Resolución 51-Folio 102-Tomo 16 - Poder Judicial de la Provincia

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SALA CIVIL PRIMERA
Resolución N°: 51
Folio: 102
Tomo: 16
Santa Fe, 01
de Abril de 2015.-
Y VISTOS: Estos caratulados “CERF, JULIO NAHUEL C/ DAYER,
CARLOS GUSTAVO S/ EJECUTIVO” (Expte. Sala I N° 126 – Año 2013),
originarios del Juzgado de Primera Instancia de Distrito en lo Civil, Comercial y
Laboral Nro. 18 de la localidad de San Justo, venidos para resolver el recurso de
apelación interpuesto en subsidio por el apoderado del actor (v. fs. 13 y vto.), contra el
decreto de fecha 06.12.2012 (v. fs. 12), concedido mediante resolución de fecha
05.02.2013 (v. fs. 15/16), en relación y con efecto suspensivo; y,
CONSIDERANDO:
1. Que mediante providencia de fecha 06.12.2012 (v. fs. 12), la A quo no hizo
lugar a la medida cautelar solicitada -embargo sobre los haberes que percibía el
demandado como empleado de la Dirección Provincial de Vialidad, dependiente del
Ministerio de Obras Públicas-, con base en lo establecido en el Decreto Nacional Nro.
6754/43.
Contra el mismo, el apoderado del actor deduce recurso de revocatoria y
apelación en subsidio (v. fs. 13 y vto.), resolviendo la A quo rechazar el primero y
conceder el segundo mediante pronunciamiento de fecha 05.02.2013 (v. fs. 15/16).
2. Que radicados los presentes en esta sede, se corre traslado al apelante a fs. 35,
quien levanta dicha carga procesal a fs. 36/37, manifestando que le agravia el decreto
resistido en tanto no hace lugar a la medida cautelar solicitada, con base en el Decreto
Nacional 6754/43, el que, si bien se encuentra vigente, carece de justificación y
razonabilidad en la actualidad. Alega que el hecho de que el A quo haga una
interpretación exegética del mencionado decreto, sin tener en cuenta que el contexto
social e histórico que motivó al legislador del año 1943 es totalmente diferente al que
nos toca en la actualidad. Agrega la inferior hace un prejuzgamiento de la cuestión al
negar el embargo preventivo deduciendo que la deuda proviene de un préstamo de
dinero o compra de mercadería, lo cual no es materia de discusión en este tipo de
proceso, ya que se trata de un juicio ejecutivo por pagarés impagos y, por lo tanto,
abstracto e incausado. Menciona que la A quo se limita a citar el precedente “Coinauto”,
sin dar fundamento alguno, interpretando con premura que en los autos de marras se
discute un caso análogo al reseñado en el fallo resistido. Finalmente, se agravia que la
sentenciante de la anterior instancia no haya reparado en que la normativa citada crea
un privilegio en favor de los empleados públicos en desmedro de los empleados
privados, vulnerando garantías constitucionales de igualdad ante la ley y debido
proceso, privándolo de asegurar su crédito con el embargo preventivo de los haberes del
demandado.
Que evacuado el traslado ordenado, los presentes se encuentran en estado de ser
resueltos.
3. Ello así, se anticipa que el recurso de apelación deducido no ha de tener
acogida en esta sede.
3.1. Previo al desarrollo argumental que corresponde, no aparece sobreabundante
recordar la <<literalidad>> de las normas aplicables al caso que ocupa nuestra atención.
El artículo 1º del decreto ley 6754 (ratificado por ley 13894) declara
“inembargables los sueldos, salarios, pensiones y jubilaciones de los empleados y
obreros de la Administración Nacional, provincial y municipal y de las entidades
autárquicas, por obligaciones emergentes de préstamos en dinero o de compra de
mercadería, salvo en la proporción y condiciones del presente decreto”.
Por su parte, el artículo 2º del mismo cuerpo legal prescribe que “En lo sucesivo
las personas comprendidas en el artículo anterior, podrán garantizar las obligaciones en
él mencionadas, afectando a su cumplimiento hasta el veinte por ciento de su
remuneración nominal mensual. Los créditos así privilegiados no entrarán a prorrateo
en caso de concurso: no quedarán liberados por la carta de pago ni sufrirán perjuicio por
ningún embargo. Para la validez del privilegio, deben llenarse los siguientes requisitos:
a.- Que la deuda conste en un documento público o privado y sea a sola firma. b.- Que
la repartición en que preste servicios el deudor, haya certificado en el documento,
que aquél se halla en condiciones
de gravar su sueldo con el privilegio de
afectación, de acuerdo a la reglamentación que oportunamente dictará el Poder
Ejecutivo por conducto del Ministerio de Hacienda. c.- Que el acreedor sea entidad
autorizada expresamente por este decreto. d.- Que el interés pactado no sea superior
al ocho por ciento anual. e.- Que los préstamos no excedan de dos meses de sueldo,
salvo los casos que especialmente determine la reglamentación”.
