UNA POLßMICA COLONI AL : POTOSl

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U N A P O L ß M I C A C O L O N I AL : P O T O S l ,
1579—1584*
Por J o s e p M. B a r n a d a s
I.
Una «sociedad colonial» como la de Charcas no pudo eludir ciertas
consecuencias: por ejemplo nunca logr6 eliminar sus planteamientos
iniciales acerca de las formas de expoliaci6n laboral, del etnocentrismo cultural ο de la instrumentalizacüSn religiosa, etc. Las manifestaciones de estos cortocircuitos reci^n en estos ultimos anos empiezan a
aparecer 1 . A partir de esta «condena» al conflicto interno al sistema
hay que tratar de comprender uno de sus casos m£s tipicos en Charcas: el que enfrent6 a encomenderos, mineros y chacareros por causa
de la captaci(5n de la mano de obra india desde el decenio 1550-1560.
Otro punto de referencia, no totalmente desconectado del anterior, es
el sugerido por las palabras «lucha por la justicia en Amirica»
( H a n k e). Este trabajo no va a analizar un eco mas de las campanas lascasianas; si acabo de traer a colaciön el conflicto έΰα>ρο1ίtico sobre los fundamentos del Imperio colonial castellano, lo hago
para fijar la atenciön sobre el conjunto de problemas que sugiere
aquel epigrafe: mezcla de prop6sitos, aspiraciones, represiones, manipulaciones, etc. que se encuentran en cualquier analisis de cualquiera
de las parcelas de los dominios de Castilla en America. Aqui interesa
analizar esta mezcla inextricable de elementos heterogineos, atribuyendo - en este caso concreto que nos va a ocupar - cada funcicSn a
su respectivo protagonista (funcionarios de variado rango, parrocos y
frailes, duefios de minas ο de ingeniös, los kuraka). A fin de cuentas,
Potosi es un campo de observackSn privilegiado para los tipicos conflictos coloniales 2 .
£1 conflicto que quiero analizar se plante<5 durante la etapa final
del gobierno de Francisco de Toledo y comienzos del de su sucesor,
* Utilizo las siglas que siguen: AGI = Archivo General de Indias (Sevilla);BN =
Biblioteca Nacional (Madrid); BP = Biblioteca del Palacio (Madrid).
1) Aludo, sin poder repetirme, a la estructura te6rica que se desprende de mi
tesis doctoral: Charcas: origenes de una sociedad colonial (1535-1565), que espero
aparecerä impresa dentro del aiio 1973 aqui en La Paz (Edit. Juventud).
2
) Lewis H a n k e , Introducci^n, en: Luis C a p o c h e , Relaci<Sn genera! de
la Villa Imperial de Potosi (1585), ed. Lewis H a n k e , Madrid 1959, pp. 33-37 y
54-68.
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Una pollmica colonial: Potosi, 1579-1584
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Martin Enriquez de Almansa: Ios indios habian establecido un mercado propio de minerales en Potosi; frente a esta realidad van a enfrentarse dos grupos de espafioles, empunando argumentos abigarrados (religiosos, econömicos, juridicos, iticos y politicos). Veamos
como aconteciö.
II.
ANTECEDENTES
El hecho basico es descrito por C a p o c h e con toda claridad:
«Desde el descubrimiento y fundaciön de este asiento y villa de Potosi, ha sido costumbre muy guardada, Excelentisimo Sefior, entre Ios
naturales, de tratar y contratar con libertad en los metales que sacan
del cerro, vendiέndolos en plaza publica (que para s61o este ministerio
tienen sefialada), en la cual se junta gran concurso de indios e indias a
vender lo que ban adquirido y sacado, y otros a comprarlo, asi lo rico
para la guaira, como los metales que se benefician por azogue.» 3
Otras fuentes, contempordneas y modernas, lo confirman 4 .
Este uso, cuyas raices no quedan totalmente explicadas ni en C a p o c h e ni en la restante documentaci6n que voy a manejar, fue ratificado por Toledo durante su visita (1572/1573) y empez6 a ser impugnado por los duenos de minas hacia fines de la dicada 1570 a
1580 s ; el principal argumento que se esgrimi0 fue acusar a los indios
8
) C a p o c h e , Relaci<4n, f. 65. Una descripciön mis extensa, ibid., f f . 74-77.
4) Por ejemplo, dice un documento an<5nimo de fines del s. X V I : «Se benden los
metales que son auidos de buena guerra ο por decir berdad, los que urtan los
yndios escondidamente y esto por ciertas consideraciones, que su discurso es largo,
se permite bender y comprar publicamente, aunque si se puede ο es licito ο no esti
en opiniones, por ser urtado. En suma: se consiente lo bendan los yndios como lo
a j e n . . . » Estado de algunas cosas de la villa de Potosi. BP, Mss. 175, f, 313 v. Por
su parte Η e l m e r tambiln afirma: Os indios serviam-se tambem do amalgama
nos moinhos grosseiros, os <trapicbes> para tratar os residues on ο miner
aI
r ο ub a d ο ; ο indio tinha ο privilegio oficialmente reconhecido por F. de Toledo,
de rescatar,
de vender ο mineral que He acabava de tirar do fundo da mirta,
o melhor, bem entendido, as mulheres que os esperavam ά saida, em troca de agua
fresca ou de <chicha>... Parece que essa era uma maneira de interessar ο trabalhador em produzir antes de mais nada um complemento α um salario
excessivamente baixoMarie
H e l m e r , Comircio e contrabando entre Bahia e Potosi no
siculo XVI, en: Revista de Hist<5ria (Sao Paulo), 15 (1953), p. 204.
B
) « . . . los sefiores de minas, visto que por el azogue podian tener el fruto de los
metales sin necesidad de comunicarlos con Ios indios varas como hasta alii habian
hecho, comenzaron a poner puertas y cerraduras en algunas minas para tener los
metales mis guardados y que los indios no pudiesen entrar en ellas, cosa que sin-
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Joscp Μ. Barnadas
de vender mineral robado, lo que - segun los canones de conducta
aceptados por los dominadores — convertia en ilicito el trafico, aunque no descuidaron de alegar los perjuicios que se seguian a los propios duefios de minas e . Hay otros dos datos que completan el tel<5n de
fondo del conflicto, de tipo econ6mico-t£cnico: de un lado, mientras
en los inicios potosinos (hasta la mitad de la d£cada 1550-1560) la
inaudita riqueza de los filones permitia pasar por alto cualquier Sangria, ahora — incluso con el nuevo m£todo de la amalgamaci0n — la
productividad habia sufrido drästicas reducciones7; de otro, los indigenas, aunque no hubieran quedado descalificados con su m^todo de
fundiciön por las wayrakuna, si que habian perdido buena parte del
control sobre el proceso de obtenciön de la plata, por obra y gracia del
azogue 8 . Finalmente, contribuyö a la consolidaci6n de este trdfico la
insuficiencia de mano de obra mit'ayuqkuna, obligando al empleo de
los mink'ayuqkuna (conocidos en la documentaciön colonial y en la
historiografia inercial, respectivamente, como los «mitayos» y los
«mingados»), cuyo salario era sensiblemente superior al del primer
grupo 9.
Hacia 1578/1579 los duefios de minas convencieron al Corregidor
de la Villa, Martin Garcia de Loyola, para que suspendiera el trafico
tieron mucho», C a p o c h e , RelacuSn, f. 75 v. «Y de cinco a seis aüos a esta parte,
por muchos senores de minas les han querido impedir este trato, quitindoles el
comercio y libcrtad y posesiön que de ello tienen antigua», ibid., f. 65.
β) «Υ (pretenden) que no puedan contratar en metal (especial de azogue, porque
el origen del rescate f u i de lo de guaira, indios con indios, adquiriindolo con justo
titulo, entrando a labrar las minas con voluntad de sus duenos por via de varas);
y que todo lo que poseen ahora es hurtado de sus minas y bohios, donde encierran
lo que sacan por cl riesgo que tienen, y de los ingeniös al tiempo que lo estin
molicndo, y cuando lo traginan de una parte a otra y, finalmente con tanta violencia, que no tienen sus haciendas seguras ni es posible, por ser ladrones de casa,
habiindoles costado sus dineros; y que de haber permitido que traten en metal de
azogue se ha seguido que los mineros estin tan perdidos, porque les desfloran el
metal, tomandoles lo mejor y mäs granado y lo que les qucda, por haber escogido
lo bueno y de mis subida ley, con que se habia de surtir lo demis, es tal que los
que lo benefician se pierden en έΐ», C a ρ ο c h e , Relaci0n, f. 65.
7
) C a p o c h e , Relaciön, ff. 76-76 v.
8
) «Υ les di<5 gran pena la invenci<5n del azogue, pues los privaba de sus granjerias y que no tenian otro remedio para sustentarse ni pagar su tasa si no era por
via de jornal, habiendo poseido toda la riqueza y grosedad pasada, con que habian
conservado y pendido de ellos el interns y el aprovechamiento general de todo el
reino y que el beneficio de la guaira se habia de perder, cosa que tan importance
era, por tener de su propia cosecha el fruto que de ella conseguian, sin gasto de
azogue», C a p o c h e , Relaci<5n, f. 75 v.
9
) C a p o c h e , RelaciiSn, f. 65.
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Una polimica colonial: Potosi, 1579-1584
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«escandaloso», aprovechandose de su ignorancia de los fundamentos
que lo justificaban; sin embargo, parece que fue el Cabildo (siempre
mis permeable a los intereses oligdrquicos) el que orden0 la supresi6n del mercado indio I 0 . N o tard<S mucho en contraatacar la parte
perjudicada: asi nacieron las primeras probanzas, movidas por el protector general de los indios en el Cerro, Diego Nunez Bazdn («persona antigua y que siempre se ha ocupado en las cosas que se le han
encargado en servicio de S. M., de que ha dado buena cuenta con
mucha satisfacciön y limpieza», segun C a p o c h e ) . El texto de esta
probanza es una de las piezas basicas en que nos vamos a basar; dado
que varios de los documentos a utilizar carecen de datacion, seguiremos el esquema de los hechos que presenta C a p o c h e en su
Relaci<5n u .
III.EL
CONFLICTO
A comienzos de noviembre de 1579 D. Νύήεζ presentaba una petici0n al Corregidor potosino: invoca la Real Provisi0n de Toledo (la
de 1573 ο la de 1579?), subraya la pacifica posesi0n en que se ha
hallado la costumbre del mercado indio de minerales, sin que «en ningun tiempo en ello oviese ni a auido contradiciön alguna» . . . «hasta
de pocos dias a esta parte que a auido y ay mucha murmuracion y
escindalo en esta dicha villa». Frente a la acusaci<5n de que el trafico
se basa en mineral hurtado, responde enumerando los varios caminos
que tienen para obtenerlo licitamente y sefialando este mercado como
«uno de los principales sustentos desta tierra e aumento de los quintos
10) C a p o c h e , Relaci-όη, f. 65. Aunque C a p o c h e no asienta la fecha de la
provision municipal, sabemos de una Real Provision de Toledo (Lima, 5-V-1579),
pregonada en Potosi y que ratificaba, una vez mds, el trafico indigena y ordenaba
a los mineros no estorbar ni impedir a los indios que subian al Cerro a tal efecto.
Cf. Relaci<Sn de Provisiones embiadas al Corregidor de Potosi, (s. f.), B N , Mss.
3040, f. 194.
11) Sobre la extensiin y detalles con que C a p o c h e se ocupa de la polimica
comenta su editor: «Capoche ostenta cierta familiaridad con las sutiles especulaciones implicadas en el caso; cita verbatim los formales pareceres de algunos juristas y
teilogos que inevitablemente fueron arrastrados al debate, e impugna en parte la
opinion del famoso jesuita Josi de Acosta, asimismo inclusa en la ReIaci<Sn. Trae
tambiin a cuento leyes canonicas relacionadas con este caso de concicncia y, en
suma, muestra tal versaciin cn este punto particular, que uno se pregunta si otra
mano no intervendria en el.» H a n k e , Introducciön, pp. 60-61.
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Josep Μ. Barnadas
reales». En consecuencia, solicita se mande a los capitanes ο kuraka
del Cerro averiguar de los indios punku y varas la verdad sobre el
particular. El mismo dia ο pocos dias antes ο despi^s, tambiin elevaba una peticitSn al corregidor para que se hiciera lo propio con personas espanolas que pudieran informar sobre la realidad 12 .
<5«ιέ puede afirmarse de las respuestas consignadas en la Probanza?
Segun C a ρ ο c h e «hall6se gran cantidad (de indios) a los cuales
constö pagarles en metal, y asi presentaron su probanza al grueso
modo, sin ningun artificio» 13. Un examen de las deposiciones mismas, cuya sustancia ~ a trav£s de las citas textuales ο de los resumenes
- podrÄ apreciarse en el apendice no. 2, permite afirmar lo siguiente:
1. muchos indios punku, varas, vendedores, etc. obtenian mineral por
sus servicios, directa ο indirectamente;
2. alguaciles indios controlaban la extracciön fraudulenta de mineral,
trabajo que ponia en sus manos parte del mineral recuperado;
3. hay barreteros, reguläres u ocasionales, que cobran su trabajo en
mineral llampu; otros, en plata; otros, de una y otra forma. Aun
cuando cobren en plata, sacan legitimamente mineral a cuenta del
afilado de barretas, compra de candelas, comida, etc.;
4. hay repetidas acusaciones contra los alguaciles de las minas como
los unicos ladrones de mineral, aunque £stos tambiin cobran en
mineral;
5. los trabaj adores de mina compran los alimentos con mineral, sin
reprobacüSn de los alguaciles, capataces ο mineros;
6. hay mineros que, luego de haber pagado a sus indios con mineral,
se lo han vuelto a quitar.
En su declaraci<Sn final, los tres capitanes firmantes presentan el
mercado de mineral como la unica via de supervivencia para la poblaci<5n indigena potosina; de lo contrario — dicen - todos abandonarian
la Villa.
Cual fue la respuesta de los espanoles? Citemos, de nuevo, el enjuiciamiento de C a p o c h e : los encuestados («gente principal de esta
villa, senores de minas y personas antiguas»), «convinieron en que
los indios poseian los metales que vendian por licitos medios, en preli) Petlci0n de D. Nunez Bazin {Potosi, XI-1579). AGI, Charcas, 78, n° 27.
El texto completo en apendice n.° 1.
13) C a ρ ο c h e , Relaci0n, f. 65 v.
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mio de su trabajo y sudor, que era mucho mis esta parte y cantidad
que la que algunos podian hurtar . . . » u . Cual es la realidad, ateni£ndonos al protocolo original? De las respuestas de ios diez interrogados se desprenden los puntos siguientes:
1. por lo menos desde la decada 1550-1560 ha persistido pacificamente la costumbre del trafico piiblico de mineral; s0lo desde hace
unos pocos dias, a raiz de la promulgaciön de la Real RroviskSn de
Toledo, ha habido contradicci0n;
2. los minerales que luego ir£n a parar al mercado tienen varios origenes: cobro del trabajo en la mina, venia y/o trueque de mercancias
a los mineros, etc.;
3. a cambio de los gastos (afilar barretas, comprar candelas, escaleras,
reparaci<Sn del equipo...) los obreros se llevan gratis los llampu y
«tierras»;
4. esta forma de pago en mineral se practicaba, sobre todo, con Ios
indios alquilados (mink'ayuqkuna);
5. el trafico minero en el qhatu es imprescindible para la sustentaci6n
de la poblaci6n india de la Villa 15 ;
6. si se vende mineral robado, £ste es una pequena parte del total;
7. el robo de mineral se puede evitar, encerrandolo en canchas ο galpones;
8. tambi^n se paga el sueldo a los indios en plata.
Antes de seguir adelante con el Kilo de los hechos, cabe preguntarse
cuil era la realidad vigente; a mi parecer, cabe decir: desde el comienzo de la explotaci<$n potosina hubo trabajo asalariado, de mis ο menos libre contrataci0n; este trabajo fue pagado total ο parcialmente
con mineral extraido de la mina, mineral que - a travis de sucesivas
transacciones - iba a parar al qhatu especializado en este trafico. Pero
hay que seguir preguntando: por qui los duefios de minas y prohombres potosinos se manifiestan concordes en afirmar que este uso resultaba condiciön sine qua non para la superviviencia potosina? Acaso
no podian los duefios de minas pagar a sus indios en plata (como ya
H) C a ρ ο c h e , Relation, f. 66.
Es interesante el matiz introducido por J. de Pendones: desde la fundaciön
potosina los indios traficaban entre si con el metal; s0lo desde 1574/1575 lo han
empezado a hacer con los espaüoles. Es efecto del enrarecimiento de la masa de
mineral extraida? Ο de un aumento en la demanda, a causa de la introducci6n de
la amalgatnaciön?
