferma de fiebre tifoidea o “fiebre carcelaria” y muere en la península de Crimea el 20 de enero de 1790, escribiendo en su testamento: “Dejadme yacer en la tierra tranquilamente, colocad un reloj de sol sobre mi tumba y dejad que sea olvidado”; sobre su loza sepulcral reza en latín: “Quien quiera que seas, te encuentras sobre la tumba de un amigo”. En 1784, escribió: “Estado de las Prisiones en Inglaterra y Gales”, denunciando “el amontonamiento progresivo de presos en poco espacio, la ociosidad, las deficientes condiciones higiénicas y los efectos perniciosos de las mezclas de jóvenes y mayores, hombres y mujeres, delincuentes habituales con infractores noveles y enfermos con sanos” (Tamarit, 2001, p.23). Proponiendo allí que para un mejoramiento de las cárceles se requiere de seguridad, higiene, salud, dieta, uniformes, distinción entre detenidos y encarcelados, separación por sexo, edad y situación procesal, alojamiento separado con camas, fuego (calefacción), instrucción moral y religiosa, sistema celular dulcificado, trabajo, recompensas (reducción de penas), castigos, tratamiento de enfermos, gastos fúnebres, gobierno de la prisión (magistrados, inspectores, director, carceleros, maestros de oficios) y certificados de conducta a la salida Los pasos de Howard, serán posteriormente seguidos por Jeremías Bentham, quien en 1789 publica sus “Tratados de legislación civil y penal”, en el último de los cuales expone que las penas deben ser debidas y no indebidas, siendo éstas las “mal fundadas” que se imponen cuando no hubiere un verdadero delito; las ”ineficaces” aplicadas a individuos que no han podido conocer la ley o han obrado sin intención; las “superfluas” cuando el fin buscado por la pena se puede obtener por medios más suaves y menos severos y las “muy dispendiosas” cuando el mal de la pena excede al mal del delito. Para evitar esto último, debe existir proporción entre el delito y la pena, como ya lo habían predicado anteriormente Montesquieu y Beccaría; para ello el padre del Utilitarismo formula las siguientes “Reglas de esta aritmética moral: Primera regla: Haz que el mal de la pena sobrepugne al provecho del delito. Segunda regla: cuanto menos cierta sea la pena tanto más grave debe ser. Tercera regla: Si dos delitos se hallan en concurrencia, el más nocivo debe ser castigado con una pena más grave 162 para que el delincuente tenga un motivo de detenerse en el menor. Cuarta regla: cuando más grave es un delito, tanto más se puede aventurar una pena severa, por la probabilidad de prevenirle. Quinta regla: No debe imponerse la misma pena por el mismo delito a todos los delincuentes sin excepción, sino que se debe atender a las circunstancias que influyan sobre la sensibilidad.” Para que la pena se adapte a tales reglas de proporción debe ostentar las siguientes cualidades: a) susceptible de más o menos, o sea adaptable al delito; b) ser igual a ella misma, es decir, producir los mismos efectos sobre todos los autores de un mismo delito; c) conmensurable, es decir medible, pudiéndose comparar con otra; d) análoga al delito; e) ejemplar, ha de servir de tal para los demás ciudadanos; f) económica, su grado de severidad debe ser el necesario para producir su efecto, pues el mal que excede de esa necesidad es gratuito y sin provecho; g) popular, no debe chocar con la opinión pública. Propone también la creación de el Panóptico, como un establecimiento ”para guardar los presos con más seguridad y economía y para trabajar al mismo tiempo en su reforma moral, con medios nuevos de asegurarse de su buena conducta y de proveer a su subsistencia después de su soltura”. (Ferri, 1900?, p. 25) Reflexionando que algunos funcionarios olvidan que el preso es un ser humano y sensible, quieren desposeerlo hasta del más pequeño goce que pueda mitigar en algo su miseria; en tanto que otros en el otro extremo olvidando que su estado es de castigo, alegan la inhumanidad de la disciplina carcelaria; como lo anterior ha llevado a defectos y excesos, propone para evitar ello, tres reglas a saber: La de la dulzura, pues el trabajo forzado por largo tiempo no puede estar acompañado de malos tratos o peligros para la salud; la regla de la severidad, el preso no puede gozar de una condición de vida mejor que la de los individuos de su misma clase que viven en libertad y finalmente la de la economía, no se deben malgastar los fondos para el funcionamiento del establecimiento, primando ante todo lo que se debe a la vida, salud, bienestar físico, instrucción y recursos futuros de los presos, señalando finalmente que es preferible la administración del centro carcelario mediante contrato. Ya al interior de la cárcel, los presos deben estar separados por sexos; por clases, pero no aislados sino en pequeños grupos de hasta cuatro personas, lo cual favorece la amistad “hermana de las virtudes”. El trabajo diurno y con descanso dominical no debe ser rudo, penoso ni forzado, por el contrario debe producir consuelo y placer. El alimento debe ser suficiente, más no suntuario, “el más común y el más barato que de el país” y agua por única bebida. Pero el preso puede comprar mejores alimentos y más variados con el producto de su trabajo. El vestido debe ser económico y decente. El aseo obligatorio y riguroso, así como el ejercicio al aire libre a fin de preservar la salud. Se les debe impartir instrucción, enseñar lectura, 163 escritura, aritmética y dibujo. Debe existir un régimen disciplinario con castigos severos y diversos, según la naturaleza de la falta. (Bentham, 1981, p. 543 ss.) Bentham presenta la idea de su ‘panóptico’ primero al Parlamento Británico y después a la Asamblea Francesa; con una disposición radial que le permitía a un solo guardián colocado en el centro, vigilar a todos los presos. “Bentham y su ‘panóptico’ que puebla de prisiones radiales… Europa y America, los desvelos de Lucas desde su inspección general de establecimientos penitenciarios belgas y la misión altruista de Elizabeth Fey visitando cárceles o las ideas altamente trascendentes en similar sentido innovador de Lardizábal y Marcos Gutiérrez, otorgan una importancia inusitada y universalista a este aspecto del castigo del hombre delincuente desconocido hasta ahora” (García, 1974, p. 16). Enrico Ferri en su obra “Los hombres y las cárceles” nos recuerda que en el ergástulo de Volterra, las celadas eran dobles, tenían aire y suficiente luz, con muebles ordinarios y macizos, por el estilo eran las cárceles de Perusa, Milán, Noruega, Badem, Austria y España, en tanto que en Suecia y los Países Bajos, las celadas tenían 32 metros cúbicos de aire, lámpara opaca de gas, calorífero, timbre eléctrico, retrete de agua constante, un elegante armario con toallas y cepillos para el calzado, la ropa y los dientes. Y se interroga: “Contemplando estas celdas la conciencia del publico experimenta cierto disgusto moral. ¿Cómo es posible llegar a esta exageración, olvidando que el delincuente ha cometido los delitos más grave y que deja en el mundo las victimas de sus crímenes, olvidando que el obrero, el labrador que permanecen honrados, gozan, si, del bien teórico de la libertad, pero sufren el hambre y el frío, agrupados en viviendas miserables en los suburbios de las ciudades y en las cabañas del campo? (1900, p. 33). Y continúa: “Nunca debe olvidarse que el criminal es un hombre, pero también debe tenerse muy presente que, fuera de la cárcel ha dejado recuerdos dolorosos y consecuencias tristes de de sus delitos; tampoco prescindiendo de la multitud de pobres honrados, a quienes no puede ni debe perjudicarse con la competencia inmoral del trabajo de las prisiones, ni haciéndoles envidiar la vida que se disfruta en un establecimiento penitenciario” (p. 38). Finalmente proponía (acertadamente) que el condenado debe trabajar y el estado le debe proporcionar tal trabajo y pagarlo como a una persona libre, de ello sacar los gastos de alojamiento, alimentación y vestuario “no como quien no trabaja”, el sobrante se dividía en dos partes, una para la víctima y su familia y la otra para los deudos preso, “nunca para uso personal del mismo”. La libertad provisional debe concederse “cuando el recluso hubiese resarcido con su trabajo a las víctimas y a su familia los daños que les causó con su delito, principalmente en la parte que el juez y la administración de la cárcel fijen, conforme las condiciones de la víctima y las circunstancias personales y reales del delincuente” (p. 27). 164 Desde entonces, se ha seguido un camino lento y progresivo, se han creado diversos sistemas como: El sistema comunitario, en el cual los reclusos permanecían juntos día y noche, con o sin trabajo. Por ser pernicioso y favorecer la promiscuidad y traer quebrantos para los reclusos se condenó en 1846 en el Congreso Internacional de Fráncfort. (Londoño, 1976, p.10) El de clasificación, agrupa a penados según el delito cometido. los El celular o de aislamiento en celdas individuales, también denominado como sistema filadélfico o pemsilvánico, creado en el siglo XVIII bajo la influencia cuáquera, de tendencias puritanas, con aislamiento total día y noche, tan solo podía leer la biblia; fue calificado por Ferri como una de las aberraciones del siglo XIX, “locura penitenciaria” por los efectos en la salud mental del recluso, aun cuando se abandonó en los Estados Unidos, se exportó a Europa. (Tamarit, 2001, p. 24) El sistema Aubarniano que se impone en Nueva York en 1818, conlleva aislamiento celular nocturno, trabajo comunal diurno, silencio absoluto, incluso impuesto con cruel disciplina que incluía castigos corporales; este sistema se generalizó en los Estados Unidos. (Tamarit, 2001, p. 24) El sistema Reformador, surge en la segunda mitad del siglo XIX en Estados Unidos, se inicia en 1876 en Elmira, para delincuentes “entre 16 y 30 años tanto en el máximo como en el mínimo que permitía concretar el tiempo efectivo del internamiento de acuerdo con la evolución del sujeto” con sentencia indeterminada, se difundió en Europa. (Tamarit, 2001, p. 26) El mixto, con vida comunitaria diurna y aislamiento celular nocturno. El sistema Progresivo, se forjó en Europa a mediados del siglo XIX, desarrollado por el Coronel Montesinos, como Comandante de la Prisión de Valencia en 1834, orientado a una finalidad reformadora o correctiva. “La idea básica consiste en la división del periodo total de cumplimiento en diversas etapas, cada una de las cuales supone una mayor distensión de la disciplina y más libertad para el interno. Las etapas van desde el aislamiento celular del sujeto hasta la libertad condicional y la progresión no se produce de manera automática sino a medida que evoluciona favorablemente la conducta del preso y su rendimiento en el trabajo.” (Tamarit, 2001, p. 25) Este sistema progresivo presenta tres variantes a saber: La inglesa o de servidumbre legal constituido por tres períodos graduales que se obtienen por buena conducta: Aislamiento absoluto, régimen común diurno y libertad condicional, vigente en la Gran Bretaña. La Irlandesa o de Crofton, mezcla del Pensilvánico con el Aubarniano, se inventó en 1828 por el Ministro Frances de la Marina Heyde de Neuville, se aplicó por primera vez en la isla de Norfolk, se inicia con un aislamiento no mayor de nueve meses, 165 pasa al sistema Aubarniano de cuatro fases, al terminar y aprobada su superación se le otorga la libertad preparatoria, trabaja extramuros y duerme en la cárcel, después trabaja y duerme fuera, pero regresa regularmente, posteriormente se le otorga la libertad condicional para que haga lo que desee, pero bajo vigilancia, finalmente se le otorga la libertad definitiva; ha sido aceptado en las modernas legislaciones. Y la de reformatorio con sentencia indeterminada y libertad bajo palabra, concedida por la administración cuando ésta considere que puede otorgarse; el preso debe acreditar haber conseguido trabajo, pasados seis meses de buena conducta se otorga la libertad definitiva. Se aplica en algunos estados de Norte América. Nos quedaría trunca esta breve historia, si no señalamos algo en relación con las cárceles en nuestro país, y para ello nos remitimos al texto de Alfonso Castro Martínez en el cual rememora las penas privativas y restrictivas de la libertad en la colonia y en el siglo XIX ”podemos recordar la de ‘galeras’, la labor en obras de interés común, la expulsión del territorio nacional, el presidio y la prisión, utilizándose para estas dos últimas las tristemente celebres mazmorras de Cartagena y Tunja principalmente” (1968, p. 72). En sus “Reminiscencias” Cordovez Moure, recuerda que la primera cárcel de Santafé estaba en el ángulo noreste del hoy Capitolio Nacional, y la de mujeres en el Divorcio, hoy carrera 11; a fines de la colonia la cárcel funciona en Las Aulas, hoy Museo Colonial, posteriormente pasó al Cuartel de Caballería, en la esquina noreste de la Plaza Mayor, hoy Palacio de Justicia, donde estuvo encarcelado Don Antonio Nariño. El Colegio del Rosario, se destinó a presos políticos. El 14 de marzo de 1828 Bolívar decretó la creación de presidios en las capitales de provincia, diez años después se establecieron las “casas de castigo”. El decreto bolivariano afirma que “la privación de la libertad es un medio para asegurar la utilización del preso en trabajos penosos para el beneficio del estado” (1968, p. 72) y la ley del 38 “pretende una clasificación que busca el distinto tratamiento de los delincuentes; los establecimientos y su régimen (especialmente el de trabajo) varían según la pena” (1968, p. 72); la filosofía de este estatuto es moralista y correccionista, con aislamiento nocturno, silencio y trabajo en común. En la Provincia de Panamá Justo Arosamena el 13 de julio de 1853 presenta un proyecto a la Cámara de Representantes reglamentando las “casas de encierro” que no llegó a ley; en él señalaba los tipos de cárceles para detención y prisión, reglamento interno, lugares de arresto, causales de corrección, personal carcelario (director, adjunto, capellán, medico, maestro, ujieres, sirvientes) y edificaciones, tratamiento de los reclusos desde la recepción hasta la salida y aspectos económicos. Citando a Cordovez Moure señala que en 1864 la cárcel se traslada al Colegio de San Buenaventura, adquirido con tal fin por el gobierno, allí los reclusos se dedican a a la fabricación de esteras (alfombras de fique), alpargatas, lazos, 166 tejidos de algodón y lana, carpintería, herrería, talabartería. No se tenía en cuenta la edad del recluso. En la cárcel de mujeres “cuando el numero de detenidas se aumentaba considerablemente con las de mala vida, solían enviarlas a los llanos de San Martín o a las playas del Magdalena, en donde podían encontrar llaneros o bogas con quienes llevar vida marital” (1968, p. 74). Algunos presos eran enviados a “climas mortíferos” donde vivía a la intemperie y morían por efectos del clima o ataque de las fieras. Los que quedaban en Bogotá barrían las acequias y hacían el aseo de la ciudad y removían los muladares. En 1890 las Hermanas del Buen Pastor llegan a Bogotá para establecer la primera casa de corrección de mujeres, en la cual “dormían en buenas camas, tomaban sanos y abundantes alimentos en platos de loza de pedernal, se bañaban… jugaban con las hermanas.” (1968, p.75) El Panóptico se ordenó construir en 1873 a semejanza de la penitenciaría de Filadelfia durante la presidencia de Manuel Murillo Toro, la primera piedra fue colocada por Eustorgio Salgar, gobernador del Estado de Cundinamarca el 1 de octubre de 1874. Los planos se atribuyeron a Guerra Azuola, pero este fue solo su impresor, el verdadero autor fue Tomas Reed, el mismo que levantó los planos del Capitolio, contaba con grandes salones para el trabajo, local para la guardia, habitaciones para el director, un hospital, botica, deposito, capilla, etc. Una sólida y elevada muralla lo rodeaba con torreones metros. (1968, p. 76) cada diez Solo en 1934, mediante decreto 1405, siendo presidente Enrique Olaya Herrera, se dictó el primer código penitenciario, uno de sus autores fue Parmenio Cárdenas, cooredactor del Código Penal de 1936, que no tuvo aplicación “por impreparación de la burocracia carcelaria, por negligencia de la rama jurisdiccional y porque en las facultades de derecho nunca se enseñó la materia. Ello explica la indiferencia de jueces, magistrados y abogados por este tremendo problema nacional.” (Echeverri, 1971, p.13)| El 17 de julio de 1964 siendo Ministro de Justicia Alfredo Araujo Grau, se dicta el Decreto ley # 1817. “no derogó el anterior, solo colmó sus vacíos, introdujo las innovaciones de los modernos tratamientos de los delincuentes, marcando así el paso con las directivas universales trazadas por la ONU. Concluyamos con estas palabras de García Valdez: Hoy las condenas y penas de la libertad se acortan, se da educación, trabajo y este no es forzado, no obstante “la crisis de la reacción social prisional se encuentra ahí. Los problemas que causa el internamiento son mayores y más graves que el mal que trata de evitar en gran parte de las ocasiones. Las altas cifras de reincidencia, huella indeleble y negativa que el internamiento deja en el hombre y el permanente desfase entre el principio programático legal y la realidad cotidiana, colocan en entredicho todo el sistema … no se trata de una simple corriente humanitarista que pretende otra 167 reforma carcelaria: es la critica profunda de todo el régimen desde el punto de vista de una política criminal moderna y adecuada a la efectiva prevención del delito” (1974, p. 18). Y las del Papa Juan Pablo II pronunciadas el 9 de julio de 200 en una cárcel italiana con motivo del Año Jubilar: “se han hacho muchos progresos, tratando de adecuar el sistema penal tanto a la dignidad de la persona humana como a la garantía efectiva del mantenimiento del orden público. Pero los inconvenientes y las dificultades vividas en el complejo mundo de la justicia y, más aun, el sufrimiento que hay en las cárceles, manifiestan que todavía queda mucho por hacer” (2000, p. 7). 3. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS. -BENTHAM, Jeremías (1981). Tratados de legislación civil y penal, Madrid, Editora Nacional. -CASTRO MARTINEZ, Alfonso. (1968) Cárceles y presos en nuestra historia, Bogotá, Revista Policía Nacional, # 127, enero. -CORDOVEZ MOURE, José Maria. (1962) Reminiscencias de Santafé y Bogotá, Madrid, Aguilar. -ECHEVERRI OSSA, Bernardo. (1971) Temas penitenciarios, Bogotá, escuela Penitencial Nacional. -FERRI, Enrico. 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SIGLOS XVI AL XXI CONCEPTS AND PRACTICES OF MENTAL ILLNESS IN COLOMBIA AGE XVI to XXI Fabián Leonardo Benavides Silva* Fecha de entrega: 17-09-2009 Fecha de aprobación: 02-02-2010 RESUMEN** Este ensayo aborda las diferentes prácticas y concepciones sobre la enfermedad mental en Colombia a través de su historia, emanadas fundamentalmente por tres instancias sociales: la medicina (académica y tradicional), la iglesia y el orden jurídico-político. De este modo, se establece el papel que han desempeñado dichas esferas sociales con relación a la configuración e interrelación de los modelos de representación social sobre esta enfermedad en el tiempo objeto de estudio. PALABRAS CLAVES Enfermedad mental, Colombia, modelo de representación social, medicina, iglesia y sistema jurídico-político. ABSTRACT This rehearsal approaches the different ones practical and conceptions on the mental illness in Colombia through its history, emanated fundamentally by three social instances: the medicine (academic and traditional), the church and the juridical-political order. Thus, this article settles down the paper that you/they have carried out these social ** * Historiador, estudiante de maestría en Antropología Cultural, Docente Investigador de la Facultad de Derecho de la Universidad Santo Tomás-Seccional Tunja Articulo de revisión bibliográfica resultado del proyecto “Tratamiento histórico penal de la locura” vinculado a la línea de investigación en Derecho penal, procesal penal y derecho humanos del Centro de Investigaciones Sociojurídicas de la Facultad de Derecho, Universidad Santo Tomás seccional Tunja. 169 spheres with relationship to the configuration and interrelation of the models of social representation on this illness in the time study object. KEY WORDS Mental Illness, Colombia, model of social representation, medicine, church and juridical-political system. 1. INTRODUCCIÓN El presente ensayo busca establecer las diferentes concepciones y prácticas sobre la enfermedad mental en Colombia, a través de los periodos colonial, republicano y contemporáneo. Particularmente, pretendemos establecer los modelos de 1 representación social / respecto a dicha enfermedad, emanados por tres instancias o esferas sociales durante el tiempo objeto de estudio: la medicina (académica y tradicional), la iglesia y el orden jurídico-político. La hipótesis que intentaremos demostrar a través de estas páginas, es que los modelos de representación social de la enfermedad mental en Colombia se fueron configurando, muy gradualmente, tanto de los elementos constitutivos (concepciones y prácticas) del esquema 1 El modelo de representación social de una enfermedad hace referencia a la manera mediante la cual un sujeto o una comunidad en particular experimenta su malestar respecto a una enfermedad determinada; proceso que se evidencia en las propias narrativas de los sufrientes. Según Moscovici (Mora 2002) la representación social de una enfermedad se encuentra regida por dos procesos: objetivación (el cual hace referencia a la interiorización de una idea o concepción) y de anclaje (cristalización de las mismas de forma subjetiva o intersubjetiva). Con base en dicha dinámica (objetivación- anclaje) podré establecer los diferentes modelos de representación respecto a la enfermedad (ya sean de tipo clínico, mágico-religioso, o la combinación de los dos) en Colombia en nuestros períodos de tiempo objeto de estudio. traído por los occidentales (especialmente los españoles), así como de los componentes que hacían parte de los modelos indígenas, afrodescendientes y mestizos de dicha enfermedad. Por otro lado, también nos proponemos evidenciar que en este largo proceso de fusión e imbricación de representaciones sociales sobre la enfermedad mental en nuestro país, el Estado fue delineado una política de exclusión y de represión hacia el enfermo mental, que con el devenir del tiempo se ha perfeccionado o tornado implacable. Sin embargo, la medicina tradicional (indígena, afrodescendiente y mestiza) en su papel de prevención y curación de las enfermedades mentales o del alma, también ha diseñado diversas tácticas frente a las estrategias /2 llevadas a cabo por parte de dicho poder hegemónico, con el fin de ejercer sus “saberes” y prácticas médicas en los diferentes sectores sociales colombianos. 2. PERIODO COLONIAL: A través del desarrollo de la cultura occidental, la enfermedad mental ha tenido diversos modelos de representación social. Desde la total y absoluta aversión que profesaron algunos sistemas filosóficos y teológicos 2 Haremos uso de los conceptos de táctica y de estrategia de Michel de Certau (1996): el primero de éstos, para explicar la actitud tanto pasiva como activa (resistencia, rebelión, formas discursivas o retóricas contrahegemónicas, entre otras) de la cultura popular y en particular, de los representantes de la medicina tradicional frente al gobierno nacional y el segundo, con el ánimo de develar los mecanismos empleados por el mismo Estado para legislar o contrarrestar el pensamiento y las acciones de la cultura popular. 170 medievales o renacentistas que veían en dicha enfermedad, ya una alteración del orden natural, ya una marca incuestionable de la justicia providencial, hasta la exaltación por parte de movimientos artísticos que la consideraron como un estado de sensibilidad renovada y genuina. Las reacciones frente a las enfermedades mentales han pasado por la tolerancia, la indiferencia, la compasión y el miedo. Perseguida y reprimida durante mucho tiempo, la locura se constituyó en objeto de conocimiento científico hace relativamente poco. Su estudio y el esfuerzo por comprenderla o curarla, es reciente y por tanto, todavía no se han acabado de tipificar sus diferentes causas patológicas. Al margen de ello, su recurrencia, ya sea como problemática social, política, clínica y hasta económica, es evidente en muchos periodos y espacios de la historia occidental (Freud, 1930 y Foucault, 1972,1977, 1984) y no occidental (Postel y Quétel, 1987 y Porter, 2003). /3 “charlatanería” y “superstición”; trayendo aparejado todo un proceso sistemático de extirpación simbólica y material de los pueblos dominados. La implantación del Santo Oficio de la Inquisición en 1610, fue en parte la respuesta y la expresión a ese proceso (Ceballos, 2002). Sin embargo, para el caso de las enfermedades mentales esto no significó un avance sino más bien una transpolación en la interpretación. Si bien se buscó desechar el entramado mágico y mítico con el que popularmente se explicaba la locura, el foco se trasladó a la mística de la religión católica y no al plano de lo científico. La demonología se adelanto así al desarrollo de un verdadero esfuerzo médico y un pensamiento psicológico. “La enfermedad mental era más bien objeto de consideraciones canónicas y religiosas”, que veían en ella una manifestación del mal, por lo cual “casi todos los enfermos mentales eran sindicados como brujas, hechiceros o hechizados” (Rosselli, 1987: 146). Con el inicio del periodo colonial en el Nuevo Reino de Granada, todo el cúmulo de creencias milenarias de los pobladores locales, al cual se sumó paulatinamente el componente africano, fue tildado por parte de los conquistadores como simple Según Ceballos, la brujería durante el periodo colonial en el Nuevo Reino de Granada tuvo dos funciones: una social y la otra institucional. En la primera (la social), una vez se estableció la brujería como imaginario social, sirvió como canalizador de los problemas (intrigas, envidias, calumnias, etc.) que se gestaron entre los diferentes componentes sociales. La segunda función de la brujería (la institucional), tuvo la finalidad de estigmatizar y controlar a los individuos o grupos subalternos: “Los españoles persiguen a los no blancos por brujos y hechiceros, porque son diferentes, por la necesidad política de aculturar para dominar […]” (1995: 86). Sin embargo, 3 No podemos desconocer la existencia de las diferentes nociones culturales sobre las enfermedades mentales, muchas de ellas milenarias, ajenas a la nosología occidental y estudiadas por diversos investigadores. Entre éstas podemos nombrar: “El “Koro” del Sudeste Asiático, el “Amok” de los Himalayos, el “Itcho” o “Rompecorazones” de los Mohave, el “Windigo” de América del Norte, la “Boufée Delirante Aguada” de los Haitianos y la “Muerte Vudú”, el “Embrujamiento” en distintas partes del mundo y el “Susto” o “mal de la risa” en Latinoamérica (Lagarriga, 1988). 