SALA CIVIL PRIMERA Resolución N°: 29 Folio: 64 Tomo: 15 En la ciudad de Santa Fe, a los 31 días del mes de Marzo del año dos mil catorce, se reunió en Acuerdo Ordinario la Sala Primera de la Cámara de Apelación en lo Civil y Comercial de Santa Fe, integrada por los Dres. Abraham L. Vargas, Edgardo I. Saux y Estela Aletti de Tarchini, para resolver los recursos de apelación y nulidad interpuestos por la demandada-reconviniente a fs. 397, contra la sentencia de fecha 9 de Noviembre de 2011 (v. fs. 386/396), dictada por el Juzgado de Primera Instancia de Distrito en lo Civil y Comercial de la 7ma. Nominación de esta ciudad, en los autos caratulados “MERIGGIOLA, WALTER NICOLAS C/ POLINI, RUBEN OMAR S/ ORDINARIO” (Expte. Sala I N° 36 – Año 2012), y que fueran concedidos libremente y con efecto suspensivo a fs. 402. Acto seguido el Tribunal estableció el orden de votación conforme con el estudio de los autos -Vargas, Saux y Aletti de Tarchini- y se plantearon para resolver las siguientes cuestiones: 1era.: ¿Es nula la sentencia recurrida? 2da.: ¿Es ella justa? 3era.: En su caso, ¿qué pronunciamiento corresponde dictarse? Determinado el orden de votación en cuya virtud éstos pasan a estudio, a la primera cuestión, el Dr. Vargas dijo: Si bien el recurso de nulidad deducido ha sido sostenido autónomamente en esta sede, los agravios sobre los que se sustenta pueden obtener suficiente respuesta en el tratamiento del recurso de apelación –que se realizará a continuación- por cuanto no refieren a vicios in procedendo, sino in iudicando (toda vez que se refieren a supuestas omisiones o arbitrariedades ínsitas en la sentencia). Por lo tanto, no advirtiendo irregularidades procesales ni vicios en el procedimiento que justifiquen un pronunciamiento de oficio, corresponde rechazar el recurso de marras. El Dr. Saux expresó, a su vez, iguales razones en parecidos términos y votó, por lo tanto, en igual sentido. A la primera cuestión, la Dra. Aletti de Tarchini dijo: Habiendo tomado conocimiento de estos autos y existiendo votos totalmente concordantes de dos jueces, de conformidad al art. 26 de la Ley 10.160 y a la jurisprudencia de la Corte Suprema de Justicia de la Provincia, me abstengo de emitir opinión. A la segunda cuestión, el Dr. Vargas dijo: I. Antecedentes Por resolución de fecha 09.11.2011, la Jueza a quo hizo lugar a la demanda y en su consecuencia, condenó a Rubén Omar Polini -hoy sus herederos- a otorgar a Walter Nicolás Meriggiola dentro del plazo de quince días la escritura traslativa de dominio del inmueble individualizado, bajo apercibimientos -en caso de renuencia- de ser otorgada judicialmente a cargo de los obligados, salvo que resultare de cumplimiento imposible, así como al pago en el mismo plazo de la cláusula penal establecida, y rechazó la reconvención deducida, todo con costas a los demandados vencidos. Para así decidir, expresó que “liminarmente corresponde analizar la impugnación efectuada a fs. 349/355 por la apoderada de los demandados al contenido de la prueba pericial caligráfica llevada a cabo por la perito Dora Ortega (fs. 166/184) y ofrecida por ambas partes, por la cual se analizaron las firmas dubitadas del Sr. Rubén Polini y de la Sra. Silvia Elsa Moreyra. Cuestiona por un lado el uso de fotocopias como material indúbito para el cotejo de las firmas de Polini, señalando que la perito no ha actuado con la seriedad, responsabilidad, trabajo técnico y objetividad que su función le impone, ya que lo fotocopiado presenta infinidad de posibilidades de correcciones, borrados químicos o mecánicos, cambio de elemento escritor sin ser notado, etc. Dice que la explicación que da la pericia de las características del Sr. Polini en su mayoría son erróneas, y que el informe no tiene ningún soporte técnico científico y no menciona los inconvenientes de usar material fotostático para sus estudios y determinación de autorías como correspondería a un estudio científico serio, responsable y objetivo. Agrega que las conclusiones de la pericia tomadas sobre la base de fotocopias no pueden ser indúbitas como principio elemental, caso contrario se invierten las pruebas, se agregan elementos imposibles de considerar y se arriba a una conclusión que estima que está fuera de la técnica pericial y es altamente peligrosa. Por otra parte, en cuanto a las firmas de la Sra. Silvia Moreyra, señala que si bien es cierto que obran en el expediente y en el juicio sucesorio firmas indúbitas de la misma que le han sido prestadas a la perito para su cotejo, ningún perito debe obviar realizar el cuerpo escritural, el cual Ortega ni siquiera insinuó. Añade que esta falta de diligencia pone de resalto la negligente, insuficiente y seguramente infundada y arbitraria labor de la perito. Dice que la elemental doctrina de las pericias caligráficas entiende indispensable la realización del cuerpo de escritura. Además, señala que la propia perito dice que las firmas indúbitas son ‘totalmente ilegibles’ y que las grafías no definen carácter alfabético alguno limitándose a movimientos escriturales curvos y rectos carentes de expresión literal. Añade que es notoria la diferencia entre las firmas dúbitas e indúbitas, ya que en las dúbitas se advierten grandes errores que impiden su comparación. Corrido traslado a la perito Dora Ortega respecto al incidente de nulidad de pericia por cuestiones formales (el cual fue resuelto y rechazado mediante sentencia obrante a