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lo hacian, siquiera en parte)? Por qu£ no iba a funcionar asi el sistema?
Como no sabemos ni el valor del mineral «tomado» por los indios ni
el valor pagado por έΐ en el qhatu, resulta imaginaria cualquier respuesta; tampoco sabemos el rendimiento en plata limpia de este mineral.
Ha de quedar, pues, en hipotesis toda respuesta ultima acerca del entramado real del conflicto (no es imaginable que los duefios de minas
pensaran en un trabajo indio sin ninguna clase de remuneraciön!).
Sabiendo que la practica habia proseguido sin objecci6n durante tres
decenios, no se ve que intereses hipoteticamente lesionados saltaban a
la arena.
Sigamos adelante. Mientras se desarrollaban las dos probanzas,
tanto Garcia de Loyola como Nunez Bazan escribieron a Toledo; de
Nunez conocemos dos ejemplares, de 2 y 13 de noviembre de 1579,
aunque parece que la segunda reproduce la primera 16 . Ya el 2 - X I
comunica al Virrey una escandalizante toma de posiciön publica del
jesuita Diego Baena contra la practica inveterada y pacifica del trafico de mineral y, en consecuencia, contra la Real ProvisicSn toledana
que asentaba su licitud; afiadia que la posicicSn de Baena era compartida por los demas jesuitas de Potosi 17 . Su interpretacüSn es dura y
tajante:
«lo que yo con mi rudo ingenio e podido colegir destos teatinos y aun lo
que se puede tener por cosa cierta es que por el aplauso de el pueblo y ganar
la voluntad de los ricos de quien se muestran grandes amigos (han) fecho
esto y porque pretenden ser oposito ο contrapuesto del sefior visorrey y
16
) Hay dos dudas de detalle: 1. la carta de 13-XI no es de Nunez Bazin sino
de Niifiez Figueroa; 2. en la carta de 2-XI Nunez Bazdn habla ya de la oposici6n
del jesuita Baena a la Real Provisi<5n de Toledo, mientras que C a ρ ο c h e , Relaci<Sn, f. 66 sitda esta oposiciön despuis de la Real Provisi6n llegada de Lima una
vez acabadas las probanzas. Acaso podria pensarse que Baena predict contra la
Real Provision de Toledo aludida ya (la de 5-V-1579). Si las dos cartas no son sino
una, hay que pensar que la verdadera fecha es 2-XI? Entonces la secuencia de los
hechos dada por C a p o c h e no corresponderia a la realidad.
1T
) No se crea que Baena fuera un alocado ο alborotador: dos fuentes contemporineas a έΐ nos lo describen como de «buen ingenio y juicio, talento para leer
Humanidad y Artes, para confesar y predicar a espafioles y a indios, porque aprendera facilmente la lengua, es predicador suficiente. Es humilde y obediente, tiene
oracion ordinaria, es bien affecto al Instituto.» Informe del P. Juan de la Plaza
(1576). Antonio d e E g a n a (Ed.), Monumenta Peruana, vol.11, Roma 1958,
p. 119. «Hombre de muchas partes en lo natural y mas auentajado en sus virtudes,
erudito mucho y predicador muy substancial, a quien Dios regal<S algunos aiios
despuis de auer seruido mucho en la prouincia con una larga y trauajosa enfermedad ...» Francisco Μ a t e ο s (Ed.), Historia General de la Compafiia de Jesus en
la provincia del Perii (1600), vol. I, Madrid 1944, p. 244.
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Una pol^mica colonial: Potosi, 1579-1584
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repu(g)nar a su excelentisima y santa voluntad y usurpar sus vezes e quellos
scan los goucrnadorcs y rcformadores y en quien consisca el despacho de
todos los negocios y salud de las animas, que a codo esto se deue de estender
su ambiciön y artificio de ypocresia, porque diziendoles yo lo que en ista
doy quenta a V. E., que les preuine antes que predicassen me dixeron que
por qui no auia ydo a ynformarles como lo auian hecho los veedores y
duenos de minas y otros, como si ellos fueran los gouernadores y Reformadores a quien se deuiera esta obidiencia y porque en £stas y otras cossas
semejantes les ba a la mano el capitdn Loyola estin muy mal con έΐ»
Inmediatamente surgiö, al mismo nivel clerical, la replica: el dominico Francisco Vazquez tom6 la defensa del trafico minero, llevando
la discusiön a mayores profundidades, al tiempo que enfrentaba
directamente a los jesuitas con el Virrey 1β . El revuelo provocado se
puede entender facilmente por quien sepa algo de los intereses contrapuestos en juego. A pesar de su oposiciön a la tesis jesuitica, Niinez
Bazan reconoce que otros clerigos la defienden: el Cura de la Iglesia
Mayor, el lie. Herrera, un fraile jeronimo, el bach. Baltasar Sanchez
y «los mds de los cl£rigos»; tambiin debe subrayarse que, segun Nunez,
«el trato publico a cessado» como efecto de las dudas puestas sobre su
licitud moral. Toledo se sintiö tocado en su amor propio facilmente
exacerbable; senala C a p o c h e que lo que le sobraba en la actitud
de Baena era el hecho de que una «persona que en publico trataba del
gobierno temporal, y Su Magestad tiene mandado no se entremetan
los prelados y predicadores en ello y, si lo hicieren, les quiten las temporalidades y embarguen» 80. En Lima reuniö Junta de te61ogos, cuyos pareceres conocemos a trav£s de la relaci<Sn de C a p o c h e 2 1 .
18) D. Niinez a F. de Toledo (Potosi, 2-XI-1579), ff. 1 - 1 y. AGI, Charcas, 40. Si
ista es la misma que la de 13-XI, viase su texto integro en apendice n.® 4.
19) H a y que saber que las relaciones del Virrey con los jesuitas potosinos no
habian sido precisamente pacificas. Cf. Antonio d e E g a f i a , El virrey D. Francisco de Toledo y los jesuitas del Peru (1569-1581), en: Estudios de Deusto (Bilbao),
IV/7 (1956), pp. 159-168, aunque no parece conocer el motivo de fricci6n que nos
ocupa.
20) C a p o c h e , Relaciön, f. 66. De hecho, hizo bajar a Lima al jesuita, ibid.,
f. 66 v. (Y sabemos que incluso saliö del Peru: a partir de 1580 trabaj<$ en Panama).
O t r o jesuita que tropez<5 con Toledo habJa escrito un trabajo «contra el derecho
que V. M. tiene a este estado de las Indias y govierno destas provincias, que V. M.
alii y sus ministros ac& tenemos . . . y entendido tocar a V. M. y al derecho y
govierno destos Reinos y el dafio que sembrar y persuadir semejantes opiniones
suele causar en esta tierra, tan amiga de novedades . . . » . Cf. Ε g a ή a , EI virrey,
p. 178.
21) Son los de los lies. Cerezuela y A. Gutierrez de Ulloa, de fray L. L6pez OSA,
de fray M. Adriano OP, de los dres. J, L6pez Guarnido y fray P. Gutiirrez Flores
y el dr. Fajardo. C a p o c h e , Relation, ff. 67-68.
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Josep Μ. Barnadas
Toledo, bien pertrechado (no sabemos a costa de ςιιέ presiones ο
manipulaciones de la ciencia moral!), βηνίό nueva Real Provisidn
que, al parecer, acallo las voces encrespadas.
En 1580 saluS del Peru Toledo y le reemplazö Martin Enriquez de
Almansa; en Potosi el cambio ίιιέ aprovechado por algunos duenos de
minas par a replan tear su posiciön: en viaron un procurador a Lima
«par a s01o suplicar a S. E. suspendiere el rescate, represen tan dole las
razones pasadas» 22. Ante la peticicSn, Enriquez instruyö al Corregidor
potosino que se dirigia a tomar posesiön del cargo, el arequipeno Juan
Davila, se informase del asunto y proveyese de manera «que los naturales no recibiesen agravio ni se les impidiese el trato que tenian de
metal, castigando los hurtos»; asi se hizo: compiladas nuevas probanzas (que no conozco), «const0 con entera probabilidad... que algunos sefiores de minas acostumbran a pagar los indios que trabajan en
sus minas en metal» 2S. Todavia mas: la imagen que dejaron traslucir
estas declaraciones, siempre de acuerdo con C a p o c h e , hace pensar
que, de suprimirse el trafico de marras que deseaban algunos, se habria extinguido toda vida econiSmica en el Cerro 24 . La probanza fue
enviada a Lima, donde se le anadi6 el parecer de Jos£ de Acosta, emitido con conocimiento de aquella: por su texto sabemos que se dej<S
persuadir por los datos llegados de Potosi, adoptando unas conclusiones que probablemente hasta entonces no habian sido las suyas; s01o
anade algunos detalles descuidados (que no se deje pensar a los indios
que, porque se les permite el trafico, pueden seguir robando; que se
persiga y castigue publicamente a los ladrones aprehendidos; que s<51o
se permita la compraventa de minerales en el qbatu tradicional; que
22) C a p o c h e , Relaciön, f . 6 8 v.
23
) C a p o c h e , Relaciön, f. 68 v. Tambiin se puso en claro el contexto de la
practica: « . . . q u e por no tener repartimiento de indios que han menester y son
necesarios para la labor de sus minas, alquilaban indios y ademis de pagarles su
jornal, por tenerlos contentos y gratos para que volviesen a las minas, les dejaban
llevar una piedra de metal; y corao eran tantos los que se mingaban, era mucha la
cantidad que por este camino se juntaba en el gato», ibid.
24
) « . . . en el cerro no corre otra moneda sino el metal, con el cual pagan los
mineros y pongos la comida que les suben a vender al cerro, y fruta y otros refrescos; y las indias a trueque de metal les dan sus propias personas y sus madres las
suben para este efecto al cerro; y que algunos de los sefiores de minas envian a
vender metal al gato y lo venden a los indios a la boca de la mina; y que los indios
tienen minas en el cerro; y que a los pongos se les paga en metal; y que los mineros
que tienen puestos los seiiores de minas venden metal a los indios y que en dos ο
tres anos salen ricos del cerro; y que son m i s de cinco mil indios los que estin ocupados en la labor del cerro . . . » C a p o c h e , Relaci<4n, f. 68 v.
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Una poliraica colonial: Potosi, 1579-1584
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los espafioles no puedan entrar a comprar, sino mediante los yanakuna)25. El paso siguiente consisti0 en enviar una nueva Real Provisi6n que incorporaba algunos puntos de la elaboraci0n de Acosta.
En febrero de 1583 se presentaba en La Plata un nuevo corregidor:
Alonso Ortiz de Leiva, caballero sevillano nombrado tres anos antes;
instalado en Potosi, nuevamente se repititS la historia: nueva carga de
los tercos mineros, pensando «que era buena ocasi0n para continuar
su demanda»; pero esta vez el protector de indios, Nunez Bazän, se
adelanto y escribiö al virrey; aunque Enriquez habia fallecido, la
audiencia gobernaba en su lugar: £sta escribi0 al corregidor que «no
haga novedad ni prohibici<5n en esto, ni sobre ello se escriba ni admita
peticiön ni informaci0n». Ortiz de Leiva «mand<5 no se hiciesen ningunas diligencias sobre el negocio del metal, el cual se qued<S por entonces asi» 26. Se qued0 a s i . . . hasta que lleg6 un nuevo ataque: esta
vez parti0 de un funcionario, el factor Juan Lozano Machuca; el procedimiento, visto el fracaso de anteriores intentonas, fu6 mas tortuoso:
(Lozano Machuca) « . . . haciendo junta de algunos senores de minas, a los
cuales propuso que, si descaban remedio para que cesase el rescate y los
hurtos que recibian, hiciesen donaci<5n a S. M. de los metales del gato como
cosas que cran hurtadas de sus minas, y que en la donaciön le diesen poder
como a ministro real para seguir la causa, prometiindoles buenas esperanzas» 2 7 .
A trav6s de vericuetos no muy claros, se produjo un choque entre
funcionarios (factor - protector de indios - corregidor); la audiencia
charquefia dirimi0 el impasse ratificando la licitud del comercio de
minerales y, sin que se pueda adivinar por qu£, tambi£n declarö abierto el trafico a los funcionarios 28 . Aunque C a p o c h e no aluda a
ello, sabemos de otras «diligencias» de Lozano: en primer lugar conocemos el interrogatorio para una en^sima probanza, sometido al
corregidor el 13-XII-1583, cuyo tenor deja entender claramente su
intenci<Sn de torpedear el trafico establecido y con tanta constancia
combatido
Tambiin, aunque no Heven fecha precisa, hay que elen2δ
) Cf. el texto del parecer en C a p o c h e , Relaci<5n, f f . 6 9 - 7 0 .
26) C a p o c h e , RelacWn, ff. 70-70 v.
27) C a p o c h e , Relaci<5n, f f . 70 v - 7 1 .
28) C a p o c h e , Relaci<4n, f. 71 v.
29) Interrogatorio pedido por J. Lozano Machuca (Potosi, 13-XII-1583). AGI,
Charcas, 35, no. 61. Un extracto en apindice no. 5.
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26
Josep Μ, Barnadas
car dos nuevos pareceres clericales: los del carmelita fray Juan de
Valenzuela y del Guardian de San Francisco, fray Pedro de Ore. Los
hechos de que uno y otro adopten una actitud cerradamente adversa
al trafico de mineral y que sus pareceres vayan autenticados por Lozano Machuca, permiten suponer que fueron pedidos por el factor
como una arma mds para su dossier. En concreto, el viraje patente
entre esta pareja de pareceres y los anteriores reside en una inversiön
de la presunci0n: mientras los primeros, reconociendo que puede
haber venta de mineral robado, no consideran este factor suficiente
para descalificar toda operaciön, ahora se da la vuelta al esquema: se
reconoce que puede haber mineral legitimamente obtenido, pero se
hace recaer la sombra moralmente paralizante de la duda sobre el
conjunto 3C.
Finalmente, hay un parecer informal de un potosino de primera
hora: el del florentino Nicoiao del Benino; tampoco lleva fecha, pero
sabemos es posterior a 1580 por aludir en el a Toledo. Llama la atenciön sobre los mayores males que se podrian venir sobre toda la economia colonial caso de quitarse el trafico. En definitiva, se muestra
esceptico sobre el presupuesto de los opositores: que se tratara de un
incentivo para el robo S1 .
IV. E V A L U A C I O N
Hasta aqui el desarrollo de los hechos en su superficie. Cabe, no
obstante, un esfuerzo por aislar el nucleo significativo del episodio,
mis alia de su colorido anecdotico.
La primera palabra debe reconocer que todavia se nos escapan varios de los datos motivantes/explicativos del enrumbamiento concreto
de los sucesos. H a y un nivel donde los por quis? nos dejan a oscuras.
Es esta una constataciön exigida por la honestidad, pero no es todo lo
que cabe decir.
Un primer logro recae sobre la naturaleza patentemente condicionada de los pareceres morales de cl£rigos ο funcionarios; ambas posi80) AGI, Charcas, 35, no. 5, Los textos integros, en los apindices nos. 6 y 7. Sin
duda Valenzuela es mucho mas tajante en su desvirtuaciön de todo pago en mineral
a los mink'ayuqkuna. Hay que afiadir que algunos de sus presupuestos ficticos no
coinciden con la informaci0n que tenemos de las piezas analizadas arriba.
81) Relacl0n al exmo. visorrey... de cosas conuenientes a la villa de P o t o s i . . .
(s. f.). BN, Mss. 3040, ff. 147 v-148. El texto en apέndice n.° 8.
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Una poMmica colonial: Potosi, 1579-1584
27
ciones pudieron presentar argumentos segun fuera el objetivo perseguido por quien rcqueria sus servicios.
A prop0sito de la actitud decidida y colectiva de los jesuitas, surgen varias cuestiones: por ejemplo qui les movia realmente a pronunciarse como lo hicieron? N o basta con las razones que especifican sus
contradictores: aunque no resulte impensable una especifica «simpatia> entre ellos y la oligarquia minera, sabemos que ista no asumia
una tesis unitaria en el asunto controvertido (mas bien puede afirmarse que la mayoria militaba frente a los jesuitas). Hay que buscar,
pues, por otros lados. Sugiero, como hipötesis, este esquema: sobre la
base de los choques anteriores de los jesuitas con Toledo (no s<41o en
Potosi - de donde los expulsö - sino en Lima, Arequipa y Cuzco, a
prop6sito de asuntos no tan alejados de los que sugieren etiquetas
como «partido indigenista lascasiano» ο «escuela colonialista toledana»), puede pensarse en un enfrentamiento donde las banderas no
proclamaban amor a los indios de un lado y ratificaciön de la expoliaciön colonial de otro. H a y que atravesar el aspecto aparente de la
discordia y preguntarse cual era su autintico fondo.