A su turno, el artículo 11º (ibídem) prescribe que “Las deudas que las personas
comprendidas en el artículo 1 contraigan con posterioridad a la fecha de este decreto,
sin afectación de haberes, estarán sujetas al siguiente régimen: a.- Las que no tengan su
origen en préstamos en dinero o en suministro de mercaderías, tales como las
provenientes de servicios profesionales, contratos de locación, créditos del Fisco,
alimentos, litis expensas, etc., se ejecutarán de acuerdo con las disposiciones legales
vigentes. b.- Las que tengan su origen en suministro de mercaderías, sólo podrán
hacerse efectivas mediante juicio ordinario y no darán lugar a embargos, salvo que
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exista sentencia firme que condene al deudor al pago de la deuda. Los embargos que
se libren conforme a lo dispuesto en este inciso, nunca excederán del diez por ciento del
sueldo del empleado, ni de la cuota que prescribe la ley número 9511 cuando ésta fuera
inferior a dicho diez por ciento. Si la cuota de afectación se hallare cubierta por
obligaciones certificadas, se tomará como base para determinar si procede o no el
embargo y aplicar la escala correspondiente, la porción del haber mensual no afectada.
El empleado que no justifique satisfactoriamente estos embargos, se hará pasible de
medidas disciplinarias que podrán llegar hasta la cesantía”.
3.2. Así las cosas y como bien lo puso de manifiesto la magistrada actuante en la
primera instancia, más allá que la inembargabilidad de salarios de empleados públicos
dispuesta por el Decreto Ley 6754/43 fue y sigue siendo objeto de discrepancias
doctrinarias y jurisprudenciales, es lo cierto que toda discusión cesa -por principio de
economía procesal y en virtud del acatamiento a la doctrina de los precedentes de los
Tribunales Superiores de la pirámide judicial- cuando se advierte que tanto la Corte
Suprema de Justicia de la Nación (en reiterados fallos, v. por ejemplo Fallos 217:218,
citado por DE LAZZARI, Eduardo Néstor; “Medidas Cautelares”, ed. Librería Editorial
Platense, La Plata 1984, Tomo I, pág. 444 y también por MORELLO, Augusto Mario,
SOSA, Guadalberto Lucas y BERIZONCE, Roberto Omar; “Códigos Procesales en lo
Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires y de la Nación, comentados y
anotados”, ed. Librería Editorial Platense, La Plata 1993, Tomo II-C, pág. 798) cuanto
la Corte Suprema de Justicia de la Provincia de Santa Fe (a partir del leading case
“Coinauto” fallo del 30.3.2005 in re “COINAUTO S.A. contra MARTINS, Oscar A. Ejecución prendaria- sobre RECURSO DE INCONSTITUCIONALIDAD" -Expte.
C.S.J. Nro. 503, Año 2002-, espigado en A y S t 206 p 1-9) se han expedido no solo
sobre la “constitucionalidad” de aquélla normativa sino, fundamentalmente, sobre sus
alcances y-eventualmente- límites.
Recordemos que aunque en nuestra provincia los fallos de la Excma. Corte
Suprema de Justicia no sean de “obligatorio” seguimiento por parte de los Tribunales
inferiores (como sucede, por ejemplo, en la Provincia de Buenos Aires), no puede dejar
de repararse en el carácter que ostenta el Alto Tribunal Provincial.
Precisamente, éste es Tribunal de Garantías Constitucionales y, cuenta además,
con la autoridad de tener (en algunos casos) el carácter de Intérprete Final de la
Constitución Provincial.
En esa inteligencia, participo de la corriente doctrinal que otorga efecto
“vinculante” aunque “condicionado” a los pronunciamientos de los Tribunales
Superiores, en particular los del vértice de la organización judicial.
En este sentido, para Sagüés, la “Corte ha extendido el valor de su propia
jurisprudencia, dándole efecto vinculante, aunque condicionado, configurando así una
regla de derecho constitucional consuetudinario. En ciertos casos argumentó que los
jueces tenía el deber moral de seguir sus directrices (“Pastorino”, Fallos, 25:368), y en
otros alegó un deber institucional (“Santín”, Fallos 212:59), con una salvedad: los
jueces pueden apartarse del criterio de la Corte dando fundamentos suficientes, y
siempre que ese alejamiento no signifique desconocimiento deliberado de la autoridad y
prestigio del alto tribunal (“Santín”, Fallos, 212:59). Al respecto, el juez o tribunal
disidente de la Corte debe dar nuevos fundamentos que justifiquen modificar la
posición sentada por ella (“Cerámica San Lorenzo”, L.L., 1986-A-178). Pero, algunas
veces, la Corte habla lisa y llanamente del deber de los tribunales inferiores „de
someterse a sus precedentes‟, dada la „autoridad institucional de sus fallos‟ y „en su
carácter de supremo intérprete de la constitución Nacional‟(“Jáuregui”, Fallos,
315:2386)” (SAGÜÉS, Néstor Pedro; “Elementos de Derecho Constitucional”, ed.
