Ciudadanía digital Las TIC y la competitividad de la economía por Vicente Salas Fumás Separata del Informe 10 años de la Sociedad de la Información en Aragón 2004-2014, pp.229-232 1 2 Las TIC y la competitividad de la economía Vicente Salas Fumás Universidad de Zaragoza Introducción La competitividad de la economía aragonesa se mide en última instancia por su capacidad para proporcionar una mejora sostenida y generalizada en el bienestar de las personas. En el ámbito empresarial, el término competitividad remite a la capacidad demostrada por la empresa para obtener beneficios económicos superiores a los de sus rivales, principalmente a través de la innovación y la productividad. La investigación económica ha demostrado que la innovación empresarial, creando bienes y servicios adaptados a las necesidades de las personas, y los progresos en la productividad, entendida como el uso eficiente por las empresas de los recursos empleados en producir y vender esos bienes y servicios, contribuyen al bienestar humano a través del aumento en la renta per cápita de los países. Las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones, TIC, contribuyen a la competitividad entendida como mejora del bienestar social, en la medida en que el desarrollo y utilización de estas tecnologías aumente la capacidad de innovación y la eficiencia productiva de las empresas. Así lo entiende, por ejemplo, la declaración de la Cumbre de jefes de estado europeos celebrada en Lisboa en el año 2000, en la que se manifiesta la ambición de conseguir que en la siguiente década la Unión Europea se convierta en la economía basada en el conocimiento más competitiva y dinámica. Implícita y explícitamente, la Agenda de Lisboa prevé un papel creciente de las TIC para conseguir mejorar los resultados económicos generales, principalmente en términos de productividad y empleo. Los estados europeos a todos los niveles, nacional, regional y local, han participado en el desarrollo y puesta en práctica de los puntos de la Agenda a través del impulso por parte de las autoridades públicas de programas y políticas orientados al desarrollo de la sociedad de la información, en tres categorías distintas: i) políticas orientadas a estimular el desarrollo de sectores productores de tecnologías TIC, a través de programas de formación, investigación y desarrollo y fabricación hasta reducir la brecha con Estados Unidos; ii) políticas dirigidas a mejorar y a ensanchar el acceso a las TIC dirigidas, entre otros objetivos, a reducir la brecha digital y a facilitar las relaciones de los ciudadanos con la administración pública; iii) políticas dirigidas a 229 fomentar el uso transversal de las TIC en todos los sectores productivos de la economía y en las distintas fases de la cadena de valor con el fin último de aumentar la innovación y la productividad en todas las áreas de la economía. La Comunidad Autónoma de Aragón, las autoridades públicas y agentes privados han participado activamente en las iniciativas de impulso a la sociedad de la información, siguiendo de cerca las pautas marcadas por las autoridades europeas. En este sentido, por ejemplo, el OASI agrupa los estudios bajo su órbita de interés en tres líneas paralelas a las señaladas en el párrafo anterior, penetración de Internet en Aragón, utilización de las TIC en las empresas aragonesas y el sector TIC en Aragón. Balance de resultados El estudio más completo que conocemos sobre la dotación de recursos TIC e impacto de los mismos sobre la productividad de la economía aragonesa, en términos comparativos con España, la Unión Europea y Estados Unidos, es el que aparece en el trabajo sobre productividad de la economía aragonesa en el periodo 1995-2009, elaborado por el IVIE por encargo del CESA (Mas, 2012). El estudio proporciona información sobre el reparto del VAB de la economía aragonesa entre sectores productores de bienes TIC, sectores intensivos en el uso de las TIC y resto de sectores; información sobre la dotación de capital TIC de la economía aragonesa; y sobre estimaciones de los determinantes del crecimiento de la productividad de la economía, incluida la contribución del capital TIC a ese crecimiento. Los resultados de la investigación indican que en el periodo de estudio el sector productor de bienes TIC (Equipo electrónico y óptico y Correos y Telecomunicaciones) en Aragón y en España