171 la brujería con aquel componente demoníaco es una invención judeocristiana, como lo anota la misma autora, que tomó gran fuerza durante la Edad Media y el Renacimiento en occidente; terminando por instalarse en las sociedades coloniales de ultramar. De este modo, el esquema brujerildemoníaco de los conquistadores fue paulatinamente penetrando a la vez que imponiéndose con los imaginarios sociales de los distintos grupos étnicos indígenas, africanos y finalmente, con el de la nueva población mestiza (Rosselli, 1968). Este cúmulo de concepciones mágico-religiosas trajo aparejada asimismo la configuración de un modelo de hibridación cultural al respecto que respondió a aquella misma naturaleza mística. Pero en occidente y particularmente en España, la nosología médica (basada en el pensamiento médico griego de Hipócrates y de Galeno), aunque impregnada del misticismo religioso medieval, intentó combatir las diversas enfermedades que aquejaban el cuerpo y la mente de las personas con base en la medicina humoral. En el caso de la enfermedad mental, se creía, era causada por un “desarreglo humoral” (exceso de sangre o de bilis negra) que debía combatirse, aparte de los ritos de exorcismo estipulados por los tratados de demonología, con “sangrías, purgas y en ciertos casos, vejigatorios y baños” (Foucault, 1972: 176). Con relación a la terapéutica de la enfermedad mental, cultivada entre las distintas comunidades indígenas que actualmente habitan el territorio colombiano, puede afirmarse que es un claro remanente de las posibles prácticas en este sentido de las culturas precolombinas. La lectura efectuada por estos pueblos sobre la enfermedad mental, bien pudo significar la acción de un agente sobrenatural y mágico que de alguna manera tomaba posesión del cuerpo del enfermo. Por tanto, los tratamientos o las prácticas curativas derivaban en rituales mágicos que incluso hoy gozan de gran acogida entre los diferentes sectores sociales (Gutiérrez, 1961). Cuando la magia buscaba contrarrestar el mal o cualquier enfermedad, se concebía como magia blanca y cuando por el contrario, tenía la función de hacer algún tipo de mal, se denominaba magia negra o brujería (Gutiérrez, 1985). /4 Sin embargo, las prácticas y las concepciones médicas de los indígenas que habitaron el actual territorio colombiano y en general del Nuevo Mundo, fueron de carácter preventivo /5 y no curativo como sucedió y sucede 4 Según Eliade (1983), la brujería en muchas etimologías del mundo tiene la acepción de ligar a una persona por la acción de la magia. Por ejemplo, entre los griegos la palabra KatadÉw significa “ligar solidamente” y “embrujar” es KatádÉouc. En turco-tártaro, bag, baj, boj es a la vez “brujería”, “ligadura” y “cuerda”. Fascinum, designa en latín “encanto, maleficio” y ligare, “ligar” (1983: 120 y 121). 5 Entre las hipótesis que se manejan con relación al famoso y mal llamado “Lavapatas” de la cultura de San Agustín, es que fue una “autentica clínica de hidroterapia y fisioterapia”, el cual era a su vez abastecido por agudas termales trasladadas por los nativos a través de un rústico acueducto construido con guaduas hasta dicho balneario. En este lugar terapéutico se prevenían las enfermedades por la acción conjunta del agua, el sonido, el barro y las hierbas” (Benavides, 1986). También se sabe que a la cultura Piartal-Tuza (en el actual departamento de Nariño) construyeron diversos giradiscos que posiblemente fueron empleados con fines terapéuticos. Estos discos que poseían diferentes texturas, motivos y colores (compuestos a su vez por aleación de oro y bronce con micropartes de plata y platino), prevenían o curaban las enfermedades mediante el sonido (en la actualidad se 172 con la medina occidental. De hecho las enfermedades mentales eran reconocidas como “enfermedades del alma” o como el “mal de la risa” y no tuvo connotaciones negativas entre estos pueblos, sino más bien de genuina creatividad y hasta de poderes mágicos para el individuo que la poseyera. Las culturas precolombinas crían que la enfermedad mental como cualquier otro mal, era producida por un desequilibrio energético entre el sujeto, la Madre Tierra y el cosmos en general. Esta concepción vitalista de la vida en el universo determinó las diferentes terapéuticas empleadas por los chamanes (como el empleo de plantas y de ritos mágicos) que fundamentalmente buscaron restablecer dicho el orden energético (Sharon, 1980; Anzuares, 1983 y Lagarriga, 1988). La circulación de estos “saberes” terapéuticos se produjo gracias a las redes establecidas entre los chamanes de las zonas andinas y las regiones selváticas desde tiempos precolombinos y que en la actualidad aún se mantienen (Taussig, 1987; Pinzón, 1992 y Langebaek, 1996). Respecto a las concepciones o a las prácticas de la población esclava neogranadina sobre la enfermedad mental, cabe anotar que se mantuvieron, como sucedió con la mayoría de sus creencias, en el plano conoce como “músico-terapia”), los colores y los metales que los componían (como conductores y estabilizadores de las energías del cuerpo). En general, se cree que los giradiscos (de los cuales se conservan 15 en el Museo del Oro de Bogotá) podían inducir a las personas hacia la relajación, la autocuración y modificar sus estados de conciencia. (Benavides y Arango, 1990). También véase al respecto la entrevista efectuada por Labarta (1986) al doctor Benavides en la Revista Madrid Médico. de lo secreto o lo subterráneo ante la presión ejercida por las autoridades (civiles y eclesiásticas) sobre ésta /6. Sin embargo, las diferentes terapéuticas empleadas por los esclavos en la curación de las enfermedades, iban acompañadas de ritos mágicos que combinaban elementos de diferentes sistemas religiosos (como bantú, yoruba y católico). Este proceso sincrético de los esclavos neogranadinos fue un fenómeno sociocultural complejo, pues como lo asevera Navarrete (1995), los esclavos tuvieron que reestructurar elementos religiosos de varios sistemas (español, indígena y africano), en tanto que lograron conservar algunos de origen africano; es decir, esto mediante un proceso de “resistencia – acomodación”. Sabemos que la magia y en especial la brujería, fue una poderosa aliada de los esclavos neogranadinos a la hora de soportar su estado de in defección e impotencia frente a la sociedad esclavista; práctica 6 Por ejemplo, la santería se configuró como un sistema terapéutico y religioso oculto de la mirada maniquea de las autoridades y de los propietarios de esclavos (sobre todo en países como Cuba y Brasil) durante el periodo colonial. Por tal motivo, es sólo hasta la década de los 80 del siglo XX que este sistema hizo su arribo a nuestro país. De acuerdo con los estudiosos de la santería, los kariochas o santeros tras haber superado los distintos “rituales de paso” (Iyabó, Babalocha, Oriaté y Balalao), conseguían la facultad de conjurar las enfermedades mediante los poderes de los diversos orichas o dioses: Olodumare, Olofi, Olorún, Elegguá, Obatalá, Changó, Ochosí, Oggún, Osun, Yemayá, Obatalá, Osun, Babalu ayé y Osaín. En el caso de la enfermedad mental, los sacerdotes santeros creían que era producto del enfrentamiento desatado entre Obatalá y Osun que se manifestaba en el cuerpo y la mente de una persona. Entonces, la terapéutica empleada por los kariochas consistía en que el enfermo o sus familiares dieran ofrendas o sacrificios (de animales como cabras o aves) a los orichas en discordia, con el fin de mitigar su ira o malestar (Bastide, 1969; Klein, 1986; Reis y Dos Santos, 1996; y Uribe, 2003). 173 que terminó perpetuándose en muchas comunidades negras del continente americano (Price, 1973; Bastide, 1977; Bowser,. 1977; Taussig, 1979; Friedemann, 1993; y Díaz, 2001, 2009). De otro lado, durante todo el periodo colonial no se estableció ningún manicomio u hospital para enajenados mentales en el Nuevo Reino de Granada, por el contrario, éstos “eran recluidos en celdas especiales, o en los hospitales de las ciudades que los tenían, y si no en las cárceles, a falta de instituciones hospitalarias” (Rosselli, 1987: 145). Esa indeterminación se mantuvo hasta bien entrada la era republicana; y aunque la creación del primer servicio de enajenados en 1759 en el hospital San Juan de Dios de Bogotá, se considera como el referente original de los frenocomios y asilos del país; la especificidad, reflejada en instalaciones adecuadas y una conciencia médica, no cuajaría realmente sino hasta las primeras décadas del siglo XX. En el Derecho Indiano (contenido en la Recopilación de las Indias), que fueron las disposiciones jurídicas contempladas en 1680 para las colonias españolas en América, no se contemplaron mediadas de ningún tipo (caritativas o punitivas) hacia los enfermos mentales o respecto a la población desvalida o pobre (enfermos, valetudinarios, menores expósitos, mujeres de dudosa reputación , mendigos y vagabundos) /7, a un 7 El Derecho Indiano estuvo destinado más a regular la vida político administrativa de las colonias españolas en el Nuevo Mundo y a frenar los excesos de poder de los encomenderos con relación a la población indígena. Sin embargo, estas disposiciones no tuvieron mayor alcance, puesto que las necesidades e intereses de los gobernantes cuando en España ya se habían puesto en práctica ciertas medidas de “asistencia” y “caridad cristiana” frente a esta problemática social /8. Más adelante, los reformadores borbónicos que orientaron todo el proceso en España y la América Colonial a fines del siglo XVIII y las primeras décadas del siglo XIX (con base en los planteamientos de autores como Jovellanos, Ward, Cabarrús y los condes de Floridablanca y Campomanes) encontraron en la pobreza un “asunto de policía” y empezaron a darle un nuevo tratamiento. Por esta razón, otorgan a la miseria un estatuto absolutamente diferente, en el cual los miserables y el mundo de la miseria en general no eran concebidos como un asunto solamente religioso que tocara exclusivamente con la caridad cristina, sino que se trataba de un problema que atentaba contra la “pública utilidad” (Martínez, 1984 y Rodríguez, 2007). Las prácticas de policía se orientaban a controlar la ociosidad o la vagancia y todo lo que generaba pobreza en términos de gobierno de la población. Además de las medidas de orden práctico como los censos de mendigos y enfermos (entre estos los “locos”), su reclusión en hospitales, la fundación de casas de misericordia, casas de niños ibéricos en tierras Americanas (virreyes, oidores, fiscales, gobernadores, alcaldes, entre otros) respondieron a otras realidades jurídicas y sociales (locales o provinciales); apelando a un nuevo sistema que algunos autores han denominado derecho indiano criollo (García, 2003). 8 Por ejemplo, la práctica de recoger a los pobres y menesterosos en hospicios, al tiempo que ocuparlos en oficios benéficos para el Estado y el “público bien”, habían sido planteados en los tratados de Juan Luís Vives (Tratado del socorro de los pobres. Valencia: Prometeo, (1526) 1914?) y de Miguel Giginta (Tratado de remedio de pobres. Barcelona: Ariel, (1579) 2000. 174 expósitos, licencias para mendigar o las penas de flagelación y expulsión para ociosos y mendigos disfrazados, aparecen aparejadas también propuestas y planes de solución sobre el pauperismo. Por ejemplo, Ward vio en el trabajo de los pobres peninsulares y de la América española una forma de aumentar la “opulencia” y “prosperidad” del Estado, “al emplear en fábricas un millón de gentes, que hoy viven sin ocupación alguna, toda su ganancia es un nuevo aumento á la riqueza de la Nación sacado de la nada; esto es, del tiempo que gastan hoy los holgazanes en la inacción, ociosidad, vagabundería y mendicidad” (1782: 96). Aún cuando la caridad para Ward era “la reina de las virtudes”, si no se dirigía bien, fomentaba la ociosidad de la población y por tanto, la policía estaba en la obligación de hacer trabajar a los pobres. Durante el gobierno del virrey Guirior (1772-1776) las prácticas de recogimiento de pobres se llevaron a cabo por una lado, porque era un “acto de caridad que dictan la religión y la naturaleza para socorro de la humanidad desvalida y por el otro, con el objeto de “separar los muchos holgazanes que con el disfraz de mendigos cometen excesos y gravan la República” (Colmenares, 1989: 311). Por tal motivo, se adicionó una sección nueva al Hospicio de Santafé para alojar a los varones (enfermos, desvalidos o mendigos) durante este periodo y se mantuvo la sección antigua del establecimiento para “mujeres públicas” o “casadas mal avenidas” y niños expósitos que se había establecido en 1642. De este modo, el virreinato únicamente contaba con este hospicio (puesto que el de Popayán dejó de funcionar a medidos del siglo XVIII) para alojar a este variopinto e “indeseable” sector de la sociedad; tornándose en un problema apremiante para las autoridades virreinales hacia finales del periodo colonial, como puede apreciarse en las Relaciones e informes de los gobernadores de la Nueva Granada (Colmenares, 1989). A lo sumo, las posiciones frente a la locura que convivieron en las postrimerías del periodo colonial, se materializaron en: la asistencia fundamentada en la caridad cristiana brindada por los Hermanos de San Juan de Dios; la herencia de la prácticas médicas indígenas y africanas fusionadas con algunas concepciones médicas o creencias populares españolas, representadas a su turno por los curanderos y médicos; las disposiciones gubernamentales y eclesiásticas que procuraron mantener el buen funcionamiento de la sociedad marcha que los locos ensombrecían-; y un primer asomo de pensamiento médico-científico sobre las enfermedades mentales, representado por José Celestino Mutis “quién en su escrito Sobre los hipocondríacos (1773) defiende el origen médico de la enfermedad mental, sus causas específicas y psicológicas, acordes claro está con la medicina de la Ilustración” (Rosselli, 1968: 126). Sin embargo, debe anotarse que en los más de tres siglos de colonización, el modelo de representación social (tanto médico como popular) que poseían los español sobre la enfermedad mental, se impuso sobre los esquemas de los demás grupos étnicos neogranadinos subalternizados y terminó 175 objetivándose por dos vías: la primera, bajo la forma de valores morales e ideológicos impartidos a la sociedad de los principales centros de provincia del virreinato, pues la enfermedad mental fue estigmatizada de manera negativa por parte de la Iglesia Católica y avalada a su vez por los mismos médicos, al considerársele un castigo providencial por todos aquellos abusos típicos de una vida licenciosa e inmoral; y la segunda, como una práctica de exclusión y de segregación legitimada por el Estado, el cual dispuso a los grupos de milicianos y a las reales fuerzas para que confinaran no sólo a los dementes sino a todo mendigo, desvalido u ocioso en los diferentes hospicios, hospitales y cárceles. Esta política de higienización ya se había cristalizado o anclado en Europa hacia finales del siglo XVIII, momento en el cual los centros metropolitanos del capitalismo mundial instauraron el nuevo régimen (democrático) y la sociedad burguesa (“sociedad de control”) se obsesionó por establecer un mundo libre de los humores pútridos y viciados, a la vez que librarlo de los desórdenes que el pueblo pudiera protagonizar (Foucault, 1996). 3. PERIODO REPUBLICANO: El inicio de la época republicana encuentra a Colombia en la oscuridad en materia de conocimiento psiquiátrico. El internamiento apenas se vislumbraba como una necesidad y la locura estaba fuertemente ligada a la miseria, al menos en cuanto al tratamiento y la valoración que recibía. Esa equiparación fue precisamente la que propició el planteamiento de la separación de la sociedad entre los habitantes perniciosos al “público bien” y los que le apostaban a la prosperidad del Estado y a la “pública felicidad”. Con esta certidumbre, el internamiento se perfiló como una empresa y una institución, al ser percibida la locura como la consecuencia de una vida licenciosa e inmoral. José Félix Merizalde, una de las figuras médicas más representativas del siglo XIX, consideraba por ejemplo como causales de los desarreglos mentales, los problemas de índole moral (sentimientos, vicios, pasiones) y ambiental (clima, sociedad, alimentación). Para este personaje, prácticamente la aparición de un desorden nervioso era “la consecuencia de los excesos (alimenticios, alcohólicos, sexuales, pasionales), de [ahí] su severidad en condenar los vicios y en predicar la frugalidad y la higiene, ya que patología venía a confundirse, en su concepción, casi con inmoralidad y salud con virtud” (Rosselli, 1987: 151). El inconveniente de esta posición doctrinaria se hizo manifiesta en que, asociando el concepto de enfermedad mental con el vicio o exceso, trajo consigo la condenación de la psicosis y la censura o el desprecio social. En ese contexto la terapéutica se inclinó por la coerción física y el encierro se convirtió en la práctica más difundida. No obstante, cierta especialización y especificidad del confinamiento, solamente se vislumbraría hasta finales del siglo XIX y principios del XX, con la creación de unos cuantos hospitales y el interés despertado en algunos médicos por la ciencia psiquiátrica; proceso en el que Europa nos aventajaba en casi dos 176 siglos (Foucault, 1972, 1977) /9. En otras palabras, ni siquiera la práctica del encierro constituyó una especialidad, sino que en sus inicios fue más bien un anexo de ciertas políticas de control y de organización social. Consecuencia de esa censura, los locos cayeron en el mismo saco que los enfermos contagiosos y en 1835, el gobernador de Cundinamarca decretó su aislamiento en los hospitales. Así, la enfermedad mental y la mendicidad se convirtieron en una problemática de sanidad y seguridad pública; conduciendo irrevocablemente a que esta dupla de “indeseados” fuesen presa “de acciones de policía para recluirlos y exiliarlos”, siendo el encierro la forma “más conveniente” de “separar de la sociedad a los que por sus enfermedades y minusvalías amenazaban la salud de sus vecinos” (Restrepo, texto inédito: 2.). Reflejo irrebatible de aquella concepción negativa de la locura en la época fue a su vez otro decreto promulgado en 1845, el cual ordenaba a las autoridades impedir que anduviesen “por las plazas, calles y caminos públicos, locos o personas furiosas; y que nadie tenga en los mismos lugares animales feroces, venenosos o dañinos” (De Pombo, 1845: 77). La animalización del enfermo mental contemplado en este decreto muestra el grado de temor y de repulsión que despertaba en la sociedad en general el enfermo mental, 9 Durante el Renacimiento en Occidente y sobre todo, a partir de la Ilustración (con la aparición de las ciencias positivas), las enfermedades en general fueron ordenadas en familias, géneros y especies. Por ejemplo, las patologías mentales se encontraban tipificadas de la siguiente manera: Delirios, melancolías, manías, histerias e hipocondrías. máxime cuando la misma disposición contemplaba que los locos fuesen conducidos de inmediato a los hospitales y establecimientos de caridad, mientras sobre los animales a penas se lanzaba la vaga sugerencia de “tomar las precauciones necesarias”, en últimas haciendo más extrema la peligrosidad del loco que la del animal. Sin embargo, fue hasta el año de 1871 que se creo el Asilo de San Diego de Bogotá para indigentes, en donde progresivamente y ante la inexistencia de un establecimiento, se fueron acogiendo también a los dementes de la ciudad. Pero ante las precarias condiciones de hacinamiento e insalubridad, se construyeron algunas celdas para los enajenados mentales que iban ingresando, puesto que anteriormente eran mantenidos en “jaulas reducidas, oscuras i húmedas” (Barriga, 1871: 270). Aunque la Junta de Beneficencia del Estado Soberano de Cundinamarca tuvo la tentativa de construir un hospital para enfermos mentales, ésta no pudo llevarse a cabo hasta 1883 por las constantes necesidades económicas del Estado y por los obstáculos que impuso la guerra civil de 1980. Para este momento también se fundo en Bogotá un establecimiento para mujeres denominado la Casa de Locas (1874), en donde las pacientes tuvieron igualmente que sufrir todo tipo de vejaciones físicas y mentales, como puede constatarse en los diferentes reportes consignados en la Revista de la Beneficencia de Cundinamarca para este periodo. No obstante, debemos tener en cuenta que tras la imposición del modelo occidental de la enfermedad mental en 177 Colombia, los esquemas de representación del componente indígena y africano pervivieron no sólo en las llamadas “zonas fronterizas” donde la presencia simbólica o material del Estado era ínfima o nula (Escalante, 1954; McFarlane, 1997; Tovar, 1992; Kuethe, 1993; y Múnera, 1998), sino que ahora cobraban fuerza y sentido en la mente de los colonos mestizos ubicados en los principales centros administrativos del país, quienes ante la imposibilidad de acceder a un médico con formación académica de tipo occidental, optaron por recurrir a la medicina tradicional. Es decir, que aparte de establecerse una dependencia mutua entre los distintos grupos étnicos nacionales respecto a las prácticas médicas de la enfermedad mental (Ramírez, 1996/1997: 173), se reorientaban o establecían nuevas rutinas sociales, que según Kaplan (1995), podría interpretarse como un esfuerzo de “prácticas consolidatorias” entre colonizadores y colonizados que buscaron saldar definitivamente las contiendas existentes. Durante el periodo republicano las diferentes terapéuticas folclóricas o tradicionales (indígenas, afrodescendientes y mestizas) demostraron su flexibilidad y permisividad con relación a los procesos de fusión e imbricación (Gutiérrez 1985, Pinzón y Suárez 1991). Sin embargo, la yuxtaposición entre “conocimiento científico” y “creencia popular” establecida por la esfera académica hacia finales del siglo XIX, la cual se mantuvo hasta el último tercio del siglo XX, coadyuvó a desvirtuar aún más las prácticas y las concepciones de la medicina tradicional, ponderando la una sobre la otra y de esta forma, es que se establece toda una estructura de relaciones de poder. Así, el esquema de la medicina psiquiátrica terminó imponiéndose respecto a los modelos existentes de representación social de dicha enfermedad en el mundo occidental u occidentalizado (Good, 2003). 4. ARRIBO DE LA PSIQUIÁTRICA AL PAÍS: MEDICINA Colombia llegó a la era del exilio del alienado, cuando la desacralización de la mendicidad arrastró a la locura a su irrevocable condena y así, pues, todo sujeto ocioso e incapaz de integrarse al sistema social, fue estigmatizado con la marca de la represión y el castigo. El salto, si así se le puede llamar, que significó la creación de los primeros establecimientos manicomiales en nuestro país /10 y en América Latina 10 Para este periodo de tiempo se fundaron los siguientes establecimientos en Bogotá: Asilo de Locas (1874), Asilo de San Diego para varones (1883) y Hospital Neuropsiquiátrico (1968). Esto sin contar las diversas clínicas privadas que abrieron sus puertas en la capital del país hacia la segunda mitad del siglo XX. Los Hermanos Hospitalarios de San Juan de Dios fundaron a su vez las siguiente clínicas y hospitales mentales: Hospital San Rafael de Pasto (1932), Casa de Reposo de Chía (1935), Clínica del Perpetuo Socorro en Pasto (1949), Clínica de San Juan de Dios en Manizales (1953), Clínica de la Paz en Bogotá (1956), Clínica de la Inmaculada en Bogotá (1957), Residencias el Sagrado Corazón en Medellín (1960) y Residencias de San Juan de Dios en la Ceja (1963). En las demás capitales de departamento se produjeron otras fundaciones: Manicomio de Varones de Barranquilla (1933), Hospital Mental Rudesindo Soto de Cúcuta (1943), Clínica Nuestra Señora del Perpetuo Socorro en Pasto (1949), Hospital Psiquiátrico San Isidro en Cali (1944), Clínica los Ángeles en Medellín (1951), Clínica del Atlántico en Barranquilla (1952) y Hospital Mental de Antioquia (1958). 178 /11, no se tradujo en un mejoramiento súbito y sustancial de las condiciones materiales o psíquicas de la existencia de los “locos”. La dinámica del internamiento de la locura en Colombia fue un remedo del proceso experimentado por Europa. Mientras allí el encierro se argumentó como la lucha contra “el imperio de la sin razón” (Foucault, 1972, 1977); aquí se convirtió en una indiscriminada práctica de higiene social disfrazada de asistencia y filantropía (Rosselli, 1968). Así, el comportamiento de ciertos individuos o sectores de la población considerados como marginales, sobre todo en sociedades modernas o disciplinares como la europea, que escaparon o escapan a los patrones establecidos como los locos, vagabundos, pordioseros, mujeres solitarias, entre muchos otros, terminaron siendo excluidos o segregados socialmente. Pero también pudieron llegar a ser convertidos en chivos expiatorios que sirvieran a su vez como válvulas de escape de las presiones sociales generadas por determinados conflictos (Foucault, 1996). En Colombia este proceso fue más tortuoso y dilatado, pues a principios del siglo XX el encierro seguía formando parte de las políticas de asistencia social, antes que de una práctica clínica conciente (Rosselli, 11 A partir de esta fecha se percibe una proliferación de fundaciones de hospitales mentales en toda Latinoamérica, entre los que se cuentan: el Manicomio de Río de Janeiro: 1852, La Casa de Orestes, Santiago de Chile (1852), el Hospital de Lima (1863), el Manicomio Nacional de Uruguay (1880) y el Asilo de Quito (1887) (Rosselli, 1968). 