Asi llegamos a lo que quizas nos abra la puerta a una dimensiön
mis expresiva y categörica de la polimica. Empezari titulindolo
«mala conciencia de ia sociedad colonial». Veamos, ante todo, los
teztos en que apoyo mi interpretaciiSn.
C a ρ ο c h e es, naturalmente, el mas prolifico en estos que no pasan de sintomas ο indicios; sin perjuicio de poderse aducir otros, he
aqui los que he encontrado. Est£ el largo apartado « D e l p e l i g r o
c o n q u e s a c a n l o s i n d i o s el m e t a l d e l a s m i n a s y
c<Smo v i e n e n c o n t r a su v o l u n t a d a ello» 3 2 . La intenci<5n d e C a p o c h e e s clara («Y porque vea V.E. se pueda entender ei derecho de los indios en el trato del metal, pondre el riesgo con
que lo sacan de las minas y la sangre que les cuesta»). De la enumeraci<5n de calamidades padecidas, concluye claramente cuil habia sido
su propösito:
«Y el (pueblo) de los espaüoles se hace del desentendido en el beneficio y
merced que le haccn en darle indios, que pudieran quedar tan necesitados de
esca ayuda, que aunque partieran con ellos la mitad del metal que sacaran,
no los tuvieran contentos ni creo quedara igual el contrato, por poner los
indios sus personas, aventurando sus vidas y en minas que faltando los in-
92) C a p o c h e , Relaciin, ff. 72-74.
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Josep Μ. Barnadas
28
dios no pueden tener de ellai ningun provecho; y por despobladas se las
adjudicarian a los naturales, como personas que las labrarian» 3 3 .
Esta ultima realidad en que se apoyaba tan «glorioso» andamiaje
potosino queda nuevamente expuesta por C a p o c h e al declarar:
«. . . justo seri dar cuenta a V. Ε. (de) los frutos e intereses que se siguen al
otro bando de espaüoles que estin pendientes de este socorro, como republica
que no tiene otro rccurso sino el beneficio y comercio de los metales, y £ste
mediante los indios y merced que S. M. y V. E. les hace de ellos, advirtiendo
la manera que tienen los indios en vender en el gato, y de la ley que son y
la cantidad que seri, y el modo que tienen los espanoles en comprarlos y
venderlos, de que sc sigue mucho inter£s a la hacienda real y a conservar
a los indios en esce asiento de su voluntad, que es lo que pretende S. M., y
otros muchos utiles no menos necesarios y provechosos, como los mismos
pareceres refieren, los cuales fueran muy mis en su favor si por su parte se
hubiera alegado c<Smo tienen con ellos poblado este asiento, y los traen
contra su voluntad, y las vidas que cuesta sacar el metal . . . por donde los
letrados podrian descubrir mejor el derecho de los indios y la justificaciön
del rescate» W.
Mas adelante se cree con argumentos suficientes para deshacer el
fundamento capital de los enemigos del qhatu minero indio: partiendo de la doctrina recibida entre moralistas de la e x t r e m a i n d i g e n t i a , hace la aplicaci0n:
«Y si con el necesitado dispensan los derechos para poderse aprovechar de
lo ajeno, cuinto mis justicia tendrin estos indios que trabajando no se pueden sustentar, por ser poco el jornal. Este tal, conforme ley natural, se p o d r i
satisfacer del que le tuviese en aquella opresi0n, porque no s0lo se ha de
mantener y vestir, que a un esclave debemos esto, sino enriquecerse y aprovecharse, c o m o h a c e m o s n o s o t r o s e n s u t i e r r a » 3 5 .
Por otra parte, aun en el caso de que haya casos de claro hurto, no
conviene apresurarse en la condena:
«Especial que el descubridor de este cerro fue indio natural de este reino,
y todas las vetas y minas las han descubierto y dado noticia de ellas indios,
y l o s e s p a n o l e s se l a s h a n u s u r p a d o y d e f r a u d a d o e n
los r e g i s t r o s que de e l l a s h a n h e c h o y en las v i s i t a s
y al presente tienen muchas minas»
Juicios estos que revel an una muy concreta y expKcita 6ptica ideo16gica! C a p o c h e acaba sus disquisiciones con un digno colofcSn:
83)
84)
S5)
3fl)
da de
Capoche,
Capoche,
Capoche,
Capoche,
la radicaci<4n
Relaciön, f. 74.
Reiaci<5n, f. 74.
Relaci<$n, ff. 77 v-78.
Relaci0n, f. 78 v. A rengWn seguido traza una descripci6n vivicolonial del asunto, ibid., ff. 78 v-79.
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Una poWmica colonial: Potosi, 1579-1584
29
«Y no s£ si es justicia poner la que esta gente tiene cada dia en opiniones.
pues las cosas dudosas se han de juzgar en favor de la parte mis flaca, y de
la suya hay determinaciön autintica que es la voluntad del principe, y resoluci<5n de letrados que lo aprueban, y que no es bien andar de profeta en
profeta porque no se tope con quien nos engafie»
Entre los documentos incluidos por C a ρ ο c h e hay dos pasajes
elocuentes: el agustino L. Löpez deja caer la siguiente conslderaclin
sorpresiva por la aparente desconexiön (?) con el tema que se le consulta:
«Y asi mismo no tengo por acercado predicar ni tratar de la pose$i<Sn que
los indios tienen y han adquirido, porque seri darles licencia para Hurtar y
tomar sin temor lo que hallaren y pudieren, sin otros inconveniences que de
esta materia se siguen, e s c a n d o e l f u n d a m e n t o y p r i n c i p i o
d e c o n q u i s t a d e e s t a t i e r r a e n t a n t a s o p i n i o n e s . Por
tanto, a los predicadores de aquella villa se les deberfa advertir que en este
caso no se tocase mis» 38.
Y el jesuita Acosta tambiin se siente obligado a tocar un tema parecido:
«Y siendo esto asi (segiSn los resultados de la probanza), serfa contra
raz<5n y conciencia estorbar a los indios su Iicito trato y aprovechamiento,
pues son personas Iibres y vasallos de S. M., y en lo que se pudiere han de
ser favorecidos, v i v i e n d o n o s o t r o s e n s u t i e r r a y e n r i q u e c e r n o s d e e l l a y d e s u s t r a b a j o s , y sobre todo estando en uso
y posesi6n de tantos anos los indios de la dicha contrataci0n y rescate»
El segundo bloque de textos procede del protector de indios Diego
Nunez, declarado favorecedor de la persistencia del trdfico minero.
De unas borrascosas relaciones con los jesuitas cree poder deducir:
« . . . sigui£ndose lo que t\ (D. Baena) dezia que no se comprasse ni bendiesse por las razones y cargos de conciencia con pena de ynfierno que a f f i r ms, cessaua y cess6 la permission y merced de V. Ε. y quedar de ningun
momento la prouisi6n de V. Ε., tan justa y satitamente dada y por otra
parte, a u n q u e e n ρ ύ b 1 i c ο d e z i a n q u e V. E. p o d i a b i e n
m a n d a r b e n d e r los m e t a l e s p e r o no a s e g u r a r las c o n c i e n c i a s c o n s a b o r d e r e p u n a n c i a de su m a n d a t o . . . » 4 0 .
N o parece aventurado, ante este texto, imaginar c6mo sonaban a
oidos de funcionarios regios los «desplantes» de algunos ecIesi£sticos
poco complacientes41.
87)
38)
8»)
«)
C a ρ ο c h e , Relaci6n, f. 80 v.
C a p o c h e , Relaci<4n, ff. 67-67 v.
C a p o c h e , Relaci<4n, f. 69 v.
D. Νύήεζ Bazin al Virrey (Potosi, 13-XI-1579), ff. 1-1 v.
Viase este ejemplo, tambiin charqueno: «Bien si que al que le cupiere la
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Jose ρ Μ. Barnadas
Nunez arremete contra la inconciencia de estos duenos de minas
envidiosos de la ganancia sacada por los indios del qbatu:
«Tampoco consideran (los mineros) que para hazellos a ellos ricos los
pobres yndios entran y las mis vezes a oscuras, y todas con ebidente peligro
de la vida, a los abismos e que los ponen en partes de conocido peligro delta
e que quando salen a lo alto es sudando y disfigurados con color de muertos
y el refrigerio que tienen es sentarse al ayre ο al resistero del sol, que lo uno
y lo otro los traspassa y comer una dozena de mayzes y tornar a entrar otra
y otras vezes y el malo del minero compelelle a trabajar mis de lo que
puede y ello lo hazen porque no saben mis de obedezer todo lo que les
mandan y reparan en alguna pedrezuela que pueden auer de partes impossibles y por eso ynnutiles a los spanoles y aun a ellos si no se pusiessen a
los dichos riesgos por sustentar sus mugeres y hijo y pagar sus tributos» 42.
Por su medio sabemos algo del «frente lascasista» en Potosi y de su
aeeiön frente a los renuentes:
«Tambiin un lie. Bartolom^ Alonso vicario deste pueblo y un lie. Herrera
portuguis, que tiene la doctrina de Santa Barbara y el fraile geränimo y un
bachiller Baltasar Sanchez, clirigo jurista que tiene la dotrina de san Sebastian y los mis de los clirigos descubiertamente son en todo del entendi*
miento y opinion de los Teatinos en lo de la Prouisi<Sn de V. Ε. e venta de
metales, poniendo temores a los que los compran diziendo que los aguardan
a la Quaresma e que no an de ser absueltos y otras cosas, porque dan a entender ser caso dc la fe y que sienten mal della, que con todas estas cosas y
opiniones ay tantos corrillos yescindalos quanto arriba e dicho» 4 s .
El postrer argumento esgrimido tambien apunta al nucleo central
problematico de la oeupaeiön castellana sobre las Indias:
« . . . si no me acuerdo mal e oydo dezir a personas graues que quando
S. M. hizo gracia de los minerales a los spanoles fue debaxo de una ticita
permisitSn de que los yndios se pudiessen aprouechar dellos como pudiessen,
que solo V. E. puede sauer esto y tambiin que todos estos teatinos y escandalosos entendiessen con punicion la quenta que dcuen tener con el seruicio de
su Rey y de V. Ε. y con la execuciin de sus Prouisiones y bien destos yndios
suerte de Gobernador para hacer la mudanza que dixe en la Parte Primera, Capitulos XVI y XVII, que Ha de ser invidiado, y por tener que enmendar y gobernar,
aunque sea bueno lo que hiciere, han de ir con cuentos algunos hipröquitas (sic) a
S. M. y a su Real Consexo de Indias, como muchos lo han hecho hasta agora, que
han referido los males y danos, sin dar ningun remedio para que los danos cesen,
lo cual no me parece oficio de caridad, porque aunque sea bien advertir de el mal a
quien lo puede remediar, mas juntamente con esto hise de dar remedio, porque de
Otra manera mis es oficio de satiricos, que de lo que ellos representan», Juan
de M a t i e n z o , Gobierno del Perd, ed. Guillermo L o h m a n n
Villena,
Paris-Lima 1967, p.205.
D. Nunez Bazin al Virrey (Potosi, 13-XI-1579), f. 2.
« ) D. Nunez Bazin al Virrey (Potosi, 13-XI-1579), f. 2.
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Una pol^mica colonial: Potosi, 1579-1584
31
y para que fuesen pagados de sus jornales conforme al muclio trabajo que
tienen y no a la moderaciin que hasta agora V.E. mandado.» 44
Durante los anos de la polimica, sin intervenir oficialmente en ella,
otro cl^rigo potosino informa de algunos detalles: los indigenas habrian empezado a hurtar mineral para poder pagar mas holgadamente las
tasas; para cortar la practica, el cabildo prohibe a los espafioles acudir
al mercado, pero Toledo - temiendo que asi las tasas quedaran por
pagar - declarö licito el trafico; los eclesiasticos, antes de la decision
virreinal, no habrian demostrado discrepancias en condenar la compra de minerales «que notoriamente les constase ser hurtados, para
que cesando £stos de comprarlos, los yndios cesasen de hurtarlos» 45.
Y al tomar posici6n en la cuestiön debatida, se indigna que haya que
acudir a la justificaciön de una costumbre moralmente dudosa para
obtener un bien material:
«No paresce questo es justo ni conforme a ley de Dios, s i n o q u e s e
q u i t e l a c a u s a γ ablande la mano en las Tasas y no confiesen ticitamente ser lijito hurtar por algun cimodo; quanto mds que a la ocasi6n del
hurtar se anda el yndio perdido por no servir y sacaria a el cabo de la
semana mas provecho y cantidad de plata de los jornales ordinarios si se
alquilase que no de Ιο que hurta, ques raz<5n de lo que arriba toqui, en que
se engafia el que dize que para poder pagar la Tasa es nescesario hurten,
aunque lo rebocan con dezir que se aprouechan. Y aun con otro peor sentido
que dan, d i z i e n d o q u e l a s m i n a s y t o d o e s d e l o s y n d i o s
d e q u e se r e b u e l u e n l o s p e c h o s de a l g u n o s a t r a t a r si
es l i c i t o ο n o el e s t a r l o s y n d i o s d e b a x o d e l y m p e r i o d e V. Μ. ο s i s e t i e n e e s t a t i e r r a c o n b u e n t i t u l o ο
n o , p u e s d i z e n q u e t o d o es d e l o s y n d i o s » 4 ' .
Una vez mds hemos topado con el niicleo problemdtico colonial:
expolio material y laboral, acumulacüSn de plusvalia, soporte para la
politica del Estado metropolitan©.
Desde otra perspectiva, la ya citada pieza de Benino deja al descubierto otro aspecto conflictivo de la dindmica colonial interna de
Charcas:
«En este casso (del rescate de minerales) se requieren hazer muchas consideraciones y la mis ymportante que, viindose los yndios priuados de este
mercado y que el ynteris que se les sigue para su sustento, estando ellos tan
ussados en έΐ, causaria salirse deste asiento ass! para sus tierras como para
otras partes donde serian bien regalados, e n e s p e c i a l d e l a s p e r sonas que tienen chicaras, donde siembran y cojen
« ) D. Νύήβζ Bazin al Virrey (Potosi, 13-XI-1579), ((. 2-2 Y.
« ) Memorial de Β. Sinchez pbro. al rey (Potosi, 20-11-1580). AGI, Charcas, 140.
<e
) Memorial de Β. Sanchez.
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Josep Μ. Barnadas
y se p r o u e e n d e l l o e s t a v i l l a y l o s n a t u r a l e s
que
a q u i r e s i d e n y podria venir en tanta desorden que fuesse dificultoso
cornallos a traer y forciblemente seria perjuizio general y faltaria mucha
parte de la plata que se saca . . , » 41,
Ya es hora de afinar una conclusiön provisional. A la vista del conjunto de datos analizados, parece pueden afirmarse los puntos
siguientes:
1. la polimica examinada, hist0rica e historiogrdficamente, nos remite a los callejones sin salida propios de una sociedad colonial;
2. se impone una superaci<Sn de las apariencias para dar con el verdadero sentido y funciön jugados por los protagonistas;
3. si mucKos de los duenos de minas aceptaron las transacciones indias en el qhatu, cabe suponer que - dentro de una consideraciön
enconömica global - no les resultaba desventajoso. Al defenderlo,
no defendian - en ultimo t^rmino - a los indios, sino sus propias
economias; al revis: quienes impugnaban el sistema, p o d i a n
defender realmente a los indigenas, aunque no sepamos (a excepci<5n del doctrinero B. Sanchez) cual era la alternativa positiva que
presentaban;
4. varios de los funcionarios partidarios del statu quo de hecho s61o
defendian los intereses de la real hacienda (de la que dependia su
subsistencia);
5. en los juicios emitidos favorables al trafico cabe interponer la acci6n de una autoridad no fdcilmente cuestionable como la de Toledo, lo que - naturalmente - disminuye buena parte de su valor.
41) Relaci<5n al « m o , visorrey . . . de cosas conuenientes a la villa de P o t o s i . . .
(s. f.). BN, Mss. 3040, f. 148. En mi cesis doctoral aludida arriba quedan recogidos
bastantes textos concernientes a este cortocircuito intrinseco al sistema: encomenderos — mineros y chacareros buscaron una mano de obra abundante y estable para
sus respectivas fuentes de acumulaci6n. Nunca el sistema pudo asegurirsela.
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Una polimica colonial: Potosi, 1579-1584
APENDICE
33
DOCUMENTAL
N . ° 1: Petici0n de Diego Nunez Bazan al Corregidor
(Potosi, noviembre 1579).