fs. 376/378) la misma se expidió también en relación a los cuestionamientos respecto al contenido técnico de la pericia, más específicamente sobre el uso de fotocopias. Señala que se trató de dos paradigmas indúbitos, ya que los dúbitos fueron totalmente estudiados en sus originales; que las fotocopias utilizadas corresponden al acta de nacimiento y al acta de matrimonio del Sr. Polini, glosadas en el expediente sucesorio y cuya autenticidad puede SALA CIVIL PRIMERA Resolución N°: 29 Folio: 64 Tomo: 15 ser certificada por el Registro Nacional de las Personas dado que provienen de un expediente de trámite judicial; y que fueron empleadas solamente para explicar la evolución gráfica de las firmas de Polini entre los años 1980 y 1994, siendo su inclusión meramente explicativa y sin alusión a ninguna gestualidad identificatoria de importancia. Se adelanta que la impugnación no habrá de prosperar. En cuanto al uso de fotocopias como material indúbito para el cotejo de la firma de Rubén Polini debe tenerse en cuenta (además de lo aclarado por la perito al contestar el traslado) que para efectuar dicho cotejo fueron utilizados siete documentos, de los cuales sólo dos correspondían a fotocopias. Por otra parte, en cuanto al cuestionamiento efectuado en relación a la falta de cuerpo de la escritura para el cotejo de firma de la Sra. Moreyra, debe recordarse que su realización no es obligatoria y que –por el contrario- el propio Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia en su artículo 180 dispone que “… A falta de documentos de cotejo o en su caso de ser insuficientes para formar juicio podrá el juez ordenar que la persona a quien se atribuya la letra forme en su presencia un cuerpo de escritura…”. Por otra parte, la propia perito en su informe señaló expresamente que “en el presente caso no fue necesario tomar un cuerpo de escritura a la accionada, dado que la suficiencia del material auténtico no se centra en su cantidad sino en su calidad, y que las signaturas auténticas utilizadas muestran, por la riqueza de sus detalles gráficos, la personalidad caligráfica de su autora, siendo suficientes para cotejarlas con la firma dubitada” … Tampoco corresponde el cuestionamiento efectuado en cuanto a la ilegibilidad de las firmas indúbitas de Moreyra, ya que se saca de contexto lo señalado por la perito en su informe, quien luego de realizar dicha referencia, explica minuciosamente el porqué de su afirmación y concluye en que dichas formas cotejadas con las indúbitas concuerdan en sus gestos y morfología en cantidad y calidad suficientes para asociarlas en forma indiscutida a un emisor común. Por otra parte, es menester considerar que no se han producido otras probanzas que puedan desvirtuar la prueba caligráfica y que los demandados impugnantes ni al ofrecer la prueba pericial (fs. 195 vto.) ni al ser notificados de su proveído (fs. 119) o de la realización de la pericia (v. cédula de fs. 162 y fs. 377 vto.), solicitaron se formara cuerpo de escritura y que, además, ellos mismos acompañaron dos documentos (v. fs. 228/230) que fueron utilizados por la perito como material indúbito para el cotejo en relación a la firma de Rubén Polini. Sin perjuicio de ello, y si bien es cierto que no es obligatorio para el juez acogerse a lo establecido en el dictamen pericial, no lo es menos que dicho informe técnico no puede ser ignorado y la sana crítica aconseja no apartarse del mismo sino por razones muy fundadas, dado que el conocimiento del perito es ajeno al hombre de derecho. Si la peritación está fundada en principios técnicos inobjetables, ante la ausencia de prueba que lo desvirtúe e imposibilidad de oponer argumentos científicos de mayor valor, la sana crítica conduce a aceptar sus conclusiones. No resulta suficiente para convencer al juzgador que lo dicho por el experto sea incorrecto, las meras objeciones ni la simple discrepancia de las partes, pues aunque las normas procesales no acuerdan al dictamen carácter de prueba legal, el magistrado puede formar su propia conclusión al respecto. … en el caso de autos, no se observan circunstancias que puedan fundamentar una conclusión diferente a la arribada por la experta. … Apartado ello, se analizará en primer lugar la demanda incoada por Walter Nicolás Meriggiola. … Cabe aclarar … en relación a los … recibos, que del análisis de todos ellos surge expresamente que los pagos realizados por el actor a Rubén Polini, Silvia Moreyra, Ileana Sonzogni y Víctor Puchulú lo fueron en concepto de pago del saldo de precio por la compra del inmueble rural así como por los demás rubros estipulados en el boleto de compraventa como gastos a cargo del comprador. Por tanto, no asiste razón a los demandados cuando al alegar sostienen que los recibos ‘aunque reconocidos carecen de fuerza probatoria alguna a favor del actor’ o que el Dr. Puchulú reconoció recibos de pago por honorarios de ‘cuestión ajena a este juicio’ (v. fs. 368 y vto.) y el cumplimiento de dicha obligación surge expresamente del texto de dichos recibos que –reitero- han sido reconocidos por quien los extendió. … De lo dicho hasta aquí se desprende que el actor, pese a no haber estado obligado conforme con lo convenido en el contrato de fecha 02/10/98, abonó en concepto de precio $44.110 así como los demás gastos a los que se había obligado contractualmente, motivo por el cual la demanda habrá de prosperar; sin perjuicio de la deuda por Tasa General