Astrea, 3ra. Edición actualizada y ampliada, Buenos Aires 1999, Tomo I, pág. 282).
A su turno, la Corte Suprema Corte de Justicia de Santa Fe, ha receptado la
doctrina judicial referida en numerosos antecedentes (v.gr. “Gutiérrez”, A. y S., T. 119,
pág. 119; “Vallejos”, T. 119, pág. 483; “Parón”, T. 120, pág. 374; “Dutto”, T. 123, pág.
272; “T., N. R. Y otro -Homicidio Culposo- s/Competencia”, fallo del 8.6.94, Zeus,
entrega del 30.10.95; “Morales, Juan C. c/ Transporte Gral. Las Heras S.R.L. -Cobro de
Australes- s/ Recurso de Inconstitucionalidad”, fallo del 20.5.98, Zeus, entrega del
11.5.1999, etc.).
4. En particular, porque es lo que aquí interesa, tengo para mi que en “Coinauto”
la Corte Suprema de Justicia de la Provincia limitó la procedencia de los embargos
sobre salarios de empleados públicos sólo a los casos de “juicios ordinarios” con
“sentencia firme” (y siempre que se trate de obligaciones derivadas de determinadas
fuentes).
Así surge -a mi juicio- no solo del tipo de proceso en que se expidió (se trataba
de un típico juicio ejecutivo -ejecución prendaria-) sino, fundamentalmente, del
siguiente párrafo: “es forzoso destacar que en última instancia la normativa en cuestión
no consagra una inembargabilidad absoluta, universal y permanente de las
remuneraciones de los empleados estatales, sino que simplemente impone limitaciones
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para ciertos supuestos - obligaciones derivadas de determinadas fuentes (artículo 11,
decr. cit.)- en cuanto al tipo de proceso a seguir (ordinario) y en los órdenes temporal
y
cuantitativo,
participando
entonces
de
una
categoría
de
normas
cuya
constitucionalidad ha sido avalada por la jurisprudencia de la Corte Federal (Para la
cuestión de las leyes sucesivas sobre la materia; ver Sosa, Félix A., "Una cuestión sobre
embargabilidad de salarios y pensiones", en L.L., T. 156, págs. 1196 y sgtes.), y cuya
vigencia no puede ser desconocida por los acreedores respectivos, como lo pretende la
actora” (voto de los Dres. GUTIERREZ, FALISTOCCO, GASTALDI y SPULER).
Tal es la interpretación que también otorgó a dicho “leading case” la Cámara de
Apelación de Circuito de Santa Fe (que, valga la pena remarcar, es Alzada del único
Juzgado de Primera Instancia especializado en la materia en ésta Circunscripción, esto
es el de “Ejecución Civil de Circuito”) en fallo del 28.4.1988 espigado en Revista Vélez
Sarsfield, Tomo I, pág. 250 cuando indicó que “La intención del legislador al establecer
limitaciones a la embargabilidad de sueldos de los empleados públicos, es evitar
embargos sobre salarios en virtud de sentencias dictadas en juicio ejecutivo” (citado y
avalado por Alvarado Velloso, Adolfo en su “Estudio del Código Procesal Civil y
Comercial de la Provincia de Santa Fe”, ed. Fundación para el Desarrollo de las
Ciencias Jurídicas, Rosario 2014, Tomo 4, pág. 3155, fallo N° 12288).
En otros términos (y como es de aplicación pacífica en aquél tribunal de primera
instancia especializado -donde tuve el honor de desempeñarme como Secretario de
Primera Instancia del Juzgado de Ejecución Civil de Circuito-) los salarios de los
empleados públicos son embargables “solo” en “juicios ordinarios” y siempre que
haya “sentencia firme”.
No proceden nunca en los “juicios ejecutivos” (sean embargos “preventivos”,
“ejecutivos” o, aún, “ejecutorios”).
Es más, no se me escapa que (allende los tribunales del país que han declarado la
inconstitucionalidad del Decreto Ley 6754/43, cuestión que aquí no nos interesa no ya
por la argumentación que contienen -que podría compartirse o no- sino porque -como se
anticipó- en nuestra Provincia luego del leading case “Coinauto” todo debate quedó
clausurado) aún aquellos órganos jurisdiccionales proclives a tener una apertura
hacia la embargabilidad de los haberes de empleados públicos tan solo se “animan” a
proclamar que en los “juicios ejecutivos” procedería la cautelar de marras (y a título
“ejecutorio”, nunca “preventivo” o “ejecutivo”) luego de que -también- haya
“sentencia firme” (ver en tal sentido el excelente fallo del Tribunal Superior de Justicia
de la Provincia de Córdoba, sala civil y comercial del 15.9.2004 in re “Banca Nazionale
del Laboro c. Savid, Domingo y otra” donde se dijo que “Toda vez que el decreto-ley
6754/1943 (Adla, IX-A, 431) habilita la traba del embargo sobre el haber del empleado
público cuando exista sentencia firme recaída en juicio ordinario que condene al
deudor al pago de la obligación, igual solución, por ser idénticas las situaciones, debe
propugnarse en los supuestos de juicio ejecutivo donde, no habiendo mediado oposición
del ejecutado, ha recaído sentencia firme” -espigado en LLC 2004 -diciembre-, 1131,
con nota de Francisco Junyent Bas y Sandra E. Lalliya - DJ 2004-3, 1311, con nota de
Francisco Junyent Bas y Sandra E. Lalliya).