1987). Por ejemplo, en 1913, una ley de la republica ordenó a la Facultad de Ciencias Naturales y Medicina de la Universidad Nacional, ensanchar su plan de estudios y crear la cátedra de medicina mental y nerviosa, junto a urología, ortopedia y cirugía infantil. Este hecho, aún cuando dentro de la historia de la psiquiatría se considera un hito importantísimo, no tuvo un impacto y una resonancia inmediata, pues la introducción de la psicoterapia científica y la orientación dinámica de la psiquiatría se pospondría hasta 1950 (Rosselli, 1968). El discurso de estos primeros estudios psiquiátricos estuvo fuertemente imbuido por las ideas de degeneración de la raza. Asimismo, cierto determinismo ambiental y una retórica moral frente al alcoholismo y el chichismo marcaron la pauta de su desarrollo. Todo este proceso trajo aparejado hacia mediados del siglo XX, la creación de institutos públicos y privados especializados en el tratamiento de la “locura” en Colombia y en general, en toda Latinoamérica. Empero, los avances médicopsiquiátricos del mundo occidental y occidentalizado no consiguieron superar la “inveterada” connotación esencialmente negativa de la locura para este momento y el sistema de higiene mental, más que curar estilizó y diversificó los mecanismos de anulación de los “locos”, eludiendo de esta forma el costo económico que supondría la rehabilitación cierta y efectiva de los enfermos (Herrera y Martínez, 1981 y Foucault, 1984). En el plano estrictamente jurídico encontramos que hacia la primera mitad del siglo XX en Colombia, las 179 disposiciones sobre los enfermos mentales “criminales” no sólo siguieron siendo de carácter punitivo, sino ambiguas con relación al tiempo de reclusión. Así, en el Código Penal de 1936 estipuló que las “medias de seguridad” para los “alienados” que cometieran delitos, fuese “la reclusión en un manicomio criminal o en una colonia agrícola especial”. Con relación a la “reclusión” estipulaba (en el capitulo II, art. 64) que ésta “subsistirá hasta que el enfermo o intoxicado deje de ser un peligro para la sociedad, pero en ningún caso podrá ser menos de dos años en el manicomio criminal, ni de un año en la colonia agrícola especial. Dicha reclusión no podrá cesar sino condicionalmente en virtud de decisión judicial, con audiencia del ministerio público y previo dictamen de peritos [las letras en negrilla son mías], que declaren desaparecido el peligroso de que el enfermo vuelva a causar daño (Código Penal Colombiano de 1936, 1942: 69). Es decir, que se estableció el tiempo mínimo de reclusión de un enfermo mental (de 1 a 2 años) en dichos establecimientos, pero el de salida era indeterminado o incierto y además la decisión de que saliera el “alienado criminal” recaía en primera instancia en las manos del perito (un psiquiatra). Si la decisión se encontraba mediada por el dictamen de este profesional, es indiscutible también que pudiera llegar a obrar en ciertas ocasiones de manera subjetiva (como cualquier ser humano) en dicha determinación. Además, no se contempló ningún tratamiento para los enfermos mentales criminales, más que el encierro y el trabajo. La “rehabilitación” (aunque no aparece esta palabra por ninguna parte del código) se limitó o consistió en que el enfermo no causara “peligro” o no volviera a “causar daño” Pero la situación jurídica y penal del enfermo mental en el plano regional o local no fue mejor. Por ejemplo, el Código de Policía de Boyacá de 1937 (y las ordenanzas números 32 de 1946 y 30 de 1963), contempló en su artículo 89 que los “alienados criminales” debían ser recluidos “en un manicomio hasta que el enfermo deje de ser un peligro para la sociedad, previo dictamen de peritos médicos” (1963: 21). Pero no sólo fue la ambigüedad del tiempo de reclusión de los enfermos mentales que “hubieren cometidos contravenciones”, sino la exclusión social que se impuso a los “enajenados mentales” en general (no criminales): “Artículo 366. El que sin licencia del respectivo alcalde reciba para su custodia o curación personas que se encuentren en estado de enajenación mental, incurre en una multa de diez a cien pesos ($ 10.00 a $ 100.00) (1963: 73). Para este efecto disponía la ley los manicomios y las casas de salud. El sistema jurídico colombiano apoyado por la ciencia médica (la psiquiatría y la psicología) fue adoptando conceptos como los de “locos furiosos”, pasando por los de “alienado criminal” o “sujetos exentos de responsabilidad penal”, hasta acoger el de “inimputabilidad”. Este último concepto aparece por ejemplo en el Código Penal Colombiano de 1980, el cual permitió discriminar entre las personas que no tuvieren “la capacidad de comprender su ilicitud [de un hecho punible] o de determinarse de acuerdo con esa comprensión, por inmadurez sicológica o trastorno mental {C.P.P., 608}”. Con 180 relación a los enfermos mentales que hubiesen incurrido en algún delito también se hizo la distinción entre las supuestas y las reales patologías mentales que pudieran padecer (trastorno mental preordenado, trastorno mental transitorio y permanente). Sin embargo, al “inimputable por enfermedad mental permanente, se le impondrá medida de internación en establecimiento psiquiátrico o clínica adecuada, de carácter oficial, en donde será sometido al tratamiento científico que corresponda. Esta medida tendrá un mínimo de 2 (dos) años de duración y un máximo indeterminado [las letras en negrilla son mías]. Se suspenderá condicionalmente cuando se establezca que la persona ha recuperado su normalidad síquica {C.P.P., 617}” (Código Penal Colombiano de 1980, 1987: 24). Como podemos apreciar la ambigüedad respecto al tiempo de internación del enfermo se mantuvo de forma literal (“indeterminado”) y el dictamen de recuperación del mismo, sujeto al criterio del establecimiento psiquiátrico. La gradual adopción del concepto de inimputabilidad en la legislación colombiana supuso un cambio sustancial en el trato penal de los enfermos mentales acusados de cometer algún delito, que trajo consigo también un cambio en la concepción social sobre esta población (Rojas, 2004). De este modo, el Código Penal colombiano del año 2000, en consonancia con la Carta Política del 1991, incorporó al concepto de inimputabliidad el componente de “diversidad sociocultural” y se mantuvieron los de “inmadurez sicológica” y “trastorno mental”. También el tiempo de internamiento de las personas con “trastorno mental permanente” que incurrieron en un hecho punible y dejó de ser ambiguo y se incluyó un tratamiento médico acorde a las necesidades de cada paciente: ARTÍCULO 70. INTERACCIÓN PARA INIMPUTABLE POR TRASTORNO MENTAL PERMANENTE. Al inimputable por trastorno mental permanente, se le impondrá medida de internación en establecimiento psiquiátrico, clínica o institución adecuada de carácter oficial o privado, en donde se le prestará la atención especializada que requiera. Esta medida tendrá un máximo de duración de veinte (20) años y el mínimo aplicable dependerá de las necesidades de tratamiento en cada caso concreto. Cuando se establezca que la persona se encuentra mentalmente rehabilitada cesará la medida. Habrá lugar a la suspensión condicional de la medida cuando se establezca que la persona se encuentra en condiciones de adaptarse al medio social en donde se desenvolverá su vida. Igualmente procederá la suspensión cuando la persona sea susceptible de ser tratada ambulatoriamente. En ningún caso el término señalado para el cumplimiento de la medida podrá exceder el máximo fijado para la pena privativa de la libertad del 181 respectivo delito (Código Penal colombiano del año 2000: 21) Cabe anotar que el cambio de la situación jurídica del enfermo mental (y en general con las personas inimputables) producido en los últimos 20 años en Colombia, no sólo estuvo inspirado por la ciencia médica o el derecho (nacional e internacional), sino también por los aportes efectuados desde las ciencias sociales (las cuales abogaron por un trato más humano e incluyente del enfermo mental criminal y no criminal) como veremos a continuación. 5. MEDICINA PSIQUIATRÍA TRADICIONAL VS El debate sobre la enfermedad mental en Europa, Norte y Sur América durante la década de los ochenta del pasado siglo, tomó otros visos y rumbos, puesto que algunos científicos sociales se dieron a la tarea de reconciliar las posiciones polarizadas entre la psiquiatría biológica y el movimiento antipsiquiátrico (compuesto en su mayoría por humanistas); abogando por la validez de las prácticas y conocimientos tanto del campo de la medicina académica u oficial, como por los diversos “saberes” y prácticas de la medicina tradicional o folk. Así, Kleinman, antropólogo médico, quien en consonancia con Geertz y la misma fenomenología norteamericana (Meter y Luckmann, 1968), sostuvo que tanto la biomedicina como la medicina folk, debían interpretarse en contextos culturales concretos (Comelles y Martínez 1993), en tanto que el movimiento antipsiquiátrico compuesto por científicos sociales como Foucault o Good, empezó a ceder en su “fundamentalismo teórico” y reconoció algunos postulados y conceptos de la psiquiatría biológica o clínica y viceversa (Herrera y Martínez, 1981 y Uribe, 2001)/12 En Colombia, el estudio de Pinzón y de Suárez (1992) demostró que la red de curanderos de la ciudad de Bogotá en las últimas dos décadas, al igual que la mayoría de los diversos grupos o comunidades identitarias de la capital, ha aumentado en número y en multiplicidad de expresiones culturales ante el recrudecimiento del conflicto interno armado (propiciando el desplazamiento forzado de poblaciones negras, indígenas y campesinas hacia ésta y los demás centros urbanos del país) (Ortiz, 1991; Rangel, 1999; Perea, 2000; y Cubides, 2004), al tiempo que ha sido perseguida o condicionada su actividad curanderil por las mismas 12 Las obras producidas únicamente en el campo humanista e inscritas en dicho debate, las podemos clasificar en obras de carácter médico-psiquiátrico y estudios relacionados con la medicina tradicional o folclórica. Entre las investigaciones del primer grupo, cabe destacar al mismo Foucault (1972, 1977, 1984 y 1996), Good (1997 y 2003), Postel y Quètel (1987) y Porter (2003) y del segundo, los estudios de Sharon (1980), Anzures (1983) y Farmer (2002).Con esta división lo que se pretende es dar una visión general de las dos formas de medicina, que con el devenir del tiempo, han constituido nuestro acervo cultural, la medicina folclórica y la medicina clínica. Con relación a Colombia, es evidente la falta de estudios en las ciencias sociales sobre la enfermedad mental en Colombia, tanto en el campo de la medicina académica como en el de la medicina tradicional. A pesar de que el problema ha sido mencionado en varios trabajos, aparece generalmente de forma tangencial y en función de otros temas e intereses intelectuales (como las investigaciones de Rosselli, 1968, 1987 o Herrera y Martínez, 1981). Sólo unos pocos investigadores lo abordan de manera directa y crítica (este es el caso de Gutiérrez 1961,1985; Taussig 1987; Uribe 1998, 1999, 2001, 2003; Pinzón y Suárez 1988, 1990, 1991, 1992). 182 políticas capitalistas implementadas en nuestro país (Pinzón y Suárez, 1992). De igual manera, Uribe (1999) constató el fuerte arraigo de la medicina tradicional en nuestro país, pero también estableció el tratamiento psiquiátrico en algunos pacientes no sólo puede ser ineficaz, sino que puede aumentar las contradicciones existenciales de los mismos al no tener en cuenta las particularidades sociohistóricas y culturales de cada paciente (Uribe, 2001). Empero, el sufrimiento y las contradicciones existenciales que experimentan los pacientes internados en hospitales psiquiátricos no es exclusiva de los países llamados “tercer mundistas” o “periféricos”, sino también de los mismos países desarrollados. Así, en un estudio realizado por la Organización Mundial de la Salud en 1976 sobre la esquizofrenia, en países tanto en vía de desarrollo (Nigeria e India) como desarrollados (Dinamarca), demostró que más del cincuenta por ciento de los enfermos pertenecientes a las naciones del primer grupo, consiguieron recuperarse de dicha enfermedad hasta la fecha considerada como incurable. Estos pacientes no aceptaron en ningún momento que pudieran padecer tal enfermedad y al contrario, creyeron que la fuente de su malestar se asociaba con los artificios brujeriles. Mientras que los pacientes de origen europeo (los cuales si creían en la nosología occidental de las enfermedades mentales) tan sólo un ocho por ciento de éstos comporto mejoría, pero no se curaron de su padecimiento. Veinte años después que la Organización Mundial de la Salud consideró que los pronósticos sobre las esquizofrenias debían estar sujetos a las particularidades sociohistóricas y culturales de cada sujeto, pues éstos varían enormemente de un paciente a otro (Good, 1997) /13. De acuerdo con los planteamientos hechos por Levi-Strauss (1967), la reciprocidad cognitiva o el consenso creado entre el chaman y su comunidad sobre el origen, clasificación, diagnóstico y tratamiento de las enfermedades, es decisiva a la hora de la curación de las diversas padecimientos (físicos, mentales o espirituales). De este modo, durante el tratamiento terapéutico opera la eficacia simbólica ya sea por sugestión o persuasión, la cual encuentra su explicación en los propios patrones socioculturales de la comunidad. En consonancia con lo anterior, Pinzón y Suárez en la primera fase de su investigación etnográfica, la cual se llevó a cabo por 15 hospitales psiquiátricos bogotanos (de 1973 a 13 El informe de la Organización Mundial de la Salud sobre salud mental del año 2004, que es la estadística más reciente publicada por la organización, sostiene que aproximadamente 154 millones de personas en el mundo sufren de depresión y que otros 25 millones de habitantes del globo padecen de esquizofrenia (OMS, 2004). En Colombia el estudio realizado por el Ministerio de la Protección Social con el apoyo del Consejo Nacional de Seguridad Social en Salud, durante los años 2003 y 2004, demostró que de 4.544 adultos (entre los 18 y 65 años de edad y pertenecientes a diferentes estratos socioeconómicos), un 40% de éstos tuvo algún trastorno emocional y del comportamiento en un momento determinado de su vida. El 19% sufrió algún trastorno de ansiedad, el 15% experimentó trastornos de tipo afectivo (diferentes tipos de depresión ó trastorno afectivo bipolar) y el 10% ha sufrido trastornos por uso de sustancias por algún lapso de tiempo. De esta manera, en los hombres el trastorno más común es el abuso del alcohol y en las mujeres el más frecuente es la depresión mayor (MPS 2005). 183 1976), constataron que el treinta y dos por ciento de los pacientes entrevistados manifestaron “estar embrujados”, en tanto que en la segunda fase del estudio (de 1976 a 1979), desarrollada a través de una extensa red de curanderos (compuesta por 70 modalidades distintas de curanderismo) radicados en la misma capital, arrojó el resultado de que un sesenta por ciento de la red curanderil era de origen boyacense. Pero el argumento de fondo radica en las transformaciones que los “saberes” de la “cultura campesina” boyacense comportan a la hora de enfrentarse a la sociedad capitalina, puesto “la lucha entre las culturas no-occidentales y las occidentales, es una verdadera lucha biopolítica [en donde] las trasformaciones culturales impuestas apuntan a dominar y a someter el ser biológico del dominado, destruyéndole su cuerpo cultural” (Pinzón y Suárez, 1992). En efecto, la destrucción del cuerpo cultural es el objetivo primordial de los centros del capitalismo, pero ¿bajo qué forma?, mediante la implantación de las políticas de “reajuste” neoliberales y los efectos de la globalización, pues desarticulan e inhiben a los movimientos sociales en su participación en política cultural (Appadurai, 1993; García, 1990; Álvarez, Dagnino y Escobar, 2001). De este modo, el gobierno nacional al adoptar decididamente el modelo neoliberal tras las exigencias de los organismos internacionales capitalistas (Banco Mundial, Fondo Monetario Internacional y Organización Mundial de la Salud), así como de los ideólogos del sistema, han causado el desmantelamiento progresivo del Estado de Bienestar; privatizando tanto los bienes y servicios de la nación como dando carta blanca al capital transnacional para que exploten a su antojo la mano de obra y los recursos naturales del país (Huertas, 1998) /14. Empero, con la “reestructuración” del sistema de salud (al sancionarse la Ley 100 de 1993) la medicina tradicional ahora tendrá que enfrentar nuevos retos, pues dicha reforma busca ante todo privilegiar a las grandes trasnacionales farmacéuticas y a las 14 Para Bhabha (2002), el discurso colonial se ha configurado ante todo en un aparato de poder que busca no sólo sujetar de múltiples maneras (socioeconómica y políticamente) a la otredad, sino que a su vez se ha encargado de caracterizarla o representarla de forma negativa (inferior en el plano tanto histórico-cultural como racial) y esto gracias a su “mayor estrategia discursiva”: el estereotipo, el cual, se repite ansiosamente a la vez que se mantiene fijo “en su lugar”. No obstante, Bhabha reconoce que el discurso colonial es ambivalente, pues el poder hegemónico no logra poseer totalmente al colonizado y por estas fisuras o espacios es que se filtra el discurso antitético o contrahegemónico de la otredad. Sin embargo, Álvarez, Dagnino y Escobar, sostienen que no sólo la esfera académica ha mantenido una actitud crítica con relación a la cultura política de las elites nacionales y metropolitanas en América Latina, sino que a su vez los diferentes movimientos sociales han diseñado al tiempo que direccionado la política cultural, independientemente de su éxito, en los países del subcontinente (2001). Michel de Certeau por su lado, en La invención de lo cotidiano, nos muestra cómo la cultura popular no sólo es víctima o se encuentra atravesada por los distintos poderes institucionales (sociopolíticos y económicos), como sucede en la obra de Foucault, sino que ésta a su vez se encuentra reinterpretado o metaforizando el orden hegemónico, al tiempo que es capaz de demarcar una trayectoria propia; valiéndose de sus diversas tácticas (la rebelión, la resistencia, la retórica, entre otras) frente a las estrategias del Estado (1996) Así, el curanderismo como modalidad médica alternativa diseminada por todo el país, también ha mantenido a lo largo de su historia, como hemos visto, múltiples tácticas para resistir la arremetida del gobierno, la iglesia judeocristiana (en especial de la católica) y la medicina o la psiquiatría (amparada por el sistema de salud nacional). 184 entidades particulares (EPS) como prestadoras oficiales del servicio de salud, sin mencionar el impacto y las desigualdades sociales que este proceso de privatización de las redes de salud pública acarrea para la sociedad colombiana (Abadía, 2004) y latinoamericana en general (Iriart, Merhy y Waitzkin, 2000). Podría asumirse: por un lado, que la mercantilización y los grandes monopolios del sistema de salud sacarán del mercado a las pequeñas empresas prestadoras de salud u otras ofertas terapéuticas (como la medicina alternativa o tradicional) y por el otro; que las entidades oficiales de salud sujetas a las mismas políticas neoliberales de “costo-efectividad”, pese a que intentan construir una imagen de eficiencia y de calidad ante los usuarios, empiezan también a quedar en evidencia ciertas falencias y desventajas del servicio. Sin lugar a dudas, esta última posibilidad visibiliza y beneficia a los médicos independientes (académicos, alternativos y tradicionales), los cuales pueden “competir” con las grandes empresas prestadores del servicio de salud (privadas o públicas), ofreciendo un servicio eficiente y sobre todo, humano o digno. 6. CONCLUSIONES: Hemos podido apreciar cómo el modelo de representación de la enfermedad mental de los conquistadores, fue paulatinamente imponiéndose a la vez que imbricando con los esquemas de representación indígenas, africanos y finalmente, con el de la nueva población mestiza. Sin embargo, todo el cúmulo de prácticas y de concepciones (mágico-religiosas) de la medicina tradicional de dichos grupos étnicos, consiguió pervivir con la terapéutica (popular, religiosa y médica) traída por los colonizadores, pese a la persecución sistemática emprendida por las autoridades (civiles y eclesiásticas). Asimismo, para este periodo y sobre todo, a partir del siglo XIX, se fueron delineando en nuestro país ciertas políticas estatales de recogimiento y confinamiento sistemático de los elementos sociales indeseados (entre estos los “locos”), que encontraron respaldo a su vez en la ciencia médica y en el sistema jurídico. Hacia el final del periodo republicano en Colombia, la medicina académica empezó a separarse de las connotaciones mágico-religiosas de la enfermedad mental (aportadas principalmente por la Iglesia Católica) y paulatinamente, fue estilizando y diversificando los mecanismos de anulación del enfermo mental. Con relación al trato jurídico de los enfermos mentales en general, sustentado en buena medida por la psiquiatría, debe anotarse que no fue distinto al condenar a este sector de la población a la exclusión social (en el caso de los no criminales) y al encierro indeterminado (para los criminales). Únicamente hacia el final del siglo XX, las disposiciones estatales y jurídicas estipularon un cambio sustancial en el trato penal de los enfermos (el tiempo de reclusión dejó de ser ambiguo), en tanto que establecieron una rehabilitación mental acorde a la necesidades clínicas de cada individuo. Empero, el debate entre el movimiento antipsiquiátrico y la psiquiatría biológica aportó valiosos elementos en la comprensión (en el plano 185 internacional y nacional) tanto del mundo vital de cada paciente, como de las distintas patologías mentales de la enfermedad. Sin embargo, el sistema de salud mental colombiano aún no tiene en cuenta las particularidades sociohistóricas y culturales de los pacientes (Uribe, 1999), al tiempo que sigue subestimando y marginando las distintas terapéuticas empleadas por la medicina tradicional sobre las enfermedades del alma (Pinzón y Suárez, 1992 y Uribe, 2003). 7. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS 7.1. FUENTES INSTITUCIONALES -BARRIGA, Julio. (1871). “Asilo de Indigentes: visita del Gobernador del Estado, Bogotá, 30 de septiembre de 1871”. En Revista de los Establecimientos de Beneficencia. Bogotá: Año 1, No. 17 (dic), pp. 270273. -Código Penal. Ley 599 DE (2000). Bogotá: Doctrina y Ley. -DE POMBO, Lino (1845). Recopilación de leyes de la Nueva Granada. 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Madrid: Joaquín Ibarra, tercera impresión. 191 EL DERECHO HUMANO AL AGUA Y LAS GARANTÍAS PARA SU REALIZACIÓN THE HUMAN RIGHT TO WATER AND GUARANTEES FOR CREATION Alfonso Daza González* Fecha de recepción: 15-10-2009 Fecha de aprobación: 28-11-2009 RESUMEN** El derecho al agua ha sido reconocido por la comunidad internacional como un derecho humano autónomo dada su importancia para la efectividad de derechos como la vida en condiciones dignas y el disfrute del más alto nivel posible de salud, de forma complementaria a su comprensión como un derecho social, esencial para el desarrollo económico, social y ecológico de las sociedades. En atención a dicho reconocimiento, en el ámbito internacional se han definido los elementos de su contenido esencial y las respectivas obligaciones de los Estados para garantizarlo. Cuando estas obligaciones son incumplidas el sistema de garantías se activa, en especial el papel del juez como garante de los derechos sociales. A dichas garantías se suman las garantías políticas, la intervención del ombudsman y la participación social como factores que ** * Mg. en Derecho Penal y Criminología. Candidato a Doctor en Derecho, Investigador Universidad Santo Tomás Seccional Tunja. Email: [email protected] Articulo de investigación vinculado a la línea de investigación en Derecho penal, procesal penal y derecho humanos del Centro de Investigaciones Socio- jurídicas de la Facultad de Derecho, Universidad Santo Tomás seccional Tunja. Desarrollado con ocasión del Máster en Derechos Humanos, Estado de Derecho y Democracia en Iberoamérica, en el marco del Programa Regional de Apoyo a las Defensorías del Pueblo en Iberoamérica. 192 potencian el sistema en su conjunto. En este ensayo se demostrará que aun el amplio reconocimiento del derecho al agua en el bloque de constitucionalidad no ha conseguido proveer de agua a la población en términos de calidad y cobertura, y que dicha carencia puede suplirse a partir del esfuerzo conjunto de ciertas garantías. PALABRAS CLAVE Derecho al agua, bloque de constitucionalidad, garantías de protección, activismo judicial, participación social. ABSTRACT The right to water has been recognized by the international community as an autonomous human right given its importance to the effectiveness of rights as a dignified life and the enjoyment of the highest attainable standard of health, in addition to its understanding as a right social, essential to the economic, social and ecological development of societies. In response to such recognition, in the international arena, the elements of its substance had been defined, as well as the respective obligations of the States to ensure its compliance. When these obligations are breached the system of guarantees activates, especially the judge's role as guarantor of social rights. To such guarantees it must be added the political guarantees, the ombudsman intervention and the social participation as factors that enhances the system itself. This essay will demonstrate that even the broad recognition of water rights in the constitutionality block has failed to provide water to the population in terms of quality and coverage, and that such failure can be compensated from the effort of certain guarantees. KEY WORDS Right to water, block of constitutionality, guarantees of protection, judicial activism, social participation. 