AGI, Charcas, 78 n.° 27
«Illustre sefior:
Diego Nunez Bajan, protetor de los naturales desta uilla, digo que,
como a vuestra merced consta, el exmo. sefior don Francisco de Toledo, virrey destos reynos e prouincias del Pirti por su magestad, por
una cidula dio licencia y facultad a los yndios deste asiento para que
libremente pudiesen vender y rresgatar metales en el gato publico y
rrancherias, asi unos con otros como con espanoles, libremente y sin
pena alguna, en virtud de la qual despuis aca asi se a hecho como
despu^s que el cerro se descubri6 y los espanoles vinieron a έΐ se hazia
y a hecho que en ningun tiempo en ello oviese ni a auido contradici6n
alguna, antes los senores de las minas an passado por ello y lo an consentido hasta de pocos anos a esta parte, que a auido y ay mucha murmuraciön y escandalo en esta dicha uilla, diziendo si los dichos yndios
pueden tratar ο no en los dichos metales, queriendo symputar que los
hurtan auiendolos como los dichos yndios lo an de los jornales que
ganan y de los yndios varas y de rresgates que tienen y hazen con los
myneros e pongos y de salario de los dichos pongos ansi con dineros
como con comidas y otras cossas y porque uno de los principals sustentos desta tierra e aumento de los quintos reales es el rresgate de los
dichos yndios y la conservaci0n del los porque sin ellos no podrian en
ninguna manera pasar ni aun sustentarse esta repiiblica y podria ser
que algunas personas quisiesen ocurrir a su excelencia para que mandase que los dichos yndios no entendiesen en los dichos resgates e
uentas de metales y para ello ynformarle de algunas cosas no verdaderas, atento a lo qual y para que su excelencia sea ynformado de la
uerdad, como y de que manera los dichos yndios an auido y an Ios
dichos metales, la antigua costumbre y posesiön que de lo hazer an
tenido.
A vuestra merced pido y suplico mande parescer ante si a don Juan
Colqueguarache y don Martin Hochane, don Martin Cari. don Alon-
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Josep Μ. Barnadas
so Chuquichanbi, don Manuel Guachalla, don Martin Quicani y don
Juan Acalpo, capitan, nombrados por su excelencia de los yndios que
en este asiento rresiden para la labor de las mynas e yngenios della a
los quales vuestra merced mande que con toda breuedad se ynformen
de los yndios a ellos subjetos pongos, varas e de otros mas los que
conuengan c6mo y de qui manera han los dichos metales que ansi
rrescatan los dichos yndios y lo que los dichos yndios dixeren sobrello por las mysmas palabras que ellos lo dixeren se me mande dar para
que comprovandolo con personas honrradas de ciencia y conciencia y
peritas en lo suso dicho lo pueda llevar e ynformar a su excelencia de
la uerdad para que prouea de manera que con los dichos yndios no
ay a novedad alguna de lo que hasta aqui a auido e lo que mas seruido
sea para lo qual el officio de vuestra merced ynploro y pido justicia y
para ello, etc.
Diego Nunez »
N.° 2: Extracto de la probanza sobre venta de metales
(Potosi, noviembre 1579).
AGI, Charcas, 78 n.° 27, ff. 1-21 ν
Α. MEMORIA DE LOS P U N K U DEL AYLLU
SULLAKAPUNKU
1 Pedro Pariku y Juan Wariqallu, punku
« . . . a la mina les lleuan las personas gueuos y pan y pasas y higos
y pipinos y vino y un mojo, el qual se llama Diego, que dize ser
minero de Francisco Urefio el vehedor del ferro de mina, el mojo
Diego se los toma los metales buenos de los yndios que sacan y les
compran pan y pipinos y gueuos y vino y otras cossas, lo que a έΐ les
antoja»; «...algunas vezes los lleuan cinco ο seis yndios para que
trauajen en las minas y algunos enderejan los escalones y los pagamos
en metal llampo por justo lo que a trauajado y muchas vezes an quitado los alguaziles del alcalde de minas y quedan los yndios sin
paga...».
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Una poWmica colonial: Potosi, 1579-1584
35
2 Alguaciles de Francisco Oruno y Luis Hernandez
« . . . toman e quitan de los yndios e yndias y de los pongos los
metales que abaxan del cerro, porque los dichos yndios abaxauan conprando con lo que lleuan de aqui ay al cabo del pueblo y cada dia
desde jueues, viernes y sabado toma veinte e treinta barriles y a su
amo les muestra de la tercera parte de lo que toma y los alguaziles
compran con Ios metales que les toman conpran y pan y chicha y
otras cossas de comidas»; «. . . y los dichos yndios alguaziles puestos
por los dichos vehedores, en tomando los dichos metales se quedan
ellos con la mayor parte y estos son los que traen mas rrescate que los
yndios que adquieren de sus trauajos y rrescate y estos dos alguaziles
son los publicos ladrones y los pongos son visitados por los mineros a
menudo con los yndios barreteros y no les dan lugar a que hurten
cossa ninguna».
3 D. Gaspar Pay (Repartimiento de Qawanilla) Punku de
C. de Medina
« . . . a estado en el socauön de Crist6bal de Medina en tiempo de
treinta afios que lo a si do su minero, el qual pongo dixo que el minero
Batis los da a este pongo un poco de llanpo de metal de lo que saca y
los trae a vender a la pla^a publica y si no les quitan y toman los
dichos alguaziles puestos por los dichos vehedores ...».
4 Machicao Parisawa (Repartimiento de Juliaka) Punku de
D. Gamarra
El minero de Gamarra, Villalpando, le da a veces Uampu; a veces
vende en la plata; lleva a sus parientes a trabajar a la mina, pagändoles en llampu; los ladrones piiblicos son los alguaciles.
5 Alonso Wanqa, punku de G. L6pez
. L6pez y su minero Veralde permiten « . . . q u e lleuen yndios para
que Iabren en la mina y a los dichos yndios les pagan de minero de su
amo los metales y a έΐ ni mas ni menos como a su pongo y lo traen a
vender»; «y mas declar6 que en el cerro compran con el metal comidas
para su sustento, estando presente su minero Veralde».
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Joscp Μ. Barnadas
6 Juan Akacha (Repartimiento de Qawana) Punku de T. Alcaraz
« . . . έΐ lleua yndios para que trauajen en la mina y los pagan mettles a los que trauajan, por mandado de su amo Alcaraz y a έΐ ni m£s
ni raenos, los lleua por su trauajo en metal y el minero de su amo Juan
de Pifia lo a uisto y sabe y su muger deste pongo los vende en la
pla9a...».
7 Alonso Wanqa (Repartimiento de Qawana) Punku de A. Ruiz
Franc£s
Ratifica la declaraciön precedente. «Y mas dedar0 que Antonio
Quixada, minero de su amo, conpra con los metales todas las legumbres hordinariamente y mas dize que el propio minero se los mandan
que compren comidas y asi las compran y algunas vezes por licencia
de su minero los tom<5 en quando en quando algun metal de guaira».
8 Lorenzo Lluqi (Repartimiento de Punu) Punku de Xuirez
«...declarö que el pongo a comprado comidas y coca con metal
con licencia de Montoya» (el minero); los alguaciles se quedan con la
mayor parte del metal, vendiendolo en la plaza.
9 Francisco Tiquna (Repartimiento de Warina) Punku de P. Sande
Α έΐ y a sus conocidos les pagan en mineral; jamas ha tornado cosa
alguna de su iniciativa.
10 Juan Churata y Andres Qayu (Repartimiento de Warina) Punku
de G. Angulo
Les pagan en llampu y lo llevan a vender a la plaza. « . . . el minero
les da en quando en quando metal para que compren (comida)».
11 Alonso Ilia (Repartimiento de Warina) Punku de Ν. Balboa
« . . . e s t e pongo toma por su trabajo en metal llampo que los da su
minero de su amo y al dicho no les da plata ni comida sino que los da
en metales, como dicho tiene»; « . . . para el mi^rcoles lleuan de comer
de aqui, es para toda la semana»; « . . . s u amo y el minero a dado
metales para calfar las barretas...»; en 6 afios « . . . a pagado por su
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Una polimica colonial: Potosi, 1579-1584
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trabajo en metales y con eso pagan su tassa y los traen a uender a la
pla^a su muger ...».
12 Diego Allasa (Repartimiento de Llampa) Punku de A. Ruiz
Francis
« . . . a comprado comida para έΐ por licencia del minero, para todos
los yndios alquilados»; en 2 anos s0lo le han pagado en llampu; los
alguaciles son los ladrones.
13 Juan Pari (Repartimiento de Nicasiu) Punku de Τ. Civera
Ratifica la declaracidn precedente.
14 Puchambi (Repartimiento de Chikikachi) Punku de S. Otaola
De los indios alquilados «.. .pagan a algunos en metales y a otros
en plata, por mandado del minero y de su amo . . e n un afio y medio « . . . les pagan la mitad en plata y la otra mitad en metales y es de
metal guaira . . . » .
15 Martin Kallisaya (Repartimiento de Pumata) Punku de
G. Angulo
H a pagado a los indios alquilados con mineral; en 4 anos s61o ha
cobrado en mineral; F. de Orufio ha quitado a 4 indios los minerales
con que habian cobrado su trabajo « . . . y el dicho les hizo lleuar a su
cassa todos los metales que tom<S de los dichos yndios...».
16 Alonso Pati (Repartimiento de Pumata) Punku de Μ. Sanchez
Los indios alquilados cobran unos en mineral y otros en plata; en
2 anos ha cobrado Vz peso diario.
17 Tomds Uruchi (Repartimiento de Qupaqawana) Punku de
P. Nunez
Tanto los indios alquilados como los alguaciles cobran en mineral.
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Josep Μ. Barnadas
Β. MEMORIA DE LOS PUNKU DE WARINA Y PAQAJAQE
18 Pedro Qustiku (Repartimiento de Warina) Punku de
J. de Arteaga
Los alquilados cobran en mineral; les hacen bajar mineral a la plaza, los venden y la plata es para el minero; « . . . a calfado barretas
con su plata y a dado candelas con su plata; de auer can^ado y dado
candelas a dado metal el minero en quando en quando . . . » .
19 Martin Anu (Repartimiento de Warina) Punku de D. de Pavia
Le pagan en mineral; ha pagado por adelantado candelas; los
alguaciles son unos ladrones.
20 Martin Uchaqara (Repartimiento de Sakaka) Punku de J. Bar6n
« . . . a lleuado yndios de su amo les de la c^dula y por su trabajo les
pagan cada dia tres rreales...»; en 6 afios le han pagado en mineral;
desde que lleg<5 M. Garcia de Loyola ha cobrado la mitad en mineral
y la mitad en plata; los alguaciles son unos ladrones.
21 Juan Qunchu (Repartimiento de Qaraqhatu) Punku de L. Alvaro
Los indios alquilados cobran 3 reales y 2 cuartillos por dia; en 20
anos s01o ha cobrado en mineral; los alguaciles roban.
22 Martin Qutupa (Repartimiento de Yunguyu) Punku de
F. de Medina
Los indios alquilados cobran en mineral; έΐ ha cobrado en 2 anos
s61o en mineral; los alguaciles son ladrones.
23 Juan Ibira (Repartimiento de Qaraqhatu) Punku de G. Santos
Los indios alquilados cobran en mineral.
24 Diego Wanqa (Repartimiento de Warina) Punku de P. Herrera
Los indios alquilados cobran en mineral; ha comprado comida con
mineral; en 4 anos ha cobrado s61o en mineral; los alguaciles roban.
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25 Alonso Wisa (Repartimiento de Warina) Punku de A. Ruiz
Franc£s
Cobran en mineral «por f alta de plata»; « . . . a comprado todas las
comidas que lleban alia para su mynero Antonio Quixada con los
metales que sacan...»; en 15 anos s01o ha cobrado en mineral;
« . . . declarö que un espafiol minero de Juan Fernandez a quitado y
tornado los metales a los yndios y los toma para si y no sabe el nombre y el dicho es que toma siempre en la puerta de la mina ...».
26 Carlos Tuqu y Juan Anu (Repartimiento de Warina) Punku de
J. Ferndndez
Los alquilados cobran en mineral; ha comprado comida con llampu
que sacan; en 6 anos s<51o ha cobrado en mineral; « . . . un minero de
Juan Fernandez a quitado y tornado a muchas personas los metales
que sacan y se quedan con ellos ni los dan a su amo sino que έΐ queda
con los metales...»; los alguaciles roban.
27 Pedro Qinqi (Repartimiento de Warina) Punku de Roque
Los alquilados cobran en reales; en un afio s01o ha cobrado en
mineral.
28 Juan Anu (Repartimiento de Warina) Punku de Β. de Salazar
H a tornado indios alquilados y los ha pagado en mineral; en 2 meses s01o ha cobrado en mineral; los alguaciles roban.
29 Juan Cabrera y Alonso Llanqajaqi (Repartimiento de Warina)
Punku de D. Vaca
Los alquilados cobran en mineral; su comida la compra con mineral
y con licencia del minero; en 8 anos s01o ha cobrado en plata (V2 peso
al dia), nunca en mineral.
30 Hernando Qallisina (Repartimiento de Qawanilla) Punku de
L. Ddvalos
Los alquilados cobran en mineral; el minero ha comprado con mineral comida para έΐ; en 10 anos ha cobrado s01o en mineral; los
alguaciles roban.
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Josep Μ. Barnadas
31 Lorenzo Tiquna (Repartimiento de Qawanilla) Punku del lie.
Contreras
Los alquilados cobran en reales (3 reales al dia); cada dia ha sacado
un poco de mineral para candelas; en 7 anos ha cobrado: un ano, una
pieza de ropa; el resto: en mineral; los alguaciles roban.
32 Pedro Yuqra (Repartimiento de Qawanilla) Punku del Rey
Los alquilados cobran en reales (3 reales al dia); ha comprado candelas con mineral; « . . . su minero a comprado pan algunas vezes para
έΐ quando no tiene que c o m e r . . . » ; ha comprado viveres con mineral
y llampu; en 10 anos, ha cobrado 2 anos 10 pesos; el resto, en mineral;
los alguaciles roban.
33 Lorenzo Anqusawa (Repartimiento de Qawanilla) Punku de
G. Alonso
Los alquilados cobran en reales; el minero da mineral para candelas; en 6 anos ha cobrado V» peso a la semana y el resto en mineral;
los alguaciles roban.
34 Diego Aqu (Repartimiento de Ayawiri) Punku de J . de Padilla
H a pagado a alquilados en mineral; con mineral ha comprado comida; el minero le ha dado mineral para calzar barretas y comprar
candelas; en 30 anos s<51o ha cobrado en mineral; los alguaciles roban.
35 Domingo Yana (Repartimiento de Warina) Punku de
J . de Pendones
Los alquilados cobran en mineral; « . . . a comprado con los metales
comidas para έΐ propio y para el minero les lleba de aqui de comer
toda la semana . . . » ; en 6 anos ha cobrado s61o en mineral.
36 Juan Chata (Repartimiento de Qawanilla) Punku de G. Alonso
Los alquilados cobran en mineral; con mineral compra comida para
si y para los alquilados; en 6 anos ha cobrado « . . . a l g u n a semana
medio peso de plata y lo demds pagador en alguna semana en metales
y con eso se a sustentado y pagado su tasa . . . » ; los alguaciles roban.
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37 Pablo Yapukama (Repartimiento de Qawanilla) Punku de
G. Santos
Los alquilados cobran en mineral; έΐ se ha comprado siempre la
comida; en 5 anos s0Io ha cobrado en mineral; los alguaciles roban.
38 Hernando Quwaqira (Repartimiento de Qawanilla) Punku de
S. Gutierrez
Los alquilados cobran en mineral; compra su comida con mineral
de la mina; en 6 anos s61o ha cobrado en mineral; los alguaciles
roban.
39 Andrds Yampara (Repartimiento de ?) Punku de J. Ortiz Pic<5n
Los alquilados cobran 3 reales al dia; se compra la comida con
mineral; en 6 afios « . . . en quando en quando da algunas vezes medio
peso e dos tomines y por su travajo les da en metales y con eso se sustentan έΐ y su muger y pagan su tasa y el metal que dan y pagan es de
guayra...».
40 Juan Chana (Repartimiento de Asanqaru) Punku de J. Ortiz
Pic6n
Los alquilados cobran en mineral; en 4 meses s61o ha cobrado en
mineral.
41 Garcia Yana (Repartimiento de Warina) Punku de
J. de Pendones
Los alquilados cobran en mineral; el minero da mineral para calzar
barretas y comprar candelas; compra su comida con mineral; en 12
afios s01o ha cobrado en mineral.