De todas maneras, no comparto -aún- tal criterio, no solo porque no surge de la
normativa aplicable sino, fundamentalmente, porque este intríngulis ya fue resuelto en
otros fallos donde se intentó esta argumentación, diciéndose que “Aún cuando se
comparta que la inembargabilidad de los sueldos de los empleados públicos es relativa,
ya que el decreto-ley y normas posteriores han autorizado una cuota de afectación de
ellos para el pago de obligaciones demandadas judicialmente, no se comparte el resto
del argumento, ya que la exigencia de sentencia firme dictada en juicio ordinario léase cosa juzgada material- difiere de la sentencia firme dictada en juicio
ejecutivo -cosa juzgada formal-, y, no coincide con uno de los propósitos del
legislador al establecer limitaciones, ya que precisamente entre ellos ha estado, el de
evitar embargos sobre salarios en virtud de sentencias dictadas en juicios ejecutivos
(conf. J.A. 1979-III-síntesis, cit. por RODRÍGUEZ, Tratado de la Ejecución, pág. 346)”
(Cámara de Apelación de Circuito de Santa Fe, fallo del 28.4.88 in re “Bonadeo, Héctor
E. c/ Carreras, Mirta s/Ejecutivo”, DEPETRIS, SABATÉ y JOZAMI de ROYO
COSTA).
5. Coinciden con este razonamiento, señeros fallos de otros prestigiosos
tribunales de la República Argentina, como por ejemplo, el conocido fallo del 17.6.2003
de la Cámara Primera de Apelaciones en lo Civil y Comercial de Bahía Blanca,
Provincia de Buenos Aires, en PLENO dictado in re "Baielli, Juan Carlos c/ Agüero
Gladis Esther y otro s/ cobro ejecutivo", donde se fijó con fuerza de doctrina legal que
“no es embargable el sueldo, salario, pensión, jubilación de las personas
comprendidas en el artículo 1° del decreto 6.754/43 en el marco de la ejecución de
títulos incausados” .
Es más, algunos Tribunales incluso “presumen” la “causa” de la obligación
instrumentada en los títulos de crédito (ante la imposibilidad de investigarla en los
“juicios ejecutivos”) y, desde allí, estiman también aplicable la inembargabilidad de
salarios de empleados públicos en éste tipo de procesos. Así, por ejemplo, se ha dicho
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que "Es sabido que los sueldos, salarios, pensiones y jubilaciones de los empleados de
la administración nacional, provincial o municipal y de las entidades autárquicas, no
pueden embargarse con relación a obligaciones emergentes de préstamos de dinero o
de compra de mercaderías. Se entenderá que trasunta un mutuo de dinero cuando en
el documento que sirve de base a la ejecución no conste la causa de la obligación"
(C.C.C.Mar del Plata, fallo del 13.3.2003 in re "ORSI, SUSANA SILVIA C/ ACUÑA,
EVA NOEMI S/ COBRO EJECUTIVO").
6. En otro orden de ideas, si bien es harto conocido que “El patrimonio del
deudor es la prenda común de los acreedores, consecuentemente, la inembargabilidad
de ciertos bienes es de índole excepcional, de interpretación restrictiva, en la duda, debe
estarse por la embargabilidad” (Cámara de Apelación en lo Civil y Comercial de
Rosario, Sala 4ta, fallo del 8.10.1987 in re “Martínez, Gregorio c/ Gattari s/ Inc.
embargo”, Zeus T. 46, J-51), lo cierto es que “in claris non fit interpretatio” de modo
que, la exégesis de las normas atinentes del Decreto ley 6754/43 no dejan margen al
intérprete como para eximir su cumplimiento en los <<juicios ejecutivos>>.
En efecto por una parte se ha dicho hasta el cansancio que “Del juego de los
artículos 1 y 11 del Decreto Ley 6754/43 surge que, tratándose de un empleado público
y de una deuda proveniente de un préstamo en dinero (tal es objetivamente un
descubierto en cuenta corriente) el embargo de sueldos es improcedente” (Cámara de
Apelación en lo Civil y Comercial de San Martín, fallo del 7.3.1991, in re “Banco de la
Provincia de Buenos Aires c/ Parada, Horacio Alejandro y otra s/ Cobro Ejecutivo”).