1. INTRODUCCIÓN El derecho al agua es un derecho humano, un derecho fundamental y un derecho social, necesario e imprescindible para el goce de otros bienes esenciales como la vida y la salud. Su reconocimiento, protección y garantías son obligaciones cardinales de los Estados, dada la importancia del recurso para el mantenimiento, desarrollo y bienestar de las sociedades. Desde tiempos inmemoriales el agua ha estado ligada al nacimiento de los pueblos y las civilizaciones. Su aprovechamiento ha permitido la satisfacción de las necesidades humanas de alimentación e higiene, el florecimiento de las actividades agrícolas e industriales y el progreso de la economía y el comercio. En la actualidad, si bien el esfuerzo de la humanidad ha conseguido una fundamentación científica y jurídica suficientemente amplia del recurso vital, el mundo 193 enfrenta la mayor crisis hídrica de la historia (VANDANA, SHIVA. Las guerras de agua: contaminación, privatización y negocio, trad. de ISABEL BERMEJO, Barcelona, IcariaAntrazyt, Serie Ecología, 2004, p. 17)1. Colombia, lamentablemente, no es ajena a esta problemática. Estudios recientes han indicado que las reservas hídricas nacionales han descendido de forma considerable2, lo que por supuesto ha incidido en el desarrollo nacional. Aunado a ello, las políticas de prestación de los servicios de agua potable y saneamiento no han alcanzado los niveles suficientes de calidad y cobertura exigidos por la ley. Todo ello ha provocado la preocupación de diversos sectores sociales, incluida la comunidad académica, que han unido esfuerzos en la búsqueda de soluciones adecuadas y efectivas a dicha problemática. En este panorama, ha cobrado una importancia vital el estudio y análisis de los tratados internacionales de 1 “La crisis del agua es la faceta más extendida, más grave, y más imperceptible de la devastación ecológica de la tierra. En 1998, 28 países padecían escasez de agua. Se prevé que en el 2025 esta cifra se elevará a 56 países. Según las previsiones, el número de personas que no dispone de agua suficiente aumentará de 131 millones a 817 millones entre 1990 y 2025”. 2 INSTITUTO DE HIDROLOGÍA, METEOROLOGÍA Y ESTUDIOS AMBIENTALES. Estudio nacional del agua, Bogotá, D.C, IDEAM, 2000, p. 38. “Según los resultados de este estudio, de no tomarse medidas de conservación y manejo adecuadas, para 2015 y 2025, respectivamente el 66% y el 69% de los colombianos podrían estar en riesgo alto de desabastecimiento en condiciones hidrológicas secas”. derechos humanos – convencionales y no convencionales– que incorporan el recurso en sus cláusulas y que hacen parte del bloque de constitucionalidad colombiano y, por ende, de la propia Constitución Política. Este artículo pretende aproximarse al estudio del derecho al agua como derecho humano, y para tal efecto, se expondrán en líneas generales el contenido esencial del derecho, las intervenciones más frecuentes o significativas sobre el mismo, las distintas vías de lograr sus garantías –institucionales y no institucionales– y las obligaciones que genera para el Estado colombiano su protección. Se otorga especial relevancia al análisis de los instrumentos internacionales por ser éstos los que ofrecen mayor claridad sobre el contenido del derecho y las obligaciones estatales. Se centra la atención también en la imperante necesidad de un desarrollo sustentable, esto es, en condiciones políticas y económicas que permitan un crecimiento compatible con la protección debida al medio ambiente. Una vez aclaradas las dudas conceptuales sobre el derecho humano al agua, se quiere mostrar cómo en Colombia, a pesar de contarse con herramientas jurídicas suficientes para hacer del derecho al agua una realidad, la situación empírica ofrece unos resultados 194 muy lejanos a los estándares del derecho en la comunidad internacional. 2. EL NÚCLEO ESENCIAL La precisión del contenido esencial del derecho al agua como un derecho humano autónomo debe realizarse a partir de la lectura de los instrumentos internacionales de derechos humanos pertinentes, de la Constitución Política y de la jurisprudencia de la Corte Constitucional sobre la materia. En el primer caso, en virtud del llamado bloque de constitucionalidad que incorpora los principios y normas contenidos en los convenios y tratados internacionales que reconocen derechos humanos al propio cuerpo de la Constitución (CORTE CONSTITUCIONAL. Sentencia C-225 de 1995. M.P.: Alejandro Martínez Caballero.); en el segundo, por gozar la Constitución Política de superioridad jerárquica en el orden jurídico interno (art. 4, C.P.), y; en el tercero, en razón de la naturaleza de las decisiones de dicho tribunal que, a partir de la valoración de casos concretos, construye sub-reglas 3 jurisprudenciales que llenan de contenido los derechos. A. EN EL BLOQUE CONSTITUCIONALIDAD 3 DE Para ampliar la noción de sub-regla y de una metodología para su elaboración, véase DIEGO EDUARDO LÓPEZ MEDINA. El derecho de los jueces, Bogotá, D.C., Editorial Legis, 2000. En la Declaración Universal de Derechos Humanos no se formula expresamente el derecho al agua; sin embargo, sus lineamientos nos acercan al reconocimiento de las condiciones esenciales humanas para gozar de una vida con salud y bienestar4. Igual sucede en el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (PIDESC)5, tratado internacional con carácter jurídico vinculante cuyas disposiciones son desarrolladas y precisadas por el Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales mediante las denominadas observaciones generales. Mediante las observaciones generales, indica ANA SALADO, el Comité trata de transmitir a todos los Estados que han suscrito el Pacto la experiencia adquirida en el examen de los informes elaborados por el Comité y el grupo de trabajo de expertos gubernamentales, con el fin de facilitar y promover la aplicación 4 DECLARACIÓN UNIVERSAL DE LOS DERECHOS HUMANOS. Artículo 25.1. Toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure, así como a su familia, la salud y el bienestar, y en especial la alimentación, el vestido, la vivienda, la asistencia médica y los servicios sociales necesarios. 5 PACTO INTERNACIONAL DE DERECHOS ECONÓMICOS, SOCIALES Y CULTURALES. Artículo 11.1. Los Estados Partes en el presente Pacto reconocen el derecho de toda persona a un nivel de vida adecuado para sí y su familia, incluso alimentación, vestido y vivienda adecuados, y a una mejora continua de las condiciones de existencia (...); Artículo 12.1. Los Estados Partes en el presente Pacto reconocen el derecho de toda persona al disfrute del más alto nivel posible de salud física y mental. 195 posterior del Pacto. Así mismo, señala las deficiencias encontradas en los informes, sugiere mejoras en el procedimiento de presentación de informes, y estimula las actividades de los Estados Partes, las organizaciones internacionales y los organismos especializados interesados, en lo concerniente a lograr de manera progresiva y eficaz la plena realización de los derechos reconocidos en el Pacto (ANA SALADO OSUNA. Garantías internacionales de los derechos sociales, en [master.pradpi.org]). constitucionalidad y, por tanto, integra el cuerpo normativo de la Constitución (CORTE CONSTITUCIONAL. Sentencia T-270 de 2007. M.P.: Jaime Araujo Rentería.). Para el tema que nos ocupa, en desarrollo de los artículos 11 y 12 del Pacto, dicho COMITÉ DE DERECHOS ECONÓMICOS, SOCIALES Y CULTURALES. Observación General No. 15 relativa al derecho al agua, 29º período de sesiones, 20 de enero de 2003, en la cual el derecho al agua es definido de la siguiente manera: El Comité puede revisar y actualizar sus observaciones generales, siempre que lo considere necesario, tomando en cuenta la experiencia de los Estados Partes y las conclusiones a que haya llegado sobre ellas (NACIONES UNIDAS. Aplicación del Pacto Internacional de los Derechos Económicos, Sociales y Culturales, U.N. Doc. E/1989/22). “El derecho de todos a disponer de agua suficiente, salubre, aceptable, accesible y asequible para el uso personal y doméstico. Un abastecimiento adecuado de agua salubre es necesario para evitar la muerte por deshidratación, para reducir el riesgo de las enfermedades relacionadas con el agua y para satisfacer las necesidades de consumo y cocina, y las necesidades de higiene personal y doméstica”. El Comité, ha dicho la jurisprudencia constitucional, es el órgano autorizado para interpretar el PIDESC6, tratado que hace parte del bloque de 6 La Corte Constitucional ha sostenido en numerosa jurisprudencia que los órganos e instituciones que profieren una interpretación autorizada de las normas de derechos humanos consolidan criterios que deben ser atendidos por el Estado colombiano en razón de las obligaciones de respeto, protección y garantía frente a los derechos consagrados en el derecho internacional de los derechos humanos. Ver, por ejemplo, las sentencias C-406 de 1996, C-251 de 1997, T-568 de 1999, C-010 de 2000, T-1319 de 2001, C-671 de 2002, T-558 de 2003, T-786 de 2003 y T-270 de 2007, entre otras. Además, se indican los factores esenciales para el adecuado ejercicio del derecho al agua: la disponibilidad, es decir, la garantía de un abastecimiento continuo y suficiente para los usos personales y domésticos; la calidad, esto es, la salubridad del agua y la ausencia en la misma de microorganismos o sustancias que amenacen la salud, y; la accesibilidad, este último subdividido en cuatro dimensiones: accesibilidad física, 196 accesibilidad económica, prohibición de discriminación y acceso a la información. Estos parámetros, aunados a otros encontrados en diversos instrumentos del derecho internacional, contribuyen a la precisión del contenido esencial del derecho desde un criterio sistemático de tipo externo. El agua es así concretada a nivel internacional como necesaria para diversas finalidades, aparte de los usos personales y domésticos, y para el ejercicio de muchos de los derechos reconocidos en el Pacto. Por ejemplo, el agua es necesaria para producir alimentos (el derecho a una alimentación adecuada) y para asegurar la higiene ambiental (el derecho a la salud). El agua es fundamental para procurarse medios de subsistencia (el derecho a ganarse la vida mediante un trabajo) y para disfrutar de determinadas prácticas culturales (el derecho a participar en la vida cultural). Sin embargo, en la asignación del agua debe concederse prioridad al derecho de utilizarla para fines personales y domésticos. También debe darse prioridad a los recursos hídricos necesarios para evitar las hambrunas y las enfermedades, así como para cumplir las obligaciones fundamentales que entraña cada uno de los derechos del Pacto. De estos elementos propios del contenido esencial del derecho al agua, se derivan para el Estado Parte del PIDESC tres tipos de obligaciones: respetar, proteger y cumplir (IBIDEM cit., pp. 21 a 25.). - La obligación de respetar exige que los Estados Partes se abstengan de injerirse directa o indirectamente en el ejercicio del derecho al agua. - La obligación de proteger exige que los Estados Partes impidan a terceros que menoscaben en modo alguno el disfrute del derecho al agua. - La obligación de cumplir se puede subdividir en obligación de facilitar, promover y garantizar. La obligación de facilitar exige que los Estados Partes adopten medidas positivas que permitan y ayuden a los particulares y las comunidades a ejercer el derecho; la obligación de promover impone al Estado Parte la adopción de medidas para que se difunda información adecuada acerca del uso higiénico del agua, la protección de las fuentes de agua y los métodos para reducir los desperdicios de agua, y; la obligación de garantizar implica hacer efectivo el derecho en los casos en que los particulares o los grupos no están en condiciones, por razones ajenas a su voluntad, de ejercer por sí mismos ese derecho con ayuda de los medios a su disposición. La mayor parte de las obligaciones que se derivan para el Estado son de efecto inmediato, toda vez que el agua potable resulta esencial para la supervivencia del ser humano y se trata de un derecho 197 íntimamente relacionado con la salud y la vida, que por lo tanto no permite, en muchos de sus aspectos, aplazar en el tiempo su efectividad. Solo algunas obligaciones se consideran de cumplimiento progresivo. Ahora, el agua es protegida también en otros instrumentos internacionales como la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación Contra la Mujer7. En este contexto, el Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales recuerda en la Observación General No. 3 que incluso en tiempos de grave escasez de recursos es preciso proteger a los miembros vulnerables de la sociedad mediante la adopción de programas específicos a un costo relativamente bajo. En la Convención Internacional sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación Racial, a su vez, se garantiza el derecho de toda persona al goce de los derechos económicos, sociales y culturales8. En la Convención 7 CONVENCIÓN SOBRE LA ELIMINACIÓN DE TODAS LAS FORMAS DE DISCRIMINACIÓN CONTRA LA MUJER. Artículo 14.2. Los Estados Partes adoptarán todas las medidas apropiadas para eliminar la discriminación contra la mujer en las zonas rurales a fin de asegurar en condiciones de igualdad entre hombres y mujeres, su participación en el desarrollo rural y en sus beneficios, y en particular le asegurarán el derecho a (...) h) Gozar de condiciones de vida adecuadas, particularmente en las esferas de la vivienda, los servicios sanitarios, la electricidad y el abastecimiento de agua, el transporte y las comunicaciones. 8 CONVENCIÓN INTERNACIONAL SOBRE LA ELIMINACIÓN DE TODAS LAS FORMAS DE sobre los Derechos del Niño también se hace una mención importante en la necesidad del suministro de agua para los menores9. LA CONSTITUCIÓN B. EN POLÍTICA En la Constitución Política de 1991, aunque no se encuentra una norma de reconocimiento del derecho al agua, sí se reconoce de manera general el derecho a la salud y al saneamiento ambiental (art. 49, C.P.), el derecho a gozar de un medio ambiente sano (art. 79, C.P.), y se establecen responsabilidades para el Estado en relación con el suministro de salud, educación, agua potable y DISCRIMINACIÓN RACIAL. Artículo 5. En conformidad con las obligaciones fundamentales estipuladas en el artículo 2 de la presente Convención, los Estados partes se comprometen a prohibir y eliminar la discriminación racial en todas sus formas y a garantizar el derecho de toda persona a la igualdad ante la ley, sin distinción de raza, color y origen nacional o étnico, particularmente en el goce de los derechos siguientes (…) e) Los derechos económicos, sociales y culturales (...) 9 CONVENCIÓN SOBRE LOS DERECHOS DEL NIÑO. Artículo 24.1. Los Estados Partes reconocen el derecho del niño al disfrute del más alto nivel posible de salud y a servicios para el tratamiento de las enfermedades y la rehabilitación de la salud. Los Estados Partes se esforzarán por asegurar que ningún niño sea privado de su derecho al disfrute de esos servicios sanitarios. 2. Los Estados Partes asegurarán la plena aplicación de este derecho y, en particular, adoptarán las medidas apropiadas para (...) c) Combatir las enfermedades y la malnutrición en el marco de la atención primaria de la salud mediante, entre otras cosas, la aplicación de la tecnología disponible y el suministro de alimentos nutritivos adecuados y agua potable salubre, teniendo en cuenta los peligros y riesgos de contaminación del medio ambiente. 198 saneamiento básico, concebidas como finalidades sociales del Estado dirigidas a garantizar el bienestar general y el mejoramiento de la calidad de vida de la población (art. 366, C.P.). De esta forma las necesidades de agua potable y saneamiento quedan en igualdad de condiciones con la salud y la educación en cuanto a la prioridad del gasto público para la satisfacción de necesidades básicas, el bienestar general y la vida digna. Visto así, puede determinarse el contenido del derecho al agua a partir de una interpretación finalista de la norma constitucional. C. EN LA JURISPRUDENCIA CONSTITUCIONAL La jurisprudencia de la Corte Constitucional a través de sentencia C-251 de 1997, coadyuva en la determinación del contenido del derecho al agua al encontrar en este una íntima conexión con la salud y la calidad de vida, conjunto que denomina como mínimo vital. En su opinión, el disfrute del derecho al agua debe ser tal que pueda gozarse de una vida en condiciones de dignidad y del más alto nivel de salud que sea posible: “En efecto, así como existe un contenido esencial de los derechos civiles y políticos, la doctrina internacional considera que existe un contenido esencial de los derechos económicos y sociales, el cual se materializa en los "derechos mínimos de subsistencia para todos, sea cual fuere el nivel de desarrollo económico". Por ende, se considera que existe una violación a las obligaciones internacionales si los Estados no aseguran ese mínimo vital, salvo que existan poderosas razones que justifiquen la situación”. Adicionalmente, sostiene que el derecho al agua puede estudiarse en su relación con el derecho a la vivienda adecuada, con el derecho a la alimentación, con el derecho al medio ambiente sano y con el derecho a la prestación eficiente de los servicios públicos de acueducto y alcantarillado. De la conexidad entre el derecho al agua y otros derechos fundamentales es posible extraer, al menos dos consecuencias importantes: la relevancia del recurso hídrico no solo para la vida humana sino para el crecimiento y desarrollo económico de las sociedades, y desde el punto de vista procesal, la posibilidad de garantizar aquel mediante acción de tutela judicial (art. 86, C.P.)10. 3. ENTRE LO PÚBLICO Y LO PRIVADO A. EL AGUA COMO SERVICIO Ya se señaló antes cómo el derecho al agua no estaba 10 Ver al respecto las sentencias T-578 de 1992, T232 de 1993, T-523 de 1994, T-413 de 1995, T588 de 1999, T-334 de 2001, T-410 de 2003 y T270 de 2007, entre otras. 199 reconocido como tal en la Constitución sino apenas mencionado el servicio de agua potable como una de las prioridades del Estado en el gasto público. Pero esta consideración del agua como servicio y no como derecho, que refleja un mandato a los poderes públicos mas no un reconocimiento expreso de derechos, podría restringir su esfera de provisión y, por ende, afectar su contenido. (Defensoria del Pueblo, el Derecho Humano al agua en la constitución, la jurisprudencia y los instrumentos internacionales, serie estudios especiales desc, Bogotá, D.C., 2005, p. 54). Esta carencia, sin embargo, ha sido subsanada por la Corte Constitucional al considerar el agua como un derecho fundamental cuando es destinada para consumo humano11, y como tal, susceptible de ser garantizada mediante acción de tutela. No obstante lo anterior, debe advertirse que el fallo de tutela produce efectos inter partes y no erga omnes, por lo que la garantía del agua como derecho humano está supeditada en la actualidad a una interpretación judicial adecuada que no en todos los casos se presenta. En ese sentido, la no consagración del derecho al agua como fundamental en el articulado constitucional, al desplazar las obligaciones derivadas del mismo hacia la jurisdicción especial, constituye lo que se conoce en la doctrina como una omisión relativa de acción proveniente de la Asamblea Constituyente que afecta el contenido del derecho. Vale anotar que el agua, considerada en Colombia como bien público durante la mayor parte del siglo XX, en la década de 1990, con la apertura económica impulsada desde los centros del poder financiero mundial, pasó a considerarse básicamente como una mercancía (MARÍA TERESA URIBE y GERMÁN VALENCIA. “Tensiones y dilemas en la prestación de los servicios públicos domiciliarios en Colombia: entre lo público y privado”, publicado en Letras Jurídicas, Vol. 10, No. 1, marzo de 2005, pp. 31-74.). B. EL AGUA COMO MERCANCÍA 11 CORTE CONSTITUCIONAL. Sentencia T-413 de 1995. M.P.: Alejandro Martínez Caballero. “El derecho al agua, para el uso de las personas, en cuanto contribuye a la salud, a la salubridad pública, y, en últimas, a la vida, SI es un derecho fundamental y que, por el contrario, NO lo es cuando se destina a la explotación agropecuaria o a un terreno deshabitado”. Sentencia T-410 de 2003. M.P.: Jaime Córdoba Triviño. “... el agua potable constituye un derecho constitucional fundamental cuando está destinada para el consumo humano, pues es indispensable para la vida”. Bajo la consideración del agua como una mercancía de compraventa fue promulgada en Colombia la Ley 142 de 1994 que introdujo los siguientes cambios en el panorama institucional12: 12 Exposición de motivos que sustenta el articulado reformatorio de la Constitución Nacional a fin de consagrar el derecho al agua 200 - La transformación empresarial de los prestadores estatales de servicios públicos en sociedades por acciones –Empresas de Servicios Públicos–, bajo un régimen específico de derecho privado. - Se puso fin a los monopolios administrativos y se estableció el régimen de libertad de empresa regulado. - Se definieron las competencias por niveles de gobierno en relación con la planeación y responsabilidad de los servicios por sectores. Los municipios son los responsables por los servicios de acueducto, alcantarillado, aseo, distribución de energía eléctrica y telefonía local. - Se establecieron tres comisiones independientes, una para energía, otra para agua y saneamiento y la tercera para comunicaciones. La Comisión de Regulación de Agua Potable y Saneamiento Básico (CRA) define los criterios que rigen la prestación eficiente del servicio y establece la fórmula para calcular el valor de la tarifa por cada Empresa de Servicios Públicos –ESP–. - Se creó la Superintendencia de Servicios Públicos Domiciliarios (SSPD), un ente regulador multisectorial con amplios potable como fundamental y otras normas concordantes con tal declaración para ser sometido a consideración del pueblo colombiano mediante referendo constitucional. poderes de sanción, intervención, monitoreo de desempeño y cumplimiento de la regulación. Se han ido eliminando progresivamente los subsidios provenientes del Estado y se han sustituido por los denominados “subsidios cruzados”. Es obligatorio que el valor de la tarifa refleje el costo de prestación del servicio bajo condiciones de eficiencia económica y suficiencia financiera. La misma ley, además, dio luz verde a la libertad de competencia para la prestación de los servicios de agua potable y saneamiento básico, lo que no solo no mejoró la calidad de la prestación sino que trajo graves problemas en términos de ampliación de la cobertura, incremento en el precio del servicio y disputas en derechos de propiedad de algunos Esta activos del Estado13. regresión normativa sería después confirmada por la vertiginosa promulgación de normas modificatorias de la ley14. Por 13 Exposición de motivos que sustenta el articulado reformatorio de la Constitución Nacional a fin de consagrar el derecho al agua potable como fundamental y otras normas concordantes con tal declaración para ser sometido a consideración del pueblo colombiano mediante referendo constitucional. 