de Inmuebles Rurales por el período octubre /98 a 2009 que deberá cancelar antes de la escrituración. … Corresponde ahora analizar la reconvención incoada por los demandados. Sin embargo, siendo que los mismos manifestaron expresamente que dicha reconvención se interponía debido a que el actor se encontraba en mora respecto a su obligación de pagar el saldo de u$s 40.000 (v. fs. 60), habiendo quedado demostrado lo contrario con la prueba rendida en autos por el actor y atento que, por otra parte, es el Sr. Rubén Polini –hoy sus herederos- quien incumplió con la obligación de otorgar escritura pública a los 180 días de firmado el boleto de compraventa –hecho que fue reconocido por los propios demandados al absolver posiciones (v. cuarta posición de fs. 137 y 146) y al reconocer el contenido de dicho boleto (fs. 137, 146 y 147)- es inoficioso ingresar a su análisis. Ello, no obstante lo contradictorio de la demanda de los demandados quienes, de un lado solicitan la rescisión del contrato y de otro reclaman los intereses del saldo de u$s 40.000 pactado en el boleto de compraventa, así como el pago de tasas posteriores a su celebración … . Así las cosas, en función de lo expuesto, la reconvención deberá rechazarse, con costas. Párrafo aparte merece la pretensión del actor de aplicación del interés del 3% mensual sobre el saldo del precio, desde la mora y hasta el efectivo pago, destacando que esta cláusula penal (no es otra cosa SALA CIVIL PRIMERA Resolución N°: 29 Folio: 64 Tomo: 15 el interés estipulado de acuerdo a lo dispuesto en el artículo 652 del Código Civil) no fue prevista sólo para supuesto de incumplimiento del saldo del precio sino que en el punto d) de la cláusula tercera del boleto de compraventa (v. f. 138 vto.) textualmente las partes convinieron: ‘El incumplimiento de las obligaciones emergentes del presente boleto hará incurrir en mora a cualquiera de las partes sin necesidad de ningún tipo de interpelación previa y mientras subsista la misma la incumplidora abonará a la otra un interés del 3% mensual sobre el monto a abonar…’. Siendo que la cláusula penal tiene por objeto el pago de una suma de dinero y que el demandado (hoy sus herederos) no ha cumplido con la obligación de escriturar en el tiempo fijado en el contrato …, corresponde acceder a su aplicación ya que la cláusula penal entra en lugar de la indemnización de perjuicios e intereses cuando el deudor se hubiese constituido en mora (art. 565 C. Civil). Sin embargo, el artículo 656 del mismo Código, dispone de un lado, que el acreedor no está obligado a probar que ha sufrido perjuicios ni el deudor podrá eximirse de satisfacerla probando que el acreedor no ha sufrido perjuicio alguno, pero de otro lado establece que los jueces podrán reducir las penas cuando su monto sea desproporcionado con la gravedad de la falta que sancionan, habida cuenta del valor de las prestaciones y demás circunstancias del caso que configuren un abusivo aprovechamiento de la situación del deudor. … Trasladados estos conceptos al caso de autos, se advierte que las partes pactaron como cláusula penal un interés mensual del 3% calculado sobre un capital en dólares estadounidenses (u$s 40.000) y el resultado que ello arroja pone de manifiesto, a simple vista, que es excesivo si se tienen en cuenta el precio total del inmueble objeto del contrato; el hecho de la muerte de quien había vendido derechos y acciones hereditarios; la falta de acreditación (incluso de invocación) de todo otro perjuicio que hubiere sufrido el acreedor que no sea el propio incumplimiento del deudor … . Por ello, en uso de las facultades que a la suscripta otorga el mencionado artículo 656 del Código Civil en su segundo párrafo introducido por la ley 17.711, y a que el actor dejó librada la aplicación y/o reducción de la cláusula penal a criterio de la suscripta (v. fs. 39 vto.), estimo ajustado a derecho reducir en este caso la pactada por las partes, a la propuesta subsidiariamente por el demandado en su contestación de demanda (v. fs. 60 vto.), esto es, fijando un interés equivalente a la tasa que para operaciones de descuento a treinta días cobra el Banco de la Nación Argentina, desde la mora -02/10/04- y hasta el efectivo pago. Las costas serán soportadas por los demandados conforme al principio objetivo del vencimiento (art. 251 CPCC).” (v. fs. 386/396). II. Agravios 1. Que contra dicha resolución, se alza la demandada, deduciendo recursos de apelación y nulidad (fs. 397), los que son concedidos libremente y con efecto suspensivo (v. fs. 402). 2. Ello así y radicados los autos en esta sede, se le corre traslado a la apelante a fin que exprese agravios (v. fs. 419), levantando dicha carga procesal a fs. 421/426, manifestando que “agravia la sentencia porque se sostiene en dos ejes, la pericial realizada en autos; y el silencio o rechazos liminarmente efectuados a los aspectos propuestos por la demandada, entre ellos incluyo también la resistencia a tratarlos extensamente y la omisión de recordar la pérdida del expediente dentro del Juzgado. El fallo dedica su extensión al tratamiento de la pericial arribando a la conclusión de validez de la misma. A fs. 284/295 obra el trabajo pericial, por el que la perito solicita regulación de honorarios, pero omite decir quién le pagó los gastos. A fs. 349 consta la impugnación a lo formal, que se resume así: a) la perito no notificó el día y hora de realización de la