Pero además, y en todo caso, no solo hay que justificar que se está en el
ámbito de un <<juicio ordinario>> sino que además, deberá acreditarse el
cumplimiento de las exigencias previstas en el artículo 2º apartado “b” del
ordenamiento pluricitado.
En tal sentido se ha dicho que “El decreto ley 6754/43, ratificado por ley 13894,
dispone la inembargabilidad de los sueldos, salarios, jubilaciones y pensiones de los
empleados y obreros de la Administración nacional, provincial y municipal, tratándose
de obligaciones emergentes de préstamos en dinero o de compra de mercaderías
cuando no se ha cumplido con las exigencias previstas en el apartado “b” del art. 2
de dicho ordenamiento, y no media sentencia de condena firme emitida en un juicio
ordinario (art. 1 dec. Ley 6754/43, ratificado por ley 13894). Así entonces, la negativa
del juez de grado deviene arreglada a derecho, por cuanto en él instrumento de crédito,
no se consigna la certificación que exige el inciso “b” del art. 2 ni se ha
acompañado la autorización prevista por el inciso “c” del art. 2 de la misma norma
y se aprecia, por consiguiente, la inembargabilidad del sueldo de los ejecutados (art.
219 inc. 3 del Cód. Proc.)” (Cámara de Apelación en lo Civil y Comercial de La Plata,
Sala 2da., fallo del 13.5.93 in re “Grodsinsky, Eduardo c/ Homad s/ Cobro Ejecutivo”).
7. Volviendo al campo de los <<juicios ejecutivos>>, ninguna duda cabe que se
encuentran excluidos de la remota posibilidad de que en el marco de ellos se proceda al
embargo de sueldos de empleados públicos.
Coincide con esta postura la jurisprudencia mayoritaria, habiéndose dicho que:
“El art. 1 del decreto 6754/43 declara la inembargabilidad de los sueldos por acción
ejecutiva” (Cámara Nacional de Comercio, Sala D, agosto 12 de 1974, E.D. 58-157);
“No es procedente la embargabilidad de sueldos de los empleados públicos en juicio
ejecutivo” (Cámara de Apelación en lo Civil y Comercial de Junín, diciembre 30 de
1969, E.D. 34-198); “El sueldo de los empleados públicos es inembargable en el juicio
ejecutivo, en tanto no resulta posible determinar ni indagar la causa antecedente de la
emisión de los títulos abstractos” (Cámara Nacional de Comercio, Sala A, fallo del
23.4.1997 in re “Banco de Crédito Argentino c/ Cantero, Roberto O.”, L.L. 1997-D296).
Es que, se sostiene que en los juicios ejecutivos no procede indagar la
<<causa>> de la obligación y, por lo tanto, mal puede esgrimirse que estos títulos
abstractos puedan dar pábulo a considerar la deuda que los origina para, desde allí,
desembocar en una posible eximición de la normativa bajo estudio.
Así se ha dicho que: “Los pagarés presentados por el embargante como sustento
de la ejecución tienen origen en una relación creditoria que, como tal, encuadra en la
categoría de préstamos de dinero contemplada en el decreto-ley 6754/43, ratificado por
ley 13984. En tales circunstancias, encontrándose vedada la realización de indagación
alguna acerca de la causa de la obligación, no resulta procedente examinar si
concurren en el caso los supuestos de excepción a la inembargabilidad de sueldos
previstos en el ordenamiento legal citado (del voto en disidencia del doctor Rodríguez)”
(Cámara de Apelación de Concordia, Sala III, fallo del 11.4.1997 in re “Fachinelli,
Carlos H. c/ Arozena, Julio”, L.L. Litoral 1997-1212).
Solo cabrían hacer algunas excepciones para alguna jurisprudencia, si es que en
alguna cláusula enunciativa inserta en el título se ha expresado que el importe debido
proviene de un contrato de locación de servicios, pues el citado instrumento también
desempeña una función probatoria de la relación que vincula a las partes, no obstante
el carácter meramente enunciativo que ostenta.
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En este andarivel, se ha predicado que “La circunstancia de hallarse vedada la
discusión de la causa de la obligación en el juicio ejecutivo no impide la procedencia
del embargo de sueldos de un empleado público, si en alguna cláusula enunciativa
inserta en el título se ha expresado que el importe debido proviene de un contrato de
locación de servicios, pues el citado instrumento también desempeña una función
probatoria de la relación que vincula a las partes, no obstante el carácter meramente
enunciativo que ostenta” (Cámara de Apelación de Concepción del Uruguay, Sala Civil
y Comercial, fallo del 14.11.1996 in re “Ayastuy, Gregorio A. c/ Lescano, Eduardo”,
L.L. Litoral 1998-1701).