14 Entre estas se cuentan la Ley 177 de 1994, la Ley 223 de 1995, el Decreto 548 de 1995, el Decreto 2150 de 1995, la Ley 286 de 1996, la Ley 383 de 1997, el Decreto 1122 de 1999, el Decreto 1165 de 1999, el Decreto 1171 de 1999, la Ley 508 de 1999, el Decreto 2474 de 1999, el Decreto 266 de 2000, el Decreto 955 de 2000, la Ley 632 de 2000, la Ley 689 de 2001, la Ley 732 de 2002, el Decreto 990 de 2002, la Ley 812 de 2003, la Ley 1117 de 2006, la Ley 1151 de 2007, la Ley 201 razones de espacio, el estudio de tal normatividad desborda los alcances de este trabajo. En todo caso, a continuación se presentan algunos datos que confirman que el ingreso de la empresa privada en la prestación de servicios públicos domiciliarios constituyó una regresión normativa y de facto. C. CALIDAD Y COBERTURA Según estadísticas de la Contraloría General de la República, las tarifas de acueducto y alcantarillado se han incrementado desmedidamente en el país: entre 1995 y 2000 los usuarios soportaron incrementos entre el 38% y el 226% en términos reales en las 18 principales ciudades del país, dependiendo del estrato y la ciudad (NORMA VICTORIA GAITÁN MARTÍNEZ Y JOHN JAIRO MARTÍNEZ CEPEDA, Contraloría General De La República. Regulación en servicios públicos domiciliarios, contraloría delegada para infraestructura física y telecomunicaciones, comercio exterior y desarrollo regional, Bogotá, D.C, 2004). Los índices de cobertura, señala han disminuido PROFAMILIA, considerablemente en los últimos años: 1215 de 2008, entre otras, lo que evidencia, cuando menos, una fuerte inestabilidad en la seguridad jurídica. “El 74 por ciento de los hogares tiene conexión al acueducto público y 11 por ciento al acueducto comunal. Si se comparan estos porcentajes con los del año 2000, se estaría mostrando un retroceso en este servicio, ya que se había obtenido 78 por ciento de hogares con acueducto público y 7 por ciento con acueducto veredal. En la zona urbana el acueducto público llega a 91 por ciento de las viviendas y en la zona rural solo al 22 por ciento, cuando antes era de 27 por ciento” (Profamilia. “Encuesta De Demografía Y Salud”, ENDS, 2005, en [www.profamilia.org.co/encuestas ]). En 2007, la Defensoría del Pueblo a través del Tercer diagnóstico sobre calidad del agua para consumo humano, Bogotá, D.C., 7 de octubre de 2007, publicó un informe sobre la calidad y cobertura del agua, en donde evalúa los resultados obtenidos de un estudio realizado en todos los departamentos del país, incluida la capital. En este, señala: “De las pruebas analizadas en las 951 cabeceras municipales, sin incluir la capital del país, se concluye que no se suministra agua apta para el consumo humano en el 88% de las reportadas (838 municipios), los cuales poseen una población 16.736.687 habitantes. Por otra parte, en el 12% se suministra agua potable (113 municipios), los cuales albergan una población de 6.346.235 habitantes (...) Es preocupante observar que más de 202 las tres cuartas partes de los municipios del país (79%) suministran agua en malas condiciones”15. Al reconocer el órgano de control que los problemas de acceso, abastecimiento y cobertura del agua son de particular gravedad en las zonas rurales, señala que debe convertirse en tarea principal y esfuerzo conjunto de los alcaldes y concejos municipales, al igual que de los gobernadores y asambleas departamentales, darle una mayor prioridad en sus programas y acciones de gobierno, al tema del ambiente y de los recursos naturales. D. INTERVENCIONES INJUSTIFICADAS No es secreto que en Colombia, en numerosas ocasiones, el derecho al agua ha sido objeto de intervenciones injustificadas o, dicho de otra forma, de abiertas violaciones, provenientes tanto del sector público como de las empresas y personas naturales. Un ejemplo común de intervención injustificada lo constituyen las adjudicaciones por parte de las Corporaciones Autónomas Regionales (CAR) de licencias para el uso y aprovechamiento del agua a algunos municipios de la región con fines industriales y agropecuarios, en detrimento del agua para consumo doméstico de la población. En estos casos, ha dicho la Corte Constitucional, a través de sentencias como la T232 de 1993, en la quye señala que debe prevalecer el agua para consumo humano como derecho fundamental. Pero no solo las entidades públicas generan este tipo de conductas. Los particulares, que también son obligados de los derechos sociales, pueden vulnerar el derecho fundamental al agua, por acción o por omisión. En Colombia se han presentado varios casos de intervención injustificada a manos de particulares: empresas prestadoras que suspenden el servicio sin razón, personas naturales que se apropian del recurso con fines productivos y en detrimento del uso doméstico de terceros, personas naturales que contaminan los cursos de aguas que sustentan alguna comunidad, entre muchos otros casos. E. LA DEFENSA CONSTITUCIONAL El tribunal constitucional ha impuesto límites a la actividad económica que implica el uso y aprovechamiento de aguas, al señalar por ejemplo que el contrato de concesión de aguas debe estar sujeto a condiciones especiales previamente definidas para defender las aguas, lograr su conveniente utilización, la de los predios aledaños y, en general, el cumplimiento de los fines de utilidad pública e interés social inherentes a la utilización, y al especificar la obligación de los 203 usuarios de esas concesiones de permitir la vigilancia e inspección de las autoridades competentes. Ha dicho en Sentencia C-126 de 1998 que “es deber de las autoridades evitar que la concesión de la explotación de un recurso natural pueda permitir un abuso de derecho por parte del concesionario, ya sea porque el particular proceda a explotar el recurso de manera insostenible, o ya sea porque obstaculice a terceros que necesitan el acceso recursos esenciales y vitales como el agua”. En el año 2003, el mismo tribunal estudió una demanda de inconstitucionalidad presentada en contra de varios artículos de la Ley 142 de 1994, reguladora de los servicios públicos domiciliarios, concretamente Sentencia C-150 de 2003, en la cual el demandante afirma que prácticamente todo el régimen de prestación de dichos servicios, sobre todo en el tema tarifario, se rige por los criterios de eficiencia económica y rentabilidad del capital, y no según los principios del Estado social de derecho. Al analizar el tema de las tarifas, la Corte recordó lo fallado en Sentencia C-389 de 2002, en el que se decidió que “la facultad otorgada para modificar las formulas tarifarias no puede ser utilizada para capitalizar ni financiar a las empresas de servicios públicos domiciliarios, sino que debe redundar en beneficio del usuario para la obtención de una mayor eficiencia en la prestación del servicio de energía o de agua o en la extensión de la cobertura a mayor número de usuarios”. En el estudio de la libertad económica para la prestación de servicios públicos, la Corte en la misma sentencia, realizó un extenso análisis de la cláusula de Estado social de derecho contenida en la Constitución y de los fines sociales de la intervención estatal en la prestación de estos servicios. Al mismo tiempo recordó que aunque la empresa privada está protegida constitucionalmente (art. 333), en el ejercicio de su actividad le está prohibido incurrir en prácticas como omisión en la información, oferta limitada, abuso de posición dominante, barreras de ingreso al mercado, externalidades, competencia destructiva, entre otras, todas ellas fallas del mercado que afectan los derechos y valores consagrados en la Constitución y que requieren de la intervención estatal “para orientar el mercado hacia condiciones de libre competencia y de asignación eficiente de bienes y servicios a todos los habitantes del territorio nacional” (Corte Constitucional. Sentencia C-150 de 2003. M.P.: Manuel José Cepeda Espinosa). En la Sentencia T-598 de 2002, la Corte sostiene que la relación entre el usuario y la empresa prestadora del servicio público es contractual y onerosa dado que la persona paga por un servicio que se le presta. Advierte además que dicho servicio no podría ser 204 gratuito en virtud del componente de solidaridad que implica que “todas las personas contribuyen al financiamiento de los gastos e inversiones del Estado a través de las empresas prestadoras de servicios públicos, dentro de conceptos de justicia y equidad”, y en ese sentido recuerda que el no pago por parte del usuario autoriza a la empresa prestadora a la resolución del contrato y por ende a la suspensión del servicio. F. ALGUNAS SUGERENCIAS Como se dijo anteriormente, en la prestación del servicio público de agua potable y saneamiento ambiental se han presentado problemas de calidad, cobertura e incremento en el precio del servicio, y aunque la ley, la Constitución y el tribunal constitucional ordenan que el Estado debe intervenir para impedir que ello suceda, tal intervención no ha tenido lugar. Una alternativa frente a esta situación sería sanear y controlar a nivel administrativo la Comisión de Regulación de Agua Potable y Saneamiento Básico, encargada por ley del manejo de las tarifas y del fomento a la libre competencia, entre otras funciones, y ordenar a la Superintendencia de Servicios Públicos Domiciliarios un mayor rigor en el control, inspección y vigilancia de las entidades prestadoras del servicio. Otra medida a tomar sería democratizar la toma de decisiones (políticas, administrativas, financieras) relativas a la prestación de dichos servicios y permitir así la participación de la comunidad en las decisiones que puedan afectarlos (art. 79, C.P.), pues en la actualidad es el Presidente de la República el encargado de señalar las políticas generales de administración de los servicios públicos y de dirigir las funciones de la Superintendencia 16 respectiva . La citada Comisión, por su parte, actúa como delegataria del mismo Presidente y como entidad adscrita al Ministerio de Ambiente, Vivienda y Desarrollo Territorial, por lo que cabría defender la necesidad de incluir por ley una cuota ciudadana en dicha entidad17. 4. EL SISTEMA DE GARANTÍAS 16 CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE COLOMBIA. Artículo 370. Corresponde al Presidente de la República señalar, con sujeción a la ley, las políticas generales de administración y control de eficiencia de los servicios públicos domiciliarios y ejercer por medio de la Superintendencia de Servicios Públicos Domiciliarios, el control, la inspección y vigilancia de las entidades que los presten. 17 El tribunal constitucional, lamentablemente en este caso, no encuentra motivos para cuestionar dicha concentración de poder. CORTE CONSTITUCIONAL. Sentencia C-1162 de 2000. M.P.: José Gregorio Hernández Galindo. “... la Corte considera que, interpretada y aplicada conforme a los preceptos constitucionales y buscado su efecto útil, dicha previsión no contraría el Ordenamiento Superior, en tanto la atribución que consagra corresponde en realidad al simple ejercicio de una función de intervención en concreto sobre la base de lo que la ley disponga para asegurar que quienes prestan los servicios públicos domiciliarios se sujeten a sus mandatos”. 205 Ahora bien, cuando se produce una violación, es decir, una intervención injustificada sobre el contenido esencial de un derecho, entra en juego un sistema de garantías de diversa índole: judiciales, políticas, contraloras, sociales, cuya acción combinada permite una defensa importante del derecho fundamental comprometido, en este caso del derecho al agua. de cumplimiento (art. 87, C.P.), la acción popular (art. 88, C.P.) y la acción de clase o grupo, cada una de ellas definida con suficiencia en el texto constitucional. Vale también señalar la importancia de las acciones públicas de inconstitucionalidad (art. 241, C.P.), de las acciones de nulidad de actos administrativos y nulidad y restablecimiento del derecho (arts. 84 y 85, respectivamente, del Código Contencioso Administrativo). A. GARANTÍAS JUDICIALES Dentro del conjunto de garantías, las judiciales son quizá las más importantes, principalmente por el cada vez mayor creciente activismo judicial18 que valora de manera especial el papel del juez como intérprete y creador del derecho. Este papel protagónico surge básicamente por la acción u omisión por parte del Estado en el cumplimiento de sus obligaciones. Ante la violación de un derecho, el ciudadano cuenta con las siguientes herramientas judiciales para buscar su amparo: la acción de tutela (art. 86, C.P.), la acción Dentro de esta gama de acciones, la de mayor efectividad para proteger el derecho al agua, como se ha visto, es la acción de tutela, por tratarse el agua de un derecho fundamental en virtud de su conexión con el derecho a una vida digna, a la salud, a un medio ambiente sano, entre otros19. Los jueces de tutela, y en particular los jueces constitucionales, han sido especialmente activos en este tema, a pesar de las duras críticas que han recibido por procurar una interpretación basada en principios y valores constitucionales y por imponer en 18 El activismo judicial, esto es, el papel protagónico de los jueces como garantes de derechos civiles, políticos y sociales, en el mayor de los casos como un remedio a la acción u omisión por parte del Estado, ha sido reformulado por el profesor RODOLFO ARANGO, en una clara concepción del derecho como acción social, bajo la fórmula de la resistencia constitucional, lo que hace pensar en un dique (perfectamente legítimo) al desbordamiento del poder estatal. Ver, RODOLFO ARANGO. Derechos, constitucionalismo y democracia, Bogotá, D.C., Universidad Externado de Colombia, Serie de Teoría Jurídica y Filosofía del Derecho, No. 33, 2004, pp. 59-93. 19 CORTE CONSTITUCIONAL. Sentencia T-578 de 1992. M.P. Alejandro Martínez Caballero. “En principio, el agua constituye fuente de vida y la falta del servicio atenta directamente con el derecho fundamental a la vida de las personas. Así pues, el servicio público domiciliario de acueducto y alcantarillado en tanto que afecte la vida de las personas (CP art. 11), la salubridad pública (CP arts. 365 y 366) o la salud (CP art. 49), es un derecho constitucional fundamental y como tal ser objeto de protección a través de la acción de tutela”. 206 sus fallos cargas económicas a los poderes públicos20. Sobre el particular, deben recordarse los planteamientos del cuando profesor ABRAMOVICH, afirma que el incumplimiento por parte del Estado de las obligaciones positivas y negativas en materia de derechos sociales, deben conducir necesariamente a la justiciabilidad de los mismos, y para ello propone, entre otras cosas, acudir a juicios de igualdad de trato para reclamarlos, instaurar demandas individuales como una forma de alertar a los poderes públicos, instar a los operadores judiciales para que remitan a las otras ramas del poder sus decisiones y así exhortarlas a formular políticas públicas integrales, entre otras opciones (VÍCTOR ABRAMOVICH. “Líneas de trabajo en derechos económicos, sociales y culturales: herramientas y aliados”, artículo elaborado con la colaboración de Julieta Rossi y disponible en [master.pradpi.org]). La Corte Constitucional, en la sentencia que declara la constitucionalidad de la Ley 319 de 1996 que aprueba el Protocolo adicional a la Convención 20 Un ejemplo de ello lo constituye la intervención del profesor MATTHÍAS HERDEGEN, Director del Instituto de Derecho Internacional y vicerrector de la Universidad de Bonn (Alemania), en la conferencia dictada en el marco del Seminario Internacional Colombia 2002-2006, organizado por el Partido Conservador Colombiano, Bogotá, D.C., julio 24 y 25 de 2002. En ella propone una “reforma prudente” que obligue a los magistrados a una interpretación literal del texto constitucional y así evitar un “activismo exagerado”. Americana de Derechos Humanos en materia de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, señala que aunque el legislativo es el primer llamado a cumplir con las obligaciones derivadas de los derechos sociales, no debe desdeñarse la potencia de la rama judicial en la garantía de los mismos: “La voluntad democrática, por lo visto, es la primera llamada a ejecutar y a concretar en los hechos de la vida social y política la cláusula del Estado social, no como mera opción sino como prescripción ineludible que se origina en la opción básica adoptada por el constituyente. Con todo, para la Corte también es claro la obligación de tomar medidas legislativas no significa que algunas de las cláusulas del tratado no sean directamente auto ejecutables, pues algunos derechos son de aplicación inmediata. En determinados contextos y dadas ciertas condiciones, los derechos sociales prestacionales pueden ser protegidos por diferentes vías judiciales, como las acciones de nulidad e inconstitucionalidad, las acciones populares o incluso la acción de tutela. Por eso esta Corporación coincide con la doctrina internacional en que las decisiones judiciales deben incluirse dentro de los medios jurídicos idóneos para la realización de los derechos sociales prestacionales” (CORTE CONSTITUCIONAL. Sentencia C-251 de 1997. M.P.: Alejandro Martínez Caballero). 207 B. GARANTÍAS POLÍTICAS De acuerdo al profesor PISARELLO, las garantías políticas son aquellos mecanismos de tutela encomendados a órganos estatales de tipo legislativo y ejecutivo, que tienen por objeto especificar el contenido de los derechos, las obligaciones que generan y los sujetos a los que obligan. Estas funciones vienen dadas por la necesidad de democratizar el poder, en el entendido de que el único Estado que puede proteger los derechos sería aquel que “negara, en cierto modo, su intrínseca tendencia a la dominación y a la arbitrariedad, esto es, un poder constantemente limitado y disciplinado en términos democráticos” (GERARDO PISARELLO. “Los derechos sociales y sus garantías: por una reconstrucción democrática, participativa y multinivel”, Madrid, Editorial Trotta, 2007, pp. 111-138. Disponible en el portal [master.pradpi.org]). En el sistema jurídico colombiano se cuentan garantías políticas constitucionales procedimentales y sustanciales, división que intenta seguir la línea argumentativa del autor. Las primeras de ellas se reflejan en la propia rigidez constitucional: la Constitución Política solo puede ser reformada por el Congreso, por una Asamblea Constituyente o por el pueblo mediante referendo (art. 374, C.P.). Toda iniciativa de reforma, en todo caso, debe surtir el respectivo trámite por el Congreso de la República, institución representativa de origen democrático (art. 114, C.P.). Al respecto, valga anotar que actualmente cursa en la Cámara de Representantes el Proyecto de Ley No. 171 de 2008, por medio del cual se convoca a un referendo constitucional para incluir en la Carta Política el derecho al agua como un derecho fundamental, presentado a consideración del Congreso de la República como iniciativa ciudadana21, impulsada por la red de organizaciones ambientales ECOFONDO. Este referendo tiene como propósito: i) declarar el agua a nivel constitucional como un bien común y público22; ii) imponer al Estado la obligación de garantizar un mínimo vital de agua a título gratuito23; iii) ordenar al Estado la 21 El número de firmantes del referendo no debe ser inferior al 5% del censo nacional electoral (art. 28 de la Ley 134 de 1994), en nuestro caso 1.403.269 colombianos, según el comunicado de prensa emitido por la Registraduría Nacional el 29 de septiembre de 2008. Este umbral fue superado por una gran cifra: se recibieron 2.060.922 rúbricas de las cuales fueron anuladas 21.110, quedando así con un total de 2.039.812 apoyos. 22 El articulo nuevo de la Constitución sería: “El Estado debe garantizar la protección del agua en todas sus manifestaciones por ser esencial para la vida de todas las especies y para las generaciones presentes y futuras. El agua es un bien común y público”. 23 El articulo nuevo de la Constitución sería: “El acceso al agua potable es un derecho humano fundamental. El Estado tiene la obligación de suministrar agua potable suficiente a todas las personas, sin discriminación alguna y con equidad de género. Se debe garantizar un mínimo vital gratuito”. 208 protección de los cursos de agua, en especial aquellos situados en las comunidades indígenas24; procurar el uso sustentable de los ecosistemas esenciales para el ciclo del agua25, y; poner en manos del Estado y/o de las comunidades organizadas la prestación de los servicios de acueducto y alcantarillado26. De paso anotamos que, a nivel latinoamericano, Ecuador presenta un ejemplo excelente al 24 El nuevo parágrafo para el artículo 63 de la Constitución sería: “Todas las aguas, en todas sus formas y estados; los cauces, lechos y playas, son bienes de la nación, de uso público. Se respetará una franja de protección de los cauces de ríos, lagos y humedales. Las aguas que discurren o se encuentren en territorios indígenas o en los territorios colectivos de las comunidades negras son parte integrante de los mismos. Se garantizará además el valor cultural del agua como elemento sagrado en la cosmovisión de los grupos étnicos”. 25 El nuevo parágrafo para el artículo 80 de la Constitución sería: “Los ecosistemas esenciales para el ciclo del agua deben gozar de especial protección por parte del Estado y se destinarán prioritariamente a garantizar el funcionamiento de dicho ciclo, sin vulnerar los derechos de las comunidades que tradicionalmente los habitan, procurando modelos de uso sustentable, de tal manera que se disponga de agua abundante y limpia para todos los seres vivos”. 26 El nuevo parágrafo para el artículo 365 de la Constitución sería: “El servicio de acueducto y alcantarillado será prestado en forma directa e indelegable por el Estado o por comunidades organizadas. Las entidades estatales o comunitarias que se organicen para dicha prestación no tendrán ánimo de lucro y garantizarán la participación ciudadana, el control social y la transparencia en el manejo de los recursos y demás aspectos de la operación. Las comunidades organizadas para la prestación de estos servicios se fundamentarán en la autogestión para lo cual todos sus integrantes acordarán las modalidades de gestión económica necesarias para su funcionamiento. Dichas comunidades recibirán apoyo del Estado para garantizar la cobertura y potabilidad del agua que suministren”. incluir el agua como derecho fundamental en su texto constitucional27. Este proyecto de reforma debe tramitarse de acuerdo a lo establecido en la Constitución y las leyes, lo que ya de por sí es una garantía política de origen legislativo, o en términos del profesor PISARELLO, una garantía primaria. Ahora, entre las garantías constitucionales sustanciales se cuentan el amplio reconocimiento de los derechos fundamentales (cap. 1, arts. 11 al 41), derechos sociales, económicos y culturales (cap. 2, arts. 42 al 77) y derechos colectivos y del medio ambiente (cap. 3, arts. 78 al 82). Aunque esta clasificación responde a una categorización histórica de los derechos, llamados respectivamente de primera, segunda y tercera generación, la jurisprudencia constitucional y la doctrina especializada han señalado que se trata de una distinción formal que no comporta diferencias sustanciales entre los derechos (Corte Constitucional. Sentencia C-251 de 1997. M.P.: Alejandro Martínez Caballero). El derecho al agua, por su parte, ha sido perfilado (aunque judicialmente) como derecho de defensa, derecho de prestación y 27 CONSTITUCIÓN DE LA REPÚBLICA DEL ECUADOR. Artículo 12. El derecho humano al agua es fundamental e irrenunciable. El agua constituye patrimonio nacional estratégico de uso público, inalienable, imprescriptible, inembargable y esencial para la vida. 209 mandato a los poderes públicos. Como derecho de defensa, se trata de un derecho reaccional (no un derecho de libertad, pues es imposible pensar en una faceta negativa del mismo) por cuanto se trata de un derecho fundamental en cabeza de las personas que les permite invocarlo ante una amenaza proveniente del exterior; como derecho de prestación, pues implica para las instituciones el cubrimiento de una necesidad básica insatisfecha mediante diversos medios, y; como mandato a los poderes públicos, dado que impone a las autoridades públicas la obligación de tomar medidas suficientes para que éste pueda desarrollarse y disfrutarse. Esta ha sido, sin embargo, una labor judicial. El legislativo, que es el primer llamado a tomar las medidas necesarias para garantizar la efectividad de los derechos, no ha actuado lo suficiente en la protección del recurso. La Ley 142 de 1994, última intervención relevante de la rama, no ha producido, como se demostró, resultados favorables. El poder ejecutivo ha sido un poco más activo que el legislativo, pues ha expedido numerosos decretos con fuerza de ley que regulan el tema del agua y ayudan a determinar su contenido esencial. El último de ellos y actualmente en vigencia es el Decreto 1575 de 2007 “por el cual se establece el Sistema para la Protección y Control de la Calidad del Agua para Consumo Humano” (Publicado en el Diario Oficial No. 46.623 del 9 de mayo de 2007). Este decreto define los criterios y características de la calidad necesaria del agua para el consumo humano, establece las autoridades responsables de garantizar dicha calidad, fija unos instrumentos básicos para garantizarla e implanta unos procesos básicos de control y vigilancia. Si bien se trata de disposiciones importantes, los resultados de la prestación del servicio, como se indicó, no resultan alentadores, por lo que parece necesario tomar medidas más urgentes como la reforma constitucional en el sentido antes indicado. C. GARANTÍAS DEL OMBUDSMAN La Defensoría del Pueblo, en su amplia gama de trabajo, se ha orientado también ha identificar las obligaciones del Estado derivadas del contenido del derecho al agua. A su parecer, los servicios e instalaciones de agua deben estar al alcance de todos; los costos y cargos directos e indirectos asociados con el abastecimiento de agua deben ser asequibles y no deben comprometer ni poner en peligro otros derechos económicos, sociales y culturales; los pagos por servicios relacionados con los factores determinantes básicos de la salud, como el agua potable y el saneamiento básico, deben basarse en el principio de la equidad, tal y como está consagrado en la Observación 210 General No.14 del Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales relativa al derecho al disfrute del más alto nivel posible de salud, que exige que sobre los hogares más pobres no recaiga una carga desproporcionada de gastos en comparación con los hogares más ricos (DEFENSORÍA DEL PUEBLO. El Derecho Humano al Agua en la Constitución, la Jurisprudencia y los Instrumentos Internacionales, Serie Estudios Especiales DESC, Bogotá, D.C., 2005, pp. 25). El Registro de Acciones Populares (RAP) de la misma entidad, en septiembre de 2007, señaló que existían 382 acciones populares sobre calidad de agua, correspondientes a 312 municipios. El cumplimiento de los fallos judiciales por parte de los diferentes entes municipales alcanza apenas el 8.6%, mientras el 9.1% no ha logrado cumplir pero está cerca de hacerlo28. La Defensoría sostiene que debe evitarse que se monopolice el uso del agua con un propósito individual y egoísta puesto que su finalidad debe ser el consumo humano por parte de toda la comunidad. Ante la desatención de las zonas rurales, que reclaman una mayor presencia del Estado, las autoridades municipales deben asignar en sus partidas presupuestales mayores recursos para hacer efectiva la protección y control de los recursos naturales, el saneamiento ambiental y los acueductos veredales. Una de sus principales tareas consiste en atender y solucionar el problema del ambiente y del agua potable, situación que no debe ser olvidada al momento de la elaboración de los proyectos de presupuesto y de los planes de desarrollo de los municipios y departamentos del país. Concluye la entidad que respetar, proteger y garantizar el derecho al agua es una obligación de efecto inmediato que implica que el Estado debe adoptar medidas concretas dirigidas a la plena realización de este derecho y que se justifica en la necesidad primordial del agua para la vida. D. GARANTÍAS SOCIALES En Colombia, uno de los grandes paradigmas que actualmente orientan el orden constitucional