42 Miguel Suasura (Repartimiento de Qapachika) Punku de
Μ. Munoz
Los alquilados cobran en llampu; a veces ha comprado comida con
mineral con licencia del minero; en mas de 5 anos s<51o ha cobrado en
mineral; los alguaciles roban.
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Josep Μ. Barnadas
43 Gonzalo Pacha (Repartimiento de Llampa) Punku de A. Tofino
Los alquilados cobran en mineral; compra su comida con mineral;
en 3 afios siempre ha cobrado en mineral.
44 Francisco Ulluqa (Repartimiento de Llampa) Punku de Baptista
Los alquilados cobran en mineral; su comida la compra con mineral; en 2 meses s61o ha cobrado en mineral; los alguaciles roban.
45 Francisco Tiquna (Repartimiento de Tiquna) Punku de Cervijos
Los alquilados cobran en mineral; ha comprado su comida con mineral; para comprar candelas y calzar barretas le dan mineral; en
un ano s01o ha cobrado en mineral.
46 Pedro Saqaqa (Repartimiento de Juli) Punku de D. Nunez Bazan
« . . . est£ en la dicha mina por pongo y minero, que no le tiene, y
que por la licencia de su amo lleba la mytad de los metales que salen
de la dicha mina y que lo saca con algunos yndios que su amo paga
con r reales y con ayuda de sus parientes y a es tos no se les da mas que
metal, que venden en el gato y desto se sustentan y pagan sus tasas y
dixo que adere^aua las escaleras...».
C. MEMORIA DE LOS P U N K U Y VARAS DE C H U K U W I T U
47 Andr0s Warqa Waman (Repartimiento de Chukuwitu) Punku de
Μ. Mufioz
«.. .yo e mis hermanos e parientes auemos trauajado en el rreparo
de las puentes y scaleras de la dicha mina y el suso dicho no nos paga
ni a pagado todo el dicho tiempo en plata sino en metales a todos los
que somos pongos y varas y las varas demis del seruicio personal,
ponemos y llevamos nuestras barretas y candelas como es uso y costumbre desde que se descubritS el cerro de Potosi y tres y quatro amigos y todos estos sacamos por el dicho trauajo un poco de metal y
chumbes de la dicha mina para nuestro sustento y pago con ello a los
dichos mis hermanos y parientes que me ayudan a el rreparo de la
dicha mina y a la labor de ell as, porque los yndios que su excelencia
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Una poMmica colonial: Potosi, 1579-1584
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da para las minas no entienden la labor della y assi no siruen mas de
sacar tierra de la didia mina y baxar el metal que asi sacamos a esta
villa γ asi trauajan los dichos yndios en algunas minas. Son en minas
donde tienen destado treynta e quarenta y es uso y costumbre que
van a la dicha mina muchas personas asi yndios y muchachos y rauchachas con munchas legumbres de comidas, como es vino y pan y
chicha y coca y otras cossas y lo benden a trueque de que Ies dan un
poco de metal los pongos y varas y ansimismo los espafioles que
tienen a cargo las minas y les dan un poco de metal y Ios que assi les
dan en el dicho ferro lo traen a esta villa a la plaf a della a vender y
esto es costumbre de treynta anos a esta parte y es assi publico y notorio entre todas las personas que an estado y estan en el dicho cerro y
agora de pocos meses a esta parte andan los alguaziles de veedores a
tomarnos a el pie del ferro nuestro metal que asi nos dan de nuestro
trauajo porque dizen que lo traemos hurtado y se lo lleban a sus cassas e donde ellos quieren, y demäs de quitarnos el dicho metal nos
amenazan que nos a de afotar porque dizen que lo hurtamos, no
siendo assi y de miedo desto se lo dexamos y se lo dexan los yndios e
yndias y esto de los alguaziles es publico y notorio de todos los pongos que andan en el ferro».
48 Pedro Urumbi (Repartimiento de Chukuwitu) Punku de
G. Michel
En 2 afios s61o se le ha pagado «en metales e poniendo yo mi
trauajo y barretas y candelas y el trauajo de algunos yndios hermanos
mios y por el dicho trauajo nos dan un poco de metal i el dicho Garfi
Michel a pasado por ello s01o porque thenemos buena quenta en repararles las puentes y escaleras desbaratadas y asi van desta villa muchachos y muchachas y otras personas con legumbres al dicho ferro
para que les den algun poco de metal para traello a vender a la plafa
desta villa y de pocos meses a esta parte los ynpiden el baxar el metal
de nuestro trauajo unos alguaziles e yndios del dicho cerro».
49 Hernando Luqi (Repartimiento de Chukuwitu/Urinsaya) Punku
de L. de San Romdn
S<51o se le ha pagado en mineral «como es uso y costumbre desde
que se descubri<5 el dicho cerro y con el metal que ansi nos paga com-
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Josep Μ. Barnadas
pramos comidas que lleuan desta villa algunos yndios y dello traemos
a la plafa della para venderlo y agora de pocos meses a esta parte nos
an quitado unos alguaziles questin al pie del £erro el dicho metal que
assi nos da de nuestro trauajo».
50 Melchor Paqa (Repartimiento de Aqura/Janansaya) Punku de
L. de San Roman
En 14 afios s01o se le ha pagado en mineral; con έΐ compra comida,
candelas y paga «a el yndio que me ayuda a hazer ei dicho rreparo»
de las escaleras. Los alguaciles les quitan el mineral.
51 Francisco Tiquna (Repartimiento de Aqura/Janansaya) Punku de
G. Michel
En 3 semanas s<41o ha cobrado en mineral « . . . y lo que me dan del
dicho mi trauajo lo he traydo a esta villa a la plaja della a vendello y
de pocos dias a esta parte me lo an quitado los alguaziles que ponen
los vehedores del dicho cerro . . . » .
52 Felipe Llanqi (Repartimiento de Ilawi/Janansaya) Punku de
D. de Gamarra
En 18 afios s61o ha cobrado en mineral « . . . y los dichos mis hermanos me an ayudado a trueque de que les dέ un poco de metal y con
esto se an contentado y estan muy contentos . . . » .
53 Alonso Mamani (Repartimiento de Juli/Janansaya) Punku de
J. Ortiz Pic0n
En 2 afios s61o le pagan en mineral, que lleva a vender; recientemente los alguaciles se lo han impedido.
54 Melchor Kallisaya (Repartimiento de Pumata/Janansaya) Punku
de J. de Cisneros y G. de Angulo
En 3 afios s01o ha cobrado en mineral, igual que sus amigos; la
venta en la plaza ha sido interceptada por los alguaciles.
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55 Pablo Aqu (Repartimiento de Pumata/Urinsaya) Punku de
Μ. Munoz
« . . . con el dicho metal que asi me da de mi trauajo lo traigo a la
plaja desta villa a vendello y de pocos dias a esta parte no$ lo a quitado un alguazil que a puesto los vehedores del ferro y si lo auemos
dexado a ssido porque nos a amenazado diziendo que nos a de a£Otar
como a unos yndios que afotaron en esta villa . . . » .
56 Alonso Pati (Repartimiento de Pumata/Urinsaya) Punku de
Μ. Sinchez de Blancaflor
En lVe afios s61o ha cobrado con mineral, que iba a vender hasta
que los alguaciles lo han impedido.
57 Manuel Lupaqa (Repartimiento de ?) Punku de J . de Esquivel
En 9 afios s01o ha cobrado en mineral, al igual que sus amigos; llevaba a venderlo a la plaza hasta que los alguaciles se lo han impedido.
58 Sebastian Qawana (Repartimiento de Pumata/Janansaya) Punku
de J . Fernandez
En 5 anos como punku y minero se le ha pagado s01o en mineral; lo
ha vendido en la plaza.
(Los punku siguientes coinciden en esta declaraci0n: se les ha pagado en mineral, que han vendido en la plaza hasta que, recientemente,
los alguaciles lo han hecho imposible.)
59 Pedro Kallisaya (Repartimiento de Pumata/Urinsaya) Punku de
A. Velasco y N. Alvarez
60 Domingo Kallisaya (Repartimiento de Yunguyu) Punku de
J. P6rez de Arriaga
61 Bartolomi Tiquna (Repartimiento de Yunguyu) Punku de
Β. de Salazar
62 Bautista Tiquna (Repartimiento de Yunguyu) Punku de C. Corzo
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Josep Μ. Barnadas
63 Juan de Avila (Repartimiento de Yunguyu) Punku de
C. de Medina
64 Pedro Quinta (Repartimiento de Yunguyu) Punku de D. Vaca
65 Domingo Quinta (Repartimiento de Yunguyu/Urinsaya) Punku
de A. Guillermo
66 Baltasar Qulqiwanqa (Repartimiento de Yunguyu) Punku de
J. Guerra
67 Martin Punku Wanaku (Repartimiento de Juli) Punku de
L. M£ndez.
CONCLUSION
«Atento a lo qual, ya que no tenemos chacaras en esta uilla de donde podamos sacar algun prouecho para sustentarnos y venir de tan
lejos como es de nuestras tierras y pueblos que quando llegamos a esta
villa uenimos con muchas deudas y el ganado que traemos se nos
muere y el que llega a esta uilla sano, por no tener pasto ni donde
tenello, se nos mueren y padescemos estrema nescesidad y si nos quitasen el aprouechamiento que tenemos destos metales seria causa de
que todos los que tienen aprouechamyento nos ausentariamos desta
uilla y los capitanes padescerian trauajos para poder proueer de yndios a las dichas minas e yngenios y ansi pedimos nos dexen libremente trauajar y traer el dicho nuestro aprouechamiento, pues es m£s
la costa que tenemos en el trauajo que en ello pasamos y comida y
candelas y barretas que en ello ponemos que la ganancia.
don Juan Colque
don Martin Cari
don Manuel Guachalla
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Una polimica colonial: Potosi, 1579-1584
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N.° 3: Probanza entre los vecinos duenos de minas (Potosi,
12-XI-1579).
AGI, Charcas, 78 n.° 27, ff. 22-34 ν
(Previa Petici6n al corregidor del protector de naturales, Diego Nunez Bazin, se ordena tomar declaraci0n a los testigos presentados.)
1 Damiin de Herrera, vecino
Lleva en Potosi 24 afios « . . . y de pocos meses a esta parte a sabido
por cosa cierta que el sefior bisorrey destos rreynos despach6 una su
prouissi<5n, que se pregon6 en esta dicha uilla, para que los yndios
libremente pudiesen vender sus metales en el gato donde quisiesen y
para que los espanoles ansimesmo se les comprasen libremente y ansi
este testigo a uisto vender del dicho tiempo de los dichos veinte y
quatro anos a esta parte que a que rreside en esta prouincia e villa
ynperial de Potosy por las vezes que en esta dicha uilla a estado, que
a sido lo m£s de los dichos veinte y quatro anos, siempre a uisto que
los yndios an estado y estan en poscesicSn de traer y uender metales de
cafillas y otros en el gato publico y ansi se a usado y guardado pacificamente y sin contradicciön de los sefiores de las minas y otras personas a los quales se lo a uisto consentir y no tratar dello hasta de pocos
dias a esta parte, que algunos dellos les a uisto quexarse diziendo que
los dichos metales son hurtados de sus minas y que pretenden que el
dicho trato se les ynpida a los dichos espanoles y ansi mesmo este
testigo muchas vezes a estado en el ferro rrescibiendo metales y haziendo otras cosas y en έΐ y en esta uilla a uisto algunos duenos de
minas e mineros alquilar yndios para trabajar en sus minas e pagarles
por sus jornales metales e oi dia sabe de algunos dellos dichos duenos
de minas y mineros que lo hazen y pagan ansi a los suso dichos y a
los pongos e varas y yanapacoes y que desto y de lleuar otros yndios
e yndias comida, chicha, candelas y otras cosas al ^erro los dichos
yndios an adquirido muchos metales y los traen a uender y rrescatar
en el gato publico desta uilla, de lo qual tienen mucho aprouechamiento y rresulta en vien y acrescentamiento de la tierra y de los
quintos rreales de su magestad, sin lo qual los dichos yndios entiende
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Josep Μ. Barnadas
este testigo y tiene por cosa cierta no se podrian sustentar ni menos la
rrepublica ni acudirian a la labor del cerro e por esto conbiene y es
cosa nescesaria que el dicho gato y rrescate de metales no se les ynpida a los dichos yndios y espanoles, sino que usasen del por los muchos
beneficios que dello se siguen a los unos y a los otros y especialmente
a los dichos yndios . . . » .
2 Bartolom^ Copado, vecino
« . . . este testigo a sido minero en el cerro de esta uilla de diuersas
minas de treinta afios a esta parte en uezes y dos afios fue veedor del
dicho cerro, puesto por su excelencia y en todo este tienpo uio y a
uisto en las minas que tenia a su cargo y en otras muchas que tenian
otros mineros que los yndios ordinariamente yuan a trauajar a ellas
de consentimyento de los duenos y deste testigo y de los demas mineros para este efecto de que fuesen a trauajar todos ellos los buscauan
y los tales yndios a su propia costa lleuauan sus barretas azeradas y
las calgauan a su costa y conpravan candelas e ponian las escaleras y
hazian todos los reparos que fueren nescesarios en las dichas minas,
todo a su costa, y quando se sacauan metales rricos, por serlos se les
vendia el metal y lo demas de lanpos y tierras se lo lleuauan gracioso
en rreconpensa de la dicha su costa e trauajo y quando en las minas
no auia los tales metales rricos para ρodέrsele uender, todo lo que se
labraua los dichos yndios to tomauan para si, porque los dichos duenos de minas y mineros no les dauan ni pagauan otra cosa alguna por
el dicho su trauajo y costa; y que de la propia manera er an pagados
en metales los pongos y baras y amigos y parientes que los dichos
pongos e uaras lleuauan para que les ayudasen y de todas estas cosas
auian muchos metales, algunos rricos y otros buenos y otros metales;
e todos estos yndios y los mineros y algunos duenos de minas vendian
de los dichos metales a otros yndios e yndias, que yuan al cerro, por
cosas de pan, fruta y comidas, chicha, candelas y otras cosas, porque
de todo esto ay rrecaudo por los dichos metales en el dicho ferro y
que de todos los dichos metales los dichos yndios se aprouechauan en
guairar algunos dellos y otros en uendello en el gato a otros yndios
que no yvan al ferro ni sabian entrar en las mynas y a espanoles y
desta manera todos se aprouechaban y tiene este testigo por cosa cierta que despu£s que el ferro se descubriö se tubo esta costumbre y la
que ay de uender los dichos yndios metales en el dicho gato y rranche-
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rias y contra ella este testigo no vi6 ni supo cosa en contrario hasta de
pocos dias y tienpo a esta parte que algunos de los duefios de minas
pretenden que no se deuan los dichos metales, diziendo que los hurtan
de sus minas y que por rrazön de adquirirse asi los dichos metales y
uenderse en el didio gato por los dichos yndios a otros yndios y
espafioles rresulta mucho prouecho a los dichos yndios y acrescentamiento de los quintos rreales, por lo qual conviene y es nescesario
que se conserue y sustente el dicho gato e venta porque de otra manera los yndios no se podrian sustentar y esta claro se yrian a sus
tierras y no auiendo yndios no se podrian labrar las minas . . . » .
3 Gaspar Verdugo de Angulo, vecino
« . . . rreside en esta uilla de Potosi de ueinte y ocho afios a esta parte,
poco m£s ο menos; en todo este tienpo siempre a visto que los yndios
an estado y estdn en costumbre y poscesi6n de uender metales en el
gato de la plafa publica desta dicha ciudad y villa a otros yndios y
espafioles, ui&idolo los sefiores de mynas y mineros de este 5 errο y no
lo contradiziendo y que este testigo a suvido muchas y diuersas uezes
al dicho cerro y a tenido a cargo algunas minas por personas cuyas
eran e vio que algunos de los dichos duenos de minas y sus mineros
buscauan y alquilaban yndios que trabajasen en ellas e tenia sus pongos y uaras que los ayudauan a trabajar y rreparar las dichas minas,
por lo qual e porque los tales yndios an lleuado y lleuan sus barretas
y candelas y aderesjan las escaleras, les pagauan y suelen pagar su
trauajo en metales y todos estos yndios y mineros por los dichos metales conprauan y conpran en el $erro pan y fruta e vino, candelas y
otras cossas de comidas, porque con todo esto ay mucho rrecaudo en
el dicho cerro e todos estos metales los dichos yndios e yndias sus
mugeres y otras lo an traido e traen a vender al gato piiblico de esta
villa, en la qual se uende publicamente; los quales dichos metales y la
uenta que dellos se haze en el dicho gato este testigo saue y a visto que
es uno de los mas principales sustentos de esta tierra e de los dichos
yndios y aumento de los quintos rreales, por lo qual conbiene y es
nescesario sean conseruados la poscesi6n y costumbre tan antigua que
dello se tiene, porque de otra manera tiene este testigo para si por
cosa sin duda que la tierra ny los dichos yndios no se podrian sustentar y que se yrian a sus tier ras, sin poderlos detener faltdndoles los
dichos aprouechamientos y que de pocos dias a esta parte este testigo
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Josep Μ. Barnadas
a oido quexarse a algunos duenos de minas diziendo que los didios
metales se los hurtan a ellos de sus minas e por esto pretenden que los
dichos yndios no los vendan en el gato ny los dichos espafioles ni
otros yndios se los compren como hasta aqui se a hecho; y que a este
testigo le paresce que algunos de los dichos metales que ansi se uenden
podrian ser tornados de algunas minas, sin ser auidos por los dichos
travajos de los didios yndios e por sus mercancias; y que los mis son
auidos y adquiridos por los dichos sus trauajos y en pago dellos que
de las dichas mercancias y que lo que dicho y declarado tiene es lo que
saue y la verdad . . . » .