De todas maneras, “Aún cuando la ejecución se sustente en un préstamo de
dinero no procede el embargo del sueldo de un empleado municipal si el mutuo no
cumplió con las condiciones del decreto ley 6754/43” (Cámara Nacional de Comercio,
Sala D, fallo del 29.8.1985 in re “La Liberal, Caja de Crédito c/ Piacentel, Eugenio y
otro”, L.L. 1986-A-227).
Concordantemente, se ha resuelto que “Si en el documento que sirve de base a la
ejecución no consta la causa de la obligación, como en principio no cabe investigarla
en el juicio ejecutivo, debe entenderse que trasunta un mutuo de dinero; y en tales
condiciones, cabe estar a lo prescripto en el art. 1º del dec. Ley 6754/43 que declara
inembargables a los sueldos de los empleados y obreros de la administración nacional,
provincial y municipal y de las entidades autárquicas, por obligaciones de préstamos en
dinero o de compra de mercadería, salvo que el documento base de la ejecución se
encuentre certificado de conformidad con lo dispuesto en el art. 2, inc. a y b, del
precitado ordenamiento -ratificado por la ley 13894-” (Cámara de Apelación en lo
Civil y Comercial de Trenque Lauquen, fallo del 6.11.88, in re “Crivelli de Rodríguez,
Elda c/ Dominici, Pedro s/ Cobro Ejecutivo”).
8. Finalmente, también debe recordarse que la normativa aludida es de “orden
público procesal” y, por tanto, poco importa la aquiescencia o silencio del
“embargado” o, aún, como es éste el caso, que el magistrado repela la cautelar aún no
estando trabada la litis con el “ejecutado”.
En efecto, es sabido que “En principio, la problemática de la inembargabilidad
está relacionada con el orden público procesal, y consecuentemente, exenta de los
mecanismos del consentimiento procesal” (Cámara de Apelación en lo Civil y
Comercial de Rosario, Sala 4ta, fallo del 8.10.1987 in re “Martínez, Gregorio c/ Gattari
s/ Inc. embargo”, Zeus T. 46, J-51).
Pero además “La inembargabilidad puede ser alegada en cualquier estado del
juicio, aún cuando los bienes hubieran sido ofrecidos a embargo por el deudor, pues
constituyen disposiciones de orden público” (Cámara de Apelación de Paraná, Sala 2ª.
Civil y Comercial, fallo del 14.7.1992 in re “Díaz, Gregorio I. c/ Noir, Juan V. s/
Incidente de levantamiento de embargo”, Zeus T. 63, R-4, nº 14477).
Ello así, pues “En materia de bienes inembargables no se está en un terrero de
disponibilidad absolutamente libre o librado a la pura autonomía de la voluntad
individual, pues existen normas legales tuitivas, no del deudor desaprensivo, sino de
las consecuencias familiares (por ello, sociales) del incumplimiento. Se faculta a
discernir conforme el sentido humanitario del juez, pues el derecho creditorio propio de
las relaciones patrimoniales tiene un límite humano-social: la dignidad de la
subsistencia del deudor y su familia (del voto de la mayoría)” (Cámara de Apelación en
lo Civil y Comercial de Rosario, Sala 2da., fallo del 7.7.1992 in re “Banco de Galicia y
Buenos Aires c/ Rubén Carlos Maineri y/o s/ Demanda Ejecutiva”, Zeus T. 59, J-348).
9. Por todo lo expuesto, cuanto corresponderá será no hacer lugar al recurso de
apelación deducido confirmando la resolución de la primera instancia, sin costas atento
a que no existe aún contraparte en la incidencia.
Por ello, la SALA PRIMERA DE LA CAMARA DE APELACION EN LO
CIVIL Y COMERCIAL DE SANTA FE, RESUELVE: 1) No hacer lugar al recurso
de apelación deducido confirmando la resolución de la primera instancia. 2) Sin costas
atento a que no existe aún contraparte en la incidencia.
Insértese, hágase saber y bajen.
FABIANO
VARGAS
(En disidencia)
DE CÉSARIS
(Por sus fundamentos)
PENNA
(Secretaria)
DISIDENCIA DEL DR. FABIANO:
1. En primer término, cabe resaltar, en alusión al pretendido menoscabo al
principio de igualdad que se derivaría de la ausencia de idéntico beneficio para los
empleados de la actividad privada, que el mismo no exige uniformidad en la legislación,
ni tampoco le impide al legislador -dentro de los márgenes de justicia- contemplar en
forma distinta situaciones que considere razonablemente diferentes (CSJSF, Fallos
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271:383; 274:300; 277:278; 299:181), pues “la Constitución entrega a la discreción y
sabiduría de los gobiernos una amplia latitud para ordenar y agrupar distinguiendo y
clasificando los objetos de la legislación” (Fallos 184:398; 238:60), sin que los jueces
estén facultados para decidir sobre el mérito o conveniencia de la legislación que se
dicte sobre la materia (Fallos 313:850), toda vez que ello constituye una cuestión de
política legislativa que los magistrados no pueden revisar sin incurrir en un exceso de
sus atribuciones constitucionales (Fallos 324:3184, con cita de Fallos, 272:231;
313:228; 316:2732).