es precisamente el de la participación ciudadana. Ya en el preámbulo de la Constitución se establece que el marco jurídico colombiano debe ser “democrático y participativo”, de lo cual se deriva que estas dos calidades – democracia y participación – son condiciones recíprocas para la construcción de orden político, social y económico justo. Estas condiciones juntas dan vida al concepto de “democracia participativa” que, por definición, se opone al de “democracia representativa”, esto es, a aquel sistema político en el que la presencia ciudadana es residual y 211 esporádica, participando cuando mucho en las urnas de votación cuando son convocados. Por orden superior, todos los ciudadanos, sin diferencias sociales, reivindican el derecho a participar en la toma de decisiones que los afecten, tanto a nivel político como económico, administrativo y cultural (art. 2, C.P.). La defensa ciudadana del derecho al agua debe hacerse por vía de la participación ambiental (art. 79, C.P.), que además de consagrar el derecho colectivo a un medio ambiente sano, prevé la posibilidad de que la comunidad se involucre en la toma de decisiones públicas sobre el entorno natural, para lo cual otorga unos mecanismos especiales de rango legal y constitucional. Esta posibilidad de participar, según la doctrina, constituye a la vez en un principio general de la gestión ambiental, un derecho de naturaleza colectiva y, a la luz del artículo 95, numeral 5º, en un deber de todo ciudadano (RODAS MONSALVE, Julio César, Constitución y derecho ambiental: principios y acciones constitucionales para la defensa del ambiente, Bogotá, D.C., Julio César Rodas Monsalve, 2001, pp. 253.). Como eje de la gestión ambiental, la participación ciudadana permite la retroalimentación necesaria entre las autoridades y la población, siendo esta ultima la que conoce por experiencia directa los problemas de agua más urgentes, aquellos que requieren de atención inmediata por parte de la administración. Como derecho colectivo aunque no fundamental, la participación es un mecanismo comunitario de defensa ecológica, que sirve como medio eficaz de materialización del derecho a un medio ambiente sano, ligado íntimamente al derecho al agua. Y vista como deber ciudadano, la participación de los asociados en la vida política, cívica y comunitaria del país, y en general, en los asuntos que puedan afectarlos, no es una opción voluntaria de la que puede hacer uso o no indiscriminadamente sino un imperativo, una obligación de intervenir y opinar, especialmente en materia ambiental, para la protección de sus derechos y los de las generaciones futuras (Lorduy, Cesar A. “Herramientas o instrumentos constitucionales y legales para la defensa de los recursos naturales y el medio ambiente” en Justicia Ambiental: Las acciones judiciales para la defensa del medio ambiente, Bogotá, D.C., Universidad Externado de Colombia, 2001, pp. 494.). Ahora bien, debe reconocerse que la eficacia de la participación ciudadana para la defensa del derecho al agua depende no sólo de una voluntad proteccionista de la comunidad sino del conocimiento que la población tenga de la cuestión, tanto a nivel social y ecológico como a nivel jurídico. Igual peso tienen los 212 aspectos científicos y técnicos, siempre que éstos otorgan mayor autoridad y certeza en la oposición o apoyo al proyecto. Una alfabetización de la comunidad en lo que a derechos y deberes ambientales se refiere, es necesaria para llevar a cabo la participación comunitaria. Debe reconocerse, además, que diversos factores de orden social y político deben ser tratados a la par de la problemática ambiental, siempre que la superación de las injusticias sociales y la satisfacción de las necesidades de la población, son condiciones necesarias para la movilización social hacia una sociedad sostenible en el ámbito ecológico, político, social y cultural. Como ejemplos notables de participación comunitaria en la defensa ambiental pueden citarse el movimiento campesino los recolectores de caucho en el amazonas brasilero, liderado por Chico Buarque; el pueblo Embera Katío y sus exigencias indemnizatorias por los daños ocasionados en la construcción de la represa de Urra; las acciones de los habitantes vecinos a la segunda pista del aeropuerto El Dorado; los movimientos sociales organizados por las comunidades afectadas por la construcción de grandes proyectos mineros por la explotación forestal y la lucha del pueblo U’wa ante la explotación petrolera en sus territorios (QUINTERO, Rodolfo. El acceso a la justicia ambiental, una mirada desde la ecología política en Justicia Ambiental: Las acciones judiciales para la defensa del medio ambiente, Bogotá, D.C., Universidad Externado de Colombia, pp. 131.). Especial mención debe recibir, por supuesto, la iniciativa ciudadana para constituir el derecho al agua como fundamental en el orden jurídico, resumida líneas arriba. Para finalizar, el profesor RODOLFO QUINTERO describe muy bien la necesidad de participación ciudadana para la defensa del medio ambiente y, por supuesto, del agua: “La legislación ambiental colombiana puede correr la suerte de otras leyes, que se han convertido en letra muerta, si no hay comunidades, ciudadanos organizados y movilizados que exijan su cumplimiento. La vida y desarrollo del derecho del medio ambiente está ligada a la existencia de un vigoroso movimiento social ambientalista que lo haga suyo”. 5 HACIA UN SOSTENIBLE DESARROLLO Lo cierto es que toda decisión encaminada a lograr la efectividad del derecho al agua debe tomarse dentro de los parámetros – constitucionales e internacionales– del desarrollo sostenible. Este es un concepto que la Comisión Mundial del Medio Ambiente y el Desarrollo, tomó prestado de la Unión Internacional para la 213 Conservación de Recursos Naturales (1980) e implica en términos de evolución capitalista la necesidad de conciliar, al nivel de la producción, el crecimiento económico con las necesidades básicas del hombre y las necesidades de renovación y preservación de la naturaleza. Las pautas para un desarrollo sostenible en el planeta fueron esbozadas en una serie de principios, contenidos en la Declaración de Río de Janeiro sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo en 199229. El tratadista AMAYA NAVAS en su texto “la Constitución Ecológica de Colombia” del año 2002, manifiesta que “es misión del Derecho regular la utilización racional de los recursos naturales y promover, a través de un aparato administrativo eficaz y de una normatividad idónea, la compatibilidad entre el desarrollo y la protección del ambiente. La calidad de vida de la actual y de las futuras generaciones depende del logro de ese objetivo”. Este factor inter generacional que nombra el autor se deriva de un pronunciamiento de la Corte Constitucional, sentencia C-058 de 1994, según la cual, la solidaridad con las generaciones 29 DECLARACIÓN DE RÍO SOBRE EL MEDIO AMBIENTE Y EL DESARROLLO. Adoptada en la Conferencia de Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo, llevada a cabo en Río de Janeiro, en junio de 1992. Como un conjunto de principios sin fuerza jurídicamente vinculante, la Declaración busca reafirmar y desarrollar la DECLARACIÓN DE LA CONFERENCIA DE LAS NACIONES UNIDAS SOBRE EL MEDIO HUMANO (Estocolmo, 1972). venideras es el elemento que ha orientado la construcción del concepto de desarrollo sostenible. Es considerable sustentable el desarrollo que permite satisfacer las necesidades de las generaciones presentes y futuras, pero sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras de satisfacer las suyas. El análisis científico de JOSÉ VICENTE ZAPATA LUGO, Desarrollo Sostenible: Marco para la ley internacional sobre el medio ambiente, concluye que el desarrollo sostenible no es solo una meta sino un proceso también. Como meta, buscar mantener un ambiente capaz de satisfacer las necesidades presentes y futuras de la humanidad; y como proceso, implica la interacción continua y dinámica de una serie de principios que conforman el llamado Derecho del Desarrollo Sostenible. La Constitución Política de 1991 asume el “desarrollo sostenible” como un propósito nacional y señala la obligación del Estado de emprender acciones correspondientes al derecho al agua. Así, se evidencia la necesidad de implementar un proceso de gestión que permita tomar mejores decisiones con el fin de: avanzar hacia una forma de desarrollo que involucre el crecimiento económico, la equidad social y la sustentabilidad ambiental; concertar qué intercambios debe haber entre estos tres objetivos en una 214 determinada región y entre regiones; facilitar el conocimiento, por parte de los actores involucrados, y determinar en qué momento se alcanza el equilibrio dinámico correspondiente al desarrollo sostenible que satisface a los actores de las diferentes regiones. 6 CONCLUSIONES El derecho al agua es un derecho humano fundamental, imprescindible para la realización de una vida digna y condición previa para la realización de otros derechos como la salud, la alimentación, el medio ambiente y la cultura. En ese sentido, la garantía del derecho al agua constituye un factor dinamizador del desarrollo humano, en los niveles económico, social y ecológico. La disponibilidad de cantidades de agua suficientes y de óptima calidad, así como de mecanismos apropiados para su tratamiento, es esencial para lograr la efectividad en su prestación. A tono con la clasificación de las garantías de GERARDO PISARELLO “Los derechos sociales y sus garantías: por una reconstrucción democrática, participativa y multinivel”, su efectividad depende, a nivel institucional, del trabajo conjunto de las fuerzas estatales, infra estatales y supra estatales. Las distintas ramas del Estado deben coordinar esfuerzos para lograr el cumplimiento de las obligaciones derivadas de su contenido esencial: el legislativo debe lograr una adecuación normativa apropiada, evitando caer en algún tipo de regresión; el ejecutivo debe manifestarse a través de sus ministerios en la formulación de una política ambiental sustentable que considere el agua como bien público y no como mercancía; el funcionario judicial debe fortalecer sus mecanismos de garantía del derecho, tramitando adecuadamente las tutelas que a él se refieran y remitiendo sus decisiones a otras instancias del poder. Los departamentos y municipios tienen así mismo una gran responsabilidad en la regulación de la prestación del servicio de agua potable en sus respectivos ámbitos, así como en la formulación de planes dirigidos a lograr el aumento en la calidad, cobertura y acceso al agua, sobre todo frente a las comunidades más vulnerables. Esta labor debe realizarse armónicamente con los planes de desarrollo a nivel nacional. Con respecto al entorno internacional, deben acatarse sin miramientos las recomendaciones del Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, o al menos hacer el esfuerzo de invertir la mayor cantidad de recursos disponibles, sean éstos naturales, humanos, financieros y administrativos, para hacer del derecho al agua una realidad en Colombia. El 215 cumplimiento de las obligaciones internacionales en materia de protección al agua pasa por crear las condiciones necesarias para, en un esfuerzo coordinado entre Estado y particulares, garantizar un desarrollo sustentable, es decir, un crecimiento económico que tome en cuenta las necesidades ecológicas y sociales de la población. Finalmente, debe promoverse la participación ciudadana para la defensa del medio ambiente y en particular del derecho al agua. Debe reconocerse, además, que diversos factores de orden social y político deben ser tratados a la par de la problemática ambiental, siempre que la superación de las injusticias sociales y la satisfacción de las necesidades de la población, son condiciones necesarias para la movilización social hacia una sociedad sostenible en el ámbito ecológico, político, social y cultural. 7. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS -ABRAMOVICH, V. Líneas de trabajo en derechos económicos, sociales y culturales: herramientas y aliados, artículo elaborado con la colaboración de Julieta Rossi y disponible en la plataforma web del Máster: [master.pradpi.org]. -AMAYA NAVAS, O, D. (2002) La Constitución Ecológica de Colombia, Bogotá, D.C., Universidad Externado de Colombia. -ARANGO, R. (2004) Derechos, constitucionalismo y democracia, Bogotá, D.C., Universidad Externado de Colombia, Serie de Teoría Jurídica y Filosofía del Derecho, No. 33. -COMISIÓN MUNDIAL SOBRE EL MEDIO AMBIENTE Y EL DESARROLLO. 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Foreign and Compared 220 221 MANIFESTACIONES DEL PRINCIPIO ACUSATORIO: EXÉGESIS DE LA LEY DE ENJUICIAMIENTO CRIMINAL EN ESPAÑA. MANIFESTATIONS OF ADVERSARIAL PRINCIPLE: EXEGESIS OF THE CRIMINAL PROCEDURE LAW IN SPAIN Sr. D. Juan Ángel Serrano Escalera* Fecha de recepción: 12-01-10 Fecha de aprobación: 12-02-10 RESUMEN** Consciente de la importancia en la legislación colombiana de la nueva implantación del sistema acusatorio y su repercusión en la práctica forense, este docente pretende, abordar las diferentes manifestaciones del principio acusatorio en nuestra legislación e intentar solucionar algunos de los conflictos que se pueden plantear consecuencia de su práctica a la luz de la legislación y de la jurisprudencia, desde una visión eminente pedagógica. PALABRAS CLAVES Principio Acusatorio, acción, medios de investigación en la fase de instrucción y pruebas en la fase de plenario, calificaciones provisionales y definitivas. ABSTRACT Aware of the importance in Colombian legislation for the new implementation of the adversarial system and its impact on forensic practice, this teaching will mainly address the different manifestations of the adversarial principle in our legislation ** * Abogado Mg., Candidato a Doctor, Profesor Asociado de la Universidad Carlos III de Madrid Articulo de investigación vinculado a la línea de investigación en Derecho penal, procesal penal y derecho humanos del Centro de Investigaciones Socio- jurídicas de la Facultad de Derecho, Universidad Santo Tomás, Seccional Tunja en desarrollo del convenio de apoyo estratégico entre la Universidad Carlos III de Madrid de España y la Universidad Santo Tomás, Seccional Tunja de Colombia. 222 and try to solve some of the conflicts that may arise due to their practice in the light of legislation and case law, from an eminent educational vision KEYWORDS Adversarial Principle, action research means the investigation phase and evidence in the whole phase, interim and final grades. 1. ACERCAMIENTO AL PRINCIPIO ACUSATORIO EN EL DERECHO PROCESAL PENAL ESPAÑOL. No podemos dar una definición de lo que es el principio acusatorio pues son múltiples las manifestaciones de éste que dan contenido al mismo, pero si queremos aportar una podremos definirlo de forma simple: como el derecho exclusivo del que disfrutan las partes para poder sostener la acusación excluyendo al órgano judicial de dicha función. Es decir que son las partes las únicas que pueden de forma exclusiva sostener la acusación (con un contenido concreto) en el proceso penal, sin que el órgano judicial pueda interferir en esa labor, estando supeditado en todo momento a lo solicitado por las partes. Como comentabamos con anterioridad las manifestaciones del principio acusatorio se ponen de manifiesto a lo largo de todas las fases del proceso penal español, por lo que desde el punto de vista didáctico quizá lo más acertado es exponer en primer lugar el esquema del mismo y desarrollar en cada una de sus fases sus diferentes manifestaciones. Podemos hablar que el proceso penal español está dividido en tres fases fundamentales: Fase de Instrucción. Fase Intermedia. Fase de Juicio Oral. ¡------------------------¡--------------------------¡----------------------¡ La fase de instrucción corresponde su conocimiento al Juez de Instrucción, es él, el que se encarga de la realización de todos los medios de investigación que en un futuro posibilitarán la apertura del juicio oral o la impedirán teniéndose que dictar los correspondientes autos de sobreseimiento. (ex artículo 299 de la Ley de Enjuiciamiento criminal)1. Esta fase de instrucción se puede iniciar solamente a través de denuncia (artículo 259 de la Ley de Enjuiciamiento criminal, en adelante LECrim.) o querella (artículo 270 de la LECrim.), sin que al órgano judicial se le posibilite su iniciación. La fase intermedia, categoría que se ha creado desde la docencia para una mejor explicación del proceso, es decisiva pues en la misma se decide en base a los medios de investigación que se han practicado en la fase de instrucción si se abre o no el juicio oral 1 El artículo 299 de la Ley de Enjuiciamiento criminal nos señala cuales son las finalidades de esta fase inicial del proceso penal, la fase de instrucción y nos señala que “ Constituye el sumario (denominación otorgada por la ley a la fase de instrucción en los delitos con penas superiores a nueve privativas de libertad, es decir al proceso ordinario) las actuaciones encaminadas a preparar el juicio y practicadas para averiguar y hacer constar la perpetración de los delitos con todas las circunstancias que puedan influir en su calificación, y la culpabilidad de los delincuentes, asegurando sus personas y las responsabilidades pecuniarias de los mismos”. 223 o se sobresee, o dicho de otra forma, si de los medios de investigación que se han practicado en la fase de instrucción existen motivos para poder imputar a alguien la comisión de un hecho ilícito se procederá a la apertura del juicio oral realizándose los correspondientes escritos de acusación o calificaciones ( ya que se califica para acusar pero también para defender) provisionales (ex artículo 650 y ss de la LECrim.), o si en cambio no existiesen suficientes medios de investigación esclarecedores de la posible comisión del hecho delictivo se dictaría el auto de sobreseimiento libre o provisional (artículo 637 y 641 de la LECrim.). Es decir que si nadie de las partes personadas solicita la calificación o acusación del posible autor, el órgano judicial no puede de oficio acusar, como en la fase de instrucción no puede iniciar o interponer la acción penal. La fase de juicio oral la última del proceso penal español, que se desarrolla bajo los principios de inmediación, oralidad y publicidad, conoce de ella el Juzgado de lo Penal o la Audiencia Provincial dependiendo de la pena del delito (más o menos de cinco años) y tiene como objetivo que las partes confirmen como definitivas las calificaciones provisionales (que realizaron en la anterior fase a la vista de los medios de investigación desarrollados en la fase de instrucción) a la vista de las pruebas que se han desarrollado en el proceso y en base a las mismas el juez de lo Penal o la Audiencia Provincial dictar la correspondiente sentencia (ex artículo 741 de la LECrim.), teniendo que ser la sentencia dictada siempre congruente con las calificaciones o acusaciones, sin que se pudiese condenar por nada distinto de lo solicitado por las partes. En ningún caso servirán los medios de investigación de la fase de instrucción para dictar sentencia, sino simplemente para estudiar si podemos o no abrir la fase de juicio oral o dictar los autos de sobreseimiento. Por tanto el principio acusatorio se modula de forma distinta dependiendo de la fase del proceso en el que nos encontremos o bien indicándonos quién es el que puede interponer el ejercicio de la acción penal en la fase de instrucción o de investigación que corresponde al juez de instrucción, bien indicándonos quién puede ejercitar la acusación en la fase intermedia y en el juicio oral y como vincula la misma al juzgador, sin que pueda alterar lo solicitado por las partes. 2. EL PRINCIPIO ACUSATORIO EN LA FASE DE INSTRUCCIÓN O DE INVESTIGACIÓN EN EL PROCESO PENAL ESPAÑOL. En el ejercicio de la acción penal. El proceso penal español se inicia mediante denuncia que es el mecanismo a través del cual se traslada la “notitia criminis” al órgano judicial que se regula en el artículo 259 de la LECrim. ( el atestado de la Policía Judicial tiene simple valor de denuncia artículo 297 de la LECrim) o a través de la querella que además de trasladar la noticia del hecho criminal al órgano judicial para su investigación se traslada la voluntad firme de mostrarse parte en el proceso y poder ejercitar la 224 acusación de conformidad con los artículo 270 y 277 de la ley rituaria.2 ¿Quién puede llevar a cabo el inicio del proceso?. El inicio del proceso ejercitando el “ius ut procedatur” puede iniciarlo en derecho proceso penal cualquier ciudadano sea o no el perjudicado por el hecho delictivo, es decir que es posible que alguien que no haya sido perjudicado por el hecho delictivo de forma personal sea quien ejercite la acción, es lo que se conoce en nuestro derecho al igual que en el derecho anglosajón como la acción penal popular: cualquier ciudadano podrá sea o no el perjudicado iniciar la acción, como manifestación del artículo 125 de la Constitución española: “Los ciudadanos podrán ejercer la acción popular .., en la forma y con respecto aquellos procesos penales que la ley determine..,”. Por tanto cualquier ciudadano podrá ejercer la acción penal popular en los términos que señala la ley. Así pues junto con la acción penal privada (reservada sólo y exclusivamente a los perjudicados por los delitos privados de calumnia e 2 Artículo 259 de la Ley de Enjuiciamiento criminal: “El que presenciare la perpetración de cualquier delito público está obligado a ponerlo inmediatamente en conocimiento del juez de instrucción..,”. El que denuncia solamente traslada la “notita criminis”, sin mostrarse parte en el proceso, el no es por el hecho de interponer la denuncia parte en ningún proceso, no tiene la posibilidad de acusar, y comparecerá en el proceso única y exclusivamente como testigo, a no ser que con posterioridad a la interposición de la denuncia se muestra parte en el proceso aceptando el ofrecimiento de acciones que el juez le tiene que hacer de conformidad con el artículo 109 y 776 de la LECrim., diferencia con la querella, único instrumento que por sí sólo es suficiente para la interposición de la acción, elevando al instante a la categoría de parte de forma inmediata. injurias, que tendrán que ejercitar la acción a través de querella), la acción penal particular (perjudicados por el delito que podrán iniciar el proceso mediante denuncia; sin constituirse como parte, o a través de querella) nos encontramos con la acción penal popular que podrán iniciar la acción a través de querella constituyendo fianza, aunque no fuesen los perjudicados por el hecho delictivo. De forma muy parecida al artículo 125 de la Constitución Española se pronuncia el artículo 101 de la LECrim. que señala: “La acción penal es pública. Todos los ciudadanos españoles podrán ejercitarla con arreglo a las prescripciones de la Ley”. La primera manifestación que vemos del principio acusatorio es el artículo 102 de la LECrim. que señala: “Sin embargo de lo dispuesto en el artículo anterior, no podrán ejercitar la acción penal: 3. El Juez o Magistrado”. Efectivamente el juez o magistrado no podrá ejercitar la acción penal popular, pues se constituirá en parte y órgano judicial a la vez, la función de juzgar y accionar en este momento inicial se vería confundida, lo que se pretende al fin y al cabo es desligar las funciones de juzgar y acusar o accionar. Así pues el juez o magistrado no tiene la facultad de ejercitar la acción penal popular en la medida que se constituiría como juzgador y parte al mismo tiempo al ejercitar la acción penal popular a través de la querella. La acción penal popular es el ejercicio de la acción penal en nombre de la colectividad y para la misma, ejercitando así como lo haría el Ministerio Fiscal, el interés público tutelado por la ley, por lo que el 225 ejercicio de la protección del interés público tutelado por la ley a través de la acción penal popular y el ejercicio de la potestad jurisdiccional al mismo tiempo pondría sin dudarlo en colisión la imparcialidad del órgano judicial en la medida que al estar revestido de autoridad jurisdiccional podría a su antojo iniciar por el sólo los procesos penales que considerase oportuno con una merma de la imparcialidad y objetiva que son propios de la función que desempeña. Eso sí el órgano judicial, sí puede llevar a cabo el ejercicio de acciones penales particulares en la medida que el fuese el perjudicado por el hecho ilícito o sus bienes o las personas que tuviese a su cargo, artículo 102. párrafo tercero. Así pues el principio acusatorio veda la posibilidad del ejercicio de la acción penal popular al órgano judicial, por lo motivos antes expuestos. La siguiente pregunta que en esta fase inicial del proceso nos debemos de hacer es si el órgano judicial puede de oficio iniciar cualquier actuación de investigación al haber tenido conocimiento de la misma de forma personal. Veamos a continuación como la LECrim. resuelve el problema. O dicho de otra forma el juez de instrucción que conozca de la existencia de un hecho ilícito puede iniciar e investigar en la fase de instrucción. De igual manera y por las mismas razones que con anterioridad el artículo 308 de la LECrim. impide al órgano judicial que inicie actuaciones de investigación por el conocimiento personal de un ilícito y la solución que nos ofrece el precepto es la siguiente: “Inmediatamente que los Jueces de instrucción, tuvieren noticia de la perpetración de un delito, dará parte al Presidente de la Audiencia de la formación del sumario, en relación sucinta, suficientemente expresiva del hecho, de sus circunstancias y de su autor, dentro de los dos días siguientes al en que hubiere principiado a instruirle. Pudiéramos pensar que habilita el artículo 308 de la LECrim al ejercicio de la acción penal ex oficio por parte del órgano judicial pero tenemos que llegar a la conclusión en base al precepto del artículo 102.3º antes analizado que no es así, porque única y exclusivamente corresponde el ejercicio y sostenimiento de la acción penal al Ministerio Fiscal (ex artículo 105 de la LECrim.). Eso es así efectivamente porque como uno de los motivos de recusación y abstención del órgano judicial es que éste haya sido el denunciado o acusado privado del que recusa o haya sido el instructor de la causa, todo ello de conformidad con el artículo 54.5º y 12º de la LECrim. Lo que el órgano judicial tiene que hacer cuando conozca de la existencia de algún ilícito penal es ponerlo en conocimiento del juez de guardia para que sea éste el que en virtud de las normas de reparto correspondiente a la demarcación judicial turne la correspondiente denuncia, para evitar vulnerar el principio de imparcialidad y objetividad ya que podría ser motivo de recusación y abstención conforme a lo señalado con anterioridad. En la adopción cautelares. de medidas 226 Como habíamos visto con anterioridad el artículo 299 de la Ley de Enjuiciamiento criminal, señalaba como una de las medidas a practicar en el fase de instrucción la adopción de las medidas tendentes a asegurar su persona y las responsabilidades pecuniarias de los mismos. Efectivamente en la fase de instrucción una de las finalidades de la misma es la adopción de la medidas cautelares para el aseguramiento del cumplimiento de la eficacia de la sentencia que recaiga en el proceso, arbitrando mecanismos cautelares para cumplir la sentencia final y evitar que un proceso excesivamente largo impida o dificulte la eficacia de la sentencia (porque ha huido el delincuente o malgastado sus bienes). Para ello se establecen medidas cautelares personales y reales (en las primeras nos encontramos a aquellas que pretenden asegurar la persona del sujeto pasivo del proceso, mientras que las segundas tienden a asegurar los bienes del mismo). Entre las primeras como medida que incide más en los derechos fundamentales, pues anula la libertad ambulatoria es la prisión provisional. A nadie se escapa que la prisión provisional es la medida con una mayor incidencia en los derechos fundamentales, en la medida que elimina la libertad ambulatoria antes de que haya recaído una sentencia firme de condena, es decir los efectos sobre los derechos se producen de forma preventiva para impedir la sustracción de pruebas, influir a testigos, la reiteración delictiva o protección de la víctima. La pregunta que nos tenemos que hacer a continuación, es cómo se adopta la prisión provisional en el derecho procesal penal español. La adopción de la misma viene regulada en el artículo 505 de la LECrim. que señala expresamente: “1. Cuando el detenido fuere puesto a disposición del juez de instrucción o tribunal que deba conocer de la causa, éste, salvo que decretare su libertad provisional sin fianza, convocará a una audiencia en la que el Ministerio Fiscal o las partes acusadoras podrán interesar que se decrete la prisión provisional del imputado o su libertad provisional con fianza. Si ninguna de las partes las instare, acordará necesariamente la inmediata puesta en libertad del imputado que estuviere detenido”. A la vista del precepto trascrito inferimos que también en la adopción de la medida cautelar personal que más incide en los derechos fundamentales, como es la prisión provisional y la libertad con fianza, debe de ser solicitada la misma por algunas de las partes personadas en una audiencia que se convoca por el órgano judicial a tal fin, sin que éste pueda hacer otra cosa más que la puesta en libertad, en el supuesto de que ninguna de las partes le solicite la adopción de la medida cautelar. Inferimos ya desde el inicio de la explicación, que la adopción de aquellas medidas que incidan de forma más severa a los derechos fundamentales como es la privación de libertad, aunque sea medida preventiva personal, debe de ser adoptada por el órgano judicial siempre a instancia de parte, siempre a solicitud de las partes personadas y nunca, nunca ex oficio. 