pericial, y por tanto los delegados técnicos no asistieron a los estudios y conclusiones; con el agravante de que el día fijado por la perito, y no notificada insisto, sí asistió la delegada técnica de la actora, cómo hizo para anoticiarse?; y además del contenido del acta de fs. 179 surge que tampoco se concretó ese día. En definitiva la perito realizó la pericial sin asistencia de delegados porque no los notificó, el 14 de septiembre de 2010, en lugar distinto al fijado, y por supuesto a escondidas de la parte demandada. No consta si recibió el pago de $800, que solicitó; quién los pagó, por qué se oculta el pago, por qué no exhibe el recibo; por qué se le permite obrar fuera de la ley procesal y fiscal. Va de suyo que la Juez rechazó el recurso formal expresando que la notificación de fecha 4/8/2010 hizo saber la fecha, cuando el decreto no tiene ninguna referencia a la realización de un acto por tercero, lo que es el perito, con seria dificultad en la extrema sintetización del proveído: no dice para la realización de la pericial, o al pedido del perito, ni da cuenta de qué acto o dicho se inserta; y la cédula al pie tampoco advierte un determinado acto, como lealmente se hace en el libramiento de las cédulas. La conducta omisiva que refiere la resolución de fs. 377 vto. es la del propio decreto que omite decir de qué se trata; y de la misma resolución que omite tratar el pago oculto sin otorgarle interés a lo sinuoso y oscuro del juicio. En relación al contenido de la pericial esta parte impugnó a fs. 349/355 vto., dándole suficiente fundamento a la oposición del uso de fotocopias, como a la falsificación de los textos y formas, exponiéndose con claridad y fundamentos en los que ha participado personal técnico. A fin de no abundar innecesariamente, se da por transcripto aquí el reclamo por la nulidad de la pericial. La perito al responder a fs. 359 sobre la impugnación … contesta sobre este tema, adentrándose en revalorar su trabajo cuando no le correspondía (ver fs. 360), agregando un dato más al cúmulo de infracciones procesales y consecuentemente, sustanciales. Allí le dio a la Sra. Juez datos para resolver el rechazo de la impugnación: que sólo se tomaron en valor dos fotocopias; que provienen de un expediente judicial; que se tomaron para una explicación sobre la evolución de las firmas, y niega que en la SALA CIVIL PRIMERA Resolución N°: 29 Folio: 64 Tomo: 15 impugnación se hicieran consultas. Sí se hizo consulta y se ofrece como prueba. … De esta forma se produjo un estudio sobre elementos que se encontraban en distintos expedientes, a los que la perito da como elementos indúbitos, a fs. 286, cuando debe saberse que ningún certificado del registro civil tiene validez luego del plazo legal; y por lo tanto tomar en consideración fotocopias anteriores a 1993, indican un abuso de su designación y facultades de realización del trabajo encomendado; que la parte demandada no aceptó ni debe resignar. La Sra. Juez fue tibia en aceptar la inserción de la perito no solo cuando responde el escrito incursionando en lo que no debía, sino en aceptar su respuesta sin considerar que no estaba autorizada por insertar otros documentos en el estudio, sin intervención de las partes. También sorprende la sentencia cuando descarta la realización de un cuerpo escritural por parte de Moreira cuando se le atribuye ni más ni menos que un recibo por $15.000 con el que se redondea casi el pago total, y fue denunciado de falso. No hay Juez en estos estrados que de plano descarte un cuerpo escritural, y la cita de la sentencia si bien existe, en el tema de la prueba rigen otros principios sustanciales que imponen al sentenciante darse el pleno convencimiento de la sana crítica. … Y también debe operar la asunción de a prueba que conste en la comunicación subjetiva del juez con ese medio mediante operaciones sensoriales e intelectuales, necesarias para conocerlo y entenderlo, es decir para saber en qué consiste y cuál es su contenido. La admisión de la prueba pericial y la asunción de la misma son elementos básicos que llevan al juez a considerar que una prueba fundamental en el proceso debe estar regida por la imparcialidad, claridad, seguridad y control. El Juzgado lo obvió y con fundamentos genéricos, como que la ley no la obliga, dicta el fallo en crisis. … La sentencia dice bien “ausencia de pruebas” con lo que da cuenta total de su desconocimiento o descarte prima facie de las demás pruebas obrantes en el juicio … Que todas estas pruebas demuestran absolutamente, porque no fueron contradichas en momento alguno por la actora, que Meriggiola no tenía capacidad económica para comprar un campo, ni dinero ni bienes, como tampoco actividad rentable importante, que en consecuencia estaba probado con toda claridad la imposibilidad de que adquiriera un campo de 580 hectáreas. Todo ello está probado, en consecuencia a la fecha de la sentencia de la Sra. Juez conocía perfectamente que la pericial se contradice con las pruebas producidas por la actora, dando fehaciente validez a la afirmación de la demandada: que todos los recibos son falsos, y ello imponía a la sentenciante tomar precauciones, o al menos por respeto a la contraria, no afirmar la inexistencia de pruebas. Y en lo referido a 'la oposición de argumento científico de mayor valor' esta oportunidad le fue negada al delegado técnico con la aviesa notificación, pero también contó la Sra. Juez con la