En este sentido, es deber de los Magistrados respetar tales decisiones legislativas
aun cuando el fundamento para el trato diferente sea "opinable" (Fallos, 276:218,
279:182; 307:629; 308:857; 325:11), de manera tal que, a la hora de descalificar normas
con base en el principio de igualdad, se impone un escrutinio muy estricto, que
determina que “tales descalificaciones sólo sean posibles ante fórmulas legales
ostensible e injustificadamente arbitrarias” (Fallos 312:851).
En definitiva, sólo el “trato desigual entre iguales” repugna al principio de
igualdad contemplado en nuestra Constitución y habilita a denunciar discriminación,
careciendo, en el caso de marras, el apelante de interés legítimo para reclamar tal
avasallamiento.
2. Aún menos fuerza justificatoria exhiben las apreciaciones en cuanto al cambio
de la situación existente al momento de la sanción del decreto en cuestión, ya que, más
allá que resulte opinable si subsisten las razones originariamente tenidas en miras por el
legislador, lo cierto es que aquéllas no resultan argumento suficiente para desplazar
otros de mayor entidad, vinculados con los límites impuestos al control de
constitucionalidad y al principio de presunción de validez de los actos estatales,
arraigados en la jurisprudencia de la Corte Suprema de Justicia de la Nación (CSJN
Fallos 100:318; 220:1458; 247:121; 251:455). En consecuencia, en caso de duda se
debe optar por la constitucionalidad de dichos actos normativos (CSJN Fallos 306:655).
3. No obstante la debilidad argumental de la tesis hasta aquí expuesta por el
apelante, lo cierto es que le asiste razón en el fondo de la cuestión.
Y es que esta Sala ha dicho que “la cautelar solicitada dentro de un proceso
ejecutivo vinculado a obligaciones cartulares asumidas mediante dos pagarés sin
protesto en las cuales, como es inherente a su naturaleza, no se hace alusión a la causa
que genera la obligación, es claro que tal circunstancia impide poner en juego la regla
de inembargabilidad para „obligaciones emergentes de préstamos de dinero o de compra
de mercadería‟ que sienta el art. 1° del mencionado decreto 6754/43, ratificado por Ley
13.894, siendo que no dándose un supuesto singular de excepción legalmente prevista,
la embargabilidad debe ser la regla y lo que la limite debe interpretarse con sentido
restrictivo (conf. Alsina, “Tratado…”, 2a. Ed. Vol. V, pág. 105; ídem Cám. Nac. Com.,
Sala D, 7/8/92, LL 1992-R-227; ídem Cám. 2a, Sala 1a., La Plata, causa B-35618, int.
459/72, citado por Eduardo De Lazzari, “Medidas cautelares”, Ed. Platense, 1989, tomo
1, pág. 445; en similar sentido Cám. Apel. Civ. y Com., Rosario, Sala 3a., 14/5/75, Juris
48-52 y 29/8/80, Juris 64-53).” (v. esta Sala, 14.04.1998, “Gigliotti, Elisabet del
Carmen c/ Martínez Zuviría, Arturo s/ Ejecutivo”, F° 156, Libro de Protocolos, T° 38A; 09.03.2005, “Cervetto, Américo Fernando c/ Banchio, José Luis y otros s/
Ejecutivo”, F° 95, Libro de Protocolos, T° 1-A).
En igual sentido se pronunció la Sala C de la Cámara Nacional de Apelación en
lo Comercial, in re “Citibank N. A. c/ Chaneton, María S.”, sosteniendo que “toda vez
que la aplicación del régimen de inembargabilidad de sueldos de empleados públicos
que consagra el decreto 6754/43, se encuentra condicionada a que la obligación
provenga de „préstamos de dinero‟ o de „compra de mercadería‟, resulta inadmisible la
aplicación de excepcional régimen a la ejecución de un pagaré, pues no existe
posibilidad legal de relacionar la obligación nacida de título cambiario con alguno de
los vínculos contractuales a que hace mención el art. 1° de dicho decreto”. (v. Cám.
Nac. Apel. Com., Sala C, 24.06.2003, LL 2003-F-24, postura reiterada en fallo del
15.08.2003, in re “Citibank N. A. c/ Ledesma, Gladys S.”, LL 2003-F-660).
En definitiva, no procede el embargo de salarios percibidos por empleados
estatales cuando la causa de la obligación tenga origen en la compraventa de mercadería
-salvo la existencia de sentencia firme en juicio ordinario-, pero nunca si se trata de
préstamos de dinero.