227 El principio acusatorio en la fase intermedia en el proceso penal español. Quizás donde con más vigor se pone de manifiesto el principio acusatorio, es en la fase intermedia, ya sabemos porque lo hemos explicado con anterioridad en las líneas que nos precedían que los medios de investigación que se han desarrollado en la fase de instrucción, nos sirven solamente para saber si podemos continuar o no con el fase de juicio oral, pero que en ningún caso pueden servir como fundamento a la sentencia que única y exclusivamente podrán fundamentarse en las pruebas practicadas en el juicio oral, garantizándose así la imparcialidad y objetividad del juez de conocimiento o juzgado de lo penal. A la vista de toda la fase de instrucción (que sabemos que recibe diferentes nombres dependiendo del proceso, sumario en el proceso ordinario, diligencias previas en el proceso abreviado y diligencias urgentes en el juicio rápido) y de los medios de investigación que se han desarrollado en el mismo, las partes y solamente las partes tienen que decidir si formulan acusación o calificaciones (dos denominaciones, la última más amplia pues comprende también la defensa del posible acusado). Sin que el juez pueda llevarlas a cabo en ningún caso. El artículo 649 de la LECrim. señala expresamente: “Cuando se mande abrir el juicio oral, se comunicará la causa al Fiscal, o al acusador privado si versa sobre delito que no pueda ser perseguido de oficio, para que en el término de cinco días califique por escrito los hechos”. Son las partes quien califican, acusan o se defienden pero en ningún caso es el órgano judicial el que interfiere en esa función. El órgano judicial de instrucción es quien presencia y dirige el proceso adoptando en determinados momentos decisiones de investigación para la averiguación del hecho delictivo con el objetivo de que las partes, sólo las partes, califiquen los hechos teniendo como fundamento los medios de investigación practicados. Y si todas las partes personadas a tendiendo a los artículos 637 y 641 de la LECrim. solicitasen el sobreseimiento el órgano judicial no podrá formular acusación, sino que tendrá que intentar encontrar a alguien para que sostenga la misma, (el perjudicado por el hecho ilícito o el superior del Ministerio Fiscal que ha solicitado el archivo de las actuaciones) se verá abocado al archivo de las actuaciones por mucho que piense que es necesario la continuación de la causa. “Cuando el Ministerio fiscal pida el sobreseimiento de conformidad con lo dispuesto en los artículos 637 y 641, y no se hubiere presentado en la causa querellante particular dispuesto a sostener la acusación, podrá el tribunal acordar que se haga saber la pretensión del Ministerio fiscal a los interesados (perjudicados) en el ejercicio de la acción penal, para que dentro del término prudencial que se les señale comparezcan a defender su acción si lo consideran oportuno. Si no comparecieren en el término fijado, el Tribunal acordará el sobreseimiento solicitado por el Ministerio Fiscal”. (Artículo 642 de la LECrim.) 228 El legislador siendo consciente de las consecuencias de esta declaración facilita la búsqueda desesperada del perjudicado, señalando en el artículo 643 de la ley rituaria: “Cuando en el caso a que se refiere el artículo anterior fuere desconocido el paradero de los interesados en el ejercicio de la acción penal, se les llamará por edictos que se publicarán a las puertas del tribunal mismo, en los periódicos de la localidad o en los de la capital de la provincia y podrán publicarse también en el BOCAM. Transcurrido el término del emplazamiento sin comparecer los interesados, se procederá como previene el artículo anterior”. Es decir el archivo de las actuaciones, el juez instructor no puede continuar con el proceso si no hay nadie que sostenga la acción penal. que sostener la acusación para la continuación del mismo. ¿Y viceversa?. Es decir: ¿si las partes acusan, el juez podrá sobreseer el sumario?. La respuesta es afirmativa solamente en el caso de que considere que los hechos que se estudian en el mismo son atípicos. En cualquier otro caso no podrá prescindir de la apertura del juicio (ex artículo 645 en relación con el artículo 637.2 º de la LECrim.) De igual manera podemos hacer referencia a los preceptos que se dedican a regular el proceso abreviado (es decir aquel proceso que enjuicia delitos con penas inferiores a nueve años de prisión): artículo 800 de la LECrim. El principio acusatorio en la fase de juicio oral en el proceso penal español. Y si a pesar de eso el Tribunal conceptúe improcedente la petición del Ministerio fiscal relativa al sobreseimiento y no hubiere querellante particular que sostenga la acción, antes de acceder al sobreseimiento podrá determinar que se remita la causa al Fiscal de la Audiencia provincial respectiva o al del Supremo, para que con conocimiento de su resultado resuelva uno u otro funcionario si procede o no sostener la acusación. (Artículo 644 de la LECrim.). Por último para terminar esta exposición tenemos que hacer referencia al principio acusatorio en la fase de juicio oral. Como ya hemos puesto de manifiesto, el artículo 741 de la LECrim. señala expresamente: “El Tribunal, apreciando, según su conciencia las pruebas practicadas en el juicio, las razones expuestas por la acusación y la defensa y lo manifestado por los mismos procesados, dictará sentencia dentro del término fijado en esta Ley”. Como hemos tenido ocasión de estudiar el juez no puede en virtud del principio acusatorio, alguien tiene que ser el que acuse diferente al órgano judicial, para que continúe el proceso, alguien tiene Por tanto el juez dictará sentencia atendiendo única y exclusivamente a las pruebas practicadas en el juicio de plenario, sin atender a los medios de investigación que se hubieran realizado 229 con anterioridad en la investigación o instrucción. fase de Y las partes, en base a las pruebas que se hubiesen practicado en el plenario mantendrán los escritos de calificación provisional que han realizado en la fase intermedia (nos acordamos artículo 649 y ss. de la LECrim.) o los modificaran. Así lo señala expresamente el artículo 732 de la ley rituaria que nos dice que: “Practicadas las diligencias de la prueba, las partes podrán modificar las conclusiones de los escritos de calificaciones”. Así es, si a la vista de las pruebas practicadas en el plenario, nos damos cuenta que hubo violencia o intimidación, el hecho tendrá que calificarse como robo y no como hurto (si así se hizo en los escritos de calificación provisional, en la fase intermedia), si apreciamos que la cantidad hurtada supera los 400 € atendiendo a los informes periciales, no será una falta, sino un delito, por lo que tendrá que modificarse los escritos de calificación provisional realizados en la fase intermedia. O dicho de una manera más sencilla, la prueba es la que se desarrolla en la fase de plenario y no los medios de investigación de la fase de instrucción. Se tendrá en cuenta para dictar sentencia la prueba del juicio. Y si existiese contradicción, será la prueba del juicio la que sustentará la sentencia, sin perjuicio de lo que diremos más adelante sobre la jurisprudencia del Tribunal Supremo, al respecto. Y el juez para dictar sentencia tendrá de forma irremediable atenerse a las calificaciones realizadas por las partes en sus escritos de calificaciones definitivas y si considera que ha existido algún error en cuanto a la calificación, la ley arbitra al juez la posibilidad de utilizar la formula del artículo 733 de la LECrim., así el precepto señala de forma expresa: “Si juzgando por el resultado de las pruebas entendiere el tribunal que el hecho justiciable ha sido calificado con manifiesto error, podrá el Presidente emplear la siguiente fórmula: Sin que sea visto prejuzgar el fallo definitivo sobre las conclusiones de la acusación y la defensa, el Tribunal desea que el Fiscal y los defensores del procesado (o los defensores de las partes cuando fuesen varias) le ilustren acerca de si el hecho justiciable constituye el delito de… o si existe la circunstancia eximente de responsabilidad a que se refiere el número… del artículo… del Código Penal.” Se pone de manifiesto que en ningún caso y bajo ningún motivo, puede existir discrepancia entre la sentencia que dicte el juez de conocimiento y las calificaciones realizadas por las partes. Si el juez apreciase que existe en un error en las calificaciones de las partes, lo único que puede hacer es proponer una modificación de las mismas a través de la fórmula (denominada en la practica forense “tesis del Tribunal”) que antes hemos trascrito pero en ningún caso el órgano judicial podrá dictar una sentencia separándose de lo solicitado por las partes, tanto es así que si lo hiciese la sentencia podría estar incursa en un supuesto de casación regulado en el artículo 851 de la LECrim., en su apartado cuarto que señala expresamente: “Podrá también interponerse el recurso de casación por 230 la misma causa: 4º. Cuando se pene un delito más grave que el que haya sido objeto de la acusación, si el Tribunal no hubiere procedido previamente como determina el artículo 733.” La convicción del legislador con la opción legislativa elegida, hace que de forma expresa señale como un supuesto de casación los casos en los que el órgano judicial pene de forma distinta a lo solicitado por las partes. 3. APROXIMACIÓN AL PRINCIPIO ACUSATORIO TRATADO DESDE EL ANÁLISIS DE LA JURISPRUDENCIA. El principio acusatorio: Correlación entre calificación de las partes y sentencia. A continuación pasaremos a realizar una aproximación al estudio del principio acusatorio en la jurisprudencia del Tribunal Supremo en España y del Tribunal Constitucional, tendremos ocasión de ver como se ha ido perfilando el contenido, los límites y la extensión del principio que estamos tratando. Con diversas sentencias de cabecera vamos a ir tratando la evolución del principio acusatorio en la jurisprudencia (Tribunal Supremo, Sala de lo Penal, Sección 1ª). Sentencia núm. 1319/2007 de 12 de enero. RJ\2007\323.) La doctrina tradicional de la Sala de lo Penal del Tribunal Supremo como hemos tenido ocasión de estudiar, entre otras muchas, la STS 1426/2005, de 7 de diciembre (RJ 2006, 1776), nos dice que esta cuestión ha dado lugar a opiniones doctrinales diferentes. Se refiere a la posibilidad de imponer penas superiores a las más graves de las solicitadas (en concreto) por las acusaciones. Un sector doctrinal entiende, ciertamente, que tal decisión puede infringir el principio acusatorio al actuar el Tribunal más allá de lo pedido por las acusaciones, y también el derecho de defensa, pues el acusado organiza su defensa en función de la acusación y no de una eventual agravación, de la clase que sea, procedente del Tribunal. No obstante, la aludida línea mayoritaria y tradicional de la Sala del tribunal Supremo y del Tribunal Constitucional, permite que el tribunal pueda imponer pena más grave que la solicitada por las acusaciones siempre que la motive suficientemente y se mantenga dentro de los límites legales establecidos, pues la vinculación del órgano jurisdiccional deriva directamente de la Ley y no de las peticiones de las partes, y la individualización de la pena corresponde únicamente al Tribunal y no a la acusación ( SSTS 21. 10. 1988 [ RJ 1988, 8078], 16. 11. 1989 [ RJ 1989, 8651], 18. 6. 1994 [RJ 1995, 3905], y STC 43/1997 [RTC 1997, 43], entre otras). Esta doctrina precisa que el principio acusatorio no exige la vinculación estricta del Juzgador a las calificaciones jurídicas y al “petitum” de las partes, sino sólo que el hecho objeto del juicio del fallo sea a quél sobre el que se haya sostenido la acusación, puesto que el objeto del proceso no es un “crimen”, sino un “factum”, “que debe entenderse respetado cuando el órgano judicial se atiene al hecho posible objeto de la acusación sin incurrir en 231 incongruencias”, aunque imponga una pena cuantitativamente superior a la pedida por el Fiscal. Recordando la reciente STC 163/2004 de 4. 10. /RTC 2004, 163), que la imposición de la pena de multa, comprendida en el tipo que fue objeto de la acusación y que no fue pedida por error por el Ministerio Fiscal, no quebranta el derecho de defensa, pues el acusado pudo defenderse del tipo penal en el debate contradictorio del juicio oral y el Tribunal motivó la razón por la que imponía la pena. Además, sigue manteniendo tal Sentencia de esta Sala Casacional (la número 1426/2005), que la cuestión suscitada de si el Tribunal está vinculado por la pena en abstracto que corresponde al delito determinado por la acusación, o que el límite se encuentra en la pena concreta solicitada por las acusaciones y que, por error u otro motivo, puede no corresponder con la que legalmente está fijada para el delito acusado, la redacción del artículo 789.3 LECrim, lleva a considerar que, en todo caso, un error material en la solicitud de la pena, por clara divergencia entre lo pedido en el escrito de acusación y la pena que señala la Ley para el delito que es objeto de la acusación, no vincula al Tribunal sentenciador. En trance de poner en cuestión la posición tradicional en esta materia, conviene señalar que la razón que justifica un cambio en el punto de vista seguido hasta ahora y que produzca la vinculación del juzgador a la pena en concreto solicitada, como ámbito delimitador de las facultades del tribunal sentenciador, deriva de la esencia misma del principio acusatorio, y en suma, de la estructura del proceso penal, denominado acusatorio, en donde quedan perfectamente escindidas las funciones de acusar y juzgar, de modo que no puede nunca un mismo órgano arrogarse ambas, bajo pretexto alguno. Del mismo modo que el Tribunal sentenciador no puede condenar por un delito que no haya sido imputado por la acusación, tampoco puede imponer una pena que no le haya sido solicitada por acusación alguna, pues ambos mecanismos se basan en el respeto al principio acusatorio, y sus correlativas derivaciones de conguencia y defensa. Como tiene señalado el Tribunal Constitucional en reiterada doctrina, entre las exigencias derivadas de tal principio acusatorio, “se encuentra la de que nadie puede ser condenado por cosa distinta de la que se la ha acusado y la que, por lo tanto, haya podido defenderse, habiendo precisado a este respecto que por “cosa”, no puede entenderse únicamente un concreto devenir de acontecimientos, un factum, sino también la perspectiva jurídica que delimita de un cierto modo ese devenir y selecciona algunos de sus rasgos, pues el debate contradictorio recae no sólo sobre los hechos, sino también sobre su calificación jurídica” (STC 12/1981, de 10 de abril [RTC 1981, 12], 95/ 1995, de 19 de junio [RTC 1995, 95], 225/1997, de 15 de diciembre [RTC 1997, 225], 4/2002, de 14 de enero [RTC 2002, 4], F. 3; 228/2002, de 9 de diciembre [RTC 2002, 228], F. 5; 35/2004, de 8 de marzo [RTC 2004, 35], F. 2; y 120/2005, de 10 de mayo [RTC 2005,120], F.5). La íntima relación 232 existente entre le principio acusatorio y el derecho a al defensa ha sido asimismo señalada por tal Tribunal al insistir en que del citado principio se desprende la exigencia de que el imputado tenga posibilidad de rechazar la acusación que contra él ha sido formulada tras la celebración del necesario debate contradictorio en el que haya tenido oportunidad de conocer y rebatir los argumentos de la otra parte y presentar ante el Juez los propios, tanto los de carácter fáctico como los de naturaleza jurídica (SSTC 53/1987, de 7 de mayo [RTC 1987, 53], F. 2; 4/2002, de 14 de enero [RTC 2002,4], F. 3). De manera que “nadie puede ser condenado si no se ha formulado contra él una acusación de la que haya tenido oportunidad de defenderse en forma contradictoria, estando, por ello, obligado el Juez o Tribunal a pronunciarse dentro de los términos del debate, tal y como han sido formulados por la acusación y al defensa, lo cual, a su vez, significa que en última instancia ha de existir siempre correlación entre la acusación y el fallo de la sentencia (SSTC 11/1992, de 27 de enero [RTC 1992, 11], F. 3; 95/1995, de 19 de junio, F.2; 36/1996, de 11 de marzo [RTC 1996,36], F. 4: 4/2002, de 14 de enero, F. 3). Dicho principio acusatorio deriva del derecho fundamental al proceso debido (proceso con todas las garantías: artículo 24.2 de la CE), y es manifestación, como decimos, del principio de congruencia y defensa. De modo que este principio ha de quedar restringido no solamente al factum sino a la misma calificación jurídica, y dentro de ésta, tanto al título de imputación (delito), como a la propia petición punitiva contenida en la más grave de las acusaciones. Se debatió en Pleno no jurisdiccional para la Unificación de Criterios, el día 20 de diciembre de 2006, mantener o modificar esta línea jurisprudencial, obteniendo el respaldo mayoritario de la Sala un Acuerdo del siguiente tenor literal: “El Tribunal sentenciador no puede imponer pena superior a la más grave de las pedidas en concreto por las acusaciones, cualquier que sea el tipo de procedimiento por el que se sustancie la causa”. Así lo recoge en la actualidad el artículo 789.3 de la LECrim. que señala que “La Sentencia no podrá imponer pena más grave de la solicitada por las acusaciones”. De modo que el marco penal que sirve de presupuesto al principio no puede consistir solamente en la calificación delictiva, sino en la propia penalidad solicitada, que condiciona las expectativas del derecho de defensa, y los concretos mecanismos que lo relacionana. La citada correlación ha de concurrir, no solamente en relación con la persona acusada, única que puede ser condenada, sino también respecto de los hechos imputados, sin que la condena pueda fundarse en otro diversos, en lo sustancial o elementos identificativos, de los imputados por las acusaciones, y, en lo que ahora importa, tampoco cabe que la condena se produzca por un título jurídico heterogéneo (o distinto) o más grave que el asumido por las acusaciones. En cuanto a la pena pedida vincula al tribunal salvo que, permaneciendo 233 incólume el hecho y el título jurídico de condena, el respeto al principio de legalidad obligue a imponer otra mayor para respetar éste y corregir el error de las acusaciones. Aspecto este último en que la Sala Segunda del Tribunal Supremo ha modificado el acuerdo de 20 de diciembre de 2006 (PROV 2007, 30007). El principio acusatorio y posibilidad de valoración en el juicio de plenario de los medios de investigación o sumariales La jurisprudencia del Tribunal Supremo se ha pronunciado al respecto afirmando la posibilidad de valorar las declaraciones del sumario, en casos excepcionales, siempre y cuando la declaración sumarial que se valora haya sido practicada en condiciones de escrupulosa observancia de legalidad. Así en la STS 20.9.2000 (RJ 2000, 8007), declaró la posibilidad de la valoración de la prueba del sumario, concretamente las declaraciones del acusado en la instrucción de la causa, bien sobre la base de la existencia de unos elementos de incriminación suficientes que exigen del imputado una explicación, bien desde la perspectiva del art. 730, esto es la imposibilidad de practicar una diligencia probatoria en el juicio oral. Como han señalado la jurisprudencia de TEDH, Caso Murray de 8 de febrero de 1996 (TEDH 1996, 7) y caso Condrom de 2 de mayo de 2000 (TEDH , y del Tribunal 2000, 129) Constitucional STC 137/98 de 7 de julio (RTC 1998, 137) y 202/2000, de 24 de julio (RTC 2000, 202) , «no puede afirmarse que la decisión de un acusado de permanecer en silencio en el proceso penal no puede tener implicación alguna en la valoración de las pruebas por parte del tribunal que le juzga. Bien al contrario, se puede decir que dicha decisión, o la inconsistencia de la versión de los hechos que aporta el acusado, habían de ser siempre tenidas en cuenta por el órgano judicial. La lícita y necesaria valoración del silencio del acusado como corroboración de lo que ya está probado es una situación que reclama claramente una explicación del acusado en virtud de las pruebas de cargo aportadas, de modo que el sentido común dicta que su ausencia equivale a que no hay explicación posible y a que, en consecuencia, el acusado es culpable». En definitiva, el silencio del acusado en ejercicio de un derecho puede ser objeto de valoración cuando el cúmulo de pruebas de cargo reclame una explicación por su parte de los hechos. Pese a su silencio puede deducirse una ratificación del contenido incriminatorio resultante de otras pruebas». Cuando antes del inicio del juicio oral existía una actividad probatoria derivada de las confesiones de los imputados y las periciales realizadas, así como las corroboraciones existentes, como es hallazgo de vestigios del secuestro y localización de los lugares en el que se materializó la privación de libertad. Ese cúmulo probatorio exigía del acusado una explicación que se negó a proporcionar, en ejercicio de su derecho a no declarar, y que permite que ante la ausencia de explicación, el tribunal pueda valorar su silencio. 