impugnación que no fue hecha solo con conocimientos de la firmante, sino con la importante valoración de un perito oficial consultado y que más abajo se menciona. Es por lo que se sostiene este agravio, la pericial se sostiene en fundamentos y documentales con un razonamiento falso, y con procedimiento irregular, hasta ilegítimo, por lo que la jueza debió rechazarla. Agravia la sentencia en cuanto afirma que el actor abonó la suma de $44.110 y gastos por lo que la demanda debe prosperar. Advertimos que el contrato de compraventa estableció que el comprador debía abonar u$s 40.000 el día 02/10/1998. Meriggiola no pagó esa suma al día del vencimiento, ni tampoco después, nunca pagó dólares y tampoco intereses. Pero dejamos en claro que nunca Meriggiola efectuó reclamo de escrituración hasta el año 2005, cuando ya había licuado la deuda. … Si en dólares el comprador debe una suma de u$s 7370,70, con más los intereses por pagos fuera de tiempo, la sentencia no puede reconocer que el actor pagó la deuda, por lo que la reconvención debe encontrar acogimiento para el pago de las sumas que resulten pericialmente, con más todo lo que ha obtenido por el uso y goce del campo en la misma proporción. No se modifica en nada el reclamo, sino que se toman los resultados solo porque la sentencia da validez a la pericial caligráfica. … Los plazos indicativos para escriturar se establecieron para ambas partes, y por tanto no puede atribuirse incumplimiento a la demandada, con mayor razón cuando acepta el actor la imposibilidad de otorgar el acto ante el fallecimiento de Polini, hasta cuando esperó para efectuar reclamo, en el año 2005, siete años después del convenio. … Agravia la sentencia cuando condena en costas a la verdadera damnificada, desde que debió aplicarla conforme el resultado de la prueba y hechos y pagos, los que son explicitados en este escrito. ...”. III. Contestación de agravios Corrido traslado para contestar agravios, la actora lo hace a fs. 428/430 vto., quedando los presentes en estado de resolver. IV. Análisis 1. Así las cosas, a poco que se examina la literalidad del discurso esgrimido por la apoderada de la demandada en su memorial de expresión de agravios (reseñado casi en su totalidad en este fallo a los fines del cotejo respectivo con los fundamentos del decisorio en crisis), fácilmente se advierte que no ha levantado la carga técnica prevista en el artículo 365 del C.P.C.C. En efecto, no critica (y por lo tanto consiente, arg. art. 365 citado) los fundamentos fácticos y jurídicos dados por la a quo para decidir como lo hizo y desestimar las defensas y la reconvención intentadas por la accionada. En esa tónica, es criterio reiterado de este Tribunal que “en materia de recursos, el supuesto agravio que la decisión alzada ocasiona al recurrente, constituye el fundamento y la medida del mismo, y que dicho agravio para poder ser dimensionado por el tribunal A quem y obrar confirmando o reformando la decisión que le ocasiona, debe ser oportunamente manifestado de una manera clara y concisa, ordenada y correctamente, SALA CIVIL PRIMERA Resolución N°: 29 Folio: 64 Tomo: 15 señalando, en base a argumentos y probanzas, porqué la sentencia no es justa, cuáles son los motivos de su disconformidad, cómo el juez ha merituado mal la prueba, ha omitido alguna que puede ser decisiva, ha aplicado mal la ley, en qué consiste el error del pronunciamiento o cuál es el defecto que contiene el proceso lógico mental que exteriorizó el juez al dictarlo, ya que de no procederse así se coloca al tribunal de segundo grado en la posibilidad riesgosa de proceder a una revisión indiscriminada de la sentencia cuya alzada se originó al interponerse el recurso, apartándolo de su esencialidad funcional de revisión y control y no de creatividad, careciendo, en otras palabras de medida y de materia respecto del cual debe emitir su pronunciamiento” (Cattaneo s/ Ausencia con presunción de fallecimiento”, Acuerdo del 19/6/87; “Muttaner s/ Desalojo”, Acuerdo del 11/8/87; Corti c/ Merediz s/ Ejecutivo” Res. N° 71 F° 54 T° 43; “Santi c/ Santi s/ Colación”, Res. N° 193, F° 59, T° 46-F, entre otros)” (esta Sala, 5/12/2000, “Mestre, Carmen Francisca c/ Mesa, Anastacio y otro s/ Juicio Ejecutivo”, F° 373 T° 48). Frente a la exigencia de marras, es jurisprudencia consolidada -a nivel nacional y provincial- la que predica que, cuando se trata del contenido de la expresión de agravios, pesa sobre el apelante el deber de resaltar, punto por punto, los errores, las omisiones y demás deficiencias que atribuye al fallo. No basta con disentir, sino que la crítica debe ser concreta, precisa, determinada, sin vaguedades. Además, tiene que ser razonada, lo que implica que debe estar fundamentada. Y, al hablar de "crítica" hay que hacer la siguiente precisión: al hacer una coordinación de las acepciones académicas y del sentido lógico jurídico referente al caso, "crítica" es el juicio impugnativo u opinión o conjunto de opiniones que se oponen a lo decidido y a sus considerandos. Luego, se habla de que la crítica sea "concreta y razonada". Lo concreto se dirige a lo preciso, indicado, específico, determinado (debe decirse cuál es el agravio). Lo razonado incumbe a los fundamentos, las bases, las sustentaciones (debe exponerse por qué se configura el agravio)” (conf. CNCivil, sala H, 04/12/2004, Lexis Nº 30011227). Por eso se ha dicho que en la expresión de agravios se deben destacar los errores, omisiones y demás deficiencias que se asignan al pronunciamiento apelado, especificando con exactitud los fundamentos de las objeciones. La ley requiere, con la finalidad de mantener el debate en un plano intelectual antes que verbal, que la crítica dirigida a lo actuado en la instancia de grado sea concreta, lo cual significa que el recurrente debe seleccionar de lo proveído por el magistrado aquel argumento que constituya estrictamente la idea dirimente y que forme la base lógica de la decisión. Efectuada esa labor de comprensión, incumbe al interesado la tarea de señalar cuál es el punto del desarrollo argumental que resulta equivocado en sus referencias fácticas, o bien en su interpretación jurídica (conf. Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil, Sala G, 12/02/2009, La Ley Online; AR/JUR/727/2009). Es que no existe posibilidad de tener como expresión de agravios al escrito que omite el análisis pormenorizado de la resolución apelada, no indica sus presuntos defectos, ni impugna sus fundamentos legales, limitándose a reiterar en términos aproximados las alegaciones ya formuladas y a la enunciación de meras apreciaciones subjetivas de orden general y no jurídico, sin rebatirlas concretamente (conf. CNCiv., Sala G, 10/02/1987, LL, 1987-B, 288). Este escrito debe bastarse a sí mismo, sin que quepa remitirse a presentaciones anteriores. Si no se introduce en el análisis pormenorizado del fallo ni cuestiona sus fundamentos legales, limitándose, en otros términos, a reproducir circunstancias relatadas con anterioridad o introducir otras que nada tienen que ver con la cuestión discutida, no reúne los requisitos suficientes como para ser tenido como tal (conf. CNCiv., Sala G, 09/12/1983, LL, 1985-C, 643). En sintonía con lo expuesto, de la lectura del memorial aludido se desprende simplemente una radical divergencia con lo sostenido por el magistrado de la inferior instancia, pero, de una manera generalizada y confusa, y en lo que importa sin atacar el núcleo central de su fundamentación. En ese sentido, tiene dicho esta Sala que “la simple disconformidad con el dispositivo del pronunciamiento alzado y la reiteración de argumentos, así como la simple reseña de actuaciones ... no son en sí suficientes para rever lo decidido, porque la carga procesal de expresar agravios exige del apelante una crítica razonada y concreta de las afirmaciones del sentenciante de baja instancia que se estiman no resultan ajustadas a derecho ... no siendo apta para sostener la apelación la simple disconformidad con lo resuelto por el a quo (ídem, 17/11/80, “García c/ Trossero s/ Ejec.”) (fallo del 30/12/97 in re “Nistal, Juan Carlos C/ Nistal, Miguel Ángel s/ Ejecutivo” espigado en el Libro del Protocolo, T° 46, Fº 214). 1.1. Claro ejemplo de lo anterior son los agravios dirigidos a cuestiones estrictamente procedimentales que, por tales, resultan ajenas a la esfera de conocimiento inherente a este Tribunal, al no haber sido cuestionadas en la oportunidad correspondiente, o haber recibido adecuada respuesta jurisdiccional en la anterior instancia, sin que en ésta se introduzcan nuevos argumentos que justifiquen ingresar en su análisis. Por ejemplo, lo que hace a la notificación de la fecha de realización de la pericia, que la demandada estima insuficiente para producir sus efectos propios, fundándose en que la cédula omite indicar el día, hora y lugar en que tendría lugar el acto. Sobre el particular, y tal como lo señaló la a qua, nada impedía a la quejosa imponerse de los datos a los que SALA CIVIL PRIMERA Resolución N°: 29 Folio: 64 Tomo: 15 remitía la providencia notificada concurriendo a los estrados del Tribunal. La cédula cuestionada -tardíamente-, contiene la transcripción exacta del acto que anoticia, por lo que, constando en la misma, además, la indicación del tribunal, asunto, nombre y domicilio del notificado, la fecha y la firma del actuario, se dio cumplimiento a todas las exigencias del artículo 63 del código de rito, lo que descarta cualquier deficiencia técnica. Además, se aprecia que la agraviada no dedujo, en su oportunidad, el pertinente incidente de nulidad de la notificación que hoy cuestiona, con lo que consintió el acto, por lo que mal podría ahora forzar al tribunal a ingresar en su valoración. 1.2. En cuanto a la pretendida insuficiencia del análisis de la reconvención –desde un plano cuantitativo, lo que pone en evidencia lo inatendible del argumento-, no se hace cargo la apelante de las razones que justifican lo exiguo de su tratamiento. Nótese que la pretensión de los demandados se fundó en la supuesta mora en el cumplimiento de las obligaciones a cargo del comprador, lo que podría, en su caso y previo cumplimiento de los pasos que impone la legislación en la materia, habilitar la resolución del contrato. Pero, probado el cumplimento de tales obligaciones a través del pago, nada más tenía que analizarse, luciendo lógico el rechazo de la reconvención por ese sólo fundamento. 