Mas, tratándose de títulos ejecutivos no resultaría de aplicación el Decreto Ley
cuando la causa que motivó su libramiento no puede ser determinada, ya sea debido a
que no está expresada en el cuerpo del título, o bien cuando el ejecutado -siendo su
carga (v. Cám. Nac. Apel. Com., Sala D, 19.05.2007, “Finan-Sueldo S. A. c/ Navarro,
Berta Isabel”, LL Online, AR/JUR/3391/2007)- no acreditó que la deuda provenga de
préstamos de dinero o compraventa de mercaderías, que, en resumen, es lo que acontece
en estos actuados (v. demanda de fs. 10/11 y las copias de los pagarés obrantes a fs.
4/9).
De ello se sigue que, estando vedado en el juicio ejecutivo indagar la causa de la
obligación, resulta imposible vincularla a alguno de los supuestos establecidos por la
normativa en estudio.
SALA CIVIL PRIMERA
Resolución N°: 51
Folio: 102
Tomo: 16
4. Mención aparte cabe hacer respecto de la aplicabilidad al caso concreto de la
doctrina sentada por la Excma. Corte Suprema de nuestra Provincia in re “Coinauto”.
En dicho precedente, la Excma. Corte Suprema provincial se pronunció a favor de la
constitucionalidad del Decreto 6754/43 y no sobre el fondo de la cuestión, de lo que se
sigue que, además de las razones expuestas supra y conforme la regla del “stare
decisis”, deben rechazarse los argumentos dirigidos -exclusivamente- a cuestionar la
decisión de la A quo con base en la violación del principio de igualdad alegado, aún no
habiendo
reclamado
el
apelante,
de
manera
expresa,
la
declaración
de
inconstitucionalidad del Decreto de marras.
Sin embargo, y con relación a la cuestión de fondo, no siendo aplicable en este
sentido el precedente citado, la A quo yerra al resolver el rechazo de la medida cautelar
reclamada, con base en el Decreto Ley 6754/43, el cual, debido a la prohibición de
indagar sobre la causa del título que se ejecuta y siendo la inembargabilidad la
excepción y no la regla, no resulta operativo en este caso.
5. Que, a mérito de lo expuesto, cuanto corresponde es hacer lugar al recurso de
apelación deducido por el apoderado del actor, revocando el pronunciamiento resistido
y ordenando hacer lugar a la medida cautelar ambicionada, en proporción de ley.
FABIANO
PENNA
(Secretaria)
FUNDAMENTOS DE LA DRA. DE CÉSARIS:
Adhiero a la solución propuesta por el Dr. Abraham Vargas y a las razones que la
sustentan, con excepción de las consideraciones expuestas en el punto 7 en cuanto
pudiera interpretarse que en las ejecuciones cambiarias existe una imposibilidad
absoluta de interponer excepciones causales o personales. Ello así porque la abstracción
cambiaria no opera entre sujetos vinculados de modo directo (suscriptor/beneficiario;
endosante/endosatario), de allí que se aplique sólo cuando el título ha circulado, que no
es el caso de autos (art. arts. 18 Decreto Ley 5965/93 y art. 20 Lch). La Sala Segunda
que naturalmente integro, en reiterados pronunciamientos ha decidido que en un juicio
ejecutivo las defensas del sujeto pasivo se ven restringidas exclusivamente a las
derivadas del título -principio de autonomía y abstracción- pero pueden surgir, además,
de la relación fundamental -negocio causal- si el actor es un sujeto vinculado en el nexo
cambiario en forma directa e inmediata con el accionado, y son de fácil probanza,
acomodándose a la sumariedad del proceso ejecutivo, pues el rigor cambiario también
juega en los términos procesales (“Bertinetti, J. C. y otra c/ Ulla, A. y Arias, S.”, R. 239,
FS° 290, L. 4; “Colome, J. C. y otro c/ Mirizio, H.”, R. 153, F° 140, L. 6 y “Recomovil
S. A. c/ Acosta, N. y otro s/ Ejecutivo”, R. 462, F° 262, L. 5). O sea, no existe óbice
legal alguno proveniente del derecho cambiario que impida valorar y ponderar en la
ejecución cambiaria aspectos extracartulares originados en la llamada “relación
fundamental” cuando en aquella se enfrentan sujetos vinculados en forma directa. Esta
doctrina, con distintos matices, sustenta el voto de los magistrados que conformaron la
mayoría, en el fallo plenario de la Cámara Nacional de Comercio, dictado el
29.06.2011, convocada para decidir el conflicto interpretativo planteado entre las
normas sustantivas vinculadas con la teoría general de los títulos valores cambiarios -en
particular, la abstracción- y las normas de la ley de defensa del consumidor N° 24.240,
reformada por ley 26.361 (el fallo está reseñado en LL 2011-D-421, con nota de Martín
Paolantonio, “Abstracción cambiaria, juicio ejecutivo y Derecho del consumidor”).
Por ello, y las circunstancias del caso, juzgo inadmisible la pretensión cautelar.
DE CÉSARIS
PENNA
(Secretaria)
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