4 Luis Hernandez Ramirez, vecino
« . . . este testigo a tiempo de veinte y dos anos, poco mas ο menos,
que a sido y es sefior de muchas minas en el cerro desta uilla y en las
prencipales vetas de este $erro y en todo este tiempo por muchas a
estado y rresidido en ellas y siempre a tenydo mineros pongos y varas
y que es cosa cierta y sin duda que sienpre los tales pongos y uaras
lleuauan y lleuan yndios alquilados para trauajar en las dichas minas
y lo mismo a hecho este testigo y sus myneros y a uisto que lo an
hecho ansi otros duenos de minas y sus mineros y sus pongos y varas,
a los quales, por costumbre general se les pagaua a los unos y a los
otros lo que ansi trauajauan en metales de llanperias y ansi se haze de
presente en algunas minas donde ay prouecho y en las de este testigo;
y estos metales los dichos yndios e algunos duenos de minas y mineros
uendian y uenden a otros yndios e yndias por pan y uino, candelas y
otras cosas de comidas que lleuan al cerro y los an traido e traen al
gato de la pla^a publica desta uilla adonde los uenden por rreales y
otras cosas a yndios y espafioles e que en esta costumbre y possesi6n
de auer desta manera los dichos metales los dichos yndios y de uendellos en el dicho gato y en las rrancherias libremente, an estado y estdn
de los dichos veinte y tantos anos que dicho tiene este testigo que es
sefior de minas y de otros anos antes y desque se descubrüS el dicho
cerro, segun a sabido por cosa cierta, publica y notoria; e que destos
metales y uenta dellos este testigo a uisto y sauido que los dichos yndios an thenido y tienen mucho prouecho, el qual se sigue en general a
la rrepublica de que no se les ynpidan los dichos metales y rrescate
dellos, porque es uno de los prencipales sustentos que los dichos yn-
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Una polemics colonial: Potosi, 1579-1584
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dios tienen para se uestir e mantener e pagar sus cosas, porque de otra
manera no lo podrian hazer ni abria qui£n labrare el ferro y que de
poco tiempo a esta parte este testigo a oydo quexarse a algunos sefiores
de minas, que este testigo con ellos, de que sin lo que se les da a los
dichos yndios por su trauajo les hurtan otros metales y que si se
aprouechan dello que trauajan todos lo an por bien y de lo de mas,
especialmente de lo de las canchas, que les questa el sacarlo, su
hazienda les pesa mucho m£s, demas de que se entiende que de las
dichas canchas toman lo mejor e que esto que dicho tiene es la verdad ...».
5 Franciso Ruiz
« . . . este testigo a que rreside en esta uilla tienpo de tres anos, poco
mis ο menos, y en todo este tiempo a tenido por suya y a su cargo una
mina en conpanya de su magestad, en la veta del cerro y que este
testigo a mandado a sus mineros que alii an estado y estan que minguen yndios para trabajar en la dicha mina y que el jornal dellos les
paguen en metales y asimismo este testigo tiene en la dicha mina cinco ο seis yndios por pongos que trabajan y muran en ella y que por
estar alii e trabajar nunca este testigo les a dado nada por su trauajo
sino tan solamente mandando que trabajen en la dicha mina y saquen
metal para ellos solos por el premio de trauajar en la dicha mina y
saue este testigo que en algunas otras minas del cerro de consentimiento de los sefiores dellas se haze y paga ansi y que este testigo saue e a
uisto despu£s que est£ en esta uilla que comunmente traen metals al
gato y rrancherias desta uilla y los venden publicamente a los espanoles y a otros yndios e que entiende y tiene por cosa cierta que lo adquieren por sus trauajos y mercancias que hazen en el cerro unos con
otros y con los mineros porque a este testigo nunca le an hurtado ningunos metales porque los tiene en una cancha cerrados con Haue y que
lo propio pueden hazer Ios demas e que si se quejan que se los hurtan
a muy poca costa y que deuen de ser los dichos metales que en el
dicho gato, es cosa cierta y segura biene mucho prouecho a los dichos
yndios e a la rrepublica y que se engruesa la tierra y se aumentan los
quintos r real es de su magestad y que por esto conuiene y es nescesario
que se conserue el dicho gato e uenta de metales, porque es uno de los
mayores sustentos que los dichos yndios tienen y sin έΐ no se podrian
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Josep Μ. Barnadas
sustentar ni pagar sus casas (sic pro Tasas) y entiende este testigo se
yrian a sus tierras y no abria ςυίέη labrase el ^erro; y en esta costumbre e possesi0n de auer por su trauajo los dichos yndios los dichos
metales e vendellos en el gato y rrancherias a oido dezir este testigo
an estado y estan desde que se descubri6 el cerro, biindolo y s a i ^ n dolo los duenos de minas y no lo contradiziendo hasta de pocos dias
ac£ que algunos dellos se quexan que los dichos yndios les hurtan
metales y que los venden en las dichas partes, lo qual podian ellos
escusar si tubiesen ellos rrecaudo en sus canchas, pues se puede hazer
tan a poca costa como dicho tiene . . . » .
6 Juan Roman, vecino
Lleva en Potosi residiendo 28 afios, como duefio de minas; « . . . hasta
de zinco afios a esta parte bio y supo que los sefiores de minas e pongos e varas, por mandado de los tales duenos de minas y mineros, buscauan y alquilauan yndios para trauajar en sus minas y les pagauan
sus jornales e trauajos los mds dellos en metales y estos metales los
dichos yndios pongos y uaras los uendian y lo mismo los mineros a
otros yndios en el cerro por comidas y rrescates y otras cosas que a l l i
se suelen lleuar y todos lo trayan a uender publicamente a los gatos y
rrancherias desta uilla a yndios y a espafioles y de los dichos zinco
afios a esta parte, que es despues que los azogues se entrodujeron, a
uisto y sauido que algunos senores de minas, por no tener posibilidad
para pagar los yndios e por tener falta dellos, les pagan e alquilan
aunque los senores de minas como los mineros como los pongos y
varas e otros yndios en metales, los quales metales traen a los gatos y
rrancherias adonde los venden publicamente a otros yndios y espafioles e ansi lo a uisto este testigo ser y pasar, porque tiene minas en el
ferro y en esta poscesi0n de auer desta manera los dichos metales los
dichos yndios an estado y estan despues que este testigo a rresidido en
esta villa e prouincia, biendolo y sauiendolo algunos sefiores de minas
e no lo contradizi6ndolo hasta que algunos dellos, de poco tiempo aed,
se quexan que los dichos yndios les hurtan los dichos metales e pretenden que no aya el dicho gato publico y que este testigo no entiende
c6mo se los pueden quitar si tienen guarda en ellos, porque a este
testigo — que la tiene — no se los hurtan y que a tenydo e tiene por
bien que los yndios sacaren algo de sus minas lo lleuen para si, despu6s de auerles pagado su jornal y que deue aver el dicho gato publico
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Una polemic» colonial: Potosi, 1579-1584
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y es cosa cierta y clara que a los dichosyndios les viene mucho prouecho
y lo mesmo a toda la rrepublica y aumento de los quintos rreales a
causa de que si los dichos yndios no tubiesen algun prouecho particular demis de sus jornales, Io pasarxan mal e no se podrian sustentar
a si ny a sus mujeres e hijos y se irian a sus tierras y no se labrarfan
las minas, de lo qual vendria mucho dafio a todos los dichos sefiores
de minas y, generalmente, a toda la rrepdblica e por esto y la antigua
poscesi6n en que los dichos yndios estan de adquirir los dichos metales e uendellos, como dicho es, es nescesario sean conseruados en la
didia su posceskSn e no apurarlos tanto como algunos sefiores de
minas los pretenden apurar e que de adquirir los dichos metales los
dichos yndios como dicho tiene son por las rrazones de suso declaradas e porque los dichos yndios ponen barretas y candelas y adere^an
las escaleras y rreparan las minas de los nescesario, todo a su propia
costa y no de los dichos duefios y por esto se pagan en metal y se
uenden, como dicho es . . . » .
7 A n d ^ s Vela, vecino
Lleva 8 afios en Potosi, como duefio de minas. Normalmente ha
«...mandado a sus pongos e varas de las dichas minas que Ios alquilen y los jornales de lo que ansi an trauajado se los a pagado y mandado pagar sienpre en metales rricos y otros no tanto, como salian de
las dichas minas, y desta manera a uisto alquilar e pagar muchos de
los dichos yndios en otras minas a los duenos y mineros dellas, los
quales dichos yndios pongos, uaras y mineros tanbiin uenden de los
dichos metales a otros yndios que van al ferro con cosas de comidas y
este testigo se les a conprado muchas vezes y el dar de los dichos
metales a sido el pago del dicho trauajo e porque tanbiin los dichos
yndios varas e pongos e otros an puesto y ponen barretas, candelas y
aderes^an las escaleras de que tienen nescesidad, las mismas a su propia costa y no a la deste testigo ni a la de los demas sefiores de minas
y uisto todo esto, demas de lo que pueden merescer por su trauajo,
este testigo les haze acrescentar mas metales y todos los que adquieren
los dichos yndios en esta manera, que son muchos, a uisto este testigo
que es cosa cierta que los traen a vender al gato de la plaja publica
desta uilla y alii, los venden a otros yndios y espafioles publica y
libremente y en esta poscesiön de adquirir e vender los dichos metales
como dicho es los dichos yndios an estado y estdn y lo mesmo a oydo
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Josep Μ. Barnadas
dezir se a hecho desde que el cerro se descubriö y que de vender los
dichos yndios metales en el dicho gato les viene mucho prouecho e
utilidad a ellos y a los espanoles y generalmente a toda la rrepublica . . . » .
8 Juan de Pendones, vecino
« . . . este testigo a que rreside en esta uilla treinta afios, poco mds ο
menos, y en todo este tiempo a uisto que los yndios an uendido e venden los metales que tienen en ei gato e pla$a publica a otros yndios y
de quatro ο cinco aüos a esta parte a uisto vender publicamente a
espanoles los dichos metales, lo qual an hecho sin contradici6n de los
senores de minas ni otra persona hasta que de pocos dias a esta parte
algunos de los dichos senores de minas se an quexado y quexan que los
dichos yndios les hurtan sus metales y este testigo entiende que aunque algunos les hurtasen sus metales, cesaria con thener rrecaudo en su
hazienda que fuese bastante y que este testigo saue y a uisto que los
dichos yndios adquieren metales porque se los an dado y dan en pago
de sus jornales alquilandolos algunos de los senores de minas y sus
mineros e pongos y uaras e pagdndoles en metales, como dicho es, y
istos tambi^n lo benden a otros yndios e yndias por comidas y otras
cosas en el $erro y asi lo a uisto este testigo ser y p a s a r . . . e porque
por su trauajo tienen los honbres ganancias en sus contrataciones e
que este testigo a thenido e tiene por bien que los dichos yndios, de
mas de los jornales que les paga por horden de su excelencia, Heuen
como lleuan algun aprouechamiento en metales y lo mesmo a oido
dezir que permiten algunos senores de minas, por los dichos rrespetos..
9 Alonso L6pez, vecino
Lleva 20 anos en Potosi; el metal vendido procede del cobro de
jornales; « . . .todo lo qual lo permiten y an permitido los senores de
mynas y lo an tenido a gran dicha por entrar varas a labrar en las
dichas minas y este testigo, como tal senor de minas, se holgaua al
tienpo que yuan los dichos y que si no les dan vado a los dichos
yndios no se descubren las rriquezas que acontese descubrirse y que
en esta antigua poscesi<Sn este testigo a uisto an estado los dichos
yndios de traer los dichos metales a los vender en el g a t o . . . » ; si no
se permite, abandonarän Potosi; « . . . e porque con su trabajo de los
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dichos yndios los honbres sefiores de minas y otros se aprouechan en
sus contrataciones y anda la rrepiiblica abundosa de todo y este testigo a tenido por bien que los dichos yndios, los que trabajan en sus
minas, despu6s de les auer pagado sus jornales en dineros, de que se
aprouechen de algunos metales llanpos para azogue y guairas, de lo
que sacan de la dicha mina y lo mismo saue este testigo que alguno de
los senores de minas lo an permitido e permiten e tienen contento de
que entren en sus minas porque mediante entrar en trabajar y el
aprouechamyento que tienen se descubren los metales rricos-que dicho
tiene, lo qual es la uerdad . . . » .
10 Pedro de Cevijos, vecino
Lleva 25 anos en Potosi; es dueno de minas « . . . en las quales y en
otras de otras personas de consentimyento deste testigo, en las suyas
an entrado y entran yndios a labrar y de todo lo que an sacado y
sacan les a dado sienpre la mytad, porque los dichos yndios an puesto
barretas, candelas y adere^ado escaleras y rreparado puentes a su Costa y a sabido por cosa cierta que algunas otras personas duenos de
minas meten yndios en ellas y les pagan en metales su trauajo por rraζόη de poner los dichos yndios que dicho tiene a su costa y desta manera sabe que se an pagado y pagan muchos pongos y varas e yanapacoes que trabajan en las dichas minas y que los metales que adquieren
se conpran y uenden en el cerro entre otros yndios e mineros por
comidas y otras cosas que alia se lleuan, que los dichos metales por ser
tantos los yndios que en ello entienden son en mucha cantidad e todos
los traen y an traido a uender en el gato e plafa publica desta villa a
espafioles e yndios y ansi este testigo a visto de los dichos veinte y
cinco anos a esta parte estar los dichos yndios en costumbre y possesi6n de aver los dichos metales ansi de guairas como llampos para
azogue y de los traer a uender al dicho gato publico quieta y pacifficamente, sin contradicci<5n de persona alguna hasta que a entendido
que de pocos dias a esta parte algunos duefios de minas an querido dar
a entender que los dichos yndios les hurtan sus metales y que no aya
el dicho gato y que este testigo, como senor de minas e por la mucha
espiriencia que dello tiene, no sabe ni entiende por qu£ manera puede
ser hurtado y que la sospecha que desto tienen cesaria con poner algun
rrecaudo en sus haziendas, pues con facilidad y poca costa lo pueden
hazer e porque es cosa notoria que a nadie entra ningun yndio en su
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Joscp Μ. Barnadas
mina contra su voluntad y que los que entran es por su consentimyento y de sus mineros pongos y uaras, que los alquilan para tener aprouechamiento, porque de otra manera no lo ternyan y les pagan en
metales, como dicho es, y que del adquirir los dichos yndios los dichos
metales e venderlos en el gato conforme a la costumbre antigua que
dello tienen, es cosa cierta y sin duda y ansi lo saue este testigo, les
viene a los dichos yndios mucho prouecho y que tienen mejor dispusici<5n para se sustentar e pagar sus tasas e que tanbi^n uiene prouecho
a toda la rrepublica y acrescentamyento a los quintos rreales de su
magestad y que si no se les permitiese vender y tener los dichos aprouechamientos se huirian para sus tierras y no abria qui^n labrase las
minas y aun con tenerlo no los pueden tener, por lo qual que dicho
tiene, conuiene y es mui nescesario que los dichos yndios sean conseruados y amparados en el uso e venta de los dichos metales porque,
como a declarado, es el mayor sustento que tienen y rresultan las demäs utilidades que en este su dicho se declaran y que este testigo a
uisto por expiriencia auerle sido gran prouecho auer partido con los
yndios los metales que an sacado de sus minas, porque mediante darse
y por cobdicia della buscan el metal y lo hallan y rresulta prouecho a
todos e donde nunca este testigo entendia auer metal los dichos yndios por su diligencia e yndustria e por el dicho su ynteris lo hallan y
lo mesmo entiende que a sido y es en las otras minas de este £erro y
que esto es la verdad . . . » .