1.3. En afín orden de ideas, se observa que en su expresión de agravios la apelante intenta -sin éxito- rebatir los sólidos argumentos de la sentencia alzada introduciendo novísimos planteos que nada tienen que ver con lo debatido y decidido en la anterior instancia. Al respecto, tiene dicho esta Sala que cuando en la apelación se “introducen” argumentaciones que no fueron objeto de “debate” (con la contraria) y “decisión” (por el a quo) en la primera instancia, “siendo ésta etapa de “revisión”, todo aquello que no fue debidamente postulado en la anterior etapa procedimental no puede ser analizado “ex novo” aquí so riesgo de pretermisión de un inicial e indispensable estadio con agravio al derecho constitucional de defensa de la parte contraria” [vide fallo del 26.12.2012 in re “STRATTA, JORGE EDUARDO S/ REGULACION DE HONORARIOS” (Expte. Sala I N° 79 – Año 2012), Resolución Nº 332, Folio 214, Tomo 13]. Así, se puede enunciar que, al sostener el recurso de nulidad, pretende que la jueza a qua omitió valorar que “más allá de los 180 días en que el actor Meriggiola debió haber abonado la suma de 40.000 dólares -no pesos-, se tomó la excesiva libertad de abonar saldos en moneda pesos, y con diferencias de 2, 24, 26, 29, 31, 34, 36 y 73 meses”. Agrega, asimismo, que ello “fue parte del cuestionamiento efectuado por la demandada en la reconvención”. Más adelante se agravia de que la sentencia afirme que el actor abonó la suma de $ 44.110 y gastos, por lo que la demanda debe prosperar, aduciendo que el contrato de compraventa estableció que el comparador debía abonar U$S 40.000 el día 01/10/1998, y que Meriggiola no pagó esa suma al día del vencimiento, ni tampoco después. Que nunca pagó dólares y tampoco intereses. Luego efectúa cálculos matemáticos introduciendo en la ecuación la variación económica de la moneda y arriba a la conclusión de que el actor le adeuda la suma de U$S 7.370,-. Entiende que, al no haber tratado esos tópicos, la sentenciante incurrió en una omisión que configura un vicio que menoscaba la garantía del debido proceso. Nada más lejos de la realidad. La accionada-reconviniente no hizo ninguna mención, al contestar la demanda, a la validez de los pagos efectuados en pesos por el actor. Se limitó, luego de reconocer la existencia del contrato, su fecha y condiciones, el pago parcial asentado en el instrumento, y la falta de suscripción de la escritura pertinente, a negar lacónicamente los hechos relatados en la demanda, sin ofrecer -por cierto- su propia visión de lo acaecido. En cuanto a los pagos cancelatorios, que la sentencia a qua tuvo por válidos, se limitó a negarlos, tildando a los recibos de falsos, mas no argumentó -siquiera en forma subsidiaria y por vía de hipótesis- en orden a sostener la falta de entidad cancelatoria de aquéllos, tal como los describió la actora. Incluso se aprecia que, al reconvenir por rescisión (lo que aventa cualquier posibilidad de pretender luego el cumplimiento del contrato -art. 1204 in fine del Código Civil-), nada dijo sobre el particular, sino que basó su caso en la pretendida falsedad de los recibos, y no en la insuficiencia de los pagos que representan. Es que, si pretendiera un ajuste equitativo de las prestaciones emergentes del contrato, debió, en su caso, reconvenir por cumplimiento, lo que no hizo, limitándose a cuantificar los rubros resarcitorios pretendidos por la -luego desestimada- rescisión contractual. Por ello no puede achacarse a la sentencia omisión alguna. Nada podía decir la jueza de anterior grado sobre lo que aquí introduce –en forma tardía- la demandada, sin violentar groseramente el principio de congruencia. 2. Ya ingresando en el núcleo central de la crítica esbozada por la recurrente, se aprecia que ésta dirigió sus agravios a la equivocada –a su entender- valoración de la pericia caligráfica producida. Al respecto, liminarmente debe destacarse que la sentencia alzada dio debido tratamiento a las cuestiones propuestas en torno a dicha prueba, fundamentando correctamente la decisión de seguir sus conclusiones, lo que justificó, luego, tener por ciertos los pagos plasmados en los recibos que acompañó el actor. En cambio, la apelante abunda en razones absolutamente inconducentes para intentar –sin éxito, por cierto- persuadir a este tribunal de la incorrección del criterio plasmado en el resolutorio. SALA CIVIL PRIMERA Resolución N°: 29 Folio: 64 Tomo: 15 2.1. Apunta, por ejemplo, que la perito no dijo, en su momento, quién abonó el adelanto de gastos requerido para el trabajo pericial, lo que en nada puede servir para fundar un agravio, cuando es por todos conocido que –generalmente- quien se debe hacer cargo de ese pago es el oferente de la prueba (más allá que luego obtenga el reembolso de lo pagado en concepto de “costas” si es que gana el juicio y la pericia fue determinante en la decisión). En el caso, revistiendo ese carácter (de oferentes del medio probatorio) tanto la actora como la demandada, si esta última no abonó la suma solicitada por la especialista, necesariamente habrá sido la primera, pues el acto se llevó a cabo, con lo que, en todo caso, la situación que se describe podrá ser considerada en la liquidación de costas que se haga en la oportunidad procesal correspondiente; pero, itero, en nada incide sobre el valor probatorio de la pericia realizada, resultando éste, a todas luces, un argumento vacuo. Además, al contestarse los agravios, expresamente se dijo: “el adelanto de $ 800 solicitados por la perito lo abonó el Sr. Meriggiola” (fs. 429). 