234 Por otra parte, hemos de recordar la doctrina del Tribunal Supremo, sobre la posibilidad de valorar la prueba del sumario. Partiendo de una regla general según la cual la prueba valorable es la producida en el juicio oral con las garantías señaladas en la Ley, también se contemplan excepciones derivadas de la admisibilidad de la valoración de la prueba sumarial preconstituída y anticipada siempre y cuando se observen los requisitos materiales, subjetivos, objetivos, de fondo y formales que la Ley y los principios constitucionales aplicables al proceso penal exigen ( SSTS 284/2000 de 21 de febrero [RJ 2000, 1790] ,1240/2000 de 11 de septiembre [RJ 2000, 7462] ). Así, en los supuestos de imposibilidad o constatada y razonable dificultad de su practica en el juicio oral, con necesaria intervención del Juez de instrucción, garante de la imparcialidad y de la legalidad, y con presencia de las partes que garantizan la contradicción en la producción de la prueba, las declaraciones obrantes en el sumario puede ser objeto de valoración por el tribunal encargado del enjuiciamiento. (STC 80/86 [RTC 1986, 80] ; 26/88 [RTC 1988, 26] , 140/91 [RTC 1991, 140] y STDH Caso Isgro, de 19 de febrero de 1991 [TEDH 1991, 23]. La consideración de prueba anticipada presenta una doble inteligencia. De una parte, la contenida la realización de un croquis y relatando la participación de los otros coimputados, lo que ha sido corroborado por otras diligencias probatorias. La jurisprudencia del Tribunal Constitucional, STC 38/2003, de 27 de en el art. 448 de LECrim. Como supuesto excepcional de práctica de la prueba con anterioridad a la fecha señalada en el juicio oral. De otra, los supuestos de prueba del sumario, que participa de una naturaleza preconstituida y a la que nos hemos referido esta Sala en nuestra Jurisprudencia y también recogida en la del Tribunal Constitucional abarcando los supuestos de prueba preconstituida, prueba del sumario o las excepciones del art. 730 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal que en puridad no son una prueba anticipada pero han sido introducidas en su comprensión por la Jurisprudencia y así consideradas por los operadores jurídicos. Desde la perspectiva expuesta, el acusado que ya había declarado en el sumario con todas las garantías es instado a que declare en el juicio oral. En ejercicio de su derecho el acusado no declara y las partes acusadoras se ven imposibilitadas de practicar una prueba (artículo 730 Ley procesal) acordando su incorporación, por testimonio, de las declaraciones del acusado en la instrucción. El recurrente si había declarado en el sumario, con observancia de las prevenciones previstas en la Ley procesal y lo hizo, en reiteradas ocasiones, proporcionando datos relevantes a la reconstrucción del hecho, como febrero (RTC 2003, 38) , en el mismo sentido, ha señalado la posibilidad de valorar la prueba del sumario en los supuestos de que el acusado materialice su decisión de guardar silencio pese a sus declaraciones anteriores, «atendiendo a las exigencias de publicidad del debate (esencial en 235 este tipo de supuestos, como se recoge en el parágrafo 81 de la STEDH de 6 de diciembre de 1988 [TEDH 1988, 1] , caso Barberá, Messegué y Jabardo c. España), ya hemos expuesto antes cómo el contenido incriminatorio de las declaraciones Tribunal Supremo (Sala de lo Penal).Sentencia núm. 590/2004 de 6 mayo RJ\2004\5018 12 de febrero de 2010 sumariales accedió al juicio oral a través de la lectura de los folios sumariales en el que se documentaron». Como se recordaba en la STC 14/2001, de 29 de enero (RTC 2001, 14) , F. 7, «este Tribunal tiene señalado que la posibilidad de considerar como prueba las diligencias sumariales o preparatorias está supeditada a que se reproduzcan en el juicio oral, o se ratifiquen en su contenido sus autores, o se dé a las partes la posibilidad efectiva de contradecirlas en dicho acto, no bastando la simple fórmula de «por reproducidas» del uso forense y sin más atención sobre ellas, ni aun con el asentimiento del acusado, porque no hay que olvidar que tanto por el principio acusatorio de nuestro sistema procesal penal, como por imperativo constitucional, es al acusador, público o privado, a quien corresponde aportar las pruebas de cargo o incriminatorias, es decir, no es el acusado quien tiene que acreditar su inocencia, sino la acusación su culpabilidad (SSTC 150/1987, de 1 de octubre [RTC 1987, 150] , 161/1990, de 19 de octubre [ RTC 1990, 161] , 140/1991, de 20 de junio [RTC 1991, 140] , 32/1995, de 6 de febrero [RTC 1995, 32] ). La STC 80/1986, de 17 de junio (RTC 1986, 80), F. 1, señaló que no puede negarse toda eficacia probatoria a las diligencias sumariales practicadas con las formalidades que la CE y el ordenamiento procesal establecen en garantía de la libre declaración y defensa de los ciudadanos, siempre que sean reproducidas en el acto de la vista en condiciones que permitan a la defensa del acusado someterlas a contradicción. Esta doctrina fue reiterada y perfilada en las SSTC 22/1988, de 18 de febrero (RTC 1988, 22) , 25/1988, de 23 de febrero (RTC 1988, 25) , 82/1988, de 28 de abril (RTC 1988, 82) , 137/1988, de 7 de julio, 98/1990, de 24 de mayo, 80/1991, de 15 de abril, 336/1993, de 15 de noviembre, 51/1995, de 23 de febrero, 200/1996, de 3 de diciembre (RTC 1996, 200) , 40/1997, de 27 de febrero, 153/1997, de 29 de septiembre (RTC 1997, 153) , 41/1998, de 24 de febrero (RTC 1998, 41) , y 115/1998, de 1 de junio (RTC 1998, 115) , en las que se catalogan los requisitos para la validez probatoria de las diligencias sumariales: debe tratarse de actuaciones, en principio, no reproducibles en el juicio oral, intervenidas por la autoridad judicial, con garantía de contradicción y repetidas como prueba en el juicio oral mediante la lectura efectiva de los documentos que acreditan su contenido». Consecuentemente, y de acuerdo con la doctrina jurisprudencial reseñada, la negativa del acusado a responder a las preguntas que desde la acusación se le formulan, no impide que puedan ser valoradas las declaraciones sumariales prestadas con observancia de las garantías previstas en la Ley procesal penal, pudiendo conformar la convicción judicial sobre los hechos imputados. 4. CONCLUSIONES. 236 Para finalizar el artículo podemos decir que el principio acusatorio consigue de esta forma que el protagonismo en el proceso lo ostenten las partes activas del mismo, reconociéndolas en régimen de monopolio el control de la acción y el contenido de la misma. Se les otorga así la posibilidad de disponer de la acción de forma independiente al órgano judicial que le está vedada esta posibilidad y configurar la pretensión de forma paulatina (en las diferentes fases del proceso penal) a través del contenido de los escritos de calificaciones, obligando al juez a que se pronuncie en los términos propuestos. 5. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS. 5.1 NORMATIVA Se destierra así el principio inquisitivo de investigación de oficio, que regía con anterioridad y que provocó durante su vigencia abusos fruto de los intereses particulares de los operadores jurídicos. A pesar de eso no podemos afirmar que en España rige en su sentido más puro el principio acusatorio a pesar de todo lo dicho, sino que junto con estas manifestaciones que hemos estudiados en las líneas precedentes, también conviven otras de un marcado tinte inquisitivo, por lo que la doctrina habla de sistema mixto o formal, pero eso será objeto de otro artículo. -STC 140/1991, de 20 de junio [RTC 1991, 140]. -STC 32/1995, de 6 de febrero [RTC 1995, 32]. -Ley de Enjuiciamiento Criminal, promulgada por Real Decreto de 14 de septiembre de 1882. -STC 80/1986, de 17 de junio (RTC 1986, 80). 5.2 JURISPRUDENCIAL -STC 80/86 [RTC 1986, 80]. -Tribunal Supremo, Sala de lo Penal, Sección 1ª. Sentencia núm. 1319/2007 de 12 de enero. RJ\2007\323. -STC 26/88 [RTC 1988, 26]. -STS 1426/2005, de 7 de diciembre (RJ 2006, 1776). -STDH Caso Isgro, de 19 de febrero de 1991 [TEDH 1991, 23]. -STC 140/91 [RTC 1991, 140]. -STS 38/2003, de 27 de febrero (RTC 2003, 38). -STC 150/1987, de 1 de octubre [RTC 1987, 150]. -STC 161/1990, de 19 de octubre [RTC 1990, 161]. 237 238 239 INSTRUCTIVO PARA AUTORES PRINCIPIA IURIS Principia Iuris es la revista institucional impulsada por la Facultad de Derecho de la Universidad Santo Tomás seccional Tunja, y su cuerpo docente, con periodicidad semestral, que publica artículos inéditos como producto definitivo o parcial de los resultados de investigaciones en el campo Socio-Jurídico, así como reflexiones y memorias en las áreas del conocimiento social, histórico, cultural y político, con el propósito de hacerlos visibles ante la comunidad nacional e internacional, en un esfuerzo por socializar los resultados en las investigaciones de la comunidad académica y con la expectativa de contribuir con el desarrollo del bienestar social. Criterios de los artículos que se presenten a consideración del comité editorial para su publicación: 1. Los artículos deben ser originales y contener una extensión de 12 a 25 páginas, en formato carta, fuente Arial 12, espacio 1 y ½ y con márgenes no inferiores a 3 cm. 2. En una nota o pie de página superpuesta al nombre del autor al inicio del artículo, debe mencionarse cargo e institución en que labora, máximo título académico obtenido, correo electrónico, nombre del proyecto y estado de la investigación, grupo de investigación al cual pertenece y la clase de artículo que es. (Lo anterior teniendo en cuenta la tipología de COLCIENCIAS: • Artículo de investigación científica y tecnológica: presenta, de manera detallada, los resultados originales de proyectos terminados de investigación. Estructura: introducción, metodología, resultados y conclusiones. • Artículo de reflexión: presenta resultados de investigación terminada desde una perspectiva analítica, interpretativa o crítica del autor, sobre un tema específico, recurriendo a fuentes originales. • Artículo de revisión: resultado de una investigación terminada donde se analizan, sistematizan e integran los resultados de investigaciones publicadas o no publicadas, sobre un campo en ciencia, con el fin de dar cuenta de los avances y las tendencias de desarrollo. Se caracteriza por presentar una cuidadosa revisión bibliográfica de por lo menos 50 referencias.) 3. Presentación del artículo con título (15 palabras máximo), subtítulo opcional y nombre del autor. 4. El cuerpo del artículo debe contener las siguientes características: • Resumen (no podrá ser inferior a 100 ni tampoco exceder 200 palabras) • Palabras Clave: se deben registrar mínimo 4, máximo 7 palabras. • Abstract: Será la traducción del resumen, en la que el autor vele por conservar el sentido del mismo. 240 • Keywords: Debe corresponder a las palabras clave consignadas en español conservando la esencia del significado en el texto. • Introducción • Desarrollo del trabajo • Resultados (sólo en el caso de un artículo de investigación. • Conclusiones • Bibliografía 5. Referencias Bibliográficas: Se utilizará el sistema APA (American Psychological Association) para las citas de referencia, como aparece en la revista IUSTA No. 29 páginas 163 - 168: CITAS DE REFERENCIA EN EL TEXTO (Cita textual) El estilo APA requiere que el autor del trabajo documente su estudio a través del texto, identificando autor y fecha de los recursos investigados. Este método de citar por autor fecha (apellido y fecha de publicación), permite al lector localizar la fuente de información en orden alfabético, en la lista de referencias al final del trabajo. A. Ejemplos de citar en el texto una obra por un autor: 1. De acuerdo a Meléndez Brau (2000), el trabajo afecta los estilos de ocio… 2. En un estudio sobre la influencia del trabajo sobre los estilos de ocio… (Meléndez Brau, 2000). 3. En el año 2000, Meléndez Brau estudió la relación entre los estilos de ocio y el trabajo… Cuando el apellido del autor forma parte de la narrativa, como ocurre en el ejemplo 1., se incluye solamente el año de publicación de artículo entre paréntesis. En el ejemplo 2., el apellido y fecha de publicación no forman parte de la narrativa del texto, por consiguiente se incluyen entre paréntesis ambos elementos, separados por una coma. Rara vez, tanto la fecha como el apellido forman parte de la oración (ejemplo 3.), en cuyo caso no llevan paréntesis. B. Obras con múltiples autores: 1. Cuando un trabajo tiene dos autores (as), siempre se cita los dos apellidos cada vez que la referencia ocurre en el texto. 2. Cuando un trabajo tiene tres, cuatro o cinco autores, se citan todos los autores la primera vez que ocurre la referencia en el texto. En las citas subsiguientes del mismo trabajo, se escribe solamente el apellido del primer autor seguido de la frase “et al.” y el año de publicación. Ejemplos: Ramírez, Santos, Aguilera y Santiago (1999) encontraron que los pacientes… (primera vez que se cita en el texto). 241 Ramírez et al. (1999) concluyeron que… (próxima vez que se menciona en el texto). 3. Cuando una obra se compone de seis o más autores (as), se cita solamente el apellido del primer autor seguido por la frase “et al.” y el año de publicación, desde la primera vez que aparece en el texto. (En la lista de referencias, sin embargo, se proveen los apellidos de todos los autores.) 4. En el caso que se citen dos o más obras por diferentes autores en una misma referencia, se escriben los apellidos y respectivos años de publicación separados por un punto y coma dentro de un mismo paréntesis. Ejemplo: En varias investigaciones (Ayala, 1994; Conde, 1996; López y Muñoz, 1999) concluyeron que… C. Citas literales: Todo el texto que es citado directamente (palabra por palabra) de otro autor requiere de un trato diferente para incluirse en el texto. Al citar directamente, se representa la cita palabra por palabra y se incluye el apellido del autor, año de publicación y la página en donde aparece la cita. 1. Cuando las citas directas son cortas (menos de 40 palabras), éstas se incorporan a la narrativa del texto entre comillas. Las normas de la APA no aclaran si ese texto debe ir en cursiva o no, desde mi punto de vista si el texto va corrido dentro de un párrafo más amplio se deja en letra normal, pero si se destaca con dos puntos y aparte entonces debe poner en cursiva. Ejemplo: “En estudios psicométricos realizados por la Universidad de Connecticut, se ha encontrado que los niños tienen menos habilidades que las niñas” (Ferrer, 1986, p.454). 2. Cuando las citas directas constan de 40 o más palabras, éstas se destacan en el texto en forma de bloque sin el uso de comillas. Comienza este bloque en una línea nueva, sangrando las mismas y subsiguientes líneas a cinco espacios (se puede utilizar el Tabulador). El bloque citado se escribe a doble espacio. Ejemplo: Miele (1993) encontró lo siguiente: El “efecto de placebo” que había sido verificado en estudio previo, desapareció cuando las conductas fueron estudiadas de esta forma. Las conductas nunca fueron exhibidas de nuevo aún cuando se administran drogas verdaderas. Estudios anteriores fueron claramente prematuros en atribuir los resultados al efecto placebo (p. 276). 242 REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS AL FINAL DEL DOCUMENTO La lista bibliográfica según el estilo APA guarda una relación exacta con las citas que aparecen en el texto del trabajo. Solamente se incluyen aquellos recursos que se utilizaron para llevar a cabo la investigación y preparación del trabajo y que, por tanto, están citados en el cuerpo del mismo tal y como se veía en el apartado anterior. • La lista bibliográfica se titulará: Referencias bibliográficas o Referencias. • La lista tiene un orden alfabético por apellido del autor y se incluye con las iniciales de sus nombres de pila. • Debemos sangrar la segunda línea de cada entrada en la lista a cinco espacios (utilice la función sangría francesa del procesador de palabras). • Los títulos de revistas o de libros se ponen en letra itálica; en el caso de revistas, la letra itálica comprende desde el título de la revista hasta el número del volumen (incluye las comas antes y después del número del volumen). • Se deja un solo espacio después de cada signo de puntuación. Formatos básicos generales Publicaciones periódicas (revistas) Autor, A.A. (año). Título del artículo. Título de la revista, volumen, páginas. Publicaciones no periódicas (libros) Autor, A.A. (año). Título de la obra. Lugar de publicación: Editor o casa publicadora. EJEMPLOS DE REFERENCIAS Revistas profesionales o “journals” Artículo con dos autores: • Campoy, T.J. y Pantoja, A. (2005). Hacia una expresión de diferentes culturas en el aula: percepciones sobre la educación multicultural. Revista de Educación, 336, 415 – 136. Artículo con un solo autor: • Pantoja, A. (2005). La acción tutorial en la universidad: propuestas para el cambio. Cultura y Educación, 17 (1), 67-82. Revista popular (magacín) • Sánchez, A. (2000, mayo). Bogotá: La capital más cercana a las estrellas. Geomundo, 24, 20-29. 243 Se incluye la fecha de la publicación – el mes en el caso de publicaciones mensuales y el mes y el día en el caso de publicaciones semanales. Se incluye número de volumen Artículos de periódicos • Ferrer, M. (2000, 14 de julio). El centro de Bellas Artes escenario para 12 estrellas de ópera. El San Juan Star, p.24 Ejemplos de referencia a libros • Pantoja, A. (2004). La intervención psicopedagógica en la Sociedad de la Información. Educar y orientar con nuevas tecnologías. Madrid: EOS. Libro con nueva edición: • Match, J. E., y Birch, J. W. (1987). Guide to successful thesis and dissertation (4th ed). New York: Marcel Dekker. Libro con autor colectivo (agencia de gobierno, asociaciones, institutos científicos, etc.): • American Psychological Association. (2001). Publication manual of the American Psychological Association (5th ed.). Washintong, DC: Author. • Cuando el autor y editor son los mismos, se utilize la palabra Authot (Autor) para identificar la casa editora. Enciclopedia: • Llorca, C. (1991). Revolución Francesa. En Gran enciclopedia RIALP. (Vol. 20, pp. 237-241). Madrid: Ediciones RIALP. Tesis de maestría no publicada • Rocafort, C. M., Sterenberg, C., y Vargas, M. (1990). La importancia de la comunicación efectiva en el proceso de una fusión bancaria. Tesis de maestría no publicada, Universidad del Sagrado Corazón, Santurce, Puerto Rico. Recursos electrónicos La World Wide Web nos provee una variedad de recursos que incluyen artículos de libros, revistas, periódicos, documentos de agencias privadas y gubernamentales, etc. Estas referencias deben proveer al menos, el título del recurso, fecha de publicación o fecha de acceso, y la dirección (URL) del recurso en la Web. En la medida que sea posible, se debe proveer el autor del recurso. 244 Documentos con acceso en el World Wide Web (WWW): • Brave, R. (2001, December 10). Governing the genome. Retrieved June 12, 2001, from http://online.sfsu.edu/%7Erone/GEessays/GoverningGenome.html • Suñol. J. (2001). Rejuvenecimiento facial. Recuperado el 12 de junio de 2001, de http://drsunol.com • Artículo de revista localizado en un banco de datos (ProQuest): • Lewis, J. (2001). Career and personal counseling: Comparing process and outcome. Journal of Employment Counseling, 38, 82-90. Retrieved June 12, 2002, from http://proquest.umi.com/pqdweb • Artículo de un periódico en formato electrónico: • Melvilla, N. A. (2002, 6 de junio). Descubra los poderes del ácido fólico. El Nuevo Día Interactivo. Recuperado el 12 de junio de 2002, de http://endi.com/salud Documentos jurídicos y gubernamentales de Colombia: • Colombia, congreso Nacional de la República (2005, 29 de Junio), “Ley 960 del 28 de Junio de 2005, por medio de la cual se aprueba la Enmienda del `Protocolo de Montreal relativo a sustancias que agoten la capa de ozono’, adoptada en Beijing, China, el 3 de Diciembre de 1999”, en Diario Oficial, núm. 45.955, 30 de Junio de 2005, Bogotá. • Colombia, Ministerio del Interior (2005, 29 de Febrero), “Decreto número 321 del 25 de Febrero de 2005, por el cual se crea la Comisión Intersectorial Permanente para los Derechos Humanos y el Derecho Internacional Humanitario”, en Diario Oficial, núm. 25.659, 5 de Julio de 2005, Bogotá. • Colombia (1997), constitución Política, Bogotá, Legis. • Colombia, Corte Constitucional (1995, octubre), “Sentencia C – 543”, M. p. Hernández Galindo, J. G., Bogotá. • Colombia, Ministerio de Educación Nacional (2005), “Estándares para el Currículo de lengua castellana” [documento de trabajo]. • Colombia (2005), Código Penal, Bogotá, Temis. (Fin cita textual) FOTOGRAFÍAS E ILUSTRACIONES 245 Las fotografías, ilustraciones y gráficos deberán enviarse en archivos independientes del texto principal. También deberán ser identificadas como “figura” y enumeradas según el orden de utilización en el texto. La buena calidad de las ilustraciones, en la publicación se debe a la calidad de archivo enviado por el autor. Cada ilustración debe tener un pie de imagen que de cuenta de su providencia. 6. Entregar la carta de aceptación de condiciones de la revista y autenticidad del contenido del artículo. 7. Observaciones Generales. 8. Fechas y entrega de artículos. 9. Los artículos deben hacerse llegar en medio impreso y magnético al Centro de Investigaciones Socio-Jurídicas de la Universidad Santo Tomás seccional Tunja. Correo electrónico: [email protected]. El comité editorial de la revista seleccionará los artículos para publicación con base en los conceptos emitidos por pares académicos en calidad de evaluadores anónimos, y en el cumplimiento de los requisitos de forma y contenido, los trabajos que no sean seleccionados, podrán ser publicados en oportunidades posteriores. 10. La revista se publica en los meses de junio y diciembre, razón por la cual los artículos pueden hacerse llegar al editor en cualquier época del año. 246 DECLARACION DE ORIGINALIDAD DE ARTÍCULO PRESENTADO Titulo del artículo que se presenta: _______________________________________________________________ Área: ____________________________________ Autor:____________________________________ Fecha de presentación: ______________________ Por medio de esta comunicación certifico que el artículo que estoy presentando para posible publicación en la revista institucio nal impulsada de la Facultad de Derecho de la Universidad Santo Tomás seccional Tunja, Principia Iuris , es de mi entera autoría, siendo sus contenidos producto de mi directa contribución intelectual. Todos los datos y referencias a publicaciones hechas están debidamente identificados con su respectiva nota bibliográfica y en las citas que se destacan como tal. Por todo lo anterior, declaro que el material presentado se encuentra conforme a la legislación aplicable en materia de propiedad intelectual, y por lo tanto, me hago responsable de cualquier reclamación relacionada a esta. En caso de que el artículo presentado sea publicado, manifiesto que cedo plenamente a la Universidad Santo Tomás seccional Tunja los derechos de reproducción del mismo. Como contraprestación de la presente cesión, declaro mi conformidad de recibir (5) ejemplares del número de la revista en que aparezca mi artículo. El autor, __________________________ C.C.. El editor, ____________________________ C.C. Principia Iuris ISSN 0124-2067 247 INSTRUCTIVOS PARA PARES EVALUADORES Formato de evaluación de artículos REVISTA PRINCIPIA IURIS ISSN 0124-2067 1. INFORMACIÓN DEL EVALUADOR Nombre completo: _______________________________________ Lugar de trabajo: _______________________________________ Cargo: _______________________________________ Dirección: _______________________________________ Teléfono: ______________Mail: ____________________ Título Pregrado: _______________________________________ Títulos (s) Posgrado: _______________________________________ _______________________________________ _______________________________________ _______________________________________ Áreas de Especialidad _______________________________________ Fecha recepción: _______________________________________ Fecha de devolución: _______________________________________ Título del Artículo: _______________________________________ 2. EVALUACIÓN DEL ARTÍCULO 2.1 TIPO DE ARTÍCULO (señale con x) • Artículo de investigación • Artículo de reflexión • Artículo de revisión • Otros (indique cuál) __________________________ 248 2.2 • • • • • • • • INTERÉS PARA EL LECTOR (Señale con x) Aporte de nuevos datos e información ( Aporte nuevas interpretaciones o argumentaciones ( Aporte por compendio, síntesis o revisión ( Aporte teórico ( Aporte metodológico ( Revisión exhaustiva de bibliografía ( Sin mucho interés ( Otro comentario: ) ) ) ) ) ) ) ______________________________________________________________________________ ________________________________________________________:_______________ ___________________________________________________________________________ 2.3 ESTRUCTURA Y CONTENIDO DEL ARTÍCULO: Califique de uno (mínimo) a cinco(máximo) cada uno de los siguientes criterios: • • • ¿El artículo hace una nueva e importante contribución al conocimiento por medio de material empírico y/o conceptual, o como síntesis teórica? ( ) ¿El artículo logra el objetivo planteado? ( ) ¿El problema sobre el que trata está planteado de manera clara en la introducción? ( ) • • • • ¿Las conclusiones y los resultados se relacionan con el objetivo? ¿La presentación del argumento es clara y coherente? ¿El argumento sustenta la conclusión? ( ) ( ) ( ) ¿El material está presentado de manera efectiva y es adecuado para sustentar la discusión? ( ) • • ¿Presenta estudios anteriores y debates sobre el tema? ¿Las interpretaciones son convincentes? ( ) ( ) Otro comentario_______________________________________________ 2.4 • • • • • SOBRE LA FORMA DEL ARTÍCULO ¿El título y el resumen reflejan adecuadamente el contenido del artículo? (Si _No_) ¿Sugiere algún cambio? ____________________________ ¿Hay partes del argumento que son potencialmente erróneas, vagas o no suficientemente precisas? ¿Las palabras clave son adecuadas y suficientes? (Si _ No _) ¿Sugiere algún cambio? ___________________________ 249 • • • • • • • ¿La longitud es adecuada? (Si _ No _) ¿Sugiere algún cambio? ____________________________ ¿Da el/la autor(a) demasiadas referencias o muy pocas? (Si _ No _) ¿Son estas apropiadas para los puntos que intenta hacer en el texto? (Si _ No _) ¿Hay errores obvios en la bibliografía? (Si _ No _) ¿Se omiten fuentes importantes? (Si _ No _) ¿El artículo contiene, según su conocimiento, omisiones significativas o errores? (Si _No_) 2.5 RECOMENDACIONES PARA EL EDITOR (Señale con x) • Publicable sin modificaciones ( ) • Publicable con modificaciones (se indican abajo) ( ) • No publicable (se indica abajo la razón) ( ) ______________________________________________________________________________ ________________________________________________________________________ 2.6 RECOMENDACIONES PARA EL AUTOR Recomiende cambios puntuales, indicando los apartes del artículo en que deberían introducirse, o cambios generales en cuanto a estructura del documento: Comentarios (use papel adicional si lo requiere) __________________________________ Firma: 250