(D. Nufiez Bazan solicita 2 ο mis copias del protocolo; el Corregidor
M. Garcia de Loyola otorga la petici<Sn. Autoriza los ejemplares el
Escribano Publico Fernando de Medina en Potosi, 13-XI-1579.)
N.° 4: Carta de D. Nunez Bazän a F. de Toledo (Potosi,
13-XI-1579).
AGI, Charcas, 40 n.° 91
(f. 1) «Excelentisimo Sefior:
Quisiera yo mucho no se ouiera ofrescido materia para dar pesadumbre a V. Ε. porque entiendo V. E. la tiene de rescibir con lo que
en ista dir£ y es cierto que procuri euitarlo por todos los medios a mi
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possibles y no aprouecho y por no tener a V. E. mas suspenso de sauer
lo que es, es el caso que auiendo V. Ε. hecho merced a los yndios desta
villa por su prouisi6n para que libremente pudiessen bender sus metales y los espafioles comprdrselos, sin embargo de lo quel Corregidor y
Cabildo antes auian proueydo, despu£s que se pregoncS se hazia assi
en Ia plafa desta villa en gran utilidad de los yndios y creo que en algiin cömodo de los que se los comprauan, porque con ello los yndios
tenian dispusici6n de mejor pagar sus tassas y sustentarse; hasta que
de poco menos de un mes aca supe por cosa cierta, como lo fue, que un
padre Diego de Vaena teatino, de consentimiento y consulta de su
retor, Diego de Bracamonte, por persuasiones de algunos duenos de
minas, queria tratar de predicar en publico contradiziendo este comercio y mercancia, poniindolo por escrupulo y afirmando ser pecado
mortal y obligaciön de restituciön, por dezir que los yndios lo hurtauan todo ο lo mas dello y que los compradores absolutamente se yban
a los ynfiernos y estauan en ellos y que έΐ tenia certificaci6n de los
beedores del cerro y duenos de minas y de otras personas que era hurtado y probabilidad clara, pues los duenos de las minas y los beedores
lo dezian y se quexauan dello e que aunque algo fuesse bien auido, lo
mäs no lo era e que en lo mas se comprehendia lo menos para no poderlo comprar y otras cosas acerca desto, debaxo de cuya color y santimonia parecian contradezir a la prouisi6n de V. E. y execuci<Sn della
y como se trataua en publico tube noticia dello y luego les fuy a hablar y rogui y encargui con todo encarecimiento no se tratase de tal
cosa en perjuizio de los yndios y de la prouisiöti de V. E. e que si les
parescia auer el escrupulo y pecado que dezian, pues V. E. aula librado su prouisi6n para la uenta de los metales y se bendian y comprauan
en virtud della e que no eran hurtados sino adquiridos por pagas que
en ellos se les hazian de su trabajo y de pongos y baras y yanapacos
y mercancias que los yndios hazian a los duenos de las minas y por
sus permisiones y de los mineros y pongos y baras y por lleuar y calfar barretas y aderesfar puentes y escaleras y por (...?) candelas, a su
propia costa de los yndios y no de los sefiores de minas y de descubrir
y sacar el metal debaxo de la tierra en algunas partes del Cerro y
deste pueblo y no de las minas como lo solian hazer desde (que se)
descubriö y por otras vias licitas que se aberigüarian e que donde
aufa tan gran numero como ay de pongos, baras y yanapacos y mercaderes y mineros podian auer mas metales de los que bendian, que eran
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Josep Μ. Barnadas
pocos (para) tanta gente como entendian en los dichos ministerios e
que por todo esto e respeto de la prouisiön de V. E., que (les) mandaua, antes que tal contradixesen y predicasen, se diese Relaci6n a
V. Ε. para que por consulta de los letrados ο por su Excelentisima
persona declarase ο proveyesse en ello lo que se deuiesse hazer y fuesse
seruido y que se determinassen por solos sus pareceres en negocio tan
arduo y graue y sin guardar el decoro que se deuia a V. E., que auia
puesto la materia (?) y proueydo en έΐ y otros ofrecimientos y comedimyentos que la pldtica me ofrecio ser necesarios. Y entonces por
tres ο quatro dias lo suspendieren y sin embargo de todo lo dicho, el
Baena en su sermiSn en la pla^a publica en sustancia resolutamente
dixo que todos los metales que bendian los yndios en el gato y otras
partes heran hurtados e que por serlo los espafioles que los comprauan
pecauan mortalmente y estauan en los ynfiernos. Caso que dixo que
la prouisi<Sn dada por V. E. sobrello era justo, pero en efecto dixo lo
dicho e lo mesmo un domingo, delante en su casa; y el dezir que la
prouisiön de V. Ε. era justa fue de industria para s<51o dar color guardaua en ello el auturidad de V. Ε. con sola la palabra y no de obra,
pues sigui^ndose lo quel dezia que no se comprase ni bendiesse por
las razones y cargos de conciencia con pena de ynfierno, que afirm0
cessaua y cesso la permisiön y merced de V. Ε. y quedar de ningun
momento la prouisiön de V. Ε. tan justa -y santamente dada y por
otra parte, aunque no en publico, dezian que V. E. podia bien mandar
bender los metales, pero no asegurar las conciencias, con sabor de
repunancia de su mandato.
Lo que yo con mi rudo ingenio e podido colegir destos teatinos y
aun lo que se puede tener por cosa cierta, es que por el aplauso del
pueblo y ganar la voluntad de los ricos, de quien se muestran grandes
amigos, (han) fecho esto y porque pretenden ser op0sito ο contrapuesto del Sefior Visorrey y repunar a su Excelentisima y Santa Voluntad
y usurpar sus vezes e quellos sean los gouernadores y reformadores y
en quien consista el despacho de todos los negocios y salud de las άηίmas, que a todo esto se deue de estender su ambiciön y artificio de
ypocresia (f. 1 v), porque diziendoles yo lo que en £sta doy quenta a
V. E. que les preuine antes que predicassen, me dixeron que por qui
no auia ydo a ynformarles, como lo auian hecho los veedores y duefios de minas y otros, como si ellos fueran los gouernadores y Reformadores a quien se deuiera esta obidiencia y porque en £stas y otras
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cossas semejantes les ba a la mano el capitan Loyola estdn muy mal
con έΐ.
Despu^s desto y en competencia dello, el padre fray Francisco Vazquez vicario de Santo Domingo, en aprouaciön de la justificaciön de
la prouisiön de V. Ε. y potestad del Principe y en fauor destos yndios,
predicö en su casa y en la iglesia mayor declarando c6mo los metales
que los yndios bendian no heran hurtados sino adquiridos justa y licitamente, por todas las causas que aqui e rreferido que dixe a los Teatinos y por auerlo mandado V. E., que lo pudo mandar como Principe
Gouernador, expressando todo lo que V. E., siendo seruido, podra
mandar ber en la suma de sus sermones que con £sta serd, que parecen
ser justas y pertenecientes al caso por passar assi en hecho de verdad y
declarö que, comprando a buena fe y sin entender que era hurtado, se
podia hazer sin escrupulo y que teni£ndolo, por el mismo caso no se
podia comprar so pena de pecado mortal y restituciön. Ε lo primero
por las costumbres de los yndios y por ser en mercado publico permitido por el principe, cuyo cora£0n reyna Dios, reprobando el hurto y
compra del ladnSn sabi^ndose assi, como, por los dichos sermones paresce, a los quales umilmente supplico a V. E. mande se tenga adbertencia para este negocio.
Ase causado sobre estas cosas tanta reboluci<5n y escandalo que con
palabras no podri significar a V. E. y a llegado a tanto el atreuimiento que casi muchos estubieron en poner las manos en la plafa en el
fray Francisco Vdzquez y a mi me an querido denostar y aniquilar
porque con todas mis fuerjas sustento esta parte como V. E. lo tiene
mandado y porque por muchas razones biuas y berdaderas doy a entender que se a de guardar y que lo que los yndios benden no es hurtado sino auido por las vfas licitas aqui declaradas y ouiiranlo fecho
segun el aborrecimiento que muestran tener a las cosas de V. Ε. y con
estos yndios, si no estubiera de por medio el fauor del Corregidor que
nos a amparado a todos como buen criado de V. Ε. y executor de sus
mandados. Y tambi£n me an querido lebantar que los sustento por
dezir rescato metal, que con berdad no se aueriguari tal y toman por
ocasi6n que lo haze un h a s p e d mio, que lo es diez anos a y lo hazia
antes que yo viniesse a este officio.
Entiendo y es cosa cierta que la ορίηϊόη de los Teatinos y el auer
passado lo que de su parte a auido (es por sus?) fines que en esta e
rreferido y que tambiέn tuvieron documento de que los beedores del
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Josep Μ. Barnadas
cerro y especialmente Francisco de Oruno, por complazer a algunos
duenos de minas y hazer por esta uia sus factos, que mucho ο todo lo
que los yndios bendian era hurtado, que en esto estubo su sermcSn y
ορϊηίόη y lo mismo los duenos de minas y porque Oruno a diestro y a
siniestro tom<S ciertos yndios con metal y diziendo que era hurtado se
hizo del ronquillo, a9otandolos en ausencia del Corregidor y sin ser
yo sauidor dello, porque fue una mafiana quando amanecia, sin tener
comisicSn de V. E. para ajotar e despu^s le reprehendi en publico, porque aunque fueran culpados deuieran ser oydos por juez competente
como los demas bassallos de S. M. y sobre esto no falt<5 sino apedrearme estos ynteressados del cerro; entiendo que lo que Orufio hizo fue
lo que dizen del ladr<5n fiel y ganar la girar (?) del Pueblo por notario
y sin dubda que a puesto alguaziles yndios al pie del cerro e que desbalija con ellos a todos lo yndios los metales que abaxan, diziendo ser
hurtados; de suerte quel es el que mas granjea dellos, sino que da color
a estas sus cosas con lleuar casi nada al ospital y se quedan con todo
έΐ y sus alguaziles, como V. E. verd por la auerigiiacicSn que de mi
pedimiento se a hecho con los capitanes de los yndios de la manera
que adquieren los metales, que tambi£n sera con £sta, con informaciön
de espafioles de ser y passar como ellos lo declaran, para que conste a
V. Ε. de la verdad.
Los que en este negocio se an mostrado en fauor de la ορϊηίόη de
los teatinos y los que los an incitado (en?) inobidiencia y desacato de
la Prouisi0n de V. E. y disfauor de los yndios an sido el veedor Francisco de Oruno, Alonso L<Spez Barriales a boz de Procurador General
de la villa en el cabildo y en las plazas, dando tantas como έΐ suele; si
de la camara de V. E. no tiene noticia de qui6n lo scribe, que aunque
la tenga no me dara pena a trueco de cumplir con la obligaci0n que
tengo como verdadero criado de V. E., que e de informar la verdad y
tocare a quien tocare, pues tengo el amparo de V . E . y Luis de San
Roman y Martin Ruiz de Santo Domingo, a quien tan justamente por
ministros de cabildo passado sobre el cumplimiento de la prouisiön y
Repartimiento (f. 2) V. E. les mand0 quitar los que tenian, y un Gonfalo Alonso, que por medio dellos y principalmente por la merced que
V. Ε. le hizo de los que le estan repartidos (dizen tiene setenta mil
pesos) e Martin de Elizalde y Albaro Lopez de Padilla y un Diego de
Gamarra, que no poco muerde del negocio ni esta menos rico que
Gon^alo Alonso, que en tratando desta materia hazen tantos estremos
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y visises que parecen tienen espiritus malinos en los cuerpos con palabras prenadas, que aunque no paren se dexan entender ser pesadas y
de ynobidiencia y generalmente casi todo el Pueblo y por la mayor
parte los dueiios de minas que las ubieron, como dizen los yndios, por
de balde, nomas que fue por tomar estacas ο por despoblados y destos
qual y qual son los que no hablan y ninguno considera ni agradece las
mercedes que V. E. les a fecho por cuyo medio como mas principal y
por ynstrumento destos yndios tienen sus haziendas, que merecerian
no los tubiesse para que entendiessen quanto bien les biene por ellos y
el mal que se les seguirxa si no los tubiessen. Algunos dizen que en lo
que sacassen de las minas no pararian si no los tomassen lo de las canchas y no es para mas de cumplir de palabra, pues se les combence con
la facilidad y poca costa que es descubrillas ο guardallas, que en esto
ni en otra cosa nadie aprueua el hurtar ni comprar del que hurta.
Tampoco consideran que para hazelles a ellos ricos los pobres yndios entran y las mas vezes ascuras y todas con ebidente peligro de la
vida a los abismos e que los ponen en partes de conocido peligro della
e que quando salen a lo alto es sudando y disfigurados con color de
muertos y el refrigerio que tienen es sentarse al ayre ο al resistero del
sol, que lo uno y lo otro los traspassa, y comer una dozena de mayzes
y tornar a entrar otra y otras vezes y el malo del minero compelelle a
trabajar mas de lo que puede y ello lo hazen porque no saben mas de
obedecer todo lo que les mandan y reparan en alguna pedrezuela que
pueden auer de partes impossibles y por eso ynnutiles a los spanoles y
aun a ellos si no se pusiessen a los dichos riesgos, por sustentar sus
mugeres y hijos y pagar sus tributos.
Tampoco consideran que son naturales y que por su mala cama y
comida y bestido lo tenemos todo bueno y que son causa de sus riquezas y grandezas y de los demds beneficios, honras y aprouechamyentos que tienen en (comer?) . . . V. E. mejor saue todo por la merced
que V. E. les a hecho de darselos para que consigan todas estas cosas y
no miran; son cristianos y redimidos por la sangre de Jesucristo como
nosostros para dexallos de llamar perros, para lo qual V. E. deberia
mandar dar prouisi6n para que los tales que se lo llamasen fuessen
castigados con la pena graue que V. E. fuesse seruido.
Tambidn un lie. Bartolom^ Alonso vicario deste pueblo y un lie.
Herrera portugu^s, que tiene la doctrina de Santa Barbara y el fraile
gerönimo y un bach. Baltasar Sanchez, clirigo jurista que tiene la
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doctrina de San Sebastian, y los mas de los clirigos descubiertamente
son en todo del entendiraiento y ορϊηϊόη de los Teatinos en lo de la
prouisidn de V. E. e venta de metales, poniendo temores a los que los
compran, diziendo que los aguardan a la Quaresma e que no an de ser
absueltos y otras cosas, porque dan a entender ser caso de la fe y que
sienten mal della, que con todas estas cosas opiniones ay tantos corrillos y escandalos quanto arriba e dicho.
Ε sauido que los Teatinos an procurado algunas firmas destos de su
ορϊηϊόη y creo, como se puede tener por cierto, para mitigar el justo
castigo e indinaci0n de V. E., por el enbargo de la prouisiön y perjuizio de los yndios; anme dicho lo embian a V. Ε. ο a su prouincial y
£sta es su culpa clara, pues si no obieran contradicho a la boluntad de
V. Ε. no tenian necessidad destos apercibimientos.
Estan estas cosas tan enconadas por la predicaci6n destos Teatinos
e por lo que afirman e atemorizan ellos y los de su ορϊηϊόη, que algunos spanoles que comprauan no lo hazen y otros que lo querian hazer
no osan y todos se escusan dello de manera que el trato a cessado,
aunque el Corregidor haze guardar y cumplir en todo la prouisi0n de
V. Ε. y en ello los yndios son muy danificados y cessa la grossedad de
la tierra porque esta es una de las mayores que puede auer en ella y,
por consiguiente, el aumento de los quintos Reales - como ba prouado
con spanoles. Conbendria, siendo V. E. seruido, que V. E. por su
prouisi0n mandasse de nueuo declarar si algun scrupulo a auido en lo
passado y la orden que se deue tener en lo de adelante y el derecho
que tienen los yndios, porque si no me acuerdo mal e oydo dezir a
personas graues que quando su magestad hizo gracia de I05 (f. 2 ν)
minerales a los spanoles fue debaxo de una tacita permisi0n de que
los yndios se pudiessen aprouechar dellos como pudiessen, que s01o
V. E. puede sauer esto, y tanbien que todos estos teatinos y escandalosos entendiessen con punici0n la quenta que deuen tener con el seruicio de su Rey y de V. Ε. y con la execuci0n de sus Prouisiones y bien
destos yndios y para que fuessen pagados de sus jornales conforme al
mucho trabajo que tienen y no a la moderaci0n que hasta agora V. E.
a mandado. Todo esto requiere breuedad.
Supplico a V. E. prouea en ello lo que m£s seruido sea, a lo qual
umilmente me someto. Ε sido tan largo porque la importancia del
negocio tan calificado en conciencia y justicia no a dado lugar a otra
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cosa. Nuestro Senor la excelentisima persona de V. Ε. guarde con
tanta salud como S. M. y estos Reynos y los verdaderos criados de
V. Ε. auemos menester.
De Potosi 13 de noviembre de 1579 afios.