tiene un menor peso, 4%, en el total del VAB, que en otros países de referencia, por ejemplo USA donde alcanza el 7%. Por otra parte, los sectores intensivos en el uso de capital TIC representan en Aragón y en España alrededor del 40% del VAB total, mientras que en la UE el porcentaje se eleva al 60% y en USA al 65%. El crecimiento del sector productor de bienes TIC en Aragón en el periodo, fue la mitad que en España y un tercio que en Estados Unidos. Finalmente, tanto en Aragón como en España el crecimiento en los sectores más intensivos en el uso de las TIC alcanzan mayores tasas de crecimiento que el resto de sectores. Las evidencias empíricas proporcionadas por el estudio ponen de manifiesto también que los mayores niveles de crecimiento en la productividad del trabajo, en todos los países y también en Aragón y en España, se producen en los sectores productores de bienes TIC, y después en los sectores con un uso más intensivo de estas tecnologías, aunque con diferencias importantes entre países. En este sentido, el crecimiento de la productividad en los sectores productores de bienes TIC en Aragón es del 2,9%, frente al 6,4% de crecimiento en la Unión Europea y al 9,6% en Estados Unidos. Las diferencias relativas en el crecimiento de la productividad en los sectores intensivos en el uso de las TIC en Aragón con respecto al resto de Europa y Estados Unidos, se mantienen en niveles similares. Un resultado destacable del estudio es que cuando se descompone el crecimiento de la productividad del trabajo en la parte atribuible a la intensificación en el uso de capital, TIC y no TIC, y la parte atribuible al progreso técnico y organizativo en general, productividad total de los factores (PTF), la contribución de la PTF en Aragón y en España es de signo negativo, mientras que en Europa y en Estados Unidos es altamente positiva. En cuanto a la dotación y uso de los activos TIC en la economía aragonesa, los resultados del trabajo del IVIE muestran una situación parecida para Aragón y para España, pero a una distancia considerable de las dotaciones y uso de las tecnologías en la UE y en Estados Unidos. Así por ejemplo, mientras que las inversiones en activos TIC representan el 3,5% del PIB en Estados Unidos, en España y en la UE el porcentaje es del 2,5%. En el caso de Aragón destaca, sobre todo, el crecimiento del esfuerzo inversor en TIC, que pasa de menos del 2% del PIB en 1995, a más del 3% del PIB en 2008. Con datos más actuales de inversión en capital en España, la 230 dotación del stock de activos TIC por persona ocupada en Aragón es hoy similar a la dotación por persona ocupada en España. Tomando como referencia el indicador de dotación y uso de activos TIC que acostumbra a utilizar la OCDE, número de hogares con conexión a banda ancha, Aragón está por encima de España pero por debajo de los países de la UE. La trayectoria temporal de la variable es creciente, desde el 15% de hogares con banda ancha en 2004, al 60% en 2010, aunque la convergencia con los países europeos aún queda lejos. Perspectivas El estudio del IVIE aporta evidencias de que las TIC contribuyen al crecimiento de la productividad del trabajo en la economía aragonesa aunque, al igual que en el resto de España, la contribución es menor que en otros países desarrollados. Ello se debe a que: i) en el periodo estudiado los sectores productores de bienes TIC pierden peso en el conjunto de la economía aragonesa; ii) la intensificación en el uso de las TIC en la producción de bienes y servicios se realiza en Aragón a un ritmo menor que en otros países; y, sobre todo iii) porque en la década 2000-2010, las economías aragonesa y española experimentan crecimientos negativos en la PTF, cuando en el resto de países el crecimiento en la PTF es positivo. Estos resultados, que pueden estar afectados por la singularidad del modelo de crecimiento español en esta época, con una gran dependencia del crecimiento experimentado por el sector de la construcción, apuntan a una debilidad fundamental de nuestro sistema productivo: no haber sabido aprovechar la potencialidad de crecimiento de la productividad que ofrecen las TIC por falta de inversión en activos complementarios de naturaleza, principalmente, intangible. Las evaluaciones de los resultados de la Agenda de Lisboa, especialmente desde la comparación con lo que sucede en Estados