2.2. Por otra parte, pretende fundar su crítica argumental en una supuesta imposibilidad económica del actor a la fecha de la celebración del contrato, y en un frágil estado de salud de Polini, concluyendo que la pericial se contradice con tales hechos, que estima probados. Así dice que Meriggiola “no abonó nunca la tasa rural... no realiza actividad agropecuaria... que está dado de baja por el impuesto a las ganancias justamente en el año de compra (1998), comenzando desde allí a ser monotributista... que el ingreso anual en 2011 por esa actividad y categoría era de $ 24.000... que tampoco... tiene bienes raíces a su nombre; ni ningún otro conocido. Que los testigos mencionan que nunca pagó nada; que la historia clínica de Polini menciona grave enfermedad a la fecha de los presuntos pagos que lo hacían fácilmente pasivo de un embaucador...” Ahora bien, más allá de que no son hechos controvertidos, y que, por tanto, no forman parte de la litis, tampoco tienen relación alguna con la labor técnica desplegada por la experta. La pericia, dirigida exclusivamente al análisis de los cuerpos escriturales dubitados, nada debe valorar respecto de las cuestiones señaladas por la agraviada, que le son extrañas. Por tanto, tampoco la jueza podría juzgar sobre la certeza de una firma con fundamento en la situación económica de un sujeto, o el estado de salud de otro. Es que, si Polini se hallaba enfermo, y pudo por ello ser víctima de una situación de abuso -todo lo cual es ajeno a este pleito-, en su caso, ello podría haber dado lugar a una acción por lesión, lo que también podría haberse introducido por vía de reconvención, pero nada de eso ocurrió, lo que descarta su tratamiento en esta instancia, debiendo escindirse en análisis a la existencia de los documentos cuestionados y la validez de las firmas en ellos insertas. 2.3. En cuanto a la imposibilidad del delegado técnico de parte de tomar intervención en el acto pericial, debido a la “aviesa notificación”, ello ya recibió adecuada respuesta supra. 2.4. Ahora bien, también le agravia que la jueza desestimara la impugnación, que “no fue hecha sólo con conocimientos de la firmante, sino con la importante valoración de un perito oficial consultado”. No obstante, salvo alguna reiteración de fundamentos planteados en la sede de origen y que fueron valorados correctamente en la sentencia, nada dice en el libelo de expresión de agravios respecto de las deficiencias técnicas que achaca a la labor de la perita, y de por qué debió la jueza -a su criterio- apartarse de sus conclusiones, con lo que tampoco en ello se advierte la existencia de un agravio merecedor de tratamiento en esta sede. Nótese, no obstante, que la compulsa de la documentación obrante en el expediente sucesorio fue debidamente autorizada por decreto del 4.5.2010 (fs. 158), el que fue notificado mediante cédula obrante a fs. 159, y se halla firme. Por lo demás, la valoración de la calígrafo no se limitó a dichas copias, sino que tuvo a la vista, a la hora del acto pericial, otros documentos con firmas indúbitas, con lo que bien podría haber prescindido de aquéllas, y sus conclusiones serían las mismas. Por ello, aún en el supuesto de que se considerara inadmisible la utilización de tales documentos para la comprobación de la autenticidad de las firmas, tampoco cabría una valoración diferente del examen pericial, lo que descarta la existencia de agravio. Sobre el particular, no merece respuesta jurisdiccional el argumento de que “ningún certificado del registro civil tiene validez luego del plazo legal” (vide fs. 423), pues dicho plazo refiere a la posibilidad de acreditar la situación de filiación que se plasma en el documento, pero de ninguna manera puede de ello derivarse que una firma indúbita puede dejar de serlo por el mero paso del tiempo. 2.5. Por último, la desestimación del argumento relativo a la no formación de cuerpo de escritura de la codemandada Silvia Elsa Moreyra fue debidamente fundada en el artículo 180 del código ritual, en cuanto condiciona la utilización de esa herramienta a la falta de documentación de cotejo o al caso de que ésta sea insuficiente para formar juicio, con lo que el agravio, al no cuestionar la aplicación de la norma legal citada en la sentencia, no pasa de ser una mera discrepancia con lo resuelto. 3. En cuanto a las costas, por aplicación del principio objetivo de vencimiento (art. 251, CPCC), corresponde cargarlas a la apelante perdidosa. Así voto. El Dr. Saux expresó, a su vez, iguales razones en parecidos términos y votó, por lo tanto, en igual sentido. SALA CIVIL PRIMERA Resolución N°: 29 Folio: 64 Tomo: 15 A la segunda cuestión, la Dra. Aletti de Tarchini dijo: Conforme al criterio sustentado al tratar la cuestión anterior, me abstengo de emitir opinión. A la tercera cuestión, los Dres. Vargas y Saux manifestaron sucesivamente que, de acuerdo a lo reseñado, cuanto corresponde es rechazar los recursos de nulidad y apelación interpuestos, con costas a la recurrente (art. 251 del C.P.C.C.). A la tercera cuestión, la Dra. Aletti de Tarchini dijo: Conforme al criterio sustentado al tratar la cuestión anterior, me abstengo de emitir opinión. Por ello, la SALA PRIMERA DE LA CAMARA DE APELACION EN LO CIVIL Y COMERCIAL DE SANTA FE, RESUELVE: 1) Rechazar los recursos de nulidad y apelación interpuestos. 2) Costas a cargo de la recurrente (arg. art. 251 del CPCyC). 3) Los honorarios de Alzada se liquidarán en la proporción establecida en el artículo 19 de la ley 6.767, modificada por la Ley 12.851, oportunidad en que se correrá vista a la Caja Forense. Concluido el acuerdo, firmaron los Señores Jueces de Cámara por ante mí, que certifico. Insértese, hágase saber, bajen. VARGAS SAUX ALETTI DE TARCHINI (En abstención) PENNA (Secretaria)