Excelentisimo senor, criado de V. Ε.
Diego Nunez
N.° 5: Extracto del Interrogators pedido por J . Lozano Machuca
(Potosi, 13-ΧΠ-1583).
AGI, Charcas, 35 n.° 61
2. «yten si saben quel yntento principal porque se dio licencia que
los yndios tratasen de rescatar fue y es por el aprovechamyento
de los dichos yndios y porque en su tierra libremente puedan tratar y contratar y dello se les sigue el dicho aprouechamiento».
3. Desde que los espanoles compran mineral a los indios «los metales de guaira y cacillas», istas han robado.
4. Digan si los indios no salen perjudicados de este trato, porque al
venderlo a espanoles - para no trabajar con las wayra - pierden
1 - 4 pesos/quintal.
5. Si los indios trataran con wayra los mineralesque ahora vendenmuy ricos - con un quintal podrian tratar 2-3 quintales de suruqchi; al no hacerlo, ahora este suruqchi no tiene ningun valor.
6. A causa del rescate actual los indios ya no cambian tejuelos de
wayra por reales, de lo que se sigue un perjuicio para la Casa de
la Moneda.
7. Si saben que los espanoles que rescatan son todos ο s61o 4 - 5 interesados y que, con malas artes, « . . . so color de una Prouisi6n
Real que se gan<S en la Real Audiencia de La Plata para que por
tiempo de dos oras cada manana no entrasen a resgatar espanoles
sino que los yndios guayradores rescatasen primero el dicho metal
y con este color las personas particulares echan yanaconas e yndios ladinos que rescaten el dicho metal rico para ellos y si algiin
otro espanol ο su yndio entra al dicho rrescate lo hazen condenar
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y condenan en pena excesiua y asi se han quedado solos con el
dicho rescate ...·».
Los yanakuna y ladinos simulan comprar mineral para S. Μ.
La mayor parte del mineral es robado y aun los espanoles les
dicen de que mina y veta quieren mineral y a q u i precio se lo
compraran. Los indios lo roban de las minas, de las canchas, bohios, ingeniös y aun de los morteros donde se muele el mineral.
Ningun sefior de minas paga a sus indios en mineral sino en plata,
incluso a los punku y varas.
Caso de que algun espafiol pagase en mineral ο permitiese a sus
punku. y varas llevarse alguna corpa de mineral, esto no puede
llegar ni a Vs de lo que se vende en el qhatu.
Desde que funciona el qhatu los duefios de minas han perdido la
ganancia que sacaban del mineral de wayra y de qasilla.
Los indios Sura, Uruqilla y Karanqa vendian hasta 20.000 quintales de suruqchi; ahora se ha acabado esta venta.
Los sefiores de mina han hecho donacicin a S. Μ. del metal robado, desde que se introdujo el rescate. Su valor es de 1.000.000 de
pesos.
N.° 6: Parecer sobre el rescate de los metales de la villa de Potosi del
Padre f r a y Joan de Valenfuela carmelita — Presentado en sancta
Teulugia (1583).
AGI, Charcas, 35 n.° 5
(f. 1) «En las minas del cerro de Potosi trabajan dos suertes de yndios: unos de cέduIa dada por los gouernadores destos Reynos, a los
quales por Ordenanf a hecha por los dichos gouernadores se les paga trabajando en las dichas minas - tres reales (en?) cada dia a cada
uno; y a los que acarrean el metal de un lugar a otro ο a los ingeniös,
dos reales y tres quartillos como negocio de menos trabajo (istos hurtan mucha cantidad de los metales que sacan ο acarrean del dicho
cerro). Otros yndios ay que llaman mingados ο alquilados, que voluntariamente se alquilan; a £stos, por particular concierto entre ellos y
los senores de minas, se les paga cada dia a cada uno quatro reales y
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se les permite a estos que lleuen una corpa ο piedra de la mina donde
trabajan, la qual dan los sefiores de minas contra su voluntad, mouidos de temor no se les vayan, por ser gente que trabaja con libertad de
yr quando quieren, de suerte que s01o fue el concierto de darles solos
quatro reales; £stos hurtan muchas mas piedras, con color de aquella
que inboluntariamente se les permite y asi aquillos como istos hurtan
todo el metal que pueden, sin que los pobres senores de minas lo puedan remediar y lo traen publicamente a uender al gato ο pla^a ο secretamente lo venden en sus casas, de donde muchos espanoles lo compran, en tanto grado que aduierten algunas vezes a los yndios que les
traigan metal de las minas ricas, que parece darles por consejo el hurtar, lo qual por Ventura ellos no harian si no ubiese espanoles que
comprasen tan sin temor de Dios el tal metal hurtado; mas como los
yndios uen que se permite asi el uenderlo ellos publicamente como el
comprarlo los espanoles, animanse - mouidos de cudicia - a hurtar
con m£s libertad, teniindolo por licito, que es harta ldstima que en
una gente nueuamente conuertida se aya introducido por nuestra causa tal error. Remidielo Dios.
(Al margen: Dubium) Preguntase si a Ios tales indios les es licito el
tomar estas piedras ο metales de las minas de plata donde trabajan,
porque si no lo es, tampoco lo fuera a los espanoles el comprarlos,
teniendo obligacwSn a restituir a sus duenos, que son los sefiores de
minas, los dichos metales.
Presupuesto que es verdad que asi los yndios como los espanoles
son vasallos de su magestad por auer hecho sus mayores homenaje a
la corona de Castilla, el qual los presentes y venideros tienen obligaci6n a guardar como cosa tan necesaria para la salud de sus almas,
porque quitarles los {dolos en quien creian, los sacrificios y abominaciones que hazian, tray£ndolos a nuestra fee y conoscimiento de Dios,
no se pudo hazer sin lo primero, que era darles nueuo rey, nueuos
gouernadores; que si se quedaran con los que ellos tenian, estd claro
que, como gente bärbara, auian de boluer a sus ritos, defendiendo y
conserbando aquέllo en que se auian criado, teniendo por patr0n y
maestro al demonio (f. 1 v) como lo tenian y plega a Dios no lo tengan aora algunos dellos acudiendo a sus ydolatrias, con tener quien
les vaya a la mano de los nuestros, que es un freno para no desuergonfarse tanto; qu£ hizieran si no lo tubieran? Digo que a los yndios de
cidula no les es licito el tomar el metal, antes aduirtiendoles de ello -
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como Ies deuen aduertir - pecan mortalmente tomandolo, con obligaςίόη a restitucüSn; porque aunque sea uerdad que los dichos yndios
est£n en su tierra, no por eso les es licito, pues la mina no es suya sino
del que la descubrio ο compnS y ni las minas estdn en parte que a sus
chacaras y tierras venga perjuizio; pues, pagdndoles su trabajo los
senores de minas como se lo pagan por tasa y ordenanfa que ay, no se
les haze agrauio ni tienen obligaci<5n de dar mas. Que si no es suficiente lo que se da conforme al mucho trabajo y peligro en que se
ponen en la labor de las dichas minas, eso no atane al senor de la
mina, sino a los que gouiernan, con quien se puede tratar y si no lo
remediaren sera a quenta dellos y no de los senores de minas, que pagan a los yndios lo que les es mandado por ordenan^a. Ni el venir los
yndios de sus tierras contra su voluntad a trabajar a las minas del
dicho cerro es causa para que ellos tomen el metal ni para que los
senores de minas tengan obligaciiSn a pagarles mds.
Los que gouiernan vean si conviene que los yndios uengan ο no, que
estilo es de Republica bien ordenada compeler a que trabajen gente
ociosa por euitar grandes males que la ociossidad trae consigo, y asi lo
dio por consejo en la Nueua Espafia Motejuma al m a r q ^ s del Ualle,
diziendo que los tubiese siempre ocupados y los compeliesse a trauajar,
porque la ociossidad les hazia pensar nouedades y ponerlas en execuci0n.
Antes digo que aquella piedra ο corpa que se les permite lleuar, por
temor no se huyan, es hurtada y tienen obligaci6n a restituirla, porque como dize Aristöteles, tria sunt quae tollunt uoluntarium et causam inuoluntarium, seil,: ius, metus et ignorantia. Pues aqui ay miedo
y fuerfa, luego no queda libre el indio Uebando las piedras que lleba,
sino que tiene obligaciön a restituyrlas a su duefio; pues, constando
como consta a los espanoles que todo el metal es hurtado ο la mayor
parte d£l y aunque no constara sino que estubieran en duda si lo era ο
no (hurtado), no lo pueden comprar en conciencia y comprindolo tienen obligaci0n, fuera de pecar mortalmente, a restituyrlo a sus duenos, los quales en qualquier tiempo lo pueden pedir como hazienda
suya propia a los tales compradores y no queriendo, acudan a quien
gouierna, que en conciencia tiene obIigaci0n a mandarlo restituyr como cosa hurtada y retenida contra la voluntad de sus duenos, mandando guardar la ley 6, tit. 10 lib. 3 de los fueros γ νέζse la ley 33 γ
la ley 51, tit. 5, partida 5 y a Medina, De rebus restituendis quaestio
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Una polemica colonial: Potosi, 1579-1584
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10: de participantibus in furtiua, donde dize que, estando en duda si
la cosa es hurtada ο no, no se puede comprar con animo de aprouecharse della y, comprandose asi, se peca mortalmente.
(f. 2) Y Hostiensis, lib. 4 De Poenitentia y otros muchos que le
siguen, dizen que, dudando si la cosa es hurtada ο no, comprarla con
esta duda es pecado mortal, quedando obligado a la rrestituciön como
si la comprara cum mala fide, porque comprar asi una cosa en duda es
ponerse a peligro de peccar y no es menos pecado agere aliquid contra
conscientiam dubiam quam contra positiuam: quod non est ex fide et
conscientia, peccatum est; γ Mercado, lib. 6 De restitutione, cap. 14 y
en el cap. 15, no es contra esto donde trata de las minas que descubren
los espanoles en estas partes y de los indios; y Soto lib. 5 De Iustitia
et lure, quaestio 3 ad 2 dum uean los sumistas. Y la ynformaciön que
estd hecha agora de nueuo en este negocio.
Y en resoluci6n digo que los indios asi de c£dula como mingados
que trabajan en las minas del cerro de Potosi por ninguna ufa ni con
algun titulo pueden tomar los dichos metales ni los espanoles comprar los; ni los que gouiernan pueden en conciencia permitir vender los
tales metales, pues es negocio feyssimo como lo seria tomar la capa a
su dueno, antes tienen obligaciön en conciencia a castigar los tales
vendedores y compradores, dando su prouisi6n asi para el remedio
deste trato como para que se buelua todo el metal que hasta aqui se a
comprado de los yndios a los senores de minas cuyos son, y esto es Ιο
que siento despu£s de auerlo estudiado con cuydado, saluo meliori
judicio.
El presentado fray Joan de Valen9uela»
N.° 7: Parecer del padre guardiin de san Francisco de Potosi fray
Pedro de Ort.
AGI, Charcas, 35 n.° 5
«Lo que acerca de los rescates de metales que se usan en Potosi me
parece es que, supuesta la fama que ay en ellos y aun la rrealidad a lo
que yo e alcan^ado en tres anos y mas que a que estoy en esta villa,
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biuen en mal estado y gran peligro los que tratan en estos rrescates.
La rraz0n es estar este trato tan infamado y ser comun y publica voz
de cassi todo el Pueblo que lo mas dello es hurtado, la qual voz dize
Siluestre que basta hazer fee dubdossa y tambi£n porque quando una
persona esta infamada que lo que trae de fuera a bender es mal hauido, obligados estin los vezinos a no comprarle cossa, no ostante que
algunas vezes a bueltas traiga lo que rrealmente es suyo y posee con
buen titulo, pues es rregla general que para ser una venta y compra
licita es menester questd seguro yo que sea suyo del mercader lo que
vende y lo tiene con justo titulo; a lo menos rrequi£rese no aya fama
de lo contrario y si la ay en estos rrescates estoy obligado a no tomarle nada; y anssi qu£ justamente son condenados los rropauejeros quando mercan lo que prouable creen ser urtado y los plateros, si mercan
de los que creen verisimilmente ser ladrones.
Pues biniendo al prop0sito, cossa cierta es que los yndios tienen
poco escrupulo en el urtar por la poca fee y temor de Dios y poco entendimiento que tienen y por ser los que comunmente venden estos
metales collas, uros y lupacas, yndios de la mas mala ορίηίόη en cristiandad que los demas de todo el rreyno, de aqui es que lo urtanpublicamente, segun fama, no s01o de las minas sino de las canchas y buyos
y lo descargan de los carneros y los sacan de los yngenios y de los
morteros y del cedafo y en arina, sin poder guardar dellos. Y anssi
me parece que pecan mortalmente los que rrescatan dellos, con obligaci<5n de rrestictuci6n, porque, aunque se presume que en el gato ay algun metal bien auido, es prescripci0n muy ebidente y aun cassi ebidencia que todo lo mas es mal hauido y anssi el parecer que arriba
pone el muy rreverendo Padre Presentado fray Juan de Valen^uela
me parece muy bien dado. Videtiam Siluestris XV de restitutione III
ibi septimo quaeritur...; et Armilla Usura 39; Medina Cod. de restitut. 9—10, donde trata muy largo de bona, mala et dubia fide y Naba
cap. 17 nn. 7-8-9-10-24-25.
Y esto es lo que me parece, saluo meliori
judicio.
fray Pedro de Or£
Concuerda con los pareceres originales que quedan en mi poder y
dello doy fee
Joan Lorano Machuca»
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N.° 8: Carta de Ν . del Benino al Virrey (s. f.).
BN, Mss. 3040, f. 148
«En este casso se requieren hazer muchas consideraciones y la mas
ymportante que, vi^ndose los yndios priuados de este mercado y que
el ynte^s que se les sigue para su sustento, estando ellos tan ussados
en έΐ, causaria salirse deste asiento assi para sus tierras como para
otras partes donde serian bien regalados, en especial de las personas
que tienen chacaras, donde siembran y cojen y se proueen dello esta
villa y los naturales que aqui residen y podria venir en tanta desorden
que fuesse dificultoso tornallos a traer y forciblemente seria perjuizio general y faltaria mucha parte de la plata que se saca, que en
tiempos pasados despuis de apaziguada la rebeli<5n de Gon^alo Pi^arro por menos ocasiön se ausentaron deste asiento mas de cinco myll
yanaconas que los espafioles auian traido a este beneficio de yndios
adquiridos en las guerras pasadas y se derramaron en diuersas partes
que jamäs se pudieron recoger y caus0 venir en gran diminuciön de
plata, de que se sinti<5 en todos estos Reynos. Y, estando esto que sucedio tan entendido por los antiguos, se puede considerar que podria
suceder otro caso tan semejante a este, de que resultarian al presente
muy mayores danos.
Un caso muy marauillosso y digno de notarse se a de considerar y
es que, auiέndose probeydo muchas vezes por la Justicia desta villa y
tambiin por el sefior D. Francisco que hallandose qualquier yndio en
ynfragante delito en hurto de los dichos metales fuesse castigado y
hazi^ndose assi, son raras las vezes que los tales yndios son traydos
ante la Justicia por este casso, con ser ynnumerables los yndios que
acuden a este mercado y teniendo todos los duenos de mynas guar das
y myneros en ellas, que paresce cossa ymposible, haziέndose tantos
hurtos, ser tan ocultos que sin ser vistos ussen dέl. Sobre esto yo no
doy parescer mds de apuntar los ynconuenyentes que se seguirian si el
mercados se mandase quitar».
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GLOSARIOINDIGENA
(Cf. Gunnar Μ e η d ο ζ a : Glosario de voces relativas al trabajo
minero, en: C a p o c h e , Relaci0n, pp. 198-208)
gato
qhatu (mercado)
guaira
cf. wayrachina
llampu
«tierra con plata» (cf. Alvaro A l o n s o B a r b a :
Arte de los metales [1640]. Ed. A. Alba. Potosi 1967,
lib. I, cap. 2, p. 9)
mingados
mink'ayuqkuna ( < mink'a = alquiler de servicios personales)
mitayos
mit'ayuqkuna ( < mit'a = turno de trabajo)
pongo
punku (puerta) vigilante de las puertas de las minas
varas
indio alquilado para el trabajo de la mina; capataz
encargado de alquilar indios para la mina
yanaconas
yanakuna (indios fuera del repartimiento que se alquilaban en las minas)
yanapacoes
yanapakuqkuna ( < yanapakuy = ayudar, servir)
wayrachina
hornillos para la fundiciön del mineral
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