Unidos, muestran con claridad que para cerrar la brecha de productividad entre Estados Unidos y Europa no basta con que Europa aumente la inversión en TIC. Por otra parte, el objetivo de conseguir que el peso de los sectores TIC en el conjunto de la economía europea, se acerque a los valores de Estados Unidos se asume ya como inalcanzable en plazos razonables. Donde Europa, y por supuesto también Aragón y España, debe poner el acento es en mejorar la capacidad de absorción de las TIC en los procesos de producción y venta, para de este modo extraer todo el potencial de mejora en la innovación y en la productividad que ofrecen estas tecnologías en la industria y en los servicios. Y esa mayor capacidad de absorción se consigue si la inversión en las TIC se acompaña al mismo tiempo de la inversión en activos complementarios, principalmente formación o capital humano, investigación y desarrollo y capital organizacional. Los analistas sociales advierten reiteradamente sobre las oportunidades de cambio organizativo que se abren a las empresas a partir del desarrollo de las redes sociales, los teléfonos inteligentes, el Big Data o la nube y, en definitiva, del desarrollo de la llamada era digital. Para que las oportunidades se materialicen, la dirección empresarial debe de tener un buen conocimiento sobre las posibilidades que ofrecen las nuevas tecnologías para la formulación y puesta en práctica de las estrategias competitivas de negocio. Las líneas de cambio apuntan en la dirección de implantar innovaciones organizativas donde, primero los trabajadores y los clientes y después el resto de grupos de interés, adquieran paulatinamente un mayor poder de decisión e influencia real. Las nuevas generaciones de personas están cada vez más familiarizados con el uso de las TIC y se aprovechan de estas tecnologías en su vida cotidiana ya sea bajo la condición de cliente, trabajador, inversor o ciudadano en general. Los menores costes de uso de las TIC y su uso generalizado entre las personas y en todos los ámbitos sociales abren infinitas posibilidades para que la información fluya con más horizontalidad y por ello el poder de decisión efectivo esté más compartido. El nuevo escenario combina mal con formas organizativas jerárquicas donde la información y el poder se concentran en un punto y la influencia sobre los demás se consigue por mecanismos de supervisión y control autoritario. 231 Las empresas y las organizaciones en general deben evolucionar hacia formas más participativas de creación y producción conjunta, en tiempo real y sostenidas por una fuerte confianza mutua, a la que contribuirá sin duda la transparencia. El desarrollo de las TIC entra en lo que se ha llamado la fase disruptiva (Brynjolfsson y McAfee, 2014). Esto significa que los efectos más importantes en el uso de las TIC sobre la sociedad en su conjunto ya no se producirán a través del uso de las mismas en los viejos modelos de organización empresarial y social, sino a través de cambios en los modelo de negocio de las empresas y de cambios en los modelos de participación política y social. En el proceso de cambio se advierten amenazan serias sobre el panorama laboral existente, por ejemplo la progresiva “robitización” de tareas y procesos que amenazan los puestos de trabajo de personas de una cierta cualificación. El cambio parece imparable, aunque se debate todavía con fuerza sobre su alcance y consecuencias por ello, las políticas públicas deben orientarse a facilitar la adaptación económica y social a la era digital. En este sentido resulta clave recordar que los retos sociales no están en la producción de bienes TIC sino en la capacidad de absorber y asimilar las novedades tecnológicas; que la absorción y la innovación requieren la inversión en activos complementarios como la formación y la I+D; y que el cambio será liderado por nuevas formas de organización económica, social y política. Referencias - Brynjolfsson, E. y McAfee A., 2014, The Second Machine Age, Norton, Nueva York. Mas, M. (directora), 2012, Análisis para la Mejora de la Productividad en Aragón, CESA, Zaragoza. 232 Dirección General de Nuevas Tecnologías Departamento de Industria e Innovación del Gobierno de Aragón Edificio Pignatelli. Pº Mª Agustín 36, puerta 30, planta 1ª 50004 Zaragoza www.observatorioaragones.es [email protected] Teléfono: 976 71 5452 Fax: 976 71 4037 233